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Departamento de Sociología y Comunicación

Universidad de Salamanca

INFORME de INVESTIGACION:

Riesgos de exclusión y recursos


para la acción social
en el municipio de Valladolid

31 de diciembre de 2004
EQUIPO INVESTIGADOR

Director:

Mariano Fernández Enguita

Investigadores:
Pedro Luis Iriso Napal
Marta Gutiérrez Sastre
Jaime Riviére.
Salvador Santiuste Cué
Noelia Morales Romo

Ayudantes de investigación:

Leticia Glik Lassevich


Luisa Salamanca

Página WEB: http://casus.usal.es

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Nuestro agradecimiento a Félix Moro, Caridad Torrecilla, Víctor S. Martínez y
Raquel Planillo (Servicios Sociales municipales), Santiago Esteban (Inspección de
Educación), Florentina Álvarez (Instituto Nacional de Estadística), Alfredo Mateos
(Oficina de Transferencia de Resultados de la Investigación) y Fernando González
(Departamento de Sociología) y al Servicio de Información Geográfica y Estadística y
la Oficina del Padrón Municipal del Ayuntamiento de Valladolid, así como a las
numerosas personas que han participado en entrevistas individuales o de grupo y que,
por razones deontológicas, deben permanecer en el anonimato.

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INDICE

INTRODUCCIÓN

1. ENVEJECIMIENTO
1.1. EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN (1991-2021)
1.1.1. Estructura por edad y sexo de 1991-2001.
1.1.2. El inicio del proceso de envejecimiento.
1.1.3. Estructura de la población por áreas de CEAS y Zonas de acción social.
1.1.4. La evolución de la mortalidad y la fecundidad hasta 2021.
1.1.4.1. Supuesto de mortalidad.
1.1.4.2. Supuesto de fecundidad.
1.1.5. Estructura de la población en 2011 y 2021 (población cerrada sin
migraciones)

2. INMIGRACIÓN.
2.1. Estructura de la población inmigrante actualmente existente en la ciudad.
2.2. Distribución de la población extranjera por Zonas de acción social y áreas de
CEAS.
2.2.1. Origen de los extranjeros.
2.2.2. Origen según lengua.
2.3. Los saldos migratorios previstos.
2.4. El saldo migratorio de 2001 a 2011.
2.5. El saldo migratorio de 2001 a 2021.
2.6. La estructura de la población de la ciudad tras los procesos migratorios.
2.7. Detección de la inmigración por la participación en el sistema educativo.

3. HOGARES
3.1. Transformaciones en la fecundidad y hogar.
3.1.1. Evolución de la fecundidad según la edad de la madre.
3.1.2. La fecundidad según el estado civil de la madre y algunas
transformaciones en la estructura de los hogares.
3.2. Tamaño de los hogares.
3.3. Los hogares de solitarios.
3.4. Los hogares de un único adulto en edad activa con uno o más menores.
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3.5. Los hogares de gran tamaño.
3.6. Estructura de los hogares y situación en el mercado de trabajo.
3.7. El hogar y los problemas del parque de viviendas.
3.7.1. El hacinamiento por falta de espacio habitable.
3.7.2. Hacinamiento por causa de la estructura de la vivienda.
3.7.3. El hacinamiento en las viviendas: síntesis.

4. JOVENES.
4.1. Las necesidades del aparato educativo (2001 a 2021)
4.1.1. Guarderías.
4.1.2. Educación preescolar (3-5 años).
4.1.3. Primaria y ESO (6-15 años)
4.1.4. Grupo de bachillerato y formación profesional (16-19 años)
4.1.5. Grupo universitario (19-22 años)
4.2. Jóvenes, absentismo y compensación educativa.
4.2.1. Alumnos en riesgo y Absentismo por CEAS y Zonas de acción social.
4.2.1.1. Alumnado de minorías étnicas.
4.2.1.2. Alumnado extranjero.
4.2.1.3. Otro alumnado en situación de riesgo.
4.2.1.4. Absentismo
4.3. Alumnos en riesgo, titularidad y tipo de centro.
4.3.1. Titularidad.
4.3.2. Tipo de centro.

5. COLECTIVOS ESPECÍFICOS.
5.1. Personas Con Discapacidad.
5.2. Víctimas de Maltrato.
5.3. Reclusos / Ex –Reclusos.
5.4. Enfermos de Sida.
5.5. Drogodependientes.
5.6. Indomiciliados.
5.7. Prostitución.

6. LA OFERTA DE ACCION SOCIAL: UNA PROYECCION LINEAL.


6.1. Servicios sociales en Valladolid.
6.1.1. Centros de Acción Social

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6.1.2. Los usuarios del Servicio
6.2. Los técnicos.
Los técnicos y su concepción de los riesgos sociales.
6.3. Relaciones institucionales con el tercer sector.
6.4. Relaciones institucionales con otras entidades públicas.

7. LOS SERVICIOS SOCIALES EN EL FUTURO: EL CRECIMIENTO DE LAS


NECESIDADES SOCIALES.
7.1. Introducción.
7.2. Los grandes grupos de usuarios de servicios sociales en el futuro.
7.2.1. Familias.
7.2.2. Personas mayores.
7.2.3. Infancia.
7.2.4. Mujer.
7.2.5. Minorías étnicas.
7.2.6. Personas discapacitadas.
7.2.7. Inmigrantes.
7.2.8. Otros grupos necesitados.
7.2.9. Enfermos psiquiátricos no institucionalizados.
7.2.10. Toxicómanos (alcoholismo y drogas)
7.2.11. Juventud.
7.2.12. Resto de grupos sociales.
7.3. Tabla síntesis de evolución de necesidades futuras.

CONCLUSIONES

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INTRODUCCION.

Los Servicios Sociales se han desarrollado bajo el Estado moderno, y en


especial a lo largo del siglo XX, como un elemento más del Estado Social, junto con la
educación, la sanidad y el seguro de desempleo, pero con especificidades que deben
ser tenidas en cuenta para comprender sus tensiones actuales. El acceso a los
servicios o la asistencia sociales se considera, al igual que el acceso a la escuela o a
la atención sanitaria, un derecho universal, pero con la diferencia de que el acceso a
estas dos instituciones se arbitra partiendo de la seguridad de que todo el mundo lo
ejercerá, por lo que debe crearse de entrada una provisión adecuada y suficiente,
mientras que el acceso a aquéllos se legisla con la convicción o, al menos, con la
secreta y comprensible esperanza de que sea reclamado por el mínimo número de
ciudadanos. No se puede legislar la ampliación del acceso a la enseñanza, por
ejemplo, sin crear los centros correspondientes (aunque en la tradición española
predemocrática, no obstante, se hacía lo primero con alegría y lo segundo con
parsimonia), pero sí que se puede legislar y se legisla sobre el acceso a los servicios o
a otras prestaciones asistenciales sin los medios necesarios, ya que éstos no están
previamente determinados por el universo potencial de los usuarios sino por
estimaciones más o menos optimistas en torno a que proporción de los usuarios
potenciales llegarán a ser usuarios reales, y aquí es donde la realidad puede
desbordar todas las previsiones. Es fácil subestimar los riesgos y, en consecuencia, la
provisión necesaria de recursos.

Otra gran diferencia entre los servicios sociales y la educación o la sanidad


estriba en las fuerzas colectivas que se mueven tras ellos. La asistencia sanitaria
cuenta con un público universalmente habituado ya a su consumo, que considera éste
plena e indiscutiblemente legítimo y que tira de ella casi sin límite por vía de la
demanda agregada, es decir, como resultado de la suma de las decisiones
individuales; la educación escolar cuenta con un público no menos acostumbrado, que
la considera la llave de las oportunidades futuras para sus hijos y siempre insuficiente
y que ya cuenta incluso con una notable experiencia en movilizarse por conseguirla y
ampliarla; ambas, por lo demás, basan también su expansión en la presión insaciable
de dos poderosos colectivos profesionales, los profesores y los médicos (y sus
respectivos grupos asociados), los primeros por su número y por su facilidad de
organización y movilización y los segundos por el prestigio simbólico y el poder
económico que siempre han derivado de nuestra ansiedad por la salud, cualquiera que
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fuese su desempeño. Nada de esto se da en el ámbito de los servicios sociales: su
público es, por naturaleza, fragmentado, poco informado y de difícil movilización,
aunque no falten excepciones, y la profesión que los vertebra, si bien tiene el mismo
ethos expansivo que cualquier otra, es más joven, está más dispersa y cuenta con una
menor fuerza política y simbólica.

¿Por qué se expande la demanda de servicios sociales? La respuesta


inmediata es bien sencilla: porque aumenta el número de personas potencialmente
autosuficientes que, no obstante, se ven excluidas, o no llegan a estar nunca
definitivamente incluidas, en el tejido de la economía pública, extradoméstica, y, a la
par con ellos, el de las personas dependientes que las acompañan; y porque
aumentan los episodios de quiebra de esos vínculos integradores, de manera que
personas antes incorporadas dejan paulatina o repentinamente de estarlo. Pero la
verdadera pregunta empieza precisamente donde termina esta respuesta. La pregunta
es por qué aumentan estos riesgos y por qué se traducen en situaciones de
indefensión y dependencia.

Lo primero, el riesgo, debe atribuirse hoy a la precarización creciente de las


relaciones laborales en ámbitos cada vez más amplios. La flexibilización de las
relaciones de trabajo, la externalización y subcontratación de más y más facetas de la
producción, de deslocalización de procesos de fabricación y gestión, la carrera por la
reducción de los costes salariales, la fuerte competencia en una economía global…
todo ello contribuye a convertir el empleo estable primero y cualquier empleo después
en un bien tan escaso como inseguro. Lo segundo, su materialización, debe imputarse
a la creciente vulnerabilidad económica y social de las personas en el contexto de la
doble retracción del Estado protector y de las instituciones primarias. El Estado está
sometido a la misma presión de los procesos de globalización que las empresas, pero,
a diferencia de éstas, no puede afrontarlo huyendo fuera de sus fronteras, lo que se
traduce en su retirada o su encogimiento en algunos ámbitos y en un crecimiento
insuficiente en otros. Las instituciones primarias, particularmente las familias y las
comunidades vecinales, han conocido todavía una retracción más espectacular. Las
primeras, por efecto de su nuclearización (su reducción numérica), del debilitamiento
de los lazos del parentesco extenso, de la mayor movilidad geográfica y de su propia
fragilidad afectiva; las segundas, como resultado también de la movilidad geográfica,
del individualismo y el ritorno al privato, del anonimato y la debilidad de los vínculos de
la gran ciudad, que llevan a la sustitución de la comunidad por la mera vecindad y a la

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transferencia de las responsabilidades solidarias hacia lo alto del sistema social.
Nuestros sentimientos pueden ser incluso más solidarios que antaño (en todo caso,
parecen ser más universalistas), pero ni la familia ni la parroquia son ya un refugio
seguro para nadie. En el hueco de esta tijera formada por los nuevos riesgos
crecientes y los recursos tradicionales menguantes es donde ven cortadas sus
oportunidades vitales los más vulnerables. A nadie debe ocultársele que ésta no es
más que una de las caras del proceso: la otra es una sociedad más rica, más diversa,
más libre y, en muchos aspectos, sencillamente mejor, pero que no por ello está libre
de problemas. El mayor de ellos, quizá, la decreciente cohesión y la creciente
exclusión sociales.

En un plano más próximo, los servicios sociales parecerían condenados a un


permanente desfase entre necesidades y recursos pura y simplemente por definición.
De un lado, ofrecen una tremenda vis attractiva que conduce a que se les atribuya
todo lo que no corresponde a otra jurisdicción precisa. Su fuerza de atracción es, sin
más, un hecho fácilmente observable en la multiplicidad de demandas, actuaciones,
programas, etc., que en algunos casos puede entenderse con facilidad por las
características mismas de su público prioritario y, muy en particular, por la
característica de hecho social total, polifacético y omniabarcante, que presentan la
pobreza, la marginación o la exclusión, pero que en otros resulta de difícil explicación,
como sucede, pongamos por caso, con la exclusiva que prácticamente se les atribuye
en el trabajo sobre la inmigración en cuanto tal. Del otro lado, la incertidumbre
derivada de que a menudo conciernen a posibles derechos no plenamente
establecidos ni dotados de una legitimidad ampliamente reconocida (por ejemplo, el
ingreso mínimo de integración) o a colectivos ante los cuales la mayoría tiene una
actitud más bien ambivalente y algo desconfiada (minorías étnicas, inmigrantes,
drogodependientes… incluso los desempleados de larga duración)

Este informe no intentará ir más allá en la indagación de las causas de los


riesgos sociales ni de las corrientes de fondo en la asignación de los recursos
públicos. Se centrará, por el contrario, en intentar presentar una prospectiva razonable
y ajustada sobre la evolución de aquéllos y, en consecuencia, sobre la necesidades de
éstos. Las páginas que siguen están estructuradas en siete capítulos y unas
conclusiones. El primer capítulo se ocupa del envejecimiento progresivo de la
población pucelana y, en especial, del grupo anciano en el sentido fuerte del término;
el segundo lo hace del fenómeno de la inmigración, un fenómeno nuevo pero de

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crecimiento espectacular que está cogiendo por sorpresa a la sociedad española,
tanto más a los territorios tradicionalmente de inmigración como han sido hasta hace
nada las tierras castellanas; el tercer capítulo analiza los riesgos previsibles ligados a
los cambios en la estructura de los hogares y a su posición, o la de sus miembros, en
el mercado de trabajo; el cuarto está consagrado a los jóvenes, y en concreto a los
grupos que ya en el periodo escolar despuntan como grupos potencialmente
vulnerables; el capítulo quinto atiende a otros colectivos menos numerosos pero
típicamente objetivos de la asistencia social, no ya por sus características adscriptivas
sino por sus situaciones de hecho; el sexto está dedicado a la relación entre riesgos y
recursos tal como la perciben los principales actores de los servicios sociales, a saber,
los trabajadores sociales y otros grupos profesionales implicados y las organizaciones
del tercer sector que intervienen en este terreno, el séptimo y último presenta posibles
proyecciones sobre la prestación de servicios sociales, realizando un exhaustivo
análisis del crecimiento de las necesidades sociales. Las conclusiones finales intentan
sintetizar los principales hallazgos del estudio y sugerir, sobre esa base, líneas de
actuación y de investigación ulteriores.

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1. ENVEJECIMIENTO

1.1. EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN (1991-2021)

1.1.1. Estructura por edad y sexo de 1991-2001.

La estructura por sexo y edad de la población de la ciudad a la altura de 1981


era, gráficamente, la típica de una población en expansión demográfica. La
población, hasta los primeros años 80, tendía a crecer. Cada nueva cohorte era
mayor que la anterior. La fecundidad se mantenía en cotas suficientemente altas como
para neutralizar cualquier posible proceso de envejecimiento. Se aprecia claramente
este fenómeno en la pirámide de población de 1991 si descontamos las dos barras
más bajas de la misma, es decir, si sólo consideramos la población que en ese año
tenía más de 10 años (los nacidos antes de 1981).

Figura 1. Población de Valladolid por rangos de edad (1991)

Fuente: Censo de población 1991

Es a partir de los inicios de los 80 cuando la fecundidad comienza un


descenso muy rápido que no se detendrá sino hasta el año 1995 para, a
continuación, aumentar ligeramente. En cualquier caso, la fecundidad se mantiene en
niveles próximos al hijo por mujer. La fecundidad requerida para mantener estable la
estructura por edad de la población supone que cada mujer debe tener una media,
prácticamente, de 2 hijos. Es decir, la fecundidad estaba, en el cambio de milenio, en
la mitad del nivel necesario para evitar el proceso de envejecimiento.
11
La estructura de la población que actualmente tiene la ciudad se debe pues,
sobre todo, a esa evolución de la fecundidad: una primera fase, hasta los inicios de la
década de los 80, de fecundidad suficientemente elevada como para mantener una
base de crecimiento estable y una segunda, desde los inicios de la década de los 80
hasta el cambio de milenio, de fecundidad muy reducida, cayendo hasta 1995 y
rebotando al alza, aunque ligeramente, desde ese año. Los niveles tan reducidos de la
fecundidad en las dos últimas décadas es la causa del proceso de envejecimiento
(aumento del peso relativo de la población mayor de 65 años respecto al conjunto de
la población).

Figura 2. Población de Valladolid por rangos de edad (2001)

Fuente: Censo de población 2001

Las consecuencias de esa evolución se aprecian en la estructura por sexo y


edad ya en la base del gráfico o pirámide de 1991. Pero es en el gráfico
correspondiente a 2001 cuando se aprecia una base muy estrecha entre los menores
de 20 años. En la base de la pirámide tiende a formarse un rectángulo de cohortes
quinquenales casi idénticas que, por lo demás, expresan que la fecundidad, en los
últimos 20 años ha sido muy reducida.

Hasta el momento actual (2004) los efectos de ese cambio no se ha


manifestado sino en un descenso de la población menor de 20 o 25 años (población
joven e infantil). Es decir, no se ha producido aún ningún efecto importante en la
población en edad activa. Será a partir de ahora cuando las cohortes más importantes
de los ofertantes de trabajo comiencen claramente a ser afectadas.

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Tabla 1. Porcentajes de población según grandes tramos de edad

Grupo de edad 1991 2001


Menos de 15 años 18,59 11,68
De 15 a 64 años 69,74 72,50
Más de 65 años 11,67 16,35
Más de 85 años 1,02 1,70
Fuente: Censos de población de los años 1991 y 2001.

El descenso de la población menor de 15 años (tabla 1) es dramático en


términos numéricos: en 1991 esa población era del 18,6% y en 2001 sólo del 11,7%.

Los efectos sobre la población en edad activa en su conjunto (15 a 64 años)


eran muy escasos. El porcentaje de esa población aún mantenía sus niveles, e incluso
los incrementaba. En 1991 suponían el 69% y en 2001 el 72% (había habido un
descenso en términos absolutos, sin embargo, debido a la caída en unos 15000
habitantes por el proceso de emigración, sobre todo a las zonas residenciales de
municipios cercanos. El aumento del peso de esas cohortes de edad en la década de
los noventa tiene por causa la llegada a las edades activas de grupos de edad muy
numerosos (nacidos desde 1965 a 1975).

1.1.2. El inicio del proceso de envejecimiento.

El proceso de envejecimiento es, en todas las sociedades, un fenómeno que se


inicia pocos años después que el descenso de la fecundidad. El envejecimiento
depende, de forma casi exclusiva, de la caída de la fecundidad y tiene muy poco
que ver con un alargamiento de la vida en general a consecuencia de la mejora del
estado general de salud de la población. Esa mejora, con el consecuente aumento de
la esperanza de vida a edades avanzadas, se está produciendo, pero con una
evolución muy lenta y sin efectos significativos sobre el envejecimiento (sino a muy
largo plazo).

Así, pues, desde 1981 aumenta continuamente el peso de la población en


edades avanzadas sobre el conjunto de la población, pero ese aumento se acelera
muy significativamente a partir de 1991. En ese año el porcentaje de población en
edad de jubilación (mayores de 65 años) era aún del 11,7%, pero en 2001 era ya del
16,3. Es un ritmo de crecimiento muy fuerte y supone que cada año, prácticamente, un
0,5% de toda la población ingresa en las cohortes de edades avanzadas.
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La población mayor de 85 años era aún muy pequeña en 1991 (el 1%) y en
2001 se había elevado a 1,7%. Aún estamos, en el cambio del milenio, en situaciones
no excesivamente preocupantes en relación a esta población más dependiente y
envejecida. Aún así, la velocidad de su crecimiento es muy alta, pues en 10 años
había aumentado un 70%. Este fenómeno sí tiene que ver con el alargamiento de la
esperanza de vida en edades avanzadas -mejora del estado de salud de esas
poblaciones- pero, como se ha dicho, no tiene un efecto significativo sobre el
envejecimiento.

1.1.3. Estructura de la población por áreas de CEAS y Zonas de acción

social.

La estructura de la población se describe con base en datos del Padrón


Municipal de Habitantes para los años 1996 y 20041. Fueron tenidos en cuenta los
siguientes criterios: se determinó la población más envejecida, entendiendo por estos
los mayores de 85 años, y la población que ya no está en edad de trabajar, es decir
los mayores de 65 años. También fue analizada la población más joven de la ciudad,
es decir a la población menor de 15 años. Por otro lado se realizó el estudio de la
evolución de la población por grupos de edad, obteniendo el porcentaje de
envejecimiento total, así como el estudio del envejecimiento anual.

Dichos grupos poblacionales fueron estudiados por sexo, ubicándolos según la


Zona y el área de CEAS en el que se encontraban. De esta forma fue posible realizar
los mapas de estructura de la población, coloreados según cinco tonos con distinta
intensidad, que indican desde la mayor presencia de cierto grupo poblacional a la
menor. La población mayor de 85 años, se ubica en la Zona Campogrande y en la
Zona Esgueva. Las áreas de CEAS con mayor proporción de mayores de 85 años, son
Campillo (2,6%) seguido de Campogrande (2,2%,) y Centro (1,99%) datos para el año
1996. La relación se mantiene para el año 2004, aunque con una mayor proporción de
población de mayores de 85 años, claramente por encima de la media de la ciudad
(1,8%). La población anciana se concentra cada vez más en el centro de la ciudad
debido sobre todo a que muchos de ellos no cambian de residencia y siguen

1
Renovación del Padrón Municipal de Habitantes a 01/04/1996 y lectura de la base de datos
del Padrón de Habitantes a fecha 01/07/2004.
14
viviendo en la misma que en el pasado. En el siguiente mapa se puede apreciar
claramente, indicando la mayor intensidad de color, la mayor presencia de mayores.

HUERTA DEL REY-GIRON

ZONA SUR - LA RUBIA

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Son también las mismas zonas y CEAS las que concentran el porcentaje más
alto de mayores de 65 años, ubicándose principalmente en la Zona Campogrande
seguida de la Zona Esgueva. Esta misma relación se mantiene para las mujeres de la
ciudad, variando mínimamente para los varones, donde Campogrande es el CEAS con
mayor cantidad de varones mayores de 65 años, seguido de Hospital y de Campillo.

Los CEAS que menos han envejecido, presentando un porcentaje de


envejecimiento negativo, son el CEAS Zona Sur-La rubia (-0,68%) y Parquesol (-
0,25%).

En cuanto a la población juvenil, es decir a los menores de 15 años es la Zona


2, Pisuerga, la que presenta una mayor proporción de dicha población tanto para 1996
(16,76%) como para el año 2004 (14,28%). Le sigue la Zona 4 con un porcentaje del
14,72% para el primer año analizado, descendiendo a 11,92% en el 2004. El mapa de
la población juvenil es, pues, el inverso, prácticamente, del de la población anciana.

Observando a la población menor de 15 años por CEAS, Parquesol es la que


presenta un mayor porcentaje (23,93%) seguido de Pajarillos Altos (21,84%) y de
Zona Sur-La Rubia (17,01%) para el año 1996.

Para el año 2004, no se observan variaciones importantes en la ubicación de


los porcentajes más altos de la población menor de 15 años, encontrándose también
en Parquesol (19,72%) seguido de Zona Sur-La Rubia (15,89%) y Pajarillos Altos
(15,65%). La disminución del porcentaje de dicha población es general a toda la
ciudad y responde al proceso de baja fecundidad y envejecimiento general.

16
1.1.4. La evolución de la mortalidad y la fecundidad hasta 2021.

Es fundamental, a los efectos de poder hacer alguna planificación en el futuro,


conocer cómo será la estructura de la población en el medio plazo demográfico.
Hemos decidido realizar dos proyecciones de la población de la ciudad a 10 y 20 años
a partir de 2001, es decir, para 2011 y para 2021. Se ha elegido partir de 2001 debido,
simplemente, a la mayor disposición de datos para esa fecha que para fechas más
recientes. Ese plazo de 10 o 20 años es lo suficientemente cercano al presente, en
términos demográficos, como para poder proyectar la estructura de la población con
ciertas garantías de seguridad o validez y, a la vez, es tiempo suficiente para poder
planificar, por ejemplo, en términos de prestaciones de tipo social.

Lo que deseamos es, en primer lugar, establecer una previsión básica de la


estructura en condiciones de población cerrada, esto es, sin consideración alguna
de movimientos migratorios. Será a partir de esa previsión básica que, más adelante,
podremos considerar la magnitud de los movimientos migratorios bajo determinados
supuestos (previsiones complementarias) y establecer una previsión completa de la
estructura de la población.

La previsión básica es distinta que la “proyección demográfica”, pues ésta se


fundamenta en una aplicación al futuro de los niveles actuales de las variables
demográficas fundamentales (nacimientos y defunciones) y sólo tiene como finalidad
“ejemplificar” los resultados de nuestros actuales comportamientos. Sin embargo esos
comportamientos cambian y, dado que vamos a tener en cuenta esos cambios, lo que
realmente se va a hacer es una “previsión básica” y no una proyección demográfica..
Precisamos, para ello, conocer la evolución en el pasado reciente y suponer,
razonablemente, la que habrá en el próximo futuro de la fecundidad y de la mortalidad.

1.1.4.1. Supuesto de mortalidad.

¿Cómo va a evolucionar la mortalidad en el próximo futuro? Para hacer


un supuesto razonable sobre esa evolución nos vamos a basar en la evolución
reciente de la mortalidad por edades.

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Tabla 2. Tasas Específicas de Mortalidad en Castilla y León. 1996 y 2002

% crecimiento de las
1996 2002 tasas 1996-2002
Edad Varones Mujeres Varones Mujeres Varones Mujeres
0-4 1,54 1,20 1,45 1,18 -5,07 -1,26
5-9 0,23 0,13 0,12 0,13 -39,09 -0,25
10-14 0,14 0,12 0,15 0,09 7,70 -20,61
15-19 0,59 0,18 0,58 0,22 -0,98 14,59
20-24 1,06 0,27 0,69 0,29 -29,23 5,85
25-29 1,43 0,54 0,86 0,34 -33,39 -30,37
30-34 1,74 0,50 1,02 0,42 -34,52 -12,81
35-39 1,95 0,83 1,63 0,59 -13,57 -23,83
40-44 2,52 1,35 2,11 0,90 -13,75 -27,98
45-49 3,89 1,49 3,76 1,64 -2,70 8,47
50-54 5,31 2,13 5,37 2,16 0,98 1,39
55-59 8,42 2,97 7,70 3,14 -7,15 4,65
60-64 11,62 4,54 10,79 3,57 -5,90 -17,95
65-69 18,10 8,07 16,47 6,70 -7,49 -14,12
70-74 28,79 13,41 25,72 11,91 -8,89 -9,31
75-79 49,67 25,89 45,53 22,83 -6,95 -9,84
80-84 78,00 53,45 81,40 47,24 3,63 -9,68
85 y + 160,41 142,51 149,96 130,61 -5,43 -6,96
Fuente: Movimiento Natural de la Población

La tabla 2 expresa, en términos de Tasas Específicas de Mortalidad (fallecidos


anuales por cada mil habitantes de una determinada edad) , la evolución de mortalidad
por edades en Castilla y León desde 1996 a 2002. Se ha preferido recurrir a las tasas
de la comunidad por la sencilla razón de que para las cohortes centrales de la
población, cuyas tasas son muy bajas, hay pocos fallecidos en la ciudad de Valladolid
y podrían estar sometidas a vaivenes coyunturales en periodos de un año. Para evitar
esas posibles coyunturas no significativas, respecto a la evolución de las tasas, un
método muy habitual consiste en tomar esa evolución de “una sociedad más amplia” y
representativa de aquella a la que estudiamos.

Lo que dicha tabla deja claro, sin lugar a dudas, es lo siguiente:

a) Que las tasas de los menores de 5 años se reducen, aunque muy


escasamente. Esas tasas están especialmente influidas por la mortalidad de
menores de 1 año (Tasa de Mortalidad Infantil) y eran ya tan bajas en 1996 que
apenas se reducen en los siguientes 6 años. Supondremos, pues, que a partir
de 2001 son constantes, pues cada vez son más difícil de reducir..

18
b) Que la mortalidad del grupo de edad 5-9 años sí se reduce,
exclusivamente en varones (reducción del 35 %), pero mantendremos
constante la tasa porque en 2002 se sitúa en niveles tan bajos (0,12 por mil)
que, pensamos, no pueden reducirse más.

c) Por las mismas razones que para el grupo de edad de 5-9 años, se
mantendrán constantes todas las tasas hasta la edad de 60 años. Entre 1996
y 2002 ha habido un claro descenso en las tasas de ciertos grupos de edad,
pero para dejarlas tan bajas que es prácticamente imposible reducirlas más.
Hay un claro descenso de las tasas entre los 25 y los 45 años (afecta a ambos
sexos), pero sus niveles son en 2002 del 1 por mil aproximadamente y eso
significa que difícilmente se reducirán más en el futuro. Incluso podrían
aumentar algo, como ocurre en los grupos de edad de los 45 a los 60 años. En
cualquier caso debe notarse que los supuestos de evolución de mortalidad por
lo que se refiere a todos estos grupos de edad, desde los 5 a los 60 años,
apenas afectan a la previsión básica por la escasa relevancia numérica de la
población fallecida a esas edades.

d) De los 60 años en adelante puede apreciarse un descenso de las


tasas en todos los grupos de edad y para ambos sexos (excepción hecha de
los varones de 80-84 años). El hecho de que se trata ya de tasas
significativamente más altas que para grupos de edad más jóvenes y de que
suponen números significativos de fallecidos es lo que dota a esos descensos
de significación numérica. Dado que los descensos son prácticamente del
doble entre las mujeres que entre los varones supondremos descensos del 10
por mil (1%) para cada periodo quinquenal entre las mujeres y de la mitad entre
los varones (son supuestos razonables si tomamos todos los grupos de edad
en su conjunto y las magnitudes relativas de la evolución de las tasas entre
ambos sexos).

En relación con el último párrafo ha de aclararse que al referirnos, más arriba, a


la mejora del estado general de salud de las poblaciones más ancianas, nos
estamos refiriendo a un concepto muy genérico que no supone ninguna valoración del
sistema sanitario o de la atención a los “ancianos”. Lo que quiere decirse es que
debido a múltiples causas de tipo social, económico, laboral, también sanitario o
médico, etc. esas poblaciones ancianas viven más años pero, como se ve por la

19
evolución de las tasas específicas de mortalidad entre 1996 y 2002, ese aumento de la
esperanza de vida -para ellos- es tan minúsculo que su importancia para explicar el
envejecimiento es marginalmente despreciable.

Del mismo modo, la mejora del estado general de salud de esa poblaciones
ancianas no se contradice con el hecho de que los “muy viejos” -digamos los mayores
de 85 años- no estén, a la vez, alargando el tiempo de vida en el que son parcial o
absolutamente dependientes de otras personas para el mantenimiento de su vida.
Muchos demógrafos y analistas de sistemas sanitarios han remarcado que está
aumentando el periodo de dependencia parcial o absoluta entre los muy ancianos. Los
costes sociales y económicos de dicho fenómeno son evidentes.

1.1.4.2. Supuesto de fecundidad.

¿Cómo va a evolucionar la fecundidad? Antes nos hemos referido a la


reciente evolución en los últimos 20 años. A los efectos de hacer un supuesto de
evolución futura de las tasas de fecundidad vamos a recurrir a la evolución de las
tasas específicas de fecundidad (nacidos anuales por cada 1000 mujeres de una cierta
edad) de la ciudad entre 1996 y 2001 (tabla 3).

Tabla 3. Tasas específicas de fecundidad en Valladolid. 1996-2001.

% crecimiento de
Edad 1996 2001 tasas 1996-2001
15-19 4,03 5,47 35,7
20-24 14,48 14,22 -1,8
25-29 48,9 31,43 -35,7
30-34 83,84 83,61 -0,3
35-39 32,62 50,51 54,8
40-44 3,96 7,69 94,2
45-49 0,08 0,25 212,5
Fuente: Movimiento Natural de la Población

Un análisis detallado de lo que está ocurriendo en esos años nos confirma lo


siguiente:
a) Entre las mujeres de 15 a 20 años la tasa específica de fecundidad
aumenta un 35%, aunque este dato es irrelevante dado que el número de hijos
de esta cohorte de mujeres es muy bajo y marginalmente despreciable para
establecer la fecundidad general. Supondremos en el futuro estabilidad de la
tasa. Como se apreciará, a partir de los siguientes comentarios, el aumento de
la tasa entre estas mujeres es contrario al sentido de la evolución general de la
20
fecundidad por edades y, por tanto, es razonable suponer estabilidad a partir
de 2001.

b) Para las mujeres de 20 a 25 años también supondremos estabilidad


ya que la tasa es baja (14,2 por mil) y, aunque se redujo muy ligeramente entre
1996 y 2001 (1,8%), podemos considerar que ya es estable desde 1996.

c) La tasa se redujo notablemente entre las mujeres de 25 a 30 años


(de 48,9 hijos por mil mujeres al año a 31,4 por mil) y no es esperable una
ulterior reducción, dado el nivel, muy reducido, que ya ha alcanzado la tasa.
Cabría esperar, incluso, un rebote de la misma, aunque muy ligero.
Supondremos también estabilidad.

d) Entre la siguiente cohorte, mujeres de 30 a 35 años, la tasa mostró


estabilidad en el periodo quinquenal analizado. Supondremos que, en el
próximo futuro, habrá un ligerísimo crecimiento -del 10% quinquenal-, pues así
se ha experimentado en sociedades europeas recientemente. Se trata, con
diferencia de las mujeres con mayor fecundidad (83,6 por mil). Esta cierta
evolución al alza ya se ha experimentado en España en su conjunto.

e) En la siguiente cohorte quinquenal (mujeres de 35 a 40 años) la


tasa se elevó casi un 55%. Mantendremos esa elevación en el futuro aunque
iremos reduciendo algo la subida (al 40, 30 y 20% quinquenal hasta 2016 para
luego estabilizarla en el nivel de ese año). Este supuesto de evolución se
fundamenta en la que ha tenido la tasa en sociedades europeas cuyos
comportamientos demográficos llevan una ventaja de 10 a 20 años con
respecto a España.

f) Las dos últimas cohortes (desde los 40 a los 50 años) son mucho
menos importantes para la fecundidad general. En ambos casos hay subidas
importantes de la tasa entre 1996 y 2001 y supondremos que seguirán
creciendo, aunque a velocidades mucho más reducidas -basados, de nuevo,
en la experiencia de otros países europeos en los que las tasas han rebotado-.
Hemos calculado crecimientos del 5% anual hasta 2021. Es un crecimiento
razonable y similar al de dichas sociedades. De todos modos este supuesto es

21
mucho menos importante que los de las cohortes anteriores dado que estas
mujeres no aportan tanto a la tasa general.

Estos supuestos son consistentes, con la tendencia al alza de la fecundidad


general que se puede detectar en la ciudad de Valladolid. Entre 1991 y 2001 la Tasa
General aumentó un 27% -esencialmente en el último quinquenio-. Este aumento no
es recogido, sino muy parcialmente, por la Tasa Bruta de Natalidad porque el número
de mujeres en edad fértil está descendiendo. De todos modos nuestros supuestos no
implican subidas tan altas como ese 27% sino, aproximadamente, de un 9% por
decenio.

La Tasa General de Fecundidad (hijos que tienen cada año 1000 mujeres en
edad fértil) continuará aumentando (según los supuestos anteriores por grupos de
edad) y ese aumento se fundamenta en varias evidencias:

 La fecundidad media en España es netamente superior a la de la ciudad de


Valladolid, un 20% aproximadamente en 2001, y nada nos lleva a suponer que,
con cierto retraso, tienda a igualarse. Además es esperable un rebote de la
propia fecundidad media en España y ello nos lleva, aún más, a suponer que el
rebote podría ser en la ciudad incluso superior al 20% de la actual diferencia
entre España y Valladolid.
 Las sociedades que antes redujeron su fecundidad la redujeron a tasas muy
bajas, sólo un poco por encima de las actuales en Valladolid y posteriormente
las tasas rebotaron hasta situarse, en algunos casos, en niveles mucho más
altos (60-65% más elevados que en Valladolid en los casos de Francia, Suecia
o Reino Unido). Por tanto, hay un amplio margen para la elevación de las
tasas.
 Lo que ocurrió en los años 80 fue, en parte importante, el efecto de una fuerte
crisis económica que llevó a las mujeres a posponer su fecundidad. En efecto,
la edad media de la fecundidad se está elevando y mientras que la fecundidad
de mujeres de entre 20 y 30 años es muy baja, la de las mujeres por encima de
los 30 años se está claramente elevando desde mediados de los años 90 hasta
la actualidad. Este fenómeno continuará habida cuenta que en España el
aumento de la fecundidad entre los 30 y los 45 años es aún mayor nada nos
lleva a pensar que la ciudad de Valladolid tenga en esto un comportamiento
“específico”-.

22
Así pues, resumiendo los supuestos de evolución a medio plazo de la mortalidad
y la fecundidad, diremos que:

a) Supondremos estabilidad de la mortalidad hasta la edad de 60


años con ligeros descensos en el grupo de edad 0-4 años y descenso a
partir de los 65 años.

b) Supondremos un aumento de la fecundidad general que,


desglosado en tasas específicas, significa: estabilidad a los niveles de 2001
para las mujeres de 15-29 años y aumento de la fecundidad de las mujeres de
30 a 45 años.

1.1.5. Estructura de la población en 2011 y 2021 (población cerrada sin

migraciones)

En ningún momento debe olvidarse que estamos ahora frente a una previsión
básica (sólo basada en evolución futura de la mortalidad y la fecundidad) y que
suponemos, en consecuencia, “población cerrada” o ausencia de migraciones (más
adelante se introducirán). En poblaciones cerradas sólo debemos calcular cuántos
morirán y cuántos nacerán a partir de los supuestos anteriores.

Figura 3. Proyección de la población de Valladolid por rangos de edad


(2021)

23
El gráfico de la pirámide de la población de 2021 es el resultado de los
supuestos mencionados. El resultado no puede ser más revelador.

La población de la ciudad sería de 324.000 habitantes -a partir de los


315.000 que había en el momento del inicio de la previsión. En 2004 la población de la
ciudad había bajado desde los 315.000 de 2001 a 309.000. Este descenso se debe a
migraciones a corta distancia a los municipios residenciales cercanos. Esto está fuera
de nuestros cálculos, y al decir que la población de la ciudad sería en 2021 de 324.000
habitantes lo que se quiere estrictamente decir es que ese sería el tamaño de la
población de la ciudad -si no existiesen esos movimientos emigratorios a municipios
de los alrededores-. Además, como ya se ha dicho varias veces, tampoco se
consideran, hasta este momento, ningún otro tipo de migraciones.

Se continúa formando, en la base de la pirámide, el rectángulo cada vez más


alargado en sentido vertical- que ya intuíamos en la base de la pirámide de 2001. El
rectángulo es claro en las edades inferiores a los 35 años en ese momento -2021-.

Dicho en otros términos: a pesar del aumento de la fecundidad en los próximos


años el rectángulo no se corrige en absoluto en ausencia de movimientos migratorios.
Las nuevas cohortes de nacidos de aquí a 2021 no serán, pese al aumento de
fecundidad, mayores que las actuales cohortes de población más joven. Es claro,
sin embargo, que si la fecundidad no aumentara, lejos de formarse un rectángulo, se
iría formando un triángulo invertido (en la base de la pirámide) con cohortes aún más
pequeñas que las esperables con nuestros supuestos.

Esto quiere decir que incluso con esos aumentos de la fecundidad la


población, en ausencia de movimientos migratorios, continuará envejeciendo.
No creemos que exista ningún remedio, por parte de la fecundidad, ante este hecho,
pues es difícil suponer aumentos mucho más notorios que los supuestos.

El aumento de la fecundidad previsto no surte el efecto deseado Baumentar el


tamaño de las cohortes más bajas de la pirámide- por una sencilla razón: el número
de mujeres que entra en edad fértil se reduce, y continuará reduciéndose
progresivamente en el futuro, como consecuencia de los bajos niveles de
fecundidad del pasado y del presente. Cada mujer tendrá más hijos, pero debido a que
cada vez es menor el número de mujeres en edad fértil no se logrará ampliar la base

24
del gráfico. Este fenómeno es conocido en demografía como momentum negativo de
la fecundidad por causa de la estructura por edades.

2
Tabla 4. Porcentaje de población por grupos de edad 2001-2021.

Edad 2001 2011 2021


Menos de 15 11,68 12,44 12,6
15-64 72,5 66,03 59,26
65 y más 16,35 21,53 28,14
85 y más 1,7 3,16 5,44

Veamos ahora algunos datos sobre cómo evolucionarían -en ausencia de


migraciones- en 2011 y en 2021, algunos elementos esenciales de la estructura por
edades:
a) El número relativo de menores de 15 años seguiría
disminuyendo, aunque muy suavemente: representarían el 11,7% en 2011 y
el 11% en 2021. No es un logro pequeño detener, prácticamente, el gran
declive relativo de este grupo de edad con anterioridad a 2001. Ese sería el
efecto esencial del supuesto aumento de la fecundidad. Entre 2006 y 2016 se
produciría una especie de espejismo por lo que se refiere al número de
nacimientos, que aumentaría notoriamente pasando de los 2680, por término
medio cada año, entre 2001 y 2006 a 3.070 nacimientos anuales. De 2011 a
2016 el número anual medio de nacimientos volvería a caer a 2860 y la caída
se haría más profunda entre 2016 y 2021 llegando los nacimientos esperados
en ausencia de migraciones a sólo 2.360 cada año. La elevación del número
de nacimientos en el decenio 2006 a 2016 sería, pues, meramente coyuntural
(un espejismo). El “momentum negativo de fecundidad” llegará con todo su
peso a partir de 2011 y, sobre todo, a partir de 2016. Fijémonos que, a pesar
de los supuestos establecidos de aumento de la fecundidad, lo que se
producirá es que los nacimientos serán menos entre 2016 y 2021 que entre
2001 y 2006 (la Tasa Bruta de Natalidad sufriría una caída de largo recorrido a
partir de, aproximadamente, 2011 a pesar de que cada mujer en edad fértil
tendría más hijos).

2
Los datos para los años 2011 y 2021 son previsiones (población cerrada).

25
Figura 4. Nacidos vivos al año por quinquenios en población cerrada

b) La población en edad activa comenzará a descender (tabla 4).


Este descenso ya se está produciendo en la actualidad. Hasta 2001 la
población en edad activa (de 15 a 65 años) había crecido algo, en términos
relativos, a pesar del descenso de la fecundidad. Pero a partir de ahora ya no
logrará mantener su peso en el conjunto de la población. Entre 2001 y 2011
caerá del 72,5% al 67,1% y en los siguientes 10 años, a la altura de 2021, será
sólo del 61%. Es un descenso bastante estable y cercano al 0,5% anual de
toda la población. El aumento del peso relativo de los mayores de 65 años se
hará a costa de la reducción de la población en edad activa y no de los
menores de 15 años como ocurrió antes de 2001. Todos los efectos de estas
alteraciones de la estructura para la población en edad activa quedarían
totalmente neutralizados si la edad media jubilación pasara de los 65 a los 70
años (la población de 15-64 años era en 2001 del 72,5% y la población de 15-
69 años en 2021 sería de 71,6%). En consecuencia, el atraso de la edad de
jubilación de los 65 a los 70 años neutralizaría los efectos de la estructura
demográfica para el funcionamiento del mercado de trabajo, si bien es preciso
aclarar que no sería una solución sino a medio plazo. Obviamente, el atraso en
la edad de jubilación sí podría ser un remedio fundamental y estructural para el
problema que padecería el sistema sanitario y de pensiones públicos por el
proceso de envejecimiento.

26
c) La población mayor de 65 años aumentará mucho: desde el
16,3% en 2001 al 28,1% en 2001. Es un proceso de envejecimiento muy
acelerado que, como vemos, no logra ser frenado por el aumento previsto de la
fecundidad.

d) La población anciana más dependiente (mayores de 85 años)


pasará de unos 5.600 individuos en 2001 a unos 17500 en 2021 -triplicándose,
prácticamente, en términos absolutos-. En términos relativos pasaría del 1,7%
al 5,4%. Esto puede suponer unos elevadísimos costes sociales y económicos.
Los costes per cápita para el sistema público de pensiones y sanitario
aumentarán. El atraso en la edad de jubilación será un imperativo no sólo por
los datos de evolución del envejecimiento, sino también, precisamente, porque
aumentará la población -mucho más dependiente- mayor de 85 años.

27
2. INMIGRACIÓN.

2.1. Estructura de la población inmigrante actualmente existente en la ciudad.

La población nacida en el extranjero, según datos padronales, ascendía a 7.652


individuos en 2002 y a 14.031 en 2004, de manera que en dos años y medio (el dato
de 2002 corresponde a 1 de enero y el de 2004 a 1 de julio) casi se duplica. En
términos porcentuales representaba el 2,5% en 2002 y el 4,6% en 2004.

Ahora bien, hay grandes diferencias si atendemos al origen de esa población


según sus países de nacimiento sean países desarrollados o países menos
desarrollados (entre estos están todos los latinoamericanos, los países del este
europeo y casi todos los asiáticos -excepto Japón y otros menores- así como todos los
africanos).

Los nacidos en países más desarrollados suponen un número estable


entre ambas fechas (2375 en 2002 y 2408 en 2004). En cambio ha aumentado
mucho el de aquellos que tienen origen en países que pueden considerarse
“menos desarrollados” (desde 5.277 en enero de 2002 a 11.623 en julio de 2004 -
representando ya el 3,8% de la población de la ciudad-).

Naturalmente debe existir una cierta bolsa de población procedente de países


menos desarrollados que no está empadronada, pero lo importante es medir una
tendencia que es muy clara. En sólo dos años y medio esa población se ha
multiplicado por 2,2. Cada año, prácticamente, el saldo migratorio positivo de
extranjeros de la ciudad es de 2.540 (que coincide de cerca con nuestras conclusiones
sobre las necesidades de saldo migratorio positivo vistas más arriba para la década
2001 a 2011). Ese saldo procede enteramente de países menos desarrollados.

Si analizamos la estructura por edad de esta población puede apreciarse que


el número de menores de 15 años entre la población extranjera con origen en
países desarrollados es muy bajo y apenas alcanza en 2004 la cota del 5% de todos
los que tienen ese origen.

28
Muy distinta es la situación en el caso de los inmigrantes procedentes de
países menos desarrollados. En este caso el porcentaje de menores de 15 años
alcanza a ser el 9,3% en enero de 2002 y el 12,7% en julio de 2004. Es muy
remarcable el hecho de que, a pesar de lo reciente de este proceso inmigratorio,
procedente de países menos desarrollados, los menores de 15 años son ya más,
relativamente, que para el conjunto de la ciudad (poco más del 11,5%). Este es un
reflejo del fenómeno, ya comentado, de que entre esta población la fecundidad es más
elevada -en la primera generación de inmigrantes-. Por tanto, ya en julio de 2004 esta
población estaba haciendo un aporte humilde al aumento de la fecundidad general en
la ciudad.

No debe despreciarse, en absoluto, el aporte que esta población hará en el


futuro al repunte de la fecundidad y, por ende, al efecto que ese aporte tendrá en el
frenado del envejecimiento, como ya se ha señalado. Ese efecto no se debe sólo a
que los inmigrantes son más jóvenes que la población de la ciudad, sino, y es mucho
más importante, a su fecundidad -por tener un efecto a más largo plazo que la mera
consideración de la edad de los inmigrantes-.

Toda la población con origen en el extranjero se concentra en las edades


activas -incluida la población procedente de países desarrollados-. El 88% de los
nacidos en países desarrollados tiene entre 15 y 65 años. El número relativo de
mayores de 65 sólo supera ligeramente el 7%. Es, pues, una población esencialmente
en edad laboral.

Si miramos a la población nacida en países menos desarrollados, por lo


que respecta a la población en edad activa, tanto en 2002 como en 2004 el
porcentaje es, por el momento -mientras duran las primeras fases de la
inmigración-, del 85%. El porcentaje de mayores de 65 años, en cambio, bajó del
2002 al 2004 desde el 5,6% al 2,9%. Es un simple reflejo del hecho de que son unos
años de un intenso proceso inmigratorio (en términos relativos con respecto a años
anteriores).

La población inmigrante con origen en países menos desarrollados es


relativamente joven (sobre todo son menores de 35 o 40 años) y eso rejuvenece la
estructura de la ciudad, además del ya comentado fenómeno de la mayor fecundidad

29
de esta población -que es más importante, aunque sus efectos reales tardarán aún en
producirse-.

La distribución de los nacidos en el extranjero por sexo señala sólo una


ligera masculinización tanto entre los nacidos en países desarrollados como en
países menos desarrollados. En este último caso (países menos desarrollados) los
varones superan a las mujeres pero sólo en las edades activas y algo más cuanto más
jóvenes son. Por ejemplo, entre los 15 y los 35 años son más los varones, pero sólo
en un 2,5%. En general puede decirse, pues, que el proceso inmigratorio es un
fenómeno que afecta a ambos sexos prácticamente por igual (sabemos que esto no es
así si analizamos el fenómeno inmigratorio por países de origen, pero sí para el
conjunto de la inmigración).

La estructura por edades de la población procedente de países menos


desarrollados, tan distinta a la de la ciudad, tenderá a igualarse a ésta, pero
conservará durante mucho tiempo unos rasgos de “relativa juventud” tanto por su
mayor fecundidad como porque es previsible que la inmigración, con altos y bajos,
continuará en el futuro con el ingreso de trabajadores y trabajadoras jóvenes (véanse,
más arriba, los saldos migratorios previstos).

2.2. Distribución de la población extranjera por Zonas de acción social y


áreas de CEAS.

Los datos de la población de origen extranjero residente en la ciudad de


Valladolid entre los años 2002 (enero) y 2004 (julio) proceden del padrón municipal de
la ciudad.

Al ver las cifras de población extranjera de los años en cuestión lo primero que
puede verse es que el aumento de extranjeros en la ciudad ha sido considerable. En el
año 2002 se registraba un total de 8235 extranjeros en Valladolid capital, mientras que
en el 2004 se alcanza la cifra de 14355. La población extranjera ha crecido en un
79.08% en dos años y medio.

Durante ambos años la población extranjera se ha empadronado


principalmente en dos Zonas de Acción Social de la ciudad: la Zona Campogrande y la
Zona Esgueva, que ocupan el centro de la ciudad fundamentalmente. El
30
empadronamiento de extranjeros en estas zonas podría responder a causas variadas,
por ejemplo podría influir la presencia de comedores o asociaciones de acogida en el
centro, lugares a los que los inmigrantes suelen acudir a recibir atención, y que,
suponemos, dan como datos de residencia al empadronarse.

Si nos atenemos a los datos del padrón, del año 2002 al 2004 hubo algunas
modificaciones no muy drásticas sobre la distribución de población extranjera en la
ciudad. Se destacan dos casos: el área de trabajo del CEAS Campillo (Zona
Campogrande) y el área de Vadillos (Zona Esgueva). El Campillo contaba con un
9.98% de extranjeros en el 2002 y un 10.37% en el 2004 siendo el lugar donde se da
la mayor concentración de población extranjera. Es también destacable el crecimiento
de la población de origen extranjero en Vadillos, que pasó de acoger al 6.89% a
acoger al 8.14% del total de la población extranjera de la ciudad.

Tabla 5. Porcentaje de extranjeros por áreas de trabajo de CEAS

CEAS Año 2002 Año 2004


Centro 6,29 5,26
Campillo 9,98 10,37
Campogrande 5,29 5,20
La Victoria 4,78 4,44
Hospital 4,68 4,58
Rondilla Santa Clara 6,11 6,56
Rondilla Casablanca 5,97 6,35
Barrio España - San Pedro Regalado 1,07 1,06
Vadillos 6,89 8,14
Belén – Pilarica 3,06 3,43
Pajarillos bajos 5,68 6,49
Pajarillos altos 1,74 1,64
Delicias – Canterac 7,84 8,31
Delicias – Argales 5,38 5,80
Juan de Austria 4,85 3,73
Sur - La Rubia 7,47 6,46
Arturo Eyries 1,88 1,73
Puente Colgante 1,14 0,99
Huerta del Rey – Girón 3,01 2,51
Parquesol 6,89 6,95
Fuente: Elaboración propia a partir del Padrón Municipal de Valladolid

31
2.2.1. Origen de los extranjeros.

La población extranjera en la ciudad de Valladolid es originaria


3
mayoritariamente de países con bajos niveles de desarrollo . El número de extranjeros
provenientes de países menos desarrollados ha aumentado notoriamente en los
últimos años. En el 2002 el 64.08% de los inmigrantes provenían de dichas zonas y en
el año 2004 el 80.97% de los inmigrantes. Lo mismo ocurre si atendemos a las zonas
de la ciudad con mayor presencia de extranjeros. Así, por ejemplo, la Zona Esgueva
pasa de tener un 58.37% de extranjeros procedentes de países menos desarrolladas a
tener un 84.27%. (ver Mapas)

Es importante tener en cuenta que los extranjeros de países desarrollados son


casi la misma cantidad en los dos años 2002 y 2004 (cerca de los 2.400). Aunque la
cifra se mantiene casi igual el peso de su presencia en la inmigración es mucho
menor, pasando de representar el 25.65% al 15.09% de los ciudadanos de origen
extranjero.

En cuanto a los países de origen de los inmigrantes existen algunas


variaciones significativas que vale la pena mencionar.

En el año 2002 los países más importantes en cuanto a la procedencia de los


inmigrantes eran Bulgaria, Francia y Colombia (en orden de importancia). A mediados
del 2004 la situación varía un poco pasando a ser el orden: Bulgaria, Colombia y
Ecuador. Franceses y alemanes reducen considerablemente su presencia relativa. El
fenómeno de la inmigración ecuatoriana aparece como un fenómeno relativamente
nuevo y reciente (últimos dos años y medio).

3
Por países desarrollados en este estudio se tendrán en cuenta a los países de la UE (sin
tener en cuenta las últimas adhesiones y Portugal), más Estados Unidos y Canadá. El resto de
países serán considerados como menos desarrollados.
32
Tabla 6. Principales países de origen de los inmigrantes
Año Año
Países 2002 Países 2004
Bulgaria 13,25 Bulgaria 17,21
Francia 11,78 Colombia 8,87
Colombia 10,14 Ecuador 8,49
Alemania 7,25 Francia 7,26
Ecuador 6,84 Marruecos 6,83
Marruecos 5,51 Rumania 5,18
Argentina 3,30 Alemania 4,08
Rep. Dominicana 2,87 Rep. Dominicana 3,93
Rumania 1,40 Argentina 3,74
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Padrón Municipal de Valladolid

En cuanto a los países desarrollados puede decirse que es Francia el que en el


periodo tiene mayor presencia, si bien su tasa de crecimiento es baja 7,42%, con
relación a otros países, es uno de los cuatro países con mayor presencia junto a
Bulgaria, Colombia y Ecuador. En el año 2002 los franceses eran el 12.10% sobre el
total de extranjeros de la ciudad mientras que en el 2004 eran ya sólo un 7.25%. Otros
países pertenecientes al grupo de los desarrollados presentaron mayores tasas de
crecimiento aunque su presencia en datos absolutos no es muy relevante. En cuanto a
decrecimiento vale la pena mencionar al Reino Unido que decreció en un 31.29%,
desde los 147 británicos en 2002 a los 101 a mediados del 2004.

Entre los países menos desarrollados crecieron de manera significativa los


inmigrantes procedentes de Bolivia (de 35 a 269 ciudadanos) y Rumania (de 115 a
743).

La ubicación espacial de los extranjeros provenientes de países desarrollados


con relación a los de países menos desarrollados es bastante diferenciada. Los
extranjeros provenientes de países desarrollados suelen ubicarse en zonas más bien
periféricas-residenciales, a diferencia del colectivo procedente de países menos
desarrollados, del que ya se ha dicho que suele empadronarse en las zonas del
centro.

En el siguiente mapa la intensidad del color representa la mayor presencia de


extranjeros provenientes de países menos desarrollados. La situación es similar tanto
en el año 2002 como en el 2004.

33
34
En el año 2002 los extranjeros de países desarrollados se ubicaron
principalmente en los CEAS de La Victoria, Puente Colgante, Pajarillos Altos y Delicias
Argales. En el mismo año los de países menos desarrollados se ubicaron
principalmente en los CEAS Juan de Austria, Campogrande, Campillo y Parquesol.

En el año 2004 los de países desarrollados se ubicaron principalmente en los


CEAS de La Victoria, Barrio España San Pedro Regalado, Pajarillos Altos y Zona Sur
La Rubia. Mientras que los provenientes de países menos desarrollados se ubicaron
principalmente en los CEAS: Rondilla Casablanca, Campillo, Pajarillos Bajos y
Vadillos.

Tabla 7. Porcentaje de extranjeros provenientes de países desarrollados


y menos desarrollados por áreas de CEAS.

2002 2004

Países Países menos Países Países menos


CEAS desarrollados desarrollados desarrollados desarrollados
Centro 1,58 4,24 1,03 4,12
Campillo 1,53 8,04 0,81 9,38
Campogrande 1,24 3,80 0,68 4,34
La victoria 2,05 2,53 1,21 3,09
Hospital 1,17 3,00 0,65 3,82
Rondilla Santa Clara 1,86 2,74 0,98 5,52
Rondilla Casablanca 1,49 3,30 0,86 5,43
Barrio España - San Pedro
Regalado 0,36 0,68 0,27 0,76
Vadillos 1,64 4,66 0,93 7,03
Belén - Pilarica 1,04 1,82 0,53 2,82
Pajarillos bajos 1,74 3,75 0,88 5,53
Pajarillos altos 0,77 0,92 0,54 1,05
Delicias Canterac 2,51 5,11 1,34 6,84
Delicias Argales 2,11 2,93 1,07 4,62
Juan de Austria 1,07 3,29 0,47 3,07
Sur - La Rubia 2,70 4,63 1,90 4,39
Arturo Eyríes 0,57 1,21 0,33 1,30
Puente Colgante 0,44 0,67 0,25 0,71
Huerta del Rey - Girón 1,06 1,89 0,64 1,80
Parquesol 1,92 4,86 1,39 5,33
TOTAL 28,84 64,08 16,77 80,97
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Padrón Municipal de Valladolid

La ubicación de extranjeros provenientes de países desarrollados de la que se


habla anteriormente se aprecia con claridad en el siguiente mapa realizado a partir de

35
datos obtenidos del padrón municipal. En este mapa como en los anteriores la
intensidad del color representa la mayor presencia.

36
2.2.2. Origen según lengua.

La integración social de población extranjera se ve influenciada por distintas


variables, una de ellas es la lengua. Esta variable puede ayudar a definir colectivos de
mayor riesgo y por lo tanto ser tenida en cuenta a la hora de la definición de políticas o
proyectos destinados a buscar la integración de la población inmigrante.

La población no hispanohablante suele tener mayores dificultades de


integración social. Usando los datos del padrón municipal se puede decir que la
presencia de extranjeros no hispanohablantes es mayoritaria. Para el año 2002
hablamos de un 63,57% y para el 2004 de un 60.52%. Los inmigrantes que no son de
habla hispánica que llegan a la ciudad de Valladolid principalmente provienen de
Bulgaria, Francia, Marruecos y Alemania. La zona 1 Campogrande en el periodo
estudiado contiene la mayor presencia de inmigrantes no hispanohablantes, alrededor
de un 35% de ellos se ubican en el territorio comprendido por dicha zona.

La migración de hispanohablantes a la ciudad de Valladolid también es


significativa. En el año 2002 eran un total de 2741 personas venidas de
Hispanoamérica (ver tabla por países) lo que representa un 33.28% sobre la población
total de extranjeros. En el año 2004 la relación porcentual es similar, los
hispanohablantes representan un 35.17% pero eran ya 5151 (creciendo, pues, al
mismo ritmo que el conjunto de la inmigración). El crecimiento de esta inmigración fue
del 87.92%.

Los nacionales de Colombia y Ecuador son los que tienen mayor presencia en
todo el periodo. En el caso de Colombia el crecimiento no ha sido tan alto en los dos
años y medio de referencia (52.57%), aunque ya en el año 2002 la presencia de
colombianos en la ciudad era alta (un total de 835), lo que representaba el 24,73% del
total de extranjeros de la ciudad. En el año 2004 la cifra de colombianos era de 1274
pero representaba ya sólo algo más del 10,5% de la población extranjera de la ciudad.

Es interesante fijarse en las tasas de crecimiento de población hispanoparlante.


Varios grupos nacionales se han duplicado como los bolivianos, dominicanos,
venezolanos, ecuatorianos y argentinos. Los hispanohablantes suelen ubicarse
primordialmente en las zonas 3 y 1 de la ciudad.

37
Tabla 8. Extranjeros según lengua de origen.
Extranjeros no Extranjeros
Año Zonas hispanohablantes Hispanohablantes
Zona Campogrande 22,22 10,31
Zona Pisuerga 10,90 6,27
Zona Esgueva 16,19 10,98
Zona Este 14,26 5,73
2002 Total 63,57 33,28

Zona Campogrande 19,72 10,02


Zona Pisuerga 8,95 6,82
Zona Esgueva 17,26 12,05
Zona Este 14,59 6,99
2004 Total 60,53 35,88
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Padrón Municipal de Valladolid

2.3. Los saldos migratorios previstos.

La previsión básica realizada y la estructura, de que hemos hablado hasta


ahora, que tendrá la población en 2011 o 2021 no coincidirá con la realidad, pues no
responderá, probablemente, a los requerimientos del aparato económico de la ciudad.
La población será insuficiente para atender, muy probablemente, la demanda de
trabajo de la ciudad. Se producirán, en consecuencia, saldos migratorios positivos que,
lógicamente, alterarán la estructura demográfica rejuveneciéndola muy notablemente
respecto a la estructura prevista en condiciones de población cerrada.

Sin embargo, a pesar de que la estructura de 2011 y 2021 que hemos descrito
no coincidirá con la realidad, era preciso realizar esos cálculos no sólo porque son
lógicamente previos a la introducción de los saldos migratorios, sino, además, porque
ilustran qué ocurriría sin migraciones incluso aunque aumente -como se prevé- la
fecundidad.

A los efectos de evaluar cómo será el saldo migratorio en el futuro hemos


hecho algunos supuestos moderados basados en la evolución del mercado de trabajo.
El primer supuesto esencial, en este sentido, es que las migraciones dependerán del
“mercado de trabajo” (es decir, de lo atractiva, en términos laborales que pueda ser la
ciudad para los inmigrantes).

38
Desde el punto de vista de la demanda de trabajo supondremos que el
número de puestos de trabajo aumentará desde 2001 a 2021 al 1,5% anual. Entre
2000 y 2003 ese aumento había sido superior al 2,5% anual y, por tanto, nuestro
supuesto es que en el conjunto del periodo de 20 años del futuro que analizamos
crecerá a ritmos más moderados. Suponemos que la creación de empleo será menor
en el futuro porque la economía española en su conjunto padece un problema de
productividad que deberá compensarse en el futuro con una menor creación de
puestos de trabajo por cada punto porcentual de crecimiento del PIB. Podemos
considerar esos años (2000-2003) como “muy intensivos” desde el punto de vista de la
creación de empleo (esa consideración se fundamenta en la pérdida de productividad
de la economía española).

Desde el punto de vista de la oferta de trabajo tenemos varios asuntos


importantes que valorar:

En primer lugar, cómo evolucionará la participación de la población en


edad activa en el mercado de trabajo. Es conocido que España, y también la ciudad
de Valladolid, tienen unas tasas muy bajas de participación de la población en edad
activa en el mundo laboral. La demanda de trabajo se enfrentará a un proceso de
envejecimiento con estrechamiento de las cohortes en edades activas, pero una parte
de ese estrechamiento puede ser compensado por un aumento de la participación de
la población en edad activa en el mercado de trabajo.

El porcentaje de la población en edad activa (16 a 65 años) que, descontado el


paro, estaba ocupada en 2001 era del 57%. El mismo cálculo para 1991 indicaba que
la población que estaba ocupada, entre los 16 y los 65 años, era el 47%. En una
década había aumentado la ocupación de esa población en un 2% anual,
prácticamente, a lo largo de la década. Naturalmente ese crecimiento del 2% anual
será difícil de mantener en el futuro a medida que un porcentaje mayor de esa
población está ya ocupada y por los problemas, ya mencionados, de productividad.

Supondremos que cada año aumentará la población ocupada, de los 16 a


los 65 años, en un 1% hasta 2021. Esto implica que en 2011 el 63% de los que en
ese momento tengan entre 16 y 65 años estará ocupado y que el dato se elevará
hasta el 70% en 2021. Si, por un lado, podemos suponer que entre los más jóvenes de
ese grupo de edades activas, digamos de los 16 a los 25 años, se reducirá la

39
participación -es muy probable que la tasa de estudiantes aumente-, por otro lado esas
cohortes pesan cada vez menos en el conjunto de la población en edad activa como
consecuencia de su reducido tamaño y, por tanto, la importancia de su
comportamiento se reducirá. Además hemos de suponer, razonablemente, que siga
aumentando la participación de las mujeres en el mercado de trabajo. Es por tanto
razonable suponer aumentos del 1% anual en la participación de esa población en el
mercado de trabajo (ocupación) que, en cualquier caso, es la mitad de lo que aumentó
entre 1991 y 2001.

En segundo lugar, también hemos de valorar cómo evolucionará la edad


media de jubilación. Esa evolución afectará a la capacidad de oferta de la “población
cerrada” frente al crecimiento mencionado de la demanda de trabajo, afectando
también, en consecuencia, a los saldos migratorios necesarios para responder a esa
demanda.

En este caso lo esperable es que esa edad se atrase. Es difícil averiguar hasta
dónde y cuándo. Vamos a suponer que esa edad se situará en los 70 años a la altura
de 2021 y que el atraso será paulatino y que, en conjunto, equivale a un atraso
“repentino” (de los 65 a los 70 años) en 2011. Para el periodo 2001-2021 la edad de
jubilación se situaría, en esas condiciones, en los 67,5 años. El atraso en la edad de
jubilación supondrá que una parte de la población cerrada, que antes no se ofertaba
en el mercado de trabajo, seguirá activa durante unos años más y, por tanto, reducirá
las necesidades de saldos migratorios positivos parcialmente. Como se verá más
adelante esa reducción de los saldos migratorios necesarios, para responder a la
demanda de trabajo como consecuencia del atraso en la edad de jubilación, será sólo
muy parcial y, por tanto, no estamos ante un supuesto tan fundamental como, a
primera vista, podría parecer. Ya se ha dicho que se trata de una solución a “corto
plazo” para el mercado de trabajo y que, sin embargo, puede ser fundamental para el
funcionamiento del sistema público de la seguridad social.

Finalmente, la tasa de paro aún existente (hemos tomado datos de la


provincia por carecer de ellos para la ciudad) se irá reduciendo hasta alcanzarse en
2021 una situación de práctico pleno empleo (6% de paro o “paro técnico”). De hecho
la tasa de paro en la provincia era del 22% en 1991 y se redujo al 13,5% en 2001. Lo
que suponemos es que continuará esa reducción-. Se han supuesto reducciones
lineales -iguales todos los años- de la tasa de manera que en 2011 la tasa sería

40
cercana al 9,5% y en 2021 al 6% exactamente. Apreciemos que en la actual tasa de
paro lo que existe es una “capacidad” de la población cerrada para responder a la
demanda creciente de trabajo. Esto es independiente del hecho de que los
“vallisoletanos” de origen rechacen ciertos empleos. Al crecer la demanda de trabajo y
disminuir la población en edad activa se crearán oportunidades para ellos.

Tabla 9. Supuestos para establecer el saldo migratorio. 2001-2021.

SUPUESTO CRECIMIENTO
Creación de empleo en la ciudad Crece 1,5% anual
Participación población en edad activa en mercado
de trabajo Crece 1% anual
Evolución tasa de paro Decrece desde 13,5% en 2001 a 6% en 2021
Edad media de jubilación 67,5 años para el conjunto del periodo
Saldo migratorio con España y otros países
desarrollados Cero

La previsión básica antes realizada se complementa ahora con una previsión


sobre movimientos migratorios (en términos de saldos más que de inmigrantes y
emigrantes). Supondremos, respecto a los emigrantes de la ciudad, que se
compensarán con inmigrantes nacionales o de la Unión Europea u otros países
desarrollados -saldo cero en este sentido-. De hecho entre enero de 2002 y julio de
2004, según datos del padrón, el número de nacidos en países desarrollados y
residentes en la ciudad estaba estabilizado en cerca de 2.300 individuos, lo que
significa que el saldo en esos dos años y medio, por lo que se refiere a los países
desarrollados, era igual a cero. Esto avala la idea de que nuestro supuesto respecto a
ese tipo de movimientos migratorios es correcto.

En consecuencia, los saldos migratorios positivos de que hablemos, y respecto


a los que debemos hacer un “supuesto”, se refieren a saldos de la ciudad con países
pobres o en vías de desarrollo.

Si atendemos al porcentaje de población ocupada en la ciudad con respecto a


la población en edad activa y restamos el nivel de paro el resultado sería que la ciudad
disponía de unos 128.650 puestos de trabajo en 2001. En 1991 el número de empleos
habría sido de poco más de 105.000 (o sea, un nivel de creación de empleo muy
próximo, como ya se ha dicho, al 2% anual en esa década, -aunque casi toda esa
creación tuviera lugar en la segunda mitad de los 90-). De ahí que nuestro supuesto de
creación de empleo del 1,5% anual sea moderado.
41
2.4. El saldo migratorio de 2001 a 2011.

En 2011 la capacidad de oferta de trabajo de la ciudad sin saldos migratorios,


teniendo en cuenta el aumento predicho de participación de la población en edad
activa -15 a 65 años- en el mercado de trabajo sería de cerca de 134.000 trabajadores
pero la demanda de trabajo se elevaría a 149.300. Nuestros supuestos incluyen un
nivel de paro del 9,5%, jubilación a los 65 años en ese año y un 63% de ocupación
entre los que tienen entre 16 y 65 años.

Tabla 10. Saldos migratorios necesarios hasta 2021 a partir de supuestos.

1991 2001 2011 2021


Empleos disponibles (1) 105036 128647 149300 173268
Tasa de ocupación entre población de 16-
64 años (2) 0,47 0,57 0,63 0,70
Activos (15-64 años) (3) 134389 148863 162737 183664
Ofertantes de trabajo sin inmigraciones (4) 128647 133991 132235
Parados (5) 29351 20290 13437 10396
Trabajadores inmigrantes para cubrir
demanda (5) 15308 41033
Población 16-64 años (pob. cerrada) (6) 262787 276184 281703 280456
Inmigrantes necesarios por periodos (7) 22963 61550
Saldo migratorio anual medio (2001-2011 y
2001-2021) (8) 2296 3078
Notas: (4) = (2)*(6) // (5) = (3) - (1) // (7) = (5)*1,5

El déficit de mano de obra entre 2001 y 2011 sería de 15.300 trabajadores.


Esa falta de mano de obra debería cubrirse con saldos migratorios positivos. Dado que
cada trabajador que inmigra supone la entrada de casi 1,5 personas el saldo entre
2001 y 2011 debería ser de prácticamente 23.000 individuos, o sea, un saldo
migratorio positivo anual medio de 2.300 personas en números redondos.

Es muy improbable que la edad de jubilación se atrase antes de 2011 y, por


tanto, no consideraremos ese atraso para calcular las necesidades de saldo entre
2001 y 2011. Dado que la población de la ciudad con origen en países pobres o en
vías de desarrollo era de unas 4000 personas lo que se supone es que en 2011 habría
unos 27000 individuos con origen (nacidos) en esos países. Téngase en cuenta que
en julio de 2004 ya eran algo más de 11.000 según datos del padrón y que, por tanto,
entre enero de 2001 y julio de 2004 ya habían entrado en la ciudad unos 7000
inmigrantes de los 23000 requeridos para toda la década. Dicho en otros términos,
entre julio de 2004 y enero de 2011, a partir de nuestros supuestos, inmigrarían otros
16.000 individuos. En 2011 el número de nacidos en países pobres o en vías de
42
desarrollo sería, pues, de 11.000 que había en julio de 2004 más 16.000 que entrarían
entre esa fecha y enero de 2011 (27.000 en total).

Sin embargo, el aporte de la inmigración a la ciudad entre 2001 y 2011 no se


reduciría a esos 27.000 individuos sino que se deben tener en cuenta los hijos que
esos inmigrantes tendrían. Pero veamos, antes, el nivel del saldo migratorio necesario
entre 2011 y 2021.

2.5. El saldo migratorio de 2001 a 2021.

Con el mismo crecimiento (1,5% anual) de la demanda de trabajo que entre


2001 y 2011, se precisarían en la ciudad 173.268 trabajadores en enero de 2021. Pero
la ciudad sólo podría ofertar, debido al proceso de envejecimiento, en situación
cerrada, 132.234 trabajadores (y eso considerando que sigue aumentando la
participación de la población entre 16 y 65 años en el mercado de trabajo hasta casi el
70% en 2021 y a razón del 1% anual). El paro, además, se habría reducido al 6%.

Las necesidades de trabajadores inmigrantes se elevarían, para todo el


periodo desde el 2001 al 2021 a algo más de 41.000.

Si consideramos que en 2011 se atrasará la edad de jubilación a los 70 años


esto significaría que la capacidad de oferta de la ciudad se situaría en 139.015
trabajadores (es decir, cerca de 7000 más que si no se atrasa la edad de jubilación) y
que, en consecuencia, el número de trabajadores inmigrantes necesarios sería de
34.250 aproximadamente. Eso significa que el número de inmigrantes necesarios (por
cada trabajador extranjero inmigran 1,5 personas) sería, para el conjunto del periodo
2001-2021, de cerca de 51.400 individuos, o un saldo anual medio de 2570 individuos.
El atraso en la edad de jubilación reduciría el saldo medio necesario.

Si separamos esos 20 años en las dos décadas los saldos más probables
serían de unos 2300 entre 2001 y 2011 y de unos 2850 individuos entre 2011 y 2021.
Apréciese que esta probabilidad se basa en que el atraso de la edad de jubilación se
produce “repentinamente” en 2011 -lo que es poco probable- pero que eso es lo
mismo que suponer que se produce paulatinamente y de forma continua a lo largo de
20 años. ¿Porqué se precisaría un saldo mayor entre 2011 y 2021 que en la década
anterior? Por la sencilla razón de que aunque podemos “jugar” con la idea de que se

43
produzca el atraso en la edad de jubilación en 2011, el proceso de envejecimiento
habría avanzado mucho más entre 2011 y 2021 que en la década anterior.

2.6. La estructura de la población de la ciudad tras los procesos migratorios.

¿Cuál sería el efecto de este proceso inmigratorio tan fuerte sobre la ciudad en
términos demográficos? A estos efectos se han realizado proyecciones de la
estructura de la población tras los procesos migratorios, a partir de la previsión básica
en situación de población cerrada y teniendo en cuenta los siguientes supuestos:

a) Hemos supuesto que la distribución por edades de la población


inmigrante (en el momento de la inmigración) es la que tenían, en la ciudad de
Valladolid, los extranjeros de países pobres o en vías de desarrollo a la altura de
julio de 2004, según datos del padrón. La inmigración de este tipo en la ciudad de
Valladolid es muy reciente. En 2001 había 4000 y en julio de 2004 eran ya más de
11.000 y, por tanto, podemos suponer que los nuevos inmigrantes tienen esa
estructura por edades en un corto periodo de tiempo. Esto significa que al hacer la
previsión aplicamos esa estructura a los saldos necesarios de inmigración.

Figura 5. Extranjeros de paises menos desarrollados. Valladolid julio de 2004

b) Para medir la fecundidad de la población inmigrante hemos supuesto


que su nivel es el de la población inmigrante en España según datos del Instituto
Nacional de Estadística para 2002. Ha sido imposible encontrar datos más precisos

44
para la ciudad y, en cualquier caso, es mejor utilizar los de España porque las tasas en
la ciudad serían poco representativas (por ser escasa la población inmigrante a la
altura de 2001 o 2002). Además, ha de tenerse en cuenta que los datos de España
proceden de “toda” la población extranjera -no sólo de la procedente de países pobres
o en vías de desarrollo-. Esto significa que, muy probablemente, estamos
infravalorando algo la fecundidad de los inmigrantes procedentes de países pobres.
Sin embargo en un problema que consideramos menor, pues también los extranjeros
procedentes de países pobres van adaptando -a lo largo del tiempo- su fecundidad a
la de la población receptora. Obsérvese (tabla 7) cómo el diferencial de fecundidad
entre la población extranjera en España y la de la ciudad de Valladolid está en unas
tasas mucho más elevadas entre los 15 y los 30 años por parte de las madres
extranjeras. La fecundidad a partir de los 30 años es prácticamente igual.

Tabla 11. Tasas específicas de fecundidad (hijos por 1000 mujeres)

Edad madre Extranjeros Valladolid


10-14 0,61 0
15-19 55,21 5,47
20-24 114,56 14,22
25-29 103,94 31,43
30-34 83,11 83,61
35-39 49,83 50,51
40-44 14,85 7,69
45-49 1,26 0,25
50-54 0,17 0
Fuente: Extranjeros España 2002 y Valladolid 2001
Movimiento Natural de la Población.

Figura 6. TEF de extranjeras en España (2002) y de mujeres en Valladolid (2001)

45
c) Se han supuesto las mismas tasas específicas de mortalidad en el
futuro que para la previsión básica -sin inmigración- de la población
de la ciudad de Valladolid.

Con estos supuestos puede verse cómo sería la estructura de la población en


2011 y 2021. Fijémonos, en la pirámide de la ciudad en 2021 tras incluir los aportes de
la inmigración, que las cohortes entre 5 y 14 años se ensanchan ligeramente, aunque
la de 0-4 años vuelve a estrecharse ligeramente (como consecuencia del
envejecimiento y del momentum negativo de la fecundidad de los “oriundos” de la
ciudad.

Figura 7. Proyección de aportes de la inmigración para 2021

Debe apreciarse que los hijos de los inmigrantes nacidos en la ciudad no


supondrían aportes -antes de 2021- a la población en edad activa prácticamente, de
modo que, a esos efectos, el aporte sería posterior en la mayor parte de los casos -
salvo para los hijos ya nacidos en la ciudad antes de 2005 y que estarían entrando en
el mercado de trabajo hacia 2021-. Sin embargo ese aporte es muy importante en
otros términos y para el futuro.

Los inmigrantes tienen una fecundidad más elevada que la población


oriunda de la ciudad. Su aporte, en términos anuales medios, el número de hijos

46
sería de 488 niños en el periodo 2004-2011 -se ha partido de la población
procedente de países pobres en julio de 2004 a la que se ha añadido el saldo
inmigratorio necesario distribuido según la estructura de la población nacida en países
pobres en esa misma fecha-. En el periodo 2011-2021 el número de hijos anual
medio de la población extranjera de países pobres se elevaría a 822. Si pensamos
que la población oriunda tendría en esa década una media de unos 2600 niños cada
año podemos ver la relevancia de los datos. Más de una cuarta parte de los niños
tendrían madre inmigrante entre 2011 y 2021.

Tabla 12. Comparación de estructuras de población sin y con inmigración.

Sin inmigración Con inmigración


Grupo de edad 1991 2001 2011 2021 2011 2021
Menos de 15 años 18,59 11,68 12,44 12,60 13,06 13,75
15-64 años 69,74 72,50 66,03 59,26 66,94 61,04
Más de 65 años 11,67 16,35 21,53 28,14 20,00 25,21
Más de 85 años 1,02 1,70 3,16 5,44 Sin datos Sin datos
Nota: Los datos de 2011 y 2021 son estimaciones

El proceso de envejecimiento sería frenado. En lugar de haber un 28,1% de


mayores de 65 años en condiciones de población cerrada (sin inmigración) habría un
25,2% en 2021. Ya en 2011 en lugar de haber un 21,5% de mayores de 65 años
habría sólo un 20%. El proceso de frenado proseguiría a partir de 2021. La población
menor de 15 años sería del 13,8% en 2021 en lugar del 12,6 previsto sin inmigración.
Se puede pensar que, de todos modos, incluso con el aumento de la fecundidad y el
proceso inmigratorio había más ancianos en 2021 que en 2001. Y así es, pero se
estaría revertiendo el proceso y la situación de envejecimiento sería mucho más grave
sin el aumento de la fecundidad y sin la inmigración.

Los efectos sobre la población en edad activa no serían apreciables antes


de 2021, pues prácticamente la inmigración simplemente repondría las pérdidas por
envejecimiento de la población oriunda.

La fecundidad media de la ciudad aumentaría notoriamente -aunque los


hijos de la inmigración adaptarían su fecundidad a la de los oriundos de la ciudad en la
siguiente generación-. El tamaño de la población pasaría de los 315.000 en 2001 a los
356.000 en 2011 y a los 373.500 en 2021. El hecho de que en la primera de esas
décadas, con un proceso de inmigración menos intenso la población de la ciudad

47
aumentara más que en la siguiente década es, de nuevo, un efecto del envejecimiento
(fallecería más población oriunda entre 2011 y 2021 que en la década anterior).

Dado que sin migraciones la población cerrada tendría un tamaño de 324500


en 2011 podemos deducir que el aporte inmigratorio total sería en ese año de cerca de
31.600 individuos. La población con origen en países pobres o en vías de desarrollo
más los hijos de madres con ese origen sería igual en 2021 a los 67.300 individuos o,
lo que es lo mismo, el 18% de la población.

Debe tenerse en cuenta que estos cálculos no consideran, en ningún caso,


los procesos emigratorios de la ciudad a los municipios residenciales cercanos.
Lo que se calcula es el tamaño de la población que tendría la ciudad si no se
produjeran esos procesos emigratorios. Por ejemplo, al decir que la población de
ciudad tendría un 18% de población nacida en países pobres o en vías de desarrollo o
nacida de madres con ese origen estamos suponiendo que nadie emigra de la ciudad
a municipios cercanos. Ese porcentaje sería más alto si una parte de los españoles
residentes en la ciudad trasladan su residencia a esos municipios. Lo mismo ocurre al
decir que el tamaño de la ciudad sería de 373.500 habitantes.

48
2.7. Detección de la inmigración por la participación en el sistema
educativo.

Un procedimiento alternativo para estimar la presencia y concentración


de la población inmigrante de hecho es calcular la presencia de estudiantes de
origen extranjero en centros que se encuentren en las áreas de atención de los
CEAS. Este procedimiento permite la detección de bolsas de población
inmigrante, pero no facilita la estimación de los totales de población, a no ser
que se impongan suposiciones en los cálculos de las estimaciones que no
podemos asumir.

Este análisis parte de dos restricciones básicas. Por un lado, el registro


de los estudiantes extranjeros no distingue entre los hijos de trabajadores
inmigrantes originarios de países en vías de desarrollo y los hijos de extranjeros
de otros orígenes o más acomodados, de tal modo que no podemos diferenciar
unos de otros. Podemos suponer, no obstante, que la baja presencia de estos
últimos y la diversidad de su composición social interna actúan estadísticamente
para hacer su presencia irrelevante. En segundo lugar, la estructura de la
población de los trabajadores inmigrantes es, como ya se ha visto, muy
particular, concentrada en un grupo medio y joven de edades, y más ligada a la
estructura por sexo y edades de la fuerza de trabajo que a la de una población
dinámica normal. Por esta razón, la distribución de los hijos de los inmigrantes
no se corresponde con una distribución de familias de trabajadores inmigrantes
natural, sino con la de un determinado grupo, más estabilizado y más
establecido. Con estas consideraciones en mente, podemos, no obstante,
examinar la distribución de la población inmigrante en los centros ubicados en
cada zona de responsabilidad de los CEAS.

La tabla 13 presenta la distribución por Zonas de Intervención y áreas de


los CEAS del alumnado extranjero. En total hay unos 1150 alumnos extranjeros
de primaria y secundaria en la ciudad de Valladolid, lo cual significa que son
extranjeros 32,87 de cada 1000 estudiantes. Si se observa la relación entre los
datos relativos (reflejados en tantos por mil) y los datos absolutos de número de
estudiantes extranjeros por zona y área CEAS se observa que los alumnos
extranjeros no están necesariamente concentrados en las áreas en las que
presentan una mayor densidad. Así, en el área Arturo Eyríes la presencia de
extranjeros es muy alta, de 63,2 por cada mil, pero esto sólo representa a 22
estudiantes. No está claro hasta que punto se pueden tomar estos datos como

49
un indicador de la calidad del contexto en el que se desarrolla la educación de
estos alumnos.

Por el contrario, en al menos dos de las áreas CEAS se encuentra una


alta densidad de alumnos extranjeros y un elevado número de ellos: en Rondilla-
Santa Clara (con 114 alumnos que representan un 10% del total de alumnos en
colegios del área) y en Delicias-Argales (con 100 alumnos y de nuevo un 10%).
Hay un segundo conjunto de áreas con una densidad menor pero con un
elevado número de estudiantes extranjeros: el mayor número de ellos se
encuentra en Campilllo (157 y 30,6 por mil) seguido de Zona Sur-La Rubia (90
estudiantes), Delicias-Canterac (90) y Hospital (85 alumnos, en este caso con
una tasa de alumnado extranjero de 53,4 por cada mil).

¿Cómo determinar entonces el grado de concentración relativa de la


población extranjera? Parte del problema se debe al hecho, ya citado, de que las
áreas de influencia de los centros escolares no se corresponden exactamente
con las áreas CEAS. De este modo, en la zona escolar centro –que no se
corresponde con el área del CEAS centro- se acumulan centros educativos,
tanto privados como públicos, que atienden población de todo el área urbana.
Esto quiere decir que esta información contiene un nivel de ruido muy elevado.
Por otra parte, la extensión de las zonas de acción social y de las áreas de los
CEAS no es exactamente uniforme en lo referido a la población que atienden.
De este modo, para el conjunto de la zona de Campogrande, que es la que tiene
un número mayor de estudiantes extranjeros, su presencia en el sistema
educativo no representa más que un 2,5 por ciento. Son las zonas Esgueva y
Este las que tienen un mayor número de alumnos extranjeros (620 en total, que
supone un 53,9% del total) y las que tienen tasas de alumnado extranjero más
elevadas: (64,8 por mil en Esgueva y 42,7 por mil en el Este).

50
Tabla 13. Distribución de los alumnos extranjeros en los centros escolares
de Valladolid, por Zonas de intervención social y áreas de los CEAS.

Alumnos Número de
Zonas y CEAS extranjeros por alumnos
cada mil extranjeros
ZONA CAMPOGRANDE 25,4 402
Centro 27,3 41
Campillo 30,6 157
Zona Sur-La Rubia 18,5 90
Campo Grande 32,5 61
Zona Sur – Juan de Austria 19,9 46
ZONA PISUERGA 16,3 128
Victoria 15,4 15
Huerta del Rey – Girón 16,2 27
Parquesol 16,7 51
Puente Colgante 8,2 13
Arturo Eyríes 63,2 22
ZONA ESGUEVA 64,8 327
Hospital 53,4 85
Rondilla- Santa Clara 102,2 114
Rondilla- Casablanca 72,6 68
Barrio España – San Pedro 2,8 2
Vadillos 136,2 53
Belén – Pilarica __ __
ZONA ESTE 42,7 293
Pajarilllos Bajos 52,7 55
Pajarillos Altos 47,1 42
Delicias Canterac 24,4 90
Delicias Argales 101,6 100
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de escolares.

En estas dos zonas, los niveles de concentración y alumnado más


elevados se encuentran en las dos Rondilla, en Vadillos (que tiene la
concentración más alta con 136,2 alumnos por cada mil) y en Delicias-Argales.
En las áreas de Hospital, y en los pajarilllos las concentraciones y densidades
tienen valores medios. El área CEAS de Belén-Pilarica no contiene ningún
centro escolar, por lo que no se puede hacer ninguna estimación de población
inmigrante con esta fuente.

51
3. HOGARES

3.1. Transformaciones en la fecundidad y hogar.

Ya se ha visto la evolución general de la fecundidad en el pasado y la


que es esperable en el futuro. A lo que atendemos ahora es a la distribución de
dicha fecundidad entre distintos segmentos de la población: edades de la madre
y según el estado civil de la madre (madre no casada /madre casada). Ello nos
hará comprender algunas transformaciones importantes con respecto a las
estructuras de los hogares y algunas necesidades de intervención social
importantes.

3.1.1. Evolución de la fecundidad según la edad de la madre.

En los años 80, en situación de crisis económica y con elevados niveles


de desempleo, las mujeres atrasaron la edad a la que se casaban como a la
que, en general, formaban hogares o se independizaban. La fecundidad se
redujo drásticamente, más que en otras sociedades, y sólo logró rebotar hacia
mediados de los años 90 (el año de menor fecundidad en la provincia fue 1995
en tasas brutas de natalidad y en 1998 en número de hijos por mujer).

La edad media a la que las mujeres tienen su primer hijo aumentó


desde los 25,1 años en 1984 hasta los 30,3 en 2001. En términos más
concretos lo que esto significa es que hasta los años 80 las edades a las que las
mujeres tenían más hijos estaban entre los 20 y los 29 años. Actualmente, sin
embargo, esas edades, como se vio más arriba, están entre los 30 y 39 (sobre
todo entre los 30 y los 34 años).

Lo que ha estado ocurriendo realmente es que entre 1980 y 2000 las


mujeres han pospuesto su fecundidad (se han independizado, han formado
pareja o se han casado y han tenido sus hijos a edades más avanzadas). Una
parte importante de la caída de la fecundidad no es más que el reflejo de ese
atraso. En los años 80 una parte de la caída de la fecundidad no era más que un
“espejismo”, ya que lo que ocurría era un simple atraso en la maternidad y por
eso podemos afirmar que se ha producido un rebote de la fecundidad hacia
arriba y que se seguirá produciendo. Es difícil, sin embargo, que la edad media a
la que se tiene el primer hijo se reduzca, al menos en el próximo futuro.

52
La consecuencia es una mayor distancia, en términos de edad, entre
las generaciones (la generación se ha alargado desde 1980 en unos 3 años -la
generación mide la edad media de la maternidad y no la edad media a la que se
tiene el primer hijo, pero aquélla es un indicador estable de la generación).

La edad media al primer matrimonio, tanto para mujeres como para


varones, en Valladolid se ha atrasado en 3 años en la década de los 90 (de 28,5
a 31,6 para los varones y de 26,4 a 29,4 para las mujeres). Es un indicador de lo
que estamos diciendo sobre el alargamiento de las generaciones.

3.1.2. La fecundidad según el estado civil de la madre y algunas


transformaciones en la estructura de los hogares.

La segunda transformación tiene que ver con el estado civil de las


madres (sólo en términos de madres casadas o no casadas parejas de hecho o
madres solteras-). En el conjunto de España se ha pasado de menos de un 10%
de hijos nacidos fuera del matrimonio en 1991 a más de un 20% en 2001. En la
ciudad de Valladolid en 1996 el porcentaje de hijos de madres no casadas era
en 1996 del 11,1% y ha saltado hasta el 13,3 en 2000 y hasta el 16,6 en 2002.

Tabla 14. Porcentaje de hijos nacidos de madres no casadas según edad madre

Edad madre 1996 2000 2002


15-19 58,9 62,2 76
20-24 37,6 51,8 59
25-29 9,6 15,4 22
30-34 4,8 7,4 8,6
35-39 8,5 8,9 8,5
40-44 8,5 6,6 11,9
45-49 No signif. No signif. No signif.
Fuente: Movimiento Natural de la Población. Ciudad de Valladolid.

Es un fenómeno que afecta a las mujeres más jóvenes, pero que


cada vez se extiende más hacia edades más avanzadas.

Las madres más jóvenes (15-19 años) tienen la mayor parte de sus hijos
fuera del matrimonio legal (canónico o civil) -58,9% en 1996 y 76% en 2002 en la
ciudad de Valladolid-. Lo mismo ocurre en el siguiente tramo de edad (20-24
años) en el que, en 2002, el 59% de los hijos eran tenidos fuera del matrimonio.

53
El siguiente tramo de edad es muy significativo, pues refleja que el
fenómeno tiene algo de permanente: estas madres tuvieron el 9,6% de sus hijos
fuera del matrimonio en 1996 y en 2002 ya eran el 22,8%.

Incluso aunque muchas madres no casadas acaben casándose con el


paso de los años, es obvio que el fenómeno se está transformando en una
situación estructural y que habrá más madres no casadas con hijos y que,
cada vez más, estamos en presencia de una transformación de las estructuras
de los hogares que afecta a las necesidades sociales de sus miembros.

Este hecho está generando (ver más adelante) un aumento del número
de hogares compuesto sólo de madre e hijos sin presencia de varón mayor de
edad en el hogar-, que se produce en caso de ruptura de la “pareja”, además de
por divorcio o separación en el caso de los matrimonios

3.2. Tamaño de los hogares.

El tamaño medio de los hogares de la ciudad se ha reducido en el


periodo intercensal que va de 1991 a 2001 de los 3,36 miembros a los 2,87.
Es decir, se ha reducido en prácticamente media persona por hogar. Es un
descenso muy pronunciado que tiene que ver con dos fenómenos:

a) En primer lugar es un efecto de la caída de la fecundidad de los años


80 y que se mantuvo muy baja a lo largo de toda la década de los 90.

b) En segundo lugar es, también, un efecto de las mayores posibilidades


en los años 90 para acceder a viviendas -como consecuencia de la mejor
situación del mercado laboral y de la situación económica general- y para crear
nuevos hogares por parte de un grupo importante de individuos.

En relación a este último aspecto el número de hogares se ha elevado


desde los prácticamente 97.550 en 1991 a los 109281 en 2001, y ello a pesar
de que la ciudad había perdido entre esos años -por “emigraciones” hacia los
municipios residenciales próximos a la ciudad- 16.000 habitantes.

54
Tabla 15. Distribución de la población según tamaño del hogar.
1991 2001
Tamaño Nº % Nº %
hogar hogares Población hogares % pob. hogares Población hogares % pob.
1 persona 10801 10801 11,1 3,3 20068 20068 18,4 6,4
2 personas 20884 41768 21,4 12,8 26948 53896 24,7 17,1
3 personas 20416 61248 20,9 18,7 25535 76605 23,4 24,3
4 personas 25833 103332 26,5 31,6 25781 103124 23,6 32,7
5 personas 12159 60795 12,5 18,6 7841 39205 7,2 12,4
6 personas 4910 29460 5,0 9,0 2067 12402 1,9 3,9
7 y más
personas 2532 19741 2,6 6,0 1003 9691 0,9 3,1
Total 97535 327145 100,0 100,0 109243 314991 100,0 100,0
Fuente: Censos de población 1991 y 2001.

3.3. Los hogares de solitarios.

Una de las alteraciones más notorias de la estructura de los hogares es


el crecimiento de los “hogares de solitarios”, es decir, de los hogares en los
que únicamente vive una persona. En 1991 eran 10.800 en toda la ciudad que
se dividían, a su vez, en unos 5.700 hogares de “solitarios de más de 65 años” y
en unos 5.070 de “solitarios en edad activa” -entre 16 y 65 años-.

El número de solitarios había aumentado hasta casi duplicarse en el año


2001. La cifra alcanzaba, en conjunto, los 20.068.

Tabla 16. Distribución de hogares de solitarios según censo de 2001.


Tipo de hogar Nº hogares %
Una mujer de 16 a 64 años 5622 28,01
Un hombre de 16 a 64 años 5028 25,05
Una mujer de 65 o más años 7694 38,34
Un hombre de 65 o más años 1724 8,59
Total 20068 100

Fuente: Censo de población 2001.

Por los datos de que disponemos podemos desagregar mejor la


composición de dichos hogares en 2001 que en 1991. En 2001 los “solitarios de
más de 65 años” se elevaban ya a cerca de 9.400 (3.700 más que diez años
antes). Los “solitarios en edad activa” habían, por su parte, pasado a ser 10.650
(más que duplicando el dato de 1991).

55
Lo más importante desde el punto de vista social es el creciente
número de solitarios de más de 65 años. No disponemos de datos más
precisos, como para hablar de “solitarios de más de 75 años”, pero es de
suponer que el aumento afecta a todos los tramos de edad. Son evidentes los
problemas que esto puede generar para el sistema de atención social y los
costes económicos que pueden suponer las atenciones que una parte de estos
solitarios requieren.

En cualquier caso es un tipo de hogar que seguirá creciendo pues, en


buena parte, es el resultado de la menor fecundidad. A menor número de
hijos más probable es que en la ancianidad se formen hogares de solitarios.

En los datos de 2001 se refleja también una “feminización” muy fuerte


de los hogares de solitarios de ancianos -mayores de 65 años-. Frente a los
1724 casos de hogares de “varones” solitarios de más de 65 años, el número de
los de mujeres es de 7.694. Hay casi 4,5 hogares de ancianas solitarias por
cada hogar de anciano varón solitario. Por tanto, el problema social que esto
puede representar es un problema “femenino” en esencia. En cierto modo
podríamos decir que a los varones ancianos los cuida la mujer y a las mujeres
ancianas el sistema público o el mercado.

No es preciso razonar mucho acerca de esa feminización del problema -


feminización que en ningún caso se produce entre los hogares solitarios en
edades activas-. Las dos causas que lo explican son: primero, la mayor
esperanza de vida de las mujeres y, segundo, el hecho de que en la formación
de parejas siguen primando aquellas en las que el varón es mayor en varios
años (3 años por término medio de modo muy tenaz a lo largo del tiempo en
Castilla y León y en todas sus provincias). La unión de ambas causas provoca la
“feminización” de los hogares de ancianos solitarios.

56
3.4. Los hogares de un único adulto en edad activa con uno o más
menores.

La feminización no es sólo propia de los hogares solitarios de ancianos,


también lo es de aquellos hogares que se componen de un único adulto (en
edad activa) y uno o más menores.

Lo típico de estos hogares (no podemos comparar la evolución de 1991 a


2001 por carecer de datos por sexo para el primero de los años) es que el único
adulto del hogar sea mujer. En 2001 ese único adulto era varón en 423 casos y
era mujer en 1.741 casos (cuatro veces más).

Esa feminización de los hogares “nucleares” sin presencia de varón


adulto obedece a varias causas:

- Los varones mueren siempre -a todas las edades- más que las mujeres
y esto provoca que queden solas más mujeres adultas que varones y, en
consecuencia, se formen esas familias nucleares sin presencia de varón (no
obstante el efecto numérico de este diferencial en la mortalidad no es muy
grande ya que la mortalidad se dispara a los 60 o 65 años para ambos sexos,
siendo muy reducida hasta esas edades).

- Sigue habiendo un pequeño número de madres solteras y que deciden


seguir siéndolo después de tener hijos (tampoco en este caso el efecto es muy
grande)

- En caso de divorcio o separación de pareja de hecho, es la mujer, en la


mayor parte de los casos, la que se hace cargo o se queda con la custodia de
los hijos.

Aunque no tenemos datos de evolución de este tipo de hogares para la


ciudad de Valladolid sí podemos razonablemente conjeturar que se trata de un
tipo de hogares en aumento -lo deducimos porque sí sabemos que está
aumentando en el conjunto de España y para todas las comunidades autónomas
y provincias-.

57
El problema de estos hogares de mujeres con “sus hijos” y sin presencia
de varón es el elevado coste que puede suponer para la mujer la atención
de los menores, sobre todo, lógicamente, en el caso de que no dispongan
de suficientes recursos económicos. No disponemos de datos para evaluar
esta contingencia que, en cualquier caso, requiere atención.

Al hablar de costes para estas mujeres no nos referimos sólo a los costes
monetarios inmediatos, sino al coste que supone trabajar y atender a los hijos.
Es posible que una parte de estos hogares tengan una necesidad -no siempre
satisfecha- de atención social especial para el cuidado de niños pequeños
mientras la mujer trabaja.

3.5. Los hogares de gran tamaño.

Ya nos hemos referido a la disminución del tamaño medio del hogar entre
1991 y 2001, pero sigue subsistiendo un cierto número de hogares “muy
grandes” por lo que se refiere a su tamaño, aunque, lógicamente, su número
está en claro descenso y es muy probable que en la mayor parte de los casos se
trate de hogares formados hace años y que, por tanto, muchos de los hijos estén
trabajando o entrando en el mercado de trabajo. Sin embargo, no siempre será
así y es preciso estudiar su posible problemática (tanto de tipo económico como
de atención a los hijos o de tipo residencial).

En 1991 había algo más de 50.000 personas en toda la ciudad viviendo


en hogares de 6 o más individuos (casi 20.000 de ellos vivían en hogares con 7
o más miembros).

En 2001 el número de individuos que vivían en hogares de 6 o más


miembros había descendido a poco más de 20.300 (siendo ya sólo 7.800 los
que vivían en hogares de siete o más miembros). Se trata, por tanto, de un tipo
de hogar en claro retroceso pero que nunca desaparecerá del todo (téngase
en cuenta que un número no despreciable de hogares “inmigrantes” tendrán esta
característica, pues ya se ha dicho que su fecundidad es más elevada).

Debe estudiarse especialmente el caso de aquellos hogares de gran


tamaño de formación reciente, esto es, en los que los hijos son de corta edad y
también aquéllos, que se vayan formando, de origen inmigrante con problemas

58
de tipo económico y residencial. En la medida en que se esté interesado en
“favorecer” la fecundidad deben evitarse las situaciones más dramáticas de este
tipo de hogares.

Naturalmente la consideración de qué sea un “hogar de gran tamaño”


depende también del número de adultos presentes en el hogar. Es diferente la
presencia de 4 menores, por ejemplo, en un hogar con dos adultos que en un
hogar con un único adulto.

Ya se ha mencionado el caso de los hogares (feminizados) en los que


sólo hay un adulto en edad activa con menores. Pues bien, de los 2.164 casos
en los que se reproduce esta estructura (sea el adulto varón o mujer) hay 827
casos en los que hay dos o más menores y en 670 de esos casos el adulto es
mujer. Estos hogares podrían ser considerados como de “gran tamaño” debido a
que no hay presencia sino de un único adulto sobre el que recae la atención a
los menores.

3.6. Estructura de los hogares y situación en el mercado de trabajo.

Desgraciadamente no se ha podido disponer de datos mejores que los


del censo de 2001 (más recientes) para estudiar el número de hogares con
problemas “laborales” serios. Los datos que a continuación se ofrecen, por tanto,
tienen una antigüedad de más de 3 años. Esa antigüedad de los datos nos
impide valorar, por ejemplo, si la inmigración ha aumentado el número de
hogares de ciertas características con serios problemas de tipo laboral y, por
tanto, de ingresos.

Sin embargo los datos pueden ser útiles no tanto por los valores
absolutos o relativos (porcentajes) de ciertos tipos de hogares con problemas,
sino porque nos indican en qué tipo de hogares se concentra esa problemática
laboral. Eso es, muy probablemente, independiente del hecho de que el paro se
haya reducido en estos 3 años y medio.

59
Tabla 17. Hogares con problemas de paro.
Nº % todos % 1 adulto % dos % al menos
adultos adultos parado y parados y dos parados
edad act. parados otro uno entre adultos
trabajando trabajando
Una mujer de 16 a 64 años 1 8,38
Un hombre de 16 a 64 años 1 7,24
Una mujer adulta con uno o más 1 12,81
menores
Un hombre adulto con uno o más 1 3,55
menores
Dos adultos de 16 a 64 años, sin 2 1,18 17,27
menores
Dos adultos, uno al menos de 65 años 1 4,27
o más, sin menores
Dos adultos y un menor 2 1,10 16,73
Dos adultos y dos menores 2 0,83 14,05
Dos adultos y tres o más menores 2 2,46 13,69
Dos adultos de 35 años o más, uno de 3 0,07 1,66
16 a 34 años, sin menores
Dos adultos de 35 años o más, uno de 3 0,05 1,18
16 a 34 años y un menor
Dos adultos de 35 años o más, uno de 3 0,48 5,33
16 a 34 años y dos o más menores
Otro hogar de tres adultos, con o sin 3 0,31 2,49
menores
Dos adultos de 35 años o más, dos de 4 0,03 5,40
16 a 34 años, sin menores
Dos adultos de 35 años o más, dos de 4 0,15 6,60
16 a 34 años y un menor
Dos adultos de 35 años o más, dos de 4 1,27 12,70
16 a 34 años y dos o más menores
Otro hogar de cuatro adultos, con o sin 4 0,13 6,60
menores
Cinco o más adultos, con o sin 5 o más 0,37 12,58
menores
Fuente: Censo de población 2001.

a) En 2001 había 835 hogares de “solitarios en edad activa” -16 a 65


años- que se declararon parados. Naturalmente es un tipo de situación que
debiera vigilarse para averiguar cuántos de esos hogares pueden enfrentarse a
serios problemas de ingresos. En conjunto no puede afirmarse que exista una
seria feminización del problema, pues el riesgo de paro afectaba al 8,4% de los
hogares de “solitarias” (471 casos) y al 7,2% de los hogares de “solitarios” (364
casos).

b) Uno de los casos que potencialmente podría ser más dramático


es el de los hogares con un único adulto y uno o más menores.
Anteriormente ya dijimos que este tipo de hogares estaba muy feminizado en el
sentido de que el adulto era, muy mayoritariamente, una mujer. Además, ahora
podemos apercibirnos que es un tipo de hogar, el de “una mujer adulta en edad

60
activa con uno o más menores” que tiende a sufrir problemas de tipo laboral. En
el 12,8% de los hogares el único adulto -una mujer- estaba en el paro. En
números absolutos la cifra llegaba a 223 hogares. No ocurría lo mismo en el
caso de que el único adulto existente fuera varón, pues sólo en 15 de los
hogares (frente a los mencionados 223) de estas características estaba el adulto
en paro (un 3,5% de los casos).

c) En el caso de los hogares compuestos por dos adultos en edad


activa los casos que podrían presentar más problemas eran aquellos en
los que los dos adultos estaban en paro. Su número alcanzaba los 321
hogares. El caso más llamativo era el de los hogares en los que, además, hay
menores (174 hogares). Su porcentaje es pequeño (poco más del 1% de ese
tipo de hogares) pero debería ser una situación a vigilar. En el 15%,
aproximadamente, de ese tipo de hogares con dos adultos en edad activa y con
menores de 16 años sólo trabajaba uno de los adultos, pero se trata de una
situación, en principio, menos grave.

d) Los hogares en los que hay 3 adultos en edad activa presentaban


muchos menos problemas. Sólo en 30 casos los tres estaban en el paro
aunque en 421 casos sólo trabajaba uno de ellos y en unos 150 de ellos -no se
puede precisar más por la clasificación que hace el INE- había uno o más
menores de 16 años. Los problemas más graves podían afectar, pues, a unos
180 o 200 hogares (con al menos dos adultos en paro y con presencia de
menores en el hogar).

e) Los problemas son menores a medida que el número de adultos -


en edad activa- aumenta en el hogar, pues es más difícil que todos ellos estén
en el paro o que sólo trabaje uno de ellos. Quizá el caso más reseñable es el de
los hogares en los que hay dos adultos mayores de 35 años y otros dos adultos
entre 16 y 34 años -generalmente hijos de los anteriores- y en los que hay,
además, dos o más menores -hogares grandes de más de 6 miembros-. Casi el
14% de los casos de este tipo de hogares tienen 2 o más miembros en el paro,
aunque es un tipo de hogar muy escaso en términos numéricos y ese porcentaje
equivale a sólo 33 hogares (198 individuos en conjunto).

f) Tampoco existían especiales problemas en hogares con 5 o más


adultos (con o sin menores de 16 años) pues aunque en prácticamente el 40%

61
de esos hogares había alguien en el paro, sólo en el 3,8% de los casos había 3
o más parados, pero eso suponía que cerca de 260 hogares de este tipo tenían
ese número de parados.

Resumiendo, el tipo de hogares más sensibles a las situaciones de


paro son aquellos con un menor número de miembros en edad activa y,
especialmente, los que, entre ellos, tienen presencia de menores. Las
situaciones a “vigilar”, por su relevancia numérica, serían:

• hogares de solitarios en paro (835 casos en 2001 -471 de mujeres-)


• hogares de una mujer en edad activa con menores -sin presencia de
varón adulto-, que quizá sea el caso más llamativo por su potencial
gravedad (223 casos),
• hogares don dos adultos en edad activa y con menores, en los que
ambos adultos están en paro (174 hogares en 2001), a los que
podrían añadirse otros 147 hogares de dos adultos sin menores en
los que ninguno de ellos tenía trabajo,
• hogares con tres adultos en edad activa sin menores en los que los
tres estaban en el paro (30 casos) y hogares con tres adultos en edad
activa y menores en los que sólo trabaja uno de los adultos (unos 150
casos) y
• finalmente hogares grandes y con un número alto de miembros en
edad activa (4 o más) y entre los que había cerca de 400 hogares con
problemas laborales que podríamos calificar de serios

En 2001 el número aproximado -no se puede precisar más- del


conjunto total de hogares que podía presentar problemas serios -eso
depende de la cobertura del desempleo y de la existencia o no de otro tipo de
ingresos como la manutención de los hijos por parte del padre en cierto tipo de
hogares- de tipo laboral y, consecuentemente, de ingresos ascendía a cerca
de 2000 hogares o a unos 5.600 individuos (si aplicamos a los hogares con
problemas el multiplicador del tamaño medio del hogar), esto es, a cerca del 2%
de la población de la ciudad.

Si por una parte este efectivo ha podido reducirse por el crecimiento


económico, por otra ha podido agravarse con la llegada de inmigrantes
procedentes de países menos desarrollados.

62
3.7. El hogar y los problemas del parque de viviendas.

Desgraciadamente no se ha podido disponer de datos desagregados por


CEAS de la ciudad en el momento de presentar el informe. Aún así, se pueden
establecer algunos problemas existentes en el parque de viviendas (viviendas
ocupadas) de la ciudad con respecto a la estructura de los hogares.

En este sentido podemos hablar de dos problemas que, aunque


relacionados entre sí, no dejan de ser diferentes:

a) hacinamiento por escasez de espacio habitable y


b) hacinamiento por causa de la estructura de la vivienda.

El primer problema (hacinamiento por escasez de espacio habitable en


las viviendas) se refiere a la escasez de metros cuadrados útiles para los
miembros del hogar y el segundo a un problema de diseño estructural de las
viviendas (división de la vivienda en habitaciones separadas).

La disminución del tamaño medio del hogar está teniendo implicaciones


importantes en la disponibilidad de espacio habitable en las viviendas tanto para
cada hogar como para cada individuo. En este sentido, los metros cuadrados de
espacio útil por individuo en las viviendas han aumentado en los últimos 10 años
en casi 5 metros cuadrados. Más que deberse a un aumento en los metros útiles
de las viviendas de nueva construcción, la causa ha de buscarse en la
disminución del tamaño medio del hogar en prácticamente 0,5 personas entre
1991 y 2001. Al mismo tiempo que, en esos diez años, ha disminuido la
población de la ciudad, el número de hogares (viviendas ocupadas) ha
aumentado.

No obstante, a la altura de 2001, subsisten problemas graves de


adecuación entre las características espaciales internas de la vivienda (metros
cuadrados disponibles o número de habitaciones) y hogares (tamaño y tipo de
hogar).

A los efectos de centrar los problemas existentes, se ha estudiado el uso


de las viviendas utilizadas como principales. No se trata, aquí, de analizar el
problema del mercado de la vivienda (necesidades de construcción o políticas

63
respecto a las viviendas vacías, por ejemplo) sino de detectar los hogares e
individuos que tienen problemas reales de espacio en las viviendas en que
viven. Esos problemas pueden solucionarse a través del mercado (desde el lado
de la oferta de viviendas) o desde la política (sobre viviendas sociales, viviendas
“vacías”, alquileres, etc.), pero eso exige un cierto tiempo además de decisiones
que no tienen que ver directamente con la política de acción social. Lo que nos
interesa es evaluar los problemas existentes respecto a los cuales la acción más
eficaz a corto y medio plazo puede ser la “acción social”, en el sentido de aliviar,
de manera inmediata y a corto plazo, los problemas derivados de la falta de
espacio en las viviendas para un sector de la población.

3.7.1. El hacinamiento por falta de espacio habitable.

El censo de 2001 mide (en metros cuadrados) el espacio útil de las


viviendas, es decir, el espacio realmente disponible para la vida privada del
hogar. Es imposible, sin ser arbitrario, establecer cuánto espacio habitable útil
precisa un hogar, de determinado tipo, o una persona.

En este sentido se ha optado por averiguar el espacio medio por persona


y hogar y proceder luego a estudiar los grupos de individuos y hogares que
quedan por debajo de esa media o con disponibilidades muy inferiores a la
misma.

En 2001 los metros cuadrados disponibles medios por vivienda principal


ocupada eran algo superiores a los 83 metros. Teniendo en cuenta el tamaño
medio del hogar (2,88 personas) resulta que cada persona vivía en 28,8 metros
cuadrados útiles (en 1991 ese dato era muy ligeramente superior a los 24
metros). Entre 1991 y 2001 se ha producido un aumento importante en el
espacio habitado que, no obstante, oculta la subsistencia de bolsas de escasez
de espacio par una parte de la población.

64
Tabla 18. Hogares de la ciudad con problemas de espacio en la vivienda. 2001.
Valores absolutos Porcentajes respecto al total de
hogares según nº personas
Nº Menos Menos Menos Menos Menos Menos Menos Menos
personas de 28,8 de 20 de 15 de 10 de 28,8 de 20 de 15 de 10
por metros metros metros metros metros metros metros metros
hogar
1 0 0 0 0
2 4385 446 18 0 16,27 1,66 0,07 0,00
3 19029 2861 288 14 74,47 11,20 1,13 0,05
4 23664 8175 2324 242 91,79 31,71 9,01 0,94
5 7383 6254 2416 59 94,16 79,76 30,81 0,75
6 2002 1786 1222 178 95,93 85,58 58,55 8,53
7 587 528 440 167 100,00 89,95 74,96 28,45
8 216 207 185 89 100,00 95,83 85,65 41,20
9 97 93 78 67 100,00 95,88 80,41 69,07
10 y + 103 103 92 80 100,00 100,00 89,32 77,67
Total 57466 20453 7063 896
% sobre 52,59 18,72 6,46 0,82
todos los
hogares
Fuente: Censo de 2001

La tabla anterior sólo se refiere a los hogares que habitan en viviendas


en las que el número de metros cuadrados por persona es menor que la media
de la ciudad (28,8 metros). No se incluyen, por tanto aquéllos en los que cada
individuo dispone de más de 28,8 metros cuadrados. Se han establecido cuatro
categorías de viviendas:

• De menos 28,8 metros disponibles por persona (la media urbana).


• De menos de 20 metros.
• De menos de 15 metros.
• De menos de 10 metros.

Se intenta, así, graduar la gravedad del problema. Fijémonos que más de


la mitad de los hogares de la ciudad están por debajo de la media (el 52,59%).
Esto no representa un problema de hacinamiento. Los problemas sí pueden
aparecer cuando ese espacio cae a 20 metros por persona (18,7% de los
hogares) y graves si se vive por debajo de los 15 metros cuadrados (6,5% de
todos los hogares de la ciudad) o por debajo de los 10 metros (0,8% de los
hogares).

65
A la hora de definir el problema de “hacinamiento por falta de espacio
habitable” podemos establecer el límite en los 15 metros cuadrados (la mitad,
prácticamente, que la media urbana). El problema afectaría, pues, al 7,3% de
todos los hogares.

El número de hogares afectados es importante y se eleva en toda la


ciudad (en 2001) a 7.063 hogares en los que cada uno de sus miembros vive en
menos de 15 metros cuadrados, y de ellos hay 896 hogares donde cada
miembro dispone de menos de 10 metros.

La tabla muestra también que el problema afecta de manera más grave a


los hogares de mayor tamaño -como es lógico-. El parque de viviendas no se
adapta a la variabilidad de los tamaños del hogar sino que muestra una
homogeneidad básica que repercute en el hecho de que aquellos hogares de
mayor tamaño sufran de manera especial de hacinamiento por falta de espacio.

El problema del hacinamiento, tal y como lo hemos definido, comienza a


aparecer de forma más grave cuando el número de miembros del hogar es de 5
o más. Sólo en el 9% de los hogares de 4 miembros existe este problema,
mientras que si los miembros son 5 el número de hogares con hacinamiento
salta a casi el 31% y es del 75% si el hogar tiene 7 miembros. Lo mismo ocurre,
aunque con diferentes datos, claro está, cuando el número de metros cuadrados
disponibles para cada miembro del hogar es inferior a 10.

De manera que el tamaño del hogar está fuertemente relacionado con el


hacinamiento. No debe mirarse ese tamaño como la “causa agente” del
problema, sino como la segunda causa, pues el verdadero problema radica, a
nuestro modo de ver, en la inadecuación de la oferta de viviendas a la demanda
(según tamaño del hogar), como se ha indicado.

66
Tabla 19. Población afectada por "hacinamiento por falta de espacio"

Nº Menos de Menos de Menos de Menos de


personas 28,8 20 metros 15 metros 10 metros
por hogar metros
1 0 0 0 0
2 8770 892 36 0
3 57087 8583 864 42
4 94656 32700 9296 968
5 36915 31270 12080 295
6 12012 10716 7332 1068
7 4109 3696 3080 1169
8 1728 1656 1480 712
9 873 837 702 603
10 y + 1081,5 1081,5 966 840
Total 217231,5 91431,5 35836 5697
% sobre 68,96 29,03 11,38 1,81
toda la
población
Fuente: Censo de 2001

El problema aparece como más grave cuando atendemos al número de


personas afectadas por “hacinamiento por falta de espacio” en lugar de al
número de hogares (ello es lógico al correlacionar hacinamiento con el tamaño
del hogar). En la tabla anterior podemos apreciar cómo más de los dos tercios
de la población viven en un número de metros cuadrados menor que la media
urbana. Pero según nuestra definición, el hacinamiento afectaría al 11,4% de la
población (los que viven en menos de 15 metros cuadrados) y de manera
especialmente grave a casi 5.700 personas que son las que viven en un espacio
inferior a 10 metros.

En esa tabla puede observarse que cuando un hogar tiene 6 o más


miembros las probabilidades de que sus miembros habiten en muy poco espacio
son muy altas, de manera que una forma muy sencilla de detectar este tipo de
hacinamiento es, simplemente, saber el tamaño del hogar.

3.7.2. Hacinamiento por causa de la estructura de la vivienda.

El problema general del hacinamiento tiene, sin duda, otro aspecto


relacionado, no con los metros cuadrados, sino con la estructura de la vivienda,
aunque exista una fuerte correlación entre ambos tipos de problemas.

67
El estudio que sobre este problema podemos hacer no es del todo
preciso debido a que el INE cuenta como habitaciones la cocina, sala de estar,
terrazas cerradas y dormitorios (no se incluyen los baños o pasillos ni otros
espacios de usos diversos como tendederos o terrazas abiertas). Si bien
podemos entender que casi todas las viviendas (excepto las llamadas
“estudios”) deben incluir una cocina y, por tanto, en términos reales podemos
suponer que casi todas ellas la tienen, no podemos deducir lo mismo del salón.
Esto origina el problema de cuántas habitaciones se usan como “dormitorios” en,
por ejemplo, un hogar de dos adultos y dos menores. Está luego, además, el
hecho de que no sabemos la edad exacta de los dos menores ni su sexo y, por
tanto, es difícil hacer una suposición correcta o razonable acerca de “cuántos
dormitorios” se precisarían. Sólo podemos, a partir del censo, fijarnos en el
grupo de edad (amplio) de los menores y de los adultos y suponer que los
adultos son pareja o matrimonio y precisan un “dormitorio” y que los dos
menores necesitan, cuando menos, una habitación como dormitorio.

Hemos de suponer que un hogar del tipo mencionado necesitaría una


cocina como mínimo. El salón podría funcionar como dormitorio o bien estar
integrado con la cocina. Así que debemos contar que al menos necesitan una
habitación (cocina) además de los dos dormitorios.. Por tanto, en el caso de que
la vivienda en la que habita ese hogar disponga de menos de 3 habitaciones
diríamos que padece de un problema de “hacinamiento por causa de la
estructura de la vivienda”, pero no diríamos eso si la vivienda tuviera 3
habitaciones (o más). De forma similar se ha razonado acerca de los demás
tipos de hogares. Se ha razonado, siempre, que debe existir una habitación más
de los dormitorios estrictamente necesarios e indispensables para una cierta
intimidad o independencia.

Se trata, desde luego, de un razonamiento tentativo o indicativo y que


intenta ser restrictivo, es decir, intenta que allí donde digamos que “hay
hacinamiento” exista una alta probabilidad de que realmente lo haya. Más que
afirmar categóricamente que un hogar tiene ese problema lo que afirmamos es
que “es probable que lo tenga”.

68
Tabla 20. Hacinamiento según estructura del hogar.
Escasez de habitaciones para los miembros del hogar

Total Hogares con % hogares


Tipo de hogar hogares posible con posible
hacinamiento hacinamiento
Una mujer adulta con uno o más 1.741 21 1,21
menores
Un hombre adulto con uno o más 423 7 1,65
menores
Dos adultos y un menor 8.484 72 0,85
Dos adultos y dos menores 7.109 26 0,37
Dos adultos y tres o más menores 935 44 4,71
Dos adultos de 35 años o más, 10.765 31 0,29
uno de 16 a 34 años, sin menores

Dos adultos de 35 años o más, 3.897 123 3,16


uno de 16 a 34 años y un menor

Dos adultos de 35 años o más, 619 102 16,48


uno de 16 a 34 años y dos o más
menores
Otro hogar de tres adultos, con o 6.556 28 0,43
sin menores
Dos adultos de 35 años o más, 11.526 362 3,14
dos de 16 a 34 años, sin menores

Dos adultos de 35 años o más, 1.304 166 12,73


dos de 16 a 34 años y un menor

Dos adultos de 35 años o más, 236 36 15,25


dos de 16 a 34 años y dos o más
menores
Otro hogar de cuatro adultos, con 3.183 104 3,27
o sin menores

Cinco o más adultos, con o sin 6.824 828 12,13


menores
Total 63.602 1.950 3,07

Fuente: Censo de 2001

La tabla anterior muestra que el número total de hogares en los que es


problable que exista “hacinamiento por causa de la estructura de la vivienda”
asciende en 2001 a 1.950, que representan el 3,1% de todos los hogares de la
ciudad. La población, difícil de establecer con precisión debido a que la
clasificación de los tipos de hogares no incluye su número preciso de miembros,
es bastante mayor. Probablemente es de cerca del doble (5-6%) ya que, en
general, los tipos de hogares más afectados son, de nuevo, los que tienen
mayor número de miembros.

Los tipos de hogares donde es más probable que haya hacinamiento


son:

a) Hogares de cinco o más adultos con o sin menores (828 casos). En


porcentaje sobre el total de hogares de este tipo, el hacinamiento

69
afectaría a más del 12%. Estos hogares pueden ser de dos clases (sobre
todo):

 Por una parte, hogares de adultos cuyos miembros no están


relacionados entre sí por vínculos de parentesco o de relaciones
de pareja (o al menos no todos ellos están relacionados entre sí
por esos vínculos). Estamos pensando en viviendas en las que
conviven estudiantes o trabajadores sin otras relaciones que la
conveniencia de habitar una misma vivienda.

 Por otra parte, hogares familiares (con vínculos de parentesco)


en los que, en general, hay una madre o padre (o ambos) y con
varios hijos mayores de edad que viven con ellos -o variantes
de esta situación-.

b) Hogares de dos adultos de 35 o más años y otros dos miembros de


entre 16 y 34 años, sin menores. En este caso la estructura típica es la
de una familia con presencia de los dos padres y dos hijos mayores de
16 años. El número de casos de muy probable hacinamiento es de 362
hogares (algo más del 3% del total de hogares de este tipo). Es muy
posible que estos hogares sean muy humildes y que el problema de
hacinamiento vaya ligado, además, a una gran incapacidad económica
para que sus hijos se independicen.

c) Hogares de dos adultos de 35 o más años y otros dos miembros de


entre 16 y 34 años y un menor de 16 años. Es un tipo de hogar igual que
el anterior pero en el que, además, hay un menor de 16 años. Los
problemas de hacinamiento afectan a 166 hogares de este tipo (un
12,7% de los mismos).

A estos tipos de hogares con mayores valores absolutos de hacinamiento


por causa de la estructura de la vivienda deberían unírseles algunos otros tipos
en los que “relativamente” (no en valores absolutos) es más probable que sufran
el problema:

a) Hogares de dos adultos mayores de 35 años, con otros dos adultos de


entre 16 y 34 años y con dos o más menores de 16 años (en realidad

70
una estructura muy parecida a dos de las anteriormente reseñadas). El
15,3% de estos hogares padecen problemas de hacinamiento, aunque su
importancia en términos absolutos es escasa, como se aprecia en la
tabla.

b) Hogares de dos adultos mayores de 35 años, con otro adulto de entre


16 y 34 años y dos o más menores. De nuevo es una estructura muy
similar a la del caso anterior. El problema de hacinamiento afectaría
ahora al 16,5% de este tipo de hogares.

En resumen, el problema de hacinamiento por causa de la estructura de


la vivienda afecta a dos grandes tipos de hogares: los compuestos de cinco o
más adultos en que las relaciones de parentesco o de pareja no existen -o
vinculan sólo a algunos de sus miembros- y los hogares en los que sí existen
esos vínculos de parentesco entre los miembros del hogar (padres e hijos
mayores de 16 años con presencia o no de otros hijos menores de edad). Este
último tipo de hogares, podemos deducir, parecen muy “humildes” al unirse al
hecho de que los hijos mayores de 16 años no se independicen, el hecho de la
escasez de habitaciones.

Tabla 21. Hogares con problemas de hacinamiento por escasez de


habitaciones a partir del tamaño del hogar

Tamaño hogar - nº habitaciones Nº


hogares
3 o más personas y 1 habitación 37
Cuatro o más personas y 2 habitaciones 81
Cinco o más personas y 3 habitaciones 326
Seis o más personas y 4 habitaciones 328
Siete o más personas y 5 habitaciones 432
Nueve o más personas y 6 habitaciones 46
Total 1250
% sobre total urbano (hogares o 1,14
personas)
Fuente: Censo de 2001

Otra forma de medir el mismo problema, a los efectos de poder


cuantificarlo desde otro punto de vista, es relacionar el número de habitaciones
con, sencillamente, el tamaño del hogar.

De nuevo, como en el caso del “hacinamiento por escasez de espacio


habitable”, este tipo de hacinamiento relativo al número de habitaciones

71
disponibles correlaciona muy fuertemente con el tamaño del hogar: a medida
que el tamaño es mayor más probable es que se sufra el problema.

El hacinamiento afectaría, desde esta perspectiva, al 1,1% de los


hogares de la ciudad. Creemos, sin embargo, que la forma más adecuada de
medirlo -aun con los problemas ya reseñados- es partiendo de la estructura de
los hogares más que desde su tamaño, pues al considerar la estructura es más
fácil precisar -a partir por ejemplo de la edad de los miembros del hogar- si un
número determinado de habitaciones puede, o no, ser adecuado para un
determinado tipo de hogar (aspecto que no se considera si partimos del mero
tamaño del hogar para detectar el problema).

72
4. JOVENES.

4.1. Las necesidades del aparato educativo (2001 a 2021)

Con la evolución de la estructura por edades de 2001 a 2021 van a


producirse notorios cambios en las necesidades del aparato educativo de la
ciudad. Siempre, es preciso recordarlo, estamos refiriéndonos a la población de
la ciudad (también a los niños y jóvenes) en ausencia de “emigraciones”
desde la ciudad a los municipios cercanos. En la medida en que estos
movimientos existen la población prevista de la ciudad disminuirá respecto a la
prevista y, por tanto, de lo que estamos hablando es de unas necesidades
hipotéticas (máximas) a las que habría que restar la población infantil y juvenil
que asistiera a centros educativos en otros municipios de su “hinterland”.

Se ha dividido la población menor de 25 años en diversos grupos de


edad en correspondencia con las distintas fases de la educación. Dado que
nuestras previsiones y, en general, todos nuestros datos están agrupados para
cohortes de edad de 5 años se ha supuesto que cada año exacto de edad es la
quinta parte de la cohorte a la que pertenece. Así, por ejemplo, los niños que
tienen uno y dos años en un momento dado son las dos quintas partes del
grupo de edad 0-4 años (una cohorte que abarca desde el nacimiento al
momento en que se cumplen 5 años). Esta manera de proceder implica,
naturalmente, un cierto riesgo de error, pero es, en este caso, muy pequeño
porque como se ha repetido en partes anteriores de este informe las cohortes
bajas de la pirámide de edades tienen –y tendrán- un tamaño muy estable entre
1991 y 2021.

Por otra parte, en las previsiones referidas a 2011 y 2021 se ha tenido en


cuenta qué parte de la población infantil o juvenil es de origen extranjero o
nacida de madre con ese origen. Ya sabemos que nuestros cálculos de los
aportes migratorios se refieren a población inmigrada de países menos
desarrollados y a los hijos nacidos de madres con ese origen después de la
inmigración. Al tener en cuenta qué cantidad de niños o jóvenes tienen ese
origen no se está diciendo, en absoluto, que sus necesidades educativas sean
menores que las de la población “oriunda” de la ciudad de Valladolid.
Simplemente se trata de reflejar el hecho –real- de que, por ejemplo, los

73
inmigrantes mayores de una cierta edad –digamos 16 años- van a “usar” en una
menor proporción el aparato educativo (bachillerato o universidad, por ejemplo).

La población menor de 25 años se ha dividido, en correspondencia


con el aparato educativo, en los siguientes grupos:

 Población menor de 1 año de edad. Se ha considerado este grupo de


edad como una cohorte separada porque tiene un nivel de asistencia
a guarderías específico o que puede ser tratado de manera
diferenciada a la de los niños de 1 y 2 años cumplidos.
 Población de 1 a 3 años de edad (intervalo 1-2) que tiene una
asistencia a guarderías mayor que el grupo anterior.
 Grupo de preescolar (2-5 años, es decir, hasta los 6 años).
 Grupo de primaria y ESO (educación obligatoria) desde los 6 hasta
los 16 años (intervalo 6-15)
 Grupo de secundaria (bachillerato o formación profesional) desde los
16 hasta los 20 años (16-19) y respecto al cual la Unión Europea
estableció como objetivo escolarizarlo al nivel del 85%. Al establecer
la cuantía de este grupo de edad se ha descontado el 50% de los que
tienen 19 años, pues irían a la universidad.
 Finalmente, grupo universitario desde los 19 a los 23 años (grupo 19-
22) . En este caso se ha supuesto que en todos los años –de 2001 a
2021- irían a la universidad el 50% -a falta de otros datos por el
momento-.

Una aclaración adicional sobre los dos últimos grupos es que, en las
tablas que siguen, se ha supuesto que –a falta de otros datos en este momento-
en 2001 la participación del grupo de secundaria en el aparato educativo
(bachillerato y formación profesional) era del 67% (dos tercios de la población
entre los 16 y los 20 años) y que se elevará al 85% en 2011 y 2021 y que la
participación del grupo universitario era del 50% del grupo de edad 19-22 años
en 2001 y que se elevará al 67% en 2011 y 2021.

74
Tabla 22. Población de 0 a 25 años en la ciudad de Valladolid y las
necesidades del aparato educativo.

Estructura de la población menor de 25 años en la ciudad de Valladolid


De madre extr. o de
Sin Inmigración Con Inmigración origen extranjero
Edad 2001 2011 2021 2011 2021 2011 2021
0-4 11585 15265 11700 18293 15826 3028 4126
5-9 11734 13700 14040 15479 17626 1779 3586
10-14 13486 11405 15085 12724 17914 1319 2829
15-19 18404 11724 13690 13065 15959 1341 2268
20-24 26692 13466 11385 15703 14649 2237 3264
Población base de los distintos tramos educativos
De madre extr. o de
Sin Inmigración Con Inmigración origen extranjero
Edad 2001 2011 2021 2011 2021 2011 2021
0 2317 3053 2340 3659 3165 606 825
1-2 Guarderías 4634 6106 4680 7317 6330 1211 1650
3-5 Preescolar 6981 8846 7488 10413 9855 1567 2367
Primaria y
6-15 ESO 26554 24710 29055 27721 35207 3011 6152
16-19 Bach y otros 12883 8207 9583 9145 11171 939 1588
19-22 Universidad 19696 10424 9569 12035 11981 1610 2412

Población que participará en los distintos tramos del aparato educativo


De madre ext. o de
Sin Inmigración Con Inmigración origen extranjero
Edad 2001 2011 2021 2011 2021 2011 2021
0 2317 3053 2340 3659 3165 606 825
1-2 Guarderías 4634 6106 4680 7317 6330 1211 1650
3-5 Preescolar 6981 8846 7488 10413 9855 1567 2367
Primaria y
6-15 ESO 26554 24710 29055 27721 35207 3011 6152
16-19 Bach y otros 8631 6976 8146 7774 9495 798 1350
19-22 Universidad 9848 6984 6411 8063 8027 1079 1616
Fuente: Elaboración propia

La tabla anterior muestra, en su parte más alta la población de la ciudad


(en ausencia de migraciones a los municipios del “hinterland”) menor de 25
años. En su parte central está la población base o potencial de las distintas
fases del aparato educativo y en su parte baja la población que “participará”,
según los supuestos anteriores, en el aparato educativo.

4.1.1. Guarderías.

La población potencial de las guarderías es toda la población menor de 3


años, aunque podría hacerse una separación, y así consta en la tabla, entre los
menores de 1 año y los de los dos años siguientes (1-2 años). En 2001 el
conjunto de la población menor de tres años era de unos 7000 niños, en 2011
serían unos 10.000 y en 2021 de unos 9.500. El aumento de los niños menores

75
de 3 años entre 2001 y 2011 se debe tanto al previsible aumento de la
fecundidad de los oriundos de la ciudad como al aporte de la inmigración (véase
el capítulo 2 de este informe). La evolución entre 2011 y 2021 (reducción en 500
niños) estaría causado por el “momentum negativo de fecundidad”, esto es, por
el hecho de que a pesar de que previsiblemente siga aumentando la fecundidad
de las mujeres “oriundas” de la ciudad su fecundidad general bajaría debido a
que serían menos mujeres. La inmigración continuaría aportando “niños” nacidos
de madres extranjeras pero esa aportación no sería suficiente para compensar
el primer fenómeno. Pero lo que, en conjunto, se puede decir sobre el futuro en
los próximos años es que aumentará notoriamente la población de este grupo de
edad.
¿Cuántos niños de esa edad serán atendidos en guarderías? Es un
problema, en gran medida, político o de planificación social. Si entendemos que
todos los niños de uno y dos años deben tener plaza de guarderías (a la altura
de 2011 y 2021, entonces el número de plazas sería de unas 7300 en 2011 y de
unas 6300 en 2021. A ellas habría que añadir las que se pudieran planificar para
los niños de 0 años (3650 en 2011 y 3150 en 2021). Entendemos que en esta
planificación debe atenderse a todos los niños. Naturalmente, y no viene mal
recordarlo, se está siempre razonando en términos de ausencia de emigraciones
de la ciudad a los municipios residenciales cercanos.

4.1.2. Educación preescolar (3-5 años).

El sistema de educación preescolar deberá, igualmente, atender a todos


los niños de entre 3 y 6 años de edad. Al igual que en el grupo anterior se
produciría un aumento importante del tamaño de esta cohorte de edad, desde
los 7000 niños que había en 2001 a los 10.400 en 2011 y a los 9850 en 2021.
Como se aprecia se repite la misma evolución que para el grupo de edad 0-2
años. Un aumento importante entre 2001 y 2011 y una cierta caída entre este
año y 2021. Las causas son las mismas que para el grupo anterior.

4.1.3. Primaria y ESO (6-15 años)

De nuevo, la población usuaria del aparato educativo de primaria y ESO


–partes obligatorias del sistema educativo- coincide con la población que habrá
–en ausencia de emigraciones al “hinterland”- en 2011 y 2021. El esquema de la
evolución del tamaño de esta cohorte es similar a la de los grupos anteriores,

76
aunque en este caso el aumento sería muy suave entre 2001 y 2011 y muy
grande entre 2011 y 2021. En 2001 eran 26.500 los niños y adolescentes en ese
grupo de edad y serían 27700 en 2011 (un aumento de sólo el 4.4% en 10 años)
y, en cambio, pasarían a ser 35200 en 2021 (un aumento del 27%).

4.1.4. Grupo de bachillerato y formación profesional (16-19 años)

En este grupo de edad la evolución es claramente diferente a la de los


grupos anteriores. La población “base” o “población potencial a atender” –debe
recordarse que, en la tabla, se ha descontado una parte de los que tienen 19
años por ser población universitaria- pasaría de los 12.900 en 2001 a los 9150
en 2011 y a los 11.175 en 2021. En este caso se produciría una caída
importante entre 2001 y 2011 y un rebote en la segunda década.

Sin embargo, no toda la población potencial utilizaría el sistema


educativo. Si suponemos que se cumple el proyecto de la Unión Europea de
atender –a partir de 2010- al 85% de esa población potencial –incluida la
población inmigrante- estaríamos hablando de 7750 en 2011 y de unos 9500 en
2021. Naturalmente ese propósito europeo exigiría enérgicas medidas si se
desea cubrir a la población inmigrante de esas edades (unos 950 en 2011 y
1600 en 2021). Si la población inmigrante no utilizara el sistema educativo a
esas edades entonces los “usuarios” del sistema educativo bajarían, en 2011 a
6975 y en 2021 a 8150 (menos, en ese caso, que en 2001).

4.1.5. Grupo universitario (19-22 años)

Hemos definido el “grupo universitario” como aquel que va desde los 19


años hasta los 23. Si esa edad límite de 23 años se elevara, como consecuencia
de la reforma del “espacio universitario europeo”, hasta los 23,5 o 24 años,
entonces los datos que siguen deberían, en correspondencia, aumentarse en un
12,5% (si se elevara la edad de finalización de estudios hasta los 23,5 y en un
25% si se elevara hasta los 24 años).

La base potencial de usuarios de la universidad habría sido de 19.700 en


2001 y pasaría a ser de 12.000 en 2011 y 2021 (siempre en números redondos).
Es una gran caída de prácticamente el 40% que se produciría entre 2001 y 2011
para luego estabilizarse. Si hemos de suponer que la población inmigrante no va

77
a acudir a la universidad entonces las caídas de los usuarios potenciales serían
aún mayores: de los 19.700 a los 10.425 en 2011 (caída del 47%) y a los 9575
en 2021 (caída global del 51%).

Ahora bien, como sabemos, no todos los usuarios potenciales utilizan el


sistema universitario. Si partimos de que en 2001 lo usaban el 50% de los
potenciales usuarios y en 2011 y 2021 esa participación se elevara al 67%, pero
no para los inmigrantes cuya asistencia a la universidad sería prácticamente
despreciable, entonces los usuarios de la universidad pasarían de los 9850 en
2001 a los 7000 en 2011 y a los 6400 en 2021 (o sea, una caída del 35% en los
20 años del periodo.

En resumen

Los usuarios del sistema educativo van a evolucionar de forma diferente,


según las fases del sistema, en los próximos años.

Para las primeras fases del sistema vamos a ver elevarse el número de
niños y adolescentes que requerirán atención educativa.

• En guarderías y educación preescolar se producirá un aumento de


la demanda entre 2001 y 2011 para luego caer ligeramente entre
2011 y 2021.
• En educación primaria y ESO (hasta los 16 años) se producirá un
aumento muy suave de la demanda antes de 2011 y muy grande
entre 2011 y 2021.
• En bachillerato y formación profesional (16 a 20 años) lo más
probable (esto depende mucho de los inmigrantes que usen o no el
sistema) es que se produzca una caída notable entre 2001 y 2011
para luego producirse un rebote –también notable- entre 2011 y
2021.
• En el sistema universitario las caídas serán profundas en todo el
periodo, aunque mucho más graves entre 2001 y 2011. En la
siguiente década la caída seguirá pero será mucho más suave.

78
4.2. Jóvenes, absentismo y compensación educativa.

La presencia de riesgos sociales relativos entre los jóvenes se puede


analizar a partir de los datos escolares proporcionados por la administración
educativa. Esta información se refiere específicamente a cada uno de los
centros de la ciudad, y tiene dos fuentes principales: la información sobre
compensación educativa proporcionada por los propios centros a la inspección
sobre los contingentes de alumnos en riesgo con necesidades especiales y
apoyo específico, categorizada de tal manera que permite un análisis específico
de las necesidades de cada grupo, y la información que se puede encontrar en
la memoria general de absentismo de Valladolid, con datos relativos a toda la
provincia y especificados para cada centro. En este análisis utilizamos los datos
del curso 2003-2004.

Estos datos tienen mucha importancia desde el punto de vista de la


planificación de la intervención social, ya que podemos considerar el
comportamiento de las familias con respecto a los centros escolares como un
indicador directo de su nivel de participación social general y del grado de
estructuración familiar. De hecho, se puede considerar a los centros escolares
como las únicas instituciones que mantienen un sistema de alerta ante
situaciones de desestructuración familiar grave. Hay tres argumentos
fundamentales para atender a la evolución de la población escolarizada por tipos
de riesgo. La primera y fundamental es que constituye en sí mismo un objetivo
de intervención de los servicios sociales. Las poblaciones de jóvenes y
adolescentes son por definición extremadamente vulnerables al entorno, y su
atención tiene un fuerte efecto preventivo. Desde este punto de vista, los centros
escolares constituyen por si mismos un importante sistema de prevención y
alerta sobre la existencia de grupos en marginalización. En segundo lugar, los
riesgos tempranos pueden tener efectos más duraderos a lo largo de la vida que
los más tardíos. Es decir, los efectos relativos de una intervención temprana en
la adolescencia pueden ser mucho mayores que una vez que se ha pasado esta
etapa. En tercer lugar, la información emanada de los centros escolares, por los
que en la actualidad pasa la totalidad de la población, constituye un mapa muy
fiel de la distribución y peso relativo futuros de las diferentes poblaciones en
riesgo susceptibles de recibir apoyo. Es decir, desde un punto de vista
estadístico, la presencia actual de sectores problemáticos en los centros nos
permite proyectar su presencia futura.

79
Por estas razones, en lo que sigue se llevará a cabo un análisis con
especial atención a la distribución por áreas de los CEAS y Zonas de
intervención social de la presencia de bolsas de estudiantes con riesgos
abiertos. En el segundo apartado se analiza someramente la distribución de
estos grupos de riesgo por titularidad pública o privada del centro y por el tipo de
centro –si es de primaria, de secundaria o integrado-

Los datos con los que contamos nos permiten, por una parte, realizar un
análisis de la presencia de alumnos extranjeros, pertenecientes a minorías o
encuadrados en otras situaciones de riesgo. Además, para cada uno de estos
grupos se considera si presentan necesidades de compensación educativa. Los
alumnos extranjeros incluyen a todos aquellos que carecen de la nacionalidad
española. Entre los alumnos pertenecientes a minorías étnicas destaca la
presencia de estudiantes de la comunidad gitana. Los alumnos en otras
situaciones de riesgo constituyen una especie de miscelánea en la que se
incluye a alumnos no pertenecientes a las otras categorías que se encuentran
en situaciones “que pueden implicar desventajas: ambientes deprivados, familia
desestructurada, familias itinerantes, etc…” 4.

Por otra parte, podemos realizar un análisis exhaustivo a partir de los


mismos datos de las tasas de absentismo reportadas. Se considera como
absentista un alumno que tiene un 23% o más de ausencias no justificadas (7
periodos lectivos en primaria y 23 horas en secundaria al mes).

Dado que los datos con los que contamos están agregados a nivel de
centro, todas las tasas se calculan a partir de los datos de los centros, para ser
recalculadas después según el peso específico de cada centro dentro de la
categoría correspondiente. Todas las tasas citadas, si no se señala lo contrario,
están especificadas en tantos por cada mil alumnos.

4
Junta de Castilla y León (2003) Instrucción 21/2003 de la Dirección General de
Formación profesional e innovación educativa relativas a la planificación de las
actuaciones de compensación educativa e interculturalidad para el curso escolar 2003-
2004. Mimeo.

80
4.2.1. Alumnos en riesgo y Absentismo por CEAS y Zonas de
acción social.

4.2.1.1. Alumnado de minorías étnicas.

El alumnado perteneciente a minorías culturales presenta una tasa de


36,63 por cada 1000 estudiantes. Como se observa en la Tabla 19, una tasa
ligeramente superior a la tasa de alumnado extranjero.

Tabla 23. Diferentes grupos de alumnos en riesgo (tasas)

TASA POR CADA 1000 ESTUDIANTES

Extranjeros Minorías Otros

32,87 36,63 18,08

Las áreas de CEAS que concentran tasas más altas de alumnado de


minorías culturales se corresponden, salvo algunas excepciones (Barrio España,
Delicias-Canterac), con los CEAS que presentan también tasas más altas de
alumnado extranjero (ver Tabla 20).

81
Tabla 24. Tasas de grupos de alumnos en riesgo por áreas de CEAS (por cada mil)

MINORÍAS EXTRANJEROS OTROS EN TOTAL ALUMNOS


RIESGO EN RIESGO
Belen-Pilarica - Belén-Pilarica - Belén-Pilarica - Belén-Pilarica -
Arturo Eyríes 275,09 Vadillos 136,25 Vadillos 95,12 Arturo Eyríes 416,36
Pajarillos Bajos 268,2 Rondilla Santa 102,15 Arturo Eyríes 78,07 Barrio España 197,76
Clara S.P. Regalado
Barrio España 124,82 Delicias Argales 101,63 Barrio España 70,13 Pajarillos Bajos 336,21
S.P. Regalado S.P. Regalado
Pajarillos Altos 123,32 Rondilla 72,65 Huerta del Rey- 38,37 Vadillos 287,93
Casablanca Girón
Delicias 63,53 Arturo Eyríes 63,2 Rondilla Santa 36,74 Pajarillos Altos 199,56
Canterac Clara
Vadillos 56,56 Hospital 53,46 Centro 36,59 Rondilla Santa 193,55
Clara
Rondilla Santa 54,66 Pajarillos Bajos 52,68 Pajarillos Altos 29,15 Delicias Argales 156,51
Clara
Puente 47,62 Pajarillos Altos 47,09 Delicias 21,09 Delicias 109,02
Colgante Canterac Canterac
Delicias Argales 38,62 Tasa Media 32,87 Campillo 20,86 Rondilla 106,84
Valladolid Casablanca
Tasa Media 36,63 Campogrande 32,48 Rondilla 18,16 Tasa Media 87,58
Valladolid Casablanca Valladolid
Huerta del Rey- 31,77 Campillo 30,6 Tasa Media 18,08 Huerta del Rey- 86,33
Girón Valladolid Girón
La Victoria 28,81 Centro 27,28 Delicias Argales 16,26 Hospital 68,56
Parquesol 16,66 Delicias 24,4 Pajarillos Bajos 15,33 Centro 63,87
Canterac
Rondilla 16,03 Juan de Austria 19,9 Juan de Austria 10,81 Puente 61,41
Casablanca Colgante
Sur-La Rubia 15,93 Sur-La Rubia 18,54 Hospital 7,55 Campillo 53,02
Hospital 7,55 Parquesol 16,66 Sur-La Rubia 6,79 La Victoria 48,36
Juan de Austria 3,89 Huerta del Rey- 16,19 Puente 5,64 Sur-La Rubia 41,26
Girón Colgante
Campogrande 3,06 La Victoria 15,43 La Victoria 4,12 Campogrande 36,15
Campillo 1,56 Puente 8,15 Campogrande 0,61 Juan de Austria 34,6
Colgante
Centro 0 Barrio España 2,81 Parquesol 0,33 Parquesol 33,65
S.P. Regalado
Fuente: Elaboración propia a partir de Datos básicos de Educación Compensatoria.

Son, no obstante, Arturo Eyríes (275,09), Pajarillos-Bajos (268,20), Barrio


España-San Pedro Regalado (124,82), Pajarillos-Altos (123,32), Delicias-
Canterac (63,53), Vadillos (56,56), Rondilla Santa Clara (54,66) y Delicias–
Argales (38,62), las áreas CEAS con mayores valores, todos por encima de la
media. Algo que contrasta con CEAS como Centro, que no tiene ningún alumno
de este tipo, o Parquesol y Campillo con tasas inferiores a 2. Si nos fijamos en
las zonas de acción social (Tabla 21), la presencia de estudiantes de minorías
es más alta en la Zona Este y Esgueva, donde encontramos 98,9 y 52,9 por
cada mil alumnos respectivamente.

82
Tabla 25. Tasas de grupos de alumnos en riesgo por Zonas (tasas por mil)
OTROS TOTAL
ZONAS MINORIAS EXTRANJEROS EN ALUMNOS
RIESGO EN RIESGO
Campogrande 5,62 25,40 14,49 45,51
Pisuerga 30,66 16,26 13,08 60
Esgueva 52,90 64,81 32,62 150,33
Zona Este 98,91 42,74 20,57 162,22
Tasa Valladolid 36,63 32,87 18,08 87,58
Fuente: Elaboración propia a partir de Datos básicos de Educación Compensatoria.

En cuanto a los alumnos pertenecientes a esta categoría que presentan


necesidades de compensación educativa (véase Tabla 22.), cabe señalar que,
como era de esperar, se concentran en los CEAS con tasas más altas de
alumnado de minorías. Son, no obstante, los CEAS de Vadillo y Delicias Argales
los que presentan tasas de estudiantes con necesidades especiales
diagnosticadas más altas. Por zonas de acción social este alumnado vuelve a
aglutinarse principalmente en Esgueva y la Zona Este véase Tabla 22).

4.2.1.2. Alumnado extranjero.

La tasa de alumnado extranjero en Valladolid por cada 1000 estudiantes


es de 32,87. Esta población de estudiantes extranjeros se concentra en colegios
situados en los CEAS (ver Tabla 20) de Rondilla Santa Clara (102,15
estudiantes por cada 1000), Vadillos (136,25) Delicias-Argales (101,63) y
Rondilla Casablanca (72,65). Los CEAS Arturo Eyríes (63,20) Hospital (53,46),
Pajarillos-Bajos (52,68) y Pajarillos-Altos (47,09) también presentan tasas se
alumnado extranjero superiores (aunque en menor medida) a la media del
conjunto de la ciudad. Los CEAS con un número relativamente menor de
estudiantes extranjeros en su área son Barrio España-San Pedro Regalado
(2,81 por cada 1000) y Puente Colgante (8,15).
Los alumnos de origen extranjero también se encuentran muy
desigualmente distribuidos por zonas. Pero de nuevo, como en el caso de las
minorías, son la Zona Este y Esgueva las que presentan tasas más altas (Tabla
21). Por otra parte, los CEAS de Rondilla Santa Clara, Rondilla Casablanca,
Vadillos, Pajarillos-Bajos, Delicias- Argales y Arturo Eyríes concentran, las tasas
de alumnado extranjero diagnosticado con necesidades de compensación
educativa mayor (ver Tabla 22). El caso más “problemático”, dada su tasa de
alumnado con necesidades, es Vadillos.

83
Tabla 26. Tasas de grupos de alumnos en riesgo con necesidades por áreas de
CEAS (tasas por mil)
MINORÍAS EXTRANJEROS OTROS EN RIESGO TOTAL ALUMNOS
EN RIESGO
Pajarillos Bajos 136,02 Vadillos 56,56 Barrio España- 44,88 Arturo Eyríes 416,36
San Pedro
Regalado
Pajarillos Altos 82,96 Delicias Argales 50,81 Centro 36,59 Pajarillos Bajos 336,21
Barrio España- 64,52 Arturo Eyríes 40,89 Huerta del Rey- 32,97 Vadillos 287,93
San Pedro Girón
Regalado
Puente Colgante 40,73 Rondilla 37,39 Arturo Eyríes 26,02 Pajarillos Altos 199,56
Casablanca
Arturo Eyríes 37,17 Pajarillos Bajos 30,65 Pajarillos Altos 19,06 Barrio España- 197,76
San Pedro
Regalado
Vadillos 33,42 Rondilla Santa 28,67 Delicias 18,81 Rondilla Santa 193,55
Clara Canterac Clara
Huerta del Rey- 27,58 Centro 21,96 Campillo 18,71 Delicias 156,51
Girón Argales
Tasa media 27,12 Hospital 20,13 Vadillos 17,99 Tasa media 126,55
Valladolid Valladolid
Delicias 25,16 Tasa media 18,97 Rondilla 17,09 Delicias 109,02
Canterac Valladolid Casablanca Canterac
La Victoria 24,69 Pajarillos Altos 17,94 Tasa media 14,17 Rondilla 106,84
Valladolid Casablanca
Rondilla Santa 22,40 Campillo 15,20 Rondilla Santa 11,65 Huerta del 86,33
Clara Clara Rey-Girón
Delicias Argales 21,34 Juan de Austria 14,27 Juan de Austria 10,38 Hospital 68,56
Rondilla 13,89 Delicias 10,93 Pajarillos Bajos 7,66 Centro 63,87
Casablanca Canterac
Sur-La Rubia 5,74 Huerta del Rey- 8,99 Delicias 7,11 Puente 61,41
Girón Argales Colgante
Hospital 3,14 Campogrande 7,97 Hospital 5,66 Campillo 53,02
Juan de Austria 3,03 Parquesol 7,51 Sur-La Rubia 4,18 La Victoria 48,36
Campillo 0,58 La Victoria 7,20 La Victoria 2,06 Sur-La Rubia 41,26
Centro 0,0 Sur-La Rubia 2,61 Puente 1,88 Campogrande 36,15
Colgante
Campogrande 0,0 Puente Colgante 0,0 Campogrande 0,61 Juan de 34,6
Austria
Parquesol 0,0 Barrio España- 0,0 Parquesol 0,0 Parquesol 33,65
San Pedro
Regalado
Belén-Pilarica - Belén-Pilarica - Belén-Pilarica - Belén-Pilarica -
Fuente: Elaboración propia a partir de Datos básicos de Educación Compensatoria.

Tabla 27. Tasas de grupos de alumnos en riesgo con necesidades por zonas
(tasas por mil)
Tasa de Tasa de Tasa de otros
alumnos alumnos de alumnos en
extranjeros con minorías con riesgo con
necesidades necesidades necesidades
Campogrande 11,58 2,17 13,00
Zonas
Pisuerga 7,40 19,16 8,86
de
Acción Esgueva 22,79 30,73 14,64
social
Zona Este 20,57 49,02 15,46

Fuente: Elaboración propia a partir de Datos básicos de Educación Compensatoria.

84
4.2.1.3. Otro alumnado en situación de riesgo.

El alumnado no extranjero y tampoco referido a minorías culturales que


se encuentra en situación de riesgo, asume una tasa por cada 1000 estudiantes
de 18,09. Este específico grupo de alumnos, al igual que en las categorías
anteriores, presenta tasas divergentes teniendo en cuenta de nuevo los
diferentes CEAS de la ciudad. Las tasas más altas (que superan la media de
toda la ciudad) se encuentran en Vadillos (95,15), Arturo Eyríes (78,07), Barrio
España-San Pedro Regalado (70,13), Huerta del Rey-Girón (38,37), Rondilla
Santa Clara (36,74), Pajarillos-Altos (29,15) y Delicias-Canterac (21,9). Destaca
de nuevo, en este sentido, y como en las anteriores ocasiones, el CEAS de
Vadillo (ver Tabla 20).

En cuanto a las tasas de otros alumnos con necesidades detectadas, son


importantes en los CEAS de Centro, Barrio España, Arturo Eyríes y Huerta del
Rey-Girón, siendo prácticamente insignificante en el CEAS de La Victoria; por
otro lado, uno de los CEAS, junto con Parquesol, Campillo y Sur-La Rubia con
menores tasas de alumnos en riesgo en todas las categorías de estudiantes. Los
datos referidos a zonas siguen el mismo patrón que en los otros tipos de
alumnado, presentando la Zona Este y Esgueva tasas muy superiores a las de
Campogrande y Pisuerga (ver Tabla 23).

4.2.1.4. Absentismo

La tasa media de absentismo en el municipio de Valladolid alcanza el


valor de 41,88 por cada 1000 estudiantes. Sin embargo, se distribuye
desigualmente en las áreas CEAS de la ciudad. Así, si nos fijamos en el Tabla
24, podemos observar que existen nueve CEAS con tasas de absentismo
escolar superiores a la media de la ciudad. En concreto, Rondilla Santa Clara
(64,52), Rondilla Casablanca (64,10), Barrio España-San Pedro Regalado
(107,99), Vadillos (74,55), Pajarillos-Bajos (174,33), Pajarillos-Altos (127,80),
Delicias-Canterac (55,5), Delicias-Argales (61,99) y Arturo Eyries (204,46)
presentan cifras de absentismo superiores a la media del municipio. Por el
contrario, hay varios CEAS como el de Centro (4,41), Hospital (5,59) y Juan de
Austria (3,89) con tasas de absentismo bastante menores. Esta desigual
distribución del absentismo también se produce en las 4 zonas de acción social
en las que se divide Valladolid (ver Tabla 25). Así, mientras la Zona Este (84,12)

85
y Esgueva (66,77) presentan tasas superiores a la media del municipio, Pisuerga
(40,04) y Campogrande (7,48) –aunque sobre todo este último- se sitúan por
debajo de la media.
Tabla 28. Tasas de absentismo por CEAS

CEAS TASA POR CADA


1000 ESTUDIANTES
Arturo Eyríes 204,46
Pajarillos Bajos 174,33
Pajarillos Altos 127,8
Barrio España-San Pedro Regalado 107,99
Vadillos 74,55
Rondilla Santa Clara 64,52
Rondilla Casablanca 64,2
Delicias Argales 61,99
Delicias Canterac 55,5
Huerta del Rey-Girón 40,17
Puente Colgante 35,71
La Victoria 23,66
Parquesol 18,2
Campillo 9,51
Sur-La Rubia 8,09
Hospital 5,69
Centro 4,41
Juan de Austria 3,89
Campogrande 0
Belén-Pilarica 0
Tasa Media Valladolid 41,88
Fuente: Elaboración propia a partir de Datos básicos de Educación Compensatoria.

En todo caso, lo que se desprende de los datos, desde el punto de vista


de su distribución por CEAS y zonas, es un mayor absentismo en aquellos
lugares que presentan las tasas de población extranjera y de minorías étnicas
(principalmente gitana) más altas. Aunque, sin lugar a dudas, a partir de esos
mismos datos, se puede afirmar que el problema del absentismo está en mayor
medida relacionado con la proporción del alumnado gitano (o de otras minorías
étnicas) que exista en los colegios. Lo que evidentemente identifica a esta
población como la de mayor riesgo.

Tabla 29. Tasa absentismo por Zonas

ZONAS TASA POR CADA 1000


ESTUDIANTES
Campogrande 7,48
Pisuerga 40,04
Esgueva 66,77
Zona Este 84,12
Tasa media Valladolid 41,88
Fuente: Elaboración propia a partir de Datos básicos de Educación Compensatoria.

86
4.3. Alumnos en riesgo, titularidad y tipo de centro.

4.3.1. Titularidad.

Como podemos observar en el Tabla 26, la mayor parte de los centros


privados están concentrados en el centro de la ciudad (zona Campogrande), de
tal modo que atienden a población escolar de todo el área urbana. Además, un
55,2% del total de estudiantes estudia en centros privados. En términos
generales, los indicadores de riesgo de todas las categorías son más elevados
en los centros públicos que en los privados (Tablas 27 y 28). Esto es
especialmente claro en lo referido al absentismo, que presenta una diferencia de
cincuenta puntos por mil entre los centros privados (19,2 por 1000) y los centros
públicos (70,1 por 1000). No obstante, se debe tener en cuenta que, a juzgar por
la información sobre los centros que reportan absentismo y los que no, los
centros públicos tienden a ser más estrictos en el cumplimiento de esta tarea.

Tabla 30. Estudiantes por titularidad y zonas de acción social


ZONAS TITULARIDAD TOTAL
PRIVADO PÚBLICO

Campogrande Recuento 11.178 3.588 14.766


% 75,7 24,3 100%
Pisuerga Recuento 2.275 5.291 7.566
% 30,1 69,9 100%
Esgueva Recuento 2.119 2.664 4783
% 44,3 55,7 100%
Zona Este Recuento 3.193 3.662 6.855
% 44,6 55,7 100%
Total Recuento 18.765 15.205 33.970
% 55,2 44,8 100%
Fuente: Elaboración propia a partir de Datos básicos de Educación Compensatoria.

Así mismo, las tasas de extranjeros y alumnos pertenecientes a minorías


se estabilizan para los centros privados en torno al 20 por 1000, mientras en los
centros públicos alcanzan respectivamente el 47,8 y el 58 por cada 1000
estudiantes. Los alumnos de la tercera categoría no presentan una diferencia tan
grande, probablemente debido a su propia diversidad interna.

Tabla 31. Grupos de riesgo según titularidad del centro (tasas por mil)
Tasa de Tasa de Tasa de Tasa de
absentismo extranjeros minorías otros en
riesgo
Titularidad Privado 19,23 20,52 18,92 12,52

Público 70,10 47,80 58,04 24,80

Fuente: Elaboración propia a partir de Datos básicos de Educación Compensatoria.

87
Tabla 32. Grupos de riesgo con necesidades según titularidad del centro (tasas
por mil)
Tasa de alumnos Tasa de alumnos Tasa de otros
extranjeros con de minorías con alumnos en riesgo
necesidades necesidades con necesidades

Titularidad Privado 11,35 10,18 8,53

Público 18,10 30,86 18,36

Fuente: Elaboración propia a partir de Datos básicos de Educación Compensatoria.

El desequilibrio entre los centros públicos y los privados es mayor para


los alumnos de minorías que para los extranjeros y los de otros grupos de
riesgo. Esto puede ser debido a que:

• Las familias pertenecientes a minorías étnicas están más


concertadas residencialmente. Los alumnos de origen extranjero
pueden estarlo en lo referido a su origen específico, pero no en su
conjunto.
• El alumnado extranjero es más diverso internamente que el
perteneciente al pueblo gitano, que constituye la inmensa mayoría
de los alumnos de minorías étnicas. Lo es todavía más efectos
escolares, e incluye una pequeña parte notablemente
acomodada.
• El grupo que incluye a alumnos de otro tipo conforman un grupo
menos adscriptivo, en el que probablemente las necesidades se
deben a avatares que se distribuyen de un modo más aleatorio
que los debidos a la clase o a la etnia.

Si se examinan los datos del alumnado en el que se detecta la


existencia de necesidades especiales, las diferencias entre los centros privados
y los públicos no son tan elevadas, pero se resienten de la mayor presencia de
estudiantes pertenecientes a grupos especiales en estos últimos. Así, los
alumnos extranjeros en los que se diagnostican necesidades especiales en los
centros pasan a un 18,1 por mil, los pertenecientes a minorías pasan a un 30,8
por mil y los de otros grupos a un 18,4 por cada mil alumnos.

Es de destacar el hecho de que, desde el punto de vista de la titularidad,


las tasas de los necesitados de atención especial con respecto a los presentes
en cada grupo son muy diferentes. Según estos datos, entre los extranjeros
presentes en centros públicos sólo una cuarta parte presenta necesidades

88
educativas especiales, mientras en los centros privados esta cifra se eleva al
sesenta por ciento. Entre los pertenecientes a minorías, sin embargo, la
detección de necesidades educativas especiales es inversa, más elevada en los
centros públicos (64%) que en los privados (50%). Estos resultados son
coherentes si se piensa en una mayor selección entre los extranjeros por parte
de los privados y una mayor dotación de apoyos específicos en los centros
públicos.

4.3.2. Tipo de centro.

Los Tablas 29 y 30 muestran la información relativa a la distribución de


las tasas de riesgo según el tipo de centro. Se debe tener en cuenta que, en
este caso, todos los centros integrales (es decir, que tienen tanto primaria como
secundaria) son privados, mientras que los centros públicos tienen un solo ciclo.
No obstante, hay algunos centros privados que cuentan con un sólo ciclo de
primaria o de secundaria (Tabla 31). Estos datos, por lo tanto, están articulados
con los referidos a la titularidad.

Tabla 33. Grupos de riesgo según tipo de centro (tasas por mil)
Tasa de Tasa de Tasa de Tasa de
absentismo extranjeros minorías otros en
riesgo

Primaria 71,06 51,49 72,42 16,01


Tipo de
centro Secundaria 66,69 46,91 27,82 42,36

Integral 18,31 18,33 19,38 12,17

Fuente: Elaboración propia a partir de Datos básicos de Educación Compensatoria.

Tabla 34. Grupos con necesidades especiales según tipo de centro (tasas por mil)
Tasa de Tasa de Tasa de otros
alumnos alumnos de alumnos en
extranjeros con minorías con riesgo con
necesidades necesidades necesidades
Primaria 19,86 33,85 5,88
Tipo de
centro Secundaria 19,27 23,82 42,73

Integral 10,02 10,35 8,20

Fuente: Elaboración propia a partir de Datos básicos de Educación Compensatoria.

Lo interesante en este caso es el hecho de que cada uno de los grupos


de riesgo tiene un comportamiento diferente en referencia a los ciclos

89
educativos. Así, la presencia de alumnado extranjero apenas disminuye con el
paso de la primaria a la secundaria (pasa del 51,5 al 46,9 por mil), mientras los
alumnos pertenecientes a minorías pasan de un 72,4 a un 27,8 por mil, y pierden
por lo tanto algo más del 60% de sus efectivos. Esto se debe a que salen del
sistema educativo y, por lo tanto, de las posibilidades de detección desde el
sistema. Es decir, no es que tengan menores riesgos, sino que como
desescolarizados los tienen mayores. Los alumnos de otros grupos de riesgo,
por su parte, no sólo no disminuyen sino que aumentan, multiplicando por tres
sus efectivos. Esto tiene que ver con la propia definición de esta categoría. Por
una parte, la población itinerante cuenta con programas de atención en primaria
que no existen en la secundaria. Por otra parte, en la secundaria se realiza una
evaluación de distinto tipo de la situación familiar de los alumnos en los centros.

En lo referido a los alumnos que necesitan atención especial,


encontramos el mismo patrón que con los datos anteriores. Las proporciones de
extranjeros son idénticas en los centros de primaria y de secundaria, disminuyen
en un 30% en el paso de nivel para los estudiantes pertenecientes a minorías, y
se multiplican por ocho para los estudiantes de la categoría miscelánea.

Tabla 35. Estudiantes totales por tipo de centro y titularidad


Modalidad
Privado Público
Primaria 255 10115
Tipo de
centro Secundaria 347 5153

Integral 18163 0

Fuente: Elaboración propia a partir de Datos básicos de Educación Compensatoria.

Si se distingue, entre los centros de secundaria, a los privados de los


públicos, todas las cifras de riesgo para estos últimos son muy bajas: 5,8 por mil
de absentismo, 2,6 por mil de estudiantes extranjeros y sin presencia de
estudiantes de minorías ni de otros grupos que puedan presentar necesidades
especiales.

90
5. COLECTIVOS ESPECÍFICOS.

5.1. Personas Con Discapacidad.

Es este un ámbito muy heterogéneo en todos los aspectos, en particular


en cuanto a sus necesidades, ya que comprende discapacidades físicas,
psíquicas y sensoriales, que además se pueden combinar entre sí, dando lugar
a un gran número de tipologías. Estas necesidades además de ser muy
variadas, requieren intervenciones acompañadas de muchos recursos. Según
los últimos datos del IMSERSO, el número de personas con discapacidad en
Valladolid era en 2001 de 30.496, con una ligera sobrerepresentación de los
hombres (al contrario de lo que ocurre para el total de Castilla y León), y de ellas
26.174 tienen un grado de minusvalía estimado igual o superior al 33%.

Tabla 36. Cantidad de personas discapacitadas.

PROV./COMUNIDAD HOMBRES MUJERES TOTAL


Castilla y León 85.850 96.378 182.228
Valladolid 15.577 14.919 30.496

Fuente: Base estatal de personas con discapacidad. Diciembre de 2001 (IMSERSO).

Tabla 37. Personas valoradas con un grado de minusvalía ≥


33%.

PROV./COMUNIDAD HOMBRES MUJERES TOTAL


Castilla y León 74.017 85.602 159.619
Valladolid 13.319 12.855 26.174

Fuente: Base estatal de personas con discapacidad. Diciembre de 2001 (IMSERSO).

91
Tabla 38. Personas valoradas con un grado de minusvalía ≥ 33%.
Distribución por tipo de discapacidad
TIPO DE DISCAPACIDAD N.
Total 159.619
Osteo-articular 65.264
Neuro-muscular 22.541
Órganos Interno Y Piel 18.094
Retraso Mental 16.650
Trastorno Mental 17.181
Visual 11.779
Auditiva 4.622
Expresiva 900
Mixta 1.918
Otras 670

Fuente: Base estatal de personas con discapacidad. Diciembre de 2001 (IMSERSO).

Desde los Servicios Sociales se atiende a un pequeño ámbito de


necesidades: información, programas de formación ocupacional (actualmente
existen cuatro talleres) o políticas pasivas como pueden ser las prestaciones,
pero no cabe abordar directamente otras como son la vivienda, el empleo, el
ocio, o la intervención con familias. Al no tener respuesta en estos ámbitos,
muchas personas se ven forzadas a implicarse en y con asociaciones de
iniciativa ciudadana para buscar y dar soluciones a las necesidades de sus hijos,
o a veces de otros parientes allegados, convirtiéndose en muchos casos,
prácticamente, en gestores de empresas en contra de sus deseos. Esto no es
exclusivo de los Servicios Sociales, pues en enseñanza hay una amplia red
privada de centros de enseñanzas regladas y no regladas orientados hacia la
atención a discapacidades diversas, con apoyos públicos pero irregulares, y en
el ámbito de la salud existe también una amplia gama de iniciativas de apoyo.

En Valladolid (al igual que en otras provincias) el peso relativo de las


asociaciones privadas en este ámbito resulta desproporcionado en comparación
con otros, en los que la cobertura pública de necesidades sociales más visibles
o simplemente mejor atendidas relega a la iniciativa privada a un papel
puramente subsidiario.

92
El carácter parcial de la atención pública a los discapacitados puede
atribuirse, al menos, a tres grandes factores: primero, lo multifacético de sus
necesidades, en contraposición con la especialización funcional de
administraciones y agencias públicas; segundo, su a menudo muy elevado coste
económico tanto en términos absolutos como relativos (en comparación con
otras intervenciones igualmente demandadas por otros colectivos); tercero, pero
no por su importancia, su escasa visibilidad pública y su limitada capacidad de
movilización política. Colectivos particularmente poco atendidos son, por
ejemplo, las personas con enfermedades psíquicas, una parte de las cuales, en
particular los que carecen de redes familiares de apoyo, en buena medida se
solapan con los sin techo.

Una somera lista de las entidades que trabajan con distintos tipos de
discapacidad dará una idea de la importancia de la iniciativa privada en este
terreno:
 Agrupación provincial de sordos vallisoletana (APROSORVA)
 Asociación castellanoleonesa de afectados por retinosis
pigmentaria
 Asociación de afectados por el síndrome tóxico
 Asociación de daño cerebral adquirido de Valladolid "Camino"
 Asociación de enfermos de Alzheimer
 Asociación de familiares y enfermos mentales de Valladolid "El
Puente" (FEAFES)
 Asociación de lucha contra enfermedades del riñón (ALCER)
 Asociación de minusválidos psíquicos (OLID)
 Asociación de padres y amigos del sordo de Valladolid (ASPAS)
 Asociación de Paralíticos Cerebrales (ASPACE)
 Asociación de paralíticos y grandes minusválidos (ASPAYM)
 Asociación de protección a deficientes mentales (ASPRONA)
 Asociación de tratamiento de niños con trastornos neuromotores
 Asociación del personal Renault asistencia al minusválido
(APRAM)
 Asociación española de deportes y tiempo libre de minusválidos
psíquicos
 Asociación integral del minusválido físico (APIMF)
 Asociación minusválidos psíquicos grupo alegría
 Asociación padres adultos discapacitados conde Ansúrez

93
 Asociación padres autistas psicóticos
 Asociación para la integración del minusválido físico
 Asociación Parkinson Valladolid
 Asociación pro-deficientes "Arte libro"
 Asociación pro-deficientes mentales de Valladolid
 Asociación promoción e inserción minusválidos mundo labor
 Asociación Síndrome de Down de Valladolid (ASDOVA)
 Asociación vallisoletana de ayuda al invidente (ASVAIN)
 Asociación de neurofibromatosis de Castilla y León
 Autismo Valladolid
 Confederación Española de Organizaciones en Favor de las
personas con discapacidad Intelectual (FEAPS)
 Delegación territorial ONCE Valladolid
 Federación de Asociaciones de personas sordas de Castilla y
León (FAPSCL)
 Fraternidad Cristiana de Enfermos y Minusválidos (FRATER)
 Fundación Intras
 Fundación tutelar castellanoleonesa de deficientes mentales
 Fundación tutelar personas con enfermedad mental. Castilla y
León (FEAFES-FECLEM)
 Organización Nacional de ciegos españoles (ONCE)
 Sordos en Acción

A partir de supuestos no muy arriesgados, podemos estimar la cantidad


futura de población con discapacidad susceptible de ser atendida en la ciudad
de Valladolid. Dado que no contamos con datos específicos del municipio,
debemos calcular tasas específicas por edad a partir de los datos
correspondientes a la provincia: 22,56 por cada mil habitantes entre los mayores
de seis años y menores de 44, y 98 por cada mil entre los mayores de 45 y
menores de 65 años. Además, hemos supuesto una tasa de discapacidad
severa de 25 por cada mil habitantes para el conjunto de la población, coherente
con las estimaciones disponibles para el conjunto de la provincia. La tabla 35
muestra el resultado de la estimación.

94
Tabla 39.- Proyección de la población con discapacidades y con discapacidades
severas para los años 2011 y 2021.
Censo 2001 Proyección 2011 Proyección 2021
(incluidos inmigrantes) (incluidos Inmigrantes)
Edad Total Varones Mujeres Total Varones Mujeres Total Varones Mujeres
6 a 44 3800 1899 1901 3775 1925 1851 3436 1762 1673
45 a 64 8125 3887 4238 9429 4438 4991 10566 5143 5423
Total 11925 5786 6140 13204 6363 6841 14002 6906 7097
Discapacidad 7875 3788 4086 8900 4286 4614 9336 4521 4815
severa

Fuente: Elaboración propia a partir de diversos datos del INE

En estos datos, entendemos por discapacidades severas las que impiden


el desarrollo de actividades básicas de la vida diaria: realizar cambios de las
posiciones del cuerpo; levantarse, acostarse; desplazarse dentro del hogar;
deambular sin medio de transporte; asearse; controlar las necesidades;
vestirse; comer y beber; ocuparse de las compras, de las comidas, de la
limpieza y planchado de la ropa, de la limpieza y mantenimiento de la casa y del
bienestar de los miembros de la familia. Es por tanto este grupo el que se puede
encontrar potencialmente más necesitado de apoyo desde el sistema de
servicios sociales.

De acuerdo con este procedimiento, entre los años 2001 y 2021 el


número de discapacitados susceptibles de necesitar apoyo por discapacidad
severa subirá en un 18%, desde los 7875 calculables para el año 2001 hasta los
9336. Una parte importante del aumento se debe al hecho de que son las
edades en las que con más frecuencia se presentan casos de discapacidad las
que muestran un crecimiento más rápido. La población total con discapacidades
por debajo de los 45 años disminuye, en realidad, en un 10%, en consonancia
con la evolución de la composición demográfica de la población prevista. La
población con discapacidades de entre 45 y 65 años, sin embargo, se
incrementa en un 30% con respecto a la cifra oficial del periodo. Esto quiere
decir que la población total con algún tipo de discapacidad aumentará de un
modo notablemente superior, debido al efecto del envejecimiento. Recordemos
que la población por encima de los 65 años no se encuentra registrada en
nuestra fuente. Se suele estimar en un 50% la proporción de mayores de 65
añso que presentan algún tipo de discapacidad.

95
5.2. Víctimas de Maltrato.

Este colectivo ha pasado de ser prácticamente ignorado a ocupar


diariamente la actualidad de los medios de comunicación. Su problemática
puede llegar a los Servicios Básicos derivada desde las comisarías de policía
cuando se interponen denuncias, desde la sospecha de Centros de Salud o bien
directamente a través de las propias víctimas o de sus allegados.

Las cifras en este caso no hablan por sí solas, pues hay un porcentaje
muy elevado de maltrato que no es denunciado ni llega a tratarse en ninguna de
sus vertientes: física, psíquica ó social. No obstante, es evidente un aumento del
número denuncias de violencia doméstica en España, que en el primer semestre
de 2004 ha sido un 24% superior al registrado en el año anterior para el mismo
periodo, según los datos facilitados por el Observatorio contra la Violencia
Doméstica y de Género y el Consejo General del Poder Judicial. Los datos del
Ministerio del Interior apuntan la misma tendencia: en los cinco primeros meses
del año en curso, 21.845 mujeres denunciaron a su pareja o expareja, lo que
supone un aumento del 17% respecto al año anterior.

Aunque no podemos disponer de datos estadísticos fiables y específicos


para la ciudad de Valladolid, no hay razón alguna para pensar que la tendencia
sea diferente a la del conjunto del territorio nacional.

Es preciso recoger una opinión generalizada, que la presidenta del


Observatorio contra la Violencia Doméstica manifiesta explícitamente, y es que
“en modo alguno puede estimarse el aumento como un incremento de la
delincuencia en este ámbito”, sino más bien como el resultado de la emergencia
de situaciones que antes resultaban desconocidas. Sin embargo, cabe relativizar
esta hipótesis, pues no cabe duda de que donde hay sumisión absoluta nadie
necesita recurrir a la violencia, mientras que una evolución de las mujeres hacia
la demanda de igualdad de derechos, de obligaciones y de status en la esfera
doméstica y familiar, si no es acompañada por una evolución similar pero en
sentido inverso de los hombres, puede provocar y provocará reacciones
fundamentalistas de defensa de los privilegios patriarcales probablemente más
frecuentes en términos absolutos, aunque la tendencia general sea hacia el
reconocimiento y la igualdad. Es de presumir, pues, que este fenómeno seguirá
aumentando y ejerciendo una demanda creciente sobre los Servicios Sociales,

96
aunque el pequeño número (en términos de “grandes números”, por más que un
solo caso ya sea demasiado) de casos y la complejidad de las variables que
intervienen impide realizar cualquier estimación numérica.

Mención especial merece el caso de las mujeres inmigrantes, que sufren


este fenómeno en mayor proporción que las autóctonas, a tenor de las
estadísticas de los juzgados. De las denuncias interpuestas, el 90% de las
denunciantes fueron mujeres, y el 20% de nacionalidad extranjera, pero la tasa
de denuncias entre las españolas es de 0.79 ‰, mientras la de inmigrantes es
de 2.92 ‰. El fenómeno es el mismo, pero intensificado por su compresión en el
tiempo y en el espacio. Buena parte de los inmigrantes (aunque de ninguna
manera debe generalizarse esta caracterización al conjunto del colectivo)
proviene de sociedades y culturas más tradicionales en las que la mujer ocupa
una posición más subordinada al hombre, y su llegada al lugar de destino,
incluso a la a veces tradicionalista sociedad española, los sumerge en una
legalidad y una cultura en la que esas mujeres encuentran la oportunidad de
exigir otros derechos o, simplemente, romper más fácilmente las relaciones
conyugales. El proceso de evolución que al conjunto de la sociedad de destino le
ha llevado unos cuantos decenios, y a su sociedad de origen le exigiría unos
cuantos más, para ellos se comprime en unos pocos años; y lo que para los
autóctonos se resuelve a menudo en unas condiciones de anonimato, fácilmente
alcanzables mediante un simple traslado de domicilio, o en medio de redes
sociales de relación amplias y accesibles a los dos cónyuges, para el inmigrante
puede tener lugar en el contexto sofocante de un nicho ecológico especialmente
apegado a la defensa de las tradiciones e inclinado al control social.

Un ámbito más específico es el de víctimas de agresiones sexuales, del


que los propios profesionales de los Servicios, lo mismo que la judicatura o la
policía, nos aseguran que les llega un porcentaje muy bajo. Establecen
diferencias entre situaciones que no se detectan fácilmente (hay temas de abuso
sexual que seguro, seguro, que no nos llega ni la mínima parte. Son muy pocos
los casos detectados), y otras como el maltrato físico que es evidente o el
psíquico, que aunque lo es menos, puede evidenciarse en ciertos
comportamientos. No hay razón para presumir unas u otras tendencias
evolutivas en este ámbito, pero sí para confiar en una mejor detección y apostar
por una mayor cobertura, lo que de nuevo significa una demanda creciente para
los Servicios.

97
Desde los Servicios Sociales se cuenta para la actuación en este terreno
con los Equipos de Intervención Familiar, que son el instrumento principal con el
que se tratan a medio plazo este tipo de problemas, frecuentemente asociados a
las familias desestructuradas. De hecho, cuentan con un programa para abordar
la problemática específica de la mujer. En el ámbito de la sociedad civil, en
Valladolid destaca una Asociación de asistencia a víctimas de agresiones
sexuales y malos tratos: ADAVAS. En lo que va de año ha atendido a unas 200
personas, observando un descenso en la demanda que ha tenido la asociación,
probablemente motivado por la implantación de los juicios rápidos el pasado
año. Este nuevo sistema no deja tiempo a la víctima de agresiones para acudir a
la asociación para asesorarse, lo que, paradójicamente, conlleva cierta
indefensión para ella. Las relaciones que tiene ADAVAS con los Servicios
Sociales son estrechas, dependiendo del perfil de la víctima: si es inmigrante, si
requiere una prestación económica…

Otras entidades son: “Albor”, que dispone de un Centro de Mujeres


maltratadas, en las que el último año ha atendido a 280 usuarias; Cruz Roja, que
dispone de un Centro de Emergencia para mujeres en situación de abandono o
maltrato familiar y que en 2003 actuó con 109; y, por último, hay que citar la
Casa de mujeres maltratadas gestionada por las Adoratrices, que atendió a 30
mujeres en esta situación.

La gravedad de muchos casos hace que sea urgente tomar medidas


desde todos los ámbitos, incluida la sociedad civil, pues es evidente que la
actuación de los Servicios Sociales, la Justicia, Policía y Asociaciones sigue
siendo insuficiente e incapaz tanto de facilitar la huída de los malos tratos de
estas mujeres como los ya frecuentes desenlaces anunciados. Parece razonable
suponer que la demanda de apoyo desde los Servicios Sociales aumentará
rápidamente, aún suponiendo que los valores de igualdad, respeto y no violencia
se vayan imponiendo progresivamente más en la sociedad y en la cultura.

98
5.3. Población ex-reclusa

En Valladolid existe un centro penitenciario previsto para 370 y que aloja


a unos 560 reclusos, pero la mayoría de ellos proceden de otras comunidades
autónomas e incluso son de otra nacionalidad (el 50% de ellos son extranjeros
pertenecientes a más de 70 países, y el resto proceden de toda la geografía
española). Por tanto, éste no es un indicador de los reclusos vallisoletanos, ni
podemos contar con otro alternativo. Disponemos de datos de población reclusa
en la Comunidad Autónoma, en los que observamos que Castilla y León es la
tercera de las CCAA después de Andalucía y Cataluña con mayor número de
penados; en cambio es la séptima en número de preventivos. Este contraste es
revelador, ya que los segundos sueles ser internados cerca de su lugar de
domicilio y los primeros no necesariamente.

Podemos inferir una tendencia marcadamente decreciente del número de


detenidos y condenados si comparamos los datos disponibles del INE para 1994
y 2001, relativos a la provincia de Valladolid. En 1994 fueron detenidos por la
Guardia Civil y la Policía en la provincia 2400 personas, pero sólo 1627 en 2001.
Respecto a los condenados en Audiencias Provinciales y Juzgados de lo Penal,
se observa también una disminución: 1476 en 1994 y 887 en 2001.

Según datos del Consejo General del Poder Judicial (Estadísticas


Judiciales 1994-2003) para el partido judicial de Valladolid (que es más amplio
que la capital, aunque ésta constituye el grueso del mismo), ha habido una
fuerte tendencia al alza en el número de sentencias penales durante los últimos
10 años: de 2167 sentencias en 1994 se ha pasado a 3732 en 2003.

En cuanto a las resoluciones de los tres juzgados de lo penal de


Valladolid, se aprecia un aumento de las sentencias condenatorias y un
descenso paralelo de las absolutorias. Los datos llaman la atención: en 1994
hubo en los juzgados de lo penal 1118 sentencias absolutorias y, en 2003, 298;
las sentencias condenatorias, en cambio, han aumentado: 603 en el año 1994 y
883 en 2003.

En cuanto al Juzgado Único de Menores del partido judicial de Valladolid,


en 2003 dictó en total 220 sentencias, 198 de las cuales fueron con imposición
de medidas y el resto, 22, sin ellas. A partir de los datos del Consejo no cabe

99
inferir una tendencia clara en las sentencias de menores, pues en el año 2000
hay 35 sentencias penales, en 2001 no aparece ninguna, en 2002 hay 127, 245
en 2002 y 220 en 2003.

Dentro de cada centro Penitenciario existe un Servicio Interno de


Servicios Sociales dependiente de Instituciones Penitenciarias, con distintas
medidas en todos los ámbitos, de manera que los reclusos quedan enteramente
al margen de la competencia de los servicios sociales municipales. Pero no
sucede lo mismo con los exreclusos, tanto si son autóctonos como si
sencillamente se afincan en la ciudad, sea con carácter duradero o provisional,
al recobrar su libertad, pues entonces es básico el apoyo a su reinserción social
y laboral. En Valladolid trabajan con reclusos y ex-reclusos la Asociación cultural
Niebla, Unidades familiares de Inserción Social (UFIS) y Cáritas, que en el 2003
atendió a 31 usuarios desde un programa específico.

5.4. Enfermos de Sida.

Valladolid es la provincia de Castilla y León con mayor número de


personas enfermas de SIDA, según los datos del Centro Nacional de
Epidemiología, con un total de 641 casos, de los que 477 se han transmitido por
usuarios de drogas por vía parenteral, 78 por relaciones heterosexuales de
riesgo, 50 por relaciones homo/bisexuales de riesgo y, en número poco
significativo, por transfusiones sanguíneas, vía madre-hijo y otras vías de
contagio. La información actualizada para 30/6/2004 del Instituto Nacional de
Estadística registra 653 casos, de los cuales 51 de transmisión homo/bisexual,
485 por consumo de drogas vía parenteral, 2 por transfusiones, 8 por
transmisión materna, 81 por relaciones heterosexuales “de riesgo” y 12 por
causa desconocida. Se registra, pues, un aumento mínimo, que puede ser
puramente circunstancial.

La trayectoria de la incidencia del SIDA en España presenta una curva


muy significativa, encontrándose el mayor número de casos en 1994, a partir del
cual observamos un progresivo descenso (coincidiendo con el cambio producido
en la definición de SIDA), que se acentúa en 1996, año en que también cae
drásticamente el número de muertes, debido al desarrollo de tratamientos
antirretrovirales de alta eficacia. Los últimos datos del INE incluyen el año de

100
diagnóstico de los actuales casos de SIDA en la provincia, mostrando una clara
tendencia descendente.

Tabla 40. Año de diagnóstico de los casos de SIDA en la provincia, a 2004


Total <1996 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004
653 344 71 40 34 31 55 27 25 18 8

Fuente: Registro Nacional de SIDA

Fuera del ámbito administrativo municipal se desarrollan importantes


campañas de prevención, sobre todo de carácter nacional, aunque también hay
que destacar en Valladolid la actuación del Consejo de la Juventud de Castilla y
León, que tiene su sede en la ciudad y que realiza una importante labor
preventiva, desde distintos frentes, destinada a los jóvenes, o la de la Diputación
provincial, dentro del plan provincial antidrogas. También Cruz Roja cuenta con
varios programas destinados a personas con VIH/SIDA: Programa de atención,
apoyo a familias de enfermos de VIH/SIDA y un grupo de Ayuda Mutua (SIDA).
En el último año ha atendido a 64 personas afectadas por esta enfermedad. Hay
que mencionar, asimismo, al Comité Ciudadano Antisida de Valladolid (CCASV).

5.5. Drogodependientes

Según las encuestas realizadas en el marco del Plan Provincial sobre


Drogas, la evolución del consumo en la década de los noventa fue en el sentido
de una disminución importante del lugar de los opiáceos y la cocaína y un
aumento casi simétrico de las drogas de síntesis o “diseño”, si bien el cannabis
siguió ocupando un destacado primer puesto, aunque con una leve disminución.
La tabla adjunta muestra las pautas de consumo de la población de 14 a 70
años y su evolución reciente.

101
Tabla 41. Pautas de consumo población de 14 a 70 años
Alguna ocasión Último año Último mes
1992 1997 2000 1992 1997 2000 1992 1997 2000
Cannabis 31,4 28,6 28,6 13,4 11,9 12,4 11,9 5,8 6,3
Anfetaminas 4,8 4,2 3,8 0,8 0,6 1 0,6 0,3 0,5
Tranquilizantes 2,5 1,9 1,7 0,7 0,6 0,8 0,6 0,4 0,2
Opiáceos 1,2 0,9 0,7 0,5 0,4 0,3 0,4 0,2 0,2
Cocaína 8 5,6 4,1 4,5 2,8 2,1 2,8 1,2 0,9
Éxtasis/Drog. ---- 4,6 5,5 ---- 3,2 3,9 3,2 1,7 2,3
Síntes
Alucinógeno 2,7 2,3 1,9 0,6 0,8 0,7 0,8 0,4 0,3
Inhalables 0,4 0,4 0,5 0 0,2 0,1 0,2 0 0,1

Fuente: Plan Provincial de drogas, Diputación de Valladolid

En 2002, según el Sistema Autonómico de Información sobre


Toxicomanías de Castilla y León había 614 personas en tratamiento por
consumo de drogas no institucionalizadas y alcohol, repartiéndose en 459 y 155
casos respectivamente.

A escala de la Comunidad Autónoma existen datos más actualizados, de


la Memoria del Plan Regional sobre Drogas de Castilla y León (2003), pero no
referidos al consumo en sí sino a la atención dispensada por diversos medios. El
crecimiento en el número de los drogodependientes asistidos es espectacular,
pero hay que pensar que se debe tanto a un aumento de los casos dependencia
como a una mejora de la cobertura. Sin embargo, tanto lo uno como lo otro
suponen un aumento de la demanda efectiva de atención, directa e indirecta,
bien sea sobre los servicios municipales o sobre los de otras administraciones.

Tabla 42. Evolución del número de consumidores de drogas ilegales atendidos en


diferentes modalidades terapéuticas en Castilla y León.

1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003
Sustitutivos opiáceos 576 1339 1798 2239 2260 3592 4226 4785 5056 4907 4610
Centro de Día 380 438 756 684 785 673 675 134 158 170 153
Unidad de Desintoxicación 225 207 214 280 295 313 293 283 277 230 224
Hospitalaria
Comunidad Terapéutica 603 973 738 757 579 505 502 627 659 796 680
Centros Ambulatorios 1417 1492 1265 1153 1067 1127 1474
Total 1784 2957 3506 3960 5336 6575 6961 6982 7217 7230 7141

Fuente: Memoria del Plan Regional sobre Drogas de Castilla y León, 2003

102
Un cambio importante en la ciudad ha sido la reubicación del tráfico. El
antiguo poblado de la Esperanza albergaba una situación socioestructural en la
que el tráfico y consumo de drogas eran una actividad cotidiana. Con la
remodelación de esta zona y la reubicación de sus habitantes en otras áreas de
la ciudad, se ha producido una dispersión de esta problemática, no exenta de
nuevos conflictos.

Existe un amplio conjunto de asociaciones involucradas en la lucha


contra la droga y la atención a los drogodependientes, de las que cabe
mencionar, al menos, las siguientes:

• Departamento de drogodependencias de ccoo de castilla y león


• Servicio técnico de asistencia preventiva (STAP) de UGT de
Castilla y León
• ACLAD, asociación de ayuda al drogodependientec prescriptor y
dispensador servicio de toxicomanías de cáritas diocesana
• Federación de alcohólicos rehabilitados de castilla y león
(FARCAL)
• Asociación de alcohólicos rehabilitados de valladolid (ARVA)
• Asociación vallisoletana de alcohólicos rehabilitados (AVAR)
• Asociación para el tratamiento y rehabilitación del alcoholismo
(ATRA)
• Comunidad terapéutica “proyecto hombre”
• Consorcio psiquiátrico “Dr. Villacián
• Centro dispensador de Valladolid de cruz roja
• Programa de deshabituación tabáquica de la a española contra el
cancer

Destacan entre ellas ACLAD, Cruz Roja y Proyecto Hombre, con el


mayor número de casos tratados de drogas no institucionalizadas, y el Centro de
Alcoholismo ATRA, que con 96 casos es el Centro que atiende mayoritariamente
el consumo excesivo de esta sustancia.

Los datos del Sistema Autonómico de Información sobre Toxicomanías


de Castilla y León (SAITCYL) para 2002 permiten dibujar el perfil actual del
consumidor vallisoletano (de la provincia) sometido a tratamiento: el 86,1% son
hombres y el 13,9% mujeres; la vía principal de consumo es fumar o inhalar, con

103
un 59,2%, y un 82,3% de individuos consumen dos o más drogas diferentes; la
edad media del consumidor es de 32 años, habiendo iniciado el consumo a los
21 años, y llevando por tanto 11 de práctica; la situación laboral predominante es
la de desempleado, con un 54%, seguida de empleado, con un 33,5%, e
incapacitado, 5,3%, mientras que los estudiantes apenas son apenas el 0,9%.
La droga principal que motiva el tratamiento es todavía la heroína (72,8%),
seguida por la cocaína (22%); Entre ambas suman casi el 95% del total. En
cuanto a la relación con el VIH, un 51.9 % de los casos en tratamiento de drogas
no institucionalizadas no tienen VIH, un 15,5% son portadores y, habría que
tener en cuenta el 29,6 % de casos desconocidos.

Mención especial merece el consumo de drogas entre escolares, por su


mayor vulnerabilidad tanto física como psíquica y ética. Según la Encuesta
Escolar sobre Drogas de 2002, del Plan Nacional sobre Drogas, realizada entre
alumnos de 14 a 18 años escolarizados en enseñanza secundaria, Castilla y
León tiene el dudoso honor de aventajar al resto del país en varios capítulos.
Mientras que en el conjunto de España ha consumido cannabis alguna vez en la
vida el 36,9% de los escolares, en Castilla y León lo han hecho el 39,2; en los
últimos doce meses, el 32,4% y el 35,1%, y en los últimos treinta días el 22,0 y
el 23,2. También es superior el consumo castellano-leonés al conjunto del
español en el caso de las anfetaminas: 7,2 frente a 5,0% alguna vez en la vida,
5,9 frente a 3,7% en los últimos doce meses y 3,3 frene a 1,9% en los últimos
treinta días; en el caso de los alucinógenos: 4,9 frente a 4,3% alguna vez en la
vida, 4,0 frente a 3,1% en los últimos doce meses y 1,8 frente a 1,3% en los
últimos treinta días; y en el de la heroína: 7,2 frente a 5,0% alguna vez en la
vida, 5,9 frente a 3,7% en los últimos doce meses y 3,3 frente a 1,9% en los
últimos treinta días. En contrapartida, las tasas de consumo son menores en la
región que en la nación en el caso de los tanquilizantes, las sustancias volátiles,
la cocaína y las drogas de síntesis.

En cuanto a los consumidores de alcohol en tratamiento, destaca el


elevado número de casos de la provincia de Valladolid 155 (el más alto de la
Comunidad, seguido de los 75 de León o los 60 de Segovia). La edad media de
este colectivo es de 41,8 años, habiéndose iniciado en torno a los 28. Al igual
que ocurría con las drogas no institucionalizadas la mayoría de los
consumidores son hombres: 85,2%, frente al 14,8% de mujeres; en cambio, si
analizamos el número de drogas consumidas o la situación laboral, las

104
características difieren. La mayoría de los alcohólicos, el 92,3%, no consumen
otras drogas. Y en cuanto a su relación con el empleo: el 53,5 % trabaja,
mientras que el 25,8% está desempleado. En lo que concierne a su nivel de
estudios, en fin, el 18,8 % no tiene siquiera los primarios completados, el 51,3
sólo primarios, el 14, 3 secundarios y el 15,6 universitarios.

Particularmente preocupante puede considerarse la evolución del


consumo de alcohol entre los jóvenes. La Encuesta sobre Drogas a la Población
Escolar de 2002, con detalle regional, muestra un espectacular aumento de la
ingestión de bebidas alcohólicas entre los escolares. Así, entre 1996 y 2002, la
proporción de los estudiantes que son consumidores semanales pasó en el
conjunto de España del 41,7 al 54,7%, pero en Castilla León lo hizo del 49,8 al
70,3%. No sólo, pues, se consume notablemente más, sino que, incluso así, el
crecimiento del consumo es notablemente más rápido.

De acuerdo con los criterios de riesgo de la Organización Mundial de la


Salud son bebedores en situación de riesgo el 7% de los hombres y el 6,7& de
las mujeres escolares en España, pero el 14,4 y el 13,1 %, respectivamente, en
Castilla y León.

Además de la atención médica dispensada por el SACYL y entidades


colaboradoras, en Valladolid hay asociaciones como Cruz Roja o Proyecto
Hombre que atienden el tratamiento médico, la atención psicológica y la
reinserción social y laboral una vez finalizado el tratamiento. Otras asociaciones
que trabajan con toxicómanos son:

• Asociación castellanoleonesa de ayuda al drogadicto (ACLAD)


• Asociación para el tratamiento y rehabilitación del alcoholismo (ATRA)
• Centro de hombres de rehabilitación y reinserción de toxicómanos "Reto"
• Centro de mujeres de rehabilitación y reinserción de toxicómanos "Reto"
• Centro específico de tratamiento de rehabilitación de adicciones sociales
(CETRAS)
• Comité ciudadano antisida de Valladolid (CCASV)
• Cáritas

En materia de tratamiento de toxicomanías el Ayuntamiento no tiene


competencias, pero no cabe duda de que la drogodependencia va asociada a

105
otras situaciones de riesgo en las que sí, lo mismo como causa que como
consecuencia.

5.6. Indomiciliados.

Es un grupo difícil de cuantificar por sus características concretas: falta


de ubicación en una vivienda, en muchos casos ausencia de documentación en
regla, exclusión social, etc. Los indomiciliados, (entre otros grupos) son
considerados por las asociaciones con las que hemos realizado técnicas
cualitativas como un colectivo especialmente complicado.

Dentro del ámbito de lo social se distingue entre colectivos con los


que se perciben resultados, como pueden ser los inmigrantes y personas
con discapacidad, y otros con los que es muy duro trabajar:
enfermedades mentales, sin techo, ludópata, ciertos grupos de gitanos…
que son “poco rentables”, que interesan poco. (GDON)

Desde los Servicios Sociales los indomiciliados son atendidos en el


Servicio de Atención a personas indomiciliadas y transeúntes, con dos medidas
básicas: alimentación (que se presta a través del Comedor Calderón) y
alojamiento en el Albergue Municipal (gestionado por Cruz Roja). A través de
Cáritas se prestan las ayudas de emergencia, que son de carácter económico.
Todas estas intervenciones suponen un importante esfuerzo de financiación.

Existe una Comisión Municipal que se reúne frecuentemente con la


participación de los Servicios Sociales Municipales para personas sin hogar,
Cruz Roja, Aclad, Albor, Proyecto Hombre y Gerencia de Servicios Sociales.

Cruz Roja y Cáritas son dos de las entidades que más trabajan con
transeúntes. Cruz Roja atendió en 2003 a 1520 usuarios, Cáritas por su parte, a
2120 (de los que 1880 fueron atendidos desde los servicios de desayuno,
duchas, ropero, lavandería o consigna y 240 desde el Servicio de Acogida y
Orientación Social). Ambas entidades coinciden en algunas características del
perfil de este colectivo:

• Carencia de apoyos desde los ámbitos familiar y social


• Baja autoestima y escasa socialización controlada

106
• Acusado deterioro físico y mental

En cuanto a su evolución, las tendencias serían:

- Aumento de población más joven


- Aumento del número de mujeres
- Aumento de politoxicomanías
- Aumento de enfermos mentales
- Aumento del número de inmigrantes con diferencias según el país
de procedencia

Aunque su número es elevado, hay que distinguir entre situaciones


temporales de otras más coyunturales, y tener en cuenta que es una población
con frecuencia itinerante. Las respuestas ante estos dos contextos, por tanto,
deben ser distintas. En Valladolid no hay ninguna asociación que se dedique
específicamente a atender las necesidades de los indomiciliados.

5.7. Prostitución.

El carácter alegal y paralegal de la prostitución hace extremadamente


difícil estimar sus dimensiones. Por desgracia, y con independencia de su
entidad como problema, es un tema notable y notoriamente morboso sobre el
que cualquiera se lanza a aventurar cifras desorbitadas, a veces por tener
interés en ello y a veces para crearlo. Es habitual ver en la prensa la cifra de
300.000 prostitutas, por ejemplo en El País de 7/12/03, la misma cifra que
calculó Médicos del Mundo en 1996 y 1998. El diario El Mundo, en cambio,
calculaba el 24/4/2004 que eran 400000, lo mismo que, más recientemente, El
Norte de Castilla de 13/11/2004, haciéndose eco de las estimaciones de la
Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne (ANELA). Batiendo
todas las marcas, el Fiscal del Tribunal Supremo aventuró la cifra de 500.000 ya
en 1970.

Estas cifras, sin embargo, no resisten el menor análisis. Si suponemos


que los consumidores principales de este servicio son varones, y la población
masculina de dieciséis años o más era en el último censo de 16.966.602

107
personas, tocarían a 42 clientes por prostituta; una hipótesis más realista podría
reducir la clientela potencial a la población de veinte a sesenta y nueve años,
que son 13.747.074, con lo que la clientela individual media se vería reducida a
34 parroquianos. Suponiendo que éstas trabajaran, por ejemplo, 287 días al año
(un mes de vacaciones y seis días a la semana, los clientes tendrían que ir,
según la población considerada, casi siete veces al año, o algo más de ocho.
Pero hay una encuesta del INE que afirma que sólo el 22,5% de los varones
hace uso de este servicio, lo cual los obligaría a acudir 30 o 37 veces
respectivamente. Hay que tener en cuenta, además, que la prostitución es un
trabajo de elevada productividad material: si hacemos caso a las crónicas, no
parece descabellado apuntar que una sola prostituta puede realizar tres
servicios en una jornada de trabajo. Siendo así, la clientela potencial tendría que
acudir a consumirlos 20 y 25 veces al año (según el grupo de edades que
consideremos), o 90 y 111 al año si hacemos caso a la estimación de la clientela
real porel INE.

Un asombro parecido produce cualquier cálculo sobre el volumen de


negocios. ANELA, la misma asociación que habla de 400.000 meretrices, así
como los mismos medios que se hacen eco de esta cifra de recursos humanos,
aducen también un volumen de negocios de 18.000 millones de euros al año
(incluidos los servicios anexos, tales como bebidas, alojamiento, etc.). Si
dividimos por el numero de usuarios esto arroja un gato por individuo y año de
1061 euros para la población adulta masculina total o de 1309 para la población
en edad de merecer; pero, si introducimos la corrección del INE para pasar de la
clientela potencial a la clientela declarada, las cifras se elevan a 4715 y 5819
euros respectivamente.

Tampoco es fácil saber algo cierto sobre su composición. Según


ANELAS, El Mundo y El Norte de Castilla, apenas el 15% de las prostitutas que
ejercen en España son españolas. Sin embargo, un estudio referido a Castilla y
León cifraba la proporción, en 1999, en el 58,5%, lo cual supone una notable
disonancia, por más que la inmigración haya aumentado con gran rapidez.

Estos supuestos podrían, desde luego, refinarse, pero la inconsistencia


de los cálculos más elementales conduce inevitablemente a la conclusión de que
es imposible basar cualquier predicción o expectativa las cifras disponibles. Un

108
problema que no existiría si la prostitución estuviera legalizada y, por tanto,
registrada.

109
6. LA OFERTA DE ACCION SOCIAL: UNA PROYECCION LINEAL.

Este capítulo recoge e intenta articular el discurso de los trabajadores


sociales y profesionales de los servicios, así como, en menor medida, de los
usuarios, sobre los servicios sociales municipales. No se trata aquí una
pretendida realidad objetiva, sino de la percepción subjetiva de la misma, que,
en el ámbito social, es parte también de ella. Para abordar este tema se recurrió
al análisis de datos cualitativos obtenidos a través de entrevistas y grupos de
discusión. El trabajo de campo se realizó los días miércoles 17 y jueves 18 de
noviembre en los lugares habituales de los entrevistados. Se realizaron cuatro
entrevistas a cuadros directivos de los servicios sociales de la ciudad y cuatro
grupos de discusión, dos de ellos con usuarios de los servicios sociales, uno con
representantes de asociaciones relevantes prestadoras de servicios públicos en
la ciudad y otro con trabajadores sociales y animadores comunitarios de los
CEAS.

6.1. Los Servicios Sociales en Valladolid.

Ante los cambios expuestos en los capítulos anteriores de este informe,


el debate sobre la potencialidad de los Servicios Sociales para afrontar su
cometido se desarrolla en torno a su capacidad para realizar intervenciones
extensibles a distintos colectivos sociales. En la actualidad, la amplitud con la
que los Servicios Sociales recogen sus peticiones de ayuda determina, no sólo
un incremento constante en el número de demandas, sino la aparición de
nuevas necesidades a las que dar respuesta. A la máxima teórica de “recursos
escasos frente a necesidades ilimitadas” se unen condiciones específicas de los
Servicios Sociales que amplían el desequilibrio entre ambos. Así, los Servicios
Sociales actúan como un punto de información “abierto” a cualquier demanda,
pregunta o preocupación ciudadana, recogiendo, además, carencias de otros
servicios y desarrollando programas específicos, sin llegar a conocer cuales son
las necesidades de las que no deben encargarse – económicas, sociales,
psicológicas, jurídicas, culturales...-.

El desarrollo de los Servicios Sociales ha fortalecido la idea de un


bienestar colectivo en el que tienen cabida amplios sectores sociales. En la
actualidad, las intervenciones obedecen a un carácter transversal, superando
acciones propias de sectores excluidos y dirigiéndose a todos los que, en un

110
determinado momento, no cuentan con habilidades o recursos suficientes para
solventar situaciones inciertas. Ello ha permitido trabajar con la idea de
normalización, incorporando nuevos grupos de atención al servicio, pero también
ha acrecentado la saturación y el desbordamiento del sistema.

“...en la medida que hay recursos que crean las necesidades, eso
es una rueda que se va engordando. Con lo cual, se cubren estas
necesidades, por tanto se amplían las otras, por tanto hacen falta
recursos, por tanto… van creciendo...” (GDTS)5

Más adelante analizaremos los efectos perniciosos de tal saturación. De


momento sólo cabe citar la imposibilidad de cubrir desde el servicio “todo tipo de
necesidades” y dar respuesta a “todo tipo de grupos sociales”. Máxime en un
ámbito en el que la cobertura de ciertas problemáticas lleva asociada la
aparición de otras nuevas. En cualquier caso no deberían olvidarse los cambios
y mejoras progresivas que, desde la acción social, han ido incorporándose con
el objetivo de ofrecer una mayor cobertura desde un punto de vista integral y en
conexión con otros ámbitos públicos (educativos, sanitarios, judiciales...).

No vamos a realizar aquí una descripción de la organización interna de


los Servicios Sociales de la ciudad de Valladolid. Sí vamos a analizar algunas de
las características más determinantes del funcionamiento de los Centros de
Acción Social. En las siguientes líneas cobran gran protagonismo las voces de
los profesionales que directa o indirectamente están implicados en ellos, desde
los cuadros directivos hasta los usuarios, pasando por el núcleo de los
profesionales de base y las entidades colaboradoras no oficiales.

6.1.1. Centros de Acción Social

Constituyen un elemento fundamental en la configuración de los


Servicios Sociales de la ciudad, “la puerta de entrada al sistema” y el marco más
cercano al ciudadano. Los 19 CEAS de la ciudad de Valladolid se agrupan en

5
En las trascripción literal del discurso de los entrevistados se cita la fuente de
procedencia: GDTS, corresponde al Grupo de discusión de los Trabajadores Sociales y
otros profesionales; GDON, se corresponde con el grupo de Asociaciones y
Organizaciones No Gubernamentales; GDU con el Grupo de usuarios; y EP1, EP2, EP3
Y EP4, se corresponde con las entrevistas realizadas.

111
cuatro Zonas de Acción Social con características diferentes, necesidades,
proyectos y recursos distintos.

A continuación se presenta una tabla sobre los distintos proyectos


trabajados desde cada CEAS con su correspondiente sector de referencia.
Cualesquiera que sean las causas, es difícil no constatar las enormes
disparidades entre unos Centros y otros: de 0 a 9 proyectos y de 0 a 1289
usuarios. Aunque la los CEAS deben responder de manera específica y flexible
a la diversidad de necesidades de las distintas áreas territoriales en que
trabajan, estas disparidades van más allá de lo imaginable: o bien el desempeño
es muy desigual de un centro a otro, o bien la división territorial y funcional
existente ha perdido todo sentido.

Tabla 43. Proyectos desarrollados por los CEAS por sector de referencia.
SECTOR DE REFERENCIA
Mujeres Menores Desarrollo Otros
comunitario colectivos
Total Total
CEAS NP NU NP NU NP NU NP NU Proyectos Usuarios

Centro 0 0
Campillo 1 24 1 24
Campogrande 0 0
La Victoria 1 6 2 68 3 74
Hospital 1 18 1 18
Rondilla Santa 1 20 1 38 2 58
Clara
Rondilla 0 0
Casablanca
Barrio España – 1 26 1 40 1 399 3 465
S.P. Regalado

Vadillos 1 23 1 23
Belén- Pilarica 1 24 2 98 1 asoc. 1 103 5 225
Pajarillos Bajos 1 50 1 50
Pajarillos Altos 2 20 1 25 3 45
Pajarillos Bajos y 4 64 3 73 1 1 9 137
Altos
Delicias 4 80 3 28 1 47 8 155
Canterac
Delicias Argales 1 30 1 30

Juan de Austria 1 30 1 30
Zona Sur - La 2 73 2 1198 1 18 5 1289
rubia
Arturo Eyríes 1 11 2 42 3 28 6 81
Puente Colgante 2 41 1 14 1 asoc. 4 55
Huerta del Rey 2 24 2 53 1 asoc. 1 35 6 112
Girón
Parquesol 1 26 1 26
Total 60 2897

NP: Número de proyectos / NU: Número de usuarios


Fuente: Elaboración propia a partir de Memoria de Servicios Sociales. 2003

112
Tabla 44. Proyectos realizados por Zonas de Acción Social.
ZONA PROYECTOS
Campogrande 7
Pisuerga 19
Esgueva 12
Este 22

Fuente: Elaboración propia a partir de Memoria de Servicios Sociales. 2003

Tabla 45. Número de Proyectos y Usuarios por CEAS

CEAS Proyectos Usuarios


Centro 0 0
Campillo 1 24
Campogrande 0 0
La Victoria 8 155
Hospital 2 58
Rondilla Santa 3 465
Clara
Rondilla 1 23
Casablanca
Barrio España - 5 225 y 32
San Pedro entidades
Regalado
Vadillos 3 (+9) 45
Belén - Pilarica 1 (+9) 50
Pajarillos bajos 1 26
Pajarillos Altos 0 0
Pajarillos bajos 9 137
y Altos
Delicias 6 112
Canterac
Delicias 3 55
Argales
Juan de Austria 5 74
Sur - La rubia 1 18
Arturo Eyríes 6 81
Puente 1 30
Colgante
Huerta del Rey 1 30
Girón
Parquesol 5 1289
Total 60 2672

Fuente: Elaboración propia a partir de Memoria de Servicios Sociales. 2003

Desde las jefaturas de Zona no se encuentran especiales dificultades


para coordinar el funcionamiento de los CEAS, pero sí a la hora de mediar entre
los distintos intereses del personal, dada la escasez y saturación del mismo. En
este sentido, evalúan de manera muy positiva todo el trabajo desarrollado desde
los centros de base aunque consideren excesivo el volumen de trabajo que hay
que realizar. También se considera positiva la continuidad de los proyectos

113
desarrollados, aunque desde los técnicos de base interpreten dicha continuidad
como continuismo, rutina y falta de ideas:

“Yo la última fue en una reunión de concejalías... Todas las


concejalías tienen proyectos, ideas, cursos y... Y de servicios
sociales ¿vosotros que seguís haciendo? Pues es que te vengo a
contar ahora, lo mismo que hace diez años” (GDTS)

Respecto a la evaluación y seguimiento del trabajo desarrollado en los


CEAS podemos encontrar distintos métodos. En primer lugar, existe una
evaluación trimestral, hasta ahora con resultados positivos, a través de una
Carta de Servicios que tiene 10 compromisos y 10 indicadores. Otro elemento
evaluativo podría ser el número de quejas recibidas, aunque éste resulta muy
poco esclarecedor por el escaso número de reclamaciones y la particular
relación interpersonal que se establece entre el usuario y el técnico del servicio.

El SIUSS también ofrece información en cuanto a las intervenciones, que


son cuantificadas y valoradas por la Comisión de Ayudas y, por último, cabe citar
el seguimiento de las Jefas de Zona, como otro elemento para la autorreflexión
de la actividad profesional de los CEAS.

Uno de los elementos a mejorar sería la realización de una difusión


adecuada de los Programas y Servicios llevados a cabo en los Centros de
Acción Social, para informar, por un lado, de lo que ofrecen y a quién, y para
aclarar, por otro, sus características y competencias. Es muy frecuente entre los
profesionales la opinión de que los programas de los CEAS no se difunden todo
lo bien que debieran.

En los últimos años no se han realizado campañas de difusión (las


últimas se hicieron con el objeto de la demarcación territorial de los CEAS).
Ahora bien, los distintos profesionales entrevistados no se ponen de acuerdo en
si esa competencia recae en los CEAS ó en el Servicio Municipal de Acción
Social. La Junta de Castilla y León sí hace sus propias campañas de difusión de
los Servicios Básicos de los CEAS, pero el mecanismo de difusión más eficiente
de la actividad de los CEAS, hoy por hoy, es la difusión horizontal e informal, el
boca a boca.

114
6.1.2. Los usuarios del Servicio

Aunque en la mayoría de los casos son familias las que acusan una
misma situación problemática, suele ser la mujer la que acude como
demandante (a excepción de las personas mayores, o hijos varones que acuden
a pedir el SAD para sus padres). El solicitante de Servicios Sociales suele verse
afectado por una o varias de estas problemáticas: conflictos familiares,
precariedad o falta de empleo, recursos económicos escasos y/o bajo nivel de
formación. Cabe destacar que los propios usuarios tienen una visión
estereotipada del demandante como persona de bajo status social y económico,
llegando incluso a afirmar que ellos mismos sienten vergüenza al acudir a los
CEAS, o al reconocer que perciben ayudas de distinta índole, como el IMI.

Sin embargo esta visión parece ir modificándose, especialmente en los


barrios con mejores situaciones socioeconómicas. El grado de
transversalización de los servicios y prestaciones no es el mismo en todos los
barrios, y, mientras que los CEAS ubicados en zonas con mayores recursos han
descubierto una progresiva normalización en su actividad, incrementando sus
tareas de información y orientación para llegar a todos los ciudadanos, en
barrios más marginales es la población acuciada por situaciones más
problemáticas la que acude y son éstas, en consecuencia, las áreas prioritarias.

Según la perspectiva de los profesionales, los usuarios actuales del


Servicio conocen bien el funcionamiento de los CEAS —algo muy evidente en el
caso del colectivo gitano—, mientras que los usuarios potenciales los conocen
sólo de manera parcial. Desde su óptica, la población en general no tiene un
conocimiento exhaustivo (como lo demuestran los resultados de una encuesta
de la Agenda 21). En cambio, sí se sabe que se presta ayuda a población con
pocos recursos económicos y se conoce el SAD. La terminología utilizada en
ocasiones es errónea, y sustantivos como “asistenta” así lo demuestran. Otro de
los aspectos que se prestan a la confusión es la financiación: no se sabe de
dónde procede, si pertenece a un programa u otro…

Entre las dificultades percibidas por los trabajadores de los Servicios


Sociales de la ciudad de Valladolid, algunas aparecen de forma recurrente:

115
• En relación a los usuarios: nuevas problemáticas emergentes
(aumento del número de población inmigrante, nuevas situaciones
surgidas por la falta de mecanismos de control y orientación de
los padres respecto a sus hijos) y familias más desfavorecidas.
• Problemáticas internas: falta de profesionales, lo que traería
consigo la consiguiente saturación laboral; escaso reconocimiento
del trabajo “de a pie”; ausencia de tiempo para desarrollar
determinadas funciones que se han visto relegadas; y necesidad
de “intentar repensar nuestra estructura para adaptarnos a los
nuevos tiempos” (EP4)

En función de ello son frecuentes también, en las manifestaciones de los


profesionales, algunas propuestas que parecen compartidas, en general más
bien relativas a cuestiones laborales:

• Descentralizar recursos al mismo tiempo que se descentralicen


las competencias.
• Reforzar la coordinación de determinados servicios.
• Trabajar con ítems específicos, no querer abarcarlo todo porque
la amplitud es muy grande, con la consiguiente indefinición.
• Modificar aspectos de personal: aumentar el número de
profesionales, acabar con las situaciones de temporalidad
prolongada, lograr una estabilidad mayor y reducir la movilidad.

6.2. Los profesionales.

Frente al surgimiento de nuevas necesidades y a la apertura del Servicio


a mayores sectores de población, el lado de los recursos siempre resulta
deficitario. La veintena de Centros de Acción Social con todo el tipo de ayudas
establecidas: IMI, SAD, ayudas de comedor..., resultan insignificantes respecto
al constante incremento de necesidades. En Servicios Sociales, la relación entre
riesgos y recursos siempre estará determinada por la naturaleza de una
demanda que se adelanta a la capacidad de respuesta y que, además, se
presenta en cantidades muy superiores a los medios públicos disponibles.

116
Pero, entender el funcionamiento de los Servicios Sociales sobre la base
de este desequilibrio no constituye la mejor manera de analizarlo. El abismo que
separa la progresión de las necesidades frente a los límites de los recursos
sometería al Servicio a una permanente incapacidad de actuación. Por el
contrario, los Servicios Sociales han de entenderse como solventes en la medida
en que se configuran como “recursos que buscan recursos”, es decir, que
multiplican su capacidad de respuesta mediante la utilización de “otros” medios;
públicos y privados, propios de los Servicios Sociales y externos a ellos,
coordinados para la consecución de unos mismos objetivos.

Dados los estrechos límites en los que se mueven los Servicios Sociales,
es necesario entender que sus recursos no se encuentran tanto en las cuantías
económicas destinadas a cada beneficiario, como en el entramado de
relaciones, información, asesoramiento y apoyo ofrecidos. No quiere eso decir
que los Servicios Sociales puedan mantenerse al margen de incrementos
presupuestarios, ni mucho menos desacreditar las reivindicaciones dirigidas
hacia el crecimiento del gasto social. El sentido de la frase, por el contrario,
apunta en la dirección de valorar los elementos “generadores de recursos”, esto
es, los agentes capaces de ofrecer un servicio al usuario al margen de las
prestaciones económicas de las que dispongan. Es en este entramado de
relaciones en el que destaca el papel del trabajador / animador social como un
referente fundamental en el buen desempeño de los objetivos. Esto lleva a
plantear la necesidad de valorar el principal recurso con el que cuenta el
servicio, sus propios técnicos, encargados de equilibrar lo desequilibrado, de
orientar, y evaluar cada una de las situaciones con el fin de llegar a una mejor
utilización de los recursos existentes.

A: Yo cambiaría, intentaría cuidar a los profesionales…


B: Es lo más importante, el trabajador.
A: Es el mejor recurso que tienen los servicios sociales, ahora
mismo. (GDTS)

Desde los niveles jerárquicos intermedios y superiores se reconoce “la


calidad y calidez” con la que se trabaja en los centros de base o la gran
dedicación con la que los profesionales del CEAS buscan recursos. Se
encuentran, sin embargo, los problemas de motivación de un colectivo

117
sobrecargado de trabajo, que ve incrementar sus competencias día a día y al
que no se le dotan de suficientes recursos.

La motivación profesional constituye un aspecto interesante. Desde la


base se reconoce “no haber perdido la ilusión del todo” pero su discurso
reproduce una situación en la que el cansancio, la percibida falta de apoyo
técnico, el supuesto desinterés político, la presunta escasez de recursos, la
creciente demanda y la aparente lentitud con la que se vislumbran los resultados
de la acción social conforman un círculo vicioso del que ellos también forman
parte. Su perfil profesional ha ido modificándose a lo largo de los últimos años,
su formación se ha incrementado y hoy en día la mayor parte de ellos son
diplomados/as, lo que confiere a su trabajo un carácter menos voluntarista y más
técnico. Sin embargo, según su propia percepción se han incrementado las
exigencias sobre su labor y su actividad, lo cual se ve determinado por un sinfín
de cometidos burocráticos que no repercuten en una mejora de su calidad en el
trabajo. Las exigencias del SIUSS o la extensión de protocolos y formularios de
actuación son sólo algunos ejemplos de la subordinación a otras instancias a la
que los técnicos de base ven inadecuadamente sometida su actividad.

“Al principio cuando empezamos a trabajar, veíamos que había


más necesidades que había que atender, pero no nos desbordaba
porque la gente no venía a hacer la demanda. Ahora sí, tanto a los
trabajadores sociales como a los animadores. Los animadores reciben
infinitas demandas de las instituciones. Uno quiere a nivel profesional
hacer cosas, no hemos perdido la ilusión todavía, por lo menos no del
todo.” (GDTS)

Respecto a la subordinación del trabajo a otras instancias, la plantilla


apunta un conjunto de aspectos que obstaculizan el buen desarrollo de su
actividad laboral. En la base del problema se encuentra el “desinterés político y
la falta de reconocimiento” a su labor. A partir de ahí aparecen una serie de
condiciones laborales – falta de espacios adecuados, masificación, pérdida de
creatividad y apoyo, protocolos de actuación más rígidos...- que no hacen sino
desmotivar el ejercicio de una tarea cada vez menos dirigida al cambio y la
mejora social y más dirigida al control.

118
“El trabajo social lo veo hacia el desborde, lleva mucho tiempo al
límite. Es necesario un refuerzo de personal urgente” (EP2)

Concebir los recursos humanos como el principal recurso institucional


supondría un giro destinado a valorar el trabajo de base. Un giro representado
en un cambio de actitudes en favor del fortalecimiento de los Servicios Sociales
y del cometido previsto para los próximos años. Siguiendo los manuales de
Trabajo Social que entienden los CEAS como la entrada al sistema, sería
necesario invertir algunas dinámicas de funcionamiento interno que consolidaran
la intervención social desde lo técnico y desde lo político.

Incrementar la cuantía económica del presupuesto municipal destinado a


acción social supone una reivindicación suficientemente justificada, aunque ni
siempre es fácil ni, va a representar en sí misma una solución. Por ello sería
interesante apostar por cambios que, al menos, consolidaran la base del servicio
En este mismo sentido, se piensa en la necesidad de asegurar la cobertura de
las bajas laborales para garantizar la continuación de los programas y
prestaciones sociales en condiciones “normales”, facilitar la comunicación entre
los grupos y cargos con el fin de conocer las expectativas y dificultades con las
que se encuentran los distintos sectores y fortalecer el seguimiento de los
programas a través de un número de profesionales adecuado al volumen de
población atendida.

“No sólo dirigir, que también queremos esa dirección, sino


también queremos una comprensión, un entendimiento. Nuestra
sensación es que nos estamos partiendo aquí el pecho y la espalda, en
esta tarea nuestra, que es tan ingrata per se, y encima nadie nos lo
reconoce. Gracias a Dios, a veces nos lo reconocen usuarios.” (GDTS)

“No estamos respaldados en absoluto. De hecho, ni siquiera


tenemos la sensación de que se nos oiga.” (GDTS)

Desde el ámbito político también se consideraría interesante que desde


Bienestar Social se asumiera un mayor protagonismo en el desempeño de la
tarea política municipal, para lo cual sería imprescindible dejar de considerar los
Servicios Sociales como el canal encargado de solucionar problemáticas no
solventadas desde otros ámbitos. Si el resto de concejalías; urbanismo,

119
juventud, salud... asumieran “como propios” criterios de funcionamiento que
ahora sólo se mantienen desde Servicios Sociales, se podría despegar la
etiqueta de marginalidad con la que éstos últimos funcionan. Además, y con el
fin de fortalecer la capacidad de respuesta del sistema en su conjunto, sin tener
que utilizar recursos adicionales para limar los efectos de las políticas no
sociales, sería bueno apuntar hacia una coordinación de competencias
municipales, rechazando el sometimiento de las políticas sociales al conjunto de
los ámbitos políticos. Las impresiones recogidas apuntan en esta misma
dirección:

“Yo creo que nuestros políticos no han sabido hacer valer el


servicio. A lo mejor es que los técnicos no han sabido hacer valer, ni
hemos sabido expresar. Creo que es una situación de desinterés”
(GDTS)

“Pero los servicios sociales dentro de la corporación municipal no


están valorados. No se entienden como valiosos, hay otros temas
prioritarios, como son el tema de urbanismo, que luce más, que da más
rendimiento político (...) Esto se transmite a nuestro propio servicio en
cuanto a organización, en cuanto a estructuras, en cuanto a apoyo a los
profesionales... No hay un servicio tan desatendido, manga por
hombro...” (GDTS)

6.3. La concepción de los riesgos sociales.

En los primeros capítulos del informe se comentaron todas aquellas


transformaciones sociales aparejadas a situaciones de riesgo. Se analizaron las
tasas de envejecimiento, los cambios asociados a la llegada de inmigrantes, las
previsiones laborales, los cambios en la estructura familiar y la evolución de la
vivienda, entre otros apartados. En este apartado, más que ahondar en la
descripción de las nuevas problemáticas sociales, se van a examinar las
concepciones y percepciones desde las que los Servicios Sociales afrontan
estos cambios.

120
Las situaciones para las que los técnicos, de base y no de base, prevén
mayores cambios tienen que ver, por un lado, con la llegada de inmigrantes a la
ciudad, y por otro, con la transformación de los modelos de la familia y el
debilitamiento de las redes de socialización primaria.

Desde los Servicios Sociales se es muy consciente de que el colectivo de


inmigrantes van a ser uno de los grupos que en los próximos años van a requerir
mayor apoyo; esto no significa que todos vayan a solicitar la colaboración de los
Servicios Sociales ni que todos los grupos lleven asociadas las mismas
problemáticas. De hecho, la dificultad con la que se encuentran los técnicos de
base a la hora de desempeñar su tarea es la falta de herramientas específicas
(conocimiento sobre sus valores, cultura... ) con las que afrontar la idea de
“contraprestación”.

“Es verdad que hay un conflicto, porque nosotros trabajamos con


un método en general en servicios sociales que las ayudas están
contraprestadas, que normalmente se hace algo a cambio de esto (...) El
problema es que… si no están hablando en el mismo lenguaje...” (GDTS)

No se quiere interpretar la llegada de inmigrantes como una situación


problemática en sí misma. De hecho, se dice de ellos que son “una oportunidad”,
“que no tendrían que suponer un riesgo” (E), pero se es consciente de que las
condiciones en las que llegan muchos de ellos, sin trabajo y sin papeles, facilitan
las condiciones para considerarlos un colectivo en riesgo de exclusión. La
precariedad laboral, la falta de vivienda, las dificultades de inserción educativa y,
de nuevo, los problemas asociados al cuidado de los hijos, son algunas de las
dificultades añadidas. En este sentido, los técnicos de Servicios Sociales
lamentan la escasa preparación de la ciudad para su acogida, advierten de la
aparición de nuevos problemas en el campo educativo, llaman la atención sobre
las condiciones sociolaborales que facilitan la formación de pandillas entre
adolescentes y temen el surgimiento de conflictos sociales en los barrios más
pobres donde se da la mayor concentración de inmigrantes.

Respecto a la segunda de las situaciones, los cambios en la familia y en


el debilitamiento de la función de cuidado que esto supone, los Servicios
Sociales se encuentran trabajando en cuestiones tan amplias como la atención a
los mayores, la falta de directrices en el cuidado de los hijos, la problemática

121
socioeconómica y laboral de las familias monoparentales, la desorientación
respecto a los adolescentes, el agotamiento de los abuelos cuidadores, o la
ausencia de los padres y madres en el proceso educativo de sus hijos.

Desde los Servicios Sociales, todos estas cuestiones comparten un


mismo contexto: los cambios en la familia no afectan a colectivos marginales
sino que tienen un carácter universal. Se trata, de situaciones novedosas que los
Servicios Sociales sólo habían cubierto de manera esporádica –como parte de
un proceso más amplio de exclusión social- pero que, en estos momentos, se
han convertido en escenarios muy frecuentes. Esto significa, en primer lugar,
que la socialización del envejecimiento o de la educación de los hijos ha dotado
de responsabilidades, también, a los Servicios Sociales y, en segundo lugar, que
el incremento en el número de “usuarios potenciales” se lleva a cabo no sólo en
colectivos en riesgo de exclusión, sino entre los sectores de población normal o
normalizada. Resulta imposible, en este sentido, realizar una previsión de los
colectivos que “en un momento dado” vayan a necesitar ayudas de este tipo. El
comentario de una trabajadora social al respecto se dirige en los mismos
términos:

“...susceptible de ayudas sociales es muchísima población, y


muchísima población normalizada. Gente que puede acudir al servicio en
un momento dado y que no siempre coincide con bajos recursos
económicos” (GDTS).

La progresiva extensión de los Servicios Sociales a un mayor número de


colectivos no podría explicarse al margen de otros dos elementos importantes:
una alta precariedad laboral que extiende la franja de la incertidumbre a
colectivos supuestamente a salvo de ella y un incremento constante de las
necesidades sociales alejadas de lo que son necesidades básicas. De esto
último son muy conscientes los técnicos, que se ven trabajando para un sistema
constantemente “generador de necesidades” que les obliga a marchar siempre
por detrás de las mismas.

La falta de atención a los hijos por parte de sus padres merece una
especial preocupación al percibirse como un resultado evidente de la
inestabilidad del mercado de trabajo y de la necesidad de satisfacer continuas
demandas materiales. De nuevo, el problema recobra tintes universales, aunque

122
sean muy diferentes las necesidades que aquejan a los grupos con mayores o
menores ingresos económicos y no todos requieran la asistencia de los servicios
municipales.

La precariedad laboral se ceba en colectivos como el de las madres


solteras o separadas, o el de inmigrantes, para los que la necesidad de trabajar
se asocia a la mera supervivencia. “...tengo que trabajar, tengo que trabajar y
tengo que trabajar… y ahí están mis hijos”, dice una trabajadora social para
describir la ansiedad de las madres que afrontan solas la crianza de sus hijos y
el mantenimiento económico y afectivo del hogar. Las dificultades para conciliar
vida laboral y familiar, agravados por el problema de vivienda, reproduce
situaciones de riesgo tanto para los padres y madres como para los menores,
con quienes a partir de cierta edad es muy difícil trabajar desde los Servicios
Sociales.

Pero el problema no les afecta sólo a ellos. Dentro de los grupos mejor
asentados económicamente, la desorientación en el cuidado a los hijos aparece
como el resultado de una apuesta familiar que prioriza la mejora en los niveles
de vida por encima de otras responsabilidades. El incremento constante en las
necesidades sociales condiciona que las figuras de apoyo (“abuelos cuidadores,
personal de servicio, guarderías...”) pasen a convertirse en sistemas de
sustitución de suplen una frecuente ausencia paterna/materna.

“...no es porque necesitan sobrevivir, [en] muchos casos es


porque me he metido en la hipoteca de un piso maravilloso, que tengo
que trabajar más horas”.
“Los padres no pueden físicamente asumir las responsabilidades
respecto de los niños pequeños.”
“Los niños no son atendidos, ni reciben las normas, ni reciben los
valores por parte de sus verdaderos padres, sino que están en diferido, a
través de la escuela, a través de la persona que los cuida, a través de los
abuelos.” (GDTS)

El panorama no se percibe con mayores dificultades que otros en


momentos. Desde los Servicios Sociales de base se recuerda la presencia de
“otros” periodos convulsos (efectos de la heroína en los ochenta, aparición del
SIDA...) que en su momento parecían inabordables pero que, con el tiempo,

123
llegaron a superarse y fueron sustituidos por nuevas problemáticas. La cuestión
no se encuentra en presentar la dificultad de este nuevo panorama sino en
apuntar la necesidad de adaptarse a las nuevas necesidades de la realidad
social.

Para concluir, sería necesario añadir los colectivos para los que los SS
no cuentan con recursos. Se habla de las dificultades para cubrir situaciones de
crisis o emergencias como los accidentes, infartos, así como la desprotección
con la que se encuentran colectivos como los enfermos mentales, o los sin
techo, especialmente para grupos de población menores de 65 años y cuando la
familia no puede hacerse cargo. Para muchos de ellos, el tercer sector —Cáritas
Cruz Roja, Aspace, Asprona...— supone el mejor recurso. Pasamos a
continuación a analizar las relaciones que se establecen entre estos colectivos y
los servicios sociales públicos.

6.4. Relaciones con el tercer sector.

El ámbito en el que se mueven los Servicios Sociales hace que sea


primordial desarrollar acciones coordinadas con el tercer sector: entidades
sociales, asociaciones, grupos de afectados, ONGs, etc. que trabajan con
distintas problemáticas sociales. Si bien la competencia en materia de acción
social corresponde a los entes locales: “en la ciudad tiene competencia en
Acción Social el Ayuntamiento, porque se lo delega la Junta” (E), la realidad es
más compleja y en la ciudad de Valladolid encontramos un amplio tejido de
asociaciones y entidades, de muy distinta índole, que trabajan con programas y
colectivos específicos.

Es necesario establecer dos niveles en las relaciones existentes entre el


Centro de Programas Centralizados y los Servicios Básicos con las entidades. El
primero se llevaría a cabo en el ámbito de la financiación y el apoyo institucional,
y el segundo se realizaría en un contexto más informal puesto que estas
relaciones dependen de la idiosincrasia del trabajador/a social y del tejido
asociativo existente en de la zona y hay una gran variabilidad entre zonas.

Paralelamente, las entidades participantes manifiestan sentirse apoyadas


por los técnicos de base, mostrando, en cambio, bastantes críticas hacia la

124
Administración en relación con los convenios implementados a corto plazo, que
funcionan mientras dura la correspondiente subvención .
Hay algún profesional que indica que debería haber mayor coordinación,
y esta opinión la secundan afirmaciones de esta índole: A veces se superponen
actuaciones, se duplican recursos, les damos lo mismo dos veces, mareamos al
usuario, etc. En general, las relaciones entre los técnicos de base y dichas
asociaciones/entidades son buenas y están basadas en el mutuo interés por
llevar a cabo unos objetivos de mejora social.

Desde la corporación local se subvencionan caso un centenar entidades:


desde el Ayuntamiento se trabaja desde el refuerzo a estas entidades; y se
afirma que le correspondería, además, organizar y sistematizar para que varias
entidades no trabajen las mismas problemáticas. Así encontramos expresiones,
tanto de los profesionales de Servicios Sociales como de los representantes de
asociaciones, que afirman que, en muchas ocasiones, se trabaja en lo mismo y
con los mismos: nos estamos volviendo locos. Se ha detectado que hay usuarios
que buscan apoyo en varias asociaciones simultáneamente.

“Yo creo que desde la competencia de coordinación que tiene el


municipio… deberíamos organizar y sistematizar, de forma que con todas
estas entidades no todas trabajen las mismas cosas.” (EP4)

“Sería necesario un carné de Servicios Sociales, para ver en qué


asociación se le ha atendido” (GDON)

La financiación por parte del Ayuntamiento se completa con


subvenciones procedentes de la Junta de Castilla y León y con las aportaciones
de los socios. La existencia del tercer sector es básica para cualquier ciudad,
pues es evidente que la Administración no cubre todas las necesidades sociales
existentes y, por tanto, constituye un complemento importante en este sentido.
Ahora bien, cabría analizar las modificaciones que deben llevar a cabo estas
entidades para poder subsistir económicamente y adaptarse a los requisitos
establecidos por la Administración.

Es posible que haya colectivos con los que trabajen mejor las
asociaciones, tales como las prostitutas, los indomiciliados, los inmigrantes, los
toxicómanos... Al tener mayor capacidad en la dirección del trabajo de los

125
agentes de base, al gozar de mayor autonomía, menor burocratización y
jerarquía, se pueden adaptar mejor a necesidades de grupos con una situación
social compleja. Paralelamente, sectores como estos, que están en situación de
ilegalidad o alegalidad, es probable que se acerquen antes a una asociación que
a un Centro perteneciente a la Administración Pública, por las connotaciones
inevitables de ésta.

En la ciudad hay entidades que trabajan con distintas problemáticas de


índole social: Cáritas, Cruz Roja, Proyecto Hombre, Aspace, Aclad, Asociación
Rondilla, Asociación de la Esperanza, Asprona, Secretariado General Gitano,
Procomar y San Vicente de Paúl, son aquellas de las que hemos obtenido
mayores referencias por distintas vías.
En uno de los grupos de discusión ha surgido una contraposición entre el
trabajo desempeñado por los “funcionarios” de Servicios Sociales y el llevado a
cabo por ONG’s, distintas entidades de índole social y asociaciones. En otro
formado por usuarios una participante se refería a una diferencia entre
instituciones públicas y privadas:

“El ser público favorece la fiscalización del servicio y la


determinación de responsabilidades, cuando se trata de ONG’s o
cosas privadas ¿a quien se le puede exigir algo? A nadie. (GDU)

Se considera en este caso que, si el servicio es público, se pueden exigir


responsabilidades y la prestación será más eficiente, cubriendo a quienes
tengan mayores necesidades, aunque esto dependiendo de la situación objeto
de ayuda no siempre sea cierto.

Hay acciones y programas concretos que se prestan directamente por


determinadas entidades, como puede ser el caso de las Ayudas de Emergencia
por parte de Cáritas o el Albergue Municipal y la Teleasistencia a cargo de Cruz
Roja. Esto crea cierta confusión entre los usuarios, que llegan a pensar que el
servicio lo financia la propia prestadora y no el Ayuntamiento. Otros ejemplos en
los que hay estrecha colaboración con entidades y asociaciones de la ciudad
son el Plan Municipal de Drogas (Proyecto Hombre, Aclad, Cruz Roja), la
asistencia a ersonas mayores (Asociación Doña Juana) o la atención a la etnia
gitana (Asociación de la Esperanza y Secretariado Gitano).

126
Como ya hemos apuntado, hay una gran heterogeneidad en el tercer
sector de la ciudad, que va desde las grandes asociaciones6, que en ocasiones
deben funcionar internamente como empresas, a otras muy pequeñas que
tienen un carácter casi familiar o de grupo informal. Respecto a las primeras
hemos detectado, por un lado, cierta reticencia hacia su estructura, patente en
expresiones como esta: “El problema es que hay cuatro o cinco entidades
grandes, por decirlo de alguna forma que son ‘cuasiadministraciones’ o grandes
empresas” (EP4), y, por otro, un reconocimiento de su relevancia al gestionar,
por ejemplo, programas europeos de gran envergadura.

Un elemento fundamental en las entidades y asociaciones de carácter


privado es el voluntariado, sin el cual muchas de ellas no podrían subsistir. La
figura del voluntario está regulada a través de un estatuto para lograr que este
trabajo se realice de acuerdo a unas premisas. Su importancia cualitativa y
cuantitativa es grande, pero es preciso que se tengan en cuenta sus
características concretas y que desempeñe funciones acordes con su condición
(sin realizar en ningún caso tareas correspondientes a profesionales), para lo
que debe recibir una formación y ser objeto de una coordinación adecuada. La
existencia de voluntariado es un elemento diferenciador entre las entidades
públicas y las privadas, pues en las primeras es casi inexistente, mientras que
en las segundas es uno de los pilares fundamentales.

6.5. Relaciones con otras entidades públicas.

En primer lugar es vital la relación entre el Ayuntamiento, más


concretamente el Servicio Municipal de Acción Social, y la Junta de Castilla y
León. Recogemos algunas expresiones textuales que consideramos muy
significativas:

“No se trata de una coordinación de igual a igual” (EP2)


“La Junta manda… en cuanto a financiación está bastante cerrada” (EP2)
“Hay una relación de exigencia y rendimiento de cuentas” (EP4)
“Se ha ido incrementando ese marcarte prioridades...” (EP3)

6
Un ejemplo de ello sería Cruz Roja Valladolid que tuvo en 2003 un total de 9259
usuarios, repartidos en múltiples programas y apoyados por 388 voluntarios

127
La opinión generalizada es que, aunque la relación es cordial y hay
buena comunicación, la Junta establece las directrices que los Servicios
Sociales municipales deben llevar a cabo, con delegaciones sucesivas de
competencias y mayores exigencias que no van acompañadas de una dotación
económica y profesional acorde a esta nueva situación.

Mención aparte merecen los Centros de Salud y los Centros Educativos,


con los que hay un contacto continuo. La relación es un claro ejemplo de que
las problemáticas sociales no son compartimentos estancos que se tratan en un
solo ámbito, sino un hecho social que hay que abordar de manera integral, con
la implicación de diversos agentes. Los Centros de salud les derivan situaciones
de maltrato, o de personas mayores solas con problemas de dependencia y los
Centros Educativos hacen lo propio con problemas de absentismo, indisciplina, o
desestructuración familiar.

Lo deseable sería establecer una coordinación eficaz entre los distintos


actores sociales que intervienen en acción social, incluyendo a los Servicios
Sociales y todas las asociaciones, entidades e iniciativas que trabajen en la
ciudad de Valladolid. De este modo, se implementarían los recursos en un
ámbito de intervención, en el que todos los agentes sociales declaran que son
insuficientes en relación a las demandas.

Esta coordinación debería superar varias dificultades:

• La lógica de la financiación interna de las asociaciones que


muchas veces deriva en una situación de competencia por
lograr una determinada subvención, fundamental por otra parte,
para su subsistencia
• El clientelismo que denuncian algunas asociaciones por parte
del Ayuntamiento, y que contribuye a generar tensiones.
• La falta de articulación de mecanismos eficientes para dicha
coordinación.
• La confusión que tiene el tercer sector respecto a las
competencias del Ayuntamiento.

128
7. LOS SERVICIOS SOCIALES EN EL FUTURO: EL CRECIMIENTO DE LAS
NECESIDADES SOCIALES.

7.1. Introducción.

El propósito de este capítulo es analizar los efectos que las


transformaciones sociales, que van a acontecer en la ciudad en los próximos
años, tendrán sobre la prestación de servicios sociales por parte del
Ayuntamiento. Para ello nos vamos a basar en los resultados de los capítulos
anteriores (sobre diversos aspectos de la estructura social entendida en sentido
amplio).

Hemos establecido la problemática esencial de la ciudad. No ha sido


posible medir, sin embargo, ciertos aspectos sociales de los que también se
ocupan los servicios sociales por carencia de datos fiables. Se ha tratado, en
particular, la evolución futura de la estructura por edades, la inmigración (sobre
todo la procedente de países menos desarrollados), la formación y estructura de
los hogares, la juventud y su problemática (sobre todo en relación con la
formación), algunos colectivos específicos (discapacitados, víctimas del maltrato,
reclusos, enfermos de VIH o indomiciliados).

Creemos que, a pesar de las posibles carencias sobre diversos


colectivos en situación de necesidad de ayuda social específica (debido, como
hemos dicho, a un problema grave de datos), el conjunto de grupos o ámbitos
estudiados ha permitido una descripción valiosa de la estructura social de la
ciudad. Lo que es más útil, quizá, es que hemos proyectado, hasta donde se ha
podido con los datos disponibles, cómo será esa estructura en el futuro (en
concreto en 2011 y 2021).

En este capítulo vamos a estudiar cómo esa evolución o previsión de


futuro de la estructura social va a afectar a los colectivos en riesgo de necesidad
y, por tanto, a los servicios sociales municipales. Para ello vamos a basarnos en
la cobertura (usuarios en relación al colectivo de riesgo) y la intensidad de la
prestación que los servicios han realizado en el año 2003 -último año para el que
disponemos de datos sobre dicha acción del ayuntamiento-. Supondremos que
dicha cobertura e intensidad va a ser la misma en el futuro. Dicho de otra forma:
lo que haremos es establecer en qué grupos sociales se van a incrementar las

129
necesidades y en cuáles van a disminuir para luego concluir hacia qué grupos
deberán orientarse los servicios sociales y todo ello sin aumento ni disminución
de cobertura o intensidad de la misma.

Así por ejemplo, si las personas mayores usuarias de servicios sociales


en 2001 fueron 6155, a la hora de fijar cuántas personas mayores de 65 años
utilizarán los servicios sociales en 2011, lo que haremos será suponer que lo
harán en el mismo porcentaje que en 2001 (el 11,7% de los mayores de 65
años) y eso significa, simplemente, que el número de personas mayores
usuarias de los servicios sociales aumentará notablemente -como veremos- sin
que por ello haya aumentado ni disminuido la cobertura o intensidad de la misma
(supondremos que se mantendrá en el mismo nivel). En 2011, por seguir con el
ejemplo, pasarían a ser 8328 usuarios de este tipo. La causa es que en esa
década aumentará el número de ancianos.

Los problemas de datos no sólo han afectado a las posibilidades de


estudiar colectivos específicos sino que los datos sobre las prestaciones
sociales del ayuntamiento dejan mucho que desear en dos sentidos:

a) La recogida de información estadística sobre los usuarios de los


servicios sociales no siempre se realiza y, en ocasiones, está mal diseñada o no
es acorde con el tipo de estudio que aquí se está haciendo. Por ejemplo, en
muchos datos -procedentes de fichas individuales- falta el sexo o la edad, la
residencia u otros datos pertinentes que serían muy útiles para evaluar la
cobertura de los servicios con respecto a ciertos colectivos específicos. Así por
ejemplo, cuando se define a un colectivo como “familias” es imposible saber
nada más, ninguna característica de la misma. Lo mismo ocurre con el colectivo
“mujeres” y otros. Sería muy recomendable que el área de servicios sociales
diseñara una recogida de datos más depurada y rigurosa que es muy necesaria
no sólo para conocer a quién se prestan esos servicios sino, también, para
planificar o evaluar el futuro.

b) El ayuntamiento (el área de servicios sociales) debería, además,


recoger datos de las prestaciones que otras instituciones realizan en el municipio
(instituciones de mercado, de asociaciones u ONGs o de otras instituciones
públicas). Existen varios tipos de agentes implicados en la prestación de estos
servicios y el desconocimiento de cómo intervienen en esas prestaciones el

130
mercado, las diversas agencias públicas o las organizaciones privadas sin ánimo
de lucro es un grave problema que no nos permite ver si en cierto ámbito de
actuación están, por ejemplo, interviniendo de forma eficaz las ONGs -por
ejemplo- y “liberando” o “complementando” la acción del ayuntamiento -que
podría así dedicar sus esfuerzos a otros ámbitos no cubiertos o, simplemente,
concentrar la intensidad de su acción en colectivos más reducidos-. De manera
que una tarea de gran utilidad social es disponer de información fiable sobre las
prestaciones que llevan a cabo otros agentes, incluso de planificar un sistema de
información estadística para todos los agentes intervinientes. Ello debe
entenderse como parte propia -no extraña o ajena- de los “servicios sociales”
pues hará ganar en eficacia, complementariedad, eliminación de dobles
esfuerzos y atención a áreas o grupos sociales desatendidos.

En definitiva, estos problemas de datos afectan a nuestro análisis de


cómo debieran ser tratados los problemas en el futuro y es por ello que no
podemos hacer otra cosa que suponer que el ayuntamiento prestará los
servicios sociales que ahora presta con la misma cobertura e intensidad dentro
de cada grupo social de riesgo (muchas veces mal definidos por falta de
información estadística). La necesidad o no de mayores esfuerzos dependerá en
las páginas siguientes, de manera estricta, de cómo evolucionen en el futuro los
grupos de riesgo o grupos objetivo de los servicios sociales. Sin embargo, si el
ayuntamiento llega a establecer un plan estadístico en el sentido antes
mencionado podría recomponer sus esfuerzos para acudir a otros grupos o,
quizá, a menos grupos pero con más intensidad.

131
7.2. Los grandes grupos de usuarios de servicios sociales en el futuro.

De las memorias elaboradas por el área de servicios sociales del


ayuntamiento de Valladolid se han extraído los datos referentes a los grupos de
usuarios. Dado que existe una cierta variación anual coyuntural en las personas
atendidas hemos decidido partir de la media de personas atendidas por grupo
social desde el año 2001 al 2003.

Tabla 46. Usuarios de los Servicios Sociales de 2001 a 2003 por grandes grupos
SECTOR DE 2001 2002 2003 Media 2001-2003
REFERENCIA
Nº % Nº % Nº % Nº %
USUARIO USUARIO USUARIO USUARIO
S S S S
FAMILIA 7822 41,86 11636 41,12 9335 39,7 9597,67 40,84
PERSONAS MAYORES 4993 26,72 7454 26,34 6018 25,6 6155,00 26,19
INFANCIA 2313 12,38 2825 9,98 2897 12,3 2678,33 11,40
2
MUJER 1412 7,56 2189 7,74 1890 8,04 1830,33 7,79
MINORIAS ETNICAS 540 2,89 1272 4,50 905 3,85 905,67 3,85
PERSONAS 593 3,17 874 3,09 753 3,2 740,00 3,15
DISCAPACITADAS
INMIGRANTES 87 0,47 576 2,04 499 2,12 387,33 1,65
OTROS GRUPOS EN 430 2,30 571 2,02 490 2,08 497,00 2,12
SITUACIÓN DE NECESIDAD
ENFERMOS 112 0,60 222 0,78 173 0,74 169,00 0,72
PSIQUATRICOS NO
INSTITUCIONALIZADOS
TOXICÓMANOS 115 0,62 241 0,85 193 0,82 183,00 0,78
(ALCOHOLICOS,
DROGADICTOS)
JUVENTUD 138 0,74 194 0,69 186 0,79 172,67 0,73
EMIGRANTES 70 0,37 153 0,54 84 0,36 102,33 0,44
MARGINADOS SIN HOGAR, 24 0,13 41 0,14 35 0,15 33,33 0,14
TRANSEUNTES
ENFERMOS TEMINALES 19 0,10 28 0,10 14 0,6 20,33 0,09
RECLUSOS Y EX- 20 0,11 26 0,09 27 0,11 24,33 0,10
RECLUSOS
COLECTIVOS SIT. 0 0,00 14 0,05 9 0,4 7,67 0,03
NECESIDAD POR
CATÁSTROFES
REFUGIADOS Y ASILADOS 0 0,00 8 0,03 3 0,01 3,67 0,02
TOTAL GENERAL: 18688 100,0 28297 100,0 23511 100 23498,67 100,0
0 0 0
Fuente: Memorias del área municipal de servicios sociales

La tabla anterior muestra que el número total de usuarios ha


evolucionado un tanto erráticamente en los años 2001-2003. Si bien se
incrementó muy notablemente entre 2001 y 2002 luego cayó al año siguiente
(2003). Esta evolución significa que no podemos deducir ninguna tendencia
clara para el futuro y, por tanto, a los efectos de tomar un punto de partida firme
sobre la cobertura de los servicios sociales hemos de proceder mediante una
media aplicada a esos tres años (últimas dos columnas de la tabla).

132
Como puede apreciarse, los usuarios se concentran en algunos grupos
muy importantes como “familias” (casi el 41% de los usuarios), “personas
mayores” (26%) que, a falta de datos más precisos, entenderemos que son
mayores de 65 años, “infancia” (11,4%) y “mujer” (7,8%).

A continuación aparecen el resto de grupos, mucho más específicos, y


con porcentajes menores como es lógico, entre los que destacan “minorías
étnicas”, “personas discapacitadas”, “inmigrantes” -grupos de usuarios
relativamente importantes- y otros grupos con menor utilización de los servicios.

¿Cómo es previsible que evolucionen en el futuro estos grupos de


usuarios, siempre bajo el supuesto de que no se altera ni la cobertura ni la
intensidad de uso por dichos grupos?

Dado que carecemos de definiciones muy precisas sobre unos cuantos


de los grupos que más utilizan los servicios sociales, podemos recurrir, para
tener una idea imprecisa sobre los mismos, al tipo de recursos aplicados a los
diversos colectivos de usuarios. Carecemos de información adicional sobre, por
ejemplo, qué tipo de familias son atendidas -problema estadístico ya señalado
anteriormente- y, por ello, sólo podemos intuirlo a través de los datos que
proporciona el área de servicios sociales sobre el tipo de recursos aplicados a
ese grupo en particular.

133
Tabla 47. Porcentajes de recursos aplicados a usuarios de los servicios sociales
por sector de referencia (2003)

Información, Prestaciones y Prestaciones, Prestaciones Recursos


orientación, actuaciones de actuaciones y y actuaciones complementari
SECTOR DE valoración y apoyo a la medidas de de os para
REFERENCIA movilización unidad alojamiento prevención e cobertura de
de recursos convivencial y alternativo inserción necesidades de
de ayuda a social subsistencia
domicilio
FAMILIA 35,51 7,07 0,33 9,52 47,57
PERSONAS MAYORES 34,16 59,65 3,43 0,39 2,36
INFANCIA 29,20 16,09 0,18 3,12 52,29
MUJER 46,47 7,59 0,47 11,80 31,08
MINORIAS ETNICAS 37,77 1,38 0,15 11,62 49,08
PERSONAS 47,80 29,81 1,37 6,32 14,70
DISCAPACITADAS
INMIGRANTES 55,22 3,31 0,00 12,72 28,75
OTROS GRUPOS 38,61 4,14 0,19 11,11 45,95
NECESITADOS
ENFERMOS 42,37 16,38 2,82 12,43 25,99
PSIQUATRICOS NO
INSTITUCIONALIZADOS
TOXICÓMANOS 43,88 3,57 0,51 14,29 37,76
(alcoholismo y drogas)
JUVENTUD 45,77 6,47 0,50 28,36 18,91
EMIGRANTES 45,33 4,00 0,00 6,67 44,00
MARGINADOS SIN 42,11 0,00 5,26 7,89 44,74
HOGAR, TRANSEUNTES
ENFERMOS TEMINALES 52,94 35,29 5,88 0,00 5,88
RECLUSOS Y EX- 62,96 0,00 0,00 7,41 29,63
RECLUSOS
COL. SIT. NECESIDAD 28,57 42,86 0,00 0,00 28,57
CATÁSTROFES
REFUGIA Y ASILADOS 40,00 0,00 0,00 20,00 40,00
TOTAL GENERAL: 36,96 24,59 1,32 6,82 30,42

Fuente: Memorias anuales del área de servicios sociales de Valladolid

Se ha de señalar que los datos de la tabla anterior (correspondiente a


2003) no se basan en todos los usuarios atendidos en ese año sino,
aproximadamente, en el 60% de ellos, pues sobre el otro 40% no se recogieron
los datos pertinentes. Aun así creemos que los datos son representativos de
todos los usuarios de ese año y, además, de los usuarios de los años anteriores.

A partir de dicha tabla y de la tabla anterior vamos a evaluar, en la


medida en que se pueda, la evolución del número de usuarios en el futuro y de
algunas de las implicaciones para el sistema municipal de servicios sociales.

134
7.2.1. Familias.

Usuarios
El número de usuarios de 2001 a 2003 fue de una media de
prácticamente 9.600. Nada sabemos sobre el tipo de familias de que se trata por
carecer de datos. Será, por tanto muy difícil hacer ninguna previsión firme sobre
el futuro porque tenemos que partir de una definición muy ambigua del grupo de
riesgo. Sí sabemos, sin embargo, que el 41% de los usuarios de los servicios
sociales están calificados bajo la rúbrica de Afamilias” y que, por tanto, una gran
parte de los esfuerzos de los servicios sociales municipales se van en este
concepto.

Prestaciones
Casi la mitad de las actuaciones (47,6%) están calificadas como de
aplicación de “recursos complementarios para cobertura de necesidades de
subsistencia” y que, por tanto, se trata de familias en situación de grave
necesidad económica. En poco más de un tercio de los casos (35,5%) la
aplicación fue de “información, orientación, valoración y movilización de
recursos” lo que nos hace suponer que no se trata de situaciones tan dramáticas
como las anteriores pues no se aplican recursos económicos inmediatos para la
subsistencia. Finalmente en un 9,5% de los casos se aplicaron “prestaciones y
actuaciones de prevención e inserción social” (una ayuda de tipo social) y en un
7% de los casos se aplicaron “prestaciones y actuaciones de apoyo a la unidad
convivencial y de ayuda a domicilio”. En muy pocos casos se trataba de
“prestaciones, actuaciones y medidas de alojamiento alternativo” (0,3%).

En resumen, las prestaciones de tipo económico directo supusieron casi


la mitad de las intervenciones.

Futuro
La familia, en el futuro, evolucionará en el sentido de disminuir algo su
tamaño actual (2,88 miembros) aunque no tanto como entre 1991 y 2001.
Téngase en cuenta que cada vez será más importante la presencia de
inmigrantes (con familias mayores), aunque la inmigración también “aporta”
hogares “no familiares” entre los recién llegados.

135
La fecundidad de la población “oriunda” subirá ligeramente -lo que
frenará la disminución del tamaño medio del hogar y la familia-. Pero, a la vez,
las nuevas estructuras de hogares -mayor presencia de hogares de solitarios
tanto de jubilados como de adultos y de hogares monoparentales- provocarán,
por el contrario, que disminuya el tamaño de la familia. La consecuencia es que
esperamos que el tamaño, básicamente, se mantenga o disminuya muy poco.

Lo que sí es esperable es que el número total de hogares aumente en


unos 14.000 para el año 2011 y en unos 17.000 para el 2021. Ello se deriva,
simplemente, del mero aumento demográfico que tendrá la ciudad. Estos datos
no consideran movimientos migratorios a los municipios cercanos a Valladolid.
Dichos movimientos sin duda se producirán y, probablemente, el aumento de
hogares en la ciudad pueda ser neutralizado en gran medida por ellos, pero lo
relevante es:

• Que los hogares monoparentales seguirán aumentando tal y como


lo han hecho desde 1991. Es una tendencia general en España y
en Europa y que ya se manifiesta, también, en la ciudad -que
comparativamente tiene pocos si la comparamos con otras
ciudades españolas-. Es previsible que de los 2150 casos actuales
se pase a unos 3000 -con datos relativos equivalentes a los de
Madrid, por tomar un ejemplo- en 2011 y que en 2021 el dato se
eleve mucho más.

• Que los hogares de inmigrantes pasarán a ser un número muy


importante en 2011 (entre 11.000 y 13.500) y que en 2021 ese dato
se eleve a unos 17.000 o 19.000).

Los dos tipos de hogares anteriores (familias) son poblaciones en riesgo


de padecer ciertos tipos de necesidades, y ambos tipos están en aumento.

Sin embargo el paro disminuirá, entre los hogares “oriundos” de la


ciudad, disminuyendo, a la vez, el problema económico que ahora padecen
algunos tipos de hogares -como se describió páginas más arriba-. Esta
disminución del paro nos permite afirmar que ciertos hogares que ahora sufren
problemas económicos dejarán de padecerlos, neutralizándose en buena

136
medida el agravamiento del problema que representan los hogares
monoparentales y de inmigrantes.

Necesidades futuras
No puede establecerse con claridad, pues, si el número de hogares en
necesidad económica aumentará o no. Más bien las tendencias de evolución
manifiestan un mantenimiento del problema (en 2011 y 2021) en los niveles
actuales desde el punto de vista del número de hogares en situación de
necesidad económica urgente (necesidades de subsistencia).

Y dado que es probable que el tamaño de los hogares se mantenga


estable o disminuya sólo muy ligeramente nuestra conclusión es que el
esfuerzo de los servicios sociales deberá aumentar sólo en la medida que
aumente su número.

Ello significa que se pasará de 9598 usuarios a 10845 en 2011 y a


11383 en 2021. Habrá, pues, un aumento moderado de usuarios de este
colectivo.

7.2.2. Personas mayores.

Usuarios
Tampoco existe una tendencia clara en el número de usuarios mayores
de 65 años de los servicios sociales entre 2001 y 2003. En cualquier caso, como
media de esos tres años, podemos decir que el 26% de los usuarios son
ancianos, recogiendo, este colectivo, algo más de la cuarta parte de los
esfuerzos de los servicios sociales.

Prestaciones
Casi el 60% de los recursos requeridos a los servicios sociales por parte
de los ancianos son de “ayuda a domicilio” y algo más de la tercera parte
(34,2%) de “información, orientación y movilización de recursos”, siendo los
otros requerimientos prácticamente despreciables (3% de búsqueda de
realojamientos y 2% de inserción social”). Esencialmente se trata de
prestaciones de tipo social mucho más que económica.

137
Futuro
El envejecimiento hará que el número de personas mayores pase del
16,3% en 2001 al 20% en 2011 y el 25,2% en 2021. Pero en términos absolutos
el aumento es mucho mayor. Se pasará de 51.500 en 2001 a 71.200 en 2011 y
a 94.100 en 2021. En la medida en que estos servicios se presten de manera
más específicas a personas muy mayores (por ejemplo mayores de 80 años) los
aumentos serán muy similares e incluso algo superiores a esos porcentajes,
pero creemos que el crecimiento del número de mayores de 65 años es ya un
buen indicador de como deberán evolucionar los servicios sociales municipales.

Otra manera de entender el problema es ver cómo evolucionará el


número de hogares de solitarios de más de 65 años. Ese número aumentará en
2011 desde los 9.400 actuales hasta los 14.000 o 15.000. Predominarán
claramente las mujeres solitarias en una proporción de 4 a 1. A la altura de 2021
el número de hogares solitarios de jubilados pasará a ser de casi 20.000 (con la
misma proporción de 4 a 1 entre mujeres y varones). Los mayores de 85 años
serán entonces, por lo demás, cerca del 4% de la población.

Necesidades futuras
Si se desea mantener la cobertura actual de los servicios sociales
respecto a este grupo de población deberán aumentar notablemente los
servicios de orientación y movilización de recursos así como de “ayuda a
domicilio” para ellos (en un 35% hasta 2011 y en un 79% desde 2003 a
2021). Se trata pues, a diferencia de las “familias” de un desafío para los
servicios sociales municipales.

El envejecimiento no se va a detener por la inmigración, aunque sí se


moderará, de aquí a 2021. El hecho de que lleguen inmigrantes en nada frena
los números absolutos de personas que vayan llegando a la edad de jubilación o
a edades más avanzadas. Se requerirán más prestaciones de tipo social y
muy pocas más de tipo económico directo. Es muy probable que aumenten
ligeramente las necesidades de “realojamiento” (actualmente de escasa entidad
en las prestaciones de los servicios sociales).

138
7.2.3. Infancia.

Usuarios
Los niños (entendiendo aquí por niños los que tienen entre 0 y 15 años)
representan el 11,4% de los usuarios de los servicios sociales entre 2001 y
2003. En este caso sí aparece una tendencia al crecimiento año a año, aunque
muy frenado entre 2002 y 2003.

Prestaciones
Más de la mitad de los recursos aplicados a este grupo social (52,3%) lo
fueron en concepto de “cobertura de necesidades de subsistencia” frente a un
29,2% en concepto de “información, orientación y movilización de recursos”.
También son importantes las prestaciones en concepto de “ayuda a domicilio”
(16,1%). Hay, pues, aplicación de recursos económicos directos y de recursos
propiamente sociales.

Futuro
El número de niños menores de 15 años crecerá desde los 36.800 en
2001 a los 46.500 en 2011 y a los 51.400 en 2021. Estos crecimientos pueden
explicarse, hasta 2011, por el crecimiento de la fecundidad entre la población
oriunda y por la fecundidad de las madres extranjeras, y de 2011 a 2021 sólo por
la fecundidad de éstas. De manera que, en buena parte, el crecimiento total se
deberá a los hijos de madres extranjeras. Habrá en 2011 unos 4.000 niños de
madre extranjera y en 2021 prácticamente el triple que esa cifra (unos 12.000).

Por tanto, lo específico de la situación futura es que aumentará sobre


todo el número de niños nacidos de madre extranjera y, por tanto, con
necesidades específicas (es un grupo de riesgo mejor definido que el de
“infancia”).

Necesidades futuras
Las necesidades de subsistencia por parte de la población oriunda irán
disminuyendo a medida que el paro entre esa población disminuya, pero el
aumento de esas necesidades por el crecimiento del número de hijos de madres
inmigrantes hará que, en conjunto, haya más niños que requieran ese tipo de
ayuda de tipo económico inmediato.

139
También se requerirá aumentar las ayudas a domicilio para la infancia -
sobre todo para hijos de madres inmigrantes- y de orientación y movilización de
recursos sociales.

Si se mantuviera la actual cobertura de prestación de servicios, que


supone casi 2700 atenciones a niños, ese número se elevaría a 3.509 en
2011 y a 3.857 en 2021 (aumentos pues del 31% entre 2003 y 2011 y del 44%
entre 2003 y 2021.

7.2.4. Mujer.

Usuarios
La atención a la mujer representa el 7,8% de los esfuerzos de atención
de los servicios sociales de la ciudad (el cuarto colectivo en orden de
importancia). No hay una evolución clara en cuanto al aumento o disminución de
este tipo de usuarios entre 2001 y 2003.

Prestaciones
En casi la mitad de los casos los recursos aplicados se referían a
información, orientación y movilización de recursos (46,5%), en segundo lugar
se respondió a sus necesidades de cobertura de subsistencia (31%) y, luego, a
prevención e inserción social (11,8%) con “ayudas a domicilio” en un no
desdeñable 7,6% de los casos. Las prestaciones económicas directas son, pues,
relevantes.

Hubiera sido interesante disponer de otros datos acerca del tipo de


mujeres atendidas. Desgraciadamente carecemos de esa información.

Futuro
Creemos que las necesidades de este grupo social van a disminuir, al
menos en un sentido económico, a medida que su incorporación al mercado de
trabajo aumente -cosa que ocurrirá como consecuencia de la disminución de la
población en edades activas entre la población oriunda (ya comentado en otro
capítulo)-.

140
Sin embargo, también se producirá un aumento de sus necesidades
debido a dos causas: las alteraciones ya comentadas en la estructura de los
hogares (aumento de hogares monoparentales femeninos y de hogares de
mujeres solitarias mayores de 65 años -aspectos ya mencionados-) y a la
creciente presencia de mujeres inmigrantes.

Es muy probable que, en conjunto, la segunda tendencia -de aumento de


necesidades- prime sobre la primera -de disminución-.

Necesidades futuras
Si entendemos como mujeres las que tienen entre 15 y 64 años
(pues a las menores las definimos como “infancia” y a las mayores como
“personas mayores” -casos ya vistos-), el número de mujeres era de
116.400 en 2001 y pasarán a ser de 120.350 en 2011 y de 113.800 en 2021.
Son, por tanto, datos bastante estables y que indicarían que las
necesidades de este grupo social serían básicamente las mismas hasta
2021.

La única particularidad es que de todas las mujeres entre 15 y 65 años


habría en 2011 cerca de 11.600 mujeres de origen extranjero y en 2021 el dato
se elevaría a 22.700 (en julio de 2004 había cerca de 4800 procedentes de
países menos desarrollados). Es por ello que, a pesar de que las mujeres
“oriundas de la ciudad” probablemente requieran menos ayuda en el futuro, no
podemos pensar que el conjunto de las mujeres requieran menos ayuda.

141
7.2.5. Minorías étnicas.

Usuarios
No hay una evolución clara en cuanto al número de usuarios de los
servicios sociales de este grupo social. En el conjunto del periodo 2001-2003
representaron el 3,85% de los casos atendidos (poco más de 900 casos por
año).

Prestaciones
La mitad de los casos (49%) requirieron ayudas para cubrir sus
necesidades básicas, un 38% de información, orientación y movilización de
recursos y un 11,6% de actuaciones de inserción social. Una mitad de los casos,
pues, son prestaciones de tipo económico directo.

Futuro
Carecemos de información precisa sobre la evolución de esta población
en el futuro. Dado que, según algunos datos esporádicos, tienen una fecundidad
superior a la del resto de la población no esperamos que en términos relativos
su peso disminuya. En cualquier caso consideramos que se trata de una
población estable en cuanto a su número.

Necesidades futuras
Las necesidades futuras de esta población serán estables dado que
muy probablemente su número se mantendrá en los próximos años.

7.2.6. Personas discapacitadas.

Usuarios
El número de usuarios de este grupo social representa el 3,15 de los
casos atendidos por los servicios sociales. Se trata de un valor constante desde
2001 a 2003.

Prestaciones
La más importante de las prestaciones (47,8% de los casos) hechas a
este grupo es la de información, orientación y movilización de recursos. En
segundo lugar, como resulta lógico, la de “ayudas a domicilio” y, finalmente, en

142
un 14,7% la económica directa para la cobertura de necesidades de
subsistencia.

Se trata de un grupo, pues, que requiere sobre todo apoyos de tipo social
más que económico directo.

Futuro
La definición de “persona discapacitada” es, desde luego, objeto de
debate social y de intereses, pero se defina como se defina el peso de efectivos
relativos de esta población es constante. En la definición de la EPA, por ejemplo,
hay cerca de un 1,5% de discapacitados de manera continua. Si esto es así, el
número de discapacitados de la ciudad variará igual que lo que varíe su
población total.

Necesidades futuras
En ausencia de movimientos migratorios a los municipios cercanos
la población crecerá entre 2001 y 2011 un 13% y entre 2001 y 2021 un
18,6% y, en consecuencia, esos serían los aumentos de personas
discapacitadas a atender por los servicios sociales para una misma
cobertura que en la actualidad. Sólo las migraciones a municipios cercanos
podrán reducir esa cifra.

7.2.7. Inmigrantes.

Usuarios
Los inmigrantes representan, para el conjunto de los tres años desde
2001 a 2003, sólo el 1,65% de los usuarios de servicios sociales municipales.
Pero lo importante es que se pasó de 87 casos atendidos en 2001 a 576 en
2002 y 499 en 2003. A pesar de la ligera disminución entre 2002 y 2003 ningún
otro grupo social ha aumentado su recurso a estos servicios entre 2001 y 2003
más que éste.

Ello resulta muy lógico dado el aumento continuo que desde esos años
ha tenido el proceso inmigratorio procedente de países menos desarrollados.

143
Prestaciones
Más de la mitad (55,2%) de los inmigrantes que acudieron a los servicios
sociales lo hicieron demandando información, orientación y movilización de
recursos sociales. En el 28,8% de los casos se les proporcionaron recursos para
cubrir necesidades de subsistencia y en otro 12,7% prestaciones de inserción
social.

Es pues, un grupo social que demanda sobre todo información y


orientación, aunque en el caso de recesión podrían pasar a demandar ayudas
económicas directas. Es llamativo que en ningún caso se solicitara ayuda de
Arealojamiento”. Es éste un tipo de servicio que en el futuro podrían demandar.

Futuro
Con diferencia, este grupo social será el que más presión ejerza sobre
los servicios sociales. El crecimiento del número de inmigrantes va a suponer a
medio plazo una alteración de toda la estructura social de la ciudad (no sólo de
la demográfica).

Si pensamos sólo en los inmigrantes procedentes de países menos


desarrollados (ya se comentó en otro capítulo que los extranjeros de origen en
países desarrollados son una constante) vemos que pasarán de 11.600 en julio
de 2004 a 31.600 en 2011 y a 67.300 en 2021.

Ese enorme incremento (que incluso podría ser superior) ejercerá una
enorme presión sobre las prestaciones sociales municipales o de otras
entidades.

Necesidades futuras
En 2003, año al que se refieren los datos relativos a las prestaciones de
los servicios sociales, había en la ciudad algo más de 8.000 inmigrantes
procedentes de países menos desarrollados, de los que se atendió en los
servicios municipales a 500 (el 6,3% de ellos).

Si esto es así en el futuro significaría que en 2011 se atendería a 1991


inmigrantes y en 2021 a 4240. Se trata, por tanto, e incluso aunque esa
demanda de ayuda pudiera decrecer a medida que los inmigrantes más antiguos
vayan asentándose, del desafío más importante para los servicios sociales de la

144
ciudad. En caso de crisis económica sería, también, una población
especialmente vulnerable y se ejercería aún mayor presión sobre el sistema.
Además, debe tenerse en cuenta que aún no demandan ciertos servicios (como
realojamiento) y que los irán demandando a medida que se vayan asentando.
No es esperable que la intensidad con que este grupo social recurre a los
servicios sociales disminuya antes de 2021.

7.2.8. Otros grupos necesitados.

Usuarios
El 2,12% de los usuarios de servicios sociales está clasificados como
“otros grupos necesitados”. Carecemos de toda información respecto a este
grupo salvo, que de forma casi sistemática, representan ese 2% de los usuarios.

Prestaciones
El 46% de esos grupos demanda cobertura para atender necesidades de
subsistencia y un 38,6% información y orientación. Hay también un 11,1% a los
que se les proporcionó ayudas de inserción social.

Se trata pues, esencialmente, de grupos muy humildes, pues casi en la


mitad de los casos se les proporcionó ayuda económica directa.

Futuro
Dado que se atendió, como media al 0,16% de la población y es una
cobertura estable, hemos de suponer que se pasará de atender a 500
personas en 2003 a 562 en 2011 y a 589 en 2021.

7.2.9. Enfermos psiquiátricos no institucionalizados.

Usuarios
Por término medio se atendió, entre 2001 y 2003, a 169 enfermos
psiquiátricos no institucionalizados, lo que representa el 0,7% de los casos
totales atendidos.

145
Prestaciones
El 42% de las prestaciones se referían a información y orientación y en
un 26% a cobertura de necesidades de subsistencia, mientras que un 16%
requirieron ayuda a domicilio y un 12% ayuda para la reinserción social.

Futuro
Como en el caso anterior, hemos de suponer que esta población es
constante con respecto a la población total y, por tanto, para un mismo nivel de
cobertura el número de usuarios evolucionará como la población total. La
cobertura sobre población es del 0,05% y, como consecuencia, se
atendería en 2011 a 191 individuos y en 2021 a 200 individuos.

7.2.10. Toxicómanos (alcoholismo y drogas)

Usuarios
En el periodo de tres años en que nos basamos (2001-2003) se atendió a
una media anual de 183 personas (0,8% de los usuarios). Hubo un cierto
crecimiento entre 2001 y 2002 y estancamiento en el siguiente año.

Prestaciones
En el 44% de los casos atendidos se les proporcionó información y
orientación y en un 38% de los casos ayudas económicas para la cobertura de
sus necesidades de subsistencia. Otro 14% de estos usuarios demandaron
ayudas de inserción social.

Futuro
De nuevo, igual que en los dos casos anteriores, tenemos que suponer
que se trata de población estable con respecto a la población total (aunque
realmente es más difícil suponer esto que en los otros dos casos, no tenemos
manera de saber cómo evolucionará el número de personas enfermas de
toxicomanías). Dado que el número de casos atendidos representa el 0,06%
de la población, para una misma cobertura se atenderán 207 casos en 2011
y 217 en 2021.

146
7.2.11. Juventud.

Usuarios
En el periodo del que partimos como base (2001-2003) se atendió por
término medio a 173 casos, siendo un número muy estable en los tres años.

Prestaciones
En el 45,8% de los casos se les proporcionó información y orientación y
en un 28,4% ayudas para la inserción social. Finalmente, un 19% demandaron
ayudas económicas inmediatas para la cobertura de sus necesidades de
subsistencia.

Futuro
Si definimos como “juventud” -no tenemos ninguna otra forma de hacerlo
que una mera suposición- a la población que va desde los 15 a los 25 años -no
variarán mucho nuestras estimaciones si cambia esta definición-, para una
cobertura igual a la actual los casos a atender serán, como ahora, el 0,38%
de los que tienen esas edades y, por tanto, equivaldrán a 109 usuarios en
2011 y a otros tantos en 2021. Es un caso en que claramente se atenderá,
para la misma cobertura, a un menor número de usuarios (aunque su relevancia
para los servicios sociales es muy pequeña). La causa de esa disminución en
los usuarios es que se trata de unos tramos de edad cuya importancia relativa
disminuye entre 2001 y 2021.

7.2.12. Resto de grupos sociales.


Usuarios

Debido a su escasa relevancia como usuarios de los servicios sociales


hemos agrupado en un único apartado a todo el resto de colectivos atendidos:

• Emigrantes (0,44% de los usuarios)


• Marginados sin hogar y transeúntes (0,14% de usuarios)
• Enfermos terminales (0,09%)
• Reclusos y ex-reclusos (0,1%)
• Colectivos en situación de necesidad por catástrofes (0,03%)
• Refugiados y asilados (0,02%)

147
En conjunto representan el 0,8% de los usuarios y, por tanto, no merece
la pena considerarlos sino como un colectivo general (192 personas atendidas
por los servicios sociales de media entre 2001 y 2003 -el 0,06% de la población-
).

Futuro
Se trata de grupos con gran estabilidad en cuanto a su importancia
relativa en el conjunto de la población, pero incluso aunque su número pueda
variar se tratará siempre de números muy bajos y de escasa relevancia para los
servicios sociales, sin que eso signifique que no deban ser atendidos.

Dado que los usuarios son el 0,06% de la población su número


aumentará, para el conjunto de estos colectivos, a 214 en 2011 y a 224 en 2021.
Se ha aplicado, como en los demás casos, una misma cobertura que la actual y,
como en los casos inmediatamente anteriores, el mismo crecimiento que el de la
población de la ciudad en ausencia de movimientos migratorios a los municipios
cercanos.

148
7.3. Tabla síntesis de evolución de necesidades futuras.

A modo de síntesis se ha elaborado la siguiente tabla que recoge todos


los supuestos de evolución de las necesidades sociales a 2011 y 2021
comentadas hasta aquí.

Tabla 48. Necesidades futuras y servicios sociales municipales a 2011 y 2021


Grado de cobertura igual a 2001-2003

SECTOR DE REFERENCIA Crecim. necesidades Nº usuarios


(%)
2001-2011 2001- 2001 2011 2021
2021
FAMILIA 13 19 9598 10845 11383
PERSONAS MAYORES 35 79 6155 8328 11014
INFANCIA 31 44 2678 3509 3857
MUJER 0 0 1830 1830 1830
MINORIAS ETNICAS 0 0 906 906 906
PERSONAS DISCAPACITADAS 13 18,6 740 836 878
INMIGRANTES 398,2 748 500 1991 4240
OTROS GRUPOS NECESITADOS 13 18,6 497 562 589
ENFERMOS PSIQUATRICOS NO 13 18,6 169 191 200
INSTITUCIONALIZADOS
TOXICÓMANOS (alcoholismo y drogas) 13 18,6 183 207 217
JUVENTUD -37 -37 173 109 109
EMIGRANTES 13 18,6 102 116 121
MARGINADOS SIN HOGAR, 13 18,6 33 38 40
TRANSEUNTES
ENFERMOS TEMINALES 13 18,6 20 23 24
RECLUSOS Y EX-RECLUSOS 13 18,6 24 27 29
COL. SIT. NECESIDAD CATÁSTROFES 13 18,6 8 9 9
REFUGIA Y ASILADOS 13 18,6 4 4 4
TOTAL GENERAL: 23 46 25621 31541 37471

Fuente: Elaboración propia a partir de Memorias de los servicios sociales de Valladolid

Los usuarios globales de los servicios sociales municipales


pasarían de los 25.621 actuales a 31541 en 2011. Ello representa un 23% de
incremento hasta 2011 (entre el 2,3 y el 2,9% anual -dependiendo del año de
que partamos -2001 o 2003-). Con ese crecimiento de, digamos, el 2,6% se
mantendría la misma cobertura proporcional que en la actualidad.

Debe recordarse que manejamos todas las cifras en condiciones de


ausencia de movimientos emigratorios a los municipios cercanos a la ciudad de
Valladolid. En la medida en que esos movimientos existan esas necesidades se
reducirían, aunque, pensamos, no en la misma proporción, pues es muy
probable que la mayor parte de la población en situación de necesidad

149
permanezca en la ciudad (la emigración a municipios cercanos, por lo que
sabemos, es una emigración residencial y de población esencialmente
“oriunda”).

Los usuarios en 2021, para la misma cobertura actual, pasarían a ser


37.471, o sea, un crecimiento del 46% entre 2001 y 2021 (crecimiento anual
medio del 2,3 o del 2,6% anual dependiendo de si partimos de 2001 o de 2003).

En síntesis, podemos afirmar que la presión sobre los servicios


sociales aumentará entre el momento actual y el año 2021 a una velocidad
prácticamente constante del 2,5% cada año. Sin ese crecimiento real se
produciría una disminución de la cobertura municipal.

Se trata de unos crecimientos de las necesidades estrictamente fundados


en la evolución de la estructura demográfica y social de la ciudad y que no
tienen en cuenta posibles situaciones de crisis económicas o de otras
eventualidades no previsibles.

El crecimiento de necesidades es mayor que el de la población de la


ciudad, pues si esa población crece un 13% entre 2001 y 2011, las necesidades
de servicios sociales lo harán en un 23% y si la población crece un 18,6% entre
2001 y 2021 las necesidades sociales lo harán en un 46%. La velocidad de
crecimiento de las necesidades sociales es pues de más del doble que la de la
población de la ciudad. El esfuerzo relativo del municipio en servicios sociales
por cada habitante de la ciudad deberá ser mayor. Para mantener la intensidad
de los servicios al nivel actual deberían aumentarse los esfuerzos
económicos en el crecimiento nominal de la economía (inflación más
crecimiento real) y para mantener la cobertura en el mismo nivel que hoy
en un 2,5% adicional cada año.

Aunque disponemos de algunos datos presupuestarios procedentes de


las Memorias anuales de los servicios sociales municipales no hemos podido
usarlos a los efectos de valorar realmente el esfuerzo económico necesario en
los próximos años. El crecimiento presupuestario de que se habla en el párrafo
anterior debiera estar matizado por el hecho de que cada colectivo utiliza de
manera diversa los servicios sociales. Hay colectivos que reciben más
prestaciones económicas directas (en especie o monetarias) que otros, que

150
requieren, en cambio, mayor atención de información o atenciones “sociales” en
las que no están implicadas prestaciones económicas al usuario. Los ancianos,
por ejemplo, no requieren prestaciones económicas directas y sí de tipo “social”.
Otros colectivos son diferentes en este sentido.

Para evaluar bien los esfuerzos adicionales que se requerirán en el futuro


si se desea mantener la misma cobertura e intensidad de los servicios sociales
debiéramos haber ponderado el crecimiento de los usuarios según colectivos por
el tipo de servicio requerido, pero carecemos de esa información, pues las
memorias no la dan datos de costes de los diferentes servicios en esos términos
en que se dan los usuarios atendidos (que es como aquí se ha estudiado esta
problemática).

Pensamos, no obstante, que tampoco es un asunto de gran relevancia,


pues el crecimiento relativo de unos y otros grupos de riesgo parece neutralizar
el coste diverso que pudieran tener los distintos tipos de servicios prestados (por
ejemplo el de las atenciones económicas directas). A este respecto debe
mencionarse que el colectivo que más atención demandará en el futuro será el
de los inmigrantes y, en su caso, sólo en el 29% de los casos demandan ayuda
económica inmediata para responder a necesidades de subsistencia. En
realidad, pues, creemos que el nivel de esfuerzo económico, mencionado antes,
a realizar en el futuro es correcto.

Lógicamente cabe la posibilidad de que se decida implicar a otros


agentes sociales en la prestación de esos servicios (ONGs, por ejemplo) de
manera más intensa que en la actualidad a los efectos de paliar la presión sobre
el ayuntamiento. A nuestro modo de ver esto es un asunto estrictamente político
pero lo que sí creemos es que el ayuntamiento (en particular su área de
servicios sociales) debiera actuar como “organizadora” y, en cierto modo, como
agente de control, aunque sólo sea a los efectos de saber qué necesidades
están siendo cubiertas por la sociedad civil, con qué intensidad, cuáles están
siendo relativamente desatendidas para animar una mayor acción social en esa
dirección.

En definitiva, es la propia ciudad (su ayuntamiento) el que debe decidir si


desea seguir manteniendo la cobertura e intensidad actuales de sus servicios

151
sociales. Aquí sólo se ha presentado lo que ello significaría en términos de
esfuerzos para la ciudad y su corporación.

Una tarea importante, a nuestro modo de ver, que el ayuntamiento


no debiera dejar de hacer, tanto si desea mantener el nivel de cobertura
pública de los servicios sociales que ahora presta como si desea
aumentarla o disminuirla es el establecimiento de un sistema de
información coherente que atienda a:

a) Un diseño riguroso de la información recogida sobre los servicios


prestados, de tal forma que los grupos de riesgo queden mucho
mejor definidos (de qué familias o mujeres o ancianos, etc… se trata
cuando hablamos de usuarios, de sus condiciones de vida y
sociodemográficas).
b) Un plan de recogida de información –muy deficiente actualmente-
sobre recursos ajenos (de mercado, de organizaciones sin ánimo de
lucro, de otras instituciones públicas) de prestación de

152
CONCLUSIONES Y CONSIDERACIONES FINALES

En este estudio se ha llevado a cabo una estimación de la evolución


probable de los grupos en situación de riesgo estableciendo los escenarios
probables para 2011 y 2021 a partir de unos supuestos que pueden ser
calificados entre moderados y conservadores: moderados sobre la previsible
evolución de la inmigración, el empleo o las condiciones de escolaridad y
conservadores sobre las tendencias anticipables del movimiento natural de la
población o los cambios en las estructuras familiares. Aun así, las previsiones
que derivan del mismo nos hablan de un escenario de riesgos y necesidades
crecientes que exigirá una multiplicar los medios actualmente dedicados a la
acción social, buscar nuevas fuentes de recursos e imaginar nuevas maneras de
atender a las exigencias del momento.

ENVEJECIMIENTO
La evolución más espectacular va a ser la de las personas dependientes,
particularmente las personas ya en la cuarta edad. En un escenario demográfico
cerrado (sin migraciones) los mayores de 85 años, cuya proporción ya aumentó
en más de dos tercios entre 1991 y 2001, para llegar al 1,7%, se triplicarán,
llegando a ser el 3,16% de la población total de la ciudad en 2011 y el 5,44 en
2021. Si en el primer censo de este siglo eran unos 5600, en el tercero serán
unos 17500. Aunque la mayor parte de la población dependiente por razón de la
edad se encuentre en este grupo de edad, no debe tampoco olvidarse el
crecimiento de la franja de 65 a 84 años, la que podríamos llamar más
restrictivamente tercera edad, personas en gran parte todavía autosuficientes
pero entre las cuales, lógicamente, habrá más individuos dependientes que en
cualquier otro grupo adulto más joven. En su conjunto, los mayores de 65 años,
que entre 1991 y 2001 pasaron ya del 11,67 al 16,35% de la población
municipal, alcanzarán el 21,53 en 2011 y el 28,14 en 2021. Casi uno de cada
tres pucelanos será, pues, viejo y potencialmente dependiente. Las mejoras en
el mantenimiento y el tratamiento la salud aliviarán un poco esta tendencia, pero
la reducción del tamaño de las familias y los hogares será probablemente una
fuerza contraria más poderosa, al aumentar irremisiblemente el número de
ancianos viviendo solos o sin la compañía de auxiliares plenamente capaces.

153
Esto supondrá, sin lugar a dudas, un fuerte aumento cuantitativo de la
demanda de asistencia domiciliaria y otros servicios destinados a la población
anciana. Sin embargo, unos costes prohibitivos pueden traducirse también en
nuevas demandas cualitativas que permitan que la atención a estas necesidades
no descanse en exclusiva sobre los servicios sociales o las actuales entidades
colaboradoras. Habrá que explorar nuevas formas de atención, como por
ejemplo los trabajos comunitarios retribuidos mediante un salario social o el
impulso a nuevas fórmulas residenciales como las urbanizaciones y edificios
especialmente acondicionados para la ancianidad, a medio camino entre las
viviendas individuales y las residencias colectivas, que permitan concentrar los
recursos especializados y reducir los costes unitarios a la vez que asegurar la
atención y la calidad de vida.

INMIGRACIÓN
Si la evolución numérica de la inmigración en el último quinquenio ha
sido, en parámetros españoles, realmente espectacular, la de los próximos dos
decenios aún deberá serlo más para que la economía y la sociedad vallisoletana
mantengan una estructura equilibrada. Nuestras previsiones se basan en que,
por encima de los vaivenes políticos e ideológicos que pueden manifestarse en
oleadas sucesivas y alternativas, o en sentimientos encontrados, de solidaridad
y xenofobia, acogimiento y cierre, la función de la inmigración será mantener el
equilibrio entre la población económicamente activa y la población dependiente,
lo que ante todo significa compensar la baja natalidad española de los últimos
años, así como para sostener un crecimiento económico moderado. Sobre esta
base estimamos que deberán llegar a la ciudad unos dos mil quinientos
inmigrantes al año (incluidos los no económicamente activos), algo menos en la
primera década y algo más en la segunda. Esto significa pasar de los
aproximadamente 11600 inmigrantes económicos que actualmente se calculan
en la ciudad a 31600 en 2011 y a 67300 en 2021.

Si se tiene en cuenta, además, la elevada visibilidad de los inmigrantes


(por sus propias condiciones de vida están más presentes en la calle y en
determinadas áreas, particularmente céntricas, que los autóctonos, que
disponen de mejores viviendas y de acceso a lugares más onerosos), es fácil
imaginar el impacto de esta presencia reforzada sobre una ciudad hasta ayer de
inmigración, de historia tranquila y de ideología más bien conservadora como es
Valladolid. Esto no hace sino añadir énfasis a la importancia de asegurar

154
mecanismos eficaces a la vez que fluidos de acogida y de integración de la
nueva población inmigrante, una parte de lo cual corresponde a los servicios
sociales. Al mismo tiempo, no está de más recordar que la vis attractiva de estos
servicios, que hace que tienda a encomendárseles cualquier objetivo social lo
bastante difuso como para no ser competencia clara de otros, supone, en este
caso, la asunción de una tarea multiforme, que requiere la actuación coordinada
desde varias y distintas esferas de las administraciones (central, autonómica,
provincial, municipal, por su ámbito, y prácticamente todas por su función:
interior, justicia, vivienda, economía, trabajo…), los servicios públicos
(educación, sanidad), los agentes económicos (empresas, banca…) y la
sociedad civil (sindicatos, asociaciones vecinales, ONGs…); sin embargo, y
dado el carácter holístico del fenómeno migratorio, no cabe duda de que buena
parte de la intervención con y sobre esta nueva población, y en particular con los
sectores más difíciles, deberá partir de los servicios sociales hacia otras
instancias y habrá de pasar en gran medida por ellos).

CAMBIOS FAMILIARES
El proceso de nuclearización (de reducción vertical y horizontal, es decir,
en número de miembros y en número de generaciones) de los hogares
(entendiendo por tales las familias y otras pequeñas unidades de convivencia,
no las viviendas en sí) seguirá adelante. Ya entre 1991 y 2001 el número de
hogares en la ciudad aumentó en casi doce mil al tiempo que disminuía la
población en unas quince mil personas. El número de personas que viven en
soledad casi se dobló, y entre ellas particularmente las de mayor edad y en
mayor proporción las mujeres. Asimismo, aumentó el número de familias
monoparentales con menores a su cargo, en su mayoría encabezadas por
mujeres.

Esto significa dos cosas. Por un lado, que la familia, el tradicional colchón
protector, dejará de serlo para un número creciente de vallisoletanos, para una
parte de los cuales la pérdida de un empleo, el fracaso de un negocio, una
enfermedad o simplemente la incapacidad para obtener ingresos suficientes
pueden implicar sin remisión traspasar la línea de la pobreza, la marginación y la
exclusión. Será una parte muy minoritaria, pero nada desdeñable, creciente y
extremadamente vulnerable. Por otro lado el riesgo social se feminizará y se
etarizará, es decir, afectará notablemente más a las mujeres que a los hombres
y se extenderá a una proporción importante de menores (de muchas mujeres y

155
niños puede decirse ya que viven a un hombre de distancia de la pobreza) y de
personas de la tercera y la cuarta edades.

VIVIENDA
A pesar de la disminución del tamaño medio del hogar entre 1991 y 2001
en casi 0,5 miembros, subsisten en la ciudad problemas de hacinamiento tanto
por escasez de espacio habitable en las viviendas (metros cuadrados) como por
estructura de la vivienda (habitaciones). Según nuestros criterios, el 11,4% de
toda la población vive en esas condiciones (6,5% de los hogares). El problema
es especialmente grave para las casi 5.700 personas que viven en menos de 10
metros cuadrados cada una y para los cerca de 2000 hogares —5% de la
población— de estructura inadecuada. Ambos problemas tienen que ver con una
inadecuación entre la oferta de vivienda y las necesidades de los hogares de
mayor tamaño. Los hogares afectados son, sobre todo, aquellos en los que
convive un número elevado de adultos mayores de 16 años (estén o no
emparentados) y aquellos en que uno o varios hijos ya son mayores de 16 años
(haya o no, adicionalmente, menores de esa edad).

El hacinamiento, sea de uno u otro tipo, sólo puede ser solventado por el
mercado o, dado el elevado precio de éste, mediante la “reasignación” política
de viviendas. También puede solucionarse a través de políticas sociales de
vivienda, lo que, sin embargo, resulta costoso debido a límites presupuestarios
(en cualquier caso es un problema de solución a largo plazo y, dada la
inmigración esperada, incluso de dudosa solución). Por tanto, la acción social
debe intervenir para paliar los efectos de dichas situaciones, que, a todos los
efectos, entendemos y prevemos como estructurales o permanentes, por lo
menos hasta cierto punto.

EDUCACIÓN
La población escolar en riesgo (en riesgo escolar) puede considerarse no
sólo una parte de la población social actual en riesgo, sino también un anticipo
de la que mañana será la población adulta en situación de riesgo. Las políticas y
programas de educación compensatoria consideran tres grandes capítulos de
alumnos con necesidades educativas especiales: las minorías étnicas, lo que en
nuestro contexto significa, hoy por hoy, esencialmente los gitanos en
condiciones de pobreza; los inmigrantes, si bien lo que realmente se contabiliza
es a los alumnos extranjeros (incluidos los procedentes de los países ricos) y no,

156
en cambio, a los hijos de inmigrantes nacionalizados que, sin embargo, deberían
ser considerados, a estos efectos, miembros de minorías; en fin, otros alumnos
con NEE, entre los cuales se incluyen discapacidades, trastornos de
comportamiento y otras. Este último grupo se distribuye más o menos
uniformemente en el espacio y es de presumir que se mantendrá estable, si
acaso con alguna tendencia a la baja, en el tiempo, pero los otros dos tienen una
distribución geográfica heterogénea, no aleatoria, y pueden aumentar con el
tiempo.

Ni el censo, ni el padrón ni otras fuentes demográficas regulares permiten


prever la evolución de la minoría gitana, ya que ninguna de ellas recoge
categorías étnicas, pero es sabido que la tasa de fecundidad de los gitanos es
mayor que la del conjunto de la población, y el ciclo generacional notablemente
más corto, por lo cual su proporción no puede sino aumentar con el tiempo; sin
embargo, ambos evolucionan en el sentido de aproximarse a los del resto, lo
que actúa como corrección en sentido contrario, y que ser gitano implique o no
estar en situación de riesgo escolar dependerá de la capacidad integradora del
resto de la sociedad y de su propia voluntad de incorporación a la escuela, al
empleo regular y a otras instituciones.

Los inmigrantes presentan una fenomenología parecida: mayor tasa de


natalidad que los autóctonos, aunque menor que en su lugar de origen, y
tendencia a la aproximación a las pautas del país receptor, pero no sin un
notable efecto expansivo inicial, aunque sea transitorio. De hecho, es sabido que
el número de nacimientos en España ha vuelto a crecer, por vez primera
después de muchos años, gracias a la fecundidad de los inmigrantes.
Calculamos que la inmigración producirá un fuerte crecimiento de la demanda de
escolarización en los niveles de educación infantil, primaria y secundaria
obligatoria, pero no así en la secundaria superior ni menos aún en la
universitaria. El crecimiento de la minoría gitana y de algún grupo inmigrante se
traducirá asimismo en un aumento del alumnado al que le sean diagnosticadas
necesidades especiales, así como del absentismo, todo lo cual inducirá, a su
vez, una demanda indirecta de actuación de los servicios sociales sobre las
familias y las comunidades de aquéllos.

157
COLECTIVOS ESPECÍFICOS
En este epígrafe-escoba hemos incluido un conjunto de colectivos
definidos no ya en función de un riesgo sino, directamente, de una situación de
necesidad. Para uno de ellos, los discapacitados, pueden presentarse
previsiones basadas en una simple proyección de la población y de su estructura
interna, ya que podemos suponer que su proporción para cada grupo de edad
será estable (sólo quebrarían estas previsiones si sucediera algo catastrófico,
como una guerra, un terremoto o una intoxicación masiva). Para otro, las
víctimas del maltrato, podemos prever también un aumento por la agudización
del conflicto, en lo que afecta a las relaciones de género, domésticas y
conyugales, entre la moral pública y ciertos valores y actitudes tradicionales,
conflicto que resultará especialmente grave en el rápido proceso de aculturación
a que se ven abocados los inmigrantes y que crecerá, por tanto, con éstos. Para
los demás grupos sólo cabe registrar ciertas tendencias recientes, como la
desaceleración del SIDA o la nueva distribución interna de las
drogodependencias, o constatar incluso la enorme dificultad no ya de estimar
unas tendencias, sino incluso las dimensiones actuales, como en el caos de los
sin techo y la prostitución, salvo que se recurriese a técnicas más intensivas que
quedaban fuera del alcance de este informe.

Por otra parte, se constata el importante papel que, en estos ámbitos,


juegan, deben jugar y no pueden dejar de jugar las asociaciones voluntarias y
otras entidades no gubernamentales, y ello siempre por tres motivos. Uno, como
escribió Brecht en su poema MacNavaja, porque no vemos a aquellos que ya
viven en la oscuridad; dos, porque a grupos y personas que viven al filo de la
legalidad y de la moral dominante siempre les será más fácil acercarse a
organizaciones no oficiales, o dejar que éstas se acerquen a ellos; tres, porque
el carácter omnifacético y difuso de los problemas que afectan a estos grupos
siempre encajará mal con la división burocrática del trabajo y la estructura
comparativamente más rígida de las administraciones públicas. Con
independencia, pues, de las discusiones más generales sobre el lugar del
Estado y de la sociedad civil, de lo público y lo privado, de la sociedad y la
familia o de las políticas asistenciales y activas, no debería caber duda de que, a
la hora de trabajar con estos colectivos, la Administración y lo Servicios
Municipales deben estar particularmente abiertos a la colaboración con el tercer
sector y con las asociaciones de los propios interesados y a las iniciativas y
sugerencias que vengan de ellos.

158
LOS SERVICIOS SOCIALES: UNA PROYECCIÓN
Este informe incluye una proyección de la oferta de acción social que
correspondería al mero acompañamiento de la evolución de la demanda, tal
como ésta puede ser prevista a partir de parámetros cuantitativos y sin
considerar hipótesis cualitativas. Es importante que se comprendan de
antemano las limitaciones de este apartado, pues los recursos dedicados a los
servicios sociales no pueden planificarse como pueden serlo, por ejemplo, la
educación o la sanidad. En el caso de la educación, una buena proyección
demográfica facilita una proyección muy fina porque permite prever con
exactitud la escolarización obligatoria (aunque no tanto su distribución
geográfica) y alcanzar buenas estimaciones de la voluntaria (aunque sometidas
al albur de cambios culturales); en el caso de la salud, su comportamiento
estocástico posibilita igualmente, sobre la base de proyecciones demográficas
con poco detalle (la estructura etaria, básicamente), predicciones adecuadas
sólo vulnerables a acontecimientos imprevisibles (catástrofes, epidemias…). En
el caso de los servicios sociales, en cambio, el trasfondo estructural no vendría
dado sólo por la demografía, altamente previsible, sino por la economía,
altamente imprevisible, y las disyuntivas entre ser o no ser usuario, potencial o
real, no dependen de acontecimientos individualmente ciertos (como tener
determinada edad, para la escolarización) ni estadísticamente calculables (como
contraer una enfermedad, para la asistencia sanitaria), sino de leves
desviaciones respecto de la línea divisoria entre la autosuficiencia y la
dependencia, o entre los cuidados familiares y los públicos, que pueden ser
provocadas por toda una gama de acontecimientos singulares, como un
accidente, un divorcio o un despido, o de pequeñas variaciones paramétricas en
las condiciones de vida, como una pérdida salarial, un aumento de los alquileres
o un periodo de desempleo más prolongado.

Dicho esto, es claro que todas las previsiones conducen a la conclusión


de la necesidad de un aumento de los recursos —materiales, financieros y
humanos— dedicados a la acción social. Algunos capítulos deberían claramente
crecer, como los dedicados a la vejez, la infancia o la inmigración, mientras que
otros no lo necesitarían, sólo precisarían refuerzos moderados o incluso
tolerarían pequeños recortes, como el resto de los considerados en este
epígrafe. Sin embargo, debe insistirse en que éstas son previsiones rebus sic
stantibus, que no toman en consideración ni cambios en la cobertura de las
necesidades —se predican para un mismo tipo y una misma tasa de cobertura—

159
ni siquiera algunas de las hipótesis que sí se han considerado con cierto detalle
en otros apartados (por ejemplo, los efectos de los cambios en la estructura
etaria sobre la proyección de las discapacidades o de la inmigración sobre la
frecuencia del maltrato doméstico). La razón por la que no hemos mezclado
algunas de nuestras hipótesis cualitativas (sobre cambios) con nuestras
proyecciones cuantitativas (sobre cálculos) es, sencillamente, que hacerlo sobre
los datos que ha sido posible manejar para este informe (siempre de otras
fuentes) habría supuesto basar conclusiones en conjuntos de variables
insuficientemente controlados; y controlarlos habría exigido muchos más medios
y bastante más tiempo.

LOS SERVICIOS SOCIALES VISTOS DESDE DENTRO


El discurso recogido en las entrevistas con cuadros y los grupos con
trabajadores sociales puede articularse en dos grandes ejes: las relaciones
internas y las relaciones externas. En el primero aflora constantemente una
tensión entre profesionalismo y burocracia, entendidos ambos términos en un
sentido que quisiera no ser ni peyorativo ni aséptico, pero sí descriptivo y
valorativo a la vez. De parte de los directivos de los servicios se insiste una y
otra vez en señalar a los profesionales de base como el principal activo de los
servicios, dar por sentado su buen desempeño, asegurar que se les apoya y se
les apoyará y presumir su conformidad. Sin embargo, estos afectos no parecen
correspondidos. Las trabajadoras sociales y otras profesionales dejan ver una y
otra vez su descontento por lo que creen una falta de reconocimiento de su
trabajo, una autonomía insuficiente, una sobrecarga de tareas burocráticas que
dificultarían su trabajo, un desfase creciente entre las tareas y los recursos, un
exceso de control vertical e incluso carencias en la coordinación y en el control
por parte de los directivos. Es posible que esto sorprenda a algún lector, en
particular a los cuadros directivos, pero no debería, pues es la escena típica de
la pugna por la profesionalización en el seno de los servicios públicos.

En el segundo eje, en cambio, coinciden plenamente la dirección y la


base. El conocimiento generado por los servicios sociales debería servir para la
elaboración de las demás políticas sectoriales y, en general, ser tenido mucho
más en cuenta a la hora de la elaboración de la política municipal global. Las
relaciones entre las instituciones, incluidas las jerárquicamente superiores prima
facie, deberían ser más igualitarias, y tanto más si se trata de otros servicios,
como la educación o la salud. Las delegaciones o atribuciones de competencias

160
y asignaciones o transferencias de recursos, en particular, son vistas en general
como desequilibradas (muchas competencias y pocos recursos) y asimétricas
(dictadas o impuestas), y naturalmente no deberían serlo. Las relaciones con las
entidades no gubernamentales son ambiguas, pues por una parte son
bienvenidas (porque no se podría prescindir de ellas y, probablemente, porque
se centran en los grupos más estigmatizados) y, por otra, son siempre vistas con
desconfianza y se desea un mayor control sobre ellas y colocarlas y mantenerlas
en una posición definidamente subordinada. Ante la sociedad más amplia o la
opinión pública, en fin, hay un claro deseo de deslindar la imagen profesional de
la de su público, de separar el trabajo social y los grupos estigmatizados, que se
manifiesta en cierta incomodidad resignada ante éstos y, sobre todo, en una
insistencia sobredimensionada en la universalización del acceso a los servicios
sociales.

RIESGOS Y RECURSOS
El panorama es, a primera vista, obvio: aumentan los riesgos,
aumentarán las necesidades y demandas y deberán aumentar, en función de
ello y para una mejora de la cobertura, los recursos de todo tipo. La sociedad
vallisoletana y sus instituciones políticas, en particular el municipio, deberán
entender que los problemas sociales no abordados a tiempo no sólo no dejan de
serlo, sino que se agrandan y, al final, entrañan costes mayores. No sólo es más
justo y compasivo, sino también más económico invertir hoy en educación (no
solamente escolar) que mañana en policía, emplearse hoy a fondo en la acogida
a los inmigrantes que encontrarse mañana con un estallido xenófobo,
universalizar la dotación de ciertos servicios y prestaciones que provocar con su
escasez un conflicto entre los pobres, y así sucesivamente.

Pero, al mismo tiempo, resulta poco verosímil que este panorama de


riesgos en aumento pueda conllevar un incremento paralelo y proporcional de
los recursos, y es fácil apercibirse de que muchas de las actuales formas de
asistencia e intervención son simplemente insostenibles a gran escala, por su
ineficiencia a gran escala y sus costes unitarios crecientes. Las políticas sociales
deberán pasar en muchos casos de ser remediales a ser proactivas, de la
aportación de fondos al aseguramiento de oportunidades, de la intervención
directa por parte de las administraciones al establecimiento de programas de
partenariado con comunidades, entidades sociales, asociaciones y empresas en
un contexto adecuadamente regulado. Esto exigirá una reconsideración en

161
profundidad de las coordenadas de la acción social, un replanteamiento a fondo
de sus políticas y programas concretos y su reubicación en el conjunto de la
política y la actuación municipales.

162

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