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DIOS
También Ana tuvo que sufrir mucho por la desvergüenza de una criada, que le reprochaba su esterilidad.
Mucho tiempo la estuvo sufriendo hasta que la despachó de su casa. Después de esto se retiró a su
habitación y lloró amargamente. Entonces se le apareció un ángel. Venía de lo alto y se puso delante,
diciéndole que pusiera en paz su corazón porque el Señor había oído su oración.
La visión de Joaquín
He visto también la aparición del ángel a Joaquín. El ángel le mandó llevar las ofrendas al templo y le
prometió que sería escuchada su oración. A pesar de que le dijo que fuera después a la puerta
dorada del templo, Joaquín sentíase temeroso de ir. Pero el ángel le dijo que los sacerdotes ya
tenían aviso de su visita.
El ángel habló entonces: "Ana tendrá una Niña
Inmaculada y de Ella saldrá la salud del mundo.
No debe lamentar Ana su esterilidad, que no es
para su deshonra sino para su gloria. Lo que
tendrá Ana no será de él (Joaquín) si no que por
medio de él, será un fruto de Dios y la
culminación de la bendición dada a Abraham".
Joaquín no podía comprender esto, y el ángel lo
llevó detrás del cortinado que estaba separado lo
bastante para poder permanecer allí. Vi que el
ángel ponía delante de los ojos de Joaquín una
bola brillante como un espejo: él debía soplar
sobre ella y mirar. Yo pensé que el ángel le
presentaba la bola, según costumbre de nuestro
país donde, en los casamientos, se presenta al
sacristán. Cuando Joaquín echó su aliento sobre
la bola, aparecieron diversas figuras en ella, sin
empañarse en lo más mínimo. Joaquín
observaba. Entendí que el ángel le decía que de
esa manera Ana daría a luz, por medio de él, sin
ser empañada. El ángel tomó la bola y la levantó
en alto, quedando suspendida. Dentro de ella
pude ver, como por una abertura, una serie de
cuadros conexos que se extendían desde la caída
del hombre hasta su redención. Había allí todo
un mundo, donde las cosas nacían unas de otras.
Tuve conocimiento de todo, pero ya no puedo dar
los detalles
Dios habla a los hombres a través de esa belleza única
llamada María", Madre de Dios y Madre nuestra. SS.
Juan Pablo II
Debajo del pecho de Santa Ana vi una cavidad luminosa, como un cáliz y en ella la
figura de un niño resplandeciente que se desarrollaba y crecía. Sus manitas estaban
cruzadas sobre el pecho; de su cabecita inclinada partían infinidad de rayos que se
dirigían hacia una parte del mundo. En la iglesia vi un número infinito de santos en
fila, rodeándola o formando coros, que se inclinaban, a rezar, hacia la Santa Madre.
Víspera de la Natividad de Nuestra Señora
¡Qué alegría tan grande hay en toda la naturaleza!... Oigo cantar a los pajaritos, veo a los corderitos y
cabritos saltar de alegría, y a las palomas rondar en bandadas de un lado a otro con inusitado alborozo,
allí donde estuvo antes la casa de Ana.
observé que, según sus indicaciones, se celebró allí la festividad del nacimiento de María el 8 de
septiembre del año y que luego pasó esta fiesta a la Iglesia universal.
Vi a la niña María como transformada, flotando en el aire. Con la entrada del sacramento en
el corazón de María, que se cerró luego, lo que era figura pasó a ser realidad y posesión, y
vi que la niña estuvo desde entonces como penetrada de una ardorosa concentración
interior. Vi también, durante esta visión, que Zacarías recibió una interna persuasión o una
celestial revelación de que María era el vaso elegido del misterio o sacramento. Había
recibido él un rayo de luz que yo vi salir de María.
Antes de morir Jesús ofrece al apóstol Juan aquello más precioso
que posee: su Madre, María, quien «a los pies de la Cruz, en Juan,
acoge en su corazón a toda la humanidad». Juan Pablo II
Revestida en esta forma fue la niña María llevada sobre las gradas del altar. Las niñas. María
dijo que no pensaba comer carne ni pescado ni tomar leche; que sólo tomaría una bebida
hecha de agua y de médula de junco, que usaban los pobres y que pondría a veces en el
agua un poco de zumo de terebinto. Esta bebida es como un aceite blanco, se expande, y es
muy refrescante aunque no tan fina como el bálsamo. Prometió no gustar especias y no
comer en frutas más que unas bayas amarillas que crecen como uvas. Conozco estas
bayas: las comen los niños y la gente pobre. También dijo que quería descansar sobre el
suelo y levantarse tres veces durante la noche para rezar. Las personas piadosas, Ana y
Joaquín lloraban al oír estas cosas.
«A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la
Virgen María» San Luis María Grignon de Monfort
El anciano Joaquín, abrazando a su hija, le decía: "¡Ah, hija! Esto es muy duro de
observar. Si quieres vivir en tanta penitencia creo que no te podré ver más, a
causa de mi avanzada edad"... He visto a María en estado de éxtasis continuo y de
oración interior. Su alma no parecía hallarse en la tierra y recibía a menudo
consuelos celestiales. Suspiraba continuamente por el cumplimiento de la
promesa y en su humildad apenas podía formular el deseo de ser la última entre
las criadas de la Madre del Redentor.
Desposorio de la Virgen María con San
José… Cuando María tenía catorce años y
debía salir pronto del Templo para Desposorio de
casarse, junto con otras siete jóvenes, vi a
Santa Ana visitarla en el Templo. Al
anunciar a María que debía abandonar el
la Virgen María
Templo para casarse, la vi profundamente
conmovida, declarando al sacerdote que con San José
no deseaba abandonar el Templo, pues se
había consagrado sólo a Dios y no tenía
inclinación por el matrimonio. A todo esto
le fue respondido que debía aceptar algún
esposo. La vi luego en su oratorio, rezando
a Dios con mucho fervor. En cuanto a Ella,
volvió a su celda y derramó muchas
lágrimas, sin poder imaginar siquiera que
habría de permanecer siempre virgen. sin
aparición visible, escuchó una voz que la
consoló, haciéndole saber al mismo
tiempo, que era necesario aceptar ese
casamiento. Las bodas de María y José,
que duraron de seis a siete días, fueron
celebradas en Jerusalén en una casa
situada cerca de la montaña de Sión que
se alquilaba a menudo para ocasiones
semejantes.
Vi, en medio de aquella masa
de luz, a un joven
resplandeciente, de cabellos
rubios flotantes, que había
La
descendido ante María, a
través de los aires. Era el
anunciació
Arcángel Gabriel. Cuando
habló vi que salían las
n del Ángel
palabras de su boca como si
fuesen letras de fuego: las
leí y las comprendí.
María inclinó un tanto su
cabeza velada a la derecha.
Sin embargo, en su
modestia, no miró al ángel.
El Arcángel siguió hablando.
María volvió entonces el
rostro hacia él, como si
obedeciera una orden,
levantó un poco el velo y
respondió. El ángel dijo
todavía algunas palabras.
María alzó el velo
totalmente, miró al ángel y
pronunció las sagradas
Cuando la Santísima
Virgen hubo dicho:
"Hágase en mí según tu
palabra", vi una
aparición alada del
Espíritu Santo, que no
"He aquí la sierva
se parecía a la
representación habitual
del Señor; hágase
bajo la forma de
paloma: la cabeza se
en mí según tu
asemejaba a un rostro
humano; la luz se
palabra"
derramaba a los
costados en forma de
alas. Cuando esta luz
penetró en su costado
derecho, la Santísima
Virgen volvióse
luminosa Ella misma y
como transparente: Se
hallaba tan penetrada
de luz que no había en
ella nada de opaco o de
oscuro.
Quedaban cumplidas las
Ella dijo que estaba muy agitada, pues
la perseguía el pensamiento de que su
Visitación prima María de Nazaret estaba en
camino para visitarla. Isabel no podía
de María a desechar esa idea fija, habiendo sabido
en sueños que una mujer de su misma
María e Isabel, una vez que hubieron entrado, se hallaron en un cuarto que me pareció servir
de cocina. Allí se tomaron de los brazos. María saludó a Isabel muy cordialmente y las dos
juntaron sus mejillas. Vi entonces que algo luminoso irradiaba desde María hasta el interior
de Isabel, quedando ésta toda iluminada y profundamente conmovida, con el corazón
agitado por santo regocijo. Se retiró Isabel un poco hacia atrás, levantando la mano y, llena
de humildad, de júbilo y entusiasmo, exclamó: "Bendita eres entre todas las mujeres y
bendito es el fruto de tu vientre. ¿Pero de dónde a mí tanto favor que la Madre de mi Señor
venga a visitarme?... Porque he aquí que como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la
criatura que llevo se estremeció de alegría en mi interior. ¡Oh, dichosa tú, que has creído; lo
que te ha dicho el Señor se cumplirá!"
Cuando el Espíritu Santo encuentra a María en un alma, se
siente atraído irresistiblemente hacia ella y en ella hace su
morada. San Luis María Grignión de Montfort
“Preparativos para el
nacimiento de Jesús”
“Una espada de
dolor atravesará tu
alma.
Los verdugos, habiendo crucificado a Nuestro Señor, alzaron la Cruz
dejándola caer con todo su peso en el hueco de una peña con un
estremecimiento espantoso. Jesús dio un grito doloroso, sus heridas se
abrieron, su sangre corrió abundantemente. Los verdugos, para asegurar la
Cruz, la alzaron nuevamente, clavando cinco cuñas a su alrededor. Fue un
espectáculo horrible y doloroso el ver, en medio de los gritos e insultos de
los verdugos, la Cruz vacilar un instante sobre su base y hundirse temblando
en la tierra; mas también se elevaron hacia ella voces piadosas y
compasivas. Las voces más santas del mundo, las de las santas mujeres y de
todos aquellos que tenían el corazón puro, El infierno mismo se estremeció
de terror al sentir el golpe de la Cruz que se hundió y redobló sus esfuerzos
La hora del Señor había llegado: un sudor frío corrió sus miembros, Juan
limpiaba los pies de Jesús con su sudario. Magdalena, partida de dolor, se
apoyaba detrás de la Cruz. La Virgen Santísima de pie entre Jesús y el buen
ladrón, miraba el rostro de su Hijo moribundo. Entonces Jesús dijo: "¡Todo está
consumado!". Después alzó la cabeza y gritó en alta voz: "Padre mío, en tus
manos encomiendo mi espíritu". Fue un grito dulce y fuerte, que penetró el
cielo y la tierra: enseguida inclinó la cabeza y rindió el espíritu.
Cuando se acabó el sábado, Juan fue con las santas mujeres, las consoló.
Pero no podía contener sus propias lágrimas, Vi el alma de Nuestro
Señor entre dos ángeles ataviados de guerreros; era luminosa,
resplandeciente como el sol del mediodía, la vi atravesar la piedra y
unirse con el Sagrado Cuerpo. Jesús resplandeciente, se elevó por medio
de la peña. La tierra tembló. Uno de los ángeles guerreros, se precipitó
del cielo al sepulcro como un rayo, apartó la piedra que cubría la entrada
y se sentó sobre ella. Los soldados cayeron como muertos y , Mientras la
Santísima Virgen oraba interiormente llena de un ardiente deseo de ver
a Jesús, un ángel vino a decirle que fuera a la pequeña puerta de
Caminaba con pasos apresurados,
cuando la vi detenerse de pronto en un
sitio solitario. Miró a lo alto de la muralla
de la ciudad y el alma de Nuestro Señor,
resplandeciente, bajó hasta su Madre
acompañada de una multitud de almas y
patriarcas. Jesús, volviéndose hacia
ellos dijo: "He aquí a María, he aquí a mi
Madre". Pareció darle un beso y luego
desapareció. En el mismo instante en que
un ángel entraba en el sepulcro y la tierra
temblaba vi a Nuestro Señor resucitado
apareciéndose a su Madre en el Calvario;
estaba hermoso y radiante. Su vestido
que parecía una copa, flotaba tras Él, Sus
heridas resplandecían, y se podían ver a
través de los agujeros de las manos.
Rayos luminosos salían de las puntas de
sus dedos. Las almas de los patriarcas
se inclinaron ante la Madre de Jesús. El y
desapareció. Salvador mostró sus
heridas a su Madre, que se prosternó
para besar sus pies, mas Él la levantó, La
Santa Virgen cayó de rodillas y besó el
lugar donde había aparecido su Hijo.
Debían ser las nueve de la noche.
Un santo muy antiguo, cuenta así
cómo fue la muerte de la Santísima
Virgen.
Ella murió de amor. Era tanto el deseo
de irse al cielo donde estaba su Hijo,
que este amor la hizo morir.
Unos catorce años después de la
muerte de Jesús, cuando ya había
empleado todo su tiempo en enseñar la
religión del Salvador a pequeños y
grandes, cuando había consolado a
tantas personas tristes, y había
ayudado a tantos enfermos y
moribundos, hizo saber los apóstoles
que ya se aproximaba la fecha de partir
de este mundo a la eternidad. Abrieron
el sepulcro y en vez del cadáver de la
Virgen, encontraron solamente... una
gran cantidad de flores muy hermosas.
Jesucristo había venido, había
resucitado a su Madre Santísima y la
había llevado al cielo. ¿Y quién de
nosotros, si tuviera los poderes del
Hijo de Dios, no hubiera hecho lo
mismo con su propia Madre?
La Asunción de la
Santísima Virgen al
Cielo
“MARIA ROSA
MISTICA”
Pierina Gilli, nacida el 3 de agosto de 1911, trabajaba como enfermera. En la primavera de 1947, se
le apareció la madre de Dios en una sala del hospital. "Nuestro Señor me envió para implantar
una nueva devoción Mariana en todos los institutos, tanto masculinos como femeninos,
en las comunidades religiosas y en todos los sacerdotes.
Yo les prometo que si me veneran de esta manera especial, gozarán particularmente de mi
protección, habrá un florecimiento de vocaciones religiosas.
Deseo que el día 13 de cada mes se me consagre como día Mariano y los doce precedentes sirvan
de preparación con oraciones especiales."
"En ese día derramaré sobreabundancia de gracias y santidad sobre quienes así me hubiesen
honrado. Deseo que el 13 de julio de cada año sea dedicado en honor de Rosa Mística". Se
aparece con los beatos Jacinta y Francisco, los videntes de Fátima, y se los propone a Pierina,
como modelos y ejemplos de sacrificio.
MEXICO 12 DE DICIEMBRE 1531
EL MILAGRO.
la Virgen dijo que antes del día del Milagro mucha gente habrá dejado de creer en las
Apariciones de Garabandal, por lo que será de gran alegría la vuelta a la Fe que tendrá
lugar cuando llegue el Aviso y el Milagro.
Después del Aviso viene un gran Milagro. Será anunciado ocho días antes por
Conchita por mandato de la Virgen. Viene directamente de Dios. Será un Jueves,
coincidirá con un gran acontecimiento de la Iglesia, se verá en todos los sitios desde
donde se puede ver el pueblo de Garabandal.
Los pecadores se convertirán y los enfermos sanarán, los que en ese día suban a
Garabandal. Es el mayor Milagro que Dios ha hecho, después de La Eucaristía, viene
para ayudar al mundo a convertirse, una gran manifestación de lo mucho que Dios
nos ama.
Madre Inmaculada, que yo sea hoy tu alegría y tu la
mía….Beato don Manuel González
Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el
escollo de las tristezas, eleva tus ojos a la estrella del
Mar: ¡invoca a María!. San Bernardo
Recitar el Rosario, en efecto, es en realidad contemplar con
María el rostro de Cristo. Nadie se ha dedicado como María,
a la contemplación de Cristo. SS. Juan Pablo II
Pídele a la Ssma. Virgen que sea tu guía; que sea la estrella, el faro que
luzca en medio de las tinieblas de tu vida. Santa Teresa de los Andes
. "Si supieras cuánto te amo, llorarías de alegría!"
Bosnia y Herzegovina, 24 junio 1981
VIRGEN DE MEDJUGORJE
REINA DE LA PAZ