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(Coord.): OrJIA
Jaime Almansa Sánchez David Javaloyas
Fernando Alonso Burgos Sandra Lozano Rubio
Cristina Charro Lobato Juan Francisco Martínez Corbí
Fernando Colino Polo Lucía Moragón Martínez
Manuel A. Fernández Götz Gustavo Pajares Borbolla
Núria Gallego Lletjós Paloma de la Peña Alonso
David González Álvarez Jesús Rodríguez Hernández
Fernando Gutiérrez Martín Jose Mª Señorán Martín
OrJIA
Título de la obra: Actas de las I Jornadas de Jóvenes en Investigación
Arqueológica: dialogando con la cultura material
Tomo: I
Coordinadores: OrJIA
Presentación
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OrJIA
Los humedales y las zonas endorreicas en los modelos de colonización del interior 155
peninsular durante el Neolítico Antiguo: el valle de Ambrona y el valle del Ebro
Íñigo García Martínez de Lagrán
Cerámica y Sociedad: La producción alfarera neolítica en el Sur Peninsular 163
Aixa S. Vidal
Estudio preliminar de los materiales líticos prehistóricos de la Cova del Sardo, Vall de 171
Boí, Alta Ribagorça, Lleida. (c. 4.500-2.500 cal ANE)
Jèssica Planet Masvidal; David Rodríguez Antón y Virginia García Díaz
Los objetos de adorno del Campaniforme Sardo y su trascendencia social 175
Claudia Pau
El adorno personal en el sureste de la Península Ibérica. La Necrópolis del 183
Yacimiento Calcolítico de Los Millares
María Díaz de Torres
El mundo ritual en la prehistoria reciente: una reflexión a propósito del caso de “Los 191
Cercados” (Mucientes, Valladolid)
Angel Salvador García Barrios
Cerâmica de Ornatos brunidos do bronze final. Em busca do Processo de Produção. 199
Estudo preliminar de um conjunto proveniente do Castelo de Arraiolos (Évora,
Alentejo)
Ana Bica Osório
Plantas y Fenomenología de la Muerte durante el Bronce Medio y Final en Menorca 207
David Javaloyas; Llorenç Picornell y Gabriel Servera Vives
PRESENTACIÓN
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
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OrJIA
intensa y agradable interacción entre l@s participantes. Aunque en las Jornadas los
pósteres no estaban incluidos en ninguna de las sesiones, los hemos integrado en estas
actas en el capítulo de la sesión temática correspondiente.
Además, OrJIA organizó una mesa redonda en torno al tema de “La realidad
laboral en Arqueología” (poniendo el caso madrileño como ejemplo). Éste es un tema
que nos preocupa a l@s miembros del colectivo y, creemos, que es de especial interés
para l@s jóvenes profesionales, que frecuentemente nadan entre las olas de
instituciones (universidades, CSIC, museos...), empresas privadas y administraciones
públicas que, por lo general, se dan la espalda. Invitamos a representantes de los
sectores que protagonizan actualmente la Arqueología para que expusieran su visión
sobre los problemas de la profesión. Sus contribuciones y el posterior debate que
suscitaron se encuentran aquí transcritos.
En paralelo organizamos una exposición-concurso de fotografía para que quien
quisiera presentase fotos relacionadas con la Arqueología pero que tuvieran, sobre todo,
un valor estético más que documental. Éstas estuvieron expuestas también en el
vestíbulo central y fueron sometidas a votación por l@s asistentes y participantes a las
Jornadas. Las dos ganadoras podéis verlas en las portadas de los volúmenes de estas
actas.
En definitiva, como colectivo estamos muy satisfech@s con el transcurso de las
Jornadas. Esto nos aporta el ánimo necesario para seguir con el JIA, cuya convocatoria
del 2009 está ya en curso, partiendo de la esencia del JIA 2008 pero cambiando, en
parte, su estructura. Y, sobre todo, con la ilusión de que otros colectivos estén dispuestos
a compartir estas tareas con OrJIA de ahora en adelante y a recoger el testigo en años
sucesivos.
Por último, queríamos aprovechar esta presentación para agradecer a tod@s l@s
participantes en el JIA 2008 por su interés y por hacer de estas Jornadas algo tan
emocionante. Las Jornadas han sido el resultado de vuestro esfuerzo y esperamos que
todos y todas así lo hayáis percibido. Gracias y felicidades por la participación activa,
respetuosa y constructiva en los debates de cada una de las sesiones.
Desde OrJIA queremos también agradecer a quienes han apoyado de uno u otro
modo a que esta reunión pudiera realizarse. El Decanato de Geografía e Historia y el
Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense han puesto en nuestras
manos toda la infraestructura y los equipos que hemos precisado. Además, el
Vicerrectorado de Investigación y Política Científica de la Universidad Complutense y el
Departamento de Prehistoria de esta universidad han aportado la financiación económica
para la organización de la reunión y, sobre todo, para la publicación de sus resultados
con la edición de estas actas. En este punto queríamos expresar nuestro especial
agradecimiento al Departamento de Prehistoria, y a su director Gonzalo Ruiz Zapatero,
por abrazar nuestro proyecto, por sus consejos y por sus rescates en momentos
delicados, respetando, a la vez, nuestra independencia.
SESIÓN 1:
Diálogos iniciales: De la Tierra a la primera
Humanidad
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 7-13
RESUMEN
El interés por el medio ambiente en el que vivió la humanidad ha constituido uno de los temas fun-
damentales de la investigación prehistórica, fundamentalmente la centrada en el mundo del Pleistoceno. La
Paleoecología, ciencia encargada de las relaciones entre los seres vivos y el medio, había jugado tradicional-
mente un papel secundario. Los cambios a los que esta parte de la investigación prehistórica se vio abocada a
partir de la década de los ’80 parecen haber situado a la Paleoecología en una situación privilegiada. Por otro
lado, el tradicional desarrollo de la investigación en esta disciplina ha limitado en buena medida su aporta-
ción, hecho que parece estar cambiando en los últimos años. Para concluir, se realizan algunas reflexiones so-
bre ese cambio además de algunas aportaciones.
ABSTRACT
The interest by the environment on which the humanity lived has constituted one of the fundamental
subjects of the prehistoric investigation, essentially the centered one in the world of the Pleistocene. The Pale-
oecology, science in charge of the relations of the alive beings and the environment, had played a secondary
role traditionally. The changes which this part of the prehistoric investigation was led as of the decade of the
'80 seem to have located to the Paleoecology in a privileged situation. On the other hand, the traditional de-
velopment of the investigation in this discipline has limited largely its contribution, fact that seems to be
changing in the last years. In order to conclude, some reflections are realised on that change besides some
contributions.
“¿Hay leyes del caos? ¿Acaso no es el caos, por defini- miento de la enorme antigüedad de la Humanidad,
ción, ‘imprevisible’? Veremos que no es así, sino que la la existencia de una humanidad fósil (Daniel,
noción de caos nos obliga a reconsiderar la noción de ‘le- 1974). Los primeros prehistoriadores, pensando en
yes de la naturaleza’”. este caso en aquellos que se dedicaron a la parte
más antigua de la ciencia prehistórica, comenzaron
Ilya Prigogine (2008): Las leyes del caos, p. 5.
a desarrollar los primeros estudios de la humanidad
del Cuaternario mediante el empleo de metodologí-
as procedentes de las ciencias naturales, esencial-
1. El papel del medio ambiente en la inves-
mente de la Geología (Coye, 2005). El interés por
tigación del Pleistoceno: una introducción
la estratigrafía o el contenido de los depósitos sedi-
histórica.
mentarios (restos paleontológicos fundamentalmen-
El medio ambiente en el que la humanidad ha te) son los elementos más destacables. Pero la pro-
desarrollado su existencia ha jugado tradicional- ximidad entre Geología y Prehistoria no solo se cir-
mente un papel de primer orden en el estudio de las cunscribía a la aplicación de metodologías simila-
sociedades del Pleistoceno, así como en otros perio- res. En las primeras interpretaciones del registro ar-
dos históricos. Su relevancia puede remontarse in- queológico queda clara la aplicación de varios prin-
cluso a momentos previos al surgimiento de la cipios teóricos procedentes de la Geología como se
Prehistoria como ciencia formal, a mediados del si- hace evidente en el empleo de los conceptos de: fó-
glo XIX (Daniel, 1973; Groenen, 1994). Concreta- sil director, asociación estratigráfica, el empleo de
mente, los partidarios de las explicaciones catastro- localizaciones epónimas o la designación de épocas
fistas usaron una causa ambiental, como fue el dilu- (Guillomet-Malmassari, 2005).
vio bíblico, para dar explicación a la evolución del
registro paleontológico (Stoczkowski, 1993). Édouard Lartet aplicó con rigor los principios
de la estratigrafía como se aprecia en el empleo de
El triunfo del Uniformismo geológico, de la la cronología bioestratigráfica (Moro, 2005). De la
mano de Charles Lyell, llevó aparejado el reconoci- mano de este investigador provienen términos como
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
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FERNANDO COLINO POLO
“Edad del Mamut” o “Edad del Reno”. Implícita- frentarse a dos problemas fundamentales. El prime-
mente, Lartet estaba aludiendo a un medio ambiente ro, nada nuevo, era la ordenación del registro ar-
cambiante a lo largo de la historia de la Humani- queológico. El segundo era poder explicar la varia-
dad. bilidad del registro dentro de un mismo periodo. La
solución que el autor dará a estos problemas será su
Gabriel de Mortillet fue el primer investigador
teoría des phylums paralléles. Breuil mantenía que
que instituyó un paradigma dentro de la investiga-
en el origen de la humanidad se formaron dos civili-
ción prehistórica (Coye, 2005). De la misma forma
zaciones diferentes que poseían tradiciones indus-
que sus predecesores y sus sucesores, el apoyo en
triales propias (Bordes, 1950). Las tradiciones in-
las disciplinas geológicas será parte fundamental
dustriales de estas civilizaciones evolucionaron a lo
dentro de sus planteamientos. Su interpretación his-
largo del tiempo posibilitando su ordenación. En lo
tórica de las sociedades del pasado estaba fundada
que nos concierne para este artículo fue la explica-
en la concepción de estadios que se iban sucedien-
ción de la variabilidad lo que resulta interesante.
do a lo largo del tiempo. En teoría, estos estadios
Breuil explicó que estas dos civilizaciones estaban
deberían poder describirse a escala mundial me-
adaptadas a medios ambientes diferentes: cálidos y
diante la presencia de algunos fósiles guía. De este
fríos. En consecuencia, las dos ramas industriales
modo a cada estadio le correspondía un registro pa-
diferenciadas por Breuil quedaban asociadas a di-
leontológico, antropológico y arqueológico propio.
chos medios: las industrias de lascas se asociaban a
Al autor debemos la acuñación de términos como
climas fríos y las de bifaces a climas cálidos. Llega-
Achelense o Musteriense al modo de los pisos geo-
dos a este punto, la concordancia entre los fenóme-
lógicos. No parece existir un acuerdo en cuanto al
nos geológicos y el registro otorga una relación de
principio general que rigió este paradigma. Autores
causalidad entre ambos (Coye, 2005). En este caso,
como Trigger (1992) mantienen que el evolucio-
sí parece más clara la vinculación de Breuil con la
nismo sustentaba el pensamiento del investigador
teoría evolucionista. Un medio ambiente cambiante
francés, apoyado en el concepto de evolución lineal
ejercía una clara presión selectiva sobre las civiliza-
del registro y en la especial relación de la investiga-
ciones que iban transmitiendo sus tradiciones a lo
ciones paleolíticas con el estudio del medio am-
largo del tiempo a la vez que se adaptaban (Gau-
biente. Otros, en cambio, aludiendo al objeto pri-
cher, 1993).
mordial de la investigación en aquel momento (la
ordenación del registro arqueológico) lo encuadran Henri Breuil consiguió con su teoría, pese a ser
en el Transformismo lamarkiano (Groenen, 1994; refutada contundentemente tras la Segunda Guerra
Guillomet-Malmassari, 2005). Estos últimos acier- Mundial, que las investigaciones paleolíticas conce-
tan al plantear que el concepto de perfeccionamien- dieran al medio ambiente un papel francamente re-
to es inherente a la ordenación del registro arqueo- levante.
lógico planteada por Mortillet. Además de esto, el
2. Los estudios del medio ambiente del
autor hace explícito, en alguna ocasión, que el pro-
Pleistoceno.
greso es la ley que rige al Universo y a la Humani-
dad (Groenen, 1994, p. 88). Por otro lado, Mortillet La síntesis histórica que acabamos de presentar
admite la enorme importancia que el medio ambien- nos lleva justo hasta el actual momento de los estu-
te tiene en el transcurso de la Prehistoria, siendo un dios de medio ambiente en la investigación prehis-
factor muy importante en el proceso de perfeccio- tórica. Este momento arranca a mediados del siglo
namiento, aunque la causa última del desarrollo his- XX de la mano de François Bordes.
tórico es el impulso de progreso. Las excavaciones de Pech de l’Aze y Combe
El primer investigador de importancia que con- Grenal supusieron un modelo en las investigaciones
cederá al medio ambiente un papel determinante en paleolíticas (Vega, 2001). Efectivamente, la meto-
el devenir de las sociedades humanas será Henri dología empleada en esos yacimientos respondía a
Breuil. La concepción global y unilineal de G. Mor- una nueva concepción de los estudios paleolíticos al
tillet fue duramente criticada desde los inicios del incluir en los grupos de investigación a muy diver-
Siglo XX. Breuil basará sus interpretaciones, de sos especialistas que formaban equipos interdisci-
nuevo, en sólidas bases geológicas y, como nove- plinares. En el seno de estos equipos se discutían
dad, climatológicas (Bordes, 1950; Coye, 2005). A los problemas y se elaboran en conjunto las solucio-
principios de siglo, Penck y Brückner describieron nes a los mismos. En A tale of two caves (Bordes,
los procesos glaciares en los Alpes que constituye- 1972) se enumeran los diferentes análisis emplea-
ron la referencia básica durante buena parte del si- dos en el curso de la investigación de los menciona-
glo. Años más tarde, Milankovitch planteó su teoría dos yacimientos: palinológico, sedimentológico y
astronómica sobre el origen de los periodos climáti- de industrias -el llamado método Bordes- a los que
cos. Estos elementos constituyeron serios pilares en hay que sumar los trabajos desarrollados por otras
las formulaciones de Breuil. El autor tuvo que en- ramas de la Paleontología. El total o parcial cariz
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LOS AMBIENTES DE LA PREHISTORIA. GÉNESIS DE MODELOS DINÁMICOS DEL MEDIO AMBIENTE DEL...
medioambiental de estas técnicas aporta una clara a modo individual o agrupados en una comunidad
imagen de la importancia que el estudio del medio ecológica- y el medio ambiente en el que habitan
ambiente había cobrado. Pero, por otro lado, no es (Gee y Giller, 1991). Por lo tanto, los restos de los
menos cierto que el protagonismo del entorno me- seres vivos se convierten en marcadores del medio
dioambiental es secundario. Pensando, sobre todo, ambiente que habitaron. Como se hará evidente,
en la revisión que F. Bordes realizó para el Paleolí- esta afirmación otorga una nueva dimensión a la
tico Medio (en especial para el Musteriense) puede Paleoecología, ya que consigue superar la mera des-
concluirse que el principal tema de discusión se cripción del registro y la reconstrucción de los pale-
centró en la significación de las diferentes indus- oambientes, logrando establecer las relaciones
trias (Bordes y Soneville-Bordes, 1970; Binford, efectivas entre los seres vivos y su medio.
1973; Mellars, 1988; Dibble y Rolland, 1992) para
El estudio del registro fósil está sujeto a los mis-
lo cual el medio ambiente no jugó un papel deter-
mos requisitos metodológicos y enfrenta los mis-
minante.
mos problemas que cualquier otro registro geológi-
Actualmente, superado el paradigma bordesia- co (Birks y Birks, 1980; Delcourt y Delcourt,
no, parece existir una revitalización del papel que el 1991). Por ello, en la discusión previa de cada tra-
medio ambiente del Pleistoceno ha jugado en la his- bajo, se refleja una preocupación por las estrategias
toria más antigua de la humanidad. Buena parte de de muestreo, la rigurosidad en el control estratigrá-
esta revitalización se ha realizado desde el manejo fico, las capacidades de conservación, los posibles
de las mismas metodologías que se han usado a lo sesgos tafonómicos, problemas de definición taxo-
largo de la segunda mitad del S. XX, lo que debe nómica, cambios laterales del registro, correlacio-
hacer reflexionar en el escaso impacto que la expli- nes, etc. (Gee y Giller, 1991; Cruzan y Templeton,
caciones medioambientales han tenido en la investi- 2000) y, además, las conclusiones de los paleoecó-
gación de buena parte de la segunda mitad del S. logos están condicionadas por su escala de estudio
XX, realidad que, por otro lado, parece estar cam- (Brandt, 1984; Delcourt y Delcourt, 1991). Es de-
biando. cir, el tipo de proceso que puede ser descrito (colo-
nización, predación, extinción, convivencia, etc.)
3. El medio ambiente del Pleistoceno: una
está en directa relación con la amplitud espacio-
mirada desde la Paleoecología.
temporal del objeto de estudio. En el mismo senti-
Los estudios de medio ambiente pueden agru- do, la naturaleza de las variables de estudio condi-
parse en lo que entendemos por Paleoecología. El ciona las conclusiones que pueden obtenerse de
objeto de esta disciplina no puede ser descrito sim- ellas. La conjunción de estas variables y su marco
plemente como una ecología del pasado. La ecolo- espacio-temporal han posibilitado la definición de
gía se define como la ciencia que tiene por objeto la índices ecológicos. Estas herramientas de análisis
abundancia y distribución de los organismos, así probabilístico permiten aproximarse a determinados
como las interacciones que las determinan (Begon aspectos del medio ambiente. La conjunción de va-
et alii., 1986). En el concepto de interacción deben rios de estos índices son los que permiten obtener
incluirse las relaciones de los seres vivos con su una imagen del paleoambiente y de los procesos
medio físico y químico además de con otros seres que pueden ser descritos en ellos.
vivos, a cualquier nivel. El hecho de que los seres a
estudiar estén muertos -o peor, extinguidos- supone La ecología, y por ende la paleocología, es una
un evidente problema, en buena medida insoslaya- ciencia de corte multidisciplinar. Estas disciplinas
ble. Ello había llevado a los paleoecólogos, según estudian por separado los diversos elementos que
ellos mismos afirmaban, a centrarse en dos aplica- integran un ecosistema. Para la paleocología pue-
ciones muy concretas: por un lado, la mera descrip- den citarse: palinología (Karatsori et alii., 2005),
ción del registro paleoecológico y, por otro, la re- antracología (Guérin, 2002), tafonomía (Lyman,
construcción del paleoambiente, admitiendo la limi- 1994), sedimentología (Laville, 1980), paleontolo-
tación a la hora de relacionar el medio con los seres gía (Sesé, 1994; Hernández, 2001),... además de un
vivos (Birks y Birks, 1980). Resulta evidente la in- largo etc. (Para tener una idea más clara del conjun-
fluencia del ideario más clásico de las ciencias na- to de disciplinas concurrentes puede consultarse la
turales, algo sorprendente en una ciencia como la obra, editada por R. Miskovsky (2002), Géologie
Paleoecología, como veremos más adelante. En el de la Préhistoire: méthodes, techniques, applica-
mismo sentido, al igual que otras ciencias de la na- tions). La imagen global que aportan las disciplinas,
turaleza, la Paleoecología cuenta con el actualismo además de su sola presencia, pone en evidencia la
entre sus principios paradigmáticos (Delcourt y complejidad de la realidad a tratar. En buena lógi-
Delcourt, 1991) por lo que algunos de los princi- ca, las descripciones que podemos esperar de la pa-
pios de la Ecología sirven como punto de partida a leoecología deberían contar con ese mismo grado
la Paleoecología. Uno de ellos sostiene la relación de complejidad. Pero la realidad, hasta hace no mu-
de necesidad que existe entre los seres vivos -ya sea chos años y que en buena mediada perdura todavía,
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FERNANDO COLINO POLO
es bien distinta, ya que encontramos aportaciones dad substancial de las propuestas, por otro, es con
de naturaleza bastante simple y circunscrita a ámbi- seguridad el principal problema que, hoy por hoy,
tos muy concretos de todo el sistema ecológico. El debe afrontar la Paleoecología. Pero, ¿cuáles son
caso del Pleistoceno es, si cabe, más contradictorio las causas que conducen a esta situación
aún ya que, pese a ser reconocido como un momen- paradójica?
to privilegiado para el estudio paleoecológico, las
Creemos que existen dos tipos de causas. Las
conclusiones de los trabajos pecan de las mismas
primeras, las podríamos encuadrar en propias de la
carencias.
naturaleza de la disciplina. En primer lugar, no re-
4. Las reconstrucciones paleoecológicas sulta fácil aplicar con rigor modelos procedentes de
del medio ambiente: escenarios simples del la ecología. Los especialistas han señalado lo com-
Pleistoceno. plicado que resulta encontrar paralelos fiables de
Las reconstrucciones que la Paleoecología del las situaciones del pasado (Delcourt y Delcourt,
Pleistoceno ha propuesto en los diferentes trabajos 1991; Gee y Giller, 1991). No puede olvidarse las
de investigación prehistórica han adolecido, tradi- limitaciones que existen a la hora de buscar marca-
cionalmente, de una manifiesta simplicidad. dores ecológicos del pasado. Insertos en el registro
geológico solo se dispone de aquellos que pueden
Las reconstrucciones medioambientales ponen soportar el paso del tiempo y que, además, están su-
de manifiesto un claro reduccionismo en sus méto- jetos a toda clase de sesgos tafonómicos (Cruzan y
dos de inferencia (Hernández, 2001; Vega, 2005). Templeton, 2000). Por último, la supervivencia de
Como los propios paleoecólogos señalan, se ha lle- estas evidencias orienta, en mayor o menor grado,
gado a conclusiones a partir del estudio de solo una el tipo de realidad que puede conocerse en función
parte del registro paleoecológico (Delcourt y Del- de la escala de estudio temporal (fenómenos evolu-
court, 1991) -como ejemplo el papel preeminente tivos, dinámica de poblaciones, colonización, extin-
de la climatología en la formación de depósitos se- ción, etc.) y espacial (competencia, predación, es-
dimentarios de cuevas aplicado en Bordes (1972). tructuración de la comunidad ecológica, etc.) (Birks
Efectivamente, en las reconstrucciones puede des- y Birks, 1980). Además de ello, aumenta las dificul-
cribirse un claro peso de los estudios de la paleove- tades para contrastar teorías, elemento que acre-
getación (palinológicos, principalmente) y la paleo- cienta la incertidumbre de las propuestas.
fauna (micro y macrofauna, esencialmente) (Guérin,
2002). Es bien conocida la importancia de los estu- En segundo lugar, existen una serie de causas,
dios palinológicos por la importancia de la informa- ajenas a la propia naturaleza de la disciplina, que
ción de carácter paleoclimático y paleovegetal -la son producto del modo en que se desarrollan los es-
determinación de las bases de una cadena trófica, tudios. En primer lugar, se ha señalado la ausencia
en buena medida, determina la configuración de las de estudios completos de todo el registro (Vega et
posiciones superiores de esta. Algo similar puede alii., 1999). Resultará evidente que, ante un tema
decirse de los estudios microfaunísticos: claros tan complejo como la Paleoecología, obviar diver-
marcadores climáticos y cronológicos y con mucha sas áreas de datos empobrece las reconstrucciones e
mayor resolución que los estudios de meso y ma- imposibilita aumentar las vías de contrastación. En
crofauna. Pero la clasificación que unas y otras dis- el mejor de los casos, es decir, aún cuando el con-
ciplinas han hecho del medio ambiente se muestra junto de datos ha sido debidamente estudiado, las
de manera poco precisa. En la mayoría de las oca- conclusiones que se obtienen no presentan un cala-
siones, son clasificaciones binarias que usan de for- do mayor -ejemplos aplicados son las monografías
ma habitual unos pocos conceptos como: “templa- de La Grotte Vaufrey editada por Rigaud (1988) o
do/cálido”-“frío”, “húmedo”-“seco” o “medios la de Trinchera Galería en la Sierra de Atapuerca
abiertos”-“medios cerrados” –tómese como mínima (Rosas et alii., 1999). Es cierto que las conclusio-
muestra de la gran mayoría de los trabajos que tra- nes, en caso de que los datos no entren en contra-
tan cuestiones de medio ambiente en Prehistoria dicción unos con otros, tienen un mayor apoyo em-
(Fumanal y Villaverde, 1988; Tuffreau, 1992; San- pírico, pero en pocas ocasiones la complejidad de
tonja et alii., 2000; Cuenca-Bescós et alii., 2001) . las propuestas aumenta.
El carácter de esta clasificación recuerda enorme- Llegados a este punto, cabe la pena preguntarse
mente a la que el esquema de las glaciaciones alpi- porqué siendo la Paleoecología una disciplina do-
nas llevaba aparejado. La visión de conjunto se minada por un inevitable carácter pluridisciplinar y
aproxima más a una estandarización que a la de una de demostrado frágil equilibrio en sus procesos -po-
descripción precisa. demos entender esa fragilidad como tendencia a un
La contradicción entre la naturaleza del objeto comportamiento caótico- ha planteado programas
de estudio y el amplio número de disciplinas que al- tan poco ambiciosos en sus propuestas. En primer
berga la Paleoecología, por un lado, y la simplici- lugar, la simplicidad de una propuesta no es sinóni-
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LOS AMBIENTES DE LA PREHISTORIA. GÉNESIS DE MODELOS DINÁMICOS DEL MEDIO AMBIENTE DEL...
mo explicación parcial o incompleta, pero en este por superar las explicaciones individualistas y sim-
caso conlleva una pérdida de heurística importante plistas admitiendo la complejidad de la realidad y,
ya que solo explica partes limitadas del registro. En por ende, la necesidad de explicaciones más am-
segundo lugar, es una equivocación pensar que el plias y completas.
objeto de estudio limita la complejidad de las pro-
5. El enriquecimiento de las reconstruccio-
puestas, ya que la realidad en sí misma lo es y son
nes paleoecológicas.
muchas las ciencias que se aventuran a intentar ex-
plicarla (Prigogine, 1995). En suma, no parece que En el estado actual de los estudios paleoecológi-
existan anomalías graves que lo impidan. cos encontramos algunos elementos que pueden
ayudar a elaborar propuestas de mayor alcance.
La respuesta parece estar en las dinámicas de
trabajo. Tal y como se ha señalado, no se han for- En primer lugar, existe un franco propósito de
mado equipos pluridisciplinares completos que ana- solucionar los problemas de correlación cronológi-
licen el conjunto de las evidencias disponibles ca. Solo mediante un refinado esquema cronoestra-
(Vega, 2005). Pero nos parece que no solo hace fal- tigráfico puede constatarse el nivel de relación exis-
ta la formación de un equipo de estas característi- tente entre el yacimiento y los sondeos de referen-
cas. A nuestro juicio, el conjunto de especialistas cia paleoclimática (Sánchez Goñi y d'Errico, 2005).
deben esforzarse por crear propuestas en conjunto. Este requisito pasa por refinar todo lo posible las
Indudablemente, dada la naturaleza de las propues- estratigrafías (Brandt, 1984; Goldberg y Macphail,
tas de cada disciplina, el producto será un modelo 2006). Dicha depuración, en numerosas ocasiones,
aproximado de la realidad, como cualquier otra teo- se encuentra con el infranqueable problema de los
ría científica. hiatos estratigráficos, sean interrupciones o lagunas
sedimentarias. Este problema podría ser soluciona-
Afortunadamente, este panorama parece estar do empleando estrategias de muestreo más amplias,
cambiando a juzgar por el corte de algunos trabajos tal y como se ha señalado. Ello, a nuestro juicio,
(Benito Calvo y Pérez-González, 2005; Sánchez pasa por la construcción de síntesis regionales. Es
Goñi y d'Errico, 2005). Por último, a modo de refle- decir, superar la concepción del yacimiento como
xión, merece la pena interrogarse sobre la causa que punto aislado en el paisaje y establecer una red que
ha precipitado este acertado cambio. El plantea- lo interrelacione de forma efectiva con otros (tanto
miento del paradigma bordesino supuso delimitar arqueológicos como paleontológicos). Dicho es-
claramente el objeto de estudio en el Pleistoceno en fuerzo debería contar, dado el caso, con acciones
lo que se ha dado en llamar Pleistocenismo (Vega, específicas destinadas a recuperar evidencias de
2001). La Prehistoria -quizá la ciencia más interesa- tipo paleoecológico que pudieran ser correlaciona-
da en un enfoque pluridisciplinar-, como integrante das con los yacimientos.
del conjunto de disciplinas dedicadas a ello, se cen-
tró durante largo tiempo en el debate sobre la signi- En segundo lugar, superada o no la carencia de
ficación de las industrias líticas (Bordes, 1973; Tuf- evidencias, generar modelos explicativos que cuen-
freau et alii., 1981; Rolland, 1988; Dibble y Ro- ten con una participación conjunta de las diferentes
lland, 1992). En este debate el medio ambiente solo disciplinas paleoecológicas. Se ha señalado el es-
jugó un papel secundario en las explicaciones (Me- fuerzo por superar las clasificaciones poco precisas.
llars, 1970; Binford, 1973). Por otro lado, el resto Una de las estrategias pasa por no usar marcadores
de disciplinas parecen haber llegado a un aislamien- singulares sino la agrupación de estos (Hernández,
to elegido, circunscribiéndose a su particular objeto 2001) (como las comunidades paleoecológicas, por
de estudio y la información que con ellos puede ejemplo). En un campo donde las variables son nu-
contrastarse. La crisis del paradigma bordesiano ha merosas y con rangos de variación más o menos
llevado a los prehistoriadores a buscar nuevas ex- amplios, el empleo de herramientas probabilísticas
plicaciones. Durante este fenómeno, en el cual los no solo debe jugar un papel descriptivo e insustitui-
paleolitistas podemos considerarnos todavía inmer- ble, sino que debe centrarse en la creación de mo-
sos, las cuestiones relacionadas con el medio am- delos matemáticos (Takeuchi et alii., 2007) - la teo-
biente de la humanidad prehistórica parecen haber ría de juegos es quizá el ejemplo más clásico. Ade-
cobrado una mayor relevancia en las explicaciones. más de ello, deben ser rigurosas en los márgenes de
Teorías relacionadas con la visibilidad de los recur- error. El resultado es la creación de lo que podemos
sos (Gamble, 1985; Turq, 1992; Conard y Fischer, llamar un campo probabilístico lo más reducido po-
2000; Rolland, 2000), la distribución de los mismos sible.
(seguimiento de manadas), la evolución del arte pa- En tercer lugar, este espacio de probabilidad po-
leolítico europeo (Barton et alii., 1994) o la extin- dría ser restringido aún más si se realizan recons-
ción de los Neandertales (Sánchez Goñi y d'Errico, trucciones realistas. Pensamos que dicha tarea re-
2005) son algunos ejemplos. Al mismo tiempo, en quiere un conocimiento claro de las posibilidades
el resto de disciplinas parece haber calado el interés del paleoambiente: reconstrucción geomorfológica
12
FERNANDO COLINO POLO
Vanessa Campanacho
Departamento de Antropologia, Universidade Nova de Lisboa;
Vanessa_campanacho@hotmail.com
RESUMEN
El presente trabajo propone una revisión de la actual taxonomía de los chimpancés (Pan troglodytes).
Basado en la cultura material, y otros factores, como la información genética, es argumented la inclusión en
el género Homo. Existen varias referencias sobre el uso de herramientas de chimpancés. Depués del hombre,
es le chimpancé que muestra el mayor repertorio de herramientas. El uso de herramientas no es innato, se
aprende y se transmite entre generaciones. No todas las poblaciones de chimpancés exhiben la misma gama
de herramientas, lo que demuestra la presencia de una cultura material.. La manipulación de herramientas
muestra la existencia de capacidad cognitiva, por ejemplo, entender lo que es una herramienta, y su funciona-
lidad. El género Homo se caracteriza por una gran capacidad craneana, locomoción bipedal, idioma, posesión
del humano agarre de precisión, la construcción y manipulación de herramientas. Este estudo analiza estos
criterios aplicados para el caso do chimpancés.
ABSTRACT
In this paper it is suggested a review of the current taxonomy of the chimpanzee (Pan troglodytes).
Based on the material culture, and others factors, such as genetic information, it is argued the inclusion in the
genus Homo. There are several references concerning the use of tools by chimpanzees, which all together
show that, after man, they exhibit the biggest repertory of tools. The use of tools is not innate, it is learned
and socially transmitted between generations. Not all chimpanzee populations exhibit the same range of tools,
demonstrating the present of a material culture, when an ecological explanation is lacking. The manipulation
of tools may indicates the existence of complex cognitive capacities. The genus Homo is characterized by a
large cranial capacity, bipedal locomotion, language, related possession of human-like precision grip, con-
struction and manipulation of tools. This study discusses these criteria applied to the case of the chimpanzees.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
16
VANESSA CAMPANACHO
Chimpanzees understand what a tool is, and for 3. Material culture expressions.
what it serves. Besides that, they comprehend the When comparing the repertoire of tools of all
cause/effect that arises from the interaction between communities of chimpanzees it is observed a vari-
objects, like a leaf and water (Byrne, 1997; ation in the presence/absence of some tools, as well
Goodall, 1986; Tonooka, 2001). This interaction as in the way tools are made (van Schaik and Knott,
can go from the relationship between two objects - 2001); Goodall, 1986; Hicks, 2005; McGrew,
a branch and ants - up to the use of four elements - 1992).
hammer, anvil, nut and a stone under the anvil to
A tool can exist in various populations, like the
create stability - leading to the hierarchy analysis
ant-fishing, or be exclusive to some populations,
that Matsuzawa proposed as a result of his observa-
like the case of the nut-cracking. This tool is ob-
tions in a chimpanzee population in Guinea
17
CHIMPANZEE MATERIAL CULTURE: IMPLICATIONS ON TAXONOMY
served only in the subspecies Pan troglodytes verus anova et al., 1995; van Schaik and Knott, 2001;
from West Africa, and is not visible in the eastern Goodall, 1986; Whiten et al., 1999).
chimpanzee communities (Hicks, 2005; Whiten et
In chimpanzees populations it is observed that
al., 1999). The observation of the presence/absence
the youngest individuals usually are close to their
of nut-cracking shows three conclusions. First, this
mother and other adult members while they are us-
is not an innate behaviour, because not all popula-
ing a tool (Beck, 1980). The youngster during this
tions show the nut-cracking behaviour (van Schaik
time observes, take contact with objects during their
and Knott, 2001). Second, there are stones and nuts
plays, imitate and practise until they are able to per-
in East Africa, so the absence of nut-cracking is not
form the behaviour with the same perfection as the
due to environmental constraints (Hicks, 2005;
adults.
Scothern, 2006). Finally, it shows the possible
presence of cultural differences. The genetic in- After man, chimpanzee is the species that
formation and morphology also have some weight demonstrates greater variability in behavioural pat-
on these behaviours, but to a lesser extent, because terns (Whiten et al., 2003). So it can be affirmed
it is necessary also a prehensile hands to handle the that the difference between chimpanzee and man is
tools (Beck, 1980). not in the presence or absence of a material culture,
but in the accumulative processes and its evolution.
The emmergence of a tool-use behaviour is pos-
The tool behaviours have not change much over
sibly due to a innovation of an individual, but this is
time in the case of the chimpanzee, due to the fact
not enough to endure this behaviour. For the maiin-
that they have more limited psychological mechan-
tenace of a new tool-use behaviour in the group
isms compared to man (Whiten et al., 2003).
there should exist an inter-generational transmis-
sion, which operates by social learning through ob-
servation, imitation and practice (Beck, 1980; Cas-
18
VANESSA CAMPANACHO
This paper demonstrates that the current anthro- articulated language like Homo sapiens, but are
pocentric view in taxonomy should be abandon and capable to communicate during their social rela-
the chimpanzee be included in the genus Homo. tions and cultural transmition between generations.
After man, chimpanzees are the species showing the
The inclusion of chimpanzee and bonobo in the
biggest repertoire of tools. They are also dependent
genus Homo, implies the inclusion of others homin-
on their material culture in their daily lives, and
ins in this genus, like the Australopithecus sp..
show cognitive capabilities associated with the use
In this study it is also suggested the creation of and construction of tools that approach them to hu-
subgenera, like the study of Goodman and col- mans.
leagues (Goodman et al., 1998; Wildman et al.,
The data debated in this paper together with ge-
2003). This authors suggested a creation of two
netic information justify the inclusion of the chim-
subgenera, Pan and Homo, in the Homo genus. The
panzee in the Homo genus.
subgenera Pan would include the bonobo and com-
mon chimpanzee, and the Homo subgenera would This taxonomic change involves a reshuffle,
include all the hominins. The division in the two such as the inclusion of others hominins - like Aus-
subgenera is because the hominins share between tralopithecus sp .- and the bonobo in the Homo
them a more recent common ancestor than they do genus, being suggested the creation of several sub-
with chimpanzees and bonobos. The present paper genera. The current genus would become the sub-
suggest the creation of more subgenera because in genus, with Pan being the subgenus of bonobo and
hominins there exist several recent common ancest- chimpanzee, and Homo the subgenus of Homo
ors. erectus and Homo sapiens.
It is proposed that the actual genus pass to the 6. Acknowledgements.
category of subgenus. So it will be maintain the I would like to thank especially the Professor
same order that they have but in another level of Cláudia Sousa for her guidance, suggestions and
analysis. Only the names that end with -pithecus, as loan of books and articles. My thanks goes also to
the case of Ardipithecus sp. and Australopithecus David Gonçalves for his suggestions and loan of
sp. should be replaced to the terminology -an- bibliographic material, Telmo Pereira for his sup-
thropus, because -pithecus means monkey. So with port and to José Gomes because of our conversa-
their inclusion in the genus Homo, they would be tions on this subject.
called Homo (Ardianthropus) sp. and Homo (Aus-
tralanthropus) sp..
5. Conclusion. 7. Bibliografía.
ALP, R.
Homo sp. are characterized by their high brain 1997 "”Stepping-sticks” and “Seat-sticks” New types of
capacity, exclusive bipedal locomotion, modern hu- tools Used by Wild Chimpanzee (Pan troglodytes)
man like precision grip, use and construction of in Sierra Leone", en America Journal of Physical
Anthropology, 41: 45-52. USA: Wiley Inter-
tools and greater dependency on culture. Science.
BECK, B.
The chimpanzee displays small cranial capacity 1980 Animal Tool Behavior: The use and Manufac-
compared with man, but that is bigger than Homo ture of Tools by Animals. New York: Garlnad
floresiensis. STPM Press. ix-281.
BROOKS, A. S.; PANGER, M. A.; MICHMOND, B. G.;
They do not have a precision grip like humans, WOOD, B.
2002 "Older Than The Oldowan? Rethinking The Emer-
just like Homo habilis don’t have. But chimpanzees gence of Hominin Tool Use", en Evolutionary An-
have a precision grip that allows them to manipulate thropology, 11: 235-245. USA: Wiley Inter-
tools. Science.
BYRNE, R. W.
Chimpanzee uses the modified quadruped loco- 1997 "Machiavellian Intelligence", en Evolutionary An-
thropology,: 172-180. USA: Wiley InterScience.
motion, and sometimes adopt a bipedal posture. Al- VAN SCHAIK, C. P.; KNOTT, C.
though the bipedal locomotion have a important 2001 "Geographic variation in tool use on Neesia fruits
weight in the Homo characterization, it is suggested in oragutans", en America Journal of Physical An-
thropology, 1114: 331-342. USA: Wiley Inter-
that the importance of this criteria be reviewed, be- Science.
cause Homo habilis do not presented a exclusively CARVALHO, S.
bipedal locomotion, like the chimpanzees. 2007 Applying the concept of chaîne operatóire to nut-
craking: An approach based on studying com-
The three last criteria are not enough to justify munities of chimpanzee (Pan troglodytes verus) in
Bossou and Diecké (Guinea). Coimbra: Disserta-
the exclusion of chimpanzees from the Homo tion to obtain the degree of Mastre in Human Evol-
genus. ution, Department of Anthropology from Uni-
versity of Coimbra. i -119.
Chimpanzees like Homo erectus do not have a
20
VANESSA CAMPANACHO
RESUMEN
El comienzo del Paleolítico Superior en la zona mediterránea supone uno de los grandes enigmas ac-
tuales dentro de la Prehistoria peninsular. El hecho de que en varios yacimientos de esta zona geográfica se
haya constatado una prolongación cronológica de las industrias musterienses -vinculadas a los neandertales-
supone que el inicio del Paleolítico Superior -asociado a los métodos de tecnología lítica laminar y al Homo
sapiens sapiens- presente un supuesto desarrollo tardío en comparación a otras áreas europeas e incluso pe-
ninsulares. El conocimiento arqueológico del inicio del Paleolítico Superior en esta zona resulta clave para
entender el porqué del cambio a una supuesta nueva fase cultural del Paleolítico, asociada además a un cam-
bio de especie/subespecie. En este artículo se presenta sintéticamente el estado del conocimiento de Paleolíti-
co Superior inicial de esta área geográfica como pretexto para la reflexión sobre las claves y problemas que
presenta el estudio de este periodo cultural.
ABSTRACT
The beginning of the Upper Paleolithic in the Mediterranean area is one of the greatest enigmas
within the Prehistory of the Iberian Peninsula. The fact that in several archeological sites of this area a
chronological prolongation of Musterian industries, traditionally associated with Neanderthals, is found,
points out that the beginning of the Upper Paleolithic, associated with laminar lithic assemblages and Homo
sapiens sapiens, shows a belated development when compared to other Iberian and European regions. A
sound knowledge of the beginning of the Upper Paleolithic in this area is crucial in order to understand the
culture shift putatively associated with the Homo species/ subspecies transition occurring during this period.
In this article, we put forward a revision to assess the state of the art on the Upper Paleolithic in the Mediter-
ranean region of the Iberian Peninsula and furthermore, we analyze in detail what are the key elements and
the conundrums of this cultural period.
Palabras Clave: Paleolítico Superior inicial. Auriñaciense. Gravetiense. Tecnología lítica. Dataciones ra-
diocarbónicas.
Keywords: Early Upper Paleolithic. Aurignacian. Gravettiean. Lithic technology. Radiocarbon dating.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
22
PALOMA DE LA PEÑA ALONSO
Fig.: 1. Mapa del área mediterránea de la Península Ibérica con los principales yacimientos de Paleolítico Superior inicial
citados en el texto.
de los datos paleoambientales, cronológicos y ar- bónicas y, presentando además, una cronología di-
queológicos de la Cueva de la Carihuela (Fernández latada: entre 40000- 33000BP (Bischoff et al.,
et al., 2007; Vega et al., 1988; Vega, 1988, 1990) y 1994; Maroto et al., 1996).
de otros yacimientos mediterráneos como Cova Ne-
En el resto del mediterráneo peninsular se docu-
gra (Villaverde y Fumanal, 1990) o la Cueva de
mentan también conjuntos auriñacienses en Benei-
Gorham (Pettit y Bailey, 2000). A partir de los que
to, Foradada, Mallaetes y Bajondillo, pero con una
se ha argumentado la perduración de las industrias
cronología sensiblemente más tardía. Beneito es
musterienses –asociadas a los neandertales- hasta
uno de los sitios del que se posee más información,
momentos avanzados del Pleistoceno Superior final
pero parte de sus niveles auriñacienses (C4 y C2)
(tramo final del OIS 3).
recientemente se ha visto que presentan problemas
El inicio del Paleolítico Superior se identifica estratigráficos (Domenech, 2005); en cuanto al res-
con los diferentes tecnocomplejos auriñacienses, to del conjunto (nivel B8), ha sido definido como
ante la ausencia de industrias de transición. La evi- Auriñaciense tardío/evolucionado en función de sus
dencia auriñaciense es, ante los datos conocidos y características tipológicas (Iturbe et al., 1993). Por
sus interpretaciones, contradictoria. Por un lado, en lo que respecta a los otros sitios auriñacienses del
el NE peninsular el primer tecnocomplejo docu- Levante, si bien constatan la presencia de conjuntos
mentado en función principalmente de los datos de de esta tipología, la información que aportan es to-
l’Arbreda es el Auriñaciense Arcaico, comparable davía parcial. Mallaetes se ha definido como Auri-
al de otras áreas geográficas peninsulares como la ñaciense únicamente por la presencia de fósiles-
cantábrica o el Midi francés (Arrizabalaga, 2000; guía (Niveles XIV-XI) y de una datación bastante
Maíllo, 2002; Onoratini y Raux, 1992). Este Auri- tardía (Nivel XII)(Fortea y Jordá, 1976; Fullola,
ñaciense Arcaico se contempla como muy antiguo a 1979). En cuanto a Foradada (II, V, VI y VII), con
partir de los datos de este yacimiento, ya que ha los datos disponibles sólo corrobora de nuevo una
otorgado varias dataciones AMS en torno al cronología tardía para estos conjuntos (Casabó,
38000BP (Fig.2). El resto de sitios que se atribuyen 1999). Finalmente, se deben destacar los datos del
al Auriñaciense Arcaico son conjuntos que poseen Auriñaciense de la Cueva de Bajondillo que son los
materiales de diferentes tecnocomplejos mezclados más recientemente publicados. La industria lítica
como Reclau Viver y Abric Romaní (Laplace, del nivel 11 se ha definido tecnotipológicamente y
1966; Soler, 1981) o colecciones muy reducidas se asocia al Auriñaciense Típico-Evolucionado
como Mollet 1, constituyendo realmente la única (Cortés,2007):397.Este yacimiento ha ofrecido va-
base para dicha atribución las dataciones radiocar- rias dataciones para dicho nivel, otorgando un con-
23
EL PALEOLÍTICO SUPERIOR INICIAL EN LA ZONA MEDITERRÁNEA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA: EVIDENCIAS...
Fig.:2. Dataciones del Paleolítico Medio final de la Cueva de la Carihuela y de los principales niveles auriñacienses medi-
terráneos. Todas las fechas calibradas en este artículo se han calculado con el programa CALPAL y la curva CALPAL
2007 HULU (Weninger et al., 2008)
texto más antiguo de lo que se ha supuesto hasta el tos datos, varios milenios el extenderse por toda la
momento en esta zona en función de las dos data- Península (de N a S). Esto supondría aceptar un
ciones AMS; pero también dilatado y tardío si se “reemplazo” a muy largo plazo (de la Peña, 2007).
tienen en cuenta las fechas de Termoluminiscencia
Por otra parte, esta interpretación implica admi-
del mismo nivel (Fig.2). Se trata sin duda de un
tir de forma apriorística estas dos proposiciones:
buen ejemplo del complicado panorama cronológi-
co que se plantea para este periodo. La asociación de todas las variantes del
tecnocomplejo auriñaciense con el Homo
Por último, con respecto al tecnocomplejo Auri-
sapiens sapiens. Algo que no se ha podi-
ñaciense, creemos que se da una paradoja explicati-
do demostrar, ante las escasas evidencias
va en función de los datos que acabamos de presen-
paleoantropológicas, en el contexto del
tar. Si se observan las interpretaciones que se otor-
PSI de la Península y de Europa occiden-
gan a través de los análisis de las industrias y de la
tal, como ya han señalado varios autores
lectura de las dataciones radiocarbónicas, obtene-
(Cabrera et al., 2005; Cabrera et al., 2001;
mos que tanto para l’Arbreda como para Bajondillo
Vega, 2005).
se utiliza la misma explicación sobre el tránsito en-
Las diferentes variantes del tecnocomplejo
tre el Paleolítico Medio y el inicio del Paleolítico
Auriñaciense registradas en esta área geo-
Superior (Cortés, 2005; Maroto et al., 1996), siendo
gráfica (Arcaico, Típico y Evolucionado)
su información arqueológica y geocronológica ma-
se identifican con un supuesto fenómeno
nifiestamente diferente. La interpretación que se ha
cultural unitario, algo que no es evidente
otorgado es una sustitución abrupta entre Muste-
en función de los datos manejados.
riense-Auriñaciense (hipótesis invasionista/de re-
emplazo) que se identifica además con la aparición
2.2. El Gravetiense en el mediterráneo penin-
del Homo sapiens sapiens. El problema está en que
sular.
para l’Arbreda se sitúa dicha sustitución hacia el
38000BP y para Bajondillo hacia 34/31000BP, lo Por lo que respecta a los conjuntos gravetienses,
que supone realmente una contradicción si se consi- gracias a los nuevos trabajos de excavación, se con-
dera esta sustitución en términos históricos (Vega, firma su presencia en el inicio del Paleolítico Supe-
2005), es decir, como “abrupta” y fruto de una mi- rior. La información actual de este tecnocomplejo
gración fulminante. No obstante, si se observan las es predominantemente tipológica y en varios casos
dataciones calibradas parece que hay una sucesión se trata de colecciones sesgadas por los métodos de
cronológica gradual y dilatada entre el Auriñaciense excavación, al ser en su mayoría yacimientos cono-
Arcaico y los niveles atribuidos al Auriñaciense del cidos de antiguo y rebajados por tallas artificiales,
mediterráneo peninsular (Fig.2 y 4), lo que signifi- véase Parpalló, Barranc Blanc, Abric Romaní o Re-
caría que en una zona geográfica como la Península clau Viver.
Ibérica a esa supuesta migración le llevó, bajo es-
24
PALOMA DE LA PEÑA ALONSO
Fig.:3. Dataciones de los yacimientos Gravetienses del mediterráneo peninsular. Las dataciones de Nerja vienen acompa-
ñadas con este símbolo* puesto que han tenido otras atribuciones tipológico-culturales.
dos de Auriñaciense tardío suponen el aportan este supuesto cuadro de referencia -ver por
grueso de la evidencia de la aparición ejemplo (Jöris et al., 2003)- con la consiguiente
de los métodos de la familia laminar confusión que hemos planteado en el apartado ante-
que se asocian al inicio del Paleolítico rior. Esta situación implica que este método debería
Superior; lo que a su vez invita a refle- someterse a una crítica mayor de la que se plantea
xionar sobre el peso que otorgamos en actualmente, puesto que su manejo creemos que
nuestras interpretaciones al cambio de acusa de los siguientes errores:
las tradiciones técnicas. En este caso se
Selección ad hoc de las fechas en fun-
contempla como cambio “revoluciona-
ción de las interpretaciones.
rio” el supuesto paso Musteriense-Au-
Comparación acrítica de las mismas sin
riñaciense y “atenuado” el Auriñacien-
tener en cuenta las condiciones arqueo-
se-Gravetiense, es decir se interpretan
lógicas, el tipo de material (Jöris et al.,
por convención.
2003), tipo de datación, fecha de la re-
Por último, ante el complejo panorama
alización (Hahn, 1993; Mussi, 2001)
cronológico esbozado (fig.4), se hace
Ausencia de un marco de referencia
necesario una discusión sobre la inter-
común de las dataciones y de una dis-
pretación de las dataciones radiocarbó-
cusión sobre las bases de la calibra-
nicas y la manera en que se utilizan
ción, lo que es especialmente patente
actualmente.
ya que el PSI se sitúa en el límite del
método.
3. El Paleolítico Superior inicial en el sec-
tor mediterráneo peninsular como pretexto 3.1.2. Ausencia de críticas geoarqueológicas y tafo-
para la reflexión. nómicas de las unidades estratigráficas estudiadas.
En este apartado se señalan brevemente los pro- Como se ha indicado en el apartado 2 un gran
blemas y carencias detectadas en el estudio del Pa- número de las secuencias estudiadas no poseen una
leolítico Superior inicial a partir del caso expuesto. buena descripción estratigráfica o incluso han sido
excavadas por tallas -en su mayoría por tratarse de
3.1. Problemas empíricos: excavaciones antiguas-. Esto implica que el conoci-
3.1.1. Ausencia de un cuadro de referencia climato- miento de los depósitos y por ende de los materiales
cronológico. incluidos en los mismos sea en muchos casos limi-
Si bien los datos climato-cronológicos (pólenes tado. Se debería exigir una presentación detallada
y estudios sedimento-climáticos) se presentan en las de las características geoarqueológicas de los depó-
monografías y estudios sobre este periodo, actual- sitos y de los criterios de distinción entre unidades
mente no participan en la realidad de la discusión estratigráficas, puesto que median totalmente en las
sobre el mismo. Por otra parte, el hecho de que se interpretaciones de los mismos. Del mismo modo
haya llegado a cuestionar totalmente la validez de que los estudios tafonómicos -entendiendo a los
los interestadios supuestos al Pleniglacial Superior mismos como la investigación de todos los proce-
(Arcy, Tursac, Laugerie) en base a las secuencias sos de degradación de los restos tanto culturales
en cueva (Sánchez, 1996) implica el que cada vez como naturales- deberían incluirse en la discusión
más son las dataciones radiocarbónicas las que de las interpretaciones.
26
PALOMA DE LA PEÑA ALONSO
Fig.:4 Arriba, curva de probabilidad acumulada de las fechas calibradas de los sitios asignados al Gravetiense, en medio
fechas calibradas auriñacienses y abajo las cuatro fechas de las unidades VI y V de la Cueva de la Carihuela –asociadas
a industrias musterienses-. Estos gráficos se han realizado a partir de las dataciones empleadas en la discusión de este
texto, que se reflejan en las tablas 2 y 3. La curva de probabilidad aparece comparada con la curva climática realizada a
partir de los sondeos de Groenlandia GISP2 180/160. Con este gráfico se pone de manifiesto el complejo panorama cro-
nológico del PSI: con la perduración de las industrias musterienses, el dilatado desarrollo de las variantes auriñacienses
y un solapamiento aparente entre el final del Auriñaciense y del Musteriense con el inicio del tecnocomplejo gravetiense.
mente, como son los casos de Mollet 1 (Maroto et al., 1996; La Mancha.Ciudad Real 16-20 de diciembre
Maroto et al., 1987) y el “context 9”de Gorham’s Cave -asocia- 1985.: 79-85.
do al D de las excavaciones de Waechter- (Pettit y Bailey, CORTÉS, M.
2000). 2005 "El extremo occidental Neandertal. El Paleolítico
Medio en el Sur de la Península Ibérica." Museo de
4. Agradecimientos. Altamira. Monografías: 55-74.
2007 "Las industrias líticas del Paleolítico Medio y del
Quiero expresar mi sincero agradecimiento a mi di- Paleolítico Superior", Cueva de Bajondillo (Torre-
rector de tesis, Gerardo Vega, y a Pilar Alonso por la lec- molinos). Secuencia cronocultural paleoambiental
tura de este texto y los consejos aportados al mismo. Por del Cuaternario Reciente en la Bahía de Mála-
ga:171-446
otra parte, quisiera agradecer también al Dr. J. Jordá sus
DJINDJIAN, F., BOSSELIN, B.
explicaciones sobre el marco paleoclimático y el manejo 1994 "Perigordien et Gravettien: L'Epilogue d'une con-
del programa CALPAL. No obstante, cualquier error que tradiction?" Prehistoire Européenne 6: 117-131.
se desprenda del texto es responsabilidad de su autora. DOMENECH, E.
2005 "La transición del Paleolítico Medio al Superior en
la Cova Beneito (Muro, Alicante). Recientes apor-
taciones." en: M. SANTONJA, A. PÉREZ-GON-
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R. Dinnis
Graduate School of Archaeology, University of Sheffield;
r.dinnis@sheffield.ac.uk
RESUMEN
ABSTRACT
Palabras Clave: Paleolítico Superior inicial. Auriñaciense. Gran Bretaña. Tecnología lítica. Bélgica.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
30
R. DINNIS
Fig.: 2. Britain during the Aurignacian, showing British sites that have yielded Aurignacian material. Coastline presumed to
be c.80 metres below current level and major river systems in and around the now submerged English Channel shown.
(For more information about this map, see Dinnis, in preparation.) Site key: 1. Kent’s Cavern, 2. Aston Mills, 3. Goat’s
Hole, Paviland, 4. Hoyle’s Mouth, 5. Ffynnon Beuno. 6. Uphill Quarry, 7. Hyaena Den.
lems associated with the antiquity of excavations that it likely relates to a contemporary (Aurigna-
and the lack of stratigraphic information available, cian) occupation (ibid.).
all artefacts identified are those that can be consid-
3. A small, late and geographically restric-
ered as fossils directeurs. At the three Welsh sites –
ted Aurignacian.
Paviland (Goat’s Hole), Hoyle’s Mouth and Ffyn-
non Beuno – typical burins busqués are a secure in- With the exception of Paviland, all of the sites
dicator of a late Aurignacian presence (Figure 2). in Figure 1 have yielded very few diagnostically
Likewise, the morphology of the osseous point from Aurignacian artefacts, with a total of 54 lithic arte-
Uphill Quarry Cave 8 is consistent with lozangic facts from all sites. Containing 48 of these artefacts,
points of the later Aurignacian of France (Jacobi & Paviland dominates the British Aurignacian, and is
Pettitt 2000), and a recent radiocarbon re-dating of the only site which can be referred to as an “assem-
31,730+/-250 (OxA-13716) confirms its Aurigna- blage”. However, it is misleading to refer to Pavi-
cian attribution (Jacobi et al. 2006). land as a major Aurignacian site in continental
terms.
In addition to these sites, an Aurignacian at
Kent’s Cavern is indicated by the presence of a Using the same criteria for selecting lithic mate-
‘Paviland burin’ (discussed further below). The rial as diagnostically Aurignacian, almost 150 arte-
small find-spot of Aston Mills is more tentatively facts were identified from just level 7 of the long
ascribed to the Aurignacian by the presence of a Aurignacian sequence at Abri Pataud in southwest-
nosed scraper with technological similarities to con- ern France. For the three levels that comprise the
tinental Aurignacian examples. Finally, an undiag- later Aurignacian (levels 6 to 8), this figure rises to
nostic osseous point from Hyaena Den has been more than 300. The material from level 7 at Abri
dated to 31,550+/-340 (OxA-13803) (Jacobi et al. Pataud is divisible into two discrete archaeological-
2006). Although undiagnostic, the similarity of its ly visible layers, each one showing an internal tech-
radiocarbon determination and its geographical nological homogeneity indicative of broadly con-
proximity to the point from Uphill Quarry indicate temporary occupation (see Chiotti 2005). If the ra-
31
"IT’S GRIM UP NORTH": SOME THOUGHTS ON THE BRITISH AURIGNACIAN
tio of diagnostically Aurignacian lithic artefacts to British assemblages carries any significance.
overall assemblage size is in any way consistent be-
Given the apparent lack of earlier Aurignacian
tween different sites, then just two discrete episodes
material in Britain, it is interesting to note the possi-
of occupation at this 93 square metre area of the
ble presence of earlier Aurignacian to the south of
Dordogne (Chiotti 2005:11) correspond to almost
the Channel River. Using comparison against well
three times the amount of activity observable in the
understood southern French assemblages as a guide,
entire British Aurignacian.
recent reappraisal of the large, palimpsest Aurigna-
Again, using the same selection criteria, similar- cian assemblage from Spy has indicated that the site
ly large numbers of diagnostically Aurignacian lith- was likely to have been the scene of at least two pe-
ic artefacts can be found in the large assemblages riods of later Aurignacian occupation, with an earli-
from Spy (Belgium) and Les Vachons (Charente, er Aurignacian also possibly represented (Flas et
France). Even the small open air site of Gohaud, al., in preparation). The lithic assemblages from the
situated at the mouth of the Loire in northwestern northern French sites of Grotte du Renne (Arcy-sur-
France, contains 31 diagnostically Aurignacian lith- Cure, Yonne) and Beg-ar-C’hastel (Finistère) con-
ic artefacts (personal observation). This minor as- tain material that is reminiscent of the earlier Aurig-
semblage, believed to represent a single occupation nacian of the south of France (ibid.). As Flas et al.
event (see Allard 1978), therefore contains c.60% rightly suggest, an earlier Aurignacian presence in
of the number of diagnostically Aurignacian lithic the north of France and Belgium is therefore a pos-
artefacts in the entire known British Aurignacian. sibility.
How should we interpret this lack of material? As stated, British Aurignacian material is of a
While glacial expansion at the Last Glacial Maxi- late Aurignacian character only. If an early Aurig-
mum (LGM) and the rise in sea levels since that nacian in the north of France is presumed, and giv-
time will certainly have destroyed some Aurigna- en the proximity of Beg-ar-C’hastel to the most
cian material, particularly in and around Wales, the southwesterly point of Britain, why is there no evi-
content of the known sites suggests that, in compar- dence for earlier Aurignacian occupation of
ison to regions further south, the Aurignacian occu- Britain? As recently emphasised by Stringer (2006),
pation of Britain was an extremely limited one. the Channel River would have been an extremely
important geographical feature of the north of
A study of the collections from the sites in Fig-
northwestern Europe, and would therefore have
ure 1 indicates that the Aurignacian presence in
played a role in determining the human geography
Britain is equivalent only to the continental later
of the Pleistocene. Indeed, it is possible that in the
Aurignacian. Those lithic artefacts found in abun-
past the river may have acted as a ‘barrier’ to occu-
dance in the early Aurignacian (e.g. ‘Aurignacian’
pation of Britain (ibid.: 169). Given the current evi-
blades, carinated scrapers etc.) are only present at
dence, it is plausible that the initial Aurignacian oc-
Paviland. The Paviland assemblage contains only
cupation of northern Europe stopped south of the
one possible Aurignacian blade and the three exam-
Channel River, with occupation further north occur-
ples of carinated scraper can all be described as
ring only during a later period.
‘atypical’ (Dinnis, forthcoming; Swainston
2000:101). Instead, the entire British Aurignacian In addition to the limited amount of material,
lithic assemblage is characterised by burins the apparent lack of an earlier form of Aurignacian
busqués, the related later Aurignacian Paviland and the significance of the Paviland burin (see be-
burin, and forms of nosed scraper; those artefacts low), one further noteworthy feature of the British
abundant in the late Aurignacian of continental Eu- Aurignacian is its geographical restriction. Aurigna-
rope. Presently, no early Aurignacian split-based cian material is only found to the west; in Wales
points have been identified in British collections. and western/southwestern England (see Figure 1).
With the new radiocarbon dates for the points from Given the presence of Early Upper Palaeolithic
Uphill and Hyaena Den, the entire corpus of Aurig- blade-leaf point assemblages and Gravettian Font-
nacian material in Britain points towards a later Au- Robert points in collections from across southern,
rignacian occupation only, an assertion made previ- south-eastern, eastern and central England (see Ja-
ously by Jacobi & Pettitt (2000). cobi 1980, 2007; Flas 2006) the absence of Aurig-
nacian material cannot be explained with reference
Interestingly, no burins des Vachons are present
to its lack of survival in the archaeological record.
in these assemblages. These artefacts are present as
far north as Spy (personal observation) and are Geographically, this western region is charac-
found only within the latest Aurignacian assem- terised by more upland topography with deeper riv-
blages from the south of France (Pesesse & Michel er valleys than the shallow valleys and rolling hills
2006). However, given the small data set available of England to the east. It would therefore appear
for study, it is unclear whether their absence from that Aurignacian populations were either entirely
32
R. DINNIS
Fig.: 2. Typical burins busqués from Ffynnon Beuno and Hoyle’s Mouth (see figure 1). Illustrations reproduced with kind
permission from A. David.
restricted to the upland west, or occupied the east have been commented upon by all those who have
so sparsely that they have become archaeologically studied the collection previously (Sollas 1913; Ga-
invisible. A similar absence from lowland areas is rrod 1926; Swainston 2000). Stephanie Swainston
not apparent to the south of the English Channel, (2000:110) correctly recognised them as Aurigna-
where Aurignacians occupied both upland and low- cian, and believed that they may be an idiosyncratic
land areas, and in doing so left characteristically artefact unique to the Aurignacian of Paviland.
Aurignacian artefacts in the archaeological record
The improvement in our understanding of Au-
(see Brou et al. 2006:90). Restriction to this one
rignacian lithic technology over the past ten years
(homogeneous) form of landscape is again indica-
(e.g. Lucas 1997; Chiotti 2000, 2003; Hays & Lu-
tive of a small-scale and potentially short-term oc-
cas 2001; Le Brun-Ricalens et al. 2005, 2006; Flas
cupation.
et al. 2006; Pesesse & Michel 2006) has now en-
As Flas (in press) has speculated, it is possible abled these artefacts to be recognised as discarded
that this geographical restriction of the British Au- bladelet cores sharing similarities with, but distinct-
rignacian may be related to differential environ- ly different from, burins busqués1. These artefacts
ments in the west and east of MIS 3 Britain. Archa- have now also been identified in the Aurignacian of
eologically, the presence of similar Aurignacian ar- Kent’s Cavern (see Figure 1) and in the Aurigna-
tefacts in Britain and continental Europe to the cian assemblages from Spy and Trou Magrite in
south (osseous points, small bladelets inferred from Belgium. I have named them ‘Paviland burins’
burin busqué/Paviland burin cores) would certainly (Dinnis forthcoming) and two examples from Pavi-
suggest that their identifiable methods of subsisten- land are shown in Figure 3. So far, 40 examples
ce were not drastically different, and by extension have been identified in these four Aurignacian as-
that their environments were not incomparable. Gi- semblages: 22 from Paviland; one from Kent’s Cav-
ven the fluctuating climate of mid-to-late MIS 3 ern; 13 from Trou Magrite; and four from Spy.
(Barron et al. 2003), and if it is presumed that the
Of particular interest, and hopefully the subject
occupation of Britain took place during a period of
of further research, are the possible geographical
relatively mild climatic conditions, it may have
and temporal ranges of the Paviland burin tech-
been that Aurignacians in the far north were on the
edge of their favoured environment, rather than out-
side of it.
1
Like burins busqués, the Paviland burin method often uses a
flat burin scar as the platform for the detachment of bladelet re-
4. The Paviland collection and Aurignacian movals. However, unlike in the busqué method, this removal is
bladelet production in the north of north- applied on the dorsal face and the resulting bladelet removals
are struck obliquely across the width and thickness of the blank
western Europe. and towards the ventral surface. In addition, the flat burin re-
One of the more intriguing aspects of the domi- moval is applied on the left hand side of the blank, unlike the
busqué method where this removal is usually aligned to the right
nant Paviland lithic assemblage is the presence of a
(See Dinnis forthcoming for a full technological description,
series of artefacts that show a consistent and regular discussion and comparison of burins busqués and Paviland
series of inverse (ventral) removals. These artefacts burins.)
33
"IT’S GRIM UP NORTH": SOME THOUGHTS ON THE BRITISH AURIGNACIAN
Fig.: 3. Paviland burins from Paviland. Illustrations reproduced with kind permission from J. Wallis.
nique. Interestingly, Paviland burins are entirely ab- probably for short periods of time when climate al-
sent from the two major and one minor French as- lowed. My own work indicates that this is likely to
semblages studied as part of my doctoral work be true of the Aurignacian. In light of the nature of
(Abri Pataud, Les Vachons and Gohaud respective- the limited amount of evidence, the British Aurig-
ly). A literature search indicates that they are absent nacian should be understood in terms of short-term
from published accounts of most other major south- and small-scale occupation or occupations, con-
ern French assemblages (see Dinnis forthcoming for fined only to the late Aurignacian of the continent.
details), and dialogue with several French col- Given what appears to be the brevity of the British
leagues suggests that this absence is real and not Aurignacian, this is likely to have occurred during
due to the selection of more ‘typically Aurignacian’ one (or, perhaps, more) of the warmer periods ob-
artefacts for illustration. The geographical range of servable in the climate records of the North At-
the Paviland burin technique is at present unclear, lantic.
although their presence in Belgium and Britain, and
Much research remains to be carried out in or-
in particular their dominance of the Aurignacian
der that a complete understanding of the Aurigna-
lithic assemblages of Paviland and of Trou Magrite,
cian of the north of western Europe is to be achie-
suggests some technological relationship between
ved. In particular, the presence of the Paviland bu-
the regions. In terms of the palaeogeography of
rin bladelet production technique in the late Aurig-
northwestern Europe, this again suggests that the
nacian of Britain and Belgium may be indicative of
Channel River basin may have played an important
an occupation centred around the now submerged
role in determining the human geography of the pe-
Channel River. Hopefully, as a result of further
riod. Future research will examine the hypothesis
work both planned and currently being undertaken,
that their distribution centres on the Channel River
the exact geographical and temporal ranges of the
and its tributaries.
Aurignacian settlement of the northern fringe of Ice
5. Conclusions. Age Europe can begin to be understood.
In recent years, new analyses of a number of 6. Acknowledgements.
British Upper Palaeolithic sites have increased our
understanding of periods when humans were oper- Special thanks to Dr. Paul Pettitt for his continu-
ating within Britain (e.g. Jacobi 2007; Pettitt, in ing support, to Dr. Roger Jacobi for his encourage-
press). It is now clear that Upper Palaeolithic ment and for sharing his knowledge of the British
groups occupied Britain only sporadically and Upper Palaeolithic, and to Dr. Damien Flas for his
34
R. DINNIS
help with some of the finer points of the French lit- FLAS D.
2006 La transition du Paléolithique moyen au supérieur
erature and for guiding me towards two Paviland dans la plaine septentrionale de l’Europe: les
burins in the collection from Spy. Also thanks to problématiques du Lincombien-Ranisien-
Dr. Flas, Dr. Laurent Chiotti, Dr. Jean-Guillaume Jerzmanowicien. Université de Liège, 2006, Thèse
de Doctorat, 2 vol.
Bordes and Mr. Alexandre Michel for their help in press The Lincombian-Ranisian-Jermanowician and the
with understanding the technology of Aurignacian limit of the Aurignacian spreading on the northern
burins. All mistakes here are my responsibility European plain. In F. Djindjian, N. Bicho & J. K.
Kozłowski (eds.), Paleolithic Hunter-Gatherers
alone. Also thanks to the staff at the museums I Concept of Territory, Proceedings of the XVth
have worked at in France, Belgium and Britain. Fi- UISPP congress (Lisbon, 2006), Colloquium 16.
nally, thanks to Paloma de la Peña for inviting me FLAS, D., MILLER, R. & JACOBS, B.
2006 Les “burins” de l’Atelier de débitage aurignacien
to speak at the conference and for her delicious de Maisières-Canal (Province du Hainaut,
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ArchéoLogiques 1.
35
"IT’S GRIM UP NORTH": SOME THOUGHTS ON THE BRITISH AURIGNACIAN
RESUMEN
A jazida de Vale Boi, situada no extremo sudoeste da Península Ibérica, tem documentado, ao longo
da última década de investigação, uma constante ocupação humana desde o final do Paleolítico Médio até
inícios do Holocénico. A ocupação gravetense da jazida algarvia é a principal evidência de ocupação humana
junto à costa atlântica meridional. O estudo dos restos osteológicos das comunidades gravetenses revelou
uma dieta diversificada, rica em recursos terrestres e aquáticos, decorrente de uma relativa proximidade com
a costa atlântica. O presente trabalho foca o estudo tecnológico, tipológico e funcional da indústria lítica gra-
vetense, procurando evidenciar características estilísticas que, já denunciadas em período Solutrense pela in-
dústria lítica e pela utensilagem em osso, a correlacionam com ocupações penecontemporâneas na Estrema-
dura portuguesa e no Levante espanhol.
ABSTRACT
The archaeological site of Vale Boi, located in the Southwest tip of the Iberian Peninsula, has been
revealing itself, along the last decade of research, as a place of continuous human occupation since the Mid-
dle Paleolithic to the beginning of the Holocen. The Gravettian occupation, in the south of the Portuguese ter-
ritory, it is the main evidence of the human occupation close to the southern Atlantic coast. The study of the
bone remains reveal a diverse diet based on terrestrial and aquatic resources allowed by the relative proximity
to the ocean. The main purpose of the present work is to analyze the technological, typological and functional
characteristics of the lithic industry of the gravettian layers, to support the hypothesis of stylistic connections,
already indicated for Solutrean with the Portuguese Estremadura and the Spanish Mediterranean.
Palabras Clave: Paleolítico Superior. Gravetiense. Vale Boi. Industria Lítica. Traceologia.
Keywords: Upper Paleolithic. Gravettian. Vale Boi. Lithic tools. Use-wear analysis.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
38
JOÃO MANUEL MARREIROS
vestígios à superfície dispersos ao longo de toda a comunidades de Vale Boi baseada em espécies
vertente numa área superior a 10 000 m2. Os como: o veado (Cervos elaphus), cavalo (Equus
trabalhos de sondagem e posteriormente escavação caballus), cabra (Capra sp.), boi (Bos primigenius)
do depósito, que decorrem desde o verão de 2000, e o javali (Sus scrofa). Contudo, relata-se também a
revelaram, com base em quatro níveis existência de outros mamíferos como: a raposa
estratigráficos claramente definidos, uma longa (Vulpes sp.), o asno (Equus Hyndruntinus) e
sequência cultural desde o final do Paleolítico possivelmente o lince ibérico (Felis pardina), e
Médio até ao Neolítico (Fig. 2): espécies de aves de porte mediano ainda a
determinar (STINER, 2003; MANNE et al., 2006).
1. Nível de argilas amarelas com presença
diminuta de utensílios líticos e restos faunísticos -
ainda de cronologia incerta, porém admitida a
hipótese da presença de um contexto Moustierense.
2. Nível de argilas vermelhas, ostentando uma
relevante abundância de restos faunísticos e líticos
remetentes para o Paleolítico Superior Inicial.
3. Nível de argilas muito compactas e coloração
castanha que albergam um registo arqueológico
rico. Neste nível regista-se a subdivisão entre uma
ocupação gravetense e um sub-nível correspondente Fig.: 3. Corte esquemático do sítio arqueológico: 1 –
ao intervalo entre o Proto-Solutrense e o Abrigo; 2 – Vertente; 3 – Terraço; 4 – Ribeira.
Magdalenense final. Durante o período Gravettense a exploração dos
4. No nível mais superficial, de sedimentos recursos alimentares recai essencialmente sobre a
arenosos, regista-se a existência de estruturas e caça do coelho (Oryctolagus cuniculus) e acentua-
materiais pertencentes ao neolítico antigo. se a exploração de recursos aquáticos
aprovisionados na costa atlântica situada a cerca de
2 km do acampamento. Espécies aquáticas como o:
Mytilus edulis, Patella vulgata, Patella
ulyssiponensis, inseriam-se na dieta da comunidade
e outras como a: Littorina obtusata, Pecten
maximus e Trivia monacha eram utilizadas como
adornos.
Paralelamente a esta realidade, e não obstante
toda a utensilagem lítica que compõe a jazida
paleolítica, diversos utensílios em osso foram
recuperados, na sua maioria oriundos de níveis
gravetenses (ÉVORA, 2007; BICHO et al., 2004).
Fig.: 2. Corte estratigráfico do terraço. Uma cascalheira
marca a transição Gravetense-Solutrense. 4. Indústria lítica.
Os trabalhos desenvolvidos, nos últimos três 4.1. Paleotecnologia.
anos de escavação, permitiram assumir a existência Embora se verifique a existência de níveis
de três espaços distintos no sítio arqueológico, dois gravetenses no abrigo e vertente, os materiais líticos
residenciais: o Abrigo, que seria composto por uma aqui apresentados resultam apenas dos trabalhos
pala proeminente do imponente afloramento efectuados na área do Terraço.
calcário, e o Terraço, formado pelo aluvião da
4.1.1. Matérias-primas.
ribeira que corre na base do vale. Por sua vez, a
vertente, situada longitudinalmente entre estes dois As matérias-primas utilizadas pelas
espaços, corresponderia a uma zona de despejo. comunidades gravetenses foram na sua maioria
Esta divisão tripartida do espaço é corroborada pela aprovisionadas em jazidas situadas dentro da área
descoberta de duas estruturas de combustão, uma geográfica que acolhe o sítio arqueológico,
no abrigo (de idade Solutrense) e outra no terraço privilegiando os recursos a volumes existentes nas
(de idade Gravetense), e por elevados índices de proximidades do local de acampamento.
fragmentação de material lítico e ósseo subtraído O sílex é a matéria-prima mais recorrente em
dos níveis arqueológicos da vertente. toda a colecção. Os nódulos siliciosos,
O excelente estado de preservação da fauna aprovisionados em posição secundária, são
possibilitou identificar uma dieta alimentar das extraídos de jazidas locais situadas ao longo de
todo barlavento litoral algarvio. (VERISSIMO,
40
JOÃO MANUEL MARREIROS
RESUMEN
El estudio sobre el pasado histórico de Araba ha sido de gran interés para los investigadores ya desde
mediados del S.XIX. Nos basamos en la prospección como medio de recuperación y reconocimiento de luga-
res y materiales arqueológicos; no sin antes documentarnos sobre las actuaciones arqueológicas anteriores y
los trabajos en materia de paisaje de las zonas propuestas a estudiar por nosotras. De este modo, la prospec-
ción adquiere el grado de vía de investigación. Elegimos la etapa cultural del Paleolítico superior y el territo-
rio histórico de Araba porque pensamos que es el que más necesidad de renovación necesita debido a tópicos
como vacío ocupacional por una rigurosidad climática o al escaso desarrollo de sistemas cársticos. Entende-
mos este proyecto como una vía de superación de los diversos impedimentos que actualmente apreciamos en
la interpretación prehistórica de Araba, mediante un análisis de los ecosistemas y una definición analítica de
los materiales líticos recuperados.
ABSTRACT
The study about the historical past of Araba was very interesting for the investigators since the midle
XIX century. We think that the prospection is a way of recuperate and recognize archaeologic materials and
the possibly archaeological sites. We started this work like a continuation of ours predecessors. But before
that, we saw the previous investigations about archaeologic actuations and paisagistic investigations. In this
way, the prospection is an investigation in hersef. We choice the cultural age of superior Paleolithic and the
place of Araba because we think that is the more necessary about the topics of climatical severity and the ab-
sence of cave sites. We understand this proyect like an improvement way about differents impediments that
we see prehistoric interpretation of Araba, through an analysis of ecosystems and an analytic definitions of
the litics materials that we recover.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
44
MAITE GARCÍA ROJAS – MARÍA IZQUIERDO CAMISÓN
Estudios claves para esta problemática, como sino como Fuente de estudio de unos espacios. Es-
los realizados por A. Tarriño y M. Aguirre sobre pacios que supusieron la base económica de aque-
los afloramientos silíceos en cuanto a la detección llas sociedades. De esta forma, la prospección no
de los mismos y su manipulación y configuración queda relegada a una herramienta de búsqueda de
de los artefactos, mas otras investigaciones de ca- yacimientos o de recolección de materiales, sino
rácter tipológico de los útiles adscritos a estas cro- que adquiere el grado de vía de investigación. Es
nologías como los realizados por A. Saénz de Bu- decir, el ser humano en su dinámica de gestión del
ruaga, J. Fernández Eraso, I. Barandiarán, A. Cava, medio, lo va modificando en función a unas necesi-
M. Beorlegui, entre otros. Han conseguido que el dades, agudizándolas a medida que las estrategias
panorama actual, en cuanto al paleolítico superior elegidas son cada vez mas complejas, De este
se refiere en Araba, difiera mucho con el de hace modo, a medida que avanzamos en el tiempo, y con
algunos años, constituyéndose así unas verdaderas el surgimiento de las sociedades productoras, el
líneas de investigación donde se intenta profundizar paisaje va tomando unos matices cada vez más an-
en la problemática de esclarecer cual fue el papel tropizados, Si conseguimos reconocer estos testi-
del actual territorio de Araba para las sociedades monios podemos leer el propio paisaje en términos
paleolíticas. históricos.
Nosotras siguiendo sus pasos, comenzamos el
presente proyecto con la intención de aportar nue-
vas evidencias que permitan aportar nuevos datos al
conocimiento prehistórico en el País Vasco. Cen-
trando las actividades de prospección como eje ver-
tebrador del mismo, ya que entendemos a las pecu-
liaridades paisajísticas como elemento determinista
para el optimo desarrollo del trabajo.
2. Hipótesis de estudio y metodología de
intervención:
Como punto de partida, nos es imposible conce-
bir a aquellas sociedades superopaleolíticas al mar-
gen de su entono. Es decir, entendemos el espacio
físico como agente activo en la definición de las di-
versas estrategias acometidas por parte de las socie-
dades paleolíticas; encontrándonos así, ante la posi- Fig.: 1. mapa con las zonas elegidas en las prospeccio-
bilidad de reconstruir un entorno y su gestión; es nes.
decir, comprendiendo un espacio geográfico en tér- Esta visión del paisaje, hace que se configure
minos ecológicos podemos llegar a intuir y valorar una idea más dinámica sobre las sociedades pasa-
la importancia que supuso el territorio dentro de las das, en este caso, y centrando nuestro estudio en el
pautas de supervivencias de los grupos cazadores- Paleolítico superior, las posibles modificaciones del
recolectores paleolíticos y derivado de ello la orga- paisaje quedan atenuadas, en primer lugar, por el
nización social, económica y cultural. amplio lapso de tiempo pasado, en segundo lugar, a
Si entendemos a los grupos cazadores-recolec- la capacidad o necesidad de dichos grupos de mo-
tores como individuos organizados, con estrategias delarlo y a nuestra propia capacidad de reconocer o
preestablecidas para una optima gestión de los dis- entender un medio físico muy cambiado a conse-
tintos recursos, dichas estrategias estarán posible- cuencia de unos agentes climáticos – los paisajes
mente estructuradas en torno a una estacionalidad pleistocénicos difieren de unos holocénicos – ade-
determinada por momentos de mejora climática o más de la intensiva presencia humana que en los úl-
en función del control de distintas manadas de un- timos tiempos han remodelado completamente su
gulados, cápridos, équidos o demás animales recu- aspecto.
perados en distintos yacimientos de la vertiente can- Aun así, el estructurar un estudio sobre el paleo-
tábrica, y no es difícil de suponer que los espacios lítico basándonos en aspectos paisajísticos implica
elegidos en este proyecto (mapa 1), estuvieran den- la renovación de los aspectos teóricos de compren-
tro de sus planes de actuación, y de cómo estos es- sión de este periodo. Y es el territorio histórico de
pacios vendrían a complementar una movilidad in- Araba el elegido como marco espacial para desa-
trínseca para con su modo de vida, práctica entendi- rrollar este estudio porque, opinamos, que es el que
da como nomadismo. mayor necesidad de renovación precisa, debido a
Entendemos la prospección no como una prácti- tópicos como el vacío ocupacional a consecuencia
ca aleatoria de recuperar materiales arqueológicos de una rigurosidad climática o al escaso desarrollo
45
DINÁMICAS DE POBLAMIENTO Y EJES DE TRÁNSITO DE LOS CAZADORES-RECOLECTORES...
de sistemas carsticos, pues al estar privados de unas tión de los recursos fitológicos, zoológicos y habi-
secuencias estratigráficas completas que faciliten la tacionales.
adscripción cronocultural de los distintos materia-
Nos referimos a esta complementariedad en tan-
les, hace que sea necesario apoyarse en otros me-
to en cuanto que Bizkaia y Gipuzkoa cuentan con
dios para poder llegar al grado de definición que
un bagaje de conocimiento prehistórico mayor que
nos ofrece por ejemplo una cueva.
el alavés, no por el hecho de la inexistencia de yaci-
Pero el no tener sistemas cársticos que guarden mientos, sino porque su rastreo es complejo.
grandes yacimientos, nos ofrece la oportunidad de
3. Descripción de las áreas elegidas y re-
desarrollar la misma practica arqueológica pero
sultados de la prospección.
desde otro punto de vista más dinámico y con mu-
chos mas factores a relacionar, vinculando en un es- El principal área de estudio esta constituido por
pacio diferentes aspectos, a saber, movilidad, esta- la cuenca del Zadorra. Este río nace en la sierra de
cionalidad, gestión de un entorno, explotación de Entzia, surca de este a suroeste la Llanada alavesa,
recursos, accesibilidad, en definitiva, la adecuación comunicándola con el sinclinal de Treviño y desem-
al medio por unos grupos humanos que a conse- boca en el río Ebro. Es su tramo medio-bajo al que
cuencia de unas necesidades, intervendrán en este mayor atención hemos prestado por la cercanía de
de una forma u otra, y viceversa, en función de unas los afloramientos silicios y por presentar dos claras
ofertas brindadas por ese medio, los mecanismos de morfologías de paso, siendo estas las formadas por
explotación variarán en sentido u otro. los montes de Vitoria, al norte y el paso de Armi-
ñon, al sur.
Con este propósito entendemos este proyecto
como una vía de superación de los diversos impedi- Las razones por la que nos hemos centrado en
mentos que actualmente apreciamos en la interpre- este contexto son, por un lado, la escasez de eviden-
tación prehistórica en Álava, mediante un análisis cias arqueológicas de grupos humanos superopaleo-
de los diversos ecosistemas y una definición analíti- líticos, y por otro, a la cercanía de talleres líticos,
ca de los materiales líticos recuperados, poder lle- como el de Prado (burgueta) de cronología grave-
gar a expresar un esquema coherente del paleolítico tiense mas los de Araico, Grandival, Ozana y Mon-
superior. tes de Vitoria que aun de dudosa adscripción cro-
nocultural no excusa de aguardar evidencias paleo-
Y es que estamos convencidos que la carencia líticas. Por último, la falta de relieve que enmarque
de evidencias paleolíticas en Alava no es un reflejo espacios reducidos en el resto del territorio hizo
de una escasa actividad por parte de los grupos ca- que nos decantáramos por esta zona.
zadores-recolectores de entonces, sino por una falta
de adecuación metódica a las características paisa- Para comenzar con el trabajo de campo se reco-
jísticas de los distintos espacios y de su actual dedi- piló la información bibliográfica relativa al marco
cación económica. espacial elegido. A continuación, se procedió con
un método sistemático y exhaustivo de prospección
En cuanto a la metodología utilizada, está es- visual. Para ello diseñamos unas fichas donde se
tructurada en función del propio entorno. Si obser- describía las peculiaridades paisajísticas, prestando
vamos el País Vasco en su conjunto apreciamos la especial cuidado en recoger la información perti-
presencia de costa, amplios valles y zonas mas ele- nente al carácter geomorfológico en cuanto a com-
vadas de alineaciones montañosa en una superficie posición sedimentológica, litológica y estructura-
relativamente reducida. Al norte se ubican las zonas ción geológica. Y para finalizar, otra sección dedi-
mas accidentadas, de valles encajados dispuestos de cada a cuestiones arqueológicas como localización,
forma paralela y conforme vamos avanzando al in- dispersión e inclusión de elementos cuantitativos y
terior peninsular, dichos valles se amplían forman- cualitativos para la definición de las evidencias
do zonas de llanura que dan paso a la depresión del materiales.
Ebro o al interior meseteño.
Una vez en el campo y siguiendo con la división
Ambos extremos tradicionalmente estaban sepa- de las actuales parcelas de cultivo se les dio un nu-
rados por la divisoria de aguas que suponía una ba- mero de registro a cada una de ellas, de las cuales
rrera tanto paisajística como cultural. Pero a raíz de tres dieron resultados positivos.
nuevas aportaciones del estudio de la procedencia
de de las materias primas, como por ejemplo las re- Estas, se ubican en las inmediaciones del río Za-
alizadas en los yacimientos de BolinKoba, Antiliña- dorra dispuestas longitudinalmente en la margen
ko Koba, en Bizkaia y Labeko Koba, en Gipuzkoa, derecha, debido a un mayor grado de visibilidad, en
confirman la idea de que Araba fue un espacio que cambio, su margen opuesta mas antropizada, dieron
vendría a complementar la diversidad abiótica res- resultados negativos.
pecto a los espacios costeros. Y por tanto, la ges-
46
MAITE GARCÍA ROJAS – MARÍA IZQUIERDO CAMISÓN
El número total de piezas son de 224. Donde se en estrecha relación con momentos iniciales de cul-
encuentran representadas todas las evidencias pro- turas post-paleolíticas insertas ya en el Holoceno.
ducidas en una cadena operativa.
Como material retocado, contamos con un nú- 6. Bibliografía.
mero reducido de piezas, siendo 9 instrumentos AGUIRRE, M.; LOPEZ QUINTANA, J. C.; SÁÉNZ DE
bien configurados. 3 fragmentos de laminillas de BURUAGA, A.:
dorso (LD21) y 6 raspadores (G11) a los que pode- 1998-2000 “Medio ambiente, industrias y poblamiento prehis-
tórico en el Urdaibai (Gernika Bizkaia) del Würm
mos dar una caracterización tipológica. El resto son reciente al Holoceno medio”. Illunsar, 4:13-38.
soportes con retoques en su mayoría simple y BARANDIARÁN, J. M.; FERNANDEZ DE MEDRANO, D.
abrupto, que a modo de esbozo o útiles mal logra- 1971 “Investigaciones arqueológicas en Alava,
1957-1968”. Vitoria-Gasteiz: Instituto Sancho el
dos están insertos dentro de la dinámica de trabajo Sabio. Caja de Ahorros municipal de la ciudad de
de un taller. Vitoria, 87-90.
MALUQUER MOTAS, J.
1971 “Las comunidades prehistóricas alavesas y su pro-
blemática”. Vitoria-Gasteiz: Instituto Sancho el Sa-
bio. Caja de Ahorros municipal de la ciudad de Vi-
toria, 13-25.
FERNANDEZ ERASO, J.; SÁENZ DE BURUAGA, A.
2006 “Notas preliminares sobre el conjunto industrial de
superficie de Gustal. (valle de Valderejo, Alava)”.
Estudios de Arqueología Alavesa, 23: 1-16.
GARCÍA SANCHIDRIÁN, L.
2005 Introducción al reconocimiento y análisis arqueo-
lógico del territorio. Barcelona: Ariel Prehistoria.
SÁENZ DE BURUAGA, A.
1989 “Cueva de Arrillor (Múrua-Zigoitia). I campaña de
excavaciones”. Arkeoikuska-89: 11-16. Vitoria-
Fig.: 3. Gasteiz: Gobierno Vasco, Departamento de Cultu-
ra.
5. Conclusiones: 1996 “La Antigüedad prehistórica”, en A. RIVERA (co-
ord.): Álava. Nuestra Historia. Bilbao: El Correo
Una vez expuesto todo lo anterior, podemos de- Español, 33-56.
cir que partiendo del estudio del paisaje en términos 2000 “El Paleolítico inferior y medio en el Pais Vasco.
históricos, entendemos el mismo como fuente prin- Síntesis de datos y algunas impresiones”. SPAL, 9:
49-68.
cipal de información. Araba se escapa a las tradi- 2004 “Las primeras manifestaciones del Paleolítico su-
cionales teorías de ocupación del territorio, sobreto- perior antiguo en Araba y la explotación de las ma-
do a las exportadas de sus territorios vecinos cómo terias primas silíceas: algunas reflexiones”. Estu-
dios de Arqueología Alavesa, 21: 1-16.
Bizkaia y Gipuzkoa, donde las cuevas son el primer SÁENZ DE BURUAGA, A.; GARCÍA ROJAS, M.; RETO-
foco de interés para el período cronocultural que LAZA, I.
nos ocupa, el Paleolítico Superior. En este caso, y 2005 “Aproximación a la interpretación tecno-tipológica
del conjunto industrial de tradición gravetiense de
privados de sistemas cársticos, son las ocupaciones Prado (Burgeta, Araba)”. Estudios de Arqueología
al aire libre las que suponemos que predominaron Alavesa, 22.
en este entorno. LAPLACE, G.
1972 “La typologie analytiqueet estructurale: base ratio-
Debido a la mencionada carencia de secuencias nalle d´etude des industries lithique ei
osseuses”.Banques des dones archeologiques co-
estratigráficas, pensamos que el método analítico lloques nationaux (Marsella 12-14 juli 1972),
diseñado por G. Laplace basado en el materialismo 91-113. Paris: Centre nacional de le recherche
dialéctico es el que mejor se ajusta para resolver scientifhique.
TARRIÑO, A.; AGUIRRE, M.
esta problemática, pues la flexibilidad y el grado de 1997 "Datos preliminares sobre fuentes de aprovisiona-
definición que proporciona este método permite po- miento de rocas silíceas en algunos yacimientos
ner en relación todas la evidencias materiales, lle- paleolíticos y postpaleolíticos del sector oriental de
la cuenca vasco-cantábrica". Veleia, 14: 101-116.
gando a constatar diferencias y semejanzas en cuan- TARRIÑO, A.
to a los criterios morfológicos, tecnológicos y por 2001 “El sílex en la cuenca vasco cantábrica y Pirineo
consiguiente tipológicos, que permiten definir los navarro: caracterización y su aprovechamiento en
la Prehistoria”. Tesis de doctorado. Facultad de
conjuntos industriales. Ciencias. UPV-EHU. Leioa (Bizkaia).
VALLESPÍ PEREZ, E.J.
Siguiendo esta línea de investigación, hemos 1966 “Las investigaciones prehistóricas en la provincia
podido constatar un cierto número nada desdeñable de Alava”. Estudios de Arqueología Alavesa, 1.
de evidencias líticas adscribibles al Paleolítico Su- 1968 “Talleres de silex al aire libre en el Pais Vasco me-
ridional”. Estudios de Arqueología Alavesa, 3:
perior desde el Gravetiense, en relación al taller de 7-25.
Prado (relativamente cercano a las áreas
estudiadas).
Y a momentos avanzados del Magdaleniense final
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 49-56
João Cascalheira
Universidade do Algarve; jmcasca@hotmail.com
RESUMEN
En este trabajo se presentan los resultados preliminares de de la aplicación del método de análisis de
los atributos tecnológicos a los materiales líticos solutrenses del abrigo paleolítico de Vale Boi. El objetivo
primordial del estudio es el conocimiento general de los padrones de explotación de las diferentes rocas, así
como la caracterización de las respectivas cadenas operativas.
ABSTRACT
This paper focus on the technological aspects of the solutrean lithic assemblage from the Upper Pale-
olithic site of Vale Boi – Abrigo. The main goal of this study, still preliminary, is to obtain a general knowl-
edge of the patterns of exploitation of the different raw-materials, as well as the characterization of the choic-
es taken in the reduction sequences.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
50
JOÃO CASCALHEIRA
termos tecnológicos à colecção. Os padrões de va- tuito de os agrupar por categorias tecnológicas –
riabilidade aqui apresentados carecem, portanto, de núcleos, debitagem (lascas, lâminas e lamelas), pro-
comprovação estatística efectiva e da inclusão dos dutos de preparação e manutenção dos núcleos e
dados relativos aos materiais recolhidos nas cam- restos de talhe. Dada a nulidade, quase absoluta, de
panhas posteriores, cujo estudo e resultados se informação tecnológica presente nos restos de talhe
apresentarão brevemente. (Bicho, 2006a), estes foram apenas contabilizados e
separaram-se então, para o estudo dos atributos de
2. Objectivos e metodologia da análise tec-
natureza tecnológica, unicamente as outras três
nológica de atributos.
classes supra referidas, sendo preciso, por con-
O principal objectivo na aplicação da análise sequência, escolher uma metodologia de análise
tecnológica de atributos a uma qualquer colecção lí- que pudesse conduzir, através de uma leitura de-
tica em geral, e aos materiais de Vale Boi em parti- talhada dos atributos, a um reconhecimento dos es-
cular, é a obtenção de uma visão geral das estraté- tigmas tecnológicos. Foi assim levada a cabo a ela-
gias de exploração das matérias-primas, pretenden- boração de duas grelhas uniformizadas de atributos
do posicionar cada resíduo talhado no interior da (uma relativa unicamente aos núcleos e a outra à
respectiva cadeia operatória de produção, através debitagem e produtos de preparação e manutenção
do processo que Tixier et al. (1980) haviam deno- dos núcleos), cuja escolha representa uma variação
minado de “reestruturação mental” e para o qual da apresentada por Bicho (2000).
Pelegrin (1986) propõe a designação de “remonta-
gem mental”. A aplicabilidade deste método conta Assim, no que diz respeito ao estudo dos núcle-
já com alguns exemplos, dos quais se destacam o os, estes foram identificados segundo a sua prove-
trabalho de Bicho (2000) sobre o Paleolítico Supe- niência e classificados pela sua matéria-prima e se-
rior final de Rio Maior, (Estremadura portuguesa), gundo a sua tipologia morfotécnica. Em relação à
em que o processo esteve na base da análise da va- morfologia foram ainda registadas as dimensões
riabilidade tecnológica de um conjunto de sítios do (espessura, largura, altura e comprimento máximo
Tardiglacial português; ou o de Ferring (1988), que do plano de debitagem), o peso, e o formato aproxi-
a partir deste tipo de abordagem em colecções pro- mado da secção. Tomou-se também nota do tipo de
venientes da região do Negev, definiu padrões de suporte, tipo de plataforma, presença ou ausência
transformação no interior das indústrias do Paleolí- de vestígios de abrasão da cornija, quantidade de
tico Superior do Levante. córtex (apresentada em intervalos percentuais para
maior facilidade na análise), tipo de produtos extra-
No caso dos materiais aqui tratados, a identifi- ídos, número de levantamentos efectuados, e por
cação de padrões de variabilidade nas cadeias ope- fim, a razão do seu abandono. Todos os atributos
ratórias e modos de exploração das diferentes maté- mencionados foram, no caso dos núcleos com mais
rias-primas é feito intra-sítio, o que permite levantar de um plano de percussão, examinados mediante o
outro tipo de questões que constituem, também estabelecimento de um plano principal de debita-
elas, de certo modo, objectivos concretos deste tipo gem através do qual se orientou o artefacto.
de abordagem. São eles, entre outros, a integração
dos padrões encontrados em esquemas tecnológicos Para a debitagem manteve-se igualmente a iden-
propostos para Portugal em particular, e para a Pe- tificação por proveniência e matéria-prima e atribu-
nínsula Ibérica em geral; discussão da validade con- iu-se a cada peça uma classe tecnológica específica,
ceptual da dicotomia entre estratégias de debitagem de onde importará apenas salientar, uma vez que os
com suportes preferenciais e estratégias ditas de restantes conceitos aparecem presentes em Tixier et
“produção em massa”; compreensão dos processos al. (1980) e Tixier (1974), as lascas de adelgaça-
de formação do próprio sítio, através da observação mento bifacial, cuja definição é dada por Bicho
dos padrões de fragmentação da colecção; esque- (2006a). Foram depois registados diversos elemen-
matização da sequência crono-cultural solutrense tos (métricos e qualitativos) da sua morfologia,
do sítio, mediante a análise tecno-tipológica dos de- como as dimensões (espessura, largura e compri-
nominados fósseis-directores; análise intra-sítio da mento), a morfologia dos bordos, a secção e o perfil
utilização do espaço em termos funcionais; compre- (definições e medidas tomadas de Zilhão, 1997).
ensão dos modos de gestão dos recursos e dos mo- Verificou-se ainda a presença ou ausência de lábio,
delos de movimentação no território; questionamen- o tipo de talão, o tipo de acabamento distal, e, pro-
to de modelos teóricos como a dualidade entre tec- curando obter esclarecimento sobre as estratégias
nologias expedientes e tecnologias de gestão. de debitagem e de preparação dos planos de debita-
gem observou-se a localização e a quantidade de
Ora, em termos metodológicos, e pretendendo o córtex (categorias percentuais semelhantes às dos
presente estudo incidir sobre a diversidade morfoló- núcleos), e o número e padrão de levantamentos da
gica de todos os elementos constituintes da co- face dorsal, “testemunhos de uma breve sequência
lecção, a primeira abordagem ao conjunto teve o in- antecedente, [que] pode[m] permitir, pela reconsti-
51
TECNOLOGÍA LÍTICA SOLUTRENSE DO ABRIGO DE VALE BOI (ALGARVE, PORTUGAL): RESULTADOS...
tuição mental de uns em relação aos outros e ao exclusiva como lixeira (Cascalheira et al., no prelo)
bloco bruto, a reconstrução do agenciamento orde- (Fig. 2).
nado de que eles constituem os restos” (Pelegrin,
1986). Alguns destes atributos não puderam ser
sempre registados, nomeadamente no que diz res-
peito a fragmentos proximais ou distais de lasca, lâ-
mina ou lamela, a alguns elementos de manutenção
e preparação dos núcleos, e particularmente às clas-
ses referentes às bigornas e fragmentos de bigorna,
das quais só se observaram as categorias proveniên-
cia, matéria-prima, classe e dimensões.
Fig.: 2. Corte esquemático de Vale Boi.
3. Vale Boi.
3.1. Abrigo.
Localizado no extremo ocidental da Península
Ibérica, a cerca de 2 km da actual linha de costa, o O enquadramento geológico da região envol-
sítio arqueológico de Vale Boi foi descoberto em vente de Vale Boi é marcado, sobretudo, pela pre-
1998 durante trabalhos de prospecção nos vales flu- sença de um substrato rochoso calcário, formado
viais que cortam o maciço calcário da actual Costa durante o Jurássico, que corta, no sentido Este-Oes-
Vicentina (Bicho, 2003). Com uma dispersão de te, toda esta secção ocidental algarvia, nunca atin-
vestígios por uma área superior a 10 000 m2, a jazi- gindo altitudes superiores a 100 m acima do nível
da ocupa toda uma vertente, limitada a Este por um médio do mar. Muito frequentemente, estes calcá-
dos afloramentos de calcário mais imponentes da rios aparecem expostos nos vales fluviais que co-
zona, com cerca de 10 metros de face vertical, e a rrem por falhas geotectónicas de sentido Norte-Sul
Oeste pela planície de aluvião da ribeira de Vale (Bicho, et al., 2003). É este o caso de Vale Boi, em
Boi (Bicho, 2006b) (Fig. 1). que no topo da vertente se destaca na paisagem uma
grande escarpa de calcário, onde, por processos
erosivos, se terá formado um abrigo sob rocha, de
consideráveis dimensões, cuja pala se encontra hoje
totalmente fragmentada. A dispersão dos grandes
blocos de calcário resultantes do colapso da pala
parece corresponder, curiosamente, com os limites
da zona de ocupação humana. É ainda de salientar
que no extremo Este da área de escavação foi iden-
tificada uma abertura que parece ser o topo de uma
gruta completamente preenchida. A confirmar-se
este facto, a pala do abrigo constituiria apenas a en-
trada de uma cavidade mais ampla.
Fig.: 1. Vista geral de Vale Boi. A seta indica a localização
do sítio arqueológico.
Estratigraficamente, a zona do Abrigo aparece
então marcada por duas camadas holocénicas esté-
Os trabalhos, com inicio em 2000 e ainda a de- reis, seguidas de um nível de brecha pouco consoli-
correr, têm revelado uma longa estratigrafia, em dada que sela efectivamente os sedimentos que con-
que todo o Paleolítico Superior aparece representa- tém materiais arqueológicos (Fig. 3). Foram, até ao
do, com ocupações atribuíveis ao Gravetense, Pro- momento, identificadas quatro camadas distintas, de
to-Solutrense, Solutrense, Magdalenense e ainda cronologia Magdalenense (camada Z) e Solutrense
um nível de ocupação do Neolítico Antigo, com (camadas A, B e C). A atribuição cronológica das
uma datação de cerca de 6 000 BP. camadas solutrenses baseia-se quer na presença de
Em termos de distribuição espacial, a jazida materiais diagnósticos, como a grande quantidade e
apresenta, ao longo da vertente, três áreas distintas diversidade de armaduras bifaciais exumadas (Fig.
de ocupação, cujas características apontam para 4), bem como numa datação por radiocarbono, que
padrões de funcionalidade distintos. Foram assim indica uma idade de cerca de 20 500 BP para a ca-
identificadas duas áreas residenciais, uma corres- mada B.
pondendo a um abrigo sob rocha no topo da verten- Uma vez que o substrato geológico ainda não
te, e outra designada por Terraço, localizada na pla- foi atingido, a potência arqueológica desta zona
taforma existente entre o declive e os depósitos de ainda é desconhecida. Tudo aponta, porém, para
aluvião da ribeira, e um terceiro espaço, localizado que a ocupação do abrigo remonte ao Paleolítico
na zona de vertente entre estas duas áreas, em que Médio, uma vez que na zona de vertente/lixeira fo-
os dados recolhidos apontam para uma utilização ram recuperados materiais claramente de idade
52
JOÃO CASCALHEIRA
lascas, de bordos paralelos, ou irregulares, e menos folhas de loureiro, pontas de face plana e pontas de
frequentemente, lâminas e lamelas com atributos Parpalló, típicas do período em questão, parecem
pouco estandardizados. A utilização de arestas- fazer parte, com algumas excepções obtidas sobre
guia, obtidas por levantamentos anteriores ou pelo lasca, de uma exploração independente dos nódu-
recurso à preparação de lâminas de crista, seria uma los, através de uma exploração equilibrada median-
constante, resultando isso em produtos de secções te retoque plano bifacial. O estudo tecnológico das
predominantemente triangulares. A exploração dos armaduras está agora em fase inicial e por isso não
núcleos não seria, de todo, exaustiva, uma vez que podermos acrescentar dados muito concretos sobre
na maior parte dos casos o abandono destes não as mesmas. Apenas se salientam as particularidades
apresenta razão óbvia aparente. métricas e estilísticas das pontas de Parpalló que as
aproximam, indubitavelmente, das encontradas no
No que diz respeito à selecção dos suportes de-
Levante peninsular (Bicho et al 2004).
bitados para aplicação de retoque, os padrões en-
contrados revelam uma clara dicotomia: por um 4.2. Quartzo.
lado uma preferência pelos produtos laminares e la- O quartzo é a segunda matéria-prima mais utili-
melares interiores, não corticais, de perfil direito ou zada em Vale Boi, correspondendo a 30,7% do to-
ligeiramente encurvado, e com bordos preferencial- tal da amostra observada. Foram explorados dois ti-
mente paralelos ou convergentes, para a elaboração pos de quartzo diferentes, ambos locais. Um terá
de pontas de pedúnculo lateral; por outro, a escolha origem muito provavelmente nos filões, geralmente
expediente de lascas de atributos menos padroniza- tabulares, intercalados nos calcários locais sobran-
dos, que para além de transformadas em utensila- ceiros ao sítio, e dada a sua má qualidade, terá sido
gem comum seriam muitas das vezes utilizadas com apenas utilizado como suporte de retenção de calor
o gume em bruto, como revelam os estudos traceo- nas lareiras. O outro era aprovisionado sobre a for-
lógicos efectuados até ao momento (Gibaja e Bi- ma de seixo nos cortes dos terraços fluviais locais,
cho, 2007). ou no próprio leito da ribeira de Vale Boi, sendo
Se um dos objectivos da sequência de debita- utilizado efectivamente para o talhe.
gem proposta seriam, sem dúvida, as pontas crena- As estratégias de debitagem do quartzo, tendo
das solutrenses sobre lâmina ou lamela, as outras em conta as características da própria matéria-pri-
numerosas armaduras (fragmentos, peças inteiras e ma, parecem ter seguido uma exploração bastante
esboços) exumadas em Vale Boi, particularmente expedita. De facto, não parece existir uma prepa-
54
JOÃO CASCALHEIRA
ração programada dos volumes a explorar e, logo, das peças esquiroladas e percutores; e a preparação
gestos padronizados de talhe com vista a obtenção de corantes, mais especificamente de hematite, que
de produtos finais intencionais e específicos. Os se encontra no sítio em vários graus de fases pro-
seixos eram assim explorados, mediante o aprovei- cessamento, desde nódulos ferruginosos de várias
tamento de plataformas e arestas naturais preexis- dimensões a aglutinados de pó de hematite.
tentes, de duas formas distintas: (1) núcleos com le-
5. Discussão e conclusões.
vantamentos unidireccionais ou bidireccionais com
planos de percussão separados; (2) e núcleos com Os dados aqui apresentados, ainda que provisó-
debitagem de tipo centrípeto. De ambas as estraté- rios, avançam já algumas conclusões sobre os
gias resultam lascas de talão liso ou cortical, com padrões tecnológicos das comunidades que ocupa-
secções invariavelmente triangulares ou direitas, ram o abrigo de Vale Boi durante o Último Máximo
metricamente não padronizadas, que, quando mor- Glacial. A indústria analisada revelou estratégias de
fologicamente aptas, seriam seleccionadas para debitagem relativamente simples e expeditas, sobre
transformação em raspadeiras, truncaturas ou peças matérias-primas de origem local, e claramente
esquiroladas. Por outro lado, no que diz respeito adaptadas às características físicas de cada um dos
aos elementos lamelares encontrados, estes parecem tipos de rocha explorados. No que diz respeito às
apenas poder ser atribuídos à primeira das estraté- cadeias operatórias acima esboçadas importam ain-
gias referida, possuindo todos os exemplares anver- da referir algumas questões de particular relevo,
sos não corticais, secções triangulares e acabamento que obterão confirmação, por certo, com a análise
distal apontado. O retoque é totalmente inexistente dos materiais provenientes de uma distribuição es-
nestes produtos, apontando para uma provável utili- pacial e estratigráfica mais alargada que a aqui
zação enquanto barbelas brutas, incorporadas em apresentada.
instrumentos compósitos com suporte em osso ou
Um dos pontos principais relaciona-se com a es-
em haste, como sugerido, aliás, por Zilhão et al.
colha dos suportes em sílex para transformação em
(1997) para os aspectos tecnológicos da transição
utensílios retocados e a sua produção aparentemen-
Gravetense-Solutrense em Portugal.
te expediente. Os padrões encontrados apontam
4.3. Grauvaque. para a existência de uma estratégia de debitagem
Em relação ao sílex e ao quartzo, o grauvaque única, suficiente para gerar todos os produtos ne-
não constituiu uma escolha de primeira ordem pelas cessários na colecção. Por outro lado, o facto da ca-
comunidades solutrenses de Vale Boi no que res- deia operatória apresentada culminar na produção
peita à sua utilização enquanto suporte de debita- de armaduras ou de utensílios retocados não quere-
gem. De facto, de entre os materiais analisados só rá significar, em termos práticos, que estes sejam o
dois núcleos em grauvaque foram identificados, co- principal objectivo do esquema de debitagem.
rrespondendo às tipologias informe e discóide. O A dicotomia entre peças intencionais e não-in-
objectivo do talhe seria a obtenção de lascas de tencionais tem sido defendida por alguns autores
grandes dimensões, cujo gume pudesse ser usado (Ferring, 1988) no caso de indústrias com estraté-
em bruto ou que pudessem receber retoque, para gias de redução únicas. Nestes casos todas as
utilização enquanto raspadores ou outros elementos opções tomadas durante a redução são orientadas
de utensilagem comum. para a produção de determinados suportes com atri-
Todavia, a utilização do grauvaque em Vale Boi butos tecnológicos muito padronizados, e todos os
aponta para funcionalidades mais específicas, sendo restantes produtos resultam obrigatoriamente de
principalmente usado para a produção de bigornas, operações de manutenção e formatação do núcleo,
feitas a partir de seixos pouco rolados e de grandes ainda que sejam aproveitados para a transformação
dimensões, disponíveis no leito da ribeira. As bi- em utensílios. À semelhança de outros sítios, Vale
gornas de grauvaque tinham duas funcionalidades Boi parece levantar sérias questões em relação a
prováveis: a fragmentação dos ossos com a ajuda este antagonismo, nomeadamente no que diz respei-
55
TECNOLOGÍA LÍTICA SOLUTRENSE DO ABRIGO DE VALE BOI (ALGARVE, PORTUGAL): RESULTADOS...
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Telmo Pereira
Universidade do Algarve; telmojrpereira@gmail.com
RESUMEN
Tem sido sugerido que no território português, após o aparecimento do Homo sapiens sapiens, o
quartzito passou a ser uma escolha de segunda ordem, debitada de forma expedita e não padronizada. Contu-
do, uma análise mais atenta à geologia do território e aos conjuntos pós-Paleolítico médio revelam a existên-
cia ubíqua de importantes fontes de abastecimento de quartzito e que este apenas se encontra ausente em al-
guns dos contextos que, coincidentemente, são fontes de abastecimento de sílex. Embora sem restos faunísti-
cos nem datações, o nível epipaleolítico de Santa Cita apresenta um bom índice de preservação, demonstrado
pela presença de uma lareira e uma elevada quantidade de remontagens. Paralelamente, porque o quartzito re-
presenta mais de 38% do conjunto, é uma excelente oportunidade para se compreender de que forma se pro-
cessou a sua exploração, usando-se para esse fim a análise de atributos, o método das remontagens e a distri-
buição espacial.
ABSTRACT
It has been suggested that in the Portuguese territory, after the emergence of Homo sapiens sapiens,
the quartzite became a secondary choice, exploited expeditiously and in a non standardized way. However, a
closer look to the geology of the territory and to the post Middle Paleolithic contexts shows (1) a ubiquitous
existence of quartzite quarries; and the fact that (2) this raw material is just missing in some of the archaeo-
logical contexts that are, coincidentally, flint quarries. Although without faunal remains or absolute dates, the
Epipaleolithic level of Santa Cita presents a good preservation, demonstrated by the presence of a heart and a
large quantity of refittings. In addition, because quartzite represents over 38%, is an excellent opportunity to
understand in what way it was exploited, using for that purpose the attribute analysis, the refitting method
and the spatial distribution.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
58
TELMO PEREIRA
o sítio foi totalmente destruído pela obra. O conjunto em quartzito resulta totalmente da
debitagem de seixos rolados. Esta matéria-prima
A datação do nível epipaleolítico foi estimada
verifica-se abundantemente no Rio Nabão e na
por seriação artefactual e pela alteração
Ribeira da Bezelga, como balastros das cascalheiras
sedimentológica entre o Plistocénico e o
fluviais locais de idade plistocénica, pelo que a sua
Holocénico. A estratigrafia é composta por várias
aquisição deve ser considerada imediata. Todas as
camadas (Bicho, 1995; Lusso, et al., 2001; Bicho e
peças apresentam arestas frescas e, algumas delas,
Ferring, 2001), mas pode ser dividida em dois
pisólitos. Destacam-se os produtos com textura fina
conjuntos principais: o de base, de origem fluvial,
(55.65%), muito fina (24.07%) e média (19.15%)
que embala dois níveis de ocupação moustierenses
onde, geralmente, não existem defeitos
e um terceiro mais antigo; e um de topo, de origem
significativos, os quais, quando presentes, surgem
eólica que embala os níveis epipaleolítico e
sob a forma de filonetes de quartzo (13%), ressaltos
Calcolítico. Entre as duas deu-se a formação de um
(8%) ou clivagens (6%).
paleosolo composto por pisólitos de manganês e
ferro. Quartzito
Ecologicamente, e do ponto de vista da
exploração do território, o sitio localiza-se num
Grauvaque
Muito fino
Grosseiro
ecótono de grande potencial que é ao mesmo tempo
TOTAL
Arenito
Médio
um ponto central de um território com cerca de
Fino
Artefactos
5100km2 que dá acesso a quatro regiões, cada uma
delas com recursos diferentes e complementares, Percutor 3 3
exploráveis através de redes de linhas de água que Bigorna 1 1
criam corredores de penetração: Núcleo 13 15 7 35
• Calcários da Serra d’Aire e Planície Lasca crista 1 1
Litoral, através da Ribeira da Bezelga, Frente
num sentido NW; núcleo 2 2
• Bacia do Rio Nabão, que se encaixa num Cornija 4 11 1 16
sentido N nos calcários da Serra d’Aire e RGB 2 2
que se estende até ao calcários da Serra de
Lasca 159 369 131 8 667
Sicó e à vasta paisagem xistosa da Serra
da Lousã; Lâmina 13 10 2 25
• Bacia do Rio Zêrere, que se estende por Lamela 4 13 17
xistos e granitos, num sentido NE, até à Fragmento 61 65 24 2 152
Serra da Estrela;
Esquírola 30 29 2 61
• Bacia do Rio Tejo, a cerca de 10-15km a
Sul, seguindo o Rio Zêzere que corre Termoclasto 3 61 17 3 1 4 89
espraiado no seu curso médio e cujos Utensílios 18 43 11 72
amplos terraços se estendem ao longo de 61 114
TOTAL 307 9 198 13 1 5 3
centenas de quilómetros criando um Fig.: 2. Inventário geral.
corredor de acesso tanto para jusante como
para montante. As lascas dominam o conjunto. Apesar de se ter
utilizado um crivo de 0.5cm (Bicho, 2001), a
Temos assim um território para a área nuclear frequência de esquírolas é muito baixa (5.36%)
residencial cujas dimensões são em tudo idênticas facto que estará associado à baixa tendência para o
as verificadas nos Nunamiut (Binford, 1983), nos quartzito esquirolar, mas também aos processos de
busquímanos G/WI (Silberbauer, 1972 in Binford, formação do sítio, nomeadamente à sua exposição à
1983), mas bastante maior que os Selk’nam e os chuva e consequente triagem dos elementos
Haush da Terra do Fogo cujos territórios rondam menores que 10mm (idem).
entre os 400 e os 500km2 (Chapman, 1986 in Zilhão
1997). 2.1.1. Núcleos
Foram identificados 35 núcleos de nove tipos
2.1. - A indústria lítica em quartzito.
diferentes, representando 51 frentes de debitagem.
O nível epipaleolítico tinha uma espessura O volume varia conforme o suporte utilizado. As
média de 10cm, foi escavado numa área de 46m2, lascas e o fragmento têm volumes médios a rondar
tendo sido exumados 2960 artefactos. As matérias- os 15cm3, enquanto os seixos e as calotes têm
primas presentes são sílex (N 1389; 46,8%), volumes próximos dos 30cm3. Os suportes
quartzito (N 1143; 38.5%), quartzo (N 417; predominantes nesta categoria são os seixos rolados
14,1%), xisto (N 15; 0,5%) e arenito (N 1; 0%). de geometria sub-prismoidal sub-angular, com um
60
TELMO PEREIRA
Esquirolado
Não esquirolado
Esquirolado
Não esquirolado
Não esquirolado
Raspador 1
Lasca retocada 31
Lâmina retocada 2
Fragmento retocado 2
Pronunciado 73 32 2 2 2 0
Difuso 415 120 16 3 11 5 Seixo Talhado 2
Esquirolado 27 2 0
Fig.: 4. Tipologia dos bolbos. Total 72
As lascas constituem 58.4% do conjunto, Fig.: 5. Tipologia dos utensílios retocados.
havendo uma considerável quantidade de acidentes
de Siret (39.1%). Apresentam-se geralmente
alongadas (52.4%), com pouca padronização das
dimensões ou do formato dos bordos (irregulares:
61
A EXPLORAÇÃO DO QUARTZITO NO EPIPALEOLITICO DA ESTREMADURA PORTUGUESA – O CASO DE SANTA...
Carolina Mendonça
Universidade do Algarve; mendoncarolina@gmail.com
RESUMO
“O Algarve é uma região com um potencial imenso no que concerne ao estudo da Pré-História e Pro-
to-História, principalmente por duas razões fundamentalmente diferentes (…) pelas suas características geo-
gráficas e climáticas (…)” (BICHO, 2006). O estudo A Tecnologia Lítica no Tardiglaciar do Algarve – resul-
tados preliminares pretende estudar os materiais líticos correspondentes às ocupações Magdalenenses dos sí-
tios Ponta Garcia e Praia da Galé. Este trabalho debruça-se essencialmente sobre as questões de utilização de
tecnologia referentes à produção de utensilagem lítica, tendo como objectivo principal um melhor conheci-
mento da utilização do espaço local e regional, bem como a integração dos sítios ao nível do Paleolítico Supe-
rior em Portugal.
ABSTRACT
"For two essentially different reasons the Algarve region of Portugal has enormous potential for the
study of Prehistory and Protohistory (…) by their geographical and climatic characteristics (…)” (BICHO,
2006). This study Tardiglacial Lithic Technology from Algarve - preliminary results focus on the study of
lithic materials dated to the Magdalenian occupation from the sites of Ponta Garcia and Praia da Galé. This
work focus essentially on the questions of use of technology related to the production of lithic tools, having as
main objective a better knowledge of the use of the local and regional space, as well as the integration of the
small sites to the level of the Upper Palaeolithic period in Portugal.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
66
CAROLINA MENDONÇA
Agosto desse mesmo ano. lascas com 10,41% e os utensílios retocados com
8,97%.
3.2. Praia da Galé.
O sítio arqueológico Praia da Galé foi A matéria-prima predominante é o sílex, com
descoberto em 1998 durante os trabalhos de uma frequência de mais de 98%. A sua origem
prospecção no âmbito do Projecto Ocupação estima-se ser local, nomeadamente nódulos
Humana Paleolítica do Algarve, encontrando-se presentes tanto na arriba da praia do Belixe, “uma
parcialmente destruído (integralmente para o caso das fontes mais importantes de sílex do Barlavento
dos níveis moustierenses). Localiza-se numa zona algarvio” (BICHO: 2005) como na superfície
resultante de escavação e terraplanagem para eolizada a cerca de 100 metros do sítio
construção de moradias em zona de dunas junto à arqueológico (BICHO: 2005). O número total de
Praia da Galé (Albufeira, Faro) (Fig.1). peças analisadas é de 1940.
tipo de levantamento mais frequente as lascas com fragmentos de lamelas que ocorrem em maior
cerca de 68%. frequência, cerca de 0,72%, assumindo os
4.1.2. Debitagem.
artefactos inteiros uma frequência de 0,21%.
No sítio Ponta Garcia o total de artefactos do Relativamente ao seu estudo morfológico,
grupo da debitagem perfaz os 638 sendo que verifica-se que a percentagem de peças com córtex
95,45% são Lascas, 1,72% são Lâminas e 2,82% é muito reduzida sendo que mais de 89% dos
são Lamelas. artefactos não apresenta córtex. O tipo de bordo
mais comum é o desviado com 47,37% e o tipo de
4.1.3. Lascas.
talão mais frequentes é o liso. O padrão dorsal,
Sendo a classe do grupo da debitagem que re- unidireccional a partir do lado proximal, é comum a
presenta uma maior frequência, as lascas assumem toda a classe de lamelas. O perfil da peça mais
um papel preponderante na análise lítica. São os abundante é o plano, sendo que o acabamento distal
seus fragmentos – distal e proximal – que adquirem da peça mais frequente é o do tipo normal com
uma maior percentagem cem cerca 21%, assumindo cerca de 41%. Quanto às dimensões das peças, foi
as lascas inteiras apenas 10,41% de frequência nos realizada, tal como nas classes anteriores uma
artefactos líticos de Ponta Garcia. média para as suas dimensões: 20,95 mm de
Do estudo formal das lascas inteiras podemos comprimento, 9,43 mm de largura e 5,18 mm de
dizer que mais de 29% não possuem córtex, sendo espessura.
que a posição mais frequente deste, quando existe,
é a lateral com cerca de 42%.
Quanto à morfologia dos bordos, o convergente
é o mais frequente, representando 42,08%. Relati-
vamente ao talão, o tipo liso é o mais abundante
com 56,44%. O padrão dorsal mais usual é o unidi-
reccional a partir do lado proximal com 83,06%
sendo que o tipo de acabamento distal mais comum
é o normal com cerca de 51%. Morfologicamente o
tipo de secção mais frequente é o trapezoidal com
46,53%. Foi realizada também a média para as di-
mensões das peças obtendo-se: 24,80 mm no seu
comprimento; 23,12 mm de largura; e 9,02 mm de Fig.: 4. Utensílios – Raspadeiras, Ponta Garcia.
espessura.
4.1.4. Lâminas.
A classe das lâminas é o segundo grupo da debi-
tagem mais representativo, representando cerca de
0,36% na frequência nos artefactos líticos de Ponta
Garcia.
Do estudo formal dos artefactos inteiros
podemos dizer que cerca de 57% possui entre 25%
e 50% de córtex. Quanto ao formato dos bordos o
tipo desviado é o mais frequente com 57,14% e,
relativamente ao talão, é o do tipo liso que mais
abunda com 71,42%. O padrão dorsal mais
frequente é o do tipo unidireccional a partir do lado
proximal com 71,43% e o tipo de levantamento
mais frequente é o misto com 42,86%. O tipo de
perfil mais frequente é o do tipo torcido com
57,14%. Foi realizada também a média para as
dimensões das peças obtendo-se: 40,51 mm no seu
comprimento; 19,06 mm de largura; e 9,86 mm de
Fig.: 5. Utensílios – Buris, Ponta Garcia.
espessura.
4.1.6. Utensílios Retocados.
4.1.5. Lamelas.
As lamelas inteiras são o grupo da debitagem A classe dos instrumentos retocados representa
com menor frequência no conjunto analisado. cerca de 9% dos artefactos líticos que compõem o
Também como na classe das lascas são os espólio recolhido no sítio de Ponta Garcia. Quanto
68
CAROLINA MENDONÇA
à morfologia desta classe, podemos dizer que mais faces em crista e tipo de plataforma cortical e a
de 57% dos utensílios retocados não têm cortêx, esmagadora maioria apresenta como tipo de
sendo que quando o apresentam a sua posição mais levantamento mais frequente as lascas com cerca de
comum é a lateral representando cerca de 40%. O 90%.
formato geral da peça mais comum das peças é 4.2.2. Debitagem.
desviado com 40,83% e o tipo de talão mais
frequente é o liso com 51,02 %. O padrão dorsal No sítio Praia da Galé o total de artefactos do
mais frequente é o tipo unidireccional a partir do grupo da debitagem perfaz os 172 sendo que 19,9%
lado proximal, com cerca de 41% de ocorrências. O (163) são Lascas. Devido à baixa frequência de
tipo de levantamento predominante é classe das produtos alongados nesta colecção – Lâminas 0,4%
lascas com 60% de frequência. A secção da peça (3); Lamelas 0,7% (3) – optou-se por não se
mais comum é o do tipo trapezoidal com cerca de analisar aqui estes artefactos
56% e o perfil mais comum do tipo plano e do tipo 4.2.3. Lascas.
côncavo com cerca de 42%. O acabamento distal Tal com no sítio anterior, a classe das Lascas é
mais frequente é o do tipo normal com 56,83%. o grupo da debitagem que representa uma maior
Tipologicamente os instrumentos retocados frequência, assumindo um papel preponderante na
subdividem-se em três grandes grupos: a análise lítica. São as lascas inteiras que adquirem
utensilagem comum com 76%,06; raspadeiras com uma maior percentagem com 12,7% assumindo os
14,08% e a utensilagem lamelar com 6,34. De seus fragmentos proximais 7,1%.
salientar ainda a baixa frequência de buris, com Do estudo formal podemos dizer que mais de
apenas 3,52%. 35% não possuem córtex, sendo que a posição mais
No grupo da utensilagem comum predominam frequente, nas que o possuem, é o proximal com
três elementos tipológicos: os entalhes com 23,9%.
36,78%; os denticulados com 14,37%; e as peças Quanto à morfologia dos bordos o mais
esquíroladas com 8,62%. Já no grupo da frequente é o desviado representando cerca de 50%.
utensilagem lamelar são as lamelas com entalhes Relativamente ao talão o tipo liso é o mais
que predominam com 3,45%. As Raspadeiras abundante com 45,1%. O padrão dorsal mais usual
(Fig.4), ainda que se seja o tipo com maior é o unidireccional a partir do lado proximal com
diversidade, são mais representativas em duas 77,5% sendo que o tipo de acabamento distal mais
tipologias: as raspadeiras carenadas atípicas com comum é o normal com cerca de 70,4%.
cerca de 4,6%; e as raspadeiras afocinhadas planas Morfologicamente o tipo de secção mais frequente
com 1,72% de frequência. Nos Buris (Fig.5) a é o trapezoidal com 57,7%. Foi realizada também a
maior frequência encontra-se nos buris diedros média para as dimensões das peças obtendo-se:
(direitos e de ângulo) e nos buris sobre truncaturas 27,27 mm no seu comprimento; 27,3 mm de
(oblíqua e côncava). largura; e 12,28 mm de espessura.
4.2. Praia da Galé. 4.2.4. Utensílios Retocados.
O sítio Praia da Galé apresenta uma colecção A classe dos instrumentos retocados representa
moderada de artefactos líticos, tendo em conta que apenas 1,1% dos artefactos líticos que compõem o
o sítio havia sido terraplanado. A matéria-prima espólio recolhido sendo que os seus suportes são
predominante é, ao contrário do sítio anterior, o exclusivamente lascas. Quanto à morfologia desta
quartzo com uma frequência de mais de 77%, classe, podemos dizer que cerca de 44% dos
seguindo-se do quartzito com 15,2% e o sílex com utensílios retocados são descorticais, sendo que
apenas cerca de 5%. quando apresentam córtex a sua posição mais
Das 818 peças analisadas a classe que mais comum é a proximal com cerca de 75%. Os tipos de
ocorre são as esquírolas com 36,8% seguindo-se bordos mais usuais nas peças são o paralelo, o
dos fragmentos com cerca de 32% e as lascas desviado e o divergente, ambos com 22,2% e o tipo
inteiras com 12,7%. de talão mais frequente é o cortical com 66,7 %. O
padrão dorsal mais frequente é o tipo unidireccional
4.2.1. Núcleos. a partir do lado proximal, com cerca de 50% de
A classe dos núcleos representa cerca de 5,5% ocorrências. O tipo de levantamento predominante
dos artefactos analisadas. Tipologicamente são as lascas com 75% de frequência, sendo que a
predominam os núcleos simples com um plano de secção da peça mais usual é o do tipo trapezoidal
percussão, seixos talhados e os bipolares. Ao nível com cerca de 75% A morfologia distal mais comum
da morfologia, é de salientar que mais de 22% é o do tipo normal com 87,5%.
apresentam uma percentagem de córtex entre os
Tipologicamente os instrumentos retocados
50% e os 75%, cerca de 68% possui tratamento das
subdividem-se em três grupos: a utensilagem
69
A TECNOLOGIA LÍTICA NO TARDIGLACIAR DO ALGARVE – RESULTADOS PRELIMINARES
comum (Entalhes); raspadeiras (Fig.6) (Raspadeira lares bem como os negativos de lamelas em núcle-
simples sobre extremo de lasca; Raspadeira os, parece apontar para uma produção de lamelas
carenada atípica e Raspadeira afocinhada espessa); que seriam posteriormente transportadas para ou-
e os buris (Fig.7) (Buril diedro direito; Buril de tros locais.
ângulo sobre fractura; Buril diedro múltiplo). De
Os utensílios retocados remetem-nos também
salientar a ausência de utensilagem lamelar.
para uma cronologia Tardiglaciar, como se pode
ver pela frequência de vários tipos de raspadeiras
(como carenada atípica, afocinhada plana e
unguiforme) e buris (como diedro direito e diedro
de ângulo). Ambas as classes são de pequenas
dimensões com 26,92 milímetros de média para as
raspadeiras e 28,95 milímetros de média para os
buris.
5.2. Praia da Galé.
As cadeias operatórias presentes, com a
Fig.: 6. Utensílios – Raspadeiras, Praia da Galé. frequência de vários núcleos simples com um plano
de percussão, reflectem uma semelhança com as
conhecidas na Estremadura portuguesa para um
mesmo período cronológico. Os núcleos presentes
resultam essencialmente de duas estratégias de
redução – unidireccional e bipolar - , sendo este
último tipo de estratégia (por se verificar em menor
frequência na Estremadura portuguesa e como já se
verificou no sítio de Ponta Garcia) parece ser uma
possível característica do Paleolítico Superior
algarvio.
localizado a cerca de 20 km a Este, fazendo assim 2005b Praia da Galécia. Relatório dos trabalhos
arqueológicos de emergência. Policopiado.
parte de um complexo social organizado, intrincado 2006a A Pré-História do Algarve. Território da Pré-
e dinâmico. História em Portugal 9. Tomar: ARKEOS.
BICHO, N., STINER, M., LINDLY, J.
O nível Magdalenense da Praia da Galé 2003 Noticia preliminar das ocupações humanas do
(Albufeira, Faro) encontrava-se intacto pelo que o sítio de Vale Boi, Vila do Bispo. Arqueologia e
História 55. P. 12-23.
estudo da sua indústria lítica permite-nos o seu BICHO, N., STINER, M., LINDLY, J., FERRINIG, C.R.,
enquadramento cronológico também no período CORREIA, J.
Tardiglaciar, como se pode atestar pela presença de 2003 Preliminary results from the Upper Paleolithic
site of Vale Boi, southwestern Portugal. Journal
raspadeiras e buris de pequenas dimensões. of Iberian Archaeology 5. P. 51-66.
MANNE, T.; STINER, M.; BICHO, N.
Também aqui a frequência de lascas corticais, 2005 Evidence for Resource Intensification in Algarve
bem como elementos de manutenção e preparação (Portugal) During the Upper Paleolithic. Actas
do núcleo bem como alguns seixos talhados e do IV CAP. Faro: Universidade do Algarve.
MENDONÇA, C.
manuportes aponta-nos para preparação in situ dos Prelo O Magdalenense no Algarve: Ponta Garcia (Vila
materiais. Estes dados podem reflectir a provável do Bispo). Xelb 8. Actas do Encontro de
funcionalidade da ocupação deste sítio, como um Arqueologia do Algarve. Silves.
QUELHAS, A.; ZAMBUJO, G.
acampamento sazonal para utilização dos recursos 1998 Jazidas paleolíticas no concelho de Lagos
marinhos (BICHO, 2003), sendo que a localização (Algarve): abordagem preliminar. Revista
do sítio (a cerca de 100 metros da actual praia), a Portuguesa de Arqueologia. Volume 1. Número
2. Lisboa: IPA. P. 5-18.
falta de água doce bem como a própria geologia do ZAMBUJO, G.; PIRES, A.
sítio, dunas de origem eólica, que não seriam 1999 O sítio arqueológico da Vala, Silves: Paleolítico
favoráveis à implantação de grande vegetação, Superior e Neolítico Antigo. Revista Portuguesa
de Arqueologia. Volume 2. Número 1. Lisboa:
reflectem então a lógica desta ideia de utilização IPA. P. 5-24.
dos recursos marinhos. ZILHÃO, J.
1997 O Paleolítico Superior da Estremadura
Os recentes dados recolhidos no Algarve, Portuguesa. Volume I e II. Lisboa: Edições
nomeadamente no sítio de Vale Boi parecem Colibri.
apontar para que os recursos marinhos fossem
“uma presença importante na dieta dos caçadores-
recolectores do Algarve” (BICHO, 2003: 22).
7. Agradecimentos.
Ao Professor Doutor Nuno Ferreira Bicho pela
cedência do material lítico, dos relatórios das
escavações e do seu incansável auxílio no âmbito
da tese de mestrado A Tecnologia Lítica do
Tardiglaciar no Algarve (em desenvolvimento pela
autora) dos quais fazem parte os sítios aqui
apresentados.
8. Bibliografia.
BICHO, N.
2000 Technological changes of the Final Upper Pa-
laeolithic of Rio Maior. Tomar: ARKEOS.
2003 A importância dos recursos aquáticos na
economia dos caçadores-recolectores do
Paleolítico e Epipaleolítico do Algarve. Xelb 3.
Actas do Encontro de Arqueologia do Algarve.
Silves. P. 11-26.
2004a As comunidades humanas de caçadores-
recolectores do Algarve Ocidental – perspective
ecológica. Actas – Geologia, História
Arqueologia e Climatologia. Evolução
Geohistórica do Litoral Português e Fenómenos
Correlativos. Lisboa: Universidade Aberta. P.
359- 396.
2004b A Ocupação Paleolítica e Mesolítica do Algarve.
Promontoria Monográfica 1. Faro: Centro de
Estudos de Património – Departamento de
História, Arqueologia e Património,
Universidade do Algarve. P. 19-24.
2005a Ponta Garcia. Relatório dos trabalhos
arqueológicos de emergência. Policopiado.
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 71-152
SESIÓN 2:
Diálogos necesarios: Ciencias Auxiliares en
Arqueología
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 73-79
RESUMEN
El presente trabajo de investigación tiene como objetivo principal, presentar las nuevas herramientas
y métodos de trabajo, que a nivel teórico-práctico, estamos desarrollando desde el Gabinete de Prehistoria de
la UAM para el análisis, representación, documentación y publicación del registro del material lítico prehistó-
rico. Desde nuestra perspectiva, consideramos necesario un cambio metodológico sustancial en la representa-
ción y diseño del instrumental lítico, que permanece sujeto al dibujo a mano bidimensional diseñado por la Es-
cuela Tipológica francesa de los años 60 y 70, y que en la actualidad se antoja insuficiente ante los constantes
avances analíticos e interpretativos que se producen en el estudio del registro lítico prehistórico. Por tanto,
este proyecto esta encaminado hacia la configuración de una alternativa metodológica en la representación de
dichos artefactos a dos niveles diferentes. Por un lado, pretendemos profundizar en la realización del proceso
de dibujo asistido por ordenador, mientras que por otro, consideramos imprescindible la introducción en el di-
bujo “tradicional” de determinados elementos analíticos de carácter tecnológico, que nos permitan obtener una
información más profunda y completa de las producciones líticas, que la ofrecida en la actualidad por el pre-
dominante enfoque tipológico.
ABSTRACT
The present work of investigation, has as principal aim present the new tools and methods of work,
which to theoretical - practical level, we are developing from the Departament of Prehistory of the UAM for
the analysis, representation, documentation and publication of the register of the lithic material prehistoric.
From our perspective, we consider a methodological substantial change to be necessary in the representation
and design of the set of lithic instruments, that remains subject to the drawing to two-dimensional hand de-
signed by the Typology School French of the 60s and 70s, and that at present one takes a fancy insufficiently
before the constant analytical and interpretive advances that take are produced in the study of the lithic regis-
ter prehistoric. Therefore, this project this one directed towards the configuration of a methodological alterna-
tive in the representation of the above mentioned appliances to two different levels. On the one hand, we try to
penetrate into the accomplishment of the process of drawing represented by computer, whereas for other one,
we consider the introduction to be indispensable in the "traditional" drawing of certain analytical elements of
technological character, which should allow us to obtain a deeper and complete information of the lithics pro-
ductions, that the offered one at present for the predominant approach tipologico.
Palabras Clave: Dibujo tecnológico. Tecnología lítica. Aplicaciones informáticas. Fotogrametría (3D).
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
74
DANIEL RUBIO GIL
unos patrones de representación que permitan obte- tación gráfica asistida por ordenador de materiales
ner resultados analíticos, que vayan más allá del líticos, empleando para ello el programa informáti-
simple hecho de obtener galerías virtuales en 3D de co Adobe Photoshop. Grosso Modo, podemos decir
la tipología cerámica, y que incorporen la posible que el método empleado por este investigador con-
aplicabilidad de estas nuevas metodologías a los siste en realizar un “calco virtual” de la pieza en
fragmentos de cerámica a mano y de cerámicas 2D. Donde en un primer paso con la ayuda del ra-
“comunes”, donde la exclusividad de las formas tón y/o lápiz digital va repasando y dibujando, en
plantea una problemática importante con respecto a las vistas convenientes, los contornos y aristas o
las producciones cerámicas estandarizadas. nervaduras de la pieza sobre un archivo tipo raster -
fotografía digital o scaneado-. Posteriormente, se
Así pues, si bien es cierto que la aplicación de
completa el proceso de dibujo con la realización
nuevas metodologías de representación gráfica se
del esquema diacrítico -códigos simbólicos interna-
han ido instaurando y progresando paulatinamente
cionales-, o con el dibujo de las ondas de percusión
en el ámbito del registro material cerámico, no goza
de las diferentes extracciones, basándose en crite-
de menor certidumbre la inmutabilidad que sufre en
rios técnicos y morfológicos de ruptura de los le-
todos los sentidos, el método de dibujo utilizado
vantamientos - positivos, y negativos con o sin con-
para representar los restos líticos prehistóricos usa-
trabulbo y direcciones de percusión-, así como em-
do por la mayoría de los investigadores a escala pe-
pleando la luz correcta -45º NW-, la semiología y
ninsular, el cual permanece anclado en las premisas
los códigos aceptados internacionalmente (Dau-
de corte tipológico y morfológico formuladas en el
vois, 1976 y Inizan et al. 1995).
seno de la escuela tipológica francesa durante la
década de los 60 y 70 (Bordes, 1961, Dauvois, No nos cabe duda, de que el método presentado
1976, Benito del Rey y Benito Álvarez, 1998). por J.M. Benito Álvarez es uno de los caminos co-
rrectos a seguir para modernizar la representación
Por ello, el presente trabajo tiene como princi-
del registro lítico a nivel formal. No obstante, y de
pal objetivo mostrar algunas directrices prelimina-
acuerdo con él, es necesario explorar nuevas posi-
res que estamos desarrollando desde el Gabinete de
bilidades de representación ante las constantes in-
Prehistoria de la UAM, con el fin de ofrecer nuevas
novaciones que se producen en el marco de la in-
vías para el análisis y la representación del registro
formática. Por ello, no solo estamos intentando pro-
lítico a todos los niveles, es decir, desarrollando
fundizar en el método expuesto anteriormente, sino
por un lado un sistema de dibujo totalmente digital
que consideramos fundamental la exploración y ex-
e informatizado, pero que a la vez implique un
perimentación con otro tipo de programas informá-
cambio metodológico substancial, donde la lectura
ticos -programas vectoriales y sofwares gratuitos-,
tecnológica y diacrítica de las producciones líticas
valorando tanto su grado de aplicabilidad como sus
nos aporte una información más dinámica y com-
ventajas y límites.
pleta sobre las pautas tecno-económicas y conduc-
tuales empleadas por la sociedades prehistóricas En cuanto al método de dibujo asistido por or-
para la gestión de los recursos abióticos pétreos denador -con Adobe Photoshop- descrito anterior-
susceptibles de talla. mente, se puede decir que aporta una serie de ven-
tajas notables con respecto al método tradicional a
2. El cambio de forma (“De la plumilla al ra-
mano, siendo la principal de ellas que goza de una
tón”).
mayor precisión en la delineación contornos y aris-
En primer lugar, resulta imprescindible moder- tas, y sobre todo la reducción del tiempo empleado
nizar los sistemas de registro y representación del para la realización del dibujo, así como su facilidad
registro material. Actualmente, en la mayoría de las a la hora de corregir posibles errores durante el
publicaciones, seguimos sujetos al dibujo a mano proceso de diseño. No obstante, creemos conve-
bidimensional del material lítico, empleando para niente analizar todas las posibilidades que nos ofre-
ello instrumentos de dibujo como el compás, diedro cen las versiones más actuales de este programa
o la plumilla. En esta dirección, proponemos una -Photoshop CS 3-. Desde nuestra perspectiva, y a
renovación formal del sistema de dibujo, que ya ha tenor de los primeros ensayos realizados, tenemos
sido esbozada con éxito por otros autores anterior- la convicción de que se pueden reducir de forma
mente (Benito Álvarez, 2007: 1-24), donde el pro- considerable los tiempos de ejecución del dibujo
ceso de dibujo de las piezas se realiza de forma in- con respecto a los estudios realizados hasta el mo-
tegra con métodos digitales. mento (Benito Álvarez, 2007: 1-24). Para lograr
Cabe destacar de manera positiva, que en el ar- esta optimización del trabajo, planteamos un mode-
tículo citado anteriormente, elaborado por J.M. Be- lo de dibujo digital derivado del trazado por J.M.
nito Álvarez, es el único trabajo existente con ca- Benito Álvarez, pero que presenta dos innovacio-
rácter didáctico donde se dan unas pautas básicas y nes importantes.
bien estructuradas para la iniciación en la represen-
75
PASADO, PRESENTE Y FUTURO SOBRE LA REPRESENTACIÓN DEL REGISTRO LÍTICO PREHISTÓRICO
Por un lado, estamos trabajando sobre como ob- amplia gama de pinceles y tramas “standard” que
tener los contornos y aristas de una forma automáti- nos permitan dibujar con el ratón de forma casi au-
ca sin necesidad de calcarlos con el ratón o pen di- tomática el relleno de las extracciones. De esta for-
gital. Para ello, el sistema empleado se basa en la ma, no solo podremos agilizar mucho el proceso de
realización de varias fotografías de la pieza en sen- dibujo, sino que no seremos tan dependientes de la
tido perimetral -360º en torno al objeto- y con dife- destreza técnica y artística -que no de formación en
rente iluminación. Posteriormente, esta secuencia el estudio y lectura del utillaje lítico, la cual es im-
de imágenes es tratada con las herramientas de prescindible- que posea el dibujante, por lo que el
Adobe Photoshop para la consecución del contorno método será accesible a un colectivo mucho mayor,
y nervaduras de la pieza. Los primeros resultados llegando a ser una verdadera representación cientí-
obtenidos con este proceso, nos muestran como vir- fica de carácter técnico y no artístico.
tud principal que la delineación de los bordes es
En definitiva, los avances presentados en este
mucho más precisa que con el ratón, pero sobre
apartado están orientados hacia el cambio de forma
todo el tiempo de consecución de las aristas princi-
en la representación del registro lítico, siendo nues-
pales de la pieza se reduce prácticamente a la mitad
tra propuesta la elaboración de un método sistemá-
con respecto al método que emplea el repaso digital
tico de dibujo en 2D asistido por ordenador, que
con el pincel por encima de la fotografía (Fig. 1).
La segunda novedad en la que estamos investi- nos permita disminuir el tiempo de realización, me-
gando, va encaminada hacia el perfeccionamiento a jorar la precisión y crear un marco didáctico/divul-
la hora de dibujar las ondas de percusión de las ex- gativo moderno, acorde con los avances que se pro-
tracciones. Puesto que estas siguen realizándose “a ducen permanentemente en nuestra disciplina.
mano digital”, es decir, lo único que cambia es que 3. El cambio de fondo (“De la Tipología a la
en vez de dibujarse con la plumilla de tinta china se Tecnología”).
emplea la tablet y el pen analógico, pero al fin y al Como ya se ha explicado anteriormente existe
cabo siguen trazándose a mano, por lo que el tiem- un persistente arraigo por el dibujo a mano, que ac-
po empleado no difiere mucho del sistema tradicio- tualmente intentamos replantear con la introduc-
nal, siendo incluso discutible cual es más rápido ción de nuevos métodos de dibujo digitalizados,
dependiendo de la destreza del dibujante, eso si con pero la problemática en la representación de los
la ventaja de que con el proceso digital podemos materiales líticos va más allá del mero hecho for-
retroceder inmediatamente en caso de equivoca- mal de realización. Existe un problema de fondo,
ción. Por ello, nuestra principal aportación en este de carácter metodológico, que a día de hoy supone
sentido esta enfocada hacia la elaboración de una
76
DANIEL RUBIO GIL
za, obteniendo así una representación esquemática da plasmado en el dibujo analítico y la lectura dia-
que nos permita analizar el orden de producción y crítica, que sin duda nos proporcionan una infor-
manufactura del objeto lítico (numeración de ex- mación más objetiva e integral sobre el utillaje líti-
tracciones de las más antiguas a las más recientes). co, que la prestada hasta el momento por los enfo-
Por otro lado, el diseño analítico no solo se limita a ques interpretativos sujetos a modelos/tipos defini-
la elaboración del esquema diacrítico de talla, sino dos a priori (Baena y Cuartero, 2006: 145-147 ).
que debemos incorporar una serie de dibujos com- 4. Una mirada hacia el futuro: representa-
plementarios que nos aportan otros datos signifi- ción y análisis 3D.
cantes. Es el caso de la elaboración de composicio- Uno de los mayores retos de la representación
nes de contornos superpuestos (Fig. 2), esquemas del registro lítico es reproducir gráficamente de for-
de talla sobre formas primitivas 3D, topografía de ma correcta la reconstrucción tridimensional del
la pieza, etc. objeto. El principal inconveniente reside, en que a
c) La interpretación: una vez realizada la lectura diferencia de lo que sucede con las producciones
diacrítica de la pieza, pasaremos a realizar la inter- cerámicas, cada pieza lítica posee unas característi-
pretación de la misma. Para desarrollar este proceso cas morfológicas y volumétricas únicas y exclusi-
de explicación del material, y siempre que sea posi- vas. Este hecho dificulta mucho la creación de un
ble, procederemos a agrupar la ordenación de las método sistemático válido para cualquier objeto lí-
extracciones en series (explotación o configura- tico. Sin embargo, y gracias a la colaboración inter-
ción) y secuencias de talla. Este proceso interpreta- disciplinar que mantenemos con los departamentos
tivo es necesario plasmarlo gráficamente, para ello de Fotogrametría de la UVA y la UPM, estamos
el método más utilizado es representar con un de- iniciando un programa de investigación destinado a
gradado en escala de grises las diferentes series de la aplicación de herramientas informáticas y tecno-
talla acompañado de una leyenda explicativa (Fig. lógicas de última generación a la representación y
1). análisis 3D del material lítico.
A modo de conclusión, podemos afirmar, que Reiterando que todavía estamos en una fase em-
estimamos necesaria una renovación metodológica brionaria de exploración del potencial que nos
de fondo en la representación gráfica del registro lí- aportan estas nuevas técnicas, nuestro trabajo ha
tico prehistórico. En este sentido, la alternativa que ido dirigido hacia la aplicación de principios foto-
proponemos al sistema de dibujo tradicional de grámetricos (mediante reconstrucción 3D a partir
78
DANIEL RUBIO GIL
de fotografía y Láser Scanner) para la restitución para lograr obtener el volumen real de los materia-
3D de materiales (Fig. 3). les líticos, sino que además nos abre un amplio
marco de posibilidades analíticas para su estudio
Las primeras impresiones y resultados obteni-
volumétrico, que tanta relevancia tiene en determi-
dos son muy positivos, entre los que cabe destacar
nadas producciones y esquemas operativos (como
los siguientes aspectos:
por ejemplo en las explotaciones levallois, Boëda,
1988). Por otro lado, para que estas propuestas de
denador sustituya al dibujo a mano tradicional, con BAENA PREYSLER, J; CUARTERO MONTEAGUDO, F.
2006 "Más allá de la tipología lítica: lectura diacrítica y ex-
el fin de obtener representaciones más precisas en perimentación como claves para la reconstrucción del
el menor tiempo posible. Por otro lado, es indispen- proceso tecnológico", en Zona Arqueológica, Num. 7
sable una renovación metodológica de fondo, que (ejemplar dedicado a: miscelánea en homenaje a Vic-
toria Cabrera ): 145-160.
desde nuestra perspectiva debe estar marcada el es- BENITO ÁLVAREZ, J.M.
tudio de los materiales líticos desde la reconstruc- 2007 "Dibujo digital del material lítico prehistórico: conse-
ción tecnológica y experimental. Por ende, es desde jos básicos para mejorar la cualificación profesional
en Prehistoria y Arqueología", en Arqueoweb, Vol. 9
el ámbito metódico de la tecnología lítica, de donde (1). Ed. Servicio de Publicaciones de la UCM.
pretendemos diseñar nuevos patrones de represen- BENITO DEL REY, L.; BENITO ÁLVAREZ, J.M.
tación fundamentados en la lectura diacrítica, el di- 1998c "Métodos y materias instrumentales en Prehistoria y
Arqueología (La edad de piedra más antigua): Tomo
seño analítico y la interpretación tecnológica. Este III – El dibujo y otras ciencias auxiliares". Salaman-
modelo analítico-gráfico nos permite obtener una ca: Ed. Gráficas Cervantes.
reconstrucción más exhaustiva, objetiva y global BINFORD, L. R.
1968 "New perspectives in Archeology", en S. and L. Bin-
del proceso de gestión y producción de los recursos ford. Chicago: Ed. Aldine Publishing Co.
líticos (Baena y Cuartero, 2006: 145-160), superan- BOËDA, E.
do así la visión parcial e insuficiente que se vislum- 1988 "Le concept Levallois et evaluation de son champ
bra en los estudios de carácter tipológico. d'application", en L'Homme de Neandertal. La
Technique. Lieja: Ed.Marcel Otte, 4: 13-26.
Por último, e insistiendo en que nos hallamos BORDES, F.
1961 "Typologie du Paléolithique ancien et moyen". Publi-
en una fase inicial de la investigación, tenemos la cations de L´Inst. de Prehistoire de L´Universite de
convicción de que la aplicación de nuevas técnicas Bordeaux, mémoire nº 1, 2 vol.
y tecnologías 3D (fotogrametría y Láser scanner) al DAUVOIS, M.
dibujo de las industrias líticas talladas, nos permiti- 1976 "Précis de dessin dynamique et structural des
industries lithiques préhistoriques". París: Ed. Pierre,
rá en un futuro no muy lejano, generar nuevos mé- CNRS.
todos de representación y análisis, que no solo se- GENESTE, M.
rán más rápidos y precisos que los dibujos bidi- 1991 "L'aprovisionnement en matières premières dans les
systemes de production lithique: la dimension
mensionales empleados hasta hoy en día, sino que spatiale de la technologie" en Trebballs
nos abrirán nuevas vías de exploración tanto a nivel D'arqueologia, 1, Tecnología y Cadenas Operativas
científico como divulgativo. Líticas: 1-36.
INIZAN, M.-L.; REDURON, M.; ROCHE, H.; TIXIER, J.
Finalmente, solo comunicaros, que la propuesta 1995 "Technologie de Pierre taillée". París: Ed. CREP –
metodológica de dibujo del material lítico plantea- CNRS.
LAPLACE, G.
da en este artículo no es un programa hermético, 1964 "Essai de typologie systématique" en Annali dell
sino que esta abierto a sugerencias, aportaciones y Universata di Ferrara, Sezione 15 sup.2 vol. I.
críticas, puesto que tengo la confianza que sea des- PRIETO MARTINEZ, M.P; IRUJO RUIZ, D.J.
de el espacio de la discusión constructiva entre es- 2005 "Aplicaciones del 3D en cerámica prehistórica
de contextos arqueológicos gallegos: Un estudio so-
pecialistas, lo que nos enriquezca en este campo y bre percepción visual", en Arqueoweb, Vol. 7 (2). Ed.
nos ayude a progresar hacia la modernización de Servicio de Publicaciones de la UCM.
nuestra disciplina. SEMENOV, S.A.
1957 "Tecnología prehistórica". Madrid: Ed. Akal, reim-
Agradecimientos. presión realizada en 1981.
SIMÓN VALLEJO, Mª. D; CORTÉS SÁNCHEZ, M.
En primer lugar, agradezco al profesor Javier 1996 "Cadenas operativas líticas: algunas aportaciones al
Baena Preysler el apoyo prestado desde mi llegada dibujo tecnológico", en Complutum Extra, 6 (II):
a la UAM para desarrollar mi proyecto de investi- 89-102. Ed. Servicio de Publicaciones de la UCM.
SIRET, L
gación que versará sobre el dibujo del material líti- 1891 "España Prehistórica". Ed. Facta Non Verba, Arrael
co, así como sus aportaciones y la lectura crítica re- Editores, reimpresión realizada en 2001.
alizada en este artículo. Por otro lado, agradecer
también a los compañeros Felipe Cuartero Montea-
gudo y Diego Martín Puig su atención, colabora-
ción y ayuda permanente, no solo en la elaboración
de este texto, sino en el trabajo diario que realiza-
mos.
6. Bibliografía.
BAENA PREYSLER, J.
2007 "Más allá de la tipología lítica: tecnología y experi-
mentación", en I Congreso de Arqueología Experi-
mental en la Península Ibérica: 101-112. Ed. Asocia-
ción española de Arqueología Experimental.
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 81-86
RESUMEN
Con el fin de obtener una visión más amplia y certera de las actividades desarrolladas por los grupos
humanos del Paleolítico superior, la arqueología experimental se viene configurando, en los últimos años,
como parte esencial de cualquier investigación prehistórica. En este trabajo se presenta el diseño, la realiza-
ción y los resultados de diferentes protocolos experimentales, que responden a cuestiones tanto de tipo tecno-
lógico como funcional, con el objetivo de elaborar una serie de criterios que nos permitan obtener información
sobre las trazas de fabricación y de uso presentes en los materiales arqueológicos.
ABSTRACT
With the finality of obtaining an ampler and accurate perspective of the activities carried out by the
human groups in the Upper Palaeolithic, experimental archaeology becomes, in the last years, like essential
part of any prehistoric investigation. We present in this work the design, development and results of different
experimental programs that respond to technological and functional questions with the objective of elabora-
ting a list of criteria that provide us with information about technological as well as wear traces presents on ar-
chaeological materials.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
82
IGNACIO MARTÍN LERMA – BÁRBARA AVEZUELA ARISTU
les en contacto con una materia y según un gesto Para el desarrollo del presente estudio se ha rea-
determinado (fig. 1). La caracterización de estas lizado un repertorio compuesto por 105 útiles simi-
huellas se establece mediante el método experimen- lares a los documentados en La Peña de Estebanve-
tal, capaz de reproducir una serie de trabajos aso- la. El sílex empleado procede principalmente de los
ciados a los grupos humanos prehistóricos. Para tal afloramientos situados en las inmediaciones del ya-
reconocimiento, se realiza un programa experimen- cimiento, aunque también ha sido utilizado el de
tal especificando las distintas actividades a desarro- Casa Montero (Vicálvaro, Madrid), que guarda re-
llar. La importancia de un cuerpo metodológico lación geológica con los niveles neógenos del sílex
bien construido es requisito imprescindible para la de Estebanvela (Bustillo Revuelta y Pérez Jimé-
correcta identificación de las huellas (Gutiérrez nez, 2005).
Sáez, 1996).
Las materias trabajadas han sido la madera
En este programa experimental se ha optado por (pino, roble, tejo o boj, tanto en estado seco como
estructurarlo en base a un método replicativo, con fresco), el hueso (de vacuno y caprino, en estado
la creación de una colección de referencia que fresco, seco, remojado y cocinado), el asta (siendo
identifique el uso de un útil prehistórico y la deter- la de ciervo la más empleada, bien en estado seco,
minación de su funcionalidad con respecto a la bien humedecido o remojado), la carne (tareas de
adaptabilidad de un trabajo concreto. Para el caso desollado, descarnado y descuartizado en animales
de las perforaciones sobre moluscos también se ha como la oveja), la piel (trabajada en estado seco,
atendido a las huellas tecnológicas generadas sobre fresco, y en ocasiones humedecido, y las diferen-
éstos. cias que provocan la aplicación previa de abrasivos
como óxidos de hierro o ceniza), piedra (sobre cali-
Consta así de actividades que se suponen pro-
zas, areniscas y pizarras) y tendones (para
pias del Paleolítico superior final tales como cortar,
cordajes). Para el caso de los moluscos se han se-
cepillar, serrar, grabar, horadar o rebajar asociadas
leccionado diferentes especies de gasterópodos y
a la caza con arco, el desollado, descarnado y des-
bivalvos
cuartizado de animales, la preparación de pieles o
la elaboración de adornos-colgantes sobre molus- Importante también es la evaluación del gesto,
cos. ya que condiciona de manera directa el tipo de hue-
llas a desarrollar. La actividad es la forma en la que
el útil ha transformado la materia, y todo instru-
mento sometido a un esfuerzo concreto, desarrolla
un tipo específico de trazas, cuya lectura correcta
nos permitiría identificar tanto el material como la
acción desempeñada (González Urquijo y Ibáñez
Estévez, 1994). Los gestos más comunes han sido
cortar, serrar, cepillar, raspar, golpear, ranurar, gra-
bar, perforar y, en las actividades cinegéticas, lan-
zar. Hemos determinado siempre un tiempo de 60
minutos de trabajo, con el objetivo de establecer
Fig.: 1. Experimentación con madera, hueso, asta y piel, y
una variable perfectamente comparativa.
sus respectivas huellas de uso a 200 x (Foto: I. Martín).
De especial interés han sido las cuestiones refe-
3. Materias primas. rentes a la caza (fig.2). Se ha efectuado un elevado
En todo estudio traceológico es determinante número de disparos con el objetivo de consolidar
un control preciso de los elementos que actúan du- una base metodológica, controlando aspectos como
rante la experimentación (Semenov, 1964; Odell, la penetración en el cuerpo del animal, la distancia
1977; Keeley, 1980; Anderson-Gerfaud, 1981; de tiro, el ángulo respecto al eje de simetría del ar-
Moss, 1983; Plisson, 1985; Mansur-Franchomme, quero o la disposición y el número de hojitas de
1986; Beyries, 1987; Unger-Hamilton, 1988; Gra- dorso. El arco empleado, de 60 libras aprox., partió
ce, 1989; Yamada, 1993): las variables indepen- de un tronco de Fraxinus fresnus, al igual que las
dientes (aquellos factores que interaccionan entre sí flechas, y ambos han sido elaborados con láminas y
durante el uso; son la materia prima, la materia tra- buriles de sílex. Las hojitas de dorso han sido em-
bajada, el gesto y el tiempo) y las trazas que gene- pleadas para insertarlas como filo lateral. Los asti-
ran (variables dependientes). Es imprescindible re- les han mostrando gran durabilidad y resistencia,
alizar un registro exhaustivo de todos los datos ge- al igual que la cola natural elaborada a partir de re-
nerados durante la experimentación mediante fi- sina de pino, cera natural de abeja y madera de boj
chas. El siguiente paso sería la aplicación de estos carbonizada.
conocimientos al material arqueológico. La fase posterior al desarrollo del programa ex-
83
TECNOLOGÍA Y FUNCIONALIDAD: DIALOGANDO CON LAS TRAZAS
perimental es el estudio del comportamiento de las 1982; D'errico, 1993; Taborin, 1993; Yerkes, 1993;
variables independientes y de su influencia sobre Soler Mayor, 2001; Vanhaeren, 2002), y algunas
las dependientes. De esta manera se generan cuatro han funcionado, pero otras, aunque han sido descri-
grandes grupos de huellas: el pulimento (capa bri- tas por alguno de los nombres mencionados no han
llante, situada sobre el borde activo, y que, en caso podido realizarse con éxito.
de un desarrollo extremo, es observable a simple
En primer lugar, las técnicas que hemos utiliza-
vista), las estrías (asociadas a la interpretación del
do son las denominadas técnicas de desgaste, que
gesto y que podrían definirse como surcos, depre-
son aquellas que llevan, por medio de una presión,
siones o adiciones que se producen sobre la super-
a la eliminación progresiva de finas partículas de
ficie de los bordes usados), el embotamiento (re-
materia. Unas pueden proceder sólo en la superficie
dondeamiento que sufren el filo, las aristas y zonas
(técnicas de desgaste superficiales como el raspado
elevadas de la microtopografía silícea, a causa de la
y la abrasión) y otras profundizando más en la ma-
abrasión producida durante la acción) y los descon-
teria (técnicas de desgaste en profundidad como el
chados (negativos de las esquirlas, o pequeñas me-
serrado o las incisiones) (Averbouh 2000; Proven-
lladuras, que se van generando durante el trabajo
zano, 2004). Algunas de estas técnicas pueden ser-
como respuesta a la tensión que sufre la pieza en
vir como preparación para una posterior perfora-
contacto con la materia trabajada).
ción y todas ellas pueden perforar por sí solas así
como ser combinadas:
Percusión directa: Es una técnica muy traumáti-
ca y sólo la hemos practicado sobre un ejemplar de
Littorina litorea que se ha fracturado. El tamaño y
la consistencia de los ejemplares elegidos para la
experimentación no permiten el uso de esta técnica,
pero no la descartamos para la perforación de otros
ejemplares, sobre todo bivalvos, como ya han he-
cho otros autores con éxito (D'errico et al., 1993)
Percusión indirecta: Es una técnica menos trau-
mática que la anterior, ya que permite delimitar me-
jor el espacio donde se quiere conseguir la perfora-
ción. La percusión indirecta se puede realizar tanto
desde el exterior como desde el interior de las con-
Fig.: 2. Experimentación de caza con hojitas de dorso en- chas, siempre teniendo en cuenta en los gasterópo-
mangadas lateralmente (Foto: I. Martín).
dos las dimensiones de la abertura natural de éstos.
4. Un caso concreto: las perforaciones so- Hemos realizado percusiones indirectas desde el in-
bre moluscos. terior de 6 ejemplares y desde el exterior de 7. En
Las especies seleccionadas para realizar la ex- dos casos no hemos conseguido realizar la perfora-
perimentación se han escogido en base a su exis- ción ya que la Littorina obtusata que estábamos
tencia en la muestra representada en La Peña de Es- perforando se ha roto, una vez desde el interior de
tebanvela; su existencia en yacimientos de la mis- la abertura y otra desde el exterior.
ma cronología y atendiendo al diferente grosor y En todos los casos se han utilizado perforadores
dureza de sus conchas. Estas especies son: Littori- y un percutor duro en cuarcita de unos 100 gramos.
na obtusata, Littorina littorea, Columbella rustica, Los contornos obtenidos en su mayoría, han sido
Nassarius reticulatus, Conus mediterraneus, Gib- irregulares aunque en dos casos estos han estado
bula cineraria, Cerithium vulgatum, Patella caeru- determinados por la forma de la punta del perfora-
lea y Cerastoderma edule. dor y la forma obtenida ha sido triangular. Las sec-
Para realizar las perforaciones hemos empleado bu- ciones son en todos los casos irregulares.
riles, golpes de buril y perforadores confeccionados Los orificios obtenidos varían su tamaño desde
en sílex, dos tipos de arenisca, una de grano fino y los 1,2 o 1,4 mm del Conus y la Cerastoderma, es-
otra de grano grueso, y por último hemos intentado pecies cuya concha es mucho más dura que las de
realizar alguna perforación con una punta de hueso otras especies como la Littorina litorea en la que
hecha por nosotros mismos aunque nos ha sido im- hemos obtenido una perforación de 6 mm.
posible lograr nuestro objetivo.
En cuanto a las trazas microscópicas que pode-
Las técnicas que hemos empleado en la experi- mos observar, en la superficie de ataque nos encon-
mentación para llevar a cabo las perforaciones, son tramos con fisuras y levantamientos de todo tipo
técnicas ya descritas por otros autores (Francis, aunque la tendencia generalizada son los levanta-
84
IGNACIO MARTÍN LERMA – BÁRBARA AVEZUELA ARISTU
mientos aislados y los microlevantamientos. Sin Rotación: Realizada sobre 7 gasterópodos y dos
embargo en la superficie opuesta encontramos justo bivalvos. Hemos conseguido realizar una perfora-
lo contrario, una tendencia a los levantamientos ción con esta técnica desde el interior de la abertura
continuos, acompañados, eso sí, de fisuras. de una Littorina litorea, pero la técnica no es fácil
Fig.: 3. 1a/b, presión desde el interior de un gasterópodo. Fig.: 4. Perforación por abrasión desde el exterior de un
2a/b, presión desde el exterior de un gasterópodo. (Foto: gasterópodo. (Foto: B. Avezuela).
B. Avezuela).
de ejecutar desde esta posición ya que la capacidad
Presión (fig.2): Hemos realizado16 perforacio- de maniobra dentro de la abertura no es mucha.
nes por presión, 12 de origen interno y 4 de origen
externo. En 3 casos, desde el interior de una Litto- El resto de perforaciones han sido por rotación
rina litorea, desde el interior de una Littorina obtu- externa semicircular y para ello hemos usado perfo-
sata, desde el interior de una Patella y desde el in- radores de distinto tamaño. El contorno obtenido ha
terior de una Gibbula no hemos conseguido nuestro sido circular y la morfología cónica en todos los ca-
objetivo. sos menos en el obtenido desde el interior de la Lit-
torina, quizás porque desde esa posición no se con-
Los útiles empleados han sido perforadores de trola tanto el movimiento. Observamos estrías de
distintos tamaños y un buril. En los 13 ejemplares útil en las paredes de la perforación y levantamien-
en los que hemos obtenido con éxito la perforación tos tanto en la superficie de acción como en la
el contorno conseguido ha sido en dos de los casos opuesta.
tendente a una forma redondeada, sin embargo en
el resto de ejemplares la forma ha sido poligonal, Serrado: La última técnica la hemos realizado
casi triangular, siempre condicionado por la sec- sobre el dorso de dos ejemplares de gasterópodos
ción de la punta de los útiles líticos que hemos usa- con el filo de dos lascas. El resultado han sido dos
do, y en ocasiones la perforación sigue las líneas de surcos alargados, cónicos rectos, con estrías de útil
estructura de la concha. Encontramos fisuras y le- en las paredes de la perforación y levantamientos
vantamientos tanto en la superficie de ataque como en la cara opuesta.
en la opuesta y la sección es irregular. 5. Reflexión final.
Abrasión (fig.3): Hemos practicado abrasiones Hasta el momento los análisis de huellas de uso
sobre 7 ejemplares, esta técnica sólo se puede eje- que se han aplicado a diferentes colecciones arque-
cutar desde el exterior de las conchas. Lo que si ológicas están ayudando a obtener una mejor com-
puede variar es el abrasivo que utilicemos, en nues- prensión de los asentamientos prehistóricos. Entre
tra experimentación hemos usado arenisca de grano otras cuestiones se han abordado las relaciones en-
fino y de grano grueso y su uso se ha traducido en tre la morfología de los instrumentos y su función
estrías de diferente calibre. Otra variable que he- (demostrándose muchas veces una amplia diversi-
mos utilizado es el gesto escogido para realizar la dad funcional), la compresión global de las cadenas
abrasión, es decir dándole la movilidad a la concha operativas (incluyendo temas relativos a la selec-
o a la arenisca, en ambos casos hemos obtenido so- ción y gestión de los recursos líticos, así como la
bre la superficie estrías organizadas paralelamente, utilización de materias trabajadas, algunas de las
pero en el segundo de los casos el proceso ha sido cuales, caso de las orgánicas, no dejan evidencias
más largo. en el registro arqueológico), el carácter de la ocu-
pación (gracias a la interacción entre los estudios
Las perforaciones obtenidas adoptan un contor-
tecnológicos y funcionales se han permitido poner
no circular que viene dado por la morfología con-
en evidencia la ruptura o la continuidad de los pro-
vexa de la superficie de los moluscos, su sección es
cesos de trabajo de un yacimiento) y la distribu-
lineal. Las estrías de la superficie de trabajo siguen
ción de determinados ítems tipo-tecnológicos y
la orientación de los gestos ejecutados: cruzadas,
funcionales, aportan información sobre la delimita-
circulares, paralelas…
85
TECNOLOGÍA Y FUNCIONALIDAD: DIALOGANDO CON LAS TRAZAS
ción de áreas de actividad, enfocando los diferentes d'exploitation du bois de cervid'e chez les Magda-
leniens des Pyrenées. Prehistoire-Ethnologie-Anth-
aspectos del macro y microespacio. Gracias a estos ropologie. Université de Paris I.
aspectos, se está arrojando luz a problemas especí- AVEZUELA ARISTU, B.
ficos que son fundamentales para un mejor conoci- 2008 e.p "The personal ornaments made on molluscs of La
Peña de Estebanvela (Segovia, Spain)". Presentado
miento de esta etapa final del Paleolítico superior en 2nd. Meeting of the ICAZ Archaeomalacology
(Martín Lerma et al., e.p). Working Group, Santander.
BEYRIES, S.
Somos conscientes de que la confrontación en- 1987 Variabilité de l´industrie lithique au Moustérien.
tre material experimental y piezas arqueológicas Approche fonctionnelle sur quelques gisements
français. BAR International Series
ofrece todas las limitaciones y dificultades que su- BONTE, P.; IZARD, M.
pone la aplicación de este tipo de análisis sobre el 2005 Diccionario akal de etnología y antropología. Ma-
material arqueológico. En primer lugar no es lo drid: Akal.
BUSTILLO REVUELTA, M. Á.; PÉREZ JIMÉNEZ, J. L.
mismo observar unas trazas microscópicas sobre 2005 "Características diferenciales y génesis de los nive-
material fresco, que no ha sido utilizado y que no les silíceos explotados en el yacimiento arqueológi-
ha sufrido ninguna alteración postdeposicional que co de Casa Montero (Vicálvaro, Madrid)", en Geo-
gaceta (38): 243-246.
sobre un material arqueológico que ha sido someti- CACHO QUESADA, C. et al.
do a todo tipo de alteraciones antes y después de su 2008 "El Magdaleniense en la Meseta Norte. La Peña de
deposición, incluso, como algunos investigadores Estebanvela (Segovia)", en Férvedes (5):143-152.
D'ERRICO, F.
afirman (D'errico, 1993) en el momento de ser ex- 1993 "Identification des traces de manipulation, suspen-
cavado y manipulado; y en segundo lugar, hemos sion, polissage sur l'art mobilier en os, bois de cer-
constatado en estudios realizados sobre material vidés, ivoire ". Presentado en Traces et fonction:
les gestes retrouvés. Liège.
arqueológico que muchos de los adornos-colgantes, D'ERRICO, F.; JARDON GINER, P.; SOLER MAYOR, B.
por ejemplo, fueron muy usados, algunos hasta 1993 "Critères à base expérimentale pour l'étude des per-
fracturarse por completo y quedar inhabilitados forations naturelles et intentionnelles sur coquilla-
ges". Presentado en Traces et fonction: les gestes
para su suspensión (Cacho Quesada et al., 2008; retrouvés. Liège.
Avezuela Aristu, 2008 e.p). Otro tipo de fracturas FRANCIS, P.
que observamos sobre los objetos de adornos-col- 1982 "Experiments whith Early Techniques for making
whole shells into beads. ", en Current Anthropo-
gantes pueden ser debidas al empleo del útil perfo- logy 23(6): 713-714.
rador, tal y como comprobamos en nuestra experi- GONZÁLEZ URQUIJO, J. E.; IBÁÑEZ ESTÉVEZ, J. J.
mentación. De este modo podemos distinguir por el 1994 Metodología del Análisis funcional de instrumen-
tos tallados en sílex. Bilbao: Universidad de Deus-
tipo de fractura aquellas de fabricación de aquellas to.
de uso. GRACE, R.
1989 Interpreting the function of stone tools. The quanti-
En definitiva, partiendo de la experimentación, fication and computeritation of microwear analy-
la observación macro y microscópica de las répli- sis. BAR International Series.
GUTIÉRREZ SÁEZ, C.
cas realizadas para crear la colección de referencia 1996 Traceología. Pautas de análisis experimental. Ma-
y la contrastación con los materiales arqueológicos, drid: FORO.
en este caso del yacimiento magdaleniense de La KEELEY, L. H.
1980 Experimental determination of stone tool use: a
Peña de Estebanvela, establecemos una serie de cri- microwear analysis. Chicago: University of Chica-
terios que nos permiten, a través de diferentes enfo- go Press.
ques, reconstruir distintas cadenas operativas y MANSUR-FRANCHOMME, M. E.
1986 "Microscopie du matériel lithique: traces d´utilisa-
asentar una metodología que sirve de punto de par- tion, altérations naturelles, accidentelles et techno-
tida para emprender un estudio más profundo y am- logiques. Exemples de Patagonie.", en Cahiers du
pliar, así, el conocimiento de los grupos humanos Quaternaire (IX).
MARTÍN LERMA, I.; GUTIÉRREZ SAEZ, C.; MARIN DE
que habitaron este yacimiento. ESPINOSA, J. A.
2008 e.p "Estudios funcionales en Prehistoria. ¿Qué infor-
Agradecimientos. mación nos aportan los útiles líticos?", en Verdo-
Vicerrectorado de Investigación de la UNED, lay, Revista del Museo Arqueológico de Murcia.
MOSS, E. H.
Equipo responsable de La Peña de Estebanvela, 1983 The functional analysis of flint implements: Pince-
Juan A. Marín de Espinosa, Laboratorio de Prehis- vent and Pont d´Ambon: two cases studies from the
toria y Arqueología de la U.A.M. french final Palaeolithic. BAR International Series.
ODELL, G. H.
1977 The application of microwear analysis to the lithic
component o fan entire prehistoric settlement:
6. Bibliografía. methods, problems and functional reconstruction.
Ph. D. Dissertation, University of Harvard.
ANDERSON-GERFAUD, P. PIGEOT, N.
1981 Contribution méthodologique à l´analyse des mi- 1991 Entre nature et culture. Valeur heuristique de la
crotraces d´utilisation sur les outils préhistoriques. technologie lithique par des approches systemi-
Thèse 3ème Cycle. Université de Bordeaux I. ques et cognitives. Paris I.
AVERBOUH, A. PLISSON, H.
2000 Téchnologie de la matière osseuse travaillée et im- 1985 Etude fonctionnelle d´outillages lithiques préhisto-
plications palethnologiques. L'exemple des chaînes
86
IGNACIO MARTÍN LERMA – BÁRBARA AVEZUELA ARISTU
RESUMEN
En este trabajo se espera apuntar las primeras direcciones y precauciones a tener en cuenta cuando se
quiera trabajar el análisis de trazas en herramientas de madera. Y es que a pesar del enorme potencial explica-
tivo que ofrece esta disciplina, esta está limitada por las extraordinarias condiciones de conservación en que
este material es recuperado. El resultado ha sido la casi nula presencia de este tipo de estudios en la arqueolo-
gía actual.
ABSTRACT
The aim of this paper is to point to some basic directions and precautions to take into account in order
work the wear analysis in wooden tools. In spite of the enormous explicative potential that anyone can see in
this discipline, it has been restricted by the extraordinary preservation conditions where this material can be
recovered. As a result of this, there is almost no presence of that kind of studies in the whole archaeology.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
88
ORIOL LÓPEZ BULTÓ
Creemos posible aplicar los principios del análi- nos permitirá determinar el uso de los instrumentos,
sis de las trazas (desarrollado mayoritariamente so- en este caso de la madera.
bre herramientas líticas) al estudio de las herra-
Con todo eso, como apuntan otros autores (Cle-
mientas de madera de La Draga. De hecho, consi-
mente, 1997), a todas estas trazas definidas por Se-
deramos necesario el análisis de trazas en superfi-
menov, sería necesario añadirles aquellas produci-
cie como única vía para determinar si las herra-
das debido a procesos ante y postdeposicionales.
mientas fueron utilizadas y de que manera.
Estas trazas y marcas, si no son debidamente reco-
El desarrollo de estos estudios, junto con los es- nocidas, pueden destruir y/o tapar las trazas de uso
tudios morfológicos de la herramienta, permitiría y tecnológicas, modificando los resultados.
verificar las hipótesis de funcionalidad que se han
Pero para que todo este análisis se pueda hacer
establecido a partir de analogías etnográficas y de
es necesario previamente obtener, mediante la ex-
paralelos arqueológicos.
perimentación, una base comparativa de trazas. Así
Hay que decir que este artículo es un pequeño podremos reconocer las diferentes trazas de cada
resumen y presentación de los primeros resultados acción, materia… teniendo en cuenta las diferentes
preeliminares, del trabajo final de master con el variables.
mismo título que se presentara el mes de septiem-
Hay que decir que la filosofía del análisis de
bre en la Universitat Autònoma de Barcelona.
trazas o el análisis tecnológico, que comenzó desa-
2. Metodología. rrollando Semenov y que muchos otros autores han
2.1. Análisis de trazas. ido completando, fue pensada en un principio única
El objeto de estudio del análisis de trazas 1 son y exclusivamente para las herramientas líticas. Pero
las marcas del uso y de la elaboración que se pue- la validez de esta metodología hace que ya se haya
dan conservar en la superficie de los instrumentos. podido desarrollar con éxito con otras materias pri-
Hasta el momento se ha considerado que es uno de mas no líticas como el hueso. Por esta misma razón
los métodos más objetivos para poder acercarse a creemos que es igualmente valida para otros supor-
determinados procesos de trabajo en los que inter- tes como puede ser, en nuestro caso, la madera.
venga la fuerza productiva de la sociedad a estudio. a) La experimentación:
En este sentido, el análisis de trazas aporta conoci- A la mayoría de diccionarios experimentar apa-
mientos muy válidos para el estudio de las relacio- rece como someter a la observación, a la experien-
nes sociales de producción y reproducción (Cle- cia alguna acción; constituye, así, una forma directa
mente, 1997). Son suficientemente ilustrativas las de adquirir conocimiento empírico aplicable a la in-
palabras del mismo S. A. Semenov (Shchelinsky, vestigación arqueológica, a parte de un método de
1983, citado en Clemente, 1997) que dice que el contrastar las hipótesis. En frente de otros medios
análisis funcional “nace en el seno de la propia ar- de investigación científica, la experimentación se
queología”. caracteriza por la posibilidad de mesurar, repetir y
Según Semenov (1981) hay dos tipos de trazas, contrastar los fenómenos sometidos a estudio, así
tan macroscópicas, que se pueden observar a la su- como sus resultados (Clemente i Terrades, 2001).
perficie de los instrumentos: las trazas de desgaste El año 1954 aparecía el libro de S. A. Semenov:
por el uso, y trazas tecnológicas, producidas estas Pervobytnaya Tekhnika. Con este titulo se respon-
últimas durante la manufactura del instrumento. día a la necesidad de la arqueología del momento
Será a través de la observación del primer tipo de de poder contrastar interpretaciones y de unir la ex-
trazas que se podrá determinar sobre que materia y perimentación sistemática con la observación y el
como se ha utilizado el instrumento estudiado, y es- análisis. Años más tarde, el 1962, se expresaba en
tudiando el segundo se puede inferir con que ins- un sentido muy parecido J. Sonnenfeld para la ar-
trumento y de que manera fueron elaborados. queología occidental, afirmando la necesidad de
La diferencia entre micro y macro trazas no es unir experimentación y observación.
universal y acostumbra a tomar valores diferentes. Ha llovido mucho desde que estas publicacio-
Pero para este trabajo hemos considerado como nes vieron la luz, pero muchos de sus principios
restos microscópicas aquellas reconocibles y carac- por lo que se refiere a la experimentación siguen
terizables a partir de 30 aumentos. La combinación siendo vigentes, y es que debido a la naturaleza de
de los análisis a nivel macro y micro será el que su objeto de estudio y de sus procedimientos cientí-
1 El método de análisis utilizado lo nombraremos “análisis de
ficos, la investigación arqueológica no puede des-
trazas”, aunque se pueda decir que no es una terminología vincularse de las practicas experimentales. Estas
que no explique realmente lo que pretende estudiar. Pero, no prácticas no solo afectan a la formulación de hipó-
utilizaremos el término “análisis funcional”, por la misma tesis y a su contrastación sino que también a los
razón, ya que con este método se corre el riesgo que se en-
tienda que tan solo se estudia la función y no la tecnología. propios mecanismos utilizados en su validación in-
89
ANÁLISIS DE TRAZAS EN LOS ARTEFACTOS DE MADERA DE LA DRAGA: PROPUESTAS METODÓLOGICAS ...
ferencial. Tanto es así que gran parte del conoci- función de todo tipo de artefactos de madera de La
miento científico arqueológico ha estado adquirido Draga. El proyecto se ha desarrollado en base a dos
mediante la experimentación, construyendo, gene- ejes. El primero tiene el objetivo de analizar los
ralmente, el método más importante del conoci- procesos de elaboración de las herramientas de ma-
miento empírico o la fuente principal de conoci- dera. Se ha tratado de reconocer las técnicas utiliza-
miento científico (Clemente i Terrades, 2001). das en el proceso de producción de los artefactos
en base a diferentes indicadores que permitan la
Centrándonos un poco mas en nuestra metodo-
identificación tanto del suporte utilizado, como el
logía de trabajo parece ser que la experimentación
proceso de devastado, la formatización y los acaba-
en traceología acaba siendo el único camino por el
dos. El segundo quiere analizar la función de los
cual un investigador puede acabar elaborando una
artefactos. En este caso se ha trabajado diferencian-
base comparativa para poder contrastar hipótesis
do la tipología de trazas observadas en la superficie
(Gibaja, 1993).
de la madera, concretamente entre aquellas trazas
Para una buena practica de la experimentación que son fruto del proceso de fabricación, y aquellas
se deberá, primer de todo, plantear las preguntas que han estado producidas por el uso.
que se harán y se querrán responder, en función de
Para esta primera experimentación se ha dividi-
las características del yacimiento. Una vez esto ha
do el proceso en tres pasos: segmentado de la ma-
quedado claro, se deberá hacer una ficha para po-
dera con herramientas de piedra y madera similares
der tomar nota de todas las variables que se obser-
a las recuperadas en La Draga, devastado de la ma-
van y en que grado. En este sentido se tiene que in-
dera con azuela de piedra, y pulido de la herra-
tentar introducir un lenguaje cuantitativo y objetivo
mienta con una piedra arenisca. Con este proceso,
en las descripciones, que normalmente resulten
aparte de conseguir una colección de referencia de
subjetivas y poco claras, al mismo tiempo que se
trazas dejadas por una azuela, observaremos cual es
trabaja con el análisis de imágenes digitalizadas
la forma mas practica de utilizar la azuela para po-
(Gibaja, 1993).
der rebajar el suporte hasta la forma de “palo cava-
Sea como sea, los resultados de la experimenta- dor”.
ción no pueden acabar tal cual plasmados en una
A partir de aquí el análisis de los palos arqueo-
lista de funciones y movimientos, sino que es nece-
lógicos apuntados y bipuntados de La Draga se ha
sario avaluarlos en función a los resultados de estas
centrado en su reproducción experimental, siguien-
análisis; la experimentación cobra mucha mas rele-
do el objetivo de contrastar las hipótesis sobre el
vancia siempre y cuando se compare a sus resul-ta-
proceso tecnológico de la fabricación de un palo
dos con los de otros estudios.
cavador. El primer paso de la reproducción empie-
Es necesario tener en cuenta que a menudo se za con la identificación y preparación del suporte.
acaba tomando la experimentación mas que como
Como suporte se han escogido diferentes tron-
un método de aproximación al registro arqueológi-
cos de boj (Buxus sempervirens), ya que la mayoría
co y su significación social, como una finalidad si-
de las herramientas de madera de La Draga están
tuándose en una posición más próxima a un entre-
elaboradas con esta madera, y más en el caso de los
tenimiento que no a un medio de investigación
denominados “palos cavadores”. Lo que es más, en
científica (Clemente i Terrades, 2001).
muchos casos se ha podido identificar corteza en su
3. Caso particular. superficie, cosa que indica su elaboración a partir
3.1. El trabajo experimental. de cuartos o mitades de segmento.
Nos planteamos el análisis del uso y de la tec- Así, una vez realizada la adecuación del sopor-
nología de las herramientas arqueológicas de made- te, parece claro que el primer aspecto en el cual nos
ra de La Draga, los palos apuntados y bipuntados, a hemos de poner a experimentar es con la quebran-
través de las trazas. tadura de un tronco de boj, con la ayuda de instru-
Se han realizado inferencias sobre la funcionali- mentos que fueron identificados en el yacimiento:
dad de “los palos cavadores” a través de paralelos falcas de madera y lascas de sílex.
etnográficos, inferencias sobre las que hemos basa- Para quebrantar longitudinalmente los troncos,
do nuestras hipótesis de trabajo. Pero el contraste empezamos haciendo ranuras longitudinales con
de estas tan solo es posible a través de un programa una lasca de sílex siguiendo la dirección de las fi-
experimental que pasaremos a describir a continua- bras, donde queríamos encajar las falcas de la ma-
ción. dera de manera que aplicando fuerza por percusión
Hemos desarrollado un programa experimental en estos puntos se comenzaran a separar las fibras
con el objetivo de encontrar una metodología que de la madera. De este modo, el proceso ha acabado
permita determinar los procesos de producción y de siendo poco efectivo y bastante dificultoso. Lo con-
90
ORIOL LÓPEZ BULTÓ
RESUMEN
Este artículo aborda la significación de la calcita añadida desde una óptica centrada en la caracteriza-
ción técnica del material de acuerdo con sus determinadas propiedades físico-químicas y la configuración que
su utilización confiere a las cerámicas. Los rasgos de la producción nos surgieren ir más allá de los aspectos
tecnológicos, nos permiten contemplar la utilización de la calcita como una tradición y un indicador social
que puede estar íntimamente ligado al concepto de identidad individual y grupal. El hecho de que la produc-
ción, de un periodo y lugar concreto, comparta algunos rasgos comunes puede tener unas connotaciones sim-
bólicas y sociales significativas. Se trata de aspectos de las cerámicas que experimentan una variabilidad me-
nor y que denotan la existencia de comunicación y la adecuación de los artesanos a ciertas normas de la pro-
ducción y la tradición cultural.
ABSTRACT
In this paper I attempt the meanings of the added calcite by the technical characterization of the mate-
rial and the final product according some physical and chemichal properties. The evidence of the production
suggests to go far away from technological explanations of materials and allows us to relate the utilization of
added calcite as a social mark that can be firmly associated to individual and groupal concepts. In this way, we
attempt to recognize certain structures of meaning that could be generated by the interrelation between people,
traditions and materials for materialize these shared ideas. I consider that certain unity in some stages of the
ceramic production, from a concrete period and place, can also be explained by simbolic and social dimen-
sions of culture. There are some aspects of the production that shows less variability and can be refered to
some comunication and adecuation of the artisans to some cultural traditions.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
94
DANIEL ALBERO SANTACREU
Durante la primera Edad del Hierro (1000-500 conserve su forma y tenga resistencia mecánica ya
BC) se pierde la tradición tecnológica en muchas que con su aplicación se reduce el encogimiento de
de las zonas citadas pero se inicia en el País Vas- la pasta (Rice 1987; Echallier 1984; Velde y Druc
co, Navarra y gran parte de Cantabria (Larrea et al. 1999: 140; Waldren 1991).
1999; Amadori et al. 1995). En Baleares este des-
También se conoce ampliamente el comporta-
grasante se sigue documentado con seguridad en
miento de este desgrasante cuando es sometido al
yacimientos como Son Ferrandell Oleza, Son Mat-
calor de la cocción y las repercusiones tecnológicas
ge, Son Ferrer, Son Fornés, Puig de Sa Morisca,
que de su utilización se desprenden. Hoy en día sa-
Son Ferragut, Torralba d’en Salord, Sa Talaia i Cap
bemos que la calcita inicia su descomposición entre
Forma (Gómez Gras y Risch 1999; Risch y Gómez
los 700/750 y los 898 ºC, dependiendo del tamaño
Gras 2003; Palomar 2005; Waldren 1991; Albero
del grano. El tamaño de grano fino de la calcita ma-
2007; Plantalamor et al. 1999).
chada reduce en gran parte los riesgos que entraña
2. Aspectos tecnológicos. la utilización de este mineral, cuanto más grande es
Las investigaciones realizadas sobre este mine- el tamaño del grano más posibilidades hay para que
ral han abordado a fondo el estudio de los materia- se produzca una fractura potencialmente peligrosa
les, su composición y sus cualidades físicas. De en la cerámica durante la cocción. Por el contrario,
esta manera, se ha perfeccionado la aplicación ar- las cerámicas con calcita cocidas entre estos rangos
queológica de diversos métodos que incrementan la de temperaturas son susceptibles de ser muy poro-
cantidad de datos y la calidad de la información sas (Padial 1999; Linares et al. 1983, Waldren
disponible sobre los artefactos proporcionando una 1991; Tite et al. 2001, Maritán et al. 2005; Gibson
visión del objeto más compleja. El significado de la y Woods 1990; Rice 1987).
cerámica no es arbitrario pero está, al menos en Otro aspecto estudiado de la calcita es como le
parte, determinado por las cualidades de los mate- afecta la atmósfera de cocción, parece ser que la at-
riales. Los materiales en su esencia física participan mósfera reductora permite obtener productos más
de forma activa de los procesos históricos por lo consistentes. Este tipo de atmósferas facilita la fu-
que resulta fundamental conocerlos para evaluar sión de las pastas a baja temperatura, aumentando
como interaccionan con ellos los seres humanos. El la resistencia y consistencia del producto final
conocimiento de los materiales tiene una dimensión (Spataro 2002; Tite et al. 2001).
múltiple, las cualidades de los mismos también in-
fluyen en como estos son percibidos, usados y do- En cerámicas de Cataluña que poseen este des-
tados de significado simbólico (Jones 2004). grasante se ha constatado que la amplia mayoría de
las piezas (84%) están cocidas en atmósfera princi-
La identificación de calcita machacada en cerá- palmente reductora (Clop 2007: 328). A pesar de
micas no supone hoy en día una gran dificultad. Es carecer de estudios exhaustivos del comportamien-
habitual la utilización de láminas delgadas median- to de esta variable en Baleares podemos plantear la
te microscopio petrográfico. Este método nos per- utilización de ambientes reductores en un alto por-
mite asegurar la presencia de este mineral en la centaje de las piezas desgrasadas con calcita. Esta
pasta y distinguir su naturaleza u origen, además la solución puede constituir una pauta común en el
observación microscópica nos permite valorar el proceso de manufacturas de cerámicas que utilizan
grado de angulosidad de los granos. Así pues, cons- este desgrasante por motivos técnicos pero también
tituye una herramienta vital para determinar si los condiciona la coloración y en cierta manera el
minerales han sido machacados y añadidos inten- efecto visual de las piezas. Esta es una variable a
cionalmente a la pasta. En la calcita, este tipo de tener en cuenta pues el efecto visual de las piezas
granos se caracterizan por tener cristales eudrales participa de como estas son percibidas (Prieto
muy angulosos en forma de romboedros (Courtois 2006; Jones 2004).
1976; Adams y Mackenzie 1998; Buxeda y Cau
1995; Cau et al. 2002; Capel et al. 1995). El uso de calcita ha sido interpretado en Balea-
res en este sentido, su utilización implica, para el
2.1. Propiedades Físicas. desarrollo de una pieza adecuada, la cocción a ba-
Otro de los aspectos más trabajados hace refe- jas temperaturas, hecho arqueológicamente consta-
rencia a las cualidades que éste mineral aporta a las tado (Albero 2007a, b; Waldren 1991; Palomar
pastas y a las cerámicas. Se ha determinado que a 2005; Andreu et al. 2007).
nivel técnico la calcita se añade para cohesionar y
reforzar la pasta. Estos desgrasantes son necesarios Se ha argumentado que este sistema de produc-
para consolidar la estructura de la pasta a la hora de ción habría permitido el consumo de menos canti-
modelar la pieza, favorecer su secado y prevenir de dad de combustible lo que ha sido considerado re-
la aparición de fracturas durante la fase de secado y levante a nivel socioeconómico pues en una socie-
cocción. Estos son indispensables para que la vasija dad con un aumento demográfico considerable se-
95
LA CALCITA COMO DESGRASANTE AÑADIDO EN CERÁMICAS ARQUEOLÓGICAS PREHISTÓRICAS...
ría una estrategia apta para reducir el impacto am- En numerosos registros cerámicos analizados
biental (Gómez Gras y Risch 1999; Waldren 1982, con calcita triturada, como los del Delta del Ebro,
1991). Balcanes o Baleares se ha observado que no parece
existir ninguna diferencia en las pastas cerámicas
Esta explicación resulta funcionalista y no tiene
en relación con aspectos funcionales. Este mineral
en cuenta los complejos y diversos agentes que par-
se documenta en piezas de variada tipología. Parece
ticipan del proceso de cocción. No hay razón para
ser que la calcita es añadida a las cerámicas, inde-
pensar que, de modo directo, menos temperatura
pendientemente de la función que deban realizar
implique la utilización de menos combustible pues
(Clop 2007: 321; Spataro 2008, 2002; Andreu et al.
el tipo de combustible, el tipo de estructura utiliza-
2007; Albero 2007).
da en la cocción y la duración de la misma pueden
influir en ambas variables (Livingstone 2007). 3. Calcita y Tradición Cultural.
Podemos concluir señalando que, gracias al tra- En los estudios de pastas realizados la presencia
bajo que se ha realizado en base a los materiales, es de desgrasantes añadidos con significación cultural
ya unánime y aceptado el hecho que estas cerámi- normalmente se ha interpretado en función de no
cas suelen ser fuertes y resistentes al shock térmico, haber podido conectar enlaces satisfactorios entre
requieren bajas temperaturas de cocción y propor- estos y otros estudios de la producción cerámica
cionan un producto más duradero. Debemos consi- que se centran en el entorno, la tecnología, la fun-
derar que los alfareros que trabajaron con estos ma- ción, la forma y la decoración (Constantin y Cour-
teriales fueron conscientes de sus cualidades y de tois 1985).
las limitaciones y posibilidades que entrañaba la Incluso si los materiales añadidos se interpretan
utilización de calcita en la pasta. en relación con la función debe admitirse que el
2.2. Funcionalidad. verdadero rol, si es que existe uno, se nos escapa.
Estudios etnográficos y arqueológicos demuestran
Múltiples estudios se han centrado en las pro-
que criterios funcionales o tecnológicos no son ne-
piedades que la calcita confiere a la cerámica en re-
cesariamente relevantes y que es usual la utiliza-
lación a las diversas funciones que esta puede reali-
ción de los recursos minerales con fines culturales.
zar. De esta manera, están bien documentadas las
A pesar de que los mismos alfareros otorguen un
ventajas que este desgrasante confiere a cerámicas
sentido técnico y funcional a su comportamiento
de cocina cocidas a baja temperatura. Su utiliza-
este no tiene por que no tener connotaciones socia-
ción, especialmente si el grano es grueso y abun-
les de tradición e identidad. La identidad es algo vi-
dante, las hace más aptas para este tipo de activida-
vido y practicado más que algo desarrollado cons-
des: llegan al punto de ebullición en menos tiempo
cientemente, no hay que considerar las tradiciones
consumiendo así menos combustible, soportan me-
como una forma determinante de vida o un impera-
jor la abrasión y el choque térmico, evita la apari-
tivo para la plasmación de la identidad, estas sim-
ción de fracturas derivadas del estrés y la dilata-
plemente representan elecciones de las personas en
ción. En conclusión resultan más eficientes, dura-
relación al estilo de vida (Barley 1994:155; Gosse-
deras y adecuadas para su uso (Skibo et al. 1987;
lain y Livingstone 2005; Jones 2004; Roux y
Olaetxea 2000; Steponaitis 1983; Calvo et al. 2004;
Courty 2000; Tilley 2006; MacGregor 1999).
Cau 2003).
Así pues, una vez realizada una aproximación
Por otra parte, la presencia de una cantidad alta
exhaustiva a los materiales y sus cualidades vamos
de calcita puede ser beneficiosa para vasijas desti-
a considerar otro tipo de aspectos, pues el mundo
nadas a almacenamiento. Los romboedros de calci-
material y las prácticas sociales que en él tienen lu-
ta proporcionan el mínimo de transpiración necesa-
gar se manifiestan de forma conjunta lo que las
ria tanto para mantener contenidos de tipo líquido o
hace analíticamente indivisibles. Las cerámicas, al
sólido. Una transpiración adecuada evita la apari-
ser un objeto de uso cotidiano, entran de lleno en el
ción de hongos o la pérdida del contenido por eva-
intercambio de significados que constituye la vida
poración, manteniendo el producto fresco y en bue-
social diaria, donde se definen relaciones y eventos.
nas condiciones de almacenamiento (Palomar
El proceso cerámico es solo una forma más que tie-
2005: 420).
nen a su disposición los individuos para transmitir
De esta manera podemos inferir que técnica- diferentes mensajes a distintas facciones de la co-
mente la adicción de calcita es potencialmente de- munidad (Sterner 1989: 451).
seable para todo tipo de cerámicas destinadas a
Aunque este proceso de interacción con la cerá-
usos diversos como cocina, servicio, almacenaje,
mica no es absolutamente necesario debemos asu-
etc. El producto final tiene un grado de dureza y
mir que los prejuicios occidentales tradicionalmen-
consistencia adecuada y por lo tanto mayor durabi-
te han rechazado el naturalismo como marca cultu-
lidad.
ral de gran importancia. El mundo natural de los
96
DANIEL ALBERO SANTACREU
objetos suele considerarse como inanimado e inmu- Su uso se fue incrementando hasta que a partir del
table y los objetos que usamos en la vida cotidiana 1200 BC y hasta el final del Talayótico (500 BC)
no tienen un significado simbólico que merezca la será el único desgrasante que se utilice. Todas las
pena reseñar (Barley 1994: 76; Jones 2004). vasijas analizadas situadas entre 1100 y 500 BC
presentan sin excepción este desgrasante añadido.
La/el ceramista participa activamente con el
Así pues, se añade este desgrasante intencional-
resto de la sociedad a través de los materiales que
mente a pesar de que para la consecución de piezas
fabrica para generar esquemas con los que hacer
pueden utilizarse arcillas naturales u otros desgra-
comprensible el mundo y el entorno que les rodea.
santes (Andreu et al. 2007; Waldren 1982, 1991;
La cerámica está pues íntimamente conectada con
Gómez Gras y Risch 1999; Albero 2007a, b).
el individuo y el medio social y cultural en el que
se ha creado y utilizado. La producción cerámica se Ciertos autores surgieren la importancia de la
desarrolla tanto a nivel individual como dentro de tradición cultural en la fabricación de cerámica así
un grupo cultural (emisores y receptores como con- como la utilización de recetas tradicionales y pro-
junto). Es en esta última esfera donde la cerámica porciones de materiales bien estipuladas en la pre-
cobra su significado reflejando, en muchas ocasio- paración de cerámicas de distintos periodos. Cual-
nes, tradiciones y normas culturales establecidas quier desviación de la tradición puede suponer, me-
(Koriakova 2006). diante diversos mecanismos, la descalificación del
objeto. En este sentido, se señala que en estos casos
Sin embargo, hay que ser conscientes de que a
el alfarero busca unos resultados determinados y
nivel analítico no se puede atribuir a unas socieda-
deseables a la hora de realizar sus acciones, se
des conceptos y preocupaciones que no han sido
apunta que puede existir cierta combinación entre
expresadas explícitamente. A menudo, se habla de
tradición, técnica y economía (Barley 1994: 115;
tradiciones culturales e identidad en la prehistoria
Waldren 1991).
cuando probablemente el deseo de visualizar estas
tradiciones está más relacionado con problemáticas Sin embargo, la cerámica es semánticamente
que se dan en el presente (Tilley 2006). promiscua y tiene unos significados que van más a
allá de la técnica, del uso y de la economía. Esta vi-
Para superar este problema debemos ser capa-
sión hunde sus raíces en la cultura occidental donde
ces de diseñar estrategias de análisis que permitan
se mantiene un punto de vista de la materialidad en
conocer el desarrollo de estas tradiciones tecnológi-
el que la cultura actúa de forma pasiva ante una tec-
cas a través del estudio del registro material y el
nología que lo hace de una forma esencialmente ac-
contexto arqueológico. Para ello debemos plantear-
tiva e incluso determinista. Debemos evaluar el pa-
nos primero el sentido que le damos al término tra-
pel de la cultura y los mecanismos de transmisión
dición pero para su verificación arqueológica habrá
de conocimientos que posibilitan la existencia de
que recurrir irremediablemente a indicadores del
tradiciones tecnológicas y el desarrollo de una vida
registro como el grado de variabilidad, las cualida-
social (Barley 1994: 88).
des del material, el contexto y la organización de la
producción. Solo se puede hablar de identidad y tradición
cuando esta no resulta algo problemático sino un
3.1. Tradición tecnológica.
estado no sometido a crítica. Pero el desorden y el
El estudio de la materialidad, de sus cualidades cambio también tiene lugar en los puntos de vista
y de los procesos de elaboración, resulta fundamen- del mundo, incluso el modelo más rígido es suscep-
tal para poder comprender el rol que desempeñan tible de cambiar. Este hecho lleva a plantear la ca-
los objetos en la cultura. A pesar de que esas rela- pacidad de perduración que tienen las distintas tra-
ciones no sean siempre fáciles de visualizar y mu- diciones a través del tiempo. Cuando innovación o
cho menos predecibles, consideramos que la/el ce- resistencia se suceden lo hacen dentro de unos lími-
ramista actúa en su modo de producción de acuerdo tes formales y temáticos. Ciertas partes del proceso
con un modelo real que tiene en cuenta la sociedad de producción ofrecen más opciones tecnológicas
en su conjunto (Barley 1994: 81). frente a otras que están más implantadas y menos
En Baleares parece haberse desarrollado en dis- sujetas a cambios. Así pues, el registro material nos
tintos momentos una clara vinculación estilística indica que la preparación de la pasta de la cerámica
entre formas y pastas. Así pues la cerámica, en so- puede ser uno de los aspectos que se presta a supe-
ciedades a pequeña escala, puede estar estrictamen- rar estos límites culturales (Gosselain 1992; Barley
te elaborada para reforzar principios de estructura 1994: 112; Tilley 2006).
social (Sterner 1989). Los estudios realizados en Las tradiciones no deben entenderse en térmi-
las islas surgieren que la utilización de calcita como nos estáticos e inamovibles sino que este concepto
desgrasante constituye una evidencia en la produc- debe tratarse como algo dinámico, mutable y en
ción cerámica por lo menos a partir del 1600 BC. constante construcción donde los individuos me-
97
LA CALCITA COMO DESGRASANTE AÑADIDO EN CERÁMICAS ARQUEOLÓGICAS PREHISTÓRICAS...
diante su conducta activa y sus acciones, conscien- ciales (Waldren 1991). Parece ser que los contactos
tes u inconscientes, deciden su identidad y su forma entre el exterior y la isla fueron intensos durante la
de organizar el mundo futuro. Las tradiciones en- Edad del Bronce, justo cuando se documenta con
tran en diálogo con otras tradiciones, es decir, con seguridad esta tradición en las islas. Ello conlleva,
otras formas de hacer y de reaccionar ante el entor- necesariamente, tener en consideración los yaci-
no natural y social. En este sentido la cerámica, por mientos y áreas más cercanas a los derroteros con-
su maleabilidad, supone un soporte muy propicio firmados a partir de las corrientes marinas y los pa-
para este tipo de prácticas (Barley 1994; Jones ralelos de los materiales (Guerrero et al. 2007).
2004; Koriakova 2006).
Debemos considerar estos contactos y un posi-
La existencia de tradiciones implica un fenóme- ble origen alóctono para esta tradición. Cuando se
no compartido por un colectivo durante un periodo producen movimientos de población de cierta en-
de tiempo determinado, pero ello, no significa que vergadura las comunidades suelen retener sólida-
este sea experimentado, observado y transmitido de mente mecanismos de expresión de la identidad uti-
la misma manera en un momento u otro o por un lizados por sus grupos de origen. Se trata de gentes
individuo u otro (Koriakova 2006; Tilley 2006). que deben generar para su supervivencia rasgos de
filiación con sus comunidades de origen. Así pues,
Aunque los estudios se han iniciado hace relati-
comunidades desplazadas mantienen y fortalecen
vamente poco ya se observa como en Baleares, en
algunas tradiciones propias del lugar de origen (Ti-
un momento determinado pastas que antes se pre-
lley 2006; Guerrero et al. 2007; Harris 1980).
paraban de una forma presentan en momentos con-
cretos ciertas novedades: Resulta fundamental plantear la posibilidad de
atributos simbólicos en los materiales autóctonos.
1) Alrededor del 1600 BC se observa en las pie-
En medios donde las materias primas disponibles
zas de Carritx la utilización de chamota como des-
tienen baja variabilidad y los recursos alternativos
grasante añadido y en algunos casos calcita. La
resultan extraños o inaccesibles, como en las islas,
chamota irá perdiendo importancia hasta que en el
las cerámicas suelen suplir esta carencia mediante
Bronce Final se documenta el uso exclusivo de cal-
la reinterpretación de las mismas. Ello implica la
cita (Andreu et al. 2007).
reinterpretación de los componentes utilizados, del
2) Durante el Talayótico (900-500 BC) se ob- proceso de fabricación y el uso. Estas además au-
servan cambios en la cantidad de calcita añadida a mentan a menudo su significado relacionándose de
las cerámicas, su presencia aumenta en un 17% res- forma muy activa con el contexto en el que fueron
pecto del Bronce Naviforme (Waldren 1991) utilizadas y depositadas (Koriakova 2006; Barley
1994: 66-73).
3) A partir del siglo VI-V BC observamos como
piezas que antes estaban desgrasadas solo con cal- La presencia de calcita triturada se registra en
cita empiezan a incorporar también desgrasante ve- varios de los derroteros que conectan el continente
getal. Esta variación en la tradición insular se docu- con las Baleares entre 2000-1000 BC. Se conoce su
menta exclusivamente en yacimientos de Mallorca presencia en varios yacimientos de la costa france-
(Palomar 2005; Albero 2007; Waldren 1982, 1991: sa, al sur del río Llobregat, en el Delta del Ebro y
Andreu et al. 2007). finalmente en Alicante (Clop 2007:321; Seva 1995;
Echalier 1984).
Es interesante observar como las tradiciones es-
tán sujetas a cambios y reinterpretaciones llegando En comparación con otras regiones, en Baleares
en muchos casos a la total decadencia y abandono. su adopción es muy tardía, coincidiendo con el mo-
En el caso de la adición de desgrasante vegetal a mento de desaparición de su uso en regiones como
pastas cálcicas podemos plantear un cambio de la el área catalana. Lo cierto es que la extensión a
cadena operativa, la relación con el entorno y el grandes áreas de determinadas ideas o conceptos,
producto final obtenido que afecta a la vida útil del sin que se puedan por el momento precisar sus me-
objeto. Resulta vital plantear el marco social y con- canismos de transmisión, es algo bien constatado
textual en el que se producen estas variaciones en en la Península Ibérica y otras zonas de Europa
las tradiciones pues constituyen un importante indi- (Clop 2007: 87).
cador de cambio cultural.
Las causas de la rápida y sólida implantación de
3.2. Adopción de la calcita. la calcita en Baleares y otros lugares podrían expli-
El estudio de esta tradición, de su inclusión y carse si se considera la opción alóctona. Si se acep-
evolución en la prehistoria de las Islas Baleares, tase esta premisa se fortalecería el argumento que
nos puede ayudar a conocer mecanismos de inter- surgiere que este desgrasante habría sido añadido a
cambio de ideas y productos, y tal vez como Wal- la pasta por motivos sociales relacionados con la
dren surgiere, movimientos demográficos y comer- identidad. La interpretación tecnológica de la signi-
98
DANIEL ALBERO SANTACREU
ficación de este componente quedaría minimizada a Así pues ya se ha planteado que se producen
pesar de que los beneficios técnicos que proporcio- ciertos cambios en el tiempo en la composición de
na al producto son indiscutibles. las pastas y en la cantidad de calcita añadida. En
los periodos en los que este desgrasante se añade en
Este mineral es característico de medios sedi-
exclusiva a las cerámicas se observa como la cali-
mentarios como el Mediterráneo con predominio
dad técnica de las piezas es homogeneizada en tér-
de rocas calcáreas, de donde puede obtenerse con
minos generales. Ello probablemente es indicio de
facilidad este tipo de desgrasante (Livingstone
un sistema de fabricación muy similar en sus dife-
2007: 13). Dentro de la amplia cantidad de lugares
rentes unidades productivas (Waldren 1991; Albero
y nichos en los que este mineral esta presente hay
2007b).
que señalar que la utilización de calcita añadida a la
pasta se localiza en ámbitos geográficos muy con- La calidad de estas fábricas cerámicas contrasta
cretos. Estas zonas aparecen en contraposición con enormemente con la que se documentan en época
otras donde existen este tipo de materiales en abun- Postalayótica donde se añade además desgrasante
dancia pero no fueron utilizados, como la zona nor- vegetal. Una de las premisas que ha sido común-
te del río Llobregat. Esta dicotomía de los materia- mente aceptada es que la adicción de desgrasante
les evidencia que podrían haber existido distintos vegetal implica un menor esfuerzo de trabajo pero
mundos tecnológicos que desarrollaron diferentes presenta el inconveniente de generar piezas con una
relaciones con los procesos de selección y manipu- vida útil más reducida en comparación con otras
lación de los recursos naturales. Estas zonas cultu- desgrasadas únicamente con calcita (Waldren 1982,
rales aparecen altamente delimitadas por barreras 1991; Palomar 2005; Albero 2007a).
de tipo geográfico como ríos, el mar o cordilleras
De este modo se observan claras diferencias en
que actúan dividiendo el territorio de forma natural
las cualidades de los materiales en distintos mo-
(Clop 2007: 349).
mentos que se traducen en tiempo potencial de vida
Por otra parte, como sucede en el ámbito penin- del objeto. Las cerámicas pueden constituir uno de
sular, una visión diacrónica de lo que sucede en los bienes más durables a disposición de un amplio
Mallorca, surgiere que la utilización de calcita ma- segmento de la sociedad y las propiedades mecáni-
chacada no está confinada a prácticas específicas cas de los artefactos expanden y contraen el uso
de las culturas tradicionales, como puedan ser el social que se puede hacer de los objetos así como
Bronce Naviforme o el Talayótico tan utilizadas en su inclusión en determinadas prácticas sociales. El
el discurso explicativo. En cambio, estas prácticas significado de los objetos está pues íntimamente re-
están mejor relacionadas con la permanencia duran- lacionado con la conexión temporal de las personas
te largos periodos de tiempo de formas de produc- y en ello influye la durabilidad de la cerámica.
ción y tradiciones específicas en cada zona. Cuestiones como la durabilidad de los materiales
van más allá del uso y la función (Jones 2002; Mi-
4. Estrategias de análisis.
ller 1994).
Ya se ha comentado la necesidad de desarrollar
estrategias de análisis que permitan conocer el va- Los artesanos pueden favorecer con sus accio-
lor que se otorga a los materiales y la existencia de nes el grado de adecuación de los artefactos a esta
recetas tradicionales en la preparación de cerámicas variable para incrementar el tiempo de vida poten-
prehistóricas. Se considera el hecho de que la pro- cial de la cerámica. Ello constituye un aspecto su-
ducción de un periodo y lugar concreto comparta mamente relevante ya que existe una relación entre
algunos rasgos comunes puede tener unas connota- la forma en que se gestionan los recursos y se con-
ciones simbólicas y sociales significativas desarro- feccionan los materiales con el valor que la socie-
lladas tanto de forma consciente como inconscien- dad y el individuo otorga a los mismos. Desde aquí
te. Se trata de algunos aspectos de la producción planteamos, a modo de hipótesis a verificar, que el
que experimentan una variabilidad menor y que por valor social que se dio a las cerámicas pudo ser dis-
lo tanto muestran que existió una comunicación y tinto en un periodo u otro.
adecuación entre los artesanos a ciertas normas Analizar formalmente las cualidades de los ob-
inherentes en la producción y la tradición cultural. jetos y el esfuerzo invertido en su fabricación pue-
El análisis del grado de variabilidad entre conjuntos de constituir una herramienta para abordar que
de artefactos puede constituir un método válido otros imperativos, distintos al concepto de eficien-
para reconocer la existencia de tradiciones tecnoló- cia técnica y económica, están ligados a la selec-
gicas y formas comunes de hacer. El estudio del ción y manipulación de materias primas. En este
grado de variabilidad del registro nos proporciona caso la aportación de calcita a la pasta conlleva im-
una herramienta para identificar y evaluar el grado portantes cambios en términos de organización de
de implantación en el tiempo de las tradiciones tec- la producción y esfuerzo. Aún así, los artesanos
nológicas. adoptaron
99
LA CALCITA COMO DESGRASANTE AÑADIDO EN CERÁMICAS ARQUEOLÓGICAS PREHISTÓRICAS...
RESUMEN
En este trabajo se pretende profundizar en el estudio de la policromía sobre bronce gracias al desarro-
llo de las técnicas de análisis sobre metales y a la existencia de un trabajo multidisciplinar en auge. Se hará
uso de las fuentes históricas (Plinio, Plutarco, Pausanias, Cellini, etc.) y de los trabajos en arqueología experi-
mental que las han intentado explicar desde un punto de vista científico-analítico. El uso de una terminología
específica y correcta es esencial para poder distinguir las técnicas de fabricación y de creación de los juegos
cromáticos. Igualmente, es conveniente evitar los anacronismos comunes que se efectúan al valorar ciertos
metales como el oro y el bronce. Finalmente, se hará énfasis en la influencia de la conservación y la restaura-
ción a la hora de crear esos juegos cromáticos o de enmascararlos, dependiendo del período cronológico.
ABSTRACT
This research aims to study in depth the “polychromy on bronce” thanks to the development of metal
techniques analysis and the increase of multidisciplinary works. It will use historical historical sources (Pliny,
Plutarch, Pausanias, Cellini, etc.) and recent works in experimental archaology that have tried to explain
sources information from the scientific-analytical point of view. The use of specific and correct terminology is
essential for distinguishing fabrications and creation of chromatic decoration techniques. It’s important to
avoid the common anachronisms made when evaluatin certain metals as gold and bronze. Finally, emphasis
will be put on conservation and restorarion fields because of its influence when chromatic decoration is creat-
ed or disguised, depending on the chronological period.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
102
DIANA T. LAFUENTE FERNÁNDEZ
El alquimista Zósimo (III-IV d.C.) en el capítu- Otro término para hablar de la tintura aparece
lo del Manuscrito 6.29 marcado con la letra waw, en los primeros escritos alquimistas: el ataque. Re-
enseña los tratamientos para preparar mediante sulta curioso el hecho de que para nombrar el apa-
fundición el cobre en la manufactura de las tinturas rato con el que se trataban con vapor los metales,
(el mismo término que usa Plinio). Para referirse a usen la palabra kêrotakis – la paleta que usaban los
la preparación del cobre usa una palabra derivada artistas para mantener calientes sus mezclas de cera
del Latín excoquo y para hablar de la tintura usa el y pigmentos- y que María la Judía, usó para ablan-
símbolo del triángulo con la adición de dos puntos dar metales y darles color (Alic, 1991).
del plural, que corresponde con la palabra baphè
El Papiro X de Leiden (s. III, IV d.C. Tebas,
griega. Además, expone que los primeros tintes
Egipto) cuenta con uno de los textos más antiguos
eran “cocidos” usando oro, plata y cobre puro.
sobre la metalurgia. En él se describe el método lla-
Zósimo menciona tambíén el color “negro co- mado la “coloración –chrôsis- del oro” mediante el
rintio”, que se podría lograr en metales no muy uso de caparrosa verde –sulfato de hierro hidrata-
gruesos y que es la aleación ideal para recibir meta- do-, sal y vinagre, y el calentamiento del oro. La
les tintados. La receta que da es de 1 mina de Co- caparrosa mezclada con sal en solución forma clo-
bre de Chipre, 8 dracmas de plata y 8 dracmas de ruro férrico y ácido sulfúrico, por lo que la superfi-
fermento de oro. Los metales tendrían que fundirse cie del metal en cuestión –bronce/cobre- será ataca-
con 12 dracmas de sulfuro y 12 dramas de sal de do por la mezcla ácida. Este método de dorado o
amonio. Se colocaba en un contenedor y se cubría plateado, servía para metales con aleaciones plata-
con la sal de amonio purificado para la “melanosis” cobre o cobre-plata-oro, pero no para Cu-Au. La
(descomposición del cobre con el sulfuro ). La ale- combinación del tratamiento calorífico y ácido pro-
ación tendría que ser recalentada y puesta en una voca que haya un enriquecimiento superficial del
solución con vinagre –para desengrasarla- y 8 drac- oro o de la plata, dependiendo de la concentración
mas de una sustancia que, junto con el vinagre, for- de Au (Jacobson, 2000)
maría el verdigris o caparrosa verde, es decir, un
Otra técnica descrita en el Papiro es la del dora-
carbonato de cobre (crisocolla). La lámina de metal
do al plomo. Se usaría una parte de limadura de oro
no debía de ser más grande de dos dedos y es en
y dos de Pb, que eran mezcladas y aplicadas en la
este momento cuando se levantaba la pátina y se
superficie a dorar con un aglutinante orgánico. La
creaban los diseños deseados. Calentando el metal
pieza era calentada violentamente para que el Pb no
en la solución provocaba una superficie brillante.
evaporara por oxidación, dejando el oro pegado a
Una vez que la tenorita se formase en la superficie,
la superficie (Giumlia-Mair, et. al. 2002).
tenía que ser cepillada.
El dorado de amalgama o mercurio crea una in-
Otras recetas mencionan el uso de As y Fe
terfase heterogénea entre el oro (aplicado en lima-
que servirían, en el último caso, para acelerar el
duras u hojas) y el bronce, tendiendo a su caída. La
proceso ya que se crea una pátina rápidamente con
proporción más adecuada de Sn es entorno al 2 %
un matiz azulado. En el caso del As, da un color
ya que, si no, podían aparecer manchas opacas en
púrpura, muy preciado.
la superficie del dorado y la superficie metálica de-
El principal problema que se nos plantea bía calentarse por encima de los 352 ºC–el punto de
es la cantidad de “preparación” que tendría que evaporación del Hg-, dejando una pátina amarillen-
añadirse al Cu para la aleación deseada. La palabra ta-opaca que debía de ser abrillantada con una pie-
bilti en su Manuscrito es usada como el aes latino, dra dura.
es decir, para aleaciones con Cu de base.
Plinio (H.N. XXXV) y Vitruvio (De Architet-
La aleación hsmn km que se concibe tura, VII, 8.) mencionan ya el uso del mercurio –o
como bronce negro y hmty km como cobre negro plata viva- para dorar, aunque su uso era poco co-
(La Niece, 2002) a la que se refieren los jeroglífi- mún ya que este material era muy caro. Solamente
cos estudiados por Cooney (Cooney, 1966: 43) de se constata a partir del siglo II d.C. (Lins, Oddy,
la XVIII Dinastía, son aleaciones de cobre con un 1975) y ni siquiera se han encontrado restos en los
bajo porcentaje de oro y, a veces, con trazas de Ag análisis efectuados a la escultura ecuestre de Marco
y As. Éstas adquirían un color negro cuando se tra- Aurelio del Campidoglio, Roma (Florentino, 1989)
taban con sulfatos de cobre, alumbre y nitrato. El pero se piensa que su dorado fuera efectuado con
resultado es parecido al “bronce corintio” y al sha- esta técnica. El hecho de que una técnica tan cara
kudo (bronce compuesto por cobre, oro, plata y a se usase sobre una aleación un tanto pobre como es
veces con arsénico y otros metales. La pátina que la del Marco Aurelio nos hace pensar en la inten-
formaba era de color negro brillante. La Niece y cionalidad conservativa de la misma.
Craddock, 1993).
En la Enciclopedia de Diderot y D’Alembert
104
DIANA T. LAFUENTE FERNÁNDEZ
bajo la voz de dorure se define la técnica de dorado Con respecto a la policromía de la cultura mate-
mecánico mediante bruñido de la superficie. rial podemos afirmar la existencia de una concien-
cia y conocimiento del metal absoluto para poder
En cuanto a la cultura material como documen-
obtener un color preciso. En cuanto al caso especí-
to indirecto que refleja las técnicas metalúrgicas,
fico del bronce, debemos destacar la gran dificultad
tenemos el Kylix de la fundición (vaso de figuras
del material, de sus aleaciones y de sus técnicas, ya
rojas ático, 480 a.C., Antikenmuseum, Berlin), un
que es verdaderamente arduo. Es más, ya Plinio
ánfora Nolan del pintor de Dutuit, en donde apa-
mencionaba la predominancia e importancia del
rece Efesto puliendo con piedra pómez el escudo
bronce sobre el oro y la plata (más fáciles de traba-
para Aquiles (figuras rojas, s. V a.C., Museo de
jar).
Bellas Artes de Boston). Estos ejemplos han sido
de gran ayuda a la hora de desarrollar los experi- Hemos de diferenciar varias técnicas de policro-
mentos arqueológicos que citaremos. mar:
Finalmente, hacer referencia a las excavaciones - la tintura o policromía del metal de bronce,
arqueológicas en donde se han encontrado estruc-
- la policromía de los elementos que son fundi-
turas identificadas como chalkourgeion (taller de
dos previamente e insertados en el molde en cera
bronce) y a partir de las cuales se ha podido enten-
como los pezones, labios, etc., normalmente hechos
der mejor la técnica de fundición de los objetos en
en otra aleación o metal, y que aparecen en contras-
bronce. Un ejemplo se encuentra en la Acrópolis de
te con el color general de la estatua de bronce
Atenas, en donde se hallaron dos fosas ovales alar-
gadas, rodeadas de ladrillos de arcilla y a las que se - esos mismos elementos fundidos en una pri-
accedían por una pequeña escalera. En el centro de mera instancia y luego insertados en frío, que po-
una de ellas, se encontró un pequeño podio que dríamos considerar damasquinados (ad gemina me-
sostendría el objeto a fundir. Unas de las construc- talla o doble metal),
ciones más conocidas es el taller de Mylonas de
- el nielado,
Rodas, la casa Z del Cerámico de Atenas (con un
basamento caracterizado por tener canal de colada - la aplicación directa de pigmentos.
incorporado para la cera) o el taller de Fidias en
La tintura del bronce, la entendemos como la
Olimpia. Estos talleres no tenían una gran profun-
coloración de la aleación metálica en sí debido a un
didad (alrededor de 1,50 m.), por lo que las escultu-
uso intencionado de diferentes metales. Como ya
ras de gran tamaño que fueron fundidas ahí se fa-
hemos visto, Plinio el Viejo y Zosimo, usan esta
bricaron por partes. Ésto hace que valoremos y des-
misma terminología.
taquemos las técnicas de unión de los fragmentos,
ya que eran grandes maestros. Normalmente, se si- Los elementos metálicos que eran recortados
tuaban en las proximidades del lugar donde se ins- del modelo en cera y fundidos separadamente en
talarían las estatuas (de ahí la situación de los talle- cobre puro o en una aleación de bronce con un alto
res en la Acrópolis). contenido en cobre, como la boca (Fig. 2), queda-
ban englobados en la posterior fusión de la cabeza
2.2. La cultura material: vestigios directos de
en bronce. Otra método consistiría en fundir pre-
la técnica.
viamente la cabeza y luego insertar los labios de
El descubrimiento en 1972 de los Bronces de cera en ella, colocándolos dentro de una pequeña
Riace supuso el inicio de la aplicación de nuevas capa de arcilla refractaria, y vertiendo posterior-
técnicas a la hora de analizar las esculturas y, en mente el metal. La ventaja de estas dos técnicas es
general, la cultura material arqueológica, abriéndo- que la boca de cobre es inseparable, está ligada a la
se un nuevo abanico de investigaciones. Debemos cabeza. En el caso del famoso Púgil (Museo Nazio-
destacar la importancia del ámbito de la Conserva- nale Romano) se pudieron identificar en la cara
ción y Restauración para este avance ya que una de fragmentos de bronce más oscuros con un alto por-
las principales razones del inicio de estos análisis centaje de Pb identificado por Fluorescencia de Ra-
fue la necesidad de conocer lo mejor posible el ma- yos X (Ferretti, 2006: 48-61), que mostraban la
terial para poder saber su estado de conservación y hinchazón y el color morado de un ojo golpeado
restaurarlo. por un puño.
Durante su restauración se constató la riqueza En el caso de la fabricación previa de los ele-
de la policromía, por lo que se analizó la composi- mentos metálicos y su insertado en frío en el objeto
ción de los labios, dientes, ojos, pezones, etc. Algo provocan que la unión no sea completa y que se co-
que no había sucedido en el caso del Auriga de rra el riesgo de desprendimiento. Las cejas, por
Delfos y el Poseidón, ya que fueron descubiertos ejemplo, se solían realizar en cobre y eran introdu-
en años previos. cidas en frío en la escultura, como fue en caso del
105
LOS JUEGOS CROMÁTICOS EN LA CULTURA MATERIAL ARQUEOLÓGICA. LA POLICROMÍA EN BRONCE
se le efectuaba una cavidad para poner el iris (de Obviamente, los primeros tentativos de este
pasta vítrea translúcida o vidrio) y la pupila (una grupo de investigadores se centraron en la imita-
cavidad circular vacía o se incluía una piedra oscu- ción de pequeños objetos, dentro del ámbito de la
ra como la obsidiana). El iris se solía dejar sin apo- orfebrería, continuando la estela de los primeros in-
yar en el bulbo ocular para que ganase profundidad vestigadores. El gran paso se dio a principios de los
el ojo y a veces se rodeaba de un anillo de pasta ’90 con la celebración en Murlo de los seminarios
más oscura, de bronce, de oro o de piedra, para cre- “Antiche officine del bronzo” e “I grandi bronzi
ar distinta tonalidad. Se podían crear más efectos antichi” abanderados por Formigli, construyéndose
de colorido y vivacidad si se policromaban los la- en ambas ocasiones talleres de bronce tal y como
crimales. eran en la Antigüedad y llegando a fundir una co-
pia del “Adorante” de Rodas en el segundo caso
Esta técnica de fabricación de los ojos (Livera-
(Fig. 4). Tanto la fundición, como la unión de los
ni, 2004) correspondía al modelo griego ya que los
fragmentos y acabado final de la escultura, fueron
romanos no remarcaban las pestañas y el bulbo
realizados siguiendo las fuentes y los estudios de
ocular se hacía solo en dos materiales: mármol,
carácter científico-analítico que se habían empeza-
hueso, marfil o pasta vítrea para el blanco, y el iris
do a desarrollar gracias a los hallazgos de los Bron-
y pupila en vidrio, pasta vítrea o piedra (aunque la
ces de Riace. Los problemas a los que se tuvieron
mayoría de las veces se representaba con una mera
que enfrentar durante los trabajos y las conclusio-
incisión).
nes obtenidas son muy interesantes y únicas, pu-
Si bien hemos destacado la Conservación y diendo observar la necesidad de que fueran fabrica-
Restauración como propulsora del inicio de las in- das dichas esculturas por partes, no ya por la peri-
vestigaciones en el ámbito de la policromía sobre el cia tecnológica, sino para dar mayor veracidad a las
bronce, debemos reconocer también su culpa ya mismas.
que en épocas anteriores, debido al gusto del mo-
mento, se llegaron a enmascarar las mismas. Éste
es el caso de las esculturas de la Villa de los Papi-
ros de Herculano, que durante las restauraciones de
Joseph Canart se homogeneizaron las superficies
con limas y se reintegraron con yeso, estucos y la-
cas, oscureciéndolas (Formigli, et. al., 2005,
35-48).
3. Ejecución de la técnica: La Arqueología
experimental.
Si bien en el Renacimiento los orfebres eran
los encargados de efectuar las obras escultóricas en
bronce y los que dominaban este arte –como fue el
caso de B. Cellini -, en el siglo XIX, como ya he-
mos mencionado, fueron los primeros en aproxi-
marse al estudio de las técnicas de fabricación y
fundición de los metales antiguos.
El siglo XX, con el desarrollo de las nuevas tec-
nologías y ciencias, abrirá paso al inicio de los ex-
perimentos para emular las antiguas técnicas. Den-
tro del ámbito de la orfebrería y haciendo especial
mención a la técnica del granulado, a la que ya he-
mos hecho referencia, personajes como Wilms,
Treskow y Littledale se aproximarán a la solución
pero, sobre todo, destacarán por ser los primeros
investigadores, junto con Castellani, que hagan in-
Fig.: 4. Reconstrucción de una fosa de fusión con el mo-
tentos de fabricación para dar con la solución ade- delo en cera. En Formigli, 1999 (coord.): I grandi bronzi
cuada. antichi. Siena: Nuova immagine editrice.
No será hasta los trabajos de Formigli, Parrini y Los resultados artísticos no fueron perfectos
Mello (1982), cuando se haga una demostración pero se pudo hacer la fusión, la unión mecánica de
científica de la saldatura coloidal de la técnica del las partes de la escultura y un acabado superficial
granulado y, con ello, se avance en el estudio de los perfecto, usando para ello unos instrumentos fabri-
métodos de fabricación de los metales antiguos. cados ex profeso similares al strigilis y que apare-
107
LOS JUEGOS CROMÁTICOS EN LA CULTURA MATERIAL ARQUEOLÓGICA. LA POLICROMÍA EN BRONCE
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JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 109-116
RESUMEN
De todos los materiales existentes, pocos han sido los que han evolucionado tanto como el vidrio. En
la actualidad, se aplican técnicas de síntesis específicas para obtener vidrios con unas determinadas caracterís-
ticas ópticas, químicas o, incluso, magnéticas. Pero para obtener información sobre la tecnología y fabricación
de vidrio en las sociedades del pasado deben realizarse estudios arqueométricos. El objetivo de este trabajo es
examinar las tendencias actuales en la arqueometría de vidrios para profundizar en sus aspectos más relevan-
tes. Para ello se ha realizado un estudio bibliométrico de los 164 artículos publicados entre los años 1987 y
2007, en los que se han registrado parámetros como el tipo de revista, el tema del artículo, las técnicas utiliza-
das o la localización geográfica de las muestras estudiadas. Se ha podido comprobar que los estudios arqueo-
métricos sobre vidrio han aumentado gradualmente en el periodo desde el año 2000 a 2007. Los materiales ro-
manos y medievales han sido los más estudiados.
ABSTRACT
Among all existing materials, very few have been developed as much as glass. Nowadays, there are
specific synthesis techniques to obtain glasses with optical, chemical or, even, magnetic properties. However,
to obtain information about the technology and the glass manufacture in past societies, it is necessary to make
archaeometric studies. The aim of this work is to examine the current tendencies in the archaeometry of glass
to assess its more important aspects. To meet this aim a bibliometric study on the 164 articles published bet-
ween 1987 and 2007 has been carried out. The parameters considered were: the journal type, the article topic,
the techniques used or the geographic location of the studied samples. It has been proved that archaeometric
studies about glass have grown up gradually since 2000 to 2007. Roman and Medieval glasses have been the
most studied materials.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
110
TERESA PALOMAR SANZ
ambientales y, de esta manera, mejorar las técnicas Título Revisa- Revisa- Total
de restauración y conservación. das Pa- das Digi-
pel tal
El presente análisis bibliométrico permite com-
probar la evolución de los estudios arqueométricos Aerobiologia 0 1 1
de vidrio en los últimos años. Los parámetros anali- Analytica Chimica Acta 0 1 1
Applied Clay Science 0 1 1
zados son la fecha de publicación, el tipo de revis- Applied Geochemistry 0 1 1
ta, el tipo de artículo, el tema tratado, la tipología Applied Physics A 0 5 5
del vidrio, las técnicas de análisis, el origen de los Applied Surface Science 0 2 2
autores y la localización geográfica de las muestras, Archaeometry 13 32 45
así como la revisión de las actas de dos ediciones Boletín de la Sociedad 3 1 4
Española de Cerámica y
de congresos: Congreso Ibérico de Arqueometría e Vidrio
International Congress on Glass. Chemical Geology 0 1 1
Fresenius' Journal of
2. Metodología. 0 1 1
Analytical Chemistry
Para poder llevar a cabo este estudio se ha reali- Glastechnische Berichte 4 0 4
International Biodeterio-
zado el vaciado de las principales revistas arqueo- ration & Biodegradation
0 1 1
lógicas y científicas nacionales e internacionales International Journal of
(Tabla 1). Se han elegido aquellos artículos que re- Radiation Applications
0 1 1
alizaron un estudio arqueométrico de materiales de and Instrumentation.
Part A.
vidrio. No se han tenido en cuenta trabajos sobre Journal of Archaeologi-
vidriados de cerámicas o pastas vítreas, ni artículos 0 14 14
cal Science
meramente descriptivos que no posean un conteni- Journal of Cultural Heri-
0 14 14
do analítico. Asimismo, se han revisado las actas de tage
Journal of Material
varios congresos especializados, nacionales e inter- Science
0 1 1
nacionales, con el fin de obtener una información Journal of Non-Crystal-
0 13 13
más completa del papel que desempeña el vidrio line Solids
histórico en la actualidad científica. Journal of Radioanalyt-
ical and Nuclear Chem- 0 4 4
Este estudio está centrado en los últimos 20 istry
años, desde 1987 hasta 2007. No se ha considerado Journal of Raman Spec-
1 1 2
troscopy
el presente año 2008 porque se han tomado los Journal of the European
años como una unidad entera de medida. El número 0 1 1
Ceramic Society
de artículos publicados antes de 1987 es escaso y Materiales de Construc-
3 0 3
poco relevante, es por ello por lo que se ha escogi- ción
Materials Characteriza-
do este año como inicio del estudio. Aún así, como tion
0 1 1
posteriormente se podrá comprobar, el período de Materials Chemistry and
0 1 1
tiempo elegido es suficientemente amplio y repre- Physics
sentativo para observar las tendencias y el desarro- Microchimica Acta 0 3 3
Nuclear Instruments and
llo que se ha producido en este campo. Methods in Physics Re- 0 18 18
search Section B
3. Estudio del Artículo.
Physica B: Condensed
3.1. Fecha de publicación. 0 1 1
Matter
En primer lugar, se ha considerado el año de Quaternary Science Re-
0 1 1
views
publicación del artículo. Este parámetro permite Radiation Measurements 0 2 2
observar la evolución que han experimentado los Spectrochimica Acta
0 1 1
estudios arqueométricos de vidrios en los últimos Part A
20 años (Fig. 1). Puede apreciarse que se ha produ- Spectrochimica Acta
0 9 9
Part B
cido un incremento en el número de artículos publi- Talanta 0 1 1
cados, lo que indica que es una línea de investiga- Thermochimica Acta 0 2 2
ción en expansión. En la gráfica se pueden obser- Trabajos de Prehistoria 3 0 3
var dos anomalías que corresponden al año 2005, Zephyrus 1 0 1
en el que se produjo un número de publicaciones 28 136 164
Tabla: 1. Listado del número total de artículos revisa-
superior a lo esperado, y al año 2007, con un núme- dos.
ro inferior.
(Fig. 1) que sólo en la primera mitad del año 2008
Para confirmar si esta tendencia continúa en el se ha registrado un número mayor de publicaciones
presente año, se buscaron todos aquellos artículos que en todo el año 2005, que presentó una anoma-
de arqueometría de vidrio que se han publicado lía por exceso.
hasta el 30 de junio de 2008. Se puede observar
111
EL ESTUDIO ARQUEOMÉTRICO DEL VIDRIO: MÉTODOS Y PERSPECTIVAS
Fig.: 2. Porcentajes según a) el tipo de revista en la que se publican los artículos b) los diferentes tipos de artículo c) el
tema del artículo.
Fig.: 1. Evolución temporal del número de publicaciones a) Caracterización. Se enmarcan en este aparta-
sobre arqueometría de vidrios. do aquellos artículos en los que el análisis químico-
físico se utiliza para describir las propiedades del
3.2.Tipo de revista.
vidrio, como son el color, la dureza o la degrada-
Debido a la gran interdisciplinariedad de la ar- ción.
queometría, el tipo de revistas en las cuales apare-
cen publicados los artículos es muy variado. Se b) Estudio del Comportamiento del Material.
pueden encontrar artículos en revistas de historia- Los vidrios arqueológicos e históricos se utilizan
arqueología y de ciencias experimentales, así como para estudiar cómo varía una determinada propie-
en revistas de medio ambiente. dad con respecto al tiempo, la temperatura u otro
parámetro externo.
En primer lugar, los artículos publicados en re-
vistas de ciencias experimentales abarcan más del c) Técnicas. En este apartado se encuadran al-
50% del total de los artículos analizados (Fig. 2a). gunas de las técnicas analíticas más innovadoras, su
Las revistas más destacadas en este apartado son principio físico, su aplicación a vidrios modelo y su
Journal of Non-Crystalline Solids, centrada en el extrapolación a los vidrios arqueológicos.
vidrio, antiguo y moderno; Nuclear Instruments d) Procesos de Simulación. Para poder realizar
and Methods in Physics Research, que recoge artí- hipótesis, por ejemplo, sobre las reacciones de de-
culos sobre la interacción de haces de energía con gradación de los vidrios o sobre la disposición es-
la materia; y Spectrochimica Acta, sobre la aplica- tructural del colorante en la red silícea, se requieren
ción de las diferentes metodologías espectroscópi- estudios teóricos o prácticos sobre modelos (Fi-
cas. El gran número de artículos en revistas del ám- gueiredo et al., 2006), es decir, procesos de simula-
bito de las ciencias experimentales es debido a que, ción.
en los últimos años, las técnicas no destructivas se
han incrementado y, por tanto, su aplicación a ma- La mayoría de las publicaciones estudiadas
teriales arqueológicos e históricos también ha au- (61%) se encuadran en Caracterización, y se reali-
mentado gracias a la posibilidad de realizar los aná- zan con el objetivo de conocer la composición de
lisis sin destrucción total o parcial de la muestra los vidrios, la concentración de los cromóforos o la
112
TERESA PALOMAR SANZ
localización de las materias primas. cas utilizadas en el pasado para producir vidrio,
como por ejemplo, De originibus rerum de Hraba-
4. Estudio del Vidrio.
nus Maurus (776-856) sobre la fabricación del vi-
4.1.Tema del artículo. drio medieval.
Los artículos se pueden clasificar según los te-
mas que tratan, es decir, según su objetivo (Fig. El resto de los temas son menos estudiados, ya
2c). Así se pueden definir una serie de temas en los sea porque son temas muy específicos como la
cuales se centran la mayoría de los artículos. Técnica Analítica, donde la escasa variedad exis-
tente hace que la publicación de artículos no sea
a) Historia y Tecnología. Artículos en los que frecuente; o muy innovadores, como el estudio del
se estudia la tecnología y producción, así como la deterioro producido por hongos, bacterias y micro-
localización del origen de las materias primas. organismos que se agrupa en el tema Otros.
b) Resistencia Química. Artículos centrados En el caso de la Restauración, el número de ar-
principalmente en el estudio de la corrosión del vi- tículos es bajo porque, en general, los resultados no
drio y otros estudios puramente científicos de la in- se publican. En el ámbito de los restauradores, sólo
teracción del vidrio con agentes externos. una pequeña proporción realiza análisis arqueomé-
d) Teoría Arqueométrica. Los artículos mues- tricos para caracterizar los vidrios que restauran.
tran una caracterización del material en la que se Por ello, el número de publicaciones existentes es
estudia la composición del vidrio y el tipo de cro- tan escaso.
móforo presente en ellos. 4.2. Tipo de vidrio.
e) Técnica Analítica. Desarrollo de una técnica Los vidrios históricos pueden tener diferente
analítica, aplicada tanto a vidrios modelo que simu- composición y coloración, como consecuencia de
lan las composiciones de vidrios antiguos, con el un proceso de fabricación distinto según el lugar y
objetivo de justificar la utilidad de la técnica; como la cronología (Fig. 3).
a vidrios arqueológicos, para comprobar los resul-
tados obtenidos con los vidrios modelos.
f) Restauración. Artículos que presentan la apli-
cación de una técnica analítica para el estudio de
los vidrios, obteniendo una mayor información so-
bre cómo acometer su restauración, dañando lo me-
nos posible a los vidrios y cómo evitar, o ralentizar,
la degradación futura de éstos.
g) Otros. Artículos que se centran en otros te-
mas no recogidos en los apartados anteriores, como
puede ser el estudio del ataque microbiológico
(Gorbushina y Palinska, 1999) (Carmona et al., Fig.: 3. Tipología del vidrio analizado.
2006b). El vidrio se ha utilizado como elemento de
El principal tema en el que se centran los auto- adorno en forma de cuentas en collares y pulseras,
res es la Historia y Tecnología. Los análisis quími- también en vajillas de mesa y, en la Edad Media, se
co-físicos que se pueden realizar al vidrio aportan introdujo la vidriera como cerramiento en las igle-
una información valiosa sobre su composición, su sias y catedrales más importantes de Europa. Por
temperatura de fusión e, incluso, sobre la tecnolo- ello, este tipo de piezas son las que se han estudia-
gía existente en el momento de la producción de la do más frecuentemente.
pieza. Un número importante de muestras estudiadas
El segundo tema con mayor número de artículos corresponden a fragmentos indeterminados. La fra-
publicados es la Resistencia Química. La atención gilidad del vidrio y su rápida degradación determi-
de los autores se centra en el conocimiento de los nan que muchas piezas resulten irreconocibles des-
diferentes mecanismos que producen un aumento pués del paso del tiempo. Se puede estudiar su
de la degradación, las distintas reacciones por las composición y compararla con piezas coetáneas
que se produce la corrosión y los posibles métodos temporal o espacialmente, pero no es posible su
para evitar el deterioro de los vidrios. atribución a una tipología específica.
Y, por último, el tercer tema más frecuente es la También se deben destacar los vidrios modelo,
Teoría Arqueométrica. Pocos son los documentos obtenidos en el laboratorio para llevar a cabo estu-
que han llegado a nuestros días acerca de las técni- dios de simulación (Melcher y Schereiner, 2003).
Por último, en menor proporción, hay muestras que
113
EL ESTUDIO ARQUEOMÉTRICO DEL VIDRIO: MÉTODOS Y PERSPECTIVAS
Fig. 5.: a) Localización geográfica de las muestras analizadas. b) Distribución de las muestras analizadas en países euro-
peos.
En el ámbito peninsular, en el Congreso Ibérico cial en los últimos años (periodo 2000-2007). El
de Arqueometría, la presencia de artículos referidos estudio de las revistas en las que se publican los ar-
al vidrio es mínima. Sólo en el V y VII congresos tículos pone de manifiesto que sólo alrededor de
aparece una pequeña participación, siendo menor una cuarta parte se publica en revistas de arqueo-
del 6% (Fig. 8a). Los temas principales de este con- metría, lo que indica la existencia de un espacio
greso son los materiales cerámicos y los metales. editorial propio muy limitado, ya que las revistas
Los materiales con menor número de estudios se de arqueometría que se publican regularmente son
refieren a los tejidos, los pigmentos y, por supues- muy escasas. España es el tercer país productor de
to, los vidrios. Hay que señalar que las actas del trabajos arqueométricos sobre vidrio, lo que nos
congreso celebrado en 2007 todavía no están publi- posiciona favorablemente respecto al futuro inme-
cadas, por lo que la información recogida se refiere diato de esta especialidad, si bien la producción
al programa correspondiente y aparece con diferen- alemana es muy similar.
te color en la gráfica de la Fig. 8a.
Los tipos de muestras de vidrio estudiados son
muy variados y se corresponden con la amplia di-
versidad, utilidad y funcionalidad de este material
en las sociedades del pasado. Este hecho es cohe-
rente y se puede considerar precursor del gran de-
sarrollo tecnológico del vidrio en la época contem-
poránea. La mayoría de las muestras analizadas son
cuentas procedentes de Europa y Oriente Próximo,
así como vidrieras de la Europa medieval. Los vi-
drios más frecuentemente investigados pertenecen
al periodo Romano-Tardorromano y a la Edad Me-
dia, como resultado de dos de los momentos histó-
ricos en los que el vidrio fue un protagonista singu-
lar del desarrollo tecnológico.
Uno de los factores que ha hecho posible el in-
cremento de estudios arqueométricos sobre vidrios
es el desarrollo de nuevas técnicas, tanto de obser-
vación como de análisis, bien no destructivas o mi-
crodestructivas que ofrecen información estructu-
ral, microestructural y analítica. Los trabajos analí-
ticos que permiten conocer la composición química
del vidrio son cruciales para establecer relaciones
con las condiciones ambientales de meteorización y
conservación y con la localización geográfica de
las posibles materias primas.
Fig.: 8. Distribución de trabajos sobre arqueometría de vi-
drios, referido al total de trabajos presentados en actas de 7. Agradecimientos.
a) Congreso Ibérico de Arqueometría, b) International
Congress on Glass. La autora agradece cordialmente la supervisión
de la Dra. Mª Ángeles Villegas y del Dr. Manuel
Por otro lado, en el International Congress on García Heras.
Glass la participación de trabajos sobre vidrios es
casi constante (Fig. 8b), debido a que desde muy
pronto ha existido una sesión dedicada a la arqueo- 8. Bibliografía.
metría. Aunque la incidencia de trabajos de arqueo- BARBANA, F.: BERTONCELLO, R.; MILANESE, L.;
metría de vidrios es menor del 5%, es superior a lo SADA, C.
esperado. Se debe tener en cuenta que este congre- 2004 "Alteration and corrosion phenomena in Roman
submerged glass fragments", en Journal of Non-
so está fundamentalmente dedicado a los aspectos Crystalline Solids, 337: 136-141.
puramente científicos y tecnológicos del vidrio y, CARMONA, N.; VILLEGAS, M.A.; FERNÁNDEZ
por lo tanto, se centra en la mejora de las propieda- NAVARRO, J.M.
2006 "Characterisation of an intermediate decay phe-
des del vidrio o en sus nuevas aplicaciones. nomenon of historical glasses", en Journal of Ma-
terial Science, 41: 2339-2346.
6. Conclusiones. CARMONA, N.; LAIZ L.; GONZÁLEZ, J.M.; GARCÍA
Los resultados del presente estudio bibliométri- HERAS, M; VILLEGAS, M.A.; SAIZ-JIMÉNEZ, C.
2006 "Biodeterioration of historic stained glasses from
co confirman que las investigaciones arqueométri- the Cartuja de Miraflores (Spain)", en Internation-
cas sobre vidrios de interés histórico, arqueológico al Biodeterioration & Biodegradation, 58(3-4):
y cultural se han incrementado de forma exponen- 155-161.
116
TERESA PALOMAR SANZ
RESUMEN
Se presenta a continuación una metodología de prospección destinada a contrastar y a mejorar los da-
tos disponibles en los Inventarios Arqueológicos sobre el área inmediata a “El Casetón de la Era II”, el primer
recinto de fosos excavado en la Submeseta Norte. El objetivo es realizar un análisis locacional con ciertas ga-
rantías que aporte nueva información sobre un tipo de yacimientos que están cambiando muchas de las con-
cepciones existentes sobre la Prehistoria Reciente del Valle medio del Duero.
ABSTRACT
This paper summarizes an archaeological survey methodology aimed to contrast and to improve the
information contained in the Archaeological Inventories about the closest area to “El Casetón de la Era II”, the
first enclosure excavated in the North Meseta. The objective is to do the best with a future locational analysis
that will bring new knowledge about a kind of sites that are changing many of the previous ideas about the
Recent Prehistory in the middle Douro Valley.
Keywords: Archaeological survey. Best suitability places. Survey transects. Indeterminate prehistoric site .
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
118
MARCOS GARCÍA GARCÍA
ble número de adscripciones como “indetermina- fin de conocer qué cantidad mínima de transectos
dos” y valorar la efectividad de las prospecciones (13 y 2) debían prospectarse. Buscábamos, por
previas. tanto, una certeza aceptable para nuestros propósi-
tos y medios a partir de la aplicación de las siguien-
tes fórmulas estadísticas:
Siendo:
n: cociente de la varianza de la muestra entre la va-
rianza de la población. Es necesaria esta fórmula
para normalizar la variable binomial o dicotómica
(el transecto contiene o no yacimiento).
Z: valor necesario para normalizar la variable, en
este caso usando un test de doble cola (1,96) o, lo
que es lo mismo, significativo con un error de 0,05
(α).
p: probabilidad del caso basada en datos conocidos,
esto es, que el transecto coincida con un yacimien-
to.
1-p: probabilidad de que el caso no tenga lugar, es
decir, que el transecto no coincida con un yaci-
Fig.: 1. Área de prospección. miento.
Con esta meta, la campaña siguió un criterio do- d: margen de error prefijado. En nuestro test se usó
ble: prospección selectiva y muestreo aleatorio. Las 0,2.
áreas seleccionadas respondían, en primer lugar, a
los yacimientos indeterminados y en segundo, a las n’: el tamaño muestral necesario para el error prefi-
zonas más propicias para contener yacimientos, jado (d).
que, teniendo en cuenta los datos del inventario, N: tamaño de la población, esto es, el número total
eran las laderas del páramo tendidas a los valles ex- de transectos.
cavados por los arroyos, nunca a más de 300 me-
tros de éstos. Con esta prospección selectiva se pre- Una vez conocido el tamaño muestral, es decir,
tendía cubrir el objetivo de mejorar las adscripcio- cuántos transectos debíamos prospectar para tener
nes de los 10 yacimientos categorizados como una certeza del 80 %, generamos en una hoja de
Prehistóricos Indeterminados y hallar yacimientos Excel una serie de números aleatorios con la fun-
en aquellas zonas consideradas más atractivas. De ción RANDOM. En el caso del llano elegimos los
igual modo, si las zonas tenidas como propicias 13 primeros números y en el del páramo los 2 pri-
ofrecían mejores resultados que una prospección meros y seleccionamos los transectos coincidentes
aleatoria, cumpliríamos el tercer objetivo de com- con dicho orden. El propósito de este criterio alea-
probar que el criterio selectivo utilizado en pros- torio era hallar nuevos yacimientos y medir las po-
pecciones previas era acertado. sibilidades de hacerlo con criterios estadísticos, ob-
teniendo así una valoración de la validez de los cri-
Por lo que respecta al muestreo aleatorio, el terios selectivos.
área de la prospección se estratificó siguiendo crite-
rios espaciales, resultando tres zonas diferenciadas: 2.3. Fases del trabajo de campo.
el llano, correspondiente a Tierra de Campos, el pá- Tras determinar el área general de prospección
ramo de los Montes Torozos y la ladera de transi- y los criterios que la habrían de guiar, se delimita-
ción. Mientras que la última se reservó para la ron las zonas de trabajo y se preparó toda la docu-
prospección selectiva de áreas propicias, en las mentación y el material necesario (Fig. 2). Para la
otras dos se generó una malla de transectos de 500 documentación arqueológica fue necesaria la con-
x 250 metros, de los que aleatoriamente se eligie- sulta de los datos de los IAP de Palencia y Vallado-
ron 13 en el llano y 2 en el páramo con un intervalo lid y su inclusión en un Sistema de Información
de confianza del 20 %. Para el proceso de selección Geográfica (SIG) que, simplificando, es una base
primero se calculó el tamaño muestral (n’) con el de datos en la que las diferentes capas de informa-
119
EL PAISAJE DE UN RECINTO DE FOSOS: LA PROSPECCIÓN EN TORNO A “EL CASETÓN DE LA ERA II”...
ción temática tienen una representación espacial. A labrados en barbecho o con cultivos apenas creci-
estos datos arqueológicos añadimos los espaciales, dos), se establecía una distancia de entre 25 y 30 m,
sirviéndonos de las hojas 1:10.000 del mapa base si regulares (pastizales, campos recién cosechados)
de Castilla y León en formato digital, disponibles entre 10 y 15 m y si malas (campo cultivado, suelos
en la web del SITCYL (Servicio de Información helados, tierras recién aradas, matorral, cardos) en-
Territorial de Castilla y León) http://www.- tre 5 y 7 m. La estrategia de batida del muestreo
sitcyl.jcyl.es. De esta manera pudimos visualizar la aleatorio exigía, además, la delimitación clara del
realidad arqueológica en su contexto espacial y, transecto en el que se trabajaba, ya que para facili-
con ello, delimitar las áreas de trabajo y realizar tar su supervisión se dividió en 5 calles de 50 m de
mapas más detallados que nos facilitasen el acceso ancho y 500 m de largo donde se repartían los pros-
y la localización de ellas. Con los mismos datos di- pectores. A ello debe añadirse que por los proble-
gitales creamos un Modelo Digital de Elevaciones mas de visibilidad derivados de las nieblas matina-
(MDE) muy básico y lo clasificamos siguiendo cri- les de invierno fue necesario colocar una marca
terios de altura en tres zonas ya mencionadas: lla- cada 100 m de longitud a lo largo de la calle. Todas
nura, páramo y ladera de transición. Con esta clasi- estas divisiones se realizaban mediante la coloca-
ficación pretendíamos que la prospección valorase ción de barras de hierro de algo más de 1 m de altu-
cada área de igual forma independientemente de su ra con una cinta llamativa en lo alto. Para ser preci-
tamaño, ya que en trabajos previos se aprecia que sos, fue necesario dibujar 36 puntos con el SIG y
la ladera tiende a concentrar la mayor parte de ha- trasladarlos al GPS de modo que en el campo die-
llazgos (Almagro- Gorbea y Benito-López, 1993: sen lugar a una división de 5 calles de 50 m con
300-308; Almagro-Gorbea, et al., 1996: 258-259) y marcas cada 100 m. Al igual que en las otras fases,
no quería minusvalorarse su importancia por su los prospectores pasaban sobre el terreno andando
menor extensión. Por ello, nos decantamos por rea- en paralelo y manteniendo la distancia correspon-
lizar una prospección estratificada de la que existen diente hasta cubrir toda la zona de prospección. To-
experiencias similares en Cáceres (Martín Bravo, dos los hallazgos susceptibles de ser prehistóricos
2000). Como se ha comentado, la ladera se reservó eran marcados con unos banderines. Una vez finali-
para la prospección dirigida de áreas propicias, eli- zada la prospección, se revisaban los materiales
giendo aquellas zonas que no habían sido prospec- marcados. La posición de aquellos que se tenían
tadas previamente y que reunían unas condiciones por prehistóricos se recogía en el GPS con un nú-
atractivas para el asentamiento: una ladera saliente mero de tres dígitos y una letra indicando si el útil
sobre el llano y sus valles fluviales, siempre que es- era cerámica (C), industria lítica (L), escoria (E) o
tuviese en un radio de menos de 300 m desde una metal (M). Los materiales que además podían ser-
fuente de agua. El llano y el páramo se destinaron a vir para una adscripción cronológica (bordes, fon-
la prospección por muestreo aleatorio, debido a su dos y decoraciones de cerámica, útiles líticos reco-
mayor tamaño y a su aparente carencia de atractivo nocibles), eran recogidos y se les asignaba una si-
en términos prehistóricos. gla formada por 6 dígitos: día, mes y un número del
00 al 99. Los materiales que no se recogieron co-
Las coordenadas de los yacimientos y de cada
rrespondían a galbos cerámicos sin decoración y a
área de prospección fueron introducidas en un GPS
restos de talla. En el caso de que se apreciase una
modelo “Garmin Etrex Legend” gracias al progra-
concentración importante de un mismo tipo de ma-
ma “GPS TrackMaker”, que aseguraba una mayor
teriales, se delimitaba el perímetro con el GPS para
precisión de uso, pues la información podía trasva-
obtener un polígono del área de concentración.
sarse directamente del programa SIG al de GPS y
Nuestro criterio para considerar la existencia de un
viceversa.
área de concentración se fijó en 4 o más ítems sepa-
El trabajo de campo se ha realizado en tres fa- rados entre sí por no más de 2 m.
ses coincidiendo con cada criterio de prospección.
La información del trabajo de campo se regis-
La revisión de los yacimientos con adscripción de
traba en unas fichas prediseñadas que conformaban
“prehistórico indeterminado” se realizó entre el 29
un diario. En él se recogía el área que iba a ser
de octubre y el 6 de noviembre de 2007, la de los
prospectada, el número de prospectores, la fecha, la
transectos aleatorios entre el 19 de noviembre y el
hora de inicio y de fin, los materiales recogidos, las
20 de diciembre de 2007 y la de áreas propicias en-
posiciones GPS tomadas y las condiciones de visi-
tre el 18 de febrero y el 4 de marzo de 2008. Las
bilidad, así como algunos croquis del terreno cuan-
tres fases tuvieron una metodología de trabajo co-
do la perceptibilidad no era uniforme. A estas fi-
mún. El primer paso era la localización del área de
chas las acompañaban otras para cada posición de
prospección usando los mapas y el GPS. Una vez
GPS, indicando fecha, hora, tipo de levantamiento
identificada, los prospectores se repartían en línea
(punto o área), coordenadas y número de satélites
con una distancia que dependía de las condiciones
disponibles. Se trataba, por tanto, de un registro de
de perceptibilidad del suelo. Si eran buenas (suelos
120
MARCOS GARCÍA GARCÍA
seguridad, pues toda la información recogida con el enfermedades, exámenes, etc. se ha visto reducido
GPS se almacena de forma automática en la memo- a 4 de media total. De los puntos recogidos con
ria. No obstante, estas fichas han sido de gran utili- GPS se ha hecho una criba en el laboratorio para
dad en el procesado de los datos. Finalmente, se eliminar materiales que se tenían por prehistóricos
han incluido en el SIG cuantos elementos eran ne- y que finalmente se han identificado como medie-
cesarios para el análisis arqueológico (posiciones vales (algunas cerámicas) y modernos (escorias).
de los materiales, límites de actuación) y la correcta Entre los materiales modernos cabría destacar una
valoración de la metodología de prospección (capas moneda resellada de VIII maravedís acuñada al
de perceptibilidad, cubierta vegetal, horas de traba- principio del reinado de Felipe III (1608). Así, po-
jo, distancia recorrida, etc.). Los resultados arqueo- seemos un total de 163 puntos correspondientes
lógicos están destinados al análisis locacional y ne- con material prehistórico y 5 áreas de concentra-
cesitan más espacio del que disponemos aquí. En ción. Mientras que éstas se reparten casi equitativa-
consecuencia, remitimos al Trabajo de Investiga- mente, 3 en la zona de alta perceptibilidad y 2 en la
ción que será defendido en el Departamento de de media, los hallazgos individuales demuestran
Prehistoria de la Universidad de Valladolid antes cómo ha influido la perceptibilidad del terreno: en
de que acabe el año. Recogemos aquí, de forma las zonas catalogadas como de buena perceptibili-
breve, los resultados en términos de metodología o dad se han hallado 71 puntos (44% del total), en las
calidad de la prospección. de media 83 (51%) y en las de baja 9 (6%). Sin em-
bargo, la razón de la extraña diferencia entre los
hallazgos en áreas de alta y media perceptibilidad
no está en una diferencia de tamaño, dado que las
tierras con mejores condiciones para los hallazgos
son mayores (178,72 ha frente a 91,78). La explica-
ción a nuestro juicio está en que durante la primera
fase de la prospección, la revisión de yacimientos
indeterminados, las condiciones fueron buenas
siempre (99,99%) y esto coincidió con el periodo
de formación de 4 de los prospectores. Para la se-
gunda fase, el muestreo aleatorio, el equipo poseía
una experiencia mayor y pudo enfrentarse con ma-
yores garantías a unas condiciones distintas pues la
superficie con perceptibilidad media era la más ex-
tensa con el 49%, mientras que la buena representa-
ba el 36% y la nula el 16%. La experiencia de los
prospectores, por tanto, puede llegar a imponerse a
unas malas condiciones ambientales. Entre ellas la
luz ha desempeñado un importante papel, pues
mientras la media general de trabajo se sitúa entre
Fig.: 2. Marco de la prospección con los 3 estratos espa- las 10:52 y las 12:02 de la mañana, la mayor parte
ciales y las zonas seleccionadas según los tres criterios:
áreas propicias (blanco), yacimientos indeterminados
de los hallazgos se concentran entre las 11:00 y las
(gris) y muestreo aleatorio (negro). 12:30, coincidiendo con una posición más central
del sol. Debemos añadir también causas fisiológi-
3. Resultados metodológicos.
cas a ese horario, dado que coincide con las horas
El total de área seleccionada para la prospec- inmediatas al descanso (entre 10:30 y 11:00), cuan-
ción ascendía a 350,32 ha, de ellas se han prospec- do los prospectores estaban en las mejores condi-
tado 270,55 ha (77%) debido a que se obviaron zo- ciones físicas y su vista se había habituado al terre-
nas de nula visibilidad en el muestreo aleatorio (8% no tras dos horas de inspección previa.
del área inicial) y zonas de difícil acceso y baja vi-
sibilidad en el caso de la prospección de áreas pro- 4. Conclusiones.
picias (15%). El tiempo total empleado en la pros- Finalmente, y sin poder detenernos como qui-
pección asciende a 38 horas y 51 minutos. En este siéramos, apuntaremos brevemente unas primeras
cálculo no se tiene en cuenta el tiempo empleado conclusiones sobre cada uno de los criterios.
en logística: transporte, descansos, preparación de
En primer lugar, la prospección dirigida a luga-
transectos, localización de sitios, colocación sobre
res propicios no ha deparado ni un solo hallazgo.
el terreno. Dicho de otro modo, por cada hora de
La razón a tan desilusionante desenlace puede ser
trabajo se han prospectado 6,96 ha de media. Esto
doble: la incidencia de los equipos prospectores
realizado con un equipo que idealmente debía tener
previos en esta zona auguraba que debía aceptarse
5 miembros pero que por fluctuaciones debidas a
que no había sitios de no haberse localizado ya; o,
121
EL PAISAJE DE UN RECINTO DE FOSOS: LA PROSPECCIÓN EN TORNO A “EL CASETÓN DE LA ERA II”...
simplemente, se ha omitido un elemento fundamen- ción no sería posible sin la ayuda y supervisión de
tal en la caracterización de áreas propicias. Tras re- mis dos directores, Germán Delibes de Castro y
visar trabajos historiográficos previos (Rojo Gue- César Parcero Oubiña, a los que desde aquí quiero
rra, 1985; San Miguel Maté, 1993; García Barrios, expresar mi agradecimiento.
2007) nos hemos decidido por la segunda opción
De igual modo la planificación de la prospec-
tras haber constatado que el viento es un factor fun-
ción, especialmente el muestreo aleatorio, debe mu-
damental en nuestra región de trabajo. La propia
cho a Antonio Uriarte González, maestro y amigo
experiencia en el campo y las indagaciones biblio-
al que nunca estaré suficientemente agradecido.
gráficas nos informan de que los vientos del N y
del NW son fuertes, fríos y frecuentes, por lo que El trabajo de campo ha llegado a buen término
en futuras prospecciones deberemos tener en consi- gracias a la colaboración de muchos alumnos de
deración que las localizaciones propicias deben es- Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de Va-
tar al abrigo de ellos. lladolid. No hay espacio para incluirlos a todos, por
lo que quiero significar mi agradecimiento a las
Por lo que respecta a la revisión de los yaci-
cuatro integrantes del equipo habitual con las que
mientos prehistóricos indeterminados, los resulta-
he compartido las frías y duras mañanas de Castilla
dos han sido muy satisfactorios. Gracias a la locali-
de manera sorprendentemente agradable: Beatriz
zación de 55 puntos y a un área de concentración
Bermejo, Leticia González, Virginia Lois y Sandra
de materiales hemos conseguido redefinir la exten-
Ortega.
sión de muchos y cambiar la adscripción cronológi-
ca de 5 de los 10 iniciales. De ese modo hemos eli- Finalmente, y no en orden de importancia, mi
minado uno de ellos como prehistórico y hemos ca- gratitud y cariño a Victoria Recio por sus consejos
tegorizado un yacimiento como Calcolítico, dos y correcciones a este artículo.
como Bronce Antiguo y un cuarto como doble ocu-
pación calcolítica y del Bronce Medio.
6. Bibliografía.
En cuanto a los transectos, 9 de los 15 seleccio-
ALMAGRO-GORBEA, M. y BENITO-LÓPEZ, J. E.
nados contenían materiales, sumando un total de 1993 "La prospección arqueológica del valle del Tajuña.
108 puntos y 4 áreas de concentración. Todos los Una experiencia teorico-practica de estudio territo-
hallazgos se concentran en el llano, lo que parece rial en la Meseta", en Complutum, 4: 297-310.
ALMAGRO-GORBEA, M., et al.
indicar que la suposición de que los Montes Toro- 1996 "Control de calidad de resultados en prospección
zos fueron un vacío poblacional podría no estar de- arqueológica", en Complutum, 7: 251-264.
sencaminada. En cualquier caso, pretendemos cen- GARCÍA BARRIOS, Á. S.
2007 Los inicios de la Edad del Cobre en el Valle medio
trarnos ahora en buscar elementos diferenciadores del Duero: una aproximación a los modos de vida
que pudiesen haber servido de reclamo para el ser en el centro de la Meseta en los albores de la meta-
humano y que maticen la aparente imagen de este- lurgia, Tesis Doctoral inédita presentada en el De-
partamento de Prehistoria, Arqueología, Antropolo-
rilidad del páramo. Los humedales y las charcas gía Social y Ciencias y Técnicas Historiográficas
temporales que hoy están desapareciendo pudieron de la Universidad de Valladolid.
ser lugares muy atractivos en la Prehistoria y por GARCÍA GARCÍA, M.
2008 "La ocupación del valle del Duero en la Prehistoria
ello serán tenidas en cuenta para la siguiente cam- Reciente: los Recintos de Fosos", en CELESTINO
paña. PÉREZ, S. y MAYORAL HERRERA, V. (ed.):
Actas de V Simposio de Arqueología de Mérida:
En cualquier caso, la conclusión fundamental Los SIG y el análisis arqueológico del territorio.
de este trabajo es la constatación de que los datos Mérida: Instituto de Arqueología de Mérida. (e. p.).
MARTÍN BRAVO, A. M.
de los que disponemos en los Inventarios Arqueo- 2000 "Megalitismo y paisaje en la cuenca extremeña del
lógicos están determinados por una metodología de Tajo", en Extremadura arqueológica, 8(Ejemplar
prospección dirigida a hallar el mayor número de dedicado a El megalitismo en Extremadura, home-
naje a Elías Díeguez Luengo): 81-90.
yacimientos lo antes posible para ponerlos bajo ROJO GUERRA, M. Á.
protección de la Administración. Sin dejar de ser 1985 Edad del Bronce y Primer Hierro en la Tierra de
loable y necesario, este criterio sesga una realidad Campos palentina: 1.- Antigua Cuenca de la Nava,
Memoria de Licenciatura inédita presentada en el
arqueológica ya de por sí incierta, dificultando la Departamento de Prehistoria, Arqueología, Antro-
labor del investigador. La metodología aquí presen- pología Social y Ciencias y Técnicas Historiográfi-
tada puede ser a la vez útil tanto para valorar la in- cas de la Universidad de Valladolid.
SAN MIGUEL MATÉ, L. C.
formación disponible como para mejorarla. 1993 "El poblamiento de la Edad del Hierro al occidente
del valle medio del Duero", en ROMERO CARNI-
5. Agradecimientos. CERO, F., et al. (ed.): Arqueología Vaccea. Estu-
El proyecto de investigación del que forma par- dios sobre el mundo prerromano en la Cuenca me-
dia del Duero. Valladolid: Consejería de Cultura y
te este trabajo se inscribe dentro del programa de Turismo, Junta de Castilla y León. 21-65.
becas para Formación de Profesorado Universitario
del Ministerio de Ciencia e Innovación. Su realiza-
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 123-128
RESUMEN
Naturalmente el patrimonio tiene unas características intrínsecas básicas de la que debemos tener pre-
sente la singularidad de su espacialidad. Encontramos el Patrimonio dentro del entramado de la realidad, don-
de cada una de sus manifestaciones se encuentran en un espacio concreto y ese hecho les concierne su vulne-
rabilidad dentro de la Ordenación del Territorio, haciendo su aparición figuras de protección y gestión del Pa-
trimonio a nivel estatal y autonómico. Encontramos como objetivo básico para que las IDEs patrimoniales
sean una realidad, buscar las confluencias dentro de las distintas iniciativas, tanto a nivel institucional como
de investigación, así como plantear las IDEs como una herramienta necesaria de cara a la conservación y ges-
tión del Patrimonio.
ABSTRACT
Heritage has certain intrinsic basic qualities, among which the singularity of its location stands out.
We find that our Heritage is embedded in the everyday. This fact, its coexistence with daily life, makes it vul-
nerable among the necessary activities in spatial planning and leads to the apparition of legal and physical
measures to protect and manage Heritage on a national and regional level. To make the Heritage layer a reali-
ty, we must search for its intersection among several initiatives, both in public institutions and in research. It is
also necessary to analyze its potential as a tool to preserve and manage Heritage.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
124
Mª ARÁNZAZU RESPALDIZA HIDALGO
Una perspectiva organizativa sería más útil para dad de participantes y destinatarios supone una se-
describir la IDE como un conjunto básico de tecno- rie de condicionantes previos, que pueden resumir-
logías y políticas para facilitar la disponibilidad y se en los siguientes:
acceso a la información espacial, el mantenimiento
• Ofrecer flexibilidad en los modelos de datos,
de un entorno resolutorio y sostenido que garantice
qué información incluir sobre cada uno de
el funcionamiento. Una IDE puede implementarse
ellos y cómo organizarla.
tanto por organismos privados, como por servicio • Posibilitar de trabajo con bases de datos hete-
público que garantice la calidad de la información. rogéneas.
4.1. Las capas de información. • Usar de diferentes sistemas operativos.
Las capas de información son de tipo muy di- • Gestionar de la información sobre su ámbito
verso: cartografía a diversas escalas, datos de pla- geográfico.
neamiento, medio ambiente, catastro, direcciones • Garantizar perdurabilidad y actualización, me-
diante el seguimiento de las recomendaciones
postales, divisiones administrativas, agricultura,
técnicas del World Wide Web Consortium y el
etc. Puede haber capas de información mucho más
uso de estándares internacionales en todos los
ricas o conocidas que otras, así la información se
campos de trabajo.
estructura a distintos niveles, y esta distribución tie-
• Bajar el coste de implantación potenciando del
ne además estructurados su meta información. Se
uso de software libre.
trata de que la información se estructure en distin-
• Posibilitar de crecimiento del sistema: continua
tos niveles de agregación, de manera aditiva. carga de información e incorporación de otros
Capas de referencia. proyectos.
Responsables de la información.
En la propuesta de la iniciativa europea INSPI-
RE han definido los temas que deben ser considera- La propia Ley describe al propio Estado como
dos como Datos de Referencia de una Infraestruc- máximo responsable de la información: “Adminis-
tura de Información Espacial de la Comunidad tración del Estado adoptará las medidas necesa-
(véase Anexos I y II de la Directiva). Estos temas rias para facilitar su colaboración con los restan-
son: Sistema de coordenadas, cuadrículas geográfi- tes poderes públicos y la de éstos entre sí, así como
cas, nombres geográficos, unidades administrati- para recabar y proporcionar cuanta información
vas, redes de transporte, hidrografía, lugares prote- fuera precisa” (Ley 16/1985 Art. 2).
gidos, elevación, identificadores de propiedad, par- 5. Necesidad de la capa patrimonial de la
celas catastrales, cubierta terrestre y ortoimágenes. IDEE.
Además de estos datos que la iniciativa proponen la
Es necesaria la incorporación de todos los datos
Información Geográfica genera capas temáticas:
de la capa patrimonial en la IDEE (www.idee.es)
vegetación, geología, clima o tráfico, entre otros.
para “... garantizar la conservación del Patrimonio
La propia iniciativa propone los datos de lugares
Histórico Español, así como promover el enriqueci-
protegidos como datos a incluir en una Infraestruc-
miento del mismo y fomentar y tutelar el acceso de
tura de Datos Espacial de la Comunidad. Según
todos los ciudadanos a los bienes comprendidos en
INSPIRE: “Lugares protegidos: Zonas designadas
él. Asimismo, de acuerdo con lo dispuesto en el ar-
o gestionadas dentro de un marco legislativo inter-
tículo 149.1.28 de la Constitución, la Administra-
nacional, comunitario o propio de los Estados
ción del Estado protegerá dichos bienes frente a la
miembros, para la consecución de unos objetivos
exportación ilícita y la expoliación” (Ley 16/1985
de conservación específicos”.
Art. 2).
La capa patrimonial. Sus características.
5.1. Ventajas de su existencia.
Siguiendo la directiva INSPIRE (www.ec- Interoperabilidad de la información.
gis.org/inspire) la capa patrimonial ha de ser una
capa de referencia dentro de la Infraestructura de Una de las cuestiones fundamental es el uso de
Datos Espaciales de la Comunidad. La documenta- directrices internacionales en el diseño y desarrollo
ción patrimonial tiene que integrarse en los proyec- para permitir su inclusión en redes de ámbito geo-
tos de normalización documental que suponen el gráfico más amplio.
diseño e imposición de una estructura rígida de da- Gestión ubicua.
tos (ficha de catalogación o inventario) y unas de-
terminadas herramientas informáticas, pero la di- La existencia de la capa permitirá a las autori-
versidad de los destinatarios y la heterogeneidad de dades, entidades públicas, privadas y la ciudadanía
la información y sus formatos de almacenamiento, participar activa o pasivamente en la gestión del pa-
requieren una solución más flexible, que además trimonio. Se pueden proyectar probables situacio-
resulta factible con la tecnología actual. La diversi- nes de riesgo que se estarán viendo en un futuro in-
126
Mª ARÁNZAZU RESPALDIZA HIDALGO
mediato, aprovechando las experiencias de otras si- Español, la recuperación de tales bienes cuando
tuaciones similares, estudiadas por las Instituciones hubiesen sido ilícitamente exportados y el inter-
y el ámbito Académico, y garantizar, así, la preser- cambio, respecto a los mismos, de información cul-
vación cultural. La capa patrimonial puede contri- tural, técnica y científica con los demás Estados y
buir a la toma de decisiones para preveer, adminis- con los Organismos internacionales, de conformi-
trar y mitigar los efectos de las acciones sobre la dad con lo establecido en el artículo 149.1, núme-
preservación del patrimonio. ro 3 de la Constitución. Las demás Administracio-
nes competentes colaborarán a estos efectos con la
El impacto de la capa a nivel nacional se verá
Administración del Estado” (Ley 16/1985 Art. 2).
materializado en términos de que la estructura ad-
ministrativa del Estado, muestra una capacidad de 5.2. Inconvenientes de su existencia.
respuesta preventiva, para proteger el patrimonio, Encontramos pocos inconvenientes a la existen-
ya que podrá disponer de una herramienta digital cia de esta capa patrimonial. Podría plantearse las
en red, que potencie las actuales capacidades exis- limitaciones de acceso a dicha información para
tentes en cuanto a gestión y en los procesos de prevenir el expolio, pero a su vez su puesta en va-
toma de decisiones en situaciones de riesgo, evitan- lor y participación ciudadana son políticas partici-
do depender en forma exclusiva de los sistemas pativas en la protección del Patrimonio ya que son
convencionales. agentes en la lucha para erradicar el expolio cuando
Protección del patrimonio. está produciéndose o es una medida de salvaguarda
en la concienciación de que el Patrimonio es Nues-
“La protección del patrimonio exige un funda- tro.
mento más amplio de competencias y conocimien-
tos profesionales y científicos. Algunos elementos 6. Iniciativas necesarias.
del patrimonio arqueológico forman parte de es- 6.1. Iniciativas institucionales.
tructuras arquitectónicas y, en este caso, deben es- El Estado tiene en su mano continuar con las
tar protegidos de acuerdo con los criterios relati- estrategias que protección, conservación y difusión
vos al patrimonio de ese género estipulados en la del patrimonio que están siendo marcada en la apli-
Carta de Venecia de 1964 sobre restauración y cación de la Ley 16/1985. Uniéndolo, así mismo,
conservación de monumentos y lugares de interés las diversas iniciativas locales, regionales, estatales
histórico-artístico; otros, forman parte de tradicio- y las directivas europeas, buscando la suma de las
nes vivas de la población autóctona cuya partici- mismas, y aprovechar a los avances en otras disci-
pación, a través de grupos locales de carácter cul- plinas que propician a desarrollar nuevas estrate-
tural, resulta esencial para su protección y conser- gias de difusión. Como describe la propia Directi-
vación./ Por éstas y otras razones, la protección va: “INSPIRE no supondrá el lanzamiento de un
del patrimonio arqueológico debe basarse en una gran programa de recogida de datos espaciales en
colaboración efectiva entre especialistas de múlti- los Estados miembros. Su objetivo es más bien op-
ples y diversas disciplinas. Exige también la coo- timizar la explotación de datos ya disponibles, exi-
peración de las instancias de la Administración, de giendo que la información espacial existente sea
investigadores, de empresas privadas y del gran documentada, que se pongan en práctica servicios
público. Por consiguiente, esta carta establece destinados a mejorar la accesibilidad e interopera-
unos principios aplicables a los distintos sectores bilidad de los datos, y que se atienda a los obstá-
relacionados con la gestión del patrimonio arque- culos que entorpecen la utilización de los mismos.
ológico. Incluye las obligaciones de las adminis- INSPIRE preparará el camino para una armoniza-
traciones públicas y de los legisladores, las reglas ción progresiva de los datos espaciales en los Es-
profesionales aplicables a la labor de inventario, a tados miembros” (Propuesta INSPIRE 2004 3).
la prospección, a la excavación, a la documenta-
6.2. Iniciativas académicas.
ción, a la investigación, al mantenimiento, a la
conservación, a la preservación, a la restitución, a Es imprescindible que se aborde el trabajo so-
la información, a la presentación, al acceso y uso bre el Patrimonio Arqueológico, entendiéndolo
público del patrimonio arqueológico, así como la como una labor multidisciplinar que además de in-
definición de las cualificaciones adecuadas del cluir a la Arqueología y a la Historia, también inte-
personal encargado de su protección” (Carta 1990 gra a otras muchas disciplinas que han ido aportan-
1). do sus métodos y técnicas al estudio del Patrimonio
Arqueológico (Geología, Zoología, Botánica, Quí-
Difusión del patrimonio. mica, Antropología, Física), así como la incorpora-
“A la Administración del Estado compete igual- ción de las nuevas Tecnologías de la Información.
mente la difusión internacional del conocimiento Además sería deseable que existieran configu-
de los bienes integrantes del Patrimonio Histórico rasen programas de investigación en los cuáles se
127
LA CAPA PATRIMONIAL DE LA IDEE. IMPORTANCIA DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO COMO CAPA...
insertaran todos los trabajos que sobre el Patrimo- que, desde el ámbito internacional hasta el local.
nio Arqueológico actuaran en un ámbito regional
La creación de una Lista de Patrimonio Euro-
determinado pero, teniendo en cuenta que, de cara
peo es una iniciativa destinada a impulsar la dimen-
a avanzar en el estudio y la constatación de estos,
sión europea de los bienes culturales: los monu-
se crearan foros de discusión y debate en torno a
mentos, los enclaves naturales o urbanos y los luga-
los distintos programas de investigación que se lle-
res que han desempeñado un papel esencial en la
ven a cabo en los distintos niveles. De esta forma,
Historia común y en el Patrimonio europeo. A tra-
intentaríamos corregir la tendencia actual propi-
vés de ella se quiere fomentar la difusión, protec-
ciando nuevos marcos de explicación más amplios
ción y preservación del rico patrimonio europeo, al
y generales en los cuales se inserten e imbriquen
tiempo que se subraya la importancia de éste para
los resultados de las distintas investigaciones efec-
un mejor conocimiento de la Historia del continen-
tuadas en ámbitos territoriales menores.
te. El patrimonio cultural es uno de los elementos
6.3. Otras iniciativas. fundamentales de nuestra identidad, y la Europa de
“Cualquier persona podrá solicitar la incoa- hoy es el fruto del continuo intercambio y del diá-
ción de expediente para la declaración de un bien logo que se ha venido produciendo entre los distin-
de interés cultural. El organismo competente deci- tos territorios a lo largo de los siglos. La iniciativa
dirá si procede la incoación. Esta decisión y, en su de crear una Lista de Patrimonio Europeo fue lan-
caso, las incidencias y resolución del expediente zada en Granada en abril de 2006 por los Ministros
deberán notificarse a quienes lo instaron” (Ley de Cultura de Francia, Hungría y España en el En-
16/1985 Art. 10). Resaltar por tanto que es funda- cuentro “Europa por el diálogo Intercultural”. Po-
mental la participación desde cualquier sector y cos días después fue presentada en el Consejo de
para ello es necesario retroalimentar el sistema para Ministros de Cultura de la Unión Europea e incor-
que toda persona sienta que está en su mano el po- porada a la Agenda europea. En el futuro se preten-
der llevar a cabo este tipo de acciones, integrar en de ir aumentando la lista con nuevas incorporacio-
su cotidianidad el patrimonio. nes y crear una red que englobe todos los lugares
designados Patrimonio Europeo con el fin de desa-
Por último, y no por ello menos importante el rrollar actividades culturales de forma conjunta.
estudio y tratamiento del Patrimonio Arqueológico
tiene que trasciende de lo meramente académico y Para propiciar la convergencia europea se nece-
científico, ya que el Patrimonio Arqueológico es un sita crear una estructura de gestión integral del Pa-
producto de la actividad humana y por ello pertene- trimonio Arqueológico que vaya desde el ámbito
ce a toda la humanidad. El Patrimonio Arqueológi- internacional al local. Estructura de gestión ésta
co no puede ser un elemento reservado a las élites que, ajustándose a las distintas realidades jurídico-
sino que debe ser propiedad de toda la humanidad. políticas de los países, permita la transparencia de
las actividades sobre el Patrimonio Arqueológico
7. Conclusiones. así como su vigilancia. Se puede decir que, todo lo
En la construcción de la identidad europea se si- anterior no es posible sin la existencia de estructu-
túa al Patrimonio Arqueológico como resto mate- ras de gestión solventes, eficaces y suficientes para
rial donde “leer” los vestigios del pasado que nos atender las necesidades del Patrimonio Histórico en
“hablan” de esa identidad común, que nos une y a general y del Patrimonio Arqueológico en particu-
la vez nos diferencia del resto. Para todo esto es ne- lar, Patrimonio que es parte esencial de la memoria
cesario contar con una legislación que realmente colectiva de las sociedades existentes y de la Histo-
afronte el tratamiento del Patrimonio Arqueológico ria de la Humanidad.
desde la integridad que éste requiere. Entenderlo,
no como una mercancía sobre la cuál se sustentan 8. Agradecimientos.
las explicaciones del pasado que en cada momento A Miguel Ángel Bernabé y Mayte Manrique
conviene transmitir socialmente, sino como una por su dedicación en la puesta en marcha de la pro-
fuente de información no renovable y, por ello, que puesta de investigación. Y a Carmen Rallo y Mar
debe ser tratada con cuidado, afrontando el estudio Zamora por su apoyo a la propuesta de trabajo que
de éste con las máximas garantías de solvencia ven vital para la investigación y puesta en valor de
científica y metodológica. El Patrimonio Arqueoló- Patrimonio arqueológico español.
gico, como bien consumible y patrimonio del con-
junto de la Humanidad, debe ser fruto de una plani-
9. Bibliografía.
ficación y control de las actividades que se ejercen
2007 Directiva 2007/2/ce del Parlamento Europeo y del
sobre él y de todas aquellas actividades que, directa Consejo, de 14 de marzo de 2007, por la que se es-
o indirectamente, pudieran afectarle. Por supuesto, tablece una infraestructura de información espa-
la responsabilidad de esta planificación y control cial en la Comunidad Europea (Inspire).
NEBERT, DOUGLAS D.
recae sobre aquellas instituciones y organismos 2001 El Recetario IDE (The SDI Cookbook) (Recetario
128
Mª ARÁNZAZU RESPALDIZA HIDALGO
RESUMEN
ABSTRACT
The discovery of the “La Plataforma” archaeological site, located in the Chafarinas islands, has in-
creased our knowledge of the cultural heritage of this place, giving us new data about the defensive buildings
built in the area at the end of the19th century and the beginning of the 20th century. The first excavation was
very short but it showed that the stone building of modern chronology was the result of a complicated process
of constant reconstruction and remodelling. We could carry out an interesting project of “Architectural Ar-
chaeology”, an important methodological line of research, especially when dealing with a forgotten matter
such as the Modern and Contemporary Archaeology.
Palabras Clave: Arqueología de los paramentos. Islas Chafarinas. Norte de África. Edad Contemporánea.
1. Descripción del yacimiento. que la isla del Congreso fue habitada en época mo-
El yacimiento de “La Plataforma” se ubica en el derna, aunque no de forma extensiva, sino localiza-
archipiélago de las Chafarinas y su descubrimiento da en determinados sectores. En este sentido, la
forma parte del inventario patrimonial de las islas. construcción del pequeño edificio en la zona sur
Se trata de un edificio de carácter defensivo cons- podría estar en relación con la defensa de la isla,
truido a finales del siglo XIX, cuya singularidad e sirviendo como albergue a un pequeño contingente
importancia estratégica frente a las costas norteafri- de hombres que aterrazarían el brazo norte de la
canas se ha puesto de manifiesto a lo largo de dos isla para dedicarlo a cultivos. Se trata de una hipó-
breves campañas de excavación durante los años tesis interesante pero imposible de confirmar hasta
2006-2007. Esta intervención se enmarca dentro de efectuar las correspondientes excavaciones en esa
las diferentes actuaciones arqueológicas que se han zona.
llevando a cabo desde el año 2000 en las islas Cha- Las primeras impresiones sobre el yacimiento
farinas. En el año 2005 se identificó una construc- llevaron a plantear una campaña de excavación bre-
ción rectangular de piedra, de cronología moderna, ve con un grupo reducido de voluntarios, puesto
situada sobre una pequeña meseta, junto a un son- que a priori parecía una intervención poco laborio-
deo arqueológico realizado durante este mismo año, sa. Sin embargo, los primeros resultados demostra-
que presentaba una factura de fábrica similar a la de ron que la construcción había sido producto de un
los bancales o aterrazamientos del sector norte, complejo proceso de continuas transformaciones,
identificados en el año 2001. Con el fin de definir la resultando un interesante objeto de estudio para de-
posible vinculación entre ambas estructuras, se ela- sarrollar un proyecto de “Arqueología de los para-
boró un proyecto que permitiera desarrollar una in- mentos”, puesto que podría aportar novedosos da-
tervención arqueológica, y así confirmar definitiva- tos acerca de los sistemas defensivos y constructi-
mente la hipótesis, hasta hoy poco documentada, de vos que se desarrollaban en la zona entre finales del
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
130
CRISTINA TEJEDOR RODRÍGUEZ – SONIA GÁMEZ GÓMEZ
s. XIX y principios del s. XX. A pesar de ello, la 1), ofrece un amplio dominio visual y un indiscuti-
segunda campaña arqueológica en La Plataforma, ble control estratégico tanto de los otros islotes
llevada a cabo en septiembre del 2007, también como de la costa africana.
hubo de limitarse a las propias exigencias de la di-
námica de trabajo en las islas. De nuevo, los resul-
tados fueron muy positivos, permitiendo esclarecer
varias de las dudas que se habían planteado en la
excavación anterior. Sin embargo, la falta de tiem-
po impidió descubrir toda la superficie ocupada por
la construcción, razón por la que aún quedan mu-
chas incógnitas por resolver.
Paralelamente a la actividad arqueológica, se re-
alizó una concienzuda labor de rastreo y búsqueda
en diferentes archivos militares, que permitió obte-
ner cierta información relativa al edificio en cues-
tión, completando así los datos obtenidos de las ex-
cavaciones.
1.1. Ubicación geográfica.
El yacimiento de La Plataforma se localiza en la
isla del Congreso, una de las tres que conforman el
Fig.: 1. Ubicación de “La Plataforma” en el conjunto de las
archipiélago de las Chafarinas. Estas islas, que se islas Chafarinas.
sitúan en el mar de Alborán en la subcuenca de Le-
vante, se ubican frente a la costa de Marruecos 1.2. Objetivos y resultados.
oriental cerca de la desembocadura del río Muluya El objetivo de la primera campaña fue delimitar
y de la frontera argelina. Es un conjunto de tres is- la planta de la estructura con el fin de conocer el
las cuya superficie total emergida asciende a algo tipo de construcción y su posible relación respecto
más de 50 has., y que de oeste a este se denominan: a los aterrazamientos del brazo norte. Con tal pro-
Congreso, Isabel II y Rey. Desde el punto de vista pósito se realizó, en primer lugar, una retirada ge-
orogénico son fruto de un fenómeno de vulcanismo neral de escombros para poder observar la orienta-
que se articula en varios episodios eruptivos, a fina- ción del edificio y trazar una cuadrícula de 16,5 x
les del terciario, seguramente pliocénicos. 6,5 m. Se descubrió que la estructura estaba forma-
da por tres habitáculos independientes separados
En la actualidad la distancia entre la línea de por muros, que fueron denominados sector A, B y
costa y el archipiélago es de 3,5 km., pero las islas C respectivamente. Antes de emprender la excava-
estuvieron unidas a tierra firme, por lo que geomor- ción sistemática de cada uno de los sectores, se lim-
fológicamente constituyeron el extremo norte de lo piaron tanto los derrumbes exteriores como interio-
que fue un antiguo cabo de mayor, prolongación del res, para poder documentar detalladamente los res-
actual Cabo del Agua. Los materiales que formaban tos de los paramentos y definir con precisión el eje
la lengua de unión estaban compuestos fundamen- de orientación del edificio en sentido NE – SO, ubi-
talmente por areniscas y materiales calcáreos cuya cación estratégica puesto que ofrece un amplio do-
naturaleza frágil y blanda determinó que fueran des- minio visual tanto de las otras islas del archipiélago
truidos por la erosión marina, provocando final- como de la costa argelino-marroquí.
mente la separación del continente (Bellver y Bra-
vo, 2003b). Durante la campaña de 2006, sólo pudo con-
cluirse la excavación del sector A, la habitación
La isla del Congreso es la más extensa con 22,5 central del edificio. Es un área de 2,55 x 4 m, sepa-
has., de perfiles escarpados, y también en ella se al- rada en dirección suroeste por un muro cerrado del
canza la altura mayor (137 m. snm.). Esta isla tiene sector C, mientras que en el otro lateral se comuni-
una forma alargada y alcanza un kilómetro en el ca con el sector B a través de un vano de 70 cm de
sentido norte-sur y una anchura variable. El depósi- anchura que, atendiendo a los restos constructivos
to sedimentario principal es el de ladera, hecho fa- hallados, enmarcaba una puerta adintelada con es-
vorecido por el basculamiento generalizado de la tructura de hormigón. Los paramentos de esta habi-
superficie hacia el este. Por ello, los suelos tienen, tación han conservado, en mayor o menor medida,
por lo general, escasa potencia, sobre todo en los parte de su altura original. En una de las esquinas
extremos norte y sur. apareció un nivel de cenizas interpretado como
La ubicación del yacimiento de La Plataforma zona de hogar que, en sus primeras cotas, se presen-
en un lugar elevado del brazo sur de dicha isla (Fig. tó asociada a grandes piedras quemadas y restos de
131
TÍTULO COMUNICACIÓN
carbón. Bajo esta primera capa cenicienta, se halló 2007, algunas de las primeras hipótesis se desecha-
una estructura bien definida, constituida por dos cu- ron, planteando nuevas incógnitas. Esta habitación
betas cuadrangulares de combustión, divididas por de 6,60 x 4 m es la de mayor tamaño. Una mancha
pequeños muretes de ladrillos macizos y argamasa. oscura e irregular en uno de los paramentos, rellena
Los restos que se encontraron en el interior fueron de piedras que rompían con la uniformidad del al-
básicamente piedras, materiales de construcción (te- zado y de restos de materiales de construcción,
jas, ladrillos...), escasos fragmentos cerámicos de como vigas de madera o grandes fragmentos de
cronología claramente moderna y en algún caso es- hormigón, fue interpretada como la posible puerta
corias metálicas. Finalmente, se descubrió que esta de entrada al edificio desde el exterior, ubicada en
cuidada estructura de cocina se apoyaba sobre unas la mitad del muro oeste de la habitación más am-
grandes lajas planas, que a su vez servían como cu- plia. Esta teoría se hizo aún más plausible al reparar
bierta a una zona de combustión anterior, formada en el hecho de que el enlucido interior de las pare-
por grandes sillares de piedra que se adosaban a dos des, bastante bien conservado en este lado, desapa-
de los muros de la habitación, y que aparecían cal- recía radicalmente a ambos lados del supuesto acce-
cinados y cubiertos de gran cantidad de cenizas. so. Sin embargo, tras llevar a cabo una limpieza sis-
Por tanto, a lo largo de las diferentes fases de ocu- temática de esta zona, se ha descartado la idea de
pación del edificio, la misma zona de la habitación que esa irregularidad en el muro se trate del relleno
sirvió de hogar. de un vano de acceso, frente a la hipótesis de la
existencia de un gran ventanal orientado hacia el
El suelo original del habitáculo está formado
oeste. Por otra parte, durante la intervención del
por grandes piedras planas e irregulares encajadas
2007 se ha descubierto la verdadera entrada al edi-
entre sí creando un pavimento homogéneo de es-
ficio, un vano con estructura adintelada, orientada
tructura compacta, que se extiende por toda la su-
hacia el sureste y ubicada en el muro este del sector
perficie del sector. En un momento posterior, este
B. De la misma manera, a priori se había observado
piso pétreo fue tapado por una capa heterogénea de
en la pared opuesta una irregularidad en la factura
piedras y tierra con numerosas inclusiones de dis-
de los paramentos, puesto que desaparecía cual-
tintos materiales, como vidrio o madera, que a su
quier indicio de alzado o cimentación de la pared y
vez fue cubierta y unificada con un lecho de encala-
parecía existir una desviación intencional de los
do. Este segundo nivel de suelo sólo ha permaneci-
muros hacia el exterior del edificio, formando una
do inalterado en una de las esquinas de la habita-
estructura triangular bien definida. Con estos datos,
ción.
se interpretó como una pequeña torre de vigilancia
Los resultados de la excavación del sector A u observación, a modo de saetera, orientada hacia el
han permitido afirmar la existencia de, al menos, sureste y por tanto en posición estratégica puesto
dos etapas de ocupación del edificio, determinadas que miraba hacia la costa marroquí. Tras su excava-
por una remodelación de todas las estructuras del ción se definió como la entrada principal, delimita-
mismo (muros, suelos, hogares...). Esta habitación, da en el exterior por unas piedras talladas colocadas
aparentemente, formaría parte de la estructura fun- a modo de zócalo y en el interior por un semicírcu-
dacional, y sucesivamente fue modificada en distin- lo de piedras.
tos momentos de ampliación y remodelación de
En el sector B el pavimento más antiguo lo con-
toda la construcción.
forma un nivel homogéneo y compacto de cantos
Los trabajos en el sector B se iniciaron durante rodados de pequeño tamaño, que se distribuye por
la primera intervención arqueológica, al desmante- toda la habitación formando franjas bien delimita-
lar gran parte del derrumbe y documentar ciertas das. Su factura es completamente diferente a la del
particularidades estructurales. Tras la campaña del suelo fundacional del sector A, lo que podría ser un
132
CRISTINA TEJEDOR RODRÍGUEZ – SONIA GÁMEZ GÓMEZ
RESUMEN
En este trabajo se ofrece una primera aproximación geoarqueológica del “Yacimiento Paleolítico del
Estanque de Tormentas de Butarque” (Villaverde, Madrid), yacimiento fluvial de baja energía del Pleistoceno
Superior situado en la Terraza Compleja de Butarque. Considerando los factores geológicos, tafonómicos y
arqueológicos detectados en el yacimiento podremos concluir su carácter de palimpsesto.
ABSTRACT
Palabras Clave: Pleistoceno Superior. Terraza Compleja de Burtarque del Río Manzanares. Procesos de
formación de Yacimientos. Geoarqueología. Zooarqueología.
Keywords: Upper Pleistocene. Manzanares River’s Complex Terrace. Site formation processes. Geoarchae-
ology. Zooarchaeology.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
136
S.DE LOS ARCOS – N.GALLEGO – C.GIL – I.GONZÁLEZ – Y.SAINZ
28 3b (arcillas)
nivel 3.2 (arcillas) y 3 (arcillas). 209 4 (arcillas)
1 4a (arcillas)
El yacimiento ha sido datado mediante termolu- 1 4b (arcillas)
miniscencia de los depósitos de los niveles 4 y 19 LA1 (limos)
LA3. Ambas dataciones presentan unos valores si- 25 LA2 (limos)
milares, superponiéndose casi por completo, lo que 11 LA3 (limos)
2302 45 3 (arcillas)
viene a indicar que ambos niveles se habrían forma- 1 3.1 (arcillas)
do consecutivamente en un relativamnete corto lap- 4 3a (arcillas)
Industria Lítica
Fig.: 2. Perfil estratigráfico sintético del yacimiento en el que se muestra la distribución de los niveles limo-arenosos y arci-
llosos intercalados entre depósitos de arenas y gravas. La longitud real del perfil es de 34 metros.
sitos de barra y canal propios de la llanura aluvial nosos y la disposición del nivel 4 (arcillas), que
del Manzanares y se depositaron, por tanto, en un presentan un claro hundimiento en el sector Norte
momento en que el río circulaba sobre la zona ac- del yacimiento. A una escala menor, la deformación
tualmente ocupada por el yacimiento. Los depósitos se manifiesta en los limos arenosos con el desarro-
limo-arenosos (LA) se habrían depositado en un ca- llo de fracturas inversas con salto centimétrico, visi-
nal abandonado, al alejarse el curso principal del bles tanto en corte como en planta. Se trata de una
río hacia el Este. Es por tanto una zona a la que so- deformación de carácter sin y post-sedimentario
lamente llegaban los aportes del Manzanares de for- que probablemente está asociada a la existencia de
ma esporádica, probablemente en momentos de un colapso que afecta a la serie localizada bajo el
desbordamiento del cauce principal del río. Los ni- yacimiento. Este colapso tendría su origen en los
veles de arcillas (3, 4…) se habrían formado asocia- procesos de disolución de los yesos del sustrato
dos a episodios de desbordamiento del río Manza- mioceno sobre los que se apoya la terraza compleja
nares. Cada pulso de desbordamiento estaría acom- (Pérez-González, 1971).
pañado por la entrada de una corriente que, rom-
Además, el comportamiento plástico de los ni-
piendo el dique natural de la margen del río, intro-
veles arcillosos puede haber inducido a la modifica-
duciría arenas y gravillas en la llanura como carga
ción de la posición inicial de algunas piezas de in-
tractiva, y arcillas y limos en suspensión. Las arenas
dustria lítica, halladas en su seno en posición verti-
se depositarían formado la base de cada secuencia,
cal.
constituyendo lóbulos de derrame que presentan en
planta forma de abanico. Las arcillas y limos del te- 4. Procesos antrópicos y faunísticos.
cho de las secuencias precipitarían posteriormente La actividad antrópica del yacimiento ha sido
por decantación, formando cuerpos de techo plano constatada a partir del hallazgo en posición prima-
y muro adaptado a la morfología previa del relieve. ria de material lítico y de restos óseos con eviden-
Los episodios de desbordamiento que generaron cias de consumo humano. Sin embargo a partir del
la deposición tanto de los limos arenosos como de estudio tafonómico se han podido detectar otros
las arcillas estarían asociados a un incremento en procesos que habrían intervenido en la formación
las precipitaciones, que ocurriría en la estación hú- del yacimiento.
meda. Son, por tanto, procesos que podrían desa- 4.1. Estudio del conjunto lítico.
rrollarse con periodicidad anual o bien acontecer El material lítico hallado nos informa de la fre-
únicamente en años especialmente lluviosos. Ade- cuentación de poblaciones humanas en esta zona.
más, es posible que un mismo pulso de desborda- La lenta sedimentación de los niveles de baja ener-
miento produjese al tiempo la deposición de limos y gía ha asegurado la buena conservación de los res-
arcillas, entrando los aportes en el yacimiento a tra- tos arqueológicos en el yacimiento, lo que hace que
vés de distintas vías de forma simultánea, tal y el material recuperado nos permita acercarnos al
como queda reflejado en las dataciones. conocimiento del comportamiento humano en este
3.2. Procesos de Deformación. retazo de la llanura del Río Manzanares durante es-
Pero, además, el conjunto de los materiales que tos momentos del Pleistoceno Superior.
forman el yacimiento está afectado por una defor- En total se han recuperado 1539 piezas durante
mación visible a escala general que se hace patente los trabajos de excavación y de lavado del sedimen-
a partir de la morfología de techo de los limos are- to de aquellas áreas que presentaban piezas con fi-
138
S.DE LOS ARCOS – N.GALLEGO – C.GIL – I.GONZÁLEZ – Y.SAINZ
los frescos y concentraciones de restos de talla. zas en cuarcita en los niveles de finos es escaso (9
Dentro de este conjunto se pueden distinguir las si- piezas). La presencia de un bifaz ovalar y un nú-
guientes categorías: cleo, así como la ausencia de un conjunto de restos
de talla, nos informa de que las piezas en cuarcita
Categorías Total %
Nódulo 22 1,4 habrían sido introducidas en el yacimiento ya confi-
Chunk 55 3,6 guradas.
Debris/Lasquita 1078 70,1
Lasca 320 20,8 B) Talla: Si nos centramos en los núcleos se
Lámina 3 0,2 puede observar la ausencia de explotaciones com-
Núcleo 26 1,7 plejas que requieran una configuración previa del
Util 30 1,9
volumen (tipos discoides y levallois). La talla de los
Bifaz 3 0,2
Pieza bifacial 1 0,1 núcleos muestra unos esquemas bastante básicos de
Canto trabajado 1 0,1 explotación, donde la mayoría de las extracciones
Total 1539 100 se realizan desde un plano de percusión sin preparar
Tabla 2: Distribución de material lítico por categorías. (Grupo I/Muy elementales o Grupo II/Elementales -
La agudeza de los filos del material lítico, con de Panera y Rubio (1996)).
índices de rodamiento nulo y bajo en el 81,7% de Tipos de Núcleos Total %
las piezas, la presencia de remontajes y la conserva- Indeterminados 2 7,7
ción de zonas de trabajo, en las que se han recupe- I (Muy elementales) 9 34,6
II (Elementales) 4 15,4
rado debrises de dimensiones inferiores a 1cm, nos III (Piramidales) 3 11,5
permiten afirmar el buen estado de conservación IV (Multifaciales) 4 15,4
del sitio y la escasa alteración horizontal de los ma- V (Bifaciales) 3 11,5
teriales. No obstante, y como se ha indicado desde VIII (kombewa) 1 3,8
la geología (cfr. supra), se ha observado cierta dis- Total 26 100
Tabla 3: Tipos de núcleos.
torsión vertical, propia de la dinámica de la arcilla
(Butzer, 1989: 105-106). Con esto -presencia de
A partir de los bulbos de las lascas ha podido
material lítico y conservación in situ del mismo-
detectarse el empelo de percutores poco densos
podemos obtener información sobre las distintas fa-
(blandos) en una gran parte de los elementos.
ses de la cadena operativa lítica.
El remontaje detectado está compuesto por cin-
A) Captación de materia prima: El sílex es la
co piezas y ejemplifica la buena conservación del
principal materia prima utilizada (99,42%) y podría
yacimiento, así como de la actividad de talla desa-
haber sido captado en dos contextos.
rrollada. Se trata de un núcleo indeterminado sobre
1) Barras de gravas del Río Manzanares: En el paleoindustria, en el que remontan cuatro lascas
entorno del yacimiento se pudo acceder a los depó- (aunque en la pieza se han contabilizado veinte ex-
sitos de gravas del río, que habrían contenido nódu- tracciones), si bien podría representar también el
los de sílex y “paleoindustrias” (Baena y Baqueda- trabajo de un bifaz parcial inconcluso.
no, 2004: 31-47). En el conjunto lítico se han docu-
Por otro lado, la documentación de, al menos,
mentado piezas que presentan dobles pátinas, resul-
tres concentraciones de restos de talla y piezas de
tado de la reutilización de antiguas industrias (pati-
mayor tamaño en el nivel 4 (arcillas) nos informa
nadas por la acción fluvial) con morfologías favora-
de la actividad de talla en el yacimiento. Las piezas
bles para la configuración de nuevos núcleos y úti-
recuperadas en estas concentraciones se disponían
les (incluyendo macroutillaje) a partir de su retalla-
en superficies inferiores a 1m2 y estaban compues-
do y del reavidado de sus filos.
tas principalmente por lascas, lasquitas y debrises
2) Afloramientos externos a la cuenca: La pre- de sílex con tonalidades y características similares
sencia de lascas de descortezado y el macroutillaje dentro de cada uno de los conjuntos. Llama la aten-
desarrollado a partir de nódulos indican otros posi- ción, sin embargo, que entre las concentraciones no
bles puntos de captación en afloramientos de sílex se hayan detectado útiles y núcleos que correspon-
próximos (zona del interfluvio Manzanares- dan a estos restos de talla.
Jarama). No hemos podido determinar, no obstante,
C) Uso: Dentro del conjunto lítico recuperado
en qué medida estos nódulos no fueron captados,
se encuentran piezas retocadas que debieron ser
como en el caso anterior, en los depósitos del Man-
empleadas para la realización de actividades en el
zanares próximos al yacimiento.
entorno. Se aprecian los siguientes tipos:
La cuarcita es la otra materia prima detectada.
Es un recurso foráneo a la cuenca del Manzanares,
pudiéndose ubicar en los entornos del Jarama el
punto de captación más probable. El número de pie-
139
GEOARQUEOLOGÍA DEL YACIMIENTO PALEOLÍTICO DEL ESTANQUE DE TORMENTAS DE BUTARQUE...
Tabla 5: Resumen de los perfiles taxonómicos, tafonómicos y esqueléticos. (MC: Marcas de Corte; MD:Marcas de Diente;
OX: Oxidaciones; MN: Manganesos).
quisición de materias primas y la talla. Por otra GOY, J.L; PÉREZ-GONZÁLEZ, A; ZAZO, C.
aparte, los homínidos habrían accedido en algún 1989 "Memoria de la Hoja a E. 1: 50.000 de Madrid
momento al consumo de productos cárnicos, que (559). Mapa Geológico de España. Madrid: Insti-
tuto Tecnológico GeoMinero de España.
pudieron haber sido cazados o que habrían sido ha- PANERA, J; RUBIO, S.
llados muertos por causas naturales en las proximi- 1996 "Propuesta de análisis tecnomorfológico para la in-
dades del río. En este contexto, los carnívoros ha- dustria lítica del pleistoceno medio ", en Espacio,
Tiempo y Forma,Serie I. 9: 33-76.
brían intervenido también esporádicamente, consu- PANERA, J; PÉREZ-GONZÁLEZ, A; RUBIO, S; SESÉ, C.
miendo parte de estas presas. 2005 "El Yaciemiento Paleolítico de Hat en el Valle del
Jarama: una aportación del Cuaternario de la
6. Notas. Cuenca de Madrid al debate sobre el inicio del Pa-
leolítico Medio”, en SANTONJA; PÉREZ-GON-
1) La excavación fue realizada por la empresa de arqueolo-
ZÁLEZ; MACHADO (eds): Geoarqueología y
gía AREA, soc. Coop. Mad, bajo la supervisión de los técnicos Patrimonio en la PI y el entono mediterráneo. So-
de la DGPH de la CAM. La financiación corrió a cargo de la ria: Adema: 251-260.
PÉREZ-GONZÁLEZ, A.
empresa adjudicataria de la obra FCC.
1971 "Estudio de los procesos de hundimiento en el va-
lle del río Jarama y sus terrazas (nota preliminar)",
en Estudios Geológicos, XXXVII: 317-324.
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7. Bibliografía. 2000-2001 "El Paleolítico Inferior en el Interior de la Penínsu-
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ZÁLEZ, I; HERRÁEZ, E; RUIZ, B; YRAVEDRA, J. gía", en Zephyrus, 53-54: 27-77.
en prensa "Yacimiento Paleolítico del Estanque de Tormen-
tas de Butarque, 718-05-H-02", en Actas de las IV
Jornadas de Patrimonio Arqueológico de la Co-
munidad de Madrid (21, 22, 23 de Noviembre de
2007).
BAENA, J; BAQUEDANO, I.
2004 "Avance de los trabajos realizados en el yacimiento
paleolítico de Tafesa, antiguo Transfeso (Villaver-
de-Madrid): principales rasgos tecnológicos del
conjunto lítico”, en zona Arqueológica, 4 Miscela-
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GALLEGO, N; GONZÁLEZ, I.
2008 Memoria de la excavación arqueológica efectua-
da en el Yacimiento Paleolítico 718-05-H-02 aso-
ciadas a las obras de construcción del Estanque
de Tormentas de Butarque. Doc inédito.
JIA 2008 ISBN: xxxx-xxxx-xx-xx Pp.: 141-146
Lourdes Andúgar
Laboratori d’Arqueozoologia UAB; luandugar@hotmail.com
Edgard Camarós
Laboratori d’Arqueozoologia UAB;
Edgard.Camaros@campus.uab.cat
Lídia Colominas
Laboratori d’Arqueozoologia UAB; lidialidia_@hotmail.com
Elisabeth Lladó
Laboratori d’Arqueozoologia UAB;
Elisabeth.Llado@campus.uab.cat
Núria Padrós
Laboratori d’Arqueozoologia UAB – ICAC; npadros@icac.net
Carles Tornero
Laboratori d’Arqueozoologia UAB; Carlos.Tornero@uab.cat
Alejandro Valenzuela
Laboratori d’Arqueozoologia UAB; avalenol@gmail.com
Ester Verdún
Laboratori d’Arqueozoologia UAB; Ester.Verdun@campus.uab.cat
RESUMEN
En este trabajo pretendemos plasmar la dificultad que supone establecer la edad aproximada de muer-
te de los individuos a partir de los restos arqueofaunísticos, debido a las diferentes variables que influyen du-
rante el crecimiento del hueso del animal. El objetivo de este trabajo es apuntar dicha dificultad, con el ánimo
de reabrir un debate en pro de una mejora en este aspecto de nuestra disciplina.
ABSTRACT
In this paper we try to translate how difficult is establishing the age of death from archaeofaunistic
remanins due to the different variables that affect bone growth. The objective of this work is to point this diffi-
culty, with the aim of reopening a debate towards an improvement in this aspect of our discipline.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
142
L.ANDÚGAR – E.CAMARÓS – L.COLOMINAS – E.LLADÓ – N.PADRÓS – C.TORNERO – A.VALENZUELA – E.VERDÚN
Fig.: 1. Tabla-resumen de la estimación del proceso de fusión para cada elemento esquelético entre machos (M) y hem-
bras (H) para el caso del Gamo común (Dama dama), según Carden y Hayden (2006).
caso del gamo común (Dama dama) (Carden y epífisis que se fusionan antes del nacimiento, como
Hayden, 2006) (Figura 1). Existen además eviden- las epífisis distales de las falanges (Figura 2).
cias, más allá de las diferencias de fusión entre
De la comparación entre los resultados por ovejas
sexo, que muestran como un individuo de ciervo
y cabras se desprende que estas últimas presentan
(Cervus elaphus) puede albergar diferencias de fu-
un retraso general en la fusión de los huesos res-
sión incluso en el mismo hueso dependiendo de su
pecto las ovejas. Y este dato es significativo si te-
lateralidad (Mariezkurrena, 1983).
nemos en cuenta que en ocasiones propuestas de ta-
3.2. Especies domésticas: el ejemplo de los blas presentan datos conjuntos para los dos géneros
bóvidos. (ej. Barone, 1976).
La dificultad en la estimación de la edad no es 3.4. Diferencias intraespecíficas: Ovis aries.
sólo un problema que concierne únicamente a las
Si nos centramos sólo en los resultados de los
especies salvajes, sino que se agrava en las domés-
autores que trabajan con ovejas (Barone, Silver,
ticas.
Schmid, Garcia-Gonzalez y Hatting), también do-
Para el estudio de la fusión de los huesos de cumentamos diferencias significativas. Estas dife-
oveja y cabra se ha podido consultar a los siguien- rencias pueden ser sólo de un mes de vida del ani-
tes autores: Barone, 1976; Silver, 1969; Noddle, mal o llegar hasta los 17 meses de diferencia en el
1974; Schmid, 1972, Garcia-Gonzalez, 1983; Hat- proceso de fusión de la misma epífisis de un mismo
ting, 1981. Barone presenta los resultados tanto hueso (epífisis distal del radio).
para ovejas como para cabras. Silver, Schmid, Gar-
3.5. Diferencias entre elementos esqueléticos.
cia-Gonzalez y Hatting sólo presentan los resulta-
dos para ovejas, y Noddle sólo para cabras. El hecho mas destacable es sin embargo, la di-
ferencia entre los elementos esqueléticos. Lo pri-
3.3. Diferencias interespecíficas: Ovis mero que queremos destacar son las diferencias de
aries/Capra hircus. fusión entre las epífisis proximales y las distales.
Si comparamos los resultados de los diferentes Las epífisis que se fusionan antes son la epífisis
autores, lo más destacado es la diferencia en el pro- distal del fémur, la epífisis proximal del radio, del
ceso de fusión que presenta Noddle en compara- metacarpo i de las falanges, y el acetabulum de la
ción con los resultados que presentan los otros au- pelvis. Las fusiones mas tardías se producen en la
tores. A partir de los datos de que disponemos, hay epífisis proximal del humero y de la tibia, en la epí-
diferencias realmente importantes en referencia al fisis distal del radio, de la ulna y del fémur y en el
proceso de fusión de los diferentes elementos es- corpus de las vértebras. Entre la epífisis que se fu-
queléticos entre ovejas y cabras. Estas diferencias siona antes y la que se fusiona más tarde, puede lle-
pueden llegar hasta los 32 meses (epífisis distal de gar a haber una diferencia de hasta de cuatro años
radio). Los únicos resultados que coinciden son las (las epífisis distales de las falanges o las proximales
144
L.ANDÚGAR – E.CAMARÓS – L.COLOMINAS – E.LLADÓ – N.PADRÓS – C.TORNERO – A.VALENZUELA – E.VERDÚN
Fig.: 2. Tabla-resumen de la estimación del proceso de fusión para cada elemento esquelético para el caso de Capra sp. y
Ovis sp., según datos diferentes autores.
de los metacarpos se fusionan al nacer, y los corpus sultado los siguientes autores: Silver (1969); Ha-
de vértebras a los 4,5-5 años), haciendo que sea bermehl (1975); Schmid (1972); Brunni & Zimmerl
muy difícil llegar a poder estimar la edad de un ani- (1951); Lesbre (1897); Barone (1976).
mal sólo a partir de un fragmento de hueso, o en el
Para los bovinos todos los autores consultados
mejor de los casos, de un hueso entero.
han obtenido unos resultados similares para el mo-
3.6. Diferencias intraespecíficas: Bos taurus. mento y el tiempo de fusión de la mayoría de los
Para los datos referentes a bovinos se han con- huesos del esqueleto del animal. Existen, sin em-
bargo, algunas diferencias para el momento de fu-
145
¿QUÉ EDAD TIENES? O LA DIFICULTAD DE ESTIMAR LA EDAD A PARTIR DE RESTOS ARQUEOFAUNÍSTICOS
Fig.: 3. Tabla-resumen de la estimación del proceso de fusión para cada elemento esquelético para el caso de Bos sp., se-
gún datos diferentes autores.
RESUMEN
El objetivo de este trabajo ha sido la realización de una analítica microespacial del denominado
“Corte A”, que merece especial atención por la alta concentración de restos muebles in situ y ofrece la posibi-
lidad de estudiar dichos materiales en relación con el espacio en el cual han sido encontrados. Es decir, el
planteamiento se ha centrado en evaluar la dispersión espacial de los materiales a fin de obtener datos acerca
de la funcionalidad del espacio, estudiar la relación existente entre ellos y su posible relación con restos de es-
tructuras y contextos arqueológicos, analizar dichas estructuras y contextos en relación con el espacio en que
se incluyen, evaluar la presencia de diversos fragmentos de un mismo recipiente en contextos diferentes, etc.
ABSTRACT
The objective of this work has been the realisation of a microespacial analysis of the designated
“Corte A”, which deserves special attention because of the high concentration of remains in situ and offers the
possibility to study this material in relation with the space in which have been found. In fact, the work has
been focused in evaluating the spatial dispersion of the materials to obtain information about the functionality
of the space, studying the existent relation between them and his possible relation with structures remains and
archaeological contexts, analysing this structures and contexts in relation with the space are include, evaluat-
ing the presence of several fragments of a same ceramic pottery in different contexts, etc.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
148
REBECA LENGUAZCO GONZÁLEZ
ción de fragmentos de revocos y enlucidos con la como por ejemplo la mano mortero, las molederas,
impronta de cañizos y esteras demuestra el frecuen- los machacadores mientras que la presencia de bo-
te uso de plantas textiles para el acondicionamiento tones con perforación en “V” y de colgantes de
de estructuras de habitación (Fig. 3). concha podría deberse a un hecho circunstancial, es
decir, la propia perdida del objeto durante la mani-
Apoyados directamente sobre el suelo de ocu-
pulación del trigo, lo que podría explicar la presen-
pación, descrito con anterioridad, nos encontramos
cia de un botón con perforación en “V” dentro y
una abundante concentración de vasijas de cerámi-
fuera del saco de trigo, o la manipulación de la co-
ca in situ, la mayor parte de las cuales se han podi-
locación o contenido de esas vasijas, lo que expli-
do reconstruir por haberse hallado muy fragmenta-
caría la presencia de un colgante de concha entre
das pero prácticamente completas, que ocupan toda
ellas o incluso la presencia de un collar completo, e
la parte central de la habitación y se apoyan en el
incluso su presencia puede deberse también a su
perfil sur, ya que se encontraban apiladas unas so-
pérdida en el momento de una huída muy precipita-
bre otras, abarcando aproximadamente 6m². Desta-
da al incendiarse la habitación, hecho éste al que
ca no sólo su gran abundancia sino también su alta
ahora nos referiremos.
calidad tecnológica en su fabricación, con variedad
de pastas y acabados, y su variedad formal tratán- La documentación de cantos rodados podría es-
dose de recipientes de diversas formas y tamaños tar relacionada con el calentamiento de determina-
que denotan distintas funcionalidades (Fig. 4). dos alimentos para su posterior consumo mientras
que la presencia de cantos trabajados nos habla de
Esto no implica que todos los materiales encon-
un tratamiento de fibras textiles o incluso para cor-
trados pertenezcan al mismo nivel de ocupación
tar retamas. Cabe destacar la presencia de cucharo-
sino que algunos de ellos podrían pertenecer al de-
nes “in situ” junto a las vasijas con grano podría es-
rrumbe de los tapiales por lo tanto anteriores al ni-
tar relacionado con la extracción del contenido de
vel de ocupación arqueológica con cerámicas “in
los productos almacenados o incluso como medida
situ”. Así podemos diferenciar dos grupos:
de capacidad.
Materiales in situ: son aquellos directamente re-
Así pues, todo indica que en un momento deter-
lacionados con el contexto 43 y que apoyan direc-
minado de la utilización de este espacio como al-
tamente sobre el contexto 45 o suelo de ocupación.
macén o despensa se produjo un incendio en el in-
Materiales procedentes del derrumbe de los ta- terior del recinto fortificado que afectó profunda-
piales: son aquellos directamente relacionados con mente al menos a esta estancia. Este hecho se evi-
los contextos 41, 42, 44, 38 y 39. dencia con la constatación durante la excavación
del derrumbe de la cobertura vegetal calcinada, tal
y como se puede apreciar tanto en el contexto 45
con la presencia de áreas con concentraciones de
carbones y cenizas en torno a la concentración de
cerámicas, y más evidente aún en el contexto 43
donde dicha acumulación de cerámicas se nos pre-
senta cubierta por una capa de tierra cenicienta, así
como en el derrumbe de los alzados de tapial en
torno a las vasijas (contextos 42 y 44), donde apa-
recen zonas con concentraciones de ceniza, carbo-
nes y argamasa, así como por la presencia de sacos
y semillas carbonizados y de restos de revocos con
la impronta de los elementos vegetales que recu-
brieron, pero sin resto alguno de ellos, lo que pare-
Fig.: 4. Reconstrucción en 3D del interior del Corte ”A”. ce poner de manifiesto la elevada temperatura que
Evaluando las características y la disposición de debió alcanzar el citado incendio, explicable por
los hallazgos podemos hablar de un área destinada otra parte al producirse en un espacio tan reducido
al almacenamiento de productos, principalmente de y “encerrado” entre los recintos de fortificación.
contenedores cerámicos y de trigo. La mayoría de Aunque es difícil precisar la dimensión del
los útiles, adornos y restos de alimentos encontra- tiempo transcurrido tras el incendio, todo parece in-
dos aparecen relativamente concentrados en la par- dicar que al menos la parte de la motilla compren-
te central de la habitación, en torno a la concentra- dida en el espacio del “Corte A” sufrió después de
ción de las cerámicas, entre ellas e incluso algunos aquel las consecuencias de un aumento del caudal
bajo las mismas. Parte de estos materiales podrían del río Guadiana, cuyas aguas llegaron a penetrar
estar relacionados con la transformación del grano en el interior de la motilla y cubrieron de limos y
151
ANÁLISIS MICROESPACIAL DE UNA MOTILLA. EL “CORTE A” DE LA MOTILLA DE SANTA MARÍA DEL RETAMAR
SESIÓN 3:
Diálogos continuos: Comienzos de la
Prehistoria Reciente
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 155-162
RESUMEN
En los últimos años se han descubierto varios asentamientos del Neolítico antiguo al aire libre tanto
en la zona levantina como en áreas interiores (valle del Ebro, valle de Ambrona, etc.). Estos asentamientos,
que se desarrollan durante la segunda mitad del VI milenio cal BC, comparten una serie de características re-
lacionadas con su ubicación geográfica y su entorno inmediato: zonas de humedales, áreas endorreicas, bor-
des de los ríos y lagos, etc.; y con el desarrollo de un modelo de colonización específico: colonización de pí-
dola. En el presente trabajo se recogen y comentan estas características y su posible relación con las activida-
des agrícolas y ganaderas, con el objetivo de definir un patrón de asentamiento de los poblados del Neolítico
antiguo en el interior peninsular.
ABSTRACT
In the last years, several early Neolithic open-air settlements have been discovered in the Levantine
area and inner Iberia (Ebro valley, Ambrona valley, etc.). These settlements, occupied during the second half
of the VI millennium BC, share features related with their geographical location and surrounding area: fresh
water wetlands, endorreic areas, river and lake shores, etc., and with their colonization process: leapfrog col-
onization. This work deals with these features and their relationship with the agriculture and livestock raising
activities; in order to define the settlement patterns of early Neolithic sites in the interior of Iberia.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
156
ÍÑIGO GARCÍA MARTÍNEZ DE LAGRÁN
regular y radial. Esta direccionalidad específica su- evidente, como se ha reiterado recientemente (Rojo
giere que las comunidades productoras migraron in- y otros 2008: 351-357). Son varios los ejemplos
tencionadamente a nuevos territorios conocidos que podríamos citar: los yacimientos de La Revilla
previamente y cuyas características les eran atracti- y La Lámpara (Ambrona, Soria) (Ibídem), y el de
vas (Ibídem: 145). Estos investigadores introduje- Los Cascajos (Los Arcos, Navarra) (García y Ses-
ron el término de “leapfrog colonization” (coloniza- ma 1999, 2001 y 2008) (Fig. 1), que analizaremos
ción del salto de rana en traducción literal) o colo- posteriormente, además de otros como La Draga
nización de pídola, según la cual los primeros colo- (Bañolas, Gerona) (Bosch y otros 2005), Riols I
nos agrícolas recorrían grandes distancias hasta lle- (Mequinenza, Zaragoza) (Royo y Gómez 1992:
gar a lugares seleccionados con unos criterios eco- 297), El Torrollón (Usón, Huesca) (Rey y Ramón
lógicos y sociales determinados. Este proceso deja- 1992: 309), Alonso Norte (Alcañiz, Teruel) (Bena-
ba grandes áreas inhabitadas entre los primeros vente y Andrés 1989), etc.
asentamientos de estas comunidades que, posterior-
2. Las características de los humedales y
mente, serían ocupadas cuando se incrementara la
su importancia en el proceso de neolitiza-
población. Estas zonas especiales se caracterizaban,
ción.
fundamentalmente, por la presencia de humedales
como lo demuestran los asentamientos del Neolítico Una vez constatada la relación entre las zonas
antiguo de Grecia, de la Gran Llanura Húngara o endorreicas y de humedales y el patrón de pobla-
del sur de Yugoslavia y Bulgaria, por ejemplo (Ibí- miento del Neolítico antiguo cabría preguntarse por
dem: 156). las características que hicieron tan atractivas estas
zonas a los primeros agricultores y ganaderos.
Uno de los trabajos más elaborados sobre este
tema es el realizado por Sherratt (1980). Este inves- Según Sherratt (1980: 90-91) el cultivo de estas
tigador afirma que la característica más sorprenden- zonas no necesitó de grandes innovaciones tecnoló-
te de los asentamientos agrícolas más antiguos es su gicas y pudo realizarse con siembra a voleo o culti-
distribución espacial restrictiva y selectiva, asocia- vo de azada o palo cavador, pocas labores de lim-
da con zonas aluviales, bordes de lagos y otras lo- pieza de malas hierbas, con una renovación y airea-
calizaciones con gran cantidad de agua subterránea ción natural y estacional de la tierra, y muy pocos o
(Ibídem: 87). La primera consecuencia de este pa- ningún aclarado de masa boscosa. Además, como
trón de asentamiento es la ocupación de áreas res- señalan Van Andel y Runnels (1995: 491), la pre-
tringidas espacialmente pero de máxima productivi- sencia de agua permitió eludir la dependencia total
dad agrícola. En consecuencia, el sistema de cultivo de las precipitaciones estacionales, aportando un
de “quema y rozas” no sería el más antiguo sino plus hídrico durante las primaveras menos lluvio-
que se desarrollaría un sistema de pequeña escala sas. Este aporte hidrológico es necesario para obte-
pero localmente intensivo que requeriría una tecno- ner una buena cosecha tanto de trigo como de ceba-
logía muy simple. El cereal cultivado sería de ciclo da (Guerrero 1992: 27 y 124), y es, incluso, más
corto (Marzo - Mayo) y no dependería ya de las importante que las propias características de las
precipitaciones estacionales fluctuantes, sino que plantas (López 1991: 134).
aprovecharía los recursos hídricos especiales de es- Sin embargo, el cultivo de cereales (nos referi-
tas zonas húmedas (Ibídem: 88-91). mos principalmente al trigo y a la cebada) en estas
Otra de las investigaciones que se citan con fre- zonas húmedas también conlleva una serie de pro-
cuencia en relación a las zonas de humedales y al blemas, entre los que destaca el exceso de humedad
poblamiento del Neolítico antiguo en Europa es el que puede provocar la asfixia de las raíces favore-
realizado por Van Andel y Runnels (1995). Estos ciendo el desarrollo de gérmenes anaerobios cau-
autores matizan el Modelo de Difusión Démica en santes de podredumbre. Además, la profusión de
cuanto a avance uniforme de la colonización, y se agua en primavera puede debilitar o ablandar los te-
decantan por la preferencia que estas comunidades jidos de sostén de la planta originando un encama-
tuvieron por los humedales, de este modo, los pa- do fisiológico (López 1991: 134 y 139, Guerrero
trones de asentamiento definidos en Anatolia se re- 1992: 101 y 124).
piten en el sureste de Europa (Ibídem: 496). Para Otra cuestión a tener en cuenta es el tipo de ce-
otros autores esta colonización determinada por la real elegido, bien de primavera o ciclo corto, o bien
búsqueda de humedales va mucho más allá y llega de invierno o ciclo largo. Sherratt (1980) relaciona
hasta el centro y el noroeste del continente (Sherratt la expansión agrícola y las zonas de humedales con
1980: 87). el cultivo de cereales de primavera, los cuales, en
En la Península Ibérica la relación entre las zo- general, tienen más riesgos que los de invierno ya
nas endorreicas y de humedales, y asentamientos al que pueden producirse periodos de sequía primave-
aire libre del Neolítico antiguo (5300 cal AC) es ral cercanos temporalmente al periodo crítico de la
siembra. Además, la preparación del suelo es mayor
157
LOS HUMEDALES Y LAS ZONAS ENDORREICAS EN LOS MODELOS DE COLONIZACIÓN DEL INTERIOR...
Fig.: 1. Localización del poblado de Los Cascajos (Los Arcos, Navarra) y del Valle de Ambrona (Soria).
3. Caracterización de los patrones de asen-
en este tipo de cereal (López 1991: 135-137). tamiento del Neolítico antiguo en el interior
peninsular: Los ejemplos de La Revilla y La
Desde el punto de vista ganadero estas zonas
Lámpara (Ambrona, Soria) y de Los Casca-
presentan numerosas ventajas al proporcionar agua
jos (Los Arcos, Navarra).
abundante (debido a la presencia de manantiales y
cursos de agua), y profusión de pasto, ya que las zo- Como hemos comentado al inicio de este traba-
nas húmedas favorecen la presencia continuada del jo, no se puede concebir la neolitización de Europa
mismo incluso durante el periodo estival, y aportan y de la Península Ibérica de una manera unilineal.
más salinidad tan demandada por el ganado. No pretendemos, por lo tanto, afirmar que el proce-
so de neolitización de este territorio dependiera ex-
Además de la agricultura y la ganadería, los clusivamente de movimientos poblaciones y fenó-
ecosistemas de humedales son muy ricos y variados menos de colonización. Tampoco aseveramos que
en flora y fauna salvaje de todo tipo: plantas apro- el patrón de asentamiento del Neolítico antiguo que
piadas para cestería, frutos, cérvidos, jabalíes, aves esbozamos en estas líneas sea el único que pudo
acuáticas, etc. que sin duda fueron explotadas por producirse en el territorio peninsular, ni pretende-
estos grupos (Van Andel y Runnels 1995: 491). mos establecer definitivamente sus características ni
En resumen, y a pesar de determinados factores su cronología. Podríamos citar como ejemplo la
que pudieron ser perjudiciales como el exceso de cueva de La Vaquera (Torreiglesias, Segovia), que
agua en los cultivos cerealísticos, estas zonas húme- supone un tipo de yacimiento diferente a los aquí
das y endorreicas presentan una gran potencialidad analizados (cueva frente a poblados al aire libre), y
agrícola y ganadera, más aún si se combinan ambas, que o bien pudo formar parte de un patrón de asen-
danto lugar, por ejemplo, a un abonado natural de tamiento distinto, o bien ser un tipo de yacimiento
los campos de cultivo debido a la cercanía de éstos con diferente funcionalidad en el que caracteriza-
con los pastos, motivado todo ello por el espacio mos a continuación:
restringido de estos hábitats. 3.1. La colonización de pídola.
Con los datos actuales se puede afirmar que du-
rante la ocupación inicial del territorio peninsular
por parte de las comunidades agrícolas y ganaderas
se produjeron fenómenos de migración poblacional
caracterizados por la denominada colonización de
158
ÍÑIGO GARCÍA MARTÍNEZ DE LAGRÁN
pídola, al menos en algunas áreas. Este tipo de co- 2001: 302 y 2008: 53). A favor de la hipótesis de
lonización ha sido caracterizada por varios autores: dos comunidades diferenciadas podría citarse el he-
como ya hemos visto anteriormente Fiedel y cho de que en Los Cascajos no aparezca, hasta el
Anthony (2003: 145, 156) la definen como una co- momento, sílex procedente de los afloramientos del
lonización puntual y direccional de territorios elegi- Condado de Treviño que sí está presente en los
dos previamente, en ocasiones situados a grandes abrigos alaveses (Ibídem). Parece bastante impro-
distancias del asentamiento inicial. Para Zvelebil bable el desconocimiento de estas fuentes de sílex
(2000: 57-59) se trataría de la colonización de un por parte de los pobladores de Los Cascajos si em-
área determinada, previamente elegida por sus ca- plearon los abrigos citados como cazaderos. En
racterísticas óptimas para su explotación por un cualquier caso, todavía las evidencias no son lo su-
grupo pequeño que se asentaría en un territorio ha- ficientemente contundentes como para confirmar
bitado por nativos. Por lo tanto, la colonización de categóricamente alguna de estas hipótesis.
pídola exige, en primer lugar, un reconocimiento
En el caso del Valle de Ambrona y con los datos
previo del territorio que pudo producirse mediante
actuales, se propone una colonización ex novo de
diferentes procesos o causas. Recientemente apun-
este territorio. Las comunidades responsables de
tábamos una posibilidad casual para el reconoci-
esta primera ocupación tenían un modo de vida ple-
miento del Valle de Ambrona en el marco de des-
namente neolítico basado en la agricultura y la ga-
plazamientos de comunidades neolíticas en busca
nadería, además de cerámicas, herramientas puli-
de materias primas o recursos subsistenciales (Rojo
mentadas, etc. (Rojo y otros 2008: 318-334). Asi-
y otros 2008: 351). Fiedel y Anthony (2003:
mismo, en los últimos años se han realizado pros-
145-146) han sugerido otra hipótesis según la cual
pecciones en zonas aledañas a Ambrona con el ob-
la fuente de información de las comunidades neolí-
jetivo de localizar asentamientos mesolíticos pre-
ticas podría haber sido una población marginal de
vios y no se ha obtenido ningún resultado positivo.
frontera que interactuaba entre estos grupos y los
mesolíticos indígenas (a la manera de los antiguos Desde la colonización del primer territorio y el
tramperos de la frontera de Norteamérica). Estos in- inicio de los contactos con la población local, muy
dividuos pudieron haber transmitido su conocimien- probablemente, la composición de estas comunida-
to preciso del paisaje y sus características, y de la des sería “mixta” debido, por ejemplo, a los inter-
actitud de las comunidades nativas. Tras este reco- cambios matrimoniales. Tampoco queremos descar-
nocimiento inicial se produciría una migración a es- tar que alguno de estos episodios de colonización
tos territorios seleccionados de toda o parte de la de pídola estuviera protagonizado por un grupo que
comunidad primigenia. siendo inicialmente mesolítico hubiera transforma-
do ya su modo de vida (las diferentes situaciones
3.2. Colonización “ex novo” e interacción entre
pueden dar lugar a distintos escenarios de neolitiza-
comunidades neolíticas y mesolíticas.
ción como se ha propuesto recientemente en Rojo y
Estos fenómenos de colonización de pídola su- otros 2008: 278-293).
ponen la ocupación de un territorio “nuevo” por
parte de las comunidades neolíticas. Estas zonas 3.3. Cronología.
bien pudieron estar despobladas (Valle de Ambro- Este tipo de ocupación del territorio marca el
na), o bien ocupadas por grupos mesolíticos creán- inicio de la presencia de las comunidades de agri-
dose, entonces, una zona de frontera con la consi- cultores y ganaderos en el interior peninsular que se
guiente interacción entre ambas comunidades data en el último tercio del VI milenio cal AC (por
(como podría ser el caso de Los Cascajos). razones de espacio no incluimos una relación deta-
llada de las dataciones de los yacimientos citados
La ocupación del poblado de Los Cascajos en el
que se pueden encontrar en Rojo y otros 2008:
último tercio del VI milenio cal AC (García y Ses-
235-241).
ma 2008: 56) coincide con el uso de los abrigos de
“tradición mesolítica” de la zona oriental alavesa 3.4. Localización geográfica y humedales.
como Atxoste (Vírgala, Álava) o Mendandia (Sáse- Es evidente que estas comunidades buscaban te-
ta, Condado de Treviño) (Alday 2006). Su cercanía rritorios con unas condiciones muy determinadas,
podría sugerir contactos o interacción entre ambos principalmente zonas endorreicas y de humedales o
grupos, o, incluso, que pudiera tratarse de la misma áreas de inundación. Además de esto, también es
comunidad. Existen varios aspectos que sugerirían posible detectar otras características importantes,
esta posibilidad, como cierta similitud en las colec- como la elección de zonas amplias y abiertas con
ciones cerámicas, o la hipótesis de que los abrigos pendientes poco pronunciadas que facilitarían el
sean los cazaderos del grupo neolítico de Los Cas- cultivo, y la ubicación concreta de los poblados en
cajos y que el procesado de las piezas en estos abri- relación con las zonas húmedas. En este sentido,
gos (despiece, ahumado, etc.) no haya dejado hue- llama la atención la localización de los poblados de
llas en el poblado al aire libre (García y Sesma
159
LOS HUMEDALES Y LAS ZONAS ENDORREICAS EN LOS MODELOS DE COLONIZACIÓN DEL INTERIOR...
Fig.: 2. Localización de los yacimientos de La Revilla y La Lámpara (Ambrona, Soria) y las zonas de lagunas-humedales
del Valle de Ambrona, según el Mapa del Servicio Cartográfico del Ejército (Año 1973, 2ª edición 1981), Barahona 22-17
(434).
La Lámpara y La Revilla que se sitúan en la parte sencia de Schoenoplectus cf. lacustris en La Revilla
más alta del fondo del valle, en una zona cercana a del Campo, indicador de la existencia de vegetación
los probables campos de cultivo y a los pastos pero de contextos húmedos. Los restos de otras hierbas
alejada de las posibles inundaciones en temporadas recuperadas relacionadas con los campos cultivados
lluviosas (Fig. 2). Algo similar ocurre con el pobla- indican la presencia de suelos fértiles, sin embargo,
do de Los Cascajos que se localiza en una gran y al mismo tiempo, otras especies nos remiten a
zona de amplios fondos de valle y vaguadas pero suelos pobres, arenosos y ácidos (Stika 2008: 528).
ubicado en un promontorio escalonado más elevado Por último señalar que no se ha detectado la presen-
que las zonas inundables cercanas (Fig. 3). cia de leguminosas, a diferencia de lo que ocurre en
otros contextos neolíticos peninsulares (Zapata y
3.5. Agricultura y ganadería.
otros 2004: 299; Peña-Chocarro y otros 2005: 274;
En primer lugar, debemos destacar la presencia Stika 2008: 531).
exclusiva de trigos vestidos en estos yacimientos,
que se ha relacionado con un conocimiento exhaus- El procesado de los cereales se realizaba en el
tivo de las propiedades de los distintos tipos cerea- interior de los poblados (Peña-Chocarro y otros
lísticos puesto que esta variedad, que soporta bien 2005: 274; Stika 2008: 530). En Los Cascajos es
las condiciones climáticas adversas (frío) y los sue- muy significativo el elevado número de molinos de
los pobres, sería perfectamente adecuada para su mano, molederas y morteros (García y Sesma 2001:
cultivo en el interior de la meseta peninsular, como 301). También hay que señalar la presencia en los
en el caso del Valle de Ambrona. Asimismo, se tres yacimientos de elementos de hoz realizados en
propone un cultivo de invierno para los cereales sílex, entre los que destaca la aparición de dos ho-
como medida preventiva de las condiciones climáti- ces diagonales en La Revilla cuyos paralelos más
cas (Zapata y otros 2004: 300; Peña-Chocarro y cercanos son el asentamiento de La Draga (Bañolas,
otros 2005: 274; Stika 2008: 531). También se ha Gerona) y el yacimiento de Egolzwill (Suiza) am-
detectado la presencia de cebada aunque en menor bos en contextos lacustres (Peña-Chocarro y otros
medida que el trigo (Peña-Chocarro y otros 2005: 2005: 274; Gibaja 2008: 463-464). A diferencia de
272, Stika 2008: 530). Asimismo, en el Valle de lo que ocurre en Los Cascajos, en los yacimientos
Ambrona se han localizado otras plantas cultivadas sorianos las escasas estrías de los elementos de hoz
como adormidera y lino, y hay que señalar la pre- sugieren que el cereal se cortó por la parte media o
160
ÍÑIGO GARCÍA MARTÍNEZ DE LAGRÁN
Fig.: 3. Localización del yacimiento de Los Cascajos (Los Arcos, Navarra) - área sombreada con borde negro-, y de las zo-
nas inundables y húmedas de su entorno - áreas sombreadas-, en punteado negro se señalan los accidentes topográficos
que delimitan la zona llana en la que se sitúa el poblado. Mapa perteneciente al informe geológico del yacimiento de Los
Cascajos realizado por Joaquín del Valle de Lersundi, por cortesía de Jesús Sesma Sesma.
alta del tallo, lo que parece indicar que, o bien estas nar con las especiales características y potenciali-
comunidades no necesitaban la paja (lo que sí ocu- dad económica de los hábitats elegidos.
rría en Los Cascajos y que podría tener un vínculo
Las colecciones faunísticas recuperadas en Los
ganadero), o bien la altura del cereal era importante
Cascajos, La Revilla y La Lámpara están domina-
y no hacía falta aprovechar al máximo su longitud
das por especies domésticas, especialmente por el
(Peña-Chocarro y otros 2005: 274; Gibaja 2008:
ganado ovicaprino y vacuno, aunque en el Valle de
462), lo que podría indicar un suelo fértil y, en con-
Ambrona tiene también importancia el porcino
secuencia, una producción importante.
(García y Sesma 2008: 53, Montero y Liseau 2008:
Por último, nos gustaría señalar la presencia en 537). Este dato se ha interpretado como un abando-
estos poblados de una serie de estructuras que son no casi total de la práctica cinegética (García y Ses-
interpretadas como silos de almacenaje tanto por su ma 2008: 53) aunque debemos ser cautelosos ante
características constructivas (forma sinuosa de boca la posibilidad de que estas actividades se realizaran
estrecha y fondo plano), como por su contenido. En en otros lugares, como abrigos o cuevas. En cual-
este último, destaca la presencia de vasijas de gran- quier caso, estos datos ponen de manifiesto la ex-
des dimensiones y muy tosca factura, con paredes plotación conjunta de plantas y animales domésti-
frágiles y abundante desgrasante vegetal, que harían cos en un medio favorable para ambos (humedad y
imposible su traslado. Un buen ejemplo de estos si- pastos frescos y salinos) y que, incluso, permitiría
los sería el Hoyo 3 de La Lámpara, donde, además su explotación combinada (abonado natural de los
restos de las vasijas mencionadas, se recuperaron campos, pasto de rastrojo, etc.)
las dos hoces diagonales citadas anteriormente y
3.6. Caracterización social.
una piedra durmiente de un molino de arenisca,
todo ello en un contexto que sugiere algún tipo de En la abundante bibliografía relacionada con el
clausura ritual o simbólica (Rojo y otros 2008: Modelo Dual se ha definido a las comunidades neo-
394-397), como parece ocurrir también el la Estruc- líticas cardiales como grupos plenamente neolíticos,
tura 497 de Los Cascajos (García y Sesma 2008: con una producción eminentemente doméstica basa-
55). Lo que nos indican este tipo de estructuras es da en una agricultura de azada en el marco de un
la importancia que tuvo la agricultura para estas co- sistema agrícola de baja inversión y elevado rendi-
munidades y, también, un grado importante de esta- miento donde se explotarían las mejores tierras ubi-
bilidad en los asentamientos que podríamos relacio- cadas cerca del hábitat. La ganadería jugaría un pa-
pel de banco de reserva dirigida a la producción de
161
LOS HUMEDALES Y LAS ZONAS ENDORREICAS EN LOS MODELOS DE COLONIZACIÓN DEL INTERIOR...
carne. Asimismo, a partir del descubrimiento en el ceso de colonización de pídola. Estas zonas, pese a
yacimiento de Mas d´Is (Penàguila, Alicante) de va- ser restringidas en cuanto al espacio, permitieron el
rios fosos monumentales que requerirían una nota- desarrollo de una agricultura intensa de alto rendi-
ble inversión de trabajo comunal y una importante miento, gracias al conocimiento exhaustivo de las
intensificación de la producción, estos grupos han características de los diferentes tipos de cereal y al
sido definidos como sociedades de rango en las que desarrollo de una tecnología adecuada (hoces, moli-
aparece un liderazgo emergente (Bernabeu y otros nos, etc.). La importancia de la agricultura quedó
2003, Bernabeu y Orozco 2005). reflejada en el mundo ritual y funerario donde el
protagonismo de los elementos relacionados con
Varias de estas características de las comunida-
ella (herramientas, productos, estructuras, etc.) es
des cardiales se repiten en los grupos que estamos
muy destacado. El cultivo de cereales y otras plan-
analizando, como ya hemos visto a lo largo del tra-
tas pudo combinarse fácilmente con la cría de ani-
bajo. A este respecto, debemos matizar la cuestión
males domésticos que también se beneficiaría de las
de los fosos que, si bien en el caso de Los Cascajos
características particulares de estos hábitats. La ge-
es equiparable al de Mas D´Is (con un gran recinto
nerosidad del entorno y su explotación adecuada hi-
que pudo llegar a englobar una superficie de más de
cieron que estas comunidades se establecieran du-
30 Has., García y Sesma 2008: 53), en el Valle de
rante periodos de tiempo largos que excedieron del
Ambrona sólo se ha excavado un recinto (doble) en
ciclo anual. Asimismo, en algunos casos, estos gru-
La Revilla cuyas características son totalmente dife-
pos realizaron trabajos comunales de gran porte
rentes a los anteriores (Rojo y otros 2008: 60-68).
(fosos-recintos), que nos indican una organización
A diferencia de lo que se afirma para los grupos social compleja y una producción excedentaria, en
del Mas d´Is, los investigadores de Los Cascajos otros casos, en cambio, sus características parecen
sugieren una sociedad igualitaria para las primeras indicar sociedades más igualitarias.
comunidades productoras del valle del Ebro. Para
afirmar esto se basan en las características de la ne-
crópolis, en la similitud de los ajuares funerarios, 4. Bibliografía.
en la generalización del ritual, en la ausencia de ele- ALDAY, A.
mentos de prestigio y en la semejanza en dimensio- 2006 El legado arqueológico de Mendandia: los modos
de vida de los últimos cazadores-recolectores en
nes y morfología de las cabañas, (García y Sesma la Prehistoria de Treviño, Arqueología en Castilla
2001: 303). En definitiva, con el registro disponible y León Memorias 15, Junta de Castilla y León.
en la actualidad es difícil caracterizar la organiza- AMMERMAN, A. J.
ción social de estos grupos, ya que, por un lado, la 2003 “Looking back”, en A.J. AMMERMAN Y P.
BIAGI (Eds.): The Widening Harvest. The Neolith-
potencialidad agrícola y ganadera de estos hábitats ic Transition in Europe: Looking Back, Looking
y el tipo de explotación desarrollada pudo generar Foward, Archaeological Institute of America:
el suficiente excedente como para que se establecie- 3-23.
ran incipientes diferencias sociales, pero, por otro AMMERMAN, A. J. Y CAVALLI-SFORZA, L. L.
1973 “A population model of the diffusion of early farm-
lado, algunas características funerarias, constructi- ing in Europe”, en C. RENFREW (Ed.): The ex-
vas, etc., indicarían sociedades igualitarias, como planation of culture change, Londres: 343-357.
acabamos de ver en el caso de Los Cascajos. 1984 The Neolithic transition and the genetics of popu-
lation in Europe, Princeton.
3.7. Registro funerario. BENAVENTE, J. A. Y ANDRÉS, M. T.
1989 “El yacimiento neolítico de Alonso Norte (Alcañiz,
Otra característica común a algunos de estos ya- Teruel). Memoria de las prospecciones y excava-
cimientos es la presencia de enterramientos, desde ciones arqueológicas de 1984-85”, Al-Qannis: Bo-
letín del Taller de Arqueología de Alcañiz, 1:
silos amortizados como tumbas individuales en La 2-56.
Lámpara (Rojo y otros 2008: 377 y ss) a verdaderas BERNABEU, J.; OROZCO, T.; DÍEZ, A.; GÓMEZ, M. Y
necrópolis con diferentes tipos de estructuras y ri- MOLINA, F. J.
2003 “Mas d´Is (Penàguila, Alicante): Aldeas y recintos
tuales, como en Los Cascajos (García y Sesma monumentales del Neolítico inicial en el valle del
2001 y 2008). Serpis”, Trabajos de Prehistoria 60 (2): 39-59.
BERNABEU, J. Y OROZCO, T.
4. Conclusión. 2005 “Mas d´Is (Penáguila, Alicante): un recinto monu-
mental del VI milenio cal BC”, en P. ARIAS, R.
En las líneas anteriores hemos intentado demos- ONTAÑÓN Y C. GARCÍA-MONCÓ (Eds.): III
trar que las primeras comunidades productoras que Congreso del Neolítico en la Península Ibérica,
llegaron al interior peninsular se establecieron en Monografías del Instituto de Investigaciones
Prehistóricas de Cantabria 1: 485-495.
una serie de territorios definidos, fundamentalmen-
BOSCH, A.; TARRÚS, J.; CHINCHILLA, J.; PALOMO, A.
te, por su carácter húmedo e inundable (zonas endo- 2005 “Nuevas aportaciones del yacimiento lacustre de
rreicas, humedales, confluencia de cursos de agua, La Draga (Bañolas, Gerona) al Neolítico antiguo
etc.). Estos territorios fueron seleccionados previa- peninsular. Las campañas de 2000 al 2003”, en P.
ARIAS, R. ONTAÑÓN Y C. GARCÍA-MONCÓ
mente y posteriormente ocupados mediante un pro- (Eds.): III Congreso del Neolítico en la Península
Ibérica, Monografías del Instituto de Investigacio-
162
ÍÑIGO GARCÍA MARTÍNEZ DE LAGRÁN
Aixa S. Vidal
UCM, UBA: aixavidal@gmail.com
RESUMEN
En este trabajo se presenta una interpretación desde un marco social de los grupos humanos engloba-
dos genéricamente como Cultura de las Cuevas con Cerámica Decorada. A partir de la discusión de la tecno-
logía cerámica característica del Neolítico Medio-Final en Andalucía Central y Oriental que toma como base
criterios arqueométricos y etnoarqueológicos se intenta una aproximación a cuestiones relacionadas con los
productores y consumidores de esta tecnología, con el objetivo de integrar los numerosos estudios que se han
realizado hasta el momento (y que aquí se sintetizan y complementan) de esta expresión de la cultura material
y las personas que se distinguen detrás de cada fragmento. Pese a las enormes restricciones cuali y cuantitati-
vas de registro con que contamos, se procura ahondar en los roles sociales de los participantes, para abordar
un panorama lo más amplio posible de las relaciones entre los individuos y el entorno geográfico circundante.
ABSTRACT
In this paper we propose a social interpretation of the human groups generically known as “Cultura
de las Cuevas con Cerámica Decorada”. Starting from a discussion of the pottery technology typical of the
Middle-Late Neolithic in Central and Western Andalusia based on archaeometric and ethnoarchaeological
criteria, we try to introduce questions about its producers and consumers, aiming at integrating the different
analyses developed so far (synthesized and complemented here) concerning this means of material culture to-
gether with the people standing beyond each pottery sherd. In spite of the many restrictions as regards the
quality and quantity of our record, we try to reach the social roles played by the different people, to draw a
wider picture of the relations between individuals and the surrounding geographical environment.
Palabras Clave: Cultura de las Cuevas con Cerámica Decorada. Roles sociales. Entorno.
“Time’s wheel runs back or stops: los momentos intermedios-finales de lo que conoce-
potter and clay endure” mos como neolítico. Debido a cuestiones básica-
Robert Browning, Rabbi ben Ezra, xxvii mente logísticas y temporales, se estudiaron los ma-
teriales pertenecientes a dicho período (ya sea por
1. Introducción y zona de estudio. asignación cronológica directa o cultural) conserva-
dos por el Departamento de Prehistoria del Museo
Este análisis se basa en una propuesta inicial Arqueológico Nacional en Madrid. Estos conjuntos
para el estudio de unos conjuntos de materiales ce- incluyen materiales de excavaciones antiguas de las
rámicos recogidos selectivamente en un conjunto de cuevas de Nerja (Málaga), Carigüela (Granada),
cavidades dentro de la que se ha dado a conocer Oscura y del Tesoro (Almería), de los Mármoles
como “Cultura de las Cuevas con Cerámica Decora- (Córdoba); los yacimientos al aire libre de Las Pa-
da” (ver discusión en Navarrete 1976). En un prin- las-La Era y las piezas aisladas de la cueva del Te-
cipio, se consideraron las dos Cuevas de los Mur- soro en Málaga y de Tajos de Cacín en Granada
ciélagos (Albuñol, Granada, y Zuheros, Córdoba) y (Fig. 1).
las cuevas del Higuerón (Málaga) y de la Mujer
(Granada). En dicha ocasión se testeó un método de A todo ello se agregaron los datos del importan-
análisis con visos de arqueometría y de etnoarqueo- te conjunto cerámico de Cerro Virtud (Almería)
logía cerámica con el fin de establecer una caracte- aportados por el Dr. Ignacio Montero Ruiz. Dentro
rización en cuanto a la manufactura y posible fun- de nuestro magro conjunto, este material es de gran
ción de los materiales trabajados. importancia debido a la posibilidad de contar con
un contexto exhaustivamente trabajado.
Posteriormente, a este núcleo inicial se le suma-
ron nuevos materiales dentro de un contexto gene- La variedad de proveniencias de los materiales,
ral que ergológica y cronológicamente, si bien no y la dispersión de la misma, nos permitirá evaluar el
del todo en el aspecto geográfico, estaría dentro de papel de la cerámica en distintos ambiente natura-
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
164
AIXA S. VIDAL
les. Dadas las características del paisaje, propone- ¿Cuáles son los problemas que esta cerámica
mos estudiar tanto yacimientos en zonas costeras permitía resolver? Simplemente, todos aquellos
como de interior, en cueva y al aire libre, sin dete- para los cuales un buen contenedor, durable y de di-
nernos en la ni las arbitrarias –desde el punto de mensiones variables, es una herramienta eficaz. La
vista del poblamiento prehistórico- divisiones polí- cerámica aportó a los grupos humanos la posibili-
ticas actuales. dad de contar con un artefacto que, al ser controla-
do con eficacia, era útil para trasladar sustancias lí-
quidas o sólidas, procesar, cocinar y servir alimen-
tos, y almacenar bienes (Fig. 2). No fue la única op-
ción disponible, por supuesto, ya que contenedores
de materias vegetales, animales y de piedra se usa-
ron en todos los tiempos, pero la frecuencia de su
hallazgo habla de sus cualidades.
Así, nos referimos a la cerámica como una tec-
nología que permitió satisfacer necesidades cotidia-
nas. Sin embargo, no debemos perder de vista el he-
cho de que la producción está inmersa en un siste-
ma político, social y económico específico, y tam-
bién está moldeada por las restricciones y oportuni-
Fig. 1: Yacimientos analizados. dades del ambiente y del contexto social en que se
desarrolla. Esto implica que no es posible hablar de
2. Estudios ceramológicos. esta tecnología en abstracto: es en los casos concre-
El estudio de los materiales cerámicos de cual- tos donde se comprende la información que contie-
quier época está inmerso aún en problemáticas sin ne cada artefacto.
resolver a las que probablemente la utilización de
determinadas técnicas de análisis podría proporcio- Si retomamos la idea del neolítico, en cualquie-
nar conclusiones válidas. Como señala Navarrete ra de sus definiciones, encontraremos una serie de
(1991: 15) “cuestiones tales como: origen de los innovaciones relacionadas estrechamente con la
materiales y por tanto lugar de procedencia de las función potencial que podrían haber tenido estos
cerámicas, técnicas de manufacturación, uso dado a contenedores. El importante incremento del consu-
las vasijas […] son aspectos prácticamente desco- mo de granos y la consecuente necesidad de proce-
nocidos hasta el momento que pueden aportar datos sarlos mediante sistemas que requieran la cocción
diversos sobre sistemas sociales, económicos, cultu- continua durante más tiempo, la perspectiva de al-
rales e incluso cronológicos de las primitivas comu- macenamiento para consumo diferido o su posterior
nidades que permitirán reconstruir con mayor preci- siembra (Molineaux 1976), la posiblemente poste-
sión el pasado del hombre”. En este sentido, y aspi- rior “revolución de los productos secundarios”
rando a esbozar siquiera algunas de estas realidades (Sherratt 1997), con la consecuente necesidad de
culturales, se emprendió este estudio. preparación y conservación diferenciales, el aumen-
to de población, la organización cíclica de la vida
Entonces, ¿por qué estudiar detalladamente los cotidiana en torno a las actividades productivas bá-
conjuntos cerámicos en su totalidad, incluida la ce- sicas que requirió acomodar la alfarería a ciertos
rámica utilitaria, y no limitarse a los fragmentos momentos del día y del año, y los requisitos especí-
más significativos, como se ha hecho tradicional- ficos de esta tecnología en cuanto a materia prima y
mente? Porque ese es justamente uno de los campos manufactura tienen un peso definitivo en la consi-
en los que la Arqueología nos permite interpretar deración de los materiales cerámicos neolíticos.
mejor el comportamiento de los grupos humanos.
Los restos materiales con los que trabajamos nos Así, en esta aproximación a los materiales cerá-
permiten identificar, en la mayoría de los casos, micos de yacimientos neolíticos (tanto en cueva
eventos que no son ni únicos ni singulares, que no como al aire libre), nuestros ojos están puestos en
representan necesariamente hitos históricos. Por identificar la diversidad presente tanto en la tecno-
ende, no podemos olvidar que las preguntas arqueo- logía como en la manufactura de estos recipientes.
lógicas deberían estar vinculadas con cuestiones Sin embargo, no pretendemos aislar la alfarería del
que hacen a la cotidianeidad. En este contexto, va- contexto local y regional. A menudo, los análisis
mos a hablar de cotidianeidad en términos antropo- tecnológicos se focalizan sólo en una serie de atri-
lógicos, o sea, como todo aquello relacionado con butos propios de los artefactos, como su función,
la solución inmediata de problemas prácticos dentro forma y propiedades físicas. Con menor frecuencia
del dominio doméstico (Viveiros de Castro 1996). se tiene en cuenta la capacidad por parte del artesa-
no en términos de selección de las propiedades es-
165
CERÁMICA Y SOCIEDAD: LA PRODUCCIÓN ALFARERA NEOLÍTICA EN EL SUR PENINSULAR
pecíficas de los materiales con que trabaja, y el pro- mico (Shepard 1957).
ducto final que logra. Pero esta consideración es
fundamental en el caso de la cerámica, debido a que
el alfarero puede modificar la arcilla de muchas ma-
neras y lograr un producto totalmente distinto me-
diante su manipulación y cocción.
Entonces, en un primer paso, la propuesta de
este trabajo es analizar estos conjuntos cerámicos
para identificar la presencia de variabilidad tecnoló-
gica. Pretendemos, además, avanzar un paso más y
analizar esta cerámica en términos de su función
potencial (grupo tecnofuncional, sensu Rice 1996).
Aquí tendremos en cuenta tanto las características
macroscópicas tradicionales (tratamiento de super-
ficie, grosor, presencia de sustancias adheridas,
etc.) como las morfológicas, con el fin de brindar
un panorama lo más amplio posible de los materia-
les cerámicos. Desde nuestra perspectiva, la varia-
bilidad hallada dentro del registro cerámico de es-
tos yacimientos responde a un grado diferente de
selección, tanto por parte de los productores de al- Fig. 2: Uso/función de la cerámica.
farería como de los consumidores. Ello implica no
sólo una diferenciación de los artefactos por su tec- Pese a que nuestro interés analítico recae funda-
nofunción potencial sino también una progresiva mentalmente en aspectos tecnológicos, no creemos
estandarización de las variables tecnológicas más satisfactorio considerar el proceso de desarrollo de
representativas, que serán ya evidentes en un mo- la tecnología cerámica aislándolo de su contexto
mento posterior (Vidal y Maicas 2006). Estas pro- general, como dijimos anteriormente, ni es nuestra
piedades técnicas básicas son comunes a todos los intención que el análisis que proponemos sea un fin
tipos de cerámica. También son propiedades que en sí mismo. Como discutiremos más tarde, consi-
pueden evaluarse en relación con la adaptación de deramos que en estos momentos de la prehistoria no
una vasija a la función a que estará destinada: un podemos hablar de roles sociales plenamente dife-
ejemplo claro es la permeabilidad de una tinaja de renciados a tiempo completo, pero si de personas
agua para mantener el líquido lo más fresco posible. sociales en un momento dado. Por ello, el interés
planteado para los alfareros como productores de
La determinación de este tipo de propiedades cerámica también recae en estos mismos individuos
permite evaluar la calidad técnica del producto y el como consumidores. Desde nuestro punto de vista,
conocimiento y las restricciones materiales y cultu- plantear la potencial diferenciación en la manufac-
rales del alfarero. Sin embargo, hay una diferencia tura entre una tinaja y un cuenco para comer nos
fundamental entre la descripción de las propiedades permitirá ver a la persona como un ceramista en un
técnicas de la cerámica y la evaluación de una etapa momento concreto que aplica ciertos conocimientos
específica del conocimiento tecnológico. El análisis tradicionales adquiridos y otros innovadores para
de la calidad técnica consiste principalmente en producir una serie de herramientas específicas, pero
describir el producto final. La cerámica es ideal también como usuario, como consumidor de esas
para ello, ya que conserva un registro tangible plau- herramientas para alimentarse y beber, para almace-
sible de ser interpretado con los métodos y las téc- nar, y para participar en el sinfín de actividades so-
nicas adecuados. Pero hasta aquí sólo alcanzaría- ciales de su grupo de pertenencia. Así, también nos
mos el plano descriptivo. Por el contrario, el análi- facilitará integrar a ese productor-consumidor en su
sis de un proceso tecnológico debe considerar las contexto social, dentro de un marco de explotación
potencialidades del material y los propósitos y re- de unos recursos que en parte serán procesados me-
quisitos que debe cumplir la cerámica dentro de la diante esa cerámica, y de prácticas sociales que de-
esfera social, ya sea en un contexto doméstico o ri- terminarán la utilización de ciertas vasijas para usos
tual. Es necesario considerar los recursos con que cotidianos y otras –o, quizás, las mismas- para usos
cuenta el artesano, tanto en el nivel humano como extraordinarios, para uso de los vivos, y uso de los
en el de las propiedades de la materia prima y las muertos. Y con ello, podremos plantear la presencia
técnicas utilizadas. Ello no sólo implica el uso de de ambos en un ambiente particular, utilizando el
métodos analíticos, sino fundamentalmente com- entorno circundante mediante una organización del
prender el efecto de todos los factores que contribu- espacio que incluye a nuevos grupos humanos.
yeron a la formación particular del producto cerá-
166
AIXA S. VIDAL
De esta manera, proponemos que los estudios visibilidad desvió la atención de los investigadores
analíticos de la cerámica pueden revelar interesan- hacia las más intrusivas cuevas de la región.
tes aspectos del modelo general que intenta explicar
En cuanto a la localización geográfica de los ya-
el modo de vida de lo que, para simplificar, seguire-
cimientos en cueva que consideramos pertenecien-
mos llamando “Cultura de las Cuevas”.
tes al Neolítico, es notorio que, además de su pre-
3. La vida en el neolítico medio-final. sencia en alturas medias, una gran parte de ellos se
Con una cronología (absoluta o relativa) corres- encuentran situados frente a la costa –de ahí su de-
pondiente al neolítico medio-final se conocen nu- nominación de pesquero o marítimo-, pero su pre-
merosos yacimientos, principalmente en la zona sencia en el interior no puede ser menospreciada,
costera; sin embargo, la práctica totalidad de estos como lo demuestra claramente la zona de Zuheros.
conjuntos carece de estratigrafías claras. Se trata, en Creemos que más importante aún que la crono-
su mayoría, de yacimientos excavados desde co- logía de una actividad agrícola-ganadera plena es el
mienzos de siglo que, aunque han proporcionado estudio de las estrategias de subsistencia en los mo-
magníficos materiales, no se han considerados más mentos iniciales de domesticación que nos compe-
que a nivel de referencia, ya que el único estudio ten. Las evidencias obtenidas hasta el momento
que ha podido realizarse es el meramente tipológi- apuntan a una semi-trashumancia, donde al menos
co. parte del grupo se trasladaría distancias cortas, y
En otros casos, como la Cueva de los Murciéla- donde la caza y la recolección seguirían jugando un
gos de Zuheros (Gavilán et al. 1993, entre otros), la importante papel económico (Gavilán et al. 1997).
Cueva de Nerja (Pellicer y Acosta 1997) y la de la Este carácter nómada o seminómada, debió contri-
Carigüela (Pellicer 1964), contamos con trabajos buir a la más rápida expansión de la cultura neolíti-
más modernos, estratigrafías claras y enfoques va- ca en un principio y al establecimiento de relacio-
riados sobre el registro material y el entorno circun- nes entre los distintos grupos neolíticos en momen-
dante. Esta información es básica para complemen- tos posteriores.
tar el modelo que intentaremos perfilar para expli- 4. La cerámica y sus funciones.
car las sociedades humanas que habitaron esta zona
Dentro de este marco geográfico y de espacios
de Andalucía hacia el IV milenio a.C.
de hábitat desarrollaron distintas actividades los po-
Si bien no es nuestra intención seguir al detalle bladores neolíticos de Andalucía. Las recolecciones
las conclusiones de Pellicer (1964) debido a que y excavaciones arqueológicas aportaron un numero-
nos limitaría el panorama propuesto, nos es muy so registro arqueológico, tanto a nivel tecnológico
útil su caracterización de este período en cuanto a como de prácticas de subsistencia.
hábitat. En efecto, una parte de los yacimientos que
La industria lítica, con la masificación de lámi-
vamos a discutir se encuentran en lugares abruptos
nas y microlitos talados con el fin de enmangarlos
y elevados, bien del interior o de la margen costera,
en instrumentos complejos como las posibles hoces,
entre los 800 y 1.000 m.s.n.m., sobre formaciones
y las hachas y azuelas pulimentadas que le prestan
calcáreas terciarias. En el caso de estas cuevas, to-
nombre a este período se complementan con el tra-
das se sitúan cerca de los ríos y en valles estrechos,
bajo en fibras vegetales y una importante industria
precisamente en zonas propias de pequeños culti-
ósea. Los objetos de adorno personal son numero-
vos.
sos, fabricados con esmero a partir de una gran va-
En Andalucía, la mayoría de estos yacimientos riedad de materias primas.
se han calificado como sitios de habitación y de en-
Y se generaliza el uso de la cerámica. Durante
terramiento, sin ninguna discriminación clara sobre
el neolítico medio-final esta tecnología ya está
la posibilidad de que ambas conductas sucedieran a
afianzada. Si bien todavía existen numerosas des-
la vez o en momentos sucesivos (del Castillo 1947).
viaciones de los estándares ideales para su manu-
Por otro lado, las prospecciones y excavaciones factura, sobre todo en cuestión de cocción, se puede
más recientes (para nuestro caso, Ruiz y Montero distinguir una amplia variabilidad morfológica y de
1991) junto con la revisión de archivos antiguos, calidades de tratamiento que podrían relacionarse
especialmente las anotaciones de Siret (Maicas y con una intencionalidad en lograr productos dife-
Romás 2001), han sacado a la luz unos pocos, pero rentes para satisfacer necesidades concretas.
interesantes yacimientos al aire libre. En estos ca-
El número de cerámicas aumenta considerable-
sos, cabe recordar que su localización se dificulta
mente en aquellos yacimientos de los que tenemos
debido a que muchos yacimientos fueron ocultos
buena documentación. A la variabilidad morfológi-
por ocupaciones posteriores (como en el caso de la
ca que señalábamos, se le sume una amplia gama
Peña de los Gitanos de Montefrío) o a que su escasa
decorativa, tanto en lo que hace a las técnicas como
al diseño, que no son exclusivas de un yacimiento
167
CERÁMICA Y SOCIEDAD: LA PRODUCCIÓN ALFARERA NEOLÍTICA EN EL SUR PENINSULAR
sino que se encuentran en toda la región considera- clara en las sociedades industrializadas y en aque-
da, e incluso en zonas aledañas. llas con algún tipo de especialización de tareas,
pero debe ser aclarada en el caso del neolítico.
No nos adentraremos aquí en un detalle de la ti-
pología de estas cerámicas, que puede consultarse Consideramos al productor y al consumidor de
en distintos trabajos, por cuestiones de espacio. cerámica como dos personas diferentes, que, en las
Cabe decir, para cerrar esta apretada síntesis, que el sociedades que estamos considerando, en muchos
análisis de pastas, junto con la tabulación de las ca- casos corresponden al mismo individuo (Fig. 3).
racterísticas formales y decorativas que acabamos
de mencionar, nos permitieron clasificarlas en tres
grupos, donde aparecen predominantemente vasos
(representados, mayoritariamente, por fragmentos)
que podríamos considerar polifuncionales, de tama-
ños medios, paredes entre 5 y 7mm, en general del
estilo cuenco y escasamente ollas, con un buen tra-
tamiento de superficie, escasa decoración y algunos
restos de hollín. Aparecen indistintamente en con-
textos mortuorios, asociados a enterramientos, y en
otros que podríamos denominar domésticos, pero
que sólo difieren de los primeros por la falta de res-
Fig. 3: Uso/función de la cerámica.
tos humanos.
Entendemos el concepto de persona en un senti-
En segundo lugar se encuentran los grandes re- do antropológico, como el papel que cumple el ser
cipientes, de paredes gruesas, con decoración de humano en la sociedad (Lévy-Bruhl 1945). Este
cordones y profusión de modelos de asas. Aquellos concepto se amplía con los trabajos posteriores de
con cuello o bocas más restringidas no presentan M. Mauss (1972), quien se centra en las variaciones
restos de hollín y su ubicación y características ha- de identidad y reconocimiento de la ‘persona huma-
ría pensar en almacenamiento de sólidos (¿granos?) na’, según los distintos estados o momentos socia-
y líquidos, al igual que las botellas. Si bien son ma- les que atraviesa.
yoritarios en las cuevas, no hay que olvidar su pre-
sencia en yacimientos al aire libre, incluso los mor- Conceptualmente opuesta a la idea de ‘persona’
tuorios, como el gran fragmento de botella acompa- está la de ‘individuo’. Desde la filosofía, J. Maritain
ñando al individuo más anciano del enterramiento (1960) señala que el hombre como individuo cons-
de Cerro Virtud (Ruiz y Montero 1991). tituye un universo aparte y un todo independiente, y
el hombre como persona es parte de la estructura
Por último, se encuentra en todos los tipos de social, sujeto a conseguir el bien común.
yacimiento que hemos considerado un número esca-
so de recipientes de tamaño mediano-pequeño, de En este sentido, el alfarero, productor de un
bocas abiertas y un tratamiento muy cuidado, ya sea vaso cerámico, sería una persona social. El consu-
bruñido, a la almagra o inciso. Su fragilidad, que no midor, la persona que utiliza esa cerámica, consti-
lo hace óptimo para la manipulación cotidiana, y su tuiría otra persona social, que podría ser, aunque no
escasa cantidad hace pensar en un uso esporádico, necesariamente, el mismo individuo (el alfarero),
si bien no exclusivamente en la esfera ritual, al me- tomando, por ejemplo, un cuenco de agua.
nos sí en eventos especiales.
Hasta aquí el material cerámico ha sido genero-
so en cuanto a datos. Pese a carecer de estratigrafí-
as, estas piezas, muchas de ellas selectas, nos per-
Fig. 4: Personas vinculadas a la producción de cerámica.
miten delinear un rango de funciones probablemen-
te intencionadas en la manufactura para cumplir con Esta división de personas resulta muy útil cuan-
los usos específicos que imprimirían los consumi- do consideramos las características de la economía
dores de estos recipientes cerámicos. neolítica, su densidad poblacional y las propiedades
de los materiales cerámicos.
5. La cerámica y las personas.
Pretendemos ahora entrar en temas más esca- El estudio de los restos alimenticios de origen
brosos, pero más propios del objeto de la arqueolo- animal, vegetal y mineral en los yacimientos que
gía: el intento por acercarnos a las sociedades preté- hemos considerado es escaso y fragmentario. Sin
ritas. embargo, tomando en cuenta contextos similares
dentro de la península y en el ámbito mediterráneo
Hemos mencionado al pasar la distinción entre en general, vemos que la agricultura y ganadería,
productores y consumidores. Esta división es muy
168
AIXA S. VIDAL
que van cobrando mayor peso pero aún son inci- dices, alfareros y ayudantes. Las dos primeras son
pientes, están complementadas con la caza y la re- sucesivas en el tiempo y dejan su marca arqueológi-
colección. En este sentido, los estudios más com- ca en el grado y tipo de irregularidades encontrados
pletos que se han realizado hasta el momento mues- en las vasijas (Robb 2007).
tran un escaso consumo cárnico y un mayor aporte
de distintos tipos de cereales (Salvadei y Santan-
drea 2003). Estos resultados se corresponden con
nuestro registro cerámico en dos aspectos diferen-
tes: por un lado, sugieren una necesidad, por parte
de los consumidores, de tener a disposición reci-
pientes duraderos que permitan una exposición pro-
longada y repetida al fuego para el tratamiento de
Fig. 5: Actividades vinculadas al consumo de cerámica
los granos, un uso poco apto para recipientes pere-
cederos como los de esparto, vejigas y pieles, o El ayudante, por el contrario, puede ser un indi-
muy compactos como los de piedra. viduo diferente (que se asocia al proceso producti-
Por otro lado, la baja densidad poblacional de vo en momentos de necesidad, en especial cuando
estos grupos (Weiss 1973), junto con la importante se trata de tareas más arduas y poco especializadas,
inversión de tiempo necesaria para la agricultura como la recolección de materias primas y leña), o
extensiva o la recolección y caza que constituirían puede ser cualquiera de las personas involucradas
la base alimenticia, implicaría que necesariamente directamente en el trabajo de la arcilla, como el al-
cada individuo cumpliría más de un rol social en los farero y/o el aprendiz.
distintos momentos del día, de la estación o del año. Normalmente se asocia a los aprendices con ni-
Los alfareros (hombres y/o mujeres) no tenían una ños. No es improbable que así sea, y en nuestra ce-
dedicación a tiempo completo: la satisfacción de las rámica aparecen rasgos fácilmente asociables a un
necesidades básicas como la alimentación aún exi- individuo subadulto como la reducción general en
gían del esfuerzo comunitario dada la escasez de in- el tamaño de los recipientes de manufactura más
dividuos facultados para realizarlas y la tecnología tosca, o los pequeños diámetros de algunas digita-
disponible. ciones encontradas en cordones decorativos de va-
Esta diversidad de tareas (o ‘personas’) cumpli- sijas muy bien formadas. Sin embargo, sería pre-
das por una persona se reflejan en las cualidades suntuoso señalar que únicamente los niños aprendí-
técnicas de las cerámicas: su baja estandarización an el arte de trabajar la arcilla, ya que la evidencia
implica que los alfareros producían unas pocas pie- etnográfica es rica en ejemplos de personas mayo-
zas al año, lo que no permitía alcanzar el nivel de res que, por algún tipo de imposibilidad física, se
calidad típico de las producciones masificadas. dedicaron a la cerámica (Roux 2003). También son
frecuentes los casos en que se aprovechan ciertas
Sin embargo, el resultado obtenido no deja de condiciones favorables (momentos de ocio dentro
ser elaborado. Las vasijas no están estandarizadas del ciclo de trabajo, condiciones climáticas favora-
(excepto, en algunos, casos, en cuanto a la decora- bles) para producir un gran número de cerámica,
ción, lo que podría responder más a otro tipo de para lo cual se necesita una mayor cantidad de alfa-
cuestiones sociales) pero su calidad es muy buena reros, aunque no sean expertos (Rice 1989).
para las funciones básicas que necesitarían cumplir
en estas comunidades. Paradójicamente, son los En cuanto a los usuarios, cabe señalar que es
grandes vasos los que presentan un grado mayor de más difícil distinguir personas, al menos que las se-
homogeneidad, recipientes que, tecnológicamente, paremos desde un punto de vista ritual vs. domésti-
son más difíciles de conseguir debido a la necesi- co, pero no podemos asumir con algún grado de
dad de realizarlos en varias etapas y de tener ciertas certidumbre que estas esferas no fueran una y la
condiciones climáticas y materias primas disponi- misma, como la posibilidad que antes planteamos
bles. Los recipientes pequeños y medianos, aquellos de que algunas de las cuevas (si no todas) hayan
que responden más ajustadamente a parámetros an- sido tanto lugares de habitación como de enterra-
tropométricos, presentan una mayor variabilidad de miento simultáneamente.
tamaños y defectos de acabado, si bien todos los re- De cualquier manera, en los dos ámbitos en que
cipientes fueron manufacturados a partir de las mis- podríamos considerar a los usuarios de la cerámica,
mas materias primas, sugiriendo que la etapa de ob- los usos a los que se someterían los recipientes serí-
tención y preparación de la pasta arcillosa fue co- an similares. Por un lado, la posibilidad de proce-
mún para todos los alfareros. sar, en seco o húmedo, con calor o sin él, distintos
Ello nos lleva a plantear una subdivisión tripar- tipos de sustancias, muy frecuentemente, alimentos,
tita en la persona del productor de cerámica: apren- pero no en exclusividad ya que pueden haberse ma-
169
CERÁMICA Y SOCIEDAD: LA PRODUCCIÓN ALFARERA NEOLÍTICA EN EL SUR PENINSULAR
nipulado sustancias como ocres y otros tipos de pig- También en el MAN, quedo en deuda con Ma. Do-
mento, como se evidencia en algunos fragmentos de lores y Javi que movieron varias docenas de cajas
Cueva de los Murciélagos de Albuñol. buscando mis cacharritos. Junto a ellos, me gustaría
mencionar a Ignacio Montero que me ofreció gene-
Los elementos así procesados pueden ser conte-
rosamente el material inédito (y las publicaciones)
nidos fácilmente en las oquedades que conforman
de Cerro Virtud.
los cuencos, ollas y otras formas de vasos cerámi-
cos. En el caso de alimentos, solemos referirnos a
estos materiales como cerámica de servicio; en el
8. Bibliografía.
de sustancias no cotidianas, como recipientes para
BROWNING, R.
ofrendas. 1915 Rabbi ben Ezra and other poems. Hodder y
Stoughton. Londres.
El almacenamiento también estaría ligado a es- DEL CASTILLO, A.
tos usos: sustancia secas (granos), líquidas (agua), 1947 “El Neoeneolítico”, en Menéndez Pidal (ed.) His-
valiosas (miel), rituales (restos humanos). Si bien la toria de España I:489-714.
GAVILÁN, B.; J. VERA; J. CEPILLO; M. DELGADO; C.
capacidad de almacenamiento en recipientes cerá- MARFIL; M. MARTÍNEZ; A. MOLINA; J. RAFAEL
micos más o menos móviles está limitada y a lo lar- 1997 “El poblamiento prehistórico del Macizo de Cabra
go del tiempo los materiales más bultosos se alma- y la Alta Campiña (Córdoba). Bases de partida y
primeros resultados de un Proyecto Arqueológico
cenan en otro tipo de estructuras, que pueden ser de Sistemático”, en II Congreso Internacional de Ar-
cerámica pero que pasan a ser fijas, los vasos si- queología Peninsular (Zamora 1996), Tomo II:
guen siendo el medio de almacenamiento a corto Neolítico, Calcolítico y Bronce:165-176. Zamora.
GAVILÁN B.; J. VERA; L. PEÑA; J. CEPILLO; M. DEL-
plazo y de sustancias escasas y/o valiosas. GADO; C. MARFIL
1992 “Preliminares sobre la tercera campaña de excava-
Por último, el transporte. No es este el lugar ción arqueológica de urgencia en la Cueva de los
para discutir cuestiones de relaciones más amplias Murciélagos de Zuheros (Córdoba)”, en Antiqvitas
entre grupos neolíticos, que estaría vinculado a este 5:5-12. Priego de Córdoba.
HODDER, I.
uso de la cerámica, pero baste decir que, pese a su 1990 The Domestication of Europe. Basil Blackwell.
peso y fragilidad en comparación con otros materia- Oxford.
les, los vasos de arcilla son un contenedor útil para LÉVY-BRUHL,
1945 La mentalidad primitiva. Editorial Lautaro. Bue-
los traslados, especialmente de sustancias líquidas, nos Aires.
fundamentales en algunos ambientes de creciente MAICAS, R.; M. ROMÁN
aridez como la Andalucía con el correr del Neolíti- 2001 “Asentamientos neolíticos de la Cuenca de Vera
(Almería) en la Colección Siret”, en Boletín del
co. MAN 19:9-40
MARITAIN, J.
6. A modo de cierre. 1960 La philosophie morale. Gallimard. París.
En este momento estamos trabajando en la bús- MAUSS, M.
1972 Sociología y Antropología. Tecnos. Madrid.
queda de respuestas que puedan explicarnos algu- MOLINEAUX, M.
nos aspectos importantes en la vida de los grupos 1976 Ensayo sobre teoría sociológica. Amorrortu. Mé-
neolíticos. Aquí presentamos una de esas vías, la in- xico
terpretación de la cerámica desde el punto de vista NAVARRETE, MA. SOLEDA
1996 La Cultura de las Cuevas con Cerámica Decora-
de las posibles personas que la crearon y utilizaron. da en Andalucía Oriental. Universidad de Grana-
Sólo hemos podido presentar un esbozo, pero cree- da. Departamento de Prehistoria.
mos que se han incluido los aspectos más importan- NAVARRETE, M.; J. CAPEL; J. LINARES; F. HUERTAS;
E. REYES
tes que delinean el trabajo en esta línea. 1991 Cerámicas neolíticas de la provincia de Granada.
Materias primas y técnicas de manufacturación.
Quedaron muchos temas por tratar: la amplia- Universidad de Granada. Departamento de Prehis-
ción de esta limitada esfera del domus en términos toria.
de Hodder (1990) a toda la riqueza del mundo exte- PELLICER, M.
1964 “El neolítico y el bronce de la cueva de la Carigüe-
rior, las relaciones entre las distintas manufacturas la de Píñar”, en Trabajos de Prehistoria 15:7-68.
que implican asimismo relaciones entre sus produc- PELLICER, M.; P. ACOSTA (COORD.)
tores y consumidores. Y su relación con el entorno, 1996 El Neolítico y Calcolítico de la Cueva de Nerja en
el contexto andaluz. Trabajos sobre la Cueva de
ambiental y social, como área de circulación de per- Nerja 6. Málaga.
sonas, de artefactos y de ideas. RICE, P.
1989 “Ceramic diversity, production and use”, en R. Le-
7. Agradecimientos. onard y G. Jones (eds.): Quantifying Diversity in
Archaeology. Cambridge University Press, Cam-
Quisiera agradecer muy especialmente a Car- bridge.
men Cacho, Eduardo Galán y, sobre todo, Ruth 1996 “Recent Ceramic Analysis. Function, Style and
Maicas, del Dpto. de Prehistoria del Museo Arque- Origins”, en Journal of Archaeological Research
4(2):133-161. Plenum. Nueva York.
ológico Nacional, por facilitarme el acceso a los ROBB, J.
materiales, y los numerosos consejos y sugerencias. 2007 The Early Mediterranean Village. Agency, Mater-
ial Culture, and Social Change in Neolithic Italy.
170
AIXA S. VIDAL
RESUMEN
Este trabajo presenta los resultados preliminares del estudio de los materiales líticos tallados prove-
nientes de los niveles calcolíticos y neolíticos (4.500-6.200 Cal ANE) de la Cova del Sardo. El yacimiento se
sitúa en el Parc Nacional d´Aigüestortes i Estany de Sant Maurici en la Vall de Boí, en los pirineos axiales
catalanes, en la comarca de la Alta Ribagorça (Lleida).
ABSTRACT
This paper presents the preliminar analysis of lithic materials from prehistorical levels of Sardos’
Cave (c.4.500-6.200 Cal BP). The archaeological site is in the National Park of Aigüestortes and Estany de
Sant Maurici, in the Boi Valley, in axial Pirineus of Catalonia, Alta Ribagorça (Lleida, State of Spain).
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
172
JÈSSICA PLANET MASVIDAL – DAVID RODRÍGUEZ ANTÓN – VIRGINIA GARCÍA DÍAZ
que se sitúan entre el siglo XVIII y el siglo XVI2. material que no encontramos en los alrededores de
la Cueva del Sardo.
- Fase 3: Ocupaciones de época alto-medieval,
desarrolladas tanto en el interior del abrigo como en 3. Análisis de los materiales liticos de la
las terrazas exteriores.3 ocupacion neolítica de la Fase 6 (C.
5.240-5.100 Cal BP).
- Fase 4: Breve ocupación romana, correspon-
diente a un hogar del interior del abrigo con data- En la fase 6, encontramos una discontinuidad
ciones del siglo II cal ANE.4Por debajo del nivel 4, sedimentaria en el exterior. Se han encontrado di-
aparecen tres niveles prehistóricos en los cuales se versos troncos caídos que han sido fechados entre
centrará el artículo. el 5.240 y el 5.100 cal BP, es decir del Neolítico Fi-
nal. Estos troncos, situados en la parte exterior del
2. Análisis de los materiales liticos de la abrigo, formarían parte de una estructura arquitec-
ocupacion calcolítica de la Fase 5 (C. tónica aérea que serviría de cubierta. Así pues, en-
4800-4700 Cal BP). contramos los vestigios de una construcción externa
En el Nivel 5 se ocupa sobretodo la parte este a la cavidad, que habría cubierto una parte, aunque
de la cueva y, como novedad, la terraza exterior, no toda, la superficie de la terraza frontal superior.
aunque de manera menos intensiva que el interior. Esta construcción podría haber estado formada por
Este nivel está compuesto por un hogar, situado en un techo inclinado que se sustentaría por un extre-
la parte interior, del que se han determinado dos da- mo en la cornisa y por el otro directamente en el
taciones de época calcolítica (entre el 4800 y el suelo de la terraza (hecho que explicaría la ausencia
4700 cal BP). Esto nos indica que la cueva estuvo de agujeros de poste claros). Esta construcción aca-
deshabitada durante más de dos milenios antes de bó colapsándose debido al fuego.
esta ocupación.
Fig.: 4. Dataciones calibradas de los Conjuntos 7 y 8. Todos los resultados son significativamente divergentes y provie-
nen, presumiblemente, de ocupaciones secuenciadas en el tiempo (Gassiot et al. 2007).
dos círculos de piedras (de 1m de diámetro cada La materia prima dominante en el conjunto es el
una). Estas estructuras han sido datadas en una fran- sílex (89%), proveniente de diversos afloramientos
ja cronológica de unos 600 años (entre el 6200 y el distantes en más de 20 km. Asimismo, cabe desta-
5600 Cal BP: Fig.4). car la talla de lascado de materias primas alternati-
vas como la riolita, la corneana, la cuarcita, el cris-
El sedimento asociado a esta fase de ocupación
tal de roca y, sobre todo, la caliza silicificada (4%),
del abrigo se caracteriza por presentar una compo-
actualmente en fase de estudio inicial.
sición a base de limos, cenizas y microcarbones,
con clastos y cantos de granito, de color negro.
Todo el sedimento contiene materiales arqueológi-
cos, tanto industrias líticas, mayoritariamente sobre
sílex alóctonos, como restos de recipientes cerámi-
cos de pequeña capacidad. Asimismo, en torno a
los hogares se han recuperado grandes cantidades
de carbón y pequeños fragmentos de fauna quema-
da muy fracturada, lo que nos indica un aprovecha-
miento muy intensivo en su consumo y procesa-
miento.
resto de fases estudiadas (0,5). Por otra parte, las láminas del nivel 7 analizadas
hasta el momento, reflejan un trabajo destinado al
corte de vegetales no leñosos a ras de suelo, lo que
puede relacionarse con un aprovechamiento intensi-
vo de este tipo de recursos. Otra de las actividades
documentadas gracias al estudio funcional es el tra-
bajo sobre piel.
6. Bibliografía.
GASSIOT, E.
2005 Asistencia técnica para el inventario de detalle de
los recursos arqueológicos del Parque Nacional
de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. Informe
Final. Madrid: Organismo Autónomo de Parques
Nacionales. Ministerio de Medio Ambiente.
GASSIOT, E.; JIMÉNEZ, J.; PICÓN, A.
2006 “Nuevas aportaciones al estudio de la prehistoria
y protohistoria en las zonas altas del Pallars So-
birà: Planteamientos, Resultados y Potenciali-
dad.” A: Simbolismo, Arte e Espaços Sagrados na
Pre-história da Peninsula Ibéria. Actas do IV con-
greso de arqueología peninsular. FERREIRO BI-
Fig.: 7. Detalle del análisis traceológico de una punta ta- CHO, N. (ed). Faro (Portugal), Universidade do
llada sobre plaqueta de sílex del Nivel 6. Algarbe, p. 169-179.
GASSIOT, E.; JIMÉNEZ, J; GARCÍA, V.; CELMA, M.
La mayor parte de los retocados documentados 2007 Excavaciones arqueològiques a la Cova del Sardo
(Boí). Informe de la Campaña 2007. Barcelona:
son sobre productos laminares, principalmente geo- Servei d’Arqueologia de la Generalitat de Catalun-
métricos (55%), si bien aparecen lascas retocadas ya.
en todas las fases, destacando la ausencia de geo- 2007a “La vida humana a les muntanyes a la prehistò-
ria: noves dades arqueològiques.” A: El Portarró,
métricos en el nivel 6 y su mayor predominancia en nº 21. Parc Nacional d’Aigüestortes i Estany de
la fase 7-8. Los geométricos sobre los que se han Sant Maurici, p. 4-6.
realizado estudios funcionales hasta el momento
muestran evidencias seguras de su uso como puntas
y armaduras de proyectil, relacionadas, por tanto,
con actividades de caza. Pese a la ausencia de geo-
métricos en el nivel 6, se ha documentado igual-
mente una punta sobre plaqueta retocada bifacial-
mente en la que, gracias al estudio funcional, se ha
observado la existencia en su superficie de huellas
impacto en su parte distal y de su enmangue en su
parte proximal (Fig.7).
Claudia Pau
Universidad de Granada; claudiapau@jumpy.it
RESUMEN
Desde el examen de los yacimientos Campaniformes más importantes de Cerdeña, enfocamos nues-
tro estudio sobre los objetos de adorno. Teniendo en consideración el material y las materias primas, procede-
remos con un análisis tipológico, estudiaremos la contextualización social y la trascendencia de los ornamen-
tos en el Campaniforme. Este trabajo está enfocado a determinar en que medida la variabilidad de los elemen-
tos de adorno en época Campaniforme en Cerdeña tiene que ver con factores étnicos o de diferenciación so-
cial interna.
ABSTRACT
From the examination of the most important Bell Beaker sites of Sardinia, we focus our study on the
ornamental objects. Having taken into consideration the material and the prime matters, we will proceed with
a typological analysis and will study the social contextualization and the transcendence of the ornaments in
the Bell Beaker study. This work will focus on determining to what extent the changeability of the ornamental
objects in the Bell Beaker period in Sardinia has to do with ethnic factors or internal social differentiation.
Palabras Clave: Cultura del vaso campaniforme. Objetos de adorno. Cerdeña. Botones.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
176
CLAUDIA PAU
gliari, de Sas Concas Oniferi (Nuoro), Serra Is obsidiana, calcedonia o en cobre, tienen pedúnculo
Arraus, San Vero Milis (Oristano), la tumba dei y aletas truncadas y se encuentran sobre todo en
vasi tetrapodi de Santu Pedru (Alghero), un hipo- Cerdeña Septentrional.
geo de Cuguttu (Alghero) y uno de Taulera (Alghe-
A menudo en asociación a las puntas de flecha,
ro), la tumba de Sos Furrighesus (Anela), la tumba
en las sepulturas masculinas, quizá de guerreros,
de Marinaru (Portotorres), y las necrópolis de
fueron encontrados brassards o brazaletes de ar-
Anghelu Ruju (Alghero) y de Su Crocifissu Mannu
quero en piedra mientras que no aparecen ejempla-
(PortoTorres), en la provincia de Sassari etc.
res en hueso. Tienen los lados largos algunas veces
1.2. Materiales cerámicos. un poco cóncavos o convexos. Los brassards eran
Tenemos en Cerdeña numerosas manufacturas generalmente de forma rectangular, pero se han
del Campaniforme internacional mediterráneo o descubierto también ejemplares cuadrangulares y
centro-europeo pero también materiales que por uno con una forma excepcional elíptica de Anghelu
perfiles y decoración son del todo característicos, Ruju. Se ataban a la muñeca izquierda mediante ti-
seguramente nacidos de la influencia de las áreas rantes, probablemente de cuero (Taramelli, 1909a).
europeas pero que han evolucionado después hacia 1.4. Cronología.
formas distintas. En la isla son casi desconocidos
Es necesario tener presentes los cuadros crono-
los vasos con decoración cordada, un único ejemplo
lógicos y culturales sobre el Campaniforme de algu-
fue señalado por E. Atzeni, se trata del fragmento
nos investigadores: M. L. Ferrarese Ceruti, E. Con-
encontrado en Corongiu Acca I de Villamassargia
tu, E. Atzeni, G. Ugas.
(Cagliari) (Atzeni, 1998), mientras encuentran gran
difusión los decorados con impresión a peine o a in- M. L. Ferrarese Ceruti sitúa los inicios de la
cisión simple. A veces el puntillado a peine y la in- Cultura Campaniforme en Cerdeña en el último
cisión simple están asociados en una única decora- cuarto del tercer milenio a. C. La investigadora ha-
ción. bla de dos momentos distintos (documentados en
las secuencias de Marinaru y Padru Jossu), uno más
Las decoraciones son aplicadas en bandas hori-
antiguo, con influencias Occidentales, en el cual el
zontales separadas por zonas lisas. Los motivos de-
Campaniforme se superpone, al menos parcialmente
corativos son muy variados por ejemplo encontra-
a la cultura de Monte Claro y otro más tardío con
mos la típica decoración del Campaniforme interna-
influencias Centroeuropeas, que se puede colocar a
cional a bandas lisas y otras rellenas de trazos obli-
los inicios del Bronce Antiguo (Ferrarese Ceruti,
cuos, a veces alternada con triángulos con puntilla-
1997).
do horizontal, y también motivos a retícula y a ta-
blero de ajedrez. En los vasos trípodes y tetrápodos E. Contu coloca el Campaniforme Sardo entre
se usa una banda ancha lisa en zig-zag obtenida de los últimos siglos del tercer y los primeros del se-
la oposición alternada de vértices de triángulos re- gundo milenio a. C. Para este autor los primeros
llenos de trazos (Ferrarese Ceruti, 1997; Contu, elementos se manifestaron antes del final de Filigo-
2006). sa, para después perdurar al lado de las manifesta-
ciones Monte Claro también más allá de Albeazu,
Las formas vasculares forman parte del reperto-
hasta fundirse con sucesivos elementos de la cultura
rio típico del Campaniforme europeo, pero encon-
Bonnanaro (Contu, 2006).
tramos también formas locales (Ferrarese Ceruti,
1997; Contu, 2006). E. Contu, propone una división en varias fases,
la última en el Bronce Antiguo, en la primera fase
Numerosos son los típicos vasos acampanados,
de las facies de Bonnanaro (Bonnanaro1), caracteri-
(la altura máxima no supera los 15 cm, la mínima
zada por formas Campaniformes con perfil rígido y
esta entorno a los 10 cm) con perfil anguloso, con
redondeado provistas de asas acodadas, de vasos
acentuada carena o con perfil suave; encontramos
trípodes y de la ausencia de decoraciones (Contu,
también el cuenco hemisférico, cuencos carenados,
1996, 2006).
grandes cazuelas, vasos trípodes, tetrápodos y polí-
podos (Ferrarese Ceruti, 1997; Contu, 2006). Para E. Atzeni el Campaniforme se desarrolla
entre el Eneolítico y la primera Edad del Bronce,
1.3. Las armas.
entre los últimos siglos del tercer milenio y los pri-
En Cerdeña encontramos las armas típicas del meros del segundo milenio a. C.
Campaniforme Europeo, descubiertas en ajuares de
sepulturas masculinas: las puntas de flecha, los pu- Para él, el Campaniforme se superpone a la Cul-
ñalitos triangulares en bronce y los brazaletes de ar- tura de Monte Claro (dataciones no calibradas de
quero. las grutas de Filiestru y Acquacadda, C 14 =2480 e
1740 ±50 a. C.), podría haber tenido contactos con
Las puntas de flecha están realizadas en sílex, la Cultura de Albealzu-Filigosa, y termina en el
177
LOS OBJETOS DE ADORNO DEL CAMPANIFORME SARDO Y SU TRASCENDENCIA SOCIAL
los hallazgos estuvieran asociados a contextos fune- Bingia ‘e Monti (Gonnostramatza) (Atzeni, 1998)
rarios. con elemento de sujeción con surcos; originales son
también dos pequeños colgantes esféricos con pe-
Las joyas encontradas en Cerdeña están realiza-
dúnculos (tumba III di Anghelu Ruju, Monte D’Ac-
das en hueso, en piedra común (negra, marrón, cla-
coddi).
ra), en piedra rara, preciosa, semipreciosa (esteatita,
caliza negra, clara o azul, calcedonia, esquisto, ser- Recordamos además las cuentas que tienen la
pentina, pizarra, cuarzo, jaspe, alabastro, piedra pó- forma de los botones de alamaro y a las que quizás
mez, sílex, nefrita, mármol), en metal (cobre, plata, por ello se ha atribuido un carácter mágico religio-
oro y plomo) y en marfil, obtenidos de dientes de so. Son raras en Cerdeña y de hecho en ningún caso
animales que, conservando la forma original y natu- están presentes en el ámbito de una sola sepultura
ral, se perforaban en la raíz (quizá con valor protec- en un número mayor de cinco. Estas pequeñas
tor, porque tienen la forma de pequeños cuernos) cuentas son en hueso (como los clásicos botones) o
(Lilliu, 1999). Entre los preferidos estaban los cani- en piedra (la esteatita verde agua). La perforación
nos de cánidos y dientes atróficos (de leche) de en V de otros botones es sustituida por agujeros,
ciervo, pero a veces encontramos también dientes tanto longitudinales como perpendiculares al obje-
de bueyes, de porcinos, y quizás de personas. to. A menudo se han encontrado aisladas en contex-
tos campaniformes por lo que estos elementos pue-
Numerosos son los colgantes y cuentas obteni-
den ser interpretados como cuentas de collar disper-
dos de conchas: Patella Lamarcki Pajraudeau,
sas o como pequeños botones.
Cardium Edule, Cardium Tuberculatum, Arca
Noae, Pectunculus, Purpura Haemastoma, Cyprea Uno de los elementos más típicos del Campani-
Spurca, Donacidi o Telline, Dentalium, Columbe- forme isleño es el colgante en forma de luna cre-
lla Rustica, Nassa Cornicula, Cypraea Lurida, ciente, obtenido predominantemente de colmillos
Natica, Triton Nodiferum, Turbo Rugosus, de jabalí, pero también de valvas de concha, sobre
Spondylus, Glycyneris, incluyendo caracoles de tie- todo de Pectunculus, y de hueso y marfil. Tiene uno
rra. Las valvas venían usadas integras o trabajadas o dos agujeros centrales o uno único sobre uno de
y transformadas en pequeños colgantes de forma los ápices, y quizás pudo ser objeto de creencias,
geométrica sobre todo de forma elíptica, a gota y a cultos religiosos, astrales (forma de media luna), o
disco. también usado con valor protector (cuerno).
Numerosos son los colgantes en forma de hacha.
La presencia de estos elementos, con o sin agujero
de suspensión, en esteatita verde agua (mineral tal-
coso, de fácil elaboración), de pequeñísimo tamaño
y con el borde cortante no afilado que le excluye el
uso práctico, testimonia que el culto que hace refe-
rencia al hacha aparece en Cerdeña ya en la antigua
cultura de San Michele, y es practicado también por
la población Campaniforme de la isla. El mismo co-
lor “verde agua” del material de composición sim-
boliza la vegetación, la fuerza de la naturaleza, el
renacer de la primavera, la vida misma. Se trataría
Fig. 2: Colgante romboidal en esteatita verde agua. Padru por lo tanto de pequeños amuletos protectores usa-
Jossu, Sanluri, Cagliari. dos por los vivos y puestos cerca de los cuerpos de
El campaniforme sardo presenta una rica varie- los muertos para asegurar el paso al más allá (Ferra-
dad de colgantes geométricos: rectangulares, trian- rese Ceruti 1997).
gulares, elípticos y trapezoidales y cuentas a disco, En algunos casos ha sido posible reconstruir en-
rueda, cilíndricos, de forma a barril y romboidales teramente la estructura original de los collares y
(Fig. 2). descubrir como las gentes campaniformes disponían
Seguramente entre los elementos más llamativos cuentas y colgantes con orden, según la forma y el
y parecidos a los colgantes que decoran también los color (por ejemplo el contraste claro oscuro de los
objetos de adorno de hoy, se sitúan los que tienen materiales caliza gris\caliza blanca, caliza negra\es-
forma de corazón, como los tres colgantes de la teatita verde agua, hueso y marfil/caliza negra) si-
tumba hipogeica de Padru Jossu (Sanluri) (Ugas, guiendo criterios similares a los que se emplean en
1982, 1998b), con la parte superior en forma de el diseño de las joyas modernas. Algunos elementos
cubo que tienen dos acanaladuras y un agujero; ade- se distinguían de los otros por las grandes dimen-
más del pequeño colgante en hueso pulimentado de siones, y venían utilizados como colgantes centrales
o separadores. El más recurrente es el colgante de
179
LOS OBJETOS DE ADORNO DEL CAMPANIFORME SARDO Y SU TRASCENDENCIA SOCIAL
colmillo de jabalí, que a menudo supera los 10 cm tramatza (Atzeni 1998) y del estrato II de la tumba
de longitud, aunque sin raíz (Fig. 3). hipogéica de Padru Jossu, Sanluri (Ugas, 1998b),
que tienen una estructura similar a los collares.
Fig. 3: Collar en concha y marfil con colmillo de jabalí. Pa- Tenemos brazaletes en cobre encontrados en la
dru Jossu, Sanluri, Cagliari. provincia de Sassari, que se pueden colocar en el
último periodo del Campaniforme sardo.
Pero el más original es el colgante decorado con
28 puntos de dado de Padru Jossu (Sanluri, Caglia- Podemos citar también dos anillos en lámina y
ri). en espiral en cobre de la necrópolis de domus de
janas di Cuguttu, Alghero (Taramelli, 1909b), y
quizá también el anillo en plata de la colección Do-
neddu, del Campaniforme Final.
Elemento característico de la cultura Campani-
forme es el botón. En la isla han sido encontrados
cuarentaynueve ejemplares. Veintisiete en provincia
de Cagliari (Padru Jossu-Sanluri, Locci Santus-San
giovanni Suergiu, S.Elia-Cagliari, Villasor-
Cagliari), siete en la provincia de Oristano, todos
procedentes del yacimiento de Bingia ‘e Monti-
Gonnostramatza, y quince de la provincia de Sassa-
ri (Anghelu Ruju-Alghero, Ponte Secco-Porto To-
rres, Su Crucifissu Mannu-Porto Torres), mientras
Fig. 4: Collar con elementos en piedra verde y negra. ningún botón se ha encontrado en la provincia de
Anghelu Ruju. Sassari. Nuoro.
Recordamos el precioso collar (Fig. 4) de la Los botones son generalmente de hueso, rara-
tumba XXX de la necrópolis de Anghelu Ruju com- mente de marfil, conociéndose un único ejemplar
puesto de seis cuentas cilíndricas en piedra negra, en concha (botón de la necrópolis de Ponte Secco-
una cuenta discoidal en piedra verde, una cuenta a Porto Torres) (Contu 1952-54; Ferrarese Ceruti
pastilla elíptica en piedra verde, tres cuentas de for- 1997).
ma bicónica en piedra verde aplastadas y un colgan-
Por tanto se trata de pequeños objetos claros y
te plano elíptico muy irregular también en piedra
bien bruñidos cuya blancura puede estar relaciona-
verde (Taramelli 1909a).
da con el mundo mágico y ritual.
En Cerdeña se conserva sólo un ejemplar de co-
Variada es la tipología de los botones sardos:
llar realizado completamente en metal adscribible al
diecisiete hemisféricos y circular, uno elíptico en-
periodo Campaniforme. Realmente se trata de un
contrado en Padru Jossu, Sanluri (Ugas 1998b), tres
torque de oro (Fig. 5) de la tumba hipogéico-mega-
botones llamados a luna creciente o biapuntados,
lítica de Bingia ‘e Monti en Gonnostramatza (Atze-
por la forma arqueada, sin perforación, que también
ni, 1998), en la provincia de Oristano, realizado con
podrían ser colgantes, seis elementos a tortue, lla-
una barra maciza de sección redondeada y con las
mados por los franceses a tortuga, por la fuerte ana-
extremidades abiertas, aplanadas y curvadas.
logía con el perfil del animal, o llamados también
Brazaletes o tobilleras por sus pequeñas dimen- “antropomorfo estilizado”.
siones son los adornos de Bingia ‘e Monti, Gonnos-
180
CLAUDIA PAU
La forma más característica del Campaniforme gris clara, y que está roto sobre el margen donde se
sardo está formada por los botones de alamaro (Fig. observan tres agujeros, a través de los cuales con
6) (veintidós ejemplares), que recuerdan la forma unos clavos o remaches tenía que ser fijado el man-
de los botones modernos del abrigo mongtomery. go.
Algunos objetos de adorno de Cerdeña (los col-
gantes, cuentas, botones, brazaletes, tobilleras) tie-
nen la superficie decorada, quizás para hacer el ele-
mento más llamativo y elegante, o quizás para au-
mentar su simbología. Encontramos la decoración
en acanaladuras, hipérbolas, puntillado y en punti-
llado en dado.
Este último motivo que evoca cultos astrales
(sol, luna) (Lilliu 1999) decora el colgante lítico en-
contrado en la población de Palaggiu (Ferrerese Ce-
rruti, 1997) en Samassi, el colgante de uno de los
collares del estrato II de la tumba hipogeica de Pa-
Fig. 6: Botones de Alamaro en hueso. Bingia ‘e Monti,
Gonnostramatza. Oristano. dru Jossu (Sanluri) (Ugas 1998b) y un botón hemis-
férico en hueso de forma circular de Su Crucifissu
Los botones de alamaro pueden tener cuerpo Mannu (Porto Torres) (Ferrarese Ceruti 1997), un
circular, elíptico, cuadrangular, tubular, romboidal, motivo similares lo encontramos en la custodia de
unido a dos apéndices. Los apéndices de los boto- brassard de la tumba XIII de Anghelu Ruju, Alghe-
nes de alamaro o de tortue (aunque estos últimos ro (Taramelli, 1909a).
apenas esbozados), pueden tener diferentes perfiles:
trapezoidal, rectangular o cuadrangular con las aris- 3. Los objetos de adorno en la sociedad
tas rectas o redondeadas. Campaniforme
Clasificamos como objetos de adorno, todos los
Los botones campaniformes además de la perfo-
elementos que se usaban para adornar y arreglar el
ración rectilínea presentan las perforación llamada
cuerpo.
en V, así denominada porque la colocación de los
agujeros en el interior del cuerpo del botón es he- Los adornos personales que se pueden adscribir
cha en modo que estos convergen precisamente en a las poblaciones Campaniformes son numerosos y
V; pero en algún caso el agujero no es inclinado, se diferencian, por materia, forma, por el modo en
sino que es uno solo que atraviesa el objeto de parte el cual se llevaban y por su función específica.
a parte. En un solo caso encontramos la perforación
Por eso tenemos que dividirlos en diferentes
a clepsidra (botón de Ponte Secco, Porto Torres).
grupos: collares, brazaletes (por muñecas o brazos),
Podremos suponer una evolución en la forma anillos, para adornar los dedos de las manos y qui-
del botón, a la forma inicialmente hemisférica (bo- zás los pies, tobilleras, cinturones y botones.
tón hemisférico), se habrían insertado dos pequeños
Seguramente las gentes del Campaniforme se
apéndices (botón a tortue), los cuales por la funcio-
rodeaban el cuello con collares formados de cuentas
nalidad habrían ido progresivamente aumentando su
de concha, hueso, dientes, colmillos de jabalí, pie-
tamaño (botón de alamaro).
dras duras y cuando se trataba de personajes de alto
Debemos citar además los punzones, instrumen- linaje (jefe del poblado, guerreros,…) usaban pie-
tos en cobre, bronce o hueso; tienen a menudo sec- dras y metales preciosos, o importaban materiales o
ción circular o cuadrangular con aplastamiento en manufacturas.
forma de rombo en el centro, pero que muchas ve-
Podemos suponer que con agujas, estas gentes,
ces son simples alfileres con doble punta. Tradicio-
o se perforaban las orejas, la nariz u otras partes del
nalmente considerados útiles usados por perforar
cuerpo para poder adornarlo después con pendien-
sustancias rígidas, como el cuero, podían cumplir la
tes, o unían las extremidades de sus vestidos con
función de verdaderos y propios alfileres utilizados
botones o alfileres.
para tener cerrados los bordes de un sudario, o
como alfileres para adornar los vestidos o los cabe- Solían realzar su propia persona adornando su
llos de los muertos o de los vivos. cabeza con diademas en conchas, dientes, piedras
preciosas y oro y quizás recogían en complejos pei-
Cerdeña conserva además un único ejemplar de
nados el pelo, con alfileres en cobre y en hueso, por
espejo que procede de la tumba hipogeica de Padru
seguir una moda o simplemente por comodidad.
Jossu (Sanluri) (Ugas, 1982, 1998b). Se trata de un
disco en lámina de plata, recubierto de una pátina Cuentas y colgantes se han encontrado unidos
181
LOS OBJETOS DE ADORNO DEL CAMPANIFORME SARDO Y SU TRASCENDENCIA SOCIAL
en collares, sueltos y separados los unos de los lares ceremonias rituales que podían incluir comida,
otros, en este último caso no se podía entender cual bebida y también música y baile), ligado a ceremo-
era su asociación original, algunos tenían agujeros nias sociales como matrimonios y fiestas para con-
de suspensión y otros no. solidar las alianzas entre las familias más importan-
tes.
Los elementos sin agujeros podían ser interpre-
tados, si son valvas de concha, como restos de co-
mida, se podía también suponer que los pueblos
campaniformes lo usaban como moneda de cambio
comercial, por la analogía con los cauri (conchas
del género de la Cypraea), usadas antiguamente por
los comerciantes africanos.
Su presencia en contextos funerarios podría ser Fig. 7: Colgante a forma de pez en marfil (diente de hipo-
considerada también signo de una creencia religio- pótamo o de oso). Padru Jossu Sanluri. Cagliari.
sa, de una oferta o más probablemente de un gesto El uso de material de importación (Fig. 7) de
por protegerse, anticipando el uso de poner una o prestigio y exótico (dientes de hipopótamo) denota
más monedas en el interior de la tumba, práctica un intercambio de estos demandado por las elites
que está documentada hasta la edad moderna. sociales.
En el caso de los colgantes en piedra de forma La aparición de elementos típicos Campanifor-
rectangular, elíptica, triangular y sobretodo en for- mes también en el ámbito de la posterior Cultura de
ma de hacha en esteatita verde agua, la lógica nos Bonnanaro en algunos yacimientos (Cuccuru Nura-
hace considerarlos en relación a su forma y su color xi, Settimo San Pietro, Is Calitas, Soleminis, etc.)
como elementos de valor mágico-ritual, que se co- hace pensar en la continuidad de la misma estructu-
locaban cerca del muerto, siguiendo un ritual fune- ra social.
rario, para nosotros aún desconocido.
Pero sea por las cuentas en concha que por los
colgantes en piedra sin agujeros la explicación po- 4. Bibliografía.
dría ser más simple, se podría tratar de material or- ATZENI, E.
1996 “La cultura del Vaso Campaniforme e la facies di
namental incompleto o podían tener más probable- Bunnanaro nel Bronzo Antico sardo”, en L’antica
mente función decorativa, pegándolos con colgan- età del Bronzo in Italia. pp. 347-411.
tes o cosiéndolos en los vestidos. 1998 "La Cultura del bicchiere campaniforme in Sarde-
gna", en Nicolis F., Mottes E. en Simbolo ed en-
Los objetos de adorno, además de ser utilizados igma, il bicchiere campaniforme e l’Italia nella pre-
istoria europea del III millennio a.C. pp. 243-260.
en vida por las gentes del campaniforme como nos Trento. Provincia autonoma di Trento, Servizio
atestiguan los exiguos restos de hábitat de esta cul- Beni Culturali, Ufficio Beni Archeologici.
tura, son numerosos en los ajuares funerarios y esto CONTU E.
1952-54 "Ipogei eneolitici di Ponte Secco e Marinaru presso
nos indica que en los sepulcros los muertos no solo Sassari”. Sassari. Studi Sardi 12-13. p. 32.
fueron provistos de armas y útiles, sino también de 1996 “La Sardegna Problematica e inquadramento cul-
vestidos y ornamentos. turale”, en L’antica età del bronzo in Italia.
pp.385-396.
Solo en casos excepcionales en Cerdeña hemos 2006 La Sardegna Preistorica e Nuragica. Volumen I.
Sassari. Carlo Delfino. pp. 353-389.
podido estudiar los objetos de adornos campanifor- FERRARESE CERUTI, M. L.
mes en relación a los muertos (por ejemplo, en la 1997 Archeologia della Sardegna preistorica e protostor-
tumba hipogeica de Padru Jossu, Sanluri, Cagliari), ica. Nouro. Poliedro. pp. 61-350, 469-562.
LILLIU, G.
muchas tumbas están hoy alteradas, debido a exca- 1966, 67 “Il dolmen di Motorra (Dorgali-Nuoro)”. Sassari.
vaciones clandestinas o porque fueron usadas du- Studi Sardi 20, p. 74.
rante mucho tiempo como refugio por los pastores y 1999 Arte e religione della sardegna prenuragica. Sas-
sari. Carlo Delfino. pp. 141, 145, 148-149.
sus animales, tenemos que tener en cuenta también TARAMELLI, A.
que la mayoría de las sepulturas fueron reutilizadas 1909a “Alghero. nuovi scavi nella necropoli preistorica a
por la posterior cultura de Bonnanaro y los huesos grotte artificiali di anghelu ruju”, en Monumenti
antichi accademia dei Lincei, Volumen XIX. pp.
de las gentes campaniformes fueron amontonados 424, 513-514. Roma.
para dejar sitio a los nuevos individuos enterrados. 1909b “Alghero. Scoperte nella necropoli a grotte artifi-
ciali di Cuguttu”, en Monumenti Antichi Acca-
Como conclusión podemos decir que los objetos demia dei Lincei, Notizie degli Scavi di Antichità,
de adornos encontrados en gran cantidad en los ya- p. 102. Roma.
UGAS G.
cimientos Campaniformes sardos podían ser símbo- 1982 “Padru Jossu-Tomba ipogeica ed elementi di cul-
los de: identificación social, de riqueza (deposita- tura materiale delle fasi campaniforme A e B”. en
dos en las tumbas junto a los muertos, con particu- Ricerche archeologiche nel territorio di Sanluri, pp.
19-25.
182
CLAUDIA PAU
RESUMEN
En el presente trabajo se expone una clasificación de los distintos tipos de adornos personales halla-
dos en la necrópolis del yacimiento calcolítico de los Millares en Santa Fe de Mondújar (Almería). Se toman
como base principal los trabajos realizados a mediados del siglo XX en dicho yacimiento por Martín Alma-
gro y Antonio Arribas, en cuya publicación también recopilan los trabajos anteriores de Siret y Leisner. Se
entiende por adorno personal aquel que el individuo es capaz de portar por sí mismo, como cuentas de collar
o colgantes, y por tanto pertenece a un solo individuo y no a la colectividad. El adorno puede representar as-
pectos económicos, sociales e ideológicos del grupo que los produjo, debido a su importante contenido sim-
bólico, de ahí el interés de su estudio. Para ello se ha elaborado una clasificación de dichos adornos atendien-
do a la tipología de las piezas, su materia prima, modo de suspensión y su localización.
ABSTRACT
This work presents a classification of the different types of personal ornaments found in the necropo-
lis of the chalcolithic site of Los Millares in Santa Fé de Mondújar (Almería). This classification is based on
the works performed in this site by Martín Almagro and Antonio Arribas in the mid-twentieth century, who
also compile previous works by Siret and Leisner. Personal ornaments are those that individuals are able to
wear themselves, .i e. necklace beads or pendants, and therefore, they belong to an individual and not to the
collectivity. Ornaments are interesting to study because they could represent economic, social or ideological
aspects of the group that produced them, due to their important symbolic content. This classification has been
made based on the typology of the pieces, their raw material, their way of suspension and their location.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
184
MARÍA DÍAZ DE TORRES
fin de conseguir piedra para la construcción de la Desde 1953 a 1956, Martín Almagro y Antonio
carretera de Almería a Granada. Este estado de Arribas reexcavaron 44 tumbas y publicaron 21 en
abandono del yacimiento se puso de manifiesto en 1963. En la última fase de investigación del yaci-
1949 al celebrarse en Almería el I Congreso Nacio- miento no se ha abordado específicamente el estu-
nal de Arqueología. Todo ello llevó a que se reali- dio de la necrópolis.
zaran en el yacimiento nuevas fases de excavación
dirigidas por los profesores Martín Almagro y An-
tonio Arribas entre 1953 y 1956. Cuyos trabajos
quedaron recogidos en su monografía de Los Milla-
res publicada en 1963. A partir de de 1978 se ini-
ciaron actividades del Departamento de Prehistoria
y Arqueología de la Universidad de Granada inser-
tas en un proyecto global de investigación, aunque
más centrados en áreas de poblado que en la necró-
polis.
La necrópolis, aspecto que interesa más directa-
mente a este trabajo, está compuesta pos unas 80
sepulturas (aunque Siret documente en torno a Fig 1. Ajuar de la sepultura IX=5 de la necrópolis de los
Millares. (Almagro y Arribas 1963).
100), estas sepulturas son colectivas y de grandes
dimensiones. Muestran distintas tipologías, la ma- El trabajo que aquí se presenta se basa funda-
yoría cuentan con una cámara circular realizada en mentalmente en los trabajos realizados en la necró-
mampostería de piedra caliza, a veces rematada en polis de Los Millares por los profesores Martín Al-
falsa cúpula y otras por un cierre horizontal de ma- magro y Antonio Arribas. Puesto que su publica-
dera, algunas de las cámaras presentan nichos late- ción de 1963 recoge los trabajos realizados ante-
rales. El corredor de acceso varía de longitud, y riormente por Siret y los Leisner. No obstante hay
esta dividido en diversos tramos separados median- que tener en cuenta ciertas consideraciones. En pri-
te lajas de pizarra perforadas en su centro. Final- mer lugar la falta de información, como se ha ex-
mente, las sepulturas quedaban cubiertas por un tú- puesto anteriormente los trabajos en la necrópolis
mulo de piedras y tierra delimitado por varios ani- fueron realizados desde antiguo, comenzando por
llos escalonados de mampostería. Algunas presen- los trabajos de Siret y Pedro Flores que se centraron
tan un vestíbulo de entrada, que precede el acceso más en la cámara de las sepulturas que en el resto
al corredor. de zonas y atendiendo especialmente a aquellos ob-
jetos de ajuar más llamativos. Eso hace que mucho
Los primeros trabajos realizados en la necrópo-
material se perdiese en el transcurso de las distintas
lis fueron acometidos por Luís Siret y Pedro Flores,
intervenciones que ha sufrido el yacimiento, prueba
a un ritmo de trabajo muy alto, uno o dos días por
de ello es que Siret y Leisner citan en sus trabajos
sepultura. Esta información fue sistematizada por
algunos materiales que Almagro y Arribas no pu-
G. y V. Leisner, no obstante hay documentación
dieron identificar. Además sobra decir que muchos
inédita de los trabajos de Siret en el Museo Arqueo-
de los materiales no han sido publicados y perma-
lógico Nacional. G y V Leisner en sus trabajos rea-
necen inéditos, y que la mayoría de las tumbas no
lizaron una ordenación cronológica de las sepultu-
fueron excavadas en extensión.
ras del yacimiento, basándose en la posición de es-
tas respecto al poblado, su tipología arquitectónica También hay que tener en cuenta el propio ta-
y constructiva, ya que aunque la mayoría de las se- maño de los objetos de estudio, la mayoría de ellos
pulturas son del tipo tholoi, presentan distintas tipo- presenta tamaños no superiores a los 15 mm, lo cual
logías, por último consideraron los ajuares de las hace en algunas ocasiones que sean indetectables
sepulturas. Así pues, las de mayor antigüedad serían durante el proceso de excavación sin una criba exh-
las más cercanas al poblado, de estructura más sen- austiva del sedimento extraído.
cilla y ajuares más ricos. Sin embargo otros autores
Por otro lado estarían las continuas expoliacio-
como R. Champman difieren en estas conclusiones,
nes e intervenciones ilegales que ha sufrido el yaci-
viendo en las diferencias entre las sepulturas un
miento, desde las expoliaciones para conseguir pie-
principio de ordenación jerárquica más que una di-
dra, hasta las tumbas intactas que han sido objeto
ferencia cronológica. Así pues en este trabajo no se
de intervenciones ilegales. Por supuesto, esto hace
ha tenido en cuenta la división cronológica de las
que se pierda o descontextualice gran cantidad de
sepulturas considerando todas ellas como un con-
información, especialmente aquella con un tamaño
junto a la hora de estudiar los objetos de adorno
reducido como son las cuentas de collar.
personal.
185
EL ADORNO PERSONAL EN EL SURESTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. LA NECRÓPOLIS DEL YACIMIENTO...
Otra dificultad añadida es la propia disposición nados adornos puede resultar incómodo para la per-
de las tumbas de Los Millares, ya que se trata de se- sona e incluso perjudicial. (I. Rubio, 1993).
pulturas colectivas, y si bien los últimos individuos
El objeto de adorno personal, por tanto dentro
allí depositados aparecen en conexión anatómica,
de un grupo humano se convierte en un símbolo.
los anteriores aparecen amontonados y desarticula-
Precisamente esos símbolos o emblemas son los
dos. También aparecen depósitos quemados, que
que integran plenamente al individuo dentro de su
han sido interpretados desde una cremación parcial
grupo social (Castro, 1989), ya que permiten tras-
hasta una posible limpieza de la sepultura. Esto
mitir a otros individuos información de la persona
hace que sea extremadamente complicado poder
que lo porta sin necesidad de un lenguaje verbal.
asociar un adorno concreto a un individuo en parti-
Esos símbolos son plasmados de forma material en
cular, no obstante si sería posible establecer una di-
objetos como los adornos, que en muchas ocasiones
ferenciación de los tipos de adornos por sepulturas,
trascienden el simple sentido estético, favoreciendo
entendiendo estas como un conjunto.
la cohesión de un grupo social incluso mas allá de
Finalmente añadir que dentro de los objetos de barreras biológicas inquebrantables como la muer-
adorno personal se podría incluir también todos te. Si bien es cierto, que el significado simbólico de
aquellos realizados en materiales perecederos, ya determinados adornos solamente puede ser entendi-
sea como abalorio o la misma vestimenta. Por tanto do en toda su complejidad dentro del grupo que los
no se pretende ir más allá que realizar una sistema- produjo.
tización y estudio de la información disponible,
En definitiva, cuando se habla de adorno por
siendo plenamente consciente que los resultados
tanto nos estamos refiriéndo a objetos de pequeño
obtenidos serán parciales, puesto que la informa-
tamaño que el individuo porta en su cuerpo y que
ción de la que se dispone sería solamente una pe-
carecen de una función utilitaria inmediata, pero
queña muestra de lo que serían los adornos calcolí-
que sí pueden estar dotados de una función estéti-
ticos de Los Millares.
ca, simbólica y diferenciadora. (Pascual Benito,
2. El adorno personal. 1998). Esta función del adorno suele trascender el
Se puede considerar como adorno personal, a sentido meramente estético, de ello encontramos
aquellos objetos que el individuo puede portar por numerosas muestras en la etnografía, en la que son
si mismo en su cuerpo . Y que se relacionarían con considerados como una protección, relacionado con
la estética o apariencia del individuo en particular. determinados ritos de paso del individuo en su so-
Por tanto este tipo de objetos tendrían que llevarse ciedad, o como identificador de determinadas ca-
suspendidos mediante algún tipo de perforación, racterísticas, es decir que aporta información codi-
cosidos a la vestimenta, etc. No obstante hay ele- ficada del individuo que lo porta.
mentos que si tienen una perforación no pueden ser En el caso de la prehistoria estos adornos son
considerados adornos por su tamaño, por ello para más fácilmente identificables en los contextos fune-
ser considerados como adorno personal han de te- rarios, ya que resulta importante asociarlos al indi-
ner un tamaño relativamente pequeño que permita viduo o más directamente al grupo humano, en el
que dicho objeto sea portado por el individuo con caso del III milenio, y más concretamente de Los
una cierta facilidad. Sin embargo no se puede des- Millares, al tratarse de sepulturas colectivas es
cartar que algunos adornos de mayor tamaño fuesen prácticamente imposible asociar el adorno a cada
portados en determinados momentos y no como un uno de los individuos, no obstante no deja de resul-
uso habitual. Igualmente sería posible considerar tar llamativo que aun cuando las sepulturas sean co-
como adorno algunos objetos de pequeño tamaño lectivas los ajuares parecen mantenerse individua-
que no presenten una perforación pero que pueden les, en el caso de los objetos de adorno, ya que pa-
ser portados mediante otro sistema de suspensión, rece improbable que un collar pudiese ser portado
como estrangulamientos en la pieza, muescas, etc. por más de un persona al mismo tiempo.
Esto relativiza en cierta manera el concepto de Este tipo de adornos que se presentan no son ex-
adorno. clusivos del Calcolítico, muchos de los adornos y
El adorno al no tener una función utilitario pri- sus tipologías ya se daban en periodos anteriores
maria relacionada directamente con la superviven- como el Neolítico del País Valenciano o Andalucía,
cia biológica del individuo, sería posible asociarlo que presenta adornos muy ricos y variados en oca-
con un contenido del tipo simbólico, que se refuer- siones similares a los Calcolíticos. O como otro tipo
za si tenemos en cuenta que habitualmente la comu- de adornos que se dan desde el Paleolítico, como es
nidad invierte en este tipo de objetos un esfuerzo el ejemplo de las cuentas discoidales, que se repi-
igual o mayor que en otras actividades relacionadas ten de manera continua en diversos contextos ar-
más directamente con la subsistencia. Además ha- queológicos. No obstante como ya se ha dicho ante-
bría que añadir que en ocasiones, el portar determi- riormente, los adornos se incluyen dentro de la cul-
186
MARÍA DÍAZ DE TORRES
tura que los produjo para la cual responden a un có- sentan su forma natural, es decir las conchas o can-
digo exclusivamente identificable para los indivi- tos perforados. Igualmente se ha atendido a aspec-
duos que los crearon. De ahí que un mismo adorno tos de tamaño, morfología y materia prima.
en distintos grupos sociales, ya sean cronológica o
- Anillo-colgante: disco anular, que por su tama-
espacialmente distantes, no tiene porque represen-
ño sería demasiado grande para ser un anillo y pe-
tar lo mismo.
queño para ser un brazalete.
Así pues en este trabajo se han considerado
- Conchas: igualmente el caparazón de determi-
aquellos elementos procedentes de la necrópolis de
nados moluscos ha sido considerado como adorno,
los Millares, y entendiendo como adorno:
aún cuando no presentan perforación muchos de
- Cuentas: objetos simétricos o asimétricos de ellos, estos pueden ser suspendidos mediante algún
tamaño reducido con perforación central o lateral, tipo de cordaje vegetal. En las sepulturas aparecen
cuyo función sería el de ser llevados suspendidos o conchas de muy diversa procedencia, arca, car-
bien formando parte de un conjunto mayor. Para su dium, columbella, conos, cyprea, dentalium, hélix,
clasificación se ha tenido en cuenta distintos facto- patella, pectem, tritón, unio, etc. La mayoría apare-
res. En primer lugar si forman parte de un conjunto cen sin perforación y conservando su morfología
mayor o no, es decir Almagro y Arribas se refieren natural, otras aparecen perforadas si bien no se indi-
a ellas como aisladas o bien formando parte de co- ca si la perforación se ha realizado intencionada-
llar, brazalete, etc. En segundo lugar la propia mor- mente o se ha podido producir de manera natural.
fología de la pieza, seguida de la materia prima em- En otras ocasiones aparecen pulimentadas, alisadas,
pleada para realizarla, se han considerado todas las o usadas como materia prima para la elaboración de
materias primas posibles que aparecen en la necró- otro tipo de adorno, especialmente cuentecillas de
polis. Finalmente se ha tenido en cuenta su tamaño collar.
y el tipo de perforación. Respecto al tamaño la ma-
yoría de las cuentas oscilan entre los 5 y los 20 mm
de diámetro en las discoidales y de longitud en las
tubulares. No obstante lo más común es que todas
ellas tengan un tamaño relativamente pequeño que
no sobrepasa los 10 mm, siendo más comunes aque-
llas cuyo tamaño oscila alrededor de los 5 mm.
Respecto a la morfología general de las piezas pueden ser consideradas como cuentas propiamente
se ha intentado asociar sus formas con figuras geo- dichas.
métricas universales. Así las utilizadas han sido:
Estas cuentas realizadas en piedra llevarían un
oval, discoidal, circular, triangular, cuadrangular,
proceso de fabricación más delicada ya que cuanto
rectangular, cónica, bicónica, bitroncocónica, esfé-
menor y más duro sea el material más se complica
rica, semiesférica, plana, cilíndrica, tubo, tonel, oli-
el proceso. En piedras blandas como la pizarra o la
va, alargada, media luna. Aunque algunas de ellas
caliza resultaría más sencillo. Al igual que la elabo-
presentan estas formas la mayoría de ellas presentan
ración en concha o hueso, materias primas sencillas
una forma discoidal plana, quizá por su elaboración
no sólo de modificar sino también de adquirir, ya
más sencilla y su facilidad para componer otras pie-
que parecen no presentar ningún problema de apro-
zas mayores como collares.
visionamiento. De ahí que resulten los materiales
más comunes.
Igualmente existen otro tipo de materiales me-
nos comunes que posiblemente por su escasez pue-
dan ser considerados como un adorno en sí mismo,
estamos hablando de los adornos realizados en ám-
bar, marfil o huevo de avestruz. Si bien es cierto
que se han detectado algunas localizaciones que
permitirían emplazar el ámbar como de origen pe-
ninsular, los otros materiales como la cáscara de
huevo de avestruz o el marfil parecen claramente de
origen extrapeninsular, y por lo tanto sería posible
suponer que se trata de objetos de prestigio.
También se cita en algunas ocasiones la caliza
verde, que a juzgar por trabajos posteriores es posi-
ble que se trate de calaíta, no obstante es un mate-
rial escaso en la necrópolis.
Fig.: 4. Cuentas discoidales de la necrópolis de los Milla-
res, sepultura IV=8 (Almagro y Arribas 1963). Finalmente, se ha tenido presente el lugar de
aparición de estos materiales dentro de las sepultu-
Desde una perspectiva tecnológica se puede dis-
ras. La mayoría de las sepulturas poseen cámara,
tinguir entre aquellos adornos que no han tenido un
corredor, nichos laterales, están cubiertas por un tú-
proceso de elaboración, es decir adornos naturales
mulo, y en ocasiones también presentan vestíbulo
como las conchas de molusco y aquellos que han te-
de entrada. Las piezas de adorno, aparecen en todos
nido un tratamiento para darle la forma deseada,
estos lugares, si bien cabría distinguir entre las ha-
como es el caso de las cuentas de collar, que han te-
lladas en la cámara, nichos o corredor, que están
nido que pasar por dos tratamientos, en primer lu-
asociadas más directamente a los enterramientos, y
gar un tratamiento exterior por fricción hasta darle
aquellas que aparecen en el túmulo o vestíbulo que
la forma buscada y después la perforación.
parecen deberse a una posición fortuita más que a
El adorno más abundante que aparece en la ne- una asociación directa a un individuo.
crópolis son las cuentas de collar, especialmente
3. Conclusión.
aquellas que tienen una morfología discoidal, ya sea
planas o de sección más alta. Estas piezas en oca- Los adornos que aparecen en la necrópolis de
siones aparecen aisladas o formando conjuntos Los Millares raramente pueden ser asociados a un
como ocurre con la sepultura XXX en la que apare- individuo concreto, si es posible establecer una di-
ce un collar formado por un total de 300 cuentas. ferenciación entre las sepulturas, ya que si bien es
Están realizadas en distinta materia prima, desde cierto que la mayoría presentan elementos de ador-
piedra, hueso, concha en incluso marfil. no, la diferencia entre unas y otras es bastante signi-
ficativa. La mayoría de ellas presentan elementos
Entre la piedra aparecen realizadas, en azaba- de adorno como alguna cuenta de collar o algunas
che, apatita, caliza (blanca, gris, negra y verde), ca- conchas. Sin embargo hay otras que no presentan
llais, cristal de roca, cuarzo, diosota, esquisto (ne- ningún elemento de adorno como la sepultura
gro) y pizarra (negra y gris). Siendo las más comu- XVIII y otras que presentan una cantidad de ele-
nes las realizadas en caliza, material autóctono de mentos de adorno muy superior al del resto de las
la zona. También aparecen en elementos exóticos sepulturas, como es el ejemplo de la sepultura VII
como el ámbar, pero al carecer de perforación no (Leisner), que presenta un botón de hueso, un collar
formado por unas trescientas cuentas aproximada-
188
MARÍA DÍAZ DE TORRES
mente, cuentas de collar de azabache y ámbar, y sible que esto pueda asociarse únicamente con una
gran cantidad de cuentas y colgantes realizados en cuestión de recursos económicos del poblado, ya
concha de molusco. Así como otros objetos consi- que si bien es cierto que los objetos foráneos pue-
derados como exóticos, realizados en alabastro o dan asociarse a eso, en el caso de otros como las
marfil. cuentas discoidales de caliza, no requieren de una
especialización, y posiblemente su presencia o au-
PIEDRA Alabastro
Apatita sencia puedan trascender lo simplemente económi-
Azabache co.
Caliza
Blanca
Gris
Negra
Verde
Cristal de roca
Cuarzo
Diorita
Esquisto
Negro
Mármol
Blanco
Pizarra
Gris
Negra
CONCHA Arca
Cardium
Columbellae
Conos
Cyprea
Dentalium
Hélix
Ostrea
Patella Fig.: 5. Conchas de los tipos “cardium” y “ostrea edulis”
Pectem de la tumba 2 de El Barranquete. (Almagro Gorbea 1973).
Tritón
Unio MORFOLOGÍA Alargada
HUESO Bicónica
Cilíndrica
MARFIL Circular
COBRE Cónica
ÁMBAR Cuadrangular
HUEVO DE AVESTRUZ Discoidal
Tabla 1: Materias primas más frecuentes en los adornos Esférica
de la necrópolis de Los Millares. Media luna
Oliva
Esto podría indicar una diferenciación dentro de
Oval
la colectividad de la sepultura, ya que no parece po- Plana
sible que este tipo de elementos considerados como Rectangular
adorno el pudiesen pertenecer a más de un indivi- Semiesférica
duo. Triangular
Tonelete
Adornos similares, aparecen en otras necrópolis Tubo
de yacimientos pertenecientes a la Cultura de Alme- MODO DE Perforación
ría como son El Barranquete o Almizaraque, que SUSPENSION Cilíndrica
presentan estructuras funerarias muy similares a las Cónica
de Los Millares. En el Barranquete, por ejemplo Bicónica
aparecen conchas de moluscos, o un botón circular Parcial
Estrangulamiento
de hueso de una tipología muy parecida a los que Escotadura
aparecen en Los Millares. O en Almizaraque donde Muesca
aparecen cuentas o botones con morfologías y ma- Tabla 2: Clasificación morfológica y modo de suspensión
terias primas similares a los Millares. Si bien es de los adornos.
cierto que los adornos aparecen en menor número
que en los Millares y la cantidad de objetos “exóti-
cos” también es menor. Sin embargo no parece po-
189
EL ADORNO PERSONAL EN EL SURESTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. LA NECRÓPOLIS DEL YACIMIENTO...
RESUMEN
En este artículo pretendemos analizar la cuestión de las actividades rituales de las gentes de la Pri-
mera Metalurgia en el valle medio del Duero, un aspecto poco conocido del análisis de la ocupación de este
sector durante la Edad del Cobre, y que, gracias a nuevos testimonios arqueológicos, algunos tan destacados y
singulares como el de “Los Cercados” (Mucientes, Valladolid), permiten profundizar en un ámbito complejo
de delimitar pero enorme trascendencia para las poblaciones de la Prehistoria Reciente.
ABSTRACT
In this paper, we´ll try to analyse the ritual activities of Early Metallurgy people in central basin of
Duero river, a non – well known aspect of the archaeological research of this area during Early Prehistory,
where new testimonies, some of them so singular and outstanding as “Los Cercados” (Mucientes, Valladolid),
allows to go deeply into a area hardly to delimitate but very significant for Early Prehistory people.
Palabras Clave: Liturgia. Calcolítico. Cerámica simbólica. Fosas rituales. Valle medio del Duero.
Keywords: Liturgy. Chalcolithic. Simbolic pottery. Ritual holes. Central basin of Duero river.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
192
ANGEL SALVADOR GARCÍA BARRIOS
en diversos yacimientos de la zona, que por su con- paniforme más conocidas de todo el valle medio del
tenido y patrones de deposición, sugieren una tras- Duero, en tanto, junto a “Las Pozas” (Val Recio,
cendencia que va más allá de la característica fun- 1992) ha sido esencial para poner las bases de la
ción de vertedero asignada habitualmente a este caracterización tecnotipológica de las poblaciones
tipo de estructuras. Nos encontraríamos, pues, ante que habitaron las tierras de la Cuenca Sedimentaria
hoyos rituales también llamados “fosos de durante la primera Edad de los Metales.
ofrendas” -opfergrube- o “Depósitos especiales”
(Cunliffe, 1992: 75), cuya representación en el con-
junto del registro no es, al igual que sucedía con los
anteriores, excesivamente amplia: 7 estaciones (Fig
1) y un total de 9 estructuras, en cuyos rellenos no
sólo comparecen los típicos elementos materiales
asociados a este ámbito, como los descritos líneas
atrás, sino también otros elementos a priori más co-
munes y por tanto no tan significativos como los
anteriores, pero que conforme a patrones de deposi-
ción concretos y a la asociación de determinados
items, adquieren dicho carácter. Destaca en ese sen-
tido, y estrechamente relacionado con lo que se ha
venido en llamar “basura” deliberadamente conser-
vada o curated rubbish (ibid: 76), diverso material
cerámico y lítico (fragmentario o no), piezas delibe-
radamente desechadas aun cuando no hayan conoci-
do uso alguno, tal y como sucede como los 7 moli- Fig.: 1. Yacimientos del valle medio del Duero con hoyos
de contenido simbólico-ritual. 1: “Las Pozas” (Casaseca
nos barquiformes de procedencia alóctona hallados de las Chanas); 2: “Las Peñas” (Villardondiego); 3: “Pozo
en un hoyo del yacimiento zamorano de “La Cas- Nuevo” (Tagarabuena); 4: “Los Cercados” (Mucientes); 5:
cajera” (Marcos Contreras et al, 2000: 7); o las car- “La Calderona” (La Cistérniga); 6: “Ladera de los Prados”
(Aguasal); 7: “Los Doce Cantos” (Herrera de Pisuerga).
casas de determinadas especies animales entre los
que destacan los cánidos, que comparecen de diver- La intervención arqueológica del mismo no
sas maneras: completos y recostados sobre su lado afectó a todo el yacimiento, sino únicamente a tres
derecho, tal y como se documenta en “Pozo Nuevo” hoyos de época precampaniforme aparecidos a raíz
y “Los Doce Cantos”, que en el caso del primero de la construcción de un camino para la Concentra-
presenta las patas delanteras flexionadas, (Marcos ción Parcelaria, y seriamente amenazados por dicha
Contreras et al, 2003: 51, lam I – 2; Pérez Rodrí- obra (Herrán Martínez, 1986). De todos ellos desta-
guez, 1989: 14); o bien parcialmente, donde el crá- ca sobremanera el identificado como A2/AS, una
neo asume entonces un protagonismo absoluto: es fosa con perfil de cubeta, boca circular y unas di-
el caso de los ejemplares depositados en sendos ho- mensiones de 85 cms de diámetro por 80 cms de
yos de “La Calderona” (Strato, 2000: 25 y 61), o el profundidad, y en cuyo relleno se diferenciaron has-
cráneo acompañado de algunos huesos largos de ta 11 niveles diferentes, de los cuales los dos prime-
“Las Peñas” (Santiago Pardo, com. pers.). No obs- ros corresponden a una intrusión de época romana y
tante, los cánidos no son los únicos animales en po- medieval (tal y como lo atestiguaban los numerosos
seer una connotación simbólica. También puede ci- fragmentos de terra sigillata, vidrio, metal y cerá-
tarse como ejemplo los cuartos traseros de ternera mica medieval recuperados en ellos) que no debió
(en conexión anatómica) hallados en una fosa de afectar al resto del hoyo, puesto que en los otros ni-
“Las Pozas” (Val Recio, 1992: 50) o los cráneos de veles no se recuperó ni un solo elemento correspon-
suido del hoyo A2/AS de “Los Cercados”. Es pre- diente a estas dos etapas, y sí a la calcolítica pre-
ciso destacar este último yacimiento por constituir campaniforme, cuyos materiales proporcionaban un
uno de los ejemplos más representativos, dentro de marcado carácter simbólico y ritual a la estructura
su singularidad, de las pautas rituales de estas gen-
2.1. El ajuar litúrgico.
tes y que puede constituir por derecho propio un re-
ferente en el análisis de esta cuestión en tierras de la Esa dotación ritual se compone de dos cerámi-
Cuenca Sedimentaria. cas simbólicas incompletas con sendas representa-
ciones esquemáticas de un rostro, - que han sido ob-
2. El hoyo A2/AS de “los Cercados”, un jeto de un análisis particularizado (García Barrios,
ejemplo de deposición ritual. 2005)-; un vaso de morfología caliciforme que en-
El yacimiento de “Los Cercados”, ubicado en la tendemos puede poseer varias asas exentas; un crá-
localidad vallisoletana de Mucientes (fig 1), es sin neo de cánido; un pequeño pico en asta de cérvido
duda una de las estaciones del Calcolítico Precam- con punta biselada; cuatro cráneos de suido de edad
193
EL MUNDO RITUAL EN LA PREHISTORIA RECIENTE: UNA REFLEXIÓN A PROPÓSITO DEL CASO DE “LOS...
temprana y, sin que podamos aseverar su carácter sustentantes/de suspensión, que además son los úni-
antrópico, un pequeño objeto de aspecto zoomorfo cos existentes en todo el repertorio de esta estación;
elaborado en lo que parece arcilla cocida (fig 2). A y, por último, la presencia de cenizas en el nivel
todo este importante ajuar litúrgico debemos añadir 3H, que aunque pueden estar relacionadas con un
la aparición de tres cráneos humanos, de género fe- fenómeno de vertido, dada la peculiaridad del depó-
menino, que dan un mayor interés, si cabe, a este sito hace especialmente sugerente la hipótesis de la
testimonio. existencia de fuego vinculado al ritual.
2.2. Ritos y restos humanos: los cráneos del
hoyo A2/AS.
Más allá de la excepcionalidad del conjunto ma-
terial recuperado en este hoyo, consideramos que
uno de los elementos más llamativos de este reper-
torio lo constituyen los cráneos humanos. Identifi-
cados con las tres últimas cifras de su sigla (229,
230 y 231), se trata de unos ejemplares cuyo estado
de conservación deja bastante que desear en dos
sentidos: la parcialidad con la que fueron recupera-
dos, y elevado nivel de fragmentación que presen-
tan dos de ellos (230 y 231). Ninguno conservaba el
esplecnocráneo, si bien la presencia aislada de un
fragmento de maxilar puede ponerse en relación
con uno de ellos por las características morfométri-
cas que presenta. De igual modo, salvo 229, que
Fig.: 2. Algunos elementos de cultura material recupera- conserva íntegra la caja craneal, los demás ejempla-
dos en el interior de la fosa A2/AS. Arriba, en la segunda
fila y empezando por la izquierda, el extraño objeto de for- res aparecieron incompletos en una parte sustancial,
ma zoomorfa. ya no sólo por la ausencia de la base del cráneo
(elemento éste que es común a todos), sino también
Lo llamativo de todo este conjunto, más allá de
en lo que se refiere al neurocráneo. En este aspec-
su especial naturaleza y del volumen de materiales
to, es 230 el peor parado ya que sólo proporcionó la
que comporta –verdaderamente excepcional si lo
mitad posterior, si bien documentando un elemento
comparamos con otros casos de índole ritual dentro
muy significativo ausente en los demás: el foramen
y fuera de la Submeseta Norte-, es la disposición
magnum.
del mismo en el relleno, que parece responder a un
fenómeno de deposición diacrónica. De este modo, Dichos restos corresponden a tres individuos de
en la base de la estructura se encuentran los cráneos género femenino, con edades comprendidas entre
humanos conjuntamente con los de suido y el posi- los 35 y los 50 años. Dentro, por tanto, del segmen-
ble zoomorfo (nivel 3I). Un poco más arriba se ha- to de los denominados adultos medios. Su interés
llan, en sucesión, el vaso caliciforme y el cráneo de desde el punto de vista investigador radica en una
cánido(niveles 3F y 3H), mientras que rematando el serie de aspectos que los singularizan notablemente
hipotético uso ritual de la fosa se hallan las dos ce- dentro de la escasa muestra de vestigios humanos
rámicas simbólicas, localizadas en el nivel 3D. hallados en este territorio. De entre ellos destaca
sobremanera la existencia, en todos los cráneos, de
Todo ello venía mezclado con un considerable
claros traumatismos por impacto localizados siem-
volumen de evidencias compuestas por una ingente
pre en la parte posterior: en 229, en la zona parietal
cantidad de fauna, industria lítica y fragmentos ce-
derecha; en 230 en el lateral izquierdo de la escama
rámicos (de estos últimos, constatamos un total de
occipital, y en 231 en el parietal izquierdo. Es des-
8096 piezas entre galbos e inventariados); además
tacable este patrón de localización, pues evidencia
de escorias, 2 crisoles (que no presentan, sin embar-
que estos individuos recibieron el golpe por la es-
go, rastro alguno de metal en su interior), varias
palda y con una posición del agresor distinta en
piezas en asta de cérvido con signos evidentes de
cada caso. De la morfología de las heridas se colige
haber sido trabajadas - y relacionables directamen-
también que el instrumento empleado para agredir
te, por su aspecto, con el –por otro lado- magnífico
tuvo que ser distinto en cada caso. Al menos en dos
equipo de tallador extraído del hoyo A3 (Delibes et
de los cráneos, los correspondientes a 229 y 230,
al, 1995:57) -, así como numerosísimas pellas de
se utilizó un objeto punzante, si bien de naturaleza
barro. Llama poderosamente la atención, en rela-
distinta: en 229, el desarrollo longitudinal de la le-
ción a este conjunto, la escasez de piezas óseas
sión, con una gradación en la profundidad de la
(apenas tres punzones); la destacable presencia de
misma y la existencia de un único punto de perfora-
materiales cerámicos con decoraciones o elementos
ción en el sector medial, nos sugiere la imagen de
194
ANGEL SALVADOR GARCÍA BARRIOS
un instrumento aguzado y con filo, similar a un cu- pótesis de que todas estas personas sufrieron estos
chillo o una punta de flecha. En 230, por el contra- golpes en vida, y que, a consecuencia de ellos, dos
rio, la sección triangular de la lesión, muy regular de las víctimas fallecerían rápidamente (de manera
(todos sus lados son iguales), indica el uso de una inmediata o a las pocas horas), mientras que la ter-
herramienta de muy escaso grosor, pero con un ex- cera, correspondiente a este último ejemplar men-
tremo en punta suficientemente aguzada como para cionado, conseguiría sobrevivir lo suficiente como
penetrar en la gruesa pared ósea de ese sector. para permitir una tímida regeneración de los tejidos
(¿Quizas un punzón o una lezna?). dañados, pero sin llegar a culminar en curación.
Por su parte, en 231, el cráneo revela un hundi- De igual manera, no estamos en disposición de
miento doble de perfiles irregulares que desplazó la precisar si estos cráneos fueron depositados en la
pared de hueso pero sin llegar perforarla. En este fosa A2/AS de “Los Cercados” en el momento de la
caso, la interpretación más razonable para una le- muerte (para lo cual hubiera sido necesaria una se-
sión de estas características es la de un objeto grue- paración traumática de los cráneos respecto a sus
so, sin filos ni puntas, pero sí con una morfología respectivos troncos), o bien el deceso tuvo lugar en
irregular en el que destacaran dos protuberancias, un momento anterior a la deposición. En este orden
que son las responsables de esa morfología: un ob- de cosas, pueden resultar significativas la alta frag-
jeto contundente como una rama, una piedra o cual- mentación de los restos, que podría explicarse por
quier otro objeto similar. la esqueletización previa de los cráneos mucho an-
tes de su colocación en el interior de la fosa, acele-
A pesar de que visualmente estas heridas apa-
rando de este modo una degradación que, aunque
rentan ser de escasa importancia por su reducido ta-
generalizada, es especialmente intensa en 230; y en
maño, lo cierto es que desde un punto de vista mé-
segundo lugar, la presencia/ausencia de huellas de
dico son potencialmente letales atendiendo a los
decapitación. Sólo 230 presenta el foramen mag-
procesos que desencadenan: el desplazamiento (o
num parcialmente conservado, y en ningún caso
estallido, como es el caso de 229) de masa ósea
manifiesta la presencia de señales características de
provocado por el impacto, inevitablemente seccio-
una acción de este tipo. No obstante, conviene ser
naría algunas de las numerosas ramas de la arteria
precavidos respecto a las conclusiones que de ello
meníngea media que recorre esta zona, provocando
se infieren: el corte y separación de la cabeza po-
una cuantiosa hemorragia interna y un hematoma
dría haberse efectuado no en la base del cráneo (en
extradural. Ambos factores son fatales por sí mis-
donde afectaría al foramen), sino en el propio cue-
mos sin la aplicación de los cuidados necesarios;
llo, lo que explicaría la ausencia de las típicas mar-
pero si le añadimos además el evidente riesgo de in-
cas de corte. La ausencia de vértebras cervicales
fección por meningitis en una época en que la profi-
que pudieran haber confirmado en este extremo,
laxis por antibióticos es inexistente, nos encontra-
nos obliga, por tanto, a situar tales afirmaciones
mos entonces con unas muy elevadas posibilidades
como meras conjeturas.
de mortalidad.
Todas estas evidencias, en definitiva, nos indi-
Otro elemento destacable en referencia a estos
can un contexto no funerario en el que lo simbólico
traumatismos, es la clara evidencia de que los crá-
cobra especial importancia. Las razones que lo jus-
neos 229 y 231 no existió regeneración osteocítica,
tifican radican fundamentalmente en las sustancia-
mientras que en 230, aunque sí se produjo, esta fue
les diferencias existentes en los patrones de deposi-
tan reducida que no puede atribuirse más que a la
ción y características formales de este depósito res-
escasa supervivencia del individuo tras el trauma,
pecto de los contextos funéreos habitualmente do-
que fallecería sin duda a los pocos días. La identifi-
cumentados en estas tierras; donde suele producirse
cación de las circunstancias en las que se produje-
la inhumación del individuo completo, por más que
ron las lesiones no resulta, empero, sencilla. Es evi-
a posteriori puedan producirse procesos de reduc-
dente que éstas se hicieron por la espalda y en un
ción o de degradación (por factores postdeposicio-
sector latero – inferior de la cabeza, que presupone
nales) que alteren sustancialmente la integridad del
una virtual indefensión de las víctimas. Así las co-
cadáver.
sas, cabe plantearse entonces si en los dos primeros
casos estos golpes fueron infligidos en vida de los Así las cosas, cabe especular, en primer lugar,
individuos (siendo entonces causa directa del dece- con las diversas posibilidades interpretativas que
so), o bien fueron efectuados post mortem. Lamen- expliquen la presencia de cráneos con traumatismos
tablemente, no estamos en condiciones de decantar- en el interior de la fosa de “Los Cercados”, y que
nos por una u otra posibilidad al carecer de datos podemos resumir en las siguientes:
concluyentes al respecto. La presencia de regenera-
1. Accidente/Homicidio.
ción en 230 puede, en este sentido, ser un indicativo
2. Ejecución.
al servirnos de criterio válido para proponer la hi-
3. Sacrificio ritual.
195
EL MUNDO RITUAL EN LA PREHISTORIA RECIENTE: UNA REFLEXIÓN A PROPÓSITO DEL CASO DE “LOS...
4. Actos simbólicos con cadáveres. al, 1996; Asquerino Fernández, 1979; Fernández
Gómez y Oliva Alonso, 1986; Lizcano et al, 1992),
No estamos en disposición, con los datos dispo-
su papel como protector de gentes, cosechas y reba-
nibles, de argumentar sólidamente ninguna de las
ños, auxiliar en la caza, propiciador de ritos funda-
teorías. De hecho, pudiera ser que actos como los
cionales o de consolidación, o su vinculación mito-
tres primeros fueran el primer acto de una compleja
lógica con elementos del ciclo de la vida y la fertili-
liturgia que desembocaría en el depósito de estos
dad, como la luna, el grano o el árbol de la vida (
restos en el interior del hoyo; pero, cualesquiera
ibid: 36; Gimbutas, 1991: 197), justifica plenamen-
que fuera la realidad que enmarcó las lesiones y la
te su presencia. Los suidos, por su parte, por su fa-
muerte de estos individuos, lo que sí es indudable-
cilidad para reproducirse, su potencial capacidad
mente cierto es que los moradores de “Los Cerca-
carroñera –caso sobre todo de los jabalíes-, y su
dos” dieron a estos cráneos un significado esencial-
asociación a restos humanos, asumirían un singular
mente simbólico, a través de su ubicación en un
papel relativo a la fertilidad y a un nexo simbólico
contexto específico como es la fosa, en donde cons-
entre lo genésico y el más allá (Valiente Malla,
tituyen una pieza más (¿acaso la más importante?)
1992: 234 y 235; Gimbutas, 1989: 195 y 1991:
dentro de un ajuar litúrgico mucho más complejo y
244). Por último, los bóvidos (presentes en “Las
diversificado.
Pozas”), por su enorme valor en tanto que fuente
3. Algunas reflexiones sobre el mundo sim- no sólo de carne, sino también de los preciados re-
bólico y la liturgia de los primeros metalur- cursos secundarios, sin duda constituirían un ele-
gos centromeseteños. mento votivo de primer orden, sugiriendo algunos
Notoriamente más complicada que la identifica- autores un valor profiláctico en la prevención ritual
ción en el registro de elementos o estructuras carga- de enfermedades veterinarias ((Lizcano et al, 1992:
dos de connotaciones simbólico – rituales, es deter- 81).
minar la finalidad que estas gentes de la Primera Parece lógico, en definitiva, que el sentido ritual
Metalurgia pretendían alcanzar con éstos. La ina- que se intenta dar a los animales calificados como
prensibilidad de un ámbito como éste dificulta simbólicos sea eminentemente propiciatorio. Sacri-
enormemente la labor del investigador que ante la ficando perros, vacas o cerdos quizás se busca im-
parquedad de las evidencias se ve forzado a mover- petrar el mayor éxito posible en las plusvalías (co-
se en el ámbito de la especulación teórica. sechas, ganado) de las que depende directamente la
Un buen ejemplo de ello lo tenemos en el caso supervivencia y el bienestar de la comunidad. No
de los animales “simbólicos” como los reseñados en es de extrañar, por tanto, que se escojan animales
páginas anteriores. A través de su deposición inten- especialmente representativos en campos como la
cionada en el interior de hoyos, los moradores de protección, la abundancia o la fertilidad; o que, en
los poblados calcolíticos intentaron codificar un todo caso, constituyan una fuente fundamental de
mensaje cuya traducción en la contemporaneidad recursos y por tanto un elemento de enorme valor
pasa, inevitablemente, por intentar aproximarse al (como los bóvidos). Eso no excluye, por supuesto,
papel de los mismos en la cosmogonía de estas gen- otras valoraciones adicionales como la ya mencio-
tes; pues, como acertadamente se ha señalado, di- nada conexión con otras esferas de la existencia
chos animales expresarían “poderes, virtudes o (mundo de ultratumba), o la protección frente a
cualidades individuales o patriminiales..” (Consue- fuerzas malignas que pudieran afectar a los morado-
gra Cano, 1990: 253), en tanto en cuanto actúan no res de los asentamientos y sus bienes más precia-
sólo como elementos económica y subsistencial- dos.
mente imprescindibles, sino también como “mani- En relación a todo ello, la importancia y singu-
festaciones de lo sagrado en forma de epifanías, laridad de “Los Cercados” reside en el hecho de
como objetos de culto, como origen de vínculos de que a través del volumen y calidad de evidencias
parentesco, como compañeros de trabajo, como recuperadas en el interior de la Fosa A2/AS, dispo-
enemigos o en cualquier otra forma, idea o con- nemos de un documento verdaderamente excepcio-
cepción religiosa, filosófica o científica..” (ibid), lo nal a la hora de plantear una aproximación al mun-
que les concede una importancia especial dentro de do de lo litúrgico en la Edad del Cobre del valle
los esquemas mentales y rituales del poblado, y les medio del Duero. A diferencia de los otros testimo-
hace, consecuentemente, elementos necesariamente nios reseñados, “Los Cercados” condensa en un
a incluir en las actividades y espacios litúrgicos. sólo caso, a modo de palimpsesto, todos los ele-
A partir de ahí, podemos aventurar el significa- mentos que de forma individualizada se conocen en
do particular de las especies implicadas: en el caso el resto de yacimientos, lo que ofrece al investiga-
del perro, muy frecuente por otro lado en este tipo dor una imagen mucho más rica y compleja de lo ri-
de contextos como demuestran numerosos ejemplos tual a través de la cual extraer interesantes conclu-
documentados en la Península (López Covacho et siones.
196
ANGEL SALVADOR GARCÍA BARRIOS
En primer lugar, cabe destacar la estrecha aso- En términos generales, puede señalarse el carác-
ciación que parece establecerse entre el mundo de ter dependiente de la mujer en estadios primitivos
lo simbólico y una estructura tan común como el como el que nos ocupa, y ello pese a que no existe
hoyo, cuyo relleno es, precisamente, el principal de- impedimento físico alguno que la impida, en igual-
positario de las evidencias arqueológicas que en dad de condiciones respecto al hombre, desarrollar
torno a este aspecto han sido documentadas en el labores propias de la época (Sanahuja Yll, 2002:
Duero medio. Dicha vinculación creemos que esta- 63); o que en algún determinado momento o lugar,
ría relacionada con esa estrecha interconexión que pudiera haber logrado detentar poder político o es-
se produciría entre lo cotidiano –donde el hoyo jue- piritual (Díaz Andreu, 2005:37). La realidad mues-
ga un papel clave por su funcionalidad- y lo tras- tra cómo, en términos históricos, la pertenencia a
cendente en un período como el que nos ocupa, y a este género ha implicado no sólo carecer de poder
la que aludíamos al comienzo de estas páginas. Y sino también de aspiraciones a conseguirlo, lo que
quizás en esa misma cuestión pueda estar la razón supone una dependencia respecto de una autoridad
por la cual no hallamos detectado, en el registro a la que se teme y a la que incluso no se puede
centromeseteño, patrón morfológico alguno que in- cuestionar (Hernando, 2000: 40). En la raíz de esta
dique la especial predisposición de determinada situación se hallaría el indisoluble vínculo que pare-
fosa a un uso ritual. Antes bien, todos los casos exa- ce establecerse entre lo femenino y el espacio, que
minados, incluyendo a “Los Cercados”, no se dife- es utilizado como un elemento de ordenación de la
rencian lo más mínimo en el aspecto formal respec- realidad por parte del grupo, que suprime de este
to de sus homólogos estrictamente “funcionales”. modo el individualismo de la mujer, y su capacidad
de controlar las condiciones materiales de su exis-
En segundo, es necesario destacar la enorme im-
tencia (ibid: 33). Por otro lado, debemos considerar
portancia del contexto como generador del valor
también el papel trascendental que ejerce lo femí-
simbólico - ritual del registro arqueológico. Más
neo en la cosmogonía de estos grupos, por ser el re-
allá de los aspectos formales y estéticos de determi-
ceptáculo primordial de las fuerzas genésicas que
nados elementos, que poseen esta consideración
otorgan continuidad a la existencia de los mismos.
(p.e., los cráneos humanos, la cerámica simbólica,
No en vano, femenina es la naturaleza del concepto
los ídolos), parece claro que estas gentes trataron de
de la “Diosa Madre”, muy característica de estas fa-
ser trascendentes a partir, en buena medida, de ele-
ses de la Prehistoria Reciente (Bosch Argilagos y
mentos de su cotidianeidad, como ciertos animales
Estrada Martín, 1994; Gimbutas, 1989; Gonçalves,
o la cultura material; dando pleno sentido a lo que
2003), que abarca en su simbolismo una sorpren-
tan acertadamente Cunliffe denominaba “Depósitos
dente variedad de facetas de carácter socio – reli-
Especiales” (1992: 75).
gioso que afectan a los aspectos más importantes de
Esta sacralización de lo cotidiano tiene mucho la existencia humana: Fertilidad, Abundancia, Pros-
que ver con la manera en que son depositados los peridad, Regeneración, Vida e, incluso, Muerte
materiales, y que hoyos como el A2/AS de “Los (Gimbutas, 1989: 316 – 317).
Cercados” ejemplifican perfectamente. Dicha dis-
Vinculado con ese componente espacial de la
posición revela la existencia de una secuenciación
mujer debemos inscribir el contexto territorial de
protocolizada de actos formales, lo que, por otro
“Los Cercados”, un área que aunque desde el punto
lado, vendría a coincidir plenamente con el concep-
de vista agroforestal no destaque especialmente
to de lo ritual (Rappaport 2001: 56).
(dentro de la idoneidad de la zona para los cultivos
Partiendo de todo ello ¿Cómo puede interpretar- y el aprovechamiento de los inmediatos montes To-
se la fosa ritual de “Los Cercados” y los elementos rozos); si que es notablemente pródiga en un recur-
en ella contenidos?. A la vista de lo observado, la so de enorme valor para estas poblaciones y que en
clave de las acciones desarrolladas en torno a esta el resto del valle medio del Duero se muestra prác-
fosa radicaría en los cráneos femeninos. En este ticamente ausente: el sílex. De esta circunstancia se-
sentido, y a la vista de las lesiones, creemos viable rían indudablemente conscientes los moradores del
la hipótesis que propone la idea de un ritual cruento poblado, que no sólo habrían explotado intensiva-
que tuvo como protagonista a las tres mujeres. mente esta materia prima para la fabricación de su
Pero, en relación a ello, ¿qué finalidad perseguiría utillaje lítico; sino que también habrían convertido
semejante acto?. Podemos encontrar algunos indi- a este enclave en un asentamiento de referencia en
cios si partimos de la contextualización territorial todo este territorio, por ser de él desde donde se
de este enclave, de la valoración y la percepción del abastecerían (a través de una activa red de inter-
papel de la mujer en estas etapas de la Prehistoria cambios) las demandas que de estos materiales se
Reciente o de la interpretación que las occisiones tendrían en otros emplazamientos del Duero medio.
rituales pueden tener en contextos como el estudia- En este sentido, podríamos decir que los habitantes
do. de “Los Cercados” serían gentes “afortunadas”, no
197
EL MUNDO RITUAL EN LA PREHISTORIA RECIENTE: UNA REFLEXIÓN A PROPÓSITO DEL CASO DE “LOS...
sólo por habitar una zona que les proporciona re- lieve la complejidad de abordar cuestiones de seme-
cursos suficientes con los que subsistir; sino tam- jante calado es la necesidad insoslayable de incre-
bién por que alberga una fuente de riqueza (el sílex) mentar la entidad del registro a fin de poder abordar
que no poseen ninguno de los poblados del entorno. con las necesarias condiciones el estudio de una in-
teresante faceta de la vida en la Prehistroria Recien-
A partir de aquí la explicación de la occisión de-
te.
liberada de las mujeres puede explicarse en base a
dos hipótesis:
4. Bibliografía.
Ritual propiciatorio. Aprovechando los va-
ASQUERINO FERNÁNDEZ, M.D.
lores simbólicos de fertilidad, vida, regene- 1979 “Fondos de cabaña del Cerro de la Cervera (mejo-
ración, etc que evoca lo femenino, con el rada del Campo, Madrid)” Trabajos de Prehisto-
sacrificio la comunidad procuraría no sólo ria vol. 36, nº 1. , pp 119 – 150. Madrid
BROWN, K.
agradecer la suerte de habitar en un entorno 1993 “Social Control or Opium of the people?. The role
tan privilegiado, sino también asegurarse de of religion in the Neolithic of the Tavoliere”. IIIrd
que tales dones no disminuyeran -aseguran- Deia International Conference of Prehistory. Rit-
ual, Rites and Religion in Prehistory. Conference
do, por ejemplo, el éxito agrícola (Brown, Resumes nº 4. Deia.
1993)- o desaparecieran. CUNLIFFE, B.
1992 “Pits, preconceptions and propitiation in the
Ritual expiatorio: con ello, el grupo trataría British Iron Age” Oxford Journal of Archaeology .
de enmendar simbólicamente aquellas ac- Vol 11, nº 1, pp 69 – 83. Cambrigde
DELIBES DE CASTRO, G. y VAL RECIO, J. del
ciones que hubieran dado como resultado 1990 “Prehistoria reciente zamorana: del Megalitismo al
un hecho negativo en relación con los recur- Bronce”. Actas del I Congreso de Historia de Za-
sos y el entorno en el que viven. En el caso mora. Tomo 2. Prehistoria – Mundo Antiguo. pp
concreto de “Los Cercados” (aunque podría 53 – 100. Zamora
DELIBES DE CASTRO, G., HERRÁN MARTÍNEZ, J.I.,
hacerse extensivo al resto del Duero SANTIAGO PARDO, J., VAL RECIO, J. Del
medio), dicha explicación ha de ponerse en 1995 “Evidence for social complexity in the Copper Age
relación con lo detectado en la secuencia of the Northern Meseta” en LILLIOS, K. (ed) the
origins of complex societies in late Prehistoric
polínica del cercano yacimiento (apenas 15 Iberia. International Monographs in Prehistory. Ar-
kms de distancia), también calcolítico, de chaeological series, 8, pp 44 – 63.. Ann Arbor
“Casetón de la Era” (G. Delibes, com. (Michigan)
DÍAZ ANDREU, M.
pers.), que revela la existencia de una pro- 2005 “Género y Arqueología: una nueva síntesis” en
gresiva degradación del ecosistema de la SÁNCHEZ ROMERO, M. (ed) Arqueología y Gé-
zona, en la medida en que se produce, a lo nero. Universidad de Granada. Granada
DOMÍNGUEZ BOLAÑOS, A.
largo del Calcolítico, la transición de un pe- 1991 Los Paradores de Castrogonzalo (Zamora) Infor-
ríodo de mayor humedad a otro de mayor me inédito depositado en la Delegación Territorial
aridez. Esto, en el entorno en el que vivie- de Cultura de la Junta de Castilla y León. Zamora.
FERNÁNDEZ GÓMEZ, F., OLIVA ALONSO, D.
ron los moradores de “Los Cercados”, po- 1986 “Valencina de la Concepción (Sevilla). Excavacio-
dría haber puesto en entredicho la viabili- nes de Urgencia” Revista de Arqueología nº 58. pp
dad del poblado, al afectar dicha sequía a 19 – 33, Madrid.
los recursos agroforestales de los cuales de- GARCÍA BARRIOS, A.S.
2005 “Dos singulares testimonio de cerámica simbólica
pende la comunidad para su supervivencia. en el valle medio del Duero: los rostros calcolíticos
Ante tal hecho, y en prevención de ello, el de “Los Cercados”. Zephyrus. Vol LVIII, pp 253 –
sacrificio ritual de las mujeres se habría 268. Salamanca
GIMBUTAS, M.
efectuado con el fin señalado. 1989 The language of the goddess. Unearthing the hid-
den symbols of Western civilization.Thames and
La sacralización de un hecho violento como el Hudson. Londres
observado en los cráneos de la fosa A2/ AS, en la 1991 Dioses y Diosas de la vieja Europa. 7000 – 3500
medida en que existe una clara similitud en los pa- a.C .Colegio Universitario. Madrid. Ed. Istmo
GONÇALVES, V.S.
trones que rigen las lesiones detactadas que eviden- 2003 Sitios, “Horizontes” e artefactos. Leituras criticas
cian una codificación del mensaje transmitido, su- de realidades perdidas (Estudos sobre o 3º mile-
giere también el que ésta sea una acción socialmen- nio no Centro e Sul de Portugal). Cámara munici-
pal de Cascáis. Cascáis.
te sancionada por la comunidad. En este sentido, no HERNANDO, A.
sería extraño el que a través del ritual efectuado en 2000 “Hombres del tiempo y mujeres del espacio: indi-
esta estructura se persiguiera no sólo unos fines vidualidad, poder e identidades de género” en Ar-
queología Espacial Nº 22, Revista del Seminario
propiciatorios o expiatorios, sino también la cohe- de Arqueología y Etnología Turolense., pp 23 –
sión social del grupo en aras de su supervivencia y 44. Teruel.
de movilizar una fuerza de trabajo esencial para lle- HERRÁN MARTÍNEZ, J.I.
1986 El yacimiento calcolítico de Los Cercados en Mu-
var a cabo las labores necesarias para el éxito del cientes. Sobre los comienzos de la Metalurgia en
asentamiento. En cualquier caso, lo que pone de re- el valle medio del Duero. Memoria de Licenciatu-
ra. Universidad de Valladolid. Inédita.
198
ANGEL SALVADOR GARCÍA BARRIOS
RESUMEN
ABSTRACT
This article presents a research project on the production process of pattern burnished pottery, com-
monly found at Late Bronze Age contexts in the Southwest of the Iberian Peninsula. The concept of pattern
burnished pottery is discussed as well as the main objectives and analytical methodology chosen. Finally,
there is a short presentation of some simple aspects observed in pottery of this type from the Castelo de Ar-
raiolos (Èvora, Alentejo).
Palabras Clave: Cerámica de decoración bruñida. Producción. Bronce Final. Suroeste Peninsular.
Keywords: Pattern burnished pottery. Production process. Late Bronze Age. Iberian Peninsula Southwest
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
200
ANA BICA OSÓRIO
va & Rangel, 2005) ou propiciada por contactos ex- no tempo, que pode anteceder ou manter-se para
ternos (Schubart, 1971; Roa, 1977; Gamito, além do Bronze Final.
1990-92; Gutiérres, 1997).
Em relação a outras manifestações da cultura
O brunimento de superfícies cerâmicas e a sua material, note-se que fragmentos deste tipo surgem
aplicação decorativa remontam ao V milénio, na re- com frequência estratigraficamente associados a ou-
gião do Crescente Fértil. Posteriormente, evidencia- tros tipos decorativos especificos, como as cerâmi-
se em diversas culturas e cronologias de vários pon- cas pintadas a vermelho, as cerâmicas de boquique
tos da Europa (Roa, 1977). Na Peninsula Ibérica é etc. No entanto, pela sua frequência, a cerâmica de
frequente encontrar superfícies brunidas no Neolíti- ornatos brunidos mostrou ser o tipo decorado mais
co e Calcolítico. No entanto, até ao Bronze Final, o característico do Bronze Final, constituindo-se num
uso do brunimento na decoração é mais raro, embo- indicador cronológico importante para esse mesmo
ra não fosse uma completa novidade, uma vez que período (Bubner, 1996; Soares, 2005; Silva & Ran-
se identificou em motivos de “folha de abeto” do gel, 2005).
Calcolítico, associados a níveis de importação
Apesar da diversidade morfológica e estilística
(Schubart, 1971, 171).
prontamente reconhecidas desde o início, tanto as
Na prática, o brunimento consiste no polimento primeiras definições do tipo como as posteriores in-
intenso dos recipientes cerâmicos, com a pasta seca, sistem num determinado grau de uniformidade téc-
antes da cozedura, executado com objecto rombo, nica, evidente macroscopicamente por comparação
até à obtenção de um brilho evidente, muitas vezes relativamente aos períodos anteriores (Bronze Ini-
definido como “metálico”. Técnicamente, produz- cial, Pleno) e posteriores (I Idade do Ferro). Esta
se uma compressão e orientação das partículas argi- uniformidade técnica estaria patente na depuração
losas lamelares na mesma direcção da superfície, o das pastas e nas suas colorações entre o negro e o
que cria uma superfície muito plana, que diminui a castanho-escuro (Soares, 2005; Silva & Berrocal-
porosidade superficial e permite a reflexão da luz. Rangel Rangel, 2005). Outro aspecto comum da
Assim, tem-se proposto que possa ter tido como ob- manufactura seria a ausência do uso do torno rápi-
jectivos, por um lado a imitação de superfícies me- do, indicando uma produção manual (Serrão, 1970,
tálicas e por outro a tentativa de impermeabilizar o Vilaça, 1995; Soares, 2005). No entanto também se
recipiente. tem levantado a possibilidade do fabrico casual
com recurso a molde (Roa, 1977).
Enquanto técnica decorativa o processo é idênti-
co. Podem ter-se usado objectos mais pontiagudos, 1.2. A diversidade e as suas expressões regio-
embora rombos, para desenhar os motivos sobre nais.
áreas não brunidas ou não tão intensamente bruni- Com o avançar dos estudos morfológicos e esti-
das, criando contrastes de cor e brilho. Neste caso lísticos, identificaram-se varias particularidades re-
porém, não se pode sugerir que se pretendesse au- gionais no próprio sudoeste, quer a nível dos moti-
mentar a impermeabilização, pelo que a função vi- vos decorativos, quer das formas e do local onde
sual se sobrepõe à de motivação prática. são aplicados, quer do conjunto de tipos morfológi-
1.1.Características comuns. cos que as acompanham. O principal critério de dis-
tinção tem sido a predominância de tipos formais
As cerâmicas “de ornatos/decoração brunida”,
diferentes e a localização da decoração, no interior,
tal como as definiram Serrão (1971) e Roa (1977),
no exterior ou em ambas as superfícies dos reci-
entre outros, caracterízam-se por apresentarem mo-
pientes. Assim, distinguiram-se então duas áreas
tivos decorativos predominantemente geométricos,
nucleares com diferenças marcadas:
baseados na conjugação de segmentos de recta em
linhas e faixas mais ou menos largas. Não obstante, • A área de Huelva e Guadalquivir, no
pontualmente têm-se identificado possíveis motivos sudoeste espanhol, cuja decoração é
figurativos, zoomórficos (Silva & Berrocal-Rangel, aplicada sobretudo no interior de for-
2005) ou vegetalistas, baseados em linhas curvilíne- mas abertas (Roa, 1977).
as (comunicação apresentada no SIDEREUM ANA • A área de Lisboa-Setúbal (tipos “Lapa
II por Soares, M. de Deus, A. S. Antunes etc., do Fumo” e “Alpiarça”) no Ocidente
2008). Português, onde a decoração surge tan-
to em formas abertas como fechadas,
A decoração surge em superfícies polidas, bru-
predominando a decoração no exterior
nidas ou sobre algum tipo de engobe mate (Serrão,
(Serrão, 1971).
1970), em recipientes com uma panóplia de formas
variada, comum no período em questão (taças care- Mais recentemente confirmou-se ainda uma ter-
nadas, perfis com ombro, taças em calote etc). Mui- ceira área, já proposta por Schubart em 1971, de
tas destas formas têm uma cronologia prolongada transição entre as outras duas, apresentando estilos
201
CERÂMICA DE ORNATOS BRUNIDOS DO BRONZE FINAL. EM BUSCA DO PROCESSO DE PRODUÇÃO. ESTUDO...
mistos, com características regionais específicas: ceder-se-à também à análise de cerâmicas com este
tipo de decoração provenientes de outros sitios ar-
• As regiões da Beira Baixa, Alentejo,
queológicos atribuídos ao Bronze Final do sudoeste
Extremadura Espanhola e Algarve,
peninsular: nomeadamente da Moreirinha (Beira
onde a decoração surge tanto em for-
Baixa), Concejilles (Estremadura Espanhola), e Ou-
mas abertas como em fechadas, no in-
teiro do Circo (Alentejo).
terior, no exterior, ou simultâneamente
em ambas as superfícies. (Schubart, 2. Métodos e técnicas procuram técnicas e
1971; Soares, 2000, Silva & Berrocal- métodos.
Rangel-Rangel, 2005, Vilaça, 1995). 2.1. Objectivos de um estudo alargado.
Acrescente-se ainda que, mesmo nas duas áreas A afirmação de que existe uma uniformidade
ditas nucleares, não parece haver uma completa técnica subjacente ao conjunto cerâmico do Bronze
uniformidade, quer a nivel formal quer de motivos Final decorado com ornatos brunidos é um dos cri-
decorativos. Enquanto autores como Roa distin- térios mais importantes para a sua classificação en-
guem claramente as cerâmicas da área de Huelva quanto “família”. No entanto, este é ainda um tema
das do Guadalquivir, morfológica, estilisticamente a que se tem dedicado significativamente menos
e mesmo a nível dos fabricos (Roa, 1977). Serrão atenção do que à classificação morfo-estilística, sa-
(1970) e Bubner (1996) afirmam também as dife- bendo-se muito pouco das circustâncias da sua pro-
renças dos tipos “Lapa do Fumo” e “Alpiarça”, dução (Vilaça, 1995).
marcadas entre outros aspectos pelas zonas decora-
Este projecto de investigação visa abordar a ca-
das nos recipentes (faixas no bordo ou ocupando
deia operativa do processo de produção (desde as
toda a superfície), ou pelo próprio tipo de bruni-
matérias primas, passando pela elaboração dos reci-
mento, que no primeiro caso cria faixas homogéne-
pientes, até à sua dispersão/troca/uso) de modo a
as e no segundo surge em sulcos irregulares. Não
poder consubstanciar semelhanças e discernir possí-
se exclui ainda que, com o avanço das investi-
veis diferenças.
gações, este panorama de diversidade possa ser en-
riquecido com novos dados. Um dos objectivos é contribuir para a determi-
nação se as fontes de matéria-prima terão sido lo-
1.3. O Castelo de Arraiolos como estudo de
cais ou não. Neste ambito, há três hipóteses que se
caso inicial.
pretendem testar: a clarificação do carácter de pro-
No ambito do projecto de Investigação e Reabi- dução autóctone peninsular que lhe tem sido atri-
litação do Castelo de Arraiolos, promovido pela buída; a possibilidade da existência de um ou mais
Câmara Municipal da localidade, a empresa Arka- centros preferenciais de recolha de matéria-prima à
ios procedeu em 2005 à escavação de algumas son- escala regional; a possibilidade de a recolha de ma-
dagens no monumento (Sousa, 2005). Desses tra- téria-prima ter sido feita à escala microrregional
balhos resultou a identificação de estratos atribuí- tendo os habitats como focos de captação.
veis ao Bronze Final, concentrados sobretudo na
sondagem implantada no interior da Praça de Ar- A obtenção de matéria-prima é, no entanto, ape-
mas. Nesse local identificaram-se também duas es- nas um aspecto da cadeia produtiva. Os artefactos,
truturas de combustão geminadas e, entre outros mesmo se feitos com matérias-primas de distintas
materiais, um bom conjunto de cerâmicas de orna- proveniências, podem partilhar de processos produ-
tos brunidos (Soares, 2005). tivos semelhantes, eminentemente culturais e rela-
cionados com um saber-fazer comum, o que expli-
A intenção de se dar continuidade ao projecto caria as semelhanças que entre eles se observam.
de investigação do local, a grande quantidade de Pretende-se então avaliar aspectos como as técnicas
cerâmicas de ornatos brunidos exumadas, e a sua de manufactura, os tratamentos de superfície e a co-
disponibilidade imediata para estudo, tornaram-no zedura. De modo a atingir os objectivos enunciados
num local apelativo para ser a base do projecto aqui traçou-se uma metodologia baseada na conjugação
apresentado. de diversos tipos de análises arqueométricas: mine-
Os materiais escavados permitem abordar, si- ralógicas e elementares/composicionais, combina-
multânea e comparativamente, um conjunto quanti- das com abordagens macro- e microscópicas para
tativamente significativo de cerâmicas decoradas avaliação da estrutura.
com ornatos brunidos e cerâmicas comuns não de- 2.2. A Arqueometria no estudo de cerâmicas
coradas, de modo a avaliar se umas e outras se dife- arqueológicas.
renciam quanto a técnicas produtivas.
O interesse pontual pelo estudo fisico e químico
No entanto, no projecto que aqui se apresenta, de materiais arqueológicos pode encontrar-se desde
não se pretende que o estudo se centre apenas neste meados do séc. XIX. É na 2ª metade do séc. XX,
sítio, encarado como caso de estudo inicial, e pro- nos anos subsequentes ao pós II Grande Guerra que
202
ANA BICA OSÓRIO
se propiciará o verdadeiro interesse pelo estudo de fracção por raios X) e XRF (Fluorescência por ra-
materiais arqueológicos através das novas técnicas ios X).
entretanto desenvolvidas. Em 1949 W. Libby de-
Não existem ainda estudos sobre pastas cerâmi-
senvolvera a datação por radiocarbono e nas déca-
cas deste tipo e período. Os estudos temporal e geo-
das seguintes aplicam-se técnicas de OES (Optical
gráficamente mais próximos são os de Rio et al.
Emission Spectroscopy) e NAA (Neutron Activa-
(2005) para o Bronze Inicial e Médio e os estudos
tion Analysis) ao estudo de metais, e à determi-
de proveniência de cerâmicas comuns da transição
nação da origem de cerâmicas. Em 1950, para en-
entre o Bronze Final e a I Idade do Ferro da Quinta
quadrar este estudos, Cristopher Hawkes cria o ter-
da Pedreira (Abrantes, Ribatejo) de J. Coroado et
mo “Arqueometria” (Pollard & Heron, 1996).
al. (2004). Face a esta parcimónia, propôs-se então
Nos anos 60 a New Archaeology dá novo ânimo estudar primeiro as colecções escavadas, perceber a
teórico à disciplina, advogando que a arqueologia sua homogeneidade ou heterogeneidade, identificar
não se deve limitar à descrição dos achados, pois possiveis questões por elas levantadas e só poste-
estes encerram a potencialidade de interpretação e riormente, caso se justifique, proceder à complicada
explicação das actividades humanas do passado. Na busca de possiveis barreiros.
arqueometria, o estudo do comércio e trocas pré-
Enquanto a DRX analisa a estrutura cristalina de
históricas rejuvenesce com a análise, por diversas
fases e permite identificar os constituintes mineraló-
técnicas, de líticos, cerâmicas, vidros e metais. A
gicos presentes, que se alteram com a temperatura
par disso, desde os anos 70/80, com o desenvolvi-
de cozedura; a XRF (entre outras técnicas) identifi-
mento da informatica assiste-se à aplicação genera-
ca a composição química elementar, com a particu-
lizada de estudos estatísticos às séries de dados re-
laridade de permitir a identificação de elementos re-
colhidos.
siduais. Estes elementos residuais podem, por um
Com os anos 80, a etnoarqueologia e arqueolo- lado ser característicos de determinadas regiões ou
gia experimental desenvolvem-se e o Pós Proce- barreiros e, por outro, o estudo do seu teor permite
sualismo virá chamar a atenção para o papel simbó- uma abordagem estatística multivariada que tem
lico e ideológico da cultura material e para o relati- sido comunmente usada na distinção entre pastas
vismo e subjectividade da interpretação dos dados cerâmicas. As duas técnicas fornecem então infor-
ciêntíficos (Pollard &Heron, 1996). Assim, ao mes- mações acerca de níveis distintos da organização do
mo tempo que se estabelece um conjunto de técni- material, que são, no entanto, complementares e
cas e procedimentos analíticos comumente aceites permitem por exemplo distinguir entre a base de ar-
(podem encontrar-se sistematizadas em compêndios gila e os componentes não plásticos presentes.
como os de Rye, 1981; Rice, 1987; Pollard &He-
No entanto, e como seria de esperar, o próprio
ron, 1996; Freestone & Gaimster, 1997, etc.), re-si-
processo de investigação tem levantado algumas
tua-se o cerne metodológico na estipulação de
questões e dificuldades, conduzindo à sua reformu-
questões concretas, por oposição à criação de séries
lação, ao surgimento de novas questões e à per-
de dados sistemáticas.
cepção de outras possibilidades analíticas. Inicial-
Além disso, ganha-se consciência de que os ob- mente a metodologia traçada pretendia apoiar-se em
jectos produzidos e os encontrados não são neces- análises não destrutivas que combinassem a obser-
sáriamente a mesma coisa, percebendo-se a impor- vação dos fragmentos à lupa binocular com análises
tancia de discernir, no objecto, aquilo que é “arte- de DRX . Embora a maior parte dos estudos arque-
facto” (produzido pelo homem) daquilo que é “eco- ométricos recorra à difracção de pós, para objecti-
facto” (produto de alterações mineralógicas, com- vos mais concretos; pensou-se ser possivel usar a
posicionais, causadas pela eventual degradação e técnica de forma não destrutiva e detectar rápida-
contaminação) (Vandiver, 2001), pelo que a com- mente diferenças fasicas que pudessem ser aprofun-
preensão do material original se torna um desafio dadas mais tarde por este e outros métodos.
considerável.
Porém, a aplicação da DRX levantou várias difi-
2.3. Discussão da metodologia adoptada. culdades de interpretação apresentando resultados
A evolução teórico-metodológica condiciona incoerentes. Estes poderiam dever-se não só à hete-
não só a escolha das técnicas analíticas, disponíveis rogeneidade do material cerâmico em estudo; mas
num leque cada vez mais vasto e minucioso, mas também à combinação das características dos frag-
também a abordagem e expectativas face aos resul- mentos com as condições não destrutivas da análise
tados. Assim, para responder às questões traçadas (sofrendo influencias da curvatura dos fragmentos,
optou-se por uma abordagem integrada (Mommsen, ou da alteração e contaminação das superfícies). A
2004) baseada na observação a ampliações difren- impossibilidade de avaliar correctamente o motivo
tes e no recurso a algumas técnicas de estudo de e real significado das inconsistências apercebidas
materiais: observação macroscópica; DRX (Di- levou à mudança metodológica. Decidiu-se abando-
203
CERÂMICA DE ORNATOS BRUNIDOS DO BRONZE FINAL. EM BUSCA DO PROCESSO DE PRODUÇÃO. ESTUDO...
nar por ora este método analítico (embora não a possivel, aferida de várias maneiras. Esta questão,
técnica), concluindo-se que a DRX é afectada por levanta também dúvidas quanto à contaminação das
demasiadas variáveis, para poder ser utilizada numa superfícies, desaconselhando o recurso a futuras
fase inicial de estudo. Além disso, a granulometria análises de superfície, sejam mineralógicas, sejam
dos materiais poderá também introduzir impre- elementares/composicionais, na caracterização de
cisões na detecção de fases (Martín & George, pastas e possiveis alterações destas com a cozedura.
1998). As análises elementares/composicionais de superfí-
cie poderão ser úteis, para outros objectivos, caso
Em contrapartida, esta técnica, caso se filtrem e
se conheça a composição das pastas e se queira
excluam os componentes de maior granulometria,
identificar engobes ou avaliar processos pós deposi-
permite obter informação relativa à cristalinidade
cionais e alterações de superfície.
versus fase vítrea, ou seja avaliar o grau de vitrifi-
cação da matriz cozida. Com o aumento de tempe- Pretende-se ainda proceder ao estudo das pastas
ratura os constituintes da cerâmica terão perdido por Espectroscopia de Mössbauer para obter uma
pelo menos boa parte da sua água estrutural e sofre- melhor caracterização e sobretudo de modo a deter-
ram alterações fásicas que se julgam irreversíveis. minar os estados de oxidação do Fe, o que permitirá
Contudo, para determinar as temperaturas de coze- perceber as condições da atmosfera de cozedura. As
dura baseado apenas no teor da fase vítrea seria ne- cerâmicas de ornatos brunidos apresentam colo-
cessário identificar as matérias primas iniciais, sub- rações tipicamente escuras, de onde se tem inferido
mete-las a cozeduras a diferentes temperaturas e que sofreram uma cozedura redutora, no entanto é
comparar com os difractogramas da evolução de importante equacionar que as pastas também suge-
fase formadas a diferentes temperaturas. Assim, rem a presença de inclusões vegetais e que estas, ao
será pela identificação de outros minerais que arder, poderiam contribuir para essa coloração,
tenham ou não sofrido alterações de fase que se po- através da deposição de mais C e não necessária-
derá vir a estimar as temperaturas de cozedura por mente pela escassez de O2 na atmosfera de cozedu-
DRX. Relativamente aos silicatos, poderão fornecer ra. Além disso, identificaram-se algumas heteroge-
alguns dados relevantes depois de identificados ba- neidades na coloração das fracturas cuja origem
rreiros com argilas de composição elementar/quími- será interessante esclarecer.
ca semelhante.
Para além destas técnicas, das problemáticas ex-
Assim, limitou-se o estudo não destrutivo dos postas e da metodologia traçada, há ainda outro tipo
fragmentos à observação por lupa binocular e recur- de estudos que poderão revelar-se úteis na compre-
so a índices de identificação mineralógica simples, ensão das modificações ocorridas no material cerâ-
como os apresentados por Orton et al. (1993), pro- mico desde a formação do recipiente à sua recupe-
cedendo-se em seguida ao estudo petrográfico por ração, de máxima importância para a compreensão
lâminas delgadas observadas ao microscópio ópti- do processo de produção, quanto mais não seja por
co. O estudo à lupa, permitiu classificar as pastas permitir identificar interferências ocorridas durante
grosso modo da seguinte forma: quartzosas, quart- a cozedura, o uso, após a deposição e ao longo do
zoso-felsdspáticas, feldspáticas e micáceas, de acor- tempo.
do com as diferentes concentrações destes minerais
As alterações pós deposicionais assumem um
enquanto elementos não plásticos; e, de acordo com
importante papel, que se gostaria de evidenciar, em-
a granulometria, em grosseiras, médias e finas,
bora sejam ainda dificeis de compreender. Alguns
criando grupos de onde se escolheram os fragmen-
estudos têm mostrado que, com o tempo, os silica-
tos a analisar petrográficamente.
tos desidratados pela cozedura podem passar por
Seguidamente, optou-se por avaliar a mineralo- um processo de re-hidratação (ex. Drebushchak et
gia das pastas ao microscópio, combinando o pro- al., 2005, 7), fazendo com que o material deposita-
cesso com análises de DRX feitas préviamente nas do possa não ser necessariamente igual ao que en-
áreas de corte para produção das lâminas delgadas. contramos hoje. Além disso, em cerâmicas com de-
A aplicação desta metodologia conjugada é ainda terminados tipos de composição, identificou-se não
muito preliminar para se apresentarem já resulta- só a perda e alteração da composição de alguns ele-
dos. A questão da granulometria persiste, bem mentos (ex. Garrigós et al., 2001; Zacharias et al.,
como a introdução de orientações preferenciais 2005), mas também a formação de fases minerais
(Martín & George, 1998), no entanto, do que se que não estariam presentes nem na argila nem na
pôde observar, os resultados aparentam ser mais cerâmica cozida (Zacharias et al., 2007; Cardoso et
consistentes do que pelo primeiro método experi- al., 2005). Estes aspectos poderão ser investigados
mentado. através de uma conjugação de métodos, combinan-
do análises por DRX e MS (Espectoscopia Mossba-
A avaliação da fiabilidade dos dados, surge as-
uer) com análises de TL (Termoluminescência)
sim como indispensável, devendo ser, sempre que
204
ANA BICA OSÓRIO
(Zacharias et al., 2007; Cardoso et al., 2005). (8%) e rugosas (2%). Assim, em conjugação com o
que já se evidenciara a nível da decoração, parece
Estas questões são particularmente relevantes no
haver maior cuidado no tratamento das superfíes
que concerne à identificação de temperaturas de co-
exteriores. Deve ainda evidenciar-se que só em
zedura, uma vez que estas são determinadas através
43% dos casos as superficies apresentam um trata-
da identificação das fases cristalinas existentes no
mento idêntico nas duas superfícies.
material. Se as fases e composições químicas se al-
terarem com o tempo, será necessário identificar es- Ainda relativamente à superfícies, é de notar
sas modificações para uma boa interpretação dos que também neste conjunto de Arraiolos se levanta
dados. Do conjunto de métodos e técnicas relevan- a hipótese, já sugerida por Serrão (1970), de algu-
tes para aprofundar estas questões é de evidenciar o mas superfícies terem sido passadas com um engo-
interesse das análises por Termoluminescência. be ou aguada (46% do total). De momento só foi
Contudo, as técnicas a utilizar só poderão decidir-se possivel proceder à sua observação à lupa binocu-
de acordo com os problemas específicos colocados lar, que o sugere de facto. Entretanto, devido ao as-
após a aplicação da metodologia descrita. pecto liso e suave que apresentam, foram aqui
quantitativamente consideradas polidas.
3. As cerâmicas de ornatos brunidos do
Castelo de Arraiolos: alguns dados prelimi- O estudo macroscópico mostrou também a pre-
nares e problemas levantados. ponderância de colorações escuras das pastas e su-
As escavações efectuadas em 2005 no Castelo perfícies. São sobretudo pretas, cinzentas ou cas-
de Arraiolos permitiram recuperar 110 fragmentos tanhas escuras (82%), só uma pequena quantidade
diferentes, decorados com ornatos brunidos, corres- apresenta as superfícies claras ou alaranjadas
pondendo a uma percentagem de 8% da cerâmica (18%). Mais uma vez há uma conformidade com as
escavada. Esta percentagem pode ser considerada características identificadas em outras cerâmicas de
elevada, face a outras estações arqueológicas do ornatos brunidos, aproximando-se das da Lapa do
mesmo período em território português, mas com- Fumo e também do Guadiana (Serrão, 1970; Soa-
parável às quantidades apresentadas por Monge So- res, 2005), sugerindo que a cozedura teve lugar em
ares para Sta. Margarida (Soares, 2005). ambientes redutores.
tipo de tratamento de superfície (28 exemplares em nal no Sudoeste Peninsular. A uniformidade atribui-
33, ou seja 84%). da a este tipo cerâmico repousa grandemente em ca-
racterísticas relacionados com a sua manufactura e
Estas evidências têm particular interesse se as-
processo de produção. Porém, estes são aspectos
sociadas à sugestão de Soares (1970) de que as su-
até à data pouco aprofundados. É esse estudo que
perfícies possam ter sido “fumigadas” para as escu-
aqui se propõe flevar a cabo, através de métodos e
recer. A confirmar-se esta proposta, revelaria: a cla-
técnicas arqueométricas.
ra intencionalidade das cores escuras; a possibilida-
de de um processo de aplicação do engobe ou do Como caso de estudo inicial o projecto tem-se
tratamento das superfícies faseado, (com as peças centrado num conjunto de cerâmicas deste tipo es-
sujeitas a ambientes de cozedura diferentes em mo- cavadas no Castelo de Arraiolos (Évora), das quais
mentos distintos) ou a necessidade de correcção dos se apresentam aqui alguns resultados preliminares.
efeitos de ambientes de cozedura mal controlados No futuro avançar-se-à também para materiais idên-
para o efeito pretendido. Aspectos como este de- ticos de outros sítios. As primeiras observações
verão ser melhor estudados, começando pela deter- mostram que o conjunto do Castelo de Arraiolos se
minação clara da presença ou não de um engobe ou enquandra bastante bem no estilo regional presente
aguada e pela comparação com cerâmicas sem or- no Alentejo, considerado um subtipo misto entre os
natos brunidos. eixos do Guadalquivir-Huelva e da Peninsula de
Lisboa.
No que concerne à caracterização das pastas, a
observação à lupa binocular permitiu identificar os 5. Agradecimento.
minerais mais comuns: Quartzo, Feldspato e Mica, A 1ª autora deseja agradecer à Maria Teresa
e inúmeras partículas negras muito diminutas. As- Vieira, e à Dra. Raquel Vilaça (Instituto de Arqueo-
sim, diferenciaram-se as pastas, relativamente à ma- logia da Universidade de Coimbra) a orientação
ior ou menor proporção destes minerais, definindo- prestada no âmbito do seu trabalho e a bolsa de
se pastas quartzosas (60%), quartzoso-feldspáticas doutoramento atribuida pela FCT (Fundação para a
(28%), feldspáticas (2%) e micáceas (7%). Note-se Ciência e Tecnologia) do Ministério da Ciência e
ainda, como fabricos atípicos, a presença de dois Tecnologia do Ensino Superior.
fragmentos com elementos não plásticos calcários,
(um deles um fragmento de concha), e um outro que
apresenta um fragmento de xisto e inclusões esféri- 6. Bibliografía.
cas. BUBNER, T.
1996 "A cerâmica de ornatos brunidos em Portugal” in
Da observação efectuada até ao momento ao mi- De Ulisses a Viriato. O primeiro milénio a. C.",
croscópio óptico de alguns fragmentos, pode dizer- pp. 66-72. Lisboa: IPM.
se que é, até à data, concordante com as obser- CARDOSO, G.O.; PRUDÊNCIO, M.I.; ZINK, A.;DIAS,
M.I.;WAERENBORGH, J.C.
vações prévias. De facto. tem comprovado a homo- 2005 "Determinação da temperatura de cozedura de
geneidade mineralógica; identificando diferenças cerâmicas arqueológicas: luminiscência – poten-
sobretudo a nivel de proporção e granulometria. Em cialidades e limitações", en VI Congresso Ibérico
de Arqueometria, pp. 81-88.
geral os fabricos estudados apresentam quartzo; CARVALHOSA, A.
biotite, ocasionalmente em conjunto com muscovi- 1999 Notícia Explicativa da Folha 36-C Arraiolos.
te; plagioclase; anfibolas (as particulas pretas); e al- Lisboa: Instituto Geológico e Mineiro.
COROADO, J.; TRIÃES, R.; FÉLIX, P.;ROCHA, F.; GO-
gumas particulas de clorite. MES, C.
2004 "Compositional and textural characterization of a
A geologia em que assenta a vila de Arraiolos group of pottery sherds from the Late Bronze Age
consiste em maciços granitoides cujas rochas repre- settlement of Quinta da Pedreira (Abrantes, Portu-
sentadas são os tonalitos, quatzodioritos e granitos. gal) ", en STRYNDONCK, M; LIVINGSTONE-
SMITH, A. Actes du XVII Congrés UISPP, BAR,
A composição mineralógica dos tonalitos de in- 1270.
trusão que predominam em toda a região ou dos DREBUSHCHAK, V.A. ;MYLNIKOVA, L.N., DREBUSH-
granitos biotíticos (Carvalhosa, 1999, 26, 29-30) é CHAK, T.N.; BOLDYREV, V.V.
2001 "The investigation of ancient pottery, application
semelhante aos minerais que identificámos. No en- of termal analysis", en Journal of Thermal Analy-
tanto, note-se que estes minerais, observados nas lâ- sis and Calorimetry, 77, pp.1-10.
minas delgadas, são comuns a muitas outras re- FREESTONE, I; GAIMSTER, D.
1997 Pottery in the Making: Ceramic Traditions. Lon-
giões, e que é prematuro tirar conclusões relativas à don: British Museum Press; Washington D.C:
localização das pastas. Smithsonian Institute Press.
GAMITO, T.J.
4. Conclusão. 1990-92 "A cerâmica de retícula bruñida do castro dos Ra-
tinhos", en O Arqueólogo Português, Série IV,
O projecto aqui apresentado, ainda na sua fase 8/10, pp. 277-298. Lisboa: MNA.
inicial, aborda um tipo de cerâmica que tem sido GARRIGÓS, J.B.; KILIKOGLOU, V.; DAY, P.M.
utilizado como indicador cronológico do Bronze Fi- 2005 "Chemical and Mineralogical alterations of cera-
mics from a Late Bronze Age Kiln at Kommos,
206
ANA BICA OSÓRIO
David Javaloyas
Universitat de les Illes Balears; david.javaloyas@uib.es
Llorenç Picornell
Universitat de Barcelona, Universitat de les Illes Balears;
tokelau24@hotmail.com
Gabriel Servera Vives
Universitat de les Illes Balears, Universitat de Barcelona;
serveravives@gmail.com
RESUMEN
El presente trabajo aborda las relaciones entre el mundo vegetal y las sociedades prehistóricas del
Bronce Medio y Final en Menorca desde la perspectiva de la arqueología fenomenológica. Para ello utilizare-
mos, principalmente, el registro arqueobotánico, otorgando una especial atención al que se puede recuperar a
partir del uso de la antracología, la carpología y la palinología. En este sentido, nos centraremos en el estudio
del registro funerario a través de la presentación e interpretación de diferentes yacimientos menorquines (Hi-
pogeo de s’Alblegall, Cova d’es Càrritx, Cova d’es Mussol y Cova d’es Pas), donde se han documentado di-
versas prácticas sociales asociadas al uso de plantas como fuegos con altas presencias de plantas aromáticas o
la documentación de ofrendas florales entre otros.
ABSTRACT
The present work studies the relationship between the vegetable kingdom and the Minorcan Late
Bronze Age societies through the phenomenological archaeology approaches. For this purpose we analyze the
archaebotanical record, with a special attention to charcoal analysis, carpology and palynology. In this way,
we focus on the study of the funerary record presenting and interpreting different minorcan sites (S’Alblegall
rock-cut, Es Càrritx , Es Mussol and Es Pas caves), where different social practices associated to the use of
plants have been documented: the use of aromatic plants in fires or the presence of floral offerings among
others.
Palabras Clave: Islas Baleares. Edad del Bronce. Arqueobotánica. Arqueología fenomenológica.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
208
DAVID JAVALOYAS – LLORENÇ PICORNELL – GABRIEL SERVERA VIVES
diferentes maneras que tienen las sociedades huma- pogeos funerarios excavados en la roca arenisca
nas de entender y de estar en el mundo. (p.ej. Torre del Ram, hipogeos de S’Alblegall); otro
tipo de estructuras funerarias lo conforman los dól-
2. Enfoque teórico.
menes de pequeña cámara rectangular (p.ej. Ses
En este punto, la pregunta que se nos plantea es Roques Llises, Alcaidús); recientemente se ha do-
evidente: ¿cómo podemos acercarnos a las relacio- cumentado un nuevo tipo de estructura funeraria
nes que establecen las comunidades que son nuestro (Gili 2006) conocida como sepulcros circulares de
objeto de estudio con el mundo vegetal que les ro- triple paramento (p.ej. Ses Arenes de Baix, Son Oli-
deaba? varet). Por último, tenemos las denominadas nave-
Si bien creemos que diferentes aproximaciones tas de enterramiento, grandes estructuras pétreas,
son posibles, y de hecho necesarias, para poder re- realizadas con técnica ciclópea, de planta en forma
construir la complejidad del mundo, en este trabajo de U (p.ej. Es Tudons, Rafal Rubí). A pesar de esta
pretendemos acercarnos desde las corrientes deno- aparente diversidad formal, todas poseen ciertas ca-
minadas fenomenológicas. racterísticas comunes como son la utilización de la
piedra como elemento básico de construcción, la
La arqueología fenomenológica, iniciada en la disposición en el espacio lejos de los lugares de há-
década de los 90’ en el Reino Unido, hunde sus raí- bitat y en muchos casos con una predilección por
ces en la filosofía desarrollada por Husserl desde la los barrancos cercanos al mar o que directamente se
premisa básica de que la representación científica abren sobre éste, o también un interés por crear es-
del mundo se aleja por completo de cómo los seres pacios cerrados separados del exterior.
humanos lo experimentan (Tilley 2005:202). En lo
que se refiere al estudio de las sociedades del pasa- En lo que se refiere a los rituales funerarios tam-
do las propuestas fenomenológicas abogan por bién se observa una serie de elementos comunes. En
prestar atención a las dimensiones sensoriales de todos los casos sin excepción estamos ante inhuma-
nuestro registro, partiendo de la idea de que como ciones primarias colectivas en la que los cuerpos se
seres humanos percibimos el mundo, a un nivel bio- disponen directamente sobre el suelo. Las necrópo-
lógico básico, de la misma manera (Tilley lis tienen una larga vida de uso por lo que en mu-
2005:202). Es decir, se enfatiza la idea de que para chos casos se observa una recolocación de los cuer-
abordar el estudio de las sociedades pasadas a tra- pos ya esqueletizados para poder disponer nuevos
vés de sus restos materiales es necesario prestar cuerpos. Si bien debido a estas prácticas el resulta-
atención a la dimensión material de éstos. Los obje- do final es un osario sin orden ni concierto parece
tos que estudiamos se podían ver, tocar, escuchar, ser que en el momento de su deposición los cuerpos
oler y saborear y estas características son relevantes estarían bien individualizados, muchas veces cu-
para entender las sociedades del pasado. biertos por un sudario y en algunos casos incluso
con ciertos elementos metálicos a modo de ajuar
Al mismo tiempo, somos conscientes de las difi- personal. Los recipientes cerámicos presentes en
cultades que tienen este tipo de aproximaciones. Y muchas de las necrópolis se han relacionado con
es que, si bien todos los seres humanos tenemos los ciertas ofrendas que se colocarían en el momento de
mismos sentidos, no es menos cierto que la expe- la deposición. Por último, es necesario mencionar la
riencia sensorial es diferente en sociedades diferen- existencia de cierto tratamiento diferencial de los
tes e incluso puede variar dentro de una misma so- cráneos, algunos de los cuales se separan y se dis-
ciedad en función de la edad, género o incluso esta- ponen en grupos y de rituales en los que se tiñen y
tus (Howes and Classen 1991:259). cortan los cabellos de ciertos individuos y después
Así pues, para avanzar en el conocimiento de las se depositan en unos tubos hechos a tal efecto sobre
relaciones entre el mundo vegetal y las comunida- materiales perecederos (cuero, madera).
des de la Edad del Bronce de Menorca pretendemos 5. Yacimientos estudiados.
reconstruir los órdenes sensoriales (MacGregor
Para la realización del presente trabajo hemos
1999:264) de aquellas prestando especial atención a
considerado únicamente cuatro yacimientos, si bien
cómo las plantas participan en éstos.
se han contemplado un número mayor para realizar
4. Prácticas funerarias. la interpretación global de los resultados. Esta redu-
Los lugares de enterramiento durante el Bronce cida muestra obedece a la escasez de yacimientos
Medio y Final (c.1400-800 BC) en Menorca se ca- en los que exista registro arqueobotánico y supone
racterizan por su amplia variedad formal. Se docu- que las hipótesis aquí apuntadas deban ser revisadas
mentan enterramientos en cuevas naturales (p.ej. a medida que el número de yacimientos convenien-
Cova d’es Càrritx, Cova d’es Mussol), algunas de temente estudiados crezca.
ellas presentan muros que cierran buena parte de su El primero de los yacimientos estudiados es la
entrada; también se realizan enterramientos en hi- denominada Cova d’es Càrritx (Lull et alii 1999)
209
PLANTAS Y FENOMENOLOGÍA DE LA MUERTE DURANTE EL BRONCE MEDIO Y FINAL EN MENORCA
(Fig. 1). Se trata de una cueva natural que se abre al uso como necrópolis colectiva y presenta dos data-
Barranco d’Algendar (Ciutadella). Presenta dos fa- ciones radiocarbónicas (KIA 16277
ses de ocupación principales diferentes. La primera, 1520BC(1.00)1400BC y KIA 19517 770(1.00)
Càrritx I, se extiende durante el Bronce Antiguo 400BC) que han sido interpretadas por Guerrero et
(c.1600-1450 BC) y sus excavadores defienden un alii (2008:272-73) como los momentos de inicio y
uso de carácter ritual (¿). Por su parte, la segunda final de uso del hipogeo.
fase, Càrritx II, se prolonga durante el Bronce Me-
Por último, recogemos también la información
dio y Final (c.1400-800 BC) y se caracteriza por la
procedente de la denominada Cova del Pas (Fullola
existencia de una necrópolis de inhumación colecti-
et alii 2007) (Fig. 3). Este yacimiento es una cueva
va. Las excavaciones realizadas mostraron que en el
natural levemente retocada que se abre, como en el
momento en el que la cueva se utiliza como espacio
caso anterior, al Barranco de Trebalúger
funerario se dispuso un muro de piedras que redu-
(Ferreries). Se ha documentado su uso como espa-
cía el vano de entrada. Por su parte, el registro an-
cio funerario durante el Bronce Final (c. 1200-800
tropológico muestra un número mínimo de 164 in-
BC) (Fullola et alii 2007). El registro antropológico
dividuos.
está formado por un número mínimo de 70 indivi-
duos. Las condiciones de conservación son excep-
cionales y han permitido documentar restos de pul-
món, cerebro, tejidos musculares, cabellos, etc. lo
que permitirán toda una serie de estudios cierta-
mente interesantes.
6. Registro arqueobotánico.
Así se procede desde diversas disciplinas en el
estudio de los diferentes tipos de material botánico
que hallamos en contexto arqueológicos:
A continuación, partiendo de los principios teó-
ricos esbozados anteriormente trataremos de enten-
der mejor la experiencia vivida en relación a las
plantas durante los rituales funerarios a través de
Fig.: 2. Situación de la Cova d’es Mussol. los resultados de los diferentes estudios arqueobotá-
El tercer yacimiento es el denominado Hipogeo nicos efectuados en los yacimientos contemplados
nº 3 de la necrópolis de S’Alblegall (Arnau et alii en este trabajo (semillas y frutos: carpología; car-
2003). En este caso estamos ante un hipogeo exca- bón y madera: antracología; polen: palinología; o
vado en la roca situado en el Barranco de Trebalú- fitólitos: fitología) (Fig. 5).
ger (Ferreries). A pesar de que no se han realizado El análisis antracológico de los carbones de las
excavaciones sistemáticas se ha documentado su ocupaciones funerarias de la Cova des Càrritx nos
210
DAVID JAVALOYAS – LLORENÇ PICORNELL – GABRIEL SERVERA VIVES
indican que se usaron doce especies diferentes seis especies diferentes, entre las que predomina de
como combustible de los pequeños fuegos realiza- forma clara el lentisco. Este aparece acompañado
dos durante el ritual de deposición de los cuerpos nuevamente de labiadas (romero y lavanda, Lavan-
(Piqué 1999a). Entre estas predominan el acebuche dula sp).
(Olea europaea), el lentisco (Pistacia lentiscus) y
Si comparamos estos datos con los estudios de
el aladierno (Rhamnus/Phillyera), seguidos del
material antracológico de yacimientos de hábitat en
pino blanco (Pinus halepensis). Entre las especies
Mallorca y Menorca durante el bronce y las prime-
quemadas aparece también representado el romero
ras fases del hierro podemos identificar una serie de
(Rosmarinus officinalis), planta de la familia de las
regularidades (Piqué y Noguera 2002; Noguera
labiadas (Lamiaceae) caracterizada por su compo-
ind.) (Fig. 6). Vemos que el acebuche es el “com-
nente aromático. En cambio, los carbones proce-
bustible por excelencia” de los hogares domésticos,
dentes del momento en que la cueva se utiliza como
en los que no se queman un número elevado de es-
lugar ritual se recuden a tres especies, ninguna de
pecies. Esta baja diversidad de combustibles tam-
las cuales presenta un importante componente aro-
bién la documentamos en los hogares relacionados
mático. En la Cova des Mussol no contamos con
con actividades rituales desvinculadas de la deposi-
análisis antracológicos de carbones relacionados
ción de cadáveres en las cuevas. En cambio, cuando
con la fase funeraria sino sólo de la fase ritual pre-
se hace fuego en los espacios cerrados en los que se
via (Piqué 1999b). En este caso, documentamos
depositan los cuerpos de los difuntos se usa un nú-
cinco especies diferentes, entre las que predomina
mero elevado de especies. Entre estas encontramos
claramente el acebuche. Finalmente, en el estudio
abundante lentisco, un combustible que cuando
en curso de la Cova des Pas se han analizado los
aparece en los hogares domésticos lo hace de forma
carbones de un hogar relacionado con las primeras
testimonial o secundaria. Otro elemento importante
inhumaciones efectuadas en la cavidad (Allué y Pi-
de los fuegos vinculados a las inhumaciones es la
cornell ind.). Entre el combustible se documentan
presencia recurrente de especies de la familia de las
211
PLANTAS Y FENOMENOLOGÍA DE LA MUERTE DURANTE EL BRONCE MEDIO Y FINAL EN MENORCA
labiadas (especialmente el romero), nunca docu- duo 1, un individuo femenino de unos 25/30 años,
mentadas en espacios de hábitat. Tanto las labiadas destacaba por un espectro polínico muy diferencia-
como el lentisco son plantas con un fuerte aroma, do y un ajuar mucho más rico.
que es desprendido al usarlas como combustible.
Por último, respecto si revisamos los estudios
Finalmente, un elemento que parece recurrente en
carpológicos vemos que en el hipogeo 3 de s’Alble-
estos contextos funerarios es la deposición junta-
gall se ha documentado una importante concentra-
mente con los cuerpos de ramas de pequeños arbus-
ción de granos de cebada vestida (Hordeum vulga-
tos. En la Cova des Càrritx encontramos diversas,
re), acompañada de algunos granos de cebada des-
algunas identificadas como ciprés (Cupressus sem-
nuda (Hordeum vulgare var. nudum), cebada sil-
pervivens) y sabina negra (Juniperus phoenicea),
vestre (Hordeum sp) y escanada (Triticum cf. dic-
plantas resinosas y con un importante aroma (Stika
cocum) (Arnau et al 2003). La aparición de raquis
1999). En la Cova de es Pas este material también
pero no de nudos hace pensar que estos granos en-
apareció de forma muy abundante.
traron en la cueva formando espigas, pero ya sin el
Por su parte, el registro palinológico (Fig. 7) tallo o paja. También se han documentado restos de
muestra un dominio de los taxones herbáceos y diversos arbustos: una semilla de beleño (Hyoscya-
plantas con flores visibles. Entre éstas destaca el mus sp), un grano de raigás (Lolium sp) y un frag-
Botón de oro (Ranunculus ficaria) y algunas plan- mento de hoja de lentisco. Por otra parte, la Cova
tas de la familia de las labiadas, p.ej. lavanda y des Càrritx ha ofrecido un amplio espectro de espe-
menta (Mentha sp), que, como hemos comentado, cies vinculadas a los ajuares de las inhumaciones
también poseen componentes aromáticos. Otra de (Stika 1999). Encontramos de nuevo cereales, ceba-
las familias mejor representadas es la de las crucífe- da y escanda, así como otras plantas cultivadas y de
ras, en las que encontramos plantas de carácter ali- uso social como el olivo (Olea europaea), la higue-
mentario tales como la col o el rábano. En lo que se ra (Ficus carica) la zarzamora (Rubis fructicosus) y
refiere a los valores de polen arbóreo tenemos unas la vid (Vitis vinifera). Así mismo, se documentan
bajas presencias a excepción hecha del lentisco. diversos restos de plantas silvestres también rela-
Otro de los aspectos relevante de los estudios polí- cionadas con el ritual funerario, entre las que desta-
nicos es la constatación de diferencias importantes can restos de cápsulas de jaras (Cistus sp), semillas
entre los espectros de plantas asociados a diferentes de lechetreznas (Euphorbiaceae), fragmentos de
individuos. Así, en el registro de la Cova del Pas el hojas de lentisco, pino y romero y semillas de otras
individuo 33 presenta unos altos porcentajes de cru- especies de la familia de las labiadas (aromáticas).
cíferas en una muestra asociada a unas ramitas que Estos restos, juntamente con los fragmentos de ho-
hacen pensar en la existencia de una ofrenda floral jas de lentisco de s’Alblegall, concuerdan con la
(Riera et alii 2008: 26-29). Por su parte, el indivi- importante presencia de carbones de estas mismas
212
DAVID JAVALOYAS – LLORENÇ PICORNELL – GABRIEL SERVERA VIVES
especies de alto contenido aromático (lentisco, ro- del de la vida diaria y que en éstos las plantas parti-
mero y labiadas) en los hogares de los ámbitos fu- cipan de forma importante.
nerarios.
7. Conclusiones. 8. Bibliografía.
Así pues, vemos como para reconstruir los órde- ALLUÉ, E.; PICORNELL, LL
nes sensoriales relacionado con la muerte en las so- Inédito “Estudi dels carbons i fustes de la Cova del Pas”.
ARNAU, P.; GORNÉS, S.; STIKA, H.P.
ciedades de la Edad del Bronce en Menorca debe- 2003 "Los hipogeos de SAlblegall (Ferreries) y la agri-
mos prestar atención a diferentes aspectos. cultura cerealística a mediados del segundo mile-
nio Cal ANE en Menorca", en Trabajos de prehis-
En lo que respecta al espacio en el que tienen toria, 60 (2): 117-130. Madrid: CSIC.
lugar las prácticas funerarias, hay una clara prefe- FULLOLA, J.M. et alii
2007 "La Cova des Pas (Ferreries, Menorca): un avanç”,
rencia por las zonas de los barrancos próximas al en L’arqueologia a Menorca: eina per al coneix-
mar, exceptuando el caso de las navetas funerarias. ment del passat.Ciutadella: CIM.
Esto conferiría a estos puntos en el territorio un sig- GUERRERO, V.; CALVO, M.; GARCÍA ROSSELLÓ, J.
GORNÉS, S.
nificado social claramente diferente a aquellas zo- 2007 Prehistoria de las Islas Baleares. Registro arque-
nas en las que se disponen los hábitats, normalmen- ológico y evolución social antes de la Edad del
te situados en suaves laderas desde las que son am- Hierro. Oxford: BAR International Series. 441pp.
HOWES, D.; CLASSEN, C.
pliamente visibles. Además, observamos que, a pe- 1991 "Sounding sensory profiles", en HOWES, D.: The
sar de la amplia variedad formal con la que nos en- varieties of sensory experience: a sourcebook in
contramos, todas ellas presentan características co- the anthropology of the senses. Toronto: Universi-
ty of Toronto. 257-88.
munes. En primer lugar estamos ante recintos com- LULL, V.; MICÓ, R.; RIHUETE, C.; RISCH, R.
pletamente cerrados que delimitan claramente el lu- 1999 Ideología y sociedad en la prehistoria de Menor-
gar destinado al descanso de los muertos. Además, ca. La Cova des Càrritx y la Cova des Mussol.
Ciutadella: Consell Insular de Menorca:. 699pp.
estos espacios presentan un aislamiento claro del MacGREGOR, G.
exterior, no dejan penetrar ni la luz ni los sonidos. 1999 "Making sense of the past in the present: a sensory
Al mismo tiempo, se observa un interés en que la analysis of carved Stone balls", en World archae-
ology, 31(2): 258-271. London: Routledge.
propia configuración del lugar resalte los sonidos NOGUERA, M.
que dentro de él se producen y obliga al uso de luz Inédito “Estudi antracològic del jaciment prehistòric de
artificial lo que debía crear un sonido y una imagen Els Closos de Can Gaià”
PIQUÉ, R.
muy determinados tanto del espacio, como de los 1999a "Análisis de las maderas y carbones del yacimien-
rituales, los objetos y los muertos. Por último, tam- tos de la Cova des Mussol (Menorca)", en LULL,
bién el elemento olfativo debía tener una especial V et alii. “Ideología y sociedad en la prehistoria de
Menorca. La Cova des Càrritx y la Cova des Mus-
importancia y es que el olor de los cuerpos en des- sol.”. Ciutadella: CIM. 427-38.
composición en estos pequeños espacios cerrados 1999b “La gestión de los recursos leñosos en la Cova des
debía ser penetrante. Càrritx” en LULL, V et alii. “Ideología y sociedad
en la prehistoria de Menorca. La Cova des Càrritx
Como ha quedado patente al revisar el registro y la Cova des Mussol.”. Ciutadella: Consell Insular
de Menorca. 489-520.
arqueobotánico, las plantas desempeñaban un papel PIQUÉ, R.; NOGUERA, M.
esencial en los rituales funerarios enfatizando estos 2002 “Landscape and management of forest resources in
aspectos sensoriales relacionados con la muerte. the Balearic Islands during the II-I millennium BC”
en WALDREN, W; ENSENYAT, J. (Eds.) “World
Por un lado, vemos que tanto las plantas que acom- Islands in prehistory. International insular investi-
pañan a los muertos como las que se queman en los gations. Oxford: BAR International Series.
hogares tienen un importante componente aromáti- 292-300.
RIERA, S.; MIRAS, Y; SERVERA, G.
co, que en cambio no se documentan en los hogares 2008 “Análisis polínicos en la Cova des Pas: el uso de
hallados en los espacios domésticos. Por otra parte, plantas en las prácticas funerarias”. En Unicum, 7:
documentamos elementos florales como parte del 26-29 .Barcelona
STIKA, H.P.
ajuar que acompañaba a los muertos y que podemos 1999 “Los macrorrestos botánicos de la Cova d’es Cà-
relacionar con la búsqueda de una imagen determi- rritx” en en Lull et alii. “Ideología y sociedad en la
nada del difunto. Ciertamente el tratamiento estéti- prehistoria de menorca. La cova des càrritx y la
cova des mussol.”. Ciutadella: CIM. 521-32.
co de los cuerpos tendría una especial importancia TILLEY, C.
ya que se han documentado ciertos rituales en esta 2005 "Phenomenological archaeology", en RENFREW,
dirección, como pueden ser el tintado y corte de los C. and BAHN,P. “Archaeology. The key
concepts”. London: Routledge. 201-07.
cabellos o la aplicación de ciertos elementos vege-
tales destinados a la preservación de los cuerpos.
En resumen, vemos que en las actividades socia-
les que giran en torno a la muerte durante la Edad
del Bronce en Menorca hay una búsqueda por crear
unos órdenes sensoriales claramente diferenciados
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 213-244
SESIÓN 4:
Diálogos de lo material y lo inmaterial: Del
Presente hacia el Pasado
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 215-222
RESUMEN
ABSTRACT
The Archaeology can not study many features of the social conceptions and religious of the pre-ro-
man societies in Iberia. Such insufficiency is also demonstrated the study of other rituals documented in the
classical texts. The application of Ethnography and the Ethnohistory in paleoeconomy and territorial models
allows to apply -properly screened and critiqued- oral, written and ethnographical sources to interpret rites
and myths in a concrete context like Celtic Iberia.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
216
PEDRO R. MOYA MALENO
tamiento coherentes con dicha naturaleza (Brelich, ros intentos para conocer la Hispania prerromana,
1954: 36 y s.; Almagro-Gorbea, 2007: 23 y s.). En- ya fuera en el derecho consuetudinario, como las
tre ellas destacan numerosos testimonios históricos, Instituciones civiles y políticas de los celtíberos de
documentales, orales o etnográficos que, aunque Costa (1917), o en la localización de yacimientos,
considerados a veces como ‘folklóricos’, muestran como las leyendas estudiadas en Portugal (Chaves,
principios de continuidad a lo largo de tiempo des- 1933: 94 y s.) o las supuestas tumbas de gentiles
de el contexto indoeuropeo (Braudel, 2002: 231 y que llevaron a Barandiaran hasta los dólmenes de la
ss.). sierra de Aralar (Ortiz y Sánchez, 1994: 133).
Por ello, sin pretender ser exhaustivos ni modé- Así, los principales arqueólogos de inicios de si-
licos, se pretende exponer algunos antecedentes, lí- glo aunaron folklore, textos y arqueología para co-
mites y posibilidades de la aplicación de la etnogra- nocer la idiosincrasia de los pueblos y gentes anti-
fía y la etnohistoria a la arqueología de la Hispania guas de la Península. Tras los primeros ensayos de
Prerromana dentro de un marco de procesos de lar- Schulten (1920), Bosch Gimpera (1932; 1933: 58)
ga duración. los utilizó para formular hipótesis de trabajo, como
al adoptar las territorialidades prerromanas del No-
1. Antecedentes.
roeste en función de leyendas; B. Taracena (1923:
La utilización de la etnografía para la interpreta- 71), por ejemplo, identificó ritos precristianos en
ción histórica tuvo su auge a partir de las descrip- peregrinaciones de Soria y, más adelante, J. Martí-
ciones de indígenas ‘primitivos’ de las exploracio- nez Santa-Olalla (1946: 110 y s.) y J.M. Blázquez
nes coloniales del siglo XVII. El desarraigo indus- (1978) también las emplearon –con mayor o menor
trial de la sociedad inglesa incrementó los trabajos manipulación– en la paletnología y economía pro-
etnográficos en suelo británico siendo, paradójica- tohistórica. No obstante, fue J. Caro Baroja el que
mente, el arqueólogo británico W. Thoms (1846) el replantearía los pueblos prerromanos desde el punto
que generalizó los arcaicos vocablos sajones folk de vista etnológico y la utilización Del folklore reli-
(pueblo) y lore (saber) para la reconstrucción re- gioso europeo como disciplina histórica siempre y
trospectiva de un pasado en el que el término celta cuanto se estuviera en consonancia con los testimo-
ya definía el idioma y a los pueblos prerromanos de nios arqueológicos (1965: 376 y s.; Tarradell, 1980:
Europa Occidental. 52).
Esta corriente paleoetnológica arraigó en la Pe- 1.1. Reacción y reformulación.
nínsula Ibérica de mano de F. Martins Sarmento
A partir de los años 30 arreciaron las críticas
(†1899) en Portugal y, en España, a través de A.
por la inexistencia de una metodología de trabajo y
Machado y Álvarez ‘Demófilo’ (†1893) con un “fin
por el abuso de las esencias, de las analogías y del
esencialmente arqueológico” (Cardozo, 1933: 12 y
particularismo histórico, especialmente en la utili-
16; Navascues, 1943: 4 y ss.). La etnografía y la
zación indiscriminada de descripciones psicoétnicas
Prehistoria iban de la mano dentro de los ambientes
que realzaban el carácter nacional. La falsa correla-
académicos y eruditos y pronto se acuñaron térmi-
ción entre cultura, etnia, lengua y folklore fue bauti-
nos como Etnoarqueología, Etnografía para Ar-
zada por E. Hobsbawm como la “invención de la
queología, Arquetnografía, Neoetnografía, Etno-
tradición” y el ‘producto folklorista’ bien lo repre-
grafía Arqueológica, Arqueología Viva o Etnoana-
sentaba (Ortiz y Sánchez, 1994: 286 y 593; Martí,
logía (Chaves, 1933: 94).
1996; Collis, 2003: 31; Silva, 2007).
Es evidente que la influencia de la escuela ale-
Desde la etnografía, las tradiciones pasaron a
mana –romántica y krausista– y la anglosajona –
considerarse constructos modernos (Handler y Lin-
evolucionista– (Mannhardt, Schmidt, Frazer, Sebi-
nekin, 1984: 287) y se pusieron en tela de juicio las
llot, Redfield etc.) asentaron los conceptos de esen-
más sólidas pervivencias de ritos prerromanos,
cia y de supervivencia por los que las capas socia-
como la covada (Str. Geog. III 4, 17) (Gárate,
les rurales y ‘más atrasadas’ eran testigos vivientes
1975); mientras, los historiadores de la Antigüedad
de épocas pasadas. El uso de textos clásicos, el
y medievalistas negaron al hombre premedieval la
folklore y arqueología adolecía de buscar “el alien-
posibilidad de crear un paisaje antropizado (Orejas,
to virginal de la creación” (Costa, [1902] 1981: 59)
1995: 31); como mucho se sospechaba “una serie
y tintes africanistas tan de la época (Aranzadi,
de rasgos y elementos antiquísimos, tal vez prehis-
1943: 310) –véase las Máscaras galegas de origen
tóricos” (Caro Baroja, 1965: 379; 1974: 123). Por
prehistórico de Bouza-Brey (1933)–.
su parte, entre los prehistoriadores la interpretación
En relación con otros países, la aplicación ar- científica y análisis del folklore pasó a considerarse
queológica de los estudios folklóricos españoles fue de escasa rigurosidad (Grande del Brío, 1981: 9) en
menor (Ortiz y Sánchez, 1994: 321), pero durante consonancia con la expansión del discurso anticel-
la primera mitad del siglo XX se hicieron verdade- tista en los 70 (Parcero, 2005: 153).
217
ETNOGRAFÍA Y ETNOHISTORIA APLICADAS A LA HISPANIA CÉLTICA
Los procesos internos de autoreflexión en las sos evolucionistas e invasionistas que sitúan en épo-
disciplinas (pre)históricas, antropológicas y entre ca romana, cristiana, musulmana o contrarreformis-
los historiadores de la religión (Brelich, 1954; Her- ta el inicio de algunas instituciones, de formas de
nando, 1995; Almagro-Gorbea, 1995; 2007) han pensamiento y de estrategias de subsistencia que los
permitido reformular también el vínculo de las tra- propios especialistas de las materias consideran fru-
diciones consuetudinarias en su aplicación para con to de la continuidad (Parcero, 2005: 154; Marías,
la arqueología. Partiendo del rechazo de los anacro- 2006: nota 19). Las personas son meros objetos pa-
nismos y de la analogía indiscriminada, distintas ge- sivos y se recurre a las viejas concepciones de la ro-
neraciones de investigadores procedentes de distin- manización de Hispania y de la Repoblación cristia-
tas ramas, como M. Almagro-Gorbea, F. Alonso, R. na como procesos de aculturación unidireccionales
Brañas, L. Castro, F. Criado, M.V. García Quintela, que marcaron hiatos en la población y tradiciones
M. Gómez-Tabanera o A. Lorrio, etc. y otros más locales (Balbín et alii, 2007: 77 y s.).
jóvenes (Torres, 2005; Parcero, 2002; Balbín,
Desde la Antigüedad (Pl. Lg. 949e-950a) se des-
2006; Tenreiro, 2007; Moya, 2004; 2007), han op-
cribe cómo los procesos de aculturación son bidi-
tado por integrar el registro material con otras fuen-
reccionales y generan culturas enraizadas en su con-
tes documentales críticamente analizadas, ya sean
texto inmediato (Beltrán, 2001: 398 y s.) y, de he-
textos antiguos o más recientes, tradición oral, etno-
cho, así fue reconocida la sobredimensión de la ro-
grafía, etc.
manización (Tac. Ann. IV 45; Porf. De abst. I, 8).
2. Discusión. En primer lugar, ésta fue un proceso muy lento, per-
Es obvio que los ritos y mitos recogidos en las misivo y desigual (Woolf, 1998: 7 y ss.) en el que
tradiciones presentan una serie de problemas implí- las formas de vida prerromanas sobrevivieron a las
citos a su propia naturaleza. Esencialmente, las crí- estructuras romanas. Partiendo de que la propia tra-
ticas a su aplicación en Historia conciernen al ori- dición romana conservaba estructuras indoeuropeas
gen y manipulación del folklore. Se duda de la rele- que facilitaron el sincretismo (Dumézil, 1954), la
vancia identitaria en la Antigüedad de las tradicio- tolerancia de Roma alcanzó usos indígenas que no
nes (Jones, 1996: 70) y para los arqueólogos las tra- fueran contra sus intereses. Antropónimos, teóni-
diciones se nos escurren entre los ejes cronológicos. mos, unidades suprafamiliares y formas de propie-
Se trata de un problema que los propios clásicos ya dad comunitaria, entre otros, manifiestan que a fina-
discutían puesto que se contradecían al narrar el les del siglo II d.C. al norte del Tajo no se habían
origen de sus propios rituales (Plut. Rom. XXI; impuesto con claridad las estructuras romanas
Quas. Rom. XIV). He ahí la influencia del eveme- (Francisco, 1989: 77; Balbín, 2006).
rismo al considerar imposible entender el sentido En segundo lugar, la Iglesia también ha cons-
profundo de parte o del total de la religión prerro- truido un intachable y artificial pasado. Sólo hay
mana a tenor del constante sincretismo mítico (Ló- que releer la misiva en la que el Papa San Gregorio
pez Monteagudo, 1989: 14, nota 3). Magno (finales del siglo VI) insta al obispo de Lon-
Para otros autores, el corpus mítico y ritual es dres Mellitus a adaptar los santuarios indígenas al
una popularización de lo culto por lo que el pueblo culto cristiano, manteniendo incluso los sacrificios
y lo popular son una audiencia receptora de lo que anteriores (Beda Hist. Eccl. I 30), para valorar los
las oligarquías locales permiten y fomentan (Bel- ataques coetáneos de Martín Dumiense (De Corr.
trán, 2001: 398 y s.). Los trabajos realizados en la Rust. XVI) a las prácticas del Noroeste de la Penín-
literatura oral europea (Parry, 1971) ponen de ma- sula Ibérica o la superposición de santuarios cristia-
nifiesto que el trasvase de información entre gene- nos sobre otros de la Hispania Céltica. Véanse los
raciones puede ser ajeno a estamentos superiores casos del santuario de Endovélico-Iglesia de San
pero no por ello se han de olvidar que los cambios Miguel (Sâo Miguel da Mota, Alandroal, Portugal)
que en el último siglo y medio han sido letales para (Guerra et alii, 2005), la Cueva Santa de Mira
el estudio del folklore: a la desestructuración del or- (Cuenca) (Lorrio et alii, 2006) u otros roquedales
den rural y a la crisis identitaria que supuso la últi- peninsulares (Almagro-Gorbea, 2006). Si a ello se
ma guerra civil se han de sumar los posteriores pro- suma el escaso número y la secular falta de prepara-
cesos de infantilización y las manipulaciones sobe- ción del clero rural se ha de cuestionar seriamente
ranistas. En última instancia, la potenciación del es- la capacidad de la Jerarquía de controlar la devo-
pectáculo de las ‘culturas tenderete’ ha creado y ción de sus feligreses (Ayuso, 2005).
‘homologado’ un folklore desvinculado de sus acto- Los contingentes godos no supondrían más de
res (Martí, 1996: 75; 119 y ss.). un 5% de la población de los hispanos (Thompson,
A este respecto resulta sorprendente que preci- en García Moreno, 1986: 257) y en lo relativo a la
samente las últimas escuelas que rechazan las posi- Repoblación estamos ante los manidos vacíos po-
bles pervivencias prerromanas se sirven de proce- blacionales del valle del Duero de Sánchez Albor-
218
PEDRO R. MOYA MALENO
Fig.: 1. Dos formas de entender la evolución histórica y el influjo de culturas exógenas en la Península Ibérica.
noz (1966). Nadie duda del movimiento y asenta- Los cambios existen y, como apunta Díaz G.
miento de gentes según avanzaba la Reconquista Viana (2003: 21), “nada parece haber cambiado
pero la conservación de topónimos y de fiestas en más que la supuesta ‘vida tradicional’ en los últi-
toda Al-Ándalus (Granja, 1969; 1970) implica una mos años”, pero también se ha de tener en cuenta
musulmanización más tenue y que las primeras re- que el ritmo de cambio del último siglo de la Penín-
poblaciones fueron más la reestructuración cristiana sula Ibérica –que tampoco ha sido uniforme (Gon-
de un territorio que había mantenido sus tradiciona- zález Ruibal, 2003: 147)– ha sido velocísimo en
les formas de subsistencia (García Moreno, 1986: comparación con el imperante en la sociedad rural
410). premoderna. Se trataría de un ‘cambio estático’, un
lento proceso de construcción y autoreelaboración
3. Cambio y tradición.
que, sin más avances y aun recibiendo influencias
La crítica de las fuentes arqueológicas, históri- externas, conserva, redescubre y reutiliza los posos
cas y etnográficas sumada a los estudios proceden- socioeconómicos, rituales y míticos sobre los que se
tes de la teoría de la historia, sociología y antropo- asentaba la comunidad como única garantía de sub-
logía permiten concebir la perduración de ciertos sistencia y de mantenimiento del orden.
procesos (proto)históricos a través del concepto de
cambio y de tradición. En esta línea, la concepción del cambio es más
parecida a la que sostiene Nisbet (1982: 88) como
Las similitudes en el patrón de poblamiento, en “una sucesión de diferencias en el tiempo en una
las técnicas constructivas y en utensilios e incluso identidad persistente”. De este modo, se niega la
en formas de organización social de la Hispania existencia de un folklore fosilizado pero también se
Céltica respecto a otras posteriores del mismo terri- acepta la existencia de supervivencias culturales an-
torio (Almagro-Gorbea, 1995; Balbín et alii, 2007) teriores que, unas veces, han mantenido su signifi-
hacen viable la existencia de procesos de larga du- cado secular, como la transmigración de las almas
ración al modo de los expuestos por F. Braudel (Almagro-Gorbea, 2006; Alonso Romero, 2007),
(147 y ss.; 2002: 231). Las sociedades no se puede mientras que otros rituales, han sido adaptados fun-
medir en términos biológicos (Fig. 1-I) donde las cionalmente a las nuevas situaciones e identidades
influencias nacen, se desarrollan y mueren según la comunales, como la integración de las cofradías in-
preeminencia un núcleo exportador de rituales. La doeuropeas en diversas fiestas populares cristiani-
adaptación al medio de las sociedades permite sub- zadas (Moya, 2007).
sistir a los derrumbes de una determinada estructura
política.
219
ETNOGRAFÍA Y ETNOHISTORIA APLICADAS A LA HISPANIA CÉLTICA
Estas nociones se podrían sistematizar gráfica- susceptibles de ser estudiados puesto que compo-
mente en un modelo de evolución social dinámico o nen los retazos de fonemas, sustantivos y verbos de
‘en trenza’ (Fig. 1-II). Lo tradicional debe analizar- los distintos lenguajes simbólicos a los que preten-
se también diacrónicamente como si fuera una soga demos acercarnos.
formada por fibras de distinto color –procedencia–,
La profundización en el comportamiento social
longitud –perduración– y grosor –importancia–.
y simbólico de los grupos prerromanos de la Penín-
Existen hebras o tradiciones foráneas que se incor-
sula Ibérica atañe a aspectos tan interesantes y des-
poran en distintos momentos de la Historia y su re-
conocidos como formas jurídicas, regímenes de
lación con las existentes en ese mismo campo de-
propiedad, pactos y disputas, organización familiar
pende de si se anudan en sus extremos, si discurren
y supracomunal, concepción de etapas vitales, cos-
paralelas o si se fusionan en una única hebra.
mogonías y cosmologías, espacios sagrados o mani-
El aspecto exterior de la soga es sin hebras y festaciones cultuales entre otros (Almagro-Gorbea,
con una textura uniforme de tonalidades que varían 2007: 26 y ss.). Dado que la plasmación de estas re-
según la época puesto que todo se halla en relación alidades no sigue el mismo proceso que un objeto
con los demás aspectos sincrónicos del sistema so- arqueológico ni es de su misma naturaleza, sólo la
ciocultural. La acumulación de experiencias exte- aplicación de otro método distinto al de la arqueo-
riores y la propia evolución interna de los rituales logía puede acercar al investigador a formas de rea-
pueden alterar las características de las fibras pero lidad que operan en planos paralelos al de la cultura
las secciones transversales de la cuerda en varios material.
puntos concretos permiten analizar cada uno de
4. Fuentes.
esos nervios desde distintas ópticas –fuentes– en su
contexto cronológico así como rastrear su perdura- El gran reto de la investigación arqueológica es
ción en el tiempo. Las referencias etnográficas y et- el manejo crítico de tantas fuentes como sea posible
nohistóricas de cada sección estudiada pueden crear de forma que no se cierren los corpora documenta-
una cadena de fuentes (Fig. 2) que enlazan entre sí les para ninguna época o tema (García Quintela,
y que están relacionadas con otras secciones de 2005: 188). He ahí que la recogida y control de un
otras sogas coetáneas. amplio abanico de fuentes etnográficas y etnohistó-
ricas se convierte en uno de los mayores inconve-
En relación con los celtohispanos consiste en nientes del estudio del registro etnográfico, puesto
una vía similar a la utilizada por la lingüística para que obliga al arqueólogo o investigador a manejar
rastrear relaciones y emparentamientos entre pala- un ingente volumen de referencias y soportes. Cada
bras a través de aquellos retazos o estructuras reco- fuente debe ser analizada previamente en su contex-
nocibles del mismo modo que los historiadores de to lo cual pasa por controlar con soltura las crono-
la religión usan relaciones filogenéticas para dife- logías posteriores a la Hispania Prerromana o cuan-
renciar los diversos mitemas que forman el corpus to menos estar bien asesorado en tales épocas y en
mítico griego o egipcio (Brelich, 1954; Lévi- la idiosincrasia del material a estudiar.
Strauss, 1955; Pérez Miranda, 2007: 274). Los ritos
y mitos se comarcalizan en su contexto por lo que Antes del siglo XX las referencias de tradicio-
sólo aquellos ecotipos o mitemas de los que se co- nes y de otras características etnográficas se hallan,
nozcan sus posibles contaminaciones, que demues- más o menos adulteradas, en fuentes romanas, cris-
tren no ser fruto de la casualidad y que estén empa- tianas, medievales o modernas de distinta naturale-
rentados con otros pueden ofrecer un fundamento za, por ejemplo, textos, iconografías, cultura mate-
serio en el que advertir el trasfondo prerromano rial y tradición oral. No obstante, es más la infor-
(García Quintela, 2005: 196). mación perdida puesto que muchos rituales y lances
jamás eran descritos si no conllevaban un gasto
No se trata de definir las prácticas y leyendas re- económico, si no eran organizados por la parroquia
cogidas en tiempos históricos como prehistóricas, o si no eran objeto de reprobaciones desde más al-
ni de que los posibles paralelos sirvan para ampliar tas instancias. En su defecto, sin ánimo de ser exh-
otras realidades socioculturales de otra cultura austivo, se puede aportar un pequeño índice de
(Hernando, 1995) sino que, como apunta García fuentes y campos de trabajo en los cuales se puede
Quintela (2005: 186 y s.), lo que “se coteja en las incidir para el rastreo y documentación etnográfica
comparaciones indoeuropeas son las estructuras, y etnohistórica teniendo en cuenta los constantes
los elementos clave, el sentido, con independencia cruces y el polimorfismo de las mismas:
de los revestimientos concretos, orales o literarios,
que esas estructuras o sentidos adoptan en el A) Fuentes jurídico-administrativas: 1. Legislación
transcurso del tiempo”. Superando el inmovilismo civil (Fueros medievales, códigos legislativos mo-
de Bermejo (2004: 135, 142 y 151), en el tablero de dernos, ordenanzas municipales, libros de cuentas
juego deben estar todos los tipos de documentos municipales); 2. Legislación eclesiástica (papal,
220
PEDRO R. MOYA MALENO
conciliar, sinodal, pastoral, parroquial, archivos Más allá de buscar universales antropológicos y
eclesiásticos); 3. Derecho consuetudinario. de una visión uniformizadorora y estática de las so-
ciedades prerromanas del centro y norte de la Pe-
B) Fuentes lingüísticas: topónimos, etnónimos, teó- nínsula Ibérica, éstas constituyen un marco definido
nimos, antropónimos, etc. con tal desarrollo técnico que permite obtener nue-
C) Fuentes etnohistóricas y etnográficas: 1. Fuentes vas interpretaciones y, en definitiva, contrastar la
grecorromanas; 2. Descripciones medievales y es- validez de la aplicación de la etnografía y la et-
critores románticos; 3. Trabajos etnográficos nohistoria al contexto de la Edad del Hierro.
contemporáneos (etnografías, medios de comunica-
ción, microhistoria, etc.).
6. Bibliografía.
D) Fuentes literarias: 1. Obras eclesiásticas (episto- ALMAGRO-GORBEA, M.
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5. Conclusión. 15-74.
Una de las definiciones más comunes de etnoar- ALMAGRO-GORBEA, M. ; RUIZ ZAPATERO, G. (eds.)
1992 Paleoetnología de la Península Ibérica. Madrid:
queología sugiere que no es ni una teoría ni un mé- Universidad Complutense.
todo, sino una estrategia de investigación del regis- ALONSO ROMERO, A.
tro arqueológico que aprovecha un abanico de com- 2007 “La transmigración de las almas en el folklore del
mundo céltico”, en R. SAINERO (coord.): Pasado
paraciones y aproximaciones a sociedades prein- y Presente de los Estudios Celtas. A Coruña: Fun-
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más los que, sin duda, no se pueden alcanzar a tra- España.
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ETNOGRAFÍA Y ETNOHISTORIA APLICADAS A LA HISPANIA CÉLTICA
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222
PEDRO R. MOYA MALENO
RESUMEN
Aunque las interpretaciones étnicas han disfrutado de una larga tradición desde los inicios de la in-
vestigación arqueológica, los abusos de las primeras décadas del siglo XX dieron paso a un amplio escepticis-
mo que impidió la asimilación, por parte de la Arqueología, de la redefinición del concepto de “etnicidad”
que tuvo lugar en disciplinas como la Antropología y la Sociología tras la Segunda Guerra Mundial. No sería
hasta finales de los años 1970 e inicios de los 1980 cuando esta brecha comenzó a ser superada, en buena me-
dida gracias a los trabajos etnoarqueológicos realizados por autores como Hodder, Wiessner o Larick. Par-
tiendo de una breve introducción sobre los límites y posibilidades de la Etnoarqueología, en el presente artí-
culo se exponen los principales resultados de estas investigaciones en relación con la cuestión étnica, así
como las implicaciones que se derivan de cara a una comprensión de dicha problemática desde planteamien-
tos arqueológicos.
ABSTRACT
Although ethnic interpretations long constituted a well-established tradition dating back to the early
stages in the development of the archaeological discipline, the misuse of this perspective in the early twenti-
eth century was followed by a period of generalised scepticism towards it. This precluded the incorporation to
Archaeology of the concept of ethnicity developed by disciplines such as Sociology or Anthropology after
World War II. It was not until the late 1970s and early 1980s that this breach was overcome, mainly due to
ethnoarchaeological works carried by authors like Hodder, Wiessner and Larick. Following a brief introduc-
tion on the possibilities and limits of Ethnoarchaeology, this article presents the main results of this studies in
relation to the ethnic question as well as a discussion on the implications of such work for an archaeologic-
ally-based understanding of this field.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
224
MANUEL A. FERNÁNDEZ GÖTZ
Hernando Gonzalo 1995), la visión generalizada ha representadas por la decoración donde se expresarí-
sido la de una subdisciplina al servicio de la Arque- an informaciones sociales como la “iconografía ét-
ología, dedicada a estudiar sociedades premodernas nica”. En cualquier caso, el estilo era concebido
actuales con el fin de comprender mejor el registro principalmente como un reflejo pasivo de reglas
arqueológico, en especial el de las sociedades normativas (Jones 1997: 111-112).
prehistóricas (González Ruibal en prensa). En todo
Fue ya a finales de los años 1970 e inicios de
caso, la definición que aquí se acepta es la de Gon-
los 1980 cuando algunos arqueólogos comenzaron
zález Ruibal (2003: 12), según la cual:
a desarrollar una nueva aproximación al estilo, con-
“Etnoarqueología es el estudio arqueológico de siderando a éste como una forma de comunicación
sociedades generalmente preindustriales, con el activa. Desde una perspectiva historiográfica, De-
objetivo de producir una arqueología más crítica y moule (1994: 474) ha señalado que estos estudios
menos sesgada culturalmente, de generar ideas tuvieron un precedente en el trabajo del etnólogo
que favorezcan el debate arqueológico y de contri- estructuralista ruso P. Bogatyrev (1971 [1937]) so-
buir al conocimiento de las sociedades con las que bre las funciones de los trajes populares moravos,
se trabaja, teniendo en cuenta sus tradiciones, ide- así como en el análisis de las pinturas faciales de
as y puntos de vista”. los Caduveos de la Amazonia propuesto por C.
Lévi-Strauss en su obra Tristes tropiques (1955). A
Pese a las críticas recibidas y a los problemas
pesar de ser muy raramente citada, la obra de Bo-
epistemológicos y éticos que indudablemente se
gatyrev constituye un estudio pionero en mostrar el
plantean (González Ruibal 2006 y e. p.), lo cierto es
uso del vestido como un sistema con una función
que la Etnoarqueología ha influido de forma deter-
semántica, siendo la ropa la portadora de los signos.
minante en el desarrollo de la Arqueología (Gonzá-
lez Ruibal 2003: 7). Como muestra, basta señalar
que los dos cambios más importantes en la orienta-
ción teórica acaecidos durante la segunda mitad del
siglo XX han venido de manos de dos investigado-
res influidos por su trabajo de campo etnoarqueoló-
gico: L. R. Binford e I. Hodder (ibídem: 10). Dicho
esto, resulta evidente que si bien la Etnoarqueología
está lejos de poder proporcionar “reglas universa-
les” sobre las sociedades humanas, sí constituye
una fuente de estímulo intelectual de extraordinario
valor, habiendo contribuido de forma decisiva al
desarrollo de nuevas e interesantes posibilidades in-
terpretativas. En relación con la problemática que
aquí nos ocupa, la etnicidad, puede decirse que su
aportación ha resultado fundamental, permitiendo
abrir una nueva etapa en la comprensión arqueoló-
gica de este fenómeno. Al mismo tiempo, al mos-
trarnos la enorme diversidad de la experiencia hu- Fig.: 1. Grupos destinatarios de los mensajes estilísticos
mana, la Etnoarqueología nos recuerda que no exis- (según Wobst 1977).
ten respuestas fáciles. Pero, ¿acaso no es en esta En cualquier caso, la nueva etapa en las aproxi-
misma complejidad donde reside buena parte del maciones sobre el estilo fue inaugurada por M.
atractivo que caracteriza la práctica de disciplinas Wobst (1977), quien en un influyente artículo afir-
como la Arqueología o la Antropología? mó que el estilo actuaba ante todo como un medio
3. Etnicidad y estilo: hacia una nueva com- de comunicación entre grupos vecinos, siendo su
prensión principal función el mantenimiento de los límites
Una característica de la New Archaeology había sociales (Fig. 1). Así, los elementos visibles de los
sido el establecimiento de una dicotomía artificial trajes populares yugoslavos tendrían la función de
entre “estilo” y “función”, asociando Binford hacer reconocible a un determinado individuo en
(1962: 220) la etnicidad con el primero: “stylistic una sociedad multiétnica. La teoría de Wobst atri-
variables are most fruitfully studied when questions buía una gran importancia a la visibilidad de los ar-
of ethnic origin, migration, and interaction betwe- tefactos, considerando que los más apropiados para
en groups are the subject of explication”. Desde la transmisión de mensajes estilísticos serían aque-
esta perspectiva se asumía que la forma cerámica llos susceptibles de ser vistos por más individuos.
estaba determinada por funciones utilitarias, siendo Sin embargo, y como mostrarían posteriormente au-
en las variaciones adicionales de tipo no funcional tores como Wiessner (1983) o Lemonnier (1986), la
225
ETNIAS Y CULTURA MATERIAL: UNA MIRADA DESDE LA ETNOARQUEOLOGÍA
identidad étnica no sólo implica la comunicación dad personal o social – una distinción entre estilo
con otros grupos, sino también una identificación “emblemático” (que proporcionaría información so-
personal para la que no hacen falta testigos ajenos. bre la filiación del grupo, es decir, identidad grupal)
Por citar sólo dos ejemplos, Lemonnier (1986) se- y estilo “asertivo” (que haría referencia a la identi-
ñaló que las trampas Anga para casuarios servían dad individual). En su estudio etnoarqueológico so-
como marcadores étnicos, pese a hallarse escondi- bre la variabilidad estilística en las puntas de flecha
das entre la densa vegetación de la selva y ser sólo de los San del Kalahari (Fig. 2), Wiessner (1983)
perceptibles para la propia cultura que las construye pudo mostrar que los diversos estilos se correspon-
y utiliza. Sterner (1989), por su parte, pudo com- dían en buena medida con las divisiones existentes
probar en su estudio sobre los Sirak Bulahay de las entre grupos lingüísticos, por lo que concluyó que
Tierras Altas de Mandara (Camerún) que la cerámi- estarían comunicando etnicidad de forma activa:
ca más decorada, y por lo tanto la más informativa
“for the San, the emblemic style carries a clear
potencialmente, era precisamente la menos visible.
message to members of a linguistic group as to
Entre las primeras críticas que – desde el propio whether arrows come from their own group or a
bando procesual – se realizaron a la artificiosa dis- foreign one. In the former case it signals that the
tinción que había sido establecida entre función y maker also holds similar values. In the latter case,
estilo, resulta obligado citar los trabajos de J. R. the stylistic difference may either signal another set
Sackett (1977, 1985, 1986, 1990). Con el objetivo of values and practices, if the two groups are
de superar las simplificaciones funcionalistas al uso known to each other, or if not, that its maker is for-
y analizar el estilo como una cuestión cultural, este eign and his behavior is unpredictable. For ar-
autor propuso el denominado “modelo isocréstico”, chaeologists, these stylistic differences could be
según el cual cada grupo humano escogería entre used to delimit the boundaries between language
diversas opciones utilitariamente equivalentes aque- groups, but they give no further information about
llas que se encontrarían en concordancia con su degree of contact across them” (ibídem: 269).
propia tradición cultural. Para Sackett la variabili-
El cuestionamiento por parte de Sackett de estas
dad estilística – a la que denomina isochrestic va-
conclusiones llevó a un debate entre ambos investi-
riation – derivaba de la variación en las formas cul-
gadores (Sackett 1985 vs. Wiessner 1985). Si para
turalmente prescritas de hacer las cosas. De este
el primero los estilos “emblemáticos” probablemen-
modo, en el proceso de manufactura de cualquier
te no comunicaban etnicidad de forma activa, sien-
artefacto se verían reflejados patrones específicos
do más bien ejemplos de la “variación isocréstica”
de forma y diseño que caracterizarían étnicamente
por él propuesta, Wiessner contestó con una contra-
al grupo productor.
rréplica en la que reafirmaba las conclusiones de su
A diferencia de Binford y otros procesualistas, trabajo etnoarqueológico.
Sackett rechazó la separación analítica entre aspec-
Si bien las aportaciones de todos estos autores
tos funcionales y no funcionales de la conducta hu-
representaron un importante avance en el desarrollo
mana, señalando que el estilo estaría en todos y
de una nueva comprensión del estilo y, por ende, de
cada uno de los atributos de los objetos. En sus
la cuestión étnica, ninguna resulta comparable a la
propias palabras: “in isochrestic perspective, a but-
realizada por I. Hodder (1977, 1979, 1982). Tras
chering technique may potentially convey as much
haber trabajado durante buena parte de los años
ethnically stylistic variation as a pottery decora-
1970 en Arqueología Espacial, este autor inició una
tion” (Sackett 1986: 630). Por otro lado, y pese a
nueva andadura profesional cuando – a raíz de los
reconocer que el estilo material podía ser ocasional-
trabajos etnoarqueológicos que realizó en el distrito
mente utilizado de forma activa, para él la variación
de Baringo (Kenya), en Zambia y en Sudán – des-
era producto principalmente de una transmisión pa-
cubrió que la cultura material estaba llena de sim-
siva de códigos y conocimientos.
bolismo y, por tanto, significativamente constituida.
Pese a contener reflexiones de indudable inte- Según su concepción, la identidad étnica podía ser
rés, Jones (1997: 122) ha señalado acertadamente expresada tanto en lo mundano como en lo decora-
que el problema de la argumentación de Sackett re- tivo. Además, y en contra de lo afirmado por Wobst
side en asumir que la variación isocréstica puede (1977), Hodder (1982: 55) consideró que estos ele-
ser correlacionada con la etnicidad, cuando en reali- mentos no tenían que tener una especial visibilidad.
dad sería mejor compararla con el concepto de ha-
La publicación en 1977 de sus trabajos etnoar-
bitus de Bourdieu.
queológicos realizados en Baringo significó – junto
De gran importancia resultaron también los tra- con una serie de artículos aparecidos ese mismo año
bajos de P. Wiessner (1983, 1984, 1985), quien es- en el Norwegian Archaeological Review – la intro-
tableció – para enfatizar el rol activo del estilo en la ducción del modelo instrumentalista en Arqueolo-
transmisión de mensajes conscientes sobre la identi- gía. Aunque Hodder (1979, 1982) indicó que la
226
MANUEL A. FERNÁNDEZ GÖTZ
Fig.: 2. Mapa del área de estudio y yacimientos en los que se han documentado flechas (izquierda).
Mapa de grupos lingüísticos San incluidos en el estudio (derecha)
(según Wiessner 1983).
identidad, lejos de constituir sólo una categoría asu- De este modo, y de forma similar a Wiessner,
mida de forma no problemática, era creada simbóli- Hodder (ibídem: 186-187) indicó que el uso de la
camente, encontrándose abierta a la negociación y cultura material en la diferenciación entre grupos
la manipulación, por otro lado también destacó el étnicos autoconscientes podía dar lugar a disconti-
uso activo de la cultura material en situaciones de nuidades en la distribución de ciertos elementos del
contacto y frontera. Especialmente relevante resultó registro, abriendo la posibilidad de una identifica-
su estudio de los límites étnicos en el distrito de Ba- ción arqueológica. Sin embargo, también apuntó
ringo, donde pudo analizar el comportamiento de la que algunos grupos podían elegir estrategias de asi-
etnicidad en un contexto de interacción a través de milación, y que otros mantendrían una identidad ét-
las fronteras. nica que – como mostraba su trabajo sobre los Lozi
en Zambia – no encontraría reflejo en la cultura ma-
Sus resultados permitieron mostrar que, si bien
terial, dando como resultado unos límites étnicos
numerosos elementos de la cultura material permití-
imperceptibles para los arqueólogos.
an establecer diferenciaciones entre grupos étnicos,
otros rasgos cruzaban los límites (Hodder 1982: Finalmente, Hodder (ibídem: 187-188) señaló
58). En todo caso, las fronteras entre los grupos ha- que el análisis de las formas de relación intergrupal
bían sido mantenidas durante varias generaciones, a debía tener en cuenta la vinculación de éstas con la
pesar incluso del movimiento de familias enteras de organización interna de las relaciones sociales en el
una tribu a otra (ibídem: 24). seno de los grupos, así como la estructura de ideas
y conceptos de los mismos. Así, en el caso del dis-
Hodder (1979, 1982: 55) argumentó que las dis-
trito de Baringo las tensiones sociales entre grupos
tinciones en la cultura material eran en parte mante-
de edad desempeñaban un importante papel en el
nidas para justificar la competición intergrupal y la
mantenimiento de los límites étnicos, estando la
reciprocidad negativa, y que estos patrones podían
conservación de éstos organizada como parte de las
aumentar en tiempos de tensión económica. No
estrategias intragrupales.
obstante, también planteó que diferentes grupos po-
dían adoptar distintas estrategias adaptativas ante En este sentido, los estudios realizados por R.
las tensiones políticas y económicas, señalando que: Larick (1986, 1991) entre los Loikop del norte de
“the explanation of those strategies and the way in Kenya han mostrado cómo el estilo de sus lanzas
which material culture is involved in them depend transmite, junto a rasgos étnicos, información sobre
on internally generated symbolic schemes” (Hod- la edad (Fig. 3). Esta cultura material es usada de
der 1982: 186). forma activa, ya que un hombre joven puede mani-
pular su posición entre sus iguales a través de la po-
227
ETNIAS Y CULTURA MATERIAL: UNA MIRADA DESDE LA ETNOARQUEOLOGÍA
Fig.: 3. Lanzas utilizadas por los tres principales grados de edad Loikop (según Larick 1986)
sesión de una forma específica de lanza. El análisis la identidad étnica en Arqueología. Aunque la nat-
de Larick constituye, por tanto, un magnífico ejem- uraleza de la etnicidad no fue explícitamente dis-
plo de que la etnicidad se encuentra estrechamente cutida en detalle en ninguno de estos trabajos, los
imbricada con los demás tipos de identidad social, grupos étnicos se conceptualizaron como grupos de
como son la edad, el género o la clase. Como bien identidad autoconsciente construidos en relación
ha indicado Jones (1997: 85-86): con otros grupos. Además, y recogiendo el testigo
de una argumentación ya desarrollada por el an-
“in any particular analysis it is necessary to
tropólogo noruego F. Barth (1976 [1969]), se re-
consider the intersection of different kinds of iden-
conoció que la expresión de la etnicidad podía estar
tity – ethnic, class, gender and so on – and the
restringida a un limitado elenco de atributos es-
ways in which they become institutionalized in dif-
tilísticos que habían sido asociados con un referente
ferent societies”.
étnico (Jones 1997: 115-116). De este modo, las re-
Por último, resulta necesario hacer referencia al servas que se manifestarían hacia algunos de estos
trabajo de P. Lemonnier (1986) sobre los Anga de trabajos no deben ser óbice para reconocer su papel
Nueva Guinea. Este autor sostuvo, en la misma determinante en la reconsideración de las relaciones
línea que Sackett, que los estilos de tecnología y entre identidad étnica y cultura material.
procesos de producción podían proporcionar tanta
información sobre etnicidad como los propios obje-
tos ya terminados. También señaló que, si bien al- Agradecimientos.
gunas decisiones técnicas servían como marcadores Quiero agradecer al Prof. Alfredo González
étnicos, otras respondían a la mera necesidad econ- Ruibal (Universidad Complutense de Madrid) los
ómica, por lo que su significación resultaba de- numerosos comentarios y referencias que viene
pendiente del contexto. Todo ello recalcando que aportándome en la realización de mis estudios sobre
existen numerosos medios diferentes para expresar etnicidad, así como el haberme proporcionado su
identidad étnica más allá de los objetos. manuscrito aún inédito. Evidentemente, todas las
4. Conclusiones. opiniones y, por supuesto, todos los errores que
pueda haber son de mi única responsabilidad.
Como balance global, puede afirmarse que los
mencionados estudios de autores como Hodder
(1977, 1979, 1982), Wiessner (1983, 1984, 1985) o
5. Bibliografía.
Larick (1986, 1991) permitieron destacar el papel
BARTH, F.
activo del estilo en la expresión de la identidad y en 1976 [1969]“Introducción”. En F. Barth (ed.), Los grupos étni-
la negociación de las relaciones sociales, represent- cos y sus fronteras. La organización social de las
ando así un importante desarrollo en el análisis de diferencias culturales. Fondo de Cultura Económi-
228
MANUEL A. FERNÁNDEZ GÖTZ
RESUMEN
En este trabajo expondremos los resultados de una actividad de arqueología experimental guiada por
una actividad previa de etnoarqueología en las Tierras Bajas del Este del Uruguay, dominadas por amplias
extensiones de palmares. Se trata del procesamiento del fruto de la palma Butiá capitata, cuyo consumo ha
sido registrado en las poblaciones prehistóricas de la zona, tras más de 20 años de excavaciones arqueológi-
cas. En base a la etnoarqueología se registraron los usos actuales del fruto y se registro una técnica de proce-
samiento en donde las herramientas líticas (“rompecocos”) utilizadas presentan una morfología muy similar a
las encontradas en el registro arqueológico. Se llevó a cabo una experimentación sobre estas técnicas de pro-
cesamiento y luego una valoración de la actividad y un análisis de trazas de uso.
ABSTRACT
In this work we will expose the results of an activity of experimental archaeology guided by a previ-
ous activity of ethnoarchaeology in the Eastern Lowlands of Uruguay, dominated by vast expanses of palm.
This is about the processing of the fruit of the palm Butiá capitata, whose consumption has been recorded in
the prehistoric populations of the area after more than 20 years of archaeological excavations. Based on the
ethnoarchaeology were recorded current uses of the fruit and registration of a technique for processing, where
lithic tools (“rompecocos”) have used a morphology very similar to those found in the archaeological record.
An experimentation was carried out on these skills of processing and then a valuation of the activity and an
analysis of traces of use.
1. El estudio del material lítico en Arqueolo- El uso de un artefacto de molienda puede ser
gía y la importancia del enfoque funcional. considerado como el cambio físico de una sustancia
Si queremos ir más allá de la funcionalidad po- como consecuencia la acción mecánica de un arte-
tencial de un instrumento, es decir saber más direc- facto sobre esta sustancia, gracias a la aplicación de
tamente aspectos sobre su uso, independientemente una fuerza ejercida por el hombre, de un modo par-
de su intencionalidad prevista (aspecto enfocado ticular.
principalmente desde perspectivas tecnológicas), Por lo tanto, los rastros materiales que quedan
llevar a cabo un análisis funcional es lo más perti- de esta acción (uso o en concreto procesamiento)
nente (Castro, 1997:72). estarán a nivel del artefacto y de la sustancia (y
La historia de vida de los artefactos líticos pro- también en la persona que ejerce la acción, pero en
puesta por Schiffer (1972) resume las conductas in- este caso esa línea nos aparta del camino que segui-
volucradas en las actividades que “dan vida” a estos remos). En este sentido, estos dos tipos de huellas,
artefactos en un contexto sistémico. Todo instru- son indicadores directos de la acción.
mento arqueológico es el resultado de una cadena 1.1. Evidencias de uso en artefactos de mo-
gestual que implica decisiones y selecciones a nivel lienda.
cultural, y gestos técnicos en tanto su obtención, fa-
Los dos tipos de evidencias directas de uso en
bricación y utilización (Mansur, 1986-90:116).
artefactos de molienda pueden referirse a “residuos
El aspecto central de este trabajo es aportar in- de uso” o “rastros de uso”. Los primeros son restos
formación en base a un breve trabajo etnoarqueoló- de las sustancias trabajadas y pueden ser orgánicos
gico y expermiental para comprender de manera di- o inorgánicos. Los orgánicos pueden ser de origen
recta el uso de los artefactos de molienda. vegetal o animal, mientras que los inorgánicos son
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
230
JUAN MARTÍN DABEZIES – NICOLÁS GAZZÁN
los restos de agregados o sustancias minerales (p.e. Existen dos modalidades diferentes de experi-
pigmentos). mentación, una analítica o mecánica, y otra sintética
o imitativa (Richards 1988; Mazo Pérez 1997). Se-
Estos restos de uso pueden ser macroscópicos o
gún Mazo Pérez (1997) la experimentación analíti-
microscópicos. Los macroscópicos son aquellos ob-
ca o mecánica no consistiría en una simulación es-
servables a simple vista o a bajos aumentos. Solo se
tricta del proceso laboral sino mas bien el énfasis se
conservan en sitios con condiciones ambientales
pone en el control de las variables cuyos resultados
particulares. Para su estudio se deben tener en cuen-
serían de difícil traslado a lo arqueológico, ya que
ta las posibles contaminaciones postdeposicionales
su aportación sería netamente teórica y orientativa.
de la matriz sedimentaria (Babot, 1999:79).
El segundo tipo de experimentación, proporciona al
Los restos microscópicos son inclusiones del analista un conocimiento fundamental “sobre ges-
material procesado que queda en las irregularidades tos, utilizaciones normativas de los artefactos, efi-
de las zonas activas, como ser estrías, microfractu- cacias, rendimientos, etc., que en ningún otro caso
ras, porosidades, etc (Babot, 1999:78-79), incluido pueden obtenerse de la otra manera” (Mazo Pérez
en la capa del micropulido (Mansur-Franchomme, 1997:17). En este caso particular optamos por esta
et. al., 1987-1988). Existen diversos tipos de micro- última, ya que en el marco de este análisis se priori-
rrestos, como lo son fitolitos, ácidos grasos, minera- za el tipo de información al que se puede acceder a
les, etc. También se deben tomar precauciones a la partir de la experimentación sintética o imitativa so-
hora de su análisis por la probable contaminación bre la analítica o mecánica.
de la matriz sedimentaria.
2. Antecedentes arqueológicos de la zona
Las huellas de uso son ocasionadas por la inte- de estudio.
racción del material con la sustancia procesada. To- La zona de las Tierras Bajas de la Cuenca de la
das las huellas de uso se manifiestan de una manera Laguna Merín se caracteriza, a nivel arqueológico,
doble: modifican la forma de la piedra y producen por la presencia de los popularmente llamados Ce-
una disminución de su volumen (Semenov, rritos de Indios. El interés arqueológico por estas
1981:30). particularidades del paisaje se remonta a finales del
1.2. El uso de la analogía y la Arqueología Ex- siglo XIX, cuando llaman la atención de J. H. Fi-
perimental. gueiras (1892). A partir de ese momento hasta prin-
cipios de los 80 se intentó dar cuenta de este fenó-
La Etnoarqueología y la Arqueología no son
meno desde posiciones un tanto aficionadas. Al día
sustitutos de teorías arqueológicas ni antropológi-
de hoy numerosos proyectos se han dedicado a este
cas, sino que son parte de éstas (Gándara, 1989:46);
fenómeno, dando lugar a una importante y sólida
son guías en la elaboración de hipótesis, las cuales
producción científica (Bracco et. al., 2000).
deben ser contrastadas con el registro arqueológico
(Gándara, 1989; Babot, 1999, 2000, 2001a, 2001b; Los habitantes del Holoceno Medio eran, bási-
Babot, Larrahona, 2001). camente, cazadores, recolectores y pescadores, con
un contacto fluido con la costa oceánica, en la cual
Ambas subdisciplinas están basadas en el razo-
fue de suma importancia la caza de mamíferos ma-
namiento por analogía, el cual puede ser definido
rinos complementada con la pesca, la captura de ba-
como “the transportation of information from one
llenas, franciscanas, moluscos y bivalvos. En el
objet to another on the basis of some relation of
continente, la caza se centró en cérvidos, venados y
comparability between them” (Umenov, 1970;
animales de menor porte (López, 2001:243). Entre
Wyle, 1980; en Hodder, 1982:16). Esto significa
el III y el II milenio AP ocurre un descenso de las
que si en un contexto X conozco las propiedades a,
tierras inundables, liberándose terreno habitable
b, c, d, y en un contexto Z conozco las propiedades
donde se construyen nuevos túmulos. Este evento,
a, b, c, es muy probable que la propiedad “d” esté
que se da paralelamente a la reutilización de túmu-
presente en el contexto Z. Así, son denominados el
los ya existentes, cambios en la dieta (amplio espec-
contexto X como contexto fuente de la analogía, y
tro) y aparición de la cerámica, expresa una mayor
el contexto Z como contexto objeto de la analogía
territorialidad (López, 1998:639).
(Gándara, 1989:53).
Uno de los cambios más importantes de este pe-
La Arqueología Experimental es una herramien-
ríodo es la explotación de ciertos “cultígenos clási-
ta heurística, ya que tiene como finalidad ayudar a
cos para América”, como maíz (Zea mays), zapallo
interpretar el registro arqueológico. Ésta se ha cen-
(Cucúrbita), porotos (Phaseolus) y tubérculos
trado básicamente, por un lado en la comprensión
(Canna) (Iriarte et al, 2004).
de las técnicas involucradas en la elaboración de los
artefactos líticos, y por el otro, en la función que és- Paralelamente a estos cambios económicos ocu-
tos cumplían en los sistemas socioculturales pretéri- rre un cambio tecnológico. Se le suma a la industria
tos. de talla (puntas de proyectil, raspadores, raederas)
231
ETNOARQUEOLOGÍA EN LOS TIEMPOS QUE CORREN
la tecnología de abrasión y pulido, como es el caso este material lítico tan poco consistente (la incon-
de los morteros, los cuales “muestran” (López, sistencia puede estar relacionada a la manufactura:
2001:244) o “sugieren” (López, et al, 2002) el más fácil) y fundamentalmente la no existencia de
procesamiento de recursos vegetales, como es el coquitos en esta zona1, nos animó a pensar en una
caso de los rompecocos, los cuales, según algunas investigación a fondo del asunto, tratando de reco-
crónicas, podrían estar asociados al procesamiento pilar antecedentes...y determinar (aunque sea some-
especializado (elaboración de harina) de los frutos ramente), si en realidad en todas las zonas y todos
de Butiá capitata (César, 1981, en López, los tipos de piedras con hoyuelos tuvieron idéntica
2001:244). utilidad” (Boretto, 1970:3-4).
La elaboración de artefactos de molienda y su En cuanto al rompecocos, se centra en la rela-
utilización para el procesamiento de recursos vege- ción forma-función poniendo en tela de juicio la
tales, son elementos claves en la comprensión de la función tradicionalmente atribuida. El autor señala
relación hombre/medio ambiente y hombre/hombre. que la materia prima de este tipo de herramientas
Estos elementos, conjuntamente con los cambios debe ser lo suficientemente tenaz para soportar los
económicos señalados arriba, son indicadores de la golpes que se ejercen para quebrar el coquito pero
emergencia de la complejidad cultural de socieda- que debe ser lo suficientemente blanda para permi-
des cazadoras-recolectoras-pescadoras. tir cavar el/los hoyuelos. En lo concerniente a las
técnicas empleadas en la elaboración de los hoyue-
Con la finalidad de dimensionar el papel de los
los y en cuanto a las dimensiones y morfología de
recursos vegetales, a partir de los 90 se realizaron
estas depresiones, el autor nos dice que el pulido re-
los primeros estudios de silicofitolitos (partículas
sultaría una técnica innecesaria dado que es sufi-
biosilíceas de origen vegetal con un alto potencial
ciente con lograr una pequeña depresión cónica (en
de conservación y valor diagnóstico). Estos prime-
oposición a las cilíndricas generadas por el pulido)
ros trabajos se centraron en el estudio de muestras
realizable mediante picoteo. Entonces, los supues-
de sedimentos y tenían como objetivo determinar la
tos rompecocos que presenten sus hoyuelos pulidos
presencia/ausencia de vegetales explotados por es-
deben haber sido destinados para otra función, aun-
tos grupos, obteniéndose como resultado la presen-
que no descarta que el pulido haya sido originado
cia de cultígenos típicos para la región, como Zea
por el uso mismo (Boretto, 1970).
mays, Cucúrbita spp. y Phaesolus vulgaris (Olivero
y Campos, 2001). Pero más allá de estos cultígenos, Para finalizar, el autor propone otras funciones
y la abundante presencia de fitolitos de Butiá capi- alternativas de las piedras con hoyuelos, tales
tata, recientemente se ha reportado la presencia de como: desgastadores, sobadores (caracterizados por
varias especies silvestres en contextos arqueológi- una cara cóncava con impregnaciones de grasitud),
cos, como por ejemplo achira (Canna glauca), toto- pequeños morteros y molinos, y “batedores” con
ra (Thypha dominguensis) y juncos (Cyperus spp. y depresiones (percutores con depresiones utilizados
Scirpus spp.) (del Puerto, Inda, 2003; Iriarte, et al., para quebrar cocos). También destaca la posibilidad
2004). de que estas herramientas tengan varias funciones
lo cual dificultaría la interpretación funcional (Bo-
Los únicos antecedentes específicos respecto al
retto, 1970).
análisis de microvestigios vegetales en artefactos de
molienda, corresponde al trabajo realizado por Cap- 3. Actividades y resultados.
depont y colaboradores (2005), y el de Iriarte y co- En parte de la zona de las Tierras Bajas de Ro-
laboradores (2004). cha, donde se encuentran los cerritos de indios
Como antecedente específico sobre la funciona- (Bracco, et al, 2000; López, 1998, 2001 2), se ex-
lidad de estos artefactos, los trabajos de René Bo- tienden diversas áreas de palmares de Butiá capita-
retto han sido los pioneros en la zona de Argentina, ta, con densidades de palmas que pueden variar en-
Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. En términos ge- tre 50 y 500 palmas por hectárea. Este palmar está
nerales el autor pone en tela de juicio la funcionali- en peligro de desaparición ya que no tiene capaci-
dad universal atribuida a las “piedras con hoyuelos” dad de reproducirse por causa de la explotación
o “rompecocos”, también llamadas “quebra-nozes” arrocera (inundación de campos de palmares) o ga-
o “pedras com cuvinhas” en Brasil (Boretto, 1970). nadera (el ganado come palmas en crecimiento).
Asociado a estos palmares existen usos tradiciona-
En este sentido el autor señala que “al haberse les que se extienden desde tiempos prehistóricos
descubierto esta utilidad mencionada, hizo descan- como el consumo de su fruto, históricos como los
sar a los investigadores, quienes al hallarse frente a 1
Se refiere a las excavaciones realizadas por Bernal durante
un elemento de estas características, lo clasificaban
el año 1969 en Nuevo Berlin, Dpto de Río Negro, Uruguay.
directamente como “rompecocos” ó similares... 2
Existen muchas publicaciones sobre los cerritos de indios
(pero)…la incomodidad para quebrar cocos con de Rocha, producto de más de 20 años de trabajos en la
zona.
232
JUAN MARTÍN DABEZIES – NICOLÁS GAZZÁN
corrales de palmas y diversos usos actuales (Buffa, dos, también se llevan a cabo tareas de quinchado
1992; Cardoso, 1995). con la hoja entera y extracción de fibras. El quin-
chado con estas hojas puede ser realizado de dos
En este trabajo se llevaron a cabo actividades de
maneras: colocando unas hojas sobre otras sin en-
relevamiento de estos usos actuales del palmar,
trelazado, o quinchando las hojas, formando una su-
atendiendo principalmente a la cultura material y a
perficie que es totalmente impermeable.
los procesos de trabajo involucrados. También se
realizó una experimentación con rompecocos utili-
zados por estas personas, seguido todo esto por
análisis de evidencias de uso.
3.1. Sobre la Etnoarqueología.
Se trabajó con cinco productores locales, en dos
campañas de campo diferentes, de la zona denomi-
nada “Vuelta del Palmar”, Departamento de Rocha,
Uruguay. Se realizaron dos estancias de una semana
con visitas a dos de las familias involucradas. Bási-
camente se llevaron a cabo entrevistas y se realiza-
ron observaciones de las actividades realizadas por
estos productores. Cabe aclarar que no se puede ha- Fig.: 1. Detalle de un quinchado.
blar de una etnografía densa, ya que no eran los ob- La primer técnica es utilizada frecuentemente
jetivos de este trabajo, sino que se manejaron técni- para techar galpones, chiqueros, etc. ya que es muy
cas etnográficas pero en base a los objetivos parti- sencilla. La segunda técnica no es muy utilizada
culares del trabajo, que era abordar la dimensión porque es un tanto compleja y no existen muchas
económico-productiva de estos artefactos materia- personas vivas que conozca la técnica. De todos
les. modos fue posible realizar un registro fotográfico
Los productores con los cuales se trabajó utili- de un quincho con hojas de palma, ubicado en el
zan la hoja y el fruto de la palma, aunque existen Balneario Aguas Dulces. Según los propietarios del
datos históricos sobre la utilización del tronco y de lugar donde está presente este quincho, se trata de
la médula (Cardoso, 1995). También hay registros un techado totalmente impermeable con una dura-
de la utilización de los troncos de las palmas para la ción promedio de 8-10 años, dependiendo de la in-
elaboración de los corrales, los cuales serían elabo- clinación y de los cuidados que se le otorguen (Fig.
rados con las palmas vivas. Por otro lado la explo- 1).
tación de la médula para elaborar la “miel de Butiá” La otra manera de utilización de la hoja de pal-
es un hecho conocido por todos los informantes. La ma es la extracción de fibras. Si bien los entrevista-
extracción de la miel de Butiá actualmente está dos señalaron que no es una actividad que sea reali-
prohibida por Ley (9.872) ya que implica la muerte zada muy comúnmente, en ocasiones se utilizan en
de la palma. la elaboración de artesanías. El otro uso de las fi-
Otro dato que también fue aportado por los in- bras, aunque ninguno de ellos lo hace actualmente,
formantes pero que a su vez está documentado, es es en la manufactura de calzados (p.e. para la suela
la extracción de aceite de la almendra del fruto. de las alpargatas, calzado típico del Uruguay), para
Esta actividad fue desarrollada industrialmente por confeccionar felpudos, relleno de colchones, etc.
la fábrica COCOPALM, de la cual formaron parte La parte de la palma más utilizada por estos
algunos familiares de los entrevistados. La obten- productores es el fruto, los cuales son cosechados
ción del aceite era realizada rompiendo los frutos entre los meses de febrero y abril. Por lo general no
secos (endocarpio), sin pulpa (mesocarpio) y luego son muchas las personas que participan en la cose-
separando la cáscara de la almendra por flotación. cha (cinco aproximadamente), ya que el volumen
Con la almendra se obtenía aceite y con la cáscara de producción no es muy alto.
se alimentaban los fuegos de la fábrica.
La técnica empleada en la cosecha consiste en
Según indicaron los entrevistados, la colecta de colocar bajo la palma a cosechar una tela que impi-
los frutos implicaba un operativo de decenas de da la dispersión de los frutos, los cuales son “baja-
personas que “limpiaban el palmar”, recogiendo los dos” de la palma con un palo largo que tiene un ele-
frutos del suelo y cortando los cachos de las palme- mento cortante en un extremo (Fig. 2A). De esta
ras. Luego los frutos eran llevados en carros tirados manera el “cacho” con los frutos cae sobre la tela
por caballos hasta la fábrica. para luego ser colocados en el medio de transporte
La hoja de palma es utilizada en ocasiones (generalmente un carro) (Fig. 2B).
como forraje, aunque según señalan los entrevista-
233
ETNOARQUEOLOGÍA EN LOS TIEMPOS QUE CORREN
El rendimiento de cada palmera es de 2 a 5 ca- cava. Luego de repetir la acción varias veces se va
chos, lo cual estiman son unos 15-20 kg de fruto generando la concavidad, la cual en ningún caso fue
por palma. Existe una selección (no muy importan- elaborada intencionalmente. Según uno de los infor-
te) de las palmas a cosechar basada en el color de mantes, en una temporada es suficiente para que se
los frutos. genere la concavidad (Ver figura 3).
3.2. Sobre la Arqueología Experimental
La etapa experimental se realizó en lo que con-
cierne al procesamiento del fruto, ya que es en base
a lo cual existen mayores vinculaciones a nivel ar-
queológico. El fruto es de forma ovoide-subglobu-
loso, presenta un color que varía de amarillo a rojo,
y está compuesto por un exocarpo delgado, un me-
socarpo grueso y un endocarpo lignificado. Los fru-
tos son comestibles y maduran entre los meses de
marzo y abril. El endocarpo (coquito) posee de una
a tres cavidades carpelares (normalmente tres).
Fig.: 2. Actividad de extracción de coquitos de la palma.
Cada cavidad carpelar contiene una semilla aceitosa
En cuanto a los productos que se obtienen del (llamada localmente nuez o almendra) y presenta un
fruto de la palma, podemos diferenciar dos tipos se- poro germinativo3.
gún sean elaborados con la pulpa o con la almen-
dra. Dentro de los elaborados con la pulpa está la La experimentación se llevó a cabo utilizando
“miel de Butiá” (no es la miel de abejas ni miel ela- como insumo fundamental el trabajo etnoarqueoló-
borada con la médula mencionada anteriormente, es gico, a través del cual se pudieron conocer, aislar y
simplemente una jalea), dulce de corte, caramelos, definir las variables implicadas en el procesamiento
guindados, licores, etc. Si bien estos productos ge- del fruto.
neralmente son elaborados inmediatamente después Se utilizaron 120g de coquitos en estado seco y
de la cosecha, en ocasiones los frutos con la pulpa 105g en estado verde. Los frutos utilizados fueron
son conservados en frío o con azúcar, y sellados. recogidos en el mes de abril, en Montevideo. En su
Como es evidente este tipo de productos deriva- mayoría se encontraban dispersos en el suelo, aun-
dos de la pulpa del fruto no son de mucho valor que algunos se extrajeron de la propia palma. Para
como evidencia arqueológica por su poca visibili- su procesamiento, se utilizan dos manos y un mor-
dad en el registro arqueológico. No es este el caso tero de granito, pertenecientes a los productores con
del café de coco elaborado por estas personas con los que se realizo la fase etnoarqueológica.
artefactos de piedra que ellos mismos denominan La actividad fue realizada según lo observado
rompecocos y que son muy similares a los arqueo- en la primer instancia de este trabajo, cuya finalidad
lógicos. es la de romper el coquito de Butiá y poder extraer
Para la elaboración de este producto los frutos la “nuez”. Los coquitos se colocan en el mortero y
deben estar sin pulpa, por lo que los frutos más ap- se golpean con la “mano”. Se realizaron dos experi-
tos son los regurgitados por el ganado bovino, los mentos, el primero con coquitos verdes y el segun-
cuales a su vez están dispuestos en conjuntos tor- do con coquitos secos. En cuanto al tiempo, se con-
nándose más fácil su recolección. La técnica de ela- trolan los minutos de duración de la experimenta-
boración consiste en romper los frutos con dos pie- ción, y el análisis mesoscópico (menos de 100x) se
dras y colocar el producto (cáscara y almendra) en realiza una vez que la actividad experimental finali-
un recipiente. En otro momento se separa la cáscara za.
de la almendra, desechándose la primera, mientras La experimentación con coquitos verdes es rea-
que la segunda, rica en aceite, se deja secar y luego lizada en setenta y dos minutos, utilizándose 105
se tuesta, finalizando el proceso con la molienda, gramos de Butiá en estado verde. Por otro lado, la
para la cual se utiliza un molinillo pequeño similar experimentación con semillas secas es realizada en
al de café. Según uno de los entrevistados, romper treinta minutos, se utilizan 120 gramos de coquitos
la cantidad de frutos contenidos en un balde de 10 de Butiá en estado maduro.
lts., lleva un tiempo de 1 hora aproximadamente. La
tarea fue descripta por los mismos como sencilla Al finalizar la experimentación se pesan las se-
técnicamente pero agotadora. millas obtenidas separándose por un lado aquellas
extraídas de coquitos secos y las de coquitos verdes
Las partes pasivas de los artefactos líticos utili-
zados para romper los coquitos son basaltos o gra- 3
http://www.fagro.edu.uy/~butia/indexnuevo%20la%20es-
nitos que presentan una cara plana o levemente cón- pecie.htm.
234
JUAN MARTÍN DABEZIES – NICOLÁS GAZZÁN
El principal obstáculo del trabajo con los frutos En cuanto al mortero, se discriminan cinco zo-
secos es que un gran porcentaje estaban en mal es- nas, las cuales se analizan por separado (Fig.4).
tado, por lo cual no eran aprovechables, aunque de
todas formas, como lo evidencian los resultados, re-
sultó ser una actividad mucho más eficiente que la
realizada con los frutos verdes.
La cadena de trabajo, consiste en una serie de
pasos que involucra en primer lugar la fractura del
coquito para la extracción de la nuez, una vez extra-
ída se separa para que no se mezcle con los resi-
duos generados (cáscaras fracturadas, trozos de
nuez triturada). Esta actividad resultó más efectiva
cuando fue realizada tal cual nos sugirieron los pro-
ductores, entre dos personas, ya que de esta forma
se realizaban las dos tareas de forma paralela, mien-
Fig.: 4. Detalle de mortero luego de actividad.
tras uno rompía coquitos el otro se dedicaba a sepa-
rar las nueces. Cabe destacar que tal como lo expre- Las primeras tres zonas corresponde a los hoyos
saron los productores de Butiá, la actividad resulto que se encuentran en el mortero. Estos hoyos sirven
mas efectiva cuando procesamos mas de un coquito para colocar los coquitos, evitando de esta manera
a la vez, de forma que la fuerza del golpe se distri- que se muevan y a su vez permiten un mayor con-
buye entre mas puntos generando una fractura de la trol del golpe. Esta zona es donde se observa un
cáscara mas controlada, obteniendo en la mayoría pulido mas intenso que en el resto de la pieza (Fig.
de los casos la nuez entera. 5). Este pulido abarca más del 80 por ciento de la
Fig.: 3. Mano de mayor tamaño.
superficie de cada uno de los tres.
5. Bibliografía.
BABOT, P.
1999 “Un estudio de artefactos de molienda. Casos del
Formativo”. Trabajo Final de la Carrera de Ar-
queología. Facultad de Ciencias Naturales. Univer-
sidad Nacional de Tucumán. Tucumán. Argentina.
2000 “Recolectar para moler. Casos actuales de interés ar-
queológico en el noroeste argentino” En los Tres
Reinos: Prácticas de Recolección en el Cono Sur
de América. En ASCHERO, C., KORSTANJE, M.
y VUOTO, P. (Eds.). pp 161-170 Ediciones Mag-
na. Tucumán. Argentina.
Fig.: 6. Mortero humedecido por aceite de Butiá. 2001a “Almidones y fitolitos: desentrañando el papel fun-
cional de los artefactos de molienda
4. Consideraciones finales. arqueológicos” XIV Congreso Nacional de Arque-
ología Argentina. Universidad Nacional de Rosa-
La actividad en su conjunto debe ser valorada rio. Rosario. Argentina. En Prensa.
positivamente, aunque una participación directa en 2001b “La molienda de vegetales almidonosos en el noro-
la época de cosecha y procesamiento engrosaría las este argentino prehispánico” XI Simposio Argenti-
no de Paleobotánica y Palinología. Nº8, pp59-64.
posibilidades heurísticas del trabajo etnoarqueoló- Bs As. Argentina.
gico, y también permitiría vincular otras dimensio- BABOT, P., LARRAHONA, P.
nes de orden diferente al económico productivo. 2001 “Artefactos de molienda y materias primas en los va-
lles del Noroeste. Actas del XIV Congreso Nacio-
Como vimos el uso de la palma Butiá capitata nal de Arqueología Argentina. Rosario. Argentina.
BORETTO, R.
es una actividad que se extiende desde tiempos 1970 “Recopilación de antecedentes sobre “Piedras con
prehistóricos hasta la actualidad. En esta aproxima- Hoyuelos” de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y
ción a la comprensión de los usos actuales, para po- Uruguay”. Museo Municipal de Historia Natural
de Río Negro, Uruguay.
der generar hipótesis exploradas con la experimen- BRACCO, R., CABRERA, L., LOPEZ, J.M.
tación, fue posible establecer algunas puntualizacio- 2000 “La Prehistória de las Tierras Bajas de la Cuenca de
nes respecto a las trazas generadas y a los esfuerzos la Laguna Merin” Simposio Internacional de Ar-
queología de las Tierras Bajas. Editado por A.
involucrados. DURAN y R. BRACCO. pp 13-38 Ministerio de
Educación y Cultura. Montevideo.
De acuerdo a las valoraciones de ambas activi- BUFFA, V.
dades, debemos señalar que la actividad de romper 1992 “El Palmar en la Prehistoria del este del Uruguay”
los coquitos de Butiá, debe ser entendida como una Taller I de Arqueología. Facultad de Humanidades
y Ciencias de la Educación-UdelaR. Montevideo.
236
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JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 237-244
RESUMEN
Las comunidades tradicionales del medio rural asturiano construyen (o construían) su identidad en
base al pensamiento mítico, lo que les permite manejar relatos orales por medio de los cuales comprenden y
explican diferentes observaciones reales. Dentro de esta tradición oral, abundan los relatos referentes a reali-
dades arqueológicas como yacimientos u objetos materiales relacionados con las comunidades castreñas del
área cantábrica occidental (Asturias). Estos discursos pueden ser relevantes para la disciplina arqueológica,
para lo cual planteamos someramente una línea de trabajo, a través de varios casos de estudio, en la que tras
la interpretación etnoarqueológica contextual, podemos aprovechar aportes informativos procedentes del sis-
tema de conocimiento tradicional, elaborado en clave mítica.
ABSTRACT
Traditional communities from rural Asturian landscape construct (or constructed) their identity
based on a mythical thought, which allows them to handle oral stories which they are able to understand and
explain different real observations. Inside this oral tradition, there are many different stories relating to ar-
chaeological realities like sites or material objects of hillforts communities in the Western Cantabrian area
(Asturias). These speeches can be relevant for the archaeological discipline, for which we raise superficially a
way of work, through a few cases of study, in that after contextual ethnoarchaeological interpretation, we can
take advantage of informative contributions proceeding from the traditional system of knowledge, elaborated
in mythical key.
1. Las comunidades tradicionales campesi- social que participen de unas mismas condiciones
nas del medio rural asturiano. de control material sobre la realidad (ib.: 8-9). Con
Todos los seres humanos han de poder asumir y esto, asumimos también que puedan existir diferen-
normalizar su situación en la realidad que les ha to- cias intragrupales relacionadas con diferentes cate-
cado vivir, manteniendo una consciencia y un deter- gorías de poder (sociopolítico, socioeconómico, de
minado aparato reflexivo que les permita compren- edad, de género, de etnia...).
der su lugar en el mundo, sin que la situación les En el presente trabajo, centraremos nuestra
abrume. Siguiendo a Almudena Hernando (1999, atención en las comunidades campesinas tradiciona-
2002 y 2006), las personas generan unos mecanis- les del medio rural asturiano. Hasta la primera mi-
mos de seguridad que les ayudan a sentirse a salvo tad del siglo XX, sus formas de vida se podrían ca-
en el transcurso de su existencia, que quedan agru- racterizar como profundamente conservadoras, en
pados, según esta autora, bajo el concepto de Iden- cuanto al mantenimiento de un sistema vital fuerte-
tidad (Hernando, 2002). Se utilizan, con este fin, mente arraigado en ese espacio, con una notable in-
sistemas orientativos y ordenadores de lo observa- mutabilidad de sus características formales. La fa-
ble que ayuden a componer y recrear la realidad milia, las formas productivas, las fórmulas de socia-
percibida. En el centro de estos esquemas se sitúan lización vecinal, la cosmovisión y la autoconscien-
los conceptos de tiempo y espacio, que son elabora- cia personal y colectiva, continuaban respondiendo
ciones humanas y no elementos dados o comunes a a unos patrones que habrían tomado forma tras una
todas las sociedades humanas, y cuya modelación larga sucesión de distintas generaciones familiares y
depende de la complejidad de cada cultura (Her- vecinales. Su validez y continuidad no habrían sido
nando, 1999: 25). Así pues, existirá una relación puestas en duda desde el interior de estas comuni-
entre el control material efectivo de nuestra super- dades, ya que la minimización e invisibilización de
vivencia (en cuanto a la capacidad de planificación los posibles cambios o revisiones de sus componen-
y previsión), y las modalidades que el tiempo y el tes estructurales serán los pilares fundamentales del
espacio adquieran en cada esquema de pensamien- éxito en la coherencia y supervivencia de esta deter-
to, que será común a todos los miembros del grupo minada cosmovisión. En este marco determinado, el
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
238
DAVID GONZÁLEZ ÁLVAREZ
tiempo como parámetro ordenador de la realidad recogida de información referente a los modos de
pierde mucha importancia respecto al componente vida, tradiciones orales, cultura material... de esas
espacial, sobre todo si pensamos en segmentos tem- comunidades rurales que son normalmente foco de
porales más amplios que la escala de la propia vida atención, con cierto tono paternalista, de investiga-
humana. Las coordenadas espaciales, así pues, se- dores procedentes del ámbito urbano. Con el desa-
rán las principales referencias ordenadoras de las rrollo de estos estudios, contaremos con las prime-
normas, narraciones, recuerdos y ensoñaciones de ras referencias a partir de las cuales abordar el estu-
los miembros de estas sociedades campesinas prein- dio del pensamiento mítico de estas comunidades
dustriales. Todo lo contrario sucede con las socie- campesinas. Afortunadamente, este registro de in-
dades humanas que surgieron tras la Modernidad, formaciones ha ido aumentando con el paso del
que usan el tiempo como parámetro ordenador de la tiempo en cantidad y calidad, en paralelo al desa-
experiencia humana, lo que sustentan los discursos rrollo y consolidación de las Ciencias Sociales. El
de la Ciencia y, de forma paradigmática, los de la folklore ha de ser visto como la expresión de la cos-
Historia y la Arqueología (Hernando, 2006). mología tradicional de las comunidades preindus-
triales, más que como una desorganizada y deslava-
Todas estas observaciones preliminares nos en-
zada colección de fragmentos narrativos de carácter
caminan a plantear que estas comunidades emplean
legendario (Layton, 1999: 26).
el pensamiento mítico como mecanismo estructural
de seguridad, y como fórmula fundamental para Desde nuestra perspectiva arqueológica, pode-
comprender la realidad que perciben, pudiendo así mos tomar ciertas informaciones de este tipo de tra-
relacionarse con ella. Estos hombres y mujeres mi- bajos elaborados por etnógrafos o antropólogos; y
tifican la naturaleza sentida, para poder obtener ex- también con más cautela de los datos ofrecidos por
plicaciones, justificaciones y orientaciones en las si- cronistas y eruditos locales, viajeros... No obstante,
tuaciones en que las necesiten. Sólo se iniciará un la mejor fuente de información para los arqueólo-
cambio profundo, a nivel estructural, en este esque- gos, creemos que puede ser la proporcionada por
ma tradicional del pensamiento campesino con la aquellos estudios etnoarqueológicos que atiendan a
aparición de la documentación escrita y con la asi- los relatos orales. Este tipo de aproximaciones son
milación del carácter empirista de la Ciencia. Esta capaces de relacionar el contenido informativo del
nueva situación dinámica de cambio cultural empe- folklore con el estudio de las evidencias materiales
zará a tomar forma, de manera más significativa, en con las que puedan vincularse, pudiendo así alcan-
la primera mitad del siglo XX, con la extensión de zar mayores cotas de seguridad en las tentativas
las formas institucionales y administrativas del sis- para establecer un acercamiento entre las ópticas de
tema de poder del estado español contemporáneo, conocimiento arqueológico y los del folklore.
primero; y con la asimilación de las prácticas pro-
Hoy día sigue siendo posible escuchar relatos e
ductivas capitalistas, después, lo que tendrá una
historias propias de la tradición oral campesina de
palpable incidencia en la materialidad de estas cul-
boca de algunos habitantes del medio rural asturia-
turas (González Ruibal, 2005; González Álvarez,
no, especialmente de personas de avanzada edad.
2008). De entonces en adelante, comenzará a exten-
En su conjunto, conforman un folklore tremenda-
derse paulatinamente la concepción de que el meca-
mente interesante, que por otro lado se encuentra en
nismo básico de seguridad será la confianza en el
una situación crítica en cuanto a su conservación en
nosotros mismos, como individuos pertenecientes a
un contexto vivo, más allá de su preservación, del
una comunidad (global, a nivel casi de especie),
todo necesaria, mediante recopilatorios documenta-
que es capaz de reconocer los mecanismos por los
les. Es por ello por lo que es acuciante emprender
que funciona la realidad observable, anticiparse a
un último esfuerzo en el estudio, desde todas las
ellos, y actuar en consecuencia. Esta confianza en la
perspectivas posibles, de este Patrimonio cultural
Ciencia propiciará que se valore positivamente el
que, de forma irremediable, va a desaparecer frente
cambio, rompiendo con la tradicional apreciación
a nuestras propias narices en el siglo XXI.
generalizada del estatismo, la permanencia, y el
mantenimiento invariable de lo conocido (Hernan- 3. Arqueología y Folklore.
do, 2006: 226). La Arqueología y el Folklore son dos discursos
2. El Folklore. explicadores de una determinada realidad, con plan-
teamientos de partida bien divergentes, aunque con
El Folklore como término («Folk»-«lore»: «pue-
similares objetivos. Ambos discursos son dos de las
blo»-«conocimiento») y como objeto de estudio de
múltiples visiones que, desde el presente, otorgan
la Etnografía o la Antropología, nace en la Europa
significados al pasado. Entendiendo sus diferencias
del siglo XIX. Centrará su atención en el estudio de
y sus coincidencias, podríamos alcanzar una visión
las formas de vida de las sociedades tradicionales
más crítica y comprensiva con la que crear imáge-
que permanecen en el medio rural de los países eu-
nes alternativas de las gentes de tiempos pretéritos
ropeos en vías de industrialización. Se ocupa de la
239
ETNOARQUEOLOGÍA DEL PAISANAJE TRADICIONAL COMO FUENTE DE INFORMACIÓN EN ARQUEOLOGÍA
comprendían o a las que no lograban darles explica- terminados, que se acumularán y entremezclarán en
ciones satisfactorias utilizando sus propios paráme- su caracterización a modo de palimpsesto. Tal de-
tros de juicio, las gentes elaboraron -por acumula- nominación sustituiría a otras anteriores equipara-
ción- explicaciones realizadas en función de las ex- bles, como gentiles, antiguos, galigriegos, griegos o
periencias vivenciales que les eran familiares, lle- gigantes (Álvarez Peña, 2007: 225-226; Arizaga y
gando a conformar un extenso corpus documental Ayán, 2005: 313-314; 2007: 460-461). Finalmente,
sobre historias de tesoros, castillos y cuevas encan- se impondría esta denominación debido a que las
tadas habitados por seres legendarios, entre los que diferentes acepciones de moros antes mencionadas
los moros van a tener un protagonismo central. se constituían como las categorías humanas más
exóticas de entre las conocidas por los hombres y
Partiendo de nuestras inquietudes investigado-
mujeres del paisaje rural asturiano. Este nominativo
ras, relacionadas con las comunidades castreñas del
tendría también el objetivo práctico para la Iglesia
área occidental cantábrica, creemos que acercarnos
Católica de demonizar ciertos cultos paganos prac-
al Folklore generado por las comunidades subactua-
ticados por el pueblo llano, lo que tendría lugar en
les de este mismo paisaje puede ser una vía de tra-
algún momento de época bajomedieval/moderna
bajo interesante, alternativa y a la vez complemen-
(Marín Suárez, 2005a: 100), y que tendrían como
taria a las convencionales labores de prospección o
escenario las ruinas de distintas estructuras arqueo-
excavación arqueológica.
lógicas, rocas, cuevas o árboles destacados en el
3.3. Los «moros». paisaje... Por ello, este nominativo sería también
Con el término de moros (o mouros según las empleado por las instituciones eclesiásticas.
distintas variantes geográfico/dialectales de la len- Debemos hacer notar que otras opciones étnicas
gua asturiana) podemos denominar a un conjunto alóctonas, como la de celtas, no se introdujeron a
variable de seres paganos (desde una óptica cristia- nivel popular (o rural) hasta un momento muy tar-
na), agrupados en una misma categoría referencial dío en la conformación de este tipo de tradiciones,
en la que, no obstante, debemos contemplar matices en época moderna (Marín Suárez, 2005b: 309-311),
particulares según los diferentes casos. como una aportación proveniente de los círculos
cultos (o urbanos) de la región.
Sin querer desviarnos hacia temas demasiado
alejados del que nos ocupa, el fenómeno descrito
puede ser equiparado con algunas de las contempo-
ráneas líneas del pensamiento o la cultura New Age.
Por ejemplo, las pirámides egipcias serían, entre
otras opciones, obra de extraterrestres. Con este
ejemplo, podemos entender que distintas alternati-
vas de generación de conocimiento, al margen de la
academia y de su línea de pensamiento empirista,
pueden construir relatos en los que se manejan pa-
trones de comportamiento y actuación muy simila-
res al humano, pero con marcados rasgos de otre-
Fig.: 1. Vecinos de Salas (Asturias) junto a moros perte-
necientes a los cuerpos de Regulares del ejército golpista, dad. Actualmente, los marcianos u otros alienígenas
1936 [Fotografía cedida por la Asociación cultural Pola de que habitarían lejanas galaxias son quizá los seres
Salas]. imaginables más alejados de los propios seres hu-
Estos míticos moros serían unos seres sobrehu- manos. Con esto, se trata de sustentar, mediante di-
manos, cuya identificación no está relacionada de versas narraciones fabuladas, la explicación de una
forma directa con los bereberes de la fase de domi- realidad observada, en la que se responsabiliza a un
nio musulmán de la Península Ibérica, ni con los «otro» de comportamiento antrópico, aunque ajeno
moriscos o los sarracenos de época moderna, ni al «nosotros». No sería demasiado alocado, así
tampoco con los cabileños protagonistas de las gue- pues, asumir que los seres extraterrestres son un
rras de Marruecos o con los moros de los Regulares buen paralelo, urbano y contemporáneo, de los tra-
del ejército de África (Fig.1), que actuaron en el dicionales moros de las narraciones orales del ám-
área asturiana para sofocar la Revolución obrera de bito rural.
1934 y luego en el transcurso de la Guerra Civil 4. Casos de estudio.
(Álvarez, Expósito y González, 2007b). Incluso se
A continuación, vamos a repasar algunos ejem-
establecen equivalencias entre moros y soldados
plos en los que la atención a la tradición oral cam-
franceses o combatientes de las partidas carlistas.
pesina puede ofrecer nuevas referencias informati-
De todas estas realidades humanas, los moros del
vas, además de ayudar a aclarar determinadas cues-
imaginario colectivo asturiano tomarán rasgos de-
241
ETNOARQUEOLOGÍA DEL PAISANAJE TRADICIONAL COMO FUENTE DE INFORMACIÓN EN ARQUEOLOGÍA
tiones arqueológicas que permanecían dudosas o derse con fíbulas, apliques decorativos, o estatuaria
desconocidas para la Arqueología académica. zoomorfa (Fig.2). Los torques áureos tan caracterís-
ticos de las comunidades prerromanas del Noroeste
4.1. Materiales arqueológicos.
peninsular serían collares, aldabones, picaportes de
Lo primero que cualquier observador se encuen- puertas o tiradores de cajones. Las arracadas y pen-
tra al adentrarse en el estudio de las leyendas y na- dientes amorcillados serían aretas para la nariz de
rraciones orales localizadas o relacionadas con ya- esos míticos moros (Álvarez Peña, 2007: 230). Las
cimientos arqueológicos, es la insistente mención a diademas podrían ser coronas de las princesas mo-
tesoros; muchas veces encantados, útiles o animales ras. Las menciones a tesorillos de monedas se co-
de oro, ollas o pieles de animales repletas de mone- rresponderían con distintos hallazgos fortuitos que
das u oro en polvo... Llegan incluso a aparecer ver- también engrosarían las leyendas de tesoros, como
daderos especialistas dedicados en tiempo y alma a los del castro de Arancedo (Bouza Brey, 1963: 46)
la búsqueda de esos tesoros, como los conocidos o los de la cueva de Chapipi (Escortell Ponsoda,
chalgueiros (Suárez López, 2001). El origen de este 1973), mientras que las ollas conteniendo oro en
tipo de relatos parte de la recuperación de materia- polvo o cenizas podrían ser simples contenedores
les arqueológicos que serán identificados como te- cerámicos prehistóricos. Se mencionan incluso lápi-
soros. Los campesinos y campesinas que habitaban das con inscripciones en árabe, que podrían relacio-
en el entorno de algunos yacimientos se encontrarí- narse con piezas escultóricas y decorativas propias
an, fortuitamente o en el transcurso de sus activida- de la plástica prerromana castreña, bien conocidas
des productivas, con objetos que no se correspon- para el Noroeste (González Ruibal, 2006/07: 396),
derían con los que estaban familiarizados a manejar mejor que la hipótesis, también factible, de que fue-
en su vida cotidiana. De esta forma, es fácil imagi- sen epígrafes latinos (Álvarez Peña, 2007: 231).
nar que un hacha broncínea de talón y anillas o los
fragmentos de un caldero en bronce pudieran iden- 4.2. Estructuras arqueológicas.
tificarse con objetos conocidos para los campesi- De igual forma, también se alude a construccio-
nos, como serían los juegos de bolos. Acabaría por nes palaciales o castillos en las que vivieron los mí-
desencadenarse una auténtica fiebre de oro en torno ticos moros, partiendo estos discursos de la obser-
a los yacimientos arqueológicos y otras zonas en las vación campesina de las ruinas de las construccio-
que supuestamente los moros habrían ocultado sus nes castreñas. No obstante, dado que no se pueden
riquezas (Suárez López, 2001). contemplar buenos alzados de muros, más que algu-
nas murallas bien visibles en casos puntuales, la
mayor parte de las veces se piensa en la existencia
de residencias subterráneas en las que vivirían los
moros, situadas bajo los propios yacimientos arque-
ológicos. Así, las evidencias de ruinas de las típicas
cabañas castreñas circulares pueden ser interpreta-
das como hornos metalúrgicos de los moros. Las es-
tructuras paradigmáticas de los castros cantábricos
son las líneas defensivas de los poblados, con mura-
llas, fosos, parapetos, campos de piedras hincadas...
Dado el grado de su monumentalidad (Villa Valdés,
2007), no habrían pasado desapercibidas, y así se
Fig.: 2. Vista del castro de "Peña La Cabra" (Las Nisales, vinculan con ellas explicaciones como la existencia
Salas, Asturias). Su topónimo podría derivar del relato so- de boleras en los fosos; o la peculiar leyenda rela-
bre un hallazgo de alguna figura o estatuilla zoomorfa [Fo- cionada con el castro marítimo de El Castiel.lo de
tografía del autor].
Otur (Fig.3), según la cual las espectaculares líneas
Examinando atentamente los compendios de na- defensivas de fosos y parapetos observables en este
rraciones orales del Folklore asturiano, podemos emplazamiento serían los restos de un vano intento
desgranar una serie de posibles asociaciones, reco- de los moros que lo habitaban por convertir la pe-
nocidas ya por diferentes autores (De Blas y López, nínsula en isla, para huir de un rey cristiano, relato
2001; Suárez López, 2001; Álvarez Peña, 2007); que también se maneja para Cabo Blanco (Camino,
también para el vecino marco gallego (Arizaga y 1995: 73-74; 98). Igualmente cabe citar la asocia-
Ayán, 2005 y 2007). Así, lingotes, barras de metal, ción de los canales mineros de las explotaciones au-
hachas broncíneas y hachas líticas pulimentadas po- ríferas de época romana con caminos antiguos de
drían interpretarse como juegos de bolos realizados los moros, derivando de ello el repetitivo topónimo
en materias preciosas. Distintas figuras de animales de antiguas con el que se identifican.
(cabras, bueyes, gallinas, cerdos...) reconocidas por
los habitantes del medio rural podrían correspon-
242
DAVID GONZÁLEZ ÁLVAREZ
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JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 247-254
RESUMEN
Las excavaciones realizadas en Galicia durante los últimos años han puesto al descubierto varios
concheros. Este tipo de depósitos está compuesto, además de conchas de moluscos, por otro tipo de restos,
como macrofauna, ictiofauna, restos de metalurgia, cerámica, carbones, etc. El estudio de estos depósitos
debe realizarse mediante una metodología desarrollada, capaz de obtener la mayor cantidad de información
posible. En este trabajo se presenta la metodología estricta que venimos aplicando en nuestros análisis.
ABSTRACT
The shell middens are compound for a great diversity of materials, among tose that are remains of
mollusks, fish, ceramic, metallurgy remains,... The study of these materials should be carried out by means of
a developed methodology of excavation and sampling that it allows the recover this information.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
248
VÍCTOR BEJEGA GARCÍA
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resto a su categoría taxonómica. Se trata por tanto completa, pero que no mantiene las impre-
de un doble proceso de separación de los restos y siones musculares, no pudiéndose tomar
de identificación de especie (que será completada medidas biométricas. Pueden identificarse
posteriormente con la totalidad de los restos). también los fragmentos anterior (FCHA) y
posterior (FCHP).
• Fragmentos (FRAG): restos sin elemen-
tos diagnósticos, salvo los propios de la
valva.
Gasterópodos:
• Individuo Completo (ICOM): individuo
sin fragmentar que permite tomar todas las
medidas biométricas.
• Individuo Fragmentado (IFRA): indivi-
duo que, a pesar de mostrar algún tipo de
rotura, conserva el ápice, la zona bucal y
el final de la columela intacto.
Fig.: 5. Identificación taxonómica.
• Fragmento Apical (FAPI): resto que
conserva el ápice pero no la zona bucal.
Durante este proceso, no sólo se separan los res- • Fragmento de Estoma (FEST): fragmen-
tos de malacofauna, sino que también se agrupan el to con la zona bucal completa y el final de
resto de elementos que componen la muestra (cerá- la columela intacto, pero que no conserva
mica, carbones, huesos, ictiofauna,...). el ápice.
Con respecto a la identificación, es importante • Fragmento Umbilical (FUMB): frag-
la utilización de guías especializadas que permitan mento con el final de la columela o el om-
reconocer las diferentes especies. Sin embargo, bligo intacto, pero sin conservar el ápice
consideramos imprescindible el uso de una colec- ni la zona bucal.
ción comparativa que incluya varios ejemplares de • Fragmentos (FRAG): restos sin elemen-
cada especie, con el objeto de cubrir el dimorfismo tos diagnósticos, salvo los propios de la
específico. Del mismo modo, debería estar com- concha.
puesta tanto por ejemplares actuales como por pie- Hemos desarrollado una serie de categorías de
zas arqueológicas, procedentes de excavación y fragmentación para el erizo de mar y el percebe. En
bien referenciados. El uso de la colección compara- el caso del erizo de mar, al cálculo basado en la es-
tiva supone, en la mayoría de los casos, una ayuda tructura bucal (Gutiérrez Zugasti, 2005) se añade
muy importante a la hora de identificar las especies. otro basado en la estructura genital, destacando a
5.3. Categorías de Fragmentación continuación las principales categorías de ambos
cálculos:
Como hemos señalado anteriormente, los mo-
luscos presentan una gran fragilidad, pudiendo esta- • Placa de Sujeción Completa (PSC): pla-
blecerse unos patrones o categorías de fragmenta- ca en que se inserta cada uno de los cinco
ción comunes (Moreno Nuño, 1994; Gutiérrez Zu- dientes del individuo, distinguiendo dere-
gasti, 2005) para bivalvos y gasterópodos. Estas ca- cha e izquierda.
tegorías son utilizadas posteriormente en las fases • Fragmento de Placa: podemos distinguir
de cuantificación y estimación de abundancias. entre Fragmento Distal (FDP) y Fragmen-
to Proximal (FPP), identificándose en am-
Bivalvos:
bos casos derecha e izquierda.
• Valva Completa (VCOM): resto valvar • Estructura Bucal de Unión (EBU): cin-
sin fragmentar o con alguna pequeña rotu- co estructuras que unen las pirámides.
ra al borde, que conserva todos los ele- • Diente Completo (DCOM): diente sin
mentos diagnósticos y en el que se pueden fracturar. Cada cinco dientes, corresponde
tomar todas las medidas biométricas. a un individuo.
• Valva Fragmentada (VFRA): resto que • Diente Fragmentado: podemos diferen-
presenta algún tipo de rotura pero que ciar entre Fragmento Distal (FDD) y Frag-
mantiene todos los elementos diagnósti- mento Proximal (FPD).
cos, permitiendo tomar alguna medida bio- • Madreporito (MP): placa genital de ma-
métrica. yor tamaño, caracterizada por tener la su-
251
COMPOSICIÓN Y METODOLOGÍA DE ANÁLISIS DE CONCHEROS APLICADA A LOS CASTROS LITORALES...
perficie exterior cubierta de poros de pe- han desarrollado una serie de Estimadores de Abun-
queño tamaño. dancias que superen la simple descripción o catego-
• Placa Genital Superior (PGS): se puede rización relativa (Moreno Nuño, 1994).
identificar derecha e izquierda.
• Placa Genital Inferior (PGI): se puede
identificar derecha e izquierda.
• Placa Ocelar (PO): placas situadas en el
borde superior de las placas genitales.
• Fragmentos (FRAG): incluye todos
aquellos elementos no cuantificables (ra-
diolas, fragmentos de caparazón, etc.).
Percebe:
• Tergo Completo (TC): Tergo al que se le
puede tomar la altura máxima, diferen-
ciando derecha e izquierda.
• Tergo Fragmentado (TF): en función a
la fractura, podemos diferenciar un Tergo
Fragmentado Superior (TFS) e Inferior
(TFI), siendo posible en algunos casos
identificar derecha e izquierda.
• Escudo Completo (EC): Escudo en el
que es posible medir la altura máxima, pu-
diendo identificar derecha e izquierda.
• Escudo Fragmentado (EF): en función a
la fractura, podemos diferenciar entre Es-
cudo Fragmentado Superior (EFS) e Infe-
rior (EFI), siendo posible en algunos casos
identificar derecha e izquierda.
• Quilla Completa (QC): Quilla en la que
es posible medir la altura máxima. El per-
cebe sólo posee una quilla por individuo.
• Quilla Fragmentada (QF): en función a
la fractura podemos diferenciar entre Qui-
lla Fragmentada Superior (QFS) e Inferior
(QFI).
• Fragmentos (FRAG): engloba los restos
no cuantificables y laminaciones de la es-
tructura calcárea de las uñas del percebe. Fig.: 6. Biometrías de bivalvos y gasterópodos.
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RESUMEN
La acidez de los suelos del NO hace que en muchas ocasiones la conservación de materiales metáli-
cos u óseos sea muy deficiente. Por ello muchas veces los materiales encontrados en los depósitos de conchas,
que actúan como aislante gracias al componente calizo de las mismas, se convierten prácticamente en la úni-
ca fuente de información. Debido a esta característica, el estudio íntegro y sistemático de un conchero puede
aportar gran cantidad de información acerca de las actividades artesanales o comerciales, paleoclimáticas y
bromatológicas sin necesidad de realizar una excavación en área de la totalidad del yacimiento.
ABSTRACT
The acidity of the soil in the northwest means that often the preservation of bone or metal materials
is scarce. That is why often the materials contained in tanks shells become virtually the sole source of infor-
mation. Because of this, the systematic study of a shell-Midden can bring a wealth of information on the ac-
tivities of craft or trade, paleoclimáticas and nutritional resources without carrying out an excavation at the
archaeological site.
Palabras Clave: Conchero. Metalurgia. Explotación recursos marinos. Geoindicadores. Castro costero.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
256
EDUARDO GONZÁLEZ GÓMEZ DE AGÜERO
cal (Shackleton, 1980), pero también nos puede es- fuente de aprovisionamiento (Vázquez Varela y Ro-
tar indicando la explotación de una zona litoral con- dríguez López, 1999/2000).
creta, como por ejemplo en el caso de las lapas, en-
Las evidencias de comercio de moluscos no so-
tre las cuales Patella ulyssiponensis es de mayor ta-
lamente se restringen a los yacimientos interiores,
maño cuanto más tiempo esté sumergida (Costas et
sino que también en los asentamientos litorales se
alli,1995).
pueden documentar especies que no son propias de
2.2. Relaciones comerciales. su entorno. Este es el caso, por ejemplo, del Castro
La presencia de restos de moluscos marinos en de Santa Trega, que cuenta con un medio litoral
los asentamientos litorales entra dentro de la nor- muy batido y rocoso, y por lo tanto no propicio
malidad, ya que es un elemento consumido por las para la ostra, de la que se documenta su presencia
comunidades humanas desde la antigüedad, y se lo- en las excavaciones antiguas (Mergelina, 1939/40),
caliza en su medio más cercano. La interpretación lo que está indicando que estos ejemplares fueron
varía cuando estos animales marinos se localizan en traídos desde otro lugar (Vázquez Varela; Rodrí-
yacimientos del interior, o en zonas litorales se do- guez López, 1999/2000).
cumentan especies que no son propias del entorno. 2.3. Paleoclima.
Cada especie de molusco se identifica con un
biotopo determinado, ya que son muy sensibles a
diferentes factores, tanto abióticos (profundidad,
sustrato, temperatura, salinidad, humedad....) como
bióticos (depredación, competición, parásitos...)
(Claassen, 1998; Dupont, 2006), y por lo tanto son
indicativos de unas condiciones muy concretas del
medio y del clima.
Uno de los principales métodos aplicados en la
interpretación paeloclimática, es la conformación
de pequeños grupos basándonos en la distribución
actual de las especies, siendo comparados con los
restos arqueológicos, obteniendo de este modo una
Fig.: 4. Ostrea edulis. serie de datos sobre el clima a nivel regional (Gu-
En yacimientos interiores como Lucus Augusti tiérrez Zugasti, 2005). Las reconstrucciones climá-
(Lugo), Cidadela (A Coruña) o San Cibrán de Lás ticas del pasado se basan en el principio de que las
(Ourense) se ha documentado la presencia de restos especies no han modificado sus requerimientos eco-
de moluscos marinos (Vázquez Varela; Rodríguez lógicos (Sparks, 1980).
López, 1999/2000). En el primero esta presencia es
abundante y relacionada con una especie de gran
valor gastronómico para las élites sociales romanas
(Ostrea edulis; Fig. 4), mientras que en el tercero
de los casos los restos son escasos y de escaso valor
culinario, por lo que deben estar respondiendo a
otro tipo de funciones (Vázquez Varela; Rodríguez
López, 1999/2000). Los restos de conchas de mo-
luscos marinos no solamente se localizan en áreas
más o menos próximas a la costa, y así se han recu-
perando también en el campamento de la Legio VII
en León, donde se hallaron restos de Ostrea edulis
(ostra), Monodonta lineata (bígaro) o Tapes decus-
satus (almeja fina) (Fernández Rodríguez y Fuertes
Prieto, 2003; 2004). La presencia reiterativa de al- Fig.: 5. Ejemplares de Thais haemastoma.
gunas especies en diferentes puntos del interior du-
La presencia de grandes cantidades de ciertas
rante el periodo romano hace plantearse la posibili-
especies que actualmente no existen en un área con-
dad de unas fluidas relaciones comerciales entre zo-
creta, es un claro indicio de cambio climático. En la
nas costeras y el interior, como se aprecia en el
costa gallega la presencia de Crassostrea angulata
Castro de A Devesa (Ribadeo, Lugo) donde las ta-
(abundante actualmente en el Cantábrico Oriental),
llas de las ostras son inferiores a la media de las re-
Astraea rugosa (actualmente en el Cantábrico
cuperadas en Lugo, por lo que es posible que un ya-
oriental y el Mediterráneo) y Thais haemastoma
cimiento de similares características sirviera como
(Fig. 5) (actualmente en la costa vasca y en el sur
258
EDUARDO GONZÁLEZ GÓMEZ DE AGÜERO
de Portugal) en diferentes yacimientos del área en periodos relativamente cortos (Shackleton, 1980;
Cantábrica (Cano Pan y Vázquez Varela, 1991; Claassen, 1998).
Fernández Rodríguez y Rodríguez López, 1994;
2.4. Estacionalidad.
Fernández Rodríguez et alii, 2008) indican un des-
censo de las temperaturas en torno a los 2,5-3º C Mediante el estudio de las conchas recuperadas
entre los siglos I-IV d.C. y el siglo XVIII, no siendo en los yacimientos también podemos llegar a cono-
localizados en la actualidad ejemplares vivos de es- cer la cronología en la que fueron depositadas, e in-
tas especies en las costas gallegas (Rodríguez Ló- cluso el periodo del año en que se consumieron, pu-
pez y Fernández Rodríguez, 1996; Martínez Corti- diendo establecer posibles patrones de recolección.
zas y Vázquez Varela, 2002). Las conchas de los moluscos están formadas por
Este tipo de análisis no son absolutos, ya que carbonato cálcico (calcita o aragonito) y una pro-
una gran cantidad de las especies son euritermas y porción de un 1-2% de materia orgánica o conchio-
eurohalinas, aunque sí permiten una primera carac- lin (Shackleton, 1980; Claassen, 1998). Tanto la
terización del clima y del nivel del mar. Este tipo de parte orgánica como la inorgánica contienen carbo-
estudios paleoclimáticos deben ir acompañados de no, y por lo tanto pueden someterse a cálculos basa-
los consiguientes análisis palinológicos, sedimento- dos en el radiocarbono.
lógicos, etc... que permitan concretar con mayor El principal problema que plantea el uso de esta
precisión las condiciones ambientales (Rodríguez técnica sobre la materia inorgánica es la contamina-
López y Fernández Rodríguez, 1996; Martínez Cor- ción, ya que los ejemplares antiguos están expues-
tizas y Vázquez Varela, 2002; Gutiérrez Zugasti, tos al enriquecimiento por carbono moderno, siendo
2005 ).Otro tipo de estudios, más precisos a la hora muy difícil su identificación, a pesar de ello es posi-
de determinar la paleotemperatura, son los análisis ble calibrar los resultados realizando un análisis del
de isótopos de oxígeno. Consisten en un análisis de interior y del exterior por separado (Shackleton,
la abundancia relativa de isótopos de oxígeno en el 1980).
carbonato cálcico de la concha de los moluscos y se
basan en una serie de principios, relacionados con Cuando la muestra es abundante se obtienen
la presencia de tres tipos de isótopos estables de mejores resultados con el análisis de la materia or-
oxígeno en la atmósfera (O16, O17, O18 en proporcio- gánica, menos susceptible de contaminarse, aunque
nes constantes (Shackleton, 1980). Lo que interesa presenta problemas de calibración por la cantidad
a la hora de evaluar las paleotemperaturas es la va- de carbono presente en el océano en el momento de
riación de la abundancia de estos isótopos, ya que la recolección de los individuos (Shackleton, 1980;
el O16 es menos pesado que el O18, y por lo tanto se Claassen, 1998).
evapora más rápidamente, volviendo a precipitar en Además de fechas absolutas, el análisis de las
forma de lluvia. Este proceso se ve alterado en pe- conchas, principalmente de los bivalvos, puede
riodos fríos, ya que queda retenido en los hielos, no ofrecer información sobre la estación en la que se
retornando al medio marino (Claassen, 1998) (Fig. produjo su recolección. Este tipo de estudios tienen
6). gran interés a la hora de analizar no solo la impor-
tancia de los moluscos en la dieta sino también las
estrategias de recolección, ya que el consumo de
moluscos en una estación determinada puede indi-
car una función complementaria de una actividad
agropecuaria y/o cinegética, o ser reflejo de la esta-
cionalidad del asentamiento. Por otro lado, la pre-
sencia de una especie determinada en un periodo
concreto respondería a factores culturales y biológi-
cos.
Los estudios de estacionalidad se basan en el
crecimiento de la concha de los moluscos. Este cre-
cimiento es logarítmico y continuo a lo largo de la
vida de un individuo, pero no es uniforme a lo largo
del año. Durante los periodos invernales es escaso,
Fig.: 6. Ciclos de los isótopos de oxígeno. debido a la disminución de la temperatura y de la
luz, lo que a su vez provoca una merma del placton.
Si bien este tipo de análisis tiene un error menor
Así en periodos invernales las líneas de crecimiento
a 1ºC, presenta dos claras limitaciones: el problema
son muy finas, mientras que para la primavera y el
de la composición isotópica del agua y la tempera-
verano son mucho más gruesas (Fig. 7) (Claassen,
tura del océano, que fluctúa de forma considerable
1998; Dupont, 2006). La estimación del crecimien-
259
RESULTADOS OBTENIDOS EN EL ANÁLISIS DE UN CONCHERO: EL CASO DE LOS CASTROS LITORALES...
to en los individuos nos puede indicar la estación, dez del suelo aumenta considerablemente el proce-
incluso el mes, en el que el individuo murió, y en el so de degradación del material. Esto lo hemos podi-
caso de una recolección intencional para alimento, do constatar en castros como el de O Neixón (Boi-
el periodo en el que se efectuó la misma. ro, A Coruña) (Fig. 8), donde la mayor parte de las
piezas metálicas y con mejor estado de conserva-
ción fueron localizadas en el conchero (González
Gómez de Agüero, 2008). La buena conservación
de los objetos metálicos tiene gran importancia a la
hora de estudiar la cadena operativa metalúrgica, ya
que nos va a permitir análisis metalográficos que en
una pieza donde no se conserve el núcleo de metal
nos va a resultar imposible. Además, la combina-
ción de técnicas de datación de conchas con crono-
logías relativas de las diferentes tipologías nos pue-
de dar importante información temporal sobre la
formación del depósito y precisión sobre la crono-
logía de los útiles metálicos.
Fig.: 7. Líneas de crecimiento en Tapes decussatus.
apareciendo tanto restos escoriáceos y de desecho que en muchas ocasiones puedan pasarse por alto
de diferentes trabajos artesanales, como crisoles. otros materiales, perdiendo así otros datos únicos e
irrecuperables.
Quizás los restos más interesantes que hemos
encontrado hasta el momento son los documentados No todos los restos documentados en el conche-
en Punta Atalaia (San Cibrao, Lugo) (Fernández ro son objetos acabados, sino que nos podemos en-
Rodríguez et alii, 2008) y en Montealegre (Domaio, contrar con todo tipo restos de la cadena operativa,
Pontevedra) (en proceso de estudio). Este conjunto apareciendo tanto restos escoriáceos y de desecho
de restos está formado por una serie bolitas y pla- de diferentes trabajos artesanales, como crisoles.
quitas de pocos milímetros fruto del trabajo de for-
Quizás los restos más interesantes que hemos
ja. Estos “debrise” de forja o battitures (Fig. 9) se
encontrado hasta el momento son los documentados
forman al fundirse la superficie del hierro cuando se
en Punta Atalaia (San Cibrao, Lugo) (Fernández
calenta a más de 300ºC, desprendiéndose al sufrir el
Rodríguez et alii, 2008) y en Montealegre (Domaio,
objeto tratamientos mecánicos o térmicos (Serneels
Pontevedra) (en proceso de estudio). Este conjunto
et al., 2004). Estos desechos son producidos en to-
de restos está formado por una serie bolitas y pla-
das las etapas del proceso de forja, dependiendo su
quitas de pocos milímetros fruto del trabajo de for-
forma y tamaño del trabajo realizado y de la tempe-
ja. Estos “debrise” de forja o battitures (Fig. 9) se
ratura alcanzada (Leblanc, 2004).
forman al fundirse la superficie del hierro cuando se
calenta a más de 300ºC, desprendiéndose al sufrir el
objeto tratamientos mecánicos o térmicos (Serneels
et al., 2004). Estos desechos son producidos en to-
das las etapas del proceso de forja, dependiendo su
forma y tamaño del trabajo realizado y de la tempe-
ratura alcanzada (Leblanc, 2004).
La presencia tanto de battitures o debrise de
forja, como de crisoles y restos escoriáceos, es cla-
ro indicio de trabajo metalúrgico dentro del yaci-
miento, puesto que estos restos carecen de cual-
quier valor de tipo comercial y son desechados en
basureros cerca de los lugares de procesado.
En nuestro caso, el estudio de concheros asocia-
dos a yacimientos castreños, ha permitido encontrar
este tipo de restos de forja. Sus pequeñas dimensio-
nes, hacen necesaria una estricta metodología de re-
cuperación. En nuestro caso se ha utilizado una ma-
lla de 0,8 mm. para un primer cribado con agua,
para otro posterior en seco con un tamiz de 1 mm.,
revisando el sedimento inferior a este tamaño. Te-
nemos que tener en cuenta que el proceso de exca-
vación es destructivo por definición, por lo que
debe aplicarse la metodología más minuciosa posi-
ble, ya que la información perdida será irrecupera-
ble.
Fig.: 9. Battitures.
3. Consideraciones finales.
Algo similar sucede con los restos cerámicos, ya
Un conchero es mucho más que un simple depó-
que los suelos ácidos pueden llegar a eliminar todo
sito donde el elemento mayoritario a simple vista
tipo de evidencias de tratamientos superficiales,
son las conchas. Un estudio sistemático de todos los
desde bruñidos a pinturas o barnices. Por ello su
componentes que forman estos depósitos, se con-
aparición en un conchero supone un aumento de la
vierte en una fuente importantísima de información
información que nos puede proporcionar.
sobre una comunidad humana, aportando datos tan-
La recuperación de estos objetos manufactura- to socio-económicos como paleoambientales, que
dos, en la mayoría de los casos se va a producir du- sin duda van a resultar cruciales para la interpreta-
rante el proceso de excavación del depósito, por lo ción del asentamiento.
que es sumamente importante una correcta docu-
En ocasiones estos datos pueden llegar a ser los
mentación y registro, sino también el cribado, ya
únicos disponibles, tanto porque el resto del yaci-
que las características físicas de las conchas hacen
miento está totalmente alterado, como porque no se
261
RESULTADOS OBTENIDOS EN EL ANÁLISIS DE UN CONCHERO: EL CASO DE LOS CASTROS LITORALES...
hayan realizado intervenciones en él. Aún así si se queológicos. Arqueología leonesa II: 201-231.
2004 “La alimentación en el campamento romano de la
procede a un minucioso proceso de excavación y Legio VII en León: la información arqueológica”.
muestreo, será posible obtener abundante informa- Promonumenta, VI: 34-39.
ción referente al grupo humano, siendo en muchos FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, C.; GONZÁLEZ GÓMEZ
DE AGÜERO, E.; BEJEGA GARCÍA, V.
casos una perfecta “radiografía” de un momento 2008 “Estudio del conchero del castro de punta Atalaia
muy determinado de la historia del asentamiento. (san cibrao, lugo)”. Férvedes, 5. Vilalba (Lugo):
43-52.
Para la correcta validación de estas analíticas, es FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, C.; RODRÍGUEZ LÓPEZ, C.
muy importante la metodología de muestreo, recu- 1994 “Análisis de la fauna del Castro de Fazouro. Cam-
paña de 1992”. Museo de Prehistoria e Arqueolo-
peración y de identificación que se aplique, ya que xía de Vilalba. Inédito.
la utilización de procedimientos poco minuciosos FERNÁNDEZ URIEL, P.
puede originar la pérdida de gran parte de la infor- 2001 “La púrpura, más que un tinte”. En Costa, B. y H.
Fernández, J. (eds): De la mar y de la tierra: pro-
mación. ducciones y productos fenicios-púnicos: XV Jor-
nadas de Arqueología Fenício-Púnica. Eivissa:
En resumen, lo que pretendemos es llamar la 67-90.
atención sobre el estudio de estos depósitos, en mu- GAUTIER, A.
chas ocasiones poco valorados, a pesar de ser con- 1987 “Taphonomic groups: how and why?”. Archaeo-
zoologia, I: 47-52.
siderados medios de donde es posible recuperar GONZÁLEZ GÓMEZ DE AGÜERO, E.
materiales en buen estado de conservación, pero re- 2008 “Análisis del utillaje metálico del Castro Grande de
cibiendo poca atención a la hora de afrontar el estu- O Neixón (Boiro, A Coruña)”. Férvdes, 5. Vilalba
(Lugo): 269-275.
dio integral de los mismos. GUTIÉRREZ ZUGASTI, F.I.
2005 La explotación de moluscos en la cuenca baja del
Los estudios malacológicos a pesar de su anti- río Asón (Cantabria, España) a inicios del Holo-
güedad, han tenido un desarrollo bastante lento, ceno (10.000-5.000 BP) y su importancia en las
pero sin duda son una fuente indispensable de infor- comunidades humanas del Aziliense y del Mesolí-
tico. Trabajo de Investigación de Doctorado. De-
mación a la hora de analizar cualquier yacimiento, partamento de Ciencias Históricas, Universidad de
debiendo enfatizarse tanto las técnicas como los re- Cantabria. Inédito.
sultados obtenibles a partir de su estudio. LEBLANC, J.-CL.
2004 “Noveaux apports pour une archéométrie de sols
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MIÑAMBRES, M.; MONTES, M.; RODRÍGUEZ, G. PINTOS, P.
1995 “Segregación ecológica de tres especies del género 1995 “El yacimiento de Punta do Castro (Reinante, Ba-
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DUPONT C. 1992 Nuevas aportaciones al estudio del aprovecha-
2006 La malacofaune de sites mésolithiques et néolithi- miento de los recursos marinos en los castros ga-
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bution à l’économie et à l’identité culturelle des cenciatura, Universidad de Santiago de Composte-
groupes concernés. BAR Internacional Series la, Inédito.
1571. RODRÍGUEZ LÓPEZ, C.
FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, C. 1993 “Unha aproximación ao estudio da explotación do
2005/06 “La arqueozoología en el noroeste de la Península mar na Prehistoria e Historia Antiga de Galicia a
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(Antropología-Arkeologia), 57/1: 511-523. NOVA I: Contribución dos Xovenes Historiadores
FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, C.; FUERTES PRIETO, N. de Galicia. Asociación Galega de Historiadores:
2003 “Análisis de la fauna de Maestro Copín y San Sal- 5-14.
vador del Nido (León)”. En Fernández Freire, B.E.:
León I. La época romana en León: aspectos ar-
262
EDUARDO GONZÁLEZ GÓMEZ DE AGÜERO
RESUMEN
En este trabajo se describe brevemente el proceso que se ha llevado a cabo en el estudio de las herra-
mientas de la II Edad del Hierro, dedicadas, principalmente, a labores de producción agrícola. Éste estudio se
entiende como medio y no como fin, por lo que se intentan establecer conclusiones que traspasan la proble-
mática puramente arqueológica, para intentar establecer nuevas visiones de la economía y la sociedad de las
sociedades del interior de la Península en el periodo anterior a la romanización.
ABSTRACT
In this work the process that has been carried out in the study of the tools of II Iron Age, dedicated,
mainly, to workings of agricultural production is described briefly. This one study is understood like means
and not like aim, reason why they are tried to establish conclusions that transfer problematic the purely ar-
chaeological one, to try to establish new visions of the economy and the society of the societies of the interior
of the Peninsula in the period previous to the roman times.
Palabras Clave: Agricultura. Edad del Hierro. Herramientas. Economía. Península Ibérica.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
264
DAVID PEÑAS PEDRERO
De esta manera, nos encontramos ante un tema dos, y realizar una tipología dentro de un mismo
muy poco explorado, con grandes posibilidades de tipo de herramienta.
análisis tanto de índole económica como social,
En éste apartado ha resultado de crucial impor-
pero que carecía de una organización sistemática de
tancia la bibliografía etnológica e histórica. En és-
los objetos a estudiar.
tos trabajos se suelen establecer las diferencias en-
Entendimos, por tanto, que como primer paso, tre aperos con formas similares de manera relativa,
antes de afrontar objetivos más complejos, era ne- esto es, comparando unos grupos con otros, lo cual
cesario saber el número total de piezas conocidas, si bien impide la extrapolación de los datos que se
así como el contexto de los hallazgos, crucial a la encuentran en ésta bibliografía, permite establecer
hora de intentar planteamientos tipológicos y fun- los tipos de una manera menos rígida.
cionales, que pudieran explicar las diferencias entre
La heterogeneidad de las publicaciones origina-
los útiles, y por tanto el tipo de agricultura practica-
les hizo que se entendiera como imprescindible una
da.
documentación gráfica que no desviara la atención
A la hora de plantear el presente trabajo tenía- a características que, para el objetivo que se persi-
mos dos posibilidades: por un lado se podía presen- gue, resultan superfluas. De este modo, se realizó
tar la problemática situación de los estudios econó- un esfuerzo por la homogeneización de la represen-
micos de la II Edad del Hierro y plantear las con- tación gráfica, únicamente destacando aquellos as-
clusiones a las que se han llegado desde el estudio pectos que pueden influir en la interpretación de la
de las herramientas; y por otro se podría explicitar pieza.
de manera general el método que hemos llevado a
cabo.
Dado el título de la Reunión hemos considerado
más oportuno la segunda de las posibilidades, aun-
que resulta menos atractivo, creemos que es más in-
teresante, pues deja más espacio al diálogo.
2. Antes de empezar.
La mencionada situación de los estudios de la
tecnología agraria de la II Edad del Hierro provocó
que se tuviese que realizar un vaciado de fuentes
manual, pues muchos de los aperos estaban publica-
dos en las memorias de excavación y no habían
vuelto a ser estudiados.
La documentación de herramientas ha deparado
más de noventa objetos, lo cual hizo imprescindible
Fig.: 1.
la organización del catálogo.
Es preciso, antes de concluir con las cuestiones
El tipo de organización más habitual, en este
previas, advertir de la necesidad de crítica a todo
tipo de estudios es el de seguir el calendario agríco-
tipo de fuentes, ya sean clásicas, historiográficas o
la, de tal manera que en primer lugar se establecen
de otras áreas de conocimiento, pues lo que puede
las tareas que son necesarias para el cultivo y des-
resultar válido en un determinado contexto, puede
pués se asignan las herramientas que se requieren
no serlo en el que nos referimos, de tal modo, que
para tales tareas. En nuestro caso, hemos preferido
como ha quedado patente, y se verá aún más ade-
realizar la tarea al revés, pues algunas herramientas
lante, la utilización de datos y propuestas metodoló-
se utilizan en diferentes épocas del año y, además,
gicas de otras áreas de conocimiento, e incluso ar-
el propósito de este estudio son las herramientas
queológicas pero creadas para contextos diferentes
por lo que parece lógico que sean éstas quienes cen-
al que ahora se aborda, se han de tomar como váli-
tren la organización.
das para dichos contextos teniendo la necesidad de
Por lo tanto, para llevar a cabo esta tarea se se- revisarlas escrupulosamente si quedemos aplicarlas
pararon las herramientas en tres grupos: útiles para a nuestro ámbito de estudio.
cavar, útiles para cortar y un tercer grupo de herra-
3. El análisis.
mientas que no entran en los grupos anteriores.
Con el motivo de ordenar toda la información
Antes de llevar a cabo cualquier tipo de análisis, disponible de las diferentes herramientas creamos
es preciso elaborar una jerarquización de las carac- una base de datos con la información que conside-
terísticas, que servirá para poder diferenciar unas ramos imprescindible. Esta información junto con
herramientas de otras, en los casos más complica-
265
HERRAMIENTAS AGRÍCOLAS Y FORESTALES DE LA MESETA NORTE EN LA II EDAD DEL HIERRO
siendo necesario acompañarlo de un epíteto que ciones de cavar y cortar, pues son también aptos
clarifique su función. para trabajos de construcción, etc. Sin embargo,
existen otros que por sus características están
Para el grupo formado por azadas, azadones y
inequívocamente destinadas a los trabajos del cam-
escardillos, la problemática es diferente. Ahora nos
po, como pueden ser las hoces, los podones, las
encontramos antes unas herramientas para cavar de
horcas o las rejas de arado.
manera manual mediante el golpeo de la herramien-
ta contra el suelo, función que se puede llevar a Son estos últimos los que más nos aproximan a
cabo con multitud de soluciones formales como la verdadera importancia de la agricultura y silvi-
muestra Miguélez (1989), donde podemos compro- cultura en las sociedades prerromanas peninsulares,
bar que las formas de las hojas cambian mínima- pues la utilización de un material tan costoso como
mente y por ello la herramienta cambia de nombre. el hierro para unas herramientas, que en algunos ca-
Así, hemos creído conveniente que, dado lo exiguo sos se utilizan tan sólo un mes al año, no puede de-
de la muestra, adoptemos una postura menos espe- jar de estar indicando otra cosa que la importancia
cífica distinguiendo únicamente tres tipos de útiles, de este tipo de tareas.
atendiendo a las longitudes de longitud y anchura,
En este mismo sentido entendemos que dentro
tal y como muestra el cuadro.
de un grupo de herramientas existan varios tipos
Creemos importante remarcar la ayuda que ha donde cambian las magnitudes, las formas, etc., de
supuesto el estudio morfológico de las herramien- manera que se adaptan o las características de la
tas, que sin duda pueden seguir ofreciendo resulta- materia con la que va a trabajar o a las del operario.
dos significativos. Se trata del hecho de la existen- En cualquier caso, se trata de una especialización,
cia del llamado enmangue de abrazadera en “U” que incluso encontramos en las herramientas para
tanto en azadas como en hachas. Para Cabré serían cavar, de las que anteriormente habíamos comenta-
“más bien azuelas que hachas, a juzgar por la dispo- do su escasa especialización en las tareas agrícolas,
sición de la pieza accesoria en forma de U para su veamos un par de ejemplos.
enmangamiento, por la cual aparece el corte del
Las azadas tienen una serie de características
utensilio de frente” (Cabré 1929 p. 100). Pero Ba-
que las definen, que ya indicamos anteriormente,
rril (1992) muestra en los dibujos, aunque no lo ex-
parece lógico pensar que los azadones y los escardi-
plica en el texto, la diferencia principal entre am-
llos sigan el mismo modelo cambiando las dimen-
bos tipos de herramientas, pues si bien el enmangue
siones, lo cual indicaría la ya mencionada especiali-
es idéntico, la forma de la hoja difiere. Así las ha-
zación según las características del operario, inter-
chas presentan una hoja totalmente recta, mientras
pretación que ya adelantó Barril (2002, p. 36), y
que los instrumentos catalogados como azadas tie-
que en éste caso no parece la más adecuada, pues
nen una ligera curvatura, claramente visible de per-
para que los escardillos fuesen azadas de mujer o
fil, que ayuda a realizar su función al permitir al tra-
niño habrían de tener una protuberancia en la parte
bajador a adoptar una posición más cómoda. De
opuesta al filo que poseen las azadas pero no los es-
esta manera lo que para Cabré no serían más que
cardillos.
instrumentos para cavar, se han revelado en una si-
tuación más compleja, que indican dos actividades Las hoces del catálogo poseen una gran variabi-
bien diferentes: la agricultura y el aprovechamiento lidad tanto de forma como de dimensiones, sin ser
forestal. posible atribuir estas diferencias a cuestiones cro-
nológicas ni geográficas. Esto hace pensar en la po-
4. Síntesis.
sibilidad de la especialización de la herramienta por
Como resultado de la aplicación de las pautas las razones anteriormente apuntadas. Esta posibili-
anteriormente marcadas, el catálogo se resume en dad cobra más valor si las comparamos con las ho-
doce tipos de herramientas diferentes, dentro de los ces usadas por las cuadrillas de jornaleros que sega-
cuales existen variantes, de tamaño y de tipo de en- ban el cereal de Castilla, hasta no hace mucho tiem-
mangue principalmente. po, en las cuales las características de conocimiento
La síntesis de un grupo de objetos tan heterogé- y destreza en el manejo de la hoz era bastante simi-
neo no es sencilla, lo cual viene a significar que la lar entre los trabajadores de una misma cuadrilla y
agricultura y el aprovechamiento forestal en la II entre diferentes cuadrillas también. Pues bien, las
Edad del Hierro, tampoco lo era. hoces usadas por estas personas diferían poco de
unas a otras teniendo variaciones mínimas, como el
En efecto, dentro de los grupos de herramientas uso de un filo dentado o liso que, si bien son dife-
que se han ido mencionando existen algunos cuya rentes de uso –para la primera es necesaria la siega
función puede ser aplicada no exclusivamente a las puesta y para la segunda lanzada- las formas y ta-
labores que aquí se pretenden estudiar, es el caso de maños no difieren, unas de otras, significativamen-
las azadas o de los útiles dobles que unen las fun- te.
267
HERRAMIENTAS AGRÍCOLAS Y FORESTALES DE LA MESETA NORTE EN LA II EDAD DEL HIERRO
El contexto del hallazgo es de capital importan- de la habitación de una casa y que consta de: una
cia para cualquier aspecto de la cultura material y, reja de arado, dos horcas, dos azadas y una aguijada
como no podía ser de otra manera, en nuestro caso con hijón. Además se hallaron restos de semillas
lo es más si cabe por carecer, las herramientas, de carbonizadas y las improntas de lo que se interpretó
valor cronológico por sí mismas. como un saco, que contendría las semillas.
Pese a que son escasos los contextos de los que En ambos casos, los conjuntos contienen las
podemos estar completamente seguros, pues buena principales herramientas necesarias para la puesta
parte de las herramientas proceden de excavaciones en cultivo de los campos, aunque el número de he-
antiguas, existen un par de conjuntos hallados in rramientas halladas parece descartar la interpreta-
situ que se pueden analizar. Nos referimos al con- ción comunal de los depósitos.
junto hallado en el yacimiento prerromano de Las
La propiedad privada de los aperos se también
Quintanas (Padilla de Duero, Valladolid); y al de
apoyada por las herramientas documentadas en las
Las Quintanas (Langa de Duero, Soria). Ambos tie-
necrópolis que pese a ser escasas, cada vez son más
nen una cronología bastante reciente, de época ser-
los objetos identificados como herramientas en éste
toriana aproximadamente, lo cual no es de extrañar
tipo de ámbitos, baste señalar las necrópolis de Las
pues en la mayoría de los casos las cronologías an-
Cogotas (Cardeñosa, Ávila), Numancia (Garray,
teriores a finales del siglo III y principios del II son
Soria) y de Palenzuela (Palencia), a modo de ejem-
casi inexistentes.
plo. Como es sabido el rito funerario en la II Edad
Sobre el conjunto soriano Taracena (1928 pp. del Hierro es el de la cremación, con el enterra-
35- 36) dice. “El amplio espacio que determina los miento de las cenizas junto a un ajuar más o menos
departamentos 8 y 9 (que acaso fueron uno solo) es- rico, e incluso inexistente, en hoyos individuales.
taba ocupado por dos tinajas rojas de tipo celtibéri- Pues bien, el hecho de que en algunas de estas tum-
co, dos copas, un vaso de barro moreno, el caballo bas los ajuares sean herramientas agro-forestales,
modelado en barro (lámina X) y las gran suma de creemos lógico interpretarlo como un signo de la
objetos reproducidos en la fig. 23 (dos hoces, cinco propiedad de estos útiles por parte del difunto, más
hachas, dos hachas- martillos, un hacha-pico, una que como armas, aunque pudieran, en un momento
picadera, un cencerro y restos de herrajes y ensam- dado emplearse como tales.
bladuras), lo que nos hace pensar que este nutrido
depósito de herramientas debía tener algún fin co-
munal distinto a las restantes habitaciones domésti- Una cuestión que ha quedado abierta a futuras
cas excavadas”. investigaciones es el de las herramientas miniaturi-
zadas. El caso más claro se encuentra en los lego-
nes, un tipo muy específico de azada, usado única-
mente en el cultivo de la huerta. De las cuatro he-
rramientas que se han recogido en el catálogo con
esta identificación, dos de ellas son miniaturas, una
procedente de Izana (Barril 1992, pieza Nº 1927/
25/ 7) y otra de Palenzuela (Valls, 1984, p. 39, pie-
za Nº 16). La interpretación de las miniaturas se ha
basado en dos aspectos: su carácter votivo; o su uti-
lidad como juguete. Su interpretación podría esta-
blecerse dependiendo del contexto del hallazgo,
pero creemos interesante comparar las proporciones
de las dimensiones de las miniaturas con sus homó-
Fig.: 2. logas de las piezas grandes, que pueden dar índices
de reducción que ayuden a discernir la interpreta-
Algunas de las herramientas interpretadas por ción de éste tipo de objetos. Aún no se ha podido
Taracena como hachas, aquí se han interpretado llegar a una conclusión clara, pues el número de
como azadas. Así tenemos un conjunto de herra- piezas es demasiado pequeño como para poder to-
mientas bastante diversificado en el que no existen mar los resultados en una consideración firme, pero
grandes cantidades de un mismo tiempo de herra- sin duda la publicación de nuevas miniaturas ayuda-
mientas, como cabría esperar de un depósito comu- rá a clarificar la situación.
nal.
5. Conclusiones.
El contexto del depósito vallisoletano es mucho
mejor conocido, no obstante se excavó en la campa- Todo lo visto hasta el momento consideramos
ña de 2001 (Sanz 2003). Así, nos encontramos ante que sería de poca utilidad si no se realizase un es-
un conjunto cerrado que se halló en un hoyo dentro fuerzo por intentar acercarnos a la sociedad y la
268
DAVID PEÑAS PEDRERO
Fig.: 3.
economía que creó y utilizó las herramientas del es- los hallazgos arqueológicos es el propio de una
tudio. agricultura de policultivo para el autoconsumo. Los
cereales serían los grandes dominadores de la pro-
En un primer momento hemos de decir que los
ducción, pero la existencia de herramientas propias
hallazgos de aperos y grano en diferentes yacimien-
de cultivos de regadío, por ejemplo los legones, ha-
tos obligan a pensar en la producción propia de los
cen necesario que empiece a pensar en una produc-
alimentos vegetales, pese a lo que se documenta en
ción agrícola más compleja de lo que hasta ahora se
las fuentes clásicas, que se suelen mencionar en los
ha venido haciendo.
estudios económicos de éste periodo.
La especialización de las herramientas no puede
El tipo de cultivo que podemos deducir a raíz de
por menos que representar la existencia de una serie
269
HERRAMIENTAS AGRÍCOLAS Y FORESTALES DE LA MESETA NORTE EN LA II EDAD DEL HIERRO
Fig.: 4.
de conocimientos de la agricultura que no se han te- blecer que la producción agrícola de la II Edad del
nido en consideración en los estudios que han abor- Hierro en la Meseta Norte tiene carácter privado, es
dado el tema y que investigaciones posteriores en un salto que aún no estamos en disposición de ha-
este sentido pueden aportar avances significativos. cer. Sin embargo, ya parece superada la visión de
colectivismo agrario vacceo, que tanta tinta ha he-
Lo mismo sucede con la cuestión de los siste-
cho correr y que desde los años 90 ya se viene mati-
mas de propiedad. Anteriormente ya mencionamos
zando. (Salinas 1990)
la existencia de contextos que hablan de la propie-
dad privada de las herramientas, pero de ahí a esta- La existencia de herramientas que teniendo ca-
270
DAVID PEÑAS PEDRERO
racterísticas comunes aún no tienen modelos estric- queológico Nacional, 10, 5- 24.
1999 'Arados prerromanos de la Península Ibérica: las re-
tamente estandarizados establece dudas sobre la jas y su distribución zonal en el interior
cuestión de la producción de las herramientas. Si peninsular', in F Burillo Mozota (ed.), Economía.
bien la panoplia guerrera conserva unos modelos Simposio sobre los Celtíberos (4. 1997. Daroca),
89-102.
bastante bien definidos, las herramientas no lo ha- 2000 'Útiles agrícolas ibéricos de Castilsabás', Bolskan,
cen. Por ello ¿se puede plantear la existencia de ta- 17, 195- 206.
lleres especializados para la elaboración de las pri- 2001 'Pre- Roman Ard shares in Cantabria', in P - Ruiz
Cobo Smith, J. (ed.), Archaeology in Matienzo Va-
meras en unos pocos centros, mientras que las he- lley (975: B.A.R. International Series), 177- 97.
rramientas serían forjadas en talleres más abundan- 2002 'Los útiles agrícolas prerromanos: ideas básicas
tes en número pero con menor capacidad de espe- para su identificación, clasificación y adquisición
de información', Sautuola, 8, 33- 55.
cialización? Éste es un tema de investigación que BLASCO BOSQUED, Mª. C.
sólo los análisis metalográficos pueden resolver 2005 'Sobre la economía de los Celtíberos', en A.; y de la
pero que conviene plantearse pues entronca con las Torre Chaín, I. (coord.) (ed.), Celtíberos. Tras la
estela de Numancia, 293- 300.
mayores polémicas de la historiografía de este pe- CABRÉ AGUILÓ, J.
riodo como es el caso de los sistemas de dispersión 1929 Excavaciones de Las Cogotas, Cardeñosa (Ávila).
de la población, sistema social, etc. I, El castro (Memorias, 110; Madrid: JSEA).
GONZÁLEZ SALGADO, J. A.
La existencia de productores, al menos a tiempo 2002 'El léxico de las herramientas agrícolas en Extre-
madura', Revista de Estudios Extremeños, 58 (2),
parcial, no dedicados a la obtención de alimentos 415- 49.
supone que los sistemas de aprovisionamiento esta- JIMENO, A. Y TABERNERO C.
ban lo suficientemente desarrollados como para 1996 'Origen de Numancia y su evolución urbana', Com-
plutum, Extra 6 (I), 415- 32.
sustentar, no ya a una hipotética clase dirigente gue- MALUQUER DE MOTES, J.
rrera, sino también a un grupo de personas cuyo 1982 'El marco cultural de los celtas españoles', en R.
tiempo se ocupa en tareas de producción secunda- Menéndez Pidal (ed.), Historia de España I. Ma-
drid: Espasa- Calpe.
ria, lo que viene a indicarnos, una vez más que la MIGUÉLEZ, C.
agricultura de este periodo estaba más desarrollada 1989 'La agricultura tradicional en Ibiza: Introducción al
de lo que tradicionalmente se ha venido diciendo. estudio de la cultura material', Etnografía españo-
la, 7, 9- 57.
Por último no podemos dejar de hacer referen- MINGOTE CALDERÓN, J. L.
1990 Catálogo de aperos agrícolas del Museo del Pue-
cia a la situación de la agricultura frente a la gana- blo Español. Madrid: Ministerio de Agricultura,
dería. Decimos frente porque la historiografía pare- Pesca y Alimentación y Ministerio de Cultura.
ce haber tratado el tema de una manera un tanto di- PLA BALLESTER, E.
1951 'Un arado ibérico votivo. Nota sobre los arados an-
cotómica. tiguos', Saitabi, VIII.
1967 'El instrumental metálico de los obreros ibéricos',
En cualquier economía rural son necesarios tan- CNArq, X.
to los recursos ganaderos, los agrícolas como los 1969 'Instrumentos de trabajo ibéricos en la región va-
forestales. Se trata de un complejo sistema de rela- lenciana', in M. Tarradell (ed.), Estudios de econo-
mía antigua de la Península Ibérica. Barcelona,
ciones mutuas en el que la preponderancia de unas 143- 90.
respecto a otras depende de muchos factores, pero REES, S.
que nunca excluye a los otros dos. La agricultura y 1979 Agricultural Implements in Prehistoric and Ro-
man Britain (B. A. R. British Series, 69; Londres).
el bosque proporcionan alimento, no sólo a los SÁNCHEZ MORENO, E.
hombres si no también a sus animales, que tienen, a 2000 Vetones: historia y arqueología de un pueblo pre-
su vez un afecto beneficioso al mantener limpios rromano. Madrid: UAM.
SALINAS, M.
los campos y los cultivos, al mismo tiempo que evi- 1990 ‘El colectivismo agrario de los vacceos: una revi-
tan el desgaste excesivo de las propiedades de los sión crítica.’ en Actas del I Congreso de Zamora.
suelos mediante el abonado. Zamora: Diputación Provincial, 429- 35.
TABERNERO, C.
Las conclusiones, como se puede ver son más 1999 'Reconstrucción ambiental y dieta de los numanti-
nos', en F Burillo (ed.), Simposio sobre los celtíbe-
bien posibles vías para futuras investigaciones que ros (4) Economía (Daroca).
soluciones a los problemas existentes, pero es sin TORRES MARTÍNEZ, J. F.
duda la manera de poder avanzar en un campo, 2001- 2002 'Silvicultura, recursos forestales y paleoambiente
en la economía de la protohistoria del norte penin-
como la economía prerromana, en el que los cono- sular', Kalathos, 20-21, 139- 58.
cimientos se sustentan, aún, sobre bases muy ende- SANAHUJA YLL, Mª E.
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BARRIL VICENTE, M. ed. Madrid: JSEA.
1992 'Instrumentos de Hierro procedentes de Yacimien-
tos celtibéricos de la Provincia de Soria en el Mu-
seo Arqueológico Nacional', Boletín del Museo Ar-
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 271-278
RESUMEN
En este trabajo se presentan los resultados obtenidos durante la campaña 2007 en los yacimientos de
Peñas de la Cerca (Rionegrito de Sanabria) y El Castillón ( Santa Eulalia de Tábara) ambos en de Zamora.
El primero de ellos es un poblado fortificado con tres líneas de muralla y un complejo sistema de “terraza y
muro” datado gracias a los restos cerámicos durante la Edad del Hierro. El segundo es un asentamiento de-
fensivo con una gran muralla perimetral y diversas estructuras interiores con restos fechados desde la Edad
del Bronce Final hasta la Alta Edad Media. Ambos yacimientos cuentan con representaciones de arte esque-
matico, grabado en la roca en Peñas de la cerca y pintado sobre cuarcita en El Castillón.
ABSTRACT
In this work we introduce the main results obtained during 2007 in the sites of Peñas de la Cerca
(Rionegrito de Sanabria) and El Castillón ( Santa Eulalia de Tábara), both in Zamora. The first of them is a
hillfort with three lines of wall and a complex syistem of “tell and wall” dated thanks to its pottery in the Iron
Age, the second is a defensive settlement with a large perimeter wall and several structures within with rests
dated from Late Bronze age to Early Middle Age. Both settlements have schematic art samples, engraving
on slate rock in Peñas de la Cerca and painted on quartzite shelter in El Castillón.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
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gunda línea defensiva, que discurre concéntrica al en primer lugar la construcción de muros auxilia-
acrópolis, existe una tercera y ultima línea de mu- res, y por otro lado la existencia de dos ensancha-
ralla, perimetral que se conecta a ambos extremos mientos (entre 4m y 6m) de la ruina del muro, que
con el farallón rocoso. Asociado a estas murallas podrían entenderse como contrafuertes. En ambos
encontrábamos una serie de muros adosados que casos estas construcciones se sitúan o bien sobre el
venían a completar el espacio del recinto amuralla- muro del acrópolis o sobre la muralla interior y pa-
do, asi encontrábamos dos muros transversales uno recen reforzar esquinas de los muros, en los que el
al norte y otro al sur, viéndose este último comple- cambio de dirección del tramo de muralla vendría a
tado por una serie de antemuros que corrían parcial- comprometer la estabilidad de un muro tan preca-
mente concéntricos a la muralla exterior. Asi este rio. En el caso del acrópolis el contrafuerte está
conjunto de muros transversales y antemuros cubrí- asociado al muro auxiliar. Por lo tanto podemos de-
an un área que se disponía por delante de la muralla cir que suplen la precariedad técnica de la construc-
exterior, reforzando esta zona que cubre una vagua- ción (mampuestos a hueso) con una serie de recur-
da entre dos terrazas naturales y otorgando al asen- sos auxiliares. Lo que desconocemos es si responde
tamiento de un recinto amurallado. Por otro lado a una planificación o más bien a una solución toma-
encontramos también un complejo de accesos por el da en un momento determinado una vez en pie la
Suroeste formado por una brecha en cada muralla, muralla. En el caso de la muralla interior nos parece
entre estas y el farallón rocoso, y con una serie de mas bien el segundo caso, es decir una solución que
posibles estructuras circulares que vienen a auxiliar se tomo ante un problema de estabilidad en los mu-
como torres o atalayas este acceso que es directo ros, mientras que en el caso del acrópolis parece ha-
desde el exterior hacia el interior del recinto y es el ber una planificación previa ya que muro y contra-
único que encontramos de estas características en el fuerte se encuentran asociados.
asentamiento.
La planta del poblado tiene una forma que re-
cuerda a un ocho, cuyo círculo superior ( el del
acrópolis y recinto amurallado) es mucho mas gran-
de que el inferior y ligeramente curvado hacia el
Oeste, dejando hacia el Este una zona de vaguada
entre dos terrazas naturales. En esta parte es donde
encontramos una serie de terrazas no naturales, cre-
adas por el hombre y reforzadas con muros de con-
tención. Son muros parciales, localizados entre las
dos vaguadas, algunos de ellos se encuentran for-
mados por varios tramos, aunque la mayoría de
ellos están compuestos únicamente por un único
tramo lineal que se adapta a las curvas del terreno,
siguiendo en muchos caso trazados sinusoidales
muy marcados. Cada uno de ellos se encuentra aso-
ciado a una terraza construida sobre esta vaguada,
que otorga al asentamiento de un perfil escalonado
en “tells”. La interrupción que encontramos en los
Fig.: 1. La muralla interior (sondeo2)
muros de la séptima y la novena terraza pueden ser
En cuanto a la técnica usada para la construc- consideradas como accesos, o como la conexión en-
ción de estas murallas, tenemos que destacar que es tre la terraza antrópica y la natural donde no sería
plenamente rudimentaria. Se ha usado el mampues- necesaria la construcción de muro de contención,
to de tamaño medio principalmente de granito, pi- dependiendo de la función que le otorguemos a es-
zarra y gneis colocados a hueso. Son muros de un tos muros.
único paramento que se ha apoyado en terrazas na-
En cuanto a su técnica observamos que es muy
turales alteradas por el hombre de manera que sir-
parecida a la de las murallas, sin embargo el mam-
ven también como muros de contención. La altura
puesto es de tamaño o mas pequeño o mas grande
de su ruina era llamativa en el caso de la Muralla
(ortostáticos) como es el caso del muro de la octava
Interior en algunos casos en los que alcanzaba los 8
terraza, aunque en este caso es de manera localiza-
metros de altura, pero es necesario señalar que la
da y no generalizada. Por otro lado podemos seña-
ruina en la mayor parte de los casos no superaba los
lar la presencia de una serie de piedras hincadas
dos metros de altura, viniendo a coincidir con la al-
(de 70x80cm) rematando el extremo sur de los mu-
tura de la terraza que contenía.
ros de contención 1 y 3, alineadas con una tercera
Destacamos varios elementos que dotan a la es- laja que encontramos en el extremo del muro trans-
tructura de las murallas de cierta evolución técnica, versal Sur del recinto amurallado. En cualquier
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APROXIMACIÓN A LOS TRABAJOS DE INVESTIGACIÓN EN LOS CASTROS DE PEÑAS DE LA CERCA Y DE EL...
caso estas tres lajas vendrían a marcar el inicio (o algo menos de ¼ del recinto de la cabaña que ten-
final) de cada muro, marcando simbólicamente un dría entonces unos cuatro metros de radio aproxi-
paso o un acceso dirigido. Por otro lado cabe desta- madamente. Si consideramos que la estructura se
car que cada muro contiene una terraza que en algu- dispone hacia el Este, esta parece mas bien una
nos casos supera los treinta metros de longitud construcción auxiliar apoyada en la muralla, de la
como en la octava, novena y décima terraza. que dista algo menos de tres metros, pudiendo for-
mar parte de una estructura de madera que se apo-
La función de estos muros de contención es con-
yaría sobre un primer nivel de muralla construida
trovertida, a pesar de su desconexión física con el
en piedra, lo cual explicaría el poco derrumbe que
recinto amurallado, tendría como finalidad conducir
encontramos y afianzaría el uso de madera para los
el acceso desde el este hacia el punto que hemos
sistemas defensivos.
marcado como acceso principal en el suroeste, de
manera que impedía un acceso directo desde la sua- 1.4. Los materiales arqueológicos.
ve falda oriental hacia el poblado. Esto no quita que La cerámica encontrada en Peñas de la Cerca
el muro tenga además una función contenedora de procede tanto de los trabajos de prospección como
terrazas. de excavación. La mayor parte que se ha recogido
1.3. Los hoyos de poste del Sondeo 1. proviene del sondeo 1, de donde procede el
75,5%, de las piezas cerámicas. Por su parte en el
Los seis hoyos de poste encontrados en el son-
Sondeo 2, solamente se encontraron dos fragmentos
deo 1, se encuentran dispuestos sin aparentemente
de cerámica muy rodada en la capa superficial.
una alineación clara. Son hoyos excavados en el te-
rreno, reforzados con piedras planas (pizarras) para En conjunto la cerámica que hemos encontrado
hacer más estable la sujeción de un poste de made- se trata mayoritariamente de galbos, de pasta gruesa
ra. y desgrasante micáceo, de un espesor medio y de
cocción en su mayor parte reductora, sin decoración
(lisa), y de uso, presumimos, cocina o almacenaje.
Atendiendo a las peculiaridades, masivamente nos
encontramos con galbos que suponen 262 de los
fragmentos (86’2%), 31 bordes (10,20%), 10 bases
(3,3%) y 1 cuello (0,3%), la mayor parte de la ce-
rámica presentaba pastas gruesas y toscas, en total
179 (59%), le siguen 118 de pasta fina (38,8%) y fi-
nalmente de pastas medias unos 7 fragmentos
(2,2%). El 98% de los fragmentos (288) presenta-
ban visiblemente mica como desgrasante mientras
que el 2% restante (6) no se pudo determinar el des-
grasante por ser este inapreciable. Sin embargo
constatamos la presencia de otros desgrasantes se-
Fig.: 2. Los hoyos de Poste (sondeo 1)
cundarios como el cuarzo presente en el 2,6% de
los fragmentos (8) y la pizarra en el 0,6% de las
De ellos podemos distinguir dos situados próxi- piezas encontradas (2), siempre acompañando a la
mos al perfil Norte del sondeo que poseen fosa de mica. Abundan mayoritariamente las piezas de coc-
excavación, lo que nos indica que fueron construi- ción reductora ya que alcanzan el 56,5% de los
dos en el mismo momento. Los hoyos encontrados fragmentos (172), el 31,5% ha sido cocido por me-
en la parte central del sondeo, se disponen de una dio de técnicas oxidantes (92) y tan solo encontra-
manera muy similar a los dos anteriores pero sin mos cocciones mixtas en 36 casos (12%) de los
fosa de excavación. Por otro lado existen dos hoyos fragmentos. Solamente el 4% de las piezas se en-
mas que se encuentran aislados y son mucho más contraban con algún tipo de decoración, destaca el
pequeños. esmaltado en las piezas de superficie, y las incisio-
Según esta disposición podemos entender que nes y ungulaciones en las piezas encontradas más
los postes enfrentados y con fosa, son respectiva- profundamente. Por otro lado es necesario remarcar
mente el hoyo del poste interior y exterior de una la gran cantidad de galbos que han sido cepillados
estructura, sin embargo no sabemos cual es la parte y/o engobados. El 96% de las piezas son lisas. Sola-
interior y cual la exterior, debido a la reducida su- mente el 3% de los fragmentos presentaban huellas
perficie del sondeo 1. Consideramos que la estruc- de haber sido fabricados a torno, el 97% restante
tura se dispone hacia el Oeste, y estaríamos ante presentan claras señas de haber sido hechos a mano.
una cabaña circular de la que contamos con cuatro En cuanto al espesor el 75% de los fragmentos se
de los postes que soportan la estructura, teniendo encontraba entre 1-1,5 cm, es decir un espesor me-
dio. De un espesor inferior perteneciente a piezas
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finas encontramos un 2%, mientras que es mucho En cuanto al significado y sentido los crucifor-
mas minoritaria la presencia de gruesas que solo mes claramente tienen la significación cristiana, y
alcanzaban 0,4% del total. De los bordes y bases en muchas ocasiones la de delimitar un territorio,
que hemos podido estudiar, destacamos que la ma- además el cruciforme superior (el ya conocido) tie-
yor parte de ellos son pertenecientes a formas glo- ne tres brazos, uno vertical y dos horizontales, es
bulares, es decir ollas de diámetros muy significati- decir no se trata de una cruz al uso cristiano. Las
vos (entre 20 y 30 cm) Encontramos también for- herraduras: o semicírculos son motivos muy comu-
mas con cuello como jarras (de bocas algo mas es- nes en la protohistoria pero más bien como motivos
trechas entre los 12 y los 18 cm) y por ultimo cuen- pictóricos en cuevas y en abrigos, acompañados de
cos de grandes dimensiones entre 20 y 28 cm. Por ancoriformes, y antropomorfos, los ejemplos como
tanto hablamos de usos principalmente de cocina y grabados son escasos. No podemos asegurar si se
de mesa, aunque algunos de los fragmentos podrían trata de un motivo pictórico de la prehistoria final
pertenecer a piezas de almacenaje. que ha sido reinterpretado para ser grabado a falta
de abrigos donde ser representado, o bien se trata
En cuanto a los materiales líticos, tenemos que
de un motivo mas tardío. El bastón: Se trata de un
mencionar que la mayor parte de los mismos pro-
grabado lineal, con un ensanchamiento e incurva-
vienen de prospección (75%), salvo un fragmento
cion en su base, lo hemos denominado bastón y
de molino, una afiladera y una sección de pesa que
ocurre lo mismo que en el caso de las herraduras,
se encontraron en los sondeos.
encontramos diversos ejemplos de motivos simila-
Si bien, solamente tres de las 36 piezas líticas de res como faliformes, digitaciones o simplemente lí-
prospección han sido recogidas, mientras que las neas verticales, pero como representaciones pictóri-
demás han sido solamente fotografiadas, estudiadas cas.
y devueltas al sitio arqueológico. En cuanto a la
materia prima de estas piezas cabe destacar, el gra-
nito (31,25%), el gneis (18,75%), la cuarcita
(16,6%), la pizarra (12,5%) y otros materiales blan-
dos como esquistos (6,25%) o la arenisca (2,08%)
Es importante destacar la especificidad de algu-
nos materiales para determinados utensilios, asi por
ejemplo las molenderas son exclusivamente de gra-
nito, los molinos mayoritariamente de gneis, aunque
también los hay de granito y cuarcita, y las afilade-
ras y pesas de red de cuarcita, mientras que pizarra
se usa para pesas de telar o de cubierta. Es muy in-
teresante observar la presencia de la pizarra en la
industria lítica, estando incluso presente en algún
molino (o intento de molino) y como desgrasante en
algunas piezas cerámicas. En relación a los usos
Fig.: 3. Los grabados rupestres .
destacamos los molinos ( 16, 33,3%), las molende-
ras (12, 25%), afiladeras (2, 4,17%), pesas de telar Muy probablemente tanto las herraduras como
(2, 4,17%), pesas de red (1, 2,08%) e indetermina- el bastón sean de una época anterior a los crucifor-
dos (15, 31,25%). mes. La sección en “u” de estos grabados hace pen-
sar en la utilización de un objeto mas ancho como
1.5. Los Grabados rupestres.
un percutor de piedra, o cuñas de madera o de asta,
Se encuentran en el punto más alto del asenta- por su parte, los cruciformes tienen una sección en
miento, sobre un crestón pizarroso que forma un “v” y han podido ser realizados con herramientas de
panel de forma triangular como una quilla de barco metal que nos hace pensar en una cronología mas
y desde donde se domina todo el valle del rio Tera próxima a una ocupación medieval del asentamien-
e incluso se tiene visibilidad de tres asentamientos to.
castreños mas, es decir visualmente y estratégica-
mente tiene ya una importante significación. Por 1.6. Conclusiones generales, cronológicas y
otro lado en este punto exacto se encuentra el límite culturales.
entre tres términos municipales. En cuanto a la Ante la carencia de pruebas de datación absolu-
técnica de grabado podemos definir que es la mis- ta, tenemos que referirnos a la evolución técnica de
ma para los cinco motivos, parecen haber sido pi- los materiales, a las estructuras y a los datos recogi-
queteados y posteriormente grabados, la sección del dos en la bibliografía.
grabado es en forma de “v” para los cruciformes y En cuanto a las estructuras, podemos defender
en forma de “u” para las herraduras y el bastón.
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APROXIMACIÓN A LOS TRABAJOS DE INVESTIGACIÓN EN LOS CASTROS DE PEÑAS DE LA CERCA Y DE EL...
que el sistema amurallado responde al patrón básico aparecen piezas a torno, de cocción oxidante, mie-
de la cultura castreña del Noroeste de la Península ladas, esmaltadas, etc…
que se extiende desde finales del Bronce final hasta
En cuanto al material lítico, podemos decir que
la Romanización. No encontramos una muralla
la presencia masiva de molinos barquiformes y la
compleja en técnica, ya que solo es de un paramen-
ausencia absoluta de molinos circulares hace pen-
to y de mampuestos a hueso, sin embargo hay cier-
sar en una ocupación centrada en la primera Edad
tas mejoras técnicas como muros auxiliares y re-
del Hierro, sin embargo como las murallas, este es
fuerzos o incluso tácticas como retranqueos y con-
un dato meramente circunstancial, puesto que el uso
trol de accesos que hace pensar en una leve pero
de molino de estas características ha sido prolonga-
presente evolución. Este tipo de murallas son mas
do durante mucho tiempo.
típicas de los patrones del Bronce Atlántico final
que de la propia Edad del Hierro, es decir de los pe- En conclusión podríamos decir que tenemos una
riodos formativos de la cultura castreña, sin embar- posible cabaña de la Primera Edad del Hierro don-
go podemos encontrar este mismo tipo de muros en de encontramos cerámicas castreñas y un molino
algunos asentamientos tardíos muy bien fechados barquiforme, que en un momento dado es abando-
como es el caso del castro de Corporales (siglo I nado y cubierto parcialmente. Una vez ocurrido
a.C) en León y murallas mucho mas complejas en esto hay un nivel de ocupación muy breve corres-
otros asentamientos anteriores como el caso de Lu- pondiente a un hogar cuya cerámica asemeja mucho
bian (siglo IV y III a.C), es decir que la técnica ar- a la del nivel inferior, y a continuación tendríamos
caica de su construcción no puede servirnos para un cambio sustancial en las técnicas cerámicas, usos
defender una epoca mas antigua, si bien podemos y formas. Ante la ausencia de molinos circulares,
suponerla y en todo caso podemos defender la per- piezas a torno, o decoraciones típicas de la Segunda
vivencia de estilos arcaicos durante un largo perio- Edad del Hierro, las dos fases de ocupación serían
do de tiempo que en este caso supone toda la vida dos momentos diferentes de la Primera Edad del
del yacimiento. Por otro lado, la estructura de ho- Hierro. Por último y sin encontrarnos materiales ro-
yos de poste que encontramos en el sondeo 1, no manos, una última fase de ocupación donde ya si
puede servirnos de momento para definir a grandes encontramos cerámicas a torno y medievales en un
rasgos una cronología puesto que no sabemos si se nivel de muy poca potencia.
trata de una cabaña (en cuyo caso sería muy similar
2. Intervenciones en el castro El Castillón.
a las cabañas que se construyen en toda Europa des-
de finales del Neolítico, es decir estructuras circula- 2.1. Introducción.
res con postes de madera) o de algún tipo de cons- Los trabajos de excavación y prospección ar-
trucción auxiliar de la muralla. queológica se realizaron entre el 16 y el 31 de agos-
to de 2008. Fueron proyectados dos sondeos, el pri-
En cuanto a los materiales, podríamos decir que
mero de ellos en dos estructuras circulares próxi-
la cerámica que encontramos, de manera estándar,
mas a la muralla perimetral del poblado y el segun-
es decir de pasta gruesa, y cocción reductora con
do al interior del mismo sobre un derrumbe aparen-
desgrasante micáceo y sin decoraciones es la típica
temente de una estructura de habitación circular.
que encontramos en la cultura castreña durante la
Edad del Hierro sin que podamos haber encontrado Los resultados de los trabajos de prospección al
algún tipo de cerámica reconocible como Soto de interior del Castro de El Castillón dieron como re-
medinilla. Podemos decir que en el sondeo 1, hay sultado el estudio de un recinto amurallado, en cuyo
varios niveles de ocupación. Uno mas antiguo, coe- interior se documentaron 11 posibles estructuras
táneo a los hoyos de poste en el que predominan circulares, de entre 4m y 1,90m de diámetro; situa-
piezas de pastas gruesas, espesores medios, y coc- das todas ellas en la zona este del castro. Por otra
ción reductora usadas para el almacenaje, y coci- parte, también, se encontraron 3 posibles estructu-
na y un segundo nivel de ocupación mas tardío don- ras rectangulares, de entre 13,30m y 7,76m de lar-
de encontramos pastas finas, de espesores medios y go, todas ellas ubicadas en la zona oeste. Se reco-
finos, y donde aunque predomina la cocción reduc- gieron algunos fragmentos cerámicos y de escoria
tora se van abriendo paso las cocciones mixta y oxi- de metal. Igualmente, en el interior de algunas de
dante, en este caso encontrábamos piezas mayorita- estas estructuras se documentaron diversos materia-
riamente de cocina. Entre medias podemos distin- les de construcción, principalmente ladrillo y te-
guir un hogar donde las piezas de cocción reductora gulae.
y espesor grueso se asemejan a las del primer nivel
La prospección de los sistemas defensivos del
de ocupación, sin embargo las formas son mucho
Castro de El Castillón se centró en la estructura de
mas variadas: cuencos, jarras y ollas. Por último en-
la muralla. Se trata de una única línea que rodea el
contramos un nivel de ocupación más tardío y alte-
asentamiento por todo su perímetro menos por la
rado por su proximidad a la superficie, donde ya
zona oeste, donde se encuentra el farallón rocoso y
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esta se hace innecesaria. Se aprecian tres zonas de por dos casamatas a la izquierda y una mas a la de-
acceso al castro, la primera se sitúa el la zona este y recha de la puerta, además de un pequeño bastión
sería la actual entrada al castro. La segunda se sitúa de entrada de planta triangular en el lado derecho
muy próxima a la primera entrada, y descendería del acceso oriental.
desde la zona noroeste del castro hacia el río Esla.
2.3. Las estructuras circulares del Sondeo 1.
Y por ultimo el tercer acceso parece situarse en la
zona sur del castro, aunque en esta zona nos encon- Las llamadas estructuras 01 y 02, excavadas en
tramos con un mayor deterioro en la muralla. Al no- el sondeo 1 son dos ruinas circulares, de las cuales
roeste de la muralla se localizaron diversos muros fue excavada solamente la estructura 01. Según se
que resultaron ser parte de un sistema de muros más fue excavando se pudo comprobar como las paredes
complejos, los cuales parecen dirigir el acceso al convergían, y como había una interrupción de unos
castro por su entrada noroeste. cuarenta centímetros jalonada por dos bloques de
cuarcita de grandes dimensiones y perfectamente
En relación al abrigo de El Castillón, se apre- escuadrados al exterior de la estructura se docu-
cian con cierta claridad y un aceptable estado de mentaron numerosas cuarcitas de diversos tamaños,
conservación todos los motivos documentados por de entre las cuales destacan algunas de similares ca-
Fernández Rivera, antropomorfos, barras, ancori- racterísticas a las que componen la estructura 01,
formes, etc. No apreciándose claros síntomas de un por lo cual creemos que algunas de ellas procederí-
grave deterioro, aunque se si observa la presencia an de ella. La estructura 02 se adosaba, en parte, a
de alguna hoguera realizada en el abrigo, que por la estructura 01. Fue excavada solo parcialmente y
suerte no ha dañado las pinturas. parecen asemejarse bastante asi como los materiales
arqueológicos encontrados en ambas estructuras
son de características similares, tanto los elementos
cerámicos, como las escorias.
desmontado se pudo comprobar como la estructura sobre las reductoras, aunque la cantidad de estas ul-
que en un principio se intuía como circular no pose- timas también es significativa. Predominan los des-
ía esa forma, sino que la se limitaba a unos bloques grasantes micáceos y las pastas gruesas – finas.
cuarcíticos de grandes dimensiones situados junto Aunque el porcentaje de pastas finas también es
al perfil Norte del Sondeo 2, formando una especie bastante alto.
de escalonamiento. En el resto del sondeo tan solo
Por otra parte, cabe destacar la numerosa pre-
se documentaron piedras de gran tamaño sin cone-
sencia de fragmentos de escoria, principalmente nu-
xión, procedentes del derrumbe. En la parte Noro-
merosos en el Sondeo 1, según el informe prelimi-
este del Sondeo 2, también se documento la presen-
nar redactado por Antonio J. Criado Portal y Anto-
cia de un posible nivel de circulación, ya que nos
nio Javier Criado Martín (Departamento de Ciencia
encontramos ante una tierra rojiza, muy compacta y
de los Materiales e Ingeniería Metalúrgica. Facultad
con numerosos fragmentos de ladrillos. Se interpre-
de Ciencias Químicas. Universidad Complutense de
ta en conjunto como los restos de un muro de di-
Madrid. Grupo de Investigación de Tecnología Me-
mensiones considerables que formaría parte de un
cánica y Arqueometalurgía) se extrae que las esco-
gran edificio construido en esta zona oriental del
rias halladas en El Castillón corresponderían a es-
yacimiento. El suelo condicionado se corresponde-
corias fayalíticas (silicatos de hierro), muy contami-
ría con la parte interior del mismo, mientras que la
nadas por el suelo de enterramiento, algunas no
línea del muro parece correr en dirección norte fue-
procederían de hornos de reducción de mineral de
ra del sondeo.
hierro, sino de fraguas para la forja en caliente del
acero, debido a la inclusión de sulfuros y otras sales
típicas en estos casos. Del estudio de las piezas de
acero que aún conservaban núcleo metálico, se ha
podido deducir que se trata de aceros suaves, de
bajo contenido en carbono, forjados en caliente y
enfriados al aire. El contenido en impurezas era co-
rrecto para una buena calidad de estos aceros. Esta
composición química tan bien ajustada y la forja en
caliente correctamente ejecutada, sugiere la presen-
cia de herreros diestros en la fabricación de piezas
de acero de buena calidad. Destacamos la presencia
del mineral conocido como ringwoodita en los
restos fayaliticos Este mineral se origina tras la co-
Fig.: 6. Muro de estructura ( sondeo 2). lisión de un meteorito sobre la superficie de la Tie-
2.5. Los materiales arqueológicos. rra a una velocidad de 600km/h, esta especificidad
nos permite especular sobre la procedencia de la
Entre los materiales recuperados en ambos son-
materia prima metálica, ya que el único lugar donde
deos podemos destacar la presencia de numerosa
encontramos ringwoodita en la Península ibérica
cerámica, escorias, industria lítica, huesos, metales,
es al norte de la Provincia de Cáceres. Los restos
vidrio, etc.
metálicos con forma apreciable aparecidos son to-
En cuanto a la cerámica, a excepción de dos dos realizados en hierro, destacando especialmente
fragmentos realizados a mano, de color negruzco, la presencia de diversos clavos de sección cuadra-
que con muchas dudas, podrían adscribirse a la da, así como un posible punzón de hierro.
Edad del Hierro, todo el resto de los materiales re-
En cuanto a la industria lítica, esta no es muy
cuperados se encuentran realizados a torno, y se po-
numerosa, se reduce a un par de ejemplos, entre los
drían englobar dentro de una época tardoantigua, en
que destacan en el Sondeo 2 la presencia de una
torno al siglo V d.C. Entre estas cerámicas cabe
pesa realizada sobre una roca blanda de color blan-
destacar la presencia de varios fragmentos de Terra
co, con una perforación en su extremo central – su-
Sigillata (TSHT), uno de ellos perteneciente a un
perior. También sobresale la presencia de lo que se
plato. Entre los motivos decorativos sobresalen las
ha identificado como un posible mortero o percutor
estampillas, que podemos ver en dos fragmentos de
colores grisáceos, decorados con una serie de es- Por último los fragmento de huesos hallados no
tampillas circulares y una cenefa de puntos. son muy significativos al encontrarse en niveles
muy superficiales y sin tener un contexto claro. De-
También sobresale la presencia de diversos
bemos destacar la presencia de restos de ovicápri-
fragmentos de cerámicas más comunes decoradas
dos, jabalís y roedores de pequeño tamaño, todos
con unas series de bandas incisas.
ellos animales que en la actualidad es fácil encon-
Hay un predominio de las cocciones oxidantes trarse en la dehesa donde se halla el yacimiento.
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OSCAR RODRÍGUEZ MONTERRUBIO – JOSE CARLOS SASTRE BLANCO
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JIA 2008 ISBN: 978-84-92359-25-3 Pp.: 279-286
RESUMEN
En este trabajo analizamos, de forma genérica, la relación que mantenían las poblaciones de la Edad
de Hierro de la Meseta Norte de la Península Ibérica, con los animales de su entorno, es decir, el análisis de la
ganadería y la caza en los principales yacimientos, mediante el estudio de los restos faunísticos recuperados
en las intervenciones arqueológicas. De esta manera, pretendemos obtener una visión más clara de la impor-
tancia tanto de la cabaña ganadera, como de las actividades cinegéticas en este periodo de la Prehistoria re-
ciente.
ABSTRACT
In this work we analyze, in a generic way, the relationship maintained between Iron Age population
of the north plateau of the Iberian Peninsula and the animals of their environment, in other words, the analy-
sis of the cattle and the hunt in the main archaeological sites due to the study of the fauna remnants recovered
from the archaeological interventions. In this way, we intend to obtain a clearer view of the importance of
livestock and hunting in this recent period of prehistory
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
280
LAURA LLAMAZARES SÁNCHEZ
que se controla, al menos visualmente, un amplio entre el 1% y el 8%, índices que se adecuan perfec-
entorno. La configuración geológica del área que tamente a las de otros yacimientos peninsulares de
nos ocupa impondrá en esta ocasión el que en mu- la misma época. A medida que la importancia de
chos casos los materiales constructivos utilizados los équidos disminuye, se irá incrementando la del
sean perecederos (básicamente madera y arcilla). ganado ovicaprino.
2. Yacimientos de este periodo en la mese- El perro se encuentra representado en todas las
ta norte de la Península Ibérica. muestras, aunque seguramente infrarrepresentado
2.1. El Soto de Medinilla (Valladolid.). por no ser un animal objeto de consumo alimenticio
Este yacimiento, localizado en el cuello del me- humano.
andro del río Pisuerga, (Liesau, 1998), está recono- Por lo que a los mamíferos silvestres se refiere,
cido como uno de los más importantes de la edad se aprecian una serie de patrones bastantes claros.
del Hierro en la Península Ibérica Las intervencio- En primer lugar, y aunque la caza va perdiendo im-
nes arqueológicas han dado como resultado la recu- portancia a medida que nos vamos acercando a épo-
peración de más de 31.000 restos faunísticos que cas más recientes, se documenta en las muestras un
convierten al Soto de Medinilla en una de las más número importante de taxones; en el Soto I y el
importantes muestras de la prehistoria reciente ibé- Soto II (Liesau, 1998) se constatan hasta nueve es-
rica. pecies diferentes, que en la fase celtibérica se van a
El paso del Hierro I al Hierro II, se aprecia de ver reducidas a cinco. En cambio en el Soto III el
manera notable en el yacimiento por el gran incre- número de restos de animales silvestres se duplica
mento de la fauna doméstica, al tiempo que se asis- frente al del Soto I, aunque el número de taxones
te a un aumento de la diversidad de especies y a una siga correspondiendo exclusivamente a cinco.
disminución patente de las actividades cinegéticas. Por otra parte van a ser sólo dos especies las
Como señalamos, la fauna recuperada en el Soto que acaparen toda importancia, siendo las que más
de Medinilla es de 31471 restos óseos. La totalidad restos aportan a la muestra: Cervus elaphus y Oryc-
de este conjunto pertenece a sondeos realizados en tolagus cuniculus (ciervo y conejo.). La evolución
la zona, y no a auténticas excavaciones en área, lo diacrónica de ambas especies, sin embargo, es dia-
que da una idea del potencial faunístico existente. metralmente opuesta.
Los restos no se hallan bien conservados, pre- Como especies cazadas eventualmente se cita a
sentando una gran fragmentación, por lo que alrede- Capreolus caprolus, Lepus granatensis, Lynx lynx
dor del 70% de los materiales no han podido ser (corzo, liebre y lince), y en menor medida Sus scro-
identificados, tanto lo que respecta a las series de la fa y Castor fiber (jabalí y castor.). Los taxones res-
Primera como de la Segunda Edad del Hierro. tantes presentan unos valores anecdóticos, en abso-
luto representativos de una actividad continuada so-
Es notable durante toda la Edad del Hierro, el bre los mismos por parte de la comunidad humana;
predominio de la fauna doméstica frente a la salva- estas otras especies son: Ursus arctos, Canis lupus,
je; aún así en el Hierro I la fauna silvestre triplica Felix silvestres, Meles meles y Lutra lutra (oso,
sus valores frente a los constatados en el Hierro II. lobo, gato montes, tejón y nutria.).
Los recursos cinegéticos van perdiendo importancia
a lo largo del tiempo, y tan solo en el segundo pe- Además existen otros patrones de carácter más
riodo del Hierro II se asiste aparentemente a una li- secundario, por ejemplo, en el Soto I aparecen cua-
gera recuperación, aún cuando ésta resulta muy mo- tro restos de Oryctolagus cuniculus (conejo), por
desta. cada uno de Lepus granatensis (liebre), que pasan a
ser dieciséis en Soto II y vuelven a descender a diez
Entre las dos fases del Hierro hay diferencias en en Soto III.
la composición de la cabaña ganadera. La importan-
cia del vacuno en época celtibérica es muy superior Los animales salvajes que desaparecen del re-
a cualquier otra especie; en cambio en el Hierro I su gistro entre el Hierro I y el Hierro II son los carní-
predominio es menos patente en relación con el res- voros, que además de ser los mamíferos más antro-
to de los componentes ganaderos. pófobos, son los competidores más cercanos al ser
humano, por lo que serían los primeros en ser elimi-
Es llamativo el hecho de que el ganado equino nados en el entorno próximo al poblado.
tenga bastante representatividad en el Hierro I en
comparación con otros yacimientos de este mismo En cuanto a los animales domésticos, hay que
periodo en la Península Ibérica, pues hablamos de señalar que son los que más restos aportan a la
valores entre 26% y el 37% de la fauna doméstica muestra. No hay que olvidar que estamos hablando
(entre el 7% y el 21% del número de restos.). Por el de sociedades con una cabaña ganadera totalmente
contrario, durante el Hierro II los valores oscilan domesticada muy parecida a la de la actualidad.
281
LAS ACTIVIDADES GANADERAS Y CINEGÉTICAS DURANTE LA EDAD DEL HIERRO EN LA MESETA NORTE DE...
Fig.: 1a. Relación del NR y el NMI de la cabaña doméstica en las fases de la Primera Edad de Hierro.
SOTO III
NIVEL I NIVEL II SS III TOTAL
NR % NMI NR % NMI NR % NMI NR % NMI
Caballo 39 1,3 7 8 1 3 14 4,0 2 61 1,4 12
Asno 56 1,8 8 48 6 4 1 0,2 1 105 2,5 13
Vaca 1210 39,7 26 341 42,6 15 146 42,3 13 1697 40,4 54
O/C 1253 41,1 56 269 33,6 15 122 35,3 32 1644 39,1 103
Cerdo 475 15,6 33 131 16,4 14 60 17,3 11 666 15,8 58
Perro 16 0,5 3 3 0,4 1 2 0,5 1 21 0,5 6
TOTAL 3049 100 134 800 100 52 345 100 49 4194 100 246
Fig.: 1b. Relación del NR y NMI de la cabaña doméstica en las fases de la Segunda Edad del Hierro.
SOTO II SOTO S.I-II TOTAL
SOTO I
NR % NMI NR % NMI NR % NMI NR % NMI
Ciervo 156 57,1 4 351 35,7 13 7 77,7 2 514 40,6 19
Corzo 3 1,1 1 8 0,8 3 - - - 11 0,8 4
Jabalí 6 2,2 2 - - - - - 1 6 0,4 2
Conejo 82 30 10 575 58,4 38 2 22,3 - 659 52,0 49
Liebre 18 6,6 4 34 3,5 4 - - - 52 4,1 8
Oso - - - 1 0,1 1 - - - 1 0,07 1
Lobo 1 0,4 1 - - - - - - 1 0,07 1
Lince 1 0,4 1 10 1 4 - - - 11 0,8 5
Gato M. - - - 2 0,2 1 - - - 2 0,14 1
Tejón - - - 2 0,2 1 - - - 2 0,14 1
Nutria 1 0,4 1 - - - - - - 1 0,07 1
Ratón - - - 1 0,1 1 - - - 1 0,07 1
Castor 5 1,8 1 - - - - - - 5 0,35 1
TOTAL 273 100 25 984 100 66 9 100 3 1266 100 92
Fig.: 1c. Relación del NR y NMI de los mamíferos silvestres en las fases de la Primera Edad del Hierro.
SOTO III
NIVEL I NIVEL II SS III TOTAL
NR % NMI NR % NMI NR % NMI NR % NMI
Ciervo 154 37,7 10 28 65,1 3 17 19,5 11 199 44,1 24
Jabalí 9 2,2 2 - - - - - - 9 1,9 2
Conejo 224 54,9 22 15 34,9 2 66 75,8 9 305 67,6 33
Liebre 19 4,7 3 - - - 3 3,4 1 21 4,6 4
Castor 2 0,5 1 - - - 1 1,1 1 3 0,6 2
TOTAL 408 100 48 43 100 5 87 100 22 451 100 43
Fig.: 1d. Relación del NR y NMI de los mamíferos silvestres en las fases de la Segunda Edad del Hierro.
NR % PESO % NMI
Equus caballus 291 1,8 11,114 5,1 10
Bos taurus 5827 35,9 153,565 70,2 77
Ovis aries 878
Ovis/Capra 6823 48,4 33,541 15,3 220
Capra hircus 160
Sus domesticus 1562 9,6 12,954 5,9 45
Canis familiaris 103 0,6 0,776 - 7
Total animales domésticos 15644 96,4 211,950 96,9 359
Cervus elaphus 347 2,1 6,118 2,8 9
Capreolus capreolus 7 - 0,047 2
Sus scrofa 20 - 0,308 3
Canis lupus 3 - 0,065 1
0,3
Vulpes vulpes 1 - 0,010 1
Lepus capensis 104 0,6 7
0,173
Oryctolagus cuniculus 92 0,6 11
Aves 9 - - - 9
Total animales salvajes 583 3,6 6,721 3,1 43
Total identificados 16227 100 218,671 100 -
Total sin identificar 9176 36,4 22,068 9,2 -
Total 25403 100 240,739 100 402
Fig.: 2. Relación del Número de Restos, Número Mínimo de Individuos y Peso.
proveniente del sondeo de Soto III. cer lugar en cuanto a importancia dentro de la fau-
na; son sacrificados a edades infantiles y juveniles.
Respecto a de Bos taurus (vaca), se documenta
En cuanto a Canis familiares (perro), aparecen
en todos los niveles del yacimiento, a medida que
restos en diferentes unidades del poblado; excepto
nos acercamos a fases más recientes se convierte en
en época celtibérica, para la que se han encontrado
el animal que más aporte cárnico realiza.
animales de tres tallas diferentes, solo han apareci-
Prácticamente la mitad de la cabaña se ha sacri- do animales de talla media y uno de talla muy pe-
ficado en edades de infantil-juvenil y subadulto, queña.
con una finalidad estrictamente cárnica. En los ca-
Cervus elaphus (ciervo) es el animal salvaje
sos restantes se busca el aprovechamiento de pro-
más representado en el yacimiento; parece que su
ductos secundarios, si bien las reses se sacrificaban
caza abarca todos los grupos de edad.
antes de alcanzar una edad senil. Algunos de estos
animales muestran claras evidencias de haber sido Respecto a Capreolus capreolus (corzo), se han
utilizados como animales de tiro. Se constatan dos hallado restos en Soto I y Soto II, pero está ausente
animales castrados, aunque parece que esta práctica en periodos celtibéricos.
no ha sido muy habitual; esto permite pensar que se
Sus scrofa (jabalí) se encuentra muy escasamen-
han utilizado para labores agrícolas, o como siste-
te representado, probablemente se debe al hecho de
mas de tiro en el transporte.
que la caza se centra de manera habitual en el cier-
Los ovicaprinos, Ovis aries (oveja) y Capra vo.
hircus (cabra), representan la cabaña más importan-
Otro animal que aparece de manera continua en
te en todos los niveles y unidades.
el yacimiento es Oryctolagus cuniculus (conejo),
En el Soto I dominan los ovicaprinos frente al por lo que parece constituir un elemento comple-
vacuno, en el Soto II ocurre lo contrario. En el pe- mentario a la dieta de estos pobladores.
riodo celtibérico los valores de ambas especies son
Los restos de Lepus granatensis (liebre), son
casi iguales.
mucho más escasos que los de conejo, pero se han
El 55% de los animales serán sacrificados a eda- hallado en todas las unidades de Hierro I. En nive-
des adultas y seniles; el resto se reparte de forma les celtibéricos, también se han recuperado restos
uniforme en otras edades. de liebre (Fig, 1).
La relación en NMI entre Ovis aries y Capra 2.2. Sacaojos (La Bañeza, León).
hircus en la Primera Edad de Hierro es de 1:1, Este yacimiento está ubicado en territorio de los
mientras que en la Segunda es de 4:1, lo que hace Vacceos; se sitúa en una pequeña localidad al sur
pensar que se decantan claramente por el aprove- de León, Santiago de la Valduerna, anteriormente
chamiento de los productos secundarios. conocida como Sacaojos, en las proximidades de
Los suidos (cerdos) están presentes en to- La Bañeza (Von Den Driesch; Boessneck, 1980).
dos los niveles del yacimiento, pero ocupan el ter- El estudio del material óseo fue llevado a cabo por
283
LAS ACTIVIDADES GANADERAS Y CINEGÉTICAS DURANTE LA EDAD DEL HIERRO EN LA MESETA NORTE DE...
Ángela von den Driesch y por Joachim Boessneck, La cría de Sus domesticus (cerdo) fue claramen-
del Laboratorio de Arqueozoología de Munich. te secundaria. Sólo hay un escaso número de restos
que indica el consumo de cochinillos, siendo la mi-
Se analizaron más de 25400 piezas. Una parte
tad de los ejemplares sacrificados antes de los dos
de las mismas se encontraba muy fragmentada, por
años. Pero la proporción de restos de cerdos mayo-
lo que no fue posible la identificación de una gran
res de dos años es bastante alta. Se documentan más
parte de los restos (el 35% del total).
hembras que machos.
La mayor parte de los restos pertenecen a ma-
Parece que Canis familiaris (perros) fue utiliza-
míferos domésticos: Equus caballus, Bos taurus,
do para el pastoreo, pues se encontraron restos que
Ovis aries, Capra hircus, Sus domesticus y Canis
pertenecen al menos a siete individuos parecidos a
familiares (caballo, vaca, oveja, cabra, cerdo y pe-
los perros-pastores actuales. También hay eviden-
rro), el resto de especies pertenecen a animales sil-
cias de algún perro pequeño para el que es difícil de
vestres, lo que refleja actividades cinegéticas por
establecer su utilidad.
parte de los habitantes del poblado.
Pasando ya a los animales silvestres, Cervus
De Equus caballus (caballo) se encontraron una
elaphus (ciervo) va a ser el animal más cazado. Se
serie de restos, que pertenecen como mínimo a diez
han encontrado restos que pertenecen al menos a
individuos, al menos dos animales jóvenes con den-
nueve individuos, con igual número de machos que
taduras de leche, cinco adultos y tres seniles. De
de hembras.
ellos se pudo determinar el sexo de nueve: cinco
yeguas, tres sementales y un castrado. Han sido También se constata la presencia de Capreolus
consumidos, pero antes se han aprovechado como capreolus (corzo). Aunque es difícil establecer las
animales de tiro, sin dar preferencia a ningún sexo. diferencias entre Sus domesticus (cerdo) y Sus
scrofa (jabalí), a juzgar por el tamaño de los hue-
Bos taurus (vaca), parece que fue el animal que
sos, y dando a los de mayor talla la designación de
más carne aportó al poblado, pues es el ganado
Sus scrofa (jabalí), se indica la presencia de al me-
principal en cuanto a peso, pero en cuanto a número
nos tres individuos, un macho adulto, una hembra
de restos. Aunque se ha calculado un número míni-
adulta y un macho joven.
mo de setenta y siete individuos de diferentes eda-
des. También aparecieron restos, aunque muy esca-
sos, de Canis lupus (lobo) y Vulpes vulpes (zorro).
La población de terneros no llega al 15% y la de
becerros al 30%. Un tercio de las reses se corres- Es destacable el registro de Sacaojos con res-
ponde con animales que no alcanzaron los quince pecto a dos especies, Lepus capensis (liebre) y
meses de edad. Sólo el 20% de los animales supe- Oryctolagus cuniculus (conejo), pues se da el caso
ran los cuatro años de vida. La relación es de tres contrario a la mayoría de los yacimientos adscritos
hembras por cada dos machos. a este periodo en la Península Ibérica, y es que van
a aparecer más restos de Lepus capensis (liebre)
Los productos secundarios se aprovecharon;
que de Oryctolagus cuniculus (conejo). Aunque el
además de la leche, su fuerza como animal de tiro,
número mínimo de individuos refleje la presencia
siendo preferidos los machos castrados; (bueyes)
de once conejos frente a siete liebres.
para estas labores. Los restos denotan que el castra-
do de toros es una práctica habitual. Además de estos animales hay que señalar la
presencia de restos de aves silvestres, si bien su
El ganado más representado en la muestra, y
aporte alimenticio, en realidad, carece de importan-
que por lo tanto más número de restos aporta, fue
cia para la dieta de los habitantes de Sacaojos. (Fig
Ovis/Capra (oveja y cabra). Se ha podido estable-
2).
cer un número mínimo de doscientos veinte indivi-
duos. Al menos la mitad de ellos fueron sacrifica- 2.3. Necrópolis vaccea de “Las Ruedas” (Padi-
dos antes de alcanzar la talla máxima, lo que deja lla de Duero, Valladolid).
claro que el aprovechamiento fundamental de estos Desde 1986 a 1988 se realizaron excavaciones
animales era cárnico. En el caso del ovino parece en este yacimiento. Los restos fueron recuperados
que hay más hembras que machos, en cambio en el en las tumbas (Bellver Garrido, 1992).
caprino hay el doble de hembras que de machos.
Las especies documentadas son: Equus caba-
Dentro de las dificultades que existen para dife- llus, Bos taurus, Sus scrofa, Capra hircus, Ovis
renciar estas dos especies, parece que están más re- aries, Canis familiaris, Lepus europeaus, Gallus
presentadas las ovejas que las cabras. Conforme a gallus y Ratus sp (caballo, cerdo, cabra, oveja, pe-
los datos obtenidos, se puede dar una proporción de rro, liebre y rata).
ochenta y cinco ovejas por cada quince cabras.
En cuanto a la edad de los animales se puede
284
LAURA LLAMAZARES SÁNCHEZ
HIERRO I HIERRO II
NR % NMI PESO % NR % MNI PESO %
Equus caballus 1 0,96 1 39 5,15 7 0,46 3 191 0,91
Bos taurus 26 25,00 6 468 61,74 695 45,78 25 13717 65,02
Ovis aries 8 7,69 2 218 28,76 82 5,40 16 784 3,72
Ovis / Capra 56 53,85 6 15 1,98 511 33,66 51 2954 14,00
Capra hircus - - - - - 16 1,05 6 203 0,96
Sus domesticus 7 6,73 5 10 1,32 100 6,59 17 1058 5,01
Canis familiaris 1 0,96 1 5 0,66 8 0,53 5 74 0,35
Total domésticos 99 95,19 21 755 99,60 1419 93,48 123 18981 89,97
Cervus elaphus - - - - - 74 4,87 9 2085 9,88
Oryctolagus cuniculus 5 4,81 2 3 0,40 22 1,45 8 26 0,12
Lepus europaeus - - - - - 2 0,13 2 2 0,01
Castor fiber - - - - - 1 0,07 1 3 0,01
Total silvestres 5 4,81 2 3 0,40 99 6,52 20 2116 10,03
Total mamíferos 104 100 23 758 100 1518 100 143 21097 100
Fig.: 3. Relación del Número de Restos, Número Mínimo de Individuos y Peso.
decir que por lo general son animales jóvenes en to- entre los siglos III – I a.C., es decir, que se halla
das las especies. Entre los suidos y los ovicaprinos adscrito a la Segunda Edad de Hierro (Morales Mu-
encontramos restos que sobrepasan la edad de año y ñiz; Liesau, 1999).
medio. El cánido doméstico tampoco sobrepasa el
Una vez más, los restos encontrados coinciden,
año de edad. Los lepóridos son muy jóvenes ningu-
en cuanto a especies, con las de los otros yacimien-
no sobrepasa los ocho meses, ya que tienen las epí-
tos mencionados para esta época.
fisis sin fusionar.
2.7. Necrópolis Celtibérica de Numancia (So-
No hay que olvidar que estos animales se en-
ria).
cuentran en tumbas y por lo tanto relacionados con
rituales funerarios. En este caso nos encontramos con análisis de
restos asociados a un contexto funerario. Esta ne-
2.4. Era Alta (Melgar de Abajo, Valladolid). crópolis ocupa una extensión de una hectárea y me-
En este yacimiento se encontraron restos de la dia y se sitúa en la ladera sur del cerro de Numan-
Primera y de la Segunda Edad del Hierro, si bien cia. Se exhumaron un total de 150 tumbas en las
separados por un periodo de tres siglos con registro que se depositan los restos de cremación acompaña-
arqueológico. (Morales Muñiz; Liesau, 1999). dos de ajuares funerarios y ofrendas de distinta na-
turaleza (Jimeno; Trancho; Morales; Robledo; Ló-
Las especies encontradas vuelven a ser las típi-
pez-Bueis, 1996).
cas para estas fases: Equus caballus, Bos taurus,
Ovis aries, Capra hircus, Sus domesticus, Canis fa- Entre estas ofrendas resulta frecuente la apari-
miliares y los animales silvestres son: Cervus ción de restos faunísticos, a veces quemados. La ex-
elaphus, Oryctolagus cuniculus, Lepus europeaus y plicación más aceptada es que se trata de restos
Castor fiber. (Fig.3). consumidos en el banquete funerario, siendo intro-
ducidos en la pira donde se quemarían los restos del
2.5. Cerro del Castillo (Montealegre de Cam-
cadáver del difunto.
pos, Valladolid).
Este poblado ocupa toda la Edad del Hierro, con 2.8. Castro Ubierna (Burgos).
niveles adscritos al Hierro I y al Hierro II, si bien Es un yacimiento de la Edad de Hierro con un
estas dos etapas del Hierro se encuentran separadas total de 1310 restos asociados a ocho especies de
por unos dos siglos (Morales Muñiz; Liesau, 1999). mamíferos (Castaños, 1989).
Aunque la colección ósea recuperada se halla Equus caballus (caballo): por los restos se pue-
muy fragmentada, ha permitido hacer un análisis de deducir que no fue utilizado estrictamente con fi-
que una vez más vuelve a reflejar las mismas espe- nalidad alimenticia, sino que más bien se utilizaron
cies que los yacimientos anteriormente comentados. para la monta y como animal de tiro.
Sólo destacar la presencia de Bos primigenius Equus asinus (burro): aparecen pocos restos,
(uro) entre las especies silvestres, no muy común en que pertenecen como mínimo a dos individuos, uno
estos yacimientos. de edad avanzada y otro de menos de dos años.
2.6. Las Quintanas – Valoria (Valoria La Bue- Bos taurus (vaca): es la especie mejor represen-
na, Valladolid). tada y que más carne aportaría a la dieta alimenticia
La fase ocupacional de este yacimiento se sitúa del poblado.
285
LAS ACTIVIDADES GANADERAS Y CINEGÉTICAS DURANTE LA EDAD DEL HIERRO EN LA MESETA NORTE DE...
Ovis aries / Capra hircus (oveja / cabra): Se res de pastoreo y protección de ganado, si bien en
hallan presentes las dos especies pero, aunque ha ningún caso se aprecia su uso como alimento huma-
sido muy difícil diferenciarlas, parece claro el pre- no.
dominio de la oveja. Es el segundo animal mejor re-
Las edades de sacrificio varían en función del
presentado en la muestra.
aprovechamiento que se quiera realizar. Los vacu-
Sus domesticus (cerdo): de los nueve individuos nos y los équidos, por lo general, al ser utilizados
que se hallan como mínimo representados, todos como animales de tiro, suelen presentar edades de
pertenecen claramente a la especie doméstica, salvo muerte en fases seniles, con el lógico fin de aprove-
uno que por su talla podría tratarse de un jabalí, char al máximo su potencial de fuerza.
aunque también es posible que pertenezca a un ani-
En el caso de aquellos ejemplares criados para
mal doméstico de gran talla.
aportar carne, la edad de sacrificio suele producirse
Canis familiares (perro): no hay muchos restos, en edades juvenil-adulta, cuando han alcanzado un
pero lo que sí puede decirse es que no fueron objeto volumen máximo de la fase de crecimiento y engor-
de consumo alimenticio. de, sobre todo en ovino y vacuno destinado a este
fin.
Cervus elaphus (ciervo): es la única especie sil-
vestre identificada en este yacimiento. Predominan Como en cualquier cabaña ganadera, los machos
las cuernas en la muestra y tres de ellas son de des- serán sacrificados más jóvenes que las hembras,
mogue. Los restos óseos pertenecen a animales pues estas son necesarias para la renovación, e in-
adultos. cluso, si es necesario y factible, para el crecimiento
de la cabaña ganadera.
3. Conclusiones.
Los datos obtenidos de los diferentes yacimien- Como ya se ha señalado el yacimiento más im-
tos de la edad de Hierro en la Meseta Norte de la portante de esta zona en esta fase de la Prehistoria
Península Ibérica, han aportado unos valores muy reciente es El Soto de Medinilla, en Valladolid.
semejantes en cuanto a volumen de ganadería y de Este como el resto de los yacimientos, en cuanto a
caza. la cabaña ganadera y a la caza presenta un patrón
muy similar al documentado en otras zonas penin-
Los animales que más abundan serán los domés- sulares durante la Edad del Hierro.
ticos, pues la caza va a tener una representación
muy minoritaria y no va a suponer un aporte básico
para la dieta alimenticia de estas comunidades, que 4. Bibliografía.
se especializan en la ganadería, por lo que la caza BELLVER GARRIDO, J.A.
va a pasar a ser una actividad secundaria y proba- 1992 "La necrópolis vaccea de La Rueda: una aproxima-
ción arqueozoológica (Padilla de Duero, Vallado-
blemente sólo se realizaría en casos de aprovecha- lid).", En G. Delibes de Castro, F. Romero Carni-
miento casual y mediante técnicas de trampeo, es- cero & A. Morales Múñiz (Eds). Arqueología y
pecialmente para la captura de animales de pequeña Medio Ambiente. El Primer Milenio a.C. en el
Duero Medio., Junta de Castilla y León, Vallado-
talla, en los casos en que estos resultan abundantes lid. 515-527.
(como los lepóridos). 1992 “Estudio arqueozoológico de las cabañas circulares
del Castillejo de Fuensauco”. II Symposium de Ar-
Entre los animales domésticos los más represen- queología Soriana. Excma. Diputación Provincial
tados serán los bovinos y los ovicaprinos seguidos de Soria. Departamento de Cultura. Vol. I. Soria.
325-332.
por suidos, équidos, gallináceo y otros animales do- CASTAÑOS, P.
mésticos comunes. También se halla representado 1989 "Estudio de los restos del Castro de Ubierna, (Bur-
el perro, si bien en ningún caso se ha vinculado di- gos)", Kobie, XVIII. 87-97.
ESPARZA ARROYO, A.
rectamente con el consumo alimenticio. 1999 “Economía de la Meseta Prerromana” Stvdia His-
tórica (Hª Antigua), Vol. 17: 87-123
En cuanto a los animales salvajes, los más re- FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, C.
presentados son el ciervo y el conejo, aunque tam- 2000 Los macromamíferos en los yacimientos arqueoló-
bién aparecen con bastante asiduidad las liebres, los gicos del Noroeste peninsular: un estudio econó-
mico. Tesis Doctoral en cd-rom. Universidad de
corzos, los jabalíes y algunas aves. Santiago de Compostela
GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, Mª L.
De algunas especies, como es lógico, se realiza- 1990 Excavación arqueológica de los Castros de Cor-
ría un aprovechamiento de sus productos secunda- billos, León. Informe Inédito.
rios o derivados, es decir, no sólo de su carne, sino JIMENO, A.; TRANCHO, G.J.; MORALES, F.; ROBLE-
DO, B. & LÓPEZ-BUEIS, I.
también de otros productos que pueden ofrecer en 1996 “Ritual y dieta alimenticia: la necrópolis celtibérica
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La presencia de perros en algunas muestras de 1998 “El Soto de Medinilla: faunas de mamíferos de la
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286
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Deutsches Archäologisches Institut Abteilung,
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JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 287-294
RESUMEN
ABSTRACT
At the end of 80’s we can apreciate the disminuation of studies and interventions, concrete or gener-
al, focus on the Serranía de Cuenca’s recent prehistory. For that reason it’s become necesary to reactivate the
study of this period in this area and to make a revision of the axioms with wich we are working. The excava-
tions that have been done in the court of Buen Suceso’s medieval castel in Cañada del Hoyo (Cuenca) have
revealed the existence of a settlement occupied during the bronze age and iron age. Twelve structures dug
into the rock and the archeological remains (ceramic fragments) are presents. Those findings allow us to con-
nect the settelmente with the levantine and the plateau areas. Throughout the recent prehistory the Serrania de
Cuenca is a permeable area of transition between the two spaces.
Palabras Clave: Edad del Bronce. Edad del Hierro. Serranía de Cuenca.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
288
ELENA VEGA RIVAS
Fig.: 1. Fotografía aérea del Castillo del Buen Suceso, IGN, vuelo nacional de julio 1985 (H0635-F0012).
La vegetación es relativamente homogénea, anual ronda los 13º C, las precipitaciones se repar-
siendo el pino el árbol predominante (estando pre- ten homogéneamente a lo largo del año y raramente
sentes cuatro subespecies). Asimismo las frondosas superan los 700 mm. El periodo de heladas puede
son abundantes, como los son determinadas espe- durar de 6 a 8 meses.
cies arbustivas que se extienden formando amplios
3. El Cerro del Castillo del Buen Suceso
pastizales.
(Cañada del Hoyo – Cuenca).
La Serranía es rica en cursos de agua, de reco- 3.1. Intervenciones arqueológicas en el Casti-
rrido largo o corto, que dan lugar a la formación de llo.
abundantes cadenas montañosas, que suponen ba- El Castillo del Buen Suceso se asienta en la
rreras naturales, convirtiéndose los valles fluviales cima de un cerro que se adentra a modo de lengua
en los ejes vertebradores de la comunicación y del en el valle del arroyo Prado cerrado, afluente por la
poblamiento. Actualmente la zona se encuentra es- margen derecha del río Guadazaón, desde el cual se
casamente poblada, presentando núcleos de pobla- ejerce un excelente dominio visual del valle.
ción de tamaño reducido, normalmente ubicados en
los valles intermedios y separados por amplias dis- Las fuentes escritas (abundantes principalmente
tancias. Se trata de una zona, por lo general, muy a lo largo del siglo XV) mencionan esta construc-
poco antropizada. ción como punto de referencia destacado durante la
edad media y la edad moderna gracias a lo privile-
El término municipal de Cañada del Hoyo se si- giado de su asentamiento, en una zona de paso, ya
túa en la denominada Sierra de los Palancares, lími- que se superponen una vía romana, la C21 (PALO-
te Sureste de la Serranía de Cuenca y que forma MERO, 1987: 164-165), y una Cañada Real. Su en-
parte de la subcomarca conocida como Sierra Baja, torno inmediato proporciona unas limitadas posibi-
rondando la cota media los 1000 metros de altitud. lidades agrícolas, estando la economía de la zona
Predomina el clima mediterráneo templado de mon- aún hoy centrada en la ganadería transterminante,
taña, con características continentales. La media siguiendo un eje Norte – Sur, paralelo al Guada-
289
NUEVAS APORTACIONES AL ESTUDIO DE LA PREHISTORIA RECIENTE EN LA SERRANÍA DE CUENCA: EL...
zaón. La extensión del yacimiento, de aproximada- Los silos son de planta elíptica y sección redon-
mente siete hectáreas, ha sido calculada en función deada. Su base tiende a ser plana si bien presenta
de la dispersión de material en superficie y la exis- irregularidades. No han sido localizados restos de
tencia de un foso perceptible en fotografía aérea revestimientos ni de cualquier otro signo que apun-
(fig.1). A día de hoy no se han realizado trabajos te hacia un tratamiento de las paredes de estas es-
arqueológicos en el exterior del Castillo, que ocupa tructuras. Este hecho sumado a la gran cantidad de
tan sólo tres hectáreas. materia orgánica de sus rellenos, que, salvo un
caso, presentan un único nivel, la escasa presencia
Desde el año 2002 y en el marco de la restaura-
de material arqueológico (por otra parte muy frag-
ción del edificio bajo-medieval se han llevado a
mentado y visiblemente arrojado), así como la au-
cabo hasta el momento tres fases de intervención
sencia de un patrón de distribución claro de las mis-
arqueológica en el interior del recinto del castillo
mas l,levan a interpretar estas estructuras como ba-
motivadas y condicionadas por los trabajos de res-
sureros.
tauración y rehabilitación del edificio (VELA COS-
SÍO y BENITO LÓPEZ, 2002). Las producciones cerámicas adscribibles al
Bronce (fig.3) responden a recipientes realizados a
Dichas intervenciones han puesto de manifiesto
mano, entre los cuales se encuentran tanto formas
la existencia en el cerro de un hábitat ocupado du-
abiertas como cerradas, en proporciones similares.
rante la prehistoria reciente del cual se han docu-
Las formas abiertas presentan un amplio espectro
mentado un total de doce silos excavados en la roca
de medidas, el diámetro de sus bocas oscila entre
y un muro de mampostería a seco (fig.2). El mate-
los 9 y los 36 cm. Las piezas de mayor tamaño pre-
rial, fundamentalmente cerámico, recuperado el re-
sentan bordes rectos y pastas más gruesas y toscas,
lleno de dichos silos indica una ocupación en dos
las de tamaño medio o pequeño presentan bordes
momentos: Bronce Medio y Segunda Edad del Hie-
rectos o, más frecuentemente, ligeramente exvasa-
rro. El mal estado de las estructuras prehistóricas,
dos. En algunos de estos pequeños recipientes se
motivado fundamentalmente por las posteriores fa-
observa una carena media y poco marcada, obser-
ses de ocupación, ha condicionado la metodología
vándose en algunos casos la inserción de un asa de
de estudio del yacimiento que se centra en el análi-
sección elíptica. En el caso de las formas cerradas,
sis del registro material y que ha permitido estable-
el tamaño de la boca oscila entre los 12 cm. y los 33
cer paralelos con yacimientos del entorno.
cm. de diámetro. Se trata de piezas de tendencia
Fig.2: Planimetría de la excavación de la tercera fase en el Cerro del Castillo del Buen Suceso. (Cañada del Hoyo)
290
ELENA VEGA RIVAS
Fig.: 3. Material cerámico del Bronce Medio del Cerro del Castillo del Buen Suceso (Cañada del Hoyo- Cuenca).
globular, de borde recto o exvasado. Las bases son cuidadas. La cocción es mayoritariamente mixta, si
ligeramente redondeadas, y ocasionalmente de fon- bien las cocciones oxidante y reductora también es-
do plano. Con excepción de las inserciones de asa tán presentes. El tratamiento de las superficies es
anteriormente mencionadas no se han documentado relativamente frecuente, más de un cuarto de la
elementos suspensores. muestra (el 26,59 % para ser más exactos) presenta
un acabado bruñido o alisado.
Las decoraciones son escasas (tan sólo un 6,59
% de los fragmentos presentan algún tipo de deco- Las producciones de la segunda edad del hierro
ración), si bien se diferencian varias técnicas deco- (fig.4), corresponden a piezas realizadas a torno,
rativas. La decoración a base de digitaciones sobre entre las cuales destacan principalmente las formas
el labio es la más abundante, menos frecuentes son cerradas. Éstas presentan bordes de labio exvasado,
las digitaciones al exterior que se mantienen siem- que en ciertos casos son subrayados mediante una
pre próximas al borde, y muy escasas las ungulacio- suave acanaladura (pico de ánade), y cuerpos de
nes en el labio. La decoración plástica se documen- tendencia globular. Algunos bordes están engrosa-
ta tanto en la aplicación de un cordón que envuelve dos, presentando secciones triangulares o rectangu-
transversalmente la pieza y que se encuentra a su lares, siendo entonces el labio plano y estrecho. La
vez decorado con digitaciones o ungulaciones; gran mayoría de estas piezas no presenta hombro o
como en la aplicación, en el borde, de pequeños cuello. Se ha documentado la presencia de jaras de
mamelones elípticos. Tan sólo dos fragmentos pre- boca trilobulada. El diámetro de la boca de estas
sentan incisiones. Se trata de dos galbos en los que piezas oscila entre los 14 y los 26 cm. Con una fre-
se observan incisiones realizadas con un pequeño cuencia mucho menor, aparecen las formas abiertas,
instrumento de sección circular dispuestas forman- correspondientes a cuencos. El tamaño en éstas últi-
do un motivo geométrico. Ambas piezas, de coc- mas es menor y presenta variaciones menos nota-
ción reductora y pasta bien decantada, presentan al bles (con un diámetro de boca que varía entre 14 y
exterior un acabado bruñido. Al interior, por el con- 16 cm.). En cuanto a las bases se refiere, éstas pre-
trario, el acabado es tosco. sentan el fondo rehundido, y el pie ligeramente in-
dicado. Igualmente están presentes las bases con
Las pastas por lo general son toscas y poco de-
anillo de solero. Las asas no son muy abundantes, y
cantadas. No obstante, ciertas piezas, principalmen-
en la mayoría de los casos son de sección circular,
te pertenecientes a formas de menor tamaño y que
destacando un asa trilobulada. Tan sólo un frag-
normalmente presentan decoración, o cuanto menos
mento cerámico presenta un pequeño mamelón per-
un acabado alisado o bruñido, muestran pastas más
291
NUEVAS APORTACIONES AL ESTUDIO DE LA PREHISTORIA RECIENTE EN LA SERRANÍA DE CUENCA: EL...
Fig.: 4. Material cerámico de la Segunda Edad del Hierro del Cerro del Castillo del Buen Suceso.
Sin embargo existe entre ambos yacimientos en general, y del yacimiento del Cerro del Castillo
una importante diferencia. Los testimonios ofreci- del Buen Suceso en particular, durante la edad del
dos hasta el día de hoy por el yacimiento del Cerro bronce no es sencilla.
del Castillo del Buen Suceso indican que no existe
Las formas cerámicas y las estructuras que estos
una continuidad ocupacional del asentamiento du-
hábitats se observan tienen sus paralelos tanto en el
rante la prehistoria reciente. Por el contrario en El
bronce valenciano como en el bronce manchego
Castillo de Reillo ha sido documentado un nivel de
como varios autores señalan.
la Primera Edad del Hierro que muestra una clara
continuidad con el nivel superior de la Segunda La clave parece encontrarse en las característi-
Edad del Hierro (MADERUELO y PASTOR, cas geográficas de la Serranía que supone una ba-
1981:172). rrera física entre ambos espacios. Las redes fluvia-
les se plantean como ejes vertebradores de la comu-
El Colmenar en Landete, a aproximadamente 50
nicación de una sociedad con una base económica
km. al Este de Cañada del Hoyo ofrece otro marco
mixta (agrícola y ganadera) y un componente
comparativo. Sus materiales cerámicos presentan
trashumante.
claros paralelos con los documentados en el yaci-
miento del Cerro del Castillo del Buen Suceso, con 3.4. La Edad del Hierro.
un predomino de las piezas de gran tamaño y de los La cerámica de la Segunda Edad del Hierro es
labios exvasado o abiertos. Asimismo la decoración notablemente más conocida y alcanza una mayor
es escasa, limitándose normalmente a incisiones o difusión que los materiales anteriormente presenta-
impresiones generalmente localizadas en el borde. dos. No obstante, y por razones prácticas y de espa-
El acabado alisado es igualmente abundante. cio nos limitaremos a comparar nuestro material
No obstante también existen ciertas diferencias, con el de los yacimientos más próximos geográfica-
pues en El Colmenar son abundantes las piezas que mente hablando. Si bien en el registro material de
presentan restos de engobe (tratamiento no docu- los yacimientos se observa el mantenimiento de
mentado en el Cerro del Castillo del Buen Suceso). producciones a mano, son las producciones a torno
Igualmente la decoración a base de mamelones que las que nos han de servir de guía, al presentar carac-
en nuestro caso es muy escasa en El Colmenar toma terísticas más representativas.
mayor importancia. Otro punto de diferencia se en- A aproximadamente 40 Km. al Sureste de Caña-
cuentra en la cocción, contrariamente a lo constata- da del Hoyo se encuentra la localidad de Enguida-
do en los yacimientos analizados anteriormente en nos, zona de transición entre la Serranía de Cuenca
los cuales la cocción oxidante apenas estaba presen- con la Mancha Alta. En este término se encuentra el
te, en el caso de El Colmenar resulta ser predomi- yacimiento de Cabeza de Moya, en un cerro rodea-
nante. do por el río Cabriel. En sus materiales cerámicos
Como en el caso del Cerro del Castillo del hallamos un punto de referencia para enmarcar
Buen Suceso, se produce una ausencia total de ma- nuestro yacimiento. Como en el caso del Cerro del
terial metálico y una notable ausencia de restos óse- Castillo del Buen Suceso destacan las formas glo-
os, sin embargo, y contrariamente a lo constatado bulares, de bordes exvasados, siendo los rectos y
en cerro del Castillo del Buen Suceso, en El Colme- los invasados mucho menos abundantes. Las formas
nar se cuenta en el registro con abundante material abiertas suelen presentar un tamaño menor. Las ba-
lítico. Las características de dicho material, entre el ses son planas y anulares, pero también cóncavas y
que se encuentran tanto molinos como dientes de convexas en la vajilla de mayor tamaño.
hoz, sumadas a la pobreza y escasez de sus materia- Como en el caso del Cerro del Castillo del Ce-
les cerámicos, son para sus excavadores un indicio rro del Buen Suceso la cerámica a torno lisa resulta
claro de la vocación agrícola de este asentamiento. ser más abundante que la decorada. Los tipos deco-
La orientación económica de este yacimiento y el rativos son más variados que los documentados en
Castillo del Buen Suceso serían por lo tanto dife- el Cerro del Castillo del Buen Suceso, ya que en
rentes, pues el territorio de explotación del Cerro este caso, la técnica de la incisión e incluso el es-
del Castillo del Buen Suceso revela una tendencia tampillado están presentes. No obstante la decora-
hacía la ganadería. ción pintada resulta ser, también en este caso, la
Una vez más contamos con una datación por C14 más empleada y los tonos (rojo en diversas tonali-
que nos sitúa en el 1600 BC, fecha muy semejante a dades y negro) y los motivos geométricos son seme-
la obtenida en el yacimiento de El Castillo de Rei- jantes. Sin embargo cabe destacar la presencia de
llo. (ÁLVAREZ y otros, 1983:403; ÁLVAREZ y una pieza en Cabeza Moya decorada con motivos
otros, 1984:33) vegetales. También ha de ser resaltada la presencia
en Cabeza Moya, por escasa que esta sea, de mate-
La adscripción cultural de la Serranía de Cuenca riales de importación. (NAVARRO y SANDO-
293
NUEVAS APORTACIONES AL ESTUDIO DE LA PREHISTORIA RECIENTE EN LA SERRANÍA DE CUENCA: EL...
RESUMEN
En este trabajo presentamos diferentes métodos de prospección arqueológica apropiados para la lo-
calización, registro y análisis, a escala micro, de los restos de evidencias materiales presentes en un asenta-
miento. El modelo propuesto alterna el uso de métodos de muestreo y dos sistemas de georreferenciación, uno
de ellos empleado en campo –GPS- y otro de laboratorio, fundamental para el análisis espacial de los datos –
SIG-. El asentamiento de la Torre del Moro (Alcaudete, Jaén), localizado en el territorio SO de la provincia de
Jaén, se encuentra, junto a otros oppida ibéricos de su entorno, en fase de estudio. La aplicación de nuevas
tecnologías en prospección mejora la calidad de los datos y facilita su análisis.
ABSTRACT
This paper shows different archaeological survey methods suitable for locating, recording and ana-
lyzing, on micro scale, remains of material evidences in a settlement. The proposed model alternates the use
of sampling methods with two georeferrencing methods, one used on fieldwork – GPS – and another one used
in laboratory, basic for spatial analysis of data – SIG -. The settlement Torre del Moro (Alcaudete, Jaen) is lo-
cated at the SW of Jaen province, an currently it’s being studied along with other oppida of the same area.
The application of new technologies in surface survey improves the quality of data and makes their analysis
easier.
Palabras Clave: Prospección arqueológica. GPS. SIG. Cultura Ibérica. Provincia de Jaén.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
296
LAURA WIÑA GARCERÁN
Este ámbito geográfico, pese a ser uno de los presentan un salto importante en la investigación,
primeros territorios investigados en la provincia de iniciando un programa de excavaciones en varias
Jaén dentro de lo que podríamos calificar como la necrópolis ibéricas, como las afamadas Loma de
etapa “moderna” de trabajos arqueológicos que tie- Peinado (Maluquer, 1984) y La Bobadilla (Malu-
ne su origen en el estudio del poblamiento ibérico quer, 1973), localizadas en el entorno del territorio
de la Campiña de Jaén, a finales de los años 70 del estudiado, proporcionando secuencias estratigráfi-
pasado siglo XX, bajo la dirección científica del cas y materiales que aún constituyen referencias
profesor A. Ruiz Rodríguez (Ruiz, 1978), por di- fundamentales para la comprensión de la dinámica
versos avatares ha sufrido un retraso en la continui- de poblamiento desde la protohistoria en esta im-
dad de la investigación hasta tiempos recientes, portante área de comunicación del Alto Guadalqui-
como demuestra la reciente iniciativa propuesta por vir.
el Centro Andaluz de Arqueología Ibérica, con sede
Desde mediados de los años 80, este interés cre-
en la Universidad de Jaén, de financiar un proyecto
ciente por el estudio arqueológico del territorio se
de prospección.
une a las mejoras en las condiciones materiales de
Las primeras referencias arqueológicas a este te- la investigación, que permitieron, por primera vez,
rritorio se relacionan con los trabajos pioneros de la definición de un proyecto científico propio, cen-
D. Alfredo Cazabán (1914) y D. Enrique Romero trado en el análisis histórico del proceso arqueoló-
de Torres (1917), referencias puntuales que co- gico de la Cultura Ibérica de la Campiña, dirigido
mienzan a mostrar las posibilidades que ofrecían si- ya desde el Colegio Universitario de Jaén y que
tios arqueológicos como Cabeza Baja de Encina contó con equipos estables de trabajo, realizándose
Hermosa, entendiendo esta zona como una conti- varias campañas de prospección en el SO de la pro-
nuación de los numerosos trabajos de reconoci- vincia de Jaén centradas en el estudio del pobla-
miento que se estaban llevando a cabo en los terri- miento en los valles de los ríos Víboras y San Juan.
torios limítrofes de la Subbética Cordobesa.
La Memoria de Iniciación a la Investigación de-
Durante estos años cobra especial relevancia la fendida por D. Salvador Montilla en 1989 se en-
publicación de artículos en la revista Don Lope de marca en la línea de los trabajos de Arqueología Es-
Sosa en la que se describen los hallazgos que se van pacial, en boga durante aquellos años, y se encarga-
sucediendo, mostrando el interés que despierta la ba de estudiar el proceso histórico poblacional,
investigación histórico-arqueológica en este rincón ofreciendo una propuesta preliminar respecto a la
de la provincia de Jaén. ocupación del territorio a partir de los primeros in-
dicios de hábitat paleolítico.
Los trabajos del profesor Maluquer a comienzos
de la década de los años 70 del pasado siglo XX re-
297
MÉTODOS DE PROSPECCIÓN PARA EL REGISTRO DE MATERIALES CERÁMICOS. EL CASO DE TORRE DEL...
Por lo que respecta a la protohistoria, durante cen alternativas al modelo de ocupación territorial
las fases ibéricas antigua y plena, la depresión Prie- de época ibérica, tales como el abandono de asenta-
go-Alcaudete es considerada como una vía de co- mientos, o bien el traslado de parte de la población
municación destacada, que pone en contacto las tie- a nuevos emplazamientos caracterizados en aquella
rras interiores del Alto Guadalquivir con las zonas etapa de la investigación como vicus o instalaciones
costeras a través del pasillo de Carcabuey (Fig. 2). tipo villa.
La importancia de esta vía explicaría la distribución
2. Objetivos.
de oppida en las actuales provincias de Córdoba y
Jaén, tales como La Almanzora (2), Las Cabezas en Dentro de las líneas generales definidas en el
Fuente Tójar (3), Cerro del Castillo en Carcabuey proyecto de investigación, se plantean una serie de
(4), Cerro de la Cruz (5) y Castillejos (6) en Alme- cuestiones a las que pretendemos dar una respuesta.
dinilla; en la provincia de Jaén, se documentan tam- De un lado se encuentra el análisis del proceso
bién La Gineta (7) y La Mesa (8), en Alcalá la Real histórico, en el que trataremos de valorar la dinámi-
y al hacia el N, el Cerro de La Bobadilla (9) en Al- ca de ocupación del territorio para época ibérica.
caudete y San Cristóbal (10) en Las Casillas. Todos En este sentido, Torre del Moro se configura como
ellos conforman una misma unidad geográfica y de uno de los posibles oppida en esta área, pudiendo
poblamiento, que aprovecha las condiciones del va- marcar un límite espacial que permitiría revisar la
lle para establecer una vía de comunicación entre hipótesis sobre el vacío poblacional para las fases
Granada y Jaén. ibéricas antigua y plena. Para ello, se hacía necesa-
ria la comprobación de los datos obtenidos en tra-
bajos anteriores mediante el trabajo directo en el
campo.
Fig.: 4. Croquis del asentamiento de Torre del Moro a partir de datos GPS y tratamiento con SIG.
val. El afloramiento de roca caliza se extiende, a fragmentos de cerámicas, identificados como al-
modo de un largo pasillo, en dirección N creando toimperiales, llevaron a plantear también la existen-
una estrecha franja de terreno que comunica direc- cia de una segunda fase de utilización, asociada a la
tamente con un área de enterramiento, localizada a cercana presencia de un supuesto vicus romano.
finales de la pasada década de los años 80. Sus ca-
El estudio de caso de la Torre del Moro resulta
racterísticas topográficas, junto a otros factores re-
especialmente interesante para abordar el problema
levantes como la altitud (absoluta de 609 m y relati-
que plantea su caracterización tipológica, en el de-
va máxima de 165 m respecto de la vega del río San
bate que se ha establecido en las últimas décadas
Juan), la visibilidad (tan sólo interrumpida en su en-
respecto a la definición de oppida, torres, recintos,
torno inmediato hacia el S por dos elevaciones
etc. en este territorio, complejizando y diversifican-
montañosas que conforman el conocido como Cerro
do la tipología de asentamiento para la fase ibérica
de Dos Hermanas, de 662 y 680 m de altitud abso-
tardía en la Campiña de Jaén. La clasificación tradi-
luta, respectivamente, y al SE por la Sierra de San
cional que determinaba la existencia de tres catego-
Pedro), su cercanía a la confluencia de dos ríos de
rías, oppida, torres y asentamientos en llano se ha
la relevancia de Guadajoz y San Juan, configuran
hecho más compleja en los últimos años, a partir de
un espacio geográfico que, en conjunto, resulta óp-
la definición de dichas realidades a medida que han
timo para el asentamiento de diferentes culturas, al
mejorado los registros empleados en los trabajos de
menos desde época ibérica.
campo (Ruiz y Molinos, 2007), que reflejan el cam-
Los trabajos de prospección llevados a cabo por bio de situación que experimentan los asentamien-
S. Montilla apuntaron como primera ocupación me- tos ibéricos a partir de los siglos II-I a.C. y la crea-
diados del s. III a.C., relacionándola con el proceso ción de nuevos modelos de ocupación.
de colonización que se ha apuntado con anteriori-
3. Estrategias y Metodología.
dad. Esta se localiza en el cerro, identificado como
un asentamiento de difícil caracterización funcio- 3.1. Tecnología GPS Y SIG.
nal, ya que podría identificarse con un oppidum, de El empleo de técnicas como el GPS ha facilita-
reducidas dimensiones, o con un recinto, cuya fun- do la ubicación espacial de determinados elementos
ción principal respondería a motivaciones de con- que difícilmente pueden ser identificados a través
trol hidrográfico y territorial del entorno. La necró- de imágenes aéreas; nos referimos en concreto a la
polis se sitúa al N del cerro y se encuentra arrasada, presencia de posibles elementos constructivos en la
aunque en el momento de su descubrimiento, tal y zona intermedia de afloramiento entre la necrópolis
como se describe en la memoria de los trabajos de y el asentamiento, que bien podrían indicar la cone-
prospección de Salvador Montilla se conservaban xión entre ambos espacios, y que precisamente
perfectamente las fosas realizadas en la roca madre, coincide con el acceso más sencillo a la cima del
asociadas a materiales cerámicos pertenecientes a la cerro. Además, en esta última se han registrado
fase ibérica tardía, aunque la presencia de algunos ciertos desniveles en el terreno y líneas de muro
que podrían identificarse como parte del recinto
299
MÉTODOS DE PROSPECCIÓN PARA EL REGISTRO DE MATERIALES CERÁMICOS. EL CASO DE TORRE DEL...
fortificado y relacionarse con la torre medieval, orientación y la longitud de estos transects variaban
aunque no se documentan suficientes evidencias en función de la disposición de los olivos dentro de
materiales que confirmen tal hipótesis. cada parcela y del tamaño de cada una de ellas. En
esta fase inicial de los trabajos empleamos contado-
Todos los datos obtenidos mediante tecnología
res manuales de cuatro dígitos con los que se identi-
GPS son procesados en el laboratorio para un ajuste
ficaban las evidencias materiales pertenecientes a
y tratamiento de las coordenadas, y posteriormente
los períodos históricos presentes en el asentamien-
son gestionados a través de un SIG. En nuestro caso
to. Como se puede observar en el gráfico de la Fig.
el programa empleado ha sido ArcGIS v.9.2, que ha
6, los resultados revelaron varios aspectos:
permitido, a partir de unos puntos que en principio
forman una malla irregular, la consecución de cro- - La presencia dominante de materiales adscri-
quis de alta precisión, quedando plasmado en ellos tos a la etapa medieval, con un 64% del total de
la realidad actual del asentamiento (Fig. 4). Ade- evidencias. En este sentido, debemos incidir en la
más, con este tipo de programas se generan mode- presencia en abundancia de materiales de construc-
los digitales del terreno con los que se facilita la in- ción, en concreto tejas, que suponen un 90% de la
terpretación y el análisis de cuenca visual, trazado muestra y que se concentran básicamente en la lade-
de perfiles y demás formas de comprender un poco ra N del cerro.
más el territorio.
- Una concentración importante de materiales
3.2 Muestreos iniciales. ibéricos en el transect diseñado en la parcela o sec-
Como se ha comentado con anterioridad, la visi- tor identificado como nº 9. Se trata de un área de
bilidad de los restos materiales en el cerro es muy unas 3 ha aproximadamente ubicada en la ladera
reducida por la vegetación, con lo que los trabajos SO del cerro. El dato es relevante si tenemos en
de microprospección deberían realizarse en el en- cuenta que el porcentaje de materiales ibéricos
torno inmediato al afloramiento donde se emplaza identificados en este transect suponen un porcentaje
el sitio arqueológico. De este modo se aumentaba el del 46,5% respecto del resto de materiales de la
espacio de trabajo, y en lugar de realizar un mues- misma etapa ubicados en los restantes transects.
treo en las 0,5 ha que ocupa la cima del cerro, ten-
dríamos que hacerlo en 18 ha aproximadamente,
entendiendo estas dimensiones como el entorno que
rodea dicho afloramiento, tomando como cierre na-
tural el río San Juan al S y los límites de las parce-
las limítrofes.
Por otro lado, los trabajos de prospección a ni- HORNOS, F.; CASTRO, M.; LAGUNAS, M.A.; MONTI-
LLA, S.
vel microespacial señalan la existencia de materia- 1986 "Actuación arqueológica de urgencia en Cabeza
les cerámicos adscritos a la etapa inicial de la Cul- Baja de Encina Hermosa (Castillo de Locubín-
tura Ibérica, que si bien aún no ha podido determi- Jaén)", en Anuario Arqueológico de Andalucía, vo-
lumen III, 203-209.
narse el volumen de los mismos por encontrarse el MALUQUER, J.
total de materiales cerámicos en fase de estudio, po- 1984 La necrópolis de la Loma del Peinado. Casillas de
drían apuntar hacia una nueva delimitación al S del Martos (Jaén). Programa de Investigaciones del
Departamento de Prehistoria y Arqueología, Uni-
vacío poblacional en las fases antigua y plena que versidad de Barcelona.
parece confirmarse, a juzgar por el estudio de los MALUQUER, J.; PICAZO, M.; RINCÓN, M. A.
datos que ofrecen los trabajos de similares caracte- 1973 La necrópolis ibérica de La Bobadilla, Jaén. Pro-
grama de Investigaciones del Departamento de
rísticas aplicados a los diferentes oppida al que he- Prehistoria y Arqueología, Universidad de Barcelo-
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JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 303-307
RESUMEN
En este artículo se realiza una descripción de las nuevas metodologías de estudio de los artefactos
metálicos. Con la difusión de dichas novedades metodológicas se pretende informar a los lectores sobre la in-
formación potencial que se puede obtener a partir del estudio de las producciones metálicas prehistóricas.
ABSTRACT
In this paper is realized a description of the new methodologies which are being used to study metal-
lic artefacts. The diffusion of these new methodological approaches will help to spread the potential possibili-
ties of this kind of studies.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
304
MANUEL ELEAZAR COSTA CARAMÉ
realizar estudios de este tipo es la falta de informa- mación arqueométrica es de gran utilidad, ya que
ción métrica de los artefactos en las publicaciones. permite reconstruir el proceso producción de los ar-
La tendencia a omitir este tipo de información de- tefactos metálicos y conocer las características tec-
bería ser corregida en el futuro, de modo que la in- nológicas del mismo, así como distinguir la existen-
formación métrica sea accesible a otros investiga- cia de subgrupos que tienen diferentes característi-
dores. cas en cuanto a su composición, propiedades físicas
u origen.
-Información contextual: este tipo de informa-
ción resulta importantísima para poder contextuali- -Información espacial: este tipo de informa-
zar los artefactos con otro tipo de materiales y para ción hace referencia a la localización geográfica en
asignar una cronología más precisa por medio de la que fueron hallados cada uno de los artefactos
métodos de datación absoluta. Uno de los grandes metálicos. Los estudios sobre la distribución espa-
problemas de los artefactos metálicos es que son cial de los artefactos metálicos de España y Portu-
susceptibles de ser localizados con detectores de gal son escasos, a diferencia de los países europeos
metales. Cuando estos son empleados de manera en donde existe un mayor número de trabajo de este
ilegal en actividades de expolio se produce una pér- tipo. Hasta el momento sólo se han publicado unos
dida irreparable de la información contextual, por pocos trabajos de investigación en los que se aplica
lo que en multitud de ocasiones el investigador nun- una escala macro de análisis para conocer la disper-
ca tendrá información del lugar exacto de aparición sión de los artefactos metálicos por el territorio
del artefacto metálico. El empleo de detectores de (Rodríguez de la Esperanza, 2005). No obstante, no
metales de manera ilegal ha producido una destruc- se ha publicado ningún trabajo de investigación
ción de yacimientos irreversible sobre todo en el que aplique una escala de análisis micro o semi-mi-
Suroeste de España, en donde las actuaciones poli- cro a la distribución espacial de las producciones
ciales han desmantelado desde hace más de una dé- metálicas.
cada grandes redes dedicadas al expolio y a la venta
3. Metodologías para el estudio de las pro-
de artefactos arqueológicos.
ducciones metálicas: ¿Cómo valorar la ac-
-Información funcional: generalmente la fun- tividad productiva metalúrgica y sus reper-
cionalidad de los artefactos metálicos se reconstru- cusiones socioeconómicas y político-sim-
ye por medio de sus características morfológicas. bólicas?
Este modus operandi no está exento de problemas, La información que se puede obtener de los ar-
ya que casi siempre se atribuye una determinada tefactos metálicos no es un objetivo en si misma,
funcionalidad a los artefactos a partir de la similitud sino que debe de ser empleada para inferir la orga-
con la morfología de los artefactos metálicos actua- nización socioeconómica y político-simbólica de
les. Los trabajos traceológicos sobre artefactos de las comunidades prehistóricas de acuerdo con los
metal son escasos, ya que, hasta hace pocos años, se objetivos y la metodología planteada en un proyec-
consideraba que la corrosión de los artefactos metá- to de investigación.
licos eliminaba las huellas de uso. Actualmente esta
idea está siendo revisada, ya que un buen estudio Los estudios arqueométricos han sido emplea-
sobre las marcas de estos artefactos permite dife- dos en multitud de ocasiones sin objetivos definidos
renciar aquellas marcas que fueron producidas por (Tomas Cordero et alii, 2007). Esto ha producido
factores de uso, de las marcas producidas por la co- que se hayan aplicado técnicas arqueométricas no
rrosión o por los procesos posteriores a la deposi- adecuadas y que los datos obtenidos no hayan servi-
ción de los artefactos metálicos (Roberts y Ottaway, do para la resolución de problemas de naturaleza
2003). El número de trabajos traceológicos sobre arqueológica. En determinadas ocasiones los datos
artefactos metálicos es escaso, aunque los estudios arqueométricos han sido utilizados para “aportar”
experimentales de huellas de uso realizados han una mayor peso científico a las investigaciones rea-
aportado información de enorme interés que puede lizadas o para reforzar las hipótesis planteadas por
revolucionar el estudio funcional de los artefactos medio de una utilización parcial de los datos obte-
metálicos en el futuro. nidos (Tomas Cordero et alii, 2007).
-Información arqueométrica: es aquella que Existe una gran variedad de metodologías por
se obtiene por medio de la aplicación de métodos medio de las cuales se puede realizar el estudio de
físico-químicos. Por medio de estos, se puede obte- las producciones metálicas. A pesar de esta diversi-
ner información sobre la composición del artefacto dad, las que aparecen de manera más frecuente en
metálico, sobre sus propiedades mecánicas y físicas la mayoría de las publicaciones son las siguientes:
(por medio del análisis de la estructura interna) y -Estudios morfológicos: este tipo de estudios
sobre el origen de la material prima empleada (por siguen siendo bastante habituales dentro de las sec-
medio del análisis de isótopos de plomo). La infor- ciones de noticias de algunas revistas de difusión
305
NUEVAS METODOLOGÍAS PARA EL ESTUDIO DE LAS PRODUCCIONES METÁLICAS PREHISTÓRICAS
científica. En la mayoría de los casos, en estos tra- peos en donde se producen una mayor cantidad de
bajos de investigación publicados se estudian arte- publicaciones de trabajos de este tipo (Ottaway y
factos metálicos expoliados que son publicados Quanyu, 2004).
para ser dados a conocer al público científico. Sin
-Valoración de la producción y del papel de
embargo, rara vez estos artefactos son sometidos a
la metalurgia en la organización socioeconómica
estudios arqueométricos que permiten complemen-
de las comunidades prehistóricas: en estos traba-
tar la información morfológica existente.
jos de investigación se suele calcular la cantidad
Tras la revisión bibliográfica de los trabajos pu- teórica de metal empleado en las producciones de
blicados, se ha constatado que existe una escasez de determinados períodos. Para ello, se calcula el peso
estudios sobre producciones metálicas en conjunto medio de cada tipo de artefacto y se multiplica por
y de trabajos de investigación que apliquen técnicas el número de artefactos recuperados. Finalmente, se
estadísticas para conocer las características morfo- suma la cantidad total y se obtiene una estimación
métricas de estas producciones. La ausencia de aná- de la cantidad metal que fue empleada para realizar
lisis morfométricos es frecuente dentro de los estu- toda la producción de un período. Es importante se-
dios morfológicos y deberá ser solucionada en el ñalar que la cantidad estimada no es la que existió
futuro, ya que es un tipo de información que se ha en el pasado, sino la que se ha obtenido a partir del
desaprovechado y que tiene un gran potencial. total de artefactos recuperados (Comendador Rey,
1999: 517).
-Estudios tecnológicos: con este tipo de inves-
tigaciones se pretende reconstruir las características La realización de este tipo de estudios no es
tecnológicas del proceso productivo y de manufac- sencilla, ya que la información del peso de los arte-
tura de las producciones metálicas, así como la or- factos rara vez es incluida en las publicaciones. A
ganización socioeconómica de la producción. En pesar de estas dificultades, los estudios realizados
este tipo de estudios se suele realizar un análisis han obtenido conclusiones de enorme interés y han
conjunto de la información de los subproductos del permitido valorar la actividad productiva metalúrgi-
proceso metalúrgico y de las producciones metáli- ca frente a otras actividades económicas como por
cas para encontrar las posibles diferencias y simili- ejemplo la producción cerámica o lítica (Rodríguez
tudes entre ambos. En los últimos años se han pu- de la Esperanza, 2005).
blicado una gran cantidad de trabajos de investiga-
La cuantificación de la cantidad de metal emple-
ción sobre las producciones metálicas de varias re-
ada durante determinados períodos cronológicos ha
giones de la Península Ibérica en los que se aplica
sido también utilizada para valorar el impacto que
un análisis tecnológico (Hunt Ortiz, 2003; Montero
esta actividad económica pudo producir en el medio
Ruiz, 1994; Rodríguez Bayona, 2008). En la mayo-
ambiente (Montero Ruiz, 1994; Comendador Rey,
ría de estas publicaciones se ha recopilado la infor-
1999). En la mayoría de los trabajos de investiga-
mación de artefactos metálicos de la Edad del Co-
ción de este tipo publicados hasta el momento se
bre y del Bronce, aunque los artefactos de la Edad
considera que la actividad metalúrgica prehistórica
del Bronce Final no han sido incluidos en los estu-
no pudo producir una deforestación masiva, ni una
dios anteriores, ni han sido estudiados de manera
antropización irreversible del medio ambiente
conjunta, a excepción de determinadas zonas como
(Montero Ruiz, 1994; Comendador Rey, 1999).
las Islas Baleares (Delibes de Castro et alii, 1988) y
Otros investigadores consideran que se produjo una
el Levante español (Simón García, 1998).
deforestación y una contaminación irreversible en
-Estudios de arqueología experimental: en el medio ambiente como consecuencia de la activi-
este tipo de trabajos de investigación se intenta re- dad minera y metalúrgica intensiva llevada a cabo
producir el proceso productivo metalúrgico prehis- durante la Edad del Cobre, hipótesis que quedaría
tórico por medio de la experimentación. Posterior- avalada por los resultados de los registros polínicos
mente, los subproductos y productos obtenidos son llevados a cabo en algunos yacimientos calcolíticos
analizados por medio de análisis arqueométricos del suroeste (Nocete Calvo, 2004). Sin embargo, se
para valorar la similitud que existe entre los mismos ha realizado una fuerte crítica a la interpretación re-
y los materiales recuperados de los yacimientos ar- alizada a partir de estos registros polínicos. La falta
queológicos. El objetivo de este tipo de estudios es de un estudio crítico e integrado que observe de
el de reconstruir las características tecnológicas del manera conjunta los resultados, ha producido que
proceso productivo, aunque la principal diferencia las interpretaciones realizadas vayan más allá de la
respecto de los estudios anteriores, es el proceso de información obtenida en estos análisis polínicos
experimentación llevado a cabo. Los trabajos de in- (Montero Ruiz et alii, 2007: 36).
vestigación de arqueología experimental de la pro-
-Estudios antropológicos: con este tipo de tra-
ducción metalúrgica son muy escasos en las publi-
bajos de investigación se pretende conocer la orga-
caciones españolas, aunque no en otros países euro-
nización socioeconómica y político-simbólica de la
306
MANUEL ELEAZAR COSTA CARAMÉ
RESUMEN
El extenso marco territorial vettón, definido principalmente a partir de los datos procedentes de las
fuentes clásicas y adoptado en gran medida por los arqueólogos, no parece abarcable para el tipo de sociedad
no estatal que caracteriza a este conjunto de poblaciones del occidente de la Meseta. Por ello, se plantea la
posibilidad de que en el mismo habitaran diferentes etnias que, sin embargo, serían englobadas por los escri-
tores grecolatinos bajo el etnónimo unitario de “vettones”. Este término sería, de esta manera, un modo de
clasificación que formaría parte de la interpretatio clásica de la realidad indígena y que estaría enmascarando
una pluralidad de identidades étnicas menores. El presente trabajo constituye una primera aproximación a la
identificación de esas posibles etnias del mundo vettón, a partir del estudio de los diferentes patrones regiona-
les de poblamiento.
ABSTRACT
The extensive territory of the vettones, commonly defined by classical texts and generally accepted
by archaeologists, does not seem to fit the populations of the Western Meseta characterized by societies with-
out state. One possible explanation is that classical writers used a unique term, “vettones”, to denote all ethnic
groups of the Western Meseta. This paper studies the settlement patterns in the vettonian area to identify
these ethnic groups.
Palabras Clave: Identidad étnica. Patrones de poblamiento. Vettones. Segunda Edad del Hierro. Meseta
Occidental.
Keywords: Ethnic identity. Settlement patterns. Vettones. Late Iron Age. Western Meseta.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
310
JESÚS RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ
aquellos elementos materiales que están marcando etnias, que presentan como características la afini-
dicha identidad étnica (un ejemplo sobre el caso dad existente entre ellas, por ejemplo, el caso de los
particular de los vettones en Ruiz Zapatero y Álva- iberos o los celtíberos. Propone denominar a estas
rez- Sanchís 2002). Pero, desde actitudes más críti- agrupaciones como “grupos étnicos” pero, dado que
cas se llega a plantear que difícilmente se puede re- en la bibliografía específica sobre etnicidad este tér-
conocer la etnicidad exclusivamente a partir del es- mino es utilizado como sinónimo de etnia, parece
tudio de la cultura material, por lo que es necesario más apropiado emplear otro tipo de terminología
poseer un registro textual que documente esa identi- como, por ejemplo, “entidad supraétnica”. Los et-
dad compartida (Roymans 2005, Ruiz Zapatero en nónimos pertenecientes a estas entidades “corres-
prensa). El problema, en el caso concreto de los ponden más bien no a algo que se asumió desde
pueblos prerromanos, es que, aunque se cuente con dentro como una realidad, sino a un modo de clasi-
los textos de los escritores grecorromanos, éstos ficar los fenómenos que desde fuera se perciben
constituyen una interpretatio de la situación exis- como existentes. Estas conceptualizaciones externas
tente entre los grupos indígenas y, por tanto, pro- no tuvieron por qué ser asumidas por los grupos a
porcionan clasificaciones exoétnicas que pueden es- quienes se aplican, lo que no implica que en un mo-
tar distorsionando la realidad de estos pueblos. mento determinado tomen conciencia de dicha
Además, la diferencia cronológica entre las distin- identidad o cambien el contenido del nombre, como
tas fuentes provoca que en ellas se describan situa- ocurrió con los celtíberos, que de grupo étnico pasó
ciones sociopolíticas de los grupos prerromanos a etnia y alcanzó una extensión territorial inferior”
completamente distintas. (Burillo 2007: 17).
Dentro de las fuentes antiguas para el conoci- En el caso de los vettones, lo más probable es
miento de los vettones (Roldán Hervás 1968-69) que como dice López Jiménez (2004: 210) los ro-
destacan los testimonios de Estrabón y Plinio que manos llamarán así a algunos pueblos situados al
aportan datos fundamentales para su localización, este de los lusitanos tomando el nombre de uno de
pero el verdadero creador de la Vettonia tal y como sus etnónimos (como sucede, por ejemplo, con los
se ha venido aceptando en la investigación es Ptolo- galaicos) y extendiéndolo por una zona amplia del
meo quien recoge en el siglo II d. C. una lista con oeste de la Meseta.
los nombres de once ciudades pertenecientes a los
Al hilo de todo lo expuesto anteriormente, la hi-
vettones (II, 5, 7) a partir de las cuales se han traza-
pótesis central de este artículo es que el territorio
do los límites del territorio histórico de este pueblo
tradicionalmente adscrito a los vettones, principal-
prerromano (López Jiménez 2004: 209). Éstos irían
mente a partir del análisis de las fuentes antiguas, es
grosso modo desde el Tormes/Duero al Guadiana y
demasiado extenso como para poder ser estructura-
de la Sierra de Guadarrama al Águeda/Côa (Roldán
do por parte de las sociedades que habitaban el oc-
Hervás 1968-69: 101-106, Álvarez-Sanchís 2003:
cidente de la Meseta caracterizadas, entre otras co-
322-328, Sánchez Moreno 2000: 174-176). Pero,
sas, por no haber alcanzado el rango estatal. Los ro-
difícilmente el carácter unitario que presentan en
manos habrían utilizado el etnónimo “vettones”
estas fuentes los vettones se puede retrotraer a la
para englobar a todos los grupos occidentales exis-
etapa de la conquista y a la época prerromana, debi-
tentes entre el Duero y el Guadiana que, aunque
do a la diversidad de elementos materiales y cultu-
compartirían una serie de rasgos comunes, no for-
rales que se dan en el territorio atribuido a dicho
marían una etnia unitaria sino más bien una “enti-
pueblo en este momento (Sayas Abengoechea y Ló-
dad supraétnica” (Fig. 1). Por debajo de la misma
pez Melero 1991: 80). De este modo, en lugar de
se encontrarían una serie de etnias diferentes cuyos
marcar un espacio macroterritorial único y definido
etnónimos, sin embargo, no habrían llegado hasta
para el conjunto de los vettones, característica pro-
nosotros, como sí ha sucedido en el caso de los cel-
pia de una formación estatal, la evidencia arqueoló-
tíberos (Burillo 2007: 182-247). A este respecto es
gica dibuja un panorama más atomizado en el que
necesario recordar la cita de Estrabón (III, 3, 5) en
el protagonismo correspondería a unidades políticas
la que alude a la existencia de unas treinta ethne ha-
menores: los oppida (Sánchez Moreno 2000: 174).
bitando el territorio ubicado entre el Tajo y los árta-
Una situación relativamente similar es la docu- bros pero sin especificar sus nombres.
mentada por F. Burillo para el caso de los celtíbe-
Dichas etnias, por tanto, sólo serían rastreables
ros: “(...) nunca hubo un estado celtíbero, ni siquie-
a partir de sus evidencias materiales y, en este caso,
ra belo o arevaco. Lo que las fuentes escritas mues-
se ha elegido como categoría de análisis el patrón
tran y la arqueología ratifica para la etapa histórica
de emplazamiento y las características particulares
es la existencia de un territorio políticamente atomi-
de los castros/oppida que pueden estar marcando la
zado en ciudades-estado” (2007: 152-153). Según
existencia de identidades étnicas diferenciadas
este autor, en las fuentes clásicas se pueden encon-
(Ruiz Zapatero y Álvarez- Sanchís 2002: fig. 1).
trar referencias a entidades superiores a las propias
311
LOS PATRONES DE POBLAMIENTO COMO IDENTIFICADOR ÉTNICO: LAS ETNIAS VETTONAS
Fig.: 2. Asentamientos encuadrables entre el s. III e inicios del I a.C. en torno al Río Adaja: 1. La Tejeda (Orbita), 2. San
Juan (Ojos-Albos), 3. Las Cogotas (Cardeñosa), 4. La Mesa de Miranda (Chamartín), 5. Ulaca, (Solosancho); Valle
Medio del Tajo: 6. Arroyo Manzanas (Las Herencias), 7. Castrejón (Retamoso de la Jara), 8. El Castillazo (Belvís de la
Jara), 9. La Estrella (La Estrella), 10. El Castillo (Navalmoralejo), 11. Cerro de la Mesa (Alcolea de Tajo), 12. Caleruela
(Caleruela); Ríos Almonte y Tamuja: 13. Castrejón (Plasenzuela), 14. Villasviejas del Tamuja (Botija), 15. Sierra de
Santa Cruz (Santa Cruz de la Sierra), 16. Castillejo (Herguijuela), 17. Cerro de San Cristóbal (Logrosán), 18. El Castrejón
(Berzocana), 19. Valdeagudo (Garciaz), 20. La Dehesilla (Berzocana), 21. Cerro de la Torre (Retamosa), 22. Castillejo de
la Hoya (Aldeacentenera), 23. El Castillejo de la Coraja (Aldeacentenera), 24. El Castejón del Pardal (Trujillo), 25. La
Burra (Torrejón el Rubio), 26. Villasviejas del Azuquén de la Villeta (Trujillo), 27. Cerca del Castrejón, Santa Ana
(Monroy), 28. La Muralla del Aguijón de Pantoja (Trujillo), 29. El Castillejo (Casar de Cáceres), 30. Castillejo (Santiago del
Campo); Ríos Huebra/Yeltes y Águeda: 31. Irueña (Fuenteguinaldo), 32. Lerilla (Zamarra), 33. La Plaza (Gallegos de
Argañán), 34. Castelmao (San Felices de los Gallegos), 35. Las Merchanas (Lumbrales), 36. Cabezo de San Pedro
(Hinojosa de Duero), 37. Castillo de Saldañuela (Bermellar), 38. El Castillo (Saldeana), 39. Picón de la Mora (Encinasola
de los Comendadores), 40. Yecla de Yeltes (Yecla de Yeltes), 41. Los Castillos (Yecla de Yeltes).
to en la región regada por el Almonte y el Tamuja dental de Salamanca, atravesada por los ríos Hue-
está formado por castros de pequeñas dimensiones: bra, Yeltes, Camaces y Águeda, se caracteriza por
dos no llegan ni a la hectárea de superficie, nueve la presencia de castros de pequeño tamaño como,
se sitúan entre 1 y 2 ha, dos entre 3 y 4 ha (Valdea- por ejemplo, el Picón de la Mora con 1 ha de super-
gudo y La Burra) y sólo uno (Villasviejas del Ta- ficie, aunque Yecla de Yeltes y Las Merchanas ron-
muja) supera las 6 ha (de los otros cuatro se desco- dan las 5 ha e Irueña (identificada con Urunia) al-
noce su superficie). En cuanto a su emplazamiento, canza las 9 ha. Están exclusivamente ubicados en
la gran mayoría se ubican en contacto directo con el zonas de fácil defensa sobre el cauce de dichos ríos
cauce de dichos ríos, dando lugar en el caso del Al- y sus territorios de explotación revelan una orienta-
monte a una gran concentración de castros, distri- ción fundamentalmente ganadera puesto que en
buidos cada 10 Km. aproximadamente. Pero tam- ellos escasean los suelos agrícolas (Álvarez-Sanchís
bién se localizan en las estribaciones de la Sierra de 2003: 120).
Guadalupe, controlando el acceso a la cuenca del
3. Conclusiones.
Tajo desde la del Guadiana. Esta divergencia en la
situación de los castros no determina, sin embargo, Tras analizar los diferentes patrones de pobla-
una diferenciación clara en cuanto al aprovecha- miento de las cuatro áreas seleccionadas se puede
miento económico del entorno se refiere puesto que comprobar la variabilidad existente entre los mis-
los suelos que rodean a los poblados son de escasa mos: mientras el esquema general responde a pobla-
potencia lo que no favorece el desarrollo de la agri- dos de escasa entidad, alrededor del río Adaja sur-
cultura (Martín Bravo 1999: 205). Por ello, las ini- gieron verdaderos oppida cuya superficie no tiene
ciativas económicas irían orientadas principalmente parangón en el resto de zonas (exceptuando Arroyo
a la explotación pecuaria del entorno (Ongil Manzanas). Tanto en el valle Amblés y territorios
1986-87: 327; Redondo Rodríguez y Esteban Orte- aledaños como en el valle medio del Tajo y en la
ga 1992-93: 171). región cacereña bañada por el Almonte y el Tamuja
existe una dualidad en el emplazamiento de los há-
2.4. Ríos Huebra/Yeltes y Águeda. bitats con la presencia de castros ribereños y serra-
En el occidente de la provincia de Salamanca se nos pero, sin embargo, en el occidente de Salaman-
ha planteado un patrón de poblamiento configurado ca los asentamientos se ubican exclusivamente en
por pequeños castros, fuertemente fortificados, si- zonas de ribera. Además, de forma muy diferente a
tuados junto a la vega de los ríos (Álvarez-Sanchís lo que sucede en las otras áreas, alrededor de los
2003: 120). Destaca la concentración de los mismos ríos Huebra/Yeltes existe una gran concentración de
entre los ríos Huebra/Yeltes y Camaces, donde las castros. Como refiere Salinas (1992-93: 180), algu-
distancias medias con el vecino más próximo son nos investigadores han propuesto que la gran densi-
inferiores a los 5 Km. En el caso del Águeda, los dad de castros en esta zona estaría indicando una
asentamientos se distribuyen de forma regular cada diferencia étnica de la población. Por último, frente
10 Km. aproximadamente (Álvarez-Sanchís 2003: a la mayoritaria orientación pecuaria de los territo-
120). Faltarían en esta zona los poblados tipo aldea, rios de explotación cercanos a los poblados, en el
aunque para Salinas (1992-93: 179) algunos de los valle medio del Tajo destacan las buenas posibili-
numerosos hábitats conocidos en la provincia de dades agrícolas, sobre todo, de los yacimientos ubi-
Salamanca, mediante prospecciones arqueológicas cados junto al río.
de superficie, podrían remontarse a momentos pre-
Aunque esta variabilidad regional en los patro-
rromanos a pesar de que la mayoría parecen roma-
nes de poblamiento puede deberse, como apunta
nos. Para este mismo autor, la gran concentración
Álvarez-Sanchís (2003: 128), a factores geográfi-
de castros en el noroeste de la provincia tendría en
cos, económicos y/o defensivos, también puede es-
la explotación de los recursos mineros de la zona
tar reflejando diferencias étnicas entre las poblacio-
una posible explicación (Salinas 1992-93: 179-180)
nes de estas áreas (Fig. 3). Los modelos de ocupa-
aunque no hay evidencias arqueológicas que corro-
ción del territorio podrían constituir así un marca-
boren dicha actividad en época prerromana (Álva-
dor étnico y, además, de la máxima utilidad, debido
rez-Sanchís 2003: 122, 2005: 265).
a su presumible carácter inconsciente y, por tanto,
Ciudad Rodrigo (identificada con la Mirobriga no manipulable. A esto se uniría la ventaja de poder
de Ptolomeo) no ha sido incluida en el análisis por- aplicar esta categoría de análisis en espacios con
que los materiales indígenas rescatados en las exca- una cultura material mueble muy homogénea.
vaciones realizadas en su solar arrancan de la se-
Para seguir avanzando en esta línea de investi-
gunda mitad del s. I a. C. (Martín Valls 1976: 384),
gación será necesario explorar el papel jugado por
por tanto, en un momento en el que Roma ya tiene
los hábitats de las otras áreas que se han quedado
una presencia determinante en la zona.
fuera en este trabajo pero, sobre todo, contrastar la
Por todo ello, el poblamiento en la región occi- información procedente de las pautas de distribu-
315
LOS PATRONES DE POBLAMIENTO COMO IDENTIFICADOR ÉTNICO: LAS ETNIAS VETTONAS
a
i an
u ad
G
o
Rí
ción del poblamiento con la obtenida a partir del es- XLVIII: 317-330.
tudio de la cultura material mueble (Cadenas Tec- CHAPA, T.; PEREIRA, J.; MADRIGAL, A.; PERLINES,
M.; FERNÁNDEZ, J.; DE ARCOS, L.; CHARRO, C.
nológico Operativas cerámicas, elementos de ador- 2007 "El asentamiento protohistórico del Cerro de la
no...), llevando así a cabo un análisis contextual Mesa (Alcolea de Tajo, Toledo)", en J. M. MI-
global, imprescindible en cualquier aproximación a LLÁN MARTÍNEZ; C. RODRÍGUEZ RUZA (co-
ords.): Arqueología de Castilla-La Mancha: I Jor-
la etnicidad en el pasado. nadas. Cuenca, 13-17 de diciembre de 2005.
Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-
Agradecimientos La Mancha-Junta de Comunidades de Castilla-La
Quiero agradecer profundamente a J. Francisco Mancha. 797-809.
FABIÁN, J. F.
Fabián García las facilidades dadas para la consulta 1989 "Inventario Arqueológico de Ávila: La Tejeda (Or-
de varias fichas inéditas pertenecientes al Inventario bita)". (Fichas inéditas individualizadas por yaci-
Arqueológico de Ávila y sus valiosos comentarios y mientos depositadas en el Servicio Territorial de
Cultura de Ávila).
a Pablo Ortego Rico su inestimable ayuda a la hora 2006 "La arqueología de emergencia en Ávila: el deber
de elaborar el aparato gráfico del artículo. de documentar el patrimonio", en S. ESTREME-
RA (coord.); I. CENTENO; J. QUINTANA LÓ-
PEZ: Arqueología urbana en Ávila. La interven-
ción en los solares del palacio de don Gaspar del
4. Bibliografía. Águila y Bracamonte (antiguo convento de los
Padres Paúles). Valladolid: Junta de Castilla y
León. 13-27.
ÁLVAREZ-SANCHÍS, J. R. 2007 "Los orígenes de la ciudad de Ávila y la época an-
1990 "Los «verracos» del valle del Amblés (Ávila): del tigua. Aportaciones de la arqueología al esclareci-
análisis espacial a la interpretación socio-económi- miento de las cuestiones históricas previas a la eta-
ca", en Trabajos de Prehistoria, 47: 201-233. pa medieval", en Ávila en el tiempo. Homenaje al
2003 Los Vettones. Madrid: Real Academia de la Histo- profesor Ángel Barrios. Vol. I. Ávila: Institución
ria (2ª edición). “Gran Duque de Alba”. 83-111.
2005 "Oppida and Celtic society in western Spain", en FERNÁNDEZ GÓMEZ, F.
e-Keltoi, 6: 255-285. 2003 "La Edad del Hierro", en M. MARINÉ (coord.):
2007 "Castros y aldeas. Los vettones en el valle medio Historia de Ávila. I. Prehistoria e Historia Anti-
del Tajo", en J. PEREIRA (coord.): Prehistoria y gua. Ávila: Institución “Gran Duque de Alba”-
Protohistoria de la Meseta Sur (Castilla-La Man- Caja de Ahorros de Ávila. 105-280 (3ª edición).
cha). Ciudad Real: Almud, Ediciones de Castilla- GONZÁLEZ RUIBAL, A.
La Mancha. 199-216. 2003 La experiencia del Otro. Una introducción a la et-
BURILLO, F. noarqueología. Madrid: Akal.
2007 Los Celtíberos. Etnias y Estados. Barcelona: Críti- GONZÁLEZ-TABLAS, F. J.
ca (2ª edición). 2004 "Los castros de Ávila", en M. ALMAGRO-GOR-
CASTELO RUANO, R.; SÁNCHEZ MORENO, E. BEA; M. MARINÉ; J. R. ÁLVAREZ-SANCHÍS
1995 "De verribus vettonum. El verraco de Talavera la (eds.): Celtas y Vettones. Ávila: Institución “Gran
Nueva (Toledo) y algunas notas sobre la arqueolo- Duque de Alba”-Real Academia de la Historia.
gía de las tierras orientales vetonas", en Zephyrus, 288-293 (4ª edición).
316
JESÚS RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ
RESUMEN
Evaluar los factores históricos y naturales que han intervenido en la formación del actual registro ar-
queológico cementerial de Vettones y Vacceos y, por tanto de nuestro conocimiento científico sobre el mis-
mo, a través de un análisis crítico de la historia de las investigaciones arqueológicas que sobre estas necrópo-
lis comenzaron en los años treinta del siglo XX, constituye un ejercicio de gran interés para considerar si la
información disponible es o no suficientemente representativa de su contexto original. ¿Qué información des-
conocemos aún o hemos perdido definitivamente? Y, además, ¿qué tipo de nuevos estudios y análisis pode-
mos llevar a cabo con la documentación arqueológica disponible para incrementar nuestro conocimiento so-
bre dichas comunidades del Occidente de la Meseta, sus ritos y costumbres funerarias y su estructura social,
política y económica?
ABSTRACT
Evaluating the historical and natural factors that have taken part in the formation of the current fu-
nerary archaeological record of Vettons and Vacceos and, therefore of our scientific knowledge about such
record, through a critical analysis of the history of archaeological investigations that about these cemeteries
started in the thirties of the 20th century, is an interesting practice to consider if the available information is
or not sufficiently representative of their original context. What kind of information still remains unknown or
has finally been lost? And, moreover, What type of additional studies and analysis we can carry out with the
current archaeological documentation to increase our knowledge about the said western communities of the
Iberian Meseta, their rites and funerary customs and their social, political and economical structure?
Palabras Clave: Vettones. Vacceos. Necrópolis. Formación y representatividad del registro arqueológico.
Keywords: Vettons. Vacceos. Cemeteries. Formation and representativity of the archaeological record.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
318
JUAN FRANCISCO M. CORBÍ
miento o pérdida de los materiales de las tumbas. Trece se hallan en Cáceres: El Cardenillo, Paja-
res I, II y III, El Castillejo de la Orden, La Coraja,
2. La muestra: los cementerios.
El Mercadillo, Romazal I y II, Portaje, Alconétar,
Entre Vettones y Vacceos tenemos un registro Santa Cruz de la Sierra y Casar de Cáceres, de las
arqueológico relativamente amplio, aunque desi- que las nueve primeras se conocen de forma más o
gualmente repartido y excavado, que se extiende menos parcial. Por otro lado, el registro funerario
por Valladolid, Palencia y Segovia -Vacceos- y de Salamanca y Toledo permanece virtualmente
Ávila, Salamanca, Toledo y Cáceres -Vettones- desconocido pues las necrópolis de Yecla de Yeltes
(Fig. 1). En Valladolid está la necrópolis de Las y Las Merchanas no aportan materiales de época
Ruedas; las de Palencia, Palenzuela y Tariego de prerromana (Martín Valls, 1982: 181; Sánchez Mo-
Cerrato se hallan en Palencia, y la de Cuéllar en Se- reno, 2000: 102-103) y las de El Picón de la Mora y
govia. De estos cinco cementerios, contamos real- Arroyo Manzanas no se han excavado, pudiendo
mente con un conocimiento arqueológico aceptable existir otra en torno al poblado toledano del Casti-
y una buena labor de divulgación en el primero, llo de Bayuela (Rodríguez Almeida, 1955: 268).
pues los otros apenas se conocen o lo son de forma
muy precaria (Romero Carnicero y Sanz Mínguez, ¿Podría darse el caso, tal y como sugiere Álva-
2007: 38; Sanz Mínguez y Martín Valls, 2001: rez-Sanchís para las necrópolis del Alto Duero-Alto
323), por lo que prestaremos mayor atención a Las Jalón (1990: 339), de que esta distribución por pro-
Ruedas. vincias ciertamente irregular no esté mostrando la
localización original de estos cementerios, sino que
sea el reflejo de que los hallazgos se han producido
generalmente a remolque de las obras públicas y de
la actuación de los clandestinos y del arado? ¿Ca-
bría esperar la existencia de nuevos cementerios
que den en el futuro una imagen más cercana de lo
que debió ser la geografía funeraria de estos pue-
blos?
Los cementerios vettones empiezan a conocerse
a principios de los años `30 del siglo XX con la ex-
cavación íntegra de Las Cogotas (Cabré Aguiló,
1932). Sus mismos excavadores trabajaron, en dife-
rentes campañas entre 1932 y 1945, en el de La
Osera, del que solo publicaron su Zona VI (Cabré
Aguiló et alii, 1950). Las demás necrópolis vetto-
nas y la de Las Ruedas no recibieron la visita de los
arqueólogos científicos hasta los años `70 y fueron
trabajos siempre parciales, centrados en una parte
más o menos pequeña de toda la superficie por la
que se debió extender cada necrópolis. Resulta cu-
Fig. 1. Localización geográfica de las necrópolis vacceas y vet- rioso que entre 1930 y 1945 se excavaran el mayor
tonas: (1) Palenzuela, (2) Palencia, (3) Tariego de Cerrato, (4) número de tumbas en el área vettona por parte de
Las Ruedas, (5) Cuéllar, (6) El Picón de la Mora, (7) La Osera,
(8) Las Cogotas, (9) Ulaca, (10) El Raso (11) El Cardenillo, (12)
Juan Cabré, su hija y Antonio Molinero en Las Co-
Pajares, (13) Portaje, (14) Alcántara, (15) Alconétar, (16) La gotas y La Osera -un total de 3843 tumbas-, frente a
Coraja, (17) El Mercadillo y El Romazal, (18) Santa Cruz de la las menos de 600 excavadas entre 1970 y 2007 en
Sierra y (19) Arroyo Manzanas.
El Raso de Candeleda, La Coraja, El Mercadillo, El
En el área vettona encontramos mayor número Romazal I y II, El Castillejo de la Orden, El Carde-
de cementerios. En Ávila, cinco: Las Cogotas, La nillo y Pajares I, II y III.
Osera, El Raso de Candeleda, Los Castillejos de
Al ser, al menos la vettona, una región “con uno
Sanchorreja, Ulaca y, según señala Sánchez More-
de los volúmenes informativos más reveladores del
no (2000: 88), otro probable en Las Cunas de los
total de ámbitos funerarios de la Iberia prerromana”
Moros (Cebreros). Se han excavado las cinco pri-
(Sánchez Moreno, 2000: 103), será interesante ana-
meras, muy desigualmente por cierto, aunque los
lizar preliminarmente qué factores determinan nues-
hallazgos de las excavaciones antiguas de Ulaca
tro conocimiento -y nuestros desconocimientos-.
apenas fueron dados a conocer (Gutiérrez Palacios,
1955), así como de los correspondientes a las inter- 3. Aspectos metodológicos.
venciones de los últimos años solo existen por el Encontramos algunas características comunes de
momento breves noticias (Álvarez-Sanchís y Ruiz naturaleza metodológica que afectan al modo en
Zapatero, 2004: 107; Ruiz Zapatero, 2005: 35-36). que se ha descubierto, primero, y estudiado, des-
319
¿QUÉ HAY -Y NO HAY- DE LAS NECRÓPOLIS DE VETTONES Y VACCEOS? UNA VISIÓN CRÍTICA DEL REGISTRO...
Fig.: 2. Factores que intervienen en la formación del registro arqueológico de estas necrópolis.
pués, este registro. Entre ellas, destacamos las si- congratularnos por contar en el caso vettón con me-
guientes: morias antiguas muy completas, excepcionales para
la época (Cabré Aguiló, 1932 y Cabré Aguiló et
1.-Metodología de excavación: Según se apli-
alii, 1950), que revelan la rigurosidad y el cuidado
que una u otra metodología de excavación, así será
que se puso tanto en los trabajos arqueológicos
la cantidad, la calidad y el tipo de información a la
como en el registro de los datos y que han permiti-
que podamos acceder. No es lo mismo la excava-
do llevar a cabo varios estudios y análisis interpre-
ción en extensión de toda la necrópolis -Las Cogo-
tativos (Álvarez-Sanchís y Ruiz Zapatero, 2001;
tas, La Osera- (Baquedano Beltrán, 2004: 386-389;
Baquedado Beltrán, 2004: 390 ss.; Baquedano Bel-
Cabré Aguiló et alii, 1950: 59 ss.) o en cuadrículas
trán y Escorza, 1995, 1996, 1998 y 2001; Castro
de parte de su superficie -Pajares, El Raso, El Mer-
Martínez, 1986; Celestino Pérez y Martín Bañón,
cadillo, El Romazal I y II- (Celestino Pérez et alii,
1999; González-Tablas Sastre, 1985; Kurtz Schaef-
2000: 35 ss.; Fernández Gómez, 1986 y 1997:
fer, 1987).
533-535 y 12; Hernández Hernández, 1994: 259;
Hernández Hernández y Galán Domingo, 1996: 13 En las más modernas memorias podemos encon-
ss. y 122), que la apertura de algunas zanjas o trin- trar aún más detalladas descripciones de las tumbas
cheras -Las Ruedas- (Sanz Mínguez, 1998: 47 ss.). y de los objetos de ajuar; análisis químicos de los
Las dos primeras metodologías aportan una mejor objetos metálicos; identificación de las ofrendas;
contextualización de los resultados obtenidos y la análisis antropológicos de los huesos cremados, etc.
visualización del “plano” de distribución de las Pero hay casos modernos de necrópolis insuficien-
tumbas. Las trincheras solo pueden ofrecer, como temente divulgadas como La Coraja, (Esteban Orte-
ocurre precisamente en Las Ruedas, la imagen de ga, 1993); El Castillejo de la Orden (Esteban Orte-
un desarrollo cronológico lineal del cementerio des- ga et alii, 1988); y la de El Romazal I, pero sobre
de las tumbas más antiguas a las más modernas, si- todo El Romazal II, a la que solo se dedican breves
tuadas respectivamente en cada uno de los extremos párrafos en la memoria del cementerio de El Merca-
de la zanja (Sanz Mínguez, 1993; 1998: 467 ss.; dillo (Hernández Hernández y Galán Domingo,
1999). 1996: 122). Insuficiencia que se repite en Palenzue-
la (De Castro García, 1971; Martín Valls, 1984: 37
2.-Memorias de excavación: Ya que las me-
ss.), Palencia (López Rodríguez, 1978; Simón y
morias de excavación se extienden desde los años
Nieto, 1948; Taracena Aguirre, 1948) y Tariego de
`30 del siglo XX hasta la actualidad, las diferencias
Cerrato (Castro García y Blanco Ordás, 1975).
en su forma y contenido son notorias. Así pues,
mientras las más antiguas prestan un interés exclusi- 3.- Datación: Como herencia de los primeros
vo por ordenar los materiales de las tumbas crono- trabajos, solo se han manejado cronologías relativas
culturalmente para adscribirlos a una época y un para fechar estos conjuntos. Esto se traduce en hor-
pueblo prerromano determinados, los estudios ac- quillas temporales muy amplias, que a veces abar-
tuales se centran más bien en la sociedad e ideolo- can más de uno, dos o tres siglos, para algunas de
gía a partir del análisis sistemático de los ajuares y las tipologías de los objetos hallados. Una impreci-
las expresiones funerarias. No obstante, debemos sión que no tiene mucho que envidiar a los errores
320
JUAN FRANCISCO M. CORBÍ
vertidos por el C-14 en estos contextos recientes y ba las tumbas en su interior (Fernández Gómez,
que no impide hacer algunas mediciones absolutas, 1986 y 1997: 764 y 115), igual que en La Coraja
como en Pajares, para refrendar la cronología relati- (Esteban Ortega, 1993: 72-73) o El Castillejo de la
va propuesta (Celestino Pérez et alii, 2000: 86). Orden (Esteban Ortega et alii, 1988: 88). Esa ten-
dencia a las agrupaciones contemporáneas de tum-
4.-Superficie cementerial, espacio excavado y
bas se ha relacionado repetidamente con grupos fa-
por excavar: En general, estos cementerios han
miliares y la organización gentilicia que supuesta-
sido estudiados en una muy pequeña parte. De las 4
mente caracterizó a las sociedades vettona y vaccea
ha de superficie de Las Ruedas solo se han excava-
(Martín Valls, 1984: 44-45; Baquedano, 2007:
do unos 600 metros cuadrados, descubriéndose 147
167).
tumbas frente a las entre sesenta mil y cien mil que
debió albergar el lugar (Sanz Mínguez y Romero Quizá hubiese más orden del que nos parece,
Carnicero, 2008: 7). Dentro del amplio espacio que pues para La Osera se ha señalado que las tumbas
se le supone a la necrópolis de El Raso, entre el po- se colocaron diseñando seis zonas de planta geomé-
blado y las orillas del Tiétar, solo conocemos 125 trica cada una (Baquedano Beltrán y Escorza,
tumbas frente a las cientos de tumbas perdidas por 2001). Además, al menos en lo que se refiere a su
las acciones clandestinas (Fernández Gómez, 1986: Zona I, teniendo en cuenta los tipos de tumbas, los
530). Son ejemplos que ilustran la información que ajuares que las componen evidenciando diferentes
nos queda por conocer o que hemos perdido, junto status sociales y la localización concreta de cada
a las necrópolis que no se han excavado y el núme- tipo de tumba en el espacio de dicha zona, se ha
ro aun insuficiente de tumbas con que contamos. comprobado que las tumbas se dispusieron de modo
que en que un individuo, según su condición social,
4. Aspectos rituales.
tenía su lugar de enterramiento (Baquedano y Es-
La sistematización de los aspectos rituales con- corza, 1996). Parece, por otro lado, que el cemente-
cretos que presentan estas necrópolis nos permitirá rio de El Romazal I estaba orientado hacia el Este
conocer la diversidad de expresiones y prácticas fu- (Hernández Hernández, 1994: 259), dato relevante
nerarias de la Meseta Occidental en la II Edad del si se considera la importancia del Sol en la cultura y
Hierro. Destacan, entre otros, los siguientes: religiosidad célticas. Además, el empedrado tumu-
1.-Localización: La gran mayoría se encuentran lar B de El Mercadillo presenta sus cuatro vértices
en lugares llanos o amesetados, fácilmente accesi- orientados hacia los cuatro puntos cardinales (Her-
bles desde el poblado pues suelen encontrarse en el nández Hernández y Galán Domingo, 1996: 19;
camino de entrada al mismo, a no más de 300 me- Hernández Hernández y Rodríguez López, 1990,
tros de distancia de su puerta principal por regla ge- 72). Por su parte, en la necrópolis de Palenzuela las
neral. Raramente las encontramos en zonas de terre- tumbas y estelas estaban ordenadas linealmente a lo
no accidentado como Las Cogotas (Cabré Aguiló, largo de su superficie y separadas a distancias regu-
1932: 11-12) o escarpadas, de difícil acceso, aleja- lares (De Castro García, 1971: 14); y en la de Pa-
das del poblado y de casi nula visibilidad desde éste lencia parece que había zonas concretas reservadas
como ocurre en El Romazal I (Hernández Hernán- para cada tipo de ajuar, o sea, para cada una de las
dez, 1994: 259), en Tariego de Cerrato -separada identidades socioeconómicas desarrolladas entre los
del castro por el Pisuerga- (De Castro García y vivos (López Rodríguez, 1978: 194, 197). En La
Blanco Ordás, 1975: 128) y Palenzuela -a 1 kilóme- Osera se ha demostrado también la colocación de
tro del castro- (Martín Valls, 1984: 37). Quizá Paja- las estelas y los enterramientos de cabezas cortadas
res y El Cardenillo fuesen recintos cerrados por mu- marcando las posiciones del Sol en los solsticios de
ros de piedra (Celestino Pérez et alii, 2000: 83; verano e invierno, coincidiendo además con las
González Cordero et alii, 1990: 131). fiestas más importantes del calendario celta y refle-
jando sobre el “plano” de la necrópolis la constela-
Puede que cerca de un mismo poblado haya más ción de Orión. Ello, y algún otro trabajo reciente,
de un cementerio. Ello sucede en Villasviejas del apuntan a la existencia de sacerdotes especialistas
Tamuja (Hernández Hernández, 1991; Hernández en la lectura de los fenómenos celestes (Baquedano
Hernández y Galán Domingo, 1996: 111 ss.) y en y Escorza, 1998; Pérez Gutiérrez, 2007).
Padilla de Duero -Pintia- con Las Ruedas y Carra-
laceña (Sanz Mínguez et alii, 1993). Son datos que confirman pues que la Arqueoas-
tronomía, menos desarrollada que en otros países
2.-Distribución de las tumbas: Se puede ob- (Cerdeño et alii, 2006), debe seguir presente en las
servar si las tumbas siguen un orden originalmente agendas de investigación por el interés que suscitan
prediseñado en su localización dentro de los cemen- los resultados obtenidos (Belmonte, 2002; García
terios y qué patrón pudo regir tal distribución. En Quintela y Santos Estévez, 2004; Pérez Gutiérrez,
El Raso existen varios núcleos o sectores funera- 2007; Rodríguez-Caderot et alii, 2006).
rios, pero para su excavador ningún patrón ordena-
321
¿QUÉ HAY -Y NO HAY- DE LAS NECRÓPOLIS DE VETTONES Y VACCEOS? UNA VISIÓN CRÍTICA DEL REGISTRO...
3.-Agua y vientos: Conociendo la importancia cía y Blanco Ordás, 1975: 128; Fernández Gómez,
del agua y del viento en la cultura y rituales celtibé- 1997: 15 ss.; Hernández Hernández y Galán Do-
ricos (Sopeña Genzor, 2004: 88), resulta relevante mingo, 1996: 18 ss.; López Rodríguez, 1978:
que estas necrópolis se sitúen muy cerca de cursos 194-197). Llaman la atención los túmulos naturales
de agua. Lo más frecuente es que estén en torno a intencionalmente recortados y coronados por círcu-
cauces de arroyos y gargantas, de curso regular o los de piedras que albergaban los enterramientos en
irregular, como en La Osera, El Raso, Pajares, El Pajares (Celestino Pérez et alii, 2000: 86) y los ce-
Castillejo de la Orden o Las Ruedas. En los casos notafios de La Osera, El Castillejo de la Orden, El
en que existe un río propiamente dicho, el poblado Raso, Sanchorreja o Las Ruedas (Cabré Aguiló et
se localiza río arriba y la necrópolis río abajo lógi- alii, 1950: 62; Esteban Ortega et alii, 1988: 14;
camente, tal y como se observa en Las Cogotas. Fernández Gómez, 1986: 766; González-Tablas
Sastre, 1990: 26; Sanz Mínguez y Romero Carnice-
El dato de la orientación de los vientos no apa-
ro, 2007 y 2008: 72-73 y 6).
rece en las memorias de excavación, a pesar de que
constituye un argumento relevante para poder en- 5.-Estelas: Mientras que en El Raso o en San-
contrar, confirmar, rebatir o suponer la localización chorreja no se han encontrado evidencias de estelas
de los ustrina en espacios donde los vientos y ma- (Fernández Gómez, 1986: 764; González-Tablas
los olores no molestaran a los habitantes de los po- Sastre, 1990: 27), en La Osera aparecen señalando
blados. Mediante su excavación podríamos conocer solamente cada una de las seis zonas de enterra-
cómo eran y se construían estas piras y cómo se miento del cementerio (Baquedano y Escorza,
efectuaban las cremaciones (Pereira Sieso, 2001). 1998: 88-89). Gracias al seguimiento de las tareas
agrícolas, en Las Ruedas se han registrado unas 100
No se ha excavado ningún ustrinum y en algu-
en su lugar original frente a 400 descontextualiza-
nos casos se supone su localización en áreas espe-
das (Sanz Mínguez et alii, 2006: 67-68). En efecto,
cialmente ricas en concentraciones de cenizas,
la señalización de al menos una parte de las tumbas
como en Las Cogotas, La Osera, Sanchorreja o Las
cuenta con ejemplos en Las Cogotas, Pajares II, Pa-
Ruedas (Cabré Aguiló, 1932: 17; Cabré Aguiló et
lenzuela, El Romazal I y Las Ruedas (Cabré Agui-
alii, 1950: 163; González-Tablas Sastre, 1990: 43,
ló, 1932: 15; Celestino Pérez et alii, 2000: 82-83 y
45-46; Sanz Mínguez y Romero Carnicero, 2007:
86; De Castro García, 1971: 14; Hernández Her-
73). En Pajares II o La Coraja no se han encontrado
nández, 1994: 261; Sanz Mínguez y Romero Carni-
evidencias claras pero sus excavadores proponen
cero, 2007: 70-71). Lo que parece claro es que
posibles zonas en que pudieron situarse (Celestino
hubo más tumbas que estelas, es decir, que el uso
Pérez et alii, 2000: 84; Esteban Ortega, 1993: 72).
de éstas no se aplicaba a todos los enterramientos
Aunque en La Osera se encontraran también algu-
de un mismo cementerio, y que ello podría implicar
nas tumbas rodeadas de lechos de cenizas, testimo-
la pertenencia del difunto enterrado con estela a un
nio de cremaciones in situ -busta- (Cabré Aguiló et
status social concreto, o bien el uso de éstas en un
alii, 1950: 63), los ustrina parecen lo más generali-
espacio de tiempo muy breve (Sanz Mínguez y Es-
zado.
cudero Navarro, 1994: 171-172).
4.-Tipología de las tumbas: En cuando a su ti-
6.-Ofrendas: Especial singularidad tienen los
pología, las tumbas presentan una cierta diversidad
estudios sobre los restos faunísticos y los conteni-
pudiéndose encontrar más de un modelo en una
dos de los vasos de ofrendas colocados en las tum-
misma necrópolis. El elemento básico que aparece
bas de Las Ruedas. Solo conocemos los resultados
en todos los cementerios es el habitual hoyo o pe-
de los análisis de 85 recipientes cuyas tipologías se
queño rebaje del terreno, más o menos profundo y
corresponden en cada caso con determinadas ofren-
ancho, en que se colocan las urnas mejor o peor
das cárnicas o de bebidas, especialmente vino, pero
protegidas. También se aprovecharon oquedades
también productos lácteos y/o derivados, cerveza,
naturales en el sustrato o se buscaba la roca madre
ungüentos o aceites perfumados entre otros (Sanz
para la colocación de las urnas, como se observa en
Mínguez et alii, 2003: 151-153). Así pues, a partir
Pajares II y El Romazal I (Celestino Pérez et alii,
de la vinculación del vino y la carne en tumbas de
2000: 82; Hernández Hernández, 1994: 259-260).
guerreros y sus familiares, puede discutirse sobre el
En otros casos, se recurrió al uso de túmulos y em-
consumo del vino y la realización de posibles ban-
pedrados tumulares como los de La Osera con tum-
quetes funerarios entre los Vacceos; la recepción de
bas bajo, entre o sobre los mismos (Cabré Aguiló et
costumbres y hábitos foráneos por parte de los
alii, 1950: 65), o bien tumbas en hoyo cubiertas por
miembros más destacados de la sociedad y el uso
amontonamientos de piedras de aspecto tumular
de las ofrendas como definidores de su status social
que presentan una forma definida o irregular, como
(Romero Carnicero y Górriz Gañán, 2007; Sanz
ocurre en Tariego de Cerrato, el sector Guijas B de
Mínguez et alii, 2003: 158 ss.), así como del carác-
El Raso, El Mercadillo o Palencia (De Castro Gar-
ter protector de determinados animales acompañan-
322
JUAN FRANCISCO M. CORBÍ
tes hacia la otra vida según se plantea en Numancia Andreotti y Mora Serrano, 2004; Curià et alii,
(Jimeno et alii, 2004: 329). 2001; Díaz-Andreu et alii, 2005; Ruiz Zapatero y
Álvarez-Sanchís, 2002) y su reflejo no solo en las
7.-Ajuares: La lectura social de los ajuares en
tumbas sino también en los poblados.
estos cementerios ha venido determinada por la ma-
yor o menor presencia de armas y, con la ayuda de 5. Conclusiones.
las tardías fuentes clásicas, el dibujo de una organi- De esta forma, podemos comprobar preliminar-
zación social fuertemente jerarquizada y guerrera mente nuestro nivel de conocimiento sobre la muer-
(Almagro-Gorbea y Lorrio, 2005). No puede negar- te entre Vettones y Vacceos y cómo los factores na-
se la importancia de los conjuntos armamentísticos, turales e históricos que comentábamos en nuestra
al menos, en las necrópolis abulenses, además de introducción lo han determinado y matizado.
Las Ruedas, El Castillejo de la Orden o El Romazal
I. La zona excavada en Las Ruedas, de ricos ajuares Por un lado, hemos de reconocer que el número
(Sanz Mínguez y Romero Carnicero, 2007: 69), se de tumbas recuperadas en la mayoría de estos ce-
propone como lugar de enterramiento de una parte menterios -15 en El Castillejo de la Orden, 46 en El
de la población especialmente rica y seguramente Mercadillo, 40 en Pajares, 147 en Las Ruedas ó las
dedicada a la guerra y sus emparentados (Sanz Mín- 125 de El Raso- no puede considerarse representati-
guez, 1993 y 1998: 374 y 503). En las necrópolis vo de la sociedad que allí se enterró.
abulenses se ha observado una cierta gradación so- Por otro lado, se desconocen aspectos como la
cial entre guerreros de diferente status, artesanos, localización y características de los ustrina, los ti-
mujeres y hombres campesinos y gentes del común pos de ofrendas animales y/o de bebidas, o el signi-
o, incluso, siervos que establecerían entre sí diver- ficado de las diversas expresiones funerarias y de la
sas relaciones de parentesco, de dominación o de distribución de las tumbas y organización de los ce-
servicio a la comunidad (Castro Martínez, 1986; menterios. Con los análisis antropológicos y de
González-Tablas Sastre, 1985; Martín Valls, ADN y la investigación sobre las identidades y rela-
1986-87: 75-76; Ruiz Zapatero, 2007: 69-70). El ciones económicas y políticas que se pudieron esta-
Castillejo de la Orden y El Romazal I, por su eleva- blecer en el seno de estas comunidades, podría al-
da proporción de armas, así como El Mercadillo, canzarse un conocimiento más ajustado de estas.
por el elevado número de mujeres en sus tumbas, se
han descrito como espacios reservados a una sola No se puede decir que nada se ha avanzado,
parte o status de la comunidad (Álvarez-Sanchís, pues estamos ante una de las regiones que ha recibi-
2003: 299). Ello frente a la relativa inexpresividad do una relativamente destacada atención desde hace
de necrópolis como El Mercadillo, Pajares o La Co- décadas (Ruiz Zapatero, 2004). Pero para saber más
raja, pobres en armas pero ricas en influencias y sobre la muerte entre Vettones y Vacceos sería de-
contactos con el mundo turdetano e ibérico. seable (1) un registro arqueológico más amplio; (2)
el desarrollo y la aplicación de nuevas analíticas a
Además de valorar si existió algún patrón que los datos y materiales disponibles que permitan
relacionara las zonas en que se encuentran las tum- comprobar, matizar o revisar las conclusiones ya
bas, los modelos de enterramiento elegidos, las ca- aceptadas; y (3) reconocer nuestras lagunas de co-
racterísticas de los ajuares y el status, edad y sexo nocimiento actuales para paliarlas en intervenciones
de los difuntos, no estaría de más someter a las arqueológicas futuras más completas.
fuentes clásicas a un análisis crítico e insistir en su
correcta articulación con la información procedente
de las excavaciones arqueológicas (Ruiz Zapatero, 6. Bibliografía.
2007: 67). En Numancia, por otro lado, los restos ALMAGRO-GORBEA, M. Y LORRIO ALVARADO, A. J.
óseos humanos cremados son fuente de información 2005 “War and society in the Celtiberian World”, The
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tos y, en efecto, corroborar o desestimar la idea de ÁLVAREZ-SANCHÍS, J. R. y RUIZ ZAPATERO, G.
que estos cementerios se estructuraban en función 2001 “Cementerios y asentamientos: bases para una de-
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323
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324
JUAN FRANCISCO M. CORBÍ
RESUMEN
Una de las temáticas que viene suscitando mayor interés en la investigación de la Edad del Hierro de
la Europa Templada es la de los orígenes del urbanismo. Tradicionalmente este fenómeno ha sido vinculado
al surgimiento de los oppida de finales del periodo de La Tène (siglos II-I a. C.). Sin embargo, el desarrollo en
los últimos años de sendos proyectos de investigación a gran escala en Francia y Alemania, centrados en el
análisis de los procesos de centralización que caracterizaron a la cultura hallstáttica occidental durante los si-
glos VI y V a. C., está permitiendo una reevaluación crítica de numerosos postulados tradicionales. En esta
breve contribución se presente ofrecer un acercamiento a algunos de los resultados más destacados obtenidos
hasta la fecha en yacimientos como Heuneburg, Ipf o Mont Lassois. Finalmente, se reflexiona sobre la necesi-
dad de repensar el propio concepto de “ciudad” protohistórica.
ABSTRACT
Research on Iron Age Temperate Europe is seeing an increasing interest in the origins of urbanism.
Such phenomenon was traditionally linked to the rise of oppida at the end of the La Tène period (II-I c. BC).
However, the development over the past few years of large-scale research projects in France and Germany, fo-
cusing on centralization processes in the West Hallstatt Culture in the 6th and 5th centuries BC, is making it
possible to critically reevaluate many traditional statements. This brief contribution is an attempt to approach
some of the most outstanding results obtained to date in such sites as Heuneburg, Ipf or Mont Lassois. Finally
I shall propose some reflections on the need to rethink the very concept of a protohistoric “city”.
1. ¿Primeras ciudades al norte de los Al- bían sido largo tiempo subestimados (Bofinger et
pes? al. 2006; Krausse 2008). De este modo, en la actua-
Uno de los aspectos que viene generando mayor lidad existen argumentos para plantear una primera
interés en las agendas investigadoras del I milenio emergencia de centros urbanos al norte de los Alpes
a. C. es el de los fenómenos urbanos en el Mundo durante los siglos VI y V a. C.
Antiguo. En lo referente a la Europa Templada, tra- 2. Las “residencias principescas”: nuevas
dicionalmente se ha venido asumiendo que los pri- investigaciones
meros núcleos poblacionales susceptibles de recibir
Antes de comenzar este apartado resulta obliga-
el calificativo de “ciudades” eran los oppida de fi-
do señalar que en la presente contribución no se
nales del periodo de La Tène. Un buen ejemplo de
aborda el controvertido debate sobre la estructura
esta interpretación, firmemente enraizada entre bue-
social y política de las comunidades del Hallstatt fi-
na parte de los especialistas, es el título del libro de
nal (Fernández Götz e. p.), sino que únicamente se
J. Collis Oppida. Earliest Towns North of the Alps
presentan de forma ciertamente sucinta algunos de
(1984). Sin embargo, en los últimos años el desa-
los descubrimientos arqueológicos más relevantes
rrollo de sendos proyectos de investigación a gran
de los últimos años. Para ello se han escogido cinco
escala en Alemania (Krausse 2004, 2008) y Francia
de los principales asentamientos del periodo: por un
(Brun y Chaume 2005) está obligando a reconside-
lado, los yacimientos alemanes de Heuneburg, Ipf y
rar la importancia de los famosos Fürstensitze
Glauberg; y por otro, los franceses de Mont Lassois
(“centros principescos”) del Hallstatt final (Fernán-
y Bourges.
dez Götz 2007). En efecto, los importantes descu-
brimientos realizados hasta la fecha están permi- Pese a tratarse del Fürstensitz mejor conocido,
tiendo un salto cualitativo y cuantitativo en el cono- Heuneburg es también el que ha aportado las ma-
cimiento de estos asentamientos, permitiendo así re- yores novedades. Entre ellas hay que destacar en
conocer que su verdadero tamaño e importancia ha- primer lugar los nuevos datos sobre la extensión del
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
326
MANUEL A. FERNÁNDEZ GÖTZ
asentamiento. Si según la imagen tradicional este llevado a plantear la existencia de un gran santuario
yacimiento estaba compuesto por una parte superior que pudo llegar a tener importancia suprarregional,
de 3 Ha y un asentamiento exterior cercano a las 10 interpretación que se está viendo ampliada gracias a
Ha, las investigaciones más recientes permiten ci- los estudios arqueoastronómicos desarrollados en
frar su extensión en cerca de 100 Ha (Kurz 2007). los últimos años (Baitinger y Herrmann 2007; Herr-
Por otro lado, la datación dendrocronológica de mann 2005).
maderas encontradas en uno de los fosos defensivos
ha establecido fechas de inicios del siglo VI a. C.
(Bofinger et al. 2006: 22-23), lo que subraya el ori-
gen tardohallstáttico de estas fortificaciones y abre
nuevas perspectivas sobre los complejos defensivos
de otros yacimientos que, por falta de investigacio-
nes, habían sido clasificados en principio como
“medievales”. Finalmente, el descubrimiento de una
gran puerta monumental con zócalo de piedra (Fig.
1) constituye un nuevo hito en la investigación de
este yacimiento paradigmático (Kurz 2008).
mente jerarquizado de las sociedades del Hallstatt etapa de la Prehistoria final. De cara al futuro, cabe
final. desear que los resultados de estas investigaciones
en curso vayan acompañados de análisis que abar-
quen aspectos como la valoración conjunta de ne-
crópolis y poblados, la realización de estimaciones
demográficas y la elaboración de síntesis regionales
y macrorregionales que permitan integrar los datos
obtenidos en el marco de explicaciones más genera-
les sobre las dinámicas de cambio cultural acaeci-
das en torno a mediados del I milenio a. C.
3. Repensando el urbanismo en la Europa
protohistórica.
El debate sobre si centros como Heuneburg de-
ben recibir el calificativo de “protourbanos” o “ur-
banos” puede resultar hasta cierto punto estéril, da-
das las dificultades para establecer una definición
estricta del término “ciudad”. No obstante, sí consi-
dero de gran importancia “repensar” nuestra com-
prensión tradicional del fenómeno urbano en la An-
tigüedad. Y es que la discusión sobre los orígenes
Fig. 3: Vista aérea del “Palacio de la dama de Vix” del urbanismo no puede hacerse desde unas catego-
(según Servat 2007-08)
rías universales, ya que los factores condicionantes
Sin duda una de las novedades más satisfacto- que requieren los fenómenos de urbanización no
rias de los últimos años ha sido la incorporación de son generales ni sincrónicos. Por tanto, es un error
Bourges (la antigua Avaricum de las fuentes clási- partir de patrones uniformes y luego ver si los casos
cas) a la lista de “residencias principescas” (Buch- empíricos encajan o no. Sin embargo, buena parte
senschutz 2007: 232-233; Milcent 2007). El descu- de la investigación ha tendido precisamente a bus-
brimiento de una importante aglomeración de fina- car en los asentamientos indígenas elementos carac-
les del siglo VI a. C. y sobre todo del siglo V a. C. terísticos de las ciudades mediterráneas, sin valorar
ha ampliado geográfica y cronológicamente el gru- la posibilidad de que las sociedades prerromanas
po de los Fürstensitze. En efecto, los trabajos de los hubieran podido desarrollar un concepto ideológico
últimos años han puesto de relieve la existencia en propio de “ciudad”, distinto del mediterráneo pero
Bourges de un destacado centro de poblamiento, de igualmente complejo. Esta posibilidad ya ha sido
producción artesanal y de comercio en la transición señalada por autores como Almagro-Gorbea y
de la Primera a la Segunda Edad del Hierro. Las Gran-Aymerich (1991: 210-214) en relación con
abundantes importaciones meridionales de produc- los oppida de finales de la Edad del Hierro, y creo
tos como ánforas o cerámicas áticas revelan la pros- que también puede plantearse para determinados
peridad de este asentamiento y sus contactos con el Fürstensitze del Hallstatt final, si bien es cierto que
mundo meridional. Por otro lado, las investigacio- con mayores dificultades debido a la ausencia de
nes han ofrecido evidencias de un hábitat denso, toda una serie de fuentes de las que sí disponemos
documentándose varios niveles de construcciones para etapas más tardías. En todo caso, parece mu-
en madera. La importancia de estos hallazgos ha cho más productivo centrarse en el estudio de as-
llevado a algunos autores (Milcent 2007) a propo- pectos como la existencia de relaciones jerárquicas
ner para este núcleo el carácter de “lugar central” entre los sitios, la complejidad de su organización
de una entidad política tal vez identificada con el interna o los cambios producidos en la cultura ma-
reino de los Bitúrigos mencionado por Tito Livio terial que valorar únicamente en qué medida las
(5,34) en relación con las migraciones célticas. En aglomeraciones indígenas se acercan o alejan de los
este sentido, cabe recordar la tesis propuesta hace supuestos “prototipos” mediterráneos.
ya más de una década por Gran-Aymerich (1995,
4. Agradecimientos.
1997), según la cual Bourges-Avaricum habría sido
en el siglo V a. C. residencia real y centro político Quiero agradecer a los Drs. Dirk Krausse, Jörg
de la Galia céltica. Bofinger, Gabriele Kurz (†) y Siegfrid Kurz (Lan-
desamt für Denkmalpflege Baden-Württemberg) los
Aunque los hallazgos aquí expuestos constitu- valiosos comentarios, referencias y opiniones que
yen sólo un breve acercamiento a la ingente canti- me han aportado durante mis tres años de participa-
dad de nuevas informaciones de los últimos años, sí ción en las excavaciones de Heuneburg, así como
permiten vislumbrar al menos la complejidad que
alcanzaron las sociedades centroeuropeas de esta
328
MANUEL A. FERNÁNDEZ GÖTZ
RESUMEN
Delimitar el territorio propio desde un punto de vista simbólico, ritual y económico ha sido una
constante en la historia de la humanidad. En este trabajo, estudiamos la evolución de las formas de territoria-
lización a través de la cultura material desde la prehistoria reciente hasta época romana.
ABSTRACT
Marking one’s own territory from an economic, ritual and symbolic point of view has been a con-
stant in human history. In this paper, we examine the evolution of these approaches to the marking of territory
through material culture from the Late Prehistoric to Roman periods.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
330
JESÚS GARCÍA SÁNCHEZ
quizás la más estudiada dentro de las variables de Esta hipótesis plantea que la ubicación de los
su dimensión territorial (presencia) debido, ante megalitos es fundamental a la hora de emprender un
todo, a su impacto visual y a su localización topo- proceso de territorialización. El patrón que se rese-
gráfica que puede reforzarse con otro tipo de expre- ña, con frecuencia consta de tres elementos. El pri-
siones materiales como el arte rupestre. Su modeli- mero, alto o muy alto control visual sobre el entor-
zación mediante herramientas SIG demuestra que no; el segundo, cercanía a tierras de pasto o poten-
actúa como un “elemento constitutivo de la territo- cialmente rentables para una agricultura básica y el
rialidad de las sociedades prehistóricas” (García tercero, en función de las características geofísicas
Sanjuán 2000; García Sanjuán y otros 2006). del territorio (Puggioni: 2005; Moreno: 2005). Den-
tro de este tercer punto encontramos sub-elementos
331
CULTURA MATERIAL Y TERRITORIALIZACIÓN DEL PAISAJE
como el paisaje granítico, la potencialidad de terre- invierno (Ruiz Zapatero y Álvarez-Sanchís 1999:
nos como pastos, cercanía de corrientes de agua o 315), y donde los factores que cumple son similares
movilidad por el entorno. a los mencionados para el amojonamiento con tú-
mulos, visibilidad dominante, suelos metamórficos
La explotación forrajera en esta etapa histórica
aptos para la ganadería, corrientes de agua cerca-
parece obvia, sin embargo los indicios de deforesta-
nas, etc.
ciones antrópicas antes mencionados apuntan a un
aprovechamiento dirigido a prácticas pastoriles o Por tanto el simbolismo de las esculturas zoo-
agro-forestales. Durante el último milenio antes de morfas, al igual que el de las construcciones funera-
la era no encontramos ni constatamos prácticas de rias monumentales, justifica y reproduce la apropia-
delimitación del territorio de los asentamientos. La ción del entorno y sus recursos en sociedades donde
ausencia de datos empíricos para estudiar estos pro- la jerarquización es ya un hecho contrastado.
cesos se suplen con el desarrollo metodológico en
En la Edad de Hierro que se desarrolla en nues-
arqueología espacial estableciendo hipótesis a partir
tra zona de estudio no encontramos hitos artificiales
de modelos teóricos como los polígonos de Thies-
del paisaje, ¿podemos valorar la presencia de un
sen. La ausencia de representaciones materiales
amojonamiento o repartición del territorio mediante
como los mencionados túmulos, los petroglifos ga-
elementos naturales? No tenemos datos que apunten
llegos (como delimitadores territoriales en la Edad
en esta dirección. Sin embargo, la delimitación del
del Bronce) o los verracos vetones en el valle del
territorio con elementos naturales (ríos, arroyos, fo-
Amblés (Ruiz Zapatero y Álvarez-Sanchís 1999)
sos, postes, árboles incluso) aparece reflejada en
impide presentar modelos sobre territorialización
tratados de agrimensura romanos expresada como
de zonas concretas en el Hierro I o el Hierro II.
demonstrationes finium (Orejas: 2002, 400). Por
3. La Edad de Hierro. otra parte, desde la Primera Edad del Hierro en
Sacristán de Lama (1989: 80) considera que du- gran parte de la Meseta Norte y zonas aledañas, la
rante la última etapa prerromana “existían delimita- misma presencia de lugares de ocupación perma-
ciones territoriales precisas” en relación con las ci- nente es indicativa de la importancia que cobra la
vitates plinianas. Estas delimitaciones no se han propiedad del territorio y la relación entre las co-
conservado en un sentido material que nos pueda munidades con zonas concretas del paisaje con las
indicar cuáles eran los límites del territorio de esas que se identifican (Álvarez-Sanchís 2003: 9).
unidades políticas o, más aún, si los conglomerados 4. Época romana.
populares indígenas definían un territorio propio a
La presencia del ejército romano supone la con-
modo de frontera con los pueblos vecinos. Como
solidación de la territorialización del paisaje. En
hemos mencionado más arriba, las herramientas de
este sentido, serán las legiones IIII, VI y X las en-
análisis espacial como la visibilidad, los polígonos
cargadas de desarrollar un amplio programa de or-
Thiessen o la estadística multivariante nos pueden
ganización territorial conforme a las nuevas estrate-
ayudar a definir modelos teóricos de una manera in-
gias imperiales. La construcción de la vía De Italia
ductiva allí donde no existen datos suficientes.
in Hispanias será el gran eje estructurador del terri-
Disponemos de una tésera de hospitalidad de torio (Ariño Gil y otros 2004: 118).
época romana, con fecha consular del 14 d.n.e.
La mencionada legio IIII Macedónica se esta-
(García y Bellido 1966). En ella encontramos la ex-
blece en el solar de la actual Herrera de Pisuerga
presión “VOTA OMNIA FINIBUS”, haciendo refe-
(Palencia) y desde allí, junto al campamento augus-
rencia a los rituales que tenían lugar en los límites
teo establecido en Sasamón, se desarrolla la guerra
del territorio de la civitas. Pese a la fecha romana,
contra astures y cántabros. Una vez finalizado el
el pacto entre indígenas hispanos puede hablarnos
proceso de conquista y pacificación, la legión per-
de la existencia de un territorio ciudadano en rela-
manece en su establecimiento hasta el 39 d.n.e.
ción con la sacralización de los confines ciudadanos
y por tanto, en relación con el control del espacio En paralelo al proceso de pacificación, la legio
(Marco Simón 2002). La representación zoomorfa IIII asentada en Pisoraca (Herrera de Pisuerga, Pa-
del cerdo o jabalí constituye un elemento muy sig- lencia), pone en marcha un proceso de territoriali-
nificado en el imaginario tradicional indoeuropeo, zación de su entorno inmediato, que se plasma ma-
de este modo, la figura actuaría como símbolo ritual terialmente en una serie de epígrafes que dejan
que sancionaba el acuerdo de hospitalidad. constancia de este programa territorial. El amojo-
namiento se establece una vez consolidada la roma-
Otro ejemplo para la Segundad Edad del Hierro
nización de la zona, de modo que la apropiación del
podría ser el modelo vetón de territorialización, que
entorno mediante hitos/ termini, se elabora de cara
consiste en la distribución de verracos en paisajes
a configurar un espacio propio frente a los territo-
caracterizados por su potencialidad para ser explo-
rios de otras comunidades, en este caso frente a iu-
tados como pastos, especialmente como pastos de
332
JESÚS GARCÍA SÁNCHEZ
liobrigenses y segisamonenses (García y Bellido ción montañosa de esta zona juega un papel como
1956; Orejas 2002: 201), según se observa en la elemento delimitador, una frontera que limita al
distribución de los hitos (solo uno en Villasidro, paisaje y de este modo pervive en la tratadística ro-
Burgos y el resto junto al río Camesa, en Cantabria) mana del Corpus Agrimensorum Romanorum
y en su epigrafía. El territorio delimitado por estos (Gonzales 1994).
termini está reservado al uso de la legión como te-
5. Conclusiones.
rritorium legionis.
A través de esta sucinta revisión diacrónica he-
mos observado como diferentes sociedades, en dife-
rente grado de evolución técnica y social, proyectan
su organización en el paisaje, que de este modo se
convierte en un paisaje cultural. La cultura material
juega un papel relevante, ya que es el elemento que
se interpone entre el medio y el pensamiento de los
constructores.
Hemos visto dos tipos de elementos. En primer
Fig.: 3. Miniatura 224 del Códice Gudiano. El espacio lugar aquéllos que delimitan el paisaje de una forma
amojonado delimitado por alturas (según Gonzales 1194). efectiva y visual, en teoría estos elementos se situa-
Estos hitos que acotan el paisaje se convierten rían en lugares claves del paisaje, aunque hayan lle-
en elementos administrativos con valor jurídico, sin gado hasta nosotros descontextualizados. Son los
embargo el contenido simbólico que las representa- megalitos en zonas de pasto o en el entorno de ca-
ciones antiguas poseían intrínsecamente no desapa- ñadas y vías de paso y los hitos administrativos ro-
rece. Los mojones se revestían de una antigua im- manos o los verracos vetones.
portancia religiosa en el imaginario romano, esta- En segundo lugar, elementos de la cultura mate-
ban protegidos por dioses propios, Terminus el rial que hacen referencia explicita a límites y a pro-
“dios mojón”. Y en su honor tenían lugar fiestas y cesos de territorialización. No importa mucho don-
rituales, las Terminalia, que se celebraban el 23 de de se hayan localizado porque su importancia reside
febrero (Riesco Álvarez 1993: 118-151). El origen en la manifestación de un proceso, es el caso de la
de esta tradición se atribuía al rey Numa Pompilio tésera de hospitalidad de Herrera de Pisuerga, y
según los autores clásicos Plutarco, Dionisio de Ha- otros como la forma de Lacimurga o las miniaturas
licarnaso y Cicerón. de los códices de agrimensura como el Corpus
Agrimensorum Romanorum o el códice Gudiano.
Por otra parte la arqueología ha desarrollado
procesos metodológicos para estudiar estos proce-
sos de territorialización basándose en postulados
teóricos clásicos y en nuevas herramientas de análi-
sis. Algunas teorías clásicas tienen que ver con la
distribución de elementos culturales o en el estable-
cimiento de territorios teóricos por medio de polí-
gonos de Thiessen.
El desarrollo de los SIG ha contribuido notable-
mente al estudio de las variables del entorno, tanto
para evaluar los factores que explican la distribu-
ción de los elementos antes mencionados, como
para desarrollar nuevos modelos inductivos allí
donde nos faltan datos. Desde el punto de vista aquí
desarrollado, la cultura material no sólo existe
como colección de artefactos dentro de yacimientos
de diferentes periodos, podemos considerar que nos
introduce a un mundo de intencionalidad respecto
al paisaje. Sin embargo este paisaje se ha transfor-
mado constantemente con el tiempo de forma dia-
Fig.: 4. Hito augustal de Valdeolea (Museo de Cantabria). léctica con las sociedades que lo habitaron, por eso
no podemos estudiar los monumentos o la cultura
Pero no solo debemos fijarnos en los elementos material de éstos de forma aislada, sino basándonos
artificiales que delimitaban el paisaje. La configura- en la comprensión del resto de elementos sincróni-
333
CULTURA MATERIAL Y TERRITORIALIZACIÓN DEL PAISAJE
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ESTUDIO DE LOS VERRACOS DEL VALLE MEDIO DEL TAJO. UNA APROXI-
MACIÓN DESDE EL PAISAJE
RESUMEN
En este trabajo se presenta un análisis de las esculturas zoomorfas denominadas verracos, elementos
arqueológicos asumidos como característicos del territorio cultural vettón. El objetivo es la contrastación, uti-
lizando herramientas de análisis espacial y pruebas estadísticas, de la función paisajística que ha sido pro-
puesta para estas esculturas en otras áreas geográficas.
ABSTRACT
This paper presents an analysis of a stone iconography represented by big sized sculptures of bulls
and pigs (verracos in the local terminology). These sculptures are considered as specific from the territory oc-
cupied by de Vettons, one of the pre-roman groups that inhabited the interior of the Iberian Peninsula. The
objective is to compare the former hypothesis as landscape markers with our area using GIS and stadistical
analysis as main tools of research.
Palabras Clave: Península Ibérica. Valle del Tajo. Vettones. Verracos. GIS.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
336
CRISTINA CHARRO LOBATO
les que reúnen una serie de características (Álvarez- CNIG, a partir de la cuál realizamos el mismo pro-
Sanchís 1999: 282): cedimiento que con las curvas de nivel, es decir, ex-
trajimos la información de los cursos naturales con-
- se localizan en suelos de aprovechamiento para
tinuos y discontinuos de márgenes izquierda y dere-
pastos, principalmente de época invernal;
cha con los que creamos capas independientes. To-
- se situaban en altitudes medias elevadas, siempre mamos también la información hidrológica confec-
entre los 300 m como altitud media mínima y los cionada por la Confederación Hidrográfica del
1500 m como altitud media máxima; Tajo, que se puede descargar en su página web.
- hay corrientes de agua cercanas, siempre a menos Esta información resulta útil para la creación de
de 1500 m de distancia; mapas, si bien no fue utilizada en la confección del
MDT por carecer de altitudes.
- existe una relación visual entre la situación de los
verracos y los asentamientos, de donde se deduce Las cañadas y vías pecuarias de la provincia de
un control desde estos últimos; Toledo fueron proporcionadas por la Junta de Co-
munidades de Castilla la Mancha en formato .e00,
- la visibilidad del entorno desde el emplazamiento por lo que fue necesaria su conversión a .shp.
de los verracos es muy buena.
Para la obtención de datos sobre los usos actua-
Dada esta situación, parecía necesario el inicio les de los suelos se emplearon los Mapas de Culti-
de un planteamiento de investigación enfocado a la vos y Aprovechamientos elaborados por el Ministe-
contrastación de dicha hipótesis focalizada en nues- rio de Agricultura, Pesca y Alimentación a escala
tra área de estudio, para averiguar si se ajustaba a 1:50000. Fue necesario hacer una reclasificación de
los datos recogidos. El objetivo perseguido es de- la información para adaptarla a los tres grandes gru-
terminar su validez en el área seleccionada y com- pos que queríamos analizar: superficies dedicadas a
parar los diferentes niveles de análisis empleados regadío, secano y pasto-monte. En la capa referida
para la formulación de dicha teoría; esto es, la elec- a secano agrupamos los siguientes usos: labor, fru-
ción de la ubicación original de los verracos; la alti- tales, olivar y viñedo en secano, así como la asocia-
tud media y visibilidad de cada emplazamiento; y la ción de viñedo y olivar, y de viñedo y frutales. En
cuantificación de los elementos clave de análisis: la capa de pasto y monte agrupamos los pastizales,
recursos hídricos, vías pecuarias y usos del suelo. matorrales y toda la variedad restante de árboles:
3. El área de estudio. coníferas, chopos, álamos y otras frondosas. Final-
El análisis se realiza en una superficie de apro- mente, dejamos fuera de la valoración los terrenos
ximadamente 1200 kms² situada en el occidente de clasificados como improductivos, es decir, superfi-
la provincia de Toledo, en el límite administrativo cie urbana o bien cubierta por agua.
con la provincia de Cáceres. Aquí se concentran un Es necesario aclarar que el uso para los análisis
total de dieciocho verracos sobre los treinta y tres de datos actuales se ajusta al mismo tipo de datos
conocidos en la provincia, esto es, algo más de la utilizados para la formulación de la hipótesis de
mitad. contraste.
4. Metodología. En esta cartografía se incluyó una capa con la
Se inició la compilación de información para di- ubicación original de los verracos documentados.
señar un SIG, para el que se ha utilizado el progra- Como problema inicial está la descontextualización
ma ArcGis 9.2. El paso siguiente fue la adquisición de los verracos conocidos, ya que ninguno se en-
de cartografía en un formato adecuado, en este caso cuentra en su posición original. Sin embargo, en es-
utilizamos datos vectoriales en formato .shp. La in- pera de informaciones derivadas de análisis más
formación adquirida fueron nueve mapas topográfi- precisos podemos rastrear su lugar de hallazgo, que
cos de la serie MTN 25 Restituida, a escala no necesariamente tiene por qué corresponder a su
1:25000, realizados por el Centro Nacional de In- emplazamiento en el momento de su primera locali-
formación Geográfica (CNIG). Estos mapas no se zación.
encuentran editados, por lo que fue necesario pro- Partiendo de este sesgo, para el planteamiento
ceder a la extracción de las capas de información de esta ubicación “original” se optó por la elección
necesarias para la modelización del relieve y confi- de un punto aproximado de coordenadas en función
gurarlas como capas de información independien- de las informaciones recogidas. Esto suponía asu-
tes. Hemos utilizado las curvas de nivel maestras y mir que la coordenada era imprecisa, acotando un
auxiliares y los puntos acotados en cerros y hoyas. área que incluyese la zona de hallazgo de los verra-
Estas curvas de nivel se distribuyen cada 10 m. cos, conteniendo diferentes posibles ubicaciones.
La información de recursos hídricos empleada Esta opción simplifica el análisis y contempla de
tiene una doble procedencia: por una parte del forma explícita el área de ubicación original de cara
337
ESTUDIO DE LOS VERRACOS DEL VALLE MEDIO DEL TAJO. UNA APROXIMACIÓN DESDE EL PAISAJE
Fig.: 1.
a evaluar y diferenciar la fiabilidad de los datos so- fía, cañadas y usos actuales del suelo, en un área de
bre el emplazamiento de cada verraco. Se ha utili- 3 kms de radio en torno a cada verraco. Se ha utili-
zado como “fiable” un diámetro máximo de 500 m, zado una muestra de catorce verracos.
lo que supondría un área de hipotética ubicación in-
Como método de contrastación de los resulta-
ferior a 1 km². Esto se ha plasmado en la elabora-
dos, se han creado treinta puntos aleatorios con los
ción de una ficha por cada verraco objeto de análi-
que se ha procedido de forma similar, cuantificando
sis, donde se incluye el radio de error.
cada uno de los elementos citados en un área de 3
Algunos de los verracos han sido agrupados en kms de radio. Esto se ha realizado con el módulo
unas mismas coordenadas, ya que fueron hallados Hawth Analysis Tools para ArcGis.
juntos o se presupone un mismo lugar de hallazgo.
La comparación con una distribución aleatoria
La razón es la inoperatividad de duplicar el análisis
de puntos obedece al objetivo de determinar si es
de una superficie coincidente.
posible inferir un patrón en la localización de los
5. Análisis efectuados y pruebas de validez verracos, o bien si ese patrón puede ser común a
estadística. cualquier otro emplazamiento en el mismo área de
El análisis realizado se compone de dos elemen- estudio, con lo que descartaríamos la hipótesis de
tos principales. El primero es la creación de un Mo- características comunes.
delo Digital del Terreno (MDT), que sirve como Se han comparado mediante estadística descrip-
base analítica. Se ha confeccionado uno propio a tiva las medias de los resultados de cada verraco y
partir de la base cartográfica adquirida, con esta punto aleatorio para cada variable paisajística, ex-
misma escala que representa las curvas cada 10 m. presados en una matriz de datos.
Se trata de un modelo de representación con una re-
solución de 10 x 10 metros, adecuada para el traba- Finalmente, estas medias se han tratado con dos
jo pretendido. tipos de pruebas de estadística inferencial, una pa-
ramétrica (Test ANOVA de un factor) y otra no pa-
El segundo elemento son los datos para cruzar ramétrica (Pruebas para dos muestras independien-
con este modelo digital, es decir: los verracos y los tes, comparando la variable de agrupación con la U
datos del paisaje relacionados, referidos a hidrogra-
338
CRISTINA CHARRO LOBATO
Fig.: 2.
de Mann-Whitney). Aquí sólo recogeremos la prue- la variable de usos del suelo que hemos utilizado
ba paramétrica, que proporciona un mayor grado de parece ser significativa para realizar una aproxima-
validez. Todos los análisis estadísticos han sido rea- ción estadística inferencial.
lizados con el paquete informático SPSS 15.
Para obtener conclusiones más allá del simple
A pesar de responder a los objetivos iniciales, se análisis “a ojo”, realizamos una prueba paramétrica
ha optado por no incluir un análisis de altitudes re- que tenga en cuenta la varianza de modo que poda-
lativas ni visibilidades, dada la imprecisión de la lo- mos elaborar modelos predictivos a partir del cum-
calización original de los verracos. plimiento de ciertas características imprescindibles:
las variables deben ser independientes y la distribu-
5.1. Resultados.
ción debe corresponder a una curva normal.
Como resultado de la realización de los buffer
para cada verraco obtuvimos una matriz de datos En el ANOVA de un factor pedimos que nos re-
donde se recogen las variables paisajísticas tenidas alizara también el estadístico de Levene, que nos
en cuenta en el análisis. Aquí presentamos sólo el permite comprobar la igualdad de las varianzas.
resumen de medias. Estos valores hacen referencia Todo está calculado con un nivel de significación
al número de celdillas, que es necesario multiplicar del 95%.
por 100 para conocer la superficie en metros, debi- 6. Conclusiones.
do a la resolución de 10 x 10 metros de cada celdi-
Tras la realización de los diferentes análisis es-
lla utilizada en el MDT. La superficie total com-
tadísticos y pruebas paramétricas podemos concluir,
prendida en cada buffer es de 2827 ha².
no sin ciertas precauciones, que la hipótesis de con-
De la lectura de estos datos podríamos inferir traste no puede ser aplicada en el área de estudio.
que no existe una gran diferencia entre las localiza- Esto equivale a decir que los verracos estudiados no
ciones de los verracos y de los puntos aleatorios: cumplen la función paisajística sugerida, o al menos
ambos presentan datos similares para cada una de no existe una diferencia entre su localización y la
las variables, con la salvedad de la proporción de de cualquier punto situado dentro de la misma cir-
secano. Esto parece indicar que existe una mayor cunscripción.
relación entre los verracos y el secano, lo que con-
Tras una observación apriorística, parece más
tradice a priori la hipótesis de contraste. Por tanto,
339
ESTUDIO DE LOS VERRACOS DEL VALLE MEDIO DEL TAJO. UNA APROXIMACIÓN DESDE EL PAISAJE
plausible que se encuentren relacionados con la dis- propuesto sólo sea aplicable a la submeseta norte,
tribución de áreas de secano. Sin embargo, no es que presenta unas características geográficamente
una relación significativa, y tampoco se diferencia diferenciadas de la zona sur. Es posible entonces
de cualquier otro punto escogido de forma aleato- que la variabilidad interna del área de estudio sea
ria. En todo caso, no podemos decir que se encuen- tan sutil que se dé la situación de que resulte indife-
tren preferentemente en suelos de aprovechamiento rente dónde situar los puntos de localización, y ésta
para pastos, sino en suelos dedicados fundamental- pueda ser una razón de los resultados del análisis
mente a secano. realizado.
Respecto a las altitudes donde se localizan, de- En segundo lugar, sería necesario ampliar la
bemos contar con que partimos de la altitud media muestra de verracos a la totalidad del valle medio
del entorno. Para los casos estudiados encontramos del Tajo para poder apoyar o desmentir una teoría,
que los verracos se sitúan mayoritariamente en los al menos hasta alcanzar el número de los tenidos en
límites de los mínimos propuestos, en torno a los cuenta para su formulación. Como mínimo, sería
375 m, en una zona donde las altitudes oscilan entre necesario duplicar la muestra, manteniendo la com-
los 285 y los 640 m. paración con una distribución de puntos aleatorios
en el mismo espacio.
El elemento que más se ajusta a la hipótesis de
partida son las corrientes de agua, situadas en el en- Para la formulación de la hipótesis paisajística
torno cercano de todos los verracos de la muestra. tanto como para su contrastación ha existido un ses-
Sin embargo, no existe diferencia con una ubica- go de partida que puede estar influyendo de forma
ción al azar. decisiva en ambas, el introducido por el desconoci-
miento del lugar de situación original de las escul-
Las visibilidades con asentamientos no han sido
turas zoomorfas. Esta falta de información puede
contrastadas por carecer de datos suficientes sobre
estar conduciéndonos a planteamientos erróneos
el poblamiento del momento. La relación visual va-
desde el primer momento de la investigación. No
ría significativamente en función del lugar que se
existe modo de subsanarlo, salvo tratar de centrar la
ocupe en el espacio (Zamora Merchán 2006), por lo
metodología de estudio en aspectos analíticos de es-
que con la imprecisión de las localizaciones origi-
tas esculturas, tales como la determinación de su lu-
nales se podrían realizar análisis muy poco ajusta-
gar de procedencia geológica.
dos a una realidad modelizada. Por el mismo moti-
vo, tampoco sería revelador el análisis visual del Otro sesgo del que debemos ser conscientes está
emplazamiento de los verracos en el entorno en nin- derivado de la utilización de datos actuales para la
guno de los dos sentidos (desde el verraco y hacia formulación de hipótesis e inferencias. En ocasio-
él), a menos que pudiéramos contar con alguno en- nes se trata de los únicos datos accesibles con que
contrado en contexto arqueológico. contamos para realizar análisis. Sin embargo, deben
ser tomados como herramientas circunstanciales
¿Por qué no funciona este modelo? Debería ser
que conviene tratar con cuidado para no asumirlas
planteado que tal vez el modelo social-territorial
como representaciones válidas del pasado.
340
CRISTINA CHARRO LOBATO
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João Fonte
Laboratorio de Arqueoloxía da Paisaxe, Instituto de Estudos Galle-
gos Padre Sarmiento; joao.fonte@iegps.csic.es
Gonçalo Cruz
ISociedade Martins Sarmento;
citania.de.briteiros@csarmento.uminho.pt
Juan Martín Dabezies
Laboratorio de Arqueoloxía da Paisaxe, Instituto de Estudos Galle-
gos Padre Sarmiento; tincho48@yahoo.com
RESUMEN
Neste trabalho procuraremos abordar de forma crítica as estruturas defensivas dos povoados fortifi-
cados do Noroeste de Portugal, nomeadamente do Entre Douro e Minho e de Trás-os-Montes Ocidental, en-
quadradas no universo cronológico da II Idade do Ferro.
No Entre Douro e Minho identificou-se desde cedo uma considerável densidade de assentamentos da
Idade do Ferro, sendo que a maioria dos exemplares conhecidos são as grandes citânias ou cividades, consi-
deradas actualmente como os primeiros exemplos de núcleos urbanos no Noroeste da Península Ibérica. Nes-
tes grandes povoados denota-se um grande investimento social, tanto nas estruturas privadas domésticas,
como nos espaços públicos.
Em Trás-os-Montes Ocidental identificou-se igualmente uma grande densidade de povoados, mas to-
davia com uma diferente morfologia, do ponto de vista da estruturação interna e do investimento social na
construção dos sistemas defensivos, consubstanciado em monumentais muralhas de aparelho maciço e regu-
lar.
ABSTRACT
In this work we present a critical and light approach to the late Iron Age defensive structures of the
hillforts of Northwest Portugal, especially of the Entre Douro e Minho region and Western Trás-os-Montes.
In the Entre Douro e Minho region a considerable density of settlements within Iron Age were ear-
ly identified. The best known examples are the big citânias or cividades, currently regarded as the first exam-
ples of urban settlements in the Northwest of the Iberian Peninsula. In these large hillforts a great social in-
vestment is visible, both in private domestic structures, as in public spaces.
In Western Trás-os-Montes it was also identified a high density of settlements, but nevertheless
with a different morphology regarding to the internal structure and social investment in the construction of
defensive systems, embodied in monumental walls of massive and regular construction method.
Palabras Clave: Sistemas defensivos. Idade do Ferro. Noroeste de Portugal. Minho. Trás-os-Montes Oci-
dental.
Keywords: Defensive systems. Iron Age. Northwest Portugal. Minho. Western Trás-os-Montes.
1. 1.-A Idade do Ferro no Noroeste da Pe- vendo-se também ter em conta, como em muitas ou-
nínsula Ibérica. tras zonas, a diversidade cultural e a variabilidade
O estudo da Idade do Ferro, particularmente da espacial e temporal da Idade do Ferro no Noroeste
sua etapa final, no Noroeste Peninsular tem estado Ibérico.
sempre bastante condicionado e vinculado à inter- 2. A fortificação como factor social.
venção romana, directa ou indirecta. No entanto,
O registo arqueológico reflecte a sociedade que
esta postura tem sido recentemente relativizada
o criou, pelo que todos os tipos de evidências mate-
(González Ruibal, 2006-07), não se negando por
riais devem ser entendidas como produtos ou efei-
completo a influência romana, mas colocando-se
tos da acção social. A arquitectura é uma das for-
em causa a emulação directa das formas culturais
mas de materialização do padrão de racionalidade
romanas, tanto mais que os povoados fortificados
de uma sociedade, gerando uma estrutura espacial
não se enquadram na romanitas, valorizando-se an-
que reflecte uma determinada lógica social, pelo
tes as complexas dinâmicas das sociedades indíge-
que as muralhas não se reduzem a um mero objecto
nas. É neste contexto que deve ser percepcionado o
arquitectónico, sendo antes entidades materiais com
surgimento dos oppida e dos grandes castros, de-
um acrescido valor social. A construção de fortifi-
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
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JOÃO FONTE – GONÇALO CRUZ – JUAN MARTÍN DABEZIES
cações com maior ou menor monumentalidade res- afirmação de identidades individuais no final da
pondeu a factores socio-económicos e/ou culturais Idade do Bronze. É reforçada a relação com o terri-
de cada contexto social. tório, uma vez que os sítios se estabilizam definiti-
vamente, embora a produção sofra um retrocesso e
Os sistemas defensivos, e em particular as mu-
aumente a oposição e o conflito entre comunidades.
ralhas, além da sua evidente função defensiva e co-
Na II Idade do Ferro ocorre uma mudança locacio-
erciva, tanto interna como externa, são também
nal dos assentamentos para perto dos solos com
concebidos como uma materialização de mensagens
melhor potencial produtivo, originando uma maior
e códigos culturais, que podem ser de diferentes ti-
diversidade produtiva e uma intensificação da mes-
pos: prestígio, identidade, etc., das comunidades
ma, gerando-se excedentes. Criam-se então as bases
que os constroem, constituindo um elemento monu-
para a posterior divisão social, sendo que a fortifi-
mental criado para ver e ser visto. São elementos
cação representa a aceitação social da forma como
polissémicos e multidimensionais, construídos mui-
a definitiva divisão social irá ocorrer, face ao papel
tas vezes como uma verdadeira cenografia arquitec-
estrutural que o componente guerreiro irá desem-
tónica e monumental, sendo o resultado de um es-
penhar no final da Idade do Ferro.
forço colectivo, que delimita o espaço para a acção
social e é um mecanismo de coesão social e uma fe-
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