- ¡RESPETO A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA PARA NGÔLÔKÔDÎ! - gritaron unos, mientras otros, moviendo sus cabezas de izquierda a derecha, manifestaban indignación y comentaban:-¡Menuda pinta la de Modjowi, tan destartalada, parece haber escapado de las garras de un León o, de estar absolutamente loca!
Original Title
Rafael Evita Ika: Parte II- Otro fallido intento de los hombres de la tribu gorila de difamar a Ngôlôkôdî
- ¡RESPETO A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA PARA NGÔLÔKÔDÎ! - gritaron unos, mientras otros, moviendo sus cabezas de izquierda a derecha, manifestaban indignación y comentaban:-¡Menuda pinta la de Modjowi, tan destartalada, parece haber escapado de las garras de un León o, de estar absolutamente loca!
- ¡RESPETO A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA PARA NGÔLÔKÔDÎ! - gritaron unos, mientras otros, moviendo sus cabezas de izquierda a derecha, manifestaban indignación y comentaban:-¡Menuda pinta la de Modjowi, tan destartalada, parece haber escapado de las garras de un León o, de estar absolutamente loca!
Rafael Evita Ika: Parte II- Otro fallido intento de los hombres de la
tribu gorila de difamar a Nglkd
La pare I- de "Otro fallido intento
de los hombres de la tribu gorila de difamar a Nglkd", terminamos diciendo que exaltado Okoguo Ndegue, rpidamente pidi que fuese inmediatamente detenido el maldito Nglkd y ejecutado pblicamente. Algunas personas trataron de conocer lo sucedido, pero el odio de Okoguo Ndegue hacia Nglkd lo cegaba haciendo que se negase a conceder la presuncin de inocencia a Nglkd, para que este diera cualquier tipo de explicacin que arrojase luz sobre el asunto. Okoguo Ndegue slo peda apresurado una y otra vez, que los Pueblos finiquitaran de una maldita vez y por todas con la vida de Nglkd. Pues bien, durante varias semanas, Okoguo Ndegue quien trabajaba para el gobierno dictatorial, promovi mucho revuelo tratando de criminalizar a Nglkd, por una supuesta deuda declarada por la extranjera. Viendo que las reacciones populares no se ajustaban ni seguan la direccin que hubo trazado para los hechos, desesperado convoc a mucha gente de su tribu en la Plaza de la Libertad; pero la multitud que acudi a la cita estaba compuesta por gente de todas las tribus del pas. A la cita apareci Okoguo Ndegue acompaado de una mujer extranjera de la raza menanga y sta exigi la inmediata ejecucin de Nglkd antes de acusarle de nada. No encontrando los asistentes ninguna acusacin clara que se vertiese contra Nglkd, adems de estar muy sorprendida la multitud por la actitud de Okoguo Ndegue, que, sin conocer a "Modjowi" la mujer de la tribu menanga, ni tener informacin ni pruebas irrefutables de cuanto manifestada, apoy sin fisuras todas las acusaciones vertidas contra Nglkd, comenzaron a proliferar murmullos en la multitud. Entonces, una voz muy crujida daada por el exceso consumo de tabaco; la de Modjowi la mujer de la tribu menanga grit:
- Nglkd me debe dinero!proclam interrumpiendo el murmullo
de la multitud y un silencio sepulcral precedi a las palabras de Modjowi, mientras casi asustados los concentrados se miraban atnitos por la vergenza que causaba la actitud de la mujer, puesto que tampoco se entenda que por una supuesta deuda, Modjowi la mujer de la tribu menanga hubiese obtenido directamente de Okoguo Ndegue ayuda incondicional para ejecutar a Nglkd; lo que origin una duda bien fundada en los presentes que no creyeron las acusaciones de la mujer y encontraron muy sospechoso el apoyo de Okoguo Ndegue. Seguido, comenzaron a sucederse manifestaciones populares de apoyo a Nglkd. - RESPETO A LA PRESUNCIN DE INOCENCIA PARA NGLKD! gritaron unos, mientras otros, moviendo sus cabezas de izquierda a derecha, manifestaban indignacin y comentaban:-Menuda pinta la de Modjowi, tan destartalada, parece haber escapado de las garras de un Len o, de estar absolutamente loca! Presionado por las manifestaciones de apoyo popular hacia Nglkd, Okoguo Ndegue disolvi el encuentro y convoc para el da siguiente y en secreto, otra reunin slo para las personas de la tribu de los hombres gorila en el Palacio de la palabra, para darles informacin detallada sobre el asunto, tambin convoc a las cadenas de Radio y TV al servicio de la tirana que con mano de hierro haba usurpado la soberana de la Nacin, para transmitir por todos los medios el proceso mediante el cual iba ser difamado, desprestigiado y ejecutado el incmodo Nglkd. Sin embargo, all de nuevo acudieron y se reunieron todas las tribus. Los reporteros de TV andaban de arriba para bajo tomando posiciones desde las cuales obtener mejores imgenes y todo pareca el inicio de un gran proceso por genocidio o crmenes contra la humanidad. Una vez todos all sentados y atentos, el malicioso Okoguo Ndegue orden cerrar las puertas. Hasta ellas se acerc uno de los hombres de su confianza y al tratar de cerrar las pesadas puertas del recinto, un fuerte crujido ensordecedor y molesto oblig a todos los presentes que de espaldas a ellas estaban, a que girasen violentamente sus cabezas y dirigiesen sus miradas hacia la puerta del hemiciclo. En el palco de las
autoridades estaba sentado Okoguo Ndegue acompaado de la mujer de la
raza menanga; la supuesta estafada por Nglkd. Mucho murmullo se produjo en la sala, hasta que se levant Okoguo Ndegue pidiendo silencio. Seguido indic sealando con el dedo ndice a la mujer extranjera de raza menanga, sentada junto a l: -Esta pobre mujer extranjera, se llama Modjowi- introdujo al personaje y prosigui:- Es la vctima de Nglkd- seguido invit a la mujer a que expusiera los hechos contando lo sucedido: -Conoc a Nglkd hace varios aos- empez a relatar la mujer y prosigui:-Tuvimos una romance, pagu el billete cuando fui a verle, le regal una camisa, calcetines, le invit a un caf; por lo tanto, le prest un dinero que no me quiere devolver- y contino contando:- Me ha robado- para terminar sentenciando: - Si no me devuelve el dinero que me ha robado lo matar- un terrible silencio precedi a sus palabras. Varios segundos despus, se levant Okoguo Ndegue y corrobor el dictamen: -Nglkd ha robado a esta pobre mujer- y prosigui:- No podemos tolerar estas acciones- a continuacin agreg:- Ese hombre es el mal de nuestra nacin y la vergenza de su pueblo y debe ser ejecutado. -Que caradura!-indicaron los adeptos incondicionales del corrupto rgimen en la sala, mientras el teatrero Okoguo Ndegue con maldad y cinismo haca como que lamentaba diciendo una y otra vez: - Pobre mujer!..., pobre mujer!... Las cosas se estaban poniendo muy feas y la suerte de Nglkd pareca estar en las manos de un asesino Okoguo Ndegue, un dspota y esbirro del rgimen dispuesto a cumplir las rdenes del sistema represivo imperante del pas que a muerte odiaba a Nglkd; el atrevido hombre de la tribu de los hombres del mar. Continuar con la parte III Rafael Evita Ika
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