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CU ah eee ee eC ei ee ane re er ture rc staee etd Deyn CC ent Lee WNT NTE] DELOSRETRATOS aris ardia, Era una de las hhoches més dramaticas de la historia de Occi dente, La revolucién habia estallado y las ea bbezas estaban a punto de rodar, No habia vuelta atris. En medio de aque: lasituaeién convulsa, la noche misma en que eran apresados e rey y su esposa, la reina Maria Antonieta, una mu: jer frigily bella hufade laciudadcon su hijita para ponerse a salvo. La pintora Marie-Loul- se-lisabeth Vigée Le Brun, nacida en Paris en 17S tantas veces autortetratada y retta tada, salia deprisa camino de Italia debido a su muy notoria proximiciad coma failareal francesa. Empezaba de este modo un largo cexilllo:primero en talla, ego en Vienay una estancla de seis afos en San Petersburgo y Moseii~donde también fue muy proxima a Jos circulos zaristas-, para regresar a Francia entiempos de Napoledn, después de queva- ras personas intercedieran para faclitar su regreso ala patria, impia al fin de toda sos- pecha antirrevoluctonaria, Sin embargo, nese ala cilida acogida, no permaneceria mucho tiempoen Pars, tal vez porque su mundo ha: bia cambiadoporcompleto. Deallimarcharia hacia Londres, donde el propio principe de Gales posé para ella, como tantos otros hom: bresy mujeres delaaita sociedad, protagonis- tasesencialesdela historia, ¥luego hacia Sui za, donde pintaria el retrato de Madame de ‘StaBl que seconserva enel MuseodeGinebra, una de las representaciones masconocidas de In pensadora del XVII Pero Elisabeth Vigée Le Brun era mucho sais que_laretratista de éxito que, como cuen- ten sus Memorias “un testimonio de prime- ‘rumano paraconocersuvida-,noselimitaba acopiaralos modelossiguiendolamoda dela época, sino que trataba de mirar hacia dentro, ddoretratar ambien el interior. Quizd por este motivo, una de las representaciones mas cu: riosas de la propia Maria Antonieta fue laque realiz6 en 1787, donde se muestra ala reinaro- ddeada porsus hijes, la monarcacomo made. ‘Uno de-llos, el delfin -fllecido al poco tiem. po-,sefiala lacuna vacia, haciendoalusiona suhermano muerto,Precisamente por + 64 ANTERIOR Lareinaylapintora. Alaizquerda: Mania Antonieta ysus jos (1787, yatadoraar, Learisaejecutands Marin Antonieta 1720), Protagonistas de lahletoria.Enel onvido dolasaguiae Sela. Mujerjoven, linac Léantine de Fire 183), Carles ‘Alexandrade Calonne (784)Laparwoive ‘atraerlsabundancla (1780), Gaarite Yolande Claude Martin dePolatron. suqunsa do Polinse VIGEELE BRUN FUE UNA ARTISTA INFATIGABLE. NISIQUIERA LAMATERNIDAD LAAPARTO DELA PINTURA UNADE SUS OBRAS MAS CURIOSASES LA DE MARIA ANTONIETA CONSUS HIJOS: LA MONARCA COMO MADRE PAGINA ANTERIOR ‘Ajenasiasmodas. ‘Aiba, ovenoon Ire 7 73). A, alnivierda,ta beronses ena (Charles Emmanve! ‘de CnisealFlorena0, acide Anne Mare-Josspine: GabrileBemardde Boutsrvliors 1788), yaladeroona, FRetrto delaartsta cons ya elrecuerdoinfausto dela doble muerte, Marfa Antonieta quiso esconder de lavistaeste cua: drodegrantamafio, que acabaria salvindose delas irasrevolucionarias Es en este tipo de detalles donde se ve el papel peivllegiade de historiadora en pei- ‘mera persona de la decidida Vigée Le Brun, un sostenia la economia familiar con sit produccién attistica, De hecho, no solo re- ‘traté a muchas personalidades de su tiem- po, sino que tuvo ocasién de vivir y ver los srandes cambios en Is historia de Europa. Este particular, que a veces se tiende a ob- vlar -tanto su memoria como la de Angelica Kauffmann, otra gran artista del petiodo y amigade Goethe, quedan empaiiadas por st cenomne éxito y sus buenas relaciones socia- les~, parece esenciala la hora de entenderla pintura de Vigée Le Brun y hasta de valorar- Ja. Fue, desde luego, una mujer desu tiempo, documentalista de una época y sus modosde smirar, como muestra nclusoel retratodeMa- sia Antonieta comomadre, Enélsesubrayala recién inventada infancla, una de las adqui- siciones culturales del XVIII, seguramente siguiendo la moda de fo que Carot Duncan lama “las madres felices", esas mujeres que pintores como Greuze representaban con sus Iijos, atributos de las nuevas diosas, en un ‘momento en el cual en Francia las mujeres empezaban a luchar por sus derechos y. s0- bbeetodo, a controlar la natalidad en unos ma. trimonios de conveniencia. Es la propia re presentacton que Vigée Le Brum hace en sus autorretratos con la hija. Aunque, al margen de las modas, siempre tuvo claro su trabajo: pintando, pintando, olvidé preparar lo nece: sario parael nacimiento de Julie. Unaamiga, Madame de Verdun ~cuenta en sus Memo- ias-,laacuséde"serunauténtico chico”. Ser como un chico, a frase que con frecuencia se dice a las mujeres que triunfan, las que a lo largo de la historia han tenido como meta pintar, trabajar, vivirde su trabajo. Hija de un retratista al pastel, Flisabeth Vigée Le Brun pronto manifesté su vocacién plctorica y miré hacia los grandes maestros, sobre todo Rubens, Rembrandt, Yan Dyck. ‘Allos 1Satlos mantenia asu madre ya su her- ‘mano, y los retratos a personalidades de la alta sociedad no tardaron en abrirle el cami nohacia Versalles, Por eso, cuandola madre learregié la boda con un marchante de arte Jean-Baptiste Le Brun, la artista albergé du- das: “Tenfa20 aftosyviviasin preocupacién por mi futuro. Ganaba mucho dinero y no semtia ningtin deseo de easarme, Peto mima- de, que crefa queeel sefor Le Brun era muy rico, me Insistié en que no rechazara esta tunién tan provechosa, Por fin consenti en ceasarme, deseosa sobre todo deescapardela horrible vida con mipadrastro. En todo caso, tan pequeoeraelentusiasmo por renunciar ‘amilibertad que camino de laiglesia no paré de decirme a mi misma: ";Diré si? Diré no”. Una pena. Dije sy mis viejos problemas se ‘ansformazon en otros nuevos", escribitia Elmarido,unjugadorempedernido, scabs por llenarle el estudio de alumnas clases suplementarias para pagar sus deudas~. A diferencia de su enemiga y coetnea Adélat- de Labille-Guiard, Vigée Le Brun nunca se retraté pintandoal lado de sus alumnas. Ella no fuenuncaunamaestra, Ninguna fue bien considerada por la artista salvo Marie-Gul- emine Benoist. Otrastrataron de dejar muy clara la tutela de Vigée Le Brun, como Ma rie-Victoire Lemoine, cuyo autorretrato en eLestudio con la maestm es un valioso testi- moniodeesa relacion, Ni sus alumnas fueron jams bien rect- bidas por Ja pintora, ni egaron a aleanzar elestlle fresco y delicado de Vigée Le Brun, tal vez porque este era personalisimo. ¥ di ficil deimitar. En sus mas de 600 retratos y algo més de 200 paisajes ~presumiblemen- te ealizadas durante el exilio~ se muestran no solo esa idealizacién que tanto gusté en su époea, sino una pereapetdn de las cosas poco corriente, una delicadeza inusitada y tuna lectura atenta de los acontecimientos, aunque algunos se obcequen en negaria. De cualquier manera, estd clato que Vigge Le Brun supo aportar algunas innovaeiones, ‘como los retratos al site libre, tradicién es tablecida que ella reafirmé con esa perfec~ ign unica al pintar mujeres jovenes, bellas, alegres y sensuales. Vigée Le Brun fue una artista infatigable ala cual nada, ni siguiera lamaternidad, pudoapartar del trabajo, Y pose a todo, entonces como mas tarde, estuvoamenudo en el puntode mira, porque resulta siempre muy complicadlo aceptar a las mujerestriunfadoras, Inclusoswentrada enla Academia, en 1783, fue puesta entelade julelo por estar casada conun marchante de arte y se habl6 con frecuencia de la presiin, dela reina misma para su ingreso.Con fama de ser la amante de nobles y hombres pode rosos, Vigée Le Brun estuvo siempre expues- ta a las mas oseuras calumnias, tal y como, ‘ocusrre con Ia leyenda que nacié en torno al rotrato del conde de Calonne, encargado de Jas fnanzas de la corte y pintado on 1785. A propésito deeste etrato, la actrizy soprano Sophie Arnould dijo que le habia cortado las pplernas en el cuadro “para que nose le esca- para’. También fue muycomentadalaforma fen que reeibia los pagos por el trabajo: pis- tachos envueltos en billetes de 300 francos. Historias de la Francia decadente anterior a laRevolucién. Pero sean cuales sean esos pecados que Jamés se perdonan a las mujeres triunfado- ras, lo cierto es que los cuadros de Vigée Le Brun siguen resplandeciendocon luz propia, Ja que corresponde a una mujer libre que vivid una época de salones y timidas libera- clones femeninas; la época de la invencién, de Ia infancia y la juventud -1o muestra el ‘modo en que retrata au pequetia-. ¥ sigue resplandeciendo esa mujer fuerte que re- cuerda cOmo un caballero adiving su futuro en una fiesta: "Me dijo que viviria una vida larga y que me convertiia en una viejecita encantadora, porque no era coqueta. Ahora que he vivido muchos afios me progunto si ‘me he convertido en una viejecita encanta: dora. Lodudo’ Yes que hay mujeres que nunca legan a ser viejecitasencantadoras, sino bres hasta el final de sus dias: sores beligerantes como esa Vigée Le Brun maduraque en Suizase en: contré con Madame de Staal, otra mujer que conla plumao el pincel iba aabrirel camino parafururas generaclones @ Laprimeraretrospectvadedicadaataobrade Elisabeth Louse igéeLeBrunseexponeenel Grane Pataisde Paris hastacl ideenerode 2016. o

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