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Vida, testimonio y palabra de Monseñor Romero

“LA SO CIEDAD DE CON SUMO”


¡Privarse de algo es liberarse de las servidumbres de una civilización que nos incita cada vez
más a la comodidad y al consumo sin siquiera preocuparse de la conservación de nuestro
ambiente, patrimonio común de la humanidad. ¡Fíjense qué palabras, que aun hacen el bien en
el campo material! “Somos víctimas de una sociedad de consumo, de lujo”. Y estamos sacando
cosas de consumo, porque la propaganda es tremenda, y tomamos cosas aun superiores a
nuestro sueldo. Queremos vivir el lujo, queremos consumir como consumen todos y nos
estamos haciendo víctimas, esclavos!

(Homilía 4 de marzo de 1979, VI p. 183).


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ACOMPAÑANDO LA VIDA
DICIEMBRE 2009.
Zona costa, Usulután.
JUAN EL BAUTISTA FIGURA ANUNCIADORA DE LA SALVACIÓN.

Leer la Palabra de Dios no es suficiente. La Palabra de Dios es mensaje para hoy. La Palabra de Dios es como un
espejo donde miramos lo que nos toca hacer. Es para practicar más que para admirar. En este sentido Monseñor
Romero fue un fiel intérprete de la Palabra de Dios porque la traducía hacia acciones concretas para el día de hoy.
San Lucas nos presenta el actuar de Juan el Bautista (igual que como presenta Jesús) en una historia concreta,
anunciando la voluntad de Dios, el advenimiento de la salvación. Juan se presentó en el año 15 del reinado del
emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato fue gobernador de Judea, aun menciona más jerarcas de la región, y
menciona también a Anas y Caifas como sumo sacerdotes.
Traducido a nuestra situación podríamos decir en el año primero del emperador Barack Obama, cuando Mari del
Carmen Aponte era nombrada gobernadora por parte del imperio en El Salvador, en el año del mayor presupuesto
de la historia del imperio Norteamericano, en el año donde 30.000 soldados más serán enviados a Afganistán, en el
año en que 7 bases militares más serán construido en Colombia, en el año de la celebración del golpe militar de
estado en Honduras; en el primer año de gobierno de Mauricio Funes, primer presidente electo desde el pueblo,
cuando el sumo sacerdote era José Luís Escobar Alas y el nuncio del Vaticano era Luigi Pezzuto.
En este año de la real historia vino la Palabra de Dios dirigida a…. y aquí nos quedamos cortos. Hace treinta años
podíamos decir a Monseñor Romero. Pero ¿Quién puede ser el anunciador de la salvación hoy? A cabalidad no lo
sabemos. Quizás falta analizar el MENSAJE de Juan el Bautista en la Palabra de Dios escrita para dar con el
nombre hoy.
¿Cuál es este mensaje?
Juan el Bautista anuncia un cambio de actitud para que puedan recibir al Salvador y formar parte de la salvación de
Dios. Un cambio de actitud no es un cambio de religión sino todas las religiones tendrán que cambiar de actitud.
La mayor amenaza hoy es la destrucción del planeta. Toda la humanidad está amenazada. El cambio climatológico
se hace sentir ya. Son los signos de los tiempos. La actitud de la humanidad deshace el planeta. La ganancia está
encima de la vida. Inundaciones y sequías, desastres naturales provocados por el planeta tierra golpeado por los
abusos de las industrias, la capa de ozono, protector de la humanidad está arruinándose por los gases emanadas de
las chimeneas de las grandes industrias de los países poderosos que proclaman el “desarrollo” a saber de quienes,
porque todo resultado es calculado por las ganancias. Los glaciares se derriten, el nivel de los océanos sube, el
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clima sube, la polución aumenta, el consumo en los países poderosos y en las clases poderosas de los países pobres
aumenta y la contaminación del medio ambiente, de ríos y quebradas ya es una amenaza. Y la gente lo
experimenta. La gente dice: “El clima está loco.”
Juan el Bautista, dice ahora claramente, que si no hay un cambio de actitud se destruirá el planeta. ¿Será Juan el
Bautista hoy: Green Peace? O ¿Los diferentes ONG`s que proclaman el cambio de actitud?
Incluso eso es concreto en las comunidades. Las empresas de bebidas, que incluso utilizan inmensas cantidades de
agua sin pagar lo debido, llenan ahora el ambiente con envases de plástico. Antes las botellas de vidrio se
retornaban. Pero a las empresas les sale más ganancioso el envase plástico porque es barato y no hay que
recogerlas ni limpiarlas. Nuestras comunidades se llenan con miles y millones de envases plásticos que son como
la pavimentación de basura sucia de nuestras calles. Y con las lluvias terminan en los ríos. Pronto los pescadores
no hallaran peces sino botellas plásticas. Las empresas no solo distribuyen sus productos sino han hallado el
basurero perfecto para sus deshechos.
Urge Juan el Bautista para pregonar su mensaje de conversión y su anuncio de salvación.
En la actitud personal también necesitamos a Juan el Bautista para urgir el cambio. Las familias se desintegran. El
sexo libre tiene la supremacía sobre el amor. Amor que contiene respeto, fidelidad, hacer grande a la pareja se ha
sustituido por el placer del sexo. No importa con quien o cuando. Hay que darse gusto. Amor (lea sexo) es un
producto para el consumo. Las personas son el envase que después se bota. Y los hijos que ya no hallan hogar se
cobijan en las pandillas que consumen bienes a través de la violencia.
Urge un cambio. Sino las personas se convertirán en animales. Urge Juan el Bautista anunciando al Salvador quien
dio su vida para los demás y nunca abusó de ellos. ¿Serán las parejas fieles y felices quienes tendrán que dar
testimonio y no contentarse con su felicidad, quienes anuncian contra toda la propaganda la verdadera felicidad?
¿Y en la economía? ¿Dónde está Juan el Bautista hoy? ¿Será que la ganancia que tendrá que cambiar a favor de la
vida? ¿Podemos permitir las minas que nos envenenan nuestras aguas tan escasas? ¿Podemos permitir las presas
hidroeléctricas que inundan centenares de manzanas de bosques y propiedades y familias pobres? ¿Podremos
permitir la tala de árboles en gran escala que nos arruinan la ecología? ¿Podremos permitir más carreteras y
autopistas neoliberales que hacen impermeables el suelo? ¿Podremos permitir las construcciones lujosas y campos
de golf sellando el suelo?
Urge Juan el Bautista para exigir el cambio.
¿Serán las organizaciones de los Derechos Humanos quienes tienen esta función?
¿Y en la política? Ahí vivimos la impunidad ante la verdad. “La verdad dañaría la armonía” dicen. De manera que
es mejor encubrir la verdad con la corrupción. Se puede pagar para que no ventile la verdad.
Y como Iglesias celebramos el adviento y la Navidad como si viviéramos en otro planeta o en otra historia. “Todos
estos problemas son del mundo”, dicen. Nosotros nos dedicamos a lo religioso. Y ¿No nos damos cuenta que de lo
religioso también se ha hecho un negocio? Los sacramentos se venden como dulces o pólvora. Los ritos se hacen
video y película. Las predicaciones se han convertido en shows busines. El testimonio se ha convertido en
propaganda partidaria. Y el niño Dios es sustituido por Santa Claus con su gorra roja.
Pero una cosa es cierto si no aparecen profetas como Juan el Bautista, nunca será adviento ni Navidad.
No es cuestión de tareas sino de la misión en el mundo.
Urge Juan el Bautista como anunciador de la verdadera salvación. Porque si el mundo sigue su ritmo de hoy, todos
despareceremos.

DIOS Y LA NATURALEZA
Durante la mayor parte de su existencia, durante casi dos millones de años, la humanidad ha encontrado la
divinidad en la naturaleza. Sacralizó la naturaleza y la veneró: a los animales, las plantas, árboles, piedras,
montañas, ríos... En ellos encontraba la fuerza que dirige el universo.
Hace solamente 4.000 años que apareció un Dios diferente, un Dios sin nombre, sin calificativos, totalmente
distinto a la naturaleza, un Dios que prohibió que le hicieran imágenes porque no se parecía a ninguna de las cosas
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conocidas. Fue el comienzo del pueblo de Israel. La nueva concepción, proclamada por los profetas, encontró
siempre resistencia en el mismo pueblo de Israel. Éste no podía o no quería deshacerse de su culto tradicional, que
encontraba la divinidad en los elementos de la naturaleza. La historia de Israel fue una historia de lucha contra la
idolatría, o sea, contra la divinización de la naturaleza.
Hay que entenderlo. La naturaleza, los animales, los árboles, las piedras... no quieren la justicia, ni la compasión.
Llevan la humanidad en sus círculos vitales con indiferencia. El Dios sin nombre que se revela en Israel es Dios de
justicia y de compasión. Sus seguidores tendrán que luchar para que haya justicia y compasión. Los profetas
entendieron que apartarse del Dios sin nombre era abandonar la causa de la justicia y de la compasión: era
abandonar a los pobres a su condición. Por eso, denunciaron la «idolatría» y proclamaron el Dios del que Israel era
heraldo.
Esta lucha contra la divinización de la naturaleza continuó en la historia de la cristiandad hasta hace pocos años.
Durante la cristiandad, la Iglesia encontró un compromiso con los pueblos para conseguir su adhesión al
cristianismo: atribuyó un santo a cada una de las diversas manifestaciones del politeísmo pagano. Creó así un
politeísmo cristiano que dio satisfacción a las masas populares.
En el Siglo XVI los protestantes protestaron contra ese politeísmo, y todavía hoy protestan, por lo menos las
denominaciones más populares. Los protestantes fueron mucho más radicales contra la idolatría en general, y, de
modo particular contra la que llaman idolatría católica, que era una forma cristianizada de culto a las divinidades
de la naturaleza. Solamente en los últimos años las Iglesias históricas se desarmaron, porque entraron en una época
de diálogo, de macroecumenismo. Pudieron hacerlo porque ya los cultos tradicionales no tienen poder, son
considerados inofensivos, y no constituyen una amenaza para las Iglesias. Los católicos mismos perdieron mucho
de su entusiasmo por los santos, a causa del secularismo, pero todavía subsisten fenómenos importantes de santos
más independientes de la naturaleza. Entonces, las Iglesias, en cierta forma, se quedaron sin palabra ante la
naturaleza. No
podían reconocer que el culto a los santos se dirigía a la naturaleza, no podían reconocer la llamada idolatría
católica. No tenían más que decir.
Muchos cristianos han entrado sin resistencia en una concepción secularizada de la naturaleza. Cuando se demostró
que la Tierra giraba alrededor del Sol, sonó como una blasfemia. El Sol y la Luna perdieron lo que todavía tenían
de divinidad. Quedaron reducidos a objetos errantes por el espacio. Cuando se realizó la disección de los
cadáveres, en el siglo XVI, fue un escándalo: el cuerpo perdía su sacralidad misteriosa. El último golpe fue la
llegada de los seres humanos a la Luna: muchos no lo creyeron; pensaron que se trataba de un montaje
cinematográfico. Y la Luna perdió lo que todavía le quedaba de sagrado.
Con las nuevas tecnologías, que permiten demoler montañas, talar bosques, cambiar el curso de los ríos, mutar
genéticamente las plantas o los animales... la naturaleza ha quedado transformada en un objeto de manipulación
para la humanidad. El nacimiento de la ciencia de la economía y las teorías capitalistas han estimulado la
explotación intensiva de los recursos de la naturaleza: recursos como los suelos, los minerales, las plantas, los
animales...
Ese movimiento no ha encontrado resistencia en las Iglesias -entre los protestantes menos que entre los católicos-,
y por eso los países protestantes se desarrollaron primero y todavía hoy están al frente de la economía mundial.
Hasta hace poco tiempo, fue unánime la convicción de que los recursos naturales eran ilimitados. Era posible
explotar toda la naturaleza porque sus recursos eran inacabables. Las selvas tenían una extensión infinita, los ríos
daban un agua inagotable, los recursos del suelo eran infinitos: carbón, petróleo, minerales...
Con la idea de que su número era infinito, en el siglo XIX se mató a millones de ballenas: proporcionaban grasa
para iluminación...; si no se hubiese descubierto el petróleo, la ballena habría desaparecido hace un siglo.
De hecho, hasta el final del siglo XIX la población humana del planeta era mucho menor. Se calcula que en 1900
había 1.600 millones de habitantes. Ahora somos 6.800 millones...
El desarrollo tecnológico ha hecho posible que el consumo humano haya parecido que podía aumentar
indefinidamente. Pero hoy ya tenemos certeza de que sería imposible dar a toda la humanidad el nivel de vida que
actualmente tiene EEUU. Para eso haría falta contar con 9 planetas, según afirma el último informe del PNUD. El
aumento de la población ha cambiado las percepciones, aunque muchos se resisten a aceptar la realidad, por
ejemplo las clases dirigentes del mundo entero, siguiendo el ejemplo de la clase dirigente de EEUU.
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Estas clases dirigentes quieren aumentar sin límites su riqueza. Por eso, defienden y mantienen una economía de
crecimiento permanente, forzando ese crecimiento. Como los recursos ya manifiestan que son limitados, esas élites
van a presionar para que el crecimiento de la economía se haga en los sectores que les permitan tener mayores
rendimientos, para aumentar todavía más su nivel de consumo, en detrimento del nivel de vida de las masas.
Lo trágico no es sólo que los recursos son limitados y que la Tierra no aguanta ya la explotación actual. El drama
es que las clases dirigentes, los jefes de la economía quieren una explotación todavía más intensa y un agotamiento
de los recursos naturales todavía más rápido. Quieren el calentamiento planetario y las perturbaciones climáticas,
porque no quieren cambiar la estructura de la economía. El drama esta siendo dirigido por criminales que dominan
los llamados gobiernos, que en realidad no gobiernan nada. Todos estos desafíos son bien conocidos.
Actualmente todo aparece no sólo como limitado, sino también como contaminado. Dicen que la contaminación es
ya irreparable, que solo se puede limitar su expansión: el aire está contaminado, y también el mar, los ríos, la
tierra... Los animales y las plantas están amenazadas. Muchas especies ya han desaparecido, y millares de otras
especies pueden desaparecer en los próximos años... La alimentación misma pronto podrá pasar a ser un problema
agudo, porque las élites sociales van acaparando todo lo que está disponible: hoy los campos sirven para plantar
caña de azúcar para que los automóviles puedan circular en EEUU con un costo mínimo...
¿Cómo lo miraríamos desde la perspectiva de las religiones? Naturalmente éstas no tienen capacidad para inventar
ni para llevar a cabo las transformaciones necesarias. Se trata de un inmenso problema político, que solamente se
puede resolver a nivel mundial. Pero las religiones pueden actuar en la mente de los seres humanos, pueden
despertar las conciencias y llevar a la gente a actuar.
Ésta podría ser la oportunidad histórica para revisar la relación entre Dios y la naturaleza. La lucha contra el
politeísmo y contra el panteísmo que lo acompañó muchas veces o se derivó de él, ocupó toda la atención de la
religión nacida de la Biblia y llevó a entender a Dios como radicalmente separado, distante, distinto de la
naturaleza como conjunto de la creación. Se proyecto a Dios fuera de este mundo, como un dueño o señor.
Inconscientemente, la imagen de dueño, de dominador, de señor, ha penetrado la imaginación, y consiguientemente
el lenguaje. Prevalecen los adjetivos que indican poder. En la misma liturgia cristiana se exalta al «Dios
todopoderoso». La liturgia romana, como las liturgias orientales -inspiradas probablemente no sólo por los
profetas, sino también por el sistema imperial que tanta influencia tuvo en la organización de la Iglesia cristiana- es
celebración del poder.
Los campesinos cristianos siempre descubrían a Dios en sus campos, en los bosques, en la naturaleza que les
rodeaba. Siempre hubo también místicos que lo descubrían en la creación. Pero la doctrina oficial, apoyada por una
teología que era teología oficial, exaltó el poder de un Dios por encima de las criaturas, como un rey o un juez. La
tendencia era rebajar a las creaturas para exaltar al Creador. Los teólogos, como jerarquía, vivían en las ciudades,
que eran símbolo del poder; no convivían con la naturaleza.
Ahora seria el momento de revisar el imaginario del clero y de la jerarquía, así como de la jerarquía oficial.
Dios no esta fuera de las creaturas, no esta arriba, en un cielo inalcanzable, no está fuera de la vida que anima la
tierra y todos los seres que la pueblan. Está dentro de cada una de sus creaturas, como fuente permanente de vida.
Es la fuerza que permite que todas sus creaturas puedan moverse, crecer, actuar. Cada paso en esta tierra revela un
nuevo aspecto de su presencia activa. Destruir la naturaleza es destruir lo que recibe vida de Dios, es despreciar la
bondad del Creador. Embellecer la naturaleza es dar culto a su Creador. Nuestro contacto con todos los seres de la
Tierra es un contacto con Dios. Dios no está lejos de nosotros. Está alrededor de nosotros y dentro de nosotros.
Acoger la vida que Él crea en nosotros y en los seres que nos rodean es dar culto a Dios, alabar y agradecer. El
«señorío» de Dios consiste en dar vida, en infundir vida en todo momento.
Esto no es novedad, porque siempre fue sentido por los cristianos que vivían en contacto permanente con la tierra.
Éstos siempre fueron sospechosos de politeísmo e idolatría. Puede ser que los teólogos antiguos y la jerarquía,
llevados por un prejuicio hacia los pobres, interpretaban de modo equivocado el comportamiento y la religión de
los campesinos. Podía ser muy bien éstos reconocían la existencia de un Creador universal, pero reconociendo a la
vez su presencia en las criaturas. Los gestos y los ritos podrían haber sido malinterpretados. Las clases altas
siempre sospechan de los pobres e interpretan mal su conducta.
Quién sabe si el politeísmo de los campesinos no era sino una forma de expresar, no una multiplicidad de dioses,
sino una multiplicidad de manifestaciones sensibles de un Dios único, sentido como distante de las preocupaciones
de todos los días. El politeísmo puede estar más cerca de lo que se piensa del culto a los Santos.
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En este comienzo del tercer milenio tenemos muchos motivos para revalorizar la creación. Ya hemos sido alertados
con mucha insistencia. La Tierra está muriendo porque está siendo explotada de una manera tal que no consigue
recuperarse. Esto constituye un desafío nuevo en la historia de la humanidad. Nunca habíamos sentido tan
vívidamente que los recursos de la Tierra fueran limitados. Y, sin embargo, todavía hoy, la mayor parte de la
humanidad no lo ve claro, no cree en las advertencias hechas por tantos científicos.
Desgraciadamente, la civilización occidental está contaminando a la humanidad entera. Ella es un estímulo
constante para producir más, consumir más, y por tanto, para destruir más la Tierra. La mentalidad del capitalismo,
reforzada por tecnologías que consiguen acelerar la destrucción del planeta, está triunfando, precisamente en este
momento en que debería haber quedado superada.
Por su parte, las religiones y las filosofías tradicionales están desprestigiadas. En Occidente, las Iglesias entran en
la mentalidad consumista. Triunfa el marketing católico. Las Iglesias predican todo lo contrario de la moderación,
lo contrario de la austeridad de vida que enseñaban cuando la situación de amenaza no existía. Predicaron la
austeridad cuando el consumismo habría sido inofensivo, y predican ahora el consumismo, ahora que es
catastrófico. ¿Pero es que las Iglesias cristianas todavía tienen espiritualidad?
De siempre, lo que más deseaban los padres era entregar a los hijos un mundo mejor, con mejores condiciones de
vida, más oportunidades. Ahora sabemos -aunque la mayoría no lo crea todavía- que los padres van a entregar a sus
hijos un mundo peor, con condiciones de vida indudablemente peores.
Por lo menos los padres tienen el deber de frenar el deterioro de la Tierra. No pueden pretender consumir lo más
posible, dejando una Tierra peor para sus hijos. Sería un inmenso egoísmo por parte de los adultos, un desprecio
hacia los hijos. Hay que recordar a los adultos que tienen una responsabilidad para con los hijos.
Ocurre que los dueños de la economía quieren producir cada vez más, o sea deteriorar la naturaleza lo más posible.
Y no van a cambiar tan fácilmente. La crisis financiera actual no cambiará sus comportamientos.
Los gobiernos no tienen libertad. Están dominados por los dueños de la economía, y nada pueden. Los gobiernos
tienen ahora por misión obligar a los ciudadanos a que acepten la organización de la economía que dicta un grupo
de señores, aunque sepan que aquello es un suicidio colectivo. Por cierto, los dueños del mundo consiguen
convencer a muchos gobernantes.
Los teleespectadores se dejan convencer y llegan a pensar que los problemas ecológicos solamente van a afectar a
los otros, pero que ellos van a escapar.
La única salida es la educación de los niños. Los niños pueden aprender actitudes de respeto, de cuidado de cariño
para con las plantas y los animales, actitudes que los adultos difícilmente van a adquirir ya. El adulto pregunta
sólo: ¿qué precio tiene?
Si la religión comienza acogiendo la presencia de Dios en todas las criaturas, puede desempeñar un papel decisivo,
para salvar el planeta y salvarnos a todos.
JOSE COMBLIN

La Cu m b r e Cli m á t i c a de Cop e n h a g u e :
Ul t i m á t u m a l a Ti e r r a

Representantes de todos los países del mundo se reúnen en Copenhague (Dinamarca) del 7 al 18 de diciembre en el
marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, con el objetivo de evitar que, de aquí
a 2050, la temperatura media del planeta aumente en más de dos grados. Si la Tierra fuese un balón de fútbol, el
espesor de la atmósfera sería de apenas dos milímetros... Nos hemos olvidado de la increíble estrechez de la capa
atmosférica y consideramos que ésta puede absorber sin límites cualquier cantidad de gases nocivos. Resultado: se
ha creado, en torno al planeta, un sucio envoltorio gaseoso que captura el calor del sol y funciona como un
auténtico invernadero.
El calentamiento del sistema climático es una realidad inequívoca. Unos 2.500 científicos internacionales,
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miembros del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre la Evolución del Clima (GIEEC) (1), lo han
confirmado de modo indiscutible. Su causa principal es la actividad humana que produce un aumento
descontrolado de emisiones de gases, sobre todo dióxido de carbono, CO2, producto del consumo de combustibles
fósiles: carbón, petróleo, gas natural. La deforestación acrecienta el problema (2).

Desde la Convención del Clima y la Cumbre de Río de Janeiro en 1992, y la firma del Protocolo de Kioto en 1997,
las emisiones de CO2 han progresado más que durante los decenios precedentes. Si no se toman medidas urgentes,
la temperatura media del planeta aumentará por lo menos en cuatro grados. Lo cual transformará la faz de la Tierra.
Los polos y los glaciares se derretirán, el nivel de los océanos se elevará, las aguas inundarán los deltas y las
ciudades costeras, archipiélagos enteros serán borrados del mapa, las sequías se intensificarán, la desertificación se
extenderá, los huracanes y los tifones se multiplicarán, centenares de especies animales desaparecerán...
Las principales víctimas de esa tragedia climática serán las poblaciones ya vulnerables de África subsahariana, de
Asia del sur y del sureste, de América Latina y de los países insulares ecuatoriales. En algunas regiones, las
cosechas podrían reducirse en más de la mitad y el déficit de agua potable agravarse, lo que empujará a cientos de
millones de “refugiados climáticos” a buscar a toda costa asilo en las zonas menos afectadas... Las “guerras
climáticas” proliferarán (3). Para evitar esa nefasta cascada de calamidades, la colectividad científica internacional
recomienda una reducción urgente del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Único modo de evitar
que la situación se vuelva incontrolable. En esa perspectiva, tres son los temas centrales que se abordan en
Copenhague:
1) determinar la responsabilidad histórica de cada Estado en la actual degradación climática, sabiendo que el
80% de las emisiones de CO2 son producidas por los países más desarrollados (que sólo reúnen el 20% de
la población mundial), y que los países pobres, los menos responsables del desastre climático, padecen las
consecuencias más graves.
2) fijar, en nombre de la justicia climática, una compensación financiera para que aquellos Estados que más
han degradado el clima aporten una ayuda significativa a los países del Sur que permita a éstos luchar
contra los efectos de la catástrofe climática. Aquí se sitúa uno de los principales desacuerdos: los Estados
ricos proponen una suma insuficiente, cuando los países pobres reclaman una justa compensación más
elevada.
3) definir con vistas al futuro un calendario vinculante que obligue política y legalmente a los actores
planetarios tanto a los países desarrollados como a las otras potencias (China, Rusia, la India, Indonesia,
México, Brasil) a reducir progresivamente sus emisiones de gases de efecto invernadero. Ni Estados Unidos
ni China (los dos principales contaminadores) aceptan esta perspectiva.

Además de esta agenda, un fantasma recorrerá las mesas de discusión de Copenhague: el del necesario cambio
de modelo económico. Existe en efecto una grave contradicción entre la lógica del capitalismo (crecimiento
ininterrumpido, avidez de ganancias, explotación sin fronteras) y la nueva austeridad indispensable para evitar
el cataclismo climático ( léase, p. 32, el artículo de Riccardo Petrella ).
Si el sistema soviético implosionó fue, entre otras razones, porque descansaba sobre un método de producción
que valoraba principalmente el beneficio político de las empresas (creaban obreros) y no su coste económico.
De igual modo, el sistema capitalista actual únicamente valora el beneficio económico de la producción, y no
su coste ecológico. Con tal de obtener un beneficio, no le importa que un producto tenga que recorrer miles de
kilómetros, con la emisión de toneladas de CO2 que eso supone, antes de llegar a las manos del consumidor.
Aunque ello ponga en peligro, a fin de cuentas, a toda la humanidad. Por otra parte, es un sistema
despilfarrador que agota los recursos del planeta. Actualmente la Tierra ya es incapaz de regenerar un 30% de
lo que cada año consumen sus habitantes. Y demográficamente éstos no cesan de crecer. Somos ya 6.800
millones, y en 2050 seremos 9.150 millones... Lo que complica el problema. Porque no hay recursos para
todos. Si cada habitante consumiese como un estadounidense se necesitarían los recursos de tres planetas. Si
consumiese como un europeo, los de dos planetas... Cuando no disponemos más que de una Tierra. Una
diminuta isla en la inmensidad de las galaxias.
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De ahí la urgencia en adoptar medidas que detengan la huida hacia el abismo. De ahí también, ante el cinismo
de muchos líderes mundiales, la rabia de los miles de militantes ecologistas que convergen de todo el planeta
hacia la capital danesa gritando dos consignas: “¡Cambiad el sistema, no el clima!” y “Si el clima fuese un
banco ¡ya lo habrían salvado!”.
Se cumplen diez años de las grandes manifestaciones de la “batalla de Seattle” que vieron nacer el movimiento
altermundialista. En Copenhague, una nueva generación de contestatarios y activistas, en nombre de la justicia
climática, se dispone a abrir un nuevo ciclo de luchas sociales. La movilización es enorme. La pelea va a ser
grandiosa. Está en juego la supervivencia de la humanidad.

Notas:
(1) Recompensado colectivamente, en 2007, con el Premio Nóbel de la Paz por sus informes sobre los cambios
climáticos.
(2) Los árboles, las plantas y las algas de los océanos absorben y neutralizan el CO2, y producen oxígeno; de ese
modo ayudan a combatir el efecto invernadero.
(3) Léase Harald Welzer, Les Guerres du climat. Pourquoi on tue au XXIe siècle, traducido del alemán por Bernard
Lortholary, Gallimard, París, 2009.

Por Ignacio Ramonet

FIDEL CASTRO: CUMBRE COPENHAGUE ES REFLEJO DEL CAOS QUE


VIVE EL PLANETA

El líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, aseguró que la cumbre sobre el cambio climático que se está
realizando en la ciudad danesa de Copenhague ha sido un reflejo del caos, puesto que no se ha podido llegar a un
consenso claro sobre las medidas que se tomarán para evitar que la contaminación acabe con el planeta.
El líder de la Revolución Cubana, citó las palabras pronunciadas por el presidente de Bolivia, Evo Morales, durante
su intervención en la Cumbre quien calificó de «ridícula la cifra de 10 mil millones de dólares anuales ofrecidos
hasta el año 2012, cuando en realidad se necesitan cientos de miles de millones cada año, y acusó a Estados Unidos
de gastar trillones en exportar el terrorismo a Irak y Afganistán, y crear bases militares en América Latina», indica
el texto.
En sus acostumbradas reflexiones de Fidel, el ex presidente cubano afirmó que es «evidente» la «gran catástrofe
amenaza nuestra especie», porque existe un «egoísmo ciego de una minoría privilegiada y rica» que pretende
«lanzar el peso de los sacrificios» a todos los habitantes del planeta.
Fidel Castro indicó que ese es el escenario que se plantea en la Cumbre de Copenhague donde miles de personas
están defendiendo sus puntos de vista.

EVO MORALES PROPONE EN COPENHAGUE REFERENDO MUNDIAL PARA


SALVAR AL PLANETA

El presidente de Bolivia, Evo Morales, propuso este jueves realizar una consulta a los pueblos del mundo para
conseguir un acuerdo que pueda rescatar a la Madre Tierra de los abusos del capitalismo, debido a la preocupación
generada en la Cumbre del Cambio Climático que se realiza en Copenhague, Dinamarca, al no producirse avances
para un consenso entre las naciones.
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«Como aquí no va haber acuerdo, yo quiero sugerir a los jefes de Estado que consultemos al pueblo para que esto
sea vinculante en la aplicación de lo que se quiere en el mundo», agregó el mandatario desde la plenaria del
encuentro que reúne a las delegaciones de más de 192 países.
Morales, dentro de su propuesta, planteó preguntarle a los ciudadanos del mundo si están de acuerdo «con
restablecer la armonía con la naturaleza reconociendo a la madre tierra», si se deberían «cambiar los modelos de
consumo y derroche impulsados por el capitalismo» y si los «países desarrollados deben reducir y reabsorber sus
gases para mejorar el ambiente». Agregó a esto si se está de acuerdo en transferir todo lo que gastan los países
industrializados en defensa militar, «para mejorar los cambios climáticos y salvar al planeta tierra».
En este sentido, el mandatario criticó la actitud de países como «Estados Unidos que gasta tanta plata (dinero) para
matar y no para salvar vidas».
Además aprovechó para insistir dentro de la propuesta la creación de un tribunal justicia para quien atente contra el
planeta: ¿Está usted de acuerdo con un tribunal de justicia climática para juzgar a quien destruya la Madre
Tierra?».
Morales destacó la importancia de reconocer las causas y los causantes de las afecciones del ambiente a fin de
poder encontrar una verdadera solución.
«Nuestra obligación es identificar las causas del calentamiento global (…) las causas vienen del capitalismo, si no
reconocemos las causas nunca vamos a resolver el problema», apuntó.
Además destacó que en el mundo existen dos culturas: la cultura de la vida impulsada por el socialismo y la de la
muerte impulsada por el capitalismo.
«Tenemos dos culturas de vida: la cultura de la vida y la cultura de la muerte que es el capitalismo, la cual se trata
de vivir mejor a costa del otro, mientras que la cultura de la vida es el socialismo que para nosotros es vivir bien,
con reciprocidad, colaboración», expresó.
El mandatario calificó al capitalismo como «el mejor enemigo de la humanidad». En este sentido instó a los
gobiernos a «no mentir» durante sus discursos con falsas promesas que saben que no cumplirán, e indicó que es
mas importante defender los derechos de la Madre Tierra que defender los derechos humanos.
«La naturaleza existe y existirá sin seres humanos, pero el ser humano no puede existir sin la madre tierra, por eso
defender la Madre Tierra es más importante que defender los derechos humanos», destacó.
Morales agradeció a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el reconocimiento al «día internacional de la
Madre Tierra» y reflexionó que ésta «es la vida, la madre no se alquila, no se quema o se viola y si la madre es la
tierra ¿cómo puede haber políticas de venderla y de maltratarla?»
Otras de las propuestas del mandatario es buscar un equilibrio para disminuir las diferencias entre continente y
continente, «reconociendo el derecho de la madre tierra». De no hacerlo, los industrializados deben pagar 100 mil
millones de dólares para ayudar a los países pobres a reducir sus emisiones de gases.
El mandatario destacó que los países ricos deben reducir a un grado centígrado sus gases de forma tal que exista
una equidad en la expulsión de éstos. También realizó un llamado a que inviertan en la «reparación de los daños
presentes y futuros por el cambio climático o sistemas que van destruyendo al medio ambiente».
Para morales salvar al planeta es tarea de todos, «nuestra obligación es salvar a toda la humanidad, no la mitad de
la humanidad, el objetivo es reducir a un grado centígrado las emisiones de gases para evitar que las islas
desaparezcan y ocurra un holocausto climático». Finalmente advirtió que de no ocurrir un cambio para el rescate
del mundo la responsabilidad principalmente será de los países desarrollados.
«Todos defendamos la vida todos defendamos la planeta tierra (…) mi convocatoria a todos los pueblos del mundo
es a organizarnos para acabar con el capitalismo», destacó Morales.

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“Somos todos culpables de la ruina del planeta”
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La salud del mundo esta hecha un asco. ‘Somos todos responsables’, claman las voces de la alarma universal, y la
generalización absuelve: si somos todos responsables, nadie lo es.
Como conejos se reproducen los nuevos tecnócratas del medio ambiente. Es la tasa de natalidad más alta del
mundo: los expertos generan expertos y más expertos que se ocupan de envolver el tema en el papel celofán de la
ambigüedad. Ellos fabrican el brumoso lenguaje de las exhortaciones al ‘sacrificio de todos’ en las declaraciones
de
los gobiernos y en los solemnes acuerdos internacionales que nadie cumple.
Estas cataratas de palabras -inundación que amenaza convertirse en una catástrofe ecológica comparable al agujero
del ozono- no se desencadenan gratuitamente. El lenguaje oficial ahoga la realidad para otorgar impunidad a la
sociedad de consumo, a quienes la imponen por modelo en nombre del desarrollo y a las grandes empresas que le
sacan el jugo.
Pero las estadísticas confiesan. Los datos ocultos bajo el palabrerío revelan que el 20 por ciento de la humanidad
comete el 80 por ciento de las agresiones contra la naturaleza, crimen que los asesinos llaman suicidio y es la
humanidad entera quien paga las consecuencias de la degradación de la tierra, la intoxicación del aire, el
envenenamiento del agua, el enloquecimiento del clima y la dilapidación de los recursos naturales no renovables.
La señora Harlem Bruntland, quien encabeza el gobierno de Noruega, comprobó recientemente que si los 7 mil
millones de pobladores del planeta consumieran lo mismo que los países desarrollados de Occidente, “harían falta
l0 planetas como el nuestro para satisfacer todas sus necesidades”. Una experiencia imposible.
Pero los gobernantes de los países del Sur que prometen el ingreso al Primer Mundo, mágico pasaporte que nos
hará a todos ricos y felices, no sólo deberían ser procesados por estafa. No sólo nos están tomando el pelo, no:
además, esos gobernantes están cometiendo el delito de apología del crimen. Porque este sistema de vida que se
ofrece como paraíso, fundado en la explotación del prójimo y en la aniquilación de la naturaleza, es el que nos está
enfermando el cuerpo, nos esta envenenando el alma y nos está dejando sin mundo.
“Es verde lo que se pinta de verde”
Ahora, los gigantes de la industria química hace su publicidad en color verde, y el Banco Mundial lava su imagen
repitiendo la palabra ecología en cada página de sus informes y tiñendo de verde sus préstamos. “En las
condiciones de nuestros préstamos hay normas ambientales estrictas”, aclara el presidente de la suprema banquería
del mundo. Somos todos ecologistas, hasta que alguna medida concreta limita la libertad de contaminación.
Cuando se aprobó en el Parlamento del Uruguay una tímida ley de defensa del medio ambiente, las empresas que
echan veneno al aire y pudren las aguas se sacaron súbitamente la recién comprada careta verde y gritaron su
verdad en términos que podrían ser resumidos así: “los defensores de la naturaleza son abogados de la pobreza,
dedicados a sabotear el desarrollo económico y a espantar la inversión extrajera”.
El Banco Mundial, en cambio, es el principal promotor de la riqueza, el desarrollo y la inversión extranjera. Quizás
por reunir tantas virtudes, el Banco manejará, junto a la ONU, el recién creado Fondo para el Medio Ambiente
Mundial.
Este impuesto a la mala conciencia dispondrá de poco dinero, l00 veces menos de lo que habían pedido los
ecologistas, para financiar proyectos que no destruyan la naturaleza. Intención irreprochable, conclusión inevitable:
si esos proyectos requieren un fondo especial, el Banco Mundial está admitiendo, de hecho, que todos sus demás
proyectos hacen un flaco favor al medio ambiente.
El Banco se llama Mundial, como el Fondo Monetario se llama Internacional, pero estos hermanos gemelos viven,
cobran y deciden en Washington. Quien paga, manda, y la numerosa tecnocracia jamás escupe el plato donde
come. Siendo, como es, el principal acreedor del llamado Tercer Mundo, el Banco Mundial gobierna a nuestros
países cautivos que por servicio de deuda pagan a sus acreedores externos 250 mil dólares por minuto, y les
impone su política económica en función del dinero que concede o promete.
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La divinización del mercado, que compra cada vez menos y paga cada vez peor, permite atiborrar de mágicas
chucherías a las grandes ciudades del sur del mundo, drogadas por la religión del consumo, mientras los campos se
agotan, se pudren las aguas que los alimentan y una costra seca cubre los desiertos que antes fueron bosques.
“Entre el capital y el trabajo, la ecología es neutral”
Se podrá decir cualquier cosa de Al Capone, pero él era un caballero: el bueno de Al siempre enviaba flores a los
velorios de sus víctimas. .. Las empresas gigantes de la industria química, petrolera y automovilística pagaron
buena parte de los gastos de la Eco 92.
La conferencia internacional que en Río de Janeiro se ocupó de la agonía del planeta. Y esa conferencia, llamada
Cumbre de la Tierra, no condenó a las transnacionales que producen contaminación y viven de ella, y ni siquiera
pronunció una palabra contra la ilimitada libertad de comercio que hace posible la venta de veneno.
En el gran baile de mascaras del fin de milenio, hasta la industria química se viste de verde. La angustia ecológica
perturba el sueño de los mayores laboratorios del mundo, que para ayudar a la naturaleza están inventando nuevos
cultivos biotecnológicos.
Pero estos desvelos científicos no se proponen encontrar plantas más resistentes a las plagas sin ayuda química,
sino que buscan nuevas plantas capaces de resistir los plaguicidas y herbicidas que esos mismos laboratorios
producen. De las 10 empresas productoras de semillas más grandes del mundo. Seis fabrican pesticidas (Sandoz,
CibaGeigy, Dekalb, Pfiezer. Upjohn, Shell, ICI).
La industria química no tiene tendencias masoquistas. La recuperación del planeta o lo que nos quede de él implica
la denuncia de la impunidad del dinero y la libertad humana. La ecología neutral, que más bien se parece a la
jardinería, se hace cómplice de la injusticia de un mundo donde la comida sana, el agua limpia, el aire puro y el
silencio no son derechos de todos sino privilegios de los pocos que pueden pagarlos.

Chico Méndez, obrero del caucho, cayó asesinado a fines del 1988, en la Amazonía brasileña, por creer lo que
creía: que la militancia ecológica no puede divorciarse de la lucha social. Chico creía que la floresta amazónica no
será salvada mientras no se haga la reforma agraria en Brasil.
Cinco años después del crimen, los obispos brasileños denunciaron que más de 100 trabajadores rurales mueren
asesinados cada año en la lucha por la tierra, y calcularon que cuatro millones de campesinos sin trabajo van a las
ciudades desde las plantaciones del interior. Adaptando las cifras de cada país, la declaración de los obispos retrata
a toda América Latina. Las grandes ciudades latinoamericanas, hinchadas a reventar por la incesante invasión de
exiliados del campo, son una catástrofe ecológica: una catástrofe que no Se puede entender ni cambiar dentro de
los límites de la ecología, sorda ante el clamor social y ciega ante el compromiso político.

“La naturaleza está fuera de nosotros"


En sus l0 mandamientos, Dios olvidó mencionar a la naturaleza. Entre las órdenes que nos envió desde el monte
Sinaí, el Señor hubiera podido agregar, pongamos por caso: “Honrarás a la naturaleza de la que formas parte”. Pero
no se le ocurrió. Hace cinco siglos, cuando América fue apresada por el mercado mundial, la civilización invasora
confundió a la ecología con la idolatría. La comunión con la naturaleza era pecado. Y merecía castigo.
Según las crónicas de la Conquista, los indios nómadas que usaban cortezas para vestirse jamás desollaban el
tronco entero, para no aniquilar el árbol, y los indios sedentarios plantaban cultivos diversos y con períodos de
descanso, para no cansar a la tierra. La civilización que venía a imponer los devastadores monocultivos de
exportación no podía entender a las culturas integradas a la naturaleza, y las confundió con la vocación demoníaca
o la ignorancia.
Para la civilización que dice ser occidental y cristiana, la naturaleza era una bestia feroz que había que domar y
castigar para que funcionara como una máquina, puesta a nuestro servicio desde siempre y para siempre. La
naturaleza, que era eterna, nos debía esclavitud.
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Muy recientemente nos hemos enterado de que la naturaleza se cansa, como nosotros, sus hijos, y hemos sabido
que, como nosotros, puede morir asesinada. Ya no se habla de someter a la naturaleza, ahora hasta sus verdugos
dicen que hay que protegerla. Pero en uno u otro caso, naturaleza sometida y naturaleza protegida, ella está fuera
de nosotros.
La civilización que confunde a los relojes con el tiempo, al crecimiento con el desarrollo y a lo grandote con la
grandeza, también confunde ala naturaleza con el paisaje, mientras el mundo, laberinto sin centro, se dedica a
romper su propio cielo.
Eduardo Galeano

40 AÑOS DE MISIONERAS DE LA PEQUEÑA COMUNIDAD.


Hace 40 años 4 muchachas jóvenes empezaron con la experiencia de lo que ahora se llaman “Misioneras de la
Pequeña Comunidad”.
Hace 40 años ellas iniciaron la búsqueda de su compromiso cristiano al servicio dentro y desde las Comunidades
Eclesiales de Base.
Todo fue dentro del renacimiento de la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II y de la Iglesia Latinoamericana en
Medellín (1968).
Entonces se conocía a penas el contenido de esta renovación de lo que el Buen Papa Juan XXIII llamaba: “La
Iglesia de los pobres” y a partir de lo que el mismo Papa llamó: “Los signos de los tiempos”.
Pero estas muchachas conocían una nueva experiencia: Las CEB`s de Zacamil. Y su vocación se formó en rumbos
definitivos. Eran María Isabel, Rosa Noemí, Rosa y Pastora. Bachilleres recién egresadas, secretaria y estudiante de
secundaria. Ellas sabían que nuestro Dios las llamaba a algo insólito. Estudiaban y visitaban a los pobres.
Ellas comunicaron sus inquietudes a personas de confianza, que entendían algo del camino de la fe. Se comunicó al
Obispo, pero fue la historia de Juan Diego. “Eran muchachas sencillas, jóvenes, sin experiencia y quien sabe.. si es
de verdad o de mentira” . Y esta actitud es correcta. Hechos son mejores que hechos. “Déjalas probar,
acompáñalas, la historia dirá.” eran los consejos. Hasta las religiosas del colegio donde habían estado, estaban
asombradas cuando no aceptaron la formación y la seguridad de comida y techo en el noviciado y que prefirieron
la vagancia de la búsqueda insegura. ¿Cómo podría ser que estas muchachas buenas iban a vivir en un mesón con
una “barrendera”? Y después, cuando esta pieza fue demolida hallaron otra pieza insegura de otro mesón donde ni
podían dormir tranquilas por el acoso de unos “machos” que pensaban que eran “hembras” y no “llamadas por
nuestro Señor”. Buscaron trabajo para sobrevivir mientras dormían en el suelo y mientras trabajaban en las CEB`s
durante las horas y días libres. Descubrieron la zona marginal de La Fosa, y Las Champas de la zona sur de
Zacamil, y La Tutunichapa. Esta experiencia de las CEB`s desde Zacamil fue trascendental para sus vidas. La
alegría era mucho mayor que los sufrimientos. ¿Quién los podría apartar del amor de Dios hacia los pobres?
Buscaron entender que les estaba pasando, el por que de su alegría en medio de las circunstancias adversas. Por eso
estudiaban en las mañanas antes de ir al trabajo, estudiaban mientras desayunaban. Estudiaban los documentos de
Medellín, la vida de los pobres, la voluntad de Dios, el Reino presente en medio de nosotros. Se hicieron teólogas a
la fuerza tratando de comprender como Dios estaba presente en la vida de ellas y que las empujaba a darse a los
pobres. Se constituyeron en madres de las comunidades marginales. Y eran respetadas como tal. Santiago, fiel
testigo de las CEB`s se acordará como en la noche las iba dejando en sus casas después de las reuniones de la CEB,
porque nada les podía pasar: eran madres pues.
De hecho fueron las primeras religiosas -aun sin titulo- que trabajaban en pastoral en El Salvador. Eran fruto del
Concilio. Hasta entonces las religiosas no podían trabajar en pastoral en nuestra Iglesia reservada en cuanto a
dirección a los varones. Las religiosas podían servir en enseñanza y en salud. Nadie duda que las religiosas sabían
más del servicio pastoral en estos campos que los clérigos. Pero más ahí, no podían llegar. Ahora la experiencia se
impuso. Nuestras hermanas se dedicaban enteramente a la misión pastoral, no solamente unas horas extras, sino
todo su tiempo y la vida entera. No cumplían tareas sino que era su misión. Son enviados de las CEB`s, por la
Comunidad-Iglesia misionera desde las bases de los pobres.
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Y hasta nuestros obispos Luís Chávez y Gonzáles y Arturo Rivera Damas aplaudían secretamente la experiencia.
Ellos ya pertenecían a los Padres de la Iglesia Latinoamericana y como tal entendían algo del Espíritu Santo que
sopla por donde quiere.
Después de pocos años, tanto Rosa como Pastora, se apartaban de “La Pequeña Comunidad” e hicieron opción por
integrarse en las Organizaciones populares para prestar su servicio. María Isabel y Rosa Noemí, hicieron sus votos
de perseverancia en la obediencia a Dios, la pureza y la pobreza ante la CEB de Zacamil.

Así terminaron los primeros años. Varias muchachas trataron también de incorporarse. Pero, una vida así de
insegura, sin reconocimiento de algún “status”, en medio de los peligros, era un salto muy alto, porque la situación
salvadoreña se hizo muy tensa. La persecución ya se hizo sentir. Las personas que conscientizaban, que
evangelizaban y como tal revelaban la realidad opuesta a la voluntad de Dios, corrían de hecho peligros
inmediatos. Cuantas veces nuestras hermanas no tuvieron que cambiar de casa por estos peligros.
Pero las CEB`s podían más que los peligros. Entonces entró Silvia Maribel. Dios la enamoró definitivamente a
través de las CEB`s en los tugurios. Ella hizo sus votos en la CEB de San Roque ante Monseñor Romero. Entró
también Ana María, que ya había estado en la cárcel a partir de que ella acompañaba la formación que dio Padre
Octavio.
Y los mártires podían más. Una vez que Silvia, fue martirizada entraron Carmen Elena y Anita, quienes habían
recibido formación de Silvia. Hortensia, testigo del martirio y quien había participado en las CEB`s de Padre
Palacios también entró.

Y la experiencia siguió. Madres que cuidaban y nutrieron la Fe, la Esperanza y el Amor desde las CEB`s. Madres
en las alegrías y en el dolor. Madres en las CEB`s, Madres en la población en medio de la guerra. Madres en los
refugios. Madres para los heridos. Madres en la búsqueda de los desaparecidos. Madres enterrando a los
asesinados.

La guerra las dispersó y las unió más todavía. Unas en frentes de guerra acompañando el proceso como lo definía
Monseñor Romero, otras al frente de las CEB`s perseguidas, pero todas apoyándose desde la fe y desde su
vocación, Porque en cuanto más persecución, más entrega demostraban. En medio de estos grandes peligros,
acusaciones, se experimenta quien es madre y quien es madrastra. ¡Las misioneras de la Pequeña Comunidad
fueron Madres! Custodiaban, cultivaban y acompañaron la vida, la entrega, la esperanza en medio del dolor
mientras fueron acusadas, amenazadas, no comprendidas hasta apresadas y cateadas la casa donde vivían, casa que
dejaron repleta de amenazas.
Fueron dolores de parto, para vida nueva. Solo Dios y ellas saben.

¿Y quienes son ellas pues? ¿Son religiosas? ¿Laicas? ¿Pertenecientes a algún Instituto Secular? Esta misma
pregunta la hizo una vez el obispo Rivera Damas, después que por ellas había estado en un gran aprieto. Resultaba
que ellas le pidieron audiencia para unos pobres quienes al llegar se tomaron el arzobispado. Todavía enojado las
llamó para decir que tenían que dejar de trabajar en pastoral en la Zacamil. Pero ellas, iluminadas –digo yo- por el
Espíritu, contestaron: “Nosotros nacimos y vivimos ahí. Usted no nos ha nombrado de manera que no nos puede
quitar. Somos de las CEB`s y ahí vivimos y trabajamos.” Contestó el obispo: “Tienen razón, yo voy a enseñarles
unas clases de derecho canónico para que entiendan mis preocupaciones”. Y todavía no tienen “status” reconocido,
no pertenecen a ninguna estructura, gracias a Dios. Es que un pájaro mensajero no luce bien dentro de una jaula.

Pero con todo, no se puede negar que son “misioneras a tiempo completo, que forman una pequeña Comunidad
dentro de las CEB`s.

Después de la guerra entraron Valentina y Yulma, y con la mismísima entrega recibida y por la fuerza del Espíritu
siguen trabajando, evangelizando, sirviendo.
Ahora son los excombatientes, los repatriados, los sobrevivientes de las masacres, los lisiados, los cooperativistas,
las comunidades unidas y las CEB`s de hoy que reciben su maternal cariño y apoyo.
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Hermanas: Felicidades. Son 40 años en que ustedes nos han dado la experiencia de la Madre de Jesús. Son 40 años
en que ya no podemos negar que Navidad y Pascua son partes del mismo misterio que ustedes nos enseñan en vivo.
Reciban también nuestro reconocimiento en que profesamos que el Señor de la Historia ha aparecido por ustedes
en medio de nosotros. Gracias a Dios.

EL FIN DEL AÑO 2009 LLENO DE TURBULENCIA POLÍTICA EN EL SALVADOR

El partido ARENA no termina de digerir su perdida electoral del 15 de marzo. La nueva dirección del partido
buscó culpables. Los ex presidentes se pusieron al frente. El resultado de eso fue la salida de 12 diputados que
ahora se llaman GANA que formaran pronto un nuevo partido de derecha. Después llegó la expulsión del partido
del presidente Saca. Pero no fue suficiente, su propio partido lo acusó de haber cometido corrupción por cientos de
millones de dólares. Los diputados disidentes de GANA reclamaron en respuesta la investigación de cientos de
millones de dólares en robos por los ex presidentes Cristiani, Calderón Sol y Francisco Flores.
Hasta ahora El Salvador es el único país de América que no tiene un ex presidente encarcelado, condenado o
fugitivo. Parece que hay 4 candidatos ahora.

Mientras tanto el FMLN se adhiere al ALBA. Gravísimo pecado. El actual presidente Mauricio Funes declara que
mientras el sea presidente El Salvador nunca será del ALBA. Se entiende muy bien. Hay demasiado intereses en la
USA y para la USA el ALBA es el enemigo número uno en Latinoamérica. El Salvador tiene 3 millones de
salvadoreños en la USA entre legales e ilegales. Pero nadie puede negar que un partido se alinea hacia el futuro.
Así las cosas quedan claras. Mauricio Funes es el presidente de todos y todas los y las salvadoreños. El FMLN
quien lo llevó al poder lo apoya pero no está sometido a que su partido cambie de rumbo.
Turbulencia en El Salvador.

Para finalizar el año 2009 todavía:


Pedro Casaldálíga
Circular 2009

«HOY YA NO TENGO ESOS SUEÑOS»,


(Dice el Cardenal Martín)

El Cardenal Carlo M. Martini, jesuita, biblista, arzobispo que fue de Milán y colega mío de Parkinson, es un
eclesiástico de diálogo, de acogida, de renovación a fondo, tanto de la Iglesia como de la Sociedad, En su libro de
confidencias y confesiones Coloquios nocturnos en Jerusalén, declara: <<Antes tenía sueños sobre la Iglesia.
Soñaba con una Iglesia que recorre su camino en la pobreza y en la humildad, que no depende de los poderes de
este mundo; en la cual se extirpara de raíz la desconfianza; que diera espacio a la gente que piensa con más
amplitud; que diera ánimos, en especial, a aquellos que se sienten pequeños o pecadores. Soñaba con una Iglesia
joven. Hoy ya no tengo más esos sueños>>. Esta afirmación categórica de Martini no es, no puede ser, una
declaración de fracaso, de decepción eclesial, de renuncia a la utopía. Martini continúa Soñando nada menos que
con el Reino, que es la utopía de las utopías, un sueño del mismo Dios.
Él y millones de personas en la Iglesia soñamos con la <<otra Iglesia posible>>, al servicio del <<otro Mundo
posible>>. Y el cardenal Martini es un buen testigo y un buen guía en ese camino alternativo; lo ha demostrado.
Tanto en la Iglesia (en la Iglesia de Jesús que son varias Iglesias) como en la Sociedad (que son varios pueblos,
varias culturas, varios procesos históricos) hoy más que nunca debemos radicalizar en la búsqueda de la justicia y
de la paz, de la dignidad humana y de la igualdad en la alteridad, del verdadero progreso dentro de la ecología
profunda. Y como dice Bobbio <<hay que instalar la libertad en el corazón mismo de la igualdad>>; hoy con una
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visión y una acción estrictamente mundiales. Es la otra globalización, la que reivindican nuestros pensadores,
nuestros militantes, nuestros mártires, nuestros hambrientos. . .
La gran crisis económica actual es una crisis global de Humanidad que no se resolverá con ningún tipo de
capitalismo, porque no cabe un capitalismo humano; el capitalismo sigue siendo homicida, ecocida, suicida. No
hay modo de servir simultáneamente al dios de los bancos y al Dios de la Vida, conjugar la prepotencia y la usura
con la convivencia fraterna. La cuestión axial es: ¿Se trata de salvar el Sistema o se trata de salvar a la Humanidad?
A grandes crisis, grandes oportunidades. En idioma chino la palabra crisis se desdobla en dos sentidos: crisis como
peligro, crisis como oportunidad.
En la campaña electoral de EE UU se enarboló repetidamente <<el sueño de Luther King>>, queriendo actualizar
ese sueño; y, con ocasión de los 50 años de la convocatoria del Vaticano II, se ha recordado, con nostalgia, el Pacto
de las Catacumbas de la Iglesia sierva y pobre. En el 16 de noviembre de 1965, pocos días antes de la clausura del
Concilio, 40 Padres Conciliares celebraron la Eucaristía en las catacumbas romanas de Domitila, y firmaron el
Pacto de las Catacumbas. Dom Hélder Câmara, cuyo centenario de nacimiento estamos celebrando este año, era
uno de los principales animadores del grupo profético. El Pacto en sus 13 puntos insiste en la pobreza evangélica
de la Iglesia, sin títulos honoríficos, sin privilegios y sin ostentaciones mundanas; insiste en la colegialidad y en la
corresponsabilidad de la Iglesia como Pueblo de Dios, y en la abertura al mundo y en la acogida fraterna.
Hoy, nosotros, en la convulsa coyuntura actual, profesamos la vigencia de muchos sueños, sociales, políticos,
eclesiales, a los que de ningún modo podemos renunciar.
Seguimos rechazando el capitalismo neoliberal, el neoimperialismo del dinero y de las armas, una economía de
mercado y de consumismo que sepulta en la pobreza y en el hambre a una gran mayoría de la Humanidad. Y
seguiremos rechazando toda discriminación por motivos de género, de cultura, de raza. Exigimos la transformación
sustancial de los organismos mundiales (ONU, FMI, Banco Mundial, OMC. . .). Nos comprometemos a vivir una
<<ecológica profunda e integral >>, propiciando una política agraria-agrícola alternativa a la política depredadora
del latifundio, del monocultivo, del agrotóxico. Participaremos en las transformaciones sociales, políticas y
económicas, para una democracia de <<alta intensidad>>.
Como Iglesia queremos vivir, a la luz del Evangelio, la pasión obsesiva de Jesús, el Reino. Queremos ser Iglesia de
la opción por los pobres, comunidad ecuménica y macroecuménica también. El Dios en quien creemos, el Abbá de
Jesús, no puede ser de ningún modo causa de fundamentalismos, de exclusiones, de inclusiones absorbentes, de
orgullo proselitista. Ya basta con hacer de nuestro Dios el único Dios verdadero. <<Mi Dios, ¿me deja ver a Dios?
>>. Con todo respeto por la opinión del Papa Benedicto XVI, el diálogo interreligioso no sólo es posible, es
necesario. Haremos de la corresponsabilidad eclesial la expresión legítima de una fe adulta. Exigiremos,
corrigiendo siglos de discriminación, la plena igualdad de la mujer en la vida y en los ministerios de la Iglesia.
Estimularemos la libertad y el servicio reconocido de nuestros teólogos y teólogas. La Iglesia será una red de
comunidades orantes, servidoras, proféticas, testigos de la Buena Nueva: una Buena Nueva de vida, de libertad, de
comunión feliz. Una Buena Nueva de misericordia, de acogida, de perdón, de ternura, Samaritana a la vera de
todos los caminos de la Humanidad. Seguiremos haciendo que se viva en la práctica eclesial la advertencia de
Jesús: «No será así entre vosotros» (Mt 2l,26). Sea la autoridad servicio. El Vaticano dejará de ser Estado y el Papa
no será más Jefe de Estado. La Curia habrá de ser profundamente reformada y las Iglesias locales cultivarán la
inculturación del Evangelio y la ministerialidad Compartida. La Iglesia se comprometerá, sin miedo, sin evasiones,
en las grandes causas de la justicia y de la paz, de los derechos humanos y de la igualdad reconocida de todos los
pueblos. Será profecía de anuncio, de denuncia, de consolación. La política vivida por todos los cristianos y
cristianas será aquella «expresión más alta del amor fraterno» (Pío XI).
Nos negamos a renunciar a estos sueños aunque puedan parecer quimera. «Todavía cantamos, todavía soñamos».
Nos atenemos a la palabra de Jesús: «Fuego he venido a traer a la Tierra; y qué puedo querer sino que arda» (Lc l2,
49). Con humildad y coraje, en el seguimiento de Jesús, miraremos de vivir estos sueños en el cada día de nuestras
vidas. Seguirá habiendo crisis y la Iglesia, con sus religiones y sus Iglesias, seguirá siendo santa y pecadora. Pero
no faltarán las campañas universales de solidaridad, los Foros Sociales, las Vías Campesinas, los Movimientos
populares, las conquistas de los Sin Tierra, los pactos ecológicos, los caminos alternativos de Nuestra América, las
Comunidades Eclesiales de Base, los procesos de reconciliación entre el Shalom y el Salam, las victorias indígenas
y afro y, en todo caso, una vez y siempre «yo me atengo a lo dicho: la Esperanza».
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Cada uno y cada una a quien pueda llegar esta circular fraterna, en comunión de fe religiosa o de pasión humana,
reciba un abrazo del tamaño de estos sueños. Los viejos aún tenemos visiones, dice la Biblia (Jl 3,l). Leí hace unos
días esta definición: «La vejez es una especie de posguerra»; no necesariamente de claudicación. El Parkinson es
sólo un percance del camino y seguimos Reino adentro.

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