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l' EDUCACION, FORMACION y EMPLEO
EN EL UMBRAL DE LOS 90
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Mariano F. Enguita
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ÍNDICE
I
I
I INDICE

I Presentaci6n 1

I 1. PROCESOS PRODUCTIVOS, MERCADO DE TRABAJO


Y CUALIFICACIONES 6

I 1.1. El cambio tecnol6gico y sus efectos sobre la


8
cualificaci6n del trabajo
I 1.2. Los cambios organizativos 30

1.3. Los cambios en el mercado de trabajo 42


I
I I I . LAS PERSPECTIVAS DE ESPA~A

11.1. El nivel tecnológico de la economía espafiola


53
57

I 11.2. La evolución de las ocupaciones 69

11.3. La precarizaci6n del mercado de trabajo 83


I
I 111. LAS DESIGUALDADES ANTE EL EMPLEO 91

I 111.1. Las desigualdades de género


111.2. La edad y las oportunidades de empleo
92

100

I 111.3. El papel de los titulos escolares 106

111
111.4. Las disparidades regionales
I
I IV. LAS ENSERANZAS REGLADAS 117

IV.l. Un balance no muy boyante 120


I IV.2. El academicismo del sistema 128

I IV.3. La correspondencia escuela-empleo


IV.4 .. El actual proyecto de reforma
137
150

I
I ÍNDICE

I
I
I
I V. LA FORMACION PROFESIONAL OCUPACIONAL

I V.1. El surgimiento. de un nuevo subsistema 169

V.2. Las desigualdades ante la F.P.O. 174


I V.3. La adecuación a la evolución del empleo 185

I V.4. ¿Qué funciones cumple la formación ocupacional? 195

I VI. LA INCORPORACION A LA VIDA ADULTA 205

I VI.l. Las trayectorias de la escuela a la actividad 207

VI.2. La precariedad como modo de vida 219

I VI.3. Las actitudes de los jóvenes ante el trabajo 228

I VI.4. La mujer, la educación y los trabajos


doméstico y extradoméstico 237

I VII. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 246

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'.I
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1
I
I PRESENTACION

I La educación y la formación para el empleo se están

convirtiendo en una de las principales preocupaciones sociales


I y, al menos formalmente, en una de las prioridades de las

I politicas gubernamentales.

educación salta a la
No es la primera

palestra, pues basta echar una mirada


vez que la

al

I pasado para verla convertida en el tema estrella en periodos

tan distantes de nosotros y entre si como la Ilustración, el


I Regeneracionismo y la II República (la "república

I pedagógica") ,

de la dictadura
o, más cerca

(la gestación, la
de nuestros dias, los Oltimos aRos

aprobación y la puesta en

I marcha de la Ley General de Educación). Aunque en todos estos

periodos históricos hubo otros problemas más amplios y/o más


I perentorios (la creación de un estado moderno, el progresivo

I aislamiento

poi ítica), la
del país,

educación apareció
la guerra civil, la transición

siempre como una forma de

I abordar a medio y largo plazo los problemas que la política.

entendida en un sentido restrictivo, no podria terminar de


I resolver a corto plazo. Los ilustrados confiaron a la

I educación

cul tur ".1 es


la

del
tarea de

despotismo;
acabar

los
con las

regeneracionistas
bases sociales

vieron en
y

I ella el instrumento para levantar al pais de su postración,

cerrar sus fisuras internas y hacerle tomar el camino del


I progreso; los republicanos la proclamaron palanca para la

emancipación del pueblo; los sectores de la "clase política"

de la dictadura más conscientes de la proximidad de su fin le

ÍNDICE
I
I
2

I encomendaron el p~pel de asegurar un corisenso so¿ial

I meritocrático.

como uno de
Todavía los

sus principales
"pactos de la

resultados
Moncloa"

positivos,
tuvieron

en el

I terreno de las realizaciones sociales, la expansiÓn de la

escuela pOblica y, con posterioridad, el gobierno socialista


I vio en ella la forma de desigualdad social más intolerable

I --tal vez

con ninguna otra.


la Onica-- y se empeRó en moderarla como no lo haria

I
Lo que ahora vuelve a traer la problemática de la
I educación a primer plano es un conjunto de preocupaciones de

I otro orden, ligadas especialmente a la economía

lugar, a su capacidad de respuesta frente a la


y, en primer

aceleración del

I cambio tecnológico y a su desempeRo en un mercado

internacional que ha pasado de ser simplemente nuestro


I "conte:.:to" a consti tui rse en un entramado del que no se puede

I ni se

constatación
quiere

de
escapar;

que lo
en

que en
segundo

otro tiempo
lugar,

pudo
a la simple

parecer un

I desarrollo ordenado o, cuando menos, previsible, hoy ha sido

sustituido por una acumulación acelerada de cambios,


I generalmente imprevistos, en el mercado de trabajo, la

I estructura de

serias consecuencias
los empleos y

para los
las características

trabajadores en
de éstos con

activo o en

I potencia; en tercer lugar, a la configuración de colectivos

que se encuentran en manifiesta desventaja en el mercado de


I trabajo, con riesgo de entrar en una dinámica en espiral que

I podria terminar por marginarlos de manera absoluta.

I
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I
I
3
I El si stemá de educaci Ón y formaci ón continua desempeñan-da

I otras funciones cuya importancia no ha disminuido, tales como

la formación de los ciudadanos para su participación en la

I vida politica, la custodia de la infancia y la adolescencia,

la formación de consenso social o el sostenimiento de la


I unidad nacional, pero el debate tanto sobre la escuela como

I sobre la formación fuera de ella está hoy dominado por su

relación con el mundo del empleo. Y no lo está simplemente

I porque asi lo hayan querido los poderes p0blicQs, ni porque se

hayan inclinado hacia esa moda los expertos, aunque de todo


I eso hay, sino también y sobre todo porque es esa relación la

I que más preocupa a

los representan, sus padres--,


los usuarios o beneficiarios --o a

la que orienta sus estrategias


quienes

I y decisiones personales al respecto y la que está en el centro

de sus Juicios sobre las instituciones educativas.


I
I Este trabajo, realizado por encargo del Centro de

Investigación y Documentación Educativa del. Ministerio de

I Educación y Ciencia, es, por ahora, la culminación de un

p,-oceso que comenzÓ con una amplia convocatol-ia a e:.:pertos en


I educación y/o empleo, formándose asi el Grupo de EducaciÓn,

I Formación y Empleo en la España de los años noventa (GEFE'901,

y continuó con el lanzamiento de un plan puntual de

I investigación sobre esta temática, por el cual se aprobaron

'.I diversos

asociados
proyectos monográficos

sucesivos sobre el tema.


él y con la
dentro de este

organización de

Se basa en las fuentes


campo y otros

tres seminarios

estadisticas

oficiales, en los datos aportados por las memorias de los

D
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I
4

I proyect~~ citados.~ en otros estudios e info~mes pr¿2edentes

o parcialmente en la
I de otras

misma
fuentes pero

problemática. No
centrados total

es~ por tanto, una investigación

I empírica directa, sino un intento de interpretación de la

principal información disponible sobre educación y empleo.


I
agradecer aquí la colaboración de los tres
I Quiero

directores que han pasado por el C.I.D.E. desde que se me

I encomendÓ la coordinación del G.E.F.E.'90, Julio CarabaRa,

Angel Rivi.re y Alejandro Tiana; la de otro personal de ese

I organismo que colaboró con entusiasmo en la preparación de los

seminarios y en otras tareas de organización y administración,


I en particular Concha Sáiz e Isabel Frutos; la de los equipos

I de investigación, a los que no cito para no extenderme en una

larga lista por otra parte conocida, que desarrollaron sus

I propios proyectos y pusieron en común, en los seminario$~ su

saber y su experiencia; en fin, a las numerosas otras personas


I que, en estos seminarios y otros contextos, aportaron valiosas

I criticas y sugerencias.

I Para terminar~ debo decir que las páginas que siguen

más que lo que sabemos, lo mucho que todavía no


I reflejan~

sabemos. La educación y la formación, el empleo y sus

I relaciones mutuas son todavía un campo en gran parte

desconocido, en el que las decisiones políticas, en todo caso

I necesarias e impostergables, se han visto abocadas a seguir un

ritmo manifiestamente más rápido que el del progreso del


I conocimi~nto. No se trata, pues, de cerrar aqui una linea de

I
ÍNDICE
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I
5

I iri'~estigaci ón ni un debate, sino, en la ~edida d~ lo posible,

I de seRalar su necesidad y alentar su desarrollo.

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6
I
I l. PROCESOS PRODUP 1 VOS-,-.MERCA_DO DE TRABAJ O Y CUAL 1 F 1 CAC IONES

I Pocos debates en la sociología y la economía han

resultado tan inconcluyentes y permanecen tan inconclusos como


I el que se refiere a la cualificación del trabajo. Debemos

I entender ésta, no como la cualificación personal poseida por

el trabajador, sino como la que de él o de ella requiere su

I puesto de trabajo (actual o potencial), es decir, como el

conjunto de capacidades, destrezas, saberes~ i nformaci 6n,


I actitudes, etc. necesarios para un buen desempeRo en el mismo.

I Pero las características de

afectadas por factores diversos que, a menudo,


los puestos de trabajo se

escapan, además
ven

I de a la voluntad y los conocimientos del trabajador, a los de

los empleadores, las organizaciones sindicales y las


I autoridades poi íticas; y también, por supuesto, a 10\

I concienciO\ de los investigadores y los expertos.

I Con frecuenciO\ se recurre a seRalar tendencias,

establecer balances o formular profecías sobre la base de


I razonamientos simples y monocausales, como los que nos hablan

I de la innovación tecnológica o de la terciarización de la

economía como explicaciones suficientes para los cambios

I habidos o previstos en las cualificaciones. Lamentablemente,

1I
I
I
los procesos en

mucho
curso son notablemente más complejos y

de manifestarse con claridad. No cabe duda, sin embargo,


distO\n

1I
I
de que gran parte de los factores que determinan los cambios

en las cualificaciones pueden agruparse en tres grandes

I
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m
I
I
7
I campos: uno de kl105~ ef'ectivam~'nte~ es la innovación

I tecnológica,

requiere otras
que torna obsoletas

nuevas, aunque
cualificaciones

resulte difícil
viejas

decir si el
y

I resultado es una elevación general de las mismas, un descenso

o una mezcla dispar de ambas cosas; otro es el constituido por


I las formas de organización del trabajo, que no están

I determinadas

sino que se
de manera simple

presentan como opciones


por los cambios tecnológicos

para una tecnología dada,

I son también inducidas por cambios en el mercado y actúan, a su

vez, incluso, como condicionantes y detel"minantes de la


I innovación; finalmente, otro es el formado por los cambios en

I las condiciones del mercado

los cambios más generales


de trabajo, en parte derivados de

en el mercado de bienes y servicios

I y en parte de las políticas económica y de empleo (o

desempleo), que cierran unas opciones y abren otras tanto a


I los empleadores como a los trabajadores. De estos tres campos

I trataremos sucesivamente en los tres apartados que forman este

pr i mer cap í tul o.

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I
I
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I
I
I
8
I
I cambi o tecnol Q.gi.-,c",o,,-_-,V

cualificación del trabaio


sus E?fectos sobt-e la

I
La visión más extendida de la relación entre cambio
I tecnológico, cualificación de los puestos de trabajo y

I necesidades educativas ha estado

por las conclusiones


dominada
que se
por el sentido

derivan de las
común, es decir,

I apaíient:ias~ y por un par de teorías muy difundidas entre la

economía~ la sociología y el estudio de las políticas de


I educación. Si lo expresamos en los términos de la teoría

I técnico-funcionalista, que no

de aquél, el razonamiento reza más o menos asi:


es sino una versión sofisticada

I
a) El cambio tecnolÓgico implica una mecanización y
I automatización creciente de los procesos productivos, es

I decir, el uso de

trabajo.
dispositivos más complejos en los puestos de

I
b) Estos dispositivos no sólo son más complejos en su
I funcionamiento, sino también en su manejo, por lo que la mano

I de obra que se

cualificada.
requiere para el mismo debe estar cada vez más

I
c) La cualificación de esta mano de obra debe s.r
I asegurada fundamentalmente por la escuela o, en todo caso, por

I procesos formativos especificas, lo que obliga a aumentar y

I
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I
I
9

I mejorar' la escoiaridad y a forzar a "las instltuciones

I educativas a seguir el ritmo de la innovación tecnológica.

I Aunque este razonamiento tiene cierto sabor industrial,

quienes lo sostienen lo hacen extensivo a los servicios, donde


I podria apoyarse en la implantación de la informática, la

I telemática

organizativa.
o la ofimática,

Por lo
o simplemente

demás, el saber
en la complejidad

convencional supone que

I el trabajo en los servicios, y más aún en las funciones

administrativas, es siempre más complejo que en la agricultura


I o la industria, por lo que la terciarización seria un indicio
incluso su
I más

caLlsa ~
de la creciente complejidad de los empleos,

I
El primer punto está fuera de discusión, y el tercero lo
I vamos a dejar para más adel ante, de modo que sólo nos

I ocuparemos

constante de
ahora del segLlndo.

las cuallficaclones ha
La creencia en

venido alimentada, aparte


el aumento

I de por una imagineria futurista inflamada (¿cuántas veceS

hemos leido, visto y oido, en los dos últimos decenios, sobre


I inmensas fábricas regidas por un solo operario~ máquinas de

I enseñar qL\e

autotripulados o viviendas
sustituirían a los

cuyo equipamiento
maestros!! automóviles

seria gestionado

I por un único cerebro electrónico?), por lo que parecía y


,
1

parece a muchos una evidencia indiscutible: 51 las Personas


I pasan cada vez más a~os en la escuela, si los trabajadores
1

I tienen

ganan
una

importancia en
educaciÓn creciente,

la selección de
si los titulas académicos

personal, ¿no demuestra

I
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I
I
I
10

I todo ello que los empleo~ requieren una cualificación

I creciente?

I Sin embargo, ese razonamiento no tiene nada de

demostración. Que los trabajadores tengan una educación


I creciente puede deberse a cualesquiera otras razones, entre

I ellas la simple ampliación del periodo escolar

deseo de desarrollarse como personas, la presión


obligatorio, el

social, el

I elemento de prestigio que conllevan los titulos escolares o su

funcionamiento como criterio discriminante en el mercado de

I trabajo por razones distintas de la presunta cualificación que

I acreditan. En definitiva,

acaso, que los puestos de


hay que empezar por

trabajo se tornan
demostrar, si

efectivamente más

I complejos, para luego dar paso a la pregunta sobre el papel de

la escuela en la preparación de los trabajadores para su


I desempeRo, y no al revés. Sin embargo, la primera afirmación

I dista mucho de ser indi.scutible.

I De hecho, los primeros estudios especificos al respecto

mostraron o creyeron mostrar precisamente lo contrario. Hace


I ya más de tres decenios, en una investigación pionera, J.R.

I Bright

y observÓ
(1.958a) dividió

sus efectos, en diversos


la mecanizaciÓn en diecisiete

sectores de la
niveles

producción

I industrial. sobre los distintos componentes de la

cualificación realmente necesaria en los trabajadores


I afectados por ella, obteniendo el entonces sorprendente

I resultado de que, más allá

sucesivos en la mecanización Se traducian en


de los primeros niveles, avances

una cualificación

I
ÍNDICE

I
I
I
11

I Tabl'a 1.1
EFECTOS DE LA AUTOMATIZACION SOBRE LAS CUALIFICACI0NES
I Contribución NIVELES DE ~lECAN 1 ZAC ION
o sacrificio ~
a 8 9 a 11 12 a 17
I recompensados 1 a 4 .1

+/- -/0 (>


Es+uerzo fisico
I Esfuerzo mental
Destreza manual
+
+
+/- +1-
-10
+1-
-10

-10
(1

Habilidad general + +
+1-
I Educación
E¡,:periencia
Riesgo
+
+
+
+
+1-
+1-
+1- -lO
O
+ O
I Malas condiciones
Responsabilidad
Toma decisiones
+
+ +/-
+ +1- +/-/0
-/0
+ +/-/0 -/0 (1
Productividad
I CLo. ntwl . . . . ..c:.nhacI6n ti., .ido -.rvUfl.-ckM •• h t ..... ~ C::GI'Itral _",ah &-4. c:.ontrCll .-cilnlca, .~U, control por ~
...... lel . . . I..,t_, la .a.qulna ,.~. con _lIal, 1'2-17. contral plCr una ....... labl. ""Ol-.,t •• la UClU'na r~ c.", una
..:cl6n. '" .. " .'onlfica n.-c_idQ u.c:t .... t •• --" dec:r.c:l .... t. y "O" nuta. "PrtlducUvldp" .... 1"". 1. p01l1blllcl-.d da qu., .1
trAba,J.-dor la hao- aIUIIIflt.... con W1 . .fy.M"JC O' una c:apacldad lalttr.t;. El _~lo c_I_~ selp • 1_ . . . _Jan l . . . . . . lna.,

I no a lo. . . 1 . . Instalan CI ..... U...-n. ni .. .uptll"'vl _ _ u 1".,..,1"-011 ••

decreci ente, prácticamente nula en los estadi os finales. La


I T ab 1 a l . l' mLlestra 1 as conclusiones de Bright ( 1958b) para

I cuatro grandes tramos en los que se agrupan los diecisiete

Bright no
niveles de mecanización. Viene a cuento recordar que

I era un sociólogo radical indignado o apenado por la

degradación de las condiciones de trabaJO, sino un profesor de


I ciencias empresariales empe~ado en mostrar a los empleadores

I que nada deblan temer de la mecanización.'

I No obstante, en una época dominada por el optimismo de la

posguerra, encandilada ante el futuro de la producción de


I masas y seducida por la perspectiva de la igualdad de

I
I •
Bright" 1958b, p. 92 •
A conclusiones parecidas llegaron Horowitz y Herrnstadt

I (1966).

ÍNDICE
I
I
12

I bportunÚ:lades, 1 as opimones de Bright tuvieron poca

I resonancia entre los expertos

Habria que esperar


de la educación y en la

hasta la década de
opinión

los setenta
pública.

I para que se abriera paso la tesis de la descualificaciÓn del

trabajo, debido sobre. todo a dos estudios: el de. l. Berg y,


I más aún, el de H. Braverman. Berg (19701 encontró, atendiendo

I a la

variaciones
composición de

en las características
la estructura del empleo y

de los puestos de trabajo,


a las

I apenas una ligera elevación de las cualificaciones, tanto por

la cantidad de escolaridad realmente requerida como por su


I contenido,' pero también, y sobre todo, que este ligero aumento

I de

debajo
la cualificación

del aumento
de los puestos de

de la cualificación de
trabajo estaba muy por

los trabajadores,

I debido a su escolaridad en aumento, asi como que una mayor

educación no se traducía necesariamente en una mayor


I productividad.
4

I Braverman (1974), partiendo del análisis del taylorismo y

I apoyándose en Marx, en Bright y en la observación de diversos

sectores de empleo, sostuvo la tesis de que los puestos de


I trabajo habían sufrido un proceso continuado de

I
I .por
3 Aunque sus conclusiones podrian estar sesgadas al alza
la utilización de sucesivas ediciones del
Occupational
Dictionary of
Titles con definiciones cambiantes del nivel
educativo necesario •
I • De ahi el subtitulo de su libro: The great training
robbery,el gran robo de formación, un juego de palabras con
I the great train robbery (el gran asalto al tren, sea el de los
nacionalistas irlandeses o el de 51asgow). Berg también puso
en duda que una mayor educación se tradujera necesariamente en

I una mayor productividad en el trabajo.

ÍNDICE

I
I
I
13

I descualificación sustantiva, es decir, de disminución det" las

I capacidades

autonomía
necesal~ias para

y el
ejercerlos

control de los trabajadores


y restricci ón de

sobre los mismos.


la

I Numerosos estudios incidirían posteriormente en la tesis de la

descualificaci6n (Freyssenet, 1977; kr aft, 1977; Glenn y


I Feldberg, 1979; Wallace y Kalleberg, 1982; Flynn, 1985) o

I
Il
se~alarian modestos aumentos en ésta,

un discreto aumento de la complejidad


a menudo consistentes en

global combinado con la

I pérdida de autonomia o la proletarización crecientes (Spenner,

1979; Berg, Freedman y Freeman, 1978; Rumberger, 1981).


I
le
I La

siguieron
lógica

era
del análisis

muy distinta de
de Braverman

la propia del
y otros que

funcionalismo

I sociológico y la teoría del capital humano. El empleador

compra la fuerza de trabajo en el mercado", pel-o este contrato


I no le asegura suficientemente la extracción de su valor de

I uso, es decir,

máximo esfuerzo
la obtención

productivo). Para
del máximo valor de

lograrlo, debe
cambio (el

arrancar al

I trabajador el control sobre el proceso de trabajo y tomarlo en

sus manos para imponer procedimientos y ritmos. Esto se "logra


I mediante cambios organizativos como la fragmentación Y la

I rutinización de

incorporen a la
los procesos e innovaciones tecnológicas

maquinaria cualificaciones o decisiones


que

hasta

I entonces en manos del trabajador y sometan a éste, a través de

su funcionamiento continuo, a .un ritmo regular e intenso.


I Subsidiariamente, una mano de obra menos cualificada es más

I
I
ÍNDICE

I
,.--I-----~~·-

I
14

I barata, más fácjl de en~ontrar en el merc¿\do y de iústi tui r y!';'

I par ella misma, más débil ante la dirección."

I Considerada en abstracta, la 1 ógi ca de la

descualificación resulta muy convincente: es la 1 ógi.ca que


I pusieron en práctica el taylorismo, el fayolismo y el

I fordismo,' y

como la introducción
que presidió numerosas

del control numérico." Sin


innovaciones tecnológicas

embargo, sólo

I puede ser aceptada como operante si el resto de las cosas

permanecen iguales y existen opciones en presencia, es decir,


I si su puesta en práctica no es contrarrestada por otros

aspectos de la lógica empresal~ial (la obtención de beneficio)


I que empujen en sentido contrario y si es viable (no se

I enfrenta a limites técnicos, sociales ni sociotécnicos). Nada

aprioristicamente que cél.mbios tecnol ógi, cos ylL.


i mp i de
I organizativos que conlleven un aumento de las cualificaciones

parezcan ofrecer-- mejores


I necesarias

perspectivas
ofrezcan

de aumento
--o

de la productividad del trabajo, ni

I que los empresarios renuncien a la opción por la

descualificación para evitar conflictos laborales, etc.


I
I se
Además, si se

puede ignorar su
acepta la lógica de la descualificación, no

previsible --y, a menudo, confirmado--

I desarrollo último: los trabajos más descualificados son

I " Esto ya había sido planteado siglo y medio antes, de


manera cínicamente realista, por Andrew Ure.
I • Veánse Taylor (1969), Freyssenet (1977).

I " Nob 1 e (1984).

ÍNDICE
I
I
15

I pr-ecisameote los más fácilmente asignables ~ la maquiriaria,

I por

debida
lo que,

a
en última

la degradación
instancia~

del
una descualificación masiva

contenido del conjunto de los

I puestos de trabajo el-<Íst.ent.es culminaría, tarde o t.emprano, en

Ltna .sustitución masiva de los trabajadores que ocupan puestos


I no cualificados por las máquinas, modificando asi la

I composición de

cualificados." Entonces,
los puestos de trabajo en favor

los trabajadores desplazados


de los más

irian a

I ocupar otros puestos de trabajo en sectores de la producción

menos intensivos en cap i tal, con un nivel de mecanización y

I automat.ización más bajo y, por consiguiente, necesitados de

I una mano de

descualificación,
obra más cualificada. En

si bien puede ser


suma, la

predicada a
lógica de

largo plazo
la

I como una lógica subyacente para t.oda la economía, es decir,

para todos y cada uno de los sectores, de ninguna manera puede


I ser extrapolada para todos al mismo tiempo, pues cada uno de

I ellos tiene

derivadas
rit.mos

de sus
distintos

productos y
de desarrollo,

sus tecnologías
características

que establecen

I posibilidades y límites diferentes, asi como tradiciones

empresariales y formas de organización de los trabajadores que


I configuran condiciones diversas.

I Lo que tenemos, en todo caso, es una serie de estudios

I con conclusiones diferentes. En general, los estudios de casos

I • Una evolución de este tipo puede constatarse claramente


en la industria automovilística, que nació como un paraíso del

I trabajo cualificado, se convirtió rápidamente en industria de


producción masiva como paradigma del trabajo no cualificado
Cescenario privilegiado de la cadena de montaje) y se está
transformando hoy en el reino de los robots.
I
ÍNDICE

I
I
I
16

I suelen abundar en la tesis de la descLI¡"lifi.cación; pero esto

I puede venir favorecido por carateristicas que

tendencia a concentrarse
les suelen ser
(pero no
comunes .. En concreto~ su

I siempre) en el estudio de ocupaciones industriales Y ya

consolidadas, por lo tanto en un estadio de evolución


I avanzado, y a fijarse más en los cambios en el contenido de

I la.s tareas y menos


estos estudios
en 1a composición

penetran con
ocupacional.

mayor profundidad
En

contrapartida,

I en las características reales de los procesos de trabajo y

están menos sujetos a la influencia de las etiquetas sociales


I (por ejemplo, las clasificaciones oficiales o negociadas de

no
I puestos de

necesariamente .causal es
y 1 as

(por
simples

ejemplo,
asociaciones

con el ni vel de

I escolarización de los trabajadores que ocupan esos puestos).

I Por otra parte, los estudios sobre datos agregados suelen

I favorecer más la tesis de que

una ligera elevación de las cualificaciones. Tienen


el balance global consiste en
la ventaja

I de referirse a la fuerza de trabajo en su conjunto o, al

menos, a sectores más amplios que los atendidos por los


I estudios de casos, así como de prestar mayor atención a los

I cambios en su composición.
en que analizan
La contrapartida

con menor
negativa

profundidad
suele

los
estribar aquí

I cambios en el contenido de los puesto. de trabaja, dando a

menudo por buenos indicadores extraidos de épocas pretéritas,


I y en que están más sujetos a los efectos de definiciones de

I los mismos socialmente

corresponden a la realidad.
establecidas que no necesariamente

I
ÍNDICE

_1
I
I
17

I ~-, '.

I estos
No obstante, hay dos

estudios. El primero
puntos de coincidencia en casi todos

es que se está produciendo una

I polarización de las cualificaciones, con un aumento de los

puestos de trabajo de alta cualificación, que siguen siendo


I una minoria, y el mantenimiento de una mayoria de empleos de

I baja

mayoría
cualificación

es creciente,
(aunque no existe acuerdo

decrecient.e o
sobre

estable) .
si esta

Estarían

I disminuyendo en proporción las cualificaciones intermedias,

sust.it.uyéndose la tradicional imagen uniformemente piramidal


I de la jerarquía de las cualificaciones por otra con una zona

I intermedia

embudo boca abajo. Est.a


notablement.e estrechada, más similar a

polarización vendría favorecida


la de un

tanto

I por la terciarización de la economía, pues los puestos de

trabajo del sector de servicios parecen presentar una mayor


I disparidad entre las cualificaciones Y un abanico más amplio

I de difer-encias salariales

neoclásica, sería un indicador de un abanico más amplio


(lo que, par-a la economía

de las

I cualificaciones>,· como por la introducción de las nuevas

tecnologías, que parecen operar en el mismo sentido.-


I
I punto de
El segundo punto

vista de
de acuerdo

los efectos de
es que, al menos

una tecnología
desde el

considerada

I como el elemento activo y rodeada por un horizonte pasivo, no

hay razón para lanzar las campanas al vuelo por una pronta
I
I • McMahon y Tschetter, 1986.
lO

I Bluestone y Harrison, 1986.

ÍNDICE
I
I
18

I tr¡hsformación de la generalidad ni de la miyoria de ios

I empleos en empleos altamente

1a moneda--· para
cualificados ni --la otra cara de

advertencias apocalípticas sobre las

I insuficiencias de la educación escolar y la formación en

relaciÓn con las necesidades de la producción. Sólo entre la

I 1 i terat.L,ra administrativa, y no siempre, se encuentran

I abundant.ement.e ejemplos de esto."

I Pero el fetichismo tecnológico es persistente, y hoy se

sostiene en torno a la expansión de las llamadas nuevas


I tecnologías (o alta tecnología), en particular las tecnologias

en especial~ la informática. Se
I de la

Clfirma,
información y,

con raz 6n,


muy

que u.na g,-an proporci. ón de los puestos de

I trabajo, sin duda la mayorl,a, se vCln a ver afectados de un

más tarde o más temprano, por la informática.


modo L' otro,
I Pero se deduce de ello, y esto es mucho más discutible, que

I los trabajadores necesitarán conocimientos de informática para

desenvolverse en los nuevos puest.os de trabajo o en los viejos

I puestos transformados.

I Las nuevas tecnologías, sobre todo la informática, están

I mostrando una velocidad

innovClciones tecnológicas del


de difusión muy superior

pClsCldo, a la vez que cClmbiCln


CI lCl de lCls
en

I si. mismas a un ritmo mucho más veloz. En ese sentido, es

cierto que la generalidad de las personas van a entrar en


I
I 11 Sobre todo en la de los organismos in.ternacionales
Iv.g. lC1 O.C.D.E.) Y los pClneles de expertos reunidos ad hoc
por las administrClciones públicCls le.g., Cyert y Mowery,

I 1987> •

ÍNDICE

I
I
I
19

I ,_.. '
contacto con ellas en su trabajo ~-y también, o máS, en su

I faceta

aumentará
de consumidores--. Pero

la complejidad de los
de ahí

puestos de
a afirmar que

trabajO,
ello

incluso

I que lo hará enormemente, hay un gran salto poco argumentado,

el salto que nos lleva de nuevo al supuesto no demostrado de


I que una tecnología más compleja significa también unas tareas

I más complejas. En definitiva, una reedición de lo mismo, pero

ahora bajo la bandera de la informática.

I
las características especificas de las nuevas
I Pero
tecnologias --las
si
que permiten separarlas de las anteriores

I bajo el epigl"afe

la mano-- pueden
de "nuevas" con algo más que el calendario en

apuntalar aprioristicamente los argumentos de

I algún bando, serán en todo caso los del que sostiene la tesis

de la descualificación. Efectivamente, si algo separa a las


I II v iejas ll de las I'nuevas" tecnologías es que aquéllas eran

I ricas

son
en energia,

altas en
pero pobres en

información Y bajas en
información, mientras éstas

energía. Todo sistema,

I incluidas la economía en su conjunto o la última de las

pequeHas empresas, puede considerarse como una combinación de


I energía e información. Ahora bien, estos dos elementos no

I juegan el

cualificación del trabajo.


mismo papel en lo que aquí

Pasó el tiempo en que los


nos preocupa,

negreros
la

I examinaban los músculos y los dientes de los seres humanos en

los mercados de esclavos o los campesinos buscaban mujeres


I rollizas que les asegurasen una prole numerosa y pudieran

I tirar de los bueyes. La información, Y no. la energía, es

de la cualificación del trabajo humano y, de


la

base fundamental

I
ÍNDICE

I
I
I
20

I manera general, del valor de 'la fuerza de tr-abajo. Las "viejas

I tecnologías sustituyeron y superaron al ser humano en la parte

'Ienergética'¡~ o manual~ de su trabajo; las nuevas amenazan con

I hacerlo en la parte "informática" o intelectual del mismo. Los

programas cada vez más complejos, los programas ':expertos" y


I los avances en la 11 i ntel i genci a arti f i ei al" son pasos

I sucesivos en este camino. Los ordenadores tienen todavía ante

ser capaces de responder


sí sólo dos grandes dificultades: no

I a imprevistos, lo que los incapacita para sustituir a los

seres humanos en muchas funciones altamente cualificadas, y no

I haberse acercado siquiera al nivel de las facultades de

(lo que los especialistas en informática


I percepción

~econocen
de éstos

al señalar como cuello de botella la entrada de la

I información Y se esfuerzan por resolver trabajando sobre

células fotosensibles, sensores, lectoras ópticas, etc.l, por


I lo que no pueden prescindir de ellos. Resulta fácil, sin

I embargo, sustituir a

sólo requieren
las personas

el manejo de una
por ordenadores

gama discreta y limitada


en tareas

que

I de variables a combinar para obtener soluciones

caso en el que se encuentran las


predeterminadas,
I cualificacianes medias~ que son también la mayoría de las

I cualificaciones.

I Más allá de las presunciones, contamos todavía con muy

pocos datos en torno a los efectos de la implantación de las


I nuevas tecnologías, por lo que resulta de todo punto

I imprescindible

de
ser muy prudentes en SU uso

e,-:trapol aci ones. En favor


y evitar cualquier

de sus efectos
tipo

I
ÍNDICE
I
I
21
I Tabla 1.2,
EXPECTATivAS DE EMPLEO: ALGUNAS OCUPACIONElh EE.UU •• 82""95

I Grupos
de
Empleos
en
Tasa re-
posición
ENpectativas de empleo

ocupaciones 1.982 anual Nuevos Repos. Total


I (miles) ( 1. ) (miles) (miles) (mi les)

I Analistas sistemas
F'rogramadores i nf.
1 ngen i e,-os electro
254
266
320
9
4
5 217
205
208
236
431
220
490
636
540
Conserjes y vigi l. 2.828 22 779 9.202 9.981
I Cajel"os
Dependientes COffi.
1.570
2.916
:3~5
31
744
685
8.331 9.075
13. 132 13.817
t._. _
I l.O'a ~ 1NIIP1 _ _ b..-n ." l •• pI""~i.l_ d.l •• L.a., 1M: de r.-.Jc:I6r1.
la -.dI .... h. proytteclon _ _ 1 nl ..... 1 .;. ... 1_.
en 1. eflUCKI6n de 1_ r~_ic:l'" a

I descualificadores tenemos la mayoría de los estudios de casos

--no tOdos--, a cuyas limitaciones ya hemos aludido antes. En


I favor de sus efectos favorables al aumento general de las

I cualificaciones

crecimiento de
suele

algunas
aducirse

profesiones muy
el espectacularmente

vinculadas
rápido

a ellas,

I como las de analista, ingenieros de sistemas, etc.~ pero se

suele olvidar que estas profesiones son sólo una parte muy
I reducida de la fuerza de trabajo, por lo que tal crecimiento

I no

nada
modifica sustancialmente

permite afirmar que


la composición global

vaya a mantenerse. Por consiguiente,


de ésta, y

I los nuevos empleos seguirán formando parte, fundamentalmente,

de otras ocupaciones de menor cualificaciÓn. La Tabla 1.2 12


I compara las previsiones sobre algunas ocupaciones brillantes y

I otras que no

Sureau óf Labor Statistics


lo son tanto con base en las

(Oficina de Estadisticas Laborales)


previsiones del

I de los Estados Unidos para ese país. Profesiones glamorosas

I
12 Levin y Rumberger, 1988, basándose en Silvestri,
I Lukasiewicz y Einstein, 1983, y Eck, 1984.

I
ÍNDICE
I
I
22
I como analist.'::', programador (ést.a no t.anto: véase Kraft, 1977,

I uno de los estudios que concluye inequivocamente en favor de

la descualificación) o ingeniero electrónico, crecen mucho en

I términos relativos, pero significan poco en términos

absolutos; en cambio, ot.ras que tienen que ver muy poco o nada
I con el conocimiento de la alta tecnologia, como conserjes,

I porteros y vigilantes de edificios, cajeros (en cajas

registradoras) y dependientes de comercio, no crecen tanto en

I términos relativos, per'o se llevan la palma en términos

absolutos. Siempre hay varias maneras de hacer hablar a las


I cifras, y siempre son de distinto valor para conocer la

I realidad.

I Las ocupaciones que en la Tabla 1.2 aparecen como ejemplo

de baja cualificación Y gran crecimiento absolut.o pueden


I ayudarnos a entender el problema de los efectos de la

I innovación tecnológica sobre

mismo. Prescindiremos de
la complejidad del trabajo y la

los vendedores, que


autonomía en el
I son un grupo demasiado heterogéneo, 13
para centrarnos en los

otros dos grupos. Los cajeros (generalmente cajeras) son


I trabajadores (trabajadoras) que están entrando ya en contacto

I con lo más sofisticado de las nuevas tecnologías: lectoras

ópticas que sustituyen a las viejas máquinas registradoras

I
I
..
Puede que alguien piense, ingenuamente,
vendedores tienen que conocer 10 que venden,
que los
luego si los
productos son cada vez más más complejos su trabajo también lo
será. No se puede negar esto de manera absoluta, pero mucho
I menos afirmarlo: quien lo dude, no tiene más que ir a un
supermercado de alimentación y preguntar a cualquier
dependiente, a propósito de un alimento preparado, cuál es la
I diferencia entre un conservante y un estabilizant~.

ÍNDICE
I
I
23

I (sumado~as)~ las cuales s0stituyeron a su vez a las CLlentas

I hechas con lápiz

y papel
y papel. Pues

hace falta,
bien: para

cuando
hacer las cuentas

menos~ saber sumar,


con lápiz

I multiplicar y, tal vez, hacer alguna otra operaci ón

matemática; para emplear la caja registradora, apenas hace


I fal ta leer; para utilizar una lectora óptica ni siquiera es

I preciso eso, porque

siguen sabiendo
ya lo hace

sumar~
ella.

leer~
Los

etc., y
cajeros (l

otras muchas
as

cajeras) ~

I cosas, probablemente muchas más que sus predecesores, pero ésa

es su cualificación personal, no la de su puesto de trabajo,


I no la que tienen que ejercer como trabajadores. Su mayor

I educación no ha

por efecto del


impedido la descualificación de

cambio tecnológico Iy organizativo: el


su puesto de

trabajo

I cajero del lápiz y el papel era, por lo general, el tendero o

el dependiente que se ocupaba de otras numerosas y variadas


I tareas; el de la registradora podía hacerlo, aunque raramente,

I de la

lectora
contabilidad, o al menos

sólo tiene que entregar dinero,


de cuadrar la caja; el
talones y resguardos
de 1 a

I de crédito al final de la jornada, porque lo demás ya lo hace

la máquina). Lo mismo podría decirse de conserjes, vigilantes,


I etc. : algunos, y pronto serán más, ya se sientan frente a las

I pantallas

mirar por
de circuitos internos

el cristal del chiscón,


de televisión

y accionan
en lugar

dispositivos
de

I electrónicos de apertura en 1 ugar de fallebas, pero nadie

espera que sepan construir, instalar, reparar o mantener esos


I dispositivos: lo único que han obtenido de ellos es que los

I clavaran en su asiento.

I
ÍNDICE
I
I
I Naturalmente, las ocupaciones que hemos comparado
24

son

I sólo algunas entre muchas. El valor del ejemplo se reduce a

mostra¡'"' la confusión a la que conduce limitarse a cantar el

I ascenso de las profesiones que requieren elevados

ninguna comparaci ón
I conocimientos

individual entre
tecnológicos,

grupos ocupacionales
pero

nos dará una imagen

I panorámica de la evolución del conjunto del empleo. Podemos,

I Tabla. 1.3
EXIGENCIAS EDUCATIVAS DE LOS EMPLEOS, EE. UU •• 1982-95

I Gr"L1pos de Empleos en 1.982 Nuevos, 82-95

ocupaciones Bajo Medio Alto Bajo Medi o Alto


I
F'rof esi ona,l es ~ técnicos 18 23 59 20 28 52

I Directivos, gerentes
Ventas
Oficinas
41
51
67
26
20
~~.
33
29
8
40
49
67
26
21
25
34
30
8
.<.'""'
I Oficios manuales
Obreros especializados
Trabajadores servicios
78
89
75
17
9
19
5
2
6
78
89
75
17
9
20
5
~
"'-
5
Peones no agrícolas 83 14 84 14 4
I Trabajadores agricolas 82 11
'-'
7 84 10 6

Todas las ocupaciones 64 19 17 60 22 lB

I Sumando empleos reposición 69 19 12

I
El ni.,.} .ctucaU_ "eAda vrup~ pt"04_1on.l _ al au- e-f.c;Uv~t. t:"",h".u. a'''''',", IM'\ .1 C~ de l.'leO. "eejo"
......lv.l . . . 1. 'iR" w:;bQql. _ IMctr ... l • . ,... .u:. ClbUo.tlrta. ".-dio" .. uno .. v_ al". • unt _ _ ldad. o _ una carr....

no obstante, recurrir a datos más comprensivos. La Tabla I.3,


I que se apoya de nuevo en el detallado trabajo del B.L.S.,

I ofrece un

presentarán
cálculo de

los distintos
las exigencias

grandes
educativas que se

grupos de empleos
prevé

que

I componen el arco ocupacional.'< Lo que interesa no es su valor

en términos absolutos, ya que no reflejan las exigencias


I
I 14 Levin y Rumberger~ 1988, p. 13_

I ÍNDICE
,1
~~-------------------------------------------------------------------------------

,.....

;1,-
25
11
~
efectivas de los empl eos si nc!. los ni vel es de edL\caci ó'h- de

il
l:::
quienes los ocupan en 1.980, sino su escaso cambio

escas6 aumento de las cualificaciones


en términos

relativos, es dec i r-, el

I que derivará, rebus sic stantibus, de los cambios en la

composición global de los puestos de trabajo.


I
Las Tablas I.4 y 1.5 Tabla 1.4
OCUPACIONES DE MAYOR
(Zapatero, 1989) , basadas CRECIMIENTO RELATIVO
(EE.UU., 1986-2000)
I igualmente en el trabajo del
D""..lI!
. .KiliSl)ftD"- _ _ _ _ _ _ _ _ ..lUI.. ]U¡

.... ••••••••••••
..

B.L.S., ofrecen información .... _.1 JurtdlCCt _ t l h , 10:5.7

I más reciente, siempre para


~11'.r
Tr ___ . . .-diclna
.-..tU.-_ t ...ap.ut_
Tknt _ _ t.nt.t __ tc
__ l.tanela .anil.-'. & Oo.lclllD
ar~ .. ..",...... •••••••••
87.'
al ••
oo ••

........".7 •••••••••••••••
Pod61 . . . .
~11.t. . ~ .1.t. . ..

I los Estados Unidos, sobre las Entr......t.adar'_ ... ~1" 71.2


"'017"....... _
~j.l1.t •• y t.c •• radlDlugt.

....54.' ••••••
Hial~l.t.. -.ntal . .
ocupaciones de mayor Ayudarlt. . denti Ilta.
ln......t.19...... de ~.c •• '1 .'ata.
07••
T.....-ut _ _ "",.u:tcnal_ O••

I crecimiento previsto en el
apr....... wqulp. t/lec:trOn... tnf.
AUlMInt&Ckll""_ d.tOfi y COIIIpDIIlcUn
OptOMt.rS at. .
~ Eh P'arCll!"lh.j. de r:.rllCl.i""to MIbra
OO••
oo••
•'.2
al
Oo,
••••••
vo.~.,. la
período 1.986-2.000. La ocupw:t.6n al '"Icto _1 '"""todo.

I
~ 1[, Pcrc.ntaj. ~ el tot.l de ~ .-plt1Ot1
lW'.-rltJtOll ~ • •1 ptr'odQ.

primera recoge las veinte de

I mayor

rápidamente;
crecimiento

la
relativo,

segunda, las
o

veinte
sea las

de mayor
que crecen

crecimiento
más

I absoluto, o sea las que crean mayor n(¡mero de empleos (ambas

se refieren a un 11 escenar iD moder ado 11 !'I es decir, se basan en


I proyecciones de crecimiento de la economía de valores

I intermedios) • Como en el

profesiones de mayor crecimiento relativo son en


caso de proyecciones anteriores, las

su mayoría de

I elevada cualificación, mientras las de mayor crecimiento

absoluto son mayoritariamente de ~ualificación escasa.


I
I . Por otra

educativo que se
parte, las

requerirá de la
previsiones

fuerza de trabajo en
en cuanto al nivel

el año

I
ÍNDICE
26
I 2.000 (viejos" y
,
nuevos
Tabla 1. 5
puestos de trabajo) indican
OCUPACIONES DE MAYOR
periodos
CRECIMIENTO ABSOLUTO
también, como para (EE.UU. 1986-2000)
I anteriores, un leve aLimento AElFtsignn
~_ .1 ,..__.or
l...JI
3:$.B
U
S.6
del nivel .de exigencia. La c--.r.. 44.2 3.'

I tnf......,.. •• diplCMMd•• 43,6 2.'


~J_ y U..,iadarr. . , tnel. _v. doIl. 22.' 2 ••
'OtrKt1voa 24.4 2.7
Tabla 1.6 presenta las C-i
CaJ _ _~Io
..... _ 26,' 2.7

t...
%S.8 2.S

_-
Oflc:lnlat.. ,... 2.2
T,._IlJadar"_ ..t_l. c-lü. r_ld.. 2.1

I previsiones

en la
sobre

composición global
el cambio

de
~tl'~.. ~'t.l

.
hc:ret.rl ••
Yi"l.n~" .dlflcloa
Cantllbl . . y . . .1 lor_
....
'~.l
".3 l.'
30..
".9 l.'
2.0
2.0
l ••

Tr". pr.,.... .c,'" ...U..,totl "'.2 1.S


Q,ddttdc:r_ .....__ , .
".. 1.3
'.4
I la fuerza de trabajo, por
RK.,clantat .. '1 ,""".an.1 Infor..:''"
IIIrwIU.t.. . . .i n -
COcA..,.,._ Ikt r_t __ ..,t._
Enf.,. ___ tttu.lad... y coll1Ol .....
'
41.4
n.,
46.2
».3
1.2
1. t
1.1

grandes grupos ocupacionales


I acumulados para tres niveles de educaciÓn formal.

I Ahora bien, si las cualificacione", reqLleridas para ocupar

I los puestos de trabajo disminuyen, no aumentan o, simplemente,

lo hacen con moderación, ¿quiere ello decir que podemos


I descansar tranqLlilos? No, pues, en realidad, lo que esta

I evolL.ci ón

problema
sugiere

imprevisto
es

y el
Tabla 1.6
I redimensionamiento de otro. GRANDES GRUPOS OCUPACIONALES
SEGUN NIVEL DE EDUCACION
(EE.UU., 1986-2000)
I El problema imprevisto ir. . . IP"'WK!! pg¡p''''''aJ"
DinlCt.l_
l.'lII6.
•••
••• O••••• --
tO~2

....... 27.'. .
lno-d __ • ,...at.ctoa• ....,.-.J.

I es lo que

'Isobrecualificación",
podriamos llamar Ct~tlft~ y e.puclalt.ta. tnfar.lttca
Pr"'__••,bllot.urt_.la. . .M1Yd
Di .......... y ~aMo
.,.... ..,-of_""'¡'_
.....
_
'.7
••• •L'••
•••
tot.A1 Pr 1 _ Iín.,o

I II so br-eeducac:i6n" o, mejor, "'. '


w
........ y ....... de ..,ayo oflclftflW;
~"""Yt:.lllPaUC:-
Tr--.,____. lnd ... ~. y _trK. ...••••••••• •••••••••
ll.3
17••
12..
... 7
o. •
rwect., ....
fIK.6rIl-=- Y Ucnil:_ ...t.rI .... -.to

I
desaprovechamiento, Pr~ltn y ..,uJa de
'tobl . . . . . ~ .... ....
infrautilización o subempleo Tr...,............
Tr-..."..tr_ de 1_ ..-vicia.
lcultw'. y ,...:.
15.1
••• 2.'•
t:1.2
l~ ___. . ., apw-ador_ MqUJl\M"la

T,....,~ .......l_ ••• o.


2.' •••
I de las cu~lificaciones o, si 'r-...J .......
'-'-e y . . .
tr"~te ~ y~.
.,1_ ••• •o..••
•••
:J4.0 32.1'
se prefiere, de los reCL.rsos

I
ÍNDICE

I
:1

27
. " ¡ ",.,-
humanos existentes. ,La cualificación de los pue~tos de tr~bajo

crece, en el mejor de los casos~ moderadamente, pero la de los

trabajadores lo hace a un ritmo acelerado por efecto del

1 crecimiento incesante del sistema educativo (horizontal y

verticalmente: aumento de la cobertura y prolongaciÓn de los


1 estLldi os) basado, más que en el tirÓn de las necesidades del

1 empleo, en el de otros cometidos atribuidos a aquél, tales

como el acceso a la cultur., la dem.nd. de igu.ld.d de

oportunidades o el p.pel de los diplomas escol.res en l.

competencia en el mercado de tr.bajo. Pero este desf.se, de


1 signo inverso al previsto, entre la cualificaciÓn de la fuerza

1 de tr.bajo y

lenta m.rch. de
la de los empleos disponibles no se

la tecnologi. sobrep.s.d. por la escuela, sino


debe a una

1 a una m.nera de utilizar esa tecnologl. o, más en gener.l, a

un. m.ner. de organiz.r los puestos de trabajo. Sobre esto


1 volveremos en el .partado siguiente.

1
El problema que resulta redimension.do es el del "ajuste"

1 o la "correspondenci." entre las cu.lificaciones creadas y

acreditadas por el sistema educ.tivo y las efectivamente


1 requeridas por el sistema productivo. El anál i si s de 1a

1 correspondencia entre educación y empleo en términos de

"n iveles ll
, sean de educ.ción de los individuos o de

1 complejidad de los puestos de trabajo, oculta el problema de

que pueden al c.nz .rse ni vel es .decuado!;'. en especi al idades


.1 inadecuadas. Sin embargo,

,.
este problema no puede pl.ntearse

como si ,fuera un. obl i gaci ón del si stema educati vo ofrecer

mano de obra cu.lificada en las cantidades e>:.ctamente


I
ÍNDICE

1
28
'7'. f
requeridas por el empleo. Primero, porque no contamos con

instrumentos para prever esos requerimientos, y menos con los

largos plazos impuestos por el desfase entre el término de la

I escolarización --la formación inicial-- y la incorporación y

·el transcurso de la vida activa de la~ personas. Segundo,


I porque, aunque poseyéramos ~.l capacidad de prever, tampoco

I contamos

profesion~l
ni ~eseamos

forzosa,
contar con un sistema de

único que verdaderamente lIaseguraríall que


orientación

I la persona adecuada fuera siempre a parar al lugar adecuado;

ni tampoco los individuos tienen ideas tan inamovibles sobre


I su futuro ni están dispuestos a predeterminarlo de manera

I defi nf'ti va. Tercero, porque el sistema educativo no puede

siquiera pensar en una diversificación de si mismo similar ni

parecida a la del sistema productivo, a no ser que aspirara a

convertirse en una dispendiosa réplica de éste.


I
I Por consiguiente, si pretendemos algo más que construir

un complejo e inútil juego de mecano, el problema del "ajustell

I entre sistema educativo y sistema productivo sólo puede

plantearse en un doble terreno: por un lado, como problema de

la adecuación entre el contenido general de la enseñanza y la

I evolución general de los procesos productivos, al margen de la

especialización de aquélla y la especificación de éstos; por

I otro, como problema de la transición de la enseñanza general

al empleo a través de una especialización que puede comenzar y


I comienza en el sistema educativo mismo nas llamadas

I enseñanzas profesionales o las

son,
universitarias, que también

aunque sean --unas y otras-- más que eso) pero sólo puede
lo

I
ÍNDICE

I
29
¡
'- • terminar sobre el terreno, en el~~ropio pu~sto de trabajo •

:1 Sobre este problema volveremos en los capitulas cuarto y

quinto de este trabajo.

1
1
1
1
I
I
I
I
1
1
I
1
I
I
I
I J
ÍNDICE
:1
'-
30

:1
1.2. Los cambios orqanizativos

'1
I
El crecimiento económico del mundo industrializado en los

periodos de entreguerras Y de la segunda postguerra estuvo


1 centrado en un modelo de organización de la producción basado

I en la fabricación de grandes series, para la cual


especifico y una mano
se empleaban

de obra poco
una maquinaria de tipo

I cualificada, sometida a un sistema de dirección vertical. La

producción de grandes series se basaba en la disposición del


I público a consumir productos estandarizados, o en una

I orientación general del


a productos
consumo más volcada en

nuevos que sobre la


la cantidad y

calidad o la
en el acceso

I invidualización de los mismos. Por otra parte, requeria de

mercados de insumas y productos --es decir, de los factores de


I la producción y para los bienes producidos-- altamente

I estables, pues sólo asi podrían realizarse grandes

difícilmente utilizables
inversiones

en una maquinaria y un instrumental

I para otros fines, salvo con grandes costes de reconversion. En

cuanto al "factor trabajo", se cambió el acceso a niveles


I
1- elevados de consumo Y la estabilidad en el empleo por el

I sometimiento a la autOridad de la dirección y la

procesos y tareas escasamente gratificantes.


aceptación de
Su cualificación

I podía ser escasa porque la incorporación de las tareas

necesitadas de mayor precisión a la maquinaria y el monopolio


I de las decisiones por la dirección lo relevaban de la

I
I
ÍNDICE

I
31
:1'- necesidad de una capacia'd técnica i~levada o de ha~e~' frente a'

I imprevistos."

I Tal opción no era simplemente económica o técnica --en

aras de una mayor eficacia o productividad--, sino también


I --y, a veces, prioritariamente-- social Y poi itica. La

I cuestión

resultaría
no es

harto
si realmente

discutible,
era

pues
más

basta
productiva,

con que
lo

así
que

lo

I creyeran los empleadores y no hay razón para pensar que no lo

hicieran. Pero la historia de la reorganización del trabajo en


I los siglos XIX y XX no deja duda respecto a la pugna constante

I de

forma
los empresarios

de control
por arrancar a

sobre el
los trabajadores cualquier

proceso de trabajo. ,. La

I descualificación de los puestos de trabajo era una condición,

aunque no suficiente, si necesaria para conseguirlo, pues s610


I así se podía romper desde la fortaleza estratégica de los

I trabajadores

productiva
cualificados en

hasta su solidaridad
el entramado

y su
de la organización

orgullo colectivo y

I personal.

I Este modelo configuró un acuerdo social estructurado en

I torno a la vinculación de los salarios a la

trabajadores se plegaban a los cambios


productividad. Los

necesarios para el

I aumento de 1 a prodLlcti vi dad, si empre a la manera concebi da por

la empresa (que significaba para ellos una pérdida de


I
I 15
Wright (1983), Coriat (1982).

I ü Marglin 119731, Montgomery 119851.

ÍNDICE

I
32
I autonomía y de sobre el proceso de trabajo, ¡
y a
~c~

I menudo una descualificación

salarios más
sustantiva),

altos que les


y recibían

permitían acceder a
en

contrapartida

I un nivel de consumo mayor y una cierta seguridad en sus

condiciones de vida (estabilidad en el empleo, normas formales


I de antigüedad y promoción, beneficios no monetarios,

protección frente al desemp 1 ea) . Este acuerdo social se

apoyaba en tres pies: organización taylorista de la

I producción, negociación colectiva y concertación social (y paz

1 abar al ), prestaciones sociales (por las empresas y/o por el


I estado protector).

I En el terreno de la producción, esto se tradujo en una

I degradación de las cualificaciones en sus dos vertientes:

cualificación en sentido estricto, aptitudinal, o el conjunto


I de capacidades y destrezas ejercidas en el puesto de trabajo,

I de un 1 ado,

control sobre el
y, del otro,

proceso, lo que
la autonomía en

representa o
el pLlesto y

es el reverso
el

I del aspecto actitudinal de la cualificación." Lo primero --las

capacidades, las habilidades, las destrezas, los


I conocimientos, la información-- resultaba innecesario en el

I trabajador desde el momento en que ya estaba incorporado

funcionamiento regular de la maquinaria, en la organización


en el

I secuencial de la producción o en las instrucciones detalladas

y omnicomprensivas de la dirección. Lo segundo --la


I posibilidad de decidir autónomamente, desde el punto de vista

I
I " Braverman (1974), Freyssenet (1977).

ÍNDICE
33
:1 del puesto e de t .... abajo', o la capacida'd' 'de hace .... lé" desdo§ el

punto de vista del t .... abajado .... -- .... esultaba ir .... elevante, desde

el momento en que toda la capacidad de decisión e .... a eje .... cida

I por la dirección de manera di recta --·a través de la

organización del trabajo y la configuración técnica de la


I secuencia productiva-- o indi .... ecta --a través de las rutinas

establecidas, las instrLlcciones ,a,.,d,,-_.!h.c0""=-c y la sLlpervisión

estrecha--; o, más aún, indeseable, una simple fuente de

I interferencias en los planes concebidos desde arriba.

1 Pero en la segunda mitad de los sesenta y la primera de

I los setenta
"externa" en
se rompieron las

que se basaba tal acuerdo. Por


condiciones de estabilidad

un lado, en forma

I de inestabilidad en los costes de los factores de producción:

grandes variaciones a largo plazo e inestabilidad a corto de


1 los costes de las materias primas y elevación de los salarios

I y pérdidas

combativo y a
en la

una mayor
producción debidos

capacidad de
a

los
un sindicalismo

trabajadores para
más

I movilizarse al margen de sus organizaciones tradicionales. Por

otro, en forma de i nestabi 1 i dad de los mercados de prodL\ctos,


I debida tanto a los cambios en la coyuntura económica como a la

I mayor

cubierto
volubilidad de

sus necesidades
los gustos

elementales
de un

y
público que

a la
ya habla

consiguiente

I demanda de unos articulos de consumo más individualizados. En

el orden interno, la gran producción en serie se enfrentaba


I también a obstáculos técnicos y sociales: las primeros,

I derivados

coordinar
de los costes crecientes debidos a

grandes plantillas dedicadas a procesos


la dificulta~

en los que
de

I
ÍNDICE
:1
34

un peq~eño fallo técnico en un mC;;mEk~to local dado de una larga

I secuencia productiva o un conflicto con

traste con
un reducido

la eficacia
grupo de

de la
trabajadores podían dar al

I organización en su conjunto; los segundos, consecuencia de la

creciente desafección de los trabajadores frente a unos


I puestos y unos procesos de trabajo que dificilmente podian

1 considerar como un lugar o una actividad personalmente

gratificantes, lo que se traducia en problemas como los fallos

1 de calidad, el absentismo, las elevadas tasas de rotación, el

alcoholismo, los accidentes, los pequeños sabotajes y los


1 conflictos en torno a la calidad de las condiciones de

I trabajo.

I Esto dio lugar a un conjunto de cambios, todavía en

proceso tentativo, que apuntarían hacia un modelo distinto de


1 organización del trabajo. Los mercados masivos, homogéneos,

I estables y ampliamente previsibles sustituidos

inciertos
por

demandaban
otros

Llna
menores!! diversos, cambiantes e

I organización productiva más capaz de responder ágilmente al

cambio. En tales circunstancias, la maquinaria y el


I instrumental debían ser susceptibles de usos distintos, no

I hipotecados en función de un

de tipo
tipo preciso

uni versal.
de producción:

Fara elaborar
en

suma, una maquinaria

I productos diferentes, haciendo usos distintos de una

maquinaria poli facéti ca y respondiendo aceleradamente al


I cambio, ya no se necesitaba una mano de obra no cualificada, o

I estrechamente

cualificada,polivalente
especializada,

y con
pero

capaciedad
disciplinad""

de respuesta
sino

I
ÍNDICE

I
35
;""

nuevas. Los de direcciÓ'n verti c'al', de

,1 arriba a abajo, en los que todas las decisiones de cierta

relevancia dependian de la estructura jerárquica, viables

I cuando la producción podia ser planificada a muy largo plazo y

los procedimientos y el ritmo de trabajo incorporados a la


I maquinaria, tenian que ser sustituidos por sistemas de

I decisión más ágiles

necesitados por consiguiente


y rápidos por

de una fuerza
más descentralizados,

de trabajo con más

I iniciativa y que hubiera interiorizado los objetivos de la

empresa.
I
en la
I De este modo,

producción de grandes series,


el sistema taylorista,

maquinaria especifica, una


basado

mano

I de obra no cualificada y la concentración de las decisiones en

la cúpula, abrió paso a un sistema de especialización flexible


I basado en la producción de pequeRas series o de unidades a

I pedi do,
altamente
maquinaria

cualificada
de uso

y la
universal,

descentralización de
una mano

la
de

toma de
obra

I deci si ones. 10 Causa y resul tado de este proceso fueron tambi én

otros procesos paralelos, como el cambio de énfasis de la


I producción hacia la comercialización Ide producir para vender

I a vender para producir), la descentralización productiva (la

I .0 Esta i nterpretaci ón es 1 a sosteni da por Pi ore y Sabel


(1984) y otros autores: la necesidad de flexibilidad traerla
consigo el retorno del "factor humano" a la producción, una
especie de proceso de producción capitalista "con rostro
humano". Es posible e inclLlso probable, pero tampoco cabe
I descartar . que el capi tal enCLlentre otras respuestas a' 1 a
necesidad de flexibilidad que 10 hagan menos dependiente del
trabajo, y no cabe duda de que las busca a través de la

I robótica, el CAD-CAM, la inteligencia artificial, etc.

ÍNDICE

I
36

presc[ndencia de los' procesos 'auxilia~es por ¡'as granpes

1 empresas,

aumento de
delegándolos

las pequeñas
a contratas,

y
con

medi an¿;lS
el consiguiente

empresas) , la

'1 f 1 e}:i b i 1 izad ón (o precarización) del mercado de trabajo y de

los empleos individualmente considerados y el desplazamiento


1 de las políticas económicas de la incidencia sobre la demanda

I a la incidencia sobre la oferta (la

su variante fuerte en la "reaganomia"1


supply-side economics, con

con el consi gLIi ente

1 desmantelamiento parcial del estado protector.

1 Los obstáculos "sociales" provocaron también una gama de

I respuestas

trabajadores
relativamente

y sus
convergentes. En

organizaciones se movilizaron
muchos casos,

en favor de
los

1 nuevas formaS de organización del trabajo que supusieran un

enriquecimiento de sus tareas!, un reconocimiento y una


I aplicación mejores de sus cualificaciones y un cierto

I restablecimiento

responsabilidad sobre
de su

su proceso
autonomía,

de trabajo.
su control

En otros,
y su

los

I mismos empl eadores se anticiparon a estas demandas o

simplemente adoptaron una política tendente a lograr una mayor


I satisfacción y una mayor identificación del trabajador con SL!

I trabajo

formas
y con

de
la empresa, como medio

resistencia larvada y de
de evitar las distintas

prevenir conflictos en

I torno a la organización del trabajo. En no pocos casos,

además, tal reorganización del trabajo fue empleada como un


I arma contra los sindicatos, bien ofreciéndola a cambio de la

I no sindic.aclón, bien

conjunto, el resultado fue


tratando de quebrarla a

lo que genéricamente se ha dado


su través. En

en

I
ÍNDICE

I
.1
:1
37
:1
1 en los puestos de trabajo, enriquecimiento

circulos
de

de calidad, etc. ,
estaciones o equipos autónomos,
I etc. l.

I Así, tanto la dinámica económica como la dinámica social

1 favorecieron
implicaba
un nuevo tipo de organización
Ltna mayor necesidad y un mayor reconocimiento de las
del trabajo que

I cualificaciones en SLtS dos vertientes: aptitudinales

(capacidades,
1 facultad de juzgar en situaciones imprevistas y resolver

I problemas,
propio trabajo
etc. ) y actitudinales

en lugar
(responsabilización por

de supervisión ajena, capacidad de


el

I trabajar en equipo, iniciativa, identificación con los fines

de la empresal.
1
I y donde quiera que hoy podemos comparar esos dos grandes
"nLlevas formas de
modelos, la tradición taylorísta y las

I organización del trabajo", encontramos que la balanza de la

productividad se inclina en favor de estas últimas, al menos


I en un periodo marcado por la incertidumbre económica. Si

I
" Algunos autores tildan estas formas de "neotaylorismo".
I Aunque no tiene mucho sentido empeRarse en ver otra versión de
10 mismo en el resultad~ de 10 que, a menudo, son cambios
profundos en el proceso de trabajo, diametralmente opuestos al
planteamiento de Taylor, no por ello debe ignorarse, sin
I embargo, que 1 a final i dad si gue si endo e)·~traer el má:{ i mo valor
de uso de la fuerza de trabajo y que no es infrecuente que
experi mentos con nLlevas formas ele organi zaci ón sean.
I simplemente fases transitorias, que nacen cuando la dirección
de la empresa no está en condiciones de organizar los procesos
prescindiendo del saber y la voluntad de los trabajadadores Y
I mLleren cuando 11 ega a estarlo.

ÍNDICE
¡I
1..,. . . .

11'.-
38
.,
c:omptlrtlmos los modelos n¡;'c i ona 1 es ' de organizac:i ón; la

:1 flexibilidtld viene representada frente a la rigidez por Jtlpón

(c:on su tradición de paternalismo empresarial, prioridád del

merctldo interno de trabajo, identific:ación del trabajador c:on

la empresa y trtlbajo en equipo) frente ti Europa y los Esttldos


I Unidos~ y por la Repúblic:a Federal de Alemania (con SLI

I tradición de tlprendizaje

interna desde los puestos de base a los de


en la empresa, pautas de promoción

mandos intermedios,

I menor jerarquización organizativa y autonomía de los equipos

de trabajol frente al resto de Occidente.~ Si comparamos zonas


I económicas con desempeños alternativos, que han florecido en

I medio de la crisis económictl internacional o se han

ell a, las primeras encarnan siempre el modelo flexible frente


hundido en

I a las segundas que encarnan el modelo tradic:ional, c:omo lo

hace el Cinturón del Sol frente a la zona industrial de los


I Grandes Lagos en los Estados Unidos, 11 Prato frente al norte

I i ndustri al

viejas
i tal i ano,

zonas de las
el sur

industrias
de Gran

de
Bretaña

c:himeneas. a
frente

Si lo
a las

que

I c:ontrastamos son sectores de la producción, la fle>:ibil idad

está asociada a la prosperidad ininterrumpida en la figura de


I las empresas productoras de máquinas-herramienta, aceros

I especiales, química de especialidad, etc., mientras

lo está a los graves problemas estructurales


la rigidez

de las industrias

I productoras de bienes de consumo de masas o a la crisis de

I 20 Ol.\chy (19821, Dore (19891.

I (1987) •
21 De Gaudemar (1986) , Maurice, Sellier y Silvestre

I a Trigilla (19891, Carnoy y Castells (19861.

ÍNDICE
'._-

39
:1 como la ¿iderometalurgia, la o
-
la

construcción naval. n Si nos concentramos en la comparación

empresa a empresa, casi todos los análisis de las empresas

altamente prósperas, llámeseles "empresas Z", "empresas de


I
tercer tipo", "empresas el·:celentes" o como se prefiera, nos
,1 hablan sistemáticamente de la flexibilidad y la integración de

los trabajadores en la organización como elementos

di sti nti vos. 2' Análogamente, si comparamos las empresas

,~

I
1 gestionadas por los trabajadores, o en las que éstos

participan en formas de cogestión, a la que suele acompaRar


1 una cierta reorganización del trabajo en el sentido apuntado,Z

I con el resto,

decisión es
o sea con

monopolio de
aquellas en las que

la dirección,
la capacidad de

observamos que una

1 característica de las primeras es también, a menudo,ti su mayor

productividad.~ Finalmente, si ponemos la atención en los


1 efectos de pequeRas reorganizaciones del trabajo, en dirección

1
1 D

...
Piare y Sabel (1984) .

Ouchy (1982), Archier y Seryeux (1985).

I =Pero el aumento de la productividad puede debers.


también, simplemente, al compromiso, o a un esfuerzo especial
en respuesta a una situación de crisis que a menudo está en el
1 origen de los e}:periment·os autogestionarios; o bien puede
haber cambios en la gestión sin una
trabajo.
reorganización del

:1-I ~ Aunque no siempre, pues el poder de los trabajadores


puede también llevar a éstos a autofagocitarse, si no están
dispuestos a aceptar la "autoe>:plotación" necesaria para
1 lograr una cierta acumulación que les permita seguir siendo
competi ti vos en el mercado. Por otra pilrte, estas empresas
pueden ser víctimas de. la hostilidad de las que las rodean,
I particularmente por tener dificil aCCeso a la financiación.
~ Svejnar y Jones (1982), Thomas y Logan (1982), Bradley

I y Gelb (1985).

ÍNDICE

I
".~ ...

~I
'0_.

40
I a una pr-oceso y una autonbmia y una

I participación de los trabajadores mayores, dentro de

mismo productD~ también


una misma

aparece
empresa y un

I sistemáticamente una elevación de la productividad.~

I Aunque cualquier relación entre la organización y la

I productividad del trabajo resulta

de las
dificil

grandes
de establecer de

diferencias o
manera precisa, más allá

I .
correspon d enClas,
.. evidente que son las opciones

organizativas, parte de las cuales es la elecciÓn entre las


I tecnologias disponibles, y no ning~n determinismo económico

I (la simple búsqueda ¡Iracional"

máximo beneficio) ni tecnológico (los dictados de


de la máxima eficaci.a o

la evolución
el

I cientifica y técnica o el má>:imo apl~ovechamiento de lB.

tecnologia accesible), las que tienen un peso decisivo sobre


I la cualificación del puesto de trabajo y la autonomia del

I trabajador en el mismo.~

I Este cambio de acento de la tecnologia a la organización

tiene importantes consecuencias para la consideración y la


I adopción de 1 B.s politicas industrial, de empleo y de

I formación. En particular,

tienen por
los poderes

qué permanecer
p~blicos

neutrales
y los agentes

ante las
sociales no

I diferentes opciones organizativas, ya que éstas afectan a la

I ~ Coriat (1982), Levin (1984), Upjohn lnstitute (1973).

I .. CEREO (1978).

987), F' i or e
~ Levin y Rumberger (1988), Homs et al. (1 y

I Sabel (1984).

ÍNDICE
'1
41
:1 productividad de las empresas _¿y,. por c6nsiguie~te~ a la

1 economía general-- y a

favorecer a
las condiciones de trabajo~

través de distintos
Pueden~

instrumentos
por

el contrario,

,1 --las subvenciones al empleo, la política de crédi to, la

politica fiscal, la concertación global o los convenios


1 colectivos-- la adopción de los modelos organizativos cuyos

1 efectos se consideren más

o mejor
favorables en términos económicos y

puesto que resultaría más que


sociales.

1 discutible la conveniencia y la posibilidad de que el estado

se convirtiera en árbitro de decisiones tan compl-ejas,


I casuisticas e inciertas como la forma de organizar tal o cual

I proceso

innovación
productivo,

tecnológica
favorecer

u organizativa
la exigencia

de cierta
de que

relevancia
toda

I fuera negociada por la empresa con los trabajadores afectados.

1 Por otra parte, las politicas de educación y formación no

1 pueden

del
seguir considerándose por

sistema educativo y 1 as redes


más tiempo

de
como respuestas

capacitación a las

.1 necesidades del sistema productivo, como si tales necesidades

sL\rgi~ran en éste e5pontánEamente~ o como efecto inevitable


I del cambio tecnológico, o fueran competencIa exclusiva de los

I empleadores; deben plantearse, por el contrario, como

estrategias con consecuencias en el campo de la producción, es

decir, como opciones formativas vinculadas a opciones sobre el

empleo y la organización del trabajo, que derivan de éstas y


I son, a la vez, uno de los instrumentos de su materialización.

I
I
ÍNDICE

I
42
:1
1
.-

Otra gran dimensión del cambio inducido por la c.risis

•I económica ha sido

de

de
los empresarios) o

los trabajadores)
la flexibilización

precarización (desde

del mercado de
(desde el punto de

el punto de vista

trabajo. L¿,s
vista

grandes

•1
empresas, que antes tendian a concentrar bajo una organización

única todos los procesos y funciones confluyentes en la

fabricación de un producto o la prestación de un servicio~

tienden hoy a conservar sólo los procesos y fL,nciones

I esenciales y deshacerse

cubiert.os dentro de la empresa


del resto. Comet.idos que

son ahora encomendados


antes e,"an

a otras

I empresas subcorltratistas o a trabajadores autónomos, de manera

que se pueda mant.ener una plantilla estable menor y se puedan


I desviar los ,"iesgos debidos a las fluctuaciones del mercado

I hacia la periferia.

traduce en un aument.o relativo


Este proceso de

del número de
descentralización

peque~as
se

emp~esas

I y de trabajadores autónomos.

•I otros
El aumento tanto de

factores,
unas como de ot.ros obedece también

concretamente al tecnológico,
a

las

políticas de empleo, el peso de las cargas sociales, las

I respuestas de los individuos frente al desempleo masivo y un

:.
i '--
cierto rechazo del trabajo asalariado. El

permite que procesos productivos que antes necesitaban


avance tecnológico

mano de

obra abundante puedan ahora ser llevados a cabo por


i'
1- trabajadores autónomos o peque~as empresas con el instrumental

I
ÍNDICE
l'I
,-._-

,
'-

'. ,~- ;
adecuado. Las politidas de empleo'favorecen 1a
43

'creac i Ón:.... 'de

•,. nuevas

inversión
empresas y

requerida

trabajo fr"ente a
el trabajo

por

los creados
la
autónomo~

creación

en las
de
tanto

estos

grandEs empresas
por la

puestos
menor

cuanto
de

por la ostensible incapacidad o falta de disposición de éstas


I para la generación masiva de empleo~ Las cargas sociales~ con

•I independencia de su

gastos sociales comprometidos

importante de los costes


suficiencia o insuficiencia de cara a

o necesarios, suponen una

de las empresas, lo que empuja a


los

parte

un

•I sector

condiciones

eludirlas
de éstas,

de

mediante
especialmente

mantenerse

el paso
en

a
las

un
que

contexto

la economía
están en

competitivo,

sumergida, que
peol"es

menudo conlleva su fragmentación. La escasa oferta de empleos


I asalariados en relación con la población desocupada y con el

aumento de la población activa empuja al trabajo autónomo a


I individuos qLle, de otro modo, no habrían optado por él,

I especialmente jóvenes. Finalmente, un sector relevante de la

población activa ya no considera el trabajo asalariado como la

I única: posible de ganarse vida~ ni está

•I inequívocamente dispuesta

rutinarios

prefiere no
a cambio

someter'se
de
a aceptar

estabilidad

a una
trabajos subordinados

autoridad
consumo,

ajena
sino

y busca.r
y

que

recompensas económicas mayores, aunque sean más inciertas;

I prefiere, en suma, trabajar por cuenta propia.

!, No obstante, no hay razones suficientes para considerar

I esta proliferación de pequeRas empresas como una inversión del

signo de la evolución económica, es decir, como la seRal de

I
ÍNDICE
44
· . . Tabla 1.,7 ...
PART 1 C.lPAC 1 orLllE;.l". TR8.;'A.;J,o POR., (:J),E;:NIfLI?BO,P tA,
~N.,..g,l".,. ,¡;.t1F'L¡;r;L.J'OJ:fn.. (SOLD VARONE;,~

I Sector

Todos los sectores 10.6 12.4 11.3 10.0 13.6 12.2


en creci mi ento 18.1 7.7 11. 6 19.4 11. O 18.5 14.1\
intermedias 14.5 10.9 12.5 9.9 10. 1 12.8 11. 8
en dec1 i ve 14.1 11. 1 14. :;. 8. 1 6.9 6.8 10.2
I Agricultura 85.4 59.3 76.8 65.9 63.8 52.1 67.2

I Industri a
en crecimiento
9.4
5.7
7.9
4.9
8.3
5.8
5.8
~ ~
..... '-'
3.6
1.1
8.6
7.9
7.3
4.8
i ntermedi as 7. 1 7.9 8.6 5.6 3.8 9.4 7.1

I en declive

Servicios
16.0

20.7
9.2

11.6
9.5

15.2
8.8

18.0
6.0

13.1 17.1
2.9 él.7

15.9
en crecimiento 20.7 7.6 15.9 :4.0 16.7 21. 9 17.8
I intermedios
en declive
20 .. 6
,23.3
17_:5
14.4
14.9
19.4
17.4
11.4
12.4
13.8
15.9
14.0
15.6
16.1

I Admi~¡stración pObl. 0.3 0.0 0.1 0.0 0.0 0.6 0.2

I que l~ concentración económica (o la concentraciÓn productival

llega a su fin o de que va ser contrarrestada por la tendencia


I opuesta. El resurgir de la peque~a empresa parece ser también

I efecto de la terciarización

un efecto duradero, al menos hasta


de la economía (lo que podria

donde llega la vistal y


ser

de

I la aceleración del cambio en productos y procesos (lo que

podria ser un efecto provisional, favorecido por la mayor


I agilidad de las peque~as empresas pero que no excluiria

r.7"
I procesos posteriores de concentraclónl. La Tabla

para varios paises de la e.E.E., cómo el trabajo por cuenta


muestra,

I propia se tinde a desplazarse a los servicios frente a los

sectores primario y secundarlo y, aunque no inequivocamente,


I
I Las dos
,. O.C.D.E., 1989: 188. Los datos corresponden a 1.985-86.
tablas siguientes provienen de la misma fuente, pp.

I 188 Y 189.

ÍNDICE
11;----------------------------------------------------------------- -
i
L"

:1
45
:1 se concen~ra ya~
I

agri cul tLW' e, , en las ramas er1 declive de la industria y las


1.1 r'anlas en ascenso de los servicios~ lo que probablemente se

1 debe a la pauta tantas veces 5e~alada de desaparición del

artesanado tradicional y crecimiento de los trabajadores


1 autónomos de los servicios y Jos pequeRos comerciantes.

Tabla I. 8
1 PARTICIPACION"DEJ,.._ TRABAJO EVENTUAL (POR ,CU!;NTA
f\JEN~J__ EN E~EMPLJ;,º_ TOTAL (SOLO VARONES)

1 Sector BéIQ. Dina. Fran. Alem. Hola. l!:J.9..h.. Media

Todos los sectores 4.6 10.2 4.8 9.9 5.4 4.3 6.3
1 en crecimiento
intermedias
6.6
4.1
11. 3
10.1
5.8
4.7
9.6
8.8
5 .. 9
5.4
5.8
4.0
7.5
6.2

:1 en declive
~
..::. .....
7
~ 9.4 3.4 8.3 4.5 1.8 4.9
r ~.. 5
Agricultura 0.9 6.6 1.5 6.4 ~
L. ,J 2.8

11 r 4.1 7.3 5. 0 ? 7
5.0
lndustri a
~
L • .J 8.8 ......j
r
en crecimiento 3.0 7. 1 4.4 6.5 4.6 ~
.::. . ,.; 4.7
intermedias 2.8 8.6 4.1 7.6 5.2 2.3 5.1
4.7
1 '

en declive 2.0 10.0 3.4 7.1 4. 1 1.3

1"
1 Servicios 4.7 10.6 " -
..J .. ,.::. ''1.1) 5.9 "..J .......,' 6.8
en crecimiento 7.0 12.0 6.1 9.5 6.2 6.1 7.8
" ..,
I intermedios
en decl i ve
4.3
2.7
10.4
8.6
,..J .. ,_,

3.B
B.7
9.8
6.3
3.6
5.1
4.3
6.7
5.4

13. 1 5.1 14.4 3.8 5~(J 8.4


I Administración públ. 8.9

I Tablas 1.8 Y 1.9 presentan respectivamente, pera los


Las

I mismos países!, la participación del trebajo temporal y el

trabajo a tiempo parcial. La primera de ellas muestra que el


I trabajo eventual es ~ás frecuente en las ramas en crecimiento

I que en

declive, asi
los intermedias,

como que abunda


y en éstas que

más en los
en las

servicios que
ramas

en la
en

I
ÍNDICE

o
;1
I
46
I indu~t~ia y e~ ésta ~és que en la agricultura; Todo, pOI'

I consiguiente, permite pr~ver su a\Jmento.

I La segunda muestra que el trabajo a tiempo parcial es

I notablemente más común

sector, así como que


en los servicios que erl cualquier

hay pocas diferencias entre estos otros.


otro

I También, por otra parte, que, de manera general, es más

frecuente en las ramas en crecimiento que en las intermedias y

I en éstas que en los que declinan, si bien sector a sector no

hay grandes diferencias entre las ramas en crecimiento e


I intermedias y si entre estoe dos grupos y las ramas en

I declive. Igualmente, pues, parece previsible el aumenta de su

peso en el empleo total.

I
(Estas tres tablas recogen solamente datos referidos a
I los varoneS. La hemos preferido asi porque, al contrario que

I en el caso de las mujeres, no hace falta discutir siquiera que

y eventuales no suelen ser


los trabajOS a tiempo parcial

I alternativas deseadas por su parte, sino impuestas por la

configuración del mercado de trabajo.)


I
I crean
Diversos datos indican

bastante más empleos que


también que las pequeRas

las grandes. La Tabla


empresas

1.10=

I ofrece datos de los Estados Unidos, concretamente la

participación de las empresas, según el volumen de ~u fuerza


I de trabajo, en el empleo total en 1.976 y en el crecimiento

il
~ Hudson Institute 11987: 60).
m
ÍNDICE
47
Tabla 1.9
PART 1 C1 PAC lPJLD~L' TB.eªAJ...9-,"-.8~L!;t1f'~º-':!'.8RC:.I.eJ=
.( PQ.B...J::.bJ.!;tJJ.B AJ.!".NA_..YJ!JL EVENT!,IAL L
EN J;.l,,_.g.tlf'L¡;:JL.lPTBh.._LgQbIL VAB.ONES).

Sector ~ Dina. Fran. Alem. Hola. ~ Media

Todos los sectores 1.3 8.1 2w9


.., ..,
L.L 7.0 3.2 4. 1
.., e
en crecimiento 2.0 10.3 3.8 .... J 8.5 4.2 5.2
i ntermedí as 1.2 8.0 2.9 2. 1 7. 1 3.0 4.0
en decli ve 0.6 6.3 1.2 " "'
Ji.. ~ __, 2.7 1.5 2.4

Agricultura 0.6 5.0 1.4 2.2 2.1 .., ~ .., . ..,..:..


1
L.';' ,,:.

Industria 0.5 3.4 1.2 1.4 3.1 1.5 1.8


en crecí mi ento 0.5 2.8 1.4 1.3 4.0 1.4 1.9
1 intermedias
en dec! í ve
0.5
0.4
3.7
2.3
1.2
0.9
1.4
1.3
3.1
2. 1
1.5
1.5
1.9
1.4

1 Servicios
en crecí mi ento
intermedios
1.9
"..,
2,,0
-
.)
11.4
11.4
11.4
4.1
4.3
4.1
2.8
2.7
2.6
9.6
8.4
10.7
4.3
4.4
4.3
5.7
5.6
5.8
en declive 1.5 10.9 3.9 4.0 4.6 4.1 4.8
1 Administración públ. 0.4 1.9 2.6 " e
"::'.,J 2.1 1.8 1.9

,1 del mismo entre este a~o y 1.982. Puede observarse que las

1 empresas de más de quinientos trabajadores, que comprendían

cinco de cada diez empleos en el aRo inicial, sólo han creado


I ya cuatro de cada diez nuevos puestos de trabajo en el periodo

I de referencia. En

menos de cien trabajadores


general, aumentan

y la ven
su participación

disminuir las de
las de

más de

1 esa cifra. En partiCUlar, aumenta espectacularmente el papel

de las de menos de veinte trabajadores, que sólo ocupaban a


I dos de cada diez trabajadores al comienzo del periodo pero han

I creado

mismo.
cuatro de cada diez nuevos empleos a lo largo del

I
Esta dualización del mercado de trabajo tiene importantes
1 consecuencias en el terreno de las cualificaciones. Por un

I
ÍNDICE

I
I
I
48
I Tabla 1.10
PARTI C 1 PAC 1 ON EtLEL_ EME:.b,F;:JLj~s;..~UN
,
T6 MB.¡:; O D,E LAF;:MF~I3.F;:J~,B
r')

I _,_~n..J.:L?.p_
t.!i..H.9.!l e"i, 3
~rea9_º_§'_ 7~--~~
1"1],], 1 ones. ~.

I Todas
(1'-19
20-99
76.0
15.6
12.8
21
17
11.9
4.6
1.7
:59
14
100-499 10.8 14 1.2 10
I 500 o más 36.7 48 4.5 38

I 1 ado, empresas fuertes, que dominan los mercados, pera que se

reservan para si tan sólo las fases estratégicas de la


I producción. Entre éstas, las partes del proceso productivo que

I requi el"en el empleo de tecnologias

puesta a punto.
más avanzadas Y. sobre

estas
todo, su concepción y

I funciones requieren unos tt..-abaj adores en posesión de

cual i f i cCl,ci ones ,'el ati vamente elevadas, aunque éstos


I representen una proporción menor de la fuerza de trabajo en su

I conjunto. Es en esta subesfera donde cobra sentido vincular el

de mayor'es cualificaciones,
cambio tecnológico a la demanda

I puesto que a menudo se trata del di seña de pr'oductos y

de controles de calidad o de la realización


I proceso~ nuevos,

de tareas de importancia estratégica.

I aparecen empresas a las


Por otro lado, sin embargo,

I les son encomendados procesos subsidiarios, que no

I protagonizan

constantemente
el cambio tecnológico

al mismo. Si nos fijamos


pero tienen

en su
que adaptarse

lugar en la

I división del trabajo desde el punto de vista de un proceso

productivo cualquiera, encontramos que en ellas se concentran

I las funciones más simples y estandarizadas, lo que significa,

I
ÍNDICE

I
I
I
49
I en principio, una menQr necesidad de fuerz~

1I cual i 1'1 cada. Sin embargD~ las cosas cambian si adoptamos el

punto de vista de la empresa misma. La descentralización

I productiva surge, principalmente, porque la empresa matriz no

quiere soportar las fluctuaciones del mercado, pero la empresa


I subsidiaria tampoco tiene por qué resignarse pasivamente a

I ello. La continuidad que para la empresa matriz dependia

estabilidad y previsibilidad de los mercados de


de la

productos

I depende para la empresa subsidiaria de su capacidad de

encontrar clientes diversos que le permitan cubrir los huecos


I forzados en su actividad principal, es decir, de su capacidad

I para atender

clientes dificilmente
a otro tipo

van a
de

pedir
demandas.

lo
Pero

mismo que
estos

el
otros

cliente

I principal, por lo que la empresa se ve obligada a diversificar

sus procesos y necesita para ello, entre otras cosas, una mano
I de obra más cualificada o, al menos, más polivalente que la

I que precisaria

considerado. Naturalmente,
para cLlalquierél. de

la empresa puede también, a


ellos individualmente

su vez,

I segmentar su propi él. fuer"za de trabajo en Ltna parte

estratégica, a la que trata de conservar v, , por ello, de


I garantizar mejores condiciones de tra.ba.j o ~ y otra parte

I flotante, precaria,

según las necesidades del momento.


a la que se llama o de la que se prescinde

I
De esta forma, si la divisiÓn manufacturera del trabajo
I (la división dentro de cada proceso productivo) habia traido

I consigo la. descualificación, la

Ila división entre distintos


división

procesos
social del

productivos)
trabajo

plantea

I
ÍNDICE
1
1
50
I nuevas neces.idades· cu¿ú i f i caci ón' o recualificacl~n. No

1, obstante, lo que las emp¡--eSB.5 tienen ante sí es~

fundamentalmente, una di 5)-'unt.i va: fle>,ibi 1 idad

I f 1 e><i b j 1 i dad Cuanto más capace!:. sean de lograr' 12.

primel"a menos rlecesi.tarán reCllrrir a la segunda, y viceversa.


1 y pueden también, por supuesto, adoptar en principio cualquier

1 combinación de ambas.

1 Esto, desde el punto de vista de la empl"esa. Desde el

punt.o de vi s;ta del tra.ba.jador, la amenaza en sí de la


I prec.;wi edad se convierte en necesidad de poliva.lencia,

1 cualquiera que sea

trabajo a los que podría optar, ya


el nivel de complejidad de los puestos de

que se rompe la continuidad

1 en su y debe froent.e a la

heterogeneidad de los empleos accesibles.


I
I Tabla 1.11
ASALARIADOS CON ol1AS DE-Plt;_Z.Af::lOS DE ANTIGüEDAD, POR RAMAS

I -
.'cultAr.
lndust~l •• eMtracttv••
l~tir . . -.nufactur~ ••
c.n~,

20.726.1
3'.6 16.0
39.7 21.15
¡. LI!lI!ila

<42.1 :sa.3
33.4 1~.4
3ii'.t 26.8
rllAAI:l

so.;
&'.at.r:all. EtllD,l. 8. ~&dg ElDhalUI
..'.L- ..IL ..'.L- .!L. ..'.L- ..IL ..'.L- .!L. ..'.L- ..IL ..'.L- .!L.
41.6
63.0 "".S
57.2 29.8
48.3 .9.2
27.'
28.1 17.0•••
40.' 26.3-
55.960.9
152.' 46.6
39.t 26.3
4'.8 ,4.S
~.3 22.S i
-pi
,"o,
49.7

I
Elec.tricldU. O•• y aQt"iC 48.022.7 4<l.7 40.6 70.::1 28 •• 49.7 24.4 55.' ~.7 se.S ~.4 -'
21)." n.s ".7
---.. --,
eo,.trYC.dón 'f _r •• pObltc •• ".S 2:2.0- 24." 54.837 .• 24.72Q.Q 2S~' 29.921.'
~e10 y ~t.l~'.
Tr~t_ y ~leac.lon4'S
INnc •• 1~ ••
, 0...,-.
19.2 J2.2
-42.:5 29.1
23.' 11.9
:U.2 n.2
38.S 20.'
22 •• IS. q
47.3 22.1$
SI.l ~.3
54.S 2:2. '7
11.3
40.' 16.1
24.' 11.8
••• 32.3 21,7
s:J.' 4".0
·U.O' 40.3
20 •• 14.15
67.' ».1
29.0 11.0 .......,
:10.8
'1.7

I
Otros _ Y i d _
T__ 1. . ,.....
3'9.1i1 24.111

:51 •• 20.-4
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:D. t 23.9
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52.2 n.1I
:M.4 ~.l
>o .• u,.q '*1.2
2'.S U .. 3
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46.6 .4O.S
44.7 26.4
37.S 21.7 ....
T... ·dMQI" ... aut~
"--"
~.n
~ U'tlCl-.1.,to
1Mc11_
20.0 ta.7
:$4.7 23.S
44.4211.4
26.0 11.3
3'9.S 211 ••
n. •• ~.4

Sl.O 28.1
~.O
21 •• 15.1
:a.t.•• 3:2...32:l.'
57.8 S.,
4e.' n ...
"'.3
".,.. ""-tral1. y lo. 1iX.W.. 1_ eU,. . . . . ....-larl..so. inc1",.,., .. 1_ U&rt~. En &.W •• 1M __ ... teteN
40.7 a.521.1
3'9 •• 22.S . ..
37.3

I O.,
• ..,"Ilt.arl_ . . tnch.'I>"I"I .... "5:lectrlchtad, y aQU6" 1M lUQM' 1M ... ·OVH ...,. ...lc:1_-, ~ .1
R.U •• , . . lndu11trt_
. . t".::I\",.. no ~.lOr""c.. .. hw:::luylln . , . l .-c;;tOl" -.u.f.ct_ _ a. '&:1 ..c:t.or *0\,._ een.>1eI0'1- tncl~ loa
1M &1.
-a.rvlclO'll .. 1. . ...,........ wn ;,.'" y lC* -Hotel . . V ,. . .t_.n~· .,., *,_t,..11.. Le cl . . Ulc.cUn •• A.P. franc: . . .
tr'~ld• • 1 . .
...,.• •1 rwet.o.
cattJ9O""_ 1M la C.J.T.J. t... cU,.. . . . r.H_.., a 1.W1 ,.,.a Jiap6n y lIu.t..au.. y 1 • .a6

I Las Tablas 1.11 y 1.12 (O.C.D.E., 1989: 202-3) reflejan

,1
I
-1 OS porcentajes de t.rabajadores asalariados con más de diez

años de antigüedad y con menos de uno, respectivamente, por

I
ÍNDICE

I
1
.1
51

se>:os!t par .. varios países y la clasificación de

1 Tabla 1. 12
1 TRABAJAQORES.2:l.SALARIADO§
~DN J::-Ij::NQS DE UN AFlD DE _Ai'!T 1GüEQAD

1 -
AQ¡rlcult\il"a
lnd~tri ••
Indu.ttr••
~tr.ctlv ••
aanuf.ctur~
ElfttrleldU, V-. y -.;¡u.
••
CIo~i

43.0 17.1
1':5.8 20.0
18.1 26.4
10.2 t8.2
t:. llDlm
21.tI 2-4.1
U... 17.1
18.824.1
13.2 16.1
8.'
•• 8
7.4
3.9
14.'
18.2
14.3
10.2
Er::ID$;I1

18.:'
20.'
1$.8
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..Y.... -"-- ..Y.... -"-- ..Y.... -"-- ~r~ ..Y.... -"-- ..Y.... -"--
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2:1.3
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1
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~cio y ~t.l~i. 33.:2 4O.S :SS.O 44.0 12.0 21." 2'9.1 3-4.11 18.6 t7.6 24.8 :SO.O 2l.2
Tr.,~crtH y ~lC".K:Jc:na. 1111.0 22.2 :U.324.9 7.8 US.! ".9 lH.5 '.7 7.1 9.9 1'.6 10. e:
llanca. uvur~. lna.ab •• ...-v. a !l4lpr. 24.7 :Ka.SI :SO.4 :ss •• 7.1 18.9 27.133.2 13.' 14.2 20.:1 21.4
10.8 tu._
21.1
Oteo. _vld_ 20.2 %S.7 23.' 29.0 11.7 15.2 22.727.0 tt.4 12.5 21.4
Tod•• la. , . _ . 2:5.0 SO.O Zi.' 32.~ 11.7 1•• '9 21.7 Zi.'iI 11 •• J:2.8 S4.11 22.2 18.4

1 T,.iIbaJadar-_ .wtOnC*OS
~. eh eracSal.nto
Fta.a. en ct.c:U_
p.,... ~t,..H. )1
1!$.4 37.0

2:5.4 lO ••
:24.4.2i1.0
14.4 26.4
28.7
n.424.6
~.,
3.0 10.3
9.~
Q.2
IIJ.'S
14.~
24.1 29.6
20 •• 23.7
1011 tE.W.. l •• eH,. •• H .... lartlUfo. Im:lvy...... t_ auUn_. En EE.W •• 1_ iMWvlc:los.
••• 7 ••
12.~ 1'S.1
11.ft 14 ...
16.5 21.4
13.0 21.3
20.0
21.3.

.."J,tarl_ . . tm;lu,..n en -Elact,.1I::1dad. 9"'. y ~u." ttn 100'" de lIn -ot,.os ..,-viciow·. En el R.U., l •• IndU.t:rl"'.

1 ftt,.aelt.v",. no . .tal11r91c:.. •• '"cluy.., .n.l _t~ aanufeet.qr .... D. El tMlCtor '"otro. __ vic:lu'" lnclu.,... lu
• .....vlc:ios. • 1_ ....,....... .., J.,bn y lOil '"Hot..l . . Y r . .t:aurant_- .n Austr.U •• La cl •• '4'leae;ión N.A.P. 4,...,c:. . .
,v•• ,._to.
h • • ldo tradUcid.a .. l •• c:..t-oorta. ds 1. C.I.T.I. La. 1I:'4r. . . . rltfl.,.-." .. J.997 p.r • .:1.,6" y Ala.t.,..ll. 'f l.~
1

1 actividades económícas a. un dígito (apral-' imada) Puede

1 observarse~

estabilidad
por encima de

en el empleo
las diferencias nacionales, cómD la

e5~ en gener'al, menor en leJs

1 servicieJs que en la industria~ para los hombres qLle para las

mujeres!" en Occidente que en Japón y, lo que ahora más nos


I interesCi., en IC\s ramas en crecimiento que en las ra.mas en

1 declive.

que unas
Esto último

están en
puede deberse,

declive, pues
en

serán
pC\rte .• precisamente a

lógicamente los

1 trabajadores más jóvenes y con menos antigüedad los primeros

en per-der su empleeJ llegado el caso, y otras en crecimiento,

1 lo que implica una mayor proporción de emp 1 eos nuevos.: pero

1 también puede indicar Llna

otro modD, ser el anuncio de una inestabilidad creciente.


tendencia a largo plazo o, dicho de

1
También el trabajD autónomo plantea nuevas necesidades de
'1 cualificación, pues!" SE?B poca o mucha 101 reqcleri da por el

1
ÍNDICE

I
I
I
52
I proces~ de producción de los bienes o servicios que el

I trabajador ofrece en el mercado, el sólo hecho de

~demá5 de mano de obra ejecutora,


ser autónomo

en el
lo convierte,

I organizador y el comercializador de su propio trabajo.

Necesita, por consiguiente, además del dominio de las


I capacidades generales y especificas requeridas por su

I especialidad, las propias para desenvolverse adecuadamente

el plano empresarial: trato con clientes y proveedores, mínimo


en

I control contable, gestión fiscal, sentido de la iniciativa,

etc.
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
ÍNDICE
r------------------------------------------------------------------------------------------.--- -- ---
I
I
53
I
I LL__L.,AS PERSF'EC.D VAS DE ESPAflA

I
Aunque en España no disponemos de bases de datos
I adecuadas cualitativamente para permitir un buen conocimiento

I del mercado

su evolución,
de trabajo, las características

ni mucho menos de
de los empleos

proyecciones económicas
y

I mínimamente solventes, podemos apoyar'nos en algunos

indicadores directos e indirectos para estimar, ya que no la


I magnitud de los cambios por venir, si su posible dirección; y,

I si tampoco puede

disipar algunas falsas profecías.


haber certidumbre en torno a ésta, almenas

I
Uno de estos indicadores es, desde luego, 10 ya sucedido
I en otros países con una organización económica similar a la

I nuestra (capitalistas,

terciari::ación)
industrializados

pero que, o se situan por


y en pl"oceso

delante nuestro por


de

I su grado de desarrollo y su nivel tecnológico, o cuentan hoy

por hoy con mejores instrumentos de conocimiento para prever


I su fLttUr-O, o ambas cosas: de ahí que en el primer capítulo

I recogiéramos

ellos.
algunos aspectos

Sería ingenuo, naturalmente,


del estado de la discusión en

pensar que vamos a seguir

I simplemente su camino, pero lo seria todavía mucho más creer

que nos vamos a apartar por completo de él: España no es tan


I diferente como se nos decía, al menos en este aspecto. Vale la

I pena, si n ,embargo, hacer

de sus diferencias.
al gunas deducci ones 1 ógi cas a partí r

I
ÍNDICE
54

I la
Es en lo

cualificación del
que concierne a los factores que inciden sobre

y en concreto a la tecnología.,

I que se situa precisamente la fundamental de ellas~ Espa~a no

es un pais avanzado tecnológicamente: por lo que ata~e a las


I nuevas tecnologias, es prácticamente un consumidor neto.

I no expresa simplemente

en la división
un desfase, sino

internacional del trabajo.


también una posición

Dicho de otro modo,

I no estamos simplemente detrás de otros paises, sino también

debaio de ellos. Si podemos sacar alguna consecuencia de la


I evolLlción del empleo prevista en otros paises, concretamente

I de aspectos

trabajo que
como el

requerirán
n~mero

un
todavia reducido

conocimiento
de puestos

sustancial de
de

las

I nuevas tecnologias y una alta cualificación o de la muy ligera

elevación previsible para las cualificaciones en su conjunto,


I es que nosotros todavía quedaremos por debajo de esas

I previsiones.

I Porque estamos detrás, parece presumible que los nuevos

puestos de trabaja necesitados de una cualificación elevada


I representen entre nosotros una proporción sensiblemente menor.

I También

hemos conocido
hay que decir

procesos de
que, porque estamos detrás,

descualificación que otros


tampoco

paises

I si.~ Esto significa que tardamos más en desprendernos de las

I
.~ En un pais que tenia casi tantos bares como la Comunidad

I Europea antes de entrar en ella, por ejemplo, decenas de miles


de cocineros no han sido sustituidos todavia, y tal vez no lo
sean nunca, por los mozos de los establecimientos de comidas

I rápidas.

ÍNDICE

I
I
I
55
I cualificaciones viejas, 6 qUE las necesi~aremos

I tiempo~ y que se demora més el requerimiento de las nuevas.

I Pero, porque estamos debajo, es también previsible que

los nuevos puestos de trabajo cualificados no aparezcan aqlli


I en la misfn¿\ propm-ci ón en Y"el aei ón con cual qui ey"

I macromagnitud. Tal vez alcancemos pronto, por ejemplo, niveles

pero nada permite atisbar


altos en el consumo de informática,

I en el horizonte que vayamos siquiera a incorporarnos al furgón

de cola como pais productor de equipo, ni mucho menos que esto


I vaya a tener algOn efecto significativo sobre el empleo.~ Como

I pais tecnológicamente dependiente que

fabricaremos o montaremos --y,


somos, y en ~lto grado,

naturalmente, utilizaremos--

I productos que otros diseRan. La instalación en EspaRa de

multinacionales que trabajan con tecnologias de punta no


I significará, por lo general, sino que los puestos de trabajo

I de alta cualificación se queden en los

de baja cualificación vengan a parar aqui.~


paises de origen y los

I
En este capitulo examinaremos, en primel' lugar, al gLmos
I indicadores indirectos del nivel tecnológico de la economia

I espaRola, en particular de la industria; en segundo lugar, las

I ~ No lo tendrá, por ejemplo, el acuerdo de la C.T.N.E. con


la A.T.T. para la instalación de esta en EspaRa, que no pasará
de crear unos cientos de puestos de trabajo, directos e
I indirectos, que incluyen desde ingenieros a camareros en la
cantina o transportistas.

I ~ El -mecanismo es el mismo que cuando algunos de nuestros


fabricantes de confección trasladan parte del proceso de
trabajo a Portugal o a paises del Magreb, pero la posición que

I ocupamos es la contraria.

ÍNDICE

I
:1...
~.,

56

:1
'~ ... variaciones del emplea por 'sector·es y ocupaciones en" los

últimos afíos, tratando ele poner 1 a en relación con la

composición de en

I cLlslificaciones; por último, la precarización del me,"cado de

trabajo y sus implicaciones para la formación de la mano de


I obra.

I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
ÍNDICE

I
-=------------------------------------------------ - - - -
I
:1
57
I
I
I Molero, Buesa y Fernández (19881 han mostrado que, para

el pel"lodo 1. 974-l.. 987, la complejidad tecnológica


I dínamis:.mo económico de ramas industriales han estado

I escasamente asociados. En

complejidad tecnológica de cada rama se cuantificó


este estudio, el nivel

mediante un
de

I índice construido a partir del cociente entre la inversión en

trabajo técnico necesaria para crear un puesto de trabajo y la


I inversiÓn total necesaria para crear un puesto de trabajo en

I cada rama, multiplicado

de acuerdo con los resultados


por cien. (Est_e índice fue corregido

de otra clasificación basada en

I otro índice construido a partir del porcentaje de puestos de

trabajo de ingenieros y trabajadores científicos sobre el


I total y de una valor-ación subjetiva por- e'-:pel"tos: Castells ~

I 1986) •

crecimiento
El dinamismo

anual acumulativo
fue calculado
' d o. ..
para un perlO
como tasa

Los datos se
de

I ~efieren a las ramas industrial~s (nótese que no agrarias ni

de servicios) definida5 por 1 a 1 i 5ta d,= dos dígitos de la


I Clasificación Nacional de Actividades EconÓmicas.

I La Tabla_ 11.1 (ibid.: 24) ofrece los resultados. En ella

puede comprobarse que la mayoría de las ramas de complejidad

tecnológica alta o muy alta han mostrado un dinamismo escaso

(sal VD el sector del automóvil y la producción de energía

.. Para más detalles, véase 1'101 ero, Buesa y Fernández,


1988: 7-12.

ÍNDICE
1
I
,1 Tabla_II.1
COMPLÉJ 1DAr) TECI~Lº.LO§JJ:;tL'C.º.L/Ilel:::LL!ª!'iº-.ER.QJ:)J)J;II VD
-
58

E!LL A 1NPil';; TRI !<_,-_t'i' 7:\_- t'!lE


I Dinamismo CO'llR.lE..E.p a (1..1 eCJlqLº_ 9.~ª______.____.________._
F'roducti_ vQ _~IL!.i.-,,-U..tª-_. __BLtL______ lDJ; e'-I!}§!gL",. ____ Bªi~L ___ _
I + + + 36
.................. ,-
14,11
............. .
+ .,.
I 15a . 44,41.,42~
15b

+ 35~25a 48a,25c 48b


I 13
.
.. . .. . . . . .... .. .......... .

I 12
32 22,31.,24a
21
24b

I La. c6dt9'"' de l.. r _ . _


38 45

10& .'OUllmt_1 1. En.,.;, •• 11. bt,..cc16" d4t cO!lbu.Ubl_ .~1id,",. eoq-~' •• # 12.
EJlt,..c.d6n d* petrlU-o. 13. Rlffino d. p.trU~. U. IEottraed61'l d • •1".....1_ r"factiva.. !!!I. a) En.... gh .Uct.r'lca y
bJ ~tr.cclOn . . e ••• 2. Extraccl4n y tranafor ••e16n d• • 1~.J .. no .n"'V.tico. y product~ d.... lv.dO- I industria

I
qu'.'ca. 21. Extrecci4n d• • 11'1..... 1. . . .t'l\cos. 22. ~oduccl&n y p,.l~. transfcr ••c16n d. ..tal ... %3. Extraec'd"
d* .1nlM"al_ na _tAlle_. 2". lndustrt.. d. productos .1n..... l_ no _taUCI)S.I .. , c~tO'l y d.-tvadotl y vidrio y
..t.l_.
bl lo. ,. ...tant_. Z5~ lnuustr-'a qul.lc . . . . ) • b._ Y pl"cductotl f"'_C'IIUCO'l, b) de c:on....-o .ftnal y
avrlwltur'a. 3. Inctu.t,.l •• tran.fDl"_dOl"" ch lea
c.
-.c:Ñlic. d. Pl"kisUn. ::n. Procluct~ -taUea.. 32 •
par. 1.
....qu'nar' • ..colntc: •• 3:J. Kaquln.. f t !)fleln •• ~. "-Quln.,-".• Uctrtc'" 35. Mat_lal .lec:trdnlco. 36. v.tIlculO1l
.ut_6v1l_. :r7. ecnstl"ucción n .....l.::su. Qtl"o-_t .... i . l d. t,...n~DI"t •• ~. In.tru..ntO'l d. pl"tte:l.1dr'l aptlc. y
.'_U_H. 4. Otr•• lndust.,.h.s -.nuf..ctur.,. ... 41-.42, AU~totl. b.,hS•• y te.Ca. 43. 'tn(tU ...... Cu..-o. "'!!J.

I C.l~.da y cgnf~clÓn. 46. "-d.,.. Y corcho. 47. P~.l_ •• Vraflc•• y adiciÓn. 4&. ~ho y pla.ttcotI

eléctr-ica), y lo mismo puede decirse, prácticamente, de las de


I tecnología intermedia. Son ~ poY~ el contrario, las

I bajo nivel tecnológico las que, por 10 com~n, han generado el

crecimiento económico. Por consi gLd ente, si, como suele

I suponerse, los empleos de alta cualificación son producto de

la complejidad tecnol ógica d.d producto el proceso


I dicho de otro modo, corresponde principalmente a las ramas de
ylo o,

I alta complejidad generarlos, no hay aqui --en lo que concierne

a este indicador-- muchos elementos para presumir que vayan a

aumentar rápidamente.

Estos mismos autores han combinado el ya citado indice de

I complejidad_ tecnológica COn otros tres que utiliz.;>n para


elaborar una tipologia de la especialízación~ entendida ésta
I
ÍNDICE

I
I
'-

1
,1 comD e;-:presión de la posiciór; en la cc)m~')etencia"int€~rnC:\C:1D'rlál
59

1 por el mercado interno y externo. El primero de éstos es el

indice de eS.fL~.c:j,-ªli.~§..<;),-º.[l. definido como el cociente entre la

I producción de cada rama y la suma de ésta más las

importaciones de productos equivalentes menos las


I e:.:portaci ones. El seguntio es 1 a tasi'. de _c;..ohergQ.t;jJL..!.llte!:.lli\.

I que es el cociente entre la producción de cada rama menos sus

importaciones, y la producción más las exportaciones menos las

I importaciones. El tercero, o índice de orientación

exportadora, es el cociente que arrojan las exportaciones


I divididas por el producto de la rama.

I A partir de la combinación de estos tres índices se

I cc)nstruye la Siguiente tipología: 1) 8..~IT.@.~_de_.eJ2.P.§'.si..§li.zat;_j,ón

internacional: Las que combinan valores elevados de los


I índices de especialización y orientaciÓn exportadora, lo que

I denota una pr-esencia destacada en el mercado

Ramas de autosuficiencia relativa: Las que


internacional. 21

logran un alto

I índice de especialización gracias a una elevada tasa de

coheréncia interna (fuerte control del mercado inte(nol, pero


I presentan un índice de orientación exportadora bajo (presencia

1 irrelevante

dependencia:
o nula

Las que
en el

presentan un
mercado e:·: terno) .

indice de
::". )

especialización
Ramas de

I bajo debido a que 10 son tanto la tasa de coherencia interna

(escaso control del mercado interno) como el indice de


I orientación (presencia irrelevante en el mercado

1 internacional).

'1
ÍNDICE

I
60

Los resultados de ccm;binar- está\ tipDlogía con el nivel dJ?

complejidad tecnológica de cada rama se p,"esentan en 1 a T O'.b 1 O'

Tabh 11.2
ESP¡;:C 1 AL! Z AJ;1.91LL¡;:qMFj,,[;,uPlIJLTECNOLO§ 1CB.
EN LA INDUSTRIA, 198Q

Tipo de
especia~.
1 izaci ón ___ Al ts\__ Baia

Interna- 24 8, 11 13,31,32,
cional 39

Autosufi- 17 4,18 2,7,12,14 5,10!l29~30~


ciencia 26~ 2El 16, 19, 25 ~ 34~35,36,
50 37, :58, 40,
41,42,4~),
44,45,46,
49,51,54

Depen- 3,l5,22 20,21,27 6


dencia
------------------------------._--
L•• ,... . . . .or\ 1 •• s'gUt4r!'ltH' l. C.rbon_ y .1n. r.dt.c::U~. 2. Coqwrrt ••• 3, P.tr61_ y ,•• natW"al. 4. Etwr.
alfctrtca. S. k., 4.,.,...0..
vapor y &Q~ • • • H1n. _t,tUCCK. 7. 9ict.rUl'"fla. 8. Ind. bI.1l1c . . . .t ..l " no '9. "in. no
..t411co.. 11 lQ. Prad. tl~r •• cocld •• p~. canal,... 11. c...nto.. c::al . . y ~. t~. "-t. da canat,.. d. hor_tOOn,
c-..nto, ~ ••• t3. Prad. C.r"lCCK. piedra natural • .or •• iva. y otro. .in. no .et.l'c::~. 1., Vidrio. IS. Oulatea
n be_o 16. Prods. qul •• par• •gde: • • lnd. 17. Pt-od. f.rllACtuUeos. Ha. Pt-od., qul •• para con....- finAl. 1.,
E.tr. ~'l •• e.lcItM-ria, h ... r_. V ot.rlH. .rt • ..t.n./I 20. fU,q. y tractor" -or(e. 21. Nq. JPlduat,.1.1_. 22. Nq.
oficin., c:rdwnador_. instr. d. pr...:l.16n. 23. IUq. V _t • • "e:. V .lactr4n. :;!~. Auta-.6v. y pi ...... Z5. ~.t.r. y
rep.,.. ,.. .... 1. 26. tt.t. f.,.rCl"I..-10. 27. "-onlutie:•• 26. otro_t. da tr.n~ort •• 2'i' ....t~OII • indo c.,.n1.ea•• I /
;SO. Ind. 1okt.... ::n. Ac.elt" y gr._. ~. y .,,1 •• 32. JUGos y c.on_"•• v.q. :no Cc:w\e. fntscAdo y ot.r01t prado ...,...
34. Proct.. ~ltnsol"l •• 3:S. Panad •• p •• t.l., conoftt • • • te:. 36. Jnd. az-ucar.,..•• 37. Prad. p...-. aUa • .n1_l. 38.
Alc:chal_ aUI. cte f.,..~t.d6". 39. lnd. "1'''cCll. 'f .ld,. .. 'e•• 1I 40. Ind. e:.... vwcv ••• 1. hbl.d•• ~.Ic:ohUlu••
42. T.tlaco. 43. Hilados y tejido. ...... 5"n~_ d. punto. 45. AlfOllbra. y otro. prll'd. te!lUl_. 4b, eoni'accI6n. 47.
~o y curtido.. 48. Callado, 49. "-d...-. Y cCI!"cho.II:50. ~la de ..c1.,..a. St. Papal.,..a. S2. EdU,ortal_.
l~.,t_. 53. PrDCI •• H CAlcha. !J4. Prod •• "' pU.Uto. 55, otro..

11.2. Como puede observarse, 1 ¿t. S ramc.s de complejidad alta y

muy alta son dependientes o, como ffiL!cho, auto5uficientes~ con

sola el{cepci ón; 1 a:=:· de complejidad intermedia. se

concentr-¿'.n en el tipo autosuficiente~ en contrapartida, el

menor ni vel de dependencia se da ent,"e las ramas de

complejidad tecnológica baja, en su mayoria autosuficientes y

mayoría, asimismo, entre las de especialización internacional.

Por el·: p r esar·l o de manera, las rafflas con una buena

posición en el mercado interno y externo utilizan tecnologías

ÍNDICE
I
1
I bajas e i ntel-medi'as, lueqe.>; si el nivel de éstas .guarda
61

1 relación directa con el nivel de cualificación, el crecimiento

del empleo no se concentrará en los puestos de trabajo


1 altamente cualificados; por el las ramas de nivel

.1 tecnolóqico

posición
alto o muy alte.> ocupan una

en los mercados interno y externo, por lo que, si son


mala o apenas pasable

I ellas las que deben crear puestos de trabajo de alta

cualificación, no cabe esperar que lo hagan en cantidades


1 considerables, al tiempo que resulta alarmante un grado de

dependencia que puede considerarse expresión de un cierto


I y-etardo tecnológico respecto de SLIS competidores

I internacionales.

I Otra manera de estimar indirectamente las perspectivas de

España en la generación de puestos de trabajo de alta


1 cualificación tecnolÓgica es comparar el :índice de·

I di f el-enc i ac i 9.!l de las distintas ramas industriales según

1- correspondan a bienes de producción, intermedios o de consumo,


1 entre éste y otros paises europeos. Tal indice se obtiene

dividiendo el cociente entre el valor añadido bruto de la rama


I y el valor añadido bruto de todas las ramas por la media de

I tal cociente para todos los paises (Le., por el cociente

entre el sumatorio de los cocientes para cada rama y el número

I de ramas consideradasl. Dicho de forma más Simple, expresa la

I inclinación mayor o

u otra rama industrial


menor de cada eCOnomía nacional hacia

o!' si se pref i ere. el mayor


una

o menor

I
I
ÍNDICE

I
I
I
6 '.,
I
~

Tabla II.3
l!'JD I CES DE DIiERENilACJ O!'J...J'OfLl<A!1A¡;;J.~_i'!.,~B,BJ o.S PA I SES

I
Prods. energéticos 0,76 o~ 6 LI 1,66 0,96

I Min/met. férreos y no férr. 1, (> 1 1,03 O~59 1,28

I Min/prods. metál. y no meto

Industrias quimicas
0,81

0,89 O,B2
0,77

0,89 0,89

I Productos metálicos 1, 18 0,86 O~80 1,37

Maql agric. e industrial 1,35 ' 1. , 01 1, 16 0,48

I Maql afie, ord-, instr. preciso 1,98 1,34 1 !l30 0,36

Maqi y material eléctrico 1,48 1,13 1,01 0,77


I Medios y equipo transporte 1,28 O!l82 1, 01 0,84

I AlimentaciÓn, bebidas, tabaco 0,71 0,73 0,77 0,96

Textil, confección, calzado 0,69 1. , 75 0,70 1, :::1.

I Papel, artes gráficas O~95 0,90 1,09 0,90

1,24 0,94 1 ~ 20
I Prods. de caucho y plástico

Otros prods. industriales


1,30

0,88 1,37 0,59 1,07

I ~ eI..t" .. l. A.F.Il. V "'"-" ,,..taKa c:cr,.-.ponthtn .. 1.990. lo- ~ naaa r lap...... ,.~. '1 IJI'"OCeCttn d. EurMtatt. 1 . .
Tabl .... !nput-OUtput. ••¡:HII1I"ol •• '( .1 hrlc::o d<e IUlbao. En al e.11:I.Il0 • l. -.:lta .1.,:11. d. 1_ pr:rcet"lhJ_ ,..,..~t.cfo. por' al
valor- .'Mldo bruto ... cu. r.... ~. el ....... b.". tod •• , P"'.)Df, .U.Unt_ ".l ..... , .. h.... cOIIIputado tUlbUn lo.
pcrc.ntaJ_ d. F,.~I •• Holanda e.Alo 1.t801, '.II:1Ic:&. I.,..wI:llfllbur\ltl (.6101.9O()1 y DI,......&;:•• quIt oeiU . . . . . . ' .,.,..
sli!pllflc.r.

I peso de ésta en su composición.~

I
La Tabla II.3 recoge los resultados para la. República
I Federal de Al eman i a., Italia, el Reino Unido y Espa.ñ a en dos

I años próximos,

misma estructura
1.980 y

industrial
1.983. Si todo~

'entendida como
los paises tuvieran

peso relativo
la

de

I los sectores en el valor añadido brutal, los indices serian

iguales a la unidad. Puede observarse que España .presenta


:1
I
l'
I '" Para más detalles, véase Mol ero et ah (1988: 14 y ss.)

ÍNDICE
I
I
63
I índices nbt.ablemE'rJte in-fer';io¡'-es a la tJnidad en las~··· cuatro

I ramas que comprenderl diversos tipos de maquinaria y equipo

bienes
de

y superiores o próximas a la unidad en las

I de consumo Alemania~ prime,"'a potencia

i, ndustr-i al europea, ofl~ece precisamente el modelo contrario.


I Gran BretaRa e Italia, ambas en posiciones intermedias, se

I situan, respectivamente, bastante cerca de Alemania la primera

y a medio camino la segunda. Estas diferencias en los índices

I pueden considerarse expresión de la posición marginal de

Espafia en las ramas industriales más fuertemente vinculadas a


I la producción de tecnologias de punta, que son también~ en

I principio, las que deben

altamente cualificado.
generar una mayor demanda de trabajo

I
Aunque lo que pueda ocurrir en ella es de gran
I importancia, sobre todo si tenemos la mente puesta en la

I implantación de la alta tecnología, la industria no es

una parte de la actividad económica, ni siquiera la mayor.


m~s que

La

I economía espa~ola, como todas la5 economías industriales pera

con cierto retraso con respecto a las más avan2adas~ est~

I conociendo un proceso de terciarización (aumento del peso de

I las actividades

peso
de servicios)

de las actividades
y burocratización (aumento

administrativas y de gestión). Puesto


del

I que este proceso no es simplemente resultado de la disminución

de la proporción de puestos ~e trabajo afectos a las viejas


I actividades industriales y crecimiento de la de los vinculados

~ la expansión de servicios viejos o al surgimiento de otros

nuevos, sino también de la descentralizaciÓn o externalización

ÍNDICE

I
I
I
64

de diversas actividades de las empresas, resulta ~ificil --por

I no decir imposible, con los datos disponibles-- saber en qué

medida se trata de un proceso real y en qué medida constituye

una ilusión estadística, aLtnque no cabe duda de que comprerlde

ambos aspectos.

I Efectivamente, muchas actividades que eran consideradas

parte del sect.ol" industrial pasan a ser computadas en el

I
I sector servicios parque las empresas industriales se

II desembarazan

éstos si ~
de ellas

quedan netamente
para encomendarlas

clasificados dentro
a contratistas que,

del sector

il terciario (pOI" ejemplo: servicios de limpieza, cafet.el" í2\S y

canti na,s, seguridad, cont.rat.ación de person2\1, representación


I legal, etc.: cf. Commission des Communautés Européennes, 1989:

78-80) . Pero, en cualquier caso, el aumento del sector

Tabla II.4
POBLACION OCUPADA POR__!lr;C;TORES , 1982-87 (miles)

I Año Total Agrj~ Indus. Constr. Serv.ic. N. C.

1982 11. 106,4 2.095,0 2 .. 777 ~::, 942,0 5.281, O 11 , 1

I 198:::'.
1984
1985
11.048,2
10.648,8
10 .. 705,4
2 .. 05S,l, 9
1 .. 995'~ 5
1.887,9
2.742~6
2.6:::::9,6
2 .. 590,4
921 ~ 1
793,6
796, 1
5.~$O6,7
~
..J.
5.409,1
1'7'7,3
17,9
22~8
21 ~ 9
2.66/::.,4 5.737,8
I 1986
1987
1989
11 .. 022,0
11.593,0
12.194,4
1 .. 722, 5
1 .. 724,5
1.604,7
2 .. 801,9
2~885,7
879,8
966,7
1.099, 1
6.100,8
6,605,0
15~5

I CU,.. . *1 C\Ulrto tri...tr. . . . c.., ..... 0,


ll""fl.... pcr .1 1WtIp1eo c-.w-.tlM"io.
I'ttnl.t..... ~o . . TrB-.Jo y 8.8.
_c~to
F...,t_.
la.. M
~\llHt.
t..~. quIt
de
corr~ al . . . . . . . . . . cM 1.984
fteU~ •• ,.....,1-..6.
Pabh,¡:ldn \1' ~h.wt.
..t.."
pOI'".1

I servicios parece imparable, por lo que nuestro análisis no

puede prescindir de ~l. La Tabla 11.4 IM.T.S.S., 1989) refleja


I
I
ÍNDICE

I
I
I
65
I la población ocJpada por sectores y sus c.;ti.t>l os entl"e' 1. 982 Y

I 1. 987.

I Castells (1986 : Il, 505-22) construyeron L\na

tipologi", de las y cuatro ama:::, de actividad que


I constituyen la
SE·,sent.a

Clasificac:ión
í

Nacional de Actividades

I EconÓmicas dos dígitos, según su ni vel t.ecnológico,

determi na.do de acuerdo con diversas variables como el consumo

I intermedio de comunicaciones y de ordenadores, maquinaria de

oficina y material electrónico, el porcent.aje de ingenieros y


I técnicos sobre la población ocupada y su tasa de variación y

I la ev",luación

productos; Dividiendo la complejidad


subjetiv", POI" de

en cuatro niveles
sus procesos

(alt.o,
y

I
I Tabla 11.5
!21InR 1 EUC 1 Ot'l~_~,ºUECTORES DE ACT 1 V1 DAD SEGUN
I 2U NIVEL DE COMPLEJIDAD TECNOLOGICA
tr:.1Mt. sutrU1g' Oldl altg ...... we suytl1g' nt'j'll _IR

I 13. ,...11'10 de petr61.a


U. btr.c • •1na. r-MIKttvoti
lS. E:IKVlcld~
22. Proc::l. 'f t,..-na.fot" • • _t.l_
1.2. rtwtl"K.cikl es. j:Hftr61ec
U •• c.ptllCl~ Y dl'ltl"ibW:i6(\
21. ClItl"aect6l'l e1,...,._1 -UUc:o
2., Ind. prod. . . .tn. no _UllcO'A
~

~. Industria QUiete. 32. MAqui".,.,. -.cante.


3? eon.t,.uc;clOn 1'0...... 1

I
33. M.q . . . oflc:,,,a V OI""cI.nUOf"'_
34. ~n6ri. el'ctrl;. ~. lr.du.trl . . . . prK.I.U~.,
35. ~t ..... h,t .1~tr6l\Iea 41. Il1du'J:trt." .U .... tfltiMl
36. #!IrtQiMvU
38. Otro
76. ~IC.tIoC1~
_t...,.,., _ tr.... spart.
42. Otr . . .U_t-=.Un
48.
.1. l~t.rla.. "' pu..Ueo.
eo..r-cto _'f'CII'"l.ta
Sil .......... 72. 11"~_ 1.-."_t,._

I
a:t. 1ill9ra. 7J. Trolt'>ep<r~ ..... ' t 1 _
83 ...... 111 ...... fl"~I .....( K 104. lranapor'U Uf'N
.......... v:lclo.. l ........ ..... 93, Cduc.K-t6n • I~UoacU"
.1. ~f\l.ullCtdfl p4bJ let 94. ta.n.tdAd

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23. bVIIICXUn .1t'- nQ ..t41lc::_
1. Iq'"tcultura
3, ""Vlc:iM -vrh::. y o-ntd...-
... ea.
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:U. F .... lt~.•c16n prod•• ...t41 tC" 41. ¡".vta t.,.U 1
...,. " . .1 y .-t.. OI""H~ ~. tndu.tri. del c~o
..... Ot.r_ --..fac.tlW"_ el. Cotludo y _UdcI
ISO. ~cUn ............. 'f COl"d'ta
63. t"t . ...c:ti ... l _ _ 1 c _ _ da 6.2. a.cupw-AClt1'1 M produc:tOll
64. C--c'o .lnorl.t. N. IU~U.,. " J-..I:Il_
"". -.t_ant_ 9::1:. ca--vtctoe ......-Iento
.... ""'-te1 .... tr.!. IiIIIllJt..1tM;h -=1.1
'7. ~"flCtfn
11.. tranapot"u por ....roc:.,....U
1Il7. IMrvlclo- ,......,.1_
98 ...... viclo ~Uc:o
"r.S. ,.,.._ tr...~crt_
110. AI ... U ... bl~ -..tIl_
fi. 8Irvh:1." rKre.Uvo.

ÍNDICE

I
I
I
66
I medí o, m~d~6-bajo.y bajo)~ correspondientes a los ~~uatro

I cuartilos en que se distribuyen las actividades, éstas

quedaron asignadas como se expresa en la Tabla Ii.5.

I
I Tabla 11. 6
NIVEL TECNOLOGICO y VARIACION DEL EMPLEO. 1976-83

Nivel tecnológico Varo abs. Var. rel.


I Alto (primer cuartilo) 15.400 99,6
Media (segundo cuart.) - 116.500 95,12
I Media-bajo (tercer c.1
Bajo (cuarto cuartilol -
586.100
765.300
86,74
78,89

I En el periodo de 1.976 a 1.983, que es un periodo de

I destrucción masiva neta de emplea, éste disminuyó en menor

grada en las ramas de mayor nivel tecnológico, tal como lo

I muestra la Tabla II.6,~ tanto en números absolutas cama en

términos relativos (expresadas éstos en forma de tasa para el


I
- aRo final, tomando cama base 100 el empleo del a~o inicial. No

I obstante, el comportamiento del empleo podria no ser

extrapolable de los periodos de destrucción masiva del mismo a

I las de crecimiento. La Tabla 11.7 muestra la proporción del

empleo total que representaban, en el segundo trimestre de


I
- 1.989, los sectores de distinto nivel de complejidad

I tecnológica. Puede observarse en ella CÓmo las ramas de que

forman los dos niveles inferiores de complejidad tecnológica

I representan alga más de tres quintos del emplea total,

mientras las comprendidas en las dos niveles superiores apenas


I
..• llegan a las das quintas .

I
I • Castells et al. (1986: 11, 5201.

I
ÍNDICE
.. ',.,<:.-
I
I
67
I RAMAS, 1989,
0;.')

AGRUPADAS SEGUN EL NIVEL TECNDLDGICO


I ""MI" qaact.UR' "'n) .Ug Itqyndg '\llCUlR' "1)'11 Md'9
O.,
.....O.,
13. ",..Una de p.t,.tl" 14.0 12. bt.rec:c:ilkl óe p.tf"61_
'6. capt.c'~ y di.tf"ibuc16n aou- 22.'
I
14. Ib:trK. aln •• r.dl.r:::Uvo.
liS. Ih'c:trtcld.d
..... 2i. Extf"K'c:ltn .l.-al . .UHca
•••
22. f'r'od. V tr.an.fOl'" • . , -tal_
25. Induwtrta QUl.lc.
3;1. tt.q. 1M Dflc:ln. y orct.nUar. .
34. MAquln.w'l. alfet,.,c_
:,m. &t. . 'al elltCtr6n'c:a
.....'.5
163.4
12.1
24. Ind. prud •• _In.
32.
37.
39.
41.
"-qulnarl • ..cinte.
eonatryecl. 6n naval
In«tustr'. óe "..lKhUn
nQ

Industr'. de .1i~t.cl4n _
-':.UCQ'll

....
t:11.3
120.2
ta.9
412.3

I
36. Aut_6.vU
38. otr-o . .t.rl.t d. tr.ntlpOf't.
164.'
:>2.2
42. Ot,.... aUMnt.cUn .J
48. Indu.trias ~ c.udko y pl.attco.
.....
'12.2

.............
7 •• eo.unlCKlonn 131.6 tU. c-rc:lo _'fOI"lsta
n. Tra.rnl"ar-t_ ..... ,._tr_ =,'
......
11. hnc. 242.7
82. ,"uro.
83. AuxiU ... _ fln&nCl ... _
n. Tran~t" ..... iU ... :U ••
74. Tr.an1llPG""t.e ..... , 24.7
14 ....."Icl_ • 1•• ..."..... f3. EdIolC-.c:ltn • ln .....UvaclOn
"".8
I
'l. Adalnlttracldn pébllc. '9-4. 8IontlUd 415.9
TOTAL. 2 .... ,3

Ttrj;r SUVtup. oh, MI1,2:ta"g


2 • ...,. . . . t. 413.2 l. ""'culbra 1.046.3

I 6. Pnc.
U. CoIrrbustlbl .. a41ido4l
23. EM:trac.cUn ain. na ..t:aUcDII
3 •• Febrlcac:t6n prod•• ..t.4Uc:OII
41. P~l Y .rt.. or,fic••
....
100.1
41.S
_.3
'.S.1
3 .....vlclo. ...
4. cu.
So aUvic:ultura
43. I~trla t..til
'c.

44. lndLlw-t,..h 91 a.ro


'1 .,.,&d.,...
....O.,
I'.e
lS.t
30.7
4 •• Otra. -..nufKtl.ll"'" 48.0 4l5. cahado y .....tillo 27!S.O
80. con.t ...uc:cl6n 1.099.1 24S.3

I
44. ......... y COI"chG
63. lnt ......eIt ... ' " ..l cc.rdo 49.0 1.2. AKup4If"acl6,n de prlDduct_ .... 2
64. CoMr'cla alncrlst. 1.1:31.' 86. 111quU_ de 1 _ _ 1_
'92 .....YidOll _ _ _ lenta 2.'

....
d. RtRt_W'lt- !512.1 120.4
66. Hostel""', 147 •• 9S. ~'stencla ~1.1 104.,
67• .-p ....a.cUn
71. Tr-....-.pcrt. por ...roe .... ,.U
230.' no """vicia. pW~_
'Hit.....vlcl a cao.Httca
138.5
414.. 1
17.'
I
1'5. AntIIIOtI tr"-'Ql'"tH
• • AlquU . . bl,",*- .wIbl_ U.I PctJa/P.A.D.1 21.S X
'96 • ..,....lcl_ rKr_U.VOII '60.0
TOTN... 4.606.3 PctJelP.A.O.t 38.'9 X

I Low tlat_ corrttIIPondan al ~ t,.. . . . . t,... da 1.~. l..mI par-c..t..J.. h.., aldo calc:uladOll aobre l. pablK'Un acUva
_tl_
Ck:1.,lIIUa total r-eau.1tante da . . . , . 1011 euat.ra t.ot..l . . ".,.dal_ cOl"I"'~I..,t.a a le,. CWltro cu.u-U10llJ _u total
"...,.,.al d1fJ.,.. Utar'--"t. d.) real al . .t ... Ja poblK'16n DC:upada por" , . . _ . InIpra'IIMHI .ti da ,.,."""ss.

I Una consecuencia obvia de este panorama es qLle ni el

presente ni el futuro inmediato de la econDmía española están


I fundamentalmente en la producción de tecnologías de punta. Con

I la mirada

tecnológica no
puesta en

solamente afecta
el f ut ur o, y puesto

a 1a
que

producción de
la innovación

bienes y

I servicios nuevos, sino también a nuevas formas de producir los

viejos, el país no puede descuidar la carrera tecnológica si


I na quiere consagrar definitivamente su condición de

I semidependencia.

las mercados
Sin embargo, las

internacionales
pasibilidades de

(que ya comprenden
España en

los

I nacionales) residen más en los sectores de tecnología

intermedia, por la que las políticas de formación no deberían


I dejarse arrastrar por el espejismo de levantar mLlchos "Si 1 i con

I
ÍNDICE

I
I
I
68
I Valley", sino m¿s bien oper-ar de manera r-efá\ista y prágmática

I en los ter-r-enos en los que nuestr-a economia puede

competir; Esto probablemente implica menos


mantenerse y

informática y más

.1 mecánica.

I Por- otr-a par-te, hay demasiada tendencia a confundir

I tecnologia

fea cbstumbre de
con fabricación,

medir- el
como lo muestra,

nivel tecnológico de una


por- ejemplo, la

actividad

I por- la pr-opor-ción de ingenier-os y similar-es en su fuerza de

trabajo, y no la de economistas, diseñadores o especialistas


I en mercadotecnia. En un contexto nacional y mundial de

I ter-ciarización

mejores
galopante, para

oportunidades
un pais como

la inversión
el nuestro puede

de capital
ofrecer

I r-eproducible y "humano" en las ár-eas de servicios nacientes y

en e;·:pansi ón que en ár-eas industriales que ya están


I fuertemente desar-r-olladas y oligopolizadas sin haber esperado

I a nuestra llegada. En otras palabr-as, nos resultar'a mucho más

fácil producir y vender- softwar-e que hardware.

I
I
I
I
I
I
I
ÍNDICE
I
I
¡I 69

il 11.2. La evolución de las ocupaciones

I Pero las ramas de actividad no nos proporcionan, ni

I siquiera

visiÓn adecuada
cuando las

de la
agrup~mos

evolución
segQn su nivel tecnológico, una

del empleo. Otra manera de

I acercarse a ésta es atender a la evolución misma de las

ocupaciones. eastells et al. calcularon el crecimiento o


I decrecimiento absolLcto y relativo de las ocupaciones

I valiéndose

Municipal de
del Censo

1.975. Las
de Población

categorias
de 1.981 y

ocupacionales empleadas
el Padrón

I corresponden a las de la lista de dos dígitos de la

Clasificación Nacional de Ocupaciones.


I
I La Tabla 11.8

es decir, el aumento o disminución de


presenta los datos en términos relativos,

los grupos ocupacionales

I en forma de tasas porcentual es, tomando como base 100 el año

inicial. Algunas variaciones pueden deberse a medidas


I administrativas --como el aumento de directores de la

I Administración

surgimiento de
pública,

las
probablemente

comLlni dades
causado

autónomas
por

y
el

por

I reclasificaciones-- o a efectos espúreos --como el aumento de

los "economistas", que puede provenir de respuestas que


I sustituyen 1a categoría ocupacional por el titulo profesional,

1
1-
I o la disminución de las mecanógrafas, que

de la preferencia por otros


posiblemente lo haga

términos definitorios--. De las

i I diez profesiones que más crecen en términos relativos, cuatro

pueden considerarse de alta cualificación --directores de la


I
ÍNDICE

I
I
I
I Tal:!la II. 8
LAS OCUPACIONES QUE MAS AUMENTAN O DISMINUYEN. 75-81
70

(en términos relativos)


I Las di ez que más aumentan. Las di ez que más di smi nuyen

I Ocupaci6n Tasa Ocupaci 6n Tasa

Directores Adm. Púb. -329,53 Trabajadores otros servs. 25,21

I Servicio doméstico
Capataces
Trabaj. papel y A. Gráf.
251,91
250,91
244,13
CI érigos
Trabajadores del mueble
Mecan6grafos
49,73
52,61
53,47
Jefes servicio transporto 232,74 Conserjes 54,64
I Estadís., matem., informo
Otros técnicos
203.28
202,83
Asalariados agrícolas
Jefes de tren
57,60
57,63
Directores hostelería 201,84 Peones 59,88
I A. T. S.
Economistas
201,84
183,21
Trab. siderometalúrgicos
Trabajadores del textil
60,08
62,52

I A. P. , estadísticos, etc., otros técnicos y economistas--, pero

I en conjunto sólo sumaban, en 1.981, el 0.55 % de la población

activa ocupada.

I (

Tabla Il.9
I LAS OCUPACIONES QUE MAS AUMENTAN O DISMINUYEN, 1975-81
(en términos absolutos)

I Las que más aumentan Las que más disminuyen

Ocupad 6n Aumen. Ocupad ón Dismin.


I Personal servidumbre
A.T.S.
97.626
81.401
Asalariados agrícolas
Peones
646.542
238.404

I Capataces
Directores empresas privo
Profesores
80.378
64.680
62.190
Conserjes
Agricul. propietarios
Trab. construcción
175.603
123.707
104.021
Ocupo no bien espeCificada 47.728 Trabajadores del mueble 102.666
I Trabajadores de forja
Propiet.-direc. comercio
36.822
33.140
Conductores transporte
Trab. siderometalúrgicos
92.115
87.132
Personal servs. protección 27.235 Trabajs. otros servicios 79.378
I Jefes de oficina 24.220 Trabajadores del textil 77.784

I La Tabla 11.9 ofrece la lista de las diez ocupaciones que

registran mayores variaciones tanto al alta como a la baja,


I pero esta vez en términos absolLttos. Entre las ocupaciones que

I
I
ÍNDICE
I
I
71
I más crecen, sólo la cuart'a y la qLiinta, y en me~i~~ mucho

I menor la octava y la décima, requieren cualificaciones

elevadas en una parte de sus miembros (recuérdese, por

I ejemplo, que entre los "profesores" están los maestros y las

cuidadoras infantiles, que entre los "directores de


I empresas" hay de todo).
y

Las otras requieren cualificaciones

I medias (como los A.T.S. y capataces) o bajas (como el personal

de protección y servidumbre).

I
Si bien nadie duda que los empleos de alta cualificación
I crecen más rápidamente que la media, ello no necesariamente

I significa un aumento general de las cualificaciones del

trabajo, ni siquiera de las cualificaciones medias. Numerosos

I estudios han planteado la hipótesis de una polarización de

éstas, es decir, de un aumento del peso relativo de los


I puestos de trabajo altamente cualificados y escasamente

I cualificados, en detrimento de los qLte requieren

cualificaciones intermedias. El trabajo de Castells et al.


I ofrece también un intento de verificar, aunque

rudifuentariamente, esta hipótesis. Los autores agruparon como


I "ocupaciones de nivel superior" a los profesionales y técnicos

I de producción y gestión y a los altos directivos públicos y

privados, y como "ocupaciones de nivel i nferi or" a los


I trabajadores de servicios personales y domésticos. personal de

protección y ocupaciones no bien especificadas.


I
I Sobre,esta base, calcularon el grado de polarización y el

signo de ésta para las ramaS de la Clasificación Nacional de


I
ÍNDICE

I
I
I
I Acti vi dades Económi éa:s que ell05 mi smos hab íanac:jr'upado en', los
72

I ~uartilos superior e inferior de la jerarquía de complejidad

tecnológica (véase Tabla 11.5), reagrupando algunas de ellas

I hasta reducir ambos grupos a diez ramas. Consideran que hay

I proceso de polarización

"de nivel sl!perior" e


cuando las ocupaciones

"inferior" crecen, ambas,


seRaladas como

por encima de

I
Tabh U.l0

I ,
LA POLARIZACION y SU SIGNO EN 20 RAMAS
(Cuartilo de nivel tecnológico alto)

I Ramas de actividad o grupos de ellas Dif. 0.5. OH. O. I. I...Jh...


Refino de petróleo + 30.8 + 72.7 0.42
I Electricidad
Primera transformación metales
+ 37.4
6.7
+156.6
+ 57.1
0.24

Química + 10.0 + 6.3 1 .. 59

I Maq. afie. y ords./Mat. eléctr.-electrón.


Automóvil y otro material de transporte
Comuni cad ones
+ 3 .. 5
- 22.1
+ 16.8
+115.4
+158.1
+ 71.5
0 .. 03

0.23
Banca, seguros y finanzas + 25.3 + 17.5 1.63
I Servicios a las empresas
Administración pública
+ 7.3
+ 17.6
+250.4
+ 50.7
0.03
0.35

I (Cuartilo de nivel tecnológico bajo)


Ramas de actividad o grupos de ellas OH. O. S. OH. 0.1" h!h..
I Textil
Cuero
+ 1.9
+109.6
+ 12.0
+110.1
0.16
0.%
Calzado y vestido +295.4 + 2.4 1,23
I Madera y corcho
Recuparación de productos
+ 39.1
-176.6
+ 7.6
+174.1
1,31

Alquiler de bienes inmuebles + 7.8 5.4


I Saneamiento
Asistencia social
+ 5.7
+ 19.2
+ 30.9
+216.3
0.19
0.09
Servicios personales - 13.0 + 5.9

I Servicio doméstico
"'f. LL •
alf. D_I • •
Dtf~ ....
Dt.f~l. . .
- 85.0
'- ~ ,.. c:rc:tmWJb . . 1 . . .",...1 _ _ _ lcr_ .. ~ .,. la t..N .......
3.6

la t.-.. ... tcr.cl.t~ _ , . . IIICl.iIp;eCl .... 1M.,.' .... rMpM:ta dIt 1. t ... -.d, •.
l •••• lNlee • fJ,Mor ..... o cac::t ...t..,tnt 1_ vwl.d~ de In ~t.... ......1.,.. . (~"'" • tnfrlanre

I el . . . . . 110ft .-.lUv_.

l.
~ ........ )
'-- cato. _ ,..U .... ti ..,.Udo 1.97S-«I '1 ~ . . la ..... di! d.to. de 1.,. .ut.cr...

1-

l.
¡ la media general de la rama. El signo de ese proceso se

I refiere a cuál de los dos grupos crece más rápidamente. La

ÍNDICE

I
I
I
73
I .
Tabla 11.10 mu¡"stra las resultadas. Junta a' 'las dHereincias en
I las tasas de variación de cada grupa ocupacional con respecta

a la variación media de todos los grupos se ofrece el "indice

I de barrera" para cada sector, que es el cociente entre el

aumenta del grupa de nivel superior y el del grupa de nivel


I inferior. Si ambas resultaran igualmente favorecidas frente a

I las demás, es decir, si la polarización fuera simétrica, el

"indice de barrera" seria igual a la unidad; si se sitúa par

I emcima de ésta es qLle las ocupaciones de nivel sLlperior crecen

más rápidamente que las de nivel inferior, y al contrario si


I lo hace entre la unidad y cero.

I
Al menas en 10 que concierne a estas ramas, queda fuera

I de duda, a la luz de la Tabla 11.10, que está teniendo lugar

un procesa de polarización. De las veinte ramas o agregaciones


I de ellas, en catorce crecen simultáneamente las ocupaciones

I superiores e inferiores par encima de la media (o decrecen por

debajo de la media). En dieciocho de las veinte crecen por


I encima de la media las oCLlpaciones inferiores, y en quince las

superiores. El crecimiento mayor de las ocupaciones inferiores


I no sólo es más frecuente, sino también, por lo general, más

I intenso: de los catorce casos que se registran coma de

polarización, diez son escenario de una polarización a la


I baja, es decir, sesgada en favor de las ocupaciones

inferiores. De los cinco casos en que sólo crece por encima de


I la media uno de los dos extremos, en cuatro se trata de las

ocupaciones inferiores.

I
I
ÍNDICE
I
I
74
I En J-¿;;te mi smosenti do apuntan ai gunos estudios re't:ientes

I de indole cualitativa, como el de

y
Homs et

confección,
al. (1987> ,

máquinas-
realizado en las ramas de te'ltil

I herramienta, automóvil, hostelería y banca. Vale la pena

seRalar que, según la clasificación de Castells et al. ( 1986;


I ver más arriba, Tabla 11.5), tres de estos sectores --los de

I máquinas-herramienta, automóvil

sector
y banca--

de alta complejidad tecnológica, uno en el nivel medio-


caerían dentro del

I bajo --hosteleria-- y otro en el nivel bajo --textil y

confecci ón--. Pues bien, para todos ellos el eqLti po


I investigador llega a la conclusión de que las que denominan

I "cualificaciones

cuantitativa en las empresas


intermedias ll tienen

estudiadas (grandes o
poca importancia

medianas).

I Lo que las empresas parecen necesitar, de acuerdo con la

organización del trabajo adoptada y, aparentemente, con


I independencia de la tecnología empleada, es un grupo

I minoritario

integrados en la
de trabajadores

jerarquía, o altamente
de oficio, muchos

especializados, y un
de ellos

I grupo mayoritario de trabajadores con escasa cualificación,

adiestrable a través de la experiencia, aunque se desee en él


I una cierta polivalencia de bajo nivel, consistente sobre todo

I en capacidad

puesto de trabajo.
de adaptación a los cambios de y en el mismo

I
En general, puede decirse que las áreas de
I cualificaciÓn intermedia en las empresas espaRolas
son poco numerosas. Este era uno de los objetivos
iniciales de la investigación: el centrar el estudio
I en las franjas intermedias de cualificaciÓn,' quizás
motivados por la importancia que en Alemania' tienen
este tipo de cualificaciones en las empresas. Sin
embargo, creemos qLte en EspaRa esas cual i f icaci emes
I
ÍNDICE

I
-

I
I
I >;'"¡-
están mucho más di fumi nadas,: aparee"en en ÍJnos
puestos muy limitados y, en la mayoria de las

I ocasiones, encontramos parte de los componentes de


esas cualificaciones en la figura de los mandos
intermedios. Es decir, que la cualificación se funde
en la jerarquia organizativa y en el mando. No es de
I extraRar, pues, que éste sea el nivel de la empresa
más critico y en ~na rápida evolución en las
empresas espaRolas. (Homs .et al., 1987: 1, 168)
I
I Tabla. 11.11
EVOLUCION DEL EMPLEO POR GRANDE~ GRUPOS OCUPACIONALES. 1982-
~

I Irwg ...,..lpntl
--L.!IIL
..lIIllal
U.«!!S.S
...1.3IIL
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I Prof . . "'.0 1.010.5 1711.5 121.'5

Func. p6b1. ....,.. V dir..: . . . , ...... U.7.S 11S.II' 18•• tU.l


Pw'-..l __ ",.tr.Uva 1.111S.4 1.25&0.2 10•• 1040.0

eo...-chn~ y ~. . 1.180.0 1.192.' 12.' tOl.l

I 1.4440.7, t.=I.4- 1004.7 101.2

.02.'..
Tr.,,""''' dIt 1M ...-vIcios
Atrlcultcr_ • ..,..s., pltR.cS. Y II:Pad. 2.~.7 1.'''•. 4 -loI.O.3

T" • •Jacs.-_ no ..... 1_• • te. 4.143.3 3.910.2 -173.l

I *' clulficillbl . .
tUe.brOll prof . . lanal_ de 1 •• FF.M.
O••
lOS. S
1.1
97.1 .....••• . ..
tlll.3

I La Tabla 11.11 muestra las variaciones absolutas y

I porcentuales en las

1.987, según cifras del Ministerio de Trabajo


cifras de ocupados para el periodo 1.982-
(M.T.S.S., 1989:

I 137). En él vemos cómo, en un periodo de aumento del empleo,

desaparecen puestos de trabajo agrarios e industriales y


I aumentan por encima de la media los profesionales y técnicos,

I los funcionarios superiores

y, más moderadamente, el
y directivos de empresas

personal administrativo
privadas

y de

I servicios. Tal agregación de las cifras produce la inequívoca

impresión de que los puestos de trabajo altamente cualificados


I aumentan a una vel oc i dad mucho mayor qL!e los no cual i f i cados.

I
I
ÍNDICE

I
I
I
76
I Sin> embargo, esta!;· paLItas

I OCL\paC iones pueden obedecer tanto a la lógica de la

complejidad del sistema productivo como tradiciones

I organizativas empresariales que nada tienen que ver con

creci mi ento del>


I aquélla. Resulta chocante, por ejemplo, que el

gran grupo ocupacional que en principio damos por vinculado a

I la renovación tecnológica, profesionales y técnicos, sea muy

superior en relación a la evolución general en Espaí'ia que en

I el país puntero, los Estados Unidos, o que en Alemania. La

I Tabla II.12
TASA ANUAL MEDIA DE CRECIMIENTO DEL EMPLEO
I POR GRANDES GRUPOS OCUPACIONALES
kY9R' fMiHltr1ma1n _l:I!WU...f.I.nl.m,._~e..Jlo.I.IIo _ _ 1iH.dL1ld!;ll..1L.IIII...
.I!ZlI:fI:I~.I!ZZ:I6~1!16::fi/a1!!l2=l:i~~J!Z/t::I!.IU6::IIi

I Prof ..lonaln. t-knlCiM y .1tlt-


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qul~. WlhtculH y . .ia. o,, •• -0.1 O•• 0.1 -O., O•• -1.8 "'.7 ..2.2 -j.4o O.,

...,1.0 tot&1 ...................... 1.' 2.' ••• O., ••• O., l.' -1.2 O., •••

I Tabla II.12 (O.C.D.E. , 1988) presenta el crecimiento del

empleo por grandes grL\pOS ocupacionales en ocho países.


I
I para
La Tabla 11.13

el período
ofrece la evolución más reciente, esta vez

1.987-1.989 (segundos trimestres de ambos) y

I al nivel de desagregación má>:imoque permiten los resultados

de detalle de la Encuesta de Población Activa. En el período


I considerado hay una ganancia neta de 181.7 miles de

"profesionales y técnicos", pero tambi én, \=n el otro e>:tremo

de la clasificación, de 193.4 operarios de carga y descarga y

ÍNDICE

I
I
I
77

I p.ones. En el subgrupo de funciones a~~inistratiyas. hay 33.8

Tabla 11.13
I EVOLUC10N DEL EMPLEO POR OCUPACIONE~ 1987-1989

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I
ÍNDICE

I
I
I
78
I millares de nJ~vos empleos para ~irectivo~ :público~ y priva~os

I y'jefes

clasificados",
de oficinas, pero también

que son empleados


141.2 para empleados

de baja cualificación. En el
"no

I subgrupo comercial, 12.7 miles de nuevos puestos de trabajo

para directivos, propietarios-gerentes, jefes y agentes de


I cambio, etc., pero 64.4 puestos para dependientes y

I vendedores.

13.7 millares
En el grupo

de puestos
de hostelería y servicios personales,

para directivos y propietarios-

I gerentes, pero 23.8 para personal de protección y seguridad.

En definitiva, en términos absolutos parece ser mucho mayor el


I aumento de los puestos de trabajo que, presumiblemente,

I requieren una cualificación escasa.

I No podemos ir mucho más lejos en estas comparaciones,

porque los datos de la E.P.A. no lo permiten. La Clasificación


I Nacional de Ocupaciones es un instrumento absolutamente

I obsoleto

Entre los
para el buen

"profesionales
conocimiento del

y técnicos",
mercado

por
de trabajo.

ejemplo, la

I categoría más amplia es, con mucho, la de los "profesores",

que además registra un fuerte crecimiento tanto absoluto como


I relativo. Sin embargo, en ella se integran desde el

I profesorado uni versi tari o hasta

infantiles, con niveles


el personal de 1 as

de cualificación muy distintos.


gL,arderías

Otros

I rnLlchas categor ias resul tan todav ia más confusas: "coci neros,

camareros y similares", por ejemplo, resLlltará muy distinta


I seg ún predomi nen los unos o los otros, pLtl~S el del coc i nero eS

I un

(1a
trabaj9 de cualificación

proliferación de
con~iderable

restaurantes hace
y el

que
del camarero no

aumenten los

I
ÍNDICE

I
I
I
79
I -tocineros \ los """mareros k la par, "pero la implantaC":lón del

I bufet

primeros,
en los hoteles

y ambas
favorece a

tendencias
los segundos

coexisten).
frente

Lo' mismo
a los

puede

I decirse de prácticamente todas las categorías nominadas como

"trabajadores de ... ", que son sustancialmente ciegas ante las


I transformaciones que tienen lugar en el interior de los

I correspondientes procesos productivos.

I Aunque está lejos de ofrecer el panorama sistemático que


I necesitariamos, el conjunto de datos presentados permite ver
I que la mayoria de las ocupaciones de alta cualificación que

I crecen están

servicios
relacionadas con 105 servicios, concretamente los

públicos, la información y la administración de las

I empresas. Esto confirma las conclusiones del apartado anterior

y nos reafirma en la idea de que este país debe apostar por el


I sector terciario con más fuerza que por el secundario.

I En todo caso, para bien o para mal, ésa eS la pauta de

I desarrollo previsible. En el actual contexto de

internacionalización creciente de la economía, y en la


I perspectiva particular del mercado único europeo, es posible

I que nuestro suelo llegue a albergar,

inversiones e:-:tranjeras, industrias de tecnología punta


por la via de las

que no

I podría generar la dinámica nacional, pero es casi seguro que

esas empresas no necesitarán en exceso ingenieros ni


I trabajadores de producción con una alta cualificación, ya que

;I _previsiblemente tenderán a dejar en sus casas matrices las

actividades de innovación y las fases estratégicas de la

I
ÍNDICE
I

80

pro'dLtcci ón, = mas Sí~ administrador-es~ mandos~¡·intermedi~s,

I vendedores,

cualificadas
etc. ,

de
es

servicios
decir,

en
que generarán

act i vl dades
ocupaciones

productivas

I i ndL\stri al es..

I No va a haber, pues, una explosión de la demanda de

I cualificaciones

desde luego, que


elevadas en el

la haya habido de
mercado de trabajo. No parece,

momento. El informe sobre

I Condiciones de vida y trabajo realizado en 1.985 por el Centro

de Investigaciones Sociológicas y el Ministerio de Economia y


I Hacienda incluia en la encuesta base una pregunta relatiVa a

I los estudios

desempeRaban los
necesarios

entrevistados en
para realizar

situación
el trabajo

de ocupados.
que

La

I Tabla 11.14 muestra los resultados obtenidos para la población

I r..b lII. 1 I. 14
PREPARACION NECESARIA PARA REALIZAR EL TRABAJO QUE DESEMPE~A

I Preparación necesaria Miles

I Ninguna preparación especial


Graduado Escolar o Bachiller Elemental
Bachiller Superior o B.U.P.
6.352,0
1.457,0
568,0
49,3
11,3
4,4
Formación Profesional o aprendizaje 2.617,0 20,3
I T~cnico grado medio o diploma univ.
Universitaria, técnico grado superior
740,0
582,0
5,7
4,5
N.C. 565,0 4,4
I Totales 12.881,0 100,0

La pregunta era: "¿Qué clase de preparación necesita una persona para

I realizar el trabajo que Vd. desempeña?"

I ocupada total por elevación de la muestra. De acuerdo con

ella, la mitad de los empleos no requieren preparación alguna


I y para tres de cada cinco basta con la que ya tienen todos los

I
ÍNDICE

I
I
I
81

I que se, incorporkn ahora al mercado de triibajo, es decir, con·

I la educaciÓn obligatoria.

I No obstante, eS preciso tener en cuenta que este mercado

no. Se ajusta y reajusta tan fácilmente como lo hacer) (en la


I medida en que lo hacen) los de bienes, servicios o capitales.

I Se puede poner

muchos productos o la
en pie con relativa rapidez la fabricación de

oferta de muchos servicios, asi como se

I puede desplazar con relativa facilidad un capital de la

inversión eri bolsa a la inmobiliaria o a la deuda pública,


I pero no se puede transfigurar de la noche a la maRana a las

I personas.

empleo lo
Cuando hablamos de

estamos haciendo de
la relaciÓn

personas
entre

que se
educación y

educan hoy,

I durante bastantes aRos, para trabajar luego durante muchos

más. Ni el discurso más visionario ni la mejor política de


I educación permanente podrán borrar el hecho de que la

I formación

formación
esencial, también para el trabajo,

inicial. La imposibilidad de prever adecuadamente el


sigue siendo la

I futuro, tanto menos cuando el único elemento seguro de ese

f Llturo es el cambio, obliga a tomar medidas precautorias. En


I el terreno de la formación, esto significa que cualquier

I sociedad, y entre ellas la nuestra, no sólo necesita

medidas adecuadas para afrontar 1 as futuras


tomar las
necesidades

I previsibles, sino también y tal vez más prepararse para hacer

frente a lo imprevJsto. Concretamente, y desde el simple punto


I de vista de la eficiencia económica, esto quiere decir que es

I preciso constituir una especie de "reserva de cualificaciones"

I
ÍNDICE

I
I
I
I qu~ p~rmJta afrontar ~l futuro ~n 1~ confianza'- d~ qu~ no nos
82

I v~r~mos paralizados ~n ~l prim~r cu~llo d~ bot~lla que s~

pr~s~nt~.

I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
,.
I
ÍNDICE
--~.~--~ .. _. -----

I
I
83
I
I
I El decenio económico que termina, y la segunda mitad del

anterior, han estado marcados en EspaRa por las dimensiones


I alcanzadas por el paro, se~alado una y otra vez tanto por la

I opinión

problema
p6blica cuanto

del país.
por las autoridades

La Tabla 11.15 muestra


como el principal

la evolución de la

I
l' ab 1 a .I 1. 15
I EVOLUC 1 ON DE 6.e....I:Qf3LAClOl\L ACT 1 VA---.QCUF'ADA y PARADA

ARo Activos Og¿QE.dos p'!!: ados /. o c ~lP-,,- /. paro

I 1981 1::":.055,8 11.314, 1 1..754,9


1.991,2
86. 66
84.92
13.34
15.08
1982 13.202~7 11.211,6

I 1983
1984
1985
13 .. 3!:;2~O
1::":.4::':6,3
13.543~ 1
11- 1::;1, 1
10.827,5
10. 66:~~ O
2 .. 221!,-O
2.608,9
2.880~2
8:5.37
80.58
78 .. 73
16.6::":
19.42
21.27
10 .. 920,0 2 .. 877~5 79. 14 20. 86
I 1986
1987
1988
13.797~5
14.266,0
14.558,7
11.329,6
11.676,7
2.936~5
2.882,0
7 e;-.42
80.20
20.58
19.80
..... c:=~
82.68 17.32
1989 14.749,5 k . 194,4
1'"" .L. :...,J_..h ..I, 1

I Cifre. da l. E.P.A. ~.nt.ed•• h ••ta t.~ p~ .1 "lnl.t.rto ~ Trabaja y U.8.


Orr~ .1 ~Q tri_te,.. da c.a. •• 0

I población activa, ocupada y parada desde 1.981 hasta 1.989.

I Cl~r?s y~ son de por .si lo ta~tant~ im2 r Esionantes,

ne, debe Ol\/ld¿.rse qUE apenas con5titL\~'en U~¿ serie d~

I f-ctogrc';i.¿:'lS pun~u21e~ de una realid~d E~ movi~iEGtO. Ha de

tenerse en cuenta. por ejemplo, los afectadoE por el


I desempleo no son siempre las
qUE

misma5 personas~ lo cual

I desdramatiza su situación pero también desdibuja el color de

rosa de la de los demás. Puede calcularse que el n6mero total

II de personas que, a lo largo de un aRo, conocen una situación


1-
I
ÍNDICE

I
I
I
84
.1 de desempleo oscila entr'e dos y dos veces y média las que

I reflejan las estadísticas en un momento dado_

I
I
Tabla 11.15
I TA§'BS D;;J>ESE;MF'LEO~N L Q2..YAI Se;:..§ DE LA O.e.D.E.

79-86 1.987 1.988 1.989 1.990


Región y país

I América del Norte


Canadá
7.9
9.6
6.4
8.9
5.7
7.8
5 1/2
7 3/4
5 3/4
7 3/4
Estados Unidos 7.7 6.2 5 .. 5 5 1/4 5 112
I Japón 2.4 2.9 2.5 2 1/4 2 1/4

I Europa Central y Oee:.


Austr-i a
Bélgica
8.0
2.8
10.8
'1. 1
3.8
11.1
8.3
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10.0
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7
7
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3/4
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1/2
7 3/4
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9
10.5 10. 1 10 10 1/4
I Francia
R.F. de Alemania
Irlanda
8.4
6.3
12.5
7.9
17.5
7.9
16.7
7
15
1/2
1/2
7
15
Lu,{ embur 9 o 1 ? 1.6 1.4 1 1/4 1 1/2

I Países BajDs
Suiza
11. 4
0.6
8.7
0.7
8.3
0.7
8 . Le.
8
3/4
8
3/4
Reino Unido 9 .. 5 10.2 7 7 1/4

I Europa Meridional
Grecia
12.0
5.7
13.7
7.4
13.7
7.6
13 1/2
7 3/4
13
8
3/4

11.0 11.0 11 1/2


I Ital i a
Portugal
Esr;¡añe.
8.6
8.1
16.5
7.1
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".J
18 1/4
1 ,I ""!
~ 5
17
1/2
1/4
Turquía 15.4 1 ..J.'::"
t:" ...,
15.9 16 :r·/4 17 1/4
I Palses nórdicos 4.4 4.0 4. 1 4 114 4 1/2
Di r,af'",3r-ca 8.7 7.e B.e 9 1/2 9 ;'./4
".... .,L . 3/4
I Fínlancna
IslanclCi
Noruega
0.7
2.4
5.1
0.5
2.1
4.5
1. (1
:·.2
" 3/4
1 l/A.
.4 1 i 4
;;,

4
3/4

., - 1 In 1 3/4
I Suecia

Oceanía
.0:.. • ...)

6.8
1.9

7.4
1.6

7.0 6 3/4 7
Australia -1.5 8.0 7.1 6 1/2 7
I Nueva Zelanda 3.7 4.1 6.0 7 7 1/2

O.e.D.E. Europa 9.1 10. i5 10.1 9 3/4 9 3/4


e.E.E. 9.2 10.8 10.2 9 3/4 9 1/2
Total O.e.D.E. 7.6 7.8 7.3 7 7 1/4

ÍNDICE
I
I
I ~unque el desempleo ha sido un probl.ma generalizado de
85

I las economías capitalistas desde la crisis de los setenta, los

niveles alcanzados en el mismo por Espa~a no dejan de


I sorprender tanto si los comparamos con 105 de paises más

I desarrollados como si lo hacemos con los de.otros más próximos

a nuestras condiciones econÓmicas en otros terrenos. La Tabla

I 11.16 ofrece los porcentajes de paro de los paises de la

O.e.D.E. en este decenio, asi como proyecciones para 1.989 y


I 1.990. ,.

I Es cierto que, como refleja la Tabla 11.15, el empleo ha

I venido aumentando en el último cuatrienio, y a un ritmo mayor

que en la gran mayoria de 105 paises de nuestro entorno


I económico, así como que la evolución de la tasa de desempleo

I no refleja este crecimiento debido al aumento constante de la

I TASAS DE ACTIVIDAD. POR SEXOS...._~N DIVERSOS PAISES


Tabla II.17
(1997>

I País __
T_

-,
__
V_

-:0 -,
__
~1 _ F'aís _L __
V_ _M_

Austria 66. ~ , v. ~ 54. 4 Can2.d¿ 76. 1 86. 6 65.8


.3
I Finlandiil.
P. Bajos
Suecia
77. 1
~!S .. (.;
c~
--. ~
81

85. -:
.,.
.....,.."
:'
72w 9
~,
-' "
E: 1
.
.-:
Franci il.
NDrueg2
R. u,': ce,
67. 3
131 9
76. ~
77. 7
89. 2
o~
9
57 .. 2
74. :::;.
64. 6
- -
'- \.J.I
-- .
lo

"'- . -- -
I E. Unidos Espc--?,; 67.6 .....
~
- 4<:;' • 2 C''"')
1

.-.
t;,

.-
~. .;...

F..--,t.H1 o.e.c.E,. y "",T.a.5.,

I población activa. Pero no lo es menos qUE la tilsa de actividad

I
l.
en Esp,a,ña todavía está muy por debajo de la de la generalidad

de los países del Occidente industriali~ado. como'lo muestra

"O.C.D.E. 0989: 21).

ÍNDICE
I
I
I la Tabla 1 1 .17. Aunque esto es et';"cto

I estructura de ec:lacles (el

del mundo occidental desarrollado),


es.pañol fue posterior al

resul ta sobl"e
del resto

I todo de la escasa incorporación de las mujeres "d trabajo

por lo que todavía hay que esperar que el


I e:-:tradomésti ca,
desempleo aumente o disminuya sólo lentamente, por efecto del

I aumento de la participación en la vida activa, durante largo

ti empo.

I
En cuanto a la composición de la fuerza de trabajo
I ocupada,~ Espafia mantiene, con un leve crecimiento reciente, un

I importante

constituye
sector

1 C'. cuarta
de trabajadores

parte de la
por

población
cuenta propia

ocupada.
que

Esta

'. situación

resultado
de casi estancamiento

de dos tendencias que se


al alza eso,

contraponen:
sin duda,

la crisis de
el

I la pequeRa burguesia tradicional, especialmente la agricola e

I industrial, y el

preferentemente
ascenso de nuevas

ubicadas en el sector de
formas de trabajo autónomo

se~vicios. La Tabla

I 11.18 muestra la composición de la fuerza de trabajo, por

situación profesional, en 1.987.


I
I En cuanto a

que los empleos se


los asalariados, diversos indicios

van tornando menos estables y la


apuntan

movilidad

I comienza a convertirse en una perspectiva, para bien o para

mal, siempre presente para una proporción crecIente de los


I trabajadores . La Tabla 11.19 muestra la disminución de la

•I proporción de los ocupados que cuentan con un contrato

correlativamente, el aumento de la de los


fijo y,

contratados

ÍNDICE

I
I
I
87
I ..
~:
Tabla 11.18
TRABAJ ADORES sgGlltL.í31 IUAJdQ~ PROFE2lQNI:\~-,-_.E:ºILS¡;;j:_tpRE.2

I TODOS LOS SECTORES


"tu.cl'o prctfn'qn.l ___ cu ..... -.b.olul •• (.U.,I - - - - - Clfro.tI r.l.li ..... ('XI
...IDL...--I!fIL....I.'IlIZ-Jm.......Im....I.'!IC-...1m....llII'L
,.o
I Tod_
blpl.,..CII'""
EMpr • • , ••• larl~ y aut'na.os ......
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369.'
1062"f.l
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~.4
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~1.8
81.2
121'•• "
434.6
2201 ••
.00
•••
18.6
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S"l
1'l,,7
.00
21.9
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•••
•••
18.1
•••
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n.'
A&alar ••do.
... Sect.OI" pdbllc:o
772b.7
16Aa.1
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1406.0
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11S2.4
1815.1
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IlI'64. t
n.'
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n.7
17.6
10.3
15.7
....
U •. l

I - 8ector prlv.dQ 6038.1 6337.3 . . ,7


Otra. y no cl •• lflcabl .. •• 2 •. 2

SECTOR AGRARIO
I lU;uacltn prgfntgntl _ _ _ CHr •• abtlOlutl' f.U_' - - - - - Cur •• r,I.Uv •• ('XI
..un..
.... ••• ,... ........ .... .... ....•••
1902 ...!.m- -1.!iL J.m... ...1m.. ..I.'!IC- ..llII'L
T",,- 2077.:i 1964.3 1724.5 I~.B .00 .00 ,o. ,oo

I
EllPl.uOl"'''
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22.3 21.7 20.7

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543.7

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O.,
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30.'
2.2
•• 3
31.5

30.1
o•• 0.2

I SECTOR INDUSTRIAL
- - - CHr •• ab.olut •• (.U_~ -- _ _ _ Cifr«lS rel.tiva. (I:!
IltYAC"D DcRf .. lgaA¡
..un.. ..I.'!IC- ...1m.. ..llII'L ...1m.. ..I.'!IC- ..un.. ...1!IrL

I ....,.1 ,.o ,.o


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r_ :ms .• 280t.9 ...... 7 'oo9.7 .00
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ElIIPl_dOl"'_

Ayud •• f_l1t.,.._
AMl&r'tado.
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147.7
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IJi. "
•••
I SECTOR DE LA CONSTRUCCION
- - - Cifr •• _.oI\Jt •• c.u_) - - - - - Cifr •• ,..lltl v •• 0"

..... ......
IttM&6lpo prpt . . 'pn.l
..un.. -1!IIlL ..un.. ..llII'L ..uu.. -1!IIlL ..lJJ!Z.. ..llII'L
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- Sector' pri vado 69':1.2
••• ••• ..3 •••
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SECTOR DE SERVICIOS

I 11¡~liD ~A! ..

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20.7

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tr-.aJtodoP"es . . cocpet".U ....... 1_ -..pr-.vt_
O.? . . la ~.A.DI.
.'tI JJ T. Lo. ... 1 _ _ f~t • ....._,
._l.,.l.rso. .,. .1..-t:ro. M cOQPeI"aUv••• 4hJ.octo ......t • •610
1_ -trabaJMkr_ lnÓ_'P.ncU.nt_". Y• .." l •• "e.aUva. (porulfltaJ_l. tordo. _te ~. Par. 1.~.
ain -.1_1adot1 y tr ....Jadar-_ t~l""t_
.-:loo 10'1
('*1
"-
prcporc::16n . . . (n1 __

I
temporalmente. Pero todo parece apuntar qué esto no es nada en

II
l. relación con lo que se avecina, si nadie lo remedia. La Tabla

ÍNDICE

I
I
I
88
I 11.20 muestroa la pl~oporción de los °éontratm,oo de fomento del

I empleo, la práctica totalidad de los cuales son temporales,

entre las nuevas colocaciones registradas en los últimos cinco

I años y medio.

I Un 4.1 % de la población asalariada, además, trabaja a

I tiempo parcial, si bien, de acuerdo con la definición de la

sólo un 0.4 1.
E.P.A. (que corresponde a la de la O.I.T.),

I puede considerarse población 11 sutJempl eada " ..

I Lamentablemente, estos son sólo indicadores muy tenues de

I la movilidad en el empleo y entre empleo y desempleo,

dicen nada en absoluto sobre los cambios que se


y no nos

producen

I dentro de un mismo empleo. No obstante, tienen la relevancia

suficiente para introducir un nuevo factor en la consideración


I de las necesidades formativas: la incertidumbre que habrán de

I afrontar los trabajadores.

I En el estricto plano de las cualificaciones técnicas

(aptitudes), significa que los jóvenes de hoy tienen que estar


I preparados, además de para afrontar situaCIones de desempleo,

I para cambios de actividad, de


Tabl a l ! . 19
puesto de trabajo, o de
ASALARIADOS SEGUN TIPO DE
I tareas en un mismo puesto de
CONTRATO (porcentajes)

frecuencia Año Fi ios Temp.


I trabajo

que no
con una

conocieron sus 1987 84.2 15.6


...,""'"1
.,..
1988 77.5 .. '-;
...:.."::'

I antecesores. Fuera de 1989 73.3 26.5

aquéllas, el mantenimiento de

I
ÍNDICE

I
I
I
89
I un importante volumen 'dE" trabajo por c'uenta pr-opia y :1a

I alternancia de periodos de empleo y desempleo (y~ por" tanto,

de búsqueda de empleo) trael~án consigo una mayor relevancia de

I otras capacidades tal vez no estrictamente necesarias para

muchos en los procesos productivos, per-o 51


I ellos, tales como la. iniciCi.tiva, la capacida.d de comunicacie:.n~

I las formas de autopresentación, etc.

I Aunque no tenemos mane!'"'a de ofrecer una imagen

cuantitativa de los cambios


I que afectan al contenido de Tabla 11.20
CONTRATOS ~JLFOMENTO DEI"
I los

pocos
puestos de trabaja,

estudios existentes
los

al
EMPLEO Y TorALES (1984-89)

Año Col. req. Cont. F E i. FE

I respecto han detectado que 1984 1. 814. 067 432.258 23.8


1985 2.557.008 1.056.039 41.3
tales cambios están siendo
I particularmente frecuentes y
1986 3.007.699 1. 391. 104 46.3
1987 3.438.792 1.660.986 48.3
1988 3.703.242 1.988.244 53.7
1989 1 1.987.355 1.119.812 56.3
I rápidos en el periodo que

vivimos. Las empresas hacen

I frente a esas cambias sin grandes dificultades, recurriendo

fundamentalmente al reciclaje de su personal. Sin embargo~ no


I puede decirse la mismo de los trabajadDres~ pues, si bien la

I mayar parte de ellos pueden

las nuevas necesidades, otros no logran


adaptarse sin grandes

hacerlo con la
problemas a

misma

I faci 1 idad. En un estudio ya cItado, Homs et al. (1987: 181)

presentaban en sus conclusiones como problema principal


I
I 'La resolución de los, .problemas de inadaptación de
importantes volúmenes de trabajadores, entre los
cuales se encuentran trabajadores muy experimentados

I e incluso profesionales de oficia muy valiosos, que

ÍNDICE
I
I
90

I las em~resas individuaies sOQ incapa~es de


reintegrar adecuadamente.

I Las
miedos de
barreras, las
estos trabajadores,
resistencias, e
exigen la
de estrategias especializadas de las que carecen las
incluso los
aplicación

empresas, el INEM y las Administraciones Educativas.


I
I Aparte de la problemática especifica que esto plantea

para los trabajadores ya definitivamente Y de largo tiempo

I atrás incorporados a la vida activa, parece claro que, para

los que todavia están por hacerlo, para los jóvenes


I escolarizados, la cuestión reside en poner en pie una

I formación inicial (general

base adecuada para una ulterior formación


y especifica) que constituya una

continua. Volveremos

I sobre esta cuestión.

I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
ÍNDICE

I
I
I
91
I
I 1 1 l. LAS DE!:U~J..!al",I>6.PÉS A~I¡;; EL EMPLEO

I Aunque el derecho al trabajo, a cualquier trabajo, está

di ver-50S
I reconocido

factores
por

hacen
igual

que
para

éstas se
todas

vean
las

situadas en posiciones

I desiguales ante las oportunidades de empleo. Son tantos y tan

complejos estos factores que abordarlos más allá de la


I intuición y los indicadores indirectos requeriría un tratado

10 que aquí nos limitaremos a


I de estructura

algunos de los
social, por

aspectos más visibles a partir de los datos

I disponibles y más accesibles para las políticas de empleo

vigentes. En concreto, abordaremos sucesivamente, en este

I capítulo, las diferencia.s debidas al género, a 1a edad y al

como las disparidades entre las


I ni vel de estudiosasi

nacionalidades y regiones que forman el Estado espaRol.

I
Sin embargo, no podremos abordar, porque queda fuera del
I alcance de este estudio, la influencia global de los factores

que, en la sociología, suelen agruparse bajo el epígrafe del


I "origen social " , tales como el status ocupacional, el 1 os

I ingresos y el nivel de educación de la familia de origen. No

obstante, merece la pena recordar que tales factores no sólo

I influyen sobre ~ oportunidades concretas de empleo están al

alcance de las personas, sino también sobre sus posibilidades


I de acceder al empleo en general. REPASAR

I
I
ÍNDICE
I
I
9'/

I
I
I Es un lugar com~n que las mujeres presentan tasas de

actividad menores que los hombres, que cuarldo se incorporan a


I la vida activa corren un riesgo de paro mayor que ellos, que

I se encuentran más frecuentemente

subempleadas o en empleos
--por o c:ontra su voluntad--

precarios, que tienen menores

I oportunidades de promoción y que obtienen menores ingresos en

un mismo empleo. Conviene, no obsta.nte, detenerse sobre la


I dimensión de este problema.

I En la Tabla 11.16 vimos las diferentes tasas de actividad

I de las mujeres en varios paises de la O.e.C.E., situándose la

de EspaRa entre los dos tercios y los dos quintos de la de los


I otros. Es posible que, en el próximo decenio, o en los dos

I próximos

sigan
decenios, las tasas

el recorrido que, en
femeninas de actividad en EspaRa

otros paises avanzados, hici~ron

I desde la segunda mitad de los sesenta a la primera de los

ochenta, elevándose por lo general en veinte puntos o más; es


I posible, pero no es seguro, y no cabe duda de que ello

I dependerá, aparte de otros factores, de 1a poI iti ca de

empleo."

I
I
I ~ Según una encuesta reciente, de cada cien mujeres que
no trabajan ni buscan empleo cuarenta lo aceptarían si se les
ofreciera, y cincuenta si se excluye a las mayores de sesenta

I y cuatro aRos (Durán, 1988: 3321.

ÍNDICE

I
r<~-------------------------------------------------------------------------------------------

I
I
93
I La Tabla IlI.l
T a.b 1 a., 1 1 1. 1
muestra I.~SAS' DE DESEMPLEO POR J2¡;~O,

I otro aspecto de la
País
Muieres
, 1983 1987
Varones
1983 1987
discriminación de la mujer en

I el mercado de trabajo,
Australia
Bélgica
Canadá
9.9
17.9
11.6
8.4
17.8
9.4 11. 2' 8.5
9.9
B.l
7.5
7.0

concretamente las diferencias Dinamarca 1(}. 18.0 .,\J ......


~

I en las tasas de ocupación de


Finlandia
Francia
5.2
11. 1
4.4 5.8 5.9
13.7 6.6 8.6
Alemania 9.3 9.3 6.7 6.3
I hombres y mujeres

Algunos
en Greci a
Irlanda
11.7 11.5 5.8 5.1
15.0 22.1 14.2 18.1
distintos países. Japón 2.7 2.8 2.7 2.8

I paises presentan en ell a


Lm,emburgo
Países Bajos
N. Zelanda
4.7 2.3 2.7 3.1
14.0 12.2 11. 1 7.7
4.3 3.9
diferencias a favor de las Noruega 3.9 2.7 "':!"0_'" ":r.... 1.8
1 mujet'~es, pe,"o a menudo éstas
Portugal
España
12.7 9.0 5 .. 2 4.9
21.3 27.9 16.5 15.6
Suecia 3.7 1.9 3.5 1.9
1 se deben

procedimientos
más

de
a

registro
los Reino Unido
EE. Unidos
9.8 9.6 11. 9 10.8
9.2 6.2 9.9 6.2
LA t ••• de ~ltfO ha .id" calculada eOlItO pcrC.nt_JIII

1
de t. poblac:Un clv'l.

del paro que a otra cosa. En

1, general,

imagen de
estos procedimientos

la situación laboral
distorsionan particularmente la

de la mujer. Una hora de

I trabajo en la semana anterior puede borrar a una persona de la

lista de parados, y el trabaja a tiempo parcial es mucho más

1 frecuente entre las mujeres. En Suecia, por ejemplo, donde 1 as

tasas de paro de ambos sexos son muy similarEs~ la inclusión


1 de los trabajadores involuntarios a tiempo parcial entre los

1 parados haría que la tasa de desempleo femenina duplicara

masculina (7.5 frente a 3.51. La exigencia de estar buscando


a la

1 .empleo en el mes anterior a la encuesta excluye a

desan i mado$ u fundamentalmente IIdesanimadas", que están


I
11 "1

disponibles y desean trabajar pero no han buscado en ese

1 periodo., L.a

anterior o en
"disponibilidad

las dos semanas


para trabajar"

siguientesl,
(en

también
la semana

grava

I
ÍNDICE

1
---------------------------------------------------------
I
I
94
I es-pecialmente alas mujeres que, a mE>dio plazo, podrían
r,·'·
búscar

I alternativas para la cobertura de las tareas domésticas, pero

a tan corto plazo no (O.C.D.E., 1988: :;::2(>ss).

I
La Tabla JI!.? (ibíd. :
I 3 3 2 ) m u e s t r a 1 a Tabla II1.2
LAª MUJE~ES y EL EMPLEº~

I sobrerepresentación de las Ii~~~O PARCIAL (1986-87)


mujeres en el empleo a tiempo País Todos Mu ieres MIT
I parcial. Puede verse qLle Australia
Bélgica
20.0
9.4
39.2
22.6
78.2
93.3
estas duplican la proporciÓn
I media de trabajo a tiempo
Canad~
Dinamarca
Finlandia
15.2
23.7
8.1
25.3
41. 9
11. 5
71.9
80.1
68.4
Francia 11. 8 ?- ....
.... .,) .., 82.2
I parcial y representan, según Alemania
Grecia
12.9
5.8
29.8
10.4
90.3
61. O
los países, entre dos tercios Irlanda 6.2 14.2 72.6

I y nueVe décimos de éste en su


ItaJi a
Japón
Lw:emburgo
5.0
16.6
6.6
9.5
30.5
15.4
64.2
73.3
79.3
conjunto. Según la E.P.A. del P. Bajos
I segundo trimestre de 1.989, a
Noruega
Portugal
25.3
32.1
4.1
43.0 81. 5
6.6 64.0
75,,3

Sueel a 45. 1 85.9


I de que los vClroneS R. Unido
EE. Unidos
21.6
17 .. 3
45.0 88.7
26. 1 67.3
ocupados más que duplicCln a T. pcrCllnta). . . tllPflPO parch.l pi .... l.-c) 'tot.l. M.

I las mUjeres oCLlpadCls, éstCls


pOl"c.ntaJ . . . U/NIPC p.,.c::tal _1 ,..1-.0 4~tno. IVT.
pDl'"ellnt&je .,....,lno "'1 .-pl_ .. UMflQ p..-chl
La. eH,. •• cOI"r . .CII"IPen" 1. qg7 par. Au.t,..Ua.
"~ón.
r_to.
Iik.MJc:h y Jos ¡:.t.1odcM ~ldos • .,
c.n.ad'.
• 1.986 p . . . . . .1

más que triplican los


I
CI

hombres como trabajadoras a tiempo parCIal (454.2 miles de

I mujeres frente a 134.2 de hombres). También Como ¡'ocupados

subemoleCldos", Con independencia de la restrictiva definlción

I que el I.N.E. hace de éstos, lCls mujeres doblan a los hombres

133.7 frente a 15.41. BUena pClrte del crecimiento del empleo


I femenino se eMplic. precisamente por su incorporación CI

I puestos de trabajo a tiempo parcial.

I
ÍNDICE

I
I
I
I
Tabh 111.3
I !;;-ºJ::IF'o.S I C.I OJ1...Y_Jª-_¡;§J?-º_J2S:_,I?É:J:t¡;:B¡L_ºI';__~ A;LP C.\JPAJ;;J ONE'1.
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3810..9 1.00

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PM-...,.I d'recU~ " ¡. AIHIlnl.traeUn pObl1c'


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3.47 y
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t.pl~OtI cM cont.abilidad ., ~aj •• t.qulU ....«H y . ' ••
'-' __ adOll'"" H Ñq. fac.:tw-ador ••• cant.el_ d. c.t.leulo
14:2.; 72.' t.n 1'1

y • trat_t....,to aut._'tica da d.t~ 12.6 12. '1 2.241'1

••••••
.,..,. . . In..".c. _vi~l_ MI t.ran~OII'"t. . y co.unlcac. 17.l 78.63 '"
Jef_ da t,."". "...,1 __ ., cobrador . . 2,' Jnf. V
Caf"t .... H. Ot'd.,..,.a. V rec....os, 7:1.2 U.l 3.00 Y

I Talttfonlsta•• tal..".aUat •• ., .'eU _ _


'-P\.ados da ~v•• Ad~. y .ta. "0 Cl.ajfle.doa
bir.ct.OI"_ y VS"'ent_ d • V _t&b. ca.arc:t .. l_
..",1" . . . .
Propi.t..,..l_ """ent.. . d • .-pr. . . . Y _t.• • c~el.1a
7,3
4?V.S
12.4
2S7.'
18.S
4"19.6

=,.2.3
S.M 1'1
2.31 '"
2.4' y
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J"' .. a .. v.nta. y Jaf .. y AQtmt_ da cCIIIIPra. "",. 2.44 IJ

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I
Ag."t. . t'cnicCIII d. V1Htt••• viaJant_ y rapl"-.ntanta
A\;¡ant. . da eallbio y bul_. da la prop. lnIllObUI ... , ••
da .-qUl"OtI. cOI'"rltdor... chi c ___ ~to y otros
DspWldll1f!t._ cM C:OAIIlf'cto, vttndadOll'"" Y .,'eUar_
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301.4 343.4
2.12 y
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COMIrctant_. wndadar_ 'f .ta. no c1 •• UtCad01l C.3 1.36 y
DlrtICtor_ y V--.rnt . . cs. _ _ o nOtlt.l.,.,. y.''''
3.' .,.
14.09 IJ

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Cocinar_, ~""OII y aleU.,. . .
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Con.....J .... 1'00000t... _. llllPlador . . adU1cl_ '1 at_.
8.' 246.0 63.51 11

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Traba,j.tor_ hvado. Ua¡pl .... V planchado ropa U'. :s

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9.2-4 "
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7.43 '"
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TrM. IJOI" ct... ~apt. " ..»lot•• ."..... 1 ... y pa4qUWA 1605." 1.62 Y

I
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1'UftW'0'I. II:.ar'It..,._ y doItU. treo _tra.c:c16n ein.r.J_ -43.1 ote.911 y
TrebaJedar. . . t~~t.16r91c:oa 33,' 24.4t y

I lr ___ Jador. . ,. la -ur. 'f al p""al


trab&J..tor-_ o. ind. ~i:elc. y _tal bdos
Tr-..J~_ del t_U 1 '1 .1.11 ......
Trab•• _1 CUf"Udo. prllf)4lr-.c:t.kl '1 tr.t_. dft plal_
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I
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.Uev. '1 a,Juat..dcW'_ .., .1actrtc. y alltCtr6nlca 13.2 tI.?t y
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3.33 y
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T,._a,jadar-_ de la con..trucc' 4n
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2.10 Y
51.13 y

I
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y 1M ...-t_l anto H U,.,-r_
~tanta .,. ...... _Jobr-. AMlIIMI da tranllJlocrt..a
Tr ..... no el_U. W\ otrOll ....rl.lPOII Ipaot\4KI
""",. ....
2Ull.A

"13 ••
•••
67.2
.... 06 y
5.S y
Prof_lonal_ ... 1 ... J:'~.a .. #lr.ad." ?~ .•
••• <10.00 y

I
ÍNDICE
I
I
96
I La Tabla Ili.3 muestra la distribucióri de hombres y

I mujeres

Nacional
entre las

de
distintas

Ocupaciones, a
~ategorias

dos dJ.git.ns~
de la

en
Clasificación

el sE?!Jundo

I trimestre de 1.989. Las dos primeras columnas expresan las

cifras absolutas en miles de personas para cada sexo; la


I tercera, el sesgo ssxual, o de género, en uno U otro sentido.

I Lo que ahí se denomina "índice

la siguiente manera: puesto


de sesgo" ha sido calculado

que el cociente de los varones


de

I ocupados por 1 as mujeres ocupadas es de si no e:<Ísti<era

sesgo alguno este cociente debería mantenerse para todos los


I grupos ocupacionales. Cuando es mayor, indica que los varones

I (ocupados)

ocupaci on,,<1
están

cuando
sobrerepresentados

es menos, que lo
en

están
esa categoría

I (ocLlpadB<s) • El indice de sesgo es el resultBdo de dividir el

cociente varones/mujeres para cada categoría por el cociente


I general de toda la población ocupada, es decir, por

I cuando el cociente de

o sea cuando la
una categoría es superior a esta

sobrerepresentación es masculina; entonces se


cifra,

I indica el signo de este sesgo, a favo~ de los varones, con la

letra V. Por el contrario~ cuando el cociente varones/mujeres


I de una categoría es menor que 2.2, es deCIr, cuando lo que hay

I es sobrerepresentación de

obtiene dividiendo el
lBS mujeres

cociente mujeres/varones
en el12~ el índice

particular de
se

I esa categoría por el cociente mujeres/varones del conjunto de

1 a pobl aci 6n oCLlpada-. que es 0.45, y se señala el signo del


I sesgo!t a favor (cuantitativamente) de las mujeres, con la

I letra M. Por eso los índices son

indicado su sesgo de género por la letra contigua.


siempre positivos, viniendo

ÍNDICE
I
I
97
I
I Puede obSerVc";l:f'Se cómo 1 OSI varones están

sobrerep~esentados en las ocupaciones profesionales en

I general, excepto las vinculadas a las funciones femeninas en

la esfera doméstica (educación, sanidad, biologial o a las


I "letras" (escritores, etc. l. Entre las ocupaciones

I administrativas, el

en las
sesgo

ocupaciones
es netamente

qLle entra~an
desfavorable

ejercicio
a
de
las
la
mLtjeres

I autoridad (directivos y jefes> y en lo que podríamos llamar

IIservicios industr'iales" (transporte y comunicaciones), y


I favorable en todas las demás. Entre las ocupaciones

I comerciales las mujeres

(dependientes, etc.) y
dominan la

tienen una fuerte


categoria más subordinada

presencia al frente

I de peque~o5 establecimientos comerciales. En las, ocupaciones

de hostelería y servicios personales, las mlJjeres están


I sobrerepresentadas en todas excepto las de directivos y

I propietarios

agrarias,
y

curiosamente,
protección

están
y seguridad.

sobrerepresentadas
En las ocupaciones

entre los

I braceros, por si alguien creía todavía que su discriminación

tenia por objeto apartarlas de los trabajos más duros. En las


I ocupaCIones industriales, en fin_ se encuentran concentradas

I en los

calzado, y
sectores consabldos:

particularmente
tabaco.

discrimlnadas
te}:til,

de las
confección

ocupaciones
y

I que entra~an funciones de mando. De las fuerzas armadas no

hace falta ni hablar.


I
I Estos, datos y otros que

1 as mujeres
podrían

sufren
a~adirse

diversas
muestran qLle,

formas de
como colectivo,

I
ÍNDICE

I
~~-----------------------------------------------------------------------------------------~ --- -~

I
I
98

I discrimi~kción en el mercado de trabajo y, po~ consi6uiente,

I deben

diversas
ser protegidas

politicas públicas. Para


o estimuladas en el mismo por medio de

lo que ahora nos concierne,

I la educación y la formación, pueden desprenderse varias

consecuencias.
I
I En primer lugar, es

incorporación de las mujeres a los distintos niveles de la


preciso seguir adelante con la

I enseRanza reglada. Quizá sea éste, de los diversos factores

que contribuyen a configurar su posición ante el trabajo


I extradoméstico, el aspecto en que más se ha avanzado, pues ya

I igualan o superan a

grandes niveles del sistema escolar.


los varones en el acceso a todos los

I
No puede decirse lo mismo~ sin embargo, de su
I distribución dentro de cada uno de esos niveles. Como veremos

I en otro

orientadas hacia
capitulo, las

los estudios
mujeres siguen

conectados con
orientándose o siendo

las ocupaciones

I tradicionalmente consideradas I'femeninas", es decir, aquéllas

que constituyen una especie de prolongación de las funciones


I que les han sido asignadas en la esfera doméstica. Este es un

I problema que afecta sobre

formativa y profeslonal, pero cuya solución requiere


todo a la orientación escolar,

por igual

I el esfuerzo de los poderes pÚblicos y de la sociedad civil.

I Lo mismo, pero de manera agravada, se plantea en el

I terreno de. la formación no

ocupacional. Esta, libre del ethos igualitario de la escuela


reglada, concretamente .en la

I
ÍNDICE

I
I
I
!I embárcada en las estrategia~ posibillstas tanto de
99

I Administración

mucho más proclive


como de las empresas Y

a plegarse a los
de los individuos,

estereotipos sociales de
es

I género en la distribución de la oferta formativa y a adaptarse

pasivamente a las oportunidades diferenciales de cada sexo


I interiorizadas por sus componentes como expectativas

I personales.

I Finalmente, el problema de la incorporación de las

mujeres al mercado de trabajo, particularmente el de las

I limitadas regular o provisionalmente al papel de amas de casa,

no puede ser abordado como si se tratara de aspirantes al


I empleo sin ninguna experiencia y sin otra capacitación que la

I adquirida en la educación formal. Las tareas que desempeRan

las amas de casa entraRan una complejidad moderada, pero

I superior a la de la mayoria de las que componen los puestos de

trabajo asalariados. Son, pues, trabajadoras con experiencia.


I Cuestión diferente es que aqui, como en tantos otros momentos,

I se presente una disyuntiva: partir de lo que existe,

aprovechando sus potencialidades pero incurriendo en el riesgo


I de reproducir diferencias, o ignorarlo para proponerSE metas

mayores costes
I no deLldoras de

personales y sociales
la situación previa pero con

inmediatos y corriendo el peligro de la

I ineficacia.

I
I
I
ÍNDICE

I
I
I
I
1(1)

I
Es bien conocido que las Tabla 111.4

I tasas de desempleo de los


!:lES¡=: MPI".JJI ____;¡!JI,IEI\I_lL__ .~I1. ___.vARlQ8
EB1?E~

jóvenes. son notablemente


I
- superiores 1 C'.s de los
F-,'a"'i"'5'--__ 1983 1985

Canadá 16.8 13.4 11. 9 10 1/4


~ (! 989)

E. Unidos 16.4 13.0 11.7 10 1/4


I adultos y muy superiores a Franci a
Alemania
19.7 25.6 23.0 26 1/2
10.7 9a5 7.9 6 1/2
las medias. Ello obedece, R. Unido 23.4 21.8 17.4 15

I aparte de al desempleo masivo


Itali a
Espa~a
Noruega
30.5 3:!.. q 35 .. 5 39 1/4
38.7 44.7 38.9 35 3/4
9.4 6.9 w. ~ ,} 6 1/2 -
como causa principal, tanto a
I mecanismos institucionales
Suecia

Japón
8.0 5.8 4.2
AL\stralia 17.9 14.3 14.6 13
4.5 4.8 5.2
4 1/2

5 1/4

I que protegen el empleo de los Salva 4tIIctjpclcn_ • ..,


p.,. • •b d.tall_. vt!I"
r~''''
h "~t.
• .. J6~ ••
c:U4ld.l.
d. 15 • 24 "0lIl.

trabajadores que ya lo tienen

I como a la falta de experiencia de los que no han tenido

ninguno, a obstáculos extralaborales (como el servicio militar


I Obligatorio) y a estrategias personales (como dilatar el

I aCCeSO definitivo a la vida activa para prolongar la ausencia

de responsabilidades de la juventud o para acumular titulos

I- educativos). La Tabla 111.4 (O.C.D.E., 1988: 80-1) mL\estra las

tasas de desempleo juvenil para algunos paises de la O.C.D.E.,


I incluidas proyecciones para el aRo 1.989.

I
La Tabla IIr.S ofrece algunos indices de las desventajas

I
.-
relativas de los jóvenes en el mercado de trabaJo, tomados

todos ellos de la E.P.A. correspondiente al segundo trimestre


I de 1.989. En ella puede comprobarse cómo tienen menoreS

II
I
probabilidades de estar empleados y mayores de estar paradbs,

cómo tienen mayores probabilidades de encontrarse en peor

I
ÍNDICE

I
I
I
101
I _Tabla 111.5
LOS JOVENES EN EL i
- --
IjERb;fl-ºº_.1>E T~aJiIiJ Ó-,-_.198:r.

I Todos
Cifras absolutas
16-19 2<)-24
Tasas

I Ac:ti vos potenci al es


Activos y tasa acto
Ocupados y tasa ocupo
14.808.7
14.749.5
12.194.4
911. 5
904.9
563.3
2.156.7
2.147.3
1. 441. 7
49.16
48.96
82.68
33.81
33.57
62.25
66.55
66.26
67.14
459 .. 0 1.202.0 72.18 81.48 83.37
I Asalar-iados y tasa/ocup
Asal. s. pr-i v. y tlasal
Contr. temporal, U asa.!
·8.802.5
6.838.3
2.334.7
445.1
339.7
1.078.9
659.4
77.69
:54. 14
96.97
74.01
89.76
54.86
Subempleados y tlocup 49.1 5.0 12.6 0.40 0.89 0.87
I Parados y tasa de paro
Pdos. que trabajaron
2.555.1 341. 7 705.6

349.3
17.32

14.22
37.76

21. 00
32.86

24.23
anteriormente y t/ocup. 1. 733. 8 118.3

I
si tL,aci ón pr-of esi anal (como asal ari ados entre los ocupados y
I en el sector privado más que en el sector público"), cómo la

I mayoria de ellos no pasan de tener contratos temporales

caer, más er\ el pa~o incluso teniendo una


y cómo

experiencia de

I trabajo anterior.

I Pero no son SÓlo los jóvenes, sino también los

I trabajadol-es de

especiales a la
eda_d,

hora de conservar
quien~s encuentran

o acceder
dificultades

al empleo. Sólo

I que, en este segundo caso, la dificultad reviste la forma de

paso a la inactividad, no reflejándose en las tasas de


I desempleo. La Tabla 111.6 muestra las tasas de actividad para

I diferentes

verse, dichas
grupos de edad

tasas alcanzan su méximo.


(1989, II trimestre).

para los
Como puede

varones~ en

I los intervalos que cubreh de los treinta a los cuarenta y

nueve aRos, para descender luego vertiginosamente.


I
I ~ En _conjunto, y en comparación con el sector público, el
sector privado se caracteriza por salarios más bajos y mayor
inestabilidad laboral, y es menos deseado por los que buscan

I empl eo.

ÍNDICE

I
- - : = : - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ---- - - -

I
I
102

I Tabla 111.6
LeSAq_g~ ACTIVIDBD
I es
El caso

difer-erlte,
de 1 as

alcanzándose el
mujeres PQftJ~.RI.JP01:Lº-E_ EDAD
~I

I máximo de los veinte a los Todos


16··19
48.96
3::.57
66. :3:;
.:::A.26
::~2.74
32.80
veintinueve a~os y cayendo en 20-24 66.26 70.44 61.73
I picado y de
25- 29
w

30-34
77.69
74.66
'11. 19
96.14
63.77
53 .. 82
35-39 70.57 96.1:0; 45.20

I ininterrumpida

continuaciÓn. Esta pauta


a 40-44
45-49
50-54
66.21
6:3.20
56.93
95.59
94.31
88.09
38.32
33.32
28.10

I guarda poca relaciÓn con la


55-59
60-64
65·_·69
48.74
31.18
6.48
75.70
48.12
8.88
2.3.47
15.72
4.41
edad y mucha con el ciclo de 70 + 1.07 1.54 0.76
I la reproducción familiar, y

I presenta

posición
el

de
tipo

la
de curva

mujer en el
propio

mercado
de los paises

de trabajo
donde

es
la

más

I desfavorable (una cima temprana y , a par·tic de ah:í , una caída

constante, en vez de pt-oduc í. t-se un valle y luego una nueva

I cima, como en los países en 105 que las mujeres se reintegr-an

I al mercado

peqLteño:=- , o
de tr-abajo

una.. meset?~
después

como en
de 1 a.

los
crianza

países
de los

en los
niños

que no

I necesitan abandonar el empleol.

I Otro indicador de las posiciones relativas de los grupos

I de edad Iy

incidenCIa sobre los


de género) en el mercado

mismos del paro de larga duración


de trabajo es la

I o superIor a un aRo). La Tabla 111.7 (M.T.S.S., 1988a: 211>

muestra esta incidencia. para tres tramos de edad. En ella se

observa que el paro de larga y muy larga duración ha aumentado

espectacularmente para todos los sectores, per-o que alcanza

sus mayor-es cotas en los extremos del ar-co de edades.

ÍNDICE
,.,.1--------------
1
103
1 Tab 1 a" 1 1 1 • 7
ll'lC I.DENC 1 I=LQEl" F·ARQ-.P...s__\,.ARGlLDl)RAC1.QN POR EDADES
I
I
llIl!.- -A.. ....L
,..,.
lit ....n • •
-'-
••• ........
. ,. '" ........ ....".3 •••••• ............
.....IL -A.. ....L
•••
$hdtRl

20.7
-'-
•••
.....IL
33 •• 2 ••. ..
$:mtuill=
-A.. ....L
•••
-'- .....IL
12.1

................ .... "'".7..


111 10.4 14.b
•on
m. Ul 12.1 11.'"
30 •• ••• 61.3
•••
•••
21.2
26.7 •••
7 ••
20.'
23 ••
2.' 20.'
•••-'1.8
••• ••• 15.15
tO.3

........ ....
17.1
'.7 37.' UI.'"
Ul
¡U.~
••• 2-4.0 7.' •••
.... ••• '.7
•'.7••
1980 _:¡U 12.1 10.2 ".7 U.O
31 • .\
•••
.-'98'.- ....., ........ ........ .... ............
".1 ....
........ .................
1!S.1S
'98' C3l 37.2 16.7 •• 7 1'1.1
•••
.... ............ .,.......... •'.1••
1982 .3' 48.8 23.2 20.6 3'i.l 51.': 21.8

I 1'P83 .:U
1985 (31
1"
".2

.u.fit
152.9
".2
20 ••
".7
:51..5

40.2
sl.a
4'i.1
12.4
lS.0
l!S.S
14."
13.7
03 ••

01.'
:n.e 41.6
4J.1
41.2
45.e
47.6
1.'
10.2
•• 7
10.15
•••
".7 32.0 7.'
•7.'••
'.2
A. t .... _ p ... a d_1 Qf"'toIpo da edad. t .. ''''0 " 1"'0_ duraeUn p.r-tido PUO total d.1 vrUPO de Had. .01'"
p«ro e ..
I ". .uy 1"-0_ dlolraei6n (-up ..... icr • doa •• ~t partido por p""o
da MMI ttn .1 canJunto del ''''0 d_ 1"'9& cluract6n.
Ul "4.....,.. eatllPl""W!da de 14 • 2"1 .IIM Y Adulto. "
.J6 _ _ ft lb .. 2.11 Y. ActultM. ft 2S ..
Clf~ ... 6e 1. E.P.A. l'Ioh~llq •••
~.
total d.l Of'uPO de Itd-.d. El .. parUclpacUn _1 Ql"upo

lO • 4S. l2:) .J6 ....... da 16 .. 29' ." Adult.DII • • 30 .. 54. ...


1
I Sin embargo, probablemente no sea en el paro donde se

manifieste más claramente la desventaja de los traba.jadol"es de

1 mayor edad, tanto por las trabas institucionales al despido de

los empleados con mayor- anti.güedad como por la ya aludida


I facilidad con que el desempleo de este grupo de edad se

1 convierte en puro y simple abandono de la actividad

disponemos
(una forma

de datos
de encubierto) . AunqLle no

I normalizados y agregados al respecto, parece sensato apuntar

que las dificultades de estos trabajadores residen a menudo en


I los procesos de adaptación los c:ambias tecnológicos y

I organizativos. en lss empre5as~ 2 cuyo tren les resulta arduo

engancharse (Homs et al., 1987'.


I
el problema de su
I posición de
Por lo que se

desventaja
refiere a los

en el mercado
jÓvenes~

de traba.jo ha sido

I abordado, en éste y en otros pa.:i ses ~ por los poderes públicos

a través de dos grandes tipos de medidas: la formación para el


I empleo y los incentivos a la contratación (y al °autoempleo ll ).

I
ÍNDICE

I
I
I
104
I De ambos .!tipos de medidas volvel'emos· a hablar en un capitulo

I posterior, pero vale la pena adelantar que tanto unas como

otras plantean serios problemas de concepciÓn, En cuanto a la

I formaciÓn para el empleo, y aparte de la cuestiÓn obvia de su

planificación y disefio de acuerdo con las posibilidad,s y las


I necesidades reales de éste, se plantea el problema del peligro

I siempre presente de que el subsistema de formación, lejos de

los rigores del sistema educativo formal, se configure como un

I proceso a la carta, sometido a la voluntad de los empleadores

(directamente o a través de su interiorización por los


I aspirantes a empleados), libre de los principios de igualdad

I de oportunidades entre

la libertad y el desarrolla
los individuos y de

personales ya
los espacios para

conquistados en la

I instituciÓn escolar.

I En cuanto a los incentivos a la contratación de jóvenes,

I si bien es cierto que pueden ser un instrumento útil para

mitigar su desempleo diferencial y para subsanar su déficit de

I experiencia laboral, no lo es menos que se deslizan fácilmente

hacia la prosaica realidad de una política de mano de obra


I barata para empresas particulares pero con cargo a los

I presupuestos

contratados) •
genera.l es Iy al esfuerzo de los jóvenes

I
Hay que.afiadir, además, que el desempleo o la precariedad
I en el trabajo de los jóvenes no es simplemente un problema

laboral o económico, sino también, y tal vez más, un problema

de inserción en la sociedad y de constitución y desarrollo de

I
I
ÍNDICE

•I 105

l.
la personalidad. Son demasiadai cosas las que dependen de:ia

obtención de un trabajo y unos ingresos y se ven frustradas

sin éstos: independización de la familia de origen,

I constitución de una unidad familiar p~opia, autonomía


personal, configuración de la propia imagen., adopción de roles

sexuales adultos~ etc.

• Por lo que se refiere a los trabajadores de mayor edad, y

• aun cuando la formación continua puede Jugar un papel no


despreciable en los casos de desempleo o de movilidad forzosa,

parece poco probable que ésta deba ser el instrumento

• principal para

trabajadores de mayor
hacer frente a sus

edad, y concretamente los que sufren las


desventajas. Los

• precariedades del mercado de trabajo, suelen caracterizarse


por unas fuertes deficiencias en su formación inicial que los

incapacitan a menudo para sacar partido de las oportunidades

• --si es que

Tal vez
existen para

en este caso
ellos-- de la formación

tenga más sentido que en


permanente.

el de los

• jóvenes la utilización de incentivos meramente económicos a la


contratación. De paso, digamos que la inclinación a favorecer

indiscriminadamente las jubIlaciones anticipadas resulta

•I nefasta

experiencia

de
tanto

que con

sus efectos sobre


desde el punto

ellas se pIerde como,

las condlciones
de vista del caudal

a menudo, desde el

de vida, la integración
de

•I
social _y la autoestima de los individuos afectados.

I
ÍNDICE
I
I
106
I
I
E,d ste pDCO aCllel"dD sobre el pClpE'} los t:ítulos

I escolares en el mercado de trabajo. F'a¡"'a la economl.a

la sociologia funciorialista,U estos titulos


I neoclásica

simplemente
y

e,,:presan la cualificación del tr'abajador y

I anuncian su productividad, por lo que resulta lógico que una

titulación superior signifique mayores y mejores oportunidades


I de acceso al empleo, salarios más altos, etc. Para otros

autores,~ la función de la escuela en relación al trabajo, más


I que en la cualificación o con independencia de ella, estaria

I en socializar a los nifios y jóvenes en las pautas de conducta

adecuadas para su inserción en las relaciones de producción

adultas, aunque tales relaciones y tales pautas sean distintas

para diferentes grupos de trabajadores de hecho o potenciales.


I Finalmente, toda una corriente" sostiene que el papel de 1a

I educación formal consiste esencialmente en filtrar a los

aspirantes a los empleos, dividiéndolos en grupos diferentes u

I ordenándolos según su idoneidad, como resultado de un proceso

de una estrategia acomodaticia de los


I de reproducción,
empleadores o de las pugnas entre individuos y grupos por

diversas ventajas sociales.

I
I
,- P al' ejemplo, Schultz (1983), Davi~; y Moore (1972),
..
'2

,I Por 'ejemplo, Bowles y Gintis (1976), Enguita (1990) .

.. Por ejemplo, Thurow, 1984; Stiglitz, 1974; Coll i ns;


1979; Arrow, 1973.

ÍNDICE
I
I
107
I En cual qui er' caso, todas 1 as i nter'p,"etaci ones coi nci'den

I en que la posesión de credenciales escolares más elevadas que

las de los competidores otorga a sus poseedores ventajas en el

I mercado de trabajo, aunque haya otras formas de conseguir

ventajas. La Tabla
I tales

111.8 muestra la ratio entre Tabla 111.8


Bgj". AC.liJlL,..,!;..NTRE__LA S-I.a.§AS_PE

I las cifras de desempleo de p~~ DE LOS NIVELEe MAXIMO y


MlNIMO DE __E;l)UCACI..QN
los activos que poseen un

I nivel de educación inferior


Pais

Australia
H

3.65
_M_

1. 42
al segundo ciclo de la Austria 6.8f.l 2.04
I escuela secundaria y los que
Bélgica
Canadá
2.81
3.59
2.91
2.42
Finlandi,a 7.50 8.00
I poseen al menos un diploma Alemania
Grecia
4.80
0.93
1. 87
0.49
universitario para varios Italia 1.87 1. 66

I pai,ses de la O.C.D.E. En
Paises Bajos
Noruega
España
2.48
:L 50
1. 17
1. 54
2.00
0.17
comparación con otros paises, 2.63 2.75
I Españ a apar'ece como un caso
Suecia
Suiza
R. Unido
1.00
4.00
0.86
2.40
EE. Unidos 5.94 4.57
I de escasa fuerza
ht_ d. 1.989 p.,... Au.t.".Ua y tE.
para ajlv'c. y 1U1~.J d_ 1.Q81 para .1
\Mld~1
~. . to.
d. t.1f86

discriminante de las

I credenciales educat.ivas~

aunque no tan escasa como en Grecia. Sin embargo, no hay que


I hacerse ilusiones al res:.pecto. Tal igualitarismo aparente

I probablemente es el efecto de la incorporación tardia de

nuestro pais " las reformas educativas y a un espejismo

I derivado de la consideración conjunta de toda la, pobla,ción

activa, que reune a una población joven, diScriminada como tal


I pero con un alto nivel de estudios, con una población adulta y

I madura con un nivel de estudios bajo, en todo caso con una

proporción muy exigua de titulos universitarios. En cuanto a

I
ÍNDICE
I
I
108
I la relación -ihversa enfre tasa de de

I estud i 05

incorporación
pal- a 1 a.s

a la
mujeres,

vida activa de las


puede atribuirse

mujeres con titulación


a

I mínima y viceversa.

I Tabla 111. 9
TA.SAS DE ACTIVIDAD ª.E;:.GUN NIVEL .D¡;_ESTUDIOS
I
_. Nivel de estudios

I (Todas las edades)

Ambos se:-lOS 48.96 25.81 62.77 58.29 72.64 67.66 82.67


I Varones
Mujeres
66.32
32.74
43.17
14.27
71. 92
26.42
68.91
47.08
74.81
69.16
69.76
65.91
83.51
81.17

I (Trllmes de lid lid de máxima actividad)


77.69 54.52 72.91 79.72 87 .. 59 73.12 83.10
Ambos se>: os 25-29
96.36
I Varones
Mujeres
30-34
25-29
96.14
63.77
75.04
40.35
97.35
48.74
97.83
6::'·.85
99.11
75.27
96.77
80.45 85.63

Dat.o. dtI l. ¡.P.A •• ~UI"Ido t.ri_t.,.. d. 1.'XtC1".

-
I "".1 • .".H.o_t.o (1 sin _tu.cUo.. "-d • ~t.o. DCtl9t.C FCW"-.elOn ProfHion.l. 'V'WP • tlnt...-lor_ ..1 ~"'"t.c..-

I
--
La Tabla 111.9

distintos niveles de estudios, en


muestra las tasas de

Espa~a,
actividad para los

en 1.989. Puesto que

I el nivel de estudios de la población activa disminuye con la

edad, debido a la expansión del si stema escol é:H"" ~ se ofrecen


I las tasas de actividad generales y las del tramo de edad con

I un

cada
nivel de

sexo. Como
actividad superior para toda

puede observarse en la
la población y para

segunda mitad de la

I tabla, la tasa de actividad no s610 aumenta con el nivel de

estudios para ambos sexos, sino que lo hace de manera

iI especialmente acusada en el caso de las mujeres. Esto quiere


1
I
¡--
decir que un elemento

estudios opera en contra de otra como es el género


discriminatorio como es el ni vel d.e

1I
ÍNDICE

I
I
I
109
I
I LA Tabla 111.10 ofrece Tabla 111.10
T A§ AS_J?_E;:__ l!f::J::;E t1.E'J"f::Q_!?J;:§JJ!L N [ V1;:_1,,_
las tasas de dc!sempl ea según R!;~J'Fl!º1º1''-. ___!-,-983-,,_

I el nivel de estudios, también __ ~§_ª_g§t__QE~_


N i_y'é 1 ___ _ __L._. __ti__ M
para la población .española y
I en el segundo trimestre de
Todos
Anal .
17.32
22. 8~5
1:5. 1-'
.~.

26 .. 85
......

17.7:2
~
..::.;,.;.
~I::'
"::","'

Sin esto 15.75 15.73 15.77


I 1.989. A partir del nivel de F'ri m.
I"ledi. os
14.25
21. 87
11.4'1
15. :3;6
21.32
;:,,:1. 92
:::5.61
estudios medios o de F.P. 22.09 14.26

I formaciÓn profesionAl, la
A/sup.
Sl'p.
13.4::0:
12.84
8. :;:2
7.80
17.95
22.00

tasa de paro disminuye


I regularmente a medida que aumenta el nivel de estudios de la

I población activa. Hasta el Tabla 111.11


TASAS DJLJ?.!;;.SE:MF'L,,!;P_J3E;:GUN Nl~~l"
F. P. , l a º_!,,___\;_STUPIPl'l_>_ 3!L_A 44 MOS
nivel medi.o o de

I tAsa disminuye porque _____ ~_§.u_§!....P. Al" o


Ni vel _. ______ T___ H M
interfiere la edad, como lo
I demuestra la Tabla Ilr.l1, en
Todas
Anal.
12.21
20.5:3;
8.94 18.82':
19.23 22.94
F'r i m. 1::3: . 17 9.60 21.87
I la que se efectua la misma Medias
A/sup.
11.26
7.26
7.07 ·19.63
4.92 9.45
comparación para los activos Supo 6.45 4.50 10. 14

I de un tramo de edades, el de

30 a 44 Años, en el que na
I interfleren ni la mayor edad ni, salvo escasamente para el

I grupo oe estudios superiores, el hecho de no haber abandonada

todavia el sistema educativa.

I
La obviedad de que las personas con mayar nivel de
I estudios conocen tasas de desempleo inferiores no debe

conducir en modo alguno a la conclusión de que la edwcaciÓn

sea un remedio para el desempleo. Desde el punto de vista del

I
ÍNDICE
I
I
110
1I si~tema educátivo, la capacidad de ofr.cer y generar empleo

I del

depende
sistema

de
productivo es

lo que suceda
algo

en
dado,

l'as
un

aulas.
parámetro que

Sin embargo,
no

los

I empleos disponibles se reparten bajo la influencia, entre

otros factores, de la distribución de las credenciales.


I educativas. En el supuesto de una oferta de empleos que se

I mantenga

tendria
escasa, un

como efecto
reparto más

una cierta
igualitario de

rotación por
la educación

la condición de

I desempleado para distintos grupos e individuos, mientras una

distribución altamente polarizada de los titulas escolares


I contribuir'a a la polarización de las oportunidades de empleo,

I es decir, a consolidar una estructura dual constituida

parte de la población con acceso. prácticamente garantizado al


por una

I empleo y otra con enormes dificultades para acceder o, al

menos, para superar la condición de precariedad.


I
I formal
El corolario de esto es que,

es un importante factor discriminante, y


puesto que la educación

puesto que su

I distribución depende más directamente y con menos esfuerzo de

los poderes p8blicos que la de otros factores que configuran


I las dIferencias de oportunidades ante el empleo, aquélla, la

I educación,

discriminación
puede

positiva
ser utilizada

a favor
como

de
un

los
factor

grupos
de

más

I desfavorecidos.

I
I
I
ÍNDICE

I
1I
I
I "',
111

:1
1,
1 ~.

1 .. -
La desigual distribución de

económicas entre las distintas regiones que componen


la riqueza y las actividades

el estado

:1
i __ "
espafiolse con'figura también CQmo una fuentE'

las oportunidades de trabajo de los individuos y


dE' desigualdad en.

los grupos

I constituidos por ellos. Este problema es universal, por cuanto

todos los paises contienen zonas con distinto grado de

I
,-
desarrollo.

estas
La Tabla

disparidades entre

la O.C.D.E. Si nos fijamos en


IJI.12 muestra algLlnos

regiones que componen


indicadores

los paises de

la tercera columna, o en las dos


de

,I
I~
últime.s, vemos que las diferencias absolutas son muy elevade.s

en el caso espe.~ol, más que en el de cualquier otro pais, pero

I ello se debe a la tasa extraordinariamente alta de desempleo.

La cuarta columna muestra que las diferencias relativas,


I expresadas como coeficiente de variación, se encuentran en un

¡I
1-
,
nivel medio en comparación con las de otros paises.

,I La Tabla 111.13 presenta la distribución de la actividad,

empleo y el paro entre las comunidades autónomas. Las tres


I el

últimas columnas reflejan en forma de indices las pOSiciones

I
,
relativas~ de ventaja o desventaja~ de 125 di stint¿:¡,s

comunidades. Las ratios de 1 as col umnas oenúltima y

antepenúltima indican, para 1.985 y 1.987 respectivamente, la

posición de cada comunidad: si empleo y paro se distribuyeran


I por igual entre las comunidades, los índices serian todos

I iguales a l.OO; no siendo asl, los indices sup~riores a la

unidad se~alan y cuantifican la venti'lja, y viceversa los


I
I
ÍNDICE
I
I
;.-
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
inferiores. La última columna, que es el cociente de las dos

I anteriQr-es~ e"'presa la evolución de tal posición entre esos

si las posiciones no hubieran cambiado, todos los


I dos años:

indices serian iguales a 1.00; no siendo Bsi, los índices

I superiores. a la unidad seRalan y cuantifican la mejorá de

l···· posiciones, y los inferiores viceversa.


I
ÍNDICE
.-----I--------~--~----- -
I
11 ;".
I
I Tabla Il 1. 13
DI 5T8) BjJj:: !.Ql~._'C.Á.VQl,..J,J...hl ON_._º-¡;;b-___¡;IjE~l,..F:O_Y_!;_L PARQ
E-QR COMUN 1DAldJ:S _.AIJTONOMAS , ..198,l:j-19J;l7
I Comunidad
AutÓnoma
EmQleo
1985 1987
Actividad
1985 1987 198~
Paro
1987
Ratio
198~
em~leo/Qaro
1987 87/85

I Total 100 100 100 100 100 100 1.00 1.00 1.00

I
Andalucl a
Aragón
AstLu"ias
13.6
3.4
3 .. 2
14.0
~
.,)

3.0
-
....
\
15.4
3.2
3.1
16.1
3.1
3.0
21. 9
2.4
2.6
24.4
,.,..... ,.,
3.0
,.:.
0.62
1. 42
1.23
0.57
1.50
1. 00
0..92
1.06
0.81
Baleares 1.9 1.9 1.8 1.8 1.2 1.2 1. 58 1.58 1. 00
,1 Canarias
Cantabria
3.6
1.5
3.6
L3
3.7
1.4
3 .. 7
1.3
4.3
1. O
4. 1
1.3
0.84
1.50
0.88
1.00
1.05
0.67
Castilla-La Mancha 4.4 4.3 4.1 4.1 3.0 3.0 1. 47 1.43 0.97
6.7 6.7 5.7 5.5 1.23 1.27 1.03
I Casti 11a y León
Cataluña
Como Valenciana
7.0
16.4
10.0
7.0
16.8
10.2
16.4
9.8
16.7
9.9
16.7
9. 1
16.8
9.1
0.98
1. 10
1.00
1. 12
1.02
1.02
E><tremadura 2.4 2.5 2.6 ..,
L. ,
-,
'\' '" 3.6 0.73 0.69 0.95
I
<,.1" .~,

Galicia 9.7 8.9 8.7 8.1 5.1 4.8 1.90 1. 85 0.97


Madr-i d 12.4 12.9 12.6 12.4 1::::,.5 10.8 0.92 1. 19 1. 29
Murcia
..,
L.~
r
2.6
,., r
.t,.."J 2.5 2.1 c. . .,
.:... .:... 1. 19 1. 18 0.99

I Navarra
Euskadi
Rioja
1.5
5.8
0.7
1.4
5.6
0.7
1.4
5.9
0.7
1.4
5.8
0.7
1.3
6.3
0 .. 5
1.2
6.4
0.4
1. 15
0.92
1.40
1. 17
0.87
1. 75
1.02
0.95
1.25

I
Cabe destacar las posiciones desfavorables de Andalucía y
I E:·,tremadura, sobre todo, y Canarias y Euskadi, en menor

I medida.

mientras la
Las dos primeras,

tercera mejora
además,

y la cuarta
empeoran

empeora~
a ojos

pero
vistas,

ambas

I levemente. sensiblementE su posición de ventaja

Asturias y Cantabria. La mantienen Aragón y Galicia~ aunque

I esta posición bien podria deberSE B saldos migratorios

I negativos y a la

absorber el desempleo como


capacidad dE la agricultura

paro encubierto. Madrid pasa de una


minifundista de

I posición de desventaja a otra de ventaja.

I
I
ÍNDICE

I
I
I
114
I No cabe duda de que es la comt.:d.nación enl~r-e una

I agricultura latifundista y un escaso desarrollo industrial la

I Tabla III.14
O1STBl,ª-U¡;:_LQH __ª_f~º_TIl.81.A1__..PJ'J=.~t1F'L~Q_E-ºfLI;.QMUtilJl.ElP!;p, 1987.

I Comunidad
Bu t ó Qº-f!l?__ Agr. Ind.
----- Cons. Servo

I Total 14.9

18.4
24.2

15.7
8.3

9.8
52.6

56.1
Andalucía

I Aragón
Asturias
Baleares
15.7
22~6
8.2
25 . 6
25.8
20.0
8.5
7.4
10.6
50.2
44.2
61..2
Can eH" i as 10.6 9.6 12 .. 0 67.8
I Cantabria
Castilla-La Mancha
19. 1
23.8
24.7
22 .. 4 11.0
7 ':.1 49.0
42 . 8
Castilla y León 25.0 18.9 8.9 47.2

I Cataluña
Como Valenciana
E,·,t,-emadura
~
,J.

11.
30.8
1
4
36.1
28.8
8.6
7.9
7. 1
11.0
50 .. 9
52.7
49.6
40. 1 14.7 7.8 37.4
I Galieia
Madrid
~lurci a
1.8
16.6
24.6
22.0
7.1
8.5
66.5
52.9
~Je>.va'Ta 11. 5 35. 1 7.0 46.4
I Euskadi
Rioja
4 .. 5
15.5
::,5 .. 9
3::';.6
6.2
6 , :.\
53 .. 4
44.7

I que crea las mayores tasas de desempleo. La Tabla IlI.14

I muestra la distribución de la población ocupade> por sectores

económicos pare> cada comunidad autónoma.


I
I La desigual estructura

regiones que componen el estado espaRol plantea


económica de las dIstintas

un problema de

I difícil soluciÓn. Desde el punto de vista de 1a economía

liberal, tal problema no ex~ste, pues los capitales acudirán


I adonde la. mano de obra es más barata. Ca las regiones menos

I . desarroll adas)

salarios son
y la fuerza

más altos (a
de trabajo emigrará adonde

las regiones más desarroladas). Sin


los

I
ÍNDICE
I
I
115
I ;"

embargo, estos proce~os se dan sólo parcialmenl~ y entra~a~,

I en todo caso, altos

geográfica perfecta
costes sociales y personales. La movilidad

es una entelequia, pues las personas

I apenas si poseen alguna información de relevancia laboral

sobre su entorno más inmediato. La emigraciÓn de los sectores


I más castigados por el desempleo y el subempleo se parece muy

I poco

prof esi onal


al cambio

de
de

Nueva
lugar

York
de

a
trabajo

California
y residencia

o de
de

Valencia
un

I Supone, por lo general, incorporarse a los puestos

de trabajo situados más abajo en la jerarquía ocupacional,


I problemas de desarraigo, situaciones de discriminación étnica,

I dificultades

y el
i:amiliares, etc. y,

regreso con más pena que


a la larga, pocos resultados

gloria al lugar de origen. De

I ello pueden dar testimonio algunos millones de emigrados de la

peninsula a los paises desarrollados, del sUt- al norte de


I EspaRa, de las mesetas a la capital.

I Desde cualquier perspectiva, es más deseable asegurar

I oportunidades de empleo a la poblaciÓn en su lugar de origen o

no muy lejos del mismo, por lo menos en la medida en que ésta


I lo deseE. Pero, En el CCl.lE::·Q de l a.s regi ones menos

I dese<rrollade<s, esto plantea e< le< politica

la adaptación al medio y la
de formación una

vol Ltntad
disyuntiva dificil entre

I de desarrollo. Formar empleos

previsibles, las "necesidades loc2'.les", puede ser una


I forma de contribuir a perpetue<r las diferencias regionales,

I mientras hacerlo para empleos que se desea que existan

hay ninguna garantía de que lo hagan puede conducir,


pero no

en el

I
ÍNDICE

I
-----------------------------------------------------------------------------------------

I
I
116
I peor de los casos~ a la frustraciÓn gen~ralizada y, en el

I menos malo, a capacitar fuerza de trabajo para otras regiones

más desarrolladas que si disponen de esos empleos.

I
La salida de este circulo vicioso sólo puede estar en la
I integración de la polltica de educación y formaci 6n en

I proyectos regionales de desarrollo, es

empleos)
decir, en

delant.e del
no olvidar

carro
poner los bueyes ( los (la

I farmaci ón) •

I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
ÍNDICE
I
I
117

I
I
I Desde el punto de vista de la problemática de la relación

entre educación y empleo, el conjunto de las enseñanzas


I regladas de nivel no universitario constituye la formación

I inicial sobre la cual

formación ocupacional
habrá de levantarse luego un sistema

especifica. La formación inicial


de

sólo

I puede plantearse el viejo problema del "ajuste" con las

necesidades de la economia, en primer lugar, en la medida en


I que éste sea compatible con otras finalidades de la enseñanza

I (como favorecer

ciudadanos para una


el desarrollo de individuos

sociedad democrática, etc.) que no por ser


libres, formar

I aquí simplemente enunciadas de pasada, al quedar fuera del

ámbito concreto de este trabajo, pueden ser descuidadas. En


I segundo lugar, desde el entendido de que la escuela no puede

I ni debe intentar

diversidad tal de enseñanzas


desplegar en

como la que
su oferta formativa

corresponderla a
una

la

I diversidad de las ocupaciones y. mucho menos, a la de los

puestos de trabajo. Lo que corresponde a las enseRanzas


I regladas no universitarias es suministrar a todos una

I formación común, acorde con la evolUCIón

cultural general, y un principIo de esoEclalización,


econÓmica, social y

pero sólo

I un principio, que encamine a los alumnos, de acuerdo con sus

preferencia~ e inclinaciones personales y con las


I posibilidades de la economía, hacia las distintas áreas en que

I se dividen las ocupaciones adultas.

I
ÍNDICE

I
I
I
118
I En lo que concierne", l",formaciÓn común, '1'", pl"oblemátic",

I del "ajuste" atarle", la mayor' o menor validez de las aptitucles

y actitudes gener",les que los ",lumnos ",dquieren y desarrollan

I en la escuela para su posterior incorporación al tr",b",jo, en

trab",jo realmente es como de lo que


I función tanto de lo que el

la sociedad dese", que llegue", ser.

I especialización~ tal
En lo que concierne a la primera

I pr"oblemática sólo puede ser considerad"" por así decirlo~ /len

grandes n~meros". Tiene sentido discutir si h",y equilibrio


I entre el b",chiller",to y 1", form",ción profesion",l, o entre 1 "'s

I ramas

de
administrativas,

ésta, y
de servicios,

1", composiciÓn previsible de


industriales y agrarias

la fuerz", de tr",bajo

I adulta; o si las f",milias profesionales guardan proporciones

más o menos equivalentes en 1", oferta escol",r y en la


I previsible demand", laboral; pero careceri", de él preountarse

I si la escuela está haciendo

aRos podamos contar con el número


lo adecuado par", que dentro de

adecuado de cobradores
diez

I de vehículos de t,-",nsporte, policías municipales o

encuestadores a domicilio, ya que esto es y sólo puede ser


I tarea de la formacian ocupacional o en el puesto de trabajo.

1 Si importa" en cambio, la ca,lidad gener,al de la formación

I inicial, pues de ella dependen la eficacia posterior de la

formación continua y la capacidad de los individuos de


I beneficiarse de ella. La formaciÓn continua presupone en

II muchos casps capacidades y actitudes generales que debieron

desarrollarse y ",dquirirse en la formación inicial, y el

'1
ÍNDICE

I
I
I
119
I fracaso de ·~sta en log~arlo para una p~¿porción i~portanté de

I la población bien puede suponer su marginación definitiva.

I En este capitulo examinaremos~ sucesivamente~ los flujos

cuantitativos de la enseRanza reglada, la adecuación de su


I componente general a los cambios que están teniendo lugar en

I el sistema económico, la correspondencia entre el

especializaciÓn qUe ofrece y la composición de


principio de

la fuerza de

I trabajo y algunos aspectos de los actuales proyectos de

reforma.
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I I
ÍNDICE

I
I
,1
120
:1 ,::.:.:..

I
I La población que nos ocupa es la que al terminar o

simplemente abandonar la Educación General Básica accede a las


I enseRanzas medias o se aparta definitivamente el sistema

I educativo para intentar incorporarse

Tabla IV.1 muestra la distribución entre los


a la vida activa.

distintos niveles
La

I y ramas de las enseRanzas regladas no universitarias de la

población de catorce a veinte aRos, con la excepción de


I 'l70.532 al umnos de otras "di versas enseRanz as de segundo

I Tilbla IV.1
ALW~NOS POR EPAD...y' CLB.;;.F DE J;;NEl!;.€l.BN4A~.:r.85-86
I BUP/COU F.F'.

I 14
15
593.412
499.146
214 .. 220
68.466
272 .. 306
283.507
106.886
147. 173
16 394.413 259.826 134 .. 587

I 17
18
341. 195
179.568
98.526
2::::;3 .. 936
93.266
44.66:::;
107.258
86.302
5~~; .. 86::::.
19

I 20+ 153.640 51 .. 370 102.270

I grado H de los que no conocemos sus edades- específicas.. A

partir de estas cifras pueden sospecharse ya elevadas tesas de

I fracaso y abandono, p~ro no hace falta lanzarSE 5 ESPEcular

tan pronto.
I
I La Tabla IV.2 se refiere a la poblacion de todas las

edades superiores a los dieciséis aKos que cursa estudios, e

I incluye l¿s estudios superiores. La Tabla IV.3 presenta el

i I
ÍNDICE
I
I
I Tabla IV.2
121

POBLACION DE 16 AÑOS o MA~


I SEGUN ESTUDIOS EN CURSO Y SEl<O_..lmj_l,ª~.

Estudios en curso -IPtal_ ~§r-'?'!}J~R _ML~.i eres


I Total
No sigue ninguno
30.124.3
27.109.3
14.553.2
1::".. 096.4
15" 571. 1
14.012.9

I EGB, BUP o equiv.


Formación Profesional
Ens. Universitaria
980.6
555 .. 9
995.3
469.9
318.0
482.0
510.7
237.9
513.2
Otra ens. reglada 158.7 56.7 102.0
I Estudiante en vacaciones
Otros
28.4
296. 1
15 .. 2
114.9
13 .. 2
181. 2

I Tabla IV.3
POBLACION DE 16 AÑQS O..J1AS QUE NO CURSA ESTUDIOSI NIVEL DE

I ESTUDIOS TERMINAROS, POR GRUPOS DE EDAD Y SEXO (miles)


_. y
tlblJ fII: 1I'Y$lhl:l Sl!l!loa
. . .9 . . . .ed ~ ..!mI.f.,. lIíll..oll ..fI:/JIII:. lIlII.LoL ..Le..- .JIaIIa.o. lbIU!:.>.

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O ••
113.3

".3
' •• 1
US. '2
17.7

'.3

I nivel de estudios terminados de la poblscion de dieciséis y

I más a~os que no cursa estLtdios, por grupos de edad y se;·:Q. En

ella puede observarse el fLlerte dé~icit formativo de la


I población espaRola adulta, más de una cuarta parte de la cual

es analfabeta o carece de estudios, y con bastante más de otro


I tercio que sólo ha cursado estudios primarios. Notemos, para
1I
I ._-

recordarlo luego, que la situación es sensible~ente peor en el

I
I
ÍNDICE
I
I
122
I 0:-";
caso de las mujeres, ~~pecialmerite a m~dida que aumenta .1a

I edad considerada.

I Pero ahora n05 ocuparemos únicamente del sistema de

primer cuello de botella del sistema se


I ense~arlza

presenta
vigente.

en de
El

la Educación General Básica, especialmente en

I el ter-cel" ciclo ("superior") y al final de la misma. La Tabla

1V.4 presenta el porcentaje de repetidores por ciclo y se,.,o en

I el 1 • 985--1 • 986. En

los alumnos que en Tab li\ IV.4


I conjunta,

dicho curso llevaban al gún


REPETIDOR~~
EItF.LCJ__Gb_D y
EN E.G.B.,
SEXO (%)

I tipo de retraso escolar eran Ciclo --.Y.... _!'L_ -L.


el 19 % del total (21.1 1. de Inicial ~' ~
.,J","::'" 3.6 4.5

I los niños y 16.7 1. de las


~1edi o
Super'lor'
~
-.J.

il ~ 5
el
, 4.4
8.6
5. -
?
10. 1
Todos 7.8 5.8 6.8
niñas): L'''.8 % de un aho,
I 4.1% dedos, 0.9 % de tres,

I 0.2 % de cuatro. En cuanto a la evaluación final, 5610 el

69.8 1. obtuvieron el titulo de graduado escolar \73.6 í: de las

niñas y 66.0 % de los niñ"os)!' frentE' t::l. un 30.2 %. de

certificados de escolaridad.
I
I La Tabla lV.5 (Fernández de Castro et al •• 1989: 219)

reconstruye la cohorte que estaba en Eaucaclón General Básica

I en 1.985-86 por comunidades autónomas. Puesto que se conoce

por comunidades el número de graduados y certificados pero no


I el de repetidores para el curso siguiente, lo que se ha hecho

I ha sido apljcar la tasa nacional de esto,s úl timos a cada una

de las comunidades y sumar la cifra absoluta obtenida a la

I
ÍNDICE

I
1
:1
'._.
123

B-¡OPET 1DOR~~~~;~6~6§5 'LCEBI)j:_Ú~e¡:tQ..$_


,
"
_Ej,L.QJ; TASO DE E.G.13· t1985.:::Jilhl
I C:rilIII!J'51H
tltt.!:: '",d f¡
..1I!W!l... lLI!t.<.o. LIl!IL. ..llIuoL. lLI!t.<.o.
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8.349
M.4~2
•••
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1 ••
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67.8
61.8
1.1l31
11.346
1.1
10. a
101
15.3:11
U.3.
• .,.4) ~'i.O)

Eu.k.dt 38.162 ••• • 00 24.GQQ


••• '.1 :J.43!S ~6.01 ('.01

Total t.33.432 .00 100 403.703 '00 J72.720 .00 27.S 01 .... .00 .00

I
suma de graduados y certificados para obtener la ci.fra total
1 del alumnado. Se trata, por consiguiente, de una aproximaci6n

I --pero

subestima
la

185 desigualdades
que podemos

entre
contar--

las
que probablemente

comunidades, ya que

I podemos P í esLtm i 1'- que el porcentaje regional de repetidores

variará de una comunidad a otra en el mismo sentido que el de


I certificados.

I
La Tabla IV.6 (ibid. : Tabla IV.6
GRADUADOS, CERTIFICADOS Y
I 227) !I que no se refiere a REPETIDORES SEGUN HABITAT
(porcentajes)
toda lB población naci ona,1
I sino a ét-eas geDgr~_ficD-
Habitat Gr2.d Cert Rep

Cap. rnet. 69.4 29.6 1.0


I sociBles seleccionadas, y que Cap. pro\/
A~e2 m'2t ..
66.3
70.0
26.0
.... "
";:,J. 1
7.7
4.9
no se Bpoya parcialmente en Como i 15 65.9 28.0 6. 1

I Un constructo, debe,- ia
Como éI.gt- •
Tl~
70. 1 21. O

. . hMa.tt c..apit.al a.tr~u~. c~,taJ de


8.9

..,-ovtncl ........ "':"ocmllt.ana. _ e .. 'nduII:\r'aJ y _


reflejar mejor la asociaciÓn. ..,.-yiciw .,. C...,.C-& . ..,..ta

I e n t r e e 1 o r i gen

II
1-
socioeconómico

intuir los datos por


y los resultados

comunidades autónomas, pero no


la E.G.B. que permiten

lo hace.
I I
ÍNDICE

I
I
I
124
I Esto tien~ varias po.ibles ~Hplicaci6n~s: que las áreasiestén

I mal determinadas, que quede oculto el abandono antes de octavo

de E.G.B., que los criterios de evaluación no sean los mismos

I y que no exista tal asociaciÓn.

1 Sí que aparece una asociación fuerte, en cambio~ entre el

I hábiU\t y el

correspondientes
tipo de

a
estudios que

la
se siguen en las edades

-1 secundaria. La Tabla IV.7 Tabla IV.'


HAB !l~LY-_J 1Pº_!2~_ESTUI:l 1OS
(ibíd. : muestra la
I distribución del público
Hábitat EGB BUP ~

Cap. metro 5.8 57.5 36.7


1 estudiantil

en cinco
no

tipos de
universitar-io

hábitat y
Cap.
Mun.
Como
prov.
metro
ils
8.4 62.4 29.2
8.0 50.4 41.6
B.S 56.8 30.4

1 cuatro distritos concretos de


Como agt- • 9.1 32.0 58.9
---------------------------
Vall ee,,", 8. 1 47.2 44.7
/'1adrid. Carabo,ncheJ 6.8 59.6 33.6
I Tetuán
Salamanca
5.8 58.8 35.4
''':'. ,,:.. 84.3 30.2

I sobre
En

la
una

transición
investigación

de la escuela a la ~ida activa en

I Catalur'la, Plan",s, MasjuOln y [",sal (1989: 241 obtuvieron, con

una muestra, de jóvenes dE 19 2.ños ~ resultados no menos


I espectaculares asoci"dos al hábit2t. En este caso no

I se

de
trataba de comparar

transición. Los
ni~eles de

auto~e~
educ2cI0n~

distinguen CInca
sino itinerarios

itinerarios:

1 académico (BUF', CDU, UniverSIdad), de F.P.-2, de F.P.-l con

logro adecuado en términos de empleo, de F.F'.-l con esc_aso


I
'1
I
ÍNDICE
I
I
I logro 'en el

I Tabla

distintos
IV.8 presenta

itirlerarios~
los

para
porcentajes

tlombres y
en

mujeres~
que aparecen

en
los

un bar-rio

I del centro de Barcelona y otro de su periferia industrial.

Tabla IV.S
I 1T 1NI;RARIºJ;LJHLJ. NSERC;"LQN>-_,$.!;,(;i1JN HAB tI AT

ES. i f ~,r i <? __,

I Hom. 11t,U-,-

35 .. 0 70.0 64.3
Acad émi ca 33.0

I F.P.-2
F.P.-l (ambas)
Fracaso escolar/prof.
16.0
37.5
19.3
31.. :5
8 .. 5
11.5
18.4
15.5
20.0

I
I Es bastante mAs con los datos

disponibles, saber exactamente qué grado de éxito o fracaso


I experimenta una cohorte de estudiantes a lo largo de lo que se

I supone el proceso IInorm.31!l!l desde la salida de la Educación

General Bási COl, h",sta la finalización o el abandono del

I Bachillerato y el c.o.u. o la Formación Profesional. El

en las cifras para cada


I problema

curso,
derivO' de la acumulación,

de matriculados por VEZ primers que lo hacen a tiempo y

I a destiempo y repetidores. Contamo~ con dos aproximaciones que

pueden ofrecernos un2 idEa del desgaste que se produce en el

I tr~nsito ~ y por las E~5e~~nZ25 ffie0125.

I
I
I •• Los detalles de ,estos "itinerarios" se e:,:plican algo
más en el capitulo VI, apartado 1. Pal"a una e,,:plicación
véanse Casal, Masjuan y Planas (1989) y Planas,
completa,

I Masjuan y Casal (1990).

ÍNDICE

I
I

126

Tabla IV.9
IflAYECT QR 1A-.P.F_l,._EL~QHDRTE_QU~ TE.RM lN1t~-,_~-,---.l;;.ti_1975.

Año o
curso Contingente absoluta !. (a) !. (b) !. (c)

I 1975 Finalizan la E.G.B.


Graduados escolares
473.908
322.306 68.01
1975
31. 99
I 1975

1975
Certificados de escol ar:¡ dad

Se matriculan en lQ de BUF'
151.602

255.014 79.01 53.81


1976 Se matri cul an en 2Q de BUF' 216. ~.15 84.82
I 1977
1978
Se matriculan en 32 de BUF'
Obti enen el titulo de BUF'
183.893
130.230
72.11
70.82 51.06 27.48

I 1978
1979
Se matri cul an en COU
Obtienen el título de COU
106.788
75.627
82.31
75.70 29.66
22.53
15.96

1975 Se matriculan en lQ de F.P.-l 151.991


I 1976
1977
Se matriculan en 2Q de F.F'.-1
Obtienen el titulo de F.F'.-1
106.391
35.680
70.00
33.54 23.48 7.53

I 1975
«a' ParcentaJe
No se matriculan en BUF' ni FF'
~e.p-eto del curso ant~lor
66.903
a d. la . . tr'cula .1 principio d_1 cur-a.
14. 11

lb) POf'"caontaJe f'~fl:tl:l del CCII'!Un9_te qu- c--.z6 . . . ,..... o c:icla 1BlF' 1:1 FP-ll.

I
Ce. Porcentaje r.-p.cta ~l total m. 1. pro-ocldn que fin&11a6 ~.G.8. en 1.~.
LAa cU" . . . . . c.a.u. h.n .Jdo H-flachd.. por' colnc:idl,. M\ '1 .1UMCH PI'"ocltd..,t_ del B.U.P., dal antiguo
bac:hlU.,..ato y ,.~.tt~_. d. ac:uw-do can l •• p"~Of"cion_ de •• ta- en .1 curao ."t..-ior.
u,. porcentaJ •• Cal d. IR eS. llUP 'r CCIU _tan calculada. ttn ralac;!on .. la. qua abtuvi.,-on el titula "tIC_arla p..,..
"CIIO..- .. ~ cur"~.1 .':0 &I'It","lOl", tradu.a.dcttl y tituladotr. d. Jl.I) "IKPKU ... ..-nt•. 10:1 porc.antaj. lbl d.1_ qua
obti ........ al tItule de COU _ r.-pecto d. 11M. qu. _ _ trtc:ularon ttn la da lIiIIlF' cuatro .1'0. ."t_.

I
La Tabla IV.9 (Fernández Engui ta, 198::':;: 63) reconstruye
I la trayectoria de la primera cohorte salida de la entonces

I nueva E.G.B.,

del B.U.P. y la
la de 1.975, la ónica que

F.F'., aunque al
hizo sola los caminos

llegar- a. C.O.U. ya encontró

I compeí1' í $l.• Podemos elegir la cifra que quer~mos como expresión

de los resultados del si E.terna vigente cuando todavía se


I estrenaba: el 14.11 % que abendona al termin2~ 1;; E.G.B., el

I 46.19 % que no accede al B.U.P.,

tiempo y forma ni e.u.p. ni F.P.-l


el 64.99 % que no termiria

(si admitimos el carácter


en

I terminal del primero) o el 76.51 % que no termina en tiempo y

forma ni C.O.U. ni F.P.-l.


I
I
ÍNDICE

I
~=-------------------------------------------------------------------------------------------- -- ----
:1
c_

il
127

"Fernández y (1989 : han

.1 calculado las pérdidas del sistema basándose

currso 1.985-86. Se trata de un supuesto longitudinal a partir


en los dato"::; del

1 de datos transversales, pero ofrece una panorámica similar un

decenio después, cuando se mantiene apro>: imada la. pl"oporcj. ón

entre graduados y certificados pero han variado el equi 1 i. br i o

1 B.U.P./F.P. y las tasas de é:d to o fracaso en cada una de

I Tabla IV.10
PI;.RJll.DAS .1;.!Lb8S .J;:NSEI'1AfI[ZA1L11EP 1 AS J...QR A!.JTONOM 1 AS

I ButpoSlll,

........
And.luda
,..ttri.&
8&1 • .,.._
- 14.'
... S.7
... !l.1
10.2
lIe.. l!Ii..Il!
36.S
21.9
33.7
4'5.6
.. 2.'
- 40.0
- 0.2
... 11.7
~.t
20.'
21.8
32.1
... :S.2
-... '.6
1.1
.. S.4
40.7
:u..:S
4b.8
4'.4
... :S.3
- 1.1
... 9.4-
.. 12.0
_

~.2
41.9
~.,.
46.0
llll..lI!

... '.6
- 11.7
- s .•
.. 1:S."

I ean.,-, ••
c.nt.""",'a
ca.tlll.-L. "-"ch.
c..ti 11. '1 L..6n
catalull
..
'.2
... 3.8
1~.4
1.~
... S.S
4-\.3
3-4.7
:J.4.4
2'0.4
~.II
.. 10.4
... 0.0
... 0.5
- 4.S
... O.!jI
:r7.t ... 11.2
27.!5
::5.1
"..
24.3
... 0.8
- t ••
- '1.1
- 0.4-
33.'
'.2
31.6
31.1
lS.7
- 3.9
- 28.2
.. 0.2
-".1
- 1.7
~.3
~.8
'9.0
41.9
4e.o
.. 8.7
- ".8
.. 8.4
- 8.7
- 2.0
Ceut. y "-l11la ... 7.1 39.S ... S.6 52.4- ... 2$.1 156.2 ... 10.8 ~.4- .. 4.8
.. I~.' 38.0 .. o•• 5'l'.0 .... 4

1
bt,....aur. 19.0 4"1.4 26.2 - 0.:1
10.3 36.3 ... 2.4 2t.S 28.7 -til.7 5J:.' .. 3.0
&e.llc:tl
la RloJa 16.7 37.9 .. 4.0 ~ .....-... '.2
:2.' 60.2 ... 22.8 54.0 ... ::S.4
"-ddd
t\lrc:la
3.'
... 1 ••
26.2
~.9
- 7.7
.. 2.0
2G.l
111.8 -
1.4
'1.'
42.'
!l2.8
... !:l. 1
... 1'.4
3'.0
$b.2
- 11.6
... ',6
~.,..,..r. 2 •• 30.3 - 3.6 :1'1.2 - ~.5 23.3 - '4, t 4LS - t.a
eo.. V.l.ndana 2.' 41.8 .. 7.9 30.1 .. :S.7 36.3 - 1.1 S7.t ... 1.3

I Euak.dl
Tob}
'.7
o••
28.6

33 ••
- S.:S 2:2.7

".7
- 4.0 3l.4

37.'
- '.0
....
..o •• - 1().0

Ac:c:;. .a • DU.,.."da .ntra 10. CI~ . . . .trtc:ul..., ." UI eh lIl.P a Fl> V 10. ClIA 1!1 .'0 ..,t..,.tor _t&b&n en EGlI, MftOtl
lo. ~.,.ttdar... ~. cifra. c:;on .'9"0 . . . lndic~ qu. 1. dif~.nc:;la .. ~.tlv~. poslbl..-ot. aabldo • l . . .t,.'c:;ula
d. p .... _ •• qua • .."dOl'l"'or! pt"ovl.1on.l~t. l. _..w ....... y a ... ldCM Jl1QratClll"'lo. tlnt,.. cDIIW'Itdad_ •
... .. ,.,.dllla. ac:~lMl •• ." el tr"'.ltD a ....,nao. a t8rC:;.,.o y a COU.
FP-l y f1>-2 _ Ptrdlda. acu..alad_ .., .1 p._ • ~o 'l. en 'MI ea_. a t.,.c:;... o.
Al::WI • '.I"dld•• lIC~lad •• "" tod•• 1 •• 1"_. . . . la. ",,_lanz •• .-dl .......,ecto cs. m. aln ,..,.tidor ...
DU TNl DU....-.nc:ta 1tOS1Uva CI navattva IMI pGf'e:..,taJ. dII ptrdld. . en la cau'lldad rn.pec:to del porc:..-.t&j_ nacianal.

I estas ramas. La Tabla IV.l0 ofrece los resultados.

I
1

.1

I
ÍNDICE

I
I
¡~' ....

:1
,-
128
:1
'-- "

:1
'-

,1
'-.-
El subsistema de la ense~anza secundaria espa~ol ha

estado siempre, y sigue estando hoy, decisivamente marcado por


I un fuerte sesgo academicista. No hay nada nuevo en esta

I --
critica,

lugar a
que ha sido

intentos
formulada una

correctivos
vez tras

luego
otra para dar

sl_ stemáti camente

I naufragados.
1-
il Uno de estas intentos fallidos fue la reforma educativa

,1 de 1.970. Los

baC:.hi llerato,
reformadores de la época

0\.1 que aHadieron los


quisieron unificar el

pomposos adjetivos de

I "unificado y pol.i.valente", poniéndol.o a la altura de los

tiempos, y crear un sistema ágil de formación profesional que


I se constituyera en un puente entre la enseRanza general y la

I especificidad del mundo del trabajo. Sin

del bachillerato se redujo en la práctica a posponer


embargo, la reforma

la opción

I entre "ciencias" y "letrél.s '1 éI,1 tercer cursQ!,! manteniéndose los

contenidos tradicionales sin una mínima renovaciÓn.


I
,1 La Tabla 1',1.11 muestra las materias y los horarios

todavia hoy vigentes. Solo la.introoucciOn de las Ense~an2as y

I Actividades TécnIco-ProfesIonales (E.A.T.P.) supuso un tímido

intento d_e vi ncul ar 1a escLlel a al mLmdo del trabajo, pero

I~
,
quedó en agua de borrajas. En la mayoria de los casos, las

,I
,

horas correspondientes fueron absorbidas por los profesores de

las materias tradicionales para organizar enseñanzas

I
ÍNDICE
I
I
129
I c6mplement8ri8s respecto dé Ta.bla. IV.11
PLfiN l:L~J;-ªTUD 11>13
DELB .JJ_d:.!.

I SLIS

sirvieron p8r8 dar


Además,

~cogid8 8 tt~ t er.:.i!e!2_____________


Horas!
sem 8 lls.

I los proyectos "de futuro" de


ce.
(Primer Curso)
Naturales 4
la Administración educativ8, HI Civil. y Arte 4
I concretamente 18 introducción
Leng. Esp. y Lit.
Leng. Extranjera
4
4
Matemáticas 4

I de la

escuelas.
informátic8

En la
en

actualid8d,
las Músic8
Dibujo
Ed. Fisica y Depv8.
2
3
..,<-
Religión o Etic8
I con algunas excepciones~ las
(Segundo Curso)
2

E.A.T.F'. se reducen a Fisic8 y quimica 4


I (un8 e:·:tensi ón de
Geogr8fi8 Hum. y Econ.
L8U n
3
4
Leng. Esp. y Lit. 4

,
I "Dibujo'!

pl"ofesores
que

de
permite a

materi8
los Leng. Extr8njera
118temáti C8S
Religión o Etica
4
4
2

il
,-
,
cLlmp 1 ir

IIInformática"
sus horas) ,

(gener8) mente
Ed. Fisica y Depva.
E.A. Técnico-Prof.
2

<Tercer Curso)

i
I
~,-~
el profesor de (Comunes)
Leng. E:·:tI"an';era 3

I
~-
M8temátic8s

aficion8do de
o para

turno, que
el

en
HI Esp., P.H. y O.C.
Filosofia
LA.T.F'.
4
4
2
Religión o Etica 2
I casi todos los centros hay Ed. Fisica
(Opci On A)
uno) y "Hogar!! (el sustituto Li teratura 4
LaUn 4
I '--
Griego 4
Matem2.ticas 4

I Hogar"

casa) •
para futuras am~s de (Opción B)
Li ter2turé'.
CC. Naturales
4
4
Física y Química 4
I Matemáticas 4

Abortadas las E.A.T.P., Total por curso 29


I la formaciÓn para el trab8jo

I segui~'a confUndiéndose con

para todo lo demás,


las "cienci8s"

con las "letras". "Ciencias"


y, 18 form8ción

que no dejan

I
ÍNDICE

I
I
I
130
I >:'". r
ningdnispacio a la tech~logia y "Letras"W~n las que se sigua

I confundiendo el conocimiento de la sociedad y de la humanidad

con la ancilla theologiae (filosofía) y la ancilla philosophae

I (geografía e historia).

I La Formación Profesional corrió todavía peor suerte. Lo

I que debía haber sido una red de puentes cortos, de contenido


de un
tecnológico, encaminados a conectar la formación general

I nivel u otro (Enseñanza General Básica o Bachillerato) con el

mundo del trabajo, nació ya adulterado por el mecanismo de la


I doble titulación len realidad, titulación o certificación) al

I final de la E.G.B., que forzaba a

lo
los no graduados

que, combinado
a seguir

con la
esa vía como dnica posibilidad;

I obligatoriedad de mantenerse en el sistema educativo hasta los

dieciseis años, convirtió su primer gado en una rama de


I aluvión, en el "basurero" del sistema. Para rematar la faena,

I a alguien se le ocurrió que los "pobres chicos" que tenian que

ir a la Formación Profesional no podían verse privados de LIMa

I formación humanística, etc. (ni los profesores de las horas

correspondientes), y el horario se vio fagocitado, una vez


I más, por las materias tradicionales.

I
La Tabla IV.12 muestra las materias y los horarios de la

I Formación Profesional de Primer Grado, y la IV.12 los de la de

Segundo Grado. En el Primer Grado, un tercio del horario


I resulta absorbido por materias sin ninguna cone,dón específica

I con cualquier especialización profesional; otro tercio

,I dedicado a esa especialización, la Tecnología y las Prácticas;

ÍNDICE
I
I
I y.- el tercio de enmedio',
131

I dependiendo de la posibilidad
Materias
Horasl
semanoll
de conectar las "Ciencias"
I tradicionales con las
(Pri mer Curso)
Lengua Españololl 2
Idioma moderno 1

I necesidades

cada especialidad concreta.


profesionales de Form. humanística
Religión o Etíca
Ed. Físico-Depvoll.
2
2
1+2
Form. Cívico-Socíal 2
I Matemáticas
Física y Química
2
2
Así, los jóvenes qLtE! CC. de la Naturaleza 1
I huían del academicismo de la
Expr. Gráf. y Comunico
Tecnología
3
3
Prácticas 9

I enseñanza

expulsados
general

de ésta
o

por
eran

no
(Segundo curso)
Lengua Española 2
Idioma Moderno 2
I deenvolverse de manera Form. Humanística
Religión o Etica
2
1
adecuada según sus cánones Ed. Físico-Depva. 1+2

I iban a encontrarse con que,


Form. Cívico-Social
Matemáticas
2
2-3
Física y Química 2-3
donde se suponía que ya iban
I a quedar libres del
CC. de la Naturaleza
Expr. gráf. y comunico
T~cnología
0-2
1-3
3-4'
Prácticas 8-10
I escolasticismo y poder el) En 1..
11 . . . . . 7
,.... a
~ •••
Ad_l"lst".-:l4n, T-=nol".U. puad.

dedicarse a aprendizajes de
I utilidad más visible, les esparaba otra media taza de 10 mismo

•I de

general
que ya

pero
se habían

comprimido,
hartado

ad

pudieran llegar a sentirse abandonados de la mano de Dios •


con

usum
una: todo

delphini,
el

para
currículum

qLle no

•I Y lo
El Segundo

peso de la tradición,

"profesional" se
Grado de la F.P.

reparten el
tampoco quedaría

aunque en este caso, ya, lo

horario más o
libre del

"formativo"

menos por
I ..-

'.I
I
mitades • . Así se configuró una rama de

entre una teoría desvinculada


la enseñanza polarizada

de sus aplicaciones prácticas y

ÍNDICE

I
I
I
132
I una capacita~ión
->
práctic", desprovista decu",lquie.r compon~nte

I analítico o creativo: asignaturas librescas y talleres

rLlt i nar i os.

Llegados a este punto, conviene disipar un equívoco. No

se trata aquí de la vieja polémica entre "formación" y

Tabla IV.13
PLAN DE ESTUDIOS DE F.P.-2
I (Régimen general)

I Materias

Idioma moderno 3 3

I Religión o Etica
Formación Cívico-Social
Ed. Físico-Deportiva
1
1+1
1+2
1
2+1
2+1
Tecnología 5 5
I Prácticas
Expresión Gráfica
12
5
9
5
Organización empresarial 1 1
I Seguridad e Higiene
Legislación
1 1
1

I Materi",s
(Sistema de en •• ~&nzas especializadas)
2Q
..1.JL 3.Q

I Lengua Española
Idiom", Moderno
2
2
2
2
1
2
Formación Humanística 2 2
I Religión o Etica
Formación Cívico-Social
1
1+1
1
1+1
1
1+1
Ed. Físico-Deportiva 1+1 1+2 1+1
.,
I Matemáticas
Física y Química
CC. de la Naturaleza
3
~

-'
3
2
2
4

O
3
Tecnología 4 4 4
I Prácticas
E:·:presi 6n Gráfica
7
3
9
3
10
3
Organización Empresarial 1 1
I Seguridad e Higiene
Legislación
1
1

ÍNDICE
;:--------------------------------------------------------

I .. , :

I
I "adi~st":'amiento'" , ni entre "educati Onu
133

I entre el "humanismo ll y la IItécnica", ni de elegir, en medio de

un desgarramiento weberi ano, entre el "especialista" y el


1 "hombre cultivado". Todo individuo debe poder formarse para

domi na," --o, cuando menos, controlar-- sus


1 comprender

relaciones
y

con el entorno, y este entorno es doble: social y

1 natLlral. El aprendizaje sobre el entorno social corresponde a

lo que tradicionalmente denominamos "humanidades" (y "ciencias


1 sociales") !' y, sobre el entorno n'atLlral, a lo que denominamos

"ciencias naturales " Iy "tecnología"I. Hasta ahí todo está


1 bien, pero la cuestión es qué ponemos de cada lado.

1
No por casL.al i dad LinOS términos necesitan ser

.1 introducidos entre paréntesis y otros no. La escLlel a ha

confundido el conocimiento del entorno social con las viejas


1 disciplinas de la filosofía, la historia y la geografía, sobre

1 todo porque está llena de licenciados en esas tres cosas y

porque todas ellas y sólo ellas forman parte del programa de


I estudios de los maestros. Sin embargo, el conocilniento de lo

social es hoy, tanto o más, objeto y resultado de otras


I disciplinas como la economía, la sociología, la antropología,

I la politología, etc. A lo más que ha llegado la institución

escolar ha sido a añadir, con el recurso a la cópula


I gramatical, coletillas a las materias tradicionales: así, 1 a

I "Geografía humana y económica"

los países Hispánicos y Ordenamiento Constitucional". O


o la "Historia de EspaRa y de

bien a

I añadir capítulos a los viejos programas, como "La dimensión

social del hombre: estructuras sociales", en el programa de


I
ÍNDICE

I
I
I
I filosofía, o' "Lbs sistemas económicos:
,
capitalismo
134

I socialismo. Rasgos geográficos comunes I!!) de los países de

economía capitalista y de economía socialista", en el de

I Geografía.

1 De la misma manera, ha conseguido degaJar las "ciencias

,1
',-
natLtrales" (o "e>:perimentales") del proceso real en que se han

desarrollado y se desarrollan: la acción de la humanidad sobre

:1 su entorno físico, también llamada trabaio o producción. Asl,

por ejemplo, los programas de Química pueden bastarse con un

capitulo final sobre "Industrias quimicas: ejemplos" (2Q de

I S.U.PI o sobre "Ideas generales de metalurgia" y "Polímeros de

interés industrial" (3Q de S.U.P.I, al tiempo que más de Ltn

I Taller de Metal sólo sirve para que los alumnos se esfuercen,

I sin

virutas.
ton ni son, en reducir con una lima una barra de hierro a

I
Mi entras los individuos se relacionan' entre si, sobre

todo, a través de relaciones económicas (donaCiones,

transferencias, trueques o intercambio de distintos recursos:

trabajo, renta o patrimonio, desde la esfera familiar a la de

la sociedad internacional), y mientras todos los procesos

prodLtctivos tienen lugar en marcos sociales organizados,

producto ~istOrico de relaciones de poder; es decir, mientras

1 ,en la realidad

individuo con su
resulta imposible

entorno físico y
separar las

con su
relaciones del

entorno social, la

:1 i nsti tuci O,n escol ar. se 1 as ha arregl ado para hacer de ainbas

I
ÍNDICE

I
I
I
135
I dos entidades' aisladas y sin cone>,ión
,
entre si, disecadas y

I distanciadas de la realidad.

I Así, la Historia y la Geografía, por ejemplo, se debaten

entre el subjetivi.smo desenfrenado y la cosificación de la


I realidad social. La primera tiende a verlo todo desde arriba:

I "1 a España

Austrias",
de

"mentalidad
los Reyes Catól i cos",

romántica y régimen
lila España

liberal",
de los

etc.

I Apenas alguna incursión obligada en los aspectos sociales y

económicos. La segunda tiende a borrar a las personas de la


I escena: "tipos de paisaje y economía agrari a ", lIeconomia

I industrial

industria:
y

energía
tipos de

y
paisaje

materias
que

primas".
origina", "bases

De un lado
de la

sólo

"figuras" históricas, personajes; del otro sólo cosas. En

ningún momento encontramos una historia centrada en las


I relaciones. sociales, en la forma en que la humanidad ha hecho

I frente a sus necesidades, en el trabajo y la producción.

I A .la inversa, 10 especifico de cualquier rama profesional

se reduce a los materiales Y los procesos técnicos. La


I Tecnología de la rama de Metal, por ejemplO, habla de

I materiales,

operaciones
metales

a mano
comerciales,

y a máquina, etc.,
metrología,

y las prácticas siguen


trazado,

I la Illisma pauta, mientras las materias del "Area formativa

común" se limitan, como ya se ha dicho, a ser un resumen de


II
_. las del Bachillerato. Los alumnos de Primer Grado nunca oirán

I hablar si.qLliera,

organización y
en

el proceso
la escuela,

de trabajo,
de la evolución

de la degradación
de la

que

ÍNDICE

I
I1
'-
/

:1
'-
136
1
,- 'tuvo 1 Ll~ar desde la' f i gur "'" del maqLli n i sta cua 1 i f i cado hasta 1 ~,¡,

del operario al servicio de una máquina, del taylorismo y el

fordismo o de las luchas por el control del proceso de

trabajo. El mensaje es simple: ellos no tienen historia, el

trabajo no es un escenario de relaciones sociales o de poder.

Sólo en esa asi gnatLlra perdida que es "Organización

1 Empresarial
oportunidad: la de
Económica y Administrativa"

aprender algo sobre


tendrán

el taylorismo, pero no
alguna

1 como una forma de encuadramiento y explotación del trabajo,

sino como me jora de métodos", IImovimientos en el 1 ugar de


1
II

trabajo", "estudio de tiempos", "técnicas de cronometraje" ,

1 etc.; eS decir, como algo dado y necesario.

1
1
I
1
I
,1
1
I
I
E
ÍNDICE
I
I
I 137

I IV.3. La correspondencia escuela-empleo

I La configuración del B.U.P. y la F.P. como dos ramas

I paralelas y

que cosecharan
de,distinto valor, la

el éxito en la E.6.S.
primera reservada para

y la otra paso obligado,


los

I o ónica alternativa al abandono del sistema escolar, para los

que cosecharan el fracaso, marcó profundamente el sistema


I educativo espaRol y dio al traste con la pretensión de

convertir la Formación Profesional, en sus distintos niveles,


I en un puente de especialización tendido de 'la enseRanza

I general al empleo. En cuanto al S.U.P., concebido

exclusivamente como un tramo propedéutico en el camino hacia

I los estudios de nivel superior, se convirtió para muchos en un

ciclo terminal sin tener, por su misma generalidad y por su


I academicismo, las condiciones para serlo.

I
Como consecuencia, y al igual que en todos los países
I donde se mantiene una fuerte separación dentro de la enseñanza

secundaria entre una rama académica y otra profesional, la


I primera se vio hinchada mucho más allá de lo qLle

I correspondería a sus presuntas funciones. La Tabla IV.14

muestra la evolución de las cifras de matriculación en las dos


I ramas de la enseñanza secundaria española a lo largo de un

I decenio. Con todas las

ciclos de distinta
reservas debidas a que se comparan

duración (cuatro años de B.U.P. y C.O.U.


dos

I con cinco de F.P.-l Y F.P.-2) Y no e:,:cluyentes (una cuarta


parte de los alumnos de F.P.-2 provienen del B.U.P.>
I
ÍNDICE

I
I
138
I " Tabla IV.14
"'- r

EVOLUCION DE LA MATRICULA EN B.I,J.P. Y F.P.


I BUF' :t CDU FF' (1 }::.2)
Curso Absol. Tasa Absol. Tasa

I 76-77
77-78
844.258
877.516
100
104
359.044
457.812
100
128
78-79 999.479 118 455.94::', 127
I 79-80
80-81
1. 055. 788
1.091. 197
125
129
515.119
558.808
143
156
81-82 1.124.329 133 619.090 172
I 82-83
83-84
1.117.600
1. 142.308
132
135
650.770
695.180
181
194
84-85 1.182.154 140 726.000 202

I 85-86 1.238.874 147 738.340 206

I --reservas que, en todo caso, aumentarian la desproporción en

la dirección que ya tiene-- las cifras son elocuentes. Hace


I algo más de un decenio, la matricula del Bachillerato era más

del dobl e, casi dos veces y media la de la Formación

F'rofesi onal. A pesar de que el crecimiento de esta última ha

sido más rápido en el período, como lo muestran los índices

adjuntos, la matricula de bachillerato sigue siendo superior


I en Ltn 68 1. (podría decirse que la F.F'. ha crecido

I vegetativamente,

absorbido también
como el S.U.F'., pero

la disminución del abandono al término de la


probablemente ha

I E.G.B.l.

II ¿En qué medida guardan estas proporciones alguna relación

con las de la población activa ocupada? Si comparamos la

matrícula total de B.U.F'.-C.O.U. y la de F.F'. en el curso

1.985-86, representan respectivamente, en términos

porcentuales, el 62.66 y el 37.34 l.. Si en lugar de acudir a

estas cifras 10 hacemos a las de .los matriculados en las

ÍNDICE
I
I
I " Tabla IV.15
139

POBLACION OCUPADA POR GRUPOS OCUPACIONALES


I . P.A.O. 1989
Grupo ocupacional (miles) -L
I Todas las ocupaciones 12.194.4 100

I Profesionales y técnicos

Func. públ. super. y direc. empresas


1. 280. 3

210.4
10.5

1.7 J 12'2J 24.4

I Personal administrativo 1.489.7 12.2

Comerciantes y vendedores 1.355.3 11.1


I Trabajadores de los servicios 1.701.2 14.0 88.2
76.0
13.0
I Agricultores, ganad., pescad. y cazad.

Trabajadores no agrarios, etc.


1. 581. 3

4.509.3 36.9

I Miembros profesionales de las FF.AA. 75.3 0.6

I distintas ramas o en ninguna de dieciséis aRos de edad, en el

mismo curso 1. 985-86 <Tabl a IV.l>, representan


I respectivamente, en relación al total, el 65.88 frente al

I 34.12 % (lo que, como ya anunciamos, refuerza

a favor del Bachillerato). Dicho más


el desequilibrio

llanamente, los alumnos

I de B.U.P. casi doblan a los de F.P.

I La Tabla IV.15 muestra la distribución de la población

I ocupada en cifras absolutas y porcentajes entre los grandes

grupos ocupacionales. Si tomamos la palabra al ciclo

I constituido por el S.U.P. y el C.O.U., Y lo consideramos

preparatorio para la universidad, entonces sólo tendría

sentido seguirlo en la perspectiva de las ocupaciones

profesionales y técnicas y las de dirección en empresas

privadas. Pues bien, estas profesiones apenas representan el

ÍNDICE
I,-
140
¡ ~: r
12.2 Y. de la población ocupada lal que habria q~e sumar otro

I 0.5 /. si contáramos con las cifras de ocupaciones a dos

dígitos que, quedando incluidas en otros

I pueden requerir una educación superiQr~ tales como los

directores de empresas y establecimientos comerciales, de


I hostelería o agrarios y los agentes de cambio y bolsa,

I i nmobil i ar i os, etc. ; pero tampoco se mlvide que entre los

"profesionales y técnicos" hay categorías que no

necesari amente reqL\Í eren estudi os superi oreS y pueden proceder

de la F.P., como cuidadores de guardería entre los profesores


I ° auxiliares entre el personai sanitario). Ateniéndonos a este

I criterio, sin duda bastante nominalista, las ocupaciones que

precisan el paso de los alumnos por el EI.U.P. (para su

I posterior acceso a los estudios superiores de cualquier grado

y tipo) son menos de la séptima parte de las que no lo


I precisan.

I
Pero, puesto que sabemos que muchas empresas prefieren,

I para los trabajos administrativos, a los titulados de EI.U.P.,

considerado éste como ciclo terminal, antes que a los de F.P.


I (a pesar de que ésta cuenta con una rama Administrativa y

I comercial a la que acude más de un tercio de los alumnos tanto

de Primer como de Segundo Grado)", podemos incluír las

I ocupaciones de tipo administrativo en el primer agregado de

gruJ?os ocupacionales, que pasaría así a constituír el 24.4 /.


I del conjunto, frente a un 76.0 /. de ocupaciones para las que

I
I .. Véase Seoane y Mancho, 1987.

ÍNDICE

I
I
I
141
I
L la pr'eparac:i ón adecuada segui r í ~:- si endo 1 a F. F'. Una rel ac I ó-n

I de casi uno a cuatro entre las ocupaciones y de casi dos a uno

entre los estudios.

I
Naturalmente, podríamos seguir engrosando la cifra de las
I ocupaciones necesitadas del B.U.P. Por ejemplo, recurriendo al

I argumento

con
de la

el público, añadiríamos
buena presencia y las relaciones personales

los comerciantes y vendedores, lo

I que engordaría el primer agregado de ocupaciones al 35.5 X del

total y reduciría el otro al 64.9 X. Tendríamos entonces, ya,


I unas cifras casi coincidentes con las del reparto entre B.U.P.

I
I
--
Y F.P. a los

orden inverso. Y
dieciséis años, 65.88 y 34.12 X,

para ello nos habríamos visto


pero siempre en

obligados a

I inclL\ír en el primer grupo a IIcarteros, ordenanzas y

recaderos ti, "telegrafistas y telefonistas" , todos los


I "dependientes de comercio, vendedores y similares", etc.

I En suma, el desarrollo del mercado de trabajo y de las

I estrategias personales ante la educación y el empleo ha

tornado enteramente disfuncional la configuración actual de la


I secundaria en sus dos grandes ramas, tanto por su concepción y

I finalidad como por el reparto de los flujos entre ellas.

sistema educativo formal sólo es capaz de ofrecer


Si el

una

I formación general, de índole academicista y pensada (lo que

tampoco -quiere decir bien, pero éste tema no nos preocupa


I aquí) en función de la universidad, y una especialización

I prof esi ona1

para la mayoría
a la minoría, lo único que

de los alumnos, los que


puede ocurrir es que,

siguen la vía del

I
ÍNDICE

I
:1
'-

I
. 142
:1 B.U.P., el ¡:laso al empl eose! convierta; ,,,,ti un sal to dema~i ado

1'I :1
, ~
abrupto, mientras para la minoría, los que siguen la de la

F.P., esté marcado por el estigma de que son los I'fracasados"

I del sistema.

I El estudio sobre Condiciones de vida y trabajo del C.I.S.

I ofrecía el cruce de la respuesta a

para realizar el trabajo


la pregunta sobre la

(que
preparación académica necesaria

I ya citamos antes para extraer la Tabla 11.14) que desempeñaban

con el nivel de estudios de los respondentes. La Tabla IV.16


I ofrece una reelaboración de los resultados a partir de la
1-
I elevación de la

respondentes podrían cifrar la


muestra realizada

respuesta sobre la
por el C.I.S."

preparación
Los

I necesar i a como 11 estud i os pr i mar i os 11 ~ "bachi 11 er el emental ",

I'bachiller superior", "formación profesional"~ super i or de


I "grado medio ll , "universitaria" y lI o tr-a Jl
• En cuanto a su propio

I nivel de estudios, podían elegir entre "no sabe leer", "sabe

leer" y la lista precitada.

I
La Tabla IV.16 divide los casos en tres: "adecuación"
I (cuando el nivel que se posee es el mismo que se considera

I necesario)"

"sobreeducación"
"su beducaci 6n"

(cuando
(cuando es inferior al

es superi or) . Suponemos


necesario) y

que los

I ni vel es si gLlen Ltn orden creci ente t~l como aparecen en 1 a

1 i sta de respuestas enumeradas, e:{cepto porque igual amos el


I Bachiller Superior a la Formación Profesional (téngase en

I
47 Lo que se reelabora es el Cuadro Al8 del AneHo. D
I contenido en C.I.S. (1986) •

ÍNDICE

I
I
I
143
I . , " Tabla IV.16"
ADECUACION, ~SUB y SOBREDUCACIO'N PRESUNTAS
, ,

DE LA FUERZA DE TRABAJO
I Subeducaci ón Adecuad ón Sobreeducación
Prepar-aci,ón necesada Miles -L Miles -L Miles --L
I Est. pr-imari os 2.790 43.9 1.872 29.5 1.641 25.8

I Bachiller elemental

Bachi 11 er super i or
726

144
49.8

25.4
445

318
30.5

56.0
273

99
,18.7

17.4

I Formación profesional 1. 738 66.4 734 28.1 115 4.4

Grado medio 175 23.7 407 55.0 138 18.7


,1 Uni versi tada b4 11. O 507 87.1 o 0.0

5.637 45.8 2.146 17.4


:1 Total 1

Total 11 2.847 23.1


4.283

7.073
34.8

57.4 2.146 17.4

I El total ft la pablacUn
prllOnaa_ ......
~
h~...
.-tU va OC\IPada 111M"
1M cAlculo. . . _ta. tAbla
p .... .u ,....to 1M
calCula.l C.I...
h~
e. . trat .. ni .'hl 1.98:1)
d..:onUdo lM!S65 .Un qua c:ont. .t."...
..... t2.880

pcw'c:.ntaJ" no ......" har'hontal.-nt. 100 por~ fan.., lm1 carrttepOnCll..,t_ .. 1_ . . ctlntfttan . . 'MI ntwl O-
•..
.u .. dtI
pnIIPr.-c""
t,..ajo _C. ·otr.·. r'.rch.Ict..,cto . . , _1 total .. 12.:lU.. IdU ....... Pur otr. ,.,.t-, lo.
..sucact,," . . "otro", ad.N.... 1.. ...... i_h.,.. ~t.d•• .. l • •1.....e.Un ... 1 . . . . .tr ......11 ...... va: ... unlct.dft '1
.1 \laa d. un. _l. ci'fra Mc:l . .l.

I
cuenta que aquél equivalia al actual B.U.P., mientras el
I Bachiller Elemental lo hacia a la actual E.5.B. completa): en

I otras palabras, consideramos que una persona tiene la

formación "adecuada" si cree que su puesto de trabajo requiere

I la Formación Profesional y posee personalmente el Bachiller

SLlperior, y viceversa. Téngase en cuenta que aquí queremos


I comparar "ni veles", no calidades o contenidos específicos.

,1
,~
Esta equiparación es discutible, pero mucho más lo sería

considerar la Formación Profesional (sobre la que, además, la

I encuesta no especifica si es de,primero o segundo grado) por

debajo del Bachiller Superior (hoy B.U.P.).


I
I
'-,,-
Según, estos datos, casi 1 a mi tad de ,1 a pobl acl ón ocupada
está subeducada (45.8 Yo), pues su nivel de estudios es
I
--
ÍNDICE

I
I
I
144
I i'nf er I or al que' cree neces'ar i o par a su puésto de ~trabajo

1- (Total I). Sin embargo, esta cifra se debe a que no se ofrece

a los encuestados la posibilidad de contestar que la

I preparaci ón necesaria para su e.mpleo es menor que los estudios

primarios o ninguna, a pesar de que ésta es pre,cisamente la


I que muchos· de ellos poseen (el 22.7 X del total). Si

I consideramos que, puesto que ejercen el empleo, mLlestran tener

en la práctica el nivel de formación adecuado, el porcentaje

I de subeducación cae entonces hasta algo menos de un cuarto

(23.1 %: Total Ir>. En sentido contrario, la encuesta no


I ofrece a los qué poseen una formación de nivel universitario

I largo la posibilidad de expresar la necesidad de una formación

mayor que ésa, por 10 que en la cóspide de la pirámide se

I oculta una parte de la subeducaciÓn (si bien es una parte

reduci da).
I
I En consonancia, el grado de adecuaciÓn del nivel de

formaciÓn puede cifrarse en algo más de un tercio (34.8 %:

I Total o casi tres quintos (57.4 %: Total Il) , según

procedamos o no a la rectificación antes descrita.


I
~

I La sobreeducación se cifra, en todo caso, en cerca de un

quinto (17.4 %). No obstante, este porcentaje sólo refleja la

I
<-
proporci ón de i ndi vi dLIOS que decl aran que su ni vel educati vo

personal está por debajo del que creen necesario. En realidad,


I bien puede ocurrir que inflen este óltimo en un reflejO

!. conducente a prestigiar su propio empleo, o simplemente

inducidos por lo que ven a su alrededor que se presenta como

I
ÍNDICE

I
I
I
145
I requisitof6rmal. El ' elevado porcentaje ·de
,
opersonas
,
que

I desempeñan sin bachiller elemental Ca su equivalente E.S.B.)

puestos de trabajo 17.097 miles, el 55.1 X, según la encuesta

I --sobre un total de ocupados de 12.880 miles--), cuando éste

es ahora el nivel mínimo con el que se. produce 1a


I incorporación a la actividad, podría COnsiderarse también como

I parte de Un índice de la sobreeducación que se avecina.

I Todavía podemos hacernos otr a pr-egunta sobre la

adecuación entre la enseñanza secundaria no universitaria y el


I mercado de trabajo: qué relación hay entre las especialidades

:1 de 1 a Formaci ón F'rofesi anal y las oCL\paci ones e>: i stentes, en

términos cuantitativos. La Tabla IV.l7 establece una

I correspondencia entre algunas de esas especialidades Ca 1 a

izquierda) y las ocupaciones de la Clasificación Nacional a


I dos dígitos que parecen más claramente vinculadas a ellas Ca

I la derecha). Hemos renunciado

HDel i neaci On 11,


a incluir las especialidades de

IIAlttomoción", "Eléctricidad y Electrónica",

I y USanitaria" porqL\e no es posible establecer

correspondencias verosímiles con las ocupaciones tal como


I éstas han sido desagregadas en la Clasificación Nacional.

I
Naturalmente, esto es un ejercicio especulativo, casi Un

I juego, ya que mucho~ Técnicos Au>:iliares de las distintas

especialidades tendrán salida en otras ramas que las que hem_os


I asociado a la suya, y muchos de los al L\mnOS na 11 egarán a

obtener ~a titulación, siendo el nivel de abandono muy


diferente entre las especialidades, pero no se nos ocurre otra

ÍNDICE

I
=---------------------------------------------------------------------------------- - - - -
I
I
146
I f órmLll a
~;.¡.

mejor con los datos


, Tabla IV.17_
PRESUNTAS CORRESPONDENCIAS
ENTRE ESPECIALIDADES DE
I disponibles. F.P.-l Y OCUPACIONES
1Wtyg. y FCWI!"d .1 ol"_ d. oflcl~• ....'nt.tr.tlv•••
,Ohl" •• V prjv~••

I La Tabla IV.18 compara


Taqu'V",f_.
p.rfar1.t •• V .1 ••
bIp\ . .dMdti catlt.¡blUDd y c.JII.
t~uil1.ros y .l ••
tlpradcr.. 1M JI6q. fK:b.It'edCra••
...." ......,..

contül_ .. e'lelll0 y .-
el porcentaje que representa t,...t •• ,.,.to . . to.ttlca ... dlat"

I laplucto. 11M ..,.W. ____ o ., ,l ••


na cl ..ift~M:
""'apt~.,.,_ .,.....,u.. ... ...,...... y

.. _"
_t .... , __ el al_
cad a u n a d e 1 a s .JIJI_.. wnt_ y Jfln y ..,.,t..
Avent.. tlent,.. __ •• ,

I
~t

especialidades respecto del vi Iljant_ y ,.. . .-.nt.Mt..


~l.nt.. .. co-ercJo.
'NhCMdar. . y '1:' •.
total de los alumnos de el •• U.
~cl.,t_, -*dor-.. "....
catto.
no

.....,....
T".tI. par r;t.. prapl. eN .. pl_ ••

1 F.P.-l con el que supone cada


",..., "'M',"
Gppat;ryr,y Qbr ••
'rab•• ~'col .... ~otI y .l••
Tr••• for_t..l_
'rllb•. .,. ...... t._ .. _He ••
trab. . . . la conwtrucd6n
TrabtJ" de h p1...... el .... _1
ocupación o grupo de Font...,...~. _ldador_, C&l ..... ___

1 oCL\paci ones ella asociado


., ...,t..tor-. . . .tra .••UUc:..
Incarvadoa d. pww:nal de ..........
~.tlcoa
hV;. . . . . . .
~
e' •.
..tabl.ci.lantoa

.t_.
Pwrwana. _ ....."... ., _t_. hog.
no cl ..UUlctldas
y

1
'r.ca. l.vado. lt-.plat_ y planchada
respecto del total de la t!Dtt.,l .. ,. y tyr.
rapa " e' ••
Pr~l.t ... l_~~t.. cM ..,.W.
~t.lwr'a y al ••
Coc:lrMrGS, ~oa y ala.
población activa ocupada. Las 1"9"" Y w;zntdp Dp...-.oor.. ..1 . . . . . ffrV, .anIdo,.
",oy.ccUrt cl ......tov.flu.

I cifras sobre alumnos en las


'r.c.. de 1_ . . . . . '1 al ",. . 1
Traba. del aMlbl.
l,..a,a. ltOI" cUl!nta
.-plata. ,....,..••
IIrOlda
trabe. d. la ~., la ~. " al ••
..

IHnroa. C~" ., ...... tre.


especialidades de F.P.-l _b-accl6n .lnttr.l_

1 corresponden al curso 1.985-


Mpdt, y qm f es"6n
Ptbrtr" y m,
Trllb. . . . l. COI\fecc:Un.
'1 ala.
Pwr~
!tenna ., .te.
'r...
..,..,.. plluqu.-l_, tr.t_.

_1 o.rt.ldo.
""Icroa

prllPWK''''' y
trat_. de plel_

.1
trlba~ del uhado '1 otl"OW ........
86; las cifras sobre la _1 C___ O l' et. ••
Tr.e. de Ind. '1 "'.lu _".u ...
traba. d.l t.Mtll y .1 •.
Tr.... f"l~,.", """Aa y c.....
población ocupada, al segundo

1 trimestre de 1. 989. Puesto

que el cociente entre los porcentajes de la suma de todas las


I especialidades y 1 a suma de todas las ocupaciones es 0.91,

I todo

considerarse
cociente parcial

como cobertura
que se situe

en e:-:ceso, por
por encima

parte del sistema


puede

I educati va, de las necesidades del si st.ema .productivo, en

relación con la cobertura general (sea ésta suficiente,


1 insuficiente o excesiva), y viceversa. La cuarta columna de la

1
I '-~
tabla ind.ica

ejercicio casi
las diferencias

lúdico como éste


y su signo.

no tiene por objetivo mostrar


Lógicament.e, un

I
ÍNDICE
I
I
147
I la cL\antia de los déficits o sup~rávits, n{ siquiera de lejos,

I sino simplemente mostrar la falta de cualquier relación entre

las especialidades escolares y las posibilidades de empleo más

I allá de lo que resulte de los comportamientos tentativos de

los alumnos. Su principal defecto es que, además de depender


I de una agregación arbitraria de las ocupaciones, no puede

I tener en cuenta la estructura de las cualificaciones dentro de

éstas.

I Claro que nada de esto debiera sorprendernos si atendemos

a las respuestas de los jÓvenes sobre la relación entre el


I
I
Tab1.a IV.18
I PESO RELATIVO DE LAS ESPECIALIDADES DE F.P.-l
Y LAS OCUPACIONES ASOCIABLES A ELLAS

I Especialidad

Aministrativo y Comercial
% E.

35.9
% O.

21. 8
E/O

1.65
Descomp.

74 (+)

I Agraria
Artes Gráficas
Construcción y Obras
1.6
0.4
0.2
11. 8
0.5
6.5
0.14
0.80
0.03
77 ( - )
11 (-)
88 (-)
Hogar 3.5 2.4 1.46 55 (+ )
I Hostelería y Turismo
Imagen y Sonido
0.7
0.5
4.9
0.0
0.14
23.00
77 ( - )
2209 (+)
Madera 0.7 1.2 0.58 33 ( - )
I Marítimo-pesquera
Minera
Moda y ConfecciÓn
0.4
0.0
0.5
0.4
1.7
0.80
0.06 85
11 ( -)
(- )
0.5 0.29 63 ( -)

I Peluquería y Estética
Piel
Química
4.2
0.1
1.1
0.9
0.7
0.3
4.67
0.14
3.67
376
77
276
(+ )
(- )
(+ )
Textil 0.1 0.8 0.12 79 (- )

I Vidrio y Cerámica 0.0 0.5 0.02 89 (- )

Total 49.9 54.9 0.91 O


I ....
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ca1c:ul.:kt .-.r;w'f"t..- al

I
ÍNDICE

I
I
I
148
I "O, contenidd de su formaci óh' y el de 'su 'traba'jo. Tres 'encuestas"

I realizadas IZárraga, 1985; Bosch

un lustro 11.975, 1. 979 Y 1. 984)


et al., 19851 a intervalos de

arrojaron prácticamente los

I mismos resultados, que aparecen en la Tabla IV.19.

I
~ Ni siquiera entre los Técnicos Especialistas de F.P.-2,

I la especificidad de cuyos estudios sin duda favorece la

I Tabla. IV.19
RELACION ENTRE ESTUDIOS Y TRABAJO

I ~ ",1.-clen ,.....
un
, .
.....
l!Z1
,.... .....'26
Bt, c:_l.t...-nt•
'-,
ID!

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• , 22

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......,74
atllD . , IhV't.

....'78
,....,
tU....,. ",_lkiOn ...... ~ .tIsoluto 72...1
(2.!S04. U.239) (:SI:!)

I
cone:d ón entre el conteni do de éstos y el del empl ea, y en
I zonas industriales tan caracterizadas como las cuencas mineras

I asturianas,

CataluRa, dan
Bilbao y Ferrol,

las respuestas para


o del dinamismo económico

sentir alguna satisfacción.


de

I
I
Tabla IV.20
I ADECUACION ENTRE EDUCACION y EMPLEOI TECNICOS
ESPECIALISTAS EN CUATRO ZONAS INDUSTRIALES

I Adecuación

Mucha
Asturias

32.4
Bilbao

29.6
Ferr'"ol

27.0 Si
CataluRa

30
Bastante 15.2 18.0 27.0 Bastante bien 22
I Poca 8.9 14.1 12.8
Regular
Bastante mal
28
5
Nada 43.3 38.2 33.1 No 13
I
1--
lBase) <157> (277) (148) (462)

I
ÍNDICE

I
I
I
149

1I La Tabla ·IV.20 muestr'á los ..-esultados d';; una enclJesta ..-ec"iente

I a las cuat..-o p..-omociones que obtuvie..-on

y 1.984, para las tres prime..-as zonas, Y entre


su titulo ent..-e 1.981

1.982 Y 1. 986

I pa..-a CatalL!ña (Herranz et al., 1989; 1. C. N. P., 1988).

I Aunque cabe preguntarse por la eficacia de este tipo de

I preguntas

criterios
formuladas en

muy dispares
encuestas (ya

para estimar la
que pueden utilizarse

"adecuación" o la

I "relación" entre lo aprendido en la escuela y lo que se hace

en el trabajo) , no se puede por menos que admiti..- la

I existencia de Una valoración negativa gene..-alizada.

I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I ÍNDICE
I
I
150
I
I IV.4. El actual proy-ecto de reforma

I El actual proyecto de reforma de la ense~anza prevé

profundos cambios en el triángulo ense~anza general-formación


I profesional-empleo. La ense~anza general, concretamente la

I secundaria,

los
debe pasar a incorporar elementos que

alumnos una primera preparación para el trabajo en general


aporten a

I y laprofesionalizaciÓn en particular: estos elementos

constituyen lo que se denomina Educación Profesional de Base.


I Por otra parte, se pretende poner en pie una red de FormaciÓn

I Profesional Específica que

profesionalizantes de la
constituya un

enseñanza
conjunto de

secundaria
puentes

general

I (obligatoria o de segundo ciclo) hacia el empleo. Tal red

discurriría "horizontalmente", relacionando escuela y mercado


I de trabajo en distintos niveles, y no IIvertica.lmentelt~

I evitando

sucediÓ con
así constituirse en

la vieja FormaciÓn
un sistema

Profesional nacida
paralelo, tal como

de la Ley

I General de EducaciÓn de 1.970. Puesto que el proyecto es

póblico y conocido, no parece necesario entrar aquí en mayores


I detalles descriptivos.

I En el volumen principal del Libro Blanco para la Reforma

I del Sistema Educativo se e:·:ponen los distintos elementos

nuevos, y cambios en elementos viejos, que deberían dar lugar_


I a una mejor adecuaciÓn entre el aprendizaje escolar, de un

I lado, y las necesidades del empleo, y

de otro. En primer lugar, respecto de la Formación


de las personas en

Profesional
él,

I
ÍNDICE

I
I
I
151
I de Bas~' Oa que 'forma parte de la enseñanza se~undaria

I general). Podemos destacar seis formulaciones que resumen muy

bien los objetivos de la reforma en este terreno. Las dos

I primeras se refieren a los dos tramos de la enseñanza

I secL\ndaria:

I Una dimensión práctica y profesionalizadora de


las materias tradicionales, que ponga de relieve y
aproveche el alcance y significación que las áreas y
I materias de la Educación Secundaria, incluidas las
más tipicamente escolares (Lengua, Matemáticas,
Idioma Extranjero, Ciencias Naturales o Sociales,
etc.) tienen para una futura profesionalización.
I El establ eci mi ento de objeti vos qL\e favorezcan
la transición a la vida activa, según aconsejan las
I orientaciones y programas correspondientes de la
Comunidad Europea, que recomiendan un mayor contacto
de la escuela con el mundo del trabajo, tomando a

I éste como objeto de estudio y también como recurso


pedagógico en todas las materias.

I Otras dos atañen específicamente a la etapa obligatoria

I de la enseñanza secundaria, de los catorce a los dieciséis

años:

I
Una Educación Tecnológica general para todos
I los alumnos, como área especifica que recoja no sólo
la formación en las distintas técnicas, sino también
el conocimiento del entorno social y productivo en
I que las técnicas se aplican.

La introducción de contenidos educativos

I diversificados y optativos que den cabida


experiencias o actividades preprofesionales.
a

I Los dos últimos se refieren al segundo ciclo de la

I enseñanza secundaria, o sea.al Bachillerato:

I
ÍNDICE

I
I
I
152
I De una parte, habrán. de existir varias
modalidades de Bachillerato que permitan al alumno
I encaminarse hacia distintos campos del conocimiento
y de la actividad productiva.

I De otra, se desarrollará dentro

principalmente en el
de cada
modalidad un sistema flexible de materias optativas
que ayude, último curso, a
encaminarse con más claridad hacia determinadas
I carreras universitarias o enseRanzas profesionales
que pueden iniciarse al término del Bachillerato. En
esta perspectiva, las materias optativas del
I Bachi 11 erato habrán de establ ecerse conjLlgando 1 as
demandas de los estudios universitarios con las de
las familias profesionales. Los Centros educativos

I que impartan el Bachillerato habrán de asegurar


aquellas materias optativas que se requieran como
Formación Profesional de Base para las EnseRan4as
Profesionales Especificas impartidas en el propio
I Centro o en el entorno inmediato.
155-156)
(M.E.C., 1989a:

I Quien escribe estas páginas, y a la luz del diagnóstico

I presentado en éste y en los anteriores capitulos, no puede

sino suscribir plenamente los pasajes citados. No obstante,


I examinaremos ahora brevemente en qué medida el propio proyecto

I de reforma es fiel a estos objetivos, para detenernos luego en

la Formación Profesional Especifica.

I
1. Cambios en las materias tradicionales. El proyecto
I reali4a un esfuerzo notable, en el diseRo curricular base de

I la secundaria

Ciencias de
obligatoria, y

la Naturaleza
concretamente en

y Geografia, Historia
las áreas de

y Ciencias

I Sociales.· En la primera, donde se intenta conectar los

contenidos tradicionales de fisica y quimica con un cierto


I
I .. Esta última es una
¿Es que la Geografía y la
denominación bastante desafortunada.
Historia no son "ciencias sociales"?
¿O es que hay que mantener una prelación para los titulados en

I esas dos disciplinas sobre los titulados en las demás?

ÍNDICE

I
153

I conocimi'ento de~las aplicaciones V los procesos


;
industriales,

I se echa

segunda,
de menos alguna

la formulación de
atención a la agricultura. En

los bloques de cDntenido supone un


la

I plan muy ambicioso de integración de los saberes aportados por

las distintas ciencias sociales, pero esto mismo plantea la


I duda de dónde se va a encontrar al profesorado capaz ya de

I impartirla de acuerdo

aquéllos
con esos planes: no, desde luego,

cuya formación se reduce a su titulación inicial. Con


entre

I todos los respetos para la autodidaxia, que da sus frutos,

aqui se necesita un fuerte plan de perfeccionamiento.


I
I al mundo
Otras áreas ofrecen

del trabajo, pero


menos posibilidades

no por
de acercamiento

ello deben menospreciarse.

I La enseñanza de un idioma e:.:tranjero, por ejemplo, podría

dedicar algo menos de tiempo a la descripción de paisajes y


I algo más al empleo del lenguaje técnico --que, por cierto,

I siempre es más

lengua(s) también
accesible--. La

podria prestar
enseñanza de

cierta atención
¡a(s) propia(s)

al discurso

I que define la realidad social cotidiana, particularmente la

laboral: tal vez tenga más interés comprender la ambigüedad de


I una expresión como "derecho al que sirve para

I encarcelar

tres
a un

millones de
piquete de huelga pero

parados, que discutir


no para evitar casi

sobre las diferencias

I entre "el mar" y "la mar". Las matemáticas no sufririan daño

algLlno si los profesores tuvieran entre sus {unciones e>:plicar


I en todo caso a los alumnos algunas aplicaciones prácticas de

I lo que aprenden",

I
ÍNDICE

I
I
I 2. Óbjetivos que favorezcan la transición a la
154

vida

I activa. Con la excepción de las "experiencias de transición"

patrocinadas por la Comunidad Europea, de los contratos para


I la realización de prácticas en alternancia por los alumnos de

F.P.-2 Y de un racimo de debidas a la iniciativa


I de algunos centros, estos
exp~riencias

objetivos han estado enteramente

I descuidados en el sistema educativo espaRol. No pueden

considerarse como instrumentos para tales objetivos realidades

I como la edLtCación compensatoria o la formación ocupacional,

que sólo surgen tras la constatación del fracaso de la


I institución en integrar a una parte de los alumnos (o

I viceversa)

elaboración
o al

de los
margen

Módulos de
de ella.

nivel 2
Es de

y 3
esperar

de la Formación
que la

I Profesi onal Espee: íf i ca ae:uerde un papel importante a las

experiencias en empresas.
I
I El ónico mecanismo institucional de cierta regularidad,

dentro del sistema educativo formal, son los convenios entre

I institutos y empresas para la realización de prácticas en

alternancia por los alumnos de F.P.-2., pero afectan a una


I proporCIón mLly reducida de los alumnos de enseñanza

secundaria. Diremos algo más sobre ellos en el pró~:imo

capítulo.

1_,."

o de
Sin embargo, creemos

manera más ambiciosa.


que este tema deberia ser abordado

Todos los alumnos, con independencia

I de cLlál se", o vaya a ser SLI ori entaci ón profesional, deber ian

tomar parte en experiencias de trabajo real durante su


I
I ÍNDICE
I
I
155
I -_'o

permanencia en la ep.eRanza ~eneral reglada.

I hacerse a través de trabajos comunitarios, de proyectos de las

propias escuelas o de acuerdos con empresas públicas y

I privadas en beneficio de ambas partes. Por otro 1 ado, la

Administración debería arbitrar vias que, a partir del término


I de la escolaridad obligatoria, facilitaran a los alumnos que

I
l ..
.10 deseasen la compatibilización de estudios y trabajO, sin

tener que verse forzados a hacer una cosa u otra a tiempo

I completo.

I 3. La educación tecnolÓgica general en la enseñanza

I secundaria obligatoria. Este es uno de los objetivos mejor

formulados de la reforma, pero plantea, de nuevo, el problema

I del profesorado. Es un gran acierto qLte, entre los bloques

temáticos, se haya incluido la relación entre, de un lado, la


I tecnologia y, de otro, la sociedad en general y el mundo del

I trabajo en particular; pero, al menos por lo que concierne a

su formación inicial, y sal va los consabidos esfuerzos


I autodidactas aislados, ni los profesores de tecnología saben

mucho de la sociedad ni los de ciencias sociales, en


I particular los de geografía e historia, sobre el mundo del

I trabajo. Aquí resultan tremendamente necesarios el

perfeccionamiento del profesorado y la elaboración, y puesta a


I su disposición, de materiales curriculares adecuados; así

como, probablemente, la colaboracLón de agentes eNternos.


I
I . En otro orden de cosas, en esta parte del proyecto (en

todas, pero en ésta en especial, por su misma naturaleza) se


I
I
ÍNDICE
I
I
156
I --,.
echa de" menos la atenciÓn a la formaciÓn tecnológi:'~~a que las T"

I personas necesitan, más allá o más acá del trabajo

a realizar como empleados por cuenta de terceros


que lleguen

o como

I trabajadores por cuenta propia, para el trabajo que realizarán

--y que, tal vez, ya realizan--, para sí mismos O para otros


I miembros de sus hogares.~

I 4. Las materia. optativa. en la ense~anza secundaria

I obligatoria. Las materias optativas, efectivamente, pueden y

deben ser el marco adecuado para experiencias y actividades


I preprofesionales relevantes. La cuestión aquí es que tal

I objetivo

formulados
no entre

por el
en conflicto

mismo proyecto
con otros
para
que
la
han sido

enseñanza

I obligatoria, concretamente la comprensividad. El Libro Blanco

de la reforma es muy cuidadoso en la elecciÓn de un ejemplo de


I optatividad, pero eso no basta. Nos permitiremos citarlo con

I cierta extensión:

I Este ejemplo se presenta estructurado en


a cuatro ámbitos, que son los siguientes:
torno

I Científico:
Alimentación,
Técnicas
Agricultura,
de laboratorio,
Huerto-Invernadero,
Astronomía recreativa, Salud, Medio ambiente, Taller

I de Matemáticas, etc.

SociolingUistico: Cultura clásica, Segundo


idioma, Consumo y publicidad, Medios de
I comunicación, Economía funcional,
Archivo y biblioteca, etc.
Prensa escolar,

I Técni~o:
construcci ón
Arqueología industrial,
de instrumentos
Taller de
ci ent íf i cos,
Electricidad-electrónica, Imagen y sonido,
I Conformación de materiales (madera, metal, plástico,

I " Sobre este punto, véase Enguita, 1988.

ÍNDICE

I
I
I
I c:erámica~ CLterO, te;·,til), Administ/~ción y gestión,
157

Reparación y mantenimiento, Operatoria de teclados,


I etc.

Artístico: Dramatización, Taller de fotografía,


I Expresión corporal, DiseRo, Matemática y arte, etc.

Para que este catál.ogo, u otro de

I caracteristicas similares, pueda

seria conveniente dirigir a alumnos y


responder
satisfactoriamente a las funciones antes reseladas,
alumnas,
mediante las actuaciones oportunas de orientación y
I tutoría, hacia una elección equilibrada entre los
diferentes ámbitos de opcionalidad. (M.E.C., 1989b:
1, 15)
I
En pri mer 1 ugar, Ltna
I elección equilibrada" no
decir que "seria

es garantía de
conveniente •..

nada, pues cualquier

I centro o cualquier tutor puede juzgar que lo conveniente es

precisamente lo contrario. La institución escolar debe


I oponerse a que un alumno elija, por ejemplo, todas SLIS

I opciones en el ámbito técnico mientras

cientifico o en el sociolingüistico;~ debe garantizar


otro lo hace en el

o, si Se

I prefiere, forzar a los alumnos, en eSe periodo de edad, a un

desarrollo equilibrado.
I
I creemos
En segundo lugar, el

un peligro constante
ejemplo presentado rezuma

de la organizacion curricular de
lo que

I la ense~anza secundaria: que obedezca más a un compromiso con

la plantilla del profesorado que a una oferta basada en lo que


I se considera necesario o conveniente para el alumnado. Lo

"sociolingUisticol', p.or ejemplo, no existe más que en la

imaginación del Ministerio o en la pesada tradición de "las

I
~ Sobre los riesgos de una opcionalidad incontrolada,
I véase Enguita, 1986, 1987.

I ÍNDICE
I
I
I letras" frente' a "las ciencias". Es hora"-de que, igüal que la
158

I tecnologia parece que va a lograr emanciparse de la ciencia

académica, sin por ello romper los lazos que la unen a ella,
I el estudio y los conocimientos relativos a la sociedad se

Vol ver-emos sobre esta


I libren del fardo

cuestión al tratar de los bachilleratos.


de "las letras".

I
En tercer se quiere ofrecer la posibilidad,
I entre otras, de profundizar simplemente en las materias

tradicionales, debe plantearse claramente, incorporándola en


I todas los ámbitos u ofreciéndola como LIn ámbito más, pero no

I recurrir a colarlo de rondón como "Taller de matemáticas" o

UTécnicas de 1 abaratori o", que segLlramente consistirían en

I Matemáti cas II o Física y Química II. Conviene, además,

asegurarse de que las opciones sean realmente lo que dicen


I ser, o sea que "Sal LId" no se reduzca a biología, ni "Cultura

I clásica" a latín y griego, etc.

I 5/6. Las modalidades del bachillerato y las materias


optativas.
I
I Si bien en los comienzos de la gestación del proyecto de

reforma se llegó a hablar de hasta siete bachilleratos, la


I versión más reciente se inclina por apenas tres

I especialidades: _ Tecnología,

Ciencias de la Naturaleza y
Humanidades y

de la
Ciencias SOciales,

Sal LId la las que puede

I añadirse el Bachillerato Artístico, pero ésta es ya una vieja

cuestión más bien de estatuto formal). Asignaturas comunes a


I
I
ÍNDICE
I
I
15'1
I todas elYas ser í an.; ¡'en principio~,' LengLla y Li fératura

I EspaRola y, en su caso, Lengua y Literatura de la Comunidad

ALltónoma, Idioma Extranjero, Mundo Contemporáneo, Filosofia,

I Educación Física y Religión (voluntaria).

I Las asignaturas especificas de cada especialidad serían

I las siguientes:

I y
Bachillerato de Tecnología: Matemáticas,
Química, Tecnología, Filosofía (Teoría de la
Fisica

Ciencial, Dibujo Técnico, Introducción al Dise~o.


I Bachillerato de Humanidades y Ciencias
Sociales: Historia y Geografía de España, Latín 1,
Latín 11 o Administración y Gestión, Historla del
I Arte, Sociología y Psicología, Filosofía.
Bachillerato de Ciencias de la Naturaleza:
Matemáticas, Física, Química, Ciencias Naturales,

I Filosofia (Teoría de la Ciencia).

I Además, todas las modalidades tendrían como materias

optativas Informática, Segundo Idioma E;-:tranjero, EdLlcaci ón


I Física y Economía, así como otras opciones específicas,

I concretamente:

I y
Humanidades y Ciencias Sociales: Griego,
Literatura Universal y Matemáticas.
Lengua

Ciencias de la Naturaleza y de la Salud:


I Biología, Geología.
Tecnología: Automática, Tecnologia 11.

I Finalmente, podrían constituirse en optativas algunas

I materias propias de los Módulos 111 que se impartieran en el

Instituto correspondiente.
I
l' __ 'o

I I
I
ÍNDICE
I
I
I ;;;:.;"
Un panorama bastante de'schador, prODucto de un deseo de
1"60

I compromiso con las plantillas de profesorado existentes, y de

ahorro presupuestario, más qLte de cualquier plan racional. Si

I comenzamos por las materias comunes, resLll ta un poco

intrigante ese "Mundo contemporáneo" • Contemporáneo es todo


I menos el pasado y el futuro, y este último no requiere

I asignatLtras específicas en la secundaria. "Mundo

contemporáneo" , entonces, tal vez sea la sociedad actual,

I local, autonómica, naci onal e internacional, pero suena

demasiado a "Historia contemporánea". En definitiva, tal·


I nombre parece especialmente diseRado para que, en vez de qLte

I los alumnos

contemporáneo"
aprendan

de 1a
a

mano
conocer

de Ltn
e interpretar

profesorado efecti vamente


SLt llmundo

I centrado en el mismo (sociólogos fundamentalmente, tal vez

economi stas) , sigan haciéndolo bajo la batuta del tan


I abLtndante profesorado de Historia (¿consideraría alguien

I sensato 10 contrario: que un sociólogo o un economista fueran

automáticamene reconocidos como e:.:pertos en Historia?).


I
Bastante más grave, no obstante, es la inercia de los
I "nuevos" bachilleratos en tanto que especialidades. El de

I Tecnología se forma reuniendo simplemente de todo un poco más

la materia fetiche, "Tecnología". Deberían formar parte de él,


I sin embargo, materias que permitieran a los alumnos una mejor

comprensión del conte:·:to el entramado sociales de la


I tecnología y su empleo
y

en la producción, concretamente

I Econom.ia (g.eneral: lo que antes se llamaba Economia Política y

ahora suele denominarse Estructura EconÓmica) y Organización


I
I
ÍNDICE
I
I
161
I de la Producción trabajo) -: Admi ni str"ación y~

I Gestión (que es algo bien distinto de la organización de la

no alternativa a Latín
producción) debería ser obligatoria,

I 11. (Sorprende, por cierto, la facilidad con que se opta entre

lo presuntamente sublime y lo supuestamente prosaico sin


I contar con nada de lo que podría ubicarse enmedio.) En cuanto

I a

pobre,
optativas,

y tal
la oferta

pobrez¿\
propuesta es,

no pLtede
por

moderarse
ahora,

tan sólo
bastante

ni

I principalmente con el recurso a las materias de los Módulos de

cualquier nivel, porque la formación general no debe


I confundirse ni mucho ni poco con la formación profesional

I específica. No

adicionales:
vendrían

Mecánica,
mal,

Mercado
por ejemplo,

(que no
algunas

es
opciones

Estructura

I Económica), Econom'a IndLtstrial, Protección Ambiental,

Arquitectura, etc.
I
I mucho
El

de 10
Bachillerato de Humanidades

primero, o más bien de


y Ciencias Sociales tiene

la forma más arcaica de

I entenderlo, y nada o casi nada de lo segundo. Este país

todavía está esperando que alguien dé una explicación seria de


I la pervivencia del Latín entre las materias obligatorias, una

I explicación

latín
que no

seria sería
sea que

renunciar
somos

a
latinos, que

nuestro pasado o
renunciar al

al legado

I clásico (!) o que es muy bueno para el cerebro; es decir, una

explicación convincente. Mientras tanto, la única e>'plicación


I verosímil seguirá siendo que hay demasiados profesores

I "especi al izados

Administración no
en filología

sabría qué
clásica

hacer. La Historia del


con 10$ que 1a

Arte, si

I
ÍNDICE

I
I
I
I no es ya comOn a tddos los ba~hilleratos (es de"cir, si .. o
162

se

I considera ya parte de la formación general necesaria para

todos, como parece que ocurre) !I' no tiene por qué ser

I obligatoria en éste, pues nada la hace más necesaria para un

economista o un abogado (que se supone c~u"'san esta


I especialidad de bachillerato) que para un médico o un

I ingeniero (que se supone que cursan otras y se libran de

ella). Sociología y Psicología son disciplinas que no tienen

I más relación entre si qL~e la primera con la Historia o la

Geografia o la segunda con la Biología o la Filosofia.


I Fundirlas es renunciar a una de ellas, según se encomiende su

I enseRanza a un sociólogo

la versiÓn más probable


o a un psicólogo, siendo esta

dada su mayor abundancia


última

en los

I centros de enseRanzas medias. Aquí se echan fuertemente de

menos, por otra parte, Economía y Derecho como materias


I obligatorias, mientras resulta dudosa la conveniencia de otra

I Filosofía (ya hay una comOn a todos los bachilleratos).

I En cuanto a las optativas de esta especialidad, deberían

precisamente servir para permitir una primera incursión de los


I alumnos en las especialidades unlversitarias más claramente

I asociadas a esta rama del bachillerato (éste es el lugar,

efectivamente, de Griego y de Lengua y Literatura Universal,


I asi como de Latín, pero también el de Antropología, Urbanismo,

Comunicación, Psicología, etc., contando con que Economía,


I Derecho y Sociología ya estén entre las comunes a la

I especialidad) y en los grandes grupos de salidas profesionales

directas o a través de los Módulos 111.


I
ÍNDICE

I
I
I
163
1:
I Finalmente, el Bachillerato de Ciencias de la Naturaleza

y de la Salud. Por más que mire uno las materias comunes no se

I ve dÓnde reside la innovación respecto del tradicional

"Bachillerato de Ciencias", y un vistazo a las optativas no


I lleva sino a la conclusión de que ya estamos todos; es decir,

I todos los de siempre, las cinco ramas de las Facultades de

Ciencias: Fisica, Química, Biología, Matemáticas y Geología.


I ¿y las "ciencias de la salud"? El argumento de que Química y

Biología figuran entre sus instrumentos no parece suficiente.


I Aquí faltan, por ejemplo, Salud Pública (que podría ser

I alternativa a Física en todo o en parte), Anatomía (opcional),

Medio Ambiente (que podría desgajarse de Ciencias Naturales),

I Introducción a la Medicina, etc.

I En resumen, es difícil evitar la impresión de que nos

I encontramos ante 0na reedición de los viejos bachilleratos de

"Ciencias" y "Letras", que nunca murieron del todo en el


I B.U.P. hoya punto de extinción, más la oferta de elevación a

la categoría académica de una parte de las especialidades


I nobles de la vieja Formación Profesional (el Bachillerato de

I Tecnología como síntesis de lo de siempre más Administración,

Informática y Automática).

I
En esta resistencia al cambio pesan enormemente las
I tradiciones y, tal vez, la falta de imaginación, pero sobre

I todo, sin duda, las plantillas ya consoljdadas de profesorado.

Efectivamente, algunos cambios como los que aquí se sugieren


I
I
ÍNDICE
~--------------------------------------------------------------------

I
I
164
1 supondrían la; obsolescer'lcia in;;;ediata de la formación de

I distintos grupos

de sus materias,
de profesores

o por pasar a
(por desaparición o

ser optativas)
reducción

y, al mismo

1 tiempo, la necesidad de contratar profesorado nuevo (para

II materias

existente.
nuevas) y

Esto
~e reciclar

plantea
fuertemente a. una parte

problemas presupuestarias,
del

I organizativos, de calendario, de

en los que no vamos a entrar


"derechas adquiridos" y otros

aqui. En cualquier caso, parece

'1 obvio que la programación de la enseHanza debe ser la que

determine la politica de personal, y no al contrario. Si no es


I así, la institución escolar cambiará poco o lo hará sólo

nominalmente, sirviendo vino viejo y en odres viejos, aunque

Sea con etiquetas nuevas.

, .
I
Para terminar este capitulo, un breVe comentario sobre la
1 Educación Técnico Profesional. Los futuros módulos de nivel 11

1 y IIr, al término de la Educación Secundaria Obligatoria

Bachillerato, son sin duda uno de los mayores


y del

aciertos del

I proyecto de reforma. Todo su éxito, sin embargo, depende,

aparte de un buen diseño y medios suficientes, de tres cosas:


1 la capacidad de prever las necesidades y posibilidades del

I
,-
mercado de trabajo, la agilidad en las respuestas y la

política de personal docente. Sobre la primera, hay que decir


:1 que este pais no cuenta en absoluto con ningún instrumento que

permita hacer previsiones a medio y largo plazo, que son las

, .• que requiere la planificación

Formación

mercado
profesional Especifica,. en

de trabajo. Sobre la
de la educación formal, o de

torno a la evolución del

tercera, que la Administración


la

.1
ÍNDICE

I
I
I
165
I tiene an~~ sí 1",' dificil tarea de movilizar un número

I importante de form",dores, con conocimientos y e'1periencia, sin

convertir el del profesor",do de tecnologías especializ",das en

I un minimercado de trabajo altamente precario e inseguro al que

no acuda nadie con una cualificación digna ni en un nuevo


I sub sector de funcionarios inamovibles que 10 mismo dan

I lecciones sobre un roto que sobre un descosido. La segunda

depende enteramente de la primera en la formulación de

I objetivos y de la tercera en la posibilidad de satisfacerlos,

pero también de estructuras org",nizativas sensibles, ágiles y


I con iniciativa desde la Administración hasta ef último centro

I de enseñanza.

I Mención aparte merecen los MÓdulos 1, de los que

generalmente ni siquiera se habla. No cabe duda de que, hasta


I donde alc",nza la vista, siempre habrá una cierta proporción de

I alumnos qLle, ya a los catorce afios o antes, no pueden ser

mantenidos escolarizados en condiciones normales; no hay nada

I que oponer, por consiguiente, a que no sean retenidos a la

fuerza en la misma ensefianza que los otros. Pese a ello, este


I problema nos devuelve a otro tratado con anterioridad: el

I excesivo academicismo de la enseñanza general que, para

diversos individuos y sectores sociales, es un revulsivo que

I los aparta de la. escuela, aunque para otros sea una suave

prolongación de la cultura familiar. S610 una ensañanza


I obligatoria efectivamente polivalente, no unilateral, puede

ayLtdar a disminuír el fracaso y el rechazo escolares. El

tiempo dirá si el público de esos MÓdulos 1 va a ser,

I
ÍNDICE
I
I
I " l '
efectivamente, .
:
un sector muy . l'"I?ducLdo que :recha~a
166

la

I institución y para el que ésta no tiene soluciones, o un

sector mucho más amplio, constituido por éstos y por otros

I muchos excluidos por la institución misma. Si en sus

dimensiones es equivalente o parecido al a.ctual terci o del


I alumnado que sale de la E.G.B. con el Certificado de

I Escolaridad, no podremos pedir un mejor indicador del fracaso

de todos los objetivos comprensivos, polivalentes, activos,

I etc. de la reforma.

I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
..1
.1
I
ÍNDICE
I
I
I 167

I V. LA FORMACION PROFESIONAL OCUPACIONAL

I La formación profesional ocupacional se supone el puente

I entre la enseRanza reglada

la necesidad de formaciones
y 81 trabajo. A priori, responde

más específicas que las


a

que

I pudiera ofrecer el sistema reglado pero que no pueden ser

ofrecidas por la mayoría de las empresas o que, aun. pudiendo


I serlo, no lo son a una importante parte de la fuerza de

trabajo que se vería abocada, sin ellas, a quedar


I definitivamente marginada. LÓgicamente, la aceleraciÓn de los

I cambios tecnológicos y organizativos en los procesos de

producción conlleva presumiblemente un aumento de las


I necesidades en este terreno.

I Dicho esto, parece necesario decir también que no resLllta

I nada claro en qué medida la explosión de la formación

ocupacional responde a un aumento de las necesidades de


I formación, a la transferencia de responsabilidades en este

terreno de las empresas a los poderes Iy el erario) públicos,


I a políticas de administraciÓn del desempleo y/o a mecanismos

I de legitimaciÓn.

I Por otra parte, y puesto que, de manera espectacular, lo

que nació como un relativamente pequeRo conjunto de acciones


I siempre vinculadas a perspectivas reales de empleo (formación

I
1·_·
para trabajadores empleados o ante la oferta inmediata de

creación de empleos) se ha convertido en una política masiva


1I
ÍNDICE

I
~~~~~~-~~- --------

I
I
I dii-igida esencialmente a loscdesempleados; y puesto que no
168

hay

I ninguna evidencia de que, cuando sus beneficiarios consiguen

salir del desempleo más fácilmente que los que no lo fueron,


I ello implique en modo alguno la creación de puestos de trabajo

I que no

acciones
se habrían creado

formativas que no
en otro caso, ni la realización

hubieran tenido que realizar en


de

I todo caso las empresas, cabe también preguntarse en qué medida

no nos encontramos ante un nuevo proceso de selección y filtro


I de la mano de obra.

I En este capitulo examinaremos sucesivamente el auge de la

I formación ocupacional y los contratos formativos, sus

implicaciones en términos de igualdad o desigualdad social, su


I adecuación a los requerimientos del empleo y las funciones

I generales del conjunto

sistema educativo reglado.


de politicas formativas ajenas al

I
I
I
I
I
I
I
I
ÍNDICE

I
I
I
169
I
I V.l. El surgimiento de un nuevo subsistema

I Entre la amplia gama de medidas posibles, alternativas o

complementarias, para afrontar el grave problema del


I desempleo, la Administración espaRola ha apostado fuertemente,

I en el periodo óltimo, por las relativas o vinculadas a la

formación profesional, concretamente ocupacional. La Tabla V.l


I <O.C.D.E, 1989: 222-223) muestra la evoluciÓn de las partidas

del gasto pQblico dedicadas a programas dirigidos a la


I intervenciÓn en el mercado de trabajo entre 1.985 y 1.988,

I
Tabla V.l

I GASTO PUBLICO DEDICADO AL MERCADO DE TRABAJO


COMO PORCENTAJE DEL P.I.B., 1985-88
Capítulo
I AdmÓn. y servs. empleo 0.10 0.08 (1.08 0.09
F.P. adultos 0.07 0.10 0.12
I Medidas a favor de los jÓvenes
Subvenciones creaciÓn directa
0.15 (l. 19 0.16

empleos y ayudas contratación 0.26 0.41 0.38 0.40


I Hedidas especiales en favor de
los minusválidos 0.01 0.01 0.01

0.36 0.71 0.75 0.78


I Total medidas activas
Indemnización por desempleo 2.89 2 .. 57 2.47 2.33
Jubilaciones anticipadas 0.03 0.01 0.04 0.03
I Total ~.r.ntia de recur.o. 2.92 2.58 2.51 2.36

I TOTAL GENERAL 3.28 3.29 3.26 3.14

I ·e>:presadas como porcentaje del producto interior bruto.

I
I
ÍNDICE

I
-- - - - - - ----~--~ ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

I
I
170
I ..J-,-

en~ ningún caso se tr-ate de aumentos

I espectacular-es,

gasto disminuía,
debe notarse

y fundamentalmente
que, mientr-as el

los capitulos
conjunto del

agr-upados

I bajo el epígr-afe de "gar-antía de recursos" (sobr-e todo la

indemnización por desemp 1 eo) , aumentaban globalmente los


I destinados a "medidas activas". Ahora bien, dentr-o de éstas,

I los que

estrictamente
crecen

a la
son los tr-es

formaciÓn ocupacional o
capitulos que se refieren

r-ecogen for-mas de

I ayuda a las empr-esas relacionadas con la for-mación de los

trabajadores: formación pr-ofesional de adultos, medidas en

'. favor de los jóvenes, subvenciones a la cr-eaciÓn dir-ecta de

I empleo y ayLldas a la

contr-ario, se han estancado o sufren ligeras bajas.


contratación; los otros, por el

I
Si nos circunscribimos al terr-eno de la formación
I oCLlpacional, o a lo que por tal se entiende entr-e nosotr-os, su

I crecimiento

1 Llstro,
ha sido verdaderamente espectacular

mul ti pi i cándose apro:d madamente por ci nco el número de


en el último

I cursos impar-tidos y alumnos involucrados. La Tabla V.2 ofrece

los datos de este crecimiento entre 1.984 y 1.988.

-
I
I Capitulo aparte son los contratos

trabajo en prácticas. La AdministraciÓn (más


para la formaciÓn

concretamente, el
y de

I Ministerio de Trabajo y de la Seguridad Social) los considera

parte de la política de empleo, "con la finalidad común ( ••• )


I
-- de facilitar el proceso de inserciÓn de los jóvenes en la vida

•I laboral",

no obstante, los
,Y no como parte de la

consideraremos de
política de formación; aquí,

esta segunda manera, que

ÍNDICE

I
I
I
I " Tabla V.2
171

CURSOS y ALUMNOS DE FORMACION OCUPACIONAL, 1984-88


I Cursos 1.984 1.985 1.986 1.987 1.988

I Iniciados
Terminados
4.960
4.977
7.018
4.989 .
17.918
13.[359
23.191
21.658
23.785
25.983
Funcionando 1.266 3.296 7.355 8.920 6.762
I Al LtmnOs 1.984 1.985 1.986 1.987 1.988

78.974 283.384 362.407


I Altas
Bajas
Terminaron
78.601
67.965
106.472
76.423
64.429
220.154
179.431
354.587
330.418
309.735
399.498
371.538
Eval. posit. 62.750 59.370 168.325 288.884 349.229
I No terminaron
En formación'
10.636
19.654
11. 994
49.703
40.723
113.233
20.683
137.222
27.960
100.131
Escuelas-taller • 6.988 24.098
I Casas de Of ici os'
Ul Na _ lncl~ 1011 .1~ cont,..tatoa ,... le fOl""-.r:i," .ln plan ' - 1 . . . . JtOr el 1NEt'!.
(2) t.a. .... one. .lFHican ....... _ _ •• CM. _ _ .1....- h .....ldo 'nclllldoa ... 1_ 1IP, . . .f ......t.,..cr_.
8.665

I también fue la primigenia. La inclinación 'administrativa

I (política,

empleo responde
deberíamos decir)

más bien al
a incluirlos

deseo de
en la

hacer disminuir
política de

las

I cifras de desempleo y al hecho de que serían difícilmente

encajables en el marco normativo de la política educativa


I establecida por la Constitución de 1.978 y modelada por la Ley

I Orgánica

General
del Derecho

de Educación de
a,la Educación y,

1.970; más
todavía, por

en general, sería difícil


la Ley

I encajarlos en los principios de igualdad de oportunidades,

control pl,bl ico, participación y otros que ,inspiran


I oficialmente estas normas.

I La Tabla V.3 ofrece la evolución de estos contratos entre

I 1.984 Y 1.988, no menos espectacular que la de la formación

ocupacional. Debe tenerse en cuenta que entre los contratos


l· para la formación se incluyen tanto los homologados, que ya

I
ÍNDICE

I
I
I
I - Tabla V.3
172

CONTRATOS EN PRACTICAS y PARA LA FORMACION. 1984-88


I Tipo de contrato 1.984 1. 985· 1.986 1.987 1.988

•I En prácticas

Para la formación
14.022

27.410
51. 766

112.736
86.676

161.121
128.187

218.229
170.208

263.430

formaban parte de los datos de la Tabla V.2, como los no


I homologados por el I.N.E.M.

•I Todavía podríamos considerar aquí,

para la realización de prácticas en alternancia por alumnos de


en fin, los contratos

•l. FormaciÓn

encuadran
Profesional

dentro del

tienen más carácter de


de Segundo

ámbito de
Grado, que,

la administración

formación para el puesto de trabajo


si bien

educativa,
se

(o

de e:.:periencia en el puesto de trabajo) que de formaci Ón

I general o prof esi anal

•I inicial. La Tabla V.4

su evolución entre los

1.983-84, primero de
refleja

cursos

su
Curso
Tabla V.4
PRACTICAS EN ALTERNANCIA
(Centros, empresas y
alumnos)

Ceno Em!:!. Alum.


existencia, y 1.986-87,

I último del que poseemos


83-84
84-85
85-86
74
272
311
947
4.378
242 2.364
3.582
10.930
datos.
I 86-87 314 5.316 15.311

I La Tabla V.5 pone en relaciÓn las cifras de la formaciÓn

ocupacional y de los contratos en prácticas y para la

I formación con algunas magnitudes del empleo, el movimiento

1 aboral y el <sistema escolar reglado. Lamentablemente, no


I contamos con las cifras de alumnos matriculados ni que
I I
ÍNDICE

I
~---------------------------------------------------------------------------------------------------~. --- 1

I
I
173
I "terminaran sus estudios de
;:',:-
enseRanzas media~ en los tres

I Q1timos cursos, pero, teniendo en cuenta que las cifras de las

I Tabla V.5
ALGUNOS INDICADORES DE LA RELEVANCIA DE LA FORMACION
I OCUPACIONAL y LOS CONTRATOS FORMATIVOS
Año FOIO FO/EM FO/TM FO/FP CF/CT
I 1984
19B5
5.8
5 .. 6
3.7
3.6
21.3
19.0
45.1
38,,3
22.8
64.3

I 1986
1987
19B8
15.4
25.3
29.6
9.1 54.0 10B.7 82.4
100.7
117.1

I trO/O. Al~ f.,......,. __ la. ,. ac....clon.al por c..t. .u KUP~.


FOfDII. I U _ .... ~.....'n..on cur. . . de F.O. e - porEM\t....... 1 _ _ t.rlc:ul _ _ en •• U.P~-C.O.U. y '.P.-l/F .. P.-:I:
.., •• curA . . . t._aln' _ .10.
FOil.... Al~ que hr'IIJNII'on ___ di! F.O. c _ ~C'lIntaJ. de 11", QUII tw-alNtrDfl •• U.P.-C.D.U. fo ..... C.O.U. ~ o
F.P. en CUAI.,t. . . . . _ crw:to. eI\ .1 .1_ ala.
FU,", 111.-- ... t.,..l_an CUII"INMI • '.0. ca-o IK""c.ntaJ.'" lo. .... t .. _l".,.., F.P.. .., cutolqut_a. ""S

I ..-oIIid01I .............0.
¡nt,.. 1" .¡~ ~ t ...t_an ' .. D. . . inc1uyw¡ 1_ cant,...at.......... la fcar..cUn con prOV .... "-tog~ ..-
.1 l.M.rr." •• ,",,"o no 1_ ... 1..c\Mtl ••-TaU..- _
r:.:-/l:'h cont,.at_
rtIQ1.t,....... ND _
lIn
t.981 'f t.9IlI8 ni 1_ de c.a-. 1M Ofict_ 11M 1 ..... .
pr6ctlcas o , .... 1. faruelOn ttw:.ol~ o no) pCW" cada 1.000 nu4lVU colocaelDnftl
lnc.lu....., 1_ con.....,t._,..,.& 1. ,. . .UauU"" ",licUe•• ~ .1~NlIl"lc1..... no c~tl~
I:Dntr.to.

I
enseñanza medias evolucionan muy lentamente (véase 1 a Tabla
I IV.13, en el capitulo anterior), puede imaginarse que 1a

I evolución de los índices correspondientes tiene que

impresionante en los últimos dos o tres aRos.


haber sido

I
Aunque no debe olvidarse que c:ompar-amcs cosas muy
I distintas (que, por ejemplo, la duración media de los cursos

I fue de 299

carácter
horas en 1.987 y 338

selectivo de los de
en 1.988, o que no tienen

las enseRanzas regladas),


el

no

I puede considerarse trivial que el subsistema de la formación

ocupaciona1- ya emite al aRo tantos títulos o certificados, por


I ·más que sean de distinto valor, como el conjLlnto de las

I enseñanzas

reglada.
medias y el doble que la ~ormación Profesional

I
ÍNDICE

I
174

V.2. Las desigualdades ante la F.P.O.

Si bien, en sus inicios, la formación ocupacional del

sector público, o financiada con sus fondos, fue sobre todo

de hombres" , 52 fLtndamental mente por su orientación

industrial, en los pocos aRos de su reciente desarrollo

espectacular ha pasado a tener una clientela numéricamente

Tabla V.6
ALUMNOS DE FORMACION OCUPACIONAL. POR SEXOS

ARo Hombres -L F/F'A Mujeres -L F/F'A

1.984 47.991 70.6 5. 1 19.974 29.4 4.9


1.985 38.947 65.6 4. 1 20.423 34.4 4.9
1.986 95.711 56.9 10.0 72.614 43.1 16.9
1.987 150.058 52.0 15.6 138.826 48.0 29.3
1.988 171. 374 49.0 17.8 177.855 51. (} 35.6
. . tratA ... • 1~ y alu.'IM ... trldnwon . . farlMCUn can .....1\IIC16n po.1Uva.

equilibrada en su composición por se><os. La Tabla V.6 muestra

esta evolución. Las columnas primera y cuarta muestran las

cifras absolutas; la segunda y la quinta, los porcentajes de

hombres y mujeres entre el alumnado de cada aRo; la tercera y

la sexta, el número de alumnos de cada sexo formados por cada

mil activos del mismo sexo. Como puede verse, no sólo se ha

equilibrado la composición por sexos del alumnado, sino que,

en relación con la población activa de cada sexo, se ha

m No asl la privada, tanto ocupacional como profesional


en sentido más estricto, en la que ha tenido y tiene un mayor
peso el alumnado fem~nino (véase Fernández de Castro et al.,
1989), pero no tanto porque sea privilegiado con respecto al
masculino como porque las familias son más proclives a sacar a
sus hijas que a sus hijos del sistema reglado.

ÍNDICE
I
I
175
I ....
'

-, inclinad¿ sensiblemente la' balanza erl favor de las mujeres: la.

I relación entre mujeres y hombres formados es la inversa de la

que existe entre los activos.


I
No puede decirse lo mismo de los contratos en prácticas y
I
I Tabla V.7
CONTRATOS EN PRACTICAS Y
PARA LA FORMACION, POR SEXOS
I Todos 16-19 Y. 20-24
H/M
Año 1L-H Yo M HIPA M/PA HIPA M/PA

I (En précticas) (20-24)

1987 60.4 39.6 0.91 lo 17 1.08 0.90 1.20


I 1988 58.9 41.1 0.90 1.20 1.06 0.93 1. 17

(Para la forma.ci6n) ( 16-19)

I 1987
1988
62.1
61.9
::7.9
38.1
0.93
0.94
1. 12
1. 11
1. 18
1. 18
0.80
0.80
1.48
1.48

I
para la formación. La Tabla V.7 evolución más
I reciente. Aunque las mujeres resultan perjudicadas

I considerando

(columnas
dnicamente el

primera y
ndmero

segunda, sin contar la


de contratados por

que indica el año


sexos

I de referencia), salen algo favorecidas cuando comparamos su

participación en ambos tipos de contrato con su participación


I en la población activa (columnas tercera y cuarta). Ahora

I bien,

inserción
si tenemos

se
en cuenta que los

concentran en ciertos
contratos formativos y de

tramos de edad,

I concretamente, los de prácticas, en el tramo de 20 a 24 años

(en un 61.2 /.), y, los de formación, en el. 16 a 19 (en un


I 97.9 /.), entonces el panorama varia, como muestran las

'. ÍNDICE

I
I
I
176
I columnas quinta y ~exta, qu~ presentan los cbcientes¡ para

I cada sexo, entre la participación en los contratos y la

participación en la población activa del grupo de edad en q~le

I se concentra cada tipo de contrato. Teniendo en cuenta esto,

resulta que los varones salen beneficiados en todos caSos,


I tal como se refleja en la columna séptima,
.105

que no es sino el

I cociente de las dos anteriores.

I No obstante, y como era de esperar, la presencia de las

m~¡jeres se reparte entre los cursos correspondi entes a


I distintas familias profesionales de acuerdo con pautas de

I orientación que reproducen la división sexual del trabajo. Sin

embargo, no lo hacen con mayor intensidad que en la Formación

I Profesional reglada, sino, en la mayoria de los casos, algo

más moderadamente. La Tabla V.8 presenta el porcentaje de


I mLtjeres en los distintos cursos de formación oC~lpacional

I agrupados por familias profesionales. A su derecha, aparecen

esos mismos porcentajes en las ramas de la F.P. reglada más


I claramente asociables a ellas, y algunas ramaS aparecen más de

una vez porque las hemos considerado asociables a varias


I familias profesionales. CAparecen todas excepto dos que no

I hemos podido asociar claramente a ninguna familia profesional

de la F.P.O.: Vidrio y Cerámica, con un 29.7 Z de mujeres, que


I podría quizá compararse con la familia de Artesanía, y Hogar,

con un 99.1 Z, qLle podría asociarse vagamente a Hostelería.)


I
I Debe tenerse en cuenta que lQs porcentajes no son
directamente comparables, pLles mientras las mLljeres apenas
I
I
ÍNDICE
------------~--- - - - -- - - -

I
I
I Tabla. v.a -
177

PRESENCIA DE LAS MUJERES SEGUN FAMILIAS PROFESIONALES


I Y EN LAS RAMAS ASOCIABLES DE LA F.P. REGLADA

Familias profesionales FO 'l'---'i Ramas F.P. reglada


I Agricultura ~ pesca 41.3 Agraria 20.2
Marítimo-pesquera 1.8
I Artes gráficas
Administración y oficinas
Artesanía
31.2
78.4
72.7
Artes gráfi cas
Administrativa y como
21.7
67.3

I Automoción
Sell eza
Conservación ambiental
7.6
95.0
67.5
Automoción
Peluquería y estética
1. O
89.5

Control de calidad 23.0


I Cul ti vos e>:tensi vos
Confección industrial
46.1
92.8
Agraria
Moda y confección
20.2
93.0
Construcciones metálicas 6.4 Metal 1.3

I Comunicad ón
Construcción
Diseño y delineación
34.1
16.8
46.9
Imagen y sonido
Construcción
Del ineaci ón
21. 1
12.3
21. 9
El ectri ci dad 12.3 Electricidad/electrón. 2.1
I Electrónica
Energías renovables
8.9
19.4
Electricidad/electrón. 2.1

Enfermería sanitaria 82.0 Sanitaria 88.2


I Frío y climatización
Forestal
5.4
31.0 Agraria 20.2
Fruticultura 38.3 " "
I Ganadería
Horti cultura
Hostelería
42.4
49.2
54.0
"
"
Hostelería y turismo
"
"
34.0
Industrias agroaliment. 46.8
I Idiomas
Informática
66.6
60.0 Administrativa y como 67.3
Industrias químicas 20.7 Química 47.2
I Mecanización agraria
Madera
27.5
21.2
Agraria
Madera
20.2
7.0
Mecánica de fluidos 4.3 Metal 1.3

I Mecánica industrial
Minería
Metodología formaciÓn
8.8
0.7
54.6
"
Minería
"
79.8

Ornamentales y jardinería 50.6


I Obras públicas
Piel y cuero
16.0
67.3
Construcci ón
Pi el
12.3
24.6
Primeras transf. mineras (5.6) Minería 79.8
I Soldadura
Turismo/servs. a la comun.
1.6
51.6
Metal
Hostelería y turismo
1.3
34.0
Técnicas empresariales 47.9 Administrativa y como 67.3
I Transporte
Textil
11.4
92.8 Textil 49.6
Wi *' "ID .......... poarc.-.~ . . 1 . . ....-:t...........
.... pore.nt:.a.lft . . ...,..... . , J . . fauH . . . . F........-: .. .., ~.CIMl CG;
1NI"'C--t.aJ.. IN...,.... . , la ,... . . . . "..... _
=.= ..., ..
la V.f) ........... al
la F".P. r1!91 ... ft .....n .. ,."
al~ ...,.1~
QrM
1_
..-ith,..-,t.
S ......... c...o. _ Pi ......tM
ut.o. oflclal.. .,1 N.E.C • .

I tC.t.I.Il., t~).

I representan el 42.2 7. de la F.P. reglada en el c:urso

ÍNDICE

I
I
I
178
I consider~do <1985-86), llegabcln al 51% de la 'F.P.O. en' el año

I al que corresponden estos datos (1988). No obstante, puede

notarse, siempre en comparación con la F.P. reglada, una

I cierta feminizaciÓn, aunque discreta, de las familias

profesionales asociadas a las actividades agrarias y a buena


I parte de las industriales lexcepto Mineria y Soldadura). En

I contraste, se "feminizan" todavia más varias profesiones

tradicionalmente femeninas como Textil, Confección Industrial,

I Belleza y, si tenemos en cuenta las diferentes tasas globales

de participación, Sanitaria.
I
I El

mayor fuerza
nivel de estudios reglados parece

discriminante que el sexo a la


ser un factor de

hora del acceso a

I
Tabla V.9
I ALUMNOS FORMADOS EN F.P.O SEGUN SU NIVEL
DE ESTUDIOS. 1995-98

I Ests. terminados 1985 1986 1987 1988

Sin estudios 0.4 O.7


I Ests. primarios
Certif. escolar
1.1J
26.5
7.9 62.6 12.8 57.9
12.2
3~:~
6.9
49.0
~:~J
9.1 48.3
Graduado escolar 27.1 -:r"""
...".;;. ..
t:' J
;J J 32.8
B.U.P./C.O.U. 19.5
I F.P.-1
F.P.-2
14.4
J
16.0 18.9
9.4 30.9 10.3 J32. 8 10.8 37.7 10.3 37.9
7.1 6 .. 5 8.0 J 8. 1J
Título medio 4.3_ 8.3
- 2:::::1 9.4 8. 3:::::1
I Título superior 2.2--1 6.5 "'. ., ..;,.~ 5.1 13.4 5.5J 13.8

I la formación ocupacional. La Tabla V.9 muestra la distribución

de los alumnos, según su nivel de estudios terminados • . Entre


I 1.985 Y 1.988. En ella puede observarse la rápida pérdida

I progresiva,

titulación
de

escolar
posiciones_ de

se situa en
los alumnos

el mínimo o
cuyo

bajo
nivel

mínimos
de

I
ÍNDICE

I
I

179
¡
o-menos: pierden, sobre tod~' los de minar

I nivel,

que poseen
los de estudios

un titulo
primarios), la

de estudios
firme ganancia

medios (en
de los

particular los

I bachilleres) y el espectacular ascenso de los que cuentan con

un titulo de estudios superiores (especialmente los de ciclo


I largo).

I La fuerza discriminatoria de las titulaciones escolares

I se observa todavía más claramente si comparamos la

distribución por nivel de estudios de los alumnos formados


I (19881 con la distribución, por el mismo criterio, de la

I Tabla V.10
PISTRIBUCION. SEGUN EL NIVEL DE ESTUDIO~_
I PE LA POBLACION ACTIVA y W¿~UMN08 FORMADOS EN F.p.a.

Alumnos formados F'oblación activa


I Ests. terminados --X- Ests. terminados

Sin estudios 0.5 Analf. y sin esto 11.9


I Ests. primarios
Certif. escolar
5.9
9.1J
Graduado escolar 32.B 47.B Primarios 39.0

I B.U.P./C.O.U.
F.P.-l
F.P.-2
19.5
10.3:::J
B.l 1B.4
Medios (e:-,cl. FPI

F. F'rofesional
30.3

7.5
Título medio Ant. al superior 5.8
I Ti tul o SL\per i or
8.3
5.5· Superiores

I población activa (1989). Esto es lo que hace la Tabla V.lO. En

I ella puede constatarse que

personas con estudios primarios o básicos


la sobrerepresentación

tiene lugar a
de las

costa

I de la subrepresentación absoluta de los analfabetos y sin

estudios, aunque esto se debe en buena medida a la composición


l· del alumn~do y de la población activa por edades. Si

I
ÍNDICE

I
I
I
180
I acumuláramos grupos, una! ligera

I subrepresentación. Los titulados de

sobrerepresentados, mientras
Formación Profesional

reglada están claramente los de

I la enseñanza media no profesional están subrepresentados (no

se olvide que los bachilleratos tienen por final i dad, en


I principio, el tránsito a la Universidad, y poco puede

I interesar la formación ocupacional a quien no tiene ninguna

intención inmediata de presentarse en el mercado de trabajo).

I Los qLte poseen títulos superiores de grado medio están

sobrerepresentados, mientras los de grado superior se


I mantienen en SLt cuota, probablemente porque su "formación

I ocupacional" es muy otra ("masters", doctorado, etc.J.

I Sin duda esta composición se debe en bLtena parte al

caracter compensatorio o semicompensatorio, dirigido hacia los


I grLtpOS con mayor riesgo de marginación en el mercado de

I trabajo, que tienen la mayoría de los programas de formación

I ALUMNOS FORMADOS POR PROGRAMAS, 1986-88


Tabla V.11
(Yo)

I ........... UIII. 1!IIt 1!B


COntr-ta. , ... la .or-.cUn CIW'I pI.,
"'*'--tI
prMos _ _ _ . . 2J _ _
"-1....., ...... al 1._.C."- •••
........... ....•••
,.••• ".S

I ....... de 1'-0- ....cI6n . .


".P.D. ." .1 ....10 ,.,..._1
-.ctcr.. D
yor_'"
IIIIIP". . . . ." rtlCOnwral6n
Z! . ._
.... ... .......
14.5

'.7
....0

.....
I 1IIIut:*-M .,. . . ...,.1 . , . . . . . . . t_alPto ~"'.Id

a,cl. . . coapwaU"" y tlDCl ...... "''''1 . . . ll1bar&1 ..


F.P.D. de . . --..ü .. " ,
U.2 IS••
O.,
O.,
•••
•••
F.P.D.... MI.-enw. O., •••
I F.,.D........ , .......
For-eec....... fOl"......_
MC:J.t_ y at,..-,- HtIlcae
•••
O., •••
•••
0.7

•••
a...ndwIteII . . ...,1_ na . . . . .11NlolkM • ...,.-uptar- _1 ...... 1_
••• •••
I
., "yor. . de ZS al_ can MnDIl ... un "'0 de ..,.ro T••
Mo cl"lflcalJl ..
•••

I
ÍNDICE

I
I
I
181
I • 0cupacioJal. La Tabla V.II
'.
muestr.i'l a composi ti ón porcentual'

I del alumnado formado por programas, entre 1.986 y 1.988.

I .En cuanto a los contratos en prácticas y para la

I Ta.bla V.12
CONTRATOS EN PRACTICAS Y PARA LA FORMACION,
I SEGUN NIVEL DE ESTUDIOS
Contr. prácticas Contr. formaci ón

I Nivel de estudios

Sin estudios
1985 1987 1988 1985 1987 1988

0.3 0.1
Basicos 12.7 15.7 17.2 88.0 91.0 90.4
I Medios
Ant. al super i or
40.7
24 .. 5
52.3
18.2
54.4
16.0
10.8
0.4
8.9 9.4
O. 1
Superiores 22.1 13.8 12.4 0.5
I
formación, la Tabla V.12 muestra su evolución en los últimos
I aRos. Tanto unos como otros están fuertemente determinados por

I SL! marco nD~mativo~ pero aun así es posible detectar

tendencias, y éstas son las inversas de las que se presentaban


I en la formación ocupacional. Los contratos en prácticas, de

I los

estudios,
que están

se
lógicamente

despla~an
excluidos

sensiblemente
los

hacia
que

los
carecen

niveles
de

de

I titulación más bajos. Los contratos para la formación tienen a

su público fuertemente localizado entre las personas con


I estudios básicos, y las variaciones san demasiado pequeñas

I pera ser tenidas en cuenta.

I En cuanto a diferencias regionales, la Tabla V.13

presenta dos indicadores de la participación de las distintas

I
I comunidades autónomas en la F.P.O. Las columnas impares,

I
ÍNDICE

I
I
I
182
I Ta.bla V.13
PARTlCIPACION DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS EN LA F. P. o'
I tren' dad

....... uc:"
wrtOopN

_.-
ArlcM,l S.M 1.30 25.' 1.:SO 22.3 O... 34.' l .•
e." 1.20 21.8 •• 10' 23.5 0'.9. 29.5 1.19

..........
Mt;... t •• 3 .. 19
4.13
0.71
0.'92
U.6
17.4
O.De
o.•
17.4
'6.4
0.67
0.63
27.'
n'.2
1.13
0.77

I c.nt""a
ea.tlll.-La ~~.
2 •."
4.14
7 •• 6
'.31
0.'7
0.'93
1.600
20.1
'6.5
21.'
J,.0'2
0.83
'.11
22.1
17.0
:n.o
25.4
O• . ,
0.65
1 .. 20
o...
22.1
'9.6
2D. t
22.1
0.89
O,'"
1.01
D."

-..
C..t;Uh ., La6n 1.~2 26.0 1.:S1
Cabida :S. 49 0',78 '7.2 0.17 :U.2 0.82 16.' 0.66
eo.. Valwncl_ ".95 1.11 20.9 1.06 2O.:S 0.11 21.4 0'• •
Ext,......,.. %S.e o.,,,
I
3.29 0'.74 18.2 0.'2 28.' L.t4
"'Ud. 4.17 O.'n 14.' O.7S 22.0 o.~ 17.' 0.72
3.40 0.76 27.0 1.36 .1.4 1.60 28.3 '.1.
"'ela '.81 1.52 14•. 2 0.82 15.0 0.5'7 J3.4 l.»
Havar,.. tO.30 2.~ 27.3 1.:17 42.1 1.63 26.6 l.07

I
P.t. Y..co
La RtoJa
T_
2.1'
:S. . .
0'.49
0.89
4.47
U.S
SlI.S
,
0.58

...
0.93
2'l.S
22.1
0.87
o.e
25.~
ti.:!
20.8
....
1.04
0.84

I encabezadas por los años, contienen el número de alumnos

formados e. evaluados positivamente) por cada 1.000


I
(i .. !'l

activos en la comunidad. A su derecha, y para cada año~ las

I columnas pares contienen

cociente de dividir el número de alumnos formados por


números índices que no son sino el

cada mil

I activos en la comunidad por el número de alumnos formados por

cada mil activos en todo el estado, índices que expresan y


I jerarquizan el tratamiento favorable o desfavorable recibido

I por cada comunidad.

I No es posible encontrar pautas comunes que expliquen las

ventajas o desventajas de unas y otras comunidades autónomas,


I ni por qué o cuando ganan posiciones unas o las pierden otras.

I Andalucía, Castilla-La Mancha,

comunidades
Madrid y

insulares!!,
Navarra son las más

Cantabria,
beneficiadas, y las

I Cataluña, Galicia y el País Vasco las que peor paradas salen.

Las otras zigzaguean o se mantienen muy próximas a la media.


I
I en
En cu?nto a la

prácticas y
distribución por

para la formación, disponemos


ce. AA. de los

de los datos de
contratos

I
ÍNDICE

I
I
I
183
I ¿;. ¡-
-

I Tabla V.14
CONTRATOS EN PRACTICAS Y PARA LA FORMACION
POR COMUNIDADES AUTONOMAS ( 1987)
I Comunidad autÓnoma CP r. v CF r. v r. PA CPIPA CF/PA

Andalucía 21.129 16.5 26.809 12.4 16.1 1.0 0.7


I Aragón
Asturias
3.865
1.965
3.0
1 .. 5
6.477
2.969
3.0
1.4
3.1
3.0
1.0
0.5
1.0
0.5
Baleares 1. BB6 1.5 6.516 0.9 LB O.B 0.5
I Canarias
Cantabri a
2 .. 902
1.155 0.9
2.3 5.B66
1. 293
2.7
0.6
4.1
3.7
1.3
0.6
0.7
0.2
0.7
0.5
1.4
Castilla-La Mancha 1.191 0.9 12.327 5.6

I Castí 11a y LeÓn


Cataluña
Como Valenciana
5.029
31. 596
9.3B2
3.9
24.6
7.3
5.3B5
60.210
33.610
27.6
15.4
2.5 6.7
16.7
9.1
0.6
1.5
O.B
0.4
1.7
1.7
E:·:tremadura 1. 721 1.3 3.102 1.4 3.3 0.4 0.4
I Galicia
Madrid
5.BOO
26.724
4.5
20.B
10.236
30.740
4.7
14.1
5.1
13.5
0.9
1.5
0.9
1.1
Murcia 2.650 2.1 6.567 3.0 2.1 1. O 1.4

I Navarra
País Vasco
2.661
5.832
2.1
5.5
3.005
2.553
363
1.4
1.2
0.2
1.3
6.3
0.5
1.6
0.9
1.0
1.1
0.2
0.4
La Ríoja 669 0.5

I Todas 12B.1B7 100 218.229 100 100 1. O 1. O

I
-
1.987, que se agrupan en la Tabla V.14. Tras las cifras
I absolutas de contratos en prácticas y para la formación

I (columnas primera

(columnas segunda y cuartal


y tercera), los

y la distribución
porcentajes verticales

de la población

I activa por CC.AA. (columna quintal, se ofrecen unos índices de

participación que no son sino el cociente, para cada


I comunidad, entre su porcentaje en los contratos en prácticas

I (columna sexta) o

porcentaje en la población activa.


para la formación (columna séptima) y su

I
Como puede verse, en lo qL.e concierne a. los contratos en
I prácticas se llevan la parte del león Cataluña, Madrid y

I I
ÍNDICE

I
.----------~ .. _-

•., Nav.arra, mi entras· resul tan especi al mente


184

per judi'eOadas

•I Extremadura,

Cantabria.
Castilla-La

En lo

cuya distribución
Mancha,

relativo a los contratos

es notoriamente más
Asturias, Canarias

para la formación,

desigual, las grandes


y

• beneficiadas son Cat.aluña

de Castilla-La Mancha y
y la Comunidad

Murcia,
Valenciana, seguidas

mientras se llevan la peor

•I parte el Pais Vasco, La Rioja,

Cantabria, Baleares y Asturias.


Extremadura, Castilla y León,

I
•I
I
I
I
I
.1
,1
I
J
.1
ÍNDICE

.1
I
I
185.
I
I V.3. La adecuación a la evolución del empleo

I Los datos que el I.N.E.M. p~opo~ciona sob~e la fo~mación

ocupacional son virtualmente imposibles de cont~astar con los


I que ofrecen el Instituto Nacional de Estadistica o el

I Ministerio

evolución
de

de la
Trabajo y de

población activa,
la Seguridad Social

pues aquéllos
sobre

se basan en
la

I una clasificación propia po~ "familias p~ofesionales" y éstos

en la Clasificación Nacional de Ocupaciones. Si es posible, en


I cambio, compa~a~los con los del Obse~vato~io Ocupacional del

I propio

crite~io
I.N.E.M., que

de "familias profesionales".
ag~upa las ocupaciones por

Debe tenerse en
el mismo

cuenta,

I no obstante, que este Observatorio, aunque sea el ónico que

tenemos,· sea el producto de un gran esfuerzo y merezca ser


I utilizado, se basa fundamentalmente en dos fuentes que pueden

I distorsionar algo o bastante la realidad del mercado de

trabajo. Pueden distorsionarla algo las ofertas registradas en

I la Red Nacional de Oficinas de Empleo, que se hacen constar de

manera rutinaria, catalogan los puestos de trabajo de acuerdo


I con las definiciones que proporcionan los oferentes y no

I detectan si sucesivas ofertas en

o no a Llfl mismo puesto. Y


un mismo periodo

pueden distor"sionarla bastante los


se refieren

I anuncios aparecidos en.la prensa, ya que este medio no es

utilizado por igual como vehículo de o'ferta para todos


I tipos de puestos de trabajo.

I
'. ÍNDICE

I
I
I
I No obstante, 'el Obs';r-vatorio es el único ins~rumento
186

I disponible para contrastar la oferta formativa. Por lo demás,

siendo precisamente un instrumento que registra la coyuntura


I del mercado de trabajo, parece más adecuado que los controles

I a largo plazo de éste para ser contrastado con un

también de coyuntura como es la formación ocupacional.


instrumento

I
La Tabla V.15 presenta, en sus dos primeras columnas, las
I cifras absolutas de alumnos formados, entre 1.985 y 1.988, y

I las ofertas de empleo registradas por

elide Octubre de 1.985 y el 15 de septiembre


el Observatorio, entre

de 1.988, ambas

I clasificadas por familias profesionales. La tercera columna es

un índice de sesgo. Puesto que el cociente del total de


I alumnos formados por el total de empleos ofertados es 0.25,

hemos construido un índice, para cada familia profesional, que


I es igual al cociente resultante de dividir los alumnos

I fOrmados por el total de empleos ofertados, multiplicado por

4. Si la relación entre alumnos y ofertas de empleo fuera la


I misma para todas las familias prOfesionales, el índice sería

siempre, como para el total, igual a la unidad. En


I consonancia, un indice superior a la unidad significa y

I cuantifica una oferta formativa proporcionalmente mayor que

para el conjunto de las famil ias profesionales, o una oferta


I de empleo proporcionalmente menor, y viceversa.

I Debe tenerse en cuenta, en primer lugar, que aquí no se

I cuestiona ni se deja de cuestionar ese cociente general de


0.25, que lo mismo puede ser suficiente, insuficiente o más
I
ÍNDICE

I
I
1
187
I Tabh V.15
ALUMNO~L.fºRt!ADQ§_y' OFERTA DE EMPLEO

,1 POR FeMI~~B~~WE~~JQ~a~~E_~ 1985-88

= O;.rr; 1 i as profesi on.§!L<c.2..___ Als. for,. ~~ Ind.


138.57::'. 0.91
'1
, --~
~~-:cultura
~,--:es
y pesca (1)
gráficas
~=rr;nistraciÓn y oficinas
31.454
3 .. 405
75.660
12.115
391.846
1. 12
0.77
,:,;,- -: esan i a 2:;" 785 10.454 9.87
1 ':',_, -: omoc ión
=-= ~ 1 ez a
11. 195
27.686
42.484
20.641
1.05
5 .. 37
:.=,-,fecci ón i ndustri al 9.688 61.450 0.6::::

I :=~strucciones metálicas
:.='lKtni caci ón
:.::,-, strucci Ón
6.508
8.392
35.909
49.642
4.133
705.764
0.52
8.12
0.20

I ::seRo y delineación
::::",=ctricidad
E:ectrónica
5 .. 739
25 . 099
32.710
15.113
82.268
9.189
1.52
1.22
14.24
~~~ermeria y sanitaria :0:0.472 484.126 0.25
I Frio y climatización
F.=.-estal
2.260
4.720
2 .. 320
3.079
3.90
6.13
(:;2. -,ader ía 13.062 2.957 17.67

1 '"1::steleria
¡rdustrias agroaliment.
I.:: lomas
23.976
9.811
45.847
250 .. 379
128 .. 720
5.497
0.38
0.30
::::;3.36
21.011 24.1::::
I lc-.formática
:~dustrias químicas
Ms=anización agraria
126.761
6.406
1::'.• 666
20~
3.253
::;:;12 1.27
16.80
r~:.:íera 6.890 64.079 0.43
1 MEcánica de fluidos
MEcánica industrial
8.848
22.550
772
63.425
45.84
1.42
Minería y primo transf. mino 486 63.877 0.03

1 Ornamentales y jardinería
Obras públicas
9.291
1. 809
4 .. 517
10.740
19. 581
28.557
3.46
0.37
0.63
F'lel y cuero

I Sc,l dadLtr a
Técs. emprles. y servs. a emp.
Te;·:til
9.765
123.034
35.900
32.099
327.278
21.797
1.22
1.50
6.59
Transporte 17.816 19.371 3.68
1 Turismo/servs. ~ 1~ co~un. 24.585 23.576 4. 17

Todas (2) 841.252 3.323_000


I IU e
(2) _ _
...
"*' CulU _ _1_ - . 1 _Iot::r"ttc:u.lbTa. , yCOntral
......... 1_ 13.0291
~-*t
~i_.

Y Otra (S.I'S).
~
'rvUcultur ••
di! ul1aad
por . . . el Ob_ ...atGl""io
<"6>, ecn-ac:Un """t.....t.l t3>.821n, er--;l_
DcUCI~\anal naM"rK. inf~t"" W<efI.r~ . . . . . la
. . ..-t• .,. ....,l~ - ' l I t . t _ • ..c:.- f.-iJ .. _ . . ~acl,,","". T.-poeo 1_ de MlrtodGlo;:'a"""ll la FGI"'..clfrt U2.3III:.

I
. - ~ • la. - . . 1 . . . . . l m : . - . . 1 ..... 10 1.N.E.M:.

que suficiente: no tenemos elementos que nos permitan

formarnos criterios al respecto. Bien puede suceder, por otra

parte, que una familia oCLlpaci onal esté en proceso de

renovaciÓn acelerada, presentando por tanto grandes

ÍNDICE
I
I
188
I necesidad'es de formáción, mientl"as ~t'ra utiliú\ técnicas bien

I conocidas por los trabajadores con

ser rápidamente aprendidas por los neófitos,


experiencia o que pueden

I
En segundo lugar, que lo que se computa como indicación
I de las necesidades del mundo del empleo son las ofertas de

I empleo, o sea los empleos nuevos (ni

pues un mismo empleo puede dar


siquiera exactamente eso,

lugar a varias ofertas

I sucesivas y otro a ninguna), No hay manera de tomar en

consideración, por consiguiente, las necesidades de formación


I que puedan plantearse a los trabajadores establemente ocupados

I debido a transformaciones en su mismo empleo.

I En cuanto a los alumnos formados, éstos pueden haberlo

sido en cursos de duración muy distinta, de modo que donde


I decimos "cien alumnos ll
podemos estar- hablando de IIcantidades H

I de fOrmación muy

menos de cien
dispares, pues los

horas hasta más


cUrsos pueden dUrar desde

de ochocientas --y,

I presumiblemente, la duración tiene que ver con la

especial idad--. Muchos alumnos, por otra parte, pueden


I benefic.lc3:l'""Se ae cursos sucesivos~ sobre todo dado que

I consideramos

tiene por qué darse


cuatro años

en el
de form8ción ocup?cional.

m~smo grado para


V esto no

todas las familias

I profesionales.

I Dicho .sto, podemos echar un vistazo a los indices. Si

consideramos sobrerepresentadas (10 que en modo alguno ,quiere

decir qL\e, en términos absolutos, la formación llegue en

ÍNDICE
1.--------------·-·--··--···--
I
'189
I e;·i C<eSCl) , por:· ejemplo~ aquel"las familias cuyo indice es

I i nf er i or a 5.00, encontramos las de Ar't esan:í. a ~ Belleza,

Comunicación, Electrónica, Forestal, Ganadet- i a, Idiomas,

I Informáti ca, ~lecani z ac ión Agraria, ~1ecánica de Fluido: y

Textil. Sin embargo, los datos no tienen una lectura fácil, ya


I que algunos trabajos se prestan especialmente a la economia

I sumergida

importante
(por

de
ejemplo,

la familia
modista, que es

Artesanía) ,
la

o
ocupación

la formaciÓn
más

I correspondiente puede ser buscada por los alumnos con otros

fines (por ejemplo, y en el mismo caso, por alumnas cuya


I perspectiva es ser amas de casa). En otros casos puede

I tratarse

por su
de cursos

asociación
de formación que atraen

a estereotipos de género
por su Uglamor" o

(El ectróni ca,

I Informática, Belleza o, de nuevo, Artesania --recuérdense las

modistas--). Algunos cursos ocupacionales pueden atraer a los


I alumnos porque ofrecen conocimientos o técnicas real o

I presuntamente comunes transversalmente multitud de

ocupaciones (Idiomas, Informáti ca); del lado del mercado de

I trabajo, la demanda real de estos conocimientos podria quedar

oculta porque, por si mismos, no definen muchos empleos para


I ICE que~ sin embargo, son requeridos.

I
consideramos subrepre5entada~ en la formación, por

I e)emplo, a las familias cuyo [ndice es igualo superior a 0.50

(lo qLle, por sí mismo, no quiere decir en modo alguno que


I necesiten más f ormaci ón) , nos encontramos con Construcción,

I Enfermería

Agroalimentarias,
y Sanitaria,

Madera, Mineria
Hosteleria,

y Obras Públicas.
Industrias

Tampoco

I
ÍNDICE

I
I
I
190
I aquí puede hacer'se una ~lectura cl.!.ra de los datos. En algún

I caso, el aparente déficit relativo de formación coincide con

la evidencia, por otros caminos, de la falta de personal

I cualificado, como sucede con la Construcción. En otros, el

indice puede verse inflado por una movilidad especialmente


I elevada en el empleo, es decir, por un mercado de trabajo

I sumamente precario, como

el caso de las familias


tal VeZ ocurra con la Hostelería.

de Enfermeria V Sanitaria puede


En

I influir el hecho de que Se trate de un sector fuertemente

dominado por médicos y enfermeras, en el que la formación


I especifica para el empleo toma otros derroteros que no 50n los

I de la F.p.a. del I.N.E.r1.

I Lo que salta a la vista, en todo caso, es que el nivel de

cobertura que reciben las diferentes familias profesionales es


I absolutamente dispar. Sólo doce de las treinta y cinco

I familias profesionales se

considerar una banda intermedia, con índices mayores


situan en lo que podríamos

o iguales

I a 0.50 y menores o iguales a 1.50.

I
I Tabla V.17
VARIACIONES DEL EMPLEO y ALUMNOS FORMADOS
POR SECTORES DE ACTIVIDAD
I 89/85 1988
Sectores económicos (miles) % v alums .. L-.'Y. DH 1.
I Agricultura -336 .. 1 -21.2 81.554 9.4 +30.6
Industria 287.3 18. 1 200.828 23.2 +3.1
I Construcción
Servicios
324 .. 9
1. 312. 6
20.4
82.6
35.909
542.402
4.1
62.6
-16.3
-20.0

I
ÍNDICE

I
.---------------------------------------------------------------------------------------- - - -

I
I
191
I Tabl a V. 16
VARIACION O!';:L EMPLE';.Q y FORMACION OCUPACIONAL

I SE..§UN J<Al1tl_!:3_º-E ACT I_~_U)AD

89/85 1988

I Actividad económica

Cf. Agricul tura y pesca


(miles)

-340.8 -21 .. 5
alums.

10.794 6.4 +27.9


1. Energla yagua -4.7 -0.3 5w615
,...' ......., +3.6
I 2. E>:trac. y transformo minerales
no energ. e indo quimica 19.5 1.. 2 12.057 7.2 +6.0
3. Inds. transf. de los metales y
I mecánica de precisión
4. Otras inds. manufacturas
143.1
129.4
324.9
9.0
8.1
20.4
27.715
21.535
10.391
16.5
12.8
6.2
+6.5
+4.7
-14.2
5. Construcci 6n
15.6 -19.9
I 6. Comercio, hostelería y reparac.
7. Transporte y comunicaciones
8. Finanzas y servs. a empresas
564.9
98.2
200.4
35.5
6.2
12.6
26.290
11.780
9.084
7.0
5.4
+0.8
-7.2
9. Otros servicios 449.1 28.3 76.512 17.5 -10.8
I No especificado 3.558 2.1

TOTAL 1. 312. 6 100.0 100.0

I
Otra forma de aproHimación al grado de ajuste entre la
I formación ocupacional y la evolución del empleo, aunque

I también rudimentaria, es la distribución de ambas entre las

actividades económicas a un dígito. La Tabla V.16 compara el

I crecimiento del empleo entre el segundo trimestre de 1.985 y

el mismo de 1.989 con las cifras de alumnos formados (con


I evaluación positiva) en 1.988. Las columnas primera y tercera

I ofrecen los correspondientes valores absolutos. y la segunda y

la cuarta los porcentajes vert:c?,i es. La columna quinta

I muestra la diferencia entre ambOE corCen~EJeS, restando el de

crecimiento del empleo al de alumnos formados para cada rama


I de actividad. Como puede o~servar5e, las actividades de los

I sectores primario y secLtndar i o resultan beneficiadas,

especialmente las del primero, ,en detrimento de la

I construcción y los servicios.

I
ÍNDICE
I
I
192
I
I La Tabla V.17 muestra lo mismo de manera más agregada y

resumida, por sectores de actividad, y tomando en ~uenta todos

I los alumnos formados entre 1.985 y 1.988. Se conservan los

superávit de la agricultura y la industria y el déficit de la


I construcción, y el sector terciario arroja un déficit global.

I
La Tabla V.18 presenta la composición porcentual por

I ramas de actividad de la población activa ocupada (primera

columna) y parada que ha trabajado anteriormente (segunda) en


I
I Tabla. V.18
PORCENTAJES D!LQQ.UPADOS->--.E'ARB.PQS y Ab!Jt1t!QiLE..OR.l1APOS
POR RAMAS PE ACTIVIDAQ

I Actividad económica 'lo PO 'lo PP l AF AF-PO AF-PP

O. Agricultura y pesca 14.9 17.9 6.4 -8.5 -11.5


I 1. Energía yagua
2. E,·:trac. y transformo minerales
1.1 0.4 '3.3 +2.2 +2.9

no energ. e indo química :;.. 5 2.7 7.2 +3.7 +4.5

I 3. lnds. transf. de los metales y


mecánica de precisión 7.5 4.6 16.5 +9.0 +11. 9
4. Otras inds. manufacturas 12.0 12.9 12.8 +0.8 -0.1

I 5. Construcción
ó. Comercio, hostelería y reparac.
7. Transporte y comunicaciones
8.3
21.6
5.6
16.5
19.4
2.7
6.2
15.6
7.0
-2.1
-6.0
+1.4
-10.3
-3.8
+4.3
8. Finanzas y seo·vs. a empresas 4.9 2.4 5.4 +0.5 +3.0
I 9. Otros servicios
No especificado
20.-6 19.8
(26.1)
17.5
2.1
-3.1 -2. ~,

I l. PO: Pobl ací ón ocupada, en porcentajes.


~... F'F: F'obl aci an pa.rada~ en porcentajes.
'l. AF: Alumnos formadOS, en porcentajes.

I A~-PO: porcentaje de alumnos mernos porcentaje de ocupados.


AF-PP: Porcentaje de alumnos menos porcentaje de parados.
Los porcentajes por ramas de actividad de la población parada han sido
corregidos para evitar el efecto distorsionador del alto porcentaje de no
I clasificados (26.11, igualando la suma del resto a lOO y modific~ndolos
proporcionalmente.

I
1.987 y del alumnado formado en 1.988 (tercera). Las columnas

I
ÍNDICE

I
I
I
I cuarta V qUinta" recogen las diferencias d~ porcentajes entre

I la tercera

qui si ér' amoS


y, respectivamente,

hacer más
la primera

vi stosa 1a
y la segunda.

descompensaci6n,
Si

no

1 tendríamos más que convertir las diferencias entre porcentajes

en nOmeros índice, o sea en cocientes, pero el ejercicio no


1 vale el esfuerzo. La única conclusión que surge de todo esto

1 es que resulta imposible

forma en que la Administración distribuye los


encontrar cualquier lógica en

enormes recursos
la

1 financier-os~ matel"iales y humanos que moviliza para la

formación ocupacional.
1
1 prácticas
No es mucho

y para
más claro

la formación,
el panorama

que se
de los

presenta en
contratos en

la Tabla

1 V. 19, también en porcentajes comparables con los de 1a

1 Tabla V.19
CONTRATOS EN PRACTICAS Y PARA LA FORMACION
1 POR RAMAS DE ACTIVIDAQ

Actividad económica

1 O. Agricultura y pesca
1. Energía y aqua
14.9
1.1
17.9
0.4
1.1
1.4
0.5
0.4
2. Extrae. y transformo minerales
1 3.
no energ. e inda química
Inds. trans{ ~ de 10'= metales y
3.5 2.7 3.3 1.9

mecánica de precisión 7.5 4.6 11.6 7.2


4. Otras inds. manufa~~uras 12.0 12.9 11. 3
5. Cor.strL.tcci ón 8.3 16.5 6.1 12. 1
6. Comercio, hosteleria y reparac. 21. 6 19.4 22.9 43.9
7. Transporte y comunicaciones 5.6 2.7 5. 1 1.3
.1 8. Finanzas y servs.
9. Otros servicios
a empresas 4.9
20.6
2.4
19.8
15 .. 5
21.7
No especificado (26 ..1)
1
.1 población ocupada y parada. Los primeros guardan cierta

I
ÍNDICE

I
= - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ---- --

I
I
194

proborcion~lidad con la distribución d~ la población ocupada,

I si bien primando

de
en demasía

maquinaria, etc.
a

y a
de

la financiera
industrias

y de

I servicios a las e,npresas~ y penalizando~ como era de esperar~

al sector agrario; de estas tres desviaciones, la.s dos últimas


I recuperan algún sentido (no todo) si pensamos en el nivel de

I estudios de los jóvenes a que están

(secundarias a más). Los contratos


prioritariamente dirigidas

para la formación

I benefician desproporcionadamente a la rama de comercia,

hostelería y repar'C\ciones, a la de !lotras" industrias

I manufactureras y, en menot- medida, a la construcción,

En definitiva, a las pequeRas empresas


I penalizando

no agrarias,
al resto.

al mercado de trabajo de la precariedad; lo que

I concuerda con algo bien sabido: que son una merienda, na de

negros~ sino de cierto sectm- del empresariado ávido de mano

I de obra barata.

I
I
I
I
I
I
, I
! '-. .

I
ÍNDICE
;;;:---------------------------------------- - - - - -- - -

I
I
195
I
I
I La formación ocupacional comparte con el resto del

sistema educativo importantes funciones como son las de


I capacitar para el empleo, socializar para el trabajo, servir

I como dispositivo de selección, formar parte de

individuales para la competencia eh el mercado


las estrategias

de trabajo y

I garantizar la custodia de los jóvenes. La función manifiesta

es la primera, pero, como na contamos con instrumentos


I suficientemente adecuados para comprobar si es o no realmente

I eficaz a la

acceso al
hora de eliminar el paro friccional o facilitar el

empleo, ni si las capacidades, conocimientos y

I destrezas que aporta son realmente requeridas en el mercado de

trabajo y necesitan de instituciones formativas ad hoc,


I tendemos a considerar que la cumple porque los cursos se

I llenan

las
no importa

personas que
cuán rápidamente

pasan por ella se


se multipliquen

colocan más fácilmente,


y porque

I permaneciendo el resto de las cosas iguales. que las que no lo

hacen. La cuestión es si semejante éxito no se deberá más a


I las funciones latentes que a la funciÓn meriflesta.

I La escuela ha tenido siempre y sigue teniendo por funciÓn

I someter a ni~os y jóvenes a un entramado de ~elaciones

soclales qL.e, por su similaridad con las del proceso de


I producción capitalista, los preparan para incorporarse a él de

I manera no conflictiva. Dicho

generar, seleccionar y
de forma más

consolidar
simple, tienen

las actitudes
que

I
ÍNDICE
I
I
196
I disposiciones que definen -:"á un Ilbuen ll trabajador. Sin¡~mbargo,

I mientras}a mayoria de los empleos (sólo la

coordenadas
mayoría) se ven

del trabajo
abocados o se mantienen en las

I fr'agmentado, rutinario, subordinado, repetitivo, no creativo,

frustrante y alienante, la escuela ,ha conocido una importante


I evolución que la ha llevado hacia prácticas más liberales,

I f 1 e,,: i bIes

parte del
y democráticas. Aunque

camino por delante, la


le quede

parte
todavía

recorrida
la mayor

ha sido

I suficiente para que entre los empleadores y sus portavoces se

extendiera la impresiÓn de que la escuela ya no es lo que era,


I que sus productos --los jóvenes que se incorporan al mercado

I de

empleos
trabajo--

que se
difícilmente

les ofrecen, carecen


encuentran

de una
satisfactorios

moral de trabajo
los

I adecuada, desconocen la autoridad y el esfuerzo, etc., etc.

I La formación ocupacional, en contrapartida, alejada de la

I luz pública, desembarazada del artículo 27 de

generalmente gestionada por autoridades


la Constitución,

políticas y

I administrativas distintas de las del sector educativo, libre

del. cuerpo de enseña,ntes y su eth0'i "progresista" y


I uhumanist::;" y bajo lC'l. lr¡TlLl2!,::1¿:. Clt-ecta. de los empleadores~

I estaría libre de una

seria más capaz de


evoluclCn tan poco deseable para éstos

restablecer los verdaderos hábitos


y

de

I trabajo, es decir, los que gustan a las empresas. Mientras que

¡os empleadores tienen una impresión no muy buena de las


I escuelas, a menudo percibidas por la opinión pública como

I lugares de relajaciÓn,

información fiable sobre qué ocurre en ellas,


indisciplina, etc., y carecen

pueden presumir,
de

I
ÍNDICE

I
I
I
197
I en cambi o, C-, que los procE?sos de formaci ón o~upacio~al,

I configurados más direct.mente a

productivos asociados por su especialidad, garantizan mejor


imagen de les procesos

la

I fiabilidad de los alumnos que los pasan cen éxito.

I otra función de la escuela es y ha sido siempre la de

I servir de instrumento

en las distintas
de criba para distribuir a las

posiciones sociales, lo que significa sobre


personas

I todo y en primer lugar entre las distintas ocupaciones. Que

tal selección sea meritocrática, como pretende el discurso


I dominante, o reproduzca las desigualdades a través de

I generaciones es algo que queda ahora fuera de nuestro

atención. Lo que importa es que sucesivas reformas del sistema


campo de

I educativo formal han elevado los resultados y las credenciales

minimas del conjunto de la población a través de la ampliación


I del ciclo obligatorio y la "masificación" de los niveles

I inmediatamente sup~riores.

I Para los que recorren con éxito el sistema escolar hasta

llegar a las últimas etapas, la educación superior presenta


I una larga ca~rers de obstáculos (selectividad~ númerus

I clausus,

amplia gama
prImeros curSQS selectivos,

de opclones
división en ciclos)

(entre carreras cortas y largas,


y una

de

I élite y de aluvión. coronadas o no por doctorados y masters,

etc.) que aseguran una selección más pormenorizada. Pero los


I que abandonan pronto el sistema escolar apenas se distribuyen

I en un pequeño número de

abandonan desde la E.G.B.,


grandes masas indiferenciadas

105 que 10 hacen a mitad


(l05 que

de la

I
ÍNDICE

I
I
I
I F.P.-l;~ lD5 que- la cLIlminan, los' que pasan por el B.U.P.,
198

I etc.) cuyas credenciales educativas no ofrecen mucha informa-

ción a los empleadores. Si tenemos en cuerlta que la inmensa

I mayoria de los cursos de formación ocupac i onal no est.án

I asociados a

su mera
ofertas de empleo por

posibilidad hipotética,
empresas concretas, sino

cabe preguntarse si la
a

I formación ocupacional en su conjunto no estará cubriendo el

papel de llevar a cabo la selección de det.alle entre las

I sucesivas grandes hornadas, internamente indiferenciadas, que

el sist.ema educat.ivo lanza hacia el sist.ema productivo.


I
I Efect.ivamente, si hay muchos menos empleos en oferta que

jóvenes trabajadores demandant.es, y si la mayoria pasa largos

I períodos desde que abandona la escuela hasta que encuentra el

primer puesto de trabajo, ¿cómo pueden los empleadores saber


I
"~_o quiénes no han olvidado lo poco de bueno que --desde su punto

I de vista-- aprendieron en la escuela? Una forma, sin duda, es

e:·; C\mi n al'"'" su currículum en formación ocupaci onal • Con una

I oferta ocupacional ampl ia, quien ha aprovechado una

aunque representaran una pérdida de


I oportunidad

tiempD~ E5
tras otra,

u- trabajador en potencia IdÓneo; quien no

I aprovechó nInguna e las aprovechó mal, habré tenido que pasar

el tiempo haraganeando en su casa, en 105 billares o en las

I esquinas y nabrá perdido las buenas costumbres o tal vez no

I las haya adquirido nunca.

I A cambio, el despliegue reciente de los poderes.públicos

en el campo de la formación ocupacional introduce un mecanismo


I
ÍNDICE

I
I
I
I de igualdad de oportunidad~s --con tcidos lo~ matices
199

que

I puedan aRadirse: véase el tercer apartado de este capitulo--

donde antes no existia. Obtener enseRanzas complementarias,

I puente entre el sistema educativo y el sistema productivo, ya

I no

las
depende en

personas.
la misma medida

El desarrollo
de los

de la
recursos económicos de

formación ocupacional

I financiada con fondos pQblicos permite hacerlo a quienes no

podian financiar por si mismos su acceso a academias privadas,

I cursos de especialización, centros de idiomas, etc.

I La tercera función que hemos apuntado es el reverso de la

I anterior. Si los puestos de trabajos son enormemente escasos

para los jóvenes, cualquier cosa que los acerque a ellos o les

I ayude a destacar sobre, o a no quedarse a la zaga de, sus

concurrentes se convierte en una necesidad inevitable. La


I formación ocupacional, en la medida en que tenga lugar en las

I empresas o en contacto con ellas, ofrece la oportunidad de ser

visto por el empleador. Lo que menos importa, en muchos casos

.1 --sobre todo en el de los contratos para la formación y el de

las prácticas en alternancia--, es si resulta o no


I ve~oadEra~entE relevante en términos de cBpacitación para el

I empleo. Si todo el mundo se incorpora 2 ella. o si mucha gente

lo haCE~ entonCES nadie puede dejar de hacerlo salvo que

I Quiera autoexcluirse. La suma de. las racionalidades

individuales no tiene necesariamente como resultado la


I racionalidad colectiva.

I
I
ÍNDICE

I
I
I
200

Finalmente, no pOI'" óbvio h,W que dejal'" de señalal'" que la

I fOl'"maciOn ocupacional

esos ser"es peligrosos,


es una

de la calle y
forma de sacar

di~minuir
a los j6venes~

las c{fras d~

pal'"o. Como la Administl'"ación lo sabe, paga pOI'" acudil'" a ella

Cmientl'"as que en el I'"esto del sistema de fOl'"mación, en el


I sistema educativo fOl'"mal, son los jóvenes los que pagan pOI'"

I acudi r) ,

--salvo
y los

que
jóvenes

encuentl'"en
parados

la
acuden pOl'"que

forma de cob 1'" al'" sin


se les

hacerlo--,
paga

I aunque sea mal. Algunos indicios tOl'"nan evidente que la

Administración da tanta o mAs impol'"tancia a este aspecto que


I al pl'"opiamenté fOl'"mativo. POI'" ejemplo, el peso decl'"eciente de

I los

I.N.E.M.
contl'"atos para la

y, dentro de los que carecen


fOl'"maciÓn con planes homologados pOI'" el

de tales planes, el peso

I cl'"eciente de los subvencionados por este organismo. La Tabla

V.20 ofl'"ece la evolución


I I'"eciente a este respecto. Tabla V.20
CONTRATOS PARA LA FORMACION

I En otro orden de cosas,


CON y SIN ,PLAN HOMOLOGADO

Año Total 1. SP I.sub

I no puede olvidarse que todos 1985 22.946 99.5 s. d.

los fondos destinados a la 1986 161.121 93.5 37.9


I formación ocupacional o a 1987 218.229 Q':.8 r
..Jo •.-::;.

I contl'"atos

formativos
con

tienen el
objeti vos

efecto
1988 261.442 917'.4 8;".. 9
1. ... Po!-c.,t..J_ 1M l<:g, cont,..toe. 81:1\ .1., "-1~.
Saub. Par"Cttf'1taj. cM 1" eant,..tota ...ln ,1M", han ....
. . ~'OI"IadcM.

I de aismlnuir los costes de la

fuerza de tl'"abajo para las empresas. No tenemos manera de


I estimar qué parte de la formación ocupacional financiada

I principal o a~solutamente

que ser ofrecida de todos mOdos por las empresas,


con fondos públiCOS habl'"ia

que estarían
tenido

I
I
ÍNDICE
I
I
I así ~-. ahorrándose unos coiStes
201

que

I tradicionalmente habian tenido que afrontar por si mismas. Sin

duda la acción de los poderes públicos está llevando la


I formación mucho más allá de lo que lo habría hecho la

I iniciativa empresarial, pero tampoco la hay de

empresas disponen de un mecanismo para cargar sistemáticamente


que, ahora, las

I al erario público lo que antes dependía del propio. A fin de

cuentas, la pugna por quién paga la capacitación de los


I trabajadores no se diferencia en nada esencial de otras como

I las que

primas
tienen lugar en

de la seguridad
torno a

social,
quién ha

la reparación
de cargar con

del
las

medio

I ambiente, etc.: ¿los individuos, las empresas o todos los

ciudadanos a través del presupuesto público?


I
I contratos
Asimismo, el

desgravados
importante

por diversas
volumen

vias,
que alcanzan

subvencionados
ya los

o,

I simplemente, permitidos al margen de las condiciones laborales

y salariales marcadas por la negociación colectiva, supone


I para las empresas una fuente

I cada

mano
vez

de obra
más abundante

barata; y
de

no
Tabla V.21
CONTRATOS EN PRACTICAS y PARA LA
FQRMCION, POR TAI1AAO DE LA EMPRESA
I
,~- ..
siempre las empresas que más
NQ trab aj. ';
'. CP %CF
recurr-en a estos beneficios
I son las que mejor pueden
Hasta 25 72.9 88.7

26 a SO 9.5 5.9

I ofrecer

jóvenes
a

o no,
lo~ trabajadores,

la oportunidad
51 a 100 5.7 2.9

II 101 a 500 8.4 2.2

:. de capacitarse más allá de

formación inicial recibida


la

o
Más de 500 3.4 0.3

I
ÍNDICE
I
I
I de
¡

adquirir una
;,~ ;.

experiencia laboral relevante en términos dé


202
¡

I cualificación. De hecho, como muestra la Tabla V.21, son más

bien las pequeñas empresas las que principalmente se


I benefician de estos contratos, y es bien sabido que son

I también, en general,

que requieren menor cualificación


1 as que desarrollan

y las que
pr·ocesos producti vos

cuentan con menos

I recursos organizativos, tecnológicos y personales para

asegurar la formación de los jóvenes contratados.


I
Este conjunto de funciones, distintas de la función
I manifiesta de capacitar para el empleo, concita alrededor de

I la formaciÓn ocupacional un colorido abanico de intereses, si

no coincidentes, al menos confluyentes. En sus funciones de

I socialización y selección interesa primordialmente a los

empleadores, en su función de instrumento de competencia en el


I mercado de trabajo a los individuos y, en su función de

I custodia y disfraz del paro, al poder político.

I Pero ¿y la capacitación? Las funciones anteriormente

señaladas no niegan ésta, pero la relativizan y, sobre todo,


I relativizan sus criterIOS de éxito. La formaciÓn ocupacional

I --o continua, o permanente, o como queramos llamarla-- es, sin

duda, necesaria porque el plano de generalidad en que se mueve


I --y debe seguir moviéndose-- la enselanza general (su nombre

lo indica), así como la formaciÓn profesional específica en el


I marco de la institución escolar, necesita de puentes que

I permitan .a los individuos transitar hacia la . mayor

especificidad, digamos la particularidad por no decir la


I
ÍNDICE
~~-------------------------------------------------------------------------- ---

I
1
203
I ,,
casuística, qUE' reprE'sent:"i 1 05 puestos de trabajo. 'En ese

1 sentido,

individuos
la formación

cualquiera
continua

que sea
es

el punto
una necesidad

en que
de

abandonen el
los

I sistema educativo y, posteriormente, en distintas estaciones

de su vida activa. De hecho, donde los poderes públicos no han


I querido o no han podido ponerla en pie por si mismos o

1 regularla,

variopintas (véase, por


ha surgido en todo

ejemplo, el elenco
caso adoptando

de master s y otros
formas

·1 estudios de posgrado que se ofrecen a los universitarios; en

la práctica, los cursos de doctorado cubren también, para


I muchos, esa. fLlnción). Sin embargo, aquí es concebida

1 fundamentalmente

el·:cluidos (los "fracasados")


como educación compensatoria, dirigida a los

del sistema educativo o a los que

I se quedan a medias en él.

1 Pero ésta, aparte de no ser su misión, resLtl ta punto

1 menos que imposible.

los alumnos puede decirse


Del efecto de la enseñanza general sobre

lo que del matrimonio eclesiástico:

1 si lo que Pedro ate en el cielo nadie lo desatará en la

tierra, a quien la escuela excluya resultará harto dificil que


I lo recupere la formación ocupacienal. El problema consiste en

.1 que la escuela

titulados y no
no sólo dIvide E'ntre aprobados

titulados, o titulados en una cosa u otra, sino


y suspensos,

1 que escinde a la masa de los jóvenes entre unos que se creen

cap~ces de aprender y otros que no, unos qUE están siempre


.1 dispuestos a hacerlo y otros que nunca más, unos que podrán

-1 seguir progresando

ocupacional-- y otros que


--sea en el si stema formal

se estancarán. Experimentos aislados


o en- el

ÍNDICE
204

pueden arrojar bueno~ resultadoj, pero, para la ~ayoria, ta

I partición que se opera en le primera

es definitiva. Y esto, como apuntamos antes, no es


fase de la adolescencia

cuestión de

I capacidades de los jóvenes --no para las cifras de excluidos

que se manejan--, ni de calidad de los centros, sino de


I orientación de la enseñanza.

I
I
1
1

'1
,1

Jj
ÍNDICE
I
I
205
I y l. "(A 1 NCORPORAc 1 DN A LA VI DAADUL lA
"-"o,

I
I Más allá de sus consecuencias en términos de cobertura de

los empleos y las necesidades y pasibilidades de la esfera


I económica, las políticas de educación y formación tienen

I consecuencias decisivas sobre las pautas de incorporación de

los jóvenes a la vida adulta, parte de la cual es SLl

incorporación a la activida económica (incluida la actividad

doméstica). La escuela es solamente la primera etapa de

trayectorias complejas, a veces continuas y a veces jalonadas

I por avances, retrocesos y períodos de espera, que conducen a

los jóvenes a las distintas posiCiones dentro de la estructura

I social, familiar y económica.

I Estas trayectorias no dependen solamente del desempeño en

I la escuela, sino también de

personal
una amplia

que determinan
gama de factores de

un distinto
carácter social y

I rendimiento de los mismos logros escolares para diferentes

grupos de individuos e individuos aislados. En todo caso, el


I carácter mas: v;:} del desempleo Juvenil trae consigo una

I profundización de

que torna imposible


las disparidades entre los grupos

hablar de la transición a la vida activa. y


sociales

I adulta en singular.

I En este capitulo trataremos, en primer lugar, los

I recorridos. de

primeros pasos
los

en el
jóvenes a través

mercado de trabajo; a
de la escuela

continuación, las
y sus

I
ÍNDICE
I
I
206
I consecLlenciks de las dificultades en los mismos sob':::';, su

I proceso de autonomización de la familia y acceso a la

independencia personal; después, sus actitudes ante el trabajo

I y, finalmente, la problemática más específica de la

incorporación de ¡as mujeres a la vida activa.


I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
ÍNDICE

I
I
I
I ,,'i
207

I VI.I. Las trayectorias de la escuela a la actividad

I La ley prevé y la opinión pública supone que, puesto que

la obligatoriedad legal de permanencia en la escuela llega


I hasta los dieciséis años, la trayectoria normal de todos los

I jóvenes consiste en terminar la Educación General Básica e

incorporarse a la Formación Profesional de Primer Grado o al


I Bachillerato Unificado y Polivalente, lo cual implicaría ya,

respectivamente, su orientación hacia la incorporación


I temprana al trabajo o la opción por unos estudios más largos y

I
Gráfica VI.l

I TRAYECTORIAS EN Y AL TERMINAB F.P.-l

I FP-l
Curso 12
100 'lo
I
I Aban-
dono
20 %
T !tul o
FP-l
80 1.

I I
I
I I
Ot,.-o:
estudio!:.
:s 7. ¡
Salida
del SE
17 1.
Salida
del SE
26 1. I ,e2% :'
36 ;
%
BUF'

18 1.

I de tipo académico antes de hacerlo. La: gráficas VI.l, VI.2,

I VI.3 Y VI.4 A (referidas a 1.9841 muestran las trayectorias de

los jóvenes que se incorporan a la F.P.-l y el B.U.P. La


I
I m Zárraga, 1985: 238-241.

ÍNDICE

I
I
I
I " Gráfica VI.2
TRAYECTOR 1 AS COMPLETAS DE LOS T ITULADOélJ;l:i.L. .P; -1
208

I
T >tul o 1 - - - - - - - - - - - - ,
I ~ _ _ _~100 'lo
FP-l

I BUP FP-2 Salida


5 'lo del SE
I 19 'l. 39 1. 46 1.

I I
Aban- Aban-
r- dono 1-- .-- dono f-

I 4 1. 10 'lo

I Salida
del SE
FF'-2 BUF' Salida
. del SE
4 /. - 9 1.
I
T :ít Lll o 1--_ _ _ _ _ _ _ _--' Tí tu lo
I IlUP
29 1.
4 r. FP-2
15 'l.

I r
Salida Superior Superior Salida
I del SE
11 'l.
corta
1 1.
corta
3 'l..
del SE
26 1.

I r
I
_1 I,---~!
Aban-¡ Titulo Superior Superlor lT
, itul o I Aban-

I
done
- I
: corta
1 r.
larga
3 1.
1 erge
1 r. ¡corta
1 - Yo•
"':70
dono
1 1.

~r
I

I:~~~-I
I
r
I Aban- Título
dono larga

I 2 1. 2 /..

I Gráfica V,l,1. muestra los primeros pasos . de los que se

incorporan a la F.P.-l, es decir, su desempeRo en ésta y sus

I
ÍNDICE

I
I
I
l •. . movililientos inmediat'amente poslter-iores de " la
209

I obtención del titulo o del abandono de estos estudios. la

Gráfica VI.2. muestra las trayectorias escolares completas de


I los titulados en F.P.-l. la Gráfica VI.3 presenta los primeros
e.u.p.,
I pasos de

éste y sus
los que se incorporan

opciones tras abandonar


al

u obtener
o sea su logro en

el titulo. Por

I último, la Gráfica VI.4. presenta las trayectorias escolares

completas de los que obtienen el titulo de e.u.p.


I Gráfica VI.3
IRAYECTORI~S EN y AL TERMINAR EL B.U.P.
I
BUP
I curso lQ
100 %

I Aban- Título

I -
dono
16 % r--
BUP
84 %

I
Otros Salida Salida Otros COU
I estudios
2 %
del SE
14 'l.
del SE
12 %
estudios
7 'l. 64 'l.

I
I Considerando conjuntamente las gráfIcas VI.l V VI.3, en

ellas pueden observarse unos ,ndices 0<; abandono notables ya


I antes de la obtención del titulo (uno de cada cinco

e.u.p.>,
I estudiantes

en SLl total i dad


en F.P.-l, uno de cada seis

se tradLlcen en
en

sal I das del si stema educati va.


que casi

Asimismo, la importancia de las salidas ,tras la obtención del

primer título de enseñanza secundaria en cualquiera de las

ÍNDICE
I
I
210

I
I Gráfica VL4
TRAY~CTDRIAS CDMF'LETAS DL!-DS TITULADOS DEL B. U. P.

I Titulo
BUP
I 100 1.

I COU Superior
corta
Salida
del SE
27 1.
I 67 1. 6 1.

1
1
I I 1

I Salida
del SE
Superior
corta
Titulo
corta
Aban-
dono
20 1. 25 1. 5 1. 1 1.

I I
f
I I
1
Salida
I Aban-
dono
3 %
T HuI o
corta
21 1.
del SE
4 1.

I I
r

I
Salida
del SE
19 1.
1
2 :%1[
. SL\per ior
larga
...,-:r
4_' 1.
EJ
1 r
I Aban-
r I
Titulo
dono larga
I 8 1. 18 1.

I ramas de ésta (uno de cada tres ~i~u¡ados en F.P.-l, uno de

I cada siete titulados en B.U.P.I.

I No obstante, sí nos fijamos en las Gráficas VI.2 y VI.4

encontramos índices de abandono mucho más elevados tras la


I obtención de cualquiera de los dos titulos (uno de cada dos

I
ÍNDICE

I
I
I
211
"
titulados ;e'n F.p.-l y uno de cada cuatro titulados en

I La diferencia se debe a.que las Gráficas VI.1 y VI.3 incluyen

a los jóvenes que todavía estén realizando estudios, mientras

I las Gráficas VI.2 y VI.4 comprenden sólo a los que ya los han

conclLtido.
I
I producen
Es notable también la

entre dos ramas, como son el B.U.p.


magnitud de los cruces

y la F.p.,
que

a las
se

I que suele suponerse vueltas de espaldas entre si. Casi uno de

cada cinco titulados de F.P.-l accede al B.U.P., y uno de cada


I veinte o veinticinco simultanea estos estudios con los de

I F.F'.-2. Cuatro de

enseRanza superior (uno


cada cien titulados de

a estudios largos y
F.p.-l acceden a la

tres a estudios

I cortos) a través de la F.P.-2, y otros cuatro lo hacen a

través del B.U.P. (presentando la proporción inversa entre


I estudios largos y cortos). Tomadas aisladamente, se trata

I siempre de prooporciones

representan una buena porción de jóvenes cuyas


pequeñas, pero en

trayectorias no
conjunto

I se ajustan mucho a los moldes habituales.

I Estas trayectorias escolares se prolongan después como

I itinerarios

realizado
de

sobre tres
Inserción en

muestras de
la actividad.

jóvenes de
En un

diecinueve años
estudio

I del centro urbano y .la periferia industrial de Barcelona y una

comarca agro-industrial, Planas, Masjuan y Casal


I 'analizando no s610 el recorrido escolar sino también el salto

I de la escuela al mercado da trabaja y los primeros pasos en

I
ÍNDICE

I
I
I
I encontr~roM cinco itiner~r~os tipd entre lds jóvenes de
212

I 14 a 19 aRos que describen asi:

• Clase 1.- Itinerario escolar largo, de linea académica

• (bachi 11 erat.o),

per iodo. Comprende


con predominio

al 38.1 %
de .la inact.ividad

de los jóvenes.
durante el

La mayoría

• acceden al B.U.P. sin un retraso escolar significativo, y


comprenden tres cuartas partes de los estudiantes matriculados

en éste. Entre los dieciocho y los diecinueve aRos, la mayoría

•I accede a la universidad,

el trabajo, pues más


a la vez que

de la mitad entra en

diversas formas. Su trabajo suele ser precario,


cambia su relación

contacto con él

en consonancia
con

en

con su persistencia como estudiantes a tiempo completo.

I
• Clase

(bachi llerato),
4.- Itinerario

con
escolar largo,

predominio de la
de línea

actividad
académica

durante el

•I período.

muestra. El

tal""dio~
Este sector

y la
paso de la
comprende al 11 %

permanencia en
E.G.B. al
de los

B.U.P. suele

éste algo más larga.


jóvenes de la

ser algo

Hay algún
más

•I trasvase a F.P. y un mayor

a los dieciocho a~os, ~res

diez tienen ya una actlvldad económica


nivel de abandono (dos de cada diez

a los diecinueve), Cuatro de cada

(precaria, generalmente

•l·
como ayudas famlliare: o en período: de vacaciones) a los

catorce aRos. A los dieciséis aRos, prácticamente la totalidad

son ya acti vos.

I Clase 2. Itinerario escolar largo, linea de formación

profesional (segundo grado), activos e inactivos. Este grupo


I
ÍNDICE

I
.
I " ,

I
213
I . Gráfi ca VI.5 ..
1 TI NERAR ¡'OS DE 1 ÑSERC 1 O_N , 14-19 A~OS

I
Todos
I 100 1.

I I I
BUP FP/NE
I 49.1 1.
Tr .. b-p .. ro
50.9 1.

I
I I
I FP1-FF'2
No activos
EGB/FPlINE
Trab-paro
Trab. prec.
I 15.7 1. 35.1 1.

I I
BUP/COU/Univ
I
BUP/COU
No acto pref. Trabajo
I 38.1 1.
precario
11.0 1.

I I I

I EGB/FF'l/NE
Contr. prec.
29.1 1.
Est. diver
P .. ro
6.0 1.

I
comprende al 15.7 X de los jÓvenes. El paso de E.G.B. a F.F'.
I suele darse ca' re~raso, y el grupo incluye tambi~n un cierto

I número de "rebotados" del

cad .. diez estudiantes de


B.U.P. El grupo comprende a ocho

F.F'.-2 y a cerca de 1 .. mitad de


de

los

I de F.F'.-l. La incorpor .. ci6n .. l mercado de trabajo empieza a

los diecis~is aRos, pero uno de cad .. cinco todav!a no la ha


I llevado a cabo a los diecinueve. Buena parte del "empleo"

I
ÍNDICE
---------------------------------------------------------------------------
1

I
214
I debe a c:ontratos para 1", realización de prácticas en

I alternancia.

I Clase 3.- Itinerarios escolares de E.G.B. y F.P.-l con

grados desiguales de inserción profesional. Este grupo


I comprende al 29.1 1. de los jóvenes de la muestra. El paso de

I E.G.S. a F.P.-l suele

una
darse con retraso, en algunos casos

escala efímera en el B.U.P. Una parte relevante interrumpe


con

I sus estudios entre el final de la E.G.B. y el comienzo de la

F.P.-l, y dos de cada cinco están todavía en ésta a los


I diecisiete a~os. Cuatro de cada cinco han abandonado los

I estudios a los dieciocho. Entre los dieciséis y

se produce una notable incorporación al mercado de


los diecisiete

trabajO, a

I partir de ahí en aumento. Entre los dieciséis y los diecinueve

aRos, cuatro de cada diez van a desembocar a la precariedad,


I otros cuatro a Lln trabajo con contrato y el resto a la

I inactividad, el paro o la economía sumergida.

I Clase 5.- Itinerarios escolares diversos marcados por

experiencias de desempleo. Este grupo comprende a un 6 Z de


I los jóvenes de la muestra. Aunque la parte escolar de los

I itinerarIos es muy diversa,

cursar es~udios
cuatro de cada diez sólo llegan

primarios, y la mitad de ellos sin terminarlos


a

I de manera satisfactoria. La mayoría acuden pronto al mercado

de trabajO, pero conocen largas experiencias de desempleo,


I sobre todo hasta los dieciocho aRos. A esta edad se reparten

I entre los, relaciones contractuales, la precariedad y la

I
ÍNDICE
I
I
I 'economía' sumergida, además del :desempleo que sigue siendo'''la
215

I situación de uno de cada cuatro.

I La Gráfica VI.5 muestra la distribución de la muestra en

I los itinerarios mencionados.

que forma el gráfico


Los cuadros terminales

representan, de izquierda
del árbol

a derecha, los

I itinerarios en el orden expuesto. Debe tenerse en mente que

los porcentajes no son representativos a ningún nivel, pues se


I trata de una muestra compuesta por tres submuestras de los

peso
I hábitat

relativo
antes

en la
mencionados,

población catalana
sin tener en

ni española.
cuenta SLI

No obstante,

I pueden considerarse como indicaciones de los Órdenes de

magnitud de los distintos grupos.~

I
la misma investigación, otras tres muestras (centro
I urbano,
En

periferia industrial y comarca agroindustrial, de

I nuevo) de jóvenes de veinticinco años fueron utilizadas para

discriminar las situaciones de los jóvenes de acuerdo con los


I elementos dominantes en sus itinerarios de inserción entre los

I diecinueve

poslcion
y

en
los veinticinco. Estos elementos consistian

torno a tres variables: estudios


en su

reglac~s~

I actividad laboral y forma de vida (en la familia de orlgen o

i ndeoendi ente). Mediante un procedimiento de clasiflcaClon

I automática por correspondencias múltiples, los autores

I obtuvieron una partición de la mue5itra en E;iete "clases":

I 1M
Para más detalles, véanse Planas, Masjuan y Casal
I (1990) y Casal, Masjuan y Planas (1989).

ÍNDICE

I
I
I
216
I Clase 1.- Trabajadore~ a jornada completa, con ~bntrato,

I que viven con la familia y en el hogar de origen y no estudian

(el 44.3 X de la muestra total). Más frecuente en 1 a zona

I rural que en la periferia industrial y, sobre todo, que en el

centro urbano, y entre los hombres que entre las mujeres de


I todas las zonas.

I
Clase 2.- Estudiantes que combinan los estudios con

I trabajo intermitente o a tiempo parcial y viven con la familia

y en el hogar de origen o de manera independiente por razón de


I sus estudios (el 15.7 X de la muestra total). Notablemente más

I común

es menos
entre las mujeres que entre los hombres. Entre aquéllos

frecuente en la zona rural, y, entre éstos, más en el

I centro urbano y menos en el cinturón industrial.

I Clase 3.- Activos con trabajo intermitente o a tiempo

I parcial que viven con la familia y en el hogar de origen (el

9.4 X de la muestra total). Por sexos, es más común entre los

I hombres del centro urbano y la zona rural y entre las mujeres

del cinturón industrial. Por zonas, es más frecuente en el


I centro uroano y menos en la zona rural para los hombres.) ~á~

I en el centro urbano pero menos en el cinturón industrial para

las mujeres.
1I
1-
Clase 4.- Estudiantes, i nact i vos, qL.e viven con la
I familia y en el hogar de origen (el 9.9 J. de 1 a muestra

I ,total).

en todas
Más frecuente entre los hombres que

las zonas;
entre las mujeres

y de presencia decreciente según pasamos

I
ÍNDICE
j
I
217
I del centro urbano al tinturón i~dustrial y de é~~e a la zoha

I rural~ para ambos se}:os~

I Clase 5.- Inactivos que no estudian, viven independizados

de la familia y el hogar de origen y realizan la mayor parte


I del trabajo doméstico (el 6.2 % de la muestra total). Se trat.a

I siempre de mujeres, sín

significativa de los hombres. Es notablemente más


una presencia mínimamente

frecuente en

I el cinturón industrial y menos en 1" zona rural, aunque can

poca diferenci" entre ésta y el centro urbano.


I
I y que
Cl"se 6.-

no
Trabajadores a jornada completa, no contratados

estudian (el 10.4 1. de 1a muestra total) •

I Sensiblemente más común entre los hombres en el centro urbano

y menos en la zona rural, y más entre las mujeres en el


I cinturÓn industrial y menos en la zona rural. En el centro

I urbano

y en
es mucho más frecuente entre hombres que entre mujeres,

los otros dos tipos de hábitat lo es algo más entre

I mujeres.

I Clase 7.- Pa~a=os .el 4.2 % de la muestra total). Más

I frecuente

hombres,
en todas

siendo para
las zonas entre las

aqulllas más común


mujeres que entre los

en el cinturón

industrial y menos en la zona rural. Para los hombres es más

o común en el centro

inexistente en la zona rural.~


urbano que en el cinturón industrial e

I
- Para más detalles, véanse, de nuevo, Planas, Masjuan y

I Casal (1990) y Casal, MasjLlan y Planas (19891.

ÍNDICE
I
:., .

I
218
I
I Las situaciones y los recorridos de los jóvenes parecen

mostrar, pues, caracteristicas muy diversas. Habrá de pasar

I tiempo todavia, sin duda, antes de que la investigación nos

ofrezca una imagen ajustada de estos procesos; pero, de


I momento, ya podemos concluir, aunque no sea mucho, que nos

I encontramos ante una fuerte diversidad de condiciones,

procesos y momentos dentro de éstos que no se prestan a

I tratamientos homogéneos e indiferenciados.

I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
ÍNDICE
.-------------------------~- -- ------ -- - -

I
I
219
I '0-" ..

I
I Los jóvenes son, como ya se indi~ó en el capitulo

tercero, un sector de la población particularmente castigado


I por el paro. La Tabla VI.1 ofrece las tasas de actividad y las

I tasas de desempleo, por grupos de edad y por sexo, en el

I Tabla VI. 1
TASAS DE ACTI V 1DAD y DESEMPLI;Q-º.E L.9J>JQY.!i:NES (E. P. A. )

I Tasa de actividad Tasa de desemºleo


Edad Varones ~luje~ Am-º-Q§ V~Tones. I'lu í er-eS Ambos
I 16-19 34.3 32 .. 8 33.6 31. 1 45.5 37.8

I 20-24

25-29
70.4

91.2
61. 7

63.B
66.3

T7.7
26.0

17.B
41. 3

31. 7
32.9

23.4

I 16 y + 66.3 32.7 49.0 13. 1 "c:'


":':'J
"":""
• ...:' 17.3

I segundo trimestre de 1.989. Por- un lado puede observarse cómo

I las mujer-es pr-esentan

los hombres y una tasa


siempre un nivel de actividad menor

de desempleo mayor-. Por otro, puede


que

I contem~larse cOmo, a pesar de ser menor la tasa de actividad,

la tasa C2 deseffi2120 es tanto mayor cuanto más baja es le edad

I (ce les Jcve~eE:. r~3 obstante, debe notarse también c~s. como

I ya se observO en su momento,

periodo de su juventud las tasas de actividad


las mujeres alcanzan

má~imas.
en el

I
Es dificil, sin embargo, saber a qué atenerse en cuanto a
I la actividad y el desempleo juveniles. Las cifras de la Tabla

I
ÍNDICE
I
I
220
I T",bl CA VI. 2
TASAS DE ACTIVIDAD Y DESEMPLEO :JUVENIL
(Informe Juvent~d en Esp~~a 198~8~)______

I Tasa de desempleo
Edad Varones t!,,\,L~es Muieres
I 16-19 t:""Z
.J,~' 54 27 30

I 20--24

25-29
81

95
74

74
20

11
33

26

I
VI.1 proceden de la Encuesta de Población Activa, pero otros

I estudi os, utilizando las mismas definiciones de actividad y

paro, encuentran tasas muy diferentes. Así ocurre, por


I ejemplo, con el Informe Juventud en EspaK§ 1988, cuyos

I resultados para el segundo trimestre de dicho aKo se ofrecen

en la Tabla VI.2." Como puede observarse, según estos datos

I 1 as tasa.s de actividad son en general mayores y las tasas de

desempleo, pese a ello, menores.


I
57

I
.. Zárraga, 1989: 303. El estudio de Planas, Masjuan y
I Casal

desempleo
(19901, aunque no es estadísticamente representativo
para la población global,
juvenil
también apunta la existencia de un
menor que el que ofrecen las cifras

I oficiales~
menoe en
restric~ivo~
pero en este caso se produce tal
grBn parte, por
resultado, al
la utilización de criterios m~s
para calificar a un joven de desem=leado; es
dec!r, co~ la consideración de que no lo está cualouiera que
I haya realizado alguna actividad econOmica en el
re~e~e~=la! CO~ mínima que ~sta sea.
oeriodo de
Este fue también el
procedImiento del estudio sobre Condiciones de vld2 v trabaio

I en Esoana del Centro de Investigaciones Sociológicas.

,.,. Esto puede deberse a que, cuando el tema del


cuestionario no es manifiestamente el emoleo o desempleo, los
I entrevistados se sienten menos
actividades laborales. Sin embargo,
inclinados a ocultar
no debe entenderse por

,I ello a la ligera que estas respuestas son más ve~aces,

actividades es
sino
simplemente que no temen hacer disminuir las ci~ras de paro
por minima5~ decir, que no temen ser
mal interpretados según sus propios conceptos de lo que es

I estar empleado o desempleado.

ÍNDICE
I
I
221.

I Tabla vr.3
Q.J TUA e) ONJ;JLJ;kQ.N.OJ'tICJ:!Q __º_E;__ b._QQ__ J Ql,:IgJ"t¡:: s
I Depen. Depen~ I'lutosuf .
t.L~¡. ~.~.~!J}QJ..~~ ...
I'lutosuf.
¡;g(ilId_~tª'
i.El ~~~:..?1- ~CJrnr:lL.!- [llj tIll""

I Varones 15-29
1984--85 (LI. 4Cf~;) 48.8 17.0 D. ","'::. 2~.). O

I 1988 (2 .. 70::;) 44. 8 17 . lj 11.5 26 .. 0

Varones 15-24
I 1984-8::'.
1988
C5 .. 236)
(1. 968)
62.8
56 .. 3
18.7
19. 4
9.6
10 .. 5
8.9
13.6

I Varones 25-29
1984-85
1988
( 1 . 259)
( -;:3.5)
12. 9
jA. 1
12 .. 5
1'" 1
15~5
14.3
5{:¡ .. 1
59.4

I MLljeres 15-29
1984-8::; (,l..l .. 5(0) 4Ei.4 13.7 6.7 3L 1
1988 (2 .. 54(';;) 4Ei • 4 17.6 8. 1 25 .. 9

I MLljeres 15-24
1984-85 C5. lBn 62. 6 1::;.8 6 .. 0 15 .. 5
( 1 • B:'¡B) 60~3 19. 1 7.4 1. ::.2
I 1988

Mujeres 25-29
1984--85 I 1. :::,13) 1:0; . Cj' 8. 6 8. -' ~
69. (;
I 1988 (6813 ) 16. O 13.6 9.9 60 .. 2

I En cualquier case, el desempleo, la alternancia de empleo

y desempleo y el empleo en condiciones precarias se traducen


I e~ diflcultades para el acceso a lB aLltonomi~ EconOmica y

I 2dulta que van mlJcho más 211é de renunci 2.S

I ~'=" c2-cis-iór¡ de seguir estudi~~~~

, .- tipific2.do CL!atro situacio~e~ eCD~:~:ca5 de 105

I
~
.:::'.

completa carencia de recursos Eco~ór,jco5 propios

I (ndepenc:::encia compl eta >; I! 2) disponibilidac de algu.nos

recursos propios, pero que son absolutamente insuficientes,

I por lo que se sigue dependiendo fundamentalmente de los

I o ÍNDICE

I
I
I
I rEcursos 3)

I disponibilidad

principalmente
de

--y que
reC:UI~·SCll?,

podr"ian bastar por si


de los que

mi s·mt.1S
SE:

pa:/'''8;
vive

una

I subsistencia pero complementados

secundaria con de familia de 01'"). gen

I (IJ autosuf i cí ene i. 8. incomplE?ta!l) ; y 4) plena independencia de la

I familia de or-J.gen conlO

completa"). La Tabla VI.:C; ofrece la distribución


fuente de reCU¡-SDS (!'autosuficiencia

porcentual de

I los jóvenes entre estas cuatro 5ituaciones~ por se>tos y grupos

de edad, en 1.984-85 y en 1.988.


I
I No vamos

Nótese simplemente
é\ poner

que~
el

si
conjunto de

bien hay pocos


los da.tos en

cambios entre
prosa.

1 a5

I dos fechas de f~ei~erenci a~ mientras los varones visto

su posición (aumento global de las situaciones de


I autosuficiencia), las mujeres la han visto empeorar (aumento

I global

1.988
de las

sólo tres de
situaciones de

cada cinco
dependencia).

j óvenes~ se¿l.
En todo

V¿¡.rón
caso~

o mujer,
en

I ertt~-e los 24 y los 2'7' ha alcanzado la plena

autosuficiencia económica.
I
I h2. combinado este criterl= ceOEncenc i 2.

del

I hogar de origen para obtener ocho 5ituacic~E5 posibles:- en una

tipología. de E.i tuac iones de deDendencí<~ \'/0 autonomía: 1)

I "dependencia infantil estricta!'~ si el individuo se mantiene

I en el

econOmicos
hogar de

familiares;
origen y

2).
depende por entero.

"dependencia
de los

mitigada",
recursos

si se

I
ÍNDICE
I
I
........... \...,...
..::...::.'..:.

I Tabla VI.4
~_RADp DE __.5J1ANGJ F'ACJPI\LJ?E __L.,QJ'LiIP_\.!~N~S
I
Varones Muieres

I (B8ses)
11.84--85
(3.005)
1988_
(2.703)
1984-8~
(3.006)
1988
<2.546)

Dependenci 2. infantil estt-í eta 47.2 42.8 44.9 44.8


I Dependenc i? mitigad8 14.7 16.7 11. 4 16. 1

I En hogar separado
sin ningún recurso propio 1.6 2.0 3.8 .3.5

I En hogar separado
con algunos recurSDS propios 0.7 0.7 .
1 ., ~ 1.4

En el hogar de origen
I con ayuda económica fami 1 i a,- 10.8 10.8 5.3 6.7

En el hoga,- de origen
..,...).J
I con sólo recursos propi as 6.8

1.4
9.8

0.7 1.3
~
5.7

1.4
Autonomía prEcaria

I Autonomía adulta plena 16.9 16.2 28.5 20.1

I mantiene en el hogar de origen y depende principalmente de los

recursos familiares, pero dispone de algunos recursos propios

(i r;suf i ci entes para subsistir por sí mi smo) . Siguen dos

I situaciones contradictorias en un nogar i ndepe"di ente:

separación del hogar de origen~ perc CDmDlet~ deoendencia de


I los recursos económicos Ce l~

I croplO; y 4) separaciÓn del n092~ DE =·-:º~n. con elg(!n recurso

I recursos f am i 1 i 01'- es. do: situaciones

contradictorias en el hogar de origen: 5) permanencia en éste~

I pero con recursos económicos esenci81mente propios

I (suficientes

económica de la
para subsistir

familia;
por si

y 61
mismo), aunque

permanencia en el
con ayuda

mismo~ pero

I
ÍNDICE

I
I
I
224
I
I familia (e:<cepto, cla!'-o es-¡té~ el alojamiento:.

II au tonom13
Finalmente~

pr"'ec¿lr'ia ll , si
dos

él
si tU¿1.cJ.ones dE~ autonomÍ.?.: 7)

I individuo vive en un i ndepf"rldi. ente y depende

esencialmente de los recursos algunct


I ayuda econDmica familiar; y 8) HautonOfT):Í.a adultc:,. plena/!, sí. el

I individuo

propios y
vive

ninguna ayuda
en su p ..-op i, o hoqar

eCOT1ómica familiar.
sep2!·-ado,

La
con r'E?cur-E=.OS

Tabl a VI. 4.

I la distribución ele los j óvenE'S estas

situaciones, por sexos, para los jóvenes de 15 a 29 arIOS en


I mayo de 1.988.

I Apenas una de cada cinco ffiLljeres jóvenes y menos de uno

I de cad? seis jóvenes varones han alcanzBdo la pler,~ autonom:ta

adulta en los tér-minos definidDS. Nótese qLle las proporciones


I son sensiblemente menores a las de autosllficiencia econÓmica

I completa

la Tabla VI.3,
que aparecían para el mismo y amplio grupo de edad en

lo que denota una fuerte tendencia B. mantenerse

I en el hogar de origen que podemos considerar como una

I
I 0,

II
simplemente,

s indromE de F'eter F'd_:,


ilamar"se el

I
La moraleja es muy simple. Las dificultades en el acceso
I al empleo, y sobre todo a un empleo regular y bien pagado, se

I traducen

adLllta.
en dificultades

Aquí se han
para la consecución

tomado como indicadores


de la aLltonomía

de ésta,

I
ÍNDICE

I
I
I ,-,....,. C'
..::....::. ....!

I 5 i Ir> P l· e m e n te,
Tabla VI.5
1 a TASAS DE AGl_LYJJ?BJL.__J;ls ______l,,_º_ª
¡;_§TUDIA~I!il?

I autosuficiencia

abandonD del
económica

hogar de
y
Estudios en curso 16-19 20.-29

E5B, BUF' o equiv. 34.2


I pero son muchos otros F. Profesional
Universidad
3.8
9.6
4.4
38.2
18.6
los aspectos de la tra"sición Otras regladas 8.5 48.8
I a la vida ad(Jlta que se ven
En vacaciones 'S. 6 17.5

I afectados:

de roles
la asunción

sexuales
plena

adultos, la autonomía personal en las

I decisiones, la elaboración de una imagen propia independiente,

el acceso a diversos bienes de consumo~ la autoestima, etc. El

I deseo de lograr cie~ta autonomia erl todos estos terrenos, aLJn

I cuarldo se

autonomia plena, puede


r-enuflcie de manera realista

con3ider2rse expresado en la frecuencia


a, alcanzar ya una

I con que quienes más lejos están de ella~ los estudiantes~

combirlan su actividad come ta2ES con diversas formas de

I trabajo.

I La Tabla VI.5 muestra las tasas de actividad, segón la

I E.P.A., de los jóvenes comprendidos entre los dieciséis y los

diecinueve
I CUT sElndo T .. el a VI. 6
!U~,i.Ji... TANE IPBJL~S.Il1R lOS- TRABAJ q
I enseFíanzas

Tabla '.'1.6,
r.¡ ",,'El QUE CU"'E2,""; (B-:;.=~ ! /.

Todo: (2441) 37
I Infm-me Juventud 1988. EGB, ciclo
Secunoari~
SUD. ( 142)
(1370 )
47
31
muestra la proporción de BUF'/COU (832) 25
I estL\di antes entre los
F.F'.-j
F.P.-Il
(269)
(203)
35
41
Uní vi! corta ( 132) 45
I quince

aRos
y los veintinueve

que simultanean sus


Univi! larga (460)
Est. e,.,tra-acaclém. (325)
39
54

I
ÍNDICE
I
I
226
I est~dios con el trabaja
, '

(debe teherse en~cuerlta~


:

~n este ca,so ~

I que se

cada
trata de

cuat~o en
bases

genel-al
peque~as),

(también debe tenerse


que alcanza a

en
casi dos

cuenta~
de

para

I no asombrarse demasiado ante la tasa de actividad y presumible

empleo de los estudiantes de E.5.B., que se trata de jóvenes


I adultos que la cursan, en mayor o menor grado,

I edad habi tUiü ) .

que los estud i antes


La Tabla VI.7 especifica el
(entt-e 15 Y 29 a~Ds)
tipo de

simultanean con
trabajo

5\.15

I e~;tudios, por sexos~ aunque sin detallar el tipo de estudios

que cursan.
I Tabla VI. 7
Ir F'O__DE~B.A!211.".1Lª-J M!Jb.JANf;.f\!>-O
I Los

obtenidos POI"
resultados

F'l an2l.s et
TiRO de t,-aba.io T V M

I at,- también sl:ú')alan un


(Base)

Por cta. ajenél.


909
~~
..J-";.
510

49
398

58
grado i mpol'-tante de Por ctE.. propi a 13 9 17
I combinación entre trabajo
Ayuda familiar
Ocasí onal
32
40
40
41
")":!
~...J

39
De temporada 18 16 19
I Y estudios. La Tabla VI.8

presenta la relación con


Continua 40 40 39

I la actividad y el traoaJo de Jos jóvenes de 19 años que se

declaran estudiantes (recuérdese que~ en este estudio~ se


I los h~bitat, de ,"-.' , =-

I Tabla VI.~ mUEstr~. y =E<a~ le? proporción


L",

de

I jóvenes de 25 aRos de Gue~ 2.demás de declararse

estudiantes. dicen haber combinado ~us estlldios con ",1g')n tipo


I de tra.b",jo (primer? columna) y con un trabajo i3. jornada

I completa

encuesta..
.(segunda) entre los veinte años y el momento de la

I
ÍNDICE
I ;.
I
227
I
I E.n conjunto, puede Tabla VI.S
IB-':~!'<.6.J.º.. .Y..J;'§J})J!..Lº_tLI,.-º-ª-~ AÑOJ?
c: on s t <:"1 t ¿.r se qUE E~S una

I muy elevada la de
Estudiar,tes sobre el total, 63. (J
los jóvenes que, de una forma (base = 999) de los cuales:
I u otra, combinan el tr'abajo Inacti vos 21.7
Activos, 78.3
I con los estudios. Esto nos de los cuales:

sugiere que las politicas Desempleados 6.6

I educativa y de empleo
Con trabajo pr!"cario
Con trabajo consistente
pero sumergido
40.6

7.7
deberian prestar mayar Contratados 28.1
I atención poner en pie

I fórmulas diversas que

forma razorlable ambas actividades.


permitan a los jóvenes simultanear de

I Tabla VI.9
T8B.!'<.Ii>!.Il.....L!;JUUP_IQ-,-20-..?5 _AÑQª
La pl'''ol ono¿.c i en de 1",
I escolaridad obligatoria, y la Centro urbano
i'~ 7. JC

Varones 80.0 49.5


I ampliación aún mayor de la Mujeres
Cinturón industrial
85.5 49.5

escola¡-idad real, bajo el Varones 63.0 39.5

I impulso tanto del deseo de


Mujeres
Zona rural
Varones
70.2

72.1
27.4
..,.~

"';"-"
~

'-'
formarse como de la pre~ión Mujeres 70.5 31. 8
I SDci2~

I de 125 crEdE~~:2l~s esC01?rE5 en el mercado de trabajo,

aulas en edades a las


lleven

que~

I al mIsmo tiem;~. se ha.ce sentIr entre ellDs la necesidad de

contar con recursos propios y la voluntad d~ hacer algo más


I que estudiar, sea por una carencia de recursos familiares

I suficientes o,

qUE, de otro modo,


simplemente, por el

les estarían vedados.


deseo de acceder a consumos

I
ÍNDICE
I
I
228
I
1

I
I En los últimos a~os, sobre todo a partir del surgimiento

del desempleo masivo,~ se ha hatllado mucho sobre la importancia


I del trabajo no sólo como m(~dio de vi d~. sino también como

I elemento de identidad y autoe5tima~

además de
etc~, es decir~

i nstr·wnental es.
sobre sus

Pero,
funciones

I curiosamente, a menudo, al mismo +.


_lempo que se señal a SLl

desacralización, sea como castigo divirlo o como medio de


I verifical~ el sent.ido de la predest.inación, se habla de la

I pérdida

concepción e){presiva.
de peso de su concepción instrumental

o se pone el acento en
en favol- de su

el mayor peso de

I UnO u otro componente según lo que se esté estudiando: el.

componentE ejemplo si se hab 1 <l de la


I de la mujer a la vida activa., de la transición

I de la juventud a la vida

la organización del
adulta o de los conflictos en torno a

trabaJo, y el componente instrumental si

I de lo que se tr •. ta es de la desafecciÓn en el puesto de

trabajo ~ 12 "21 ien2l.el ón!~ de la sociologia norteamerican?) o


I oo~~~ivos en la SOCiE~~= glob~l.

I qU.E

Simple
suc E-::

c;-~
=-. er, realid¿.d.

c~8ta~ 12~
E:

diferE~tes
que la dicotomí2

actitudes ante el
dernasi2==

t~abaJo~

I
L.?: Tabla VI .. 10, VI. 11 Y VI. 12
. recogen 12.S respuesta.s
I dadas ¿.. varias preguntas gue implicaban valores y actitudes

I
I !lB Tomadas de Basch et. al. (1985).

ÍNDICE

I
I
I
229
I T ab l. a VI. 10
LMP QRT ANC 1 A Ds.I",_IRAB8_.JJ)_EJ3BtLJ,,-º(:¡ ___.J.ºV!".bI_~9

I ¿cm::ES GUE ES HEt:XSAI'UO E l!1P1JFtTAHTE TENER \,111 TRABNO"?

Edad ehu !SIC'a' "ttyfS! qa

ftupuu t •

I 8to . . lCl . . . nec...,-lo •


i.-por-tant.
Si. _ ro.e_ .... lo " i.port."t". p .... o
hay otra .. cn-aa .... l~ort.,.,t ••
Es "ec:_..,..to. ".,.0 "da
62.'
"".h
62.5
36.S
'2.2
::J.4.e
~.B

39.'1
b3.~

33.3
~2.e

3&.0
SO.O
80.0
~.2

·H."
53..
4;3.8
61.3
3!1.1
67.2
30.6
13.2
~6.2
5t.6
37.6
67..
3O.S
72.0
26.1

hlpar-tante 1 • ., 1.C) 2.8 1.7 2.. 1.3 0.0 2.0 2.3 l.. 1.' 0.7 2.1 '.6 1.2

I 0.60 0.0 O."

Lll c::l._ ~'.l . . ,. d. 1, ._111. d. orlg.." y ,,,,1~.


0.7 O.V 0.2

_.
0.0 I.S

·Alt .. ••
0.3 1.1

'"Kltdla-alt,",
0.2 0,0

·".~H.-a.dt.".
0.7 0.0 0.1:0

-.'''(U • ..o_).-,
·Obr...... • y ·P.an..J .... la_ .1tu.c:lcn.....E.tudt .... "TrabaJ.- y "En paro",

I
I hacia

madt- i ]. er, os ~
el

de
una muestra

veinte
representativa

años, real iz.a.da en


de jóvenes

1. 984.

I Aunque la. distribución de 1 e.s ,-espuestes se desglosa en 1 as

mlsmas tablas para tr"es edades, se:": os, por e 1 ase (m';'s bi.en

I estrato) social de origen y por si. tuaci ón educativa-

I profesional

respueste.s del
~ nos limit~remos

conjunto de los
a comE:ntdr"

encuestados.
bl"evemente

En la Tabla VI.10
las

I puede verse que casi dos tercios de los jOvenes lo consideran

como importente, ql.le no hay una relaciÓn consistente


I con 1a edad, que los hombres le oto'-gan un 1 LIgar sólo

I ligeramente

des+évorecido
més prior-itario

ES el origen social más


que las mujE?res~

im~ortancia
que cuanto más

I C'_';: 11 egadD e él y te,1j ="""_' i 2 m~ ==

I
La Te>.bla 11.11 muestra cuáles son los. aSPE2ctOS. el'.: 1 DS

jtvenes consideran más importantes en un trabajo. De inmediato

puede constatar se qUE se 11 evan la palma~ y con gre.n

diferencia, la rett-i buci Ón y (juntas) la seguridad y 1a


I estabilidad, es deci r, 10s aspectos e:-:trínsecos al trabajo

I
ÍNDICE

I
I
I
I Tabla VI d 1
ASPECTOS 1 MPORTBJ~TEfLJlg_b._. TRl\_!2H.,J.Q _-ª!;!'J,!.tLbQ.8___ ,J Q'tENES

I Ed,a k!lR el . . . 'oc! .1 91 tvr;' 4n

LI-lLJlL.z!L..:L-'LI\lU!lruI1Lll!tI!lb!llltJtfolmbl.l¡Iu>fKo

I gu., . . corr.-..p"",d. con l ••


c&p~td.d .. ~.on.l ..
Clt,¡. _u bJ." P';Wo
41.1 4-\.1 41.1 ~.3 30.0 " •• 2 n.o 41'.1'1 ~.t 40.0 40.4 33.6 ...... 8 37.1 28.9

~.8 !53.ó 52.8 48.0 8'9.6 -n.? 'r.!.O :a.1 ••• 7 Sl.7 es.3- 6".4 49•• S6.!!J .7.1

Qua p .... lt. 1. prO-CCl6n Indlvldu.\ 15.0 lQ.l 1• .1 115." 14.7 1~.2 I2.S 1'1.7 11.3 1'6.7 12."'1 10.1 IS.e 14.6 11.8

I cau.
au. _.
"'.J' ttUC:ho U..-po li,br.

UI't

1iIu. t.-nQ!' un b~
pu.-.to -*'9uro y _t.,bl.

""'lIf'It. con
14.7

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13.2
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12.1

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3S.1
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16.2

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31.8
17.4

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34.2
UI.6

!!MI ••
2t.2
J..t •• y c:o.p.1I..-0tI

I
Oi.l. IJU C;ont."IDo _ . ",.,-t-ao. y no 24.7 22.~ 23.& 25.3 20.& 28.7 31.S 20.2 2B.l 22.2 26.& 16.& 26.7 20.6 19.'
..anótano y aburrida
Go. ~ ~arrol¡o ... fl.~lbl. Y tl.0 10.4 13.8 17.2 10.1 11 •• 12.S 16.7 10,S 13.. ••• 4.7 11.8 11.1 7.S
p-r_lt. l • .ut~l.
D". _'J'
rtt~CII'I"Uldad
t.,...,. dw1;l.lon•• d. 10.. '.4 10.6 13.. 8.8 13.0 Q.O lS.3 12.1 tO.7 10.3 6.1 12.2 8.6 7.'

Uk. . . ¡ 2007 2ge 192 29ó 1026 991 8 203 306 468 U73 1". 137() 315 322

I al
.~tDe·
~ •• Ol
Sl1l &42 821 86.3 '2'Hl1 :zeqo 24 !!'9l.
La pr.;unt. p~lbtltt_b. ot~ •• r~t•• ~odl41cad •• ~ue h.-o. O.Jada de l_do pgr ..r ~y poco .l-old•• o no venir
iNl 13S8

"1iIu. no _IJ .....eho _fUW"ito fl.teo o ..-ntal~. ";o. d. pr_U.,io .oci.l', "1iIu. t..,O_ UI'I hQr.,.io fl"lbl.". "otros
y "He/Ne", ~ el . . . ~1.1 . . la d. 1_ 4. . t11. a. ortoen. y pu~. ser, -Al t.", ""-dl.-alta·. ""-dl_-..dla", ""-di.-
2l5b9 433 4027 '11 933

baja-, ·Ob~ .. a" y .. ~.J .... La• • 1tullCl~1 .. 1t.~ud1a". "TrabaJ." y "En p.ro",

I
mismo .. Otr- as reS'>pues'\:as claramente concernientes aspectos
I intr1r¡secos .. como tique sea var-iado, y no monótono y aburrido"

'1 y,

r-espons.abi 1 i dad,
todo, que

susci t2.n
deje

niveles de
2. la

2.dhesi. ón
autonomía

notablemente
y la

en compe\J~aci Ón. No obst.ante, 12 importancia de los

aspectos. más claramente extrinsecos di smi nLlye sensiblemente

con la edad. Por otra partE', tiene distinta incidencia para

y mujeres, puet;· aquéllos va.lm-8n mé.s que éstas

retríbuci C'íl y más ?~uéj lo::, v 1 Cl.

1anto un aspecto como o~ro tiender t2.~bién

más humilde -. .-,

de éstos a 105 parados.

I En con50nancia~ a los aspectos intrinsecos se les otorga

inequívocamente más importancia seºún avanza la edad de los


I encuestados, y siempre más por 1 as que por los

I
ÍNDICE

I
I
I
231

I Su con el estr"o.to la situación

I profesional es

val adfJs por"


equivoca~

1 '05 gr-upDs
aunque la tendencia general sea a ser

de la
más 01-

I va~iedad y per les de posición más elevada SI de la autonom:í.¿(

o de la responsabilidad (da.da su e5c¿~s:í. si ma. presencia en la

I més no t.ener" en CUf2nta d.1 grupo de Helase

I alta") _ Las dpmás di·fer-encia~. se las dE-jamos 2:'.1 lector.

I Tabla VI. 12
OTRaª-. OP 1 N1O"!.ES_DE_.l-OS_.i!.DVgNF;p..-ª.Q.f!.8L¡;;l"._IJ3EJIAJO

I ..... .... eh . . ,gel,¡ SltutcHn

Af 'C'W;lAo 19b,.. 11 qu« . . pttgunh L..! -"- ...1L ....22.- -Y- -'1.. 6U..I. t!LBl l1l!!I l!Lh. lIU:I. f.ml bW Ir..Ib. ~

I a. ~. tr~.J~ ~qu. no . .
n..:_lt. p .... vivir
"l.ntr. . . . cobre .1 • .guro d« d. .-
...,1_ no n.y q~ pr_u,p&r •• cM
buwc.ar trab_jo
59.0
~.3
61.1
Q.7
'1.3
10.6
S6.~

Q.~
~.O

10.8
h5.Q

7.1
75.0
.2.5
66.0
S.~
61.1
5.9
57.S
11.9
59.2
8.8
Sq.t

t5.~
62.0
7 ••
51.5
12 ••
~.8

14.3

Pvr ~eho ~ . . . .fu~c. uno,.n 67.1 62.8 68.S 6~.3 6~.S 68.1 lS.O S2.2 ~7.~ 63.2 7e.6 13.1 65.0 61.3 81.7

I
le. ct,.c:~.tanc:te • .ctueln no ..
po-.lbl. ~cootr_r tr.bajo
LA. IIUJ...... o.tt., cutdal'" d.l hOQu 12.1 10.4 12.7 IloS 18.2 '.8 t2.!S 12.3 7.e 12.2 12.4 19.8 10.1 13." 18."

e.
V
f~. o. c._
d. le . . .111. y na tr.D.Jar
1OMb __ ' . pocMr tr.J,.jar • p.,-tir 26.0 24.3 24.4 21.0 3O.'f 20.8 r.I.O 17.2 21.6 2:5.7 27.' :SS.'9 21.'9 3:3.0 26.3
",lo.I4"~

I
1l"'ebaj . . . . . _Jor que _tud1.,.. por- 606.6 62.S 71.0 72.6 67.0 66.3 62.' .2.1 59.1 M.8 IoB.S 7'9.'9 61.7 72.1 82.3
qu. p .... l t. -)'01" lnd~."d.ncl.
Tr~aJ ..... _Jor que . . tud!.,. por- 78.0 77.4 82.3 82.S 78.4 77.6 7$.0 71." 76.4 76.8 81.5 84.' 7•• 9 81.6 81.S
que pwr-_U.• "1"'00."'· • M. dinero
TrebaJ.,.. . . _JO'"' ctWt . . tudt..... 5~.!I 57.3 61.8 64.'9 ~. 7 ~.I 2!$.O 152.2 60.3 !5fI.2 63.7 M.8 54.3 67.6 73.7
porqu. d. C:orlH ...11:: • .n .. , _1_
t:.tloldhr . . _JOI'" que trPaJ...... 15.8 17.4 12.1 16.2 16.2 U'.S 12.' 12.3 16.C lS.0 16 •• 11.4 115.15 17.2 16.1

I porq..... req •.d ..... --'01'" . .f .......zc


E.tudl . . . . _Jor que trp.J .... , por--
que . . ~ .tt1.rl"'ldo y ..,ótorlQ
E.t.udi . . . . _Jor . . tr.b.j.,., por-
~ U ___ I"'.-onMbl11~
20.4

34.1
18.8

:32.3
18.1

33.3
18.2

33.5
20.7

33.-4
20.0

34 ••
12.S

12.5
21.7

32.0
2S.!I

30.0
1•• '9

3::1.3
1•• 3

:::S:S.6
1•• 1

34.2
22.0

33.~
18.7

$1.8
14 ••

33.6

C. . . . . l 2007 28t1 2B2 296 lC'UI 991 8 203 306 -468 873 1~9 1310 3U': 322

I La. 0\,. •• poelbl.. ~t •• eor\l "~lwt _ _ t. en d-..c~do" ....... t""t • ." ~dc·. ..Indlf.......
. . l . . . a_ .. _Uta "orto.." V 1'\Urd. _1 "Al t.", ·"'-'dI.~ .. lt.... ""-dl.~l.". "Medl.-tIo_J.- ... !lb,.. .......
• tt.uM:i_. ·¡:.tudt ..... "frllbej." 'f -En pro",
t.·. V ..
lA c;1 __ ~t.l
p~.j ••• L••

I VI. 12 El. ~: :..1;;. .... :'=.

I (que sido
con algunas

sel ecci onadc.s: entre


2.':'

t:l.!T:DliB

I cDnCE~niente ta.mb i én a otroE temas) .. Para Eimolificar se han

ac umu 1 2I.d o las dos ~e,?puestas posibles mediante las que los
I jóvenes indicaban estar Hcompletamente" y IIbastél.nte de

acuerdo" Y. se ha p~escindido de los disconformes (también en

los g~ados de "bastante" y II comp l etamente ll


) y los

I
ÍNDICE
I
•I ir,difErent~s~ 6estaqUenlos~ simplemente, q~~ vuelve ~
232

haber una

•I amplia aceptación del

la posibilidad

poca aceptación, que


trabajo al margen

de parasitar del presupuesto


de la

la visiÓn de las oportunidades de trabajo


necesidad, que

público suscita

es bastante pesimista, h¿¡.ce gal a de un feminismo


I negativo poco acorde con la real i dad y, sobre todo, que

•I trabajar sIempre

estudiar, peor que trabajar.


es considerado mejor que estudiar y,

•I Otra encuesta reciente, aunque formulada en distintos

nos permite~ además, ver la evolución última de

algunos valores relativos al trabajo entre los jóvenes. Se

trata de una encuesta a jÓvenes de edades comprendidas entre

'1 los dieclocho y los veinticuatro aRos. administrada en 1.989 e

idéntica para lo que n05 inteyeS2 2 otr2 de 1.981~ en la que


I también se preguntaba sobre los aspectos considerados más

'. Tabla VI.13


EVOLUCION DE LA
A LOS DISTINTOS
lMPORTANCI~~O~CEDIDA POR
AS~~~TOS D~~N TRABAJO
LOS JOVENES

'il.
I
Buenos, i ngre=.os
Buenas oportunidades c~ ~5censo
H~~' lugar a utilizar j~ lniclativ~
Ur ~rabajo útil para l~ socledad
1 <;'81

L.-

4"
4::
-
-
1989

23
48
41
-111
Agradables compa~erOE dE tr2bsjo ,= c:, 63,
I I Amplias vacaciones
El tratar con la gente
45
44
39
36
Un trabajo con responsabilidades 3·5 31

I
ÍNDICE

I
I
I
233
I importantes en un tr-abajo_

I r-esultados de ambas oleadas.

I El t i E-~mpo nCl pasa en vano )l~ lo que sucede en su

I el prime~-
tampoco. Los ingresos

lugar en i mpor'tanci a,
no sólo ocupan también aqui

lo hacen las

I buenas oportunidades de ascenso, sino qUE~ ganan el arament.e

posiciones . Todos los aspect.os claramente intrínsecos o

I e>:pr"esi vos, como la iniciativa, 1", utilida,d social, el trato

o la responsabilidad, por' el contrario~ las


I con

pierden
la gente

con no menos Incluso otros aspectos que

I tienen carác.ter de "contrapar'tidas ll


en el caso de trabajos sin

intr:inseco~ como las v~cC\ciones o el ambiente

I agr;;,dable, son sacrificadas en el al.tar a los

I Ingresos y la posición social.

I Pero una cosa es querer y otra muy distinta poder. Una

parte importante de los jóvenes se propone objetiVOS que no ha

I alcanzado ni alcanzará o~ al menos, alimenta e>:pectativas que

todavía no ha pod¡oo satisfacer.


I Planas et al.
y t2.1 ve:: no Dody" é nunc~

de

I frustración compara~dü 12. c2.nt::E-= de ]t'~'~~ES oue consideran

importante haber cO~5eguldo un --:+,S-:l"-C 2_ con los que

I re?lmente lo han hecho, o i C'::- QUE creen que deberán

conseguirlg a Una edad futura con los creen que realmente


I lo h?rán.
qUE

I
I .. Tomada de Gonzál e2 Bl ?sco et al. (1989).

ÍNDICE

I
I
I
234
I tabla VI.14 ..
ff(L.LS TRA (:_1Ql'i_~.i',!.J;J"._QJ!..YJ::Jl\)--º__ P~ . !"-º'§f< AB......!JN._.I.8.!:lJlB. JP s !jI_! SEAC TORJº
I Centro urbano Ci nt. industr. Zona rural
19 25 19 19 25

I Muy frusb"ados
..Ji J1 ..Ji
4''')
~
'46 28 38
rl ..Ji J1 ..Ji ..l1 ..Ji J1 ..Ji J1
45 49 38 56 20 ~-
,_,,J 18 ~e
.i....J
.

I Bastante frustrados 19 8 6 4 20 18 12 10 6 10 3 5

Total 62 54 34 42 65 67 5ü 6(' 26 45 21 30

La Tabla Vl.14 mLtest,-a las propo,-ciones de jóvenes "muy

fr"ustrados ll y ¡¡bastante -frustrados ll , a 105 diecinueve y los

veinticinco a~os, en relaciÓn al objetivo de conseguir un

sati sfacto,"i o, que consideraban II


muy i rnportante n o

I "bastante irnportant.e ll para su E:'dad. Se en definitiva,

de 105 que no 10 han conseguido, y se "upone qLtE": 1a


I frustración es mucha si la importancia que concedían al

I
I Dbjetivo era mucha, y bastante si era bastante. Los resultados

se presentan según la edad, el sexo y el hábitat.

I
I
il
'.I
1-
Tabla VI. 15
EXPECTATI VAS FRUSTRANTES E".; RELACION AL OBJETIVO
DE CONSEGUIR UN TRABAJC 5'::'7:5='C"0«:0
Centrú u!"" tl-3 r l[!
19 ';~
L~
Ci r1t. industr.
19 ,">e
L,'
Zona rural
19 25
..Ji -1!. M

•I
H M H J1 H
H J1 ..Ji J1
Muy frustrantes 11 1(i 5 2 7 13 12 20 5 1 4 3

. Bastante frustrantes 3 ~
,;, 3 5 3 ..'
"T
" 4 1 1 3

Total 14 10 B 5 12 16 15 24 6 2 4 6

I I
ÍNDICE

I
I
I
I En lo que canciei"'ne puede

I constatar'SE' que~ excepto entre los jóvenes de diecinueve aKos

del centro lJrbano, es mayor entl'"e que entre los

I Para todos; 1 DlE; sex os y

el centro
I cintuv'ón industrial, seguido

y mlnima en la zona
a poca

rllral.
distancia por

En las tres zonas y par'a

I ambos sexos disminuye con la edad, probablemente tanto porque

se consigue el objetivo como porque se baja el listón que fi..i2

I la satisfacción del mismo. En general, oscila entre uno y dos

tercios de los que concedían importanci2 al objetivo.


I
I Todv,v:ía hay que tener en cuenta con toda

pr"obabi 1 idad, entre los que no han concedido importanci.a al

I objet.i vo muct\os cuyo secreto es que han hecho de 1 a

nec:esi o-sd virtud, por lo que puede considerar5e que el grado


I de frustración, o de lo que aqui se entiende por tal, debe de

I se¡'" aún rn¿ 'lar.

I En CUEi.nto a ( que en 1a encuest5. se

I muest. ,- =:- si bien los porcent~jes

I de de~21ent2GOS ~c Hay que h.=-=er

notar. gratis y puede sEr

I tambi ér; gratuito En el pE.'J~- =entida: las expect~t~vas

frustróntes de de diecinueve a~os son


I inferiores a las ya frustradas de los de veinticinco, lo ce,al

parece bastante preocupante salvo que estemos entrando en una

I ÍNDICE
I
I
2~56

I época color Tabla VI. 15 ofrece iüs resl:!l tados~

I calculados de la misma manera qlAE en la anterior.

I Estas a,parte de la que

CDmpor·'t¿-\n pal'-a las personas que las slJfren, se c~nstit~yer, a

I su vez en la base de actitudes pasivas y fatalistas que no son

I pr"ecisamente lo que requiere una economía competitiva.

I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
'1
I
ÍNDICE
~=------------------------------------------------------------------------- --------

I
I
237

I
I
I
Si empre. que se habla ds educación y trabajo se da por
I sentado que, en realidad~ s·e está hablando del empleo~ ES

I decir, del

las ciencias
trabajo remunerado.

sociales confundir
Forma parte de

IItr-abaJo u
los vicios

con trabajo
de

I remunel'''ado~ "economía " con economi.d monetar"ia, lI ac tividad ll con

empleo o bl:tsqueda de empleo, "pl"oducción" con p,"oducción para


I el mercado o para el Estado, s·te:" Cada uno de estos gui d J=l'~Q

I produe:ción
contt"i buye en

doméstica., s':l
lo que 1e cOfTesponde

trabajo no remunerado
a ignorar

o la economia
la

I no monetaria, además del trabajO que no se hace para terceros

sino para uno mismo o para esos p. oC! 1 s· de (rEnte, ~

I patrimonio y trabajo) a los que llamamos hogares.

I Sin embargo, el trabajo doméstico no solamente existe,

I E-ino que consume bastantes má.s que el trabajo

La Tabla VI.16~ compara la importancia del trabajo


I e~ trabajo e}~tradomésticQ en la

I in:::ic~CIÓ;i:
OL',E

2.1 go más
of rece deben

que la
tom,2~SE tan

lce:~-;
=:·lo

pero
como

no todo
una

I é:::.te, pUES debe recordarse que el trabajo doméstico no lo

ha.cen solamente las mujel"es si no t¿:¡,mbi én ~ en medida


I mucho menor, los hombres y los ni~o~~ adolescentes y jóvenes.

I M Tomada de Enguita (1988a) y elaborada a partir de los

I datos contenidos en I.N.E. (1986a,b) Durán (1986)

ÍNDICE
I
I
238

I Por otra parte, una ~¿omparacióh -de l~s horas 'trabaja~as

I semanalmente

doméstico se
subestima la

desarrolla durante
diferencia~

cincuenta y
ya que

dos
el

semanas al

I a~o~ pero el ext,-adoméstico vierle a ahorrarse una de cada diez

y, a menudo, algo más.


I T tIIb 1 tII XI. 16
TR.flBB.J!Q-ºJJtL!;Bll.PO -.-Y"_~_~ If:ADOM~;:>T lQP E!:LF SPAÑA
I Población activa ocupada
Media de horas trabajadas/semana
10.779,1
40
TRABAJO EXTRADOMESTICO - población ••.....•••.... l0.779,1
I - horas/semana .••......• 431.164
Inactivos: sus labores (amas de casa) 7.221~8
Mujeres con doble jornada 1.919,1
I Media de horas trabajadas/semana
TRABAJO DOMESTICO - población
63
9.141,5
- horas/semana . . . . . . . . . . . . . . . 575.915

I
I El prejuicio habitual supone que este trabajo es tan

I sencillo

las amas
que no

de casa
vale la pena preocuparse

o los otros miembros de


de cÓmo lo aprenden

los hogares que

I colaboran en su realización: se presume que se aprende

hs.ci éndol o, que es suficiente con la socializsción familiar o


I que bastB con las capacidades generales OLle toda persona posee

I y~ si

dE Ella.
'ac2so~

Nada
con las que todos

parecido' a lG~
adquierE~

tr2b2}o~
EG la escuel? y fuera

~emu~erados. qUE sí

I notable prEp2~2=¡Ón gE~E": v Especifica pera

su realiz2,c:ión ..
I
I Enguita

domésticas Iy no todas), en
(1988) estudió l? COmplEJldad

un contExto urbano,
de las tareas

aplicando los

I
I
ÍNDICE
I
I
239
I
I ofrece los resultados.

TabI a VI. 17
I e OMpL E;.J 1¡¿ AI:L-IJ. PIe tLJ.lJ; ..l".6p._Tf\ RE A.§LP.Q!'1Ep TJJ::.f\Jl
Hacer camas 687
Limpieza.
687
I Recoger
Limpiar·
Li mp i a,·
trastos
muebles
suelos
687
687
Limpiar paredes, etc. 687
I Limpi.ar
Poner y
vajilla
quitar mesa
687
887

I Cuidado de la ropa Planchar


Hacer la colada
Coser y remendar
685
687
684

I Preparación comidas Compra cotidiana


Cocinar
367
684

I Tareas ocasionales Costura cr·eati va.


Organizar vacaciones
381
687
686
Arreglar desperfectos

I F'intc>.r y decm-ar
Médicos y cuidado enfermos
Compras especiales
687
668
367
Administración dinero 368
I Cuidado de los niRos Aseo 677
Acostar, levantar, alimentar 677
I Llevar y traer colegio
Vigilar y disciplinar
678
328
Jugar y pasear 677

I Ayudar en tareas escolares


Relaciones con colegios
667
368

Cuidado de las plantas 687


I otras
Cuidado dE los 2nimales 677

I Los conjuntos de tres cifras 5E:;~~=~s a cac~ t2rE~ son una

I estimación de la

corresponde a la complejidád
compl~jidad de 12 mIsma:

de le relación con los datos,


l? prlmerd cifra

la

I segunda a la de la rel~ciOn con las personas y, la tercera~

I
~ La metodología se describe con detalle en U.S.

I Department of Labor (1972), y está resumida en Enguita (19881.

ÍNDICE

I
I
I
240
I la de la relación cbn las cosas (105 valores son la.: moda

I estadística en los hogB.r-es Clbserva.dos)

máxima de complejidad posible


lO En las

es uno~
tres

y
el val 01"

I el valor minimo ocho (en el solo caso de la relaciÓn con

datos, también siete).


I
I Como puede verse,

como
la mayoría de las tareas domésticas

habitualmente se r'eal izan, una


no

gran
,-equi eren, tal

I cualificación. Sin embargo, esto no significa que sean poco

complejas en 1'elaci,ón con otros trabajos, concretamente con


I los empleos. La Tabla VI.IB presenta los valores standard para

I dieciséis empleos remunerados,~ sobre ninguno de 105

dudar' í ó!, que requieren una preparación específica


cuales se

ni que la

I enseRanza reglada o la formaclón ocupacional deban ocup2lrse de

I
ella.
I
I Si queremos asignar una

ésta set-:ia (como


complejidad global al

para cualquier empleo) la formada


trabajo

doméstico,

I por' los grados má;.:imos- de complejidad alcó!nzados en cada una

de o ses, 321. Si prescindimos de una tarea


I altamente comp 1 E j:.. =-', desuso CO;T,'" es la "costura

I continuando por E~=iffi2 de r~=~a5 de los Empleos qUE figuran en


a 324~

I la Tabla VI. 18.

I Los
62 datos han sido tomados del Dictionary of
Occupational Titles (U.S. Department of Labor, 1965). Se
I refieren,
estimación
por tanto, a empleos norteamericanos,
de las tareas
mientras la
domésticas lo hace a hogares
españoles, pero eso resulta irrelevante para nuestra

I C\rgumentación ..

ÍNDICE

I
I
I
241
I Tabla VI.18
GRADO DE CQMPL¡;;'D..PAD-LU'lCA ºLjUy'g:r§º-ª""r:;tlE:bgo~

:1
I
,
Cae i r1 er" os
Sastres y modistas
281,381
261, ::0:61
GLlal~deria~ parvulario y escuela elemer'~tal 228

I Cuidado de niRos y adultos (hospitales, etc.)


Vendedor en almacenes, etc.
878
85E1
Cui~ador de animales 874,877
Cajero (supermercados~ cines, etc.) 46E'
Alimentación de máquinas E18!:.
Mecanografia y similares 588
Correspondencia comercial y similares 288,388
Cajero bé'.nca.~io 368
Telefonista 862
Agricultura, ganaderia~ jardineria y similares 181
I Enfermería, radiología y similares
Peluquerlé' y estética
ProtecciÓn personal y similares
368,378
271,371
868,878

I
I Lo que sucede~ en realidad~ es algo que ningún indicador

I estático

las capacidades
de la cualificación puede

y destrezas necesarias
captar. Durante milenios,

par". el trabajo

I doméstico apenas cambIaron, por lo que pudieron transmitirse

de una generación a otra, sin mayor problema~ a través de las


I suaves vias capilares de la socialización familiar. En los

I últimos

maner"a
decenios,

r".dical
por el contrario, se

Donde
han

antes
transformado de

habla que saber

I constt-ui r hey que entender un contreto

hipotecaric~ do~dE r~~i~ que S2ber distinguir una hortaliza

I fresca aM2-a hay G ~ conocer la eSQt~~ica terminolcgia CL!e

I indica la

coser
composicicG de las

y remendar ehor~
conservas, donde habla que saber

hay qUE saber calcular precios y leer

I etiquetas, donde hEbia que arreglar una teja ahora hay que

entender el aparato de Video, y "si sucesivamente.


I
I -1
ÍNDICE

I
I
I
242
I Estb es, en definitivá, lo que también ha sucedido con el

I trabajo e}:tradomé5tico~ pero nlientras para éste todos estamos

convencidos de que hay que poner en pie un complejo sistema de

I formaciÓn inicial y continua, nadie se preocupa del trabajo

doméstico. El I"es.ultado e.s que, mientras las viejas


I capacidades y destrezas se han tornado ya en gran parte

I obsoletas, las personas (las mLtjeres en

no sólo e11a.s)
funciones de amas

se enfrentan
de

a
casa, principalmente, pero

I necesidades y tareas para 1 as qLle no hi'l.n recibido ninguna

I prepar-ación.

I La escuela se aferra a la formación académica y se

a 12. formación para el trabajo,


abre,
siempre que
con reticencias~

I éste sea el trabajo remunerado: la formi'l.ción profesional.

Falta que se abra también a la formaciÓn para las actividades


I domésticas, que seria precisamente la manera de llenar de

I contenido eSO que,


"preparación para
en la

la vida",
jerga pedagógica, suele llamarse

que dificilmente podrla consistir


la

I en otr"a cosaa

I El otro ~~~O dE la ffiGneda consiste en que mIllones de

I mujere~ reduc:c25 al papel de 2m~s de casa~ que sin embargo

han recloido ~~. preparaclOn en la escuela y fuera de ella

I encaminaoa haCla la vida pública y el trabajo remunerado, no

encuentt-an (f¡aner~ de aplic¿;r eficaz y séI.tis}actoriarnente :us


I capacidades. Y es que, si bien el trabajo doméstico comprende

I tareas que requisren una cualificación elevada, la mayor parte

'. ÍNDICE
I
I
1 d~ su jornada está dedicada a tarea~ efectivamente monótonas,
243

1 rutinarias y carentes de interés.

11 A las muchas razones que aconsejan la salida de las

I mujeres de la esfera

primeras en comprender y
doméstica, que ellas mismas han sido

argLlmentar --y que no es necesario


las

I repet i r aqu i --'-, podemos ahor? lo contrario

significa un enorme despilfarro de recursos y capacidades


1 humanas. Tanto más cuanto que las mujeres obtienen hoy,

I regularmente, mejores

para cualquier indicador de éstos que


resultados escolares que

tomemos. La Tabla
los hombres

11.19

I presenta distintos indicadores del mayor rendimiento de las

mujeres en el sistema educativo no uniYersitario~~


I Tabla V!.19
RENDIMIENTO ACADEMICO_?EpU~L SEXO

I Indicadores del rendimiento M

1. repetición en ciclo inicial E.G.B. 5 .. 2 3.6


I 1. repeti el ón en ciclo
1. repetición en ciclo
medio E.G.B.
superior E.G.B.
5.9
11. 5
4.4
8.6
% repetición en t ot 8.1 E.G.B. 7.8 5.8
I % con retrasD en E.G.B.
1. graduados escolares
21.1
66.0
16.7
73.6
Miles dE alumnos en ed. especial 33~O 19.8

I Distrlb. pareen. m¿;t,-icu18 BUP y COU


Distr¡~_ poreen. matrjcul~ FP-l y 2
,. íE;::":":.¡Cl On en P, 1 Il'er o dE BUF'
','
46.6
57.8
16. 1
52:... 4
42.2
13.3
,." r-e;,E':.:..:: 1 ón en segundo dE- BUF'
I i'~ re;:;::.icl cm en tE?t-cet-o de BUF'
",. re::=:.:cÍ Óf""¡ en COL!
18.'1
17.8
21. =,

I
I
I
.. Los datos proceden de C. I.D.E. (1988) Y se refieren al
I curso académico 1.985-86.

I
ÍNDICE
I
I
I No podemos afirmar que ocurr"a lo mismo en la ense7{anza
244

I superiD~, pero tampoco importa mLlcho porqt.te no es la qL\e ahora

nos ocuP¿:1.. En todo ca.SC)~ digamos que, según las cifras del

I Mi ni s1:el"'io de EcJucac ión y Ciencia, las mujeres representan un

los
I pOI"centaje

matriculados de cada
algo menor

a~o.
entre

Sin
los

embargo~
titulados

esto
que entre

no parece deberse

I a un rendimiento menor que el de los. hombres, sino a que

todavia estamos en pleno proceso de feminización de la

I enseí'i'anza post-obilgatoria: en rea.l i dad ~ los porcentajes de

mujeres tituladas no deben contrastarse con los de mujer-es


I matriculadas en el mismo a~o~ sino con los de las mujeres que

I se matricularon tres,

Si!! pot- ejemplo,


cinco

observ.a.mC,iS
a seis

el
a~os antes,

porcentaje
según el

de
caso.

mujeres

I matr i cul a.das en las fa.cult"'.des uni VEl'-si taria.s en 1.984--85

(52'.7>, o el de nLleva.s (54.1)~. y el de 12s qL<e


I terminan (49.5)~ observamos que este último es menor, pero una

I rápida mirada retrospectiva nes indica que es mayor que el de

1 "'.s m",triculadas cinco aRos antes (46.4 % ero el año 1.980 Y

I 47 .. 8 ~/~ en 1.98 i ) , lo que refleja por si mismo un rendimiento

superior al de sus compa~e~os varones.


I
I Es; m u">,' po~ible Que este proceso dEEemboque,

CU~.llf·icaci ón media dE 1 as ¡¡lujeres ( e:-: 12.

I IT!E-c,lcia en que depende de la escolarización formal) superior a

• 1 c.

afirmarse
de los

es
hombres.

t::;ue~ ho'>",
En

en
CL'dl qu,i er

dia, cada
caso~

mujer
lo que ya

que aban don",.


puede

la

'. eSCl,..tela, para incorporarse a lo qLIE ll",mamos <'actividad

•I
económiCéi. 1I !t sino para verse recluida en esa otra actividad,

ÍNDICE
I
I
245
I también económica pero de muy baja productividad. que es el

I trabajo doméstico, representa un elemento más de despilfarro

para la econom!a nacional. Por eso mismo. a las razones de

I equidad que sustentan la salida de las mujeres del hogar Iy el

I reparto de.las tareas domésticas dentro de éste) se

lo hacen cor¡ mayor fuer2a~ razonES de eficacia


unen ya, o

económica.

I Puede que el argumento sea algo prosaico desde la perspectiva

de la liberación de la mujer, pero no viene mal.


I
I
I
I
I
I
I
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