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EL RAPTO

1) La palabra RAPTO tiene su raíz en el griego


“raptus” que es traducido como arrebatamiento
o impulso. Por ejemplo en 1º Ts. 4:17.
No hay que confundir el Rapto con la Segunda
Venida, ya que cuando la Palabra habla de
arrebatamiento el Señor no tiene contacto con la
tierra, no desciende hasta pisarla, sino que es
recibido por los santos en las nubes, o sea en el
primer cielo (1º Ts. 4:17). En la Segunda Venida el
Señor ya viene con sus santos para derrotar al
diablo y a los reyes de la tierra con sus ejércitos
(Ap. 19:11-21).
Otras de las características que se puede ver es que
cuando la biblia cita el acto del arrebatamiento,
dice que el Señor viene como ladrón en la noche. Es
una demostración de que será hecho cuando no se
lo espera, de pronto, como algo inesperado (1º Ts.
5:2-3); pero cuando nos referimos a la Segunda
Venida dice la Palabra que será como el rayo que
sale de oriente y se muestra hasta el occidente
(Mt.24:28-30).
Es de entender que es un hecho cual no hubo desde
la creación, como en los tiempos de Noé con el
diluvio (Mt. 24:38,39).
Hay algunas señales a las que hay que echarles un
vistazo y determinar que estamos muy cerca de este
suceso y de los hechos finales, por ejemplo los
nombrados en los evangelios (Mt. 24:3-8; Mr. 13:3-
8; Lc. 21:7-11). También si revisamos la profecía del
profeta Daniel sobre las 70 semanas, en la última
(Dn. 9:24-27) que simbolizan 7 años; éste período de
tiempo da fin al tiempo de los gentiles o tiempo del
fin. Pero es imprescindible entender que el
calendario bíblico sobre Israel no funciona cuando
este pueblo está fuera de su territorio o bajo
cautiverio. O sea que esta parte final de la profecía
comienza a rodar cuando el pueblo judío está en su
territorio y una fecha importante es la fundación del
estado de Israel 1948. Ver la advertencia del Señor
Jesús (Mt. 24:31-34), el retorno de Israel a su tierra
y que no pasará esa generación. Creo que no hay
dudas de que éste es el tiempo final.
2) El arrebatamiento del pueblo de Dios tiene dos
eventos, 1) La resurrección de los que durmieron en
el Señor (1º Ts. 4:16), pero con un cuerpo celestial,
glorificados (Ro.8:17,30), pues nada corrompido
puede entrar en el reino de los cielos. Igualmente,
los que hayamos quedado seremos transformados en
un abrir y cerrar de ojos (1º Co. 15:51,52). En el
tiempo de un parpadeo será consumado el misterio
del arrebato, vaciando la tierra de los santos que
alcanzaron madurez.
El arrebatamiento de los llamados “vencedores” son
los que hayan cubierto sus vidas con los vestidos de
bodas, (Ap.19:8), como bien dice el texto bíblico,
estos ornamentos son las acciones justas de los
santos.
3) Hay que entender que los que no llegaron a la
madurez la van a alcanzar por medio de
tribulaciones (Fip. 3:8-14, 17). Tenemos la certeza
de que esto se cumplirá porque la obra no quedará
inconclusa (Flp. 1:6).
Hay que tener en cuenta que inmediatamente
después de producido el arrebatamiento vamos a
estar hablando de una economía distinta, ya que la
dispensación de la GRACIA habrá terminado, para si
dar comienzo a la dispensación de la Gran
Tribulación. Esto trae aparejado otros medios de
salvación para los que no hayan recibido a Cristo
hasta ese momento, al igual que los creyentes que
no hayan sido aprobados en su carrera (Mt. 24:9-
13).
Este es un tiempo de gran calamidad donde la gente
buscará la muerte y ella huirá de ellos (Ap. 9:6; 1º
Ts. 5:1-3; Ap. 6:15-17).
4) CONCLUSIÓN:
El Señor Jesucristo es nuestro Amo, quien tiene toda
potestad sobre nosotros (1º Co. 6:19,20), todo lo
que tenemos es para administrarlo no para decidir
como señores sobre nuestras posesiones. Casa,
familia, trabajo, tiempo y dineros, no son nuestros
sino de nuestro Padre, si no entendemos estas
enseñanzas caeremos en IDOLATRÍA (1º Sa. 15:23).
Este es el inicio de nuestra carrera (Cnt. 1:4), sin la
atracción del enamoramiento de nuestro Señor no
podremos correr detrás de Él y mucho menos tener
nuestros ojos puestos en Jesús.
La pasión del amor de Cristo produce ésta acción de
justicia que viste a los santos de lino fino y nos
despoja de las vestiduras andrajosas de la vida
natural. De esta forma llevamos el yugo del Señor,
tomando nuestra cruz hacia el Gólgota tras los pasos
de nuestro Amado Señor Jesucristo (Mt.16:21-25).
Pidamos al Señor que nos conceda ser triunfadores
en esta carrera, si podemos ver la profundidad del
llamado también estará el deseo de hacerlo o el
querer y esto es un don de Dios (Ro. 9:16).

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