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!DENTIDAD, ESTADO Y SOCIEDAD EN ARGENTINA Y LATINOAMERICA Sobre jas gulas de fectura La funcion de las guias de los trabajos practices es la de presentar y simpificar la lectuca Cuando decimos presentar nos referimos a hacer explicitos los vinculos que existen entre el texto y los objetivos generales de la cursada, sefialar su relacion con el resto de las lecturas que componen el programa de ia materia, brindar informacién basica sobre ol autor o el contexto en que ha sido escrito, entre otros. Simplificar significa, basicamente, yuiar la leclura mediante una serie de preguntas. Pero también aprovechar la oportunidad para introducir y discutir brevemente los aspectos mas intrincados de los temas que abordamos en clase. Asi, la lectura aienta de la guia es fundamental para el buen desarrollo del trabajo practico GUIA DE LECTURA Historia contemporanea de América Latina Tatio Halperin Donghy Introduccion © 1. ¢Por qué la reforma econdmica, politica y administrativa de mitad del siglo XVIII para la America Espanola, expresa en principio, un nueva pacto colonial? 2, EComo describe el autor, fa renovacién ce las ideologias politicas y fos movimientos sediciosos de fines siglo XVIII? 3. éPor qué sefiala Halperin Donghi que la reforma administratwva es el elemento desencadenante de la revolucién independiente? 4, 4Que sucede en las ciudades Latinoamericanas frente ala Revolucion Francesa? 5. UPor qué en la América Espafiola partir de 1795 es cada vez mas dificil mantener el monopollo comercial? 6. En el period 1795 a 1810, gpor qué la independencia politica es un alternativa previa a la disolucion det laze coloniat? 7. El autor sostiene que a partir de 1810 la revolucion estalla desde Mexico a Buenos Aires 8) {Por qué coincide con ia crisis en la Peninsula? b) ECOmo se ve atectade la orgenizacién administrative colonial? ©} .Cémo reaccionan las élites urbanas espafiolas y criotlas? 8 LPor qué ante estos episodios “son ahora fuerzas de ralz local las que se contraponen”? 9 Ante el naufragio del orden colonial, zpor qué los sectores criollos de las oligarquias urbanas aspitan al poder politico? 40. Como enuncia el autor a la revolucion hispanosudamericana? Capitulo 1 Una guerra civil americana: 1810-1815 A Lacaide de Sevilla 4, “Este episodio proporcionaba a la América espaiiola la oportunidad de definirse nuevamente frente a la crisis del poder metropolitan a). {Por qué la revolucion colonial se presenta como pacitica y legitima? b) Por qué el Cabildo sera la institucién legitimadora?, ©) @Por qué los funcionarios metropolitans siguen identificandose con el dominio espatiol ? B La guerra 2. "Della revolucion surge de mmediato fa guerra: hasta 1814" a) Caracterice la experiencia revolucionaria en el Rio de La Plata b). Sefiale las circunstancias revolucionarias en Chile cc) eCuales son la peculiaridades de los procesos revolucionarios en el norte de América del ‘Sur Venezuela, Nueva Granada? Conclusion {Cual es [a situacion en ef Rio de la Plata ent8157 4, {Qué sucede con el orden social? 5. uPor qué la guerra destruye la rqueza? 6. {Cudles son las repercusiones locales de! libre comercio? 7. UPor qué la guerra civil que continuabe se transforma en guerra colonial? 8 Por qué “ia restauracién del absolutismo en 1823 llegaba demasiado tarde para influir en los nuevos equilibrios locales que preparaben el deseniace de la guerra de Independencia"? 9 (Qué consecuencias para Espafa tendra la neutralidad brténica y la hostilidad norteamericana? Capitulo 2 La guerra colonial: 1817-1823 A. San Martin y le liberacién de! Sur de America 1. gPor qué para 1816 los grupos locales se vohian cada vez mas conservedores & intentaban una “reconciliacién con le Europa de la Restauracion"? 2. Como se disuelve el regimen central? 3. Describa las particulardades de! avance de San Martin a Peru 8B. Bolivary la campafia de! Norte 1. @Como presenta el autor a Bolivar 2. Describa el proceso de organizacion politica de Venezuela 3. @Por qué Venezuela estaba condenada a un golpe de estado desde el ongen de Ia organizacion de la Republica? Realice un cuadro seftalando las particulardades del avance revolucionario en Ecuador, Pert, México y Brasil IZDF | : | Alianza Estudio Asfe. Tulio Halperin Donghi | Historia contempordnea | de América latina IDENTIDAD Catedra: “C” ESTADO Y SOCIEDAD Prof: Unzueé Carreras: - Disefio Multimedia — jg ; - Disefio Industrial Aires L ~ - Musica u | souaus sosanse sazoronpoad sosa ¥ epasues —earuiouo29 odgs201 eAanu Ef sti zon epeo 59 anb vj A sourououtourdsty soxnposd soy anus oxanp o%seitto> jo opueinase— anbTeruojos oxed oxonar un od vypny e] orsadse aso ua tas erouapuadopur e] sod vypny ey Te snpur edoung eaani ®] uoo uorseipouionut ef ud eyajoso4 96 anb ad -ed un sod sosony soy Kru aszeauasas espuoau anb sjodoxow eun 3p osod [o seruojo> se] ua aiueuresmp spur smuas F}DeK “euEIpMH esUIONODS Pf © sapeprriqisod seaant: exsqe aasp anbiod axuouresiood bed [ap wore|nunoyes esomnca aruausperaied o]9s e| ap sei sej za0 eno { tun opedeaqns wey as “ezopnse 10AeUs UWoD eruasaid 2s ‘uiajqoad ja fend xy ered ‘ejouedss eougury ej vsed soudUL 0] 104 Wax ofS Pp peatw epunsos ef 9p amzed = 22 -houreareymumoe sues oYso4, HE}IGEY 2s SOID2}p soAnd sesI0 opesesq 25 us 95 se 2p ope Sasmbuon ef 2p ozvaeD [p aprop seat 2] se{[a ap seunsie ‘seourar Anur sesne> (openuosta ofany apsap_ 4) ‘opeosng wey 2] 36 aquateansadsonay goptdes ura a>e[uasap 2189 anb 30g? “oany OUlang £ eqns) © eqPAinsuos O[9s euedsy A ‘seuRDtsoWE seuian sus sepor oprpiad eqey fedmusog ¢zg] ua XIX offs jap sord -routid e uotonyosip tpides ua oxnu ‘operseuiap opesnp wgey ‘OID -319q ood sozopesasqo so] 2p orptnl x ‘nb PeIWOIO9 OTIS aq NOISONGOULNI Halperin Donghi mitados al mercado ultramarino y una parte menos reducida del pre- cio alli pagado por sus frutos. ‘Allado de la reforma econdmica estaba la reforma politico-admi- nistrativa, Se ha visto ya cémo ésta no habia resuelto los problemas fundamentales del gobierno de la América espafola y portuguesa: el reclutamiento de funcionarios dispuestas + defender, con una honra- dez que las dificultades de su tarea hacia heroica, los intereses de la Corona frente a demasiado poderosas ligas de intereses locales. Pero no haya duda de que esa reforma aseguré a las colonias una admi- mis eficaz que la antes existente. Esta era—-segiin una {6r- a de las causas profundas de su im- popularidad, pues los colonos prefieren tener que enfrentar una ad incficaz, y por eso mismo menos poderosa. Pero no era Ja Ginica: al ado de ella estaba la tan invocada de la preferencia de la Corona por los funcionarios metropolitanos, Sin duda las alegacio- nes sobre la parcialidad regia estaban mejor fundadas en hechos de Jo que quieren hacer suponer, por ejempl istieas de un Ju lio Alemparte, y la parcialidad misma no se debia solamente a la ma- yor sensibilidad de la Administracién a Jas solictaciones que le lle- aban de cerca, sino al temor de dar poder administrativo a figuras aliadas de antemano con las fuerzas focalmente poderosas que seguian uchando tenaz y silenciosamente contra la pretensién de la Carona a gobemnar de veras sus Indias. Con lo que la protesta contra el pe- ninsular, que debja su carrera a su origen mesropolitano, a veces es- condia mal la repulsa del testigo molesto Hlegado de fuera del cerco de complicidades localmente dominante (y que en el mejor de los ca- 808 era preciso introducir en él mediante el soborno), ‘Tanto la enemiga contra los peninsulares favorecidos en la ra administrativa (y en la eclesiistica) como la oposicién te centralismo, eran slo un aspecto de las reaccio- en las colonias por la ereciente gravitacin de una me- renaciente. La misma resistencia —expresada en idéntica hos- id hacia los peninsulares— se manifestaba frente a los cambios en Ia estructura comercial: ese enjambre de mercaderes metropolita- nos que en la segunda mitad del siglo XVIU avanzaba sobre los puer- tos y los nudos comerciales de las Indias, cosechando una parte im- portance de los frutos de la activacién econ6mica, era aborrecido aun por quienes no habian sido afectados directamente por su triunfo, Convendria no exagcrar las tensiones provocadas por este intento de reordenacién de las Indias; convendria, sobre todo, advertir mis Historia comemporinea de América latina s claramente que si ellas autorizaban algunas alarmas sobre el futuro del lazo colonial, de ningiin modo hacian esperar un desenlace tan ri- pido; por el contrario, los contflictos que ellas parecian anticipar solo hubiesen podido madurar en un fururo remoto: ellas anuncian, mis jen que una cercana catistrofe, los delicados y lentos reajustes de una ctapa de transicién necesariamente larga zEn la renovacidn ideolégica que (junto con la cultura hispanica «0 su conjunto) atravesaba la iberoamericana alo largo d ha de hallarse causa menos diseutible del fin del orden co sa renovacién —colocada bajo signo ilustrado— no tenia necesaria mente contenido politicamente revelucionario. Por el contratio, se io durante una may larga primera etapa en el marco de una escru idad a la Corona. Ella se fundaba en que, pese a todas sus, corona mas poderosa de las luerzas renovadoras ica. La eritica de lz economia de Ia so- edad colonial, la de ciertos aspectos de su marco institucional 0 ju idico no implicaban entonces una discusién del orden monarquico © de la unidad imperial. La implicaban todavia menos por cuanto la eroamericana —del mismo modo que la metropolita- na— estaba lejos de postular una ruptura total con el pasado: en el sobrevivia mucho de la tradicién monarquica del siglo anterior, y en iis de uno de sus representantes fa fe en el papel renovador de la ‘Corona parece la racionalizacién de una fe mas antigua en el rey como -za de ese cuerpo mistico que es el reino. Sin duda, ya desde fines del siglo xvii, esta fe antigua y nueva tenia —en Theroamérica como en sus metropolis— sus descreidos. En este hecho indudable se ha hallado mis de una vez la explicacién entos sediciosos que abundan en la segunda mitad y en los que se ve los antecedentes inmediatos de la in independiente, Pero ni parece evidente esta tlkima vineu- mucho menos la que se postula entre esas sediciones y Ia renovacion de las ideologias politicas. Es ficil hacer —desde Nueva Granada hasta el Alto Perti— un censo impresionante de esos movi- ientos; vistos de cerca, ellos presentan una fisonomia escasamente hhomogénea y a la vez no totalmente nueva. Sin duda, podemos en- contrar un elemento desencadenante comiin en las tensiones creadas, por ia reforma administrativa, que en manos de burécratas demasia- vidos signifies sobre todo un aumento de la presin impositiva; pero las respuestas son localmente muy variables. El episodio mis es Ia guerra de castas que azot6 en las dos ilkimas décadas iP ajqusodusr a9ey ‘sonuruiaqoS sopepjos seu a2e}y “Seipuy sns ap wurdsg v azuaureatsaiSoxd sew e1oYe aDey 9s s9pod ase :sIs4D wsO ap 0 vpides seus 224 eped a0ey 95 “gga 1 eIDeY epezuaLIO) pod [pp uorsrpeifiap vun 9p a0e[uasop fa $9 vouapuad -aput ap stoq e] ‘ejnansed ua ejourdsa eo ug ‘eozanedesap apatl Pp ns s0/ous 294 epeo Wesson “eoruODqod eu { euEUOFINjOAa erouezy ef ap epeYE & “G6cT ap snted e ‘esed anb edo $pepyennou (y_p wun uo opexsu9 “Ended *eoupseO "© vo199 ap SeUL Zaa ¥pED asssorut pepasou ¥s9 anb a2¥4 99402 -n9 ap anied v soypay so] 3p osina fo X “eHEuOIINjoasu Powe ean 2p ‘rucay{gndos vouigury eun ap eUIStu eIDUDISIK e| SD ‘seapE st} GOS ‘ou 681 9p 901 a1gos 4 971 ap sondsap osanu oj oxyde sew osa2 ap eppuanaosuod s> owistur soueae ais9 o1Dg ‘onde op exp 2 ¥o9 Peprumar ns anb yjpaaa anb oonsjod ourngesoa onan jap fofaueus jo wo peprinSos eun oveipawur 9p urzénsow ‘soprpied se | 9psap ‘Soasapow sereso9mg :uo!anjoay ¥| 2p spndsop yeaa Anu ang aisp anb :seonujod seapt seaanu se} 2p [P ‘opor apeati 0] oauosd ap anb ‘pniarmbur visa u> Jaq 9iqruozean So ON -Aoama p> & ayuspuadun Jp ‘odsiqo jpp exquios P] ¥ Flame Issey eosnq sub oonsesoyso um URE $9 ‘Soso]faszPI Sof 2p oun [9p eo!SNW e| eLseUO!INIOsas eIOUEIY ¥] ap 9192 s9uOI>e| a1 sessersmiua uo oun] ‘sojouedsa soStare ap 2qi902 ‘ourua8se woL ~ed oanany ‘saung ueap fp Ueuinony, {3p eqop19c) ns us opuENd 1302 -dano1d ns op opeuediore edasng od efeis anb seaere) 9p of[0129 oypeypnut 034 Un oUt equ ap omsouiesni jo seurwios seutns 9p afesred um uo avidax aeanjog optiend seaaasax u> uouanUeL K “esesoouneyj 0 ses nb sopesiuis 9 to sosouorstad ‘eayy uo sopessaysop :ses10 Seu 2s souueytaq seaiien seronoaAen ses ap seay,“eesnsoide souatb F eiieuo!osodoud jouedse ovsadust pp uo!onyostp x] anb sees tian se] 1980901 setousiod Se] ¥ opuRs.out ‘ourauiouIROIDgl eLHD]QoId wersixe | punt fe 4aD0U0D O2IY “ejanzaUaA eALEU OS U2 jonar 2fa{ otwoD seSe9e43 ap sonu “aug ap aruDSe oxuaOM fs uo “epuozts ey ap jesouaS ‘eurferés) veal e] ap auewre ‘uosiayf se une usury ap sepsodeanuon #08 9p ofure j2 “epuesny ap odsiouesy ‘sopuniias soy ap osousey seus [9 ‘sosouuud so] ap axqafgo seu fp e39 ‘s2e495) seuNWy 2p EIoUapyUOoH F] 9p ayal jp ‘soauapesty isorosmune sopesiaisap soj & saumapul soy ues sorposida sos 2p opeynsox [g -pmoinbur wasn wun ap sose[o Ant soudls Aey vougweoUNe] ap SouOTUH sopeLIeA SEW SO] UD “GEz] 2 epruidos & euzoiqnosap so eueayqndas { easiuotsaoas erouapyyuoout E| seria seu UD apuop ‘TseIg F "earoGndas Uoronjoaa UN v SED “eB Uoroeasqy eanxoud ap sezuriadsa soxejose sounsye up reuiadsap ‘operfol s9qe4 saoared saSo2ue4} sono ausiueouesoduioat09 1889 9p top ‘sauny Souang ‘«saseoteyj so] ap Uo}Estdstoo» eum exsarqN>eop #9 9pUOP ‘OIIY> ap ofenatg ‘asqWOH] [9p SOM]P9z0C] SO] ap | Opwaronpen ouRuornjosas ap esa.ie> ns eqezuot0s ‘moSog r oonxayy apsap anb ‘o8seq jorsty sns 10d ofny {sor0soudoa sns 10d orsuud soprayjuseu ‘epnp uis ‘uorony souls sosq “y6zt anuourep -ewixoade apsop e>1;puieoune'] ap sspepnis seunS]e ap ontop sojn> “a> Soypounsa Anus ua sopersajiueus omuaiuoasap ap Souls soy & ersuap suadoput ap woronjoxas ef a1nu9 uorse|as vy $3 afqanasip souspy eqeUaAe 2 aNb UOKAjosIp 2p ed "19 ¥] uo Joeus Zan peo ssuntiaape e weg] serpuanaast0D seAnd safeam -ansise Sopepifiqap ap ttouarsisiad ey 9 oxsa}jtuew 9p uau0d soyjs anb 6] ‘sisuo vy ueiounue anb soaanu somusuiai9 ap erpuasaad vy anb werq spur trisinbuoo e] spsop opepunge weiqey anb [r20} eisoroid ap sor UHAOW 5O[ E EqEDIaDE SO] EIWOUOSY RS A “IOUDUE YH ony BreIp aU pioursioduit ns os9q “EpeUeAS BAINNY U9 “0110206 fap oAauIMI 09 owuluie2|e jap ose> [2 9 :souupun sew ‘otseds9 [2 uo sopexrun spu 1s ‘sodode uo ueyjoaresap as sosorsta sound soipopida soc) “sepejozau & seuodipur seiseo sesorouunu seu so] ap soueus ¥ orsnuioae [a exiu09 enuese® rorun x] vis9 ua X “esuoufiog eidoid ns ap esuajap sofaus ey [Pvojoo wapio jap omueruiuoiuew [9 ua J94 & eq! eaneL omDeygod ns ap sured eu :4o1 op esneo ef x asiefade v eq’ ease aso anb ued uors ~eunsqo e] sapuaiua esed saxep sej ap eun seuorozodoid waaazed 502 -uaturezye $0359 ‘viouspuadaput ap seypny se] exed aiuapooasur un 400 230 anb seus ‘opniuas aasa ug -tudg omy [> uo soauE|g eHOD sozn sour & soipur ‘nsog ofeg ua soznsout & soaurig Ent05 soy -enuod seiseo se] 2x9 souorsuay se] gquezeNa ‘eOUOUTY to 98 a1quiow ns uo onb sopepmbrun sey ap aiuez0uss stsazodry 10d “[ou seds> Kou je pesea] ej uos ootuedsnjaad opesed fap eiSyewsou ey seurq -wo9 uosardns sopezje so] anb ua ‘exon e389 tni9g ® MAX ofSis [Pp ‘vec uae L ia % ‘Tulle Halpein Donghi En continuidad solo aparente y en oposicién real con las reformas rmercantiles de Carlos TIL, un conjunto de medidas de emergencia au torizan la progresiva apertura del comescio colonial con otras regio- nes (colonias extranjeras, paises neutrales); la vez conceden a los co- Tonos libertad para pa rlesgosa navega bre las ratas internas del Imperio. Esta nveva politica, cautamente emprendida por la Corona, es re- cibida con entusiasmo en las colonias: desde La Habana a Bus res, todo el frente atlintico del imperio espanol aprecia -us ventajas y-entiende conservarlas en el futuro. Al mismo tiempo, ai politica y de la economica, ten enfrentadas con posil do de Buenos Aires se revela convencido de q centro del mundo comercial y que tiene recurs lizar por si sola las ventajas que su p Y, en efecto, o de Buenos Aires se siibiramente ampliado, en que existen Hamburgo y Baltimore, Fs tambul y las islas azucareras del Indico, del que, en cambio, han de- saparecido 2 la vez Espaiia e Inglaterra; en ese mundo las fuerzas de 'a ciudad austral parecen menos diminutas, De alli una conciencia mis viva de la divergencia de des confianza (que lo fuerzas cconémnicas de esas Indias, que se creen capaces de valerse so- {as en un sistema comercial profundamente perturbado por las gue- ras curopeas Esta transformacién es paul. solpe de gracia a las comunica: Parte, si el desorden del sis rerrevolucionario da po. sibilidades nuevas a mercaderes-especuladores de jos puertos colo niales, no beneficia de la conjunto, En esa Bu jad fa pre ha a poblar la pampa con ritmo igualmente rapido: las matanzas se interrumpen por falta de exportacion reguiar. Aun en Cuba, donde un conjunto de factores muy complejos impul- sven esta etapa Ia expansién azucarcra y cafetera, las vicisitades del revolucionado comercio mundial imponen alternativas brutales de precios; a los aos buenos de 1790 a 1796 sigue la racha negra de Historia comtemporines de Américs latins ” 1796 a 1799; en la década siguiente también los primeros cinco aos de altos precios y exportacidn expedita son seguidos de otros muy duros. Esas alternativas provocan mayor impaciencia que las limita- ciones acaso mas graves pero mas uniformes de ctapas anteriores: come los comerciantes especuladores, también los producxores a los que las ‘a metropolitana privan de sus merca- dos tienden a ver cada vez mas el lazo colonial como una pura des- vventaja; a libertad que derivaria de una politica comercial elabora- as pasa a ser una aspiracién cada vex mas marcha a la independen- cia el especticulo mismo de una metrépoli que no puede ya gober- nar la econd aisla pr de los vinculos entre metrépo jamente que en lo come! rapido. En uno y otro campo los qu los resultados de esa sido una de de la Espaia borbonica. En medio de las tormentas postre esa hazafa revela, sin duda, su fragilidad, pero al mismo tiempo ha logrado cambiar demasiado a las Indias para que el puro retorno al pasado sea posible. Por otra parte, Ja Europa de las guetras napoleénicas —ese blogue continental ivido de productos tropicales, y sobre todo esa Inglaterra necesitada de mercados que remplacen los que se le cierran en el continente— no smpoco dispuesta a asistir a us gue aélo le dee aber, como ene bando, Si en el semiaislamiento de ese quinquenio pudo parecer a al unos hispanoamericanos que la ruptura del fazo colonial iba a per- mitir prolongar los esbozos de autonomia mercantil en curso hasta alcanzar una independencia econdmica auténtica, este desenlace era en los hechos extremadamente improbable. Pero para otros (en particular para los productores que conocen fen esos aos afiebrados alternativas de prosperidad y ruinoso ais miento) Ja independencia politica no debe ser a la vez econdmica: debe establecer con las nuevas metrOpolis econémicas un lazo que se- ria ilusién creer que seri de igualdad... He aqui algunas de las alter~ nativas que la disoluci6n del lazo colonial plantea ya antes de pro: ducirse. Esas alternativas no tendran siquiera tiempo de mostrarse con claridad: en 1806, en el marco de la guerra europea, el dominio colonias comenzard a darse mas tar- pero en cambio tendré un ritmo mas We aos que van de 1795 a 1810 perio colonial ‘uvapiaaauow WoroIp -suin{ vioiua e] euuop auapistp Eun! ef ‘oss enuansu9 OW vsosduio 2] daig 18 foreuraum ja opor seuIDqO$ apuoroid A Aoasta Je 2OU0Ds9P ab eaunl wun uoaa|qeaso £ veunuop saze|nsuruad saje1>y0 Sof ‘uoIDHU ren ap pepnto ‘copra uoyy u9 0194 “se]jols9 seit se] 9p JeD0} ¥ ‘ewisadns ef » opiqap "esenedy ‘oprmapsap 30d —oadoana aauawso1ue uiopaid-— sony souang ap OpEge> [SP Faneias rup) “se 052229 osoyjoid soarjosimuad soy sousts 0] 40d ‘esoypodsos znj eur ofeq siotur'y ¥ e50]09 gogy ap sezuerfe ap orquues |p “Ere|a E] 9p ONL Fe Wa \quur9 Jp s900U0I91 v wunsasde as ‘sejnsumad sauawateutuOpoAd fsuoipny ef ezejduioas oj & Aoana ye esmde> saseynsuiuod soy ap ‘ouew ap adjo8 un “gogr ap axquiondas ap ¢1 Jz “ILA opueusay ‘oar nea 403 [ap aaqwwou up aseusaqo3 “eyaag ap eueryodosaut ¥] owo> nb owiargo8 ap raun| eun woiars0qejo9 ns woo srziue%s0 esed “OU uo aruowiorurmwopaid ‘jexides e| ap opriqe> 2 uo asiekode w des -eduanyj ous [ap woseuypu ee anu94j TeuORON=D OMT we jervojo> eaneuistunwype worswzimtzo e| e sodjo8 soso sd so] wep souainb saxeynsuruad soy oseo opor ua wos “ses20Us 23¥9UH n ues9 OU vseoe A ‘seso1oyRET O8fe Uavaxed sauoIESRDE seqUIY sooues} ewuotsts {9 > epenosar vuedsy exnang un © sexpuy Se] sean se esed asopursedaid ruins vs9 v uedionue as sazejnsuttiad soj ‘sour wioute so] ested tersuapuadapur ey smsinbuo> exed eotugojodeunue eu edvq e] ap renga eusins x] uesadsa oj9s soursuaute soy ‘sasrjnsutuad soy txed teqanuid ap eioq es9 ue sayeal seotun sej sos ueusejsosd seq “aie ‘Seno ap seun ueyuoosap sejjouD & sejouedsa seueqan 59:12 st] ‘—exian3 op oiuarueyste jap ¥] ‘opensnys oustzoyas fop Bf— sos0ut -snue sedvio se] U9 sepepnuinse souorsuan se] Ueers@ Sejl> Wa SeIpYT ns > amjur eled sosouous za wpe sosanoas atin (21p¥D 2p S2f6204 i] 107) sp] uo atuouenoarnbaur esasdxa 95 otod ‘2iquioU ns 3199p aiainb o% anb uptonjoxas wun e erouaBay ap ofasuoc Jap PULAU peP =rpeBat 2] ap sed anb 4 *sessouesy seo‘ se] 10d epeadqo’ “51 seur 79a epeo “Fotugajodeunie euedsy ¥]) odo.naus ej anb ‘esnpsp cee sod ‘eoytuts exon’ es] 4p Anu aory o] Zant] € OF9q “* OTT 21g opesed fp aj anb oj & oppared oanang un 9p pepyigtsod ej $32 seoia oa9ied foueIpur Opess0UN fe OS9de J9 axgE 95 PLY ESO1 -apod ¥s3 o> ‘ono ap 0 opow un ap ‘anb uarquies voxruig ‘sepuy ‘sng U09 O19eIU09 UD resIUa 9pand —essare|Su] ap epeife Ex04e— fod “nau b] aauauesane anb eaytusis eiouspusdspuy op exz003 ey] (worongoaas vy] 40d opersode se2ss0n8 2p omnse onane 9 us erg Aow eaBlorut as —seusuo9 ss seLIeUO!D oe oypiuy 9p wotpoduisqioy epost} -nyonasinue uasany yse—~ anb s9jndos ‘iouaystsa4 ts2 ‘tanpipeur od ‘o>qugajodeu sopod jp vqeniuooua eued } -Sy 9p exany anb ef any ejouedso eisunsisa4 v] oustue anb o] ‘Olja ap saiue 84 footueug outuOLpadxs oupugta un ap esuasoad ey © sea 218 epeiSoj opts dey saszoureay so] ap uotsindxs x] ant 0198 Ou) a]qysod oprs exa1qnq Ou fend > us ferpuntu or>44su09 un 9p sued s9 vjouedsa viouapuadapuy ap exian8 ry sorsea sytu oD1i03s14 03 saeur um ap E1ong soygisuoxduloaur uos euedsy uo au eiauaNDas e359 | anb serouansosuo se] oag “EnseuIp ap O1qule> [2 1e20a0ud esed tay “in oj anb ‘euedsq op souoqiog s0] ap Jonaioid ootlopeaed yp ‘oused -eu0g 502 ee , OezIAOU LUN up oXodv 98 )psop eusoiqo# outs oA ‘200 op ewesp un 9p opty} Usp bg steel ee Cxutcuing sdepmmminies ducted oan HH uouiaugas auorsig e| ap s2x03yn9 so] € opeuoisede Joqey ered $020 { “yurip oruouosuatayns soyooy ap ontnuco un ap eves 9¢ soppouls | nus spazed op oxund ng eosutiny ey U9 ezsorwo> ond “essus3 spur tsa eu ap onoad dong opinos $0 Oana op 0 Ue 93, ‘praunjoa ns oe aszeuypour anb opm 21 ey efouarpny ef 4 “49y e] usoey anb se] setaru se] Gos ‘samy sou -ong uo opoysep ‘ofLequus us ou pepypaay rye of susie Pe stuoay oping et ~ejpsuniad ap sv eseoesy osod “oopianiuoyy easimbuo> vsoraumnU spur vale GORIp -odio eun ‘suainiis our [y “oapinuoyy uo opeztueaio eq anb sed -0n woo s2ury souang risinbuos eurdsg ap Aas jap o1stasos fe s99Ue3} Java jeioyo un ‘ouowieuyy ‘< uapsons 25 ‘oBsequiD UES “sy “Suoa fF] "2pod oporp ouapuaBu0 [op erase ued oma 244 52 JetUO[O> uawEas Ja to10d ey 9s buooey e] 9p spauexy apo! 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Los movimientos eriollos rei= terarin sustancial mo esquema de Jos antes dirigidos por peninsulares: en Chile, en 1808, al morir el gobernador Munor de ‘Guzman, apoyan al jefe de la guar contra el presidente de la Audiencia terino; Juan Martinez de Rosas, jefe nos, serd por un tiempo su secretario, Garcia Carrasco termina por librarse de sus incémodos asesores, que enire tanto han transforma. do la estructura del cabildo de Santiago para afirmar a trav ascendiente, asegurando el predominio numérico de los cr si Martinez de Kosas es confinado organizac diencia, el cal marco nal de la monarquia espafola cae en ruinas... En ies, al salvar a Linicrs de las asechanzas del cabilde dominado peninsulares, los oficiales de las milicias criollas afirman una vez mas su poder 2 comienzos de 1809; el gran rival de Liniers, el comerciante peninsular Martin de Alaaga, que desde el cabildo ha or sanizado la defensa de Ia ciudad en 1807, es confinado en els Estos movimientos criollos se habian’mantenido en los limites —cada vez més imprecisos— de la legalidad. En 1809 otros iban a avanzar hasta la rebeli6n abierta, En el Alto Peri, viejas rivalidades oponian‘al presidente y Jos oidores de Ia Audiencia de Chareas, jurisdiccién sobre la regin entera, El conflicto adquirié matices liticos al hacerse sentir somo en el resto del virreinato- efectos de Ia accién de la infanca Carlota Joaquina, hermana czutivo de Espafa, refuginda desde 1808 Portugal, en Rio de Janeiro. La infanta habia comenzado a desarro. lar —con no demasiada habilidad y aun menos honradez— una po- litica personal, destinada a convencer a tables del alborotado Rio de la Plata, y aun de otros virreinatos, de las ventajas de reco- rocerla como soberana interina: para ello se presentaba alternativa- mente como abanderada del liberalismo y del antiguo régimen, de la hegemonia criolla y de la peninsular. Habia encontrado ya en 1809 infinidad de catectimenos, acaso tan sinceros como ella: algunos de Jos futuros jefes de la revolucidn de independencia no se fatigaban de rey su esposo, el regente de Historia comempordnes de América latina st denunciar ance Ia infanta a ese peligroso secesionista, ese republican jacobino que era don Martin de Alzaga; la princesa, por su parte, ter- miné por actuar como agent provocateur, denunciando a las autor\- dades disidentes de Montevideo a los mas comprometedores de sus adherentes criollos... En Charcas la infanta recluté en sus files al pre- sidente Pizarro; basté ello para que los oidores, ante el peligro de ser anticipados por su rival, probijaran wna junta loc: bernar en nombre del rey cautivo. A esta revolucién de criollos blan- cos sigue la revolucién mestiza de La Paz, Ambas son sofocadas por ttopas enviadas por los virreyes de Lima y Buenos Aires, y reprimi- das con una severidad que antes s de origen nla presidencia de Qui mente depuest el presidente-intendente fve igual- en agosto de 1809, por una conspiracidn de aristé- os; un senado, presidido por el marqués de Selva Alegre, pasé a gobernar sobre la entera jurisdiccién. Su poder duré poco: tun afo después, algunos jefes del movimiento, vencidos por tropas, enviadas por el virrey de Nueva Granada, eran ejecutados; también ellos habian pretendido gobernar en nombre del rey cautivo, pero po or eso dejaban de ser tenidos por rebeldes. Esos episodios preparaban la revolucién. Mostraban, en primer \érmino, el agotamiento de Ia organizacién colonial: en més de una regidn ésta habia entrado en crisis abierta; en otras, las autoridades a la crisis revelaban, a través de sus vacilaciones, hasta qué ian sido debilitadas por ella: asi, en Nueva Granada, en 1809, ol virrey acepté ser flanqueado por una junta consultiva, En el naulragio del orden colonial, los puntos reales de disidencia eran las relaciones futuras entre la metrépoliy las Indias y cl lugar de los pe- aninswlares en éstas; aun quienes deseaban mantener el predominio de la Espaiia europea y el de sus hijos estaban tan dispucstos como sus adversarios a colocarse fuera de un marco politico-administrativo ya ruina era cada vez menos ocultable, En estas condiciones las fuerzas cohesivas, que en la Peninsula eran tan fuertes, aun en medio de la crisis (porque se apoyaban en una comunidad nacional efecti vamente existente), contaban en Hispanoamérica bastante poco; ni la veneracién por el rey cautivo —exhibida por todos, y a menudo ani- ‘mada de una sospechosa sinceridad— ni la fe en un nuevo orden es- pafol, surgido de las cortes constituyentes, podian aglutinar a este subcontinente entregado a tensiones cada’ vez més insoportables. Pero de esos dos puntos de disidencia —relaciones con ls metro- peop Woronjoaas B auiue oFDkeIe o:p “ap ‘eannuiod 9g “opbuoiep ezed guseg ou olsun ne “oEzeUorOnfo%9! doueae fp oun suufe90y pets as A8!9RH 9p UOsep OF rane eam 9p rersoduuonuon eos seiseo se] ueqeiedas anb yequoqoo pepaioos e] ap seisuoyy seso vou -eds2 amg [pp tougUTy ef uP UBIquIE U9Iq Ig "soouEtq SoqfouD A saz] -asuruad ap viuniuos uoroisodo ey woo e}eauazzUD Te ‘oseoe3y je ofnp -uoo vy & soronjonad e| 9p edvia esauutad &] oulwop anb e| ‘eznsow of -an} & expan exsasoad e] any osnxapy uy “eDt|g orDE|God ef ap ontop uuoisios9 tum ap sos81jad soy 2agos awueuorsoadun aaustusejnonied wor 29] ean eqetoiozodosd mieyy 9p soourlq sozopeauejd soy ap us -snby ey sepst se] ua :seoue|q Se|jou sauig A sojouedso ap sey anb seit ueataesd souorsuna seato seyTNUY sey OoRBW U9 ‘oiqure> uy ejoued +59 30g [ap eoHPUIY FY UD SoUEUOIRJOAAL Soxposidd sozounLd so} ap ophiuas ja sauouieusous oaiyqduns osa :saft20} sase[> seyje se] 2108 euedsy ap safouedsa soy ap tyoeuiaudns ej ap soyuade so] © oper 214 -08 wyoa as ‘seiouorpne st] ‘SouuepuartT sof 'saassta SO] wy “OAEUIDAZIA [PP epin e] o1mnua 10d ueseuruop sopjaqas ssuue 50] 2b oxprduut sor, -o49 sodiona 50} 40d sary souang ap seas orsswop [ep oauatuiluea wet jp of0s Soaptaarwoyy ap azuapisip run! ej “sza1Ur] oIpoons sor *IY scuang a anb ‘sosaustc) Aoasta jp annua uo!seyfoUOda3 F] UO NID ‘oafy p> 4 one ap soruortsour soy soprutidas worany anb 09 ta 20 pepisonas } seadasoo easeq :sazejnsnuad so] ap 104ty uo osad ns pos ‘oitiequuo urs ‘osnd ‘seisueisunout> se| v epenoape eppaned e] woo 1d sapod a u9 sojsezejduusas 10d seuirgin sembarSo se] ap Soqjous sasoiv9s so] 2p seameauon 42s 10d uowzusu109 souotonjons sv] :opae set 294 ypeD PIoEY a6 eoLDKHEOU -edsq}y ts sautjnsumuod soj ap 1e8ny Jap eurD|qosd fp “orquies wy “siuaipuodaper 1 anb o| ap saseq se] osnd “essaxepe fauioo fa sezuoMNe je ‘wamb Kouta Ou j> any EY aon equasa fois ja anb equinfase ‘ealuoajodeunue euedsy e] etouoarsradns ns vsed espuadap anb | 2p ‘eoruenag etre vy “tyaowo>9 yj v ommend uo tsexpay se{ ap oorijod e o1arnd ua ons “seaneauasasdas souoromnsul ap woDoNpO: Ur e| sod opeaotas oulos un 9p seurrewreann sersuisosd Uo se[sewi30} -suen < Seipuy sns ap ouaiqo’ ap rmmsts fp sestA3s e exsandsip e201 sed “2ipy5 ap onmiv03 ye oBany & efonyepuy & epronpas ‘aruaisisas cued “| ¥159 “aured eno 10g “a[qystonor osa901d un asan3 ostagajodeu OM. ruop [t euedsg ap uoroezodioou: yj anb ‘O1gl 68 Ua "eioazed ou ‘Seipuy se] € Lioxpuoixo as easinbuoo ws9 anb esrpadust ootuwewsg [eae oruraop [9 onb ovrovou a fs ‘saszoueyy so] 20d epeasinbuoo opuars sqriso ewsrus podomaus e] ‘032949 ug -opunias fa 31qos owuade [> ze 289 © eqraay] oper —se}UO]OD se} ua souEaxfodosiaUt Soy ap sein ‘od wunuoSry ej ap euouos “Uy Uo> a2qi 0: oc] uodeH Onn Ey Capitulo 1 UNA GUERRA CIVIL AMERICANA: 1810-1815 A. La caida de Sevilla En 1810 se dio otra etapa en el que parecia ser irrefrenable de- srumbe de la Espaiia antinapolednica: la pérdida de Andalucia redu- cia el territorio leal a Cédiz y alguna isla de su bahia; en medio de Ja derrota, la Junta Suprema sevillana, depositaria de la soberania, era disuelta sangrientamente por la violencia popular, en busca de res ponsables del desastre: ‘el cuerpo que surgia en Cadiz para reempla~ zarla se habia designado a si mismo; era titular extremadamente dis- cutible de una soberania, ella misma algo problemstica Este episodio proporcionaba a la América espafola Ia oporn dad de definirse nuevamente frente a la crisis del poder metropé 1: en 1808, una sola oleada de lealtad dindstica y patriotismo espa fol habia atravesado las Indias; en todas partes habia sido jurado Fer- nando VII y quienes en su nombre gobernaban, Dos afios de expe- ja con un trono vacante, que lo seguiria estando por un futuro indefinido, los ensayos —de signo peninsular o criollo—, por definir de un modo nuevo las relaciones con la revolucionaria metrépoli, pa- recian anvicipar ahora una respuesta mas matizada. Asi parecieron creerlo Jas autoridades coloniales que habian gobernado en nombre ‘ontemporines de Amérie atna 85 de Sevilla, y ahora aspiraban a seguir haciéndolo en nombre de Ci- dizs por es0 intentaron en casi todas partes dotar la difusid vas tan alarmantes. Precauciones intiiles: la caida de Sevilla es seguida en casi todas partes por la revolucién colonial; una revolucién que ha apreadido ya a presentarse como pacifica y apoyada en la legitimidad. :Hast 1 Punto era sincera esta imagen que la revoluciGn presentaba de misma? na respuesta clara significa acaso no situarse en la perspectiva de 1810. Sin duda habia razones para que un ideario in- dependentista maduro prefiriese ocultarse a exhibirse: junto al vigor de la tradicién de lealismo monarquico entre las masas populares {pero este rasgo tiende acaso a exagerarse, puesto que bastaron algu- nos afios de re para hacerlo desaparecer) pesaba la coyuntu- 12 internacional que obligaba a contar con la benevolencia inglesa (y [a nueva aliada de Espaia, si patia frente a los distintos centros Jocales que gobernaban en nombre del rey cauti en cambio, extenderla a movimientos abier- . Pero, en medio de la erisis del sistema pol el pensamiento de los revolucionatios podia ser mente mis fluctuante de lo que la tess del fingimiento quiere supo- Sobre todo, ésta tiende a olvidar algo muy importante: los re- i rebeldes, sino herederos de un poder cai- do, probablemente para siempre: no hay razén alguna para que mar- quen disidencias frente a ese patrimonio politico-administrativo que ahora consideran suyo y al que entienden hacer servir para sus fines. Estas conside: ara apreciat el proble- ma del tradi ideol6gica en el movimiento emancipador: més que las ideas politicas de la antigua Espaia (ellas, rmismas, por otra parte, reconstruidas no sin deformaciones por la crudici6n idustrada) son sus instituciones juridicas las que convocan ‘0 unos insurgentes que no quieren serlo. En todas partes, el nuevo régimen, si no se cansa de abomninar del tema, aspira a ser heredero legitimo de éste: tiguo régimen le interesa mostrar también rebeldes contra la aucori- dad legitima, Y en casi todas partes las nuevas autoridades pueden exhibir sig~ ‘nos —sin duda algo discutibles— de esa legitimidad que tanto les in- teresa. Las revoluciones, que se dan sin violencia, tienen por centro al Cabildo; esta institucién municipal (que ha resistido mal alos avan- ces de las magistraturas delegadas por la Corona en sus Indias, y—re- uci -oH WEY SeIOUETS -a19 sx] anb jap ‘openisnjy eisrasouona 4 eouewees ap opeBoge [2 ‘ou ap ‘sey 9p un :souO|sOupE sEANIooa v SOzeAT sou oroipadxa sop eiaua wiibuo!onposs: eaunf e Efg E| ap OF P pied ®) ap Om, vpeuess Baanyy A vppnzaue, us auawizeoya uemioe ofgs seypp s22u0ruD une A ‘sepeaaiqns semHOfOD sn eauon sedosn seiaua apand ou vues ‘pi81 easty weziandi | owipou ut ap auns wotonjoaas r} ag] HIEUOFINjONaZTEAUOD vsneD P| EzINeRIO peoseqy ‘iqey avuauze|noried Aoama un apuop “Hag JOP oreuIEss14 | opeoor ey ou uorononsl e ‘ansed eno sod cuRyfey 3e] IS ¥IPRZAUEA, tua & tit] ej ap ory [> ug “sswueuzodur souorsodo owuatuow [> sod Saenauonsua ou ‘21K W "epeuesD ANN! 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En 1 ién uruguaya a tierras de Entre Rios, ese «éxodo. ganadero, que habia sido tributario co- nercial de Buenos Aires durante el r | EL movi no también una expresién de atamente sofocada. Esta inter- dependientes de Buenos Aires, don- ‘apitaneacdlos por los propietarios y comerciantes, quienes apoyaban la disidencia artiguis- ta, En todo caso, Jos argumentos, sin duda sinceramente esgrimidos desde Buenos Aires contra cl artiguismo, mostraban hasta qué punto el equipo dirigente revolucionario se mostraba apegado al equilibrio social que sus acciones debian necesariamente comprometer, Esas coincidencias de objetivos no impidieron que ese equipo di ente mostrara, desde el com graves fisuras. La junta constituida para reemplazar al virrey estuve bien pronto dividida en- uestos de su presidente, el coronel Saavedra, ma- yeruano que era desde 1807 jefe del mas nu- meroso cuerpo de milicias criollas de Buenos Aires, y en 1809 habia salvado a Liniers de las asechanzas de los peninsulates alzadas, y de su secretario, el abogado Mariano Moreno, que en aquella aportuni dad habia figurado entre los adversarios del vierey y ahora revelaba un acerado temple revolucionario. Moreno estaba detrés de las me~ didas depuradoras que los hechos revelaban includibles: expulsion del virrey y la Audiencia, cambio del personal del Cabildo, ejecucién de -o4 eqnaso seuruop e eqenua anb owsiearpes (a wurdsy ap opesos8 Tor swvauiaquaigas [eyo Woaol *es92305 JanStyy 9sof wop 10d opiSu1p Jeu adjoS un sod opesnflase ‘oBsequu ws ‘ony sofeorpes serouapuoa Sey 3p opimun {g “oBenues sod sopeindsp owed jp ¥ ofan} wostiod “aoouy 28 anb seisqeas Soy ap orsiostp oode ye sespesl sopezapow so} ey ofan ouput 2¢ osuBu0S [2 ‘Sapearpex soy sod opejon0> oxd> UO!SENY osssduOr [> vo EQFZH[eUOKOMINSUL 28 U9!>N|OAA ET sone ap worsjndxa A —uopio onan jostp ‘saoronaata o> ‘oonsjod yunados any vistas worpertd [jouesap {> Ud sp Z9A yped zeuACAS ¥ vay 21 ‘oBreqiua ule eygop —olTeuorSnfoxas une squag eqesuasoidas anb vzeuatue ef ae rejwoduat onb sey sprourasuimasia sey wes piquiry.“[eIpe2 op “yos uo optreatoys ‘oBsequus wis ‘on ] stsoyf 9p Z9URIEWY ap EUANY, “ref isepesopow seiouapunn ap “uotasoduton ns aod “9 OT81 3 249 “qustides uo epeas> eaunf #7 “oUEUO!A}ONT osuaIUNAOW [ap PEPEEP “os ej onpasap uesgey sotOD3e sof nbs upiquie,"FISL U2 EHOW yp ap Ey -sezauode euoyy eared Soury souangg ap Uotonyon>s F] “hub enTY Ppp a1aureAane epesjadyo ‘esta IS E1009 epIplacy via) e369 9p ofunn [> 49 “wu? 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La propaganda revolucionaria adquiti6 intensidad mayor; la primera imprenta de Chile (importada por vn comerciante norteamericano amigo de la Revolucion) iba a ser usada, sobre todo, para difundir el nuevo evangelio politico. Pero a princi pios de 1813, tropas desembarcadas del Peri en el sur de Chile (don- deel nuevo régimen nunca habia sido reconocido) comenzaban la lu- la revolucién, Esta cetraba filas para defenderse, pero fra- 1 de Chillin, sransformada en fortaleza realist: caida “Talea, el movimiento chileno redescubria sv orientacion moderada y pactaba en Lircay la reconciliacin con el invasor. José Miguel Ca rrera logré huir desu prision realista; en Santiago, mediante un nue ve golpe militar, expulse al dictador moderado de Ia Lastra y se ¢l primero de octubre de 1814, O'Fk fins era vencido on Rancagua por los realists, mientras Carrera per- ‘manecia en la setaguardia. E] general realista Osorio entraba en San- tiago; los mas significados revolucionarios huian a Mendor: della cordillea, donde posian proseguir con mas calma sus cales, O'Higgins aparecia a la cabeza de vin nuevo sector moderado, ganado ya sin reticencias a la causa revolucionaria, pero controlar frmenente ou rumbo, Per el momento oo pares argo, que esas luchas pudiesen volver a gravitar en el de Chile. if Hinoriaconsemporinea de Amé 3 El norte de América del Sur: Venezuela, Nueva Granada En el norte de Sudamérica las alternativas de la primera etapa re- volucionaria eran asin més dramaticas. En Venezuela la revolucién Jel Jueves Santo de 1810, que colocaba al frente de la capitania 2 una junea de veintitrés miembros, encontraba finalmente una cabeza en Miranda, Recibido sin entusiasmo por los oligarcas, que debian su ri- aquera a la expansién del cacao en clitoral venezotano y controlaban Gfmovimiento revolucionario, Miranda intenté dotarlo de un apara- fo militar efieaz, y a la vez radicalizarlo: en julio de 1811 logeaba que we ho sin intima perplejidad— la revolucién venezolana proclamara la Independencia de Espafa. Eéa revolucién controlaba ¢fitoral det cacans el oeste y el interior seguian leales a la causa del rey, y en ‘Goro, base naval al oeste de Caracas, el capitin Monteverde mante- nia una resistencia armada, por el momento escasamente alarmante. El terremoto de Caracas —en el que los realistas vieron un casti- go celeste parecié romper ese equilibrio demasiado apacible: Mon- feverde avanz6 hacia el este, sin encontrar uns resistencia suficiente- nie enérgica de Miranda, que parece haber estado animado desde Ul comienzo por cierto pesimismo en cuanto al fururo de la revolu- ign venezolana. El 30 de junio la guarnicién revolucionaria de Puer- se pronunciaba por la causa realist: Bolivar, que habia ac~ tuado hasta el momento entre los secuaces radicales de Miranda, y tea oficial en su ejército, fracas6 en una tentativa de sofocar el alza- desorden crecia en las plantaciones de los ‘parecié llegado el momento de darla por terminada, Un ar- Ta concluia: en un episodio oscuro (en el que tuvo partic pacign Bolivar) Miranda fue entregado a los realistas, para terminar Ph cautiverio su complicada vida; Bolivar, que no entendia por su par- te dar por terminada la lucha, se refugiaba en Nueva Granada, “Mientras los mnanthanos, los aristocratas de Caracas, capitaneados por quienes habian comprado con parte de sus riquezas situlos no~ wos, daban por terminada su fatil revolucién, otros continuaban Ia lucha: los pescadores y matineros negros y mulatos de la isla Mar- garitay la costa de Cumand, Los jefes eran ahora Piar, mulato jamai- Enno, Bermiidez y Arizmendi. La guerra en el Este tomo pronto ca- acter salvaje: los alzados mataban con especial predileccion a los co- Jonos canaries, demasiado numerosos y emprendedores; éstos se constitufan en columnas del orden realista, cxzando revolucionarios at se] © anb seasyjeas seuo7 se] ¥ souaus opeiquits eigey Ow EIS uoponyonas {2p sayqnanpaiat souepried —sostass epnp uis— so} ¥ aru9sy 31g -n1s9 wapio un sauodun [lmtp Anus opeyfey esaiqny sozopootI9A seas “eau so] 9p ¥j anb vane uaa souaur esnsod eu ume Sopuatisixa Uey seiuanoasuon sns 4 ey “lat exon | ap eiouariedxa ¥] opts t91q ny anb 2jqzpesSesap Jod :eouesiodu vung[e 2p otpay un ope] op p upIveatjdxa wise oiag “Soureuoronjoras ops uEsqEY anb so] ap sou nye 10d une “fa19 e11908 ap soue osten9 op ofany ‘soperaaude sofa ‘uauuidp4 onSque [ap soiueaus sopue|q so] € asieianua e e1atayoa ves aurourdsryy anb oprpadust euiqey 82 O]0g "sas0p20u90 So] UosaInS cig anb vaaaas —atuatuenres>oauut ‘aoIp 28 unfles ‘A — ayvaumpraian x9 rouijod | ua aszeucoua ajans oojana asa ap wozes vy :es0UELE ‘eno ap Anu sunin90 © uegy ‘aqrs 26 oUOD ‘Ses0D SET “ESTED ns S3qe> -0} sosinoas ojos woo 4 onfxp omuea oD sapuoyap oprqes uFIqey souT omena ap spa! auemp souomb r sosinaar & sauquioy AUD ¥ eqez -usutoo ourraqos ownyfa] ns e eysnaap yodonaui ef seweouoUE PA -1o exon vun 22s ap opelap esqey expN] x] eA anbiod eprowosdasoo yu une Fssored uRENs ns Sere| &] ap ONY [Por -orpusw pei Y uotsnppuoy, ‘epeu v4 seponb ou esored wou -purepag ap au0u fp owalueZ[e jap Spo8og ua ofony £ eueBeUTS vs olsuiud eqesua offuoyy “ssre2ifun © vAsisos 2s outpeuesSooU 02 -uotuaou fo ‘euoSe ns U9 une ‘anb aruapias ozIK a6 opwrend eY>m &| ‘ouopurge “eurjozauan votonjosas tpunias ry ap epieo v] ap o8enj ep “euvig) taongy v opeurorDs ‘seasjog “epEEID) PRIMAL ap ELEUOINIOA -91 8007 F] epor ua savapago asrasey ap ‘odueqaua uns “zedeoun ‘owiatg -08 un sa0ajquise ‘atuaUuTeLy ‘4 poBog aasmbuoo ‘794 ns v “eqEsFO| jog 2p sormtasos soy opuezyjnn— eupeueasoatt upIsesapaxuOD yy ‘oULN © opeimides A embonuy ¥ uekedog ap opezuene UErgeT tniag Jap stastytos soy opurend *} 18] U9 OfOS “epN UE #189 € ofay] and sep doo assesnaa sod guratiaa anb se] 9p “epetess EXAM 9p seprEN, svlowiaodg] re{ uo asNpUnjuia Feu RqPUsIsox as FISD ‘eareUrEUIp ap eoqqndas vy ap aiuapissid ua asst < ouezo7] optiapous svi 6 ue roomy ap esueoduierso> euo%st JP seze[dsop eqesBo] ‘owazxa oueuormnjoass ap szo9a x] Bey anb “ounseny ‘qeurasata vende e| e equiuagie anb uotias wf wy zeutaiop & 1weq] eI[9 U9 anb searsiadsip scrouapuan se] ap A sajal soidoad sms 9p eupeutsdootr uoronjoaas ef atqroa © eq OUND sEyy “nuDg K o1Me eq -rwuoy anb ouetiownjorsisenuo aiuauueprigs anbo}g jap UoTeIUoy -oud &] uasonj souapisip seozewoo sesa anb opmismbut sojieqey 2001 vd oooduies ‘saaua8mip sns ¢ owner ou uawnd94 oxant fe sa[asoy Uos -ensour 26 upiedog 4 orseg o1eurausta Jap ans Jo ud anb ap ogpay [3 urpozouaa x] anb epene seu epnp UIs asad en run opiaoy eiqey easy "EpeURIS EAaNNY ap UOIONjoaar e] enUOD vioes3 ap adjo8 > ‘seer apsap “ueqezedasd 4 jodonow yy 9p ueq Fo] ‘oy [ts0u38 aauotuan je sod sopepueus ‘ssiquioy [1 Z91p ‘Seuedsg op ouon je 1A opueuie,, ap ousosas Jap omnuy sound — S181 Uo rexsyeas wz9peUI0] ua eOYE eqeuLO;sUER 95 Fjanz>u9A omen ered ‘seot2eE) tints ouaau opeses f° apsap ‘eoreuel x aesed vied “epueag eaanyy equidnyas as reaqog ‘soaog 9p sozaueyy soy sod sop eious9p ayuawieury woLIny OULIEIY ap S0491809 so] “ealfog 9p souUIP 8 SOT sees" eoU vj enuOD ‘Aad [9p aaqRUOU UD “atonpuIOD F Eq! 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Sin duda, [a Espana liberal no aspiraba a liquidar alegremente los dom: rmosif6 esa cendencia a renovar jetivos de la Espaiia del anciguo régimen, que ys habia iritado a tan tos americanos en s Cortes de Cadiz). Pero el mismo “todos se hacia particularmente riesgoso, cuando se ha- 1 ofensivo de la re- reconocicndo la independencia de las te~ ras que se habian revelado inconquistables, manteniendo, en eam- bio, el dominio de las que se habian mostrado mas sumisas; o bien reformar audazmente la relacion global entre Espafia y las Indias, jados por una unién dinéstica © aun por un mas flexible pacto de familia; estos proyectos podfan ser ra~ zonables desde wna perspectiva metropolitana, Pero en la resistencia contra [2 revolucién emancipadora, sus adversarios locales bal contribuido mas que la metropoli, y no iban a aceprar pasivamente ire en vietimas propiciatorias para la reconciliaei6n entre ésta gentes. La Espana liberal fue vista desde el comienzo con desconlianza por los hispanoamericanos hostiles a la Revolucin: és tos tratarian, en algunos casos, de imponer el mantenimiento de la po- ‘ca mas intransigente, que habia sido la de la restauracién absolu- tista; en otros mas numerosos, de preparat diseretamente una recon ‘con el bando opuesto, que en vista de la relacion de fuerzas fe daria necesariamente bajo cl signo de una victoria revolucionaria; lambas reacciones iban a debilitar la capacidad de resistencia realista smo en 1823 Jegaba demasiado tarde locales que preparahan ¢) de- fencia ante las amiento de la gravitacién de la metr6pol hispanoamericana, La restauracin del absolurismo espafiol por la Francia de Luis XVIII marcé un momento importante en la quiebra .quieta concordia gue habia caracterizado a los primeros aitos ‘a europea; era el fruto de una victoria diplomética laerra, pero precisamente por serlo no pod hhubiesen sido en pi Historia contemporines de América cipio pensables. Un nuevo avance de Francia—y de las potencias con- tinentales con las que en este episodio habfa hecho causa comiin— no iba a ser ya tolerado por Gran Bretafia. Gracias a la restauracion del absolutismo cn Espana, la neutralidad briténica se inclinaba mas decididamente a favorecer a la revolucién hispanoamericanas el auxi- lio que desde Miranda hasta Bolivar los revolucionarios habian espe- rado del retorno a Ia hostilidad angloespaola, se anunciaba ahora, sin duda mas tardiamente de lo esperado, pero atin a tiempo para con- tru aun rapido desenlce del confciow A la ver, Exados Un dos, perdidas luego de la compra de la Florida espanola (182: timmas razones para guardar alguna consideracién a la Espatia fernan- dina, alineaban ruidosamente su politica sobre la britanica: la doctri- na Mor rt re en diciembre de 1823, declaraba, entre otras cosas, la bostilidad norteamericana a una empresa de reconguista de Hispanoamérica por la Europa de la resauracign, oer — L _ 108 “Tullo Halperin Dongbi nante de la capital y los dominantes en Tueuman y Cuyo, no tocado 10 del régimen de Pueysre~ dén cubria mal una paulatina cesién de poderes efectivos a grupos lo- cales en las cada vez. mas numerosas provincias creadas por desmem- bracién de las intendencias virreinales. Esos grupos eran marcada mente conservadores, y ahora el vono genet nse lo era cada vez. mas (un rasgo Ese conservadurismo era ademés una tentativa de adaptacidn a la nue- vva coyuntura internacional; se acompaiiaba de la constante agitacién de proyectos monarquicos que contaban, por otra parte, con Ja ad hesion de los jefes militares, y tenian por objeto ultimo aleanzar una todo era oportunismo: tras de ella estaba tambien la desazdn erecien- te de la dlite portefa, cuyas bases econémicas parecian cada vez mis debilitadas por el avance mereantil britinico, y que —luego de suftir por primera vez, en 1814, las consecgiencias locales de ropea con el derrumbe del precio de los cueros— tendia a hacerse una imagen mis sobria de las ventajas e inconvenientes del nuevo or- den econémico. El régimen de Pueyrredén seguia teniendo un flanco debil a irre- conciliable disidencia artiguista en el litoral. Contra ella utilizé el censurado de sus expedientes politicos: otorgar su beneplacito a un avance portugués sobre la Banda Oriental, que desde 1816 mantuvo a Artigas absorbido por la defensa, cada vez mas dificil, de su tierra. Sus lugartenientes siguieron, sin embargo, resistiendo con éxito los avances portefios, y en 1819 el régimen de Pueyrredn mostr6 sig- nos muy claros de descomposicién espontanea; ese mismo aio, una constitucién centralista, que preparaba con nombre republicano un co institucional para la proyectada monarquia, fue rechazada en negs a traer de Chile, ya liberado, su ejército de los Andes, y el del Norte se rebel6 en camino hacia Buenos Aires. Fue ese el punto de partida de la disolucién del estado central, con- sumado cuando los caudillos de Santa Fe y Entre Rios —secuaces cada vez. mas independientes de Artigas se abrieron el camino de Buenos Aires. Al régimen de Pueyrredén se le dirigieron los més severos repro- ches péstumos; en medio de ellos tendia a olvidarse que una de las contemporinea de Amica lating 10s, causas de su caida era la seriedad con que habia asumido Ia tarea de proporcionar los medios para la guerra que iba a librarse mis alla de Jos Andes: una parte del aborrecimiento que habia ya despertado en 1819 provenia de los prolongados sacrificios que habia exigido de sus gobernados, Pero la ayuda de las provincias del Rio de la Plata, en su conjunto, no fue en Ia empresa chilena de San Martin mis impor- rante que la que él logré extraer de la provincia de Cuyo, por él go~ bernada y otientada por entero en su economia hacia la prepataciin del ejército. A comienzos de 1817, éste podip comenzar el avance a través de la cordillera, hacia Chile. Bran tres mil hombres los que ‘aMrontaban la empresa; el 12 de febre O'Higgins era hecho director supre- mo de la repiblica chilena; en marzo, la derrota de Cancha Rayada estuvo a punto de terminar con ella, pero la victoria de Maipt, en abril, la salvaba (aunque la resistencia realista en el sur de Chile iba 2 durar todavia por afios). La nueva repiblica, que debia enfrentar Ja pesada herencia de disidencias legada por Ia patria vieja, iba a ser ‘marcada por un autoritarismo frio y desapasionado, version guerrera del arte de gobernar heredado de la ilustracién espaiiola; para reha- cer la cohesion interior, O"Higgins debio presidir la vurbia climi ciGn del héroe guerrillero de la liberacion de Chile, Manuel Rodri- guer, irreductible en su adhesién a Jos Carrera, Contr tes, y aun mas decididamente contra los realistas, la revoluc cmplear una politica andloga ala de la restauracion a la que habia ven- «ido: prisiones, confiseaciones, procesos inacabables, ctcétera. La reconguista de Chile debfa ser el primer paso en el avance ha- cia Lima, Este era atin mis dificil que la etapa anterior. Era preciso, en primer término, crear una marina de guerra; formada a partir de tuna diminuta flotilla con presas por ella conquistadas, ésta encontrd su jefe en un gran seior aventurero, lord Cochrane, que la dirigis pri- mero en expediciones de saqueo y destruccién sobre el litoral perua- no; en agosto de 1820 partia para liberar Peril, con algo mis de cus- tro mil soldados, insuficientes para vencer a los mas de veinte mil que formaban alli las fuerzas del rey. San Martin iba a utilizar @ su fuer- za como un elemento de disolucién del ya sacudido orden realista en cl Peri; contaba con las molestias crecientes de una guerra demasia- do cereana y con las derivadas del bloqueo, para sacudir la lealtad mo. narquica de los grandes schores criollos de la costa; luego de que los desesperados realists habian abierto ese camino, estaba dispuesto también él a emplear el siempre disponible descontento iadio de la aonb sey uoig Anu SoBsequs us ‘onstape seajog ‘oxponoud & ro} ae ened uoronfoany Cf ap UO!deDsyUOD ns auedeuog e seuoprad opnd | Count is teuenyqndas woronyonos ef ap sisu ef avuauyend seaHIOR Sod os1Uap 9psep eplsta opis wigey ‘ootos oxsp ound Un t49 somes ‘Suse soy sp seus soy H7ed anb “tawurSpy onfinuy ep sisi» ef See ‘souso1xa 50 ‘ranjosssisod sopepyeas se ap epunjosd sew wloustadxe eum ixne soaan HOD EGEUOD 26 OU IS I b ggg vo une ‘t1u21 ou eurnsad esoudusa &] A ‘soseoso Spuors urmas “Pee weg seuepuns sepuatadx2 sepesouss sms 9p opel 'wornjon |< APE ANAL soxode soso ‘esieas eppuasises op pepizedro rj s3murtt BF ef 9p or9paiag [p uoo zed e] oysay exqey ede pp aNb UP EHO cL “sip ozuatuo> je opesfos exqed 2s wo%g Ig 's9pe90{ sodode woo vested sae coup oioa [Ap HEE P U2 “oUreDI90 opeIsewap opesed |p #ePIAIo “uios vqeiads> o1od ‘Sos0seatt so] ap Aes Eisua!>ynsur e| YO Ege | 3 Soap css pepaaos eu fongonjoden ostnose jp redeip | “09 NDT 3p Sone ‘ap o1feulSuo oxadoud pp tseasifeau soy exed senneyfnq seus A sezouuiad se, ata vege arayjog, ‘ee wo A sted jowo> sa1opru9gy so} ried exopeise3sop wer esa esas v] wo tmNBasord “pupeyy Uo oxon aq] sBsnp © opeusap eqns Ofses as9 NEES | dnb eyeduies e7] yeoidoun ooytoeg [p wo seamauaae seaMTe:9N] 2p 95NG ap pepiisou suasede sv asad ‘K operadsosap atsoureians 29K, ta opted viqey “unoq pop Uo!auEdss ef 9p oxuatoU [9 Us opersn Seeervcjue anauligs sol ‘xoadazaid oniinue ns zod opeuedwose | SIP EPO "DUI Pare ‘opueunop SeIsiEDs SO] HOC “FIBINED BSP sedomng #2 yon ‘0207, PP BSDID4, “ws0ds9 ns EEN “OHA pap eursooou ven> sensowap ¥ Ueq! soqpaY SOT] “Uaps0 OAK [> EPH spupuy opos & opel2pou seu [pp ofan] & “zanSuupoy wosils “ne2s Fosuoa eid olresasau ‘cuatul] eOEIDOISBE ef 9p odode [9 seueH eed Seow ap ouejozatian renoos owisysuossad un ap ope] fe vO!EONpS spun eaepor eqewsznxa as Snuoq 9p 203221014 9p Seap! se] rqElaU>s Spqos opigies esgey ‘oso 9p sa1uy “enfiery op oursies ostied ojos ou cuisunprasosuos as “S181 ap Fn] eqeuuOP anb oonsod rious sasqpyy ap eulgoqa ‘Sasous sov0d so ¥ taped [p ue sopetsoy 0] sopor 2p Jopeazasuo> ied pprvoua, e eyo woo oxjans eiqey "euanbest exesopaste Fan Uo? 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Si ni aun en fs que una formula, la expresin de una fe apasionada (la. que ponia en la conciencia cristiana del monazca un a sv poder), resurgia ahora con signo nuevo: [a con- ciencia revolucionariamente virwuosa de los gobernantes republicanos aseguraria Ia libertad de la nueva Hispanoamérica, Tal como ibaa a reprochar adversarios contemporineos o péstumos de Bolivar —des- de Bogota hasta Buenos Aires— su revolucion no era entonces libe- ral, o para ser ms justos, pues tampoco las otras revoluciones his- panoamericanas, en cuyo nombre era formulado el reproche, lo eran dde-veras—, no se mostraba suficientemente penetrada de su deber de serlo, bastante dispuesta a disimular que no lo era, bastante dolorida de la imposibilidad en que se encontraba de construir en medio de la guerra un orden liberal. En eso se ha encontrado luego la super: dad de la politica boliviana, supuestamente mas cercana a la realidad gue le tocaba ordenar. Pero esto sltimo es indiscutible: baste obser- var que el autoritario reino de la vid proyectado por Bolivar —tras de contaminarse de elementos cada ver. mis abundantes de la tradi- «ign pretrevolucionaria— se revel6 totalmente irrealizable. "or otra parte, crréneo ver en esta diferencia entre la revo- lucién del Norte y las del Sur tan s6lo una consecuencia de la per- ibertador nortefo. El liberalismo al que se oponia el jano no retomaba también él una tradicion pre- rrevolucionaria: la fe desde tos comienzos de temente impersonal, corporizado en una élite de funcionarios y ma- gistrados, que habia sido la del siglo xVitL. Ambas sobrevivi cn las oligarquias urbanas, y éstas, que en Buenos tener gravitacién politica a lo largo de la revolucién, habian ya sido marginadas por la revolucién yenezolana; la eausa patriota s6lo po- cortando sus lazos de origen con los mantuanos de His 108 ‘comtenporines de América Caracas, apoyandose en una plebe cuya organizacion debia ser esen~ ciaimente militar. Y por més que Bolivar iba a extender su Repib cade Colombia hasta Guayaquil, y su hegemonia hasta Potosi, su p mera y mas segura base de poder estaba en su Venezuela, en sus jefes guerrlleros transformados en generales, a los que perdoné todas las infidelidades, con los que se negé obstinadamente —y muy sensata ‘mente— a romper... Esa Venei eal liberals 1 de Bolivar, si no coincidia con la realidad de la revolucién vene- zolana, por lo menos no entraba en conflicto con lla b) La campaita de Boltvar En 1817 ya era Bolivar un veterano de la revolucisns ésta habia consumido su entera fortuna privada (a) sido muy grande) y lo habia dejado como el tinico jefe de dimensiones nacionales al lado de los regionales en que los alzamientos venezolanos habjan abun- dado; en ruptura con su grupo de aristécratas capitalinos —que ha- bi ya habia mostrado cémo po- dia encontrar apoyos entre los agricultores y pastores de los Andes; ahora volveria a encontrarlos entre las poblaciones costeras de color de Cumand y Margarita (ellas mismas veteranas de la revolucién); los fencontraria —lo que iba a ser ain mas decisivo— entre los llaneros que Io habian expulsado en 1814 del pais Ya en la incursion de 1816 una auda ado en la promesa de base de la economia de plantacié clave de la victoria iba a estar dada por jele guerrllero que habia surgido en los L patrioca. Con sus hombres, los trescientos que Bolivar traia consigo y los que seguirian Hegando —en especial la Legidn Britanica (pre- dominantemente irlandesa), que lleg6 a contar algunos 1 luntarios—, se formé la fuerza militar que Hlegaria al Al 2a con Pée2 sig mis rezolano, pero provoeé la ruptura con los cau rios del este costero, y ésta remat6 en la ejecucién de Piar por orden fe éste empre wuevo la conquista de Ca- habia pasado para él a segundo plano, y cuando la re- sistencia de Morillo le cerré el aceeso a la capital retorné al interior fe alli iba a cruzar los Andes con cerca jueva se habia manifes- wos, que estaban en la costa venezolana. Ahora la inza con Paez, el nuevo epeo opelsye opaqey weizased anb ‘epeuesey eAany 2p SoueT| SO] UP Prod ob scl op ofan) “xaeuuop ey omo> opssioa wae poecog ap sondsop A ‘efara ened ey saueanp FoxeureuptmnD © soppsoy Sey $4] Ho opeuuioy eyqey towtaof0q tio OU “ouerqusojoa aauapisaid jp Hopurerueg -eursits yeuideo efoia vy uo seumwop opipod urged # unbuoo sod ojos anb ‘epeuvsry eaonyy ap sepwip] seIrurso2d 559 9p peanitle uorsenunuos run oulod eared wIquUO|o) ‘CoO UA ende> ey wo seata sauounrejnanaed weary ‘anb ‘nus wasoiany 2s seuaisisor SeS2 EpeURIS) eAANNL WO UPIqUIED dnb vio anes8 sey [E90] UOIDEnAIS F] ap OAIGAY [> O4>9Y 3p eH “Te “ras gauauresnd pepuoine sir ejuan anb “z3eq zepeatur axdusars ony ey nay 2190s poy 2p ovina p PEpuOIN yqeiodso 230 : Req vio vouapuan exowud ey Heasjog t vo!E|ade vy ua o1uend ser WafRencpto sp uopunde ey oo one ‘wood owosd ung vo! “esnuoous ouiarqo$ ap ofpse 259 40d sepeasa souOIsUay SE “OSEDTAS jiusweursonou epeUspuioD eqeIs9 SOIs9 a21U9 ap SOruANTIUL SUF SO] od sepeadose ou soarae ap seauty 2290s osoriord un asuodwst 9p es sida vj souoyorpdoa se1s9 uo "sopedtogo’ sms ¥ euale sapod ap 2seq tun —etor0% ¥] ap sesisarSord souetiorsuny soy oplur UErqey O} fui09— asotama Our anb axes srus oseoe t19 !sosin99I HS UGE ‘estan vy opueansoa smndas ap peplsareu v] A owroza9 oprsed [ap set os 04 SOIDEY [ITP EAEYASDS 9 o9 sedeia saa cSfou sey © opeztioisese9 exqeg anb “oanenssuliupe owsus0j23 Ope ‘pow 2p UorIpent e] sewores saruoua eqPOSNG wopro O42N sonypnaaa SOuF S089 UD (SouETgiIO}O2 ojos ou &) SOUT soy nied earsasqo valeur Fun ejmNsudD aonb “EBL eUOU! -a8aq 1] ¥ 999] e ajgtaedio wppnjoss tun out “fo $5 qe opesseusap esse ‘sopod ap soveg soe 3p oped w “pea torjgndas vj ‘souepazed sonSnuv sos aniua sys So] Uo os0% “ub oj S91 fap esne9 ¥f 9p Panu ey anb apsap osoxapod sew Ue 30P Teqsasuon anboig aso ap etouasaid vy ua exoydust pzeuaure &] ¥ ase ‘eorupaug erouesopuodsid b] ¥ [ens sod eqeayguses soy anb 2aqyt 01 “zewiod fp entto> eStusoua x] aa sopiun soueseare souanbod 4 s>29pe> “tau soputad so] ¥35eq ‘eoqjqndoa eaonu ey 9p euresSoud (2 wo ¥qe3se ‘ab soitisn soy ap orsedinteuna ee sorztpe aruauseseasa ‘oUEfOZIUDN Pion fap santas ap sotzeiardosd soy apsap weqy anb *weps0 olay j> “lod sopiosoacy sodnsi soj ap vj “eno rod “etsajd ej ap riounsts>s Jared vun sod seuaaytia eigap [P90s uoVezTwapou! ey "REP Anu Gauawwor fp apsap ojsaas 98 X topareiues amaptsoadants [9p OULD a pee? alin opese cnonu svanaiio op ett ©] al w_eouguay ap eaupuodusgon e108 1 one voueuny 2p 4 of 2ps9p soprusisep soneuo, ueigap oueIquiojos oWOIa 1281 U9 o1p af einan-p ap osaxSu0d 1q “eoq|qndax waana ef ap ¥9 ugpeztuvio ¥| upiqum eqezueas fosin9 ns eInias osa1usNS ossoord nso sentusyyy “Bung. ap PISYJE91 O9]99 aiquodap sasjog £ ‘svzcuaue ap azqyy ise eqpanb wiquiojo>) smianed sedan sej op soucisepaidsp se] A adsigo ne ap worse ~ipasd aavouiayea x] 40d os [ap esneo vy exed epeue’ opis eigey ez. sou uoroe|qod vAn> sgueitow! opnus ‘oaseg 9p easyfeo BaUDNSISDH 9p ‘e90} |p HoNp23 Jeayjog audMNSURYAUUIS feYDUIYDY A equEGERY uD seistpeas so] ¥ oprouna & yinbedensy apsop apezuae erqey, anb “seas, yuaueny ‘2x9Ng Jod OpEsaqy E49 OLIN) OUF OLUSIUL 989 UP qe OGOqERD ap EUORDIA ef 1ZBL WS ~19sap se] sod opeutun “estfa4 opueg [ep woIsayo> vy ap oon “2p ‘ovseioduioy ornsiune *eyon} u $9424 $0j aud souoroes194U0> & sonupuumeasa2e :¥jouedso fexogy] Uowonyora4 ¥] ap seiousRsasuOD Se] 3H -uas odor 98 janzaua), U9 Upiqure‘QzB] ap OBE of “seiotned seziany se] 9p Wolsoqoo Y[ souaIUeW asieULuIEDUD Losa.qap. seA!]0— ap sozianys> s9s0.Ceus so} :2ejnBaast ey>ny ap 4912eI€9 ns SopuUeg 50q rv sod eqeiuonos spuop "eppnz909,, U9 oxauitid oTfOHESIp 35 US casan’ een -2soud a1uopisoid { sopenngy 2 senadtua‘seanensiutupe se9se) st] 819 ns e eupuar anb ‘ansapisoidoo.a un espuoi—eppnzaua,, £ vpew stip tan sepesagy awuaiUeTSsed souoTHas se] 9p FUN ep :[e39p euiaiss un ae aeaaege w1qap 388 D ns oper 24 uoronjoao: e} anb se| ua & opesoul: gry eIuopo> e| anb eiauosy 8p stun U> ‘osouLig [pp 9pI0g fe ‘euRAENSy tap joudes numa “Ip ¥] w9 :(@i81 ap souy) safeuoisiscad souoromansuy seiowtid sns o1p 2] eumsoSuy ap osaiuo> [g "Vulto} seuIOs ® eqezuait0> (wo¥og 9p stow o[9s rouspuadsp opruny ueigey ound) eppnzaua,, 9p ose> Jp ue anb ) epeueiy eaanyy ap ouints > ueqesBom anb sour 131 50] Sopos sesseqe eigap anb Feiqusojo> ap eagndas ey (purew d oxda0x9} epeurid BAanyy ap onus> & 3u0U fp opor ap & nofog, 3p oiuiwiop [> sexoperiaqy 0} © o1p anb ‘Boedog 9p HHowis e| 10d epindas ers ‘s1qjsodus, epeznl "euezey wis ssauqluoyy yu san 9p slog ude ong ; 12 Tulio Halperin Donghi litico.capitalino, Frente a él el veterano Narido erado por los constitucionales de su prisién en Ja Peninsula) pa~ saba a ser el jefe de un localismo opuesto a ta vez a las tendencias innovadoras y a los grupos avanzados de las distintas ciudades del in- terior neogranadino en que se apoyaba al nuevo régimen. La cia de Bolivar conttibuia, por afiadidura, a marcar con el sel provisionalidad al orden politico colombiano. Era muy natural que los jefes venezolanos lo tomasen como intermediario y arbitro frente al gobierno de Bogota; era mas gave que también los opositores neo- sgranadinos a Santander afectasen esperar una rectificacién para cuan- do —terminada fa guerra— Bolivar ej de veras su autoridad residencial, Mas grave aun era que Bolivar, sin romper con su vice- presidente jase en pie esa esperan repablica de Colombiz parecia tener desde su origen un desenlace fijado: el golpe de estado autoritario que uniese, tras del libertador y presidente, a Jos inguie- 15 militares venezolanos y ala oposicién conservadora neogranadina ©) Ecuador y Pers Ya antes de ese desenlace, por otra parte, zonas enteras de la re- pablica estaban sometidas, no 2 la administracion civil de Bogoté, sino a la militar ejercida directamente por el Libertador. Era el caso del sur de Nueva Granada y toda Ia antigua presidencia de Quito, de laradas zona de guerra aun cuando ésta habia cesado de librarse all Y, por otra parte, la autoridad de Bolivar iba a extenderse bien pron to mas alla de las fronteras de Colombia: esa iba a ser precisamente la consecuencia del pedido de apoyo que le legaba de San Marcin El resultado inmediato de éste fue una entrevista entre ambos liber- tadores en Guayaquil, en julio de 1822; el hecho de que San Martin fuese recibido como huésped del presidente colombiano en na ciu= dad que Perd consideraba suya, seitalaba ya de qué modo estaba dada la relacién de fuerzas. El contenido de las conferencias no es cono- ido, salvo por versiones retrospectivas de parte interesada; el resul- tado es un cambio muy claro, San Martin, tras de manifestarse dis- puesto a seguir la lucha bajo el mando de Bolivar, debié anunciar su retiro de Pera; éste era el precio que ponia Bolivar a su auxilio, y aho- ra la situacion habia cambiado por entero desde 1817: era Bolivar y no San Martin quien tenia tras de si a los recursos de una nacién organizada Histo contemporines de América Pero algunas de las razones invocadas por Bolivar para no correr en auxilio de Peri eran demasiado reales: Pasto, mal sometido, iba a alzarse nuevamente y exigir una mas costosa y sa cidn, con deportaciones en masa; s pasar a Peri, a mediados de 1823. Alli encontré a la revolucién en estado de herrumbre: la constituyente de 1822 se habia apresurado a aceptar la dimisin de San Martin y a reemplazarlo por un débil triunvirato. En diciembre se declaraba por la repiblica, repudiando las negociaciones emprendidas en Europa por emisarios de San Mar- tin para buscar un rey para cl Peri, En el manejo de la guerra no se advirtis una energia comparable, y en febrero la alarmada guarnicién de Lima obligaba a designar presidente de la repiiblica a José de la Riva Agitero, aristécrata limeno pasado desde muy pronto a la causa de la revolucién, Riva Agiiero organizé la lucha con més tenacidad, eto no con mas éxito que sus predecesores: el Congreso, aprove- chando una nueva oleada de derrotas, que llevaron a un momenti- rico abandono de Lima, y ademés la presencia de Sucre al feente de tropas colombianas, lo derrocd; el jefe limefio —transformado en ma- riscal durante su breve permanencia en el gobierno— se refugio en Trujillo, en el s6lido norte revolucionarig. En la constamtemente amenazada Lima, el Congreso hizo presidente al marqués de Torre Tagle, y solicits con mas urgencia la presencia personal de Bolivar en Peni: ahora éte llegaba a Lima para recibir el titulo de libertador y poderes militares y civiles hasta la terminacién de la guerra El Congreso que tales atribuciones le habia acordado siguié consa- grado a la redaccién de una constitueidn extremadamente liberal: pro- clamada en noviembre de 1823, no iba a ser nunca aplicada Bolivar encontré en Peri una situacién aun mas grave de lo que <1 puro equilibrio militar anticipaba: cra toda la endeble revolucion imefia, tardiamente nacida bajo el estimulo brutal de la invasion ar- gentino-chilena, la que vacilaba sobre su destino futuro. Desde Tru- illo, Riva Agiiero trataba a a vez.con Bolivar y con los realistas; pro~ ponia a estos iltimos un Perit independiente, bajo un rey de la casa de los Borbones de Espaia; en lo inmediato proyectaba una accién concertada para expulsar a Bolivar de Pera, Revelada la escandalosa negociacién, Riva Agiiero pudo ser apresado y deportado, Pero To~ tre Tagle, encargado por Bolivar de entablar negociaciones con los realistas para un armisticio, las entabla simuleéneamente por su cuen- '2 con objetivos idénticos a los de su derrocado rival; a comienzos de luego de que un motin de la guamicién argentina entreg6 3) ua opeimades any o8fepyy ny us ‘umn anb epems eun ap sgndsap Soquinisap as uoronjoagd ey ‘opuats eins ‘onupaious un sod oproaa uesqey aquunzi9p jo (oxdais opraias wesqey ‘epap uis unas) anb> eqerounue urns ay anb sozasau & seuaSspur soy ezed tere} ony 2] epeaniou ey -seziony sns avztusS004 esed aszemnoa e OW OSpEpIEY “a]qEs0d exAepor Faa easinbuOD ean 24 setad stanp & oso} ‘opewsaip £ 01 aide> p *sopanuan s £0] s0d soprauas sossny ofp 3p UO uD toe 190 wo :3]qetses aauatuens us SesuDURU “S2pjaq>1 9 Sexeleepens“o1eq SIN] ues SEW “SoH sojjanD sof © oon! ty oonbes Jo & (pepnio ey iad sajqerot Soy ‘Kat Jap sopepjos so] wo> oun 2s anb ua ooyjqnd ossu89 ong 4 sou -eiBingos ues eww of 2puop wosotun 9s ‘Seurus se} ap So santo ‘odnyepensy ap wpa wa ‘ej s0d ‘dau ja 40d ‘luapuiadapor ¥] 40d wormnjoass ms eqruseposd OFfepy ‘OTS! ap aaquandes uy wayonaq { pavanog ap our‘aut sosimzad oisand -né 389 Dey D81EUDLIO OpIpod uasa:qny oui9D aua!Ape 28 Ot anb "IPE ¥{ UOD xeALOD soy anb axuDpIA s9 sopuei8 Knut ojnas offpiy ‘ouuoronyoso a om" | SOUDW O| Od sa UatELUT MIs *(seU ‘sazeynsutuad sof easey epas ey xo e[ apsop wep sng otuseisnitia oarsaoxa UIs woseyuaye anb ‘sow Piso sOUDUN JP 9p anb udder vy “smarWagod { sopesid ap ses -opeaouur seanetstur sey opepunaes uejqey anb sopenisny! sai0p123e5 ap oseasa opeisewap oxtinltio9 asa ap aiueyjig awauleisadss ou a1ue3 -usoudox un soouotu esse “oBfepipy Jans yy ex9 ‘osaun su0u-o11 -u99 |p ua vinbosred wort ‘sa40[0q. ap eand |q “wIsIUOSEIOId opeiDd sou tan sod vpeyponosde sas © eqr 0181 ap peptunsodo raanu ey ‘sep ~undas sry seiopoouaa ‘sarejnsutuad £ se]jous soma ana vzsony ap eq, -snud esounid van ootx9py Wo OIp 28 $081 UD OOD eA Olsta Et 35 oSjupagy (e ‘ae esupury 9p soupsodunivos 220% cee otiuo oydoud ws snouodss wo suusnapsyepse asypuadsp anos em 8 operas amge ob ose oH. 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No iba a ser escuchado, y la revolucin iba a en- Contrar un nuevo jefe en otro clesidstico, José Maria Morelos. bb) Morelos A la ver encontraria un nuevo centro: no ya el noroeste d sayy el maiz, sino el Sur, en que la meseta baja hacia el Pacifico. Le tamente, Morelos va a ganar el predominio sobre los demas jefes de i sobrevivientes, y contrarrestar pequeiios grupos revolucionarios sobr Ly Renencias 2 la transaccion con los realistas que en ellos comienzan a aparecer. En 1812 domina el Sur; organiza fuerzas mejor disci rnadas que las de Hidalgo, elabora un programa que incluye la pendent, la supresida de las diferencias de casta y la division Eran propiedad, que en la tierra del azacar, en que el cultivo de Ia tania margina lencamente los de subsistencia, es ya una exigencia co- lectivamente sentida, Deseoso de instisucionalizar la rev yoca un congreso en Chilpancingo: en previamente habia logrado vencer en el plano militar. More Nclando un eserupuloso, pero por el momento suicida, respeto por cl orden institucional— se incliné ante las voluntades, mente claboradas y algo incoherentes, del Congreso. No sélo por esta inesperada vocacion ataria se derrambé la segunda revo~ 0 mexicana: a Morelos, que a partir de w to indigena queria lograr una revolucin nacional, modorada en su estilo pero r- dical en su programa, los realistas oponian un frente en que los erio~ ' tenian lugar cada vez ms importante, Una vee elininada Ia he- ide rencores del pasado, atenuados por el comin terror ante la fucién de Hidalgo, la union de peninsulares y ricos eriollos en Uefensa del orden establecido era un programa mas factible que el de Ia revolucidn. También Morelos ibaa ser vencido y ejecutado en 1815. yuedaban ain algunos focos de revoluciGn: Vicente Guerrero resi Reena a Fall Fernandez, que habia cambiado su nombre por e coria, en Veracruz, Sofocado en lo esencial el alza- tmiento rural, en los afios siguientes un cierto espirita de disidencia Hiseriacontemporinea de Amén parecia resurgir lentamente entre los criollos de la capital. No tuvo tiempo de madurar: la revolucién liberal en Espatia desenmascar6 si- bitamente la independencia de México. ) La independencia como en América del Sur, la guerra de Independencia ba- bia abicrto las filas del ejército, mas atin que Jas de la administracién y las dignidades eclesiasticas, a criollos en proporcién antes desco- nocida: esto creaba las bases de un partido local més hostil a la re- volucion que adieto a la metrépoli. Por otra parte, los peninsulares n en México mnayor geavitciSn que en cnlgeie ova comarca de las antiguas Indias; parecia inconcebible que cualquier cambio po- litico que no incluyera una revolucién social afectase seriamente a los dominadores de todo el comercio mexicano. Porque se creian dota- Tarn sepaciionp 3 * co liberal de la politica espanola parecié afectar por una parte la six Se ee revoluciones hispanoamericanas. Sin duda, tanto el alzamiento de Hidalgo como el de Morelos —dirigides ambos por eclesidsticos— habian levado a su frente imé- Pero al mismo tiempo, la revolucién amenazaba la ca y la riqueza de congregaciones y sedes episco- pales; Morelos incluia explicitamente las tierras eclesiasticas entre las ian de ser divididas. No es extraio que la jerarquia eclesiss- tica se haya constituido en aliada del orden realista, que éste buscase nueva en la defensa de la religion amenazada por vurbas . Ahora, en Espaiia, medidas semejantes a las propuestas por Morelos eran anunciadas publicamente por los grupos dominantes. Estos mostraban peligrosas inclinaciones a bus- car un arreglo con las revoluciones hispanoamericanas: ante esa pers- pectiva, los defensores mexicanos de la causa del rey temian verse transformados en victimas principales de la reconciliacidn universal: a cambio de un reconocimiento de la soberania espanola ea Indias, torgar el poder local a los revolucionarios podia, en efecto, parecer desde Madrid un sacrifi si esos revolucionarios era ‘escaso} un Sacrificio tanto menos costoz0 compaiieros de ideologia y los leales sig- Fa 42s ¥ eqesed eueiarg weig ‘o1gt ap sopezesn soj sod syaueDsous p uo orqures un ¥ eqeaay] exae(Suy ap ope] fe own uedsipq uo anb ayuouyeoypes splu une & "312ed esto 40g “"etas 93400 up eqeusiojsuess 98 “epepy|osuo> fous pep ap e1UO| 0 bun ap aiupizas ume peride> ‘onsuef ap ony esoye feu>yisesq Epa ¥{ do opunyoad orque> un ooytusis yodonow x] ap epipind & nis esanfimusod ruor0~) ¥] *uoIsIa9p B59 ap seIDU: s9aead se] arury “eorumouoss uoKeMOLHD ns ap sa1uCUIWOP seau se] ‘opuonuaruews singas eIpod p 2p onuap oj9s tomtweALiq anboyg j> ws asiouzive 2p eotog Foy onto a9 sap eqs [eUo%2 e{ ‘tjourdsooauesy upisaid vy v aau94j wppanea ns aeuopuege tot nb + asad ‘selieueayn souorestanuo> ses op 16 eS US PepYPEsIMDU ns OpuoruorMeUL smNB9s ‘opor ap esad & ‘os -inb “aorodo ej opdarpnyp aunfas spn8muod own je -uo9 oanborg je opuens “eoaup ezeuoure ud eqzunojsuen euedsy eppuesl ap ezueye ej anb esooueay anasausoa etounod ey 4 e>sUPIAQ [atu elouaied rj © sowen algop je ua epepuny pepyennau eun v opis ~03" Figey as ‘oueUOTDNjos21zE:IUO9 anbo|g {9 Oubjd opundas ud Anil ‘opwesSonut onsow of onb edena esoud ean ap ofan] ‘emsog “s¥9 fugojodeu & seueuctanjosas season se ap smued e 210aise9 eroues -iodut jeuoypewioit eanyjod vj sod epeuorssodoad ean -sodsiod &f | we anu9z9ptp avuaurepunjosd upiquses ex3 seg ap Uo!reM ooseus jo ua ammasayicy“(sozouone sedeia ap sepiins s9ye> 58] 2uqes sod ‘semouuad uatiuo ap jpursuow < raness sont tim ap uorsisodun e[ snbe eqeyey ‘eauiptueoued HH 9 anb 0Xeuu asony onuonreazo2e [ap pepisuarut e| ‘eiuojoo vf © odonaus ef ap sauotsestnur sey uo ‘ojdusota sod ‘sorsadse sounse uo anbune) eqnesyruds soupu aseag ua exp ‘eueousuIeourdsty wioped ueD UOTINOAdZ e| ‘ezaumLId Bj ENUOD anb seus ostaE ‘OPED LIGEK 8 fend ¥] ex1u09 easinbuoy epunsos eisa tY]] soe 9p eueds | 9p So] anb sosorsiqure sovows auuoureesa39u Opis Ueigey PUD|ISeIG EpIA yuo eueyjodonaw vo!sedionsed yp seyuouNe 10d sgnsinuod open Supt owsniodsap jap sayeas Anu sozianys9 so] une !eorurnq e11qH0 vo tuned 23peui ¥j woo omun{ sepesfoauy‘seurotiouue Sesion sns 9p of -aadsaz eowouora yodosnan ap uorouny ns auuaureuazd syjdeuno © op epounuas esqey [eSnii0g “rouapuadapur ns ap woreaneisoa ef apS9P fonaue ap auata anb worpersuaioyip ap osanord un ereWion eoUgtueou IL tne exyguy 9p rauruodunsnuon euoHsEL -edsipy ap by A ise1g ap eiouopuodapur ef antun setouasopp se, UT jouedso eouiamy #] uo soprfins sasped soy ap sey reanuuop © wea anb sojetnuasa seuin}qoad soursius soj 10d (epentBe aruoureauajorn dnt sor ed ©) epeude piso swusxpusdapur pisesg pp tuorsty e| —rjouedsa xy ap esanfinuod eoupwy ej urqeiedas souvuorsnjosaaiasd sodwon 2p -sap anb se] uoo & “uosesliap Op ap anb setous9ytp se] sepon too— ‘1qltou 28> asa}gazouu anb eypny Eun wis gzuEDpe a8 eIsuapUEdapUr e] he towsypenoape uorezeduios ap ouraux2 un opaUDs 2189 U9 999330 piseag seotun e] 19 ov Oisg “ U9 anb ‘uoronjosa2 ¥] ap oquiny fp uo opeiqo tigey anb worreaoysuEsd Y ‘uoweunp epesadsour ns ‘euistan easan$ Ey “seyeIEG sey op vUNy | opin [p opedisp za wun attans © eq wqesodso 95 nb ¥] 2p ug “ure fuunsip X ‘openuoous eqey anb ef ap TIUNsIp Anus eou9eoN cedsipy vun eqelop anb ‘erouapuadapur op vison vy we equurts9], yeunwow e1svapuadap up s9jeru0j0> soduots uo optiso exqey Ao1s18 o4n> 2p “30N PP OUND NS 9p oun -s9p [p tuoye emnRas 0131 o1utmop [> ofeq oploautussod soqey op sea ‘nb “ejeusareng 9p psua5 epurarde’y ¥] U9 099 eqENUODUD OODWN 2P eiouapusdapui vj 4 ‘euedsy ap Aor ye jay eis “znsoesa, ap vpen 1 ¥] eqrpuen anb vzayrios | “eal 2p wEnf eS ofos sad Fopepaq ‘oidoud ns eued ouesagos un seuBisap v eqesmya as ITA, OP tein, ‘ayqrsadso tio owor “jide> k] Uo vqenud I 9p sen sey woo & ‘souotsaupe ous o1gyo91 ou aprqamay Ssied onsea [> uD =e oased un oinfis cauariuemunuosd yy “I]A opurusag t eqelop 25 u ojo e&no jouedss stueyut un 20d opeuisqo# awstpuadapul OW un ap wo1sea%9 x eionosd X (soqjous9 50} 9p orsadso4 saxeynsinted so} sued pepjendt ‘eoqjore> aj | ua pepiun ‘eouopusdopur) senurse 5913 pp ausuiong woo onved < tod eiauiea epides oypoy,

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