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HAMLET, PRINCIPE DE DINAMARCA

(Tragedia de William Shakespeare)


Resumen – Análisis - Aplicación

Hamlet, contemplando el
cráneo de Yorik (Acto V,
Escena I)

Hamlet padre, rey de Dinamarca, muere supuestamente mordido por una serpiente; pero, de
ultratumba, su fantasma se aparece a Hamlet hijo, y le revela que fue asesinado por el tío de
este - Claudio, hermano de Hamlet padre.
Claudio se había casado con Gertrudis, la viuda del rey, madre del príncipe Hamlet y, ahora,
ambos reinan.
Hamlet se resuelve a ejecutar venganza, inducido por “el fantasma de su padre”, cometiendo
varios errores:

I
Se finge loco ante Ofelia - su pretendida; hija de Polonio, un cortesano sirviente del rey -
(Acto Tercero, Escena I), con la intención de apartarla de sí. Su extraña actitud parecería
deberse al temor de que Ofelia se convirtiera en un obstáculo a sus propósitos de venganza,
bien porque pudiera influír amorosamente sobre él, bien porque podría hacer revelaciones a
Polonio, o a Laertes, hermano de Ofelia - lo que hubiera llevado a que el rey finalmente se
enterara de sus planes. Ofelia se desconcierta por la extraña actitud de Hamlet, y
posteriormente pierde la razón (Acto Cuarto, Escena V - ver abajo, sección IV) y muere,
probablemente por suicidio (Escena VII).
Hamlet, al apartar a Ofelia, desperdicia la posibilidad de que una mujer le sirva de
complemento y de apoyo, para manejar de manera razonable situaciones difíciles.

II
Desaprovecha la oportunidad que se le presenta de coger en la red al regicida usurpador y a
su esposa la reina Gertrudis, conocedora del crimen; veamos: después de que Hamlet organiza
una representación teatral a cargo de una compañía de actores, representación que muestra
un regicidio como el que su tío cometió y a la cual asisten tanto el tío-rey como la madre-
reina (Acto Tercero, Escena II), el remordimiento acomete tanto al uno como a la otra;
Hamlet aborda a la reina en privado, y la pone a punto de confesar la verdad, pero Hamlet se
porta amenazante con ella, y resulta que, tras las cortinas que cubren las paredes del
aposento en el que se desarrolla el dramático diálogo, se halla Polonio escuchando. Al
ponerse amenazante Hamlet, quien agarra bruscamente a la reina, Polonio lanza una
exclamación tras la cortina que lo oculta; Hamlet cree que es el rey, y con su espada
atraviesa la cortina que cubre al sujeto y lo mata (Acto Tercero, escena IV).
Hamlet pierde la oportunidad de obtener la confesión de la reina, y el testimonio de esta
confesión, que hubiera podido rendir Polonio, que escuchaba.

III
Con semejante crimen encima, el rey tiene argumento para desterrar a Hamlet a Inglaterra,
circunstancia esta útil a las ambiciones de Fórtinbras, el rey de la cercana Noruega, quien se
hallaba deseoso de apoderarse de Dinamarca (cfr. Acto Primero, Escenas I y II). En efecto,
la presencia de Hamlet en Dinamarca era disuasiva para Fórtinbras, porque el pueblo amaba a
Hamlet quien, joven y fuerte, podía convocarlo para defender la Nación.
Fórtinbras saca ventaja del vacío que deja la ausencia de Hamlet para aproximarse
peligrosamente, con fuerza militar, al reino de Dinamarca (Acto Cuarto, Escena IV).

IV
Pronto regresa Hamlet, pero es retado a duelo por Laertes quien, azuzado por el rey (Acto
Cuarto, Escena VII), está ansioso de vengar, tanto a Polonio - su padre, muerto por Hamlet -
como a Ofelia - su hermana - quien perdió la razón al enterarse de la muerte de Polonio, y
después murió.
Laertes reta a Hamlet a duelo; se enfrentan a florete; en el recinto del duelo se hallan, entre
otros, el rey y la reina; la reina bebe, por error, una copa con vino envenenado que el rey
tenía para Hamlet; Laertes, que había envenenado secretamente la punta de su florete,
chuza a Hamlet pero este, herido, le arrebata el arma y, con ella, hiere también a su rival (en
este momento la reina cae víctima del tósigo); Laertes al caer por el floretazo de Hamlet, le
revela que el florete está emponzoñado y que la reina murió envenenada por culpa del rey;
entonces, Hamlet acomete al rey con el florete, y el rey también muere; pronto hace efecto
el veneno inoculado en la herida de Hamlet, y fallece. Por último, entra Fórtinbras, ahora
dueño de la situación, sin haber encontrado resistencia: ¡el enemigo triunfa sin tener que
luchar! (Acto Quinto, Escena II).
Hamlet, por honor, se ve abocado a una encerrona insalvable: o cae abatido por su
contrincante en el duelo, o se toma la copa envenenada que tenía el rey para ofrecerle; de
salir airoso ante ambas posibilidades, se encontraría con el invasor Fórtinbras a sus puertas,
impreparado para enfrentarlo ¡tragedia personal y nacional!
CONCLUSIONES
1. Al dejarse mover por fuerzas ajenas a él, Hamlet cayó víctima del destino, así: a pesar
de que no aceptaba que de ultratumba pudiera volver alguien ya fallecido (cfr. Acto
Tercero, Escena I, en su famoso monólogo de “ser o no ser”, cuando afirma: “... la
muerte - esa ignorada región cuyos confines no vuelve a traspasar viajero alguno ... “)
es influenciado por el supuesto fantasma de su padre y se llena de venganza; aquí
comienza toda una cadena de acontecimientos fatales, afectado como se hallaba por
fuerzas externas a su yo. Y, por ser fuerzas difíciles de descifrar para él, no tuvo
palabras para exteriorizar lo que sentía; entonces, cayó en una actitud introvertida y
taciturna, y optó por expresarse como loco.
2. Hamlet pudo haber sacado partido de la amenaza exterior que ofrecían las
pretensiones de Fórtinbras - conocidas por él - y, llamando la atención acerca de este
peligro, haber promovido el fortalecimiento del reino para enfrentar al enemigo,
aprovechando su ascendiente sobre su pueblo que, como dijimos, le tenía cariño. Al
fortalecer su posición de príncipe, hubiera sido más fácil enjuiciar al usurpador ante el
pueblo.
3. Desconoció la importancia inmensa de contar con una buena esposa como hubiera sido
Ofelia.

MORALEJA
1. El dejarse influir por imágenes extrañas, y el no hacer uso de los poderes que se tienen,
conduce a la fatalidad.
2. Cuando el poder está en manos de un usurpador y este cae - como cae siempre todo poder
ilegítimo - si el dueño legítimo del poder se halla fascinado por ideas extrañas, y enredado
en problemas que no atañen directamente a su misión de gobierno, entonces ni él ni su
pueblo se benefician: solo gana el nuevo usurpador de turno, siempre listo a caerle a la
presa ... y comienza un nuevo ciclo de fatalidad.

ALGUNAS POSIBLES APLICACIONES A NUESTRA SITUACION PRESENTE,


EN LO SOCIAL Y EN LO ECONOMICO
Todos estamos expuestos, en nuestra vida personal o pública, a ser víctimas del “síndrome
de Hamlet”. No se trata de que podamos caer en una trama como la que enredó a Hamlet,
pero sí vale que nos hagamos estas reflexiones:

1. Los temores, prejuicios, ambiciones, caprichos, etc. - que deben considerarse como
intrusos en la psiquis humana y no como connaturales al hombre, quien es bueno por
naturaleza - son fantasmas que, si no se conjuran con valentía, exponen al hombre a
ideologías y a dogmas que usurpan el lugar del sentido común, aturdiendo al hombre y
privándolo de tomar decisiones razonables y salvadoras, especialmente en momentos
de crisis.

2. Los dogmas económicos que le atribuyen valor al dinero en sí mismo, nublan la visión de
muchos líderes y estadistas; el dinero solo es un signo representativo del valor
económico, valor este que reside en la economía real, física, no en la monetaria - la
cual no es más que una sub-economía, auxiliar de la economía física, y generadora de
valores necesarios para lubricar el proceso económico, pero valores puramente
marginales y fugaces. La economía la hace el hombre, mas no solo con horas de labor,
sino también - y principalmente - con ideas, de las que se derivan tecnología y
destrezas como expresión material de aquellas.
La generación de valor es un proceso social, por tanto, la solución a la crisis nace de
organizar y movilizar a la sociedad y a sus fuerzas productivas, pues que tal es la misión
del dirigente ... un individuo libre de fantasmas y de utopías.

En fin, podrían hallarse muchas aplicaciones - no necesariamente atadas a la trama


específica de la obra, sino atendiendo a que Hamlet es el arquetipo del individuo que
resulta inferior a su misión histórica.

Carlos Ariel Hoyos Bogotá, septiembre 24, 2007

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