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de textos, explorar su feeundidad, para sos roducr (y no repetit) un sentido la- ‘cotificado lingusticamente pero alizado en su forma literati, Contine siem momento de su produc- hace polisémico al ser transmit, pars urarse en el acto de recepcién, la lectu- 1, queen realidad es relectura, [eer un texto significa acunular sentido, que no que: 4a imitado por la intencin de su autor Consciente o inconscientemente, toda lectura se hace desde las prcticas o desde el contexio ‘cultural 0 ‘deoldgico de quien lee. Respecto de la Biblia, este fensmeno puede ser una desventaja pero también una condiciéa que permite tomarla como mensaje pert te para su reletura creaiva desde el compromiso la hermenutica bibliea —tema de este Tanto un camino para explorar las: ‘mensaje que no ha Tenecido y que espe iene Un libro que enseita a leer creativamente Ja Biblia José Severino Croatto HERMENEUTICA BIBLICA Para una teoria de la Lectura ‘como produccién de sentido 751011 dines ra) FAX GEL) SOS nas magistero@comnm.comar Cokin Bs to Bia 2a edn ISBN 9507044107 gy tines eco depo ge vin ey 11.723 Tobbstoedaeto wena yas pe encic ancenrna PROLOGO El punto de partda de este ensayo es la conviceién de {ue la Biblia no es un depdsito cerrado que ya “dijo” todo, Es un texto que “dice”, en presente, pero que habla como “texto”, no como una palabra difusa y existencia que slo tiene el sentido genérico de provocar mi decision. La ten sin entre ser un texto fijado en un horizonte cultural que yano es el nuestro, y ser una palabra viva que puede mo- ver la historia, s6lo se resuelve por una relectura fecunds Esto es enunciar el problema de li, hermenéutica bibl En una pequefia obra anterior’ hicimos un ejercicio de hhermenéutica sobre el ema del éxodo. Vista su aceptacién, sobre todo en el quchacer teoldgico en los paises oprimi- dos, decidimos ampliar y profundizar muchos aspecto, in virtiendo el orden: si allfhaciamos una préctica hermenéu- tica con pocos elementos teéricos, aqui queremos exponer és bien una teorfa hermenéutica, con ejemplos tomados dde muchos temas, no de uno solo como era el del &xodo. EL haber tomado entonces un solo fema era precisamente pa- ra mostrar el desarrolo, por la reinterpretacion, del sentido " Laeracn rad Pats homens Man Nurs, Buenos ize 1978/CEP- Lina 1978 = Buds Hemeneis of redo (Os BOS, New Yu 98 de un acontecimiento convertido en matsiz querigmitica Execs un aspecto del fendémeno hermenutico que conve destacar Si ahora vamos a asomamos a diversos temas biblicos es para mostrar que aquel fenémeno es ubiewo y expresa un rasgo esencial de la experiencia de fede Israel y de la pri mera comunidad cristiana [No vamos a inventar nada. La hermenéutica biblica es simplemente un método de letura de la Biblia, pero hay ‘que explictarlo y organizarlo. Explicitarle, porgue sien pre se lee hermenéuticamente la Biblia o cualquier otro {exfo, muchas veces empero sin reconocerlo, Veremos que no existe ectura que no sea hermenéutica. aberlo.es ya un paso grande. Método que ademds hay que organizar, para saber usrloy legitimarto, Es un hecho que cuanto mis re novatdora es la vida eristiana, y por tanto la teologta, més se ejercita implfcitamente In hermenéutica. Y es un hecho también que esta renovacién es resistida por una préctica y por una teologia traicionales. Esto es mucho mis visible en fos contextos de dominacién cultural, econémica, poli- ticay religiosa, lo que ya levanta una sospecha sobre quién ces el verdadero destinatrio del mensaje liberador que la Biblia propone. Por eso la necesidad y la urgencia de poseer un instru- ‘mental tedrico que nos permita ejercitar una relectura de Ja Biblia que desimpligue para nosotes su reservude sentido Para muchos cristianos la Biblia es més un problema que un mensaje cla, Lejana, por su origen, de nuestro tiempo y de nuestro espacio: con ideas antiguas y muchas veces dispares en su largo tayecto literario; con un texto final frecuentemente diffi, lo que contradice la nitidez es- perada de un “mensaje, resulta poco atrayente en la inme- diatez de la praxis, ,Vale lo que dice? (Es necesario que “diga” algo? Si es palabra de Dios: cde qué Dios se trata, del nuestro 0 del de Jos hebreos? Hay un rosario de pregun tas que surgen. Para esta nueva edicin se han reelaborado algunos te- sas del texto original: las diferencias se observardn tam bin respecto de la publicacién en inglés por Orbis Books yen alemain por Kaiser Verlag.* Bl esquema dela obra, con Todo, es el mismo, El nuevo texto fue preparado para la pu blicacin en japonés (Jordan Press, Tokio). Slo pequelios retogues fueron introducidos ttimamente para su edicion argentina por Lumen, Buenos Aires, 12 de julio de 1994 2 emer bce Pare an rade as im prac de J bial Hemant: Tord 9 Theory of Radin she Pract of Maigret pt ere Pe ‘er eer bongsoancen Heme (Kar Me INTRODUCCION 1. Motivacién “Hermenéutica” es el correlato del término “interpreta- cidn, mis comtin. Hermenewo, en griego, es el equivalen- te de interpretar. En ses la misma realidad en dos voea- bios diferentes, griego el primero, latino el segundo. Pero ‘como éste se ha hecho comtin y por eso ha perdido en pre- cisidn, se prefiere el de “hermenéutica” para indicar sobre todo tres aspectos que deben ser explieitos: * Ante todo, et lugar privilegiado de ta operacidn her- ‘menéitoca es la interpretacion de los textos. Veremos mas adelante qué otras cosas implica esta afirmacin, ** En segundo lugar, se supone que el intérprete con- diciona su letura por una especie de precomprensién que surge de su propio contexto Vita ‘°* Bn tercer lugar, y esto no siempre queda bien defi- ido pero ser central en nuestro desarrollo l acto herme- néuico hace crecer el sentido del texto que se interpreta, Creemos que toda intepretacién, tanto de textos como e acontecimientos, connota estos aspectos. De modo que en esta exposicién ni nos preocuparemos por dstinguit los «dos términos, ni los reduciremos a ls textos. Sin con ello confundir las cosas, veremos que la interpretacin de estos limos supone otro proceso, a saber Ia intepretacién de ‘determinadas pricticas o de acontecimientos,y que su pro- pia constitucién se origina en una experiencia que es inter~ pretada, De ah que vayamos ms alli de la limitacidn que le da por ejemplo P. Ricoeur, cuando define la hermenéuticaco- mo “la teoria de las operaciones de la camprensién, en su relacin con la interpretacsn de los txtas”.* Texto y acon- tecimiento, 0 texto y praxis, se condicfonan mutuamente desde el origen y desde el punto de vista hermenéutico. Es- to debe destacase justamente en el caso de la Jetura de la Biblia que se hace desde una prctica de la fe, y de una Bi- bla que remite alos grandes hechos salvificos de Dios. Con esta sola frase hemos sefalado que la letura de los textos bibicos est circunserita por dos momentos existen= ciales, 0 sea, por dos polos histricos. El texto esté en et medio. Ya es una manera de apreciar la centralidad de la Biblia como texto, pero como texto alimentado en dos ver~ tientes de fa vida [No hay una hermenguticabiblica distinta de otra filosé- fica, sociolégica,ltraria y tantas otras. Hay una sola her ‘menéutica general, de Ia cual existen muchas expresiones regionales.> EI método y el fensmeno coinciden en todos 4 Rises "La ca eta Reman e9 Vain Exel Profemss eno vector deectrss Ase, Bey As 1979) 21-29 potikel arya coms, 5 npn ema Rises, at p20-9 ant en "Henned 10 Jos casos. Es verdad, con todo, que la hermengutica bibli- ca tene una caracteristica tal vez inédita, por cuanto asu- ‘me textos de una larga trayectoria de ereacién y relabora- cidn, originados en un pueblo con un itineraria tambien prolongado, unificado por una concepeiéa lineal y teleals- ica de Ia historia que implica un gran trabajo intepretati- vo, Tal fecundidad hermenéutica quedari bien mazcada lo largo de este estuio, 2. Tres fases historicas. ute no es ef lugar para hacer una historia de la heeme- ‘néutica general, ni dela biblica en particular. Conviene se- ialar solamente que la tematizacién de la hermenéutica hit ‘conocido tres momentos de relieve, que registramos en un ‘orden inverso de tiempo, con el fin de mostrar que lo que parece nuevo no lo es tanto: 8) La era moderna En un context filoséfico, el problema se plantea desde Schleiermacher (¢.1800) y Dilthey (c.1900), pasando por Heidegger, luego por Gadamer y Ricoeur, con las deriva cones conocidas al campo teol6gico (Fuchs, Ebeling, Bultmann y la expansién postbultmaniana). Es interesante constatar en los dos primeros su preocupacién por lo que std detns del texto (la historia, el autor), por el que se ex- presa en un texto, no por lo que éste dice. Heidegger, por u ‘su parte, pasa de Ia epistemologia a Ia ontologia: el ser que interroga es un seren (e! mundo), situado, que en el acto 4e interpretar se pre-comprende. Hay un ‘mundo (Dasein) que condiciona la interpretacién, Esto ‘punta conta la pretensién del sujeto de ser medida de ob jetividad, ya que pertenece asu esencia el ser ya “habitan- te" de este mundo, que lo citcunscibe. Heidegger emprende el camino hacia los fundamentos, pero no reioma ala epistemologia Gavdamer destaca que el hombre est dentro de una tr- dicibn, y que el comprender es un suceso finito de aquella tradici6n, como forma de pertenencia a la histori, La dis- tancia histérica entre el texto y el intérprete reclama una “fusion de horizontes”, que es posible porque aguél (el in- \éxprete) es interno a la historia, El aporte de Ricoeur, que por otro lado relee a Heideg- ger, consisteen haber hecho el rodeo por la lingtistica pa- ra llegar a una teora fecunda dela hermenéutica, Las derivaciones al campo teoligico arriba setaladas son anteriores a Ricoeur y estin impregnadas de una super: valoracién de la Palabra biblica como “acontecimiento” presente (més adelante hablaremos, invrtiendo los térmi- ros, del acontecimiento hecho palabra). Estos hitos de la reflexin sobre Ia hermenéutica han contribuido notablemente a una sintesisfilos6fica que deja sus huellas en la teologfa. Pero no constituyen una novedad absolut R ) La Fad Media ‘Durante la larga tradicién medieval, en efecto, era co- sain Ja discusin teol6gica sobre los sentidos de Ia Escri- tra, Junto a 0 por encima de, el sentido literal se situaba ‘un sentido espritual que podta llevar diversos nombres (alegérico, mistico, mesiénico, cristolégico, etc). Tipica fue la disputa sobre los cuatro seatidos de la Biblia: 1. li- teral; 2. alegérico (= cristol6gico}; 3. moral (llamado “tro- ppoldgico”, 0 sea lative a las costumbres) y 4. escatol6gi ‘co (denominado “anagégico”, que “conduce hacia”). ‘Muchas teoria hicieron su aparicin. Lo significativo ‘del hecho estéen que el supuesto de fondo es precisamen- te la hermenéutica! el texto del Antiguo Testamento no se ‘gota en su primera intencién sino que dice algo mas. ©) Filén de Alejandria. Otro intento, ms antiguo, de formalizar el problems hhermenéutico fue el de Fildn de Alejandria en el siglo 1 {C. No s6lo por cuanto interprets las tradiciones hebreas ‘desde un pardmetr griego (tipico es su comentario al Gé- resis, el De opifcio mundi) sino sobre todo por su esfver- 120 por comprender el problema del lenguaje.® 6 KL Ove, Ds Spacers Pio om leaden. Spach al Mie! ae Memeo be, Taingen 1961 Chestasen. Die Ten er olegnchn sepunsieshah bet Phi von Aandi (Ss, ‘Tbmge 10911 P Main "et een expen ein lene Neji Revise Bi 9097) 21122 13 Dijimos que estos tres momentos pertenecen a otros tantos intentos de tematizar el problema de Ia interpreta: cidn de textos histricos, bblicos)o de la existencia hu ‘mana como tal. Ahora bien, ni siguiera esto es nuevo. El proceso hermenéutico —aunque no tematizado— es cons- ‘itutivo de toda tradicin, religiosa 0 no, La Biblia misma ro se expica sn ese proceso. Pero es en el rabinismo de lt <época intertestamentaria donde se puede ratrear la tentai va de eer un segundo sentido debajo del primer sentido de un texto, un sentido profundo detris del sentido simple de las palabras (ders y pesat,respectivamente, en latermino logia aramea de entonces).7 Esta cuestin reapareceri mis adelante, al hablar del targum y del mideis, Este recorido histrico nos motiva para entrar en el te ‘ma con una preocupacién directamente biblica, 3. :Cimo se puede acceder al texto biblico? La Biblia ha sido objeto de distin enfoques,orienta- os todos ellos a I exploracidn de su sentido o de su men- saje. Algunos expresan el “problema” de la lectura actual 4e la Biblia, otros buscan penetrar en su contenido. Sei lamos seis aproximaciones generals, 2 ease A. De Mico. “Dera y edges et Nevo Tecanent Sra 5198) 3749: 18 Targum horde a dace avons eta ms CSI Mae 19, 4 3.1. La realidad presente como “texto” primario, Se puede relegar la Biblia un segundo plano en cuan- to texto desactualizado, frente al texto de Ia realidad pre~ sente, entendida ésta como el primer “lugar teoligico” donde descubrir al Dios que habla einterpela al ser huma- no La realidad esté tan cargada de significado, que resulta secundario cualquier oto significante teol6gico. Dicho de ‘otro modo, cuando las opciones son cares, no hace falta ir la Biblia, {No es ésa la acttud de muchos crstianos comprometi dos com la lucha revolucionaria corrals estrcturasinjus- tas de este sistema en que nos toca vivir? {Qué mensaje “evo” les trae el evangelio? {La pregunta es sincera; creemos empero que deja entre: ver una dificultad metodoligica por salir de una lectura tsadicional de la Biblia que la ha enajenado de la historia teal de los seres humanas, El obsticulo era visible en algu- ros de los primeros tesloges de la iberacisn, atentos mis que otros a la praxis socio-histGrica como parmetro de la reflexién teol6gica, Ahora, en la década del 90, constata- ‘mos que se ha avanzado mucho en una nueva comprensin el mensaje bibico, justamente cuando es ldo desde la préctica de una fe comprometida con la sociedad. 32. Concoriismo. (Otro camino consiste en asumir la Biblia como es, bus- 15 cando en ella correspondencias entre nuestras situaciones y Jos sucesos en ella elatados, Cuando hay coincidencia, pa- rece que Dios estéhablando a través del suceso arquetipi- co, Yaa primera vista, esta aproximacin a la Biblia es concordista. Ahora bien, el concondismo (tan extendido, sobre todo en las lecturas fundamentalistas del texto sagra- do) es doblemente negativo: 1) Reduce el mensaje a situaciones que tienen su equi- valente en la experiencia de Israel o dela primera comuni- dad crstana, como si Dios no supiera hablar o revelarse de ‘otra manera. Es un concordismo teol6gico que supone ade- ‘mds un eoncepto de revelaci6n que fay que reinerpretar, ') Bl concordismo superficializa el mensaje al nivel de una facticidad externa, confundiendo lo que sucede con si sentido. O también, lo que sucede en el texto como idati- co alo sucedido en Ia realidad, sn tener en cuenta que &- ta es interpretada en aguél. El mismo peligro existe cuan do, en algunas teologias, se busca una continuidad entre Jas ideas del Antiguo (= Primer) Testamento 0 del Nuevo ‘Segundo) y las de una cultura dada, asdtca, africana 0 e donde fuere.; Qué pasa cuando no se dan tales coinci- ues bien, en fa ectura de un text se pierden los dos times maices, por cuanto son menos inseripibles en un estigo, en orden decreciente. Por eso, n0 es To mismo es- Cacha leer como primer destnaario que como segundo. Niel escuchar una grabacin repiteel acto de la primera enunciaiGn; aunque no vararan los destnaaros, l co texto al menos ya no seria el mismo, y el texto prodciré cos efectos-de-setido ‘su vez, cuando “escuchamos” un texto, el que habla es el texto y 0 el que lo le en alta vo para ons: ste es {uno més ene los destinataros! Mas tampoco habla el au- tor, que ya no est, Su presencia es tan aparente como de cirghe el Sol gra en tomo dela Tierra. Una vez mis, vol ‘eros ala autonoméa del texto, que condicionard la aper- {ura hermenéutica de acto de let. {Qué acontece entonces? A horzontefinito del autor se sustuye una ifinitud textual, Elrelto se abre mzvamente a une poisemia, no slo potencial como ene vel de a lengua, sino potencia- An, Ho to Du Thing ih Words Hava Univer Pes Mac 1 8 Seat, An Ey inthe Phony of Langage (Cais dda por aquela red de significados que es una obra, Por esa apertura dl texto se inttoduce el nuevo destinatario con st “mundo” propio. Podemos entender que una cara de Pablo a destnata- ros concretos (colosenses, romanos,u otros) donde el au- tory sus lectores se referfan a un problema especifico, de. big’ cambiar de perspectiva cuando se universalizé en la Ilesia primitiva. Los nuevos receptores del texto no esta- ban delimitados por la lectura previa de los cristianos de tal © cual iglesia local, ni podian preguntarle a Pablo qué ha- bia querido decir en tal o cual frase. ‘Todo texto queda abierto.a muchas lecturas, ninguna de las cuales es repeticion de a otra Mayor es la distancia respecto del autor, mayor dimen- sin adquiere la relectura de un texto. Inversamente, cua to mayor es la Fiqueza seméntica de un texto, mis alejado queda su autor de la mente del intépret. Por esa razén fos textos sagrados o los relatos miticos suelen ser anénimos. No sélo por ser generalmente crea- ign progresiva de una comunidad cultura, sino sobre to: do porque tienen signficacién por lo que dicen més que por quién lo dice. Paroce que su carga de sentido es més ‘densa cuanto menos se sabe sobre sus autores. As, para el «aso de la Biblia, no tenemos noticia de ningin autor de los libros del Antiguo Testamento,* y de pocos del Nuevo. 4 eno aacerocendnic) de Sic o Elsi vse ds tor, promis enero gg ten LXX) ox less pd ic ($037, 5130) en nebo cer ce bo Sires po eae (el vadtor vce Incest sb ests) Ba Sea si 35 ‘Mis bien es propia (pero no exclusiva) de los textos reli- -iosos la “aribuciéa” posterior a una figura determinada (egr los Salmos a David, el Pentateuco a Moisés, los sa- pienciales a Salomén, algunas epfstolas del Nuevo Testa- ‘mento a Pablo, sin que ellos las hubiesen escrito, et.) cuando ésta ya es signficativa por alguna raz6n. Se trata de un hecho hermenéutico que se iluminaré por el desarro- Io de nuestro tera, ‘Otra cara del mismo fendmeno es la ampliacién de un texto de un autor por relecturas sucesivas, sin que se modi fique su autorta por la tradicién. Tal el easo del evangelio «de Mateo y otros escrito del Nuevo Testamento, Mateo es el autor de un ndcleo primitive arameo; la forma presente del primer evangelio es una reelaboracién subsiguiente: pero en la tradicin sigue siendo el rexio de Mateo (sobre ‘esta cuestin, véase un poco més adelante, en I 4b) Para conclu este apartado, resumimos el tema con una figura que retoma aspectos claves de lo tratado: a ‘extofeseritara fonemacténminos | face rel sistema sof aconec- | eédigos mravos! ‘eperoro into y | "mienta” ‘xia cera reper infinite} die algo sobre sombea | dicealgo sobre | algo una semper lgoauigien | innit | | potsemia pasjero Se nartocis| ‘Sousa permanece 2. distancia 36 3. La leetura como produecién de sentido. Se dice en semi6tica como en narratologia que el sent- «do n0 es algo “objetivo” y palpable que esté en el texto co- ‘mo en estado puro, El exézeta pod de esa manera “en- contrarlo” gracias a su habilidad técnica y asus recursos fi- loligicos e histéicos. Si fuera asf, bastaria tener la suerte «de descubrir ef sentido de un texto. Cuando hay muchas in- {erpretaciones,fodas menos una serian erradas. La decision sobre cual es verdadera vendria de una “autoridad” extra: textual. ‘Tal representaci6n supone en iltima instancia que el sentido de un texto coincide con la intencién de su autor, y que el lector actual ha de repetir la lectura de sus primeros Aestinatarios. Y quedamos asf entrampados en el “histor- ‘cismo” exegético. Lo que es peor, el mensaje queda como surofiado y no puede desplegarse en nuevas lecturas crea- livas. Tal vez deje de ser mensaje, El proceso de la reinterpretaci6a sin embargo estan pu jante, que los intentos de “iar” el sentido de un texto bi blico han terminado en formulas que, con el tiempo, nece- sitan a su vez ser releidas, lo que significe que la preten- sin de encerrar ef sentido de un tex es vanae irreal De hecho, toda lectura es la producciGn de un discurso, ¥ por lo tanto de un sentido a partir de un texto. No se lee lun sentido sino un texto, un relato, en una operacién que pone en ejercicio una competencia de éte,estudinda por la semistica, 37 El texto se abre de esta manera a distintas organizacio- nes selectivas. Por un lado, el mismo andlisis estructural del relato (programa narativo: actantes,funciones) y del Aiscurso (ejes semainticos, cuadrado semistico, verif cin, ete, 5 en evanto orpanizacisn de we sentido dentro de ‘otros posibles de las palabras o temas en una sociedad 0 ccosmovisin dada) no da resultados matemsticos sino que ‘diferencia segin distntas combinaciones operadas. Si cede que el lenguaje mismo combina tantos elementos ‘mieos que ningtin andliss los puede manifestar totalmen- te, Como lo sefiaa J. Greimas, a pluralidad de lecturas que sugiere a prctica semistica no se debe a que un texto sea ambiguo sino a que es susceptible de decir muchas cosas 2 Ta vez. Y eso que el anliss estructural no es todavia ain {erpretacin del texto sino su preparacién, Por eso tienen lugar, por el otro lado, en el nivel propi mente interpretatvo, las lecturas que se hacen desde dis- ‘intasdiseiplinas. Se puede hacer de un mismo texto una Ieetura fenomenologica, histrica, sociolégica, psicol6gi- ca, leraria, teolbgic, ytantas otras. ‘Cada una de estas leeturas de un mismo relatos la pro duccién de un discurso a pati de ese texto. Es un texto 80 bre un texto, ‘bo Divio. sla 1M) ahora en fra ms completa Soe (198. Price Cran Mad 1983, Sgr publ Soma te tresangico i 199 © Ct, Sigs y poids a ner, 926, 38 Eso es posible porque el discurso pone en juego una pluralidad de c6digos que cada lectura selecciona y organi- ‘A su ver, las lecturas practicadas desde aquellos niveles ro son exclusivas de un inérprete que descubre el sentido. Cada lectura es una produccién de sentido. Ya sabemos que el autor muere en beneficio de lo que erea como texto ste inscribe en s{ mismo —en cuanto estructura de e g0— Ia instancia de produccién y a instancia de lectura e inerpretacin. En otras palabras, se hace polisémico, aun ‘mirando s6lo desde el punto de vista de la semistica. Tie- ne posibilidades de sentido, que afloran cuando se lo lee seleccionando los eédigos almacenados en él. El lector ‘puede tomar conciencia de que este fensmeno de lt lect ‘aes as, si tiene experiencia en la lectura de textos. Con el fin de completar estas observaciones, porfamos jemplificarias con un pasaje bibico, por ejemplo el de Juan 1:35.51. {Cuainto se ha dicho ya sobre este pasa en los comen- tarios exegéticos, y cudnta inspracién ha recibido la pric- ticacristiana del seguimiento de Jests! Siempre se puede volver al texto y producir sentido una y ota vez. Una ma- era de hacerlo consste también en identifica los distintos ‘édigos que se entrecruzan en esta pericopa. Tomemos la narracin en su forma actual y aislemos los papeles temé- licos a medida que entran en escens: “AL dia siguiente” conecta con un relate anterior (v.29, ‘que a su ver remite al “cuando” del v.19), se repite en el 39 43, para completarse con el “ies dias después” de 2:1 Este csigo cronolégico, que parece antfcial, va tejiendo tuna teologi, Ia de Ia primera semana de la exeacién, en la que el Logos es preexistente (1:1) como la Palabra de la creacin del mundo (Génesis 1:1 en la relectura del tar- gum). Este tema no esté dicho en una férmula como Ia que acabamos de escribir sino por la estructura del relat; es tmuctura que, asu vez, se combina con los otros edidigos, de tal manera que se donan sentido mutuamente, Tales el jue- {0 del relato, Sigue después una situacién de encuentro humano: Juan con dos diseipulos suyos (v.35b), Estos se encuentran lue- g0con Jess (v.39). Uno de ellos, Andrés, se encuentra con ‘su hermano Simén (va) y le atestigua que “hemos en ‘contrado al Mesias” (v.41b). Una nueva serie de encuen- tos empieza en el v.43: Jess con Felipe, luego éste con [Natanael, a quien le dice que “hemos encontrado a aque} de quien escribieron..” (v.48). En el término de cada serie cl “encontrar” oscila entre lo fisico y lo espiritual, enfai- zando lo segundo, con el sentido de “reconocer” (al Mesfas 4 aquel de quien eseribieron Moiss..). Tal “encuentro” slo es posible en un plano superior. Ahora bien, este desplazamiento se da también con ‘otros édigos. Notable es el visual (ver /ijarse) que desde el simple plano corporal (vv.36.38,39X2.42.46 47.50) has- {a otro mas profundo (wv.48.50 “has de ver cosas mayo- res") termina en un “Ver” teofinico (v.51). Es evidente que este motivo enlaza en las secuencias siguientes con el de Ia aceptacida de los signos (ef. 2:11 y los otros relatos de mi- 40 lagros), Los signos se “ven”, efectivamente. Este “ver” {odneo remit ala fe, noen su dimensin fisica (ef. v50 y ‘su correlato de 20:29)” sino en cuanto la encarnacién de la Palabra mediati las realidades de la fe através de la co ‘as humanas, Por eso tiene tanta relevancia en Juan el te- ‘ma de la fe en el Enviado. En nuestro relato es visible tambin el eidigo onémés- tico (abundan los nombres propios), en especial la décuple ‘mencién de “Jestis", definido como el hijo de José, el de [Nazaret (v5). Pues bien, en e texto total del cuarto evan- clio los personajes van tecibiendo ttulos o identificacio- nes de valor teol6gico, Tenemos por tanto el digo de las identficaciones, probablemente el més significativo en es te lugar. Jesus es “cordero de Dios” (¥.36), “maestr (6.38, que mantiene Ia forma hebrea rabbr para entroncar- lo con la tradicién magisterial judia_y no confundirlo con un didaskalos griego), “Mesias” (v.41), “aquel de quien es- cribieron Moisés en la Ley, y los profetas” (v5), “hijo de Dios / ey de Israel” (v.49), “Hijo del hombre” (v.51). ‘Como simple registro, ya es importante este mimero de seis identiticaciones que preparan relatos ulteriores. Pero ‘noes todo, pues estin dispuestas ademas en lugares preci- sos. Abren y cierran el relato total de los ww.35-S1. Cada serie presidida por a referencia temporal “al da siguiente” (vw35-42 y 43-51) contiene tres identificacones de Jess y otra de un actor humano: Simén = CefavPiedra en la pri- 7 saan 1268 copa en 2021, en genet muse tu et 41 ‘mera; Natanael = verdadero israelitaen la segunda (¥v.42 y 47, respectivamente). En a lima serie se contrabalan- ‘ceam las idemtficaciones de Jess como el “sentido” de las Bscritura hebreas, y de Natanael como verdadero israel ta, referencia evident al “sentido” de Irae Existe por fin el e6digo de movimiento (ir venir / se. ir: w.37.38.40.43.46) que remarca el seguimiento a Je- sis y que, a su vez se contrapone seménticamente pero se complementa teolégicamente con el “quedarse / permane- cer” del v.39 que prepara, en otro nivel, el ménein o “per ‘manecer” en Jest, tan jéneo, Se puede explorar todavia mas este relato tan bien “te- ido” por diferentes eddigos y que ala luz de la semistica ‘es tan fecundo en sentido. La aventura de leer un texto co- ‘mo produccisn inagotable de sentido y por Io tanto como recreaci6n constante del mensaje, se pone asi de mani ‘o. Enel capitulo H abordaremos ras vias de exploracion del mensaje de un texto, que son reforzadas por el porte de la semidtica, Por supuesto que ademés cada metodo cexegético contribuye a la exploracién del sentido de este ‘mismo texto 0 de cualquier ov. 4. Implicaciones de la Lectura como produccién de sentido. El acto hermenéutico. En esta relacin entre semi6tica y hermenéutia, entre la fuerza del texto y la fuerza de la vida, e dan ciertos efec- tos y ciertas exigencias que conviene exponer para tomar 2 ‘mejor conciencia de los aleances de una lectura interpreta- tiva de los textos biblicos: a) La relectura como transformacién y ocultamiento. En todo texto hay un “delante”, ese mundo de sentidos ‘que se abre en virtud de su polisemia, potenciada por su rmisma condicién de estructura Hingistica y por la mueste e si “autor”, como sabemos. El sentido estéen el texto y ro en la mente de su autor. En aquel, a su vez, n0 esté co- mo entidad separable sino codificado enum sistema de sig. ‘nos que consttuyen el relato y que “dicen algo sobre algo” ‘por su manifestacién como 1a! discus. [Esto resume en buena parte los puntos anteriores. Queremos destacar ahora hasta qué punto cada lectura de un texto que “dice” algo transforma lo que dice y aque- lio sobre lo que dice, pero ocultando precisamente esa transformaciéa. Lo tematizaremos con os relatos llamados del *siervo de Yavé" del 2-Isaias. Los pasaes en cuestiGn son: Isai 42:1-7 (1-4.5-1); 49:1-9a (1-6.7.8-9a); 504-11 (4-9.10-11); 52:13-53:12. Supuesta una independencia original de estos poemas respecto de la composicion de Isaias 40-55 (Déutero- saa) es posible discernir en ellos a un personae de ra: 5 nto oc poems “wor et aner d pr coherent: 4139 se coma en 4285 4821 422) en B91, 508 en ls vv y Stisw 3 ben tle Si claps deer Faget en lexi acl st ‘ke a rot eon oo rouble) ae Sa eo oe, 9 6 sae go ya que laoreet amen a 0s reales (de rey) que recibe de Yavé la misin de liberar al pueblo de Israel cautivo entre la naciones. Segtn el timo pasaje, es perseguido y humillado hasta la muerte, pe. roal finales exaltado. Su suffimiento es vicar, por evan. {o “eran nuestras dolencias las que levaba, nuestros dolo. *es los que soportaba (53:4), por nuestrasrebeldias fue em. lwegado a la muerte (0.8), evs el pecado de muchos 0.12)", El discurso es portador de un sentido que resulta e la organizacién de eédigos profundos (actantes y fun. cones) y de superficie (simbolos,semas, recursos esti 08, géneros literarios, etc). El texto da un sentido por la Dosicin de tales significantes lingusticos que remiten a significados que permanecen en el interior del relato, aun. ‘que hayamos perdido la noticia sobre su “referente™ extra Iinguistico (Joaquin? ;Zorobabel? ;Un profeta o un sa. bio? {Israel mismo?) 2 Los métodos critcos de la exégesisbiblica nos ayudan 4 idemtficar un posible referente de estos poemas, pero no std all la clave de su lectura, Es s610 un intento de recu. perar el “aris” del texto, la situacin vital que lo ha origi ‘nado como primera produccién de sentido, Importante co. ‘mo ela lectura “histrica” de estos textos, quedarse en «lla es afrontar un riesgo que debe evitarse. Se pretende en tfecto reducir el sentido a su primera produccién, lo que implica agotar el texto en el momesto mismo en que em Picea a mostrar su polisemia. Y, lo més serio, es atarse a 2 Nt pra un porn, P Gil, Let pes de Setar Del lecne ‘mig hermanetigae (Ca Pa 01) 0.13 “ una forma de “historicismo" del cual surgen luego los con- cordismos exegéticos que, bajo el pretexto ingenuo de des- tacar la relevancia de la Palabra de Dios para el presente, la inmovitizan en su primera referencia, De esta manera, acttudes tan opuestas como Ia exége- sis rica y el concordismo, se encuentran en el intento de ctstalizar el sentido de los textos. Con ello, por fin, se pi- vilegia al “referente”(fenémeno extralinguistico) sobre el significado del texto mismo, Ahora bien, de éte y no de aquél emanan las rlecturas. He aqui un principio impor- tante, que nuevamente conjuga la semistica con la herme- néutica. EI “referente” de un texto expresa la clausura del sent- 4o del momento mismo de su produecién. Untexto, como todo lenguaje en ato, s6lo puede comu- nhicar un mensaje por alguna forma de clausura que da jus. tamente el “referente” extralingtistico, aquello a que el texto se refiere para decir algo a alguien. En cambio, el tex- {o mismo en cuanto estrucuraciGn de significantes y signi ficados que generan el sentido es polisémico, y conlleva tuna tendencia muy fuerte a no retener el “referente”histé- 0, sobre todo en los textos reigiosos y en aquellos que son reinterpretados una y otra ver. Aquel resulta un laste aque hay que artojar. Creemos que tales ustamente el caso de los textos deu- teroisaianos del “Siervo". Por qué no han retenido el per- sonaje histrico al que se refirieron alguna ver? ,Por qué Pero nunca es repe- icin del sentido del €xodo originaio, sino exploracin de su “reserva-de-sentido”. Los aconteeimientos que dan oF gen aun pueblo no se agotan en su primera narracidin sino 2 Lo mismo sce one po del “Ri Eanes) ca sbi de Is 1516 3 Vere etsayo rece, Litera y Herida herent (GEE, Lima 1978) © anda Hemant of Feed nbs Boake: Ne Yes 98h, a ‘que “crecen” en sentido por sus proyecciones en la vida de qué, Ahora bien, para expresat ese plus-de-sentido, la pa- labra del acontecimiento lo redimensiona y reelabora: la vvocacién de Moisés, las plagas de Egipto, la pascua apre> surada, el cruce del mar no son episodios del acontec ‘miento de la liberaeién sino expresiones de su sentido co- ‘mo proyecto y actuacién de Dios, 0 como memoria festiva (la pascua y el epinicio fina), Si el 6xodo hubiese sucedido como esti relatado, tem driamos una filmacién y no una interpretacin, un suceso ‘cualquiera sn significado “teolégico”, no més que esa pre- senciafantistica de Dios. Mas bien, el pueblo hebreo vivi6 quella experiencia de liberacién (que no tuvo por qué ser exterionnente extrafa) como “proyecto” en continua reali- acid, Necesitéremitrse ella para realimentar su espe- ranza cuando reincidia en la opresin, 0 para profundizar si fe-reconocimiento cuando eelebraba nuevas situaciones liberadoras. 12 Los hechos fundantes, Es notable el hecho de que, en la mayorta de los pueblos {6venes, las Fiestas patias sean, mas que otra cosa, celebra- ciones de acontecimientas de iberactan. Bs tpico en Lat rnoumérica, Estos se constituyen en fundantes o arquetii 0s en un proceso interpretativo a medida que es0s pucblos ‘van desarrollando su historia, La “memoria” de un suceso lo reearga de sentido, Es en realidad el sentido de los suee~ 6 sos mismos que genera, sea que los origine concretamente ‘ que Ia interpretaciGn los ponga en sintonia. No se puede afiemar que la vuelta del exilio sea generada por el éxodo: la tradicin hebrea, sin embargo, la interpreta como un nuevo &xodo (ef. Isafas 11:15; 19:16-25; 43:16-21; S19. 11) BI primer éxodo revela una dimensién significaiva sms profunda euando el pueblo lo recuerda en cuanto pro- yecto de liberacién en nuevas situaciones de opresin o de cautiverio. Que sea inagotable en su inspiracién y en su sentido lo muestran las lecturas que de é1 fue haciendo el pueblo hebreo, luego Ia comunidad cristiana y hoy Ia teo- logia de la liberaciénS De la misma manera, 1os pueblos retoman sus propios hechos "fundantes” (como ser sus gesta de liberacin) en cuanto inspiracién y sentido de su praxis sociohistrica. Al ‘menos cuando hay conciencia nacional y proyecto hist6rico. Reaparece aguf et “conflicto de las interpretaciones" que antes sefiairamos al referimos a la lectura de los tex- 4 emos ciadn tee qu on oot el rd ais, prea desc tan so ter mmo hora eachona Hay mosho estore ‘limo del nuevo roo" en aes ene 25s (159) Ene ellos K Rison. det Jj Liste nd Mo tigeschicheAnaen Onis Bibi Orta, Ebro 197) Ne ‘Sat Biles (980 390353, bunds en arumentar sen ere ‘exten, Sone eerie ets Soa de cones (4 aed et dese, tout comenta ee ft it, La pal. ‘prficey stress hermetic Wl I 05k earn apo ste me, Besos Aes 1938) 5 Sate su ington praise, "The Soi isrical and He ‘meni Relevance xe Conca 4189 (980) 19-39 cy tos (ef. 1 4e). El mismo conflicto se da también en la lee- trade los acontecimientos. Sea porque siempre tienen un exceso de sentido que no se agota en su primera realiza- cin, Son polisémicas,y no tienen por qué coinciir las terpretaciones. Sea porque son inerpretados desde posta- ras diferentes. ¥ como sabemos, cada interpretacin es to- talizadora, exclusiva, “apropiativa” del sentido. Las luchas ‘de un pueblo por su independencia son leidas tanto para di namizar y motivar un proceso de liberaciGn, como para le- sitimar la represin de ese mismo proceso, ‘Una lectura excluye a la otra, pero ambas se remiten tun solo acontecimiento originario y “significative”. Am- bas lecturas obedecen a prcticasdistntas —el lugar “des- {de donde” se lee—; por eso su coaflictividad. Ninguna in. terpretacién es inocente, y menos, “obj _miento interpretado nunca es “objetivo”; de alguna forma estdrecreado. Lo que no implica que sea “subjetiva” la lee- ture, Tiene que haber “algo” en el acontecimiento, que per- rita derivar tl o cual interpretaciGn, Lo decsivo es més bien la praxis que genera la lectura, Los conceptos “objti- vo" y “subjetivo” no sirven para manifestar lo que sucede enel acto hermenéutico, es mejor no adoptarlos (ver més adelante, en HT 6a), El conflicto de las interprtaciones tiene su reverso en el conficto de las précticas que inspira el suceso interpret Go, De abf que la secuencia de “acontecimient /palabr ‘que hasta ahora estamos analizando, no temmina aqut sino ‘que tiene otros eslabones. Pero antes de seguir en ese and- Isis, reforcemos algunos puntos de lo tatad. ‘8) Dela clausura a la polisemia. Hay que subrayar, ante todo, que en el fenémeno het- ‘menéutico del “acontecimiento hecho palabra” nos encon- tramos nuevamente con a altemancia de polisemia / rmonosemia 0, en ottos trminas, de reserva-de-sentido / clausura del sentido que se haba seialado respecto de! len- _Buaje en Sus aspectos semitico y hermenéutico (ef a fig. dde 3d), Alternancia que encontraremos en todo el proce: so que explicitaremos de inmediato. ‘Constataremos que en cada eslabén de la cadena el or den es: lausura /polisemia. ;Qué quiere decir esto? Sil acontecimiento con que comenzamos a constr la ‘cadena es polisémico, la “palabra que lo interpreta es una clausura desu sentido, De otro modo no sera lectura inteli- gible, ni mensaje, Pero en una segunda instancia, dicha “pa- lara seabre nuevamente a otra lectura porque, como “tex- to” que de alguna manera es, recobra su valor poisémico. ) La tradicion. La segunda observacién que queremos adelantar —sin ‘desmedro de un tratamiento explicito més adelante (IML 3)— se refiee a las consecuencias teol6gicas que tiene ‘aquellaconstatacin hermenéutica de que el acontecimien- significa que este libro, antes de ser “palabra de Dios", fue aconteci- 65 ‘miento de Dios. La experiencia salvifica de Israel 0 de la Primera comunidad cristiana es interpretada en un relato {que pone en relieve una presencia de Dios que seguramen- te no se dio ficticamente como esti lterariamente mostra- da, Ahora bien, ese relato se convierte, dentro de un grupo determinado, en tradicién viviente, La distancia respecto de su primera insripcién de sentido, lo abre otra vez a la ‘electura. Pr eso dijimos (ver el recuadro anterior) que est “palabra” clausuradora del mensaje del suceso, se vuelve polisémica en un segundo momento. Es la continuacién de 1un mismo proceso hermenéutic, La tradicidn entonces, que reviste muchas formas, des- de pricticas determinadas hasta textos orales 0 esrits, es Ja relectura organizada de lecturas anteriores de aconteci ‘mientos fundantes, Lo de “organizada” debe entenderse en el sentido de una estructuracién social de prcticas, mitos 0 relatos so- bre los origenes, cosmovision,leyes,ritos, ec, que aghti- ran aun grupo humano, reforzando su identidad. Esto pue- de ejemplificarse con el caso de Israel, de otras religiones, ‘ode traiciones filos6ficas, politicas o de cualquier signo. [La realidad social, y el fenémene hermenéutico que subya- ce, se interrelacionan en todos los casos. No importa aqui la dimension 0 cantidad de tradiciones. La tradicién “yavista" del Pentateuco habria sido, en su momento, con- fictiva respecto de la “elohist, pero en la redaccién ac- tual confluyen ambas en una nueva tradicién que las englo- o ‘ba sin conflicto. O ya no tienen vigencia las précticas so- ciales que las generaron y se las recoge con ota finalidad (enelrelato actual dl diluvio —Génesis 69 (con tradicio- nes “yavista” y “sacerdotal” ensambladas)— el hecho es ‘muy claro para la observaciGn). Este fendmeno tiene mil ramificaciones. Por eso habla- mos en general de traiciOn para ilustrar qué sucede a ni- vel de interpretacin si partimos de un acontecimiento sig- nificatvo, Puesto que cada tradicién, o cada momento de tna tradiciGn mayor, entra en conflicto con otra tradicion actual que se remite al mismo suceso interpretado, nos en- frentamos otra ver con lo que lamamos la lucha por Ia “apropiacién” del sentido, con pretensiones de totalidad y cexclusividad. En un nuevo paso la tradicin, que era “elausura” de ‘una lectura anterior de los acontecimientos originarios, tiende a hacerse polisémica, a abrirse a la interpretacion. Porque ninguna tradicién viviente es esttica. Seria su ‘muerte. Pero el hecho mismo de hablar de tradicin impli- cca que hay un contexto que la limita, contro, marcando sus fronteras. Agu, su relectura significa muchas veces la divisin, Dos salidas suelen darse cuando la tradicién le- ‘ga al momento de més tensa en su crecimiento de set do: 0 se divide, ose clausura en un canon, que también ex- cluiré aspectos de la tradicién, lo que equivale a originar alguna division. Lo que queda afuera, en este caso, es con- siderado heterodoxo; en otras palabra es “juzgado” como ‘no-verdadero, Proceso defensivo, que ademas explicita ‘una pretension de apropiarse “toda la verdad”. 68 13 (Qué es el canon? El advenimiento de un “canon” de Escrituras se da en toda tradicion, sea religiosa, filoéfica, hstérica 0 politica, ‘ode otro nivel Se necesita establecer cuales son los textos utEnticos de Platén, de Toms de Aquino, de Mary, tanto como Ios libros sagrados en las religiones (los Vedas, el Corin, Ia Biblia, tal cual ciclo de mitos). Podria creerse {que en las religiones sin Escrituras sagradas no existe for- ‘ma alguna de canon; pero los mitos no son ilimitados ni in- ccoherentes entre sf dentro de una cosmovisi6a rligiosa da- da, Al contraio, son perfectamente coherentes,y se expli- ean unos por ates, siendo como conjunto irreductiles se- ‘mdnticamente a los de otra cosmovisién. Es una forma de ‘canon, de mits si no de Eserituras. En todos los casos se trata de textos. canon es un fendmeno de “clausure", que excluye ‘otras lecturas de una tradicién antecedente y orienta la ia. {erpretacién de nuevas préeticas. Por Io tanto, toda clausu- adel canon es parte de un largo proceso hermenéutico, En ‘un momento determinado de su recorrido se hace un “cor- te” y delimitaci6n de textos (orale 0 escritos) que repre sentan fa interpretacién de los acontecimientos que dieron ‘origen a esa misma tradicién, Si son muchos textos, se asu- men como totalidad que —si volvemos al punto de vista lingUistico antes desarollado— constituyen un nuevo y Unico texto, Ast, de la intertextualidad (un texto relacionado con “9 tr, un mito comprendido por otro de la misma comuni- dad, et.) se pasa ala intratextuslidad (todo est dentro de ‘un solo gran texto) De esta manera, la Biblia resulta ser en cierto momento wn libro, y desde el Génesis hasta el Apo- calipsis hay un sentido querigmtico total, a pesar de sus mltples variaciones o manifestaciones, Este hecho expli- ‘a por qué en la Biblia hay tantas pequefas tradiciones dis- pares, tantas corientesteol6gicas, sin que eso haya moles- {ado a su aceptacn global. Idéntica constatacién se puede hhacer también en el interior de eada libro, donde se reco= en tradiciones anteriores en un nuevo nivel: se trata siem- re de convertra la intratextualidad lo que era hasta enton- ‘ces una relaciGn intertextual y antes aun, prcticasdiferen- tes, tal vez confictivas Una reflexién més sobre el canon. Admitimos que su consitueiénestd acompatiada de alguna forma de divisién, Eeanon samartano de Escrituras (reducido al Pentateuco) Se contrapone a oto canon, judata del su, donde la selec- cin de los textos “sagrados” se hizo seguramtente con cri- terios politicos y no so religiosos. Los rabinos establecie- on mucho més adelante (tl vez ya en el coneilio de Jam tia —cerea dela actual Tel-Avi— hacia e190 .C) un ca ‘non “definitivo” de libros sagrados, porque sintiron lane cesidad de delimitar el crecimiento de texts religiosos y de oponerse a la formaciGn de una literatura cristina que era una relectura del Antiguo (o Primer) Testamento. Los libcos sagrados debian ser aquellos usados como tales, pe- ro eseritos en Palestina, en hebreo o arameo, hasta la épo- ‘ca de Esdras (seg la apreciacién de entonces), y que no 7 dlieran pea su lecturacrstol6gica por los cristiano. Este hecho no s6lo sell6 Ia divisiGn, a nivel de literatu- +4 sagrada, con un canon cristiano, También dividi6 a la ‘comunidad judta, por lo menos de dos maneras: se recha- 26 el canon alejandrino (los LXX) usade por las juderfas hhelenstcas, y seguramente que provoes rechazos, y por tanto exclusiones, de grupos de judtos palestinos, Los mis- mos esertos de Qumran (siglos Il aC. - 144.) sugieren ‘guna forma de canon diferenciado dentro de Judea. La formacién del canon del Nuevo (0 Segundo) Test ‘mento to tambin sus vicisitudes, oposiciones y divs nes. Durante la Reforma protestante se crea una nueva visinen el canon, asumiendo los protestantes el eanon he- breo de la tradicin judta palestina (el texto masorético), y los catélicos (y por supuesto os ortodoxos, de tradicin sriega) el canon alejandrino de los LXX que ya se usaba en Ja Iplesia desde su expansi6n inicial por el mundo de cul- ura y lengua griegas ‘Se trata siempre del mismo fenémeno hermenéutico con variacién de contenidos 0 de nombres. ‘A esta altura, el lector ya lo habré adverido, nos hemos reencontrado con el nivel del lenguaje del cual habfamos partido. El acontecimiento-sentido estérevogido ahora en un testo-sentido que tiene la fuerza de ser una Rscritura n ‘Yala “palabra” nos trasponta al plano del lenguaje (ef. el, ‘esquema en TTS). Pero la legada del canon refuerza Ia ins- cripeién del mensaje en un texto escrito y delimitado, Los hhechos salvific vividos por el pueblo de Israel vuelven a estar presente en la medida en que son leidos,escuchados € interpretados en la forma como estén mediados pot lec~ turas previas que convergen en un texto actual (ntatextua- lidad) que se hace normativo. En esta etapa es cuando se «tea el teologimeno de los “libros sagrados”e inspirados. 134 La inspiracién, Deo analizado hasta ag resultan ities algunas obser- vaciones al tema de la inspiracién, 4) La relevancia otorgada al texto bxblico como revela- cidn de Dios nos hace olvidar el proceso de su produecién que hemos expuesto. En III 3 nos demoraremos sobre el tema de la revelacién. La teologts de la inspiracion divina una vertiente de Ia revelacin, en cuanto ésta estécon- tenida en fos libros sagrados que Hamamos Biblia. La doc- trina de Ia inspiracin recalea que Dios inspira a los auto- res a escibi ls libros que luego formats el canon bibli- co; dicha presencia de Dios es una garantia de ineranc Se discuten después los limites de tal inerrancia, sin prec sar mucho la cuestién de los e6digos linguistics, Ahora bien, a la luz de lo que venimos estudiando de semiética y hermenéutica, este nfasisen los autores de los {textos nos parece perimido. No tiene en cuenta que el at- n tor muere en la produccién del texto. Uno lee un texto y no ‘su autor Cifar la inspiraciGn bibica en los hagiGgrafos una forma de “historicismo” y deja al texto desprotegi- ‘do de ese halo sagrado, por mas que se lo suponga. {Qué tendrfa que ver entonces la relectura de e50s textos, que re= cogen una reserva-de-sentido no prevista por el autor? ’b) En un segundo aspecto también parece deficiente la fet me re src” sive 101 ‘Completamos con una breve explicacién: la “palabra” (que interpreta el acontecimiento tiene una vertente lin- listca (es 1a palabra-relato 0 texto), que “viene” de ta lengua y “va” siendo tradicién, canon, nueva letura; y otra vertienie prxica que, una vez que ha confluido en la pri= mera, se desarolla y recrea mutuamente con ella. En la “palabra” se marea ia transicién dela lingbstica a Ta hee- smenéutica. Larelectura vuelve al acontecimiento —éel cual emana cn lima instancia— por la via de las lecturas (textos) an- teriores. Una pregunta que surge es la siguiente: ,se puede hhacer un atajo diectamente al acontecimiento? Si y no: el acontecimiento en efecto esté subsumido en el texto y en ‘oda palabra que Io Ie, por una parte: yen sus “efectos his ‘Gricos", por otra pare, los cuales a su vez estén mediados or sus interpretaciones (= palabra / texto) Desde entonces, ser una nueva praxis la que abrir el sentido del acontecimiento fundante, mas que el estudio in- {electual de los textos dl pasado. ;No est alla clave de ‘una lecturarenovada de la Biblia en las comunidades ecle- siales de base, para dar un ejemplo? ‘Conviene observar también que la religiosidad popular latinoamericana tiene una ambigedad bisica, que le viene ro s6lo de su paricipacin apreciable en rasgos de la con- ciencia mitica, sino también de haber crstalizado junto a ‘una experiencia originaia de dominio y explotacién por parte de quienes trajeron el cristanismo. La fe latinoame- ricana no pudo tener el vigor de la fe de Israel, fundada en 102 ‘un acontecimiento paradigmatic de liberacién. Desde ese ‘punto de vista s6lo cuando el hombre de base latinoameri ‘cano partcipe en los procesos de su propia liberaciGn co- mo sujeto de los mismos podré recrear su religiosidad po- pblar y actuar sus valores (que son muchos) en una nueva simensién (Gn el esquema adjunto, la flecha vertical de abajo ha- cia arriba indica que la relectura de los textos sagrados se hnace desde una praxis determinada,) 103 1m EXEGESIS Y EISEGESIS Llegados hasta acé, debe quedar firmemente estableci- ‘do que la exploracién del sentido de um texto no se reduce ‘un trabajo eritico puramente liteario y académico. Exis- te también una praxis —del critico y de su contexto socio histérico— que da el parmetro de la lectura. No se “sale” del texto (exégesis, del griego ago ‘conducir / guise’) ta- ‘yendo un sentido puro, recogido de dentro como el buzo trae ala superficie del mar un coral, 0 como se saca un ob- Jeto de un cofre. Antes, se “entra” en el texto (eis-6esis) ‘con preguntas que no son siempre las de su autor, desde un horizonte vivencial nuevo que repercute sigificativamen- te en Ia produccién del sentido que es la letura, Ya hemos ‘estuiado por qué toda lectura es relectura del sentido de un texto 1. La relectura dela Biblia es parte de su propio mensaje. ‘Cabe recordar en este momento que toda la Biblia es, cual la tenemos ahora, el resultado, el producto mejor di- cho, de un largo proceso hermenéutico, en el que actuaron 105 ‘conjuntamente los dos niveles tratados en parigrafos ante 4) el de la praxis socio-histérica de Israel, vivida y re- flexionada por generaciones sucesivas en continuidad con la promesa y los grandes hechos salvificos; y by el de la“recolecciGn” de la presencia de Dios en for- ma de discurso(aspecto lingifstico de la revelaciGn) en los relatos hist6ricos, en los “eredos”, y en tantos géneros lite- rarios como abundan en la Biblia, hasta terminar en la for- acién de los textos aslados, nego los cérpora legal, pro- fico, sapiencal,histérico,litirgico, y por tltimo e! texto ‘canénico final Ni la revelaci6n de Dios (en los acontecimientos més ‘que en la palabras f. més adelante en 3), nila inspiracion (en las textos més que en los autres, ver IL, bajo 1.3.1) son fendmenos aslados, Més bien, se complementan y recrean dialécticamente, La “palabra de Dios” se genera en el acontecimientosalvfico, iterpretado y enriquecido por la palabra que lo recoge y lo retransmite en forma (o en di versas “formas") de mensaje. Por es0, la correlacién entre cl “efecto historico” (del acontecimiento) y el “efecto de sentido” (del texto) es muy intima y se prolonga en la rela- cidn entre praxis y lectura de una tradicién, texto 0 —en nuestro caso— de la Biblia, La exégesis critica busca comprender sobre todo la pro- duceidn de los textos, mientras que la lecturateol6zica que ‘se hace desde la experiencia de fe, se concentra en el texto producido, explotando su “reserva-de-sentido” lingistica 106 y como “palabra de Dios”. Pero también aguélla se prati- a desde un lugar (social, teol6gico), 0 sea, desde una con- cepcién de la realidad, y entonces la exégesis es eiségesis al mismo tempo, La relectura teoldgica de base, por otra parte, estécon- dicionada por la estrctura los cdigos, la polisemia det texto (ino cualquier polisemia!) que debe explorarincansa- Dlemente. Y entonces, esta vex Ia eiségesis ¢s exégesis. Una y otra son inseparables en la lectura en cuanto acto de la produccidn del sentido. Toda lectura en efecto es un ac- tohhermenéutico,trtese de Ia Biblia, de cualquier texto sa- ‘grado 0 no sagrado. Es importante reconocerlo. Cuando se critica la Tectura politica (que no es la nica) de Ia Biblia que hace la tcologfa de la liberacién se esté haciendo una ‘pein politica (desde una praxis determinada que tiene re: {lejos politicos) y hermenéutica: se quiere “clausurar” una lecture porque st lugar es ocupado por otra lectura del mis- ‘mo signo pero con contenidos distinto. ‘También la lecturarealizada desde la Iglesia popular es sospechada de sociolégicao politica. ;Por qué no es socio- logica y politica la lectura tradicional e impuesta? Se igno- +a, por olra pare, que la Biblia es un texto "producido” en correlacin hermenéutica con la realidad soci-histérica de todo un pueblo y que, por lo mismo, est saturada de “Io politico”. Los textos profétics son la evidencia mas clara al respecto. Aquella es la palabra de Dios para un pueblo ‘que quiere realizar un proyecto histérico de paz, de justi- cia, fidelidad y amor, bienestary Hibertad 107 ‘Serd oportuno volver lo desarollado ya en Ia parte TI 1 acontecimiento genera una “palabra” interpretante y — cen Ia direccién opuesta— se convierte en fundante, al ser recargado de sentido por las lecturas sucesivas (diagrams de IT L4). ¥ es en el nivel de las pricticas donde se con- ‘extualizan estas mismas lecturas, que buscan “entrar” en la palabra-tradicin (el texto en su sentido semi6tico y herme- ‘néutico) y que por eso son eisegéticas (diagrama de TS). Este fendmeno explicalaformacién del Antiguo Testamen- ton la gran experiencia de fe de Israel, del Nuevo como relectura de aquél(y no como una literatura paralela) en la vida de la primera comunidad de los diseipulos de Jesés.. Ahora bien, ese proveso hermenéutico es parte del men- saje mismo de la Biblia, Vale decir: la Biblia, omada como “producto” de un espliegue hermenéutico, nos faclita una clave de lectura ‘importante, a saber, que su sentido querigmstico slo es centregado en la prolongacion del mismo desenvolvimento hhermenutico (= acontecimiento > palabra) que la ha cons- tituido. De esta manera, pretender “fijar” defintivamente st sentido al momento de su “produccién’ es negar su propia ‘condicién de sentido abierto. Leida en cambio desde la realidad socio-histérica (politica, econémica, cultural, reli- giosa, etc.) evela dimensiones no vistas antes, ayos de luz ro captados por las lecturas anteriores. En efecto, LO NO DICHO DE LO “DICHO” DEL TEXTO ES DICHO EN LA INTERPRETACION CONTEXTUALIZADA. 108 sta es la médula del acto hermenéutico, y sintetiza de alguna manera lo ya analizado hasta aqui 2. ;Actualizacin de la Biblia, ituminacién de la realidad? Es meneser afar algunas nociones. En primer pa, toque venimos afmando es ms uc una “etualzaen delmensje bic, y macho mis tien go una “am cin” de mesa edad stra con tas smal Feoacions Nexo cite dijuniv de ets dost timo an manejados pero que no dan e el sen el fe ndmeno heen O porto menos ol expiean ex ‘routed 2) Qu implica actaizar el mensaje bio? {Expr sao en never teoninesUsar un lenguae poplar te teron emis en moles mis piximos wots 3 Ire mins dense, pero cltanent comet ‘ade, mediante glo expatvas? Ex imo sede a veces cons versiones populares de a Biblia Nose pede near su tenefco, cont dee. rer coninca de ees odemzacions temines Son fugacesy 0 pen dre mucho, Ee proba de un version popular qe se welve ind lengua popular va cambiando ye ext bblic “Yctad” gue daven una especie de vaio ene la deniad ergata peri y ucts lngujs de a gente yo oes). 109 De hecho, as formas mencionadas de aetualizaci6n no sobrepasan ls limites de una “traduecién’. Aunque, como esta tim, rondan el émbito de la hemenéutica, no siem- pre, sin embargo, entran en su nice. {Se trata en todo caso de hacer eficaz el querigma bf blico para nuestas situaciones? De eso se trata, evidente- ‘mente, Mas, zeémo se hace eficaz un mensaje expresado €en otro tiempo para un pueblo de otro entomo cultural y social? Esta exigencia presupone que “se hace algo” con el testo donde esta inscripto el mensaje. Es con la aplicacién de las leyes de la lingistica del discurso (parte I y tenien- cdo en cuenta el proceso del acontecimiento-que-se-hace- palabra (parte It) como se desimplica en el texto biblico un sentido gue desborda su primer referente. Y como se des- cubre un mensaje no agotado en su primera realizacion. ‘Desembocamos as en una novedad de sentido, caracte- ristica de toda lectura hermenéutica, muy notable por otra parte en el seno de todas las tradicionesreligiosas. La sim- ple actualizacién ltearia del querigma no tiene estos al- ceances, aunque se orienta en una buena direccin. ;No ha- ba acaso una novedad en la relectura cristol6gica del An- tiguo Testamento practicada en la época apostlicay refle- jada en Jos libros del Nuevo? Por qué no ha de ser nueva ‘nuestra interpetacién de la Biblia, hecha en el marco de ruevas experiencias histricas y de fe? Debemos reerearel mensaje biblico, y no s6lo actualizarlo. No proponemos nada desconocido, sino que estamos aclarando las implica- cones y Ia riqueza de una leetura que ya se esté haciendo desde una Iglesia popular, desde procesos histéricos inédi- 10 tos, desde contextos culturales o religiosos diferentes de los del mundo semitico u occidental, o por teslogos que es- ‘cuchan la vida del pueblo, 6 estin inmersos en ella 'b) Lo que acabamos de sefialar aclaraa su vez eso de la “iluminacién” de Ia historia de nuestros pueblos, o de ‘nuestra realidad, desde la Biblia entendida como palabra de Dios. No hay un camino tinico, que viene desde et tex- 'o biblico. La circularidad hermenéutica implica el itinera Fio inverso como complemento del primero, por cuanto Ia praxis de la fe en un contexto social determinado tiene también algo que aportar al “sentido” de la Biblia, abrin- dose precisamente en cuanto “palabra de Dios". Por ejem- plo: una valoracién, desde dentro, de las religiones y cul- tures de Asia, Africa y América Latina, znada tiene que aportar frente a tantos textos brblicos que desprecian los simbolosreligios0s de los pueblos vecinos de Israel?! El ‘clamor de ls sectores oprimidos ;no clama también con- tra una lectura excesivamente espiritualista y escatologi= zante del Nuevo Testamento? 3. gRevelacién terminada o abierta? Elector se habe preguntado tal vez si todo esto no sig- nifica “aiadit” 0 “quitar” ala palabra de Dios. Es claro que "Ver, soe etc, “La destin eo snide os doin (Revista de nepreticn Be Latinos) 1 (182) he Zesty der Sy der Unter Ze, fr i Sinise wed Rlgntesch 11992) 27.384, a ‘ropezamos aqui con el teologiimeno de la revelaciGn aca ‘ada y clausurada con Cristo, con el timo apésiol, con el ‘timo lbeo del Nuevo Testamento, segsin las versiones de eve concept. Ante todo, tales tres posibilidades no son sinénimas. La primera (la revelacién terminada en Cristo) indica algo cualitativo, la segunda un espacio temporal, la tercera un limite textual y lingstco, Pero se explican mutuamente= Cristo es Ia cima de la revelacién, pero el texto canénico {que culmina en el Apocalipsis recoge la experiencia post- pascual y apostélica de la comunidad eristana primigenia. La revelacién tiene entonces una extensin limitada en la Vida de Israel, y durante la vida de los apéstoles, testigos de la actuaciéa, muerte y resurrecciGn de Jess. Esta construcciGn teol6gica tiene sentido en su inten- ign simbolica, a saber, expresar el valor paradigmético {que tiene la Biblia como palabra de Dios. Entendida dog- dticamente, como una verdad “histrica”, con significa- {do literal (el simbolo en lugar de lo simbolizado), no sats- face? CCisto es ef punto culminant, el mas alto (hasta ahora), 4e la manifestacién de Dios en la historia de la salvacién. {Pero Dias no se manifesté antes (jy antes de Israel!) y no ‘se manifiesta después del mismo Jestis? Aunque estemos 2 sotec el eng ini cel parrfo 4.Sobe el sil como tn" on gun sein sabe faa calc nesto ‘hoo ste fat epujesde a experoiareigona (Usversad Abs isan “Herandai, Buco Aes 1988) cap. 123 3. mm hhablando de nuestro planeta Tierra y no de todo el univer- $0, 4e6mo podemos definir lo que Dios puede hacer en a historia de los hombres? 2.0 “revelarse” significa s6lo deci palabras? EI proble- ‘ma empieza por alli, y tiene su explicacién, y nada menos ‘que “hermenéutica a saber, que el acontecimiento es re- ‘cogido en la palabra-elato, y étaecha a rodar como men- saje 0 sentido def acontecimiento primero, como sentido 0 ‘mensaje “lengugico” luego. Ese fenémeno, ya estudiado (capitulo I), es muy signficativo, y es la matriz del pro- ‘eso hermenéutico. El acontecimiento “tiene sentido” en ‘cuanto es interpretado. Después, el transporte del sentido 8 un rexto (oral 0 escit,y finalmente escrito). Hasta que el texto es asumido por una opcién hermenéutica como “canon” que clausura otras tradiciones, En una derivacién degenerada, pretende instilmente clausurar su propia re lectura: cuando se lo considera como “dep6sito” de la re- velacién. ‘Asf como un suceso puede convertrse en “Tundante” & la luz de sus efectos histéricos, también un texto se hace ormativo y arquetipico dentro de una comunidad que ya vive en su atmésfera. El canon varia (si no esta ya firme- ‘mente establecido y hecho “tadicién”) slo cuando el con- “nar” de ada see rope ose fee sun ‘Bilis anno tins. El eons especie en ar Sepa fxs citams esi nr ge m3 fico de las interpretaciones lega a un grado tal que se produce la divisiGn. Los grupos nuevos necesitan recom- Poner o reafirmar un texto de referencia, un canon de Es- crituras sagradas, si se trata del rea religiosa, Por eso es tremendamentesignificativo el hecho, afirmado por la fe, dd que la Biblia es nuestro texto paradigmtico como pala bra de Dios. No nos hacen fata nuevos libros que aftadir a Ja Biblia y, por otro lado, las préticascristianas estén de~ fintivamente orientadas por las de Jests y su ensefianza (Gnterpretadas, por supuesto, en un fexzo canénico). Pero aqut no acaba todo. O tal vez acabe un desarrollo hhermenéutico. Uno de los “ejes seménticos” de la Biblia €s, precisamente, que Dios se revela ante todo en las acon- tecimientos de la historia humana, Esa presencia es capta- da por la fe, y simulténeamente genera la fe, en cuanto és- tw es inictalmente (como nos relata la Biblia) un “recono-

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