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xito con aquella alma grande, era indispensable ser tambin grande en
la crueldad.
Dos horas haca apenas que estaba yo a su lado, declara su mdico de
cabecera cuando la opresin del corazn empez a transformarse en
dolores agudos y repentinos, los que vea y adivinaba en la palidez de su
semblante. aquel hombre deba estar sufriendo la angustia mortal del
que busca aire para respirar y no lo encuentra; del que siente que huye
del suelo que pisa y teme caer, del que en fin, est probando a la vez lo
que es morir y seguir viviendo.
Despus de una aparente calma, el dolor volvi con ms intensidad que
nunca y el presidente pierde el pulso. En ese momento el doctor Ignacio
Alvarado le dijo que se descubriera el pecho porque le aplicara agua
hirviendo en aquella zona; i seor, me est usted quemando! debo
hacerlo seor presidente, es por su salud; aquella quemadura le provoca
el crispamiento y la distensin de los msculos sobre los que se form
una enorme mpula. Jurez resisti inmvil mientras su frente se perlaba
de sudor.
Despus de esa crisis el presidente se incorpor de su lecho y reposo
nuevamente en un silln. Por la tarde recibi al ministro de relaciones, el
seor la fragua que haba insistido en verlo, poco despus recibi al
Gral. Ignacio meja, secretario de guerra con quien discuti planes
militares. El seor Jurez vuelve nuevamente a su lecho donde fallece
cinco horas ms tarde de aquel 18 de julio de 1872.
Los peridicos de la poca anunciaban, desde ayer a las seis de la tarde,
el cadver del presidente Jurez, instalado en el saln de embajadores
del palacio nacional est recibiendo el homenaje popular.
Su deceso conmovi al pas todo, la prensa que lo haba convertido en
blanco de ataques enmudeci. El peridico el "siglo xix" haca esta
mencin respetuosa de l: ante la tumba que se acaba de abrir, todas
las pasiones enmudecen. La personalidad poltica del seor Jurez
pertenece hoy ms a la historia, cuyo buril inflexible y severo le asignar
el lugar que de echo le corresponde, siendo incuestionable que su
recuerdo vivir siempre en Mxico por hallarse ligado con tres de las
pocas ms importantes de nuestra vida pblica: la guerra de reforma,
la lucha contra el imperio y la instauracin de la repblica.
El cuerpo del presidente, vestido como de costumbre con sobriedad
reposa en un catafalco cubierto con un gran pao negro y con una
enorme corona de laureles al pie y un escudo donde se lee: la ley