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El título de "María Auxilio de los

Cristianos", expresa la mediación de María


respecto de la humanidad como Madre del
Redentor, por fuerza y mérito de la
corredención. Ella es la ayuda de la
humanidad necesitada de redención; lo es
también de cada individuo, porque es la
Madre espiritual de todos.
El nombre Auxilio de los Cristianos, señala
una especial forma de mediación, aquella
que María ejerce en favor de la Santa
Iglesia.

Históricamente se comenzó a difundir el


titulo de María "Auxilio de los Cristianos",
aproximadamente en el año 1558, donde la
invocación será mencionada en las letanías
que recitaban en el santuario de Loreto
(Italia) de allí "Letanías Lauretanas". Estas
fueron aprobadas por el Papa Clemente
VIII en 1601.
Tres fechas marcan la historia en la
divulgación universal del culto a la
Santísima Virgen bajo el título de
Auxiliadora de los Cristianos.

Lepanto

El 7 de octubre de 1571, durante el


pontificado de San Pío V, la flota Cristiana,
con el Auxilio de María, logra una victoria
contra la flota de los turcos. Después de
esta victoria, se propaga la invocación de
"María, auxilio de los Cristianos" y de los
labios de los soldados sobrevivientes de
Lepanto, se difunde por toda Europa.

Viena

El 12 de septiembre de 1683, durante el


Pontificado de Inocencio XI, bajo el mando
del rey de Polonia, Juan Sobieski, con un
ejército inferior de fuerzas, confiando en la
ayuda de María Auxiliadora, vence al
ejército turco.
En el siglo XIX sucedió un hecho bien
lastimoso: El emperador Napoleón,
llevado por la ambición y el orgullo, se
atrevió a encarcelar al Sumo Pontífice,
el Papa Pío VII. Varios años llevaba en
prisión el Vicario de Cristo y no se veían
esperanzas de obtener la libertad, pues
el emperador era el más poderoso
gobernante de ese entonces. Hasta los
reyes temblaban en su presencia, y su
ejército era siempre el vencedor en las
batallas. El Sumo Pontífice hizo
entonces una promesa: "Oh Madre de
Dios, si me libras de esta indigna
prisión, te honraré decretándote una
nueva fiesta en la Iglesia Católica".
Y muy pronto vino lo inesperado. Napoleón
que había dicho: "Las excomuniones del Papa
no son capaces de quitar el fusil de la mano de
mis soldados", vio con desilusión que, en los
friísimos campos de Rusia, a donde había ido
a batallar, el frío helaba las manos de sus
soldados, y el fusil se les iba cayendo, y él que
había ido deslumbrante, con su famoso
ejército, volvió humillado con unos pocos y
maltrechos hombres. Y al volver se encontró
con que sus adversarios le habían preparado
un fuerte ejército, el cual lo atacó y le
proporcionó total derrota. Fue luego expulsado
de su país y el que antes se atrevió a
aprisionar al Papa, se vio obligado a acabar en
triste prisión el resto de su vida. El Papa pudo
entonces volver a su sede pontificia y el 24 de
mayo de 1814 regresó triunfante a la ciudad
de Roma. En memoria de este noble favor de
la Virgen María, Pío VII decretó que en
adelante cada 24 de mayo se celebrara en
Despliega la fuerza de su brazo, Roma la fiesta de María Auxiliadora en acción
dispersa a los soberbios en sus de gracias a la madre de Dios.
planes, derriba del trono a los
poderosos y eleva a los humildes. Lc 1, 51-52
El 9 de junio de 1868, se consagró en Turín, Italia, la Basílica de María Auxiliadora.
La historia de esta Basílica es una cadena de favores de la Madre de Dios. Su
constructor fue San Juan Bosco, humilde campesino nacido el 16 de agosto de
1815, de padres muy pobres. A los tres años quedó huérfano de padre. La madre,
Margarita, analfabeta y muy pobre, pero santa y laboriosa mujer, que debió luchar
mucho para sacar adelante a sus hijos, se hizo cargo de su educación. Para poder
ir al colegio tuvo que andar de casa en casa pidiendo limosna. La Santísima
Virgen se le había aparecido en sueños mandándole que adquiriera "ciencia y
paciencia", porque Dios lo destinaba para educar a muchos niños pobres.
Nuevamente se le apareció la Virgen y le pidió que le construyera un templo y que
la invocara con el título de Auxiliadora.
Empezó la obra del templo con tres María Auxiliadora fue
monedas de veinte centavos. Pero fueron su inspiración para la
tantos los milagros que María Auxiliadora creación de una triple
empezó a hacer en favor de sus devotos, familia religiosa: Los
que en sólo cuatro años estuvo terminada Salesianos, Las Hijas
la gran Basílica. El santo solía repetir: de María Auxiliadora y
"Cada ladrillo de este templo corresponde los Cooperadores
a un milagro de la Santísima Virgen". Salesianos. Ella sería
también, su maestra y
Desde aquel santuario empezó a su guía en el contenido
extenderse por el mundo la devoción a la espiritual de su Obra.
Madre de Dios bajo el título de Auxiliadora,
y son tantos los favores que Nuestra Con los años, la
Señora concede a quienes la invocan con invocación a María,
ese título, que ésta devoción ha llegado a con el título de
ser una de las más populares. San Juan Auxiliadora se ha
Bosco decía: "Propaguen la devoción a extendido por todo el
María Auxiliadora y verán lo que son mundo.
milagros" y recomendaba repetir muchas
veces esta pequeña oración: "María "En su vida, lo
Auxiliadora, ruega por nosotros". El decía sobrenatural se hizo
que los que dicen muchas veces esta casi natural y lo
jaculatoria consiguen grandes favores del extraordinario,
cielo. ordinario." Pío XI sobre
S. Juan Bosco.
Trabajé siempre con amor
De las cartas de San Juan Bosco
Si de verdad buscamos la auténtica
felicidad de nuestros alumnos y
queremos inducirlos al cumplimiento
de sus obligaciones, conviene, ante
todo, que nunca olvidéis que hacéis
las veces de padres de nuestros
amados jóvenes, por quienes
trabajé siempre con amor, por
quienes estudié y ejercí el ministerio
sacerdotal, y no sólo yo, sino toda la
Congregación salesiana.
¡Cuántas veces, hijos míos, durante
mi vida, ya bastante prolongada, he
tenido ocasión de convencerme de
esta gran verdad! Es más fácil
enojarse que aguantar; amenazar al
niño que persuadirlo; añadiré incluso
que, para nuestra impaciencia y
soberbia, resulta más cómodo
castigar a los rebeldes que
corregirlos, soportándolos con
firmeza y suavidad a la vez.
Os recomiendo que imitéis la caridad que
usaba Pablo con los neófitos, caridad que
con frecuencia lo llevaba a derramar
lágrimas y a suplicar, cuando los
encontraba poco dóciles y rebeldes a su
amor.

Guardaos de que nadie pueda pensar


que os dejáis llevar por los arranques de
vuestro espíritu. Es difícil, al castigar,
conservar la debida moderación, la cual
es necesaria para que en nadie pueda
surgir la duda de que obramos sólo para
hacer prevalecer nuestra autoridad o
para desahogar nuestro mal humor.

Miremos como a hijos a aquellos sobre los


cuales debemos ejercer alguna autoridad.
Pongámonos a su servicio, a imitación de
Jesús, el cual vino para obedecer y no para
mandar, y avergoncémonos de todo lo que
pueda tener incluso apariencia de dominio; si
algún dominio ejercemos sobre ellos, ha de
ser para servirlos mejor.
Éste era el modo de obrar de Jesús con los
apóstoles, ya que era paciente con ellos, a pesar
de que eran ignorantes y rudos, e incluso poco
fieles; también con los pecadores se comportaba
con benignidad y con una amigable familiaridad, de
tal modo que era motivo de admiración para unos,
de escándalo para otros, pero también ocasión de
que muchos concibieran la esperanza de alcanzar
el perdón de Dios. Por esto, nos mandó que
fuésemos mansos y humildes de corazón.
Son hijos nuestros, y, por esto, cuando corrijamos
sus errores, hemos de deponer toda ira o, por lo
menos, dominarla de tal manera como si la
hubiéramos extinguido totalmente.
Mantengamos sereno nuestro espíritu, evitemos el
desprecio en la mirada, las palabras hirientes;
tengamos comprensión en el presente y esperanza
en el futuro, como nos conviene a unos padres de
verdad, que se preocupan sinceramente de la
corrección y enmienda de sus hijos.
En los casos más graves, es mejor rogar a Dios con humildad que arrojar
un torrente de palabras, ya que éstas ofenden a los que las escuchan, sin
que sirvan de provecho alguno a los culpables.
El que reciba en mi nombre a uno de estos niños a mí me recibe. Mt 18,5
Don Bosco escribe: "Desde Gracias a Don Bosco y
su trono altísimo de gloria a la construcción del
nos mira maternalmente y Santuario, querido por
nos dice: Yo habito en el María misma, la
más alto trono de gloria para devoción a María
bendecir abundantemente Auxiliadora volvió a ser
aquellos que me aman y actual en la Iglesia. Don
llenarlos de favores Bosco mismo
celestes. Es por esto, que recomendaba a sus
desde su Asunción al cielo, salesianos, que en
los cristianos acuden a cualquier parte del
María solicitando su ayuda, mundo donde se
y jamás se ha oído decir, encuentren sean
dice San Bernardo, que difusores de la
ninguno de los que han devoción a María con el
acudido, con viva fe a la título de Auxiliadora.
Santísima Virgen, haya sido Por esto se llama a la
abandonado o no Auxiliadora: La Virgen
escuchado.” de Don Bosco.
Enséñame, oh María Auxiliadora, a
ser dulce y bueno en todos los
acontecimientos de mi vida; en los
desengaños, en el descuido de
otros, en la falta de sinceridad de
aquellos en quienes creí, en la
deslealtad de aquellos en quienes
confié.
Ayúdame a olvidarme de mí mismo
para pensar en la felicidad de otros;
a ocultar mis pequeños sufrimientos
de tal modo que sea yo el único que
los padezca.
Enséñame a sacar provecho de
ellos, a usarlos de tal modo que me
suavicen, no me endurezcan ni me
amarguen; que me hagan paciente y
no irritable; que me hagan amplio en
mi clemencia y no estrecho y
despótico. Que nadie sea menos
bueno, menos sincero, menos
amable, menos noble, menos santo
por haber sido mi compañero de
viaje en el camino hacia la vida

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