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LA MORAL ES ASUNTO PÚBLICO

La necesidad de educar en valores cívicos es ya un consenso internacional


ratificado por el Supremo – Pero fijar el límite entre el denominador
común y los temas opinables es mucho más difícil.

Hace algo más de dos años, los adolescentes de un instituto londinense recibieron al
entonces primer ministro Tony Blaír con abucheos; le increparon y gritaron contra la
guerra de Irak, en la que Reino Unido se había embarcado junto a EE UU. Al parecer,
un docente ayudó a organizar la protesta. ¿Hicieron bien esos chavales? ¿Estaban
siendo la visita, nada menos, que del primer ministro?
Distintos estamentos internacionales, como el Consejo de Europa o la UNESCO, han
transmitido desde los años noventa del siglo pasado la necesidad de educar en valores
ciudadanos. Se introducía entonces con fuerza el concepto de ciudadanía al clásico
debate de la transmisión de valore en la escuela.

El diagnóstico más extendido reclama una reacción al “déficit cívico”, al


desconocimiento por parte de los jóvenes de información básica para desenvolverse
como ciudadanos, al despego por la vida política , y al olvido de los valores necesarios
para desarrollar una ciudadanía democrática, según lo describen en un trabajo los
expertos Ivonne Hébert, de la Universidad de Calgary, y Alan Sears, de la New
Brunswick (Canadá). Pero en ese camino que han emprendido la mayoría de los países
desarrollados se han planteado unas dudas parecidas al as que han surgido en España
acerca de una asignatura, la de Ciudadanía, que transmite valores morales y principios
básicos de la vida en una sociedad democrática, aunque probablemente no con la
enorme politización –en su sentido más partidista- y enquistamiento que ha marcado el
debate español. Es decir, el consenso general es que hay que enseñar a los jóvenes a ser
ciudadanos evitando el peligro de adoctrinamiento, y sobre unas bases, cuyos límites se
dibujan muchas veces difusos, de unos mínimos compartidos por todos.

De hecho, Mike Baker, corresponsal educativo de la BBC, recordaba el incidente del


instituto londinense con Tony Blair a raíz de un estudio que decía que en un cuarto de
los institutos ingleses, cuatro años después de introducir la asignatura de Ciudadanía en
2002 , no se estaba enseñando bien la materia: porque no se le daba importancia o
porque los profesores no tenían muy claro en qué consiste esa ciudadanía que se ha de
transmitir.

Lo cierto es que cuando se habla de ciudadanía, se pueden estar diciendo muchas cosas.
“Cada país tiene su propia historia. Por ejemplo, el tema de la patria y la pertenencia
nacional no genera ningún problema en Inglaterra o EE UU, pero en España, si. Sin
embargo, es un país moderno, abierto y democrático, donde esos mínimos comunes se
basa en el diálogo como medio de resolver conflictos y el respeto a la diferencia”,
asegura Miguel Martínez, catedrático de Teoría de la Educación de la Universidad de
Barcelona, que trabaja el tema de la educación en valores desde finales de los ochenta.

Ya desde la responsabilidad de la educación en la promoción de esos valores, hay


diferentes orientaciones. Por ejemplo, sin Finlandia habla del “desarrollo de los
alumnos como seres humanos solidarios y los miembros éticos y responsables de la
sociedad”, en Islandia se pide que “la tolerancia, la ética cristiana y la cooperación
democrática” presidían la actividad educativa, o en Noruega dicen que “los centros, en
colaboración y de acuerdo con las familias, tratarán de dar a los alumnos una educación
cristiana y moral”, según el último estudio comparativo de la Comisión Europea sobre
la materia, de 2005.

Esas diferencias se hacen patentes, por supuesto en los contenidos: en Alemania, los
objetivos correspondientes a la categoría cultura política tiene una mayor presencia, que
los relativos a la participación activa y al desarrollo de los valores y actitudes. En
Finlandia, ocurre lo contrario y se da más peso a la participación, actitudes y valores
que al desarrollo de la cultura política. El trabajo de la UE ordena los contenidos en tres
categorías de objetivos: desarrollo de la cultura política; de una participación activa,
responsable y crítica, en la vida pública; y actitudes y valores para convertirse en
ciudadanos responsables.

La última es la más controvertida, y la que más enlaza con el viejo debate de la


enseñanza de valores es la esuela. Uno de los puntos principales del debate en España a
cuenta de la asi8gnatura de Ciudadanía aparece en el real decreto que desarrolla sus
contenidos en secundaria, cuando habla de contribuir a “la construcción de una
conciencia moral cívica”.

Mucho se ha debatido en España sobre la moral pública ya la moral privada. Sobre si la


moral pertenece sólo al ámbito individual y, por tanto, es competencia de la familia, que
tiene, como mínimo, que aprobar 5 las enseñanzas morales que recibe su hijo. O si, pro
el contrario, la moral pública, esos valores mínimos comunes son iguales para todos y,
por lo tanto, se deben enseñar a todos los alumnos en todas las escuelas. La pelea ha
llegado a tal punto que ha tenido que dirimir el Tribunal Supremo, diciendo que la
materia no adoctrina y que no se puede objetar.

David Kerr, de la Fundación británica para la investigación educativa y director de


varios estudios internacionales sobre ciudadanía, señala la “excepción” del debate
español, “por su cultura, historia, organización política. Él más bien señala otros
problemas recurrentes, como el nacionalismo que pretende “confirmar unos valores
históricos y culturales sobre otros, discriminando minorías y nuevos ciudadanos de otras
regiones. Ha habido tensiones en algunas ex repúblicas soviéticas en Holanda, donde
los partidos de extrema derecha han reclamado la enseñanza de una versión particular
de la historia”.

Kerr considera que el debate moral está superado en la mayoría de los países: “Es falso
decir que la moral es sólo una cuestión familiar, privada. La moral abarca todos los
aspectos de nuestra vida”. Lo cual no reír decir que no haya dudas sobre la enseñanza de
valores. ¿tiene ciudadanía que expresar valores expliticos o neutrales?

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