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José Luis Meza Rueda

La Afectividad y la Sexualidad en la Vida Religiosa

Propuesta para la formación inicial

INDO AMERICAN PRESS SERVICE LIMITADA


Avenida Caracas No. 49-07
Apartado Aéreo 53274 - Chapinero
Bogotá, D.C., - Colombia
Marzo de 2001

1
Se le acercó uno de los escribas y le preguntó:
"¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?"

Y Jesús contestó:
"El primero es: Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón,
con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.
Y el segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo
Mayor que éstos no hay mandamiento alguno".
(Mc 12,28-31)

INTRODUCCIÓN

Un religioso ha muerto y se presenta ante Dios quien le pregunta: "Dime, ¿qué hiciste
de tu vida?" Él respondió:

"Senor, Tú lo sabes todo y te habrás dado cuenta que durante todos los días
de mi vida cumplí fielmente mis votos" –y prosiguió- "Obedecí a mis
superiores aunque no estuviese de acuerdo, viví con lo necesario aunque
añorara muchas cosas y guardé la castidad aunque me abrasara por
dentro".Dios le miró con compasión durante unos segundos que parecieron
siglos y dijo: "Es una pena que hayas perdido tu vida". Este hombre abrió
sus ojos ante el desconcierto de aquellas palabras y objetó con un porqué.
Dios continuó diciendo: "Porque confundiste lo que es una verdadera
consagración. Quien pretenda seguir mi llamado deberá amar con
intensidad a todos a aquellos que pasen por su vida en derroche de
generosidad y sirviendo con alegría".

El mundo de hoy está viviendo verdaderos cambios y la vida religiosa no está


ausente de esta dinámica. Hoy por hoy se han comenzado a andar caminos que en otro
tiempo parecían difíciles e imposibles y, además, a cuestionar las tradiciones que no
tienen sentido. La persona ha venido recobrando el valor que se merece y por eso los
procesos de formación han hecho una clara opción por atender al hombre o a la mujer
que trae consigo una serie de notas características que tienen que ver con el/ella
mismo(a), con su contexto, con su cultura y con su historia. El elemento antropológico
está presente como punto de partida en los procesos de formación porque la persona no
puede negar el nivel humano a la hora de cultivar aquellos niveles que podríamos
denominar cristiano y religioso.

2
El presente escrito es una propuesta dentro de la línea antropológica porque
estamos convencidos de la importancia que tiene considerar lo "humano" de la persona
a la hora de establecer un proceso de formación para la vida religiosa. Ahora bien, de
esta base queremos rescatar el componente de la afectividad y la sexualidad como lo
más humano que poseemos todos y que merece ser trabajado a conciencia dentro de
una intención seria de acompañamiento. No podemos negar que durante mucho tiempo
este tema era vetado-e incluso en algunos contextos y comunidades lo sigue siendo-, se
consideraba un tabú y muy pocos se atrevían a decir una palabra precisa y objetiva
frente a las inquietudes que surgieran en una persona o en un grupo. Fácilmente se
desviaban las dudas o los fenómenos hacia el nivel de lo moral y lo religioso
argumentándose con textos del magisterio de la iglesia o haciendo una manipulación
del evangelio. Las situaciones por las que pasa el individuo a nivel humano deben ser
trabajadas y orientadas desde este nivel con la ayuda de ciencias como la psicología, la
sociología, la pedagogía, la comunicación, la biología, la fisioanatomía humana y la
medicina entre otras cosas.

Lo que proponemos va dirigido a aquellas personas que trabajan como


formadores, orientadores, acompañantes y responsables en procesos de formación
inicial para la vida religiosa sin dejar de lado a aquellas personas interesadas en el
tema. Pretende ser un recurso para ser utilizado en el momento que se considere más
oportuno según las necesidades de la persona y el grupo, según la evolución misma del
crecimiento que se da en cada dimensión y según la intención que se tiene en cada
etapa. Si es una propuesta está implícito el deseo de que sea enriquecida por la
experiencia de aquellas personas que han jugado o están jugando el rol de formadores.
La validación de los elementos teóricos y los ejercicios que aquí se exponen sería el
mejor aporte al mismo trabajo.

Es conveniente decir que todo lo que aparece aquí ha sido el fruto de un trabajo
intenso a través de los últimos años con jóvenes religiosos que se encontraban en sus
diferentes etapas de formación inicial, con jóvenes que hacían sus últimos años de
secundaria o sus estudios universitarios y de una manera especial, de la oportunidad de
haber compartido con una cuarentena de formadores provenientes de todas las latitudes
del mundo, muchos de ellos con una experiencia significativa en el acompanamiento de
formandos religiosos.

A través de sus páginas el lector podrá encontrar en la primera parte (capítulos 1


y 2) una fundamentación de la afectividad y la sexualidad como realidades
antropológicas, la integración que debe hacer el hombre en su propia vida y su relación
con el proyecto personal. En la segunda parte (capítulo 3) se hace un desarrollo de la

3
sexualidad a partir de la importancia que debe tener en la formación. Se propone un
programa de sexualidad seguido por los elementos más importantes del desarrollo
psicosocial y psicosexual de la persona. Ademas, en el capítulo cuarto se hace una
propuesta de trabajo de los procesos personales como la autoimagen, el autoconcepto,
la autoestima y la autonomía a partir de ejercicios que pueden ser implementados ya a
nivel individual ya a nivel grupal. De la misma forma se proponen otros medios para
trabajar los procesos dialógicos y grupales considerando la construcción de vínculos, la
amistad, el enamoramiento, los duelos afectivos, los juegos de grupo, la comunicación
y el conflicto, la asertividad, la clarificación de valores y la aceptación del grupo. Por
último, el capítulo quinto tiene como intención hacer caer en la cuenta de que el
ambiente que hay en una comunidad o grupo humano es tremendamente influyente en
la manera como se vive la afectividad y la sexualidad y, por eso, los espacios y tiempos
comunitarios deben contribuir a la generación de un ambiente afectivo.

Finalmente, este trabajo es un aporte a la preocupacion y a la labor que realizan


muchas personas en la formación de religiosos auténticos capaces de responder con
transparencia y entrega a su propia consagración desde el carisma que tiene cada
comunidad. Es un gusto poder compartirlo.
El autor

4
CAPÍTULO UNO
LA AFECTIVIDAD Y LA SEXUALIDAD COMO REALIDAD
ANTROPOLÓGICA

1.1. POR QUÉ UNA PROPUESTA PARA LA FORMACIÓN DE LA


AFECTIVIDAD Y LA SEXUALIDAD EN LA VIDA RELIGIOSA

En el mundo de hoy las disciplinas antropológicas parecen coincidir en que el


hombre está llamado a alcanzar su realizacion más cuando señalan el amor como el
elemento unitivo y esencial para lograrla. Hay quienes han definido al hombre como
un ser con vocación para el amor. Él mismo se constituye en don y en potencialidad,
por eso debemos decir que nadie nace amando, el hombre aprende a amar incluso
desde el mismo momento de la concepción cuando es aceptado y esperado por sus
progenitores.

Salta a la vista para cualquier persona que tenga que ver con el hombre y su
mundo que es necesaria una formación de la afectividad y, si esta es la expresión
humana de la sexualidad, entonces, por ende, tambien se hace necesaria una formación
de la sexualidad donde quiera se encuentre o se vaya a encontrar.

Entonces, para responder a la pregunta ¿por qué un programa de formación de la


sexualidad y la afectividad en la vida religiosa? se puede echar mano de dos
perspectivas: la realista y la idealista. Para la primera basta con dar una mirada a lo que
vemos y traer a colacion algunas referencias hechas por los analistas de la realidad y
para la segunda sería inagotable la cantidad de textos en las diversas áreas que hablan
de la afectividad y sus relaciones.

Con respecto a la perspectiva realista se puede partir del hecho constatable y


visible de la salida de los religiosos de sus congregaciones o de los sacerdotes de su
ministerio. Pujol i Bardolet1 se dio a la tarea de entrevistar a más de una centena de
personas de las cuales once permanecían en el estado religioso y/o clerical y las demás
se habían retirado. Es interesante tenerlo en cuenta porque el grupo en mención es una
muestra representativa en cuanto a las edades, los tiempos de duración dentro de dicho
estado, las motivaciones y los procesos.

1
PUJOL, Jaume, fsc.Vocación, fidelidad y cambio. Madrid: San Pío X, 1988.p. 24-26.

5
Así es que podríamos explicitar como causas o manifestaciones de las crisis
vocacionales en edad adulta:
1. El «vacío afectivo» producido por tensiones provocadas precisamente como
consecuencia de una intensa dedicación vocacional, cuando la persona tiene la
impresión de que su labor no llega a ser reconocida...
2. La pérdida de ilusión en el ministerio por creer que carece de sentido y de utilidad lo
que se realiza...
3. Una evolución racional a nivel de ideología y de creencias que ha sometido a crítica
toda la ideología que sostenía su existencia vocacional...
4. El hecho de haber adquirido una personalidad con dificultad de someterse al sistema
institucional...
5. Deficiencias afectivas arrastradas desde antiguo y nunca debidamente resueltas...
6. La aparición, con los años, de nuevas exigencias afectivas que producen vértigo en
la persona y parecen exigirle el tomar decisiones...2.

Nótese que por lo menos tres de ellas, sino todas, tienen relación con la afectividad
ya sea porque: 1. Falla la autoestima; 2. Ha habido deficiencia de ésta desde antes de
ingresar a la comunidad; 3. Está implicada la personalidad en su identidad y
orientación; 4. Ha habido una eclosión en el proceso de madurez afectiva; o 5. Lo que
daba sentido a la existencia ya no lo da.

Hasta el momento va quedando claro que la afectividad es una dimensión que está
inmersa en toda la personalidad, por tanto, no se puede caer en el reduccionismo de
afirmar que hay problemas con la afectividad cuando el religioso se ha enamorado o se
sale para contraer matrimonio. De hecho, la afectividad se manifiesta en los contextos
en los cuales se mueve el religioso como el ministerial y el comunitario.

Hablando de los consagrados que han conflictuado su estado con su intensa entrega
pastoral o ministerial, Pujol dice:

A estas personas les surge una nueuajerarquia de ualores, al mismo tiempo


que queda relativizada la anterior. Llegan a experimentar un cierto
aislamiento y soledad al percibir una actitud reticente a niuel institucionat...
El diálogo se hace difícil ya que se encuentran ubicados entre dos lenguajes...

2
Ibíd., p. 94-95

6
Esta situación les ha producido tensión que ha repercutido en su vida
afectiva...
La principal consecuencia que se sigue de ello es el debilitamiento de la
relación afectiua, digamos de comunión... Las situaciones de desconfianza,
angustia distanciamiento que se siguen no benefician en modo alguno ni el
necesario dialogo ni el equilibrio personal3.

En el contexto comunitario bastaría con mirar la vida misma y darse cuenta que
cuando dos o más personas se reúnen bajo un mismo techo y ponen todos sus esfuerzos
para construir una comunidad desde una verdadera fraternidad, las dificultades afloran
porque la diversidad que puede llevar a la unidad es la misma que lleva a la
desintegración. Esto se debe a la actitud desde la cual asume cada uno la realidad del
otro y su aceptacion. Esto lo previó Juan Bautista De La Salle, fundador de una
comunidad religiosa, cuando dice:
No es posible que uarias personas uiuan unas con otras sin tener que sufrir
unas de otras. El uno tendrá un carácter atrabiliario; el otro será de genio
contrario; éste tendrá maneras poco delicadas; aquél de mal genio; el de más
allá será demasiado complaciente; quién manifestará fácilmente lo que
piensa; quién será hasta reservado y disimulado; quién tendrá espíritu de
crítica. Difícil el que esta diversidad de caracteres y genios tan diferentes no
ocasionen molestias entre los Hermanos; y tanto, que si la gracia no les
sostiene, es casi imposible se acomoden los unos a los otros y que la caridad
no sufra grave detrimento4.

Véase la sabiduría del hombre que es capaz de expresar con claridad para
su tiempo y para el nuestro, haciendo las debidas actualizaciones, el reto de
construir comunidad en la caridad desde la propia singularidad de cada uno
de sus miembros. En fin de cuentas, ¿no es acaso la afectividad el
fundamento para lograr este cometido? No es atrevido decir que, en
condiciones naturales, la gracia no actúa si el hombre no le deja un espacio
para que lo haga. Le corresponde a la persona que ha optado por la vivencia
de la fraternidad poner de su parte y amar, con todo lo que este verbo implica,
a aquellos que comparten su vida. Esto tambien es un aprendizaje.

3
Ibíd., p. 88.
4
DE LA SALLE, Juan Bautista. Meditaciones. 74.1. Madrid: Bruño, 1970

7
Cuando no se da lo anterior, la afectividad se abre camino por cualquier
vertiente y genera otras situaciones. Una de ellas es la crisis sentimental que
parte desde la misma sexualidad y desemboca de diferentes maneras: soledad,
retiro, frustración, matrimonio...etc. Arriba se decía que casi siempre se
reducía el problema afectivo a lo sentimental, ahora es bueno precisar que
este reduccionismo se debe en un alto porcentaje a la crisis que genera una
ruptura y que, en muchos casos, termina en un compromiso de pareja. Aquí
no se pretende señalar cuál es la causa o el efecto ya que podría resultar un
sofisma y a la postre sólo se puede determinar en cada caso particular. A este
respecto retomemos un comentario de Pujol sobre su investigación con el
grupo de «salidos» de la vida consagrada:

La crisis sentimental es explicitada por dificultades en la practica de la


castidad de total continencia, manifestando imposibilidad de integrar la
sexualidad, de experimentar lesiones en la personalidad por falta de adecuado
desarrollo afectiuo... incluso alguno argumenta algún tipo de «perversión
afectiua» en su comportamiento o bien la imperiosa necesidad de
complementariedad con el otro sexo...

Ahora bien, el problema sentimental podría tener sus raíces en una


adolescencia todavía no superada, o que surja con el choque con una
realidad, o bien simplemente, emergencia de algo nuevo en la persona hasta el
presente insospechado...

En el período de la formacion inicial es posible que esta situación se haya


vivido sofocándola, distrayéndola o reprimiéndola, sin haber conseguido,
acaso, dar la educada solución al problema. Al no ser debidamente integrada
la sexualidad y vivida normalmente la afectiuidad, esta situación puede haber
constituido un problema que ha ido lastrando la existencia de la persona,
privándola de felicidad y de integridad5.

Ya desde el inicio de la cita aparece algo que no se puede olvidar y que vendrá de
nuevo por ser la realidad para la cual se hace esta propuesta. Las personas que están
entrando a la vida religiosa son jóvenes que se encuentran dentro de una etapa llamada
adolescencia tardía. Son adolescentes porque permanecen en ellos algunos rasgos
propios de esta etapa aunque se haya dado su desarrollo físico-psíquico en una gran
proporción. Este proceso inacabado se constituye en una oportunidad o en una amenaza
según el ambiente y la formación que se les prodigue. Hay que tener bien claro que una
casa de formación no es un lugar terapéutico que da solución a conflictos estructurales
de la personalidad, pero sí es el lugar donde se siguen consolidando procesos
5
PUJOL, Op. Cit. p. 110-111.

8
inherentes a la persona como su identidad, su orientación, su capacidad comunicativa y
relacional y, además, es el ambiente donde se inician otros procesos que se pueden
expresar en ritmos, hábitos y comportamientos según sea el caso y que corresponden a
los elementos constitutivos de la vocación religiosa: lo espiritual, lo comunitario, lo
ministerial y lo consacratorio.

Al brindar una formación en la afectividad y la sexualidad no se quiere asegurar que


el individuo carecerá de problemas de esta índole, antes bien, es posible que aparezcan
algunos nunca pensados y que se ha perdido cierta tranquilidad interior, pero este
enfrentamiento es el que genera un acrisolamiento de la propia personalidad y una
manera de abordar directamente la naturaleza humana, sin temores y haciendo todo lo
posible por dominar las variables que allí ocurren.

También, suena idealista querer prever el proceso afectivo de toda la vida desde
las etapas de formación, ya que cada día se nace a nuevas formas de existir, de
amar y de sentir. Las circunstancias cambian y esto hace que el hombre tenga que
jugar el papel de resignificar sus valores, sus convicciones, sus opciones y la forma
como se relaciona consigo mismo y con los otros. Esto no contradice lo que ya se
había dicho, antes bien, respeta el misterio de la vida misma y la libertad de la
persona humana, base de su autonomía.

De otra parte, la afectividad exige del hombre una respuesta. Si ésteno la da, ella
se expresa de diferentes maneras. Aparte de las nombradas anteriormente es
conveniente recordar cómo en la vida religiosa las «compensaciones» llegan a
solucionar el problema hasta cierto punto y conducen a la persona hacia un
laberinto de difícil salida. En el juego de demanda de respuesta y de respuesta no
satisfactoria los comportamientos compensatorios se hacen más acuciantes hasta
llegar a un sentimiento profundo de frustración personal. Esto se debe a que el
objeto-sujeto (que pueden ser personas, animales, cosas, actividades, etc) sobre el
cual se vierte el afecto no tiene la conciencia o la capacidad de responder
afectivamente, entre otras, porque el afecto de una compensación es eminentemente
posesivo.

Hasta aquí dos conclusiones que van de la mano: la necesidad de una formación
que aborde directamente la afectividad y la sexualidad, y la función importantísima
que debe asumir el mismo formador.

9
La formación afectiva sentimental y sexual, tiene mucha importancia en esta
etapa del proceso de afirmacion del yo y de crecimiento por el despertar
psicológico. Además de procurarles educación sexual será muy importante
crear un clima humano en el que el despertar a la afectividad y a la
sexualidad pueda ser asumido normalmente por cada candidato mediante la
adecuada orientación de los superiores. Jamás los miedos, las prohibiciones,
los fantasmas, los prejuicios o las proyecciones deberán formar parte de los
medios de la formación... por el contrario, estas situaciones negatiuas
impiden el proceso dinámico de vivir y de asumir la propia afectividad y la
sexualidad6.

Pasando a la perspectiva idealista ya se decía que son muchos los textos que
justifican educar al hombre en la afectividad y en la sexualidad. Como más adelante se
hace un desarrollo de la afectividad desde las perspectivas psicológica, filosófica y
teológica, viene a continuación la voz de la Iglesia que no ha olvidado que lo
plenamente espiritual es plenamente humano, y no se puede llegar a lo primero
olvidando lo segundo.

Puesto que el sujeto de la formación es la persona en cada fase de la vida, el


término de la formación es la totalidad del ser humano... La dimension
humana y fraterna exige el conocimiento de sí mismo y de los propios límites
para obtener el estímulo necesario y el apoyo en el camino hacia la plena
liberación. En el contexto actual revisten una importancia particular la
libertad interior de la persona consagrada, su integración afectiva, la
capacidad de comunicarse con todos, especialmente en la propia comunidad,
la serenidad de espíritu y la sensibilidad de aquellos que sufren, el amor por
la verdad y la coherencia efectiva entre el decir y el hacer7.

La exhortación sobre la Vida Consagrada hace aportes valiosos como el anterior


para seguir enfatizando sobre lo que se ha iniciado tímidamente desde hace algunos
años como es la educación afectiva en la formación. Ahora bien, desde ya debe quedar
claro que la formación de la afectividad no se reduce a tener un programa teórico o

6
Ibíd., p.84
7
JUAN PABLO II. Vía Consecrata. No. 71. Ciudad del Vaticano: Editricie Vaticana, 1996. p.
128-129 (206).

10
didáctico sobre el tema, ni tampoco a brindar un par de lecturas que brinden
información sexual, ni tampoco señalar en el cronograma

un tiempo para desarrollar un seminario-taller con la invitación de algún


especialista... esto es importante y sirve, pero es sólo una parte del todo al cual
llamaremos en adelante proceso de formación de la afectividad que a su vez, por
estar ubicado en esta propuesta de trabajo, se constituye en un proyecto para la
formación de la misma.

Finalmente, la Perfectae Caritatis nos recuerda que la consagracion en el voto del


celibato, la afectividad y el amor en la fraternidad van unidos, además, la vivencia de
este complejo hunde sus raíces en la naturaleza humana8.

1.2 ¿QUÉ SE PRETENDE CON ESTA PROPUESTA?

De la justificación saltan a la vista los objetivos de una propuesta que quiere


trabajar la dimensión afectiva y la sexualidad en la persona que ha optado por la vida
religiosa, más aún cuando dicha persona se encuentra en la juventud y lleva en sí
misma un proceso de crecimiento en todas las dimensiones. Por eso, la formación no
debe ahorrar esfuerzos para asegurar que dicho proceso siga su marcha teniendo en
cuenta el rompimiento que ha hecho el joven para vivir un nuevo estilo de vida.

El joven es el protagonista de su propia formación. A él le corresponde centrarse


en la opción de vida por la cual quiere seguir y ayudarse de todos los recursos que
están a su disposición. Entonces, la primera tarea es el conocimiento de su sí-mismo,
de su personalidad. Es el reconocimiento de su manera de pensar, de sentir y de actuar.
Sus necesidades, actitudes y valores. La manera de responder ante determinada
situación sus mecanismos de defensa y la de sus emociones. Y su estructura yoica
determinada por su autoconcepto, autoimagen, autoestima y autonomía.

Esta tarea no olvida que a su lado hay otros-yo que tienen igual intención y, por
tanto, se conforma la estructura llamada comunidad. Visto de esta manera, la
comunidad formada por los jóvenes que inician su formación y por los hermanos que
hacen las veces de formadores y acompanantes, es una fortaleza. No es por nada que la

8
Cfr. Perfectae Caritatis No. 12. Vaticano II. Bilbao: Mensajero, 1986. p. 318.

11
formación se de en el modus vivendi de ser religioso y sea con aquellos que desde ese
momento son y serán sus hermanos.

Lo personal y relacional quedaría incompleto si la afectividad no estuviera


también orientada a Dios como el Amor Absoluto. Por Dios tiene sentido su
consagración y su misión. En Él halla la fuente de su vocación y encuentra la razón
última y fundamental del amor. A través de Él se lleva a cabo la trascendencia de lo
íntimamente personal y lo intensamente comunitario.

Hasta el momento ha quedado claro que la formación es más que un programa


de contenidos con determinado objeto de estudio, es más que un acompañamiento
individual, es más que un proceso personalizado. La formación es el ambiente y el
espacio relacional donde el y la joven descubre su personalidad y la configura para
responder propositivamente al ser religioso con las dimensiones que le son propias.
Una de ellas, sin duda la más importante porque a ella debe su nombre, es la
comunitaria y por esta misma es que tiene la posibilidad de vivir su afectividad.

Finalmente, otro objetivo primordial de la formación es favorecer la construcción de


una comunidad donde haya reconocimiento, afecto y aceptación de cada uno de sus
miembros y donde se establezcan los lazos afectivos que podrán manifestar la
posibilidad real de vivir en la fraternidad.

1.3. SEXUALIDAD Y AFECTIVIDAD


La realidad antropológica más esencial es la sexualidad que, a la vez, se
constituye en el fundamento mismo de la afectividad. Ni para lo primero, ni para lo
segundo caben reduccionismos; inclusive, hay que ser cuidadosos en cualquier
definición que se pretenda dar al respecto, siempre con la posibilidad de que existen
elementos de la sexualidad y de la afectividad que son esenciales y abarcantes.

La afectividad hunde sus raíces en la sexualidad y esta a su vez se integra


en todas las dimensiones del hombre. Cuando no se entiende esto, se hace una clara
división entre sexualidad y afectividad, causa de ciertas formas de ser patológicas que,
aunque sean comunes, no contribuyen a la realización del hombre.

12
Conservar la unidad entre afectividad y sexualidad es garantizar el puente que
unifica al mismo hombre y le permite establecer una relación sólida y sana consigo
mismo, con los demás, con el mundo y con el Trascendente.

En sintesis, este binomio es una fuerza poderosa que lleva a que el hombre se
personalice. No es gratuito que expertos en varias ramas humanistas señalen el amor
como el único camino que lleva a la plenitud y a la realización del mismo hombre.

1.3.1 ¿Qué es la sexualidad?


Definir la sexualidad es complejo por cuanto se hace necesario encontrar las
palabras adecuadas que sirvan como marco para señalar los elementos esenciales y
subyacentes a ella. Ulteriormente será posible enriquecer el concepto y el desarrollo
que viene a continuación que es una propuesta surgida desde la experiencia y el estudio
hecho a este respecto.

La sexualidad es una dimensión, es una realidad esencial de la identidad que no


tiene límites porque de alguna manera u otra influye en los diferentes niveles (físico,
psíquico y espiritual), contenidos (estructura yoica y relaciones) y potencialidades
(inteligencia, afecto yvoluntad) de la persona humana. (Véase figura 1).

13
Figura No. 1
La sexualidad parte de un sustrato que es propio de todos los seres animales
superiores: el sexo. El hombre comparte este elemento con los otros seres de la
naturaleza dándole la potencialidad para conservarse y diferenciarse de las otras
especies. Ademas, el sexo Ie confiere las dotaciones tendenciales como respuesta al
ambiente en el cual vive y se desarrolla.

Es evidente que el sexo determina al hombre y a la mujer en su totalidad, sin


embargo, en ocasiones esto queda de lado reduciéndolo a lo genital o a la posibilidad
de ser macho o hembra. Para evitar esto lo más conveniente es tener en cuenta las
diferentes categorías que posee el sexo.

Entonces, dentro de un orden secuencial podemos hablar de: 1. Sexo


cromosómico: se da en el mismo momento de la fecundación y permite la unidad en la
diferencia. Es la creación de un fenotipo único e irrepetible dentro de las ilimitadas
posibilidades que le da el genotipo. 2. Sexo gonadal: Al cabo de unas semanas, la
estructura primigenia protofemenina toma forma según el juego de hormonas que tenga

14
lugar y se constituyen las gónadas masculinas (testículos) o las gónadas femeninas
(ovarios).

3. Sexo hormonal: Donde el metabolismo cíclico de la mujer o el permanente del


hombre hacen efectiva la presencia de las hormonas para que cada organismo funcione
según su propia fisiología (estrógenos-testosterona). 4. Sexo cerebral: Por la
constitución particular del cerebro masculino o del femenino, aparecen los ritmos
diferenciales de desarrollo y las facilidades para diversos procesos (ver estudios de los
Drs. Hessel, Moir y Pert). 5. Sexo de género: Es la tarea por el cual el hombre adquiere
lo masculino y la mujer lo femenino, es la síntesis de la cultura y lo social en el
individuo.

Cada forma de expresión del sexo casi que genera conceptos diferentes, pero no
se puede olvidar que todo ellos forman parte de un único concepto. Además, es
necesario profundizar las ideas que se han presentado ya que nos son más que un
esbozo. También hay que decir que otros autores agregan otras categorías como: sexo
genital interne (caracteres sexuales terciarios), sexo genital externo (órganos genitales
externos), sexo morfológico (aspecto corporal externo), sexo psicológico (identidad
sexual o convencimiento que tiene la persona de su sexo), sexo social (conjunto de
rasgos conductuales que indican la pertenencia a determinado sexo), sexo legal (el que
aparece en los documentos de identificación) y sexo como dimensión espiritual (que
ayuda a descubrir la verdadera profundidad de la persona).

En el siguiente componente (léase la figura 1 de abajo hacia arriba), aparece el


núcleo de nuestro estudio: la sexualidad. Se dijo anteriormente que la sexualidad es la
dimensión de la persona que le permite su propia realización mediante procesos de
relación interna y externa. Por esto la sexualidad es lo humano del género y le es
propio -ya no se comparte con los otros seres-. La sexualidad hace posible la relación
de la persona consigo misma y con los demás para construir con el otro un fin
determinado.

La sexualidad empuja al ser humano a llevar a cabo tres opciones existenciales:


identidad, funcionalidad y adaptación. La palabra opción puede entenderse como
prcoceso porque lleva implícita una dinámica que conjuga varios elementos en cada
una. Mejor dicho, hay tres trilogías que dan lugar a los tres procesos antes
mencionados.

15
El proceso de identidad es la síntesis entre tradición (bagaje familiar, cultural y
social), generación (forma típica de comportamiento de un grupo de individuos en un
tiempo y espacio determinado) y genera (configuración del sexo biológico con el
psiquico y el socio-cultural).

El proceso de funcionalidad está determinado por la posibilidad que tiene el


hombre/mujer de relacionarse con el otro, hacer gratificante dicha relación en el placer
y de procrear dando lugar a un tercero como fruto del amor.

Y el proceso de adaptación se da cuando el individuo asimila las normas,


internaliza actitudes, clarifica valores y logra convivir con los que son próximos a él
según sea el contexto en el cual se desenvuelva. Aquí es donde entran a jugar parte los
valores sociales como la tolerancia, el respeto y la aceptación, y los valores
comunicacionales como el diálogo, la comprensión y la asertividad.

Ahora bien, dejar la sexualidad en este nivel sería truncar el tercer componente
al cual ella da lugar y sin el cual ninguna persona podría lograr la plenitud de su vida:
sentido. La sexualidad le da sentido a la vida porque le permite a la persona regir su
existencia en la autonomía y la autodestinación, y lograr tener conciencia de lo que es,
de lo que quiere ser y de la forma como ha de lograr este recorrido entre ser y deber-
ser.

Es necesario romper con los conceptos de sexualidad que no sobrepasan el


umbral de lo biológico y que, en el peor de los casos, sólo la conciben como
genitalidad. La genitalidad forma parte de la sexualidad pero no es lo único. Tampoco
se pretende hacer un pansexualismo pero debemos reconocer que la naturaleza humana
está determinada por la sexualidad.

1.3.2 Antropologia de la sexualidad

El punto de partida para hacer una antropología de la sexualidad es la misma


persona con aquellas facultades y potencialidades que le son inherentes y que le
permiten aprehender el mundo. ¿Qué se quiere decir con esto? Básicamente que la

16
sexualidad está fundamentada en los mismos procesos que le permiten al hombre y a la
mujer tener autonomía sobre sí mismo(a).

Figura No. 2

La persona autónoma, es decir, aquella que es protagonista de su propia vida y


que la rige dentro de un sistema valórico que asegura su propia realización, también
puede hacerlo con su sexualidad. No es por nada que muchos de los sistemas
educativos y de socialización tiendan a que la persona internalice, interiorice y
clarifique aquellos valores que la hacen responsable frente a sus actuaciones, las
consecuencias de estas actuaciones y con capacidad de proyectar su vida.

No se pretende llegar a una conclusión precipitada, pero podemos tener la


seguridad de que la autonomía es vital para la persona en cualquier grupo social. La
vida religiosa no escapa de este requisito, antes bien, debe hacerlo un fin de su
formación. Formar en la vida autónoma es formar para que el individuo, sin importar
las circunstancias de lugar, funciones, tiempos, personas, sea coherente con lo que es.

17
Entonces, la sexualidad responde a tres procesos básicos que, a su vez, son
paralelos e integrados.-pensar, sentir y actuar. Cuando se cae en el error de olvidar
alguno o de reducir el hombre a uno de ellos, es cuando aparecen las deformaciones del
mismo hombre y de la sexualidad. Por ejempio, si se hace una reducción al «hombre
que piensa» aparece el racionalismo de la vida, de la vida religiosa, de los votos, de la
consagración. Si se hace una reducción al «hombre que siente» fácilmente se cae en el
hedonismo, en el placer, en darle rienda suelta a los «instintos» y en reducir la
sexualidad a genitalidad. Y, si se hace al «hombre que actúa» se llega al voluntarismo o
a las prácticas sin sentido, a la rutina misma de la vida sin saber el porqué.

La distinción de los procesos es metodológica, pero insistimos en que la única


manera de lograr la autonomía sobre ellos es integrarlos (Figura 2). Frente a la vida y
las experiencias que le suceden a diario, el hombre que piensa accede al conocimiento,
conceptualiza y le da contenido a esas experiencias y también un significado. Como
también siente, él sabe lo que quiere y lo que no, lo que fue placentero y lo que no, esto
le permite hacer una valoración de la experiencia y darle una significación. Y como
también opta, de la decisión se desprende la actuación que tiene una orientación
específica y que le da sentido a eso que hace.

Lo anterior da lugar a dos desarrollos: el cognoscitivo y el valorativo. Es aquí


donde el hombre también puede hacer una división entre uno y otro.

Tener conocimiento del ideal pero vivir su vida con otros valores, es decir, habrá
unos valores en la razón que inclusive son defendidos en el discurso pero en la
práctica, en la vida, salen a jugar parte los valores que han recibido significado por
parte del individuo. Si, por el contrario, los desarrollos cognoscitivos y valorativos
están integrados, de la misma manera estarán los estilos cognoscitivos y vivenciales. El
estilo es la forma como se asume la vida, es la misma personalidad. Y de estos estilos
se llega a la autonomía como fin, pero que de alguna manera ha estado presente desde
el principio mismo de la experiencia.

Si todo esto se hace específico a la sexualidad, sin importar el tipo de educación


que reciba el sujeto, aquella se expresa en los conceptos, en los sentimientos y en las
acciones sobre el ser hombre y ser mujer, de la relación de pareja, de la familia, del
celibato, de la virginidad, de la amistad y de las relaciones consigo mismo. Además,
tiene que ver con los mitos sexuales, las reservas personales, la intimidad, la historia

18
afectiva, los temores, las formas de distraerse (cines, espectáculos, lecturas, imagenes)
y los objetos por los cuales se tienen aprecio.

Un programa de formación de la sexualidad y la afectividad debe caminar por


los procesos de la persona que piensa, siente y actúa. Por eso, anteriormente
afirmábamos que un programa que se queda en lo racional y el intelecto puede llegar a
ser un elemento informativo, pero no formativo. También debe favorecer el desarrollo
cognoscitivo (que es más que conocimientos sobre un determinado tema) y el
desarrollo valorativo como la síntesis de aquello que en la sexualidad posee una
significado, una significación y un sentido.

1.3.3 ¿Qué es la afectividad?


La sexualidad tiene una forma sublime de expresión que es la afectividad En otras
palabras, la afectividad es el fin último de la sexualidad. Nada saca el hombre o la
mujer con tener todas las potencialidades que le da la sexualidad si no va más allá de
aquello que también pueden experimentar otros seres que poseen una naturaleza
sexuada.

La afectividad tiene la posibilidad de hacerse dimensión en el hombre y, en


cuanto dimensión, le permite al hombre llevar a cabo un proceso de crecimiento como
contribución a su propia personalización. Aquí no se pretende hacer diferencia entre
afectividad y dimensión afectiva aunque ésta última nos recuerde que hay otras
dimensiones constituyéndose en un concepto más integrador. Sin embargo, en la
exposición que sigue a continuación se hablará indistintamente de una o de otra.

1.3.3.1 Desde la perspectiua psicológica


Erich Fromm se ubica dentro de esta perspectiva y en su obra clásica ubica al amor
como la verdadera respuesta a la existencia humana.
Pero, si es una respuesta debe haber una pregunta. Si se mira con profundidad no es
propiamente una pregunta, es una situación conflictual inherente al ser humano y que
él denomina separatidad. A propósito de ella dice «La vivencia de la separatidad
provoca angustia; es por cierto la fuente de toda angustia... La necesidad más profunda
del hombre es la necesidad de superar la separatidad, de abandonar la prisión de su
soledad»9.

9
FROMM, Erich. El arte de amar. España: Paidós, 1994. p. 19.

19
La dimensión afectiva encierra en sí misma toda la realidad del individuo como
ser que se ubica frente a sí mismo y frente al otro para salir del fenómeno de la soledad.
Es la expresión de esta dimensión la que hace que él salga de sí para lograr una unión
interpersonal, la fusión con otra persona en el amorysolucionar con plenitud el
problema de la separatidad.

Un ser humano que quiera desarrollar la dimensión afectiva debe dar ya que «el
amor es dar, esto produce más felicidad que recibir, no porque sea una privación, sino
porque en el acto de dar está la expresión de mi vitalidad»10 . La vida del hombre se
hace y se construye cuando es capaz de amar dando de sí, sin reservas ni
condicionamientos. Cuando es capaz de integrar los elementos pilares del amor: el
cuidado, la responsabilidad, el respeto y el conocimiento.

Sin lugar a duda, la dimensión afectiva como todas las dimensiones, evoluciona a partir
de ejes axiológicos que forman una sola unidad. No es acaso concebir el cuidado como
la preocupación activa po la vida y el crecimiento de lo que amamos, la
responsabilidad como la respuesta a las necesidades expresadas por el otro; el respeto
como la capacidad de ver a una persona tal cual es; y el conocimiento como el
trascender la preocupación por sí mismo y ver a la otra persona en sus propios
terminos11 lo que constituye en esencia el eje axiológico de la dimensión afectiva.

Hay quienes se han atrevido a profundizar en la dimensión afectiva la propuesta


del amor como el alma que llega hasta el rincón más insospechado del ser. Hay un
acuerdo con Scott Peck cuando proclama que «E1 amor es la voluntad de extender el sí
mismo de uno con el fin de promover el crecimiento espiritual propio o de otra
persona»12.

Aquí hay que entender la voluntad como el deseo de intensidad suficiente para
traducirse en acción. Una acción capaz de llevar a la persona humana a crecer con el
otro de manera integral. Esta voluntad es la que lleva a que la persona no mitifique la
expresión del amor dentro de la dimensión afectiva: no hay falsos romanticismos, ni
dependencias parasitarias, ni autosacrificios, ni confusión con meros sentimientos.

10
Iíd., p.32
11
Cfr. Ibíd., p. 34-37.
12
PECK, Scout M. La nueva psicología del amor. Argentina: Emecé, 1994.p. 83.

20
El hombre que posee la voluntad de amar es aquel que es capaz de comprometerse
porque:

El compromiso es el fundamento, la firme roca, de toda relación genuina de


amor... asumir compromisos es algo inherente a la genuina relación de amor.
Quien está verdaderamente interesado en el crecimiento espiritual de otro,
sabe consciente o instintivamente, que puede fomentar ese crecimiento sólo en
virtud de una relación constante»13.

Dicho de otra forma, uno de los mayores signos de madurez psicológica de un


individuo es la capacidad de compromiso y, de manera particular, en la dimensión
afectiva. El amor se hace compromiso revelando en aquellos que se comprometen la
autonomía que caracteriza a los que son hacedores de su existencia. «Dos personas se
aman únicamente cuando son capaces de vivir la una sin la otra pero deciden vivir
juntas»14.

No se puede terminar este apartado sin traer a colación a un autor que ha


experimentado en su propia vida el afán de buscar sentido a su existencia, a Viktor
Frankl. No hay equivocación si se reitera lo mencionado anteriormente cuando se dijo
que un hombre que trabaja su crecimiento en la dimensión, afectiva está asegurando el
sentido de su propia vida porque ella le permite trascender su propio yo para llegar al
otro, que dicho por Frankl aparece de esta manera:
El amor constituye la única manera de aprehender a otro ser humano en lo
más profundo de su personalidad. Nadie puede ser realmente conocedor de la
esencia de otro ser humano si no le ama. Por el acto espiritual del amor se es
capaz de ver los trazos y rasgos esenciales en la persona amada...al hacerle
consciente de lo que puede ser y de lo que puede llegar a ser, logra que estas
potencias se conviertan en realidad15.

El ente psíquico de la persona tiende al equilibrio y a la armonia cuando su yo es capaz


de extender fronteras para llegar a otro yo y construir un nosotros. Al lado de este
equilibrio aparece el estado de autorrealización que se renueva en el proceso evolutivo

13
Ibíd., p. 144.
14
Ibíd., p. 100.
15
FRANKL, Víctor. El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder, 1994. p. 110.

21
del hombre. Optar por el afecto y el amor es estar seguro de sí y llegar a brindar
seguridad al otro.

1.3.3.2 Desde la perspectiva filosófica

El hombre, ser pensante, ha dedicado innumerables espacios y tiempos para volver


sobre sí mismo y reflexionar en torno a la pregunta que ya planteaba Kant en su tetrada
filosófica: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me cabe esperar? ¿Qué es el
hombre?

Dar respuesta a este cuestionamiento existencial es abrir la ventana para que los
elementos que pueden dar luz entren por ella y vislumbren una respuesta que nunca
será acabada. Muchos de estos elementos se tejen dentro del eje afectivo porque
reflexionar en torno a lo que es el hombre es tener en cuenta esta dimensión.

Dice Martin Buber: « ¿Qué es el hombre? Respondemos la pregunta si


acertamos a comprenderlo como el ser en apertura dialógica, en cuyo «estar-dos-en-
recíproca- presencia» se realiza y se reconoce cada vez el encuentro del «uno» con el
«otro»16. Es decir, el hombre debe entenderse como el ser que es cuando entra en
relación con otro, es un ego que se inter-relaciona con un alter-ego. La posibilidad de
llegar a ser del hombre queda supeditada a la reciprocidad vivida con el otro.

No se trata de hacer complicado lo que se puede entender con palabras sencillas


y, para este propósito, se pueden enriquecer estos postulados con los de aquel que es
admirado por la profundidad de su pensamiento. Max Scheler habla claramente de la
unificación afectiva como el fundamento de sentir lo mismo que el otro, o mejor, es a
través del fundamento del amor por el cual el hombre llega a identificar su propio yo
con un yo individual ajeno.

Scheler17 acuñó una nueva significancia a la simpatía como el resultado de la


unificación afectiva. La simpatía representa una funcion originaria, última del espíritu,
que no ha surgido en absoluto por modo genético, que entra en la constitución de todos
los seres dotados de afectividad.

16
BUBER, Martín. Qué es el hombre. México: Fondo deCultura Económica, 1980.p. 151.
17
SCHELER, Max. Esencia y formas de la simpatía. Ed. 3. Buenos Aires: Losada, 1957. p.
169.

22
El hombre tiene una disposición natural para el afecto pero la afectividad es
construida a través de un sano aprendizaje del amor. No se puede llegar a creer que el
hombre trae consigo un depósito predeterminado de afecto y, que dependiendo de las
circunstancias, abre la llave para que salga ya sea de manera escasa, racionada o
abundante. Por eso no se debe malentender la palabra «dotados» como algo que viene
innato con el hombre, sino como la construcción, el crecimiento o la constitución que
hace el mismo hombre a través del tiempo.

Hasta aquí se podría pensar que los filósofos lanzan sus ideas acerca de la
afectividad hacia un plano de difícil entendimiento. Pero, no es así, ya que el mismo
Scheler lo dice de esta forma: «E1 amor sexual, aun en sus más nobles y más puras
manifestaciones pertenece radical e indeclinablemente a la esfera vital del hombre»18.
La sexualidad es existencialidad, el amor es propio del hombre, la afectividad le da
razón a su vida y la simpatía es la garantía de su propia personalización.

1.3.3.3 Desde la perspectiva teológica


Intentar acercarnos a la dimensión afectiva desde la teología es manifestar que el
hombre sobrepasa los límites de la inmanencia y se hace trascendente porque hay un
Trascendente. Cuando vemos la dimensión afectiva desde la teología cristiana hacemos
una referencia clara a Aquel que nos reveló el rostro amoroso del Padre y que fue capaz
de amar con plenitud, Jesús, el Dios que se hizo hombre como uno de nosotros y les
enseñó a los de su tiempo y nos enseña a nosotros hoy que el amor es posible y que es
la base para todo aquel que quiera ser su seguidor -y, así no lo fuera, es la invitación
para el que quiera ser Hombre-.

San Juan dice en una de sus cartas:

Queridos míos, am’emonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios.
Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha
conocido a Dios, pues Dios es amor... El que dice «Yo amo a Dios» y odia a su
hermano es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios a quien no ve, si no ama
a su hermano, a quien ve?19.

18
Ibíd., p. 151.
19
1 Juan 4, 7-8.20.

23
Lo anterior nos da claridad sobre dos ideas: la primera, que desde la óptica de la
fe, el amor es el camino que lleva al conocimiento de Dios. Conocer en el lenguaje
bíblico es compartir la naturaleza de, es decir, que amando es como el hombre llega a
vivir su imagen y semejanza de Dios. A través del amor el hombre se hace trascendente
como el Jesús que ha trascendido el tiempo haciéndose presente entre los hombres de
hoy. Y, la segunda, que el amor no es un etéreo, sino que es la expresión del hombre
que se personaliza en el mismo hombre.

La dimensión afectiva no se vierte sobre una roca, ni sobre una imagen, ni


queda en el aire esperando un mejor viento. La dimensión afectiva se construye en la
persona y se proyecta en la persona. Este es su mapa de acción. Dentro de la fe esto
cobra real sentido. Para aquel que quiera sentirse hijo de Dios o en amistad con Dios
deberá vivir en el amor con aquellos que están a su lado.

San Pablo es un convencido del amor, por eso dice que no hay nada más perfecto.
A la luz de sus escritos podemos decir que el hombre que quiera orientar su dimensión
afectiva por los caminos del amor deberá cultivar dentro de sí muchas actitudes y,
viceversa, si posee el amor se manifestará en multitud de actitudes.

El amor es paciente, es servicial y sin envidia. No quiere aparentar ni se hace


el importante. No actúa con bajeza ni busca su propio interés. El amor no se
deja llevar por la ira, sino que olvida las ofensas y perdona. Nunca se alegra
de algo injusto y siempre le agrada la verdad. El amor disculpa todo; todo lo
cree y todo lo espera20.

Después de un texto tan profundo se entiende porqué el amor hace del hombre un
ser cercano a la perfección. Frente a esto puede haber dos acciones: desilusión por la
inalcanzabilidad de la meta viendo el amor como un sueño al cual pueden acceder sólo
los santos o una actitud de compromiso por asumir dentro de la propia personalidad
cada rasgo que le puede llevar a ser un hombre de afectividad equilibrada y evolutiva.

En cuanto a la realización personal se refiere, el amor es la base que la garantiza.


Así lo expresa S.S. Juan Pablo II:

La persona es un ser para el que la única dimensión adecuada es el amor.


Somos justos en lo que afecta a una persona cuando la amamos: esto vale
para Dios y vale para el hombre. El amor por una persona excluye que se la
pueda tratar como un objeto de disfrute... Lo más esencial del amor es el
20
1 Corintios 13,4-7.

24
sincere don de sí mismo. En este sentido la persona se realiza mediante el
amor21.

Dentro de un lenguaje teológico la palabra realización va en línea directa con el


concepto de salvación. El hombre que ama profundamente está llevando a cabo su
proceso de salvación que se da bajo la gratuidad del Dios que también le ama. Esta es
la insistencia del evangelio, llegar a que el hombre descubra que en el egoísmo no se
salva ni se realiza, es en el amor donde puede lograr este cometido. Es asi como se
entiende el primer y principal mandamiento «Amar a Dios y al prójimo como a sí
mismo».

1.3.4. La clarificación de valores en la dimensión afectiva

La clarificación de valores es una acción consciente y sistemática del formador


u orientador que tiene por objeto estimular el proceso de valoración de los formandos
con el fin de que éstos lleguen a darse cuenta de cuáles son realmente sus valores y
puedan, asi, sentirse responsables y comprometidos con ellos.

Cuando una persona adquiere más seguridad y confianza en sí misma, y tiene


más claridad en sus metas, podrá enfrentarse de modo más constructivo que si no
hubiera desarrollado estas actitudes. Tendrá un mayor sentido crítico y creativo y, por
lo tanto, su influencia en el medio será a favor del cambio y hacia una sociedad más
humana. Esto es general a la persona y, por tanto, aplicable a la afectividad.

No es el momento de hacer historia en cuanto a las técnicas de clarificación de


valores y a los diferentes autores, pero es obligante nombrar a Louis Raths y a
Lawrence Kohlberg porque la exposición que se hace está basada en su aporte a la
psicología.

Es característica de la clarificación de valores la integración de pensamiento,


afectividad y acción; el objetivo es llegar a la conducta, pasando por el
sentimiento y la claridad de ideas. Es la integración de la triple visión de la
persona que piensa, desea y opta.

21
JUAN HABLO II. Cruzando el umbral de la esperanza. Bogotá: Norma, 1994.p. 207-208.

25
Raths y sus colaboradores expresaron en sus primeras colaboraciones
su intención de ayudar al desarrollo del proceso de valoración, de modo
que el individuo llegue a tener la habilidad de darse cuenta de lo que él
realmente aprecia y quiere, y así pueda actuar en conformidad con sus
propias decisiones y no quede a merced de las influencias e
imposiciones del ambiente. Se trata de que el lugar o foco de valoración
se encuentre en la propia persona y no en otros. Reconocen la
importancia que tiene en la conducta humana el nivel intelectual y la
afectiuidad pero consideran que estos dos factores no son los únicos que
determinan el comportamiento, puesto que este depende de la claridad o
confusión de las metas que se pretende lograr22.

Si una persona sabe bien los valores que mueven su vida -su vida afectiva- su
conducta será normalmente decidida, coherente, productiva; mientras que si no tiene
claridad en lo que quiere conseguir ni en los valores que lo fundamentan, su conducta
será dispersa, desorganizada e ineficaz.

La clarificación de valores debe abordar a un individuo que desde temprana


edad ha sido influenciado por tres ambientes que, en no pocas ocasiones, le han
bombardeado mensajes contradictorios y con metodologías completamente diferentes:
La familia, la escuela y la calle. Estas inciden en el proceso de valoración que ocurre
en la persona que se va desarrollando poco a poco.

La familia transmite normas de conducta bajo la concepción de que los padres


son los que poseen la experiencia y saben lo que conviene a sus hijos y lo que no
conviene. Ellos deciden por sus hijos desde lo más ínfimo hasta lo más trascendente.
En la parte afectiva los padres son manipuladores y «vendedores» del cariño hacia sus
hijos: «Si no haces tal cosa entonces no te quiero»...«Tú debes lograr tal meta porque
así me darás una gran satisfacción por todo el esfuerzo que he hecho por ti».De un
modo inconsciente los hijos van aprendiendo a responder a las necesidades y
sugerencias de los demás.

La escuela hace otro tanto a través de sus propios medios. La vida se normatiza
y se regula hasta el extremo. La obediencia es una verdadera virtud y la aplicación en
22
PASCUAL, Antonia. Clarificación de valores y desarrillo humano. Madrid: Narcea, 1988.
p. 34.

26
la adquisición de contenidos es el mérito. Las relaciones entre profesores y alumnos
son frías y funcionales. El afecto es algo que puede llegar a ser mal visto si llegara a
ocurrir. Por ejempio, el joven no tiene derecho a sentir ni a expresar emociones. Si ríe
es un burletero, si llora es una «nena», si grita es un revolucionario, si saluda a su
compañero con afecto es «un tipo raro», pero si lo hace fuertemente es un «patán». La
escuela es el mundo de las contradicciones afectivas.

Y la calle hace una propuesta diferente a través de mensajes y signos diversos.


Es el mundo de lo permitido, de lo fascinante por descubrir, de las experiencias
novedosas, de los caminos que en muchas ocasiones no tienen ruta de vuelta y de los
retos para los que no tienen condencia de quiénes son y qué quieren. En este ambiente
se «vende» el amor a quien lo pueda comprar; se promulga el placer como fin y se
prodiga el disfrute del otro sin más compromiso que el beneficio metálico que pueda
otorgar.

Estos ambientes crean en el individuo tal confusión en su mente que se hace


necesario clarificar los valores que regirán su vida, que le darán autenticidad y que le
darán sentido a su propia vida. Más todavía si dicho individuo ha optado por la vida
religiosa en donde se necesita que haya un sistema de valores que sostenga cada
decisión y cada actuación, sobre sí mismo y sobre los demás.
Raths23 señala como exigencias de la clarificación de valores:
1. Seleccionar libremente
2. Seleccionar entre varias alternativas
3. Seleccionar después de la cuidadosa consideración de las consecuencias de
cada alternativa
4. Apreciar y disfrutar la selección
5. Afirmarla
6. Actuar de acuerdo con la selección
7. Aplicarla repetidamente en nuestra forma de vida

El objetivo primordial de la clarificación de valores en la dimensión afectiva es


el desarrollo de los procesos de valoración que le lleven a tomar decisiones libres
teniendo en cuenta alternativas y consecuencias, y que lleven al compromiso de la
acción. Esto implica que el individuo tome contacto consigo mismo dando lugar a su

23
RATHS, Op. Cit. p. 30.

27
autoconcepto y autoestima, se abra a su propia experiencia y se escuche para darse
cuenta de lo que realmente quiere porque es autónomo.

Clarificar los valores en la afectividad lleva a que la persona pueda responder


vitalmente a preguntas como: ¿A quién quiero? ¿Por qué quiero? ¿A quién amaré?
¿Qué compromiso asumiré? ¿Qué destino daré a mi sexualidad? ¿Bajo qué valores
fundamentaré mis lazos afectivos? y otras que buscan dar sentido a la persona que ama
y que es amado dentro de la vida consagrada porque en esta opción también se vive la
afectividad.

CAPÍTULO 2
INTEGRACIÓN DE LA SEXUALIDAD Y LA AFECTIVIDAD Y SU

28
RELACIÓN CON EL PROYECTO PERSONAL DE VIDA

2.1. SEXUALIDAD INTEGRADA

A través de los últimos tiempos las diferentes escuelas psicológicas han


venido haciendo sus propuestas de comprensión de la sexualidad yla manera como
ésta se relaciona con la persona humana. De una forma especial es necesario reconocer
el aporte que hace Freud y el psicoanalisis, y de ahí en adelante Addler y Jung. Aquí
no se pretende hacer una exhaustiva revisión bibliográfica ni la evolución del
pensamiento psicoanalítico, sino recoger dos conceptos que fueron adoptados por la
vida consagrada para llegar a un tercero que no es del psicoanalisis sino de la escuela
existencialista-humanista.

2.1.1 Represión de la sexualidad

Durante mucho tiempo, aunque no de manera explícita, la represión fue la forma como
se trató la sexualidad y sus fenómenos. Pero, ¿qué es la represión? Es un mecanismo
de defensa por el cual el individuo excluye de la conciencia contenidos psíquicos
(ideas o impulsos) con el fin de evitar el ansia. Se puede excluir lo que una vez era
consciente o también sofocar ideas y sentimientos antes que puedan llegar a la
consciencia24.

La represión es el mecanismo más fuerte y por eso, de alguna manera se enlaza


con otros mecanismos que también le refuerzan como: el desplazamiento (dirigir el
afecto a un objeto diverso en el cual se descarga el mismo afecto); la intelectualización
(uso defensivo de la razón para convencer a los otros de la legitimidad de su vivencia);
la racionalización (adaptación de la realidad a los propios impulsos y opiniones); la
compensación (esfuerzo psíquico para contrarrestar las carencias); y la formación
reactiva (expresión de pensamientos, afectos, o comportamientos opuestos al impulso
subyacente).

Aunque un mecanismo de defensa es inconsciente, las ideas que el sujeto hace


circular en su cabeza lo hacen consciente, lo mismo que las estrategias que se le
proponen o él mismo se autopropone para controlar la sexualidad. El control es la
palabra clave que tiene como significado la «dominación» de aquel «monstruo
24
Cfr. CENCINI, A y A, MANENTI. Psicología y formación. Estructuras y dinamismos. México:
Paulinas, 1985.p. 336.

29
dormido» que en algún momento, el menos esperado, puede despertar y hacer trizas al
hombre débil, casi incapaz frente al instinto sexual.

En palabras más específicas se habla de la continencia como virtud, el no


sucumbir a la «carne» mientras el fuego del placer abrase el cuerpo frente a un espíritu
que debe ser más fuerte. La sexualidad es mirada con miedo y la continencia tendrá
gratificación algún día. La castidad es un sacrificio (con mortificación de los sentidos).

El conductismo hace sus recomendaciones para lograr el «control» de la


sexualidad y para ello nombra algunas estrategias como el control del medio (v.gr.que
haya frases e imagenes «sanas» en el lugar de trabajo o de descanso y no aquellas que
estimulen al placer); el control de estímulos discriminativos (v.gr. romper con aquella
compañía que por su forma de hablar o vestir es excitante); el autoregistro (para hacer
reconocimiento de los logros virtuosos obtenidos cada día); y el autorefuerzo (v.gr. la
repetición de alguna frase como principio de vida en la pureza o dignidad). No se
pretende descalificar estos medios porque pueden resultar válidos, pero por su
naturaleza mecanicista demandan demasiada energía de la persona humana y en algún
momento se entrecruzan con la moralidad que, a su vez, en no pocos casos, genera
individuos escrupulosos y con poca capacidad de aceptación y perdón cuando se falla.

El mismo Freud hace caer en la cuenta en su explicación de la represión que


existen las memorias de lo reprimido haciendo que la excitación sexual originaria al ser
revivida encuentre un nuevo canal que le permita manifestarse en forma de algún
síntoma neurótico. Es por esto que fue necesario dar un paso más y hablar de la
sublimación de la sexualidad descargándola del matiz negativo que le daba la
represion.

2.1.2 Sublimación de la sexualidad

La sublimación es el proceso mediante el cual impulsos inaceptables (sexo y


agresividad) son canalizados hacia metas superiores, personal y socialmente
aceptables, encontrando así su satisfacción25. Dentro de la sublimación juega un papel
importante la gratificación que es el fin del impulso natural, pero cambia el objeto de
afecto. Este mecanismo que difícilmente se ubica en el plano de lo inconsciente es
usado casi por todos y se extiende a todas las actividades.

25
Cfr. Ibíd., p. 339.

30
Dentro del contexto de la vida religiosa, Javier Garrido263 ha diferenciado la
sublimación de dos formas: la sublimación-trasvase donde se da una especie de
transferencia y Dios sería el símbolo del objeto-afecto humano; y,la sublimación
cultural donde se subordina la satisfacción del placer inmediato en aras de una
gratificación (que corresponde a lo expuesto anteriormente).

La creatividad es un elemento importante dentro de aquel que quiera vivir una


sexualidad sublimada ya que en ella pone en juego todo su ser personal haciendo que el
fruto de su dedicación le produzca alegría y placer. El lenguaje de la sublimación tiene
otra naturaleza y otras formas de presentación -positiva, tal vez, comparada con el de la
represión. Por ejemplo se habla de «renuncia por...», de la satisfacción que produce
cuando alguien se entrega a una misión noble, de la canalización positiva de energías y
del encumbramiento de la misma persona hacia sus propios ideales.

Pero, el mismo Garrido hace caer en la cuenta del peligro que tiene sublimar la
sexualidad cuando se pretende llegar a ideales inalcanzables y comprometiendo la
afectividad.

Si esta se engaña y encubre motivaciones sospechosas, la sublimación puede


transformarse en mecanismo neurótico de defensa, muy difícil de atacar:
rigidez perfeccionista, delirio de autogra.deza, derivaciones subrepticias de
las pulsiones (obsesiones sexuales, fobias...), intolerancia ideologica, etc.
Caben formas más suaves: pasividad y dependencia, incapacidad de entrega
afectiua, manipulación de personas jugar a gratificaciones indirectas
(fantasías, flirteos...), etc.27

La vida religiosa no escapa a esto y por eso se proponen cuatro elementos básicos
para que la sublimación tenga éxito -si se permite la expresión-: en la línea del yo, una
autoafirmación; en la línea de tú, estableciendo relaciones personales equilibradas; en
la línea de la misión, construyendo la cultura; y en la línea del Trascendente, el amor a
Cristo.

26
GARRIDO, Javier. Grandeza y miseria del celibato crisitiano. Santander: Sal Terrae,
1987.p. 109.
27
Ibíd.,p. 115.

31
De todas formas la sublimación sigue siendo un concepto que se queda corto
frente a la sexualidad y no se piense que es por ser del psicoanalisis, ya que el mismo
Ackerman, psicoanalista puro, le hizo la crítica a Freud diciendo que éste no
comprendió la fuerza creativa del amor, que se escapa de la líbido, y no depende
necesariamente de este monismo impulsivo.

2.1.3 Integración de la sexualidad


Necesariamente tendremos que salir del psicoanalisis introduciéndonos dentro
de la rica propuesta que hace la psicología humanista. Desde un tiempo para acá se ha
venido hablando de que el hombre debe integrar su sexualidad y, mucho más, el
religioso. Esta postura parece resolver las inquietudes que se derivaban de la represión
y la sublimación.

Se entiende por integración la manera por la cual un elemento viene a formar


parte de una totalidad. Esto significa que dicha parte tiene un valor en sí misma cuando
es vista dentro del universo. Es decir, no permite ser desechada, ni marginada, ni
absolutizada. Llevado a la sexualidad, ésta no puede dejarse de lado por el "peligro"
que representa ni tampoco debe ser absolutizada como lo único, lo esencial o lo
valedero.

A manera de presupuesto no podemos olvidar que la persona humana es quien


integra la sexualidad a su ser dándose una manera específica de ser hombre o de ser
mujer. Pero, ¿quién es la persona humana? Viktor Frankl28 lo desarrolla
espléndidamente en su ensayo «Diez Tesis sobre la persona» y dice acerca de ella: 1.
Es un indiuiduo, no admite partición, no se puede subdividir porque es una unidad; 2.
Además de ser in-diuiduum, es in-summabile, es decir, tampoco se puede agregar
porque es una totalidad; 3. Cada persona es absolutamente un ser nuevo, un nuevo yo;
4., La persona es espiritual hallándose en contraposición con su ser psicofísico; 5. Es
existencial, significa que no es fáctica ni pertenece a la facticidad. Es un ser facultativo
que existe de acuerdo con su propia posibilidad para la cual o contra la cual puede
decidirse. 6. La persona es yoica, o sea, no se .haya bajo la dictadura del ello; 7. La
persona brinda unidad y totalidad desde sus componentes físico-psíquico-espiritual; 8.
La persona es dinámica justamente por su capacidad de distanciarse de su ser físico-
psíquico para manifestar lo espiritual; 9. Es capaz de trascender y de enfrentarse a sí
mismo; y lO. La persona no se comprende a sí misma sino desde el punto de vista de la
trascendencia y esta se da cuando el hombre tiene un sentido para su vida.

28
FRANKL, Víctor. La voluntad de sentido. Barcelona: Herder, 1994. p.106 ss.

32
En el quinto presupuesto subyace la diferencia entre la psicología existencial, la
psicología psicoanalítica y la psicología individual. Porque la primera, a diferencia de
la segunda que aspira al placer y deja al hombre que sea impulsado por la líbido y a
diferencia de la tercera que le da supremacía al condicionamiento social, pone su
centro en los valores. Y, además, enfatiza que ser hombre es ante todo ser libre y
responsable.

De lo anterior se infiere que la sexualidad no es contraria al ser de la persona


humana, sino que forma parte de ella. El hombre que Integra su sexualidad comienza
por integrar su corporalidad que de alguna manera es lo más sensible de la sexualidad.
No la niega, ni la ignora, ni la rechaza. Reconoce la enorme potencialidad vital que hay
en ella. Y, aunque haya algo que se escape de los límites de la voluntad (procesos
límbicos y del mesocórtex y arquicórtex), la sexualidad puede ser orientada bajo el
principio de la autonomía.

En la expresión hacia los otros, la persona que ha integrado su sexualidad se le


ve natural y sin tensiones ni ansiedades frente a las personas del sexo opuesto o del
mismo sexo. Antes bien, considera que es posible la amistad heterosexual -y
conveniente- para participar y compartir la otra manera de posicionarse frente a la vida
y al mundo. La intencionalidad de las relaciones está caracterizada por la lucidez, la
igualdad y la autenticidad. A propósito de la intencionalidad, la persona misma conoce
en su interior que le mueve a establecer lazos afectivos con determinada persona y es
este conocimiento el que le permite saber lo que le es conveniente a sí misma y al otro.

En síntesis, para no olvidar algo que es esencial, la integración de la sexualidad


tiene como fruto la libertad interior que se refleja en alegría, paz, afecto,
responsabilidad, intimidad y profundidad. Hay una capacidad de amarse a sí mismo y a
los demás con un amor desinteresado y Fiel. Hay nobleza y anchura de corazón -lejos
de un afán de apegos y posesividades-.Hay una fe que da lugar a una afectividad que
alimenta el espiritu y acerca a Dios para fortalecer la alianza que se ha hecho con Él.

Que no suene extraño lo dicho hasta aquí porque es posible. No es necesario


sacar a relucir los nombres de los santos porque tiene el riesgo de alejar lo expuesto.
Basta mirarse a sí mismo y responderse con la mano en el corazón «¿Qué he hecho de
mi sexualidad? ¿La he reprimido, la he sublimado o la he integrado?» Reconocer el
lugar donde nos encontramos es saber los pasos que debemos dar para lograr lo que

33
queremos. En condiciones normales -no hablamos de psicoterapia-, el hombre está en
la posibilidad de lograr la integración de su sexualidad con sus propios recursos y
desde su estado de vida.

El celibato tiene unos presupuestos psico-afectivos29 que no serían otros que los
rasgos que revelan una sexualidad integrada.

- Autenticidad: Esta comienza con la decisión de tomar la vida en las propias manos y
se alimenta de la conciencia de ser, de no tener miedo a la verdad. La autenticidad
permite al religioso basar su afectividad en la alianza de amor entre el, Dios y sus
Hermanos y va más allá del cumplimiento de unas normas.

- Interdependencia: Es el resultado de integrar dependencia e independencia. Cuando


esto no se hace se cae en la una o en la otra. La dependencia se da cuando se refuerza el
rol de la autoridad, en las relaciones hay actitudes pasivas, cerradas y posesivas, y se
necesita de una persona que apruebe y dé seguridad. Se cae en la independencia cuando
hay un miedo a la dependencia y por eso se evita la relación interpersonal, no se sabe
hablar de sí mismo ni se expresan los sentimientos.
Hay interdependencia cuando la persona se deja querer y quiere, no exige y recibe con
gozo lo que le dan. Se siente gratificada y a la vez puede sacrificarse por algo o por
alguien. Reconoce que es importante para los otros y que los demás también son
importantes para él. Cada relación lleva implícita un compromiso con el cual puede
crecer y hacer crecer.

-Desinhibir y personalizar el propio cuerpo: En la vida religiosa no se niega la


corporalidad sino que se vive dentro de una forma particular de relación. Dicho de otra
forma, es la parte de mi-ser-persona que me permite comunicarme con los otros. A
través del cuerpo puedo sentir los afectos de los demás. Comprender esto es difícil ya
que cargamos con nosotros el dualismo platónico que nos lleva a disociar el cuerpo
considerándolo como una amenaza para el celibato. Integrar el propio cuerpo es no
moralizar las pulsiones, no se trata de definirlas como buenas o malas, sino de saber
que son propias.

El cuerpo nos permite ser persona porque nos da identidad. Es la forma de ser
hombre o de ser mujer en el mundo. Es lo visible de la sexualidad conel cual puedo
llegar a conocerme y a conocer a los demás. Inclusive, a través de la corporalidad
sexual y el hombre desea afectivamente a la otra persona. Si esto no se da, hay un
rompimiento que lleva a la persona a una dicotomía entre el ser ideal y el ser objeto.

29
Cfr. GARRIDO. Op. Cit. p. 99-107

34
- Integración de la pulsión de agresiviuidad-autoafinnacion: Aquella energía vital
de la cual hablaba Freud, la líbido, que emerge desde lo más profundo de la persona
debe ser integrada al proceso de afirmación. La persona que no logra este cometido
hace de ella una fuerza que le «quema» expresándola en la agresión al otro. Dicha
agresividad puede ser pasiva o activa y busca la reafirmación inadecuada del individuo.
Tendencia a la misoginia, machismo-feminismo, neurosis obsesiva, compulsiva o
depresiva, o ataque frontal a aquello que siente quitarle piso a su identidad. La
autoafirmación se da en el equilibrio interno y externo, y en la aceptación del sí-mismo
y del otro.

- Vivencia significativa del tú: Ya se ha dicho anteriormente que la persona -aún mas, la
que opta por la vida religiosa- tiene la oportunidad frecuente de relacionarse con otras
personas. Es la relación ego-alter-ego que le permite ser persona, según Buber. Por eso,
si el tú se hace significativo, está abriendo camino para su propia realización y del otro.

No son pocos los casos en los que, por motivos interiores (miedos, inseguridad y
dependencia) y por la dinámica de las comunidades religiosas donde son frecuentes los
cambios de comunidad y de lugar de trabajo, el consagrado puede llegar a un
agotamiento relacional. Pierde fuerzas para volver a empezar, construir comunidad e
iniciar nuevas relaciones de amistad. Esto lo hace apático a lo humano y se encierra en
las cosas. Lo que hace cobra más valor que las personas con las cuales vive. Esto es lo
que hay que evitar comprendiendo que la significatividad no acaba en la no-presencia
del otro con el cual se ha relacionado. En cambio, si su corazón es fuente de amor, cada
tu que irrumpe en su vida será una oportunidad para extender su afectividad en una
experiencia siempre diferente porque cada persona es única y singular.
- Dramática existencial: La grandeza del hombre incluye su finitud porque responde a
una inmanencia que no niega la trascendencia. Esta finitud le da límites a la libertad y
por ello el hombre debe responder a unas leyes universales y naturales de las cuales no
puede salirse, si lo hiciera su existencia menguaría o acabaría. También dicha fIe da al
hombre la experiencia de la frustración, de sentir que en muchas ocasiones la vida no
se da como quisiera por más que ha puesto todo lo que está a a su alcance.

Asumir la frustración como una experiencia para su crecimiento y madurez es


integrar la dramática existencial. Saber que su vida depende de las decisiones que él
toma porque es autónomo, pero también reconocer que la actuación y las decisiones
del otro también lo afectan positiva o negativamente. Todo está en la forma como
asume los acontecimientos que se dan, que lo interpelan, que lo confrontan o que lo
desestabilizan (muerte, duelo, enamoramiento, fracaso laboral, etc.)

35
- Integracion de la soledad: Cualquiera que sea el estado de vida la persona se ve
enfrentada a vivir la soledad. Se puede hacer la diferencia entre el estar solo y el
sentirse solo. La primera responde más a una situación espacio-temporal en donde no
hay presencia visible de un «tú». La segunda es la situación dada por la falta de
experiencias significativas con un «tú» teniendo el sentimiento de abandono.

Sin pretender ser minimistas, la soledad del que ha optado por la soltería es
diferente a la del que ha optado por vivir en pareja y del que se definió por la vida
religiosa. En los dos primeros estados de vida la soledad se da y se entiende -aunque
no se acepte- porque en la soltería no hay un «tú» y en el segundo sólo hay un «tú» (no
se hace alusión a las muchas posibilidades que se pueden dar en uno y otro caso
resultado de una manera de concebir la libertad, el compromiso y la fidelidad, y que
son la carta de cada día en estos tiempos postmodernos).

En la vida religiosa se vive una de las paradojas más particulares: sentirse solo sin
estarlo. Parece increíble, pero es real. El religioso deberá aceptar aunque viva en
comunidad con otras personas, compartiendo un proyecto común, unidos por el mismo
carisma, responsables de la misma misión, compartiendo la misma espiritualidad y
estando bajo el mismo techo, tendrá la experiencia de la soledad. Deberá asumirla con
tranquilidad y dar un paso ineludible, encontrar la presencia de Dios en ella. De no
hacerlo vendrá el ostracismo o el escapismo en una desmesurada vida social que luego
irá en detrimento de la misma fraternidad.

Más adelante vendrán algunas pistas para iluminar este punto que es de suma
importancia, pero no se debe considerar que optar por la vida religiosa es optar por la
soledad, no es así. En realidad, la soledad es una experiencia existencial de toda
persona humana.

2.2 EL PROYECTO PERSONAL DE VIDA

2.2.1 ¿Qué es el proyecto personal de vida?

El Proyecto Personal de Vida se entiende como el núcleo central de sí formado


por los valores en torno a los cuales va estructurándose la identidad de la persona. Tal
núcleo manifiesta la cualidad de vida que la persona persigue como un bien necesario o
en gran manera útil. El proyecto está constituido, en consecuencia, por el conjunto de
cosas o realidades que son importantes para la persona, por sus valores y por su modo

36
de vida. El proyecto de vida no es un esquema abstracto de ideas que embridan o
atenazan las iniciativas que permanentemente brotan en la vida; no predetermina nada
ni es carril obligatorio.

El Proyecto de Vida llega a poseer cierta naturaleza intuitiva que deja


vislumbrar el desarrollo futuro, una hiptesis, un interrogante, una invitación, sobre
todo un sentido que dar a la vida, un esbozo de respuesta a los grandes
interrogantes existenciales: ¿Por qué he venido al mundo? ¿Qué sentido tiene la vida
y la muerte? ¿Cuál es el sentido del universo que me rodea?30

2.2.2 Propósito del proyecto de vida


El Proyecto de Vida puede ser una clave eficaz dentro del proceso de ser persona. Un
Proyecto Vital visto a simple vista tiene un triple propósito:

1. Un propósito en el presente: El Proyecto de Vida es la ubicación del individuo en un


hoy. Es el eje central, el punto de apoyo alrededor del cual la personalidad va
construyéndose, estructurándose como principio unificador de las propias aspiraciones.
Se constituye en un |punto sobre el cual se comienza a caminar con sentido.]

2. Un propósito hacia el futuro: La palabra Proyecto revela esta intencion, pro: hacia
delante, a favor de; yectar: lanzar, dirigrse a. El Proyecto de Vida genera una tension
hacia el future, pone de relieve las expectativas del porvenir, exige y ayuda a buscar
una orientacion para la propia vida. Es el marco teleologico del crecimiento propio.

3. Un propósito de identidad: El proyecto exige el descubrimiento del propio yo bajo


un profundo conocimiento de la historia personal. Aquel que es capaz de establecer su
Proyecto de Vida hace uso de su autonomía y su libertad, se compromete consigo
mismo para que el ideal se haga realidad y se constituya como hacedor de su vida sin
olvidar que es un ser en relación.

Además, si el proyecto de vida es un factor que contribuye la construcción de la


personalidad, tenemos que decir que el Proyecto de Vida evita que el hombre sea presa
del impulso o del condicionamiento. Hace que se enfrente con su vida y le busque
sentido. Descubre valores que le atraen y se deja guiar por ellos.

30
Cfr. SOVERNIGO, José. El proyecto de vida. En busca de mi identidad. Madrid: Sociedad
de Educación, 1990. p. 46-47.

37
El Proyecto de Vida favorece la integración de dos elementos que pueden ser
distantes: El yo real y el yo ideal. El yo real se puede entender como lo que yo soy
ahora, la situación personal del individuo: valores, defectos, los problemas que tiene,
su historia compuesta de acontecimientos, experiencias, equivocaciones y conquistas.
Y el yo ideal representa lo que yo quiero ser, el motivo por el cual se vive, las metas
propuestas para ser hombre en las circunstancias adyacentes. Elaborar un Proyecto de
Vida conlleva por eso mismo, partir de lo que uno es y concretar poco a poco lo que se
ha de ser.

2.2.3 El proyecto personal de vida y los valores

La base axiológica es el alma sobre la cual se cimienta el Proyecto de Vida. Por


eso, hablar de Proyecto de Vida es hablar de valores constituidos |dentro de un sistema
propio lo que, a su vez, hace la diferencia entre un proyecto y otro. Conviene poner de
relieve, ante todo, que un Proyecto de Vida no es igual para todos y no todo enunciado
de valores constituye un auténtico proyecto válido. Existe una notable variedad de
proyectos según la diversidad de valores y del tipo de personalidad que los encarna.

El sistema de valores da sentido a los actos de cada dia haciendo que el


Proyecto de Vida otorgue al individuo confianza y esperanza en las dificultades y lo
haga libre y protagonista ante los condicionamientos de la sociedad.

El Proyecto deVida es la concreción de valores en una persona. Es hacer que


estos tengan sentido y se expresen vivencialmente. Es la interiorización y
afianzamiento de los valores dentro de un orden que generan actitudes y
comportamientos con razón de ser.

Los valores que ha clarificado un individuo son su sistema de abordaje de la


realidad. Cuando se establece el Proyecto deVida se está respondiendo,
indudablemente, a la pregunta ¿Cuáles son los valores que le dan sentido a mi ser y a
mi qué-hacer? Revelación particular del sistema valórico f rente a sí mismo, f rente a
los demás y f rente al entorno.

«E1 proyecto es la ordenación inteligente de la dinámica de crecimiento en los


valores. En y según el proyecto se da el cultivo de los mismos. El proyecto está

38
determinado por los valores que se pretende alcanzar. Se hace proyecto para conseguir
valores. El sentido de los valores es correlativo al sentido humano y cristiano de la
dignidad de la persona»31. Los valores aseguran que la persona no llegue a un vacío
existencial, al contrario, que alcance una dignidad.

2.2.4 El proyecto de vida, sus dimensiones e identidades


Lo que viene a continuación no es una contradicción a la consideración hecha de
manera fehaciente de considerar al ser humano como un todo. |El es una integralidad
en la cual se entrelazan de manera armónica y sin dejar límites los diferentes aspectos
de su ser. Aunque parezca paradójico, se hace una presentación de dimensiones no para
dividir sino para apreciar el valor que tiene cada una de las partes.

Si se va de lo general a lo particular es necesario preguntarse primero por el


hombre universal, su proyecto y sus dimensiones. Para ello hacemos referencia al
desarrollo hecho de manera más amplia en nuestro libro «La afectividad en el proyecto
personal de vida»32 y que nos sirve para encauzar nuestra reflexión sobre lo específico
de la vida religiosa.

Hay cuatro dimensiones que aseguran la solidez y la unidad del Proyecto de


Vida: Dimensión profesional, dimensión política, dimension afectiva y dimensión
trascendente.

Al nombrarlas en este orden no se está proponiendo en ningún momento que


esta sea la secuencia para crecer en cada una de ellas. Las cuatro se van dando
simultáneamente porque las cuatro forman un sistema en la que es imposible incidir en
alguna y no incidir en las demás. Si se afecta una de ellas de inmediato las otras
también se afectan.

LA DIMENSIÓN PROFESIONAL

Pareciera que una sociedad donde el sistema capitalista neoliberal rige las vidas
de las personas, de las instituciones, empresas y macro-grupos humanos, la dimensión
profesional fuera la más importante. De hecho, muchos proyectos de vida se han

31
MARTÍNEZ, Mariano. Cmf. Los proyectos personales y comunitarios. Madrid:
Publicaciones Claretianas, 1992. p. 61.
32
Cfr. MEZA, José Luis. La afectividad en el proyecto personal de vida. Bogotá: Libros y
Libres, 1996.

39
reducido a esta dimensión haciendo que la persona busque afanosamente
oportunidades para estudiar una carrera, para encontrar un trabajo y para ganar dinero.

A este respecto es fácil encontrar instituciones educativas que han generado todo un
proceso de orientación profesional para los jóvenes que cursan sus últimos aos de
secundaria. Aparecen psicólogos, orientadores, test de aptitudes, charlas con
profesionales-.etc, para asegurar que cada individuo tome la mejor opción de acuerdo
con sus capacidades y limitaciones. La dimensión profesional no puede absorber la
fuerza que tienen las demás dimensiones. No puede hacer del sujeto un homo-faber
que reduce su existencia a hacer... hacer para ganar... y subsistir.

La dimensión profesional hace referencia a los valores del trabajo y al desarrollo


de las cualidades del hombre. El trabajo y la profesión no pueden ser considerados
como un medio de supervivencia. El trabajo debe ser la tarea que al ser desarrollada
produzca realización, satisfacción y felicidad. El dinero no puede ser el fin del trabajo,
sino la consecuencia de la propia realización y la contribución al progreso personal,
social y cultural.

De la palabra profesión surge la acción de profesar y «profesa» aquel que se


consagra a algo dejándose apasionar por lo que hace pero sin ser absorbido. Vibra en su
corazón cuando logra hacer lo que quiere porque vierte en su trabajo grandes dosis de
creatividad, ingenio, objetividad, ciencia, humanismo y entrega. Lejos de él cualquier
automatización de su quehacer que lo lleve a perder su sentido llegando a una
rutinización inacabable.

LA DIMENSIÓN POLÍTICA
Cuando se menciona una dimensión de esta naturaleza no se hace referencia a
los movimientos políticos, ni a pertenecer a un partido político, sino que se refiere al
espíritu que impulsa cualquier acción política del hombre: el que lleva a hacer de él un
sujeto que se interrelaciona con los otros para buscar el bien común de todos.

40
Dentro de la dimensión política se encuentran los valores del servicio, la
solidaridad, el compromiso, la honestidad, el respeto por el otro, la tolerancia y todos
aquellos que hacen que el hombre pueda vivir en la sociedad de la cual forma parte.

El hombre no es una isla y, por tanto, no se puede quedar en un «mi vida, mi


estudio, mi trabajo, mi casa...» debe ser capaz de abrir las fronteras de su yo para
descubrir que otros tienen los mismos derechos y que deben ser respetados aunque no
haya lazos afectivos que los unan.

Los valores de lo político hacen del joven un sujeto crítico frente a las
situaciones que se le presenta al grupo social del cual forma parte. Se habla del grupo
social sin determinar su extensión porque puede ser tan grande como lo conciba la
conciencia política que tiene el individuo que pertenece a ella. En un nivel mínimo
podríamos hablar de familia; si ampliamos un poco, pasaríamos a considerar el sector,
el barrio, la ciudad, la región, la nación o el mundo.

El hombre debe ser consciente que cualquier cosa que haga o deje de hacer
afecta positiva o negativamente a los otros en los diferentes niveles. Ese hacer puede ir
desde un sembrar un árbol hasta dar un voto, o desde tirar un papel a la calle hasta
colocar una bomba en un sitio transitado.

LA DIMENSIÓN AFECTIVA
Los valores de la dimensión afectiva tienen que ver con el conocimiento de sí
mismo y el valor de la vida, la autoimagen, el autoconcepto, la autoestima y la
autonomía. Además, el valor que un individuo da a su existencia y a la existencia de los
demás.

El amor por la vida tiene que ver con la sexualidad, suya y la del otro. La
afectividad se pone a prueba en las diferentes expresiones de la sexualidad que se dan
en las situaciones de la vida cotidiana como la identidad sexual, los roles sexuales, el
noviazgo, el embarazo no deseado, la posibilidad de aborto, la droga, las conductas
sexuales excepcionales, el acoso sexual, etc.

Todos somos conscientes que la vida está llena de decisiones que se dan en cada
momento, pero las decisiones que se toman en la vida afectiva - a, nuestro parecer- son

41
las más trascendentales de todas. De hecho, el éxito en esta dimensión genera en la
persona una sensación de plenitud y realización. O, lo contrario, las «embarradas»
afectivas han llevado a la consumación total, la depresión, el suicidio como "solución"
extrema o a un giro de 180 grados en el proyecto personal de vida.

Valdría la pena preguntarse cómo vive un hombre que se siente amado y que
ama. ¿No es acaso un hombre que se vuelve altamente productivo? que piensa en el
bien del otro? que es comprensivo, optimista y alentador? Que tiene un espíritu en paz
y alegría, y estrecha sus lazos con el Dios de su fe? Pero, yendo al otro extremo, cómo
vive un hombre que no ama y se siente rechazado por el otro - o en el peor de los casos,
odiado-. ¿No es aquel que reniega de lo que hace? que se vuelve neurótico en la
sociedad? Que se siente solo y abandonado? que no tiene metas o ideales? que hace de
Dios una blasfemia?

LA DIMENSIÓN TRASCENDENTE

La dimensión trascendente, sin duda, forma parte del proyecto vital de una
persona. Esta convicción está fundamentada en la fe que profesa el hombre y que
anima su vida, Es la convicción del hombre como ser perfectible que se mueve dentro
de la continua inmanencia-trascendencia: un hombre que está sujeto al tiempo y al
espacio y un hombre que transpasa los límites que ponen estas dos variables.

Darle un sentido trascendente a la vida es aceptar que ella tiene un componente


espiritual compartido por un Ser superior al que consideramos Padre del cual
procedemos y al cual volvemos. Dentro de una perspectiva teológica cristiana este Dios
Padre es amor y por eso perdona al hombre, lo acompaña, lo guía y lo conduce a Él,
pero, no se confunda, respeta su libertad como don que legitima su naturaleza.

Es el hombre quien, a través de su libertad, hace amistad con Dios desde su


propia situación y desde esta vida. Por eso, esta dimensión trascendente lleva en sí
misma los valores llamados religiosos y morales: la fe, la fraternidad, el amor, el
perdón, el servicio y todos aquellos que presenta el evangelio.

Nótese que no hay ningún valor evangélico que se quede dentro de una relación
simbiótica cerrada entre el hombre y Dios. Todos los valores trascienden a los demas
hombres. Por eso, la dimensión espiritual o trascendente le da sentido a muchas de las
cosas que hace el hombre y a su propia vida.

42
Para el hombre y la mujer que optan por la vida religiosa hay un proyecto de
vida que afina cada una de las dimensiones anteriores convirtiéndolas en identidades
entendidas como la realización de los elementos de cada dimensión que forma parte de
la persona humana33 sin olvidar que la afectiva incide en todas las identidades porque la
vida religiosa es una opción en, por y para el amor.

2.2.4.1 Identidad Formativa

Un religioso vive la dimensión profesional cuando traza para sí mismo un plan


de formación personal que le permita crecer de continuo en el conocimiento de
aquellas áreas que le tocan en su forma de vida y en las que necesita para responder a
la misión que se le ha confiado.

Hoy más que nunca el religioso debe estar atento a renovar de manera
permanente su saber en virtud del profetismo por el cual el mundo le pide una palabra
como respuesta a la realidad que vive. Se ha dicho que el mundo demanda de la vida
religiosa testimonio y fidelidad, pero no hay que olvidar que el mundo también
reconoce para sí la eficacia y la competitividad. Si hay religiosos que por su vida activa
se relacionan con el mundo, ellos deben ser excelentes profesionales en lo que les toca
-sin caer en el profesionalismo-.

Aquí tiene un papel importante el discernimiento. Este le permite al religioso


descubrir lo que es importante y lo que necesita para ser fiel a sí mismo y al carisma de
la congregación de la cual forma parte. Por ejempio, el religioso educador debe ser una
persona muy preparada en llevar el evangelio a través del mundo de la educación. Esto
significa que debe tener un conocimiento suficiente de pedagogía, catequesis, teología,
filosofía, psicología y sociología (y de otras áreas). Pero, debe ser un especialista en
alguna de ellas, no para lucirse en el mundo, sino para responder a los problemas que
van apareciendo y que pueden ser abordados desde esa área dentro de un diálogo
interdisciplinar.

2.2.4.2 Identidad Ministerial

La misión se considera en el sentido amplio y profundo de la palabra. No se


trata en este caso de ir a un lugar diferente al del trabajo. La misión es la síntesis entre
carisma, espiritualidad, comunidad y ministerio. Es la respuesta concreta a un mundo
que pide a gritos algo que la vida religiosa le puede y le debe dar.

33
Cfr. MARTÍNEZ. Op. Cit. p. 89-125.

43
Aunque sea la dimensión política del religioso, va más allá del concepto
señalado arriba, porque es la acción que éste hace convencido de que es un avance
hacia el Reino de Dios. Es el «grano de arena» para lograr que en el mundo y en esa
parte concreta de la humanidad haya justicia, paz, igualdad, amor, perdon, progreso y
dignificación.

Hasta aquí se ha hablado en singular, pero hay dos cosas en las cuales no se
puede caer: un protagonismo individual y un activismo sin sentido. El primero es el
olvido de que hay una comunidad que sostiene, una congregación que posee un
carisma y una Iglesia que promueve. Por tanto, no se hacen las cosas para llegar a una
gloria personal, sino la de Dios. En lo segundo se da una priorización por la eficiencia
-incluso ni siquiera esto y el desgaste de energía en muchas cosas que no tienen
sentido.

Antes de hablar de cada una de las identidades se decía que la vida religiosa es
una cuestión de amor y que el amor está presente en cada dimensión. El amor hacia
Dios (espiritual), el amor a los hermanos (comunitaria), el amor a sí mismo (formativa)
y el amor hacia aquellos en los cuales se vierte el ministerio (ministerial). También, por
esto, se decía que la afectividad es una dimensión envolvente y llega a cada una de las
otras dimensiones haciendo que la persona se sienta plena.

2.2.4.3 Identidad Comunitaria


La dimensión afectiva tiene en la vida religiosa un núcleo privilegiado para su
expresión. Al interior de las comunidades sus miembros se llaman «hermanos o
hermanas» y la cuestión no es llamarse sino ser. Sólo se es «hermano» en la medida en
que cada uno considere al otro como tal. La comunidad es este núcleo privilegiado pero
no el único.

En la vida religiosa se hace una opción afectiva clara: la fraternidad. Es


cuestionante escuchar cómo en muchas exposiciones sobre la vida religiosa este punto
se ha diluido o ha tornado otro rumbo. Entonces, se habla de que la afectividad del
religioso debe vertirse en la oración y en el trabajo, y así afrontar una irremediable
soledad. Es posible que el olvido sea inconsciente, lo que no quita un pensamiento
subyacente.

44
El religioso podrá vivir su afectividad plenamente cuando sea capaz de vivir la
fraternidad que no es otra cosa que amar -no se le quite fuerza al verbo remplazándolo
por otros- a aquellos con los cuales vive. En otras palabras, se trata de vivir una
experiencia significativa y profunda de amistad donde es posible el diálogo, el perdón,
la aceptación, la empatía, el respeto, la estima y el reconocimiento.

La fraternidad puede ser mucho más exigente que la misma vida matrimonial
porque demanda el esfuerzo de amar más de un tú. Los tiempos modernos han hecho
que en las comunidades se reduzca considerablemente el número de sus miembros.
Esta condición puede beneficiar grandemente la calidad de las relaciones fraternas y la
manera como se puede hacer realidad esta forma de amar.

Más adelante aparece la manera cómo el proyecto personal se enlaza con el


proyecto comunitario porque uno y otro se justifican y fundamentan. Cuando un grupo
humano se pone de acuerdo para vivir juntos reconoce que en la diversidad está la
fuente para la unidad, que en la aceptación está el camino para estar y que en el amor
está la clave para integrar lo personal y lo comunitario. El amor es lo único que puede
explicar que este milagro sea posible: que personas de diferente edad, cultura,
formación y manera de concebir el mundo puedan vivir compartiendo su propia
persona. La Iglesia lo recuerda cuando nos dice que las comunidades deben fomentar
en su interior una espiritualidad de comunión que se constituye en “signo de diálogo
siempre posible y de una comunión que pone en armonía las adversidades”34.

2.2.4.4 Identidad Espiritual


El religioso que pretende crecer en esta dimensión va a descubrir que hay
Alguien que tiene nombre propio, que lo llama, lo consagra, lo envía y lo salva. Que
todo esto lo hace porque lo ama con profundidd y de manera incondicional. Su nombre
es Jesús, el Hijo de Dios, el amigo que está presente, ama incondicionalmente y le
perdona.

“El perfil de esta identidad coincide con el descubrimiento de Jesús en el propio


corazón. Evoluciona según la relevancia y polarización que va ejerciendo la misma
persona”35. Hay una relación directa con la persona de Jesús que llena toda la vida y le
da plenitud.

34
JUAN PABLO II. Op. Cit. p. 51.
35
Ibíd., p.109.

45
A su vez, permite al hombre partiicpar del Dios Padre, Dios Bueno que también
ama desde siempre, que se comunica con el Espíritu en cada uno de sus dones. Es este
amor y el sentido lo que hace que el hombre responda con el mismo lenguaje, el
lenguaje del amor. Amar a cada persona con la cual tiene la oportunidad de vivir, de
compartir, de trabajar y de ser interpelado.

Cuando se logra este amor surge la virginidad como don y virtud.Antes podría
ser considerada como un voto muy cercano a la ley y que, por consiguiente, nopuede
ser trasgredido.La virginidad es el efecto de amar a Dios profundamente y sentirse
amado por Él. Por tanto, de reconocer existenicalmente la presencia de Dios en la
propia vida.

Si Dios está presente es necesario comnicarse con El, por eso, aparece la oración
como el diálogo íntimo que el hombre hace con Dios para ofrecerle su vida, su historia,
sus proyectos y, en fin, su humanidad. La acción de gracias, la petición, el perdón o la
alabanza brotan naturalmente porque se sabe que en la intimidad nada queda
escondido, no hay por qué temer, el Señor lo sabe y lo recibe. La debilidad humana e
sfortaleza.

Crecer en la identidad espiritual es transformarse y es imposible que esto no


repercuta en los demás. La experiencia de Dios se hace más que por la palabra, por la
vida misma. Se nota en el rostro, en la manera de llegar a los otros, en la
disponibilidad, en el estar atento a la necesidad y en la entrega con la cual se hacen las
cosas.

2.3 AFECTIVIDAD Y PROYECTO COMUNITARIO (COMUNIDAD)

Partiendo de la identidad comunitaria queda reconocida la importancia que tiene


la comunidad como núcleo en el cual se expresa la afectividad. Pudiera resultar que
para el hombre, en especial el joven, sea necesario un rostro concreto, alguien con el
cual pueda compartir su vida, sus inquietudes y sus problemas; alguien con el cual
pueda sentarse a la mesa, ver la TV o entretenerse en un juego; alguien con el cual
pueda sonar, construir proyectos y trabajar en ideales comunes...; y alguien con el cual
pueda sentir una estima sincera, una mano que levanta, que anima y que perdona. Ese
alguien está en la comunidad.

Por esta razón desde hace algunos años se ha venido dando una revisión
profunda de la afectividad de la vida comunitaria dentro del estado religioso. La vida
afectiva se encuentra a menudo ignorada y a veces suscita desconfianza; en nuestros

46
días los religiosos viven una relación con el exterior frecuente y variada; faltos de
formación personal en la vida afectiva y en la responsabilidad, se dan en las
comunidades religiosos «solterones» o adolescentes prolongados; para los religiosos
jóvenes las causas más frecuentes de las salidas se encuentran en la soledad y en la
falta de amistad; la forma como se vive la afectividad no facilita la castidad.

Aparecen a continuación unas orientaciones que responden al presupuesto de


que la vida afectiva es un elemento determinante en la vida religiosa:
1. La unidad de la persona engloba necesariamente la vida afectiva, la vida espiritual,
la vida intelectual y la vida apostolica; 2. A lo largo de los años y durante la juventud,
la vida afectiva cobra mayor importancia; 3. Cada religioso posee una vida afectiva que
debe vivir en plenitud, dentro de su propio estado; y 4. La existencia del religioso,
como la de todo hombre y mujer, implica la soledad y debe integrar esta realidad en su
propia vida.

Los medios para llevar a cabo están sugeridos en el esfuerzo que hace la
comunidad por vivir en espíritu de familia; en el dar a sus miembros, especialmente a
jóvenes y a ancianos, la compañía y la atención que necesitan; en invitar a cada uno a
considerar su responsabilidad en la animación de la vida de comunidad; en cuidar las
relaciones interpersonales; y en dar importancia a las expresiones de fraternidad como
la atención a las necesidades de los demás, acogida, capacidad de escuchar,
participación en las penas y alegrías, franqueza y lealtad en las relaciones.

A la hora de concretar la intención de «ser hermanos» aparece un instrumento


pedagógico que permite generar un referente explícito sobre el cual constatar el avance
que se hace en lo que se pretende: el proyecto comunitario. Este es un ponerse de
acuerdo en la presencia de Dios de cada uno de los objetivos, prioridades, medios,
espacios, tiempos y actividades que le servirán a la comunidad para dinamizarse en la
fraternidad, para sentir que son hermanos, para que el amor viva y se haga palpable.

El proyecto comunitario está constituido por la convergencia de ideales


vocacionales. Su impulso primigenio surge de participar todos los miembros
de un mismo carisma... Los religiosos buscan juntos la voluntad de Dios
sobre la propia comunidad, se corresponsabilizan, comprometen su vida
entera en ese itinerario de crecimiento. Ahí se da la confesión de la fe
común, la oración compartida, la vivencia de los consejos evangélicos, el

47
ardor apostólico siempre renovado, el servicio fraterno y la comunion en el
amor36.

El proyecto comunitario es una clave que garantiza la vida comunitaria. Si


queda claro que es la manera como todos juntos y cada uno van a vivir la fraternidad,
el proyecto comunitario no puede ser reducido a una distribución de actividades o
responsabilidades, ni a un cronograma de actividades, ni a un requisito que debe ser
presentado al Superior local, ni a un documento estático que cada año cambia de fecha,
ni un obstáculo que impide la actuación del Espiritu, ni una estructura normativa de la
cual no se podrá salir más adelante. El amor se abre paso sobre cualquiera de estos
reduccionismos.

2.4. IDENTIDAD, MADUREZ Y REALIZACIÓN PERSONAL

2.4.1 En búsqueda de la identidad


La persona que sale de la infancia y se adentra en la adolescencia comienza a ser
consciente de un proceso que ha iniciado desde su concepcion, el proceso de identidad
que a lo largo de la vida le irá permitiendo responder a algunos interrogantes
existenciales. Es interesante reconocer cómo los humanistas en las diferentes áreas
coinciden en señalar elementos semejantes para lograr la identidad sin importar si los
presentan a manera de dimensiones, aspectos o interrogantes.

El primer interrogante es: « ¿Quién soy yo?» Darle respuesta de manera


existencial es evitar cualquier simplismo circunstancial porque dentro de ella se juegan
su papel la autoimagen, el autoconcepto, la autoestima y la autoaceptación. Algunos
filósofos han dicho que el hombre que se pregunta por sí mismo es aquel que llega a
ser persona.

La identidad dada por el «quien soy yo» es la superación de la incipiente


identificación que el nino ha hecho con su padre de igual sexo confundiendo su propio
ser con el del otro a través de la imitación. Por tanto, el interrogante suscita una crisis
de autoimagen y de autoconcepto, una confrontación con la realidad y una ruptura con
los sistemas de seguridad.
36
MARTÍNEZ, Op. Cit. p. 164.

48
El segundo interrogante es «¿Qué quiero ser?». Este cuestionamiento lanza a la
persona hacia la trascendencia dentro de un proceso de constante crecimiento en todas
las dimensiones. Es la invitación a salir de su refugio, no ignorar las potencialidades
que lleva dentro de sí y ser fiel a sí mismo.
Esta dinámica de proyectarse vitalmente requiere de la autenticidad y esta no es otra
cosa que el coraje para vivir a fondo siendo el mismo en la libertad.

Hasta aquí, estos dos cuestionamientos asegurarían una manera de llegar a la


identidad, pero dentro de una perspectiva cristiana para el hombre creyente habría un
tercero: « ¿Cómo aparece Dios en mi Vida?». Las palabras podrían ser otras, por eso,
vale la pena aclarar que se trata de la experiencia fundante de la cual han hablado los
místicos, teólogos y maestros espirituales. Es la experiencia por la cual el hombre
permite ser transformado por Dios e ir más alla de sí mismo.

2.4.2. Llegando a la madurez de la vida


No se pretende entrar en la discusión ya conocida en torno a la madurez de la
vida o de la persona concebida como un punto que difícilmente se alcanza. Por esto,
alguna escuela psicológica ha señalado que es más
pertinente hablar de crecimiento y no de madurez, pero de todas formas establece
criterios de crecimiento dentro de un rango que considera la naturaleza humana
dándole posibilidades de normalidad.

La manera de ver así a la persona humana tiene su bondad ya que cuando se


habla de madurez aparece una pregunta ineludible: ¿Cuándo una persona es madura?
La respuesta en no pocos casos viene cargada de un idealismo que provoca frustración
para aquel que está al final de sus días queriendo saber si participa o no de la madurez.
Este es el peligro real, por eso, lo que aparece a continuación son rasgos para una
iluminación dentro de la aproximación significativa que hace el hombre hacia su propia
madurez.

49
Garrido37 señala algunos criterios de madurez humana de forma selectiva como
los siguientes:
- Conciencia de autoestima y limitación: Es la conciencia de la finitud del hombre la
que le lleva a superar el conflicto entre el yo ideal y el yo real que a su vez se sustenta
en la capacidad que tiene de estimarse. La autoestima descansa en el conocimiento
propio y en la aceptación que tiene de dicho conocimiento. Conocerse y aceptarse es
poseerse en lo que se es verdaderamente. Es la superación de la fantasía del deseo,
propia de la etapa adolescencial donde se lucha por lograr una imagen o alcanzar unas
metas que son sólo sueños muy distantes de la realidad.

- Identidad personal: Definida por un centro propio de donde parten, fluyen y


convergen la forma de pensar, de sentir y de actuar. En él se entretejen los rasgos de la
personalidad y es su conjunto lo que Ie permite al hombre ser, yendo más allá de la
comparación con otros, porque por sí mismo tiene valor. La identidad personal está
dada por las actitudes que el hombre tiene frente a la vida.
- Proyecto de vida: La madurez se da en el estar viviendo un proyecto de vida, es decir,
en haber concebido la vida como un proyecto que se sitúa en el presente, considera el
pasado y se lanza al futuro. El hombre mira su historia y se da cuenta que en ella hay
coherencia (fidelidad no a los preceptos, sino a sus propias convicciones y valores). Ha
encontrado sentido de haber vivido su vida como la vivió.

- Equilibrio razón-corazón: Una cultura occidental como la nuestra le ha dado


mucho valor a la razón sin darle cabida al corazón, pero como éste busca decir una
palabra y lo hace, el hombre cierra sus oídos a este clamor. En este juego aparecen las
máscaras que distancian aun más la razon del corazón y hacen entre ellos el camino
más largo del mundo38. Además, el hombre que llega la madurez ha logrado
equilibrar la objetividad desvinculada de la razón con la subjetividad vinculada del
corazón.

- Autenticidad: La natural psicología en boca de los educadores insiste desde que


somos pequeños en el «procura ser Tú mismo», pues bien, esto es la autenticidad
como signo de madurez. Ser uno mismo considerando y aceptando las cualidades y
defectos. Ya no existen los miedos o los prejuicios que le llevaban a calcular la
relación con los otros y hacer un esfuerzo desgastante para presentarse de manera
diferente, a utilizar la máscara dictada por la razón en sus criterios de simpatía,
seguridad y fórmulas de atracción.

37
Cfr. GARRIDO, Javier. Adulto y cristiano. Crisis de realismo y madurez cristiana.
Santander: Sal Terrae. 1989.p. 11-14
38
Cfr. LACASSE, Micheline. De la cabeza al corazón. El camino más largo del mundo.
Santander: Sal Terrae. 1992

50
- Autoafinnación y vivencia de la sexualidad: Al respecto hemos hablado de la
integración de la sexualidad (ver apartado 2.1). Es aquí donde logra su mayor culmen
porque se ha ido mas allá de la moralización de los actos, no se tiene miedo al
impulso sexual y hay un verdadero gusto por el ser personal empezando por la
corporalidad. No se niega la sexualidad, al contrario, esta dimensión cobra su manera
específica de darse en la vida religiosa.

- Aceptación de la historia personal: Es en la madurez cuando la persona da una


mirada atrás haciendo reconocimiento de la vida en unidad. Es decir, la persona que
acepta su vida hace de ella un todo -no la cuenta a pedazos- y la percibe toda ella
positivamente -no desecha capítulos de su vida como pudiéndolos botar al rincón del
olvido-. No renuncia a nada de su historia porque éxitos y fracasos, avances y
problemas, cotidianidad y hechos extraordinarios tuvieron un lugar en su vida con
sus efectos, y todo ello le da respuesta a su situación actual. Toda su historia es el
sentido de su vida.

2.4.3. La realizacion personal

Mucho se ha dicho sobre la realización personal como meta última del hombre y
de su existencia. Además, aparece con frecuencia desde el inconsciente colectivo sin
importar las condiciones en las cuales se encuentre el individuo. Pero, ¿qué podríamos
entender por realización personal en la vida religiosa?

Si nos hacemos ayudar de las ciencias y, en especial de la psicología, tendremos


qué decir que la realización personal es más que el despliegue de las posibilidades
biológicas del hombre (modelo innatista o vital-evolutivo). También es más que la
reacción acertada y eficaz a los estímulos del medio situacional (modelo condicionista
o reactivo condicional). La realización personal es el estado en el cual el hombre ha
logrado la interiorización de símbolos y de valores de tal forma que dentro de si hay un
sentimiento de plenitud y de armonía consigo mismo y con el universo (modelo
interaccionista o dinamico-constructivista)39

Si vamos al otro lado del péndulo para preguntarnos cuándo una persona en la
vida religiosa no ha llegado a su realización -en ocasiones resulta más fácil hacerlo- se
podrían señalar algunas características que llegan a ser patógenas: 1. Cuando en el
individuo hay un sentimiento de que tuvo que destruir o mutilar su yo personal por
39
Cfr. APARICIO, Angel y Joan CANALS. Diccionario teológico de la vida consagrada.
Madrid: Publicaciones Claretianas, 1989. p. 1516-1522.

51
cumplir con las exigencias de su opción; 2. Cuando lleva una doble vida de signo
contrario, ya de forma sincrónica o alternante y que puede vivir desde una consciencia
en conflicto hasta la pacificación racionalizada de su fidelidad; 3. Cuando soporta la
vida religiosa como una pesado fardo que hay que cargar porque no tiene la valentía o
la seguridad para tomar una decisión diferente o porque el tiempo ha pasado y es
demasiado tarde para buscar algo que le dé seguridad; 4. Y cuando no hay un
sentimiento de gozo ni de plenitud realizadora, ni se comparten las alegrías y los
sufrimientos y no hay creatividad en el trabajo.

Viktor Frankl dice que el mayor síntoma - tal vez el único- de la no realización
humana es el vacío existencial40, resultado de una vida sin sentido o como decía Albert
Einstein «Quien siente su vida vacía de sentido, no solamente es desgraciado sino
apenas es capaz de sobrevivir». A propósito de esto el mismo Frankl puntualiza el
vacío existencial bajo tres modalidades: El conformismo entendido como el hombre
que quiere hacer lo que los demás hacen, el totalitarismo que es hacer lo que los
demás quieren y la neurosis noógena que es la falta de la voluntad de sentido 41. Hoy es
significativa la cantidad de individuos que andan por las calles viviendo cualquiera de
estas modalidades haciendo de su vida un «trajín» rutinizado sin el más mínimo sabor.

La garantía de la realización personal está dada por la autotrascendencia, es


decir, por la capacidad de salir de sí mismo y encontrar una razón que se hace
significativa para entregarse sin reservas. La interiorizacion no se queda en el
individuo, sino que fluye a manera de fuente vertiéndose en aquello que le da sentido a
la vida. Pero, ¿qué puede lograr esto? A la luz del padre de la logoterapia podremos
citar tres formas de voluntad de sentido: l. Creando una obra o realizando una acción;
2. Teniendo una experiencia con alguien (o Alguien); 3. Frente a una situació
desesperada (que no se puede cambiar) asumir una actitud de esperanza y convertirla
en un triunfo.

Para lo que nos interesa, queremos resaltar la segunda posibilidad ya que es aquí
donde se enraiza la vida religiosa (y cualquier opción relacional). Es el encuentro con
ese Alguien llamado Dios y con el otro alguien llamado «tú» o «hermano» donde
tenemos la preciosa oportunidad de dar sentido a nuestra vida y lograr nuestra propia
realización.

40
Cfr. FRANKL, Viktor. Op. Cit. p. 143.
41
Cfr. Ibíd., p.16

52
Y precisamente entiendo bajo autotrascendencia el hecho fundamental de
que ser hombre significa estar orientado siempre hacia algo más allá de sí
mismo, algo que no es él mismo, alguien: un sentido que lo colma u otro ser
humano a cuyo encuentro va con amor... La autotrascendencia de la
existencia humana se realiza en el servicio a una causa o en el amor a
alguien, o sea al logos en sí y como tal a un logos encarnado42.

SEGUNDA PARTE

CONCEPTOS Y ALTERNATIVAS DE TRABAJO

CAPÍTULO 3

LA SEXUALIDAD COMO NÚCLEO DE DESARROLLO EN LA


FORMACIÓN

3.1 EL CRECIMIENTO HUMANO

3.1.1 El amor como variante fundamental

El hombre cobra valor singular en la medida en que establece para sí su


propio yo. Es decir, el yo es el principio unificador y particular de cada hombre que le
permite entrar en relación con otros-yo que poseen iguales características. Hoy día no
es nuevo decir que el yo da al hombre una propiedad holística, dialéctica, estructural y
finalista. Estas propiedades no se contradicen sino que se integran a través de
diferentes procesos que actúan como mediadores. Uno de ellos es la formación. Esta
debe buscar principalmente la integración de la persona en sus niveles y sus
potencialidades.

Antes de abordar los niveles y las potencialidades de la persona humana, nos


vamos a referir al amor como la variante fundamental que penetra hasta lo más
profundo del hombre. Como lo decíamos anteriormente, hablando de la dimensión
afectiva, el hombre tiene la posibilidad de amar y es esta posibilidad la que se
constituye en camino para su propia realización. La afectividad tiene la capacidad de
dinamizar las otras dimensiones hasta tal punto de darle plenitud al hombre en lo
profesional, lo politico y lo espiritual -para el religioso en su espiritualidad, su
42
Ibíd., p. 211.

53
ministerio, su vida comunitaria y su consagración- o lo contrario, llevarlo a la
frustración.

El amor se escapa a cualquier definición, sin embargo, puede ser concebida


como la actitud intema personal integral y positiva delante de la vida.

El amor es sentimiento pero es más que esto. El amor es la experiencia de vida


que abarca la totalidad de la persona. El amor le permite a la persona aceptar la vida
como un don, aceptarse como hombre o como mujer, aceptar a los demás y llegar a
Dios. La experiencia del amor es el prototipo de todas las experiencias de vida que se
expresa a través del mismo amor o del desamor y los comportamientos que le son
propios.

3.1.2. Los tres niveles de la persona

Es bastante fácil aceptar y comprobar que nos movemos en tres niveles que
están unidos entre sí: físico, psíquico y espiritual. En primera instancia, el niuel físico
está determinado por la corporalidad de la persona, -o como diría Xabier de Zubiri- la
corporeidad es una nota esencial del ser persona y va más allá de lo biológico. Todos
tenemos un cuerpo que de alguna forma tiene la configuración de la persona. Si
recordamos, la visión hebrea de la persona entiende el cuerpo como una forma de ver
la persona.
En cambio, los griegos platónicos separan de tal modo el cuerpo del espíritu que ya no
se puede pensar en la unidad. Hasta hoy tenemos las consecuencias de esta visión
dualista.

La dimensión física tiene una identidad masculina o femenina, tiene


características correspondientes a la edad, cultura, raza, etc. Además, su extensión va
hasta donde alcanzan los sentidos. La corporalidad es una carta de identidad
-posiblemente la más evidente y la que tiene un primer protagonismo- de la persona
frente al mundo que le rodea. La corporalidad es identidad en el ser mujer o en el ser
hombre. En la dinámica de interacción del hombre con su mundo aparece la imagen de
sí mismo y frente a ella tiene la posibilidad de aceptarla o rechazarla.

54
El nivel psíquico es la dimensión de los sentimientos, de los afectos, de la
comunicación entre las personas y de las emociones que surgen frente a situaciones
muy concretas. Es también el campo de la razón, de las conquistas científicas, de las
decisiones intelectuales y del aprehender el mundo. Traspasa los límites de espacio y
tiempo. Su contenido está dado por el consciente y el inconsciente y, por tanto, una
buena parte de él se escapa |del dominio del mismo hombre, por lo menos en
condiciones normales; |Pero sobre él descansa la forma de pensar y de sentir de la
persona. Hay quienes le dan tanta importancia a este nivel que ubican en él la propia
personalidad.

Y el nivel espiritual incluye las experiencias y los contenidos espirituales, es


decir, la búsqueda del sentido de la vida, la religión, el Trascendente y la comunicación
con Dios. No es del todo preciso, pero los valores podrían ser ubicados en este nivel y
comprendidos desde aquí, ya que el fin último de los valores es la trascendencia del
hombre ya con el otro hombre, la sociedad, la historia, la cultura o la religion.

Ya decíamos que el amor -o el desamor- se expresa en los tres niveles porque es


abarcante e integrativo. Por eso, a nuestro parecer, no es correcto limitarlo al nivel
psíquico. La presencia o la ausencia del amor caracterizan la personalidad. El amor en
el nivel físico se nota en la salud, en la buena disposición, en el equilibrio físico. A
propósito de esto sería conveniente validar uno de los postulados de la psicobiología
cuando dice que el cuerpo canaliza cualquier experiencia psíquica, sea positiva o
negativa. Hablando de estas últimas, el desamor se nota en las distintas formas de
enfermedad que van contra la vida de manera directa o indirecta, o en forma de
agresividad contra los otros.

A nivel psíquico, la presencia del amor produce serenidad, buena comunicación,


capacidad de aprender, altruismo, convivencia y buena autoestima. El desamor produce
un sentimiento de ansiedad, búsqueda de compensación afectiva, sentimiento de
inferioridad, agresividad verbal contra las personas, resistencia a la autoridad y al
grupo, sentimiento de tristeza e inconformidad con el ambiente.

En el nivel espiritual, el amor se expresa por la alegría, la compasión, el


equilibrio ideológico y la capacidad de perdonar. El desamor se revela en los
extremismos ideológicos y espirituales, o en caracterizaciones de la persona haciéndola

55
perfeccionista, moralista-amoralista, inflexible y con un desplazamiento de su
afectividad hacia campos vanales o materiales.

Los tres niveles formarían una escala evolutiva en el proceso de crecimiento de


la persona en el amor porque al inicio de la vida la lectura del amor se hace a través de
lo físico, una vez garantizado el amor físico viene un amor psíquico que se centra en el
sentimiento de aceptación (de sí mismo y del otro) y, por último, la persona crea una
actitud interior donde amándose a sí mismo y a los demás logra su trascendencia en el
espíritu y el abandono en el Dios del cual se siente amado y al cual ama.

3.1.3. Las potencialidades del ser humano


El campo afectivo está compuesto por tres potencialidades: afecto, inteligencia y
voluntad. De manera sintética ha de entenderse el afecto como las fuerzas emocionales
y los sentimientos, la inteligencia abarca la comprensión de la realidad y la voluntad
significa la capacidad de tomar decisiones para la vida presente y futura.

Estas potencialidades deben ser formadas en la unidad porque es en la unidad


donde interactuan unas y otras. Por ejemplo, frente a una situación en donde está en
juego la amistad por una persona que a su vez tiene un problema. Viene la memoria
afectiva y le recuerda al individuo que hay un sentimiento de aprecio desde hace algún
tiempo. La inteligencia le hace caer en la cuenta que su intervención es valiosa y
pertinente en este momento, y la voluntad lo lleva a tomar la decisión de ayudarle de
tal o cual manera. Es un ejemplo simplista que puede ayudar a comprender que las
potencialidades están presentes siempre en el hombre y que están actuando aunque sea
de forma pasiva. Claro que una realidad externa puede tocar la inteligencia y no el
afecto, o incluso puede tocar la inteligencia y la voluntad sin incidir en el afecto.
Bastaría con recordar cómo algunos comportamientos son activados por la
racionalización de un valor y por la presión que ejerce el medio ambiente (v.gr. el
cumplimiento de una norma social sin convicción de corazón).

A continuación se presentan dentro de nuestra propuesta algunas estrategias para


educar la afectividad y la sexualidad que se basan en la estructura compleja dada por la
integración entre los niveles y las potenciales. Queda claro que no hay
correspondientes directos aunque por su naturaleza se tienda a señalar que determinada
estrategia tiene que ver con tal nivel o con tal potencialidad. No es este nuestro
pretendido, sino enfatizar; una vez más que lo cognitivo va de la mano con lo afectivo,

56
que lo informativo no suple lo formativo y que todo, en su conjunto, tiene que ver con
la realidad bio-psíquica-espiritual del hombre.

3.2 PROGRAMA DE EDUCACIÓN SEXUAL

Cuando se trabaja con jóvenes que ingresan al primer año de formación no se puede
dejar de lado la edad en la que se encuentran. Por el promedio de edad pueden ser
fácilmente ubicados en la etapa Ilamada adolescencia tardía. Ellos se encuentran en el
umbral de la etapa adulta y, aunque hayan tomado la decisión de entrar a la vida
religiosa, conservan algunos rasgos del gran universo de jóvenes que se haya en esta
edad. Vamos a mirar algunas de estas características y su especificación al interés de
este trabajo.

La adolescencia tardía es un período de gran emoción y anticipación para los


adolescentes que finalmente obtienen, antes de abandonar esta edad, la independencia y
autonomía que se les negó antes. La entrada a la vida adulta no está marcada con
rituales o ceremonias específicas. No hay un criterio exacto que marque el final de la
adolescencia. Se pueden encontrar algunos de naturaleza jurídica o legal, otros de
naturaleza biológica o psicológica, y otros de naturaleza social o cultural. Sin embargo,
hay que admitir que algunos criterios en la línea de la autonomía podrían definir la
entrada a la edad adulta. Por esta misma razón se ha dicho que la adolescencia se ha
prolongado siendo una etapa que comienza hacia los 10 años y va hasta los 25 años
porque, incluso en esta edad, permanecen algunos rasgos típicos de la adolescencia en
muchas personas.

Algunos jóvenes toman las riendas del adulto con decisiones no viables o
abruptas desafiando a las personas con las cuales mantienen una línea de autoridad.
Algunas de estas decisiones o comportamientos tienen que ver con la sexualidad:
relaciones prematuras, paternidad y embarazo, matrimonio, etc. El problema de su
vida sexual les causa seria ansiedad.
El adolescente en esta etapa puede comportarse como un adulto joven
controlando su propia vida y tomando decisiones en un sano ejercicio de su
autonomía. Otros, en cambio, tendrán actitudes pasivas y heteronomas, dejando la
carga de sus decisiones al grupo de personas de las cuales depende. Y otros pueden
vivir el estado ambivalente de autonomía heteronomfa con juego de roles en
ocasiones contradictories.

57
Ahora bien, el joven que ingresa a la vida religiosa debe continuar su proceso
de crecimiento hacia una madurez humana que conjugue sanamente su autoimagen,
autoconcepto, autoestima y autonomía. La
formación debe generar el ambiente y los espacios para que esto ocurra. Si volvemos
al objeto de este apartado, se hace imprescindible que el formador sepa comprender y
acompañar al joven formando en aquellas situaciones que de por sí son conflictivas,
más aún, cuando se enmarcan dentro del contexto de lo religioso. Un ejemplo que
puede ayudar a entender esto es el del joven que viviendo procesos finales de
identidad se siente confundido sobre su orientación sexual (cree ser homosexual) u,
otro ejemplo, es el joven que sintiendo ansiedad frente a algunas responsabilidades
asignadas se masturba como forma de escape. En estas particularidades es necesario
el conocimiento y la prudencia.

Todo lo anterior da lugar para decir que se hace necesario desarrollar con los
jóvenes de primeros años de formación un programa que vaya directamente a los
contenidos de la sexualidad partiendo de los componentes biológico-físico y
psicológico. Podríase suponer que ellos llegan a la casa de formación con estos
conocimientos ya que han terminado su secundaria, pero es necesario asegurarse de
esto. Por eso, a continuación se presenta un programa base con los contenidos que el
joven debe saber y, si no fuera así, que se deben desarrollar en una primera etapa.

3.2.1 Objetivo del programa


Ayudar al formando a adquirir y/o reforzar los conocimientos que le llevarán a una
comprensión de la sexualidad en su dimension bio-psíquica como fundamento para la
constitución de su propio autoconcepto y autoestima.

3.2.2 Contenido

UNIDAD 1: Revisión de la reproducción humana

Síntesis de la unidad:

El objetivo de esta unidad es llevar al formando a una revisión comprensiva del


sistema reproductivo retomando los contenidos vistos en su educación secundaria y
añadiendo a éstos los detalles más complejos de la dinámica reproductiva de la
sexualidad.

58
El contenido incluye las funciones de las hormonas masculinas y femeninas,
enfatizando el papel que juega cada una de ellas en la reproducción. Conocer el
proceso de la concepción junto con los conceptos de fecundidad y esterilidad
(incluyendo los factores en hombres y mujeres que contribuyen a estas condiciones).
Cubrir los puntos básicos de la genética y la asignación del sexo por los factores X y Y
(teniendo en cuenta los mitos a este respecto). Conocer lo concerniente al proceso de
embarazo y parto, la compatibilidad sanguínea, problemas en el embarazo, desórdenes
del sistema reproductivo en la mujer (quistes ováricos, fibromas, cáncer vaginal,
cervical y uterino, y otros) y en el hombre (cáncer en los testículos, problemas
glandulares y de la próstata y otros).

También debe examinarse, en lo relacionado con el embarazo, lo concerniente a


la planificación familiar y los métodos anticonceptivos. La visión que la cultura tiene
acerca de la mujer y el papel que debe desempenar el hombre. Este tema debe ir más
allá de la información y constituirse en sujeto de debate para la clarificación de valores
en torno a la vida, la mujer, la familia, la responsabilidad y la paternidad-maternidad.

Temas y conceptos:

1-1 Sistema reproductivo femenino y masculino


1. Morfología y fisiología del sistema femenino.
2. Morfología y fisiología del sistema masculino.
3. Hormonas del sistema femenino y masculino, y su función en el proceso de
reproducción.
4. Compatibilidad sanguinea y factor Rh
5. Genética: Genes y cromosomas
6. Determinación del sexo

1-2 Concepción, embarazo y parto


1. Fecundidad y esterilidad
2. Proceso desde la fecundación al parto
3. Síntomas del embarazo
4. Problemas típicos del embarazo y el parto
5. Uso de drogas y alcohol
6. Precauciones y recomendaciones
7. Desórdenes del sistema reproductivo femenino y masculino

1-3 Planificación familiar y métodos anticonceptivos

1. Definición de planificación familiar, control de la natalidad y métodos


anticonceptivos

59
2. Descripción de los métodos anticonceptivos: funcionamiento y eficacia, ventajas y
desventajas.
3. Ètica de la utilización de los métodos anticonceptivos

UNIDAD 2: Crecimiento y Desarrollo

Síntesis de la unidad:

El formando, como se dijo anteriormente, es un adolescente tardío que está en la


edad de conocer -si es que ya no ha tenido esta oportunidad- la información que
respecta a la maduración sexual que ha tenido lugar en sí mismo. Con seguridad habrá
experimentado sensaciones físicas sexuales y, posiblemente, habrá tenido intercambio
sexual. Su constitución corporal está altamente definida y sus órganos sexuales se
encuentran funcionando en el rango máximo.

El joven formando debe conocer la naturaleza del funcionamiento sexual.


Necesita saber que el intercambio sexual va más allá de la copulación y que la persona
posee los elementos para determinar el ejercicio de su sexualidad. Se hace necesario
enfatizar sobre la idea que la persona es un ser que siente, piensa y opta, y que, por
tanto, su sexualidad está lejos de ser instintiva.

Es conveniente presentar este contenido dentro de una atmósfera tranquila y de


confianza, sin generar temores o ansiedades y, menos, matizarla de moralismos.
También es conveniente que no sean presentadas con la ayuda de elementos eroticos o
sexualmente estimulantes. Tampoco es bueno invadir la intimidad haciendo preguntas
sobre su pasado sexual o si tienen ciertos comportamientos sexuales vigentes (v.gr. la
masturbación), lo que no significa que se pase por alto el tratamiento de estos temas.
Valga decir, la actitud de objetividad y naturalidad asumida por el orientador dará una
pauta y dejará una impronta en los jóvenes formandos.

Los jóvenes deben poseer una idea sobre las disfunciones sexuales (condiciones
que inhiben la satisfacción sexual) y los desórdenes sexuales (anormalidad física de un
órgano que imposibilita la función sexual). De nuevo, es importante disipar los mitos
sobre la sexualidad masculina y femenina.

Para completar esta unidad, no hay que olvidar examinar en detalle los factores que
contribuyen al cuidado del cuerpo. Debe hacerse una revisión de los hábitos personales

60
de salud e higiene que se aprendieron anteriormente y que ellos practican de manera
rutinaria. Además, los exámenes médicos periódicos y los signos de infección en el
área genital (enfermedades de transmisión sexual) junto con el enfoque preventivo.

Temas y conceptos:

2-1 Maduración sexual y funcionamiento sexual

1. Respuesta sexual humana


2. Madurez física, psíquica y social
3. Mitos y tabúes asociados al funcionamiento sexual masculino y femenino
4. Disfunciones sexuales: Concepto, clases, causas y tratamientos
5. Desórdenes sexuales: Concepto, descripción, signos y tratamientos
6. Orientación sexual: heterosexualidad, homosexualidad y bisexualidad

2-2 Cuidado del cuerpo

1. Cuidado preventivo de la salud


2. Hábitos personales y cotidianos para la salud e higiene sexual
3. Medidas de salud sexual periódicas
4. Enfermedades de transmisión sexual (ETS). Descripción, causas y tratamientos
5. Infección genital: Concepto, causas y tratamiento

Unidad 3: Desarrollo emocional

Síntesis de la unidad:
El contenido de esta unidad pretende ser el enlace para lo que sigue a
continuación en la propuesta. Se parte de que los jóvenes formandos han dejado hace
poco tiempo el mundo juvenil que pretendemos comprender. Inclusive, es un mirar lo
que ellos mismos vivieron (o están viviendo) al entrar a la vida religiosa.

El joven entre los 17 y 20 años tiene en su mente algunas preguntas que le


interpelan su existencia: «¿Quién soy? ¿A dónde quiero llegar? ¿Qué quiero hacer con
mi vida? ¿Qué tengo para asumir mi propia vida?» Desde el inicio de su adolescencia
ha habido el esfuerzo por constituir su identidad y su género como ser individual y

61
como hombre en la sociedad. Esta búsqueda de identidad se hace en el crecimiento de
cuatro procesos básicos que perdurarán durante toda la vida: autoimagen,
autoconcepto, autoestima y autonomía.

Es interesante revisar cómo algunos jóvenes en su afán de lograr independencia,


autonomía e intimidad, resultan caminando por la vía de la frustración, la rebeldía y la
alienación. Es importante hacer una reflexión sobre los motivos de acción que se dan
en el mundo juvenil dentro de la vivencia de su sexualidad, lo mismo que revisar el
objetivo del sexo en su vida y en sus relaciones, y la responsabilidad en él.

Aunque los jóvenes tengan la disposición de ser religiosos, es conveniente


comprender el vínculo existente entre amor-sexo-compromiso y las expresiones
vigentes en la sociedad. Analizar desde la perspectiva psicológicay antropológica todas
las variantes donde se conjugan el amor, la responsabilidad, la madurez, la estabilidad
y el compromiso pueden resultar muy interesantes para aquel que está en proceso de
opción.

Temas y conceptos:

3-1 Necesidades emocionales del adolescente tardío

1. Identidad, independencia y libertad


2. Procesos de la estructura yoica
- Autoimagen
- Autoconcepto
- Autoestima
- Autonomía

3. Necesidades relacionales

3-2 Retos del adolescente tardío

1. Decisiones sexuales
2. Sexo pre-marital
3. Conflictos generacionales
4. Influencia cultural
5. Medios de comunicación social

3-3 Opciones de vida y su compromiso en el amor

62
1. Vida matrimonial
Naturaleza, finalidad, situaciones, fundamentos y realidad
2. Vida religiosa
3. Vida celibataria

3.3 DESARROLLO PSICOSOCIAL Y PSICOSEXUAL

3.3.1 La propuesta de Erikson

Con respecto al desarrollo psicosexual Erikson hace una de las propuestas más
interesantes ya que ofrece una visión psicosocial de la vida en desarrollo y busca los
extremos, uno positive y otro negativo. Su modelo se centra en la búsqueda de
identidad y dentro del proceso de crecimiento no se puede pasar a la siguiente etapa sin
completar la anterior. Otra cosa importante es que Erikson arranca desde el inicio de la
vida y va hasta la muerte. De alguna forma es también epigenético y ontogenético.

Erikson distingue ocho etapas en la vida del hombre, cinco hasta la adolescencia
inclusive y tres de adulto. Cada etapa está atravesada por un conflicto, expresado
bipolarmente que, si se resuelve positivamente, origina el fruto positivo de la etapa al
cual se le ha llamado virtud. Esto da lugar a la fase siguiente. Su modelo es dinámico
por cuanto integra la visión de madurez (procesos internos) y tiempo (variable externa).
Una presentación breve es la siguiente:

1. etapa. Confianza básica vs desconfianza básica (0-1 año): Corresponde a la niñez.


La virtud es la esperanza, o la capacidad de estar en la existencia de un modo confiado.
Si el niño recibe aquello que necesita en protección y seguridad física, afecto, sobre
todo de la madre, alimento, descanso, él desarrolla una sensación de confianza en los
demás y en sí mismo. Si el ambiente es hostil o muy conflictivo y se siente
abandonado, le domina el miedo y aprende a desconfiar.
2. etapa. Autonomía vs vergüenza y duda (1-3 años). Primera infancia. La virtud es la
voluntad. El niño necesita de espacio para su movilidad, ejercitar su percepción y su
memoria. Hace sus primeros tanteos en la autonomía a través de los movimientos y en
la diferenciacion de la madre y el padre. El éxito le dará un sentido de autonomía.
Necesita paciencia, sobre todo en los cambios de humor. Necesita de una intervención
equilibrada para no bloquearle ni dejarle hacer las cosas sin control. Pero, si es
demasiado controlado por sus padres, se inhibe, duda y es tardo en el aprendizaje. Su
autoconciencia puede estar dominada por la vergüenza, es decir, por la necesidad de ser

63
aprobado, originando dependencia hacia las expectativas externas y en su interior habrá
duda.
3. etapa. Iniciativa vs culpabilidad (4-5 años). Edad del juego. La virtud es la finalidad
o el propósito en cuanto voluntad no sólo autoafirmativa sino creadora. Es importante
que el niño tenga suficiente libertad para ejercitar las iniciativas, conocimientos,
imaginación, vivacidad, espontaneidad, actividad, pequeñas responsabilidades en
forma gradual -según sus capacidades-, sin percibir demasiado sus errores, sin exigir
más de lo que es capaz a su edad, sin generarle sentimiento de «lo malo».
4. etapa. Industria vs inferioridad (6-11 años): Edad escolar. La virtud es la
competencia, en el doble sentido de valer y de afirmar el propio valer. Cuando el niño
no ha conseguido resolver bien los conflictos anteriores, la escuela puede ser campo de
batallas donde no va a vencer, será el típico niño falto de iniciativa que evita toda
competición en el juego o en la clase y se le achaca pereza y falta de motivación. Si es
lo contrario, la escuela va a ser campo de aprendizaje, haciendo con gozo y alegría las
cosas, confirmando su sentimiento personal de valor, de cooperación con el grupo y
con la familia para desarrollar sus capacidades y admitir sus límites. Tendrá un
desarrollo del pensamiento abstracto ligado a horizontes amplios de pensamiento.

5. etapa. Identidad vs confusión de identidad (12-20 años): Edad de la adolescencia. La


virtud es la fidelidad a sí mismo y a sus proyectos. Descubrimiento del mundo
emocional interior. Sentido crítico de lo recibido e «independencia» de criterios.
Descubrimiento de la sexualidad a nivel de pulsión y, sobre todo, a nivel de relación.
Todo esto va creando una conciencia de identidad. Pero, la adolescencia es una etapa
crítica en que se siente la inseguridad, no se sabe lo que se quiere. El adolescente se
preocupa por la impresión que los demás tienen de él. Busca personas que son la
identificación positiva y negativa. Necesita asociarse con grupos en donde se siente una
individualidad. Esta incertidumbre puede generarle un estado de confusión. La
identidad psicológica y biológica se unen en torno a una opción vocacional.

6. etapa. Intimidad vs aislamiento (20-35 años). Juventud. La virtud es el amor, en


cuanto calidad de relaciones interpersonales y en cuanto elemento incondicional de la
responsabilidad y el trabajo. Con una buena identidad la persona puede tener
experiencias de intimidad con el otro: con Dios y con las personas en todos los niveles.
La intimidad se trata de la capacidad de amar y entregarse, de construir un proyecto de
vida con alguien, de una sexualidad vivida sanamente, controlada y enriquecedora.
Época en que se crean vínculos estables y activos, época de tener hijos o de hacer
proyectos definitivos de vida. El amor es real y maduro. Puede participar activa y
plenamente en la vida comunitaria. Pero, si se arrastran las etapas anteriores, pueden
aparecer los problemas de carácter, incapacidad de relaciones auténticas, replegamiento
y aislamiento.

64
7. etapa. Generatividad vs estancamiento (35-65 años). Edad adulta o adultez madura.
La virtud es el cuidado o la solicitud, en cuanto responsabilidad profunda para una
entrega más honda y de autodonación. Se expresa en la capacidad de orientar a otras
personas, a otras generaciones a través de ideas, experiencias y valores. Hay estabilidad
y creatividad, visión de conjunto con perspectiva de futuro. La persona que no
consigue eso se preocupa únicamente de sí misma, toma la vida por su cuenta,
tendencia al egocentrismo, a abandonar las responsabilidades, a prescindir del futuro y
a tener una sensación de confusión y de sin-sentido de la vida.
8. etapa. Integridad vs desesperanza, disgusto. (De los 65 anos en adelante). La vejez.
La virtud es la sabiduría. La integridad del yo se concretiza en la persona que ha
resuelto satisfactoriamente los conflictos precedentes, o sea, está satisfecho consigo
mismo, ha tenido experiencias de intimidad, ha podido tener cuidado hacia las personas
y las cosas. Por su sabiduría consigue integrar los aspectos positivos y negativos,
desprenderse de sí mismo y de su vida para aceptar con tranquilidad la muerte. Mira su
pasado como algo valioso y reconoce la ambigüedad de los logros. Goza de lo vivido y
de lo que tiene con la paz del desasimiento de si. Pero, los que no saben para qué han
vivido y tienen la sensación de haber «perdido el tiempo», le temen a la muerte, viven
en irritabilidad ansiosa por no poder amar ni gozar de nada. Es la desesperación.

A continuación viene una síntesis [cuadro 1: Psicosexualidad] que puede


facilitar la visión de conjunto de los estudios de Erikson. Aparecen las diferentes
etapas, el estadio y modo psicosexual, las crisis psicosociales, el radio de relaciones
significativas, la virtud que se da en la etapa, la patología básica que resulta cuando el
proceso de madurez no ha resuelto la debida crisis y los principios relacionados de
orden social. Acto seguido está otro cuadro donde se encuentra de forma escalonada la
secuencia de las crisis en el desarrollo psicosocial del individuo [Ver cuadro 2].

3.3.2 Ciclos vitales y crisis existenciales


La vida humana está dada por ciclos vitales que van enmarcando los ritmos de
desarrollo del mismo individuo. Dichos ritmos tienen dentro de sí la dinámica que
originan las crisis existenciales y, en la linea de Erikson, Javier Garrido43 presenta un
estudio a la luz de una visión existencial humana. Hay un postulado del cual parte «El
hombre comienza a ser adulto cuando define su libertad». Este fin comienza a lograrse
después de la adolescencia y se consolidará hasta el final de la vida pasando por cuatro
ciclos en los cuales habrá en cada uno una crisis existencial:

43
Cfr. GARRIDO. Javier. Adulto y crisitano. ed. 3. Santander: Sal Terrae, 1989. p. 32-42.

65
LA PSICOSEXUALIDAD
El ciclo vital completado
Estadios Estadios Crisis Radio de Virtud o Patología Principios
O y modos psicosocia relacione valor básica relaciona
etapas psicosocial les s Antipatía dos de
es significati s orden
vas social
I Oral- Confianza Persona Esperanza Retraimie Orden
INFANCI respiratorio, básica maternant nto cósmico
A sensorial- vs e
kinestésico desconfianz
(modos a básica
incorporativ
os)
II Anal-uretral, Autonomía Personas Voluntad Compulsió “Ley y
NIÑEZ muscular vs parentales n orden”
TEMPRA (Retentivo vergüenza,
NA eliminatorio duda
)
III Genital- Iniciativa Familia Finalidad Inhibición Prototipos
EDAD infantil, vs básica ideales
DE locomotor culpa
JUEGO (intrusivo,
inclusivo)
IV “latencia” Industria vs Vecindad y Competen Inercia Orden
EDAD culpa escuela cia tecnológic
ESCOLA o
R
V Pubertad Identidad Grupos de Fidelidad Repudio Cosmovisi
ADOLES vs pares y ón
- confusión exogrupos; ideológica
CENCIA de modelos
identidad de
liderazgo
VI Genitalidad Intimidad Partícipes Amor Exclusivid Pautas de
JUVENT vs en ad cooperació
UD aislamiento amistad, ny
sexo, competició
competició n

66
ny
cooperació
n
VII Procreativid Generativid Trabajo Cuidado Actitud Corrientes
ADULTE ad ad vs dividido y rechazant de
Z estancamie casa e educación
nto compartid y de
a tradición
VIII Generalizaci Integridad “Especie Sabiduría Desdén Sabiduría
VEJEZ ón de los vs humana”
modos desesperan “Mi
sensuales za especie”
Cuadro No. 1

67
68
VIII Integridad vs
Vejez desesperanza
SABIDURÍA
VII Creatividad vs
Adultez estancamiento
CUIDADO
VI Intimidad vs
Juventud aislamiento
AMOR
V Identidad
Adolescenci vs
a confesión
FIDELIDAD
IV Industria vs
Edad inferioridad
escolar COMPETENCIA
III Iniciativa vs
Edad de culpa
juego FINALIDAD
II Autonomía
Niñez vs
temprana vergüenza
VOLUNTAD
I
Infancia Confianza vs
desconfianza

ESPERANZA

- Ciclo entre la adolescencia y la adultez (de los 18 a los 25 años): Crisis de


autoimagen. Pasada la etapa crítica de la adolescencia se espera que haya un cierto
equilibrio emocional que aborda la pregunta "¿qué quiero hacer con mi vida?". El
estilo de vida se desarrolla dentro del medio universitario, la iniciación en un
trabajo, relaciones afectivas de amistad y noviazgo, y un mundo que deja de ser
abstracto y lo coloca de frente a una realidad que no deja de producir confusión.

La confusión tiene que ver con el futuro y el joven duda de lo que ha sido
evidente. Esta situación afecta su autoimagen porque tambien ha sido afectada la
autopercepción que respondía desde una identificación idealista. La crisis de
autoimagen se da por el choque entre el ideal del yo y el yo real.

Esta crisis obliga al joven resituarse de cara al futuro y a llevar a cabo un


proceso de autoconocimiento que le permita una aceptación inicial de sí mismo. El
proyecto de vida asume una nueva condición de libertad que va más allá del deseo y
cuenta con la realidad. Si esta crisis se resuelve adecuadamente, tiene como fruto la
determinación entendida como la decisión por un proyecto de vida personalmente
asumido y que siente auténticamente.

69
- Ciclo del joven adulto (entre los 25 y los 40 años): Crisis de realismo. La persona
tiene un proyecto estable de vida y la tarea de construirlo en el futuro que se hace
presente. Está lanzado a vivir generosamente en las iniciativas, las responsabilidades,
los vínculos y la actividad.

Ahora bien, si la tarea es hecha con responsabilidad, si hay entereza ante las
dificultades, si los vínculos se viven en la polivalencia propia, si hay un conflicto entre
intimidad y acción, si los fracasos golpean la certeza de la opción, entonces, hacia los
35 años adviene la crisis del realismo. Es más radical que la anterior.

La crisis del realismo consiste en darse cuenta de que el mundo en el cual ha


intentado hacer realidad su proyecto de vida no se amolda ni se amoldará jamás a sus
planes y deseos. Y entiéndase por «mundo» el conjunto de realidades en torno a las
cuales se ha configurado la historia. Este «darse cuenta» le permite al mismo hombre
optimizar los recursos de su propia vida y «tener los pies sobre la tierra» para no
malgastar las energías en aquello que podría seguir siendo demasiado ideal.

- Ciclo del adulto maduro (entre los 40 y los 55 años): Crisis de reducción. El
proyecto de vida se vuelca sobre sí mismo y el hombre no se plantea una meta sino la
validez de dicha meta. No se trata de conquistar la realidad sino de aceptarla. Esto no
es fácil porque se da como una segunda adolescencia en la cual el hombre se siente
confuso e inseguro. “¿Merecería la pena tanto esfuerzo, tanta esperanza?”.

La crisis de reducción es llamada así porque el proyecto de vida tiende a


cerrarse en lo alcanzado; porque hay una reducción en la salud, las relaciones humanas
y el protagonismo social; porque tiende a re-pensarse todo lo pensado, querido y
trabajado; y porque la muerte comienza a revelarse como algo real.

Sin embargo, es la época de la madurez en sentido cualitativo. Se recogen los


frutos del trabajo y la dedicación de etapas anteriores. Se tiene la experiencia de la
vida. Se distingue lo esencial de aquello que es accesorio. Hay una eficacia cargada de
conocimiento y de diligencia. Si recordamos a Jung, es la etapa en la cual comienza el
proceso de convergencia de la personalidad y un encuentro profundo con el propio yo.

70
-Ciclo del adulto anciano (a partir de los 55 años): Crisis de impotencia. La edad es
relativa y podría señalarse más aquella en la cual el sistema social y la vida misma se
caracteriza por el retiro profesional, la disminución física, se vive de recuerdos y la
muerte es una realidad. Hay un sentimiento de empobrecimiento de recursos que señala
la cadencia de la curva vital.

La crisis de impotencia está marcada por interrogantes como ¿En qué consiste la
existencia? ¿Para qué vivir si el destino es morir? ¿Merece la pena creer, esperar y
amar? Y sin embargo, es una época de serenidad y sabiduría, de libertad interior en la
simplicidad de la mirada, en el corazón intacto, liberado de todo egocentrismo. La
existencia se basa en la confianza y hay una verdadera paz espiritual.

3.3.3 Desarrollo psicosexual en la vida religiosa


Continuando dentro de una línea humanista dinámica, Prada442 hace un estudio sencillo
que integra el crecimiento y la madurez personal con la opción por la vida religiosa.
Este estudio presenta el desarrollo psicosexual en tres etapas que se dividen a su vez en
fases. De forma breve se puede ver cómo el desarrollo de la sexualidad desde sus
inicios influye en la manera de ser dentro de la opción religiosa:

Etapa 1. Sexualidad Infantil (1 a 12 años)


-Fase 1. Inconsciencia sexual (2 primeros años). Los infantes no están conscientes
cognitiva ni emocionalmente de su sexualidad y la de los otros. Pueden experimentar
placer pero no tienen pensamientos o sentimientos que se relacionen directamente con
la sexualidad. Es importante la actitud de la madre. Puede haber masturbación desde el
primer año de vida. Los padres que actúan negativamente (que el niño permanezca
inocente, puro y sin mancha) pueden causar una fijación durante mucho tiempo o aún
toda la vida.

Adultos fijados en esta etapa manifiestan una psicosexualidad débil.


Experimentan y gozan relativamente poco de la sexualidad. ¿Asexuales? Vacíos aún si
se casan. Religiosos fijos en esta etapa usualmente son vistos como muy prometedores
porque no tienen problemas con la castidad y el celibato. Se confunde así asexualidad
con madurez sexual y tarde que temprano, sobre todo en edad avanzada, aparecen
síntomas neuróticos.
- Fase 2. Despertar sexual (de los 3 a los 7 años). Niños y niñas se dan cuenta que sus
cuerpos son diferentes de los cuerpos de padres y hermanos del sexo opuesto. Este
44
Cfr. PRADA, Rafael. Sexualidad y amor. Bogotá: Paulinas, 1985 (colección experiencias).

71
descubrimiento les puede fascinar: se miran, corren desnudos y se inspeccionan.
Preguntan, adquieren vocabulario sexual, hacen juegos sexuales con sus hermanos y
pares (juegan al papá y a la mamá, a los doctores y a las enfermeras). En esta época los
ninos son muy sensibles a las reacciones de sus padres. Así, padres que manifiesten
disgusto o sorpresa pueden causar regresión del niño a la primera fase. Si las
reacciones son de calma y tranquilidad, se facilitará el desarrollo psicosexual. Si el
niño en otras áreas no-sexuales no experimenta suficiente éxito o placer, fácilmente
puede acudir a una fijación sexual. Los adultos fijos en esta fase prefieren contactos
con personas de su propio sexo o con niños, y si lo hacen con el otro sexo sólo es de
manera no duradera (complejo de Edipo). Los candidatos religiosos que se han fijado
en esta fase tienden a sentirse inadecuados, con sexualidad amenazante por no ser
explorada.

- Fase 3. Sexualidad oculta (de los 7 a los 12 años). Debido a que los comportamientos
sexuales comunes de los niños durante la fase anterior suscitan mucha ansiedad en los
adultos, los niños aprenden que es mejor hacer las cosas «clandestinamente». Llegamos
a la etapa en que aparentemente no hay interés por el sexo opuesto (latencia), pero de
hecho sí hay interés. Si no hay un desarrollo saludable, el niño aprende a ocultar su
sexualidad. Los candidatos religiosos jóovenes y otros adultos fijos en esta etapa son
sexuales secretamente (tienen miedo a que alguien se entere de su sexualidad). Así se
crean mitos, tabúes y miedos que desembocan en autodiscriminación, desvalorización
y autovergüenza.

Etapa 2. Sexualidad adolescente (de los 12 a los 20 años)


Esta etapa es importante porque antecede a la cristalización casi definitiva de la
personalidad. Puede suceder que los aprendizajes positivos de la niñez se reafirmen o
se modifiquen por negativos, o viceversa.

-Fase 1. Fantasía sexual (12 a 15 años). En la abundante fantasía sexual el protagonista


es el adolescente y a ese nivel se van integrando el intelecto, la emoción, la genitalidad
sexual y el romanticismo. Los adolescentes que carezcan de destrezas y competencias
básicas (autoestima y autoconfianza) para relacionarse con el sexo opuesto, o que sean
desanimados por su familia, se fijan fácilmente en esta etapa de «fantasía». Los
religiosos que se fijan en esta fase ejercitan su sexualidad sólo a nivel de fantasía; más
aún, al comparar sus fantasías con su realidad verdadera, tienden a experimentar
desilusiones y resentimientos.

-Fase 2. Preocupación sexual (15 a 18 años). Época de masturbación, pornografía,


chistes, cine rojo, baile, música, ropa, etc. El adolescente se siente fuertemente atraído
por el sexo opuesto. La saturación sexual permitirá que el adolescente se tranquilice, se
calme y comience a prepararse para la universidad y el trabajo. Los adolescentes que se

72
fijan aquí, no maduran hacia un compromiso emocional con el otro y una de las
razones podría ser la posesividad de los padres que le impiden la heterosexualidad.
Candidatos religiosos fijos aquí usualmente están preocupados por el sexo tanto en su
vida privada como social; el sexo es su marco de referencia continuo que les impide
ver otros valores. Hay una tensión crónica entre el voto de castidad y la sexualidad
aumentada. Llega a permitirse expresiones de sexualidad que luego le causan
sentimientos de culpa, confusión de roles, tensiones en la comunidad, etc.

-Fase 3. Relaciones sexuales superficiales (18 a 20 años). Las salidas de grupo


evolucionan a salidas de pareja (caricias, besos, coito). Al relacionarse sexualmente en
esta fase lo hace inicialmente en forma experimental, egocéntrica y mezclada con otras
necesidades y emociones. Las otras emociones y necesidades (intimidad, afecto, ser
independiente, ser superior, ser deseado) luchan con la sexualidad; de ahí nace
fácilmente la inestabilidad y el disturbio. Esta fase es importante porque el adolescente
comienza a conocer sus debilidades y fortalezas, y se prepara para la emancipación del
hogar. El adolescente descubre que hay fuentes de alegría y apoyo fuera del hogar. Si
hay fijación es porque hay temor a progresar hacia interacciones más íntimas y más
intensas. Los candidatos religiosos fijos aquí tienen relaciones con el sexo opuesto de
manera superficial, ambivalente, egocéntrica y conflictiva, y tienden a depender de
figuras de autoridad (padres, directores espirituales, superiores) para que los animen en
sus votos llevados mediocremente.

Etapa 3. Sexualidad adulta (de los 20 años en adelante)

Las personas se tornan psicosexualmente más confiadas, altruistas e integradas.


-Fase 1. Mutualidad psicosexual. (De los 20 a los 30 años). Se da el paso de ver las
relaciones heterosexuales como instrumento para conseguir gratificación y afirmación
a verlas como oportunidad para expresar y compartir cuidado, afecto y confianza. Se
respeta la individualidad y se comparte la vida. Hay personas que llegan a esta fase y
aquí se quedan. Los jóvenes religiosos fijos en esta fase tienen relaciones equilibradas
con el otro sexo pero aún de manera superficial.

-Fase 2. Integración psicosexual (hacia los 30 años). Etapa que dura hasta la muerte.
Las necesidades psicosexuales toman su lugar «dentro de otros valores» y otras
necesidades igualmente innportantes o más importantes. Compromiso vital de la
persona. La sexualidad está integrada a la persona de modo que todos sus actos son
sexuados biológica y psicológicamente. El religioso(a) la acepta y la ofrece por amor al
Reino.

73
CAPÍTULO 4

FORMACIÓN DE LA AFECTIVIDAD

4.1. PROCESOS PERSONALES

La personalidad tiene una estructura básica a la que hemos llamado


estructura yoica en la cual se integran diversos componentes procesuales y dinámicos.
Para nuestro propósito hablaremos de cuatro: autoimagen, autoconcepto, autoestima y
autonomía. Partimos de la base misma del yo y la forma cómo éste se presenta para
hacer un acercamiento a su definición.
Toda persona tiene un yo real, es decir, una definición de su si-mismo a través
de las características que le son propias, tanto aquellas que le dan unidad con el género
como las que lo diferencian. Es lo que los norteamericanos llaman el «self», la
objetivación del propio ser en el reconocimiento de lo positivo y lo negativo. Sin
embargo, al lado del yo real está el yo ideal entendido como aquello que la persona
quiere ser y a lo cual tiende a cada momento de su vida. Se constituye en la luz de su
propia realización humana. El yo ideal ejerce un poderoso influjo -incluso moral- en la
persona. Además, de otra parte está el yo social que se define como la imagen con la
cual nos presentamos a los demás y va en la línea directa con el rol que estamos
desempeñando en determinado contexto. El yo social ha sido presentado por algunos
como la «máscara» con la cual aparecemos en escena; no es ni buena, ni mala a menos
que haya una exageración y persistencia que mantiene una apariencia que nunca da a
conocer lo que verdaderamente somos. Entonces, es en esta tríada del yo real, yo ideal
y yo social donde se intrincan los cuatro componentes nombrados favoreciendo su
evolución.

74
4.1.1 Autoimagen

La autoimagen se define como la imagen mental que nos formamos acerca de


nosotros mismos y surge a partir de aquello que los otros dicen de nosotros, de nuestras
experiencias y de nuestra reflexión. La autoimagen tiene su primera fuente en el
esquema corporal o componente biológico ya que la corporalidad es lo más evidente a
la sexualidad. No queremos hacer un reduccionismo en este apartado, sino -al darle
especial importancia al cuerpo- pretendemos su reconocimiento y aceptación. También
queda claro que no es el único elemento que da lugar a la autoimagen.
El componente biofísico de la sexualidad es más que la suma de células
somáticas, o el conjunto de órganos con una función específica, o el cuerpo como
estructura fisiológica. El componente biofísico es corporalidad. Esto significa que se
une a las otras dimensiones y le da identidad a un individuo, es decir, forma parte de su
personalidad.

El cuerpo tiene unas notas características45 de las cuales resaltamos:


1. El cuerpo es lenguaje. Desde 1920 ya se hablaba que la constitución física de una
persona podía revelar los rasgos de su personalidad. Después, Alexander Lowen lo
ratificó en sus estudios diciendo que «los determinantes de la personalidad y el
carácter están estructurados físicamente»46. Inclusive, hoy la bioenergética y otros
métodos terapéuticos hacen lecturas corporales para determinar los tipos de
enfermedades y sus causas. El cuerpo habla, expresa quién es el individuo que lo
posee.

2. El cuerpo es memoria. Empezando por el genotipo que guarda toda la información


genética de generaciones pasadas. En él están grabadas nuestras experiencias,
empezando por aquellas que pudieron ser
físicamente traumáticas (una fractura, una enfermedad infecto-contagiosa, etc).
Pero, también nuestra historia emocional queda escrita en nuestro cuerpo y le da una
constitución especial. Bastaría con leer los trabajos de Reich y Lowen para
comprender esta afirmación.

3. El cuerpo es encuentro. Desde el inicio la persona es el encuentro de dos células


sexuales que fusionadas dieron lugar al nuevo ser. La corporalidad le permite al
hombre entrar en contacto con los otros desde lo más sencillo como ver a la otra
persona y estrechar su mano hasta lo más íntimo y profundo como la unión sexual-
genital.

45
Cfr. GIMEO-BAYON, Ana. Comprendiendo cómo somos. Dimensiones de la personalidad.
Col. Serenipity, Bilbao: Desclée de Brouwer, 199.p. 73-77.
46
LOWEN citado por GIMENO BAYON. Ibíd., p. 75.

75
El cuerpo como lenguaje, memoria y encuentro nos permite darnos cuenta de
nuestro estado de ánimo, de nuestra forma de comportarnos, de nuestras reacciones
frente a los sucesos previstos o inesperados, de nuestra capacidad de ser afectados por
el medio ambiente, de la posibilidad de trascender e ir más allá del mismo límite
corporal. La sensualidad le da esta posibilidad cuando los sentidos se constituyen en
canales de comunicación entre él y su mundo.

Creemos que la corporalidad como núcleo de la autoimagen puede ser reflexionada


para conocerla, reconocerla y aceptarla. El cuerpo forma parte de nosotros. No
podemos renunciar a él aunque persistan en el ambiente aquellas ideas dualistas
platónicas y maniqueas que llegaron a condenarlo o rechazarlo. Más todavía, llegar a
dignificar su valor en aquel que ha hecho una opción religiosa.

Ejercicio 1: MI MAPA CORPORAL


1. Se comienza haciendo una motivación sobre la importancia del cuerpo y el
reconocimiento que debemos hacer de él. Se puede tener en cuenta que el cuerpo es
lenguaje, memoria y encuentro.

2. Cada persona dispone de la hoja "Mi mapa corporal" donde se encuentra el dibujo
de un desnudo (equivalente a su edad) en el cual tiene la oportunidad de señalar las
partes de su cuerpo que le gustan y las que no (ver anexo 1).
3. Acto seguido la persona reflexiona y escribe las razones por las cuales dichas partes
le gustan o le disgustan.
4. Como actividad complementaria se les invita a recordar su etapa de adolescencia y a
señalar en la misma hoja los cambios que fueron aceptados positivamente y los que
se dieron negativamente. De igual manera, determinar las razones que los hicieron
posititvos o negativos.
5. La socialización en parejas, pequeños grupos o en grupo general es importante. Se
les invita a que compartan lo que deseen de su mapa corporal. Esto genera confianza y
es un paso que permite concebir el cuerpo como algo natural, incluso cuando se habla
de las partes genitales.

Ejercicio 2: REPRESENTACIÓN DE MI CUERPO

76
1. Se hace una motivacion a partir de la importancia de nuestro cuerpoy de la
aceptación que debemos tener hacia él. Una parte de nuestro cuerpo nos es dada por via
genética y la otra, de alguna manera, se ha hecho por el cuidado, la nutrición y la salud.

2. Se le facilita a cada uno una masa de plastilina para que ellos la moldeen hasta lograr
la representación más cercana de su cuerpo. Aunque no haya mayores cualidades
artísticas debe haber buena voluntad para hacerlo lo mejor posible. No es válido hacer
una representación simbólica.

3. Cuando se ha finalizado puede haber un tiempo de observación por parte de los otros
participantes. El punto central e importante es que haya una presentación verbal de
cada uno con la ayuda de la representación en plastilina donde se exponga « ¿Quién
soy yo a través de mi cuerpo?»
4. Algunas de las preguntas para la reflexión y el diálogo son: ¿Me siento satisfecho
con mi representación? ¿Qué partes de mi cuerpo fueron fáciles de moldear? ¿Cuáles
fueron difíciles? ¿Por qué? ¿Estas partes coinciden con las que me gustan y me
disgustan de mi cuerpo? ¿La representación la hice vestida o desnuda? ¿Por qué?

Ejercicio 3: CONTACTO Y CARICIA CORPORAL

1. La piel es el límite máximo de nuestra zona personal de protección. Cuando


permitimos que alguien nos toque es porque tenemos confianza en esa persona. Pero, el
nivel de confianza determina la naturaleza, la intensidad y el lugar del contacto. No es
lo mismo abrazar que besar, no todos los abrazos son iguales, ni todos los besos se dan
en la misma parte.
2. Dentro del contacto y la caricia aparece la sensibilidad, es decir, juegan su papel los
diferentes sentidos que poseemos: la vista, el ofdo, el gusto, el olfato y el tacto. En este
ejercicio pondremos a prueba algunos de ellos.
3. Por parejas cada uno tendrá un tiempo corto para observar el rostro de la otra
persona. Quien es observado puede cerrar los ojos para facilitar el recorrido visual que
la otra persona hace por cada zona de su cara.
4. Luego, de nuevo cada uno tendrá un tiempo para hacer dicho recorrido con los dedos
en el rostro de su compañero. Aunque el tiempo es corto puede parecer largo para
algunas personas, por eso se pide que finalicen cuando se indique.
5. Al interior de cada pareja dialogan acerca de las preguntas que vienen a continuación
y luego pueden ser socializadas a todo el grupo: ¿Cómo me sentí (como agente activo y
pasivo)? ¿Qué descubrí en mismo? ¿Qué descubrí en el otro?
6. Por diferentes circunstancias puede resultar que el trabajar con otra persona sea
"violento", sobre todo si hay un pudor excesivo por el propio rostro o demasiado
respeto para tocar el rostro de la otra persona. Entonces, una variante de este ejercicio
puede ser la utilización de un espejo llevando a cabo lo señalado en los puntos 3 y 4

77
por sí mismos. Si se hace el ejercicio con esta variante valdría la pena revisar lo que
hay subyacente como prejuicios, temores o inseguridades.
EJERCICIO 4: UNA CARTA A MI CUERPO47

1. Para facilitar el desarrollo del ejercicio se necesita de un espacio amplio y que cada
persona pueda contar con dos sillas. Cada quien visualiza mentalmente su cuerpo.
Emplea unos minutos en recorrerlo con la imaginación y observar cómo se siente con
respecto a él y cada una de sus partes. Luego lo ubica en la silla que ha colocado al
frente suyo.
2. Al principio cada quien ha recibido dos hojas. En una de ellas escribe una carta a su
cuerpo en donde explica todo lo que aprecia de él y los resentimientos que pueda tener
con respecto a él.
3. Terminado el punto anterior, se cambia a la otra silla y se imagina que ahora es «su
cuerpo» que le escribe a él. En esta carta de contestación «su cuerpo» le cuenta todos
los agradecimientos y resentimientos que guarda por la manera cómo él lo trata.
4. Se reflexiona en torno a las siguientes preguntas: ¿has aprendido algo de tu manera
de vivir tu dimensión corporal? ¿Quiéres cambiar algo de ello? ¿Cómo lo harás?

Ejercicio 5: MI CUERPO HABLA DE MÍ

1. Se ha dicho que el cuerpo y sus partes tienen lenguaje y comunican formas de ser.
Las otras personas hacen lectura de nuestra personalidad a través de nuestro cuerpo.
Por eso, vamos a trabajar este ejercicio por parejas (preferiblemente con aquella
persona con la cual tengamos un buen conocimiento).

2. A cada persona se le entrega la hoja “mi cuerpo habla de mí” (Ver anexo 2). Esta
hoja tiene tres columnas. En la primera aparecen las siguientes partes o acciones del
cuerpo: cabello, ojos, labios, manos, brazos, pechos, piernas, constitución física,
manera de sentarme y manera de andar (es posible añadir otras).

3. La segunda y tercera columnas son espacios en blanco. La persona toma su hoja y


responde brevemente a la siguiente pregunta: «¿Qué dice(n) mi(s)... acerca de mí?»
colocando cada parte de la primera columna en el espacio de la pregunta. Es
conveniente no racionalizar la respuesta buscando palabras adecuadas o lo que nos
gustaría que dijera esa parte de nosotros. Las respuestas espontáneas son las mejores.

47
Ibíd., p. 96.

78
4. Acabada esta primera parte, la persona le entrega su hoja a su compañero de trabajo
(doblada de tal forma que no vea lo que ha escrito). Ella responderá a la misma
pregunta en tercera persona, por ejemplo «¿Qué dice su cabello acerca de él?». Las
respuestas deben ser breves y sinceras.
5. Al finalizar la segunda parte, intercambian de nuevo las hojas y leen lo escrito.
¿Dónde hay coincidencias? ¿Dónde hay divergencias? ¿Qué descubrió de las partes de
su cuerpo?

Ejercicio 6: MIS SENTIDOS SE EXPRESAN48

1. Este ejercicio es una variante del anterior. Los sentidos forman entre sí una red de
expresión. Ellos hablan de la persona y la relacionan con el mundo. Nuestra mirada,
nuestra voz y el movimiento de nuestro cuerpo son reveladores de lo que pensamos,
sentimos y actuamos. Se invita al grupo para que cada uno se sienta consciente de lo
que viene a continuación.

2. Mi mirada: ¿Soy consciente de que mis ojos hablan? ¿Qué expresan? ¿Bondad,
dulzura, comprensión? ¿Juicio, reprobación, amenaza? ¿Alegría, tristeza? ¿Qué dicen
mis ojos? ¿Soy capaz de percibir lo que transmiten a las personas? ¿Cómo es mi
mirada? ¿Directa, intensa, huidiza, turbada?

3. Mi voz: ¿Soy capaz de abrir mi boca? ¿En qué situaciones el sonido de mi voz sale
claro, firme, seguro? ¿En cuáles me quedo mudo? ¿El tono de mi voz es fuerte,
tajante, brusco, autoritario? Cuando hablo, ¿qué sensación me produce la reacción de
mis oyentes?

4. Mi cuerpo en movimiento: ¿Cómo es la expresión de mi rostro? ¿Cómo es mi


sonrisa? ¿Cómo es mi manera de andar? ¿Vacilante, segura? ¿Se abren mis brazos
fácilmente o tienden a estar pegados a mi cuerpo? ¿Me gusta tocar a las otras personas?
¿Qué expresa mi modo de tocar?

Ejercicio 7: RELAJACIÓN E INTERIORIZACIÓN DE NUESTRA


SEXUALIDAD49

1. Esta es una técnica de interiorización que ayuda al reconocimiento del propio cuerpo
y la manera como se puede integrar a la vida afectiva facilitando la vivencia de la
castidad consagrada. Se facilita un ambiente de tranquilidad con el suficiente espacio
para tomar la posición más cómoda. La música adecuada (agua que corre,
instrumental) puede ser un medio de ayuda eficaz.

48
LACASSE, Micheline. De la cabeza al corazón. Bilbao: Sal Térrae, 1995. p. 60-62.
49
Cfr. PRADA. OP. Cit. p. 179-183

79
2. El animador utiliza el tono de voz adecuado y puede seguir el guión siguiente:

Cierra los ojos y siéntete tranquilo. Respira suave y profundamente. En este momento
tu cerebro está produciendo ondas alfa, que son ondas de descanso y relajación.
Quédate tranquilo. Inhala el aire por la nariz y exhálalo por la boca.
Imagina el número 3, bien grande y brillante. Significa relajación física. Respira en
profundidad. Ahora imagina tu pie derecho y comienza a relajarlo. Siente cómo la
sangre bulle por tu pie. Los músculos se sueltan. Se siente bien. La relajación va
subiendo a la rodilla. Siente cómo tu pierna se relaja. Haz lo mismo con tu pierna
izquierda... Siente tus piernas como una gelatina. Se siente agradable. Concéntrate en
tu mano derecha. Aflójala y haz que tu sangre corra por las venas sin dificultad. Haz
lo mismo con la mano izquierda. No olvides respirar profundamente.
Imagina ahora tus glúteos y relájalos. Tus caderas y relájalos. Tus órganos sexuales y
relájalos. Se siente bien. Respira. Concéntrate ahora en tu estómago...órganos
digestivos... pancreas... riñones...hígado... pulmones... pecho... corazón... Se siente
bien, muy agradable. Concéntrate ahora en tu espalda y columna vertebral. Suelta los
músculos, las vértebras y los ligamentos. Relaja tu cuello. Imagínate que le están
dando un masaje suave. Ahora concéntrate en tu cabeza. Siente un aire fresco que
recorre tu cara. Suelta el mentón... los pómulos... tu boca... tu nariz... tus párpados
están pesados... tu frente tersa... tu cuero cabelludo está relajado. Respira
profundamente. Te imaginas ahora que de tu cuerpo sale una energía positiva, como
una ola que se derrama por todo el cuerpo hasta tus pies mientras te repites «Yo soy
energía». Cinco veces. Una... dos...

Ahora vamos a pasar a la segunda parte. Imagina el número 2, bien grande y


brillante. Este número va a significar relajación mental. Repítete internamente
despacio y en profundidad estas palabras: «paz... tranquilidad... coherencia...
descanso...». Tu mente está tranquila, nada te preocupa. Ahora imagina un lugar muy
tranquilo, no conocido (playa, bosque, lago). Vas a descansar unos minutos en este
lugar ideal. Contempla el lugar, respira y repite las palabras.

Pasamos ahora al plano básico. Imagina el número 1 bien grande y brillante. Este
número significa relajación profunda, laboratorio donde puedes trabajar tus
problemas anteriores, condicionarte positivamente para el futuro y vivir tus
experiencias actuales de manera positiva. Imagina una escalera con diez peldaños,
vamos bajando poco a poco, cada escala significa un nivel más profundo de
relajación. Escalas 10, 9, 8... Relájate... respira... escalas 7, 6, 5... Relájate... (Hasta
llegar a la última).
Con este ejercicio vas a lograr reconocer y aceptar tu cuerpo un poco más. Vamos a
volver sobre él repasando cada una de sus partes como si tu vista fuera un rayo de luz.

80
Vamos a ir desde los pies hasta la cabeza. Mira tus pies, ¿te gustan? ¿Por qué te
gustan/ disgustan? Dale gracias a tus pies porque con ellos has podido caminar,
correr, bailar...y diles «Quiero seguir contando con ustedes. Los voy a cuidar. No se
van a enfermar. Forman parte de mí y así los quiero» (Y así se nombra cada parte
preguntándose si le agrada o no, dándole gracias por la función que ha prestado y
expresando un sentimiento positivo hacia ellos. No se olvide nombrar las partes
genitales).

Vamos finalizando, has trabajado muy bien. Este ejercicio lo puedes hacer tú mismo
para seguir aceptando tu propio cuerpo. Recuerda decirte cosas positivas. Respira.
Voy a contar de uno a tres y saldrás de tu estado de relajación. Te vas a sentir muy
bien y con mucha energía. Mueve poco a poco tu cuerpo, tu cabeza, respira y abre los
ojos. Muy bien.

4.1.2 Autoconcepto

Aunque sea difícil establecer el límite entre autoimagen y autoconcepto y,


además, el de estos dos con la autoestima, el autoconcepto es otro componente de la
estructura yoica de suma importancia en la personalidad. Se define como la
identificación de las características que le son propias a un indiuiduo, es decir, es la
autodefinición del sí-mismo.

El hombre tiene la capacidad de descubrir el mundo que le rodea y de construir


una representación interna de los elementos que le son significativos. También, de la
misma manera, construye teorías y conceptos sobre sí mismo. Si en lo primero el sujeto
dice cómo ve las cosas del mundo que le rodea, en el autoconcepto revela cómo se ve a
sí mismo.

El autoconcepto es un proceso y un resultado de la vida misma. Se constituye a


través del tiempo con los éxitos y los fracasos, los miedos y las inseguridades, las
sensaciones físicas, los placeres y los disgustos, y las experiencias significativas.
Además, sin duda, está influenciado en gran medida por aquellas personas que ejercen
autoridad sobre él o con las cuales existe una relación afectiva. Por eso, una forma de
potenciar el autoconcepto -especialmente en la niñez y la juventud- es que los padres y
maestros no creen autoconceptos negativos o hagan comparaciones para señalar
incapacidades. Lo anterior tiene especial importancia en la formación para la vida
religiosa.

81
En las primeras etapas el joven religioso debe iniciar su crecimiento en su
opción y por eso debe construir un autoconcepto como consagrado. El formador debe
potenciar dicho crecimiento respetando la singularidad del individuo y reconociendo
cada una de sus características. En ocasiones ocurre que el formador o el grupo hacen
un señalamiento sobre alguna de estas características o sobre algún comportamiento y
se «bautiza» al individuo incluso cuando se quiere resaltar algo positivo. Por ejemplo,
aquel joven que demuestra virtud espiritual o intelectual le apodan el «santo» o el
«sabio». Más aún, cuando se trata de algo negativo dicho señalamiento va a estar
martillándole de forma desagradable sin darle espacio para cambiar o para demostrar
otras cualidades.

El autoconcepto implica tanto la razón como la emoción. Sin embargo, es la


razón la que establece la definición del sí-mismo. Por eso hay que saber que la razón
posee dentro de sí un filtro que le permite establecer el «cómo me veo». Albert Ellis50,
padre de la terapia racional-emotiva ha establecido desde la psicología cognitiva que
las ideas que poseemos en nuestro interior son las que hacen que, ante el mismo
acontecimiento (estímulo, evento, hecho), el comportamiento de las personas
(consecuencias, reacciones) sea distinto.

Esta teoría nos sirve para comprender cómo estas mismas ideas o creencias que
poseemos también determinan nuestro autoconcepto. Ellis las ha llamado «ideas no-
racionales»51 y son las siguientes:
1. «Para ser feliz es necesario que todas las personas que están en mi entorno me
amen, me tengan simpatía y me aprueben».
2. «Para considerarme valioso debo ser profundamente competente, adecuado y capaz
de conseguir los objetivos en todos los aspectos posibles».

3. «Algunas personas son malas, malvadas, viciosas y deben ser severamente


censuradas y castigadas por su maldad. Incluso yo si pertenezco a esta categoíia
de personas».

4. «Cuando las cosas no salen como yo las deseo es algo espantoso y catastrófico».
5. «Mi felicidad tiene su fuente en el exterior y en los acontecimientos que suceden y
tengo poco o ningún control sobre mis penas y mis trastornos emotivos».

50
Cfr. ELLIS, Albert y HARPER, R. A new guide to racional living. Wilshire books. North
Hollywood. California,1975. ELLIS, Albert. Razón y emoción en psicoterapia. Bilbo: Desclée
de Brouwer, 1980.
51
Cfr. AUGER, Lucien. Ayudarse a sí mismo. Una terapia de la razón. Santander: Sal Terrae,
987. –ÁLVAREZ, Ramiro. Para salir del laberinto. Santander: Sal Terrae, 1992. p. 119-149.

82
6. «Si algo puede resultar peligroso o espantoso, me debo preocupar terriblemente por
ello y atormentarme sin cesar por tal eventualidad».
7. «Es más fácil rehuir las eventualidades de la vida e intentar evadirme de las propias
responsabilidades que hacerles frente».
8. «Mi vida pasada es el determinante supremo de mi acción presente y, dado que
algún elemento ha afectado profundamente mi vida, es inevitable que ese influjo
dure para siempre».

9. «Hay siempre una solución buena, precisa y perfecta para mis problemas, y es una
catástrofe no dar con esa solución».

10. «Mi propia felicidad es alcanzable mediante la inercia y la inacción».

11. «Siempre necesito apoyarme en alguien más fuerte, más sabio»

Nótese que cada idea no-racional lleva implícita una manera de concebirse a sí
mismo y una forma de alimentar el autoconcepto. Si las vemos en su conjunto se revela
la dependencia en los otros, la hiper-autocrítica, la supravaloración de los
acontecimientos, la heteronomía, el desconocimiento de capacidades, el «anclaje»
asfixiante a la historia personal, la ansiedad en la competencia y la falta de valoración
del ser. Valdria la pena detenerse en cada una pero lo importante es hacer que la
persona reconozca la idea no-racional con la cual está "casado" permitiendo que se
oxigene su autoconcepto.

Ejercicio 1: HABLEMOS DE USTED MISMO

1. Una de las formas más ricas y naturales para saber qué visión tenemos de nosotros
mismos es expresarnos libremente sobre nuestro yo. De hecho es una propuesta
utilizada cuando se quiere salir de la estructura de un test o de cualquier instrumento
con respuestas predefinidas y espacio limitado que podría ser más práctica a la hora de
sistematizar la información.

2. Para hacerlo se trata de que la persona se sienta tranquila generando un ambiente


favorable. Se le pide que suponga la presencia de otra persona que sencillamente le
dice: «Durante el tiempo que sigue, hable de Ud. mismo». Entonces, hace una
descripción libre de su personalidad. Para registrar lo que va diciendo puede utilizar
papel y lápiz o tener a la mano una grabadora. Hacer el registro es conveniente por
cuanto le facilitará después hacer la reflexión sobre lo que ha dicho.

83
3. Si el ejercicio se hace en grupo, entonces, no tendráa que imaginar al interlocutor
porque es real. El trabajo puede realizarse en parejas, pequeños grupos o en el gran
grupo. Siempre será conveniente que el registro lo haga uno de los que escucha.

4. Finalizado lo anterior, hace lectura del registro hecho (o escucha la grabación) y


toma conciencia de lo que dijo: rasgos relevantes, rasgos que nombró sutilmente,
características positivas y negativas, rasgos que dijo de los cuales tiene seguridad, o de
los que no está convencido plenamente, o aquellas que le faltó decir. También,
reconocer las cualidades que dijo para "quedar bien" y que son su máscara.
5. La descripción aunque sea libre puede tener un guión de ayuda teniendo en cuenta
las dimensiones de la persona: física, psíquica, social, comunicativa, profesional y
espiritual. Cuando el ejercicio se hace en grupo, es posible que los otros confronten la
información si ha habido conocimiento mutuo.

Ejercicio 2: LAS LISTAS 52

1. Nombrar las características que poseemos puede ser más facil. Para ello se le pide a
la persona que elabore dos listas. La primera será la de todas aquellas que considera
cualidades o factores personales positivos: atributos físicos, habilidades, talentos,
dones.

2. En la segunda lista se hace una enumeración de las debilidades. De aquello que


considera como sus defectos y los quiere trabajar –o está trabajando- en sí mismo.
3. Ambas listas pueden ser complementadas a través de los días. Además, es interesante
observar que lista surge más ráapidamente y preguntarse el porqué.

Ejercicio 3: YO SOY MI HISTORIA PERSONAL

1. Todo hombre posee una historia que ha determinado su ser actual. Esa historia le
permite comprender muchos rasgos de su personalidad. El siguiente ejercicio es una
ayuda para recuperar dicha historia aceptándola con afecto. No estamos diciendo «para
apegarnos a ella», o anorar lo que pudo haber sido y nunca fue o cultivar un
determinismo sobre el presente y el futuro.
2. En un ambiente tranquilo y, tal vez, después de una técnica de relajación se le
entrega a cada persona el instrumento "Yo soy mi historia personal" para ser
diligenciado (ver anexo 3). Dicho instrumento es una rejilla que cruza las grandes

52
Cfr. POEWLL, John. La felicidad es una tarea interior. Santander: Sal Terrae, 1996. p. 35.

84
etapas de crecimiento con la propia vida a través de las personas, los lugares y
acontecimientos y su repercusión en la propia existencia.
3. Es posible que el espacio sea insuficiente. Para ello basta prever hojas que se puedan
anexar al instrumento. También es conveniente que el joven sepa que la información es
de carácter personal.

4. Una variante de este instrumento sería la especificación por años considerando las
relaciones familiares y sociales, las experiencias educativas, religiosas y culturales53.

Ejercicio 4: LA VENTANA DE JOHARI


1. Esta técnica es conocida desde hace algunos años y permite que la persona
reconozca contenidos de su personalidad por su propia parte y de las personas que
pertenecen a su grupo de referencia. Hay cuatro contenidos básicos que tienen los
siguientes nombres: la zona libre (lo que yo sé de mí que los demás también saben), la
zona secreta (lo que yo sé de mí que los demás no saben), la zona ciega (lo que los
demás saben de mí que yo no sé) y la zona oculta (lo que ni yo ni los demás saben de
mí).

2. Uno de los propósitos es establecer el contenido de cada zona y el flujo que se da


entre una y otra. Es decir, cómo a través de la comunicación y la vida misma,
determinado contenido de la zona oculta pasa a la zona secreta u oculta y, luego, a la
zona libre. Incluso, saber qué zona es más abundante en su contenido teniendo en
cuenta el grupo al cual se pertenece. Cencini54 desarrolla una explicación más amplia a
este respecto.

Ejercicio 5: IDENTIFICACIÓN DE MIS IDEAS NO-RACIONALES


1. Hablando del autoconcepto hicimos una breve explicación de la influencia que
tienen en nosotros determinadas ideas o creencias que han sido llamadas ideas no-
racionales por la terapia racional- emotiva. Estas afectan no sólo las relaciones con los
demás y con el mundo, sino la concepción de nuestro propio self.
2. A continuación aparecen 20 afirmaciones o reacciones a situaciones determinadas.
Consiste en identificar la idea racional que subyace en cada una de ellas (remítase a lo
expuesto en el principio de este apartado).
1. «Lo que me ha ocurrido este fin de semana ha sido algo espantoso. A ninguno le
ha pasado una cosa igual».

53
MEZA, José Luis. La afectividad y el proyectovpersonal de vida. Bogotá: Libros y Libres,
1996.p. 135-37.
54
CENCINI, A. y MANENTI. Psicología y Formación. México: Paulinas, 1994. p. 41-43.

85
2. «De pequeño siempre le tuve miedo a mi padre, por eso, hoy le tengo miedo a
aquellas personas que tienen autoridad sobre mí».
3. «Es tal el miedo que tengo fracasar en el examen, que no logro dormir».

4. «¿Qué quiere que haga? Mejor espero a que esto pase»


5. «Mi vecino es un salvaje. Todos los días llega borracho y Ie pega a su esposa. Si
pudiera lo...»
6. «Desde que fui cambiado de comunidad mi vida se ha vuelto triste y las cosas
han perdido su sentido».
7. «Para qué aprender a tocar guitarra si no tengo buen oído y nunca llegaría a tocar
bien»
8. «Los alumnos, despues de todo, deben respetar y estimar a sus maestros»
9. «Cuando fulano, con el cual hemos discutido alguna vez, viene a la comunidad
yo me las arreglo para ausentarme y evitar problemas»
10. «Si mis padres me hubieran educado mejor yo no sería como soy»
11. «Ayer deseé que a fulano le pasara una desgracia. Qué malvado soy. Soy un vil
pecador»
12. « ¿Cómo podría ser feliz sin ti (sin tu apoyo)?»

13. «Probablemente el director se va a poner de mal genio conmigo. Cuando lo pienso


se me hace un nudo en la garganta y me tiemblan las piernas»

14. «Fulano no me ha estimado nunca. Siempre anda buscando mi talón de


Aquiles. Y lo niega»

15. «En la reunión comunitaria estaba desesperado. Por eso me puse a hacer monitos en
mi agenda y a leer una revista»
16. «E1 acto fue un desastre porque no comenzamos a la hora y se extendió más del
tiempo previsto»
17. «EI error que cometí nos ha costado una demanda. ¡Qué estúpido he sido! Voy a
renunciar»
18. «Cuando estaba en la universidad mi maestro de Biblia era aburrido y
dogmático, por eso, nunca me gustará la teología»
19. «No tengo fuerzas en absoluto para asumir lo que me ha encomendado el
provincial»

86
20. «Es preciso que le encuentre la solución al problema que tenemos. De lo
contrario todo puede venir abajo».

3. Después de hacer una identificación individual, se puede hacer un feedback conjunto


para mirar coincidencias y discrepancias. Es posible que alguna afirmación tenga
varias posibilidades de respuesta.

4. Como lo más importante es reconocer las ideas no-racionales propias, se invita a


cada uno a hacerlo de la siguiente manera: a) Recuerde algunos acontecimientos que le
hayan sucedido en la última semana (cinco es un buen número); b) Recuerde la manera
como reaccionó frente a ellos y la idea (la primera idea) que vino a su mente y
escríbala (por lo menos una para cada situacion); c). Señale cuáles de ellas fueron no-
racionales; d). Determine cuál hubiera sido la reacción más conveniente y la
confrontación a la idea no-racional.
5. La confrontación se entiende como el ejercicio que hace la persona para darse cuenta
si las ideas que bullen en su interior frente a determinado acontecimiento son realistas
o no, racionales o no. Si no lo son, entonces hay que cambiarlas.

4.1.3 Autoestima
Si el autoconcepto es la identificación de nuestras características autoestima es
la valoración que hacemos de las mismas. Es el sentido de verse a sí mismo con
bondad y valor que se concreta en confianza y seguridad en sí mismo. "Es la
satisfacción personal del individuo consigo mismo, la eficacia de su propio
funcionamiento y una evaluativa aprobación que él siente hacia sí mismo"55.

Al igual que la autoimagen y el autoconcepto, la autoestima está influenciada por


las personas significativas al individuo, todavía más cuando está en las primeras etapas
de su desarrollo. Si recordamos a Erikson, ésta enraiza desde la primera etapa cuando
el niño comienza a ganar confianza en relación con su madre de quien recibe cariño y
protección. En adelante, las otras personas que guardan alguna referencia con él podrán
incidir en su propia capacidad de aceptarse y quererse a sí mismo.

Si lo llevamos a la formación en la vida religiosa, también debemos reconocer que


el formador y el grupo en el cual se desenvuelve el joven ejercen tal influencia. Por

55
OÑATE, María Pilar de. El Autoconcepto. Madrid: Nancea, 1989. p. 78

87
eso, dentro de la formación han de tenerse en cuenta algunos criterios para potenciar
una sana autoestima como:
1. La competitividad, entendida como la capacidad para llevar a cabo algo
reconociendo los límites y las dificultades. La competitividad lleva a un
reconocimiento personal sano. No se confunda con competencia que produce roces
entre las personas y un afán por sobresalir sobre los otros.
2. La libertad para tomar decisiones significatiuas incluso cuando la elección lleve a
cometer errores.
3. El respeto, ya que el otro es alguien importante y merece ser reconocido en su valor.

4. El afecto, haciendo que la relación sea acogedora y dignifique a la persona.

5. El control entendido como una orientación definida, establecida y firme que no


tienda a un permisivismo o a una vigilancia asfixiante.
6. El reconocimiento de los logros conseguidos sin hacer una insistencia única o
exagerada en los fracasos.

Una sana autoestima nos permite la autoaceptación de lo que somos y hacemos en


su justa medida. Evita el autocastigo o tener sentimientos de culpa no merecidos. En la
seguridad y la confianza propia podemos vivir auténticamente y afrontar las situaciones
que se nos presentan sin perder el equilibrio aunque éstas nos afecten. La autoestima
podría ser vista como una disposición personal y perdurable caracterizada por la
consistencia
temporal y como un resultado de la autoevaluación regulada por los eventos
ambientales.

De lo anterior se deduce que la autoestima tiene dos procesos que coexisten. La


autoestima expresada como un sentimiento perdurable de la persona hacia sí misma y
la autoestima expresada como emoción-reacción ante un hecho puntual que intensifica
o reduce dicho sentimiento.

Ejercido 1: Ml AUTOESTIMA DENTRO DE LA VIDA COTIDIANA

1. Nuestra autoestima tiene dos procesos que se embridan mutuamente: como


sentimiento y como emoción. Esto significa que, aunque las personas tengan bajos o

88
altos niveles de autoestima, dicho nivel fluctúa de acuerdo con las circunstancias que
ocurren. Es humano ser susceptible a las cosas que nos pasan, sean positivas o
negativas y la diferencia radica en que el grado de afectación varía de una persona a
otra, es decir, una misma situación puede afectar grandemente a una persona y
mínimamente a otra.

2. El siguiente ejercicio pretende hacer una «graficación» de los niveles de afectación


producidos por algunas situaciones de la vida cotidiana. Es difícil «traducir» una
emoción a una escala numérica pero lo podemos intentar tratando de acercar ese algo
interno y exteriorizarlo en algo material como una hoja de papel.
3 Se le entrega a cada participante una copia del instrumento “Mi autoestima dentro de
la vida cotidiana" (ver anexo 4) en donde aparece una línea horizontal con diez barras
en blanco. Al lado izquierdo hay un eje vertical que representa una escala-de valor de 1
a 10. Se lee cada una de las situaciones que aparecen en el siguiente punto dejando el
tiempo para reflexionar (pensar y sentir) la siguiente pregunta: «¿Cuánto afecta mi
autoestima esta situación?». Como si fuera un termómetro, la barra será rellenada
hasta el grado de la escala de valor que mejor representa el nivel de afectación de
determinada situación. A mayor afectación más área de la barra será rellenada y
viceversa. Téngase en cuenta que las situaciones negativas se llenan del eje horizontal
hacia abajo y sus valores son negativos.

4. A continuación aparece una lista de veinte situaciones (las primeras diez son
negativas y las otras diez positivas) para ser leídas dejando el tiempo necesario de tal
manera que la persona se haga la pregunta y proceda a rellenar la respectiva barra. Es
necesario evitar al máximo la racionalización de la respuesta.

Situaciones negativas

1) Mis mejores amigos están organizando una fiesta y no me van a invitar.


2) Saqué una pésima nota en un trabajo al cual le dediqué cantidad de tiempo.
3) Tuve un altercado con un Hermano de comunidad y desde hace una semana no nos
hablamos.
4) Este fin de semana supe que mis padres se van a separar.
5) Mi equipo favorito de fútbol perdió un partido importante.
6) Perdí una materia en la universidad y me toca repetirla en el siguiente semestre.
7) Un Hermano me dijo que mi forma de vestir y de hablar dejaba mucho qué desear.
8) En la escuela recibí un comunicado donde se me informa que los alumnos no
entienden mi materia y que soy un mal maestro.
9) Un Hermano al cual aprecio bastante se va a retirar de la comunidad.
10) Una joven que me cae bien me despreció una invitación para ir al cine.

Situaciones positivas

89
1. Un estudiante se me acercó y me dio las gracias por un consejo que le di hace unos
días y con el cual pudo resolver su problema.
2. Recibí la noticia de que en mi casa uno de mis hermanos se va a casar (o se va a
graduar como universitario).
3. Ganamos un partido importante de fútbol con el equipo al cual pertenezco.
4. Obtuve una excelente nota en una sustentación a la cual le dediqué mucho tiempo de
preparación.
5. Esta semana se me acercó un grupo de padres de familia y me dijo que era
«carismático» en mi trabajo y que me hacía querer de los estudiantes.
6. Mis hermanos de comunidad celebraron mi cumpleaños y las palabras de uno de
ellos fueron muy significativas. 7. Me gané una beca para hacer un curso que deseaba
hacer.
8. Fui delegado por la comunidad para representarla en un evento nacional.
9. Una persona a la cual admiro me dijo que sería un gran religioso.
10) La comunidad recibió un premio por su misión apostólica en el país.

5. Después se procede a hacer un análisis del instrumento con ayuda de las


preguntas que vienen a continuación. Hay que tener en cuenta que la autoestima tiene
que ver con nuestro sistema de valores, nuestra relación con las personas y con las
cosas, y la significatividad que éstas tienen para nosotros.
1) ¿Cuál situación negativa afectó más mi autoestima y cuál menos? cPor qué?
2. ¿Cuál situación positiva me afectó más y cuál menos? Por qué?
3. ¿Estas situaciones son de qué naturaleza?
4. ¿Soy más susceptible a las situaciones positivas? a las negativas?
5. ¿Qué implicaciones tiene para mi vida el que mi autoestima se afecte
fácil/difícilmente?
6. ¿Cómo hacer para que lo negativo no incida fuertemente en mi autoestima?

Ejercicio 2: LA SILLA VACÍA56


1. Se trata de ser conscientes sobre lo que sentimos cuando nos colocamos de cara a
nosotros mismos. Por eso, se invita a que cada quien tome una posición cómoda,
relajada, de respiración tranquila y con la mente serena. Un ejercicio de relajación
puede ayudar perfectamente en este primer paso.
2. El orientador dice: «Con los ojos cerrados vamos a imaginar una silla a unos tres
metros de distancia de la nuestra. Nos damos cuenta de las características de la silla. De
pronto, de la penumbra, sale una persona que conoces y se sienta. Date cuenta de la
forma como te mira. Le dices algo (lo que tú quieras) y te das cuenta de su reacción».

56
Cfr. POWELL. Op. Cit. p. 34.

90
3. Agrega: «Ahora, te vas a imaginar que viene otra persona. Eres tú mismo. Se sienta
en la silla y se observan mutuamente. Date cuenta de cómo está, de los gestos que hace
y de su postura. Vas a pedirle que hable de ti y que responda a las siguientes preguntas:
¿Qué es lo que más le gusta de ti? ¿Qué es lo que menos te gusta de ti? ¿Qué le
gustaría que aceptaras de ti mismo? ¿Qué es lo que te hace agradable/ desagradable
frente a los demás? Escucha cada respuesta con atención y no la olvides.
4. Las preguntas se refieren a todas las dimensiones, no sólo a lo físico. Es posible
agregar o suprimir alguna de ellas. Después, se pide a cada uno que haga un registro de
la experiencia. Y, si es posible, se puede compartir.

Ejercicio 3: UN ANUNCIO DE MÍ MISMO


1. Este es un ejercicio sencillo que puede ser utilizado para hacer una confrontacion de
primera mano con el conocimiento de sí mismo y el reconocimiento de nuestras
propias cualidades y capacidades.
2. Con un tiempo determinado y una buena motivación, se pide a cada uno que redacte
un anuncio de prensa (a manera de clasificado) sobre sí mismo. Un esquema puede ser
el siguiente: nombre, cualidades, cosas que hace bien y campos de trabajo en los que se
podría desempeñar.

3. Finalizado el punto 2 viene un tiempo para compartir la experiencia. ¿Cómo se


sintieron? ¿Facilidades? ¿Dificultades? ¿Se sienten satisfechos con el anuncio que
hicieron de sí mismos? 4. Este ejercicio tiene la posibilidad de seguir siendo
enriquecido a través de los días. Se les pide que lo dejen en su lugar de trabajo y le
agreguen más contenido.

4.1.4 Autonomia

Pensar en un hombre que es protagonista de su propia vida es pensar en un hombre


autónomo. Si se rige por el concepto que encierra esta cualidad, se debe entender que
le da al hombre la capacidad para regir su existencia, situarse en su realidad, ser
consciente de sus posibilidades y ser capaz de llevar a cabo una transformación
personal y social.
En el hombre autónomo subyace una ética de responsabilidad que es bien
diferente a una ética del éxito que santifica los medios en función de los fines y que
considera como bueno todo lo que funciona o le proporciona beneficios, poder o placer.
También es diferente a una ética de intenciones que tiene una orientación más o menos
neutral de los valores y que la inclina a interesarse por una motivación puramente
interna de la acción, eliminando cualquier preocupación por las consecuencias de una

91
decisión o actuación. Por el contrario, una ética de responsabilidad se pregunta de
manera realista por las consecuencias de la acción y asume su propia responsabilidad.

Hay que tener en cuenta que la autonomía no se logra; ipso facto, ni


mágicamente. Es algo que se construye con el paso del tiempo en ambientes que la
propicien. Cuando se habla de ambientes se hace referencia a aquellos que lo pueden
lograr por su esencia educativa: la familia, la escuela y la casa de formación. Dentro de
estos ambientes tienen su actuación aquellos que hacen las veces de orientadores: los
padres, los maestros y los formadores.

Con lo anterior estamos diciendo que la autonomía es una meta que se puede
conseguir en la medida en que estos ambientes se inter-relacionen y se integren
mutuamente para hacer que el sujeto se haga autónomo. A su vez, la autonomía es una
estrategia, es una forma de actuar, una técnica, un procedimiento que adopta el
formador para facilitar que el sujeto desarrolle una capacidad dialógica y un juicio
moral con el que pueda hacer sus opciones vitales con la máxima responsabilidad.

Sólo generando un ambiente autónomo se genera autonomía. Si se superan las


posturas heterónomas se hace al sujeto consciente de su protagonismo en la vida,
responsable de su existencia, de sus actos y de su futuro.

Aparece la pregunta ¿Qué tiene que ver lo dicho anteriormente con el Proyecto
Personal de Vida, la dimensión afectiva y la vivencia de la sexualidad? La autonomía
es el alma que sustenta un Proyecto de Vida comprometido. Establecer un proyecto es
tener vision de futuro. Tener una visión de futuro implica realizar las acciones que
llevan a él, y no se realizan acciones si no se toman decisiones. En síntesis, la
autonomía se expresa en la capacidad de tomar decisiones y en el empeño que se pone
para lograrlas.

Hemos dicho anteriormente que las decisiones afectivas son trascendentales


para la existencia humana. Con ellas podemos llegar a tener un sentimiento pleno de
realización y sin ellas viviremos una forma de vacío en nuestras vidas. También hemos
dicho que la vida religiosa lleva consigo una opción afectiva, la de amar a Dios y a
nuestros hermanos como a nosotros mismos dentro del espíritu de la fraternidad. Esta
opción se construye todos los días y se alimenta a base de tomar decisiones que nos
acercan a ella. El religioso debe tener presente que él lleva las riendas de su propia vida
–sin dejar de lado la gracia de Dios- y que debe encarar las circunstancias que se le van

92
presentando para ser coherente con la opción que ha tornado. Es por todo esto que la
vida religiosa es en sí misma un valor para ser interiorizado y asumido. Al respecto de
la autonomía aparecen algunos cuestionamientos que deben resueltos: ¿Quién toma las
decisiones de mi vida? ¿Qué decisiones he tomado (voy a tomar) con respecto a mi
proyecto personal de vida? ¿Qué valores he clarificado para mi propia vida? ¿Qué nivel
de responsabilidad veo implicado en las decisiones que voy tomando?

Ejercicio 1: DESCUBRIENDO VALORES (TRABAJO CON CARICATURAS)


1. Los medios de comunicación y la vida cotidiana nos ofrecen «cuadros» que expresan
de forma explícita o implícita valores. La caricatura es una forma agradable de trabajar
valores ya que sus autores tratan de plasmar en sus dibujos los valores que dan lugar a
actitudes y a comportamientos. Uno de los caricaturistas más interesantes para esto es
Quino ya que es un crítico de la realidad. Por eso, lo proponemos para este ejercicio.
2. Se le entrega a cada persona una copia de la caricatura (ver anexos 5 y 6). Se les da
un tiempo para que la observen y a partir de su lectura haya un diálogo con base en las
siguientes preguntas:

Caricatura 1 (Anexo 5):


1- ¿Qué expresa la caricatura (descripción)?
2- ¿Cuáles son los valores sexuales de la generación de los jóvenes y la de los adultos?
3- ¿Existe discordancia entre unos y otros? ¿Por qué los adultos critican los valores de
los jóvenes?
4- ¿Hay algun valor sexual de los jóvenes que vaya en contra de la persona?
5- ¿Qué valores (o actitudes, comportamiento y roles) definen los estereotipos
masculino y femenino de hoy?
6- ¿Qué crítica haces tú a la forma como los jóvenes viven la sexualidad?
7- ¿Cómo sitúas la vida religiosa (su vida comunitaria y el voto de castidad) frente a la
propuesta afectiva y sexual que hace la sociedad de hoy?

Caricatura 2 (Anexo 6):


1- ¿Qué expresa la caricatura (descripción)?
2- ¿Qué suscitan los "interrogantes" de los personajes?
3- ¿Qué valores/antivalores tiene la vida de pareja?
4- ¿Cuál sería la adaptación de la caricatura a la vida religiosa?
5- ¿Qué valores/antivalores tiene la vida comunitaria?
6- ¿Han habido situaciones -conoces siuaciones- en la vida religiosa en las cuales te
has sentido un desconocido?

93
7- ¿Qué hay que favorecer en la vida religiosa (vida comunitaria) para llegar a un real
conocimiento del otro?

3. Se puede hacer una selección de las preguntas que se proponen o incluir otras
que ayuden al reconocimiento de valores. Es conveniente conectar el mensaje de la
caricatura, el diálogo y el contexto real en el que se encuentra el formando.

Ejercicio 2: EL RIESGO DE EXPANDIRSE57


1. Dentro de la autonomía juega un papel importante la motivación que a su vez pone
en movimiento la voluntad y la transforma en acción. La motivación para expandirse
estará de algún modo relacionada con nuestro incremento de la libertad, con nuestro
gozo y nuestra realización. El deseo de expansión sale desde dentro de la persona como
una fuente y le hace superar algún estado de inercia o inmovilismo.
2. Este ejercicio pone a prueba nuestra capacidad de expandirnos a través de pequeñas
decisiones (algunas sencillas, otras complejas) que deben ser logradas en el plazo de un
día. En la mañana y siguiendo el orden que se propone, la persona lee y asume una
expansión para este día y al final debe ser evaluada.
1 Una emoción que nunca he compartido. Hoy compartiré esa emoción.
2- Un riesgo que nunca he corrido. Hoy correré ese riesgo.
3- Un objetivo que nunca he perseguido. Hoy intentaré alcanzarlo.
4- Un rechazo al que nunca me he expuesto. Hoy me arriesgaré
5- Una necesidad que nunca he sido capaz de admitir ante nadie. Hoy voy a admitirla.
6- Una disculpa que nunca he sido capaz de ofrecer. Hoy me disculparé.
7- Una afirmación que nunca he podido hacer. Hoy voy a hacerla.
8- Un secreto que nunca he compartido. Hoy lo compartiré con alguien.
9- Un sufrimiento que nunca he revelado. Hoy lo haré.
10- Un afecto que nunca he expresado. Hoy voy a decir a alguien "Te quiero".

3. Se pide a cada persona que lleve un registro sobre la expansión de cada día:
¿la logró? ¿En qué consistió? ¿Se siente satisfecho? ¿Fue como quería? o ¿no la logró?
¿Qué lo impidió? ¿Lo reintentó al siguiente día?

4. Al final de toda la experiencia es bueno tener un tiempo de retroalimentación


ya con la persona ya con el grupo para evaluar el avance (o no avance) sobre la
autonomía.

Ejercicio 3: HOJA DE VALORES Y TOMA DE DECISIONES

57
Cfr. POWELL. Op. Cit. p. 111

94
1. La autonomía puede definirse como la capacidad que tiene la persona para orientar
su propia vida dentro de la toma de decisiones. A diario lo estamos haciendo. Tomamos
decisiones sobre asuntos prácticos de rutina y tomamos decisiones trascendentales que
pueden cambiar el rumbo de nuestra existencia. Es necesario ser conscientes de que
detrás de la autonomía hay un sistema de valores, de que detrás de una decisión
siempre hay un valor que se pretende salvaguardar.
2. Este ejercicio busca que la persona decida qué posición tiene frente a algunas
afirmaciones que se relacionan con la afectividad, la sexualidad y la vida religiosa.
Para ello proponemos dos formas:

Forma 1
Se le entrega a cada persona la hoja donde aparecen las afirmaciones y sobre las cuales
toma posición sobre cinco posibilidades: Totalmente de acuerdo (TA), de acuerdo (A),
indeciso (I), en desacuerdo (D) y totalmente en desacuerdo (TD). Es conveniente que
evite al máximo posicionarse en "indeciso" porque a la larga es precisamente una falta
de decisión. Se da el tiempo suficiente para responder. Al final se abre un diálogo sobre
las afirmaciones que pueden ser pertinentes al grupo o al proceso.

Otra posibilidad es que a cada respuesta se le dé una escala de valor según la


tendencia que se quiera conocer y la formulación de cada afirmación. Por ejemplo,
queremos saber si hay una tendencia a ser "conservador-liberal" en lo sexual, entonces
la primera afirmación tendrá una escala de 1 a 5 en donde 1 corresponde a TA y 5 a
TD. En la segunda afirmación (por la manera como está redactada) la escala es de 5 a 1
en donde 5 corresponde a TA y 1 a TD. AI final de la sumatoria, los puntajes altos
revelan una actitud "conservadora" y los puntajes bajos una actitud "liberal".

Forma 2

De la lista se escoge un número conveniente de afirmaciones (sugerimos entre 5


y 10) que suscite reflexión y dé lugar al diálogo de valores. El orientador le dice al
grupo que va a leer una afirmación y que cada uno tendrá la posibilidad de "estar de
acuerdo", "estar en desacuerdo" o "estar inseguro". Para facilitar la visualización el
lugar donde se encuentran estará dividido en tres zonas que corresponden a las tres
posibilidades de respuesta. Después de leída la afirmación cada quien se ubica en la
zona que corresponde a su respuesta para dar lugar al diálogo con cada grupo: ¿Por
que está de acuerdo/ en desacuerdo? ¿Qué valor defiende en su decisión?

Es importante que cada grupo se escuche. Al final, los que están en la zona de
los "estoy inseguro" pueden pasar a alguna de las otras dos zonas. También es

95
importante que cada quien sepa dar razón de su decisión y que la cantidad mayoritaria
de personas en una zona no significa que ellas posean la verdad. Lo esencial es estar
atento a las argumentaciones y a las confrontaciones que pueden resultar. Quien dirige
debe tener cuidado de no presentar su posición como la respuesta válida.

La hoja de valores tiene las siguientes afirmaciones:

1-Está bien que los novios tengan relaciones prematrimoniales.


2-La práctica sexual no alcanza la dignidad de la abstinencia sexual.
3-La actividad sexual reporta una considerable mejora en las relaciones de pareja.
4-Los homosexuales son seres enfermos a quienes la sociedad debe dar tratamiento
terapéutico especial.
5-Los programas de radio y televisión ejercen una fuerte influencia en las actitudes
sexuales de los jóvenes.
6-La cuestión de cómo nace un niño y los métodos anticonceptivos y planificación
familiar es materia que deben saber las mujeres.
7-El homosexual es un ser que tiene tanto derecho como el heterosexual de disfrutar su
sexualidad.
8-El amor libre es una posibilidad legítima en la pareja.
9-La Iglesia es la mejor autoridad para decidir lo que está bien y lo que está mal en
materia sexual.
10-No tener relaciones sexuales produce problemas psicológicos.
11-El aborto debe ser permitido en caso de violación de la mujer.
12-El hombre debe ser fiel a su esposa.
13-Las mujeres deben tener la misma libertad sexual que los hombres.
14-Lo más importante del acto sexual es la procreación.
15-La mujer debe ser fiel a su esposo.
16-Tanto el hombre como la mujer tienen derecho a tener relaciones sexuales antes del
matrimonio.
17-La masturbación tiene consecuencias sobre el bienestar fisico y psicológico.
18-Las relaciones sexuales son algo necesario.
19-Cada persona debe decidir su comportamiento sexual teniendo en
cuenta a los demás.
20-Proyectar la vida no tiene sentido porque la vida es un juego del destino o del azar.
21-La fraternidad es un ideal inalcanzable en una cultura heterosexual.
22-Es mejor disfrutar el presente y todas las oportunidades que lleguen porque el futuro
es incierto.
23-La masturbación va en contra de la castidad.
24-La amistad no es posible porque las personas buscan a las otras por interés.
25-La sociedad tiene roles masculinos y femeninos que deben ser respetados.

96
26-Cuando una persona entra en una comunidad pierde su libertad.
27-La comunidad ha de favorecer el proyecto personal de cada miembro sobre el
proyecto comunitario.
28-El/la religioso/a que evita el trato con personas del otro sexo cumple mejor su voto
de castidad.
29-A las mujeres religiosas se les facilita más la vivencia de su consagración que a los
hombres religiosos.
30-Un religioso puede tener relaciones sexuales porque su opción no le ha quitado su
naturaleza humana.

3. Nótese que algunas afirmaciones se pueden agrupar por temas específicos dándole
mayor riqueza de contenido a los diálogos, detectar niveles de coherencia o
contradicción y las tendencias sobre dicho tópico. Por último, el orientador debe
confrontar para clarificar valores y suscitar una reflexión que incida en la propia vida.
Siempre será interesante que cada quien descubra su propio sistema de valores y la
forma como ejerce su autonomía.

4.2. PROCESOS DIALÓGICOS: YO-TU

4.2.1 Construcción de vínculos e intimidad


Cuando hablamos de procesos dialógicos relacionales estamos hablando por lo
menos de tres elementos: Yo, tú y la relación rnisma. Es obvio que los dos primeros
son de suma importancia pero no bastan para lograr la relación. Para hacerlo es
necesario tender entre uno y otro un lazo de unión al cual llamamos vínculo. Es decir,
el vínculo es aquello que hace que dos personas o más dejen de ser seres
independientes o apartados, y pasen a ser un sistema en donde integran su sí-mismo.

Al respecto la teoría vincular dice que un vínculo resulta cuando las personas
ejercen sus roles y sólo en la medida en que lo hagan. En otras palabras, un vínculo no
resulta porque alguien se de a sí mismo el título de un rol. De otra parte, el rol sólo
tiene sentido cuando se vive el vínculo. Un ejemplo podría ser el siguiente: una mujer
ejerce el rol de madre, pero es madre en la medida que vive su relación maternal con su
hijo, y el niño vive su rol de hijo en cuanto tiene un vínculo filial con la mujer que le ha
dado a luz. Otro ejemplo, lo da el binomio educador-educando: ser educador sólo tiene
sentido si hay alguien a quien educar y la única posibilidad es tejer un vínculo con el

97
educando para lograr este propósito, y alguien es educando porque cuenta con un
educador dentro de su proceso de formación.

Lo dicho anteriormente tiene gran importancia para la vida religiosa porque sólo
somos cuando vivimos lo que decimos ser. En la vida religiosa las personas se llaman
"hermanos" o "hermanas" pero no por el hecho de llamarse así ya lo son. Esto significa
que cuando se vive el vínculo de ser- hermano-con-otro se pueden llamar hermanos,
de lo contrario no es más que un formalismo.

En el ser-hermano está el núcleo de la afectividad del religioso y ésta es su


opción. Durante mucho tiempo se ha desviado el núcleo afectivo hacia el ministerio, la
espiritualidad o la consagración, pero es necesario dar el viraje para recobrar esto que
es esencial. Un religioso hace su opció afectiva en el ser-hermano, no en el trabajo
apostólico o en el tener a Dios como un sucedáneo o lo que sería peor, en la soledad.
No se malentienda lo que acabamos decir creyendo que estas realidades de la vida
religiosa no son importantes. Sí que lo son y también están influenciadas por la manera
como el religioso vive su afectividad, pero no pueden suplantar su opción afectiva.

El ser-hermano-con-otro podría ser un idealismo o un postulado romántico, pero


es lo único que salvará la vida religiosa que se da en comunidad. No es más que -y sólo
eso- amar al otro, a aquel que está al lado y con el cual se comparte la vida, el techo, la
comida, los momentos de gracia y ocio, la oración, la misión y la misma consagración.
Amar al otro en el respeto de su propia individualidad y con la posibilidad de que en el
vínculo se dé el cambio mutuo porque éste es un fruto de la intimidad que se genera.

Hemos dicho "intimidad" porque es la palabra que encierra con mayor


intensidad la calidad del vínculo. Es una lástima que la palabra intimidad se haya
dejado para la vida de pareja, la experiencia sexual o el amor romántico porque ella
denota una forma de "estar cerca y en profundidad" con la otra persona y responde a
contextos relacionales diferentes de la vida de pareja. La intimidad tiene lugar cuando
en una pareja o en un grupo se ponen en juego la mente y el corazón, por tanto, en la
amistad, en una comunidad o en una fraternidad también se da la intimidad.

Erik Erikson define la intimidad como "la capacidad de comprometerse en las


relaciones afectivas y de compromiso común y de desarrollar una fortaleza ética que

98
soporte estas relaciones aún cuando éstas supongan sacrificio y renuncia". Visto así, la
intimidad trae consigo una gran exigencia para las personas por eso puede resultar más
fácil evitarla.

Whitehead58 señala que hay dos impulsos en la persona que obstruyen la


intimidad: el deseo de controlar y la retirada. Es natural encontrar en un grupo que
dialoga sobre determinado tema para luego tomar decisiones, a alguna persona que
pretenda controlarlo imponiendo su propio parecer, "las cosas se deben hacerami
manera" (esto puede darse desde la sutileza hasta la coacción incisiva). También se
puede encontrar aquella que decide "retirarse" cuando lo que dice no es tenido en
cuenta, "ellos no me aprecian porque mi aporte no fue escuchado y, por eso, mejor
callo".

Estos dos impulsos responden al miedo de acercarnos al otro porque en la


cercanía podemos perdernos a nosotros mismos. Este temor, aunque no es real, es el
enemigo de la intimidad. Es un error considerar que por estar cerca del otro se puede
perder la propia identidad, las ideas, los planes y no se podrá sobrevivir dentro de un
ahogo inminente.

Ahora bien, esta es la justificación del miedo, pero la razón verdadera es la falta
de confianza en nosotros mismos para poder sobrellevar la influencia de los demás.
Porque es cierto que cuando hay un vínculo con el otro y, además, es un vínculo
afectivo, existen tres posibilidades: la confirmación de lo que uno es, el
descubrimiento de nuevas potencialidades y el cambio personal. Es por esto que la
vida comunitaria vivida en plenitud es el ambiente más favorable para llevar a cabo un
cambio. Lo contrario, una vida comunitaria esclerótica produce la anomia de sus
miembros y la "muerte" de su propio crecimiento.

Anteriormente decíamos que el vínculo surge en el ejercicio de nuestros roles.


Sin embargo, para lo que nos concierne tenemos que hacer diferencia entre los roles
funcionales y los roles vivenciales. Los primeros son los relacionados con el hacer y
los segundos con el ser. Son estos los que nos interesan porque es en ellos donde se
vive la afectividad. En relación con la intimidad, esta se da cuando vamos mas allá de
nuestros roles funcionales y nos arriesgamos a estar-cerca desde nuestro roles
vivenciales. Es claro que la intimidad difícilmente se da entre patrón-empleado,
58
WHITEHEAD, Evelyn y James WHITEHEAD. Community of faith. Creating chritian
communities today. Twenty-third publications. Chicago, 1992. p. 124.

99
director-súbdito, comprador-vendedor, rector-profesor. En cambio, se da o debería
darse en la relación hermano-hermano.

A la hora de vivir la intimidad también se descubre que hay experiencias que le


son inherentes: la cooperación y la competitividad59. Ambas son una prueba de nuestro
propio conocimiento, de nuestra propia confianza, de nuestra empatía con los otros y
de nuestra capacidad de interdependencia. La cooperación y la competitividad
involucran conjuntamente a los miembros de la pareja o a un grupo para lograr un
objetivo común poniendo a prueba las habilidades que cada quien tiene. Esto incluye el
reconocimiento que hacemos de nosotros mismos y el que hacemos de los demás.

Además, la flexibilidad personal junto con lo anterior se constituye en una pista


para lograr el vínculo que se quiere. El vivir juntos implica que estamos abocados a
reconocer que los otros tienen una palabra qué decir igualmente válida a la nuestra.
Sólo es posible una conciliación de pareceres, la toma de una decisión, la negociación
grupal, cuando hay flexibilidad en el grupo. Dicha flexibilidad es el mejor síntoma de
una madurez personal y de una integridad psicológica. Esto es importante ya que no
son pocas las personas que piensan que cuando son flexibles "les falta carácter y
denotan inmadurez".

La expresión de la intimidad se da de diferentes maneras: 1. Cuando el


sentido de sí mismo permite equilibrar el conocimiento de lo que somos con
nueva informacion; 2. Cuando el conocimiento de las otras personas incluye
la capacidad de ver las cosas desde su propio punto de uista; 3. Cuando hay
la disponibilidad de ser influenciados por este conocimiento, y nuestro cambio
es una respuesta a la nueva información y a las diferentes situaciones
interpersonales; 4. Cuando la flexibilidad para darse el cambio es una forma
de fortaleza y no algo que nos disminuye; y 5. Cuando hay tolerancia frente a
la tensión que produce el cambio y la renuncia60

La intimidad acrecienta el carácter dinámico de las relaciones comunitarias,


porque ella permite la acomodación, el entendimiento, la tolerancia y el perdón dentro
de las mismas relaciones que son concretas. Es decir, no hemos hablado de un

59
Cfr. Ibíd., p. 127
60
Ibíd., p. 129.

100
idealismo o de una relación universal, sino de personas específicas que ponen todo lo
que está a su alcance para que haya un vínculo fuerte.

Por último, es necesario precisar que el vínculo se estrecha cuando hay una
verdadera significatividad. El "yo" se hace significativo para el "otro- yo" cuando
adquiere un lugar dentro de su mundo afectivo y, sin poseerlo, se constituye en un
núcleo esencial y particular que le permite crecer afectivamente. Esto tiene su
repercusión práctica en la vida comunitaria, en la vida de pareja, en la amistad y en la
espiritualidad. Si el otro –persona o Dios- es significativo) para mí no habrá ningún
recurso negado y, al contrario, se dará un total desprendimiento

4.2.2 Amistad
Desde tiempos antiguos hasta nuestros días la amistad ha sido un tema de interés
para el hombre. Mucho se ha dicho sobre la amistad a través de la filosofía, la teología
y la psicología. Se encuentran tratados enteros sobre cómo definirla, sus características,
su importancia en la realización del hombre e, incluso, hay quienes proponen maneras
para construirla. Por eso, en este apartado no vamos a hacer una exposición en este
sentido sino que trataremos de desarrollar algunas ideas acerca de la amistad en la vida
religiosa.

La vida religiosa es una opción por el amor, para el amor y en el amor. En este
juego de palabras subyace la verdad de la amistad. La amistad no es otra cosa que la
forma como se vive el amor dentro de la opción que hacemos. Esto es válido para
aquellos que han decidido comprometerse en el matrimonio y para los que se
consagran a Dios en un ministerio. En el caso que nos atañe queremos hablar de la
amistad ad intra y ad extra de la opción religiosa.

Con relación a la amistad al interior de la comunidad estamos de acuerdo con que


los religiosos por su triple condición humana, cristiana y religiosa, están

particularmente llamados a ser amigos. Dice SanAgustín61que esta es una condición


obligante para aquellos que comparten el mismo techo y el mismo pan.

Los religiosos sólo responden a su vocación creando a su alrededor un clima


de amigos que les haga sentirse humanamente realizados y felices de modo

61
Cfr. San Agustín. De diversis quaest, 83,71,1.

101
que no tengan que buscar fuera de la comunidad lo que en ella misma
deberían encontrar como primer tesoro62.

Una cualidad de la amistad es que es inclusiva y da la posibilidad de que el


religioso se dé y se relacione con las personas que están fuera de su comunidad. En
relación con el exterior también ha habido un cambio significativo en los últimos años
porque se ha venido hablando sobre la importancia que tiene el que un religioso lleve
relaciones de amistad con personas de uno y otro sexo. Esta forma de pensar
evoluciona la que se tenía hasta hace pocos años -creemos que aún quedan rezagos- en
donde la amistad ha sido vista con muchas precauciones. Bastaría recordar las
innumerables recomendaciones de los formadores a los nuevos religiosos y de algunas
reglas que hablaban sobre la manera de tratar a las personas del "mundo" y a las
mujeres -incluso vistas como la tentación en toda su potencialidad-; el halo de tabú con
que se cubrió el tema de la sexualidad y la afectividad; las reservas durante la
formación evitando cualquier relación con el sexo opuesto; y todo lo que se dijo acerca
de las "amistades particulares" y de la "tercera vía".

Es claro que cuando hablamos de amistad siempre tendremos en cuenta el


concepto noble, la naturaleza positiva y las características que le son propias. Hay
quienes se empeñan en hablar de amistades malas o perjudiciales pero, si existen, dejan
de ser amistades porque dentro de la amistad hay que reconocer la bondad y el respeto
hacia el otro, la gratuidad, la confianza, la intimidad, la libertad, la comunicación y la
confidencia. Más aún, la confiabilidad y la lealtad, el calor humano y el afecto, el
soporte, la franqueza, el sentido del humor y la disponibilidad para dar el tiempo63.

Dentro de la vida religiosa y fuera de ella siempre será conveniente tener lazos de
amistad ya que son una contribución para vivir con plenitud la propia consagración,
tener bienestar físico, psíquico y espiritual, y para la realización del gran mandamiento
del amor. Incluso, nos atreveríamos a decir que el religioso que no vive en la amistad,
que no tiene amigos, está lejos de vivir en plenitud su opción y denota un síntoma -tal
vez grave- de desintegración personal.

De las características arriba nombradas quisiéramos rescatar dos que no son rnás
importantes que las otras pero que dan pistas para vivir la amistad en lavida religiosa:
la gratuidad, y la comunicación. La primera, la gratuidad, es la que lleva a dar sin
62
APARICIO, A. y J. CANALS. Op. Cit. p. 34.
63
Cfr. JIMÉNEZ, Álvaro. Aportes de la psicología a la vida religiosa. Bogota: San Pablo,
1993. p.106.

102
esperar nada a cambio, o mejor dicho, si se espera algo, que la amistad se acreciente un
poco más. La gratuidad es el signo de una afectividad madura "Me aman porque amo",
no de una afectividad infantil "Amo porque me aman." La gratuidad es la exaltación
del otro y por eso nada es más importante que la persona.

La comunicación es un medio esencial para lograr la amistad y para cultivarla


día a día. La amistad exige que cada quien se abra al otro dándose a conocer en su
forma de ser, su historia, su proyecto y su mundo de relaciones. Es esta misma razón la
que nos permite explicar porqué algunas comunidades viven sin amistad y sus
relaciones son superficiales. Su comunicación no sobrepasa el primer o segundo nivel,
es decir, no va más allá de las expresiones formales de saludo y de hablar de las otras
personas o de las noticias del día. Siempre será un reto llegar a niveles más profundos,
donde sean capaces de compartir lo que les sucede y sus sentimientos. Incluso donde la
comunicación va más allá de la palabra64.

Ahora bien, cada religioso debe ayudarse del discernimiento personal para saber
si tal o cual amistad conservan su bondad. Ya lo hemos dicho y lo seguiremos diciendo,
todos contamos con un poderoso instrumento que nos permite ser conscientes de la
intencionalidad de nuestros actos, la conciencia. No podemos negar que todo lo
concerniente a la afectividad intrinca de una manera especial los mecanismos de
defensa para auto- engañarnos y, por eso, fácilmente una amistad que ha tornado otro
rumbo puede ser racionalizada, negada o proyectada. Pero, al final, nosotros mismos
nos daremos cuenta que el autoengaño es una cobertura que se desvanece
enfrentándonos a las consecuencias de nuestros actos.

Para facilitar el discernimiento en la amistad proponemos algunas preguntas que


pueden servir para la reflexión personal del religioso. Cada una de ellas debe ser
respondida en relaciones de amistad concretas, no en general. Entonces, "Mi amistad
con...
1. Respeta mi proyecto personal de opción por Jesús?
2. ¿Es una evasión o un miedo a la soledad?
3. ¿Desea el bien de la otra persona?
4. ¿Es honesta, es decir, no pretende engañar ni degenerarse?
5. ¿Respeta la libertad interior?
6. ¿Es un motivo que me une más a Dios, es decir, no disipa mi oración?
64
Cfr. MELENDO, Maité. La comunicación: base de relaciones comunitarias profundas.
Vitoria (España): Eset, 1995, p. 34-37.

103
7. ¿Es una relación libremente elegida, es decir, no manipulada ni elegida?
8 ¿Está ausente de sentimentalismos (regalos excesivos y costosos, correspondencia
exagerada, llamadas y citas frecuentes) y de pasión?
9 ¿Es no excluyente, es decir, otras personas tienen cabida sin que surjan celos o afanes
posesivos?
10 ¿Es un espacio de crecimiento espiritual?
11 ¿Tiene intenciones o intereses subyacentes?

La amistad es signo de plenitud. El amor que sale de sí mismo para darse,


buscando el bien de los demás, no es un amor menesteroso sino generoso.
No revela indigencia sino plenitud y madurez. Quien no es capaz de vivir en
amistad no ha superado todavía la "adolescencia" en el amor65.

4.2.3 Enamoramiento
La psicología ha hecho esfuerzos abismales por comprender a la persona, sin
embargo, pareciera que siempre queda algo de su complejidad por abordar. Dentro de
una lógica mecánica podríamos decir que la opción es el acto de elegir algo
renunciando a otras posibilidades y que el hombre debería detenerse y valorar aquello
que ha elegido sin añorar las posibilidades a las que ha renunciado. Pero, la vida tiene
una dinámica que va más allá de esta lógica porque el hombre tiene la capacidad de
transformar, transformarse y ser transformado por sus experiencias y por la forma
como se posiciona frente a las circunstancias.

Lo primero que queda claro es que el enamoramiento es una realidad posible


-más común de lo que parece- en el hombre o la mujer que ha optado por la vida
religiosa. Lo podemos definir como el sentimiento de atracción que se tiene sobre
alguien y que puede ser correspondido. Este sentimiento involucra los niveles
psíquicos de la mente, el afecto y la voluntad demandándole energía para ser invertida
en la relación que se tiende con el sujeto del enamoramiento.

Como estamos hablando de la vida religiosa debemos tener en cuenta que el


religioso ha hecho una primera opción por seguir y amar a Jesús. Cuando éste se
enamora forma una estructura dada por tres actores: el mismo, Jesús y la otra persona.
La conciencia sobre esta estructura triádica es el primer paso para orientar una
situacion de enamoramiento.
65
ALONSO, S. Ma. La utopía de la vida religiosa. Madrid: Publicaciones Claretianas, 1982.
p. 255.

104
De otra parte, decíamos en el apartado sobre la amistad, al religioso le
corresponde vivir un sano equilibrio entre su consagración a Dios (amor a Dios), su
relación con la comunidad y su relación con las personas que entran en contacto con él
(amor al hombre). Es en este juego donde tiene lugar el enamoramiento. Pensemos en
los casos que conocemos y nos daremos cuenta que muchos de ellos se dieron con
personas que pertenecían al ambiente de vida o de trabajo del religioso. Tal vez no fue
algo buscado pero el estado personal y las circunstancias ad intra y ad extra de la
comunidad lo propiciaron o lo favorecieron. Decimos "propiciar" o "favorecer" para
descartar que sean las circunstancias las que detenían y definen el que un religioso se
enamore. Esto lo hace la persona porque es ella y sólo ella la que decide dar vía libre al
sentimiento primigenio de atracción teniendo como resultado el enamoramiento y todo
lo que puede ocurrir a partir de allí.

La persona que es autónoma no se pondría a explicarle al mundo que se ha


enamorado por la falta de vida comunitaria, por la incoherencia de algunos religiosos,
por la iniciativa de las mujeres o de los hombres, por la soledad... y por otras razones
que no serían más que justificaciones que pretenden responsabilizar a los demás de
aquello de lo cual ella es responsable.

Algunos síntomas que revelan un estado de enamoramiento podrían ser las


frecuentes llamadas o carteo, los marcados tiennpos de encuentro, la exclusividad en la
relación, la puesta en escena de los mecanismos de defensa (negación, racionalización,
proyección), la indiferencia o dejar de lado los compromisos comunitarios, la ausencia
de las actividades comunitarias, la falta de entusiasmo en la oración, la demanda de
dinero, las mentiras y hacer de su vida cotidiana un misterio. Estos son los síntomas
pero no nos podemos quedar aquí en lo visible.

Le corresponde al religioso, a él mismo, hacer un proceso de discernimiento


sobre su situación porque, independientemente de los síntomas, él debe saber que la
estructura triádica que ha formado le genera una doble vida con un gasto enorme de
energía y el concerniente debilitamiento del compromiso que ha adquirido. Es posible
-y ha ocurrido- que el religioso que se ha enamorado prefiera vivir de esta manera,
jugando con su vocación, con las personas, con Dios y con él mismo, incluso algunos
lo llegan a disfrutar, pero debe saber que al final no ha engañado a nadie, sólo a sí

105
mismo y que este acto (o manera de vivir) tendrá consecuencias que deberán ser
asumidas.

Cuando el religioso es consciente de que se ha enamorado ¿Qué debe hacer?


Re-significar su opción. Puede resultar fácil decirlo, pero difícil hacerlo y, sin embargo,
es la mejor manera de salir de la "encrucijada". La re-significación de la propia
vocación no debe ser extraña al religioso, es una tarea para hacer de vez en cuando, en
los tiempos de cierre de un ciclo experiencial, al finalizar una etapa, en un retire, o en
algun momento de reflexión sobre la propia vida. Entendemos la resignificación como
el acto por el cual el religioso vuelve a dar valor a su vocación, al Ser que lo llama, a
su relación con Jesús, a su comunidad, a su ministerio y a su consagración. Darle
valor a lo anterior es fortalecer intensamente la relación entre el religioso y Jesús.

Ahora bien, esto no es suficiente, también es necesario cortar con la relación


generada con el sujeto del enamoramiento. Es la misma recomendación que los
psicoterapeutas de pareja hacen a los casados que quieren salvar su matrimonio cuando
ha aparecido una tercera persona: "Corta la relación con tu amante, haz desaparecer la
triada y dale fuerza a la relación dual". El religioso que se arriesga a mantener dicha
relación está propiciando una condición que puede echar por tierra el proceso de re-
significacion.

Pasando a algunas orientaciones para la formación es necesario tener en cuenta


que:

1. El enamoramiento es una experiencia posible, normal si se tiene en cuenta que los


formados son jóvenes que atraviesan la etapa de la fidelidad-introversión y quieren
ganar para sí el fruto de la intimidad (E. Erikson). No hay que armar un drama ni
generar miedo.

2. Estar atento a las señales de enamoramiento no significa tener una actitud policiaca y
obsesiva frente a las personas desconfiando de cualquier cosa. Siempre será más
importante confiar en la persona y creer en su palabra.
3. Es un tema que debe ser tratado con naturalidad en el grupo favoreciendo la
participación de los formandos desde su experiencia y lo que ellos conocen.
4. El enamoramiento es una experiencia enriquecedora porque permite el
descubrimiento de sí mismo y de la otra persona. Además, hay quienes dicen haber

106
fortalecido su vocación y fraguado sus convicciones. Otros reconocen haber
descubierto su verdadera vocación con la cual se sienten felices.
5. El formador deberá tratar dicha situación con la persona implicada de manera
individual (nunca en grupo y menos a base de indirectas). Acompañar al individuo para
que haga su proceso de discernimiento y resignificacion. A propósito de esto, el
diálogo clarificador es una excelente ayuda. Y evitar al máximo la moralización
culpabilizadora
en la persona que no haría más sino aumentar la ansiedad.
6. El enamoramiento puede ser "el resultado de...". No existen causas únicas para todos
los casos. Es conveniente revisar el contexto, las situaciones, las convicciones y las
intenciones. No podemos olvidar que el mundo de hoy da la iniciativa a hombres y
mujeres y que el
religioso no puede ser ingenuo. Por su formación, sus hábitos, sus valores, los
religiosos resultan atrayentes para los demás. También es conveniente revisar si es una
experiencia repetitiva aunque cambien las condiciones.

Los sentimientos no pueden ser el fundamento para tomar decisiones. Por eso, tomar
decisiones desde el "sentirse enamorado" será un riesgo. Por su unilateralidad o
bilateralidad disfuncional, el enamoramiento se desvanece cuando desaparece el
objeto-sujeto de atracción o cuando el sujeto descubre las causas y/o las intenciones y
las integra a su experiencia.
8. Se cree que teniendo ocupados a los formandos en multitud de actividades, su mente
estará atenta a responder a lo que se les pide y no se "distraerán" pensando en la
atracción que tienen -o podrían tener- con alguna persona del sexo opuesto. Esta
medida preventiva o curativa debe ser considerada ya que no va mas allá de lo que vive
el individuo. Es más conveniente revisar las lagunas en la experiencia comunitaria o
causas predisponentes (por ejemplo, la relación madre- religioso) o la forma como la
comunidad vive los tiempos de fragilidad afectiva como los fines de semana, los
tiempos de descanso o al finalizar cada jornada.

Nada de lo aquí expuesto es una fórmula mágica. Todo son posibilidades de trabajo
para ser validadas en la vida misma. Le corresponde a cada persona, formador o
formando, permitir o permitirse su ayuda.

4.2.4 Duelos afectivos

La comunidad se construye en la medida que cada uno de sus miembros genere


vínculos con los demás. Anteriormente dijimos que un vínculo es el resultado de la

107
significatividad que una persona tiene con respecto a otra en el desempeño de
determinado rol. Para la vida religiosa se entiende como el afecto y la amistad que
viven los miembros de una comunidad porque son conscientes de su fraternidad y de lo
que significa.

El concepto "comunidad" es un imaginario que se alcanza a través de relaciones


concretas entre las personas. Dicho de otra forma, nadie puede decir "yo amo a mi
comunidad" si no ama a cada de sus hermanos. Ahora bien, resulta que una comunidad
religiosa tiene una dinámica particular que la hace flexible, disponible y cambiante. Su
proyecto de provincia, su ministerio, las necesidades al interior de una comunidad y
otras circunstancias hacen que sus miembros se renueven. Cualquier cambio que
suceda hará que toda la comunidad inicie una nueva etapa porque siempre será
diferente y le corresponderá plantear para sí misma un nuevo proyecto comunitario que
le permita saber cómo hará para acercarse más al evangelio en clave de fraternidad.

Pasando a la relación yo-tú, hay por lo menos tres situaciones que pueden hacer
que un vínculo se corte o se transforme: el cambio de comunidad, el retiro de la
comunidad o la muerte. Es aquí en donde el religioso no puede negar su naturaleza
humana y vivir un proceso llamado "duelo
afectivo" porque en algo se asemeja al duelo que vive aquel que guardaba un
compromiso afectivo con alguien que ha desaparecido. Al respecto es posible que
alguien señale como exagerada esta apreciación, entonces, valdría la pena que esa
misma persona reflexione sobre la calidad y la intensidad de su vida afectiva con las
personas que comparten su existencia. Al respecto podemos traer a colación la
conocida frase de Voltaire cuando hace una crítica a las comunidades religiosas
diciendo: "Se reúnen sin conocerse, viven sin amarse y mueren sin llorarse".

El religioso está llamado al amor universal y por eso pone todo lo que está a su
alcance para amar a Dios, a sus hermanos, a las personas en su ministerio y a sí mismo.
Este ideal abarca una realidad más humana como es la amistad que se genera en la
comunidad. Es natural que viviendo juntos, trabajando en equipo, compartiendo un
proyecto, orando sus experiencias y dándose mutuamente, dicha relación de amistad se
haga fuerte y transparente. Pero, ocurriendo la ruptura del vínculo por alguna de las
situaciones ya nombradas, también es natural vivir algunas fases como de tristeza,
enojo, inconformismo, negación, no aceptación e introversión. Al respecto, tenemos la
impresión de que en muchos casos este proceso se ha racionalizado impidiéndole su
evolución.

108
El formador debe tener en cuenta el duelo afectivo en la formación afectiva de los
nuevos religiosos. Hacer un acompañamiento en el momento en que se presenta es
altamente positivo. Sin negar lo que es propio a los sentimientos y las emociones del
individuo, también es conveniente hacerle caer en la cuenta de que en la ausencia hay
presencia (se pasa de una presencia-presencia a una ausencia-presencia, ya no está en
el nivel físico, pero sí en el psíquico y espiritual), sobre todo si se trata de un cambio de
comunidad y está la posibilidad de seguir compartiendo la vida. La vida religiosa tiene
la fortaleza del re-encuentro, de la posibilidad de vivir juntos, de ser-juntos y de hacer-
juntos. Aunque sea más dificil, también es posible configurar un vínculo de otra
naturaleza con los que se retiran o con los que mueren a través de la comunicación y la
oración.

Si el religioso es consciente de sus procesos de duelo y de vivirlos como aporte a


su propio crecimiento (procesar la experiencia) estará salvaguardándose de llegar a ser
un religioso que "renuncia" al afecto de los hermanos dándole lo mismo que salga,
llegue o muera alguno; de vivir un "cansancio" tal que no le permite volver a comenzar
en la construcción de comunidad y de darse cuenta de la riqueza de las personas que
ahora comparten su vida; de darle más importancia al que-hacer y de imbuirse
totalmente en un activismo que es más un escape de la vida afectiva; de vivir en la
soledad aunque esté rodeado de hermanos; de añorar y vivir nostálgico por aquellas
relaciones que fueron buenas y que no se volverán a repetir; o de idealizar la amistad
en un imposible de lograr.

4.2.5 El diálogo clarificador: Una herramienta para el discernimiento en los


procesos afectivos

A diario se identifican jóvenes que tienen alguna inquietud o se encuentran un


tanto desorientados por una situación que están viviendo. Esta realidad es compartida
por los jóvenes religiosos que van cursando sus primeros años de formación. Algunas
de estas situaciones tienen que ver con el mundo afectivo de la persona (v.gr. un
enamoramiento, un duelo, un malestar con algún hermano). En los diferentes casos la
persona se acerca a alguien y le dice "Vengo para que me des un consejo porque estoy
pasando por tal situación o tengo determinado problema". Acto seguido le cuenta su
situación de la cual obtiene una "bella" reflexión. El joven ha quedado feliz al haberlo
escuchado y la otra persona se siente satisfecha por haberle dicho lo que le dijo. Pero,
no ha sido eficaz porque generalmente se da mayor confusión. Aquí el orientador ha
dado a conocer su punto de vista que se fundamenta en su sistema de valores y en su
forma de ver el mundo que en nada coincide con la del joven. No se logró clarificar
nada.

109
Desde que el joven formando entra a una comunidad, sus formadores le insisten
sobre la necesidad de tener un acompañante espiritual, un confesor o simplemente que
tenga un estrecha relación de acompañamiento con su formador. Dependiendo de las
circunstancias y la presentación de este recurso, también ocurre que el joven formando
busca en su acompañante el consejo a seguir y la total confianza basada en la
experiencia hace que sea un acto más de heteronomía. En esto hay que tener especial
cuidado porque habría una clara dependencia del uno hacia el otro.

Distinto es si el sujeto cae en la cuenta de sus necesidades, de sus oportunidades y


objetivos. También es distinto si se le ayuda a reunir el material de su inquietud y es él
mismo quien construye. El objetivo del diálogo clarificador no es dar ni quitar, ni
formular, ni decir lo que el otro tiene que
hacer, al contrario, procura enfrentar al sujeto con su inquietud. Al respecto dice Raths:
Fundamentalmente la estrategia consiste en que se contesta, a la persona en
una forma que lo hace meditar sobre lo que ha elegido, lo que aprecia y lo
que está haciendo. Lo estimula a aclarar su manera de pensar y su conducta
y, de este modo, a clarificar sus valores; lo alienta a pensar en ellos66.

Hay un hábito que puede ser obstáculo para llevar a cabo un buen diálogo
clarificador: el de dar respuestas, fórmulas o tomar la vía rápida para solucionar los
problemas diciendo lo que hay que hacer. Es posible que la solución resulte pero se ha
mandado al traste la autonomía que se pretende formar y, en cambio, sí se está
construyendo un individuo heterónomo.
El diálogo clarificador no se queda en preguntas de forma, al contrario, son de fondo:
SUJETO: Insulté a mi hermana "tal" de mi comunidad

ORIENTADOR: ¿Era la mejor manera de actuar?

Esto hace que se revele la carga valorativa y emocional que active dicha
conducta. Hay que tener en cuenta que las preguntas deben ser lo más honestas posible
para asegurar una respuesta sincera. Hay que evitar al máximo hacer preguntas que
enjuicien o reprueben, ya que provocaría una respuesta a la defensiva.

66
RATHS, Luis. El sentido de los valores y la enseñanza. México, 1967. p. 55.

110
Esto se explica mejor con una situación en donde el orientador puede responder
de distintas maneras a alguien que puede estar tomando una opción de vida en su
Proyecto personal:

SUJETO: Me voy a retirar de la comunidad porque me he enamorado y quiero


comprometerme con Julia.

ORIENTADOR: Respuesta 1:
¿Como?/?/
Respuesta 2:
¿Y eso, cuando?
Respuesta 3:
(¿Has pensado en tu papá y en tu mamá?
Respuesta 4:
Maravilloso, me parece muy bien.
Respuesta 5:
¿Has tenido en cuenta otras alternativas?

En la primera respuesta hay un tono enjuiciador haciendo que la persona se


sienta reprobada y señalando que está haciendo las cosas mal. La segunda respuesta
atiende más a las circunstancias y, por tanto, la respuesta será circunstancial perdiendo
la oportunidad de explorar valores. En la siguiente se manifiestan los sentimientos
humanos que pueden ser utilizados para manipular afectivamente al sujeto haciéndolo
sentir culpable. En la cuarta respuesta se corta el diálogo ya que el sujeto se quedará
pensando en que el orientador (formador) quedó satisfecho o sencillamente no le
importó. En cambio, en la última respuesta, se entra a revisar las motivaciones y los
valores por los cuales el sujeto piensa tomar esta decisión. El sujeto es quien siente y
debe saber las verdaderas posibilidades, fortalezas y debilidades, y las consecuencias
de tal decisión.

Es oportuno traer a colación las características que da Raths67 a la pregunta


clarificadora que se hacen extensivas al diálogo clarificador:

1. El diálogo clarificador no juzga, ni señala, ni valora. No dice lo que es bueno o


malo. Ni lo que está bien o mal.
2. No da fórmulas ni respuestas. Es el sujeto quien tiene que buscar los caminos.
67
Cfr. Ibíd., p. 58.

111
3. No es insistente ni coactivo. Permite al formando valorar su duda, su inquietud, sin
presiones externas.
4. El diálogo clarificador no pretende ser el principio de grandes proyectos. No trata de
hacer caer en la cuenta al otro de lo grande que puede ser. Es el gesto sencillo,
cotidiano y acumulativo que genera proceso y estimula la búsqueda de posibilidades.
5. No es un interrogatorio ni una entrevista. Las preguntas no se lanzan con el fin de
obtener una información, sino para confrontar la vida del otro.
6. Cuando se trata de clarificar valores el diálogo no debe ser largo ni extenso, pues
normalmente se termina adoctrinando.
7. El diálogo clarificador debe ser personalizado y personalizante. Solamente en un
ejercicio grupal bien motivado puede emplearse a nivel masivo.
8. No puede ser una actitud obsesiva del formador el pretender hacer un diálogo de
este tipo en toda circunstancia.

9. En el diáogo, en las preguntas y respuestas, no debe permitirse un objetivo pre-


establecido. No se trata de charlar hasta que caiga en la cuenta.

10. El diálogo clarificador no responde a una fórmula mecánica. Cada persona y cada
situación son diferentes. Exige originalidad y sabiduría. Cuando una respuesta ayuda a
un sujeto a hacer más claro para él su modo de pensar o de actuar puede considerarse
eficaz.

Si se tiene en cuenta lo anterior se estará asegurando la clarificación de valores


con los elementos nombrados en el primer capítulo de este trabajo.

4.3 PROCESOS GRUPALES Y COMUNITARIOS

La comunidad es un imaginario que debe ser construido día a día sobre la base
indiscutible de que sus miembros son personas y como tales comparten la naturaleza
humana en toda su extensión. La comunidad pueda ser vista como un grupo y, sin
embargo es más que un grupo pero para lo que nos atañe en este apartado, queremos
hacer caer en la cuenta que todo lo dicho por la psicología y la sociología sobre
dinámica de grupos puede ser una fuente valiosa para comprender y para iluminar los
procesos de comunidad.

112
A continuación aparecen algunos aspectos que bien pueden ser considerados
durante la formación de los religiosos que viven en comunidad y que también, porqué
no, trabajan en equipo. No nos vamos a detener en la teoría de grupos pero debemos
tener claridad en los elementos que le son propios.

4.3.1 Juegos de grupo: El chivo expiatorio


El anáisis transaccional ha explicado que la estructura de la personalidad está
compuesta por tres estados del yo que fueron bautizados por Berne68 como estado del
yo adulto, estado del yo infantil y estado del yo parental. Desde allí se habla que cada
quien posee en su interior un yo-adulto, un yo-padre y un yo-niño.

Precisando el contenido de cada uno de los estados del yo se encuentra


primordialmente que: en el estado padre están las conductas aprendidas, ideales,
información sin análisis, prejuicios, opiniones, costumbres, convicción de poder y
seguridad. En el estado niño están las emociones, intuiciones, creatividad, biología,
impulsividad, curiosidad, sentimientos de indefensión, desvalimiento e impotencia,
egocentrismo, fantasía, intuición, capacidad de goce y manipulación, pensamiento
mágico y creencias mágicas, alegría, miedos, rabias, dolor y pena. Y en el estado
adulto están los juicios, información analizada, reflexión y decisiones reflexionadas,
cálculo de posibilidades, realismo y sentido de la oportunidad y adecuación al
momento y a las circunstancias.

Basado en esta teoría, Karpman69 determinó que los contenidos se traducían en


roles y aparecían en la escena de las relaciones sociales losjuegos psicológicos con tres
papeles: la víctima, el Salvador y el perseguidor. Los tres roles son falsos por cuanto
responden a relaciones simbióticas o conflictivas no resueltas, es decir, siguiendo este
juego no se contribuye a la madurez de las personas ni del grupo, ni a la solución de los
problemas.

En rasgos generales la víctima necesita ser humillada, busca a alguien que la


salve y le hace gastar energía al Salvador. El Salvador necesita que lo necesiten, se
68
Explicado por GIMENO BAYON. Op. Cit. p. 54-57.
69
Cfr. Ibíd., p. 200.

113
rodea de gente dependiente y persigue al perseguidor. Y, éste último necesita que le
teman, establece límites injustos y minusvalora las necesidades de los demás.
i
Estos roles cambian dentro de una misma situación haciendo posible que una
persona juegue en tiempos diferentes los tres roles. Es tan cotidiano que puede ser visto
como normal y no hay realidad de interacción humana que no se vea matizada por este
juego psicológico (comunidad, pareja, grupo de amigos, equipo de trabajo, etc.)

Todo esto lo hemos dicho para ubicar un fenómeno que se conoce como el
"chivo expiatorio". La vida comunitaria no se libra de este fenómeno y por eso
queremos enfatizar su existencia dando alguna luz sobre cómo trabajarlo. Lo primero
que debemos tener en cuenta es que en una comunidad se dan conflictos cuando no se
precede de la mejor manera para solucionarlos. En ocasiones se hacen alianzas y
coaliciones defensivas, se retiran los afectos de las personas, hay dispersión o fuga, se
dan las luchas reiteradas o sencillamente la resignación.

A las anteriores maneras de "solucionar" un conflicto se agrega la de buscar un


culpable. De manera consciente o inconsciente los miembros del grupo se preguntan:
"Veamos, y frente a esto, ¿quién tiene la culpa?". Por desgracia, si estamos hablando de
un grupo estamos diciendo que hay un nivel de conocimiento, entonces, casi siempre se
señala al mismo individuo o a alguien que de manera oficial tenga que ver con la
naturaleza del conflicto.

Se recurre al chivo expiatorio porque "es una manera fácil de absolverse a sí


mismos y para defenderse de las propias inconsistencias"70. Por eso, teniendo en cuenta
lo anterior podemos sugerir algunas formas para trabajarlo cuando se presente:
1. Frente a un conflicto siempre es conveniente comenzar con una previa revisión
personal. Esto hace que cada quien analice el nivel de responsabilidad que tiene frente
a las variables del conflicto antes de comenzar a señalar quién es el responsable (cosa
que algunos hacen bastante bien) y facilita la objetividad y la tranquilidad que se debe
tener en estos casos.
2. Cuando comienza el juego víctima-salvador-perseguidor lo mejor es cortarlo de
alguna manera. En algunas ocasiones ignorar es una buena estrategia. En otras se
pueden cruzar transacciones, es decir, a la expresión que surge del yo-niño en el rol de
víctima puede haber una confrontación desde el yo-adulto con una pregunta; lo mismo,
cuando sale a flote el perseguidor se le aborda desde el yo-padre. Y otra estrategia es

70
MANENTI, Alessandro. Vivir en comunidad. Aspectos psicológicos. ed. 3. Santander: Sal
Terrae, 1983. p. 38.

114
darle al contenido la envergadura real evitando las exageraciones que van acompañadas
por "Es que a mí siempre...o nunca...tal cosa"
3. Confrontar con una pregunta puede ayudar a clarificar no sólo el contenido de lo que
se está diciendo sino el rol que asume determinado miembro ayudándole a cambiar. Por
ejemplo, al perseguidor se le pregunta "¿Cómo te sentirías en su lugar? ¿Qué te
gustaría que hicieran los demás por ti en un caso así?". Al Salvador: "Y tú, qué
necesitas y deseas para ti ahora?". Y a la víctima: "¿Qué puedes hacer por ti en este
momento? ¿Qué soluciones ves a tu problema?"71.

Por último, cuando las personas conocen no sóo este fenómeno sino todo lo
relacionado con los mecanismos de defensa, esto ayuda a tener conciencia de cuándo
ocurre. Por esto, una sugerencia válida es que los formandos y el formador conozcan
con propiedad esta dimensión del yo ayudándose de estudios y aportes como los de
Powell72 quien habla sobre la dificultad que tenemos para darnos a conocer, para
aceptar que el otro "invada" mi yo colocando máscaras y actuando de tal manera que
podamos tener dominio de las personas y de las situaciones.

Ejercicio 1: IDENTIFIQUEMOS LOS ROLES


1. En la vida cotidiana estamos viviendo a diario el juego psicológico de víctima-
perseguidor-salvador. Los medios de comunicación a través de las novelas y filmes
hacen una buena representación de este juego.
2. Consiste en grabar en video un segmento o un episodio de una novela y presentarla
al grupo para que ellos identifiquen los roles en los personajes y en los diálogos.
3. Otra modalidad consiste en traer a colación historias o cuentos que conocemos desde
pequeños como por ejemplo "La Cenicienta", "Edipo Rey", etc. 0 simplemente hacer
una dramatización de alguna escena familiar o de la comunidad.

Ejercicio 2: ANÁLISIS DEL JUEGO EN MÍ73


1. A continuación aparecen unos elementos que permiten conocer y analizar los
"juegos psicolóicos" propios. "Piensa en un proceso repetitivo que te ocurre con una
persona o un tipo de personas en el que acabas con malestar. Y pregúntate qué te
ocurre una y otra vez".
2. A partir de ahí se le pide a la persona que vaya respondiendo las preguntas (acaso
recordando la última vez que ocurrió):
71
Cfr. GIMENO BAYON. Op Cit. p. 204
72
POWELL, JOHN. ¿Por qué temo decirte quién soy? ed. 5. Santander;: Sal Terrae, 1992.
73
Cfr. Ibíd., p. 208.

115
1) ¿Cómo empieza todo? (cebo)
2) Entonces, ¿Qué sucede? (flaqueza)
3) Después, ¿Qué ocurre? (respuestas)
4) ¿Qué pasa luego? (cambio-cruce)
5) ¿Qué sorpresa me llevo? (chasco)
6) ¿Cómo me siento al acabar? ¿Cómo supongo que se siente la otra persona? (saldo)

3. Análisis del juego

1) Mi declaracion (o la suya) inicial o senal tacita fue...


2) Lo que en la otra persona (o en mi) engancho el rol de (Salvador,
perseguidor o victima) fue...
3) Su respuesta (o la mia fue) fue...
4) En el momenta crucial yo (o el otro) hice o dije...
5) Lo que dio lugar a confusión, sorpresa, o...
6) Dejando a la otra persona sintiéndose... y a mí sintiéndome...

Por último, ¿Desde qué rol empecé el juego (salvador-víctima-perseguidor)? ¿Qué


aspectos míos o del otro estaba exagerando?

4.3.2 Comunicación y conflicto en la comunidad


La comunidad hace que sus miembros se acerquen mutuamente, pero esta
cercanía no siempre es fácil aunque haya un espíritu de colaboración y participación.
Inclusive, cada quien puede vivir "el dary recibir" como el corazón de la comunidad
sintiendo que esto no es suficiente en determinadas situaciones donde se rompe el
equilibrio y en donde aparece el conflicto.

Frente al conflicto una comunidad tiene diversas herramientas: la empatía, la


apertura personal y la confrontación74. La empatía nos capacita para entender a la otra
persona desde su propia estructura, es decir, desde sus ideas, sentimientos y valores.
Entender a la otra persona desde su punto de vista no es necesariamente estar de
acuerdo con ella, pero es el paso esencial para llegar a una decisión.

74
WHITEHEAD, Evelyn y James WHITEHEAD. Community of faith. Crafting Christian
communities today. Twenty- third publications. Chicago, 1992. p. 140.

116
Cuando compartimos nuestras ideas, sin miedo ni temor, cuando abrimos el
espacio para dar a conocer nuestros valores y necesidades, y nuestras ideas y
sentimientos, estamos creciendo en la empatía. Pero, lo que sucede es que caemos en la
trampa de la "seguridad completa" y nos permitimos hacer silencio de aquello que está
en nosotros hasta cuando estemos seguros y no haya confusiones. Realmente este
sofisma nunca llegará, en cambio, sí nos privará de comunicarnos con los demás.
Obviamente existe otra circunstancia que puede mediar la empatía y es el respeto por
lo que el otro dice o, mejor aún, la valoración que damos a lo manifestado.

El temor, la desconfianza, los prejuicios y el afán de seguridad minan la


apertura personal y llevan a que no nos involucremos en nuestras comunicaciones. Por
lo tanto, también es necesario que, dentro de la empatía, la comunicación sea clara y
concreta. Por ejemplo, utilizamos expresiones como "Todos piensan que...", "La
mayoría desearía que..." "A todos se les dificulta..." a cambio de emplear aquellas que
nos indican particularmente como "Yo pienso que...", "Yo desearía que...", "A mí se me
dificulta..." Para que esto se dé cada quien debe sentir que lo puede hacer sin que esto
se le vuelva en su contra y que será valorado aunque al final, dados los concebidos
procesos de discernimiento y diálogo, se tome una decisión contraria a lo expuesto.

De otra parte, a la hora de exponer nuestras ideas y, sobre todo, nuestros


sentimientos, nos falta un vocabulario apropiado. Muchos de los estados de ánimo
quedan reducidos a "estar bien o mal" y resulta que estas palabras son muy ambiguas y
no revelan con claridad lo que sucede al interior del individuo. En cambio, hay otras
palabras o frases que dicen con profundidad lo que puede estar sucediendo a nivel
físico, psíquico, social o espiritual.

La tercera herramienta ha sido denominada como confrontación. Esta


herramienta la concebimos negativamente, por eso, es posible que se preste a confusión
porque ¿cómo solucionar un conflicto generando confrontación? Lo primero que hay
que aclarar es que la confrontación involucra la fortaleza psicológica interior que
reacciona frente a la información emocional significativa sea esta positiva o negativa.
Es decir, cuando recibimos "X" información que es emotiva, nuestro interior se
moviliza y lleva a que demos una respuesta. La manera de reaccionar cuando somos
confrontados es la defensa y lo hacemos frente a algo positivo como un "te amo" o
frente a algo negativo como un "has sido un irresponsable". Entonces, cuando
queremos utilizar la confrontación como herramienta hay que saber que se debe

117
comenzar por una exploración de las circunstancias que han hecho que una persona
actuara de determinada manera y no por el juicio anticipado de dicho comportamiento.

Sin embargo, el conflicto no debe ser tornado corno un síntoma terrible sino
corno una dinámica normal de las relaciones interpersonales. Inclusive, puede ser un
síntorna de salud y de revelación de algo significativo que está ocurriendo. La razón es
dada en la diversidad de los miembros de un grupo que pretenden la unidad. Esta
diversidad genera el conflicto por discrepancia (cuando hay diferentes significados
ante una misma realidad), por expectativa (cuando suceden cosas que no se esperaban
o cuando las personas no hacen lo que debían hacer), por necesidad (cuando hay
carencia de algo que parece evidente) o por la misma naturaleza humana (cuando hay
abuso de confianza o no se tiene en cuenta el poder de las palabras que usamos).

El conflicto tiene en sí mismo un poder ambiguo ya que su presencia no


garantiza necesariarnente que un grupo terrnine bien. De hecho, si un conflicto no se
soluciona o tiene una rnala solución, viene la hostilidad, la desintegración, el
resentimiento y la ruptura de relaciones. En cambio, la solución adecuada de un
conflicto puede aunar los vínculos existentes y que los miembros aprendan un poco
más sobre sí mismos y los demás.

Para solucionar un conflicto no existen recetas estandar pero sí podríamos


nombrar algunas condiciones que pueden favorecer su solución. En un conflicto, un
grupo o comunidad debe ver más allá y dentro del mismo conflicto. Esto significa a las
claras que hay por lo menos tres actitudes que no deben entrar en escena: la
autodefensa, la negación o la culpabilización. Además, si se necesita de la solidaridad,
la preocupación mutua y de habilidades de comunicación (a lo cual hemos dedicado un
apartado más adelante).

Otra clave de caracter preventivo del conflicto, es que una comunidad debe
reconocer las áreas potenciales donde puede surgir. A lo cual se le añade el estado
subjetivo que "dispara" o acrecienta el conflicto. Por ejemplo, una comunidad que
descubre que la responsabilidad en la animación de la oración es una área potencial de
conflicto y que en los tiempos de mayor stress o cansancio hay más propensión a que
este ocurra, tiene en sus manos un punto de partida para hallar la manera de cómo hay
que actuar para poder continuar la marcha sin que se dé una situación conflictiva.
Señalar las causas y las circunstancias en que se presenta también es un buen punto de
partida más si hay un acuerdo común sobre este análisis.

118
Ejercicio 1: SOLUCIONANDO UN CONFLICTO
1. Recuerda dentro de tu comunidad/familia un conflicto que se haya presentado y que
haya sido resuelto positivamente. Reconstruye los hechos y piensa en las circunstancias
y las causas. Determina las estrategias utilizadas para lograr su solución. Recuerda
cómo se sentían -cada uno- al ver que el conflicto fue solucionado positivamente.
2. Haz lo mismo con uno que haya sido solucionado negativamente y haz lo mismo que
aparece en el punto anterior.
3. En tu situación actual, señala un conflicto que estés viviendo actualmente y
determina los mismos elementos del punto 1. Si no vives un conflicto actual, determina
las áreas potenciales de conflicto de tu comunidad y conociendo a sus miembros,
señala cuál sería la manera de dar solución a los conflictos que se pueden presentar.

4.3.3 Aceptación del "pecado" del otro


En una comunidad religiosa las actuaciones de sus miembros tienen incidencia
directa en tres niveles: personal, comunitario e institucional. Dependiendo del tipo de
actuación, las repercusiones serán más o menos fuertes en cada nivel y, si éstas son
negativas traspasando el nivel de lo personal, la situación se hace más compleja. No es
raro encontrar que la tendencia ante los conflictos sea "personalizarlos" dándoles
nombre propio y colocando la mirada sobre aquel en quien recae "toda la
responsabilidad".

Es posible que, efectivamente, un individuo sea el responsable de un suceso que


implicó a toda la comunidad porque tiene que ver con la eficacia de una gestión
administrativa, o con la honorabilidad y credibilidad en el ministerio, o con la moral
sexual, o con el testimonio evangélico, etc. Es en estos casos en donde hay un camino a
seguir si lo que se pretende es salvaguardar el sentido de comunidad y los vínculos de
unidad que hay en su interior: el perdón. Es fácil escribirlo y difícil de vivirlo porque
cuando una actuación ha repercutido negativamente en los demás, estos no quieren dar
el brazo a torcer ya que "se tiene la razón" para obrar así.

El perdón es una virtud cristiana que va más allá de un requerimiento humano


por eso es exigente. Sin embargo, así no se llegara a ella habrá que llegar a la
aceptación del otro como punto mínimo. Sí, aceptarsignifica no rechazar, no marginar,
y no sumir al otro en su pecado. Significa creer en el otro, creer en la conversión y en
el respeto al derecho que todos tenemos de errar y de equivocarnos con la posibilidad
de enmendar sobre la falta cometida.

119
El dilema estará por resolverse en cada situación y con cada individuo. Creemos
que una persona vale más que una estructura, una función, un bien material o un
proyecto. Pero, aunque en ocasiones se le dé más relevancia a estos, lo más complejo
será cuando se han implicado a otras personas bajo graves perjuicios. Cualquier
decisión deberá favorecer en el respeto y la justicia a cada una de las partes si se
pretende actuar de forma correcta y en virtud del mismo hombre.

4.3.4 Asertividad

La vida comunitaria lleva implícita una dinámica de comunicación constante. A


diario, al interior de la comunidad, sea a niveles duales o grupales, la comunicación
está presente. Lo importante es establecer la calidad de dicha de comunicación y la
manera como ocurre. Es obvio que estamos hablando de algo esencial ya que sin ella
sencillamente no hay comunidad. La comunicación va más allá de la información o de
situaciones de discusión, es la conexión mutua entre lo que pensamos, sentimos y
pretendemos hacer.

Los estudiosos de la comunicación concuerdan en afirmar que su calidad está


dada por diferentes características y una de ellas es la asertividad. Aunque sea un
término más o menos reciente ya se ha dicho bastante acerca de ella por eso lo que
pretendemos es explicitar la importancia que tiene la asertividad dentro de la
comunicación en una comunidad.

Sólo quien posee una alta autoestima, quien se aprecia y valora a sí mismo,
podrá relacionarse con los demás en el mismo plano, reconociendo a los que
son mejores en alguna habilidad, pero no sintiéndose inferior ni superior a
otros... La asertividad es la
capacidad de autoafirmar los propios derechos sin dejarse manipular y sin
manipular a los demás75.

La asertividad es la condición de la comunicación que nos lleva a expresar lo que


está en nuestro interior sin detrimento de nuestra dignidad ni de la dignidad de la otra
persona. Es un equilibrio entre las tendencias pasiva y agresiva con las cuales nos
comunicamos a menudo. La primera se denota por una actitud no-reactiva frente a los
que nos sucede tratando de racionalizar al máximo las causas como algo que no vale la
75
CASTANYER, Olga. La asertiividad: expresión de una sana autonomía. Bilbao: Desclée de
Brouwer, 1996. p. 21-22.

120
pena dialogar. La segunda es la tendencia a comunicarnos de forma reactiva con el
afán de imponer nuestra idea o sentimiento frente al otro porque estamos seguros de
tener la razón. Ambas tendencias se dan en planos de desigualdad, es decir, o nos
creemos inferiores o superiores frente al otro.

Entonces, para que una interacción personal resulte satisfactoria depende de que
nos valoremos a nosotros mismos y a los demás y, además, también depende de que
poseamos una serie de habilidades para responder correctamente y una serie de
convicciones o esquemas mentales que nos hagan sentir bien a nosotros mismos. A
veces se confunde la sinceridad como la capacidad de decir las cosas tal cual como nos
parecen sin importarnos para nada la manera como lo hacemos y sin medir las
consecuencias que tiene lo que decimos en la vida y en las relaciones con las otras
personas. Es aquí donde aparece el reto de ser asertivos en la comunicación.

En una buena comunicación debemos estar de acuerdo en que poseemos unos


derechos a ser preservados como: ser tratado con respeto y dignidad, expresar los
propios sentimientos y opiniones, ser escuchado, tomar decisiones, decir "no" sin
sentirse culpable, pedir lo que quiero sabiendo que el otro puede decir no, cambiar de
parecer, a cometer errores, pedir información, ser independiente, tener éxito y
superarme. Estos mismos derechos casi que se convierten en las reglas dejuego que una
comunidad debe conocer y tener en cuenta cuando se comunica. El arte está en que
cuando se atropella alguna de ellas, la manera de "denunciar" dicha trasgresión sea de
forma asertiva y no agresiva o pasiva.

Dependiendo de las personas, las situaciones y las circunstancias, habrá la


posibilidad de ser asertivos en diferentes niveles. Castanyer76 señala que cada
modalidad se convierte en un entrenamiento que debe hacer cada miembro con la
posibilidad de equivocarse y no siempre de tener resultados positivos. Algunas de ellas
son:

1. Asertividad positiva: Consiste en la expresión de lo bueno que se ve en las otras


personas. Es el elogio a alguien por algo con lo cual se ha destacado o le ha
salido bien. No hay que esperar a que sea una fecha especial o un
acontecimiento espectacular.

2. Respuesta asertiva elemental: Es la expresión llana y simple de los propios


intereses y derechos. El lenguaje verbal y no verbal (tono, gestos y posición

76
Ibíd., p. 95-99.

121
corporal) debe ser un conjunto coherente, sin ironía ni contradicciones y
tampoco sin lamentaciones.
3. Respuesta asertiva con conocimiento: Cuando hay un reconocimiento de la otra
persona y el planteamiento de nuestros derechos e intereses.
4. Asertividad subjetiva: Ocurre cuando se hace una descripción del comportamiento
del otro, sin condenarlo y una descripción objetiva del efecto que ha producido
-produce- dicho comportamiento. Incluye, además, la expresión de los propios
sentimientos y de lo que uno desea de la otra persona.

5. Respuesta asertiva frente a la no-asertividad o a la agresividad:


Consiste en hacerle ver a la otra persona cómo se está comportando y mostrarle cómo
podría comportarse de manera asertiva. En este punto hay que evitar generalizaciones y
exageraciones.

Nótese que estas modalidades forman una escala en donde el nivel de exigencia
para la persona que pretende ser asertiva es cada vez más fuerte. Es necesario aprender
a controlar y equilibrar los estados de ánimo y lo que se quiere decir para llegar a lo
que se pretende lograr.

Las personas que han vivido en comunidad pueden atestiguar y reconocer en su


propia vida que ha habido situaciones claras en donde, por falta de asertividad, se han
destruido verdaderas relaciones fraternas y afectivas. La persona conlleva en su propia
naturaleza un orgullo que no le permite muchas veces enmendar o dar un paso humilde
para restablecer lo que se ha perdido y menos cuando él cree haber obrado rectamente.

Por último, agregamos a la luz de lo dicho algunas conductas que también pueden
constituirse en reglas comunicativas que favorecen la asertividad: es mejor hacer una
petición que dar una orden; es mejor hacer una pregunta que una acusación; es mejor
hablar de lo que se hace y no de lo que es; no es conveniente acumular emociones
negativas; es mejor dialogar los temas uno a uno; no es bueno hacer generalizaciones
ni fiarse de la excesiva sinceridad; y debe haber un acuerdo entre la comunicación
verbal y la no-verbal.

Creemos que una comunidad que es asertiva prodiga para sí misma un ambiente
eficaz para crecer personal y grupalmente. Ya lo dijimos, es un reto y un aprendizaje

122
porque en nuestras culturas nos hemos acostumbrado a callar aguantando pasivamente
lo que sucede, o a estallar agresivamente desgastando exageradamente nuestras
energías o, lo que podría ser peor, ser indiferentes renunciando a comunicarnos.

4.3.5 Clarificación de valores: (Utilización del dilema

Junto con el diálogo clarificador que veíamos en un apartado anterior de este


capítulo, el dilema es otra estrategia que puede ser una excelente ayuda para la
clarificación de valores. Al contrario del diálogo clarificador, el dilema es una
metodología que se utiliza en grupo y consiste en proponer un tema conflicto a los
formandos con el objeto de crear discusión a base de tomar posición llevando a la
clarificación de valores.

Dice Raths que el dilema "consiste en una declaración o exposición que incita a
pensar y discutir'77 y Kohlberg afirma que "... crea un conflicto negativo donde los
formandos tienen que pensar la solución de un problema moral y pensar las razones
conflictivas ensu propia mente”78.

Puede tener varias maneras de aplicación, desde una narración del hecho hasta
una lectura del que lo expone. Los elementos que forman parte del dilema pueden ser
modificados de acuerdo con la realidad particular que vive el sujeto y el grupo. De
hecho, puede incluir vivencias propias de la edad.

La clave del éxito del dilema está en la forma como se plantean las preguntas.
Estas deben ser de calidad, no superficiales. Deben movilizar al individuo en su mente,
en su sentimiento y en su acción. Lo anterior garantiza una confrontación de altura en
el grupo.

Una advertencia es que el formador debe tener especial cuidado en no declarar


su postura desde la exposición del dilema. Esto sesgaría la discusión y las conclusiones
que cada formando obtendría a nivel personal. Según la edad y otras variables, los
participantes podrían parcializarse hacia el formador o colocarse en contra si saben de
antemano lo que él piensa.

77
RATHS. Op. Cit. p. 89.
78
KERSHREIMER. El crecimiento moral de Piaget a Kolhberg. Madrid: Marcea, 1984.p. 110.

123
El dilema siempre propone implícitamente dos o más soluciones por donde se
puede enfocar. No es el formador el llamado a señalar la solución. Es cada persona
quien, con su carga valórica, con la luz que arroja cada comentario y con cada
participación en la discusión, el que toma posición y concluye. Lo importante es que su
posición debe tener alguna fundamentación.

Ahora bien, con respecto a lo dicho anteriormente, no significa que el formador


se deba abstener de compartir su experiencia valórica. Al contrario, lo puede hacer
dejando en claro que es una posición como cualquiera otra y que no es la solución
absoluta al dilema. El formador debe conocer el ambiente que existe en el grupo para
acertar en los núcleos de interés de tal forma que el diálogo toque lo más profundo de
las personas que están en él.

A continuación se presentan cuatro dilemas que ya han sido trabajados con


resultados satisfactorios y que integran en su contenido elementos de la afectividad y la
sexualidad. Los dos primeros se sitúan dentro del contexto de la vida religiosa y los
siguientes tienen un contenido menos específico:

Dilema 1: EL DILEMA DE GILBERT


Gilbert es un religioso sacerdote que entró a su congregación al terminar sus
estudios secundarios y es procedente de una familia medianamente religiosa
que tiene cinco hijos. Desde que ingresó mostró una gran capacidad para su
formación y una sensibilidad por los más necesitados. Hizo sus estudios y
vivió cada una de las etapas de formación hasta llegar a su ordenacion sin
perder de vista su deseo de trabajar con los pobres.

Ahora, después de unos años de haber recibido el sacramento del orden, ha


recibido la obediencia para trabajar en una parroquia de una ciudad importante
y en un medio donde la gente tiene buenos medios económicos sin ser clase alta.
Ha visto durante este tiempo que todo está bien organizado y lo que debe hacer
es favorecer dicho orden desde la responsabilidad que le han asignado. Todo esto
le ha hecho sentir que la estructura de la congregación lo ha alejado de su meta.
Las celebraciones eucarísticas y su propia oración se han vuelto rutina y son
áridas. Su entusiasmo se ha venido apagando poco a poco.

En este contexto conoció a Karina, una joven de trato amable, simpática y


perteneciente a una de las familias del sector. Después de un tiempo se
enamoraron mutuamente y cada uez que pueden se encuentran para hablar y
compartir el tiempo juntos. Por respeto de uno para con el otro no han tenido

124
relaciones sexuales. Gilbert tiene la convicción de que mientras esté en el
estado sacerdotal no las tendrá. Es por esto que ha pensado en pedir la
dispensa de sus votos y de su ministerio. Al tratar de hablar con su superior,
éste intuyó claramente su situación y le ofreció un cambio para que fuera a
trabajar con un proyecto que tiene la congregación en una zona necesitada
aunque esto requiriera hacer otros cambios para no debilitar el equipo de la
parroquia.

Diálogo clarificador del dilema de Gilbert:


1. ¿Cuáles opciones puede tomar Gilbert (posibilidades)? ¿Cuál opción debería tomar?
¿Por qué?
2. De la pregunta anterior, ¿Cuáles serían las consecuencias si toma dicha opción?
3. Si opta por quedarse en la congregación e irse a trabajar con el proyecto para los
pobres ¿Qué debería pasar con su relación con Karina?
4. Si opta por retirarse y comprometerse con Karina ¿Estaría traicionando su primer
ideal?
5. ¿Qué valores hay en Gilbert, en Karina y en el superior de Gilbert?
6. Si Gilbert y Karina hubieran tenido relaciones sexuales ¿Cambiaría la opción a
tomar? ¿Por qué?

Dilema 2: EL DILEMA DE CLARA INÉS


Clara Inés es una religiosa que pertenece a una comunidad con carisma
educativo. Al terminar su fomnación fue enviada a una comunidad encargada de
una obra ubicada en un contexto popular. Su juuentud y su forma de ser un tanto
despierta, liberada, alegre y carismática le ayudaron a "caerle bien" a las niñas y
a las jóvenes del colegio, Su tiempo lo gasta casi todo en la preparación de
clases, en los grupos juveniles, la catequesis y en dialogar bastante con las
alumnas. Su vida de oración la considera buena aunque, en ocasiones, por estar
ocupada en su trabajo apostólico, no alcance a llegar a la oración comunitaria.

Su espíritu crítico también le ha ayudado a ver la realidad. En las reuniones


de comunidad ha comenzado ha hacer algunas propuestas que implicarían
cambios dentro de la estructura institucional como, por ejemplo, volver el
colegio mixto y becar a las más pobres en vez de negarles el cupo. Además, en
la vida comunitaria, anima de manera diferente la oración, la eucaristía y las
reuniones. Incluso ha llegado a cambiar el orden de los lugares comunes de la
casa.
Todo esto ha hecho que sus Hermanas comiencen a molestarse - unas más que
otras-, tanto así que en una reunión de comunidad le criticaron fuertemente su
afán de innovismo y su idealismo que, según ellas, rayaba en el

125
"romanticismo". Además, alguna "ya le ha informado a ia superiora" que falta
a la oración y que pretende cambiar todo de la noche a la mañana.

Todo esto ha generado un cheque en ella. Su ánimo anda en el suelo. Una


Hermana le ha brindado su apoyo a escondidas ponqué no quiere tener
conflictos ni con la comunidad ni con la directora. Se siente sola y
desanimada. También sabe que la evaluación que le hace la comunidad es
decisiva para poder renovar sus votos al final del año. Ella ama la vida
religiosa y quiere su comunidad.

Diálogo sobre el dilema de Clara Inés:

1. ¿Cómo evalúas la actuación de Clara Inés en su nueva comunidad?


2. ¿Cómo evalúas la actuación de la comunidad?
3. Si fueras Clara Inés ¿Compartirías el sentimiento de soledad y abandono?
4. ¿Qué opciones tiene Clara Inés?
5. ¿Qué debe hacer Clara Inés? ¿Por qué?
6. ¿Habría algo a lo cual Clara Inés no debería renunciar?

Dilema 3: EL DILEMA DE JUAN Y JUANA


Juan y Juana viven cada uno en una isla en alta mar. Las islas donde habitan
distan entre sí unos tres kilómetros. Un gran puente las une y permite a los
habitantes pasar sin dificultad. Juan y Juana se conocieron, se gustaron e
iniciaron un buen noviazgo. Esta relación se prolongó por tres años de cariño,
comprensión, diálogo y respeto.

Pasado el tiempo y viviendo una relación de noviazgo madura, Juan propuso a


Juana matrimonio, a lo que ésta respondió que sí. Fijaron el lugar y la fecha de la
boda. Acordaron que se realizaría en la isla donde vivía Juan por estar mejor
dotada. Estaba todo listo pero en la víspera de la boda pasó un ciclón y se llevó el
puente. No había otro medio de comunicación pues el puente satisfacía todas las
necesidades de los habitantes de las dos islas. Juana no sabía qué hacer.

A lo lejos divisó un barco que llegó hasta la isla de Juana. Ella habló con el
capitán para pedirle el favor de pasarla hasta la otra isla, a lo cual el capitán
respondió: "Con mucho gusto, pero si se acuesta conmigo y hacemos el amor".
Juana estaba desesperada, no sabía qué hacer. Corrió a donde su mamá para que
le dijera lo que debía hacer. La madre le respondió: "Hija mía, ya eres una mujer
grande, ya debes saber qué hacer. Tú decides".

126
Después de mucho pensar, Juana optó por aceptar la propuesta del capitán con tal
que éste la pasara. Efectivamente, el capitán cumplió su palabra después de
acostarse con ella. Al llegar a la otra isla, Juan estaba aguardando. Se abrazaron,
pero por las mejillas de Juana rodaron unas lágrimas. Ella pensó: "No se lo puedo
ocultar". Y se lo dijo.

En ese momento Juan se llenó de indignación, tomó a Juana por los brazos, la
miró con desprecio y la cacheteó. Pasaba por allí un caballero inglés, de los que
tienen por oficio defender a las damas, desenfundó su espada y mató a Juan.

Diálogo clarificador del dilema de Juan y Juana:


1. Califique la actuación de cada uno de los personajes del relato en una escala de 1 a
5.
2. Sustente la razón por la cual dio a cada uno de ellos esa calificación.

Esto se pone en común tratando de que los formandos expresen los valores que
reconocen en cada uno de los personajes y sus acciones.

Dilema 4: DILEMA DE HEINZ. De Kolhberg.


En Europa hay una mujer que padece un tipo especial de cáncer y va a morir
pronto. Hay un medicamento que los médicos piensan que la pueden salvar.
Es una forma de radio que un farmacéutico de la misma ciudad acaba de
descubrir. La droga es cara pero el farmacéutico está cobrando diez veces lo
que le ha costado a él hacerla. Él pagó U$200 por el radio y está cobrando
U$2.000 por una pequeña dosis del medicamento. El esposo de la mujer
enferma, Heinz, acude a todas aquellas personas que le conocen para pedir
prestado el dinero pero sólo puede reunir unos U$ 1.000 que es la mitad de lo
que cuesta. Le dice al farmacéutico que su esposa se está muriendo y le pide
que le venda el medicamento más barato o le deje pagar más tarde. El
farmacéutico dice: "No. Yo lo descubrí y voy a sacar dinero de él". Heinz, está
desesperado y piensa atracar el establecimiento para robar la medicina que
necesita su mujer.

Preguntas para el diálogo clarificador del dilema de Heinz:

1. ¿Debe Heinz robar la medicina?


2. Si Heinz no quiere a su esposa, ¿Debe robar la droga para ella?
3. Suponiendo que la persona que se muere no es su mujer, sino un extraño, ¿Debe
Heinz robar la medicina para un extraño?

127
4. (Si estás a favor de robar el medicamento para un extraño). Supongamos que se trata
de un animal que él quiere, ¿Debe robar la droga para salvar al animal?
5. ¿Por qué debe la gente hacer cualquier cosa para salvar la vida de otro de todas
formas?

6. Está contra la ley que Heinz robe. ¿Esto lo hace moralmente malo?
7. De todos modos, ¿Por qué la gente generalmente hace todo lo que puede para evitar
ir contra la ley?
8. ¿Cómo se relaciona la pregunta anterior con el caso de Heinz?
Un aspecto interesante del trabajo con estos dilemas y otros que contemplen
elementos de la dimensión afectiva y la vivencia de la sexualidad, es la imposibilidad
de dejar de integrarlos con otras dimensiones. Sencillamente porque el hombre es un
todo que revela sus valores en torno a lo social, lo cultural, lo profesional, lo espiritual
y lo afectivo. Además, revela el grado de desarrollo moral en el cual se encuentra la
persona (su relación con lo legal o normativo, la autoridad, el valor del hombre, etc.)

4.3.6 Aceptación y conocimiento de grupo: El átomo social

Dentro de las técnicas que ofrecen un impacto en la dinámica de un grupo es el


"Átomo social" ya que permite procesos personales y grupales. El Átomo Social es una
forma gráfica a través de la cual el sujeto puede mirar la lejanía o la cercanía de los
demás dentro del estado emotivo en el cual se encuentra en ese momento. Es decir, este
instrumento es altamente subjetivo y responde a un momento específico o a una etapa
particular de la vida. Se puede utilizar para graficar las relaciones afectivas del pasado
o del futuro, pero lo más común es que se haga para el tiempo presente.

Un aspecto que no se puede olvidar es, que siendo de naturaleza subj'etiva, lo


que se presenta allí es la realidad del sujeto y no del grupo aunque pueda dar pistas
objetivas de relaciones concretas entre unos y otros miembros del mismo grupo. De
otra parte, da la oportunidad para expresar sentimientos o emociones, no es racional, y
en esto hay que insistir desde el inicio.

Cuando se trabaja el Átomo Social es necesario tener en cuenta hasta dónde se


pretende llegar (obsérvense las fases que aparecen en la descripción) porque a la hora
de implementar todas las fases con el deseo de que todos tengan la posibilidad de poner
en común su "hoja", el tiempo es una variable a considerar. Se debe emplear todo el
que se necesite para evitar cortes que puede generar malestar o agudizar conflictos.

128
La dinámica de la técnica puede ser descrita como una curva ascendente-
descendente que se repite tantas veces como el núero de participantes. El punto
máximo se puede considerar como el momento de catarsis emocional en donde aparece
la expresión de los sentimientos en su estado más puro y de mayor intensidad (alguien
pudiera resultar llorando, gritando o saliéndose de la sala), por eso debe haber una
excelente preparación y motivación por parte del animador y habilidad para responder
a los comportamientos que ocurran.

La descripción paso a paso es la siguiente:

l. paso: Motivación
El animador pone en clima de confianza la actividad retomando la importancia de
conocerse a sí mismo y a los demás, de respetar y profundizar las relaciones con el
otro, de la serenidad con la cual debemos comunicar lo que sentimos (no se debe
confundir serenidad con racionalidad), de la escucha y receptividad cuando los otros
me hablan y de la posibilidad para crecer un poco más.
2. paso: Representación gráfica (elaboración de la "hoja" de mi Átomo Social)
El animador les dice que cada quien es como un núcleo alrededor del cual giran los
"elementos" que forman parte de su vida. Dichos elementos pueden ser personas,
cosas, actividades, valores.-.etc. Según sea el propósito se pueden colocar límites pero
siempre será conveniente delimitar el número de elementos (10 como máximo). Se
pueden considerar:
• Los compañeros de grupo
• Todos los compañeros de grupo y el director
• Todos los miembros de la comunidad (formandos y formadores)
• Las personas que tienen para mí significancia afectiva (comunidad, familia,
compañeros de trabajo...)
• Las personas y/o seres-actividades que forman parte de mi vida (perro, hobbies,
oración, apostolado...)

Para lo que se pretende vamos a tomar el primer item, el que se circunscribe a los
compañeros de grupo, y el animador le dirá a los participantes que elaboren en una
hoja su 'Átomo Social" en donde cada uno se ubica en el centro y los demás a
determinada distancia de él. Pero, ¿qué determina la distancia? Hay tres preguntas que
debe responderse para cada uno: ¿Quién es? ¿Qué tipo de emoción me genera? y ¿Con

129
qué intensidad? Es la respuesta a esta última la que dará la distancia entre ese elemento
y el núcleo. No hay que olvidar que detrás está el sentimiento, no una elaboración
racional.

Para hacer más específico lo dicho anteriormente, es bueno presentar algunas


convenciones que ayudan a visualizar lo que se pide (a manera de sugerencia). Ya
dijimos que la persona está ubicada en el centro y se representa con un círculo. Los
demás serán también representados por círculos más pequeños (si se involucran cosas
éstas pueden representarse con cuadrados y, si hay actividades, con triángulos, etc).
Desde el núcleo se tiende hacia cada uno de los círculos una línea que varía según sea
el tipo de sentimiento/emoción que guarda hacia esa persona: si es una relación sólida y
positiva se representa con una línea continua [_]; si es una relación conflictiva y
negativa se representa con una línea a trazos o discontinua [----]; si es una relación de
sentimientos mixtos o encontrados se representa con una línea mixta [- - - - -]: y si es
una relación compleja y a la vez conflictiva se representa con una línea quebrada.

Se recuerda que la longitud de la línea está determinada por la intensidad del


sentimiento que se tiene hacia esa persona. Por ejemplo, un joven considera la relación
con un compañero "X" y un compañero "Y". Con el primero guarda una profunda
amistad, se tienen confianza, comparten muchas cosas, etc, la línea será corta y
continua. Con el compañero "Y" tiene una relación tensa, cuando se encuentran "se Ie
daña el día", vive pensando en cómo hacerle sentir mal, por tanto le roba energía
emocional, con éste también será una línea corta pero discontinua. Nótese que ambas
relaciones son intensas, sólo que la primera es positiva y la segunda no lo es. Si el
joven se deja guiar por el sentimiento, la distancia entre cada uno y él saldrá como un
"chispazo".

Se deja el tiempo necesario para que cada quien elabore su "átomo social"
procurando que no sea excesivamente largo para evitar racionalizaciones.
(Véase un ejemplo en el anexo 7).

3er. paso: Psicodrama (Ubicación)


Este paso y el siguiente podrían definirse como la esencia misma de la técnica,
ya que a es aquí donde se da la revalidación de sentimientos y la posibilidad de asumir
nuevas formas de ser (concebir, sentir y comportarse) hacia los demás. Para facilitar el
trabajo se procura que desde el principio se tenga la sala despejada y todas las sillas se
encuentren contra la pared.

130
Se hace la invitación para que alguien trabaje su átomo social asumiendo el rol
de su dibujo. Esta es la fase más larga de todo el ejercicio en la cual el animador debe
tener tacto. El voluntario se ubica en el centro y, mientras hace lo que se describe a
continuación, Simula su presencia con una silla.

El voluntario comienza por ubicar a cada una de las personas que están en su
hoja a la distancia que le es proporcional. Cuando esta técnica se hace con personas
que no se conocen, los participantes asumen el rol y la descripción que el sujeto-núcleo
da de ellos. La manera de representar la línea en este cuadro humano se hace utilizando
posiciones, gestos, movimientos periódicos, lenguaje no-verbal, etc. Cuando el sujeto-
núcleo considere que cada quien tiene la representación que él siente hacia cada uno de
ellos, entonces, se ubica en el centro de nuevo.

Como este ejercicio se propone para un contexto en donde los formandos llevan
determinado tiempo conociéndose, es posible que haya situationes molestas, risas o
comentarios. Es conveniente que el animador enfatice en la seriedad del trabajo y no
permita que esto disipe la atención de todo el grupo. Es importante el respeto que cada
quien debe dar a su propio papel.

4. paso: Psicodrama; diálogo y resolución


Cuando está representada la hoja del voluntario en un cuadro humano que es
visible a todos, el animador debe asegurarse que está claro el sentimiento que hay hacia
cada uno de ellos. Esto es ayudado por la distancia y la posición que tienen cada quien.
Ahora, pregunta a cada uno ¿Cómo te sientes? Cuando cada quien haya expresado su
respuesta, el animador le pregunta al sujeto-núcleo con quien quiere trabajar (es claro
que pretender trabajar la relación con cada uno sería demasiado extenso).

Si la dinámica va bien, el voluntario señalará aquella relación que es negativa e


intensa y, por tanto, aparece ya una segunda persona protagonista quien no debe olvidar
el sentimiento que la otra persona tiene sobre él y que va a ser un facilitador para
descubrir lo que realmente ocurre. Es posible que el clima siga siendo un tanto
artificial, entonces, el animador invita al sujeto- núcleo para que proponga una
situación -tal vez reciente- en donde salió a flote el sentimiento que tiene hacia esta
persona. Es importante que la otra persona no se coloque a la defensiva, sobre todo si
sale a relucir el ya conocido triángulo de perseguidor-víctima-salvador.

131
Cuando está claro el sentimiento viene todo el diálogo que ayuda a confrontara
la persona. Algunas preguntas pueden ser: ¿Qué es realmente lo que te hace actuar así?
¿Verdaderamente es negativa la forma como esta persona actúa? ¿No pertenece a su
forma de ser? ¿No es posible que seas tu quien actua de una forma precipitada,
inconveniente? ¿No serán prejuicios o una idea prefabricada que no te deja encontrar
otras cosas?

Incluso se puede ir más allá. Todos sabemos que los acontecimientos que
forman parte de nuestra historia han marcado inconscientemente algunas normas de
conducta que se repiten con los demas aunque sean personas diferentes y en situaciones
diversas. Por ejemplo, se conoce el caso de un joven que vive solitario y se queja de
que los demás no lo tienen en cuenta. Revisando su historia personal, cuando era un
niño de unos 10 años, su familia cambió de casa dejando así a sus amigos de vecindad
y de escuela con las cuales se las llevaba muy bien. Esto produjo tanto dolor en el que
inconscientemente tomó la decisión de no relacionarse con los demás para evitar
futuras rupturas. Este ejemplo de la vida real es sólo uno de todos aquellos que forman
parte de la vida de todas las personas. Entonces, el animador podría interpelar al sujeto-
núcleo para que éste trate de identificar aquella situación de su historia que hoy hace
que se comporte de determinada forma. También, es posible que "algo" que la otra
persona hace le recuerde, por ejemplo, a un hermano, a su papá u otra persona con la
cual la relación afectiva fue traumática. En la medida en que cada quien reconozca que
esto puede ser la razón y no el otro sujeto en sí mismo, vendrá una nueva manera de
verlo.

Al llegar a este punto el sujeto está en la posibilidad de tomar una resolución e,


inclusive, comenzar a sentir de una manera diferente. No son pocos los casos en donde
esta persona ha re-descubierto el valor de la otra naciendo una verdadera amistad. No
es mágico, es el resultado de un proceso que ha comenzado con la ayuda de esta
técnica. Nadie quiere ser "malo" porque sí, al contrario, las personas quieren cambiar y
ser mejores pero les falta el cómo hacerlo.

Acabado el trabajo con este primer voluntario se sigue con el siguiente hasta cuando
todos hayan pasado. Si el clima es favorable y la dinámica se ha llevado en un
ambiente de confianza, al final todos pasarán al centro. No se necesita obligar a
ninguno.

El animador debe tener en cuenta:

132
1. El animador debe tener claro el propósito de la técnica. No es un juego para pasar el
rato. Hay otras mucho más ágiles y hasta divertidas que pueden aportar conocimiento
personal.

2. El animador debe suponer que el desgaste de su propia energía será real. Por eso, es
bueno tener ciertas condiciones personales que le ayuden a llegar hasta el final: reglas
claras, preparación anticipada de recursos, tranquilidad, espacio sereno, etc. y que el
mismo grupo no se encuentre en un momento de ansiedad por algo que ocurrió o que
está pronto a ocurrir.
3. El animador debe correr el riesgo de que los participantes no sean honestos o
prefieran trabajar relaciones que no son tan conflictivas. 0 que asuman respuestas de
indiferencia ante lo que es evidente. Por ejemplo, un número mayoritario de personas
ha coincidido en que "X" persona está alejada del grupo y ésta no reconoce que sea un
problema. Entonces, el animador le puede preguntar "¿Por qué te sientes bien cuando
todo el mundo te ignora?"

4. El animador puede decidir llegar hasta el segundo paso donde cada quien dibuja su
átomo social y se pregunta lo que siente por cada uno. Además, se le puede pedir que
guarde la hoja y la deje "olvidada". Más adelante (dos o tres meses después) se puede
volver a repetir la técnica y comparar las dos hojas para analizar cómo continúan las
relaciones con los demás.

5. Si se trabaja hasta la segunda fase se pueden trabajar representaciones materiales de


las personas en vez de la hoja con círculos y líneas. Por ejemplo, sobre una tabla o un
espacio plano se colocan a la distancia requerida objetos que simbolizan algo de la
persona en cuestión. Alguien podría colocar un libro para representar a una persona que
sólo le interesan los libros o que es un intelectual; o colocar una pandereta para
representar a alguien que es "ruidoso" o alegre; o utilizar piedras de diferente forma y
de colores variados (los colores también poseen un lenguaje y comunican
sentimientos). Todo depende de la motivación del animador y de la creatividad del
grupo.
6. Por último, en la última fase, es importante que se dé el propósito de darle una nueva
naturaleza a la relación. El animador debe ayudar a que el sujeto encuentre alternativas
y después asuma decisiones de cambio. Para esto sugerimos revisar lo concerniente al
diálogo clarificador que aparece en un apartado anterior.

CAPÍTULO 5

133
HACIA LA GENERACIÓN DE UN AMBIENTE AFECTIVO

En este capítulo pretendemos una propuesta que vaya más allá de un plan de
trabajo en donde se integren un sinnúmero de temas importantes y para ser
desarrollados a partir de conferencias, talleres, guías de reflexión, técnicas de grupo y
lecturas. Queremos hacer una propuesta que involucre la vida misma, la vida que se da
en la comunidad a través de sus diferentes momentos y en la sucesión de cada una de
las etapas.

Partimos del siguiente principio: el currículo latente tiene un poder altamente


formativo y, por eso, los espacios que existen en cada etapa de formación deben
generar un ambiente afectivo que conlleue a la formación de la afectividad y la
sexualidad. Hay quienes señalan a partir de su experiencia educativa y formadora que
el currículo latente es más formativo que el currículo explícito -discusión a la cual no
queremos entrar y, en cambio, queremos dilucidar cómo algunos de estos espacios se
convierten en un contexto para crecer y formarse afectivamente. Inclusive, si nos
vamos para el lado opuesto, cualquier programa de formación en la sexualidad y
afectividad que no encuentre su fundamento en los procesos reales y en la vida de
comunidad, quedará baldío.

5.1 LA FRATERNIDAD ES UN ESTILO DE VIDA


En apartados anteriores hemos reflexionado sobre la fraternidad y sus
implicaciones con la dimensión afectiva, el proyecto comunitario, los vínculos y otros
elementos más que la conciernen directamente. Por eso queremos puntualizar en
aquello que nos parece relevante para comprender la manera como la fraternidad es
una opción, es un modo de estar con otro, es un estilo de vida.

El religioso que decide ingresar a una comunidad está haciendo sobre su opción
esencial del seguimiento de Cristo, su opción afectiva, la de ser hermano. En otras
palabras, ser hermano de Jesús, el Señor, ser hermano de aquellos con los cuales va a
compartir su vida en la comunidad y ser hermano de las personas que le necesitan
dentro de su carisma. Esto es fácil escribirlo en unas cuantas líneas, el reto es hacerlo
realidad, por eso, la fraternidad en nuestros días es un verdadero desafío.

134
El mundo de hoy con todos los fenómenos de no-relación está atento a aquellas
realidades donde sí existe. Son muchos los jóvenes que admiran cómo un grupo de
personas de diferente edad, generación, cultura, y raza llegan a amarse como una
familia a base de tener una espiritualidad, un ministerio y un proyecto común. No se
puede negar que en algunas personas ha sido el signo para suscitar su propia vocación.

Hasta aquí hemos dicho dos cosas importantes. La primera, la fraternidad es


una forma de amor y no está por demás decir que es el amor entre los hermanos lo que
cohesiona la fraternidad. De La Salle lo escribió así: «Piedra preciosa es la caridad
fraterna en el seno de las comunidades... Perdida ella, todo está perdido. Conservadla,
por tanto, cuidadosamente, si queréis que vuestra comunidad perviva»79. La metáfora
vale para entender que el amor es esencial y que se debe vivir. Lástima grande que
nuestra sociedad culturalmente heterosexual haya dejado la expresión del verbo amar
para la relación de pareja ya que amar es más que estimar, querer, respetar y apreciar.

La segunda idea importante es que la fraternidad está llamada a ser signo en el


mundo de hoy. Para ello, cada miembro debe vivir dentro de su propia persona la
experiencia fundante y la experiencia configuradora de la fraternidad. La primera será
el anclaje, la roca firme que da solidez en las dificultades y la convicción de que es un
ideal posible. La segunda, es la experiencia de ser hermanos cada día, en el cotidiano,
con las personas que comparten el pan de la eucaristía y el pan de la mesa, es la
convicción de un ideal posible en cada circunstancia.

La comunidad religiosa necesita vivir relaciones más profundas entre sus


miembros a partir de una caridad realista y concreta. Esto, más que otra
cosa, convertirá a la comunidad en un signo evangelizador: anuncio del
proyecto de Dios de convertimos en una familia de hermanos80.

Para favorecer la fraternidad será conveniente:


1. Conocer a cada uno de los miembros de la comunidad. Sus cualidades y valores, su
contexto familiar y su historia personal. Hay que hacerlo al principio de una etapa y
hay que seguirlo haciendo cada vez que se pueda. Inclusive, aunque al iniciar un nuevo
año la comunidad esté compuesta por los mismos hermanos o hermanas. Más aún si
algún miembro llega u otro sale.

79
DE LA SALLE, J. Meditaciones 91,2.
80
APARIICO, Ángel y JOAN Canals. Diccionario teológico de la vida consagrada. Madrid:
Publicaciones Claretianas, 1989.p. 755.

135
2. Establecer un proyecto común que tenga en cuenta los proyectos personales. Un
proyecto que vaya más allá de las funciones, las actividades, el cronograma... que
involucre al mismo espíritu y el deseo fehaciente de ser hermanos.

3. El poder de la comunicación es grandísimo cuando se quiere construir comunidad.


Hay que favorecerla por todos los medios y en los diferentes espacios -formales y no
formales- que tiene una comunidad. Pero, siempre con algunos principios básicos como
hablar siempre en primera persona, no juzgar a los demás, no hacer comentarios
descalificantes y si se va a hablar de alguien que sea en su presencia.
4. Estar atento a las situaciones de las personas y de la comunidad que son
significativas y hacen reconocimiento: los cumpleaños, los éxitos, algún problema de
familia, alguna fiesta de comunidad, los estados de ánimo, etc.

5. Ser descaradamente hermanos. Que no se llegue a pensar que los tiempos, los
recursos y los compromisos que van en favor del amor fraterno son perdidos. Al
contrario, cualquier pretexto puede ser bueno si se trata de compartir juntos ya sea en
alguna convivencia o celebración, alguna cena, alguna liturgia donde se señale un signo
especial o sencillamente reunirse para compartir lo que se ha vivido durante la semana.

Cualquier detalle es importante porque tiene la posibilidad de convertirse en


Sacramento cuando ha sido recibido en el amor fraterno.
6. Según las culturas de donde procedemos y las costumbres de familia, hay algunos
gestos afectivos que llegan al alma y hacen falta. La fraternidad se traduce también en
la mano cálida que se tiende cada mañana, en el abrazo sentido cuando hay re-
encuentro después de algún tiempo, en la palmada sincera que anima en el cansancio,
en el estar al lado cuando hay tristeza o en la mirada transparente cuando el otro habla
y nos dice algo de sí. "La comunidad consiste en hacerse cargo uno del otro en un
profundo respeto por la originalidad y el
devenir de cada uno"81.
7. La forma como se establece una comunidad responde también a la forma como cada
miembro vive y concibe la afectividad y la imagen que tiene de Dios. Es decir,
afectividad-imagen de Dios- comunidad van íntimamente ligados. Por eso, es una tarea
preguntarse a nivel personal: "¿Qué actitud tengo frente a la afectividad/sexualidad?" y
"¿Qué imagen tengo de Dios?" Para dar luego respuesta a nivel grupal a la pregunta
"¿Qué comunidad hemos construido?"82.

81
CASTELLANOS, Nicolás. Proyecto y comunidad de vida. Madrid:Ed. Paulinas, 1973.p.
234.m
82
ARRIETA, Lola. Convivir con la afectividad. Instituto Teológico de vida religiosa. Vitoria.
España. Frontera Hegian, 1994. p. 33-51.

136
5.2. CONSTRUCCIÓN DEVÍNCUL0S Y SENTIDO DE PERTENENCIA
En un apartado anterior señalábamos la importancia de construir vínculos en una
comunidad. Un vínculo es entendido como la relación que se da entre un sujeto y otro
haciendo que entre los dos haya significatividad. Es este conjunto de relaciones lo que
hace que al final haya una red de sostenimiento de la misma comunidad. El ejemplo no
es exacto pero nos podría servir para ilustrar lo que hemos dicho: ¿Què es una viga
para sostener un gran edificio? Nada. Pero la viga es un puente entre columna y
columna que unida a otras vigas y columnas forman una estructura tan fuerte que es
capaz de sostener toneladas de cemento fundido y otros materiales.

Ahora bien, este ejemplo es un tanto frío. No es así la naturaleza humana, ni


tampoco es rígida. Es precisamente su calidez y versatilidad lo que hace que la
comunidad sea un todo dinámico y transformante. Por lo mismo, hay que tener en
cuenta que cada uno de los miembros que forman parte de una comunidad, todos ellos,
son importantes. En la medida en que cada quien entienda que pertenece, que forma
parte, que es comunidad, sólo en esta medida la comunidad será una fortaleza.

Nadie niega que la comunidad sea un don del espíritu pero, a su vez, es una
experiencia de convivencia entre personas humanas y con su dinámica propia. La
comunidad es más que un grupo. Pero, siendo más que un grupo debe tener sus
características como el llegar a producir un «nosotros» en donde cada quien se hace
sensible a las actitudes y los sentimientos de los demás. Es este nosotros lo que da
pertenencia y no una simple referencia de grupo.

Uno de los elementos que hace que una comunidad sea más que un grupo es que
no se queda en ella misma sino que es trascendente. Valdría la pena recobrar un
diálogo tenido entre un periodista y la madre Teresa de Calcuta cuando aquel le
preguntó más o menos en estas palabras «¿Por qué su comunidad se dedica a cuidar
leprosos y personas en estado terminal?». Y ella le respondió: «Perdóneme pero su
pregunta está mal formulada, no es 'porqué', sino 'por quién' hacemos esto?» Dichas
estas palabras el periodista entendió que su respuesta iba hasta el nivel espiritual
pasando por lo antropológico y social. Es algo así. Una comunidad tiene un fin y por
eso tiene sentido reunirse y vivir en comunidad.

Alday dice que la pertenencia consiste en una sensación de participar y de ser bien
aceptado por un grupo y que se logra a través del contacto, la identificación con los

137
valores, las normas y las actitudes, y la homogeneidad83. El sentido de pertenencia lleva
a una interdependencia en donde una decisión grupal modifica el comportamiento
individual o, lo contrario, una decisión individual afecta el clima grupal.

La pertenencia se trata de una actitud de espíritu muy rica. Compromete en


efecto la mente, el corazón y la voluntad. Adherimos a una comunidad es en
primer lugar, saber que, al mismo tiempo que nos pertenece nosotros
pertenecemos a ella. El sentido de pertenencia es un elemento primordial de
toda verdadera adhesión. A través de ésta percibimos que, una comunidad que
nos desborda y nos trasciende, reclama nuestra vinculación84.

Sentir que pertenecemos a una comunidad es nuestro propio desafío. Este


profundo sentimiento es lo que nos lleva a valorarla aunque haya fallas y debilidades,
aunque en muchas ocasiones no se avance con la velocidad que se quiere y aunque en
algún momento alguien tenga que renunciar a aquello que le es evidente, porque la
pertenencia lleva a la confianza en la comunidad y al afecto haciendo que haya un
clima que es más importante que otras cosas. Es algo así como la importancia que tiene
el clima de familia sobre el electrodoméstico que no se ha podido comprar, o la gotera
que se ha formado después de la temporada de lluvia, o la pelea del hijo menor en la
noche anterior, que podrían ser pretextos perfectos para señalar culpablesy armar una
discusión de nunca acabar. Pero, es el mismo clima afectivo lo que produce el cambio
y, de todas formas, con la objetividad que se merece, se ahorrará para comprar aquel
electrodoméstico, aquella gotera será reparada y se dialogará con aquel hijo menor que
no actuó debidamente. Entonces, es pertenencia que se traduce en reconocimiento,
confianza, afecto y compromiso activo.

Si nos vamos para el otro polo preguntándonos ¿qué pasa cuando una comunidad
aglutina individuos sin sentido de pertenencia? Las palabras podrían ser más pero
cualquiera de ellas es suficiente en sí misma para decir que por allí se vence la
estructura que más adelante quedará reducida a polvo: desafección, indiferencia,
menosprecio, recelo, agresividad o pasividad. Nuestro idioma nos permite jugar con
dos verbos «ser» y «estar». Entre uno y otro hay una diferencia abismal a la hora de
aplicarlos a la comunidad. Es muy diferente «estar en una comunidads a «ser de una
comunidad». La diferencia es que la primera desliga cualquier compromiso llevando a
que la persona no sienta ningún afecto hacia los éxitos o fracasos de la comunidad o

83
Cfr. ALDAY, Josu. cmf. El sentido depertenencia y de adhesión congregacional.
Extractum ex Claretianum, vol. XXXIV, 1994, p. 406.
84
Ibíd., p. 408.

138
por conveniencia podría aceptar los primeros y criticar lo segundos como una
consecuencia de la cual no tiene responsabilidad. Más aún, frente a cualquier situación
es completamente indiferente actuando ya de manera pasiva o agresiva. Los ejemplos
sobran pero piénsese en la animación litúrgica, el cuidado de los bienes materiales, la
celebración de lo social y demás.

Ahora, ¿cómo formar en el sentido de pertenencia?. Para empezar traigamos a


colación el ya conocido adagio popular «Nadie ama lo que no conoce», por eso, el
conocimiento sería la primera pista de accion. El joven o la joven que quiere ser
religioso o religiosa debe comenzar por conocer la congregación a la cual va a entrar y
ésta debe facilitarle dicho conocimiento. En no pocas ocasiones se confunde el
conocimiento con la información de aspectos secundarios o, con el temor de dar a
conocer más de lo necesario, se hace reserva de lo que es verdaderamente importante.
En otras ocasiones se quiere presentar una comunidad idealizada y espiritualizada
olvidando que está compuesta por hombres o mujeres y por tanto goza de fortalezas y
debilidades. Entonces, conocer la comunidad es conocer su carisma, sus miembros, su
historia, su proyecto, sus sueños, sus retos, sus aciertos y desaciertos, lo que hay que
fortalecer y lo que hay que corregir.

Como segunda pista para lograr el sentido de pertenencia y de adhesión estaría la


estima expresada a través de la valoración que el mismo miembro da al formar parte de
la comunidad; de la empatía que hace que la persona entre en la piel de la
congregación y asuma como propia su historia, con sus páginas luminosas y sus
pasajes oscuros, sintiéndose también solidario de las grandezas y miserias; y de la
celebración de la vida, de la fe, de la liturgia, de los éxitos alcanzados por toda la
comunidad o por alguno de sus miembros, del avance hecho frente a la realidad. Al
lado de lo dicho se entiende que de manera recíproca está el compromiso con ella. La
pertenencia se entiende desde el compromiso y este lo lleva a sentirse parte de una
comunidad. Comprometerse es dar el todo por el todo, sin reservas, meterse de cuerpo
y espíritu, mente, corazón y voluntad, es el dar la vida para tener vida, es la
consagración radical en un algo por un Alguien, es el vivir con pasión siendo aquello
por lo cual se optó, sin mirar atrás.

5.3 Conocimiento del otro; ¿Quién eres tú?

Continuando con la reflexión anterior, es necesario que en la formación se favorezca el


conocimiento del otro. Cuando decimos conocer, estamos diciendo que podremos dar
una respuesta más o menos profunda y válida a la pregunta « ¿Quién eres tú?».

139
Lograr el conocimiento del otro debe ser una tarea a iniciar desde la formación.
Incluso, debe darse dentro de un clima natural y persiguiendo otros fines. Por eso,
nuestra propuesta es que el formador suscite el encuentro de los formandos con metas
específicas y en las diferentes dimensiones con la posibilidad de que, en un momento
posterior, haya el tiempo para la retroalimentación y la reflexión personal donde se
descubra el avance obtenido en el conocimiento del otro. Además, donde se revisen las
propias actitudes que favorecieron u obstaculizaron dicho conocimiento.

Sabiendo que el conocimiento se puede lograr en la interacción grupal, en


pequeños grupos y por parejas, y que ésta se hace más directa e intensa cuando hay
menos personas que interactúan (por ejemplo, a nivel de parejas habrá un solo
interlocutor con el cual habrá qué dialogar, decidir y trabajar), algunas pistas pueden
ser las siguientes:
1. Parejas (grupos pequeños) que se encargan de determinada responsabilidad al
interior de la casa como el aseo, los servicios, la economía, la decoración, el
funcionamiento de recursos, la alimentación, las informaciones sobre diferentes
aspectos, etc.
2. Parejas (grupos pequeños) que asumen la animación de actividades, tiempos o
compromisos del proyecto comunitario como la preparación de la oración y liturgias,
reuniones comunitarias, paseos y días de ocio, días de retiro, jornadas culturales,
tiempos de vacaciones, eventos académicos, etc.
3. Parejas de trabajo y reflexión sobre los temas que se van desarrollando en el
programa de formación. Inclusive, actividades propuestas para la comunidad que se
relacionen con conocimiento personal, contexto familiar, proyecto de vida o algún
ejercicio de los que aparece en nuestra propuesta.

El formador deberá estar atento para saber en qué momento debe haber un
cambio de grupos o parejas interactivas. El cambio constante, en ocasiones, sólo
permite relaciones superficiales, de igual manera una estructura rígida que no permite
cambiar los puede llevar a un empobrecimiento en las posibilidades de conocer,
compartir y trabajar con otras personas.

5.4 LA ORACIÓN
Sin pretender hacer un tratado sobre la importancia de la oraicón y la
espiritualidad, queremos dejar en claro que la oración es una expresión de amor entre el

140
hombre y Dios. Dios ama al hombre y éste también lo ama y se siente amado. De su
corazón surge como una fuente la necesidad de estar con el Absoluto y extasiarse en El
para hallar el sentido y la razón de su vida.

La oración vista de esta manera, es un espacio de crecimiento afectivo. En ella,


el hombre se perfecciona en el amor porque vive con intensidad su amistad con Dios.
Muchos maestros espirituales supieron descubrir y gozar deeste don. La oración nos
eleva a Dios y hablamos con el corazón más que con la boca o la razón.

Ahora bien, no podemos olvidar que la vida oracional religiosa también se da en


el ámbito comunitario. Orar en comunidad es experenciar esa amistad personal con
Dios entre los hermanos. Por eso, recíprocamente, la comunidad es un lugar donde se
comparte la fe. Indudablemente es un nivel alto y exigente que, cuando la comunidad
llega a él, también logra la comunión en intensidad.

Por eso, desde el comienzo debe existir una propiciación para encontrar el valor
de la oración como algo indispensable dentro de la maduració personal afectiva que
merece ser compartido con los demás dentro de la sinceridad y la tranparencia.

Por último, si al final, la oración, ya es personal o comunitaria, se convirtiera en


una recitaicón sin sentido de salmos o himnos y el reloj marcará el límite, entonces, se
habrá perdido lo esencial. Al contrario, al finalizar cada espacio de oración la
comunidad entera debe sentir que la fe, la esperanza, el amor, el perdón y la fraternidad
han sido renovados. Todos deben sentirse más hermanos como fruto al haber recitado
el padrenuestro, proclamado un salmo u orar por las necesidades de los demás y las
propias.

5.5 EL ACOMPAÑAMIENTO PERSONAL Y LA ENTREVISTA

La persona que entra en un proceso de formación sabe que en su caminar le


acompaña el formador para crecer en las diferentes dimensiones que le darán identidad
en su opción religiosa. Este acompañamiento no pretende suplantar el protagonismo
que le pertenece al formando y, por eso, su fundamento es la autonomía. Con esto
estamos desechando cualquier viso de dependencia que pudiera darse incluso en las
primeras etapas.

Hacer acompañamiento significa estar al lado para orientar procesos personales,


confrontar actitudes, clarificar valores y animar en el cotidiano. Para lograr esto se
necesita conocer las circunstancias de cada persona (historia personal, contexto y
proyecto) de tal manera que el acompañamiento se hace sobre realidades concretas y en

141
personas particulares. Además, agregamos que el acompañamiento debe tocar el
corazón de las personas (del formador y del formando) de tal forma que se llega a una
transformación interior.

El acompañamiento personal es un espacio de crecimiento afectivo ya que a


través de él se incide sobre la estructura yoica (autoconocimiento, autoconcepto,
autoestima y autonomía), se reconocen los valores de la persona y se abren
posibilidades de respuesta ante las situaciones que se van presentando. También,
porque fortalece el vínculo que hay entre formador y formando haciendo que haya un
ensanchamiento en el ser- hermanos.

Ahora bien, el acompañamiento tiene algunos espacios específicos como la


entrevista personal (encuentro concertado entre formando y formador) en la cual hay
una destinación del tiempo y de los recursos para hablar de lo que concierne al sujeto y
sus relaciones. Como estamos ubicados en el contexto de la vida religiosa, dejamos de
un lado las pretensiones que tienen las entrevistas técnicas y profesionales. Por tanto, la
entrevista es también un espacio para crecer en la fraternidad.

Podemos ser conscientes de un elemento valiosísimo que toma parte esencial en


el acompañamiento y la entrevista: la palabra. Es a través de la palabra como logramos
el mensaje unívoco para hacer orientación, confrontación, clarificación o animación.
Pero, algo bien importante es que la palabra pierde poder cuando se hace un discurso
que se repite invariablemente con todas las personas. Si el acompañamiento pretende
tocar el corazón de la persona, la palabra deberá ser afectiva (no se malentienda con
«estar diciendo palabras afectivas»), es decir, será la palabra que surge después de
haber escuchado y puesto todas las energías en tratar de comprender al otro. Sobre esto
mismo, en ocasiones, la sola escucha sin proferir más que alguna palabra que la
corrobora, podría ser más plenificante y acertada que un listado de consejos.

En el ambiente profesional de la psicología se dice que el orientador no debe


implicarse afectivamente con su cliente por razones de objetividad e imparcialidad. En
el caso de la vida religiosa, creemos lo contrario, ya que sólo el amor en el acto de
acompañar puede lograr cambios profundos en la persona y es este mismo amor que
respeta la autonomía el que puede hacer que, en un caso determinado, el formador
invite al formando a resituar su vocación para lograr su propia realización y, si el
formando ha sentido este afecto, asumirá esta invitación como un acto sincero para el
beneficio de sí mismo.

Por último, son muchas las recomendaciones que se hacen para tener un
acompañamiento eficaz pero consideramos que la prudencia y la reserva

142
son de vital importancia. El contenido que se comparte en el acompañamiento va
ligado en muchas ocasiones con la propia intimidad, por eso no puede ser divulgado
como quien comunica una anécdota o una noticia ya que daría lugar a un sentimiento
de «traición» en la persona implicada. Entre el acompañante y el acompañado debe
haber una mutua confianza.

5.6 LOS MOMENTOS DE OCIO


La vida está dada por ciclos en donde son necesarios aquellos tiempos para
recobrar energías, cambiar de actividad y descansar. Estos tiempos generalmente
coinciden con estados de sensibilidad/fragilidad afectiva y por eso es más conveniente
llevarlos a cabo comunitariamente.

Además, los tiempos de ocio poseen una naturaleza informal que permite el
despliegue de algunas cualidades personales que quedan «dormidas» frente al estudio y
al trabajo. En el análisis transaccional se diría que son las oportunidades que tenemos
para que el yo-niño salga a flote permitiendo un conocimiento de aquello que podemos
hacer en la alegría y el gozo del juego, la recreación y el cambio de rutina.

Propiciar estos espacios es de suma importancia para el formador ya que le


ofrecen un conocimiento de valores, actitudes y comportamientos y, también, da las
condiciones para acercarse a los formandos de manera distinta en el desempeño de su
rol. Por todo esto creemos que el ocio es un espacio de crecimiento afectivo por todo lo
que puede ocurrir: la responsabilidad que cada uno asume; las charlas de contenido
informal sobre aquello que es anecdótico o banal; el contacto a través del juego y el
deporte; la expresión de intereses desde el ambiente informal; el lenguaje sencillo
conectado a las tradiciones familiares y culturales; y la descomplicación frente al
cambio de condiciones.

Es posible que frente al criterio de productividad de nuestra sociedad capitalista


o un enfoque desviado de la pobreza, haya desacuerdo sobre los tiempos de ocio, pues
bien, éste será el primer trabajo de concertación comunitaria, que todos comprendan el
beneficio que tiene para la misma comunidad. Detrás de la negativa de algún miembro
a no participar en los tiempos ocio, está también la negativa a compartir con la
comunidad, a fortalecer lazos fraternos y a crecer afectivamente.

5.7 LA SOLEDAD

No podríamos acabar sin hacer mención a una realidad que se da en la persona en

143
cualquier estado de vida por el cual opte. Algunos sociólogos han hablado de la soledad
como la gran paradoja del cambio siglo. Nunca antes el hombre había tenido tanto
medios para comunicarse con los demás -la lista se haría interminable de todo lo que la
tecnología pone a disposición- y nunca antes el hombre se ha sentido tan solo.

Aquí aparece el verbo «sentirse» sobre el cual hay que hacer una diferencia a la
hora de verlo desde el lente existencial. Porque una cosa es «estar» solo y otra es
«sentirse» solo. La primera categoría alude a una situación espacio -temporal donde
nuestra razón enfoca a un individuo que ha tomado la decisión de no entrar en contacto
con otras personas o establecer relaciones con ellas, ya sea de forma temporal o
definitiva. Puede ser visto como una exterioridad. La segunda categoría se propone
como un estado que surge de los más profundos de la persona y se ubica como un
sentimiento -por demás terrible cuando no se quiere- que hace del hombre un individuo
aislado de y por los demás y su entorno. Es una vivencia interior. Nos vamos a referir a
la segunda categoría hablando de la soledad y lo que ésta implica para el hombre
religioso.

En principio todos estamos llamados a dar la vida como dinámica de nuestra


realización o morir en nuestra propia autodestrucción. Es en este dualismo donde
aparece la soledad pero la diferencia está en la forma como es asumida en uno u otro
sentido. Es posible sentir la soledad inclusive dando la vida por los demás porque no
estamos exentos de las tentaciones propias de la naturaleza humana; pero, mucho más
cuando la vivimos como fruto de nuestras «actuaciones de muerte».

Explicando un poco más lo anterior detengámonos en otra paradoja, la del


religioso que se entrega día a día a su oración, a su comunidad y a su apostolado y, a
pesar de todo, llega a sentirse solo porque ve que no participa de la «visibilidad» de la
fertilidad, es decir, se siente como estéril frente al mundo. Es obvio que esta manera de
ver las cosas responda a una lectura reducida o desviada de lo que Erikson llamó
generatividad. Esta va más allá del ejercicio genital y de engendrar hijos. Tiene que ver
con la participación en el desarrollo de las nuevas generaciones. Pero no son pocos los
que permanecen en esta forma de ver la crisis y por eso deciden abandonar la vida
consagrada para establecer una relación de pareja donde la generatividad sea
concretada en un acto procreativo.

Aunque no termine de esta manera, la paradoja es vivida en determinados


tiempos como un sin-sentido. Es algo así como: «Cómo es posible que me sienta solo
cuando vivo en la misma casa con tantas personas a las cuales llamo hermanos». Es
posible que esto lleve a una revisión más profunda de las razones que provocan tal

144
sentimiento o un análisis por parte de la misma comunidad que detecta este síntoma en
uno o varios de sus miembros y, por tanto, se fortalezcan estrategias de encuentro entre
sí. Pero, también es posible que se intensifique el sentimiento de soledad en dicho
individuo y se dé un canal que sirva de escape a tal situación.

La soledad puede ser sutil o inconcientemente buscada. Hay quienes no aceptan


que sea el resultado de aquellas situaciones que arriba hemos llamado «de muerte»
porque miradas aisladamente guardan para sí mismas algo de bondad. Como por
ejemplo, la tendencia al paternalismo en donde el religioso «adopta» a una persona
necesitada en lo material o lo espiritual y forma una relación simbiótica y dependiente
que más adelante, cuando se rompe, da lugar a un vacío y un sentimiento de traición.

En otros religiosos la soledad puede ser buscada como refugio, defensa,


coartada o gratificación. Refugio como estado en el cual se hace escape de la maldad
del mundo que se encuentra en las personas, mas si son del sexo opuesto. Defensa por
similar razón y por el miedo a establecer relaciones en donde se ponga en juego el
conocimiento propio, la amistad, el compromiso, la donación de sí mismo o
simplemente la inseguridad como síntoma de un complejo de inferioridad. Coartada y
gratificación como manera de llamar la atención de aquellos de quienes se quiere
obtener una «comprensión» o una caricia. Como esto es inconsciente hace que el
religioso no lo acepte, antes bien, le busque una justificación.

Si seguimos hacia una zona que no sea de penumbra como esta, podemos decir
que la soledad también es el resultado de buscarla conscientemente, mejor dicho, de
saber con claridad que va a ocurrir por abandono, marginación, repulsión o
indiferencia. En la vida cotidiana podemos encontrar su representación fácilmente.
Pensemos en los religiosos que son sacerdotes y ejercen su ministerio con un interés
metálico. Al final, los fieles lo van a ver como un funcionario al cual se le ha
contratado por un servicio. Esto crea el imaginario en las personas «No te necesito, no
te llamo». 0, los religiosos educadores que han reducido su ministerio a cumplir un
horario y dar unas clases de religión. El trato hacia los alumnos es como el de un
maestro más en donde el rigor académico es más importante que la realidad humana. A
un religioso así no acuden los alumnos. 0, si se quiere, miremos un ejemplo de la vida
comunitaria y pensemos en aquel religioso que nunca tiene tiempo para las actividades
de comunidad por estar ocupado con los libros o la TV y sus hermanos se han
acostumbrado ya a su constante negativa a cualquier proposición y, por eso, en
adelante no lo invitan más. Estas y muchas otras situaciones no son extrañas porque se
pueden constatar en la vida religiosa.

145
Junto con la soledad -hemos dicho- va la esterilidad. Este binomio puede ser
detectado según para donde fluya la corriente. Podemos decir que hay un paso de la
esterilidad a la soledad cuando el hombre se ve abocado a buscar compensaciones
afectivas. Es la tendencia simbiótica y el afán de generar dependencia lo que lo
conduce a una crisis afectiva y sexual porque siempre habrá movimiento de ruptura por
parte de los otros (a menos que asuman las consecuencias de este juego). Pero, también
podemos decir que hay un paso de la soledad a la esterilidad cuando vemos a un
religioso que se limita a cumplir las normas, la regla es vista como conjunto de
preceptos que deben ser cumplidos y en la observancia está su omnipotencia. Su
seguridad está en no traspasar los límites. Se le ve frío en su exterior y, sin embargo,
podría estar abrasado en su interior. De todas formas y en cualquiera de estos dos
movimientos, una soledad así es un síntoma de inmadurez afectiva.

Dependencias afectivas y quizás formas larvadas de misoginia, incapacidad


para vivir la soledad, temor posiblemente inconsciente a la relación de
amistad, relaciones humanas ambiguas o poco claras, tendencia a ver
siempre el peligro o el demonio en los demás, son manifestaciones de
inmadurez afectiva que hay que poner a la misma altura a pesar de sus
muchas diferencias85.

Ahora bien, hasta aquí la soledad puede ser vista como un enemigo del cual hay que
huir o por lo menos no demostrar frente a los demas. Ya dijimos que la soledad no es el
problema, sino lo que la origina, la manera como la vivimos y las consecuencias. Dar
una fórmula para evitarla sería una seudoverdad. La soledad es inherente a la
naturaleza humana y por eso, siguiendo la propuesta gestáltica, cuando la curva
experiencial alcance su más bajo nivel debemos ayudarnos para emerger tomando para
nosotros lo mejor que ella nos puede aportar.

No es por nada que los hombres espirituales afirmen que en la soledad se


conoce el amor de Dios porque en ella se aprende a defenderse por sí solos, a no crear
dependencias afectivas y tener una total intimidad con Él. La soledad es la experiencia
necesaria para entablar relaciones y amistades cordiales, y estar abierto al don del otro,
sin poseerlo. La soledad es maestra y en las circunstancias más convulsionadas puede
ser un oasis donde se toman un «algo» vital que permite seguir la marcha.

Por último, la soledad puede ser un llamado, sí", el Ilamado a amar a una
persona viva, no a enamorarse de una idea. La sexualidad en la persona es una fuerza
que lo lleva a relacionarse con alguien semejante y solo revela todos los dinamismos y
85
CENCINI. Amedeo. Por amor con amor en el amor. Libertad y madurez afectiva en el
celibato consagrado. Madrid: Atenas, 1996. p.914

146
toda su riqueza cuando se vive dentro de una relación totalmente interpersonal86. No
olvidemos que el religioso opta por Alguien y cobra su rostro en el mundo de los otros-
alguien.

CONCLUSIÓN

DOS monjes en peregrinación llegaron a la orilla de un río. Allí vieron a una


joven vestida con mucha elegancia. Era evidente que no sabía qué hacer, ya
que el río estaba crecido y no quería arruinar su ropa. Sin vacilar, uno de los
monjes la cargó sobre su espalda, cruzó el río y la dejó en la orilla al otro
lado.
Luego, ambos monjes continuaron su camino. Pero, después de una hora, el
otro monje comenzó a lamentarse diciendo: "Ciertamente no está bien tocar a
una mujer. Tener contacto cercano con mujeres va contra los mandamientos.
¿Cómo pudiste ir en contra de las reglas de los monjes?
El monje que había cargado a la joven siguió caminando en silencio hasta
que finalmente señaló: "¡Yo la dejé junto al río hace una hora. Eres tú quien
todavía la traes contigo!"(Del budismo Zen).

El ser humano está llamado al amor y éste es el camino que lo llevará a su


propia realización cualquiera que sea su estado de vida. Amar es un ejercicio y un
aprendizaje. Desde que el niño se encuentra en el vientre materno se van dando las
disposiciones para amarse a sí mismo, a los demás y a Dios, éste es el imperativo
existencial cristiano. No se puede amar a Dios sin antes haber aprendido a amarse y
amar a los otros. Es tarea del religioso formador brindar los espacios y los recursos
para que los jóvenes formandos puedan descubrir cuánto se aman, cuánto aman y
cuánto se sienten amados. Además, los jóvenes que comienzan su vida consagrada
deben reconocer el camino que les queda por recorrer.

Aunque el amor sea un aprendizaje también es un don que recibimos de Aquel


que es amor y nos lo ha comunicado desde el principio. Por eso, el hombre o la mujer
que pretende vivir en el celibato consagrado no debe dejar de pedir instantemente a
Dios esta gracia porque al lado de la voluntad humana también se necesita de la
fortaleza que da la gracia divina. El mundo necesita personas que hayan sido capaces
de integrar su sexualidad a su afectividad, lo mismo que necesita de religiosos y

86
Cfr. Ibíd.,p. 906

147
religiosas que, habiendo logrado esto en su propia opción, reflejen alegría, equilibrio y
transparencia en su forma de ser para que el mundo vea que es posible llegar a la
realización dentro de la vocación religiosa, o mejor todavía, que ésta tiene sentido.

Finalmente, queremos enfatizar una vez más sobre la importancia que tiene la
afectividad dentro del proyecto personal de vida del religioso. Es necesario vivirla
porque ella misma es expresión de la sexualidad que, a su vez, es una dimensión
inherente a la naturaleza humana. Negarla es una posibilidad, pero sus consecuencias
tienen un costo muy alto para la vida misma. Al religioso le corresponde la tarea
personal y permanente de integrar su sexualidad sabiendo que cuenta con los otros para
lograrlo.

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150
Anexos
Anexo 1

151
MI MAPA CORPORAL
Autoimagen

Estimado formando: El presente instrumento pretende ayudarte a reconocer la


imagen que tienes de ti mismo partiendo de la corporalidad. Por eso, te
invitamos a señalar las partes de tu cuerpo con las cuales te sientes a gusto
escribiendo un signo positivo y con las cuales no te sientes a gusto escribiendo
un signo negativo. En el espacio en blanco trata de escribir las razones.

Como actividad complementaria (utilizando otro color) recuerda tu adolescencia


y señala los cambios de tu cuerpo que fueron positivos y los que fueron
negativos (adjunta alguna nota explicativa).

Anexo 1-b
MI MAPA CORPORAL
Autoimagen

152
Estimada formanda: El presente instrumento pretende ayudarte a reconocer la
imagen que tienes de ti misma partiendo de la corporalidad. Por eso, te invitamos
a señalar las partes de tu cuerpo con las cuales te sientes a gusto escribiendo un
signo positivo y con las cuales no te sientes a gusto escribiendo un signo
negativo. En el espacio en blanco trata de escribir las razones.

Como actividad complementaria (utilizando otro color) recuerda tu adolescencia


y señala los cambios de tu cuerpo que fueron positivos y los que fueron
negativos (adjunta alguna nota explicativa).

Anexo 2
MI CUERPO HABLA DE MI
Autoimagen

153
Estimado(a) formando: En el ejercicio siguiente vas a tratar de descubrir lo que
expresa tu corporalidad de ti mismo(a). Para ello te proponemos diez partes o
acciones de tu cuerpo que aparecen en la primera columna. Entonces:

1o. En un primer tiempo, de manera personal, vas a completar la pregunta que


aparece a continuación con cada una de estas partes. La respuesta la escribes en
la primera columna. Evita racionalizar la respuesta.

2o. En un segundo tiempo vas a pedirle a un compañero que se haga la misma


pregunta con respecto a ti y que escriba las respuestas en la tercera columna.
Para esta parte dobla la hoja de tal manera que lo que has escrito no sea visible a
tu compañero.

3o. En un tercer tiempo, despliega la hoja y compara las respuestas. Espera las
demás instrucciones de orientador.

“¿Qué dice(n) mi(s)… acerca de mí?”

1. Cabello ________________ ________________


2. Ojos ________________ ________________
3. Boca/labios ________________ ________________
4. Manos ________________ ________________
5. Brazos ________________ ________________
6. Pecho ________________ ________________
7. Piernas ________________ ________________
8. Constitución
Física ________________ ________________
9. Manera de
Sentarme ________________ ________________
10.Manera de
Andar

Anexo 3
YO SOY MI HISTORIA PERSONAL

154
Estimado(a) formador: A continuación encontrarás una rejilla que te ayudará a
recuperar tu historia personal teniendo en cuenta tres elementos básicos: los
acontecimientos, las personas y la repercusión que dichos acontecimientos
tuvieron en tu vida. Y esto a lo largo de las diferentes etapas por las que has
pasado. Si el espacio es insuficiente puedes anexar una hoja.

Etapa ACONTECIMIEN PERSONA REPERCUSIÓ


TO S N EN LA VIDA
descripción, que Consecuencia
lugares y tuvieron s
fechas lugar
INFANCIA Y
NIÑEZ
TEMPRANA
0-3 años
EDAD DEL
JUEGO
3-6 años
EDAD
ESCOLAR
6-12 años
ADOLESCENC
IA
12-17 años
JUVENTUD
17-25 años

Anexo 4
AUTOESTIMA Y VIDA COTIDIANA
Gráfica de incidencia

155
Estimado(a) formador: De acuerdo con el concepto dado sobre la autoestima, te
invitamos a hacer un ejercicio en dónde vas a tratar de “vivenciar” una serie de
situaciones que ocurren en la vida de las personas y que de alguna manera
afectan –afectarían- negativa o positivamente tu autoestima. Escucha
atentamente cada situación y rellena la columna del número correspondiente
hasta el grado que tú consideras como el nivel de incidencia o afectación que has
tenido al vivir –si vivieras- dicha situación. Primero trabajaremos las situaciones
negativas (del eje horizontal hacia abajo) y luego las positivas (del eje horizontal
hacia arriba).

Escala positiva
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Escala negativa

156
Anexo 5
DESCUBRIENDO VALORES
Trabajo con caricaturas

157
Anexo 6
DESCUBRIENDO VALORES
Trabajo con caricaturas (2)

158
Anexo 7
EL ÁTOMO SOLAR
Ejemplo de una hoja de trabajo

159

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