Adorno en su "Intento de entender Fin de partida" abordaba la obra como un drama de la descomposición que se despliega como momento histórico –el posterior a la Segunda Guerra Mundial– mostrándose a sí mismo como el tiempo de la catástrofe, del sinsentido, de la ruina y la supervivencia, y como parodia, entendida ésta como "la utilización de las formas en la época de su imposibilidad" (292). como descomposición y parodia, Fin de partida disecciona y mutila todos los recursos y componentes dramáticos: el humor, los principios estructurales –exposición, nudo, acción, peripecia, catástrofe–, y particularmente el soporte dramático, el diálogo.
Adorno en su "Intento de entender Fin de partida" abordaba la obra como un drama de la descomposición que se despliega como momento histórico –el posterior a la Segunda Guerra Mundial– mostrándose a sí mismo como el tiempo de la catástrofe, del sinsentido, de la ruina y la supervivencia, y como parodia, entendida ésta como "la utilización de las formas en la época de su imposibilidad" (292). como descomposición y parodia, Fin de partida disecciona y mutila todos los recursos y componentes dramáticos: el humor, los principios estructurales –exposición, nudo, acción, peripecia, catástrofe–, y particularmente el soporte dramático, el diálogo.
Adorno en su "Intento de entender Fin de partida" abordaba la obra como un drama de la descomposición que se despliega como momento histórico –el posterior a la Segunda Guerra Mundial– mostrándose a sí mismo como el tiempo de la catástrofe, del sinsentido, de la ruina y la supervivencia, y como parodia, entendida ésta como "la utilización de las formas en la época de su imposibilidad" (292). como descomposición y parodia, Fin de partida disecciona y mutila todos los recursos y componentes dramáticos: el humor, los principios estructurales –exposición, nudo, acción, peripecia, catástrofe–, y particularmente el soporte dramático, el diálogo.