La maledicencia es la horrible costumbre que tiene la gente de decir,
a espaldas de uno, lo que es absolutamente cierto. Oscar Wilde Aquel sabio de la antigüedad que inventó la máxima «conócete a ti mismo» pudo haber añadido «... y no se lo cuentes a nadie» H.F. Henrichs. Los hijos han crecido cuando dejan de preguntar de dónde vienen y se niegan a decir adónde van. Chancing La locura es hereditaria: te la pueden contagiar tus hijos. Sam Levenson Del que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar, con fundamento, que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero. Benjamin Franklin A veces se leen artículos necrológicos tan elogiosos que a uno le dan ganas de morirse. Noel Clarasó A menudo, la oportunidad llama a la puerta, pero cuando quieres quitar la cadena, correr el cerrojo, desenganchar dos pestillos y desconectar la alarma, es demasiado tarde. Rita Coolidge LA RANA Y EL ESCORPION Un escorpión, que deseaba atravesar el río, le dijo a una rana: -Llévame a tu espalda. -¿Que te lleve a mi espalda! -contestó la rana- ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo en mi espalda, me picarás y me matarás!!! -No seas estúpida!- le dijo entonces el escorpión- ¿No ves que si te pico te hundirás en el agua y yo, como no sé nadar, también me ahogaré? Los dos animales siguieron discutiendo hasta que la rana fue persuadida. Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró y empezaron la travesía. Llegados al medio del gran río, allí donde se crean los remolinos, de repente el escorpión picó a la rana. Esta sintió que el veneno mortal se extendía por su cuerpo y, mientras se ahogaba, y con ella el escorpión, le gritó: -Ves! te lo había dicho! Pero ¿qué has hecho? -No puedo evitarlo- contestó el escorpión antes de desaparecer en las aguas- Es mi naturaleza....
Se puede confiar en las malas personas; no cambian jamás. William