Según el artículo 1437 del Código Civil, “Las obligaciones nacen, ya
del concurso real de las voluntades de dos o más personas, como en los contratos o convenciones; ya de un hecho voluntario de la persona que se obliga, como en la aceptación de una herencia o legado…” El contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa y debe tenerse en cuenta que cada parte puede ser una o muchas personas. Se clasifican estos contratos en “unilateral”, cuando una de las partes se obliga para con otra que no contrae obligación alguna, y “bilateral”, cuando las partes contratantes se obligan recíprocamente. También puede ser “gratuito” o “de beneficencia” cuando sólo tiene por objeto la utilidad de una de las partes, sufriendo la otra el gravamen; y oneroso, cuando tiene por objeto la utilidad de ambos contratantes, gravándose cada uno a beneficio del otro. Para el caso de un contrato comercial o mercantil suelen distinguirse algunas reglas generales: consentimiento, ejecución y prueba. El Consentimiento nace por la concurrencia de la oferta y la aceptación. La primera se entiende como el acto jurídico unilateral por el cual una persona propone a otra la celebración de un negocio. La aceptación, por su parte, es el acto jurídico mediante el cual la parte a la que se ha dirigido una proposición, la admite consintiendo en la celebración del negocio propuesto. Ésta debe ser oportuna, pura y simple (es decir, sin modificar ningún aspecto de la propuesta), y exteriorizada. Respecto de la Ejecución, el Código Civil establece que “Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella” (artículo 1546). Y, según el artículo 1548, “La obligación de dar contiene la de entregar la cosa; y si ésta es una especie o cuerpo cierto, contiene además la de conservarlo hasta la entrega, so pena de pagar los perjuicios al acreedor que no se ha constituido en mora de recibir”. La Prueba de los contratos y de las obligaciones mercantiles, finalmente, puede sostenerse a partir de los libros que dan cuenta de la situación de los negocios de la empresa (libros de comercio), y también a partir de testimonios o prueba de testigos, sin importar la cantidad que importe la obligación que se trate de probar, por cuanto en la mayoría de los negocios mercantiles no se requieren formalidades para celebrarlos.
TIPOS DE CONTRATOS Y ELEMENTOS BÁSICOS
Mutuo o Crédito Hipotecario: es un préstamo que se otorga a plazo
medio o largo para la compra, reparación de una vivienda, así como para compra de sitios, oficinas o locales comerciales, o para libre disponibilidad. El objeto o propiedad adquirida funcionará como garantía a favor del Banco (“hipotecada”), para asegurar el cumplimiento del pago del crédito. El crédito es otorgado a plazo de varios años, y es financiado con un instrumento emitido por el banco llamado “letra hipotecaria”, que puede ser transado en la Bolsa de Valores con el objeto de obtener los recursos necesarios. El valor de la letra, pues, variará de acuerdo a las condiciones del mercado, por lo que el precio al que se transe puede ser distinto del precio valor de la letra. En la escritura de crédito hipotecario o mutuo debe precisarse la parte contratante que se hará cargo de esta diferencia. Leasing (arriendo): consiste en la adquisición de bienes muebles e inmuebles, por parte de una empresa, que se lo arrendará a su vez a un cliente que puede ejercer la opción de compra de lo arrendado al término del contrato, pagando un valor llamado “residual” o diferencia entre el pecio de adquisición inicial que tuvo el arrendador, más los intereses, y las cantidades abonadas por el arrendatario. La empresa que se dedica al “leasing” hace la adquisición a su nombre y luego la arrienda a un tercero. Una forma derivada del “leasing” para conseguir financiamiento es el llamado “leaseback”, según el cual debe vender un bien determinado a la empresa de leasing o banco, para que ésta, a su vez, lo arriende a través de una operación de “leasing”.
Factoring o factoraje: es un contrato de financiamiento mediante el cual
una empresa traspasa el servicio de cobranza futura de créditos y facturas existentes a su favor a un banco o empresa de factoring (“factor”) a cambio de la entrega inmediata del dinero referido a las operaciones que practica, con un descuento aplicado, que constituye su ganancia.
Franquicia: consiste en un contrato a través del cual una de las partes,
franquiciador, cede alguna de sus licencias, marcas, logotipos, know how, o entrega asistencia tecnológica, a cambio de que el franquiciado o franquiciatario se comprometa a asumir el pago de una tarifa o regalía, entre otras condiciones de uso. Se trata, en suma, del uso del conocimiento adquirido y conservado por el franquiciador relativo al desarrollo de un negocio.
Warrants: es un sistema que permite a los agricultores, industriales o
comerciantes, obtener crédito en cualquier institución financiera del país, dando en garantía mercaderías que tengan depositadas en almacenes warrant. Los warrants son recintos habilitados por una empresa almacenista para recibir depósitos de mercaderías que se constituirán en Warrants (garantías). Según el artículo 1 de la ley N° 18690 sobre Almacenes Generales de Depósito, “El contrato de almacenaje es aquel en virtud del cual una persona llamada depositante entrega en depósito a otra denominada almacenista mercancías de su propiedad de cualquier naturaleza, para su guarda o custodia, las que pueden ser enajenadas mediante el endoso de los documentos representativos de las mismas emitidos por el almacenista, esto es, del certificado de depósito o del vale de prenda, en su caso…” El vale de prenda, pues, podrá garantizar uno o más créditos contraídos con un mismo acreedor (artículo 7° de la mencionada ley).