La historia, se sabe, se encuentra en un estado de flujo continuo (casi como esos
clsicos de la literatura -La Iliada, por ejemplo- que no permiten dos lecturas idnticas). Por caso, lo que hoy estudiamos como Edad Media jams dejar de ser eso, Edad Media, pero s, en cambio, con el pasar del tiempo, adoptar nuevos significados y, sobre todo, consideraciones para generaciones futuras (a su vez, nosotros somos poca contempornea, pero ese valor no nos es propio, definitivo, no nos pertenece ni mucho menos). Bien, por todo esto, justo durante los corrientes das, suene interesante y enriquecedor tomar la obra de Jos Luis Romero y, ante la pesquisa correspondiente, estudiar la tensin entre el campo y la ciudad de aquellos aos anteriores. Dice Jos Luis Romero: Ya antes de las guerras de la Independencia haban empezado a aparecer y a integrarse algunos grupos desprendidos de esa sociedad rural espontnea, arrastrados por las actividades ganaderas que vinculaban campo y ciudad y aade que el criollismo pareci patrimonio de las sociedades rurales, y fue esgrimido polmicamente contra las sociedades urbanas, a las que acusaba de cosmopolitas y extranjerizantes. As naci una especie de querella entre campo y ciudad destinada a durar largo tiempo y que pareca expresar una contradiccin insanable (cunta razn!). Se trata, tal como se puede apreciar, del comienzo de una de las disputas ms significativas de la poltica que, en ese momento, tena razones originales hoy
transformadas en casi un lugar comn: el conflicto de intereses, la concepcin de un
espacio extremadamente centralizado, el debate por la relacin manufactura-ganancia. Las sociedades, dice JLR, padecen un acriollamiento. Asistimos, entonces, a los primeros pasos de esa vspera de independencia criolla como un lapso tumultuoso de peleas, que ahora ya no escapaban al exterior, sino que se volvan un brete interior y dificil de resolver. El campo y la ciudad debatan (siguen debatiendo) casi como visitantes contra locales. An cuando la sociedad barroca ya haba pasado a mejor vida