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XII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Sto. Domingo, Rep.

Dominicana, 30 oct. - 2 nov. 2007

La Agencia de Evaluación y Calidad de la Administración española: un


reto institucional en el espacio público

Juan Antonio Garde Roca


Introducción

El sector público se enfrenta a los retos de una sociedad crecientemente compleja, en un


mundo cada vez más globalizado e interdependiente, tanto en el terreno económico como en
el de las relaciones políticas internacionales. El interés se centra hoy en garantizar desarrollo
económico con cohesión social, buscando nuevas fórmulas de colaboración Estado-
mercado, que permitan alcanzar el interés público, en un contexto de fuerte aumento de la
competitividad económica. La mejora de la regulación aparece, por tanto, como un factor
fundamental en la acción de los gobiernos.

Al mismo tiempo, las instituciones públicas se plantean cómo dar respuestas nuevas a las
demandas sociales, mejorando y extendiendo los contenidos y la calidad de los servicios
públicos, adaptados a los retos demográficos y de esperanza de vida. Se evidencia la
necesidad de impulsar, desde unas renovadas pautas de gobernabilidad, una mayor calidad
democrática, contando para ello con la participación de los diversos y múltiples actores
sociales e institucionales, a fin de responder con éxito a la creciente demanda de
participación y control ciudadano de las acciones de gobierno y respecto de la administración
de los dineros públicos.

En este contexto, el programa electoral con el que se presentó a las elecciones generales del
año 2004 el partido que actualmente sustenta el Gobierno de España, en el capítulo
dedicado a una Administración Pública garantizadora de los servicios públicos esenciales, se
apostaba por “la creación de una Agencia Estatal de Evaluación”.

Con posterioridad a la constitución del Gobierno, tanto el Presidente del Gobierno como otros
miembros del Ejecutivo y, en particular, los Ministros de Administraciones Públicas y el de
Economía y Hacienda refrendaron ese mismo compromiso en distintas intervenciones
públicas y ante el Congreso de los Diputados.

Además del compromiso explícito del Gobierno, fue también evidente el apoyo parlamentario
a este proyecto, plasmado en la “resolución” aprobada por el Pleno del Congreso tras el
Debate del Estado de la Nación de 2005, por la que el Congreso de los Diputados “insta al
Gobierno a propiciar la creación de una Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas
Públicas y de la Calidad de los Servicios en el marco del Proyecto de Ley de Agencias”.

Cabría señalar como una de las referencias más concretas, realizada con carácter previo a la
creación de la Agencia de Evaluación, el propio proceso de elaboración de los Presupuestos
Generales del Estado para el año 2006, donde, en uno de sus documentos más
significativos, el “libro amarillo de los Presupuestos Generales del Estado para 2006”, ya se
constataba el compromiso de creación de la Agencia de Evaluación, en el marco de la Ley de
Agencias Estatales, indicando que su actividad “contribuirá a fomentar la cultura y la práctica
de la evaluación y, por esta vía, impulsará un uso racional y eficiente de los recursos
públicos, así como el diseño de políticas y servicios de calidad”.

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Por otro lado, en el Programa Nacional de Reformas (PNR) presentado por el Gobierno de
España ante la Unión Europea y que constituye la referencia fundamental de la política
económica española para el periodo 2005-2010, se recoge, entre las medidas previstas para
mejorar el marco regulatorio y modernizar las Administraciones Públicas, la creación de la
Agencia de Evaluación, tal y como estaba también prevista en el “Plan de Dinamización de la
Economía” 1 aprobado por el Consejo de Ministros en febrero de 2005. Pero, además, lo que
es quizás más relevante, el PNR introduce también la previsión de que sea la Agencia de
Evaluación la que se encargue de realizar, con carácter anual, una evaluación del grado de
aplicación y de éxito de las principales medidas del propio Programa.

El proceso de creación de la Agencia de Evaluación

En términos cronológicos, el primer paso institucional en la constitución de la Agencia fue la


designación, por orden del Ministro de Administraciones Públicas, de una Comisión de
Expertos 2 encargada de “analizar la experiencia internacional, diagnosticar la situación de la
evaluación en nuestro país y hacer las propuestas metodológicas e institucionales más
deseables para la puesta en funcionamiento de la Agencia”.

La Comisión estuvo formada por académicos y profesionales de diferentes disciplinas


(economía, sociología, ciencias políticas, derecho, comunicación), así como por técnicos
internacionales y por representantes de los Ministerios de Administraciones Públicas y de
Economía y Hacienda.

La Comisión concluyó sus trabajos el 4 de octubre de 2004, remitiendo el correspondiente


Informe al Ministro de Administraciones Públicas. El diagnóstico y las conclusiones
contenidas en dicho Informe sirvieron de base de trabajo para la preparación y creación de la
Agencia de Evaluación, incorporándose buena parte de sus recomendaciones al diseño y
estructura de la misma.

La posterior creación de la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y la


Calidad de los Servicios, sería el elemento clave en el objetivo de institucionalización de la
evaluación pretendido por el Gobierno.

En el Informe 3 citado, los Expertos responden positivamente a la pregunta de si existen


procesos relevantes de evaluación de servicios y políticas públicas en España, “si por ello
entendemos los juicios de valor (más o menos formalizados) que se expresan sobre la
actuación de las administraciones públicas, y la multitud de informes, dictámenes y estudios
que se hacen desde dentro de las administraciones públicas y desde el exterior de las
mismas sobre sus actuaciones y sobre sus políticas”. Añadían, no obstante, que “el problema
es que esa evaluación parte de supuestos conceptuales muy diversos, desde instancias

1
En el Plan (en concreto, en el Acuerdo de Consejo de Ministros por el que se adoptan mandatos para poner en marcha
medidas de impulso a la productividad), se preveía que el Ministerio de Administraciones Públicas elevara al Consejo de
Ministros una propuesta para la creación de la Agencia.
2
La Orden Ministerial APU/1463/2004, de 19 de mayo (BOE 25 de mayo) designó la Comisión de Expertos, que fue
presidida por el autor de este artículo.
3
El Informe se hizo público con total inmediatez y fue divulgado en numerosos medios académicos y profesionales. Puede
consultarse su contenido dentro del apartado de “presentación” de la Web: http://www.aeval.es .

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organizativas muy heterogéneas, y ello hace que el resultado final sea disperso,
desestructurado y no produzca efectos claros sobre el funcionamiento de las
administraciones públicas, ni tampoco genere suficiente capacidad de aprendizaje de las
mismas. Y lo que es más importante, no es suficientemente visible para el conjunto de la
ciudadanía, desdibujándose la función de rendir cuentas a la sociedad que es una de las
funciones esenciales en la estructura de legitimidad de las sociedades democráticas” (p.22).

Justificaban los Expertos la necesidad de la creación de la Agencia de Evaluación “partiendo


del buen funcionamiento y de la innegable utilidad de las instancias de control financiero y
presupuestario ya existentes en las administraciones públicas del país”, para responder “al
claro objetivo de mejorar los datos básicos con los que operan los decisores y gestores
públicos, y de contribuir a la función política y social de reforzar la rendición de cuentas a la
sociedad española”, a través de “un ejercicio claro de definición de responsabilidades, de
generación de conocimiento y de colaboración con el resto de instancias que tanto en la
administración central como en las Comunidades Autónomas existan o puedan existir” (p.22).

En dicho Informe, la propia Comisión reflejaba el carácter instrumental que tendría el objetivo
de la Agencia y la manera más adecuada para alcanzarlo, partiendo de la convicción de que
la evaluación ha de contar con un espacio diferenciado en el ámbito público y en el Estado
descentralizado:

“La evaluación de políticas públicas constituye una actividad específica y con identidad
propia, claramente distinta de otras como el control interno, la auditoría financiera, la
auditoría de gestión o el control presupuestario, pero con los cuales mantiene y debe
mantener una estrecha relación de complementariedad. Además de un espacio propio,
la evaluación está llamada, también y sobre todo, a ocupar una posición central en el
conjunto de organizaciones públicas. Al mismo tiempo, en un Estado políticamente
descentralizado como el español, en el que el desarrollo de la acción pública requiere,
en muchos casos, del concurso de los tres niveles de gobierno, también es preciso
buscar un marco global de actuación en el que todos ellos tengan cabida y en el que
exista una continua búsqueda del consenso en aspectos metodológicos y de
funcionamiento” (p.64).

También se señalaba en el Informe que la Agencia debería:

“Contribuir a la mejora de la acción y resultados en la actividad del sector público y sus


instituciones, mediante la articulación de un Sistema Público de Evaluación de
políticas públicas y de mejora de la calidad de los servicios, en un marco de
transparencia y ética institucional” (p.76).

En todo caso, es importante destacar la referencia con la que concluía dicho Informe en
cuanto a la oportunidad del momento para la creación de la Agencia: “En nuestra opinión,
nos encontramos ante una ventana de oportunidad, en la que se conjuga el impulso político
necesario con una sociedad y una Administración Pública maduras para iniciar un cambio de
estas características, en el que se apueste por un claro compromiso en relación con la
calidad de lo público” (p.86).

Tal y como señala el mencionado Informe de la Comisión de Expertos, “la evaluación de las
políticas públicas y, en general, de la actuación de las diversas administraciones públicas no

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surge del vacío ni es tampoco fruto de una simple trasposición de los mecanismos
evaluadores con que operan las entidades privadas” (p. 7). Su necesidad se va poniendo de
manifiesto al mismo tiempo que evolucionan los propios poderes públicos y sus
administraciones, en términos de sus objetivos, su expansión competencial y su
organización. De esta manera, también se amplían sus bases de legitimidad hacia formas
que descansan más en la capacidad de satisfacer demandas y necesidades sociales: “los
mecanismos de control y evaluación que las administraciones habían ido desarrollando se
fueron tornando insuficientes, no por innecesarios, sino por incompletos” (p.7).

En el contexto de los programas de modernización y mejora de la Administración General del


Estado, liderados por el Ministerio de Administraciones Públicas, se contemplaba, entre otras
medidas, la iniciativa de una Ley de Agencias para mejorar y rediseñar las organizaciones
públicas, en cuyo ámbito se enmarcaría la futura Agencia de Evaluación.

Efectivamente, el Parlamento vino a confirmar la base legal para la creación de la Agencia de


Evaluación, a través de la aprobación de la Ley 28/2006, de 18 de julio, de Agencias
Estatales para la mejora de los servicios públicos, en cuya Disposición Adicional primera, se
“autoriza al Gobierno para la creación de la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas
Públicas y la Calidad de los Servicios, adscrita al Ministerio de Administraciones Públicas,
cuyo objeto es la promoción y realización de evaluaciones de las políticas y programas
públicos, favoreciendo el uso racional de los recursos públicos y el impulso de la gestión de
la calidad en los servicios”.

Desarrollando las previsiones legales, el Consejo de Ministros acordaba en su reunión de 1


de Diciembre de 2006 el Real Decreto de Presidencia del Gobierno (BOE 14-12-06) por el
que se aprueba el Estatuto de la Agencia de Evaluación y Calidad y la constitución de la
misma el 1 de Enero de 2007.

En particular, la Memoria Inicial formulada para el proceso de constitución de la Agencia


destacaba una serie de factores, a continuación relacionados, que ponen de manifiesto la
oportunidad y necesidad de las evaluaciones de las políticas públicas y la calidad de los
servicios:

• Mayores exigencias ciudadanas de servicios de calidad y políticas eficientes.

La ciudadanía en sentido amplio (que engloba también a las empresas que actúan en
nuestro país) exige unas organizaciones públicas eficientes, comprometidas y
prestadoras de servicios de calidad.

Para ello, resulta imprescindible profundizar en la introducción de la cultura y los


instrumentos de la gestión de calidad y el análisis de los resultados.

A la necesidad de avanzar en este ámbito, responde la creación de la Agencia, puesto


que, como señaló el Ministro de Administraciones Públicas en su intervención ante el
Pleno del Congreso, el 3 de noviembre de 2005. “La Agencia de Evaluación forma
parte de un proyecto de largo recorrido para impulsar un sistema público de
evaluación en España y para propiciar que el nuevo gerencialismo público se
desarrolle a la altura de las nuevas necesidades sociales y económicas, promoviendo
simultáneamente mejoras en la transparencia y en la información ofrecida a los

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ciudadanos”.

• La necesidad de rendir cuentas.

Conceptos como transparencia, Estado que rinde, ciudadanía política y participación,


son elementos que deben ser impulsados y que a su vez forman parte de toda
estrategia evaluadora. Se trata, en consecuencia, de mejorar la calidad democrática
en nuestra sociedad.

• El contexto de estabilidad presupuestaria requiere un análisis cualitativo del gasto en


políticas públicas.

La racionalización en el uso de los recursos públicos es siempre un factor


fundamental. Sin embargo, tal y como quedó recogido en el ya citado Informe de los
Expertos, su necesidad se hace más evidente cuando existe al mismo tiempo un
objetivo de estabilidad presupuestaria, puesto que en dicho contexto cobra más
importancia, si cabe, disponer de la información adecuada que permita asignar
adecuadamente los recursos públicos.

En este sentido, se debe reiterar aquí la visión de la evaluación como una herramienta
que proporciona información para la toma de decisiones y para la gestión, pero que
nunca debe sustituir a éstas.

• Del mismo modo, los objetivos de mejora de la productividad y la competitividad de la


economía española se pueden ver beneficiados por la aplicación sistemática de
actividades de evaluación.

Son diversos los factores que pueden influir en el objetivo último de mejora de la
competitividad, pero entre ellos, además de las políticas de gasto antes apuntadas,
también la actividad reguladora tiene un papel fundamental. De ahí la necesidad de
realizar evaluaciones tanto ex-ante como ex-post de dicha actividad reguladora, de tal
forma que puedan preverse adecuadamente, y comprobarse después, los impactos de
una regulación.

Tal y como se señalaba en el libro amarillo de los Presupuestos Generales del Estado
para 2005, “la mejora en el procedimiento normativo y regulatorio resulta
indispensable para que la labor del sector público en su conjunto facilite e impulse las
actividades de los agentes económicos. Se trata de que la regulación sea estable, no
imponga costes innecesarios a los agentes y, por el contrario, favorezca su actividad”.

• Estado descentralizado y políticas integradoras

El grado de descentralización existente ha puesto de manifiesto en numerosas


ocasiones la necesidad y la bondad de la coordinación entre las diferentes
administraciones tanto en la gestión como en la elaboración de la información
necesaria para dicha gestión.

En este ámbito, la evaluación cobra una especial utilidad, al mismo tiempo que se

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evidencia la necesidad de trabajar en una perspectiva plural y de coordinación que


permita obtener resultados de los trabajos útiles para todas las partes y que permita
evaluar políticas públicas de amplio alcance, más allá de proyectos específicos o
“partes” de un procedimiento. El “Método Abierto de Coordinación” que hoy se aplica
en la Unión Europea, en el ámbito de la política económica y social, puede ser un
instrumento de trabajo muy adecuado.

• El nuevo concepto de gestión pública a través de la figura de las “Agencias Estatales”.

La nueva Ley de Agencias Estatales ha dado lugar a una nueva forma organizativa
que conlleva necesariamente una cultura y una práctica de evaluación y de calidad.
En este nuevo marco, la Agencia de Evaluación tal como se expresaba el Ministro de
Administraciones Públicas en la presentación del proyecto de Ley de Agencias
Estatales ante el Pleno del Congreso de los Diputados: “... va a suponer un importante
impulso para la satisfactoria implantación del conjunto de las Agencias y, en general,
de la nueva cultura de gestión de lo público”.

Es importante reseñar el papel referente que la Agencia de Evaluación tiene sobre las
demás Agencias Estatales, sobre cuya actividad y compromisos de mejora elevará un
Informe anual al Congreso de los Diputados.

Asimismo, es conveniente resaltar el camino que abre la Agencia de Evaluación al


desarrollo del resto de Agencias Estatales que la seguirán en el futuro inmediato, tanto
las que explícitamente se señalan en la Ley de Agencias como las que resulten de la
transformación de los actuales organismos públicos, que se ajusten a la naturaleza de
las Agencias Estatales.

En definitiva, si bien la evaluación ha constituido siempre una herramienta para la


racionalización en el uso de los recursos públicos, lo cierto es que existen en estos
momentos factores que acrecientan su utilidad y ponen de manifiesto la necesidad de
proceder a un mayor impulso de la cultura y la práctica de la evaluación.

Se entiende así la evaluación como una herramienta para que la Administración Pública
“actúe con mayor transparencia, eficacia, eficiencia y calidad” tal y como quedaba recogido
de forma muy acertada en el Informe de Progreso sobre las reformas en los mercados de
bienes y servicios y de capitales de 2004.

Contenido y características de la Agencia de Evaluación y Calidad

La Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y la Calidad de los Servicios (en
adelante Agencia de Evaluación y Calidad, como figura en su logotipo) tiene como misión la
promoción y realización de evaluaciones y análisis de impacto de las políticas y programas
públicos, favoreciendo el uso racional de los recursos y la rendición de cuentas a la
ciudadanía, así como el impulso de la gestión de la calidad de los servicios.

La rendición de cuentas a la ciudadanía y la participación social serán objetivos políticos


prioritarios que enmarquen las funciones de la Agencia, que debiera llegar a convertirse en
una institución de referencia nacional e internacional en las actividades relacionadas con la
evaluación de las políticas y la calidad de los servicios públicos.

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En el Estatuto de la Agencia se establecen los siguiente objetivos:

a) Promover la cultura de evaluación y de calidad de los servicios e impulsar su práctica


en la gestión pública.
b) Elaborar y proponer metodologías, realizar actividades de acreditación y certificación,
en los términos previstos en el presente Estatuto, y fomentar la implantación de
sistemas de información e indicadores, para la evaluación y la gestión de la calidad.
c) Realizar trabajos de evaluación y análisis de políticas y programas públicos.
d) Fomentar la mejora de la calidad de los servicios públicos como compromiso con la
ciudadanía.
e) Realizar un Informe anual para el Congreso de los Diputados, acerca de la actividad
desplegada por las Agencias Estatales y sus compromisos para mejorar la calidad de
los servicios prestados a los ciudadanos.
f) Prestar un servicio eficaz, eficiente y de calidad, en un marco donde se equilibren la
responsabilidad por la gestión y la autonomía y flexibilidad de la misma.

Las funciones más relevantes la Agencia de Evaluación y Calidad, en sintonía con la


propuesta del Informe de la Comisión de Expertos y con los criterios construidos a partir de
las experiencias acumuladas por otras organizaciones de ámbito internacional y de las
propias organizaciones sectoriales, se desarrollarán respetando los principios de interés
general, objetividad, eficacia, economía y servicio al ciudadano, y específicamente los
siguientes:

• Principio de independencia de criterio, dictamen y juicio en la realización de sus


trabajos sobre la base de valores de responsabilidad pública y competencia
profesional.
• Principios de transparencia y participación, entendidos respectivamente como la
rendición de cuentas a los ciudadanos y como el compromiso de consulta y
participación de los interesados en la realización de sus trabajos.
• Principios de autonomía y responsabilidad, entendidos respectivamente como la
capacidad de la Agencia de gestionar con autonomía los medios puestos a su
disposición para alcanzar los objetivos comprometidos, y como la disposición de la
misma a asumir las consecuencias de los resultados alcanzados.
• Principios de cooperación interadministrativa y participación institucional, entendidos
respectivamente como la disposición activa a colaborar con otras administraciones e
instituciones, así como a fomentar la participación directa de las Comunidades
Autónomas en la Agencia y el desarrollo de trabajos compartidos.
• Principio de calidad y mejora continua, entendido como el compromiso sistemático con
la autoevaluación y la utilización de modelos de excelencia que permitan establecer
áreas de mejora y prestar sus servicios de forma innovadora.
• Principio de ética profesional y responsabilidad pública, entendido como el
compromiso del personal de la Agencia y especialmente de sus directivos, de
observar en su actuación los valores contenidos en el código de ética profesional del
personal de la Agencia, y en normas de conducta aplicables a los empleados públicos
de la Administración General del Estado.

Cabe resaltar la gestión por objetivos que se desarrollará en la Agencia de Evaluación y

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Calidad, que se plasmará en el “contrato de gestión” como mecanismo donde fijar los
compromisos que la Agencia adquiere, así como los indicadores de resultados y los niveles
de eficacia y de calidad pretendidos.

Será el Consejo de Ministros quien acordará anualmente los programas y políticas públicas
cuya evaluación incluirá la Agencia en su Plan de Trabajo. Dicho Plan se integrará en el Plan
Anual que aprobará su Consejo Rector y que, igualmente, incorporará otras actuaciones de
análisis, consultoría y colaboración técnica.

Así, por Acuerdo de 30 de marzo de 2007, el Consejo de Ministros aprobó los siguientes
programas y políticas que serán objeto de evaluación por la Agencia en 2007:
1. Evaluación anual del Programa Nacional de Reformas de España, centrándose
la evaluación en:
i. La incidencia de las medidas adoptadas para la racionalización del gasto
farmacéutico;
ii. La efectividad de las políticas en materia de seguridad energética;
iii. Los programas de fomento de las actividades de investigación,
desarrollo e innovación;
iv. Las líneas de financiación para el fomento de la actividad emprendedora.
2. Evaluación de los trámites administrativos para la creación de empresas en
España.
3. Evaluación del Registro Nacional de Derechos de Emisión de Gases de Efecto
Invernadero, RENADE.
4. Evaluación de la calidad del servicio de los museos de titularidad estatal.

Los órganos de gobierno de la Agencia de Evaluación y Calidad son un Presidente ejecutivo


y el Consejo Rector. El Presidente será nombrado por el Consejo de Ministros a propuesta
del Ministro de Administraciones Públicas, a cuyo Departamento se adscribe la Agencia. El
Consejo Rector incorporará representantes de los Ministerios de Economía y Hacienda,
Administraciones Públicas, Presidencia y Asuntos Exteriores y de Cooperación, así como un
representante de los trabajadores designado por las Organizaciones Sindicales más
representativas. Formarán parte, igualmente, del Consejo Rector tres Vocales designados
por el Ministro de Administraciones Públicas, entre funcionarios y profesionales
independientes de reconocido prestigio, así como, según lo previsto en el Estatuto, los
Vocales designados por las Comunidades Autónomas que decidan integrarse en la Agencia.

El Estatuto de la Agencia de Evaluación y Calidad contempla la participación de las


Comunidades Autónomas a través de dos vías, ambas de forma voluntaria: mediante
Convenios de Colaboración específicos y a través de su integración en la propia Agencia. La
creación de la Agencia debe ser una oportunidad para que los distintos niveles de gobierno
se puedan dotar de mejores instrumentos para analizar los resultados de sus programas y
políticas, contribuyendo a una más estrecha cooperación entre las distintas Administraciones
Públicas.

Para facilitar los trabajos del Consejo Rector, el Pleno del mismo constituirá una Comisión
Permanente, y como órganos de apoyo al Consejo, una Comisión de Control y una comisión
Científica y Profesional. Esta última tendrá como misión promover la calidad de las
evaluaciones, la idoneidad de los estándares metodológicos empleado y el respeto a los
principios de ética profesional.

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Antes de finalizar el presente año 2007, la Comisión Científica y Profesional elevará al


Consejo Rector para su aprobación la propuesta de “código ético profesional” del personal de
la Agencia, de conformidad con lo previsto en el artículo 15 del antes citado Estatuto de la
Agencia de Evaluación y Calidad. El Código de ética profesional afectará a todo el personal
de la Agencia, sin perjuicio de la normas básicas del régimen estatutario de los funcionarios
públicos.

La innovación legislativa que supone la creación de la Agencia de Evaluación y Calidad, sin


duda debe contemplarse como una apuesta esencial por la Gobernanza y la modernización e
innovación de las políticas públicas en España, con un referente claro de ciudadanía y de
calidad democrática. No es casual, por tanto, que en procesos políticos recientes, como son
los casos de Chile y de Francia, se dedique a la Evaluación de los programas públicos
igualmente una atención institucional especial.

No obstante, la nueva Agencia, para su implementación real, debe ganarse la credibilidad y


la confianza institucional y social en la práctica, a partir de su propio desempeño y el acierto
en su gestión.

RESEÑA BIOGRÁFICA:

Juan Antonio Garde Roca es actualmente el Presidente de la Agencia estatal de Evaluación


de las Políticas Públicas y la Calidad de los Servicios. Economista, Inspector de Hacienda del
Estado e Inspector de los Servicios del Ministerio de Economía y Hacienda. Ha sido Director
General de la Escuela de la Hacienda Pública y del Instituto de Estudios Fiscales en el
Ministerio de Economía y Hacienda y de Inspección, Evaluación y Calidad de los Servicios en
el Ministerio de Administraciones Públicas. Ha presidido la Comisión de expertos para el
estudio y creación de la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y la Calidad
de los Servicios, siendo a partir del uno de enero de dos mil siete, creada la Agencia, su
primer Presidente. Consultor Internacional, es autor de numerosos artículos y trabajos y
editor de diversas publicaciones en materia de Gestión y Evaluación de Políticas Públicas,
Política Fiscal y Estado del Bienestar en España.

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