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Nuevo registro de vertebrados para la Formación


Aconquija, provincia de Catamarca, Noroeste de
Argentina. Implicancias cronoestratigráficas y
consideraciones paleoambientales

Nasif, Norma L. 1 ; Graciela Esteban 1 y Sergio M. Georgieff 2

1 Instituto Superior de Correlación Geológica (INSUGEO-CONICET), Facultad de Ciencias Naturales e Ins-


tituto Miguel Lillo, Universidad Nacional de Tucumán, Miguel Lillo 205, (4000) San Miguel de Tucumán,
Argentina. norma_nasif@yahoo.com.ar; graciela_esteban@yahoo.com.ar
2 Instituto de Estratigrafía y Geología Sedimentaria Global (IESGLO), Facultad de Ciencias Naturales e
Instituto Miguel Lillo, Universidad Nacional de Tucumán, Miguel Lillo 205, (4000) San Miguel de Tucumán,
Argentina (CONICET). sergio_georgieff@csnat.unt.edu.ar

R E S U M E N — Se da a conocer un nuevo registro de vertebrados para el Neógeno del Noreste de


la provincia de Catamarca, Argentina. Los restos corresponden a un roedor pequeño y a un perezoso de
gran tamaño. Proceden de niveles de la sección inferior de la Formación Aconquija aflorante en las
márgenes del arroyo El Durazno, en el valle de Las Estancias (27º 26’S – 66º 00’W y 27º 40’S – 66º
00’W). Los ejemplares se asignan a Microcavia sp. (Hystricognathi, Caviidae, Caviinae) y a Mylodontinae
indet. (Xenarthra). Las sedimentitas de la Formación Aconquija son correlacionables con el Grupo Santa
María, en el valle homónimo (al Noroeste del área de estudio) y se les asigna una edad Mioceno medio
a Plioceno. Este registro fósil de Microcavia sp. es el primero del género para el NOA y permite ampliar
su biocrón al Mioceno tardío, siendo el más antiguo conocido. Se infiere la presencia de una nueva especie
de Microcavia, para este período en el NOA, ya que el nuevo ejemplar presenta rasgos diferentes al resto
de las especies conocidas para el género.
P ALABRAS CLAVE : Paleontología, Mamíferos, Neógeno, Catamarca, Argentina.

A B S T R A C T — “New record of vertebrates from the Aconquija Formation, Catamarca province,


Northwest of Argentina. Chronostratigraphic implications and palaeoenvironmental approachs”. A new
vertebrate’s record for Neogene of Catamarca Province, Northwest of Argentina is registered. The fossils
are a small rodent and a big ground sloth coming from the lower section of Aconquija Formation, which
crops out along the El Durazno Creek at Las Estancias Valley (27º26’S – 66º00’W y 27º40’S – 66º00’W).
The fossils are assigned to Microcavia sp. (Hystricognathi, Caviidae, Caviinae) and Mylodontinae indet.
(Xenarthra). Aconquija Formation is correlated with the Santa María Group in the homonymous valley (further
to northwest of the study area), then the age corresponds to Middle Miocene to Pliocene. Microcavia sp.
is the first fossil record of this genus for the Northwest of Argentina and allows to extend its biochron
to Upper Early Miocene, this is the more antique of Microcavia. A new species of Microcavia, for this
period of the Northwest of Argentina, is inferred since that the new specimen presents different features
than the rest of the species known.
K EYWORDS : Palaeontology, Mammals, Neogene, Catamarca, Argentina.

INTRODUCCIÓN

El valle de Las Estancias se encuentra Aconquija. Existen en el valle sedimentitas


ubicado en las Sierras Pampeanas Norocci- asignadas al Neógeno, que están conforma-
dentales, en el sector Noreste de la provin- das por depósitos continentales clásticos y
cia de Catamarca, Distrito Aconquija – De- volcaniclásticos. Los afloramientos se en-
partamento Andalgalá (figura 1). Es un va- cuentran mejor expuestos en el faldeo occi-
lle de tipo intermontano, definido por fallas dental de las Cumbres de Narváez, con
de alto ángulo, asimétrico y elongado en rumbo y buzamiento de N348°/30E. La su-
sentido NNE-SSO, con una longitud de 30 cesión sedimentaria se apoya sobre el basa-
km y un ancho máximo de 9 km en la par- mento a través de una falla de alto ángu-
te sur (27º26’S – 66º00’W y 27º40’S – lo, mientras que el techo es erosionado por
66º00’W). Al este se encuentran las Cum- los depósitos cuaternarios.
bres de Narváez y al oeste la Sierra del El Neógeno de esta región ha sido poco

Recibido: 26/11/06 – Aceptado: 17/04/07


100 N. L. Nasif et al.: Nuevo registro de vertebrados para la Formación Aconquija

estudiado desde los puntos de vista paleon- denominadas I, II y III, de base a techo. La
tológico, estratigráfico y sedimentológico. sección I está conformada por areniscas fi-
Sólo González Bonorino (1950), quien rea- nas, tobáceas, grises rosadas a castañas, ri-
liza los primeros estudios geológicos en la cas en ceniza volcánica; la II es una alter-
región, menciona restos de mamíferos en la nancia de areniscas tobáceas finas, de color
sección superior del perfil, a la que correla- gris castaño claro y areniscas feldespáticas
ciona con el “Araucanense” del valle de conglomerádicas y la III es una arenisca ar-
Santa María. Sin embargo, el área de “Las cósica gruesa, gris rosada, friable, con ca-
Estancias” ha brindado una abundante y madas delgadas de rodados. Recientemente,
diversa fauna de mamíferos cuaternarios. Dal Molin et al. (2003) describen en el fal-
De la localidad de Agua de Las Palomas, al deo occidental de las Cumbres de Narváez
sur del borde occidental del Campo del Pu- unas areniscas grises tobáceas finas, arenis-
cará, se registran dasipódidos de gran porte cas conglomerádicas y tobas que asignan a
(Propraopus), gliptodontes (Panocthus y la Formación Aconquija. Por otra parte, des-
Glyptodon), perezosos milodontinos (Glos- criben entre las Cumbres de Narváez y las
sotherium) y scelidoterinos, artiodáctilos Cumbres de las Higueras unas areniscas par-
(Lama), perisodáctilos (Equus) y roedores das rojizas y otras grises, también asignadas
(Octodontidae y Ctenomyidae). Sobre la a esta unidad.
base de la fauna y la geología se asignaron González Bonorino (1950) realizó la pri-
estos sedimentos al Pleistoceno Superior mera correlación entre la sucesión sedimen-
(Esteban, 1984; 1988). taria del valle de Las Estancias y la del valle
El objetivo de este trabajo es dar a co- de Santa María. Considera que la sección I
nocer un nuevo registro de vertebrados neó- de la Formación Aconquija corresponde al
genos para la región. Los restos (un roedor “Calchaquense”, la sección II al Complejo
pequeño y un perezoso de gran tamaño) Volcánico y la sección III al “Araucanense”.
proceden de las márgenes del arroyo El Establece, además, que los niveles aterraza-
Durazno (27°30’S y 66°00’O), en la locali- dos cenozoicos en el faldeo inferior de las
dad de Buena Vista (figura 1). Otro objetivo cumbres de Narváez (al sur del área de estu-
de este trabajo es establecer una posible dio de este trabajo) corresponden a la sec-
edad a los niveles portadores a partir de la ción I de la Formación Aconquija, los depó-
geología y el contenido paleontológico, así sitos aflorantes en el faldeo de las Cumbres
como considerar las posibles implicancias son asignables a la sección II de la misma
paleoambientales. unidad y estima que el depocentro del valle
de Las Estancias es asimétrico y aumenta de
Abreviaturas.— MCH-P, Museo Condor Huasi espesor hacia el NNE. De acuerdo a esta pro-
- Paleontología, Belén, Catamarca.; PVL, puesta de González Bonorino (1950), los
Paleontología de Vertebrados Lillo; NOA, depósitos aflorantes en el arroyo El Durazno
Noroeste de Argentina; M3, último molar serían asignables a la parte superior de la
superior; p4, premolar inferior; DAP, diáme- sección II y a la sección III de la Formación
tro anteroposterior; DT, diámetro transverso. Aconquija, por la ubicación dentro del depo-
centro y por correlación litoestratigráfica.
GEOLOGÍA La edad asignada a la Formación Aconquija
por González Bonorino (1950) se basa en
Los depósitos intermontanos del valle de una correlación estratigráfica con la suce-
Las Estancias han sido descriptos por prime- sión sedimentaria del valle de Santa María
ra vez por González Bonorino (1950) en el (Grupo Santa María) y por lo tanto abarca-
Campo del Pucará. Este autor describe una ría desde el Mioceno medio tardío al Plioce-
sucesión sedimentaria de aproximadamente no (Bossi et al., 1999). Las dataciones K/Ar
1.100 m que denomina Formación Aconqui- realizadas por Dal Molin et al. (2003) en
ja, a la que ubica en el período Terciario depósitos asignados, por ellos, a la Forma-
medio-superior. La Formación Aconquija fue ción Aconquija, en las inmediaciones del di-
subdividida, por este autor, en tres secciones que Escaba (provincia de Tucumán), han
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dado edades de 44 ± 1 Ma y 47 ± 2 Ma. al. (2003) extienden la edad de la base


Estos autores señalan, además, que los depó- (sección I), de la Formación hasta el Eoce-
sitos de la Formación Aconquija en los alre- no. En este trabajo se considera que la lito-
dedores de Escaba corresponden a la sec- logía y estratigrafía de los depósitos en el
ción I de González Bonorino (1950). arroyo El Durazno se corresponden a las
La edad asignada a la Formación Acon- secciones II y III de la Formación Aconqui-
quija es muy amplia, ya que abarca desde ja, por lo que la edad involucraría el lapso
el Mioceno medio al Plioceno. Dal Molin et Mioceno Superior – Plioceno.

Figura 1. Mapa geológico mostrando los afloramientos de la Formación Aconquija y su relación con el
basamento cristalino (modificado de Martínez, 1995) y ubicación del área de estudio.
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SEDIMENTOLOGÍA Y CONSIDERACIONES Procedencia geográfica y estratigráfica.—


PALEOAMBIENTALES Arroyo El Durazno (27º30’S y 66º00’O), lo-
calidad Buena Vista, Distrito Aconquija,
El espesor estimado de la Formación Departamento Andalgalá, Provincia de Ca-
Aconquija en el arroyo El Durazno es de tamarca, Argentina. Formación Aconquija,
unos 415 m. El contacto con el basamento parte superior de la sección II de González
se encuentra cubierto y la sucesión se inicia Bonorino (1950).
con una alternancia de limonitas y arenis-
cas medias y finas pardas rojizas, en ban- Descripción.— El p4 es biprismático y pre-
cos menores a 1 m de espesor, con abun- senta una prolongación adicional anterior
dante bioturbación animal. Predominan las (Pa), bien diferenciada externamente por
estructuras tabulares macizas y en menor una hendidura adicional anterior (Ha). El
proporción cuerpos lenticulares con estrati- M3 es trilobulado, tiene un prisma adicio-
ficación en artesa. Algunos estratos de li- nal posterior (PA) bien desarrollado y largo;
molitas se encuentran cementados, se obser- el flexo adicional (FA) es de márgenes para-
va la presencia de calcretos, rizoconcrecio- lelos con el posterior ondulado. Este flexo
nes y materia orgánica. En la parte media es muy profundo y tiene una trayectoria
aparecen areniscas y algunos conglomerados oblicua en sentido postero-lingual a antero-
finos grises; en la parte más alta de la su- labial, con su fondo ubicado casi a nivel
cesión se observan tobas y areniscas tobá- del flexo externo (FE). Ambos dientes son
ceas. hipsodontes (sensu Mones 1982) y presen-
Los restos fósiles han sido encontrados tan cemento interprismático incompleta-
en la parte inferior de la sucesión aflorante mente extendido, hasta por lo menos la
en el arroyo El Durazno, para la cual se mitad de su diámetro transverso (lámina 1,
describe e ilustra un perfil estratigráfico (fi- A-A’, B-B’).
gura 2). Los cuerpos de areniscas con estra- La morfología de los molariformes (p4
tificación en artesa tienen 1,5 m de espesor y M3) del ejemplar aquí descripto permite
como máximo. Predominan las limolitas y incluirlo entre los Caviidae, Caviinae y
areniscas muy finas, donde la bioturbación asignarlo a Microcavia Gervais y Ameghino
ha sido más intensa. Los calcretos y rizo- (1980).
concreciones se asocian a fluctuaciones de
la freática, lo que podría indicar estaciona- Comparación y comentarios.— La familia
lidad en el aporte de agua. Estos depósitos Caviidae, con representantes extintos y vi-
corresponden, en sentido amplio, a una se- vientes, es uno de los grupos de roedores
dimentación de sistemas fluviales enlazados caviomorfos más importante en la región
arenosos, poco jerarquizados (ríos de poca Neotropical, debido a su amplia distribu-
profundidad), con eventos de desbordes so- ción geográfica y diversidad taxonómica.
bre una planicie de inundación limosa. La clasificación y relaciones de este grupo
de roedores fue ampliamente tratada (entre
SISTEMÁTICA PALEONTOLÓGICA otros, Kraglievich, 1932; Pascual, 1962;
Contreras, 1964; Pascual et al. 1966; Quin-
Rodentia Bowdich tana 1996, 1998). Sin embargo, es coinci-
Hystricognathi Tullberg dente la expresión de diferentes autores en
Caviidae Alston que esta familia necesita de una profunda
Caviinae Murray revisión sistemática que clarifique su diver-
Microcavia Gervais y Ameghino sidad (Vucetich y Verzi, 1995; Prado y Cer-
Microcavia sp. deño, 1998).
Se consideran para la identificación y
Material.— MCH-P 15. Dos dientes aisla- comparación de los restos dentarios aquí
dos, tercer molar superior izquierdo (M3) y estudiados, los caracteres y diagnosis pro-
último premolar inferior derecho (p4) y puestos por Quintana (1998) y Ubilla et al.
restos postcraneanos incompletos. (1999), ya que, a partir de estudios filoge-
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néticos, brindan una clara resolución del Microcavia – Cavia – Galea – Kerodon. Or-
clado asignado a Caviinae, así como las thomyctera Ameghino y Palaeocavia Ameg-
relaciones de este taxón con otros represen- hino, que presentan algunas sinapomorfías
tantes de la familia, algunos de los cuales con Caviinae, son relacionados en forma no
fueron tradicionalmente vinculados a los resuelta a Dolicavia y Cavia Pallas, respec-
Dolichotiinae (Pascual et al. 1966). tivamente. Los géneros Pliodolichotis Kra-
Según la hipótesis de Quintana (1998), glievich, Neocavia Kraglievich y Allocavia
Caviinae comprende el ancestro común más Pascual son asignados como Caviidae inser-
cercano de Dolicavia Ameghino y el clado tae sedis (Quintana, 1998: 127). Se recono-

Figura 2. Perfil estratigráfico de la parte inferior de la secuencia II de la Formación Aconquija, aflorante


en el arroyo El Durazno, Localidad de Buena Vista, valle de Las Estancias, provincia de Catamarca, Ar-
gentina.
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cen para el género Microcavia tres especies Microcavia, que carecen de cemento (rasgo
vivientes (M. australis Geoffroy et considerado diagnóstico del género sensu
D’Orbigni, M. niata Thomas y M. shiptoni Quintana, 1998). El cemento está presente
Tomas), tres especies fósiles (M. robusta también en los cávidos extintos Neocavia
Gervais et Ameghino, M. chapadmalensis Kraglievich, Palaeocavia Ameghino y Allo-
Ameghino y M. reigi Quintana) para Argen- cavia Pascual, de los cuales el ejemplar
tina (Quintana, 1996; 1998) y una para MCH-P 15 difiere en el diseño oclusal del
Uruguay (M. criolloensis Ubilla, Perea et p4 y M3 y en su tamaño (cercano y mayor
Quintana) (Ubilla et al., 1999). al rango de Neocavia y menor al del resto
El nuevo ejemplar comparte con los Ca- de los taxa) (ver Pascual, 1962: 171; Pas-
viinae Galea Meyen, Cavia y Microcavia el cual et al., 1966; Quintana 1998; Cerdeño
p4 con dos prismas y una prolongación y Prado, 1998; Montalvo y Rocha, 2003).
adicional en el prisma anterior, a diferen- Entre las especies de Microcavia, la mor-
cia de Kerodon Cuvier y Dolicavia, que pre- fología de los p4 y M3 del ejemplar MCH-P
sentan un p4 triprismático. Comparte con 15 es más similar a la de la extinta M. ro-
Dolicavia, Galea, Kerodon y las especies busta y la viviente M. australis. A su vez,
Microcavia australis, M. niata, M. robusta, estas especies difieren entre si en varios ras-
M. chapadmalensis y M. criolloensis el M3 gos craneanos y dentarios (Quintana, 1996),
con un prisma adicional largo y difiere de no preservados y, por lo tanto, no compa-
Cavia, M. shiptoni y M. reigi, que presen- rables en el material aquí estudiado. Sin
tan el M3 con prisma adicional corto. Pre- embargo, se destaca que, si bien en ambas
senta el flexo adicional del M3 con márge- especies y en el ejemplar MCH-P 15 el flexo
nes paralelos como M. australis y M. robus- adicional del M3 presenta sus márgenes
ta, a diferencia de Dolicavia, Cavia, Galea, paralelos, en MCH-P 15 este flexo describe
Kerodon, Microcavia niata, M. shiptoni, M. una trayectoria oblicua en sentido postero-
reigi, M. chapadmalensis y M. criolloensis, lingual a antero-labial y su fondo se ubica,
que tienen el M3 con flexo adicional de en posición muy adelantada, casi a nivel
márgenes divergentes. La forma del flexo del flexo externo; además, el margen poste-
externo del M3 simple es un rasgo compar- rior de este flexo es ondulado. En M. ro-
tido con todas las especies de Microcavia y busta y M. australis el flexo adicional se
diferente al estado presente en Galea y Ke- orienta transversalmente y su fondo está
rodon, en los que es doble. alejado del nivel del flexo externo, además
Como se desprende del análisis compa- de que ambos márgenes son rectos.
rativo, la morfología oclusal del p4 y M3 Respecto del tamaño del nuevo ejemplar,
del ejemplar aquí estudiado es similar a la las dimensiones del p4 entran en el rango
de Microcavia más que a la de los restantes de variación de M. robusta más que en el
Caviinae reconocidos. Sin embargo, se des- de las restantes especies extintas, aunque
taca que el ejemplar MCH-P 15 presenta las del M3 son notoriamente menores (cua-
cemento interprismático en los molarifor- dro 1).
mes como Dolicavia, Cavia, Galea, Kero- Si bien el nuevo ejemplar presenta ce-
don, diferente a la condición de todas las mento entre los flexos/fléxidos, rasgo que
especies conocidas, hasta el presente, de aún no está mencionado para las especies

Microcavia Microcavia Microcavia Microcavia Microcavia


sp. chapadmalensis reigi robusta criolloensis

DAP p4 3,00 2,29 – 2,51 2,29 – 2,51 2,62 – 3,60 2,0 – 3,4
DT p4 2,50 1,74 – 2,07 1,74 – 2,07 1,96 – 2,62 ------
DAPM3 3,00 3,27 – 4,47 3,60 – 4,69 4,47 – 5,58 4,4 – 4,7
DT M3 2,00 1,85 – 2,51 1,96 – 2,62 2,51 – 3,27 2,2 – 2,9

Cuadro 1. Medidas (en mm) de Microcavia sp., MCH-P 15, comparadas con los rangos dados para las
restantes especies fósiles del género, tomados de Quintana (1996, 1998) y Ubilla et al. (1999).
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de Microcavia hasta ahora descriptas, es Sin embargo, los siguientes rasgos lo dife-
conocido que este carácter presenta varia- rencian de las especies conocidas para el
ciones, en cuanto a presencia, ausencia o género: presencia de cemento interprismáti-
grado de espesor y extensión, a lo largo de co incompletamente extendido, el FA del
la historia evolutiva de diferentes grupos de M3 de trayectoria oblicua y de margen
roedores Hystricognathi de América del Sur, posterior ondulado y el tamaño (dimensio-
como ser en los dinómidos, chinchíllidos, nes anteroposterior y transversa) del M3,
octodóntidos y cávidos. En general, el ce- muy pequeño. Esto permite inferir un nuevo
mento interprismático está presente en los taxón a nivel específico. Sin embargo, el
representantes extintos de estos grupos y material preservado es escaso y si bien la
tiende a reducirse hasta, en algunos casos, morfología de los p4 y M3 son considera-
desaparecer en las formas vivientes. Son dos de alto valor diagnóstico entre los cávi-
diferentes los criterios sistemáticos adopta- dos, es conocido que el intervalo de varia-
dos en los casos donde la morfología de los ción en forma y tamaño dentales que se
molariformes es muy semejante pero difie- presenta a nivel intrapoblacional en Micro-
ren en este rasgo. Uno de ellos es reconocer cavia es muy amplio (ver Contreras 1964;
especies diferentes con y sin cemento dentro Quintana, 1996). En este sentido, se cree
de un mismo género, como es el caso de conveniente no realizar una asignación es-
Pseudoplataeomys Kraglievich (Octodonti- pecífica hasta tanto no se cuente con ejem-
dae) (Pascual et al., 1966). Otro criterio, es plares más completos.
el reconocimiento de géneros diferentes,
como en los octodóntidos Pithanotomys
Ameghino (extinto, con cemento) y Aconae- Xenarthra Cope
mys Ameghino (viviente, sin cemento) (Pas- Phyllophaga Owen
cual et al., 1966). Este último criterio ha Mylodontidae Ameghino
producido, en muchos casos, la prolifera- Mylodontinae Gill
ción de nombres sistemáticos y el aumento Mylodontinae indet.
de complejidad de las historias taxonómi-
cas de los grupos. Sobre la base de lo antes Material.— MCH-P 14. Seis vértebras cau-
expuesto, en este trabajo se considera que dales, 2 hemapófisis y numerosos oscículos.
la morfología y tamaño del p4 y M3 del
ejemplar MCH-P 15 justifican su asignación Procedencia geográfica y estratigráfica.—
al género Microcavia entre los Caviinae. Arroyo El Durazno (27º 30´ S y 66º 00´

Taxones Dimensiones Vértebras caudales

13ª 14ª 15ª 16ª 17ª 18ª


Mylodontinae indet. Ancho cara ant. 47,5 44,0 --- 40,0 35,0 30,0
Altura cara ant. 46,0 38,0 --- 34,0 31,0 30,0
Longitud cuerpo 50,0 46,0 47,0 43,0 40,5 37,0

Glossotherium robustum Ancho cara ant. 46,0 43,0 40,0 37,0 33,0 30,0
(PVL 3874) Altura cara ant. 46,0 43,5 42,0 37,5 35,0 30,0
Longitud cuerpo 46,0 45,0 43,0 41,5 39,0 35,0

Paramylodon harlani Ancho cara ant. 47,4 46,8 44,5 42,5 37,7 35,5
Altura cara ant. 42,4 43,0 39,0 38,6 34,2 31,0
Longitud cuerpo 49,5 47,0 46,9 43,3 42,6 38,8

Cuadro 2. Medidas (en mm) de los cuerpos vertebrales de Mylodontinae indet., comparadas con los de
Glossotherium robustum (PVL 3874) y Paramylodon harlani (tomadas de Stock, 1925).
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O), localidad Buena Vista, Distrito Aconqui- te se reconoce el género Thinobadistes Hay.
ja, Departamento Andalgalá, Provincia de Webb (1989) reconoce dos especies y descri-
Catamarca, Argentina. Formación Aconqui- be cráneo, mandíbula y gran parte del es-
ja, parte superior de la sección II de Gonzá- queleto postcraneano.
lez Bonorino (1950). En ninguno de los géneros citados en el
párrafo anterior, se ha señalado la presen-
Descripción comparativa y comentarios.— El cia de nódulos subcutáneos asociados a los
ejemplar descrito en este trabajo se asigna a restos óseos.
la subfamilia Mylodontinae por la presencia Los géneros cuaternarios de la subfami-
de oscículos intradérmicos en relación con lia son mejor conocidos, dado el mayor
los restos óseos, en el sitio de extracción. número de individuos colectados, algunos
Estos elementos estaban dispuestos en una de los cuales corresponden a ejemplares
capa relativamente continua por debajo de casi completos. Para Glossotherium Owen y
las piezas esqueletarias. Paramylodon Brown, existe una detallada
La presencia de nódulos óseos subcutá- descripción del esqueleto completo (Owen,
neos ha sido mencionada como un rasgo 1842; Stock, 1925). Mylodon Owen, Lesto-
exclusivo de los Mylodontinae por diversos don Gervais, Oreomylodon Hoffstetter y Pa-
autores (Hoffstetter, 1958; Engelmann, raglossotherium Esteban se conocen sólo
1985; Esteban, 1996). parcialmente.
El registro más antiguo para la subfami- La presencia de oscículos dérmicos sólo
lia procedente del Mioceno medio del sur se ha constatado en los géneros cuaterna-
de nuestro país, Glossotheriopsis Scillato rios: Glossotherium, Paramylodon, Mylodon
Yané, se conoce por el extremo anterior de y Paraglossotherium.
un cráneo, un fragmento de mandíbula y Los oscículos son pequeños nódulos
algunos dientes (Scillato Yané, 1978). Este óseos de forma muy irregular, en general
género también está citado para el “Arauca- redondeados u ovalados, en algunos casos
nense” del noroeste a partir de restos frag- aplanados y que pueden presentar su super-
mentarios (Esteban y Abdala, 1993). ficie lisa o rugosa por la presencia de nu-
Los Mylodontinae se registran nuevamen- merosas perforaciones (lámina 1, C).
te en el Mioceno tardío - Plioceno tempra- Las seis vértebras del nuevo ejemplar
no, en el norte de Argentina. Para el NOA forman una serie continua desde la decimo-
sólo se han citado los género Pleurolesto- tercera hasta la decimoctava; la primera de
don Rovereto (con tres especies) y Spheno- ellas carece de las pre y postzigapófisis y
therus Ameghino. En el noreste, en cambio, de los procesos transversos; la segunda no
esta subfamilia alcanza su mayor diversi- posee la cara dorsal del centro ni el arco
dad con el registro de Promylodon Ameghi- neural y conserva solo uno de los procesos
no, Prolestodon Kraglievich, Megabradys transversos. Las restantes vértebras se han
Scillato Yané, Ranculcus Ameghino, Strabas- preservado casi completas (lámina 1, D-E).
sodon Ameghino y Sphenotherus (Carlini et Como se desprende de lo mencionado
al., 2000). El género Ranculcus ha sido ci- anteriormente, las últimas vértebras cauda-
tado, también, para el Mioceno tardío de les sólo han sido descriptas en los géneros
Uruguay (Perea y Scillato-Yané, 1990). Para cuaternarios Glossotherium y Paramylodon.
este mismo periodo, en Venezuela, se des- Los cuerpos vertebrales son, en general, más
cribe el género Bolivartherium Carlini, Sci- bajos y largos que en el ejemplar PVL 3874
llato-Yané y Sanchez, con dos especies (Car- asignado a Glossotherium robustum Owen
lini et al., 2006). Todos los taxones antes (Esteban, 1996) y más bajos pero de longi-
mencionados se conocen, fundamentalmen- tud similar que los de Paramylodon harlani
te, por cráneos y/o mandíbulas (completos (Owen) (ver Stock, 1925: pág 141 - tabla
o fragmentarios), muchas veces asociados a 71). En el ejemplar de Buena Vista, la deci-
dientes o dientes aislados. Son escasos, en motercera vértebra caudal tiene un cuerpo
cambio, los restos postcraneanos descriptos. prismático rectangular y la cara anterior
Para el Mioceno tardío de América del Nor- subhexagonal, con la altura ligeramente
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mayor que el ancho. En el ejemplar de G. En el ejemplar de Buena Vista, a partir


robustum, en cambio, el cuerpo es subcúbi- de la decimocuarta vértebra la altura de la
co, sus tres dimensiones son iguales (cua- cara anterior disminuye notablemente hasta
dro 2) y la cara anterior subcircular. la decimoctava, en la que esta dimensión es

Lámina 1. Figuras A, A’-B, B’: Microcavia sp.; A, A’: vista oclusal de M3 izquierdo; B, B’: vista oclusal
de p4 derecho. La escala gráfica corresponde a 1mm. Figuras C-H: Mylodontinae indet.; C: oscículos dér-
micos; D: vértebras caudales (13ª-15ª) en vista dorsal; E: vértebras caudales (16ª-18ª) en vista dorsal;
F: vértebras caudales (16ª-18ª) en vista ventral; G: hemapófisis en vista lateral; H: hemapófisis en vista
posterior. La escala gráfica corresponde a 5 cm.
108 N. L. Nasif et al.: Nuevo registro de vertebrados para la Formación Aconquija

igual al ancho. En el ejemplar de G. robus- na 1, F). En G. robustum (PVL 3874) estos


tum (PVL 3874), en cambio, la cara ante- procesos están menos desarrollados, parti-
rior se mantiene, en general, subcircular e cularmente el posterior, y presentan una
isodiamétrica. región central plana para la articulación de
El arco neural está mas reducido que en las hemapófisis. Las anteriores no están
el ejemplar PVL 3874 y menos que en P. delimitadas, pero en cambio, las posterio-
harlani (Stock, 1925; Lám 29). En la deci- res poseen una clara delimitación hasta la
motercer vértebra el techo del canal neural decimosexta vértebra y son circulares. Se
es muy corto y la abertura anterior se ubi- puede postular que, a diferencia de lo que
ca ligeramente por delante de la mitad de se conoce en Glossotherium y Paramylo-
la longitud del cuerpo vertebral. En la deci- don, en el milodontino de Buena Vista el
moquinta el techo del canal neural es su- tercio posterior de la cola carecería de he-
mamente corto y en la decimosexta vértebra mapófisis.
ha desaparecido y sólo hay un surco limi- Se han preservado dos hemapófisis, una
tado por rebordes convexos (lamina 1, D- de ellas casi completa (lamina 1, G-H). En
E). En G. robustum (PVL 3874) el techo del vista anterior, estos elementos tienen una
canal neural es apenas más corto que la sección en Y, con sus brazos altos y muy
longitud dorsal del cuerpo hasta la decimo- próximos entre sí, esto último a diferencia
quinta vértebra, en la que se retrae ligera- de P. harlani. En el extremo superior de
mente el margen posterior. En la decimo- cada brazo hay dos facetas para la articula-
sexta vértebra el techo del canal neural es ción con el cuerpo vertebral. En el par an-
corto, ocupando el tercio medio de la lon- terior la superficie articular es subcircular,
gitud del cuerpo vertebral. En la decimo- ligeramente más ancha que alta y plana.
séptima el canal neural está totalmente En el par posterior la faceta articular es
abierto. En P. harlani, la decimotercera vér- elíptica, con su eje mayor vertical y la su-
tebra posee el techo del canal neural muy perficie ligeramente cóncava. El par ante-
corto y la decimocuarta ya presenta un sur- rior está ligeramente orientado hacia aba-
co neural. jo, mientras que el par posterior está orien-
Los procesos transversos de la decimo- tado hacia abajo en un ángulo aproximado
cuarta y la decimoquinta vértebras tienen de 45º.
un desarrollo similar a los de G. robustum La espina hemal es baja y larga. El mar-
(PVL 3874). De la decimosexta a la deci- gen ventral de la espina presenta un fuerte
moctava, en el ejemplar de Buena Vista el engrosamiento redondeado que hacia el ex-
proceso transverso es grueso y continuo a lo tremo posterior se vuelve muy alto y ancho,
largo de todo el cuerpo vertebral, mientras de tal forma que en vista posterior el extre-
que en G. robustum (PVL 3874) es más del- mo de la espina posee una forma acorazona-
gado y profundamente muescado en la mi- da. En P. harlani el margen ventral de la es-
tad distal. pina es sólo ligeramente ensanchado.
La cara ventral es más angosta que en Dado el grado de desarrollo de las face-
G. robustum (PVL 3874) y profundamente tas para la articulación con el cuerpo verte-
cóncava en el eje transverso. En el eje ante- bral se estima que estas hemapófisis po-
roposterior también es profundamente cón- drían corresponderse con las vértebras ante-
cava hacia la región posterior del tercio riores del tercio medio de la cola.
medio, por la presencia de tuberosidades
muy desarrolladas en los márgenes anterior DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
y posterior. Ambos pares de tuberosidades
son subtriangulares y no presentan áreas En este trabajo se considera que, desde
articulares delimitadas. El par anterior es un punto de vista litoestratigráfico, la For-
muy convexo en sus dos ejes y más largo. mación Aconquija en el valle de Las Estan-
El par posterior es más plano en el eje cias, muestra importantes similitudes con el
transverso, condición que se torna más no- Grupo Santa María en el valle homónimo,
toria hacia las vértebras posteriores (lámi- lo que permite asignarla al Mioceno medio
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– Plioceno. Las tobas datadas por Dal Mo- y Ameghino 1880; Ameghino, 1908; Rove-
lin et al. (2003), indicativas de una edad reto, 1914: 203; Quintana, 1996).
mayor correspondiente al Paleógeno, son De las especies vivientes, M. australis
reconocidas por estos autores como corres- presenta un registro en el Pleistoceno supe-
pondientes a la sección I y no tienen co- rior (Formación Luján, Piso Lujanense) y en
nexión física con los depósitos del valle de el Holoceno medio (Formación Las Esco-
Las Estancias, por lo que los datos no pue- bas) de la provincia de Buenos Aires y ac-
den ser contrastados hasta tanto no se rea- tualmente tiene una amplia distribución en
licen dataciones de los sedimentos del área Argentina y el sur de Chile; M. shiptoni y
de estudio. M. niata no cuentan con registro fósil segu-
Los niveles de la Formación Aconquija ro y están distribuidas la primera en zonas
aflorantes en el arroyo El Durazno (parte de altura en el Noroeste de Argentina, pro-
superior de la sección II y sección III, sensu vincias de Catamarca y Salta (Laguna
Gonzalez Bonorino, 1950) se asignan al Blanca y Chorrillos, respectivamente) y la
Mioceno Superior – Plioceno. Los fósiles segunda en el este de Bolivia y norte de
proceden de la parte inferior de la columna Chile (Thomas 1898, 1925; Quintana,
correspondiente a la porción superior de la 1996, 1998).
sección II que es asignable al Mioceno Su- En este sentido, el ejemplar de Microca-
perior. Los restos de Mylodontinae indet. no via sp. dado a conocer en este trabajo,
permiten asignar una edad a los niveles constituye el primer registro fósil del género
portadores, sin embargo Microcavia sp. per- para el NOA. Aumenta la diversidad de los
mite apoyar una edad Neógena tardía para roedores cavinos en el Neógeno de esta re-
estos sedimentos. gión del país, un taxón escasamente repre-
El género Microcavia constituye un gru- sentado hasta el presente en este lapso tem-
po de roedores histricognatos endémicos de poral. Solo Orthomyctera (que constituye el
la región Neotropical de América del Sur. registro más antiguo para la subfamilia,
Su historia geológica muestra un patrón Quintana, 1998) está citado para la For-
continuo desde el Plioceno Medio a Recien- mación Chiquimil (Mioceno tardío), en la
te (Tonni et al., 1992), contrastando con el provincia de Catamarca (Powell et al.,
registro de los otros cavinos actuales (Ga- 1998), y recientemente para la Formación
lea, Cavia y Kerodon) (Quintana, 1996; Angastaco (base del Grupo Payogastilla,
Ubilla et al., 1999). De las cuatro especies Mioceno tardío) en la provincia de Salta
extintas reconocidas, M. robusta, M. cha- (Nasif et al., 2006). También se registra
padmalensis y M. reigi se registran en Ar- Neocavia (N. lozanoi Kraglievich) en el
gentina, mientras que M. criolloensis proce- “Araucanense” de la provincia de Catamar-
de de la Formación Sopas (Edad Lujanen- ca (Kraglievich 1932), aunque este género
se), Pleistoceno Superior de Uruguay (Ubi- tiene una posición sistemática incierta entre
lla et al., 1999). Hasta el presente trabajo, los Caviidae (Quintana, 1998).
todos los registros fósiles de Microcavia en En el marco de la hipótesis que asigna
Argentina procedían de la provincia de Bue- una edad Mioceno Superior para los sedi-
nos Aires. M. chapadmalensis, presenta el mentos portadores, el nuevo registro de
registro más antiguo con ejemplares proce- Microcavia sp. permite ampliar el biocrón
dentes de la costa atlántica, entre las ciu- del taxón, siendo el más antiguo conocido
dades de Miramar y Mar del Plata, Miem- para el género.
bro Barranca de Los Lobos, Piso Chapad- La presencia en el nuevo ejemplar de
malalense (Plioceno Superior); M. robusta Microcavia sp. de: cemento entre los flexos/
se registra en varios yacimientos del Luja- fléxidos, FA del M3 de trayectoria oblicua
nense y Ensenadense (Pleistoceno Medio y y de margen posterior ondulado y el tama-
Superior) y M. reigi procede de acantilados ño del M3, muy pequeño, permite inferir
atlánticos, Partido General Pueyrredón, For- una nueva especie de Microcavia para el
mación Pampeano, Piso Marplatense (Plio- Neógeno de la provincia de Catamarca
ceno Superior-Pleistoceno Inferior) (Gervais (NOA).
110 N. L. Nasif et al.: Nuevo registro de vertebrados para la Formación Aconquija

Entre los Mylodontinae, la presencia de En este sentido, y considerando la evi-


oscículos dérmicos sólo ha sido reportada dencia fósil, se destaca que según Quintana
para algunos de los géneros cuaternarios. (1996) Microcavia es un buen indicador
El ejemplar de Buena Vista es el primer re- ambiental y puede proveer información
gistro de un milodontino neógeno en el que ecológica para la reconstrucción de pa-
se constata la asociación con oscículos dér- leoambientes. Las especies vivientes de Mi-
micos. Si bien los elementos óseos recupera- crocavia evidencian adaptaciones a tierras
dos son escasos y poco diagnósticos, pode- altas áridas (M. niata y M. shiptoni) y a
mos reseñar que el milodontino de Buena habitats abiertos (M. australis). M. austra-
Vista es de tamaño comparable a Glossothe- lis habita microambientes áridos y semiári-
rium, un género pleistocénico, con indivi- dos, comúnmente en madrigueras en suelos
duos de hasta 3 m de largo y una masa pedregosos y arenosos, asociados a bosques
corporal de más de una tonelada (Fariña y en galería. Las características estenotópicas
Vizcaino, 1995). Entre los géneros del Neó- de este roedor cávido (Ubilla et al., 1999)
geno tardío, sólo para Ranculcus sp. (Perea permiten sugerir el desarrollo de un micro-
y Scillato Yané, 1990) y Bolivartherium ambiente árido a semiárido para el Mioce-
(Carlini et al., 2006) se ha mencionado un no Superior en el noreste de Catamarca.
porte similar. El ejemplar asignado a Ran-
culcus sp. corresponde a una hemimandíbu- AGRADECIMIENTOS
la izquierda incompleta, que procede de
Arazatí (República Oriental del Uruguay). Este estudio fue subsidiado por la Secre-
Los niveles portadores corresponden a la taría de Ciencia y Técnica de la Universi-
parte basal de la Formación Raigón, para dad Nacional de Tucumán, a través de los
la que se ha establecido una edad miocena proyectos 26G/307; 26G/316 y 26G/330-2.
tardía (Huayqueriense). Perea y Scillato Se extiende un particular reconocimiento a
Yané (1990) mencionan que este ejemplar los entonces: Intendente de la Municipalidad
es algo mayor que R. scalabrinianus Ameg- del Distrito Aconquija, Sr. Pascual Calderón
hino, especie tipo del género. y al Director de Cultura y Antropología de
Para Bolivartherium se reconocen dos es- la provincia de Catamarca, Arqueol. Carlos
pecies: B. urumaquensis (Linares, 2004) y B. Nazar, quienes propiciaron una gestión efi-
codorensis (Linares, 2004). La primera se ciente para la extensión de los permisos
conoce por restos fragmentarios de cráneo, correspondientes que posibilitaron las tareas
mandíbula y restos postcraneanos, que pro- de campo. Se agradece al Dr. Pablo Ortiz y
ceden de la Formación Urumaco (Estado Fal- al Dr. Marcelo Reguero por la revisión crí-
cón, Venezuela) a la que se le asigna una tica del manuscrito.
edad miocena tardía. La segunda se conoce
por un cráneo casi completo que procede de BIBLIOGRAFÍA
la parte media de la Formación Codore (Es-
tado Falcón, Venezuela) a la que se le asigna Ameghino, F. 1908. Las formaciones sedimentarias
de la región litoral de Mar del Plata y
una edad pliocena. Carlini et al. (2006) Chapadmalal. Museo de Historia Natural de
mencionan que la especie pliocena (B. codo- Buenos Aires 8 (3): 343-428.
rensis) es un milodontino de tamaño medio, Bossi, G.; C. Muruaga y I. Gavriloff. 1999. Sierras
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Desde el punto de vista paleoambiental, Carlini, A.; G. Scillato-Yané; J. Noriega y F. Ace-
se puede considerar un sistema fluvial de ñolaza. 2000. Perezosos terrestres (Xenar-
thra, Tardigrada) del “Mesopotamiense” (Fm.
ríos poco profundos, con algunos canales Ituzaingó, Mioceno tardío-Plioceno temprano)
menores sobre una planicie de inundación de la provincia de Entre Ríos, Argentina.
con importante actividad orgánica, estacio- Studia Geologica Salmanticensis, 36: 13-27.
nalidad de las lluvias y la presencia de Carlini, A.; G. Scillato-Yané y R. Sanchez. 2006.
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