Los signos y síntomas suelen aparecer en forma súbita. El inicio frecuentemente esta precedido por una actividad física intensa. Manifestación Porcentaje (%) Cefalea 74-80 Nauseas y vómitos 70-80 Alteraciones de la consciencia 60-70 Pérdida transitoria de la consciencia 50 Rigidez de nuca 40 Más de nueve episodios para la cefalea tensional y más de cuatro para la migraña sin aura.
Frente a la primera o peor cefalea, así como a una cefalea inusual
en un paciente con un patrón establecido de dolor, debe sospecharse hemorragia subaracnoidea hasta que se demuestre lo contrario.
También pueden referir vértigo, paresia o parálisis, parestesias,
diplopía, defectos en el campo visual, convulsiones y otros síntomas de foco neurológico.
Aproximadamente en la mitad de los casos existe una pérdida
transitoria de la conciencia al inicio del cuadro. Pueden presentarse asimismo con rigidez de nuca, hipertensión o hipotensión arterial, taquicardia, fiebre, parálisis de los pares craneanos, nistagmo, hemorragia subhialoidea evidenciable en el fondo de ojo así como edema de papila. Sintomas premonitorios
GRADO I Ausencia de síntomas, cefalea leve o
rigidez de nuca leve
GRADO II Cefalea moderada a severa, rigidez de
nuca, paresia de pares craneanos
GRADO III Obnubilación, confusión, leve déficit
motor GRADO IV Estupor, hemiparesia moderada a severa, rigidez de descerebración temprana o trastornos neurovegetativos GRADO V Coma, rigidez de descerebración La hemorragia subaracnoidea es la causa más común de muerte súbita y usualmente los pacientes fallecen antes de llegar al hospital (Hipertensión intracraneana súbita, hemorragia intraventricular, edema pulmonar).
Una cefalea súbita, intensa que el
paciente describe "como la más fuerte toda la vida", relacionado con el ejercicio o maniobras de valsalva (esfuerzo, coito, pujo, baño con agua fría), se acompaña de vómito y pérdida del estado de alerta. Durante el examen podemos ubicar signos focalizadores que nos indican dónde esta la lesión responsable del sangrado (III par: comunicante posterior; paresia faciobraquial: cerebral media, paraparesia: comunicante anterior).
La presión arterial está elevada y la bradicardia
expresa la hipertensión endocraneana. Estabilización cardiorrespiratoria: Asegurar una vía aérea permeable y considerar la necesidad de ventilación asistida en los casos de estupor o coma, mal manejo de secreciones, mala mecánica respiratoria, hipoxemia o hipercapnia.
Se deben corregir enérgicamente la hipotensión y las arritmias, y ser
cauteloso en el manejo de la hipertensión arterial.
En los casos de hipertensión arterial el estatus neurológico del
paciente puede ser una guía útil: si el paciente esta alerta significa que la presión de perfusión cerebral (PPC) es adecuada y el descenso de la tensión arterial puede disminuir el riesgo de resangrado.
La hipertensión que afecta a pacientes de buen grado neurológico
generalmente puede controlarse con reposo, analgésicos y bloqueantes cálcicos (nimodipina). La TC es la prueba más eficaz en el diagnóstico de la HSA, (en ocasiones se puede sospechar la presencia del mismo) El estudio de elección como lo es la TC, con una sensibilidad del 95% en las primeras 24 horas. La punción lumbar sólo se debe hacer cuando existen dudas de la presencia de sangre en la TC .
Se puede plantear antes de la realización de una PL
la resonancia con secuencia FLAIR.
TAC angiografía es capaz de detectar los aneurismas,
la prueba fundamental para el diagnóstico de aneurisma sigue siendo la angiografía cerebral. Terapia de la triple H
Hidratación con cristaloides (aproximadamente 3 a 4 litros
por día) y coloides (alrededor de 1 a 1,5 litro por día).
Llevar el hematocrito a valores de 30 a 38% e inducir
hipertensión arterial con aminas vasopresoras como la dopamina, si con la expansión no alcanzare para mantener un tensión arterial media de 140 mmHg o una PPC de 120 a 130 mmHg.
Las principales complicaciones del tratamiento de la triple H
son el edema agudo de pulmón, el resangrado de un aneurisma no excluido y la transformación hemorrágica y edema de lesiones isquémicas previas. HIDROCEFALIA: Puede aparecer en el período agudo en un 20-40% de los casos.
Si existe deterioro clínico, se aconseja un drenaje
ventricular externo, asumiéndose un aumento del riesgo de meningitis, resangrado y dependencia, por lo que se debería retirar lo antes posible (dependiendo de la cantidad de sangre en LCR).
La hidrocefalia crónica acompañada de síntomas clínicos
compatibles se debe tratar con una derivación ventrículo peritoneal. Hidrocefalia. El tratamiento de la hidrocefalia aguda consiste en la colocación de una ventriculostomía recordando que no es conveniente efectuar un drenaje demasiado rápido en presencia de un aneurisma no excluido de la circulación debido al riesgo de precipitar un nuevo sangrado. ANGIOGRAFIA: Realizar estudio completo (4 VASOS) en las primeras 72 horas del sangrado. Sería conveniente no realizarla en las primeras 6 horas del sangrado (en algunos estudios se ha visto que favorece el resangrado).
Se realizarán las proyecciones necesarias para determinar:
1. La localización, tamaño del saco y cuello de aneurisma.
2. Relación del aneurisma con la arteria dónde se localiza. 3. Presencia, distribución de vasoespasmo arterial, si lo hubiera.