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6 Desigualdades en la prestación de servicios de salud


desde la perspectiva del género

Javier García Campayo

Concepto y causas del sesgo de género en el sistema sanitario


La Sociedad Americana de Mujeres Médicos des- siempre se ha utilizado al hombre como prototi-
cribe el «sesgo de género» como la «diferencia en po poblacional, infiriéndose posteriormente los
el tratamiento de ambos sexos con un mismo resultados a las mujeres, como si la evolución
diagnóstico clínico, que puede tener consecuen- natural y social y la respuesta a la enfermedad
cias negativas, positivas o neutras para su salud» fuesen iguales. La consecuencia es que los pro-
(Lenhart, 1993). La causa sería el androcentrismo fesionales toman decisiones sin identificar com-
de la ciencia que ha producido una investigación pletamente el valor de los signos y síntomas por-
clínica insuficiente en muchas áreas porque la que no han sido estudiados. Este hecho, junto
mujer no ha sido incluida sistemáticamente en con la falta de tolerancia a la incertidumbre o al
ella. Pese a que las causas de mortalidad son si- sesgo de género de los profesionales, produce a
milares en ambos sexos (excepto los cánceres de una gran variabilidad e incoherencia en la prác-
mama y del aparato reproductor en la mujer), tica médica.

Ejemplos del sesgo de género


en el funcionamiento del sistema sanitario
Sin afán de ser exhaustivo, describimos algu- Sesgo de género en la hospitalización
nos ejemplos del sesgo de género en el funcio-
namiento del sistema sanitario, en aspectos La mayor utilización de los servicios hospitalarios
que resultan de especial interés para la psi- por los hombres es uno de los sesgos de género
quiatría. más documentado por la investigación. A igual ne-
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cesidad, los hombres presentan mayor acceso a las que la sociedad actual no soporta el cuerpo que
tecnologías más avanzadas que se ofertan en el la mujer presenta en condiciones naturales en
hospital; exceptuando el parto, el puerperio y las las diferentes etapas de la vida, y quiere mode-
complicaciones del embarazo, las hospitalizaciones lar una especie de cuerpo estándar perfecto.
son más frecuentes en hombres para todos los
grupos de edad y para la mayoría de los diagnósti-
cos (Brugulat y cols., 2001). En cualquier grupo de
Sesgo de género en la demora
edad las mujeres acuden más al médico y se auto- y espera para la asistencia sanitaria
medican más que los hombres, pero éstos reciben Está demostrado que existe una mayor demora
más tratamiento hospitalario que ellas. En relación de la asistencia sanitaria para las mujeres, como
a la psiquiatría, no hay datos en España ni a nivel se resume en algunos ejemplos de la tabla 2.
internacional sobre, por ejemplo: a) si los hombres
ingresan más en plantas psiquiátricas que las mu- Es llamativo que, independientemente del grado de
jeres; b) posibles sesgos de género respecto a la desarrollo de la autonomía, la demora sea sistemá-
hospitalización en los diferentes diagnósticos psi- ticamente mayor en mujeres. También se observa
quiátricos, y c) sesgo de género en las interconsul- en otras patologías como la tuberculosis, en la que
tas a psiquiatría de enlace por especialidades y la mediana de demora desde el inicio de los sínto-
diagnósticos específicos. Es necesario, por lo tanto, mas hasta que el paciente es tratado es de 25 días
realizar estudios específicos sobre estas cuestiones. en hombres y 42 en mujeres.

Sesgo de género en Es difícil identificar en qué momento se produ-


ce el retraso ya que no existen suficientes estu-
la administración de procedimientos
dios bien diseñados. Las dos etapas importantes
terapéuticos complejos son:
Existen datos que confirman que se trata más a
— Desde el inicio de los síntomas hasta la de-
los hombres que a las mujeres en la mayoría de
manda sanitaria: proceso que depende de la
patologías, como se resume en la tabla 1.
paciente y que se piensa que supone el as-
pecto más importante. Se achaca al rol de gé-
La única excepción son las hospitalizaciones por
nero, concretamente a su papel de cuidadora.
obesidad (84,7 % de ingresos en mujeres frente
— Desde la demanda sanitaria hasta el inicio del
a sólo 15,3 % en hombres) y por problemas de
tratamiento: este apartado depende exclusi-
cadera (69,6 % de ingresos en mujeres frente a
vamente de los profesionales y vendría deter-
30,4 % en hombres). La interpretación de este
minado por un sesgo de género en ellos.
hecho por parte de las autoras feministas es

Tabla 2. Tiempo de espera en ambos sexos


Tabla 1. Porcentaje de pacientes hospitalizados hasta la asistencia sanitaria en el infarto agudo
por aparatos: distribución por sexos de miocardio (elaboración propia a partir de
(Ruiz-Cantero y Verdú, 2004) Ruiz-Cantero y Verdú, 2004)

Aparato Hombres (%) Mujeres (%) Estudio Hombres (min) Mujeres (min)
Circulatorio 70,25 29,75 Asturias 120 180
Digestivo 56,1 43,9 Castilla-La Mancha 150 175
Nefrourinario 67,7 32,3 Guipúzcoa 90 120
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Problemas de salud innecesariamente Tabla 3. Situaciones fisiológicas


medicalizados en la mujer innecesariamente medicalizadas en la mujer
(Ruiz-Cantero y Verdú, 2004)
Existe, como muestra la tabla 3, una serie de si-
tuaciones fisiológicas que han sido medicaliza- — Tratamiento hormonal sustitutivo de la menopausia
das en la mujer, probablemente por desconoci- — Histerectomía y ooforectomía
— Cesárea
miento científico y sesgo de género de los
— Episiotomía en el parto
profesionales.

El tratamiento hormonal sustitutivo de la me-


nopausia es, seguramente, uno de los prototi- to de enfermedades benignas, pero con esca-
pos de incongruencia médica. Pese a no estar sa preocupación por sus implicaciones psico-
demostrada su utilidad en la prevención de la lógicas. También está demostrado que se rea-
enfermedad cardiovascular, aunque se sabe lizaba con más frecuencia en mujeres de menor
que incrementa la neoplasia de mama, toda- nivel sociocultural, y que todavía existe sobre-
vía hay profesionales y sociedades científicas utilización de la práctica de la cesárea, desta-
que lo recomiendan como prevención de la cando la gran variabilidad entre profesionales,
osteoporosis. Otra intervención de eficacia hospitales o regiones, que podrían estar in-
dudosa es la histerectomía acompañada o no fluenciados por la práctica de la medicina de-
de anexectomía. En el siglo XIX se realizaba pa- fensiva. Tampoco existe base científica para la
ra «mejorar» los problemas psicológicos, segu- práctica de la episiotomía que, sin embargo,
ramente por la influencia de la medicina grie- ya es habitual en los partos normales en Espa-
ga que consideraba el útero como la causa de ña, aunque sólo se practica en menos del 30 %
los síntomas físicos en la mujer. En el siglo XX, de los nacimientos en Europa (Henrikssen y
se realiza mayoritariamente como tratamien- cols., 1994).

Sesgo de género en los profesionales y psiquiatría:


la prescripción de psicofármacos
Está demostrado que a las mujeres se les pres- medicalizado. Sería un tratamiento sintomáti-
criben más medicamentos que a los hombres y, co, ciego y ajeno a las causas. Algunas autoras
concretamente, más psicofármacos. La causa feministas consideran que el malestar de las
puede ser que las mujeres padecen más ansie- mujeres se deriva de tener sus oportunidades
dad y depresión o que cuando consultan indu- vitales restringidas a la condición de ama de
cen la prescripción más que los hombres. Se casa, madre y esposa, sobre todo en las clases
piensa que los médicos atribuyen los síntomas sociales más desfavorecidas (Friedan, 1974).
físicos o de presentación atípica a factores psi- Esta autora la denomina «la enfermedad que
cológicos más fácilmente a las mujeres que a no tiene nombre» porque cuando se entrevista
los hombres, por lo que los profesionales tien- a las mujeres no aciertan a definir qué es exac-
den a prescribir a las mujeres, más frecuente- tamente lo que les pasa, cuando el problema
mente, fármacos para síntomas depresivos de es que han tenido que adaptarse a una identi-
baja intensidad. En consecuencia, parece que dad no designada por ellas sin poder conside-
el malestar psicológico en las mujeres está rar otras opciones vitales.
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Políticas de intervención para disminuir


las desigualdades de género
Se define «desigualdad de género» como el im- que existen dichas desigualdades (mayor mor-
pacto que tienen distintos factores (como el bimortalidad en niveles socioeconómicos más
sexo, la edad, el grupo étnico, el nivel sociocul- bajos). En España, dicho informe llevó al desa-
tural, la residencia rural o urbana, o el lugar rrollo, en 1996, de un Grupo Institucional de
donde se vive) sobre la distribución de la salud Salud y Género que impulsa la investigación de
y la enfermedad en la población. La reducción este tema en el sistema sanitario. Desde enton-
de estas desigualdades es uno de los objetivos ces, las comunidades autónomas están desa-
clave de la Organización Mundial de la Salud rrollando diferentes políticas para reducir las
para la región europea en el siglo XXI (Health desigualdades de salud producidas por estos
21, 1999). En los últimos años, muchos países factores, aunque todavía son escasas y su eva-
occidentales desarrollados han publicado in- luación no se realiza con metodología adecua-
formes nacionales sobre el tema y se confirmó da (Díez y Peiró, 2004).

¿Son necesarios servicios específicos de salud para mujeres?


Está demostrado que las pacientes mujeres con- de los servicios de salud disponibles para ella. Las
sultan más, si pueden (es decir, si la accesibilidad organizaciones no gubernamentales (ONG) y los
es similar) a médicos de familia mujeres (Van den investigadores en salud de la mujer han identifi-
Brink-Muinen y cols., 1994). De hecho, las médi- cado, en los últimos años, desigualdades de gé-
cas atienden en la consulta a más mujeres y pro- nero en el acceso a los servicios de salud y en la
blemas de salud específicamente femeninos. Esta forma en que ambos sexos son tratados por el
preferencia es más marcada cuanto más joven es sistema sanitario. En ese sentido, son llamativos
la mujer y no se observa tanto en mujeres de me- dos puntos:
diana edad o mayores. Curiosamente, las diferen-
cias en cuanto al tratamiento de los médicos se- 1. Pese a que las mujeres son las mayores usua-
gún su género son mínimas y sólo difieren en la rias del sistema de salud y, en este momento,
parte verbal de la consulta (no en la parte más también las mayores proveedoras en algunos
técnica): las médicas tienen consultas más largas países, no están suficientemente representa-
y ofrecen más consejo e información. También el das en la toma de decisiones.
número de quejas de salud por consulta parece 2. No se hace justicia, en general, a las diferen-
ser mayor, seguramente porque sus pacientes se cias existentes sobre las necesidades de hom-
sienten más cómodas. bres y mujeres para definir la calidad de los
cuidados de salud, es decir, los aspectos de
Las desigualdades de género en salud son una género.
consecuencia de la desigualdad básica entre
hombres y mujeres en muchas sociedades. Se da por hecho que los cuidados de salud para
Además de la importancia de los factores socio- la mujer no deberían partir de un modelo mas-
económicos, la salud de la mujer también se ve culino de salud-enfermedad. Uno de los aspec-
enormemente afectada por la cantidad y calidad tos más obvios del cuidado de salud inadecuado
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para la mujer es la progresiva medicalización de Se había dicho que la consulta privada de médi-
su vida reproductiva (incluyendo embarazo, cas podría ser igual de efectiva pero, lógicamen-
crianza de los hijos, menstruación, menopausia te, la accesibilidad sería menor por no estar com-
y fertilidad/infertilidad). Otro aspecto importan- pletamente financiada por el sistema. También se
te es el sesgo de género en el manejo de enfer- pensó que los centros habituales donde trabajan
medades graves, que amenazan la vida, como las médicos de ambos sexos podrían ofrecer los mis-
cardiovasculares, el cáncer de pulmón o el fraca- mos resultados. Sin embargo, los análisis demues-
so renal. Todo ello ha llevado a movimientos co- tran que el hecho de que sean centros indepen-
mo el de la Cuarta Conferencia Internacional so- dientes, imbuídos de una filosofía feminista y un
bre la Mujer de la ONU, celebrada en Pekín en análisis exhaustivo de la salud de la mujer y de los
1995, que pretendía mejorar los servicios de sa- cuidados de salud femeninos, presenta un valor
lud para la mujer y que enfatiza que tengan un añadido único: sirven como modelos innovadores
perfil más adecuado (sensible a la perspectiva de y colaboradores de todo el sistema sociosanitario
género) y apropiado (no medicalizador). El obje- establecido (lo que los angloparlantes denominan
tivo es que estas recomendaciones afecten des- mainstream), facilitando entrenamiento específi-
de la política de investigación sanitaria (esto ya co sobre el tema y desarrollando información/in-
se está realizando en España, donde existe dis- vestigación y recursos educativos. Esta doble ver-
criminación positiva para la investigación en sa- tiente, provisión de servicios de salud específicos
lud de la mujer), hasta aspectos como la políti- de género e influencia mantenida en el tiempo
ca, la educación y la organización de servicios. sobre el sistema establecido para facilitar una
mayor sensibilización sobre el problema del géne-
Partiendo de esta perspectiva, durante las déca- ro, parecen ser la clave de su supervivencia
das de 1970 y 1980 empezaron a desarrollarse (Broom, 1998).
en varios países occidentales (Australia, Gran
Bretaña, Estados Unidos y algunos países nórdi- Otros estudios de evaluación sobre la eficacia de
cos) los denominados centros de salud de la mu- los centros de salud para mujeres llevado a cabo
jer (CSM). A finales de la década de 1990, en el en Estados Unidos (Henderson y cols., 2004) que-
contexto del «managed care» y de la contención rían comprobar si los resultados positivos de es-
del gasto ilimitado que suponen los sistemas sa- tos centros en cuanto a actividades preventivas y
nitarios occidentales se hicieron las siguientes satisfacción del paciente tenían que ver exclusi-
recomendaciones para su funcionamiento. La vamente con el hecho de que todos los profesio-
evaluación se realizó sobre la base de los princi- nales del centro fuesen mujeres. Se pensaba que
pios que se resumen en la tabla 4. esto podía ser debido a que las doctoras están

Tabla 4. Principios sobre los que se fundamentan los centros de salud de la mujer (Broom, 1998)

— Mejor práctica clínica en ciertos dominios (salud reproductiva, enfermedades crónicas, maltrato, etc.)
— Cuidado empático de pacientes que tienen dificultades para el cuidado adecuado en otros entornos
— Disponibilidad de tiempo, por parte del profesional, para el manejo de trastornos complejos o que produ-
cen grave malestar a la paciente
— Información sobre salud, tanto general como específica para la mujer
— Utilización de los grupos de mujeres como herramienta fundamental para incrementar la autoestima y fa-
cilitar las habilidades sociales y la eficacia de las propias pacientes
— Oportunidades para activar el desarrollo propio de la salud
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más preocupadas por las actividades preventivas estos centros, ni hasta qué punto mejora el tra-
(como ya hemos descrito anteriormente y esto tamiento de la patología psiquiátrica en ellos.
hacía que la prevención funcionase mejor) y a
que las pacientes elegían ir a estos centros debi-
do a su preferencia por profesionales mujeres (y Tabla 5. Problemas de salud en los que se evi-
por eso se encontraban más satisfechas). Sin em- dencia una mejor asistencia en los centros de sa-
bargo, los resultados demostraban que las pa- lud para mujeres respecto a los servicios sanita-
cientes atendidas en estos centros eran sometidas rios habituales (Henderson y cols., 2004)
a examen físico y mamografías más frecuente-
mente y, además, se mejoraba el tratamiento en — Prevención de enfermedades en general
los temas que se describen en la tabla 5. — Violencia de género
— Enfermedades de transmisión sexual
— Problemas familiares o de relación interpersonal
No hay estudios que demuestren la utilidad de
— Función sexual
incluir o no a profesionales de salud mental en

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