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Luego...el profesor tomó una caja con arena y la vació dentro del
frasco. Por supuesto, la arena lleno todos los espacios vacíos, así
que el profesor preguntó nuevamente si el frasco estaba lleno. En
esta ocasión los estudiantes respondieron con un "SI" unánime.
Las pelotas de golf son las cosas más importantes, como Dios, la
familia, los hijos, la salud, los amigos, todo lo que te apasiona.
Son cosas, que aún si todo lo demás lo perdiéramos y solo éstas
quedaran, nuestras vidas aún estarían llenas.
Las canicas son las otras cosas que importan, como el trabajo, la
casa, el auto, entre otras; la arena es todo lo demás, las pequeñas
cosas. Si ponemos la arena 1ro en el frasco, no habría espacio
para las canicas ni para las pelotas de golf. Lo mismo ocurre con
la vida.
Pásala bien!!!
http://angema412.blogspot.com/
Prácticas Docentes
El ideal para cualquier institución de orden público es vivir al día, como ocurre
con la Naturaleza. Gandhi.
Hablar sobre nuestras “prácticas docentes” implica retroceder en el tiempo y ver como
fuimos cambiando a lo largo de los años de ejercicio de la docencia… y cuanto cambió
ésta desde que nosotros recibíamos educación de nuestras maestras… ¡imagínense que
diferente sería la realidad para una docente de hace 70 años atrás! Esto viene a colación
por un diálogo que tuve con mi padre…
Ante el inminente inicio del ciclo lectivo hace algunos años, viendo todo el movimiento
gremial y siendo yo docente... mi padre me preguntó si se iniciarían las clases... Ante mi
duda comentó como para sí: - Me pregunto si alguna escuela de este país llevará alguna
vez el nombre de esas personas que aparecen en la televisión y que dicen ser
“docentes...” -dijo- mientras doblaba el diario y ahondando en sus recuerdos continuó:
“Te voy a contar algo: Cuando yo comencé segundo grado (tendría entonces 7 u 8 años)
vivíamos en el campo y para que pudiera ir a la escuela mis padres me mandaron en
“pensión” a la casa de una tía... Imagínate el desarraigo de un chico hace casi setenta
años atrás, poco acostumbrado a salir y mucho menos a estar lejos de su familia, pero la
ilusión por “estudiar” era enorme y la decisión de mis padres de que me instruyera
inflexible, inmigrante él tenía la certeza que la educación y la cultura abrirían
muchísimas puertas, así que con muchísimo entusiasmo con mi hermano fuimos al
colegio y mi maestra era: “doña Otilia”... (lo remarco porque precisamente una
institución educativa de Jovita se llama precisamente: “OTILIA F. DE TOVAGLIARI”)
A pocos días de iniciar las clases ellas nos pidió que trajésemos un libro (cualquiera -
dijo) para poder leer...
Yo tenía un libro de mi hermano (no me olvido… tenía tapas rojas y estaba bastante
usado) pero feliz lo llevé ya que cumplía con su solicitud y al llegar al aula pidió que
pasara a leer, apenas había comenzado cuando el viejo libro se me deshojó y cayó
ruidosamente en el suelo...
Ante la mirada atónita de todos me puse a llorar y la “señorita” les ordenó suavemente a
los demás alumnos ¡vayan al recreo, chicos! y a mí me tomó en sus brazos y
consolándome dijo:
-No te preocupes, que cuando llegues a tu casa, tu mamá te lo va a arreglar...
-Es que mi mamá, no vive acá y mi tía no me lo va a poder arreglar... -le dije entre
sollozos.
-Entonces esta tarde, vení a mi casa que lo vamos a arreglar –me respondió.
A la hora estipulada, estaba yo con el puñado de hojas y las tapas de aquel libro, ella me
hizo pasar… tomó las hojas acomodándolas una a una y mientras conversaba conmigo
cosió con aguja e hilo todas las hojas, hizo un “engrudo” con un poco de harina y agua
(ya que en aquel tiempo no había otro adhesivo) y cuidadosamente pegó la tapa...
-Eso nunca lo voy a olvidar -me dijo mi “viejo”… mientras él hacía su relato yo no
pude evitar imaginarlo con esos ojitos grandes que había visto en una foto de su infancia
y en la puerta de aquella casa en la que vivía su maestra diciéndole: ¿Cómo se lo puedo
pagar?
-No hay nada que pagar –me dijo que ella le contestó - porque yo soy tu segunda
mamá...
Cuando terminó de contarme... tanto mis ojos como los de él estaban inundados de
lágrimas y pensé: ¿Cuál sería el incentivo de las docentes de aquella época? ¿Pensarían
igual que la gente de nuestra generación? ¿El trabajo de ser “segunda mamá” y a su vez
maestra estaría muy bien remunerado? Hay varias frases muy antiguas que remiten a la
remuneración docente: “Más hambre que maestro de escuela…” se decía o el típico:
“Ser docente es un apostolado” ¡cuántas veces lo hemos escuchado! y realmente que
feliz puede ser uno cuando lo ejerce esta extraordinaria tarea con el corazón… ¡Será que
ese es mi caso! Elegí la docencia y no me arrepiento… muchos de mis logros personales
están íntimamente relacionados con esta maravillosa profesión… ¡muchas veces he
caído… he cometido errores… me he desanimado… me han criticado!! Pero mil veces
he logrado levantarme y volver a caminar… siento que hay tanto por enseñar pero
infinitamente mucho por aprender… cada día… cada “clase”
Es por eso que no entiendo esas mamás que dicen: ¡Si la “nena” no estudia… que sea
que MAESTRA! Y a mí el corazón se me llena de tristeza… puede ser algunos
descubran luego que la docencia es una hermosa labor y se sientan plenamente
realizados, satisfechos de su tarea pero otros docentes, aquellos que estudiaron “porque
no les quedaba otra…” son los que van para “cumplir” sin pensar que en sus manos
tienen un tesoro… hojitas en blanco que ayudamos a que se transformen en un libro
único… ¡¡niños!! Quizás tus hijos… tal vez los míos…
Éramos un grupo de docentes con pocos años de experiencia pero con muchísimos
deseos de progresar… Adelia (maestra y directora por aquel entonces, con unos 20 años
más que nosotras era la guía y un poco la “mamá” de todas nosotras, ya que muchas
veces debía frenar tanto entusiasmo) Teníamos cada una un puñadito de alumnos que se
repartían en cuatro aulas… ¡¡todo un desafío!!
Era una escuela urbana pero con características de las rurales… Uníamos grados porque
“el número no daba” para tener las 7 divisiones… Nuestra institución, enclavada frente
a la plaza principal, única oferta mixta en una localidad pujante, pero con una historia
muy fuerte y tradiciones arraigadas… Tenía en ese entonces dos colegios (uno de niñas
y otro de varones) que nacieron por la voluntad y el deseo de sus fundadores de que
hubiera instrucción en este punto del sur de Córdoba… ante estas ofertas educativas
nuestra escuela provincial (antiguamente llamada “fiscal”) no parecía tener mucho
futuro… ¡es mucho para Serrano tres colegios primarios!- comentaban gente de otras
localidades.
Y todo fue mejorando… poco a poco… con los años… y con el incremento en la
matrícula se fueron agregando docentes… y más aulas… y el nivel inicial y ¡¡maestros
de ramos especiales!! Nos parecía correr tras una quimera… creíamos en ocasiones que
era una utopía y fue una realidad…
Ojalá en nuestras prácticas docentes hayamos podido tocar esa fibra íntima de cada uno
de nuestros alumnos al despertar en ellos la necesidad del conocimiento…
Pd: Gracias a mi querida amiga Liliana por enviarme este hermoso texto lleno de verdad
y vida. Gracias por permitirme publicarlo. Gracias por tu colaboración con este espacio.
Gracias por sumarte a la realización de este sueño: "El Don del Servicio".