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Aunque llueva oro y plata en tierra extraña


y puñales y flechas en la tierra propia,
todavía es mejor vivir en el país de origen.
PROVERBIO MALAYO

La relación médico-paciente en inmigrantes

Contratransferencia cultural la utilización de la enfermedad como


reivindicación y oposición a la explota-
Los factores culturales pueden producir ción por la sociedad anfitriona. Esta
influencias en la relación médico-paciente. postura, en nuestro país, es más fre-
Por parte del médico, las respuestas más cuente por parte de magrebíes y sub-
comunes son (Sánchez y Mohl, 1992): saharianos. En este contexto, se puede
incluso estructurar la somatización
1. Negar los aspectos transculturales que como reivindicación social (Kirmayer,
nos diferencian del paciente (en el caso Trang Dao y Smith, 1998).
de los residentes y médicos con menor
experiencia, puede conducir incluso a La ambivalencia afectiva del inmigrante
negar diagnósticos de psicosis por no hacia el profesional occidental va a existir
«discriminar» a los inmigrantes). incluso en el mejor de los casos. Cuando la
2. Mostrar excesivo interés en los aspec- diferencia cultural y/o social entre médico y
tos culturales del enfermo, focalizán- paciente es enorme, suelen asociarse culpa
dose en estos aspectos pero olvidando o pena por parte del profesional, y agresión
sus necesidades como individuo. o sobreidentificación con el médico por
parte del paciente. Si, además, la incom-
En cuanto al paciente, la contratransfe- prensión lingüística exige la intervención de
rencia puede verse modificada de varias un traductor, es necesario que el profesio-
formas: nal tenga en cuenta una serie de normas
de entrevista clínica mediante el empleo de
1. En individuos sobreadaptados, que bus- intérpretes para alcanzar una adecuada
can la asimilación cultural, es frecuente comunicación con el paciente (Wester-
que nieguen el factor étnico, con sobre- meyer, 1989).
cumplimiento de las órdenes médicas e
idealización del profesional (Comas
Díaz y Jacobsen, 1991). En España, esto Sentimientos y conductas
es especialmente frecuente entre la de los profesionales en los
población latinoamericana. encuentros interculturales
2. Por el contrario, cuando se ha optado
por la separación cultural o la margi- También los ciudadanos del primer
nalización, predominan la hostilidad y mundo, entre los que nos encontramos los
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32 Salud mental e inmigración

médicos, presentamos sentimientos ambi- Consistía en remitir a 1.000 psiquiatras bri-


valentes hacia los inmigrantes. Por un lado, tánicos una historia clínica igual para todos
agradecemos la aportación económica que acompañada de una fotografía del
realizan a nuestra sociedad, ocupando paciente (en la mitad una fotografía de un
puestos laborales poco agradables para hombre negro y en la otra mitad la de un
nosotros, y consideramos una obligación hombre blanco; la foto había sido tomada
moral y de justicia equilibrar las desigual- en las mismas condiciones y los hombres
dades sociales entre los países. Pero, por tenían edades, ocupaciones y estatus social
otro lado, pensamos que no tienen dere- similar). Sobre cómo realizarían la historia
cho a criticar al país de acogida, ya que clínica, un mayor número preguntaría al
provienen de un entorno que considera- paciente negro sobre su actividad laboral y
mos subdesarrollado económica, cultural y el nivel de enseñanza que había alcanzado
políticamente. De esta forma, se establece en la escuela. En ambos les preguntarían
una visión paternalista y sobreprotectora, y por igual sobre problemas legales o abuso
les negamos capacidad de decisión o el de drogas, pero más a los blancos sobre el
acceso a tecnologías sanitarias elevadas. consumo de alcohol. Estos resultados
sugieren que sigue existiendo un sesgo
Por ejemplo, en Estados Unidos los psi- racial en los profesionales sanitarios,
quiatras no ofrecen psicoterapia a los his- debido a los estereotipos que siguen per-
panos porque creen que van a presentar maneciendo (no muy lejos del que existía
mayor resistencia y abandono que los blan- hace 10 años entre los profesionales britá-
cos (García Campayo, 2000). Sin embargo, nicos que consideraban a los pacientes
cuando se compara el rendimiento de negros potencialmente más peligrosos que
ambas comunidades, se comprueba que los pacientes blancos) (Minnis y cols., 2001)
no hay diferencias en la cifra media de
sesiones que reciben, el porcentaje de En general los pacientes negros son vis-
abandonos o la respuesta al tratamiento. tos como los más violentos y peligrosos
Parece ser que estos prejuicios se desarro- (Lewis, Croft-Jeffreys y Davis, 1990). No
llaron en Estados Unidos entre los años está bien definida la causa de este intenso
1960-1970, cuando existían importantes sesgo racial, aunque se han sugerido razo-
diferencias educativas y socioeconómicas nes antropológicas en relación al miedo
entre ambos grupos que marcaban la dife- que la población blanca ha desarrollado
rencia respecto al tratamiento. Sin hacia la raza negra por asociarla a delin-
embargo, cuando se controla el nivel edu- cuencia (Kirmayer, 1998). De hecho, se
cativo, la respuesta de hispanos y blancos a observan diferentes actitudes hacia estos
la psicoterapia no muestra diferencias pacientes según la etnia del psiquiatra: así,
(García Campayo, 2000). Este es sólo un los profesionales blancos acortan la estan-
ejemplo, pero habría otros muchos datos cia hospitalaria de estos pacientes, mien-
respecto a cómo se ofertan recursos sanita- tras que los psiquiatras negros, segura-
rios de forma desigual y discriminatoria a mente por identificación, les recomiendan
los inmigrantes (Holtz, 1998; Ritsner, estancias significativamente más prolonga-
Ponizovsky y Ginath, 1997). das. No hay estudios que confirmen este
sesgo negativo hacia otras razas no blancas
En el año 2000 se realizó en Gran en Estados Unidos (Lewis, Croft-Jeffreys y
Bretaña un estudio muy demostrativo Davis, 1990). Sin embargo, existe la confir-
sobre los sentimientos que despertaban en mación de este sesgo ante la raza negra
los profesionales los pacientes inmigrantes. (con la consecuencia de sobrediagnóstico
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La relación médico-paciente en inmigrantes 33

de esquizofrenia y excesivo uso de neuro- ella se vierte también la ambivalencia. Por


lépticos) en otros países como Gran un lado, suelen tener una fe desmesurada
Bretaña (Lloyd y Moodley, 1992), Holanda en la medicina occidental y en las tecnolo-
(Selten, Slaets y Kahn, 1997) y Dinamarca gías asociadas a las pruebas complementa-
(Mortensen, Cantor-Graae y McNeil, rias. Esta confianza suele ser superior a la
1997). de los propios occidentales y podría com-
pararse a las expectativas poco realistas
que los pacientes crónicos de los países
Sentimientos de los emigrantes desarrollados, que han sentido el fracaso
hacia el país anfitrión de la medicina oficial, desarrollan en rela-
y hacia la medicina occidental ción con las medicinas alternativas (García
Campayo y Sanz Carrillo, 2000). Por otro
Los inmigrantes muestran una impor- lado, aplican sus propios valores a la medi-
tante ambivalencia emocional hacia el país cina occidental, lo que produce malenten-
de acogida. Por un lado, admiran el de- didos y bajo cumplimiento. Uno de los más
sarrollo tecnológico y socioeconómico frecuentes es que en las medicinas tradicio-
occidental, así como el elevado nivel de nales no occidentales los tratamientos se
bienestar material o el grado de libertad utilizan en una única dosis y presentan un
política. Sin embargo, no comprenden o efecto inmediato. La necesidad de tomar
critican abiertamente la pérdida de referen- un fármaco, por ejemplo un antidepresivo,
tes morales y religiosos, el deterioro de las durante semanas para que sea efectivo, es
relaciones interpersonales y de la cohesión algo incomprensible para muchos inmi-
social, o el salvaje individualismo de las grantes, por lo que tienden a abandonarlo
sociedades opulentas (García Campayo, (Ekblad, Kohn y Jansson, 1998). Este
2000). La medicina científica occidental es aspecto debe hacerse explícito al paciente
un apéndice más de nuestra cultura y hacia cuando se inicia el tratamiento.

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