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(Coord.): OrJIA
Jaime Almansa Sánchez David Javaloyas
Fernando Alonso Burgos Sandra Lozano Rubio
Cristina Charro Lobato Juan Francisco Martínez Corbí
Fernando Colino Polo Lucía Moragón Martínez
Manuel A. Fernández Götz Gustavo Pajares Borbolla
Núria Gallego Lletjós Paloma de la Peña Alonso
David González Álvarez Jesús Rodríguez Hernández
Fernando Gutiérrez Martín Jose Mª Señorán Martín
OrJIA
Título de la obra: Actas de las I Jornadas de Jóvenes en Investigación
Arqueológica: dialogando con la cultura material
Tomo: II
Coordinadores: OrJIA
Presentación 345
OrJIA
El sistema sexo-género en la Edad del Bronce Egea: los frescos de Knossos y Akrotiri 351
Sandra Lozano Rubio
Arqueología y Género: nuevas aproximaciones a la cultura ibérica 359
Rocío Martín Moreno
El lugar de cada uno: la necrópolis de Arroyo Culebro (Leganés) y la organización 365
social de la EHI en la Carpetania
Jorge de Torres Rodríguez y Eduardo Penedo Cobo
La concepción de la infancia en la Atenas Clásica: Una aproximación desde los textos 373
y la Arqueología
M. Carmen Rojo Ariza y María Yubero Gómez
Arquitectura doméstica tardoandalusí y morisca: aproxima-ción al modelo de familia y 381
a su plasmación en la arquitectu-ra y el urbanismo de los siglos XIII al XVI
Alejandro Pérez Ordóñez
Manifestaciones de la cotidianeidad medieval a través de los utensilios metálicos 389
María González Castañón
PRESENTACIÓN
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
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OrJIA
intensa y agradable interacción entre l@s participantes. Aunque en las Jornadas los
pósteres no estaban incluidos en ninguna de las sesiones, los hemos integrado en estas
actas en el capítulo de la sesión temática correspondiente.
Además, OrJIA organizó una mesa redonda en torno al tema de “La realidad
laboral en Arqueología” (poniendo el caso madrileño como ejemplo). Éste es un tema
que nos preocupa a l@s miembros del colectivo y, creemos, que es de especial interés
para l@s jóvenes profesionales, que frecuentemente nadan entre las olas de
instituciones (universidades, CSIC, museos...), empresas privadas y administraciones
públicas que, por lo general, se dan la espalda. Invitamos a representantes de los
sectores que protagonizan actualmente la Arqueología para que expusieran su visión
sobre los problemas de la profesión. Sus contribuciones y el posterior debate que
suscitaron se encuentran aquí transcritos.
En paralelo organizamos una exposición-concurso de fotografía para que quien
quisiera presentase fotos relacionadas con la Arqueología pero que tuvieran, sobre todo,
un valor estético más que documental. Éstas estuvieron expuestas también en el
vestíbulo central y fueron sometidas a votación por l@s asistentes y participantes a las
Jornadas. Las dos ganadoras podéis verlas en las portadas de los volúmenes de estas
actas.
En definitiva, como colectivo estamos muy satisfech@s con el transcurso de las
Jornadas. Esto nos aporta el ánimo necesario para seguir con el JIA, cuya convocatoria
del 2009 está ya en curso, partiendo de la esencia del JIA 2008 pero cambiando, en
parte, su estructura. Y, sobre todo, con la ilusión de que otros colectivos estén dispuestos
a compartir estas tareas con OrJIA de ahora en adelante y a recoger el testigo en años
sucesivos.
Por último, queríamos aprovechar esta presentación para agradecer a tod@s l@s
participantes en el JIA 2008 por su interés y por hacer de estas Jornadas algo tan
emocionante. Las Jornadas han sido el resultado de vuestro esfuerzo y esperamos que
todos y todas así lo hayáis percibido. Gracias y felicidades por la participación activa,
respetuosa y constructiva en los debates de cada una de las sesiones.
Desde OrJIA queremos también agradecer a quienes han apoyado de uno u otro
modo a que esta reunión pudiera realizarse. El Decanato de Geografía e Historia y el
Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense han puesto en nuestras
manos toda la infraestructura y los equipos que hemos precisado. Además, el
Vicerrectorado de Investigación y Política Científica de la Universidad Complutense y el
Departamento de Prehistoria de esta universidad han aportado la financiación económica
para la organización de la reunión y, sobre todo, para la publicación de sus resultados
con la edición de estas actas. En este punto queríamos expresar nuestro especial
agradecimiento al Departamento de Prehistoria, y a su director Gonzalo Ruiz Zapatero,
por abrazar nuestro proyecto, por sus consejos y por sus rescates en momentos
delicados, respetando, a la vez, nuestra independencia.
SESIÓN 6:
Diálogos olvidados: Categorías sociales y
cultura material
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 351-358
RESUMEN
ABSTRACT
In archaeology we lack studies which aim at analysing and registering different sex-gender systems.
Although there seems to be consensus that all societies of certain socio-economic level are patriarchal, we still
have a lot to understand from them (features, developments, differences, etc.). The purpose of this preliminary
study is to test two “inequality indicators” in iconographic sources of the Aegean Bronce Age. Those indica-
tors are the concept of body and sex status. The frescoes of Knossos and Akrotiri are revised with regard to
the grade of inequality that the paintings show. The result reveals that the elites from Knossos and Akrotiri are
not sexually stratified.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
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SANDRA LOZANO RUBIO
aparición de la sociedad palacial ha sido objeto de orden” y de las diferencias en la forma corporal. De
mucho debate. El modelo interpretativo más acep- los 14 frescos que he analizado con más de 40 figu-
tado fue el diseñado por Colin Renfrew en 1972. ras humanas, hay mayor proporción de figuras
Según Renfrew, que aplicó su visión funcionalista blancas que llevan taparrabos que figuras rojas, lo
de las sociedades, los palacios surgen por una inte- cual significa que siguiendo los criterios habituales
racción de los diferentes subsistemas sociales que hay más mujeres llevando atuendos masculinos que
dan como resultado una jerarquización social y te- varones. El criterio de la vestimenta, por tanto, no
rritorial para satisfacer las nuevas necesidades cul- parece funcionar muy bien para sexar figuras. Ade-
turales. De entre los diversos factores desencade- más, a menudo nos encontramos figuras idénticas
nantes, Renfrew destaca la introducción de la vid y con los mismos atributos pero de distinto color,
el olivo que requieren una explotación intensiva como ocurre en el famoso fresco del Salto del Toro
que desemboca en un sistema redistributivo centra- (fig. 1). Todo ello hace tambalearse el sistema de
do en el palacio. No obstante, algunos autores han variables de segundo orden.
revisado esta teoría cuestionando la estabilidad del
En casos tan evidentes como el del fresco del
sistema planteado por Renfrew. Por ejemplo, Ha-
Salto del Toro (fig. 1), se han aportado explicacio-
milakis (2002) propone un modelo alternativo que
nes que resuelven la contradicción de encontrar a
explica la aparición de los centros palaciales como
figuras de distinta pigmentación realizando la mis-
fruto de la inestabilidad social en la Creta minoica,
ma actividad y con el mismo atuendo, pero resultan
en la que habría intensas competencias por lograr el
ser explicaciones ad hoc. En dicho fresco la escena
poder que se articularían a través de los festines. El
principal está compuesta por un toro y tres figuras,
consumo de comida en grupo sería la actividad fun-
dos blancas y una roja. Mientras la roja está saltan-
damental para lograr seguidores y recursos, en la li-
do en el lomo del animal, las otras dos se sitúan en
nea de las teorías antropológicas de los “Big Men”.
ambos extremos del bóvido. Pero las tres son idén-
La teoría de Hamilakis (2002) se apoya también en
ticas. Algunas de las interpretaciones que intentan
la existencia no solo de los denominados palacios,
resolver la problemática de la imagen son: (a) la
sino también de construcciones similares pero de
apariencia masculina de las figuras blancas se debe
menor escala llamadas villas. En su opinión serían
a que son chicas jóvenes y muy entrenadas, por lo
otros centros de poder compitiendo por los mismos
que no han desarrollado ni pechos ni formas feme-
recursos.
ninas (Immerwahr, 1990:91), (b) Las figuras blan-
2.2. El concepto de cuerpo en las pinturas cas son hombres porque llevan taparrabos, y su
En las estancias más nobles del palacio de Knos- cuerpo afeminado se debe a su entrenamiento (Ma-
sos se encontraron multitud de imágenes que deco- rinatos, 1993:219) y (c) las figuras blancas son
raban las paredes. Sin entrar aquí en los debates so- hombres privilegiados que han pasado sus vidas en
bre el carácter ritual, histórico, narrativo o político los palacios, sin ser bronceados por el sol, de ahí su
de las pinturas, voy a explorar cómo se ha interpre- color (Hitchcock, 1994: 7).
tado el sexo de las figuras y bajo qué nueva luz
propongo que han de ser miradas. Desde su descu-
brimiento el criterio para sexuar las figuras de los
frescos se tomó de la vecina cultura egipcia y era el
color. El rojo era indicativo de los varones, el blan-
co de las mujeres. Sin embargo, para los caso de
imágenes que no tenían color, por ejemplo en los
sellos, era necesario reforzar el criterio. Es por ello
que surgieron las denominadas “variables de se-
gundo orden” (Alexandri, 1994). Estas variables
asociaban ciertos atributos a un color determinado,
Fig.: 1. Panel central del Salto del Toro. Según Cameron y
por ejemplo la vestimenta, los peinados o los ador- Hood, 1967.
nos. Además, hubo especialistas que describieron
diferencias corporales de las imágenes con gran de- Creo que el error, coincidiendo con el análisis
talle, como Marinatos (1995: 578) que observa di- de Alberti (2002), consiste en considerar la imagen
ferencias esenciales entre los cuerpos representados como “problemática”, como incongruente, solo
y afirma de la figura femenina que su feminidad es porque no encaja en nuestras expectativas actuales.
enfatizada en las imágenes por su fina cintura, an- Ciertamente no es posible señalar el sexo de las fi-
chas caderas y pechos expuestos. guras del Salto del Toro, y eso no es un problema
metodológico que haya que solucionar, sino una
Siguiendo la linea de autores como Alberti caracterísitica significativa e inherente a las figuras.
(2002), me gustaría resaltar ciertas incongruencias No hay que resolver la ambigüedad, hay que teori-
del criterio del color, de las “variables de segundo
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SANDRA LOZANO RUBIO
zarla. Los cuerpos representados no reflejan el sexo representar figuras con poder (humano o divino).
en la manera que hoy esperamos. Las tres figuras Sus criterios han demostrado ser útiles para identi-
siguen el mismo patrón corporal porque en las pin- ficar a las personas poderosas de las culturas cir-
turas del palacio hay solo un modelo corporal, no cundantes a la minoica. Destacan, entre ellos, el
dos. criterio de la anormalidad (es decir, figuras repre-
sentadas con rasgos no humanos), el tamaño exage-
Lo que destaca de las figuras de los frescos de
rado del cuerpo, las insignias, la asociación con
Knossos es su similitud, no sus diferencias. De las
animales mitológicos o las escenas de audiencia.
más de 40 figuras analizadas destaca la unidad del
Sorprendentemente, ninguno de sus diez criterios
patrón corporal, definido como de “reloj de arena”,
puede encontrarse en las pinturas del palacio cre-
por simular dos triánguos invertidos. Las cinturas y
tense.
caderas son ciertamente iguales en unas y en otras.
El candidato tradicional ha sido el llamado Prín-
Respecto a los genitales, sorprende la casi total
cipe de los Lirios, sin embargo en los últimos años
ausencia de los mismos. Hay pocas figuras comple-
ha sido revisado y se ha comprobado que en reali-
tamente desnudas, y las que hay no muestran geni-
dad tal figura es un pastiche de diversos fragmentos
tales de ningún tipo. Sin embargo, existe un panel
que no correspondían al mismo fresco. Existe el
en miniatura en el que se muestran cuatro figuras
llamado fresco de la Procesión (fig. 2) que podría
con un corpiño abierto que deja ver sus pechos.
darnos una pista ya que suele calificarse como una
Sorprendentemente, los cuatro pechos responden a
escena de audiencia. Normalmente, siguiendo a
cuatro modelos totalmente distintos. Tal profusión
Crowley (1995), en las escenas de audiencia la per-
de modelos de pechos en unas imágenes tan peque-
sona que recibe a los súbditos se encuentra en un
ñas se corresponde con la enorme profusión de pa-
extremo y está sentada o magnificada. Este no es el
trones decorativos en la vestimenta, los adornos y
caso del fresco minoico. Además de algunas figu-
los peinados. De todas las figuras analizadas, abso-
ras sueltas, nos han quedado los bajos de la serie y
lutamente ninguna repite el mismo patrón de colo-
todo indica que la figura que recibe la audiencia
res y formas en la vestimenta, ya sean faldas, tapa-
está en mitad de la escena, sin magnificar. Es una
rrabos o corpiños. De manera que encontramos un
figura blanca y con falda larga.
mismo patrón corporal y una inmensa profusión de
atributos secundarios. La explicación de a qué res- Por otro lado, existe el fresco de la Jabalina
ponde tal profusión de modelos se nos escapa, pero (fig. 3), en la que un grupo de personajes están lan-
propongo que los cuatro modelos de pechos dife- zano jabalinas y se ha conservado una figura indi-
rentes responde a esa misma motivación. No están vidualizada, pero esta impresión es un sesgo del re-
ahí para señalar sexo femenino/opuesto al masculi- gistro, no sabemos qué había a su alrededor.
no, sino para individualizar la figura de algún
modo. Quizás señalan edad, estatus o parentesco,
pero el haberse preocupado por pintar cuatro for-
mas diferentes en unas figuras de pocos milímetros
parece sugerir que contienen significados comple-
jos que exceden la mera marca sexual (Alberti
2002).
Con todo ello concluyo que una primera aproxi-
mación al concepto de cuerpo de las imágenes de
Knossos revela un sistema corporal más igualitario
de lo que cabría esperar. Su iconografía no parece
insistir en las diferencias reproductivas, sino en las
similitudes generales. Fig.: 2. Reconstrucción del fresco de la Procesión, según
2.3. La posición sexual Marinatos (1989)
Ni el ejercicio del poder ni el cuidado de niños A pesar de que está sola, la figura no se distin-
y niñas se asocia a varones y mujeres respectiva- gue en nada más del resto, y su jabalina no tiene
mente de manera inequívoca en los frescos del pa- nada que la identifique como diferente. Se ha inter-
lacio de Knossos. Resulta curioso como en una de pretado como una escena narrativa sobre los ritos
las construcciones que se identifica como el mayor de paso masculinos en el que los iniciados terminan
centro de poder de la isla no hayamos encontrado siendo “compañeros”, es decir, iguales (Koehl
ningún fresco que nos indique alguna jerarquía en- 1986). De nuevo la idea de poder jerárquico se es-
tre quienes dirigían la vida de la comunidad. Janice curre. En cualquier caso, las figuras señaladas
L. Crowley (1995) ha diseñado una lista con los como posibles candidatas a la “corona” del palacio
diez criterios iconográficos más universales para son de todo tipo: rojas, blancas, con todo tipo de
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EL SISTEMA SEXO-GÉNERO EN LA EDAD DEL BRONCE EGEA: LOS FRESCOS DE KNOSSOS Y AKROTIRI
atributos, apuntando a una posible igualdad entre de control político desde Creta (Wiener, 1989). En-
las personas de la élite en lo que a género se refie- tre los partidarios de esta versión están los que pos-
re. tulan un imperio minoico en el Egeo. El segundo
discurso resalta las diferencias para reclamar el ca-
rácter propio de la isla y su capacidad para comer-
ciar aunque contando con la colaboración y quizás
protección de aliados como Creta. Las similitudes
se explican en este caso como convenciones comer-
ciales que unificarían la actividad del comercio en
el Egeo (Shaw, 1978).
En el caso de los frescos, a pesar de las similitu-
Fig.: 3. Fragmentos del fresco de las Jabalinas. Según des estéticas, se han señalado diferencias relevantes
Cameron y Hood, 1967.
que apoyarían el discurso de la autonomía cultural
Con la maternidad de nuevo las imágenes sor- de la isla. Ellen Davis (1990) ha encontrado una ca-
prenden. No hay ni una sola escena que vincule racterística en las pinturas de Thera que las aleja de
mujeres con niños o niñas. Tampoco la hay en las minoicas (e incluso las micénicas), a saber, la
otros soportes como la cerámica, mientras en la ve- predilección por los fondos blancos en vez de poli-
cina cultura micénica, por ejemplo, hay multitud de cromos. Los fondos blancos son una decisión técni-
representaciones de madres con niño en figurillas ca muy significativa ya que evidencian una manera
de barro. Otro indicio que señala la no incorpora- distinta de concebir las pinturas en general, permite
ción del cuidado de menores como aspecto identita- el uso de colores más diluidos y una planificación
rio de las mujeres es el estudio que Olsen (1998) mucho menos compleja (Davis, 1990: 215-222).
hace de las tablillas Lineal B en la Creta micénica, El área excavada por ahora consiste en un con-
es decir, el periodo inmediatamente posterior al de junto de edificios dispuestos en un eje norte-sur de
los Segundos Palacios. Olsen analiza el contenido los que cabe distinguir tres tipos: mansiones (Xeste
de las tablillas y muestra el poco interés que duran- 2, 3 y 4), grandes complejos independientes (Casa
te la Creta micénica se tenía por identificar a las Oeste y Casa de las Mujeres) y aglomeraciones de
mujeres con el cuidado de niños y niñas. Durante la habitaciones (sectores A, B, Γ y Δ). Los frescos
ocupación sigue rehuyéndose el tema en la icono- más significativos se encuentran en las dos prime-
grafía y en los textos solo se vinculan menores con ras categorías. Lo más relevante del complejo es su
mujeres refiriéndose a la élite micénica. Que no se grado de conservación que lo instituye como la
insista en la maternidad como elemento identitario “Pompeya del Egeo”, ya que quedó sepultada bajo
de las mujeres en la iconografía podría indicar, de sucesivas capas de cenizas de un volcán que explo-
nuevo, cierta igualdad sexual. Aunque ellas partici- tó en el centro de la isla en el 1628/27 a.C., según
paran de manera fundamental en el cuidado de los indican los últimos cálculos (Rehak y Younger,
hijos e hijas por razones biológicas, el no vincular 1998:390). Por ello, mientras en Knossos la recons-
explicitamente mujer con madre puede indicar que trucción ha sido más penosa, en Akrotiri la mayoría
su papel en la comunidad no se limitó a los trabajos de los frescos fueron conservados in situ.
de reproducción o que tales trabajos no las definía
como colectivo. 3.2. El concepto de cuerpo en las imágnes.
3. Akrotiri. Al igual que en los frescos de Knossos, en
Akrotiri los investigadores asumen el criterio del
3.1. ¿Colonia o enclave comercial minoico? color para asignar sexo a las figuras. En este caso,
El mayor debate sobre Akrotiri, el asentamiento el color y las variables de segundo orden sí encajan
de la isla de Thera, gira en torno a la cuestión de en todos los casos, es decir, hay atributos que solo
sus relaciones con Creta y, especialmente, con llevan las figuras blancas y otros que solo llevan las
Knossos. Hay evidencias más que abundantes de figuras rojas. De modo que podemos decir que las
contactos profundos entre ambos enclaves, con imágenes humanas están divididas en dos grupos
toda certeza de carácter comercial. Ahora bien, en bien diferenciados, lo que no ocurría tan claramen-
qué medida afectó dicho contacto a la organización te en Knossos.
social de Akrotiri es terreno complicado. Básica-
mente la discusión se mueve entre dos discursos Respecto a los genitales, en los frescos de Thera
opuestos que podríamos denominar “imperialista hay menos ambigüedad que en Knossos. Solo las
cretense” y “nacionalista cicládico”. El primero en- figuras rojas se representan desnudas a veces (fig.
fatiza las similitudes para argumentar que hubo un 4). En tales ocasiones se pueden distinguir los geni-
control profundo de Thera por parte de Creta bien tales masculinos. Las figuras rojas desnudas que no
en forma de colonias de cretenses o bien en forma presentan genitales son más pequeñas, están hechas
a menor escala, lo que podría indicar que son niños
356
SANDRA LOZANO RUBIO
y que su masculinidad no se destaca. se debió al comercio con Creta y el resto del Egeo,
no sería descabellado pensar que las élites que ve-
mos en las pinturas son familias de comerciantes
enriquecidas.
No obstante, si retomamos los criterios icono-
gráficos del poder de Crowley (1995) en Akrotiri sí
encontramos personas con autoridad de manera
inequívoca, pero divina, no humana. Los frescos de
la mansión Xeste 3 resultan muy interesantes a este
respecto. La escena del piso superior (fig. 5) mues-
tra a cinco mujeres involucradas en lo que parece la
recolección de azafrán. No hay duda de quién pro-
tagoniza la escena: la mujer de mayores proporcio-
nes, sentada en un pedestal tripartito, con joyas
Fig.: 4. Figura masculina encontrada en la mansión Xeste suntuosas que incluyen un collar con forma de ani-
3. Según Marinatos, 1984. males, un tocado especial en el cabello, flanqueada
Las figuras blancas nunca aparecen desnudas. por un grifo y un mono y recibiendo el azafrán que
No obstante, la túnica que llevan siempre está las jóvenes recogen. El hecho de que sea un grifo
abierta dejando el pecho desnudo. Lo interesante en quien la acompañe parece convertir a la figura en
este caso es que no toda las figuras blancas mues- una divinidad, no una sacerdotisa. La mayoría de
tran pechos propios de mujeres adultas, pero dicha los autores afirman que la mujer principal es una
circunstancia ha sido bien explicada en función de diosa de la Naturaleza por su conexión con el cro-
la edad. Ellen Davis (1986) propuso que los distin- cus (azafrán), el paisaje rocoso, los animales que la
tos peinados que muestran las figuras se correpon- acompañan, etc. Aceptando la divinidad de la figu-
den directamente con la edad. La autora distinguió ra principal, la escena puede mirarse bajo otra luz y
seis etapas, a las que se asocian seis maneras de lle- revelar la importancia de una actividad solo asocia-
var el pelo y que encajan con la presencia de geni- da a las mujeres en las imágenes. Como bien apun-
tales en las pinturas. Las adultas muestran genitales tan Goodison y Morris (1998: 126-128), la
inequívocos, las que Davis califica como menores mujer/diosa está presidiendo una importante activi-
no estan sexuadas. dad económica. El azafrán fue un producto comer-
cial muy valorado en la Antigüedad por su valor
De modo que la ausencia o no de genitales pa- medicinal (mitiga el dolor), sus propiedades culina-
rece explicarse por una cuestión de edad, no dejan- rias y como tinte de tejidos. Morgan (1988: 31-32)
do lugar a la ambigüedad que sí teníamos en Knos- afirma que Akrotiri debió ser el principal productor
sos, donde no cabe hacer tal clasificación respecto del Egeo por referencias a la calidad del azafrán
a los peinados. Estas diferencias apoyarían las teo- therano en textos posteriores y por la iconografía
rías sobre la originalidad cultural de la isla a pesar de la Edad del Bronce. El motivo del azafrán se en-
de las similitudes estéticas a primera vista. Mien- cuentra en la cerámica, decorando los barcos de los
tras en Knossos encontrábamos un único modelo frescos y también cuenta con su propio pictograma
corporal, en Akrotiri tenemos dos. en Lineal A, lo que no deja duda de su producción
3.3. La posición sexual. y comercio. Además, la forma de la planta que se
recoge en el fresco del Xeste 3 no es silvestre, sino
De nuevo en Akrotiri, los frescos parecen evitar
doméstica (Morgan,1988: 32).
la representación directa de las personas con mayor
autoridad. Como bien acertó en señalar Marinatos Para obtener 30 gramos de tinte amarillo se ne-
(1984: 32) las imágenes de Thera aunque guardan cesitan nada menos que 4000 estigmas de azafrán.
similitudes con el resto del Mediterráneo Oriental Si además era recogido por mujeres tan elegante-
se diferencian fundamentalmente en la falta de pro- mente vestidas, el azafrán debió ser un artículo de
paganda política o de la ideología en torno a las lujo muy apreciado. Entendiendo la importancia
personas que detentan el poder. Es difícil saber si la económica de la planta, la imagen cobra un nuevo
ciudad disponía de una pirámide social clara o si significado. La diosa que dirige o sanciona la reco-
por el contrario convivían distintos grupos compi- lección del azafrán no solo preside un ritual sino
tiendo por la cúspide. No parece que haya una ca- también una actividad económica de alto valor co-
beza visible detentando el poder a la luz de las re- mercial, en la que solo mujeres parecen tomar par-
presentaciones murales, aunque sí muchas personas te. De modo que tenemos a las mujeres dedicadas a
pertenecientes a una élite. Todo ello nos recuerda a un producto fundamental para una sociedad de co-
lo encontrado en los frescos de Knossos. Si recor- merciantes.
damos el hecho de que la prosperidad de Akrotiri
357
EL SISTEMA SEXO-GÉNERO EN LA EDAD DEL BRONCE EGEA: LOS FRESCOS DE KNOSSOS Y AKROTIRI
discurso que ve en Akrotiri un asentamiento de po- The Pennsylvania State University Press.
LAQUEUR, T.
blación autóctona. 1994 La construcción del sexo. Cuerpo y género desde
los orígenes hasta Freud. Madrid: Cátedra.
Para finalizar, este primer ensayo ofrece indi- LEENHARDT, M.
cios que apunta a un sistema sexo-género relativa- 1997 Los Do Kamo: La persona y el mito en el mundo
mente igualitario en Knossos y Akrotiri, en el que melanesio. Paidós: Buenos Aires.
MARINATOS, N.
la estratificación sexual no está muy definida entre 1984 Art and Religion in Thera. Reconstructing a
las élites. Habrá que complementar la información Bronze Age Society. Athens: Mathioulakis.
con el análisis, desde el punto de vista del género, 1989 “The Minoan Harem: The role of Eminent Women
and the Knossos Frescoes” en Dialogues d´histoire
de otro tipo de registros materiales, tales como el ancienne, 15(2): 33-62.
funerario o el doméstico, para tener un mapa com- 1993 Minoan Religion. Charleston: University of South
pleto de la situación de hombres y mujeres en las Carolina Press.
1995 "Formalism and gender roles: a comparison of Mi-
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5. Agradecimientos. Aegean Bronze Age. Liège: Universidad de Liège.
Agradezco a la profesora Marisa Ruiz-Gálvez el 577-587.
MILLETT, K.
haber confiado en mí desde el principio. Su apoyo 1990 Sexual Politics. Nueva York: Touchstone.
ha sido esencial en la configuración del presente MORGAN, L.
trabajo. Gracias también a las amigas y amigos que 1988 The Miniatures Wall Paintings of Thera. Cam-
bridge: CUP.
me han animado en los momentos de flaqueza. De OLSEN, B.
la adecuación de los planteamientos aquí presenta- 1998 "Women, children and the family in the Late Ae-
dos soy yo la única responsable. gean Bronze Age: differences in Minoan and My-
cenaean constructions of gender", en World Ar-
chaeology, 29:380-92
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6. Bibliografía. 2000 Reading the Body: Representations and Remains
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RESUMEN
En este trabajo se esboza la línea de investigación que se está llevando a cabo desde el proyecto Ar-
queología y Género que, mediante una catalogación sistematizada y revisión de imágenes, pretende valorar la
imagen de la mujer en época ibérica desde diferentes perspectivas. Como ejemplo, se plantea una reflexión
sobre las representaciones de mujeres en ritos relacionados con el matrimonio.
ABSTRACT
In this paper we present our research in the project Archaeology and Gender, in which, trough a sys-
tematic catalogation and review of the iconography, we aim to make the women visible. As an example of ex-
ploring gender through archaeology, representations of marriage in Iberian culture are shown.
Palabras Clave: Arqueología de género. Cultura ibérica. Base de Datos. Iconografía. Es-ponsales
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
360
ROCÍO MARTÍN MORENO
Género, pretende valorar la imagen de la mujer en Con el fin de organizar la información que ma-
época ibérica desde diferentes perspectivas, y crear nejamos, trabajamos con una base de datos icono-
una base de datos que permita su utilización poste- gráfica, utilizando para ello un sistema informático
rior por parte de los investigadores de esta cultura. de gestión de datos (FileMaker Pro8). Consiste en
una recopilación exhaustiva de las distintas imáge-
Arqueología y género: Haciendo visibles a las
nes de la mujer en el mundo ibérico, comenzando
mujeres en los lugares de culto de época ibérica
por los precedentes del mundo orientalizante/tarté-
(2007-2010), está subvencionado por el Instituto de
sico y continuando con el mundo ibérico y sus pa-
la Mujer del Ministerio de Trabajo y Asuntos So-
ralelos mediterráneos, moviéndonos entre los siglos
ciales. El equipo coordinado por la Dra. Lourdes
VII y I a.C.
Prados (Universidad Autónoma de Madrid), cuenta
con la participación de investigadores de distintos La clasificación de las mismas se hace aten-
centros: I. Izquierdo Peraile y C. Ruiz López (Sub- diendo a los yacimientos de origen, soportes,
dirección General de Museos Estatales, MECyD), ámbi-tos culturales, colección, bibliografía o pala-
J.A. Santos Velasco (Universidad de La Rioja), C. bras clave. Cada registro puede contener hasta once
Sánchez (Universidad Autónoma de Madrid). De imágenes distintas de la pieza, fotos propias del
este proyecto formé parte inicialmente como beca- proyecto o procedentes de publicaciones; éstas han
ria y posteriormente con un contrato de investiga- sido digitalizadas a una resolución de 300 píxeles
ción. en dos formatos: TIFF –para una mayor definición
de la imagen, destinadas a la publicación- y JPEG,
Los objetivos fundamentales del proyecto son:
destinada al soporte digital. A lo largo de todo el
la catalogación digital de fuentes iconográficas y
proceso de documentación hemos contado con la
bibliográficas, con el estudio e incorporación a la
colaboración de los estudiantes de la U.A.M. Javier
base de datos de piezas fundamentales. Queremos
Parra, Ana Grací, Ester Moreno, Teresa Saldaña,
que este trabajo pueda servir de base documental y
Sonia Fortes, Elena Sánchez y Samantha Gómez.
teórica a docentes de niveles académicos diversos,
así como a especialistas de la arqueología ibérica 3. La mujer en el mundo ibérico. Represen-
para su utilización en sus propias investigaciones; taciones en distintos ámbitos.
y que permita una aproximación a la arqueología En el proyecto Arqueología y género nuestro
ibérica desde una perspectiva de género. Asimismo, objetivo es valorar la imagen de la mujer, tanto
esta base documental digital, iconográfica y biblio- desde una perspectiva iconográfica y semiótica-
gráfica, puede servir para su acceso a un público las esculturas de las damas, su representación en
menos especializado y con carácter didáctico, a tra- los bronces figurados, las imágenes de mujeres en
vés de su divulgación mediante la creación de una pintura vascular, la representación de divinidades
página Web. femeninas en terracotas, cerámica- como a partir
De esta manera perseguimos un doble objetivo: de la imagen proyectada por su cultura material:
ampliar el marco de conocimiento de la Cultura ajuares funerarios, papel económico y social de las
Ibérica y contribuir a la transmisión de valores y dotes femeninas, espacios rurales y urbanos, acti-
actitudes igualitarias en nuestra sociedad. vidades económicas específicas o participación en
los rituales religiosos. (Prados, Izquierdo, 2003:
2.1. El catálogo documental 216)
Mediante la creación de una base de datos se
Cuando hablamos de la mujer en el mundo an-
puede llegar a reunir múltiple información y, poste-
tiguo tenemos que especificar de qué mujer esta-
riormente, operar con ella de una manera muy efi-
mos hablando, ya que, las relaciones de género va-
caz mediante su correlación a través de sus siste-
riarán según los grupos sociales, de edad etc. En el
mas de búsqueda. El objetivo fundamental de esta
caso concreto del mundo ibérico, es evidente que
base fue aglutinar una información que estaba muy
las imágenes, en general, están al servicio de los
di-seminada para, una vez sistematizada, actuar so-
grupos aristocráticos (Prados Torreira, 2007: 219),
bre ella de un modo eficaz. Las ventajas de poseer
y en ellas únicamente tienen cabida las élites de po-
un catálogo informatizado son muchas, y los resul-
der.
tados que genera una búsqueda apropiada llegan a
ser enormemente satisfactorios, si bien estos depen- 3.1. Aproximación a la mujer ibérica y su par-
den de la propia estructura de la base, así como de ti-cipación en rituales de carácter festivo: ma-
la calidad y cantidad de sus registros. El diseño y la trimonio y presentación de novias
construcción son el eje fundamental de una base de La mujer ibérica desarrolló un papel activo en
datos, y si pretendemos que ésta sea eficaz hay que diversos momentos de la vida cotidiana, social,
cuidar y perfilar lo más detalladamente posible este festiva, religiosa o funeraria; como se vislumbra del
aspecto. análisis iconográfico.
361
ARQUEOLOGÍA Y GÉNERO: NUEVAS APROXIMACIONES A LA CULTURA IBÉRICA
Entre los momentos en que la mujer ibérica bres con palmas que enlazan sus manos. La presen-
tuvo un papel preponderante se encuentran los ri- cia de animales y vegetales puede indicar que se
tuales relacionados con esponsales, presentación de trata de danzas propiciando la fecundidad, el bien-
novias o ritos de fecundidad. Las escasas referen- estar y la abundancia una mujer cogidos de la
cias escritas sobre estos ritos, así como el descono- mano (Fig. 3), que puede estar representando un ri-
cimiento que tenemos de la lengua íbera, no nos tual de esta índole, al igual que el fragmento cerá-
permiten afirmar con seguridad la naturaleza y fa- mico de El Palomar de Olite (Te-ruel), procede otro
ses de dichas ceremonias, pero buscando paralelos en el que se dibujaron una figura femenina y otra
en el mundo griego, la ceremonia del matrimonio masculina (Maestro Zaldívar, 1989: 72-74).
pudo constar de varias partes; la anakalipsis o des-
vela-ción: la conducción de la novia al nuevo hogar
y la celebración de fiestas en las que se danzaba al
son de instrumentos musicales. Este rito podría es-
tar representado en un fragmento cerámico de Sant
Miquel de Llíria (Valencia), como el kalathos de la
danza bastetana, donde se representa una danza con
tres varones y cuatro mujeres de la mano, pre-cedi-
das de una auletris y un auleter (Fig. 1)
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RESUMEN
El análisis de la necrópolis de la Primera Edad del Hierro Arroyo Culebro (Leganés, Madrid) ha de-
tectado unas posibles pautas de organización que establecen una base para plantear hipótesis sobre la estruc-
tura social del grupo representado en ella. El uso de programas estadísticos especializados en Arqueología ha
permitido proponer dos posibles ámbitos funerarios basados en la edad de los individuos enterrados, y de for-
ma menos clara la existencia de dos grupos de adultos identificados por el tipo de ajuar depositado en sus
tumbas. Esta situación parece mostrar una organización en torno a criterios de edad y/o pertenencia a un gru-
po familiar. Los resultados obtenidos en Arroyo Culebro suponen un primer paso en el estudio de los paráme-
tros de organización de las necrópolis de este periodo , con el objetivo de plantear interpretaciones más gene-
rales sobre el mundo funerario y la sociedad de la Edad del Hierro en la Submeseta sur.
ABSTRACT
Analysis of Early Iron Age Arroyo Culebro cemetery (Leganés, Madrid) has detected some organiza-
tion patterns which open a way to present interpretations about this group’s social structure. Use of Archaeo-
logical statistical packages let us propose two different spheres linked to age and, less clearly, two adult’s
groups identified by their grave´s goods characteristics. This situation seems to present an organization main-
ly related to age and family parameters. Arroyo Culebro archaeological results settle a beginning to study so-
cial organization trends in Early Iron Age graveyards in this area, looking for wider interpretations about fu-
nerary patterns and social structures in Iron Age South-Central Iberian peninsula
Palabras Clave: Necrópolis. Edad del Hierro. Estadística. Organización social. Edad.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
366
JORGE DE TORRES RODRÍGUEZ – EDUARDO PENEDO COBO
sobre el suelo cubiertas o no por cerámica. Esta va- to ya habían sido resueltos, nuestro trabajo se ha
riedad de enterramientos es común en las necrópo- centrado en la búsqueda de relaciones internas den-
lis de este periodo en la zona (Blasco, Barrio, y Pi- tro de la necrópolis que detectar sus patrones orga-
neda 2007) y constituye uno de los principales ele- nizativos. Para la búsqueda de estas relaciones se ha
mentos de análisis de este trabajo. También se han optado por una metodología apoyada en el uso de
observado diferencias respecto de determinados as- programas estadísticos avanzados, que permiten
pectos que pueden ser considerados de carácter ri- analizar un conjunto grande de variables y mostrar
tual: algunas de las tumbas presentas cenizas alre- el grado de fortaleza de las relaciones entre ambas.
dedor del agujero donde se deposita la ceniza mien-
En el caso de la Arqueología funeraria, el uso de
tras que otras no, y en otros casos dentro de la urna
técnicas estadísticas ha sido habitual desde los años
se observaban alternancia de cenizas procedentes
80 en el ámbito europeo (Jensen y Nielsen
de la cremación con capas de tierra introducida in-
1997:29), donde desde un momento muy temprano
tencionadamente.
se han incorporado las diferentes posibilidades de
análisis multivariantes al estudio de las necrópolis y
se ha desarrollado toda una gama de productos de
software especializados en estadística aplicadas a la
estadística. La dificultad para analizar variables de
tipo cualitativo – color, forma, presencia o ausencia
de determinadas características – cuando aparecen
en grandes cantidades ha encontrado una vía de
progreso en tipos de análisis como el test de chi
cuadrado o el análisis de correspondencias. (Shen-
nan, S. 1992).
En España, y pese a algunos intentos promete-
Fig.: 1. Vista de la necrópolis. dores a principios de los años 90, (VV.AA. 1991)
estos métodos han sido recurrentemente dejados de
En cuanto a los análisis antropológicos, es bien
lado por los investigadores, tanto por las carencias
conocida la dificultad para sexar y asignar edades a
en la formación matemática necesaria para realizar
los restos procedentes de incineraciones (McKinley
los análisis e interpretar los resultados como por un
1989). En el caso de Arroyo Culebro, se identifica-
cierto rechazo a conclusiones obtenidas fuera de los
ron 6 individuos masculinos y 2 femeninos (uno de
cauces más tradicionales y a través de disciplinas
ellos, por asociación a través del ajuar). La despro-
consideradas ajenas al trabajo arqueológico. Más
porción entre individuos masculinos y femeninos es
allá de la distribución de variables (los conocidos
una constante en las necrópolis de incineración
gráficos de barras o sectores), pocas veces se em-
(Fitzpatrick 1997:213). Respecto a la edad, ademar
plea el verdadero potencial de la estadística como
de estos 8 individuos adultos se han identificado 4
herramienta interpretativa.
individuos infantiles y 2 juveniles, siendo las eda-
des genéricas porque ha sido imposible posible de- En el caso de la necrópolis de Arroyo Culebro,
finir grupos de edad más ajustados. el tipo de análisis realizado ha tratado de buscar po-
sibles asociaciones entre las diferentes variables
Finalmente, se aprecia una gran variedad en los
identificadas, todas ellas cualitativas. En mi opinión
ajuares recogidos en la necrópolis, documentándose
el uso de técnicas estadísticas para estudiar este tipo
objetos cerámicos, metálicos, óseos y líticos, va-
de asociaciones presenta dos ventajas. La primera
riando deforma apreciable en cantidad, tipos y cali-
es la posibilidad de gestionar un número de datos y
dad de los mismos. En conjunto, y pese a la parcia-
variables imposible de procesar sin ayuda informá-
lidad de algunos datos – en especial, los relaciona-
tica y posteriormente relacionarlos de múltiples ma-
dos el análisis de los restos óseos – el número de
neras. La segunda es la posibilidad de establecer
variables observadas permite un análisis complejo
mecanismos de control que permitan apoyar o reba-
de ciertas garantías en el que se combinen los ele-
tir relaciones observadas de manera empírica. Así,
mentos descritos arriba con el estudio espacial de la
determinados test estadísticos permiten comprobar
necrópolis.
si una determinada asociación de variables se sale
2. Análisis. de la norma o por el contrario no es lo suficiente-
2.1. Introducción mente significativa y puede ser interpretada como
producto del azar.
Dado que el trabajo de documentación y proce-
sado de datos había sido realizado en trabajos ante- Por su puesto, es necesario tener claro que el
riores y que otros aspectos como la secuencia estra- tipo de análisis descrito arriba no proporciona res-
tigráfica o la adscripción cronológica del yacimien- puestas directas y completas, tan sólo marca las po-
367
EL LUGAR DE CADA UNO: LA NECRÓPOLIS DE ARROYO CULEBRO (LEGANÉS) Y LA ORGANIZACIÓN SOCIAL...
sibles relaciones entre variables y su fuerza. La cali- sólo se ha documentado cerámica (30%) y sólo
dad de los resultados depende de múltiples factores metal (40%). Finalmente, la distribución por edad
como la calidad de los datos recogidos (un asunto aparece condicionada por el peso de los individuos
siempre delicado en el trabajo arqueológico), las cuya edad no ha podido ser determinada (53,33%).
variables seleccionadas y el tipo de análisis realiza- Como puede apreciarse, la información que propor-
do, y no puede descartarse la presencia de asocia- cionan las principales variables por separado es
ciones debidas en última instancia al azar. La esta- muy escasa y apenas aporta elementos interpretati-
dística no explica yacimientos, pero sí ayuda en al- vos.
gunos casos a focalizar la investigación y a detectar
Espacialmente tan sólo la distribución de los ti-
y abrir nuevas líneas de trabajo y en ese sentido
pos de ajuar parece mostrar una cierta lógica, mos-
considero que, utilizada de forma flexible, es una
trando dos grupos más o menos definidos centrados
herramienta de trabajo útil infrautilizada en la in-
en torno a la presencia de sólo ajuar metálico o sólo
vestigación arqueológica actual.
ajuar cerámico (Fig. 2).
2.2. Criterios de trabajo
La recopilación exhaustiva de la información
disponible para cada una de las tumbas proporcionó
datos importantes acerca de las variables que podí-
an resultar más interesantes para el estudio de la or-
ganización interna de la necrópolis. Tras el volcado
de la información en una base de datos, se optó por
valorar cuatro aspectos del conjunto de información
que parecían estar fuertemente relacionado: tipo de
enterramiento (inhumación, incineración en urna,
incineración en fosa sin urna y deposición de las ce-
nizas en una fosa cubierta posteriormente por una
cerámica); tipo de ritual (urna en fosa simple, urna
en fosa rodeada de cenizas, alternancia de tierra y
cenizas dentro de la urna e inhumación); ajuar (úni- Fig.: 2. Distribución espacial del tipo de ajuar.
camente cerámico, únicamente metálico, ambos ti- El interés de los datos aumenta si empezamos a
pos o ausencia de ajuar) y edad (adulto, infantil, ju- cruzar las variables entre sí. Al relacionar el tipo de
venil o indeterminado). enterramiento, los rituales y el ajuar presente con la
Las variables han sido estudiadas de menor a edad de los individuos enterrados, parece surgir una
mayor complejidad, desde los gráficos simples de tendencia en los gráficos que muestra un tratamien-
distribución de una variable a la búsqueda de rela- to diferencial para los individuos de edad infantil y
ciones entre pares de variables (análisis bivariante) juvenil. En el caso del tipo de enterramiento, la mi-
y, finalmente, el análisis multivariante que relaciona tad de los individuos infantiles y juveniles han sido
las cuatro variables seleccionadas y algunas más in- enterrados de forma diferente al conjunto (Fig. 3).
troducidas posteriormente como el sexo y la presen-
cia o no de ajuar lítico y restos óseos de animales.
Cada uno de los resultados obtenidos ha sido
plasmado espacialmente en el plano de la necrópo-
lis, buscando criterios de organización espacial de
en el conjunto de las tumbas
2.3. Resultados previos
Analizadas por separado, las variables seleccio-
nadas apenas si muestran datos de interés. En el
caso del tipo de tumba, es mayoritario (76.66%) el
uso de urnas en el cementerio. Respecto del tipo de
ritual se aprecian dos tendencias principales: los en-
terramientos en urna y en urna con cenizas alrede-
dor presentan un número similar de casos (33% y
36,7% respectivamente), mientras los otros casos
aparecen mucho menos representados - En el caso
del ajuar parece ocurrir algo similar: se observa una Fig.: 3. Relación edad/ tipo de enterramiento.
especie de dicotomía entre las tumbas en las que
368
JORGE DE TORRES RODRÍGUEZ – EDUARDO PENEDO COBO
En el caso del tipo de ritual observado, estas di- ser elegidas, y lo compara con el valor real obteni-
ferencias son aún más claras: dos de los cuatro tipos do de los datos para un determinado nivel de signi-
de rituales observados son aplicados a individuos ficancia (generalmente 95%). De la comparación de
infantiles y juveniles, y el 83,33% de éstos se en- ambos datos puede extraerse si las diferencias en la
globan en estos dos grupos (Fig. 4). distribución de los datos son significativas o no.
El test de chi cuadrado no indica cómo se rela-
cionan las variables, tan sólo si las diferencias que
observamos en una distribución de datos son tan re-
levantes como para que puedan ser producto del
azar o no. En nuestro caso, obtuvimos un resultado
negativo para la relación entre tipo de tumba y
edad, y positivo para la relación entre tipo de ajuar,
tipo de ritual y edad de los individuo. Por tanto, no
puede concluirse que las diferencias observadas en
el tipo de enterramiento estén relacionadas con la
edad del individuo enterrado. Sin embargo, la varia-
bilidad observada en el comportamiento ritual y el
tipo de ajuar en relación con la edad de los indivi-
duos enterrados es lo suficientemente grande como
Fig.: 4. Relación edad/ tipo de ritual. para que no pueda ser provocado por el azar.
Algo similar sucede con la relación entre el tipo La realización del test de chi cuadrado permitió
de ajuar y la edad de los individuos enterrados: cu- corregir las impresiones empíricas que se habían
riosamente, cuatro de los seis individuos infantiles planteado al valorar las relaciones entre las distintas
y juveniles presentan ambos tipos de ajuares – cerá- variables: descartando la primera (lo cual no quiere
mico y metálico – y constituyen el 80% de indivi- decir que no exista, tan sólo que si existe no es sufi-
duos con este tipo de ajuar (Fig. 5), sin variar tipo cientemente significativa) y apoyando las dos se-
de letra ni tamaño, ni disposición del párrafo, inter- gundas donde se confirma un tratamiento diferen-
lineado u otros atributos formales del documento. ciado para los individuos más jóvenes. El siguiente
paso para validar esta hipótesis es añadir más varia-
bles al análisis. Si realmente existen estas asocia-
ciones, la introducción de nuevas variables resaltará
las relaciones detectadas. Si la relación no era tan
significativa, la introducción de nuevos datos oscu-
recerá los resultados previos. Para este nuevo tipo
de análisis hemos optado por la realización de un
análisis multivariante denominado Análisis de Co-
rrespondencias.
2.4. Análisis de Correspondencias.
El Análisis de Correspondencias es una técnica
estadística que se aplica al análisis de tablas de con-
Fig.: 5. Relación edad/ tipo de ajuar.
tingencia y construye un diagrama cartesiano basa-
do en la asociación entre las variables analizadas.
A partir de estos datos podría deducirse que hay En dicho gráfico se representan conjuntamente las
un tratamiento diferencial de los individuos infanti- distintas variables y tipos de la tabla de contingen-
les y juveniles dentro de la necrópolis. Sin embar- cia, de forma que la proximidad entre los puntos re-
go, cabe la posibilidad de que alguna de estas rela- presentados está relacionada con el nivel de asocia-
ciones sea simplemente producto del azar, especial- ción entre dichas modalidades. Esta es una de las
mente en el caso de la relación entre el tipo de ente- grandes ventajas del AC, la posibilidad de asociar
rramiento y la edad. Para introducir un elemento de visualmente casos y variables.
control antes de dar por buenos estos resultados, se
ha optado por realizar el denominado test de chi
cuadrado sobre los datos. Este test valora la exis-
tencia o no de relación entre dos variables. Para
ello calcula un valor asumiendo que no hay ningún
condicionante previo que actúe sobre las variables,
de manera que todas tienen una posibilidad igual de
369
EL LUGAR DE CADA UNO: LA NECRÓPOLIS DE ARROYO CULEBRO (LEGANÉS) Y LA ORGANIZACIÓN SOCIAL...
En nuestro caso, hemos utilizado el programa distribución obtenida adquiere un enorme interés:
BASP (Bonn Archaeological Statistical Package), las tumbas agrupadas a la derecha corresponden a
un paquete estadístico especializado en arqueología todos los individuos infantiles y juveniles, que apa-
desarrollado desde los años 70 por la Universidad recen así claramente diferenciados del grueso del
de Bonn y que se descarga de forma gratuita en In- grupo situado a la izquierda. Las tres tumbas situa-
ternet. Además de todas las variables utilizadas an- das en la esquina superior izquierda son tumbas con
teriormente, se añadieron los datos relativos al sexo un alto grado de indeterminación, muy dudosas. Fi-
y la presencia de ajuar lítico y óseo El resultado ha nalmente, la tumba que aparece aislada (nº 32) es
sido desglosado presentando por separado las tum- también especial: se trata de la tumba más rica de la
bas y las variables para evitar un ruido excesivo necrópolis y la única no infantil o juvenil que posee
(Fig. 6 y 7). ajuar metálico y cerámico. Así pues, parece clara la
separación del conjunto de tumbas en dos grupos:
uno donde se sitúan los individuos más jóvenes y
otro donde se sitúa el resto del grupo.
La distribución es similar si analizamos las va-
riables (Fig.7): dos grandes agrupaciones que co-
rresponden a los dos grupos de tumbas descritos
arriba, mientras que las dos variables con mayor
grado de indeterminación (ausencia de ajuar y ceni-
zas en un agujero) corresponden a las tres tumbas
menos claras.
El análisis de correspondencias muestra así la
Fig.: 7. Análisis de correspondencias. Variables adultas
existencia de dos modelos funerarios, cada uno ca-
(izquierda) e infantiles (derecha). racterizado por tipos de enterramiento, de rituales y
de ajuares diferentes. Uno de ellos corresponde a
En el caso de las tumbas (Fig. 6), se aprecian los individuos más jóvenes – infantiles y juveniles –
dos grandes concentraciones de tumbas: una clarísi- mientras que el otro se aplica al conjunto de la po-
ma a la izquierda del gráfico y otra de forma más blación adulta. La oposición tan clara entre ambos
alargada a la derecha. Tres tumbas aparecen situa- grupos refuerza esta idea de dos ámbitos funerarios
das en la esquina superior izquierda y una más apa- claramente establecidos, a la vez que certifica los
rece aislada entre las dos agrupaciones principales. resultados obtenidos en los análisis anteriores.
Si analizamos las características de las tumbas, la
370
JORGE DE TORRES RODRÍGUEZ – EDUARDO PENEDO COBO
Si pasamos a analizar las variables situadas en ción espacial: las tumbas infantiles y juveniles apa-
el grupo de los individuos adultos (Fig. 8), puede recen intercaladas con tumbas adultas. lo que lleva
apreciarse una cierta oposición entre tipos. Los con- a la aparición de otro posible parámetro de organi-
ceptos “adulto” y “enterramiento en urna”, que pue- zación: la pertenencia a un grupo familiar. En este
den considerarse como definitorios de este grupo se sentido, la posibilidad comentada arriba de dos po-
sitúan muy cercanos al eje Tres de las variables: sibles agrupaciones de tumbas en función del ajuar
sexo femenino, ajuar únicamente metálico y cenizas con el que habían sido enterrados cobra un especial
depositadas alrededor de la urna se sitúan a la dere- interés pues permite plantear una interpretación de
cha, mientras que otras tres opuesta (sexo masculi- conjunto de la necrópolis (Fig. 10).
no, enterramiento en urna simple y ajuar únicamen-
te cerámico) se sitúan a la izquierda del eje. Podría
inferirse una dicotomía masculina/ femenina, pero
por desgracia el número de individuos femeninos
(tan sólo dos) impide sacar mayores conclusiones
en este sentido.
este segundo grupo no se documenta ningún indivi- pertenecientes a un mismo grupo. Si aceptamos que
duo más con un ajuar más “rico”. en este momento el acceso a objetos de bronce pue-
den mostrar diferencias en la riqueza de los indivi-
En el lado opuesto de la necrópolis se documen-
duos o de los grupos, entonces parece que el prime-
ta un conjunto de tumbas cuya única característica
ro de los dos grupos muestra un acceso privilegiado
común es la heterogeneidad. En este grupo se sitúan
a estos bienes. Se observa así una incipiente dife-
cuatro de los seis individuos infantiles y juveniles
renciación en la riqueza que, no obstante, no parece
de la necrópolis, la única tumba doble – en la que
afectar todavía a otros aspectos como el tipo de en-
están enterradas una mujer y un individuo juvenil –
terramiento o la localización de cada grupo en áreas
y otras tumbas con ajuares metálicos, cerámicos o
separadas de la necrópolis. No parece ajeno a estas
sin ajuar. No se aprecia ningún tipo de organización
diferencias la presencia de subadultos adscritos cla-
espacial en las tumbas, más allá de estar concentra-
ramente al grupo familiar más rico, mostrando qui-
das en la zona oeste de la necrópolis.
zá una cierta adscripción desde el nacimiento a un
Finalmente, se ha documentado una tumba espa- grupo determinado – en este caso, el más rico. La
cialmente aislada del resto de la necrópolis. Ade- localización de dos de las tumbas más ricas – mas-
más, se trata de la tumba más rica de la necrópolis y culina y femenina – al comienzo de las hileras de
la única con los dos tipos de ajuar (cerámico y me- tumbas del primer grupo podría indicar un intento
tálico) cuyos restos no han sido adscritos a un indi- de señalar el inicio de un linaje familiar diferencia-
viduo subadulto – son indeterminados. Esta tumba do del resto .
aparecía situada en un punto intermedio entre los
El tercer grupo es mucho más difícil de interpre-
dos grupos definidos a partir del análisis de corres-
tar. La presencia de tantas tumbas de subadultos y
pondencias, y su interpretación es muy difícil con
la heterogeneidad de las otras tumbas podría indicar
los datos disponibles en este momento.
una zona especial de enterramientos, separada del
Aun con todas las reservas necesarias, creemos área “oficial” de la necrópolis. Las causas para esta
que los dos primeros grupos pueden ser interpreta- localización diferenciada se nos escapan, pero po-
dos como dos familias bien diferenciados aunque drían obedecer a circunstancias relacionadas con las
372
JORGE DE TORRES RODRÍGUEZ – EDUARDO PENEDO COBO
RESUMEN
En este trabajo pretendemos llevar a cabo una aproximación al papel de la infancia en el contexto de
la sociedad ateniense de época clásica. El análisis de la vida cotidiana de los niños nos muestra cómo fueron
los procesos de socialización de la infancia. En otras palabras, la transmisión de los valores sociales e ideoló-
gicos. Así pues, creemos que, a partir del una lectura crítica de las textos clásicos y aplicando la metodología
de la arqueología de la infancia, podremos obtener una valiosa información sobre diversos aspectos de la vida
cotidiana de los individuos infantiles: nacimiento, educación e instrucción, religiosidad, rituales funerarios y
cultura material.
ABSTRACT
In this paper we try to carry out an approximation of the role of childhood in the context of classical
Athenian society. The analysis of everyday life of children show how process of childhood socialization was.
In other words, the transmission of social and ideological values. Thus, we believe that we can obtain a valua-
ble information about several aspects of everyday life of children from a critical reading and putting the Ar-
chaeology of childhood’s methodology into practise: birth, education and training, religiosity, death ritual and
material culture.
Palabras Clave: Arqueología de la infancia. Atenas clásica. Iconografía infantil. Juguetes. Proceso de socia-
lización.
Keywords: Archaeology of childhood. Classical Athens. Iconography of children. Toys. Process of social-
ization.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
374
M. CARMEN ROJO ARIZA – MARÍA YUBERO GÓMEZ
roles so-cioeconómicos y de género (SOFAER DE- Por lo tanto, son un medio de socialización. Jugar
VERENSKI 2000: 12). La cultura material permiti- formaría parte de este proceso de inculcar a las
ría el análisis de cómo tuvo lugar este proceso. criaturas cuales son los valores psicológicos y so-
ciales correctos (A. KAMP 2001: 19). A partir del
En resumen, dada la riqueza de cultura material
juego se inculcan unos roles determinados según el
griega, son muchas las fuentes de las que dispone-
sexo y la posición social, aunque también sirve
mos para estudiar el modus vivendi de las criaturas
para enseñar a resolver los problemas en unos mo-
en este periodo histórico: vasos cerámicos, figuritas
mentos determinados. Es muy probable que los jue-
de terracota, estela votivas y funerarias, epitafios,...
gos destinados a los niños tuvieran un carácter ri-
Un análisis iconográfico crítico, como el que había
tual, simbólico y político (A. KAMP 2001: 19).
hecho la arqueología de género (REEDER 1995;
LEWIS 2002) que no sólo es posible mostrar la
pre-sencia de los niños y las niñas en este tipo de
fuen-tes, sino también hacer una arqueología de la
infan-cia.
2.1. Los objetos característicos de los niños y
las niñas.
Los juguetes son probablemente los objetos más
característicos de los niños y las niñas. La mayoría
no se han conservado, porque estarían fabricadas
de materiales peribles, como la madera o la tela.
Aun-que se han documentado las de metal y las de
terra-cota. Es más raro encontrar en otro tipo de
materia-les, como hueso, vidrio y bronce. Fig.: 2. Peonza beocia de terracota corintia del siglo IV
ANE, Museum of Fine Arts (Boston), Henry Lillie Pierce
Los juguetes más comunes estaban hechos de Fundation (NEILS y OAKLEY 2003: 271).
cerámica o de terracota, y acostumbraban a ser fi- Tenemos constancia de diferentes juegos de
guritas antropomorfas o pequeñas cerámicas hechas imitación, habilidad, broma o relacionados con las
a mano. Además de de ésta también tenemos que pelotas gracias a las representación en las cerámi-
destacar el uso de las muñecas (Fig. 1), las tabas, cas, en las esculturas y los bajos relieves (SEGURA y
las pelotas (usualmente hecha con retales de tela o CUENCA 2007: 72), y a los paralelismos que pode-
de piel cosidos y rellenos de crin de caballo), los mos establecer con el mundo romano.
aros, los yo-yo, las peonzas (Fig. 2), los sonajeros y
los muñecos artículos, siendo mucho menos fre- En los enterramientos infantiles del Kerameikos
cuentes estos últimos. se han encontrado ajuares compuestos fundamen-
talmente por juguetes, y por pequeños vasos cerá-
micos y estelas funerarias que nos muestran los jue-
gos y actividades diarias de los niños (HOUBY
NIELSEN 2000: 15). También han aparecido asocia-
dos a los individuos infantiles animales pequeños
(perros, cabritas, pájaros,...) (OACKLEY 2003: 176) .
Es más, en numerosas estelas las criaturas aparecen
jugando con cachorros, por lo que podríamos con-
siderar a estos animales como una parte más de los
“juguetes” de los niños.
Los juguetes acompañaban a los niños y a las
niñas durante toda su infancia: cuando nacían reci-
bían los regalos que se llamaban dôra optéria (de
primera vista) y el día que les ponían su nombre
también, así como por su cumpleaños (SEGURA y
CUENCA 2007: 80). Ahora bien, cuando se convertí-
an en adultos, en el caso de los chicos cuando in-
Fig.: 1. Muñeca corintia articulada de terracota del siglo V gresaban en las fratrías, hacia los 17 años, y en el
ANE, Museum of Art (New York), Rogers Fundation (NEILS de las chicas, justo ante de casarse, más o menos a
y OAKLEY 2003: 15).
los 14 años, abandonaban los juguetes. De hecho,
El juguete, como el juego, no es sólo un ele- normalmente, el día anterior a su matrimonio, las
mento de diversión, sino que muchas veces consti- jóvenes ofrecían sus juguetes a la diosa Artemisa.
tuye una imitación de los comportamientos adultos.
375
LA CONCEPCIÓN DE LA INFANCIA EN LA ATENAS CLÁSICA:
UNA APROXIMACIÓN DESDE LOS TEXTOS Y LA ARQUEOLOGÍA
Fig.3: Objetos procedentes de una tumba infantil. Podemos ver juguetes y miniaturizaciones de piezas más grandes, siglo
IV ANE, The Newark Art Museum (Newark), Eugene Schaefer Collection (Neils y Oakley 2003:176).
Existían también otros objetos que no eran pro- pulsión de los excrementos de los niños, y dos agu-
piamente juguetes, pero que la investigación ha jeros más para facilitar su limpieza (Fig. 4) (Fig. 5)
vinculado con la infancia. Estamos refiriéndonos a (LYNCH y PAPADOULOS 2006: 5). La parte exterior es-
las cerámicas pequeñas que son una miniatura de taba decorada con motivos florales y animales mi-
las de los “mayores” (Fig. 3), las piezas de orfebre- tológicos. Este objeto destinado a los niños de entre
ría para niños, los biberones y la sella cacatoria. uno y dos años seguramente sería un elemento de
Todos estos elementos estaban estrechamente rela- lujo asociado a las familias aristocráticas.
cionado con la vida cotidiana de las criaturas.
Existían también otros objetos que no eran pro-
piamente juguetes, pero que la investigación ha
vinculado con la infancia. Estamos refiriéndonos a
las cerámicas pequeñas que son una miniatura de
las de los “mayores” (Fig. 3), las piezas de orfebre-
ría para niños, los biberones y la sella cacatoria.
Todos estos elementos estaban estrechamente rela-
cionado con la vida cotidiana de las criaturas.
Fig.: 4. Representación de una sella cacatoria en una Y también queremos destacar especialmente los
vaso cerámico del siglo IV ANE, The British Museum (Lon- choes (Fig. 6). Se trata de unas “jarras”, como su
don) (NEILS y OAKLEY 2003:240). nombre indica, pero de tamaño reducido (como
Entre estos últimos objetos queremos poner un mucho miden unos veinte centímetros), que se en-
énfasis especial en la sella cacatoria. Se trata de tregaban a los niños y las niñas mayores de tres
una pieza cerámica de figuras negras que encontra- años el segundo día de las Anthesteria (festividad
mos tanto en contextos arqueológicos, como en el dedicada a Dionisio), que recibía precisamente este
Ágora de Atenas (LYNCH y PAPADOULOS 2006: 2), mismo nombre (DILLON 2001: 152; NEILS 2003:
como representada en los vasos áticos. Se trata de 145). El choes aparece siempre asociado en contex-
una especie de sillita con un agujero en la parte tos funerarios infantiles (GOLDEN 1990: 42), proba-
frontal para las piernas del niño. También tenía un blemente porque era una manera de iniciar a las
agujero en el centro del asiento que facilitaría la ex- criaturas en el consumo del vino.
376
M. CARMEN ROJO ARIZA – MARÍA YUBERO GÓMEZ
Es tal la importancia de este ritual para los ni- mediatamente anterior al matrimonio en el caso de
ños y las niñas que su edad se contaría por “jarras”: la niñas, y a los últimos años de la infancia de los
¿Pequeña? Ya es algo crecidita. ¿Cuántos años niños (13-17 años), época en que paulatinamente se
tiene? ¿Tres jarros o cuatro? (Aristófanes, Las integrarían en las actividades de la polis.
Tesmoforias, 746-747). Además, en los choes apa-
La mayoría de autores clásicos coinciden en se-
recen representadas las actividades más comunes
ñalar la inferioridad de las criaturas, porque no dis-
de los niños y las niñas de la época: los juegos, sus
ponen de las cualidades físicas de los adultos: ma-
mascotas, su aprendizaje,... Un análisis iconográfi-
durez física, fuerza, desarrollo intelectual y moral
co detallado de estas escenas nos permitiría saber
(GOLDEN 1990: 3, 5). Para entender esta concepción
desde que tipo de juguetes tenían las criaturas (pe-
de la infancia convendría tener en cuenta la menta-
lotas, bastones, ruedas, carros) hasta que mascotas
lidad patriarcal de la sociedad ateniense de época
fueran las más comunes (pájaros, patos, gansos, ca-
clásica. Por lo tanto, los niños y las niñas no tendrí-
britas, perros, conejos).
an ningún valor, porqué se les consideraba en fun-
ción de los atributos que caracterizaban al grupo
dominante: los politai [ciudadano]. En Agamenón,
el coro de ancianos lamenta tener “poca fuerza” y
que esta es “tan débil como la de un niño” (Esquilo,
Agamenón, 75-76).
En cuanto al aspecto intelectual, los niños y las
niñas no tenían sentido común ni memorial. Platón
y Aristóteles no dudaron en considerarlos tontos,
caprichosos, charlatanes y fáciles de manipular
Fig.:6. Choes con una niña y dos niños jugando con un (GOLDEN 1990:7). Los niños eran incapaces de tener
perro, 400 ANE, Museo del Ágora de Atenas (NEILS y el mismo nivel de razonamiento de un adulto, y por
OACKLEY 2003: 147). este motivo eran vistos como seres inferiores. En
Así pues, podemos afirmar que existen un obje- efecto, los niños no pueden adquirir conocimiento
tos propios de los niños: realizados por y para ellos, ni juzgar sobre las sensaciones de la misma mane-
que imitan el mundo que les rodean y, sobre todo, ra que los mayores, pero hay mucha inquietud y
tenían una finalidad socializadora. Estos objetos, movimiento en ellos (Aristóteles, Física, 7, 248a).
pues, nos evidencian que existe una cultura mate- Platón los considera miedosos y fáciles de en-
rial infantil diferenciada de la del mundo adulto. gañar: Empousa, Gello, Gorgo, Lamia, Mormo,...
3. Características y atributos de la infancia son sólo algunos de los monstruos utilizados por
en los textos y la arqueología. los padres para asustarlos (GOLDEN 1990: 6). Platón
recogió esta práctica en su obra República, y evi-
Los textos clásicos reflejan fielmente que visión
denciaba esta creencia de que los niños son cobar-
sobre la infancia tenía la sociedad de la época, aun-
des: Y que no nos pretendan engañar con muchas
que también es cierto que los niños y las niñas apa-
falsedades similares, ni que las madres, convenci-
recen citados puntualmente en las fuentes escritas.
das por estos poetas, asusten a sus hijos contándo-
De todas formas, esto no tiene que suponer un obs-
les indebidamente mitos según los cuales ciertos
táculo a la hora de determinar las principales carac-
dioses rondan de noche, con apariencias semejan-
terísticas atribuidas a la infancia.
tes a las de muchos extranjeros de las más diversas
En primer lugar, hemos visto que la infancia es regiones, para no blasfemar contra los dioses y
aquel periodo en que los niños y las niñas se van hacer a la vez a sus hijos más cobardes (Platón,
integrando paulatinamente en el mundo de los adul- República, 2, 381e).
tos. Este proceso depende más de los patrones cul-
Sin embargo, esta percepción “negativa” de la
turales y socioeconómicos de las sociedad que del
infancia tendríamos que matizarla. Es verdad que
propio desarrollo físico de los individuos. Para la
los niños y las niños son considerados seres inferio-
antigua Grecia se ha aceptado la siguiente clasifica-
res como las mujeres, los esclavos y los animales
ción: brephos, recién nacidos, o también se deno-
(Platón, Leyes, 4, 710a), pero los niños, a diferen-
mina con este término al feto; paidion, niños/as de
cia de los anteriores, tenían un valor como futuros
pecho (0-1 años); paidarion, niños/as que están
politai [ciudadanos]: simbolizaban los deseos y las
aprendiendo a caminar (1-2 a 3 años) y país (3 a
esperanzas no realizadas, aquello que no es, pero
13-14 años, en el caso de las niñas, y 3-17 en el de
puede ser aún: Puesto que el niño es imperfecto, es
los niños) (GOLDEN 1990: 15). Para algunos autores
evidente que su virtud no es en relación con su ser
(BEAUMONT 2000: 39) también se debe incluir la
actual, sino en relación a su madurez y su guía
ephebeia [adolescencia], refiriéndose a la etapa in-
(Aristóteles, Política, 1, 1260a14).
377
LA CONCEPCIÓN DE LA INFANCIA EN LA ATENAS CLÁSICA:
UNA APROXIMACIÓN DESDE LOS TEXTOS Y LA ARQUEOLOGÍA
Además, la gran mayoría de autores clásicos guetón como cachorro de perro (Jenofonte, Cirope-
destacaban entre sus características “positivas”, dia, 1, 4, 3-4).
tanto de niños como de niñas, su dulzura y ternura
Resulta evidente, pues, que en la Atenas clási-
(GOLDEN 1990: 8). Tenían un buen olor y su cuerpo
cas los niños y las niñas fueron juzgados en fun-
era frágil y, al mismo tiempo, suave, tierno,... esta
ción de los atributos y características de los adultos,
percepción de la infancia como epitome de la deli-
concretamente de los varones adultos ciudadanos o
cadeza y la dulzura es precisamente la que ha llega-
politai, y de ahí esa visión “negativa” que observa-
do hasta nuestros días. De hecho, se trataría de un
mos en los textos clásicos, pero, al mismo tiempo,
concepto muy vinculado a la idea de debilidad,
los niños y las niñas formaban parte de la comuni-
pero sin la fuerte carga peyorativa de éste: -¿Y no
dad, e inspiraban un sentimiento de ternura y pro-
sabes que el comienzo es en toda tarea de suma
tección, puesto que, como afirmaban los propios
importancia, sobre todo para alguien que sea jo-
autores griegos, representaban el futuro de la polis,
ven y tierno? Porque, más que en cualquier otro
y en consecuencia su continuidad.
momento, es entonces moldeado y marcado con el
sello que se quiere estampar a cada uno (Platón, 4. La socialización de la infancia.
República, 2,377b). La infancia constituye una etapa de socializa-
Las representaciones de la infancia en el arte ción, de integración paulatina en el mundo de los
reflejan esta visión de la delicadeza y la ternura de adultos. Ya hemos indicado que este proceso se lle-
los niños pequeños. Es más, es precisamente esta vaba a cabo a partir del juego, porque se imitarían
característica la que inspiraría un sentimiento de la vida y las actividades de los adultos. Por ejem-
protección: cuanto más pequeño es el niño o la niña plo, en la comedia Las avispas, de Aristófanes, los
representado, tanto más precioso y bonito será éste niños juegan a “jueces” (Aristófanes, Las Avispas,
o ésta (BEAUMONT 2003: 79). Es una tendencia que 135-170), y seguramente practicaban también di-
se acentuó a medida que avanzaba el tiempo (Fig. versos “trabajos” (SEGURA y CUENCA 2007: 73). Y
7), culminando en el período helenístico con las re- las niñas solían jugar con muñecas y animales, se-
presentaciones de bebés regordetes que juegan des- guramente como una forma de inculcarles sus futu-
nudos con animalillos pequeños como gansos, ras tareas de cuidadoras de la familia (Fig. 8). Exis-
ocas, cachorros de perro,.... tían, sin embargo, otras formas de socialización
menos lúdicas como la educación y la instrucción.
Fig.: 7. Niño atrapando una oca, copia romana del original Fig.: 8. Tumba de Meliso, estela funeraria de mármol, ca.
helenística de la tercera mitad del siglo III ANE, Staatliche 340 ANE, Harvard University Art Museums (Cambridge)
Antikensammlungen und Glyptothek (Munich) (BEAUMONT (NEILS y OAKLEY 2003:1)
2003:175).
4.1. Educación e instrucción.
Así, los niños son temperamentales, tontos, dé-
La educación era un privilegio de las clases
biles, pero, al mismo tiempo, inspiran un senti-
acomodadas de la Atenas clásica. Ahora bien, para
miento de ternura por su dulzura, delicadez, ino-
algunos autores (BORRAS LLOP 2003: 156-157), con-
cencia, sinceridad,... reuniendo una serie de atribu-
vendría estudiar también aquella educación con un
tos que les hacen ser queridos. Por ejemplo, según
fin más utilitarista, la de ganarse la vida, o en el
Jenofonte, cuando Ciro, rey de Persia, era pequeño
caso de las niñas griegas con el objetivo de asumir
fue un simpático crío muy charlatán, amoroso y ju-
su futuro rol de esposa y madre.
378
M. CARMEN ROJO ARIZA – MARÍA YUBERO GÓMEZ
En este sentido, consideramos que no sólo de- Esta educación tenía como objetivo formar a
bemos estudiar la educación de los niños atenienses politai. De ahí, por ejemplo, la importancia de la
de clase acomodadas, sino también que habilidades formación física (Platón, Protagoras, 326c) si tene-
y conocimientos se consideraba que debían apren- mos en cuenta las siguientes premisas: el carácter
der las niñas atenienses o bien las criaturas de cla- militar del Estado ateniense de base ciudadana y la
ses populares. importancia de las competiciones en las celebracio-
nes religiosas (el pentathlon, por ejemplo).
Las familias acomodadas atenienses enviaban a
sus hijos a la escuela cuando tenían unos seis años, El análisis de los ostrakon nos muestra que la
hasta entonces niños y niñas se habían criado junto gran mayoría de la población era analfabeta
(Platón, Leyes 7,794c). Observaríamos una segre- (BLÁZQUEZ et alii 1999: 429), aunque esto no nece-
gación entre ambos sexos a partir de este momento: sariamente implicase una ausencia de educación
los niños empezarían a formar parte del mundo de como han defendido muchos autores (BARROW
los politai [ciudadanos] y las niñas continuaban su 1976: 47). A nuestro modo de ver resulta evidente
existencia en el seno del oikos. A partir de las fuen- que los hijos de campesinos y artesanos recibían
tes clásicas (Platón, Leyes, 7,810a) y la iconografía una serie de conocimientos y habilidades desde la
(Fig. 9) podemos determinar que los niños aprendí- infancia que les permitiría desarrollar un trabajo
an a leer y escribir primero, y hacia los trece años a (Lisias, Discursos, 20, 11-12). Consideramos que
tocar la lira. Además, esta educación se dividía en los niños eran una pieza importante en las economí-
dos fases: la primera, de los 7 años hasta la puber- as de la antigüedad precisamente por la creencia de
tad, hacia los 14 años, y la segunda hasta los 21 que era necesario “aprender trabajando”. No seria
años (Aristóteles, Política, 7, 1337a16). extraño, pues, que los hijos de los campesinos fue-
ran a buscar agua, retiraran las piedras, limpiaran la
casa, cuidaran de sus hermanos pequeños, realiza-
ran pequeños encargos,... una serie de tareas que
ayudaban a que aprendieran el oficio, en este caso,
de campesino.
De una manera similar debiéramos entender la
educación de las niñas. Algunos autores (BARROW
1976: 32) niegan la existencia de una “educación
femenina”, pero, al mismo tiempo, las mismas
fuentes griegas nos hablan de la importancia de la
Fig.: 9. Escenas escolares en un kylix de figuras rojas ati- mujer en la administración del oikos (Jenofonte,
co, firmado por Douris, ca. 490-480 ANE, Staatliche Muse- Económico, 7, 238-239). Es difícil negar la impor-
en (Berlin) (BEAUMONT, 2003:66).
tancia de este trabajo de la mujer, más complicado
Algunas familias contrataban un paidagogos, de lo que pudiera parecer a priori, cuando la propia
que podía ser un esclavo con formación intelectual literatura griega nos ha transmitido la idea de que
de la propia familia (GOLDEN 1990:149). Su función era inconcebible que un oikos funcionará sin la ad-
principal era enseñar a los niños, pero no conoce- ministración femenina: LISISTRATA. Y, ¿por qué
mos con exactitud cuáles fueron sus funciones, te parece chocante? ¿No somos nosotras las que
pero sí que eran menospreciados por sus alumnos: os administramos todo lo de la casa? (Aristófanes,
Resulta raro [...], que uno que es libre sea gober- Lisistrata, 495).
nado por un esclavo (Platón, Lisias, 208c). De he-
Las niñas llegaban al matrimonio conociendo
cho, no era estrictamente necesarios que tuviera ha-
cada aspecto de la administración del oikos: desde
bilidades específicas para desarrollar su tarea, y, a
la producción de la comida hasta el tejido (Fig. 10),
menudo, eran esclavos viejos y, por tanto, demasia-
aunque también es cierto que las mujeres de clase
do viejos para realizar trabajos más extenuantes
acomodad no tenían que realizar las tareas más pe-
(GOLDEN 1990:148).
sadas, pero sí repartir el trabajo entre los esclavos.
Era un sistema educativo no reglado por el Es- En un poema de Erina de Cos, del siglo IV, titulado
tado, aunque la mayoría de los hijos de ciudadanos, El Huso, ésta nos describe como jugaba con su
con cierto poder adquisitivo, asistían al colegio. El amiga Baucis, mientras su madre repartía la lana
contenido curricular estaba dividido en tres ámbi- para hilar entre los esclavos: De niñas, siempre a
tos: lectura y escritura (grammata), educación físi- vueltas con las muñecas en el cuarto, jugando,
ca (gymnastike), y música y poesía lírica (mousike), despreocupadas, a las novias. Y al alba la madre
y a veces se añadían también el dibujo y la pintura que repartía lana entre las criadas que la trabaja-
(GOLDEN 1990:62). Estas materias las impartían los ban; venia ella a pedirte ayuda con la salazón (vid.
maestros profesionales (didaskalias). Traducción de Alberto Bernabé Pajares y Helena
379
LA CONCEPCIÓN DE LA INFANCIA EN LA ATENAS CLÁSICA:
UNA APROXIMACIÓN DESDE LOS TEXTOS Y LA ARQUEOLOGÍA
Rodriguéz Somolinos. Madrid. Ediciones Clásicas, En resumen, literatura y arqueología nos mues-
1994) Esto nos indica que las muchachas griegas tran la relación de la educación y la instrucción con
aprendían desde la más tierna infancia a realizar las el futuro rol económico y de género que las criatu-
tareas domésticas. ras tendrían que desarrollar siendo adultos.
5. Conclusiones.
Por último, consideramos que el siguiente tra-
bajo nos muestra la infancia a través del estudio de
los contextos arqueológicos y de las fuentes clási-
cas. Se trata de una difícil interpretación histórica
que sólo podemos realizar de este modo, dada la
escasez de referencias en las obras clásicas.
A partir del estudio que hemos realizado, en-
tendemos que el patriarcado excluye de igual forma
a mujeres y criaturas. La propia disciplina de estu-
dio recoge muchos de estos prejuicios. Desde nues-
tra perspectiva, creemos que esta “invisibilidad” es-
taría explicada por dos motivos: uno cultural, de
género, ya que los niños/as están muy vinculados al
mundo femenino y doméstico, universo que para
los propios contemporáneos carecía de importan-
cia; y otro que sería más económico, ya que estos
Fig.: 10. Mujer enseñando a una niña a cocinar, tanagrina individuos no eran sujetos productores y su visibili-
beocia, ca. V ANE, Museom of Fine Arts (Boston) (FOLEY dad dependería de los autores.
2003:112). En conclusión, el estudio de la infancia, como
Algunas imágenes nos insinúan que es posible ya hemos ido apuntando, significa analizar el pro-
que las hijas de las familias acomodadas recibieran ceso de socialización y asignación de roles de gé-
una educación similar a las de los jóvenes, es decir, nero de niños/as y reconocer su papel dentro de
en algunos vasos cerámicos aparecen jóvenes la sociedad.
acompañadas por una “esclava” en una actitud muy
6. Agradecimientos.
similar a la del paidagogos (Fig. 11), y tampoco
debemos olvidar que Safo, Erina de Cos, entre Quisiéramos expresar nuestro agradecimiento
otras poetisas femeninas, no sólo sabían escribir por el interés en la temática y los consejos dados a
sino realizaban composiciones líricas de gran cali- M. Dolors Molas Fonts, a Manuel Sánchez-Elipe
dad, a juzgar por la fragmentaria obra que nos ha Lorente por su disposición a facilitarnos bibliogra-
llegado. Sin embargo, algunos autores (N EILS i fía; y también a Tania Polonio Alamino, a Laia
OAKLEY 2003:243) consideran que estas escenas son Font Valentín y el resto de compañeros y compañe-
una parodia y que estas mujeres serían hetairai ras por “haber” sufrido a los niños y las niñas grie-
[cortesanas]. Nosotras consideramos que probable- gos a lo largo de la elaboración de esta comunica-
mente una minoría de las hijas de familias acomo- ción. Muchas gracias a todos ellos por su paciencia.
dadas “no sólo hilaron lana” y quizás algunas de
estas escenas reflejan como pudo haber sido la edu- 7. Bibliografía.
cación de poetisas como Safo y otras escritoras que ARIÈS, P.
permanecen olvidadas. 1987 El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen.
Madrid: Editorial Taurus.
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The Metropolitan Museum of Art (New York) (NEILS y Greece: Images of Childhood from the Classical
OAKLEY 2003:248). Past. New Haven and London: Yale University
380
M. CARMEN ROJO ARIZA – MARÍA YUBERO GÓMEZ
RESUMEN
Pretendemos con esta investigación intentar una aproximación al estudio antropológico del modelo
de familia andalusí -especialmente entre los siglos XIII y XVI-, para realizar la conexión entre el conocimien-
to de estos grupos humanos y la plasmación de sus características en el marco físico de las viviendas que ocu-
paban. Partimos de la hipótesis, ya formulada, de que las viviendas tardoandalusíes acogerían, al menos en
este momento histórico, a familias nucleares que están relacionadas con las que ocupan las viviendas ad-ya-
centes conformando de este modo el espacio urbano que habita la familia extensa. Es decir, la localización de
todos los grupos que forman dicha familia extensa se produce en viviendas adyacentes formando manza-nas y
barrios. Así, trataremos de aplicar el conocimiento que alcancemos sobre el modelo familiar andalusí a su
plasmación física en los espacios domésticos y a su vez en la estructura de la ciudad.
ABSTRACT
The object of this research is to propose an anthropological approach to the study of the Andalusi
family, especially between the thirteenth and sixteenth centuries. I will try to connect knowledge about these
human groups with the physical context of the domestic architecture that they occupied. My point of departure
is the hypothesis, already formulated, that late Andalusi housing was inhabited by nuclear families. These
families would have been related to those that occupied adjacent houses. This, consequently, produced urban
space for the extended family. In other words, nuclear groups that composed the extended family were located
in adjoining structures that formed blocks and quarters. I intend to apply anthropological knowledge about the
Andalusi family to its physical form in domestic space and, simultaneously, in the structure of the city.
Palabras Clave: Arquitectura doméstica. Arquitectura andalusí. Arquitectura morisca. Urbanismo andalusí.
Familia andalusí.
Keywords: Domestic Architecture. Andalusi Architecture. Morisco Architecture. Andalusi Urbanism. An-
dalusi Family.
1. La vivienda andalusí. Aproximación tipo- lengua árabe para referirse a este elemento, wast al-
lógica: casa-bloque y casa-patio dar, viene a significar literalmente “centro de la
Tradicionalmente se ha venido considerando el casa”, con un sentido claro de núcleo principal de
modelo de casa-patio como el paradigmático de la la vida de la familia musulmana, en torno al cual se
cultura andalusí o incluso de la islámica en general, disponen estancias con diversas funciones, todas
cuando la realidad es mucho más compleja. La casa las cuales convergen en este espacio central.
de patio central no es el único tipo en tierras del Is- La endogamia derivada de la estructura social
lam, y también se ha dado en otras culturas, si bien patrilineal, así como la concepción del honor fami-
sí que es cierto que es el más frecuente y el que po- liar (‘ird), característica de la sociedad árabe, hacen
demos considerar más característico de este ámbito de la mujer el centro de lo sagrado (haram), que ha
geohistórico. Se trata de viviendas vueltas hacia su de ser cuidadosamente preservado de los extraños.
interior y aisladas del exterior, relativamente her- Las coerciones sobre la mujer destinadas a evitar
méticas con respecto a los lugares públicos. Se or- los riesgos de promiscuidad y, en consecuencia, del
ganizan en torno a un espacio central a cielo abierto intercambio o la cesión de mujeres a grupos de li-
que constituye su núcleo principal (wast al-dar): el naje diferente, son especialmente gravosas en el
patio. A él se abren todas las habitaciones y depen- me-dio urbano. En consecuencia, la vivienda ciuda-
dencias para obtener la iluminación y la ventilación dana, receptáculo de la mujer y, con ella, del honor
necesarias y en él se desarrolla la mayor parte de la familiar, se convierte en un edificio cerrado con el
actividad cotidiana de las familias. Este aspecto fin de evitar cualquier tipo de contacto indiscreto
viene refrendado incluso desde un punto de vista fi- con el exterior, y en este punto cumplirán un papel
lológico, puesto que la denominación habitual en
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
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ALEJANDRO PÉREZ ORDÓÑEZ
fundamental los zaguanes (ustuwan) que, mediante en muchos casos, por la simple pervivencia de otras
el acceso acodado, impedirán la visión directa del tradiciones arquitectónicas, el modelo más extendi-
interior de la casa desde la calle, resguardando la do por los Balcanes, el Yemen, Afganistán, Pakis-
intimidad familiar. En este sentido, la vivienda ur- tán y las regiones bereberes del Magreb, es la casa-
bana andalusí en nada se diferencia de la del Orien- torre, desprovista de patio y abierta al exterior me-
te islámico, por lo que no parece razonable suponer diante troneras elevadas, celosías, ajimeces o vi-
que el modelo familiar fuera distinto. drieras, elementos que permiten conseguir ventila-
ción y luz sin perder intimidad.
La civilización islámica había surgido a co-
mienzos del siglo VII en la península Arábiga a No obstante, a pesar de éstas y otras excepcio-
partir de tribus árabes con distintos modos de vida, nes, la casa con patio central es la más característi-
siendo unas de ellas grupos nómadas que habitaban ca del mundo islámico, especialmente en el medio
en tiendas de campaña, y otras comunidades seden- urbano. En realidad, este tipo de vivienda se re-
tarias que habitaban en casas de diversos tipos, en- monta al Egipto faraónico y a la Mesopotamia su-
tre ellos el de la casa-patio. Tuvo una rápida expan- meria y estuvo presente, a partir de entonces, en las
sión geográfica ya desde sus inicios, y entró en grandes civilizaciones mediterráneas; a él respon-
con-tacto con las culturas bizantina en occidente y den la casa helenística y la domus romana. Así
persa sasánida en oriente. La nueva cultura islámica pues, la casa-patio islámica es heredera de todas
se extendió por un ámbito geográfico vasto y varia- ellas, y su presencia se generalizó en la mayor parte
do, tanto desde el punto de vista físico como desde de los territorios islamizados (ORIHUELA, 2007:
el humano (ORIHUELA, 2007: 299-300), razón 299-300). El patio facilita la aireación y ventilación
por la cual parecería difícil a priori que la uniformi- de unas dependencias que no suelen contar con
dad religiosa pudiera llegar a trascender a un medio ventana alguna al exterior. De esta manera, la vi-
tan ligado al clima, a los recursos naturales de cada vienda puede permanecer replegada hacia el inte-
región e incluso a las tradiciones precedentes, rior, evitando al máximo el contacto con los espa-
como es el de la arquitectura doméstica. Sin embar- cios públicos circundantes así como con otras vi-
go, desde sus inicios el Islam no quedó limitado a viendas y construcciones próximas, lo que le per-
aportar una nueva orientación religiosa a los pue- mite salvaguardar la intimidad de los moradores en
blos conquistados, no fue meramente una creencia general y especialmente de las mujeres. Esto último
religiosa que se sumó a las culturas que la adopta- resulta de gran importancia en una sociedad como
ron sin mayor novedad, muy al contrario, se con- la islámica, organizada al modo patriarcal de la “fa-
virtió en una fuerza civilizadora que los transformó milia amplia-da”, de manera que la endogamia es
profundamente, desde el principal vehículo de cul- fundamental para conservar la solidaridad de san-
tura, la lengua, hasta la organización social. De esta gre (asabiyya). El Corán y la Tradición (Hadiz),
manera se generaron y difundieron por toda la ex- con sus preceptos acerca de la custodia de la mujer,
tensión de Dar al-Islam unas actitudes típicamente no hicieron más que refrendar algo que es esencial
musulmanas ante la arquitectura residencial, de tal en una sociedad de tipo “oriental” y, en consecuen-
modo que similares necesidades y condicionantes cia, la casa con patio central se reveló como el mo-
dieron lugar a respuestas y soluciones análogas. delo más apropiado en las ciudades musulmanas,
Por esa razón, un modelo residencial preexistente en las que de otra manera hubiera sido muy difícil
que se adaptaba mejor que ningún otro a las necesi- preservar la intimidad doméstica. Por la misma ra-
dades y a las condiciones climáticas predominantes zón, en las alquerías beréberes de Kabilia, donde
en el mundo islámico, la casa con patio central, al- sólo reside un grupo familiar, no hay inconveniente
canzó una expansión y un desarrollo hasta entonces alguno en abrir directamente las dependencias do-
inusitado. mésticas a la calle, tal y como al parecer se daba
frecuentemente en el medio rural de al-Andalus.
Es conveniente resaltar que este modelo domés-
tico no es el único, como ya se ha dicho, que se da La casa de patio central, la más extendida como
en el ámbito islámico y, de hecho, en determinadas hemos visto en el ámbito urbano andalusí, se mues-
regiones es prácticamente inexistente. El clima en tra hermética con respecto a los espacios públicos.
ciertos casos puede constituir un factor condicio- Ni siquiera las viviendas más ricas cuentan con un
nante más poderoso que las exigencias culturales; tratamiento decorativo específico de la fachada, la
así por ejemplo, el frío y las precipitaciones excesi- ornamentación exterior es prácticamente inexisten-
vas en las regiones con este tipo de clima limitan te en todas ellas. Apenas se abren ventanas a la ca-
las actividades al aire libre y hacen del patio un ele- lle y cuando existen son altas y angostas, como sae-
mento inútil e incómodo. Es por ello que los musul- teras, o cuentan con ajimeces (balcones de madera
manes que habitan los Balcanes, las riberas del Mar que volaban sobre la calle) y celosías, elementos
Caspio y el Norte de Irán ocupan viviendas cerra- éstos últimos concebidos para que las mujeres tu-
das. También por razones climáticas, defensivas y, viesen acceso visual al exterior sin ser vistas. Las
383
ARQUITECTURA DOMÉSTICA TARDOANDALUSÍ Y MORISCA: APROXIMA-CIÓN AL MODELO DE FAMILIA Y A SU...
entradas se suelen emplazar en estrechos callejones la planta baja y comunicada directamente con el pa-
sin salida (adarves) por los que no circulan más que tio; disponía de hogar (normalmente de planta rec-
los vecinos de las casas que a él se abren. El ingre- tangular y solado con lajas de piedra, rehundido
so no es directo, sino que se desarrolla por medio con respecto al pavimento), alacena (para guardar
de zaguanes acodados que suelen desembocar en los útiles y ajuar de cocina) y poyo (que cumpliría
uno de los ángulos de un espacio a cielo abierto funciones de mesa auxiliar mientras se preparaba la
que constituye el núcleo principal de la vivienda: el comida). Las viviendas en muchas ocasiones se de-
patio. A él se abren todas las habitaciones y depen- sarrollaron también en altura, en especial cuando el
dencias para obtener la luz y la ventilación necesa- grado de saturación urbana fue tal que la escasez de
rias y en él se desarrolla la mayor parte de la activi- suelo hizo necesario el crecimiento vertical de las
dad cotidiana. El importante papel que desempeña construcciones para dar cabida a la población en
el patio hace que sea éste, junto con los salones, el aumento (NAVARRO & JIMÉNEZ, 2007b:
ámbito en el que se concentra y desarrolla un ma- 117-119). Para comunicar las estancias en la planta
yor es-fuerzo decorativo. Con frecuencia, los patios alta surgieron las galerías, reproduciéndose así en
de las casas de este periodo cuentan con uno o dos altura la estructura centralizada que presentaba el
pórticos que sostienen las galerías que permiten la nivel inferior. En estas habitaciones elevadas, por
circulación en la planta alta. El acceso a las distin- estar algo más aisladas que el resto, fue frecuente
tas habitaciones de la casa sólo podía realizarse me- que se alojasen y desarrollasen gran parte de sus vi-
diante el patio, ya que no existía comunicación di- das las mujeres, pues podían así llevar una existen-
recta entre unas y otras. La principal de todas ellas cia más íntima y protegida; la denominación más
sería un salón rectangular, cuyo acceso solía apare- frecuente para estos espacios en la historiografía
cer destacado por sus dimensiones o por su decora- especializada es “algorfa” (NAVARRO & JIMÉ-
ción, y en cuyos extremos se abrían sendas alhaní- NEZ, 1996), a pesar de la ambigüedad semántica
as. Esta denominación se refiere a los espacios se- del término (procedente del árabe gurfa, equivalen-
para-dos del salón por uno o dos arcos y que se te a habitación, en general). El mejor ejemplo de al-
suele considerar que cumplían el cometido de dor- gorfa en una vivienda nazarí conservado hasta
mitorios o alcobas (como a veces también se las co- nuestros días está en la Casa del Gigante (Ronda)
noce). (ORIHUELA, 1996: 367-376). Otro fenómeno de
crecimiento en altura, esta vez más íntimamente li-
Los salones con alhanías serían espacios poli-
gado a la saturación de las medinas, es el surgi-
funcionales: en ellos se celebrarían reuniones fami-
miento de las almacerías, que eran inmuebles en
liares, se recibiría a los invitados o se dormiría du-
plantas altas que des-cansaban parcial o totalmente
rante la noche. Era muy frecuente que las casas, es-
sobre una propiedad diferente y que, consiguiente-
pecialmente las de propietarios de más elevada
mente, tenían su acceso independiente (NAVA-
condición social, contasen con dos salones, enfren-
RRO & JIMÉNEZ, 1996).
tados y precedidos de pórticos, aunque uno de ellos
siempre se consideraba el principal (normalmente 2. La vivienda como célula constitutiva de
era el más septentrional, que se abría por tanto ha- la ciudad islámica. Implicaciones urbanísti-
cia el Sur y estaba en consecuencia mejor orientado cas de la arquitectura doméstica en la cul-
desde un punto de vista climático). Se ha constata- tura árabe-islámica.
do la presencia en algunas casas andalusíes de es- La vivienda es uno de los elementos básicos en
pacios reservados a las abluciones rituales obligato- todo tejido urbano, pues todo cambio en su modelo
rias para los musulmanes, como atestiguan ejem- termina incidiendo en su entorno más inmediato,
plos excavados en Siyasa (Cieza, Murcia) (NAVA- especialmente en la forma de las manzanas y en el
RRO & JIMÉNEZ, 2007a: 224-229). Serían estan- callejero. Como hemos ido viendo en apartados
cias muy pequeñas, en ocasiones soladas con ladri- precedentes, tanto la vivienda romana como la he-
llo para procurar mayor resistencia del pavimento a lenística, e incluso la persa, son del tipo que se de-
la humedad y siempre se encontrarían abiertas al nomina genéricamente “casa de patio central” o
patio, formando parte de las dependencias que lo “casa-patio”, que es el mismo al que debe adscri-
rodeaban. Las casas de al-Andalus también contarí- bir-se la vivienda árabo-islámica tradicional; sin
an con letrinas, normalmente ubicadas en un ángu- embargo, entre las primeras y la musulmana existen
lo del patio, a veces comunicadas con el zaguán, o algunas diferencias notables relacionadas especial-
incluso construidas bajo la bóveda de la escalera de mente con aquellas soluciones arquitectónicas vin-
acceso a la planta superior; estarían conformadas culadas a preservar la intimidad doméstica de las
por un poyo en el que se practicaba una abertura de miradas indiscretas de los vecinos o visitantes,
forma rectangular. La cocina sería una de las estan- como muestra particularmente la introducción del
cias fundamentales de las construcciones domésti- zaguán (ustuwan). Este valor a custodiar está en las
cas que estamos definiendo. Siempre se ubicaba en mujeres del grupo familiar, pues en una sociedad
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ALEJANDRO PÉREZ ORDÓÑEZ
endogámica y patriarcal son ellas las depositarias miliar, la ocupación y uso del espacio público, re-
del honor (hurma). Por este motivo se generó una sultan todos ellos factores determinantes en la ge-
serie de limitaciones y servidumbres de visión que neración de las ciudades. En este contexto legislati-
pasamos a enumerar sucintamente, las cuales he- vo adquiere extraordinaria importancia como deter-
mos desarrollado en parte al hablar de la estructura minante de la morfología urbana el vínculo más
de las viviendas: la altura y vistas de las terrazas es- elemental posible expresado por la relación interve-
taban limitadas, pues desde ellas no se debía ver el cinal que se basa en la tolerancia y respeto mutuo,
patio vecino; la puerta de uno no se podía abrir como factor de cohesión social. El arraigo y prácti-
frente a la del otro; las ventanas y vanos a la calle ca de no causar daño al vecino, proyectado al ámbi-
se suprimieron o se redujeron; los zaguanes acoda- to de lo urbano, tiene como consecuencia directa la
dos se adoptaron como solución más habitual en las interpretación por consenso de toda una serie de
entradas; se prefirieron los adarves o los callejones disposiciones y reglas que deciden la forma y uso
secundarios antes que las calles principales como del espacio a pequeña escala.
ubicación de las entradas.
El derecho del propietario a utilizar el espacio
La ciudad islámica es fruto de una concepción que rodea su bien se materializa en la ocupación
focal, donde una vez decidida la ubicación de la del espacio público para la venta, la carga y la des-
mezquita, alcazaba, murallas y puertas, el espacio carga, la instalación de marquesinas, toldos, incluso
urbano se organiza a partir de manzanas residencia- para la construcción de cuerpos de edificación con
les configuradas, sin predeterminar su forma, según el consiguiente estrechamiento de la calle (NAVA-
las necesidades de las unidades familiares. En esta RRO & JIMÉNEZ, 2007b: 109-113). Esta coloni-
concepción, el espacio privado o íntimo de la vi- zación y transformación de la calle se convierte en
vienda prevalece sobre la calle, que adquiere la definitiva cuando se produce de forma consensuada
condición de espacio sirviente para la accesibilidad entre los vecinos, para evitar daños mutuos y a ter-
(NAVARRO & JIMÉNEZ, 2007b: 49-91). ceros, permitiendo la circulación de peatones y
mercancías. Aquellas actuaciones que sobrepasan
Por consiguiente, la ciudad islámica es el resul-
el derecho de uso y que suponen la privatización
tado de la yuxtaposición sucesiva de barrios. Éstos
del espacio público, cuando son aceptadas por los
consisten en comunidades vecinales aglutinadas
vecinos, acaban constituyendo una práctica consen-
por vínculos específicos (familiares, lugar de pro-
tida de hechos consumados, prescribiendo con el
ceden-cia, gremiales, actividades económicas) y
paso del tiempo el derecho de la comunidad. Esta
disponen de todas las instituciones necesarias para
privatización del espacio público opera según la
la vida social. Se estructuran nuclearmente en torno
importancia de la calle, que se establece según el
a la mezquita, oratorio o zagüía, dotándose normal-
uso y el tránsito de peatones, porteadores y anima-
mente de baño, horno, así como comercios de fru-
les. La privatización y el estrechamiento progresivo
tas, verduras, especias, etc. La ciudad se genera a
de las calles se reflejan también con el cierre, me-
partir de agrupaciones de viviendas, adosándose
diante puertas o cancelas, de callejones y adarves,
entre sí las que pertenecen a un mismo grupo fami-
de modo que en éstos últimos nos movemos en un
liar o clánico, conformándose áreas urbanas de for-
terreno que ya no pertenece a la esfera de lo públi-
mas tendentes a la circular, que se van superpo-
co, sino que se trata de un espacio privado, contra-
niendo tangencialmente unas a otras. La red viaria,
riamente a lo que parecería más aceptable para una
que se teje subordinada a la ocupación previa del
mentalidad “occidental”. El adarve es una respuesta
espacio individual o familiar, configura sistemáti-
a los procesos de saturación urbana, que provocan
camente encrucijadas de tres calles, fruto del en-
el fraccionamiento de una vivienda en varias pro-
samblaje o encuentro entre dichas formas circula-
piedades menores, garantizando la apertura de
res.
adarves el acceso individualizado a todas ellas.
Como estamos viendo, la ciudad islámica cons-
El sistema de herencia islámico, por su parte,
tituye una entidad urbana compleja, dotada por lo
también tiene una enorme transcendencia urbanísti-
general de una geometría irregular (con excepcio-
ca. Los bienes inmuebles se dividen proporcional-
nes bien conocidas que responden a condiciona-
mente entre los hijos y esposas, tíos y sobrinos, se-
mientos muy particulares, como los amsar de An-
gún un complejo cálculo, teniendo en cuenta el gra-
yar o Ayla (WHITCOMB, 1995), la “ciudad redon-
do de parentesco, sexo y número de herederos. De
da” de Bagdad, y otros), producto de la materializa-
esta forma, la práctica de la partición de una finca
ción de los contenidos del derecho islámico (fiqh)
procurando la accesibilidad a cada parte causa
(VAN STAËVEL, 2001; GARCÍA-BELLIDO,
transformaciones profundas en el parcelario. La vi-
1999: 984-994). En efecto, las disposiciones sobre
vienda andalusí no es inmutable: el crecimiento de
los bienes comunes, los bienes de herencia, los de-
una familia puede dar lugar a que una sencilla casa
rechos de uso, la sacralidad inviolable de la casa fa-
monocelular se transforme progresivamente, por
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ARQUITECTURA DOMÉSTICA TARDOANDALUSÍ Y MORISCA: APROXIMA-CIÓN AL MODELO DE FAMILIA Y A SU...
adición, en un edificio capaz de acoger una familia cipado de todos sus vecinos. En tal perspectiva, la
“extensa”, pero a su vez el lógico desarrollo de las apertura de las viviendas a los patios interiores y
diferentes líneas familiares está abocado a la parti- los accesos a ellas mediante quiebros y resaltes en
ción de la propiedad o al desgajamiento de alguno fachadas y los zaguanes en recodo, constituyen so-
de los descendientes que construirá una nueva resi- luciones que se aplican invariablemente. Cuando
dencia mononuclear en la que se reiniciará el pro- las condiciones del contexto obligan a la apertura
ceso anterior, como se ha querido interpretar en al- exterior de ventanas, éstas son de reducidas dimen-
gunas casas excavadas en la ciudad de Murcia y en siones y se protegen, para ver sin ser vistos, con ce-
Siyasa (Cieza) (NAVARRO & JIMÉ-NEZ, 2007a). losías.
La apertura de adarves (NAVARRO & JIMÉ- La complejidad de la ciudad materializa todo el
NEZ, 2007b: 114-116), callejones y pasajes en el universo de decisiones individuales o familiares
conjunto existente transforma sistemáticamente que, previo acuerdo entre vecinos, favorece la le-
tanto el sistema viario como el espacio edificado. gislación coránica. Según apunta en su magnífica
El proceso de fraccionamiento, de densificación su- tesis doctoral (dedicada nada menos que a proponer
cesiva, se efectúa tanto en horizontal como en ver- una nueva ciencia transdisciplinar, la Coranomía)
tical, y un edificio puede llegar a tener tantos pro- el arquitecto y urbanista, tristemente fallecido, Ja-
pietarios como habitaciones. De esta forma, sobre vier García-Bellido (1999: 1064):
la manzana como elemento primario de generación
“Se ha ido viendo en la ciudad islámica que —
de la ciudad, se teje una red de espacios vacíos que
aparte de unas cuantas decisiones genéricas adopta-
la capilarizan de forma sorprendente, en los que se
das por el poder central o urbano, como las mez-
produce el entrecruzamiento entre lo público y lo
quitas, baños o murallas y los caminos al exterior—
privado, surgiendo la calle por decisiones indivi-
el resto de las acciones adoptadas son discretas y
duales y familiares. La combinación del derecho
dispersas. Las decisiones espaciales son adoptadas
del propietario para utilizar el espacio público de la
por cada individuo o familia al construir su espacio
calle adyacente a su bien (aspecto que aún hoy ha
propio o coranema, regidas tan sólo por normas ge-
permanecido en muchas zonas rurales de Andalucía
néricas aespaciales de solidaridad ética o religiosa;
y otras regiones españolas donde es frecuente ver a
mas ninguna viene regida por normas preestableci-
las mujeres limpiando con esmero el trozo de calle
das de carácter geométrico-espacial. Se generan así
inmediato a la fachada de su casa, como si se trata-
procesos acumulativos de carácter aleatorio, propi-
se de una extensión de su propiedad), con el dere-
ciadores de la apariencia de caos fenoménico inex-
cho de herencia, tiene su máxima representación en
tricable desde su observación externa —que ha ca-
la cubrición parcial del sistema viario que materia-
racterizado a la ciudad islámica a los ojos raciona-
liza el derecho de sobreedificación. La construc-
listas eurooccidentales—, en una organización sin
ción en altura de cuerpos de edificación, configu-
instrucciones reguladoras emanadas desde escalas
rando pasajes y vuelos sobre la vía pública, consti-
decisionales superiores que controlasen los proce-
tuye otra transformación urbana no planificada de
sos colectivos. Los principios de este comporta-
permanente vigencia en las ciudades islámicas.
miento aleatorio de los agentes decisores en la es-
En el Corán se establece la sacralidad inviolable cala inferior generan efectos que son impredecibles
de la casa del hombre. La casa como espacio de la y las variaciones resultan ser combinaciones ilimi-
vida íntima familiar se cierra herméticamente a la tadas de pequeñas decisiones en cada punto que
calle y la utiliza como simple acceso, abriendo a arrastran a las siguientes decisiones más probables,
ella, por lo general, únicamente su entrada. La rela- reduciendo sucesivamente sus libertades opciona-
ción entre la casa y su entorno inmediato, tanto con les, pero amplificando las libertades de los efectos
las edificaciones vecinas como con la calle, está su- globales del “caos” aparente así resultante y gene-
jeta al sistema de servidumbres establecido (GAR- rado por micro-fenómenos en la pequeña escala lo-
CÍA-BELLIDO, 1999: 984-994). La defensa de la cal. El resultado global es impredecible, aunque las
intimidad familiar se significa por la prohibición de reglas generativas en la escala ínfima sean perfecta-
abrir vistas sobre el vecino. El primero que edifica mente conocidas y determinadas.”
tiene prioridad para preservar las vistas existentes o
3. Rasgos antropológicos de las socieda-
para crearlas sobre los solares colindantes, por lo
des islámicas: la familia andalusí.
que el segundo que construye ha de hacerlo evitan-
do la visión del primero, respetando las servidum- La investigación de corte filológico sobre las
bres creadas con anterioridad. La apertura de puer- fuentes escritas árabes se ha mostrado hasta el mo-
tas y ventanas entre dos edificaciones enfrenta-das mento presente poco eficaz a la hora de obtener in-
en una calle se realiza previo acuerdo entre las par- formación precisa sobre la familia (al-‘a’ila) musul-
tes, y en un adarve o callejón sin salida las nuevas mana y otros aspectos antropológicos de estas so-
edificaciones han de someterse al visto bueno anti- ciedades. Es difícil encontrar documentación escri-
386
ALEJANDRO PÉREZ ORDÓÑEZ
ta sobre la vida cotidiana en la cultura islámica, es- crita al ámbito doméstico y privado, incluso las de
pecialmente al-Andalus. Según María Luisa Ávila los estratos sociales elevados, ligadas a las élites
(1995), dicha documentación se puede clasificar que ostentaban el poder (casos en los cuales su in-
como sigue: fluencia en los asuntos domésticos tendría inevita-
ble-mente cierta repercusión externa). La escasa
- Literatura de creación (poesía).
presencia de las mujeres en las fuentes también tie-
- Literatura jurídica (compilaciones de fetuas): ne como consecuencia la escasez de datos sobre la
sobre todo la de al-Wansarisi (AL-WANSARISI & extensión del fenómeno de la poligamia en al-An-
HAYYI, 1981) y las estudiadas por Émile Amar y dalus.
editadas en sus Archives Marocaines (AMAR,
El número de hijos por unidad familiar parece
1908-1909).
ser reducido. Además, la tasa intergeneracional era
- Literatura biográfica andalusí. Dentro de la sorprendentemente elevada. Es decir, la familia an-
misma, se diferenciarían los autores andalusíes dalusí tenía pocos hijos y éstos nacían cuando el
(más «técnicos» y asépticos): Ibn al-Faradi (ss. X- padre había alcanzado una edad relativamente alta
XI); Ibn Baskuwal (s. XII); Ibn al-Abbar (s. XIII); (pero no poseemos dato alguno sobre la edad de
y los autores norteafricanos (más literarios, cuyas procreación de las mujeres).
obras narran multitud de anécdotas): Ibn Harit al-
La implantación territorial de las comunidades
Jusani (Qayrawan, s. X); ‘Iyad (Ceuta, s. XII).
musulmanas se efectúa generalmente mediante su
En conjunto, en todos estos textos andalusíes distribución en tribus. El modelo de organización
casi no hay referencias a la vida en el medio rural. tribal corresponde, sobre todo, a las comunidades
Estas fuentes tratan sobre individuos, no sobre fa- beduinas de economía ganadera establecidas en la
milias, y en concreto de los ulemas, cultivadores península Arábiga, pero se aplica también a las so-
del saber (religioso). Así pues, ni dan información ciedades campesinas del mundo islámico e, incluso,
directa sobre grupos familiares ni los biografiados al medio urbano debido a su difusión posterior por
son representativos del conjunto de la sociedad. todos los territorios musulmanes. Además, esta for-
ma de organización social fue tan potente que se
El método empleado por los filólogos arabistas
mantuvo durante siglos y llega hasta la actualidad
para la reconstrucción de los grupos familiares es la
con cierta vitalidad y operatividad. Es un modelo
Onomástica, esto es, el estudio minucioso de las ca-
con una gran capacidad de adaptación a contextos
denas genealógicas presentes en los nombres de los
diversos y presenta variaciones en función de los
personajes biografiados.
caracteres de cada zona. La tribu puede agrupar a
La presencia de la mujer es mínima en los re- algunos cientos de personas o reagrupar a muchos
pertorios biográficos. Manuela Marín (1997: 425) cientos de miles; se puede definir por la explota-
mostraba su desencanto sobre la escasa presencia ción de un territorio o, por el contrario, estar dis-
de las mujeres andalusíes en las fuentes escritas persa sin que se rompan las solidaridades entre sus
árabes, afirmando que las historias generales que se miembros; puede aparecer como una unidad políti-
han escrito sobre al-Andalus no han prestado mu- ca autónoma, negociando sus alianzas y solucio-
cha atención a la vida de las mujeres y a su papel nando sus conflictos, o inscribirse en conjuntos po-
en la sociedad, situación que no sólo se explica por líticos más complejos.
la escasez de noticias que ofrecen las fuentes ára-
Las reglas jurídicas concernientes a la familia se
bes a este respecto, y que es innegable, sino que a
limitaron a fijarla de acuerdo con la tradicional for-
ello se añade que a las mujeres andalusíes se les ha
ma patriarcal. Esto provocaba que la situación jurí-
venido dedicando, como mucho, una atención limi-
dica y social de las mujeres era inferior a la de los
tada a su papel como miembros de la unidad fami-
hombres. Por ejemplo, para la ley islámica el testi-
liar. Cuan-do la historiografía debía dedicar inevi-
monio de dos mujeres es el equivalente al de un
tablemente cierta atención a algunos nombres de
único hombre.
mujer era porque se reconocía, de tiempo en tiem-
po, la existencia de “mujeres ilustres”, sobre todo Los principales términos de parentesco relativos
reinas, princesas o damas de noble condición, a las a la familia de origen en árabe formal son ab (pa-
que se suele añadir alguna que otra santa, beata o, dre), umm (madre), amm (hermano del padre),
caso más excepcional, una erudita o escritora. En amma (hermana del padre), jal (hermano de la ma-
ocasiones se mencionan esposas, esclavas y concu- dre), jala (hermana de la madre), aj (hermano), ujt
binas de los ulemas biografiados, pero son pocas (her-mana), ibn (hijo) y bint o ibna (hija). Los prin-
las biografías dedicadas a mujeres. Además, aun- cipales términos que denotan lazos a través del ma-
que se las cite como parientes, sigue siendo mucho trimonio, a los que los antropólogos llaman “lazos
más frecuente que se mencione a los ascendientes y de afinidad”, son zawy (esposo), zawya (esposa) y
descendientes masculinos. La mujer estaba circuns- nasib (suegro), cuyo plural, ansiba, se refiere a la
387
ARQUITECTURA DOMÉSTICA TARDOANDALUSÍ Y MORISCA: APROXIMA-CIÓN AL MODELO DE FAMILIA Y A SU...
familia política en general. Hay otros términos, de En la actualidad se resta importancia al matri-
menor relevancia, como hafid y hafida¬ (nieto y monio preferencial y se le considera como un ele-
nieta) y yadd y yadda (abuelo y abuela). Los antro- mento más de las estrategias matrimoniales globa-
pólogos han llamado “denotativas” a las terminolo- les, que comprenden desde el matrimonio más pró-
gías de parentesco como ésta que utilizan los ára- ximo entre colaterales hasta el más lejano con un
bes, porque los términos denotan o designan pa- extraño. De esta manera, el parentesco vendría a le-
rientes concretos, no clases de parientes. Aquellos gitimar las relaciones de cualquier naturaleza que
parientes que no encajan en las categorías anterio- existen en el interior de un grupo, lo que permite
res se designan generalmente mediante combina- asimilar, incluso, a individuos o grupos foráneos
ciones de estos términos (por ejemplo, ibn amm es asociados mediante fórmulas diversas: adopción
el hijo del hermano del padre y abu zawya es el pa- por la sangre, por la leche, pactos de fraternidad, de
dre de la esposa. También hay combinaciones para alianza, de protección y de subordinación. En la
referirse a hermanastros, coesposas y otras relacio- época preislámica estas formas de asociación a un
nes. Este patrón general es seguido en su mayor clan fueron consideradas como vías de fijación del
parte en las diferentes comunidades dialectales de parentesco y después fueron ampliamente utiliza-
todo el mundo arabófono, con multitud de variantes das para asimilar en las estructuras clánicas y triba-
locales. les a las poblaciones conquistadas durante los pri-
meros años de la expansión islámica.
Para comprender el complejo entramado de so-
lidaridades que se crean en el interior de una tribu 4. Conclusiones.
es necesario analizar los sistemas de parentesco que Por las características de la familia extensa ára-
en su seno se desarrollan. Por lo general, los víncu- be-islámica que hemos descrito, nos parece que no
los que aúnan los diversos clanes de una tribu des- es factible su alojamiento en una única vivienda,
cansan en la ficción de una unidad genealógica que por más que el modelo de casa-patio presente una
mantiene viva la memoria de un antepasado común pluralidad de espacios, o que la duplicación de sa-
en muchas ocasiones ahistórico. No ocurre igual lones haya dado lugar en algún momento a especu-
con los vínculos que se forjan en el interior de los laciones en este sentido. Hemos visto que la tesis
clanes, donde el parentesco sanguíneo de filiación más plausible para explicar esta duplicidad de salo-
patrilineal estructura toda la red de solidaridades y nes con alhanías responde a su uso estacional, sien-
la cohesión de este grupo de familias. Este hecho do que no son simétricos, sino que se diferencia
hace descansar en el varón la autoridad familiar, el uno principal de uno secundario, tanto por sus di-
prestigio social y la transmisión de la propiedad, mensiones como, sobre todo, por su distinta orien-
convirtiendo a la mujer en un elemento subordina- tación, más adecuada en un caso para soportar las
do, utilizado para reforzar la solidaridad clánica por tempera-turas estivales y en el otro más idóneo para
medio de las alianzas matrimoniales y cuya función refugiarse de los rigores del invierno. Esto se ha
es conservar y transmitir el honor familiar. observado especialmente en el caserío exhumado
La historiografía clásica ha remarcado que el en Siyasa (Cieza, Murcia) en las excavaciones diri-
tipo de matrimonio es endogámico y se realiza pre- gidas por Julio Navarro Palazón, donde algunos de
ferentemente con la prima paterna; así, el matrimo- estos aposentos presentan grandes miradores, ele-
nio se practica en el interior de los grupos de filia- mento que apoya la hipótesis de la estacionalidad
ción y el derecho del primo sobre la hija de su tío de los salones. Amanra y Fentress (1990: 164) se
paterno refuerza las solidaridades agnáticas y ase- inclinan también por “l’hypothèse de l’occupation
gura el mantenimiento de la propiedad y del poder par une seule famille, même nombreuse”, en los ca-
en el interior del grupo. Sin embargo, el hecho de sos estudiados en las excavaciones de Sétif (Arge-
que en la práctica real existan muchos matrimonios lia), y en la misma línea se ha manifestado Orihuela
que no siguen este modelo preferencial obliga a (2001: 307) para las casas nazaríes y moriscas de la
considerar, también, las alianzas políticas, pudien- ciudad de Granada, aunque este investigador se re-
do matizarse que la norma preferencial de matrimo- fiere a la diferenciación entre salas en planta baja y
nio puede entenderse en un sentido más amplio plantas altas. Hay fuentes árabes que hacen espe-
como la voluntad de salvaguardar la proximidad ciales recomendaciones sobre este punto que veni-
existente entre dos familias, definida tanto por la- mos comentando, como Ibn Zuhr en su Tratado de
zos sanguíneos como políticos. Esta afirmación los alimentos (Kitab al-Agdiya) del siglo XII
está reforzada con la constatación de que en el idio- (GAR-CÍA SÁNCHEZ, 1992: 137): “Las viviendas
ma árabe no hay una ruptura semántica entre los orientadas al norte son más saludables, las orienta-
sistemas del parentesco y de la alianza, existiendo das al sur son insalubres (…). Estas habitaciones
multitud de nombres que designan ambivalente- [las al-gorfas], situadas en las partes altas de la vi-
mente relaciones sociales en ambos campos. vienda, son más adecuadas en verano, especialmen-
te en épocas de epidemia; las salas bajas, en invier-
388
ALEJANDRO PÉREZ ORDÓÑEZ
no y en periodos normales, son mejores que las al- Adriana Valencia (University of California, Berke-
tas”. Ya he mencionado al referirme al urbanismo ley) por su colaboración para el texto en inglés.
de las ciudades islámicas cómo el elemento genera-
dor es la vivienda, de dentro afuera, comenzando la
génesis urbana en el propio wast al-dar (patio), 6. Bibliografía.
agrupándose las estancias domésticas en torno a él AMANRA, A.A.; FENTRESS, E.
y adosándose las otras viviendas unas a otras, for- 1990 “Sétif: evolution d’un quartier”, en La casa hispa-
no-musulmana. Aportaciones de la Arqueología.
mándose grandes manzanas que son penetradas Granada: Patronato de la Alhambra y Generalife.
profundamente por la red de adarves que permiten 163-176.
el acceso a todas ellas. Cada una de estas manzanas AMAR, É.
1908-1909 Archives Marocaines. Vols. XII-XIII. París.
y barrios formados por adosamiento colateral de ÁVILA, M.L.
grupos de viviendas son el verdadero asentamiento 1995 “La estructura de la familia en al-Andalus”, en NA-
de los grupos familiares ampliados, al punto de que VARRO PALAZÓN, J. (ed.): Casas y palacios de
al-Andalus. Barcelona: Lunwerg. 33-37.
en el medio rural las alquerías y pequeños núcleos GARCÍA SÁNCHEZ, E. (trad. y ed.)
de población suelen estar formados por un único 1992 Kitab al-Agdiya (Tratado de los alimentos) de
clan familiar, detectable por la toponimia (nombres Abu Marwan ‘Abd al-Malik b. Zuhr (m.
557/1162). Madrid: CSIC.
de lugar en Bena-, Beni-, etc.). Esta última afirma- GARCÍA-BELLIDO Y GARCÍA DE DIEGO, J.
ción es una gran generalización, y la realidad es 1999 Coranomía. Los universales de la urbanística. Es-
mucho más compleja en su enorme diversidad de tudio sobre las estructuras generativas en las
ciencias del territorio. Madrid: Tesis doctoral iné-
casos particulares, pero el fenómeno es, a día de dita, dirigida por el Dr. Luis Moya González, Uni-
hoy, suficientemente conocido e ilustrativo para el versidad Politécnica de Madrid.
propósito que persigue nuestro trabajo, especial- MARÍN, M.
1997 “Una vida de mujer: Subh”, en ÁVILA, M.L.; MA-
mente dada la extraordinaria brevedad con que nos RÍN, M. (eds.): Biografías y género biográfico en
vemos obligados a exponerlo aquí. Es necesario se- el Occidente islámico. Madrid: CSIC. 425-426.
guir profundizando en estudios de etnoarqueología NAVARRO PALAZÓN, J.; JIMÉNEZ CASTILLO, P.
1996 “Plantas altas en edificios andalusíes. La aporta-
(como demuestran trabajos de otros compañeros ción de la Arqueología”, en Arqueología Medieval,
presentados en esta misma reunión) para obtener 4: 107-137. Mértola: Campo Arqueológico de Mér-
resultados de investigación que nos arrojen luz en tola.
2007a Siyasa. Estudio arqueológico del despoblado an-
esta línea de trabajo, de la cual no hemos hecho dalusí (ss. XI-XIII). Granada: El Legado Andalusí.
más que dar unas pinceladas iniciales y una mínima 2007b Las ciudades de Alandalús. Nuevas perspectivas.
puesta al día y toque de atención. Zaragoza: Instituto de Estudios Islámicos y de
Oriente Próximo.
Concluyo con una nueva cita de Amamra y ORIHUELA UZAL, A.
1996 Casas y palacios nazaríes (siglos XIII-XV). Barce-
Fen-tress (1990: 167), que sintetiza muy claramen- lona: Lunwerg.
te la idea central que pretendemos desarrollar con 2001 “La casa andalusí en Granada. Siglos XIII-XV”, en
esta investigación: La casa meridional. Correspondencias. Sevilla:
Consejería de Obras Públicas y Transportes de la
“Cette construction fortement centralisée de Junta de Andalucía. 299-314.
2007 “La casa andalusí: un recorrido a través de su evo-
l’habitat domestique reflète la structure de la fami- lución”, en Artigrama, 22: 299-335. Zaragoza.
lle qui l’habitait. La famille islamique patriarcale, VAN STAËVEL, J.-P.
contrôlée dans une large mesure par une seule per- 2001 “Influencia de lo jurídico sobre la construcción,
análisis de Ibn al-Iman al-Tutili (Tudela, final del
sonne, correspond en effet de près à ce modèle. Le siglo X)”, en PASSINI, J. (coord.): La ciudad me-
rapport des divers membres de la famille avec le dieval: de la casa al tejido urbano. Actas del pri-
père est équivalent à celui des différentes pièces de mer Curso de Historia y Urbanismo Medieval or-
ganizado por la Universidad de Castilla-La Man-
la maison avec la cour; plus ou moins égaux entre cha. Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha.
eux, ils sont entièrement subordonnés à un élément 215-239.
central.” WHITCOMB, D.
1995 “The Misr of Ayla: New Evidence for the Early Is-
5. Agradecimientos. lamic City”, en Studies in the History and Archae-
ology of Jordan, V: 277-288. Amman.
La comunicación aquí presentada es un brevísi- AL-WANSARISI (aut.); HAYYI, M. (ed.)
mo resumen de la investigación tutelada de su autor 1401/1981 Al-Mi’yar al-mu’rib wa-l-yami’ al-mugrib ‘an fa-
taawi ahl Ifriqiya wa-l-Andalus wa-l-Magrib. Ra-
para la obtención del Diploma de Estudios Avanza- bat-Beirut.
dos, dirigida por el Dr. Julio Navarro Palazón
(LAAC-EEA-CSIC), realizada gracias a una beca
predoctoral I3P del CSIC. Vaya para él, pues, mi
primera y principal muestra de gratitud, así como
también para el conjunto de mis compañeros del
Laboratorio de Arqueología y Arquitectura de la
Ciudad (http://www.laac.es), y especialmente para
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 389-393
RESUMEN
En este trabajo se pretende mostrar las posibilidades del registro arqueológico en el análisis de la vida
cotidiana medieval. Se realiza un acercamiento a un campo de análisis poco explotado aún, como es el de las
producciones metálicas, planteándose perspectivas de análisis y dificultades encontradas. Para ello se toma
como modelo el yacimiento conocido como “El Castro de los Judíos”, Puente Castro (León).
ABSTRACT
In this essay, the objective is to show the possibilities of the archaeological search in the research of
the medieval daily life. It is realized an approach to the study of the metalwork objects, considering prospects
of analysis and difficulties encountered. The archaeological site named “El Castro de los Judíos”, Puente Cas-
tro (León), is taken as a model.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
390
MARÍA GONZÁLEZ CASTAÑÓN
y estéticos que han marcado los criterios de estudio NEZ PEÑÍN e.p.: 51 y 225, fig.72). Será a esta úl-
de estos objetos durante mucho tiempo. Para ello es tima fase a la que se adscriba la mayor parte del
necesario dejar de catalogarlos como meras piezas material metálico.
de museo, en función de su originalidad y belleza,
A lo largo de las seis campañas de excavación
para considerarlos como “manufacturas”, fabrica-
realizadas en la superficie del cerro, entre 1999 y
das por el hombre con una finalidad económica o
2005, fue exhumada una variada cultura material
sociocultural. Los objetos metálicos se revelarán
donde el metal ocupaba un lugar destacado, única-
entonces como indicadores funcionales –al abarcar
mente por detrás de los restos cerámicos. El volu-
ámbitos variados de la actividad humana– y del
men de elementos recuperados superaba los 700 –
grado de especialización de una sociedad.
teniendo en cuenta que los correspondientes a la
La mayoría de los estudios consideran además campaña del año 2000 aún no han sido contabiliza-
una segunda perspectiva de análisis: la productiva. dos–. De éstos la mitad aproximadamente resulta-
No sólo son objetos acabados con una función par- ron identificables y por tanto susceptibles de clasi-
ticular sino que también son resultado de un proce- ficación. Los soportes empleados en su fabricación
so tecnológico que conlleva labores mineras –ex- fueron el hierro y el metal de base cobre, predomi-
tracción del mineral–, metalúrgicas–transformación nando claramente el primero en un 86 %. El estado
de éste en metal– y de metalistería –conversión del de conservación de las piezas era variable, siendo
metal en manufactura– (ZAGARI 2005). en este punto donde surge el primer gran problema
de análisis, que es seguramente una de las razones
Por lo que concierne a España, los trabajos con-
de la falta de estudio de estos materiales. El metal,
tinúan siendo escasos a pesar de los llamamientos
especialmente el hierro, es muy inestable, acelerán-
al respecto (RIU Y RIU 1988: 456 entre otros). Se
dose su degradación con su abandono y enterra-
han publicado algunos estudios interesantes, la ma-
miento. A esto se añade el efecto de su exhumación
yoría de ellos en el ámbito cultural andalusí (OR-
durante la excavación, cuando entra en contacto de
TEGA PÉREZ 1994; AZUAR 1994; SUÁREZ
nuevo con la atmósfera. En ocasiones esa degrada-
MANJÓN 2003; FERNÁNDEZ CALDERÓN y
ción es tal que lleva a que el objeto metálico resulte
GUTIÉRREZ GONZÁLEZ 2003, entre otros). No
irreconocible o incluso a que únicamente sepamos
obstante el más completo de todos ellos continúa
de su existencia por manchas de óxido en la super-
siendo el realizado por J. Navarro y A. Robles so-
ficie de excavación. Aún así, con el fin de realizar
bre el ocultamiento altomedieval de la albaceteña
estadísticas de uso, es necesario contabilizar estos
Cueva de los Infiernos, en la localidad de Liétor
fragmentos, que quedarán al margen de las tipolo-
(NAVARRO PALAZÓN y ROBLES 1994).
gías funcionales. Los procesos de tratado de la su-
2. El yacimiento del Castro de Los Judíos. perficie de las piezas a estudiar estarán simplemen-
Propuesta de análisis del material metálico. te encaminados, en un primer momento, a eliminar
El yacimiento medieval del Castro de los Judíos depósitos terrígenos y adherencias de cuerpos ex-
se localiza extramuros de la antigua ciudad de León traños, siempre que éstos se desprendan fácilmente.
(AVELLO y SÁNCHEZ LAFUENTE 2003). Su El mecanismo de trabajo será el habitual en estos
ubicación se establece en un cerro amesetado desde casos (ESCUDERO 1988).
el que se domina la ciudad entera y el acceso sures- Una vez realizadas las labores de limpieza y ca-
te de la misma, punto de paso del Camino de San- talogación básicas se elaboró una tipología de ca-
tiago y de las rutas procedentes de al Andalus. Su rácter funcional con el fin de poder determinar el
fecha de fundación es incierta, datándose los pri- ámbito de uso de esos objetos y su incidencia en la
meros documentos alusivos a su poblamiento en el vida diaria de los habitantes del cerro. Se distin-
siglo XI, aunque ya con anterioridad tenemos noti- guieron cuatro aspectos esenciales del ajuar (Fig.
cias de la presencia de judíos en la ciudad de León. 1), añadiéndose a éstos dos grupos más donde se
Su desaparición se fecha entre 1196 y 1197 como recogían los desechos de actividad metalúrgica o
consecuencia de los enfrentamientos territoriales escorias, por un lado, y el material indeterminado
entre Alfonso VIII de Castilla y su primo Alfonso por otro. Este último incluía tanto aquellas piezas
IX de León. Arqueológicamente no se han eviden- especialmente fragmentadas o corroídas como las
ciado aún restos de asedio o destrucción repentina que carecían de paralelos conocidos.
por lo que sería posible plantear una cierta conti-
nuidad de poblamiento. Los primeros análisis del Es necesario consignar aquí que la clasificación
material cerámico evidencian dos fases claras de propuesta está hecha en base a los hallazgos metáli-
ocupación: la primera comprendida entre los siglos cos correspondientes a los años 1999 y 2005, esco-
X - XI y la segunda durante el siglo XII y hasta ese gidos para la elaboración de mi tesina por tratarse
teórico despoblamiento del cerro, si bien son pro- de dos campañas de excavación practicadas en su-
ducciones con continuidad bajomedieval (MARTÍ- perficies de terreno contiguas. El volumen de mate-
391
MANIFESTACIONES DE LA COTIDIANEIDAD MEDIEVAL A TRAVÉS DE LOS UTENSILIOS METÁLICOS
rial metálico asciende en este caso a un total de 333 portantes, no por su historia particular, como podría
elementos, excluyendo de este recuento las escorias serlo tal vez una espada, sino en su conjunto. Por
de desecho. El hierro supone aquí aproximadamen- ejemplo, su abundancia tanto numérica como for-
te el 91 % de restos exhumados. mal en una zona determinada nos está hablando,
además de su variado uso que podemos intentar de-
ducir a partir de sus características físicas, de la
existencia de una metalurgia del hierro forjado de-
sarrollada (MANNONI y GIANNICHEDDA 2003:
43-44).
El tercer grupo se corresponde con el material
relacionado con las actividades económicas desa-
rrolladas por los habitantes del asentamiento. Den-
tro de éste se han podido distinguir funciones agrí-
colas y ganaderas así como labores artesanales en-
tre las que se cuentan las textiles, el lañado de ma-
terial cerámico, y el trabajo de madera y/o hueso.
Puesto que la brevedad de este artículo no per-
mite profundizar demasiado en este campo he que-
rido destacar aquí la presencia entre los útiles texti-
les de una rasera de templén como muestra de la
variada información que los objetos metálicos nos
pueden aportar sobre la cotidianeidad medieval.
Sin duda la actividad textil ha sido una de las
Fig.1:Grupos funcionales del material metálico procedente
más habituales en las comunidades humanas a lo
del Castro de los Judíos, Puente Castro (León). largo de los siglos. Los hallazgos a este respecto
son numerosos: desde agujas, tijeras o dedales has-
El primer grupo de material, distinguido con el ta pondus de arcilla para telares verticales. Las uni-
calificativo de “militar”, incluye algunas armas dades familiares los empleaban en la elaboración
blancas como son los proyectiles de tiro para arco o de tejidos, bien como medio de autoabastecimiento
ballesta, un pequeño regatón de lanza y una hoja de o como aditamento de la economía doméstica.
puñal. Entre ellos destaca indudablemente la pre-
sencia abundante de los primeros, divididos en sub- Sin embargo existe un tipo de objetos más inu-
tipos en función, fundamentalmente, de su sistema suales en el registro arqueológico y que nos indican
de enmangue. Las piezas del Castro se integran en claramente la existencia de actividad textil profe-
el esquema evolutivo general de las armas de tiro sional. Se trata de los restos de telares horizontales,
junto con aquellas datadas entre la segunda mitad también llamados “de pedales”. En algunos países
del siglo XI y principios del siglo XIII, especial- europeos se han recuperado elementos de madera,
mente con las recuperadas en los contextos de bata- como lanzaderas o pedales, gracias a las condicio-
lla de Alarcos (1195) y Las Navas de Tolosa nes atmosféricas del entorno (WALTON 199: 328).
(1212) (SOLER 1995; ROSADO LLAMAS y LÓ- En la Península Ibérica no se conservan este tipo de
PEZ PAYER 2001). Es significativo el hecho de piezas, pero si se han recuperado varias raseras de
que prácticamente la totalidad de las puntas de pro- templén fabricadas en hierro. Este pequeño objeto,
yectil recuperadas a lo largo de las campañas de ex- provisto comúnmente de tres dientes elaborados
cavación inventariadas, se concentren en una zona por limadura, constituye uno de los dos extremos
reducida del asentamiento, la llamada “mota” –por de un utensilio más complejo compuesto tradicio-
su elevación sobre el cerro–, donde es posible que nalmente de dos varas de madera o hierro ensam-
existiera algún tipo de fortificación con su corres- bladas mediante cuerdas o un pasador metálico. Se
pondiente guarnición militar. disponía en el sentido del ancho de la tela, clavan-
do las púas en los extremos de la urdimbre y des-
El segundo grupo de materiales es también el plazándolo a medida que se avanza en el trabajo,
más numeroso. Lo componen todas aquellas piezas con el fin de evitar que la tela se encoja. Su función
empleadas en la construcción de edificios y en la es la misma que ejercen los pondus en los telares
fabricación de mobiliario doméstico. Evidentemen- verticales, también presentes en el Castro (MARTÍ-
te se trata casi siempre de clavos, muy abundantes NEZ PEÑÍN e.p,: 99-100).
en las excavaciones, y que a primera vista apenas
nos ofrecen información de relieve. Sin embargo Los telares horizontales son útiles de gran en-
hemos de tener en cuenta que estas piezas son im- vergadura y manejo complejo. No son aptos, como
392
MARÍA GONZÁLEZ CASTAÑÓN
los verticales, para ocupar un pequeño rincón de la rrumbes de tejados, rellenos de suelos y muros de
casa sino que requieren de un espacio adaptado. El adobe u hogares. En las Cantigas alfonsíes se puede
trabajo realizado con estos telares es más rápido y observar la inclusión de escorias negras en muros
la longitud de las piezas mayor. Por tanto no se re- (MENÉNDEZ PIDAL 1986: 116).
lacionan con usos domésticos sino más bien con
una labor profesional. Aunque el contexto en el que
se recuperó el templén no ofrece más datos, puesto
que se encontraba mezclado con restos de derrum-
be de tejados y otros materiales tanto metálicos
como cerámicos, no cabe duda de su utilidad.
Así su presencia nos indica que en algún mo-
mento hubo al menos un tejedor entre los poblado-
res del Castro. Por desgracia la documentación es-
crita y epigráfica alusiva al asentamiento apenas
ofrece referencias sobre los oficios desempeñados
por sus moradores. No obstante podemos decir que
la actividad textil profesional no es ajena a la po-
blación hebrea norteña (MARTÍNEZ MELÉNDEZ
1995: 115-116).
El cuarto grupo se corresponde con material de
uso doméstico y personal. Suele ser el menos nu-
meroso y diverso ya que el mobiliario medieval
tiende a ser escaso y los objetos de uso personal
como joyas, elementos de vestimenta, etc son más
frecuentes en otro tipo de yacimientos, tales como
las necrópolis donde aparecen formando parte de
ajuares funerarios.
En última instancia, la presencia abundante de
desechos metalúrgicos férricos dispersos en super-
ficie –aunque por el momento no se hayan localiza-
do grandes escoriales– bastaría para plantear la
existencia de actividades de reducción del mineral
–buena parte de estas escorias son de tipo interno– Fig.2: En la zona superior aparece el templén recuperado
y/o de forja del metal. La presencia de pequeños en el Castro de los Judíos leonés. En la zona inferior re-
construcción del enmangue de las piezas con espigo se-
hornos metalúrgicos y talleres de herrería en asen- gún M. RETUERCE: “El templén ¿primer testimonio del te-
tamientos fortificados de cierta envergadura, como lar horizontal en Europa?”
es éste, resulta muy común con el fin de abastecer
3. Conclusiones.
las necesidades básicas del poblado en lo que res-
pecta a la fabricación y reparación de manufacturas Con este breve esbozo de la cuestión se ha pre-
imprescindibles en la vida diaria (BOHIGAS ROL- tendido poner de manifiesto las posibilidades cien-
DÁN 2001: 197-209; FERNÁNDEZ CALDERÓN tíficas del material metálico a la hora de abordar es-
y GUTIÉRREZ GONZÁLEZ 2003: 239-241). En tudios sobre vida cotidiana. Aunque no siempre es
el 90% de los casos la identificación de un sitio ar- posible acceder a este tipo de restos por las razones
queometalúrgico depende del reconocimiento e in- anteriormente citadas, resulta obligatorio llamar la
terpretación de las escorias ya que las evidencias de atención de los investigadores acerca de la necesi-
la existencia de hornos suelen escasear ante lo en- dad de publicar todos los hallazgos metálicos que
deble de sus estructuras y la temporalidad de las se produzcan, sin temor de plantear diferentes hipó-
mismas –era frecuente que se trabajase en la reduc- tesis en espera de otras que expliquen mejor la rea-
ción en una época determinada del año y que luego lidad. La información que estos objetos nos puedan
se destruyesen los hornos hasta el año siguiente–. aportar completará aquella obtenida a partir de las
Un análisis químico de estos restos aportaría ade- fuentes escritas, la iconografía y la etnografía. Ésta,
más información sobre el proceso tecnológico del por ejemplo, ha sido de gran ayuda a la hora de re-
metal. conocer y comprender piezas como el templén, tan
alejadas hoy a nuestra cotidianeidad.
Su presencia dispersa se vincularía con proce-
sos de reciclado o reutilización, frecuentes desde la Por último es importante recordar que en reali-
Antigüedad. Así aparecen formando parte de de- dad no hablamos de materias primas, ni siquiera de
393
MANIFESTACIONES DE LA COTIDIANEIDAD MEDIEVAL A TRAVÉS DE LOS UTENSILIOS METÁLICOS
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JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 395-430
SESIÓN 7:
Diálogos entre fuentes: Cultura material en
la Antigüedad
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 397-404
RESUMEN
En este trabajo se exponen los principales problemas que afectan al estudio del territorio romano en
el bajo valle del Guadalquivir y se propone una alternativa metodológica basada fundamentalmente en los Sis-
temas de Información Geográfica, intentando demostrar que se puede estudiar el espacio a partir de la cul-tura
material sin caer en presupuestos difusionistas.
ABSTRACT
In this paper the main problems concerning studies of Roman territory in the lower Guadalquivir val-
ley are shown. After analysing this, a methodological alternative is proposed mainly on the basis of GIS, in an
attempt to demonstrate that it is possible to avoid diffusionist approaches when studying space from the point
of view of material culture.
1. Marco y objetivos del proyecto. nas de Aznalcóllar, al igual que hacía en la vecina
1.1. El valle del río Guadiamar. Riotinto (Chic 2005).
El bajo valle del Guadalquivir es una amplia re-
gión natural que engloba realmente otros muchos
sistemas secundarios que no obstante se encuentran
directamente relacionados con el gran río. Dentro
de este nicho ecológico, el río Guadiamar se carac-
teriza por ser el último afluente importante del
Guadalquivir justo antes de la entrada de éste en lo
que hoy es el P.N. de Doñana y antaño fue el pa-
leo-estuario del Guadalquivir (Lacus Licustinus),
de forma que en la Antigüedad el Guadiamar desa-
gua-ba directamente al mar (Fig. 1).
Sin poder entrar en demasiado detalle, debe en-
fatizarse que en esta comarca confluyen una ubica-
ción excelente y la existencia de recursos estratégi-
cos para el Estado romano, lo cual la convierte en
una interesante zona de estudio. En primer lugar,
tal y como refleja el mapa de la Fig.1, un rasgo lla-
ma-tivo del valle del Guadiamar es que, en sólo
unas pocas decenas de kilómetros, se pasa de los ri-
Fig.: 1. El valle del Guadiamar en el contexto andaluz.
cos suelos mineros de S. Morena occidental a unas
campiñas de extrema fertilidad y con altísimos ren- En segundo lugar, a este excelente entorno na-
dimientos agrícolas. Si a esto unimos que el Gua- tural se une la existencia constatada de al menos
diamar desembocaba directamente en el mar duran- cuatro municipios flavios (Laelia, Tucci, Olontigi,
te la Antigüedad, y que según autores como Estra- Lastigi) y dos colonias (Itálica, Sevilla). Es cierto
bón y Plinio (Naturalis Historia III, 3, 12 s.) era na- que tal densidad de núcleos jurídicamente privile-
vegable (Caballos et al. 2005), se conforma así una giados no es exclusiva de esta parte de la Bética,
excelente vía de comunicación N-S por la cual el pero sí es un factor más que apunta al interés espe-
Estado romano podría haber estado moviendo la cial del Estado romano en este territorio tan fértil,
plata procedente de la galena argentífera de las mi-
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
398
PABLO GARRIDO GONZÁLEZ
rico en metales preciosos y bien comunicado por una villa no es simplemente un edificio
un eje fluvial. suntuoso en ámbitos rurales, sino todo un
sistema socioeconómico que además varía
En suma, en el valle del Guadiamar se dan los
en el tiempo.
factores principales que hacían que una zona fuera
especialmente ambiciada en la Antigüedad: exce- 1.3. Objetivos.
lentes rendimientos agrícolas, presencia de metales A partir de la constatación de estos problemas,
preciosos y buenas rutas de comunicación, en con- el estudio del territorio romano en el valle del Gua-
creto el eje fluvial N-S y la vía que en sentido E-O diamar debía incidir sobre todo en un diseño meto-
unía Hispalis con Ilipla (Niebla) y Riotinto, en la dológico para el trabajo de campo que intentara, si
confluencia de las cuales se hallaba la ciudad de no solucionar, al menos minimizar estos problemas.
Laelia (Cerro de las Cabezas, Olivares, Sevilla).
Creemos que la respuesta se encuentra precisa-
1.2. La investigación arqueológica en el valle mente en la relación cultura material/territorio, a
del Guadiamar. partir de la cual hay que replantear la terminología
Se puede afirmar tranquilamente que los proble- aplicada convencionalmente a los diversos tipos de
mas que aquejan la historia de las investigaciones asentamiento romano. Los problemas principales
en el río Guadiamar son comunes a otras zonas de son la propia naturaleza de los vestigios superficia-
Andalucía e incluso de buena parte de la P. Ibérica. les constatados durante la prospección pedestre y la
falta de acuerdo a la hora de aplicar los conceptos.
Por un lado, los datos disponibles para la ribera
oriental y la occidental difieren radicalmente. En la Ante ello, la intención de este artículo es reali-
primera, la información es en general antigua y me- zar nuestra propuesta metodológica, en un intento
todológicamente dudosa (principalmente Ponsich por aportar otras perspectivas para la solución del
1974), pero al menos contamos con ella; por el problema.
contrario, el panorama de la segunda es desolador,
2. Bases para una propuesta metodológica.
porque apenas contamos un puñado de yacimientos
registrados sin mayores precisiones que el de ser Antes de comenzar, debe enfatizarse el protago-
“romanos”. A esto se une además la desidia total de nismo que otorgamos a la gestión de los datos de
las administraciones públicas a la hora de actualizar campo por medio de Sistemas de Información Geo-
sus bases de datos (SIPHA/Arqueos en Andalucía), gráfica (SIG). Independientemente del alcance que
de modo que la mayoría de los trabajos realizados se le quiera dar a estas técnicas, siempre más allá
desde los años noventa no se han publicado y/o no de meros “puntos sobre mapas” (Bintliff 2000), no
se han incorporado a las bases de datos. se puede negar su utilidad excepcional como siste-
ma gestor de bases de datos con una componente
Por otra parte, un segundo problema afecta ya espacial. Los aspectos discutidos a continuación
no a la escasez de información, sino a su calidad. son inviables sin una tecnología SIG, no sólo por-
En este sentido, el problema es fundamentalmente que la estrategia de reconocimiento del territorio
terminológico, aun admitiendo que a veces no es apuesta por la combinación de diferentes escalas de
nada fácil reconocer la funcionalidad de un yaci- análisis, sino por la naturaleza de los datos y los
miento a partir de los restos superficiales. No obs- sistemas de registro, adaptados a cada situación
tante, esto no debe justificar que: concreta.
• La escasa información que suelen ofrecer 2.1. Prospección intensiva a nivel semi-micro
publicaciones y bases de datos se limita a espacial.
definir cronologías ambiguas y funcionali- La primera fase del estudio del territorio roma-
dades dudosas, empleando términos que no en el río Guadiamar se centró en la finca Casa-
después no son ni definidos ni conveniente- quemada (Sanlúcar la Mayor, Sevilla), cuya propie-
mente aclarados. taria, la fundación cultural Focus-Abengoa, pro-
• Al hilo de lo anterior, se observa un abuso mueve el proyecto De la Tierra al Sol. Historia de
de ciertos términos, muy especialmente el los Paisajes del Guadiamar, dirigido por el profe-
de villa, empleado indiscriminadamente sor F. Amores, del Departamento de Prehistoria y
para cualquier yacimiento rural de cierta Arqueología de la Universidad de Sevilla.
entidad, cuando la realidad es mucho más
diversa. El resultado es que, si nos fiáse- En colaboración con el mencionado proyecto,
mos de los registros oficiales, el sistema de se seleccionaron 5 yacimientos de época romana
villa parece que estuvo más extendido en la para aplicar una estrategia mixta de prospecciones
Bética que en la propia Italia, datos que geofísicas (resistividad y magnetometría) y mues-
después no se corresponden con la realidad treo de material superficial. El procedimiento no es
material en el campo. No olvidemos que nuevo y ya ha sido aplicado con éxito en otras oca-
399
TERRITORIO Y CULTURA MATERIAL: ¿UNA VUELTA AL DIFUSIONISMO?
siones (Rodríguez & Keay 1995; Keay et al. 2000), con la de los otros elementos y por tanto esta varia-
pero es la primera vez que se aplica de forma exh- ble no es relevante en el total.
austiva en tantos yacimientos a la vez, y más cuan-
-Número total de otros elementos: metal, esco-
do se está preparando la intervención en un sexto
rias, molinos de mano y marmora, es decir, toda
lugar, la ciudad romana de Laelia (Cerro de las Ca-
piedra utilizada en época romana con fines decora-
bezas, Olivares, Sevilla).
tivos: mármol, granito y determinados tipos de cali-
La clave de esta estrategia mixta es aprovechar za.
para los muestreos de material la cuadrícula instala-
-En los yacimientos multifásicos, Número y
da sobre el terreno para la prospección geofísica.
masa total de material por cronología, para com-
De esta forma es posible cotejar las estructuras de-
parar la entidad del yacimiento en diferentes épo-
tectadas por la geofísica con la información arroja-
cas.
da por la prospección superficial, lo cual ha produ-
cido excelentes resultados en otras situaciones, per- El resultado de estos muestreos es la elabora-
mitiendo elaborar mapas de densidad y distribución ción de mapas de densidades y distribución de ele-
de materiales que reflejen un patrón funcional y mentos (Fig. 2) que, combinados con la prospec-
cronológico. ción geofísica, arrojan una valiosa información so-
bre las diferentes fases y actividades del yacimien-
En este caso concreto se optó por un muestreo
to, permitiendo elaborar hipótesis para identificar
aleatorio del 1% en cada cuadrícula. Esto, en cifras
las estructuras detectadas mediante resistividad y
reales, supone que de cada cuadrícula de 30 m de
magnetometría.
lado (900 m²), se ha realizado una recogida total y
pesado de material en sectores de 3x3 m. Aunque 2.2. Prospección extensiva a nivel macro-es-
la cantidad parezca exigua, experimentos en otros pacial.
yacimientos (Keay et al. 2000) señalan que ampliar Obviamente, este tipo de estrategia mixta sólo
la muestra hasta un 5-10% no varía significativa- es posible aplicarla de forma intensiva a nivel semi-
mente los resultados. En cualquier caso, el material micro espacial, sobre yacimientos previamente re-
recogido por muestreo fue completado con otro re- conocidos y topográficamente levantados.
cogido aleatoriamente por toda la superficie del ya-
cimiento sin relación con la malla topográfica. Esta muestra de cinco yacimientos es un exce-
lente testigo material sobre el que comparar la evi-
Los materiales recogidos en cada muestra fue- dencia de otros yacimientos de la zona. Pero el au-
ron luego tabulados y sintetizados en una serie de téntico problema metodológico que se nos plantea-
índices estadísticos que permiten una mejor repre- ba era cómo extraer una información, si no tan
sentación y manipulación de los datos en un forma- completa, al menos comparable, a nivel macro-es-
to SIG. Aunque la información recogida en la ficha pacial y sin que ello supusiera una excesiva inver-
es muy completa, luego es simplificada, de forma sión temporal.
que las variables consideradas finalmente son:
La mayoría de las prospecciones extensivas se
-Visibilidad del terreno en cada muestra, en limitan a identificar y ubicar yacimientos sin apor-
cuatro intervalos: 1 (0-25%), 2 (25-50%), 3 tar mayores detalles sobre los materiales hallados.
(50-75%) y 4 (75-100%). De esta forma es posible En otros casos sí se menciona cuáles aparecieron,
relacionar la cantidad de material recogido en cada pero sin reflejar, siquiera aproximadamente, las
muestra con la proporción real de terreno visible en proporciones, limitándose a enumerar la mera pre-
cada caso. sencia/ausencia de los mismos. Esta práctica ha
-Número y masa total de elementos recogidos sido denunciada ya en numerosas ocasiones (Tré-
en cada muestra, indexados en 12 intervalos. ment 2000; Keay 2000), y es en buena parte la res-
ponsable de atribuir acríticamente cronologías y
-Número y masa de material constructivo, si funcionalidades, en particular el caso de las villae.
bien separando tegulae y ladrillos, pues existe un El objetivo, por tanto, era diseñar una estrategia
claro patrón cronológico en la proporción entre am- que fuera más allá de la mera presencia/ausencia de
bos elementos (12 intervalos). ciertos tipos de material y que permitiera aplicar
-Número y masa de cerámica de almacenaje, en determinados índices estadísticos como indicadores
concreto dolia y ánforas, que también acaban sir- de un tipo u otro de yacimiento.
viendo para esta función cuando culmina su objeti- El procedimiento, aún en aplicación, es sencillo.
vo primario de transporte (12 intervalos). Una vez detectado un yacimiento durante las pros-
-Número total de cerámica común y vajilla fina, pecciones, se delimita un área poligonal con el
pues la masa de éstas es comparativamente ridícula GPS. Dentro de este polígono se realiza un recono-
cimiento superficial exhaustivo a intervalos regula-
400
PABLO GARRIDO GONZÁLEZ
res (según el tamaño del yacimiento serán de 10 ó 3) ladrillo romano, 4) tegula romana, 5) vajilla
20 metros). Se parte de la base de que, a falta de un fina republicana, 6) vajilla fina alto imperial, 7)
muestreo circunscrito a una retícula y con recogida vajilla fina bajo imperial, 8) cerámica de almace-
total de material, este reconocimiento regular sobre naje, 9) cerámica común (vajilla y cocina), 10) es-
el terreno representa una muestra aleatoria del mis- corias, 11) marmora, 12) molinos de mano y 13)
mo. otros (material medieval, moderno y contemporá-
neo).
En vez de utilizar una ficha cuyos campos sólo
permitan incluir una cruz para marcar si el elemen- Los materiales considerados buscan aunar in-
to está o no presente (por ejemplo, si hay terra si- formación funcional y cronológica al mismo tiem-
gillata sudgálica o no), se optó por una que permite po, así como rastrear actividades económicas rele-
incluir un sistema de proporciones, que no de valo- vantes, minería y metalurgia muy especialmente.
res absolutos, entre diferentes elementos. Por otra parte, de nuevo se considera la visibilidad
superficial de cada yacimiento en la fecha concreta
En una recogida aleatoria de material superfi-
en que se registró, ya a que a veces ha tenido que
cial tiene poco sentido reflejar valores absolutos,
visitarse en periodos diferentes para contrastar la
mientras que el sistema de índices contrarresta lige-
información recogida.
ramente el sesgo que pueda haber en los datos.
2.3. Construcción de las bases de datos.
Además, los índices varían según el tipo de ma-
terial: no es lo mismo que haya 250 fragmentos de Las diferentes estrategias adaptadas a cada es-
tegulae que 25 de terra sigillata itálica, ni 5 de ce- cala de análisis, aun cuando en el fondo son simila-
rámica del siglo I d.C. que 55 del siglo IV d.C. Es- res, obliga a diseñar diferentes bases de datos, aun-
tas proporciones, por tanto, se reflejan en un siste- que procurando en todo momento que no exista re-
ma de intervalos similar al descrito en la sección dundancia de información. Esto ha llevado a cons-
anterior, pero sin considerar la masa (sería una gran truir tres sistemas diferentes:
pérdida de tiempo) y adaptando las variables a una 1. Base de datos general. Incluye todos
escala macro-espacial, de modo que se valoran: 1) los yacimientos recopilados a partir del
cerámica prehistórica, 2) cerámica protohistórica, catálogo SIPHA/Arqueos, publicacio-
401
TERRITORIO Y CULTURA MATERIAL: ¿UNA VUELTA AL DIFUSIONISMO?
ces e indicadores materiales, lo que se intenta es de los datos superficiales. Esta debilidad de base
dar respuesta a estos problemas, de forma que en afecta a cualquier prospección superficial en gene-
vez de decidir sobre la marcha en el campo ante ral, no sólo a la metodología descrita, y se relaciona
qué yacimiento nos encontramos, sea en laborato- estrechamente con la naturaleza de los procesos
rio, tras volcar los parámetros, donde se apunte a post-deposicionales en cada lugar. Es cierto que los
un tipo u otro de yacimiento, e incluso si este lo es materiales más recientes pueden ser más visibles
en absoluto: “In recent years there has been a ten- debido a su posición estratigráfica, de forma que la
dency towards a siteless survey, in which <sites> percepción de, por ejemplo, la cerámica republica-
are created post facto from analysis of the data, na en nuestra área de estudio es ciertamente escasa.
not of the whim of a team leader in the midday De todos modos, el sistema propuesto es válido
sun” (Mattingly 2000). cuando menos para detectar tendencias entre mate-
riales contemporáneos, aportando indicios sobre las
De este modo, cuando se analizan los indicado-
actividades socioeconómicas de un lugar.
res, es perceptible la cantidad de villae inventaria-
das que no cuentan con ningún material suntuario, Sea como fuere, por encima de todo, lo que de-
sólo algunas cerámicas de importación y una pre- seamos enfatizar aquí es la estrecha relación exis-
sencia más o menos masiva de material constructi- tente entre los estudios del territorio y la cultura
vo. Pero la realidad es mucho más compleja, y por material. No es necesario, quizá es incluso imposi-
eso creemos que los yacimientos deben clasificarse ble, que un arqueólogo del territorio conozca las
a partir de la combinación de determinados indica- series cerámicas de forma tan rigurosa como un ex-
dores materiales: presencia sustancial de marmora, perto ceramólogo, pero al menos sí es indispensa-
vajillas de lujo o semi-lujo, fragmentos de teselas, ble reconocer las producciones y tipos más recu-
diferentes tipos de aparejos u opera, vidrio, pro- rrentes, de forma que se recoja el porcentaje más
ducción metalúrgica, cantidad de material de alma- alto posible de datos diagnósticos. En el caso de los
cenaje y transporte, etc. A partir de aquí es posible muestreos combinados con geofísica, el material
incluso derivar un Análisis de Componentes Prin- irreconocible ha sido igualmente registrado y con-
cipales para comprobar si existe una tendencia cla- siderado, mientras que todo aquel “diagnóstico” ha
ra en los datos, siempre y cuando estos presenten sido dibujado, inventariado y descrito pieza a pieza.
una cantidad y calidad aceptables. Este procedimiento no es viable para la prospec-
ción extensiva, que se limita a registrar la informa-
Lo importante es realizar una clasificación de
ción lo más rápidamente posible en el campo, sin
la evidencia una vez registrada, y no al revés, im-
recoger material: esto hace aún más indispensable
poniendo un esquema preconcebido al registro ar-
un adecuado conocimiento de la cultura material.
queológico. De todos modos es cierto que las fichas
de registro que se están utilizando en campo inclu- Unir indisolublemente territorio y cultura mate-
yen una casilla para aventurar una adscripción cro- rial es en verdad una obviedad, porque es lo que
no-funcional, pero siempre supeditada a lo que in- siempre se ha hecho y probablemente se hará en el
diquen posteriormente las proporciones de diferen- futuro. Otra cuestión es cómo concebir esa unión y
tes materiales. qué interpretación histórica sugiere. En el pasado,
depender de las vajillas de importación llevó a en-
Posiblemente la crítica fundamental resida en
foques difusionistas y a conceptos de aculturación
qué fiabilidad tienen los índices diseñados, así
no siempre justificados. Ahora que el propio con-
como la propia recogida del material. Ciertamente,
cepto de romanización está en proceso de redefini-
hay un amplio margen de error estadístico, pero se
ción, la cuestión del papel de la cerámica itálica en-
intenta corregir con reconocimientos en distintos
tre las culturas indígenas ha recobrado protagonis-
momentos del año y con estrategias ligeramente al-
mo.
teradas para cada momento. Pero independiente-
mente del posible sesgo de los datos, creemos que Dejando a un lado otro viejo debate, el del pa-
al menos se logra ir más allá de la mera pel de las fuentes escritas –que a nuestro juicio es
presencia/ausencia de materiales, y, siquiera de for- en cualquier caso indispensable-, la cultura material
ma aproximativa, es posible acercarse al rango so- es fundamental para indagar en determinados pro-
cioeonómico de un lugar, así como qué papel pudo cesos históricos del pasado. Por ello mismo, se ha
desempeñar en cada periodo histórico si la ocupa- acusado a determinadas teorías (Sistemas Mundia-
ción fue multifásica. Aún más arbitrario parece re- les, estudios etnohistóricos a partir de la cerámica,
gistrar el yacimiento y proponer, cuando no impo- etc.) de recuperar veladamente el Difusionismo. El
ner, una cronología y una funcionalidad específi- caso extremo de esta acusación es afirmar que no
cas, sin aportar más detalles. se pueden basar los estudios del territorio en deter-
minados testimonios materiales, al correrse el ries-
Otro problema ya no reside sólo en el sistema
go de buscar indicadores “étnicos” de una cultura
de recogida y registro, sino en la propia naturaleza
403
TERRITORIO Y CULTURA MATERIAL: ¿UNA VUELTA AL DIFUSIONISMO?
superior. Posiblemente nunca venga mal alertar del mos a ellos por medio de aspectos cuantitativos.
peligro de volver a determinados enfoques, pero en
En efecto, la hipótesis fundamental que preten-
nuestra opinión la mayor parte de los estudios ar-
demos contrastar en el área del río Guadiamar es si
queométricos que se realizan en la actualidad están
el Estado imperial romano estuvo directamente in-
basados en principios muy alejados del Historicis-
volucrado en la explotación de la cuenca minera de
mo o del Difusionismo.
Aznalcóllar y, de ser así, hasta qué punto esta polí-
Por consiguiente, nuestra propuesta, como la de tica influyó en los patrones de asentamiento del en-
muchos otros autores (Keay & Terrenato 2001) está torno. O dicho de otro modo, ¿es posible detectar a
muy lejos de cualquier presupuesto historicista o partir de la ubicación y características crono-fun-
difusionista, aunque no puede negarse que existen cionales de los yacimientos indicios de la presencia
procesos de difusión. Que apostemos por un estu- del Estado o, al menos, de una política ordenada de
dio riguroso de la cultura material de cada región explotación de los recursos naturales?
en comparación con la de origen externo, especial-
Para resolver estas preguntas, adaptaremos al
mente en procesos de conquista tan indiscutibles
mundo romano de la Bética algunas de las propues-
como el romano, va precisamente en la dirección
tas metodológicas de P. Fábrega y C. Parcero (Fá-
opuesta: definir con rigor las huellas de la pobla-
brega 2005; Parcero 2000), aunque sin avanzar de-
ción de base, previa y posterior a la llegada de
masiado hacia determinados aspectos cognitivos
Roma, como vía más fiable para rastrear los patro-
(Criado 1999). Creemos que el concepto de paisaje
nes de asentamiento. Precisamente uno de los fac-
cultural, aun con todos los problemas que suscita el
tores que consideramos más importantes en el de-
término (Orejas 1991), sí es compatible con el
batido concepto de romanización es detectar la per-
mundo romano, civilización esta completamente
duración o no de patrones indígenas, y explicar en
volcada en alterar el medio ambiente cuando existe
cada caso qué procesos e intereses del sistema polí-
una necesidad socioeconómica, y no digamos polí-
tico romano están tras la conservación o la destruc-
tica, de que así sea. Eso sí, debe quedar claro que
ción de la implantación territorial previa a la con-
consideramos fuera de lugar las aproximaciones fe-
quista. Esta diversidad de situaciones explica por
nomenológicas aplicadas al espacio, y menos aún
qué el panorma, no ya en regiones alejadas del Im-
para estudiar sociedades como la romana.
perio, sino dentro de la propia Península Ibérica,
puede llegar a ser notablemente dispar. Dicho esto, las variables que consideraremos en
el futuro intentarán combinar aspectos cuantitativos
En fin, debe aclararse que el espacio se entiende
y cualitativos:
aquí como un territorio objetivable hasta cierto
punto, ya que la huella cultural, pasada y presente, -En primer lugar, se pretende realizar, por me-
lo transforma y convierte en un paisaje. Ahora dio de un SIG ya en elaboración, un análisis lo-
bien, sin negar la importancia del concepto de pai- cacional considerando diversas variables: topo-
saje, que en su definición téorica aceptamos y com- grafía (altitud relativa, accesibilidad, conexión
partimos, apostamos por un método-hipotético-de- visual entre áreas estratégicas), potencial agrí-
ductivo, que con todos sus problemas, creemos mu- cola/minero (valorando aspectos geomorfológi-
cho más adecuado para el estudio del territorio que cos y litológicos), red hidrológica y rutas de
las aproximaciones fenomenológicas desarrolladas comunicación y, finalmente, densidad y con-
especialmente en la última década. centración de yacimientos (vecino más próxi-
mo, rango-tamaño, etc.). Como puede verse, se
4. Conclusiones y propuestas de futuro.
trata de adaptar al mundo romano una metodo-
Como cualquier método que se pueda proponer, logía que ha sido utilizada sobre todo para pe-
hay evidentes puntos fuertes y puntos débiles en el riodos prehistóricos (E. Cobre y Bronce, García
que acabamos de discutir. Pero más allá de todo Sanjuán e.p.) y protohistóricos (castros del no-
ello, creemos que buena parte de la efectividad de roeste, Parcero 2000). Por otro lado, para el
este sistema de registro es que ya lleva varios me- caso concreto que nos interesa, estas variables
ses demostrando su eficacia en trabajos de campo, se combinarán con coberturas elaboradas a par-
aunque a la espera de confirmar su rigor científico tir de fotografía aérea para cotejar posibles cen-
en el futuro. turiaciones en el valle, aun cuando documental-
En efecto, entendemos que dicho rigor, que ha mente no nos consta ninguna en la zona.
procurado mantenerse al máximo ya durante el di- -Tras el análisis estadístico de los datos, se pre-
seño paulatino del modelo, sólo podrá demostrarse tende comprobar si existe un patrón cronológico
una vez que los datos recogidos sean sometidos a en los mismos y, de ser así, hasta qué punto
diversos análisis de tipo espacial. Deseamos insistir puede atribuirse el hecho a determinados intere-
en que los objetivos perseguidos en tal análisis son ses del Estado imperial romano, en especial en
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404
PABLO GARRIDO GONZÁLEZ
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RESUMEN
ABSTRACT
The aim of this paper would be to apply a multi-scale (micro-, medium-, large-scale) approach to the
Late Antiquity cemeteries placed in north-east Spain. The central reference has been the Neapolis cemetery at
Empuries. The micro-scale analysis has focus its attention on the characteristics of every single burial at the
cemetery, which has led to a systematization of the rituals followed and the main characteristics of the tombs
themselves. The second level of analysis has revealed the relations existing between the burials and the basili-
ca, with a special attention on the display of the cemetery. Finally, on the third level, these observations made
for Empuries as a whole has been put in relation with the rest Late Antiquity cemeteries found in north-east
Spain. The result has been, among others, the recognition of a homogeneous burial pattern at that time, charac-
terised by the simplicity of the remains (there is almost no grave-goods) and the abundance of simple tomb ty-
pes.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
406
SUSANA ABAD MIR
orga-nizadas alrededor de una tumba situada a los denominada necrópolis Martí (Almagro, 1955).
pies del altar de la iglesia, lo que le confiere, de Posteriormente, a lo largo del tiempo, la extensión
manera lógica, un carácter importante, si no privile- de dicha necrópolis aumentó de tal manera que lle-
giado (nivel medio). A continuación, los datos ob- gó a ocupar también el área norte de la Neapolis,
tenidos serán ubicados dentro del panorama que lugar donde se encuentran los restos de una basílica
presentan otros cementerios del noreste de Cataluña a la cual hacemos referencia en el siguiente epígra-
de simi-lar cronología (escala macroespacial). Pos- fe.
terior-mente, dicha información será contrastada
con las lecturas realizadas en investigaciones pre-
vias acer-ca de este tipo de enterramientos y, espe-
cialmente, con datos originarios de yacimientos
más completos y mejor registrados de España y Eu-
ropa. Como conclusión se analizará cuál de los dos
enfoques (procesual o postprocesual) nos parece el
más ade-cuado y fiable en sus resultados.
2. El contexto histórico y arqueológico:
Empúries durante la Antigüedad Tardía.
dal o rectangular. Les siguen en número las cistas do en 29 inhumaciones. Las llamadas tumbas de
(131 inhumaciones), un tipo de sepultura muy co- obra, es decir, las sepulturas de cista o tegulae con
mún en el noreste de Cataluña y el sur de Francia cubierta de piedra y opus signinum o, bien, de pie-
que perdurará en la Edad Media (Gagnière, 1965). dra y cal cuentan con 27 inhumaciones. Por otro
Las tumbas de tegulae de sección triangular (33 lado, disponemos de un único ejemplar de tumba
inhumaciones), de tradición claramente tardorro- de lajas de pizarra de sección triangular, un tipo do-
mana, son también frecuentes en este cementerio cumentado también en el valle del Roina (Gagniè-
aunque su asociación con otro tipo de tumbas su- re, 1965), y de una tumba de imbrices, respectiva-
giere una datación más tardía (Nolla y Sagrera, mente. Finalmente, la última categoría corresponde
1996: 266). Los sarcófagos de piedra monolíticos a las tumbas indeterminadas, aquéllas de las cuales
(31 inhumaciones), desde la perspectiva de la ar- se desconoce su tipología (13 inhumaciones).
quitectura funeraria, son las sepulturas más costo-
sas y presentan paralelos con aquéllos documenta-
dos en necrópolis del Languedoc y Provenza (Be-
noit, 1952 y Démians d’Archimbaud et al. 1995).
tefactos, fabricados quizás con materiales orgáni- tipo de sepultura más numeroso de la necrópolis.
cos, tales como la madera, el esparto o la palma. A
Una mención aparte merecen los enterramientos
pesar de esto, parece ser que la consolidación del
en anfora. Se trata de tumbas prácticamente exclu-
enterramiento sin ajuar es ya un hecho en los siglos
sivas de individuos infantiles o adolescentes. Éstas
IV-V d.C., período en el que triunfaron las tenden-
anforas, ya sean enteras, cortadas o rotas constitu-
cias contrarias a la ostentación material postmorten
yen frecuentemente la única esperanza de datar un
debido a la fuerte influencia que ejercía la Iglesia
cementerio o al menos un sector de él. A pesar de
sobre la población (La Rocca, 1998).
que algunas ánforas presentan fechas tempranas,
Las dificultades para advertir rasgos de estatus algunos tipos pueden prolongarse hasta el siglo V-
en este tipo de cementerios, unidas a la ausencia de VI d.C. (Keay, 1984). La distribución de este tipo
ajuares que muestren un simbolismo de poder, nos de sepultura en el cementerio no parece seguir una
presentan una sociedad que aparentemente no mos- determinada pauta y, en la práctica, encontramos
traba sus diferencias internas a través de la inhuma- tumbas de estas características en todos los secto-
ción. Así, para algunos arqueólogos las tumbas sin res. Tanto es así que también encontramos enterra-
deposición de ajuar expresan una “ideología del mientos en ánfora dentro del edificio cultual, con-
igualitarismo” (Geake, 1997: 127). A pesar de ello, cretamente en las áreas funerarias creadas alrededor
sabemos que la sociedad de la Antigüedad Tardía de la tumba principal.
era jerárquica. En esta línea, Ian Hodder (1980)
Por otro lado, el área de enterramientos del ce-
opina que los cementerios cristianos intentan pro-
menterio estaba definida físicamente por un muro.
mover una ideología de la igualdad, la humildad y
Se trataba de un muro sin cimentación, fabricado
el no-materialismo que contrasta absolutamente con
con piedras calcáreas unidas con barro que habría
la forma en la que vivimos nuestras vidas en la
presentado probablemente un alzado en tapial (No-
práctica. Se trata, pues, de una reflexión que pone
lla y Sagrera, 1996: 108-110). Dicho muro mostra-
el punto de mira en el modo con el que habitual-
ba una orientación Este-Oeste y delimitaba por la
mente realizamos ciertas correlaciones de estatus
zona oeste el límite del cementerio.En el sector oc-
en Arqueología.
cidental de esta construcción fue localizada una cá-
5. Nivel medio: la organización interna de la mara rectangular de 16,50 m² compartimentada por
necrópolis de la Neapolis. una pared en dos espacios diferenciados, e interpre-
La presencia de una tumba singular y, de modo tada hipotéticamente como la caseta de los custo-
general, las construcciones cultuales que le son re- res y los fossores que se encargaban de vigilar y
lacionadas constituyeron el núcleo o punto focal construir, respectivamente, las sepulturas.
del cementerio que se desarrolló a su alrededor. De Construcciones murarias de estas características
este modo, encontramos tumbas tanto en el exterior son comunes en el mundo romano clásico, especial-
como en el interior del templo, buscando la mayor mente en Italia, Galia y Gran Bretaña. En inglés la
proximidad posible con la tumba del santo o mártir expresión “walled cemeteries” (Toynbee, 1971) es
(ad sanctos), el cual aseguraba la paz y protección la que define los cementerios delimitados por un
de los difuntos, prometiéndoles su intercessio en el muro al aire libre. En el caso de Empúries, la data-
día del Juicio Final (Ariés 1983). ción propuesta para esta estrcutura por Nolla y Sa-
En lo referente a la organización interna del ce- grera (1996), una vez puesta en relación con las
menterio vemos, por ejemplo, como los sarcófagos tumbas que enmarca, corresponde a los siglos VI-
de piedra están distribuídos exclusivamente en los VII d.C.
espacios próximos a la iglesia, tales como las áreas Para concluir, la evidencia arqueológica ha faci-
funerarias, y lo más cercanos posibles a la tumba litado una cronología para este emplazamiento si-
santa. Un caso paradigmático lo integran las llama- tuada entre los siglos IV-V y VII d.C.
das tumbas de obra, es decir aquéllas que presentan
generalmente una cubierta exterior de opus signi- 6. Nivel macroespacial: la necrópolis de la
num. Se trata de tumbas visibles, pues a diferencia Neapolis en el paisaje de la Antigüedad
del resto de sepulturas, éstas se construían sobre el Tardía.
suelo, de tal manera que podían ser observadas a En el territorio cercano a Empúries se han exca-
simple vista. A pesar de esto, no son tumbas espe- vado diversas necrópolis tardoantiguas, tales como
cialmente costosas aunque sí requerían un mayor Santa Maria de Roses, Mas Castellá de Porqueres
trabajo en su construcción. En contraposición, las (Pla de l’Estany), Mercadal (Girona) o Saldet en La
tumbas excavadas en el suelo, aquéllas que única- Armentera (Alt Empordà), entre otros. En estos ce-
mente implican la excavación de una fosa, son ine- menterios las tumbas tampoco van acompañadas de
xistentes en el interior del templo, hecho significa- ajuar, con la excepción de algunas sepulturas en
tivo si tenemos en consideración que se trata del Santa Maria de Roses dónde se depositó una bote-
410
SUSANA ABAD MIR
llita de vidrio que debía contener agua bendecida. nologie typologique”, en Cahiers Rhodaniens, XII,
pp.53-110.
Recipientes de vidrio con éstas mismas característi- GEAKE, H.
cas fueron registrados también en la necrópolis cre- 1997 The use of grave-goods in conversion period England,
ada alrededor de la basílica del Anfiteatro en Tarra- c.600-c.850, en BAR British Series, 251, Oxford.
gona (Duval, 1988: 111-130). GODOY, C.
1998 “Algunos aspectos del culto de los santos durante la
De la misma manera, la orientación principal de Antigüedad Tardía Hispana”, en Pyrenae, 29,
pp.161-170, Barcelona.
las tumbas suele ser O-E, aunque pensamos, tal y HODDER, I.
como hemos expuesto anteriromente, que este he- 1980 “Social structure and cemeteries: a critical appraisal”,
cho no es especialmente significativo, a pesar que en P. RAHTZ; T. DICKINSON; L. WATTS (eds.):
la literatura arqueológica le sigue dando hoy en día, Anglo-Saxon Cemeteries, BAR British Series, 82,
Oxford.
en nuestra opinión, una importancia que habría que KEAY, S.J.
relativizar. 1984 Late Roman Amphorae in the Western Mediter
ranean. A Typologic and Economic Study: the
En referencia a la tipología de sepulturas quisiera- Catalan evidence, en BAR International Series,
mos hacer tan sólo un breve apunte. El conjunto de 196 (I-II), Oxford.
sarcófagos de piedra de la Neapolis es hasta el mo- LA ROCCA, C.
1998 “La transformazione del territorio in Occidente”, en
mento el más numeroso del noreste de Cataluña. A Morfologie sociali e culturali in Europa fra Tardo
pesar de ello, se trata de un tipo de tumba bastante Antichità e Alto Medioevo, pp.257-290, Spoleto.
común, documentada en cementerios del noreste NOLLA, J.M.; SAGRERA, J.
1996 Civitatis Impuritanae Coementeria. Les necrópolis
de Cataluña tales como Santa María de Roses, Mas tardanes de la Neapolis, Girona: Facultat de Girona.
Castellá de Porqueres, Caldes de Malavella o Mer- RAHTZ, P.
cadal, entre otros. 1978 “Grave orientation”, en Archaeological Journal, 135,
pp.1-14, Londres.
7. Consideraciones finales. TOYNBEE, J.M.C.
1971 Death and Burial in the Roman World, Nueva York-
A modo de conclusión, queremos destacar que Londres: Johns Hopkins.
el estudio del cementerio de la Neapolis nos ha per-
mitido profundizar en algunos aspectos. Entre ellos
destacan la homogeneidad de las tumbas de la Nea-
polis, la inexistencia de ajuares, las similitudes con
las prácticas funerarias registradas en necrópolis si-
milares en el sur de Francia y, finalmente, la impor-
tancia de la memoria social en las comunidades hu-
manas de la tardoantigüedadad como factor impor-
tante para mantener vivos los espacios cultuales del
primer cristianismo.
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JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 411-417
RESUMEN
En este trabajo se pretende dar una visión somera de las infraestructuras defensivas de las que los
legionarios dotaron sus campamentos. Dado que se trata de una aproximación creemos que lo más adecuado
es una exposición centrada en la estructura en sí, dando una imagen centrípeta de todo el entramado defensivo,
sin olvidarnos, por supuesto, de reseñar los dispositivos que hacen de cada real un asentamiento único e irre-
petible, ya que a pesar de los patrones a los que se ajustaban primigeniamente cada una de estas erecciones es
el terreno, la cronología, el adversario, los recursos, etc. los que condicionan la construcción y disposición de
los mismos sobre el terreno. A modo de conclusión, nos gustaría reseñar que el objetivo que se busca es el de
servir de elemento de aproximación al mundo de las disposiciones defensivas castrenses de los asentamientos
republicanos.
ABSTRACT
In this work pretends going a superficial vision of the defensives infrastructures that protect the le-
gionary camp. How is an explanation believe that more suitable is an exposition centred in the structures, give
a picture of the defensives frameworks, without forget to review the mechanisms that have every camp single
and unique, in spite of the establish patron in every erection is the ground, chronology, enemy, resort, etc. that
condition the construction and layout about the ground. How conclusion, we like to point that the principal
objective is helping to bring near the world of the defensives structures in the republican camp.
Palabras Clave: Arqueología militar romana. Ejército romano. Campamentos. Guerra. Topografía.
Los albores del año 264 a. C. marcan los inicios nos conocidos, de las bases de aprovisionamiento y
del poderío romano. Las querellas de vecindad son en lucha contra un buen número de factores exter-
superadas. La península itálica estaba, prácticamen- nos (condiciones climáticas, extensión temporal,
te, en manos de los descendientes de Eneas. Los etc.), no ya sólo los enemigos, exigen el desarrollo
objetivos se amplían y territorios exógenos despier- de enclaves y puestos de acantonamiento, cobrando
tan el apetito de la loba. especial importancia la erección de los lugares de
pernocta, es decir, los campamentos. Estos, ya fue-
Los enfrentamientos con Cartago marcan el
ran de marcha (castra aestiva) o de invernada (cas-
punto de inflexión en la vida de los habitantes del
tra hiberna o stativa), debían estar dotados de un
Tíber. Se traslada, por primera vez, la guerra fuera
entramado defensivo lo suficientemente desarrolla-
de Italia y se abre un mundo de posibilidades ilimi-
do y perfeccionado como para permitir que su vigi-
tadas a los ojos de la futura grandeza del estado ro-
lancia fuese realizada por una mínima parte de los
mano. Es en este contexto de internacionalización
efectivos de la legión, accediendo el resto a un me-
de los conflictos bélicos en los que cobra significa-
recido descanso en pos de llevar el conflicto a un
do el desarrollo de su cultura militar táctica, tanto
cauce positivo y victorioso para el nombre por el
en relación a las batallas como en el asentamiento
cual combatían.
sobre el terreno.
Los autores clásicos no nos han transmitido la
Desde el asedio de Veyes (396 a. C.) las guerras
denominación por la cual los soldados hacían refe-
pasan a convertirse en un trabajo a tiempo comple-
rencia a su nuevo hogar. Las instalaciones que los
to. Se supera la estacionalidad previa de las mismas
albergaban se agruparon bajo la voz latina castra,
y cobran el cariz de una elaborada ocupación, fruto
traducción asimilada a los conocidos como campa-
de la cual se procederá a la profesionalización pos-
mentos. Se trataría de establecimientos que sobre el
terior del ejército, pero esto es adelantar aconteci-
terreno estarían dotados de unas defensas poco po-
mientos. La movilización de grandes cantidades de
tentes, formadas por foso, terraplén y empalizada
hombres fuera de los límites de Italia, de los terre-
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
412
NOELIA SABUGO SOUSA
(conjunto que conocemos bajo el nombre de vidualizada, a cada uno de estos elementos: fosos,
agger), y en los que la necesidad de adecuarse a un titulum, clavicula, terraplén, empalizada, camino de
trazado predeterminado quedaba relegada a un lu- ronda, ascensi, obstáculos, berma, puertas, torres,
gar secundario en pos de conseguir adaptarse a las ballistaria, etc.
condiciones naturales que ofrecía el terreno y que
Los fosos jugaron un papel muy importante a la
proporcionarían una serie de importantes ventajas
hora de establecer las defensas del campamento.
frente al enemigo.
Estaban presentes en casi todos los asentamientos
No podemos dejar de señalar el hecho de que la de carácter militar que los romanos erigieron. Su
salvaguarda de las legiones quedaba en manos de la excavación era una de las principales tareas de los
imbricación de los elementos reseñados anterior- soldados a la hora de establecerse sobre el terreno,
mente, cuyo desarrollo sobre el terreno abarcaba un aunque debemos señalar la existencia de contadas
complejo entramado, del cual se tratará de dar unas excepciones donde los mismos no están presentes.
pinceladas básicas y una visión general en el pre- Para justificar su ausencia se pueden aducir diver-
sente trabajo. sos motivos: la propia naturaleza, falta de tiempo,
terreno que no permitiese los trabajos de excava-
Las estructuras defensivas tienen por objeto el
ción, etc.
disponer un asentamiento de tal manera que todas
las partes que lo componen puedan ampararse mu- Estos fosos solían responder a las medidas de 9
tuamente las unas a las otras. Este es el principio pies romanos de anchura y 5 de profundidad (2,70
que debía regir todo trabajo a desarrollar sobre el x 1,50 m). Acometer esta tarea en primer lugar era
terreno para el establecimiento de los campamen- de singular importancia, ya que proporcionaba el
tos. Hay que tener en cuenta que su construcción se material necesario para la realización del terraplén
producía, por lo general, tras un largo día de mar- defensivo. Siguiendo este método los romanos se
cha, por lo que la imbricación de cada una de sus ahorraban un doble trabajo, ya que la tierra que era
partes en pos de aligerar el trabajo y transformar un extraída de los atrincheramientos era usada para la
espacio vacío en una nueva patria conllevaba tanto erección de la rampa. Se procuraba que las medidas
la mejor adaptación al terreno como el desarrollo de los fosos correspondiesen con medidas impares,
técnico de cada uno de los elementos que los con- una regla impuesta desde la Antigüedad (Vegecio,
formaban. III, 8) y que siempre se solía cumplir y respetar,
aunque, en ocasiones, los trabajos sobre el terreno
La consideración del ejército no ya sólo como
nos han deparado sorpresas al ajustarse los mismos
cuerpo de combate, sino como arquitectos, ingenie-
a cifras pares.
ros y romanizadores cobra con esta capacidad cons-
tructiva un nuevo significado. La capacidad de Higinio nos habla en su obra de la existencia de
adaptarse a espacios nunca antes hollados por sus dos tipos de fosos asociados a la erección de los re-
pies y de aprovechar tanto la naturaleza como la cintos castrenses de adscripción romana: la fossa
materia prima disponible habla a favor de su estruc- fastigata y la fossa Punica. En torno a la primera, se
tura organizativa y de la rápida inclusión y adapta- trataría de un foso cuya sección se ajustaría a una
ción de los nuevos terrenos conquistado al modus forma en V, siendo el que más comúnmente ha sido
vivendi romano. encontrado asociado a los campamentos; en rela-
ción al segundo tipo, la fossa Punica, estaba com-
Existía un objetivo, el ejército se ponía en mar-
puesta por una cara exterior con bastante pendiente
cha, caía la noche y los legionarios necesitaban un
(en algunos casos casi constituyendo una pared
alojamiento, los engranajes comenzaban a girar y
vertical), siendo en su interior la inclinación de la
los brazos a trabajar. Eran los propios soldados los
misma mucho más suave.
encargados de erigir sus reales, dotaban a las es-
tructuras de vida, el espacio por el que debían dis- Los campamentos podían estar rodeados por un
currir y en el cual cobrar sentido venía señalado por único, doble o múltiple sistema de fosos, siendo in-
los mensores, los cuales ya habían trazado el diseño cluso posible la variación de su número en cada
al cual se ajustaría el campamento, así como el es- uno de los lados del recinto. Al mismo tiempo, en
pacio destinado tanto a sus estructuras exteriores aquellos terrenos donde la geografía dotará de na-
como a las interiores. Hay que tener en cuenta que turales sistemas defensivos, se podría haber pres-
la edificación comenzaba de fuera hacia dentro, he- cindido totalmente de su presencia. No existe un
cho del que se ve el sentido al estudiar cada una de patrón de uso claro y preestablecido. Una de las
las características de las estructuras defensivas que grandezas del ejército romano era su capacidad de
los conformaban. adaptación al terreno y a las circunstancias que le
rodeaban. Cada asentamiento y el momento de
Tal como señala el título del trabajo, creemos,
erección que le rodeaba era único y como tal el re-
lo mejor es referirnos directamente y de forma indi-
sultado era distinto en cada caso.
413
ESTRUCTURAS DEFENSIVAS DE LOS CAMPAMENTOS ROMANOS REPUBLICANOS
Ofreciendo datos estadísticos podemos señalar to y ataque a los que pudiera ser sometido. Algunas
que, generalmente, la anchura de los fosos variaba de los ingenios empleados para alcanzar este objeti-
entre los 2,5 y los 6 m (9-20 pies), siendo lo más vo serían: tortugas, arietes, hoces, viñas, pluteos,
común que en los campamentos protegidos sólo por caballeros, músculos, torres, trabajos de zapa, mi-
un foso la anchura del mismo se encontrase entre nas, túneles, etc.
los 3,7 y los 5 m (13-17 pies). A medida que el nú-
A la hora de acometer su realización debía cal-
mero de fosos iba en aumento (defensa con doble
cularse la anchura y altura a la que éste debía ajus-
foso o con un sistema múltiple) la tendencia del ta-
tarse, teniendo en cuenta que sus medidas debían
maño de los mismos se iba reduciendo y haciéndo-
estar en equilibrio y cubrir las necesidades defensi-
se ligeramente más pequeña, aunque no siempre
vas del recinto al cual estuvieran destinadas. Exis-
ocurría así.
ten varios factores que influyen a la hora de calcu-
No todos los ataques a los que los asentamien- lar su anchura: tipo de revestimiento, perfil al que
tos castrenses se veían sometidos se producían a se debía ajustar, altura deseada, anchura necesaria
través de los fosos, muchas veces el enemigo se di- para dotarlo de un camino de ronda, tipo de mate-
rigía en primer lugar hacia las puertas, que eran rial usado para erigir su centro, espacio reservado
consideradas el punto débil, ya que delante de las en su parte superior para asentar la empalizada, etc.
mismas el foso debía ser interrumpido, para permi-
Las rampas más estrechas de las que se tiene
tir la salida de los soldados.
constancia apenas si alcanzaban los 3 m. Otros
El campamento disponía de 4 ó 6 puertas, en ejemplos de terraplenes documentados presentan
función de sus necesidades, y por lo tanto, en tan- medidas oscilantes en torno a los 4,5 y los 9 m.
tos lugares como puertas tuviera el recinto la trin- Existe tanta diversidad de amplitud de rampas
chera defensiva se encontraba interrumpida, pro- como de campamentos erigidos por las legiones, ya
blema solventado con la introducción de dos for- que cada recinto que se levantaba iba acompañado
mulaciones tácticas diferentes: el titulum y la clavi- de su terraplén correspondiente, por lo que conta-
cula. El primero es un sistema defensivo compuesto mos con un amplio número de ejemplos con los
de una fosa de poca longitud acompañada o respal- que trabajar. No había unos parámetros exactos a
dada por un banco de tierra de la misma extensión, los que ajustarse. Las medidas estándar a las que se
siendo ambos en tamaño similares al espacio ocu- ajustaban la gran mayoría de estas fundaciones os-
pado por la puerta, pero situados en frente de la cilaba entre los 5,5 y los 7,5 m.
cual estuvieran asociados, a una distancia de unos
Por los restos de rampas conservados actual-
60 pies (aprox. 18 m); mientras que, el segundo es-
mente se antoja muy difícil el juzgar cual fue su al-
taba constituido por la extensión del foso que rode-
tura original, debido a que raramente se han conser-
aba el campamento y del terraplén que lo respalda-
vado rampas que superen una altura de uno o dos
ba, era una ampliación de los mismos elementos
pies (30-60 cm). Algo de luz sobre el tema lo apor-
pero no siguiendo su orden lógico, sino que en un
ta el estudio de las elaboradas representaciones que
determinado momento ambos describían en conjun-
nos legan los artistas de la Columna Trajana. He-
to una curva, exterior o interior, en torno a la puerta
mos podido establecer ciertos cánones y patrones,
para formar una especie de pasillo defendido.
basados en los exámenes llevados a cabo sobre el
El terraplén jugaba un papel de esencial impor- ángulo que conformaba la pendiente del terraplén,
tancia, ya que era considerado como la principal la necesidad de dotar a toda rampa de una platafor-
barrera de protección contra el enemigo. La trin- ma de lucha y, sobre todo, tomando como paralelo
chera que lo rodeaba era la que proporcionaba el y referencia, las construcciones realizadas en piedra
material suficiente para la edificación del mismo. para muchos asentamientos de carácter civil. Pode-
mos formular la hipótesis de que el terraplén de los
Los revestimientos de las rampas solían ser rea-
recintos castrenses de época romano republicana se
lizados a base de tapines de césped (caespites), ar-
ajustaría a un patrón de unos 3,5-4 m de altura (más
cilla o madera, siendo la piedra utilizada para aque-
o menos), medida a la que deberíamos añadir los
llas ocasiones en que el campamento respondía a
1,5 m que proporcionaba la presencia del parapeto
un carácter más estable (castra hiberna). Estos re-
o empalizada, con lo que la elevación del conjunto
vestimientos se solían ubicar en ambas caras. Estos
defensivo se situaría en torno a los 5-5,5 m según el
materiales, tanto unos como otros, fueron amplia-
terreno y el tipo de asentamiento.
mente utilizados en la Antigüedad.
Antes de dar por concluidos los trabajos que
Otra de las cualidades a las que debía ajustarse
debían ser acometidos en el terraplén señalar la ne-
la ejecución de un terraplén seguro y fiable para los
cesidad que había de dotar a los mismos de un pa-
defensores era que estuviera hecho a prueba de fue-
rapeto (la conjunción de rampa y empalizada es co-
go y que fuera capaz de resistir los trabajos de asal-
nocida bajo el nombre de vallum) y un paseo de
414
NOELIA SABUGO SOUSA
ronda. El primero de estos recursos era realizado arqueológica, sólo terrenos empapados o con unas
por el asentamiento de toda una serie de estacas co- cualidades de conservación excepcionales pueden
locadas longitudinalmente en su parte superior. Es- suministrar ejemplos con los que trabajar.
tas se colocaban juntas, muy unidas, sin dejar espa-
Todos estos obstáculos conjugados convertirían
cios entre ellas e hincadas profundamente en la tie-
el recinto castrense en una especie de fortaleza de
rra, para evitar que pudieran ser arrancadas fácil-
carácter inexpugnable, ya que serían muy pocos los
mente y, al mismo tiempo, que el extraer una de
asaltantes que lograrían superar con éxito este labe-
ellas abriera una brecha que permitiera el paso de
rinto de trampas envenenadas, y los que salieran in-
los asaltantes. Apoyaba gran parte de la fuerza y re-
tactos de la prueba afrontarían con escasas energías
sistencia que las estacas proporcionaban en el he-
y pocas posibilidades de victoria el asalto a la em-
cho de que se encontraban profundamente hincadas
palizada, la cual se encontraba con todos sus defen-
dentro del cuerpo de la rampa, asegurando de esta
sores indemnes y preparados para defenderla con el
forma la estabilidad de la misma.
derramamiento de su sangre. La mayoría de los
En cuanto a la construcción de la plataforma de asentamientos donde la presencia de estos obstácu-
lucha, decir que el terraplén se encuentra rematado los ha sido documentada no han sido excavados
por una superficie plana de en torno a los 2 m de con suficiente detalle, por lo que no se puede esta-
anchura (más o menos), la cual podría estar prote- blecer si la presencia de las mismas era extensible a
gida por un armazón realizado a base de tablas dis- todo el perímetro del recinto o sólo eran consigna-
puestas horizontalmente, proporcionando la misma das en los puntos vulnerables del mismo; lo que si
una base sólida sobre la que los soldados llevarían se sabe es que podían ser usados tanto conjunta-
a cabo sus guardias. mente como por separado, la presencia de uno de
ellos no implicaba la obligatoria utilización del res-
Al llevar a cabo un estudio de las estructuras y
to.
usos asignados a los terraplenes hay que tener en
cuenta el tipo de acceso a la parte superior que los Cuando se acomete la fortificación del recinto
mismos presentaban. Las soluciones que proporcio- campamental se ha de hacer referencia a un ele-
nan las fuentes escritas y los trabajos arqueológicos mento, que muy a menudo ha sido pasado por alto,
son diversas: bancos, rampas, terraplenes, pequeñas éste es la presencia de la berma, espacio ubicado al
rampas situadas de forma paralela al terraplén y su- pie de la muralla usualmente entre la cara exterior
jetas a la parte trasera del mismo, escaleras, etc. Se del terraplén o del muro defensivo y el borde inte-
les conocía bajo el nombre de ascensi valli. rior de la primera trinchera. Esta superficie cumplía
varias funciones y su uso no responde a un capri-
El camino de ronda no debía convertirse en algo
cho de los agrimensores, sino que servía para que
lejano y visto como inaccesible desde el propio in-
la tierra y las piedras que se desprendían de la ram-
terior del campamento, sino que era considerado
pa al batirla los enemigos se detuviesen y no caye-
como una parte más de la vida ordinaria del recluta,
sen dentro del foso, al mismo tiempo que también
por lo que el ocupar su puesto en el mismo y el
proporcionaba a los defensores una visión clara y
transitar a lo largo de todo su recorrido sería visto
sin obstrucciones del entramado defensivo que ro-
como algo normal y que no debería presentar com-
deaba el asentamiento.
plicaciones.
No debemos pasar por alto, que constituía por si
Las legiones romanas dejaron muestra en sus
mismo un elemento de seguridad, debido al hecho
construcciones de su genio práctico y ordenador.
de que un derrumbamiento, desprendimiento o re-
Cada día se trataba de hacer el recinto en el que de-
construcción del terraplén o trabajos acometidos en
bían descansar más inexpugnable de cara a los po-
la empalizada podían provocar la caída de tierra del
sibles enemigos, por lo que se añadía al sistema de
mismo dentro de las trincheras, haciendo que los
defensa de las fossae todo un despliegue de obstá-
fosos que rodeaban el campamento se hubieran vis-
culos destinados a incomodar e importunar a los
to colapsados y arruinados si no se hubiera dispues-
asaltantes. La disposición de los mismos se realiza-
to entre ambas estructuras este tipo de protección.
ba tanto dentro, entre, como más allá del sistema de
trincheras. Algunos de estos obstáculos deberían de El terraplén no es un elemento que se mantenga
haber consistido en: cercos hechos con materiales tal y como fue construido en sus orígenes, ya que a
llenos de espinas, estacas afiladas y lanzas hincadas no ser en los casos en que el material empleado
en la tierra, ramas enredadas entre sí para dificultar fuese la piedra (que soportan mejor el paso del
el paso de los asaltantes, cippi, lilia, abrojos, etc. tiempo, pero no por ello inamovibles), los erigidos
con tierra, céspedes y guijarros, a pesar de su com-
Estos obstáculos son casi imposibles de rastre-
pactación inicial, sufren un proceso continuo de de-
ar, ya que normalmente, al tratarse de materiales
gradación, ya que están sometidos a la climatología
perecederos, dejan muy pocas o ninguna evidencia
y al paso del tiempo, por lo que desprendimientos
415
ESTRUCTURAS DEFENSIVAS DE LOS CAMPAMENTOS ROMANOS REPUBLICANOS
de los materiales que los constituyen eran muy fre- las puertas se encontrara en torno, por lo menos, a
cuentes, debido a esto la presencia de la berma de- los 3,5 m, para acomodarse al tránsito de los jinetes
sempeñaba un papel muy importante, ofreciendo un y de los pertrechos de guerra.
espacio en el cual estos pequeños aludes no provo-
La puerta más importante de todo el campamen-
caran apenas daños, ni colapsaran ninguna de las
to era la porta praetoria, pues era la que proporcio-
estructuras defensivas tan vitales para el recinto.
naba el acceso preferente al recinto, ya que condu-
No se pueden establecer unas dimensiones ca- cía directamente a los principia y al resto de los
nónicas, ni únicas para esta estructura, hemos de edificios principales, por lo que a menudo, en la
señalar, que como todas las demás presentes en los construcción de la misma se deposita un mayor cui-
campamentos. No existe un modelo preestablecido dado y atención. El resto de los vanos reciben un
en cuanto a las medidas a las que se debe ajustar, tratamiento menos elaborado.
ya que cada asentamiento al ser único, debía aco-
El material que se usaba para la construcción de
modarse a sus propios cánones y necesidades; lo
las hojas de las puertas era la madera, siendo prefe-
que si se puede señalar son unos valores de referen-
ridas las de roble macizo por su dureza y resisten-
cia, que oscilarían entre los 0,3 y los 6 m, aunque
cia. Estas estructuras debían estar reforzadas por
lo más común es que el promedio entre el que se
todo un entramado de láminas de hierro destinadas
deslizan sea de 1,5 a 2 m de anchura, medidas que
a dar un mayor soporte al conjunto y hacerlas resis-
podemos aplicar tanto a los recintos construidos en
tentes frente a las máquinas de asedio (arietes, im-
piedra como los llevados a cabo en tierra y madera,
pactos de proyectiles de catapulta, etc.). También
es decir, los campamentos tanto de época republi-
debían encontrarse protegidas contra el fuego, para
cana como los imperiales y, así mismo, tanto los es-
lo cual se las reviste con cueros o sacos mojados.
tables como los temporales.
Las torres que se disponían a ambos lados de
El espacio asignado a la berma estaba constitui-
las puertas contarían con una altura de al menos
do por diferentes materiales, no siempre la exten-
dos pisos, ambos al servicio de la seguridad del re-
sión de la misma estaba sólo compuesta por tierra,
cinto. El más bajo podría haber sido utilizado como
sino que teniendo en cuenta la geografía y la com-
cuerpo de guardia, en el cual los soldados encontra-
posición del terreno sobre el cual se hallaba ubica-
rían refugio al hacer sus rondas. Mientras que el su-
do el recinto esta composición podía variar. La ma-
perior jugaba un papel destacado por el hecho de
teria prima fundamental que se encuentra es la tie-
que desde los mismos el uso de las armas arrojadi-
rra, ya que es el elemento que compone el terreno,
zas y de la artillería tendrían un amplio poder de
pero esta superficie, en ocasiones, también aparece
destrucción.
cubierta por grava o por guijarros.
En la descripción de las defensas de un campa-
Los campamentos estaban dotados normalmente
mento temporal hecha por Josefo se remarca como
de cuatro puertas: la delantera y la trasera (porta
el encintado poseía toda una serie de torres dis-
praetoria y porta decumana) colocadas en el centro
puestas en los ángulos y a intervalos regulares por
de los lados menores, frente a las portae principales
todo el espacio del mismo. Aunque se trata de una
situadas no en la divisoria de sus lados, sino des-
descripción del siglo I d. C. los datos que se nos re-
plazadas ligeramente hacia la parte frontal del re-
velan pueden ser extrapolados a su uso para los
cinto. Ambas constituían el extremo final de la ca-
asentamientos republicanos, pues en este período
lle principal (via principalis). En ocasiones, otras
de tiempo los cambios documentados son muy po-
puertas fueron añadidas al recinto, siendo ubicadas
cos. Para poder hablar con propiedad de la existen-
de forma similar a las principales, pero con una
cia de torres la altura de las mismas debería ser al
orientación hacia la parte trasera del recinto, recibi-
menos de un piso sobre el nivel de la rampa.
rán el nombre de portae quintanae, por suponer la
culminación de esta vía paralela a la via principalis. En la Columna de Trajano aparecen una serie
de escenas en las que podemos contraponer: torres
El trazado de las puertas, ya fueran realizadas
con su parte superior abierta hacia el cielo, torres
en piedra o madera, era básicamente el mismo. Su
techadas (probablemente con un tejado a dos aguas
modelo se ajustaba a un simple o doble portal, aun-
realizado en madera) y torres realizadas en piedra
que no siempre, flanqueado por torres cuadradas o
(cuyo techo se ajustaría a una disposición de media
rectangulares. El espacio abierto entre las dos par-
agua, es decir, con una sola pendiente desde la par-
tes del terraplén era protegido recurriendo a diver-
te delantera hasta la trasera). La columna actúa
sas soluciones: tender un puente entre uno y otro
como un escaparate de tendencias a la hora de aco-
extremos del camino de ronda; dejar el espacio
meter las construcciones defensivas.
abierto pero recurriendo a un parapeto que lo prote-
giese por su altura de los proyectiles enemigos o re- Las torres de madera apoyaron su construcción
currir a techarlo. La altura del espacio destinado a en el interior del cuerpo de la rampa, con postes in-
416
NOELIA SABUGO SOUSA
sertos en la misma que llevaban el empuje ejercido o a asentamiento permanente donde la amenaza
por la construcción hasta el suelo, y eran erigidas enemiga fuera inminente y las defensas necesarias.
sobre el camino de ronda proporcionando de esta
Se trataría de un espacio de unos 7 x 6 m, con
manera una vista panorámica del entorno del recin-
una inclinación en torno a los 26º en su parte trase-
to, convirtiendo su parte superior en verdaderos
ra y con una altura nunca inferior a la de la rampa.
puntos fuertes al dotarlos de una plataforma desde
Sus lados estarían revestidos con madera para evi-
la cual se llevarían a cabo las descargas de artille-
tar una rápida disgregación de la tierra que la com-
ría. Se situaban equidistantes unas de otras, su an-
ponía (debía soportar gran peso y los daños estruc-
chura solía adecuarse a la de la propia rampa o ser
turales que provocaría el retroceso de las mismas
ligeramente más pequeña. En relación a su altura lo
tras sus disparos) y dotados de escaleras (ascensi)
más usual era dotarlas de al menos un cuerpo, so-
que proporcionaran acceso a los soldados a su parte
bresaliendo sobre ellas las dispuestas en los ángu-
superior. Por la amplitud de las mismas podría ha-
los del recinto, las cuales alcanzarían una altura
ber dado acomodo a dos de estos ingenios. Debido
mayor por defender puntos más débiles.
al alto grado de degradación que presentan los res-
Un cambio sustancial lo representan las torres tos documentados no se puede saber si fueron con-
pétreas, cuyas bases ya no estarían asentadas en el temporáneas a la construcción del campamento o
terraplén, sino que se levantarían desde el nivel del fueron erigidas con posterioridad como respuesta a
suelo, se las dotaría de escaleras para alcanzar los una posible situación de riesgo.
distintos pisos que las conformaban, al igual que
Los romanos perseguían la creación de un im-
sucedía con las de madera, pero podemos observar
perio, llegando a abarcar todo el orbe conocido, por
un pequeño cambio. Al nivel de la calle el cuerpo
lo que no es de extrañar el cuidado puesto en la
de guardia habría estado dotado de un horno o chi-
erección de sus campamentos, los cuales como se-
menea que habría servido a los soldados como re-
gunda patria debían estar dotados de unas buenas
fugio de noche.
defensas y su presencia resultar imponente a los
Las torres proporcionaban una amplia visión del ojos de sus enemigos, pues se trataba, en buena me-
entorno del campamento y daban ventajas a los de- dida, del primer contacto con la romanización.
fensores para dar la voz de alarma en caso de un in-
tento de asalto, pero no será este el único ingenio
usado por los romanos para la defensa de sus rea- Bibliografía.
les, sino que la experiencia ha enseñado que es útil Fuentes clásicas:
poner en las torres algunos perros de buenos vien- CÉSAR,
De Bello Gallico (José Goya Muniain y Manuel Balbuena,
tos, que en oliendo al enemigo avisen su venida la- Editorial Iberia, Barcelona, 1982).
drando (Vegecio, IV, 26).
FLAVIO JOSEFO
La presencia y uso de diferentes ingenios de ar- La guerra de los judíos (Jesús Mª Nieto Ibáñez, Biblioteca
Clásica Gredos, Madrid, 1997).
tillería dentro de los campamentos legionarios vie-
HIGINIO,
ne confirmada desde la misma antigüedad por los De Metatione Castrorum o De Munitionibus Castrorum (O.
textos transmitidos por los autores clásicos. Vege- Behrends, Office des Publications Officielles des Communautés
cio (II, 25) nos señala que cada centuria tenía a su Européennes, Luxemburgo, 2000).
cargo un onager, una especie de catapulta que dis- POLIBIO
paraba piedras y saetas. Al mismo tiempo, conta- Historias (ed. Manuel Balasch, Biblioteca Clásica Gredos,
ban también con unas piezas de artillería más pe- Madrid, 1981).
queñas llamadas scorpiones o ballistae, las cuales VEGECIO,
trabajaban gracias a la tirantez de unos rollos de ca- Epitome Rei Militari (Jaime de Viana, Ministe-
rio de Defensa, Madrid, 1988).
ble que eran los encargados de imprimir la fuerza al
proyectil. Vitrubio da una descripción de estos in- VITRUBIO
De Architectura (José Luis Oliver Domingo, Alianza, Ma-
genios desde el punto de vista técnico de su cons- drid, 1995).
trucción.
Pocas son las trazas que las plataformas para la Bibliografía general:
artillería (ballistaria) han dejado sobre el terreno. ADAM, J. P.
2002 La construcción romana. Materiales y técnicas,
En pocos campamentos de paso su presencia fuese
León.
requerida. Los soldados no contaban con sufrir ata- BIRLEY, E.
ques en plena noche y si los recibían se valdrían de 1988 The Roman Army, Amsterdam.
su propia fuerza y valor para rechazar al enemigo; BLÁZQUEZ, J. M.
1999 “Campamentos romanos en la meseta hispana de
la presencia de las mismas estaría orientada a los época romano republicana”, Las guerras cánta-
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417
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Gonzalo G. Queipo
Universidad de Salamanca; ggqueipo@gmail.com
RESUMEN
En este trabajo analizamos la relación entre las formas de sujeción del escudo y las de combate entre
los legionarios. Frente a la visión tradicional de una única variante, el análisis del registro iconográfico de-
muestra la existencia de una variedad de sistemas de sujeción. Estas variantes corresponden a la dislocación
entre el diseño general y el uso particular del escudo.
ABSTRACT
In this work we analyze the relation between the methods of shield’s fastening and the legionaries’
combat methods. Against the common point of view of only one type, the analysis of the iconographical regis-
ter points out there was a variety of fastening methods. These various types are the dislocation’s outcome be-
tween general design and particular use.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
420
GONZALO G. QUEIPO
das para grandes escudos alargados, algunos legio- También las referencias literarias muestran que
narios y otros auxiliares. Aunque este material pro- los romanos diferenciaban varios tipos de scuta.
porciona información sobre la forma y las dimen- Vegecio (Epit. 1. 11) habla de scuta viminea, escu-
siones de los escudos, no permite conocer con se- dos de mimbre o cestería usados para entrenamien-
guridad si son planos o cóncavos o si se trata de tos, con un peso doble a los escudos de combate -
scuta o clipei (escudos auxiliares planos y de cons- scuta publica-. Un papiro procedente de Egipto (P.
trucción simple). Berlin inv. 6765 = ChLA 409), probablemente de
la Legio II Traiana Fortis, datado en los siglos II-III
En la Figura 2 presentamos una síntesis de las
d.C. contiene el registro de dos días de trabajo en
dimensiones de los ejemplares de scuta citados con
una fabrica; entre los objetos mencionados en dicho
anterioridad; además incluimos las referencias de
registro se encuentran scuta talaria y scuta planata
algunas de las fundas de cuero halladas, entre las
(II, 9 y 13). Esta información ha sido interpretada
que se encuentran también de clipei. A pesar de los
como escudos planos -planata- y escudos de ceste-
datos expuestos, la discusión sobre las dimensiones
ría -talaria- (Bishop y Coulston, 1993: 185 y 193).
de los escudos no está zanjada. Fuentes (1991), ba-
Bishop y Coulston consideraban que el adjetivo ta-
sándose en el menor tamaño de los escudos repre-
laris era un préstamo lingüístico del griego, sin em-
sentados en la Columna de Trajano, que parecen
bargo, en latín ‘talaris-e’ es el epíteto relativo al ta-
abarcar desde el hombro hasta la mitad del muslo o
lón. Así pues, los scuta mayores parecen ser escu-
a la cadera considera que el escudo de Doura Euro-
dos que abarcan del hombro al tobillo, y por ello
pos (Fig. 2.3) es demasiado grande y molesto para
consideramos posible que los scuta talaria citados
la batalla. Sin embargo, Coulston (1983; 1989) ha
en el papiro sean estos escudos cercanos a los 120
demostrado que los escultores de la Columna de
cm de longitud. De ser así podríamos diferenciar
Trajano primaron la figura humana en detrimento
los scuta en dos tipos según su longitud: talaria y
del mantenimiento de la proporcionalidad de algu-
comunes -o simplemente scuta-; a estos últimos los
nas piezas del equipo.
denominaremos en este trabajo como scuta cortos.
Funda Escudo
Nº Pieza Ancho Alto Ancho Alto
0 Polibio (6. 23. 2) c 75 c 120
1 Caerleon 76 (64)
2 Doncaster 64 125
3 Doura-Europos 1 66* 102
4 Doura-Europos 2 >60* 120
5 Kasr el-Harit 63,5* 128
6 Oberaden 77 (64)
7 Roomburg 1 82 (75)
8 Roomburg 2 c 82 (75)
Fig. 3: dos metopas de Adamklissi, principios del s. II d.C.
9 Valkenburg fig 16 54 (60) 112 (123) (45) (104) (fotos J. O'Keeffe, www.romansireland.ie/romanarmy
10 Valkenburg fig 17 65 (71) 130 (143) (60) (120) /Adamklissi.htm).
11 Vindonissa Abb 49 74 (64/67) 2. La posición adoptada con el scutum.
12 Vindonissa Abb 52 67 (70+) (64/67) A partir de las características morfológicas de la
Vindonissa
13 2:
Fig. Abb
Tabla de 59
dimensiones 82 (en cm) de escudos
(75) y fun- panoplia legionaria, algunos investigadores han tra-
das. ( ) Estimación a partir de la funda; ( ) 10% de diferen- tado de establecer la posición adoptada por el sol-
cia por contracción del cuero seco.* Anchura lineal o dis-
tancia entre extremos, sin contar la curvatura. dado en combate. Connolly (1991) propone una po-
sición agazapada (Fig. 4.4) a partir de los amplios
Respecto a la altura, se distinguen claramente guardanucas de los cascos, de las potentes hombre-
dos grupos de escudos: los que rondan los 120 cm ras de la lorica segmentata y del uso de una espada
(Fig. 2.0; 2; 4; 5; 10) y los que están próximos a los sólo punzante. Dicha teoría ha sido aceptada por
100 cm (Fig. 2.3; 9). En la práctica, y como confir- Fernández Ibáñez (2003: 50), Fleuret (1997: 91) y
ma el registro iconográfico, la diferencia corres- Quesada (2003: 180), pero este último matiza que
pondía a escudos que cubrían de los hombros al to- sería válida sólo para la época imperial, ya que el
billo, como los que aparecen en el monumento de mayor tamaño del escudo republicano y los guarda-
Aemilius Paulus y en el Altar de Domitius Aheno- nucas más cortos impondrían una postura más er-
barbus (Figs. 5; 10), y escudos que cubrían de la guida. Por el contrario, Bishop y Coulston (1993:
barbilla a la rodilla, similares a los representados en 208-209) parecen tener en mente una postura com-
las metopas de Adamklissi y en el relieve de los pletamente erguida y Goldsworthy (1996: 173) la
provocatores de Santa Marinella (Figs. 1; 3) rechaza por impracticable, ya que así se evitaría la
421
LAS MANIJAS DEL SCUTUM ROMANO: ENTRE LAS FORMAS DE COMBATE Y LOS GUSTOS PERSONALES...
protección del escudo, expondría la espalda y los adoptar dos posturas distintas:
hombros y produciría un gran cansancio en el brazo
−La postura de ataque no era muy diferente a la
izquierdo. Cowan (2003: 62) se muestra más im-
adoptada por el resto de soldados de infantería
parcial, ya que considera que sería una buena op-
equipados con armas blancas que han existido a lo
ción para defenderse de los tajos dados por el ene-
largo de los siglos: presentando el flanco izquierdo
migo de forma descendente.
al enemigo para ofrecer un blanco menor, con las
La hipótesis de Connolly presenta varios incon- piernas separadas, los pies ligeramente girados y la
venientes. Primero, en posición agazapada el scu- pierna derecha retrasada para obtener un punto de
tum debía colocarse en posición oblicua, casi en apoyo estable. Un magnífico ejemplo de un legio-
horizontal, por lo que resultaría innecesario su gran nario en esta posición lo podemos encontrar en uno
tamaño. El segundo problema se centra en que los de los pedestales de Mainz (Fig. 14), probablemen-
amplios cubrenucas de los cascos imperiales difi- te de época Flavia; y un caso de gladiadores en el
cultaban la inclinación hacia atrás de la cabeza, im- relieve de época de Augusto de Santa Marinella
pidiendo así al soldado observar a su oponente. (Fig. 1)
Bishop y Coulston (1993: 202) alegan que por este
−La postura defensiva parece ser que, pese a lo
motivo los soldados sepultados en el colapso de la
que pudiéramos pensar en un principio, era bastan-
mina de la Torre 19 de Doura Europos no portaban
te más frontal en algunas ocasiones; al menos eso
casco, ya que no se halló ninguno en la excavación
es lo que se desprende de un parágrafo de Tácito
de ese sector. En tercer lugar podemos aducir que
(Ann., 2. 21: “scutum pectori adpressum”). Si el es-
las fuentes iconográficas muestra soldados y gla-
cudo se apoyaba contra el pecho, y no hay razón
diadores equipados tanto con scuta cortos como lar-
que impida pensarlo, entonces, el soldado debía
gos que combaten en posición erguida.
aguantar al enemigo de frente, pues es la única pos-
tura que permite aproximar el scutum al pecho y no
al hombro, como de perfil. Las razones de este
comportamiento se verán detenidamente más ade-
lante.
mente una manija, posiblemente de cuero, clavada un jinete (Fig. 10) podría tener una abrazadera en
por debajo del umbo del escudo, es decir, lejos del dos puntos, bien a la altura del codo, bien entre en
punto medial. (Fig. 8). el bíceps y el hombro, ya que en esas zonas da la
impresión de que la musculatura se aplana, como si
fuera una correa. Hay que tener en cuenta que es
muy probable que ambos monumentos estuvieran
pintados y que, como en el caso de los sistema de
suspensión de la espada (Hazell, 1981: 73-74), es-
tos correajes fueran representados con pintura. Lo
que sí queda claro, sin embargo, es que el legiona-
rio del centro de la imagen del panel de Delphi tie-
ne una manija central oblicua, ni longitudinal ni
transversal al escudo (Fig. 10). Dicha variedad res-
pondería bien a la postura frontal de la disciplina
defensiva que mencionamos anteriormente, ya que,
colocando el brazo a lo largo del eje longitudinal
del tórax la muñeca no adoptaría una posición gira-
da, incómoda incluso sin peso. Otro posible detalle
interesante del monumento de Aemilus Paulus es
que las manijas no parecen ser centrales, sino que
Fig. 8: Relieve del gladiador Bato, principios del s. III, (foto están ligeramente más próximas al borde inferior
Sabbatini, 1988). que al superior. Sin embargo, sin poder realizar un
estudio exhaustivo de las proporciones, no nos atre-
Con el scutum en la posición en la que lo sostie-
vemos a afirmarlo rotundamente.
ne Bato resulta casi imprescindible una abrazadera
para evitar la oscilación del artefacto. El elemento
que este gladiador porta en el bíceps ha sido inter-
pretado por Sabbatini (1988: 90) como un brazale-
te, pero consideramos que podría ser una abrazade-
ra del escudo. De igual modo, en el relieve de la es-
tela funeraria de Annaius Daverzus (Bishop y
Coulston, 1993: fig. 143.4), un soldado auxiliar re-
presentado con un escudo talar de forma rectangu-
lar, el elemento justo por encima de su codo iz-
quierdo puede ser interpretado como la manga del Fig. 9: bárbaro moribundo, Columna Aureliana, escena
XVIII, (foto Caprino et alii, 1955).
ropaje o como una abrazadera. Sabemos con certe-
za que los romanos conocieron −y debieron emple-
ar− una abrazadera por encima del codo, ya que así
aparece representada en el bárbaro moribundo en la
escena XVIII de la Columna Aureliana (Fig. 9).
Por el contrario, en la posición en la que sostiene el
scutum el gladiador del panel de Fiano Romano
(Fig. 7), bastaría una simple manija para sostener el
escudo, ya que con el antebrazo −y especialmente
con la presión del codo− se podría controlar y evi-
tar cualquier oscilación del artefacto.
Hasta aquí hemos hablado sólo de los escudos
cortos. Analizar lo que sucedía con los scuta tala- Fig. 10: Monumento de Aemilius Paulus en Delphi, Museo
Arqueológico de Delphi (foto Fields, 2007).
ria es más sencillo, al menos en apariencia. Annius
Daverzius aparece sujetando el escudo por una ma- Tras analizar toda esta serie de ejemplos pode-
nija central, al igual que los soldados del altar de mos extraer varias conclusiones. Primera, en los
Domitius Ahenobarbus (Figs. 5-6). En el caso de scuta cortos la manija central parece tener un carác-
estos últimos también parece que contaron con una ter residual y un escaso grado de aceptación por
abrazadera a la altura del codo para sus scuta tala- parte del portador, mientras que en los scuta tala-
ria. En la imagen no queda demasiado claro, pero ria la manija central correspondería al principal
Liberati (1997: fig. 16) comparte nuestra interpreta- elemento de sujeción, aunque no debemos descartar
ción. En el relieve de Aemilus Paulus en Delphi el la existencia de otras variantes. Segunda, teniendo
legionario que sostiene su escudo en alto frente a en cuenta además el elevado número de representa-
424
GONZALO G. QUEIPO
ciones de escudos auxiliares y bárbaros equipados luchar de forma efectiva 15-20 minutos antes de
con abrazaderas además de manija en la Columna necesitar un descanso (Campbell, 2002: 60; Golds-
de Trajano y la Columna Aureliana, creemos con- worthy, 1996: 224). El legionario, por tanto, estaba
veniente afirmar la existencia de un juego de mani- obligado a mantener la disciplina de combate du-
ja y abrazadera en el scutum; combinación presente rante largo tiempo y a mantener el escudo listo para
en el hoplon o aspis griego y conocida como pór- su uso, produciéndose el agotamiento del brazo por
pax −abrazadera− y antilabe −manija−. distensión muscular.
4. El manejo del scutum en batalla. Obviamente, aquellos soldados, que estaban
El principal condicionante que presenta el scu- obligados a permanecer en actitud beligerante du-
tum tanto en la marcha como en la lucha es su peso, rante horas, debieron idear soluciones para el pro-
entre los 5,5 kg de un ejemplar de Doura Europos blema del peso del escudo; aunque nosotros sólo
y los 10 kg del escudo de El Fayum. Según Cowan podemos rastrear con seguridad alguna de ellas.
(2003: 27) éste sería el atributo que determinaría La primera opción, bastante menos viable para
que se asiera por una manija central horizontal con los portadores de scuta cortos, era dejar el escudo
el brazo estirado. Sin embargo, ya hemos constata- apoyado en tierra. Realizar esta operación con es-
do diversas formas de sujeción y, además, el aspis cudos talares asidos por la manija central era senci-
griego, siendo también pesado, entre 6 y 8 kg llo, bastaba con flexionar ligeramente las piernas.
(Hanson, 1993: n. 1), se sujetaba horizontalmente
con un juego de porpax/antilabe (Snodgrass, Una segunda opción, la que todos tenemos en
1967: 53 y 95). mente después de leer las fuentes, es la de los triarii
republicanos, soldados de la tercera línea de batalla
que formaban una especie de reserva (Tito Livio, 8.
8. 10: “triarii sub uexillis considebant, sinistro cru-
re porrecto, scuta innixa umeris, hastas suberecta
cuspide in terra fixas, haud secus quam uallo saepta
inhorreret acies, tenentes”). La primera imagen de-
rivada del texto de Livio es la de soldados con la
rodilla derecha en tierra y el escudo apoyado en el
suelo, pero una exégesis minuciosa de las fuentes
nos permite concretar matices ausentes en el pará-
Figs. 11-12: Detalles de las escenas LXXX (izquierda) y grafo de Tito Livio. En primer lugar, con la pierna
LXXXVIII (derecha) de la Columna de Trajano. izquierda flexionada en ángulo recto y proyectada
hacia delante, el escudo, si se quiere apoyar en el
La arqueología experimental ha demostrado que
hombro, debe estar al costado. Esta posición impli-
el portador padece un rápido entumecimiento del
ca que si el soldado quiere mantener una posición
brazo al sujetar el pesado scutum por la manija cen-
defensiva debe estar girado 90º hacia su derecha,
tral horizontal, incluso con los artefactos más pe-
presentando su flanco izquierdo al enemigo y así es
queños y livianos, como el de Doura Europos (At-
difícil que un individuo de 1’7 m vea por encima
kinson y Morgan, 1987: 103-105; Fuentes, 1991:
del borde superior de un escudo de 1’2 m puesto de
83-84). Según Goldsworthy (2003: 30) en combate
pie, con los problemas que ello conlleva. Por otro
el scutum no podía ser colgado del hombro emple-
lado, Livio especifica que el escudo se apoyaba en
ando las trinchas de transporte, enrolladas a la ma-
el hombro “scuta innixa umeris”, no en el suelo
nija central (Atkinson y Morgan, 1987: 103-105;
como sucedía con las lanzas “in terra fixas”.
Junkelmann, 1986: Abb. 10), y conservar su versa-
Despegar el escudo del suelo no supondría mitigar
tilidad y, al contrario que el aspis hoplítico, tampo-
los efectos del peso, que era lo que se buscaba, sin
co podría apoyarse en el hombro por su forma rec-
embargo, colocando el escudo horizontalmente, el
tangular pese a ser curvado. Hanson (1991: 69-71)
borde interno del lateral podía apoyarse en el hom-
considera que la forma circular del escudo hoplítico
bro para descansar el escudo sobre él. De esta for-
y el perfil cóncavo permitirían apoyarlo sobre el
ma, la visión panorámica del soldado no se veía li-
hombro para descansar en el torso el peso del arte-
mitada y, dada la posición agazapada, el soldado
facto, mientras que el escudo rectangular romano
tan sólo perdía una pequeña parte de la protección
no ofrecería esa posibilidad. Además hay que tener
ofrecida por el scutum. Un claro ejemplo de un le-
en cuenta que las batallas romanas duraban, por
gionario sosteniendo el escudo en esta postura lo
norma general, varias horas; procediendo los solda-
encontramos en la escena LXXX de la Columna de
dos a intercambiar proyectiles la mayor parte del
Trajano (Fig. 11), y esta imagen invalida el postu-
tiempo con esporádicos y breves combates cuerpo a
lado de Hanson que antes apuntábamos.
cuerpo (Sabin, 2000; Zhmodikov, 2000). Sin em-
bargo, un soldado con todo el equipo sólo puede Según Fernández Ibáñez (2003: 60) la función
425
LAS MANIJAS DEL SCUTUM ROMANO: ENTRE LAS FORMAS DE COMBATE Y LOS GUSTOS PERSONALES...
Teodora Olteanu
Departamento de Prehistoria, Arqueología y CC. y TT. Historiográ-
ficas. Universidad de Valladolid.; olteanu@fyl.uva.es
RESUMEN
Este artículo pretende exponer una visión mas clara sobre las diferentes manifestaciones del culto a
la diosa romana Victoria y las diferentes facetas adquiridas a la vez con su difusión en las provincias conquis-
tadas por Roma, analizando los documentos epigráficos y arqueológicos provenientes de algunas provincias
occidentales (Bética, Britania, Galia Bélgica, Galia Lugdunense, Galia Narbonense, Germania Superior,
Lusitania, Nórico, Tarraconense). La variedad de tipos, formas y materiales que ofrecen estos testimonios
permite delimitar los ámbitos de influencia del mismo culto y conocer su real aceptación entre los devotos.
ABSTRACT
This article pretends to expose a clearer vision of the different manifestations of the cult to the Ro-
man goddess Victoria and on the different aspects acquired at the same time with its diffusion in the
provinces conquered by Rome, by analyzing the epigraphic and archaeological documents coming from some
western provinces (Baetica, Britannia, Gallia Belgica, Gallia Lugdunensis, Gallia Narbonensis, Germania
Superior, Lusitania, Noricum, Tarraconensis). The variety of types, forms and materials that these testimon-
ies offer, allow to define the influence fields of the same cult and to know their real acceptance among the de-
vote ones.
Palabras Clave: Victoria romana. Provincias romanas. Epigrafía. Representaciones de culto. Exvoto.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
428
TEODORA OLTEANU
Fig.: 1. Material epigráfico: 1. Altar votivo de Kugelstein, Nórico. Museo Regional de Graz. (Hainzmann, 1986, nº 1261); 2.
Altar votivo de Auchendavy, Britania. (Collingwood, 1965, nº 2177);.
2. Representaciones figurativas en relieve.
dedicación a la Victoria Augusta, epíteto muy co- Las representaciones en relieve (fig.2.) de la
mún de la diosa. diosa Victoria aportan valiosa información a nivel
El material epigráfico, por su riqueza de infor- iconográfico. Aunque casi todas siguen el modelo
mación, suple, en parte, otras fuentes, como las clásico en la representación de la diosa, según el ni-
fuentes literarias antiguas, ofreciendo datos inéditos vel artístico y por otros detalles que pueden ofrecer,
sobre la localización de templos, rituales etc. se puede deducir si se trata de un producto local o
de importación.
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SESIÓN 8:
Metadiálogos: Reflexión e Historiografía
arqueológica
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 433-440
RESUMEN
El discurso dominante para explicar el megalitismo extremeño ha sido la asociación de los grupos
megalíticos con estrategias económicas basadas en la agricultura. Pero los datos recuperados en las diferentes
excavaciones no parecen decir lo mismo, no tenemos argumentos materiales para explicar el megalitismo a
partir de un modelo socioeconómico basado en la agricultura. Desde mi punto de vista, esa asociación viene
dada más por las concepciones que tenemos sobre el concepto de Neolítico y el Megalitismo que por los da-
tos que ofrece el registro arqueológico. Las características geográficas de la región, así como el material do-
cumentado, junto con la aparición del paisaje de dehesa durante el Neolítico, parecen indicar un modelo so-
cioeconómico basado en la práctica ganadera, con la explotación de los pastos de la dehesa durante los mo-
mentos húmedos del año, y la explotación de los pastos de sierra en los períodos estivales. Esta práctica eco-
nómica sería complementada con actividades de caza-recolección y pesca.
ABSTRACT
The primary way in which megalithism in Extremadura has been explained is by the association of
megalithic groups with economic strategies based upon agriculture. However, the data recovered does not
seem to support this and there are no material arguments to explain megalithism from a socioeconomic model
based upon agriculture. From my point of view, that association comes more from the conceptions that we
have about the concept of Neolithic and Megalithism rather than from the data that the archaeological record
offers. The geographical characteristics of the region, as well as the documented material, together with the
emergence of the meadow lands during the Neolithic, seem to indicate a socioeconomic model based upon
livestock farming, with the exploitation of the meadow lands for fodder during the wet seasons, and the ex-
ploitation of the mountains for fodder during the summer seasons. This economic practice would be complet-
ed with activities of hunter-gathering and fishing.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
434
JOSE Mª SEÑORÁN MARTÍN
dad (Hernando, 1993:123), que podría caracterizar- 1988), algo que parece mantenerse hasta nuestros
se por (Mansilla, 1998:35): días en numerosos estudios arqueológicos, no sólo
en el período que analizamos ahora.
• Inicio de la agricultura.
El desarrollo del concepto Neolítico en este mo-
• Construcción y ocupación de aldeas.
mento se debe a la influencia de la teoría darwinista
• Nuevas tecnologías: cerámica y piedra pu- en las Ciencias Sociales, así como a una serie de
limentada. evidencias arqueológicas (Hernando, 1999a). Las
teorías evolucionistas del S. XIX, influenciadas por
• Nuevas ideas religiosas, asociadas a la fer-
la Ilustración dan lugar a 2 conceptos que participa-
tilidad de la tierra y los animales.
rán activamente en la definición del concepto de
• Primeras necrópolis. Neolítico (Bernabeu et alii, 1993:18):
• Arte al aire libre. 1. Noción de progreso, que establece que to-
das las sociedades tienen una tendencia a progresar
Estas características son las principales que han
(evolucionar) desde formas organizativas inferiores
ido definiendo el Neolítico hasta, prácticamente,
hasta las superiores a través de diversos estadios de
nuestros días, creando una especie de “paquete neo-
complejidad social, cultural y ecológica crecientes.
lítico” utilizado para explicar este concepto. A pe-
sar de que estas características han sido las princi- 2. Concepto de unidad psíquica, que sostiene
pales a la hora de definir el Neolítico, dependiendo la igualdad de todas las sociedades humanas y, por
del momento se puso más o menos énfasis en una u tanto, la posibilidad de que todas ellas evolucionen
otra, dando lugar a diferentes corrientes a la hora de igualmente por la vía del progreso.
investigar el Neolítico, destacando, según Whittle
La aparición del término podría parecer inocen-
(1996), que éstas se centrarán principalmente en
te, pero no es así, su aparición será clave para la
una serie de aspectos, entre los que podemos enu-
creación de la sociedad moderna occidental, idea
merar:
que ya han tratado otros investigadores (Zvelebil,
• Cronología 1996; Mansilla, 1998; y Hernando 1999c).
• Tecnología, principalmente en el S. XIX, y Como yo señaló Zvelebil (1996), la percepción
en contraposición al Mesolítico. moderna sobre las comunidades agrícolas prehistó-
ricas fue la llave para la definición de la futura
• Cultura (en torno a 1920).
identidad europea, influenciada por las ideas de
• Economía de subsistencia y asentamiento, progreso de los S. XVIII y XIX. Esta idea se ha
en relación con la Revolución Neolítica formulada mantenido durante casi 200 años.
por Childe, donde destaca el “paquete agrícola” y el
Según Zvelebil (1996), se debería a tres motivos
“modo de vida sedentario”.
principalmente:
• Población (durante los años 60-70s), debi-
1. Contacto entre los europeos y las socieda-
do al interés por las dinámicas poblacionales de
des recolectoras modernas durante los SS. XVI y
gran interés para la corriente procesual.
XVII. El prejuicio sobre estas sociedades favoreció
• Sistema conceptual. el enaltecimiento de las sociedades productoras,
que adquirían el rango de “civilizados” en oposi-
Hasta la aparición del concepto de Neolítico, la
ción a los “salvajes” cazadores-recolectores. “La
visión del pasado en la cultura occidental tenía un
oposición binaria entre Nosotros los Agricultores, y
componente mítico, pero a partir de este momento
los otros, los salvajes” (Zvelebil, 1996:146).
se establecen una serie de etapas por las que habría
pasado la Humanidad (Hernando, 1999a: 19). De 2. El desarrollo socio-político, que había
esta manera, y partiendo de las ideas de la Ilustra- dado lugar a la industrialización y al desarrollo de
ción de evolución y progreso, se considera el Neolí- los paisajes urbanos. De esta manera, la clase media
tico como un estadio cultural superior al Paleolítico y alta comenzaron a idealizar la vida rural, con la
en la evolución cultural de la Humanidad (Berna- visión romántica de los pueblos agrícolas y pasto-
beu et alii, 1993). El Neolítico sería concebido res.
como una etapa que sucede a de los cazadores-re-
3. La promoción de nuestros ancestros agrí-
colectores nómadas del Epipaleolítico, definiendo
colas en la constitución del Estado-Nación en los
el período a partir de criterios tecno-económicos
últimos 150 años.
(Hernando, 1999a). En la Península Ibérica, la sis-
tematización del Neolítico se hizo a partir de crite- Además, la distinción entre cazadores-recolecto-
rios taxonómicos, principalmente la tipología, que res y productores de alimentos, entre grupos meso-
será utilizada como criterio cronológico (López, líticos y neolíticos, suponía, como ya he dicho ante-
435
NEOLÍTICO Y MEGALITISMO EN CÁCERES: HISTORIA DE UN DISCURSO Y ALTERNATIVAS
riormente, la distinción entre Salvaje y Civilizado, en un desarrollo tecno-económico buscan dar senti-
pero también, entre estancamiento y progreso, y en- do a una nueva situación social en el mundo occi-
tre mentes débiles e inteligentes (Zvelebil, dental. Para ello, se apoyarán, entre otros elemen-
1996:149). El Mesolítico, cuyo término nace en tos, en la Arqueología, y a través del discurso ar-
1872, de manos de Westropp (Zvelebil, 1986), sería queológico utilizarán el pasado para dar sentido al
un estadio evolutivo por debajo del Neolítico. Se ha presente, legitimando, entre otras cosas, el desarro-
identificado el Neolítico con la aparición de la agri- llo del capitalismo y el colonialismo del momento.
cultura y el inició de la cultura civilizada.
2. Análisis del registro arqueológico del Ne-
Está idea está fuertemente influenciada, a su olítico cacereño.
vez, por la Biblia, que establecía que en el Cercano En el presente apartado realizo una descripción
Oriente se encontraba el Jardín del Edén, donde ha- del registro arqueológico con el que contamos en
bitaban los descendientes de Adam, que fueron Cáceres. Registro arqueológico relacionado con si-
agricultores y ganaderos (Trigger, 1989:31). tios de hábitat, enmarcables en el Neolítico Final,
De esta manera, el espacio donde vive el pueblo prestando especial atención al yacimiento de Los
que relata el mito es el elegido por Dios y su estra- Barruecos, a partir del cual se están estableciendo
tegia económica es la que transmite Dios. Es un dis- los modelos de neolitización para la provincia de
curso de legitimización del pueblo semita. Este Cáceres. Los principales yacimientos excavados
mito señala el origen de la agricultura y la ganade- son:
ría en Próximo Oriente. En Europa este mitos se 2.1. La Cueva del Conejar (Cáceres) (Cerrillo
convertirá en el discurso de legitimización de los Cuenca, 1999).
cristianos (Hernando, 1999a:21), idea que pervive Podemos diferenciar dos fases arqueológicas.
hasta el presente. Nos encontramos con una fase, encuadrada dentro
Nuestro mito de origen, la Biblia, habría servido del Neolítico Final, interpretada como espacio habi-
para legitimar el modo de vida, agricultor y ganade- tacional a partir del registro arqueológico recupera-
ro, del pueblo semita. Hasta el desarrollo de la Ilus- do. Sobre esta fase se superpone una fase Calcolíti-
tración, y motivado por la idea de la “teoría de la ca inicial, momento en el que la cueva comienza a
degeneración” (Trigger, 1989:31), los grupos caza- ser usada como necrópolis (González Cordero,
dores -recolectores sólo podían ser vistos como un 1996. citado en Cerrillo Cuenca, 1999).
estado degenerativo de los grupos agrícolas, es de- En lo que respecta a su facies Neolítica, más en
cir, el Mesolítico habría sucedido al Neolítico en un concreto, Neolítico final, se han recuperado cerámi-
proceso de degeneración de la sociedad. Pero con cas con decoración de boquique, de punto y raya,
el desarrollo de la Ilustración y la imposición de la tipo de decoración que se inicia en el Neolítico, y
Ciencia y la razón sobre el mito, esta idea fue susti- que ha servido para contextualizar la cueva. La líti-
tuida. La teoría de la Evolución y las ideas de desa- ca recuperada ha sido muy escasa, y se caracteriza
rrollo y progreso cambiaron el panorama, y la “teo- por presentar piezas de sílex retocadas y sin retocar.
ría de la degeneración” fue sustituida, pasando a en- La industria ósea se recuperada se caracteriza por el
tenderse la historia de la Humanidad como una se- predominio de punzones sobre hueso.
rie de etapas evolutivas, que van de menos a más
complejidad, de esta manera, se situaba a los gru- En lo que se refiere a registro faunístico, se han
pos cazadores-recolectores en un estadio evolutivo recuperado restos de caballo, vaca, oveja, cabra,
inferior que los grupos productores de alimentos cerdo y perro. Un dato interesante es que dentro de
(Hernando, 1999c:586). la malacofauna recuperada se han registrado bival-
vos marinos de origen atlántico, lo que parece evi-
Esta relación entre agricultura y ganadería y “ci- denciar contactos con los grupos costeros portugue-
vilización” nace de las ideas materialistas clásicas, ses.
que marcan la producción de alimentos como inicio
de la civilización porque facilita la acumulación de 2.2. Peña Aguilera (Montánchez) (González
excedentes para alimentas a grupos sociales no pro- Cordero, 1996).
ductores (elites dirigentes, sacerdotes, guerreros), Cueva situada en el macizo granítico de Mon-
cuya aparición supone, según algunos investigado- tánchez. Debido al corrimiento de tierra todo el ya-
res, el nacimiento de la sociedad de clases y el Esta- cimiento se encuentra con los materiales revueltos,
do, es decir, la civilización (Hernando 1999c: 585). a pesar de ello, los investigadores lo han interpreta-
do como un lugar de habitación. El conjunto cerá-
Por lo tanto, vemos como la aparición del térmi-
mico está compuesto por seis fragmentos cerámi-
no Neolítico y su significado está relacionado con
cos, decorados con impresiones en punto y raya.
la creación de la identidad europea a mediados del
Dentro de la lítica recuperada, se han documentado
S. XIX, momento, en el que los europeos, inmersos
mueve piezas, donde destacan dos hojitas de sílex.
436
JOSE Mª SEÑORÁN MARTÍN
También se ha recuperado un núcleo de anfibolita y industria lítica es bastante pobre, con algunos geo-
dos prismas de cuarzo cristalino, algo muy común métricos, alguna lasca y alguna hoja.
en los dólmenes. Senna Martínez establece que la
2.7. Los Barruecos (Malpartida de Cáceres).
aparición de útiles de contextos habitacionales en
contextos funerarios, como dólmenes, supondría Los primeros estudios referidos al yacimiento
una prolongación del espacio doméstico al espacio de Los Barruecos datan de principios de los años
funerario (Senna et alii, 1997). 90s, cuando Mª Isabel Sauceda (1991), a partir de
una serie de materiales establece una cronología ne-
2.3. Cueva de Los Atambores (Zarza de Mon- olítica para el yacimiento. A partir de una seriación
tánchez) (González Cordero, 1996). tipológica de elementos líticos y cerámicos estable-
La Cueva de los Atambores, al igual que peña ce, como he dicho, una adscripción del yacimiento
Aguilera, a la que se encuentra próxima, muestra un al período neolítico. Relacionándolo, a su vez, con
gran revuelto de materiales debido a la acción geo- grupos agrícolas y ganaderos.
lógica. La cueva no se ha excavado, y se ha inter-
En los años siguientes Los Barruecos se conver-
pretado a partir de cerámicas recogidas en superfi-
tirá en un referente a la hora de estudiar este perío-
cie. Estas cerámicas se encuentran decoradas con
do en la región, aunque la investigación parecía
punto y raya, y muestran una gran variedad de for-
quedar estancada en lo que a excavaciones se refie-
mas, con cuencos y ollas de bordes rectos o entran-
re. A partir del año 2000 se han retomado las exca-
tes, labios redondeados y planos, con variedad de
vaciones. La importancia de estas nuevas excava-
asas y mamelones y fondos cóncavos. La cueva ha
ciones radica en que, a partir de los resultados obte-
sido contextualizada dentro de Neolítico Final a
nidos, se ha propuesto un modelo para explicar el
partir de las cerámicas.
proceso de neolitización de la región, basado en la
2.4. Cerro Soldado (Jarandilla) (González Cor- implantación de comunidades agrícolas en la región
dero, 1996). en fechas en torno al VI-V m.a.C., en un período
Yacimiento localizado sobre una pequeña eleva- denominado por los investigadores Neolítico Anti-
ción situada al sureste de Jarandilla, dentro de la guo (Cerrillo, Prada y González, 2006:39).
comarca de la Vera. Se trata de una pequeña esta- El yacimiento de Los Barruecos es un yacimien-
ción al aire libre, de pequeña extensión, con peque- to neolítico al aire libre, ubicado en los berrocales
ños trozos de cerámica recuperados. Se ha recupe- graníticos de la cuenca del Tajo. Más concretamen-
rado un lote cerámico caracterizado por ser cerámi- te, el yacimiento se sitúa en el manchón granítico de
cas a mano, con mica y cuarzo como desgrasantes, Cáceres-Malpartida, conocido también como maci-
con decoración incisa de punto y raya y mamelones. zo de Araya, que recorre la provincia NO-SE. El
Dentro de la lítica se han recuperado fragmentos de yacimiento se encuentra de una zona de afloramien-
lámina y lascas de sílex. tos rocosos, donde se mezclan granitos, pizarras,
2.5. Cueva de Boquique (Plasencia) (González esquistos y grauwacas. La Penillanura Cacereña se
Cordero, 1996). caracteriza por desniveles superiores al 10 %, con
Cueva situada en la dehesa de Valcorchero, Pla- suelos rojos, silíceos y metamórficos, que junto al
sencia (Cerrillo Cuenca, 1999. La primera excava- clima, la erosión y a las profundiades medias de los
ción planificada fue llevada a cabo por Martín Al- suelos favorecen los pastos y el bosque esclerófico
magro Gorbea, que llegó a establecer niveles intac- abierto (Grau et alii, 1998). El yacimiento se en-
tos. Aparecen cerámicas decoradas e impresas, que cuentra elevado en un punto conocido como Peñas
se podrían incluir dentro de los que se conoce como del Tesoro (Cerrillo, 2006:17-18).
cerámica tipo “Carvahal”. González Cordero Se han establecido una serie de fases (Cerrillo,
(1996), establece que habría una fase de Neolítico Prada y González, 2006:38-39):
Final caracterizada por las cerámicas impresas recu-
peradas. • Fase I, se ha interpretado como el primer
nivel de ocupación del yacimiento, que correspon-
2.6. Cerro de la Horca (Plasenzuela) (Gonzá- dería con el Neolítico Antiguo, con fechas entre el
lez Cordero, 1996). 5054 y el 4852 cal BC. Se han documentado dos
Una de las ventajas de este yacimiento es que estructuras de almacenaje y una de combustión.
durante las campañas de excavación se han podido
documentar niveles inalterados que han permitido • Fase II, nivel de color gris oscuro sobre el
establecer una buena estratigrafía. En el nivel CH1 que se asientan diversos hogares. Sin dataciones ha
se han documentado cerámicas, donde los tipos de- sido adscrito al Neolítico Medio.
corados predominan sobre los lisos, y dentro de las • Fase III, se documentaron una fosa y una
decoradas predominan las cerámicas con impresión zanja de sección en V. Su cronología iría en torno
de boquique, también destacan los mamelones. La al Neolítico Final.
437
NEOLÍTICO Y MEGALITISMO EN CÁCERES: HISTORIA DE UN DISCURSO Y ALTERNATIVAS
mento a la agricultura u horticultura. Por lo tanto, económica donde predomina la agricultura. Desde
vemos como que las estrategias económicas son mi punto de vista, esa asociación viene dada más
múltiples. por las concepciones que tenemos sobre el concep-
to de Neolítico y el Megalitismo que por los datos
Pudieron existir una serie de actividades com-
que ofrece el registro arqueológico.
plementarias para los grupos humanos que habita-
ron la zona. Serían: Una interpretación de los megalitos, en relación
con grupos ganaderos transterminantes, me parece
1. Horticultura o agricultura incipiente, nunca
más acertada para explicar el megalitismo cacereño
intensiva para este caso. La práctica de la horticul-
que las tesis relacionadas con la expansión de la
tura o agricultura incipiente de cereales, por ejem-
agricultura entre los grupos del Neolítico Final e
plo, podría ser una estrategia económica comple-
inicios del período Calcolítico, momento en el que
mentaria a la ganadería, aunque, como ya he dicho,
se producen una serie de transformaciones socioe-
no sería una agricultura intensiva. El modelo de
conómicas derivadas de la introducción de algunos
agricultura intensiva ha sido propuesto para Los
elementos de la “Revolución de los Productos Se-
Barruecos, a partir de los datos obtenidos, así como
cundarios” (Garrido y Muñoz, 1997), y momento
por las características del terreno, deberíamos ha-
en el que aparecen sociedades pecuarias desligadas
blar de horticultura. Thomas (1999) ya señala que
de la agricultura (Pérez Ripoll, 1999). Las caracte-
la horticultura pudo ser una estrategia económica
rísticas geomorfológicas de la región, así como el
complementaria a la ganadería, el problema es que
registro arqueológico, tanto de esta zona como de
se ha prestado demasiada atención a la agricultura.
zonas colindantes, apoyan esta hipótesis. A pesar de
De esta manera establece que pudieron ser horticul-
ello, no debemos caer en generalizaciones, debe-
tores con ciclos estacionales de movimiento, apro-
mos tener muy en cuenta el contexto geográfico de
vechando también los recursos silvestres.
cada foco megalítico, además teniendo en cuenta
2. Recolección, suele ser un recurso practicado cómo pudo influir en los grupos humanos.
por casi todos los pueblos pastores. Un ejemplo cla-
Respecto a la interpretación para explicar los
ro, desde la etnoarqueología, serían los pastores
monumentos, Ruiz-Gálvez (2000 y 2001), por
nuer en época de desplazamiento de ganado
ejemplo, en el caso del foco megalítico de Monte-
(Evans-Pritchard: 1977), o los grupos pastores ana-
hermoso, establece que los dólmenes serían obras
tólicos, que en la subida a los pastos de las monta-
arquitectónicas llevadas a cabo por grupos con una
ñas practican la recolección de vegetales y frutas,
economía basada en la ganadería, complementada
como las manzanas silvestres (Yakar: 2000).
por la caza-recolección y una agricultura marginal,
3. Caza, es otra actividad complementaria, sobre con un uso flexible del medio sobre una base más
todo en época de movimientos de ganados. La pes- ganadera que agrícola. Estos grupos realizarían mo-
ca entre los nuer es muy común (Evans-Pritchard: vimientos trasterminantes entre valle y montaña.
1977). Durante los meses de primavera y verano estos gru-
pos subirían a la sierra, para aprovechar los pastos
4. Cría de animales, es lo más común entre los
frescos de la sierra. Durante el otoño y el invierno
pueblos pastores, como parece evidente, pero la
bajarían a aprovechar los pastos de las zonas bajas,
cría de animales puede ser enfocada como único
recolectando, cazando y elaborando útiles. La pre-
medio de recursos del grupo o como un comple-
sencia de molinos, morteros, etc. en las proximida-
mento a la agricultura. La cría del ganado también
des de los dólmenes de Montehermoso parecen re-
está sujeta a los pastos, características del ganado,
lacionar las zonas de enterramiento con las zonas
demografía del rebaño y fluctuaciones en el tipo de
de hábitat, tal y como han señalado otros autores
ganado (Cribb: 1991).
(por ejemplo, Senna-Martínez et alii, 1997). La
3. Neolítico y megalitismo en la región de aparición de elementos fabricados sobre materia
Cáceres. prima alóctona evidencia contactos con otras zonas.
Durante las últimas décadas, el discurso impul- Por lo tanto, los dólmenes de Montehermoso, por
sado desde los principales equipos de investigación ejemplo, podrían responder a esos grupos que prac-
que analizan el Neolítico Final en la región cacere- tican movimientos estacionales buscando pastos
ña, parecen relacionar a estos grupos humanos con frescos para el ganado, moviéndose entre la zona de
estrategias económicas basadas en una agricultura sierra y el valle, imitando, posiblemente, los movi-
predominante, con complementos de ganadería. A mientos que anteriormente realizaban tras los ani-
pesar de ello, los datos que se han ido recuperando males salvajes. La existencia de atrios podría res-
en las diferentes actuaciones arqueológicas no pare- ponder a ritos de refundación del dolmen. En la ve-
cen apoyar tales hipótesis. De esta manera, parece cina Serra da Estrela, Senna-Martínez ya establece
que no podemos relacionar el megalitismo de la re- un modelo similar para interpretar el foco megalíti-
gión con grupos humanos con tal solución socio- co de la Plataforma del Mondego, proponiendo un
439
NEOLÍTICO Y MEGALITISMO EN CÁCERES: HISTORIA DE UN DISCURSO Y ALTERNATIVAS
modelo socioeconómico de ganadería transtermi- CERRILLO, E.; PRADA, A.; GONZÁLEZ, A.; Y LÓPEZ,
A.
nante, con complementos de caza-recolección y 2006 “Dataciones absolutas de los niveles neolíticos del
horticultura (Senna-Martínez, 1987). yacimiento de Los Barruecos”, en Los Barruecos:
Primeros resultados sobre el poblamiento Neolítico
4. Conclusiones. de la Cuenca Extremeña del Tajo, Coord. E. Cerri-
llo, Memorias de Arqueología Extremeña, vol. 6,
El discurso que ha predominado en Extremadu- Mérida, pp. 85-94.
ra para dar respuestas al fenómeno megalítico pare- CRIBB, R.
ce dirigirse, en la mayoría de las ocasiones, a afir- 1991 Nomads in Archaeology, Cambridge, Cambridge
University Press.
mar que los grupos humanos que habitaron la re- EVANS-PRITCHARD, E. E.
gión desde fines del Neolítico, y relacionados con 1977 Los Nuer, Barcelona, Anagrama.
tal fenómeno funerario, utilizaron la agricultura FOUCAULT, M.
1970 L´ordre du discours. Edición española: El orden
como sistema económico principal. El problema ra- del discurso, Barcelona, ed. Fábula Tusquets,
dica cuando analizamos el registro arqueológico 2008.
que se ha ido documentando a lo largo de los años. GARRIDO PENA, V. Y MUÑOZ LÓPEZ-ASTILLEROS,
K.
Parece que el mantenimiento de tal hipótesis res- 1997 “Intercambios entre el Occidente Peninsular y la
ponde más a apriorismos que poseemos en lo referi- cuenca media del río Tajo durante el Calcolítico y
do al Neolítico y al Megalitismo que a evidencias el Bronce Antiguo”, en II Congreso de Arqueología
Peninsular. Tomo II. Neolítico, Calcolítico y Bron-
arqueológicas. Como ya expliqué al inicio de este ce, edts. R. de Balbín Berhmann y P. Bueno, Ed.
trabajo, esto responde a una serie de ideas que sub- Fundación Reí Alfonso Henriques, pp. 483-493.
yacen en el trasfondo de la sociedad moderna occi- GONZÁLEZ CORDERO, A.
1996 “Asentamientos neolíticos en la Alta
dental. Extremadura”, en I Congrés de Neolitic a la Penín-
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Las evidencias arqueológicas no parecen apoyar GRAU, E.; PÉREZ, G.; Y HERNÁNDEZ, A. M.
esta tesis, y, sin embargo, favorecen una hipótesis 1998 “Paisaje y agricultura en la Protohistoria extreme-
que establezca una relación entre los grupos mega- ña”, en Extremadura Protohistórica: Paleoambien-
te, Economía y Poblamiento, Coord. A. Rodríguez,
líticos y una estrategia económica basada en la ga- Ed. U. de Extremadura, Cáceres, pp. 15-28.
nadería, complementada, posiblemente, con una HERNANDO, A.
agricultura incipiente, así como con la caza-recolec- 1993 “El proceso de neolitización, perspectivas teóricas
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na neolítica a cielo abierto”, en Los Barruecos: Pri-
440
JOSE Mª SEÑORÁN MARTÍN
RESUMEN
Los sepulcros megalíticos no son simples construcciones monumentales que permanecen estáticas,
sino que son estructuras orgánicas, vivas, cuya permanencia en el paisaje conlleva una continua readaptación
de su significado. Prueba de ello son los cambios que se dan en la forma de uso del espacio funerario, en los
depósitos materiales, en las formas de enterramiento o, incluso, en la manera de interpretar y comprender el
monumento, en relación con el abandono de la identidad colectiva en un proceso de creciente individualiza-
ción. Sin embargo, hay ciertas ideas que subyacen en la reiterada utilización de estos lugares, como su perma-
nencia en el tiempo y el espacio, o su monumentalidad consciente para cualquiera de sus usuarios. Por tanto,
¿se pueden esbozar pautas de comportamiento concretas en las formas de reutilización megalítica a lo largo
de la Prehistoria reciente?
ABSTRACT
The megalithic tombs are not only monumental static structures but were alive, because their pres-
ence in the landscape involves a constant transformation of their meaning. There were changes in the way of
using the burial space, in the funeral offerings, in the form of burials or even in the way of understanding the
megalithic monument. These transformations are connected with the end of the collective identity in a pro-
cess of increasing individualism. However, some features remain in the reuse of those places, like their pres-
ence in the time and space or the conscious monumental character for any user. So, would it be possible to
suggest any models of behaviour for the way of reusing the megalithic graves during the recent prehistory?
1. El objeto de estudio: el fenómeno de la Montero, 2004; Narvarte, 2005), pero siempre des-
reutilización en los monumentos megalíti- de un punto de vista regional, limitándose en la ma-
cos. yoría de los casos a estudios de ejemplos concretos,
El fenómeno neolítico del Megalitismo ha sido lo que impide desarrollar una interpretación global
recurrentemente tratado en distintos estudios por y contrastada sobre el papel que desempeñaron es-
ser único en la Prehistoria reciente. Pero aún hay tos hitos funerarios en los milenios posteriores a su
muchos aspectos de la realidad megalítica que, bien construcción. Además, la mayoría se han centrado
por su dificultad bien por su menor atractivo, no en estudiar las reutilizaciones calcolíticas, particu-
han sido objeto de atención. Tanto las corrientes de larmente las del período campaniforme, sin dar la
pensamiento tradicionales como gran parte de las debida relevancia a las evidencias arqueológicas de
más novedosas de los últimos años, han intentado épocas previas y posteriores que han sido halladas
dar respuesta a cuestiones tan diversas como el ori- en estas estructuras. Es necesario llevar a cabo una
gen y difusión del Megalitismo o la importancia de investigación exhaustiva de este fenómeno en am-
estas construcciones como referentes territoriales y plias zonas geográficas, que contemple su continua-
espaciales, pero siempre ligadas a la fase fundacio- ción a lo largo de la Prehistoria, e incluso en los al-
nal y de uso por parte de las poblaciones construc- bores de la Antigüedad.
toras. Es sorprendente que un fenómeno tan recu- Partiendo de la idea de que el mundo funerario
rrente como es el de la reutilización de los sepul- es reflejo de unas pautas de comportamiento inten-
cros colectivos neolíticos a lo largo de la Prehisto- cionadas, es factible realizar un seguimiento riguro-
ria reciente, no haya sido tratado más que como un so de los complejos procesos de cambio social, eco-
hecho anecdótico que no requiere de un análisis es- nómico e ideológico que tuvieron lugar desde las
pecífico. primeras sociedades productoras neolíticas hasta las
En los últimos años se han publicado algunos avanzadas jefaturas de la Edad del Hierro, a través
trabajos sobre este tema (Delibes, 2004; Lorrio y del uso diacrónico de un mismo lugar de inhuma-
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
442
CRISTINA TEJEDOR RODRÍGUEZ
mentales se pueden subsanar mediante una buena sobre el territorio, partiendo de la idea de que son
metodología de análisis y una recogida de datos monumentos externos, visibles, accesibles para los
exhaustiva. Aunque esto no es suficiente, puesto vivos, y no simplemente una tumba o panteón para
que en muchas ocasiones la ausencia de datos im- los muertos. Sin embargo, al analizar la vida de una
prescindibles para el estudio es un obstáculo insal- construcción megalítica desde una perspectiva tem-
vable. poral, adquiere más sentido la búsqueda de pautas
de comportamiento en el interior de la misma, en
2. El megalito: un agente permanente en el
las modificaciones de su estructura y en las diferen-
cambio.
tes formas de uso del espacio sepulcral, entendido
Los estudios tradicionales han interpretado no sólo como una estructura cuya complejidad
siempre las tumbas megalíticas como entidades ais- constructiva implica diferencias de estatus, sino
ladas, con un significado en sí y por sí mismas. Sin como un lugar pensado y construido para acoger di-
embargo, son construcciones vinculadas a su entor- versas acciones ligadas a las creencias sobre la
no, que se integran y participan del medio, y que muerte y la relación con los ancestros. El espacio
forman parte del proceso de monumentalización de funerario no se “construye” (en términos conceptua-
un espacio. Hay que olvidar el acontecimiento par- les) para ser usado, recorrido o transitado en la ma-
ticular, el evento singular, abrir miras y buscar los yoría de los casos, sino para ser visto y referencia-
patrones de implantación de los megalitos, las regu- do, como medio transmisor de mensajes de los vi-
laridades, las diferentes fases por las que atraviesa vos para los vivos.
el yacimiento a lo largo del tiempo (reutilizaciones,
destrucciones, remodelaciones...), para poder enten- Por tanto, para estudiar la “vida” de los monu-
der las formas de vida de las comunidades prehistó- mentos megalíticos, se requiere un enfoque más
ricas. Los monumentos megalíticos son realidades concreto cuyo punto de partida sea el interior, su di-
orgánicas, presentes en el imaginario colectivo a lo mensión funeraria, que al fin y al cabo, es la que las
largo de todo el desarrollo de la humanidad, como poblaciones posteriores conocen y preservan.
referentes espacio-temporales visibles y palpables. 2.1. El monumento megalítico como referente
Por esta razón, siempre han sido objeto de atención temporal.
por parte de las poblaciones que han convivido con
Las tumbas megalíticas son “monumentos para
ellos en su entorno, las cuales les han dotado de un
la eternidad” (Rojo et alii, 2005), puesto que han
significado acorde a sus parámetros mentales. El re-
sido concebidas y construidas para perdurar en el
sultado es que el megalito es continuamente reinter-
tiempo. De ahí, la importancia del factor temporal
pretado y asimilado dentro de un patrón de raciona-
en el análisis de las reutilizaciones megalíticas.
lidad, que le da pleno sentido. Son monumentos
para los vivos, que adquieren distinto significado en La construcción de monumentos que rompen
el ámbito de la muerte. Hay que entender el megali- sistemáticamente la continuidad del paisaje, debió
to como una estructura orgánica, sumida en un pro- de suponer una profunda transformación ontológica
ceso de continua transformación y reinterpreta- para las sociedades prehistóricas. El entorno natu-
ción. ral, que hasta entonces se había preservado como
sagrado, entra en un proceso de “culturalización de
Frente a los trabajos tradicionales de tendencia
la naturaleza” (Criado, 1991: 101). El mundo se en-
puramente tipológica, que simplemente se limitaban
tiende de otra manera, se desacraliza y el ser huma-
a describir los ajuares de los sepulcros, en las últi-
no comienza la carrera sobre el dominio de lo no
mas décadas el Megalitismo se ha abordado desde
humano. Todos los parámetros mentales han de
diversos frentes, dando principal relevancia a su
adaptarse a la nueva realidad. De esta manera, los
significado como hito territorial (en términos fun-
megalitos son el reflejo del cambio en la idea del
cionalistas) o referente espacial (para los post-pro-
tiempo, como la primera manifestación humana
cesualistas), sobre todo desde una perspectiva de la
cuya pervivencia temporal es consciente para todos
“Arqueología del Paisaje” que analiza el monumen-
sus usuarios.
to en relación con su entorno y con una determina-
da concepción del espacio. De este modo, el inte- Bradley propone distintas categorías en la con-
rior de las tumbas ha pasado a un segundo plano, al cepción del tiempo. El autor diferencia entre un
ser el ámbito de estudio de los antiguos prehistoria- tiempo diario y un tiempo ritual (Bradley, 1991). El
dores. Pero aún hay muchos aspectos prácticamente primero es recurrente, es condición y condiciona, a
inéditos acerca de sepulcro funerario como tal, y su vez, las actividades rutinarias, y por tanto es sus-
sobre todo en cuanto al ritual de enterramiento. Es ceptible de ser mensurable. El tiempo ritual es abs-
cierto, que a la hora de tratar el contexto fundacio- tracto, no necesita ser medido puesto que su desa-
nal de los megalitos e investigar sobre las formas de rrollo no afecta, de manera factible, a la vida diaria
vida de sus constructores, es imprescindible intentar de los individuos. Este concepto de “tiempo ritual”
buscar los patrones de distribución e implantación es el que determina la evolución y transformaciones
444
CRISTINA TEJEDOR RODRÍGUEZ
de las manifestaciones funerarias. La muerte y toda and maintained... The effect is to protect the con-
la parafernalia que la rodea, manifiestan simbólica- tents of such performances from evaluation or chal-
mente todas estas conceptualizaciones del tiempo. lenge” (íbidem). Por tanto, la memoria también es
La reproducción de las mismas prácticas mortuorias susceptible de ser manipulada, y como tal se con-
durante numerosas generaciones, refleja el sentido vierte en un poderoso instrumento de poder, pues
cíclico que para esas poblaciones tiene el paso del quien controla la tradición tiene bajo su autoridad la
tiempo, y expresa a su vez su deseo de permanencia conducta colectiva. Se podría decir que los megali-
y estatismo, como si pretendieran mantener intactas tos son “monumentos para la memoria en el
las estructuras y relaciones sociales de sus ances- tiempo”.
tros. “This conception of time as “cyclical” would
También estos mecanismos mnemotécnicos in-
also have reproduced a kind of “static and organic
fluyen en la construcción identitaria del ser huma-
imaginary model of their society”...” (Mizoguchi,
no. Un individuo se reconoce a sí mismo, y le reco-
1993: 230). Esta imagen del ritual como dimensión
nocen los demás, por su existencia, por su memoria
en la que se conectan pasado y presente, provoca la
biográfica, al fin y al cabo por el paso del tiempo en
repetición de las mismas formas religiosas, su man-
su vida. En este sentido, ha sido fundamental en el
tenimiento durante largas épocas, como lazo de
proceso de individualización el desarrollo de la
unión con los ancestros y con ese “ideal social” que
conceptualización del tiempo, puesto que para un
se pretende preservar. El profundo rechazo al cam-
sujeto es fundamental tener un pasado, un presente
bio y ese fuerte deseo de estatismo, hacen que las
y un futuro. De esta manera, puede entenderse que
sociedades prehistóricas se transformen en función
en sociedades donde la identidad aún es colectiva,
de la necesidad de mantenerse intactas. Esta situa-
la memoria funcione como elemento cohesionador
ción paradójica es la causa por la cual, lo que en
de la misma, evitando su fragmentación: a una iden-
muchas ocasiones aparentemente es reflejo de con-
tidad colectiva le corresponde un pasado de memo-
tinuidad, en realidad está ocultando un verdadero
ria colectiva. Por tanto, la concepción que tiene el
cambio drástico en la existencia de los grupos hu-
ser humano de su propia autonomía va en relación a
manos. “The fact that public rituals retain so much
la conceptualización ontológica del tiempo. “This
stability does not mean that such societes stay the
way in which human identity emerges is based upon
same. If ritual helps to preserve the social order, it
the fundamentally temporal character of human ex-
can also be manipulated” (Bradley, 1991: 211). De
istence” (Thomas, 1999: 78).
hecho, los cambios ideológicos son tan importantes
en la concepción del tiempo y en el mantenimiento 2.2. ¿Continuidad o ruptura?
de un orden social, como lo es el fortalecimiento de Los usos “post-neolíticos” de diferentes espa-
los vínculos con el pasado, puesto que permiten cios funerarios han dado lugar al desarrollo de una
continuamente readaptar las nuevas formas sociales polémica teórica acerca del tránsito del período ne-
y económicas, al patrón de racionalidad de las po- olítico a la edad de los metales. Muchos autores lo
blaciones. Por tanto, y aunque la afirmación parez- interpretan en términos de continuidad, apoyándose
ca contradictoria, los monumentos megalíticos actú- en la pervivencia de los ritos funerarios colectivos y
an como “agentes permanentes en el cambio”. de los megalitos como lugares fundamentales de en-
En esta infinita lucha entre la permanencia y el terramiento. Desde esta perspectiva, los megalitos
cambio, juega un importante papel la memoria son “el símbolo de la continuidad y de la lenta
como transmisora de la cultura y de la tradición. evolución de las sociedades durante nada menos
Esta memoria puede reflejarse tanto en la herencia que 3000 años” (Fabián, 2006: 519). Basándose en
de un objeto como de una idea o comportamiento. la sucesiva utilización de un mismo lugar de ente-
Pero los mecanismos mnemotécnicos de la humani- rramiento, afirman que no hubo discontinuidad al-
dad tampoco son inocentes, y de nuevo forman par- guna desde el Neolítico final hasta el ocaso de la
te de un patrón de racionalidad. En este sentido, su Edad del Bronce, momento en el que se asiste a una
función es igualmente la de mantener, en aparien- gran ruptura con respecto a toda la tradición ante-
cia, el mismo esquema social representado en una rior. Desde este punto de vista, el orden social y
serie de manifestaciones, como son las funerarias. económico de las sociedades neolíticas no experi-
De nuevo, lo que se hace es ocultar las profundas mentó grandes transformaciones, ni tampoco en el
transformaciones por las que las comunidades están ámbito ideológico, lo que se refleja en que los me-
atravesando, y proteger el significado de la tradi- galitos “son lugares de enterramiento en determi-
ción de esos cambios. “There are all features by nados momentos y para determinados personajes,
which rituals come to be memorized so that they are es decir en la misma línea que lo habían sido an-
transmitted from one generation to the next... The tes” (íbidem: 478). Por tanto, estas reutilizaciones
texts of such rituals may not vary and employ ar- no serían tanto un aprovechamiento esporádico y
chaic forms of language that are carefully preserved puntual de determinados sepulcros, como la mani-
festación funeraria de las últimas generaciones de
445
EL MONUMENTO EN EL TIEMPO: PLANTEAMIENTO TEÓRICO Y METODOLÓGICO PARA EL ANÁLISIS DE LAS...
una larga tradición poblacional, que desde épocas cio-cultural como instrumento de legitimación del
ancestrales se enterraba allí. Incluso llegan a hablar poder. Se abandona la identidad colectiva en bene-
de una cierta “continuidad étnica” entre las pobla- ficio de un creciente proceso de individualización.
ciones dolménica y campaniforme (Delibes y San- Es la pérdida de la esencia megalítica. “Por todo
tonja 1986: 208). Se desecha la idea de que la dua- ello, no creemos que sea casual la evolución de los
lidad Megalitismo/Campaniforme reproduce dos rituales funerarios desde manifestaciones colecti-
mundos completamente diferentes, con unos siste- vas o integradoras, propias de la madurez del Neo-
mas de relaciones y valores sociales completamente lítico, hacia los de tipo individuales o individuali-
distintos. “Las gentes de Ciempozuelos... manifies- zadores, desde comienzos del Calcolítico... Detrás
tan en la simple elección de estos sepulcros una de un fenómeno tan claro y recurrente sólo puede
gran dosis de indigenismo y de continuidad, dela- encontrarse una transformación económica y so-
tando el expreso deseo de no interrumpir una sóli- cial de gran envergadura... y el consiguiente co-
da tradición – la del ritual dolménico – con varios mienzo del proceso de surgimiento de la jerarqui-
milenios de historia” (Delibes y Santonja, 1987: zación social” (Rojo et alii, 2005a: 17).
191).
La historia de un monumento megalítico no es
Es cierto que sigue manteniéndose parte del sig- una realidad llena de rupturas sino de continuas
nificado fundacional de los megalitos, como una reinterpretaciones, que dan lugar a una situación pa-
pervivencia de las costumbres ancestrales, puesto radójica de una “continuidad transformada reitera-
que la memoria colectiva ha conservado relativa- damente”. En todas las épocas, los megalitos for-
mente “intacto” el significado de las construcciones man parte del imaginario colectivo y se integran
megalíticas, en lo que se refiere a su función como dentro de un patrón de racionalidad específico. Por
“casa de los antepasados”, durante casi toda la tanto, realmente no hay un “abandono” de los túmu-
Prehistoria reciente. Sin embargo, resulta curioso el los, entendido como su “no-uso” (Mañana Borra-
hecho de que esta interpretación en términos conti- zás, 2005), puesto que siempre están presentes den-
nuistas nunca se haya aplicado a fenómenos simila- tro de la cultura. Pero desde el punto de vista de la
res, como los enterramientos con ajuares argáricos modificación de sus funciones simbólicas-sociales,
descubiertos en diversas sepulturas colectivas me- en realidad se abandona cada vez que dejan de ser
galíticas del Sudeste, como en Los Millares (Lorrio referente para una sociedad y otra nueva los reinter-
y Montero, 2004). preta. “Consideramos que todas las fases que sufre
un monumento son resultado de la propia raciona-
Esta aparente continuidad apoyada en la pervi-
lidad que los propicia, y quizás su auténtico aban-
vencia del uso funerario de los sepulcros megalíti-
dono se produzca cuando estas estructuras funera-
cos puede ser discutida desde muy diferentes aspec-
rias dejan de serlo, o sea, cuando su función (fun-
tos (transformación de los patrones de utilización
cional, social, simbólica) cambia, cuando cambia
del espacio sepulcral, individualización y abandono
la sociedad y los túmulos pasan a ser referentes
de la identidad colectiva, cambio en la concepción
para otros tipos de sociedad, que los reinterpreta,
del tiempo...). La utilización de un mismo espacio
lo cual si lo anterior es cierto, también cambia la
para depositar inhumaciones no implica necesaria-
función del mismo y éste propicia pensamientos y
mente la perduración de la misma ideología, ni de
acciones diferentes” (íbidem: 168). El uso de su
la misma estructura social y económica que lo origi-
modelo arquitectónico (enterramientos bajo túmulo)
nó. Por contra, es una muestra de las profundas
como de su propio espacio sepulcral, perdura a lo
transformaciones experimentadas a lo largo de todo
largo de varios milenios como variables de la prác-
el proceso. Los datos de lo que actualmente dispo-
tica funeraria. Pero se pueden establecer claras dis-
nemos, principalmente los de carácter cronológico,
continuidades y plantear un primer momento de
no permiten hablar en términos de “continuidad
transformación profunda en cuanto al uso y signifi-
absoluta en el uso de monumento megalítico, en
cado megalítico. A partir de la Edad del Hierro los
los ritos que en él pudieran tener lugar o, tampoco,
megalitos dejan de usarse como espacio sepulcral,
en las características de la sociedad que los cons-
de forma tan habitual, aunque permanecen en el
truye, utiliza, arregla y abandona” (Benet, Pérez y
imaginario colectivo como hitos del pasado. Se
Santonja, 1997: 462). El hecho de que se use un
transforma el paisaje funerario, ya que las tumbas
mismo lugar como espacio funerario, no significa
dejan de ser referentes espaciales (urnas de incine-
que se haga de la misma forma. Prueba de ello son
ración bajo tierra), papel que empieza a recaer so-
las distintas formas de uso que en cada época se
bre los poblados. Se generaliza la cremación o inci-
dieron a estas estructuras funerarias colectivas.
neración como forma de enterramiento. El prestigio
Desde mediados del III milenio a. C., las evidencias
de cada individuo dentro de su sociedad, ya no de-
del cambio son numerosas. Entra en crisis la con-
pende de su control sobre los ceremoniales y ritos
ciencia colectivizadora neolítica y el megalito ad-
como ocasión de exhibición de riqueza y competi-
quiere un nuevo significado ligado a su función so-
446
CRISTINA TEJEDOR RODRÍGUEZ
ción social, sino que se determina por los vínculos información sobre los materiales que evidencian las
de parentesco, por lo que las anteriores prácticas de reutilizaciones posteriores de los sepulcros colecti-
ostentación funeraria pierden todo su sentido. A vos neolíticos, en los casos que las haya. Las fichas
partir de este momento, la mayor parte del registro de registro propuestas, que conforman el cuerpo do-
arqueológico documentado en los megalitos, res- cumental de la investigación, constan de tres blo-
ponde más a un aprovechamiento estructural (como ques fundamentales referidos, respectivamente, a
la construcción de cabañas u otro tipo de edifica- las características internas y externas del monumen-
ción) o al resultado de actos intrusivos, que a un to megalítico, las circunstancias y particularidades
uso simbólico. Por este motivo, se ha llegado a ha- de su reutilización, y por último su relación en el
blar de “reutilizaciones” de las tumbas megalíticas entorno con otros yacimientos. Esta etapa descripti-
en época prehistórica, y de “intrusiones” o “viola- va o de “Análisis Formal” (Criado, 1999), pretende
ciones” históricas. “Las intrusiones, relativamente hacer hincapié en la relevancia de la cultura mate-
frecuentes, de época histórica, serían interpretadas rial para el estudio de las sociedades prehistóricas,
por lo común como violaciones cuya finalidad re- no como un conjunto de meros artefactos, sino
sulta difícil de determinar, pero que no serían aje- como manifestaciones de un patrón de racionalidad
nas en muchos casos al expolio de los antiguos cargadas de significado.
monumentos” (Lorrio y Montero, 2004: 113). Sin
En la misma línea analítica, en una segunda fase
embargo, esta diferenciación terminológica es erró-
se lleva a cabo el tratamiento de los datos registra-
nea, puesto que es bien conocido el uso simbólico
dos mediante la aplicación de métodos estadísticos
que se hace de los dólmenes en época medieval, o
y de la teoría de la probabilidad, incidiendo sobre
la implantación recurrente de signos cristianos en
otros aspectos que superan lo puramente tipológico:
espacios megalíticos. Por tanto, hay que distinguir
distribución del material dentro del propio enterra-
“reutilización” e “intrusión”, no por criterios crono-
miento, reacondicionamientos para nuevas deposi-
lógicos, sino por la naturaleza ritual o simplemente
ciones, remonumentalización de las estructuras,
funcional de los actos que se llevan a cabo en los
modos de separación intencionada de las antiguas
monumentos.
inhumaciones, relación espacial con otros yacimien-
Por todo ello, el hecho de que aparezcan mate- tos coetáneos a la reutilización... De esta manera, se
riales calcolíticos, precampaniformes y campanifor- comprueba la existencia de patrones de comporta-
mes, y de la Edad del Bronce, en los espacios fune- miento, al combinar determinadas facetas de la
rarios colectivos de las etapas precedentes no debe práctica funeraria, que de otra forma es imposible
interpretarse en clave de continuidad ritual, social y asociar. En esta fase “deconstructiva”, es interesan-
económica. Por el contrario, parece que desde fina- te realizar un estudio comparativo entre distintas
les del Neolítico comienzan a gestarse ciertas trans- zonas del ámbito geográfico seleccionado, para ob-
formaciones en la organización social y política de servar diferencias y similitudes entre ellas, con la
los grupos humanos que habitaron el territorio pe- posibilidad añadida de llevar a cabo también com-
ninsular, y que se relacionan con la aparición de in- paraciones con regiones externas, bien estudiadas,
cipientes cambios sociales que van teniendo lugar que presenten una cierta unidad con alguno de los
dentro del camino hacia la complejidad. De esta focos megalíticos analizados más significativos.
manera, las reutilizaciones megalíticas se pueden
Una vez culminada esta labor de documenta-
considerar como el testimonio de la manipulación
ción, se plantean las primeras hipótesis teóricas,
del Pasado por parte de determinados personajes
dando una interpretación coherente a todo el con-
(líderes emergentes) en las estrategias de legitima-
junto de datos recogidos. Para ello, se precisa llevar
ción de su incipiente poder (Garrido, 2000: 57-58).
a cabo un rastreo bibliográfico profundo sobre todo
3. El marco metodológico de análisis. lo relativo al mundo funerario, su simbolismo, y
El punto de partida de la labor de investigación prácticas o rituales de enterramiento. En esta etapa
es realizar una recogida de datos exhaustiva y rigu- “interpretativa”, es necesario apoyarse en estudios
rosa de todos los yacimientos susceptibles de análi- de otro tipo de disciplinas como la antropología, la
sis y del material arqueológico hallado en ellos, y etnología o la sociología, fundamentales para com-
hacer un seguimiento bibliográfico de los informes, prender mejor el mundo de la ideología y lo imagi-
memorias y otras publicaciones acerca de las inter- nario.
venciones realizadas en los mismos. En una fase 3.1. La Estadística: una eficaz herramienta de
posterior, toda esta información ha de ser contrasta- análisis.
da y complementada con la consulta a las coleccio-
La función de los análisis estadísticos es extraer
nes de museos e inventarios provinciales, y la visita
la mayor información posible de los datos arqueoló-
a algunos de los lugares estudiados. El objetivo de
gicos, una vez registrados en la base de datos. Los
esta primera etapa de análisis es la elaboración de
proyectos que incluyen aplicaciones estadísticas so-
una base de datos muy completa que recoja toda la
447
EL MONUMENTO EN EL TIEMPO: PLANTEAMIENTO TEÓRICO Y METODOLÓGICO PARA EL ANÁLISIS DE LAS...
bre monumentos megalíticos, son escasos y de poca ción y mantenimiento de un liderazgo incipiente
difusión. Mediante la aplicación de este instrumen- (Rojo et alii, 2005a). Por tanto, las reutilizaciones
to de trabajo, se puede desarrollar un análisis de las funerarias posteriores de estos monumentos se de-
interrelaciones espaciales de los elementos arqueo- sarrollan dentro de una coyuntura social, económica
lógicos, con el fin de obtener asociaciones signifi- e ideológica, completamente ajena a la del momen-
cativas entre los mismos. to de su construcción. Las nuevas estrategias socio-
económicas y las formas de pensamiento se plas-
Para proceder al tratamiento estadístico de los
man en los cambios de ritual funerario, que reflejan
datos, se ha de contar con una serie de variables
un progresivo abandono de la mentalidad colectiva
cualitativas, seleccionadas previamente, suscepti-
en un proceso de creciente individualización.
bles de analizar. Pero ha de ser el investigador
quien decida qué tipo de combinaciones y resulta- Las remodelaciones arquitectónicas que se lle-
dos quiere obtener, y partiendo de esta base se to- van a cabo en los distintos monumentos, bien du-
man unas u otras variables como muestra. “Cual- rante su etapa fundacional y de uso inicial, o bien
quier tipo de tratamiento estadístico de los datos durante sus fases de reutilización, demuestran que
sólo adquiere relevancia y validez en función de estos monumentos no son simples estructuras mag-
estar integrado en un marco teórico a la luz del níficas que permanecen estáticas, sino que son es-
cual se intenta caracterizar y jerarquizar la infor- tructuras orgánicas, vivas, cuya permanencia en el
mación” (Wünsch, 1989: 16), por lo que hay que tiempo y en el espacio conlleva una continua rea-
evitar su uso de forma mecánica y acrítica. Es la daptación a la conceptualización de los mismos; es
“estadística inferencial” la que sirve para tomar de- decir, el monumento se adapta al mundo conceptual
cisiones, que consta de una fase de muestreo o se- al que pertenece. El Megalitismo se trata de un fe-
lección y otra de contraste de hipótesis, que se apo- nómeno discontinuo, que se desarrolla con periodi-
ya en la aplicación de la teoría de la probabilidad. cidad, con momentos en que se acumulan ciertas
En la mayoría de los casos, el número de datos es actividades constructivas o de clausura, y sus poste-
demasiado grande para ser analizado a través de riores reutilizaciones. Hay que alejarse de la idea
una sola variable, por lo que hay que reducir su ta- tradicional del Megalitismo como el resultado de un
maño mediante la aplicación de métodos multiva- proceso homogéneo, continuo y en complejización
riantes. De esta manera, estudiando los datos redu- constante. Se dan cambios en la forma de uso del
cidos, se pueden descubrir más fácilmente los pa- espacio funerario, en los materiales, las formas de
trones, las tendencias... que existían en las variables enterramiento e incluso en la manera de compren-
originales, para posteriormente darles una explica- der y entender el monumento, siempre ligada a un
ción. Combinar análisis de clasificación y funciona- patrón de racionalidad específico. Sin embargo, hay
lidad entre distintos tipos o contextos, en el marco ciertas ideas estructurales que subyacen en la reite-
de un plano bidimensional, es el mejor método para rada utilización de estos lugares, como su perma-
intentar descubrir pautas de comportamiento aso- nencia en el tiempo y espacio, o su monumentalidad
ciando aspectos completamente diferentes entre sí. consciente para cualquiera de sus usuarios. Por tan-
En este sentido, el “Análisis factorial de correspon- to, ¿se pueden esbozar pautas de comportamiento
dencias” reúne datos de frecuencia, presencia/au- concretas en las formas de reutilización megalítica a
sencia y tablas de contingencia en un mismo gráfi- lo largo de la Prehistoria reciente?
co, de forma que el resultado muestra regularidades
en la asociación de diversas variables con diferente
naturaleza. En conclusión, la Estadística permite 5.- Bibliografía.
“por una parte, determinar las asociaciones de ANDRÉS RUPÉREZ, Mª. T.
elementos significativas combinando todas las ca- 2000 “El espacio funerario dolménico: abandono y clau-
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nuevo significado como instrumentos legitimadores je), 6, Grupo de Investigaciones en Arqueología del
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448
CRISTINA TEJEDOR RODRÍGUEZ
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RESUMEN
La muerte parece en el noroeste ibérico de la Edad del Hierro un tema tabú. A las trabas de los pro-
cesos post-deposicionales dadas por los suelos ácidos del nororeste, junto a la posibilidad de que fueran ritua-
les que no dejaron huella material alguna, se ha unido una auténtica desazón hacia este tema tan característi-
co por su propia ausencia. Pero a este punto se ha llegado después de una larga historia en la que la muerte
tuvo un lugar predominante tanto en el folklore local como en las construcciones académicas y que sugieren
un diálogo que impedía concebir un mundo sin grandes jefes y tesoros áureos enterrados con ellos.
ABSTRACT
Iberian Iron Age Death seems a taboo topic. The problems with post-depositional process because of
north western acid soils together the possibility of immaterial funerary rituals have joined to an authentic
handicap for the research in relation with this aspect of the past: important because of its absence. But to this
point it has arrived after a long history of the idea of the death both in folklore and academic narratives. That
process suggests a dialogue which doesn’t understand a world in the past without chieftains and gold trea-
sures buried with them.
[…] una hipótesis no confirmada puede llegar a convertir- desde el siglo XIX y hasta el último cuarto del siglo
se, por la mera repetición, en una verdad observada.
Mª D. Fernández-Posse (1998: 76) XX se ha resistido a no contar con un registro fune-
rario para los habitantes de los castros del noroeste.
1. Introducción. Antes de cualquier intento de responder sobre
La muerte olvidada a la que hace referencia este qué tipo de comportamiento social generó el regis-
artículo responde a la imposibilidad asumida por tro negativo e inmaterial funerario en el área castre-
parte del mundo académico para estudiar el registro ña, se presenta aquí un acercamiento a la historia de
funerario castreño. Dicho registro se considera ma- la idea de la muerte en el pasado castreño. Se trata
terialmente invisible e imposible de conocer para de entender cómo fue el origen de una pregunta
toda la vasta región del cuadrante noroccidental (qué hacían con sus muertos estos castreños), su de-
ibérico1. Contradictoriamente, tenemos la certeza de sarrollo (las diferentes respuestas “positivas” que se
que los muertos, como los vivos, existieron y por plantearon y defendieron) y su decadencia (una res-
tanto debieron dejar alguna huella que no hemos sa- puesta “negativa” que elude el mundo funerario
bido encontrar. castreño).
Esta cuestión requiere una reflexión, ya que el Sería, sin embargo, un error por nuestra parte
hecho de no encontrar un registro funerario común contar la historia de la idea de la muerte en el pasa-
indicaría la existencia de otros registros que no son do castreño solo desde el punto de vista del monó-
necesariamente ni materiales ni visibles. Ahora logo académico, puesto que hacer una historia de la
bien, nuestra percepción no ha sido ni es inmutable, investigación supone toparse con un diálogo, siem-
sino que responde a una aptitud cultural y a una in- pre presente, de dos percepciones ante las ruinas
quietud intelectual. Por ello lo que ahora para noso- del pasado: el que pregunta desde el mundo acadé-
tros es un tema sin salida, para la Arqueología pio- mico y el que siempre ha tenido una respuesta como
nera ibérica no lo fue. Y es que, la investigación habitante del paisaje cultural. La percepción del
folklore acerca de la muerte en el pasado, toma la
1
Que engloba los límites máximos de la denominada Cultura forma de historias fabulosas o legendarias y se ex-
castreña (grosso modo el norte de Porugal, Galicia, los occi- perimenta a través de visiones o apariciones de áni-
dentes de Asturias, de León y de Zamora, para aproximada- mas, o en la búsqueda de tesoros prometidos. Ade-
mente todo el primer milenio a. C.) pero sin tener niguna
vocación de unidad espacial y temporal fija (FERNÁN-
DEZ-POSSE, 1997: 74).
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
450
FERNANDO ALONSO BURGOS
más, en un contexto profundamente analfabeto2, ru- en relación con hitos en el paisaje, una tradición
ral y disperso por todo el ámbito noroccidental ibé- protocelta (ALMAGRO GORBEA, 2006).
rico, los relatos populares fueron considerados
En concreto el extremo occidental de Iberia re-
como tradiciones inmemoriales prerromanas y su-
presentado por Galicia ha sido objeto de repetidas
puso una fuerte inspiración en la construcción de la
reelaboraciones eruditas que la han considerado
prehistoria romántica de finales del siglo XIX y
como una puerta al más allá de los Campos Elíseos
principios del siglo XX. De todo ello el mundo aca-
o del mismo Infierno (CABAL, 1987 [1925- 1928]:
démico se hizo eco, de diferentes formas y a distin-
35- 37; RISCO, 1946: 386). Así, se conocen las ca-
tos tiempos, reelaborando mitos y leyendas y corro-
racterísticas historias sobre “barcas de piedra” que
borando científicamente, en algún caso, aspectos
traen a las costas de este noroeste ibérico a santos
del folklore.
como el apóstol Santiago o San Andrés de Teixido
2. En la frontera entre el acá y el allá: Folk- o vírgenes como la Virxe da Pedra y, a la inversa,
lore y Religiosidad Popular en torno a la las que salen de los finisterres atlánticos con destino
Muerte en el Noroeste ibérico. al más allá, como desde la mítica Punta do Raz en
De esta manera, dentro de esta corriente cultural Galicia (TEIJEIRO, 2002: 154). Esta utilización de
ecléctica los primeros eruditos que centralizaron la via acuática para llegar al mas allá, o volver de
sus esfuerzos (muchas veces económicos) en avan- él, se encuentra en el imaginario gallego tanto en
zar en la incipiente disciplina arqueológica, lo hi- cuentos populares (como el de O fillo do rei; TEI-
cieron como una especie de etnoarqueólogos, ade- JEIRO, 2002: 152- 154) como en las referencias
más de insignes lingüistas, antropólogos y políti- grecorromanas sobre el río Lethes o del olvido aso-
cos3. Todo ello con la confianza en que las historias ciado con el Limia (GARCÍA QUINTELA, 1999:
y leyendas populares tuvieran un fondo histórico y 158- 176) o en lecturas arqueológicas como la de la
étnico que enlazara con las aspiraciones nacionalis- llamada “diadema de Moñes” que representaría el
tas del presente. De aquí que no sean raras las soli- viaje acuático de los guerreros al más allá (MAR-
daridades culturales entre Galicia y el norte de Por- CO SIMÓN, 1994: 310 y ss).
tugal (hermanadas en el fondo lingüístico y en un
cultura campesina homóloga) o su interés por el
mundo atlántico celta representado en su vincula-
ción con la arqueología, el folklore y la historia de
la Europa más occidental.
En el folklore del Noroeste ibérico existe una
fuerte tradición en torno al culto a los antepasados y
a las ánimas del purgatorio que son las que más
ofrendas reciben en la sociedad campesina rural
eminentemente católica. La creencia en el purgato-
rio o en un estado liminal en el que los muertos si- Fig. 1: Fotomontaje de un dibujo del programa iconográfi-
guen estando con los vivos junto con la trasmigra- co de la diadema de Moñes (citar) e ilustración de la San-
ción de las almas, son una constante en la tradición ta Compaña del folklore.
popular del noroeste de Iberia. La tradición histo- De entre los muchos relatos de visiones y apari-
riográfica noroccidental ha visto en todo ello la ciones de muertos que penan en el purgatorio, la
“doctrina celta sobre la transmigración” (CABAL, procesión de ánimas es una de las más citadas. Esta
1986 [1925-1928]: 42), la “crenza na imortalidade procesión de almas en pena (RISCO, 1946: 389-
da alma” y el “cultos dos mortos” desde tiempos 395; CABAL, 1987 [1925- 28]: 100- 144) tiene
prehistóricos (LÓPEZ CUEVILLAS y DE SERPA como objetivo traer consigo alguna premonición,
PINTO, 1933- 34: 356; LÓPEZ CUEVILLAS, generalmente, la muerte de alguien. La comúnmen-
1953: 440) o la “supervivencia del viejo culto tri- te conocida como Santa Compaña es para muchos
bal, del antiguo patriarcalismo indoeuropeo” (RIS- una supervivencia precristiana de un pretendido
CO, 1946: 380). Incluso recientemente se ha vuelto culto a los difuntos por los celtas en torno a su fies-
a ver en la tradición oral de las historias de ánimas ta del solsticio de invierno (Samaín, para el calen-
2 dario celta; Día de los Difuntos para el cristiano).
P. e. datos de analfabetismo para Galicia según el censo de
1887: varones= 55-65%; mujeres= 42-76% (De REHER, Una tradición que se pretende hacer autóctona de
POMBO y NOGUERAS, 1993) las regiones del noroeste peninsular, suponiendo un
3
Figuras como la del prócer portugués vimarense F. Martins pasado celta en el que se creía que en dicha fecha
Sarmento o el académico gallego M. Murguía de finales del “los [supuestos] túmulos funerarios se abrían y los
siglo XIX, y principalmente la Xeración Nós desde comien-
zos del siglo XX como movimiento cultural nacionalista de
muertos salían para compartir el festín de los vivos”
Galicia; con figuras como F. López Cuevillas, V. Risco o F. (ÁLVAREZ PEÑA, 2003: 101). Otros han visto a
Bouza Brey.
451
DIÁLOGOS EN EL PAISAJE DE LA MUERTE OLVIDADA
la Compaña directamente emparentada con un fon- esos mismos lugares bajo encantamiento lo hacen
do prerromano céltico propio del noroeste ibérico, de manera subterránea. Son sangrientos guerreros
como procesiones guerreras de parada hacia el más ellos, damas blancas tejedoras, rubias encandilado-
allá, tal y como se quiere intuir en la imagen de la ras que se peinan con peines de oro, pero antropófa-
ya citada “diadema de Moñes”, y en relación con gas, ellas. Son poseedores de cantidantes ingentes
adscripciones de territorios prerromanos a parro- de oro que habitualmente hacen gala. La comunica-
quias modernas (GARCÍA FERNÁNDEZ- ALBA- ción campesino vs moro/mora se desenvuelve en
LAT, 1999: 30- 31). relaciones cotidianas en las que media el oro. Unas
veces son las moras las que piden a las campesinas
3. Tesoros escondidos y Moros Celtas: Los
que amamanten a sus hijos, otras veces encandilan a
habitantes del Pasado en el Folklore.
los campesinos para que besen a una serpiente que
Como las ánimas errantes, existen en el imagi- es una mora encantada y otras muchas más veces
nario popular otros personajes sobrenaturales que son moros que se cruzan en el camino de algún
habitaron y/o habitan claros hitos en el paisaje, mu- campesino y le ofertan oro a cambio de que lo guar-
chas veces yacimientos arqueológicos. Este aspecto de en secreto. Nunca se consigue el oro prometido
no es particular, ni para el noroeste ni para el mun- por los moros porque se esfuma al incumplirse al-
do ibérico, sino que es una constante de un compor- guna regla (como no guardar el secreto el tiempo
tamiento mítico en la percepción del paisaje (como preciso) (TABOADA, 1965; GONZÁLEZ REBO-
puede ser el folklore de los finisterres atlánticos o REDO, 1971; CRIADO, 1987; LLINARES, 1990;
las demonizaciones de la Europa protestante, por APARICIO CASADO, 1999).
poner ejemplos cercanos).
Frente a las actividades ajenas del mundo cam-
En el caso ibérico los personajes más comunes pesino, los moros realizan actividades homólogas
son los denominados genéricamente moros. Cuando entre las que destaca la forma de enterrarse con alu-
en el relato popular del noroeste ibérico se habla siones incluso a cruces de piedra sobre inhumacio-
del Tiempo de los moros/mouros o de la nes o camposantos en castros o megalitos en donde
Morería/Mourindà, se refiere a un tiempo impreci- rezan a sus difuntos. Pero especialmente el relato
so, al que se adscribe la historia de un relato vincu- popular asignaba a muchos restos antiguos una in-
lado a un lugar en el paisaje. De forma recurrente se terpretación de tumbas de jefes antiguos que escon-
cuenta que los moros, como habitantes de ese pasa- dían poderosos tesoros5. Existen en el folklore, ade-
do intemporal, siempre belicoso y caótico, abando- más, unos relatos muy controvertidos sobre el aban-
naron hace mucho tiempo estas tierras dejando te- dono de los ancianos o “eutanasia familiar” recogi-
soros escondidos, generalmente expulsados por el do también en forma de cancioncillas en el área ga-
Apóstol Santiago “Matamoros”. laico-lusa (BOUZA BREY, 1982 [1940]) y en le-
Estos personajes son concebidos como seres so- yendas sobre moros asociadas a hitos en el paisaje
brenaturales con una carga mítica más allá de cual- (APARICIO CASADO, 1999: 54). Muchas de estas
quier referencia a los musulmanes históricos. Ya historias se asocian con las de tesoros escondidos
desde finales del siglo XIX se discutió la dimensión que se recogieron en lendas y roteiros así como en
histórica de los moros de las leyendas del noroeste los supuestos libros de hechizos como el famoso Li-
ibérico, homologando al moro/mouro al gentil/xen- bro de San Cipriano o Ciprianillo (SARMENTO,
til como pagano antiguo y por ende al prerromano- 1988). Y esa neurosis colectiva de encontrar tesoros
celta. Con ello se justifica un origen post-quem en se hizo notar sobre todo durante toda la segunda
el discurso pro-cristiano de la “Reconquista”, revi- mitad del siglo XIX hasta mediados del XX. Se ge-
talizado en la “Contrareforma”). En ese sentido los neralizaron historias y hasta el oficio de buscador
moros tendrían una entidad tanto histórica, que ha- de tesoros (SUÁREZ LÓPEZ, 2001). Así, querien-
ría referencia a los coetáneos de megalitos y cas- do desvelar que de verdad podían tener las leyen-
tros, como mítica, en relación con todo el acervo das, se desmantelaron yacimientos, de los que sólo
cultural que gira en torno a sus historias4. nos quedan estas historias.
Los moros de estas historias se caracterizan por En cualquier caso, lo moro es el paradigma del
haber vivido en lugares que son hitos en el paisaje otro en tiempo y espacio. Son de otra raza que o vi-
como fuentes o cuevas. Muchas veces corresponden vió en tiempos lejanos o vive ahora pero como en
con yacimientos arqueológicos (como hillforts, me- otra dimensión: la que ocupan lugares, como los ya-
galitos, etc), pero si resulta que todavía viven en 5
Ver ejemplos en datos recogidos orales que relacionan tan-
to megalitos con sepulturas de personajes sobresalientes el
4
La corriente erudita del siglo XIX, denominada “megalitismo tipo de reyes enterrados con tesoros; en APARICIO CASA-
céltico”, no tenía asignado un lugar en la cronología prehistórica DO, 1999: 51, 54, 57, 58, 61, 64; así como camposantos en
para castros y megalitos, y se venían a considerar megalitos castros; en LUENGO, 1950: 15 o VÁZQUEZ-MOXAR-
como tumbas de los habitantes de los castros y viceversa (MAR- DÍN, 1994: 293; APARICIO CASADO, 1999: 182, 198,
TINÓN TORRES, 2000). 209, 222, 231-37, 254.
452
FERNANDO ALONSO BURGOS
cimientos arqueológicos, que no son reconocidos donde se inhumaría la elite castreña y en torno a la
tradicionalmente como propios para la mentalidad cuales e incineraría el resto de la comunidad, si-
campesina. Tras estos relatos se esconde principal- guiendo como paralelo sus estudios en la región
mente una tradición popular que conserva algunos vettona (1930: 263). Martínez Santa-Olalla la com-
valores morales propios de un mundo campesino paró con las estelas romanas oikomorfas burebanas
católico en extinción (como el valor del trabajo del norte de Burgos, remarcando su concepción
frente a la obtención fácil del oro, LLINARES, como tumba y su trasfondo céltico (MARTÍNEZ
1990; o la figura de la mujer-mora tentadora sexual SANTA-OLALLA, 1931-32).
y que se excede de su papel de esposa y madre, en
Con la segunda pedra formosa in situ de Britei-
CRIADO, 1986). A su vez el folklore representa un
ros se identificó el tipo de estructuras monumenta-
proceso que no permanece estático sino que se
les semienterradas de las que formaban parte y para
transforma pareja a los cambios socioeconómicos y
las cuales se encontraron otros paredros de excava-
simbólicos, incluyéndose distintas informaciones
ciones o expolios antiguos, todos del noroeste por-
técnicas, eruditas y académicas, corroborables al
tugués (Sabroso, Monte da Saia, Castelo de Vermo-
menos desde el siglo XIX, así como de las modas o
ín o la estructura de la primera pedra formosa de
los massmedia (a cerca del caso de la minería de
Briteiros). La parte clave era la denominada for-
oro romana y la cultura popular cambiante, véase
nalha (horno de pan) o habitáculo de falsa cúpula,
ALONSO, CURRÁS Y ROMERO, 2008).
orificio hacia el exterior y a la que se accedía a tra-
4. Los Fermosos Muertos Celtas: La hipóte- vés de la pequeña abertura de la pedra formosa. Las
sis de los Hornos de Cremación. identificaciones de estas estructuras con forno en
El paulatino estudio del registro arqueológico los años 40, más allá del contexto bracaraugustano
aumentó la creencia en los tesoros que habían su- (Augas Santas en ourense o Coaña y Pendia en el
puestamente escondido los moros, asociándose apa- occidente asturiano), pusieron de manifiesto gran-
riciones de torques de oro con contextos funerarios des contradicciones en relación con su fin funerario
nada constatables. Sin embargo, la investigación no (como la pequeña abertura de la pedra formosa que
pudo corroborar la creencia popular en la inhuma- da paso al horno por la que no entraría un cadáver
ción (de inspiración católica) que se imaginaba para adulto, la falta de cenizales o restos cremados, los
el pasado mítico de los moros. Por ello, el discurso elementos constructivos afectados por la acción del
científico acudiría al rito de la incineración como fuego, etc.), lo que no impidió que siguieran inter-
costumbre asociada al supuesto homogéneo paquete pretándose como dichos hornos crematorios (LO-
cultural celta, por paralelos tanto centroeuropeos RENZO, 1948; GARCÍA Y BELLIDO, 1968).
como peninsulares. Si bien no se confirmaría fácil- No se reinterpretarían todas estas forzadas teorí-
mente con el registro, no faltaron con quienes estas as en cuanto a su función funeraria hasta tiempo
teorías pretendieron zanjar el misterio de los muer- muy reciente y sería para vincularlas con las saunas
tos castreños (LÓPEZ CUEVILLAS y DE SERPA rituales para guerreros de las que habla Estrabón
PINTO, 1933- 34: 358; LUENGO, 1950; LÓPEZ (Geogr. III, 3, 6), con connotaciones propias célti-
CUEVILLAS, 1962 [1958]: 494- 495; GARCÍA Y cas, resaltando el elemento del agua (presente en
BELLIDO, 1966). depósitos y canales comunes a todas las estructuras
A todas estas propuestas ayudó la aparición en y hasta entonces vinculado al lavado y a la limpieza
1930 de la segunda pedra formosa de Briteiros6 de los despojos funerarios) (ALMAGRO-GORBEA
(Guimarães, Braga, Portugal) in situ, que pudo y ÁLVAREZ SANCHÍS, 1993).
aclarar su posición vertical, insertada entre depen- 5. Ascenso y Caída de las Necrópolis Intra-
dencias de una compleja estructura semienterrada murales Castreñas.
con patio empedrado, pilón y falsa cúpula interpre-
Paralelo a la interpretación de las estructuras
tada como horno crematorio (CARDOZO,
con pedras formosas como hornos crematorios y
1931-32). Se le debe a J. Cabré y Aguiló el primer
vinculadas a ellas, se elaboró desde principios del
artículo que daba a conocer la noticia (CABRÉ,
siglo XX una hipótesis en torno a supuestas “necró-
1930), en el que resarcía su interpretación de la pri-
polis de incineración intramuros” (o “dentro de los
mera pedra formosa en sentido horizontal, argu-
poblados” en contraposición con la regla de la Ley
mentando que se trataría de un sepulcro colectivo
de las XII Tablas romana de enterrar a los muertos
6
Se conocía otra pedra formosa del mismo asentamiento de fuera del limes habitado), tanto bajo los suelos de
Briteiros desde noticias del siglo XVIII y para cuya inter- las cabañas como apoyados en sus muros externos.
pretación se había generalizado una posición horizontal de El esfuerzo teórico estuvo dirigido a un modelo de
la misma –ara de sacrificios para M. Sarmento; sacra men-
sa para J. Leite de Vasconcellos o accubitum para J. Cabré- enterramiento que, aunque débil en relación con el
aunque no faltó quien dijo que formaba parte del fronton de registro en sí, resultaría suficientemente coherente
un monumento funerario romano, tal y como apuntó E. para que se generalizase como una referencia de
Hübner (CARDOZO, 1929: 88-89).
453
DIÁLOGOS EN EL PAISAJE DE LA MUERTE OLVIDADA
este aspecto de la cultura castreña hasta nuestros tivos, que muchas de las pretendidas sepulturas po-
días (VILASECO, 1999; NUNES y RIBEIRO, drían corresponder con simples agujeros de poste o
2000; BETTENCOURT, 2000; GONZÁLEZ RUI- fosas sin necesidad de ser funerarias7. De hecho, los
BAL, 2007). supuestos huesos humanos sólo se identifican clara-
mente en 4 (¡!) de los 65 casos, y para coste del úni-
El registro material se centró en antiguas noti-
co del que se hizo un estudio antropológico no co-
cias incorroborables y algunos ejemplos considera-
rresponden los datos aportados para identificar la
dos paradigmáticos, como Terroso en Póvoa de
presumible “sepultura” (CARRO OTERO, 1967).
Varzim, Portugal, o Meirás, Sada, A Coruña (reco-
A su vez, se ha aclarado en un trabajo reciente que
gidas todas las referencias en el artículo de conjun-
los restos zooarqueológicos pudieron confundirse
to de GARCÍA Y BELLIDO, 1966). Otros como
con los de otra excavación tardorromana (la de la
las “mesas con hoyos” en ámbito asturiano, inter-
C/Real en A coruña, que el investigador excavó si-
pretadas en relación con la conservación de las ce-
multáneamente a Meirás) (FERNÁNDEZ RODRÍ-
nizas del muerto en un soporte mueble (1966:
GUEZ, 2003: 82). Por comunicación personal con
20-22), simplemente han caído por su propio peso y
C. Fernández Rodríguez, se constata que no existen
se han relacionado con elementos para almacenaje
unos huesos identificables con el sustrato geológico
o triturado en contexto doméstico. Terroso fue re-
de Meirás. Todo ello nos obliga a poner en entredi-
excavado y se asociaron nuevas pruebas de estruc-
cho la validez de estos datos.
turas análogas en forma de cistas de interpretación
funeraria apoyadas en muros de otra cabaña, que,
sin embargo, son datadas para el siglo I AC (SIL-
VA, 1986: 303; FLORES GOMES & CARNEIRO,
2005: 189- 190). Otros casos han querido corrobo-
rar esta hipótesis, en todo caso ocasional y nada sis-
temática, con las excavaciones recientes de las
pseudo-cistas en Cividade de Ancora (SILVA,
1986: 50; BETTENCOURT, 2000) o en el castro
de Palheiros (NUNES & RIBEIRO, 2000; BET-
TENCOURT, 2000), de nuevo datadas en pleno pe-
riodo romano, siglos I- II AC.
La única excepción ha sido el castro de Meirás
que se difundió como una auténtica necrópolis in-
tramuros por lo sistemático de sus sepulturas en el
interior de un poblado (hasta 65 denominadas “se-
pulturas”). De nuevo, su adscripción por los mate-
riales encontrados en algunas de las fosas analiza-
das (desde una fíbula de La Tène III hasta una mo-
neda de Augusto), nos lleva al periodo imperial ro-
mano, pero entendido como indígena “poco roma-
nizado” y por tanto de tradición prerromana
(LUENGO, 1950), que sigue siendo el único caso Fig. 2. Algunas de las pretendidas sepulturas del castro
de Meirás (Sada, A Coruña). Según Luengo, 1950: 51, fig.
con restos humanos (CARRO OTERO, 1967). No 14.
sólo ha sido defendido como el más claro unicum
de necrópolis castreña en los trabajos de síntesis Lo último expuesto junto con las indelebles
hasta nuestro días (LÓPEZ CUEVILLAS, 1953; pruebas del interior de los poblados y el cambio en
GARCÍA Y BELLIDO, 1966; SILVA, 1986; VI- la interpretación de las estructuras con forno de us-
LASECO, 1999; BETTENCOURT, 2000), sino trina a “saunas celtas”, puede hacernos imaginar
que se ha asumido sin una crítica directa a los resul- por qué para algunos investigadores la mejor op-
tados de una excavación que no tienen una estrati- ción ante el problema de los muertos castreños es
grafía fiable. En su trabajo reciente, A. González pasar por encima de ellos, olvidarlos en una pala-
Ruibal asume que el caso de Meirás si bien pudo bra. Como mal menor para paliar ese “vacío” ar-
ser un caso marginal, tiene paralelos con los restos
7
humanos desarticulados en fosas de los hillforts bri- Algunas incluso parecen tener las piedras que sirvieron
para calzar el poste de madera que podrían estar representa-
tánicos (GONZÁLEZ RUIBAL, 2007: 579-581).
do, a su vez, en las llamadas “cenizas humanas”. En cuanto
Un estudio en profundidad de la memoria de la a la multitud de fosas que se superponen unas a otras, po-
drían tratarse de fosas de almacenamiento en relación con la
supuesta “necrópolis” de Meirás puede demostrar, a tradición del Bronce Final del Noroeste, como las reciente-
la luz de las últimas aportaciones en registros nega- mente excavadas en el Castro Grande de Neixón (PARCE-
RO y AYÁN, 2007).
454
FERNANDO ALONSO BURGOS
queológico, algunos han propuesto indagar en una nínsula Ibérica un caso aislado sino que los mismos
supuesta simbología de tradición prerromana en las problemas para identificar rituales funerarios pre-
estelas romanas noroccidentales (FRANCO Y PE- rromanos se encuentran en el área turdetana del su-
REIRA, 2005). Si bien se percatan de que la con- roeste (ESCACENA, 1994) o en las áreas centrales
quista y la explotación imperial romana supuso para y de la desembocadura del Ebro del noreste (SAN-
estas comunidades ágrafas la implantación de un MARTÏ, 1992).
rito funerario visible por su monumentalización en
Se han identificado registros atípicos en hitos de
forma de estelas pétreas inscritas, traen a colación
territorios castreños (ríos, vados, rocas particulares,
la posibilidad de indagar en una iconografía romana
equidistantes de dos castros, etc), como son los de-
que por su universalismo se puede retrotraer hasta
pósitos del noroeste de Portugal como Castelo de
el neolítico. A su vez reinciden en el manido tema
Neiva, Povóa de Lanhoso o Vila Boas o los coruñe-
del origen ancestral de los aspectos sobre la muerte
ses de Capela, Agro da Matanza o Landrove. Todos
del imaginario popular, que llegaría hasta nuestros
ellos bien podrían tener carácter funerario, aunque
días a través de una “apariencia cristiá” (2005:
también podrían ser meramente depósitos simbóli-
51-52). En el mejor de los casos se ha aludido tradi-
cos plurifuncionales (GONZÁLEZ RUIBAL, 2007:
cionalmente a la acidez de los suelos del noroeste
584-85). Igualmente han aparecido estructuras ne-
como causante de la invisibilización del registro fu-
gativas de tipo silo o fosas con alguna posible fun-
nerario, mientras que paradójicamente sí se han
cionalidad funeraria datadas en la Edad del Hierro
conservado huesos animales (FERNÁNDEZ RO-
(en el interior del poblado como en Lagos –Amares,
DRIGUEZ, 2003).
Braga-, en MARTINS, 1988) o en la periferia de
6. Resucitando la muerte en el mundo cas- los castros como en el caso también portugués de
treño. Carbona (BETTENCOURT, 2000) o en el gallego
A pesar de esta tónica desesperanzadora gene- de Ourense de Cameixa (PARCERO, 1997). No ha
ral, algunas investigaciones desde la Prehistoria han faltado quien abogue por una nueva revitalización
puesto de manifiesto diferentes procesos según los en la búsqueda de necrópolis alegando que no se
cuales el ritual funerario no dejaría una huella ar- han buscado fuera de los poblados (VILASECO,
queológica cognoscible desde los planteamientos 1999). En cuanto a los restos humanos la aportación
más tradicionales. Desde el conocimiento de los pa- más impactante ha sido la de una calota craneal hu-
ralelos anglosajones8, se ha venido plasmando la mana en un depósito asociado a una rampa de en-
idea de deposiciones acuáticas (BRADLEY & trada al recinto amurallado del castro de Chao Sa-
GORDON, 1988) que junto con la de la costumbre martín -Granas de Salime, Asturias- datado por ra-
de la desarticulación de los restos humanos (CARR diocarbono en el siglo VIII a. C. (VILLA VALDÉS
& KNUSSEL, 1997; CARR, 2007) ha sido recien- y CABO PÉREZ, 2003). Estos nuevos datos, aun-
temente apuntada (GONZÁLEZ RUIBAL, 2007: que tímidos, empiezan a observar el problema de la
586-587) así como las cremaciones sin deposición ausencia más allá del asentamiento, desde cronolo-
de ajuar alguno (MACKINLEY, 2006). gías más exactas, aunque no definitivas, y desde
una superación de la dualidad clásica de
Ya M. Ruiz-Gálvez había hablado de ese proce- poblado/necrópolis.
so más extensamente desde sus estudios del Bronce
Atlántico de hace más de una década (RUÍZ GÁL- Las fuentes escritas indirectas (básicamente para
VEZ, 1995, 1998), reflexionando de lo parco que el noroeste Estrabón, Geographia, III), pueden
puede llegar a ser nuestro registro, significando ello ofrecernos información valiosa a través del “ojo
“una ausencia de tumbas más aparente que real”, conquistador”, como en el caso de las acciones em-
haciendo alusión a lo despersonalizadas que pudie- prendidas contra los condenados y parricidas por
ran ser las deposiciones funerarias, yendo más allá parte de los denominados Montañeses por Estrabón
de escudarse en la acidez de los suelos y en la con- (Geogr. III, 3, 79). Esta única información sobre
servación de los restos perecederos (RUÍZ GÁL- prácticas funerarias en relación con el paisaje nos
VEZ, 1998: 340-341), tan comúnmente aludido por muestran las prácticas asociadas al castigo de los
otros investigadores, así como su relación con los sectores marginales de la sociedad en contraste con
espacios liminares tal y como se venía demostrando los datos que ofrece de costrumbres filogrecas
en otros ámbitos atlánticos (también en DÍAZ SAN- (como en el caso de los banquetes o los matrimo-
TANA, 1997). Además, no es el noroeste en la Pe- nios). No perdamos de vista hasta qué punto no en-
traña este fragmento de Estrabón unas costumbres
8
El caso funerario prerromano anglosajón está definido en
absolutamente ajenas al mundo grecorromano como
tiempo y espacio desde hace tiempo (WHIMSTER, 1981) y lo pueden ser para nosotros.
su investigación está en la agenda de investigación Unders-
9
tanding Britihs Iron Age. An agenda for action, en “[…] A los condenados a muerte los despeñan y a los pa-
http://www.personal.rdg.ac.uk/~lascretn/IAAgenda.htm rricidas los lapidan más allá de las montañas o de los ríos
(20/08/08). […]”.
455
DIÁLOGOS EN EL PAISAJE DE LA MUERTE OLVIDADA
RESUMEN
ABSTRACT
The Archaeology is an “autonomous” science, not “auxiliary”, from History. Many archaeologists
are included –sometimes unavoidably excluded- as “social” scientists for their last aim of knowledge: the hu-
man past beings and their societies. Nevertheless, other sciences labelled “natural” research also on the origin
of Humanity and hold seemingly their consideration as objective sciences. The Science Wars virtue was to
extend to them an already specially thorny discussion for the far Prehistory, few time ago explained from
closer traditions with nonsocial sciences. Can this type of objectiv approach and more social others be legiti-
mate both in Archaeology?. Yes, but the convenience of some facing others depends on the case. To show
this, two recent attempts of historiographical analysis are compared: one from internalist positions (lakatian
research programmes) and another whose keystone is to criticize presentism and "whig history". Finally,
evoking the archaeological complexity, different from many social sciences, necessary cohabitation of both
attitudes will be proposed.
La trasgresión de fronteras disciplinarias... física cuántica, se ponía de relieve como los últimos
[es] una empresa subversiva ya que esto probable- estudios en las ciencias físicas podían relacionarse
mente viola los santuarios de las formas aceptadas con diversas ramas de los estudios sociales (Sokal:
de percepción. Dentro de las fronteras más fortifi- 1996). El artículo era un fraude; un sin sentido lle-
cadas se encuentra aquella entre las ciencias natu- no de inconsistencias y sin ningún tipo de rigor in-
rales y las humanidades. telectual que el mismo Sokal denunció al día si-
Valerie Greenberg (1990): Transgressive Readings, guiente de su publicación con un “contra-artículo”
p.1. (Traducción libre) en otra revista (Ibid.:1996b).
Esto evidentemente avivó un acalorado de-
bate aderezado con críticas cruzadas que se venía
1. Introducción: “Guerras de la Ciencia” y
manteniendo sobre todo en los círculos académicos
Arqueología.
pero también en la sociedad (especialmente la ame-
En mayo de 1996 un artículo del físico ricana) durante toda la década de los noventa. Este
Alan Sokal con el título de "Transgressing the incidente puso de relieve la aparentemente imposi-
Boundaries: Toward a Transformative Hermeneu- ble reconciliación de la comunidad científica tradi-
tics of Quantum Gravity." se publicó en la revista cional (especialmente quienes provenían del campo
Social Text la cual intencionalmente por esas fechas de la física) con una “visión reduccionista de la
no realizaba la práctica del peer review y comenza- ciencia” y quienes representaban el “peligroso anti-
ba con la cita de arriba como pretendida declara- rracionalismo y relativismo en la ciencia social y
ción de intenciones. En él, desde postulados de la
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
458
FERNANDO GUTIÉRREZ MARTÍN – ARANTXA GETINO SAN JUAN
los estudios culturales” (Flyvbjerg 2001: 1). han intentado ir más allá del análisis historiográfico
externalista que inevitablemente acompasa la Teo-
La virulencia de estas discusiones epistemológi-
ría crítica o la crítica pos-estructuralista (para un
cas, si bien tiene mayor antigüedad, afectó también
ejemplo cáustico de la misma véase Ortega y Villa-
a los planteamientos tradicionales en la Arqueolo-
gordo: 1999). Por consiguiente, una aproximación
gía –cuyos postulados y teorías, a pesar de todo,
internalista implicaría la posibilidad de que el in-
pocos arqueólogos habían defendido hasta la fecha
vestigador fuera consciente y tuviera o pudiera te-
como equivalentes a los de las ciencias físicas
ner una forma de acceso a las bases para el cono-
(Vega 2001)-. A finales de los ochenta y principios
cimiento o la creencia justificada (Pappas 2005: 1).
de los noventa las críticas pos-estructuralistas (y en
La alternativa denominada “Metodología de los
menor medida e impacto las de otras corrientes teó-
Programas de Investigación Científica” por Imre
ricas) a la práctica arqueológica sancionada como
Lakatos (Lakatos: 1978) se enmarca en estas co-
“científica” también se multiplican. La archiconoci-
rrientes y se expondrá (con sus virtudes y carencias)
da obra A History of Archaeological Thought de
contrapuesta a las visiones críticas historiográfico-
Bruce Trigger (Trigger 1989) se puede decir que
posprocesuales que deniegan este acceso y en este
es la cristalización de todas las críticas realizadas a
contexto abogan por factores, otros que los inter-
la práctica científica tradicional en la Arqueología,
nos, para que el científico justifique sus hipótesis y
especialmente considerada en su vertiente empirista
posturas.
y estrictamente normativa hegemónica por la cual
hasta los años ochenta del siglo pasado no se tomó Sin embargo, cabe decir que es fácil apreciar en
en cuenta a los factores no epistemológicos en la los anteriores debates de “internalismo”/ “externa-
formación del conocimiento arqueológico (Moro lismo” la vieja controversia de explicar (erklären)
Abadia 2007). frente a comprender (verstehen), las ciencias “du-
ras” opuestas diametralmente a las ciencias “socia-
Este artículo no es, ni pretende ser, un análisis
les”, el objeto al sujeto, etc. Todo ello ha sido opor-
historiográfico detallado de las diferentes corrientes
tunamente denunciado como excesivamente mani-
teórico-arqueológicas. Es más bien un intento de
queo por muchos científicos y recientemente tam-
solución de compromiso entre las dos grandes pos-
bién por arqueólogos (véase Vega 2001: 189-190;
turas de comprensión en la Arqueología (a muy
Vicent: 1981: 80). Desde luego poseen una antigüe-
grosso modo) y, en menor medida, también en la
dad bastante irritante (casi desde los comienzos de
Ciencia actuales. A efectos simplificadores, una
la filosofía), aunque es evidente que ambas partes
será llamada “Realista” y otra será considerada
históricamente han tenido altibajos y ha habido
“Relativista” ∗ siguiendo a Laudan (Laudan 1990).
cierta coexistencia. Es muy posible que nunca se re-
Puede que dicho intento no sea el más idóneo, suelva esta dicotomía -desde luego no en este artí-
pero para profundizar en esto se necesitaría dispo- culo, eso está claro- por ello quizá no debiera preo-
ner de más espacio y, sobre todo, más trabajos de cupar tanto reflexionar y escribir sobre la misma
corte epistémico en Arqueología. Lamentablemente como sí debería ser interesante encontrar una forma
estos escasean, pues son una práctica merecidamen- de conocer el mundo que nos acercase lo más posi-
te denunciada como injustamente marginal o un ble a la realidad (social y material) pasada o presen-
subproducto de la investigación (véase Moro Aba- te y al mismo tiempo no alejase al científico de ella.
día 2007). En cualquier caso, y para evitar trampas Un texto del físico Ilya Prigogine ilustra bien esta
como la reificación, se comenzará por matizar que preocupación:
la Historia de la Arqueología claramente no es Ar-
“El papel que tiene actualmente la ciencia
queología igual que “la historia de la física no es
en nuestra civilización es fundamental, (...) vi-
física ni la historia de la química es química” pero
vimos aún en una sociedad de dos culturas. La
“(...) puede tener utilidad para la construcción de
comunicación entre los miembros de estas dos
la disciplina misma”. (Martínez Freire 1995: 52).
culturas es difícil. ¿Cuál es la razón de esta di-
Sin embargo, ha habido propuestas recientes de cotomía? (...) En las ciencias naturales el ideal
explicación (escasas en Arqueología, es cierto) que tradicional era alcanzar la certidumbre aso-
ciada a una descripción determinista. Hasta la
Téngase en cuenta que ambos términos aquí guardan esen- mecánica cuántica persigue este ideal. En
cialmente relación con una postura del investigador/a ante cambio, las ciencias humanas, ya se trate de la
la validez de las hipótesis científicas como sistemas de pre- economía o la sociología, están dominadas por
dicción y comprensión del Mundo en la Arqueología. En
la noción de incertidumbre.“ (Prigogine 1997:
este contexto, “Realismo” no es equivalente ni engloba
otros términos como “Empirismo/Positivismo” o “Pragma- 14,15)
tismo” (vease Hacking 1983). La noción “Relativismo” se
aproximaría a “Constructivismo social” pero no debería to- Antes de comenzar a hablar de la concepción de
marse como totalmente antitética de la anterior postura (un la Arqueología como ciencia, sería interesante, para
ejemplo correcto estaría en Wilson 2005).
459
ARQUEOLOGÍA: ¿CIENCIA DE BAJO PERFIL?
evitar malentendidos, definir sucintamente las co- progresivos y aislados (los “descubrimientos”) u
rrientes epistemológicas que han tenido, y siguen oponer maniqueamente dos tradiciones de pensa-
teniendo, enorme relevancia en la Historia y Filoso- miento favoreciendo como más próxima a la Ver-
fía de la Ciencia. Puesto que esta tarea -aún a nivel dad la que desde el presente más se asimila a un
elemental- ocuparía más espacio que el disponible precursor de la práctica sancionada hoy en día
para este artículo -quizá incluso desviaría demasia- como la ciencia normal (para más detalles véase
do de la cuestión- sin afirmar que sea el mejor mé- Vega 2001 y Moro Abadía 2007). Además de ello,
todo, se ha optado por hacer mención no exhaustiva se podría añadir, que ocultan la práctica constante -
de las descripciones de la metodología científica que tiene más de colectivo (sobre todo actualmente,
hechas por tres autores arquetípicos: Karl Popper, en la versión de equipos científicos) que de indivi-
Thomas Kuhn y Paul Feyerabend. Debido a su im- dual y visionario- y que suele venir normalmente
pacto en la consideración del progreso de la Ciencia acompañada de pruebas, de refutaciones, de aplica-
y a que sus bases sustentan gran parte de la filosofía ciones prácticas de ideas (incluso consecuencias no
de la misma, se intentará describir como cada autor buscadas en las mismas) etc. que son, en definitiva,
intenta resolver tres problemas esenciales; la posibi- factores del desarrollo científico que no comprensi-
lidad de una ciencia racional, el problema de su de- bles adoptando ese tipo de análisis. En definitiva, si
marcación y la capacidad predictiva (heurística) de bien estas visiones pueden en algún caso adecuarse
sus hipótesis, para después pasar a analizar sucinta- a períodos históricos protocientíficos, actualmente
mente su impacto en la Arqueología. esta noción enmascara la realidad de la ciencia
como Empresa social. Thomas Kuhn ilustra bien lo
La elección de estos tres científicos no es ino-
erróneo de estas aproximaciones exclusivistas:
cente. Sus interpretaciones (las de los tres sin ex-
cepción) son alternativas críticas al positivismo o “Si se considera la historia algo más que
empirismo lógico no restringidas a interpretaciones un depósito de anécdotas o cronología, puede
psicológicas que tratan de explicar el cambio de las producir una transformación decisiva en la
ideas en la Ciencia. Así pues, bajo el punto de vista imagen que poseemos de la ciencia” (Kuhn
de los autores del artículo, son las que poseen un 1962)
mayor poder explicativo.
2.1. Orígenes del cientificismo.
2. Heurística y Ciencia. Este tipo de análisis son una prueba eviden-
La concepción de Heurística, en un sentido pop- te del fallo de considerar un fin deseable para la
periano tiene mucho que ver con la definición que práctica científica, y la arqueológica por extensión,
da Wartofsky (Wartofsky 1981) se considera heu- un carácter recopilador de hechos que hablen por sí
rística normalmente la capacidad de un sistema para mismos y posean per se valor empírico. El sentido
realizar de forma inmediata innovaciones positivas común y la observación, y por ende los criterios de
para sus fines; en otras palabras, resolver problemas verificación, no son la panacea que nos explica el
acudiendo a rules of thumb; expresión inglesa tra- Mundo y sus leyes, como pensaban los filósofos de
ducida aproximadamente como “reglas de cajón”; la Ciencia del Círculo de Viena, el de Berlín o el
como por ejemplo la navaja de Occam plasmada en positivismo lógico en su vertiente Hegeliana (por
el axioma de “no ha de presumirse la existencia de poner sólo unos ejemplos). Si estas fueran las úni-
más cosas que las absolutamente necesarias”. cas herramientas fiables la idea de la esfericidad de
la tierra o las físicas newtoniana y cuántica no ha-
Heurística, así pues, tiene una etimología com-
brían podido ser desarrolladas debido a su percep-
partida con εύρηκα/ηύρηκα (Eureka) que irremisi-
ción fenomenológica no inmediata (Hacking 1983)
blemente asocia el término con el descubrimiento y
“(...) si usamos sus criterios, nuestras más respeta-
la resolución de problemas. En esta asociación tiene
das teorías no son científicas e incluso se reducen a
mucho que ver el episodio de Arquímedes en la ba-
sinsentidos para aquellos positivistas que mantienen
ñera y este hito del descubrimiento científico que es
la opinión de que los enunciados no verificables
de lo primero que se aprende en las escuelas re-
son, en realidad, sinsentidos” (Chalmers 1990: 19).
cientemente han sido puestos en duda (Biello
Incluso programas de investigación ahora desfasa-
2006). Los momentos eureka son lugar común en
dos como el creacionismo seguirían teniendo vali-
las explicaciones biográficas (Vega 2001) o históri-
dez si únicamente “lo observable” hubiese sido un
co/secuenciales que intentan entender los mecanis-
criterio para descartar o aceptar hipótesis, ya que
mos del desarrollo científico. Estas aproximaciones
las creencias del momento (es decir: paradigma,
tradicionales han sido criticadas justificadamente
epísteme, programas de investigación, sesgo cogni-
por ser un intento mitificador (a veces de forma
tivo o cualquier término que las matice en mayor o
descarada) del desarrollo de la práctica científica
menor grado) influyen necesariamente sobre lo que
occidental y dar una visión presentista y relaciona-
se observa.
da con la “Whig Story” compuesta de hallazgos
460
FERNANDO GUTIÉRREZ MARTÍN – ARANTXA GETINO SAN JUAN
“No conjeturar” parece haber sido la ob- último, que los dos creyeron en la unidad metodoló-
sesión de toda la ciencia positivista, al menos gica de la misma (Hacking 1983: 23). Un escollo
según la concepción literal que a veces se tiene que marginó las corrientes popperianas en la Ar-
de ella. (...) Todos los programas de investiga- queología, entre otros, quizá no estuviera tanto en
ción están cargados de elementos conjeturales su metodología restrictiva o carácter ahistórico (ele-
y, de hecho, se sustentan sobre bases puramen- mentos también presentes en el empirismo) como
te teóricas” (Vega 2001: 9) en sus criterios de demarcación científica, divididos
por Chalmers en una parte “lógica” y otra “metodo-
Por lo tanto, los intentos normativistas y positi-
lógica” (Chalmers 1990: 21). Esto es, si el primer
vistas como los de Rudolf Carnap para “crear una
criterio bastaría por sí sólo para descartar como
lógica inductiva que explicara como las pruebas
seudociencias disciplinas tales como la astrología,
observacionales podrían apoyar hipótesis de gran
en el fondo Popper iba a por “presas mayores”
aplicación”; también “(...) elaborar un cuerpo
cuando cuestionó el derecho del sicoanálisis y el
consistente de conocimientos que defendiera que
marxismo a considerarse “ciencias” (Hacking 1983:
“las proposiciones significativas deben de ser veri-
146). Para ello estableció la metodología falsacio-
ficables desde el principio, o de lo contrario no nos
nista ya descrita que no admitiría que las teorías re-
dicen nada acerca del mundo” y, por último, que
solviesen sus anomalías recurriendo a modificacio-
“el discurso científico es significativo, el habla
nes ad hoc incontrastables, algo muy común (aun-
científica no lo es” (Hacking 1983: 21-22) actual-
que no exclusivo, ni mucho menos) en gran número
mente están en tela de juicio (sin embargo para un
de las hipótesis arqueológicas formuladas histórica-
intento de redención véase Van Fraassen 1989). En
mente.
Arqueología, especialmente tras la irrupción de la
New Archaeology, fue la corriente dominante hace Empero, la mayoría de las hipótesis (ya sea en
relativamente poco pero sistémica y taxativamente la física o la arqueología) más tarde o más tempra-
se comenzó a descartar su aplicación viable desde no afrontan anomalías. Si se adoptara dicha meto-
como cientificismo. Desde hace bastante más, em- dología ad literam pocas hipótesis con las que se
pero, en las ciencias naturales el empirismo no es la trabaja actualmente se salvarían de la quema. El
única propuesta. modelo posterior de Lakatos (Lakatos 1978) preci-
samente intentó resolver este problema y de algún
2.2. Alternativas más o menos realistas.
modo también recoger la principal crítica que Kuhn
En síntesis, Karl Popper (Popper 1972) al for- hizo al mismo (véase Kuhn 1977). La concepción
mular el falsacionismo o principio de falsabilidad Popperiana de la Ciencia en un primer momento fue
rechazaba el verificacionismo. También proponía la de “progresividad” sin matices, o si se prefiere
que no por no ser científica una teoría necesaria- “convergencia”; las teorías nuevas incorporarían,
mente era falsa y viceversa: hacer equivalentes las según esta concepción, los descubrimientos de sus
teorías científicas a verdades. Para Popper, es lícito predecesoras. También defiende este modelo una
decir que una hipótesis contrastada varias veces con universalidad de la ciencia y pretende para ella un
éxito ha sido “corroborada” pero esta asunción nun- ahistoricismo de una manera que no todos los cien-
ca implicará que la teoría se pueda elevar a la cate- tíficos -y ningún filósofo de la ciencia, desde luego-
goría de ley esencial. Sólo significa que está bien admitirían hoy día. Popper describió una práctica
apoyada en las pruebas que se han adquirido y has- científica ideal pero estaba muy lejos de la práctica
ta el momento ha superado. Así pues, todo nuestro general y real de los científicos.
conocimiento al ser -en definitiva- falible deposita
toda su racionalidad en el método y no hay otra ló- Por este motivo, para Thomas Kuhn, la evolu-
gica que la de la deducción. Por tanto, para ser ción científica se explica no recopilando datos y re-
científicas (y esto es el criterio básico de demarca- curriendo a métodos que (como el de Popper) serí-
ción popperiano) las hipótesis han de ser suscepti- an incluidos en la “ciencia normal”, sino mediante
bles de ser falsadas; esto es, deben preferirse hipó- los “cambios paradigmáticos” o “ciencia extraordi-
tesis lo más generales, claras y precisas posibles. naria”. “Paradigma”, así pues, se tomará aquí -si-
guiendo a Ian Hacking- de dos maneras:
Es curioso que el falsacionismo de Popper haya
tenido una limitada aplicación en la Arqueología 1. Como logro o éxito ejemplar capaz de resol-
frente al positivismo lógico (más adelante se verá ver anomalías de manera novedosa y con nuevos
una excepción notable). Especialmente al conside- conceptos (Hacking 1983: 28) y que devendría
rar que ambos asumen que la ciencia natural era eventualmente en “modelo” o “práctica ejemplar”.
nuestro mejor ejemplo de un pensamiento racional; Esta idea no pretendía ir en origen contra la “ra-
que el conocimiento es en gran medida acumulati- cionalidad” de la ciencia pero había implícita una
vo; que ambos defienden una estructura deductiva “conversión mística” en lugar de cambio racional
de la ciencia, con una terminología precisa; y, por para explicar este cambio de práctica. Esto hizo que
461
ARQUEOLOGÍA: ¿CIENCIA DE BAJO PERFIL?
Kuhn (junto a Feyerabend) definiera una “incon- “racionalidad” y se comienza a considerar la acep-
mensurabilidad” en las sucesivas teorías científicas tación o rechazo de teorías como cuestión relativa-
y allanara el terreno a posteriores críticas posmo- mente menor en la Ciencia (Hacking 1983: 34).
dernas de la Ciencia, lo que lleva a la siguiente de- Empero, con la crítica relativista a la objetividad
finición de paradigma; una más externalista y la científica, este problema suele ser “el gran proble-
única que se suele asumir. ma” a resolver para aceptar las diversas aproxima-
ciones hermenéuticas. Cabría preguntarse si tras re-
2. Como conjunto de valores compartidos, que
solverlo no quedaría nada más que impidiera su
puede ser exagerada o minimizada desde el punto
aceptación como única forma legítima de conoci-
de vista social. Hacking lo explica así:
miento y análisis, ignorando así la máxima popular
“Dentro de cada grupo hay un conjunto de de “para que dos personas razonen es necesario que
métodos, normas y suposiciones básicas. Éstas ambas esgriman argumentos razonables”. Por ahora
se transmiten a los estudiantes, se inculcan en no ha habido propuestas (tampoco en Arqueología)
los libros de texto, se usan para decidir qué in- que permitan aceptar la hermenéutica como algo
vestigación debe apoyarse, qué problemas im- exterior a la práctica social que se podría considerar
portan, qué soluciones son admisibles, quién englobada por la frónesis (se ahondará en esto más
merece promoción, quién arbitra trabajos en adelante) y susceptibles de aceptar alguna forma de
una revista, quién publica, quién perece.” heurística.
(Ibid: 29)
Los pocos intentos de adaptarla y hacerla un sis-
Las ideas de Kuhn son bastante complejas para tema predictivo fiable hasta ahora han sido bastante
exponerlas extensamente aquí, pero muchos las han infructuosos y parecen más tanteos de contención
denunciado o bien como excesivas o como insufi- de una especie de caja de Pandora que hubiera deja-
cientes. Por ejemplo, Feyerabend no admitió con- do escapar demasiado y ahora se quisiera cerrar en
sistencia ni coherencia alguna en las teorías científi- una especie de pentimento intelectual (véase Cria-
cas. Bien al contrario, las denunciaba como cons- do 2006). Incluso arqueólogos que tuvieron mucho
trictoras de la creatividad en la Ciencia (Feyerabend que ver con la implantación de corrientes de análi-
1975). Quizá esta es la visión que más ha calado en sis externalistas (como B. Trigger) han matizado o
ciertos ámbitos e incorrectamente se ha atribuido a rechazado la asociación de sus ideas con interpreta-
Kuhn, autor que nunca estuvo en contra de que las ciones posmodernas (Moro Abadia 2007: 211).
teorías sucesivas mostrasen ciertas virtudes tradi-
3. ¿Dos posturas enfrentadas?
cionalmente científicas (para un desarrollo de esta
idea véase Hacking 1983, Chalmers 1990 o Laudan Para finalizar esta breve y nada exhaustiva ex-
1990). Así pues, en la parte tocante a la Arqueolo- posición de las autorreflexiones más influyentes que
gía “(...) muchos prehistoriadores han incorporado sobre la ciencia se han hecho, se aplicará el proble-
el término “paradigma” en sus trabajos para refe- ma bipolar a la Arqueología para describir dos con-
rirse a cualquier idea, por nimia que sea, con la cepciones diferentes de la misma; una como ciencia
que no están de acuerdo y cuya refutación les per- total y otra como acción social.
mitiría ser los protagonistas de una verdadera 3.1. Ciencia arqueológica y externalismo.
“revolución científica” en su especialidad” (Vega
Moro Abadía recientemente ha señalado, inspi-
2001: 7).
rándose y siguiendo la estela de reflexiones de otros
Kuhn, originalmente no muy preocupado por arqueólogos, la imposiblidad de ignorar los factores
cuestiones de racionalidad, mostró gran interés por externos a la hora de elaborar una historia
el problema de la demarcación en ciencia (Hacking “honesta” de la Arqueología. Es cierto que no hay
1983); la capacidad de resolver problemas de un condena demasiado grave sobre el trabajo y las
nuevo paradigma (un rasgo de la historia interna de practicas arqueológicas como inherentemente me-
los paradigmas) era la clave, según él, para su acep- nos científicas que las de otras disciplinas. Quizá
tación; mientras que para Feyerabend una clara de- porque en su trabajo no hay una exploración dema-
marcación entre ciencia y seudociencia y sus va- siado profunda de lo que una ciencia debería ser y
riantes (ciencia/religión, etc.) era lógicamente im- porque hay una asunción inicial de la concepción
posible (Feyerabend 1975) ya que para él la Ciencia actual de Ciencia como un compuesto imposible de
evoluciona de manera caótica. autosustentarse y la concepción de la Arqueología,
por extensión, en Arqueología prehistórica e histo-
Quizá el problema de la demarcación sea bas-
ria de la ciencia es asumida como únicamente so-
tante más complejo a nivel casuístico que simple-
cial. De hecho, los anteriores temas que se han ve-
mente aceptar o rechazar teorías. Actualmente, y
nido describiendo en el artículo apenas son tratados
puede que ante la dificultad de resolver la cuestión,
y su mención es bastante superficial. Bien es cierto
muchos científicos han dejado de intentar definir
que Kuhn y Feyerabend son citados, junto con
462
FERNANDO GUTIÉRREZ MARTÍN – ARANTXA GETINO SAN JUAN
Stocking y Crombie, como críticos del presentismo conciliadora; en cierto modo conformista:
pero no se ahonda demasiado en sus propuestas de
“La historia de la arqueología no puede
análisis y viabilidad que ellos hicieron de la Cien-
reducirse ni a una historia intelectual de los
cia, sino que se tiende a hacer hincapié en su “anti-
conceptos, técnicas y lugares que conforman
presentismo doctrinario” (Moro Abadía 2007: 61) -
la moderna arqueología ni a una historia so-
aunque, como se ha expuesto en este artículo, al
cial limitada a trasladar a nuestra disciplina
menos en el caso de Thomas Kuhn, dicho antipre-
conceptos procedentes de otros campos. La ar-
sentismo ha sido bastante involuntario-. Otros auto-
queología es una práctica científica en la que
res que han tenido cierto impacto en la filosofía de
han intervenido multitud de factores que deben
la ciencia actual apenas se mencionan y se explican
ser analizados en cada caso concreto.” (Ibid.)
(Imre Lakatos) o de ellos no se desgrana en absolu-
to su contribución teórica, aunque sí sean citados en 3.2. Ciencia arqueológica e internalismo.
las lecturas (Ian Hacking). En contraste con esta actitud que aboga por in-
El trabajo de Moro Abadía resulta ejemplar para cluir las posturas externalistas en el discurso arque-
comprender la evolución del pensamiento arqueoló- ológico, otra propuesta más cismática es le de Vega
gico, pero no hay propuestas claras para solucionar Toscano (Vega 2001) curiosamente omitida por
la dicotomía presentismo-antipresentismo / interna- Moro Abadía junto con las de otros investigadores
lismo-externalismo en la arqueología que él delimi- españoles más o menos cercanas a sus postulados
ta claramente en su trabajo. (Vicent 1991; Criado 2006). La explicación de la
propuesta historiográfica basada en los Programas
“Aunque para muchos este discurso (el ex- de Investigación Científica” es compleja y requeri-
ternalista) no puede llevarnos más que a un re- ría un trabajo de otras características. Para resumir-
lativismo extremo, lo cierto es que se trata de la se dirá que es provocadora porque, curiosamente
un paso fundamental para producir una cien- desde posturas internalistas, plantea la división en-
cia más responsable. Conocer las condiciones tre dos arqueologías, incluso la eliminación hipoté-
sociohistóricas en las que se ha producido el tica del término arqueología para una de ellas: la
conocimiento significa dar acceso a los pro- dedicada al Paleolítico, que pasaría ser denominada
pios científicos a los mecanismos sociales que “Prehistoria” de forma más conveniente.
condicionan su practica (...) permite identifi-
car los condicionantes sociales, políticos y Esta actitud cismática se propone así, en sínte-
económicos que influyen en la construcción sis, debido a que para el autor ambas ramas proven-
del conocimiento y, de este modo, poder traba- drían de programas de investigación diferentes, ten-
jar para superarlos. (...) permite liberarnos de drían problemas diferentes que resolver y diferentes
nuestras ilusiones y, especialmente, de la ilu- recursos para resolverlos, lo que se podría denomi-
sión de no tener ilusiones.” (Moro Abadía nar una heurística diferente (aún así admite la lógi-
2006: 256; los paréntesis son nuestros). ca relación entre ambos programas de investiga-
ción). Todo lo anterior se resume en este párrafo:
Hay pocas aclaraciones cómo superar los pro-
blemas del externalismo ya que ser consciente, o “El núcleo básico del programa cuaterna-
creer que se es consciente, de un problema no signi- rista (...) determina la metodología de estudio
fica que el problema esté resuelto. “Como he men- y las técnicas de análisis, es el “método Bor-
cionado en otra parte de este trabajo, hace tiempo des”. La construcción de la Prehistoria tiene
que los historiadores de la ciencia han dejado atrás más que ver con el neoevolucionismo que con
dicha dicotomía”. (Ibid: 257). Aunque es cierto que el historicismo particularista a diferencia de
dicha discusión en la historia de la ciencia última- otras corrientes en Prehistoria Reciente. Es
mente se ha dejado de lado, también lo es que no por ello que aspira a (...) “Pleistocenología”;
hace tanto tiempo -a principios de los noventa- to- una ciencia total en la que arqueólogos, geólo-
davía estaba bien viva, véase el caso de Sokal. Ade- gos, paleontólogos, palinólogos... estén en un
más, hay valoraciones del internalismo en la ciencia único proyecto y habituados a discutir sus pro-
como un camino erróneo y el externalismo como blemas en equipo, no considerando pues sufi-
herramienta para combatirlo. cientes las interpretaciones aisladas de cada
uno de ellos para dar explicaciones convincen-
Esto, habiendo realizado una crítica de cómo los tes.” (Vega 2001)
arqueólogos caían en el presentismo y la whig his-
tory ciegamente al considerar su arqueología como Vega Toscano asume así el concepto de “Cien-
la más moderna -y, por tanto, mejor que las anterio- cia total” como posible y deseable para la Prehisto-
res- quizá llame la atención sobre la longa manu de ria. No así en para la Arqueología. Si bien la Cien-
dicho presentismo capaz de llegar hasta a sus críti- cia poseería una propiedad proliferativa, la aplica-
cos. A pesar de ello, al final se aprecia una actitud ción de una heurística permite hablar de avances en
463
ARQUEOLOGÍA: ¿CIENCIA DE BAJO PERFIL?
la misma, aunque estos sean difíciles de cuantificar Así pues, es una concepción que tiene mucho que
en muchos casos. En este sentido sus opiniones ver con la más clásica de ética, el pensamiento polí-
para considerar las teorías científicas o no basándo- tico y las situaciones particulares.
se en su convergencia o “progresividad” (progressi-
Según autor, un arqueólogo como científico so-
veness) se parecen a las de Paul Thagard, también
cial asumiría un papel de agente social y crítico
inspiradas en Lakatos, a propósito de la astrología y
para denunciar el presentismo y los discursos que
su consideración como seudociencia, para este au-
legitimaran la desigualdad. Aquí se enclavarían op-
tor una teoría no es científica si:
ciones como la arqueología colonial, la “Archaeo-
“-Ha sido menos progresiva (progressive) que logy as Anthropology”, arqueología de género, in-
teorías alternativas durante un largo periodo de terpretación hermenéutica y demás corrientes cuyo
tiempo y afronta gran cantidad de problemas no objetivo sea comprender las sociedades y no consi-
resueltos, y también si... deren positiva o progresiva –o se abstengan de con-
siderar como positiva o progresiva- ninguna heurís-
-Sus seguidores realizan escasos esfuerzos para
tica concreta. Frónesis sólo se entiende aquí como
enfocar la teoría hacia la búsqueda de soluciones
práctica social (Ibid: 3).
de sus problemas y tampoco muestran ninguna
preocupación para validarla respecto a otras, 4. Conclusión.
siendo selectivos al considerar sus confirmaciones Quizá por provenir de una disciplina como la
y refutaciones.” (Thagard 1978; nuestra traducción) geografía –también entre dos aguas, algo análogo a
Como se aprecia en estas posturas, el término la arqueología, aunque, en el caso de la primera,
paradigma, mutatis mutandis equivalente en ellas a con campos mejor delimitados- Flyvbjerg se preo-
programa de investigación o hipótesis, no toma un cupa por señalar la necesidad de ambas vías en la
matiz peyorativo per se. Lo que define la asunción sociedad. Empero, es cierto que propuestas de sepa-
de unos u otros paradigmas al final es su éxito pre- ración de la ciencia social y natural parecidas a las
dictivo. Por consiguiente, esta postura en arqueolo- suyas -e igualmente tan poco conocidas como la su-
gía asume plenamente la multidisciplinareidad y la yas, al menos en España- ya las formuló un autor
idea del “Programa cuaternarista” que buscaría la tan influyente durante un tiempo como Max Weber.
resolución de los posibles problemas que el registro A lo largo de sus obras, implícita o explícitamente,
prehistórico pudiera presentar por medio de hipóte- Weber señala la conveniencia de no confundir las
sis contrastables (mediante experimentación, por apsoximaciones sociales con las científicas, esto un
ejemplo) y elaboradas dentro de marcos de referen- hecho consustancial a su pensamiento, no necesita-
cia comparables. Esta vía estaría más próxima a las ría siquiera ser recordado.
ciencias naturales y asumiría postulados realistas – Sin embargo, a Weber se le recuerda más por su
en un sentido amplio, evidentemente- en sus expli- intento fallido de analizar las sociedades y su desa-
caciones. rrollo que por esta afirmación y -quizá por el im-
3.3. ¿Una postura conciliadora o definitvamen- pacto de otras corrientes de estudios sociales, como
te cismática? la marxista, de las que en sus inicios se enfatizó su
carácter científico (en el sentido tradicional de la
Bent Flyvbjerg ha expresado una preocupación
palabra)- las opiniones de Weber sobre este asunto
concerniente a la discusión sobre la naturaleza de la
quedaron en un segundo plano y sólo hasta hace
Ciencia en “Making Social Science Matter” (Flyvb-
poco han vuelto a salir a colación a propósito de las
jerg 2001). Para este geógrafo, las ciencias sociales
“guerras de la ciencia”.
habrían de abandonar el intento de emulación de los
métodos empleados por las ciencias naturales por el Así pues, la dicotomía esta lejos de ser resuelta.
poco éxito predictivo que históricamente han obte- Quizá sea mejor así. Puede que se esté hablando de
nido siguiendo esta vía y buscar que todo científico dos cosas diferentes y dos maneras diferentes de ha-
social se haga estas preguntas: ¿a dónde vamos?; cer historiografía que, al menos para conocer el pa-
¿quién gana y quién pierde y por qué mecanismos sado, podrían llegar complementarse tras compren-
de poder?; ¿es este desarrollo deseable?; ¿qué de- der bien sus posibilidades.
beríamos hacer acerca del mismo?. Para ello se ins-
pira en el concepto aristotélico de frónesis
(φρόνησις) que contrapone al de epísteme 5. Bibliografía.
(επίστήμη) –usado muchas veces de forma más o CHALMERS, A.
menos equivalente a paradigma- al saber práctico 1992 La ciencia y cómo se elabora. Madrid. Siglo XXI
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la ciencia clásica-. Frónesis sería la virtud del pen- 2006 “¿Se puede evitar la trampa de la subjetividad? So-
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RESUMEN
Desde presupuestos epistemológicos posmodernos se asume la idea de que las interpretaciones ar-
queológicas son representaciones de los Otros del pasado hechas desde el Nosotros del presente, que influye y
es construido a partir de estas interpretaciones. De estos principios debe desprenderse, entonces, la importan-
cia de que los arqueólogos asumamos la responsabilidad ética para con el presente cuando interpretamos el
pasado. El caso de las interpretaciones del Mesolítico y de la transición al Neolítico servirá para mostrar el
modo en el que la Arqueología ha representado en el pasado los prejuicios que había elaborado sobre los
Otros con el fin de construir su propia identidad positiva. Además, podremos observar como las interpretacio-
nes de este periodo se han transformado a la par que lo ha hecho la identidad occidental en su paso a la Pos-
modernidad, concluyendo con una reflexión sobre las implicaciones éticas de estas interpretaciones.
ABSTRACT
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
466
NÚRIA GALLEGO LLETJÓS
nos trabajos historiográficos realizados desde pos- sentaciones” mediante las cuales, al hacer a los
turas críticas se han ocupado, precisamente, de de- “Otros” nos hacemos a nosotros mismos (Fabian
sentrañar las condiciones y los condicionantes que 1990: 755-6).
habrían llevado al mantenimiento de ciertos plante-
Este juego de espejos identitarios viene a descu-
amientos e interpretaciones arqueológicas, revelan-
brir que las interpretaciones arqueológicas son, irre-
do la relación entre el conocimiento arqueológico y
mediablemente, representaciones sobre el Otro que
el poder (i.e. Trigger 1984; 1992; 1995; Hernando
sirven para construir el Nosotros de la Modernidad.
1999; Fernández 2001; Díaz-Andreu 2002; Murray
Es en este punto donde creo que debe incidir más la
2002; Moro y González Morales 2005).
reflexión ética en arqueología. ¿Qué representacio-
De modo que hoy no puede negarse que cuando nes estamos construyendo del pasado?, ¿qué impli-
hacemos arqueología no estamos tanto desvelando caciones tiene para los Otros del pasado?, ¿y para
“la” verdad sobre el pasado, sino que estamos con- los del presente? Dado que representar es consus-
tribuyendo a construir una realidad del presente y tancial a nuestra actividad arqueológica, ¿cuál es la
del futuro. Creo, sin embargo, que la interiorización manera más “justa” de hacerlo?
de estas ideas no debería hacer a la Arqueología
Creo que las representaciones que se hacen de-
ahogarse en posiciones hiperrelativistas que bloque-
penden tanto de las necesidades identitarias de cada
en la investigación, sino asumir su papel discursivo
momento como de ideas preexistentes y preconce-
y repensarse ética y políticamente en consecuencia
bidas (cuyo origen, en último extremo, debe ser ex-
(Shanks y Tilley 1987; Fernández 2006).
plicado también desde la identidad). En este trabajo
Algunos investigadores, conscientes de las im- voy a intentar mostrar cómo las interpretaciones ar-
plicaciones directas que tienen los discursos arque- queológicas sobre el Mesolítico y la Neolitización
ológicos en el presente, han llamado la atención so- han representado a los grupos de cazadores-recolec-
bre la necesidad de que los arqueólogos asuman, tores como el Otro radicalmente opuesto a un No-
además de su responsabilidad política, sus respon- sotros civilizado, con el fin de construir la propia
sabilidades éticas (Hamilakis 1999; Pluciennik identidad moderna. Veremos como, para ello, se
2001c). Especialmente estoy interesada ahora en han ido recogiendo las imágenes y las ideas del Sal-
destacar las responsabilidades que se desprenden de vaje pre-existentes en la tradición occidental, que
la actividad de representación. El arqueólogo re- fueron construyéndose a la par que iba surgiendo la
presenta tanto en el sentido de “producir y reprodu- noción de “civilización”. Y veremos también, final-
cir imágenes de” como en el sentido de “hablar mente, cómo las interpretaciones sobre el Mesolíti-
por” el Otro del pasado, sentidos que en parte se su- co se han modificado en función de cómo en Occi-
perponen (Pluciennik 2001a: 25; Tarlow 2001: dente se alteraron las visiones sobre el Otro según
60-2), aunque es la primera acepción del término la sus propias necesidades identitarias.
que más interés me suscita ahora.
3. Dicotomía Salvaje-Civilizado. Implicacio-
Todos los seres humanos precisan construir su nes para el Mesolítico.
identidad, y uno de los principales mecanismos para Como hemos avanzado en el punto anterior, la
hacerlo es establecer fronteras cognitivas entre lo Arqueología contribuyó a construir la identidad oc-
que pienso que soy Yo y lo que creo que son los cidental en la Modernidad mediante la construcción
Otros (Hernando 2002: 50; Descolá 2004: 32, 34). del Otro desde el pensamiento científico. Con la
De modo que la identidad se basa, en parte, en dife- Modernidad, además, se consolidó definitivamente
renciarnos y distanciarnos de los considerados un modo de identificación específico que asumía
como “Otros”, que son siempre construidos desde una diferenciación conceptual infranqueable entre
el Nosotros como el “no-ser” de lo que se considera la naturaleza y la cultura –entre lo natural y lo hu-
que es ser “Nosotros”. Desde la Modernidad este mano-, que está en la base de la cosmología y la on-
mecanismo de identificación ha sido articulado a tología moderna occidental (el "modo de identifica-
partir del pensamiento científico: algunas discipli- ción naturalista", Descolá 2002: 46-48). De modo
nas se han encargado de definir y estudiar el “Noso- que lo natural es un ámbito ontológicamente separa-
tros”, como la Sociología o la Economía; mientras, do, externo y entendido como lo opuesto a aquello
otras –como la Arqueología o la Antropología- han que se considera lo humano, lo cultural, lo propio.
contribuido a la construcción de “nuestra” identidad Por eso, conforme Occidente construía su identidad
a partir del estudio de los Otros (Fabian 1983; Her- como civilizada construía a la vez a un Otro natural
nando 2006: 227). Pero hemos de tener claro que (el salvaje) que le permitía identificarse con la cul-
este “Otro” realmente nunca es encontrado y estu- tura y separarse de la naturaleza (White 1972: 4-8;
diado, sino que está completamente construido des- Bartra 1996).
de la noción del “Nosotros”, de modo que las inter-
pretaciones sobre “ellos” no son más que “re-pre- Aunque no es el momento de trazar una genea-
logía del concepto y el término “salvaje”, presenta-
467
ÉTICA Y ARQUEOLOGÍA. REFLEXIONES SOBRE LAS REPRESENTACIONES DEL OTRO EN EL MESOLÍTICO
lógicas y, por tanto, en las del Mesolítico. La iden- (Mortillet 1873 cit. por Ayarzagüena 2000: 20-1)
tidad moderna se basó en la oposición Otro:Noso-
La explicación era sencilla: al Final del Paleolí-
tros, coherente con otras dicotomías conceptuales
tico Europa se despobló, bien porque habrían existi-
como las de Naturaleza:Sociedad o
do grandes migraciones de población o bien porque
Civilización:Salvajismo. Como veremos, la mayor
estas poblaciones se habrían extinguido a la vez que
parte de las interpretaciones sobre el Mesolítico se
los grandes mamíferos del Pleistoceno. Después, en
han construido desde estas asunciones modernas,
el Neolítico, una nueva raza procedente de Oriente
suponiendo que los grupos del Mesolítico -en tanto
habría llegado y ocupado Europa con una cultura
que sociedades de cazadores-recolectores- repre-
totalmente distinta (Clark 1962: 97-8; Czarnik
sentan a los Otros seres naturales o salvajes. De ahí
1976: 60; Ayarzagüena 2002: 29)
que generalmente se les ha considerado diferentes e
inferiores respecto a los grupos que ya practicaban Estas interpretaciones, como podemos ver, par-
la agricultura, principal emblema de la civilización. tían de la idea asumida (pero no contrastada) de que
Sin embargo, como veremos más adelante, durante el Neolítico había sido consecuencia de la expan-
la Posmodernidad estas dicotomías conceptuales sión y sustitución demográfica. Desde las ideas ra-
han tendido a difuminarse (Bauman 2001: 36; Des- cistas propias del siglo XIX, los grupos neolíticos
colá 2002: 19-25), lo que ha afectado también a las agricultores eran entendidos como una “raza dife-
interpretaciones sobre el Mesolítico. Repasaré rápi- rente” a la de los “salvajes” cazadores-recolectores
damente en el siguiente epígrafe los modelos inter- paleolíticos. Esta idea suponía una potente justifica-
pretativos que se han hecho sobre el Mesolítico y la ción al colonialismo, en virtud de la asunción gene-
transición al Neolítico para ilustrar lo que quiero ral evolucionista de que los primitivos del pasado
decir. eran iguales a los del presente. El vacío entre el Pa-
leolítico y el Neolítico representaba perfectamente
Durante casi un siglo de investigaciones se de-
la enorme distancia conceptual que percibían entre
fendió de manera explícita y generalizada la idea de
Nosotros como civilizados y los Otros como salva-
que los grupos de cazadores-recolectores, bien pa-
jes, que en última instancia contribuía a la construc-
leolíticos o bien mesolíticos, eran diferentes e infe-
ción de la identidad occidental moderna y a la do-
riores a los del Neolítico, a partir de modelos inter-
minación de aquéllos construidos como Otros del
pretativos apriorísticos de neolitización basados en
presente.
la difusión y sustitución de población:
Al principio del siglo XX el incremento de evi-
En la segunda mitad del siglo XIX surgieron los
dencias arqueológicas -en particular, aquellas que
estudios prehistóricos en el contexto de un paradig-
mostraron una continuidad en la secuencia estrati-
ma evolucionista unilineal. En aquellos momentos
gráfica entre el Paleolítico y el Neolítico (como
el establecimiento de un esquema cronológico y
Mas d´Azil)- pusieron de manifiesto que no se ha-
evolutivo fue uno de los principales objetivos de la
bía producido una desocupación de Europa entre
nueva disciplina (Trigger 1992: 77 y ss.). Lubbock
estas fases (Capitan 1902). Entonces, algunos ar-
(1965) había dividido la “Edad de Piedra” de
queólogos empezaron a reconocer la existencia de
Thompsen en Paleolítico y Neolítico, expresando
un periodo Mesolítico, que completaba el lapso
cierta ambigüedad a la hora de interpretar la rela-
temporal y conceptual del Hiatus entre el Paleolíti-
ción entre una fase y otra (Rowley-Conwy 1996:
co y el Neolítico (Brown 1892; Burkitt 1925). A
941). Casi al mismo tiempo, en 1868, Westropp
pesar de esto, las explicaciones hiper-difusionistas
(1866; 1872) mencionó por primera vez la existen-
para el origen del Neolítico se mantuvieron intactas.
cia de un periodo Mesolítico entre el Paleolítico y
Aunque se aceptaba una continuidad cronológica
el Neolítico, aunque esta idea no fue admitida ofi-
entre el Paleolítico y el Neolítico a través de un pe-
cialmente hasta principios del siglo XX (Wilkins
riodo Mesolítico intermedio (sólo algunas veces re-
1959). Mientras tanto, durante el último tercio del
conocido con este término), no admitían una conti-
siglo XIX, la teoría generalmente aceptada en Euro-
nuidad evolutiva entre el Mesolítico y el Neolítico.
pa fue que entre el Paleolítico y el Neolítico habría
Por esta razón surgió (y triunfó) entonces el término
existido un periodo de desocupación o una interrup-
“Epipaleolítico”, que hacía referencia al mismo lap-
ción demográfica. Es lo que se llamó la “Teoría del
so entre el Paleolítico y el Neolítico, pero que ex-
Hiatus”.
presaba mejor cómo era percibido: como una conti-
“Entre las diversas épocas paleolíticas, se sigue el nuación cultural (y, por tanto demográfica) con res-
desarrollo regular y lógico de la industria; se encuen- pecto al Paleolítico, pero sin relación ninguna con
tran en ellas transiciones y pasos intermedios. Grada- el Neolítico. De modo que Epi-paleolítico, en el
ciones, puntos intermedios, pueden aún faltar, pero fondo, significaba Epi-salvaje. El Neolítico se con-
se siente, se reconoce que existe continuidad. No su- cebía como una Revolución y el cambio hacia eco-
cede lo mismo entre el Paleolítico y el Neolítico” nomías agrarias era demasiado fundamental para
469
ÉTICA Y ARQUEOLOGÍA. REFLEXIONES SOBRE LAS REPRESENTACIONES DEL OTRO EN EL MESOLÍTICO
ser protagonizado por los grupos cazadores-reco- colectores a las características específicas del eco-
lectores (Childe 1947: 13). Estas ideas quedan bien sistema postglacial (Clark 1962: 99-100; Binford
expresadas en las palabras de Obermaier (1925: 1968). Antes de continuar, debo aclarar que estos
361-2, el énfasis es mío): cambios se habrían dado en la investigación anglo-
sajona, la del Mesolítico del Norte de Europa,
“Muchas veces se ha intentado agrupar las (...)
mientras que la investigación de la Europa Medite-
etapas (industriales) que propiamente hablando son
rránea, bajo la influencia de la “Escuela Francesa”,
post-paleolíticas y preneolíticas, bajo el nombre ge-
continuó entendiendo el Mesolítico como un perio-
nérico de Mesolítico. Mas tal denominación, en nues-
do intermedio, prefiriendo el uso de la palabra Epi-
tro sentir, no está justificada, pues solamente sería
paleolítico y defendiendo teorías invasionistas para
acertada, cuando estas etapas representaran la evo-
el Neolítico (Price 1987: 230-2; Bernabeu Aubán et
lución natural y la transformación progresiva del
al. 1993: 191-3).
Paleolítico para pasar al Neolítico, lo que de ningu-
na manera acaece. Las primeras de estas etapas in- A partir de estas nuevas ideas, la agricultura em-
termedias son los descendientes póstumos del Paleo- pezó a considerarse una más de las adaptaciones al
lítico, por lo que designamos al conjunto con el nom- cambio climático y ambiental, con la ventaja de
bre de Epipaleolítico (...) Después sigue una etapa permitir una mayor cantidad de alimento, por lo que
en la que se inicia una nueva civilización completa- el origen del Neolítico comenzó a explicarse a par-
mente distinta a las anteriores, a la que denomina- tir del desequilibrio población-recursos (Hernando
mos Protoneolítico”. 1999: 39). Esto implicó un importante cambio con
respecto a las explicaciones difusionistas anteriores:
En definitiva, tanto antes como después del re-
empezaron a elaborarse interpretaciones continuis-
conocimiento de un periodo Mesolítico intermedio,
tas entre el Mesolítico y el Neolítico, lo que supo-
la transición entre el Paleolítico / Epipaleolítico y el
nía reconocer que los grupos cazadores-recolecto-
Neolítico se percibía como un profundo abismo que
res, ante ciertas características del medio, eran ca-
representaba la dicotomía conceptual moderna entre
paces de adaptarse, de cambiar e incluso de alcan-
Nosotros y los Otros tal y como se percibía durante
zar una subsistencia de domesticación. Sin embar-
el siglo XIX y la primera parte del XX. Además, las
go, las transformaciones en las sociedades de caza-
diferencias y la inferioridad de los Otros cazadores-
dores-recolectores se interpretaban siempre como
recolectores se hacía explícita constantemente a
procesos adaptativos a situaciones ambientales,
partir de asignar al Epipaleolítico / Mesolítico ras-
mientras que a partir del Neolítico, el factor cultural
gos y epítetos preconcebidos tales como “misera-
era el determinante (Zvelebil 1996: 149-50; Plu-
bles”, “pobres”, “aislados” “degenerados”, “incapa-
ciennik 1998: 69), lo que encajaba perfectamente
ces”, “primitivos”, etc (cfr, por ejemplo, en la bi-
con la antigua asunción de que eran seres naturales
bliografía española Martínez Santa-Olalla 1941.
y, por tanto, su comportamiento no debía ser consi-
102-3; Childe 1947: 3-4; Pericot García 1954: 28;
derado cultural. Así podemos ver en estas interpre-
San Valero Aparisi 1954-1955: 8; Almagro 1958:
taciones del Mesolítico que la idea del Otro como
38-40). A pesar de los cambios teóricos que aconte-
un ser natural, silvestre (y, en definitiva, salvaje),
cieron en la Arqueología en este lapso temporal, la
opuesto al Nosotros cultural, seguía entonces vigen-
idea de un Otro salvaje y primitivo, y su construc-
te, acorde con las necesidades identitarias del Occi-
ción desde la alteridad, permaneció representada en
dente de la Modernidad. El cambio fundamental
las interpretaciones arqueológicas, pues garantizaba
que se dio en esos momentos es que, a pesar de
la identidad moderna como civilizada, reforzando,
todo, el Otro perdía las connotaciones peyorativas
además, el control colonial sobre los considerados
que antes se le asignaban.
Otros del presente.
En relación con este matiz está la idea de los
Después de la Segunda Guerra Mundial, de
“cazadores recolectores opulentos” (Sahlins 1968)
acuerdo con un nuevo evolucionismo multilineal, se
que se generalizó en los años 60 y 70. Según ésta,
produjo un cambio importante en las interpretacio-
los cazadores-recolectores ya no eran percibidos
nes de los cazadores-recolectores etnográficos
como grupos con un modo de vida miserable, sino
(siendo el volumen de Lee and DeVore (1968)
todo lo contrario, las sociedades con subsistencia de
“Man the Hunter” el ejemplo paradigmático). Y en
caza-recolección, pese a su tecnología simple, eran
consecuencia, las interpretaciones arqueológicas so-
capaces de satisfacer todas sus necesidades vitales
bre el Mesolítico y la transición a la agricultura
sin grandes esfuerzos, viviendo en armonía con la
cambiaron también. El Mesolítico pasó ahora de ser
naturaleza. Estos cambios en la construcción y per-
una fase cronológica situada entre el Paleolítico y el
cepción del Otro, como es de esperar, estaban en
Neolítico, ligada culturalmente al primero, a ser en-
relación con cambios en el Nosotros. A mediados
tendido como una fase con rasgos específicos resul-
del siglo XX el Orden Mundial se había transforma-
tantes de la adaptación de los grupos cazadores-re-
do, especialmente en lo que respecta al colonialis-
470
NÚRIA GALLEGO LLETJÓS
mo, por lo que la construcción de un Nosotros su- para al Otro salvaje del Nosotros civilizado, lo que
perior y civilizado, como justificación ideológica representa la disolución de las rígidas dualidades
para el dominio colonial, ya no era necesario en la que ordenaban el mundo moderno. Últimamente,
medida que lo había sido antes. Por otro lado, sin además, algunos autores trabajan en el Mesolítico y
embargo, la sociedad Occidental había comenzado en la Neolitización desde la idea de que se trata de
un proceso de autocrítica (que se manifiesta, por un periodo histórico y diverso, protagonizado por
ejemplo, en el movimiento pacifista y hippie de los grupos de cazadores-recolectores con una gran va-
años 60 y 70), como resultado de la pérdida en la riabilidad en lo social, lo económico o lo político y
confianza de los beneficios del progreso y de la Ci- con capacidad de interacción con otros grupos, in-
vilización occidental (Domínguez-Rodrigo 1994: cluidos los agrícolas (Pluciennik 1998; Zvelebil
222, para análisis similar en relación al debate caza- 1998; Bailey y Spikins 2008).
carroñeo). Una de las consecuencias de esto, como
En principio parece que asumir que los cazado-
he indicado antes, fue la desaparición de las conno-
res-recolectores del Mesolítico eran complejos ha-
taciones peyorativas explícitas en las representacio-
bría supuesto, por fin, hacer justicia y valorar a los
nes sobre los cazadores-recolectores en general, y
Otros. Sin embargo, como hemos visto, las interpre-
en las del Mesolítico en particular. Sin embargo,
taciones del Mesolítico se han transformado en fun-
este cambio interpretativo debe ser entendido como
ción de las necesidades identitarias de Occidente
el resurgimiento de la vertiente del Buen Salvaje
(lo que demuestra hasta qué punto la Arqueología
dentro del Mito del Salvaje –no su desaparición-,
representa al Otro a su medida). De modo que si
que había sido utilizado recurrentemente para criti-
hoy concebimos el pasado como variable y diverso
car la Civilización a lo largo de la historia de Occi-
es porque es así como concebimos la realidad mis-
dente, desde Tácito a Rousseau, pasando por Mon-
ma en la Posmodernidad. Ya no es necesario repre-
taigne (White 1972: 28-30; Bartra 1996: 76).
sentar en las interpretaciones arqueológicas la sepa-
Como avancé al principio de este trabajo, en los ración y la ruptura entre los Otros y la Civilización.
últimos años, en el contexto de lo que ha venido lla- Lo que interesa ahora, para reforzar la identidad
mándose Posmodernidad, se está produciendo un posmoderna es representar un pasado sumamente
cambio en el modo en el que Occidente construye variable y diverso, que reproduzca la realidad tal y
su identidad. Por un lado, la identidad posmoderna como se entiende en la Posmodernidad. De modo
parece caracterizarse por el individualismo extremo que la Arqueología continua representando hoy al
y por la diversidad, en lugar de por la homogenei- Otro, por lo que se hace necesario reflexionar sobre
dad, de modo que el “Nosotros postmoderno” se las implicaciones éticas de estas representaciones
compone de individuos que se consideran diferentes ¿hacen justicia a las sociedades del pasado?, ¿qué
entre ellos. Por otro lado, con la Posmodernidad pa- implican para el presente?
recen diluirse las fronteras conceptuales que opera-
Como vemos, la supuesta valoración de los
ban en las dicotomías modernas (tales como natura-
Otros se ha hecho a partir de asignarles o reconocer
leza:cultura o civilización:salvajismo.) (Bauman
en ellos rasgos que son propios del Nosotros. Es de-
2001: 36; Descolá 2002: 19-25). Por consiguiente,
cir, incorporando al Otro dentro del Nosotros pos-
en la Posmodernidad el Otro ya no es construido
moderno, que es diverso, plural y multicultural. Y
como una entidad homogénea radicalmente opuesta
sólo de este modo parece que es posible aceptarlo.
al Nosotros, sino que se reconoce ahora tan cam-
Pero estas representaciones/interpretaciones arque-
biante y diverso como la identidad propia.
ológicas también esencializan al Otro, ya no con la
De acuerdo con lo que vengo exponiendo hasta alteridad, sino con nuestros propias características,
ahora, estos cambios en la identidad habrían produ- y estarían contribuyendo, de uno u otro modo, a la
cido transformaciones en los modelos interpretati- negación de la pluralidad real de los Otros. Del
vos de los cazadores-recolectores del Mesolítico. mismo modo que el multiculturalismo posmoderno
Desde los años 80 el Mesolítico ha sido interpreta- produce, paradójicamente, la Globalización, es de-
do siguiendo el modelo de “cazadores-recolectores cir, la homogeneización de los sistemas culturales
complejos” (Rowley-Conwy 1983; Price y Brown dentro del sistema capitalista (Zizek 1998; Benavi-
1985; Zvelebil 1986), grupos con una subsistencia des 2005; Hernando 2006).
de caza-recolección que presentan ciertos rasgos de
5. Reflexión.
complejidad que antes sólo eran atribuidos a socie-
dades con una subsistencia agrícola –como almace- La idea de que no podemos huir de la represen-
namiento, propiedad privada, sedentarismo o jerar- tación en las interpretaciones arqueológicas puede
quización social (Bender 1978; Binford 1980; Wo- generar cierta angustia existencial al arqueólogo,
odburn 1980; Testart 1982; Ingold 1983; Cohen pero su negación no la hace menos cierta. Hemos
1985). Estos cambios en las interpretaciones supo- de asumir este papel discursivo y representativo de
nen destruir, en parte, el muro infranqueable que se- la arqueología y orientarlo hacia la construcción de
471
ÉTICA Y ARQUEOLOGÍA. REFLEXIONES SOBRE LAS REPRESENTACIONES DEL OTRO EN EL MESOLÍTICO
RESUMEN
El objeto de este trabajo es incidir en una herramienta fundamental para el estudio de la identidad de
las personas del pasado: el cuerpo. Partiendo de la base de que realmente existe una interrelación entre la apa-
riencia física del cuerpo –presente en el registro- y la estructura subyacente que recorre todo el entramado ló-
gico y racional de aquellas gentes, puede llegarse a una interpretación objetiva de la realidad del pasado. El
cuerpo, que toma su propio significado de la cultura, se convierte en un objeto semiótico capaz de expresar el
sentido más profundo de ésta. El registro funerario es el escenario perfecto para analizar las prácticas que se
desarrollaron para con el cuerpo, ya que son producto directo de sistemas simbólicos de significación y por
tanto, claves para acercase a los modos en los que las personas del pasado construirían su universo, sus rela-
ciones sociales y la propia idea que tendrían de sí mismos.
ABSTRACT
The aim of this paper is to highlight the body’s value as a potential methodological tool for the study
of the identity of people from the past. Starting from the base that it really exists an interrelationship among
physical appearance of the body –found in record- and the underlying structure that follows the logical and
rational framework of those people, we can surely achieve an objective interpretation from the past. The
body, filled with the meaning that culture confers, turns into a semiotic substance able to express its deepest
sense. The funerary record is the perfect scene to analyze the body’s practices, as they are keys to understand
the ways that past people built their universe, their social relations and the own proper idea they would have
from themselves.
El objetivo de este trabajo es presentar una in- terrelación directa entre la apariencia del cuerpo,
troducción de lo que representará mi labor investi- visible en el registro, y la estructura que subyace a
gadora en los próximos años: la elaboración de un toda cultura, que la ordena y le da coherencia. El
modelo teórico-metodológico que trate de rastrear a cuerpo es, por tanto, un aspecto visible de los mu-
partir del cuerpo y las prácticas asociadas al mismo, chos que permanecen inmersos en esta estructura de
niveles de racionalidad anteriores a lo que en occi- significación. Su papel como entidad activa ha cam-
dente conocemos como dualismo cartesiano. Su di- biado a lo largo de la historia a medida que se
fusión a partir de un determinado momento históri- transformaban también las herramientas de conoci-
co, desarrolla un modelo de pensamiento que distin- miento y ordenamiento del mundo, funcionando
gue dos sustancias en una misma realidad humana, como un todo en constante adaptación. ¿Es posible
el cuerpo y la mente (la materia y el espíritu). Se a través del resultado de las prácticas corporales de
trataría de encontrar en definitiva, nuevas vías de una sociedad llegar a alcanzar la visión que tenían
conocimiento de los elementos que pudieron jugar de sí mismos y, por tanto, la visión que tenían del
un papel importante en la construcción de la identi- mundo?
dad en el pasado.
1. La importancia del cuerpo en las ciencias
La posibilidad de realizar una aproximación a sociales.
niveles tan profundos de conocimiento de las socie- El cuerpo ha sido redescubierto por las ciencias
dades pretéritas supera con mucho los límites actua- sociales en las últimas décadas (Shilling 1993;
les de la mayoría de las metodologías tradicionales Strathern y Lambek 1998: 5). Algo que puede muy
de análisis arqueológico. De ahí la necesidad de bien reflejarse en lo que Giddens (1997: 16, 128 y
conjugar las bases arqueológicas –en mi caso, el re- 225) expresó de alguna manera al apuntar que el
gistro funerario- con todo un abanico de disciplinas proyecto del ser se convertía hoy en el proyecto
que también incluya la antropología, la historia de mismo del cuerpo. O que Bryan Turner (1997
las ideas, la sociología o la filosofía. [1984]) sintetiza con el término “sociedad somáti-
Para ello es necesario admitir que existe una in- ca”: una sociedad en la que las tendencias sociales
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
474
LUCÍA MORAGÓN MARTÍNEZ
y políticas de cualquier tipo se anticipan primor- para con el cuerpo. En este caso, el segundo forma-
dialmente a través de la propia conducta del cuerpo ría parte del primero como parte constituyente den-
humano. tro de una estructura mayor, del mismo modo que el
cuerpo físico reaccionaría a su vez reproduciendo
Hasta entonces la visión del cuerpo estuvo re-
las reglas y normas sociales que lo determinan (cfr.
glada por el discurso del cientificismo y la religión,
por ej. Shilling 1993: 10-11 y 13).
encarnando al Mal y negándole a sus cinco sentidos
la capacidad de proporcionar algún conocimiento El principal objetivo de la sociología actual en
“verdadero” al ser humano. Aunque los primeros relación al cuerpo, trata de utilizar a éste como otra
empujes provienen de la Grecia clásica, el golpe fi- vía metodológica válida para el estudio de la socie-
nal que todavía continúa vibrando hoy día procede dad. Se trata, en definitiva, de un proceso de corpo-
de manos del racionalismo y, en concreto, de la reización progresivo de la sociología y la antropo-
obra de René Descartes (1596-1650). En un intento logía que se engloba en el muy repetido término de
por encontrar un punto de certidumbre dentro de la embodiment: un concepto que aspira a superar la re-
vorágine científica que comenzaba a extenderse por lación jerárquica implícita en el dualismo raciona-
occidente, la duda se convierte en enemigo feroz de lista entre los conceptos de mente (superior) y cuer-
los sentidos, del mundo exterior e incluso del cuer- po (interior), defendiendo una relación de igualdad
po. El ser humano comienza a ser redefinido por las entre ambos en tanto que instrumentos humanos de
leyes del conductismo y el mecanicismo, y el alma aprehensión del mundo (cfr. por ej. Csordas
empieza a ser la última esperanza para poder con- 1997a). Para ello se ha recurrido en gran medida a
servar los últimos resquicios que quedan de la liber- la fenomenología que desarrollaron autores como
tad y la espiritualidad humanas. Se asume que el Merleau-Ponty (1908-1961) durante los años 40.
cuerpo es algo completamente distinto de la mente Reelaborada, eso sí, con nuevas ideas escogidas de
(Crossley 2001: 8-16). Todo ello en un momento autores como Bourdieu (1930-2002) o Gadamer
histórico en el que todas las variables se dispusie- (1900-2002).
ron de tal modo, que permitieron la aparición de un
Thomas Csordas (1990; 1993; 1997a) es uno de
número suficiente de hombres dotados de un nivel
los representantes más conocidos hoy día dedicados
de individualidad lo bastante alto como para que
a esta materia. Su objetivo es centrar la atención del
necesitasen asociar la noción de ser humano racio-
trabajo sociológico en “lo que el cuerpo hace” y no
nal con la de “individuo” (Hernando Gonzalo 2002:
en “lo que se le hace al cuerpo” (Entwistle 2002:
185).
148). Es decir, arriesgarse a infundir al cuerpo un
El desarrollo voraz de la deshumanización y el rol más radical del que hasta la fecha se le había
aislamiento actual, y el desarrollo a la contra de co- dado, y que se resume bajo el término heideggeria-
rrientes críticas como por ejemplo, el feminismo, se no de “being-in-the-world”: una expresión que con-
han sumado a un remolino de renovación de las ceptualiza las ideas de existencia y experiencia in-
ciencias sociales donde el cuerpo se convierte en mediata que recaen inevitablemente en los cuerpos.
herramienta fundamental para el estudio de lo hu-
2. El cuerpo en Arqueología.
mano. Es decir, se está produciendo un redescubri-
miento del cuerpo. La Arqueología siempre ha sido una disciplina
abierta no sólo hacia métodos de raigambre estricta-
El primer interesado por el análisis de la perso- mente científica, sino también hacia todas las ramas
na, de la identidad individual y del sentido del pro- hermanas del árbol de las ciencias humanas. En re-
pio cuerpo fue Marcel Mauss (1872-1950). A partir lación al cuerpo, la Arqueología ha seguido a pies
de su trabajo y del desarrollo de las “techniques du juntillas muchos de los argumentos sobre los que
corps”, nada de lo relacionado con el cuerpo pudo discurrieron tanto la sociología como la antropolo-
volver a entenderse como “natural” o innato, sino gía. Siguiendo los trabajos de Csordas es fácil sinte-
social y culturalmente aprendido en un contexto tizar toda una “historiografía corporal” a partir de
histórico determinado (Mauss 1991 [1935]). dos aproximaciones fundamentales: una que parte
Pasada una primera etapa de desarrollo en ma- de la concepción puramente textual y semiótica del
nos de autores como Lucien Lebvre (1878-1956), cuerpo (desde fuera) en sociedad, y por tanto, iden-
Marc Bloch (1886-1944) o Lévi-Strauss (1908- ), la tificable como un “objeto” que reproduce los prin-
idea de cuerpo comenzó a hacerse más compleja: cipios que estructuran el ámbito social, cultural y
terminó por convertirse en un cúmulo inagotable de político a través de la práctica; y otra que, basada
metáforas sociales listas para consumir por sociólo- en los principios de la fenomenología y la herme-
gos y antropólogos. Mary Douglas (1988 [1973]) néutica, trata de entender el cuerpo como una enti-
establece una relación recíproca entre el cuerpo físi- dad en sí misma (desde dentro), como un “tercer
co (biológico) y el cuerpo social (la sociedad) en término” entre sujeto y objeto, consciente de su
contra del construccionismo de la sociología clásica propia corporeidad (Ahmed 2004: 287; Crossley
475
APROXIMACIÓN TEÓRICA A UNA ARQUEOLOGÍA DEL CUERPO
sotros o ellos) (Hernando Gonzalo 2002: 41). miento concreto (Lévy-Bruhl 1985 [1927]; Le-
enhardt 1997 [1947]; Elias 2002 [1983]: 45-51;
La idea principal que la Arqueología y la inves-
Descola 2004; Viveiros de Castro 2004). De sus es-
tigación prehistórica han de tomar del Estructuralis-
tudios se ha deducido que en sociedades de reduci-
mo, es la certeza de poder contemplar en las prácti-
da complejidad económica y tecnológica, no existe
cas culturales y evidencias empíricas de una socie-
una diferencia tan clara entre estos dos parámetros
dad, todo un sistema coherente con las estructuras
(no se concibe una disociación interna –mente:cuer-
cognitivas y métodos de ordenamiento mental que
po- de la persona). Sino que se concibe la presencia
rigen la relación de las personas con la realidad
de un principio o impulso común –identidad de sus-
(Criado Boado 2000: 283). Acercarnos a esos nive-
tancia- que extiende la cualidad “humana” a seres
les de racionalidad, supone adentrarnos en el hori-
que tienen una apariencia animal o vegetal, diluyén-
zonte intersubjetivo del que hablan los fenomenólo-
dose de este modo los límites que nuestra cultura ha
gos sin necesidad de partir de un sujeto contamina-
establecido entre cuerpo y espíritu, no humano y
do, sino vaciándonos de nuestra propia subjetivi-
humano, naturaleza y cultura (Bird-David 1993 y
dad.
1999). Lo “humano” (social o cultural) estaría toda-
La evolución del Estructuralismo a partir de Ro- vía ligado a lo que ahora distinguimos de lo “natu-
land Barthes (2003 [1957]), ha conseguido superar ral” en un continuum de relación y sustancia que
las barreras logocéntricas que se impusieron desde afectaría también a los cuerpos.
Lévi-Strauss. Desde entonces la Arqueología se ha
En muchas sociedades orales en las que se ha
esforzado en hacer de este compendio teórico y me-
podido acceder al lenguaje, encontramos que la ma-
todológico, una vía correcta para llegar a las estra-
yoría de ellas no poseen un término específico para
tegias de pensamiento que funcionaron en la Prehis-
cuerpo, sino que más bien utilizan términos difusos
toria. La sustitución del uso del lenguaje por la cul-
y variados adaptados a cada circunstancia: cuerpo
tura material ha abierto todo un mundo de posibili-
en movimiento, cuerpo vivo, cuerpo muerto, etc.
dades: de este modo sí es posible llegar a una inter-
(Turner 1995). Esta falta de una noción homogénea
pretación objetiva de la realidad del pasado a través
de lo que es un cuerpo como unidad singular, se de-
de los instrumentos con los que cuenta la Arqueolo-
duce de la ausencia de términos unificadores: se en-
gía.
tiende como una pluralidad de partes sueltas y arti-
La cultura material comienza a entenderse como culadas entre sí (Snell 2007 [1953]: 26-7). Esto se
un producto directo de sistemas simbólicos de sig- ha traducido en estudios sobre sociedades pretéritas
nificación que funcionan en profundidad. Un dis- en las que se apuesta por una concepción más fluida
curso articulado y estructurado a través de prácticas de la persona: la identidad “dividual” (Bird-David
y comportamientos dirigidos hacia unos intereses 1999; Fowler 2002 y 2004) y, concecuentemente,
concretos. En la búsqueda de esas estructuras, se se rechaza la idea moderna del ser humano como
trata de llegar a lo que subyace por debajo de lo ob- una entidad perfectamente delimitada
servable, pero contando con un contexto concreto (individuo=cuerpo). De lo que se deduce que tanto
de tiempo y lugar. Debemos de encontrar sistemas la idea de cuerpo como la de espíritu, nunca se han
cognitivos tan complejos como el nuestro, regidos entendido de la misma forma ni bajo los mismos
por otros mecanismos de percepción, análisis y or- parámetros.
denamiento de la realidad. De aquí parten mis pre-
Es más, el cuerpo no fue “descubierto” –como
guntas: ¿qué categorías aplicarían al cuerpo? ¿bajo
se sorprende Leenhardt (1997 [1947]: 227)- hasta
qué condiciones lo entenderían? y sobre todo,
que el espíritu no se separó del mismo. Esta idea es
¿cómo podríamos acceder a ese orden de racionali-
importante: este “descubrimiento” se produce tras
dad profundo a través de la huella que deja el cuer-
un largo proceso de cambio histórico y cultural.
po en el registro funerario? Esta Arqueología del
Para que suceda, es necesario tomar conciencia de
Cuerpo pretende acercarse a cómo las personas del
su existencia como algo objetivable desde un punto
pasado expresarían ese ordenamiento del mundo y
de vista subjetivo (Csordas 1997b: 7). Es decir, el
la realidad a través del cuerpo, y el papel que juga-
conocimiento del cuerpo como algo separado del
ría tanto en su relación con el medio como con el
sujeto se asocia, por tanto, a la distinción entre es-
resto de la sociedad.
píritu y materia, entre sujeto y objeto. Lógicamente
El principal obstáculo que ha de superarse, este proceso acompaña al aumento de control mate-
como bien confiesan los sociólogos y antropólogos rial de la naturaleza por parte del ser humano, que
que se dedican a la materia, es el del binomio cuer- va constituyéndose como sujeto con poder sobre un
po:mente. Como otros semejantes a él mundo objetivado. En definitiva, la separación con-
(naturaleza:cultura, materia:espíritu), esta oposición ceptual entre naturaleza y cultura se relaciona de
no deja de ser una construcción cultural más, pro- forma compleja y profunda con la existente entre
ducto de un proceso de racionalidad y distancia- objeto y sujeto, cuerpo y espíritu.
477
APROXIMACIÓN TEÓRICA A UNA ARQUEOLOGÍA DEL CUERPO
Desde una posición teórica como la del Post-es- concreto a tratar, haciendo un barrido tanto hori-
tructuralismo es posible asumir que una cultura zontal como vertical de la dinámica de comporta-
exhibe su lógica en cada una de sus manifestaciones miento (ritual funerario, en este caso) de la pobla-
externas. Por profundas que sean las bases en las ción. Es decir, hacer un seguimiento de los proce-
que se asienten los mecanismos de comprensión de sos de transformación que consigan darnos cual-
la realidad, es posible rastrear su estructura a partir quier información sobre los cambios en las catego-
del reflejo que queda en superficie. Partiendo de rías identitarias de cada contexto particular.
este principio podría decirse, por ejemplo, que es
¿Es posible seguir estos procesos en sociedades
necesario alcanzar unas circunstancias socio-econó-
pretéritas a partir del cuerpo y de todas las prácticas
micas lo suficientemente complejas (lo que supone
adscritas presentes en el registro funerario? Debe-
la adquisición de un poder y distanciamiento con-
mos aspirar a poder reelaborar una nueva Arqueolo-
cretos) como para que algunas personas comiencen
gía de la Muerte que parta de una nueva Arqueolo-
a desarrollar una identidad lo suficientemente indiv-
gía del Cuerpo.
dualizada como para sentirse diferentes al resto de
su comunidad. A medida que las diferencias inter-
grupales se hicieran más explícitas y el dominio del
5. Bibliografía.
entorno más intenso, el cuerpo –utilizado como ins-
AHMED, J.
trumento visible- tomaría un papel cada vez más ac- 2004 "Reaching the body: future directions" en H.
tivo como escenario de acción y materialización de Thomas y J. Ahmed: Cultural Bodies. Ethno-
lenguajes concretos (Viveiros de Castro 2004: 61). graphy and Theory. Oxford: Blackwell. 283-300.
BARTHES, R.
En este sentido, las técnicas corporales como el 2003 [1957] Mitologías. Buenos Aires: Siglo XXI
adorno, el vestido, etc. se convierten en señas de BIRD-DAVID, N.
identidad individual según las relaciones sociales se 1993 "Tribal metaphorization of human-nature related-
ness. A comparative analysis." en K. Milton: En-
hacen más y más complejas (Treherne 1995). Lue- vironmentalism: The View from Anthropology.
go, es viable inquirir procesos de cambio cultural y, London: Routledge. 112-25.
por tanto, cambio identitario, a partir de los restos 1999 ""Animism" revisited: personhood, environment,
and relational epistemology" en Current Anthropo-
que en el registro podamos identificar con prácticas logy, 40(Special Issue: Culture. A Second
de tratamiento corporal. Chance?): 67-91.
CRIADO BOADO, F.
4. Propósitos y Conclusiones. 2000 "Walking about Lévi-Strauss. Contributions to an
El registro funerario nos ofrece una información Archaeology of Thought" en C. Holtorf y H. Karls-
son: Philosophy and Archaeological Practice.
incomparable para asomarnos a los diálogos no ver- Perspectives for the 21st Century. 277-303.
bales que se dieron en el pasado. El escenario que CRIADO BOADO, F.; VILLOCH VÁZQUEZ, V.
rodea la tumba, su impronta interior y exterior, la 2000 "Monumentalizing landscape: from present percep-
tion to the past meaning of Galician megalithism
disposición del cuerpo y su tratamiento, el tipo de (north-west Iberian Peninsula)" en European
ajuar y su posición… todo ello ha de recomponer Journal of Archaeology, 3: 188-216.
un mensaje concreto en espera de ser descifrado. CROSSLEY, N.
2001 The Social Body. Habit, identity and desire. Lon-
A través del cuerpo, es posible seguir dinámicas don: Sage.
CSORDAS, T. J.
de cambio y transformación social e identitaria en 1990 "Embodiment as a paradigm for Anthropology" en
todas las fases de la Prehistoria, pudiéndose elabo- Ethos, 18: 5-47.
rar a partir de él una metodología precisa de análi- 1993 "Somatic modes of attention" en Cultural Anthro-
pology, 8: 135-56.
sis. Las bases estructuralistas y las novedades del 1997a Embodiment and Experience. The Existential
Post-estructuralismo abogan por la reciprocidad en- Ground of Culture and Self. Cambridge: Cam-
tre cualquier manifestación física de la cultura y los bridge University Press.
1997b "Introduction: the body as representation and be-
fundamentos estructurales de los que procede (Ti- ing-in-the-world" en T. J. Csordas: Embodiment
lley 1990). De este modo, a pesar de que carecemos and Experience. The Existential Ground of Cul-
de una fuente fundamental como es el lenguaje, es ture and Self. Cambridge: Cambridge University
Press. 1-24.
posible alcanzar los niveles profundos de significa- CHAPMAN, R.; KINNES, I.; RANDSBORG, K.
ción que guardan determinadas prácticas sociales 1981 The Archaeology of Death. Cambridge: Cambridge
como pueden ser los rituales de muerte. University Press.
DESCOLA, P.
Para ello no sólo es indispensable seguir un es- 2004 "Las cosmologías indígenas de la Amazonía" en A.
Surrallés y P. García Hierro: Tierra adentro. Terri-
tudio concienzudo de los estudios etnográficos de- torio indígena y percepción del entorno. Docu-
dicados a poblaciones ajenas a nuestro modelo de mento nº 39, Copenhague: IWGIA. 25-35.
racionalidad occidental –atendiendo a cualquier DOUGLAS, M.
alusión sobre prácticas corporales, modos de repre- 1988 [1973] Símbolos Naturales. Exploraciones en Cosmolo-
gía. Madrid: Alianza.
sentación de los cuerpos, etc.-, sino también reali- ELIAS, N.
zar un análisis lo más completo posible del registro 2002 [1983] Compromiso y Distanciamiento. Ensayos de So-
478
LUCÍA MORAGÓN MARTÍNEZ
RESUMEN
En trabajo plantea un repaso por diferentes definiciones de cultura material enmarcadas en su perío-
do, para poder observar la evolución de este concepto y poder, finalmente, realizar el intento de consensuar
una definición general. Esta definición general, que en ningún caso pretende ser definitiva pero si aclaratoria,
pude ser base del aparato teórico-metodológico de todo estudio basado en cultura material.
ABSTRACT
In this work raises a review by different definitions of material culture framed in his term, in order to
observe the evolution of this concept and be able to finally make an attempt to agree on a general definition.
This general definition that under no circumstances intended to be definitive clarification but if I could be the
basis of theoretical and methodological apparatus of any study based on material culture
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
480
DAVID RODRÍGUEZ GONZÁLEZ
1.1. Algunas cuestiones historiográficas, defi- ductor del útil? El enfocar un estudio relativo a la
niciones y conceptos de partida. cultura material de un pueblo desde una perspectiva
En la superación de la fase tipológica en los es- u otra, puede deparar resultados divergentes y a ve-
tudios acerca de la cultura material, es clave el con- ces poco satisfactorios. Sin desestimar que se debe
cepto filosófico del dualismo, en su vertiente cen- tener en cuenta siempre que un objeto ha sido fabri-
trada en la caracterización diferenciada de aspectos cado por la acción social del ser humano, pretende-
materiales o inmateriales de la cultura (Popper, mos exponer que el objeto sobre el cual se focalice
1996: 24). Es un pilar básico de los estudios arque- la atención siempre debe ser la cadena de útiles
ológicos, para ordenar, tipificar e interpretar los da- pues de otra manera no alcanzaremos unas conclu-
tos obtenidos. Estas concepciones teórico-metodo- siones deseadas porque se debe reconocer que los
lógicas son puestas en práctica y aceptadas sobre estudios a partir de la cultura material pueden llegar
todo desde que, en nuestra disciplina, en virtud del a darnos bastante información pero que evidente-
citado dualismo, se atiende a los binomios forma- mente tienen sus limitaciones.
función; función-significado (Lucena, 2002: 3). 2. Cultura y Cultura material: evolución de
Se produce este cambio desde mediados del si- sus definiciones y concepto.
glo XX, sobre todo a raíz de lo trabajos de Shepard, Las nuevas vertientes metodológicas en el estu-
porque se unifican tendencias y se incide en una dio de la historia a partir de mediados del siglo XX,
nueva metodología que permite superar y dejar fueron beneficiando el estudio de la cultura material
atrás la fase tipológica en los estudios, sobre todo desde otros puntos de vista, diferentes de las meras
de cerámica (Orton, Tyers y Vince, 1993: 26). seriaciones y tipologías. En la actualidad y como
venimos viendo desde hace décadas ya existen un
El problema es que se dio un desajuste en los
buen número de trabajos que se refieren a las mani-
ritmos de aceptación, o mejor dicho, de puesta en
festaciones de la cultura material, ya no sólo como
práctica, de manera efectiva, de estos presupuestos
meras fuentes para el historiador sino como objeto
en los estudios arqueológicos.
de estudio con entidad propia que nos pueden apor-
A pesar de las definiciones aportadas de cultura tar valiosos datos en el estudio de los entramados
y cultura material, por un buen número de antropó- sociales y los engranajes económicos; no teniendo
logos y algunos arqueólogos, para el mundo más nada que ver, o por lo menos exclusivamente, con
puramente arqueológico, se asistió a este desajuste, posturas historiográficas marxistas o post marxistas.
al seguir primándose por determinadas corrientes la
Ciencia con gran protagonismo en este camino
seriación tipológica, apenas atendiendo a la contex-
es la arqueología así como a varias corrientes del
tualización del elemento material.
pensamiento historiográfico como la historia de la
Este proceso de lenta puesta en práctica se dio a técnicas y la historia económica, la historia de la
pesar de que ya se había argumentado, sobre todo vida cotidiana, de las mentalidades etc. Todas ellas
por parte de los antropólogos, que era necesario es- utilizan los objetos como fuentes con lo que tam-
tudiar conjuntamente ambos aspectos: las expresio- bién algo se puede inferir acerca de una determina-
nes materiales e inmateriales del cultura y por ex- da situación social en el tiempo. Así la cultura ma-
tensión de la cultura material, es decir el estudio no terial en último término nos serviría para aportar
solo de forma- función, sino también indagar en datos de una determinada sociedad. Pero para ello
función-significado (Levi- Strauss, 1971: 31). se debe aplicar una metodología concreta y dirigida
a tal objetivo y no sólo al conocimiento del más ín-
En las décadas siguientes, poco a poco los tra-
fimo detalle de la pieza en sí. (Sarmiento, 2004:
bajos que tienen como principales fuentes los as-
276).
pectos materiales de la cultura, ya van atendiendo o
al menos lo intentan, a relacionar al útil con su pro- 2.1. La noción de cultura y de cultura material.
ductor, y más aún con el entramado social que lo Desde el pujante ámbito germano de mediados
rodea (Peroni, 1967: 155-172). No obstante nunca del siglo XVIII, el término “cultura” va siendo utili-
está de más recordar que no se debe olvidar que “la zado y desarrollado y comienza a aplicarse en la
cultura material, es el estudio, a través de los arte- historia y en el resto de las ciencias humanas, defi-
factos, de las creencias- valores, ideas, actitudes e niéndose como el principal producto humano pues
hipótesis- de una sociedad particular en un mo- sin hombre no existe la cultura y sin cultura no
mento dado” (Prown, 1982: 1). existiría el hombre conocido actualmente.
Por otro parte, además de lo expuesto, otro as- En nuestro caso, este concepto se sitúa en los ci-
pecto que ha suscitado abundante literatura científi- mientos de nuestra argumentación, por las lógicas
ca ha sido por un lado, la identificación del objeto cuestiones generales y porque es el concepto angu-
de estudio en los trabajos centrados en la cultura lar de las ciencias antropológicas, atañendo a la re-
material: ¿el objeto de estudio es el útil o es el pro-
481
CULTURA Y CULTURA MATERIAL: EVOLUCIÓN DE LOS CONCEPTOS Y DEFINICIONES PARA LA RELACIÓN...
lación de lo biológico con lo material, es decir, a como un pequeño número de elementos técnicos a
otro binomio que se sitúa en la primera línea de ex- ser representativo de una cultura. Es decir y en pa-
plicación para entender posteriormente los bino- labras del italiano Renato Peroni “las investigacio-
mios forma-función, función- significado. nes de la cultura material no se acaban en la histo-
ria de la técnicas…Detrás del universo de los obje-
Nos remitimos, para aclarar estas posturas la de-
tos de la cultura material se halla el universo de
finición UNESCO de cultura, siendo una definición
los hombres y de sus relaciones sociales. No tanto
“operativa”: “En su sentido más amplio, la cultura
de los hombres como sujetos originales, sino como
puede considerarse como el conjunto de rasgos
miembros de familias, órdenes y clases sociales, es
distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y
decir como masa” (1967: 155- 172).
afectivos, que caracterizan a una sociedad o grupo
social. Además de las letras y la artes, comprende Según Norman John Greville Pounds en su obra
modos de vivir, los derechos fundamentales del ser Hearth and Home. A History of Material Culture
humano, los sistemas de valores, las tradiciones y (La vida cotidiana. Historia de la cultura material)
las creencias” (Carrier, 1994: 156). las necesidades humanas suelen irse haciendo cada
vez más diversas y complejas por la propia natura-
Esta definición de cultura, como correctamente
leza del progreso: lo que en una época se considera
explica Sarmiento (2004: 277) pone a la persona
un lujo en la siguiente puede ser una necesidad, pri-
en el centro de toda argumentación, en el centro del
mero se satisfacen las necesidades primordiales del
interés universal y por lo tanto no se deben sobredi-
hombre pero luego se va más allá de las mismas
mensionar las estructuras materiales, no prestando
(Pounds, 1999: 22-23).
interés a los fenómenos mentales, ni tampoco hacer
de las representaciones mentales el motor funda- 3. Conclusión.
mental de la historia (Fichtenau, 1991: XVII). Todo A pesar de lo expuesto, no parece muy claro que
ello no quita que el estudio de un fenómeno tan el concepto de cultura material haya sido claramen-
complejo no deba ser analizado desde multitud de te establecido según piensan autores como Bucaille
puntos de vista, entre ellos, por supuesto, desde el y Pesez (1984: 271- 305): Desde el ámbito de los
punto de vista de la cultura material. Lo material estudios históricos y sobre todo desde la disciplina
siempre como realidad física está influida por la arqueológica se ha intentado ahondar en esta con-
técnica, por ello el estudio de la historia de la técni- ceptualización, a veces de manera muy acertada
ca es un aspecto. pero en muchas otras ocasiones los intentos de his-
En la tradición europea, tanto en la antropología toriadores y los arqueólogos se reducen a circuns-
social británica como en la etnología francesa, el cribir el campo de investigación (el momento tem-
concepto de cultura no separa lo espiritual de lo poral a estudiar) y a precisar el proyecto concreto
material, y la cultura se concibe interrelacionada propuesto para el estudio de la cultura material, del
con el contenido de las relaciones sociales. Maurice conjunto de elementos estudiados en cada momento
Godelier no admite lo material separado de lo ideal pero sin intentar aportar una definición general del
(1984) y para Jack Godoy aislar el contenido de la objeto de estudio en sí, ni el sistema que lo engloba
cultura del sistema social o bien de las interacciones es decir, estudiar el sistema tecnológico (Pesez,
materiales con el entorno, empobrece el análisis y 1988: 116).
lo distorsiona (1992: 9- 32). El fundamento de cualquier estudio en el tiempo
Cada útil es una idea o un conjunto de ellas. Su- y en el espacio debe tener en cuenta ciertas cuestio-
mándoles la tecnología aplicada y las materias pri- nes que siendo sencillas en apariencia merecen cier-
mas, son los elementos que componen un sistema ta reflexión. Para elaborar una tipología que nos
tecnológico, que en definitiva es lo que debemos ayude no sólo a conocer la evolución de unaparte
estudiar, por ser lo que nos aportará información de de la cultura material de un pueblo determinado en
la cultura en cuestión. Este sistema conforma la es- un momento histórico delimitado sino inferir carac-
tructura social del grupo y fija su dimensionalidad terísticas de su organización social y económica, in-
y desarrollo cultural” (Hunter y Whitten, 1981: cluso conocer algunos datos de sus forma de pensa-
201). Siguiendo estos postulados vemos como lo miento simbólico, se debe atender a la variabilidad
más operativo no es discutir si el objeto de estudio de los tipos y a las semejanzas, medidas en su por-
es el útil o el productor sería más bien el sistema centaje respecto a un total estimado por las leyes
tecnológico, englobando así a ambos protagonistas estadísticas. Pero para ello se deben tomar en consi-
indisolublemente. deración aspectos relativos al tiempo y al espacio.
Al espacio en tanto en cuanto mediatiza el objeto,
Así ha sido posible desde el punto de vista de que no lo determina, y al tiempo en tanto en cuanto
los estudios arqueológicos que el término “cultura nunca se le debe considerar como un factor de cam-
material” haya pasado de tenerse sólo en cuenta bio. El tiempo no cambia los objetos, se debe aten-
482
DAVID RODRÍGUEZ GONZÁLEZ
der a otras variables como los cambios de funciona- las relaciones de producción que, a su vez, gene-
lidad, producidos en última instancia por las necesi- ran tanto las económicas y las sociales. La cultura
dades de utilización del objeto en sí. Estos cambios espiritual, por su parte, está representada por toda
son los que nos aportan las pistas necesarias para una gama de resultados obtenidos en el campo de
poder inferir datos relativos a los procesos de cam- la ciencia, la técnica, el arte y la literatura, a lo
bio social. Esta es la importancia de la elaboración que se suman los conceptos filosóficos, morales,
de una tipología a partir de un número de objetos en políticos, religiosos, etcétera. Siempre teniendo en
un período determinado. El estudio de la cultura cuenta que en esta separación no puede ser total
material de una sociedad es la excusa perfecta para en tanto en cuanto la elaboración de objetos o ins-
conocer factores tecnológicos, económicos y final- trumentos de trabajo o de cualquier tipo es imposi-
mente sociales de esas poblaciones, atendiendo ble sin la participación del pensamiento”. (Sar-
siempre a la variabilidad de la funcionalidad en un miento, 2004: 279).
período de tiempo relativamente amplio. Son las
necesidades sociales las que determinan los cam-
bios tecnológicos y de funcionalidad, y por lo tanto 4. Bibliografía.
tipológicos y una vez documentados estos cambios BUCAILLE, R. Y PESEZ J.M.
mediante la línea tipológica es posible rastrear esta 1978 “Cultura materiale”, en Enciclopedia Einaudi,
tomo IV. torino: Ed. Einaudi.
línea a la inversa y así poder conocer que motiva- CARRIER, H.
ciones indujeron a tales variantes. Esas motivacio- 1994: Diccionario de la cultura. Navarra: Verbo Divino.
nes son de carácter socioeconómico, por lo tanto la FICHTENAU, H.
1991 Living in the tenth century. Mentalities and social
cultura material es una de las expresiones físicas order, University of Chicago Press, Chicago.
más fiables a la hora de poder encontrar los extre- GODELIER, M.
mos de la línea de investigación que nos llevará a 1984 Lo ideal y lo material: pensamiento, economía,
sociedades, Ed. Taurus, D. L., Madrid.
nuestro fin último: los procesos de cambio que se GODOY, J.
constituyen en evidencias que favorecen el que po- 1992: “Culture and its boundaries:a European view”, en
damos hacer “revivir” a una sociedad y así conocer- Social Anthropology, 1 (1-A): 9-32.
HUNTER D. Y WHITTEN PH.
la mejor, se manifestara tal sociedad sonde se mani- 1981 Enciclopedia de Antropología.. Barcelona-Bellate-
festara en el espacio y se diera en el momento que rra: Internacional.
se diera. En palabras de E.B. Tylor la cultura mate- LEVÍ-STRAUSS, C.
1931 Anthropologie Structurale II. Paris: Plon.
rial sería la “Expresión tangible de los cambios LUCENA, A. M.
producidos por los seres al adaptarse al medio 2002 “De lo general y lo particular en arqueología”, en
biosocial y en el ejercicio de su control sobre el Arqueoweb: Revista sobre Arqueología en Inter-
net ,4(3).
mismo. Si la existencia humana se limitase mera- ORTON, C., TYERS, P. Y VINCE, A.
mente a la supervivencia y satisfacción de las ne- 1993 La cerámica en Arqueología. Barcelona: Crítica
cesidades biológicas básicas, la cultura material PERONI, R.
1967 “Tipologia e analist stilistica nei materiali della
podría consistir simplemente en los equipos y he- prehistoria: breve messa a punto”, en Dialoghi di
rramientas indispensables para la subsistencia, y Arqueología, 155-172.
en las armas ofensivas y defensivas para la guerra PESEZ, J.M.
1988 “Historia de la cultura material”, en J. LE GOFF;
o la defensa personal. Pero, las necesidades del R. CHARTIER; J. REVEL (eds.): Diccionario de
hombre son múltiples y complejas, y la cultura ma- la nueva historia. Bilbao: Ediciones Mensajero,
terial de una sociedad humana, por más simple 115-148.
POPPER, K.
que sea, refleja otros intereses y aspiraciones. 1994 En busca de un mundo mejor. Barcelona: Paidós.
Cualquier ejemplo representativo de las manifesta- POUNDS, N.J.G.
ciones de la cultura deberá incluir obras de arte, 1999 La vida cotidiana. Historia de la cultura material,
Barcelona: Critica
ornamentos, instrumentos de música, objetos de ri- PROWN J.D.
tual y monedas u objetos de trueque, además de la 1982 "Mind in Matter: An Introduction to Material Cul-
vivienda, vestido y medios de obtención y produc- ture Theory and Method" Winterthur Portfolio,
17(1): 1-19.
ción de alimento y transporte de personas y cosas” SARMIENTO, I.
(1977: t. I, 1). 2004 “La historia de la cultura material y su incidencia
en la historiografía cubana contemporánera” en
Yo por mi parte me quedo con las ideas de algu- Anales del Museo de América, 12: 275- 308.
nos estudios muy interesantes y apostando por un SCHLERERTH, T.J.
1984 “Material Culture Studies in America”, Techno-
definición general, que de manera sintética expone logy and Culture, 25(2): 353-356.
que “la cultura material son los rasgos culturales TYLOR, E.B.
externos que conforman la vida económica y tec- 1977 Cultura primitiva.. Madrid: AYUSO.
nológica y está constituida, además de los valores
materiales, por las fuerzas productivas y los víncu-
los que se establecen entre los seres humanos en
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 483-508
SESIÓN 9:
Diálogos obviados: Cultura material en
época medieval
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 485-492
RESUMEN
En este trabajo proponemos una explicación para la reocupación de los sitios de altura en el área del
Jalón en sucesivos periodos: siglo V; y el IX y X, existiendo excepciones que subsisten durante el periodo de
ocupación romana. Su reactivación es el resultado de la inestabilidad política y su reocupación en el siglo V
fue menos intensa que el periodo prerromano. Es necesario enfatizar la heterogeneidad de los mismos con
diferentes patrones: puntos defensivos, áreas defensivas mas amplias, funciones residenciales y de supervi-
vencia, lugares sagrados. La ocupación de los sitios de altura debe conectarse con las transformaciones socia-
les de los grupos aristocráticos después del colapso de Roma y la ocupación islámica en esta área.
ABSTRACT
In this work we make a proposal explanation for the reoccupation of hilltop sites in the Jalón area
(Soria) during successive periods: fifth century and IX-X century, with several exceptional sites that subsist-
ed during the roman period. Their reactivation would result from the increase in political inestabilility al-
though their reoccupation in V was less intense than in the pre-Roman period. Its necessary to emphasize
their heterogeneity with different patterns: defensive point, defensive area, residential and survival functions,
sacred places. The occupation of hilltops sites must be connected with the transformation of social basis of
aristocratic groups afther the collapse of Roman system and the Islamic occupation in this area.
1. Introducción y encuadre metodológico. los primitivos sistemas castrales los elementos arti-
El presente trabajo aporta algunas notas sobre el culadores del poblamiento tardoantiguo y altome-
poblamiento altomedieval en el ámbito del Alto Ja- dieval en el espacio soriano. (MARTIN VISO,
lón. A pesar de focalizarse en un área concreta, se 1995:14-16; 2000:37-96; 2008:230-239; LÓPEZ
analizan paralelos con otras áreas geográficas de la QUIROGA, 2001:83-91; 2004:100 y ss). Los siste-
provincia. mas castrales se mantendrán como ejes de pobla-
miento estructurando el territorio adecuándose el
Hemos acotado el área de estudio al sureste so- modelo a las transformaciones de la implantación
riano , utilizando datos que provienen de prospec- del mundo romano y de los propios cambios de las
ciones realizadas en los años 2006 y 2007, así como comunidades indígenas. A pesar de la extendida
información procedente del Inventario Arqueoló- idea de la reocupación de los castros en época tar-
gico de Soria, depositado en el Servicio Territorial doantigua y altomedieval con diversas funciones,
de Cultura y Patrimonio de JCYL (Soria). que oscilan desde la militar a la sacra jerárquica, lo
Aunque aparentemente lo local carezca de tras- cierto es que no existe un modelo explicativo único,
cendencia, la escala local es una vía de análisis que de modo que los ritmos de cambio en el pobla-
últimamente se usa para entender los procesos de miento rural no son homogéneos (MARTÍN VISO,
cambio en la Europa altomedieval. (WHICKAM, 2000-2001:82). Debemos superar la necesidad de la
2005: 185; MARTÍN VISO, 2008: 227). búsqueda de modelos teóricos aplicables como una
ley general a todo un colectivo, y rescatar la utili-
Es un área de ocupación antigua que muestra dad de la arqueología espacial en relación con el
una tipología variada con diferentes situaciones de poblamiento rural como una variable dentro de las
partida ( bronce medio y final y hierro I y II) siendo estructuras sociales.
el proceso de transformación dinámica también di-
ferente. Muchos de estos emplazamientos fueron Debemos ser consciente de las limitaciones que
reutilizados en diferentes momentos de la tardoro- la arqueología espacial supone a la hora de abordar
manidad y en el los siglos altomedievales, siendo un análisis de territorio y debe ser la expresión de la
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
486
MARISA BUENO SÁNCHEZ
toda la información arqueológica a nuestro alcance de las vías de comunicación, siendo en el Sur el Ja-
conectada con las posibilidades de explotación del lón la arteria de comunicación mas importante, fue
entorno. el camino seguido por los pueblos indoeuropeos
que en el I milenio a.C. penetran al sur del valle del
Resulta interesante subrayar la pérdida de in-
Ebro; los romanos trazan la calzada desde Emérita
fluencia de las teorías que mantenían la idea de la
Augusta a Caesaraugusta siguiendo los valles del
ruptura brusca entre el poblamiento de época roma-
Henares y del Jalón. Este último nace entre Torral-
na y el altomedievo, a favor de la idea de una conti-
ba del Moral, Esteras de Medinaceli y Benamira en
nuidad dinámica que se afirma en diferentes puntos
el extremo mas meridional de la provincia de Soria.
de Europa y en los que la Península Ibérica no re-
Constituye la divisoria hidrográfica entre tres cuen-
sulta una excepción Encontramos como elemento
cas, el Tajo al sur a través del río Henares; la del
de continuidad los castros que conectan la realidad
Duero al Norte, y al del Ebro al Este. El Jalón se
prerromana con la altomedieval con divergencias
encuentra en un nivel mas bajo que la meseta del
en cuanto al grado y cronología de ocupación. Junto
Duero y con una mayor inclinación lo que aumenta
a la continuidad del castro como elemento director
su potencia erosiva, se nutre de los arroyos Santa
del hábitat encontramos la idea de concentración de
Cristina, Valladar y Ambrona y amenaza con cap-
los asentamientos dispersos en la génesis de las al-
turar en un futuro geológico “cercano” la cabecera
deas donde en ocasiones el castro es el elemento je-
de algunos afluentes del Duero.
rarquizador (FOSSIER, 1984:190 y ss.; GENICOT,
1993:47-51). Climatológicamente la conexión de la Orla Ibé-
rica Interior, Pela-Barahona y Medinaceli constitu-
En el análisis interpretativo del poblamiento po-
ye una de las zonas relativamente más frías de la
demos señalar los siguientes pasos: emplazamiento
provincia, junto con las Sierras Ibéricas Septentrio-
y marco ambiental; organización del espacio habita-
nales. A pesar de ser un área fría se pueden señalar
do, pautas de reocupación y explotación del territo-
oscilaciones térmicas entre diferentes núcleos de
rio.
población:
2. Medio físico y marco ambiental.
La vegetación del sector se ha visto alterada,
Para centrar el estudio hemos elegido un área encontrando en las altas parameras el predominio
morfoestuctural con sentido geográfico propio : La de los enebros -Juniperus comunis-, las sabinas
región meridional de la provincia de Soria. Se for- -Juniperus Thurifera-, y las encinas en el entorno al
ma por páramos y sierras entre las que destacan las sur del Jalón en el área de Chaorna. La vegetación
prolongaciones de la Cordillera Central al Sur con arbórea alcanza cierta significación e dos áreas, las
sus derivaciones (sierra de la Pela con el pico de estribaciones de la Sierra de la Pela donde la exten-
Grado 1.513 mts. al SO en contacto con la Sierra de sión del bosque no es muy grande pero se conser-
Ayllón, Las Cabras , Ministra al SE con la cota van especies que sólo se mantienen en esta parte al
mas alta de 1.310 mts. y de La Mata). Los elevados Sur del Duero, Quercus Pyrenaica, y Pinus Silves-
páramos dan continuidad al paisaje con algunas tris, junto con encinas Quercus ilex, quejigos. El
crestas y picachos y macizos calizos atravesados otro área significativa es la zona de Sagides-Iruecha
de norte a sur por el curso de los ríos y el entronque con bosques de encina en las áreas mas bajas y sa-
con el valle del Ebro. El entronque entre el ramal bina en las partes mas altas de mayor rigor climáti-
sur del sistema Ibérico y el Sistema Central se re- co. En el resto del séctor la vegetación arbórea que-
suelve en unas estructuras en las que se mezcla las da reducida a manchas de encinas, quejigos y sabi-
direcciones dominantes de cada uno de ellos, SW- nas, así como a algunas repoblaciones de pinos y
NW en el caso Central, y NE-SE en el Ibérico, con chopos en las zonas de ribera.
una topografía aplanada con áreas de pliegues sua-
ves limadas por la erosión.. (PALA BASTARÁS, Las condiciones climáticas son el elemento cla-
1988:40). ve para determinar el desarrollo agrícola. Conven-
dría analizar la situación en relación con el clima
Desde el punto de vista geológico el área se ca- europeo, y el clima ibérico en época medieval, to-
racteriza por la cobertura mesozoica deformada mando las cautelas necesarias.
por la orogénesis de la cordillera ibérica, con relie-
ves fósiles exhumados o en vías de exhumación del Se han formulado algunas hipótesis que apuntan
Triásico y del Jurásico. En estos materiales ha exca- que entre los siglos VIII y XII Europa experimentó
vado su curso el río Jalón que desmantela la cober- un alza global de las temperaturas , llegando a subir
tura miocénica y encaja su curso en los materiales un grado entre el siglo XI y el XII. Duby señaló la
mesozoicos. (SANCHO DE FRANCISCO, 1990:19 importancia de esta circunstancia en el despegue de
y ss). la economía europea, matizando la diferencia entre
el norte de Europa donde el clima se hace mas cáli-
Los ríos en nuestro caso marcan las dinámicas do y las precipitaciones disminuyen lo que permite
487
ESTRATEGIAS DE SUPERVIVENCIA EN ÉPOCA TARDOANTIGUA Y ALTOMEDIEVAL. REOCUPACIÓN DE...
el cultivo de la vid en Inglaterra, mientras que en la des en Iberia lo ha hecho por haber dado el nom-
Europa mediterránea “el aumento de la aridez, hizo bre de ciudades a aldeas grandes, pues la natura-
sin duda mas frágil la cobertura forestal y el suelo leza del país no es apta para dar vida a un gran
por consiguiente mas vulnerable a los efectos de la número de ciudades, sino que es sumamente míse-
erosión” (DUBY, 1973:17-19). ra y con una situación excéntrica y aspecto incul-
to”… “Los pobladores de las aldeas son salvajes y
3. Organización del territorio rural.
así son también la mayoría de los íberos; las ciu-
El interfluvio del Jalón con sus arroyos margi- dades mismas no pueden ejercer su influjo civiliza-
nales es un paso natural obligado que pone en rela- dor cuando la mayor parte de la población habita
ción amplias áreas importantes durante la protohis- los bosques y amenaza la tranquilidad de sus veci-
toria, comunicando el Ebro medio con el interior nos”. (GARCÍA BELLIDO, 1968:152).
de la meseta, diversificándose hacia el Alto Duero y
el río Henares con el Sur. El área juega un papel Realmente el dominio político romano no supu-
importante en época protohistórica al alinearse con so la desarticulación total del modelo castral, así se
la vía de comunicación que relaciona los focos me- manifiesta en el área de influencia termestina don-
talúrgicos de Teruel y las salinas del Alto Jalón con de encontramos en el entorno próximo castros con
el Bajo Aragón y la Meseta. (JIMENO; ARLEGUI, pervivencia de población dentro del órbita romana,
1995:104). como Castro, Barranco del Hocino, Trascastillo.
CENA, 1941:142-143; JIMENO, 1980:163-164 ). cados: hábitat de altura, hábitat fortificado, espacio
articulado con referente visual elemento jerarquiza-
Trascastillo es un asentamiento ubicado en el
dor de espacio, simple altura. (GARCÍA DE COR-
borde de páramo que domina la margen izda del
TAZAR, 2007:135).
río Talegones. Se ubica en la cima de un puntal
alargado que funciona a modo de espigón fluvial al El vocablo implica una heterogeneidad de fun-
adecuarse a un meandro del cauce. A pesar de que ciones que se explica en cada caso con la ocupación
Taracena habla de restos de construcciones lo cierto concreta. A la hora de definir las funciones de los
es que no existe constancia de ello en las prospec- emplazamientos nos encontramos con ciertos lími-
ciones documentadas del año 96 ni en las realiza- tes metodológicos, ya que la información que mane-
das para este trabajo (TARACENA, 1941:163; jamos proviene de prospecciones y en pocas ocasio-
PASCUAL, 1993). nes tenemos datos de esta área de emplazamientos
excavados.
Encontramos la existencia de otros castros ro-
manizados en el Cañón de Río Lobos como Castillo Diferentes hipótesis sobre la funcionalidad de
Billido.(LUCAS HERNÁNDEZ, 1977:38-43). estos enclaves desde su percepción como villas for-
tificadas (ARCE, 2005:234 y ss), a la mas extendi-
Otra de las ideas de las que tradicionalmente se
da idea de refugio asociada a la de “militarización”
parte implica que los castros se reocupan ante si-
del espacio, reacción defensiva que tiende a la au-
tuaciones de inseguridad y de crisis urbana, siendo
toprotección autárquica de una comunidad, denomi-
los siglos clave el III el V y el VIII (PASTOR
nada por Bazzana en el contexto andalusí como
DÍEZ DE GARAYO, 1996). En el área castellana
“síndrome Maginot” y que puede aplicarse también
hemos tomado el siglo V como momento mas sig-
a este contexto(BAZZANA, 1992:107).
nificativo en el inicio del cambio de patrones de
asentamiento. Realmente uno de los fenómenos que Frente a la explicación militar otras interpreta-
caracteriza el paisaje rural de buena parte de los te- ciones vinculan la ocupación de estos lugares
rritorios de la meseta desde le siglo IV en adelante como consecuencia de transformaciones internas de
es la ocupación de los sitios de altura, es un proceso la propia sociedad hundiendo sus raíces en la época
complejo sin que exista una explicación homogé- tardoromana donde prima la importancia de las pro-
nea para todo el sector (LÓPEZ QUIROGA, ducciones ganaderas y una tendencia a la atomiza-
2004:215-216). ción del poder político que favorece el auge de las
élites locales, que desde los diferentes centros ejer-
A la hora de establecer un patrón de reutiliza-
cen su dominio.(GUTIERREZ GÓNZALEZ, 2001:
ciones encontramos dos tipos de núcleos que son
19-29; CHAVARRÍA ARNAU, 2005: 263-285).
reutilizados, los mas antiguos del bronce antiguo y
bronce final, normalmente ubicados en áreas mas En algunos yacimientos encontramos la presen-
recónditas en lugares mas alejados de las vías de cia de muralla o de torre lo que puede inducirnos a
comunicación, como los Tolmos, con reocupación pensar en funciones militares, aunque en muchos
tardoromana; y Torre Melero con reocupación casos se ha comprobado que podría ser una muralla
como recinto militar Atalaya de conexión con las simbólica que responde simplemente al dominio del
torres del Bordecorex.y los de la época del Hierro territorio circundante.
algo mas cercanos a vías de comunicación, aunque
Las murallas que encontramos no poseen dispo-
encontramos algunos casos en los que la ocupación
sitivos poliorcéticos, son simples reaprovechamien-
del sector es continua.
tos de estructuras previas a las que añaden materia-
El castro señala el lugar de ocupación, la exis- les locales que se adaptan a la topografía del terre-
tencia de recursos. Normalmente ubicados en espo- no. Normalmente dominan espacios de valle o po-
lones fluviales cercanos a tierras cultivables, la reo- sibles vías de uso ganadero poco importantes para
cupación del mismo no siempre implica una estrati- la autoridad central pero que poseen valor económi-
grafía vertical, sino que suelen producir desplaza- co. Suelen ser asentamientos de pequeño tamaño,
mientos de población alrededor de los mismos. Un pero dotados de población suficiente para realizar
ejemplo claro lo encontramos en Castilviejo de labores simples de amurallamiento.
Yuba con ocupación desde el bronce y en época
El tamaño y disposición del asentamiento podría
tardoroamana indicando que la población se trasla-
darnos algunas pistas sobre su funcionalidad:
dó a la parte baja siguiendo el anfiteatro natural.
(ORTEGO Y FRÍAS, 1961:165; GARCÍA MERI- a) Asentamientos rurales. Explotación de recursos.
NO, 1975:305).
La Revilla, es un yacimiento de unas 4 hectáreas
3.1. Funciones de los sitios de altura. delimitadas (Fuencaliente de Medinaceli) ubicado
El vocablo castrum es polisémico y los alto me- en un pequeño cerro aislado que destaca del entor-
dievalistas lo han manejado con diferentes signifi- no desde donde se obtiene un amplio dominio vi-
489
ESTRATEGIAS DE SUPERVIVENCIA EN ÉPOCA TARDOANTIGUA Y ALTOMEDIEVAL. REOCUPACIÓN DE...
sual sobre el valle. En torno al mismo la superficie vuelta del 741(PETERSON, 2006).
es ligeramente pendiente estando el área surocci-
dental aterrazada, pudiéndose haber dedicado a la-
bores de cultivo. Se encuentra en un espacio fértil
delimitado por la confluencia del arroyo del Salo-
brar en la margen izquierda del arroyo de La Men-
tirosa. En superficie existen restos materiales distri-
buidos de modo hetereogéneo , cerámica a mano y
a torno y restos de silex. (Inventario Arqueológico,
STCS, 42-113-0007-21).
b) Poblados fortificados en origen que evolucionan
hacia refugios y recintos militares.
La mayoría de los emplazamientos analizados Fig.: 3. Cerrillo del Mayorazgo. Derrumbe correspondiente
al recinto interior, torre de control.
responden a este patrón de asentamiento. Muchos
de los casos la reocupación se produce durante el En el sitio de Munegra (Beltejar), aparecen ele-
emirato, y reafirman su importancia estratégica a mentos defensivos que han sido posteriormente reu-
partir de que Medinaceli se convierta en cabeza de tilizados, con un poblado medieval en la ladera
la Marca Media y se basculen las campañas del ca- oeste, produciéndose el desplazamiento de la pobla-
lifato hacia el control del Duero. En la mayoría de ción hacia el área de vega para la explotación de re-
estos emplazamientos aparecen materiales islámicos cursos.
de época califal en su mayoría, con algunas piezas
a) Centros eclesiásticos.
de difícil adscripción emiral, como el caso de la Vi-
llavieja (GÓMEZ MARTÍNEZ, 1995). La ordenación del espacio rural tiene como
protagonistas los sitios de altura, y los centros sa-
cros que mas tarde se transformaron en centros re-
ligiosos, aunque los datos arqueológicos de estos
emplazamientos son bastante escasos y suelen ser
de difícil identificación. (CHAVARRÍA ARNAU,
2004:113-115). En algunas ocasiones el centrote
culto ocupa un lugar persistente desde época prehis-
tórica, y en otras simplemente se usa el valor jerar-
quizador del castro para ubicar el centro de culto.
Como ejemplo del primer caso tomemos Con- destaca el bosque y el matorral, ahora alterado por
quezuela (TARACENA, 1941:57) (Fig.4) o la pro- las roturaciones agrícolas, siendo preferentes los lu-
pia Iglesia de san Pedro de Caracena, donde el gares a acuíferos.
asentamiento del Bronce quedó documentado por la
Hemos visto como no siempre se reocupa el es-
excavación de urgencia practicada por Borobio y
pacio castral. La reocupación del mismo implica la
Morales, previo al templo actual posiblemente rela-
existencia en el mismo recinto de una torre refugio,
cionado con Los Tolmos. (JIMENO; FERNAN-
o de un recinto militar que reaprovecha su naturale-
DEZ, 1991:6). Para ejemplificar el segundo caso
za estratégica sobre todo en época islámica. Mas en
nos encontramos con San Miguel de Lérida (Retor-
otras ocasiones se mantiene como elemento director
tillo de Soria) ubicado en la margen izquierda del
bajando las poblaciones del cerro a las laderas y
arroyo de la Vega, ubicándose en la cima la ermita.
zonas mas próximas a los arroyos.
A pesar de la existencia de ejemplos concretos
5. Breves conclusiones.
con los datos que disponemos es muy difícil conje-
turar un paisaje articulado en torno a Iglesias y mo- En la tardoantiguedad ncontramos en el Sureste
nasterios, siendo mas factible pensar que los castra de Soria un espacio rural articulado en torno a es-
jugaron un papel prioritario. cenarios locales relativamente autónomos en rela-
ción con la autoridad central, localizada en núcleos
La reocupación de los espacios en altura nos re- urbanos que persisten con funciones transformadas
miten a posibles fenómenos de poblaciones autóc- y con escasa influencia en el ámbito rural (DÍAZ,
tonas que mantienen sus estrategias de superviven- 2000:3-35). La civitas mantiene su influencia en el
cia en momentos de transición, como en época tar- espacio periurbano mas no en los espacios rurales,
doantigua y en época altomedieval. En general el quedando fuera del espacio de control episcopal
análisis de las formas de hábitat en estos dos mo- siendo unidades independientes de la urbe donde
mentos nos ofrece un panorama de análisis con lu- los poderes locales afirman su autoridad. La conse-
ces y sombras, siendo los ejemplos analizados una cuencia política de todo ello es la fragmentación y
pista de la posible adaptación de las sociedades a desaparición del poder central efectivo de esa área
diferentes situaciones de cambio político con res- desde el siglo IV, fuera de las áreas de influencia de
puestas autárquicas y de autoabastecimiento. Uxama, que se mantiene como sede episcopal, Se-
4. Pautas de explotación del territorio. gontia, y Clunia (CEPAS, 2006:187 y ss.).
La búsqueda y explotación de los recursos natu- Se detecta la ocupación y auge de los castra
rales ha constituido desde el mundo protohistórico desde época tardoromana. Normalmente los sitios
una actividad clave para su economía. La explota- de altura proyectan su ámbito de influencia sobre
ción de la sal es conocida desde momentos antiguos un territorio de ámbito local o comarcal, a partir de
pero es partir del Bronce Final y del Hierro I cuan- ciertos usos productivos comunes, bien explotación
do realmente se documenta su uso, como materia agrícola, usos ganaderos o metalúrgicos, o estraté-
básica para conservar alimentos y para el proceso gicos.
de la metalurgia del hierro (RUIZ GÁLVEZ,
Esta situación no es exclusiva a esta área, tam-
1985:77), pudiendo determinar la cercanía de la sal
bién encontramos reocupaciones en el norte de la
la importancia de un núcleo, como el emplazamien-
provincia de Soria donde la ocupación castral es
to de la Villavieja, cuyas salinas mantienen impor-
mas densa, con fases claras delimitadas en excava-
tancia hasta la actualidad.
ción. Encontramos reocupación tardoromana en el
Algunos emplazamientos como el Cerrillo del Cerro de San Sebastián (Fuentetecha) (MORALES
Arenal (Sagides), cercano a minas de hierro de HERNÁNDEZ, 1995: 113-121; LÓPEZ RODRI-
morfología estratiforme improductivas en la actuali- GUEZ, 1985: 211; GUTIERREZ DOHIJO, 2000:
dad y a un arroyo, pudo combinar varias pautas de 233); El Castillo del El Royo muestra restos de
subsistencia. época tardoromana (TARACENA, 1941: 137) y al-
tomedieval apareciendo en superficie material visi-
Teniendo en cuenta la naturaleza del entorno, el
godo (GUTIERREZ DOHIJO, 2000: 432). En 1979
uso general de los suelos de páramo es la ganadería,
Eiroa realiza excavaciones en la terraza superior y
combinada con el aprovechamiento forestal. El pá-
analiza las estructuras de defensa y algunas edifica-
ramo se encuentra en zonas marginales a las actua-
ciones en el interior del Castro (EIROA, 1979),
les vías de comunicación, con determinadas áreas
apareciendo TSHT que también se señala en épocas
de valle determinadas por acuíferos que suponen
posteriores (ROMERO CARNICERO, 1991:99) ;
los espacios de aprovechamiento clave que conec-
San Felices de El Castelar (Agreda) se reocupa en
tan el área ibérica con el interior de la Meseta. Mu-
el siglo IV-V, el emplazamiento tiene carácter es-
chos de los poblados se encuentran en lugares res-
tratégico defensivo dominando el valle del Río
guardados en hoyas y pequeños valles zonas donde
Alhama vía de penetración del Ebro (TARACENA,
491
ESTRATEGIAS DE SUPERVIVENCIA EN ÉPOCA TARDOANTIGUA Y ALTOMEDIEVAL. REOCUPACIÓN DE...
RESUMEN
ABSTRACT
In this work present the methodology of study used in the analysis of the medieval pottery located in
the Christian horizon. The research follows Orton´s studies, with the descriptive, analytical and quantitative
approaches used for this work. Next, we utilize the information that the archaeometry analyses give. This in-
formation allows knowing the production and dispersion of the pottery in the northwest of the Península
Ibérica.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
494
RAQUEL MARTÍNEZ PEÑÍN
materia prima, la preparación de la masa y su poste- drico para reconocer las piezas calizas. Siguiendo el
rior inmersión en agua, adquiriendo de esta forma grado de estimación de tamaño y porcentajes de in-
una consistencia adecuada para su manipulación. clusiones propuesto por Mathew, Woods y Oliver
Así, la arcilla y los desgrasantes constituyen las dos (1991), la frecuencia de las inclusiones en la pasta
materias primas fundamentales utilizadas en el pro- se recoge mediante la siguiente escala de valores:
ceso de elaboración. abundante, moderado y escaso. Al tiempo que la
clasificación de su tamaño se basa en la siguiente
La composición química del barro, consiste en
estandarización del grano del mineral: pequeño en
materiales arcillosos, sobre todo silicato de alúmina
inclusiones de 0,5 a 1 mm, mediano entre 0,5 y 2
hidratado, minerales no arcillosos, materia orgánica
mm y grande entre 0,5 y 3 mm. (Fig. 5).
y sales solubles. En cuanto a los aditivos no plásti-
cos -los más comunes son la mica, el cuarzo, y las Asimismo, se nos muestra el grado de desgaste
calizas- bien pueden formar parte de los barros o de las inclusiones, evidenciando el nivel de erosión
bien son añadidos durante el proceso de prepara- que ha experimentado el recipiente, de tal forma
ción de la masa. Estos desgrasantes se utilizan para que, cuanto más prolongada haya sido la erosión
reducir la excesiva plasticidad de la materia base, más redondeados son los granos.
provocan que el barro tenga más resistencia a la
Por otro lado, los análisis arqueométricos apli-
temperatura del horno y confieren, tras la cochura,
cados -Difracción de Rayos X y Espectrometría de
dureza al recipiente (Caro, 2002).
Florescencia de Rayos X- permiten caracterizar mi-
De este modo, la clasificación propiamente di- neralógica y geoquímicamente los fragmentos anali-
cha se inicia a partir de la distinción de las matrices zados. La Difracción de Rayos X nos indica que
arcillosas y los desgrasantes con los que se elaboran minerales y otros elementos inorgánicos están pre-
las piezas. Los componentes de éstas no resultan sentes en la fracción cristalina de la muestra, identi-
discernibles a simple vista, sólo podemos recono- ficándose tanto los componentes como la tempera-
cerlos empleando microscopia de alta gradación y tura de cocción alcanzada para que estos cristalicen
Difracción de Rayos X y Espectrometría de Flores- (Fig. 6).
cencia de Rayos X. Mediantes ambas técnicas clasi-
ficamos además las partículas que cambian durante
la cocción a altas temperaturas dejando una oque-
dad en el espacio ocupado originariamente o los
distintos minerales de «neoformación» surgidos por
la trasformación de los barros.
Otro de los rasgos estudiados es la dureza del tre formas cerradas, formas abiertas u otras formas,
material cerámico, indicada mediante la escala al tiempo que se analizan las variables formales
Mohs: valiéndose de distintos minerales a los que identificadas dentro de cada serie, así como su posi-
se les dan valores numéricos de 1 a 10 -partiendo ble funcionalidad (Fig. 9).
del más blando, el Talco, al de mayor dureza, el
Diamante-, se distinguen tres categorías: «áspero»
cuando la superficie resulta abrasiva al tacto del
dedo, «grueso» si se aprecian irregularidades y
«suaves» si no se reconocen (Rice, 1987: 350-358).
2.2. Factura.
En lo que atañe a la tecnología de fabricación
empleada -modelado a mano, torno lento, torno rá-
pido, modelado a torneta a partir del urdido, etc.-,
observamos las caras interna y externa de la vajilla
con la lupa binocular, dado que es aquí donde se
suelen registrar evidencias de las líneas del torno
lento o, en la cara interior, las huellas del urdido Fig.: 9. Porcentaje de tipos formales.
practicadas por el artesano alfarero. Además, he- Los recipientes cerrados son aquellos que cuen-
mos de tener en cuenta que, en ocasiones, los reci- tan con un diámetro máximo en el galbo/cuerpo y
pientes presentan grandes dimensiones y son fabri- no en la boca. Por otro lado, las formas abiertas
cados por partes, es decir, cerámicas hechas por tra- presentan un diámetro de boca superior, igual o
mos, secados parcialmente antes de ensamblarse, muy poco inferior al diámetro del cuerpo/galbo. El
posibilitando de este modo que resistan el peso sin último grupo corresponde a formas que no respon-
fragmentarse. den propiamente a los criterios de las anteriores
Una vez conocida la técnica de modelado em- (Castillo Armenteros, 1998).
pleada, nos planteamos llevar a cabo una repetición Posteriormente, agrupamos, describimos y codi-
experimental de las piezas. En nuestro caso, esta ficamos los tipos según la coincidencia de los dife-
parte la estamos desarrollando en un núcleo pobla- rentes rasgos: las matrices arcillosas, la tecnología
cional de la provincia de León: Jiménez de Jamuz, de elaboración, la forma de los cuerpos, fondos,
dedicado tradicionalmente a la manufactura del ba- bordes, labios sección de asas, etc.
rro (Martínez Peñín, 2006: 309-332). De este modo
reconocemos buena parte de los aspectos tecnológi- Un aspecto a tener en cuenta es el carácter poli-
cos propios de la producción alfarera medieval: el funcional de muchos de las piezas de este periodo:
aprovisionamiento y tratamiento de las arcillas, la un mismo recipiente podría destinarse tanto a usos
obtención del combustible, las técnicas de fabrica- culinarios como a servicio de mesa o almacena-
ción o los diversos útiles empleados en el proceso miento. Además, no todas se utilizan para el propó-
de fabricación y de los que apenas se conservan res- sito con el que fueron elaborados en origen y gran
tos arqueológicos identificables (Calvo Gálvez, número de éstas, tras cumplir su función primige-
1992: 39-50) (Fig. 8). nia, terminan reutilizándose para otros fines.
También, recogemos las principales dimensio-
nes de los recipientes, es decir, los diámetros de ba-
ses y bordes, el diámetro y altura máxima, así como
el grosor y ancho de las asas.
2.4. Decoración.
Otro de los elementos definitorios es el trata-
miento de las superficies. Para ello realizamos tanto
una descripción visual como con aumentos de cada
motivo ornamental identificado en el material, esta-
bleciendo una seriación decorativa en la que inclui-
mos los distintos tipos de acabado (serie incisa, se-
Fig.: 8. Modelado a torno rápido. rie impresa, serie bruñida, serie vidriada, etc.), al
2.3. Morfología. tiempo que detallamos las técnicas decorativas em-
pleadas, la superficie que ocupan y, si es posible, el
Seguidamente, utilizando el mobiliario cerámico
grosor de los motivos.
mejor conservado, dividimos el conjunto en una se-
rie de clases funcionales básicas, distinguiendo en- Al concluir la seriación formal y ornamental, di-
497
METODOLOGÍA DE ANÁLISIS APLICADO AL ESTUDIO DE LA CERÁMICA MEDIEVAL EN EL NOROESTE...
bujamos y fotografiamos los tipos más significati- También, las observaciones macroscópicas per-
vos. Asimismo, los ejemplares más completos y re- miten ver los efectos de la cocción sobre las cerá-
presentativos son tratados mediante proceso info- micas, registrando la coloración y dureza. Así, se-
gráfico -Adobe Photoshop en el caso de las fotogra- ñalamos los colores del núcleo y/o márgenes, y de
fías y AutoCad en el de los dibujos-. las superficies externa e interna. A continuación, las
coloraciones de la pasta se consignan haciendo uso
2.5. Cocción.
del catálogo Munsell (2000), basado en las varian-
También tratamos de definir grupos de pastas, tes: valor del color, matiz y pureza. Los colores se
agrupando los recipientes según los tipos de coc- indican mediante letras y los matices se subdividen
ción -reductora, oxidante y alterna- y modos de en una serie de prefijos numéricos que van del 0 al
cocción y post-cocción propuestos por Picon (Pi- 10. La cromación se indica también con un índice
con, 1973, 1995a, 1995b; Picon et allí, 1995) (Fig. de números, comenzando por el 0 para los grises
10). naturales y continuando con números más altos en
los colores más puros.
Además, la Difracción de Rayos X hace posible
realizar estimaciones sobre la temperatura alcanza-
da durante el proceso de cocción, basándose en la
presencia de minerales que aparecen por la transfor-
mación de otros que estaban en la pasta inicial de la
arcilla cuando se alcanzan ciertas temperaturas.
Aunque, hay que tener en cuenta que la cuantifica-
ción de estos minerales es relativa ya que única-
mente se pueden contabilizar una parte de las sus-
tancias cristalinas.
Fig.: 10. Porcentaje de cochuras.
2.6. Series de producción.
En la cerámica que estudiamos se aprecian una
gran variedad de tonos en las pastas, entre las que Una vez definidos todos estos rasgos, tratamos
se distinguen distintos tipos de atmósferas de coc- de distinguir fuentes de procedencia a través del es-
ción. Siguiendo los planteamientos de Picon, la co- tablecimiento de series de producción en las que,
chura se compone, por un lado, de una fase de coc- además de la heterogeneidad de las pastas, tenemos
ción y, por otro, de una post-cocción. Así pues, tras en cuenta rasgos diferenciadores como la cochura,
un inicio de cocción generalmente oxidante, se va la tonalidad de la pasta, la morfología y el acabado.
instalando, a medida que aumenta la temperatura, Asimismo, analizamos las producciones presentes
una atmósfera bien oxidante bien reductora, en fun- en otros yacimientos coetáneos, intentando ver si el
ción de los aportes de oxígeno a la carga. Aunque origen de las cerámicas se corresponde con fuentes
los principales cambios tienen lugar durante la post- distintas o por el contrario son coincidentes (Fig.
cocción, es decir, cuando se deja de quemar com- 11).
bustible se produce una disminución progresiva de
la temperatura. Así, en función del aire que queda
en la cámara, el ambiente será oxidante o reductor.
En el primer caso, el aire se introduce libremente
por las entradas abiertas, instalándose progresiva-
mente una atmósfera oxidante. Como consecuencia
de estos se produce una pérdida progresiva de car-
bono seguida de una oxidación que proporciona
pastas de color claro -beige, rosado, rojo, etc.-.
Por otro lado, durante la post-cocción reductora
deja de entrar oxígeno y, dado que no hay suficiente Fig.: 11. Porcentaje de series de producción y formas.
oxígeno para la combustión, se produce un exceso Las distintas familias de matrices arcillosas, los
de dióxido de carbono que proporciona a las pastas aditivos no plásticos, la coloración de las pastas, la
una coloración oscura. cochura, la morfología y ornamentación distingui-
Cuando la cochura es alterna tienen lugar una das corresponderían bien a un mismo centro de pro-
alternancia de oxidación y reducción en los distinto ducción, o bien a distintos talleres que están funcio-
ciclos de horneado, aportando distintas coloracio- nando en el mismo marco cronológico aunque ale-
nes y grados de color (Mesqueda García, 1992; jados entre sí, permitiendo plantear la distribución
Rhodes, 2004). territorial que tendrían los lotes cerámicos analiza-
dos.
498
RAQUEL MARTÍNEZ PEÑÍN
Tras recopilar todos estos datos, intentamos es- sus presumibles utilidades.
tablecer una valoración del porcentaje y frecuencia
También se identifican los distintos motivos or-
de las distintas variables definidas a lo largo del
namentales reconocidos en cada conjunto, así como
análisis de cada lote cerámico (matrices arcillosas,
la tecnología aplicada para su trazado.
factura, morfología, acabado, etc.).
Por otro lado, tanto el análisis visual como la ar-
Por último, pasamos a ordenar las distintas pro-
queometría nos permiten conocer los modos de coc-
ducciones, tratando de establecer un orden cronoló-
ción y post-cocción a los que se ven sometidas cada
gico de las mismas. Con tal fin, elaboramos una se-
una de las piezas.
riación de los recipientes haciendo uso nuevamente
de su propia secuencia estratigráfica y teniendo en Una vez definidos todos estos rasgos, establece-
cuenta la existencia de similitudes y diferencias tan- mos varias series de producción que indican la exis-
to dentro del mismo conjunto como con otros ads- tencia de uno a más centros de manufactura. Éstas,
critos a contextos contemporáneos, bien secuencia- además, nos señalan la presumible red de distribu-
dos y ubicados en áreas más o menos próximas ción que tendrían.
(Figs. 12 y 13).
El estudio de estos datos, ofrece la posibilidad
de reconocer cuales son las tipos cerámicos más re-
presentativos en la propia área excavada, así como
en el espacio territorial en la que se ubica, respon-
diendo además a determinados usos -domésticos,
culinarios, etc.- relacionados con los habitantes del
yacimiento. Aportando además una mayor precisión
a la hora de datar el horizonte ocupacional al que se
asocian.
En cuanto a la producción, el volumen de piezas
recogidas en las excavaciones evidencia la impor-
tancia que el artesanado alfarero alcanza en estos
Fig.: 12. Ordenación del conjunto.
momentos.
De este modo, podemos intentar conocer si los
cambios experimentados por el mobiliario cerámico
pueden estar relacionados con las trasformaciones
políticas y socio-económicos vividas en el noroeste
peninsular a lo largo del Medievo.
En conclusión, es indudable que el desarrollo de
una amplia base de información elaborada mediante
un análisis homogéneo de la cerámica medieval
exhumada en aquellos yacimientos del noroeste pe-
ninsular que cuentan con una secuencia estratigráfi-
Fig.: 13. Yacimientos de la provincia de León con produc- ca definitoria, nos ayudaría a conocer de forma pre-
ciones similares. cisa la evolución experimentada por estos recipien-
3. Conclusiones. tes, además de servirnos para refirmar o matizar
muchas de las hipótesis planteada a lo largo de los
El análisis comparativo del mobiliario cerámico estudios ceramológicos que conocemos.
exhumado en distintos contextos medievales del no-
roeste de la Península Ibérica en los que contamos
con una definitoria secuencia estratigráfica, nos 4. Bibliografía.
permitirá conocer con mayor precisión la vajilla uti- BOHIGAS ROLDÁN, R.
lizada a lo largo de la Edad Media en todo este te- 2001 "La cultura material en torno al milenio. Reinos
rritorio. cristianos", en V Congreso de Arqueología Medie-
val Española, Valladolid, 1999. Volumen II:
En primer lugar, a través de las observaciones 515-546. Valladolid: Junta de Castilla y León.
BOHIGAS ROLDÁN, R.; GARCÍA CAMINO, I.
macro y microscópicas distinguimos los distintos ti- 1991 "Las cerámicas medievales del norte y noroeste de
pos de arcillas y desgrasantes empleados a la hora la Península Ibérica. Rasgos comunes y diferencias
de elaborar los recipientes. regionales", en A cerámica medieval no Medite-
rráneo occidental, Lisboa 1987: 69-86. Lisboa:
Seguidamente, analizamos los diferentes proce- Campo Arqueológico de Mértola.
CALVO GÁLVEZ, M.
sos de fabricación de la cerámica, elaboramos una 1992 "Experimentado con la arcilla y el fuego como en
seriación de formas básicas y tratamos de establecer la antigüedad", en Tecnología de la cocción cerá-
499
METODOLOGÍA DE ANÁLISIS APLICADO AL ESTUDIO DE LA CERÁMICA MEDIEVAL EN EL NOROESTE...
RESUMEN
El yacimiento arqueológico de Santa María la Real presenta una secuencia ocupacional que recoge
aproximadamente 2.500 años de historia de la villa costera de Zarautz. Una historia que se remonta a la Edad
del Hierro (siglo V a.c) y que termina en la actualidad, como un yacimiento integrado en la Torre-Campana-
rio y en la iglesia parroquial de Santa María la Real.
ABSTRACT
The Santa María la Real archaeological site presents an occupational sequence spanning about 2500
years of history of the coastal town of Zarautz. A history that goes back to the Iron Year (c.V B.C.) and fin-
ishes presently as a site integrated at the Bell Tower and at the Santa María la Real Church.
Palabras Clave: Edad del Hierro. Romanización. Tardoantigüedad. Edad Media. Poblamiento.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
502
NEREA SARASOLA ETXEGOIEN
Puebla en el año 1237 por parte del monarca caste- 3.2. Exterior de la parroquia. Sector Norte del
llano Fernando III (MARTÍNEZ DÍEZ 1991) pero jardín parroquial.
las excavaciones arqueológicas realizadas en la To- En este sector se han reconocido varios niveles
rre Campanario y en la parroquia de Santa María la de enterramientos correspondientes a los templos
Real han demostrado que la villa se funda sobre una altomedievales en los que destacaban la variedad de
aldea existente, a juzgar por las dataciones radio- sepulturas. Concretamente en el nivel inferior que
cárbonicas proporcionadas por varios enterramien- correspondería con la primitiva iglesia asociada a la
tos, desde por lo menos el siglo IX (IBAÑEZ aldea altomedieval se identificaron diferentes tipos
2003). de enterramientos fechados radiocarbónicamente
Las transformaciones de esta ocupación que se entre los siglos IX-X.
prolongará hasta la actualidad, las identificamos a Asimismo en el sector Oeste, se registraron evi-
través de la construcción de cuatro templos y su co- dencias que presumiblemente no se asociaban con
rrespondiente necrópolis exterior que responden a el espacio funerario como una cuña de poste y junto
las necesidades de una población en continuo creci- a ésta un hogar con gran cantidad de bellotas carbo-
miento. El análisis de las técnicas constructivas de nizadas en su interior cuya datación radiocarbónica
dichas iglesias y el estudio de la gestión del espacio proporcionó la misma cronología que la primera
cementerial así como de las diversas tipologías de fase de ocupación del cementerio medieval, entre
las sepulturas, ha permitido conocer aspectos socia- los siglos IX-X.
les, demográficos incluso económicos sobre la co-
munidad que habita la aldea que posteriormente se Bajo la necrópolis se localiza la continuación
convertirá en la villa de Zarautz (AZKARATE y del asentamiento de época romana donde se ha
SÁNCHEZ 2005; GARCÍA CAMINO 2002). identificado la existencia de espacios diferentes a
los encontrados en el interior de la parroquia.
La primera iglesia de reducidas dimensiones se
construye entorno al siglo IX en mampostería caliza La presencia de distintos niveles de suelos (par-
aprovechando algunas construcciones de época ro- cialmente arrasados) en el que se han recuperado
mana que presentaban mayor calidad constructiva. ajuares y enseres domésticos como colgantes de
Entre los siglos X y XII se levanta una nueva igle- bronce, monedas, restos de fauna y moluscos, bello-
sia sobre la anterior ejecutada tambien con aparejo tas, ollas, cuencos, jarras, platos, lucernas, molinos
de caliza trabado con abundante argamasa de cal. circulares etc.. permiten identificar este sector con
Con la concesión de la Carta Puebla en el siglo el área de las viviendas. Cabe destacar la presencia
XIII, la aldea pasa a tener la categoría de villa con de materiales cerámicos importados del Sur de
el consiguiente aumento de privilegios – sobre todo Francia y del área riojana.
económicos- que se verá reflejado con la construc- Asimismo, se ha podido constatar la continua-
ción de una iglesia de mayores dimensiones, reali- ción de la ocupación protohistórica localizada en el
zada con grandes bloques de sillería arenisca. interior de la parroquia. Uno de los hallazgos más
Asimismo, la excavación de la necrópolis exte- destacados de esta campaña ha sido localización de
rior utilizada entre los siglos IX-XIV ha permitido una placa de hogar, fragmentos cerámicos modela-
identificar diferentes niveles y tipologías de enterra- dos con decoración plástica de cordones digitados y
mientos que se corresponden con los templo medie- moluscos ( mayoritariamente lapas) asociados que
vales encontrados. nos permiten hablar de la existencia de un poblado
indígena. El poblado várdulo sobre el que poste-
Así, se observa que en las dos primeras fases de riormente, en plena época altoimperial, se estable-
ocupación correspondientes a los dos templos alto- cerá un asentamiento vinculado a la ruta marítima
medievales predomina un modelo concreto frente a del Cantábrico.
otras modalidades de tumbas. En el templo funda-
cional predominan las sepulturas de muro, mientras 4. El yacimiento en el marco de las actuales
que en el prerrománico las sepulturas de lajas. En la investigaciones arqueológicas.
tercera ocupación de la necrópolis asociada al tem- Una de las principales características que
plo vinculado a la nueva villa fundada en el siglo definen a este yacimiento es su amplia secuencia
XIII, predominan las sepulturas en fosa simple. ocupacional. A lo largo de estos años de investiga-
Además, se observa un aumento de las inhumacio- ción hemos ido conociendo su fisonomía que ha
nes pasando de un modelo de crecimiento extensivo ido cambiado al ritmo de los habitantes y poblado-
característico de la etapa altomedieval, a una ges- res que han ocupado y vivido en este lugar.
tión intensiva del espacio cementerial como conse- Empezando por la ocupación más antigua que
cuencia de un aumento poblacional. presenta este excepcional yacimiento, se ha descu-
bierto la primera ocupación protohistórica en la
504
NEREA SARASOLA ETXEGOIEN
5. Bibliografía.
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2002 Arqueología y poblamiento en Bizkaia, s. VI-XII:
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JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 505-508
RESUMEN
El yacimiento arqueológico del “Cerco” en Aibar presenta la evolución histórica de un castillo que
hasta el momento se desconocía su existencia. Desconocemos cual fue su surgimiento, sin embargo con la I
campaña de excavación arqueológica se ha comenzado a escribir parte de su oscura historia.
ABSTRACT
The “Cerco” archaeological site in Aibar presents the historical evolution of a castle that until now
did not know its existence. We do not know what was its sprouting, nevertheless with the I campaign of ar-
chaeological excavation has been begun to write part of its dark history.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
506
MAIDER CARRERE SOUTO
ver con el resto de la estructura. Es probable que 4. Estratigrafía y evolución del depósito.
pertenezca a una reforma posterior realizada sobre Tras la excavación, se han podido diferenciar
la torre de forma cuadrangular. Los objetos recogi- los siguientes niveles estratigráficos que están con-
dos en este primer nivel, dado su carácter heterogé- dicionados enormemente por el emplazamiento de
neo más cercano a ser parte del relleno vertido en la las estructuras; cabe destacar que este análisis resul-
cima para hacer la replantación de abetos en la dé- ta sesgado y pobre, ya que los sondeos aportan al
cada de los 50, se recogieron pero con carácter pro- arqueólogo una información parcial de lo que el ojo
visional y conociendo su inutilidad para el ámbito ve. De esta manera, las interpretaciones que se pue-
científico. den dar de los sondeo 1 y sondeo 2 son relativas y
Tras bajar esta última unidad aparecieron los de carácter provisional.
primeros sillares de la torre circular (fig. 2), encaja- El sedimento del sondeo 1 está compuesto por
da totalmente dentro de la primera torre descubier- un depósito de relleno que abarca los 0,70 metros
ta. de potencia de tierra de color amarillo (UE 100),
El relleno de la cavidad de la torre circular esta- muy suelta situada directamente sobre otro nivel
ba formado por tierra que en un principio parecía más compacto, también de tierra amarilla que a pri-
geológica, con intrusiones de material metálico y mera vista podía pasar como nivel geológico. Sin
algún que otro fragmento de cerámica. Sin embar- embargo, con la extracción de este primer nivel ha-
go, se realizó una cata para verificar el nivel y se llamos una estructura de lajas (UE 101) que rodea
halló un nivel formado por cascajo de diferentes ta- una especie de hogar (UE 102), del cual aun no te-
maños, con intrusiones de cerámica roja y más ob- nemos constancia de lo que puede ser. En este son-
jetos metálicos, que pasaba por debajo de la torre deo no se pudo constatar el nivel geológico, por no
circular. querer destruir el elemento descubierto.
El sondeo 2 está compuesto por los siguientes
niveles:
Nivel I: tierra de color marrón muy suelta
debido a la remoción constante del terreno.
Sería la que llamamos tierra vegetal (UE
201). Esta tierra se encuentra tanto a la dere-
cha como a la izquierda del murete (UE
200).
Nivel II: es el nivel del murete (UE 200); un
nivel compuesto por cascajos que se extien-
de a su derecha e izquierda directamente for-
mado por la remoción de tierra realizada en
la replantación de la década de los 50.
Nivel III: nivel de relleno o derrumbe de
cascajos en los dos lados de la zanja y que
pasa por debajo del murete (UE 200). Es un
Fig.: 3. Sondeo 3. Final de la excavación. nivel homogéneo que en el Sector a de la
zanja (lado izquierdo del murete) se asienta
Este último estrato es una unidad de 0,80 m. de sobre los muros descubiertos a un nivel infe-
potencia, conformado por cascajos, muchos frag- rior (UE 204). En cambio en el Sector b
mentos óseos de fauna y pocas piezas cerámicas en (lado derecho del murete) este nivel está pre-
comparación con las UUEE anteriores. cedido por un pequeño nivel de incendio
El último nivel que encontramos está compuesto (UE 205) que se extienden por todo el perí-
por piedras muy bien fijadas al estrato geológico metro de sondeo abierto.
con argamasa. Un suelo fuerte y compacto, sin nin- Nivel IV: nivel que encontramos en el Sector
gún material arqueológico, a casi 4,00 metros de la a compuesto por la UE 204 que corresponde
superficie y que no tiene nada que ver con las dos a los muros más toscos, de casi 3 metros de
estructuras anteriores. ancho, que se encuentran aproximadamente
Una vez terminados todos los sondeos, se docu- a 3 metros de profundidad.
mentaron y cerraron tapándolos con geotextil, ha- El sondeo 2 se dio por finalizado al alcanzar el
ciendo mayor hincapié en las estructuras que emer- nivel geológico a 4,00 metros de la superficie.
gían.
508
MAIDER CARRERE SOUTO
El sondeo 3 consta de los siguientes niveles: Aragonesa y la Navarra en época medieval. Sin em-
bargo esta circunstancia no fue particular de esta
Nivel I: estrato formado por cascajos, tierra
época y remontándonos a la Antigüedad ya se cono-
muy suelta marrón, fragmentos de arenisca
ce la importancia estratégica de este emplazamien-
(UE 300). Es un sedimento que se asienta
to, los yacimientos en los promontorios más eleva-
sobre las estructuras de la torre cuadrangular
dos del entorno son muestra de lo que nos referi-
(UE 310, UE 311, UE 331, UE 350) y parte
mos. Teatro de episodios importantes y desconoci-
de los elementos de la torre circular (UE
dos hasta ahora, la I Campaña de Intervención Ar-
320, UE 321). La amalgama de materiales
queológica en el Castillo de Aibar ha contribuido a
han sido recogidos poderlos analizar, sin
desbrozar la memoria más remota de su Historia.
embargo somos conscientes que el revuelto
de materiales puede confundirnos a la hora Los últimos estudios que se están realizando so-
de su estudio ya que no deja de ser un nivel bre las torres circulares tienen como misión verifi-
secundario, depósito voluntario para tapar car las hipótesis en torno al origen musulmán de las
las estructuras y poder plantar árboles, entre mismas; casos como los de Legin y Orraregi, entre
muchas otras cosas. otros, pueden resultar los ejemplos más cercanos al
caso de Aibar dada la semejanza en las dimensiones
Nivel II: estrato formado por arcilla limpia,
y su posible funcionalidad: torres de señales ubica-
sin cascajos y rico en materiales cerámicos y
das en elevaciones o promontorios, dispuestas es-
de metal (UE 321). La tierra es más compac-
tratégicamente, para emitir señales a otros emplaza-
ta y amarilla. Es una unidad que rellena el
mientos estratégicos- militares. En este sentido de-
único nivel de sillares que conforman la to-
bemos agradecerle a Ernesto Pastor, participe en un
rre circular (UE 320). Una vez se termina la
proyecto de investigación del MEC dirigido por Ra-
UE 320, desaparece totalmente esta unidad.
món Martí en el que se están estudiando los oríge-
Nivel III: sedimento que consta de una in- nes y desarrollo de este tipo de torres en la zona
gente cantidad de cascajos y elementos de nordeste de la Península Ibérica, la disponibilidad
materia lítica como son las tapaderas que do- mostrada para el estudio del caso del yacimiento de
cumentaremos más adelante y escasa tierra Aibar.
(UE 332). Este nivel comienza cuando aca-
La inestimable labor y esfuerzo del Ayunta-
ban los sillares y pasa por debajo de los mis-
miento de Aibar, la dedicación de sus gentes, así
mos. Es un nivel no tan prolífico en materia-
como la predisposición del mismo a seguir con el
les cerámicos como el anterior pero si que
proyecto emprendido en el año 2007, en pos a la re-
contiene más elementos metálicos. Posee
cuperación de los vestigios del antiguo castillo del
0,80 metros de potencia.
municipio, nos abre un panorama interesante para
Nivel IV: compuesto por cascajos y argama- nuestra línea de investigación emprendida sobre el
sa bien adherida al terreno, casi imposible de desarrollo del poblamiento en Navarra. En siguien-
levantar. Pasa por debajo del Nivel III y no tes campañas además de poder excavar y recuperar
parece que contenga una suma grande de parte de las estructuras castelares, ya emergidas en
materiales arqueológicos. esta primera campaña, no dudamos en que el yaci-
miento nos ofrecerá más claves para la mejor com-
El sondeo 3 se dio por finalizado al alcanzar el
prensión del origen y desarrollo de estos enclaves
nivel geológico aproximadamente a 4,00 metros de
estratégicos fronterizos.
la superficie.
La mayor obtención de datos y la puesta en va-
5. Conclusiones y perspectivas.
lor de los hallazgos que encontremos en el promon-
La primera aproximación realizada a la historia torio llamado “el Cerco” harán que realmente estos
del Castillo de Aibar ha resultado ser positiva y gra- elementos defensivos, en directa conexión con el
tificante para el equipo de Arqueología Histórica de desarrollo histórico del poblamiento en su entorno,
la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Una historia des- sean motores dinámicos para la ayuda del conoci-
conocida, perdida por la escasa documentación, que miento e interés de la ciudadanía por la historia lo-
adolecía de actuaciones dirigidas a su conocimien- cal y en general, mayor sensibilización por el Patri-
to, ha tenido su respuesta gracias a unas interven- monio Cultural.
ciones casuales por parte del Ayuntamiento de Ai-
bar.
Al pensar en Aibar tenemos que dar valor a su
posición geográfica y mirar al que históricamente se
ha conocido como el Valle de Aibar. Este territorio
estuvo situado en la frontera de dos Coronas: la
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 509-525
SESIÓN 10:
Diálogos insospechados: Arqueología
extraeuropea
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 511-518
Mercedes Murillo-Barroso
Institute of Archaeology, University College London;
m.murillo@ucl.ac.uk
RESUMEN
En este trabajo se presenta un estudio de la producción metalúrgica del bronce a partir de las eviden-
cias recuperadas por la Misión tai-francesa en las campañas de 2005-2008 en Khao Sam Kaeo (S. IV AC-S.
IV DC). A través de técnicas arqueométricas (Fluorescencia de Rayos X, XRF, Microscopía Electrónica de
Barrido, SEM-EDS, Microsonda Electrónica de Barrido, EPMA, y Análisis Metalográficos) se ha reconstrui-
do la secuencia de producción así como las diferentes aleaciones empleadas (mayoritariamente bronces plo-
mados o con alto contenido en estaño) Se pone de manifiesto una confluencia tecnológica y estilística prove-
niente de India, del Sur asiático o China, abriendo una vía para indagar en sus posibles repercusiones socia-
les: ¿A qué se debe la elección de estas aleaciones y técnicas? ¿Producían para consumo propio o era un cen-
tro de producción especializado en el amplio marco comercial que se estaba desarrollando? ¿Cómo influían
estas relaciones comerciales en la incipiente elite sudasiática?
ABSTRACT
In this paper, a study of bronze production is presented on the basis of the archaeological evidences
recovered by the Thai-French Mission in the excavation campaigns from 2005-2008 in Khao Sam Kaeo (4th
century BC-4th century AC), Chumpon, Thailand. Through archaeometric techniques (X-Ray Fluorescence,
XRF, Scaning Electron Microscopy-Energy Dispersive Spectrometry, SEM-EDS, Electro Probe Micro Analy-
sis, EPMA, and Metallographic Analysis) the production sequence has been reconstructed, as well as the dif-
ferent alloys employed (mostly leaded bronzes or high-tin bronzes) This analysis shows a technological and
stylistic confluence from India, South Asia and China, and opens further lines to investigate its possible so-
cial repercussions: Why did they chose those alloys and techniques? Was it a specialized productive centre in
the broad commercial framework which was being developed or its production was to their own consump-
tion? How these commercial relations influenced on the emerging Thai elites?
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
512
MERCEDES MURILLO-BARROSO
de estructura (pudo ser esa la funcionalidad del pico mento es la única evidencia de fundición de bronce.
documentado en la base) sobre la fuente calorífera, Esto, sumado a la ausencia de evidencias de mine-
aunque este tipo de estructura no ha sido documen- ría de cobre, nos obliga a tomar los análisis con
tada en Khao Sam Kaeo. TC16, como se ha comen- precaución antes de plantear la posibilidad de acti-
tado no presenta vitrificación y la escorificación vidades de fundición de bronce en el sitio. El resto
(con silicatos de cobre y óxidos de estaño) aparece de cerámicas técnicas, a pesar de presentar una vi-
en su parte externa, que pudo haberse adherido a la trificación acentuada como evidencia de su vincula-
cerámica sin necesidad de que éste hubiera sido uti- ción a algún proceso productivo, no muestran una
lizado, ya que, además, la muestra fue recogida me- clara vinculación a los procesos metalúrgicos y su
diante prospección en la zona de la colina 3, donde funcionalidad no puede aún ser determinada.
se han documentado una gran cantidad de restos
3. Artefactos Metálicos.
metalúrgicos.
De los 102 artefactos recuperados durante los 4
años de excavaciones, 36 son de base de cobre, 56
de hierro, 3 de base plomo o estaño, 5 de oro y 2 in-
definidos, siendo todas las herramientas y armas de
hierro y quedando las aleaciones de base de cobre,
plomo, estaño y oro reducidas a un uso ornamental.
En el presente proyecto nos centramos exclusi-
vamente en aquellos artefactos de base cobre debi-
do a lo significativo del conjunto, ya que la amplia
variedad artefactual nos permitía comparar las di-
versas tecnologías utilizadas en diferentes tipologí-
as así como tratar de indagar en la posibilidad de
una producción autóctona bajo dichas influencias o
de una producción externa.
MA Zn Ag As Ni S Sb Cu Bi Sn Fe Pb Co Total
60 0,05 0,009 0,15 0,228 0,10 0 59,3 0,034 39,2 0,68 0,068 0,0341 99,0
66 0,06 0,009 0,09 0,070 0,13 0 75,3 0,030 23,5 0,65 0,020 0,0100 99,3
77 0,02 0,010 0,05 0,021 0,41 0 76,6 0,052 10,6 0,14 11,990 0 100
77b 0,04 0,011 0,04 0,011 0,71 0 80,8 0,044 10,2 0,13 7,977 0,0002 99,6
4 0,06 0,010 0 0,020 0,11 0 75,9 0,010 23,6 0,18 0,010 0,0004 100
73 0,06 0,020 0,44 0,243 0,12 0 74,5 0,020 24,0 0,42 0,006 0,1015 99,0
73b 0,06 0,020 0,34 0,231 0,08 0 76,4 0,006 22,3 0,39 0,020 0,1105 99,7
35 0,03 0,100 0,67 0,242 0,08 2,0 80,2 0,050 7,5 0,13 8,936 0,0201 99,0
78 0,05 0,111 0 0,010 0,32 0 77,2 0,030 22,2 0,02 0,020 0,0010 99,1
68 0,04 0,110 0,26 0,120 0,04 0,2 68,9 0,040 24,9 0,20 5,036 0,0402 99,5
72b 0,07 0,180 0 0,004 0,67 0 84,2 0,130 14,7 0,03 0,009 0,0007 99,1
72 0,07 0,190 0,02 0,003 0,31 0 84,4 0,140 14,8 0,03 0,009 0,0009 100
36 0,07 0,210 0 0,030 0,16 0 75,3 0,020 24,0 0,04 0,080 0,0040 98,4
Tabla: 1. EPMA análisis de las muestras (Jeol JXA-8100 Electron Probe Microanalyzer). Los datos se presentan normali-
zados en % en peso. Se realizaron aproximadamente 8 análisis por muestra en un área aproximada de 151x88µ con un
voltaje de aceleración de 20kV a x1000 magnificaciones. Para testar la precisión del instrumento, se utilizó el standard de
bronce IPT 10A con Certificado de Material de Referencia Nº 0683 de MBH® Analytical LDT. Ha de tenerse en cuanta que,
tal y como muestran los niveles de estaño del MA60, la corrosión afectó al área de análisis de esta muestra. Esto trató de
solventarse posteriormente en los análisis de SEM-EDS, en los que el contenido en estaño desciende a 28.7% por lo que
los datos de dicha muestra han de observarse con precaución.
origen vietnamita (Pryce et al. 2008: 303) (Fig. 7), frío debido a la dureza y fragilidad de estas aleacio-
el fragmento de un espejo posiblemente Western nes, lo cual también le resta utilidad mecánica. Sin
Han (MA68) (Pryce et al. 2008: 304) y otros frag- embargo, una vez pulida, produce un gran reflejo y
mentos de brazaletes (MA36) y otras vasijas una sonoridad espectacular, por lo que se trata de
(MA35) o placas decoradas (MA60, MA66 y MA4) una aleación muy empleada en campanas y espejos.
Fig.8. así como lo que parecía ser un pequeño lin- Debieron de ser sin duda, estas cualidades las que
gote (MA78). motivaron la utilización de esta aleación, aunque
esto supusiera una mayor dificultad en el trabajo,
cuya elaboración requería altos conocimientos tec-
nológicos.
Tres de las muestras, MA68, MA35 y MA77, se
tratan de bronces plomados, con unos contenidos en
plomo que oscilan entre 5% y 9,4% (Tabla 1) El
plomo facilitaría en gran medida el moldeado de los
artefactos puesto que reduce el punto de fusión de
la aleación y proporciona una mayor fluidez, por lo
que no es de extrañar su presencia en artefactos ta-
les como los drum, ya que facilitaría el moldeado
Fig. 8: Arriba, derecha MA68 (espejo), izquierda MA36;
de su compleja decoración. Sin embargo, la solubi-
abajo, derecha MA60 arriba y MA4 abajo, centro MA35 e lidad del plomo en el cobre es baja, por lo que éste
izquierda MA 66. aparecerá como segregados globulares en la micro-
3.1. Composición Química. estructura, confiriendo una mayor fragilidad a la
muestra restándole asimismo cualidades mecánicas.
La primera cuestión que llama la atención es el
alto contenido en estaño de la mayoría de los obje- Para tratar de establecer posibles diferencias en
tos, que oscila entre un 7,5% y un 24,9% a excep- cuanto a las materias primas utilizadas, se realiza-
ción de MA60, cuyos niveles se elevan a 28,7% ron EPMA análisis, cuyo bajo límite de detección
probablemente como consecuencia del elevado gra- permitía documentar los elementos menores y traza.
do de oxidación que presenta, lo cual dificulta su Los análisis cluster y de componentes principales se
análisis, y aún seleccionando las áreas metálicas, realizaron renormalizando los datos sin el estaño y
estas son tan pequeñas que la corrosión podría ha- el plomo ya que estos dos últimos dificultarían la
ber afectado a los resultados haciendo que el estaño interpretación de los grupos según sus elementos
aparezca sobre-representado debido a su más fácil traza: inevitablemente se formaría un grupo con las
oxidación (Tabla 1). cuatro muestras de un alto contenido en plomo y
con las cinco muestras de menor contenido en esta-
Esta aleación, con contenidos en estaño tan ele-
ño dificultando la asociación de estas muestras a
vado, dificulta su trabajo en gran medida. Los nive-
otros grupos en función de los elementos menores o
les de estaño presentes imposibilitan su trabajo en
515
UN PUNTO DE ENCUENTRO DE TECNOLOGÍAS TRANS-ASIÁTICAS: LA PRODUCCIÓN METALÚRGICA DEL...
inmersión en agua para retener la fase β, como ha condiciones oxidantes del sistema capaces de oxi-
sido documentado también por Rajpitak (1983) y dar el metal (Rovira 2005: 30) La abundancia de
Bennett y Glover (1990) en Tailandia Central, lo casiterita, así como su aparición tan delimitada jun-
que pone de manifiesto el elevado conocimiento to a la ausencia de estaño metálico parecen sugerir
tecnológico de estas poblaciones. que la escoria se trata de un producto de reducción
de minerales de cobre y casiterita.
4. Escorificaciones.
Tan sólo un resto de escoria de cobre ha sido 5. Conclusiones Provisionales.
documentado en el yacimiento, MS173. Los artefactos de bronce documentados eviden-
cian la implicación de Khao Sam Kaeo en las rutas
comerciales trans-asiáticas, con diversos ítems de
influencia vietnamita, india o china aunque por sus
composiciones químicas no podamos diferenciar
materias primas o procedencias diversas. Asimis-
mo, las aleaciones y técnicas empleadas en su fabri-
cación ponen de manifiesto la dificultad de elabora-
ción y el conocimiento tecnológico requerido, con-
firiéndole sin duda un estimado valor.
Los restos cerámicos y la escorificación indican
una clara actividad productiva en el sitio. Tanto la
escoria analizada como uno de los crisoles parecen
indicar la actividad de fundición del bronce, ade-
más el hecho de que sea el crisol de mayor tamaño
Fig.: 16. Escoria MS173. Imagen SEM-BSE x50.
el que muestra las evidencias de fundición del bron-
ce podría sugerir una diferenciación tipológica fun-
cional, siendo los crisoles de mayor tamaño los uti-
lizados para la fundición del metal, utilizándose los
de menor tamaño como moldes de pequeños lingo-
tes, aunque la ausencia de evidencias de minería y
las escasas evidencias de fundición, siendo éstas
además recogidas de prospecciones, impiden esta-
blecer resultados concluyentes. Sin embargo, la
posterior investigación del resto de materiales reco-
gidos y la continuación del trabajo de laboratorio
arrojarán sin duda más luz en la comprensión del
desarrollo de la producción en Khao Sam Kaeo.
por su entusiasmo, disponibilidad y valiosos co- ROVIRA LLORENS, S.; GÓMEZ RAMOS, P.
2003 Las Primeras Etapas Metalúrgicas en la Penín-
mentarios. A Philip y Kevin, sin cuya inestimable sula Ibérica III. Estudios Metalográficos. Ma-
ayuda entenderme con las máquinas sería una tarea drid: Instituto Universitario Ortega y Gasset, Fun-
aún más ardua. Al Profesor Leonardo García San- dación Ortega y Gasset y Ministerio de Educación
y Cultura. 208 Pp
juán (US) cuyo empuje lo empezó todo. SRISUCHAT, T.
1993 “Ancient Community of Khao Sam Kaeo”, in
A tod@s aquell@s compañer@s de pintas, es- Journal of Southeast Asian Archaeology, 13:
pecialmente a Anne y Carmen, que han hecho mu- 131-137.
cho más llevadera la estancia en la pluviosa Gran
Bretaña, y por supuesto a mi familia, por haber sido
el impulso de cada uno de mis pasos desde aquellos
primeros de la placita. Gracias por ser mis alas.
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RESUMEN
El objetivo de este trabajo es el de dar a conocer el actual estado de las investigaciones realizadas so-
bre artefactos líticos y figurillas cerámicas en el área maya. Así mismo se pretende mostrar las metodologías
que actualmente se están empleando para el registro, análisis y estudio de los materiales arqueológicos de este
tipo hallados en la ciudad maya de La Blanca, Petén, Guatemala.
ABSTRACT
The aim of this work is to provide an overview of the current state of lithic artifacts and clay fig-
urines researches in the Maya area. In this study we want also show some methodological purposes to be ap-
plied with this kind of archaeological finds from La Blanca, Petén, Guatemala.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
520
RICARDO TORRES MARZO – PATRICIA HORCAJADA CAMPOS
hecho que se hace patente por la abundante presen- material cuyo estudio puede aportar datos necesa-
cia de material cerámico perteneciente a las esferas rios para una mejor comprensión de esta antigua
cerámicas Tepeú 1, Tepeú 2 y especialmente Tepeú cultura.
3. La escasez de materiales cerámicos asociados a
Los primeros estudios que prestaron atención a
la esfera New Town pone de manifiesto una breve
los artefactos líticos mayas fueron realizados a fina-
ocupación Postclásica (Salas y Orozco, 2007). Esta
les del siglo XIX y principios del XX, y se centra-
cronología se ve corroborada por los datos aporta-
ron en los excéntricos y algunos artefactos particu-
dos por el estudio de las puntas de proyectil de pe-
lares. Todavía deberán pasar unos años para que
dernal tallado para lanzadardos halladas en el sitio,
comenzaran a formalizarse los estudios líticos, pues
que corresponden a una tipología característica de
fue en 1947 cuando Kidder publicará su estudió so-
los períodos Clásico Tardío y Terminal, mientras
bre los artefactos de Uaxactún. A partir de este mo-
que únicamente se ha registrado un ejemplar de
mento los arqueólogos comienzan a registrar todo
punta de flecha, arma que no empezaría a ser em-
el material lítico. La obra de Kidder fue muy criti-
pleada por los mayas hasta el Postclásico.
cada posteriormente, pues hacía una diferenciación
Como ya se ha apuntado el presente trabajo cen- de artefactos en dos categorías “utilitarios” y “cere-
tra su atención en la metodología empleada para el moniales”, categoría, ésta última, en la que sitúa los
estudio de los artefactos líticos, óseos, malacológi- excéntricos, haciendo así una diferenciación funcio-
cos y las figurillas cerámicas halladas en La Blanca. nal en base a aspectos puramente morfológicos.
Una parte del registro arqueológico cuyo valor
En 1959 W. R. Coe presenta su trabajo sobre la
como fuente de información ha sido obviado en nu-
lítica de Piedras Negras y Proskouriakoff, en 1962,
merosas ocasiones y para la que no existe una meto-
presenta el material lítico de Mayapán. Por otra
dología de estudio claramente definida. Ya que tra-
parte Willey et al. (1965) publican los artefactos de
dicionalmente las investigaciones arqueológicas re-
Barton Ramie, más tarde Willey (1972) publicará
alizadas en el área maya se han centrado en el estu-
los de Altar de Sacrificios y posteriormente (Wi-
dio de los distintos tipos cerámicos, de la arquitec-
lley, 1978) los de Ceibal. Estos trabajos siguen las
tura, de la escultura y de la epigrafía.
pautas marcados por la obra de Kidder, aunque con
De este modo se expondrá, en primer lugar el algunas modificaciones, como el hecho de no sepa-
actual estado de las investigaciones en cada uno de rar artefactos “funcionales” de “ceremoniales”. Sus
estos campos, para pasar después a enunciar una se- numerosas ilustraciones y buenas descripciones de
rie de propuestas metodológicas que se han emplea- los artefactos los han convertido en las obras bási-
do o se pretenden aplicar para el estudio de los ma- cas para el estudio de los artefactos mayas de piedra
teriales de La Blanca, a fin de que puedan servir tallada, y en algunas de las más completas hasta la
como punto de apoyo a futuras investigaciones en fecha.
el área.
Los trabajos comentados anteriormente se cen-
2. Artefactos líticos. tran en el análisis tipológico y tecno-tipológico de
2.1. Estado actual de los estudios sobre arte- los artefactos hallados en diversos sitios arqueoló-
factos líticos en el área maya. gicos del área maya y han sido seguidos por otros
La industria lítica fue fundamental para el desa- investigadores como Kaneko (2003). Por otra parte
rrollo de todas las culturas precolombinas, pues se han llevado otro tipo de trabajos sobre el mate-
aunque para algunas de ellas los metales no eran rial lítico maya centrados en el estudio de microh-
desconocidos éstos nunca suplantaron a los útiles uellas de uso (Wilk, 1976; Lewenstein, 1987), en la
realizados en piedra. Éste es el caso de la civiliza- determinación de las fuentes de materia prima
ción maya que desde sus orígenes hasta la llegada (Sidrys et al. 1976; Braswell, 1996), concretamente
de los europeos al continente americano mantuvo de las fuentes de obsidiana mediante el análisis de
como principal fuente de materia prima para la ela- elementos traza, o en establecer rutas de intercam-
boración de útiles, armas y herramientas la piedra, bio de obsidiana a larga distancia (Johnson, 1976).
que trabajaban tanto con la técnica de la talla como Así se puede afirmar que buena parte del interés de
con la del pulido. Como ya se ha apuntado, y como los estudios líticos en el área maya han volcado su
es habitual para las culturas avanzadas que siguen atención en un tipo de materia prima, la obsidiana,
valiéndose de los implementos líticos como útiles que si bien fue muy empleada no lo fue tanto como
fundamentales, las investigaciones arqueológicas el pedernal, al menos en las Tierras Bajas.
realizadas en el área maya se han centrado en el es- 1.2. Propuestas metodológicas para el estudio
tudio de la cerámica y la arquitectura. Así, en nu- de los materiales líticos, óseos y malacológi-
merosas ocasiones, no se ha tenido en cuenta la im- cos de La Blanca.
portancia de la lítica como fuente de información en Los restos muebles de la cultura material halla-
los estudios arqueológicos en territorio maya. Un dos en La Blanca durante las temporadas de campo
521
PROPUESTAS METODOLÓGICAS PARA EL ANÁLISIS DE MATERIALES ARQUEOLÓGICOS EN LAS TIERRAS...
Fig.: 1. Materiales arqueológicos de La Blanca. A. Punta de proyectil de pedernal; B. Fragmento de chuchillo de pedernal;
C. Hacha bifacial de pedernal (dibujos R. Torres); D y E. Figurillas cerámicas (dibujos E. Meijide).
2004, 2005, 2006 y 2007, a excepción de los cerá- en proceso de estudio. Mucho menos representadas
micos, han sido estudiados en conjunto y cataloga- se encuentran las industrias ósea y malacológica,
dos bajo la denominación de objetos, si bien para pues únicamente 14 ejemplares se encuentran aso-
los fines de este trabajo se centrará la atención so- ciado a la industria malacológica y 9 a la industria
bre el análisis del material lítico y especialmente en ósea.
los artefactos de piedra tallada. Hasta la fecha se ha
Para la industria lítica se ha hecho una distin-
analizado un total de 531 objetos, que incluyen to-
ción por subindustrias, esto es, por la materia prima
dos los artefactos trabajados realizados en hueso,
empleada para la manufactura de artefactos. Las
concha y piedra pulida, así como los artefactos for-
materia primas más utilizadas han sido, por este or-
males realizados en piedra tallada (Torres, 2006,
den, el pedernal, la obsidiana y la cuarcita, si bien
2007; Vidal et al., 2008).
también se encuentran presentes útiles realizados en
Como ya se ha apuntado los objetos de la cultu- otros materiales como la caliza, el granito, la arenis-
ra material han sido separados en tres grandes gru- ca o el jade.
pos, estos son las industrias ósea, malacológica y lí-
Por otra parte todos los materiales analizados
tica, incluyéndose en cada una de ellas los objetos
han sido clasificados por clases, separándolos en ta-
de esas materias primas que presentan modificacio-
llados y pulidos. Dentro de cada clase se ha hecho
nes realizadas por el hombre. La industria que se ha
una subdivisión por categorías o tipos, siguiendo
visto representada con un mayor número de ejem-
las propuestas de los trabajos consolidados ya men-
plares es la lítica, a la que corresponden 508 arte-
cionados (Kidder, 1947; Coe, 1959, Proskourikoff,
factos realizados en piedra tallada y pulida, a estos
1962; Willey et al. 1965; Willey, 1972, 1978) a fin
hay que añadir un gran número de nódulos, núcleos,
de facilitar el estudio comparativo con los materia-
lascas con y sin retoque y desechos de talla, funda-
les hallados en otros sitios arqueológicos. Así den-
mentalmente de pedernal, que se encuentran todavía
tro de la clase pulida se engloban tipos como meta-
522
RICARDO TORRES MARZO – PATRICIA HORCAJADA CAMPOS
tes, manos de moler, hachas y cinceles de piedra en la región circundante al sitio arqueológico, si
pulida, machacadores, mazos o cuentas, entre otros. bien no se descarta la posible existencia de inter-
cambio de pedernal con otras regiones de las Tie-
Para la clase tallada se han clasificado artefactos
rras Bajas.
como hachas bifaciales de piedra tallada, cuchillos,
puntas de proyectil, cinceles o raspadores. La presencia de abundantes nódulos, núcleos y
lascas primarias, secundarias y terciarias de peder-
A fin de realizar un análisis más completo de los
nal en el sitio arqueológico de La Blanca sugiere
artefactos de piedra tallada se ha diseñado una serie
que al menos parte de los artefactos realizados en
de fichas morfológicas, tipológicas y tecnológicas
esta materia prima fueron fabricados in situ. No
aplicables a lascas, láminas, núcleos y artefactos bi-
ocurre lo mismo con la obsidiana, que posiblemente
faciales y unifaciales. Las fichas han sido pensadas
fuese importada al sitio en forma de núcleos polié-
para el estudio del material lítico de La Blanca, si
dricos preparados para la extracción de navajas
bien pueden adaptarse con facilidad al material de
prismáticas por presión, único tipo de artefacto de
otros yacimientos.
esta materia prima documentado hasta la fecha en
Todas las fichas presentan una serie de elemen- La Blanca. Como ya se ha apuntado el estudio de
tos comunes como son: yacimiento, operación, su- núcleos, lascas y desechos de producción no se en-
boperación, nivel, lote, código, fecha de hallazgo, cuentra concluido, por lo que es previsible que pue-
fecha de estudio, contexto, cronología y materiales da aportar nuevos y más precisos datos en este sen-
asociados. Asimismo se indicará el tipo de materia tido.
prima, la presencia o ausencia de córtex y en caso
2. Figurillas cerámicas.
necesario la proporción en qué se conserva, dimen-
siones, peso, soporte, estado físico, técnica de talla 2.1. Estado actual de los estudios sobre figuri-
y color según la tabla Munsell Soil Color Charts. llas cerámicas en el área maya.
Las figurillas cerámicas constituyen un porcen-
El análisis comprende además una descripción taje considerable del material total rescatado en los
morfológica descriptiva empleando una terminolo- trabajos arqueológicos llevados a cabo en el área
gía adecuada para la correcta interpretación y clasi- maya. Se trata de objetos de reducido tamaño, no
ficación de los artefactos y la creación de subtipos suelen exceder los 15 cm de altura, modelados a
específicos dentro de cada tipología, para lo que se mano, con ayuda de un molde o bien combinando
ha seguido la propuesta de Leroi-Gourham (Leroi- ambas técnicas. Tradicionalmente, bajo el término
Gourham et al., 1974). Por otra parte se presta aten- figurilla se engloba también otros objetos como sil-
ción a una serie de aspectos tecnológicos como la batos, pendientes o colgantes, que, morfológica-
descripción de los retoques (Bordes, 1988; Benito y mente, son muy parecidos a las figurillas propia-
Benito, 1998), el tipo de talón, o la presencia o au- mente dichas o lo que algunos investigadores deno-
sencia de huellas de uso a nivel macroscópico y con minan figurilla-imagen (Galeotti, 2001). De hecho,
magnificación de veinte aumentos. Los datos regis- su técnica de manufactura es la misma y lo único
trados en las fichas se complementan con fotografí- que los diferencia es la presencia de una boquilla y
as digitales y dibujos a escala 1:1 de los artefactos una serie de orificios para el caso de los silbatos; o
estudiados en los que se presenta al menos una de la perforación en alguno de los extremos de la pieza
las caras y una sección transversal. El objeto de esta para los pendientes o colgantes. El repertorio icono-
clasificación es simplificar el posterior estudio del gráfico es muy amplio: figuras humanas, especial-
material lítico de La Blanca y facilitar el análisis mente femeninas, cuyos atributos y actitudes nos re-
comparativo con el de otros sitios arqueológicos del velan su condición social y entre las que encontra-
área maya, especialmente de las Tierras Bajas. mos desde representaciones de deidades hasta mu-
1.3. Consideraciones finales. jeres llevando a cabo quehaceres cotidianos como
Los resultados obtenidos hasta la fecha permiten la molienda del maíz o tejiendo; personajes antro-
afirmar la presencia de materias primas foráneas, pozoomorfos que parecen pertenecer a una esfera
que hacen patente un intercambio comercial a larga suprahumana y una gran variedad de animales, mu-
y media distancia. Para la obsidiana se contemplan chos de los cuales están estrechamente vinculados a
cuatro posibles fuentes de abastecimiento, que im- las creencias religiosas de los antiguos mayas como
plican un intercambio a larga distancia con las Tie- es el caso del jaguar, el mono, la tortuga o la lechu-
rras Altas de Guatemala y el centro de México. za por citar algunos ejemplos. Por otro lado, es im-
Otros materiales como la cuarcita, la arenisca y el portante mencionar que se trata de objetos que fue-
granito posiblemente provengan del intercambio ron usados por los grupos distinto estrato social,
con las relativamente cercanas Montañas Mayas, como demuestran los variados contextos arqueoló-
donde este tipo de materias primas es abundante. La gicos en que han sido halladas. Así, se han docu-
piedra caliza y el pedernal debieron ser obtenidos mentado ejemplares formando parte de ajuares fu-
523
PROPUESTAS METODOLÓGICAS PARA EL ANÁLISIS DE MATERIALES ARQUEOLÓGICOS EN LAS TIERRAS...
nerarios de la élite y de la gente común, como es el rio bien definido para su estudio.
caso de las famosas figurillas de la Isla de Jaina
2.2. Propuestas metodológicas para el estudio
(Campeche, México); formando parte de ofrendas
de las figurillas cerámicas de La Blanca.
depositadas a los pies de las escalinatas de los pala-
cios, como en La Blanca; en los sectores habitacio- Los principales objetivos que perseguimos son:
nales periféricos de las ciudades, tanto en el exte- - Realizar una clasificación sistemática de las
rior de las viviendas como en su interior, así como piezas.
en basureros domésticos. Además, estos objetos
también aparecen ligados al ámbito agrícola, depo- - Definir su función y significado.
sitadas en la milpa como lo mencionaba ya en el si- - Estudio de las técnicas y materiales empleados
glo XIV Fray Diego de Landa (Landa, 2002). para determinar su origen.
Son piezas que, dado su tamaño y debido al ma- - Determinar las relaciones que el La Blanca
terial con que están realizadas, son muy frágiles, mantuvo en la antigüedad con otros centros aleda-
por lo que en la mayoría de los casos las hallamos ños.
fragmentadas o en un estado de erosión muy avan-
zado, por lo que en ocasiones resulta complicado Para el estudio de las figurillas de La Blanca el
definir qué representan. Por otro lado, la calidad de primer paso ha sido el diseñar una ficha para llevar
las piezas es muy variada y encontramos desde au- a cabo un registro y clasificación sistematizada de
ténticas obras artísticas en miniatura hasta otras las piezas. Los campos de los que consta dicha fi-
muy toscas. Tal vez estas características remitan a cha son:
la existencia de diferentes talleres y a que, aunque - Código: número asignado a cada pieza prece-
aparentemente los diferentes estratos de la sociedad dido de las siglas LBFC (La Blanca Figurilla Cerá-
hicieron uso de ellas, la calidad de la pieza posible- mica).
mente estaría asociada al rango social del destinata-
rio. Pero lo que es indudable es que las figurillas - Forma: definición de la pieza en base a estos
contienen en sí mismas una importe información parámetros:
acerca de la cultura que las creó. Información que * Entera o fragmento, en este último caso indi-
sigue parcialmente oculta entre otras razones por- cando a qué parte corresponde.
que hasta hace pocos años este tipo de material se
encontraba relegado en un segundo plano en los es- *Antropomorfa / zoomorfa/ antropozoomorfa.
tudios realizados en el área maya. Consecuencia de * Hueca/sólida.
esto es que la mayoría de los trabajos realizados
hasta las últimas décadas del siglo XX se limitasen -Procedencia: estructura, operación y subopera-
a la clasificación, tomando únicamente en cuenta ción, e indicando si forma parte de un relleno, de un
medidas y características formales dejándose un basurero, de una ofrenda, ajuar, etc.
tanto de lado la interpretación. -Cronología: período al que pertenece.
Susanna Ekholm, en 1979, estableció dos gran- -Dimensiones: altura, anchura y grosor en centí-
des grupos de figurillas en base a su iconografía y metros.
al contexto en el que fueron localizadas: “sacras” y
“profanas”. Al primer grupo adscribió aquellas que -Técnica: modelada, moldeada o mixta.
representaban deidades y que han sido ubicadas en -Peso: indicado en gramos.
contextos ceremoniales. En el segundo englobó
aquellas otras representaciones de figuras humanas -Cromatismo de la pasta: determinación de ésta
que revelan aspectos de la vida cotidiana y que fue- en base a la tabla de colores Munsell Soil Color
ron localizadas en un contexto doméstico. Se trata Charts.
de una clasificación muy general, pues muchas de -Grupo: conjunto cerámico al que se adscribe la
las figurillas no se pueden adscribir a ninguno de pieza, éste viene marcado por el color del engobe
estos dos grupos, como es el caso de las figurillas de las pastas.
zoomorfas, pero que, a pesar de ello, es una clasifi-
cación que sigue empleándose para el estudio de las - Clase: breve definición iconográfica.
figurillas mayas. -Tipo: se define con características comunes
La investigación de las figurillas mayas es toda- agrupamientos de figurillas según criterios morfoló-
vía en la actualidad un terreno poco explorado en gicos (forma de la cabeza, ojos, cuerpo, brazos,
comparación a las otras manifestaciones artísticas etc.).
como la arquitectura, escultura o pintura, que más -Variedad: definición de rasgos específicos den-
bien son exclusivas de la élite, y no existe un crite- tro de un tipo.
524
RICARDO TORRES MARZO – PATRICIA HORCAJADA CAMPOS
A estos campos se añade una breve descripción fragmento de la pieza. Mientras que de las piezas
de la pieza en la que se menciona su estado de con- más erosionadas, en las que las formas no se reco-
servación, si contiene restos pictóricos o alguna nocen se tomarán muestras para llevar a cabo los
otra particularidad. Además cada ficha va acompa- análisis de difracción de rayos X (XRD) y micros-
ñada de un apartado gráfico con dibujos a escala copía electrónica de barrido (SEM). Es importante
1:1 del perfil y frontal de la pieza y su correspon- destacar que estudios como éste ya se han llevado a
diente fotografía. cabo en este tipo de materiales, como es el caso de
las figurillas de Calakmul (García-Heras et al.,
Como hemos comentado, bajo el término figuri-
2006), en las que se pudo determinar un origen dis-
lla se define otros objetos que presentan similitudes
tinto, local o foráneo, de las diferentes piezas que
técnicas y formales con éstas y que muchas veces
conformaban la selección hecha para el estudio.
comparten el contexto arqueológico. Este hecho nos
hace pensar que hay que distinguir dos funciones, 2.3. Consideraciones finales.
una primaria que va ligada al fin con el que se creó A pesar de que en los últimos años están prolife-
la pieza, y otra secundaria, la más compleja y que rando las investigaciones acerca de figurillas ma-
denominamos significado. Esta función secundaria yas, yendo más allá de su clasificación formal, pro-
es la que más variabilidad presenta y es, a lo sumo, fundizando en el estudio interpretativo e incluso to-
la última función que cumplió. Así, de un silbato mando metodologías de estudio propias de otras
podemos determinar que su función primaria era disciplinas como lo son los análisis fisicoquímicos,
servir como instrumento musical, incluso podría- todavía existen muchas lagunas acerca de las figuri-
mos decir que su función era entretener, pero si ese llas mayas. En parte porque, como ya hemos men-
mismo silbato se encontró a los pies de la escalinata cionado, no han recibido la atención que merecen
de un palacio, asociado a otros materiales a modo por parte de los investigadores hasta fechas recien-
de ofrenda, el significado cambia. Lo mismo ocurre tes y por tanto nos encontramos todavía en una fase
con las figurillas propiamente dichas. Podemos de- inicial en la que no está todavía bien definida una
finir su función realizando un análisis formal o ico- propuesta de estudio que nos permita extraer toda la
nográfico, pero para aproximarnos a interpretar su información que guardan estas piezas que están li-
significado deberemos tener en cuenta, además del gadas a un culto de corte más popular que convivía
análisis iconográfico, el contexto arqueológico del con la religión oficial maya. Por ello un estudio mi-
que procede y, si es posible hacer un estudio com- nucioso de estos objetos, nos acercará a un mayor
parativo con otros casos similares. conocimiento de esta cultura milenaria, pues la his-
En La Blanca se hallaron dos moldes cerámicos toria maya que conocemos hoy es en su mayoría la
que fueron empleados para fabricar figurillas, he- protagonizada por la élite.
cho que nos confirma que al menos una parte de la 3. Conclusiones.
producción fue realizada de forma local, aunque
Sin duda los avances en el estudio de la cultura
por el momento no podemos establecer la magnitud
material del sitio arqueológico de La Blanca aporta-
de ésta. Por otro lado, las figurillas procedentes de
rán nuevos datos necesarios para alcanzar un mayor
La Blanca, guardan estrecha relación tipológica con
conocimiento sobre diversos aspectos concernientes
las recuperadas en otros centros aledaños. Estas co-
tanto a la vida cotidiana como al complejo sistema
nexiones se pueden deber a varias razones, entre
ideológico que desarrollaron los antiguos poblado-
ellas la existencia de un culto regional, por lo tanto
res de La Blanca, así como para determinar las rela-
no debe resultar extraño encontrar la misma tipolo-
ciones comerciales y sociales que sostuvo con otros
gía en diferentes sitios; o que existiese un centro
centros aledaños.
productor especializado que exportase las piezas a
los demás sitios. El hecho de establecer los compo- Por otra parte confiamos en que los trabajos rea-
nentes tanto de la pasta como de los pigmentos para lizados sirvan para abrir nuevas vía de investiga-
profundizar en su técnica de manufactura nos apor- ción sobre unas cuestiones que hasta la fecha se en-
tará información más precisa para determinar si se cuentran en segundo plano, y que puedan sevir
trata de una producción local o de piezas importa- como punto de apoyo a otras investigaciones futu-
das. Para ello se realizará una selección de las figu- ras sobre estos temas en el área maya. En última
rillas más representativas y en base a su estado de instancia lo que se pretende con estos estudios es
conservación se empleará una u otra técnica de aná- ampliar el conocimiento de la historia, cultura y so-
lisis. Para aquellas piezas que se encuentren com- ciedad de la población maya que habitó las Tierras
pletas y para aquellas parcialmente fragmentadas en Bajas Mayas durante el período Clásico Tardío a
las que son reconocibles las formas, se empleará Clásico Terminal, justo la época en que se produjo
una técnica de análisis no destructiva como lo es la el colapso de esta civilización.
fluorescencia de rayos X dispersiva en energía
(EDXRF), que no requiere la remoción de ningún
525
PROPUESTAS METODOLÓGICAS PARA EL ANÁLISIS DE MATERIALES ARQUEOLÓGICOS EN LAS TIERRAS...
SESIÓN 11:
Diálogos pendientes: Arqueología,
Sociedad y Patrimonio
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 529-534
RESUMEN
Hasta ahora el problema de la subjetividad en la interpretación arqueológica era uno de los pocos as-
pectos que nos hacían conscientes de otro mundo más allá de la Arqueología. Si miramos hacia afuera nos
encontraremos sin embargo toda una serie de implicaciones políticas, económicas y sociales que afectan de
un modo directo a nuestro trabajo y que necesitan de una mayor atención por nuestra parte si queremos mejo-
rar nuestra situación como colectivo en todos los aspectos. Por ello, este trabajo analizará la situación de que
somos fruto y cómo desde la Arqueología Pública se puede y debe actuar para estudiar y mejorar la relación
que la Arqueología guarda con todo lo que le rodea.
ABSTRACT
The interpretative subjectivity has been one of the only things that made us conscious of this real
world beyond Archaeology. Looking forward we will be able to see a series of political, economical and so-
cial factors that affect directly our work. If we want to improve our situation as a social agent, these factors
will need much more attention from our collective. That is why this paper will analyze this situation we come
from and how Public Archaeology can and must be a way to study and improve the relations between Archae-
ology and everything else.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
530
JAIME ALMANSA SÁNCHEZ
logía mira como siempre ha mirado para sí misma y rencia a lo desconocido e incluso a los tópicos ex-
en el que la creación de conocimiento ya no parece traterrestres (Almansa 2006).
un objetivo prioritario porque nos hemos converti-
La concepción que el común tiene de la Arqueo-
do en un trámite más de la ley del suelo. ¿Qué que-
logía, salvo pocas excepciones, es precisamente
remos? ¿A dónde vamos?
esa, la que obtienen desde los medios de comunica-
En estos momentos, por ejemplo, la situación la- ción, ya que la educación no provee de una imagen
boral dentro de la Arqueología Comercial e incluso mucho más diferente ni tan siquiera en el ámbito
de la propia investigación es precaria. Desde los universitario (Almansa, 2006; Castillo, 2006).
sueldos a la falta absoluta de dialogo entre las dife-
Así pues, tenemos una idea popular de la Arque-
rentes instituciones, los problemas que nos azotan
ología y por otro lado, una definición más o menos
revierten en los resultados de nuestro trabajo y en
“científica” que va desde la clásica de Renfrew y
definitiva en el Patrimonio Arqueológico (Almansa,
Bahn (1991), a otras menos ortodoxas como la de
2005). Abrir los ojos ante esta problemática y bus-
Clive Gamble que define la Arqueología como
car estrategias para solucionarla es Arqueología Pú-
aquello que cada uno quiera que sea (Gamble
blica.
2008).
1.3. ¿Y qué?
En este marco es donde se han desarrollado toda
Puede que todo esto no sea novedoso. Nos en- una serie de “divulgadores de los desconocido” o
contramos ante una actitud que necesita pasar de ser periodistas entregados a los misterios del pasado
una afición residual de profesionales comprometi- que como apuntaba anteriormente copan el interés
dos a articularse como un programa de investiga- de los españoles (y del resto de público mundial).
ción que dada su amplitud puede abarcar diferentes
temas. Un simple paseo por YouTube nos muestra
como la referencia más cercana a la Arqueología es
En éste trabajo me centraré en uno de ellos, una escena de los Monty Python o la canción Ar-
pero podremos ver como tirando del hilo aparecen queología en mi jardín de Un Pingüino en mi As-
inevitablemente otros. censor.
Por cercanía y necesidad voy a exponer cómo Mirando a libros de Arqueología es fácil encon-
nuestra situación en el mundo de la Arqueología es- trar las guías de los misterios de Egipto junto al ma-
pañola está coartada por multitud de factores que en nual de Víctor Fernández (2000) o recopilaciones
ocasiones ni siquiera imaginaríamos, pero que de- para niños de la Historia de España con un conteni-
terminan nuestro trabajo o la ausencia de él. do ya no decimonónico sino directamente fascista
¿Cómo solucionarlo? No existe una receta ma- (Fernandez, 2008) de la Prehistoria.
gistral salvo empezar de cero, pero un poco de ¿Qué pasa? ¿Cómo hemos podido llegar a esto?
compromiso ayudaría mucho.
Las causas son sencillas y las apuntaba anterior-
2. El contexto social de la Arqueología. mente; vivimos y aprendemos de los medios y más
Cuando se busca algo sobre Arqueología en In- aún en disciplinas como la Prehistoria o la Arqueo-
ternet, el abanico va desde páginas serias con dife- logía que están prácticamente obviadas en los libros
rentes recursos hasta teorías sobre la existencia de de texto.
un “Dios” alienígena que nos dio la inteligencia.
Pero no hemos llegado sin más a esta situación.
Por norma general es muy difícil encontrar una no-
Es el resultado de una absoluta despreocupación
ticia que no se enmarque en los apartados de Cultu-
que durante años ha existido desde el ámbito de la
ra o Ciencia, porque al fin y al cabo la Arqueología
Arqueología hacia la sociedad.
es eso. De hecho, dentro de esas noticias y de otro
tipo de reportajes relacionados, los temas a tratar ¿Tenemos la culpa? Sí. Desde los inicios de la
suelen ser: los primeros homínidos (algo muy anti- Arqueología española hasta hoy, el ámbito arqueo-
guo), que en España se encuentran monopolizados lógico ha sido, y continúa siendo en gran medida,
por Atapuerca; Egipto/Grecia/Roma (y sus equiva- un círculo cerrado donde arqueólogos y arqueólo-
lentes americanos los Incas, Mayas y Aztecas) con gas comparten conocimiento y los discuten sin tener
ciertos tintes de misterio y aventura, además de una en cuenta al resto de la sociedad, que sin embargo
fijación por los grandes edificios y los grandes per- es dueña de esa Historia.
sonajes; y por último situaciones que por un motivo
Hemos sido testigos de innumerables atropellos
u otro levantan la expectación del público como la
contra el Patrimonio y contra la Arqueología que
Reina de Saba y otras reseñas Bíblicas, la Atlántida
pocas veces han levantado nuestra voz y menos aún
(casi siempre que aparece algo extraño bajo el
con alguna repercusión pública. Es tal el desinterés
agua), o cualquier hallazgo con la más ligera refe-
hacia todo lo que ocurre a nuestro alrededor que no
531
ARQUEOLOGÍA PÚBLICA, O DE CÓMO TODO NOS AFECTA
hay la mínima preocupación, ni mucho menos críti- Cuando nos acercamos al ámbito británico el
ca, ante nada que no afecte nuestra economía o volumen de publicaciones y museos verdaderamen-
prestigio personal. te didácticos es atronador. ¿Están más interesados
los ingleses que nosotros en el patrimonio arqueoló-
¿No nos damos cuenta de que este desinterés
gico? Tan solo las personas más “cultas” eran las
nos desprestigia y nos quita dinero?
que demostraban ese interés (Stone y MacKenzie,
3. De cómo todo nos afecta. 1994). Tal vez sea la tradición, con programas de
Como apuntaba al principio la Arqueología es televisión desde los inicios de la BBC o el sistema
una disciplina profundamente política, económica y tan abierto de investigación que tienen, pero son ca-
social (McGuire, 2008). Nos guste o no estamos in- paces de explotar su patrimonio (en términos de di-
tegrados en un sistema donde todo guarda relación. fusión pública) muchas veces hasta en exceso.
Es famoso el proverbio sobre el aleteo de una mari- ¿Es esto una cuestión cultural? Desde aquí co-
posa en Hong Kong desatando un huracán en Nue- menzaré el análisis.
va York. A menor escala y con diferentes actores
resulta totalmente cierto en nuestra sociedad, pero La situación de la Arqueología en la Educación
en definitiva podría verse como un ejemplo más de pública es un tema que se ha tratado varias veces
la Teoría del Caos (ver García Raso, 2008). (Santacana y Hernández, 1999; Jimeno y Ruiz Za-
patero, 2005). Si podemos sacar alguna conclusión
Usando un ejemplo más cinematográfico que rápida, es que los contenidos sobre Prehistoria y
real, un ganadero jugándose una finca al póker con Arqueología están bastante anticuados cuando apa-
un amigo empresario de la construcción tiene fuer- recen, y como siempre se reducen al mundo romano
tes repercusiones en cientos de personas y muy se- y Atapuerca (hoy que está de moda). Sin embargo
guramente también para la Arqueología (sobre todo la Arqueología es una materia que encajaría de un
si el ganadero pierde la mano). Así, un hecho tan modo excepcional en los planes de estudio por su
nimio como una partida de cartas entre dos amigos carácter interdisciplinar y práctico (Corbishley,
acaba teniendo mucho que ver con nuestro trabajo. 1982). ¿Por qué no aparece? Es la pescadilla que se
Con esto no quiero decir que el póker es Arque- muerde la cola.
ología. Lo que quiero decir es que las relaciones so- Es más que probable que la apatía hacia la cul-
ciales, políticas y económicas que se crean en nues- tura en general de la que pecamos en nuestra socie-
tra sociedad postindustrial y capitalista, son tan pro- dad sea el resultado de una educación insuficiente o
fundas que no se puede dejar de lado a la Sociedad excesivamente apática y acrítica.
a la hora de hacer Arqueología. La subjetividad en
la interpretación es una mera anécdota en este con- Pero esto es solo el principio de una enrevesada
texto, pues a lo que me refiero es a las causas y trama de actores e intereses que han llevado a nues-
consecuencias de nuestro trabajo (McGuire, 2008). tra profesión a ser lo que hoy es. Cogiendo cual-
quier Historia de la Arqueología (por ejemplo el
¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Para qué? clásico de Daniel, 1986) podemos ver cómo empe-
¿Por cuánto? ¿Para quién? ¿Dónde? Todas estas zó todo. Ya a principios del siglo XX se hicieron
cuestiones y muchas otras, nos muestran la puerta a visibles algunas de las consecuencias políticas de
un mundo paralelo a nuestro trabajo que es la causa nuestras investigaciones, a través de un uso politi-
de que la Arqueología exista y donde en ocasiones zado de las interpretaciones que se hacían del pasa-
jugamos un papel más importante del que pensa- do desde la Arqueología. Por no salir de España, la
mos. Además, nos damos cuenta de que la sociedad relación entre Celtas e Íberos (bárbaros y civiliza-
guarda una relación con nuestro trabajo mucho más dos) o los restos de sapiens hallados en el norte de
profunda de lo que se cree y practica hoy en día. África son ejemplos que se pueden rastrear en este
Como se ve en el gráfico, los sistemas actuales sentido.
de gestión patrimonial a penas guardan una relación Tras la caída del régimen franquista, la nueva
con la sociedad más allá de lo que creemos difusión ley de Patrimonio (16/1985) y la descentralización
y algunas iniciativas particulares. Para mucha gente de las competencias en cultura, se volvió a politizar
dentro de la Arqueología un mal museo o la publi- la Arqueología incluso al nivel de la propia legisla-
cación de una memoria de excavación que pocas ción, como muestra del más puro nacionalismo
personas podrían entender es más que suficiente. La (Diaz-Andreu y Mora, 1995; Querol y Martínez,
puesta en valor de yacimientos arqueológicos se ve 1996; Smith, 2004). Identidad y Política fueron en
además no como un medio de difusión y formación estos años compañeros inseparables del Patrimonio
sino como un atractivo más del turismo y en defini- Cultural y marcarían la faceta más visible de esa
tiva de la economía. ¿Es tan difícil conjugar ambas Arqueología fuera de la Arqueología.
cosas?
532
JAIME ALMANSA SÁNCHEZ
Fig.: 1. Modos de relación entre arqueología y sociedad según nuestros sistemas de gestión.
Pero la promulgación de la nueva ley de Patri- “profesionales” que varían con suerte cada cuatro
monio en 1985 trajo consigo el inicio de otro fenó- años y cuyo interés por la Arqueología es variable y
meno que ha marcado la situación de la Arqueolo- normalmente escaso. Esto repercute en cuestiones
gía actual. La Arqueología mal llamada “profesio- económicas (financiación) pero también en el pro-
nal” y a la que me referiré como Arqueología Co- pio desarrollo de los trabajos. ¿Cuánta gente hace
mercial. falta para gestionar de un modo eficiente la Arqueo-
logía de, por ejemplo, Madrid? Para algunos políti-
Más allá, el modelo general de propiedad públi-
cos la respuesta sería “¿Arqueología en Madrid?”
ca de los bienes ha resultado ser más bien un mode-
Es muy difícil que el mundo político comprenda lo
lo de propiedad “privada” entendiendo como tal a
que pasa en Arqueología, al igual que pasaba con la
la Administración. Salvo en contadas ocasiones y
educación aquí es de nuevo un problema circular.
gracias a iniciativas particulares o la excepcional
La Administración es la encargada de difundir el
importancia de un yacimiento, ese Patrimonio que
Patrimonio, lo cual fomenta el interés de la socie-
debería pertenecer a toda la Sociedad acaba siendo
dad y el conocimiento. Si la Sociedad no conoce,
el feudo particular de una Administración o un in-
tampoco se interesa y si el político de turno forma
vestigador que guarda celosamente todo.
parte del común de esa sociedad, tampoco le impor-
Una de las ventajas de la descentralización en la ta demasiado… ¿Se puede forzar un cambio en la
gestión del Patrimonio Cultural es precisamente la situación?
convivencia de 17 formas diferentes de entender
Es complicado intervenir en la vida política es-
esa gestión. Los hay de todo tipo; cerrados y efi-
pañola si no existe una verdadera repercusión me-
cientes, abiertos pero poco eficientes, cerrados a cal
diática o económica. Precisamente en el apartado
y canto o en vías de apertura. Son unos modelos de
económico, existe una fuerte repercusión derivada
gestión en continuo cambio y marcados por el vai-
de la Arqueología Comercial, pero se trata de una
vén político de la Administración.
repercusión negativa.
Con esto voy a pasar el segundo nivel dentro de
Durante los últimos años, el motor económico
la política, el de la política pura y dura, esa que va
de nuestro país ha sido la construcción y la Arqueo-
más allá del nacionalismo y que es la que de verdad
logía, por razones obvias, ha sido un continuo obs-
marca la agenda en todo el mundo. ¿Por qué? Cul-
táculo para el desarrollo de obras públicas y priva-
tura ha estado siempre controlada por políticos
533
ARQUEOLOGÍA PÚBLICA, O DE CÓMO TODO NOS AFECTA
das. En ocasiones, el Patrimonio Arqueológico ha Todo esto no viene de una tipología sobre las fí-
sido un arma política en la lucha entre la Adminis- bulas de Numancia, ni de las estrategias de capta-
tración Regional y Nacional (Autovía Ávila-Sala- ción de recursos en la Edad del Bronce. Tampoco
manca) y en otras, la propia Administración encar- tiene nada que ver con las técnicas de excavación
gada de velar por la conservación del Patrimonio ha en contextos con fases múltiples o con las nuevas
sido expoliadora por acción (y no por omisión tecnologías para el análisis de fitolitos.
como suele serlo).
Esto es Sociología, es Economía, es Patrimonio,
Para el Patrimonio, no parece haber sido la me- es Política, es Arqueología Pública.
jor forma de hacer las cosas. Para la Prehistoria ha
4. ¿Qué hacemos?
resultado un duro golpe (que aun no se ha asestado)
con hallazgos que cuestionan lo tradicionalmente Contestar a esta pregunta es simple, y salvo al-
aceptado como nuestro pasado. Para la sociedad ha gunas iniciativas que han surgido en los últimos
sido otra promesa incumplida. Y para la Profesión años, la respuesta sería… NADA.
fue una oportunidad que no sólo hemos desaprove- Como en cualquier terapia psicológica, el pri-
chado, sino que hemos convertido en un calvario. mer paso es ser consciente de los problemas que
Con una inflación acumulada de más del 25% nos afectan y de cómo muchos de ellos vienen de
desde que llegó el Euro, los sueldos en Arqueología nosotros mismos y de nuestra despreocupación por
Comercial siguen exactamente igual. Curiosamente, la sociedad. Para mucha gente dentro de la Arqueo-
los precios por un trabajo obligado han bajado en logía, estos problemas no existen y entierran la ca-
vez de subir y la competencia desleal en un campo beza en sus yacimientos como un avestruz cuando
donde se multiplicó sin control el número de traba- ve el peligro.
jadores y empresas ha acabado con nuevas (y no Además, el fenómeno de la Pseudo-arqueología
muy buenas) repercusiones para el Patrimonio. o lo que los anglosajones llaman “Arqueología Al-
Así pues hoy tenemos políticos en cierto modo ternativa” absorbe a un público potencial que termi-
negligentes, una sociedad desinteresada y un colec- na rechazando los pocos “ataques” que llegan desde
tivo de arqueólogas y arqueólogos cada vez más la Ciencia.
cansado y descontento. La difusión arqueológica en el ámbito español
está cambiando a grandes pasos gracias al desarro-
534
JAIME ALMANSA SÁNCHEZ
6. Bibliografía.
ALMANSA, J.
2005 “Caminando hacia un mismo fin”, en ArqueoWeb,
7(2).
2006 “La imagen popular de la Arqueología en Madrid”,
en ArqueoWeb, 8(1).
ASCHERSON, N.
2000 “Editorial”, en Public Archaeology 1(1): 1-4.
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 535-542
Edgard Camarós
Laboratori d’Arqueozoologia UAB–Estrat Jove Estrat.Jove@uab.cat
Gerard Cantoni
David Garcia
Núria Garcia Tuset
Xavier Gonzalo
Dioscórides Marín
Alba Masclans
Victoria Yannitto
UAB – Estrat Jove Estrat.Jove@uab.cat
RESUMEN
La confección de este artículo colectivo surge de una inquietud compartida por l@s estudiantes de
Arqueología de la UAB: ¿qué utilidad tiene nuestra profesión dentro de la sociedad? ¿Por qué nos repiten una
y otra vez que el objetivo de la Arqueología es generar conocimientos sobre los procesos de cambio de las so-
ciedades y se hace tan difícil verlo en las publicaciones? La respuesta, la nuestra, es que sólo la A.S. puede te-
ner un valor realmente útil para nuestras sociedades.
ABSTRACT
The preparation of this article stems from a concern shared by archaeology students at the UAB:
what use has our task within society? Why do we repeat over and over again that the goal of archaeology is to
generate knowledge about the processes of change in societies and then it so difficult to see it in publications?
Our answer is that only Social Archaeology can have a really useful value to our societies.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
536
ESTRAT JOVE
entrever que tipo de trabajo de campo, laboratorio y mún. Con la realización de estas tareas, la Arqueo-
publicación se lleva a cabo. Dejando de lado aque- logía recibe el grado de ciencia “útil” para la socie-
lla minoría que pueda creer que la Arqueología no dad, y el/la arqueólog@ encuentra su legitimación
sirve para nada, no podemos más que recordar en la sociedad como garante, de estos bienes cultu-
cómo han estado usados históricamente un conjunto rales y patrimoniales comunes (Lull y Micó, 1997).
de conocimientos científicamente dudosos: legiti-
Ya hemos señalado como han sido usados estos
mación de órdenes sociales establecidos, naturaliza-
planteamientos por los Estados más fuertes durante
ción de los artificiosos Estados-Nación, de las esen-
los ss.XIX y XX para justificar guerras, genocidios
cias patrias y hasta apoyos a procesos de coloniza-
y la explotación de otros Estados o Naciones con un
ción.
menor poder militar, así como el hecho colonialista
La Arqueología, como todas las ciencias, está en sí, como garante de la expansión de la superiori-
cargada de ideología. En este sentido, solo hace fal- dad tecnológica, social y cultural europea (sic).
ta ver cuál fue la implicación de la Arqueología cul- También ha sido a través de estas figuras de la Ar-
turalista alemana de la escuela de los Kultur Kreβe queología que se han legitimizado regímenes eco-
de los años 30 en la política de la Alemania nazi ba- nómicos, instituciones políticas o prácticas sociales
sada en la obtención imperialista del famoso liebe- que nada tienen que ver con una supuesta evolución
raum, concepto que para mayor vergüenza surgió de la sociedad. Así, el actual problema más grave
de la pluma de un arqueólogo, F. Ratzel. Sin ningún es la separación existente entre el/la arqueólog@ y
tipo de duda, los conocimientos generados por la las sociedades a las cuales se debe, y consideramos
Arqueología han sido instrumentalizados desde las que superarla tiene que ser uno de los grandes obje-
pocas instancias que han podido acceder a los tra- tivos de la A.S.. Tendremos que transformar radi-
bajos arqueológicos. Existe además la visión sim- calmente la sociedad de un consumidor pasivo de la
plista y naturalista de la historia que han instrumen- Arqueología a un sujeto activo, tanto a través de su
talizado instancias ya mencionadas, sirva de ejem- inclusión en el proceso de definición de las proble-
plo la frase “siempre ha sido así”. ¿El hombre ha máticas a resolver, como en la distribución de cono-
explotado a la mujer desde el inicio de la (pre) his- cimientos generados por la actividad arqueológica.
toria o por el contrario este hecho deviene en uno(s) Una praxis arqueológica entendida como un conoci-
tiempo(s) y espacio(s) concreto(s)? ¿Cómo se pro- miento integrado en la acción social, será un primer
dujo de manera fáctica la explotación social? ¿Las paso para conseguir un nuevo proceso en la genera-
jerarquías y la sociedad de clases es un requisito ción de conocimiento y, sobre todo, en que este esté
fundamental para la creación de los estados o las ci- vinculado orgánicamente a la comunidad a la que
vilizaciones humanas? ¿Puede haber existido y pue- pretende informar (Gassiot y Palomar, 2000). Así
de existir una sociedad simétrica? Estas preguntas, conseguiremos que la Arqueología devenga una he-
que normalmente no encuentran respuesta para el rramienta de transformación del presente desde un
gran público, y muchas otras de interés cotidiano, punto de vista socialmente comprometido, requisito
tan sólo pueden ser contestadas con la investigación imprescindible para poder hablar de una Arqueolo-
arqueológica de manera objetiva, ya que es la única gía explícitamente social.
ciencia capaz de extraer conocimiento científico de
Para nosotros, la A.S. no sólo tiene como objeti-
las relaciones naturaleza – sociedad y a su vez obje-
vo que la gente conozca nuestro trabajo, sino que
to – sociedad (Lull, 2007). A pesar de los cambios
participe, se aproveche, lo disfrute y conviva con
sufridos por la ciencia arqueológica desde los años
ésta como una herramienta explicativa y de autoco-
30, aun se ve en la manera de hacer, la tradición
nocimiento básica en la conciencia. Nos referimos a
ilustrada de la que proviene, y así las universidades
la creación de museos realmente didácticos, a la ac-
y los círculos de investigación están fuertemente li-
tualización de los libros de texto para escuelas e
gados a esta idea de expansión del conocimiento
institutos, a la organización de jornadas donde la
para civilizar a los menos afortunados. Esta teoría
gente pueda participar y comprender en qué consis-
se puede resumir en la máxima de “conocer el pasa-
te la Arqueología, en libros divulgativos de alto ni-
do para evitar los mismos errores en el futuro” o lo
vel… la divulgación no puede ser una excusa para
que es lo mismo, se presupone la necesidad de ayu-
el falseamiento, la ocultación y la tergiversación
da de la sociedad para entender el mundo en el que
pero es la parte más fundamental de la Arqueología.
vive y no equivocarse en sus decisiones. Así, la Ar-
Corresponde a la A.S. corregir científicamente de-
queología participa en la tarea de formar individuos
lante de las sociedades las mentiras y manipulacio-
capaces de distinguir entre lo que es justo y lo que
nes históricas que se han presentado y se presentan.
no, además de ofrecer a la sociedad un entreteni-
Este es el único objetivo que en último término pre-
miento cultural como serían los museos o los docu-
senta la A.S. y al cual todo queda sometido. Nues-
mentales, que fomentarían en todo caso la cohesión
tro objetivo tan sólo es la utilidad de la Arqueolo-
del grupo a través de la búsqueda de un pasado co-
gía.
539
LA ARQUEOLOGÍA (SOCIAL) QUE NECESITAMOS
2. ¿Cómo hay que aplicar todo esto? terminará tanto los procesos productivos primarios
En un plano mucho más pragmático, la investi- (esfera económica) con las formas de reproducción
gación en A.S. tiene que tener en cuenta los errores social (esfera ideológica) que permiten reproducir
y descubrimientos que la Arqueología ha ido ges- el sistema. Es pues esta interrelación la que condi-
tando a lo largo de su propia historia como discipli- cionará a posteriori, las formas de apropiación del
na científica, en tanto que ha de denunciar a medio que la Arqueología puede estudiar en el cam-
aquell@s que quieran poner más límites y barreras po y extraer conocimiento histórico sobre dinámi-
de los que ya tiene la propia disciplina en la capaci- cas tanto sincrónicas como diacrónicas del pobla-
dad de generar conocimiento científico. Es por esta miento en un territorio concreto.
razón que la investigación tiene que contribuir al Los análisis espaciales se deberían estudiar se-
desarrollo de una metodología analítica de la mate- gún las premisas anteriores, la materialidad social
rialidad social, que dilate y no contraiga los límites como variable independiente que actúa de manera
de la Arqueología en su contexto gnoseológico. no controlada, ya que es nuestro objeto de estudio a
Con esta perspectiva, el proceso de investigación priori y que actúa de manera determinante en la
tiene que contemplar la expectativa de pronunciar transformación del “espacio social”, el cual inter-
hipótesis explicativas (Bate, 1998) desde la mate- viene en el estudio como variable dependiente, es
rialidad, el hecho particular, el hecho social de ca- decir, como elemento que podemos medir y contro-
rácter general. De igual forma el proceso tiene que lar métricamente. Estas dos variables fundamentales
crear una metodología de estudio, basada en el ob- en todo estudio espacial y arqueológico, se relacio-
jeto social, que pueda ser aplicable a cualquier con- nan de forma igualmente dialéctica y de manera di-
texto de estudio de la Arqueología que permita que námica a lo largo del tiempo – espacio (sic), hecho
tenga su propia autonomía y deje de ser una disci- que nos obliga a estudiarlas de manera separada en
plina “auxiliar”, en tanto que no esté en la reta- un primer momento para después relacionarlas en
guardia del desarrollo técnico y filosófico de otros un estudio estadístico riguroso de interdependencia.
ámbitos de conocimiento de la ciencia. Esta metodología de estudio nos otorgará una defi-
Es por todo esto que desde aquí apostamos por nición de contextos necesarios para que los resulta-
una práctica arqueológica basada en el estudio dos de los análisis adquieran un significado en rela-
cuantitativo de la materialidad social, en relación a ción a una explicación del cambio histórico de for-
la llamada Arqueología espacial y el análisis de los ma dinámica (que no estática), y que pueda ser ads-
espacios sociales. La explicación que expondremos cripta a una serie de casos independientes pero inte-
a propósito de la teoría de los espacios sociales que rrelacionados tanto en los aspectos sociales de un
han ido formulando diversos autor@s supone un territorio como en los medioambientales e históri-
ejemplo de A.S. a nivel de investigación a seguir cos.
por su carácter científico y por el hecho que buscan No es el momento de entrar en detalle sobre las
responder problemáticas concretas de utilidad. propuestas metodológicas de prospección o estudio
Los espacios sociales son aquellos en los cuales del medio, etc., ya que pertenecen a trabajos de una
las sociedades humanas llevan a cabo sus activida- índole más técnica. Con esto, tan sólo queríamos
des de producción y reproducción que configuran e hacer explícita la posibilidad de combinar criterios
interactúan en la perpetua modificación de su me- científicos con la búsqueda de conocimientos con-
dio circundante. En consecuencia a esta actividad, cretos que tengan que tener una posterior utilidad.
observamos que las necesidades de la producción Ahora bien, si hasta ahora hemos estado preponien-
de la vida social implican al mismo tiempo una do una manera concreta de hacer Arqueología, no
apropiación de los recursos naturales, los cuales son hace falta pensar que esta sea predominante hoy en
procesados por la sociedad. Este proceso genera, a día, por el contrario, si lo hacemos es porque cree-
posteriori, la evidencia arqueológica, una vez esta mos que aun es muy necesario; es el momento de
materialidad social ha sido transformada y/o consu- observar otras formas de hacer Arqueología, no
mida por las sociedades. Al mismo tiempo de poder desde visiones filosóficas o epistemológicas, sino
observar este desarrollo, los estudios espaciales tie- desde una vertiente práctica. En este sentido, de-
nen la capacidad de dar la oportunidad de observar nunciamos que la mayor parte de excavaciones que
la estructura social determinada de cada grupo (Me- se llevan a cabo son de salvamento o de urgencia,
nasanch, 2003) estudiando su disposición territorial dirigidas y gestionadas por empresas privadas que
en un territorio concreto, a lo largo de una diacronía en su mayor parte se dedican a una recogida de da-
concreta. Esta empresa parte de la tesis que la so- tos sin ningún objetivo concreto y acaban sin ser
ciedad humana está estructurada en una esfera eco- publicadas ni integradas en ninguna investigación.
nómica y otra ideológica interrelacionadas de ma- Parecía que las excavaciones de urgencia eran una
nera dialéctica. Esta oposición intra-estructural de conquista social en la concepción de evitar la des-
las sociedades es al mismo tiempo aquello que de- trucción sistemática de la evidencia material, ha lle-
540
ESTRAT JOVE
gado el momento de reflexionar sobre que implica- ológicas del s.XIX, y no del resultado de las inves-
ciones tiene una recogida de datos sin ningún obje- tigaciones científicas que se han producido en Ar-
tivo y, en muchas ocasiones, llevada a cabo en con- queología. Con honrosas excepciones, evidente-
diciones de presión empresarial, de falta de recur- mente, constituye la manera perfecta de ocultar a la
sos, etc. A nosotr@s nos parece que habitualmente sociedad que es realmente la Arqueología. Además,
no sirven de mucho y son más bien un impedimento desde ciertos sectores, parece que existe un especial
para la generación de conocimientos científicos de interés en hacer de la Arqueología una disciplina
amplitud. Son muchas las propuestas que podría- productora de patrimonio. Una de las consecuencias
mos lanzar con la intención de solucionar estas fal- inmediatas de este proceso es el foco de atención en
tas, desde la intervención obligatoria de los conoci- ciertos “periodos”, por una u otra razón, legitiman
mientos extraídos en una línea de investigación has- el estatus quo actual y, de la misma manera, el
ta la transformación de la organización legal y del abandono de otros espacios geográficos o cronoló-
carácter privado de la Arqueología. No obstante, gicos, que nos son suficientemente estéticos o polí-
creemos que es una temática a debatir dentro de la ticamente interesantes como para devenir patrimo-
comunidad arqueológica y por lo tanto, en vez de nio.
generar una teoría unilateralmente reclamamos una
Delante de esto, la A.S. ha de perfilarse como
reflexión conjunta con tod@s l@s que no estén de
una alternativa a la actual gestión en la difusión del
acuerdo con esta situación. Tal vez un encuentro
conocimiento generado por las CC.SS. Contraria-
donde tod@s pudiéramos expresar nuestra opinión
mente a la situación actual, creemos que hace falta
sería lo más idóneo.
explicar correctamente en los museos y en la divul-
En relación a este aspecto, la divulgación surgi- gación, que la Arqueología es una ciencia, y demos-
da de la práctica arqueológica mencionada no pue- trarlo cuando devolvamos a la sociedad el conoci-
de, evidentemente, cubrir las necesidades sociales miento que hemos generado: hace falta mostrar, por
que enunciábamos al inicio; de hecho, no pensamos ejemplo, que nuestro territorio actual han vivido y
que se haya pretendido tal cosa. La Arqueología conviven muchas sociedades diferentes sin ser unas
privada produce conocimiento privado: es sintomá- la continuidad de las otras, mediante evolucionismo
tico que el gran concepto que define la divulgación darwiniano. Hay que explicar que aquello que lla-
de conocimiento social, no solo arqueológico, sea mamos patrimonio que hasta ahora servía para jus-
patrimonio. Sería muy atrevido por nuestra parte tificar nuestra presencia y antigüedad, no es de
que nos animásemos a formular esta afirmación, nuestra propiedad nacional o particular sino un re-
pero sólo hace falta observar cómo se denominan a gistro científico de interés social. Un elemento fun-
sí mismas la mayoría de empresas arqueológicas, damental en este discurso es la eliminación de cual-
tanto catalanas como estatales: CODEX – Arqueo- quier motor de la historia que implique esencias pa-
logía i patrimoni, ATICS – gestió y difusió del pa- trias abstractas o determinismos que releguen las
trimoni, STRATO – gabinete de estudios sobre pa- CC.SS. a disciplinas recopiladoras de datos ya co-
trimonio histórico y arqueológico, Grupo ARQUE- nocidas a priori.
OX – Arqueología y patrimonio S.L., y un largo
Por todo esto, es necesario que el conocimiento
etc. El mismo término evoca una significación de
devuelto represente íntegramente las diferentes in-
propiedad, privatizando de esta manera una mate-
vestigaciones realizadas, aunque conscientes que
rialidad (y el pseudo-conocimiento derivado de la
tendremos que adecuar el resultado obtenido a la
mala praxis) que no puede devenir parte de las po-
diferencia formativa en un aspecto poco publicitado
sesiones de nadie.
como son las CC.SS.. Esto quiere decir eliminar el
El “patrimonio de Cataluña es todo aquello que lapsus entre la academia y la calle; en un intento
yace en nuestro territorio actual”, dice la legisla- que el conocimiento que se genera dentro del ámbi-
ción. Es la forma perfecta de hacer llegar a la gente to científico tenga una difusión plena y rápida tanto
la idea del evolucionismo lineal combinada con el a las sociedades en general como dentro del ámbito
particularismo histórico de nuestro pequeño país de la enseñanza obligatoria. La difusión habitual-
siempre obstinado, desde el neolítico, a ser diferen- mente ha sido criticada desde el mundo universita-
te por causa de una extraña esencia histórica cultu- rio y académico por la falta de rigor que han pre-
ral. ¿Cuántas veces parece Indibil, rey ilergeta, un sentado la mayoría de los trabajos realizados hasta
héroe nacional catalán? ¿Y Viriat o el Cid como re- ahora, que tenían un objetivo más personal de los
presentantes de la máxima españolidad? Es obvio mismos autores que una voluntad explícita de de-
que para la comunidad científica esto son aberracio- volver un conocimiento social. Pero tenemos que
nes, pero malogradamente es el mensaje que en mu- acabar con la idea que esta difusión no es más que
chas ocasiones y bajo diferentes formas llega a un simple trámite tedioso y pesado por el cual se
nuestros conciudadan@s. Sin duda, la divulgación tiene que pasar para obtener un reconocimiento so-
es, aun en gran parte, heredera de las teorías arque- cial, ya que esta tiene que devenir la culminación
541
LA ARQUEOLOGÍA (SOCIAL) QUE NECESITAMOS
máxima de la tarea investigadora. Así, esta difusión sado en la A.S. se acerca mucho más a un museo de
tendría que estar fundamentada en tres ámbitos que la ciencia. Se trata, básicamente, que los objetos,
consideramos cruciales. maquetas, planos y demás materiales contenidos en
un complejo museístico sean expuestos como prue-
1) El mundo educativo, sobre todo la educación
bas de una investigación que profundice sobre el
primaria y secundaria obligatoria. No creemos
carácter dinámico-social de las comunidades huma-
oportuno el mantenimiento de ciertos tópico pseu-
nas y de las causas de este dinamismo. Se trata, bá-
dohistóricos que evocan realidades fantásticas y ar-
sicamente, que la gente que visite el museo com-
moniosas: es suficiente de figuras de hombres viri-
prenda que existen unas causas objetivas para los
les, peludos y salvajes, cuando hablamos de socie-
procesos históricos bien alejadas de la idea que la
dades que basaban su subsistencia en la caza y/o re-
historia se puede explicar desde diferentes ángulos
colección, o de reyes y reinas repletos de honor y
a voluntad.
bondad, además de grandes guerreros y héroes ex-
plicando los procesos históricos que sucedieron en 3) La divulgación es la publicación de conoci-
al Europa de los ss.XI-XV. No admitimos excusas mientos en forma de libros, revistas, publicaciones
que tienen su fundamento en la incapacidad de l@s audiovisuales, etc.… Este estilo de publicación lo
niñ@s para entender explicaciones serias, es me- podemos encontrar en otras ciencias consideradas
nospreciarl@s. Una educación que aporte un cono- mucho más duras y complejas que la nuestra, como
cimiento obtenido a través de las CC.SS. tiene que puede ser la física, donde las investigaciones de al-
poder hacer entender la realidad actual evidencian- guna de las personalidades más destacadas, como S.
do que las sociedades no son ni el resultado de si- Hawking salen a la luz para el público mundial en
glos de evolución natural, ni sistemas independien- un lenguaje llano a la vez que riguroso. Son necesa-
tes que se rigen por normas idealistas que no tienen rias publicaciones de este alcance popular que man-
nada que ver con la situación material. Somos con- tienen la ciencia como una actividad viva, a la vez
sientes que este cambio necesitará de una cierta que necesaria para la sociedad.
adaptación por parte del profesorado actual, pero
3. A modo de (no) conclusión.
también que este proceso se puede llevar a cabo
con personal bien preparado y capaz de crear dis- Para finalizar, podemos resumir que la idea que
cursos coherentes con los que propone la A.S. que aquí se plantea, es una forma determinada de com-
desde aquí defendemos. prender y practicar la Arqueología. Tomando como
punto de partida la pregunta básica a propósito de
2) Los museos forman parte de otro de los cam- la utilidad de la Arqueología, hemos iniciado una
pos donde la divulgación necesita una urgente revi- reflexión que seguro no acabará con este artículo.
sión. El actual sistema museístico es un ejemplo Consideramos que la Arqueología es una ciencia
más de la concepción dominante de la historia, que social que tiene por objeto de estudio la materiali-
hemos intentado exponer anteriormente, según la dad social observable y por objeto de conocimiento
cual los objetos arqueológicos tienen una valor en los procesos de cambio social de las comunidades
ellos mismos que los hace dignos de ser expuestos humanas. Nos sabemos partícipes de sociedades
para que el público quede admirado por la sorpren- que ultrapasan ampliamente nuestro ámbito acadé-
dente capacidad de un conjunto de gente que, sólo mico, y por lo tanto entendemos que forman parte
por haber existido con anterioridad a nosotros, tiene de un proceso productivo global en el cual nuestra
que ser tecnológicamente inferior y, por lo tanto, función es proporcionar la investigación y divulga-
también lo han de ser socialmente. Los museos, ción del conocimiento que nos toca. Esto nos obliga
además, han conseguido hacer del registro arqueo- a una praxis comprometida con toda y todas las so-
lógico una fuente de obras de arte ingente alejadas ciedades, en la que hará falta romper el tópico ilus-
de su valor científico, que permite a un gran núme- trado por el cual nosotr@s formamos la sociedad y
ro de museos occidentales mostrar el resultado del entendemos que nuestra tarea consiste en propor-
esfuerzo del individuo creativo que plasma sus sen- cionar las herramientas para que las sociedades, de
timientos en la cerámica para transportar aceite… las cuales no somos una parte enajenada, alcance-
Para crear así un magnífico actualismo del artista mos un conocimiento objetivo de la realidad econó-
occidental de los últimos siglos aplicado a todo tipo mica, política y social, pasada y presente, de las
de objetos arqueológicos. Este planteamiento per- causas y efectos de los cambios y continuidades que
mite reproducir la concepción artística de estos ma- operan en el tiempo, para llegar a comprender que
teriales en el presupuesto, para el gran público, que la realidad actual ni es la única posible ni es el final
estos objetos no son testimonios y agentes de un de un proceso irreversible, inalterable.
proceso histórico colectivo, sino fruto de la aleato-
riedad y la imaginación individuales. Una Arqueología verdaderamente científica,
orientada a satisfacer necesidades sociales de cono-
Contrariamente, la concepción de un museo ba- cimiento o tan sólo puede pasar por una aproxima-
542
ESTRAT JOVE
RESUMEN
ABSTRACT
In the last years an important development in the archaeology of the province of Cuenca has been
produced. In the matter that there are produced some advances, concreted in the historiography (especially in
the documentation of the Real Academia de la Historia), and in the breakthroughs of various periods, from
the Palaeolithic and Bronze Age, until late-roman times and visigothic. In this work we do a small summary
of the new investigations and its contributions to the Ancient History of the area, including a bibliographic
index.
La provincia de Cuenca es un territorio que evi- conquense tuvo un escaso desarrollo, con múltiples
dencia una notable riqueza arqueológica. Desde la hallazgos perdidos y sólo conservados, en casos
Edad Media, con hallazgos como los realizados en puntuales, en actuaciones “anticuarias”, como la de
Ercavica o “Santabaria” (Gozalbes, 2002), y en es- Giménez de Aguilar, o la de Larrañaga (autor de
pecial desde el siglo XVI, son numerosas las noti- una Guía de la provincia con múltiples datos sobre
cias referidas a hallazgos diversos, sobre todo con- hallazgos arqueológicos). No obstante, a partir de
cretados a partir del siglo XVIII en la ciudad roma- mediados del siglo XX destacan los estudios reali-
na de Segóbriga (en esa época se realizan excava- zados en Valeria por parte de Francisco Suay. Fue a
ciones en la basílica paleocristiana, y se recupera un partir de los años setenta cuando se multiplicaron
gran número de inscripciones latinas). los estudios, destacando especialmente, entre otros,
los trabajos de Santiago Valiente en el Pico de la
Las revisiones de la documentación existente en
Muela, un poblado ibérico precedente de la Valeria
el Gabinete de Antigüedades de la Real Academia
romana, los de Manuel Osuna en diversos asenta-
de la Historia, con las publicaciones sobre la misma
mientos romanos (en especial Valeria y Ercavica), y
que se están realizando últimamente, muestran esta
los de Santiago Palomero centrados, en este caso,
extraordinaria importancia que los hallazgos en Se-
en las vías romanas en la provincia, así como múlti-
góbriga tuvieron en la segunda mitad del siglo
ples investigaciones en necrópolis y poblados de la
XVIII (Fig. 1) (Maier y Cardito, 1999), hasta el
Edad del Hierro, entre las que destacarán, en fechas
punto de ocasionar (debido a la alarma ante las des-
algo más recientes, las investigaciones de Millán
trucciones y saqueos) a comienzos del siglo XIX el
Martínez en el poblado del Cerro de la Virgen de
primer Reglamento español referido a la protección
la Cuesta en Alconchel.
de los hallazgos arqueológicos, la Real Cédula de
1805 para conservar los monumentos antiguos del Los hallazgos arqueológicos en la provincia de
Reino. La cuestión de las antigüedades conquenses Cuenca no han cesado en los últimos años. El rico
reflejadas en documentos antiguos, estas revisiones patrimonio material tradicionalmente conocido ha
a las que en alguna ocasión se ha llamado “exca- sido a aumentado a partir de nuevos datos y estu-
vando papeles”, tienen cada vez una mayor presen- dios que permiten una cierta sistematización, sin
cia en la Historia de la investigación (Cebrián, necesidad de que la misma resulte exhaustiva, en el
2002; Maier, 2003). siguiente panorama de hallazgos más recientes, cen-
trando nuestra la atención en la Prehistoria y el
En la primera mitad del siglo XX la arqueología
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
544
IVÁN GONZÁLEZ BALLESTEROS
2. Arte rupestre.
Está siendo objeto de importantes aportaciones
en los últimos años. Por un lado con los trabajos
centrados en la zona de Villar del Humo (Fig. 3),
que han significado la aportación de nuevas pintu-
ras del mismo tipo, así como el inicio del desarrollo
de la museización (Poyato, Ruiz y Guillén, 2007).
También se han realizado aportaciones puntuales,
como la digitalización de algunas de las imágenes
de pinturas (Clogg y Díaz Andreu, 2000), y la apor-
tación de nuevos conjuntos de pinturas, como en el
caso de los grabados al aire libre en La Hinojosa
Fig.: 1. Dibujo de un Altar de Segóbriga en los diarios de
excavaciones de 1789-1790. (Díaz Andreu, 2003), o las pinturas de Henarejos,
donde destaca el abrigo del Tio Modesto (Hernán-
1. Paleolítico. dez, Ferrer y Catalá, 2002).
Los vestigios principales hasta ahora se han cen-
trado en las piezas halladas en una veintena de esta-
ciones de superficie dispersas por la provincia, y
que fueron estudiadas en su día por Martínez Nava-
rrete, con materiales que no son muy típicos (Paleo-
lítico Inferior avanzado, y sobre todo Paleolítico
Medio). La excavación de Fernández-Miranda y
Moure en el abrigo de Verdelpino, en Valdecabras,
documentó una sucesión de Magdaleniense, Epipa-
leolítico y Neolítico, en una revisión más ajustada
realizada con posterioridad (Rasilla, Cañaveras y
Hoyos, 1996).
En la actualidad las excavaciones en el abrigo
de Buendía en Castejón, realizadas por un equipo
de la University College de London y el CSIC, está
incorporando novedades significativas al aportar la
existencia de un importante nivel del Magdalenien-
se (Torre, Elías, Morán, Benito, Martínez-Moreno, Fig.: 3. Bóvido naturalista de Marmalo III (Villar del Humo)
Gowlett y Vicent, 2007) (Fig. 2). Los dos abrigos, En todo caso, debemos destacar en el terreno de
Verdelpino y Buendía, son dos de los escasos yaci- la investigación la Tesis Doctoral de Juan Francisco
Ruiz López, con la que ha ampliado considerable-
545
PANORAMA ARQUEOLÓGICO DE LA PROVINCIA DE CUENCA
mente el número de pinturas en la provincia con- rica está formada por tumbas dispuestas en calles,
quense, o el trabajo de síntesis, más divulgativo, de con losas, apareciendo incluso algunos mausoleos.
Romero Sáiz (2004), fundamentado en la descrip- El mundo pre-romano de los Olcades, en su contac-
ción e interpretación de las pinturas de Villar del to con la expansión cartaginesa, también ha sido
Humo y Marchamalo. analizado (Gozalbes, 2007). Y también el expolio
arqueológico, que ha sido particularmente virulento
3. Edad del Bronce.
en la provincia; una operación realizada por las
Después de los análisis realizados por Martínez fuerzas de Seguridad del Estado logró la recupera-
Navarrete, destacó sobre todo la Tesis Doctoral de ción de gran cantidad de objetos, de los que al me-
Margarita Díaz Andreu, investigadora que ha esta- nos una misiva en plomo en lengua celtibérica, y la
blecido una síntesis sobre este periodo en la provin- pieza superior de una posible vara de mando con la
cia de Cuenca (Díaz Andreu, 1994). En la Edad del figura de un jinete de alta cimera, parecen proceder
Bronce en la provincia conquense existen algunos de la zona de La Manchuela. Fueron presentadas en
poblados que tienen cierta importancia, como el de el I Congreso de Arqueología de Castilla-La Man-
Cervera del Llano, y sobre todo el Cerro de La Co- cha, y publicados en sus Actas.
ronilla en Villanueva de la Jara (estudiado por Sán-
chez Meseguer). De igual forma, otra publicación
posterior ha dado a conocer una serie de piezas de
metal, algunas de ellas en colecciones privadas
(Díaz Andreu y Montero, 1998); son trabajos que
han ubicado el territorio en una posición importante
en los estudios.
4. Mundo ibérico.
Los estudios sobre el mundo ibérico, que tuvie-
ron notable desarrollo en los años ochenta, carecen
en el momento actual de la debida sistematización.
Tienen quizás su principal referente en el poblado Fig.: 5. Fuente de la Gota.
de Fuente de la Mota en Barchín del Hoyo (Fig. 4), 5. Época romana.
que ha sido objeto de una síntesis (Sierra Delage, Se diversifican ampliamente las investigaciones
2002), si bien con los hallazgos realizados hace que se están realizando en diversos aspectos, con-
años. También destacan los hallazgos ibéricos en firmando cada vez más la percepción de que se tra-
Iniesta, con la necrópolis de Punta de Barrionuevo tó de un periodo “áureo” en la Historia del territo-
(Valero, 1999), y sobre todo Cerro Gil, donde se ha rio. En primer lugar, los avances en el conocimiento
logrado recuperar un extraordinario mosaico de las tres grandes ciudades romanas conquenses, co-
cantos de esta época (Valero, 2005), que muestra la nocidas desde hace mucho tiempo (Segóbriga, Va-
extensión hacia el interior peninsular del culto leria y Ercávica), y con datos actualizados en la sín-
oriental a Astarté. tesis publicada hace algunos años (Almagro, Palo-
mero y Osuna, 1997).
Los estudios y descubrimientos han continuado
después con nuevos datos sobre cada una de las ciu-
dades, en Ercavica (monografía de Lorrio, 2001, y
continuación de las excavaciones de Rubio), en Va-
leria con los descubrimientos realizados sobre todo
en el foro de la ciudad (Fuentes, 2007) (con una an-
tigüedad inusitada para el mismo, mediados del si-
glo I a. C.), y sobre todo en Segóbriga (Fig. 6). El
Parque Arqueológico ha traído consigo un aumento
muy considerable de las excavaciones, con el ha-
llazgo de numeroso material arqueológico y epigrá-
fico, así como nuevas y monumentales construccio-
Fig.: 4. Fuente de la Mota. nes que están dando lugar a una extensa bibliogra-
Las obras recientes de construcción de infraes- fía. La propia “Guía” del parque arqueológico se
tructuras han puesto al descubierto otro asentamien- renueva cada cierto tiempo, hasta su más reciente
to que tiene una continuidad desde el Bronce final a publicación (Abascal, Almagro y Cebrián, 2007).
plena época ibérica en Fuente de la Gota (Fig. 5) en Otros aspectos estudiados en los últimos años
Carrascosa del Campo. La necrópolis de época ibé- han estado centrados en las numerosas minas de la-
546
IVÁN GONZÁLEZ BALLESTEROS
pis specularis explotadas en época romana, en espe- dígenas, así como lo relativo a la circulación mone-
cial a lo largo del siglo I (Bernárdez y Guisado, taria en los siglos II y I a. C., ha sido estudiado por
2004), y para las que existen varios proyectos de Maria Paz García y Bellido (2007).
hacer visitables algunas de ellas; en el estudio de la
La epigrafía latina de la provincia de Cuenca ha
dispersión del poblamiento de época romana a par-
sido objeto de trabajos diversos (Abascal, Alföldy,
tir del modelo difundido de aldea en el territorio
Cebrián, Gozalbes, Valero, Sierra y Velázquez), así
(Gozalbes, 2006), y en el caso importante del asen-
como un trabajo muy reciente de Maria del Rosario
tamiento del cerro de Alvarfáñez en Huete (Bango
Hernando (2007) sobre los datos del P. Marcos Bu-
y otros, 2000; Castelo y otros, 2002); también se ha
rriel acerca de epígrafes latinos de Almodóvar del
estudiado el asentamiento ibérico y romano de
Pinar. Sobre todo destacan los hallazgos de nuevos
Haza del Arca, o Fuente Redonda, en Uclés (Lo-
epígrafes honorarios del foro de Segóbriga. A partir
rrio, 2001). Pero sobre todo debe destacarse la villa
de los mismos se refleja con bastante claridad la
romana, con impresionante mosaico en Noheda
existencia de una élite social, al tiempo que una red
(Fig. 6), a pocos kilómetros de Cuenca, en las exca-
de intereses económicos con la capital metropolita-
vaciones dirigidas por Fernández Galiano, y que ya
na, como prueba el que un escriba de Augusto, o un
ha empezado a dar publicaciones (Lledó, 2007; Sar-
cónsul y general de la talla de Marco Licinio Crasso
miento, 2007), muestra del vigor de las aristocra-
Frugi, fueran nombrados patronos de esta ciudad,
cias rurales conquenses en época tardo-antigua.
en este último caso en época de Claudio (Alföldy,
Abascal y Cebrián, 2003). También destaca la señal
en hueco de las letras de la inscripción con letras de
metal referida al enlosado del foro flavio de la ciu-
dad, que fue costeado por un evergeta local llamado
Spanthamicus (Abascal, Alföldy y Cebrián, 2001).
6. Época visigoda.
Está siendo objeto de investigaciones en los úl-
timos años. En este sentido, y en general, una re-
ciente síntesis ha analizado las piezas singulares
Fig.: 6. Vista aérea de Segóbriga. principales de Segóbriga y de Ercavica, que reflejan
la continuidad de poblamiento en esta época (Fig.
6) (Barroso Cabrera, 2007). Pero sobre todo es la
necrópolis de los Colmenares, en Almodóvar del
Pinar, que con su excavación ha dejado al descu-
bierto una gran cantidad de tumbas, con un ajuar
por otra parte muy pobre, pero que han permitido
un buen estudio de los rituales de enterramiento
(López Ruiz, Martínez Gómez y otros, 2007). Con
ello se han documentado algunas características de
un asentamiento rural (aldea) de la zona de Valeria
en un momento poco conocido de la Historia.
7. Agradecimientos. Cuenca.
FUENTES, A.
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548
IVÁN GONZÁLEZ BALLESTEROS
RESUMEN
ABSTRACT
Researching landscapes is the underlying theme of the Social Structure and Territory-Landscape Ar-
chaeology research group (SST-LA), which uses differents methods and techniques for the analysis, interpre-
tation and valorisation of Cultural Landscapes. Through examples such as the World Heritage status of Las
Médulas, this team pioneers this research line in Spain with a long history in interdisciplinary work and man-
agement of Cultural Landscapes in relation to the impact of Roman gold mining on pre-Roman communities
in the northwestern quadrant of the Iberian Peninsula.
Currently, several young researchers are developing their doctoral research within the SST-LA re-
search group. Beyond re-telling the history of romanisation in the area, landscape archaeology offers the op-
portunity to delve deep into the significance and construction of cultural landscapes from an interdisciplinary
and diachronic point of view, combining science and heritage.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
550
F.ALONSO – A.BELTRÁN – B.X.CURRÁS – J.L.PECHARROMÁN – G.S.REHER – D.ROMERO
A través de aspectos de la microtoponimia o las Así son cada vez más comunes sustituciones de
leyendas asociadas a hitos en el paisaje se personajes como los ancestrales moros fabulosos
reconocen potenciales yacimientos arqueológicos por el término de celtas, reconducido por algunos
(asentamientos, estructuras mineras, etc.) descu- sectores académicos, pero asociado por tópicos
briendo una riqueza cultural en constante cambio y imaginarios análogos a los de los fantásticos moros
redefinición, dándole los matices de nuestro (guerreros, mágicos, etc.), cuando no se equiparan
presente o quedando obsoleto como “cuentos o con los actuales magrebíes. Pero ya en el siglo XIX
chismes de viejos". Esa percepción local es la que y principios del XX se redefinieron desde el
habla de moros, gentiles, caballeros mitificados romanticismo como caballeros y princesas
como Roldán o ánimas y procesiones fantasma- encantadas y se sustituyeron por infor-maciones
góricas asociadas a lugares particulares en el tergiversadas de fuentes literarias clási-cas
territorio (LLINARES, 1990). quedándose en el folklore personajes como el
“Emperador Plinio” o el “General Carisio” (todo
También es la que reinterpreta la propia cul-tura ello en relación con la minería de oro romana en el
material otorgándole un simple valor estruc-turante noroeste: ALONSO, CURRÁS y ROMERO, e. p.).
(como los molinos o piedras talladas des-
manteladas de algún yacimiento para la construc- Ello demuestra que el paisaje percibido no es el
ción de casas y cercas) o decorativo (como con las fósil esencialista del pasado (como quisieron ver los
estelas funerarias romanas empotradas de las que románticos y los nacionalistas de finales del siglo
suelen ignorar la parte escrita por no recono-cerla) XIX y principios del siglo XX), sino que está en
o a veces cargándola de simbolismo y po-der constante redefinición y en construcción. Todo ello
protector o curativo-profiláctico (como con algunas sin impedir que se observen caracterís-ticas
hachas pulimentadas llamadas “piedras de rayo” y comarcales o supraregionales sobre asun-ciones de
551
LEYENDO PAISAJES CULTURALES UN MODELO DE TRABAJO DESDE EL GI: EST-AP
factorías…) y que tradicionalmente han sido cada vez mayor de las herramientas de Internet que
ignorados. permiten la consulta e intercambio de infor-mación
geográfica (Google Maps, Google Earth, etc.)
5. Lecturas geo-informáticas.
abriendo nuevas puertas a la publicación de
La rápida evolución de la tecnología digital que resultados arqueológicos al publico general y a
ha tenido lugar en la última década, ha pro-piciado usuarios especializados (SIGWebs).
el desarrollo de herramientas informáti-cas
específicas que se han incorporado al proceso de Según este panorama, solo cabe esperar que la
investigación arqueológica, modificando y en cierta implicación de la arqueología con estas tecnolo-gías
medida, creando nuevas formas de analizar el de análisis geográfico (geomática), aumente de
registro arqueológico. Así, los Sistemas de forma gradual con el tiempo, posibilitando mayores
Información Geográfica, la teledetección y el uso capacidades de análisis.
del GPS, unido a un incremento de la capacidad de 6. Lecturas patrimoniales: rentabilidad
cálculo y de unidades de memoria de los equi-pos social.
informáticos, hace de su uso algo habitual.
A lo largo del proceso científico, los investi-
gadores deben ser conscientes de su papel poten-
cial en todos los estadios, como participantes o
ejerciendo influencia. Dicho proceso se puede
esquematizar de la siguiente manera: escena-
rio→hipótesis→investigación→contrastación→div
ulgación→explotación. El escenario supone el
condicionante máximo a tener en cuenta a la hora
de establecer un proyecto de investigación, ya que
este debe estar no solo en coherencia con la línea
científica de los grupos e instituciones que los
1983 realizan, sino también debe adecuarse a las
necesidades financiables establecidas por los
agentes sociales. En definitiva, debe buscarse la
Ejemplo de integración: Fotografía aérea + SIG
combinación de utilidad científica y utilidad so-cial
Aridos
(SÁNCHEZ-PALENCIA, RUÍZ DEL ÁR-BOL y
Limite lago
OREJAS, 2003; SÁNCHEZ-PALENCIA,
Canteras OREJAS, SASTRE y RUÍZ DEL ÁRBOL, 2008).
En 2000 fue suscrita la Convención Europea del
Paisaje (ELC, Florencia 2000; FAIR-CLOUGH,
1956 RIPPON y BULL, 2002) que estable-ció las bases
para homologar y fomentar la pro-tección y gestión
Fig. 3. Uso de SIG en una comparación entre una fotogra- del paisaje, teniendo en cuenta su valor natural y
fía aérea del Vuelo Americano y otra de 1983 para
mostrar la evolución del paisaje del Lago de Carucedo en cultural. Esto ha hecho mucho por reforzar la
la Zona. posición de este tipo de estudios dentro de las
prioridades científicas de los planes financiables de
Estas herramientas son utilizadas de forma
I+D, ya que estudiar paisajes se ha convertido en
intensiva en todas las etapas de la investigación
interés estratégico.
arqueológica desarrollada por el GI: EST-AP. De
esta forma, el GPS es utilizado para la adquisi-ción En la arqueología del paisaje un proyecto de-be
de datos geográficos, tales como realización de incluir un conjunto de metodologías que su-men
topografías a microescala de yacimientos y datos a partir de múltiples enfoques. Estos datos
posicionamiento de elementos puntuales (e.g. deben ser traducidos y tratados de tal mane-ra que
puntos de muestreo). Por otra parte, la utilización se vuelvan compatibles y combinables a través de
de los sistemas de teledetección permite la obten- una base de datos (SIG preferiblemen-te). La
ción de cartografía temática y Modelos Digitales de interpretación debe entrar en un ciclo de crítica y
Elevaciones. Los SIG permiten el análisis es-pacial debate científico que permita mejorar los resultados
de variables geográficas simples (tales como y fortalecer redes de intercambio.
altitud, distancia, etc.) transformándolas en
La divulgación es uno de los conceptos más
conclusiones complejas o variables secundarias
importantes para el proceso científico, siendo muy
(conectividad, accesibilidad, coste de recorridos,
valorado por el escenario. Los estudios de paisaje
etc.) (GILLINGS y WISE, 1998).
consideran la participación activa de la población
Todo ello se complementa con el crecimiento local una necesidad imperante, al igual que dar a
553
LEYENDO PAISAJES CULTURALES UN MODELO DE TRABAJO DESDE EL GI: EST-AP
Soledad Biasatti
Universidad Nacional de Rosario (Argentina);
solebiasatti@yahoo.com.ar
Gonzalo Compañy
Universidad Nacional de Rosario – EIMePoC (Argentina)
zalocvive@yahoo.com.ar
Gabriela Gonzalez
Universidad Nacional de Rosario – EIMePoC (Argentina)
glgonza2@yahoo.com.ar
RESUMEN
Nos proponemos reflexionar acerca de nuestra formación como investigadores a partir de la expe-
riencia en equipos interdisciplinarios con los que trabajamos en dos ex centros clandestinos de detención que
funcionaron durante la última dictadura en el sur de la Provincia de Santa Fe (Argentina). Estas experiencias
nos posibilitaron repensar nuestra formación como arqueólogos, así como preguntarnos acerca de qué arqueo-
logía queríamos construir, lo que implicó e implica el constante pensar para qué, para quién, con quiénes y
desde dónde la concebimos. En este sentido, creemos que nuestros recorridos, tanto individuales como grupa-
les, se inscriben dentro de un contexto en el que está inmersa la propia historia de la disciplina. Del mismo
modo, es esta reflexión acerca de la propia formación la que nos lleva a plantear un abordaje pedagógico-me-
todológico particular a la hora de establecer los cómo de la reconstrucción de estos espacios del horror.
ABSTRACT
We intends to think about our training as researchers from the experience gained while working with
inter-disciplinary teams in two ex-clandestine detention centers which were active during the last dictatorship
in the south of Santa Fe Province (Argentina). These experiences allowed us to re-think our training as ar-
chaeologists and also ask ourselves which type of Archaeology we wanted to build; this implied and still im-
plies a constant thinking about: what, for whom, with whom and from where we conceive it. In this sense, we
believe that not only our individual paths but also our collective paths are registered within a context in which
the discipline's own history is immersed. In the same way, is this reflection about our own training that leads
us to ask for a more particular pedagogical-methodologist approach at the moment of establishing the "hows"
of these spaces of horror.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
556
SOLEDAD BIASATTI – GONZALO COMPAÑY – GABRIELA GONZALEZ
El trabajo en ambos proyectos comenzó aproxi- Si tuviéramos que nombrar una característica
madamente a fines de 2001 y comienzos de 2002. central y constitutiva de esta clase de lugares en los
Los grupos se formaron con jóvenes investigadores que trabajamos -entre las tantas a enumerar- la mis-
de carreras como antropología, historia, comunica- ma sería sin duda la negación del carácter de lo hu-
ción social, derecho, magisterio, arquitectura y bi- mano. En este sentido, al hablar de los cómo de la
bliotecología. arqueología, nos encontramos con que la misma no
ha hecho sino negar dicho carácter al reducir al
Uno de los primeros inconvenientes que surgie-
otro a una entidad pasada, pasiva y parte de un pa-
ron estuvo relacionado con la escasez de anteceden-
sado también vuelto objeto. Es decir, lo que el pro-
tes que se refirieran a experiencias de investigación
ceso de investigación en estos lugares anuladores
semejantes en nuestro país como en el exterior. Si
de lo humano nos permitió poner en duda fue el po-
bien encontrábamos similitudes generales, como
sicionamiento que, desde sus comienzos, la arqueo-
son los casos de los diversos “museos de la memo-
logía había adoptado frente a las personas.
ria”, en su mayoría y en líneas generales no iban
más allá de la conformación de archivos. A pesar de Ahora bien, la reducción de lo humano a objeto
no coincidir necesariamente en muchos aspectos, la por parte de la “disciplina”, podría no estar resul-
acción/reflexión de ambos procesos de investiga- tando un acto ingenuo. Este es también un interro-
ción, en la práctica sentaron la posibilidad así como gante permanente hacia nosotros mismos, hacia
la necesidad de trascender tal aspecto meramente nuestra propia práctica en tanto arqueólogos, hacia
preservacionista. nuestro “ser-estando” (Kusch 2000 [1962]) en una
sociedad, en una cultura y en un país determinado,
En lo que respecta a las áreas o abordajes espe-
con sus consiguientes proyectos histórico-políticos
cíficos referidos a lo arqueológico, nuestros dilemas
que, permanentemente, tensan las relaciones que
iniciales tuvieron que ver con la inserción de la ar-
vamos construyendo, así como nuestras visiones del
queología en ex centros clandestinos de detención,
mundo. De este modo, decidimos centrarnos, más
lo que condujo a indagar sobre la posibilidad o no
que en el desarrollo particular de la historia de la
de una arqueología del pasado reciente. Si bien pu-
disciplina, en el diálogo entre nuestra propia forma-
dimos posicionarnos y optar por miradas que tras-
ción y las interpelaciones que emanaban del trabajo
cendieran la materialidad del objeto cuestionando
en ambos CCD.
ciertas herramientas teórico-metodólogicas, tal si-
tuación nos colocó en el centro de una discusión Si bien este diálogo partió del supuesto que ser
tensada por tres supuestos opuestos a partir de los arqueólogos era poner en palabras las vidas de
que se definía soberana y tradicionalmente la arque- otros, una vez inmersos en el proceso en el que nos
ología: presente/pasado, lo social/lo arqueológico, pensamos y constituimos como sujetos investigado-
entrevista/excavación. res notamos que “narrar las historias”, implicaría no
sólo narrar historias de sujetos y no objetos, sino
Estos recorridos colectivos en los que se entra-
también que esta misma dimensión nos instaría a
man nuestras búsquedas personales en la formación
narrarnos a nosotros mismos: si un sujeto narra la
como sujetos investigadores se han ido plasmando
historia, un sujeto no está sino dando cuenta del
en la escritura de nuestras tesis de licenciatura en
plano común en el que tanto el uno como el otro se
antropología2. Este trabajo específico intenta expre-
dan forma. Como ha dicho Casullo (2002), la narra-
sar un nuevo reencuentro de estas miradas en una
ción es contar la experiencia de aquel que narra y,
reflexión colectiva.
en aquel que narra, la de los demás, aunque a veces
2. A modo de aprendizaje. es necesario comenzar por la de esos muchos más
Decidimos comenzar por la experiencia compar- para animarse a mirar hacia adentro: “La conciencia
tida, por los caminos recorridos durante el proceso del sí mismo es considerada un camino indispensa-
de investigación que llevaríamos adelante en estos ble para llegar a la conciencia del mundo social. En
lugares del horror como parte de nuestra formación. efecto, no hay conocimiento del mundo que no sea
Durante éste reflexionamos no sólo acerca de los conocimiento de nuestra propia experiencia y rela-
cómo de la práctica arqueológica, sino también ción con él […] Para conocer a otros no puede limi-
acerca de la historia particular de ésta como parte tarse a estudiarlos, también debe oírse y enfrentarse
de nuestra formación como sujetos investigadores. a sí mismo.” (Gouldner 1970:447 énfasis en el ori-
Las primeras preguntas que en torno a ello nos hi- ginal).
ciéramos, giraron sobre la posibilidad de enmarcar Este enfrentamiento con nosotros mismos nos
a la arqueología dentro del ámbito de lo social, al llevó a replantearnos acerca de la “naturalización”
mismo tiempo que pensar un pasado, no como “su” que como investigadores usualmente hacemos del
objeto de estudio sino en tanto parte inescindible de ser humano, de manera de poder establecer una re-
un proceso de reflexión continuo y presente. lativa, aunque falaz, distancia de éste en tanto “ob-
557
REFLEXIONANDO LA ARQUEOLOGIA EN LA RECUPERACIÓN DE CENTROS CLANDESTINOS DE DETENCIÓN...
jeto de conocimiento”. Desde los debates por el ca- cieron los condicionamientos de ser estudiantes de
rácter “humano” de los “primitivos” habitantes de una formación en donde la arqueología trataba con
nuestro continente, hasta su escisión en un cuerpo “objetos”. Una “disciplina” para abordar objetos,
vacío, producto del devenir del capitalismo, el otro para pensar individuos aislados y objetos que exclu-
rara vez no ha sido ungido de un carácter de pasivi- yentemente superaran los cien años para que pudié-
dad. En este sentido, si concebimos a cada ser hu- ramos decir “esto es arqueológico” y que, por tanto,
mano como un sujeto atravesado por una historia no pudiera ser cuestionado más que por otro ar-
particular, una cultura y las relaciones que entabla queólogo.
con el resto; es decir, si es aceptado como un ser
¿Qué conlleva este distanciamiento? Conlleva a
capaz de crear y recrear la realidad en la que vive,
legitimar la distancia entre el sujeto que conoce y
la negación de esta particularidad anularía todo lazo
aquel que es conocido, polarizar las relaciones al
posible entre el pasado y el presente, pero también
punto de anular los vínculos y desarticular todo
anularía el conflicto y la acción que hacen a ese
lazo posible, entre aquella historia pasada y esta
continuum.
historia presente. Lejos de la ingenuidad, estos dis-
De esta manera, la única conexión que podría cursos legitimadores de las prácticas arqueológicas,
establecerse sería de orden material, los vestigios en el fondo no han hecho sino reproducir:
del pasado se volverían una representación material
“relaciones de saber y poder, por las cuales
del pasado, aunque a partir de la negación de aquel
las cosas se transforman en objetos
otro que existe, puesto que el “otro” es también co-
arqueológicos al mismo tiempo que las
sificado en esta relación. El tiempo concreto, men-
personas se transforman en arqueólogos. O,
surable, invierte el tiempo de las relaciones, las dicho de otra manera, expresan, en el
convierte en algo presente, en un objeto observable contexto de la práctica formativa, tan
cuyo lugar en la historia es sólo aquel que el inves- particularmente apto para la reproducción
tigador le otorga, luego que observa, explica y vuel- de los hábitos disciplinarios, la especial
ve a observar. Es esta “primacía del objeto” la que, circunstancia por la cual la demarcación del
a su vez, encierra a los arqueólogos mismos en sujeto cognoscente es sancionada por su
cuestiones que sólo tengan que ver con el registro habilidad para demarcar el objeto de su
arqueológico (Nastri 2004). Del mismo modo, toda conocimiento” (Haber 2004:15).
fragmentación disciplinaria en especialidades clara-
En estos lugares nos encontramos con que estas
mente diferenciables según su “objeto de estudio”,
relaciones de saber y poder se reproducen perma-
no estaría sino respondiendo a un intento de legiti-
nentemente. A su vez, en tanto espacios de memoria
mar toda práctica.
de profundo significado político, se tensan los sabe-
Creemos necesario resaltar que estos cuestiona- res de aquellos que por allí pasaron en carácter de
mientos no se dieron de forma aislada, sino que sur- detenidos-desaparecidos (y en ellos los de muchos
gieron a partir del diálogo presente entre los suje- que ya no estaban, en tanto parte de una misma ge-
tos-parte de esta etapa de la historia de nuestro país neración), los de quienes se creían los legítimos
(correspondiente a la última dictadura cívico-mili- portadores de una verdad absoluta, los que habían
tar), diálogo que no niega la materialidad constituti- vivido “esa” historia pero no se consideraban parte
va de los CCD, pero que buscó trascenderla en los de ella y los que sí, y los saberes de los que había-
discursos que sobre ésta se construyeron; que no mos nacido durante o después del período
niega el tiempo de las relaciones, sino que se cons- 1976-1983. En este sentido, intentamos volver a
tituye por medio y a través de ellas; que no niega el pensar toda nuestra historia como parte de algo an-
pensar, pero que parte de las emociones que al pen- terior, como enlazada a un pasado que le da paso y
sarla se generan. Así, a partir del proceso de inves- que, por esto, la constituye inevitablemente. Pero ya
tigación, los CCD se conformaron de alguna mane- no se trataría de un pasado confinado en lo profun-
ra (de muchas), en lugares desde los cuales “descu- do, sino de un pasado inscripto en el presente. Tam-
brirnos”. Fueron lugares llenos de historias y me- poco se trata de lugares remotos en tiempo y espa-
morias que, conjuntamente, constituyeron este pen- cio, sino que sólo pueden ser entendidos a partir de
sar la arqueología. los nexos a construir (es decir, a recuperar) entre las
múltiples memorias que lo conformaran.
Es decir, podíamos negar lo que sus presencias
hacían emerger en la seguridad que brindan los ob- Desde este posicionamiento nos propusimos dar
jetos, encerrándolas sólo en sus paredes, o permitir- cuenta de una arqueología que partiera de la (re)ar-
nos buscar hasta qué punto también nos constituían ticulación de distintos saberes en tensión, en estos
como sujetos históricos, como parte de un país, de lugares donde las memorias del pasado se vuelven
un pasado reciente en el cual muchos de nosotros una parte activa en el proceso de (re)constitución de
habíamos nacido. Es frente a todo ello que apare- sujetos históricos presentes. Memorias de domina-
558
SOLEDAD BIASATTI – GONZALO COMPAÑY – GABRIELA GONZALEZ
ción y resistencias, de quiebres y continuidades, de proponer que tal vez la arqueología podría ser otra
valores y sentidos, de diálogos y silenciamientos. cosa. Eso sí, primero tuvimos que convencernos no-
sotros mismos de que la arqueología podía ser otra,
¿Qué hace un arqueólogo sino buscar las memo-
convencernos nosotros mismos de la importancia de
rias a partir de lo que la gente fue y es en el tiempo?
la participación del nosotros mismos, con nuestro
De la misma forma, nos preguntamos acerca de cuál
hacer, en la formación del ser arqueólogo.
es la memoria de los objetos, qué nos dicen de los
sentidos de los sujetos y cuál es la memoria de estos Arqueólogos atrapados en y por las propias con-
lugares. En este sentido, el lugar que ocupamos cepciones, el pasado irrumpió cual presencia para
como arqueólogos, junto a otros en la construcción recordarnos quiénes éramos y de dónde veníamos.
de estos discursos, encierra la posibilidad de gene- Aprendimos entonces que los supuestos y teorías
rar un diálogo reflexivo, práctico y dinámico (Frei- deben tensarse y problematizarse a partir de las vi-
re 1998 [1973]) a partir del cual pensar la articula- vencias particulares, que por más lejano en tiempo
ción de los distintos saberes en la reconstrucción de y espacio, no podíamos seguir mirando al pasado
una parte de la historia del pasado reciente de nues- con la pretensión y los ojos de un extraño. Es así
tro país, esperando poder encontrar la bisagra a tra- que estos lugares nos instaron a reflexionar sobre la
vés de la cual introducir una forma distinta de ha- arqueología, sobre aquella arqueología en busca de
cer arqueología. Una forma que incluya las múlti- objetos pasados y de un pasado vuelto objeto, y en
ples historias y memorias, es decir que incluya y esta reflexión nos vimos obligados a preguntarnos
que lo haga en el plano habilitado y habilitador del por nosotros mismos, por los otros, por la vida, por
sujeto histórico. la muerte, los valores perdidos, los vínculos rotos.
Primacía del objeto que, poco a poco, fue cediendo
Cuando comenzamos a trabajar en estos espa-
su lugar a las historias con sentido de los diferentes
cios de memorias (CCD), para aquellos que conce-
sujetos (Piña 1986), permitiéndonos (re)significar
bíamos el ser arqueólogos como parte de lo que
aquel pasado que nos constituye a partir de que
queríamos ser nos encontramos con la sorpresa de
cada uno se reencontrara con y parte del pasado.
que de todo lo que en éstos “descubriríamos” nada
provendría de una excavación. Hábiles con el cu- 3. A modo de cierre.
charín, acostumbrándonos a las periodizaciones de En todo este tiempo, el que va de nuestros pri-
sociedades de un pasado “ya no existente”, fue tan meros años de formación hasta hoy en el que escri-
grande como grata la incertidumbre frente a la posi- bimos estas reflexiones, hemos recorrido aquel ca-
bilidad de hacer una arqueología de sujetos y no mino que acaba de terminar en este momento, para
una arqueología de objetos (o una arqueologización recomenzar; camino en el que aprendimos que, para
de sujetos); es decir, tomar la decisión de hacer conocer/saber primero es necesario sentir, partir
desde una (otra) arqueología. desde allí, de la reflexión sobre uno mismo, sobre
Observando un pasado al que consecuentemente nuestra formación, la generación a la que pertenece-
habíamos convertido en objeto de nuestras interpre- mos, el momento histórico en el que estamos inmer-
taciones, notamos que éste llevaba impreso la con- sos. Esta vuelta a uno mismo, lejos de significar un
dición necesaria de lejanía, de desvinculación histó- encierro en uno mismo, tiene que ver con nuestra
rica y afectiva con el mismo. Desvinculación de la pertenencia fundante, con retomar aquello borrone-
que la arqueología es producto y a la cual sirve en ado; con recuperar lo propio y, en el mismo gesto,
tanto ciencia para la que el otro no era sino un obje- no expropiar al otro.
to inteligible, pasado, desvinculado. Parte de ese Este proceso significó el reencuentro de nuevos
pasado estaba allí, sólo teníamos que “descubrir” valores y de una forma distinta de sentir la vida y
los cómo para poder narrarlo, para poder aprehen- reflexionar acerca de aquello que somos y quere-
derlo. mos ser, pero sobre todo, nos permitió comenzar a
El pasado vuelto objeto, se nos vino encima y recuperar un poco el sentido perdido del “nosotros”
había dos caminos a seguir: volver a la seguridad y, en él, el de la arqueología que hemos decidido
del método y los enfoques tradicionales que hablan ser (siendo), una arqueología desde la que no sólo
de una arqueología “poco comprometida” (o, más ya no se expropie, sino una arqueología que aporte
exactamente, con un des-compromiso que la define además a desandar los vínculos desarticulados de
excluyentemente) con la realidad social de la que cada uno con la historia.
forma parte, o bien reflexionar acerca de lo que sig- 4. Notas.
nifica ser arqueólogos, ya en un CCD, ya en cual- 1
“Marcas y memoria(s) de la dictadura. Rosario,
quier lugar. Así, nos animamos a hacer y pensar la
desde 1976 hasta nuestros días”, con acreditación de la
posibilidad de otra arqueología y hasta logramos
Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacio-
instalar la duda en aquellos que aseguraban que los
nal de Rosario. Dirigido por Dra. Gabriela Águila.
arqueólogos buscábamos tesoros o dinosaurios y
559
REFLEXIONANDO LA ARQUEOLOGIA EN LA RECUPERACIÓN DE CENTROS CLANDESTINOS DE DETENCIÓN...
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RESUMEN
ABSTRACT
This article deals with creation of the “Asociación Madrileña de Trabajadores y Trabajadoras en
Arqueología” (AMTTA), which was born conscious of precarius job in Arqueologist in Comunidad de
Madrid. This article includes the motives which caused the creation of this asociation, its principles and its
activities.
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
562
ASOCIACIÓN MADRILEÑA DE TRABAJADORES Y TRABAJADORAS EN ARQUEOLOGÍA (AMTTA)
Fig.: 2. Imagen de la Jornada reivindicativa llevada a cabo con ocasión del estreno de la película “Indiana Jones y el Reino
de la Calavera de Cristal".
queología, junto con los requisitos, retribuciones y las diferentes formas de organización que podría-
cometidos propios de cada una de ellas. mos adquirir.
3. Promover actividades de promoción profesio- También se realizaron reuniones con la junta di-
nal para los trabajadores en Arqueología. rectiva de la sección de Arqueología del Colegio de
Doctores y Licenciados para ofrecernos informa-
4. Adaptación de las normas de seguridad e hi-
ción mutua sobre las líneas de actuación que cada
giene a las diferentes labores a desempeñar profe-
organización estaba llevando a cabo, ya que dicha
sionalmente.
institución comparte con nuestra asociación la nece-
5. Trabajar en pro del reconocimiento social e sidad de un Convenio Laboral para el sector de la
institucional de la actividad arqueológica profesio- Arqueología en Madrid.
nal.
Otras actividades se han dirigido a dar a cono-
6. Elaboración de un código deontológico para cer a AMTTA y la situación laboral a través de artí-
una correcta praxis profesional en Arqueología. culos en prensa, panfletos informativos difundidos
en Congresos y la organización de charlas en Uni-
7. Fomentar actividades que permitan un mayor
versidades.
acercamiento de la Arqueología a la Sociedad.
Finalmente, la actuación más reciente fue la
2.1. Actividades realizadas.
concentración espontánea de trabajadores y trabaja-
Desde junio de 2007 se han ido realizando di- doras en Arqueología con motivo del estreno de la
versas actividades. Las primeras fueron las sucesi- película Indiana Jones y El Reino de la Calavera
vas reuniones con los diferentes sindicatos (CGT, de Cristal. Esta tuvo una gran repercusión mediáti-
CNT y CC.OO., excepto UGT que no aceptó reu- ca, gracias a la labor de los compañeros del envío
nirse con la asamblea, aunque sí lo hizo con alguno de notas de prensa a los distintos medios y de las
de nuestros representantes que trabajaron en los concesiones de entrevistas a los mismos. A la vez
contactos con los sindicatos) para asesorarnos sobre se repartieron panfletos informativos al público en
563
ASOCIACIÓN MADRILEÑA DE TRABAJADORES Y TRABAJADORAS EN ARQUEOLOGIA. UNA INICIATIVA ANTE LA...
las puertas de los cines que proyectaban la película. queólogos y arqueólogas, como un Curso de Pre-
vención de Riesgos aplicado de forma específica a
Con esta concentración pretendíamos dar a co-
la labor arqueológica; un Curso de Geología o un
nocer al público en general la situación de la reali-
Curso de AutoCad, y tantos otros que sean relevan-
dad del trabajo arqueológico y la precaria situación
tes para nuestra labor profesional.
laboral en la que se encuentra la Arqueología en la
Comunidad de Madrid, que nada tienen que ver con Desde AMTTA se seguirá trabajando en la de-
la imagen que del arqueólogo y de la Arqueología nuncia de la precariedad laboral en la que se en-
tiene la sociedad en general –imagen construida y cuentra la Arqueología a través de charlas, manifes-
transmitida a partir de películas como las de India- taciones, participación en mesas de debate o posters
na Jones. en congresos, como en este caso, con el fin de con-
seguir una concienciación de la realidad laboral en
2.2. Actividades en curso.
la que se encuentra la Arqueología y todos y todas
Actualmente la Asociación está trabajando en unamos fuerzas para acabar con esta precaria situa-
varias actividades dirigidas a la obtención de dife- ción que nos afecta como colectivo.
rentes objetivos.
Desde AMTTA creemos que la primera forma
de conseguir unas mejoras laborales es la elabora-
ción de un Convenio Sectorial, donde se expresen
unos derechos y unas obligaciones que deben asu-
mir tanto los empresarios como los trabajadores
para acabar con este vacío legal que es el que pro-
voca, en primera instancia, la precariedad laboral.
Con este Convenio se regularizaría una situa-
ción laboral que afecta tanto a empresas como a tra-
bajadores. Las primeras acabarían con la competen-
cia desleal que produce la ausencia de regulación
de salarios y ratios en el trabajo arqueológico, y los
trabajadores obtendrían unas garantías laborales
mejores que las actualmente tienen.
En esa línea, AMTTA ha empezado a elaborar
un borrador de Convenio Sectorial en el que se ex-
presan los derechos y obligaciones que creemos
convenientes para cada parte implicada, empresa-
rios y trabajadores. Hasta ahora se han desarrollado
ya varios puntos. Actualmente estamos centrados en
el punto que corresponde a las Categorías Profesio-
nales, donde se definen las distintas actividades que
corresponden a cada una de ellas, sueldos, promo-
ciones, etc.
Además, AMTTA está creando una página web
en la que todos y todas que lo deseen podrán aso-
ciarse y participar. En ella se colgarán anuncios, ac-
tividades, etc. y todo aquello que vaya aconteciendo
en el seno de la Asociación.
Para su financiación, AMTTA está trabajando
en la organización de fiestas, venta de camisetas, y
otras actividades que nos ayuden a sufragar los gas-
tos que se generan en la Asociación como asesora-
miento jurídico, alquiler del local, material, etc.
2.3. Actividades de futuro.
Desde AMTTA también se cree conveniente la
realización de actividades destinadas a la mejora de
nuestra labor profesional. Por ello, se ha previsto la
realización de diversos cursos de formación para ar-
JIA 2008 ISBN: 978-84-92539-25-3 Pp.: 565-577
Mª Ángeles Querol
Universidad Complutense de Madrid
Pedro Díaz-del-Río
Instituto de Historia, CSIC
Alicia Castillo
CSIC
Antonio Dávila
Museo Arqueológico Regional de Madrid
Rosa Domínguez
AREA S. Coop.
Carlos Costa
Asociación Madrileña de Trabajadores y Trabajadoras en Arqueolo-
gía (AMTTA)
Óscar Blázquez
CDL Madrid
Nicolás Benet
Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Ma-
drid
RESUMEN
I Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica: Dialogando con la Cultura Material. UCM, 3-5 de septiembre de 2008.
566
MESA REDONDA
la sociedad conocimiento y patrimonio accesible. cias que tiene que superar, un Grado de Arqueolo-
Para ello, la comunicación entre todos nosotros es gía. Y recuerdo que Grado es el nombre que se le
esencial y por ello, sin más dilaciones vamos a pa- va a dar a la actual Licenciatura. Por ahora somos la
sar a escuchar las intervenciones y el posterior de- única universidad española que lo va a hacer, aun-
bate. que se espera que la Universidad de Barcelona tam-
bién lo haga. Dada la necesidad de hacer estos nue-
¡Porque todos juntos podemos!
vos grados con coste cero (al menos en principio),
solo se podrían aplicar en universidades con mucho
2. Intervenciones. profesorado al que le sobran horas de dedicación y
Mª Ángeles Querol (MQ): por tanto no esperamos que otras grandes universi-
dades lo asuman por el momento. De todos modos
Voy a intentar hacer una pequeña historia de un es algo esperanzador. En aproximadamente dos
tema que curiosamente arrastra más de 20 años. En años va a comenzar a existir aquí un Grado en Ar-
1984 se formalizó la Asociación Profesional de Ar- queología. Va a ser la primera vez que esto ocurra.
queólogos de España. Entonces éramos todos hom- Es evidente que a la mayoría de las personas aquí
bres y no éramos nada, porque no sabíamos muy presentes este cambio no les importe mucho, al es-
bien lo que éramos. El objetivo principal de esa tar ya licenciadas, pero me gustaría que recordarais
asociación era conseguir que la sociedad reconocie- la posibilidad de introduciros de alguna manera en
ra la arqueología como una profesión. Para ello era esa nueva enseñanza, a través del reciclaje y los
necesario tener una formación adecuada para el puestos de trabajo relacionados con esta enseñanza.
ejercicio de esa profesión. Para ello también consi- ¿Qué se va a enseñar en estos cursos? Lógicamente
deramos necesaria la creación de una licenciatura lo como podréis imaginar, son cuatro años e inclu-
en Arqueología. Analizamos otros países de Europa yen un trabajo de fin de carrera de unos doce crédi-
y EE.UU. y vimos que en esos países existía un gra- tos, en principio, e incluye otros doce créditos de
do en Arqueología. Sin embargo en otros países trabajo práctico. La enseñanza tiene que ser gene-
mediterráneos como Grecia, Francia, Italia o Portu- ral, porque no olvidemos que una arqueóloga es
gal, esa licenciatura no existía y la Arqueología era historiadora y por tanto tiene que conocer Historia,
una parte de la Historia que normalmente se con- tiene que conocer Filosofía y Antropología… y el
fundía con la Arqueología Clásica y quien quería primer año se supone que estas asignaturas serán
dedicarse a la Arqueología debía estudiar Historia, impartidas. El segundo y tercer años se dedicarán a
o Geografía e Historia o Filosofía y Letras. Es de- la Arqueología en todos sus sentidos, no solamente
cir, esas titulaciones que han ido cambiando de a la Arqueología Clásica como es lógico. Y el últi-
nombre en las cuales una, dos o como mucho cuatro mo año serán asignaturas optativas para perfilar de
asignaturas tenían algo que ver con Arqueología. alguna manera una especialidad y el trabajo de fin
Aunque en el año 1984 esa situación nos parecía in- de curso. Por tanto se trata de una esperanza y es
creíble, absurda, intentamos luchar contra ella a lo algo que quiero presentar aquí.
largo de todas estas décadas. En 1997 en arrebato
de casi desesperación, nos reunimos representantes Ahora bien, ¿cuáles son los problemas a los que
de 22 universidades españolas en un intento por lo- nos vamos a enfrentar con esta cuestión?
grar un segundo ciclo de Arqueología ya que pare- -El primero somos el propio profesorado. Ha-
cía imposible conseguir una carrera entera. Y du- bría que llevar a cabo un cambio radical en determi-
rante muchos años de trabajo formalizamos la peti- nados departamentos, porque estamos tan acostum-
ción al Consejo de Universidades de un Segundo bradas las personas que damos clase a este tipo de
Ciclo de Arqueología al estilo del que existe en An- Arqueología Historicista y repetimos las cosas des-
tropología. Se estudiarían tres años en Historia o de hace unos 120 años. Todo eso, que exagero para
Geografía e Historia y después dos en Arqueología resaltar su importancia, tiene que ser superado de
para poder tener una Licenciatura en Arqueología. alguna manera. Pero qué difícil es reciclar al profe-
Nuestro proyecto que fue muy discutido y muy ela- sorado.
borado, coincidió con la aceptación por parte de
España del Espacio Europeo de Educación Supe- -Por otro lado existe toda una nueva necesidad
rior. Esto conllevaba la aceptación del modelo de de gestión de los bienes arqueológicos. No solo
Grado y Postgrado, por lo que había que elegir en- desde el punto de vista de la profesión, sino tam-
tre uno de ellos. ¿Qué es lo que faculta para el ejer- bién de la gestión que tiene que pasar de ser “exca-
cicio profesional? El grado. Y por ello se salió con var antes de que se destruya” a “proteger antes de
la absoluta seguridad de que había que luchar por que se destruya”. Eso, que es lo que llamamos aho-
un grado. La Historia fue por otro camino, pero la ra arqueología preventiva, algo en que las nuevas
situación actual es esperanzadora. En ésta Universi- generaciones deberíais estar muy implicadas. De
dad se ha aprobado ya en tres de las cuatro instan- hecho, me ha extrañado mucho que a lo largo de es-
567
UN FUTURO PARA LA ARQUEOLOGÍA. MADRID COMO CASO DE DISCUSIÓN
tas Jornadas no se haya hecho referencia a ello. Mu- cionismo en su estado actual, aunque el
chas de vosotras trabajáis en el campo y vuestras avance que supone la puesta en marcha de
intervenciones son para destruir. Excaváis, y des- una asociación de trabajadores servirá de
pués se destruye, porque se tiene que construir. Me plataforma en el siguiente ciclo de creci-
gustaría recordaros que hay mas remedios, reme- miento. Parafraseando a Lenin, los trabaja-
dios que requieren un cambio de actitud tanto en la dores de arqueología no disponen de más ar-
gente que gestiona como en la gente que enseña mas en su lucha que su capacidad para orga-
(como es nuestro caso) y la gente que trabajáis en el nizarse.
campo (como es el vuestro).
Las consecuencias de la propia existencia de
Ese es mi planteamiento y me gustaría muchísi- una organización de trabajadores de arqueo-
mo que recogierais esta antorcha y lo retomáramos logía son evidentes, y quizás sean uno de los
después. cambios sustanciales de este ciclo económi-
co. En el futuro las empresas deberán asu-
mir que forman parte de la patronal (a ex-
Pedro Díaz-del-Río (PDR): cepción de los cooperativistas, evidente-
Siguiendo los criterios de Jaime Almansa he es- mente), y previsiblemente terminarán crean-
crito una especie de manifiesto de mil palabras que do o incorporándose a algún tipo de asocia-
expone mi punto de vista respecto a la situación ac- ción empresarial. Si los trabajadores de ar-
tual de la Arqueología en Madrid (e imagino que queología desean ser capaces de gestionar
por extensión, en España). Voy a centrarme en los sus condiciones laborales con mayor efica-
aspectos políticos y sociológicos, y no en la forma cia, es previsible que tiendan a incorporarse
en la que se organiza la gestión del Patrimonio Ar- a los actuales sindicatos de clase. Finalmen-
queológico (PA), dado que en esta mesa hay parti- te, en el momento que patronal y trabajado-
cipantes mucho más cualificados para tratar esta res asuman su papel real en el mercado, la
materia. Además, debo aclarar que no estoy aquí en existencia de una comisión de Arqueología
dependiente de un colegio profesional deja-
concepto de representante del CSIC, institución a la
rá de tener sentido o, quizás, deberá ajustar
que pertenezco. De hecho, que yo sepa, ni el CSIC
el objetivo de su labor.
ni la Universidad Complutense de Madrid –que
acoge este foro- tienen una posición oficial respecto Por último, es importante que recordemos el pa-
al papel que estas instituciones deben jugar en la pel clave que desempeñan las instituciones que per-
gestión del PA. tenecen al Estado y los individuos que pertenece-
mos a estas instituciones en durante este ciclo eco-
Entrando en materia, y como ya he sugerido en
nómico.
otras ocasiones, los dos factores claves en la actual
configuración de la gestión del Patrimonio Arqueo- La crisis puede y quizás deba ser el momento de
lógico son en primer lugar la existencia de un tras- invertir en dos objetivos concretos:
fondo de intervención parcial del sector público en
Por una parte, fomentar la investigación y el de-
el privado (un concepto claramente socialdemócra-
sarrollo. Creo que el fomento de la experimentación
ta) y, por otro, la dependencia de las fluctuaciones
y desarrollo de nuevas tecnologías para la mejora
del mercado del suelo.
de la gestión, investigación y difusión del PA es
Ante la situación de crisis actual el panorama uno de los papeles que deben desempeñar las insti-
previsible y las actuaciones (que no soluciones) que tuciones públicas. La ralentización del número de
sugiero como posibles son las siguientes: actuaciones arqueológicas permite que tanto las ad-
ministraciones competentes como las instancias pú-
Respecto a las empresas de arqueología, las
blicas de investigación tengan una mayor capacidad
alternativas pasarán inevitablemente por el
para diagnosticar los problemas, e investigar en for-
abaratamiento de los costes de producción,
la reducción de plantillas, la autoexplota- mas innovadoras que en un futuro puedan aliviar y
ción sostenida o, en su caso, la diversifica- mejorar la gestión del PA. En términos estrictamen-
ción (es decir, no hacer exclusivamente ar- te de investigación del registro arqueológico recu-
queología). perado en estos últimos años, quizás sea el momen-
to de invertir tiempo y esfuerzos en analizar patro-
Respecto a los trabajadores de arqueología, nes que permitan prever impactos futuros y preser-
su absoluta desprotección los hace tremen- var en lo posible nuestro cada vez más menguado
damente vulnerables y, por tanto, lo más registro arqueológico.
previsible es que mayoritariamente sean ex-
pulsados del mercado de trabajo. En este Por otra, invertir en formación. Los que ahora
sentido, es difícil que se mantenga el asocia- entran en los distintos ciclos universitarios son la
futura fuerza de trabajo que intervendrá en el próxi-
568
MESA REDONDA
mo ciclo económico alcista. Deben conocer y reco- Centrándonos ya en cómo nos gustaría que fuera
nocer los avances conseguidos y los problemas ac- esa Arqueología y antes de adentrarme en las suge-
tuales del PA. Deben aprender los métodos y técni- rencias específicas dadas por el moderador para mi
cas necesarios para abordar cualquier proyecto ar- intervención, considero oportuno resaltar las bases
queológico. Deben tener los fundamentos teóricos y de las que parto, porque sin duda, han sido determi-
también éticos para poder enfrentarse a su propio nantes en mi formación y en cómo entiendo la in-
futuro. vestigación en Patrimonio Cultural.
La toma de medidas sugeridas por el gobierno, Para empezar, si retomamos la idea de futuro de
como la agilización (o aceleración) de las declara- la Arqueología, lo primero que me gustaría hacer es
ciones de impacto ambiental, no parecen buenos au- definirme en relación a ella dentro del contexto de
gurios para la gestión del PA, en cuanto ponen en esta mesa: Entiendo la Arqueología como una pro-
peligro la propia política fundacional de los actua- fesión y como una ciencia. Por tanto, como profe-
les modelos: es decir, se relajan las instancias de sión, implica cobrar un sueldo para estar ejercién-
control de las administraciones públicas sobre el dola y sin él, seré una erudita o una estudiante, pero
mercado de suelo. Los beneficios que estas medidas no una profesional.
pueden tener al intentar no frenar las inversiones
Igualmente, quisiera referirme a la investiga-
privadas deberían compararse a la perdida de los
ción. Mi opinión es que no existe Arqueología sin
todavía escasos estándares y calidades de los estu-
ella puesto que como ciencia la requiere. Con lo
dios de impacto. Comentarios como los de la Mi-
cual, para mí todas las personas que están en esta
nistra de Medio Ambiente (Elena Espinosa) sugi-
mesa, representando distintos sectores de la profe-
riendo que las declaraciones de impacto ambiental
sión, de una o otra forma investigan.
conllevan en la actualidad “mucho tiempo”, son
problemáticas: en el siguiente ciclo de crecimiento En cuanto al Patrimonio Cultural, lo concibo
tendrán que explicarnos por qué ahora el impacto como un producto social que tiene gran parte de su
ambiental puede requerir de más tiempo… origen en unas investigaciones históricas o arqueo-
lógicas. Pero paradójicamente, aunque este sea el
No nos engañemos. Es posible, incluso proba-
origen, resulta que hoy la profesión arqueológica se
ble, que durante este ciclo de bonanza se hayan in-
ejerce en gran medida gracias al Patrimonio.
crementado los problemas y contradicciones en la
gestión del PA. Pero no debemos aceptar como da- Así que, a mi modo de entender, todo el mundo
dos los muchos logros (resultado de esfuerzos indi- profesional de la Arqueología trabaja hoy en Patri-
viduales y colectivos) conseguidos hasta ahora. El monio Arqueológico, de una forma consciente o in-
día que, a derecha o a izquierda, se cuestionen los consciente.
principios intervencionistas que sustentan las actua-
Por tanto, con respecto a la investigación en Pa-
les políticas arqueológicas será el principio del fin
trimonio Cultural, por si no os habías dado cuenta
de la arqueología como bien público.
ya, debo anunciaros que existe muchísima de la que
Muchas gracias podemos denominar “aplicada” o consecuencia de
resolver un caso coyuntural, de hecho, hay tanta
que nos desborda.
Alicia Castillo (AC):
En cambio, al menos en España, apenas hay de
Cuando leo el título de esta mesa redonda, sobre lo que podríamos denominar como básica, o dedi-
un futuro para la Arqueología, lo primero que se me cada o conocer qué ha pasado o está pasando con
ha ocurrido es darle la vuelta, pues prefiero hablar toda esta investigación “aplicada”.
de la Arqueología del futuro, de cómo será. Puesto
que futuro tiene, esto es lo más claro que han deja- Como ya expuse y mostré en un trabajo publica-
do los últimos treinta años y quizás lo más positivo do en la revista Arqueoweb hace tres años, las prin-
que podamos decir al respecto. cipales razones por las que la investigación, y en
consecuencia la enseñanza, sobre gestión del Patri-
Así que dejo claro desde el principio que, a pe- monio Arqueológico desde las universidades, y
sar de todos los pesares que en el programa de las probablemente también en centros de investiga-
Jornadas e introducción a esta mesa redonda se re- ción, es insuficiente, son las siguientes:
cogían, intento tener una visión positiva sobre el
tema. Esto lo hago porque creo que se avanza más - Escaso profesorado universitario especializa-
desde una visión optimista e idealizada. Así que de- do.
fiendo esa actitud especialmente entre las personas - Distanciamiento entre la Arqueología tradicio-
jóvenes, como las que estáis aquí y entre las que de nal y la preventiva.
alguna manera aún me siento.
- Insuficiente información pública cuantitativa y
569
UN FUTURO PARA LA ARQUEOLOGÍA. MADRID COMO CASO DE DISCUSIÓN
- La interdicisplinaridad y también la com- Otros aspectos que recoge el AMTTA son el re-
plementariedad. Como mínimo hay que trabajar conocimiento profesional del arqueólogo-a por par-
con personas de distinta formación y trabajar en te de la Sociedad y la Administración y la aplica-
proyectos de otros, donde nuestra especialidad y la ción de un código deontológico, para una buena
Arqueología en general tenga carácter complemen- praxis y el fomento y desarrollo de actividades que
tario, secundario frente a otras materias o tipos de acerquen más la arqueología a la sociedad.
Patrimonio Cultural. Desde ésta Asociación, a la que yo represento,
- Trabajar “la calle”. Es decir, colaborar en se está elaborando un borrador de convenio secto-
actividades y proyectos de empresas y de otras ad- rial, que actualmente está centrado en las categorías
ministraciones públicas que nos permitan estar al profesionales y que sentará las bases de aplicación
día y conocer las demandas profesionales en rela- de los derechos y deberes ante los empresarios y los
ción a la formación e investigación. trabajadores-as y de este modo estén protegidos
570
MESA REDONDA
nismos de control de calidad ajenos al mercado. Es situación de las Asociaciones y Colegios Profesio-
decir, al estar la actividad inserta en el mercado li- nales (si verdaderamente se les puede llamar Cole-
bre, quien determina esa calidad es quien demanda gios) en España. Cualquier profesión tiene una ten-
el servicio, y precisamente la calidad del trabajo, tal dencia a hacer una asociación basada en la solidari-
y como la entendemos nosotros, no es su objetivo. dad entre un gremio que trabaja y tiene los mismos
Así, calidad, desde el punto de vista del demandan- problemas. En teoría, lo que tendría que hacer un
te del servicio, es sinónimo de capacidad y efectivi- Colegio seria proteger al colegiado, vigilar unas
dad en la liberación del suelo de las trabas de índo- buenas prácticas conforme a un código ético, que
le arqueológica a las que está sometido. existe pero no se aplica, y prestar servicios. Antes,
el compañero de la AMTTA hacía referencia al có-
Estas medidas estarían relacionadas con la crea-
digo deontológico; pues existe aunque la capacidad
ción de un cuerpo de inspección efectivo, de plie-
reguladora y sancionadora del Colegio sea nula. En
gos de condiciones particulares a la hora de interve-
principio, ninguna de las dos primeras puede hacer-
nir. Ahora mismo existe un documento que se deno-
se, pues ni siquiera somos un Colegio sino una Sec-
mina Hoja Informativa y es sólo eso, una hoja in-
ción. Situación que existe en toda España. Por ello,
formativa que no tiene carácter vinculante, no sirve
el servicio y apoyo al colegiado terminan siendo los
para ver o conocer el alcance de la intervención ar-
únicos cometidos que nos quedan. Algunas de las
queológica, que por otro lado ha de ser autorizada
secciones se están comenzando a extinguir con el
por la DGPH, y valorar económicamente el coste de
inicio de un movimiento asociativo con resultados
esa intervención. Normativas que homogeneicen las
como el de la asociación catalana, que tiene más
metodologías y sistemas de registro de la informa-
fondos que los mismos colegios y que intenta traba-
ción y finalmente la publicación de los resultados,
jar en las líneas que se están tratando en esta mesa.
no sólo como fórmula de difusión, sino también
como elemento de crítica. Nosotros ahora mismo ofrecemos servicios,
como descuentos en el seguro de responsabilidad
Otra solución que minimizaría el impacto de la
civil, en coches, viajes… y también en el modelo
intervención arqueológica (no olvidemos que la ex-
formativo a través de cursos para intentar aportar
cavación arqueológica supone la desaparición del
una información al colegiado que le sea práctica
registro), sería el acercamiento a los Centros de In-
para su promoción personal y profesional.
vestigación para dar cobertura científica a tantas in-
tervenciones arqueológicas, e incluso enmarcar un La situación de los colegios es mala, y no tiene
programa de excavaciones de urgencia en planes visos de solucionarse a corto plazo a no ser que
más amplios de investigación. pase por una escisión de los colegios actuales, por-
que realmente no hay posibilidad de gestionar nada
Finalmente, en cuanto a la financiación de los
sin pasar por el Decano. ¿A dónde vamos? Creo
trabajos, si bien siempre hemos defendido la extrac-
que este mensaje, que parece negativo tiene una
ción de fondos privados siguiendo la máxima pro-
buena respuesta. Creo que existe una preocupación
cedente de la afección al Medio ambiente, “quien
global y se está empezando a manifestar. Cada vez
contamina paga”, que trasladada a nuestro campo,
hay más contactos entre los distintos colectivos de
se traduce en “quien destruye paga”, también consi-
España. Hemos encontrado algo que nos une más
deramos que la Administración, podría o debería
que separarnos, como es la situación laboral. Por
canalizar estos fondos, o por lo menos no mantener-
ejemplo, en la última reunión se trataban temas
se al margen, lo que evitaría la elección profesional
como la seguridad e higiene en el trabajo, cosa que
por parte del demandante se basara únicamente en
no está detallada actualmente y en la que siempre
criterios de índole comercial, obviándose otros as-
nos tenemos que acoplar a planes de un tercero, lo
pectos. Hay administraciones que a la hora de pre-
cual no se ajusta a la realidad que vivimos. Es algo
sentar un proyecto de intervención arqueológica,
en relación con lo que se comentaba anteriormente
solicitan que vaya acompañado del presupuesto co-
con el tema de los convenios laborales. Y también
rrespondiente. Es una manera de valorar si con de-
lo que planteamos era la idea de que pudiera existir
terminados medios se puede abordar o no un deter-
un visado en los trabajos, siempre con el problema
minado proyecto con la garantía de que, en princi-
de quién visa a quién y en qué circunstancias. Tam-
pio, se puedan conseguir los objetivos marcados.
bién se habla de reglamentos…
No podemos obviar que en muchos casos esos pro-
yectos de intervención funcionan exclusivamente Lo que parece claro es que desde las asociacio-
como una declaración de intenciones. nes somos conscientes de que algo falla y que hay
que buscar una manera de arreglar los problemas
que nos atañen. Y lo que sí vemos como una necesi-
Óscar Blázquez (OB): dad específica y urgente es la generación de un con-
Vengo a hablar fundamentalmente de cual es la venio de arqueología. Esto es algo en lo que se esta
572
MESA REDONDA
de acuerdo desde todas las asociaciones. Necesita- ológico directamente, sin describirlo en detalle, ha-
mos un convenio, y necesitamos apoyar cualquier ciéndose imposible su valoración crítica, al no enu-
tipo de iniciativa y ser un catalizador, pues no tene- merarse todos los datos observados en el proceso
mos ninguna otra capacidad, más allá del servicio y de excavación.
la mediación. Creemos que el convenio puede ser la
- El evidente desequilibrio en la práctica arque-
primera parte para definir nuestro futuro; dónde
ológica, esto es: mucho tiempo dedicado a la activi-
queremos ir a parar y en qué condiciones queremos
dad de campo, muy poco a la investigación y menos
trabajar. Y esto es algo que depende totalmente de
aún a la difusión científica de los resultados. En el
nosotros, por lo que conviene implicarse en ello.
caso de Madrid esta cuestión resulta especialmente
grave, dado el potencial investigador de nuestra Co-
munidad. Se hace necesario, en este sentido, el de-
Antonio Dávila (AD):
sarrollo de nuevas vías de organización y financia-
En el marco de la actividad arqueológica, los ción que aseguren la ejecución de todas las fases
museos suelen representar la cara más amable, si- (trabajo de campo, de gabinete y publicación de los
tuándose al final del proceso. Su principal labor ra- resultados) y la participación de todos los agentes
dica en la difusión del registro arqueológico y en la implicados, en un marco de igualdad de oportunida-
divulgación del conocimiento del pasado que de él des.
emana. Para ello, los museos se responsabilizan de
la custodia y conservación de ese conjunto material
y participan en su investigación. Nicolás Benet (NB):
Aun cuando me reconozco relativamente opti- Seré breve pues me temo que me tocará hablar
mista a la hora de valorar la actual situación de la bastante más adelante. Yo no represento a la
arqueología madrileña, quizá porque poseo una DGPH, soy solo un trabajador e intentaré describir
perspectiva que supera ya los veinte años, no dejo las actividades que se realizan dentro del área en el
de observar problemas y dificultades, algunos pro- que trabajo. Con respecto a las opiniones, son opi-
pios de la implantación de una nueva profesión, tal niones personales que en algunos casos chocan in-
y como se puede considerar la de arqueólogo desde cluso con las de algunos compañeros.
la promulgación de la Ley 16/1985 de Patrimonio
Empezare señalando que las competencias de la
Histórico Español, y otros más relacionados con su
DGPH son la conservación, la protección, la inves-
labor específica en Madrid. Enumeremos algunos
tigación y la difusión del Patrimonio Histórico. Y
de ellos:
son aspectos colaterales de su intervención, la acti-
- La falta de una formación adecuada a los nue- vidad arqueológica e incluso la profesión. El sujeto
vos usos de la profesión, tanto a nivel técnico como es el Patrimonio Histórico, e insisto, no Arqueoló-
de gestión, se solventó con excesivas improvisacio- gico, pues se trata de una frontera difusa y existe
nes, generando una serie de malos hábitos en la actividad arqueológica en otros patrimonios defini-
práctica arqueológica, que van desde cuestiones dos por ley, como el patrimonio monumental y los
aparentemente irrelevantes como la no solicitud de conjuntos históricos que requieren intervención ar-
sigla u otras similares que, en el fondo, reflejan una queológica, pero no pueden considerarse actividad
preocupante falta de orden, a otras de más calado, arqueología.
relacionadas con la planificación en las intervencio-
Para el ejercicio de estos dos cometidos, en la
nes arqueológicas, que en algunos casos represen-
Dirección General hay dos secciones de arqueolo-
tan la incapacidad del profesional para asumir los
gía: una de intervención y otra de protección, toda
retos que los proyectos le imponen.
su actividad esta regulada por tres patas de legisla-
- La ausencia de unas directrices claras que re- ción: Patrimonio, medioambiental y suelo; todas
gulen la actividad arqueológica en la Comunidad de ellas tienen incidencia y apartados dedicados a la
Madrid. En este sentido se echa muy de menos el conservación del patrimonio. La ley de patrimonio
desarrollo de reglamentos, la creación de un cuerpo por un lado establece los mecanismos de protección
de inspectores arqueólogos con formación y expe- de los bienes patrimoniales; por otro lado también
riencia adecuadas y con potestad legal, y la clara establece que la actividad arqueológica tenga una
definición de los términos y las fases en las que se regulación y necesite una autorización de la admi-
debe estructurar la actividad arqueológica. Así y nistración.
como ejemplo, se puede mencionar la confusión no
En lo que se refiere a la legislación ambiental,
resuelta entre informes y memorias y los contenidos
básicamente provoca que todo proyecto o serie de
específicos de cada uno de estos documentos, cues-
proyectos vinculados a patrimonio tienen que estar
tión que ha dado como resultado, la proliferación
sometidos a un proceso de evaluación que tiene que
de escritos en donde se interpreta el registro arque-
ser estudiada su incidencia sobre el propio patrimo-
573
UN FUTURO PARA LA ARQUEOLOGÍA. MADRID COMO CASO DE DISCUSIÓN
nio haciéndose también un inventario y evaluar y -Una de ellas es que prácticamente todo el desa-
analizar los impactos y establecer medidas preventi- rrollo de lo que se ha venido a llamar arqueología
vas, correctoras y compensatorias; entre estas últi- comercial, se ha basado en esas normas de protec-
mas está la obligatoriedad de realizar intervencio- ción que se han establecido en diferentes territorios,
nes arqueológicas en aquellos casos en que resulta para actuar y que luego se pueda llevar a cabo el
preciso. Finalmente en la legislación del suelo esta- desarrollo urbanístico, la carretera o el gaseoducto
blece la capacidad o no de construir en el suelo de subsiguiente. Eso se produce tras un proceso de
la Comunidad. prospección, después sondeos, y excavación com-
pleta cuando la incidencia es crítica. Se excava y la
En estos últimos años la protección del suelo en
conservación se da en el Museo, los archivos y los
la CAM ha ido a incidir mas en la protección de los
materiales. Es muy importante la calidad de la inter-
arqueólogos y en la actividad arqueológica, que en
vención arqueológica y no aspiro siquiera a que sea
al del propio patrimonio. Se han delimitado unas
investigación. Aspiro a que sea un buen registro.
áreas de protección arqueológica en las que existe
Un buen registro de los contextos arqueológicos y
la obligatoriedad de seguir unas normas de actua-
estratigráficos. Si aparece una colección vistosa,
ción arqueológica. Una vez terminados los procesos
pero ha desaparecido el contexto, volvemos al siglo
arqueológicos ese suelo es construible, edificable,
XIX y al coleccionismo. Hay que decir que en tér-
etc.
minos generales, la calidad del trabajo es bastante
Desde mi punto de vista todo ello ha tenido baja. Se recuperan los materiales, pero la informa-
como consecuencia una merma grave en el patrimo- ción que queda y que es el único testigo de ese pa-
nio histórico madrileño. Se tenia que haber interve- trimonio, pues ha quedado bajo 5000 viviendas, es
nido ese suelo y haberse evitado construir en el. En un informe, y si ese informe no tiene calidad, el tra-
la actualidad estamos trabajando en esa línea. bajo no ha tenido ningún sentido.
Hay otro ámbito de actividad como es la conser- -En esa misma línea, la actividad arqueológica
vación del patrimonio, intervenciones propias de comercial, es inversamente proporcional a la capa-
esta dirección general; como son excavaciones ar- cidad de protección d ese patrimonio arqueológico.
queológicas, estudios, restauración, para las cuales Si nosotros fuéramos eficaces habría que excavar
se dispone de una cantidad en torno al millón y me- mucho menos. Se harían prospecciones, se harían
dio de euros anuales (no es para tirar cohetes) con sondeos… pero no habría que excavar tanto. Y ex-
lo que algunas cosas se pueden ir haciendo. cavar es destruir.
En cuanto a la difusión de todas estas actuacio- -Estas cosas tienen que ver también con la esti-
nes, se ha comentado aquí que no están disponibles, mación que la sociedad tiene hacia el Patrimonio
pero existe un anuario digital en que se están dando dentro de la escala de valores. Quieren arqueología
cuenta de todas las actividades arqueológicas que o quieren la M-30 para no tardar tres cuartos de
están archivadas en la Dirección General de Patri- hora en llegar al trabajo. ¿Qué quieren los madrile-
monio y pueden ser consultas en cualquier momen- ños? En otras regiones hay mayor sensibilidad hacia
to, previa petición mediante una instancia. También el Patrimonio y es distinto.
se organizan anualmente unas jornadas de Patrimo-
Supongo que podremos profundizar en todo
nio Arqueológico en la CAM, en la cual se mues-
esto durante el debate.
tran una serie de resultados y se ponen en común al-
gunas experiencias. Y en lo que se refiere a la in-
vestigación, la actividad es menor, pero existen al-
3. Debate.
gunas subvenciones para proyectos universitarios,
existe un convenio con el Museo de Ciencias Natu- JA: Vamos a pasar ahora a discutir los diferen-
rales para la protección y el seguimiento del Patri- tes temas que se han tratado en la mesa, a saber,
monio Paleontológico, toda vez que no contamos formación, investigación, situación laboral y ges-
con paleontólogos en nómina. Además el MCN de- tión. Es el momento de que hagáis las preguntas
sarrolla sus propias investigaciones en lugares que consideréis necesarias para aclarar unos aspec-
como el cerro de Batallones. Y finalmente se han tos o profundizar en otros ya tratados, así que si al-
hecho varios esfuerzos para incorporar proyectos de guien quiere comenzar…
investigación a la arqueología de urgencia y vice- David González: Soy trabajador por cuenta aje-
versa, como en el caso de Casa Montero o los yaci- na en una empresa de arqueología. Las diferentes
mientos paleolíticos de Cañaveral. No son muchas, posturas de los miembros de la mesa han ido mu-
pero si han sido afortunadas e ilustrativas. chas de ellas a hablar de una mejora de la calidad
Quiero hacer también incidencia en otras cues- en los trabajos y una mejora de la capacidad de los
tiones: trabajadores en el desempeño de su profesión. Yo
creo que esto es imposible de exigir con el panora-
574
MESA REDONDA
ma laboral actual. Los trabajadores en arqueología tar con otras personas para determinadas interven-
de la Comunidad de Madrid, no ganan en su mayor ciones, debo exigir muchísimo menos, pues no es su
parte más de 1000 € al mes; hay gente cobrando función hacer un trabajo, no de campo de calidad,
700-800 € con pagas prorrateadas, sin dietas de que tiene que ser correcto, y entiendo que son capa-
desplazamiento o comida, teniendo que comer en el ces de hacerlo. No les voy a pedir más responsabili-
suelo, sin puntos de agua en su trabajo… y ven dades que esa. Por otro lado, dices que formados ya
cómo su profesión, supuestamente especializada y estáis… Yo acabé con la licenciatura y me he for-
con un carácter investigador, queda recluida de esta mado a lo largo de 18 años. Hay gente que tiene la
forma. Cómo se puede exigir a un trabajador en es- licenciatura y no sabe nada. Y ahí en todo caso le
tas condiciones que cumpla con su labor investiga- paso la pelota a Nines.
dora, cómo se le puede pedir, cuando llega a casa
MQ: Totalmente de acuerdo.
todos los días destrozado del trabajo, que cumpla a
la perfección un trabajo que se recompensa de esta CC: Sí quería aprovechar para apuntar dos co-
forma. sas.
Y con respecto a la formación, es imposible re- En un convenio se regularían estas situaciones.
cibir más. Ninguno de mis compañeros tiene planes La gente que ya haya pasado por un proceso de au-
a medio o largo plazo y no conozco a nadie con toexplotación, lo comprenderá. Por un lado, un
más de cinco años de experiencia en el sector ni a sueldo digno te permite vivir con un nivel de traba-
mucha gente con más de cinco años de edad (y yo jo razonable. Y por otro lado, en cuanto a la forma-
tengo 23). ¿Qué perspectivas se le ofrece a los jóve- ción, según el estatuto de los trabajadores, la em-
nes licenciados y licenciadas una vez que empiezan presa tiene la obligación de formar, pues tener un
a trabajar en arqueología, que es nuestra principal equipo especializado repercute en un beneficio para
vía laboral, ya que las plazas en el ámbito académi- todos, más hoy que la entrada de las nuevas tecno-
co e investigador son muy limitadas? logías es importante. Con esto no quiero referirme
sólo a AREA, pues además hay otras empresas pre-
Lo primero que deberíamos hacer es ser cons-
sentes hoy, pero las empresas deberían asociarse
cientes de esta situación laboral tan crítica y sentar-
para discutir estos temas y sentarse con los repre-
nos todos a intentar solucionarlo, a través por ejem-
sentantes de los trabajadores para poder buscar un
plo de la negociación de un convenio que regule y
marco común, que podría comenzar con un conve-
mejore las condiciones actuales. Esta es la pregunta
nio.
que lanzo a la mesa…
RD: Un momento, AREA está constituida bajo
JA: Esta intervención toca prácticamente todos
la fórmula de Sociedad Cooperativa, y por ello yo
los temas que hemos tratado hoy aquí. Antes de
tengo la condición de trabajador. Yo no soy propie-
darle la palabra a la mesa, me gustaría decir que en
taria de nada y por ejemplo, tengo la capacidad de
ningún momento se le exige al trabajador que cum-
sindicarme a diferencia de un empresario, es decir,
pla con todo lo que se ha expuesto aquí, ya no es el
del propietario de una empresa (SL, SC, SA, etc.).
culpable sino la víctima de todo este proceso. De
AREA, al igual que otras cooperativas, no formarí-
todos modos, sí conviene hablar de estos temas.
amos parte de esa patronal de empresarios de la ar-
RD: En la parte que me toca, yo prácticamente queología. Y me parece estupendo que haya un
te doblo la edad y llevo 18 en la profesión. Empe- convenio, porque yo soy una trabajadora.
zamos y seguimos autoempleándonos. Yo soy res-
CC: No quiero centrarme en este aspecto. Pero
ponsable de mi trabajo y del trabajo de mi equipo.
tú al contratar personal a cuenta de la Cooperativa,
Actualmente somos 10 personas, de las cuales 9 so-
estáis dentro de la parte del empleador, por lo que
mos titulados superiores. Obviamente la experien-
en el caso de una negociación, no seríais tanto tra-
cia es un factor importante para la praxis y es nues-
bajadores como empresarios. Independientemente
tra labor transmitir el conocimiento acumulado a
del marco jurídico que tengas, pues tienes gente a tu
los más jóvenes, necesariamente nuestro relevo ge-
cargo y contratada.
neracional. ¿Cuál es el futuro? Ya he dicho que o
las cosas se cambian desde arriba y se exige una ca- RD: No.
lidad de los trabajos que suponga inmediatamente
NB: Para romper un poco, yo quería decir algu-
la mejora, la disposición, de recursos de una deter-
na cosa. Sobre la calidad de la intervención, estoy
minada manera. Difícilmente va a llegar esto al que
de acuerdo que debe haber un pliego de condicio-
esta al final de la cadena. Yo soy una trabajadora y
nes y espero que lo desarrollemos. Pero desde lue-
me he autoexplotado durante 18 años. No digo que
go no es exclusivo de la administración, si no existe
sea lo que hay que hacer, pero de ahí mi posición
un compromiso desde el profesional, nosotros por
un poco pesimista a propósito de la situación de la
mucho control de calidad que hagamos no sirve de
arqueología. Yo en mi facultad y necesidad de con-
575
UN FUTURO PARA LA ARQUEOLOGÍA. MADRID COMO CASO DE DISCUSIÓN
nada. Sin compromiso del profesional por su traba- entre eso y un bulldozer no hay diferencia. Si se
jo y el patrimonio no hacemos nada. Todos sabe- pierde la información, no sirven los materiales. Yo
mos que los papeles se disfrazan. En todo caso se creo que se va a hacer un esfuerzo por la redacción
han hecho algunos ejercicios sobre el precio que se de un pliego de condiciones mínimas, pero es muy
debe cobrar. Podemos ir al manual de la construc- difícil decir que no a un permiso a menos que la ca-
ción del colegio de aparejadores de Guadalajara y lidad sea flagrante; solo se ha hecho en un par de
está todo ahí reflejado. Está valorada la hora de un casos que recuerde.
arqueólogo, está valorada la redacción de una me-
JA: Sólo un par de cuestiones antes de conti-
moria, de un proyecto… Y se trata de una valora-
nuar.
ción objetiva. La cuestión es que esto se adopte y se
tome como código de conducta. Pero si se deja en Por un lado con respecto al pliego de condicio-
manos del mercado esto se va al garete, desde el nes, es cierto que debería estar ahí, pero uno de los
momento que hay empresas de arqueología que ha- principales problemas que tenemos ahora es el eco-
cen bajas temerarias de las que no puede salir nin- nómico y por ello adjuntar un presupuesto y una
gún buen trabajo. Si la profesión se autorregula y memoria económica también sería importante.
no admite estas bajas y el colegio establece unos
Por otro lado, con respecto al Colegio, si noso-
precios que se respeten, tal vez se podría conseguir
tros dentro de un colectivo no tenemos la mínima
algo. Y creo que si es posible aunque no sea norma-
capacidad sancionadora porque no existe un visado
tivo, pero siendo todos conscientes de que la postu-
ni tan siquiera la legitimación para hacerlo, no po-
ra debe ser mayoritaria, pues en cuanto haya al-
demos impedir a un arqueólogo que haga mal su
guien fuera deja de funcionar.
trabajo. Se está pasando la pelota de un lado a otro
OB: Los precios están establecidos desde hace y todos conocemos algunos casos en los que el tra-
tiempo. El tema está en que esos precios no son rea- bajo se ha hecho mal o no se ha hecho, se conoce, y
les en el mercado. Se puede ir a la baja sin proble- ni se actúa ni se denuncia.
mas. Los únicos que tenéis potestad para poder va-
Pero sigamos con las preguntas.
lorar la baja calidad de los trabajos y en momento
dado pedir más información sois vosotros. En estos Ana Vicenti: Creo que se pierde el norte en todo
momentos no hay ningún otro órgano que pueda co- esto. Se legisla para proteger el Patrimonio y al fi-
rregir eso de ningún modo. La sección no tiene nin- nal el Patrimonio es lo último de lo último. Se ha-
guna capacidad sancionadora. Podemos plantear un cen los trabajos mal, se registra mal, se conserva
código deontológico, incluso un reglamento, pero mal y nadie lo estudia. Parece que se hace la legis-
no tenemos ninguna autoridad para hacer que se lación para aparentar. ¿De qué sirve todo esto si al
cumpla. final no sirve de nada? Si se hace el trabajo mal y
todo el mundo lo asume y lo acepta, para hacerlo
NB: Yo no conozco la tabla de precios del cole-
mal, no tiene sentido.
gio. Si existe me gustaría tenerla. Pero en cualquie-
ra de los casos nosotros juzgamos la idoneidad de NB: Tampoco es tan trágico. He hablado en tér-
un equipo técnico, que es lo que dice la ley. Existen minos que no son generales. Existen muy buenos
notables dificultades para regular desde la adminis- trabajos y se está conservando muy bien. Hay cosas
tración una actividad privada. Además nuestro suje- que no se pueden detener, como el crecimiento de
to no es la actividad sino el patrimonio arqueológi- Madrid hacia el sur, pero la cuestión está en hacer
co. Existen dificultades reales, pues cuando se pre- las cosas un poco mejor.
senta un proyecto de intervención arqueológica y se
Cuando yo me inicié no había actividad profe-
ha de juzgar ese documento, y evidentemente de ese
sional y a raíz de esta legislación se ha desarrollado
documento hay quienes lo cumplen o no. Hablabais
la profesión en unas condiciones muy diferentes;
de un cuerpo de inspección que debería existir.
autoempleándonos, con escuelas taller en los ayun-
Pero en 2007 se han hecho 600 intervenciones en la
tamientos y excavando. No pensábamos en ese mo-
Comunidad de Madrid y hay 3 personas inspeccio-
mento que todo iba a terminar así. La evolución en
nando ahora mismo. Afortunadamente parece que
términos generales ha sido positiva, lo que no quita
este año debido a la crisis nos quedaremos en 400 y
que haya problemas y que se pongan sobre la mesa
tal vez se pueda llevar a cabo un mejor control.
algunas cuestiones sobre las que hay que reflexio-
Pero insisto, yo creo que tenemos nuestra responsa-
nar. Desde luego no es que las cosas no sirven para
bilidad, pero creo que no es exclusiva y debe hacer-
nada. Se están haciendo cosas muy positivas.
se también desde dentro. El amor por la profesión y
por la calidad del trabajo es muy importante, y creo RD: La cosa está mal, pero no es tan exagerado.
que eso no lo suple ningún control administrativo. Nines y Alicia han intentado ser positivas y yo he
Encuentras personas que lo están haciendo muy intentado ser realista. Obviamente es todo manifies-
bien, pero también hay quienes lo hacen muy mal y tamente mejorable, pero se hacen buenos trabajos,
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