Professional Documents
Culture Documents
La enseñanza errónea de que hay tres personas distintas en la Divinidad, deja muchas
preguntas sin respuesta. Hay confusión y contradicción en esta doctrina hecha por el
hombre, que se formuló en los primeros días de la Iglesia Católica Romana. La razón de
esto, por supuesto, es que no está edificada sobre la Escritura, sino sobre el razonamiento
natural del hombre. Mencionaremos unas cuantas de las preguntas que la doctrina trinitaria
no contesta:
1. ¿Quién fue el padre del bebé del pesebre en Belén? ¿El Padre o el Espíritu Santo? ¿Tenía
el niño Jesús dos padres?
2. Si el Padre y el Hijo son iguales, ¿cómo puede ser el Padre mayor que el Hijo? (Juan
14:28) “El Padre mayor es que yo”.
5. ¿Es María la madre de Dios? ¿Qué error podría haber entonces en el término “La sangre
de Dios”?
6. Si hay tres personas en la Divinidad, ¿cuál podría ser el error si agregáramos a una
cuarta? ¿Por qué no deificar a María?
10. Si el Padre y el Hijo son iguales, ¿Por qué no sabe Jesús cuándo volverá? (Marcos
13:32)
12. ¿Hay tres Espíritus habitando en el corazón del cristiano lleno del Espíritu?
Estas preguntas pueden continuarse indefinidamente, pero sería una tontería hacerlo. Las
respuestas y las explicaciones correctas a todas las preguntas anteriores, prueban la
Unicidad. El intento por parte de los trinitarios de contestar las preguntas anteriores,
simplemente conducen a una contradicción y confusión. A causa de que la verdad de la
Unicidad se construye sobre la Palabra de Dios, las respuestas a todas las preguntas se
entienden clara y fácilmente y están en armonía con toda la Escritura.
Fue necesario que Jesús se bautizara para que pudiera cumplir con toda justicia. Por cierto,
Él no fue bautizado para perdón de pecados, sino para cumplir las Escrituras del Antiguo
Testamento y dar un ejemplo a su iglesia. Del mismo modo, fue necesario que Él fuera
ungido, como los sacerdotes y los reyes eran ungidos en el Antiguo Testamento. Sin
embargo, debemos recordar que Jesucristo fue el Verbo-Encarnado desde su concepción en
el vientre de María. La unción estaba allí, por el mismo propósito que el bautismo, en
cumplimiento de la Escritura.
Recordemos que estas manifestaciones (audible y visible) fueron para el beneficio de Juan
el Bautista (Juan 1:11). Es discutible si alguna otra persona oyó la voz o vio el símbolo de
paloma. En el día de Pentecostés, hubo dos manifestaciones en el aposento alto (audible y
visible), lenguas de fuego y otras lenguas (idiomas) que hablaban. ¿Diríamos que habían
dos personas allí? En tal caso, ¿qué persona era las lenguas de fuego y qué persona era las
“otras lenguas”? Una manifestación audible y visible al mismo tiempo no hace dos
personas, como tampoco el humo de un escape y el ruido de un motor hacen dos máquinas.
En Getsamaní, Jesús fue ambas cosas, el sacerdote y el sacrificio ¿Qué impediría a la
Divinidad de manifestarse en dos o tres maneras al mismo tiempo?
¿Qué significa la diestra de Dios? Las Escrituras se refieren a la diestra de Dios, como el
poder y la gloria de Dios. Esto es lo que significa este término. Jesucristo se sienta en el
lugar del PODER y la GLORIA.
Exodo 15:6 “Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; Tu diestra, oh Jehová, ha
quebrantado al enemigo”.
Marcos 14:62 “...y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios”.
Lucas 22:69 “pero desde ahora el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de
Dios”.
Recordemos que hay sólo un trono en el Cielo (Apocalipsis 42). Hay sólo UNO sentado
sobre el trono.
Hechos 7:59 “Y apedreaban a Esteban, mientas él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi
espíritu”.
¿A cuántos vio Esteban? Por cierto sólo a uno. ¿A quién vio Esteban? A Jesucristo. ¿Qué
nombre dio Esteban a Dios? Señor Jesús. A muchos les agradaría pensar que este versículo
prueba la doctrina trinitaria. Sin embargo, éste muestra la verdad de la Unicidad en forma
concluyente.
Jesucristo es hombre y Él es Dios. Como hombre, Él ora. La respuesta a este tan llamado
problema es clara: la humanidad ora a la Divinidad.
Nuevamente fue la carne, la humanidad de Cristo, la que exclamó: “Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has desamparado?” Podemos ver la razón de esto cuando leemos 2 Corintios
5:21, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado”. Él se impuso sobre sí
mismo la iniquidad de todos nosotros. Se convirtió en la persona que pagó por nuestras
culpas, llevando encima la tremenda carga del pecado y pagando el precio del pecado. La
humanidad de Cristo tuvo que experimentar este terror por completo. El pecado separa al
hombre del Dios santo. Jesucristo tuvo que experimentar esta terrible sensación de una
separación de Dios. Fue la carne la que sufrió y murió; fue la carne la que gritó. En
realidad, Dios estuvo allí todo el tiempo, pues la verdadera naturaleza de Cristo no cambió
en ningún momento.. En otras palabras, no hubo un momento en que Jesucristo no fuera
Dios manifestado en carne.
G. ¿Cuál fue la Gloria que Tuvo Cristo Antes de que Existiera el Mundo?
Juan 17:5 “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve
contigo antes que el mundo fuese”.
Aquí Jesús está orando por la glorificación que aún es futura en lo que al tiempo se refiere,
pero que estaba en el plan y en la mente de Dios desde el principio. Recuerden que cuando
Jesús oraba, era la naturaleza humana de Jesús orando al Divino - la humanidad a la
Divinidad. Así como Cristo fue un cordero muerto desde el principio del mundo, aún así
fue Cristo glorificado desde el principio del mundo.
Este versículo no hace un supuesto Hijo Eterno, pues la calidad de Hijo se refiere al tiempo.
Dios habita en la Eternidad.
En la encarnación Dios hizo algo nuevo. Dios se manifestó como nunca antes lo había
hecho, pero no dejó de ser Aquél que siempre había sido. Dios se manifestó en carne, y el
Verbo se convirtió en carne.
1. Redención;
2. Mediación;
Referencia Bíblica:
2. ¿Odia Dios?
Referencia Bíblica:
Proverbios 6:16 “Seis cosas aborrece Jehová, y aún siete abomina su alma”.
La naturaleza del amor requiere odio hacia aquello que dañaría o destruiría el objeto de ese
amor. Dios ama al pecador pero odia al pecado. No hay nada contradictorio aquí. Antes
bien, Dios no amaría al pecador si al mismo tiempo no odiara aquello que está dañando al
pecador. Este odio, junto con la ira de Dios, no es una emoción humana carnal, sino más
bien la reacción de un Dios santo al pecado, que se expresa en términos que el hombre
puede entender.
PRUEBA