Discursos de graduación
Quería hacer para hoy un discurso
inolvidable, un discurso que dejara
huella en todo aquel que lo escu-
chara pero, cada vez que intentaba
escribir una sola palabra, notaba
cómo las lágrimas corrían por mi
cara, no podía evitar que todo lo
que se me viniera a la cabeza fue-
ran recuerdos; no un recuerdo
cualquiera, un recuerdo que para
algunos ha sido hasta de 14 años y
que para nosotros será inolvidable.
No se pueden olvidar tantos senti-
mientos compartidos, porque nos
hemos visto crecer unos a otros.
Hemos visto cómo de chiquillos
nos peleábamos por ser los prime-
ros en la cola y darle la mano a la
seño, cómo nos hacíamos los re-
beldes sacándonos el polito por
fuera del uniforme, la lucha de las
niñas por quitarnos las tirantas que
tanto nos incordiaban y que queda-
ban tan mal, la primera vez que
nos pasaron a boli en 3º de prima-
ria, la satisfacción de no tener más
clases por la tarde porque ya éra-
mos mayores, las disputas con los
profesores en 3º de ESO porque
era el primer año que mezclaban
las clases, nuestro viaje a Segovia
donde estuvimos tan unidos y
compartimos tantas cosas tutoras y
alumnos o nuestra convivencia de
este último año que fue tan espe-
cial para nosotros; hasta salir hoy
como hombres y mujeres capaces
de hacer frente a toda la responsa-
bilidad a la que en breve nos vere-
mos sometidos.
Con el tiempo, ya hombres y muje-
res, nos encontraremos por la calle;
unos nunca se habrán separado,
otros habrán seguido un camino
distinto pero todos tendremos algo
en común: la educación, la sensibi-
lidad y el compañerismo que nos
enseñaron en el colegio de La
Asunción.
Un compañerismo que sobre todo
se ha manifestado en este último
curso. Todos y cada uno hemos
estado ahí para el compañero que
BOLETÍN Nº 3
lo ha necesitado, para las alegrías y
el dolor. Todos hemos sido cons-
cientes de que es el último año jun-
tos, de que serán nuestras últimas
risas entre nosotros y los últimos
abrazos y lágrimas que quedarán
para siempre en nosotros.
Cómo pretender olvidarnos de la
“alfombra de preescolar”, de esa
canción que le compusimos Isabel
Heredia, de ese “no hay derecho”
de Miriam, de la “caja de Pandora”
de Fernando, de ese “vamos en-
trando” de nuestro profesor de in-
formática Paco, de nuestras vuelte-
citas al monte que nos mandaba
nuestro queridísimo Alejandro...
Todos esos profesores que desde
pequeños nos fueron encauzando
hacia el lugar más adecuado.
También serán inolvidables todas
las clases que, aunque bastante du-
ras, al final hemos sabido valorar;
clases como las de matemáticas
con Rafi a 3.900 revoluciones por
minuto, clases como las de Eduar-
do, que conseguía que con Kant y
con Nietzsche hubiera unos cuan-
tos de nosotros que se acordaran de
él a todas horas; clases como las de
María José con las “seis filas de
seis” , las de biología con esa frase
clave de “pero queréis callaros” o
las de nuestra querida Aurelia por-
que “efectivamente” nos supo
comprender siempre..
¿Y de nuestras tutoras? Cómo va-
mos a olvidar la paciencia de nues-
tra profesora de lengua y literatura
Cecilia Vega, que nunca nos puso
una mala cara a ninguno con lo pe-
sadísimos que hemos sido, ya que
siempre lo solucionaba con una
sonrisa, o las de Cecilia Montañés
cuando nos decía: “llevo media
hora esperando a que os calléis” y
cómo olvidar esa frase de nuestra
querida Beatriz cuando nos decía
en el teatro: ”venga, venga, desde
la obertura”. No olvidaremos el
último día de clase cuando nos
vestimos todos el uniforme (ese
que tanto odiábamos) y nos pusi-
mos a jugar como unos niños al
corro de la patata y al conejo de la
suerte... En fin, una serie de cosas
de nuestro profesorado y de nues-
tra vida que siempre recordaremos.
Porque habéis hecho de nosotros
hombres y mujeres de provecho,
porque habéis conseguido que
aprendiendo lleguemos a ser un
poco más libres, porque nos habéis
aguantado en todo momento sin
perder la compostura, porque nos
matriculasteis en este colegio...
folios y folios ocuparía de agrade-
cimiento. Por todo ello, quiero da-
ros las gracias en nombre de todos
los alumnos de 2º de bachillerato a
todo el profesorado, a todas las re-
ligiosas y a todos los padres. Y
gracias porque todos estos valores
que nos habéis transmitido se han
hecho realidad en el marco insusti-
tuible de esta institución de religio-
sas que, desde su fundación por
una persona tan excepcional como
Mª Eugenia, han dado y siguen
dando lo mejor de su vida.
Porque todos os lo merecéis, gra-
cias.
Y a vosotros, compañeros, ¿qué
puedo deciros que no sepáis ya?
En este tiempo hemos compartido
tantas cosas, tantas experiencias
que deben quedar para siempre en-
tre nosotros; valores como el es-
fuerzo, la amistad, el respeto, el
cariño, la tolerancia y la libertad
compartida Este colegio ha dejado
huella en nosotros y creo que cada
uno se lleva en su corazón un pe-
dacito de todos los demás. El es-
fuerzo ha merecido la pena y este
momento con el que tanto soñába-
mos por fin se ha hecho realidad.
PORQUE AÚN NOS QUEDAN MU-
CHAS COSAS POR COMPATIR,
HASTA SIEMPRE
Celia Ramos Cabello
2º de Bachillerato
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