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| | } | | ALFREDO JOCELYN-HOLT LETELIER La Independencia de Chile TrapicioN, MODERNIZACION Y Mito Planeta / Ariel SEGUNDA PARTE, La coyuntura critica “ives en na eld nv a (que ttance de daptamos comolas Shas doblepanbaoel imple del {es descents ene ato 1D» Fasting risen oe Sas NG Tews ce Lasers Ec Caorae La pespectivaes un orden, pero “norden de perience visules» Paso, Di Penne 0 “Sri For Los fenmenos histérios son siempre explicbles en rlaciin a slguno de ios dos tiempos hstércos en que tienen lugar, ya sea como fenémenos persistentes,imperceptblesycontinses, bien como hechos episidicos, dramdticos y gestores de cambio. Los fenémenos histiricos mas complejos steleninvoluerar ambas dimensiones. Son intligibles estructural y coyunturslments (Operan en Ia larga y en a corta duzacin. Se inertan dentro de procesos discretos y silenciosos, sin peruicio de que a veces ‘adgqiere{n] subitamente una espantoss celeriac, y ecruzala] ante nosotros como raudos fantsemas en meses y semanas" a Independencia de Chile es uno de esto ease de mayor comploidad. Forma parte de un proceso de mas largo aliento, de caricter emancipador y moderizante, que se extiende desde el siglo XVII hasta nuestros eas, consstente en el cambio de una sociedad tradicional a una sociedad modema. Ala vez 3 unito puntual ycritco, en gran medida accidental eimprevist,redu- le al quiebre politico con Espana ‘La extensa bibliografia sobre Ia Independencia hasta ahora no ha abordado el tema en furcisn de estos dos tiempos a la vvez Por lo genera, se concentra en el tiempo corto, enlacxéni- cadetallada y minuciosa dels eventos que van dese 1808 hata Js consolidacién de un gobiemo autdnomo en las décadas del lez y del veinte? A su vez, las obras mais ambiciosas que se 1, Burkert 1861). 22. 2. Bs el cao de Bre Arana (1853) Amunitgul (198); Amadou Solar (M6 Mens (88), Crnge Loe 08) ma alejan del esquema clisico dels erénic, si bien vinculan la Ine Adependencia a un pertodo anterior o posterior, suelen ser toda- via modestas y recatadas en el uso dela larga duracién como marca de andlisis* Enfatizan uno de los dos extremes tempors- les del fonémeno en desmedro del oto, ya se la etapa previa o la inmediatamente posterior ala Independencia; se cifen cor tes tajantes;y aun cuando subrayan el sentido modernizador de la Independencia ersien a limitar su proyeccin al eneuadsa- se dentro de una periodificacion excesivemente stricta, Obvia~ mente esto se debe ciertosrequerimientos metodoldgicos prac ticos, peta creemas que incide también el hecho de que es el tiempo corto el marco analiico que sigue predominando aun ‘enestas obras mis globales yextensivas. La coyuntura acapara tana mayor atencidn; mientras que el tempo largo se limita a encuadea lo medular, ya sea como introduecion © como anexo secuencal ‘Conestone quisiramosdisminsirla importancia del em + pocorto. Too lo cantrario, l tiempo corto en telacion ala Inde Pendencla nos sigue patecendo crucial. Pero creemas que st papel histérico eesulta mds evidentey central silo analizamos fe cuanto tal sin perjuicio de insertarlo a su vez en la larga due Un andliss que enfogue elcontenido de dicho tempo cor. to, las opciones que se eijen dentro de) el cardcterimprevi- sible de éstas, su velocidad y dindmica nos parece fundamen- tal para entender el proceso macro de modemizacién en que se inserts, [La coyumtura histories extendia @ su maxima expresién, esce fines del siglo XVI, cuando el sistema imperial entea en crisis, hasta Ia década de 1890 cuando en Chile se consolida un ‘huevo régimen politico republicano-liberal tiene un sentido fun- ‘damentalmente politico e dsolgico, Marca un quiebre en el of- ‘den legitimante, aun cian deja subsists otros smbitos como el social y econdmico. Este quebre era imprevisible no obstante 5, Nos fries» Vibes (96: Colle (967 y Heise (198, m haber capitalizado los logros del primer intento modernizedor borbon. Fue ute de una combinacson de fctores: el surgimiento y consoidacicn de une elite local, una concepoién novedosa del Estado y del poder, una cosmovisén dustrada —Io que hemos denominade el slegedo coloriab—, alo cual se suman el estado progresivarnents critica del sistema imperial hacia el inal de aus das, el desmoronamiento sébite casual dela morarqul, econ siguiente vacia de poder y la aparcin del paradigma republica- ro como un recurso opcional para resolver a crisis —stos atic tos cuato elementos, fctores que irrumpen en un contestoco- yuntural mis veloz¢ improvisado. ‘De mode que al proceso incipient de modemizacién, que se-venia dando desde el siglo XVIIL se aadié un componente temporal dindsico que ayuds a acelerarel tempo y tm del nis- smo. La Independencia efor26 dicho proceso de odernizacion y lo afi aun mas ens orientacion previa. Enefecto una coy tura eminentemente polities que aprovecha ademas una heren- cia tambien polite termine por imprimir al proceso de moder rizacion un sllo definitivamente poltico-ideologico. Por tanto, 8 continaacién analizasemnce esta coyuntura polfaca. Comer femos con un estudio eI crisis general del sistema espafol la ‘ual no e9 necesariamente terminal pero que se agrava de tal for: ‘na por Is crisis conaitucional de 1808 que ree consigo el colapso Gel sistema. Luego examinaremos as consecuendias de dicho o- lapso, fundamentalmente el vaco poltico-institucional, el quie- De dela logtimidad tradicional yl gueera. Por itm, veremos ‘no In eleccién de un oeden zepublicane-iberal en Chie trae ‘consigo una transformacion politic, que termina por resolver el ‘colapso anterior ‘En sintess, Ja Independencia nos parece una coyuntura cx tica de extraordinaria importancia. En este period corto se po- nen en juego una serie de factores nuevos que irrampen con velocisad inusitada y traen consigo consecuencias transfor: smadoras imprevisibles y sigrificativas de mas large duracién. [Estos nuevos fatores,demés, se acondlcionan a cietoselemen- tos ya presentes en Chile durante el siglo XVEI. Con To cual se 12 nips de Ce logra una cera continuidad con el aundo colonial en efecto los ruevos acontecimientos refuerzan y orientan un cambio proyectual de indelepelitce no wadicional,a estas alturasen parte snuevo yen parte viejo 124 Captruvo V La crisis y colapso del sistema Fl sista imperial espatolalcanzé durante el siglo XVII un grado de madurez, coherenciay poder bastante extoso. Cont, por lo menos en Chil, con apoyo sdlido del grupo dirigentelo- fal, el cual se beneficls de las politica reformistas impulsadas or la Corona. ¥ no hubo quicbres politics; la lealtad hacia el rnonarca y el rexpeto a la autoridad se mantavieron ineslames. ‘Asty toda ya pesar desu aeraigo el sistema comenzé a manifes- tar lertos problemas y deficiencis que se fueron agravendo ha- ca fines del siglo XVII y comienzos del XDX. Estos problemas no cuestionaron tanto satema en sfcomo ‘su capacided administrativa para mantener etme sostenido de ‘benefcios proporcionados hasta entonces. Per lo tan‘, se fue _gestando una crisis de expectativas, coyunturl no terminal. Ay 6 a ello, el hecho de que el grupo dirigente local fuese adqui- ‘endo progresivamente na mayor concienca de sf mismo y de us intereses a mismo Hempo que se afianzabe el sistema debido 4 Ja veloracién positiva que de € hacia esta misma elite loca ‘Mis que una crisis de confianza lo sucedido fue una crisis de |spieaciones. Dehecho, se produjo wn anhelo por continiar en la senda reformist, helo que por diversas razones no tivo cost ws Le edged de Ce a favorable. Alo mds, el sistema fue incapaz de evar a tino #8 propio potencal de cambio. sta stuacin aleanz6 un certo inpase que hizo cundir la faustracién leal sun cuando no alee el orden de cosas ys eta- blecido, el cual se mantuvo hasta inal. Logréestancar el siste- rma perono tering con él. Dicho impasse sn embargo, serompe- ria de une manera insospecheda, por la fuerza de los heckos y scontecimientas que afectaron ala Corona espaol en la prime fa dBcada dl siglo XIX. La inasign napolesnice yl crisis cons- titucional de la onarquiatermnaron con el estado de indefin- én del sgtema —aunque en su momento no todos se percata- fom de ello, socavaron ls tims resabios legitimantes del sis- tema, y proyectaron a Chile y a toda América hacia un estadode indefinicién ain mayor, que se resolvera inicamente con la sas- ttucion de sistema politico. Conciencia ¢ Intereses Los iltimestreinta ats de dominio espaol en Chile se carece- rzan por su optimism eincetidumibre. Esto que parociers ser un contrasentido se explice por la presencia simultinea da dos fenémenos confluyentes: Lz consolidacién del sistema imperial refocmad y Ia manifestcin de certas deficiencis del mismo, Justa cuando el sstema daba motives como para fear esperar” 2zas en é,éste mostraba signos de agotamiento, Ahora bien tar to lo positive come lo negative se veian igualmenteconfirmados porhechos abjesvos. Ninguno de los dos aspectos era capaz de nneutalizar al ot. De ahi que se produjera un efecto contradic: toria que termina por earacterizar al peiodo en genetal [Razones para creer en el sistem habian de sobra Las refor- :mas impulsadas por la Corona habian Waldo consigo evidentes Dbeneficis para ls scciedad local. Se habia alcanzedo un grado considerable de paz y seguridad, La riquezs tnto privada como pliblicn, habinaumentado, Ladministeacien se mostra eicien~ 126. te rey pda toe te. Las insiucionesrecentemente cresdas daban hugara nuevos ‘auces de parscipacion. Por ultima, las condiciones imperantes permitian al grupo ciigente local consolidar su poder’ [De todos ios mativos anteroresasanaadores del sistema, éte lta era ef mas conwincente para la elite exolla local. Bastaba ‘con tomar conciencia de lo que ebia significado el sistema para ‘lla —cémo originalmente ee sistema se habts propuestolimi- tarel poder loa, logrindose eventuaimente lo contraro gracias ‘una estrategiaextosa de cooptacién— como para aprecae sus virtudes. Ee efecto, ella misma y su crecente poderio politico ‘Sconce eran muestrs palpabes del buen Funclonaniento del orden establecio, Enel fondo, a valoracca del sistema se erigié sobre una base cada vez mas sida de autoconcienca por pare del grupo diri- gente. Se consol cuando a elite se dio cuenta de que su suerte ependia de Por tanto es en esta autoconcincia donde encon- team las prucbas que confirman el apoyo que se le otoga. Una slite cada vez més segura de si misma, dispuesta a funconar den tro delas mas del ego, y deseosa de seguir en el camino refor- ist ya trazado, en efecto, zatificaban al sistema en curso Buisten innumerables manifestacones que revelan esta cre- cents conciencia desi ene! grupo dinigente. Yo hemos hecho alt= sé 8 algunas de elles. Vimos como ante un aumento de exigen- ‘las tributarins la sociedad local cert filasy se opusoterminan- temente as implantacion. Sin duda, las medidas fiscalizadoras brian los intereses econémicos de a lite lea, intereses que sa- | inte sbundane iden de et y ora co el ten ‘Sys cd guar pr ei iain rg fprseor seo confron non mas vei dao expen. er Tree {Estoy ex Goorin pp 35-8 Soe) on CHU YUL pp. tz: el ‘Bam rutor 910100 p19 Pe (98) 8768, aise (195 Ba rng (10 4/9. tne Banos Arma LOSC1099 8». 7D Aang (Ger Up WLU, bt, amandeg 82,191) po. 2R, TES, $9210 81-20 Eyapus Qasr 1, op. 952 Mens (980) op 265205 amis Neen (95,1367 p. 2926 Yulaeboe 98), pp 4-85, Colle (0557p ths w Indeed he dian a reluci y se definian al se obeto de un mayor escrutinio. ero para ie estos intereses se definieran no sirvié tnicamente cl hecho de que fueran amenazados. El reformismo borbénico propuso diversos mecanismos institcionaes,debidamente apro ‘vechados por a sociedad local como instancias participatvas en las cusles se hicieron sentir sus inquitudes y necesidades, En efecto, durante todo al sigho XVII, la sociedad local hizo uso re- petido de petitorios, econvenciones,representaciones, slicitu- (dese informes para elevar sus desensy qua, todos los cinles sirvieron para it precsando ain ms las conventencns del grupo lca. De moc que ests itereses se fueron gestando ya sea por ‘oposicon obien por canals acavos de integracin al sstema Elfen arstocratizante de a eit tambien revela una aguda conciencia de sel hecho de que el grupo dominante quisiera liferenciare socialmente de otros grupos, exigiea ala autoridad ss reconocimiento como tal, y apoyara una estructuracién festamental eetricta, confirma una vez masla existencia den ine tentersostenida por slidifiar na progresva aato-stima. Debe haber intuido también el ipo de cultura que comienza a impor nerse. Una cultura que hacia distingui cada vez més aun publi- co popular de un pablico de site, que diferenciabala perterendia socal de acuerdo al consumo conspicuo,y mas alin que requeria log servicios de un csculo exclusivo de iniciados —una varguar dia tluminads— vinculado al orden establecdo, seguramente ayude al florecimiento de un sentimiento colectivo auto-afirma- #vo, une conciencia par sicada vez més sla. ‘Ahoea bien, esta cocinte toma de concencia no se expresa \icamente en terminos ds clase, La forma como éstageneralmen- tess manifesta es de orden me global. Yaenla segunda mitad de! siglo XVID, se detecta una creciente identidad regional que hace defo wchileno» una fuente cada vez mayor de identifcacon 2 Vins Mean (196), pp 100-10, 226265, Wlabos (961 pp 545 yang 79) pp 97-4 Byaagi (65) pp.308309, 385, Colle (96, p20 Godoy (01), pp. 8 6772 PEE 17-1, Congres UN) pp TEiasGasoy (0st pp 152 ue ids: at (984, pp. 10-125. Ea ence oes comun aos apancamerin ver Pay 977 p35. 128, Laer 9 tp det tne En ta eens literatura aparece ei po exten ns serena mses dete enteentoait Enesco de Ios otas expen y nara sd de nore fey ema dove! Cnstndo es eeu encntae con a ea Ge Ehsconstaye wt sr ngs dbtado de enomes potencies ‘manos tule" Etat fsterente inde den Spite huminsn eudemnc yup, Chile pel coms tx tert fer, potent pope se acoptan It pets de fonents asp pos ete ere note ES de tes eyenesde Ameren porende nti dualzabe Otpaspetecontantemente ibayade por eo exprena ie See flonase Ia nocién de que Chie we distingue por ser Serr de gure, Seiten! papel histo del srcane, thet chogue ince ete eigen espanol somo pbs ucts yenelpapelgenpos evenperato for hie coma Eston cokriv el Paiste anand ots posers? De mode ques induaabe que hac a epunda oad dl Zit seo ua stocnsena regal ate i Ao Jabien asa qu punto eset de stlenkind corms Fone‘ ana hentlded mis eecva cn go popula Thuy de ovata ta evden diponile spent ‘rein de un ersrucon concider ens tena La imagen prove ce or fundamennivente on inten, en ane orden connie porende aa lrgn interes Fevtereiertesal gro dant Enea eraos eaten En formelcin asta des nisios Laon repel ‘Stn eouro ulande progusivaent pred propo dgente Dara eitina ou srpacones de case lorena evete ome ws gues eda a ania sega lenient de ced cmro mecsn trode efertamitoy aieeciaion sons pape penn 23 ise Sal (1796, 1929 I Ee Vb (1968, “Aneno Docume ‘at ee encuenirn pros vais dor infest oe us ert. Grelds tela rue 3 gp SS03HE Ganges (1970.14 Gadoy 098 9p ot 870 pp 50 1 Le nepndoct Ce slat Si bien certo, hay numerasos ejemplos de rvalidades| tite eillosy peninsulates desde el siglo XVI en adelante, ns ‘queaserollas en cuanto a ser pastergados tenden a aumentar durante la segunda mitad del XVIIL? Antes de esa fecha, Ia aci> ‘sd predorninante entre la elite ue ms ben la inverse. Ya vienos| ex un capitalo anterior, como la elite por lo general se definis en téemines homogeneos. Fl estamento alto crolo procuré asim lacse al grupo buroerstico peninsular El hecho de que los eialos| seconsideraran a st mismos espanolesamericanos, hcieran un tsfuerzo por vinculasse a través de negocios y conexiones fami lites con los oficiales de la Corona, parecer indicar que kubo tun intento, al menos inicial, por minimizar posibes distan- clamientos, reduc prejuicio anti-roll impito en los objet ‘vos de proyecto reformist borbénico,y partcipar de os privile- tos otorgacos 2 los representantes del Estado, Este intento de asimlacion fue progresivamente dasechado hacia fnes del siglo XVII, eesndase un distanciamiento mayor centre rolls y peninsulares. .A que se debié este eambio de ati ‘ud? Podria pensarse en una reaceiGe ante el prejuicio anti- bros Rechazs de plane informes tendentes a profundiaae mei das ingpiradas en concepcionesistradas, Rest todo apoyo & proyectos ya encaminadas en esta direcién, einchuso eneareels| @ hizo caer en desgracia a prominentes estudiosos que hasta ex- tonces contaban con patocinio oficial Loscasos de Juan Bautista Muroz y de Aljandro Malaspina son elocuentes muestrasde que |naca fines del siglo se habia apoderado dela Corona un esprit host anteilustrad, renuente-a admit culquier ipo de rior: maen Amécca® La Respuesta Criolla Ecidentemente, la situacin general durante as ltimas décadas rmostraba signcs alarmantes de deterior. El sistema imperial _manifestabaserios problemas ls intreses rolls estabansien- ddo duramente afeciados. Con todo, este cumulo de problemas ro condujo un quicbre EI sistema, a pesar de sus dficiencis, siguidsiendo objeto de prestigioy apoyo. En parte esto se debid Ta inercia connatural a una socedad tradicional y en parte al 2 Cue 1955198) p01 Ramee (88, 21 Veoe Goer (199), p47, Setzer (197), p76: para ccm ce no sitse Aamensegs (1870 Epp. 256 1 Wntaker 156), pp. 018 Mangus (97), p. 29:2, 19 a tndpndocin eC hecho de no haber suficiente distancia como para medi objeti- ‘vamente los pros y contrae del sistema, Problemas y virtues afloesban a un mismo Hempo. Mis atin, ers todavia posible vis: lumbrar ajustes y corecciones enmarcados dentro del sistema mismo. En efecto, la respuesta cola a esta crisis fue continuar fn Is senda ceformista ya ensayada Si ol expinits istraco se tbilto en la Peninsula, no ocursa lo mismo en sus dominios Enel caso chileno dste Fue sin da, el camino elegido. Tan to las més altas autoridacles oficiales, entre ellos ef gobernador, como el Cabildo, los miembros del Consslado,y algunos bom bres destacados a mero titulo personal hicieron todo lo posible para informar y zepresentar a Madrid e estado an que se encon- frabs la colonia. Conjuntaments, le hicieron ver ala Corona una sere de mvdidas surceptibles de implementaree afin de rome: iat los problemas antedichos. Cabe destacar que en lo referente tanto al diagndstic como a la solucién de los problem, estas {ques y- petitorios manifestaron claramente una disposicon = atenerse alos canales previstos dentro del sistema para este tipo {Ge reconvenciones [a vez que en dominio cabal de os Merinos ‘lustrados hasta entonces predominantes en los czculos minist= Hales. Por tant, al opta por la via reformist, la sociedad local solo zatificaba el sstema en curso y se mostaba predispuesta 2 shondartoy pertecionatlo El diagnéstico que se le hizo legar a la Corona era un Bel flo de a situacion que por entonces afectaba a Cle" Subra- ys fundamentalmente ln dfcultdes acsreads por una aper furs desmedica del comercio, agravadas ass vez por un contea- bande progresivamente pemicioso, Hacia especial hincapié ene] problema de la balanas comercial y en el efecto negativo de la ‘ompetencia de productes extranjeros que inundaban el merca- 24, Ls textos ms topimantatooe donde a consign ete dagadetco son ae her deals (150) 9d Dea Ca (180, os dome dormer {Gers en Vsobo 388) Digest yaaa de est agro se ereurniran ey Rares Neworhes (107) pp. 9-12 Vases (968, p. TSS 200 B28; Caer en, 5, 2858 40 ein lp date do chileno sobre las manufactures locales. Y se plantesba espe: ‘almente critic frente is relacin con el Per atin més detero rads porel apoyo discriminatoro frecdo pore virrey al comer co peruano, En general, este diagndstico se fue gestando en la medida que surginn problemas ante los cuales era necesarioelaborsr cr teri de slucién. Esto no evs, sin embargo, una telextn ms profinda sobre la stuacién del pes, haciendo de paradigms Ycntegoriasentonees en boga, Quienes disenaronaste diag cst ‘co partn de una premisa base: el potencaleconémico y huma- ro que ofrcia Chile hacia car esperanzas en la posible utilided ‘que esta colonia hasta ahora gravosa, podis brindar ala mets poli. Este potencial sin embargo, se via entorpecide por una se- ‘ede cbsticulos estructurales que era necesari corgi. La pro- {accion y exportacin eran debiles El atssa moral In ignoean dade a gran mayorta dela poblactn eran deplorables. Faltahan estimules,y exstia taperstciin 9 miseria. Fa algunos de loses txitos més radicals incluso se egaba a reconocer el papel negs- tivo jugado por ef régimen de propiedad predominant, se ct ‘aban [as condiciones de explotacion el latifancio, el ause patronal a falts de espicisa emprendedor ‘Todo esto sin embargo, podia ser superadlo juicio de los stares de este diagndstico para progress bastaba con provestar ‘medidas concretas,reconsles y ules. Sugerian expandir os rmercados, crear nuevas fuentes de tabgj, y proporconar una cedueacion prictca y generaizada. Disefaron millples proyex tos de fomento, algunos de ls cuales fueron puestos en prcticn por ellos mismos, omola intreduccin yaclimatacin de ruevos cultivos. Abogazon por a exeacin de compaias con apoyo of ‘dal para comersarel igo chilencontemplaron la ides ce crear una sociedad! de amigos del pais se propuso incluso el establec- iento de un banc ‘Ahora bien, en relacén sl espinado problema comercial, se 25. Vas as Memoria de 7 y 199 Cas ebro (19291 ores de Di de Salcnd y Maho (1759}e Vlsebo (185, pp 2S rm a npc fe Ce mostraron en genera favorables 2 una regulacin del comercio és que # una testrctaUberalizacion dei mismo. Ajuzgar por [a cuantioss prueba documenta recogids por Sergio ‘Villalobos Rivers, base de la hipétsis central de su ibeo sobre el tea, en Chile fubo una suerte de libre comercio de fcto* No hubo mo nopolio dela metrépol. Tampoco hubo escasez de mercaderfas. EL Snitno porlo general pevaleciente en los cculos mercentiles fue el de proveer wuna libertad regulada y metadica»® No ha: bian motivos reales para abogar por una libertad comercial tha~ yor ala ya de hecho existent, Si bien hubolamados a tal eect, {stos solo fueron minoritario, correspondents »peesoneros de {gobierno y del Consulado encuadrads en posturas etrctamen- te ideologicas™ En este time punto concordamos con Vilalobos. Sin em ‘argo, mg que un desfase con le realidad —que es hacia donde punta su argumentacn— pensamos que lo subyaconte a esta ‘Meologizacion del tema econémico, es ura adecuacion del dis- ‘cars con sus propias premisas, plantenda en un momento crftico fen que ae hacia neceiario una definici ideologies. Ocuree aqui ago simular lo a visto respecto al sentir regional. 4 alguns thule de esta dpoce no les bastaba tener autoconciencia de s rmismos y de sus problemas, sino ademds les parecia necesario trietar eta atocancenca de acuerdo patrones paradigmatcns ‘con al objeto de hacerle presente a la Corona, en terminos ‘nteligibes para ella, que los intereses locales no necesariamente coincidian con ls dela metrépoll.¥ clartamente la Corona estar ba dispuesta a tocarsoloa regaftadientes el tema dela libertad de 2 Ye wedlogon en Vlado (548, 910. 2 lara de | rout, somerset yu comers, ade ce Villbos 186) 9.07 "A Vlilatos (Be) op. 10.164, 252 Cae sepa que a pina ie snc ee Vines (By Baez Neocon (1957 sib en iis Smporanc gules stove asian «nies de bead de comer co {ntsc Independencia de Chie Ramiver Ness se porcl9 ‘lvoe lone ox sonra Ls points entre amos nator encuentro Ramer Nicoshon GO) pp. E415, yenilalobor 196. 2, 204273. eae tabi Kincbrara 197), pp. 3 2 ey eri ap dl ton comercio. En otras palabras, estamos frente ura plitzacion de los problemas expresada en posturs cada vez més adicalizadas a lin de distingwitve y contraponerse ove la Corona, una vez (que se hace evidente quel sistema haentrado yaen crisis. Dicho de ot modo la ideologieacidn yradiclizaesén del tema econé- tmico dicen relacign no tanta com Ia realidad econdmica pers, vividaenal pais, come con las expecatvas de autonomia que se ‘omienzan 3 contemplar y con la bisqueda tentativa de an sue vo orden més equilibrado, La logics a la cual responce esta radicalizacion no ests daca por Ia realidad comercial ino por el mbito crecientemente polisco y discursivo generado en medio dela exisis del sistera, Con todo, tl como en el tena sobre el regionalismo, na de- bigramos exagerar el punto. Porlo general, la acitud cxolla fren tea los problemas econsmicos que ls afectaban fue a de encus- “drarse eno del sistema, eolctand coreg Ise deicencins y ‘ontinuarporla vin reformistn. Noes rao, por tant, que en css) todas as proposicionescorrectivassuscritas, se coincides enna mayor y no menor intervencién de i Corona para solucionar los problemas pendientes, Dela Corona dependia la elicidad de sus ‘subclits. Si ésta no era capaz de suministrar los medios econd ‘micos ello mismos se encargarian de proveer los recursos nece- ‘avis, conforméndote sla con el permis y autorizacién ofcil para leverios a cabo, De hecho, siguleron esta vie al erea I Uni ‘versidad, al apoyar al Colegio Cazolino,alinstaurarla Academia dean Luis, yal comenzar levantar un eificio para la Caca de ‘Moneds. En muchos cases & Jos rill le bastaba con contar con estilo oficial para administer dar impulso y fomentolo- ‘ala certs medidas ‘La mentaldad prevaleciente en los circus ilustradas chile: ros era principalmente la administrativa. Salas, Cos de bers, lela Cruz y ores, eran bisicamente administradores que se ate- tian felmente los térmanos que lt misma Corona diarante él siglo XVIII habia estableido como adecuados. Sus demandas apelaban a le racionalidad, su proceder se ajustaba a los eauces ‘stablecidas. So subsdiariamenteseplantearonentérminos mas us a ntti de Cie potitions y extra-administatives, yUnicamente cuando el debi tamient y la recalitrancia peninsular hacian sugerblee igual- mente razonable ir pensando en un arden nuevo, El Colapso del Sistema El cimulo de problemas y deficioncas que minacon el sistema ‘imperial durante las ultinas décadas del dominio espafol lo de bilitaron perono terminaron con dl. Le restaron lepitinidad pero 1o produjeron el colapso final. Crear a lo sumo una suerte de Ingusse que se resolveratnicamente al cer le monarqui. Ao largo del siglo XVII ol sistema imperial espaol fue d= sarrellandy una legitimidad propia diferente de la tradicional limperante er os siglos XVI y XVI. Hemos visto emo, bajo do rminio borbénico, el Estado experimenté un crecimiento ssitcional burocrstico bastante significative, Memos repatado eneleardcterneutro del poder, cémo éste se planted en terminos ya no étcos sino meramente racionales.Y se ha mencionado el ‘fin dela Corona de sabordinar Ia Iglesia al Estado, Todos estos ‘cambios alteraron las bases de Iegiiidad tradicional. La con- ‘epeida orgénica patrimonial, hasta entonees precominant, rmenz6.adesdibujrse.Criterios utltarioa seculares cobraron una mayor rlevancia. Y aun cuando el absolutismo se justficé asi mismo en razén de oigen divine del poder, esta justificacién no loge reverts dicha secularzacion éte fe ante todo un subter- fugio para maximizar dicho poder, respaldéndalo en términos simuladores de una aparent saraliel CCabe hablar, por tanto, de una nueve legitimidad. Esa se configurd sobre labase de un acuerco tito en virtd del cual os sublitosaceplaton soportarenormes sacrtcis costs siempre {cuando paraletamente se es proporcionaea numeros0s benef ios. La ventajas obtenidas debian compensar las exigencias de- rmandadas, Se tolerarian los requerimientos del sistema en la smeclila que éstos fuesen resarccos por utlidades cavreativas a a iy led ate Esta nueva legitimidad se fue gestando y consolidando casuisicamente, es decir al ise confirmando efecivamente este modus pera tesla Cotona y ss subctos. Por lomismo, qe 6 supeditada a que se siguera constatando en el futuro, [Noes de extrafar por tanto, queen Ios ttimos treinta aos de cominio espanol se produjera un certo debiitamiento dela Ingitimidad estebleida. Al verse afectado el equilibro entre las contraprestacones, la Corona pase a ser percibida como renuer- te incapez de cumplr su parte en ol acuerdo, ln satisacerse las expectativas y demandas locales, las de Ia metrépoli comen- ‘arom a aparecer como arbtraria e injustas, El debiltamianto de la legitmicad establecida no implicd sin embango una negacion de las virtudes del proyecto reformis- ta, Dehecho, ocurié todo lo contraro,al insist los criolos en el ‘ming modemizante ya trazado. A lo sumo, se vishubr un posible orden nuevo, continuador del anterior pero con cetas importants modificciones. En efecto, este anhelo por crear un nuevo orden en ningun caso pretendié negarelaspecto medular reformista del sistema ni Implicd plantearse en términos rupturistas Labase utara del sistema borbnicosesiguiéacep- tan, y en sus expresiones mas radicalizadasalo masse tats de coreg defectos, condicionar la lealted debida 2 que se siguie- ran implementando reformas, y volver a equiibrar I relacién entre la mett6poly sus dominios” Para lograr lo timo no bas- tuba, sin embargo, reconstruc el equiibrio anterior Lo que se {queria shora era obtener un nuevo equilbvio mis conmutativo {gue tomara en cuenta la autonoma y autosuficiencia local gene- ‘ada por las defcienias del sistemas y que se aeptarae incorpo- rata 4 éte certs logros que se habian ido bteniendo fuera de <1 como por elemplo la capacidad local para comerciar de hecho libremente. En otras palabras, lo que se pretencliaera hacer que el sistoma raronociers ln cpacidad endgena local para cube el ‘cio de poder creado por una metrdpol decadente 29. Véow by lcs cre ne ies de Me Santen Cole (16, pp. 15 ys Moor de 109 de De Coz us inept be Ose Este intento por crear un equibsrio nuevo se expres en a> _gunce casos en terms paltcos x hemes Visto en qué ocasio- hes esto tend a ocurir cuando un alto geado de auteconciencia| perma defini los nereses locales, cuando étesestaban sen ‘do fuertemente amenazacos, candi la Corona se mostraba re huenie incapaz desokucionar los problemas pendintes, ycuan- ddo se agotaban las vias administrativas disponibles; todos los fuales se comenzaron s dar en la coyustura cia delos times leeinta afl. En estos caoe as demandas locales se srvieron de peradigmas hustrados que permtieron asa vex abstaer los inte esesen juego y contraponer lo local alo metropalitano, Dezodo ‘quella crisis coyuntutal que se produjo hacia fines del siglo XVIIL ¥ comienzos det XIX gener6 ademés una forma inédita de ela- ‘ionaese con la Corona, de caréterdiscursive-politic,y con ello $5 puso fina a anterior estrategi de cooptacién y complemen tariedad, Esta creciente poliizacion, sin embargo, no debits la Inala al onden establecido. Se conccen tan s6le das hechosais- laos y aneedétcos, de interés meramentepolicial en los cuales se expresaron ideas francamente revolucionarias.* Politizar la relacién con [a Corona en ningin caso implies plantearse en t- mines rupturistas 0 deseales. ‘Anota bien, pensar en un orden nuevo era bastante razona- ble dadas las condiciones entoncesexistentes. En realidad, el sis- tema estaba sumido en tn estancamiento profunde, Se mostaba ‘ncepaa de responder alas demandas locales. Ast ve la Corona se manifestaba crecientemente sospechosa frente cualquiera inicativa Joal para continuar en el curso reformist inicio y ‘estimulado por ella misma El potencal de cambio connatural al Sista oe vais fuertomenteobstacalzad, Azaiz dello, secues- 30, Soe a llamada «Conapiracin de los Tree Antnioss due Amunstegu y Amundtogu (5 Amunstegat 1672) pp 177255 ‘Amunaiegu (53 Tp 0008 dcr Arana (1580) VE, pp. 6062 ‘bon 93), pp, ele (969 pp. 1178: uti 90,9. UAW, plates ats sacra provocetes trp elas hos de 790. Scheeicao Moran eds Amanita (187, pp. 274258; Donoo 1961 pp 2-2 7 Mlb 98) pp. SSD. 16 ‘ond su leitiidad # incineo ce vishumbrd un posible nsevo or den todavianiobien definido aangue el, cuya caractaristie sx ‘damental era una relacion mis politica fente ala Coram. [ASC y todo, el sistema no parecis quebrarse.jPor qué? En buena medida, porque sa potenial medemizante subsists n ls mentes cola, Se mantenio Intent a idea de que a pesae de ‘58 deficiencas, habia sido en general beneficioso. Persist la fe fen Jos mecerisos de eforma que teseicamente proporcionabs. ‘Ademds, la via administativa nunca fue desechada del todo, a pesar de ser certo que se recurs al discurso politico con mayor frecuencia. Més atin, continuaba habiendo cierta capacidad ‘endagena locel para sustituir ala Corona, Por ulti, cabe sear lartum motivo adiional clave a lealtad que suscitaea ef monarca ‘hasta el fel ‘Desde el comienzo de la época colonial éte goz6 de un re peto incuestionabley profundo. Las americanos mostraron hacia ls persona del rey una devacisn cas relgiosa; In majestad real fue objeto de veneracion y culto.* En nemerosas ocasiones sere _chazaron sus érdenes ose impidié su apliacién, pero en ningiin ‘aso esto invohies un atestonamientode su potestade impeio. Inclus se legs al extremo de deponer a autordades debidamen- fenombradas por el rey aduciendo abuses yarbitrariedats, sin {queelloimplicare un rechazo al orden jrirsuico presicido pore fronarca, El grto tradiconal de «iva el ey ¥ mera el mal go- bierno»—quese hizo oi en varadas ocasiones— demuestra que entre los stblito existe una clara datncion ante el rey ¥ sus smandaterios-* En efecto, la legtimidad del sistema no siempre ‘limits a lo meramente edministrativo. Tavo un componente smbolico clave mantenido incluso en la etapa critic final ‘i los eventos de Bayona nila invasion de Napoleén 2 la Peninsula erradicaron esta legtimidad simbelica del sistem, 51 Amanda (870) Leaps Ly. 3: ets Are Gi ed Sra me a statin ndal pede gece durante lig XVI plisn etrazadors dels Botbonesdesdinpun anol scone ares yee. independence Ce ‘Ambos fueron obtenidos mediante actos de fuerza arduamente resistidos tanto en Espafa como en Amirca, Subsistié por tanto Ja rmonarguia en In figura igualmente simbulica del «rey cause ‘vow, ycon ello la posibilida y esperanza de reconstituir el esta- doce cons previo a 1308, Esto proporconé un eespiro finaly dio ‘motive pars seguir ceyendo en a coatinuacicn dela crisis Pero fen realidad ya nose estaba frente a una mera crisis del sistema sino aunt sspervivencia artifical «la agonia prolongada de un ‘cuerpo que ain se resistia a claudicsz El colapso del sistema nose hizo nunca evidente porque los condicionamientos psicaligicos vistoe —ente los oles Ia Be ‘dn egitiante de la manarguia fue el mo en desaparecer— Impidieron ceconocer que una crisis coyuntural habie devenido imperceptiblemente en una crisis terminal. El sistema estaba acs Dado; a la,postre subsistira en teminos meramente lormales. Entre la abdicacion de Carlos IV en Marzo de 1808 y la constit ion de a junta de Gobieano de Cie en Septiembre de 1510 tans Ccurieron dos afce y mio; las deciaraciones de lealtad a Fer nando Vi se repitieron incluso por mis lempo. El impasse gene- ral que venin afectando al sistema desde fines dal siglo XVIII se prolongaria sin mis cos la crisis constitucional, poro se trataria "inicamente do una prolongzcion aparente. La criss constitution nal depost6 en manos locales el poder total, y eso puso fn al sistema impetial Lo que ahora habia queer era crear una nue- ‘legtimidad que jusificara este poder de hecho accidentalmente fn posesion dels sociedad local Los witimes trenta sfos de dominio espaol en Chile configu ran un periodo contradictorio marcado por logros y deficienaas ‘eel sistema imperial. El sistema se consoliday entra en crisis a tun mismo tiempo, Este fendmeno no produce quiebres. Sigue habiendo un alto grado de lenltad y fe en los mecanismos selormistas introduicidos por el tégimen borbsico. Six embar igo, sumentan Ins expectaivas y demandas locales junto con ha- ‘cerse ms evidentes Ia ineapaciad y la resistencia de la Corona, 148 para satisfacer dichas expecativas. Esto ners frustraciny da totivos pam is pensando en un nuevo orden mis conmarativ| entre la metrépol y sus dominios americanos. Se vislumbra una ‘dertapolitzacién de parte de los criollos s--2s la Corona, par~ ficularmente en lo que se refere a conciencia regional y en la relacign administrative que impera ere ls dos lados del At- léndico. Pero aun asi no se produce una ruptura terminal. sis tema prevalsce sunque de una maners muy deterorada, Pacto- ‘2s picolégions poderosos no permiten reconocer el quiere real yrelectivo aungut todavia impercepibie. La subsistenciasmbo- hes de I onarquta impide incluso tomae concienca cabal del ‘sigtiado dela ess consitucionaly la invasisn napolesnica En 1903 el sistema esté da hecho roto ye poder local goza de un potencial autsnomo inédito; sin embargo, no existe plea con- ‘iencia ni consenso al rexpacto y esto hace que el sistema siga languideciendo en términos meramente formales y aparentes 109 Captruto VI Hacia un orden nuevo ‘Asi como ol colapso del sistema imperial ue impercaptble el ‘surgimiento de un orden nuevo fue equvoco. Ambos se enmara- ‘heron an una nebulosa uridieaconsttucional que ccult ef ser~ tido yalcance de lo que en realidad estaba ocurriendo. Los suce soe de Exptfa produjeron desconcieto, temo y perpljidad. Se ‘eacsiond con medias de emengencia yensayosclrcunstanciaes, YYasi, contingentemente, con una cariosa mezcla de prudercia€ improvisacién se fue tomando concientia del vacio de poder de- jado por una monazquie scala y del corsiguientapotencial aux {nomo que ella implicaba para la socodad local. Elcdesmoror ‘uento final dela antigua legitinided fue accidental, su sustitu- cn se hizo a entas. ‘Alacrisisingtucional dela monarquia —queen el caso chi- leno sl acs una modalided adiional al deponerse al gober- nador en ejecico— le sigwié 1m perfado de autenomia juridic y politica que e marufiesta en el establecimiento dela prisvera Junta ‘de Gobierno y en la convocatoria del primer Congreso Nacional. Una ver condolidada la autonomia esta etapa se empantana, al prodiicirse un eqsalbeio de fuerzas con esrategies opuestas si fuacin que comienca a resolverse con la aparcion del person 151 tated de Ce tismo caudillsco de José Miguel Carsera, convisténdate in aoe lerador del cambio. Dicho personalismo se trata de legitimar et ‘tmsinospolitic-ideoldgicos de corte abiertamenterepublicanos screcentando la distancia con una monarqula meramente formal. Esta reciente excision se profundiza aun mds con el fracaso el ejército patriots frente Tas expediciones ordenadas por el virey del Par La guerra aelera el proceso de distanciamiento y termina por consttuirseen el mecanismo eesolutorio utric. Et sintesis la fuerza de los eventos, la contingencia coyuntural, lx improvisacisn y el ensayo hacen derivar las opciones hacia un borden nuevo titinomae independiente La Crisis Constitucional “Los sucesos que répidamente se fueron sucedondho en Ia Peni sula tuviron efectes tardios en Chile! En un comienzo la reac- in suscitada fue prudente y estrictamente enmarcada dentro de los parimetros establecidos por las nuevas autoridades legitinstas que surgeron en Espafia a raiz dela invasinfrance- Sin embargo, la stuacion se agravaria por motives locales re Tacionados con a muerte del gobernador Luis Mitoz de Guzman, ¥ por el repudio posterior produicido por la gestion gubemnativa {e Francisco Antonio Garcia Carrasco, sa sucesor intern, re chazo que motivaria a ss Vea su deposicién. Por iltimo, lor acontecimientos aczecidos en otros lugares de América, partes larmente en Buenos Aires, repercutirian tambien en Chile. De smedo que factores tanto peninsulares como locales y americanos ‘onvergieron para produc la crisis contitucional an au ves clea, [Noticias sobve Ia abdicacion de Carlos {V, de la caida de Godoy en Arinjuee y de a ascensin al trono de Fernando Vil 1 Soba perio 1565, ons Manes (85 2960 Tern (ogo Armunstegs 187,191) aves Aaa 885) VI, Vato 198) a2 8 en noe [08 y 19 marzo 1908) legavon a Santiago tan s6lo en agosto. Se supo de los eventos de Bayona (3 mayo 1808) y dela resistencia spafola en septiembre, Esta iltimas noteias prodjeron ala tna y manifestaciones espontineas de apoyo al rey E125 de sep- tbembre se proslamé a Femando Vilen sesién solerae cle las cot poraciones en la cual prestazon juramento al monazea todos los fhietnbeos del Cabildo de Santiago y las dems autoridades ci les y militares Un mes despuds se recorocié provisionalmente a Ja Janta de Sevilla como representants legitima de Fermando y se recibig al enviade especial dela misma. Ya antes se habian elabo- lo planes de defensa y se habian solicitado y obtenide ferogaciones extrsordinaias. En diciembre se encomends a un procuradar del Cabildo para expresrle al gobiere corstituido fen nombre del rey la lealtad de los chilenos. Y por timo, en fenero de 1809 se reconocib explictaments la autocidad dela June ta Cental Hasta aqui Ia situacdn se desenvolvié rigurosamente de scuerdo a io planteado pot ls astoridades peninsulas. Fs cles to que inmeciatamente despuds de recbirse el anuncio de las slbdicaciones de Bayona, Hegaran sl gobernator mumores de des- Inaltad, pero ésos fueron desvirtuados de plano.En realidad, no texistian fundamentes de peso —salvo testimonios de oidas y ‘marae soapechas-— confirmatorios de este po de temores. Nada hace pensar que aestasalturas hubiera un espiitusdicioso ara doen el seno mismo del vecindario santaguino Primaba alo ‘sumo cierta inquletud y asombro antehechos tan imustados Esta Siuacién se complicaristinicamente « cause del estado prolor- fgado de indefnicion que aquejabs a a Penfnsula o cual perm- tia que se fuera getando na conciencis cada vex mayor deque hhablan otra alterntivas posibles frente ala crisis constitucional apart de las dictadas po los Srganos legitimistas peninsulares Ince también a actacin desfortunada de Garcia Carasto Elnombramientoy posterior desempen de Garcia Carrasco 2 Veae Tore (1008, pp 33 ly Amunstget (191) pp 8820 Martine: (96H 1 pp. 309%, Sos Arne EEN Va pp 80. 13 constituyeron una variante adiconal, que si bien no. guardaba relacién directa con la exsis constitcional del Imperio, complejaris,imprimiéndole un carz local la langa crucial. En efecto, antes de conocerse los hechos dramatics de Ia mona quia, se suse una situacin coyuntural azz de este nombre rmiento, que alteraria parcislmente el cuadro de fuerzas generadoras de la antoridad, En febrero de 1808 falleca el presidente Litis Mutoz de Guzman, hombre respetaco y culto. En asticto rigor y de aie. ‘do a una real orden de 1806 correspondia sueederlo el militar de ms alts geaduacin. Sin embargo, por no eneontarse en Santi: {0 ninguno de los mulitares aczeedores de dicha calidad, la Au- lena de Santiago decidio nombrar a uno de sus miembe, el regente Juan Rodeiguez Ballesteros,nombramventosecundado por el Cabilo, La falta de respaldo juridico de este dacisign y el he- cho de haberse corstituide en Concept tna junta de efes mi litares que desconocié Is validez del acuerdo de In Auiencia, obligé asta echar marcha ats yrecanoce los derechos del bri sgadier Garcia Carrasco. La forma como se gests yreslvis est asunto resulta impor: tante no sélo porsus repercusiones sing ademés porque en ella se anticipan certas modalidadespoltcss que cabrarin mayor cele- vancia mis adelante En efecto, uso de la fuerza milter para infu poiticamente ser una formula ala cual se recurnirs cada vez con mayor frecuencia. Masai, la aparcion de friciones tee Santiago y Concepcisn —fenémeno fecuente durante los si gulentes vente fos — tiene como primer antecedente este cS. Pero es enn plano mus inmediato donde el nombramient9 dde Garcia Cerrasco cobra una mayor relevancis. raf de este aftire quedé de manifesto la posibilidad de sobrepasar Ia Au- dlencia, Ademds,e hecho de que este nombramient se obtuvie- ‘por presin le westé apoyo desde wn comienzo al nuevo gober- nador.Y por tltime, sivid para provetar a un primer plano & tuna de las figuras claves de la Independencia, jun Mastinez de Rozas. De hecho, Martinez de Rozas, ex asevor de Ambrosio ‘Oliggins y unode os vecines mas prominentes de Concepcién, 1 Hae de ues {ue el cerebro promotor del nowibramiento del oscuro brigadier {que asus inerinaments la primera magistratura cel reno. EL éxito obtenido le valé ser designado consejero, cargo de cierto poder. La actuacion destacada de Rozas en hechos postenores, {gue lo convirtieron en uno de los cabecllas del sector ms rrcicalizado, han hecho suponer a algunos comentaristas que él, bbela complotado desde su cargo de consejro para urdi la or pezescometidas por Carrasco y proctucir at so descréito total) sta interpretacénes plausible, como también la que supone que Carrasco habria sido iguaimente tore con o sn quintas col at dentro de =u gabinete En realidad, Carrasco eayé por su propio peso. Las cieuns ‘ancias no eran as mis propicias para leva a cabo impunemen- teun gobierno vaclant,corruptoy arbitrario, Desde luego, com ‘tempore a lo largo de su gobierno (marzo 1808 julio 1810) con todaslas posiciones que fueron surgiendo. Acept incorporar doce nuevo regisores al Cabido, algunos de opiniones avanzada, lo ‘cual moti cierto descantento ence los sectores mas temerosos dle cualquier cambio. Al igual que ots altos funcionavis de ‘Corona en América se mostes ambivalent frente a las propues- tas emanad.as del gobiemo impuesto po los franceses;no las des conoci6ni las acepts, Se soapecho que hese partidaiode as pre- tensiones de Cariots Jonquina de Borbén,hermana de Fernando YL, quien lev a cabo una campana propagandistica en defensa de sus propios derechos al tone de Espana. Por iltmo, terminé [por adepiar una postara contraria a In mis pradente asumida por el Cabildo; rehsss car cumplimsento@ disposiciones de la Junta Central e imps enviar un representantechileno a ese or gonismo. ‘Su. gobierno, ademds, fue notoriamente corrupto. Gusteba 2 Sob Incontoveide personal y tepeana aus de Marines te Ronny enae Marines GPO 17.1618, 26 Glass QS) bp 72 707, ‘sepa (909), “Sobre en genes, vate Macine (960 Lp. 3235, Amansteg (oon pp 326 tp. 359-58 Bers Are 1587) Vl pp. 92100, 155 rodearse de amistades de poca categoria. Hiza uso de su investi dura para protege actividades colindantes on l ico, Inelsa su nombee, come ol de Martinez de Roza se vio envuelta en un Dullado caso el apresamlento dela ragata inglesa Seirpor dedi- cada al contrabardo, escindalo que la sindicarta como complice ten hechos delichsles que involucrabon enriquecimentoindeb- do, desfalo al fsco, hemicidio y abuso de poder, comprometien- do adeens las entonces buenas relaciones con Inglaterra, Todos sus abusoseinepttsces ferontolerados, aunque de mala gana, pero no sw ereciente abitrariedad, la que provocaria su fin, Durante el curso de 1808 y hasta julio de 1810, Garcia Carrasco extremé su posicén abanderizandose con una estate sia reais a snnovar frente alos scesoscriicos que se iben preci- pitando en la Peninsula y que requerian una respuesta local. En su lage, aplicd una politica represiva digi» sfocar todo in tent de solucén, “os dieciocho meses transcuerdos entre el reconocimiento dela Juita Cental yla daposiicn de Carrasco feu periodo de reflex y de répida toma de concienca de que lactissconstitir ‘ional metopoltanano tencia una solucininmesiat. Los avan- 2s del eit invasor francés eran sostenidos. Las nodicias le gadas de Espata-se cancentraban cada vez mas en fa discusion juridica-constituconal producto de la scefalia del trono,diseu- ‘sin que desde an comienze contempls a stuacion dels dom jos americanos. El decreto del 22 de enero de 1809 convocandoa lecciones de Ia Junta Central, lamabe a elegiediptados ames anos en igualdad de condiciones conlos peninsulares* Esto obe- dlecia aun reconocimiento expreso de que fos dominios de Ame rea no eran colonias sina partes integrantes de la monaequia es pola. En mayo se propuso le convoratoria artes. Ese mismo ‘fo se notaron en Santiago los esfuerzos de Carlota por hacer Siateamicnn gw eames far} Ganen sree es SaSece Soe ps ee 156 prevalecer sus derechos. Ven diiembre, Napoleén, una vee ac Jnitida su facaso en hacer reconocer al gobierno instalado en Madrid, prclamabs el derecho de Iss colonias americanas a 33 propia independencia# Evidentemente, desde diversas fuentes seacumulaban las presiones para que los aericanos ayudaran 3 poner fn al estado de indefnicién consitcional que erbargaba ‘todo el Imperi, 'No es rao, por tanto, que durante este periodo surgioran pot primera vex posiciones encontradas frente ates acontsci rientos, aunque resulta dificil determina exactamente el conte- nido de elas, quignes las auspciaban y el grado de apoyo con {que contaban. De hecho, existin ramores de que algunos crio- los estarian contemplando la posbilidad de instaurar una junta, sigiiendo el moeelo eyional generalizado en la Paainsula ine diatamente después de la invasion francesa, modelo que muy pronto serie adoptado en América Se emia incluso que hubiera partdarios de una independencia total, sunqueesté mas acredi- faa ls existencia de est temor que la del sentimiento separatista en cuestién. Pero sobre todo, prevalecia un dnimo impasible que sbogaba por continuar el estado de cosas imperante. Esta sera la posieién asumida por Garcia Carrasco, ya ella se debe la perso fucign de supuestos subversivos que operaban en el pais. fines {de 1509 se procedio a artestar a dos vecios de Coneepeién. En roviembre Carrasco ordené ls expulsca de todos los extranje- 10s. En diciembre dio ordenes txminantes para perseguir todo ‘rumor sedicioso en contea de las autoridades,Posteiormente, 2 ‘iz de delaciones sin mayores fundamentos ye informes de os vireyes de Plata y del Fer afirmando la existencia de personas en Chile que propiciaban la independencia, el Gobemador er- ‘ascel6 a lies prominentes vecinos de Santiago, dos de ellos ma yyorazgos y de avanzada edad, uno de ls cuales erecta el rengo de Procurader del Cabildo (25 de mayo 1810 dispuso su tas Indo. Valparaiso a fn de enviarlos a Lima ‘Una vex ejecutada, esta tltima medida motivé conmecién 6 Bar Arsen (187) pA 37 a npn ee general en Santiago (1 julio, la que se conereté en a convocato- ba de un cabildo abierto con tesientos veinos, la solicit de See que se revocara su dacisién el emplazamiento publice del _goberradorante la Audiencia. Infuyeron en los dnimos|a reciente ‘deposicicn del virey en Buenos Aires y In constiucién de una junta provisional en ea ciudad. Cuatro dias despuss del cabildo bier y nego que los vesinos de Santiago se apostaran arma losen son de vigilancia durante varias noches seguidas, en expe- sade un posible golpe de Carsseo, se deciié deponer al gober- nado, se propuso quel Cbildo asumiera el gobiemo por dinco ‘las y que se formara posteiormente un gobierno provisorio. A sbiendas de lo proyecado, la Real Audiencia ge antcipé a la tjecucién de dicho plan y el 15 de julio exgis a Carrasco su re- rune evitando as! la constiucién de una junta. En su seempla- 20 se nombr6 al militar de mas alta graduacién, al cctogenario «xiolo Mateo Toro y Zambrano, conde de la Conquista, medida aplaudida, aunque no undnimemente Elgobierno de conde dela Conguista result breve. Sus dos moses de duracién fueron extremadamentetensos debido alalle- sida un tanto tari de ntevas noticias provenientes de ls Penin- Sula, referdas a a sustitueiGn de la Junta Cental por el Consejo Claes, Regionalismo y Caudilismo El periodo que va desde In nstalacin del primer Congreso Na- sonal (4 julto 1814) hasta la legada de las Fueraaeexpediciona- tas ordenaclas por el virey del Per (marzo 1513), period mas turbulent yconfuso que el anteroz se caracteriza aderndsporel surgimiento de nevos actoes politicos y de diversas aliznas ‘que aceleran el proceso hacia ina mayor independencta, aun cuando impiden asentar un gobierno estable yduradero ™ ‘A diferencia de a Junta el Congreso en un comienzo results ser débil e ineficaz Esto se debis ala divisén producida en su interior entze dos tendencias opuestas: por un lado, un bando smoderado, mayortario,conciador y reacio a innovar, suspicaz de Is ereciant influencia ejrcida por Rozas en la Junta; por el 22 Visine een Vt 25 Sobel peo 111-13 we aves (1957); Marines 0964 pp. 216509, y Is Carreren CHDIL pp. i, tamien (107) Jaton IS, {Say taro Arana 887) VL 166 toto, un sector mus radical liderado por és, Uno y otro sector ferian no ado en cuanto a enfoques sino ademds en funcién de sus bases de sustentzcin. El bando mederado contaba con el ptrocinio del Cabilda de Santiago y del sector mas resalitrante Sssociado hasta hacia poco con ln diswelta Real Auciencia y con abortico motin de Figueros. A su vez, el bando mds rade] es ‘contraba apoyo en las provincia, en los emisaros de la junta de ‘Buenos Aires, y en algunos sectores dela elite santiaguine, ade- ‘ds de contar con apoyo mulitar Divarsos motives explican el ainaamiento de estas alianzas. CCiertamsente el ascendiente de Rozas —cauillo de las provincins dol sur—,eldesplazamiento de] Cbildo por la unt, I indluer- cia argentina y el ercente pacer miltar nacido al ampaco de la politica efensiva dela Junta, despertaban suspicaciay recelo en #9 grueso de a elite santiaguina. De ahi que surgiera una coal cia de fuereas opositorastendentes 2 hacer que el Cabildo de Santiago ejercier una mayor tutela sobre ef Congreso y modera- a suimpacto. ‘Se logrécicho objetivo asegurand, mediante resquicis, una mayor repreventatvidad de diputados provenientes de Santiag> Y creando una junta ecutive, inficaz, dapendiente de la mayo- fia moderada que lege a controlar el Congreso, Esto motvé el retiro de los diputados de minora (3 agosto)" y eventualmente tL zecurno la Raerea pars obligar al Congreso a agursieuna lines sn afin con la ya trazada por la Junta de 1810. En efecto, el 4 de septiembre se levé a cabo un golpe militar en Santiago liderado por los hermanes Carrere, con apoyo del bbando rect y de a paderosa familia Larain Salas, os lamados “, plisipersonal, no despétic, fundado en el prneypio de igusl- tad frente a Espefia* Se comienza a hablar de la formacion de tana constitucin que [sirva] de rela inalterable al auevo g0- bierno>. Se concede que en estrcto rigor, se debis proceder a slegir primero un congreso y luego una junta orden que debis invertrse dadas las circunstancas; es decir, se admite que el poder constituyente es originario y previo Is constitucién de sana autoridad ejecutiva Se acepta la idea de ele los repre- sentantes por suiragio secreto y de acuerdo areglas de propor cionalidad poblacional, desechando de este modo todo peinc= pio de representatvidad fancional-corporativa.* Por ttimo, se reconoce que el propésito fundamental es ecrear un novo go" Lae oes I nao de Psa Jt de Gbiemoe 8 selene 110) en ACS, penn oDicrso Ponursado pot Pe ‘sore! Cadel 18devptene de 81Deen CHDU RUT cpanel nr di Sg Cab “e-Convorie al Conse Naina de 61 ora Janis de Gobi ro 15 Aledo 810) en SUL pp 2m biceno permanentes para lo cual s institaye una funta «prove sonal, earacter que no se hace extensivo sin embargo al Con sgreso, confriéndole téitamente por ende un significado mas testable aeste ultimo. ‘Los planteamientos surgidos dela discusién doctrnaria son fain mas adicales que los consigracos nla documentacin of- al La Praclama de Quirino Lemdcher, que crcula en Santiago ‘urante los primeros dias de ISI atacaincrectamente » Espa. fa y espectticamente ala arstocracia espafola, la cual supues- tamente habrissusarpado» Ia soberania y vendido evengoneo- samentes al udesastrsdo monarea». Declare teminedo at nant goo régtnenn y adjudica alos gobiernos aiisteriales peninsu- lares Raber logrado lo que wanhelaba[n] rants sgtes: la disolu- cn dela monarguia» Invocs también Ix mstomomi nataral de Chile que ha de regise en lo futuso por wn pacto libre, espor tinea y voluntariamentecelebrado» con cualquiera Futura vat foridad just, legitima y razonables a Ba de que se ga walgin sa: Ia Replica, la potencia de Chile, la mgjestad del pueblo ehileno.»? ‘Cola instalacicn del Congreso se refirma ain mas esta Lines de pensamiento* La ides de una nueva constitueién pasa ser tema central. sta es concebida como un pacto donde se consignan udeberes reciprocos entre los individuos del Estado te Cle y los de su Congreso Nacional, sa vez, se define la «nacién» en términos de autogobierno, es decir de acuerdo a la ‘apacidad de ejercer su propia autoridad y generar y regese por sus propia leves, eto ulti fundamento constiativo delo que seentiende po libertad. Gobernar consist también en ilustrar, ta Palme de Quin amd dita por angus encore x Manner 81,1960 Lp ID 154, Vee abn Seating deat sr 1t3 dear oLa Patna enpliglsvwe Marines {ised ibe 150 1S Veate vc da las Acuerdon del Caio Abies (6 noviembre tent) en SCL pu eBando de Jt de Gears (debe AD) ox SEL Upp. 96484, ] BM Cac, rani de 3 Caern zm eco Festina Detain dei Congreso (deme 111}en SELL pp. WM, 1. Sobre la eens atid utiespanln vate |, Carte, an ‘esto (chee) en SL pp oF Sala) on HOT HE p20, (rial si) SCL pp 357397 8 Vr Pinta, Pernt en pare ‘eso del 18 ce septembre (LID ct en Marine (190 © pp 85285 ernandes,pontsn om Anos de Cle: Nova, @9 fbvese 813) ‘Amun 57) 2p 52-598 Veneta. Mortis (1968 pp. HTS donde s erouoe sgunce dels hana poe computes Pst segundo serine 8 de sapien (0 sepoenb S12, 208 ode peices ico ya recorrido.” Consiga las principales innovaciones antes bepusstas soberania popular, generacion de autoridades por si fragio,represantatvidad, separacion de poderes, garantias indi- viduales,y sutonoria total respect alas autordades espetiolas y americans (arcu 5)5i bien desde un punto de visa téenico ‘onetiticional el Reglamento de 1812.5 todavia deficiente yen él fe sigue recariendo a fmulas de carter escolstco-tradicio- ral aungue en forma limitada el tenor de su articulado y propo- siciones marcan un hito: la aeptacién para Chile de un orden epublicano." Queel RglanentoConstieconal provisaro de 1812 en su artculo 3 siga cansiderando a Fernando VII como rey, cayo nombre gobernaria una juni, no dsminuye a nuestro jr cio su carictrrepublicano, mismo articuo sea que Fernas~ {do waceptara moestra Consinsion en e mod mismo quella de a Peninsula». Evidenterent, estamos frente Ia idea de une reo- narquia constinicional, que en ningdn caso en la literatura ‘doctinaria ni enla prams politica aparece como incompatlecon 1a postbleexistencia de una republics * En efecto, hacia 1812-1813 1 Reproducdo en SL pp. 259-281 1B Elnevlob eran bumntempiodecomeue sigue rtrd nares senor, gr princi dela devetusin et poder ave ‘alas sn engune mis mere, local gue cn eden letra sa ‘lund peer Hoan est 5 fe gooemaney, lo gu oe (Spr steno pus cts involucrin a Cons ‘be eves ant poses a once del pono qu eondears So cmp un rman eles pu 9 tus gobrmantes seria sponses Getoig nto gue det indictments expenge puso En ead ‘Sw atl sf ssa macs ees incur inpecnone. En ets ‘gor el trmino svoluntad peers na paste spree ey un comer de ‘von del pote Lats de devon dl pater sburno wtio Jie) exelent dena conepain uncesians dl ptm aston ‘onal seperti. Sb Susser y sun el are inti ver Sete (1979), pp. 2637, Copplson 985) I pp. 9739. ‘Seta ica desveuned gene tr Rossen, Conta Sea (7 {Bttaesuty Dusen ve Eamon Pit (053). 19: fr Montesa BT Ett Eg (74H iy Diack Le ‘ond O-Annbet (086 pp ins stambn ef Sena-Conlo del 23 de eed a Ml Sone ees ue El gasero de epabin gant ‘Sonido un enpetador chon Peronnt (955) p20 205 adenine de Cie ‘queda consagrado el deseo de hacer de Chile una reptblica en ‘delante® El rpublicanisme aparece no slo en las Rormlasjuridicas yenla ratnca politicn. Adguiee un lugar destcado también en fl simbolismo de la epoca. Existen algunos peimezos indies, snunque débiles, que datan del peviedo de la primera Junta. Un actor presencial menciona en su Diario, por ejemplo, el hecho de tocarse frente a Is cxsn de les oidores sla marcha de [a guilt inp." Bosterormente, durante la instalacién del Congreso Ns- tional, el recurso simbdlico tepublicano asume un papel protagénico. De hecho se fj el da 4 de julio para su inaugura- ‘4. En la sla de la ceremoni se quitaron alguns simboles t+ sicionales: el dos! las armas reales el retrato del timo sobera- no ¥ un crucifio de tamafo natural Se blanquearon con cal las paredes yse procurd imponer ua sencillee y sobriedad aja al ‘ceremonial tradicional colonial, En las clebraciones posteriores se levants una efige slusiva 2 América rompiendo ous cadens ~ De aqui en adelante ste ipo de iconografiaeimagineris se ‘vuelve cada ver mis frecuente, Cobra una importanciadestaca- da an las decoraciones, inscripcones y lia creadas para cele brar el primer aniversario del 18 de septiembre. Se scents atin sas durante la segunda conmemoracién de! mismo evento, sefeméride concebida como «el gran dia de (lal independenciar 28.1 Pyetde on Dicloain dele Dre Puta de Chie (puben ‘ei de) gaa coups stuaien Se us un Congres contents co ‘era lnecrtia oer persons ono morals sia ue Feranda VIL A fiver ol Pcs Contin pus ee ISL) aminen de Egan, deca 9 ‘Chl epablicnsteme cul selecoeier preduparsts saul {er antbos tnprsos on SCL Lp 2084085. La'delnas dition Sel ‘pbc tvo on 123 81 come eer principal )-De ar ie ado nf arn Sly tigre pelts dentaade conta Core [3 E1? Geagoto deo comran ply Sanat Rea ‘ogra con toe nue ine Sere rat y a Sear fe Marines (964 pp 195196; Amunategut (157, pp. Se, Bao ‘rors 8) Dep. 272; Fete 170) pp. 152194 SS Dons 196). El Seruree Ream e eoaetr prt en CHOY "T Argoma (50) n CHD p 2 Bares Aran (157 VL pp 90380. 206 ée Chile, vuelve a resurgi en las festividades posteriores 2 CChacabco™ Durante los gobieenos de Cazzeray de as juntas posteroees se impulsa una potitis ofclal de creacion de simbolos patios (Ganderatcolor ecarapelay exude)" Se prescribe su uso ob gatori, produelendo rencor en ecules no afeeins a ete tipe de tnnovaciones. incluso dichos simbolos son objeto de transaccién fen las negosiaciones conducentes al Tatado de Liray: Eventual ‘lente, luego de 1817, aparecen numerosos dacretosreglaments- ios encaminados a asegurar su diusion y uso. El contenido emblemiticn de esta simbologia se encuadra dentro de padrones convencionalesrepublicanos andlogos alos ‘que comienzan aaflorar a partic de 17892 En efecto, se ecurrea cs todo el repertorio alegérico evelucionario francés mito 0 Jax, metifora luminias, cult aeénio, preferencia por formas {geomnétcas para proyectos herlceos escutéricos conmemo- ‘tivos inchs hay algunos intentos de remontarla data anuala 1810, speimer ato de [la] ibertad>.* La unica variacion local in troducida es la imaginera alusiva al pasado amerindio que re 2, Vine Masts 1961 pp. 285. 296 pp 865; aig 0917, 2/8, gp. 2808s lasers (967), pp. Sa ae Roa (196) FP. 8, evans (1672p. Cabe cela que ls ests ie cers seep mic oe et ps dbs Aw. 9 [Riewpecscnste Martner (156) pp 7676, 9748 905 Bata spose Hecho Meme de, B1DI810 [6/9 an HDI 2D 975 emanstep (80 pst 57 S734, 81 Bares ana (87) ‘pp. L302 seb: Peres Rae (940) pp 44-5 Zaps), pe 2,50 bm Steer (64 Vena Arar (9D), p19 (979) ‘Conctamente constable mes eblenesjsnbloe pti Ie sir es per deren eset secon oe oe ‘Subir eta por plod sDecuts Sob a Gana Chena a? Jnl 819 en ques acoeda so cone urgpenalguno cat decd ys qu dae protascontnes de ou aaheson scan stems e Manes (1960p. 169420. 35 Gh Sch (98); rout (900) y 880; Masten (1979, Dann) Nog (8), xe itn taco emu teresa pen Cie porn wltudeegu pret l aspen "6 Arunitga (879) 9p S55. 207 a need de Ce cemplazaal clto europe de a antgiesad cisicaresuitada. Hay _muestras clams también de Ia existencia de un propdsito icono- clastainepirador de esta creciente utizacion simbbiea-epublt El Atractivo Republicano .2Cémo se explica ests eeciente presencia de elementos republi ‘anos? Hasta ahora la Literatur historiogriea ha reparado pre ferentemente en facores evidentesy objetivos. Se piensa que Ia aceflia del trono canalizé a discusidn politics denteo de patro res no monarquicos. Va su ver, sele atribuye alos modelos es- pafiol,fanots y norteamericano una relevandia preponderante El principal motivo subjetivo aducido dice relacién con tn st puesto eproyector ideoldgico apoyado en una progresiva pene luacién de eas subversivas manejadas por una vanguardia it sminads.” Esta explicaciin deja I presi de que e] desmoro- samiento monarquico prado an vaci politico ienado y apeo- vechado por propuestas republicanas revolscionaris. De acep~ tase esta visin, el republicanism serie una opciinplansfcaca or tn grupo select cle mentesesclarecidas en posesin de un programa clarividente, mimético y cuasi-consplzatorial. EL ‘mecanicismo implicito en esta argumentacin nas parece exage zado y no sufcientemente sensible a un fenémeno mucho mis complejo y aut El que rechacemos ests interpretacin confabulatoria no sige nifca que neguemos de plano toda la evidenciaen que se basa Ciertament, el colapso de le monarquia permits ix pensando y 27 Amado de empl vtase Mastne (96) 9p. 7475, Avunstegs (ori pst 128 he Ejnagule (179), pp 88,125 Ramien Neches (35), pp, 25t Sah Coles (190), pp 2-8, en, Via (96) Upp 17D altos 19740) I op 262: Hose 98) 5.3 208 onde pico ensayando esquemas politicos colegiados,aut6nomos y no pat smoniales, ur cuando la provisriedad confess de éstos hasta my adentrada el proceso pane en duda su cadcter programético” “Ahora bien, el que se jusitique dicha provsoriedad en razén de tuna supiesta mascara de Fernando explis en el mejor de los casos as motivaciones de un grupo no minoctanio sino info [videntemente, el ejemplo espafl, francés y norteamerie ‘no ince. Eparalelsme evistente ene las propasiciones cons titacionales peniasulares tanto saftancesadess (Constitucién de 1808) como legitimistas, y sus equivatentes chilenas e3 indesmentible. Al products la crisis cansttucional,Chileal gual {que las otras colonia, se inserta en una dscusion generada en la Peninsula que gira alrededor de presupuestos liberales-epubl- anos Sin embargo, esto ef tan certo comprobable como Is suspieacia que se abriga respect a todo lo que provenga de Es- pata, Ast como los liberales espailes sospecharon del progre- ‘Sism0 napolednico, 1s rolls americanos fueron cautos respec to alos avanzados modelos legitimistas peninsulares. El jmplo francés tambien fue objeto de apropiacion. Tanto lJengusje doctrinario como el iconogrific resehado anterior mente, sinspian en fuentes evolucionarias francesa. Con todo, sabemos que la Revolucién produjo incialmente ene los crio- (2 ypabicndoen isl Agta Cnet {81} ye Tada de Uueny mayo is) Amarsogs (18% I pS cortga thao de ‘qs poser bro (Delran de indpanonca) 3 sega “piano ania ro eno Feds, seq sec epee ‘enn por doc dl gobernador el bsp de Sanago de mare 1 por ade op stant pote 5 Testimonios proversren doa mises acres de poco cua ean easiest bene oopindo us este e tomer ‘Sraoiens de props, xen, pers wor Gre, en signee sain! oserores ao cos Vee Colter (957), p>. (0 8. 26 S31 eae Amansteps (182) pp LSU Deri (575); Hele (0908 gp 05; Gaon 1980) 9p. Se 209 ce sna acttud generslizada de espantoy repusi,incso entre personas que mostraron un dvido interés por el idesrio dustrad. ‘Mas ain, no hubo cambios sustancales en dicha imagen hasta despuss de la revolcion de 1848. Yen lo tocants al period que nos intoresa analiza, se sabe que en ningsin caso el hecho de que seasimilaran posturasrepublicanas francesa bebidas en sus fuer- tes originales o bien mediatizadas por el inluo espanol, implico, a juicio de los actores dea epoca, asumir ura poscion revalucio ‘aria jacobina 9 deslal. De modo que hubo infiuencia francesa sevolusionaria pero condscinaciay reticent." ‘Se ha explicad el temprano republicanismo chileno tam bien en fureson de lainfluencia nortesmericera.* La presencia de Joet Robert Poinset, primer Consul de los Estados Unidos, ¥ {a supuesta responsabilidad de este diplomstica en Ia redacci6n, lel Reslayeto Consttuconal de 1812 parecieran acreditar sta ‘ndhuenca. Sin embargo, el alcance de este efecto resulka dema- ssado puntual Se limita fundamentalmente al perfodo de Came- ray sabeavos cudn ambiguo fueron los propésitos de ete ultimo frentea Espanol Virreinato del Per yladecaracion dela Inde- ppendencis, Al igual que en los casce seferntes 9 supuestas in uencias espafolas yfrancesss el impacto norteamericano, por may febaciente que haya sido, na explica por si solo el creiente carScter republicano del diseurso politico chileno dela €poce. Jo sumo atade oto elemento condicionante aun universo de in- fluonciosintelecusles de por si sobrecargadoy eclécico, En efecto, la literatura historiogrifica sobre la Inelepencler cin ep muy proclve a identiicar nluencia de autores exo 32, Veare Arundel (1572 th, pp. 27229; Barron Aran (186) VU, pp. 7374 Gyeapure (15), pp. 7627; Caller (96) pp. Day oe rt (de ilalgbs asm, Sean, Raley ocd Halen reory Gass stores 0350, "3 Elena taco on Mactioes (561 p14 1.086 op, 7, 10 36598, Amanatega (182 Th pp. ia Boros Aan LOB) Vi, pp Sees Collar (1907), pp. 379,97 108 Prana (970 Cllr Fas Ga cian: Hae (1979) p. 954%: Pros Sls (14), Us pol Pa Henan apc 2m oa natn Sons 210 rade eins os especifices, en su mayoria franceses y espaioles, que hae brian incidido « partic dela sltimas décadas dol siglo XVI y {durante el proceso mismo en cussice. A juzgar por estos est tics, la sta de astores supuestamente conocides por los eiolos ‘ier informacdos, aches de ellos actoresprinpaes del perio- Go, es impresionsinte™ Se han identifiendo también los canales Ge difusion de ideas sastradas yrevolucionaras, entre las cuales Ssecuentan ademas de bros viajes, coreapondenca flletos pro- pagandistcos, aociacones como la francmasonedta,discursos, stampa y icine ‘Asiy todo, no existe un cuadro general claro sobre Is pene- tracin de estas ideas. La metodologia que se ha empleado hasta hota para aborcir est importantiime tema, en el caso chileno, ‘un tanto anticuncla Se basa fundamentalmante en estudios de inventarioe de biblioteeas selects, en citas por lo general mera- mente nominales de autores supuestarente leidos, yen eprecia- ‘ones especultivas hechas por comentarists quienes confiados fen su eonnoiseursip cen ver certs influencias operando en {uno y ott caso, Faltan ain esudios cuantitativo y de contenido ‘qulvalentes aloe recentemente elaborados para el caso francés ¥ argentina Se echan de menos andiss contextuales que rela- ‘onen el discurso local con el discurso original paca fo cual el Iiétodo meramente exagético ne sieve; estudios que aborden el problema de las influenciss no s6lo desde un punto de vista ‘Se hanaetlado ent os ntres eena Dirt, Hevedo Rouse, Montergues oaks bays Dieibas, Danner, Maem endian Naty Beta Braye, Mabe, Dest oop, Soca Hoses, Locke ume Roseracn,Maguisvlg, fakin Groin Ray, tor, Palos. aioe Chmponunes Jovelanon Arnie, Casipe, Olside, Quinn Benham, Canaan line Taine te Al eapect, ease Doves 194 173 Evang 199, op. 9184 Wilco (90 9p. #275 Colter (86) pp en Gana 1980, CrarDe Amendoe (8). Se Wane Arostog (870 fp, en Bacos Aros (886) VI, pp. {5-454 Sobre a moras vee Oviedo (929) Po Lagurigue 1368 Se Veuse Gada (269 en dane oe corgns ura saat bi aa echnanch de sadn ence precateete pst ns Ein Ganon nurs trae cece tr e hs ene m npn Chi _genealdgico sino funcional in dadetzctarlos condicionamientos Ssocio-histricos operantes, las estratogias dscursivas asumidas, Yel grado efectivo de intrtextualidad existent. En fn falta por {ncomporse al estudio sobre el ascendientehistrice-intelectual feuropes ilustrade y revolucionario en Chile, perspectivas semioldgicas fancionalistas y cuantitstivs que distinguen boy ten dia la historia de Ins ideas como tna dsciplina renovada.® “Mientras nose enfoque el tema desde estos nuevos éngulos snaliticos todo intento de explicar el epublicanismo chleno en funcién de indluencis intelectuales seguir siendo db, teat ‘voy parcial. Obviamente tales influenciasexisteron, pero noe in suficientemente comprobados sus aleances ¥ magnitud, [a manera cémo operaron en una sociedad mayortariamente at {aber ni el grado de aceptacin que tuvieron en la globalidad del grupo disigente y no ssl en la ainora conscientecapaz de entender y manejar el nuevo idearo. Tampoco hay claridad rs- ecto 2 céeno se relacionan las nuevas corienes de pensomiento fon el acer politic tradicional y falta por dilvcidat el grado de Identidad y adaptabilided exstente entre el discurso republican local y las fuentes originales de inspiraciGn, Aa larga slo des ntrafando los niveles de sfisticacién y complejidad del dicur so epublicano chileno podremos determina hasta qué punto se puede hablar o node un «proyecto» propiamente ta En primer luge la adopeidn creciente de elementos repablt- canos es explicable en buena medida por las circunstancias espe clales producidas a raiz de la crisis constitucional, a lo cual se suman ciertos condicionamientos previos que hacen atactivo y ceptable el republicanism. En capitulos anteriores ents visto cémn la fustracicn enue sada por las deficiencins el sstera imperial y la ineapacidad de lnmetrépo: paca mantenerelntma de cambios habfan dadocatce In cen dean enuevo orden» ms conmutativo. Diche orden si 2. Repacn sla nuevas tendencies etoile va Duna (198); Sonar (00); Sina (1974), Sehehat (1903) logs “seaapo etd por King (98), Catan 159), Thon 8) ibaa 388, a1 Erode ie bien no era concebido como rupturist, se planted sobre el su- puesto de que se reconocier al ato grado de autonomi lol ya slesnzado. Cabe destcar que este planteamiento ya se comenza- be aexpresar en terminos cada vez mas poltizados ydoctrinatios ‘Ahora bien, la cida casual de la monarquia extremaria al mixi- ‘mo al eercicio de facta de esa autonomia, con fo cual el deseo de establecer un nuevo orden vino a ser reforzado inesperacamente por la posibilidad veal de hacerlo efective. No es raro por tanto {que justo en este memento surgieran los primerosindicios ep Dlicanos quelhemos visto, Lanecesidad de encontrar argumentos legitimantes que justificaran una stuacién de hecho pero ade ris concordante con tm propésito previo de earseter ambiguo, dio pabulo para abnrse a argumentos republicanos de por si dis pontbles. Mis asin, el derrumbe de a suonanquia permitis que ‘surgiera como alternativa legitimante la nies ofa opciin pos ble para la época el republicanisino. H sistema monarquico se habia desplomado demasiado fdclmente; era razonable ir con- templando e otro esquema potencialmenteensayable. "También inicio en este proceso la trayectoria dela elte lo- cal durante siglo XVII. En eect, dichatrayectriapredispuso favorablemente als elite ante cualquier cambio, incluso de carée terglobal No lvidemos que el proyecto modernizador borbsnico impli nade menos que la matacién de un orden legitimante anterior, wansformacion aceptada por la lite Se acepto ademss tana nueva concepcicn del poder —neutra en sus propésitesét- os, instrumental yuilitarsta an cuanto alos fines a ser encauza dlos desde un Estado cada vez mis podereso— concepcién que por lo dems se prolongaria en el rpublicanismo, de modo que fst timo a Ia Irga no habria de resultaren lo esenca, ni tan saudazni tan novecoso, Por sltimo, ena medida en que laelitese habia forenado en la steacion habia aprendida a very a relacio- rare cm Is realidad a través de construccionesracionales y mo- los a prioisticos. Por consiguiente, el paquete conceptual pa radiginaticorepublicano, tanto en lo formal como.en rch cle sus contends, no habria de ser del todo extraho a dicha elite [as crcunstancies y cierta predsposcidn anterior no son, 23 sin embargo, las tnicas razones explicativas del epublicanismo. ‘Aspectos adicionales propios del discuso republicano lo kicie zon especialmente atracivo al grueso de la elite chilena. En el fondo, la necesidad de encontrar nuevas formas de legitimacién requertan dar con un muevo orden que justificaralasaspiraciones dela elite en cuanto tl. En otras palabras, para que el nuevo otdenlegtimante fuera scoptable debiareunir dos equistos bi ‘scos: que se promovieran las necesidades propias de la eit ala ‘ver que éstas apareceran como objetivas y universales. S6lo ast se logravia una legitimidad politics y ademis se protjeria ol or- den socal ya establecido, orden favorable a dicha elite, por end inrenunciable y al margen de toda posible reformulacién. Como ‘veremos, el republicanism cumplin ambos propésitos. Par entender estas intenciones hay que tener nuevemente cen cuenta a trayectoria dels elite duzante el siglo XVIU. Elozden ruevo que se queria instaarar pretendia ser ina rectiieacién y correcciin polities del orden establecido por el despotismo ius teado ¥ el reformismo borbsnico. Recardemos que durante el sc flo XVIIl estamos frente ana sociedad ia oval ele ha exigido lina eerie de demands, exigencias compensedas por el otarga- rmiento de beneticios multiples, Lo lamativa en todo esto esque ‘esta sociedad muy Inggo hace suyo estosbeneficios transfocrnén- Golos en demands paralelasa las dela Corona. Pero una vea que se hace patente la incapacidad de la Corona para cumpitas 0 satisfaceras, sparecendo asi las suyas como azbitrarase injus tas, comienza el anhelo por rexarninar et pacto colonial Se pro- cede al principio en térmnosresvindicatvos; se exige un equi bri en las prestaciones. Esto lo weres, por ejemplo, en los mume- ‘oso escritos informes oficiales dela epoca. Peroesta estategia fall, ya sea por la coyumturacrtca en que ge encontraba la Pe insula a fines del siglo XVI o bien porque la Corona sencil ‘mente era incapaz de cumplir los petitoris. Por ello ls eillas comienzan a repensar el sistema politico. Vuelcan toda su ater cin hacia acreacién de un sistema w orden nuevo que, primero, supers la daficienclanotada en el sistema anterior usante de Fuertes resentimientos: la insatisfaccin de necescades eintere- a ses, Noes de exrafiar por tanto, que el grupo dizigente chileno| hay juzgado al sisters republicano como el mas adecrado y el, ne aceptable En efect,e3evidento—como lo era también para los ctiollos en esa époct— que el sistema republicano gira preci- samente alrededor de eta funcién o fnalida politica basa El diseurso politico modemno se centr en gereralenel ta de los snteresess. Seguin Albert O. Hirschman, quien ha razado Ia historia del concept, Ia idea de sinters» aparece cuzndo la stencion terica politics comienza a centarse en Ja raturaleza humana més que en la naturaleza del Estado, problema que a continuacién motva la zeflexién poltea y moral sobre aquelias fnerzas que sirven pars coattar ns «pasiones. Al deseartarse el poder presenptivo y reprsivo de la religion y huego de Is razon, fe termina por reconoeer y aceptar el valor y uilidad de las pa- ‘iones consideradas benignas, los vinterees os cusles pueden servir como fuerzas contrarrestants siempre y cuando se avan- ‘cen en forma ordenada, metédica, prudent ycalculada, Yan los siglos XVI y XVII pasan a ser lugares comunes corolaris que posta que wlos intereses no mienter y que wal interés gobier- ‘hs el unos, Con el tempo [aes mata adquiae ademas un sentido ecandmico, de grupo y de clase, preparando asi el cam ro para la eventusl aceptacidn dal captalismo, Por tanto, desde ‘Maquiavelo s Montesquieu y Smith queda consagrado el papel central que ocupa la idea de interés en el pensamiento europeo, ‘concepto que viene a reemplazarasu vez ociones mas wadicior rales coma los concepts acsriptivos de wgloria» y «honor» ® ‘shorn bien, si analizamos los principios bisicos del republicanismo se apreciaefecivamente como éste gira ale flor de Ia ides de winterés El origen de a seciedad, segin el ‘epublicanstno contractualist, racieaenlacesidad de loshom- 2. Esa es et desclinds en Hirer (97,191) Sob sis se eran tambien Fock (1979) Gunn 08, Bary OBE) (1978) Flnthman 196, cee (1958) y (1963, Por uta part Remos ex ‘Sie conepi a unantusi sobtepeoadors bere er Che Rasa edi ‘os selsio Bc vee ect HO 8S). ais Lata de Ce bres de atocarse fn de dir los conictos que 56 sus por haber interesesencontrados. La fundamentacion del gobier ‘oy el Estado noes otza que el propender ala felicidad publica, 5 deci el logo de os intereses de os individues. Los derechos son concabides como intereses juridicamente consagrades. La ‘utoridad e gatas paride la soberania popular porque sien sigue solo ls comuunténe puede saber qué es de ss conveniencis LLustracin y educacion son vistas porel republieanismo como tana preccupacion preferente del Estado, por cuanto som los me: dios consderados mis adecwades para hactrle ver al individus ‘cues son sus intereses enfin, su potencial humano, puesto que clinterés y la necesidad son intrnsecos al hombre. Las lees de- hen ser dctadas por hombres superiore, poseeores de vir ‘vical cual ls permite postergar sus intereses privados para as{alcanzarel fin dlmo quees el interés publico. El Estado debe propenders certs uniformidad de interes mediante a opinion pubes. por time, al igual que a religion, debe ofrecer ali ‘vidio o audadano una instancia de sublimacién de sus pasio- hes erigiendo un ente hetewinamo, un espacio extemno al ego mo individual, donde proyectar su potencialaltruista, para as! aleanzar un vinterés superior ytraeendente. De més ests decir {que esta conceptualizacin, centrada en la idea de interés, es la que aflora en la temprana literatura republicana chilena, en el Catecismo Politico Cristiano, en distintos documentos oficiales, en (Camilo Henriquea y Juan Egaas entre otro.” (Cabria destacat ademas, a extraordinariainsrumentalidad 5). Bluse ssn del concep es demas recente coro pas tt todas cso y testa on donde dares A mado sete dere as ‘peice jean Donde hae neues cm fae fo eer angus nace subst oes comoaidade y digi ali se alps: [BE Be as, 190 cLon eyes a tap low neers de ‘a an gue po ow dela acne, Eon epobes et pucbloe aabe Sie Pts rte dyva seston dl ewniminto debe te inode ptt a dapeion genera de merc rsp ‘Sala! eos univer del pe nl momen que cone 216 Erode pn se esta teria implica en el republicansmo, oo fcr adiclonsl ‘que explic sa atzactvo, Ya hemos eparado en que el epublica ‘ismo es un orden legitimanta,y como tal nacesariamente se pos tla en términos adolgics y universes un cuando en la te ded benefciea tnicamente las aspiraciones del grupo dirigente En efecioel subjeivisme subyacrcte al énfasis puesto en ls inte reves no tenia por qa lata su utlidad limiteda, favorable si ‘mente ala elite Con el republicanism la elite lograba eneubr ‘5 interesagpopios en unengusje nent y objetivo. Dchos inte roses selegicimaban por el atictr programtico y eventual del thiscurse republcano, engusje universalizante que conternpabs fen potencia todos los deme intreses dentro de la comunidad.” Con todo el diseurso republicano era equivece por tanto, se pods sraduar y controlar El caricter aparenternante mis abarcador in tombe ilar oro voy It ngs dows eoniudadaon, de de ‘rats par re yoo Genes ie gu Inga aati el Ete ‘onsen prton cone terete itenee eretet y as ‘het base snr pr esis gue not an estar = segue poze fomandopor mas delnimteconsnealia opin pb Sir iC fniques Goons sen al ia que pocamases Yams sage eta y os tecgats de rasta segura en et sno abe ea ‘Sado agony, he mine ba yaa ys omar une ere {es ler depended de tuna publics (nests Ja de Ge- ‘are snub 15D «Hosted ain, en ecco bl per etre una congue pts sto parca fan suoraadoioe pac del zi pan crckeac dg hare ue terion rl Inipeaontay sober, y quan pra simp separa dels morula (i pat con pla apa a apn ln fom Se gblerma gue non ‘og ans intusre tsi sneer 18a pellets ‘Sec isn, qo esa a oer oe werden inter So oe. Shur cf ar Semon Rapala septeoae 113, “e ecin ergy Lichen 90, p92 96) I ta rama cate [Retna aditicanda ipod arma reve tnpertvspiticee Se {fans mucosa Ls degen ngs [| arin pean [Srna donot vidas, araconitls oo uns song ‘Stn a sngr dod, 9 pola mano de odor cpanel ee ‘Setncetatipo viedecr qu leper se vue dna en prin po nun coun sg asodad ths za deindtaneexpetios 27 Le etependoce de ie lusivoy patcipativo de! discursorepublicano podia perietamen- te limitarse mediante una interpetacn restric, amparaca en mecanismoa ensitaeios, afin eno innovar en materi social. En ‘sama slo cabrian fos intereses del grupo drigent, lo que no pa- receria tan descarado gracias al tenor del discus; por end sei- xan goberando les més poderosos, eladamente jusificdes por ‘aL hecho de ser los mis aptos, los mislustrados, es mas cnscien- tes de sus interses,intereses que por su gravitacién en la sociedad se confundieian ficilmente con la flicidad publics. Ea fa, el republicanism daba la pesbiidad aun grupo tradicional de pa- recercomo medernoen un mundo cada vez mis moder, sin que fll signiScara comprometer el poder social y ecenémice erigido Sobre una base tradicional, ‘Que el grupo dirigente previ esta posible stiizaciin del republicanismo como mecanismo capaz de maximizar el poder tradicional aun cuando ello nvolucrara hacer concesiones a Ta mederidad en matetiasideolégicas y politics, se deduce de a historia posterior del liberalism durant todo el sigto XIX: Sin ‘embargo, yaen Ia época nical en que por primera vez se adopta llengzsierepublicano, hemes vis que los actores politicos po- ‘an perfetamente caliber las KGezulas zepublicanas a las que con frecuencia recurtan. A veces nos encontramas con nae trietarepetici del doczinaismo ideldgco franets, sin embar- _gosuaplicacen resulta acomodatci,basada en elcontexto dado ‘Por la tealidad chilena, Puede ser que los Carrera en ss mani fiestos y proclamas kayan recurride a un vocabularo extremists, {que incluso recuerda et Lenguaje de 1793, a fn de legitimar Ia fuerza militar sin embargo, no hay indicios de que se haya wata- doe imponer tn iguaitarsm, una dindmica revalucionatia y un racionalismo equivalentes al medelojacobino. Por consiguien- te, pensamas que desde win comienzo el grupo dirigente chileno aprecié el potencial manipulable del lenguaje republicxno-ibe- ralsin tener que aceptar todas sus posible consecuencias. 'No slo el contenido del dscurso sepublicano fue peribido 4 Ven fcely Hot 09900) (951, 2p 4655. 218 nde pay como mangable exists concienca de que los nuevos canales de chifasia ensayados en esta primera epoca podian ser abjeto de tuna potencial instrumentalizacién. En realidad, el éxito del republicaniemo es virtualmenteinexplicablesin una mencién por lo menos somera de cSmo se va amplisndo y controlando na tester politica hasta entoncesinédita, que incluso en ese enton- ‘288 concca por wapinign pblicas Dicha esfea parecers haber surgido cuando se hizo neces rio ssumnir una definicén local de cordcer oficial frente ala esis ‘conetitecional peninsular, De hecho, e precisemente en este mo mento cuando wbandos»,wfacionese J corventes de opin bas- tante vagosy clifles de identficar aparecen por primera vez, apoyados en mecanismos igualmente ambigaos pero no por allo menos eficaces. La ola de rumores y contrarrumores desatades por primera vezen el periode anterior ala constitucin de la fn: ta de Gobiemo de 1810 indica que eectivamente ya exist un Publico de mayor envergadura intresado en la cosa publia.® Esto permite tomer conciencia que la discusién piblica no podia ‘Gzcunseribirsetnicamente ainstancias institucionaes oficiales. ‘Avesta etapa iniial le sigue ots en que se hace um intento por ganar dicho Sembito de opiniin mediante una esteategia de ‘dsction en que se comienzan a socializa as posiciones en juego. ‘Serta etapa corresponde Ia circulacién de textos conv el Cates mo Politizo Cristiano de sJosé Amoc de ta Patri, la Proclz de (Quirino Lamaciesy el Didlog de los Portes. Cabe destacar que Uso que en astos casos se hace de aragramas y pseudénimos no tiene tanto tun propésito de encubrir a sus autores como el de querer sepresentar» precisamente la opinion generalizada y pa blica ya identficada como existent, Un tercer pasoes el que ie ne lugar con os Carrera, cuando a raiz de los movimientos de fines de 18L ellos sencilamenteinvocan y se apropian dela«vo- luntad general» como medio de presin politica. La siguiente y situa manicbra consiste en instissconalizary ofalizarla aus 42. Vato Martins (1961p 208, 3S anos Arn (857 Vl, pps Sen 10, 98 Fa Cra appar Sta Cot 950). 29

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