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Magali Flores Bernal

Martha G. Ramos Ramos


18 de Diciembre del 2007

LA PRÁCTICA EDUCATIVA
Unidades de análisis

Uno de los objetivos de cualquier buen profesional consiste en ser cada vez mas
competente en su oficio. Generalmente se consigue mediante el conocimiento y la
experiencia.

La experiencia de nosotros y le de los otros enseñantes. La comprensión, aquel que


conviene de la investigación, de las experiencias de los otros y de los modelos,
ejemplos y propuestas.

Al igual que el resto de profesionales, todos saben que de las cosas que hacen algunas
están bien hechas, otras son satisfactorias y algunas seguramente se pueden mejorar.
El problema radica en la propia valoración.

En otras profesiones no se utiliza únicamente la expedicioncita que da practica para la


validación o explicación de las propuestas. Existen unos conocimientos más o menos
fiables, más o menos contrastables empíricamente, más o menos aceptados por la
comunidad profesional. Conocimientos y saber que les posibilitan dar explicaciones que
no se limitan a la descripción de los resultados.

Algunos teóricos de la educación a partir de la constatación de la complejidad de las


variables que intervienen en los procesos educativos, tanto en número como en grado
de controlar esta práctica de una forma consciente.

Elliot (1993) distingue dos formas muy diferentes de desarrollar esta práctica: El
profesorado que emprende una investigación sobre un problema práctico, cambiando
sobre esta base algún aspecto de su práctica docente. El profesorado que modifica
algún aspecto de su práctica docente como respuesta a algún problema práctico,
después de comprobar su eficiencia para resolverlo.
Elliot considera que el primer tipo de profesor constituye una proyección de las
inclinaciones académicas sobre el estudio del pensamiento de los profesores. Para el
autor, el segundo tipo representa como más exactitud la lógica natural del pensamiento
practico.

Un debate sobre el grado comprensión de los procesos educativos, y sobre todo del
camino que sigue o tiene que seguir cualquier educador para mejorar su práctica
educativa, no puede ser muy diferente al de los otros profesionales que se mueven en
campos de notable complejidad.

La poca experiencia en su uso consciente, la capacidad que se pueda tener para


orientar e interpretar, no es un hecho inherente a la profesión decente, sino el resultado
de un modelo profesional que en general ha obviado este tema, ya sea como resultado
de la historia o de la debilidad científica.

Los propios efectos educativos dependen de la interacción compleja de todos los


factores que se interrelacionan en las situaciones de enseñanza: tipo de actividad
metodológica, aspectos materiales de la situación, estilo del profesor, relaciones
sociales, contenidos culturales, etc.

Necesitan medios teóricos que contribuyan a que el análisis de la práctica sea


verdaderamente reflexivo. Unos referentes teóricos, entendidos como instrumentos
conceptuales extraídos del estudio empírico y de la determinación ideológica, que
permitan fundamentar nuestra practica; dando pistas acerca de los criterios de análisis
y acerca de la selección de las posibles alternativas de cambio. Intentaremos
concretarlo en dos grandes referentes: la función social de la enseñanza y el
conocimiento del cómo se aprende. Existen actividades de enseñanza que contribuyen
al aprendizaje, pero también existen actividades que no contribuyen de la misma forma,
lo cual es otro dato a tener en cuenta.

LAS VARIABLES QUE CONFIGURAN LA PRACTICA EDUCATIVA

Los procesos educativos son lo suficientemente complejos para que no sea fácil
reconocer todos los factores que los definen. La estructura de la practica obedece a
múltiples determinantes, tiene su justificación en parámetros institucionales,
organizativos, tradicionales metodológicas, posibilidades reales de los profesores, de
los medios y las condiciones físicas existentes, etc.

Los estudios de la práctica educativa desde posiciones analíticas han destacado


numerosas variables y han prestado atención a aspectos muy concretos, bajo una
perspectiva positiva, se han buscado explicaciones para cada una de las dichas
variables, parcelando la realidad en aspectos que por sí mismos, y sin relación con los
demás, dejan de tener significado al perder el sentido unitario del proceso de
enseñanza/aprendizaje.
La intervención pedagógica tiene un antes y un después que constituyen las piezas
consubstanciales en toda práctica educativa. La planificación y la evaluación de los
procesos educativos son una parte inseparable de la actuación docente, ya que lo que
sucede en las aulas, la propia intervención pedagógica, nunca se puede entender sin
un análisis que contemple las intenciones, las previsiones, las expectativas y la
valoración de los resultados.

LAS SECUENCIAS DIDACTICAS Y LAS OTRAS VARIABLES METODOLOGICAS

La manera de configurar las secuencias de actividades es uno de los rasgos más


claros que determinan las características diferenciales de la práctica educativa.

Utilizaran indistintamente los términos unidad didáctica, unidad de programación o


unidad de intervención pedagógica para hacer referencia a las secuencias de
actividades estructuradas para la consecución de unos objetivos educativos
determinados.

Sistematizar los componentes de la compleja practica educativa comporta un trabajo de


esquematización de las diferentes variables que intervienen en ella, de forma que con
esta intención analítica y, por tanto, de alguna manera compartimentándola, se pueden
perder relaciones cruciales, traicionando el sentido integral que tiene cualquier
intervención pedagógica.

LAS VARIABLES METODOLOGICAS DE LA INTERVENCION EN EL AULA

Una vez determinadas las unidades didácticas como unidades preferenciales de


análisis de la práctica educativa, hay que buscar sus dimensiones para poder analizar
las características diferenciales en cada una de las diversas maneras de ensenar.

Tann (1990), describe el control como el grado de participación del alumnado en la


decisión del trabajo a realizar; el contenido como el de amplitud y profundidad del tema
desarrollado; el contexto hace referencia a la forma en que se agrupan los alumnos en
clase; el objetivo/cetegoria, al sentido que se atribuye al trabajo y la temporalizacion
que se le otorga; el proceso es el grado en que el estilo de enseñanza/aprendizaje esta
orientado desde un punto de vista disciplinar o de descubrimiento, y la naturaleza y
variedad de los recursos dedicados; los registros hacen referencia al tipo de materiales
para la información del trabajo llevado a cabo y los aprendizajes realizados por los
alumnos.

LOS REFERENTES PARA EL ANALISIS DE LA PRÁCTICA

Existen diferentes grados de vinculación y dependencia entre ellas que nos permiten
agruparlas en dos grandes referentes. En primer lugar, y de manera destacada,
encontramos un referente que está ligado al sentido y al papel que ha de tener la
educación.
La función de saber, de los conocimientos, de las disciplinas y de las materias que se
desprenden de la fuente epistemológica, será de una forma u otra según las finalidades
de la educación, según el sentido y la función social que se atribuya a la enseñanza.

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