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14.2. Segunda República: la Constitución de 1931 y el bienio reformista.

El triunfo de las candidaturas republicanas en las grandes ciudades precipitó el 14 de abril de 1931 la
proclamación de la República. La amplitud del movimiento popular llevó a que el rey Alfonso XIII,
aislado y sin apoyos, se exiliara. Inmediatamente se formó un Gobierno Provisional presidido por
Niceto Alcalá Zamora y formado por republicanos de izquierda y derecha, socialistas y nacionalistas.
El gobierno debía dirigir el país hasta que unas nuevas Cortes Constituyentes dieran forma al nuevo
régimen. No obstante, el nuevo gobierno tuvo que responder desde un principio al ansia general de
reformas. Adoptó las primeras medidas para la reforma agraria, inició reformas laborales, emprendió
la reforma militar, aprobó legislación educativa y puso en marcha el Estatuto provisional de autonomía
de Cataluña.

El ambiente social, sin embargo, se encrespó inmediatamente. A la vez que la CNT promovía una
amplia campaña de huelgas, los enfrentamientos entre la Iglesia y el nuevo gobierno fueron
inmediatos. El sector más conservador de la Iglesia, encabezado por el Cardenal Segura, puso todo
tipo de trabas al nuevo ejecutivo. El viejo anticlericalismo afloró de nuevo y en mayo de 1931 diversas
iglesias y conventos fueron asaltados y quemados. La opinión pública católica se alejó desde un
primer momento del nuevo régimen republicano.

Finalmente, en junio de 1931, tuvieron lugar las elecciones a Cortes Constituyentes en un ambiente
de relativa tranquilidad y las urnas dieron una clara mayoría a la coalición republicano-socialista frente
a los desunidos partidos monárquicos y de la derecha.

La nueva Constitución, aprobada en diciembre de 1931, reflejó las ideas de esta mayoría. Estos son
sus principales rasgos:

• Soberanía popular. Se declaraba al nuevo estado español como una "República democrática
de trabajadores de todas clases".
• Sufragio universal masculino y femenino. Tras un largo y complejo debate en las Cortes, las
mujeres españolas obtuvieron el derecho de voto.
• Extensa declaración de derechos y libertades.
o Derechos civiles: divorcio, equiparación hijos legítimos e ilegítimos.
o Derecho a la educación.
• Poderes del Estado
o Poder legislativo quedó en manos de unas Cortes unicamerales.
o Poder ejecutivo
ƒ Presidente de la República con escasos poderes.
ƒ Jefe de Gobierno, nombrado por el Presidente pero que debía contar con la
aprobación de las Cortes.
o Poder judicial en manos de los tribunales de justicia.
• Por primera vez en nuestra historia, se establece el derecho de las regiones a establecer
Estatutos de Autonomía.
• En lo relativo a la "cuestión religiosa" se establece un estado laico:
o Separación de la Iglesia y el Estado
o Desapareció el presupuesto de culto y clero
o Prohibición de ejercer la educación
o Libertad de conciencia y cultos

Tras la aprobación de la Constitución el día 10 de diciembre fue elegido Alcalá Zamora como primer
Presidente de la República.

El primer gobierno constitucional estaba formado por miembros de Acción Republicana,


radicalsocialistas, socialistas, un catalanista, un republicano gallego y un independiente, estaba presidido
por Manuel Azaña, que también era Ministro de la Guerra. Todos presididos por Manuel Azaña, que
también desempeñaría la cartera de Guerra. Este gobierno debía sacar adelante todas las reformas
contempladas en la Constitución, y para ello contaba con una amplia mayoría parlamentaria. Pero la
realidad social del país era diferente, mucho más conflictiva y desgarrada. Así, una huelga de la
Federación de los Trabajadores de la Tierra en la provincia de Badajoz terminó con una matanza
acaecida en el pueblo de Castilblanco. La Guardia Civil mató a un campesino, lo que condujo al
asesinato de cuatro guardias civiles. La Guardia Civil, en una especia de venganza, mató a cuatro
manifestantes en Arnedo, en La Rioja.

A pesar de todo, el gobierno de Azaña se empeñó en sacar adelante las reformas:

a) Reforma del Ejército - con la Ley de Retiro de la Oficialidad, que permitía a los oficiales retirarse
con el sueldo íntegro, redujo su número de 21.000 a 8.000 y el de generales de 150 a 60. Con esto se
intentaba configurar un ejército más reducido y adaptado a las necesidades del país.

b) Reforma Agraria - El proyecto de reforma agraria consistía, básicamente, en asentar a los campesinos
sin tierra en las tierras de latifundio que, por no estar cultivadas o constituir propiedades muy grandes,
se consideraban causa principal de la miseria campesina. Después de interminables discusiones en el
Parlamento, se aprobó una Ley de Bases para la Reforma Agraria en septiembre de 1932 que
afectaba a toda Andalucía, Extremadura, La Mancha y Salamanca. Declaraba la expropiación de
tierras, entre otras, de origen jurisdiccional, las incultas, las arrendadas a menos de dos kilómetros de
los pueblos.

c) La Cuestión religiosa fue la que creó más enemigos a la República. En general la Constitución se
aplicó sin problemas pero con profundo disgusto en el mundo católico: la orden de los jesuitas fue
disuelta, aunque no fueron expulsados del país, y sus bienes nacionalizados, se aprobó una Ley de
Congregaciones, que exigía a las Órdenes religiosas una limitación en la posesión de bienes, la
posibilidad de disolución en caso de peligro para el Estado y el dominio de este sobre todos los bienes
eclesiásticos.

d) La cuestión autonómica. Las elecciones de 1931 dieron la victoria a Esquerra Republicana, dirigida
por Francesc Macià. La Esquerra representaba un nacionalismo exaltado que pensaba en la
proclamación de una República. No obstante, la Constitución republicana sirvió para tranquilizar los
ánimos y, con normalidad, el gobierno catalán (la Generalitat) elaboró un estatuto provisional de
autonomía (Estatuto de Nuria).
 
El gobierno promovió, igualmente, una importante legislación educativa. Se crearon nuevas plazas
de maestros, se inició un programa de construcción de escuelas y se fundó el Patronato de Misiones
Pedagógicas para extender la enseñanza entre los adultos.

Pronto, entre el ejército, afloró el descontento y en 1932 el general Sanjurjo intentó un golpe de
Estado. Después del fracaso el golpista fue encarcelado, pero una ley de amnistía lo liberó en 1934.

En 1933 se hicieron sentir especialmente los efectos de la crisis económica mundial, a lo que se unía
la lentitud en la aplicación de las reformas agrarias y el empobrecimiento del campesinado por los
bajos precios agrícolas. Pero el detonante de la caída del gobierno de Azaña fue el suceso de Casas
Viejas, en Cádiz, donde la Guardia Civil cercó y asesinó a dieciocho anarquistas. El presidente del
Gobierno perdió los apoyos políticos y asumió la presidencia Martínez Barrios, que convocó
elecciones para el 19 de noviembre de ese año.

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