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Go el juego de la vida
por Diego Albuija Ortiz

"Sentado frente a un tabloide de madera pulida, donde se han dibujado 19 líneas


horizontales y 19 verticales para marcar el escenario de la lucha que se avecina, cojo
una piedra tan esbelta como extraña y me dispongo a efectuar mi primera jugada. El
ambiente es místico, solemne: hay 361 intersecciones donde ubicar la piedra y todo
podría pasar desde el primer momento. El juego de la vida ha comenzado...".

Debo decir antes de continuar que he dedicado gran parte de mi vida a la


investigación de todos los juegos creados por el hombre. Sin duda tengo mucho camino por recorrer
aunque es el más completo juego que existe (de los que he encontrado por supuesto). Y es paradójico
pensar que es el más antiguo.

Nació en el sur de China aproximadamente hace 4200 años. Coincide tanto su


naturaleza como su filosofía con las tradiciones del Tao, Ying y Yang y el I-Ching (de eso hablaremos
mas adelante). Por esa razón muchos consideran que en un principio fue una forma de oráculo donde
se representaban el cielo y la tierra, los días del año y las estaciones. Por supuesto no hay mucho
material donde apoyarse puesto que en el año 221 a.C., el primer emperador de la dinastía Ch'in, Shih
Huang Ti (259-210 a.C.) mandó quemar todos los libros (excepto los de artes practicas) para
desechar tradiciones anteriores y crear un nuevo orden (por desgracia, una constante en la historia
universal).

La leyenda cuenta que el emperador Yao (siglo 23 a.C.) creo este juego para
desarrollar en su hijo Dan-Zhu la inteligencia y estrategia (puesto que tenia problemas mentales y no
iba a dejar su reino en manos de un idiota). Complementa este dato el libro "Shin-Ben" (Orígenes de la
historia), del periodo de los Estados Guerreros (475 - 221 a.C.) diciendo además que Yao invento el
calendario y la adivinación. Sin embargo los primeros tratados sobre este juego no aparecen hasta la
dinastía Tang (618- 906 d.C.).

Su nombre original fue "wei-chi" que significa algo así como "piedra rodeada",
luego fue llevado a Corea donde se lo conoció como Patok o Badok; en el siglo VIII apareció en Japón
donde se lo conoció como I-go o simplemente Go. Tal fue el impacto del juego que sus más grandes
representantes fueron conocidos como Maestros (hasta hoy) y recibían la protección y honra de los
emperadores; inclusive se convirtió en una disciplina obligatoria para los samurais (después de todo el
Go es un juego de guerreros). Un dato mas sobre su historia:
Sun-Tse (o Sun Tsu) escribió el arte de la guerra en el siglo V a.C. basándose exclusivamente en
las estrategias aplicadas en el Go.
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"Durante el juego mi oponente y yo hemos estado poniendo piedras en el tablero para


demarcar nuestro territorio. La guerra es intensa y los espacios se disputan
acaloradamente. El silencio marca el ritmo de nuestros pensamientos: cientos de
acertijos, millones de posibilidades, nada para la casualidad. Cada piedra cumple
varias funciones: ataque, defensa, sacrificio..."

Más que un juego, el Go puede ser considerado como un arte. Es realmente


simple el aprender sus reglas -seis en total-; pero desenvolverse en un tablero tan extenso requiere
mucho más que simples cálculos matemáticos, es necesario apelar al sentido intuitivo de posición, de
visión a futuro e inclusive de estética. De hecho, los jugadores (aunque no lo quieran) revelan su vida
en el tablero. Cada partida se convierte en un papel en blanco donde, piedra por piedra, se esboza
una pintura artística increíblemente armónica, que lleva la firma de sus autores.

Las posibilidades para que una partida se repita dos veces superan la
capacidad humana: prácticamente imposible durante la existencia de nuestro sol ( y aun más).
Consideremos esto: hay 361 posibilidades de realizar la primera jugada; 361x360 para la segunda
(129.960 en total); 361x360x359 para la tercera (es decir 46.655.640), para la cuarta jugada existe la
nada despreciable cantidad de casi 6 billones de posibilidades. Como siempre hay gente dedicada a
resolver estos intrincados cálculos, ahora sabemos que las posibilidades para una partida de Go
superan en tres veces la cantidad total de átomos en nuestra galaxia.

En definitiva, cada partida de Go es una obra irrepetible impregnada con el


carácter de sus autores: arte.

"Peligro en la esquina superior izquierda. Debo escoger entre varias posibilidades:


ceder ese espacio y afirmar mis territorios, partir en busca de nuevas batallas en el
flanco derecho, luchar por mantener el dominio en ese sector, o en el centro... La
guerra se convierte en un sin número de escaramuzas por todo el tablero. Debo
mantener mi equilibrio interno, si no quiero caer en la desesperación. De pronto el
tablero se abre y lo veo con claridad: debo ubicar una piedra en ese espacio para
lograr consistencia en todo el escenario. Con un sonido característico cae en esa
intersección y...".

El historiador chino Ban Gu (32-92 A.C.) en su libro "Yi Zhi" (la esencia del Go)
escribe: "El tablero debe ser rectangular y representa las leyes de la tierra. Las líneas deben ser rectas
como las virtudes divinas. Hay piedras blancas y negras, divididas como el Ying y el Yang. Su
disposición en el tablero es como un modelo de los cielos". Adecuada descripción de la energía del
Go: equilibrio. De hecho, es la base fundamental de este maravilloso juego. Según la filosofía oriental,
la lucha de dos fuerzas (Ying y Yang) que continuamente desequilibran el todo, marca la vida. Se
equilibra un sector desequilibrando otro; es un círculo que gira constantemente mientras la lucha dure.
Las mutaciones son eternas y la inacción es signo de muerte.

Hay 181 piedras negras y 180 blancas, de por sí un desequilibrio. Al ubicar una
negra en el tablero, se igualan fuerzas entre las piedras mas no en el territorio; una blanca equilibra el
tablero pero las piedras vuelven a su estado anterior... Así continuamente. La fuerza interna del jugador
(llamada Chi) sigue el mismo esquema con la fuerza externa (Aji). Debe existir equilibrio de fuerzas
dentro del mismo tablero. Pronto nos damos cuenta que los esquemas planteados en el juego
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funcionan en nuestra propia vida: "no defiendas lo indefendible", "obtén el máximo provecho en cada
jugada", "nunca juegues sin una estrategia", "contrólate a ti mismo antes de controlar el tablero", "la
iniciativa es la mitad de la ganancia", "divide al enemigo, no dejes que se reagrupe..".
Y pronto nos damos cuenta que el Go ha cambiado nuestra vida para
equilibrarla y hacerla más satisfactoria.

"La guerra ha terminado. Siento una sensación de quietud como si hubiese sido
eterna. He realizado el mejor esfuerzo y me satisface saber que mi contrincante ha
hecho lo mismo: ha jugado con honor. Se retiran los prisioneros, se cuentan los
territorios de cada color y se conoce el resultado: he perdido por 15 puntos. Realmente
no me molesta, he disfrutado cada momento. Además he aprendido algo durante esta
partida y lo utilizaré en mi siguiente encuentro. La próxima vez pensare mejor en mis
posibilidades...".

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