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Julio de 1.990
Con la colaboración de Giorgio Franchi, Wilfried Kruse, Eric Pol, Helen Rainbird, Claudio Tagliaferro y
Esteban Villarejo.
INDICE
INTRODUCCION
1. El decenio de la formación 3
6. Recapitulación 95
Referencias 191
1. EL DECENIO DE LA FORMACION
desarrollo que no puede dejar de ser calificado de impresionante. Lo que antes apenas era un
alumnos y en recursos materiales, financieros y humanos empleados mucho más rápidamente que
las enseñanzas regladas, a pesar de que éstas nunca han dejado de hacerlo. En el caso español,
esto ha significado el paso, desde 1.984 a hoy, de menos de cien mil alumnos a cerca de medio
millón. Una idea de la magnitud de este crecimiento puede obtenerse del Cuadro 1.1 1, que pone en
relación las cifras de la formación profesional ocupacional con el empleo, el movimiento laboral y los
flujos del sistema escolar reglado. Lamentablemente, la lentitud en la aparición de las estadísticas de
las enseñanzas regladas no permite llevar las comparaciones hasta 1.987 y 1.988, pero los datos
para 1.986 ya muestran a la formación profesional ocupacional expidiendo más títulos al año que la
1.22 ofrece la variación de los mismos entre los años 1.983 y 1.988, en millones de pesetas.
imprecisa pero profundamente sentidas por las empresas, los trabajadores, las administraciones y
los expertos, pero también a iniciativas políticas no siempre adecuadamente fundadas ni articuladas
y a dinámicas que se autoalimentan a partir de un cierto punto crítico, lo que puede conducir a
tecnológicos, las nuevas formas de organización de los procesos de trabajo, la creciente variabilidad
ocupacional.
de épocas pasadas, al menos por cinco aspectos. En primer lugar, se trata de tecnologías
notoriamente más complejas cuyo desarrollo, y a veces su utilización, requieren una importante
perfeccionamiento. En segundo lugar, se trata de tecnologías en las que tienen un peso creciente la
acumulación masiva de operaciones simples, y un peso decreciente la energía; dicho de otro modo,
que afectan esencialmente, para bien y para mal, al componente intelectual del trabajo humano,
antes que a su componente físico. En tercer lugar, son tecnologías que atañen fuertemente a los
ocupaciones, mucho más allá de lo que permitiría pensar la simple observación de los cambios
operados en los productos, es decir, en los resultados finales unitarios del trabajo. En cuarto lugar,
son tecnologías con una gran velocidad de maduración y difusión, que pasan rápidamente del
extienden velozmente a través de éstas. En quinto lugar, son tecnologías con plazos de
obsolescencia cortos, rápidamente sustituidas por otras nuevas, que apenas llegan a ser dominadas
cuando ya claman por ser reemplazadas y exigen, por tanto, aprendizajes nuevos.
Si consideramos sus consecuencias directas sobre los puestos de trabajo, los efectos
globales de la innovación tecnológica son equívocos o, más bien, duales. Por un lado, crean puestos
de trabajo de alta cualificación y elevan la de otros preexistentes. Por otro, privan a muchos puestos
de decisiones a las máquinas e instrumentos. El efecto global parece ser, en todo caso, una
menor cualificación en detrimento de los de nivel intermedio; y hay indicios para pensar que ésta es
una polarización a la baja3, si bien no deja de ser un tema altamente complejo y polémico.
Sin embargo, desde el punto de vista de la formación las consecuencias son bastante menos
equívocas y apuntan de manera general hacia la necesidad de una mayor y mejor cualificación de la
fuerza de trabajo. Ello es así por tres razones. Primero, porque el mercado de trabajo es un
mecanismo de ajuste, pero de ajuste ciego, entre las cualificaciones de los trabajadores y las de los
compulsiva de las personas a los puestos de trabajo, podría teóricamente garantizar la satisfacción
de las necesidades del empleo sobre la base de una formación de la fuerza de trabajo estrictamente
planificada en función de aquéllas. Pero tal sistema, aparte de chocar frontalmente con nuestras
ideas sobre las libertades y los derechos individuales, chocaría también con la eficacia reguladora del
mano de obra, como lo indica claramente la experiencia de los últimos decenios en la Unión
Soviética y otros países con un sistema centralizado de gestión de la fuerza de trabajo. La política de
formación, por consiguiente, debe basarse en una previsión de las cualificaciones que requerirá el
mercado de trabajo, pero tomándola siempre notablemente al alza, con objeto de dejar espacio tanto
para las necesidades imprevistas como para los inevitables desajustes friccionales.
3Esa fue la conclusión para España, por ejemplo, de Castells et al. (1986).
respuesta seguidista hacia las demandas reales o presuntas del mercado de trabajo, sino también
una apuesta, parte de una estrategia de cambio con coluntad de explotar las posibilidades de
posiciones en la competencia dentro del mercado mundial y en la división internacional del trabajo,
etc.
porque la política de formación no es simplemente una política de ajuste entre la demanda y la oferta
de cualificaciones, sino también una política activa de intervención en el mercado de trabajo que
debe tomar en consideración las desigualdades que dividen a los individuos dentro de éste y tratar
prioridad de colectivos desaventajados, etc. empuja la oferta de formación más allá de lo que sería
producción.
todo caso con una entidad y una dinámica propias, discurren hoy importantes procesos de cambio en
los mercados de bienes y servicios que producen sus propias consecuencias. Los grandes mercados
homogéneos, estables y previsibles que dieron el tirón para la primera y la segunda revoluciones
industriales han dejado hoy lugar a multitud de pequeños mercados que aparecen y desaparecen, se
viejo mercado más o menos compartimentado y estanco ha sido sustituido por un mercado altamente
público demanda un consumo mucho más diferenciado y personalizado; los mercados, o las
trabajan directamente a pedido o para pequeños mercados (aunque una acumulación de pequeños
mercados pueda constituir un gran mercado para una misma empresa), venden para producir en
Esto requiere por parte de las empresas innovar constantemente sus productos, pasar de
una línea de producción a otra aunque ello no conlleve innovación, etc., lo que significa movilizar
siempre de manera cambiante sus recursos productivos. Una forma de responder a esta
incertidumbre es delegar sus costos en otras empresas contratistas o en los mismos trabajadores, lo
que se traduce en una precarización del tejido empresarial y del mercado de la fuerza de trabajo.
Pero, en última instancia, es siempre una misma fuerza de trabajo la que, globalmente, tiene que
afrontar el cambio constante en los objetivos y los procesos de la producción. Si la empresa absorbe
cambio, se plantean entonces las necesidades de formación tanto en su seno (reciclaje de la fuerza
de trabajo) como en sus límites (captación de una fuerza de trabajo polivalente). Si no lo hace, si
opta por atraer y expulsar fuerza de trabajo de acuerdo con los cambios cuantitativos y cualitativos
Los empleadores que optan por conseguir la necesaria flexibilidad sin hacerla recaer en
forma de precarización sobre la mano de obra se ven llevados hacia estructuras organizativas más
flexibles, hacia definiciones menos rígidas de los puestos de trabajo y hacia políticas de vinculación
de los trabajadores a los intereses de la empresa y de responsabilización personal de los mismos por
su consecución. En el mismo sentido empujan la constatación persistente de que la productividad del
trabajo depende en gran medida de la voluntad del trabajador y de su nivel de satisfacción ante el
Estos factores, además de tener un efecto directo, han traído consigo el desarrollo, todavía
minoritario pero ya relevante, de una nueva cultura empresarial que, en vez de considerar a las
personas como recursos humanos pasivos, como variables controlables y manipulables, pasa a
considerarlos como recursos y factores activos, como variables autorreguladas cuya incidencia sobre
sociotécnico en que se insertan, sino que con su actitud, su disposición y su iniciativa modifican este
En general, esto significa una mano de obra con un mayor grado de profesionalidad, con una
cualificación más polivalente, capaz de afrontar situaciones imprevistas, dispuesta a resolver por sí
misma problemas, con una comprensión general de los procesos productivos y de trabajo, con
opciones implica con un alto grado de probabilidad una perspectiva de movilidad dentro de la
empresa, de una empresa a otra y de una actividad económica a otra; de transformaciones en las
técnicas, los conocimientos y las operaciones propios de una misma profesión o de un mismo puesto
Para la formación inicial esto plantea retos como el desarrollo de una sólida cultura
mismo o en procesos formales a lo largo de la vida activa, pero esta temática excede el ámbito que
nos proponemos tratar aquí. En cuanto a la formación continua, permanente o recurrente, como
capacidades y destrezas adquiridas previamente y de una vez por todas, en la formación inicial, sino
claramente previsibles, sino su perfeccionamiento como elemento activo de éstos. Desde luego, ha
nuevos procesos o manejar nuevos instrumentos (nuevos en general o nuevos para el trabajador).
Pero también, y quizá en mayor medida, el de desarrollar su capacidad para afrontar desequilibrios
en el empleo conjunto de los factores y asignar correctamente los otros recursos que intervienen en
el proceso.
Podemos explicar esto mejor con un ejemplo. Cuando la multinacional I.B.M. introdujo por
vez primera el procesamiento de textos propuso a las empresas usuarias que dividieran a su
mecanografiaba más palabras en una jornada, quién interrumpía su trabajo y cuándo, etc.; otro se
encargaría del archivo electrónico; otro de la edición y la reprografía; otro, en fin, sería el "servicio de
apoyo" encargado de las comunicaciones y otras tareas menores. Así desaparecerían las
"secretarias para todo" y serían sustituidas por empleados y empleadas especializados en una sola
útil, mucho menor y más estrecha que la de sus predecesoras. Excepto en algunos procesos
altamente rutinizables y rutinizados, el experimento fue un absoluto desastre. Desde luego, provocó
la resistencia de los ejecutivos y cuadros de todos los niveles, que veían en la asignación personal
de una secretaria, en todo caso, un elemento de prestigio. Pero el desastre se debió principalmente a
que introdujo un desequilibrio entre los factores, rompiendo su complementariedad, y una mala
asignación de los recursos al quebrar, sin sustituirlo, un mecanismo largamente establecido. Los
directivos, forzaban a estos a atender llamadas, visitas y gestiones que de otro modo nunca hubieran
textos completos e indicaciones precisas sobre la forma de introducir los datos y se mostraban
incapaces de diversificar las rutinas para clientes específicos, etc., llevando a que otros tuvieran que
hacer este trabajo o a que la correspondencia, por ejemplo, tuviera que ser a menudo corregida por
los cuadros en cuyo nombre se enviaba. Los departamentos de edición y reprografía y de archivo
tenían dificultades para satisfacer las demandas de los cuadros en la elaboración final de la
permitió comprender para el caso particular de las secretarias (o secretarios) personales algo que es
generalizable a muchos puestos de trabajo: que sus funciones no eran simplemente de ejecución y
que, en muchos aspectos, no resultaban normalizables. Una secretaria que filtra, por ejemplo, todas
las llamadas telefónicas, derivando algunas directamente hacia su jefe, desviando otras hacia otras
secciones o hacia empleados situados por debajo de aquél en la jerarquía, posponiendo otras y
resolviendo parte de las gestiones reclamadas por sí misma, no opera como un simple escalón
superfluo, ni como un mero ejecutor mecánico, sino que contribuye a una asignación más eficaz de
los recursos de la empresa, en especial del tiempo de la persona a la que sirve de apoyo. Una
secretaria que elabora una carta a la medida de un cliente específico sin necesidad de que le sea
dictada entera, sino a partir de unas pocas indicaciones simples, forma parte de una relación de
complementariedad que permite a la persona con quien colabora librarse de una serie de tareas,
incluso prescindir de parte de las capacidades y destrezas necesarias para realizarlas. Una
secretaria que organiza adecuadamente una agenda para un directivo, o que desvía demandas
dirigidas a éste hacia otras personas que también pueden resolverlas, supera un posible
las rutinas organizativas, no como un componente estático del proceso productivo sino como un
componente dinámico del cual depende directa e indirectamente el rendimiento de los otros factores.
Por otra parte, los procesos de cambio apuntados con anterioridad redimensionan la
problemática de la formación, haciendo que ésta pase de ser simplemente cuestión de planificación e
inversión a largo plazo (que lo sigue siendo en la figura de la formación inicial) a ser un problema de
constante detección de los cambios, de ajuste y redireccionamiento de los mismos (en la figura de la
formación profesional ocupacional, o continua), fundamentalmente a corto y medio plazo. Que pase,
en otras palabras, a ser un instrumento esencial y permanente de una política de intervención activa
racionalidad, detección de tendencias, respuesta a necesidades, etc. Hay también mucho, más de la
cuenta, de dinámica inducida y autoalimentada con independencia de las necesidades reales, más
allá o más acá de éstas o en otra dirección.
ocupacional (no sólo en nuestro país, sino también en otros) ha sido fuertemente impulsado por la
por cien al mismo tiempo que reclama fondos de los países miembros. Esto desata en ellos una
dinámica parecida a la que tratan de provocar en los clientes los vendedores que ofrecen "tres
artículos por el precio de dos", consistente en intentar obtener el máximo de fondos aunque ello
comprometa también a un desembolso propio, muchas veces sin un proceso previo suficiente de
análisis de las necesidades del mercado de trabajo, de la medida en que están o no cubiertas por la
profesional ocupacional aparece como un espléndido procedimiento para "matar dos pájaros de un
tiro". Por un lado, disminuye estadísticamente las cifras de desempleo y ofrece a los parados, y en
particular a los todavía no activos, una contraprestación económica a veces menos costosa de lo que
resultaría el subsidio de desempleo. Por otro, puede pensarse que siempre favorecerá el crecimiento
del empleo, en el peor de los casos que no hará daño, y permite tanto a la Administración como a los
creación de puestos de trabajo, con independencia de que la política precisa de formación adoptada
Por otra parte, si bien la formación profesional ocupacional responde a necesidades reales
de los empleadores en sus relaciones con los mercados de trabajo interno (recualificación, reciclaje,
especificidad de los empleos que las adquiridas en la formación inicial), tampoco cabe duda de que
produce para ellos una serie de economías externas que, a menudo, pueden resultar bastante más
relevantes que los resultados explícitamente buscados: disminución de la tensión en los procesos de
organización de la empresa, una especie de regulación difusa de plantillas, financiación con fondos
públicos de acciones formativas que en todo caso tendrían que haberse y se habrían llevado a cabo
y, en el caso de las fórmulas contractuales o mixtas, mano de obra barata y sin compromiso de
estabilidad.
Por parte del público, la mera existencia, con carácter masivo, de la formación profesional
ocupacional en un contexto de fuerte competencia por las oportunidades de empleo (debido al paro
certificados ocupacionales se convierte en una necesidad para competir con los que ya los poseen o
van camino de obtenerlos, con independencia, o al menos más allá, de su relevancia o irrelevancia
Todo esto hace que la formación ocupacional crezca y se desarrolle, aparentemente para
satisfacción de todos, muy por delante del análisis preciso de su pertinencia, de los sectores, ramas
o profesiones y grupos ocupacionales en los que debe centrarse; sin un conocimiento adecuado de
trabajo, los posibles itinerarios formativos para distintos grupos, el establecimiento de prioridades a
favor de los grupos desaventajados, etc; sin un diseño suficiente de la infraestructura, los contenidos
y los métodos de enseñanza y aprendizaje; sin los instrumentos oportunos para la evaluación de su
recursos, etc. Naturalmente, esto convive con iniciativas acertadas, diseños correctos y hasta
resultados brillantes, pero lo importante ahora es señalar que la ejecución va muy por delante de la
como está configurada, la formación profesional ocupacional ni está sometida a los mecanismos de
mercado (rotos, por ejemplo, por el hecho de que los alumnos cobren o por el simple credencialismo
Administración o concertados) con medios legales, humanos y técnicos suficientes para asegurar su
eficacia.
En tales circunstancias, la tarea más inmediata es precisamente esa: poner en pie los
conjunta que invalida la utilización de los términos "reglada" u "ocupacional" a la manera española.
En 1.988, el 91 por ciento de los jóvenes entre 15 y 20 años se encontraban dentro de los sistemas
de educación o formación. De éstos, el 78.7 por cien estaba en el sistema de formación profesional,
1.969, la formación profesional reglada es la única formación encaminada al trabajo que pueden
recibir los jóvenes alemanes hasta los dieciocho años. De hecho, se ha convertido en un destino o
paso normal no sólo para los que, al terminar la primaria básica (Grundschule) continúan por la
primaria superior (Hauptschule), sino también para una buena parte de los que acuden a la escuela
secundaria técnica (Realschule) o académica (Gymnasium); la cuarta parte de ests últimos pasan
hoy por la formación profesional reglada, aunque luego puedan prolongar sus estudios en la
universidad.
Alemania como fuera de ella, como "sistema dual", descansa fundamentalmente en la empresa. Por
término medio, treinta de las cuarenta horas semanales que comprende se desarrollan en la
empresa, y las diez restantes en los centros de enseñanza. Por diversos mecanismos, el predominio
marcha de la formación es exclusivamente de la empresa. Es con ella con la que el joven firma un
1Este capítulo se basa en el trabajo aportado específicamente para este informe por Wilfried
Kruse y Angela Paul-Kohlhoff, investigadores del SFS (Sozialforschungsstelle Landesinstitut
Dortmunds), actualmente visitantes en el C.I.R.E.M. (Centre d'Iniciatives y Récerques
Europees a la Mediterránia).
contrato dentro del cual se regulan todas las obligaciones y derechos de las partes; se trata de un
En segundo lugar, es obligatorio acudir a la escuela profesional, pero las notas escolares
tienen un peso notablemente menor que el de los conocimientos prácticos adquiridos y mostrados en
la empresa. Los profesionales de las escuelas tienen un peso muy limitado en las juntas de
exámenes de las diferentes cámaras, que son las que poseen las competencias necesarias para
En tercer lugar, las retribuciones de los aprendices están reguladas por los convenios
colectivos firmados entre empresarios y sindicatos, en los que no intervienen en modo alguno ni las
propiedad de la empresa.
puestos de formación, cuántos puestos serán ofrecidos y qué candidatos serán admitidos a los
mismos.
La ley, en particular la Ley de la Formación Profesional del año 1.969, establece las
sindicatos a participar en las decisiones concernientes a la formación profesional. Por un lado, éstos
del que luego hablaremos), en los Consejos de la Formación Profesional de los estados federados
una serie de aspectos que afectan directa e indirectamente a la formación profesional: fijación de los
etc.
Finalmente, los sindicatos participan también en las decisiones a través del derecho de
renovada a estos efectos en 1.972. En general, esta ley implica que la propiedad o la dirección de la
empresa no pueden tomar decisiones sin el acuerdo del comité de empresa. Además, éste tiene
facultades de asesoramiento y propuesta que, si bien son muy limitadas en su efecto sobre las
materializar) de obtener una información amplia y suficiente. El comité tiene derecho de cogestión en
formación profesional, dentro o fuera del centro de trabajo, a cargo del empresario o a su propio
cargo. Además, el comité puede ejercer el derecho de propuesta y/o de asesoramiento en todo lo
Resumiendo, puede decirse que los comités de empresa tienen poca o ninguna capacidad
qué cantidad, etc., que queda reservada a la empresa. Pero, una vez que estas decisiones han sido
ya adoptadas, el derecho de cogestión les permite intervenir en la generalidad de los aspectos que
conciernen a la formación. Debe tenerse en cuenta, además, que la empresa alemana funciona en
buena medida sobre la base del consenso y la identificación de los trabajadores y sus organizaciones
con sus fines, lo que favorece la búsqueda de un entendimiento con los sindicatos por parte de la
propiedad y la dirección. Sin embargo, algunos estudios han mostrado que la influencia real de los
comités de empresa sobre la formación es escasa, en parte por falta de formación de sus miembros
modificable.
(Länder), concretamente de los ministerios de educación, aunque con intervención también de los de
economía. En cada estado (Land) hay un Consejo de la Formación Profesional, con presencia de los
sindicatos y las organizaciones patronales, que tiene por función asesorar al gobierno regional.
de los límites de un sistema basado en la empresa y en la concertación entre los agentes de ésta)
Berlín y nacido en 1.970 como consecuencia de la Ley de 1.969. Entre sus tareas están realizar por
mantener actualizada la información estadística sobre ésta con vistas a la elaboración de un informe
instrumento muy importante para el debate sobre la formación profesional y la fijación de las
estrategias tanto de las administraciones como de los interlocutores sociales. El Instituto cuenta con
una importante plantilla de personal científico y ha desarrollado una metodología propia para detectar
el ajuste entre la oferta y la demanda de la formación profesional; además, cada año desarrolla
monográficamente distintos aspectos de actualidad. Aunque los resultados de cada informe se ven
siempre teñidos por la orientación del gobierno federal de turno, en sus páginas se incluyen también
convierte en todo caso en un punto de referencia central para el debate sobre la política de formación
y sus resultados.
El hecho de que la gran mayoría de los jóvenes acceda a una formación profesional que
comporta trabajo en la empresa, y que lo haga a una edad temprana, hace que se conceda gran
importancia a la orientación profesional. Cada oficina local o comarcal de empleo cuenta con un
departamento, formado por funcionarios especializados, se ocupa de acudir a informar sobre las
oportunidades existentes a los alumnos de los últimos cursos de las escuelas, asesorar
individualemnte a cualquier joven que lo solicite y facilitar los contactos con las empresas que
además del trabajo de los consejeros, un notable material informativo en forma de catálogos, folletos,
vídeos, etc.
enteramente en la concertación entre empresarios y trabajadores, en el que los primeros ocupan una
posición de mayor fuerza. Sin embargo, tanto la Administración como los sindicatos, y por supuesto
la acción concertada misma, cuentan con importantes instrumentos de renovación como son los
acceso de las mujeres a profesiones u ocupaciones de las que se encuentran ausentes), etc. Tales
proyectos son propuestos por las empresas, con el acuerdo necesario del comité de empresa, y
financiados por el Ministerio Federal de Educación y Ciencia en una parte que va del cincuenta al
setenta y cinco por ciento del coste adicional que supongan. De 1.972 a hoy, dicho Ministerio ha
universitarios o no, a los que se asigna la función de evaluar los proyectos y su marcha y asesorar al
respecto tanto a la empresa como a otros actores implicados, incluido el comité de empresa. Cabe
mencionar aquí los proyectos integrados en el Programa de Humanización del Trabajo del Ministerio
Federal de Ciencia y Tecnología, o los amparados por programas estatales como el de Configuración
formación profesional, por lo común sin relación alguna con lo que ocurre en su parte empresarial.
habitual la cooperación entre las empresas, los interlocutores sociales y los centros de investigación,
formación profesional (Neuordnung von Ausbildungsberufen). La formación para cada profesión está
regulada por un reglamento básico que afecta a la parte de la misma que se desarrolla en la
empresa. Tal reglamento surge del consenso entre los interlocutores sociales interesados, pasa por
el tamiz del Instituto Federal para la Formación Profesional y es aprobado con fuerza de ley por el
Ciencia.
Puede decirse que el último quinquenio ha conocido una ola de renovación pedagógica,
solamente contienen indicaciones precisas en lo que concierne a los contenidos del aprendizaje, no
en lo relativo a sus métodos. No obstante, varias de las exposiciones de motivos con que se abren
algunos de los reglamentos más importantes contienen alusiones directas a las actitudes y
disposiciones a fomentar en los futuros profesionales (por ejemplo, la responsabilidad personal) que
han dado pie a los sindicatos para exigir un cambio de metodología, siempre en dirección a métodos
más activos, propuesta a la que han venido adhiriéndose expertos patronales de las ramas de
La gran ventaja de este mecanismo de renovación reside en el mismo punto que su principal
inconveniente. Al tratarse de acuerdos entre los representantes generales de las partes sociales y
adquirir la fuerza de una norma legal, obligan a todas las empresas y generalizan así la innovación.
Pero, por ello mismo, el alcance de sus objetivos se ve limitado por lo que todas las empresas,
incluidas las del furgón de cola, podrán hacer, ya que estarán obligadas a ello, lo que trae como
consecuencia que queden muy por detrás de los avances registrados (minoritariamente) en los
proyectos-modelo.
Por último, los sindicatos, que aceptan básicamente el modelo general de la formación
aprovechar al máximo las posibilidades que les otorga la normativa legal. Esto ha dado lugar
la formación profesional reglada alemana explican que lo que nosotros llamamos formación
ocupacional desempeñe un papel secundario en el país, ya que muchos de sus posibles cometidos
son ya desempeñados por la formación reglada. Así sucede, por ejemplo, con la adquisición de una
primera experiencia de trabajo real: piénsese, por ejemplo, en la diferencia entre la formación
profesional reglada alemana, en la que la escuela juega un papel netamente secundario y a la que
acude la mayoría de la población, y el exiguo papel desempeñado hasta hace muy poco, y todavía
hoy, por los convenios escuela-empesa para la realización de prácticas en alternancia por alumnos
de Formación Profesional de segundo grado en España, en los que es la empresa la que juega un
papel secundario, que carecen de cualquier regulación relativa a su aspecto formativo y que acogen
En este sentido, no es posible encontrar en Alemania una formación ocupacional que tenga
por objetivo la adquisición de habilidades y hábitos de conducta por los jóvenes mediante una
primera incorporación a la empresa, pues ésta es una función que ya cumple la formación profesional
reglada. El porcentaje de jóvenes que entran en una empresa sin formación profesional reglada
(Weiterbildung) de sus trabajadores. Se calcula que en el año 1.988 participó en alguna forma de
perfeccionamiento uno de cada tres alemanes de edad situada entre los 19 y los 64 años; y, en un
perfeccionamiento más estrictamente profesional, el 18 por ciento, o sea 6,4 millones de personas.
el Instituto de los empresarios alemanes (Institut der deutschen Wirtschaft) cifró el gasto en
Las actividades de perfeccionamiento van desde medidas muy simples para adaptar a los
trabajadores al uso de tecnologías nuevas hasta cursos de varias semanas para directivos, por
marcha programas locales de orientación y formación para grupos desfavorecidos, financiadas por el
Instituto Federal de Empleo con arreglo a la Ley de promoción del empleo (Arbeitsförderungsgesetz)
privadas, cámaras de comercio, organismos públicos, instituciones educativas, etc. Estos programas
comprenden, por ejemplo, cursos extraescolares de un año para grupos prioritarios (minusválidos,
reglada, etc.); cursos a tiempo completo o parcial, de dos meses a dos años, para trabajadores
tengan al menos tres años de experiencia laboral; subvenciones para la formación profesional, a
Las autoridades de los estados también han puesto en pie una serie de medidas,
empresarios para crear puestos adicionales --especialmente para grupos desfavorecidos, por
administración escolar, las oficinas de empleo, las cámaras de industria, comercio y artesanía, las
concejalías de juventud y/o de asuntos sociales, las patronales y los sindicatos. El problema
fundamental suele ser, en este caso, la falta de coordinación, si bien algunos municipios y comarcas
El cuadro II.12 ofrece una idea de las medidas federales y estatales de formación profesional
(fuera de la reglada) y creación de empleo para jóvenes, a través de la cifra de éstos, en miles,
República Federal Alemana, lo que destaca es precisamente su escasa entidad en relación con el
Volviendo a la formación profesional reglada --al sistema dual que, digámoslo de nuevo,
cubre la mayor parte de los cometidos que aquí se asignan a la formación profesional ocupacional--,
concertación, lo que, tratándose de la formación, implica graves problemas pero también algunas
más a partir de mediados de los setenta; concretamente a partir de los cambios acaecidos entonces
necesidades y posibilidades de las empresas a corto plazo, no de las necesidades y deseos de los
jóvenes ni de las necesidades a largo plazo de la economía nacional. Esto supuso, por ejemplo,
entre mediados de los setenta y mediados de los ochenta, una escasez crónica de puestos de
formación, cifrable en unos cien mil al año, a pesar de un notable aumento en cifras absolutas. Debe
tenerse en cuenta que, dadas las dimensiones de la formación dual, quedar excluido de ella es casi
por las empresas podría haber sido teóricamente complementada por las distintas administraciones,
la fuerte apoyatura del sistema en aquéllas les otorgaaba y les otorga fuerza suficiente para resistirse
a que los poderes públicos desempeñen un papel subsidiario, relegando a éstos a medidas
compensatorias de otro género: no de formación profesional reglada, sino de menor valor formativo y
es sólo uno de los aspectos del problema. En realidad, el aumento de la oferta en términos absolutos
durante los años de crisis, llegada de las cohortes del boom al mercado de trabajo y mayor
desempleo juvenil se dio precisamente en los sectores en que la creación de tales puestos resultaba
trabajo para los jóvenes que han cubierto su período de aprendizaje, sino que los sustituyen por
nuevos aprendices; por otro lado, la formación adquirida en ellos no es pertinente para la búsqueda y
obtención de empleo en otros sectores. En otras palabras, la formación dual es también una forma
de obtención de mano de obra barata por parte de las empresas (los aprendices suelen cobrar,
aunque varía bastante por sectores, entre el veinte y el treinta por ciento del salario de los adultos),
como sucede en general con los contratos de fomento del empleo juvenil y la formación ocupacional
con experiencia de trabajo en cualquier otro país. Cuando, pese a ello, el aprendiz lo es en un sector
considerarse ese período como una inversión; pero, cuando no es así, no pasa de ser una forma de
subempleo.
oportunidades profesionales y, por ende, sociales. Puede decirse que existe un modelo de "mala
formación" compuesto de una calidad insuficiente de los medios empleados en ésta, la mala calidad
real del aprendizaje en la empresa, la no admisión en la misma empresa después del aprendizaje y
Desde el momento en que el número de aprendices que superan la formación es mayor que la oferta
Los sindicatos han intentado cambiar el sistema de toma de decisiones en la formación dual
cambiando la forma de su financiación, pero todas sus iniciativas han fracasado hasta el momento.
Los sindicatos buscan una generalización de las cualificaciones profesionales, tanto en términos
decir, del fuerte peso en ella de las empresas y los sindicatos, es que se ha constituido en un sistema
ampliamente aceptado por trabajadores y empresarios, que aporta cualificaciones cuyo contenido,
puestos de trabajo adultos), resulta pertinente y relevante para las necesidades del empleo y que ha
permitido el desarrollo de una mano de obra altamente cualificada sobre la que descansa en gran
Los jóvenes italianos están obligados a cursar la escuela primaria y la escuela media,
permaneciendo con ello hasta los catorce años en el sistema escolar. A partir de ahí, pueden pasar
directamente al trabajo, a la escuela secundaria superior (que comprende los institutos técnicos) o a
tres vías de formación para el trabajo que podemos considerar constituyen el aparato principal de la
formación profesional: el aprendizaje en la empresa, los Institutos Profesionales del Estado (Istituti
Professionali di Stato, o IPS) y los centros de formación profesional dependientes de las regiones.
formación de base, posterior al período escolar obligatorio (primer nivel) y la especialización post-
diploma (segundo nivel). A esto hay que añadir la formación profesional de actualización o de
recualificación.
Al primer nivel pueden acceder los jóvenes que han terminado el período escolar obligatorio,
y está formado por hasta cuatro módulos de hasta 600 horas cada uno. Esta estructura modular
pretende servir de mecanismo a un sistema ágil, constituido por enseñanzas de diversa duración y
posibilidad de acumular cuatro módulos y se alargan así durante dos años. A las enseñanzas en los
centros de formación profesional se añade una estancia de duración breve, pero no definida, en la
empresa.
1Este capítulo ha sido elaborado en buena medida gracias a las contribuciones de Giorgio
Franchi, director del C.I.S.E.M. de Milán, y Claudio Tagliaferro, investigador del ISFOL
(Istituto per lo Sviluppo de la Formazione Professionale dei Lavoratori) en Roma.
La formación profesional (regional) de segundo nivel pretende ofrecer una cualificación más
variable (de un mes a dos años) y su público procede tanto del primer nivel como de la escuela
secundaria. Aunque hoy es todavía minoritaria (véase el cuadro III.2), está creciendo rápidamente en
comparación con la de primer nivel, inevitablemente condenada a desaparecer con la reforma que se
proyecta para la enseñanza escolar, que elevaría la obligatoriedad hasta los dieciséis años (el
biennium).
que se centre este capítulo. No obstante, digamos antes algo sobre las demás franjas de la misma.
Los Institutos Públicos del Estado, cuya entidad en número de cursos y alumnos es superior
a la de la formación regional (véase Cuadro III.12), dependen del Ministerio de la Instrucción Pública y
experto", pero también ofrecen hoy la posibilidad de permanecer en ellos por un bienio adicional para
obtener el "diploma de madurez profesional", que permite el acceso directo a laa educación
universitaria.
reconocida por el mundo empresarial y comprende ocho horas de enseñanza (frente a treintaidós de
trabajo). Antes se ocupaban las regiones de las ocho horas de instrucción, pero recientemente
dejaron de hacerlo; lo más común es que ésta consista simplemente en la tutoría de un trabajador
espectacular crecimiento en los últimos cinco años. Comprenden un componente de instrucción cuya
duración (siempre entre doce y veinticuatro meses) y modalidades son establecidos a través de la
concertación entre las partes sociales. Es sustancialmente similar al aprendizaje, con la diferencia de
que puede aplicarse en todos los sectores y cualquiera que sea la dimensión de las empresas, si
norte del país. Estos contratos conllevan elevadas desgravaciones fiscales y de la seguridad social
Finalmente, hay que señalar la existencia de políticas de menor entidad como la formación
principalmente en el sur, y las medidas especiales dirigidas a las "capas débiles" de la población
(mujeres y otros colectivos) y al reingreso en el trabajo de los mayores de treinta o treinta y cinco
años (desempleados o en reconversión). Estas políticas, junto con el aprendizaje y los contratos de
se han acortado las distancias entre la formación "estructurada" y la "ocupacional", pues la primera
recoge en buena parte los objetivos de la segunda (preparar para la incorporación directa al empleo)
y se financia en considerable medida con recursos procedentes del Fondo Social Europeo.
previsto que fuera competencia de las regiones ya desde la Constitución de 1.948, y pasó a serlo
destinados a la F.P. (75 % para las regiones, 25 % para el Ministerio), la gestión de las relaciones
con la Comunidad Europea, la gestión de las contribuciones para la sesguridad social de los
embargo, sucesivas normas posteriores han transferido algunas de estas competencias a las
formación.
trabajo", según la citada ley marco, lo que significa que se integra en la programación social y
primer lugar, la región define, dentro del marco de la programción económica y de la formación
plan plurianual (generalmente trienal) que contiene los objetivos generales, las líneas de
intervención, etc. En segundo lugar, este plan pasa por comisiones en las que están representadas
todas las partes sociales interesadas; en algunas regiones, el plan es enviado a las provincias, que
pueden contar también con comisiones que acojan a las partes sociales. Este paso sirve para
modificar, enriquecer y concretar el plan, en particular el descenso al nivel provincial, pues en éste no
sólo se definen más concretamente los objetivos en el ámbito del territorio, sino que también se
privadas), etc. En tercer lugar, los planes provinciales vuelven al nivel de las autoridades regionales
que, junto con las propuestas incorporadas por los agentes sociales, lo unifican y aprueban en su
forma definitiva. Las oficinas regionales desarrollan el plan trienal en programas anuales
comprensivos, sujetos por lo general a la aprobación de los consejos regionales. No obstante, que la
participación de los agentes sociales sea mayor o menor, o que las decisiones de los órganos en que
se integran sean simplemente a efectos consultivos o vinculantes, es algo que depende de las
A partir de estos programas anuales, las regiones mismas o sus entes delegados establecen
convenios con los centros públicos o privados que gestionarán la actividad formativa. Este
mecanismo funciona de manera bastante diversa en las distintas regiones. Algunas delegan la
otros entes territoriales intermedios entre ellos y la provincia, pero otras no. En general, las regiones
"rojas" (gobernadas por socialistas y/o comunistas) tienen una mayor tendencia a delegar que las
regiones "blancas" (gobernadas por la democracia cristiana en solitario o junto con sus tradicionales
aliados laicos), aunque ésta no es una división estricta. En todo caso, las regiones suelen reservarse
la gestión de los proyectos experimentales o excepcionales por otros motivos y la formación del
personal docente.
sin fines de lucro) deben presentar propuestas que encajen en la programación regional, y los
proyectos aprobados dan lugar a convenios (convenzioni) con la región. Este sistema de convenios,
cuya duración máxima es de tres años, sustituye al anterior, basado en la declaración de idoneidad
permanente de los centros (riconoscimento), que impedía el control público eficaz de su actividad.
Los centros que forman parte de convenios mantienen su autonomía en el diseño de los contenidos
formativos y son responsables de llegar a acuerdos con las empresas para la estancia prevista de los
alumnos; también juegan un papel importante en la detección de las necesidades y posibilidades del
territorio en que actúan. Pueden gestionar cursos de cualquier sector, especialidad y nivel, incluidas
etc., así como que los entes conveniados establezcan un comité de gestión social, respeten los
para los contratos de formación y trabajo y para el aprendizaje), pero en la práctica sí lo son. De
hecho, la parte formativa de estas figuras contractuales está muy poco controlada. Sólo muy
recientemente han empezado a intervenir activamente en ella algunas regiones (el cuadro III.2
La formación profesional puede ser impartida por los centros de enseñanza, por entidades
sin fines de lucro y por las empresas (o consorcios de empresas). Aproximadamente el treinta o
cuarenta por ciento de la misma (según las regiones) se imparte en centros públicos, y el resto en
centros privados.
Los costes de la formación profesional ascendieron en 1.988 a casi seis billones de liras, de
los cuales se dedicaron 1,60 a los Institutos Profesionales del Estado, 1,95 al sistema regional de
gasto regional se compone de: 1) el Fondo común para la formación profesional repartido entre las
regiones (75 %) y el Ministerio de Trabajo (25 %); 2) el Fondo de rotación, repartido según cuotas
regionales, que sirve de soporte financiero nacional a los proyectos del Fondo Social Europeo; 3) el
Fondo Social Europeo; 4) los presupuestos regionales, y 5) otros fondos ocasionales o derivados de
programas específicos, como el Fondo para la innovación, etc.
Para gestionar sus competencias, el Ministerio de Trabajo creó una agencia adjunta con
funciones de asistencia técnica, el Istituto per lo Sviluppo della Formazione Professionale dei
Lavoratori (ISFOL). Las regiones han creado asimismo, a menudo, sus propios organismos, como el
CISEM de Lombardía, y en ocasiones también organismos provinciales (en la misma Lombardía, por
ejemplo, los CITE --Centri per l'Innovazione Tecnica Educativa: Centros para la Innovación Técnica
................
Para reflejar mejor la relevancia del ámbito regional en la formación profesional podemos
tomar como ejemplo el caso de la Lombardía. La Ley de 7 de junio de 1980 declara que la formación
profesional
organizado en coherencia con el sistema escolar general." La región no se limita a programar sus
competencias, sino que hace saber su parecer sobre la programación de la escuela secundaria
superior al Ministerio de Instrucción Pública, así como organiza iniciativas de formación profesional a
permanencia de los alumnos en aquéllas. La programación didáctica debe tener en cuenta este
Educativa), a los que aludimos hace poco. Estos tienen por objetivo suministrar indicaciones sobre
las iniciativas formativas a escala provincial de acuerdo con las perspectivas de empleo, analizar las
El Plan trienal para 1988-1991 comprende, en primer lugar, las intervenciones destinadas a
profesional de primer y segundo nivel, los contratos de formación-trabajo y las medidas dirigidas
hacia las áreas de "malestar (disagio) social". Además, la región desarrolla políticas de "alta
formación de primer nivel, se prevé su reducción a 13.950 para 1989/90 y a 13.110 para 1990/91.
Por el contrario, los 7.635 graduados de segundo nivel en 1988/89 pasarán a ser 9.980 en 1989/90 y
en el segundo, pero nos ahorramos su enumeración porque es muy parecida a la de la F.P. reglada
española.
59.000 en 1986 y más de 70.000 en 1987. La mayoría son para jóvenes con sólo el título de
enseñanza obligatoria (64 %, frente a 34.2 % con secundaria superior y 1.8 % de licenciados), de 19
menos de 50 trabajadores (68.7 %, frente al 19.2 % en las de 50 a 249, 5.9 % en las de 250 a 499 y
El plan asume como objetivos la oferta de módulos formativos de apoyo teórico y teórico-
práctico, en centros de enseñanza y de duración en torno a las cien horas, para jóvenes con
contratos de formación-trabajo, de acuerdo con las empresas y que sean compatibles con su
profesional de base en centros de enseñanza con la asunción posterior por los jóvenes de contratos
trabajo, en la formación de los alumnos de los centros (i.e., de F.P.) con la perspectiva de su
posterior contratación nominada con contratos de formación-trabajo (es decir, la posibilidad de que
Las medidas dirigidas a las "áreas de malestar social" se refieren a los jóvenes
cursos especiales, y en ella se da especial importancia al estudio de las posibilidades reales del
mercado de trabajo y de la "compatibilidad" de los usuarios con las distintas fórmulas de formación y
con especial atención a las características de los centros y el papel de los docentes. La tercera atañe
profesionalidad factibles, las relaciones con las empresas para estancias de formación de los
Las medidas dirigidas a jóvenes "desviantes" (los que se encuentran privados de una u otra
forma de libertad, desde los recluidos a los que están bajo tutela de los tribunales juveniles), lo
mismo que las dirigidas a los drogodependientes, parten del supuesto de que la inserción profesional
relacionadas con nuevas tecnologías o para las que no existen experiencias formativas estructuradas
y formalizadas (ambiente y territorio, diseño y estilismo, turismo, etc.). En esta faceta del plan, la
científico. Esta parte de la oferta se dirige a titulados de secundaria superior, y pretende constituir un
nivel de cualificación intermedio entre ésta y la educación universitaria. Otra parte de la intervención
se dirige a la oferta de "masters" de gestión empresarial y de especialización puente entre los
sociales y a los educadores profesionales, pero no vale la pena detenerse en ella en la medida en
ciertas ramas de actividad, franjas de puestos de trabajo en torno a ciertas tecnologías o colectivos
................
particularmente debido a la intervención de las regiones, dista mucho de estar libre de problemas.
El sistema presenta una importante dosis de fuerzas inerciales. Principios como la agilidad, la
brevedad y la esencialidad son en gran parte sólo teóricos, encubriendo la realidad, al menos en el
primer nivel, de especialidades establecidas, cursos que sistemáticamente llenan el máximo de horas
los setenta y quedó como legado para finales de la década, cuando fueron aprobadas la ley marco y
las leyes regionales de la formación profesional. Este era un sector de baja calidad, principalmente
religioso (lo que lo convertía en un tema altamente sensible en el contexto italiano) y con un cuerpo
de profesores que el sector público estaba obligado a mantener. No obstante, esta situación ha
mejorado algo gracias a un control más estricto, por parte de las regiones, que ha hecho desaparecer
a los centros más débiles. En conjunto, la formación profesional acusa un cierto escolasticismo.
La rapidez del cambio en las técnicas y las formas de organización del trabajo en las
empresas y la tendencia del sistema de formación profesional (por no hablar ya del estrictamente
traduce en un cierto desajuste entre lo que el mercado de trabajo demanda y lo que el sistema de
formación ofrece. Esta tendencia se ve reforzada por los factores planteados en el punto anterior.
planean también sobre el presente de la formación profesional. Se da por sentado que la reforma
ampliará la obligatoriedad escolar hasta los dieciséis años y que modificará el papel de la formación
enseñanza general hacia el mercado de trabajo. Esto viene teniendo varias consecuencias: por un
lado, anima el abandono de la formación profesional de primer nivel en favor de la secundaria por los
jóvenes, y, si en los años setenta tuvo lugar un fuerte crecimiento de la formación profesional, debido
superior), en los ochenta ha tenido lugar una reversión de la tendencia; por otro lado, la "inminencia"
sustitutorio, tratando de ofrecer lo que debería estar ofreciendo ya la escuela reformada. Por lo
demás, la reforma de la escuela secundaria italiana ha sido reiteradamente presentada por los
expertos en educación comparada como ejemplo de reforma que siempre viene pero nunca llega, lo
que relativiza su "inminencia". Además, se resisten especialmente a ella los centros religiosos, que,
con el apoyo democristiano, desearían ver la formación profesional de primer nivel integrada tal cual
autoridades estatales con las regionales y, si existe delegación, las provinciales e incluso comunales,
particular, a las regiones se les escapa buena parte de las actividades formativas financiadas por la
Comunidad Europea, especialemnte las que corren a cargo del Fondo Social Europeo, cuyos plazos
ninguna reglamentación ni mecanismo de control sobre la formación por parte de las empresas ni
sobre la educación de adultos. Este solapamiento se manfiesta también entre la multitud de órganos
Por último, esta multiplicidad de competencias da lugar a una enorme dispersión y confusión
en torno a las cualificaciones profesionales. Las cualificaciones acordadas por la escuela no son
necesariamente reconocidas por los grupos profesionales ni por las empresas. La misma
cualificación puede dar lugar a distintos títulos en regiones diferentes, y un mismo título puede tener
estuvo abandonada a las fuerzas del mercado (de un mercado sui generis: el de trabajo, que pone en
relación al empleadores y trabajadores directamente y con la mediación de los poderes públicos, las
organizaciones patronales y los sindicatos, en particular, en el caso británico, los de oficio) hasta el
año 1964. Hasta esa fecha, la única empresa sistemática de formación extraescolar era el
profesional. El Reino Unido es uno de los países avanzados, o simplemente industrializados, con una
tasa de escolarización más baja tras el período obligatorio (cuadro IV.1 2). Su sistema escolar ha
pasado del tripartismo (en el que la rama "popular", la secondary modern school, no tenía un caracter
profesionalizante) a la escuela comprensiva (en la que la preparación para el trabajo juega un papel
marginal) sin contar nunca, como otros países del entorno, con un subsistema de formación
Algunas iniciativas han intentado que la escuela asumiera más ampliamente el papel de preparar
directamente a los jóvenes para el trabajo. Entre las más recientes cabe citar la introducción del
consiste en un curso adicional para jóvenes de 16-17 años que se propone ofrecer en la escuela algo
parecido a lo que el YOP, el YTS y otros programas --de los que enseguida hablaremos-- fuera: un
La primera reforma de entidad fue la Ley de Formación Industrial (Industrial Training Act) de
1964. Por ella se establecieron los Consejos de Formación Industriales (Industrial Training Boards:
ITBs), organismos tripartitos con responsabilidad sobre todas las empresas adscribibles a sus
respectivos sectores.
El principal instrumento de actuación de los ITBs era la exacción de una cuota obligatoria a
todas las empresas, según sus dimensiones, y la redistribución de los fondos constituidos a partir de
la misma en función de las políticas reales de formación de aquéllas, lo que permitía favorecer a las
empresas con planes mejores y de más alcance o más eficaces en su puesta en práctica. Los ITBs
planificadores y especialistas en educación y formación. El peso de las industrias que cotizaban era
decisivo, y las críticas más fuertes contra ellos venían de las pequeñas empresas que, al no disponer
muchas veces de condiciones para organizar la formación, se veían perjudicadas por el mecanismo
redistribuidor.
En 1973 se aprobó la Ley de Empleo y Formación (Employment and Training Act), que
la misma a todas las empresas que pudieran demostrar estar llevando a cabo actividades formativas
para sus propias necesidades. Este sistema, más favorable para las pequeñas empresas, no resultó
serlo, sin embargo, para la formación en general, pues significó la sustitución de un procedimiento
selectivo por una exención burocrática, rutinaria y casi automática y la asunción del supuesto de que
satisfacción de las necesidades a largo plazo. En todo caso, el resultado fue un primer debilitamiento
de las facultades de los ITBs. La misma ley creo la Comisión de Servicios de Mano de Obra
(Manpower Services Commission: MSC), responsable de los servicios de empleo y de formación
La segunda mitad de la década de los setenta y los primeros años de la de los ochenta
fueron testigos del acceso al mercado de trabajo de los jóvenes procedentes de la generación del
boom natalicio de los primeros sesenta. Entre 1975 y 1982, el número de jóvenes de dieciséis y
seiscientos mil en el último año citado) mientras, enmedio de la crisis económica, las oportunidades
de empleo descendían en más del treinta por ciento (Jones, 1988). Durante los setenta se pusieron
en marcha una serie de programas de formación para los desempleados, combinando la adquisición
de experiencia en el puesto de trabajo con la formación fuera de éste, generalmente en los centros
Programa de Oportunidades para los Jóvenes (Youth Opportunities Program: YOP), con la finalidad
En 1978, el YOP cubría a uno de cada ocho jóvenes egresados, y, en 1982, a más de la
en una forma de abaratar la mano de obra joven, con sustitución de puestos de trabajo adultos, y en
un descenso de las probabilidades de encontrar un puesto de trabajo regular al cabo del mismo. El
(Unified Vocational Preparation: UVP), para jóvenes empleados, consistente en bonificaciones a los
En 1981, el gobierno conservador asestó el golpe definitivo a los ITBs, dejando de financiar
sus costes de funcionamiento y suprimiendo diecisiete de los veinticuatro existentes (entre los que
fuerza de trabajo; en 1989 se suprimirían otros seis, quedando tan solo en pie el de la Construcción),
tras alegar que eran caros, ineficaces y un lujo que nadie deseaba ni podía permitirse. Fueron
participación sindical, cuyas funciones de hecho consistirían principalmente, casi hasta nuestros días,
en publicitar los programas gubernamentales, distribuir una pequeña parte de sus fondos (los de la
MSC), actuar como grupos de presión y permanecer alertas para que no volviera a restablecerse la
En ese mismo año, una oleada de disturbios juveniles en numerosas ciudades británicas
llevó a las autoridades públicas y a los empleadores al convencimiento de que había que dar un paso
de Formación (New Training Initiative: NTI). La parte fundamental de ésta fue un nuevo Programa de
Formación para la Juventud (Youth Training Scheme: YTS), aprobado en 1983. El propósito del YTS
era ofrecer puestos de formación en las empresas a todos los que abandonaran la escuela al término
del período obligatorio, con períodos de formación en el mismo puesto de trabajo o fuera de él, para
ésta. A partir de abril de 1986, el YTS se amplió a dos años para todos los jóvenes de dieciséis, con
un mínimo de veinte semanas de formación fuera del puesto de trabajo. La fórmula consistía en que
la MSC se hacía cargo del subsidio al joven más un suplemento para el empresario para cubrir
parcialmente los "costes de la formación" (a partir de 1986 se viene intentando que los empresarios
asuman una parte mayor de los costes). El YTS contiene otros subprogramas para jóvenes de
diecisete años, para el estímulo entre los jóvenes de la cultura empresarial, para su introducción en
En el año 1988 había 381.000 jóvenes en el programa de dos años del YTS, y éste se
llevaba en conjunto el 13.5 % del gasto total en enseñanza y formación profesional. No obstante, la
mitad de los jóvenes abandonan el programa, por lo general porque consiguen un puesto de trabajo.
Al mismo tiempo, la NTI también trajo consigo una reforma del aprendizaje, acabando con la
organización erxclsiva de éste como un tiempo de servicio (time serving) al cabo del cual se
conseguía en todo caso la cualificación correspondiente (aunque a menudo con el paso obligado por
ciclos de formación examinable y fuera del puesto de trabajo, si bien no era estrictamente necesario
superar esos exámenes), con la introducción de exámenes finales prácticos y con la consiguiente
pósibilidad de que la finalización del tiempo de servicio no se traduzca en un aumento del salario al
no superar las pruebas (si bien, en muchos casos, sigue funcionando como antes).
Paralelamente, el gobierno lanzó diversas medidas para disminuir el salario de los jóvenes
(Youth Workers Scheme, New Workers Scheme, etc.), en el convencimiento liberal de que lo elevado
brevemente por la Comisión de la Formación (Manpower Commission), con una muy reducida
presencia sindical y, finalmente, por la Agencia para la Formación (Training Agency), de carácter
exclusivamente gubernamental. Los Consejos de la Mano de Obra (Area Manpower Boards: AMB)
locales, también tripartitos, que actuaban como agentes territoriales de la MSC, han sido suprimidos
junto con ésta, el YTS acaba de serlo en mayo de este año, y el gobierno apuesta ahora por los
de la Industria Privada (Private Industry Councils) norteamericanos. A partir de abril de este año
serán estos organismos los encargados de canalizar los fondos públicos para la formación hacia las
empresas y otros agentes. Para abril de 1991, además, está previsto introducir en el campo de la
formación una experiencia piloto que ya se quiso pero no se logró introducir en la enseñanza reglada,
y que también ha sido probada en los Estados Unidos sin mucho éxito: los créditos para la formación
(training credits), trasposición a ésta del famoso "bono" o "cheque escolar" (voucher), por la que los
jóvenes que abandonen la escuela recibirán un bono de mil a mil quinientas libras para gastar en
formación, sea en cursos escolares o con los empleadores, y bajo la administración de los TECs.
Ante el fuerte descontento por la proliferación de centros de todo tipo dedicados a vivir de la
formación y por la falta de garantías para la eficacia de ésta en las empresas subsidiadas, se
Organisation: ATO), estatuto requerido para intervenir en los programas de formación cuya
concesión ha venido dependiendo de la MSC y sus organismos sucesores; sin embargo, no puede
Otras medidas merecen ser mencionadas. Como otros países europeos, Inglaterra y Gales
ahora se pretende hacer frente mediante una revisión de las mismas a cargo del Consejo Nacional
La formación de adultos y la recualificación no han recibido por parte del gobierno la misma
atención que la transición de los jóvenes a la vida activa. Se han desarrollado campañas
publicitarias, como la llamada "Estrategia de Formación de Adultos" (Adult Training Strategy), para
empujar a los empleadores a formar a su fuerza de trabajo, pero no se destinan fondos públicos
importantes para este fin. Algunas empresas, no obstante, han obtenido para ello recursos del Fondo
Social Europeo. Un programa que estuvo vigente a finales de los setenta y principios de los ochenta,
recientemente, una serie de programas menores han sido sustituidos por el Programa de Formación
para el Empleo (Employment Training), que ofrece diez libras semanales suplementarias a los
adultos desempleados si trabajan (es decir, si aceptan hacerlo por un salario extraordinariamente
................
reglada, las autoridades locales, y más concretamente las Autoridades Educativas Locales (Local
Educational Authorities), más de un centenar en Inglaterra y Gales, tienen amplias competencias que
los centros de enseñanza. Desde 1.980, el gobierno ha independizado los centros de educación
continua (further education) y los politécnicos (polytechnics), de modo que los directores tienen el
control directo de las finanzas y la fuerza de trabajo, y se pretende extender esta medida a los
centros de enseñanza secundaria. Esa ofensiva contra el poder local tiene sus raíces tanto en la
caso los laboristas. Además, la mayor proximidad de las autoridades locales a los problemas de
desempleo o subempleo, marginación, etc. hacen que, a menudo, y cualquiera que sea su color
Por el contrario, las autoridades locales tienen pocas o ninguna competencia directa en
MSC y sus sucesoras, la MC y la TA. Sin embargo, su entidad como órganos administrativos y como
empleadores directos y sus considerables competencias en otros terrenos les han permitido tener
una importante influencia indirecta en la formación, influencia que el gobierno ha tratado también en
Debe pensarse que algunas autoridades locales, las de mayores dimensiones, comprenden
por sí mismas entre veinte y treinta mil puestos de trabajo. En 1.967 ya se creó el Consejo de
Formación del Gobierno Local (Local Government Training Board: LGTB), de carácter tripartito, no
como los ITBs bajo los auspicios de la ley de 1.964, que sólo concernía a las empresas privadas,
sino por iniciativa de las propias autoridades locales. Estas se veían precisadas de cubrir las
necesidades de formación de su propio personal y temían que no podrían atraer personal cualificado
si no ofrecían mecanismos de formación comparables a los del sector privado. Las actividades de
este Consejo se financian principalmente a partir de las tasas locales, antes de su distribución a las
milésima parte del de la MSC), pero permitía poner en pie un cierto aparato formativo y, además,
como empleadores, los municipios podían recurrir a los fondos nacionales. La uniformización de las
tasas municipales sobre la vivienda, antes basadas en el valor diferencial de ésta, con la introducción
del poll tax, un impuesto único por cabeza (aunque distinto en cada zona tributaria), y la
transferencia, a partir de este año, de las tasas por actividades empresariales al tesoro central,
debilitarán sin duda la capacidad de actuación de las autoridades locales en este terreno.
formación a través de la capacidad de influencia indirecta que le otorga el hecho de ser un importante
pie formas de colaboración con las empresas locales, como el establecimiento de las Unidades de
Desarrollo Económico o los Consejos de Empresa, o forzar a las empresas contratistas a desarrollar
cumplir otros requisitos como contratar trabajadores sindicados o no discriminar por razones étnicas
condiciones del género de las citadas. El gobierno quiere yugular también esta forma de actuación
indirecta forzando legalmente a las autoridades locales a sacar a concurso sus proyectos sin otras
Formación del Gran Londres (Greater London Training Board: GLTB), puesto en pie por el Consejo
del Gran Londres (Greater London Council: GLB), la autoridad metropolitana de la zona. El GLTB fue
fundado en enero de 1.982, llamándose inicialmente Consejo de Mano de Obra del Gran Londres
(Greater London Manpower Board), y disuelto por el gobierno conservador en marzo de 1.986, junto
con el GLC.
Durante su existencia, el GLTB creó por sí mismo puestos de formación, aunque en una
cuantía, debido a su limitado presupuesto, muy inferior a la de los de la MSC en el mismo área. Así,
en 1.986, sostenía más de dos mil ochocientos puestos frente a los treinta mil del MSC.
Comparativamente, la cifra absoluta no es muy importante, pero el Consejo dirigió su acción hacia
sectores de cualificación y grupos sociales total o parcialmente desatendidos por la MSC, en especial
las mujeres y las monorías étnicas, cambiando así la configuración de la oferta local global.
El Consejo dedicó buena parte de su actividad a lograr una formación de calidad. En muchos
casos lo hizo complementando con recursos financieros y humanos las actividades de la MSC,
particularmente en el marco del YTS. Buena parte de los puestos creados por él mismo (más de la
cuarta parte) fueron puestos para jóvenes con un nivel de aprendizaje o equivalente. Por otro lado,
auspició experiencias modélicas como el proyecto Denham Court, que ofrecía a los jóvenes
comunitarias y voluntarias.
El trabajo del GLTB estuvo especialmente ligado a la problemática del mercado de trabajo.
Basándose en la Estrategia Industrial para Londres (London Industrial Straegy: LIS), parte de la cual
fue un análisis de la economía local sector a sector, priorizó sectores clave para ésta como la
formación, aplicando medidas de acción afirmativa en favor de las minorías y las mujeres y poniendo
en pie los mecanismos necesarios para facilitar el acceso de éstas a sus propios puestos de
formación (por ejemplo, mediante la oferta de servicios de guardería para las madres, la exigencia a
recursos en sostener numerosos centros. Así nacieron, por ejemplo, las experiencias de Denham
Court y el Consorcio para la Formación de Charlton, a partir de la oposición a que la MSC cerrara
Finalmente, el GLTB desarrolló una política activa, más allá de su ámbito de competencias,
ante los planes de formación a escala nacional, llegando a representar un modelo alternativo
mediante el desarrollo de sus propios criterios de calidad, con su énfasis en la política positiva de
................
La política de formación inglesa del último decenio probablemente represente a la vez uno de
los mayores esfuerzos por sus dimensiones, su alcance, sus innovaciones y la celeridad de su
puesta en marcha, y uno de los mayores acúmulos de problemas, insuficiencias y disfunciones del
entorno próximo (esto último con seguridad, al menos si nos excluimos a nosotros mismos).
política de formación centrada en las cualificaciones medias a otra enfocada hacia las más bajas. Por
habían sido antes, pero por otro se adoptó un enfoque basado en el análisis individualizado de los
puestos de trabajo, la psicología conductista del aprendizaje y la peor pedagogía por objetivos que
integración en planes desmedidamente ambiciosos de capacitación. Así, al mismo tiempo que el YTS
se proponía que los jóvenes se tornaran competentes en una o dos "familias ocupacionales", lo que
capacidad de un alumno en "la manipulación de dos hojas horizontales para cortar un material dado"
El YTS, además, supuso el abandono del compromiso con una formación individual de
resultados verificables. La mayoría de los alumnos no toman parte en cursos examinables sino que,
en el mejor de los casos, salen de ellos con un certificado de asistencia (política paradójica si se
contrasta con la introducción del examen en el aprendizaje, pero la función de éste es romper el
basada en las necesidades a medio y largo plazo a otra centrada en las necesidades a corto plazo
de las empresas, causa principal de la opción por la formación en puestos de trabajo de baja
cualificación. Las familias ocupacionales fueron definidas en consulta exclusivamente con los
empleadores, lo que significó su servidumbre respecto a puestos de trabajo específicos, una falta de
Por lo demás, es dudoso si el centro de esta política fue y es realmente la formación o más
bien el propósito de reducir los salarios de los jóvenes, plenamente acorde con el marco de una
política económica de oferta, o sea de reducción de los costes de producción, y con el
convencimiento liberal-conservador de que los altos salarios y las rigideces del mercado de trabajo
que en el país se bautizó como la opción por bajos salarios y bajas cualificaciones ("low wage, low
skill").
Por añadidura, los programas de formación ocupacional y empleo juvenil tenían y tienen
también en el centro de sus objetivos la socialización de los jóvenes para la aceptación de las
relaciones y la disciplina laborales en una forma en que la educación reglada parecía no ser ya capaz
de hacerlo. Bajo un discurso en torno a la responsabilidad, "aprender la forma en que el país se gana
la vida", tomar conciencia de las propias capacidades, etc., tanto el YOP como el YTS y otros
programas se proponían disciplinar a los jóvenes y conformar su conducta a los requisitos de las
empresas, dando así otro sentido a la consigna de construir "un puente permanente entre la escuela
y el trabajo". Como afirmaría Peter Morrison, Ministro de Estado para el Empleo (Nash, 1986: 28):
Los conservadores han querido llevar hasta sus últimas consecuencias la opción de pasar de
la intervención pública y la concertación entre los agentes sociales (en un momento en que el resto
de Europa basaba su política formativa en esos dos pies o, al menos, en uno de ellos) al
TA, el ataque contra las facultades, la financiación y la composición de los ITBs y su posterior
supresión, la sustitución de los MB porlos TEC, la ofensiva contra el aprendizaje y otras medidas
similares sólo pueden entenderse en el marco de la estrategia global del thatcherismo contra los
sindicatos.
Sin embargo, lo que se hizo no fue propiamente entregar la formación a las fuerzas del
mercado, lo que sólo podría consistir en la no intervención pública, sino entregar los fondos públicos
a los agentes privados, los empleadores, y eliminar el contrapeso sindical. A pesar de llegar al
gobierno con el objetivo declarado, y casi obsesivo, de reducir el gasto público, los gobiernos
mismo tiempo que recortaban o dejaban simplemente erosionarse (no aumentándolo mientras subían
regular de la MSC y en el de sus delegaciones locales, los MB, y sus reacciones raramente fueron
intervención o sus competencias sobre la elaboración y puesta en práctica de las políticas o contra la
Consejo General de los Sindicatos siguió la corriente de la nueva política y, tras él, la mayoría de las
organizaciones individuales, pues ésta parecía ofrecer a todos algo: financiación para uno o dos años
del aprendizaje a los sindicatos comprometidos con éste, oportunidades de formación en las ramas
en que antes no habían existido, presupuesto y puestos de trabajo para los educadores, etc.
El gobierno llevó adelante sus planes contra toda evidencia, lo que se pagó y se sigue
pagando al alto precio de un descenso de la calidad de la formación. Los ITBs fueron suprimidos a
pesar de que la MSC, encargada de buscar los motivos, no encontró razones para terminar con
ninguno de ellos. En el primer año de la NTI, sin embargo, la MSC hubo de reconocer que
aproximadamente el treinta por ciento de la formación presentaba un nivel de calidad situado bajo
mínimos. Recientemente, Sir Bryan Nicholson, presidente de la MSC, reconocía (en 1.986) que
muchas de las NSTOs no estaban a la altura de las circunstancias, y el organismo oficial encargado
de la vigilancia del gasto público, la National Audit Office, constataría igualmente la baja calidad de la
formación. Esto, por no hablar de las críticas de los sindicatos, los educadores, las organizaciones
dio lugar al florecimiento de toda clase de empresas dedicadas en exclusiva a la formación, es decir,
a vivir de sus fondos. Esto fue lo que dio lugar al surgimiento de la figura de la Organización
Autorizada para la Formación (ATO) y, recientemente, al establecimiento desde la MSC del Servicio
Asesor sobre la Calidad de la Formación (Training Standard Advisory Service: TSAS), aunque
ninguna de estas medidas haya servido para introducir modificaciones significativas en el panorama.
invertido en buena medida. Si en 1982 entraron en el mercado de trabajo unos seiscientos mil
jóvenes, en 1990 lo harán unos cuatrocientos mil, y esta cifra todavía descenderá más en 1991 y
1992. Al igual que otros países europeos, el Reino Unido está pasando de la sobreabundancia a la
escasez de jóvenes en el mercado de trabajo. Y, como ciertos puestos de trabajo son especialmente
indicados para ellos, sea por sus características inmediatas o porque la adquisición de experiencia
en ellos es considerada por los empleadores como una inversión a largo plazo, muchos de éstos
eluden los programas de empleo juvenil para ofrecer a los jóvenes condiciones de trabajo más
atractivas, y éstos se ven menos forzados a coger lo primero que se les ofrece, o sea en condiciones
"formación continua", o sea extraescolar o post-escolar. La formación para una profesión no está ni
mucho menos ausente de la educación reglada, pues forman parte de esta estudios como los C.A.P.
bachilleratos técnicos y profesionales, los I.U.T. (Institut Universitaire de Technologie), etc. Todas
estas figuras, junto con el aprendizaje, constituyen la "formación inicial". La expresión "formación
formación, las que jóvenes y adultos pueden apreovechar después de abandonar el sistema escolar
o terminar el aprendizaje. Han de ser mayores de dieciséis años y pueden ser empleados, parados o
Antes de 1.970, la formación profesional tenía su fundamento en una ley de 1.959 que le
asignaba la función de permitir la promoción profesional y social de los trabajadores que no habían
disfrutado de suficientes oportunidades educativas (el rattrapage), función que todavía preside, al
menos supuestamente, la formación actual. En 1.970, en buena parte como secuela de Mayo de
1.968, tuvo lugar el Acuerdo Nacional Interprofesional de 9 de julio, que planteaba, como principios,
derecho de todos los tabajadores amenazados de despido a recibir una formación a cago del
empleador y la autorización para todos los asalariados de ausentarse durante su tiempo de trabajo
1En la preparación de este capítulo se ha contado con la colaboración de Eric Pol, director del
centro Inter Formation CARIF (Centre d'Animation et de Ressources de l'Information sur la
Formation) Midi-Pyrénées, de Toulouse.
Sobre esta base, la Ley de 16 de julio de 1.971 reguló el derecho al permiso de formación
formación profesional, precisó el papel en ésta de los representantes de los trabajadores, reguló la
función del Estado en la remuneración de los alumnos (stagiaires) y fijó disposiciones diversas para
las estancias de los jóvenes en las empresas y al papel del comité de empresa en la política de
1.970, previendo tres fórmulas para la formación de los jóvenes en las empresas (que no fue suscrito
Estos hitos legislativos no son más que una indicación indirecta de la preocupación que
suscita la formación en el país galo. En 1.988, unos seis millones de personas en total pasaron por
algún tipo de formación, dedicándose a ésta setenta y dos mil millones de francos (el cuadro 5.1
muestra su procedencia y destino), que representan algo más del uno por ciento del producto interior
bruto, y algo más de una quinta parte del gasto público. En 1.974 pasó por la formación uno de cada
siete activos, en 1.982 uno de cada seis y, en 1.987, uno de cada cuatro.
financiación. Como en cualquier lugar del mundo, ésta depende en parte de los fondos públicos. En
1.987, el Estado contribuyó con 36,6 miles de millones de francos, y las regiones con 4,2. Los fondos
regionales proceden sobre todo de transferencias del Estado central (de acuerdo con la ley de
1.983), pero también de sus propios recursos (en particular de la extensión de permisos de
circulación para los automóviles). Pero la parte más interesante es la que concierne a la participación
La ley de 1.971 estableció que éstas debían contribuir a la formación con una cuota
equivalente al 0.8 % de la masa salarial bruta, cantidad que se elevaría posteriormente al 1.2 %. Este
propia empresa. Todas las empresas de más de diez asalariados están obligadas a esa contribución,
y las de plantilla inferior tienen también otras obligaciones menores. Además, las empresas están
obligadas a pagar otro 0.3 % como tasa de aprendizaje, del que el un tercio, el 0.1 %, se acumula al
0.3 % para la formación de jóvenes antes considerado, elevando así la cifra destinada a éstos al
0.4 %.
En realidad, la contribución realizada por las empresas, o al menos los gastos que imputan a
la formación, es incluso mayor, alcanzando de hecho, en 1.988, el 2.78 % de la masa salarial bruta.
No obstante, la contribución es desigual y varía en relación directa con el tamaño de la empresa; así,
en 1.988 las empresas de diez a diecinueve asalariados invirtieron el 1,39 % de la masa salarial
incluimos ahora el aprendizaje), puede ser invertido directamente por la empresa (lo que deberá
carácter mutuo para la formación. Así, el 0.1 % correspondiente a los permisos de formación puede
ser entregado al Estado o a un OPACIF (Organisme Paritaire Agrée au titre du Congé Individuel de
Formation); el 0.3 % para formación de jóvenes puede ser entregado a un OMA (Organisme de
puede ser utilizado en éste o, de lo contrario, ser transferido a un FAF (Fonds d'Assurance
reparten, por un lado, entre los ámbitos nacional y regional y, por otro, entre la administración pública
de 1.983, que puso en marcha tanto la "descentralización" (transferencia de fondos y cometidos a las
prefectos regionales). Siendo una descentralización (y desconcentración) operada desde arriba, las
Son competencias del estado central elaborar los planes quinquenales de formación, regular
las condiciones y características generales de ésta, controlar y hacer efectivo el cumplimiento de las
normas vigentes, en particular vigilar y controlar el uso de los fondos afectados a la formación, y
desarrollar una política contractual de acuerdos con las regiones, las empresas, los organismos y los
En cuanto a las regiones, desde la ley de 1.971 tienen "competencias generales" sobre la
formación profesional, si bien éstas están limitadas por su presupuesto propio, fuera del cual
dependen de los "contratos del plan" (contrats de plan) acordados con el Estado (para el quinquenio
1.989-93 se prevé dedicar tres mil millones de francos a estos contratos). Esta modalidad contractual
es el instrumento mediante el que el Estado empuja a las regiones a actuar de acuerdo con los
cuatro ámbitos o niveles. En primer lugar, en los grandes acuerdos nacionales total o parcialmente
referidos a la formación, a los principales de los cuales ya hemos hecho referencia. En segundo
lugar, en los organismos estables de concertación de ámbito estatal o regional, como son el Consejo
l'Emploi), en los que los agentes sociales conciertan con los delegados regionales del poder central y
con las autoridades propiamente regionales). Las decisiones de estos órganos no son ejecutivas ni
En tercer lugar, en el FAF, los OMA, los OPACIF y otros organismos de mutualización de los
reconocidas por el Estado a las que deben adherirse las empresas y transferirles, en todo caso, el
quieren utilizarlo por si mismas y no prefieren entregarlo al erario público, los correspondientes al
plan de formación y a la formación de jóvenes. Una idea de las preferencias de las empresas puede
darla el hecho de que, en 1.988. de los 3.027 millones de francos dedicados a la formación en
alternancia (el citado 0,3 % para jóvenes), 2.931 fueran a parar a los OMA, 64 al tesoro público y 32
resultaran imputados directamente por aquéllas; por el contrario, la parte dedicada al plan de
formación suele ser gastada directamente por la empresa, y la destinada al CIF ha de ser entregada
forzosamente a un OPACIF.
En cuarto lugar, en la contratación colectiva regular, desde los convenios sectoriales a los de
empresa. La Ley de 1.984 obliga al establecimiento de acuerdos sobre la formación por ramas
profesionales, pero éstos son siempre de carácter muy general. Si no existe un acuerdo de rama, el
empresario está obligado a negociar con los trabajadores de la empresa, pero no a llegar a un
participación de los trabajadores suele ser el motivo por el que algunas empresas se ven obligadas a
lugar consideraremos las especialmente dirigidas a la formación en alternancia de los jóvenes, las
más importantes de las cuales son el Curso de Iniciación a la Vida Profesional (stage d'adaptation a
Adaptación (contrat d'adaptation). Todas estas figuras nacieron del acuerdo de 26 de de octubre de
1.983.
empleo que han abandonado el sistema escolar sin una cualificación profesional, o a los que llevan al
menos seis meses en el paro. Su duración oscila entre tres y seis meses, los jóvenes incorporados
tienen el estatuto de alumnos de la formación profesional y son retribuidos con dinero procedente del
cursos más de ciento ochenta y siete mil personas (en 1.987-88 lo habían hecho más de trescientas
cuarenta y tres mil).
cuarta parte de los cuales, al menos, debe estar dedicada a la formación. Su objetivo es permitir al
joven alcanzar una cualificación reconocida. La relación del beneficiario con la empresa se considera
un contrato laboral de carácter temporal, y la empresa debe hacerse cargo de la remuneración. Los
costes de la formación son cubiertos por la cotización obligatoria, sea directamente (el 0.3 % para el
mutualización.
veinticinco años que ya poseen una cualificación, y tiene por objeto favorecer su inserción profesional
o reorientar su especialización. El contrato puede ser de carácter indefinido o definido, pero en todo
caso con una duración mínima de seis meses y una remuneración equivalente al ochenta por ciento
del salario normal y en ningún caso inferior al salario mínimo interprofesional. Debe comprender un
mínimo de doscientas horas de formación que son financiadas, al igual que en el caso anterior,
Un mecanismo no muy distinto fue durante un tiempo el de los Trabajos de Utilidad Pública
(travaux d'utilité collectif: TUC), o "jóvenes voluntarios", existente desde 1.982 pero impulsado
especialmente a partir de 1.984. En este caso los jóvenes de dieciséis a veinticinco años sin empleo
(con un año mínimo de desempleo si son mayores de veintiún años) trabajaban a media jornada,
durante períodos de seis a doce meses, para organismos públicos, entidades sin fines de lucro y
No hay que olvidar, en fin, el aprendizaje tradicional, cuya forma jurídica es similar a la de
los contratos de la formación en alternancia. En el curso 1.987-88 afectó a unas doscientos veinte mil
jóvenes.
Vale la pena reseñar que en Francia existió otra figura masiva, el Contrato de Empleo-
Formación (contrat formation-emploi), hoy desaparecida pero vigente más o menos entre 1.976 y
1.983, que estaba dirigida a jóvenes de dieciséis a vtinticinco años. Era un contrato temporal con un
componente obligado de formación (dentro o fuera del lugar de trabajo) y con ayuda financiera
Las medidas citadas no son las únicas, sino simplemente las principales. Junto a ellas hay
toda serie de otras más específicas y de menor entidad cuantitativa, como las dirigidas a las mujeres
profesional, etc. que unas veces utilizan algunos de los mecanismos ya citados (concretamente los
La tendencia general apunta hacia una disminución del peso relativo de los cursos
ocupacionales, o de las fórmulas en que éstos desempeñan un papel central, en favor del aumento
individualisé: CFI).
El permiso individual de formación permite a todos los asalariados, cualquiera que sea su
empresa, seguir, durante su tiempo de trabajo, una formación elegida por ellos, sea profesional,
cultural, escolar... Durante el permiso no se rompe el contrato, sino que queda suspendido
financiación del permiso corre a cargo de organismos mutualistas, concretamente los OPACIF.
Naturalmente, el permiso individual de formación no resulta accesible en todo momento sino sólo
bajo ciertas condiciones que dependen de la contratación colectiva y la voluntad del empleador.
años, carentes de una cualificación profesional de nivel V, en posesión de una obsoleta o que han
cualificación reconocida del citado nivel. El joven beneficiario firma un compromiso (engagement) con
recorrido personalizado que puede comprender una o varias de las medidas antes citadas para las
que sea elegible y se somete a un seguimiento por parte de aquél. El joven beneficiario tendrá el
estatuto de alumno de la formación profesional o de asalariado según las medidas a que se acoja, y
puede acordársele una indemnización entre dos medidas de formación ya remuneradas. En 1.989 se
beneficiaron del C.F.I. unas cuarenta mil personas, y el objetivo actual es llegar a las cien mil.
apuntamos, es imputable el 0.8 % de la masa salarial bruta que, en todo caso, aquélla está oblilgada
a gastar o a transferir a las mutualidades de la formación o al Estado. La empresa puede dedicar
este fondo a formación interna de los trabajadores organizada por ella misma, si bien ésta debe
cubrir algunos requisitos como no tener por objeto la adaptación al puesto de trabajo sino la
promoción o el cambio de puesto, desarrollarse en un local distinto del de trabajo, contar con un
programa previamente definido, contar con un perfil definido de formador, que los formadores puedan
acreditar su competencia para formar, etc., así como deben justificarse pormenorizadamente todos
los gastos imputables. Por esta vía reciberon formación unos dos millones y medio de asalariados en
La empresa puede también recurrir a la formación externa, mediante una convención bilateral
Los organismos de la formación son de todo tipo, con el único requisito de que hayan sido
habilitados como tales. Prácticamente cualquiera puede serlo, con tal de que su director carezca de
oficina administrativa los programas de formación y haga público anualmente un balance financiero y
un balance pedagógico. En 1.987, treinta y cuatro mil millones de francos se repartieron según se
menos de quince mil están en actividad. Los grupos principales son los constituidos por los
Adultes: AFPA --una especie de INEM), los dependientes de las Cámaras de Comercio e Industria,
profesional, especialmente destinadas a los jóvenes. Baste con citarlas: Talleres Pedagógicos
Personalisé), así como otras de menos difusión. La inmensa mayoría de ellas consisten en sesiones
En todo caso, esto nos lleva a una de las principales direcciones de cambio en la actual
itinerarios individualizados. Este es el sentido del crédito-formación, una de las innovaciones más
recientes. Para la formación en general, esta línea de evolución implica la necesidad de una
ordenando las piezas de distintas ofertas institucionales. Para la orientación profesional implica
también un esfuerzo notable, pues debe servir de base a la individualización de los itinerarios; de ahí
que ahora se dé gran importancia a fórmulas también nuevas como los distintos tipos de diagnóstico
orientación: por ejemplo, los Centros de Animación y Recursos para la Informacion sobre la
PAIO), las Misiones Locales (Mission Locale), las Casas de Información sobre la Formación (Maison
al menos un veinte por ciento de la misma es inútil y debe ser eliminada, y está pendiente de
aprobación una ley que fijará condiciones más estrictas para que los organismos de formación
puedan recibir dinero público. Entre éstas se pretende incluir el control de la calidad y suficiencia del
equipamiento y de la cualificación de los formadores, así como la exigencia de una definición más
precisa de los programas, el tiempo de formación en empresa y fuera de ella, los medios
pedagógicos, etc.
Por último, se está haciendo un esfuerzo notable por arrastrar a las empresas a que
entiendan la formación como una inversión y el lugar de trabajo como un escenario de aprendizaje.
Este es, en parte, el sentido del aumento de los fondos públicos destinados a formación, que
crecieron enormemente en 1.989 (hasta unos sesenta mil millones de francos) y de la tendencia
antes apuntada a sustituir los simples cursos, con o sin experiencia en la empresa, por fórmulas de
alternancia.
Por lo demás, el sistema francés presenta algunos problemas comunes a otros. Uno de ellos
es el fraude a la ley y, sobre todo, a su espíritu. Como se ha dicho, una parte importante de la
formación se sitúa por debajo de los niveles mínimos de calidad. Los gastos imputados a la
formación por las empresas lo son con criterios muy amplios que pueden incluir lo que no pasan de
ser cruceros y otros viajes de ejecutivos, etc. Los organismos de la formación, en general, privilegian
las formas que más les benefician, que no son necesariamente las más convenientes para los
jóvenes.
Asimismo, el sistema de formación ha sido reiteradamente criticado por conducir a la
sustitución de puestos de trabajo y por crear una red de empleo precario, particularmente para los
jóvenes.
formación de las empresas, en los que son los técnicos, cuadros y directivos los que se llevan la
parte del león del presupuesto, pero se extiende también a la formación de iniciativa o financiación
guarda semejanzas y presenta diferencias al mismo tiempo. No hay nada de sorprendente en esto si
tenemos en cuenta que, por una parte, se han enfrentado a una problemática común (desempleo
masivo, sobre todo juvenil, aceleración del cambio económico, insuficiencia y resistencia al cambio
difusión y la imitación; por otro, en cambio, cada uno de los países considerados ha vivido algunos
de estos problemas (por ejemplo, el desempleo juvenil) con muy distinta intensidad, posee
tradiciones propias y variadas en los terrenos de la formación, la gestión del mercado de trabajo y las
relaciones industriales y, por último, ha estado dirigido por gobiernos de diverso signo político.
embargo, mientras alguno ha llegado a plantearla con carácter universal (Inglaterra y Gales) los
demás, si bien la han ampliado considerablemente, nunca han dejado de presentar importantes
En todos ellos se asiste a un desplazamiento desde la formación a secas, separada del lugar
empresa. Pero también en esto hay diferencias, como quedan ejemplificadas en la contraposición
entre Inglaterra y Gales, de un lado, y Francia, de otro: mientras la primera evolucionaba sin solución
con fondos públicos, en las que la formación expresa juega sólo un papel muy secundario, la
segunda abandonaba figuras como el contrato de formación-empleo en favor de mecanismos que
garantizaran mejor el no abandono de la formación y que reforzaran su papel, siempre dentro del
gobiernos en favor de una mayor o menor desregulación del mercado de trabajo y una intervención
más o menos intensa del Estado. Todos los gobiernos han basado su política de juventud, en gran
parte indistinguible --en términos institucionales-- de la política de formación, en forzar una reducción
de los salarios de los jóvenes (reducción que, por cierto, no ha mostrado en ningún momento una
eficacia específica en la reducción del desempleo juvenil); pero, mientras unos entregaban la
complejo sistema de decisiones con fuerte intervención de los poderes públicos (Francia).
formación con cargo fundamentalmente al erario público (el caso inglés), mientras la intervención
vendría asociada a la obligación de las empresas de aportar importantes fondos (el caso francés).
Tal vez no tan paradójico, decíamos, porque, al fin y al cabo, lo que hay tras las decisiones en torno
tanto a la gestión como a la financiación es, invariablemente, una mayor o menor disposición a dejar
mercado, pues éste sólo habría existido realmente si los individuos y las empresas hubieran sido
financiera pero dejarles tomar libremente las decisiones, sobre todo a las empresas, sobre si utilizar
o no los fondos públicos, para qué y cómo. Un curioso mercado en el que las unidades económicas
acceden libremente a las ventajas, pero sin soportar, o sin apenas hacerlo, costes ni riesgos. En
otras palabras, al mismo tiempo que aumentaban los fondos públicos destinados a la formación se
aparato distinto de la formación escolar reglada, parece haberse mostrado capaz de absorber, para
bien o para mal, el auge de la nueva formación ocupacional. Es el caso de la República Federal de
Alemania, donde el viejo y firmemente asentado sistema de la "formación dual", basado en una
formación; y también el de Italia, donde ha sucedido otro tanto a partir de la formación profesional
competencia de las regiones. Por el contrario, donde un fuerte sistema escolar impedía el desarrollo
formación se basaba en y servía de base a la fuerza de una de las partes, concretamente los
ocupacional ha debido y ha podido ser creado en gran medida ex novo, configurando un nuevo
subsistema por entero separado e independiente. Nótese, sin embargo, que mientras en el segundo
auspiciada tanto por la derecha ilustrada como por los cobiernos de izquierda, en el primero ha sido
utilizada como una potente arma para quebrar el poder de los sindicatos, dentro de una ofensiva
generalizada contra éstos por parte de un gobierno radicalmente conservador en lo político y liberal
en lo económico.
existencia previa o no de una tradición de concertación fuerte. Donde ésta estaba fuertemente
arraigada en un contexto de sólido consenso social, como es el caso de Alemania Federal, la nueva
oferta se ha configurado con mayor eficacia externa e interna y menos conflictos entre las partes.
Donde existía una tradición de reconocimiento e intervención de los sindicatos, pero éstos
practicaban una política de fuerte oposición, tendente al conflicto, como sucedía en Italia y Francia,
las normas que regulan la formación han reconocido invariablemente sus competencias, pero en un
Finalmente, donde el diálogo con los sindicatos ha sido sustituido por el intento de quebrar su poder
que a primera vista podría suponerse. Si bien es cierto que los países considerados han presentado
una estructura electoral, durante el período que tomamos en consideración, lo bastante estable como
para que podamos afirmar que un mismo color ha presidido la mayor parte del mismo, lo cierto es
que todos o casi todos han debido adaptarse a arreglos anteriores en los que habían participado
todas las fuerzas sociales. En cualquier caso, no debe olvidarse que políticas auspiciadas
fundamentalmente por partidos conservadores fueron en más de un caso iniciadas por gobiernos
socialdemócratas y laboristas, como en la R.F.A. y el Reino Unido (aunque, una vez en la oposición,
estos partidos cambiaran sus propuestas o se alarmaran de los desarollos producidos, y aunque el
consenso entre los interlocutores sociales); tampoco parece que, en Francia, rompiera la tendencia el
período de gobierno Chirac ni, en Italia, el del gobierno Craxi, si bien es cierto que ambos
Sólo el gobierno conservador británico ha querido hacer tabla rasa del contractualismo
caso, han sido los mismos empresarios quienes, a menudo, no han querido renunciar a la vieja
política de concertación, forzados sobre todo por el hecho de que los sindicatos continúan siendo
visto impedida de dar un giro hacia el despliegue de las fuerzas del mercado en la regulación de la
formación, si bien dentro de una normativa ciertamente prolija impuesta por el Estado.
En Italia, sucesivos gobiernos dominados de derecho o de hecho por los democristianos han
aceptado siempre alguna forma de intervención sindical y se las han arreglado para convivir con
poderes regionales en muchos casos dominados por la izquierda y con una orientación
intervencionista.
para la formación, jugando fundamentalmente el papel de garante de los acuerdos nacidos de ese
proceso.
concerniente a las relaciones industriales dentro de la empresa. El caso más claro es el alemán, en
el que el aprendizaje en el sistema dual, con una fuerte intervención de la empresa en la formación
misma --no sólo como lugar donde adquirir experiencia-- y una perspectiva real de inserción, resulta
parte de las decisiones, etc. En el polo opuesto se presenta el caso británico, donde una tradición de
polarización en las cualificaciones, omnipotencia de la dirección empresarial y escasa participación
en la regulación del proceso de trabajo se lleva perfectamente con un sistema de formación continua
que no parece tener realmente la pretensión de cualificar a quienes pasan por el mismo y que se
ofrece una formación más eficaz y de mayor vocación realmente profesionalizadora que Inglaterra y
Gales, pero no las perspectivas de inserción que la república alemana. En cuanto a Italia, un tejido
misma ni en sus relaciones con las necesidades y posibilidades del mercado de trabajo o en sus
es muy relevante en la República Federal y está dejando de serlo sólo recientemente en Gran
Bretaña, pero no lo es en Francia e Inglaterra. Lo primero podría relacionarse con la fuerte tradición
lugar de trabajo; también, claro está, con su aceptación desde hace mucho tiempo del mercado y la
propiedad capitalistas. En sentido inverso, la menor tradición de los oficios contribuiría a explicar
tanto la mayor combatividad social de los sindicatos franceses e italianos, que a su vez se habría
consenso en torno a las relaciones industriales--, como su menor preocupación por una intervención
que, siendo comunes a los países considerados, las diferencias que presentan son más bien de
grado. Este es el caso de la baja calidad de la formación, la tendencia al fraude en la misma, las
lado, y de gestión del desempleo y disminución de los costes de la mano de obra, de otro.
Por doquier, los fondos dedicados a la formación han aumentado más rápidamente que las
correctamente detectadas y, otras, en modas o profecías sin fundamento sobre las "profesiones de
futuro" o sobre presuntos empleos carentes de ocupantes. Los movimientos de la opinión pública
(pero de una opinión pública inarticulada, resultado no del debate o la acción colectivas sino de la
suma de preferencias individuales generadas a menudo por falsas expectativas), la inclinación hacia
impartidas por personal poco cualificado, o simplemente por el personal ya disponible) por parte de
mercado secundario a aprovechar cualquier forma de trabajo barato; todos estos factores han
pesado más, o al menos igual --en todo caso demasiado--, en la orientación de la oferta que
cualquier estudio sensato de la evolución y las tendencias a corto, medio y largo plazo del mercado
de trabajo.
Lógicamente, esta tendencia ha resultado más fuerte allá donde la opción oficial en materia
de formación ya apuntaba hacia las cualificaciones de bajo nivel, como es el caso de los programas
de juventud ingleses y, en menor medida, el de la formación profesional de primer nivel italiana, pero
menos donde existía una tradición más favorable a las cualificaciones de nivel medio y alto, como en
nivel italiana.
Por parte del público, la mixtura de formación y simple compensación del desempleo
presente en todas las medidas de formación ocupacional probablemente haya sido la causa principal
de una disposición general hacia la aceptación de ofertas de baja calidad que habrían provocado el
rechazo si se hubieran dado en otro contexto, por ejemplo el de la formación escolar reglada o el de
En cuanto a los establecimientos dedicados a la formación, hay que decir que los fondos
consagrados a la formación ocupacional han servido en buena medida como refugio para empresas
ella, lo que parece ser el caso de numerosos centros de enseñanza técnica británicos y de una parte
de la enseñanza privada italiana. El caso italiano presenta otras peculiaridades, pues el núcleo más
religiosos, lo que hace que cualquier propuesta de reordenación de ésta se enfrente a una
interferencia política e ideológica que nada tiene que ver con su problemática específica e intrínseca.
corto ha propiciado la creación de centros y empresas de nueva planta que, una vez establecidos,
Por parte de las empresas, las medidas lanzadas por las administraciones han podido ser
asumidas en lo que tenían de política de empleo a corto plazo sin hacer otro tanto con su contenido
formativo. Una característica general de todas las fórmulas centradas en el trabajo en la empresa es
su desmedida concentración en los sectores de los servicios personales y el comercio, que requieren
cualificaciones bajas y son suministrados por empresas pequeñas que no pueden --ni, normalmente,
quieren, ya que les resulta más favorable volver a utilizar con otras personas cualquier fórmula que
abarate el coste del trabajo-- absorber para empleos fijos a los jóvenes o adultos presuntamente
formados en ellas. En cuanto a las grandes empresas, a menudo han participado en los programas
para desempleados --otra cosa ha sido la formación permanente de su propia plantilla estable-- por
no aparecer enfrentadas a la política gubernamental y como una forma más de mejorar su imagen
pública --y, por supuesto, también como un medio de conseguir trabajo barato, aunque esto pueda
ser menos importante para ellas que para las pequeñas empresas--, pero, en el contexto de una
Todo esto ha generado dos problemas relativos a la calidad. El primero se refiere a lo que
mejor o peor adaptación general a la evolución del mercado de trabajo. La distribución de las plazas
de formación, tanto en las empresas como en los centros, ha venido más dictada por las facilidades
en la configuración de la oferta a corto plazo que por las demandas o necesidades previsibles a
formación; ni siquiera, con frecuencia, de la mera existencia de ésta como actividad expresa y
diferenciada, más allá de la mera adquisición de experiencias de trabajo. En el caso de los centros
de formación, los requisitos para constituirse en tales, o los que debe cumplir cada programa para
ser subvencionado, han sido francamente mínimos, a menudo puramente formales. En cuanto a los
contratos para la formación en las empresas, a la formulación vaga e imprecisa de las obligaciones
escasa entidad de los mecanismos de verificación y control, fuera a través de la propia acción de las
administraciones (inspección de trabajo, etc.) o de la intervención de los sindicatos (por otra parte
más preocupados de defender el trabajo de los adultos que las perspectivas de los jóvenes) o de
organizaciones de los propios jóvenes (inexistentes a estos efectos, tanto las organizaciones
juveniles propiamente dichas como secciones con cierta autonomía, o cualquier otra fórmula, dentro
de los sindicatos).
La manifestación más vistosa de este panorama de laissez faire, a veces cercano al caos, ha
sido la abundancia del puro y simple fraude en la formación ocupacional. Sin embargo, la vistosidad
del fraude, lacra a eliminar en todo caso, no debería hacer olvidar que no es ése el problema de la
formación ocupacional, aunque a veces sea el que más hiere los sentimientos del público.
Falta decir que las administraciones han tenido un buen motivo para no mostrarse
especialmente rígidas en todo lo relativo a las condiciones de los contratos de formación en las
empresas, los requisitos de constitución de los centros de formación o las exigencias para subsidiar
planes y programas. Profundamente preocupadas por el desempleo juvenil y sus efectos sobre la
inserción profesional y social de los jóvenes --o, si se prefiere, y más llanamente, por el fantasma de
de la juventud--, probablemente han preferido optar por la cantidad antes que por la calidad, evitando
en cualquier caso medidas que, por su efecto selectivo, impidieran alcanzar rápidamente los niveles
Puede afirmarse que, al tratarse de programas que tenían tanto de política de juventud y de
empleo a corto plazo como de política de formación, el aspecto de "acción social" se ha llevado la
palma sobre el aspecto educativo. Igual que la mujer del César debía ser honrada y parecerlo al
mismo tiempo, los poderes públicos estaban forzados a hacer algo sobre el desempleo y para los
surgido por doquier en torno al control de la formación profesional ocupacional, generalmente entre
las autoridades económicas y las educativas, y que en casi todas partes se ha resuelto a favor de las
primeras. Se puede discutir hasta la saciedad sobre si el sistema educativo habría sido capaz o no
de articular una oferta ágil de formación ocupacional (la experiencia italiana indica que no mucho),
pero no cabe desconocer que la inclinación de la balanza a favor de las autoridades económicas ha
sido, en gran parte, efecto de su disposición a partir de cero, sin sentirse atadas por la enseñanza
reglada, ni por los criterios de acceso y gestión del sistema escolar, ni por su discurso sobre la
que no siempre casan bien con el seguimiento de las necesidades, reales o presuntas, del mercado
de trabajo.
incapacidad para articular ambas en una estrategia de conjunto sobre la cualificación de la fuerza de
segundo nivel anticipa ya parcialmente lo que traerá la reforma de la educación secundaria superior;
en la educación técnica, al suministrarle, con condiciones, unos fondos que escaseaban debido a la
prioritariamente hacia los colectivos con menor nivel de estudios, definidos explícita y directamente
como objetivos o presentes tras cualesquiera otras definiciones basadas en la desventaja social, esto
no ha alterado apenas, por no decir nada, su lugar relativo en la jerarquía de las oportunidades de
empleo. Además, todo indica que existe una tendencia consistente a que se beneficien más de la
mejor educación. Esto es especialmente cierto cuando el acceso de unos individuos u otros a las
Federal de Alemania, pero se trata siempre de un derecho cuyo ejercicio depende de límites
crece el número de las organizaciones sindicales que la plantean. Sí ha sido reconocido el derecho,
sin embargo, para algunos colectivos específicos como los trabajadores afectados por procesos de
reconversión.
profesional, no sólo para los jóvenes sino también para los adultos. Este movimiento ha venido
acompañado de --y ha se ha visto reforzado por-- una tendencia hacia la individualización de los
itinerarios de formación.
hasta 1978. Este año es importante en el cumplimiento de los Pactos de la Moncloa, al menos en un
sentido formal. Una de las consecuencias es la creación del Instituto Nacional de Empleo.
hecho tiene una importancia más bien formal, aunque nuestra Ley básica es notablemente explícita
A partir de 1978, se abre una situación para la acción pública en formación ocupacional que
ocupacional sigue al margen de una regulación jurídica en sentido propio y material. Es decir, no se
reconocen derechos subjetivos en sentido propio. En 1980 se promulgan las leyes del Estatuto de los
Trabajadores establece uno: el derecho a la formación profesional de todo trabajador en activo (Art.
4, 2, b). Este derecho no solo no será desarrollado y tutelado por el Estado, sino bloqueado
establecidos por la Ley. El término de referencia es, más bien, el de las "competencias", estimadas
bajo la forma de derechos de ciertas instancias públicas para emitir normativa reglamentaria o
incluso legal, administrar financiación -casi siempre con un grado elevado de discrecionalidad-, y
establecer criterios de acceso a prestaciones y medios financieros por parte de los ciudadanos o de
Es bajo esta referencia como se desarrollará una pugna entre la Administración Central y
3) En estas pugnas desempeñará una importancia central cierta inercia institucional. Tras su
constitución en 1978, el Instituto Nacional de Empleo asume los medios y la actividad que venían
Profesional.
Bajo una normativa y una praxis plenamente administrativas, esos medios y actividad van
tomando rigidez. El P.P.O., subsumido luego en el SEAF, había sido un programa orientado a la
notables había sido la flexibilidad en la oferta formativa. Gran parte de ésta se desarrollaba en
Con la creación del INEM, se rigidifica la oferta. Curiosamente, los criterios presupuestarios
al uso llevan a incrementar fuertemente la creación de centros fijos mientras disminuye el gasto
ligado al desenvolvimiento de los cursos, incluyendo la formación del profesorado. Por otra parte,
éste adquiere un status funcionarial, y ve degradarse con gran rapidez sus condiciones retributivas.
de proyectos anteriores. Enseguida comienza a decaer y llega a desaparecer casi por completo.
trabajo, por parte de un sistema productivo en desarrollo. En cambio, la creación del INEM se da en
un contexto dominado por la oferta de factor trabajo, y por una gran debilidad de la demanda. La
formación, al igual que el conjunto de servicios del INEM, se sitúa en función del empleo, o, para ser
más precisos, en función de la lucha contra el desempleo. Nada más expresivo, en este sentido, que
la Ley Básica de Empleo. Esta Ley, de 1980, contempla sustancialmente la Formación Profesional
desempleo, y concretamente, por la prestaciones al efecto. Toda la acción pública en relación con el
reactivación de la demanda. Además, no se percibe que la formación pueda contribuir a provocar esa
reactivación.
5) Estos rasgos últimos implican otro muy básico, que es una profunda ignorancia acerca de
las posibilidades de una gestión activa y preventiva del mercado de trabajo que tenga como una de
Al repasar las características que ha tenido y sigue manteniendo la acción pública en materia
de empleo y formación, se observan fenómenos que remiten a un rasgo más fundamental.
durante mucho tiempo, esta ausencia de objetivos surgía de una conciencia que se expresaba en
Los rasgos anteriores han venido dominando la acción pública en formación ocupacional
durante una década, y todavía siguen haciéndolo sustancialmente. Sin embargo, hay ciertos hechos
................
pública en formación ocupacional: el Acuerdo Económico y Social (A.E.S.). Sin embargo, unos
meses después la situación volvió a variar totalmente, con el llamado "Plan de Formación e Inserción
Profesional"
Estado, en primer lugar, con las finalidades sociales y económicas a la cuales estaba dirigida la
formación y, en segundo lugar, suponía la aceptación por éste del protagonismo de los agentes
financiación aplicable a formación: la del Fondo Social Europeo. Esto provoca un ascenso inmediato
que se firma el tratado de adhesión a las Comunidades Europeas, la acción pública en materia de
formación ocupacional se identifica esencialmente con las acciones cubiertas por el Fondo Social y
sus cláusulas condicionales. A esto se suman varios programas existentes con anterioridad.
profesional. Prueba de ello es que el estudio del mercado de trabajo experimenta un nuevo
cualificación.
trabajo es difícilmente susceptible de empleo. La acción formativa es valorada como una ocupación
en sí misma, sobre todo para colectivos juveniles, expuestos a una utilización del ocio
potencialmente nociva para los jóvenes mismos y para la paz social. El Fondo Social Europeo y la
de desempleo. En la mayor parte de los programas operativos del Plan F.I.P. se incluirá una pequeña
ocasión para practicar otro tipo de transferencias, dirigidas a empresas u otros empleadores, a
cambio de fórmulas distintas de empleo-formación. Esas transferencias serán algunas veces tácitas,
Todo esto configura una consideración inmediata de la formación, más allá de la utilidad que
pueda suponer como medio para adquirir una cualificación que, en su caso, esté demandada en el
mercado. Solo la realidad de la reactivación irá devolviendo la conciencia de que la formación es útil
para adquirir cualificación. Sin embargo, nunca se rediseñará la acción pública en orden a optimizar
tres años, el Plan F.I.P. carecerá sustancialmente de criterios de selección en cuanto a calidad de la
oferta formativa y ajuste a la demanda de factor trabajo. Asimismo, la financiación se ajustará a una
agregada.
financiación pública es suficiente sólo para acciones formativas de bajo coste. En consecuencia, se
capacitación comprobada. Bajo el paradigma formativo anterior, a menudo existe un solo monitor
para cursos que abarcan disciplinas y destrezas muy distintas. En cambio, los criterios y módulos de
financiación pública son insuficientes para procesos de formación costosos, debido a la cualificación
Este despilfarro queda de manifiesto cuando se comparan los costes de la formación reglada y de la
formación ocupacional, así como su eficacia respectiva. El coste alumno-hora en la ocupacional es,
en términos globales, el doble que en la reglada.
financiación del Fondo Social Europeo ha hecho de carezca de autonomía propia y que no se
ocupacional.
................
En los dos últimos años, la conciencia social ha ido alcanzando cotas de evolución que,
patente, asimismo, que el único remedio para afrontar esas necesidades radica en la formación; y,
pública. En estos momentos ya se manejan datos brutos de registro, así como anuncios de prensa,
someter a la ley la práctica administrativa. Asimismo, la de motivar las decisiones y responder de los
resultados con evaluaciones. En una línea cercana, la entrada en las Comunidades sirve para
estimular el tripartismo.
que tienen las competencias en empleo y las de formación ocupacional. Durante muchos años, los
gobiernos sucesivos y, sobre todo, la Administración como tal, intentaron retener competencias en
autonomía notable, al igual que otras líneas de gestión del mercado de trabajo.
formación ocupacional. Con más dificultad ha ido abriéndose paso la idea de "responsabilidad" de las
instancias públicas y, sobre todo, de responsabilidad jurídicamente exigible, pero, como hemos
Educativo hace un planteamiento integrado de derechos y de objetivos públicos, que abarca tanto a
responsabilidades. Por otra parte, algunos agentes institucionales han defendido la conveniencia de
Por sexos, se aprecia un avance mucho más rápido de las mujeres, que, desde proporciones
muy modestas, llegan recientemente a superar a los varones (cuadro 7.2). También puede
apreciarse un predominio del grupo inferior a 25 años (cuadros 7.2 y 7.3). Si observamos los
alumnos formados por nivel de estudios, apreciaremos un crecimiento muy intenso de los niveles
superiores. Si, además, contemplamos los porcentajes de alumnos formados por cada 1000 activos,
En lo que respecta a la situación laboral de los alumnos, la inmensa mayor parte son
becas para la mayor parte de los alumnos en formación, ha permitido al Ministerio de Trabajo realzar
Respecto al sector de procedencia, en el caso de las personas con empleo anterior llama la
atención el peso de los servicios, si se tiene en cuenta que es un sector mucho más dinámico que el
industrial. En lo que concierne a la duración de los cursos, el mayor peso cuantitativo está entre las
200 y 400 horas (cuadro 7.6). También se observa un incremento relativo en la longitud de las
acciones formativas. Hay que mencionar también el incremento de las Escuelas-Taller y Casas de
Una valoración
Comencemos por el instrumento administrativo esencial que existe para orientar la acción
pública en formación ocupacional. El INEM surgió ya con un diseño institucional confuso. Desde el
primer momento, careció de unos objetivos explícitos, y de unos medios consistentes entre sí.
ocupacional y las prestaciones de desempleo. Como viene a expresar el Preámbulo del Decreto-Ley
de creación del INEM, se entiende que la racionalización exige concentración. Todas las
competencias relacionadas con el empleo y el desempleo, habían de realizarse con unos medios
superiores a los existentes en el momento; y esto, cuando se absorbe la gestión de las prestaciones
de desempleo, y cuando el paro crece a un ritmo medio de un cuarto de millón de personas por año.
las líneas de trabajo que tratan de estímular el empleo, se burocratizan. Por ejemplo, mientras que
financieros para fomentar el empleo juvenil, pero sin estudios previos, promoción, apoyo,
insensibilidad hacia la optimización de la eficacia formativa. Por ejemplo, en los últimos años, al
menos se aceptan diseños formativos donde se deciden cualificaciones de entrada. Pero aún,
adaptación o perfeccionamiento, porque los asistentes poseen una preparación inicial y unos
objetivos totalmente distintos, de forma tal que la calidad de la enseñanza se ve muy afectada. Hay
bastantes alumnos que son designados para cursos que no corresponden a su cualificación de
partida, ni a sus objetivos profesionales, pero suelen aceptarlos para percibir las prestaciones
La falta de objetivos parece aún más radical, en cuanto que no existen criterios sólidos
acerca de qué cualificaciones han de ser objeto de formación propiamente profesional, cuáles de tipo
ocupacional, cuándo han de combinarse unas u otras acciones. En realidad, el Plan F.I.P. no ha sido
Ocupacional tuviera otros cauces además del Plan F.I.P.. Pero la concentración en éste confiere una
eficacia limitada a dicha acción, desde el punto de vista de sus frutos en el terreno de la cualificación.
Desde luego, hay que tener en cuenta que no nos referimos sino a una parte de la acción pública.
Otras administraciones desarrollan una actividad muy bien dirigida y controlada, y en un contacto
estrecho con los agentes sociales. Tal es el caso de algunas Comunidades Autónomas y
encierra sustitutivos de lo que en otros países han sido dos grandes planes: uno de empleo-
formación, dirigido a la inserción de los jóvenes que terminan la escolaridad obligatoria, y otro de
inserción o reinserción para desempleados de larga duración. Nos referimos a programas estudiados
de manera precisa, y en contacto con los agentes sociales; con una labor incisiva de promoción, con
seguimiento y control; con apoyos eficaces para elevar la calidad de la acción formativa y para
conseguir de manera efectiva e indefinida la inserción profesional. Al mismo tiempo, estos programas
suelen intentar garantizar el que todo un colectivo tenga un acceso efectivo a los beneficios del Plan,
organizativa suficientes para acometer alguno de estos grandes programas. Ahora bien, parece casi
necesario que se lo proponga a medio plazo. No puede argumentarse que no hay medios materiales
para ello, pues, precisamente, estos programas encierran una mejor administración de recursos que
cualificaciones se ha conseguido que coexista una demanda de factor trabajo instisfecha y muy
cuantiosa con unos contingentes elevadísimos de desempleo. Es el caso, por ejemplo, de los
financiando con fondos públicos una oferta formativa que, a veces, es muy económica para los
centros que la promueven, pero totalmente desajustada respecto de la demanda empresarial. Por
ejemplo, programación en lenguajes de "alto nivel", cuando la demanda se orienta hacia lenguajes
capaces de producir software "portable" entre distintos sistemas operativos. Si se apoya igual un
curso de programación en Lenguaje "C" que en "Basic", el mercado tenderá a ofrecer lo segundo. En
el primer caso, la financiación pública no alcanza a financiar la oferta formativa; en el segundo, puede
dar beneficios. Dado que las cualificaciones necesarias para el sistema productivo, suelen tener un
costo de factor trabajo más elevado, y el INEM no tiene medios jurídicos ni técnicos para controlar la
oferta, muchos cursos del Plan F.I.P. tienen una utilidad muy limitada en términos de cualificación.
lugar, beneficia comparativamente más a empresas con necesidades de nuevo factor trabajo, sobre
todo si éste no ha de ser muy cualificado o con experiencia profesional. También beneficia a
empresas dispuestas a una rápida rotación de personal, y hábiles en la justificación de una actividad
formativa que puede ser bastante superficial. En cambio, la situación perjudica a empresas con
grandes empresas, o si las necesidades son para acciones formativas de corta duración. También
cuidadosas con la calidad, podrían beneficiarse más en una situación en la cual existiera un mercado
competencia.
La financiación del Plan F.I.P. suele ser insuficiente para dar formación de calidad; sobre
todo, en cualificaciones escasas en el mercado. En cambio, es más fácil que pueda dar beneficios
con acciones de calidad inferior, o con menores exigencias en medios, o para cualificaciones menos
necesarias y escasas en el mercado. En las cualificaciones más demandadas, el salario del formador
ha de llegar a los niveles del mercado de trabajo, y éstos son altos. Además, hay que brindar mejores
contrataciones duraderas.
empresas poco dispuestas a contar con los trabajadores afectados. En este sentido, hay cierto
número de empresas que prefieren la actividad unilateral abierta por el F.I.P., a la acción en
concertación. Esta situación tampoco es compartida por empresas más democráticas, e inclinadas a
la motivación.
En resumen, podríamos decir que la situación actual no constituye un óptimo desde el punto
de vista funcional, aparte de los reparos que pueda merecer desde el punto de vista ético-social y
constitucional. El Estado drena recursos, vía Cuota de Formación Profesional, a unos agentes que
podían emplearlos para satisfacer necesidades de cualificación claves para el desarrollo económico,
y entrega tales medios de una forma poco discriminada. En ocasiones, tales recursos se aplican de
manera ineficiente, al menos en relación con los objetivos de cualificación que precisa la sociedad
española. En ciertos casos, se llega a subvencionar una utilización extensiva del factor trabajo sin
europeo moderará ciertos niveles salariales, pero puede agravar el desempleo nacional. Ya existen
enseñanza. Pero, a medida que se haga efectiva la libertad de circulación y libre prestación de
servicios, es previsible una gran afluencia de profesionales extranjeros. 1992 será un año en el que
tendrán ocasión de venir a España muchos europeos, con motivo de los tres grandes
acontecimientos que se preparan. O mucho nos engañamos, o 1993 va a ser un año en el que el
empleo de extranjeros puede llegar a ser una seria competencia para el de los nacionales. Nos
acelerar la invasión. Por ejemplo, la inexistencia o falta de calidad en la oferta formativa para ciertas
para acreditar una cualificación suficiente. Esto puede provocar una valoración de esas
coherente con la identidad constitucional del Estado español. Hay estados que practican
simplemente una regionalización avanzada y que tienen, sin embargo, mucho más descentralizadas
Como es sabido, la estructuración del Estado en España es mixta, entre un Estado federal y
regional avanzado, lo cual plantea opciones sobre el largo plazo, en términos de una mayor
competencias es fundamental para la configuración definitiva del Estado. Ahora bien, este debate ha
discrecionalidad, aunque esta iniciativa se desarrolle dentro de un marco jurídico estatal, o bien
autonómico. Nos referimos a labores tales como las de "fomento", siempre que no comprometan
Por otra parte, la fijación de competencias se ha dado con frecuencia dentro de un cierto
ambiente de antagonismo que ha limitado la colaboración entre las Autonomías y el poder central en
relación con unos mismos objetivos u objetivos colindantes. La interpretación de competencias es, a
veces, difícil. Por ejemplo, ciertos estatutos de autonomía hacen difícilmente discernibles las
casi antagónica, los gobiernos centrales han tendido a asimilar la formación ocupacional a las
competencias sobre empleo, e incluso a la temática laboral. La Constitución reserva al Estado la
"legislación laboral, sin perjuicio de su ejecución por los órganos de las Comunidades Autónomas"
Por su parte, los Estatutos de Autonomía más explícitos, son el Vasco y los de Castilla-León
y Castilla-La Mancha, especialmente el primero. En cambio, hay comunidades que, aun teniendo un
nivel general de competencias muy elevado, no se benefician de una mención tan expresa. En el
Una referencia parecida no existe en los Estatutos de ninguna otra comunidad; ni siquiera en
los de competencias muy amplias, como Cataluña, Andalucía o Galicia. Donde sí hay un referencia
Castilla-León (Ley Orgánica 4/1983, de 25 de febrero). Pero la referencia es como una competencia
cuya asunción se demora por el mínimo de cinco años que impone la Constitución. Entre esas
Dado que la formación, en la acción de la Administración central, está unida a los servicios de
empleo, parece haberse desarrollado cierta tendencia a que siguieran la suerte de éstos. Ahora bien,
servicios de empleo estatales, sino que estos servicios deben estar altamente regionalizados. Sin
embargo, España cuenta con unos servicios de empleo muy centralizados. Hay administraciones
incluso en campos importantes para ajustar sus propias líneas de acción. Por ejemplo, se lamentan
Sin embargo, la misma Administración central ha venido modificando sus actitudes en cuanto
a la colaboración con las comunidades autónomas. Así en el Plan de reforma del Instituto Nacional
voluntad de colaboración con las Administraciones territoriales. Pero, sobre todo, se enuncian toda
una serie de tareas en orden a las cuales se propone tal colaboración. Así, por orden de amplitud
cada comunidad autónoma; establecimiento conjunto de Oficinas para la Promoción del Empleo y la
Cualificación, como plataforma para "medidas positivas" en promoción del empleo y formación
Esta dinámica cuenta con un elemento de impulsión muy importante. Se trata de nuestros
compromisos jurídicos internacionales y supranacionales, así como de los rumbos que se avecinan
pública del mercado de trabajo. Es cierto que el Estado mantiene unas responsabilidades
ejemplo, la primera fase de los nuevos Fondos Estructurales ha supuesto una cierta concentración
de competencias en beneficio del Estado. Ahora bien, es inminente la imposición de una intensa
participación por parte de las administraciones territoriales y las organizaciones sociales en la gestión
pero con acuerdos bilaterales, nunca en forma multilateral. Así, desde 1.985 ha ido estableciendo, y
luego renovando, convenios con todas comunidades autónomas excepto con el Pais Vasco. Esos
convenios tienen una matriz común. Se prevén transferencias financieras para la realización de obras
y servicios por trabajadores en desempleo; se establecen cupos y condiciones para las líneas del
Plan F.I.P. que les afectan; también se fijan condiciones sobre otras líneas de apoyo al empleo y a la
conjunta de proyectos a presentar ante el Fondo Social Europeo. Además, se prevén acciones en
colaboración sobre información y orientación profesional y sobre el estudio del mercado de trabajo;
pero, cuando las comunidades autónomas plantean dar contenido a esa colaboración, no suelen
encontrar una gran respuesta. Desde el punto de vista orgánico, en estos convenios suelen
establecerse dos comisiones mixtas: una, más formal y de alto nivel, llamada "de coordinación"; y
otra, "de seguimiento". Estos convenios han resultado útiles al Ministerio de Trabajo para
homogeneizar y ordenar las relaciones con cada una de las comunidades autónomas.
....................
Esta comunidad ha venido desarrollando una gran actividad en formación profesional. Por
una parte, está creando oferta y estímulos directamente, como es el caso del Programa "IMI", en
colaboración con las Cajas de Ahorros de Euskadi. Pero, sobre todo, está actuando muy eficazmente
sobre la oferta social a través de un apoyo financiero amplio y flexible. Esencialmente, hay tres vías
de financiación: una se dirige a empresas, otra, a oferentes de formación, y la tercera está dirigida
estos apoyos, podemos señalar una oferta formativa de volumen y calidad verdaderamente
tecnología.
Casi todas las comunidades autónomas tienen órganos o mecanismos que posibilitan la
de órganos que atienden a la formación ocupacional entre otros objetos de dedicación. Por ejemplo,
bastantes comunidades cuentan con un Consejo Económico y Social. También hay sociedades u
órganos orientados al desarrollo regional, que a menudo cuentan con cauces de participación. O
programas de fomento del empleo y la formación profesional que, o bien incluyen mecanismos de
participación, o bien se someten a los existentes. Asimismo, hay varias comunidades que poseen
Consejos de Relaciones Laborales que sirven para estimular la negociación y, por tanto, la
intensidad en la actividad sobre la formación misma. En cuanto a la forma de organizar ésta, se está
extendiendo el modelo de instancias zonales. A menudo se dan dos órganos a esta escala: uno
consultivo y de propuesta, y una célula técnica, que a veces dispone de instalaciones formativas fijas.
Otras veces, existen una u otra. Volviendo al ejemplo del País Vasco, en esta comunidad hay 32
Comités Comarcales de Empleo y Formación, y en cada una de las comarcas hay un Técnico de
Empleo y Formación.
En otras zonas, como en la Comunidad de Madrid, hay Mesas Zonales, pero no promotores y
....................
La Comunidad de Madrid está comprendida entre las de competencias más limitadas. Sin
embargo, es probable que el entorno general evolucione en algún momento con cierta rapidez hacia
De todos modos, en formación reglada las competencias, son muy limitadas por el momento.
Esto ha provocado que la Administración autonómica haya desarollado una actividad mucho mayor
complementar a la formación reglada, a menudo lo hace por cauces que, en buena parte, son de
formación ocupacional. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid desarrolla una actividad notable en
educación compensatoria. La parte de esa actividad que posee contenidos profesionales, es, en
incentivos a la formación pero con la condición de creación de empleo. Según datos de la citada
consejería, en 1.989 se subvencionaron 109 proyectos, con 8.442 alumnos formados, 5.603
trabajadores reciclados y 1.476 nuevos empleos. Datos oficiosos cifran la cantidad invertida en
El segundo gran cauce de acción sobre la formación de ciclo corto procede de la Consejería
integrado formalmente dentro del Plan de Empleo pero ha ido tomando plena autonomía. En 1.989,
este Programa, junto con unos cursos de la Dirección General de la Juventud, dependiente por igual
de la Consejería de Educación, supuso la puesta en pie de una oferta de formación para 7.000
Consejería de Economía y Trabajo, en su administración global del Plan de Empleo integra a los
interlocutores sociales: a escala central, sobre todo, y luego a través de las llamadas Mesas Zonales
de Empleo.
Otra cualidad muy importante del Plan de Empleo es que incorpora compromisos de
contratación tiene que ser como mínimo de un año, y se incentiva especialmente la contratación
profesionalizante, una de cuyas implicaciones es la longitud de los cursos. Por otra parte, se está
dando un despliegue técnico con dotaciones logísticas de calidad considerable, como es el caso del
Aparte de las líneas de acción expuestas, la Comunidad de Madrid desarrolla actividad en formación
ocupacional para colectivos específicos, tales como mujeres y comerciantes. Asimismo hay cierta
instituciones financiadas por éste, tales como un centro dedicado a Concepción y Diseño asistidos
innovación tecnológica. Por su parte, la Dirección General de Comercio provee de formación inicial y
económico, la actividad mencionada es análoga a la financiada por el INEM, que en 1.989 llegó a
casi 4.722 millones de pesetas. Los Cuadros 8.1 y 8.2 presentan el número de cursos y alumnos,
distribuidos respectivamente por municipios y por programas. El Cuadro 8.3 los clasifica por familias
Vale la pena mencionar una actividad específica apoyada por el INEM. Se trata de las
segundas, que en total dan empleo a 4.217 alumnos. Este programa puede sobrepasar de manera
muy neta al resto de las acciones incluídas en el Plan Nacional de Formación e Inserción Profesional.
que la acción formativa se hace más prolongada y profesionalizadora. Una virtualidad que poseen
estas modalidades formativas es su capacidad para reinsertar jóvenes con dificultades en el sistema
formativo, al igual que desde éste se apoya la inserción profesional. Esos jóvenes son, en unos
casos, personas con minusvalías, ordinariamente leves, y otras veces personas con déficits
educativos que pueden ser superados con una educación compensatoria más o menos implícita.
formación ocupacional. A veces es dífícil precisar otras aportaciones, debido a que existe una
diferenciación entre la instancia pública que financia, la entidad que promueve y, en su caso, la que
ejecuta la acción formativa. Por ejemplo, muchos Ayuntamientos desarrollan una gran actividad en
formación, pero a menudo apoyados por el INEM o la Comunidad de Madrid. También podríamos
mencionar las Universidades Populares, la Cámara de Comercio, la C.E.I.M., los sindicatos y las
Cajas de Ahorros.
Para terminar, puede ser oportuno observar ocupaciones con mayor desequilibrio entre
oferta y demanda, teniendo en cuenta al mismo tiempo la población formada paralelamente. En esta
línea, se presentan datos del "Observatorio permanente del comportamiento de las Ocupaciones"
puestos de trabajo, menos la demanda y la acción formativa en el año, es mayor de 15, número que,
Adonde quiera que miremos, podemos encontrar una sólida tendencia a la regionalización de
1.978 reconoció a las regiones la competencia exclusiva en materia de formación profesional (si bien
es cierto que los liceos técnicos y profesionales siguen en manos del poder central), y la intervención
formación continua, si bien su aplicación está limitada por su disponibilidad de recursos propios y la
transferencia de éstos desde el poder central. Aunque, como cuadra a la tradición centralista del
Estado francés, el papel de las regiones sigue siendo de hecho limitado, la descentralización y la
desconcentración tienen, precisamente por ello, todo el valor de un símbolo, pues suponen la
En Inglaterra y Gales (donde, por otra parte, existe una larga y consolidada tradición de
autonomía local en la educación reglada, y un aparato administrativo diferente para Escocia e Irlanda
del Norte), todas las medidas de descentralización de la acción de la Comisión de Servicios de Mano
de obra fueron de carácter territorial, y la única instancia que hoy se prevé de intermediación entre el
Estado que aporta los fondos y los agentes privados que los reciben, los Consejos de Formación y
En Alemania, la parte del sistema dual que se desarrolla en la escuela es plena competencia
de los estados federados (los Länder), y la parte que se desarrolla en la empresa, que es la más
importante y la determinante, depende en gran medida --en la medida en que no lo hace solamente
formación profesional inicial. En parte puede ser considerado como el resultado de una dinámica de
activación de las nacionalidades históricas y las regiones que concierne a objetivos mucho más
amplios, de los cuales la formación ocupacional no sería, ni mucho menos, el más importante. Pero,
por otra parte, no cabe duda de que la descentralización en este campo es también el resultado de
cierto reconocimiento de la relevancia de los mercados de menor ámbito que el nacional en todo lo
Efectivamente, aunque una parte de la teoría económica pueda seguir considerando que los
mercados nacionales de trabajo no presentan soluciones de continuidad, salvo las distancias que
pueden resolverse con una buena red de información y transportes y una adecuada disposición a la
movilidad geográfica, lo cierto es que la experiencia ha venido a mostrar que el mercado de trabajo,
además de por otros factores o a lo largo de otras líneas, está espacialmente segmentado, aunque
De hecho, podemos afirmar la prioridad de los mercados locales, incluso en sentido estricto,
entendidos como un ámbito espacial en el que una cierta mayoría de gente reside, vive y trabaja,
sobre cualquier mercado de ámbito más amplio. Esta prioridad no es un simple artificio o la opción
por un marco para la investigación, sino que, antes que nada, se trata de un mecanismo que opera
en todo lo relativo a las decisiones de los individuos sobre las oportunidades de trabajo y formación,
ya que en parte condiciona las posibilidades sobre las que tales decisiones se asientan.
aunque ocasionalmente pueda coincidir con ella y aunque las políticas de empleo y formación estén
siempre limitadas por el ámbito territorial de competencias de las administraciones que las ponen en
pie. Un mercado local no es necesariamente regional, ni municipal, ni de distrito; pero, por otra parte,
la acción de las administraciones no deja de tener una fuerte influencia sobre la configuración del
tejido económico y social, con lo que lo "local" en el plano de la sociedad civil y lo "local" en el plano
corona metropolitana y los distritos configuran distintos ámbitos cuya relevancia como tales depende
de qué políticas estemos considerando. En el estricto campo de las políticas de empleo y formación,
depende más concretamente de qué tipo de puestos de trabajo y cualificaciones tengamos en mente,
importancia los mercados de trabajo de menor dimensión, mientras que si tenemos en mente la
traducción de idiomas o las profesiones relacionadas con la salud, resultaría poco menos que
absurdo considerar mercados de ámbito menor al regional. Hay cualificaciones que dependen
esencialmente de la oferta y demanda en mercados locales, otras que tienen su espacio en los
mercados regionales y otras, en fin, que sólo pueden ser consideradas en una perspectiva nacional e
incluso internacional. De manera general, parece sensato afirmar que, a mayor grado de
cualificación, mayor amplitud del mercado, aunque ciertas cualificaciones de alto nivel puedan tener
una demanda muy localizada debido a la especialización económica territorial.
pensadas en función de distintos ámbitos espaciales. Las personas con mayor nivel de educación
suelen presentar una mayor disposición a la movilidad geográfica, al menos por tres razones:
tercero, porque suele ir también unido a mayores recursos económicos, y no debe olvidarse que la
movilidad geográfica, aunque se lleve a cabo en busca de beneficios, siempre tiene al menos un
coste inicial. Por todo ello, puede presumirse que, en la acción dirigida a los colectivos más
desfavorecidos, de menor nivel de cualificación, etc., el ámbito local es el ámbito prioritario, sin que
bastante más allá de las disposiciones personales y de la misma cualificación. Es el caso, por
ejemplo, de las mujeres casadas (o que forman parte de uniones informales) en una sociedad que
subordina sus oportunidades y expectativas a las del varón y que les acuerda, a menudo, salarios
que sólo pueden ser una fuente secundaria de ingresos para el hogar. También lo es, por cierto, el
En el caso de la Comunidad de Madrid, hay que tener en cuenta que más del noventa por
ciento de la población activa y de los puestos de trabajo se concentran en el área metropolitana, pero
también que ésta está compuesta por zonas, distritos y barrios de características muy diferentes, y
que las medidas que puedan ser oportunas, por ejemplo, en los barrios y municipios del noroeste
(Pozuelo, Las Rozas, Majadahonda) no tienen por qué serlo también, y probablemente no lo serán,
en los dela zona sur (Villaverde, Getafe, Parla, etc.).
Por lo demás, en la problemática más amplia y general del desarrollo económico también se
afirman las regiones como el ámbito prioritario. Hoy basta echar un vistazo a un mapa de geografía
económica para comprobar cómo las regiones dentro de un mismo país pueden configurarse como
unidades más diferenciadas entre sí que distintos países. La región, aunque no sea necesariamente
la región administrativa --pero las delimitaciones administrativas tampoco han caído del cielo--, se
configura como el ámbito natural de un tejido industrial y económico en general que es el que decide
territoriales más relevantes en sí que los de los estados (piénsese, si no, en el Silicon Valley, Il Prato
Aunque no toda región administrativa puede ser considerada tal en el sentido económico, no
creemos que éste sea el caso de la Comunidad de Madrid. Para bien y para mal, el poder de difusión
y la atracción centrípeta que ejerce la capital ha hecho que la región gire esencialmente en torno a
ella, incluso si pensamos en las más recónditas zonas agrícolas, que ya no son muchas y están
empezando a ser más bien turísticas. Esto no significa que se haya formado un tejido homogéneo
susceptible de un tratamiento uniforme, sino más bien un tejido desigual pero único que requiere un
Comunidad. Para empezar, es necesario hacer una explotación específica da las fuentes de
información de carácter nacional ya existentes. En primer lugar, las que tienen como objeto
Encuesta de Población Activa y los datos sobre el Movimiento Laboral Registrado por las oficinas del
INEM. A la explotación específica podría unirse, en una segunda fase, la ampliación cuantitativa y
que ésta ha sido diseñada para un ámbito nacional, y no para obtener una representatividad
adecuada para el ámbito de la región, y mucho menos para el de mercados de trabajo locales cuyo
conocimiento puede resultar necesario para ciertas acciones. También puede pensarse en introducir,
y, por supuesto, una colaboración financiera con el Instituto Nacional de Estadística, o bien llevando
a cabo ambas ampliaciones por cuenta propia pero de manera que, al menos, los datos comunes
fueran acumulables.
del mismo), es una preciosa fuente de información que, sin embargo, necesita un estricto tamiz
metodológico que el INEM no parece estar dándose mucha prisa en llevar a cabo. En este aspecto
hay que plantearse también, a medio o largo plazo, la gestión conjunta entre la administración
Otras fuentes menos relevantes pero útiles deben ser también explotadas, como el Padrón
municipal, la Contabilidad Nacional, las Tablas Input-Output, la Encuesta Industrial, etc., así como
toda clase de estudios monográficos regulares u ocasionales, como los que realizan el Instituto de la
Juventud, el Ministerio de Educación y Ciencia, las Universidades, los colegios profesionales, etc.
propio del mercado de trabajo, específicamente diseñado para permitir el conocimiento del mismo en
la región madrileña y para fundamentar las políticas de empleo y formación sobre bases suficientes,
mercados internos, sobre políticas empresariales de recursos humanos, sobre grupos profesionales,
El conocimiento del mercado de trabajo no debe serlo solamente del lado de la oferta (oferta
de empleo, demanda de fuerza de trabajo), sino también del de la demanda (demanda de empleo,
oferta de fuerza de trabajo). En otras palabras, no se puede saber lo que se necesita si no se conoce
lo que se tiene. Esto no concierne solamente a las cifras y la distribución de los empleados y parados
por zonas, sectores, profesiones, etc., sino también al conocimiento (en términos agregados) de
cuáles son sus cualificaciones reales. Asimismo, cualquier política de formación profesional
aunque ésta dependa de otro ámbito institucional, pues carecería de sentido duplicar ofertas de
formación bajo figuras distintas o no prever los previsibles aportes e insuficiencias futuras de quienes
Además, las políticas de formación y empleo no deben ser simples políticas de respuesta, ni
siquiera de previsión, sino también o más que nada políticas activas de intervención en el mercado
de trabajo, de transformación de la realidad económica. Dicho de otro modo, deben ser parte de
sociales, integrándose en estrategias y programas más amplios a corto, medio y largo plazo.
Por otra parte, la política de formación de la comunidad autónoma debe tener muy en cuenta
el hecho de discurrir en paralelo a otros dos tipos de oferta: las enseñanzas ocupacionales del INEM
sino, en un sentido más amplio, optimizar el uso de los recursos totales dedicados a la formación en
el territorio de la región.
Con respecto a la of
10. EL DISEÑO DE LAS OFERTAS DE FORMACION
proporcionar unos conocimientos, capacidades, destrezas, etc. con carácter de puente entre una
formación inicial presupuesta y los requisitos más específicos del puesto de trabajo, ahora llega el
momento de precisar algo más. Concretamente, la formación profesional extraescolar debe presentar
cuatro tipos de oferta, a los que vamos a denominar formación para la cualificación (o
proporcionar a los alumnos (jóvenes o adultos) una cualificación reconocida, sea porque no la
adquirieron como formación inicial ni a través de la experiencia de trabajo o porque la que poseen ha
pasado a resultar obsoleta. En cuanto este tipo de formación se refiere a los jóvenes, la tendencia
debe ser la de que sea asumida por el sistema escolar, especialmente toda vez que la reforma en
ciernes prevé la posibilidad de acceder a los módulos de nivel II y III desde el mundo del trabajo. No
obstante, la mayor agilidad del sistema extraescolar y la probable necesidad de ofrecerla para
públicos limitados (por ejemplo, grupos de trabajadores en reconversión), siempre hará que sea
trabajo o un grupo de éstos, pero sin alcanzar el nivel de una cualificación transversalmente
reconocida o el de la profesionalidad. Este tipo de formación tiene por objetivo garantizar los mínimos
fuerza de trabajo. No es un escenario muy deseable, pero sí altamente probable dadas las
Lo que llamamos aquí formación de acceso tiene por objetivo capacitar a colectivos
específicos para cubrir los requisitos necesarios para acceder a los tres tipos de formación
anteriores. Puede ser necesaria, por ejemplo, para los que han abandonado la escuela sin cubrir
adecuadamente los niveles mínimos; para colectivos cuyo aprovechamiento de las ofertas
pueden ser realizados más fácilmente fuera de la escuela; para adultos que desean incorporarse por
vez primera al mercado de trabajo o después de una larga ausencia del mismo; en fin, para diversos
específicos. En definitiva, se trata de cubrir carencias adicionales de ciertos colectivos a los que no
se quiera dejar excluidos de ofertas que podrían resultar relevantes para ellos y a los que sea posible
formación es dar a todos ellos una estructura modular que permita, mediante diversas
combinaciones, ofrecer a cada tipo de público, incluso a cada individuo, itinerarios específicos
actualizar.
Por otra parte, la organización en módulos permite que cada uno de éstos resulte más
fácilmente definible, practicable, evaluable y renovable, así como posibilita la renovación parcial de
los programas al paso de los cambios tecnológicos y en las necesidades y oportunidades del
llamamiento a construir éstos por la vía de la agregación de componentes discretos, pues todo
programa, lo mismo que todo itinerario de formación personal o colectivo, debe ser consistente en
conjunto y estar diseñado de forma tal que sus distintas partes respondan de forma solidaria del
Puesto que se presume que la totalidad o la inmensa mayor parte de la formación va a ser
financiada con fondos públicos pero organizada por agentes privados, el Instituto Madrileño para la
Formación debe plantear un conjunto de condiciones que deberá cumplir toda oferta para obtener
financiación y cuyo cumplimiento pueda ser controlado a través de los mecanismos oportunos. Estas
potenciales se dirige el programa de formación, es decir, de cuáles son las salidas posibles y
probables de los alumnos formados. Esto implica también la especificación de cómo entronca dicho
programa con el plan o la programación generales de la Comunidad, o bien con proyectos precisos y
procedimientos de selección en caso de ser superada por la demanda. Lo primero significa delimitar
con claridad no sólo los requisitos formales (nivel de titulación, posesión o no de experiencia, edad si
es pertinente, etc.) sino también el nivel de conocimientos y aptitudes reales de cuya presunta
posesión arrancará el proceso de enseñanza. Esto puede incluir la oferta adicional de módulos de
acceso para colectivos con carencias subsanables, o puede exigirse esta inclusión, si se considera
pertinente, como condición para que sea acordada la concesión de fondos. Lo segundo quiere decir
que deberán preverse mecanismos objetivos de selección que excluyan cualquier posibilidad de
discriminación o de favoritismo.
alumno, objetivos cuyo cumplimiento resulte verificable tanto en lo que concierne al rendimiento
individual de aquéllos como en lo relativo al control de calidad y de eficacia interna del curso y de las
distintas unidades que lo formen (módulos). Estos objetivos deberán ajustarse a los definidos de
manera general por el organismo rector de la formación para el conjunto de ésta (de lo que
secuenciación y los criterios de evaluación individual a lo largo del proceso y al final del mismo. Esta
propuesta deberá igualmente ajustarse a los criterios generales establecidos por el organismo rector
(de los que también trataremos luego) o justificar de manera satisfactoria, en su caso, la divergencia.
que hayan de intervenir en el proceso, en relación al cometido específico de cada uno de ellos. En
cuanto a la preparación pedagógica de los expertos venidos del mundo profesional, el Instituto
Madrileño para la Formación debería proveer con la regularidad necesaria cursos de capacitación
específica. No obstante, esto no significa que el paso por los mismos haya de convertirse en un
requisito para los formadores, pues los mismos objetivos podrían lograrse mediante su inclusión en
formativa en general y para la que se desea poner en pie en particular, así como el equipamiento
propuesto.
7. En general, cuando se trate de ofertas para jóvenes sin experiencia de trabajo los cursos
deberán tender a incluir estancias en empresas, y más concretamente en puestos relacionados con
la formación adquirida.
Esto, con independencia de toda otra serie de requisitos en cuanto a la gestión de los fondos
recibidos, el cumplimiento de los programas aprobados y financiados, etc., que podemos considerar
de índole purament administrativa, pero que revisten gran importancia en una actividad en la que,
junto a agentes de formación públicos y privados que trabajan eficazmente, con seriedad y de forma
responsable, han proliferado otros cuya actuación roza los límites de la legalidad, cuando no es
abiertamente fraudulenta.
El contenido de los cursos sólo podrá ser fijado, como es lógico, para cada especialidad. Sin
embargo, creemos que es posible avanzar ya un pequeño número de criterios generales, a saber:
1. Si se trata de formación para la cualificación, con un nivel profesional, ésta deberá tener
un carácter amplio, integral y globalista. Esto significa que no habrá de estar compuesta simplemente
por una suma de destrezas, capacidades prácticas y conocimientos instrumentales, sino que deberá
capacitar al alumno para comprender los procesos productivos en que se inserta su trabajo, conocer
una actitud responsable ante el propio cometido, etc., o sea para interiorizar y hacer propia una
cultura profesional.
estas expresiones al comienzo de este capítulo, deberá evitarse su configuración como preparación
o adaptación para un puesto de trabajo preciso --cometido del que deben hacerse cargo, por su
cuenta, las empresas--, teniendo como perspectiva, por el contrario, una gama lo más amplia posible
de puestos y una perspectiva no meramente inmediata sino con una dimensión de futuro.
funcional. Habrá que evitar, en concreto, configurarla como un calco de los contenidos del curriculum
académico, tanto como basarse en los criterios de suficiencia e insuficiencia propios del sistema
escolar, para definirla en función de las carencias específicas de los colectivos considerados en
relación a los objetivos de capacitación o cualificación propuestos, poroponiendo caminos tan cortos
práctica, sino incluir como objetivo una comprensión general del trabajo y la empresa como
depende de la actividad individual y colectiva de los diversos agentes que participan en ellos,
actividad del alumno (no en la del profesor), enfocada hacia la resolución de problemas (no basada
final).
organizada, así como estimular la iniciativa personal ante los imprevistos, la participación en la toma
4. Debe fomentar una aprehensión crítica del conexto, en particular de la actividad misma de
De manera general, una buena fórmula para asegurar el cumplimiento de estos criterios sería
la elaboración de diseños básicos para las distintas especialidades sobre la base de un trabajo
conjunto entre expertos en educaición y formación y expertos de cada profesión concreta afectada;
diseños-base que luego podrían y deberían ser desarrollados por los agentes de la formación de
acuerdo con los criterios generales antes establecidos. A esto deberían añadirse mecanismos de
proyectos individuales, debe tener siempre en vista una política de igualdad de oportunidades, no
discriminación y acción positiva. Esto requiere prestar especial atención a los colectivos que sufren
pautas de discriminación general, como pueden ser las mujeres, los discapacitados, las minorías
étnicas o los homosexuales, y a los que están en posición de desventaja por causa de sus carencias
formativas.
En cuanto a los primeros, una política eficaz de igualdad de oportunidades debe comprender:
puestos de formación a los espacios territoriales y sociales en que se mueven estos colectivos. Por
ejemplo, el uso de la radio para llegar a las amas de casa, la publicación de las ofertas en los centros
interesadas.
requisitos de acceso a las ofertas formativas y, cuando se trate de profesiones o puestos de trabajo
de los que, habitualmente, se hayan visto excluidos grupos sociales, la explicitación de que la oferta
es accesible a ellos.
especial hincapié en la no discriminación, así como la actuación decidida contra cualquier conducta
la pertenencia a los mismos como elemento a considerar positivamente, junto con otros, en cualquier
posible baremo para la selección.
oferta de formación por estos grupos, desde la accesibilidad de los edificios e instalaciones, pasando
por los servicios de guardería para mujeres con hijos, hasta el empleo auxiliar de otras lenguas que
En cuanto a los segundos, es preciso realizar un esfuerzo por evitar lo que parece ser una
tendencia espontánea: que los que mejor educación reglada poseen se conviertan en los principales
instrumento de política social, siendo antes que nada un instrumento de la política económica y para
operar de manera realista en función de las necesidades planteadas del lado de la oferta de puestos
de trabajo y las posibilidades presentes del lado de su demanda. La política social cuenta o debe
contar con otros instrumentos distintos, que no pueden ni deben ser sustituidos por una desviación
de la política de formación hacia objetivos que, por lo demás, nunca lograría satisfacer.
Todo esto debe plantearse en el marco de un plan regional de formación, acordado entre la
Administración y los agentes sociales, que fije claramente objetivos a largo y medio plazo en relación
fomentar, los cuellos de botella en el mercado de trabajo a prevenir, etc. Este plan debe recibir una
publicidad suficiente que permita a los agentes de la formación, en especial a los de carácter privado,
elaborar adecuadamente y a tiempo sus ofertas de acuerdo con los objetivos del plan. El objetivo de
tal plan, en todo caso, no debe ser el de fijar líneas excluyentes, sino tan sólo el de establecer
prioridades en el empleo de los fondos públicos y pautas indicativas de actuación para los agentes
privados y para los establecimientos públicos con autonomía en sus decisiones que deseen intervenir
en el campo de la formación.
REFERENCIAS
FERNANDEZ ENGUITA, M. (1990): Educación, formación y empleo en el umbral de los '90, Madrid,
Centro de Investigación y Documentación Educativa.
JONES, I (1988): "An evaluation of YTS", Oxford Review of Economic Policy IV, 3.
KEEP, E. (1988): "La política sobre el desempleo juvenil en el Reino Unido", Revista de Economía y
Sociología del Trabajo 1-2.