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hoy hablaremos, a inquietado a toda la comunidad cientfica, desde los primeros filsofos y
matemticos a los astrnomos y fsicos del mundo. Lo ms probable es que hasta t en algn
momento tambin te hayas preguntado: cmo se form el universo? Y que luego de
pensarlo un instante, hayas dejado la pregunta rondando por alguna parte de tu cerebro.
Con el correr de los aos, el desarrollo y la amplia masificacin de las ciencias, la pregunta
sigue inquietando absolutamente a todo el mundo. En nuestros das, consideramos la teora
del Big Bang como la teora ms eficaz y de hecho es la ms aceptada, pero de todas
maneras, tampoco tenemos pruebas completamente factibles como para validarla en
definitiva. Echmosle el ojo a esta pregunta para as impregnarnos un poco ms en el asunto.
Prlogo
I.
1
Dios, infinitamente Perfecto y Bienaventurado en s mismo, en un
designio de pura bondad ha creado libremente al hombre para que
tenga parte en su vida bienaventurada. Por eso, en todo tiempo y en
todo lugar, est cerca del hombre. Le llama y le ayuda a buscarlo, a
conocerle y a amarle con todas sus fuerzas. Convoca a todos los
hombres, que el pecado dispers, a la unidad de su familia, la Iglesia. Lo
hace mediante su Hijo que envi como Redentor y Salvador al llegar la
plenitud de los tiempos. En l y por l, llama a los hombres a ser, en el
Espritu Santo, sus hijos de adopcin, y por tanto los herederos de su
vida bienaventurada.
2
Para que esta llamada resuene en toda la tierra, Cristo envi a los
apstoles que haba escogido, dndoles el mandato de anunciar el
evangelio: "Id, pues, y haced discpulos a todas las gentes bautizndolas
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo, y ensendoles a
guardar todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con
vosotros todos los das hasta el fin del mundo" (Mt 28,19-20).
Fortalecidos con esta misin, los apstoles "salieron a predicar por todas
partes, colaborando el Seor con ellos y confirmando la Palabra con las
seales que la acompaaban" (Mc 16,20).
3
Quienes con la ayuda de Dios han acogido el llamamiento de
Cristo y han respondido libremente a ella, se sienten por su parte
urgidos por el amor de Cristo a anunciar por todas partes en el mundo la
Buena Nueva. Este tesoro recibido de los apstoles ha sido guardado
fielmente por sus sucesores. Todos los fieles de Cristo son llamados a
transmitirlo de generacin en generacin, anunciando la fe, vivindola
en la comunin fraterna y celebrndola en la liturgia y en la oracin (cf.
Hch 2,42).