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CLÍNICAS
RADIOLÓGICAS
DE NORTEAMÉRICA
Radiol Clin N Am 44 (2006) 787-803

Ecografía en las masas renales


benignas y malignas
Raj Mohan Paspulati, MDa,*, y Shweta Bhatt, MDb

Anatomía ecográfica normal del riñón Hemangiopericitoma


Técnica ecográfica Carcinoma renal
Seudolesiones renales Carcinoma renal hereditario
Joroba de dromedario Cuadro clínico del carcinoma renal
Lobulación fetal persistente Estrategias de imagen en el carcinoma
Columna de Bertin prominente renal
(hipertrofia) Características ecográficas del carcinoma
Defecto parenquimatoso de la unión renal
Seno renal hipoecoico Tumores uroepiteliales malignos del
Masas inflamatorias sistema colector renal
Tumores renales benignos Carcinoma de células transicionales de la
Angiomiolipoma pelvis renal
Adenoma renal Carcinoma epidermoide y adenocarcinoma
Oncocitoma Metástasis renales
Leiomioma Linfoma renal
Hemangioma Resumen
Tumor yuxtaglomerular (reninoma) Bibliografía

La ecografía representa muchas veces la modalidad sión vascular en determinados grupos de pacien-
inicial en el estudio por imagen de los riñones, tes con carcinomas renales (CR). La ecografía Dop-
aunque la tomografía computarizada (TC) con pler con contraste se muestra prometedora como
contraste es la técnica de imagen consolidada en el técnica de imagen incruenta y rentable en la carac-
diagnóstico de los tumores renales. A pesar de sus terización y el seguimiento de masas renales inde-
limitaciones técnicas, la ecografía permite caracte- terminadas. Dado que la cirugía con conservación
rizar un porcentaje elevado de tumores renales. de las nefronas se utiliza con una frecuencia cada
Las masas quísticas y sólidas del parénquima renal vez mayor en el tratamiento de los CR pequeños,
pueden diferenciarse bien mediante ecografía. Los la ecografía intraoperatoria se ha convertido en un
avances técnicos en la ecografía en escala de grises instrumento útil para guiar al cirujano. En este ar-
y la ecografía Doppler de flujo en color (DFC) han tículo se revisan las características ecográficas en
mejorado la sensibilidad en la detección de tu- escala de grises y DFC de las masas renales benig-
mores renales pequeños. La ecografía en escala de nas y malignas que se encuentran en la práctica ra-
grises y DFC pueden poner de manifiesto la inva- diológica.

Este artículo se publicó originalmente en Ultrasound Clinics 1:1, enero de 2006.


a
Department of Radiology, University Hospitals of Cleveland, Case Western Reserve University, 11100 Euclid Avenue,
Cleveland, OH 44106, USA
b
Department of Radiology, University of Rochester Medical Center, 601 Elmwood Avenue, Box 648, Rochester, NY
14642, USA
* Autor para correspondencia.
Dirección electrónica: paspulati@uhrad.com (R. M. Paspulati).
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Anatomía ecográfica normal del riñón riormente con el colon. En la ecografía de un riñón
normal se aprecia una buena diferenciación de la
Los riñones son órganos retroperitoneales en forma cápsula renal, la corteza, la médula y el complejo si-
de judía, y sus superficies mediales discurren parale- nusal central [fig. 1]. La cápsula renal es visible
las al borde lateral de los músculos psoas adyacen- como una línea ecógena debido a la interfase exis-
tes. La orientación normal de los riñones es tal que tente entre la grasa perirrenal ecógena y la corteza
el polo superior se encuentra medial y anterior al renal. El parénquima renal está constituido por una
polo inferior. La posición del riñón derecho es de 1 corteza externa y una médula interna (pirámides).
a 2 cm inferior a la del izquierdo debido a la locali- La corteza renal es ecógena con respecto a la médu-
zación del hígado por encima del riñón derecho. El la, pero es iso o hipoecoica en comparación con el
tamaño renal varía con la edad, el sexo y el hábito parénquima hepático o esplénico normal. La exten-
corporal. La determinación del volumen renal cons- sión de la corteza renal hacia el seno renal entre las
tituye una manera más eficaz de evaluar el tamaño pirámides renales forma las columnas de Bertin. El
renal, si bien en el desempeño habitual la medición seno central consta de grasa, tejido fibroso, vasos re-
de la longitud renal resulta más práctica [1]. El ri- nales y vasos linfáticos. Es la estructura con la eco-
ñón adulto normal mide de 10 a 12 cm de longitud, genicidad más alta debido al tejido adiposo, y su ta-
de 4 a 5 cm de anchura y de 2,5 a 3 cm de espesor. maño aumenta con la edad de la persona.
Una discrepancia mayor de 2 cm entre las longitu-
des de ambos riñones se considera significativa y re-
quiere una evaluación más detallada. El hígado y la Técnica ecográfica
flexura hepática del colon se encuentran situados
anteriores al riñón derecho. El bazo presenta una En condiciones ideales, la evaluación ecográfica del
ubicación anterosuperior con respecto al riñón iz- riñón derecho se lleva a cabo desde un abordaje
quierdo, y el resto de este último se relaciona ante- oblicuo anterior utilizando el hígado como ventana

Corteza Pirámide medular

Columna renal (de Bertin)

Arteria renal
Cálices
Vena renal

Pelvis renal

Uréter

Fig. 1. Riñón normal. Ecografía en escala de grises longitudinal (A) y transversal (B) del riñón derecho normal
(los calibradores muestran la dimensión longitudinal máxima del riñón). (C) Representación esquemática de un
corte sagital del riñón. H, hígado.
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Ecografía en las masas renales benignas y malignas 789

acústica, mientras que el izquierdo se estudia me-


diante un abordaje oblicuo posterior. El polo infe-
B
rior del riñón derecho puede visualizarse con un
abordaje más posterior. La mejor forma de observar
el polo superior del riñón izquierdo suele ser me-
diante un abordaje intercostal utilizando el bazo
como ventana. Además del decúbito supino, es po-
sible que las posiciones de decúbito lateral y prono,
así como en bipedestación, aporten mejores imáge-
nes de los riñones [2]. Ha de utilizarse una frecuen-
cia del transductor adecuada, que oscila entre 2,5 y
5 MHz, en función del hábito corporal. La compen-
sación de la ganancia variable en el tiempo y el ajus- Fig. 2. Joroba de dromedario. La ecografía en escala
te de otros parámetros de estudio permiten obtener de grises longitudinal del riñón izquierdo revela una
un patrón acústico uniforme en toda la imagen [3]. joroba de dromedario (flecha). B, bazo.
La ecogenicidad renal debe compararse con la del
hígado y la del bazo [2]. El parénquima renal de un
riñón adulto normal es hipoecoico con respecto al y se debe a la adaptación de la superficie renal al
hígado y al bazo. En la exploración ecográfica de los bazo adyacente. Se diferencia con facilidad de una
riñones se incluirán proyecciones en el eje largo y masa renal por su ecotextura semejante a la del pa-
transversal de los polos superiores, de las porciones rénquima renal adyacente en la ecografía en escala
medias y de los polos inferiores, con evaluación de de grises. El DFC y el DP revelarán una perfusión
la corteza y el seno central. Se registrará una medi- parecida a la del parénquima renal adyacente.
ción máxima de la longitud de ambos riñones [2].
Han de evaluarse los riñones y las regiones perirre-
Lobulación fetal persistente
nales en busca de anomalías. El DFC y el Doppler
potenciado (DP) se utilizan para diferenciar estruc- La lobulación fetal persistente es otra variante renal
turas vasculares de las no vasculares. habitual que puede confundirse con una cicatriz re-
nal debida a un proceso infeccioso crónico de los
riñones. La lobulación fetal persistente puede dife-
Seudolesiones renales renciarse de los riñones con cicatrices por la locali-
zación de las muescas en la superficie renal, que no
Existen diversas variantes evolutivas del riñón que recubren las pirámides medulares –como sí sucede
es necesario identificar en la ecografía para evitar su en la cicatrización renal real [4]– sino el espacio si-
diagnóstico erróneo como neoplasia renal u otro tuado entre ellas [fig. 3]. La médula subyacente y la
tipo de enfermedad renal [tabla 1]. corteza son normales.

Joroba de dromedario Columna de Bertin prominente (hipertrofia)


La joroba de dromedario es una variación renal fre- La columna de Bertin prominente consiste en la
cuente que suele observarse como una prominencia presencia de tejido cortical prominente entre las pi-
focal en el borde lateral del riñón izquierdo [fig. 2], rámides que se proyecta hacia el seno renal [fig. 4].

Tabla 1: Seudotumores renales


Seudotumor Datos de imagen diagnósticos
Variantes normales congénitas
Joroba de dromedario Prominencia focal en el contorno lateral del riñón izquierdo
con ecotextura semejante a la del parénquima renal
Lobulación fetal persistente Muescas en la superficie renal que recubren el espacio situado
entre las pirámides
Columna de Bertin prominente Continuidad con la corteza normal; ecotextura y perfusión
vascular parecidas a las de la corteza normal
Defecto parenquimatoso de la unión Localización característica en la superficie anterosuperior
y posteroinferior del riñón y demostración de continuidad
con el seno central
Seno renal hipoecoico Ausencia de un borde bien definido y vasos normales
que atraviesan el seno
Lesiones inflamatorias Diagnóstico basado en el contexto clínico oportuno
Nefritis bacteriana focal
Absceso renal
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Corteza Pirámide medular

Columna renal
(de Bertin)

Arteria renal
Cálices
Vena renal

H Pelvis renal
Lobulaciones
fetales persistentes
Uréter

Fig. 3. Lobulaciones fetales persistentes. La ecografía en escala de grises longitudinal (A) del riñón derecho re-
vela una lobulación fetal persistente (flecha). H, hígado. Aspecto esquemático (B) de las lobulaciones fetales per-
sistentes (obsérvese que las lobulaciones fetales pueden ser únicas o múltiples).

Si no se identifica como una variante normal es po- mediante DFC y DP también pone de manifiesto
sible confundirlo con un tumor intrarrenal. La eco- un patrón vascular parecido al del tejido renal nor-
grafía puede identificarlo con exactitud al visualizar mal [5,6]. Las columnas de Bertin prominentes sue-
su continuidad con la corteza renal y un patrón de len observarse en el tercio medio del riñón y son
ecos semejante al del parénquima renal. El estudio más frecuentes en el lado izquierdo [5].

Corteza Pirámide medular

Columna renal
(de Bertin)
Columna prominente
Arteria renal
(de Bertin)
Vena renal Cálices
Pelvis renal

Uréter

Fig. 4. Columna de Bertin prominente. (A) La ecografía en escala de grises longitudinal del riñón izquierdo re-
vela una columna de Bertin prominente (flechas) que simula una masa renal isoecoica. Se realizó RM para con-
firmar los datos ecográficos. Imágenes de RM con saturación grasa en T1 (B) y con contraste de gadolinio (C) de
los riñones que ponen de manifiesto una columna de Bertin prominente (flechas) en continuidad con la corte-
za renal. (D) Representación esquemática de una columna de Bertin prominente.
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Ecografía en las masas renales benignas y malignas 791

Defecto parenquimatoso de la unión berosa (ET). La presencia de nódulos subependi-


marios y astrocitomas de células gigantes es una
El defecto parenquimatoso de la unión (DPU) es
condición absolutamente necesaria de ET, pero no
otra variante que a menudo se confunde con una
de AML. Por otra parte, en el 80% de los pacientes
cicatriz cortical o un tumor renal hiperecógeno. El
con ET aparecen AML [14,15]. Los afectados por ET
DPU es una estructura hiperecoica lineal o triangu-
presentan AML a una edad mucho más joven, y és-
lar en la superficie anterosuperior o posteroinferior
tos tienden a ser múltiples, bilaterales y de mayor
del riñón [fig. 5].
tamaño que en los casos esporádicos. Los AML de
Se debe a extensiones normales del seno renal en
los pacientes con ET tienen más probabilidades de
la unión de los renúnculos embrionarios, que se di-
crecer y tornarse sintomáticos [15,16]. Se ha comu-
ferencian de las lesiones patológicas por su locali-
nicado la presencia de receptores de estrógenos y
zación característica y porque presentan continui-
progesterona en angiolipomas, y estos AML son
dad con el seno central mediante una línea ecógena
más frecuentes en las mujeres y en la ET. Estos AML
denominada tabique interrenicular [7-9].
tienden a crecer durante el embarazo y se manifies-
tan con hemorragia [17,18]. Los AML pequeños
Seno renal hipoecoico son asintomáticos y representan hallazgos acciden-
tales en un estudio de imagen. Los AML mayores de
La ecogenicidad del seno renal puede variar entre
4 cm son sintomáticos y conllevan un mayor ries-
ecógena y anecoica. Un seno renal hipoecoico pue-
go de hemorragia espontánea [16,19]. En el 10%
de remedar una masa [10]. La ausencia de un bor-
de los pacientes se identifica una hemorragia retro-
de bien definido y la demostración mediante DFC
peritoneal masiva a partir del AML, lo que también
de vasos normales que atraviesan el seno renal ayu-
se conoce como síndrome de Wunderlich.
dan a diferenciar un seno renal hipoecoico de una
El aspecto ecográfico característico de los AML es
masa [10].
una masa hiperecoica bien definida [fig. 6]. Esta
mayor ecogenicidad se atribuye al contenido graso,
Masas inflamatorias las diversas interfases, la arquitectura celular hete-
rogénea y los múltiples vasos presentes en el inte-
La nefritis bacteriana focal aguda y el absceso renal
rior del tumor [20,21]. Sin embargo, existe un no-
pueden manifestarse como masas renales indistin-
table solapamiento entre los datos de imagen de
guibles de un tumor renal mediante ecografía o TC
AML y CR. Los CR pequeños pueden ser hiperecoi-
con contraste. El cuadro clínico contribuirá a dife-
cos e indistinguibles de un AML en la ecografía. La
renciar estos seudotumores inflamatorios de un
sombra acústica, un borde hipoecoico y los cam-
CR [11-13].
bios quísticos intratumorales son algunas de las ca-
racterísticas ecográficas que han resultado útiles a
la hora de diferenciar un AML de un CR. El borde
Tumores renales benignos
hipoecoico y los cambios quísticos intratumorales
se observan únicamente en el CR, en tanto que la
Angiomiolipoma
sombra acústica se aprecia en caso de AML [fig. 7]
El angiomiolipoma (AML) es un hamartoma y po- [22-24]. El DP de AML puede revelar un flujo intra-
see cantidades variables de tejido adiposo maduro, tumoral focal y un patrón de flujo penetrante [25].
de músculo liso y de vasos sanguíneos de pared La demostración de grasa intratumoral en la TC
gruesa. El 80% de los AML son de aparición espo- confirma el diagnóstico de AML. El aspecto de un
rádica, y el 20% de ellos se asocian a esclerosis tu- AML en la TC también depende de la proporción

Fig. 5. Defecto parenquimatoso de la unión. (A) La ecografía en escala de grises longitudinal del riñón derecho
revela una escotadura en el borde lateral (flecha). H, hígado. (B) La TC con contraste de los riñones en otro pa-
ciente pone de manifiesto un defecto parenquimatoso de la unión (flecha).
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Fig. 6. Angiomiolipoma. (A) La ecografía en escala de grises longitudinal del riñón derecho revela una masa ecó-
gena (flecha) con sombra acústica posterior (cabezas de flecha). (B) La TC correspondiente (fase excretora) con-
firma que esta lesión se trata de un angiomiolipoma, que se observa como una lesión con atenuación grasa (fle-
cha) y con –8 unidades Hounsfield.

relativa de los componentes muscular liso y vascu- AML mayores de 4 cm y los que presentan microa-
lar del tumor. Los CR rara vez presentan una ate- neurismas superiores a 5 mm entrañan un mayor
nuación grasa provocada por atrapamiento de la riesgo de rotura espontánea [16,30,31]. Entre las
grasa perirrenal o del seno renal, necrosis lipídica o opciones terapéuticas de los AML figuran observa-
metaplasia ósea [26]. La grasa intratumoral caracte- ción, embolización y nefrectomía parcial o total. Se
rística no puede detectarse en el 4,5% de los AML, ha comunicado que la embolización transcatéter
los cuales tendrán una atenuación alta en una TC preventiva de los AML mayores de 4 cm evita el cre-
sin contraste. Este dato se ha atribuido a un conte- cimiento tumoral y la rotura espontánea [19,31,32].
nido graso mínimo o a tejido graso inmaduro Kothary et al. [33] han descrito una tasa elevada de
[25,27]. Estos AML con bajo contenido graso pre- recidivas de los AML tras su embolización en los
sentan una captación homogénea y prolongada del pacientes con ET y recomiendan su vigilancia a lar-
contraste en los estudios contrastados, lo que sirve go plazo después de la embolización.
para diferenciarlos de un CR [25,28]. Estos AML
con mínima cantidad de grasa son isoecoicos con
Adenoma renal
el parénquima renal en la ecografía [25]. Se ha des-
crito que la demostración de micro o macroaneu- El adenoma renal se considera la contrapartida be-
rismas en una angiografía es característica de un nigna del CR, aunque la naturaleza real y el poten-
AML [29]. cial de este tumor son objeto de un intenso debate.
El riesgo de rotura espontánea y hemorragia de El criterio de tamaño que utilizan muchos anato-
un AML guarda relación con el tamaño del tumor y mopatólogos para diferenciar un adenoma de un
de los microaneurismas. Se ha descrito que los CR se fundamenta en la observación inicial de Bell
según la cual los tumores glandulares de la corteza
renal menores de 3 cm rara vez metastatizan [34,35].
No existen características histopatológicas, histo-
químicas, inmunológicas ni de imagen que distin-
gan un adenoma benigno de un CR [36]. La mayor
parte de los anatomopatólogos consideran que es-
tos tumores pequeños de la corteza renal son pre-
malignos o potencialmente malignos y creen que el
tamaño del tumor no es un criterio diferenciador
válido [37]. El uso generalizado de la ecografía y de
la TC ha supuesto la detección accidental de estos
tumores.

Oncocitoma
El oncocitoma renal es un tumor benigno de origen
Fig. 7. CR. La ecografía en escala de grises longitudi- tubular renal (las células del epitelio tubular renal
nal del riñón izquierdo revela una masa hiperecoica también se denominan oncocitos). Presenta un pre-
(M) que se origina en el polo inferior y tiene zonas de dominio masculino y una incidencia de edad pare-
cambios quísticos intratumorales (asterisco). cida a la del CR. Los oncocitomas son asintomáticos
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y se descubren como hallazgos accidentales en un en las pirámides y en la pelvis renal y se clasifican


estudio de imagen [38]. Se trata de tumores bien de- en hemangiomas capilares y cavernosos. Los espa-
finidos de tamaño variable, que pueden alcanzar cios vasculares son pequeños en los hemangiomas
20 cm [35]. La diferenciación preoperatoria entre capilares y grandes en los cavernosos. En su mayo-
oncocitomas y CR tiene un valor inestimable, si ría son menores de 1 cm, si bien en ocasiones se
bien a menudo resulta difícil por el solapamiento presentan en forma de masas voluminosas [54]. La
de los datos de imagen. La cicatriz estrellada central ecografía en escala de grises pone de manifiesto
característica en el estudio transversal y el patrón una masa sólida inespecífica y la TC demuestra una
de captación de contraste en rueda de radios en masa de baja densidad y bien definida sin capta-
una angiografía se observan con poca frecuencia ción de contraste significativa [55,56]. Las lesiones
en los oncocitomas y también pueden verse en los de mayor tamaño pueden provocar un desplaza-
CR [39-41]. Los oncocitomas pueden ser hipo, iso o miento de los vasos renales y del sistema colector.
hiperecoicos con respecto al parénquima renal en la La angiografía puede revelar una masa hipo o hi-
ecografía. Se ha comunicado que la resonancia mag- pervascular [57,58].
nética (RM) es superior a la TC y a la ecografía en lo
que se refiere a la identificación de los datos de ima-
Tumor yuxtaglomerular (reninoma)
gen de un tumor pequeño [42]. Entre las caracterís-
ticas radiológicas útiles para diferenciar un oncoci- Los tumores yuxtaglomerulares son neoplasias be-
toma de un CR cabe señalar bordes bien definidos; nignas, productoras de renina, del riñón que sur-
captación de contraste homogénea sin hemorragia, gen en las arteriolas aferentes del glomérulo. Ro-
calcificación o necrosis; presencia de una cicatriz es- bertson et al. describieron estos tumores por
trellada central, y patrón en rueda de radios de real- primera vez en 1967 [59]. Su incidencia en las mu-
ce arterial. Hay pocos casos de oncocitomas bilate- jeres dobla a la de los hombres. En un paciente jo-
rales y multicéntricos [43,44]. Un oncocitoma renal ven con hipertensión arterial, la presencia de una
y un CR pueden coexistir en el mismo riñón o en ri- masa renal, de concentraciones séricas elevadas de
ñones contralaterales [45,46]. Dechet et al. [47] han renina y de hipopotasemia debe plantear la sospe-
constatado CR coexistentes en el 10% de un total de cha de un reninoma. Este tumor es hipo o hipere-
138 casos de oncocitomas. La biopsia guiada por coico en la ecografía y aparece como una masa só-
imagen de los tumores renales se encuentra indica- lida, hipodensa y bien definida en una TC con
da siempre que exista sospecha radiológica de onco- contraste. La angiografía revela una masa hipovas-
citoma [48-50]. cular con arterias renales normales. La obtención
de muestras de las venas renales pone de manifies-
to concentraciones elevadas de renina en los reni-
Leiomioma
nomas, aunque la renina también se eleva en caso
El leiomioma renal es un tumor benigno raro de de estenosis de las arterias renales. La resección qui-
origen muscular liso. Estos tumores son periféri- rúrgica del tumor conlleva la corrección de la hiper-
cos –surgen en la cápsula renal– o centrales de lo- tensión arterial y de la hipopotasemia [60-62].
calización parapélvica. Son más frecuentes en las
mujeres entre el segundo y el quinto decenio de
Hemangiopericitoma
vida. La mayoría de los leiomiomas renales son
asintomáticos, con detección accidental en un es- Los hemangiopericitomas son tumores renales raros
tudio de imagen diagnóstico practicado por otros con potencial maligno que se originan en los perici-
motivos. Se trata de tumores bien definidos e in- tos. La hipoglucemia de origen tumoral es caracte-
distinguibles del CR en el estudio por imagen. Los rística del hemangiopericitoma y se ha atribuido a
leiomiomas renales presentan un aspecto variable la producción de factores de crecimiento insulinoi-
en los estudios de imagen: desde una lesión total- des por parte del tumor. No existen características
mente sólida a otra totalmente quística, pasando radiológicas que distingan un hemangiopericitoma
por una sólida/quística mixta. Los leiomiomas re- de un CR o de otros tumores mesenquimatosos re-
nales aparecen como masas sólidas hipoecoicas nales [63-65].
bien definidas en la ecografía. Las lesiones perifé-
ricas pueden extenderse al retroperitoneo y reme-
dar sarcomas retroperitoneales primarios. Las le- Carcinoma renal
siones centrales ejercen un efecto de masa sobre el
sistema colector y la vasculatura renal. Lo más ha- El CR es la neoplasia maligna primaria más fre-
bitual es que sean avasculares o hipovasculares en cuente del riñón. Representa el 2% de todas las
la angiografía [51-53]. neoplasias malignas. Entre 1974 y 1990 se ha pro-
ducido un aumento continuo de la incidencia de
CR del 38% [66]. Las tasas de supervivencia tam-
Hemangioma
bién han mejorado: del 52% entre 1974 y 1976 al
Los hemangiomas son tumores benignos infre- 58% entre 1983 y 1996 [66]. Esta tendencia se ha
cuentes del riñón que pueden manifestarse con he- atribuido a la mejora de las técnicas de imagen y al
maturia macroscópica. Se localizan con frecuencia diagnóstico precoz. Smith et al. [67] han comuni-
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cado que sólo el 5,3% de los tumores tenía 3 cm o miliar. Los diferentes tipos de CR hereditario se
menos entre 1974 y 1977, en comparación con el presentan en la tabla 3. Los CR hereditarios se ca-
25,4% entre 1982 y 1985. El 96,7% de los tumores racterizan por su herencia autosómica dominante,
pequeños de este último grupo se descubrió de ma- por la presentación a una edad joven (tercer a quin-
nera accidental mediante ecografía y TC. La mayor to decenio de vida), y por la presencia de tumores
parte de los CR susceptibles de curación quirúrgica multifocales y bilaterales [72].
mediante nefrectomía parcial o cirugía con conser-
vación de las nefronas se detectan de forma acci-
Cuadro clínico del carcinoma renal
dental debido al mayor uso de estudios de imagen
transversales. La ecografía, como modalidad de La tríada clínica clásica de hematuria, dolor abdo-
imagen principal de los riñones, resulta útil en el minal y masa abdominal se observa en menos del
cribado y en la detección de CR pequeños [68,69]. 10% de los pacientes. En torno del 20 al 40% se
Los CR se clasifican histológicamente en cuatro inicia con un síndrome paraneoplásico que com-
tipos principales [tabla 2]: carcinoma de células prende anemia, fiebre, hipertensión arterial, hiper-
claras, carcinoma papilar, carcinoma cromófobo y calcemia y disfunción hepática [73-75]. El CR pue-
carcinoma de los conductos colectores. Los carci- de acompañarse de un síndrome de Stauffer, que se
nomas de células claras son el tipo más frecuente y caracteriza por una colestasis intrahepática no me-
representan el 70% de los CR. El tipo papilar es el tastásica. Este síndrome es una respuesta inflama-
segundo tipo en frecuencia y supone del 10 al 15% toria inducida por el tumor, que es reversible des-
de los CR. Se subclasifica en tumores de tipo 1 y 2; pués de su resección [76-78]. Cerca del 2% de los
los tumores papilares de tipo 2 son más agresivos pacientes presenta un varicocele izquierdo por afec-
que los del tipo 1. Los tumores de células claras y tación de la vena renal [79].
papilares se originan a partir del epitelio tubular
proximal. Los carcinomas cromófobos representan
Estrategias de imagen en el carcinoma renal
el 5% de los CR y surgen a partir de las células del
túbulo distal. Los carcinomas de los conductos co- El objetivo del estudio por imagen es la detección,
lectores son el tipo menos común, se originan en el diagnóstico y la estadificación del CR. La ecogra-
el epitelio del conducto colector y son los CR más fía, la TC y la RM tienen una sensibilidad variable
agresivos. El carcinoma medular es un subtipo de en la detección y en la estadificación del CR. La
carcinoma de los conductos colectores más habi- ecografía es menos sensible para detectar lesiones
tual en los pacientes con rasgo drepanocítico. Los renales pequeñas, en especial las que no deforman
estudios de imagen no pueden diferenciar los dis- el contorno del riñón. La sensibilidad de la TC y la
tintos tipos histológicos de CR. La incidencia de ecografía para detectar lesiones de 3 cm o menores
CR es mayor en la poliquistosis renal adquirida es del 94 y del 79%, respectivamente [80]. La TC y
(PQRA). El carcinoma de células claras es el tipo la RM presentan una exactitud prácticamente del
de CR que se asocia con mayor frecuencia a la 100% en el diagnóstico del CR [81]. La ecografía
PQRA. La incidencia del tipo papilar de CR en también es menos exacta que la TC y la RM en la es-
la PQRA también es mayor que en la población ge- tadificación del CR. La exactitud de la TC y de la
neral [70,71]. RM en la estadificación del CR oscila entre el 67 y
el 96%. Catalano et al. [82] han comunicado una
sensibilidad del 96%, una especificidad del 93% y
Carcinoma renal hereditario
una exactitud del 95% de la TC multidetector
Los CR son en su mayor parte de aparición esporá- (TCMD) en la evaluación del CR en estadio I de
dica, y sólo el 4% de ellos tiene una naturaleza fa- Robson. Los sistemas de estadificación de Robson y

Tabla 2: Clasificación del carcinoma renal


Subtipo Incidencia (%) Grado Datos de imagen
Carcinoma de 70-80 Tumor de bajo grado Captación escasa de contraste
células claras
(convencional)
Tipo papilar 10-15
Tipo 1 Tumor de bajo grado Captación escasa de contraste
Tipo 2 Tumor agresivo Captación intensa de contraste
Tipo cromófobo 4- 5 –
Tipo de los <1 Tumor agresivo con mal pronóstico –
conductos colectores
Carcinoma medular <1 Tumor agresivo con mal pronóstico –
y frecuente en el rasgo drepanocítico
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Ecografía en las masas renales benignas y malignas 795

Tabla 3: Carcinoma renal hereditario


Tumor renal Otras lesiones
Síndrome Herencia predominante renales Anomalías asociadas
Von Hippel-Lindau AD Carcinoma de células Quistes Hemangioblastomas
claras Angiomas retinianos
Quistes pancreáticos
Tumores
neuroendocrinos
del páncreas
Feocromocitoma
CR papilar hereditario AD Papilar de tipo 1 Ninguna Ninguna
Leiomioma hereditario AD Papilar de tipo 2 Ninguna Leiomiomas cutáneos
CR y uterinos
Birt-Hogg-Dubé AD Carcinoma Otros tipos Fibrofoliculomas
cromófobo de CR Quistes pulmonares
Neumotórax
Oncocitoma renal – Oncocitoma Ninguna –
familiar
Carcinoma medular – Carcinoma medular Ninguna Rasgo drepanocítico

AD, autosómica dominante.

TNM (tumor, ganglios y metástasis) del CR se resu- los seudotumores semejante a la de la corteza renal
men en la tabla 4. normal adyacente [87,88]. El Doppler potenciado y
A pesar de estas limitaciones, la ecografía sigue la ecografía con contraste pondrán de manifiesto la
siendo la modalidad de imagen inicial para el cri- vascularización de una masa renal, pero no pueden
bado y la caracterización de masas renales. La eco- diferenciar un CR de un AML [87,88].
grafía también resulta útil para definir masas rena- En torno al 15% de los CR son de naturaleza
les indeterminadas detectadas mediante TC, como quística, y es posible que sean consecuencia de
lesiones quísticas atípicas, masas sólidas hipovas- una necrosis extensa del tumor o que representen
culares y AML con un componente graso míni- un carcinoma renal quístico primario [89]. Desde
mo [83].

Características ecográficas del carcinoma renal Tabla 4: Estadificación del carcinoma renal
El espectro ecográfico de los CR varía de masas só- Estadio de Estadio
lidas hipoecoicas a hiperecoicas [fig. 8]. Los CR de Robson Descripción del tumor TNM
3 cm o menores son en su mayoría hiperecoicos y
han de diferenciarse de AML [84,85]. Se ha comu- I Tumor limitado a la
nicado que el aspecto hiperecoico se debe a una cápsula renal
arquitectura papilar, tubular o microquística, calci- Tumor <2,5 cm T1
ficaciones diminutas, hemorragia intratumoral, de- Tumor > 2,5 cm T2
II Extensión del tumor T3a
generación quística o fibrosis [24]. La presencia de
a la grasa perirrenal
un borde anecoico provocado por una seudocápsu-
o la glándula suprarrenal
la y cambios quísticos intratumorales ayuda a dife-
III-A Afectación de la vena T3b
renciar un CR hiperecoico de un AML [24,86]. Va-
renal o de la VCI
rios investigadores han descrito que la sombra infradiafragmática
acústica es un signo útil de AML [22,23]. Los CR Afectación de la VCI T3c
isoecoicos pequeños y los que se localizan en los supradiafragmática
polos pueden pasarse por alto en la ecografía [26]. III-B Metástasis ganglionares N1-N3
Los CR isoecoicos deben diferenciarse de seudotu- regionales
mores, entre los que cabe citar columnas de Bertin III-C Afectación venosa y
prominentes, jorobas de dromedario, lobulaciones metástasis ganglionares
fetales persistentes e hipertrofia compensadora. IV-A Invasión de órganos T4
Una atención cuidadosa a la morfología en la eco- adyacentes más allá de
grafía en escala de grises diferenciará los seudotu- la fascia de Gerota
mores de una masa. El Doppler potenciado y la IV-B Metástasis a distancia
ecografía con contraste resultan útiles a la hora
de diferenciar los seudotumores de masas renales VCI, vena cava inferior; TNM, tumor, ganglios (nodes
auténticas, ya que revelan una vascularización de en inglés), metástasis.
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796 Paspulati y Bhatt

Fig. 8. CR. La ecografía en escala de grises (A) y el DFC (B) longitudinal del riñón derecho revelan una masa iso a
hipoecoica con origen en el polo inferior, que demuestra la presencia de vascularización compatible con un CR.

el punto de vista histológico, los CR quísticos son bo en la vena cava inferior (VCI). La exactitud,
en su mayor parte del tipo de células claras. Los CR la sensibilidad y la especificidad globales del
con necrosis extensa son más agresivos que los CR DFC en lo que se refiere a detectar la afectación
quísticos multiloculares primarios [90,91]. El CR tumoral de la vena renal y la VCI son del 93, del
quístico multilocular (CRQM) es un subtipo infre- 81 y del 98%, respectivamente [96]. McGahan et
cuente de CR y constituye cerca del 3% de todos al. [97] han descrito una sensibilidad de la ecogra-
los CR. Los CRQM tienen una evolución clínica fía DFC del 100% en la detección de afectación de
benigna y pueden beneficiarse de la cirugía con la vena renal en comparación con el 89% en el
conservación de las nefronas [92]. El estudio por caso de afectación de la VCI. En consecuencia, en
imagen transversal mediante ecografía y TC de un la evaluación de la extensión venosa del tumor, si
CRQM revela una masa quística multilocular bien los datos de la TC son dudosos se puede utilizar la
definida con tabiques finos. La calcificación dis- ecografía como modalidad de imagen comple-
trófica y los nódulos murales son menos habitua- mentaria. El trombo tumoral se observa como
les y el CRQM debería formar parte del diagnósti- una masa intraluminal ecógena que provoca dis-
co diferencial de todas las masas renales quísticas tensión de la vena. El DFC pondrá de manifiesto
multiloculares en adultos [93]. Los CRQM peque- flujo alrededor de un trombo blando y vascula-
ños menores de 3 cm son hiperecoicos en la eco- rización en el interior de un trombo tumoral. Se
grafía y pueden remedar masas sólidas, aunque ha comunicado que el uso de medios de contras-
muestran una captación mínima en la TC o en la te ecográficos no sólo mejora la exactitud a la
RM con contraste [94]. Se ha comunicado que la hora de demostrar la extensión del trombo, sino
ecografía Doppler con contraste mejora la exacti- también de diferenciar un tumor de un trombo
tud diagnóstica de las masas renales quísticas ma- blando.
lignas al poner de manifiesto la vascularización de El pronóstico del CR dependerá del estadio, del
los tabiques intraquísticos y de los nódulos mura- tipo histológico y del grado del tumor. Se ha descri-
les [95]. to que las tasas de supervivencia a los 5 años de los
La TC y la RM son los métodos de imagen de re- estadios I, II, III y IV TNM son del 91, del 74, del 67
ferencia en la estadificación del CR. Sin embargo, y del 32%, respectivamente [98]. También se ha co-
la ecografía resulta útil para detectar la invasión municado que la presencia de un componente sar-
venosa y demostrar la extensión craneal del trom- comatoide conlleva un mal pronóstico [99].
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Ecografía en las masas renales benignas y malignas 797

Tumores uroepiteliales malignos nica característica del CCT [104]. Se han descrito
del sistema colector renal tres formas morfológicas de CCT, entre ellas, masa
intraluminal focal, engrosamiento mural con es-
Los tumores uroepiteliales malignos de la pelvis re- tenosis de la luz y masa infiltrante en el seno re-
nal constituyen en torno al 5% de todas las neopla- nal [105-107].
sias de las vías urinarias [100]. El 90% de ellos son La urografía excretora ha constituido la modali-
carcinomas de células transicionales (CCT), entre dad de imagen fundamental en el diagnóstico del
el 5 y el 10% son carcinomas epidermoides, y me- CCT y está siendo sustituida por la urografía me-
nos del 1% son adenocarcinomas [101,102]. diante TC o RM [108,109]. Estas técnicas de ima-
gen tienen la ventaja de evaluar la totalidad de las
vías urinarias, lo que resulta esencial en la evalua-
Carcinoma de células transicionales
ción del CCT.
de la pelvis renal
La ecografía revela una masa hipo o hiperecoica
Los CCT de la pelvis renal tienen características epi- mal definida en el seno renal, con o sin pelvicaliec-
demiológicas semejantes a los de la vejiga y los del tasias. Las masas son inicialmente intraluminales e
uréter. Entre los factores de riesgo cabe señalar la invaden posteriormente la grasa del seno renal y el
exposición a sustancias químicas presentes en el parénquima renal. Los tumores infiltrantes del pa-
petróleo, en el caucho y en los tintes, el abuso de rénquima renal tienden a conservar la forma reni-
analgésicos y las inflamaciones crónicas. El CCT es forme del riñón [106,110].
una de las diversas manifestaciones extracólicas del
cáncer colorrectal no polipósico hereditario
Carcinoma epidermoide y adenocarcinoma
(CCNPH)/síndrome de Lynch [103]. La edad me-
dia de aparición del CCT es de 68 años, con una El carcinoma epidermoide es el segundo tumor
mayor incidencia en los hombres que en las muje- uroepitelial maligno más frecuente del sistema co-
res. La hematuria indolora es la manifestación clí- lector renal [fig. 9]. Su factor etiológico es una irri-

Fig. 9. Carcinoma epidermoide. La ecografía en escala de grises (A) y el DFC (B) longitudinal del riñón izquierdo
revelan un riñón aumentado de tamaño con zonas de calcificación gruesa (flechas) que dejan una sombra acús-
tica posterior (cabezas de flecha). Hay un aumento de la vascularización en la masa con zonas extensas de ne-
crosis (asterisco). La TC coronal con contraste correspondiente (C) confirma la presencia de calcificación (flechas)
y necrosis (asteriscos). En el estudio anatomopatológico se confirmó que este tumor era un carcinoma epider-
moide.
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798 Paspulati y Bhatt

Fig. 10. Metástasis renales hiperecoicas. El paciente presenta un caso conocido de carcinoma esofágico. La ecogra-
fía en escala de grises longitudinal de los riñones derecho (A) e izquierdo (B) revela múltiples masas hiperecoicas
(flechas). La imagen de DFC tranversal (C) del riñón derecho pone de manifiesto un aumento de la vascularización.

tación crónica del urotelio, que origina una meta- a la grasa del seno renal y al parénquima renal
plasia escamosa o cilíndrica del epitelio de transi- [112]. A menudo resulta difícil diferenciar en los
ción. Los cálculos renales con hidronefrosis pro- estudios de imagen un carcinoma epidermoide de
longada e inflamación son importantes factores de la pelvis renal de una pielonefritis xantogranulo-
predisposición al carcinoma epidermoide y al ade- matosa [113,114].
nocarcinoma de la pelvis renal [101,102,111]. El
cuadro clínico varía entre hematuria indolora y do-
lor en el flanco inespecífico provocado por hidro- Metástasis renales
nefrosis [101]. Los carcinomas epidermoides son
más agresivos que los CCT y se manifiestan como Se ha comunicado que la frecuencia de metástasis
una masa infiltrante que afecta al sistema colector, renales oscila entre el 7 y el 13% a partir de los da-

Fig. 11. Metástasis renales hipoecoicas. La ecografía en escala de grises longitudinal de los riñones derecho (A)
e izquierdo (B) revela múltiples masas hipoecoicas (flechas) en el parénquima renal compatibles con metástasis.
H, hígado.
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Ecografía en las masas renales benignas y malignas 799

Fig. 12. Linfoma. La ecografía en escala de grises longitudinal de los riñones derecho (A) e izquierdo (B) revela
un aumento bilateral del tamaño de los riñones (derecho, 15,6 cm; izquierdo, 14,8 cm). Además, el riñón dere-
cho también presenta una masa focal (flecha) en un paciente con un linfoma no hodgkiniano conocido.

tos obtenidos en autopsias [115,116]. El uso más que aparece afectación renal bilateral en el 50 al
frecuente de estudios de imagen transversales ha 72% de los linfomas [fig. 12]. Otras manifestacio-
supuesto un incremento de la detección de metás- nes consisten en masa renal solitaria, infiltración
tasis renales [117,118]. En los pacientes con ante- difusa del parénquima renal, invasión contigua por
cedentes conocidos de neoplasias malignas, las me- enfermedad retroperitoneal y masa perirrenal aisla-
tástasis renales son tres veces más habituales que da [127]. En la forma infiltrante difusa hay prolife-
los tumores renales primarios y suelen ser asinto- ración del linfoma en el intersticio del parénquima
máticas [115,116]. Los tumores que metastatizan renal, lo que da lugar a un aumento de tamaño de
con mayor frecuencia al riñón son los carcinomas los riñones con conservación de la forma renifor-
de pulmón, de mama y del tubo digestivo, y el me- me [120]. Las masas renales son homogéneamente
lanoma [fig. 10] [115,119]. La manifestación más hipoecoicas en la ecografía e hipodensas en una TC
habitual consiste en masas renales múltiples y bila- con contraste [120,131,132]. La hemorragia espon-
terales, aunque pueden cursar con lesiones unilate- tánea, los cambios quísticos y la calcificación son
rales y solitarias. Las metástasis renales pueden ser infrecuentes y suelen ser secundarios al tratamien-
masas focales bien definidas o de naturaleza infil- to previo [127].
trante [117,120].
El aspecto ecográfico más frecuente es el de ma-
sas corticales hipoecoicas, sin transmisión a su tra- Resumen
vés [fig. 11] [121,122]. La TC presenta mayor sen-
sibilidad y mayor exactitud que la ecografía en la La TC es la prueba de referencia en la detección y la
detección de metástasis renales [121-123]. En los caracterización de las masas renales y en la estadifi-
pacientes con una neoplasia maligna primaria ex- cación del CR. A pesar de sus limitaciones, la eco-
trarrenal conocida es necesario obtener muestras grafía constituye con frecuencia la primera modali-
de tejido para diferenciar las metástasis de un CR dad de imagen de los riñones y desempeña una
primario sincrónico [124]. función importante en el diagnóstico de los tumo-
res renales. Los avances técnicos en la ecografía en
escala de grises han mejorado la detección de CR
Linfoma renal pequeños. La ecografía DFC y Doppler con contras-
te resultan útiles en la caracterización de los tumo-
El linfoma renal suele ser secundario a la disemina- res renales y la identificación de seudotumores.
ción hematogénea o a la extensión contigua de una Dado que la cirugía con conservación de las ne-
enfermedad ganglionar retroperitoneal. El linfoma fronas representa actualmente una técnica consoli-
primario es raro, ya que el riñón carece de tejido dada en el tratamiento de los CR pequeños, la eco-
linfático [125,126]. Aunque la incidencia comuni- grafía intraoperatoria tiene una función clave en la
cada de afectación renal en autopsias oscila entre el orientación del cirujano.
30 y el 60%, la detección real mediante estudios de
imagen es tan sólo del 3 al 8% [127]. El riñón se ve
afectado con mayor frecuencia por un linfoma no Bibliografía
hodgkiniano de estirpe B [128-130]. El espectro de [1] Emamian SA, Nielsen MB, Pedersen JF, et al. Kid-
afectación renal por linfomas es amplio. Las masas ney dimensions at sonography: correlation with
renales múltiples uni o bilaterales representan el age, sex, and habitus in 665 adult volunteers. AJR
tipo más habitual de linfoma renal. Se ha descrito Am J Roentgenol 1993;160:83-6.
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