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Las caras ocultas de la
invención científica
Pierre~uillier
LOS NOVENTA
pone al alcance de los lectores una colección con los ,más variados
temas de las ciencias sociales. Mediante la publicación de un libro
~
para la
Cultura
Consejo y Nacional
las Artes
AlianzA
EDITORIAL
IX. La penosa ascensión de la teoría atómica en que se decidió a creer en ellos precisamente en un
momento en el que ya no se consideraban como peque-
ños cuerpos indivisibles. En efecto, a finales del siglo
XIX se había descubierto el electrón. Contrariamente a
lo que sugiere la etimología de la palabra, el átomo ya
no podía considerarse como un elemento último, abso-
lutamente indisociable. La teoría atómica clásica, por su-
puesto, no quedaba suprimida lisa y llanamente; en cier-
to sentido, incluso quedaba confirmada. Pero cambiaba
de significado. Ya no resultaba posible, en adelante, to-
mar al pie de la letra lo que Maxwell escribía en 1875
en la Encyclopaedia Britannica: «el átomo (ato"!O~) es
un cuerpo que no puede cortarse en dos».
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LA PENOSA ASCENSIÓN DE LA TEORfA ATÓMICA 333
332 DE ARQufMEDES A EINSTEIN
hubo defensores de la teoría atómica; pero vamos a ver imaginario mediante el cual Stahal pretendía explicar la
combustión. De forma irónica hacía la observación de
que muchos químicos importantes la rechazaban o la
que al carbono se le habían atribuido distintos pesos ató-
interpretaban de forma muy poco ortodoxa. Más aún, se
le enfrentaban otras teorías como la de los «remolinos>} micos: tan pronto 6, como 13 O como 12. Y firmemente
de William Thomson o la química «matemática» de Bro- concluía: «la teoría atómica no tiene ninguna base expe-
rimental». No todo el mundo iba tan lejos. El clan de
die. En el siglo XX, estas concepciones ya se han olvida-
los atomistas era importante, por 10 ~enos si se toma la
do o parecen marginales. Tal vez sea una lástima ... por-
palabra «atomista}} en un sentido muy amplio. Es im-
que, además de tener un interés histórico, corresponden
portante resaltar este. punto, ya que incluso los partida-
a problemas fundamentales que todavía hoy no tienen
rios de los átomos distaban mucho de ponerse de acuer-
una solución perfecta.
do entre ellos. Como dice Kekulé en 1867, el contenido
Tomemos el caso de Francia. La teoría de Dalton, ay de la teoría era incierto. Había, por ejemplo, al menos
comienzo del siglo XIX, fue acogida con bastante frialdfd
cuatro puntos de vista sobre la «atomicidad» (hoy diría-
por los científicos más influyentes de la época: Laplace
mos valencia 3). Unos consideraban que era una propie-
y Berthollet. En 1837, el químico Jean-Baptiste Dumas
dad fundamental y fija; otros pensaban que el misn\o
declara: «Si estuviera en mis manos, borraría la palabra
elemento podía tener, según los casos, una «atomicidad»
átomo de la ciencia, persuadido de que va más allá de la
de 1, 2, 3, etc.; otros clasificaban los elementos en dos
experiencia}>. Wurtz, sucesor de Dumas en la Facultad
de Medicina, es un atomista declarado. Pero, incluso des- grupos, los del primero con «atomicidades» pares y los
del segundo impares ... Kekulé observaba a propósito de
pués de 1860, tiene que luchar para que se admita la idea
esto que los matemáticos y físicos, ante esta disparidad
de átomos y moléculas. En la oposición se encuentra,
entre otros, Sainte-Claire Deville: «No admito ni la ley de ideas, acababan considerando la química «con des-
dén».
de Avogadro, ni los átomos, ni las moléculas; me resisto
a creer en lo que no puedo ver ni imaginap>. Marcellin
Berthelot se mantuvo largo tiempo en un rechazo obs-
tinado. A causa de estos antiatomistas Francia adoptó la
teoría atómica con mucho retraso. Sólo en 1893 se in-
cluyó oficialm~nte en los programas de enseñanza secun-
daria; ahora bien, en 1893, la clasificación de Mendeleiev Press, 1967; Y sobre la controversia francesa de 1877: P. Colmant,
tenía ya más de veinte años y los electrones iban a hacer «Querelle a I'Institut entre equivalentistes et atomistes>" Revue des
questions scientifiques, 143, 4, 493-519. El compendio de textos origi-
su aparición en escena ... nales editado por D. M. Knigth, Classical scientific papers, American
Este fenómeno de «resistencia» fue especialmente no-
Elsevier, 1968 resulta de gran utilidad. De forma general, consultar J.
torio en Francia, pero no exclusivamente. Por ejemplo, R. Panington: A history of Chemistry, 4 volúmenes aparecidos, Mac-
al otro lado del canal de la Mancha, Edmund J. Mills millan, 1961-1970 ..
3 Sobre la noción de valencia, ver el interesante libro de C. A. Rus-
emprendía en 1871 un duro ataque. Los átomos, afirma-
sel: The History oi Valency, Leicester University Press, 1971.
ba, son aún más increíbles que el flogisto, ese fluido
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DE ARQufMEDES A EINSTEIN
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más que de moléculas. Para un bachiller de hoy, estos
conceptos están claros. Pero hasta que no existió una
teoría sólida sobre la valencia, las dificultades fueron nu-
merosas. La idea de que un gas tan sencillo como el
hidrógeno pudiese ser diatómico (en el sentido moderno
/ de la palabra) no resultaba nada evidente. Para Dalton,
el hidrógeno se escribía 0 ; en notación moderna eso
significa H, es decir, que el átomo de hidrógeno, para
él, se confundía con la molécula. Del mismo modo, el
agua se escribía 0 O (es decir, HO). Esto provenía de
su concepto sobre la sencillez: había enunciado diversas
reglas que, a grandes rasgos, exigían que siempre se diese
a un compuesto la fórmula más «sencilla» posible. En el
caso de dos cuerpos que puedan dar diferentes compues-
tos, es evidente que este sistema presenta diversas difi-
El sueco Berzelius (1779-1849) fue el primero que utilizó las letras para
representar los elementos químicos. Dalton empleaba un sistema de sig-
nos cowuencionales que permitía representar los «átomos simples» y los
«átomos compuestos». En esta lámina, tomada del New System of Che-
mical Philosophy (1808), podemos ver varios ejemplos:
1: hidrógeno; 2: nitrógeno; 3: carbono; 4: oxígeno; 5: fósforo; 6: azu-
fre; 21: agua; 22: amoníaco; 26: óxido nitroso; 31: ácido sulfúrico; 33:
alcohol; 34: ácido nitroso; 37: azúcar.
Para Dalton, el hidrógeno y el oxígeno eran gases monoatómicos (en
lenguaje moderno). Se puede observar también que, en virtud de su
concepción de la simplicidad de los cuerpos químicos, Dalton da para
el agua una fórmula que hoy se escribiría HO y para el alcohol la
fórmula CHJ. (Colección Viollet.)
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decir, un átomo de hidrógeno y tres átomos de carbo- de los que nos valemos tomando primero como piedra
la teoría de Avogadro y de Clausius» 4. Kekulé, por el
no). Y aparecía un verdadero obstáculo cuando era ne-
cesario determinar los distintos pesos atómicos. Las «re- contrario, insistía en la. necesidad de distinguir «la mo-
léculafísica de la molécula química».
glas de sencillez» de Dalton podían parecer perfectamen-
te lógicas; pero su lógica, desgraciadamente, no era la de
la naturaleza.
Hicieron falta varias decenas de años para que la si- Las entidades teóricas: ¿realidades o ficciones?
tuación se aclarase. No resultó fácil y las famosas reglas
a menudo fueron criticadas como uno de los principales Las dificultades que acabamos de mencionar se refie-
ren al ajuste técnico, por decido así, de la teoría: ¿cómo
puntos débiles de la teoría de Dalton. La confusión au-
mentó además con otro malentendido: Dalton jamas ad- se pueden determinar los pesos atómicos, las valencias,
etc.? Pero la misma noción de átomo también planteaba
mitió la ley de Gay-Lussac sobre la combinación de vo-
lúmenes ni la hipótesis de Avogadro. Sin embargo, la otros problemas: ¿son reales los átomos? ¿Cuál es el
solución venía de este lado: en 1858, Cannizzaro hizo la alcance exacto de la teoría atómica? Prácticamente, mu-
observación de que la hipótesis de Avogadro constituía chos químicos se convertían a la nueva teoría cuando
la clave del problema de los pesos atómicos. Desde en- veían que traía ventajas. Pero la adopción práctica de la
teoría no implicaba necesariamente la creencia en la exis-
tonces fue posible colocar en su sitio todas las piezas del
tencia real de los átomos. Existe en ello una ambigiiedad
rompecabezas. Para un químico del siglo xx, la solución
de Cannizzaro es de una «evidencia» luminosa; y resultó que conviene evidenciar: se puede utilizar una teoría de
forma cotidiana sin admitir verdaderamente la realidad
sencillo reconstruir la historia de una forma armoniosa
de las «entidades teóricas» a las que remite esa teoría.
y lógica. En la realidad, las cosas sucedieron de otro
modo. En 1860, en el congreso de Karksruhe, la situa- Esta actitud estuvo muy en boga en el siglo XIX, tanto
ción aún era confusa: no se llegó a ningún acuerdo sobre en Francia como en Inglaterra. Para designar estas for-
mas atenuadas de la teoría atómica, los historiadores
los pesos atómicos, únicamente se admitió que cada quí-
mico continuase empleando su propio sistema ... Sólo Brock y Knight hablan de la «textbook tradition». De
hecho, muchos manuales presentaban «el átomo» como
hubo un punto positivo, aunque de una importancia ca-
una palabra cómoda para expresar diversos resultados
pital: Cannizzaro distribuyó un texto en el que se indi- experimentales; pero, hablando con propiedad, la exis-
caba la buena vía. Mendeleiev estaba allí (tenía veintiséis tencia de los átomos no estaba reconocida. Se utilizaba
años), así como Lothar Meier. Este último escribiría más la teoría atómica en un sentido muy restringido, como
tarde: «la venda cayó de mis ojos ... ». Como las relacio-
un lenguaje útil o como un instrumento intelectual que
nes entre la física y la química no siempre eran buenas,
merece la pena destacar que Cannizzaro, por su parte,
era resueltamente interdisciplinar (como diríamos hoy):
4 Clausius había deducido la hipótesis de Avogadro de la teoría
«Debemos explicar y legitimar los diferentes criterios au-
cinética de los gases.
xiliares (calor específico, isomorfismo, analogía química)
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Incluso ateniéndose a las afirmaciones de Dalton, el of.'-
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significado de la teoría no resulta evidente. Parece que
se pueden dar dos interpretaciones diferentes: una drás-
tica afirmando que la materia se compone de átomos
indestructibles e irreducibles, y otra más moderada pre-
sentando los átomos como unidades químicas que tal vez
se puedan descomponer. En el primer caso, el átomo se
define como «aquello que no puede ser disociado»; en
el segundo, como «aquello que, si llega a ser disociado,
daría algo cualitativamente diferente» 7. Dado que esta'
distinción no parecía muy clara a sus contemporáneos,
no hay que extrañarse de las vacilaciones consiguientes.
Esto explica el éxito que, en el siglo XIX, llegó a tener
el equival'áltismo. Era la versión prudente (e incluso En 1813, Willian Hyde realizó '.,
para los químicos una «escala si-
edulcorada) del atomismo. En lugar de hablar de áto-
nóptíca de equivalencia». En rea-
mos, se daban los pesos del cuerpo A capaces de com- lidad es una especie de regla de
binarse con un peso definido del cuerpo B. Unas tablas cálculo: gracias a la parte central
de «equivalentes» ofrecían las diversas combinaciones co- móvil, resulta fácil saber qué peso
nocidas. Era comúnmente admitido que se trataba de de cada componente está conteni-
do en un peso cualquiera de un
una simple descripción de la experiencia, sin connotacio- compuesto dado. No se trata de
nes teóricas. Naturalmente, esta interpretación se puede átomos, sino sencillamente de
discutir; además, las fórmulas químicas apuntaban clara- equivalentes, es decir, de pesos ca-
mente a la existencia de átomos o moléculas en el sentido paces de combinarse. En la posi-
daltoniano. El equivalentismo estricto, por añadidura, ción indicada, la escala permite
ver, con una lectura directa, que
alrededor de 60,7 gramos de óxi-
(, K. R. Popper: Conjectures and refutatíons: the growth of scientific do de hierro contienen unos 13,6
knowledge, Harper Torchbooks, 1968 (1' edición: 1962). ?,ramos de oxígeno y 47,1 gramos
de hierro.
7 Ver The atomic debates, ya citado, págs. 7 y 8.
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¡LÁ PENOSA ASCENSIÓN DE LA TEORrA ATÓMICA
admitía más que un único. constituyente de la materia; velocidad que lleva». Edmund J. Mills, un químico bas-
todas las diferencias que podemos apreciar entre los ele- tante metafísico, criticaba la teoría atómica, en 1871, por-
mentos venían de diferencias en las condiciones de mo- que estaba basada en la discontinuidad. Negaba que la
vimiento de esta partícula última. Proponía un modelo ley de las proporciones definidas y la de las proporcio-
dinámico que también puede parecer moderno hoy en nes múltiples probasen la existencia de los átomos; y
día: «cuando más rápido es el movimiento, mayor es el
espacio ocupado por el átomo, de una forma algo similar
ál modo en que la órbita de un planeta depende de la
bajo el estricto punto de vista de la lógica, no le faltaba los gases. Podía explicar mejor, según él, las vibraciones
razón. Empleaba .una analogía: al igual que en geometría puestas de manifiesto por la espectroscopia y los fenó-
se pueden producir puntos de discontinuidad al aunar menos de elasticidad. No parece que los químicos hayan
en forma correcta varios movimientos continuos, tam- prestado mucha atención a la nueva teoría cinética de la
bién las discontinuidad es observadas en química pueden materia; seguramente les pare~ía demasiado especulativa.
muy bien derivarse de continuidades más profundas. La otra teoría tuvo más repercusión; fue propuesta
Milis va aún más lejos: no solamente duda de los átomos hace algo más de cien años (1866-1877) por Sir Benjamin
sino también de la materia. ¿No decía Leibniz que «los Collins Brodie 9. El cambio propuesto era radical: las
átomos materiales son contrarios a la razón»? Y Fara- letras griegas empleadas por Brodie ya no representan
day, más recientemente, ¿no resaltó el carácter extrema- elementos sino operaciones. Así, al efectuar cierta opera-
damente hipotético de los supuestos átomos? Más vale ción sobre la «unidad de espacio» se obtiene hidrógeno:
ver en ello una «ilusión materialista». La materia,-de he- a. Mediante una segunda operación se obtiene agua: as.
cho, no es más que «fuerza sometida a ciertas determina- Este sistema se concibió deliberadamente para remplazar
ciones» 8. a la teoría atómica. En adelante, resultaba inútil presu-
poner unos átomos tal vez inexistentes; se designaba a
las sustancias haciendo referencia a unas operaciones bien
De los remolinos a la química matemática conocidas por los químicos. Otra ventaja, según Brodie:
la nueva teoría se presentaba como un verdadero instru-
Existen otras dos teorías que también merecen men- mento de cálculo, como una álgebra. A menudo, por
cionarse. Una de ellas es la de William Thomson (alias parte de los filósofos y los químicos, la ausencia de una
Lord Kelvin): la teoría de los «átomos remolino» (vortex química matemática (y por lo tanto verdaderamente
atoms, 1867). La idea se remontaba al menos a Male- «científica» ... ) se había deplorado a menudo. Ahora se
branche: «Que la materia sutil o etérea está necesaria- llenaba esta laguna -e incluso de forma refinada-o Bro-
mente compuesta de pequeños remolinos.» Para elaborar die había tomado su formalismo de Boole (cuyo Análisis
este nuevo modelo, Kelvin se basó entre otras cosas en matemático de la lógica se había publicado en 1847). Este
los trabajos de Helmholtz relativos a los movimientos formalismo, a decir verdad, ofrecía no pocas dificultades
de remolino en un fluido homogéneo e incomprensible. técnicas; además estaba muy alejado de los hábitos inte-
El átomo obtenido aparecía como una especie de remo- lectuales de los químicos. Durante la década de 1870, la
lino tubular que formaba un anillo. Kelvin proponía su teoría atómica iba a adquirir una coherencia que explica
teoría como una profundización de la teoría cinética de el fracaso de Brodie.
No solamente no podía expljc:lr el isomerismo, sino
8 Como muchos otros químicos de esta época, Milis se refiere a los
átomos especiales que había inventado el jesuita Boscovich en el si- 9 Para saber más sobre el caso poco conocido pero interesante de
glo XVll1: meros puntoS matemáticos dotados de inercia y susceptibles Brodie, ver The atomic debates y los Classical scientific papers ya cita-
de atraerse o repelerse según cierta ley. dos.
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que su notación sugería por ejemplo que el cloro y el el papel de la electricidad, de las relaciones entre química
yodo eran compuestos: ax 2, aro 2. El propio Brodie in- inorgánica y química orgánica, etc. Si se quiere hacer
terpretó además sus símbolos de operaciones como si se un recuento de las «influencias» de orden filosófico, se
tratase de elementos; y sugirió que «en un tiempo o un debería mencionar la corriente alemana de la Naturphilo-
lugar alejado», era posible la existencia de «porciones de sophie: Davy, Faraday, MilIs y Ostwald, por ejemplo,
materia» más elementales que las que conocemos. Al re- parecen haberle rendido tributo. Pero para la epistemolo-
ferirse a los trabajos de Miller y Huggins en espectros- gía, la aventura de los átomos constituye, incluso bajo esta
copia astronómica, adelantaba la idea de que a muy altas forma incompleta, un rico tema de reflexión, aunque no
temperaturas podían existir determinados constituyentes fuese más que por las paradojas que presenta. Para el quí-
simples en estado aislado; lo que provocaba las combi- mico del siglo XX, resulta por ejemplo sorprendente que
naciones que daban lo que llamamos cuerpos simples era Dalton no aceptara las ideas de Gay-Lussac y de Avoga-
el descenso de temperatura. Williams Crookes, en 1886, dro. La lógica de la historia no es la de los manuales: exis-
vuelve sobre esta idea. Al formular explícitamente una ten retrasos sorprendentes, rodeos inesperados. Al final
comparación con el evolucionismo biológico, propuso del siglo XIX, Mendeleiev no admitirá que los átomos
un verdadero evolucionismo químico (uno de los prin- puedan estar compuestos por partículas ri1áselementales;
cipales argumentos era el descubrimiento del helio solar y no obstante nos parece que era el medio más sencillo y
por Norman Lockyer). Una vez más, una teoría que se mejor para explicar las periodicidades de la famosa cla-
tenía como «falsa» daba origen a suposiciones ciertamen- sificación. En este aspecto, los químicos «retrasados» ad-
te estimulantes. En todo caso resulta notable la variedad quieren retrospectivamente una clara ventaja ...
de hipótesis que aparecieron. El éxito de la teoría ató- Las relaciones entre las diversas disciplinas también
mica no debe ocultamos la diversidad y a veces el gran pueden constituir un tema de atención. La física (en par-
interés de las especulaciones no ortodoxas 10. ticular la teoría cinética de los gases) es la que ha pro-
porcionado las claves esenciales; pero, en aquel tiempo,
la síntesis no resultaba fácil. La astrofísica, como ya he-
Paradojas e historicidad de la investigación mos visto, también desempeñó su papel; y se podrían
citar igualmente la lógica y la biología. Pero, de forma
Ni que decir tiene que los casos que acabamos de men- más general, la teoría atómica ofrece la oportunidad de
cionar no ofrecen un panorama completo de la química reflexionar sobre el papel histórico de las teorías. La idea
atómica en el siglo XIX: no hemos hablado del problema de los átomos, en sí misma, no era nueva: había sido
de las «afinidades» químicas! de las investigaciones sobre sostenida sistemáticamente desde Leucipo y Demócrito
hasta las especulaciones corpusculares de Newton; ade-
más, incluso se trataba de una idea «falsa» ya que los
10 Sobre los desarrollos filosóficos y teóricos importantes a los que
átomos pueden disociarse. Pero todo esto resulta acce-
dio lugar el pensamiento newtoniano de 1687 a 1815, ver la importante
obra de R. E. Schofield: Mechanism and materialism, Princeton Uni- sorio. Lo que importa es que Dalton supo teorizar la
versity Press, 1970. noción de átomo en el momento oportuno, de una for-
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