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Resumen de: Carta a los Romanos, La Biblia Latinoamericana.

Capítulo 1
De Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por un llamado de Dios, es escogido para el
Evangelio de Dios.
Desde hace mucho tiempo Pablo deseaba visitarlos
Dios sabe que los recuerdo constantemente en mis oraciones. Pues yo desearía, si tal es
su voluntad, que se me allane el camino para ir a visitarles. Tengo muchas ganas de verlos para
comunicarles algún don espiritual que los fortalezca y, al compartir nuestra fe, nos animaremos
mutuamente.
La amenaza del juicio de Dios
Desde el cielo nos amenaza la indignación de Dios por todas las maldades e injusticias
de aquellos que sofocan la verdad con el mal.
De modo que tienen disculpa. A pesar de que conocían a Dios, no le rindieron honores
ni le dieron gracias como corresponde. Al contrario, se perdieron en sus razonamientos y su
conciencia cegada se convirtió en tinieblas.
En ellos no se ve más injusticia, perversidad, codicia y maldad. Rebosan de envidia,
crímenes, peleas, engaños, mala fe, chismes y calumnias. Desafían a Dios, son altaneros,
orgullosos, farsantes, hábiles para lo malo y no obedecen a sus padres. Conocen las sentencias
de Dios y saben son dignos de muerte quienes obran de esa forma. Pero no solamente lo hacen,
sino que aprueban a los que actúan de igual modo.

Capítulo 2
Los judíos también deben temer el juicio de Dios
Si tu corazón se endurece y te niegas a cambiar, te estás preparando para ti mismo un
gran castigo para el día del juicio, cuando Dios se presente como justo Juez.
El pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. Habrá sufrimientos y angustias para
todos los seres humanos que hayan hecho el mal, en primer lugar para el judío, y también para
el griego. La gloria, en cambio, el honor y la paz serán para todos los que han hecho el bien,
en primer lugar para el judío, y también para el griego, porque Dios no hace distinción de
personas.
Cada uno es juzgado por su conciencia
Quienes pecaron sin conocer la Ley, serán eliminados sin que se hable de la Ley; y los
que pecaron conociendo la Ley, serán juzgados por la Ley. Serán juzgados por su propia
conciencia, y los acusará o los aprobará su propia razón el día en que Dios juzgue lo más
íntimo de las personas por medio de Jesucristo. Es lo que dice mi Evangelio.
La circuncisión te sirve si cumples la Ley; pero si no la cumples, te colocas entre los
que no están circuncidados. Ser judío es una realidad íntima, y la circuncisión debe ser la del
corazón, obra espiritual y no cuestión de leyes escritas. No es algo que puedan valorar los
hombres, sino sólo Dios.

Capítulo 3
¿Cuál es la ventaja de ser judío?
Entonces, ¿cuál es la ventaja de ser judío?, ¿cuál la utilidad de la circuncisión? Grande,
bajo todo punto de vista. En primer lugar, fue a los judíos a quienes confió Dios su palabra.
Creer es el camino de la salvación
Mediante la fe según Jesucristo Dios reordena y hace justos a todos los que llegan a la
fe. Pero todos son “hechos justos” gratuitamente y por pura bondad, mediante la redención
realizada en Cristo Jesús. Él, que es justo, nos “hace justos” por la fe cristiana.
La persona es “hecha justa” por la fe, y no por el cumplimiento de la Ley.

Capítulo 4
Abrahán, padre de los creyentes
Hablemos, pues, de Abrahán, nuestro padre según la carne. ¿Qué fue lo novedoso en él?
Abrahán creyó a Dios, quien se lo tomó en cuenta para hacerlo justo.
La promesa hecha por Dios a Abrahán, no era fruto de la ley, sino de la nueva “justicia”
que procura la fe. Pues la Ley solamente trae condena: Ley y trasgresión van juntas.
Por eso la fe es el camino, y todo es don.

Capítulo 5
Ahora estamos en paz con Dios
Por la fe, pues, hemos sido “hechos justos” y estamos en paz con Dios por medio de
Jesucristo, nuestro Señor.
Incluso no nos acobardamos en las tribulaciones, sabiendo que la prueba ejercita la
paciencia, que la paciencia nos hace madurar y que la madurez aviva la esperanza, la cual no
quedará frustrada, pues ya se nos ha dado el Espíritu Santo, y por él el amor de Dios se va
derramando en nuestros corazones.
Adán y Cristo
Pues bien, un solo hombre hizo entrar el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte.
Después la muerte se propagó a todos los hombres, ya que todos pecaban.
Así fue la caída, pero el don de Dios no tiene comparación. Pues si todos mueren por la
falta de uno solo, la gracia de Dios se multiplica más todavía cuando este don gratuito pasa de
un solo hombre, Jesucristo, a toda una muchedumbre.
Pues si es verdad que una sola trasgresión acarreó sentencia de muerte para todos,
asimismo la reabsolución merecida por uno solo procuró perdón y vida a todos. Y así como la
desobediencia de uno solo hizo pecadores a muchos, así también por la obediencia de uno solo
toda una multitud es constituida “justa”.
Y del mismo modo que el pecado estableció su reinado de muerte, así también debía
reinar la gracia que, al hacernos “justos”, nos lleva a la vida eterna por medio de Cristo Jesús,
nuestro Señor.

Capítulo 6
Por el bautismo hemos muerto con Cristo
¿Qué conclusión sacaremos? ¿Continuaremos pecando para que la gracia venga más
abundante? ¡Por supuesto que no! Si hemos muerto al pecado, ¿cómo volveremos a vivir en él
¿No saben que todos nosotros, al ser bautizados en Cristo Jesús, hemos sido sumergidos
en su muerte? Por este bautismo en su muerte fuimos sepultados con Cristo, y así como Cristo
fue resucitado de entre los muertos por la Gloria del Padre, así también nosotros empezamos
una vida nueva. Si la comunión en su muerte nos injertó en él, también compartiremos su
resurrección.
El pecado ya no los volverá a dominar, pues no están bajo la Ley, sino bajo la gracia. El
pecado paga un salario, y es la muerte. La vida eterna, en cambio, es el don de Dios en Cristo
Jesús, nuestro Señor.

Bibliografía
Biblia Latinoamericana. Libro Carta a los Romanos. Editorial Verbo Divino.

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