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Introducción
I) La sociedad,
II) Las instituciones públicas, y
III) La ciudadanía.
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En la redacción original empleaba el término “sociedad civil”, pero por suge-
rencia de algunos compañeros del VIII Congreso de la Aecpa –a quienes agradezco de
veras sus comentarios– he decidido prescindir del calificativo “civil”. La etimología
del término remite a “ciudadanía”, lo que generaría confusión respecto a lo que aquí
se trasmite.
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Aprobada en 1990 por la Asamblea General de la ONU, hasta 2003 no se
depositaron las 20 ratificaciones necesarias para entrar en vigor. Las ratificaciones son
todas de países emisores de migrantes, no de receptores. Véase el Informe de Amnistía
Internacional “Vivir en las sombras. Una introducción a los derechos humanos de las
personas migrantes” (Living in the Shadows. A primer on the human rights of migrants),
2006. Índice AI: POL 33/007/2006.
3
Referencia tomada del Informe “España entre la desgana e invisibilidad. Políti-
cas del Estado español en la lucha contra el racismo”, abril 2008. p: 9.
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Referencia tomada de Ibidem. p: 8.
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En Ibídem. p: 9. En el Informe de AI se recoge por cierto un ejemplo que ilus-
tra dramáticamente la impunidad referida y sus factores. Se trata del caso del sene-
galés residente Mamadou Kane, cuyo recurso contra la concesión de indulto parcial a
los agentes locales de Vigo que el 16 de marzo de 1997 le secuestraron con violencia
racista ha sido desestimado por el Tribunal Constitucional el pasado 18 de enero de
2008. El indulto a los agentes se aprobó por el Consejo de Ministros en 2005. Hoy
los cuatro policías –que nunca han cumplido penas de cárcel– siguen ejerciendo. Para
casos de malos tratos de índole racista por parte de fuerzas de seguridad, véase tam-
bién los informes de AI “España: Crisis de Identidad. Tortura y malos tratos de índo-
le racista a manos de agentes del Estado”, Índice AI EUR 41/001/2002/s, 2002,
http://www.amnesty.org/es/library/info/EUR41/001/2002 y “Sal en la Herida. La
impunidad efectiva de agentes de policía en casos de tortura y otros malos tratos”,
2007. Índice AI: EUR 41/006/2007
http://www.amnesty.org/es/library/info/EUR41/006/2007/es
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figuran en los últimos puestos de las listas de espera6. Esto viola la Con-
vención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los
Trabajadores Migratorios y de sus Familias, de acuerdo a la cual al menos
los inmigrantes regulares deben gozar de igualdad de trato respecto de los
nacionales en relación con el acceso a la vivienda, con inclusión de los pla-
nes sociales de vivienda y protección contra la explotación en materia de
alquileres.
Pero ampliando ejemplos de opresión institucionalizada, en la
reforma del año 2000 de la ley española de extranjería, se restringieron
los derechos humanos de reunión, asociación, manifestación, sindica-
ción y huelga de las personas indocumentadas. El Tribunal Constitu-
cional sentenció a finales del 2007 la inconstitucionalidad de tales res-
tricciones mas no las declaró nulas o fuera del ordenamiento jurídico7.
Por otro lado, en las instituciones de la Unión Europea se está ahora
mismo gestando una terrible opresión institucional con respecto a las
personas migrantes si sale adelante el proyecto de directiva que prevé
rebajar el control de las autoridades judiciales en los procesos de reten-
ción de los llamados sin papeles y que, además, establece el límite máxi-
mo de detención en 6 meses, ampliable a 18 en casos especiales.
Gobiernos como el francés defienden incluso poder expulsar a menores
con independencia de su situación escolar8.
Toda opresión institucionalizada resulta muy especial cuando el
ordenamiento jurídico que legaliza la opresión en cuestión es elaborado
y aprobado de forma democrática, es decir, por una mayoría ciudadana.
El contexto de la opresión entonces va más allá de las instituciones. La
opresión presenta también otro ámbito: la ciudadanía. Antes de anali-
zar, no obstante, al ámbito ciudadano como contexto de opresión, no se
puede finalizar el examen del ámbito institucional sin tener en cuenta
que resulta también muy especial aquella opresión en el ámbito insti-
tucional que consiste precisamente en la violación de los derechos polí-
ticos de las personas, sea por vías jurídicas o de facto. Tratamos en este
caso de regímenes dictatoriales o no plenamente democráticos, los cua-
les pueden tener un carácter u otro. Lo que es seguro es que todos vio-
lan ab initio los derechos políticos de las personas y por ello infligen una
opresión, anulando al ámbito ciudadano.9
Finalmente, una opresión tiene por contexto la ciudadanía o
dimensión ciudadana de las personas cuando éstas apoyan programas
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Informe de Amnistía Internacional “Vivir en las sombras. Una introducción a los
derechos humanos de las personas migrantes” (Living in the Shadows. A primer on the
human rights of migrants), 2006. Índice AI: POL 33/007/2006. p: 63.
7
Véase Ibídem. p: 17.
8
http://www.elpais.com/articulo/internacional/directiva/europea/papeles/depen-
de/voto/Espana/elpepiint/20080507elpepiint_8/Tes, a 7 de mayo del 2008.
9
Es probable que la anulación ciudadana que las dictaduras cometen conduzca a
la violación de más derechos de las personas, aparte de los políticos. Varía de un tipo de
dictadura a otra qué derechos son esos otros probablemente violados y con qué magni-
tud se produce la violación en cuestión.
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En términos muy reducidos, para las ideologías de izquierda, por ejemplo, cons-
tituye una opresión intolerable la violación de los derechos sociales y económicos de las
personas. Para las ideologías de derecha, en cambio, lo intolerable es la falta de orden
social.
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Escribo explotación laboral más allá de la explotación congénita en todo trabajo
organizado bajo las formas de producción capitalistas. Esta forma de organizar la eco-
nomía humana explota innatamente a quien vende su fuerza de trabajo, debido a la
razón de ser del capital. Para la extracción de plusvalía y cuestiones conexas, véase
GILL, Louis (2002): Fundamentos y límites del capitalismo, Editorial Trotta, Madrid.
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Informe “Racismo, xenofobia y antisemitismo en España”, del Observatorio
Europeo de racismo y xenofobia. La referencia está tomada del Informe de AI “España
entre la desgana…”. p: 9.
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El caso del ordenamiento británico ha inspirado la última película de Ken Loach
y Paul Laverty, En un mundo libre (It´s a free World).
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Véase BENHABIB, Seyla (2004): The Rights of Others, Princeton University Press.
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ámbito social. Los no-nacionales caminan entre nosotros por ello más
desnudos/vulnerables a la opresión que el resto. La vulnerabilidad es
estructural15. Nacen amputados además los mecanismos de protesta
política contra este reforzamiento entre opresiones, ya que precisamen-
te lo primero que a las personas migrantes se les niega institucional-
mente –por la naturaleza de lo que se juegan las estructuras del Estado-
nación– es la ciudadanía.
Conviene tener presente por todo esto que, si hay casos de opresión
en los que los tres ámbitos –sociedad, ciudadanía e instituciones, res-
pectivamente– pueden reforzarse entre sí, ésos casos son en nuestros
días los que sufren las personas migrantes.
2. La reflexión normativa
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Ruego se separe esto de la postura de la agencia particular o carácter que las per-
sonas migrantes tengan cada una como sujetos particulares en la sociedad. Como cual-
quier persona, los inmigrantes participan de las glorias y mezquindades que la natura-
leza humana conoce. Por lo mismo, las culturas y religiones de las personas migrantes
pueden presentar los mismos aciertos y desaciertos que cualquier cultura y religión
(Ninguna cultura –así, las típicamente occidentales– resulta idílica).
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Aunque obvio, vale la pena recordar que el asunto de la articulación de la con-
vivencia es vital en la medida que su ausencia o ruptura supone el enfrentamiento arma-
do con la barbarie e implícitas violaciones de derechos de las personas que ello engen-
dra.
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Véase THIEBAUT, Carlos (1999): De la Tolerancia, La Balsa de la Medusa Visor:
Madrid. p: 99.
18
Ibídem.
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Sin ánimo –ni mucho menos– de ser exhaustiva, véase COHEN, J. (1989)
“Deliberative Democracy and Democratic Legitimacy,” en Hamlin, A. y Pettit, P. (eds):
The Good Polity. Oxford: Blackwell. pp. 17–34; DRYZEK, J. (1990): Discursive Demo-
cracy: Politics, Policy, and Political Science. New York: Cambridge University Press. ELS-
TER, J (ed.) La democracia deliberativa. Barcelona: Gedisa., HABERMAS, J (1992) “Tres
modelos de democracia sobre el concepto de una política deliberativa”, Debats, 39: 18-
21. BENHABIB, Seyla (1992): “Models of Public Space: Hanna Arendt, the Liberal
Tradition, and Jürgen Habermas”, en Habermas and the Public Sphere, ed. Craig Calhorn
(MIT Press). NINO, C (1997) La constitución de la democracia deliberativa, Barcelona:
Gedisa.
20
YOUNG, Iris Marion (2000): Inclusion and Democracy, Oxford University Press.
p: 35. Cita traducida
21
Véase el asunto de la fundamentación de los derechos politicos del individuo en
BALDWIN, Thomas (1985): “Toleration and the right to freedom”, in S .Mendus and
J.Horton (eds) Aspects of toleration
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3. Conclusiones
Lo que se ha ofrecido es apenas un pequeño marco de análisis que
ayude a arrojar luz –ordenar conceptualmente – el asunto de los ámbi-
tos o contextos de la opresión. En estos ámbitos –sociedad, institucio-
nes y ciudadanía, respectivamente– nos centramos en la primera parte,
viendo que:
I) Una opresión se localiza en la sociedad cuando son particulares
quienes cometen violaciones de derechos;
II) La opresión se sitúa a caballo entre la sociedad y las institucio-
nes, si son agentes institucionales quienes violan los derechos apartán-
dose de la legalidad vigente;
III) El puro ámbito institucional sólo se identifica cuando las insti-
tuciones públicas no abordan todo lo anterior y, en general, no prote-
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