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El paso del periodista tradicional al I Editor

Tradicionalmente, el trabajo de un periodista dentro de una


empresa de medios de comunicación estaba condicionado por su
editor y por una serie de normas y criterios presentes durante el
proceso de producción de noticias. Si bien varias instituciones
mediáticas continúan aplicando estas prácticas, muchas otras han
empezado a considerar una nueva forma de hacer periodismo,
basado en el intercambio informativo entre el medio y su audiencia.

Mediante las nuevas tecnologías digitales, los ciudadanos en


todas partes del mundo están contribuyendo y participando con sus
propias historias en el proceso de creación de noticias. Surge así un
nuevo fenómeno: el periodismo participativo.

El periodismo participativo es el acto por el cual un ciudadano


o un grupo de ciudadanos adopta un rol activo en el proceso de
recolección, reportaje, análisis y difusión de las noticias e
información. Se trata de un fenómeno emergente en donde el
control editorial es mínimo o nulo: no hay una organización central
de noticias que controle el intercambio de información. El énfasis
está puesto en la publicación de la información y no en el filtro de la
misma.

Ahora bien, ¿cuál es el rol del editor tradicional en el


panorama mediático actual?

Es imposible ignorar los cambios que están teniendo lugar en


el ámbito de la comunicación. Internet ha revolucionado los hábitos
tradicionales de generación y difusión de información, y estos
cambios afectan a los medios gráficos de comunicación
significativamente. Pero esto no debe interpretarse como una
amenaza, sino más bien como una oportunidad para mejorar el
servicio de información, combinando las viejas prácticas
periodísticas con una nueva forma de crear y difundir noticias.

“Mis lectores saben más que yo. Esto no es una amenaza sino
una gran oportunidad, porque cuando les pedimos ayuda y
conocimiento a nuestros lectores, éstos tienen la voluntad de
compartirlo con nosotros. De esta manera, nos beneficiamos todos”,
sostiene Dan Gillmor, columnista de The San José Mercury News.

La diferencia entre el periodismo tradicional y el periodismo


participativo radica en la estructura y organización que los produce.
Mientras que los medios tradicionales están creados por
organizaciones jerárquicas construidas para el comercio, el

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periodismo participativo está pensado por comunidades que valoran
la conversación, la colaboración y la igualdad por encima de la
rentabilidad.

Así, distinguimos un sistema broadcast (noticias de arriba


abajo, o top-down news) de un sistema intercast (noticias desde la
base hacia la cima, o botton-up news). En el primer caso, la
organización filtra todas las noticias antes de que éstas lleguen a la
audiencia. En segundo, en cambio, la información alcanza a sus
destinatarios sin pasar por dicho filtro. El orden de las cosas en la
prensa tradicional es ‘filtre, luego publique’; el orden en las
comunidades que producen su propia información es ‘publique,
luego filtre’.

Las nuevas técnicas del periodismo participativo están


modificando la naturaleza del periodismo tradicional, porque le
otorgan un enorme poder a una audiencia que deja de ser pasiva
para convertirse en activa.

El proceso de producción de noticias:

A mediados de la década del 50, una serie de estudios


encarados por sociólogos estadounidenses y norteamericanos
observó los modos de producción y difusión de noticias, junto con la
influencia de los entornos profesionales, organizacionales e
institucionales en este proceso.

Pero estas primeras investigaciones proporcionaban una


mirada incompleta y dejaban de lado ciertos factores adicionales
que actúan en el proceso de elaboración de información pública, o
newsmaking. Por eso, durante los años 70’, el foco de estas
investigaciones cambió y se centró en los factores que, desde
dentro y fuera de las organizaciones de medios, influyen sobre el
contenido de los mensajes noticiosos.

La investigación relativa al newsmaking revela quiénes


ejercen la acción de filtro de los datos con valor noticioso, con la
intención de analizar el comportamiento rutinario de quienes
producen noticias. Según los estudios, estas maniobras tendrán en
el largo plazo un efecto acumulativo sobre la percepción de las
audiencias de sus entornos, al construir relatos sesgados de la
realidad. Esto transforma a los operativos de los medios en
coproductores de significados de los mensajes que elaboran y
difunden.

Por otro lado, los estudios sobre newsmaking identifican un

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conjunto de criterios relevantes para definir la noticiabilidad de cada
evento, es decir, su aptitud para transformarse en noticia. Su
enfoque se articuló entre dos polos: la cultura profesional del
periodista (formada por códigos, estereotipos y símbolos), y la
organización del trabajo y rutinas de producción periodística
(convenciones profesionales relativas a la definición de noticia,
selección de datos y formas de presentación).

Según los resultados derivados de estas investigaciones, la


noticia apareció como el producto de un proceso organizado que
proporciona un enfoque práctico sobre los hechos para agruparlos,
jerarquizarlos y presentarlos en forma amena y entretenida. Los
estudios llegan a la conclusión de que existe una deformación en los
contenidos informativos derivada de la manera en que el oficio del
periodista está organizado, institucionalizado y desarrollado. Existe,
por lo tanto, una distorsión involuntaria producto de la forma en que
los periodistas encaran su rutina diaria y de la manera en que
trabaja la organización periodística.

Estos sistemas de reglas y pautas funcionan dentro de los


medios tradicionales como una ideología dominante, debido a las
limitaciones impuestas por exigencias en materia de economía de
presentación, tiempos acotados y presiones externas.

El sistema informativo es capaz tanto de generar niveles


impresionantes de información socialmente útil y relevante, como
también de ocultar o distorsionar ciertos temas.

Pamela Shoemaker y Stephen Reese, teóricos de la


comunicación, elaboraron un modelo jerárquico de influencias en los
contenidos informativos, que presenta un proceso en cadena donde
fuerzas positivas y negativas operan en distintos niveles para
determinar el flujo de información, que atraviesa varios filtros:

• Nivel individual: se refiere a las características


personales –nivel socioeconómico, educación, valores-
que explican cómo los gatekeepers evalúan e
interpretan los mensajes.

• Nivel de normativas y procedimientos profesionales:


deriva de rutinas y prácticas diarias en el ámbito
laboral, asociadas a los mecanismos de recolección,
selección, tratamiento y presentación de las noticias.

• Nivel de organización: vinculado con la existencia de


políticas editoriales, tiempos y espacios asignados.

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• Nivel extramedios: hace referencia a las demandas y
presiones de los entornos político, económico, social y
cultural.

• Nivel ideológico: relativo al poder de diferentes


interpretaciones de la realidad.

Según este modelo, las características de personalidad de los


profesionales y sus rutinas laborales tienen un peso menor frente a
los factores generales (política, economía e ideologías), que ejercen
una influencia sustantiva sobre los contenidos informativos.

En resumen, las organizaciones de medios abrazan ciertas


rutinas de producción periodística mientras descuidan otros ideales
sociales.

Dentro de este modelo, el editor de un medio gráfico tiene el


poder de controlar la información elaborada en una empresa
mediática. Desde esta perspectiva, su papel resulta clave dentro del
proceso de formación de noticias, y su función es similar a la de un
guardián o gatekeeper.

Gatekeeping:

Los estudios sobre gatekeeping se centran en la etapa de


selección de la información, para detectar quién ejerce la acción de
filtro y para precisar dónde y cómo ocurre. El gatekeeper es una
figura o grupo que decidirá cuáles serán los temas y contenidos a
disposición del público. Se encarga del control manifiesto o latente
de la información.

El término gatekeeper fue acuñado por Kurt Lewin en sus


estudios sobre la dinámica de grupo, donde detecta que en el
traspaso de la información existen zonas en los canales que pueden
bloquear la circulación de mensajes.

Las zonas de filtro son controladas, por un lado, a través de


sistemas de reglas oportunamente socializadas y, por el otro,
mediante personas o grupos que tienen el poder de decidir si dejan
pasar o no la información.

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En esta etapa de formación de noticias, los periodistas y las
organizaciones de medios decidirán qué voces y qué contenidos se
excluirán, cuáles se difundirán y cómo se encodificarán.

El gatekeeping se amplía a todas las formas de control de la


información: encodificación del mensaje; selección de datos;
organización, presentación y difusión de la información; exclusión
total o parcial del mensaje. En consecuencia, el periodista trabaja
en función de los ideales de su medio y no de la sociedad.

Según un estudio del teórico John White, las decisiones de los


gatekeepers relativas a los datos a procesar son esencialmente de
carácter subjetivo, es decir, se definen a nivel individual. A veces,
una simple elección individual puede abrir o cerrar la puerta a una
información. De esta manera, el gatekeeping aparece como un
proceso inevitable que puede revelarse tanto funcional como
disfuncional para el individuo y el sistema social.

Distorsión involuntaria:

Estos estudios destacan la importancia de las distorsiones


involuntarias derivadas de la forma de trabajo cotidiano de los
periodistas y de la organización de las empresas de medios. Se
asocian a los criterios aplicados a la selección y presentación de los
acontecimientos.

Según estas investigaciones, existe en los medios una lógica


relativa a exigencias de producción (propias de una organización) y
requerimientos expresivos (propios del medio) que estructuran la
imagen transmitida de los acontecimientos cubiertos. En
consecuencia, las exigencias de organización y estructura podrían
afectar el relato de la realidad social difundida.

Las distorsiones involuntarias crean efectos cognoscitivos en


los receptores al enfatizar ciertos rasgos de la representación de la
realidad y soslayar otros. Por ejemplo, el tiempo y el espacio que el
medio le otorga al periodista para realizar una determinada nota

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son limitaciones que lo condicionan a la hora de consultar más o
menos fuentes y que, en última instancia, afectan la calidad del
producto que el público recibe.

En la actualidad, frente a la limitación de espacio que


enfrentan los periodistas al momento de escribir su columna,
algunos de ellos han optado por publicar en sus blogs el texto
completo de sus entrevistas. Estas prácticas se conocen como
‘periodismo transparente’.

Diseño y preservación de las políticas editoriales:

El periodista Warren Breed analizó, a mediados de los años


50’, las prácticas profesionales del periodismo en su ámbito laboral.
Mediante un estudio, procuró definir cuáles eran los factores de
control en el proceso de producción de noticias. Sus aportes se
incluyeron dentro de la corriente de análisis de gatekeeping.

En su investigación, Breed advirtió que la redacción opera


involuntariamente como una estructura dominante que socializa los
modos de hacer del periodista y los ajusta a los intereses y objetivos
de la empresa editora. El editor de un diario, en calidad de
propietario o representante de sus dueños, tiene el derecho de
establecer e instaurar una política.

Breed afirma que todos los diarios tienen una política editorial
encubierta que atenta contra las normas éticas del periodismo.
Dado que las políticas nunca son explícitas, se aprenderán de forma
indirecta a través de la lectura diaria del medio. A nivel social, la
consecuencia de estas prácticas es la preservación del statu quo.

Conclusión:

Luego de plantear los distintos enfoques que proporcionan


algunos teóricos de la comunicación en cuanto a las consecuencias
sociales provenientes del proceso de producción de noticias, es

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importante replantearse hasta qué punto el periodismo participativo
sería capaz de corregir las distorsiones que sufre la información al
atravesar los filtros institucionales que controlan su difusión. Para
las empresas de medios resulta difícil mantener un equilibrio entre
lo que su público quiere y necesita, sin perder de vista sus propios
intereses económicos e institucionales.

El avance de ‘We Media’:

Por primera vez en la historia, la idea de la función del


periodismo como gatekeeper de las noticias está siendo amenazada
por la audiencia a la cual sirve. Dentro del nuevo panorama
mediático, el público online tiene los medios para convertirse en un
participante activo en la creación y difusión de noticias e
información.

Marshall Mcluhan, filósofo canadiense y autor del libro El


Medio es el Mensaje, señaló que los cambios en las tecnologías de
la comunicación producen transformaciones profundas en la cultura
y el orden social. Este pensador es considerado un ‘determinista
tecnológico’, porque cree que todos los cambios políticos,
económicos, sociales y culturales se basan inevitablemente en el
desarrollo y en la difusión de la tecnología. A través del concepto de
‘Aldea Global’, Mcluhan señala que los demás están tan implicados
en nuestras vidas, y nosotros en las suyas, gracias a los medios
electrónicos.

Sin saberlo, Mcluhan predicó el advenimiento de un fenómeno


que está dándose en la actualidad: las nuevas tecnologías están
modificando las formas tradicionales de obtención y difusión de la
información, mediante la participación y colaboración de la
audiencia. Inevitablemente, los roles de quienes producen esos
contenidos (editores y periodistas) están cambiando también.
Según “La Era de la Conexión”, una publicación de Groove
Networks, las nuevas tecnologías tienen el potencial de impactar
fundamentalmente en los tipos de relaciones que mantenemos.

La Web elimina una de las barreras más críticas para


mantener relaciones sociales: la geografía. Además, provee
mayores oportunidades para que la gente comparta la información
entre comunidades. Más allá de estar simplemente conectadas, las
personas colaboran constantemente.

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Los weblogs, o blogs, son sistemas personales de publicación
que constituyen la forma más activa de este nuevo tipo de
periodismo. Los editores tradicionales de las organizaciones
mediáticas deben comprender que los blogs no compiten con el
trabajo de los medios profesionales, sino que lo complementan.

El I Editor y la publicación colaborativa:

El dueño de un blog no sólo produce contenido sino que


también edita sus propias publicaciones, es decir, se convierte en
una especie de ‘yo editor’ o I Editor. Este fenómeno es consecuencia
de la publicación colaborativa que está teniendo lugar en la web.

La publicación colaborativa permite a un grupo de


participantes ejercer múltiples roles: creadores de contenido;
moderadores; editores; publicistas y lectores. Algunos sistemas
colaborativos son Slashdot.org, Kuro5hin.org y Wikipedia.

El tipo de participación en estos foros puede variar, según se


trate de un ambiente público o privado. Existen cuatro categorías:

- Abierto comunalmente: hay un único anfitrión y la mayoría de


la actividad es manejada y gobernada por la comunidad a la
que sirve.

- Abierto exclusivamente: un grupo de miembros privilegiados,


generalmente los dueños del sitio, está autorizado para
publicar contenido primario, mientras que la audiencia genera
contenido secundario mediante sus comentarios. Este
mecanismo es típico en los blogs.

- Cerrado: sólo un grupo de miembros privilegiados puede leer,


publicar, editar y comentar sobre el contenido.

- Cerrado parcialmente: una porción de la información creada


por una comunidad cerrada es expuesta a un espacio web
público.

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Con la cantidad de información disponible, se abre una puerta
a formas alternativas de edición. Los participantes online guían a
sus comunidades, por medio de enlaces, hacia otras noticias e
informaciones valoradas, por ejemplo, a través de un ranking. Las
posibilidades del editor son tan amplias como él quiera.

La audiencia se ha atribuido los roles de publicar, editar y


crear contenido. “Lo interesante aquí no es sólo el medio, sino las
reglas que gobiernan aquello que se elige y lo que se descarta”,
señala Stephen Johnson.

Por qué confiar en medios no-tradicionales de información:

En los modelos mediáticos tradicionales, la confianza se


construye de arriba abajo. Profesionales entrenados recolectan y
transforman la información en noticia, utilizando métodos rigurosos
de verificación para asegurar que la información es verídica. La
institución mediática desarrolla un nivel de credibilidad basado en el
éxito de este proceso.

En cambio, en los foros de participación la confianza se crea


desde abajo hacia arriba. Un individuo anónimo y sin reputación
debe ganarse la confianza de los demás mediante la información
que provee.

¿Cómo garantizar entonces la credibilidad de la información a


la que nos exponemos? Estas nuevas experiencias de participación
online son, en la mayoría de los casos, creíbles por naturaleza. En
primer lugar, por ser igualitarias: sistemas colaborativos, como el
Wiki, utilizan reglas de edición para promover confianza. Cualquier
lector de Wiki puede agregar su punto de vista e información a un
artículo, y empiezan a confiar en la meta colectiva del bien común.
En segundo lugar, cuando la gente comparte detalles íntimos de sus
vidas con un extraño, se establece un contexto implícito de
confianza.

Por último, existen tres reglas relacionadas con la naturaleza


de Internet: nadie es dueño de ella; todos podemos utilizarla;
cualquiera puede mejorarla. Cuando la audiencia es dueña del

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medio y del poder de competir equitativamente en el mismo
espacio, el medio adquiere un nivel de confianza que sería
imposible de encontrar en cualquier otro espacio.

Desafíos para la prensa tradicional:

La democratización de la web desafía la noción de la prensa


institucional como la intermediaria exclusiva y privilegiada de
noticias. Los nuevos intermediarios (foros, blogs, buscadores)
ayudan a la audiencia al filtrar y simplificar la abundancia de
información disponible.

Las organizaciones de noticias todavía tienen las fuentes


necesarias para ser reconocidas como última autoridad en varios
temas. Sin embargo, ya no cuentan con el monopolio de servir como
watchdog o guardianes de los actos del gobierno y de la industria
privada. Cada vez más, los ciudadanos están adoptando el papel de
watchdog.

En esta nueva época de periodismo participativo, editores y


periodistas tradicionales necesitarán descubrir formas creativas de
presentar y compartir la información. Además, los medios
tradicionales deberán considerar la posibilidad de pasar de un
negocio sustentado por la publicidad y las suscripciones hacia
nuevos modelos de pago por contenido. Los lectores estarán
dispuestos a pagar por el esfuerzo periodístico en la medida en que
crean que vale la pena financiarlo. Así lo comprobó el periodista
Christopher Allbritton, quien recibió alrededor de 15 mil dólares de
parte de gente que creyó que su investigación en Irak valdría la
pena.

Si las compañías de medios están dispuestas a colaborar con


su audiencia online, deberán ofrecer un sitio web de noticias e
información como plataforma, que garantice la interacción social
alrededor de las historias que cubren.

El periodismo participativo permite a las compañías de medios


establecer una relación de lealtad con su audiencia. Un público
involucrado y comprometido puede brindar numerosos beneficios a

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las empresas de medios.

Según Bill Kovach y Tom Rosenstiel, autores del libro Los


Elementos del Periodismo, los periodistas deben “invitar a sus
audiencias al proceso de producción de noticias”. Este incremento
en la participación de la audiencia trae consigo un beneficio extra:
atrae al público joven, la próxima generación de consumidores de
noticias. Por este motivo, y debido a las pérdidas económicas que
vienen sufriendo los diarios impresos en cuanto a ventas, los
editores tradicionales de noticias deberán considerar seriamente la
posibilidad de volverse más interactivos.

We Editors:

Las organizaciones mediáticas necesitan repensar algunas de


sus ideas básicas acerca del periodismo, la organización y el rol de
su audiencia si esperan continuar siendo un recurso indispensables
para sus lectores.

Algunos métodos efectivos para integrar el periodismo


participativo a las formas existentes de producción de noticias son:

- Conexión continua: los diarios y revistas necesitan proveer


información actualizada a su audiencia; incrementar la
frecuencia de intercambio informativo por medio de
newsletters, blogs, foros y RSS.

- Conexión online y offline: utilizar el contenido (impreso y


online) como una plataforma para guiar a los lectores hacia
noticias adicionales. Esto le sumará valor a los contenidos,
porque estarán conectados con información similar.

- Conexión intercast: los medios impresos deben comprometer


y aumentar su comunidad online para construir afinidad y
lealtad con su audiencia.

El mayor desafío para las redacciones será convencer a


escritores, editores y publicistas para que dejen de pensar en
términos de un modelo broadcast y empiecen a pensar en otro
intercast.

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Los roles del editor y del periodista está cambiando. La
audiencia busca una relación más cercana con quienes cuentan
historias y quieren formar parte del proceso de producción de
relatos. Por eso, el concepto principal detrás del periodismo
participativo es que cada ciudadano puede ser reportero y editor a
la vez. El I Editor interactúa con otros editores (We Editors), que a la
vez son periodistas, y que protagonizan este nuevo fenómeno del
We Media.

Por Camila Fronzo

Periodismo ‘A’ – 3er año

Bibliografía:

♦ Shayne Bowman y Chris Willis, “We Media”.

♦ Marshall Mcluhan, “El Medio es el Masaje”.

♦ Warren Breed, “The Newspaper Man, News and Society”.

♦ Pamela Shoemaker y Stephen Reese, “Mediating the


Message”.

♦ Cuadernillo de apuntes de la materia Teoría de la


Comunicación Social, de la profesora Cecilia Balbín.

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