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APUNTES
P
or muy valiosa que pudiera resultar la facultad de detectar depredadores que se aproxima-
sen por detrs o de tener a la vista la prole que nos sigue, debemos tener presente
que la seleccin natural no est orientada hacia el desarrollo o formacin de cosa alguna, y ni
que decir tiene, de rganos perfectos. Es decir, el mero hecho de que ciertos rasgos pudieran
resultar convenientes no har que la mutacin aleatoria se oriente necesariamente hacia ellos.
Las partes del cuerpo que nos permiten detectar las vistas, los sonidos, olores y sabores, la
temperatura y los aspectos tctiles de nuestro entorno no surgieron de un plan maestro precon-
cebido o de un esquema de montaje. La seleccin natural las fue creando de forma artesanal
a partir de componentes disponibles en clulas y tejidos existentes; model, como si fueran
pellas de barro, versiones arcaicas e intermedias de las clulas y rganos sensoriales a lo largo
de millones de aos hasta conferirles la forma y funcin de nuestros cuerpos modernos. Nunca
han existido rganos perfectamente formados para la vista o el odo, tan slo versiones que
cumplen esa funcin.
La primera clula dotada de fotosensibilidad debi resultar de una mutacin aleatoria en las
criaturas pluricelulares ms arcaicas. La posibilidad de detectar luz confera una ventaja selecti-
va. As lo demuestran las docenas de veces que ha evolucionado en diversos invertebrados, y de
forma independiente, la agudeza visual: ello ha resultado en por lo menos nueve formas de ojos.
Si bien las clulas fotosensibles debieron aparecer en diferentes partes de los primeros seres
vivos, la seleccin parece favorecer a las que permiten detectar luz en la direccin de avance, no en la de retroceso. Es probable que la
locomocin hacia delante haya sido una fuerza directriz de la localizacin actual de las clulas fotosensibles. Adems, un mero giro de
90 grados de la cabeza, sumado a la visin perifrica, basta para ver lo que sucede a nuestra espalda. Cabra pensar, no obstante, que
padres y maestros disponen ya de visin occipital. As, al menos, se lo parece a sus hijos o alumnos.
S. Jay Olshanky
Universidad de Illinois en Chicago
EVOLUCION
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