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Ojo: SÓLO 332 PALABRAS

LONDOÑO: ¿ ORGULLO, ARROGANCIA...


O TODAS LAS ANTERIORES?

Que el ministro Londoño exhiba un “sí sé qué” fastidioso, “es una verdad más allá
de toda discusión” (como diría él). Pero la idiosincrasia de un personaje público no
debiera interesarnos, a no ser por sus efectos, y por la semántica, que nos permite
calificarla correctamente.

El exceso en la propia estimación se describe con numerosas palabras. El


ORGULLO -la más general- puede ser JUSTIFICABLE si proviene de los esfuerzos,
logros o valía de un individuo; es VANO cuando los méritos le caen del cielo, o
TORPE si carece de ellos. Es muy diferente tener una fortuna o un cargo importante
por trabajar duro y honestamente, que por rosca, testamento, o apellido. Alguien
puede sentir orgullo por los talentos que le dio la naturaleza, pero resulta latoso si a
toda hora intenta hacer alarde directo o indirecto de ellos. Lo grave es que cuando se
unen talento, orgullo y éxito, al personaje suelen rodearlo aduladores que le celebran
hasta las bobadas y chistes flojos, creándole una atmósfera de suficiencia y
superioridad, y haciéndole creer –para su perjuicio- que todos sus apuntes son dignos
de aplauso o carcajada (eso también le pasa a Mockus).

La alusión de Londoño a la maracachafa parlamentaria, no fue sino un chiste flojo


ante un auditorio poco dispuesto a celebrárselo. Pero curioso que otros personajes
como la senadora Piedad (a quien no le cuadra ese nombrecito), experta en lenguaje
locuaz e irrespetuoso, aproveche la salida en falso de alguien más aquilatado que ella,
para promoverle una moción de censura. No. La censura debiera provenirle de una
Alta Escuela de Relaciones Humanas, para que aprenda a dejar sus agresiones
innecesarias y a colocarse entre los demás, no encima, ni debajo (aunque éste no su
problema) y así evitarle molestias a nuestro Presidente.

Para calificar su conducta tendremos que distinguir muchas palabras (orgullo,


arrogancia, presunción, vanidad, soberbia, altivez, engreimiento, inmodestia,
altanería, insolencia, pedantería, farfolla, suficiencia, petulancia, etc.) que esperan
la próxima entrega.

Si queda extenso, le suprimes la nota al pie –filosofìa, e mail- en lugar de recortarlo)

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