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Vicente Baos Vicente

Sin Receta.
La Automedicación correcta y responsable
LA AUTOMEDICACIÓN

Prólogo 13

Breve Historia del Medicamento 17

PARTE PRIMERA. GENERALIDADES

I. LA AUTOMEDICACIÓN

Concepto. 29
Utilidad. Beneficios personales
y sociales. 31
La reacción ante una posible
enfermedad. 33
La importancia del entorno
familiar y social. 36
La consulta al farmacéutico. 38
Consultar al médico todos los
males o querer resolver todos
los problemas nosotros mismos. 40

II. LA AUTOMEDICACIÓN RESPONSABLE

Uso actual de la automedicación. 47


Las otras medicinas. 50
Enseñar a automedicarse, ¿es posible?. 53
Los medicamentos disponibles en España. 59

III. EL MÉDICO DE FAMILIA Y LA


ORIENTACIÓN DE LOS HÁBITOS DEL
PACIENTE.

7
La relación médico-paciente. 63
Cómo usar responsablemente
los medicamentos prescritos
por su médico.
65
El botiquín casero. Cantidad,
caducidad y estado de los
medicamentos en casa. 68

IV. ¿QUÉ PUEDO DAR A MI HIJO?

La valoración de los síntomas


infantiles. 71
La automedicación en los niños. 75
La prevención de los accidentes
caseros con fármacos. 77

V. LA TERCERA EDAD Y LOS


MEDICAMENTOS

El envejecimiento y la enfermedad. 83
El anciano con múltiples medicamentos. 85
¿Son los medicamentos la solución
a los diversos problemas del anciano?. 88
La automedicación en el anciano. 89

VI. PREGUNTAS MÁS HABITUALES SOBRE EL


USO DE LOS MEDICAMENTOS.

¿Éste fármaco me dará alergia?. 93


¿Es bueno tomar aspirina todos
los días para prevenir el infarto?. 97

7
¿Los medicamentos pinchados actúan
antes y son más "fuertes"?. 100
¿Si tengo úlcera duodenal,
no puedo tomar ningún medicamento?. 101

PARTE SEGUNDA. CONOCER LOS FÁRMACOS


PARA LA AUTOMEDICACIÓN

VII. LOS ANALGÉSICOS. 111

VIII. LOS ANTIBIÓTICOS. 125

IX. LOS ANTIÁCIDOS. 131

X. LOS ANTISÉPTICOS. 137

XI. LOS ANTIHISTAMÍNICOS. 147

XII. LOS ANTITUSÍGENOS, MUCOLÍTICOS Y


EXPECTORANTES. 157

XIII. LOS LAXANTES. 165

XIV. LOS ANTIDIARREICOS. 171

XV. LAS VITAMINAS Y MINERALES. 179

PARTE TERCERA. MANEJO DE LAS


ENFERMEDADES MÁS COMUNES

7
XVI. PREVENCIÓN DE LA CARIES DENTAL. 205
XVII. HERPES LABIAL (Calenturas). 209

XVIII. EL ARDOR DE ESTÓMAGO. 211

XIX. LA GASTROENTERITIS AGUDA 215

XX. EL ESTREÑIMIENTO. 219

XXI. CUIDADO DE LA PIEL. 223

XXII. EL CUIDADO DE LAS HERIDAS. 231

XXIII. EL ACNÉ. 233

XXIV. LAS QUEMADURAS. 237

XXV. LAS PICADURAS Y LOS PIOJOS. 241

XXVI. LAS INFECCIONES RESPIRATORIAS. 247

XXVII. EL DOLOR. 255

XXVIII. ADELGAZAR Y ENGORDAR. 263

RELACIÓN DE TABLAS 271

BIBLIOGRAFÍA. 273

7
A María, mi mujer.
A Diego y Teresa, mis hijos.
PRÓLOGO

El deseo de tomar medicinas es quizás lo


que más diferencia al hombre de los animales.
SIR WILLIAM OSLER. 1881.

A lo largo de la historia de la Humanidad, el


autocuidado, es decir, el propio tratamiento de los signos y
síntomas de enfermedad que las personas padecen, ha sido la
forma más utilizada para el mantenimiento de la salud. El
ámbito familiar y/o tribal ha sido la fuente de conocimiento de
las técnicas o remedios existentes en cada entorno cultural,
traspasando verbalmente dichos conocimientos a las sucesivas
generaciones. Desde que existe constancia escrita, siempre ha
existido un "experto" que acumulaba las habilidades y técnicas
de sanar, pero al que se recurría cuando el propio
autocuidado no era suficiente para restablecer la salud.
Lamentablemente, la historia de la Humanidad hasta la llegada
de la Medicina científica y sus grandes avances (segunda mitad
del siglo XX), ha estado marcada por una mortalidad precoz
(gran mortalidad infantil y una expectativa de vida baja), y por
la existencia de grandes epidemias infecciosas que asolaban las
poblaciones. A pesar de ello, nuestra existencia actual ha
tenido como sustento, a falta de una medicina eficaz, el
autocuidado popular como la base para el mantenimiento de
la salud desde nuestros ancestros.
Hoy en día, en que afortunadamente vivimos en una
sociedad de grandes avances científicos-sanitarios, con un gran
arsenal terapéutico en eficaces medicamentos y técnicas
quirúrgicas, seguimos necesitando comprender que el
autocuidado sigue siendo necesario, tanto para el manejo de
enfermedades agudas no graves, pero enormemente
frecuentes, como para la prevención (en forma de hábitos de
vida saludables) de las enfermedades que hoy en día son la
causa principal de enfermedad y muerte (problemas
cardiovasculares y cáncer).
Cualquier persona que lea este libro habrá efectuado
en su vida multitud de actos de autocuidado y
automedicación, probablemente en la mayoría de los casos
habrá actuado correctamente (tomar un analgésico para un
dolor de cabeza), pero en otros casos habrá incurrido en
errores que son muy frecuentes (usar un antibiótico al primer
signo de fiebre), y que constituyen un mal uso de los
medicamentos con los que una persona puede aliviar o tratar
determinados síntomas que aparecen a lo largo de la vida.
El uso de los medicamentos, en general, suscita
numerosas preguntas y dudas, así como miedo -en algún caso
excesivo-, en los pacientes que atendemos en nuestras
consultas. Por ello, es importante dar una respuesta científica
que coloque en su justo término el binomio beneficio-riesgo
que el uso de todo medicamento implica. De esta manera,
buscando la colaboración de todos en el correcto uso de los
fármacos, garantizaremos los mejores resultados.
Aprender a conocer y manejar las enfermedades de
aparición más frecuente y utilizar los medicamentos que no
precisan receta médica para su uso en estas circunstancias, son
los objetivos prácticos de este libro.
Espero que al finalizar su lectura, usted, haya
encontrado enseñanzas que le sean útiles para usar los
medicamentos de forma correcta y, de esta forma, poder
realizar una automedicación responsable que le beneficie y
evite riesgos innecesarios.
BREVE HISTORIA DEL MEDICAMENTO

La observación y la deducción acabaron por vencer


al espíritu de pasividad y sumisión de los hombres.
El descubrimiento de plantas dotadas de cierta
eficacia terapéutica aumentó la capacidad de los
hombres frente a las fuerzas sobrenaturales.

PHILIPPE MEYER.
La revolución de los medicamentos. 1986

Las fuerzas sobrenaturales y el destino humano

La lucha contra la enfermedad y el retraso de la


muerte son dos obsesiones fundamentales de la humanidad
desde sus inicios. La certidumbre de nuestra propia
mortalidad como individuos es un hecho clave para
diferenciar la vida humana de la vida animal. Este
pensamiento, claro y presente en nosotros y en nuestros
antepasados, ha motivado la inquietud y la perseverancia de la
humanidad en combatir el sufrimiento y evitar la muerte.
La interpretación de la enfermedad y de la muerte
como un hecho motivado por fuerzas sobrenaturales y divinas,
marca durante miles de años la historia de la humanidad,
provocando la pasividad ante el destino y la falta de eficacia en
su combate. Desde las primeras grandes civilizaciones que
dejaron constancia escrita (Asia Menor, Egipto, China), la
enfermedad ha sido atribuida a la cruel acción de los dioses en
el destino humano, del cual no había salida conocida o
posible. Las únicas acciones terapéuticas eran las mágicas
(brebajes infames o ritos de sacrificio) o bien, la creación de
divinidades que calmasen la cólera de aquéllas causantes del
mal. Obviamente, nada de esto tenía la menor eficacia
curativa. La cultura judía, expresada en el Antiguo
Testamento, establece que la vida humana, el nacimiento, la
muerte y la salud son un asunto exclusivo de Dios sin la
participación de los hombres. Las grandes epidemias o las
enfermedades individuales eran causadas por la cólera divina
ante los desplantes de los hombres, y mientras no se
reconciliasen con Él, no volvería la salud y la felicidad. Los
griegos y romanos persistieron en su interpretación divina y
sobrenatural de la enfermedad. Crearon dioses benéficos para
su invocación (Asclepios, hijo de Apolo era el dios de la salud;
la diosa Salus velaba por el bienestar de los romanos junto a
divinidades más prácticas y concretas como: Febris que
mitigaba las fiebres, Fluviona fluidificaba la sangre de las reglas,
Antevorta y Postvorta velaban la posición del feto...). Todo
esto intentaba justificar la ignorancia ante al enfermedad: ¿Por
qué ocurren las cosas, cómo se pueden modificar?.

Las "hierbas medicinales"

La visión pasiva y catastrófica de la enfermedad durará


mucho tiempo. La observación y la inteligencia humana
facilitaron el descubrimiento casual, y posteriormente
organizado, de plantas dotadas de una cierta eficacia
terapéutica y que, por lo tanto, eran capaces de modificar el
curso inexorable de la voluntad divina.
En la cultura del Valle del Nilo (2.000 años a.c.) se
desarrolló las primeras descripciones clínicas de las
enfermedades, diferenciándolas unas de otras - primer paso
para abordar su tratamiento -. Asimismo, y a pesar de su
dificultad, se inicia la búsqueda sistemática de hierbas
"medicinales" con las que intentar el alivio y la curación.
Las plantas medicinales han constituido la base de la
terapéutica durante miles de años, pero lamentablemente,
durante este tiempo han sido sobreestimadas. Cierto número
de ellas han sido - y son ahora - muy útiles, pero no todas las
plantas tienen propiedades curativas. En los papiros egipcios
donde se recogen los tratamientos empleados, existe una larga
lista de hierbas medicinales: mandrágora, adormidera, ajenjo,
manzanilla, granado, menta, ajo, laurel, mostaza, cebolla, nuez
moscada, anémona, áloe, incienso, genciana... . Algunas de
ellas son la base de medicamentos actuales, pero la mayoría
no pasan de ser hierbas aromáticas o excelentes condimentos
de cocina.
Esta base antropológica del uso milenario de las
"plantas medicinales", constituye el elemento clave para
interpretar la gran aceptación popular del uso de las
"medicinas naturales" o la atribución a las diversas hierbas de
propiedades curativas o beneficiosas no demostradas
científicamente. Así, una parte importante del autocuidado de
las enfermedades, se realiza todavía bajo premisas de los
tratamientos que se desarrollaron hace 4.000 años, y que el
saber popular ha ido transmitiendo de generación en
generación.

Hipócrates y la Farmacia de Galeno

La civilización grecorromana aporta dos figuras claves


para el desarrollo de la medicina: Hipócrates y Galeno.
Hipócrates desarrolla en su Corpus una idea fundamental para
la visión que los hombres tenían de la enfermedad: dejará de
ser un fenómeno místico y será considerada como una
perturbación de los principios orgánicos que rigen la vida del
cuerpo humano. Las enfermedades serán descritas por la
presentación de signos clínicos que las definirán y las harán
reconocibles. Hipócrates describirá enfermedades, pero hará
muy pocas aportaciones a su tratamiento. Uno de los más
importantes, y vigente sin ninguna duda, es la máxima:
Primum non nocere (lo primero no dañar). Cualquier
tratamiento medicamentoso deberá seguir este consejo:
Conseguir disminuir su riesgo al mínimo aceptable para que el
beneficio obtenido supere el posible perjuicio.
Lamentablemente, Hipócrates añadía: Deinde purgare
(enseguida purgar), tratamiento prescrito por médicos y
abuelas de todo el mundo hasta mi generación. Un
cocimiento de Hipócrates ya incluía el aceite de ricino entre
sus componentes. Afortunadamente, nos hemos librado de
dicha costumbre.
Galeno (nacido en el año 130 a.c.) aporta a la
terapéutica la originalidad de clasificar las plantas medicinales
en cuatrocientas setenta y tres especies activas. Es decir,
organiza la actividad de las plantas según su acción sobre el
cuerpo, bajo unas premisas que hoy en día nos pueden hacer
sonreír: una enfermedad febril, ardiente, debe ser combatida
con una planta refrescante; un enfriamiento con una droga
ardiente "como la almendra amarga, ardiente en primer grado,
o mejor todavía, la pimienta, ardiente en cuarto grado". Sin
embargo sus triacas (mezclas de varias plantas) consiguen
éxitos, como la que contenía opio para el alivio del dolor de
cabeza del emperador Marco Aurelio. De esta forma, se
desarrolla la "farmacia galénica", nombre que se utiliza en la
actualidad en homenaje a un gran innovador.
La farmacia deriva de un vocablo egipcio: ph-ar-maki
(la que procura salud), inagurándose un lento camino para el
desarrollo de medicamentos que procuren alivio a las
enfermedades que atormentan y amenazan la vida humana.

La Farmacopea medieval: entre la química y la alquimia

A partir del siglo III, la Iglesia Católica se convierte en


la depositaria del conocimiento acumulado hasta la época. En
sus monasterios, desarrolla una gran labor de recopilación y
transcripción de los grandes Codex grecorromanos donde
estaban inventariados las plantas medicinales y las fórmulas
terapéuticas. En ellos, también se cultivaban los "simples", es
decir, al menos las dieciséis plantas indispensables para la
salud: la flor de lis, la salvia, la rosa, la lunaria, el berro, el
hinojo, la menta, el heno, la ajedrea, la ruda, el poleo, el
tanaceto, el levístico o apio de la montaña, la judía, el guisante
y una especie de tomillo.
Durante muchos siglos se fue perfeccionando el
arsenal de plantas medicinales conocidas, gracias a la posterior
incorporación, a través de Avicena, del conocimiento de la
medicina árabe y de sus aportaciones orientales.
Los alquimistas desarrollaron el concepto de la
importancia de lo esencial de las cosas, es decir, de aquello
que no es visible a los ojos. Uniendo el macrocosmos con el
microcosmos, los números, los animales sagrados, los signos
místicos y los metales, abrirían la puerta para la consecución
de la piedra filosofal, fuente inagotable de fortaleza y fortuna.
Paracelso (siglo XV) fue quién extrajo de este confuso magma
de ideas una conclusión clave para el posterior desarrollo de
los medicamentos: "El hombre es un compuesto químico; las
enfermedades están motivadas por un alteración cualquiera de
este compuesto, por lo tanto hacen falta medicamentos
químicos para combatir la enfermedad".
Las quintaesencias de las plantas medicinales son sus
principios activos, pero lamentablemente, éstos no podrán ser
extraidos hasta el siglo XIX. Asimismo, los metales eran
considerados medicamentos: el azufre, el antimonio, el
mercurio, el arsénico. Ya entonces, Paracelso conocía las
propiedades del "agua blanca", mezcla de ácido sulfúrico y
alcohol y sus propiedades anestésicas. En el siglo XVIII se le
denominaría éter.
Los metales encontrarían un hueco en la terapéutica
gracias al inesperado éxito del Mercurio - ampliamente
utilizado por los alquimistas - en la enfermedad maldita de
Occidente a partir del descubrimiento del Nuevo Mundo: la
Sífilis. A pesar de su enorme toxicidad, producía leves
mejorías, tanto en su aplicación cutánea como ingerido. Este
beneficio abrió el paso a la utilización de otros metales, cuyo
empleo ha llegado hasta nuestros días: el Sulfato de Cobre y
de Zinc para el cuidado de heridas.
Una aportación positiva del Nuevo Mundo llegó con
la corteza amarga de la quinina. Los indios de América Central
ya conocían sus propiedades para detener las fiebres de los
pantanos. La corteza de quinina, difundida por los jesuitas en
una Europa asolada por epidemias de paludismo, consiguó
poco a poco instaurarse como una nueva y eficaz terapia.
Hasta 1945 no se consiguieron fabricar antipalúdicos de
síntesis, que harían descartar totalmente el uso de la corteza de
la quinina.

El desarrollo de la Química

En el siglo XVIII, la figura de Lavoisier emerge


describiendo las leyes que rigen la química orgánica, la
interpretación de la asociación y disociación de los elementos
fundamentales (oxígeno, hidrógeno, carbono, etc.) en la
combustión, y otros fenómenos químicos como la
acidificación. A partir de estos principios básicos, en el siglo
XIX, la química analítica, y sobre todo el descubrimiento de la
química de síntesis, provocará el inicio de la gran cascada de
medicamentos que continúa hasta nuestros días.
El primer objetivo, desde Paracelso, será la
identificación de las sustancias activas presentes en la multitud
de plantas medicinales empleadas hasta la época. Así,
precozmente en 1805, Sertürner aísla la morfina como el
componente biológicamente activo del opio. El siglo XIX es
fértil en la identificación de numerosos principios activos que
hoy mantienen su actualidad: la colchicina para la artritis
gotosa, la codeína como antitusígeno y analgésico, la atropina
en diversos usos, la digitalina para la insuficiencia cardíaca y
como antiarrítmico, la nicotina como componente activo del
tabaco.
En 1897, Hoffmann, desarrolló el ácido acetilsalicílico
- la popular aspirina -, marcando el inicio de los grandes
avances en el desarrollo de los medicamentos que hemos
vivido en este siglo XX que finaliza.

Los medicamentos y la salud del siglo XX

Desde los años 40, hemos vivido la aparición de un


gran número de medicamentos que han modificado el
panorama de la salud y la enfermedad como nunca
anteriormente había conocido la Humanidad. A partir de las
primeras sulfamidas, y posteriormente la penicilina y sus
derivados, el tratamiento de las enfermedades infecciosas
(primera causa de muerte hasta entonces), tendrán un
pronóstico diferente y positivo. La indudable mejora de las
condiciones de vida en el mundo occidental, a partir de la
Segunda Guerra Mundial, es el otro factor beneficioso para la
salud de la segunda mitad del siglo XX.
Actualmente disponemos de potentes antibióticos, de
eficaces medicamentos cardiovasculares, tratamientos para
enfermedades que anteriormente siempre producían la
muerte o importantes sufrimientos crónicos. El desarrollo de
la biotecnología y la ingenieria genética ha conseguido
medicamentos innovadores en su área: vacuna contra la
hepatitis B, insulina humana, etc.
A pesar de tan extensas ventajas, todavía persiste un
reto permanente para la condición humana: vencer a la
enfermedad y al sufrimiento que nos acompaña en nuestra
existencia. Queda lejos y probablemente será imposible
conseguirlo en su totalidad. Nuestra vida, sin los
medicamentos que hoy disponemos, volvería a ser tan
precaria como la que durante siglos, nuestros antepasados han
ido sorteando.
El buen uso de los medicamentos es una necesidad
esencial, en la que deben participar, no solo los médicos que
los prescriben, la industria farmacéutica que los descubre y
fabrica o los farmacéuticos que los dispensan y aconsejan
sobre ellos; el consumidor que los ingiere y busca alivio con
ellos tiene un papel central en todo el proceso. En los
próximos capítulos buscaremos respuestas a este reto.
PARTE PRIMERA

GENERALIDADES
I. LA AUTOMEDICACIÓN

Usa de los remedios,


según te vaya con ellos.

REFRÁN POPULAR

CONCEPTO

Durante mucho tiempo, los médicos hemos pensado


que todo lo que afecta a la salud y a la enfermedad de las
personas nos pertenecía por completo. Nadie más podía
opinar, ni siquiera la tradición popular con su carga de
sabiduría era fiable. Nosotros, ordenábamos en tono
imperativo, todo aquello que había que hacer, los
medicamentos que había que tomar, deseábamos controlar en
todo momento las decisiones que afectaban a la salud y a la
enfermedad de nuestros pacientes. Este es un modelo de
relación médico-paciente en el que la capacidad de autonomía
y de decisión del propio enfermo era anulada, bajo la excusa
de una supuesta incapacidad para opinar o tomar las
decisiones que afecten a su propio cuerpo.
Lamentablemente, esta actitud persiste en muchos de
mis colegas. Con este planteamiento, tomar un medicamento
por propia inciativa para buscar el alivio de una enfermedad o
de un síntoma, es calificado de erróneo y peligroso para la
salud del individuo.
Mientras tanto, en la inmensa mayoría de los hogares,
una gran parte de las enfermedades que aparecen en la vida
de las personas, son manejados, al menos inicialmente, con
alguna de las técnicas o medicamentos que la propia familia
conoce o tiene a su alcance para aliviar dichos problemas.

Cuidar de la propia salud


El autocuidado, y dentro de él, la automedicación es
un fenómeno común y enmarcado en el comportamiento
humano desde el principio de los tiempos, adecuado cuando
se realiza bajo condiciones de conocimiento y seguridad
correctos, y positivo para la atención sanitaria global de una
población.
La automedicación la podemos definir de una forma
clásica como " el consumo de medicamentos, hierbas y
remedios caseros por propia iniciativa o por consejo de otra
persona, sin consultar al médico". De esta manera, cualquier
medida de tratamiento o alivio desarrollada por el individuo, o
en la mayor parte de los casos el entorno familiar, son
actividades de autocuidado que usan diversas medidas
terapéuticas, y entre ellas en lugar destacado los
medicamentos.

UTILIDAD. BENEFICIOS PERSONALES Y SOCIALES

La solución o el alivio de multitud de molestias y


pequeños problemas de salud que se presentan a lo largo de la
vida, se puede realizar desde la propia autonomía de un
individuo o una familia bien informada en el uso de técnicas y
de medicamentos útiles y seguros para esta misión. Esta forma
independiente de tomar medicamentos, es absolutamente
complementaria (y no opuesta) a la labor encomendada por la
sociedad a los médicos.

¿Qué beneficios puedo obtener de la automedicación?


La automedicación tiene unos beneficios personales
importantes que conviene destacar. En primer lugar, los
principales problemas que pueden afectar a las personas a lo
largo de la vida (- ver la terecera parte del libro -), son
susceptibles de solucionar sin necesidad de realizar una
consulta médica en todos los casos. Son situaciones que bajo
una adecuada formación y dosis suficientes de sentido común,
van a ser solucionadas en el ámbito doméstico, sin necesidad
de desplazamientos, esperas u otros inconvenientes de la
asistencia sanitaria, en muchos casos congestionada.
Los éxitos en el alivio de estas enfermedades reforzará
nuestra autonomía como individuos, y dará en la familia un
valor añadido al cuidador, función delegada en casi todas las
culturas a la mujer. Esta independencia es un acto de
autoafirmación, hecho que buscamos en todos los ordenes de
la vida.
La cultura sanitaria, igual que la cultura literaria,
artística, económica enriquece al individuo dotándole de
armas para un desenvolvimiento ágil en la vida cotidiana. Igual
que parece deseable saber solucionar los pequeños problemas
de bricolaje de nuestro hogar y no tener necesidad de avisar
continuamente al fontanero, electricista, etc; parece lógico
desear saber solucionar nosotros mismos las "pequeñas
goteras" de nuestro organismo, los pequeños inconvenientes
del mal funcionamiento de nuestra perfecta y frágil máquina
corporal.

¿Beneficia a la sociedad la automedicación?

Los beneficios sociales y sanitarios son también


destacados. Los sistemas de salud en el mundo occidental
están actualmente bajo una crisis importante, tanto en los
aspectos financieros como organizativos. En nuestro país, la
asistencia sanitaria, realizada para la mayoría de la población
por el Sistema Nacional de Salud, adolece de virtudes
(cualificación técnica de sus profesionales, gratuidad,
accesibilidad para toda la población sin limitaciones); pero
también existen defectos que provocan insatisfacción en los
usuarios (listas de espera, masificación, gasto de tiempo).
El concepto de autocuidado de las enfermedades más
comunes, constituye una forma de desahogo para el sistema
sanitario. Si no es necesario consultar al médico para todos los
males que nos ocurren, éstos podrán dedicar mayor tiempo y
esfuerzo al estudio, tratamiento y prevención de las
enfermedades más graves que requieren la intervención
médica cualificada. El beneficio de esa actitud es global.
Los recursos sanitarios -profesionales y económicos -
deben ser utilizados para conseguir el máximo provecho social
e individual. Sin la participación racional de todos, la sanidad
estaría bloqueada al ser incapaz de atender a todas las
demandas.

LA REACCIÓN ANTE UNA POSIBLE ENFERMEDAD

Ante la percepción de algún síntoma, molestia u otro


dato que sugiera el inicio o aparición de una enfermedad,
todas las personas reaccionamos de una manera similar,
utilizando una o varias de las posibilidades que se muestran en
la siguiente tabla.

TABLA 1.
¿Qué hacer ante una posible enfermedad?
- No hacer nada (Abstención terapéutica, esperar y
ver).
- Consultar o buscar ayuda en el entorno familiar o
social más próximo.

- Utilizar alguna forma de tratamiento, sea en forma


de medicamentos u otras formas.

- Consultar al farmacéutico.

- Consultar al médico.

Claramente, dependiendo de los signos de alarma que


provoca una enfermedad, será diferente la respuesta.
Habitualmente el sentido común y/o la experiencia previa son
determinantes para tomar una u otra decisión. No siempre es
así. En nuestro país y en el resto del mundo occidental, los
servicios de urgencias hospitalarios y de centros de salud
atienden cada día a numerosas personas que presentan
síntomas o enfermedades, que por sus características, no
tienen la premura y gravedad que correspondería a esa
demanda urgente. El miedo a la enfermedad grave, la
incertidumbre ante la posible importancia de los síntomas, el
deseo de soluciones rápidas e inmediatas, condiciona a estas
personas a solicitar atención médica urgente.
Afortunadamente, las enfermedades más frecuentes que
padece una persona en su vida no son tan graves y
amenazantes.

No perder la calma

La primera actitud de esperar y ver es la más correcta


al inicio de un signo de enfermedad: fiebre, dolor de garganta,
dolor de espalda, etc. La enfermedades comienzan, desde las
más leves a las más graves con un inicio, en muchos casos
insidioso, y es la propia evolución de los síntomas: su
progresión, la asociación de otros signos patológicos, el
mantenimiento o desaparición de los síntomas; lo que
determina el curso, y en muchos casos el diagnóstico y
tratamiento de una enfermedad.
Pongamos un ejemplo: Usted ha empezado el día con
un leve dolor de cabeza en la región frontal (encima de los
ojos). A lo largo de la mañana el dolor se mantiene sin haber
presentado otro síntoma. El día anterior había transnochado y
descansado poco, a usted habitualmente no le duele la cabeza.
Probablemente estaríamos ante un caso de Cefalea tensional,
el dolor de cabeza más común y más frecuente. Sin embargo,
podía usted haber presentado a lo largo de la mañana una
sensación de fiebre junto a dolorimiento muscular
generalizado, por lo que podríamos estar ante un cuadro
gripal; o bien la fiebre se asociaba a tos profunda y dolor en el
pecho, por lo que podría ser una neumonía. Podríamos hacer
multitud de combinaciones con el síntoma inicial de dolor de
cabeza y llegar a puertos muy diferentes, en los que
obviamente la actitud, el diagnóstico y el tratamiento necesario
serían diferentes.
La importancia de esperar y ver es fundamental ante el
inicio de una posible enfermedad, la precipitación, el
tratamiento rápido o la consulta médica inmediata van a ser,
en muchos casos, innecesaria o incluso perjudicial.

No precipitar un tratamiento

El tratamiento a ciegas de un síntoma, sin esperar a su


concreción puede ser muy perjudicial, ya que puede
enmascarar la evolución y dificultar el correcto diagnóstico y
tratamiento (por ejemplo: usar un antibiótico de amplio
espectro al primer síntoma de fiebre). En los años 70 existía
un dicho muy popular entre los médicos que expresaba con
sarcasmo este concepto de tratamiento a ciegas: "Da
Britapén® y no mires a quién". El Britapén® es ampicilina,
un derivado de la penicilina de amplio espectro muy utilizado
en esa época. Nadie, ni médicos, ni farmacéuticos, ni
pacientes, deben realizar tales prácticas.

LA IMPORTANCIA DEL ENTORNO FAMILIAR Y


SOCIAL

La familia y el entorno social (vecindario, amistades)


tienen un papel fundamental en el abordaje de la enfermedad.
La mujer ha tenido tradicionalmente, en todas las sociedades
humanas de diferente grado de desarrollo, una función central
en el tratamiento de la enfermedad, y han sido las depositarias
de los conocimientos populares aplicados al cuidado de la
salud. Con la incorporación progresiva de la mujer al trabajo
ajeno al doméstico y el papel más activo del varón en las tareas
del hogar y de los hijos, este esquema matriarcal está siendo
modificado, aunque para muchas familias sigue siendo la
mujer la encargada de los "cuidados" de la casa, incluidos los
referidos a la salud.

El consejo de los amigos

La opinión o consejo que otras personas dan al que


padece algún tipo de molestia, es habitual en nuestra sociedad.
La experiencia propia, lo escuchado en un medio de
comunicación, lo contado por otra tercera persona, lo que me
dijo mi médico en alguna ocasión, son las fuentes que nutren
estos comentarios, bienintencionados y signo del apoyo y
solidaridad que se quiere aportar al enfermo.
Estos consejos pueden ser a veces erróneos y
perjudiciales si sobrepasan ciertos límites. Por ejemplo: Si
queremos tratar una quemadura leve de 1º grado
(enrojecimiento y dolor de la piel), la introducción de la zona
afectada en agua fría en inmersión y no bajo el chorro, y la
colocación de un apósito será suficiente. Si una amable vecina
nos comenta que untemos la quemadura con pasta de dientes
que es muy refrescante, no le haga ningún caso y enséñela
usted a hacerlo correctamente.
Asimismo no siempre lo beneficioso para una persona es
beneficioso para otra. Si su hijo tiene una otitis media (dolor
en el oído asociado a síntomas de congestión y mucosidad
respiratoria) y su amiga le recomienda comprar determinado
antibiótico que a su hijo le ha ido muy bien, no lo haga. Los
efectos adversos a los medicamentos, la edad y su dosificación
según peso, la existencia de alergias previas y otros datos
conllevará la necesidad de usar uno u otro antibiótico de los
existentes para tratar dicha enfermedad. Lo que ha ido bien a
uno no tiene que ir bien necesariamente a todos los demás.
Además, en esta enfermedad tan común en la infancia el
diagnóstico y tratamiento deberá ser establecido por un
médico que valore dichas circunstancias y otras que puedan
aparecer en la evolución.

La familia, soporte de la enfermedad

El ámbito familiar es donde se toman la mayor parte


de las decisiones que van a realizarse, tanto en el uso de
alguna forma de automedicación como la necesidad de
efectuar una consulta médica si lo ven preciso. Por ello, la
educación sanitaria dirigida al reconocimiento de las
enfermedades básicas y su manejo inicial, va a ser la
herramienta básica para una correcta automedicación.
El apoyo familiar y social son básicos en la
enfermedad en cualquiera de sus formas o gravedades. Sin ese
consuelo y ayuda, la más mínima y leve molestia, vivida en
soledad, nos producirá una mayor desazón, miedo e
incertidumbre que si es compartida con alguien que nos
quiere bien. Desde una simple taza de manzanilla hasta un
potente antibiótico nos sentará mejor con alguien cercano que
nos comprenda.

LA CONSULTA AL FARMACÉUTICO

Las oficinas de farmacia tienen una importante labor


que cumplir en la información y formación sobre los
medicamentos dirigida a la población. Actualmente las boticas,
sobre todo en barrios populares, son un algo más que una
tienda expendidora de medicamentos. Tienen en muchos
casos una labor añadida, desde la toma de la tensión arterial, el
peso de los niños, etc, hasta ser el único punto de consulta y
consejo sobre diversas enfermedades para muchas personas.
La facilidad horaria, la cercanía al domicilio y la inmediatez del
consejo hace que la farmacia sea un lugar de consulta rápida
que sustituye a la consulta médica.
El farmacéutico puede realizar una excelente labor
informadora, recomendando medicamentos que no precisan
receta médica para el tratamiento de enfermedades menores.
Estos medicamentos denominados Especialidades
Farmacéuticas Publicitarias (E.F.P.) son aquellos
específicamente autorizados para estos fines. Esta labor es
enormemente positiva si se realiza bajo ciertos márgenes.
Los límites de la oficina de farmacia

Un reciente estudio publicado por la Organización de


Consumidores1 ha demostrado que ante la solicitud de un
remedio para situaciones tan comunes como los síntomas
catarrales, el dolor de cabeza o la diarrea, la mayoría de las
farmacias entregaban a dichas personas medicamentos que
precisan receta médica para su administración. Es decir,
obviaban dicho requisito establecido por la legislación vigente
para la venta de determinados medicamentos.
Las farmacias y sus profesionales deben aconsejar y
ayudar a los pacientes a usar los medicamentos autorizados
para su uso libre de la forma más correcta y adecuada. Ellos
van a realizar una importante labor de educación sanitaria
dirigida a la automedicación, siendo un punto de información
cercano y accesible para multitud de personas que por su
trabajo, ocupaciones u otras circunstancias no pueden acceder
fácilmente a los servicios médicos. Tener un adecuado
farmacéutico de confianza es igual de importante como tener
un buen médico de familia que nos ayude a cuidar y reponer
nuestra salud.
En las oficinas de farmacia se venden actualmente
multitud de productos de "venta exclusiva en farmacias", que
bajo esa etiqueta, pretenden sugerir que tienen un alto grado
de eficacia y seguridad. Esto no es así y constituye una mera
estrategia publicitaria. La inmensa mayoría de los cosméticos
nunca han probado las propiedades científicas por ellos
anunciadas (evitar las arrugas, desaparecer la celulitis por

Anónimo. Y las recetas ¿para qué?. Encuesta en 110 farmacias. OCU-


1

Compra Maestra. nº 151. Marzo 1993. páginas 4-12.


frotamiento, etc). Otros tipos de productos, frutos de la
charlatanería mas que de la ciencia contrastada, tales como
(pulseras magnéticas, aguas imantadas, etc), tan ampliamente
publicitados en los medios de comunicación, constituyen un
fraude bajo la cobertura de una presentación "sanitaria".

CONSULTAR AL MÉDICO TODOS LOS MALES O


QUERER RESOLVER TODOS LOS PROBLEMAS
NOSOTROS MISMOS

Establecer la frontera teórica entre la necesidad o no


de la consulta al médico es imposible de realizar de una forma
simple y esquemática. La variabilidad de las enfermedades que
afectan al hombre, no permite simplificar en exceso dicha
barrera, pero es objetivo de este libro ayudar a conocer y
delimitar las posibilidades de la actuación autónoma frente a la
necesidad de solicitar ayuda profesional al médico.

La información es poder

Esta frase tan actual en diversos ámbitos, incluido el


sanitario, expresa adecuadamente la necesidad de
información-formación que necesitamos para mejorar nuestra
calidad de vida. Aquellas personas que desconocen el
funcionamiento básico del cuerpo humano y las causas más
frecuentes de las molestias habituales (existencias de miles de
virus respiratorios, la influencia de la postura como origen de
dolores de espalda, la necesidad de refrigerar los alimentos
para evitar su contaminación, etc), cuidarán peor su salud y
necesitarán un mayor número de consultas médicas para
solucionar sus problemas más frecuentes. Por el contrario,
quienes tienen una mayor educación sanitaria necesitarán un
menor número de consultas y poseerán un mayor bienenstar
en sus vidas. La cultura, el conocimiento, la información, son
los pilares sobre los que se sustentan la calidad de vida en
nuestra sociedad.
Un ejemplo de estas circunstancias lo constituyen los
autocuidados en ciertas enfermedades crónicas frecuentes
como la Diabetes Mellitus. Un paciente diabético que se
administra insulina diariamente en una o dos dosis diarias, no
puede depender de su médico o enfermera para su
administración. Un primer objetivo para favorecer su
autonomía es la enseñanza del uso de jeringas o de las
modernas "plumas precargadas". Pero no solamente es un
problema técnico, además se aprende a confeccionar una
dieta adecuada a sus necesidades según edad y esfuerzo físico,
e incluso a modificar las dosis de insulina que debe
administrarse según los resultados de glucosa obtenidos de un
pinchazo de sangre capilar de su dedo. Esta sangre es
analizada por un aparato medidor de glucemia en su propio
domicilio. Es decir, manejar la enfermedad dando autonomía
al paciente adecuadamente formado.

La educación sanitaria

Si conocemos lo esencial de enfermedades frecuentes


como el Catarro común o la Gastroenteritis aguda, sabremos
actuar de forma adecuada cuando éstas se presenten. Cuando
comentemos dichas enfermedades abundaremos cómo
hacerlo. En países de América Latina donde los servicios
sanitarios son escasos o difícilmente accesibles, la principal
labor de médicos y enfermeras ha sido instruir en escuelas y
comunidades los aspectos más importantes de prevención y
tratamiento de las enfermedades más comunes que en estos
países provocaban una gran mortalidad. Por el contrario, en
nuestro desarrollado mundo, hemos olvidado estos aspectos
formativos primando el uso y consumo de los servicios
sanitarios como signo de nuestro progreso. Tener un mayor
grado de bienestar socio-económico no significa consultar al
médico lo más posible.

La eficacia de los servicios sanitarios

La eficacia y las facilidades para el uso de los servicios


sanitarios influyen enormemente sobre su utilización. Estados
Unidos de América es el país que consume un mayor número
de medicamentos sin receta de todo el mundo. Posee una
medicina de alta calidad y en vanguardia tecnológica, pero es
muy cara. Se calcula que aproximadamente 30 millones de
norteamericanos de un total de más de 200 millones no tienen
una cobertura sanitaria adecuada. El pago de primas de seguro
o el pago por acto médico supone un deseembolso monetario
que muchas personas no pueden permitirse. La conclusión es
el enorme uso de medicamentos de venta libre (Over the
counter -OTC-, que significa: sobre el mostrador), para el
tratamiento de enfermedades comunes, y desgraciadamente
también para otras que requirirían una consulta médica. Son
medicamentos que son adquiridos en supermercados y
grandes superficies y que no requieren ni la presencia de un
farmacéutico.
En España, el sistema sanitario público se financia
mayoritariamente de los presupuestos estatales, garantizando
la asistencia gratuita a todo español. Cualquier persona puede
pedir consulta a su médico, las veces que desee sin ningún
tipo de limitación. En estas circunstancias, el sistema sanitario
facilita su uso, por lo que se consumen mayoritariamente
medicamentos que precisan receta médica. La defensa de un
sistema sanitario público y gratuito no es incompatible con el
desarrollo de una automedicación y autocuidado responsable.

El olvido de la tradición curativa. La médicodependencia

La sociedades desarrolladas, con predominio urbano,


han ido perdiendo muchas habilidades de autocuidados que
existían en el ámbito rural. En los años 50, e incluso 60, la
mayoría de los niños y adultos no consultaban a ningún
médico ante los síntomas de enfermedades como el catarro.
Hoy en día, los estudios de utilización de los servicios
sanitarios, nos hablan de que el número de ocasiones en que
una persona acude a un médico en un año oscila entre 5 y 7
veces. Hay que puntualizar que como toda media indica que
unas personas no han ido nunca y otras un número muy
superior. En las áreas urbanas y periurbanas el número de
consultas, la mayoría por enfermedades benignas y
autolimitadas es muy importante. Se ha perdido autonomía y
ha aumentado la médicodependencia.
Los médicos hemos sido culpables en gran medida de
esta situación. Nuestra actitud paternalista obligaba a los
pacientes a depender de nuestra opinión y nuestras
decisiones, incluso para lo que toda la vida se ha solucionado
con remedios simples y caseros. Asimismo, las
recomendaciones preventivas han ido encaminadas,
fundamentalmente, hacia la consulta frecuente al médico, en
vez de ir dirigidas a modificar los hábitos de vida nocivos
(tabaco, alimentación, sedentarismo...) que son los que
realmente previenen la enfermedad y evitan las muertes
prematuras. En un problema frecuente, y que es
enormemente difundido por los medios de comunicación
como es el aumento del Colesterol sérico, por muchos análisis
sanguíneos que realicemos ("a ver como tengo el colesterol"),
si no hay una reducción de peso (si existe sobrepeso) y una
disminución de los alimentos ricos en grasas animales
(nuestros amados embutidos por ejemplo), será imposible
plantear una prevención eficaz.

Saber cuidarnos y saber pedir ayuda

El equilibrio idóneo entre las personas que saben


cuidar de su salud y consultar al médico cuando precisan
ayuda, se consigue en los individuos y familias informadas que
reciben una adecuada educación sanitaria desde diversos
ámbitos: escuela, medios de comunicación, y sobre todo, de
su propio médico de familia que será la persona más cercana y
probablemente de mayor confianza para informar sobre qué
enfermedades y qué signos de las mismas pueden ser
autorresueltas y cuales no.
Cada consulta al médico debe tener una doble
función: solucionar o encauzar el problema presente y
aprender aquéllo que esté en mi mano para mejorar mi salud.
Si por ejemplo nuestra consulta ha sido por una Lumbalgia de
esfuerzo (dolor en la parte baja de la espalda secundario a un
movimiento o postura forzada), deberemos consumir la
medicación que nos han prescrito (analgesia y relajantes
musculares) y aprender a realizar la prevención de los
problemas de la espalda mediante las posturas correctas
(sentarse recto, doblar las piernas y no la espalda cuando
recogamos algo del suelo). De esta manera no sufriremos
repetidamente este frecuente problema.
Conservar la salud depende mucho de nosotros
mismos y un poco de nuestros médicos.
II. LA AUTOMEDICACIÓN RESPONSABLE

Nada es más contrario a la curación


que el cambiar frecuentemente de remedios.
LUCIO PINNEO SENECA

USO ACTUAL DE LA AUTOMEDICACIÓN

¿Se utiliza mucho la automedicación?

En los últimos años, existe en España un creciente


interés por conocer el uso de los medicamentos, y una parte
importante del mismo es el estudio de la automedicación.
Para ello, se han efectuado diversos trabajos que nos
describen e ilustran la situación. En una encuesta realizada en
consultas de los Centros de Salud, el 70% de los pacientes que
acudían, habían usado algún mecanismo de autocuidado
previo a consultar al médico. Este porcentaje aumentaba
cuando se trataba de personas mayores de 65 años y
disminuía cuando eran menores de 14 años. En el 80% de las
veces, tomar un medicamento había sido la opción preferida,
siendo de ellos el 40% analgésicos y antipiréticos (para
disminuir la fiebre). De los analgésicos el preferido sigue
siendo el ácido acetilsalicílico (la popular Aspirina®) con un
80%, seguido del paracetamol (existen numerosas marcas) y
en menor lugar el metamizol (el también conocido Nolotil®).
El 87% de las personas encuestadas manifestaban estar
satisfechas con el uso de la automedicación.
Estas cifras nos hablan de lo frecuente y habitual que
es la automedicación en nuestra sociedad, inclusive entre las
personas que finalmente han optado por acudir a una consulta
médica. Otras muchas personas habrán solucionado su
problema sin acudir al médico.
En otro interesante trabajo realizado en Barcelona se
preguntaba mediante encuesta telefónica si en los últimos 15
días habían padecido algún problema de salud y qué medida
habían tomado. El 30% de las personas había optado por
esperar y ver, el 23% habían efectuado autocuidados no
farmacológicos (tisanas, calor local, gargarismos...), el 7%
habían acudido a su médico y el 40%, es decir, la proporción
mayoritaria, había usado algún medicamento. Los que habían
usado los medicamentos reconocían que la fuente de
información había sido su médico en el 50% de los casos.
Otro buen escaparate de la automedicación es el
estudio de las peticiones realizadas por los clientes en las
oficinas de farmacia. Un tercio de las personas que entran en
la botica, solicitan medicamentos sin aportar ninguna receta
médica. La mitad de las veces corresponde a medicamentos
prescritos anteriormente por un médico, y que el paciente ha
decidido, por su cuenta, volver a utilizar. El resto de las
ocasiones es atribuible a la experiencia personal previa, o bien,
al consejo de algún amigo o familiar. Es de destacar que
solamente un 4% de las veces, la elección ha sido influida por
el efecto publicitario de los productos anunciados en los
medios de comunicación. Solamente un 20% de las personas
consulta al farmacéutico sobre lo que considera más adecuado
para sus síntomas en ese momento, limitándose a pedir un
producto y una marca determinada.

Los medicamentos solicitados en las farmacias

Los medicamentos sin receta médica más


demandados en la farmacia, son aquellos que se utilizan para
la automedicación en el tratamiento de los problemas de las
enfermedades más frecuentes: Cefalea, dolor de espalda en
sus distintas localizaciones, catarro común, dismenorrea (dolor
menstrual), pirosis (ardor de estómago y esófago),
estreñimiento y deseo de adelgazar.

TABLA 2.
Medicamentos más solicitados en las farmacias
- Analgésicos
- Medicamentos con varios componentes para los
síntomas de la infección respiratoria
- Antibióticos
- Antiácidos
- Laxantes
- Tranquilizantes
- Preparados adelgazantes

Esta lista no es exhaustiva, dado que otros muchos


productos son también consumidos, pero representa los
fármacos de consumo más habitual, tanto acertada como
equivocadamente. Por ejemplo, existe una importante
demanda de antibióticos, en el 60% de los casos Amoxicilina
(derivado de la penicilina de amplio espectro), que es utilizada
mayoritariamente en el tratamiento de infecciones respiratorias
que no precisan de ningún antimicrobiano.
Las personas jóvenes y los varones son los que se
automedican más, mientras que las mujeres y personas de
edad avanzada consultan más al médico y utilizan a la vez
remedios caseros con mayor frecuencia. Esta diferencia tiene
una vertiente sociológica: los varones adultos y los jóvenes, en
general, disponen de un menor tiempo por sus actividades
laborales o de estudio, mientras que una parte importante de
las mujeres adultas y los ancianos disponen de una mayor
posibilidad de consultar al médico sin interrumpir
obligaciones laborales.
LAS OTRAS MEDICINAS

Cuando los medicamentos no son suficientes

La medicina clínica y los medicamentos, como su


principal arma terapéutica, no tienen la solución ni el alivio a
todas las enfermedades y problemas de salud que se
presentan. El deseo de adelgazar rápidamente, la calvicie,
determinadas lumbalgias y dolores articulares, no tienen una
solución definitiva y satisfactoria con la mera ingestión de un
medicamento. Muchas de estas limitaciones son un terreno
abonado para las medicinas paralelas. Su implantación social
es amplia, y en muchos casos, potenciada desde los medios de
comunicación. Es muy interesante escuchar los programas
radiofónicos en el horario matinal y vespertino (dirigido
fundamentalmente a público femenino y ancianos), donde se
hacen alabanzas, entrevistas seudocientíficas y otros métodos
propagandísticos de auténticos absurdos terapéuticos. La
promoción de la famosa "pulsera magnética" para el
tratamiento de las afecciones reumáticas o de las "aguas
imantadas" para el bienestar general y el alivio de casi todos los
males, produce bochorno a las personas que opinen que el
rigor científico es la base del desarrollo humano y la
charlatanería consecuencia de la ignorancia.
Los medicamentos y otras terapias pueden producir el
conocido como efecto placebo. Consiste en el efecto
beneficioso de una sustancia o símbolo -llevar una pulsera-sin
que eso signifique que actúe intrínsecamente en la mejoría o
solución del problema. Este efecto es más patente en
afecciones, fundamentalmente crónicas, donde el grado de
alivio es limitado y los remedios paralelos tienen una mayor
aceptación. La utilización del efecto placebo junto a
argumentos seudocientíficos para hacer negocio, debe ser
denunciado, debiendo limitar las autoridades sanitarias la
divulgación de los "productos-milagro", para al menos no
engañar con sus acciones.

La Homeopatía

Nuestro país tiene un desarrollo limitado de la


homeopatía si comparamos, por ejemplo, con nuestros
vecinos franceses, donde existe un numeroso grupo de
personas que consumen habitualmente productos
homeopáticos. El desarrollo masivo de esta terapia ha
coincidido con el interés de muchas personas por una visión
ecológica y natural de la vida, que en su extremo, rechaza lo
industrial, lo químico, lo médico. Esto ha llevado a situaciones
absurdas y graves, como la negativa a las vacunaciones en los
niños ante el peligro de efectos adversos. El auténtico peligro
está en no vacunar contra enfermedades, afortunadamente
casi inexistentes en nuestro entorno, como la Poliomielitis, la
Difteria, la Tosferina, etc.
El espíritu del remedio homeopático consiste en
aportar al enfermo un producto muy semejante a la causa de
su enfermedad (veneno de avispa, por ejemplo), o bien
plantas o metales, diluidos de forma progresiva en un
disolvente hasta que pierdan su carácter dañino, siendo
posteriormente sacudidos después de cada dilución para que
conserven su actividad curativa.
Los tres grandes principios enunciados en el siglo XIX
por el doctor Samuel Hahnemann -ley de similitudes, de
dilución infinitesimal y de dinamización (por las sacudidas) -,
son aplicados igual hoy en día. Estos preparados deben actuar
sobre el organismo impulsados por la "fuerza vital" que cada
individuo posee, con el objeto de restaurar la armonía entre
las distintas partes del cuerpo y del alma.
Son mucho los argumentos que hacen de las
preparaciones homeopáticas poco más que una hábil
utilización del efecto placebo. No hay estudios farmacológicos
que detecten rastro de actividad medicamentosa en las
preparaciones diluidas sucesivamente, en algún caso tanto que
llegan a ser indetectables. El desarrollo científico ha avanzado
lo suficiente para cuestionar dichas prácticas.
Los propios médicos homeópatas reconocen su no
utilidad en enfermedades graves, derivando prudentemente
los pacientes a la medicina científica para su resolución. ¿No
es una manera de reconocer su ineficacia?.

ENSEÑAR A AUTOMEDICARSE, ¿ES POSIBLE?

La responsabilidad necesaria

El uso de los medicamentos conlleva una


responsabilidad compartida entre todas las personas que
intervienen en sus diversas facetas. El consumidor es el último
elemento, y a la vez el fundamental, ya que decide finalmente
el uso que da a ese medicamento.
La legislación sobre medicamentos es tajante respecto
a cúales son los adecuados para su uso como automedicación:
solamente aquéllos que no precisan receta médica para su
dispensación. Dentro de esta categoría están los
medicamentos denominados Especialidad Farmacéutico
Publicitaria (E.F.P.), de los cúales se puede realizar publicidad
en los medios de comunicación, dentro de unos límites
marcados por la Ley del Medicamento. Asimismo,
existen medicamentos que no precisan receta médica y son
dispensados a cargo del Sistema Nacional de Salud, y otros
excluidos de dicho pago por el Decreto de Financiación
Selectiva de los Medicamentos implantado hace tiempo. De
este diferente marco de normas extraemos una única
conclusión: podremos usar como automedicación los
fármacos que no precisan receta médica para su dispensación.
Los farmacéuticos tienen otra gran responsabilidad
que cumplir: No dispensar medicamentos que precisan receta
médica sin la misma. Si queremos realizar una
automedicación responsable, debemos saber los límites de la
autonomía en el tratamiento de las diversas enfermedades, si
no es así, correremos riesgos personales innecesarios y
perjudicaremos al conjunto de la sociedad de manera indirecta
(aumento de las resistencias bacterianas a los antibióticos por
su uso indiscriminado).
Los médicos debemos advertir a los pacientes, al
recomendar un tratamiento, las peculiaridades del mismo y su
no reutilización y almacenamiento, salvo autorización expresa.
Uno de los mecanismos más habituales de la automedicación,
consiste en la nueva toma de medicamentos prescritos
anteriormente por un médico. No siempre esto es adecuado.
Si el tratamiento con paracetamol (Gelocatil®, Termalgin®,
son las marcas más populares) ha sido recomendado para el
alivio de los síntomas gripales o catarrales, será una buena
norma volverlo a usar cuando se repitan los síntomas. Si por el
contrario, existía además una traqueobronquitis aguda en la
que el médico ha recomendado un antibiótico, tomar el
mismo antibiótico cada vez que presentemos tos, no será lo
adecuado. Las circunstancias de la infección no tienen por qué
repetirse sistemáticamente.
La información al consumidor

El consumidor debe tener la información básica del


medicamento para decidir su uso. En España la forma más
habitual es la consulta al farmacéutico ( o la empleada de
turno), o bien, la lectura de los prospectos incluidos en los
envases. La información contenida es una amplia y confusa
documentación, más dirigida al médico que al paciente. Su
lectura, en ocasiones, desanima el consumo más que informa
de las ventajas y desventajas del mismo. Tal y como están
redactados parecen más un listado de peligros y efectos
adversos que una adecuada información sobre su utilización.
De su contenido, usted debe fijarse en los tres aspectos
fundamentales contenidos en la tabla.

TABLA 3.
COMO LEER LA INFORMACIÓN DEL
MEDICAMENTO

- FORMA DE USO. - Es importante en fijarse en la


dosis y el número de veces
que se puede tomar en un día.
Si se debe tomar en ayunas o
con alimento.

- EFECTOS ADVERSOS. - Solamente serán de interés


los más frecuentes, y por
tanto, los más leves. Si
siempre ocurrieran los graves,
el fármaco no hubiera sido
autorizado.

- PRECAUCIONES DE USO Y - Determinadas personas no


CONTRAINDICACIONES. podrán usarlo (embarazadas,
enfermedades crónicas), así
como no combinar con otros
fármacos por sus
interacciones.

Lo prudente es estar informado y no asustado ante la


toma de un fármaco. Determinados productos que requieren
una preparación previa antes de su ingestión, suelen ir
acompañados de dibujos ilustrativos que mejore la
comprensión de los mismos.

Cuidado con la publicidad de medicamentos

La interpretación que hagamos del mensaje


publicitario en los medios de comunicación debe ser siempre
cuidadosa, tanto si nos vamos a comprar una lavadora o un
fármaco del que nos prometen todo ventajas.
La publicidad de los medicamentos en los medios de
comunicación, tanto radio como televisión, suele ser
esquemática y dirigida a resaltar las ventajas y minimizar los
inconvenientes. Parece lógico, pero conviene al tratarse de
fármacos ser muy cuidadoso y equilibrado en ello.
Pongamos el ejemplo de un medicamento muy
popular: Frenadol®. Durante los años 80, este preparado
comercial fue el medicamento más vendido, durante los
meses de invierno, a través de la receta médica del Sistema
Nacional de Salud; es decir, el fármaco más recetado por los
médicos españoles para el tratamiento sintomático del catarro
común y del síndrome gripal. A raíz del decreto de
financiación selectiva de medicamentos del año 1993 fue
excluido del pago por la Seguridad Social, y transformado en
especialidad publicitaria (E.F.P.). La casa comercial comenzó
una campaña en los medios de comunicación para seguir
promocionando su uso en forma de automedicación. El
anuncio en las radios comerciales resalta el malestar general y
la dificultad para realizar tareas laborales que ocasionan dichas
enfermedades, así como el alivio, casi inmediato, que produce
la ingesta de un sobre de Frenadol®. Solamente al final, bajo
una música que hace inaudible el mensaje, un locutor a
velocidad doble de la que suelen hablar los comentaristas
deportivos, es decir casi ininteligible, lee el listado de
precauciones, efectos adversos y contraindicaciones que
presenta el producto, alguna de ellas importantes.
El Frenadol® es un preparado que mezcla cinco
componentes y un excipiente (sacarosa, es decir azúcar).
El ácido ascórbico (vitamina C), la cafeína, la clorfeniramina
(un antihistamínico), el dextrometorfano (un antitusígeno) y el
paracetamol (un analgésico) intentan actuar contra todos los
posibles síntomas existentes. Un principio básico de la
farmacología recomienda utilizar principios activos de forma
aislada y no mezclados en un solo producto, dado que solo se
debe utilizar aquello que se necesita y no mezclar
sistemáticamente varias acciones. La clorfeniramina, un
antihistamínico de primera generación produce, a las dosis
empleadas (4mg), somnolencia y puede dar lugar a una
disminución de la concentración laboral, o lo que es más
peligroso, de la conducción de vehículos o material delicado,
con los riesgos que esto conlleva. Los antihistamínicos no han
demostrado una eficacia significativa en la congestión nasal
producida en los síntomas catarrales, por lo que además de
ineficaz, su ingestión puede ser peligrosa.
De la vitamina C, hace ya tiempo que se demostró su no
eficacia en la prevención o el tratamiento de los síntomas
catarrales o gripales. La teoría que avalaba su uso se hizo muy
popular en los años 70, persistiendo hasta nuestro días en
muchas personas y en muchos laboratorios farmacéuticos (11
preparados comerciales similares al Frenadol®). Su ingestión
en dosis superiores a 1 gramo al día (1 comprimido de
Redoxon®, Cebión® o 4 sobres de Frenadol®) puede
favorecer la producción de cálculos urinarios de oxalato o
producir diarrea. Otro ejemplo de sustancia ineficaz para este
uso y con posibles efectos adversos. La cafeína es añadida para
compensar los efectos somnolientos del antihistamínico, así
como para aumentar el "tono vital" del acatarrado. ¿No sería
más adecuado descansar cuando el cuerpo lo solicita?. Por
último, se añade Dextrometorfano (un antitusígeno), dado que
la tos, aunque sea leve, siempre es molesta. Lamentablemente,
los efectos anticolinérgicos (sequedad de boca, estreñimiento,
dificultad para orinar), sobre todo en los ancianos, puede que
haga no muy recomedable su uso en todas las ocasiones, o
bien, ni siquiera hacer falta.
Al final de toda esta mezcla nos quedamos con la única
sustancia que está verdaderamente indicada en el tratamiento:
el paracetamol, que alivia el dolor corporal, mejora la
sensación febril y el dolor de cabeza. No hacía falta mezclar
tantos productos innecesarios y con ciertos riesgos para llegar a
este simple tratamiento.

¿Que precisa un medicamento para ser utilizado como


automedicación?

Dada la transcendencia de clasificar un medicamento


como apto para el uso como automedicación, la Oficina
Regional Europea de la Organización Mundial de la Salud
(O.M.S.) publicó en 19862 unas directrices que son un
resumen útil y breve de sus características.
De forma resumida, estos fármacos deben ser:

Guidelines for the medical assessment of drugs for use in self-medication.


2

World Health Organization (Regional Office for Europe). Copenhague, 1986.


eficaces, fiables, seguros y de empleo fácil y cómodo.
Deben ser eficaces sobre los síntomas que motivan su
empleo, que en general deben ser de naturaleza autolimitada,
es decir no tener una evolución progresiva o agravante. Han
de ser fiables para dar una respuesta consistente y
suficientemente rápida para que quién los consuma note sus
efectos beneficiosos. Por supuesto, deben ser seguros, ya que
deben emplearse en situaciones de buen pronóstico y cuya
identificación no sea difícil para el profano. Son enfermedades
que por su frecuencia y características son fácilmente
diagnosticables. Por último, su empleo debe ser fácil y
cómodo para que el usuario no requiera precauciones
complejas o poco habituales. Deben tener un amplio margen
terapéutico -los errores en la dosificación no deben tener
repercusiones graves-. Asimismo, se recomienda que en el
prospecto contenga las especificadas las situaciones donde se
deberá consultar a un médico.
Son recomendaciones muy ajustadas al correcto uso
de los medicamentos, aunque no siempre se lleven a la
práctica, como hemos visto anteriormente en el ejemplo.

LOS MEDICAMENTOS DISPONIBLES EN ESPAÑA

Actualmente, en España se disponen de 730


principios activos distribuidos en 1492 preparados
comerciales, legalmente autorizados para su consumo como
automedicación. Realmente una cifra importante que ninguna
persona, ni siquiera los profesionales sanitarios podrían llegar a
conocer en profundidad.
Claramente en esta larga lista no todo es útil y
beneficioso, existiendo preparados que rozan el absurdo o la
hilaridad. Pongamos algunos ejemplos: Dentro de las cremas
emolientes y protectoras de la piel tenemos un preparado,
Crema Neutra Genove® que contiene entre sus ingredientes
esperma de ballena, un fabuloso componente que no sería del
agrado de las organizaciones ecologistas. Otra crema original,
de parecido nombre a una popular cerveza, Mahiou® tiene
entre sus ingredientes fenolftaleína -un laxante- y vitamina F.
Otro producto dirigido a un área de gran aceptación popular -
preparados para que los niños coman más- como es
Glotone®, tiene en su composición una original mezcla:
ciproheptadina (antihistamínico que entre sus efectos adversos
se encuentra el incremento del apetito), extracto de embrión
(sic), extracto de mucosa gástrica (sic), extracto de músculo
(sic), sacarina y sacarosa. Después de esta repugnante mezcla
no entiendo como hay niños que aún coman más. De paso les
comento que ésta no es la vía para lograr la correcta
alimentación de sus hijos. Lo comentaremos en el último
capítulo.
Estos medicamentos son extremos de un amplísimo
mercado de productos farmacéuticos, muchos de ellos
innecesarios cuando no contraproducentes.

Mejor no mezclar

La ingestión de productos sencillos que no lleven mas


de un principio activo en su contenido es una norma básica de
la farmacología. Si es necesario tomar otro producto, mejor en
forma separada que en mezcla fija.
Las ventajas de dicho sistema son varias. Cada
medicamento tiene su dosis, no da igual tomar un poco más o
menos, sino debe ser la cantidad adecuada para la edad y el
peso corporal de cada individuo, de lo contrario podemos
tener efectos adversos por mala dosificación. Muchas personas
utilizan los jarabes a sorbos, como si fueran bebidas
refrescantes, cuando deben ser dosificados con su cucharas
correspondientes de 2.5, 5 o 10 centímetros cúbicos que
equivalen a los miligramos de sustancia activa que deseemos
administrar.
Si algún producto nos produce un efecto adverso per
se , será mas fácil de detectar el agente causante que si hemos
utilizado un producto que mezcla 5 o más componentes en su
interior.
Además, como hemos visto en el ejemplo del
Frenadol®, habitualmente los preparados que mezclan tal
cantidad de ingredientes, la mayoría de ellos son innecesarios
y no aportan ninguna ventaja terapéutica mayor que usar el
principio activo más adecuado en su forma más simple.

III. EL MÉDICO DE FAMILIA Y LA


ORIENTACIÓN DE LOS HÁBITOS
DEL PACIENTE

No le he pedido, doctor, que me rejuvenezca,


todo lo que quiero es seguir envejeciendo.

Konrad ADENAUER. 1876-1967


LA RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE

A lo largo del tiempo, la figura del médico de familia,


con distintos nombres y contenido, ha sido el elemento
central en la atención sanitaria de la población. En España, la
figura del médico rural ha representado las principales
características del médico cercano, accesible y conocedor de
las circunstancias familiares que influyen y median en la salud.
Al producirse, a lo largo de la década de los años 60 y 70, el
espectacular avance tecnológico de las Ciencias de la Salud, la
superespecialización en tecnología y conocimientos primaba
sobre el abordaje íntegro de la enfermedad en los individuos.
Era necesario recuperar un médico bien formado, según los
sistemas educativos del sistema M.I.R., para recuperar con
calidad la atención sanitaria básica que toda la población desea
y necesita.
Como decía en el primer capítulo, la confianza mutua
es la base de la relación entre un médico y sus pacientes. Si
ésta falla, la relación no será provechosa ni educativa, además
de poco satisfactoria en el terreno personal. Las personas
enfermas, sea de carácter leve o grave, necesitan que su
médico les transmita la seguridad de que su opinión se realiza
desde el deseo de ayudarles a mejorar su enfermedad. Por
ello, esta relación tiene un alto grado educativo entre el
profesional de la salud y el enfermo o sano que precisa de
ayuda técnica y humana.

Informar, aconsejar y educar

En muchas de las consultas que realizamos


diariamente, estamos hablando de hábitos de vida y de
prevención a medio y largo plazo. Una consulta para controlar
la tensión arterial, medir el colesterol, tratar una tos residual en
un fumador, evaluar los problemas de obesidad, etc, son
situaciones comunes en el adulto medio, en los que influye
más los hábitos de vida que incluso la utilización o no de
medicamentos. Si la actitud de un médico es administrar
medicamentos hipolipemiantes ante cualquier elevación del
colesterol sérico, estaremos sobremedicando a muchas
personas de bajo riesgo cardiovascular que con la eliminación
de ciertos alimentos nocivos puede normalizar sus cifras de
colesterol.
Si a cualquier persona se le explica por qué se le
receta o no un medicamento, comprenderá y aceptará de
mejor grado las decisiones que se hagan. De esta manera,
transmitiremos al paciente este mensaje: no siempre se
necesitan medicamentos para mejorar la salud, usted debe
realizar algún cambio en sus hábitos de vida para contribuir a
ese objetivo.
Los médicos de familia somos consejeros y técnicos
en la tarea de ayudar a los pacientes y sus familias a cuidar de
su propia salud. Esta manera de entender la profesión médica
como apoyo al propio cuidado es muy diferente de la que
hasta ahora ha predominado, el papel de mago de la tribu al
que las personas se acercaban con miedo y veneración. En
este contexto, el autocuidado y la automedicación representan
un pilar importante en esta forma de entender las relaciones
entre médicos y pacientes. Una relación de consejero y
educador, además de sanador de las enfermedades
presentadas.

CÓMO USAR RESPONSABLEMENTE LOS


MEDICAMENTOS PRESCRITOS POR SU MÉDICO
Uno de los problemas más comunes del uso de los
medicamentos en el mundo occidental es la falta de un
correcto manejo de los medicamentos prescritos. El olvido de
dosis, la finalización antes de tiempo de los tratamientos, la
confusión de tomas cuando es necesario usar varios fármacos,
son problemas cotidianos que provocan, por ejemplo, fallos
en la curación de problemas infecciosos, mal control habitual
de enfermedades como la Hipertensión arterial o la Diabetes
Mellitus. Este problema de cumplimiento o adhesión al
tratamiento (compliance en la terminología anglosajona)
constituye también un problema de incorrecto autocuidado.

El médico aconseja, el paciente decide

Al salir de la consulta con las recetas de los fármacos


que su médico le ha recomendado, usted va a tener que seguir
en su domicilio dichas recomendaciones con el único objetivo
de restaurar su salud. A partir del momento en el que ha
recibido este consejo, todas las decisiones posteriores las
podrá tomar libre y responsablemente. Lo adecuado sería
cumplir las recomendaciones efectuadas, pero en un alto
porcentaje
-entre un 20 a un 50% en los antibióticos-, el paciente decide
por su cuenta modificar la toma de medicamentos, casi
siempre reduciendo la dosis o el número.
El correcto autocuidado de la salud, se efectuará en
unas ocasiones con la automedicación, en otras con
medicamentos prescritos por un médico y muchas veces
teniendo hábitos de vida saludables (tabaco, sobrepeso...),
pero el eje básico siempre será tomar las decisiones propias
con responsabilidad e información.
Si tiene dudas sobre un tratamiento, si realmente no
sabe el diagnóstico o el pronóstico de la enfermedad, si no ha
comprendido las instrucciones para el uso del medicamento,
usted será un buen candidato a realizar un tratamiento
incompleto e incorrecto, con un perjuicio claro para usted: no
mejorar su estado de salud. El primer interesado en la terapia
correcta es el propio individuo afectado. Pregunte, exija por
escrito cómo tomar los medicamentos, pida aclaraciones, pero
no salga usted de una consulta o de una farmacia con dudas
sobre lo que va a ingerir.
La información y la comprensión, en un lenguaje
accesible, de las razones de usar o no un fármaco son vitales
para realizar un correcto cumplimiento y un buen uso de los
mismos, tanto en la automedicación como en los
medicamentos recetados por su médico.

Guardar medicamentos por si acaso se vuelven a necesitar

Una de las formas de estudiar los hábitos de


automedicación es la observación del contenido de los
botiquines caseros de las familias. En España se conserva,
mayoritariamente, cualquier envase de medicamentos
sobrantes de una toma anterior. Dado que el número de
comprimidos o cápsulas de un envase, raramente coincide
con el número real de las necesidades prescritas, siempre
sobrará algún comprimido susceptible de ser guardado para
otra ocasión. Este mecanismo genera en muchos casos, un
mal uso del medicamento o una automedicación incorrecta.
La conservación de antibióticos para cuando nuevamente
aparezcan síntomas similares, es una costumbre demasiado
extendida.
Los medicamentos sobrantes no van a poder suplir las
necesidades reales de un nuevo tratamiento, si éste es
necesario, por lo que su conservación carece de sentido.
Muchas farmacias colaboran con organizaciones no
gubernamentales en la recogida de medicamentos para el
suministro a países del tercer mundo, cuya absoluta carencia
contrasta con lo que aquí se despilfarra.
El riesgo de acumulación de fármacos aumenta las
posibilidades de errores al tomarlos de nuevo, transcurrido un
cierto tiempo. Los problemas de caducidad y de conservación,
así como los accidentes infantiles por ingestión de
medicamentos, hace aconsejable disponer de un correcto
botiquín casero y no de una minifarmacia con pretensiones de
curar absolutamente todo los que nos pueda ocurrir.

EL BOTIQUÍN CASERO. CANTIDAD, CADUCIDAD Y


ESTADO DE LOS MEDICAMENTOS EN CASA

El armario de los medicamentos debe ser el lugar


idóneo para conservar los fármacos y el material sanitario
necesario para su autocuidado. Es preferible un armario
especialmente diseñado e identificado como tal, la Cruz Roja
en su frente, a usar los estantes de su armario de baño
habitual.
El lugar adecuado no suele ser el cuarto de baño,
dado que el aumento de la temperatura y la humedad pueden
alterar la composición de los medicamentos. Un lugar fresco y
seco, además de inaccesible para los niños, sería el idóneo.
La innata curiosidad de los niños es la causante de un
importante número de intoxicaciones por medicamentos en
nuestro país.
El armario debe estar cerrado bajo llave y a suficiente
altura para evitar que sus hijos puedan alcanzarlo, incluso si se
ayudan de un taburete o silla. Los medicamentos deben estar
guardados en su envase original, donde los datos de
identificación estén completamente visibles. Además el
aislamiento de la luz que produce el cartón ayuda a conservar
el producto en buen estado.
La mayoría de los medicamentos se conservan a
temperatura ambiente, pero determinados productos de
caducidad rápida necesitan estar refrigerados, por ejemplo
determinados antibióticos en forma de colirio. Estos
productos tienen en el envase un asterisco (*) como símbolo;
además en las instrucciones se insiste en la conservación bajo
frío.
La cantidad de medicamentos a conservar es clara:
solamente lo necesario y correcto.
El estado de los medicamentos necesita ser evaluado
periódicamente, los cambios de color, consistencia u otras
alteraciones, obliga a retirar ese producto,
independientemente de su fecha de caducidad.
La caducidad de los fármacos viene en los envases. La
duración máxima de un medicamentos es de 5 años, cuando
ésta es inferior aparece un símbolo específico con forma de
peonza. Cuando el medicamento es una solución preparada
de polvo seco y agua (antibióticos en solución, colirios y
otros), debe usarse solamente el tiempo recomendado por el
fabricante, entre 7 y 14 días.
Elimine los medicamentos en bolsas bien cerradas
para que no puedan ser manipuladas por sus hijos, ni ser
desperdigadas por perros u otros animales.
Es también conveniente separar los medicamentos de
uso temporal de aquellos que son habituales en el botiquín
familiar.

La composición ideal del botiquín caseo es diferente


según el grado de automedicación y autocuidado que usted
sea capaz de desarrollar, pero aquí le hago una propuesta. Al
finalizar el libro, usted podrá ajustarla a sus necesidades.
TABLA
CONTENIDO DEL BOTIQUÍN CASERO

ANALGÉSICOS Ácido acetilsalicílico (Aspirina®) y


Paracetamol (Gelocatil®,
Termalgin®, Apiretal® y otros)
ANTIÁCIDOS Hidróxido de Aluminio y de
Magnesio (Almax®, Maalox® y
otros).
Olvídese del Bicarbonato sódico para
siempre.

ANTISÉPTICOS Povidona Yodada (Betadine® y


otros).
Olvídese de la Merbromina
(Mercromina®) para siempre.
ANTIHISTAMÍNICOS Para prevenir el mareo de
movimiento (Biodramina®,
Chiclida® y otros).
ANTITUSÍGENOS Dextrometorfano (Romilar®
suspensión o comprimidos)
LAXANTES Supositorios de glicerina, si tiene
usted problemas de estreñimiento.

POMADAS Crema fotoprotectora solar (factores


de 8 o 15 según el tipo de piel).
MATERIAL Gasas estériles, gasas impregnadas
SANITARIO (Linitul®) para el tratamiento de
quemaduras, algodón, esparadrapo
de papel, vendas, tiritas para cubrir
pequeñas heridas o erosiones de la
piel.

IV. ¿QUÉ PUEDO DAR A MI HIJO?

Un niño es un
amor hecho visible.

Friedrich Von Hardenberg NOVALIS (1772-1801)

LA VALORACIÓN DE LOS SÍNTOMAS INFANTILES


La aparición de cualquier signo de enfermedad en los
niños provoca la inmediata alarma y el temor de sus padres,
todos los que tenemos hijos conocemos bien esta reacción.
Afortunadamente, la mayoría de los niños presentan
patologías de carácter leve y previsible (síntomas catarrales,
fiebre, gastroenteritis, etc), no requiriendo la consulta
inmediata y urgente a un médico.
La observación de la enfermedad, su progresión y la
posible aparición de signos de empeoramiento, deben ser los
objetivos principales en la valoración del niño enfermo, y para
ello se necesitan padres atentos y tranquilos.
Las diferentes edades motivan diferentes actitudes.
Por ejemplo la aparición de fiebre, sin otro dato acompañante
salvo el llanto, en un lactante inferior a 6 meses debe obligar a
una valoración médica del cuadro, dado que la poca
concreción de los síntomas a esa edad obliga a realizar una
exploración completa que evalúe diferentes posibilidades: una
infección urinaria, una otitis media, exploración meníngea,
etc..
Por encima de los 6 meses hasta el año y medio
aparecen las enfermedades más comunes de la infancia:
catarro común, gastroenteritis, la mayor parte de las veces de
origen viral y carácter benigno. Muchos de estos cuadros de
evolución limitada y sin signos de complicación (otitis media
serosa, signos de deshidratación) son susceptibles de una
manejo autónomo por parte de la familia, sin necesidad de
consultar a su pediatra. Por supuesto, la aparición de dudas o
ignorancia ante lo que se necesita hacer motivará la consulta
médica.
Por encima de los 18 meses, los niños empiezan a
concretar sus molestias e incluso a dirigir su "pupa" hacia el
origen del mal. Las mismas consideraciones de sentido común
y de observación de la intensidad e importancia de los
síntomas debe realizarse a esta edad como a cualquier otra.
Es necesario repetir que la mayor parte de los niños
tendrán a lo largo de su vida enfermedades benignas de fácil
identificación, fundamentalmente el catarro común (entre 4 y
8 episodios en una año), por lo que usted podrá manejar
autónomamente, en la mayoría de las ocasiones, dichos
problemas.

La Fiebrefobia

La fiebre es el signo patológico por excelencia en los


niños, y habitualmente el inicio de diversas patologías que
cursan con un síndrome febril. Durante mucho tiempo se ha
atribuido a la fiebre la causa de muchos males, casi siempre
motivado por el miedo a las convulsiones febriles que
presentan, afortunadamente, solo un pequeño número de
niños (alrededor del 3%) entre los 4 meses y los 5 años de
edad. Dichas convulsiones generalizadas aparecen en niños
sanos durante episodios de fiebre por diversas causas, siendo
motivadas por la existencia en estos niños de un umbral
epileptógeno menor que en el resto. Casi siempre
desaparecen por encima de los 4 años, sin ninguna secuela
neurólogica ni riesgo posterior de desarrollar un Epilepsia
crónica. El tratamiento precoz de la fiebre con medidas físicas
y antitérmicos y la utilización de diazepam rectal (Stesolid®
microenemas) si aparece una crisis, son las medidas
adecuadas.
Este temor provoca la aparición de la fiebrefobia, es
decir, la necesidad de intervenir inmediatamente para
disminuir la temperatura corporal, provocando una gran
frustración si las medidas antitérmicas no consiguen el objetivo
de disminuir la temperatura por debajo de 37,5ºC.
La fiebre es uno de los mecanismos naturales que
posee nuestro cuerpo para defendernos de las agresiones
exteriores, en este caso de microorganismos patógenos. La
elevación de la tempreratura corporal produce una serie de
reacciones bioquímicas beneficiosas, la más importante es la
síntesis de interleukinas, unas sustancias de enorme interés en
la estimulación del sistema inmunitario.
La elevación de la temperatura corporal se produce al
liberarse sustancias pirógenas (que aumentan la temperatura),
producidas en la destrucción de las células infectadas por los
microorganismo por parte de linfocitos y macrófagos. Estas
sustancias circulantes elevan el termostato natural del cuerpo
que se localiza en el hipotálamo. Durante mucho tiempo se
dudó si era beneficioso o no tratar la fiebre, pensando que era
un mecanismo natural de lucha contra la infección, y por ello
no debía ser alterado. Hoy en día se considera que la fiebre
puede tratarse sin que esto interrumpa la observación de los
síntomas de la enfermedad. Pongamos un ejemplo: La fiebre
suele ser el primer síntoma de enfermedad y al inicio no
conlleva otros datos. Si posteriormente aparece un dolor
abdominal que evoluciona claramente a una apendicitis aguda,
cuya única solución es quirúrgica, el tratamiento demasiado
precoz de la fiebre y a la vez del dolor, puede enmascarar los
datos que facilitan el diagnóstico de esta enfermedad. Si por el
contrario, la fiebre se acompaña de congestión nasal,
estornudos y dolor faríngeo, dicha fiebre podrá ser tratada sin
dilación ya que estamos claramente ante un catarro común.
De esta diferencia podemos sacar una conclusión: tratar la
fiebre cuando los datos que la acompañan hagan intuir el
origen y la benignidad de la misma.
El tratamiento con paracetamol y ácido acetilsalicílico -
los dos principales antitérmicos y analgésicos-, suprimen la
formación de prostaglandinas (sustancias mediadoras de la
inflamación) sin afectar a las interleukinas, por lo que su efecto
antitérmico no perjudica los mecanismos inmunitarios contra
la infección. El efecto beneficioso de estos medicamentos no
solo se reduce a la disminución de la temperatura corporal,
sino también al efecto analgésico sobre los doloridos músculos
que están afectados en los cuadros febriles.

LA AUTOMEDICACIÓN EN LOS NIÑOS

El uso de fármacos en las edades infantiles es aún más


cuidadoso si cabe, que en el resto de las edades de la vida. Los
ensayos clínicos de nuevos medicamentos no se realizan en
niños hasta que han demostrado una seguridad suficiente en la
experimentación animal y en el uso en los adultos. Estas
precauciones van dirigidas a evitar la exposición de los niños a
riesgos no suficientemente conocidos. Pero además, hay
razones fisiológicas para extremar el cuidado de la medicación
administrada a los niños. En la edad lactante, numerosos
órganos no han alcanzado la suficiente madurez en su
desarrollo para metabolizar -es decir destruir- los fármacos
administrados, por lo que se usan dosis calculadas según el
peso del niño y su madurez fisiológica. A partir del año, la
dosificación debe ajustarse con cuidado al peso corporal, dado
el riesgo aumentado de toxicidad que presentan los niños.
Los medicamentos que se administren en la infancia
deberían ser los menos posibles y los más conocidos en el
tratamiento de las enfermedades, huyendo de las novedades
recién aparecidas, y a veces, poco experimentadas. Como
veremos en los capítulos dedicados al conocimiento de los
fármacos, los analgésicos y antitérmicos van a ser los
medicamentos-estrellas de la edad infantil, fundamentalmente,
para manejar las enfermedades febriles, tan frecuentes en esa
época de la vida.
Cuidado con los productos "curatodo"

Es importante extremar el cuidado sobre multitud de


productos de venta libre o con receta médica, que intentan
tratar y curar a la vez, todos los síntomas que produce el
catarro común, como ejemplo de enfermedad frecuente en la
edad infantil, y donde se utiliza la automedicación con más
frecuencia.
La mezcla de antihistamínicos con expectorantes,
analgésicos, mentol, alcanfor y otras muchas sustancias
presentes en estos productos, no solo es innecesario sino a
veces, perjudicial. La presencia de múltiples sustancias dificulta
la tarea de ajustar su dosificación de las mismas, ya que vienen
preparadas en mezclas fijas, lo que aumenta la probabilidad de
toxicidad sin mejorar en absoluto la eficacia clínica. Los típicos
jarabes dosificados a ojo (1 o 2 cucharillas varias veces al día)
inspiran poca confianza, visto con ojos farmacológicos.
La utilización de paracetamol o aspirina a dosis justas
por kilo de peso, más la asociación de medidas físicas como el
baño templado, la ingestión de líquidos agradables frecuentes,
la humedificación del aire, la limpieza nasal con gotas salinas y
el reposo, serán las medidas a tomar para tratar y aliviar el
catarro común de nuestro hijos.

No dar antibióticos a los primeros síntomas

Otro aspecto que detallaremos en los próximos


capítulos será la utilización o no de antibióticos en estos
procesos. Es necesario abandonar la costumbre, tan extendida
en nuestro país, de administrar autónomamente, sin consultar
a ningún médico, antibióticos -casi siempre Amoxicilina- a los
niños con enfermedades febriles. La mayor parte de las veces
será innecesario y además, peligroso. El tratamiento con
antibióticos de las enfermedades de origen viral es
sencillamente inútil, carecen por completo de efecto sobre los
virus. Si la enfermedad que cursa con fiebre evoluciona a un
cuadro más grave de origen bacteriano (neumonía, meningitis,
infección urinaria...), el uso desordenado del antibiótico, en
dosis, frecuencia de toma, elección de un antibiótico de baja
potencia para esa enfermedad, etc, traerá más consecuencias
negativas que positivas. El retraso y la dificultad para realizar el
diagnóstico que ocurre al enfriar los síntomas sin resolverlos,
puede constituir un hecho muy grave en determinadas
enfermedades.
Igual que hablábamos de la fiebre, no trate a su hijo
hasta que la enfermedad tenga claramente definidos sus
síntomas y su localización, una vez establecida la situación,
usted optará por una correcta automedicación o por la
necesidad de realizar una consulta médica.
La misma prudencia que hace usar en los niños los
medicamentos adecuados y ni uno más, debe aplicarse
también a los antibióticos, que con tanta ligereza se usan.

PREVENCIÓN DE LOS ACCIDENTES CASEROS CON


MEDICAMENTOS

La ingestión accidental de tóxicos, medicamentos y


cuerpos extraños es una causa importante de morbimortalidad
infantil en los menores de 5 años. Estudios realizados en
hospitales españoles cifran que entre el 0.3% y el 1% de los
niños atendidos en urgencias hospitalarias era debido a las
intoxicaciones. Esta cifra ha descendido respecto a épocas
anteriores, gracias a una mayor concienciación de la población
general y de los fabricantes de productos de limpieza y de
medicamentos, al aumentar las medidas de seguridad
aplicadas a los cierres de envases.
La edad de mayor riesgo está entre el primer año de
vida y los 3 años, donde el desarrollo de la curiosidad infantil
adquiere las mayores cotas de audacia y riesgo. También la
estadística apunta a un mayor riesgo de los varones. Estos
accidentes caseros tiene como primera causa los
medicamentos, predominando el ácido acetilsalicílico, las
benzodiacepinas (Valium®, Lexatin®, Orfidal® y similares),
el paracetamol y otros productos tranquilizantes y
antidepresivos. Posteriormente, aparece la lejía y otros
cáusticos, los detergentes, el aguarrás y los demás tóxicos y
productos de limpieza.
Los accidentes caseros no son productos de la
fatalidad ni del destino, sino de la incorrecta ubicación y falta
de seguridad en la conservación en el hogar de "bombas
explosivas". Los inexpertos niños no conocen, ni tienen por
qué saber, que el contenido de tan atractivo envase supone un
riesgo para su salud.
Asimismo ocurre con la ingestión de cuerpos
extraños, motivo de atragantamiento, y que requiere una
actuación de extrema urgencia. En el hogar se debe intentar la
extracción con el dedo si el cuerpo extraño se encuentra
accesible en la boca (trozo grande de fruta, carne, etc). Si no es
así, se deben intentar las maniobras descritas en la tabla 6, así
como el desplazamiento urgente a un centro sanitario.
Según las edades del niño o del adulto, las medidas a
tomar serán diferentes. En la siguientes tablas, adaptadas de la
recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría,
resumo los principales consejos y técnicas a aplicar:

TABLA 5.
RECOMENDACIONES PARA LA PREVENCIÓN DE
LOS ACCIDENTES INFANTILES POR INGESTIÓN
TABLA 5.
RECOMENDACIONES PARA LA PREVENCIÓN DE
LOS ACCIDENTES INFANTILES POR INGESTIÓN

0-6 MESES
No poner objetos pequeños, fáciles de ingerir, cerca del niño.
Los padres deben conocer la técnica de evacuación de cuerpos
extraños de las vías aéreas superiores (ver siguiente tabla).
7-12 MESES (Recordar lo anterior)
Recordar que todo lo que el niño coge tiende a llevárselo a la boca.
Ningún producto tóxico o medicamentoso debe estar a su vista.

1-2 AÑOS (Recordar lo anterior)


Conocer la maniobra de Heimlich (ver siguiente tabla).
No ofrecer al niño pipas, frutos secos, palomitas de maíz o chicle.
Procurar que no corra, ría, llore o hable con la boca llena.
Enseñarle a que no se ponga objetos en la boca.
Evitar juguetes con partes o pilas pequeñas que se puedan soltar.
Recordar que se inicia la época de máximo riesgo de intoxicación.
Tener todos los tóxicos y medicamentos bajo llave.
!Cuidado con los jarabes y otros medicamentos guardados en la
nevera o mesilla de noche!.
No llamar a los medicamentos dulces o caramelos.
Evitar tomar medicamentos en presencia del niño.
Leer el prospecto del medicamentos antes de usarlo.
Guardar los productos tóxico en su envase original, con la etiqueta
bien visible, nunca en envases de bebidas.
Controlar los productos de limpieza mientras se están usando.
Dsiponer del número de teléfono del Centro de Salud y de
Información Toxicológica (*).

2-4 AÑOS (Recordar lo anterior)


Máximo riesgo de intoxicaciones.
El niño alcanza lugares que parecían inaccesibles.
Controlar severamente todos los productos tóxicos del hogar.
Educar sus hábitos: no meterse cosas en la boca, no tomar
sustancias extrañas ni plantas o partes de ellas.
No dar pipas, frutos secos u otros productos que requieran ser bien
masticados.
TABLA 5.
RECOMENDACIONES PARA LA PREVENCIÓN DE
LOS ACCIDENTES INFANTILES POR INGESTIÓN

4-6 AÑOS (Recordar lo anterior)


La educación previa empieza a dar sus frutos.
Responde a los consejos, pero todavía hay que vigilar los productos
tóxicos.
6 AÑOS EN ADELANTE
Controlar los productos tóxicos.
No cambiar los envases para evitar errores.
Continuar la educación

Teléfono del Servicio de Información Toxicológica


(Instituto Nacional de Toxicología):
91/5620420
(Servicio de 24 horas al día durante todo el año)

Todas estas medidas preventivas deberían estar lo


suficientemente promocionadas para eliminar de los hogares
españoles los riesgos inaceptable de los accidentes por
ingestión de medicamentos y productos tóxicos. Las medidas
para evitar el atragantamiento son aún más claras: el niño
nunca debe tener en la boca ningún objeto o alimento duro
(frutos secos, etc) que tenga el riesgo potencial de producir
una asfixia.
En esta tabla se describen las maniobras básicas de
urgencia para evitar la asfixia por obstrucción aguda de la vía
aérea.

TABLA 6.
TRATAMIENTO DE URGENCIA PARA LA ASFIXIA
POR OBSTRUCCIÓN AGUDA DE LA VÍA AÉREA
TABLA 6.
TRATAMIENTO DE URGENCIA PARA LA ASFIXIA
POR OBSTRUCCIÓN AGUDA DE LA VÍA AÉREA

LACTANTE (Menor de 1 año)

Sujetando al niño boca abajo, apoyado sobre el antebrazo, con la


cabeza más baja que el cuerpo, dar 5 golpes secos entre las
escápulas -en el centro de la parte alta de la espalda-, con el talón
de la mano. A continuación girar al lactante boca arriba y realizar 5
compresiones en la mitad inferior del esternón.
NIÑO MAYOR DE 1 AÑO (Válido también para los adultos)

En el paciente consciente, de pie o sentado, se realiza la manobra


de Heimlich en cinco intentos: Se aborda por detrás al sujeto, se le
abarca con los dos brazo todo el área abdominal alta y se realiza
una compresión fuerte, brusca y breve. Se debe evitar la presión
directa sobre el final del esternón y las últimas costillas.

Si el paciente está inconsciente o tumbado, girar la cabeza del


paciente a un lado y despejar la vía aérea. Practicar series de 5
compresiones abdominales con las dos manos apoyadas sobre la
línea media, algo por encima del ombligo.

BARRIDO DIGITAL

Tras practicar las compresiones en el esternón o en el abdomen


en el paciente inconsciente, abrir la boca de la víctima tirando de la
lengua y la mandíbula para aliviar parcialmente la obstrucción. Si se
observa un cuerpo extraño, retirarlo con el dedo índice en gancho,
o en un centro sanitario con las pinzas de Magill.

REALIZAR ESTAS MANIOBRAS TIENE RIESGOS POTENCIALES,


POR LO QUE NO SE DEBERÁ APLICAR SI EL PACIENTE
PUEDE TOSER, RESPIRAR O HABLAR.

Es recomendable que todas las personas conozcan


estas medidas de socorro básicas ante situaciones imprevistas.
V. LA TERCERA EDAD Y LOS
MEDICAMENTOS

La vejez es un exceso que aumenta con los días.


La juventud es un defecto que se corrige con el tiempo.

Máximas mínimas.
Enrique JARDIEL PONCELA (1901-1952).

EL ENVEJECIMIENTO Y LA ENFERMEDAD
El envejecimiento se ha definido como el estado de
los seres vivos que conduce al progresivo deterioro de sus
órganos y funciones con el paso de los años, si bien es cierto,
que el grado de envejecimiento real no depende
exclusivamente del número de años vividos, sino de las
peculiaridades genéticas y las circunstancias vitales de cada
persona. A pesar de esta definición, todavía desconocemos los
mecanismo íntimos del proceso de envejecer.
La aparición de determinadas enfermedades puede
ser prevenida desde la juventud (abstención del tabaco,
moderación del alcohol, control de la hipertensión, ejercicio
moderado, evitar el sobrepeso...). Si a lo largo del tiempo se
ha tenido una vida saludable, el riesgo de enfermar será
menor que en aquellas personas que no lo haya sido. Una
actividad intelectual continua facilita una mayor capacidad del
conocimiento durante la vejez. Muchas enfermedades son
imprevisibles y no se conoce una actividad preventiva eficaz,
pero otras muchas son evitables, si seguimos las
recomendaciones para su prevención (Tabaco y bronquitis
crónica, etc).
Varias enfermedades aumentan su frecuencia con la
edad. La Hipertensión arterial está presente en el 40% de los
mayores de 65 años, la Diabetes Mellitus, la Osteoartropatía
degenerativa -la popular artrosis-, las lesiones cutáneas, etc,
junto a enfermedades de mayor gravedad, van surgiendo
según avanza la vida en numerosas personas.
El organismo de las personas mayores sufre unos
cambios fisiológicos que le hace especialmente sensible a la
acción de los fármacos. La absorción de los medicamentos
por vía oral está disminuida. La cantidad de agua y masa
corporal disminuye con la edad, lo que provoca que la
dosificación sea diferente. Si este aspecto no es tenido en
cuenta, la sobredosificación y una cantidad mayor de efectos
adversos, serán la consecuencia.
En la siguiente tabla se describen las principales
diferencias del organismo del anciano respecto al efecto de los
medicamentos.

TABLA 7
CAMBIOS EN EL ORGANISMO DEL ANCIANO
Y ACCIÓN DE LOS MEDICAMENTOS

Aparato digestivo con menor Peor absorción oral de los


secrección y movilidad medicamentos.
Disminución de la masa Necesidad de una menor dosis
muscular y del agua corporal de los fármacos y mayor riesgo
de toxicidad.
Menor albúmina plasmática Los medicamentos se fijan peor
circulante a la albúmina y hay una dosis
mayor de los mismo en forma
libre, por lo que puede producir
una mayor acción a una menor
dosis.
Menor función hepática Mayor necesidad de tiempo
para la destrucción de los
medicamentos.

Menor función renal Mayor necesidad de tiempo


para la eliminación de los
medicamentos.
EL ANCIANO CON MÚLTIPLES MEDICAMENTOS

La vivencia personal de la enfermedad como algo


amenazante, el deterioro físico, la inactividad laboral, la
minusvaloración social, marcan un estado de ánimo en el
paciente anciano que le predispone a un uso habitual de los
medicamentos, como forma de aliviar los achaques o las
enfermedades aparecidas.
Los ancianos son los pacientes que mayor número de
fármacos consumen en todas sus formas. En una encuesta
realizada en la Comunidad de Madrid durante el año 1989, el
94% de los ancianos seguían un tratamiento medicamentoso o
habían tomado algún fármaco durante el mes previo a la
pregunta. Otros datos de esta encuesta establecían cúal era el
perfil mayoritario del uso de los medicamentos en la vejez: las
mujeres, los viudos y las personas que viven en núcleos de
más de 50.000 habitantes consumían una mayor número de
fñarmacos.
La mayor parte de los medicamentos consumidos
habían sido recetados por su médico de familia, pero entre un
14% y un 40% de las personas mayores de 60 años reconocían
tomar medicamentos por su cuenta, siendo mayoritariamente
los empleados para el dolor de cabeza, el estreñimiento, el
ardor y las infecciones respiratorias.
Las enfermedades crónicas motivan el uso de
medicamentos de forma continua: las enfermedades
reumáticas (analgésicos y antiinflamatorios), la hipertensión
arterial (hipotensores de diversos tipos), la diabetes mellitus
(antidiabéticos orales e insulinas), enfermedades respiratorias
crónicas (broncodilatadores), etc. No hay que olvidar que, la
patología aguda infecciosa es tratada en este grupo de edad de
una forma más agresiva que en edades más jóvenes (mayor
número de antibióticos).
Esta necesidad de tratamientos provoca que un
número muy importante de ancianos tomen más de un
fármaco diario y, en una gran mayoría, más de tres al día. El
uso de varios medicamentos a la vez provoca un aumento
significativo de los errores al tomarlos.

No confundir los medicamentos

Los médicos españoles hemos tenido hasta hace


relativamente poco tiempo, y a lo mejor su médico todavía lo
hace, la mala costumbre de recetar de oídas, es decir, dar las
instrucciones para la toma de los fármacos de forma verbal ("se
toma dos al día de éste y uno cada 8 horas del otro...."). La
consecuencia más probable, y sobre todo en los pacientes de
edad avanzada, es que usted se olvide totalmente nada más
salir por la puerta de la consulta. Parece básico que las
instrucciones medianamente complejas que el uso de varios
fármacos ocasiona, sean escritas de forma legible para su
recordarlo a la hora de ingerirlos. Si a esta situación añadimos
además, el uso en automedicación de otros productos,
podemos producir un cóctel de medicamentos de incierto
resultado. Las interacciones - acciones opuestas y perjudiciales
que el uso de varios medicamentos puede producir - se ven
facilitadas por este uso conjunto, y muchas veces
desordenado, de los fármacos.
Se ha estimado que entre el 30% y 50% de los
pacientes no cumplen el tratamiento que se les recomienda.
Las razones para ello son diversas: problemas de memoria, de
visión, auditivas, aparición de efectos adversos inesperados,
complejidad en la toma del medicamento, entre otras.
Las instrucciones escritas y la diferenciación de colores
y formas de los medicamentos son vías útiles para no
confundirse con los medicamentos, trastocando sus dosis o
sus indicaciones.

¿SON LOS MEDICAMENTOS LA SOLUCIÓN A LOS


DIVERSOS PROBLEMAS DEL ANCIANO?

La tendencia a tratar con medicamentos todas las


molestias o disfunciones que presentan los ancianos, conlleva
el uso de múltiples productos, algunos probablemente
innecesarios. Los síntomas más frecuentes y habituales en el
envejecimiento como son la inestabilidad, las dificultades de
comprensión, la pérdida de memoria cercana, entre otros,
fueron atribuidos durante muchos años a una deficiente
circulación cerebral provocada por la arterioescleriosis. Este
concepto no corroborado ni confirmado, motivó el uso en la
década de los años 70 y 80 de numerosos productos
denominados "vasodilatadores cerebrales". En el año 1985, el
7% de los mayores de 60 años de España consumía
regularmente un producto llamado Cinarizina, indicado para
este tipo de problemas. A raíz de la descripción de
importantes efectos adversos asociados a su uso crónico, el
medicamento cayó en el olvido, hasta el momento actual,
donde apenas se utiliza para esta indicación. Probablemente
los ancianos actuales no se encuentran peor por no utilizar
aquél popular medicamento.
Las capacidades cognitivas - aquellas que se refieren a
la capacidad de aprendizaje y de memoria - se ven disminuidas
en el transcurso del tiempo de una manera fisiológica. El
entrenamiento y la actividad intelectual continua han sido las
únicas formas demostradas de disminuir el impacto de un
hecho asociado a la edad, y que forma parte del proceso
fisiológico del envejecimiento. La disminución de la capacidad
visual, motivada frecuentemente por la aparición de las
cataratas
- opacificación del cristalino -, provoca una disminución de la
percepción del espacio exterior. La falta de definición de los
objetos, la dificultad de medición de las distancias, motiva una
visión turbia e imprecisa del ambiente donde se desenvuelve
el anciano, y como consecuencia, una sensación de
inestabilidad interna. Si a esto añadimos una audición
deficiente, completamos el cuadro de un anciano de aspecto
despistado, dudoso, impreciso y con dificultades para la
movilidad y la relación con el mundo exterior. ¿Es esto la
arterioesclerosis?. Claramente no.
Los medicamentos "vasodilatadores" no son la
solución a estas carencias. Es más apropiado intervenir unas
cataratas si es necesario y no prolongar la situación con listas
de espera eternas, colocar prótesis auditivas si se obtiene un
beneficio de las mismas, y sobre todo, acondicionar el hábitat
del anciano a sus posibilidades de movilidad. Si un anciano
tiene problemas de movilidad en las piernas por un proceso
artrósico, es bastante difícil que pueda salir mínimamente a la
calle si vive en un cuarto piso sin ascensor. El aislamiento
físico y psíquico de esta persona acentuará, en vez de mitigar,
las consecuencias de su edad.
Los medicamentos en el anciano, y a cualquier edad,
deben estar bien elegidos, y solo ser usados en el tratamiento
de enfermedaes concretas que se benefician de su
administración. Lo que no sea así mejor será seguir la máxima
hipocrática: "Primum non nocere", lo primero no hacer daño.

LA AUTOMEDICACIÓN EN EL ANCIANO

Muchas de las personas de edad que vivieron la época


donde los medicamentos no eran tan eficaces como en la
actualidad, tienen un rico bagaje cultural popular sobre los
remedios caseros para la automedicación de numerosas
enfermedades. Muchos de ellos son erróneos, pero algunos
de los que usaban nuestros abuelos siguen teniendo plena
actualidad. Las infusiones de diversas plantas (manzanilla, tila,
poleo), las dietas astringentes, la inhalación de vapor de agua
con algo de eucalipto, son ejemplos de actividades inocuas y
beneficiosas para el tratamiento de enfermedades benignas y
autolimitadas.
El uso de fármacos como automedicación está muy
arraigado entre los ancianos españoles. En una reciente
encuesta realizada en Granada en 1994, el 46% de los
mayores de 65 años tomaba medicamentos no recetados por
ningún médico, y su número oscilaba entre uno y tres por
anciano. Los medicamentos más utilizados eran los
aniinflamatorios (AINE´s), los analgésicos, los antiácidos y los
laxantes.
Los problemas osteoarticulares (Artrosis, lumbalgias,
dolor cervical,..) ocupan el primer lugar de los padecimientos
de los ancianos. Con una terapia física adecuada y una
rehabilitación correcta, el uso de analgésicos y
antiinflamatorios disminuiría radicalmente. Hoy en día, la poca
disponibilidad de estos servicios para la mayoría de la
población, provoca una sobremedicación como alternativa
para el alivio del dolor. Los analgésicos, como el paracetamol,
son la opción mejor tolerada para el uso habitual a dosis
medias. Sin embargo, en ocasiones es necesario emplear
antiinflamatorios para conseguir una mejor respuesta. El riesgo
de problemas digestivos o de aparición de una hemorragia
digestiva alta con el uso de antiinflamatorios es superior cuanto
mayor sea la edad del paciente. Los antiinflamatorios
(AINE´s) no deberían ser una opción de automedicación,
sino solamente ser usados en aquellas situaciones en que su
médico, teniendo encuenta el beneficio y el riesgo y usando
otras medidas preventivas posibles (uso de inhibidores de la
secrección gástrica), decida.
Los problemas digestivos más frecuentes en el anciano
son los mismos que en el adulto, aunque en mayor cantidad.
El estreñimiento, por la falta de una movilidad intestinal
adecuada, la ingestión de poca fibra en la alimentación, la
debilidad de los músculos abdominales, etc, provocan un
problema habitual y molesto. Los laxantes de acción rápida
son una opción inadecuada para el manejo de este problema,
siendo necesario optar por los laxantes que aumentan el
volumen fecal (ver capítulo de laxantes) como los más
idóneos. Un estreñimiento de reciente aparición en una
persona anciana es un síntoma que es necesario evaluar
médicamente, descartando la aparición de pólipos o de
patología tumoral.
Los ardores, la acidez de estómago, son también
síntomas frecuentes. El uso de antiácidos debe realizarse tras
tener un diagnóstico claro. No es lo mismo tratar una úlcera
gastroduodenal que un reflujo gastroesofágico o una gastritis
atrófica, cada enfermedad tiene un tratamiento diferente y un
seguimiento apropiado. Los antiácidos alivian brevemente los
síntomas de acidez que pueden presentarse en estas tres
enfermedades, pero no son la única ni la mejor opción de
tratamiento cuando los síntomas persisten o se agravan.
VI. PREGUNTAS MÁS HABITUALES
SOBRE EL USO DE LOS MEDICAMENTOS

Si admitimos que el hombre procede del mono,


hemos de reconocer que el saber proviene de la ignorancia.

"Consideraciones sobre la génesis evolutiva". 1951.


Roberto SAUMELLS. 1916

¿ÉSTE FÁRMACO ME DARÁ ALERGIA?

Bajo el nombre de alergia a los medicamentos se


suelen englobar dos conceptos diferentes: los efectos adversos
o secundarios de los medicamentos, de carácter previsible y
conocidos previamente, y la auténtica hipersensibilidad o
alergia a un fármaco, de aparición imprevisible y grave.
Todos los fármacos tienen un beneficio y un riesgo. El
adecuado equilibrio entre ambos conceptos es lo que hace
que un medicamento sea aceptable o inaceptable, y si no es
así, no llega siquiera a comercializarse. De cada 10.000
moléculas investigadas para fármacos, sólo una de ellas llegará
a las farmacias como un medicamento para uso humano. En
el camino, muchas sustancias son desechadas por presentar
efectos adversos inportantes o graves en su fase de estudio
animal. Incluso, medicamentos cuyo uso ya ha sido
autorizado, son retirados del mercado por la aparición tardía
de una reación adversa no detectada hasta que se ha usado
masivamente.
Si un antibiótico provoca diarrea en el 10% de las
personas que lo ingieren, estaremos ante un efecto adverso
previsible que en el caso de que se presente, no significará que
esta persona sea alérgica sino que ha presentado una reacción
adversa medicamentosa. Por el contrario, si una persona
recibe una inyección intravenosa de un analgésico, por
ejemplo metamizol (Nolotil®), para el tratamiento de un
cólico nefrítico, y presenta a los pocos minutos dificultad
respiratoria, pérdida de conciencia, reacción urticarial masiva y
otros datos graves, estaremos ante un cuadro de shock
anafiláctico al producto, es decir, un cuadro de alergia a las
Pirazolonas (grupo químico de analgésicos que incluye el
metamizol). El shock anafiláctico es la forma más grave y
aguda de alergia a un medicamento.
La alergia a un fármaco no siempre se manifiesta con
un colapso y un shock grave. La aparición de erupciones
cutáneas, habitualmente urticaria, exantema u otras formas de
lesiones, son los componentes más frecuentes en los cuadros
alérgicos a medicamentos. Si tomamos por ejemplo a la
penicilina y otros antibióticos derivados de ella - Amoxicilina
(Clamoxyl®) y otros -, como medicamentos cuyos efectos
adversos y alergia son bien conocidos, veremos diversas
formas y tiempos en las reacciones de hipersensibilidad. Las
más graves serán siempre las reacciones que aparezcan
inmediatamente después de la administración del fármaco por
cualquier vía: oral, intramuscular o intravenosa.

TABLA 8.
REACCIONES ALÉRGICAS
A PENICILINAS Y DERIVADOS
Inmediatas (2- Urticaria, edema de glotis con dificultad
30 min.) respiratoria, shock anafiláctico.
Acelerada (1- Urticaria, edema de glotis con dificultad
72 horas) respiratoria, picor, rinitis.

Tardía (más Erupción generalizada, urticaria, dolor articular.


de 72 horas)

Casi todos los medicamentos pueden provocar un


cuadro de alergia al mismo, pero la frecuencia es diferente
según el fármaco. En la siguiente tabla vemos las frecuencias
de los más habituales.

TABLA 9.
FRECUENCIA DE LAS REACCIONES ALÉRGICAS
A DIFERENTES MEDICAMENTOS
Salicilatos 1 caso por cada 34.000
(Aspirina® y derivados) tomas.

Anestésicos locales 1 caso por cada 10.000


(Lidocaína y otros, utilizados para administraciones.
la sutura de heridas, extracciones
dentales, etc)
Contrastes yodados radiológicos 9 reacciones graves por cada
(empleados para la realización de 100.000 exploraciones
TABLA 9.
FRECUENCIA DE LAS REACCIONES ALÉRGICAS
A DIFERENTES MEDICAMENTOS
radiografía intravenosas como la radiológicas.
Urografía)

Extractos sensibilizantes (Las 2 shock anafilácticos por


vacunas para la alergia puden cada 20.000 pacientes
desencadenar un cuadro grave si tratados.
no se hace progresivamente, y aún
así siempre hay un riesgo)

Penicilina Entre 0.7% al 4%.


Las reacciones anafilácticas
son entre 4 y 15 casos por
cada 10.000 pacientes
tratados.

Afortunadamente la inmensa mayoría de los fármacos


no producen alergia en las personas. Si usted tiene algún tipo
de reacción sospechosa, coméntelo con su médico. Lo
primero que habrá que aclarar es si se trata de una reacción
adversa conocida o una posible alergia. Si existe la posibilidad
de una alergia al medicamento, ésta deberá ser estudiada y
diagnosticada en un Servicio de Alergología hospitalario, ya
que las pruebas que hay que realizar, deben realizarse en un
ambiente en el que se puedan tomar las medidas adecuadas si
aparece una reacción grave.

¿ES BUENO TOMAR TODOS LOS DÍAS UNA


ASPIRINA® PARA PREVENIR EL INFARTO?

El ácido acetilsalicílico está comercializado en diversas


dosis y nombres comerciales, siendo la Aspirina® la más
popular, pero no es precisamente la marca más empleada en
la prevención de los problemas cardiovasculares. La
Aspirina® tiene dos dosificaciones por vía oral: 150 mg
(infantil) y 500 mg, más dirigidas al tratamiento del dolor y la
fiebre; sin embargo, son más empleados para la prevención:
Adiro® (200 mg) y Tromalyt® (150 mg y 300 mg), éste
último con protección entérica y liberación retardada.
La cardiopatía isquémica - obstrucción de las arterias
coronarias que provoca la aparición del angor o angina de
pecho - y el infarto de miocardio, como última consecuencia,
son la principal causa de mortalidad en el mundo
desarrollado. Le sigue, dentro de las motivos cardiovasculares,
el accidente cerebrovascular agudo (ACVA), también llamado
Ictus cerebral, provocado por una trombosis en cualquier
territorio de las arterias cerebrales. En la formación de estas
dos enfermedades hay dos aspectos fundamentales: los
factores de riesgo que provocan la aparición de las mismas por
los fenómenos de arterioesclerosis y la precipitación del
síntoma clínico final por los fenómenos de la agregación
plaqetaria y formación de trombos en las partes más estrechas
y sensibles de las arterias.

Controlar los factores de riesgo

Los factores de riesgo cardiovascular son bien


conocidos y a su manejo dedicamos los médicos una parte
importante de nuestro trabajo. El hábito tabáquico constituye
el enemigo número uno en nuestra sociedad, ya que está
presente en la inmensa mayoría de las personas que padecen
estos problemas. La hipertensión arterial que abarca al 15-25%
de la población según las edades. La diabetes mellitus que
acelera los procesos arterioesclerosis, la padecen entre el 7 y
10% de la población. Las hiperlipoproteinemias - el famoso
colesterol - es otro factor de riesgo, la mayor parte de las veces
solo requiere modificaciones en la alimentación y el
sobrepeso, dejando los medicamentos para los casos más
graves o de asociación de varios factores de riesgo. La
obesidad por sí mismas y la ausencia de ejercicio físico
aeróbico constituyen otros factores de riesgo identificados,
aunque de menor gravedad que los anteriores.
La prevención primaria, es decir la que se realiza en
personas que no han padecido ningún episodio anginoso,
infarto agudo de miocardio o accidente cerebrovascular
agudo, consiste en modificar y eliminar los factores de riesgo
descritos anteriormente. En estos casos la toma de una dosis
baja de ácido acetilsalicílico no ha demostrado reducir la
mortalidad global, aumentando el riesgo de efectos adversos.
Lo más importante y principal es eliminar el tabaco, controlar
la tensión arterial, modificar una alimentación con excesos y
reducir el sobrepeso. La toma de aspirina no va a contrarrestar
los efectos perjudiciales de la presencia de estos factores de
riesgo.

Los antiagregantes plaquetarios

Las plaquetas -células sanguíneas que participan en la


coagulación - juegan un papel fundamental en la formación de
los trombos arteriales. Existen diversos medicamentos que
actúan inhibiendo el proceso de agregación plaquetaria,
mecanismo por el que se forma un trombo, pero es el ácido
acetilsalicílico el que más se ha estudiado y ha demostrado sus
excelentes propiedades preventivas en la reducción de la
mortalidad. Los estudios que han demostrado la eficacia de la
aspirina en este campo, se han realizado en pacientes que
habían padecido una infarto agudo de miocardio, una angina
inestable o un accidente cerebrovascular agudo o transitorio.
Se ha visto que el uso de una dosis baja de ácido acetilsalicílico
(150-300 mg) reducía la aparición de un nuevo infarto en un
32% y un nuevo ictus en un 27%. Asimismo la mortalidad
global por causas cardiovasculares se reducía un 15% entre las
personas que tomaban aspirina. La incidencia de cualquier
acontecimiento cardiovascular adverso resultaba reducida en
un 25%.
Todas estas cifras representan un beneficio muy
importante para las personas afectadas por estas
enfermedades. Incluso en el tratamiento del infarto agudo de
miocardio, la ingestión de 200 mg a 325 mg de aspirina
reduce la mortalidad de las dos primeras horas que son
cruciales para el pronóstico.
En resumen, si usted presenta algún factor de riesgo
cardiovascular, debe hacer todos los esfuerzos necesarios para
controlarlo, esa será la mejor actitud preventiva y no necesitará
tomar aspirina a dosis bajas. Si por el contrario, usted ha
sufrido algún problema coronario o cerebral, casi seguro usted
está ingeriendo aspirina para su tratamiento y prevención. La
dosis exacta no está bien establecida, no hay un estudio
concluyente a este respecto, pero probablemente con la dosis
más baja 150 mg (Tromalyt®) o 200 mg (Adiro®) al día será
suficiente. La tolerancia digestiva de las dosis bajas de aspirina
es aceptable y no impide su uso a la mayoría de los pacientes.

¿LOS MEDICAMENTOS PINCHADOS, ACTÚAN


ANTES Y SON MÁS FUERTES?

Muchas personas tienen el concepto de que los


medicamentos que se administran por vía intramuscular llegan
antes a su lugar de acción y son, en general, más fuertes y
beneficiosos que los medicamentos ingeridos por vía oral.
Frases como: "Doctor, si no me pincha no se me quita"; "Unas
buenas inyecciones seguro que solucionan el problema"; y
otras similares se escuchan a menudo en nuestras consultas.
La confianza en el éxito de las inyecciones no siempre
está fundada, depende del tipo de medicamento y de la
farmacodinamia del mismo, es decir, del grado de absorción
por las distintas vías, de la vida media del fármaco en plasma,
del metabolismo y su eliminación, y sobre todo, del tipo de
enfermedad que estamos tratando.
Si tratamos una infección grave que requiere un
ingreso hospitalario, la enfermedad se tratará con antibióticos
por vía intravenosa, dado que es la vía que más rápidamente
llega el medicamentos a su lugar de acción. Si estamos
tratando una lumbalgia de esfuerzo, el tratamiento analgésico y
antiinflamatorio tendrá igual eficacia si se administra por vía
oral que por vía intramuscular, y además, será más cómodo y
menos doloroso.
El origen de la confianza en los medicamentos
"pinchados" radica en la historia de la medicina y de los
medicamentos. La aparición de la penicilina supuso una
auténtica revolución, al ser el primer antibiótico que podía
curar las infecciones. Las primeras formulaciones de
Penicilina sódica, penicilina procaína y peniclina benzatina,
que fueron las primeras en utilizarse, son de aplicación
exclusivamente intramuscular. Este hecho, motivó que
durante muchas años, el concepto eficacia iba unido al de
inyección, provocando que las palabras antibióticos - eficacia -
inyección quedaran unidas en el pensamiento de muchas
personas.
Hoy en día, tenemos antibióticos potentes que se
utilizan en gérmenes con resistencias a otros antibióticos y en
infecciones profundas, como son las quinolonas, las
cefalosporinas de tercera generación, etc, y son administrados
por vía oral con un alto grado de eficacia.
La administración de medicamentos no es un
problema de por dónde se introducen en el organismo, sino
de la correcta elección, adecuada dosificación y suficiente
duración del tratamiento, para la enfermedad que debemos
tratar.

¿SI TENGO ÚLCERA DUODENAL, NO PUEDO


TOMAR NINGÚN MEDICAMENTO?

La úlcera gastroduodenal es una enfermedad muy


frecuente, se estima que aproximadamente el 10% de las
personas padecerán este problema a lo largo de su vida. Si
hiciéramos un estudio en un solo día, veríamos que el 1% de
la población está en este momento con un úlcera
gastroduodenal en fase activa.
Los estudios realizados en la última década han
establecido dos tipos de úlcera duodenal: las úlceras
relacionadas con Helicobacter pylori y las producidas por los
antiinflamatorios no esteroideos (AINE´s).
El Helicobacter pylori es un gérmen aislado en la
mucosa gástrica que puede ser la causa de la úlcera duodenal,
o al menos un colaborador necesario para su aparición. Hasta
ahora los tratamiento antiulcerosos, mediante la inhibición de
la acidez gástrica, conseguían la cicatrización temporal de la
úlcera, pero periódicamente (1 o 2 veces al año como
mínimo) brotaba de nuevo el dolor característico. En estos
casos, se administraban antiulcerosos a dosis bajas durante
tiempo indefinido para prevenir la nueva aparición de la
úlcera. Hoy en día, mediante la terapia erradicadora se
conseguiría eliminar la enfermedad sin volver a sufrir sus
molestias. Lamentablemente, todavía no existe una pauta
definitiva de medicamentos que tenga un alto grado de eficacia
y pocos efectos adversos. El ensayo combinado de diversos
antibióticos (amoxicilina, claritromicina, metronidazol) con
inhibidores potentes de la acidez gástrica (omeprazol), dará en
los próximos años una pauta definitiva para erradicar y curar la
enfermedad ulcerosa.
El otro gran grupo de úlceras gastroduodenales lo
constituyen las causadas por la ingestión de antiinflamatorios
no esteroideos (AINE´s). Estos medicamentos son de uso
habitual en las enfermedades reumáticas y en la patología
aguda osteomuscular que padecen cerca del 15% de los
españoles. Los salicilatos, emepezando por el ácido
acetilsalicílico (Aspirina® y otros) y otras sustancias químicas
comercializadas en productos muy conocidos como
Feldene®, Inacid®, Naprosyn®, Voltarén®, Neobrufen® y
muchos más, constituyen el grupo de AINE´s.
El mecanismo de producción de la lesión digestiva es
mixto. Existe un efecto directo sobre la mucosa de las paredes
digestivas, al entrar en contacto con ellas el medicamento, y
por otro lado, la inhibición de la síntesis de las prostaglandinas
- sustancias presentes en la inflamación - que provoca la
disminución del flujo sanguíneo de la pared digestiva y la
aparición de la lesión ulcerosa. Este mecanismo de acción
sistémica hace que el empleo de supositorios o de inyecciones
intramusculares no excluya el riesgo de padecer una úlcera
gastroduodenal, a pesar de que el medicamento no entre en
contacto directo con la mucosa digestiva.
De todos los medicamentos citados anteriormente, el
que más riesgo tiene de producir lesión digestiva es el
piroxicam (Feldene® y otros) y el que menos el ibuprofeno
(Neobrufen®). Todos los nuevos antiinflamatorios que se van
desarrollando buscan tener los menores efectos adversos
gastrointestinales, el tiempo lo demostrará.
Existen unos factores de riesgo muy claros para saber
qué personas pueden desarrollar una gastropatía por AINE´s.
Veamos cuáles son:

TABLA 10.
FACTORES DE RIESGO PARA LA APARICIÓN
DE LESIONES GASTRODUODENALES POR AINE´s

Probables Edad igual o mayor de 60 años.


Antecedentes de úlcera previa.
Dosis altas y mantenidas de AINE´s.
Tratamiento simultáneo de varios AINE´s.
Empleo conjunto de corticoides.

Posibles Sexo femenino.


No aclarados Fumadores.
Infección por Helicobacter pylori.

En resumen, tenemos dos grandes grupos de personas


en riesgo de tener lesiones digestivas por medicamentos
gastroerosivos. Por un lado, las personas que conocen la
existencia de su úlcera gastroduodenal y deben tener
precauciones para no activarla, y por otro, las personas de
edad avanzada que usan habitualmente este tipo de
medicamentos por sus problemas reumáticos, y presentan un
riesgo aumentado de lesiones digestivas.
La úlcera gastroduodenal asociada a la infección por
Helicobacter pylori es susceptible de realizar el tratamiento
erradicador y posteriormente evitar, en la medida de los
posible, la utilización de los AINE´s para evitar nuevas
lesiones.
Las personas con otros problemas digestivos como es
el reflujo gastroesofágico (hernia de hiato), presentan
fácilmente intolerancia y aumento de la acidez y el ardor al
usar este tipo de fármacos. En estos casos también conviene
ser prevcavido.
Contestando a la pregunta inicial, los afectados por la
úlcera gastroduodenal deben evitar, salvo necesidad clara y
bajo consejo médico, la toma de AINE´s de todo tipo,
incluyendo la aspirina. El resto de los medicamentos pueden
ingerirlos como cualquier otra persona. Muchos fármacos
tiene efectos adversos digestivos (naúseas, vómitos, dolor...), y
su aparición puede ocurrir en cualquier persona. Éste es un
problema de intolerancia digestiva, donde el ulceroso no es
diferente de los demás.
PARTE SEGUNDA

CONOCER LOS FÁRMACOS


PARA LA AUTOMEDICACIÓN
CONOCER LOS FÁRMACOS
PARA LA AUTOMEDICACIÓN
Al enfermo no palabras bonitas
sino eficaces remedios.

REFRÁN POPULAR

LOS FÁRMACOS PARA LA AUTOMEDICACIÓN. SUS


BENEFICIOS Y SUS RIESGOS.

En esta segunda parte vamos a desarrollar en


profundidad, los principales medicamentos utilizados en la
automedicación, para que usted se familiarice con ellos, con
sus ventajas e inconvenientes, y de esta manera, utilizarlos
correctamente. Describiremos las principales características
que definen a un fármaco: su modo de acción, sus
indicaciones y dosis, sus efectos adversos más significativos, las
interacciones con otros fármacos y por supuesto, las
precauciones y contraindicaciones que cada medicamento
tenga. Con esta información usted podrá optar y elegir el
fármaco más acorde a sus necesidades.

VII. LOS ANALGÉSICOS

109
El Ácido acetilsalicílico, la popular Aspirina®

El descubrimiento del ácido acetilsalicílico por Félix


Hoffmann en 1897, dentro del laboratorio de investigación de
la Farbenfabriken Bayer (fábrica de colorantes Bayer -el
negocio original de la compañía-), fue una importante
aportación a la terapéutica de la fiebre y el dolor en un
momento histórico donde los remedios existentes eran
ineficaces o excesivamente tóxicos. En esa época de finales del
siglo XIX, la primera causa de muerte eran las enfermedades
infecciosas, la mayor parte con un cuadro febril al que muy
poco se le podía aliviar. El ácido salicílico era la versión
moderna de una poción de hierbas de corteza de sauce
blanco, ya utilizada acertadamente por Hipócrates para el
alivio del dolor y la fiebre. Su ingestión producía importantes
naúseas y zumbidos de oídos que la hacían insoportable, por
lo que buscar un nuevo medicamento con menos efectos
adversos era una prioridad. El 10 de Octubre de 1897,
Hoffmann de 29 años de edad escribió en su cuaderno de
laboratorio la fórmula para modificar el ácido salicílico y
producir ácido acetilsalicílico. El primero en probarlo fue su
padre, inmovilizado por una grave enfermedad reumática, que
confirmó su gran mejoría sin el sufrimiento ocasionado por el
anterior producto.
El nombre comercial se acuñó en 1899, procedente
del nombre alemán del ácido acetilsalicílico Acetylspirsäure,
derivando en Aspirin, aspirina en español.
Es el medicamento más vendido de la historia
farmacéutica y hoy en día, casi 100 años después, conserva un
importante papel en la terapéutica.
El mecanismo de acción principal es a través de la
inhibición de la formación de precursores de prostaglandinas y
tromboxanos (sustancias básicas en los mecanismo de la
inflamación). Aunque la mayoría de sus efectos beneficiosos y
adversos se deben a este mecanismo, existen otras acciones
importantes, como su efecto como antiagregante plaquetario
(utilizado en la prevención y tratamiento de problemas
cardiovasculares).
Su inicio de acción es rápido, siendo completamente
absorbido en el estómago. Se metaboliza en el hígado y es
eliminado por el riñón.

TABLA 11.
INDICACIONES Y DOSIS DE LA ASPIRINA

- Tratamiento del dolor Usar en cuadros de dolor leve a


y de la fiebre. moderado.
Adultos: 325-650mg/4-6h según se
necesite.
Niños: 10-15mg/kg/dosis cada 4-6h.
No exceder 3.6gr/24h.

Existen otros muchos usos de la aspirina en el


tratamiento de otras enfermedades, pero todas ellas son bajo
prescripción e indicación médica: Artritis reumatoide y otras
afecciones reumatológicas (se utilizan fundamentalmente otros
antiinflamatorios), enfermedad de Kawasaki, fiebre reumática
aguda, accidentes isquémicos transitorios cerebrales en
varones, prevención secundaria del infarto agudo de
miocardio, en caso de angina inestable y, más recientemente,
en el tratamiento del infarto agudo de miocardio.

Sus efectos adversos son conocidos ampliamente. Los


más importantes son: dispepsia (malestar difuso en el área
gástrica), náuseas, ardor, dolor estomacal, hemorragia
digestiva, toxicidad hepática reversible. En personas alérgicas,
por ejemplo asmáticos con intolerancia a la aspirina, puede
aparecer rash (lesiones rojizas que recuerdan a la urticaria en
cara, tronco y brazos), angioedema (hinchazón de labios y
lengua que puede ocasionar dificultad respiratoria) e incluso
shock.
La sobredosis debe ser cuidadosamente evitada,
ateniéndose a la dosis recomendadas. Si hay una ingestión
accidental, por ejemplo en niños, debe trasladarse
inmediatamente a un centro sanitario para la inducción al
vómito y/o lavado gástrico, administrándose posteriormente
carbón activado y terapia de mantenimiento.
Presenta interacciones con diversos medicamentos, las
más destacadas son: aumento del efecto de los anticoagulantes
orales y la insulina; disminución del efecto de diversos
antihipertensivos. La acción de la aspirina es aumentada por el
ácido ascórbico -vitamina C-, al acidificar la orina. Su acción es
disminuida por los corticoides y los antiácidos.
Las precauciones y contraindicaciones de la aspirina
son un aspecto importante de destacar, dado que es donde
existe mayor riesgo de ocurrir problemas graves. Uno de los
más importantes es el síndrome de Reye. A principios de los
años 80 se descubrió un cuadro, raro pero muy grave, de
niños y jóvenes que en el curso de una varicela o con síntomas
gripales, desarrollaban una encefalopatía (confusión mental y
adormecimiento), hepatopatía aguda, vómitos e hipoglucemia.
El estudio epidemiológico descubrió la asociación con la
ingesta de salicilatos (aspirina y derivados). La disminución del
uso de la aspirina para el tratamiento de la fiebre en los niños
ha conseguido reducir el número de casos de una manera
importante. No se sabe cúal es el mecanismo de relación
entre la aspirina y esta enfermedad.

TABLA 12.
PRECAUCIONES Y CONTRAINDICACIONES
DE LA ASPIRINA
-Contraindicado en niños y adolescentes con síntomas gripales o
varicela por la posibilidad del síndrome de Reye.

-Usar con precaución en casos de insuficiencia renal.

-En pacientes con enfermedad péptico-ulcerosa. Se produce menos


sangrado digestivo con aspirina de cubierta entérica.

-Evitar en pacientes con alteraciones de la coagulación, anemia o en


tratamiento con anticoagulantes e hipersensibilidad a otros
antiinflamatorios.

-Suspender una semana antes de intervenciones quirúrgicas.

-Se debe evitar su uso durante el embarazo sobre todo en el tercer


trimestre. No usar durante la lactancia.
El medicamento se debe tomar con alimentos y con
un vaso lleno de agua.
A partir de esta información, usted puede usar
razonablemente la aspirina como un buen analgésico para
situaciones de dolor de cabeza, dolor muscular u otro tipo de
molestias dolorosas. En relación a los síndromes gripales, la
aparición del síndrome de Reye ha provocado que se
recomiende en mayor grado el paracetamol, en detrimento de
la aspirina. En otras patologías, si usted no está en ningún
grupo que contraindique su uso, su acción le será beneficiosa.

El Paracetamol, la competencia

El nombre original y por el que se le denomina en


Estados Unidos de América es acetaminofeno, cuya fórmula
es el N-acetil-para-aminofenol. En España utilizamos la
denominación introducida en la farmacopea inglesa en 1963:
paracetamol. Si ustedes ven algún producto cuyo principio
activo es el acetaminofeno es exactamente lo mismo que
paracetamol. Fue sintetizado originalmente en 1878 por el
bioquímico de Estrasburgo Joseph von Mering que observó
sus propiedades analgésicas y antipiréticas, pero erróneamente
pensó que era igual de tóxico que otro producto relacionado,
el para-aminofenol. Como otros mucho inventos, paso al
olvido más total hasta que en 1948, Bernard Brodie en la
Universidad de Nueva York redescubrió el producto -es el
metabolito activo de la fenacetina-, y objetivó la falta de
toxicidad que presentaba en relación al producto original. En
1953 se realizaron los estudios clínicos que demostraron una
potencia analgésica y antipirética similar a la aspirina,
comenzando su comercialización masiva.
En la década de los 50 se descubrió otra propiedad
que la haría crecer en su éxito. El paracetamol se podía
fabricar en forma líquida, a diferencia de la aspirina que se
descompone en esa forma, por lo que rápidamente se
implantó como el remedio idóneo para el tratamiento de la
fiebre en niños.
A lo largo de 40 años, el paracetamol ha mantenido
una importante competencia con la aspirina para ocupar ese
lugar privilegiado de primera línea en el tratamiento de las
enfermades más frecuentes y tratadas en forma de
automedicación.
Su mecanismo de acción como analgésico es
desconocido, aunque parece inhibir la síntesis de
prostaglandinas a nivel del sistema nervioso central y también,
en grado mínimo, periférico. Su efecto contra la fiebre se
realiza a través de una acción directa sobre el centro
hipotalámico regulador de la temperatura. Su absorción oral
es rápida y casi completa. La duración de la acción es de 3 a 4
horas, teniendo su efecto máximo entre la primera y tercera
hora. También se absorbe por vía rectal.
Su metabolismo es hepático y su eliminación a través del
riñón. En caso de sobredosificación uno de los metabolitos
(productos generados en su degradación) puede acumularse y
producir toxicidad hepática.
No se recomienda su uso a dosis altas, más de 10 días
seguidos en adultos y 5 días en los niños. Use siempre las
dosificaciones recomendadas.

TABLA 13.
INDICACIONES DEL PARACETAMOL
- Tratamiento de la fiebre y del dolor leve y moderado (desde un
dolor de cabeza o una gripe hasta la enfermedad artrósica).

- Alternativo a la aspirina en los casos de enfermedades que


contraindiquen su uso.

- A dosis profilácticas en los niños que reciben la vacuna DTP


(difteria-tétanos-tosferina) parece reducir la incidencia de fiebre y
dolor en el sitio de la inyección.

TABLA 14.
DOSIFICACIÓN DEL PARACETAMOL
Dosis adultos Dosis niños

Oral: 325-650mg/4-6h o 1g/6- Oral: 10mg/kg. de peso/4-6h.


8h. No sobrepasar 5 dosis en 24h.
No exceder 4gr/24h.
Rectal: 15-20mg/kg/4-6h.
En tratamientos prolongados la
dosis no debe exceder 2,6g/24h Entre 6-12 años: 325mg/4-6h.
en adultos y en niños mayores No sobrepasar 2.4gr/24h.
de 12años.
Entre 3-6 años: 120mg/4-6h. No
Rectal: 650mg/4-6h. No sobrepasar 720mg/24h.
exceder 4gr/24h.
Menores de 3 años: según peso.
Es difícil de adaptar el
fraccionamiento.

Sus efectos adversos a las dosis recomendadas son casi


inexistentes. Su principal peligro viene de la sobredosificación
o de su empleo a dosis altas de forma continuada durante
mucho tiempo. Se ha descrito hepatitis tóxica con la ingestión
crónica de 5 a 8 gramos al día durante varias semanas o bien
entre 3 y 4 gramos al día durante un año.
Su intoxicación puede ocasionar la muerte por
destrucción hepática. La dosis tóxica mínima es de 10 gramos
(140mg/kg), por encima de ella existe un grave peligro. Los
síntomas pueden ser nausea, vómitos, mareo y dolor en el
lado derecho del abdomen. En caso de ingestión masiva debe
realizarse lavado gástrico y administrarse posteriormente
carbón activado, por supuesto en un centro hospitalario. El
antídoto específico es la N-
acetil-cisteína oral lo más prontamente posible.
No presenta interacciones significativas con otros
medicamentos, sobre todo en su uso esporádico. Los
diabéticos que realizan pruebas de glucemia capilar con sus
propios aparatos deben tener en cuenta que puede alterar el
resultado, disminuyendo hasta en un 20% la cifra de glucosa.
La principal precaución debe tomarse en las personas
que presenten algún problema hepático conocido, las cuales
deberán evitar tomar más de 2 gramos al día de paracetamol.
No tiene contraindicaciones absolutas que impidan su uso.
Su uso durante el embarazo parece seguro en todos
los trimestres del mismo, siempre a dosis terapeúticas y en
pautas cortas. En la lactancia no se han observado efectos
adversos en lactantes.
Es un fármaco considerado de los más seguros y
eficaces, siempre que se use de la forma adecuada, para el
tratamiento del dolor leve y moderado, así como un buen
antipirético (de elección en niños). Es desde hace muchos
años, la principal alternativa a la aspirina.

El Ibuprofeno, otra posibilidad

En la década de los años 50, Stewart Adams médico


inglés, recibió el encargo de la compañía para la que trabajaba
de encontrar un potente analgésico y antiinflamatorio que no
tuviese los efectos adversos de los corticoides (potentes
antiinflamatorios que presentan importantes inconvenientes en
su uso prolongado). Tardó una década en encontrar en los
ácidos fenil propiónicos, uno que tuviese la suficiente eficacia
y seguridad. En 1966 salió al mercado el ácido 2-(4-
isobutilofenil) propiónico: Ibuprofeno. Hasta mediados de la
década de los 70, el ibuprofeno no encontró un lugar
adecuado en la terapéutica. El secreto consistión en ajustar las
distintas dosificaciones a los diferentes problemas de salud que
queríamos tratar.
Su mecanismo de acción es similar a la aspirina y el
paracetamol respecto a su acción analgésica y antipirética.
Tiene un efecto antiinflamatorio más potente que la aspirina a
sus dosis más altas. Su absorción oral es buena, mejor con el
estómago vacío. Se metaboliza en el hígado y se elimina en el
riñón.
Sus efectos adversos son poco frecuentes y
fundamentalmente en el área digestiva. A mayor dosis, mayor
probabilidad de presentar hiperacidez, náuseas, dolor
epigástrico (en la boca del estómago).
Sus interacciones son fundamentalmente con los
diuréticos (medicamentos empleados en el tratamiento de la
hipertensión arterial y la insuficiencia cardíaca) y con los
anticoagulantes orales (personas que toman Sintrom®) por
problemas valvulares, trombosis venosa o arritmias.

TABLA 15
INDICACIONES Y DOSIS DEL IBUPROFENO
- Analgésico: En dolor leve a moderado: 200-400mg/4-6h. No
sobrepasar los 3,2 gramos en un día.

- Dismenorrea (dolor menstrual): 400-600mg/4-6h.


- Antipirético:
* Dosis adulto: 200mg/6h. Si no responde 400mg/4-6h.

* Dosis niños: Entre 1 y 12 años: 5-10mg/Kg/6-8h.; hasta un


máximo de 40mg/Kg/día

Está contraindicado en aquellos pacientes que tengan


alergia o reacciones asmáticas con la aspirina y otros
antiinflamatorios, la úlcera gastroduodenal activa y en el tercer
trimestre del embarazo. Cualquier paciente que tenga alguna
enfermedad crónica deberá tener la precaución de evitar un
uso prolongado de este medicamento, administrándose la
dosis más baja eficaz.
El ibuprofeno constituye una buena alternativa para el
tratamiento del dolor leve a moderado y en el control de la
fiebre en niños y adultos. No es un medicamento de primera
elección.

Dentro de la familia de los antiinflamatorios no


esteroideos (AINE´s) existen numerosos productos
conocidos y recetados por los médicos. Esta es la razón para
que muchas personas los utilicen, en forma de
automedicación, para el tratamiento de sus problemas
artrósicos, lumbares, menstruales, etc. Por citar los más
famosos: Voltarén® (diclofenac), Feldene® (piroxicam),
Orudis® (ketoprofeno), Naprosyn® (naproxeno). Todos
ellos son medicamentos con receta médica. Salvo que su
médico le haya recomendado su uso para el alivio de sus
problemas, evite usarlos para el tratamiento de problemas
menores que no requieren la consulta médica. Tanto el uso
de aspirina, paracetamol o ibuprofeno podrá ser suficiente
para aliviarle, con un menor riesgo de efectos adversos. Los
antiinflamatorios no son analgésicos de primera línea y
deberán reservarse para situaciones valoradas por un médico.

Las Pirazolonas, medicamentos con receta

Las pirazolonas son un grupo de analgésicos de


enorme uso en nuestro país. Su principios activos son el
Metamizol y la Propifenazona. Nombrados así
probablemente no los conozcan, pero sus nombres
comerciales mas famosos seguro que sí: Nolotil® y Buscapina
compositum® contienen metamizol; Budirol® y el famoso
Optalidón® de nuestras madres y abuelas llevan como
principio activo propifenazona.
Como se expresa en el título, son medicamentos que
precisan la receta médica para su dispensación, pero la
realidad es que son consumidos en un gran porcentaje como
automedicación.
La razón para limitar su uso radica en sus potenciales
efectos adversos. El mejor estudiado ha sido el Metamizol, el
popular Nolotil®. Esta efcectos obliga a que un médico valore
el riesgo-beneficio de usar este medicamento o buscar otra
alternativa.
El riesgo más grave, y afortunadamente mas raro, es la
Agranulocitosis (desaparición de los leucocitos y linfocitos de
la sangre, lo que provoca graves infecciones oportunistas). El
riesgo medio de desarrollar agranulocitosis tras una semana de
tratamiento se ha estimado que es de 1.1 caso por cada millón
de personas que consumen el medicamento. Las reacciones
alérgicas cutáneas son más frecuentes: 4 a 11 casos por cada
1000 pacientes, pudiendo ser algunas severas. Su uso, también
se correlaciona con una mayor frecuencia de reacciones
alérgicas como broncoespasmo y otras. El riesgo de desarrollar
una reacción anafiláctica (estado de shock grave que amenaza
la vida) tras una inyección de metamizol es de 1 cada 5000
administraciones, sobre todo si la inyección se hace de forma
intravenosa rápidamente. Su tolerancia gástrica es excelente y
no se asocia a un riesgo aumentado de hemorragia digestiva, a
diferencia de los antiinflamatorios no esteroideos.
Sus indicaciones deberían limitarse al uso como
antipirético en situaciones graves o amenazantes para la vida
en las que otro antipirético no sea adecuado o esté disponible,
así como en el tratamiento del dolor moderado cuando otros
medicamentos están contraindicados.
No se recomienda su uso en el embarazo y la infancia.
El metamizol no está aprobado para su uso en países como
Inglaterra o Estados Unidos de América, donde no ha sido
autorizado para su comercialización.

La Propifenazona es usada también en nuestro país


de forma importante (hay 29 preparados que la contienen). El
Budirol®, en forma de supositorio, es un popular tratamiento
de la fiebre, y el famoso Optalidón® es un clásico de los
analgésicos, fundamentalmente dirigido al dolor de cabeza.
Anteriormente el Optalidón® llevaba asociado un barbitúrico
que actuaba de relajante, motivo por el cual muchas personas
han estado adictas a este producto durante mucho tiempo sin
saber la causa. Afortunadamente, hace tiempo que se retiró
esta asociación, quedando unicamente la propifenazona como
analgésico.
Tanto uno como otro no constituyen la primera línea
de tratamiento para estas afecciones, además de compartir
unos riesgos que hacen que estos medicamentos no sean los
idóneos para usar como automedicación.
VIII. LOS ANTIBIÓTICOS
La era antibiótica, una revolución

A principios del siglo XX, el 50% de las personas


morían antes de los 20 años y el 90% antes de los 50 años. A
los 40 años, los seres humanos estaban al límite de sus fuerzas.
En el año 1986 (últimos datos disponibles), la esperanza de
vida al nacer de los varones españoles era de 73,2 años y de
79,6 años para las mujeres. Son muchas las razones
socioeconómicas para justificar esta importante mejoría, pero
la contribución de los avances médicos ha sido debida en una
gran parte a los antibióticos, que han hecho desaparecer las
enfermedades infecciosas del primer lugar de la lista de causas
de muerte.
Esta revolución comenzó en 1929 con el hallazgo
casual de Alexander Fleming de un hongo que inhibía el
crecimiento de una colonia de estafilococos que dejó en su
laboratorio al irse de vacaciones. Fleming no pudo purificar su
sustancia, por lo que solo pudo aplicarlo en forma tópica
(sobre la piel) con poco éxito. A pesar de ello, Fleming pudo
describir propiedades, tales como su espectro de acción (sobre
qué tipo de bacterias era activa) y la aparición de resistencias
(las bacterias aprenden a defenderse del antibiótico dejando
de ser eficaz). En 1939 en Cambridge, al inicio de la Segunda
Guerra Mundial, Howard Florey y Ernst Chain buscaban
sustancias activas sobre las heridas y las complicaciones
infecciosas que aparecían en los campos de batalla. Ambos
consiguieron purificar la penicilina G y comprobar su eficacia
en enfermedades bacterianas de estreptococos y estafilococos.
Fleming, Florey y Chain compartieron el premio Nobel. Hasta
1945, la penicilina no se introdujo en los hospitales civiles para
el tratamiento de las bacterias que provocaban más
enfermedades y muerte: las neumonías, las complicaciones de
la faringoamigdalitis, las meningitis, la sífilis y las infecciones
cutáneas graves, entre otras.
Desde este descubrimiento, multitud de nuevos
antibióticos han ido incorporándose a la terapia de las
infecciones. Los años 60 marcaron el desarrollo de los
antibióticos de amplio espectro (ampicilina, tetraciclinas),
usadas masivamente por parte de los médicos. Un arma
eficaz contra determinadas infecciones bacterianas comenzaba
a utilizarse de forma indiscriminada ante todo tipo de
infecciones, muchas de ellas virales y autolimitadas.

¿Dónde actúan los antibióticos?

Las sustancias que habitualmente denominamos


antibióticos van dirigidas, en su mayor parte, a las infecciones
producidas por bacterias, pero sería mas propio hablar de
antimicrobianos para describir las posibilidades de acción
sobre distintos géneros biológicos. Las enfermedades
infecciosas de causa conocida están producidas por algunos de
los siguientes agentes: virus, rickettsias, bacterias,
mycoplasmas, chlamydias, hongos, protozoos y helmintos.
La mayor parte de las infecciones agudas que una
persona sufre a lo largo de su vida serán infecciones virales -
respiratorias en su mayor parte-, para las que no existe
tratamiento específico con ningún medicamento antiviral que
actúe con eficacia. En las últimas décadas se han desarrollado
auténticos fármacos contra los virus (por ejemplo: aciclovir
para las infecciones producidas por los Herpesvirus y el
Varicela-zoster, interferon para la infección sobre los virus B y
C de la hepatitis), pero la mayoría de las infecciones humanas
producidas por virus siguen sin tratamiento. Los virus
respiratorios tienen una gran capacidad de mutación, es decir,
solamente al pasar de una persona a otra en la cadena de la
infección, el virus ya no es exactamente igual, lo que complica
el diseño de una vacuna específica o de un medicamento que
actúe sobre ellos. Los virus Influenza (causantes de la gripe)
son de una gran estabilidad, lo que permite predecir y
desarrollar una vacuna eficaz de una temporada invernal a la
siguiente. La batalla contra las enfermedades virales
(sarampión, viruela, parotiditis, rubeóla, hepatitis B) está
siendo ganada gracias a la creación de vacunas que consiguen
crear una inmunidad natural suficiente para vencer a los virus,
cuando nos encontremos con ellos a lo largo de nuestra vida.
Las bacterias constituyen el grupo fundamental de
microorganismos contra los cuales se han creado antibióticos
que actúan con eficacia. La lucha contra el Streptococcus
pyogenes (faringoamigdalitis aguda), Escherichia coli (el más
frecuente en las infecciones urinarias), Neisseria meningitidis
(el más frecuente en las meningitis agudas), Streptococcus
pneumoniae (el más frecuente en las neumonías) y otros
cientos de gérmenes patógenos humanos, ha sido posible
gracias a los antibióticos descubiertos. En el futuro se
continuarán descubriendo nuevos fármacos para combatir las
resistencias que los microorganismos desarrollan.
Los otros agentes descritos: rickettsias, mycoplasmas,
chlamydias, hongos, protozoos y helmintos, tienen también
sustancias específicas que actúan sobre ellos. En algún caso
como las rickettsias, mycoplasmas y chlamydias tienen el
mismo tratamiento antibiótico que determinadas bacterias,
siendo eficaz para ambos.
Deseados pero mal usados

En torno a los antibióticos se ha creado una gran


expectativa cultural. Se espera de ellos la curación definitiva. El
resto de los tratamientos solo procuran alivio, mejoría o
control, tanto las enfermedades agudas como las crónicas. Por
esta razón, los antibióticos son valorados como el tratamiento
definitivo de una enfermedad, la máxima esperanza de
curación al administrarlo.
Los antibióticos son solicitados por los propios
pacientes en la consulta, incluso a pesar de un diagnóstico
médico de catarro común (enfermedad viral donde el
antibiótico no actúa). Los pacientes nos dicen: ¿Y si diéramos
un antibiótico, para prevenir o por si acaso?. Otros van
directamente a la farmacia, piden una marca conocida, casi
siempre Amoxicilina (Clamoxyl®, Ardine® son las mas
populares) y se la autoadministran ellos o a sus hijos.
En un reciente estudio, efectuado por la Sociedad
Española de Quimioterapia, se revisa la utilización de
antibióticos en nuestro país, obteniéndose unas interesantes
conclusiones. El 25% de los 80 millones de envases de
antibióticos consumidos en nuestro país ha sido en forma de
automedicación. Pero no solamente este hecho indica un mal
uso de estos medicamentos, sino también que solamente el
6,5% de los pacientes adultos y el 30,3% de los niños cuyos
médicos les han recetado una antibiótico, cumplen la
posología y la duración adecuada del tratamiento. La mayoría
abandonan el mismo al sentirse mejor.
La duración de un tratamiento no es un capricho
médico, sino el fruto del estudio de la acción de un antibiótico
sobre el germen y del tiempo necesario para conseguir su
eliminación del organismo. No retire el tratamiento al sentir la
mejoría. Se puede conseguir una reducción del número de
gérmenes de una infección y producirse el alivio de los
síntomas, pero al retirar el tratamiento vuelven a crecer y a
reinfectar, dado que no hemos conseguido eliminar
completamente la infección.
Las consecuencias de un mal uso generalizado son
importantes y desapercibidas para la mayoría de la gente. Los
microorganismos desarrollan resistencias a las sustancias que
pretenden destruirles. Es un fenómeno conocido desde
Fleming, pero que provoca importantes problemas cuando
afecta a gérmenes de frecuente aparición o cuya infección es
de especial gravedad. España presenta, a diferencia de otros
países europeos o americanos, una alta tasa de resisitencia del
Streptococcus pneumoniae (neumococo, causante de la forma
más frecuente de Neumonía) a la penicilina, tratamiento que
hasta hace poco era de primera elección en esta enfermedad.
Una de las causas aducidas es el uso masivo de penicilinas de
amplio espectro en nuestro país, a diferencia de otros países
de nuestro entorno.

Usar correctamente los antibióticos

Actualmente tenemos alrededor de 200


antimicrobianos disponibles para el tratamiento de las
enfermedades causadas por bacterias, parásitos, helmintos,
hongos y determinados virus. La aparición de enfermedades
como el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (S.I.D.A.)
ha hecho aumentar las resistencias a antibióticos que antes
eran sensibles, como ocurre en la Tuberculosis. Del buen
criterio general -médicos y pacientes-, dependerá la correcta
utilización de un arma terapéutica eficaz cuando es
racionalmente empleada.
Los antibióticos son medicamentos que precisan
receta médica, no hay ninguna excepción. Su utilización
precisa la valoración de un médico. Deje que su opinión
profesional decida su uso y después, cumpla correctamente el
tratamiento en su dosis y su duración. De esta forma,
conseguiremos los mejores resultados.

IX. LOS ANTIÁCIDOS


LOS ANTIÁCIDOS

Los medicamentos que contrarrestan la secrección


ácida del estómago son conocidos como Antiácidos. Son
utilizados frecuentemente para el alivio y tratamiento de
problemas digestivos como la indigestión, el reflujo
gastroesofágico, y sobre todo, la dispepsia. Durante muchos
años han constituido la única terapia contra la úlcera
gastroduodenal, pero a partir del año 1977 cuando estuvo
disponible en el mercado el primer antagonista de los
receptores H2: la Cimetidina (Tagamet®), y posteriormente
desde la Ranitidina (Zantac® y otros) hasta el actual
Omeprazol (Mopral® y otros), el tratamiento antiulceroso de
la úlcera con antiácidos ha pasado al olvido.

El viejo y amado Bicarbonato sódico

El tratamiento más extendido, incluso hoy en día, de


las pequeñas molestias digestivas que padecemos todas las
personas en alguna ocasión de nuestra vida (digestión pesada,
ardor, flatulencia) es el empleo de una o dos cucharadas del
popular Bicarbonato sódico. Todavía recuerdo a mi abuelo
tomar a puñados el bicarbonato para intentar aliviar, con poco
éxito, su sufrida úlcera duodenal.
El bicarbonato sódico tiene una acción rápida sobre la
acidez gástrica, pero lamentablemente de corta duración, lo
que provoca un "efecto rebote", es decir, aumenta la acidez
digestiva posteriormente a su toma, lo que motiva usarlo
nuevamente y en mayor cantidad. Si se usa frecuentemente el
bicarbonato, se puede provocar un círculo vicioso de alivio-
síntomas-alivio de negativas consecuencias. La composición de
sodio es perjudicial para aquellos pacientes que deban
restringir su ingestión por otras enfermedades: hipertensión
arterial, insuficiencia cardíaca e insuficiencia renal.
Por desconocimiento de todas estas razones, el
bicarbonato sódico tiene todavía una gran aceptación popular
(hay 12 fabricantes que lo comercializan). Es un medicamento
que debe caer en desuso y pasar a ser un simple recuerdo
histórico.

El Carbonato cálcico es otro componente habitual de


multitud de preparados antiácidos que llevan varias sustancias
en su interior. Tiene los mismo problemas que el bicarbonato
sódico, añadiéndose además, su facilidad para producir
estreñimiento.

Las sales de Aluminio y de Magnesio, una buena mezcla

El Hidróxido de Aluminio y el Hidróxido de


Magnesio son los antiácidos de elección para el tratamiento
automedicado de las molestias digestivas transitorias y leves.
Su mecanismo de acción es similar al bicarbonato, es
decir, neutraliza el ácido existente en el estómago, sin tener un
efecto directo sobre su producción. Produce un aumento del
Ph (menos ácido y más alcalino) del contenido estomacal,
aliviando de esta manera los síntomas de la hiperacidez. Se
absorben en el intestino pequeñas cantidades de Aluminio y
un 10% de Magnesio. El inicio de la acción es mas lento que
para el bicarbonato, pero su acción será más prolongada, y por
lo tanto, más eficaz. La presencia de alimentos en el estómago
retrasa su vaciamiento y permite un mayor tiempo de acción
neutralizante.
TABLA 16.
INDICACIONES Y DOSIS DE ANTIÁCIDOS
-Alivio sintomático de las molestias gastrointestinales asociadas
a acidez.
- Individualizar en función de la respuesta.
- Se recomienda la toma oral de 1 a 4 cuharaditas de
forma esporádica.
- Si lo síntomas son persistentes se puede tomar 1 a 4
cucharadas o comprimidos media hora y una hora
después de las comidas.
- Si es preciso se puede tomar una dosis complementaria
dos horas después, sin sobrepasar 6 tomas en 24 horas.
Las formas farmaceúticas líquidas o en polvo se
consideran más eficaces que las sólidas.

* Si sus síntomas persisten debe consultar a un médico.


* Si usted está diagnosticado de reflujo gastroesofágico o úlcera
gastroduodenal, salvo un uso esporádico, los antiácidos no
constituirán el principal tratamiento de su enfermedad

Los efectos adversos más frecuentes son debidos a las


propiedades astringentes del Aluminio (produce
estreñimiento) y las laxantes del Magnesio. Los preparados
mezclados ofrecen la ventaja de compensar ambos efectos,
aunque en algunas personas, puede predominar una acción
sobre la otra. Ocasionalmente, pueden producir naúseas y
vómitos. A altas dosis o en tratamientos prolongados, pueden
provocar un síndrome de deplección de fosfatos (anorexia,
malestar, debilidad muscular), así como cálculos urinarios,
osteomalacia y osteoporosis (dos formas de descalcificación
ósea).

TABLA 17.
PRECAUCIONES Y CONTRAINDICACIONES
DE LOS ANTIÁCIDOS

* Embarazo:
En general, los antiácidos se consideran seguros siempre
que se eviten dosis crónicas elevadas.
* Lactancia:
No se han descrito problemas en humanos.
* Pediatría:
Extremar la precaución en niños pequeños (hasta los 6
años). Se debe hacer un diagnóstico médico adecuado
antes de recomendar su uso.
* Geriatría:
Algunos trabajos no recomiendan la utilización de
antiácidos que contienen aluminio en este tipo de
pacientes, ya que sugieren que el Aluminio puede
contribuir al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer
(Demencia senil), y además puede agravar la
descalcificación ósea.

Los antiácidos pueden interaccionar con multitud de


medicamentos interfiriendo en la absorción de los mismos,
como por ejemplo: sales de hierro, tetraciclinas, ciprofloxacino
y otras quinolonas, digoxina, antiinflamatorios, corticoides,
ranitidina, vitaminas liposolubles y betabloqueantes como el
propranolol. Se aconseja espaciar entre 1 y 2 horas la toma de
los antiácidos con estos medicamentos. La administración
conjunta con dicumarol (Sintrom®) puede aumentar la
absorción de éste y producir un mayor efecto anticoagulante.
En la insuficiencia renal se emplean jarabes de
hidróxido de Aluminio para reducir la fosfatemia. El
hidróxido de magnesio puede elevar la magnesemia a límites
patológicos. Deberán usarse con precaución y supervisados
por su médico.
Los antiácidos son medicamentos muy útiles para
aliviar transitoriamente síntomas digestivos que muchas
personas sufren a lo largo de su vida. Usados correctamente,
son un buen ejemplo de fármacos útiles para la
automedicación.

X. LOS ANTISÉPTICOS
LOS ANTISÉPTICOS

Los antisépticos son unas de las sustancias químicas


más usadas en el mundo para el autocuidado. La cura de
heridas leves, pequeñas quemaduras u otras circunstancias de
infección superficial, son habitualmente solucionadas en el
ámbito doméstico. Sin embargo, existen muchos tópicos
erróneos en el manejo de estas sustancias que intentaremos
aclarar a continuación.
Primeramente, veamos la diferencia que hay entre un
antiséptico y un desinfectante para usar con propiedad ambos
términos. Un antiséptico es una sustancia química que se
emplea superficial o profundamente sobre tejidos vivos para
destruir o disminuir la proliferación de microorganismos, sean
éstos bacterias, hongos o virus. Es decir, se aplica sobre seres
humanos. Un desinfectante es una sustancia que se aplica
sobre objetos inanimados como son el material quirúrgico, los
suelos, el material de exploración médica, etc; usándose
sustancias diferentes, o bien, los propios antisépticos a
concentraciones mucho más elevadas. Por lo tanto,
hablaremos exclusivamente de los antisépticos y de su acción
sobre las personas.

El Alcohol Etílico

El alcohol es el antiséptico más extendido, y


probablemente, presente en casi todos los hogares de nuestro
país. Está disponible en 2 concentraciones: 70% y 96% en
forma pura, y comercializado también en combinación con
otros antisépticos. La concentración idónea para su aplicación
cutánea es al 70%, dado que su uso al 96% es enormemente
irritante sobre cualquier tipo de herida, aunque sea mínima.
El alcohol es un buen bactericida sobre piel sana
(elimina adecuadamente las bacterias), pero no es tan eficaz
para la contaminación por hongos y virus. Dadas estas
características su uso en heridas abiertas no es del todo
adecuado. No consigue eliminar adecuadamente todas las
posibles contaminaciones que puedan ocurrir, además de ser
muy irritante.
Sus indicaciones actuales están muy limitadas dada la
existencia de mejores antisépticos. Principalmente se utiliza
previamente a la aplicación de cualquier inyección sea
intramuscular o intravenosa (sacar sangre para un análisis). El
tiempo de aplicación del alcohol sobre la superficie cutánea es
importante para garantizar la eliminación de las bacterias
superficiales de la piel. La típica friega rápida solo consigue
eliminar el 75% de la colonización de la piel, requiriéndose
humedecer la piel durante 2 minutos con alcohol etílico para
eliminar el 90% de las bacterias presentes en la superficie.
La otra indicación habitual es la aplicación de una gasa
empapada sobre el ombligo del recién nacido hasta que éste
se desprende espontáneamente, alrededor de la semana de
vida. En esa edad, no se pueden utilizar otros antisépticos que
comentaremos posteriormente, por lo que el alcohol etílico al
70% es el antiséptico de elección en estos casos.
Un uso muy popular del alcohol etílico es su empleo
como vehículo para la realización de friegas cutáneas y
musculares (alcohol con esencia de romero o alcanfor). Su
agradable aroma es su mejor publicidad, sin embargo, es
necesario saber que la aplicación repetida sobre la piel del
alcohol produce sequedad cutánea e irritación, por lo que
deberá ser usado moderadamente.

El Agua Oxigenada
El Peróxido de Hidrógeno, nombre químico del Agua
Oxigenada, es otro viejo y conocido antiséptico de gran uso en
nuestro país. Siempre ha tenido mejor prensa entre los niños
dado su carácter no irritante, a diferencia del "escozedor"
alcohol; además sus burbujas lo hacía más simpático y mágico
a los ojos infantiles. Sin embargo, peca de defectos
importantes que provoca que su uso como antiséptico sea
bastante limitado.
La duración de su acción química en contacto con la
piel es brevísima, por lo que no garantiza una acción profunda
y eficaz en la eliminación de los gérmenes presentes en las
heridas superficiales. Tiene otro problema añadido, la acción
antimicrobiana disminuye en presencia de materia orgánica
(tejidos cutáneos y grasos de la dermis), por lo que el resultado
final es insuficiente.
Cuando la herida tenga una importante suciedad
(restos de tierra adheridos al fondo de la herida, por ejemplo)
puede contribuir, junto al chorro de agua y jabón con el que
hay que lavar la herida, a sacar a la superficie los restos de
suciedad que estén en su interior.
Otra indicación útil del agua oxigenada consiste en su
dilución al 50%, es decir mitad de agua corriente templada y
mitad de agua oxigenada, para su aplicación como
reblandecedor del cerumen y de los tapones que se originan
en el conducto auditivo externo. Este frecuente problema
puede ser prevenido de una manera cómoda y barata,
mediante la limpieza del conducto una vez a la semana. Esto
evita el endurecimiento y la acumulación del cerumen, que de
forma normal se va produciendo en nuestro conducto
auditivo. Con un cuentagotas o una pequeña jeringa se
introduce en el interior del conducto, inclinanado la cabeza
para evitar su derramamiento, al menos durante 2 o 3
minutos.
Se aplica tqambién en el taponamiento de las
hemorragias nasales. Este problema puede ser controlado
introduciendo la mayor cantidad posible de gasa o de algodón,
impregnado en agua oxigenada, en la fosa nasal sangrante.
Una vez controlada la hemorragia, conviene que permanezca
taponada durante 24 horas para evitar su recaída.
Como hemos visto es una antiséptico limitado, pero
tiene otras aplicaciones muy interesantes para el autocuidado.

La Mercromina® de nuestra infancia

La imagen de niños con frentes, codos y rodillas


teñidas de rojo ha sido común en las calles españolas durante
muchos años. Es muy probable que la Mercromina® esté
presente en la mayoría de los botiquines caseros de nuestros
hogares.
Su principio activo es la Merbromina o
Mercurocromo, un producto mercurial que junto al
Tiomersal constituyen un grupo de antisépticos.
La Mercromina® es el preparado comercial más
popular, aunque existen en el mercado 19 productos con el
mismo contenido bajo distinto nombre.
Lamentablemente su popularidad no va pareja a su
eficacia. La merbromina tiene una actividad bacteriostática
débil (no mata las bacteria sino que disminuye su
crecimiento), siendo menos potente que el alcohol etílico.
Este problema de falta de acción se ve agravado por su
inactivación por la presencia de sangre o suero, algo muy
difícil de evitar en una herida.
Los efectos adversos que pueden desarrollar, además
de la tinción de la piel son de dos tipos. En primer lugar
pueden desencadenar un eczema de contacto en personas
sensibilizadas, pero su problema más grave sería la toxicidad
mercurial que podría aparecer por absorción cutánea, tras su
empleo en grandes dosis sobre zonas amplias de piel.
Su poca actividad antiséptica, unido a sus problemas
de empleo, hacen de la merbromina un recuerdo de épocas
pasadas y no un antiséptico con presente y futuro.

Las fórmulas magistrales

Existen varios antisépticos, no comercializados, que se


preparan como fórmulas magistrales en las farmacias. Son
recomendados por los médicos para el tratamiento de varias
situaciones comunes, y susceptibles de uso como
automedicación: Sulfato de Cobre y el Sulfato de Zinc.
Ambos antisépticos tienen una acción astringente, es
decir, se utilizan para el tratamiento de heridas exudativas (que
producen mucha serosidad), dado que actúan como secante
favoreciendo la cicatrización. El más usado es el Sulfato de
Cobre, aunque son equivalentes en potencia y acción.
Se preparan de una manera muy sencilla a la
concentración de 1 por mil (1 gramo de sulfato de cobre o
zinc diluido en un litro de agua) o sus equivalencias en un
menor volumen. Se aplican como compresas húmedas,
impregnando las gasas en el líquido y colocándolo sobre la
herida exudativa, lo que provoca su secado. Un ejemplo útil y
frecuente es su uso en las calenturas, llamadas así a las lesiones
del Herpes labialis. Estas lesiones alrededor de la boca de tan
frecuente aparición, pueden ser aliviadas y acortado su
período de evolución con la aplicación frecuente, entre 6 y 8
veces al día, de compresas empapadas en sulfato de cobre.
Esto mismo puede realizarse también en la lesiones
producidas por el Herpes Zoster, enfermedad producida por
un virus distinto, pero de similares características cutáneas.
Ambos productos tienen la ventaja de no colorear las
lesiones, aunque su uso repetido puede provocar una
sequedad intensa.
Otro producto muy usado antiguamente es el
Permanganato potásico. Tiene también propiedades
astringentes, pero es enormemente irritante, incluso a
concentraciones de uso muy bajas (0.01%), por lo que debe
quedar en el recuerdo y no usarse en la actualidad.

Los mejores antisépticos: Clorhexidina y Povidona Yodada

La Clorhexidina (Hibiscrup® y otros) es una


antiséptico de gran uso en los medios sanitarios, como jabón
quirúrgico, para la limpieza de materiales, curas de heridas
sucias, etc. Es un buen bactericida -elimina las bacterias-,
actuando también sobre virus y hongos. Actúa con rapidez,
persistiendo en su acción durante tiempo. Las
concentraciones empleadas obligan a realizar preparaciones
diluidas cada día, al perder acción y estabilidad transcurridas
24 horas.
Los preparados comerciales para uso libre
(Cristalmina®, Cristalcrom® y otros) vienen disponibles a una
concentración del 1%, superior al 0.05% recomendado para
su aplicación como antiséptico tópico en heridas. Este matiz es
importante a la hora de recomendar un antiséptico, dado que
concentraciones superiores a las recomendadas provocan
irritación e intolerancia cutánea.
Dadas estas características, y a pesar de ser un buen
antiséptico, no me parece recomendable su uso como
antiséptico fuera de los centros sanitarios.
La Povidona Yodada (Betadine® es el más popular)
constituye el antiséptico de elección para la mayoría de las
circunstancias, tanto en el ámbito sanitario como en los
botiquines caseros. El Iodo elemental es un potente agente
antimicrobiano, cuyas propiedades antisépticas son conocidas
desde mucho tiempo. Es activo frente a bacterias, hongos,
virus y protozoos.
La tintura de Yodo ha sido muy utilizada y es un
excelente bactericida, pero tiene la desventaja de producir una
coloración duradera de la piel y ser muy irritantes en su uso
no diluido. Para evitar este problema se desarrolló la Povidona
yodada. La solución al 10% es la más utilizada para su
aplicación sobre la piel, en heridas superficiales o pequeñas
quemaduras. Otros preparados a diluciones menores 0.2%,
0.3% y 0.4% se usan como antiséptico bucal, faríngeo o
vaginal.
Su uso repetido puede provocar dermatitis de
contacto, y su aplicación sobre grandes superficies de piel
puede provocar absorción de cantidades tóxicas de Iodo.
En heridas profundas con pérdida de piel, úlceras
venosas en piernas y úlceras de presión -en ancianos
inmovilizados-, provoca un retraso en la cicatrización por
inhibición de las células de la profundidad de la piel
(fibroblastos), que son las encargadas de realizar la
regeneración y cicatrización de la herida. Por ello, este
antiséptico no será de primera elección en estos tipos de
heridas, realizándose las curas bajo control del médico y la
enfermera.
La presencia de sangre disminuye moderadamente su
actividad, por lo que previamente a su aplicación deberá
lavarse la herida con agua y jabón, agua oxigenada o suero
fisiológico y después colocar el antiséptico.
La povidona yodada es espermicida, por lo que si se
desea la fecundación, no usar este antiséptico en forma
vaginal, dado que disminuiría la proporción de
espermatozoides y dificultaría la concepción. Su poder
espermicida no garantiza una acción anticonceptiva suficiente.
En la actualidad, la Povidona Yodada constituye el
antiséptico de elección en el tratamiento de la mayoría de las
circunstancias que pueden ocurir en una familia. Es el
antiséptico necesario para el botiquín familiar, olvidando y
desterrando anteriores costumbres y medicamentos que han
sido superados en eficacia por la Povidona Yodada.

La Clorhexidina (Hibitane dental®) y la Povidona


Yodada (Betadine gargarismos®) se utilizan muy
frecuentemente como antiséptico oral y faríngeo. Solamente
está indicado en el manejo de gingivitis y estomatitis
bacterianas y en la disminución de la placa dental. Es
necesario saber que su uso repetido porduce alteraciones del
gusto y escamación de la lengua, por lo que su uso será
moderado.
TABLA 18.
INDICACIONES Y USO DE LOS ANTISÉPTICOS

ALCOHOL ETÍLICO * Preparación de la piel para una


70% inyección.
* Antisepsia del ombligo del recién
nacido.
* Masaje cutáneo

AGUA OXIGENADA * Limpieza de heridas.


* Reblandecedor del cerumen del
oído.
* Taponamiento de las hemorragias
nasales.
MERBROMINA * No recomendable.
SULFATO DE COBRE * Heridas que producen mucha
Y ZINC secrección.
* Muy útil en Herpes labial y
Herpes Zoster.
CLORHEXIDINA * Limpieza de heridas y materiales.
Poco útil en un domicilio
POVIDONA YODADA * Antiséptico de elección para la
mayoría de las heridas y pequeñas
quemaduras que pueden afectar a
una familia y son autotratadas.

XI. LOS ANTIHISTAMÍNICOS

LOS ANTIHISTAMÍNICOS

La Histamina es una sustancia química presente en el


cuerpo humano en multitud de localizaciones. Realiza un
papel muy importante en la modulación de las reacciones
alérgicas, en la secrección de los ácidos gástricos y en las
funciones del cerebro, entre otras.
Se han descrito hasta el momento 3 tipos principales
de receptores (lugares que reciben la histamina y provocan
una reacción farmacológica), denominados H1, H2 y H3, cuya
repercusión clínica es muy diferente.
En este apartado nos vamos a referir a los
medicamentos que actúan sobre los receptores del primer tipo
(antihistamínicos H1), dado que los antihistamínicos H2 son la
Cimetidina (Tagamet®), Ranitidina (Zantac®) y otros, que
actúan en la secrección gástrica y son utilizados en el
tratamiento de la úlcera gastroduodenal y el reflujo
gastroesofágico. Actualmente, son medicamentos con receta
médica, aunque en un futuro próximo serán medicamentos
de venta libre, siguiendo el ejemplo que inició Dinamarca en
1989. Los antihistamínicos H3 son en este momento objeto de
investigación farmacológica y no existe en el mercado
farmacéutico, en el momento actual, ningún medicamento de
estas características.
Los antihistamínicos se sintetizaron a principios de la
década de los años 40, y comenzaron a usarse inicialmente en
el tratamiento de los procesos alérgicos, fundamentalmente en
la Fiebre del Heno o Polinosis. Los pacientes que presentaban
los desagradables síntomas primaverales de estornudos, goteo
nasal, irritación conjuntival, hinchazón de párpados, picor de
garganta, etc, pudieron verse aliviados gracias a estos
medicamentos. Otro momento importante ocurre a finales de
los años 70 cuando aparece el primer antihistamínico H1 que
no producía tanta sedación (principal efecto adverso) como es
la Terfenadina (Triludan®), medicamento que actualmente
precisa receta médica.
En la actualidad disponemos de antihistamínicos para
uso libre que cubren diversas acciones interesantes para la
automedicación.

Luchar contra la alergia y el picor


La Rinoconjuntivitis alérgica primaveral es una
enfermedad muy extendida en la población. Los típicos
síntomas descritos anteriormente, aparecen habitualmente
desde el mes de Febrero hasta el mes de Junio, y son
provocados por la floración y extensión del polen que generan
multitud de especies -desde el olivo a las gramíneas-. El
tratamiento de elección son los antihistamínicos por vía oral,
que alivian dichos síntomas, independientemente del
tratamiento de fondo que se vaya a emplear -
hiposensibilización con vacunas o no-, según la intensidad o
gravedad del caso.
El prurito (picor) es un síntoma que aparece en
diversas enfermedades o situaciones pasajeras. Muchas
enfermedades de la piel tienen el picor como síntoma
principal junto a las lesiones típicas que ayudan al diagnóstico.
Las personas que padecen Dermatitis Atópica -muy frecuente
en niño y jóvenes-, la xerosis cutánea (piel seca), las picaduras
de insectos, las lesiones de la Urticaria aguda (grandes
habones), y otras situaciones que cursan con picor, pueden
beneficiarse del uso de los antihistamícos por vía oral para el
alivio de sus síntomas.
Disponemos 4 principios activos para su uso como
automedicación por vía oral, algunos muy populares, son:
Clemastina (Tavegil®), Clemizol (Alercur®), Difenhidramina
(Benadryl®) y Dexclorfeniramina (Polaramine®).
La principal limitación a su uso son los efectos
adversos: sedación y somnolencia. Todos los antihistamínicos
H1 de primera generación comparten estos importantes
efectos adversos que limitan su empleo por los potenciales
problemas que conlleva ingerirlos, y llevar a la vez, una vida
laboral o estudiantil activa. Las dificultades para la
concentración en tareas delicadas, el manejo de vehículos o
materiales de riesgo, la posibilidad de caídas, etc, son
argumentos importantísimos que limitan el uso. En este
aspecto nos encontramos con una contradicción: los
antihistamínicos de 2ª generación como Terfenadina
(Triludan®), Astemizol (Hismanal®), Loratadina (Clarytine®)
y otros, precisan la receta médica para su dispensación a pesar
de ser más seguros y disminuir estos efectos adversos,
mientras que, los antihistamínicos de 1ª generación, que
aparecieron en primer lugar y presentan dificultades para su
utilización, tienen autorizada su venta libre. El grado de
eficacia obtenido para el control de los síntomas alérgicos es
similar entre los antiguos y los nuevos antihistaminicos,
mientras que para aliviar el picor, los antihistamínicos de 1ª
generación resultan más efectivos.
De los cuatro antihistamínicos reseñados, los de
mayor experiencia de uso y mayor facilidad al dosificar son la
Difenhidramina y la Dexclorfeniramina, que a continuación
detallamos.

TABLA 19.
ANTIHISTAMÍNICOS H1 DE USO GENERAL

Difenhidramina Comprimidos de 25 y 50 mg. Solución


(Benadryl®) que contiene 12,5mg/5ml.

DOSIS ADULTOS: 1-2 comp. / 6-8h.


DOSIS NIÑOS MAYORES DE 1
AÑO: 5mg/Kg/día repartido en 4 tomas.

Dexclorfeniramina Comprimidos de 2mg y de 6mg de


(Polaramine®) liberación lenta. Solución que contiene
2mg/5ml.

DOSIS AULTOS: 1 comp de 2mg/6h. 1


comp de 6mg/12h.
DOSIS NIÑOS: 0,04mg/Kg/6h.
Un agradable viaje en coche y barco

La Cinetosis o mareo cinético, es decir, el mareo


producido por el movimiento, es un hecho frecuente que
ocurre principalmente en personas poco acostumbradas a
desplazarse por estos medios de transporte. El causante de
estos síntomas es el órgano vestibular, que recoge la
información en el oído interno sobre nuestra posición y
nuestros desplazamientos sobre la superficie. Al recoger unos
movimientos a los que no está acostumbrado, produce los
desagradables síntomas de mareo, naúseas, etc.
Los antihistamínicos son los medicamentos de
elección, existiendo dos de ellos más especializados en actuar
en estos síntomas: Dimenhidrinato (la popular Biodramina®)
y la Meclozina (Chiclida® y otros).
Las principales diferencias entre ambos, se reseñan en
la siguiente tabla:

TABLA 20.
MEDICAMENTOS CONTRA EL MAREO CINÉTICO
Dimenhidrinato Meclozina
(Biodramina®) (Chiclida®)

- Corta duración. Se puede - Su acción dura 12 horas.


repetir a las 4 horas. - No se usa en menores de 6
- Puede administrarse a niños. años.
- DOSIS ADULTOS: 1-2 - DOSIS ADULTOS: 1 o 2
comprimido antes del viaje. comprimidos, chicle o caramelo
1 chicle al empezar los antes de empezar el viaje
síntomas.
- DOSIS NIÑOS: De 1 cuarto a
1 comprimido entero según la
edad (desde los 2 años)

Las pomadas contra las picaduras

Unos de los productos más populares y vendidos en


los meses veraniegos, son las pomadas que contienen
antihistamínicos para el alivio de las frecuentes picaduras de
mosquitos, o peor de avispa, que suceden en playas y campos.
Estos medicamentos siempren han gozado de gran aceptación
popular y están presentes en los botiquínes caseros de muchos
hogares.
Los más conocidos son la Talquistina®, Fenergán
tópico® y Polaramine tópico®. Cada uno de ellos contiene
un antihistamínico, que al aplicarlo por vía cutánea en la zona
inflamada por la picadura -llena de histamina-, consigue
reducir el tamaño de la pápula y el picor ocasionado.
Teóricamente su acción sería beneficiosa, pero
lamentablemente, en el curso de este tratamiento puede
ocurrir un fenómeno muy desagradable, y que puede persistir
posteriormente, como es la fotosensibilidad. La exposición a
los rayos solares de la piel cubierta por un antihistamínico
tópico puede favorecer este fenómeno, que produce unas
lesiones dolorosas con enrojecimiento, ampollas y una gran
irritación de la superficie cutánea.
No siempre ocurre esta reacción, pero el tratamiento
de una picadura, tan molesta e incómoda, puede realizarse
con otros medicamentos que no provocan fotosensibilidad,
siendo igualmente eficaces en el alivio de los síntomas. El
empleo del Amoníaco (After Bite®), el Mentol frío
(Icespray®) o incluso los anestésicos tópicos como la
Lidocaína (Aeroderm pomada®) son mas que suficientes,
como explicaremos en el capítulo 25.
Sería deseable que el popular uso de los
antihistamínicos por vía tópica disminuyera hasta desaparecer.
No está justificado exponer la piel a una reacción por efecto
solar al intentar aliviar una picadura leve. Ésta desaparecerá en
pocos días, y salvo los primeros momentos desagradables, no
provoca mayores molestias.

Menos tos, pero el moco más espeso

Los antihistamínicos son también usados para aliviar la


tos que se produce en las infecciones respiratorias de
cualquier tipo. Algunos de los medicamentos más vendidos
como automedicación en nuestro país se encuentran en este
grupo, como por ejemplo el Bisolvon compositum®, popular
jarabe que contiene una mezcla de diversos medicamentos,
entre ellos dos antitusígenos (codeína y difenhidramina). Otros
preparados populares son el Polaramine expectorante® y el
Benadryl expectorante®, pero cabría preguntarse, ¿de verdad
se expectora más y mejor?.
Los antihistamínicos actúan disminuyendo la
estimulación de los receptores de la tos, pero existe un efecto
contrario derivado de su acción anticolinérgica (otro
neurotransmisor) que provoca un aumento de la sequedad de
las mucosas, resultando el moco más espeso. Si el aumento de
la producción de moco es normal en las infeccciones
respiratorias, y además lo hacemos un poco más espeso, la
supuesta propiedad "expectorante" de los jarabes
antihistamínicos sería cuestionable. Otro aspecto importante
es la falta de ensayos clínicos contrastados que avalen que
realizar esta terapia aporta una mejor y mayor curación a este
proceso.
En mi opinión, el uso de jarabes antihistamínicos no
es apropiado para el tratamiento de la tos producida en
infecciones con aumento de la producción de moco. Del resto
de los antitusígenos hablaremos posteriormente.

La Ciproheptadina, un caso aparte

La Ciproheptadina es el ingrediente más utilizado (21


preparados comerciales) en los productos dirigidos a estimular
el apetito. La preocupación por la falta de apetito - sobre todo
en los niños ya que en la edad adulta parece ser lo contrario -
de muchas familias, ha creado la necesidad de que existan
preparados farmacéuticos para esta función.
Dentro de los efectos adversos que presentan los
antihistamínicos, la ciproheptadina destacaba del resto en
acentuar el apetito, sin disminuir ninguna de los otros, es
decir, presenta somnolencia y sedación con la misma
intensidad que sus homólogos. La industria farmacéutica vió
una posibilidad de oro en explotar este efecto secundario, y
responder a la demanda social existente para estimular el
apetito.
El preparado comercial que presenta la
ciproheptadina sóla es el Periactin®, medicamento que no
precisa receta para su dispensación. Asimismo, existen 20
preparados más en donde se mezclan toda la variedad posible
de vitaminas y aminoácidos con supuesta acción sobre el
apetito. Estos productos se están empleando para estimular
"inapetentes", que en la mayoría de los casos, o no precisan
comer más de lo que comen si su crecimiento pondoestatural
(peso y talla) son normales, o simplemente tienen mal
educados sus hábitos alimenticios por caprichos y ansiedad
familiar.
Convendría pensárselo dos veces antes de usar estos
medicamentos en nuestros hijos. Su rendimiento físico y
escolar va a verse mermado por los efectos adversos del
medicamento, a pesar de todos los filetes que se van a comer.
Además, nada más retirar el medicamento desaparece su
efecto sobre el apetito, ¿va a estar dándoselo toda la vida hasta
la mayoría de edad?.
Otro grupo susceptible de usar estos medicamentos
son los ancianos, ya que presentan una disminución de sus
necesidades calóricas y de pérdida del apetito, como un
componente normal y fisiológico del envejecimiento. El riesgo
de aparición de efectos adversos es mayor que en otros grupos
de edad. Una mayor sedación que en el niño y el adulto, junto
a problemas de hipotensión que pueden desencadenar
problemas cardiovasculares o traumáticos, hacen altamente
desancosejable el empleo de este medicamento en los
ancianos.
Si aparece de manera inesperada una importante
pérdida de apetito (anorexia) en una persona de cualquier
edad, sóla o con otros síntomas asociados, debe realizarse una
evaluación médica para descartar la existencia de
enfermedades, antes que usar preparados "estimulantes del
apetito".
XII. LOS ANTITUSÍGENOS,
MUCOLÍTICOS Y EXPECTORANTES

LOS ANTITUSÍGENOS, MUCOLÍTICOS Y


EXPECTORANTES

Los medicamentos que actúan contra la tos son un


grupo de preparados con amplia difusión y publicidad en todo
tipo de medios de comunicación, incluida la televisión. Junto
con los anticatarrales y antigripales, son los medicamentos de
venta libre más dispensados en las farmacias del mundo
entero.
No es lo mismo un antitusígeno que un mucolítico o
expectorante. Mientras que el primero actúa contra la tos, es
decir intentando que ésta no se produzca, los mucolíticos y
expectorantes buscan la eliminación fácil y fluida de la
mucosidad ocasionada en las vías respiratorias,
fundamentalmente en la tráquea y bronquios. Son efectos casi
opuestos. Si no existe el reflejo de la tos, no podemos eliminar
el moco aumentado e infectado que se ha producido en
nuestro interior. Este aspecto es muy importante para
comprender la necesidad de usar o no este tipo de
medicamentos.

¿Cúando usar un antitusígeno?

La tos es un reflejo ocasionado por la inflamación


patológica del tracto respiratorio por diversas causas: desde la
entrada de agua en las vías aéreas ("se me ha ido por mal
camino") al beber, hasta la irritación habitual de las infecciones
respiratorias. No siempre es necesario o positivo inhibir el
reflejo de la tos, ya que es un mecanismo de defensa para la
eliminación de los agentes irritantes.
La secreción mucosa de las vías respiratorias tiene la
finalidad de proteger el aparato respiratorio de los gérmenes y
partículas de polvo ambientales que se encuentran en el aire
que respiramos. También tiene una función de defensa frente
a las variaciones extremas de la temperatura y humedad. Esta
secreción da lugar al moco, el cual atrapa las partículas,
eliminándolas los cilios celulares y la tos.
La falta de humedad y agua favorece la viscosidad del
esputo, y por tanto, dificulta su eliminación. La hidratación
correcta constituye la primera medida a adoptar para favorecer
la eliminación del moco producido.
El moco que se produce al presentar una infección
respiratoria es una mezcla de la mucosidad producida por las
células de la pared bronquial, junto a los leucocitos (células de
la serie blanca sanquínea encargados de la defensa del
organismo) que han destruido miles de bacterias o virus. Este
conjunto tiene ese aspecto amarillento-verdoso del esputo
infectado, a diferencia del moco normal que tiene un aspecto
blanquecino brillante.
El mecanismo natural de expulsión es toser y
expectorar este material. Si inhibimos el reflejo de la tos, la
mucosidad permanecerá en el árbol respiratorio o se tragará al
estómago, produciendo ese típico mal sabor de boca y la
sensación nauseosa que produce la mucosidad ingerida y no
eliminada.
En otras infecciones -mayoritariamente virales-
aparecerá una tos seca irritativa y no productiva, que responde
a un mecanismo inflamatorio con mínima expectoración. Esta
situación clínica de tos irritativa será la idónea para el uso de
medicamentos antitusígenos, mientras que en las demás, será
necesario no interrumpir sino favorecer la expulsión del
moco.

El Dextrometorfano, un buen antitusígeno

Los opiáceos y sus derivados (Sulfato de morfina y


Codeína) son la familia de medicamentos de mayor poder
antitusígeno. Ambos medicamentos son empleados bajo
supervisión médica, y por supuesto, no son aptos para un uso
libre de los mismo en forma de automedicación. Sin embargo
tenemos un derivado de ellos, el Dextrometorfano
(Romilar®), que constituye un medicamento con un buen
perfil de eficacia y seguridad para su uso en automedicación.
Aunque estructuralmente relacionado con la morfina,
el dextrometorfano carece de efecto analgésico, siendo
mínimo o nulo su potencial de adicción y su actividad sedante.
Su mecanismo de acción es por depresión directa del
centro medular de la tos. Su actividad antitusígena es
equivalente a la de la codeína, correspondiendo 8-15 mg de
ésta a 15-30 mg de dextrometorfano. Se absorbe rápidamente
por vía oral. Su inicio de acción aparece entre 15-60 minutos.
La duración de la acción es de 3-6 horas. Se metaboliza por el
hígado y se elimina por el riñón.

TABLA 21.
INDICACIONES Y DOSIS DEL
DEXTROMETORFANO
Alivio sintomático DOSIS ADULTOS Y NIÑOS MAYORES
temporal de la tos DE 12 AÑOS:
no productiva 10-20 mg/4h. o 30 mg/6-8h, (máximo
debida a 120mg/día).
irritaciones leves
de garganta y DOSIS NIÑOS DE 6-12 AÑOS:
bronquios que 5-10 mg/4h.o 15 mg/6-8h, (máximo 60
aparecen en mg/día).
infecciones
respiratorias u DOSIS NIÑOS DE 1-6 AÑOS:
otras 2,5-5 mg/4h o 7,5 mg/6-8h, (máximo 30 mg).
circunstancias.
DOSIS LACTANTES:
5-10 gotas/6-8h, siempre bajo supervisión
médica.

Los comprimidos no deben ser utilizados en


niños menores de 6 años.
Sus efectos adversos son en general poco frecuentes,
dependientes de la dosis usada y reversibles. Se han descrito
alteraciones gastrointestinales (dolor de estómago, nauseas,
vómitos), mareo leve y somnolencia.
El medicamento puede interaccionar con otros
depresores del sistema nervioso central (alcohol,
tranquilizantes...).
Debe utilizarse con precaución en pacientes
debilitados, sedados y encamados. La administración de
dextrometorfano puede acompañarse de liberación de
histamina, debiendo ser precavidos en niños atópicos y
alérgicos. Está considerado como antitusígeno de elección en
embarazadas.
El dextrometorfano es un antitusígeno eficaz y de fácil
uso por su baja toxicidad. Es recomendable elegir, dentro de
los preparados comerciales disponibles, aquellos que en su
composición solo incluyan dextrometorfano (Romilar®,
Tusorama®, Benylin antitusivo® y otros). Evite las
formulaciones farmacéuticas con múltiples asociaciones de
medicamentos (antihistamínicos, descongestionanates,
mucolíticos...).

Toser más y más blando

Como hemos explicado anteriormente, la necesidad


de eliminar más fácilmente la mucosidad acumulada, tanto
por una infeción aguda como por una enfermedad crónica
como la Bronquitis crónica, es un hecho frecuente y
demandado en las consultas médicas y en las farmacias.
La hidratación correcta, sobre todo en ancianos que
tienen disminuido su sensación de sed y por lo tanto beben
menos de lo que necesitan, es el primer paso para la
fluidificación y reblandecimiento de las secrecciones
bronquiales. La inhalación de vapor de agua directa o
mediante humedificadores y aerosoles, también mejora la
deseada expectoración.
Mucho medicamentos se adjudican la propiedad de
ser mucolíticos y expectorantes. La mayoría requiere la receta
médica para su dispensación, aunque en España ya sabemos
que ese aspecto no es un obstáculo para su venta libre en
farmacias. Los más conocidos son: Acetilcisteína (Fluimucil®)
y la Citiolona (Mucorex®) (medicamentos que provoca
importantes alteraciones del gusto). Sin embargo, los
productos autorizados para su venta libre más populares son
los que contienen Bromhexina y Ambroxol.
La Bromhexina, el popular Bisolvon® presenta un
modo de acción que no está clarificado. Se considera un
agente mucolítico que actúa reduciendo la viscosidad del
moco con el objeto de facilitar el desplazamiento de éste. Su
principal metabolito es el Ambroxol y su eliminación es renal.
El principal problema de éste y otros medicamentos
similares, es que existen muy pocos estudios realizados
correctamente para evaluar su eficacia. Su utilización persiste
más por un hábito y una costumbre, muy extendida entre la
población y muchos médicos, que por unos ensayos clínicos
rigurosos que avalen y confirmen su utilidad.
Dado que en el ánimo de este autor está sólamente
efectuar recomendaciones de uso de medicamentos bien
evaluados y conocidos, me abstengo de recomendar la
utilización de los controvertidos mucolíticos y expectorantes,
de eficacia e indicación dudosa como hemos visto.

Cuando la tos la produce otro medicamento


Existen medicamentos que producen tos dentro de
sus efectos adversos, alguno de los cuales ha sido difícil de
relacionar con este síntoma. Dentro de la evaluación médica
de una persona que sufre tos, es necesario interrogar sobre la
toma de ciertos medicamentos que la pueden producir.
Cuando se empezó a usar un antihipertensivo muy
eficaz y útil como es el Enalapril (Renitec® y otros), se
conocía que podía producir tos en un pequeño porcentaje de
pacientes (alrededor del 2% en diversos ensayos clínicos).
Cuando se empezó a utilizar masivamente, aparecieron
multitud de pacientes que no podían tolerar el medicamento
por tos seca. Se vió que el porcentaje real alcanzaba casi el
20% de los que tomaban el medicamento. Presentaban una
tos diurna, seca, irritativa y muy molesta, por lo que habían
sido tratados, hasta que se difundieron los datos sobre la
frecuencia del efecto adverso, con todos los antitusígenos del
mercado. Hoy en día, las personas que presentan tos al tomar
este medicamento son rápidamente detectadas y el fármaco es
sustituido por otro antihipertensivo. El resto de los
medicamentos de la familia del enalapril, los inhibidores de la
enzima convertasa de la angiotensina (IECA), tiene el mismo
problema de aparición de tos.
Su usted presenta tos seca persistente, consulte a su
médico, puede ser un medicamento u otra enfermedad la
causante de la misma.

Chupar una pastilla para la tos

Muchas personas recurren a los típicos caramelos de


menta u otros preparados comerciales existentes para aliviar su
tos. Prefieren este sistema antes que usar un jarabe o
comprimido antitusígeno. Hay marcas comerciales muy
populares como Vicks Fórmula 44® (Dextrometorfano junto
a un antiséptico y mentol) o las famosas Pastillas Juanola®
(Regaliz y otras sustancias), consumidas en España de una
forma importante.
Los caramelos mentolados o los medicamentos con
sabor a menta, producen un falso alivio inicial por la sensación
de frescor que transmiten, pasando posteriormente a una
mayor sequedad de las secrecciones faríngeas y bronquiales.
Son enemigos de la beneficiosa humedad que alivia la
sequedad de las mucosas y la tos irritativa.
Otro terapia a base de mentol que tiene gran
aceptación en el mundo entero, es la aplicación cutánea de
bálsamos tan conocidos como el Vicks Vaporub®, que
nuestras madres aplicaban con amor en nuestros pechos
infantiles. Está realizado este producto y otro muy similar
como es el Kneipp Bálsamo®, a base de mentol, eucalipto,
esencia de cedro, alcanfor y otras sustancias similares. Su alivio
de la tos es más que dudoso. Las propiedades del producto
no pasan de tener un agradable aroma y frescor. En niños
menores de 2 años está absolutamente contraindicado, dado
que se observaron reacciones de broncoespasmo (signos de
asma) provocados por el intenso olor desprendido en su
aplicación sobre el pecho infantil. Si usted lo usa por
costumbre y piensa que da buenos resultados, utilícelo en la
dosis mínima y en niños mayores o adultos.
Las Pastillas Juanola® están fabricadas a base de
regaliz fundamentalmente, y en mi opinión, son todo un
monumento a la sequedad bucal y faríngea, es decir, todo lo
contrario del alivio de la tos seca. Es importante conocer que
el regaliz -chupar varias pastillas a la vez- puede ocasionar
elevación de la tensión arterial y desencadenar una crisis
hipertensiva en un paciente que padezca esta enfermedad.
Mejor busque otro remedio.

XIII. LOS LAXANTES

LOS LAXANTES

Los medicamentos que se utilizan para facilitar la


evacuación intestinal se denominan laxantes. El estreñimiento
es un problema creciente en nuestra sociedad, donde el
sedentarismo y la falta de ejercicio, junto a una alimentación
baja en residuos de fibra, son muy habituales.
Los laxantes son medicamentos para utilizar en
ocasiones aisladas y durante un breve período de tiempo. De
esta manera evitaremos la aparición de efectos adversos o la
pérdida del reflejo natural de defecación debido al uso de
sustancias que lo estimulan.
Veamos los diversos tipos de laxantes.

Laxantes que aumentan el tamaño de las heces

Actúan aumentando el volumen fecal y de esta forma


producen una estimulación directa sobre las paredes
intestinales -sensación de llenado-, que favorece la deposición
natural de las heces.
Son fármacos de uso bastante seguro, incluso durante
períodos prolongados, aunque esta situación no es deseable
desde ningún punto de vista.
La mayor parte de los productos estan fabricados con
Metilcelulosa (Muciplasma®) y con Plantago Ovata
(Metamucil®, Plantaben®, Cenat granulado®). Existen otros
preparados que combinan diversos tipo de laxantes, pero
como a lo largo de libro estamos viendo, es preferible no usar
mezclas y combinaciones de medicamentos que no sean
estrictamente necesarias.
Actúan mediante la absorción de agua para hacer
crecer la fibra ingerida, lo que provoca aumento del tamaño
de las heces. Su dosis habitual es de 1 o 2 cucharadas o
sobres, diluidos y bien mezclados en un vaso de agua.
Posteriormente ingerir otro vaso de agua. Realizar estos pasos
es importante para evitar la formación de un engrudo digestivo
de difícil paso por el intestino.
Se puede usar durante el embarazo y no se
recomienda en niños menores de 6 años.
Su principal contraindicación son los procesos que
cursan con un tránsito intestinal disminuido, o bien, el
diagnóstico de estreñimiento es erróneo y existe una
obstrucción intestinal de algún tipo.
Son laxantes de acción lenta por su propio mecanismo
de ación.

Laxantes emolientes y lubricantes

El Docusato sódico (Tirolaxo®) es uno de los


principios activos de este tipo de laxantes, que actúan
mediante la penetración de agua y sustancias grasas en las
heces, ablandádolas y favoreciendo su expulsión. Se presenta
en comprimidos, siendo la dosis habitual de 1 comprimido de
100mg al día. También en este tipo de laxantes la ingestión de
agua favorece su acción. No presenta importantes efectos
secundarios.
Los aceites minerales como el Aceite de parafina
(Emuliquen simple®, Hodernal®) cubren las heces de una
capa grasa que impide que pierdan agua en su paso por el
intestino, consiguiéndo así su reblandecimiento. La dosis
habitual es 1 o 2 cucharadas de 15 ml al día. En estos
productos es muy importante evitar el uso prolongado ya que
disminuyen la absorción de las vitaminas liposolubles (A, D, E
y K), de importante papel en el organismo.
Son laxantes de acción intermedia.

Laxantes estimulantes o por contacto

Ejercen su acción mediante el aumento de la cantidad


de agua e iones del intestino a las heces, así como
disminuyendo su absorción en el colon. Son laxantes
irritantes. Su empleo abusivo (prolongado y a dosis altas),
produce la enfermedad de los laxantes o colitis yatrógena. Este
cuadro clínico consiste en la presencia de dolores
abdominales intensos y de aparición caprichosa, acumulación
de aire y gases después de las comidas, pérdida de peso,
diarreas, etc. El empleo de este tipo de laxantes de forma
habitual, favorece la aparición de esta enfermedad de difícil
tratamiento.
Alguno de los preparados que vamos a comentar han
gozado de gran popularidad y uso en nuestro país como es el
Evacuol®, afortunadamente en desuso. Durante años,
muchas personas han empleado este preparado para defecar
rutinariamente, ignorando el riesgo de efectos adversos que
presenta.
Son laxantes de acción rápida-intermedia. No usar
nunca en niños.
En la siguiente tabla definimos los principales laxantes
de este grupo:

TABLA 22.
LAXANTES ESTIMULANTES

Bisacodilo (Dulco Laxo®) Actúa entre 8 y 10h. después de


ingerirlo. 1 o 2 comp./día
Sen (Depuran®, Pruina®) Acción a las 8h. 1 o 2 comp. o
cucharadas al día.
Fenolftaleína (Laxen Busto®, Su uso prolongado se ha asociado
Purgante Alemán®, Sure muy claramente a la enfermedad
Lax®) de los laxantes. Preferentemente
no usarlo.
Picosulfato (Evacuol®, Ha sido de los más usados. Inicia
Contumax®, Elimin®) su acción a las 8-10h. Igual
comentario que el anterior.
Aceite de ricino (varias Este histórico laxante no se utiliza
marcas) en la actualidad.
Senósidos A y B (X-prep®, En la actualidad son los
Pursenid®, Justelax®) productos que se utilizan para la
preparación intestinal anterior a
la realización de pruebas
radiológicas. Se toman en
unidosis, produciendo heces
blandas y limpieza intestinal a las
6-8 de haberlo usado.

Laxantes osmóticos

La Lactulosa (Duphalac®) y el Lactitol (Emportal®,


Oponaf®) son laxantes que actúan mediante la absorción de
agua de la pared intestinal y el consiguiente reblandecimiento
y aumento de volumen de las heces. Este hecho, junto a la
acidificación del contenido intestinal, facilita la eliminación de
heces blandas. Son medicamentos que precisan receta
médica, utilizándose no solo en el tratamiento del
estreñimiento, sino también en la Cirrosis hepática y otras
enfermedades importantes. Su uso prolongado tiene el riesgo
de producir deshidratación y pérdida de potasio en los
ancianos. En un porcentaje muy alto produce flatulencia y
distensión abdominal, por lo que claramente no parece
recomendable su uso continuado.

Laxantes por vía rectal

Son un grupo de laxantes de gran difusión, dado que


son idóneos para un uso esporádico. Tienen una rápida
acción, a los pocos minutos de haberlos introducido en el
recto.
El Glicerol, el popular supositorio de glicerina que
comercializan varias marcas, es un método rápido e inocuo
para inducir la aparición de contracciones rectales que
favorezcan la evacuación de las heces allí depositadas. Su uso
en niños es posible, siempre que sean de aplicación aislada.
Tanto en adultos como en niños, si la necesidad del empleo
de supositorios de glicerina para defecar es diaria, el
tratamiento global del estreñimiento debe ser revisado.
Otro producto de acción directa rectal es el
Bisacodilo (Dulco Laxo rectal®), de acción rápida. El
Bisacodilo es más irritante que el supositorio de glicerina.
Los clásicos enemas de limpieza han sido el método
más empleado para "desatascar" niños y adultos desde tiempos
inmemoriales. Las irrigaciones eran un método terapéutico
eficaz en empachos de comidas y dulces, frecuentes en la
edad infantil. Posiblemente era tan desagradable que no
quedaban ganas de repetir la experiencia. Provocan
contracciones intestinales en el colon tras el llenado con agua
jabonosa, o bien, agua y aceite, que eran las mezclas
empleadas por nuestras abuelas. Existen preparados
comerciales (Enema Casen® en volúmenes grandes y
Micralax® en pequeñas canuletas) que tienen un alto
contenido de fosfato sódico. Solamente deben ser utilizados
en situaciones esporádicas, como por ejemplo, un
estreñimiento que ha ocasionado unas heces duras y de difícil
expulsión.
Nunca los enemas deben ser un método habitual de
control del estreñimiento, ya que aboliría rápidamente el
reflejo natural de defecación y serían cada vez menos eficaces.
No deben usarse en niños pequeños, salvo supervisión
médica.
Los preparados caseros de agua jabonosa son útiles
para efectuar lavados intestinales, en ocasiones necesarios para
efectuar una adecuada preparación intestinal antes de algunas
radiografías o pruebas endoscópicas por vía rectal (rectoscopia,
colonoscopia).

Los laxantes deben ser medicamentos para usar en


ocasiones determinadas. Las personas que padezcan
problemas habituales de estreñimiento, además de hacer
cambios dietéticos, podrán utilizar de forma más segura los
laxantes incrementadores del bolo intestinal.
XIV. LOS ANTIDIARREICOS

LOS ANTIDIARREICOS

La diarrea es un problema que hemos padecido casi


todos alguna vez en nuestra vida. Muchas veces en el
momento más inoportuno, como la famosa Diarrea del
viajero. Básicamente, podemos agruparlas en agudas y
crónicas (en general, se utiliza el límite de las dos semanas
para separar unas y otras). La diarrea crónica será claramente
un problema de consulta y estudio médico, sin embargo, la
diarrea aguda es una enfermedad susceptible de controlar y
curar manejando una correcta y sencilla automedicación.
La diarrea aguda es en nuestro medio, de origen
infeccioso, sobre todo vírico. También hay importantes
bacterias que provocan diarreas de mayor gravedad y
repercusión como la Salmonella enteritidis, la famosa
Salmonelosis, que hace su aparición ocasionalmente en bodas,
banquetes, bares y comidas familiares. A raíz de la mejora de
las medidas de salud pública, y el mayor conocimiento por
parte de todos de este problema, la salmonelosis en España
lleva camino de reducir su incidencia. Ésta es una enfermedad
grave que motivará la consulta médica, o incluso, la necesidad
de ingreso hospitalario.
El resto de diarreas agudas, asociadas o no a vómitos,
será susceptible de un manejo casero, por supuesto,
conociendo las precauciones necesarias para ver cuando la
evolución o la gravedad de los síntomas motivan su traslado a
un centro sanitario.
La Diarrea del viajero es una entidad muy frecuente,
sobre todo al viajar a diversos países como Méjico y
Centroamérica. Puede suceder en cualquier desplazamiento
que provoque un cambio en la flora intestinal habitual que
tenemos en nuestro organismo. La causa más común es una
cepa de Escherichia coli enteropatógena. Si usted va a realizar
algún viaje a los países en vías de desarrollo o del Tercer
Mundo, consulte a su médico los medicamentos y antibióticos
que deberá usted llevar para saber manejar esta frecuente
enfermedad.
Es necesario manejar correctamente los fármacos que
pueden aliviar y prevenir las complicaciones en la
gastroenteritis aguda. Tan importante es usar lo correcto como
evitar lo incorrecto.

Reponer lo perdido y prevenir la deshidratación


La diarrea y los vómitos, que casi siempre van
asociados, producen una pérdida de Agua, Sodio, Cloro y
Potasio del organismo, que en el caso de ser intensas van a
producir la deshidratación, es decir, una mayor pérdida de
agua e iones de lo que el organismo tolera. Ocurrirá cuando
los vómitos y las deposiciones acuosas sean importantes. Aún
en el caso de no ser una gastroenteritis intensa, parte de los
síntomas de cansancio, debilidad y malestar son debidas a
estas pérdidas de agua e iones.
La enfermedad diarreica es una de las causas más
frecuentes de mortalidad infantil en el tercer mundo, donde la
lista de gérmenes y parásitos que la producen (amebiasis,
parasitosis, disentería bacteriana, etc) es bastante más larga que
en nuestro mundo occidental. Todo ello es combatible, tanto
en sus pésimas condiciones sanitarias como en nuestros
hogares con la Solución de Rehidratación Oral (S.R.O.).
La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.)
efectuó unas recomendaciones a nivel mundial para el manejo
de la rehidratación oral y la reposición de pérdidas, utilizando
una fórmula compuesta por los siguientes componentes: (90
meq/l de Sodio, 20 meq/l de Potasio, 80 meq/l de Cloro, 30
meq/l de Bicarbonato y 20 g./l de Glucosa a diluir en 1 litro
de Agua). En España, tenemos comercializado el producto
como Sueroral Casen®. También se ha introducido
recientemente otro preparado con un menor contenido de
Sodio (Sueroral hiposódico®), más indicado para niños y
cuadros gastrointestinales de menor intensidad que no
precisan una rehidratación formalmente realizada, sino un
tratamiento de mantenimiento.
Las gastroenteritis que aparecen en los menores de 2
años deberán ser evaluadas por un médico antes de iniciar la
solución de rehidratación oral. Asimismo, las diarreas que
cursan con síntomas importantes y afectación de estado
general, deberán ser consultadas al médico,
independientemente de la edad.
Se deberá preparar un sobre del producto diluido en
1 litro de agua. Si aparece una deshidratación, deberá ser un
médico quien determine la dosis y ritmo de la rehidratación.
En los caso más leves, la frecuencia y dosis a ingerir la dictará
la sed del paciente. Es importante tomarlo a pequeños
volúmenes (sorbitos) para evitar la naúsea y los retortijones
que produce la distensión gástrica. Debe mantenerse a
temperatura ambiente y ser ingerido en las siguientes 24 horas
a su preparación.
El sabor salado del preparado hace que algunos niños
lo rechazen, por lo que en ocasiones se utiliza la Coca-cola,
Gatorade, zumos, etc, aunque no posean las concentraciones
de sodio, potasio y glucosa recomendadas por la OMS. A
pesar de ello, pueden ser útiles en los cuadros leves, en los
que será suficiente la ingestión de líquidos abundantes, y que
de otra manera sería imposible de conseguir.

Los clásicos antidiarreicos

Hay medicamentos que se han utilizado durante


muchos años en el tratamiento casero de las diarreas y que
todavía hoy están comercializados.
Los sobres y las cápsulas de Tanagel® son muy
populares desde hace más de 50 años. Tienen en su
contenido gelatina en la forma de sobres y una mezcla de
Belladona, gelatina y extracto seco de opio, sí de opio han
leído ustedes bien en sus cápsulas. El objetivo de este
preparado es disminuir el número de deposiciones y la
intensidad de los retortijones -efecto atribuible a la belladona y
al opio-, junto al efecto absorbente del agua que realiza la
gelatina. Es un producto eficaz, pero peca de antiguo y
obsoleto. Los opiáceos tienen un conocido efecto
antidiarreico por su acción inhibidora sobre la musculatura
intestinal. La codeína es el opiáceo de uso más común que
produce dicho efecto. Si es necesario provocar una
disminución de las contracciones intestinales y evitar las
diarrea frecuente, usaremos un producto que describiremos a
continuación como es la Loperamida (Fortasec®) de uso más
cómodo y seguro que el extracto seco de opio.
Otro producto popular son las pastillas de Lacteol®
que contienen Lactobacillus acidophillus, un bacilo habitual
de la flora intestinal que es eliminado de la misma en el curso
de una gastroeneteritis. Realmente, es más sencillo tomar
yogur para aportar dicho lactobacilo que usar otro
medicamento. Además, el yogur será un excelente producto
para usar como parte de la dieta astringente necesaria en el
manejo de la diarrea.
La Salvacolina® es otro producto de enorme venta
para el tratamiento de la diarrea, tanto antiguamente como
ahora. En la actualidad -le retiraron el antibiótico que llevaba-,
es un preparado muy similar al Tanagel® con Albúmina (un
astringente) y extracto seco de opio. Los comentario realizados
anteriormente son válidos para este popular medicamento.
La mayor parte de las personas conocen las
propiedades astringentes del agua de arroz, el puré de
zanahoria, el yogur, el arroz hervido, etc. Estos "clásicos
antidiarreicos" son los que permanecen vigentes en la
actualidad.

Lo que no hay que tomar en las gastroenteritis


Los antibióticos de diversos tipos son todavía
utilizados por muchos personas, libremente y de forma
habitual, en todas las diarreas. La salmonelosis u otras diarreas
bacterianas pueden ser tratadas con antibióticos bajo
supervisión médica, y si es posible con la adecuada
confirmación microbiológica de su origen. El resto de las
diarreas leves son de origen viral (Rotavirus, Adenovirus...),
siendo el efecto de los antibióticos nulo. Por ello, la diarrea
tratada en el hogar y sin características graves, no necesita
ningún tipo de antibiótico. Además, si añadimos que uno de
los efectos adversos más frecuentes de los antibióticos es la
aparición de diarrea, fruto de la eliminación de la flora habitual
y su sustitución por otra más resistente, veremos la no
necesidad de usar un antibiótico para tratar un diarrea leve.
Siguen comercializados, sin ninguna lógica que lo
avale, una gran cantidad de medicamentos que contienen
antibióticos no absorbibles como: la Neomicina,
Estreptomicina, Dihidroestreptomicina, solos o en asociación
a belladona, extracto de opio y otros productos adsorbentes.
Uno de los más populares, a pesar de requerir receta médica,
es el Sulfintestin Neomicina®, que asocia neomicina con una
sulfamida. No debe ser utilizado nunca, tanto por su no
indicación como por la posibilidad de efectos adversos
(hipersensibilidad y sobrecrecimiento bacteriano) que puede
presentar. Estos comentarios son extensibles al resto de
productos de similares características (Biohubber®, Citrocil®,
Enterowas®, etc).

Cuando los retortijones son insoportables

Uno de los síntomas más incómodos de las diarreas


leves son las contracciones intestinales, los conocidos
retortijones, que tanto dificultan la vida laboral y social de una
persona con diarrea. Hay una gran demanda de
medicamentos que consigan disminuir estos síntomas
mientras se realiza la dieta astringente y ligera que corrige la
enfermedad. Los productos más conocidos son la
Loperamida (Fortasec® y otros) y el Difenoxilato
(Protector®), ambos precisan de receta médica, aunque son
de amplia difusión y uso.
La Loperamida (Fortasec®) actúa inhibiendo el
peristaltismo (movimientos automáticos del intestino delgado y
grueso) y aumentando el tono del esfínter anal, por lo que
retiene las heces diarreicas y disminuye la irritación que
producen en el intestino.
Se usa únicamente en el tratamiento sintomático de la
diarrea aguda, leve y no complicada (sin fiebre, sangre en las
heces, grandes pérdidas y signos de deshidratación).
Su dosis en los adultos es de 2 comprimidos de 2mg
en dosis única o seguidos de 2mg después de cada deposición,
sin sobrepasar la dosis de 16mg en un día. No se debe
administrar a niños menores de 2 años. En el resto de los
niños, se ajusta la dosis según la edad y peso.
Los efectos adversos que pueden ocurrir, son fruto de
su acción sobre el intestino o por usarlo en situaciones que no
estaba indicado, por ejemplo en una diarrea complicada: dolor
abdominal, sequedad de boca, megacolon tóxico -una
complicación grave-, mareos; irritabilidad y somnolencia,
sobre todo en niños.
Se debe ser especialmente precavido en los niños y
ancianos, así como en el primer trimestre del embarazo y en la
lactancia.
Su uso debe limitarse a aquellos casos de diarrea sin
datos de gravedad, en los que la reposición de agua e iones,
junto a la dieta astringente, no consigue la remisión de los
síntomas.
El Difenoxilato (Protector®) es un opiáceo sintético
con cantidades subclínicas de atropina para impedir una
toxicomanía deliberada. Su mecanismo de acción es similar a
la loperamida. El difenoxilato tiene las mismas indicaciones
que la loperamida pero tiene varias desventajas que le hacen
desaconsejable: mayor posibilidad de efectos adversos a la
dosis utilizada o por encima de ella, y la posibilidad de
producir dependencia física en su uso repetido a dosis altas.
Debo recordar que ambos medicamentos deberían ser
administrados bajo prescripción médica en nuestro país. En
otros países, estos dos medicamentos son de venta libre.
XV. LAS VITAMINAS Y LOS MINERALES

LAS VITAMINAS Y LOS MINERALES

Los medicamentos que asocian diversas vitaminas y


minerales son productos muy consumidos en nuestra
sociedad actual. La pasión por el consumo de complejos
vitamínicos, en busca de un efecto positivo para el organismo,
ha alcanzado niveles muy superiores de los que
corresponderían a un uso racional y científicamente riguroso
de los mismos.
Tomar suplementos vitamínicos para aumentar el
apetito en los niños, disminuir el cansancio, reforzar el "tono
vital", mejorar las relaciones sexuales, recuperarse de una
intervención quirúrgica, prevenir la caída del pelo, afrontar con
éxito y concentración exámenes escolares y universitarios, y un
largo etcétera; parece un tanto excesivo para unos efectos
bioquímicos bastante conocidos que no pretenden ser la
panacea y la piedra filosofal de la vida moderna.
Las vitaminas son compuestos orgánicos que no
pueden ser sintetizados por el organismo y que son necesarios
para su adecuado funcionamiento. La alimentación básica, en
los países desarrollados, aporta las vitaminas necesarias para
mantener unos depósitos en el cuerpo que prevengan su
carencia. Las vitaminas y los minerales (Calcio, Potasio,
Magnesio, Hierro, etc) cumplen importantes funciones en
multitud de reacciones bioquímicas, es decir, en los
mecanismo esenciales de la vida humana.
La inmensa mayoría de las personas no necesitarán
ningún suplemento vitamínico o mineral a lo largo de su vida,
salvo que presenten alguna situación que justifique aumentar
la cantidad ingerida habitualmente. Una embarazada necesita
sistemáticamente incrementar su ingestión de ácido fólico,
hierro y calcio para compensar el aumento de necesidades
que la formación y nutrición de su hijo precisa. Una mujer
con importantes menstruaciones tiene un riesgo mayor de
presentar déficit de hierro, a pesar de que haga una correcta y
equilibrada alimentación. Un alcohólico desnutrido con
importante marginación social tiene un casi seguro déficit
combinado de diversas vitaminas, fundamentalmente del
grupo B y de ácido fólico. Éstas personas son de los pocos
casos de pelagra y encefalopatía de Wernïcke que se observan
hoy en día en nuestro país.
El uso correcto de las vitaminas y los minerales está
dedicado al tratamiento y prevención de las enfermedades
aparecidas por su carencia. La dismunición grave de su
ingestión y las complicaciones que aparecen en el transcurso
de diversas enfermedades o con el uso de ciertos
medicamentos, son circunstancias que obligan a dar
suplementos vitamínicos que compensen su falta.
Les invito a conocer más detalladamente algunas
características de las vitaminas y los minerales más
importantes.

La Vitamina C: Una naranja al día

El ácido ascórbico, nombre químico de la vitamina C,


está presente en una gran cantidad de alimentos básicos
abundantemente consumidos en nuestro país. Los cítricos
(naranja, limón), las verduras verdes, los tomates y patatas son
los alimentos que contienen mayores cantidades de vitamina
C; en menor cantidad se encuentra en la carne, los productos
lácteos y los huevos. Los cereales carecen de esta vitamina. La
conservación por congelación no produce pérdida de la
vitamina C, mientras que el cocinado (cocción, asar o freír)
destruye la vitamina, por lo que será recomendable ingerir
frutas y ensaladas frescas como fuente principal de vitamina C.
Su acción es necesaria para la formación del colágeno
y la reparación de los tejidos corporales; también está
implicada en algunas reacciones de oxidación-reducción y en
el metabolismo de aminoácidos como la fenilalanina y tirosina,
el ácido fólico y el hierro. Se absorbe a nivel del intestino
delgado.
Es eficaz en el tratamiento de diversas enfermedades
como el Escorbuto -el cuadro clínico de su carencia-, así
como en otras raras enfermedades como la
Metahemoglobinemia idiopática y la corrección de la
tirosinemia transitoria de los prematuros.
Aunque aumentan sus necesidades, no suele
producise deficiencia en pacientes sometidos a hemodiálisis,
enfermedades gastrointestinales (diarrea prolongada, cirugía
extirpadora intestinal), embarazo y lactancia.
Los numerosos estudios realizados no han conseguido
demostrar una eficacia suficiente que haga recomendable el
tratamiento con vitamina C en enfermedades como el catarro
común, la prevención y tratamiento del cáncer o el
envejecimiento.
Hay líneas de estudio sobre la acción del ácido
ascórbico para evitar la formación de nitrosaminas
carcinogénicas en el aparato digestivo, cuyo origen son los
nitritos que introducimos en nuestro organismos (carne,
ahumados, etc.). La ingestión de frutas y vegetales ricos en
vitamina C se ha relacionado con una disminución en la
incidencia de algunos cánceres digestivos, pero este hecho
precisa de futuros estudios que lo confirmen.
La ración dietética recomendada (RDA) es de 45
miligramos (mg) al día en niños, 60 mg en adultos, 70 mg en
la mujer embarazada, 95 mg en la mujer lactante y 100 mg en
los fumadores. Dichas cantidades son perfectamente
aportadas con una dieta medianamente equilibrada.
El aumento de su ingestión, sin necesidad alguna,
también se asocia a diversos efectos adversos como la
precipitación de cálculos de oxalato en el tracto urinario
-efecto dosis dependiente, a más cantidad mayor riesgo-,
especialmente en pacientes con historia previa de cálculos
renales. También puede ocasionar nauseas, vómitos, dolor
abdominal y cefalea .
Volviendo al título inicial, una naranja al día será el
mejor suplemento de vitamina C que podemos tomar para
nuestra salud.

La Vitamina D: Huesos duros

El crecimiento de los huesos, su calcificación y su


mantenimiento en las épocas tardías de la vida, son misiones
encomendadas al metabolismo del Calcio y del Fósforo,
regulado por la vitamina D y por diversas hormonas
(Hormona del crecimiento, hormona paratiroidea, etc). La
vitamina D puede sintetizarse parcialmente en nuestro cuerpo,
pero no lo suficiente como para prescindir totalmente de los
aportes nutritivos.
La vitamina D del procede de dos fuentes: el contenido de los
alimentos (vitamina D2 o ergocalciferol) y la síntesis endógena
en la piel del colecalciferol (vitamina D3) por efecto de la
radiación ultravioleta solar. Por esta razón se recomienda que
los bebés tomen algo de sol diariamente. La absorción desde
los alimentos se realiza a nivel del intestino delgado,
requiriendo para su absorción la presencia de sales biliares. Se
elimina a través de la bilis y el riñón.
La vitamina D tiene evidentemente gran utilidad en las
enfermedades causadas por su carencia como son el
Raquitismo infantil o la Osteomalacia del adulto, pero
también se usa preventivamente en: El primer año de vida (en
bebés alimentados con lactancia materna o artificial), durante
el embarazo, la lactancia y en cualquier situación en que se
produzca una malabsorción grasa (cirrosis hepática, diarrea
crónica, insuficiencia pancreática, cirugía gástrica, etc).
Otra indicación de gran interés y actualidad es su uso
en el tratamiento de la Osteoporosis, administrando un
suplemento de 400 unidades internacionales (UI) diarias junto
a un suplemento de Calcio. Se ha comprobado que todas las
personas mayores de 70 años deberían recibir 1,5 gramos de
Calcio (algo más de 1 litro de leche), junto a 400 UI de
vitamina D al día para reducir el riesgo de fracturas de cadera.
La ración dietética aconsejada de vitamina D3 es
aportada por una dieta equilibrada y la normal exposición
solar. En niños es de 400 UI al día, 200 UI en adultos y 400
UI en mujeres embarazadas y lactantes. Las cifras comentadas
anteriormente son suplementos añadidos a estas dosis,
normalmente ingeridas con la alimentación.
Los efectos adversos producidos por su excesiva
ingestión son muy variables, siendo los niños y los lactantes los
más susceptibles a los efectos tóxicos. La hipervitaminosis se
manifiesta con síntomas de hipercalcemia (dolor óseo,
estreñimiento grave, confusión mental) y la acumulación de
calcio en los vasos sanguíneos, corazón y especialmente en el
riñón, causando nefrolitiasis (cálculos renales) y nefrocalcinosis
(calcificación de todo el riñón).
La vitamina D, a grandes dosis, es teratógena. La
sobredosis de vitamina D se ha asociado con anomalías
fetales. Con aparente contradicción, la administración
prolongada de una dosis alta de vitamina D2 (1.800 UI) puede
detener el crecimiento en los niños.
Los alimentos que contienen mayores cantidades de
vitamina D son: el pescado, la mantequilla y los huevos.
Aportada en dos momentos claves de la vida (la
gestación y la senectud), la vitamina D puede traernos unos
beneficios importantes para nuestra salud. No es una vitamina
inocua, como hemos visto, su uso excesivo y desordenado
puede tener riesgo graves.

La Vitamina A: Para ver mejor

La vitamina A es esencial para el funcionamiento


normal de la retina, esa zona profunda del ojo donde se recibe
el estímulo luminoso y envía el mensaje visual hasta el
cerebro.
Esta vitamina forma la rodopsina, un pigmento que
está presente en los bastones retinianos, de quienes depende
la visión en la oscuridad. Su déficit provoca debilidad corneal,
sequedad ocular y nictalopía -un bonito nombre para definir la
falta de visión nocturna-.
Interviene también, en la conservación del tejido
epitelial, su déficit origina un aumento del grosor de la mucosa
nasal, faringe, tráquea y aparato gastrointestinal.
Actúa como cofactor en diversas reacciones bioquímicas, y su
presencia es necesaria para el crecimiento de huesos, la
función testicular y ovárica. Es necesaria para el crecimiento, la
diferenciación celular y el desarrollo normal del feto.
Su absorción se realiza a nivel de duodeno y el
intestino delgado, requiriendo la actuación de las sales biliares
y las enzimas pancreáticas. Se almacena en el hígado, y en
pequeñas cantidades en riñón y pulmón.
Se utiliza comno medicamento en la profilaxis y el
tratamiento del déficit de vitamina A.. Esta carencia ocurre
en cualquier situación en que se produzca malabsorción de
grasas (enf. pancreática, diarreas crónicas, extirpación de una
parte considerable del intestino, ...).
Su uso como cosmético o ingerido, para la piel seca o
arrugada, el tratamiento del acné, la psoriasis, la sordera y otras
enfermedades, no ha sido demostrado con rigor científico, por
lo que no será adecuado administrarlo.
En los últimos años, se han desarrollado estudios que
buscan la utilidad de la vitamina A y otros retinoides en evitar,
suprimir o retardar algunos cánceres producidos de forma
experimental en órganos como la piel, la vejiga y las mamas de
animales. El posible efecto anticancerígeno quizá guarde
relación con sus propiedades antioxidantes. Demostrar estas
propiedades en humanos requiere importantes estudios antes
de efectuar ninguna recomendación a la población general, a
pesar de que algunos medios de comunicación lanzan
rápidamente mensajes optimistas sin base demostrada.
La ración dietética recomendada es: 2500 UI al día en
niños de 4 a 6 años, 5000 UI en el resto de varones, 4000 UI
en mujeres, 6000 UI en mujeres lactantes y de 5000 UI en
mujeres embarazadas. Estas cantidades son aportadas con una
dieta equilibrada.
Los niños lactantes alimentados con fórmulas
maternas no enriquecidas, deben recibir el suplemento de
vitamina A necesario para su desarrollo en el complejo
vitamínico del primer año de vida. Posteriormente, los niños
que beben leche de vaca comercial, deben usar siempre
fórmulas enteras para tener un adecuado aporte de grasas y
vitamina A. La leche desnatada no es adecuada para los niños
normales.
El mal uso o el abuso de la vitamina A puede producir
importantes efectos adversos. La sobredosis aguda produce
encías sangrantes, confusión, aumento de la presión
intracraneal en lactantes, descamación de la piel, diarrea,
irritabilidad, vómitos, crisis convulsivas, aproximadamente a las
6 horas después de la ingestión, siendo reversibles sus efectos.
Cuando la sobredosis es crónica aparecen manchas de color
amarillo-naranja en las plantas de los pies y palmas de las
manos, toxicidad hepática, desecación o agrietamiento de piel
y labios, sensación de malestar y debilidad, pérdida de apetito,
cansancio, irritabilidad, pérdida de pelo; siendo lentamente
reversible al retirar la vitamina, aunque persiste su efecto
durante varias semanas.
Administrada en dosis superiores a 5000 UI al día
durante el embarazo, puede producir efectos teratógenos: se
han descrito anomalías fetales, retraso del crecimiento y cierre
prematuro de epífisis. No es aconsejable superar esa cifra
diaria en el embarazo.
Como ven ustedes, las vitaminas no son sustancias
inocuas, carentes de efectos adversos, si se utilizan
erróneamente. El uso excesivo en personas que no lo
necesitan, puede producir también enfermedades.
Los alimentos que contienen mayores cantidades de
vitamina A son: el hígado, la yema de huevo, las frutas y
verduras, la leche entera, la mantequilla y margarina. El
cocinado de los alimentos no destruye la actividad de la
vitamina A.
Es extremadamente raro el déficit de esta vitamina
bajo una alimentación adecuada, dada la existencia del
depósito hepático que garantiza su actividad, incluso en
períodos de alimentación deficiente.

Las Vitaminas del grupo B: Necesarias para casi todo

Las vitaminas del grupo B son una serie de sustancias


químicas que actúan como cofactores o facilitadores de
numerosas reacciones bioquímicas que afectan al
metabolismo de los hidratos de carbono, las grasas y las
proteínas. Es decir, a la mayoría de las reacciones bioquímicas
necesarias para el mantenimiento de la vida humana. Son las
vitaminas más conocidas, dado el gran uso que han tenido
para el tratamiento de multitud de procesos, tratamientos en la
mayor parte de los casos inútiles e ineficaces.
Veamos con detalle las auténticas propiedades y
utilidades de este grupo de vitaminas.

La vitamina B1 o Tiamina es una coenzima esencial


en el metabolismo de los carbohidratos (azúcares en términos
populares). Los órganos que se afectan más precozmente en
su carencia son el cerebro y el corazón.
Se absorbe en el intestino delgado. No existen reservas en el
organismo, por lo que el déficit nutricional aparece
precozmente, entre varios días y semanas (sobre todo si se
ingiere alcohol o mucho azúcar). El excedente de las
necesidades diarias se elimina inalterado en orina.
El aporte suplementario puede ser necesario para
prevenir su deficiencia en personas que sufran un síndrome
de malabsorción intestinal, gastrectomizados (extirpación
amplia del estómago), pancreatectomizados (extirpación del
páncreas), alcoholismo, alteraciones hepáticas severas y en
pacientes en hemodiálisis.
Las personas sanas y con una dieta medianamente
equilibrada, no sufren este tipo de carencias vitamínicas.
Las enfermedades por déficit de vitamina B1 se
describieron desde principios de siglo: Beri-beri seco
(afectación de los nervios periféricos, sobre todo los miembros
inferiores), Beri-beri cerebral (Síndrome de Wernïcke -un
tipo de demencia tratable-) y el Beri-beri húmedo
(insuficiencia cardíca congestiva).
Aunque las necesidades aumentan en el embarazo, la
lactancia y en los grandes bebedores de té (contiene tiaminasa
-una enzima que destruye la vitamina-), no es necesario
administrar un suplemento.
No se ha demostrado que sea eficaz para estimular el
apetito, tratar las dermatitis, los trastornos digestivos, los
trastornos mentales, las neuropatías no debidas al déficit, ni
como repelente de insectos.
La ración dietética recomendada es de 0,3-1,5 mg al
día en niños y de 1-1,5 mg al día en adultos, lo que
normalmente se obtiene con una dieta adecuada: cereales con
cáscara, legumbres, frutos secos y carnes de cerdo y ternera
son sus fuentes de mayor contenido.
No suele presentar toxicidad a pesar de usar dosis
altas, dado que se eliminan las cantidades que no son
necesarias.
Debido a la falta de reservas, su déficit puede
manifestarse precozmente y de forma grave, sobre todo en
pacientes alcohólicos, en restricciones alimentarias severas y
síndromes de malabsorción.

La vitamina B6 o Piridoxina actúa como coenzima en varios


procesos metabólicos de los hidratos de carbono, lípidos y
aminoacidos. Regula la formación de los neurotransmisores
(sustancias que modulan la transmisión neuronal), la
hemoglobina (componente fundamental de los hematíes o
glóbulos rojos) y los procesos de la agregación plaquetaria
(mecanismo inicial de la coagulación).
Se absorbe en intestino delgado y se distribuye por
todo el organismo, almacenándose principalmente en el
hígado. Los excedentes de las necesidades diarias se excretan
por la orina.
El déficit de piridoxina es muy difícil que se produzca
debido a su amplia distribución en los alimentos, pero sus
necesidades pueden verse aumentadas en diversas
enfermedades, por lo que puede ser necesaria su
suplementacion: Síndromes de malabsorción intestinal,
gastrectomizados, alcoholismo, cirrosis hepática, insuficiencia
cardíaca congestiva, hemodiálisis crónica, hipertiroidismo,
fiebre prolongada, abuso de alcohol, uso de estrógenos y de
otros medicamentos como la isoniazida (antibiótico usado en
la profilaxis y el tratamiento de la Tuberculosis.
La vitamina B6 se utiliza en el tratamiento de diversas
enfermedades: Enfermedades metabólicas congénitas
(homocistinuria, hiperoxaluria,...), síndrome de dependencia
de piridoxina del neonato, intoxicación aguda por: isoniazida,
cicloserina, hidralazina y algunos hongos, anemias
sideroblásticas piridoxin sensibles sin relación con déficit de
vitamina B6. Su déficit produce el cuadro clásico de Pelagra.
No se ha demostrado que la vitamina B6 sea útil para
el tratamiento del acné y otras dermatosis, los cálculos renales,
la intoxicación aguda por alcohol, etc.
Su uso a dosis altas (más de 200 mg al día durante más
de 30 días, pueden producir un síndrome de dependencia. El
uso de estas dosis durante el embarazo, produce este
síndrome en el neonato.
La vitamina B6 se halla ampliamente distribuida en los
alimentos vegetales y animales.

La vitamina B12 (Cobalamina) es sintetizada por los


microorganismos, distribuyéndose ampliamente en el reino
animal. La Hidroxicobalamina y la Cianocobalamina son las
formas sintéticas de la vitamina B-12 que se consumen en los
complejos vitamínicos.
Actúa como coenzima en diferentes funciones
metabólicas de las grasas, los hidratos de carbono y las
proteinas. Es necesaria en la síntesis de mielina (sustancia
imprenscindible en la transmisión nerviosa), células sanguíneas
y en otras importantes funciones de nuestro organismo
(formación de células sanguíneas, replicación celular...).
Para absorberse debe ligarse al factor intrínseco
(sustancia producida por el estómago), pasando al organismo
en el intestino delgado.
Se almacena en el hígado, pudiendo pasar hasta 5
años sin que se produzcan manifestaciones carenciales
después de su supresión total en la dieta.
Las manifestaciones típicas de la carencia de vitamina
B12 en las formas más graves son: la anemia megaloblástica
(una forma de anemia) y la degeneración cordonal subaguda
de la médula (alteración neurológica grave). En las formas
leves, lo síntomas son muy inespecíficos: pérdida de apetito,
alteraciones digestivas, trastornos de la menstruación,
hormigueos, depresión y otras manifestaciones psíquicas
inespecíficas. La deficiencia de vitamina B12 es una causa de
demencia tratable, por lo que debe ser investigada en los
ancianos con dichos síntomas.
La administración de vitamina B12 debe hacerse en los
cuadros clínicos carenciales como son: la anemia perniciosa
(falta o inhibición de factor intrínseco), la anemia
megaloblástica por déficit de vitamina B12 y la degeneración
subaguda combinada de la médula por déficit de la vitamina.
La malabsorción de vitamina B12 ocurre en aquellos pacientes
que han sufrido extirpaciones de estómago, páncreas o
intestino, así como los síndromes de malabsorción intestinal.
En el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA)
también ocurre.
Los vegetarianos estrictos, aquellos que no ingieren
complementos ovolácteos y sus hijos lactantes, deberían tomar
un suplemento de vitamina B12 para evitar una probable
carencia.
Aunque las necesidades de vitamina B12 pueden
aumentar en el embarazo y uso de anticonceptivos orales, no
suele producirse carencia.
Se ha utilizado, como el resto de las vitaminas, en
multitud de procesos sin el suficiente rigor científico. No ha
demostrado ser efectivo en el tratamiento de: hepatitis virales
agudas, el envejecimiento, las alergias, la ambliopía
(disminución de la agudeza visual en los niños), el retraso del
crecimiento, la falta de apetito, la fatiga, etc.
La ración dietética recomendada de vitamina B12 es de
2,5 mcg al día en niños, 3 mcg en adultos y 4 mcg en las
mujeres embarazadas y lactantes. Estas cantidades se hallan
normalmente en la dieta.
Es una vitamina excelentemente tolerada que rara vez
produce toxicidad. Los excedentes que se ingieren sin
necesidad son habitualmente eliminados por la orina sin
transformar.
La vitamina B12 se encuentra en los alimentos de
origen animal, especialmente en el hígado, riñón, pescados,
mariscos, carne y derivados animales como huevos, leche y
quesos fermentados, sin perderse por la cocción.
Al ser una vitamina de origen casi totalmente animal,
los vegetarianos estrictos deberían usar un suplemento de
vitamina B12 para evitar su carencia.

La vitamina K: Coagulación eficaz

La vitamina K participa en la síntesis de los factores de


coagulación II, VII, IX, X, la proteína C y la proteína S, todos
ellos importantes componentes de una de las reacciones
bioquímicas más complejas y atractivas de nuestro organismo:
la cascada de la coagulación. Preservar la sangre del cuerpo en
el interior de las arterias y venas, necesita de una multitud de
factores que unidos en una ordenada secuencia, provocan la
formación del coágulo: el reparador de las goteras de nuestro
sistema circulatorio.
Se encuentra de forma natural en muchos alimentos
como las verduras, la leche, los aceites vegetales, los huevos y
los tomates.
Se absorbe en el tracto digestivo en presencia de las
sales biliares, almacenándose en el hígado y en otros tejidos.
Se encuentra en altas concentraciones en el intestino por la
síntesis de los microorganismo de la flora digestiva.
La vitamina K no se encuentra en los complejos
vitamínicos, ya que su carencia solo ocurre en unas
enfermedades concretas: la Hipoprotrombinemia congénita, la
hemorragia por sobredosificación de anticoagulantes orales,
situaciones carenciales de vitamina K (cuadros de
malabsorción, enfermedad celiaca, colitis ulcerosa, fibrosis
quística, diarreas prolongadas, etc), la enfermedad
hemorrágica del recién nacido y otras. La intoxicación por
rodenticidas (raticidas) necesita la transfusión de plasma fresco
congelado y dosis altas de vitamina K.

El Ácido Fólico: Una buena prevención en el embarazo.

El ácido fólico es una importante vitamina, dado su


papel imprenscindible en los procesos de diferenciación y
maduración celular a través de la síntesis de DNA. Es decir,
actúa en todos los procesos del crecimiento y desarrollo
celulares. Su importancia se ha visto reforzada desde el año
1992, a raíz de diversos estudios que revelaron que la toma de
una cantidad mínima de 0,4 mg al día durante las primeras 6
semanas del embarazo, reducía la incidencia de alteraciones
del desarrollo del tubo neural (espina bífida y
mielomeningocele). Éstas graves alteraciones, causantes de
importantes minusvalías físicas y psíquicas a los niños
afectados, suponen un elevado porcentaje de todas las
malformaciones posibles.
El ácido fólico es sintetizado por las bacterias de la
flora intestinal y también, aportado por los alimentos, sobre
todo de origen vegetal (legumbres, verduras frescas, frutas).
Una dieta normal aporta entre 500-800 mcg de folatos al día.
Se recomienda un mínimo de 200-400 mcg/día.
Su carencia provoca una formación anómala de los
hematíes, y por lo tanto, un tipo de síndrome anémico con
manifestaciones a nivel de mucosas (inflamación de la boca y
lengua) y alteraciones neurológicas.
Una dieta insufiente puede producir déficit de folatos
en pocos meses, ya que los depósitos de corporales
almacenan una cantidad equivalente aproximada a 100 veces
el requerimiento diario.
Otras causas que predisponen la carencia de ácido
fólico son: el alcoholismo, las enfermedades del intestino
delgado, el embarazo y la lactancia.
El ácido fólico es una vitamina lábil que puede
destruirse con facilidad por sobrecocimiento o ebullición, por
lo que será conveniente tomar aquellas hortalizas de hoja
verde que no precisan cocción (por ejemplo: la lechuga). No
tiene efectos tóxicos destacables.
Los preparados comerciales de ácido fólico tienen una
composición muy alta (5mg) para las necesidades demostradas
en la prevención de los defectos del tubo neural (0.4mg). El
único preparado que contiene 0.4mg por comprimido es la
Micebrina Complex®, que va asociada a un amplio espectro
del resto de las vitaminas y minerales.

Las Sales de Hierro: Evitar la anemia

El hierro es un catión necesario para la formación de


la hemoglobina -la principal proteína de los glóbulos rojos que
transportan el oxígeno en la sangre- y un constituyente esencial
en muchos procesos metabólicos del organismo -
fundamentalmente de oxidación-reducción-.
El organismo contiene 4 gramos de Hierro y la mayoría se
encuentra presente en la hemoglobina. Debido a las pérdidas
que se producen en hombres y mujeres a través de las heces,
orina y sudor, se precisa una absorción diaria de 1 mg al día;
en mujeres en edad fértil las necesidades son de 1,5 a 2 mg al
día, mientras que en las mujeres embarazadas será de 2 a 3 mg
al día.
Se asume que una dieta normal contiene de 10 a 20
mg de Hierro, de los que el organismo absorbe el 5-10% del
mismo. En determinadas circunstancias en las que se produce
un aporte insuficiente, un aumento de necesidades (embarazo
y crecimiento) o una absorción deficiente (sujetos
gastrectomizados, sindrome de malabsorción), se produce una
situación carencial de hierro, dando como resultado una
anemia ferropénica. Ésta es sin duda, la forma de anemia más
frecuente, debido la mayoría de las veces, no a un déficit de
aporte, sino a pérdidas sanguíneas de diverso origen: la más
habitual es la menstruación abundante.
El diagnóstico de las anemias ferropénicas debe
efectuarlo un médico, antes de realizar una automedicación
del mismo. Hay varias causas de anemias ferropénicas que
deben ser cuidadosamente evaluadas, como por ejemplo los
sangrados de baja intensidad a través del tubo digestivo que
pueden ser el síntoma inicial de una patología grave.
El uso profilactico del Hierro debe considerarse en el
caso de: aumento de las necesidades (embarazo, lactancia),
disminución del aporte dietético y pérdidas sanguíneas de
origen conocido (menstruación abundante habitual). Se usará
entre 60 y 80 mg al día en adultos.
Presenta como efectos adversos más frecuentes los
trastornos gastrointestinales: sabor metálico, dolor en la boca
del estómago, náuseas, ardor, sensación de plenitud,
estreñimiento o diarrea y coloración negruzca de las heces. En
ocasiones sólo se presenta al inicio de su uso. Puede evitarse
disminuyendo la dosis e incrementando el número de tomas
diarias, o tomándolo con las comidas. Las soluciones de
hierro pueden manchar temporalmente los dientes.
La sobredosificación accidental con hierro (más
frecuente en niños) puede ser muy grave: dosis de 1 o 2
gramos de hierro son mortales.
La dieta variada y rica en frutas, verduras y proteínas
(carne y pescado) es la fuente habitual y suficiente de las
personas para sus necesidades de Hierro.

El Calcio: Prevenir la Osteoporosis

El Calcio es un importante activador de distintas


reacciones enzimáticas e imprenscindible en un gran número
de funciones fisiológicas: la transmisión de impulsos nerviosos,
la contracción cardíaca y de la musculatura lisa y estriada, la
función renal y respiratoria, en la coagulación sanguínea, etc.
Se absorbe en el duodeno y en el intestino delgado.
Su absorción disminuye si existe gran cantidad de grasas y
aumenta con la vitamina D, la leche y las proteínas.
El Calcio está presente en multitud de alimentos, pero
son fundamentalmente los productos lácteos y derivados, los
de mayor contenido.
El uso más importante en el momento actual,
independientemente del tratamiento de diversas anomalías
hormonales que causan hipocalcemia (déficit de hormona
paratiroidea, déficit de vitamina D, tratamiento con corticoides
de forma prolongada..), es en la prevención y tratamiento de la
Osteoporosis.
El tratamiento que ha demostrado una reducción más
significativa de fracturas osteoporóticas de muñeca, cadera y
vértebras, ha sido la terapia hormonal sustitutiva (estrógenos
solos o con gestágenos). La asociación de Calcio con vitamina
D se ha relacionado igualmente con una disminución de
fracturas, en población anciana con mínima exposición al sol.
Se aconseja la ingesta diaria de 0,8 mg a 1 gramo de
Calcio al día en personas adultas y de 1 a 1,5 g al día en niños
y adolescentes. En ancianos, la dosis debería ser de 1,5 a 2 g al
día. Estas dosis se pueden adquirir con la toma de 1 litro o
litro y medio de leche o sus equivalentes en productos lácteos:
yogur, queso y otras especialidades. Si tomar estas cantidades
de lácteos no es posible, se puede utilizar preparados
comerciales como Ostram®, Ibercal® y Calcium Sandoz®
en la dosis de un sobre o 1 comprimido al día.
Los efectos adversos más frecuentes son la irritación
gastrointestinal, el estreñimiento y la flatulencia.
Es rara la aparición de hipercalcemia con los suplementos de
calcio, aunque puede ocurrir en pacientes con fallo renal,
dosis altas de vitamina D o administración de dosis muy
elevadas de Calcio. Es necesario ser precavido en pacientes
con enfermedad cardíaca severa, tratamiento con Digoxina® y
enfermos renales.

Magnesio y Potasio: Necesarios para la energía de las células

El Magnesio es el segundo catión intracelular más


abundante, esencial para la transferencia, almacenamiento y
utilización de la energía intracelular. Es un componente
integral de la matriz ósea. El magnesio extracelular es
importante en la transmisión neuromuscular.
El Potasio es el catión intracelular esencial para la
transmisión del impulso nervioso, la contracción muscular, el
balance ácido-base y la utilización de la glucosa.
Ambos se absorben correctamente por el tubo
digestivo.
La deficiencia de Magnesio puede aparecer en
alcohólicos crónicos, síndromes de malabsorción intestinal y
pancreatitis crónicas, fundamentalmente.
La deficiencia de Potasio solamente aparece en
cuadros agudos de diarrea grave o bien en el uso continuado
de deterinados diuréticos (Seguril® y otros) que es necesario
suplementar con Potasio.
Una alimentación equilibrada aporta al organismo la
cantidad suficiente de magnesio y potasio, por lo que no está
indicada su administración rutinaria, sino en casos
excepcionales. Cualquier otra virtud atribuida a la ingestión de
estos minerales no tiene el rigor científico necesario como
para efectuar una recomendación de uso.

TABLA 23.
RESUMEN VITAMINAS Y MINERALES
VITAMINAS Y ALIMENTOS QUE COMENTARIOS
MINERALES LO CONTIENEN
Vitamina C Naranja, limón, No es eficaz para
verduras, tomates y prevenir el catarro. Su
patatas. uso excesivo puede
formar cáclculos
urinarios.
Vitamina D Pescado, huevos y Se usa en la
mantequilla. prevención y
También la piel la tratamiento de la
sintetiza por acción Osteoporosis. Se da a
del Sol. los bebés en el
primer año de vida.

Vitamina A Hígado, yema de El uso de dosis altas


huevo, frutas, tiene riesgo de
verduras, leche toxicidad. Gran
TABLA 23.
RESUMEN VITAMINAS Y MINERALES
VITAMINAS Y ALIMENTOS QUE COMENTARIOS
MINERALES LO CONTIENEN
entera, margarina y precaución en el
mantequilla. embarazo.
Vitaminas del Cereales con cáscara, Las personas
grupo B frutos secos, alcohólicas o con
legumbres, carnes de cirugías amplias de
cerdo y ternera, intestino y estómago
vegetales en general, tienen alto riesgo de
pescados. desarrollar su
carencia.
Los vegetarianos
estrictos deberían
recibir un suplemento
de vitamina B12.
Vitamina K Verduras, leche, Se utiliza solamente
aceites vegetales, en enfermedades
huevos y tomates. concretas.

Ácido Fólico Vegetales: Frutas, El uso de 0.4 mg al


legumbres, verduras día durante las 6
frescas. También primeras semanas de
sintetizado por las la gestación reduce el
bacterias intestinales. riesgo de aparecer
una malformación del
tubo neural en el feto.
Hierro Frutas, verdura, carne Necesaria para evitar
y pescado. o tratar la anemia
ferropénica.

Calcio Productos lácteos Entre 1 y 2 gramos de


fundamentalmente. calcio al día
(equivalente a 1-1,5
TABLA 23.
RESUMEN VITAMINAS Y MINERALES
VITAMINAS Y ALIMENTOS QUE COMENTARIOS
MINERALES LO CONTIENEN
litros de leche)
previene la
Osteoporosis.
Magnesio y Frutos secos, frutas, Se usa como
Potasio sobre todo el plátano. suplemento en
determinadas
enfermedades o
medicamentos.

PARTE TERCERA

MANEJO DE LAS ENFERMEDADES


MÁS COMUNES
EL MANEJO DE LAS ENFERMEDADES
MÁS COMUNES

Para que te duren poco las enfermedades, llama a


tu médico cuando estés bueno, y dale dinero porque no estás malo;
que si tú le das dinero cuando estás malo, ¿cómo quieres
que te dé una salud que no le vale nada, y te quite
un mal que le da de comer?
Libro de todas las cosas.
Francisco de QUEVEDO y VILLEGAS. 1580-1645.

LA AUTOMEDICACIÓN PRÁCTICA

La última parte del libro está dedicada a resolver de


forma práctica, situaciones y enfermedades que se pueden
manejar con automedicación. En los siguientes capítulos,
desarrollaremos brevemente las terapias farmacológicas más
adecuadas a los distintos problemas, para que usted use los
medicamentos de una forma racional y correcta.
Es necesario destacar, si tiene dudas sobre las
enfermedades, que la automedicación nunca es una exclusión
de la consulta médica, es simplemente, la utilización
autónoma de unos tratamientos para los que usted está
convenientemente informado. Si aparecen dudas, una
evolución no esperada, síntomas de alarma u otros datos que
sugieran complicaciones, no demore la necesaria consulta a
los servicios sanitarios.
Al citar medicamentos y nombres comerciales
concretos, he querido destacar los más populares y adecuados.
Es imposible recoger en este libro, todo el vademecum de
productos disponibles para la automedicación, y además,
como se comenta en otros capítulos, no todo lo que existe es
apropiado y beneficioso.
Es intención del autor facilitar la adquisición de
medicamentos concretos, sin hacer ninguna apología o
publicidad de las marcas comerciales.
Su farmacéutico será la persona más idónea para
aconsejarle sobre los preparados comerciales, eligiendo el de
mejor calidad-precio.

XVI. PREVENCIÓN
DE LA CARIES DENTAL.
Mantener una adecuada salud bucodental forma parte
de una buena salud general. La nutrición, la masticación, la
articulación correcta de las palabras, son una parte de las
múltiples y necesarias funciones que realizan todos los
componentes de la boca. La Caries dental es el pricipal
problema desde la infancia.
En la última década, gracias a la extensión de las
medidas de higiene y a la utilización de la prevención con
Flúor, ha disminuido la prevalencia de caries en todos los
países desarrollados.

Las pricipales medidas higiénicas son las siguientes:

 Acostumbrarse al cepillado dental desde la primera infancia


(dientes de leche). Usar siempre los cepillos más blandos. No
usar pasta dentífrica antes de los 4 años.

 Cepillar los dientes depués de cada comida (2 minutos de


duración, con movimientos ascendentes, descendentes y
laterales. Si no es posible en cada comida, al menos antes de
acostarse.

 Utilizar pasta de dientes que contenga Flúor. El Flúor local


previene la formación de caries, reforzando el esmalte y
haciéndolo más resistente a la placa bacteriana.

 Emplear seda dental para acceder a las zonas más difíciles,


entre las encías.
 Evitar el consumo excesivo de azúcares (caramelos,
golosinas), así como de tabaco y alcohol. Todas estas
sustancias perjudican la salud bucodental.

 No es necesario utilizar rutinariamente enjuagues de


antisépticos bucales, salvo recomendación expresa de su
médico o dentista por problemas de enfermedad periodontal.

La Fluoración del agua de consumo

La utilización de aguas fluoradas es un método de


reconocida eficacia, extendido en numerosas localidades de
todo el mundo, incluida España, donde existen 10 plantas
funcionantes en ciudades como Gerona, Córdoba y Badajoz.
No se ha demostrado ningún efecto perjudicial para la salud
humana en los abundantes estudios realizados. La reducción
de la caries, atribuida a la fluoración de las agua de consumo,
oscila entre un 35% y un 60%.
En los lugares donde no se dispone de agua fluorada,
se debería administrar suplementos de Flúor desde el
nacimiento hasta los 13 años. Esta medida está siendo
impulsada desde las consultas de Pediatría para conseguir
unos niveles de prevención de la caries en España,
equivalentes a nuestro colegas europeos. Conviene dosificar
correctamente, dado que los errores pueden provocar una
toxicidad dental y general importante.
En su Ayuntamiento podrá obtener los datos locales
sobre el grado de fluoración de su agua de consumo.

TABLA 24.
SUPLEMENTOS DE FLÚOR ORAL SEGÚN EL
CONTENIDO EN FLÚOR DEL AGUA DE BEBIDA EN
PARTES POR MILLÓN (PPM).

Edad 0-0,25 ppm 0,25-0,50 ppm 0,50-0,75 ppm >0,75 ppm

0-12 meses 0,25 mg/dl 0 0 0


1- 4 años 0,50 mg/dl 0,25 mg/dl 0 0
4-8 años 0,75 mg/dl 0,50 mg/dl 0,25 mg/dl 0
8-12 años 1 mg/dl 0,75 mg/dl 0,50 mg/dl 0
> 12 años 1 mg/dl 0,75 mg/dl 0,50 mg/dl 0

 Los preparados comerciales más utilizados son: Fluor Kin®


(0,25 mg y 1 mg por comprimido) y Flúor Lácer® (0.05 mg
por gota en envase de 15 ml) de especial uso en niños. La
dosis referida es por vía oral y diaria.

 Es preferible utilizar el Flúor en un envase que contenga


solo Flúor que mezclado en un polivitamínico infantil, donde
el ajuste de dosis no es viable.

La efectividad de esta medida se encuentra entre el 30


y 40%, sin embargo el principal problema de este método es
obtener un cumplimiento suficiente y duradero en el tiempo.

La utilización del Flúor tópico (colutorios y dentífricos)


A partir de los años setenta se demostró que la
aplicación de Flúor tópico en forma de colutorios, geles y
dentífricos eran también efectivos para la prevención de la
caries. Desde entonces, todo el mundo usa dentífricos
fluorados. Es una de las causas más destacadas de la reducción
de la caries en los países occidentales. El uso del cepillado
solo o sin pastas fluoradas no consigue reducir la caries, en
contra de lo que se creyó durante años. La adición del Flúor
ha sido realmente eficaz en dicha prevención. La
concentración más utilizada es al 0.1% (100 mg de Flúor en
100 g. de pasta, es decir 1.000 ppm). En niños también se ha
demostrado eficaz la concentración de 500 ppp de Flúor.
Otro método eficaz y menos conocido son los
colutorios. Consiste en impregnar los dientes durante un
breve tiempo (1 minuto) de una concentración alta de Flúor,
que al final es eliminada sin ingerir. Es el método más
utilizado, tanto en su utilización escolar como individual en el
propio domicilio. Es un método económico y eficaz. La
eficacia en la reducción de la caries por dicho método está
alrededor del 30%. Esta prevención es eficaz tanto en los
niños como en los adultos.

 Administrar 10 ml de Flúor Kin Semanal® en la boca,


moviéndolo lentamente sobre los dientes durante 1 minuto
una vez por semana. Al acabar, escupirlo. No administrar
antes de los 6 años de edad, dado que no tienen capacidad de
retener el líquido durante el tiempo necesario sin ingerirlo.
XVII. HERPES LABIAL (Calentura)
El Herpes labial es una infección vírica, de carácter
recurrente, que padece un número importante de personas.
El causante es el Herpesvirus simplex u hominis (VHS) del
tipo I. El tipo II es el causante del Herpes genital. No
confundir con el Herpes Zoster, otra enfermedad cuyas
lesiones son similares, pero de distinta localización (sobre todo
en el tronco y ojos), cuyo causante es el virus de la Varicela.
El primer contagio se sufre entre los 2 y 4 años de
edad, y suele pasar desapercibido. Posteriormente, a través de
diversos desencadenantes (estrés, frío, sol, fiebre y otros),
reaparece periódicamente a cualquier edad.
Es una enfermedad benigna y autolimitada, de
aproximadamente 7-10 días de duración. Por ello, el
tratamiento debe estar dirigido a aliviar las molestias causadas.

 Proteger los labios con fotoprotectores labiales (por ej.


Fotoprotector labial Isdin®), todas aquellas personas que
tengan la infección frecuentemente

 Aplicar Sulfato de Cobre al 1 por mil (lo preparan en la


farmacia), frecuentemente sobre las lesiones con un algodón.
Produce sequedad de la lesión y una menor formación de
costra.

 No todas las personas necesitan pomadas o comprimidos


antivirales (aciclovir) para el tratamiento de esta afección. Su
médico se lo recomendará si lo juzga necesario. No lo use
como automedicación.
XVIII. EL ARDOR
DE ESTÓMAGO

La sensación de ardor y acidez de estómago es una


experiencia que ha sufrido cualquier persona en algún
momento de su vida. La mayor parte de las veces coincide
con los excesos alimenticios, tanto en cantidad como en el
tipo de comida (picantes, comidas grasas, alcohol...).
Contradictoriamente al nombre popular (ardor de
estómago), la sensación de acidez la percibe el esófago
- la parte del tubo digestivo que va desde la faringe hasta el
estómago a lo largo del tórax -, debido al paso de contenido
alimenticio o de los jugos gástricos que tienen la acidez
necesaria para realizar la digestión.
Determinadas personas sufren de este problema de
manera habitual y grave, lo que se denomina reflujo
gastroesofágico, precisando medicación habitual durante largo
tiempo.
Los fármacos básicos para el tratamiento esporádico
de estos problemas son los antiácidos. Si su problema es
habitual e independiente de la alimentación, debe consultar a
su médico para realizar los correspondientes estudios y
efectuar un tratamiento adecuado.
Las medidas higiénicas y preventivas en todas las
personas que sufran estos problemas, tanto en su forma leve y
esporádica como grave y con medicación, son las siguientes:

 Evite, dentro de lo posible los irritantes gástricos: café,


tabaco, alcohol, comidas picantes o con abundante vinagre y
salsas muy sazonadas. Todos aumentan la acidez gástrica.

 Coma ordenadamente, mastique bien y despacio comidas


ligeras y no muy grasientas. La comida rápida aumenta la
cantidad de aire en el estómago y predispone a la acidez y la
flatulencia.
 Espere al menos 2 horas después de cada comida para
introducirse en la cama en la posición horizontal. La plenitud
gástrica empeora el ardor.

 Si padece de ardor frecuente o está diagnosticado de reflujo


gastroesofágico, eleve uno 10 cm las patas de la cabecera de su
cama. Esa pequeña elevación puede aliviarle los síntomas
nocturnos.

 Siguiendo las recomendaciones del capítulo dedicado a los


antiácidos, olvide el Bicarbonato y utilice los antiácidos de
aluminio y magnesio. Las marcas más populares son:
- Almax forte® (1 cucharada, comprimido o sobre).
- Unimaalox® (1 envase monodosis)
- Bemolán® (1 sobre o comprimido)

Pueden repetirse varias veces al día si es preciso.

Las personas que necesitan utilizar antiácidos con


mucha frecuencia, probablemente tienen una patología
digestiva de base no diagnosticada (reflujo, úlcera
gastroduodenal, dispepsia, etc). Los antiácidos son unos
buenos medicamentos para usar como automedicación, pero
si su uso es demasiado habitual, lo correcto será consultar a su
médico y tener un diagnóstico de certeza sobre su problema.
XIX. LA GASTROENTERITIS AGUDA

La gastroenteritis aguda es uno de los problemas más


frecuentes que padecemos a cualquier edad junto al catarro
común. La primera infancia y los ancianos son los grupos de
mayor riesgo de padecer complicaciones derivadas de esta
enfermedad. La deshidratación es la consecuencia de unas
pérdidas de agua y electrolitos (Sodio, Potasio, Cloro) que son
mayores que las que podemos ingerir por la bebida.
En el capítulo 14 se revisan los medicamentos
antidiarreicos, describiendo sus utilidades y limitaciones.
De manera práctica, repasemos las medidas a tomar
en el caso de una gastroenteritis aguda:

 Los menores de 2 años con vómitos y diarreas deberán ser


siempre evaluados por su pediatra o médico de familia.

 Ante los ancianos que sufran un deterioro general


importante con la aparición de una diarrea, se deberá ser
especialmente precavidos.

 Los cuadros agudos que cursen con vómitos y sin diarrea,


pueden ser otras enfermedades diferentes a una gastroenteritis
aguda, por lo que se deberán observar los síntomas y consultar
al médico. La diarrea sin vómitos, sí es un cuadro
perfectamente compatible con la gastroenteritis aguda.

 Si usted no dispone de solución rehidratante, puede realizar


en casa un sustituto eficaz: LIMONADA ALCALINA.
- 1 litro de agua hervida y enfriada.
- Zumo de 2 limones
- Punta de cuchillo de sal y otra de bicarbonato sódico.
- Endulzar con azúcar o sacarina a su gusto.

 Ingerir líquidos (agua sola, Limonada alcalina, Sueroral®,


según las pérdidas que haya) en pequeñas cantidades para
favorecer la tolerancia gástrica. Si se bebe un vaso de una vez,
es fácil que aumenten los vómitos y los retortijones.
 Después de 8 a 12 horas de solamente ingerir líquidos,
debe empezar a tomar alimentos blandos y de fácil absorción
(yogur, puré de zanahoria y patata...) Tome poca cantidad y
repita poco después si lo tolera bien. Al día siguiente si la
evolución es positiva, inicie la alimentación astringente más
conocida: arroz hervido, pescado hervido, jamón york, tortilla
a la francesa. Introduzca progresivamente el resto de alimentos
cuando su ritmo intestinal vuelva a lo normal.

 No pruebe la leche hasta que se haya recuperado. Una


introducción demasiado temprano empeora la diarrea y la
prolonga en el tiempo.

 Si los retortijones y la frecuencia de las deposiciones es


grande, pero no tiene usted repercusión en su estado general y
de hidratación, puede tomar un antidiarreico. El más
adecuado es Fortasec®. Al ser un medicamento que precisa
receta médica, consulte previamente a su médico si tiene
usted alguna contraindicación para su uso.

 La aparición de sangre en las heces, vómitos no


controlables, prolongación de la diarrea con empeoramiento
del estado general o cualquier otros dato sospechoso, debe
obligar a realizar una consulta médica.
XX. EL ESTREÑIMIENTO

El estreñimiento es la dificultad para la evacuación de


la heces o la disminución de su frecuencia. No es obligado
tener un ritmo diario de deposición. Se considera que hasta 3
días, sin dificultad, es un ritmo considerado normal. La mayor
parte de las veces, el estreñimiento habitual es motivado por
alguna de estas causas: poca ingestión de alimentos ricos en
fibra en la dieta, sedentarismo y falta de ejercicio, inhibición
prolongada del deseo de defecar que al final provoca la
pérdida de la sensación, junto a otros problemas derivados de
situaciones concretas: embarazo, ciertos medicamentos, etc.
En el capítulo 13 de describen los pricipales
medicamentos y su utilidades y riesgos. Las medidas a
tomar serán:

 Introducir en la dieta habitual alimentos con alto contenido


en fibra. La fibra es el residuo no digerible que dejan ciertos
vegetales (verduras, frutas, legumbres, cerales integrales, etc) y
que actúa aumentando el volumen, favoreciendo la retención
de agua de la masa fecal, de modo que, estimula y facilita la
evacuación de la heces.

 Beber líquidos de forma abundante. Los ancianos sufren


frecuentemente estreñimiento y una causa predisponente es
su poca ingestión de líquidos al tener disminuido el umbral de
la sed. Es necesario forzar la bebida de agua, infusiones,
zumos, etc, en todas aquellas personas que sufran de
estreñimiento.

 Limitar de forma razonable la ingestión de alimentos


astringentes ( arroz, queso, pastas, harinas, etc).

 Acostumbrar al organismo a coger un ritmo horario y de


lugar habitual para la defecación.

 Responder inmediatamente a la necesidad de defecar. No


inhibir la sensación reteniéndo las ganas, es decir, solamente
lo que las normas sociales nos obligan, por supuesto.

 Realizar algo de ejercicio físico, al menos dar paseos. El


ejercicio favorece enormemente los movimientos intestinales
para la progresión y evacuación de las heces.

 Si padece un estreñimiento transitorio (viaje, estrés...) utilice


un supositorio de glicerina como método de acción rápida
más inocuo.

 Si su estreñimiento es habitual y conocido, utilice laxantes


que aumentan el bolo fecal, desde el salvado de trigo que se
vende en herbolarios a un precio mínimo hasta productos
como Metamucil®, Plantabén® o Cenat® granulado. Beba
un buen vaso de agua después de tomar estos productos.

 Cualquier estreñimiento de reciente evolución y que


persiste en el tiempo, deberá ser evaluado por un médico para
proceder a un diagnóstico del problema.
XXI. EL CUIDADO DE LA PIEL
(Emolientes y Fotoprotección)

La piel es el tejido vivo que nos aisla y protege del


exterior. De su integridad y buen cuidado depende una parte
importante de nuestra salud. Son muy frecuentes las consultas
por problemas dermatológicos que no son estrictamente
enfermedades, sino un deficiente cuidado y protección de la
piel. Veamos dos de las situaciones que se pueden evitar con
una adecuada información.
La Xerosis cutánea o piel seca

Los hábitos de limpieza e higiene que ha impuesto


nuestra sociedad han sido enormemente beneficiosos para la
salud general, pero la gran perjudicada ha sido la piel que está
sometida, en muchos casos, a más agresiones externas de las
que es capaz de soportar.
La piel seca es la causa más frecuente de picor (prurito
xerótico). Éste se manifiesta, sobre todo, en áreas pobres en
glándulas sebaceas (piernas y brazos). La exageración de los
hábitos higiénicos y el abuso de detergentes enérgicos (la
mayoría de los geles de baño) son la causa más frecuente de
xerosis. También son importantes los factores ambientales: en
climas fríos y secos hay una menor humedad relativa del
ambiente y una mayor tendencia a la sequedad. La utilización
de gel para la limpieza corporal, junto con el efecto del agua
sobre la fina capa de células superficiales y grasa cutánea,
produce una desecación importante que se manifiesta como
piel tirante, picor generalizado, y en los casos extremos y con
predisposición individual, la aparición de Dermatitis Atópica -
el conocido eczema -.
A pesar de ciertas ideas populares, el empleo
frecuente, o incluso diario, de champúes rara vez produce
problemas dermatológicos en el pelo o el cuero cabelludo
normales (la zona más rica en glándulas sebáceas de todo el
cuerpo). Para cabellos grasos es recomendable el empleo de
champúes ligeramente ácidos. Para cabellos secos, ademas de
lavarse con menos frecuencia, se usaran champúes
ligeramente alcalinos con acondicionadores.

Si usted sufre el problema de la sequedad cutánea o


quiere conservar adecuadamente su piel, tenga en cuenta las
siguientes recomendaciones:

 Si usted necesita la ducha diaria, no se enjabone la


superficie corporal todos los días, solamente una vez por
semana, salvo clara suciedad. Si tiene tiempo, realice una baño
en sustitución de la ducha en alguna ocasión, de esta forma la
piel no es arrastrada por el agua.

 Inmediatamente después de salir de la ducha, necesita


usted darse una crema emoliente -las popularmente llamadas
hidratantes -. Aplíquesela con la piel ligeramente mojada por
toda la superficie corporal, o al menos con más insistencia por
las zonas de mayor sequedad. En la continuidad de estas
medidas radica el éxito.

Las cremas emolientes son de diferentes tipos, aunque


todas realizan su función mediante la formación de una
película más o menos oclusiva sobre la piel que disminuye la
pérdida de agua transepidérmica. El término emoliente deriva
del latín emoliens ("ablandar") y hace referencia a sustancias
que aplicadas sobre la piel, la hacen más suave, elástica y
húmeda. Existen numerosos términos, muchos de dudoso
rigor científico, que se emplean más o menos como
sinónimos de emoliente: hidratante, nutritiva, lubricante,
humectante o acondicionador (dirigida al cabello).
Existen muchos otros calificativos acientíficos, incluso
fraudulentos, que sólo tienen como fin el lucro comercial a
base de afirmar propiedades imposibles o no demostradas con
rigor científico. Algunas de las más disparatadas son:
Revitalizante, regeneradora, reestructuradora, rejuvenecedora,
liporreductora, defatigante, energizante, antiarrugas,
antiestrías, oxigenante, etc, etc.

Los emolientes se componen básicamente de


emulsiones de agua (Water = W) y aceite (Oil = O). Según
predomine una u otro, las formulaciones se dividen en dos
grandes grupos:
 Emulsiones O/W (Oil in Water): En el agua se encuentran
emulsificadas diminutas partículas grasas. Se designan casi
siempre como cremas. En cosmetología constituyen la base de
numerosas cremas faciales (las que se aplican de día), de
cremas de manos y también de emolientes corporales poco
espesos. Al ser más evanescente, las formulaciones O/W
suelen ser las más apreciadas por las personas, pero en
cambio su capacidad para impedir la pérdida de agua
transepidérmica es más limitada. Por otra parte, aunque en el
momento de la aplicación se nota una agradable sensación de
suavidad, elasticidad e hidratación de la piel, la fase acuosa de
la crema se evapora con relativa rapidez, con lo que pronto
vuelve a notarse una sensación de sequedad que obliga a
reaplicarse frecuentemente el emoliente.
 Emulsiones W/O (Water in Oil): En la grasa se encuentran
emulsificadas microgotas de agua. Se designan normalmente
como pomadas. Constituyen la base de las mal llamadas
"cremas nutritivas" (porque ni son cremas ni nutren) y también
de muchos emolientes corporales. Al ser más grasas, suelen
ser menos apreciadas por los pacientes que a menudo las
encuentran demasiado "pringosas". Sin embargo, desde el
punto de vista médico son más eficaces que las emulsiones
O/W en su función de impedir mejor y durante más tiempo
la pérdida de agua transepidérmica.
Las grasas que se emplean en ambos tipos de
emulsiones pertenecen a 3 categorías principales: minerales
(Vaselina, parafina y otros aceites y ceras minerales), vegetales
(Aceites comunes de oliva, cacahuete, coco, germen de trigo,
otros más exóticos como el de jojoba) y animales (Lanolina,
cera de abejas, colesterol, lecitina, ácido esteárico y muchos
otros ácidos grasos, fosfolípidos y esteroles).
Ejemplos de emolientes útiles son: la Vaselina estéril
que comercializan diversas marcas (la más económica), Crema
Nivea® (popular y accesible), Lipikar® (emulsión O/W) y
Physiane® (emulsión W/O) más caras pero excelentes,
Crema Neutrogena® (excelente para las manos). Existen
numerosas marcas comercializadas por las casas cosméticas
con precios y formulaciones diversas. Consulte a un
farmacéutico de confianza las diversas posibilidades, y no se
deje llevar por la publicidad o por el precio como sinónimo
de calidad.

La fotoprotección solar

La radiación solar produce sobre la piel, además de


efectos agudos como la quemadura cuando la exposición dura
cierto tiempo en las pieles sensibles, otros efectos crónicos o
acumulativos: la fotocarcinogénesis, mediada principalmente
por los rayos ultravioletas B (UVB) y el fotoenvejecimiento o
"elastosis solar", mediado principalmente por los rayos
ultravioletas A (UVA).
La cantidad de energía lumínica solar que alcanza la
tierra en el paralelo 40 Norte (aproximadamente : Madrid -
Nueva York - Pekin) en el equinocio de primavera (21 de
Marzo) es de unos 150 mJ/cm2, de los cuales, más o menos, el
50 % correspondiente a radiación infrarroja, el 40 % a luz
visible y sólo el 10 % a radiación ultravioleta, ésta última se
subdivide en un 8 % de Ultravioleta A (UVA) y un 2 % de
Ultravioleta B (UVB).
Como norma general, cuanto más corta es la longitud de onda
de una radiación, más dañina es ésta para los seres vivos. Así,
ciñéndonos a la radiación ultravioleta, la Ultravioleta C (UVC)
(10-280 nm.) tiene una acción destructora rápida e intensa del
ADN y de otras moléculas orgánicas, usándose en ocasiones
esta propiedad para la esterilización del material quirúrgico.
Afortunadamente, la UVC no alcanza la superficie de la Tierra
ya que es filtrada por las capas superiores de la atmósfera. La
UVB (280-320 nm.) es la principal responsable de la
carcinogénesis y también del daño agudo (quemadura solar).
La UVA (320-400 nm.) no está exenta de riesgo, al penetrar
más profundamente, es la principal productora de los cambios
dérmicos causantes del fotoenvejecimiento.
En la década de los 80 se produjo una pérdida global
del ozono atmosférico del orden del 5 %. Este fenómeno es
especialmente grave en los países del hemisferio Sur (peor
cuanto más cerca del Polo), donde se ha detectado un
incremento de la radiación UV superior al 10 % en algunas
regiones durante este periodo de tiempo. Se calcula que
cuando la capa atmosférica de ozono disminuya un 20 %, los
diversos tipos de cáncer de piel aumentarán
espectacularmente (los epiteliomas basocelulares aumentarán
un 30 % y los espinocelulares un 50%). Se estima que en
EE.UU., hacia el año 2050, podría haber 2 millones más de
cánceres del epitelio y 4.000 muertes anuales más por
melanoma.
Todas las pieles no se protegen igual de la radiación
solar. De todos son conocidas las dos versiones opuestas:
aquél que siempre se quema (piel muy blanca y ojos claros) y
el que nunca se quema (piel morena y ojos oscuros). Las
personas del primer tipo deberían evitar la exposición a la luz
solar (incluso en días fríos y nublados), y aplicarse de rutina en
áreas descubiertas, filtros solares de alta protección (factor 15).
Las personas de tipo intermedio deberían aplicarse un filtro
solar de protección (entre 6 y 15) durante la época estival o
durante todo el año si se realizan trabajos al aire libre
(campesinos, marineros, etc.). Las personas de piel oscura,
normalmente no necesitan emplear fotoprotectores. El uso
rutinario de un cosmético que contenga un filtro solar eficaz,
(por ejemplo un emoliente facial diurno -"crema hidratante"-
en mujeres o una loción para despues del afeitado -"after
shave"- en hombres), es un método muy eficaz a largo plazo
para prevenir los problemas ocasionados por la radiación
solar.

 Se recomienda aplicarse el filtro solar un rato (hasta 2


horas) antes de la exposición, sobre la piel seca y limpia y, a
ser posible, en casa.

 Para garantizar una fotoprotección constante, es


recomendable repetir las aplicaciones en caso de sudoración
profusa, al salir del baño, y en cualquier caso, a intervalos
máximos de 2 horas.

 Es necesario evitar la exposición solar durante las horas


zenitales (12 a 16 h. -horario europeo de verano-), y
protegerse con sombreros y otras medidas de sombra para
disminuir los efectos agudos y crónicos de la exposición solar.

 La irradiación del sol ocurre exactamente igual estando


quieto que moviéndose, aunque en el segundo caso se tenga
menos sensación de calor. Las nubes filtran muy poca
cantidad de luz UV.
Los principales grupos de filtros químicos son: El
Ácido Paraaminobenzoico (PABA) y sus ésteres, las
Benzofenonas y los Cinamatos (los más modernos y eficaces).
Los fotoprotectores son comercializados por numerosas casas
cosméticas y farmacéuticas. Debe usted fijarse en el índice de
protección solar que aununcian y también en la textura de la
crema. Según su tipo de piel y su grado de exposición elija
usted, preferentemente, el más alto.

XXII. EL CUIDADO DE LAS HERIDAS

Los cortes, rasguños y otras pequeñas heridas de la


piel son hecho habituales en el ámbito familiar, sobre todo
con niños pequeños. Con un cuidado básico, las heridas
cierran adecuadamente en el transcurso de una semana
aproximadamente.
Las medidas correctas son las siguientes:
 Inspeccione la herida para ver su profundidad y tamaño,
puede ser necesario dar puntos de sutura en un centro
médico.

 Limpie los restos de suciedad de la herida y su alrededor


con agua fría y jabón corriente de mano. Si la herida es algo
profunda, ponga el chorro de agua encima para que su fuerza
arrastre la suciedad. Después séquela con un pañuelo limpio o
una gasa y ejerza presión, de esa manera se coagulará la
sangre.

 Aplique un antiséptico sobre la herida. Siguiendo las


recomendaciones del capítulo 10, usaremos preferentemente
Povidona Yodada (Betadine®) dos o tres veces al día. Si la
herida es exudativa ("una erosión de la que sale agüilla"), se
deberá colocar un apósito húmedo (Linitul®) para evitar la
adhesión de la costra a la gasa.

 Cada vez que usted o sus hijos se hagan una herida no


necesitan administrarse una dosis de toxoide antitetánico,
dependerá de la gravedad de la herida y del tiempo
transcurrido desde la última dosis. Si está correctamente
vacunado, se administrará una dosis de recuerdo cada 5 años.
Si no está correctamente vacunado o han transcurrido más de
10 años de la última dosis, deberá realizar una vacunación
completa (1 dosis, repetir al mes y al año). Raramente es
necesario usar gammaglobulina antitetánica.

 Las heridas ocasionadas por mordeduras de animales o


humanas tienen un alto riesgo de infectarse, sobre todo por
gérmenes anaerobios si se suturan inadecuadamente. Se
deberán lavar muy bien, valorar la necesidad de toxoide
tetánico y administrar antibióticos profilácticos.

 Los signos de infección de las heridas motivarán la consulta


médica. Enrojecimiento, supuración, falta de una correcta
cicatrización, son los principales síntomas.

XXIII. EL ACNÉ

El Acné es una enfermedad de los folículos


pilosebáceos (donde nace el pelo) que afecta de forma masiva
a adolescentes y jóvenes. Es la enfermedad cutánea que
provoca más consultas a los médicos. El Acné se conoce
desde la antigüedad, afectando a todas las razas, pero sobre
todo a los blancos y en menor intensidad a negros y orientales.
Comienza típicamente entre los 14 y 18 años coincidiendo
con el desarrollo sexual. Entre los 15 y 25 años, el 80% de los
jóvenes sufren el Acné en sus diferentes grados de extensión.
La mayoría de las veces, el Acné desaparece entre los
20 y 25 años, pero el 10% de la población presenta Acné al
cumplir los 30 años y un 1% a los 40 años. Ocurre más
frecuentemente cuando hay antecedentes familiares, pero al
ser una patología tan habitual, en vez de llamar enfermos a los
que lo padecen, deberíamos llamar "anormales" a los que no la
sufren, ya que son minoría. Aunque hay otras enfermedades
ginecólogicas y hormonales que lo agravan, la inmensa
mayoría de personas están perfectamente sanas.
La causa de la enfermedad radica en tres factores:
El aumento de la secrección sebácea por acción de los
andrógenos (hormonas masculinas presentes en el hombre y
la mujer); la obstrucción de los folículos pilosos por un
aumento de la densidad de la piel a ese nivel (formación del
comedón) y la presencia de la bacteria anaerobia
Propionibacterium acnes, que crece en el sebo retenido
digiriendo los ácidos grasos y produciendo la inflamación al
romperse el conducto.
El Acné podemos dividirlo en dos grandes grupos,
que expresa su extensión y gravedad. El ACNÉ VULGAR es
el más habitual y se compone de los típicos comedones
(puntos negros y blancos), las pápulas, pústulas y nódulos (los
típicos granos de Acné de mayor o menor tamaño). Casi
siempre con un tratamiento local se podrá controlar. El otro
tipo de Acné es más severo, produce nódulos y cicatrices que
provocan unas importantes deformaciones estéticas y sus
consiguientes repercusiones psicológicas, es el ACNÉ
CONGLOBATA y requiere un tratamiento médico intenso.

Los tópicos del Acné

Alrededor del Acné hay muchas ideas erróneas,


enormemente populares en los jóvenes, que conviene aclarar.
Se ha demostrado científicamente que la dieta no
tiene ninguna influencia en la aparición o evolución del Acné.
Ni el chocolate, ni las hamburguesas, ni ningún otro alimento
tiene un papel patogénico en el Acné.
El Acné no es un problema de higiene. La falta de
limpieza no es causa de Acné. Sí es cierto que el clima
caluroso y húmedo agrava la enfermedad, así como ciertas
profesiones (mecánico, minero), pero la causa no es la falta de
limpieza. Se ha visto que la exageración de los hábitos
higiénicos empeora la enfermedad, por lo que se debe
recomendar una limpieza "normal" de la piel de la cara (1
lavado suave con agua y un jabón ordinario para quitar el
exceso de grasa superficial).
El Acné no es una enfermedad favorecida por el
estrés y la contaminación atmosférica, ha existido siempre a lo
largo de la historia. Cualquier visita a una zona rural
desmentirá la segunda afirmación.
En el tratamiento del Acné, existen muchas teorías
absurdas difundidas por la sociedad. El aceite de germen de
trigo, la levadura de cerveza, las mascarillas de arcilla, las
"vacunas", etc, no solo son ineficaces sino también peligrosas y
contraproducentes.

Las recomendaciones para el tratamiento del Acné son las


siguientes:

 No hay que manipular con los dedos las lesiones de Acné.


Al extraer apretando los comedones o los granos sacamos el
contenido graso a la piel normal, produciendo su inflamación
y el agravamiento de las lesiones.
 Por norma general, los cosméticos agravan el Acné, y en
algún caso, son la causa inicial de su aparición. Los más útiles,
son los llamados cosméticos de "enmascaramiento", que
pueden ser aplicados para un compromiso social. Se trata de
mejorar y no de ocultar la enfermedad.

 Antes de iniciar el tratamiento, su médico de familia o


dermatólogo deberá diagnosticar la enfermedad y su tipo,
aconsejándole la mejor terapia a su situación. Dado que se
utilizan algunos medicamentos que precisan receta médica,
éstas deberán ser recomendadas por su médico.
 El producto más empleado en la primera línea de
tratamiento es el Peróxido de Benzoilo (Benoxygel®,
Peroxibén® al 2,5%, 5% y 10%). Es un medicamento de
venta libre. Se usa en el Acné más leve en aplicaciones de 1 o
2 veces al día en la concentración más baja (2,5%). Si a lo largo
de 2 semanas no es eficaz, se aumenta la concentración, hasta
conseguir la desecación de las lesiones de Acné, produciendo
una leve descamación e irritación.

 Si no es suficiente, su médico le añadirá otros productos


que precisan receta médica como: Tretinoína (Retirides® al
0.025%, 0,05% y 1%), antibióticos tópicos como Eritromicina
al 2% (Lederpax® toallitas, Loderm® gel) y Clindamicina al
1% (Dalacin® tópico)

 Cuando el Acné es más severo se emplean antibióticos


orales durante meses (tetraciclinas), y se añaden en la mujer,
antiandrógenos en forma de anticonceptivos orales (Diane®).
Cuando el Acné es de la forma nodular y quística, el único
tratamiento eficaz es la Isotretinoína (Roacutane®) que
mejora espectacularmente la enfermedad. Es un medicamento
que requiere un uso muy cuidadoso y vigilado, por sus riesgos
teratógenos y la enorme cantidad de efectos adversos que
presenta.

XXIV. LAS QUEMADURAS

Una quemadura es una lesión de la piel producida por


distintos elementos como el calor (fuego, líquidos y aceites
calientes, rayos solares), sustancias químicas abrasivas
(amoníaco y otras), corriente eléctrica o por rozamiento
continuado.
En nuestra vida cotidiana estamos expuestos a los
distintos agentes causantes, por lo que debemos extremar la
precaución al manipularlos (aceite cocina, protectores en los
enchufes, etc), sobre todo con niños en nuestro entorno.
Las quemaduras se clasifican en relación a su
profundidad y a su extensión sobre la superficie corporal
afectada.
La valoración de una quemadura se realizará
atendiendo a esta clasificación:
 Quemaduras de primer grado: Son las más leves, solo
afectan a la capa exterior de la piel produciendo
enrojecimiento y dolor. No se producen ampollas. Curan
solas en pocos días.
 Quemaduras de segundo grado: Además de la capa
exterior de la piel, afecta algo a las capas más profundas.
Producen enrojecimiento, dolor agudo y ampollas. Si la
sensibilidad de la piel no se afecta, se considera superficial. Si
hay ausencia de sensiblidad, el daño es más profundo y de
peor pronóstico. Cicatrizan entre 2 y 4 semanas.
 Quemaduras de tercer grado: Son las más graves.
Destruyen la piel, los tejidos y las terminaciones nervisosas,
por lo que producen menos dolor. Su apariencia tiende a ser
oscura. Su cicatrización espontánea es imposible.
Otro aspecto importante de una quemadura es su
localización. Alrededor de las de los orificios naturales (boca,
ano, oídos), ojos y vías aéreas superiores, tienen un pronóstico
vital, por lo que la hospitalización será imprenscindible. En
zonas de gran funcionalidad (los dedos de las manos) es
importante realizar un cuidadoso seguimiento.
La extensión de la quemadura es importante para el
prónostico de la misma. Para ello se utiliza la regla del 9.

TABLA 25.
REGLA DEL 9 DE LAS QUEMADURAS
Cabeza y cuello = 9%
Cada brazo = 9% , Cada muslo = 9% , Cada pierna = 9%
Tórax anterior = 9% , Tórax posterior = 9%
Abdomen = 9% , Región lumbar = 9%
Medio brazo y medio tórax = 9%
Genitales = 1%

Como unidad puede utilizarse la palma de la mano que representa


un 1% de la superficie corporal.

Toda quemadura que afecte al 8 - 10% en el adulto, el 5 - 8% en el niño o


el 3% en el lactante, requiere la hospitalización inmediata.
Las quemaduras profundas y extensas nunca serán
objeto de autotratamiento. Siempre requerirán tratamiento
médico y hospitalario.
Las medidas a tomar ante una quemadura de primer o
segundo grado no profunda y de breve extensión, serán las
siguientes:

 Sumergir inmediatamente la zona quemada en agua fría.


No es adecuado ponerse debajo del grifo, sino sumergir el
área afectada en un recipiente de agua fría, al menos 10
minutos o hasta que desaparezca el dolor. También se puede
cubrir con toallas de agua fría. Se previene la formación de
ampollas y se reduce la extensión de la quemadura. Retirar
con cuidado la ropa, anillos, etc.

 No utilice aceite, pasta de dientes o cualquier otra sustancia


para limpiar o embadurnar la quemadura. Favorece la
infección y la maceración, además de no servir absolutamente
para nada.

 Lave con jabón común la quemadura, con mucha suavidad.


No desprenda con la mano la piel sobrante ni puncione las
ampollas.
 Aplique una gasa con vaselina (Linitul® apósitos) y cubra
envolviendo la quemadura con una gasa sujeta con
esparadrapo de papel.

 Levante y cambie cada día el apósito durante 6 días. Si el


aspecto es bueno, déjelo al aire.

 Si aparece enrojecimiento alrededor y supuración, la


quemadura estará infectada y deberá acudir a su médico.
Cuando las quemaduras son de segundo grado, extensas y
profundas, es necesario usar sulfadiazina argéntica
(Silvederma®, Flammazine®) para prevenir la infección. Esto
lo deberá decidir su médico.

Las quemaduras solares habitualmente son secas y


superficiales (primer grado) y tendrán un tratamiento
emoliente (los famosos after-sun). Los fotoprotectores serán
las medidas preventivas adecuadas.
Si se acompañan de signos generales (fiebre, vómitos,
etc) es un golpe de calor, patología que requerirá la consulta
médica urgente.
XXV. LAS PICADURAS Y LOS PIOJOS

Las picaduras de moscas, mosquitos y tábanos


producen una molesta reacción local de inflamación y picor.
Las picaduras de himenópteros (avispas y abejas)
pueden provocar una reacción de mayor tamaño, dolor y
picor, y en personas predispuestas, aparecer una reacción
grave generalizada, llamada shock anafiláctico, cuya
importancia se trató en el capitulo 6 al hablar de la alergia a
medicamentos.
Las abejas constituyen el himenóptero más peligroso
para el hombre. Pican solamente una vez, ya que su aguijón
con punta en forma de anzuelo queda retenido en la dermis, a
diferencia de las avispas, que tienen un aguijón liso y pueden
picar varias veces. El veneno tiene propiedades neurotóxicas y
sensibilizantes. En cada picadura puede inocularse de 50 a
100 µg de veneno. Se estima que unas 100 picaduras son
mortales para un niño y 500 lo son para un adulto, aunque
como he referido, una sola picadura puede ser mortal para un
individuo sensible. Las reacciones graves suelen aparecer en la
primera hora.
La mayor parte de las personas sufirán una reacción local con
picor e hinchazón.
La conducta a seguir será la siguiente:

 Las picaduras en el interior de la boca y faringe pueden ser


potencialmente más graves por su localización, al producir
hinchazón en una parte que puede dificultar la respiración.
Acuda a un centro sanitario inmediatamente.

 Si el aguijón se ha quedado clavado en la piel, hay que


retirarlo sin romper la bolsa de veneno. Para prevenirlo se
puede destruir el veneno con calor, acercando lo más posible
un cigarrillo encendido durante algunos minutos. Esta
maniobra ayuda a disminuir el dolor y la inflamación.
Conviene actuar con rapidez, ya que el veneno se libera a los
5-10 minutos después de la picadura. También es efectivo
introducir la picadura en agua caliente al límite de la tolerancia
(45ºC) durante algunos minutos.

 Desinfectar la herida con Betadine®

 Aplicar alguna sustancia que alivie el picor y el dolor como


el amoníaco (After Bite®), el mentol frío (Icespray®) o un
anestésico local lidocaína (Aeroderm® pomada).

 Comprobar la situación de la vacunación antitetánica.


 No usar los antihistamínicos tópicos (ver capítulo 11).

 Las personas alérgicas deben evitar las zonas frecuentadas


por las abejas y avispas (piscinas, jardínes, etc). Deben llevar
un botiquín con adrenalina, corticoides, etc y saber usarlo.
Evitar la ropa de colores vivos, los perfumes, mover mucho
los brazos, son motivos de atracción de los himenópteros.

 Usar repelentes de insectos (Autan®, Neoter®, etc)

Existen otra multitud de animales que provocan


picaduras en los hombres. Repasemos los más interesantes y
su manejo:

 Garrapatas: Se fija a la piel y chupa la sangre. Hay que


separarla sin arrancarla. Se aplica una gota de éter o gasolina
en un algodón y se coloca sobre la garrapata algunos minutos.
También es eficaz introducirla en agua caliente. Desinfectar la
herida. Puede transmitir la enfermedad de Lyme, que suele
iniciarse con una pápula de gran tamanño, blanquecina en el
centro. Si aparece consulta a su médico. Conviene dar
antibióticos preventivos si la garrapata ha permanecido tiempo
en la piel.

 Arañas: El dolor puede ser intenso. Desinfectar la herida y


administrar analgésicos.

 Orugas y mariposas: Si ha afectado al ojo, lavar con agua


abundante y consultar a un médico. El resto son lesiones
locales no graves.
 Medusas y anémonas de mar: Lavar con la misma agua de
mar. Extraer los tentáculos con pinzas. Aplicar alcohol de 90º,
colonia o vinagre. Espolvorear con arena o polvos de talco y
lavar. Administrar antihistamínicos orales y analgésicos.

 Erizos de mar: Extraer con pinzas la púas y desinfectar la


herida.

La Pediculosis (piojos)

A pesar de haber mejorado las condiciones higiénicas,


los pijos son los parásitos que con mayor frecuencia se
encuentran en las escuelas. Los piojos son unos parásitos
cutáneos de 2-3 mm de longitud que se alimentan
succionando la sangre de la persona infectada. Según la zona
que afectan pueden ser: cabeza, cuerpo y genitales.
Al picar producen enrojecimiento e hinchazón. El
más común el el piojo de la cabeza, cuya hembra pone sus
huevos (entre 50 y 150) sobre los cabellos de los huéspedes
donde se adhieren. Estos huevos se llaman liendres y parecen
unas pequeñas escamas adosadas a la base del cabello; se
localizan sobre todo en las partes laterales y en la nuca. Las
liendres pueden confundirse con la caspa, pero a diferencia de
ésta, no se desprenden por sí solas al sacudir la cabeza, sino
que deben ser arrancadas con una uña o un peine de púas
finas. La transmisión se realiza persona a persona, por
contacto directo o el uso de peines y ropa.

El tratamiento es fácil de realizar:

 Aplicar con los cabellos recién lavados una loción


antiparasitaria (Filvit® loción, Detral® loción, etc), dejándola
actuar durante 30 minutos y enjuagar con agua abundante.

 A la mañana siguiente aplicar un champú (Filvit®, Detral®,


Cusitrin®, etc) . Después del lavado con el champú es
necesario pasar un peine de púas finas y estrechas para
arrastrar las liendres muertas que pudieran quedar. Es
necesario cambiar la ropa de cama.

 TODA LA FAMILIA DEBE TRATARSE AL MISMO


TIEMPO. Es necesario el lavado enérgico de toda la ropa que
haya estado en contacto con los cabellos.
XXVI.LAS INFECCIONES RESPIRATORIAS

El dolor de garganta

La mayor parte de las infecciones respiratorias que


sufrimos los ciudadanos cada año se inician con el dolor de
garganta como primer síntoma. La faringe y las amígdalas
constituyen la primera línea de defensa contra los gérmenes
que por vía respiratoria acceden a nuestro organismo. Su
misión es clave: atrapar y destruir las micropartículas de polvo
que inhalamos y los gérmenes que conllevan. Pero no solo
hay causas infecciosas del dolor de garganta, muchas veces son
signo de irritación de toda el área faríngea y laríngea: comidas
y bebidas calientes e irritantes, tabaco, mal uso de la voz,
sequedad ambiental, etc.
Cuando el origen es una infección, la mayoría de las
veces corresponderá a un catarro común, con secrección nasal
acuosa, estornudos y el resto de síntomas típicos. Cuando el
dolor de garganta no se asocia a ningún otro síntoma
respiratorio, y sobre todo se acompaña de fiebre
(faringoamigdalitis aguda), el manejo será diferente.

Veamos las principales ideas a tener sobre el dolor de


garganta:

 Si su dolor se debe a causas irritativas, modifique sus


hábitos: tabaco, uso de la voz, etc. No siempre es fácil hacerlo,
por lo que para aliviarse deberá usted humedecerse los más
frecuentemente posible la faringe y laringe mediante líquidos,
zumos, infusiones templadas y gargarismos con agua y
bicarbonato.

 No use para aliviar sus molestias las pastillas mentoladas,


Juanolas®, de limón del caribe, etc. Son enormemente
populares, pero su alivio es muy transitorio y agravan la
sensación de sequedad e irritación faríngea al finalizar su uso.
Como comentamos, las dosis altas de regaliz (Pastillas
Juanola®) pueden ser hipertensivas.

 No es recomendable el uso de aerosoles faríngeos.


Contienen anestésicos locales, corticoides u otras sustancias
inapropiadas al tratamiento de posibles infecciones virales.

 Los niños que presentan fiebre, dolor de garganta y placas


blanquecinas en las amigdalas (anginas), tienen una mayor
probabilidad de presentar una infección bacteriana por el
estreptococo ß hemolítico del grupo A, germen que es
necesario tratar con antibióticos para prevenir la fiebre
reumática, enfermedad rarísima en nuestro días.

 NO USE USTED ANTIBIÓTICOS POR SU


CUENTA. Si tiene usted dudas o los síntomas son de anginas,
tal y como he comentado, acuda a su médico para la
utilización del tratamiento más apropiado.

El Catarro Común

A lo largo de la vida profesional de un médico de


familia, dedicamos una parte muy importante de nuestro
tiempo a atender pacientes afectos de una catarro común
(constipado, coriza, enfriamiento, "trancazo", etc). Un dicho
muy popular entre nosotros dice que: Los médicos de
cabecera vivimos gracias a los mocos, los dolores y los nervios.
Es una manera, un tanto cruel, de reducir nuestro campo de
actuación.
El catarro común es una enfermedad infecciosa, leve,
autolimitada, causada por miles de virus respiratorios
(adenovirus, rinovirus, etc) que a su vez mutan rápidamente,
incluso de enfermo a enfermo. Este gran número de agentes
causantes, unido a la variabilidad de su presentación, hace
imposible en la actualidad, la realización de cualquier vacuna
preventiva (no confundir con la vacuna antigripal). Todos los
años, la inmensa mayoría de la población padecerá varios
episodios de catarro común (De 2 a 4 en adultos y hasta 6 u 8
en niños).
Los síntomas son conocidos: molestias faríngeas que
evolucionan a congestión nasal, secrección acuosa y
estornudos. Con el paso de los días la mucosidad se hace más
espesa y verdosa, apareciendo tos, habitualmente seca e
irritativa. La duración total sin complicaciones es de alrededor
de 7 a 10 días.
Algunos adultos y niños presentan complicaciones
susceptibles de tratar con antibióticos. La otitis media es muy
frecuente en la edad infantil, dadas las características
anatómicas, así como la sinusitis aguda. En los adultos con
problemas respiratorios (Bronquitis crónica, grandes
fumadores, etc) el catarro común puede complicarse con la
aparición de una traqueo-bronquitis aguda que deteriora su
nivel respiratorio.
La inmensa mayoría de la población sufrirá catarros
comunes no complicados, que son un motivo de
incomodidad pero no una amenaza para la salud.

¿Qué podemos hacer para aliviar el catarro común?:

 El uso de Paracetamol (Gelocatil®, Termalgin®,


Efferalgan®) varias veces al día consigue aliviar las molestias
generales de la infección respiratoria. Si aparece fiebre, será
también de elección. La Aspirina® realiza el mismo trabajo
(Ver capítulo 7).

 La realización de lavados nasales para la eliminación de la


mucosidad nasal mejora la congestión y facilita la respiración.
Prepare agua templada y añada una pizca de sal. Con una
pequeña jeringa (1-2cc) introduzca el líquido en las fosa
nasales, sonándose después. Esta maniobra es necesario
realizarla sentado, nunca tumbado.

 La ingestión de líquidos templados alivia la irritación


faríngea y disminuye la tos. Puede usarse dextrometorfano
(Romilar®) como antitusígeno de elección (ver capítulo 12)
 No es recomendable el uso de anticongestivos sistémicos o
locales. Existen numerosos preparados conteniendo
pseudoefedrina y fenilpropanolamina, sustancias que
disminuyen la secrección nasal al ingerirse. Su alivio es parcial
y transitorio, pudiendo presentar efectos adversos no
deseables como sequedad de boca y elevación de la tensión
arterial. Asimismo, las gotas descongestionantes tienen el gran
defecto de producir una congestión de rebote, lo que provoca
un círculo vicioso de obstrucción nasal que, en ocasiones
motiva un importante problema de rinitis medicamentosa.

 La inhalación de sustancias mentoladas, directamente o pro


fricción cutánea (el famoso Vicks vaporub®) no es
recomendable en el tratamiento del catarro común. En los
menores de 2 años está absolutamente contraindicado porque
puede producir broncoespasmo (asma). En los adultos
produce un alivio mínimo y una mayor sequedad de las
mucosas al retirarlo, lo que motiva usarlo cada vez más
frecuentemente.

La Gripe y el síndrome gripal

La Gripe la producen los virus Influenza de diversos


tipos que afectan a toda la Tierra en ciclos anuales previsibles,
lo que facilita la realización de una vacuna eficaz. La
composición de las vacunas varía dependiendo de las cepas
que la Organización Mundial de al Salud (OMS) prevea que
actuarán durante el año. Cada vacuna contiene 3 cepas de
virus (2 de la Influenza A y 1 de la Influenza B).
Llamamos síndrome gripal a los cuadros,
habitualmente más leves que la Gripe, de dolor de cabeza,
dolor muscular, fiebre y malestar general, acompañados de
pocos síntomas respiratorios. Estos cuadros son producidos
por un gran número de virus respiratorios, resultándo fácil
confundir dichos síndromes con la auténtica gripe.
La vacuna de la gripe, administrada en el mes de
Octubre, previene en un alto grado de eficacia (70%), la
enfermedad gripal que se desarrolla en una única epidemia de
2-3 semanas de duración, habitualmente en el mes de Enero o
Febrero. La vacuna va especialmente diseñada a los grupos de
riesgo donde la Gripe puede ser una enfermedad con
importantes complicaciones: mayores de 65 años; niños
mayores de 6 meses y adultos con cardiopatías o problemas
respiratorios que hayan precisado ingreso hospitalario o
atención médica continuada en el último año, incluyendo
niños con asma bronquial; pacientes afectos de enfermedades
crónicas: diabetes, insuficiencia renal, hemoglobinopatías,
inmunosupresión (incluida la inducida por medicación); niños
y adolescentes (de 6 meses a 18 años) en tratamiento
continuado con ácido acetilsalicílico (riesgo de Síndrome de
Reye); personas que residen en instituciones cerradas: centros
de crónicos y residencias asistidas; gestantes en el segundo y
tercer trimestre de embarazo pertenecientes a los grupos de
riesgo; pacientes VIH (+).
Otro grupo de personas, no enfermas por sí misma,
pueden transmitir la Gripe a las personas de riesgo elevado,
por lo que es recomendable vacunarse: personal sanitario y
trabajadores de centros con ancianos y niños; familiares y
cuidadores de enfermos de alto riesgo.
También es necesaria la vacunación a otro colectivo
de personas con relevancia social por su trabajo: policías,
bomberos, maestros, personal sanitario.
No debemos olvidar que, cualquier persona que
desee reducir su riesgo de infección puede también vacunarse.
La vacuna previene la enfermedad en
aproximadamente el 70% de los niños y adultos jóvenes,
mientras que en los ancianos la eficacia es de un 30-40%,
siendo mucho más efectiva para prevenir la neumonía
asociada (70%).
La vacuna presenta pocos efectos secundarios de
carácter general: fiebre, dolor muscular y malestar durante 1-2
días en una minoría de pacientes. También puede aparecer
dolor e hinchazón en el lugar de la inyección.
Si no se ha vacunado y la Gripe llama a su puerta, es
decir, tiene fiebre elevada, dolor de cabeza severo, dolor
muscular, enrojecimiento ocular y pocos síntomas
respiratorios, lo que debe hacer es lo siguiente:

 Reposo en cama o sentado, donde su cuerpo esté más


cómodo.

 Ingerir abundantes líquidos templados (zumos, leche,


infusiones, agua).

 Evitar el uso de aspirina® para evitar el síndrome de Reye


(ver capítulo 7). Tomar Paracetamol (Gelocatil®,
Termalgin®, Dolostop 650®...) cada 4 o 6 horas, según se
comporte la fiebre y el dolorimiento generalizado (no pasar de
6 comprimidos al día en el adulto).

 Aplíquese baños de agua templada para el alivio corporal.

 No tome por su cuenta ningún tipo de antibióticos, no


actúan contra los virus. Si usted presenta alguna complicación
(tos profunda, dificultad respiratoria) u otro dato que usted no
sepa interpretar, acuda a su médico para que él tome las
medidas más adecuadas.

XXVII. EL DOLOR

El dolor es la expresión más común de enfermedad


en los seres humanos. Enfermedades tan diferentes como las
lumbalgias o los tumores diseminados, comparten el
mecanismo doloroso como síntoma de su existencia.
Obviamente la gradación del dolor (intensidad, duración,
localización) hace que los distintos dolores sean enormemente
diferentes.
La mayor parte de las personas sufren, a lo largo de su
vida, dolores leves y transitorios (dolor de cabeza, dolor de
espalda, dolor menstrual,...), y una minoría, padecen
problemas de dolor intenso (evolución final de un cáncer,
dolor postqirúrgico, traumatismos y fracturas óseas...).
Los mecanismos de transmisión del dolor están
perfectamente conocidos en la actualidad. Se dispone de
fármacos y terapias, potentes y eficaces para el tratamiento del
dolor de diferentes grados. Por este motivo, aliviar el dolor de
la enfermedad humana es una de las razones esenciales para la
existencia de los fármacos.
El tratamiento del dolor tiene una escala progresiva,
en la que, según la intensidad y origen del dolor, se efectúan
las siguientes recomendaciones:

TABLA 26.
ESCALA ANALGÉSICA DEL DOLOR
DOLOR LEVE
Analgésicos menores:
-Ácido acetilsalicílico (Aspirina®)
-Paracetamol (Gelocatil®, Panadol®)
-Antiinflamatorios no esteroideos (AINE´S) como Diclofenac
(Voltarén®), Ibuprofeno (Neobrufen®, Nurofen®), Naproxeno
(Antalgin®), etc.

DOLOR MODERADO
Todos los anteriores, más los opiáceos débiles o intermedios:
Codeína, Dihidrocodeína, Tramadol, etc.
DOLOR SEVERO
Todos los anteriores, más los Opiáceos potentes: Sulfato de
Morfina.

Para el tratamiento del dolor se utilizan muchos otros


medicamentos que no son analgésicos y que son un excelente
complemento: antidepresivos, relajantes musculares,
antiepilépticos, etc. Estos medicamentos son usados,
obviamente, en dolores moderados-severos.
Pero para el interés del libro, sería suficiente saber
manejar los fármacos recogidos en el capítulo 7, dirigidos a la
automedicación de los procesos más habituales que causan
dolor. A continuación, revisaremos tres situaciones comunes
de dolor: el dolor de cabeza, el dolor de espalda y el dolor
menstrual.

El dolor de cabeza (Cefalea)

La cefalea tiene en los libros de medicina un


amplísimo listado de causas y tipos de dolor. Desde el dolor
de un tumor intracraneal al de una meningitis aguda, pasando
por el postraumático, podríamos revisar distintos matices
médicos que ayudan a sospechar los distintos tipos de cefaleas.
No es mi intención dar una clase magistral sobre el dolor de
cabeza, por lo que centraremos nuestra atención en los dos
grandes grupos de cefaleas que padece la inmensa mayoría de
la población: la Migraña o Jaqueca y la Cefalea tensional.
La Migraña es un transtorno de carácter vascular y de
aparición frecuentemente familiar, que produce un dolor
pulsátil (que late por dentro), casi siempre en un solo lado de
la cabeza, y que puede acompañarse de otros síntomas
asociados (alteraciones visuales, olores y sabores extraños) de
breve duración. Es un dolor importante que motiva la
búsqueda del silencio y la oscuridad como una manera de
aliviar los síntomas. Existen numerosos medicamentos
dirigidos al tratamiento de la enfermedad en sus distintas fases.
Existen fármacos preventivos (betabloqueantes, antidepresivos
tricíclicos, calcio-antagonistas), otros que pueden cortar la crisis
migrañosa en su inicio (sumatriptan, dihidroergotamina). Si la
jaqueca está establecida, el uso de analgésicos, en ocasiones
potentes, es necesario. En el caso de la cefalea migrañosa, se
comienza siempre por los analgésicos menores, y si no son
suficientes, se sube un peldaño en la escala de tratamiento del
dolor.
La Cefalea tensional es el dolor de cabeza más común
y el que todos hemos experimentado alguna vez en nuestra
vida. El dolor se define como una banda opresiva que afecta,
en la mayoría de los casos, a la frente y región de la nuca,
donde no existe latido interno sino presión en la zona del
dolor. La Cefalea tensional suele estar motivada por el
cansancio, la falta de sueño, el estrés laboral, los disgustos, los
exámenes, la ansiedad, las contracturas musculares de la
espalda y el cuello o cualquier otro problema que aumente
nuestra "tensión". Es un dolor habitualmente leve y transitorio,
que en muchos casos desaparece sin tratamiento nada más
eliminar la causa que provocaba nuestra alerta. Determinados
problemas no tienen una fácil solución, por lo que al persistir
la causa, la cefalea tensional es muy frecuente o casi continua.
El tratamiento irá dirigido, tanto al alivio del dolor mediante
analgésicos menores - suficientes en la mayoría de los casos -,
como al uso de relajantes musculares y ansiolíticos cuando los
problemas tensionales no son ocasionales sino permanentes o
duraderos. Conviene que el paciente conozca el mecanismo
de este tipo de cefalea, para que no se alarme
innecesariamente y use mecanismos de autorrelajación.

El dolor de espalda

El dolor de espalda en sus distintas localizaciones


(cervicalgia, dorsalgia o lumbalgia) es uno de los principales
motivos de consulta y de uso de los analgésicos. Los
problemas agudos en relación con el esfuerzo y las posturas,
así como los problemas degenerativos (Osteoartrosis), son las
primeras causas de dolor a nivel de la musculatura y huesos de
la columna vertebral.
Los adultos presentan problemas dolorosos en
relación a sus actividades físicas. Las tareas domésticas del ama
de casa suponen un importante esfuerzo, realizado muchas
veces en posturas incorrectas. Los trabajos físicos sobrecargan
los músculos dorsales y lumbares, apareciendo el dolor de
espalda.
Es conveniente tener en cuenta los aspectos
preventivos que mejoran y evitan este frecuente problema.

 Evitar la flexión forzada de cuello y espalda al realizar un


trabajo como: planchar, limpiezas de cocinas, hacer las camas,
cambiar la ropa de un bebé, escribir en una mesa, etc. En la
mayor parte de las tareas cotidianas tenemos una flexión
excesiva de la espalda. Para corregirlo, colocar las mesas u
otros utensilios a la altura de los brazos doblados sin flexionar
la espalda. Apoyar la espalda en el respaldo de una silla o en la
pared y sentarse en el borde las sillas con las piernas abiertas.
De esta manera tenemos la espalda recta.

 Realizar ejercicio regular para desentumecer los músculos y


tenerlos preparados para soportar un esfuerzo imprevisto. Son
especialemente recomendados la natación, el paseo, la
bicicleta estática, la gimnasia aeróbica.

 Aprender a relajar los músculos doloridos mediante


métodos no farmacológicos: respiración abdominal, duchas y
baños calientes, calor seco mediante manta eléctrica.

 Si tiene dolor use los analgésicos mediante la escala referida


anteriormente. La mayor parte de la veces serán suficientes los
analgésicos menores. Si no es así, deberá consultar a su
médico, que le recomendará otro tipo de analgesia junto a
relajantes musculares.
 Las cremas antiinflamatorias (Voltarén emulgel®, Feldene
gel®, Calmatel®, Algesal®, etc), cuyo uso se ha extendido
enormemente, tiene un papel muy limitado en estos
problemas. Su mayor ventaja radica en el masaje que con ellas
se administra. La penetración farmacológica del principio
activo es muy débil como para conseguir un efecto analgésico
del medicamento. Sin embargo, su extensión suave sobre la
zona dolorida provoca el efecto de relajación y calor propio
del masaje. Probablemente, el mismo masaje con crema
Nivea®, por poner un ejemplo de crema conocida, sería igual
de beneficioso.

El dolor menstrual (la Dismenorrea)

Un porcentaje cercano al 50 a 75% de las mujeres


presentan dolor menstrual, siendo en el 5-6% de ellas
altamente incapacitante durante 1 a 3 días. Típicamente, el
dolor comienza algunas horas antes de la menstruación y tiene
una duración variable entre algunas horas hasta varios días. En
alrededor de la mitad de las mujeres se acompaña de otros
síntomas como naúseas, vómitos y dolor de cabeza.
En la mayor parte de las mujeres, no existe ningún
otro problema pelviano o ginecológico que agrave esta
situación de dolor, aunque existen enfermedades como la
Endometriosis que agravan la intensidad del dolor menstrual
de una manera significativa.
La causa de este frecuente problema radica en la
prostaglandinas, sustancias liberadas por el endometrio que
provocan unas contracciones uterinas aumentadas y por ello
dolorosas.

Las posibildades de mejorar este problema son bien


conocidas:
 El uso de anticonceptivos orales reduce el dolor hasta en
un 90% de las mujeres.

 El tratamiento no radica en el uso de analgésicos simples


(paracetamol por ejemplo) sino en la utilización de AINE´s
que inhiben la producción de prostaglandinas, mejorando el
problema: Ibuprofeno (Neobrufen®, Nurofen®, Algiasdin®)
a las dosis de 400 a 600 mg cada 6 horas los días que dura el
dolor. Deben tomarse al inicio de la menstruación o
inmediatamente después del inicio del dolor.
Si no hay un alivio suficiente con estos métodos debería
revisarse el diagnóstico y buscar otras posibles explicaciones al
dolor menstrual.
XXVIII. ADELGAZAR Y ENGORDAR

¿Todo el mundo puede y debe estar delgado?

Desde hace aproximadamente 15 años, el deseo de


adelgazar y tener una figura espléndida ha calado hondo en
nuestra sociedad. No es un problema sanitario, es un
fenómeno social donde los aspectos estéticos priman sobre los
que afectan a la salud.
La obesidad es un estado perjudicial para el
mantenimiento de la salud. Los tratamiento dietéticos son
imprenscindibles para mejorar y controlar enfermedades tan
frecuentes como la Hipertensión arterial, la Diabetes Mellitus,
las Hiperlipidemias o los problemas osteoarticulares (Artrosis).
Pero una cosa es ser obeso y tener enfermedades, y otra bien
distinta es tener un ligero sobrepeso y hacer barbaridades para
disminuirlo. Barbaridades que por cierto son poco eficaces,
dado el altísimo porcentaje de personas que tras efectuar
tratamientos intensivos para adelgazar recuperan sus kilos en
poco tiempo.
La relación que tenemos con la comida en el mundo
occidental excede a la mera función nutritiva. La ingestión de
alimentos es la fuente de energía necesaria para nuestra
supervivencia. Sin embargo, en las sociedades de la
abundancia (al menos alimenticia), la comida supone una
fuente de placer inmediato y accesible, además de legal y
cómodo. La satisfacción que produce la comida (sensación de
llenado, adormecimiento, placer por paladear alimentos
sabrosos) contrarresta la desagradable sensación de hambre
(desazón, nerviosismos, irritabilidad). Este hecho, refuerza la
utilización de la comida como fuente de placer y como
tranquilizante en situaciones de estrés, malestar difuso, etc.
Por ello, un gran número de personas comen más de lo que
necesitan, si solamente comiéramos en función de las
necesidades básicas. Fruto de todo ello tenemos el sobrepeso
y la obesidad, tan frecuentes en nuestra sociedad.
Modificar este hábito de usar la comida más allá de la
nutrición es enormemente difícil, en vista de los factores que
lo modulan y los modos de aprendizaje del ser humano.
Muchos hábitos obesos se han adquirido en la infancia, fruto
de un modelo de alimentación familiar. Modificar dichas
costumbres supone un esfuerzo personal y voluntarioso
enormemente duro.
La disminución calórica es la única vía razonable de
perder peso y corregir hábitos erróneos. Las dietas
hipocalóricas deben tener el adecuado equilibrio de
componentes básicos (hidratos de carbono, grasas y proteínas)
necesario para la salud humana.
Veamos las siguientes recomendaciones para la
reducción de peso moderada y progresiva:
 Evite los alimentos innecesarios de alto poder calórico:
dulces refinados, embutido, aperitivos, bollería...

 No coma entre horas ni pique al preparar la comida.


Limítese a comer cantidades moderadas en la comida normal,
sin prisas ni de pie. Mastique lentamente y beba bastante agua
en las comidas. De esta manera tendrá mayor grado de
satisfacción y llenado sin necesidad de comer una gran
cantidad.

 Coma la alimentación básica (pescado, carne, verdura,


legumbre, fruta, pasta..) pero siempre en cantidades
moderadas y evitando la condimentación copiosa (salsas, nata
líquida, tocino, morcillas). Tome más ensaladas y menos
patatas fritas. Modere el consumo de pan, póngase un
pequeño trozo al empezar la comida y distribúyalo a lo largo
de la misma. No coja la barra de pan y vaya cortando según le
apetezca. Disminuya al máximo el alcohol o las bebidas
refrescantes.

 Cuando tenga sensación de hambre entre comidas,


engáñela con agua o alguna fruta poco calórica (manzana). Si
está inquieto, distráigase dando una pequeña vuelta, haciendo
una manualidad. Busque un mecanismo de evasión en ese
momento.

 El ejercicio moderado habitual ayuda enormemente a


disminuir peso al aumentar el gasto calórico, a diferencia del
sedentarismo habitual. No lo celebre con los amigos tomando
cañas o aperitivos al finalizar el deporte.

Existen en el mercado farmacéutico un gran número


de medicamentos dirigidos a la disminución de la sensación
de hambre como coadyuvante a las dietas hipocalóricas.
Desde aquí manifiesto mi más rotunda oposición. La mayoría
son derivados de las anfetaminas que precisan receta médica
para su adquisición.
Las anfetaminas son un grupo farmacológico de
estimulantes del sistema nervioso central, que durante mucho
tiempo tuvo un importante (y erróneo) uso en los estudiantes,
y actualmente vivimos una secuela en el uso como la droga
ilegal llamada éxtasis. Entre los efectos adversos se encuentra
la disminución del apetito, hecho aprovechado para su uso
como adelgazante. Hoy en día, las anfetaminas se utilizan en
dos enfermedades que no tienen nada que ver con la
obesidad, como son la narcolepsia (sueño aumentado
patológico) y la enfermedad por déficit de atención infantil
(niños hiperactivos).
Los derivados de las anfetaminas comercializados para
la obesidad como: Fenfluramina (Ponderal®), Ferproporex
(Grasmin®), Dexflenfluramina (Dipondal®) y otros más, no
presentan los graves efectos de las anfetaminas originales, pero
no son fármacos inocuos como muchas veces se nos quiere
hacer pasar. Dentro de sus efectos adversos frecuentes están la
sequedad de boca, las naúseas, la somnolencia, el nerviosismo
y la depresión en su uso prolongado. Pero no solo es un
problema de mala tolerancia, es un problema de concepto. Si
no modificamos el hábito alimenticio, al retirar el
medicamento, rebrotará con toda su magnitud el apetito
restringido, y la ganancia de peso posterior será de nuevo
espectacular. Se ha demostrado que el "efecto yó-yó" de
pérdida y ganancia de peso sucesiva tiene mayores riesgos que
el sobrepeso habitual.
Me gustaría destacar al único medicamento de venta
libre para la obesidad: Lipograsil®. Este medicamento
contiene una de las mezclas más absurdas y anómalas que se
pueden hacer en un fármaco para conseguir un objetivo:
perder peso. En su composición presenta la Fenoftaleína,
laxante de contacto nada adecuado, y menos para perder peso
por la vía de "hacer más de vientre". También contiene cafeína
para hacernos ir más deprisa y gastar más calorías, pero el
colmo de la preparación consiste en aportar Extracto de
tiroides para aumentar el catabolismo mediante la
administración de hormonas tiroideas. Aunque presente a
dosis bajas, modificar el equilibrio hormonal de una persona
normotiroidea para hacerla perder peso constituye una
absurdo y una irresponsabilidad terapéutica.
Mi consejo es claro: Huya de los medicamentos y de
las dietas milagrosas para conseguir reducir su peso.
Si usted está "llenito o llenita", no tiene ninguna
enfermedad y es feliz, siga usted siéndolo.

¿Debemos estar "gorditos" de niños y "delgados" de adultos?

Si como hemos visto, la necesidad de estar delgados y


con espléndida figura es una obligación de la vida adulta,
durante la infancia, los niños se ven sometidos a la tiranía de
estar "gorditos y comer mucho" como signo indudable de
bienestar y salud. La misma situación, absurda e ilógica, vemos
en la obsesión de ciertos padres por hacer todo lo posible
porque sus retoños ganen peso.
La alimentación durante el período infantil tiene
ciertas características que la hace más dificil. Los niños van
descubriendo nuevos alimentos, que en muchos casos
rechazan por su tendencia a aceptar los sabores conocidos y
evitar aquéllos que no han probado nunca.
La relación que establecen muchos padres con la
comida de sus hijos es de una gran ansiedad, dándole más
importancia de la que merece. Cualquier niño que presenta
un desarrollo progresivo normal de peso y talla, está
adquiriendo la energía que necesita para su desarrollo,
independientemente de la cantidad de comida que ingiera.
Esto es así en la inmensa mayoría de niños que
afortunadamente son sanos. La guía para saber si su hijo está
adecuadamente nutrido es la ganancia pondo-estatural, es
decir, el incremento acorde a su edad del peso y de la talla, no
la cantidad de filete que se ha dejado en el plato o las
cuchardas de legumbres que no ha acabado. Establecer una
relación opresiva respecto a la comida facilita el rechazo a la
misma, estableciéndose en ocasiones, una relación tensa entre
los padres y los hijos, con la comida en medio como elemento
de chantaje. Los niños rápidamente aprenden que la
alimentación importa mucho a sus padres, por lo que será la
vía idónea para obtener estupendos juguetes, películas de
vídeo, etc.
La disciplina a la hora de las comidas debe centrarse,
sobre todo, en conseguir los hábitos correctos: no levantarse
de la mesa, comer sólo usando bien los cubiertos, comer de
todo lo preparado, no saltarse el postre, etc. La cantidad de
cada comida es secundaria. Forzar a finalizar los platos, incluso
llegando al vómito es contraproducente, estableciendo una
relación ansiosa con la alimentación.
Otro aspecto básico de la disciplina consiste en no
permitir el "picoteo" entre comidas y el niño llegue sin apetito
a la comida principal. Los dulces, los "ganchitos", "drakis" y
demás aperitivos llenos de fabulosos regalos y "matutazos", son
una vía de mala educación alimenticia si no se administran con
el sentido común apropiado, es decir, ocasionalmente y como
premio y refuerzo a una actitud positiva.
Los medicamentos de venta libre para aumentar el
apetito forman un grupo de gran aceptación social. Los
principales son la Ciproheptadina (Periactin®), componente
de otros preparados que asocian este antihistamínico con
diversas vitaminas (Childrevit®, Glotone®, etc) y el Pizotifeno
(Mosegor®), otro derivado antihistamínico indicado en la
profilaxis de la jauqeca.
La ciproheptadina fue ampliamente comentada en el
capítulo 11, dedicado a los antihistamínicos. Su utilización
como inductor del apetito, constituye en mi opinión, otro
error de bulto similar al uso de anfetaminas y derivados para
disminuir el apetito. No es la solución ni a medio ni largo
plazo.
Lo que cada niño coma lo hará por su necesidad o
por su relación con la comida. Si el niño está enfermo y una
de las manifestaciones es una anómala reducción de su
apetito, lo que habrá que hacer es estudiarle, diagnosticarle y
tratarle adecuadamente su enfermedad, si la hubiere, no
"cebarle" farmacológicamente.
Disminuir la ansiedad de los padres es un objetivo
básico para conseguir que los niños coman ordenada y
correctamente.
RELACIÓN DE TABLAS

Tabla 1. ¿Qué hacer ante una posible enfermedad?.


Tabla 2. Medicamentos más solicitados en las
farmacias.
Tabla 3. Como leer la información del medicamento.
Tabla 4. Contenido del botiquín casero.
Tabla 5. Recomendaciones para la prevención de
accidentes infantiles por ingestión.
Tabla 6. Tratamiento de urgencia para la asfixia por
obstrucción aguda de la vía aérea.
Tabla 7. Cambios en el organismo del anciano y acción
de los medicamentos.
Tabla 8. Reacciones alérgicas a la penicilina y
derivados.
Tabla 9. Frecuencia de las reacciones alérgicas a
diferentes medicamentos.
Tabla 10. Factores de riesgo para la aparición de lesiones
gastroduodenales por AINE´s.
Tabla 11. Indicaciones y dosis de la aspirina.
Tabla 12. Precauciones y contraindicaciones de la
aspirina.
Tabla 13. Indicaciones del paracetamol.
Tabla 14. Dosificación del paracetamol.
Tabla 15. Indicaciones y dosis del ibuprofeno.
Tabla 16. Indicaciones y dosis de los antiácidos.
Tabla 17. Precauciones y contraindicaciones de los
antiácidos.
Tabla 18. Indicaciones y dosis de los antisépticos.
Tabla 19. Antihistamínicos H1 de uso general.
Tabla 20. Medicamentos contra el mareo cinético.
Tabla 21. Indicaciones y dosis del dextrometorfano.
Tabla 22. Laxantes estimulantes.
Tabla 23. Resumen de vitaminas y minerales.
Tabla 24. Suplementos de Flúor oral según el contenido
de Flúor del agua de bebida en partes por
millón (ppm).
Tabla 26. Escala analgésica del dolor.
BIBLIOGRAFÍA

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