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Introducción
El discurso educativo moderno funda una red simbólica que dota de sentido a la
institución escolar al tiempo que inscribe una imagen identitaria del ser docente. En
otros términos el maestro no se constituye en tanto tal a través de un proceso auto-
reflexivo individual ni por medio de un acto volitivo singular. Éste se forma en tanto
reconoce una imagen que le permite incluirse en el rol y en la función docente.
Las normalistas, como se las denominaba a las maestras egresadas del Instituto
Normal de Señoritas, visualizaban su labor como una misión, la cual consistía en:
Por tanto, podemos ubicar al trabajo como una suerte de anticuerpo previsto
contra un uso inadecuado de la libertad, la cual, de no estar adecuadamente orientada,
podría hacernos correr el riesgo de volvernos a un estado primitivo. En el discurso
pedagógico normalista fundante el significante “trabajo” aparece en oposición a las
“enfermedades de la voluntad” u otras formas de desviación de la moral.
Tanto uno como otro aprendizaje supone tomar a un modelo para “ejecutar” “las
reglas del trazado”. La vestimenta es una suerte de escritura corporal, la escritura una
suerte de profilaxis moral. El remate del programa de caligrafía lo confirma:
Esta articulación identitaria normalista del ser maestro se “fisura” hacia fines de
los años 60 con la emergencia de nuevas formas de concebir lo educativo. Este proceso
tiene un punto de inflexión con la promulgación de la Ley de Educación 14.101 en
enero de 1973 (previo al golpe de Estado del 27 de junio de 1973) pero que se
profundiza con tres acontecimientos pedagógicos fundamentales ocurridos durante la
dictadura cívico-militar: la reformulación de los planes de magisterio en 1974, los de
toda formación docente en 1977 y la reforma del plan de Enseñanza Primaria en 1979.
Si comparamos los programas del Núcleo Común del plan de 1977 con el de
2007 nos encontramos con un conjunto de materias similares que estarían reflejando
importantes puntos de coincidencia respecto a lo que se consideran como conocimientos
relevantes que deben aprender los futuros docentes. Estas materias son:
Pero tan significativas como las coincidencias entre los planes son las diferencias.
Referencias bibliográficas
REMEDI, E., et. al. Supuestos en la identidad del maestro: materiales para la
discusión. Méjico: DIE – CINVESTAV-IPN, 1989.
ROBREDO, M.E. El pensamiento vivo de una maestra. Buenos Aires: s/ edi., 1966.
Programas
DIRECCIÓN GENERAL DE INSTRUCCIÓN PRIMARIA. Programas del Instituto
Normal de Señoritas. Montevideo: El siglo ilustrado, 1910.
ii
A fines del siglo XIX, en el primer Golpe Militar de la historia democrática uruguaya liderado por el Gral. Lorenzo
Latorre, José Pedro Varela promueve la Reforma Educativa más importante del país. A su vez, el segundo
Inspector Nacional de Instrucción Primaria (Jacobo Adrián Varela) se le debe el reglamento y
programa para exámenes de maestros (1880). A comienzos del siglo XX, los estudios duraban
3 años y la edad para ingresar a ellos era de 15 años cumplidos. Estos primeros Programas se
fueron modificando por medio de reformas sucesivas las cuales articulaban modificaciones y
continuidades: 1910, 1939, 1955, 1974, 1975, 1977, 1986, 1992, 2000 (reformulación del
anterior), 2005, 2008). Con oscilaciones, quiebres y resistencias, la tendencia de las diversas
reformas curriculares fue la progresiva búsqueda de especificidad en la formación. del
maestro. Esto se vio reflejado no sólo en la extensión (en años de formación) de la carrera y
en el perfil de egreso sino también en la articulación de los contenidos curriculares de
enseñanza.
iii
La matriz curricular del Programa de 1910 es la siguiente:
iv En el programa de 2° año se incluye explícitamente como materia a “Higiene”. En la descripción de los contenidos
se plantea que ésta materia debería incorporar “conocimientos de medicina aplicada.” (PINS, 1910, 45). No obstante,
sorprende la amplitud de aspectos y conocimientos que se definen como contenidos de esta materia, puesto que al
referirse a las condiciones de habitabilidad se menciona desde las fuentes de iluminación, pasando por el aire, las
formas de ventilación, caracteres del aire, composición de la atmósfera, la distribución de las habitaciones en una casa,
los orificios de entrada y salida, la calefacción, etc.
v Merecen una particular atención la extensión dedicada al tratamiento de la higiene alimentaria donde se combina
información proveniente de una suerte de dietética saludable, conocimientos sobre el valor nutritivo de los alimentos,
hasta las formas de trasmisión de enfermedades infecciosas.
iv
v