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EI nimero trece y la forma légica de la sospecha Presentacién de la traduccién francesa de las ‘Memorias del Presidente Schreber Breve discurso en la O.A.TF. del psicoanalisis en sus relaciones con la realidad Dos notas sobre el nifto Prefacio a la edicion inglesa del Seminario X! Homenaje a Marguerite Duras, del rapto de Lol V. Stein La tercera El despertar de la primavera Conterencia en Ginebra sobre el sintoma Manantial Jacques Lacan Intervenciones y Textos 2 Manantial JACQUES LACAN INTERVENCIONES x TEXTOS 2 o Manantial “ala Sweet Le Delon Exim tree ya ore gia de Ia soepei:Prenentacion den traduccion lune an Meera Rest Seer tw dare on Ww ORT#S De nan Sebreel nif elatoa medion ing el Semler; Rome ‘rue Duran el pio de ka Sta depot ae uta Sucre. J Las Delmont, Diana 8 Raina La tren Diana. Rabinovich: el pacoaancn ue relasones con aed ‘Contrenciaen cor athe a inn, ev ene: Diana 8, Rabinoveh Improv Arent (Queda eco el dept que mare Ia Ley NL 728 © 1988, de Ia edicin en casillane Ediciones Manantial SRL, ‘ide Sart Fe 1385, erp, Boer Aes, Argentinas Publi con el acuerdo de-A Miler, tila on erin marae es bm de 3. Las, ei ey 1SBN.950.9515.19 Derechos reaerndos Probia sepratuecion ea parca Impeesoen mare de os TlleesCricon ‘segues Slo, Gral Fer 1006, Be Ae: rgeting EDICIONES MANANTIAL INDICE El mimero trece y la forma Jogiea dla sospectia Presentacién de la tradueei6n francesa de las Memorias de! Presidente Schreber Breve diseutso en la ORTE. ‘Del psiecanslisis en sus relaciones.con la realidad Dos notas sobre el nino Prefacio a la edicin inglesa del Seninarto XT Homenaje a Marguerite Duras, delrapto de Lol ¥. Stein La tercera El despertar de la primavera Conferencia en Ginebra sobre el sintoma a7 43 55 59 73 108 us ‘Tula orignal y Fuente gent ie omg spon, Oke 1 30, arn. 0 Trestnation dex Mamas du preaidem Sciecoet eh traduetion Frangaise, Omicar?, nt 38, Navarin Pat ss Pa ran Ean BP eecen OWE nar rts tanner Pes pea Shape dns sen snyder Seat ‘Seam sera te tT Naar cries ts iy Sane du Sema One oa) har paris, 1977. Hommage fait & Marguerite Duras, da rat v- Slein, fet Pitnee ta sce OV. Se erat Rain be a eae ce Fao 1 rte tu preps Sa hase {crn enn cee ol Lea Ree EL NUMERO TRECE Y LA FORMA LOGICA DELA SOSPECHA Mis inoecesible a nuestros aes, hachos para los sgn de cami. (Discurso sobre les caused psiquica) ‘Una ver mas pariiremos de uro de esos problemas de aritmétiea en que los modernos apenas ven mas que re- ‘creacién, aunque los obsesione la nocién de las virtuali- dades creadoras que en ellos descubria el pensamiento tradicional. ‘Este se debe al seftor le Lionnais, muy iniciado en ¢s- tos arcanos, sestin nos han dicho, y quien con é1ha per- turbado las veladas de algunos zarisinos. Al menos asi nos fixe propuesto por Raymond Queneau, gran experto fen estes juegos, a los que no considera el objeto menos ‘Apropiado para poner a prueba su agilidad dialéctica. y ‘no menos erudilo en esas publicaciones reservadas que Jos cultivan, A él nos hemos de alener, por ende. cuando dice que se trata de tn aporie original, Examinémoslo. Elproblema de las doce monedas De doce monedas en aparienca fguales, wna, que Tla~ ‘maremos la mala, se distingue por una diferencia de pe- 8 Jacques tacan so imperceptible sin aparato de medieidn, diferencia cerca de la cual no se dice si es en rndis o en menos. 'Nos piden que encontremos dicha moneda con tan sb- Jo tes pesadas, para lo cual el inlea tnstrumento de que isponemos es una balanza con des plaullos, sin ningun patron de peso nt lara a no ser las propias monedas. La balanza que aqui nos dan como aparato hara pa- ra nosotros de soporte de una forma légtea, que lama ‘mos forma de la sospecha ambigua, yla pesaca nos indi ‘ard su funcion en el pensamiento ‘Solucion det problema Este problema requiere una inveneién operatoria delo ‘mas sencilla y perfectamente al aleance de la mente hu- ‘mana, Dudainos, sinembargo, que est al aleance de esa mecinica cuya tmaravilla expresa sobradamente su nombve de “maquina de pensar". ¥ es que habria mucho ue decir sobre el Lipo de dificultades que oponen a la 1, Elestuie aqui desatolado encuentra shag en os anasts formals iltaen se a lagi cletog eal ce eer ya {tagmentopublleado enel numero anterior de Cahiers an cone tl emp leo y ol aeerto de cence encod, ‘Tera ul denarticaposi de qu naan ses exdelocden deltiempo gle oe sitaa somo anterior en nesta Saroto. z sr i Forma parte de nuestro eloquescemplares para conceplén de J formas gies en ls eles debon defini: as relaconte tel {nxlrdo on a ecleceon anlea de consis cle en tas pe Tabras.anten de que el indivi este espeieadn ‘sia contepelon se desarelien una igea del eto, que per tba rem mace or cts pst een a fe foo aunnicnio de formulacin cel siamo sabe, por el ual ‘stjto dee exstencia se simila nln een, athe el Falfpara nosotros fa cual se aplen el termine de humenidad El rimero trece 9 mente, por un lado, las formas desarroliadas del ego de los niameros y, por otro, las formas més simples, de las ‘cuales cabe preguntarse si contéenen tmplicitamente a Jas otras, Para quien quiera ponerse a resolver nuestro proble- :ma, precisemos que las condiciones deben tomarse con todo rigor. 0 sea, que cada resultado comprobado al po- ner en los platilles des monedas 0 dos grupos de mone- das (siempre iguales en nimero, por supuesto), cuenta como una pesada, ya se equilibren o no los platilos. ‘Sefialamos esto a fin de que cuando el que indaga ile- gue al momento, aparentemente inevitable, en quela di- ficullad le parecera no tener salica, no vaya a tergiversar el asunto suponiendo, per ejemplo, que un doble inten- {oreferido al mismo tiempo operatorio puede considerar- se como una sola pesada; sino que mas bien, animado por la cerieza de que existe la solucién, persevere en el fondo del impasse hasta descub:ir su falla. Que se una ‘nosotros, entonces, para considerar su estructura. En- tretanto, guiemos al lector mas déctl El redueido néimero de pruebas permilidas exige que se proceda por grupos. Dado que la presencia clerta de Ja moneda mala entre las doce es un dato, ello podria di- suadirnos de repartirias mitad y mitad en los dos plati- llos: en efecto, este dato, en la misma medida en que asegura que uno de los grupos sera més pesado que el ‘tro, disminuye el interés de la prueba. No obstante., es te razonamiento se revelara meramente aproximativo. La verdadera jusiiicacién del procedimiento que aclerta estriba en que la pesada en una balanza de dos platillos tiene tres resultados posibles: que se equilibren ‘que pese mas uno o el otro. Es cierto que en el caso de! desequlibrionada nos permite r2conocer de qué lado es- i el objeto responsable de ello. Pero tendremos base pa- 10 Jacques Lacan ra operar segiin una distribucién tripartita, forma que encontramos en mas de una incidencia en la logica de la coleccion. La primera pesada y el problema de les cuatro Pongamis en cada platillo dos grupos de cuatro, to- mados de nuestras doce monedas. Si se da el caso de que se equilibren, sélo nos queda encontrar la moneda mala enlze las cualzo restantes. Problema cuya solucion parecera facil en dos pesadas, aunque se la ha de formular sin precipitacion. Precisemos que en la segunda pesada pordremos en cada platillo una y solo una moneda de las cuatro res tantes. ¢Se equilibran los platilos? Entonces las dos mo- nedas son de las buenas y, una de ellas, opuesta en una tercera pesada a cualquiera de las restantes, o bien evi- denclara que ella es la mala o bien permitira situarla por climinacién en la ultima no pesada, Si, por el contrario uno de los platllas pesa mas que Lotro, entonces la moneda mala esta entre las dos que estan en los platillos y, como las dos restantes seran, por tanto, de las buenas, la situacion, semejantea la del ca soanterior, podra resolverse de la misma manera, es de: cir, comparando entre ellas una moneda de cada grupo. El desarrollo del problema mostrara que no es vano percatarse aqui de que este procedimiento resuelve un problema que podemos considerar auténomo: el de como encontrar la moneda mala entre cuatro mediante dos pe- sadas, 0 sea. el problema inmedialamente inferior al nuuesiro. En efecto, las ocho monedas de nuestra prime- a pesada no han intervenido para nada en la busqueda de la mala entre las cuatro restantes. Etnimero trece u Ethic de ta dificultad y la sospecha dividida Regresesnos ahora axa priera pesaa para cons derarl caso en que uno de los grupos de cutro cloca- dos en la balanea pesa mis quel ol, Folcenso eset nedela cieulaa. Aparentemente nos obliga a detectaria moneda mala entre ocho. y'ahacer~ nen dos pesadas,ewand esas dos pesadasson Justolas fue necettan pata dtectaria care evalro. ora bien es lerto que ot debemos recanocer ene ccttota moneda maa la sospeci, dren, que pesa 5 Dre eta una de ells queen de anlemaro dioaida. ¥ ani ios topamos con una @aleteaesencial de las re- imtjonca entre el nada y Ia coleceon, en tanto elias Ghia fa smbiguedad de lo demasiado o demasiado PANES, el resultado de la segunda pesada puede fornularse dela siguiente man-ra De las moneda que estan n et plo més cargado solpse sospecia que son demasiado pesadas: dela que Glan nel nds thio, que son demastado tuanas. La rotacién wipartita o ta wi Esta es la raiz de la operaciin que permalte resolver nuestro problema y que llamarsmos la rotacién tripartt- ta, para hacer un retruécano con su papel de triar, a via Esta operacion se nos presentard como el nudo en el desenvolvimiento de un drama, asi se trate del problenui de las doce 0, como veremos, desu aplicaciéna coleccio nes superiores, Aqui la tercera pesada, como en los otro~ 12 Jacques Lacan ‘casos todas las pesadas que le siguen, sélo represcnta- 14 un desenlace que opera la liguidacion. Este es el esquema de la operacion: atte pesado ati ware ‘a rotactontepartta ola ta ‘Vemos que intervienen en ella tres monedas ya deter- minadas como buenas: tal como, en efecto, nos son proporcionadas, siendo otro resultado de la primera pe- ‘sada, en las cuatro restantes, ~ ya que la moneda mala esid Con certera entre las ocho incluidas en Ta pesada. Existe, por elerio, una forma de la operactén en la ‘que no intervienen estas monedas —y en la que se pro- ‘cede redistribuyendo tan s6lo las que estan en los plat! Tos, después de a exclusion de algunas. Pero por elegan- te que sea esta economia de elementos, me atendré a la ‘exposieiin de la forma aqui represeniada por las razones ‘siguientes: 1) la disiribucion tripartita de los elementos en ta prueba que precede inmediatamente a la operactén, da necesarlamente un néimero de elementos, depurados de toda sospecha, siempre mas que suliciente para que es- Etimero tece 19 ta forma pueda aplicarse en la extension ad indefintium que daremos a nuestro problema y, mas ampliamente ‘un, veremos, con el complemento esencial que le apor- laremos. '2!) esta forma de la operacioa es mas ffeil de mane~ Jar mentalmente para aquellos que no se han adiestrado fen concebiria someliéndase a la prueba de su hallazgo. '3*) por iltimo que, una vex resuelta por la pesada con ‘que concluye, es la que deja la menor complejidad a las ‘operaciones de liquidacion. ‘Nuestra rotacién triparilta consiste pues en lo st- gulente: ‘Se sustituyen por tres monedas buenas tres monedas cualesquiera del platillo mas pesado, por ejemplo, y Iuego por las tres monedas extraidas de ese piatillo res, ‘monedas {omadas del platillo mas liviano, que quedan tentonces excluidas de los platillos. La segunda pesada y la disyurcion decisiva ‘Basta comprobar en una segunda pesada el efecto de ‘esta nueva distribuclén para conclu, segin cada uno de los tres casos posibles, los siguientes resultados: ‘Primer caso: los platillos se equilibran. Todas las mo- nnedas en los plalillos son buenas. La mala se halla enton- ces entre las tres monedas exciuidas de un plalillo que fra el mas liviano en la primera pesada, y como tal sabe- ‘mos que solo puede ser una meneda més ttetana que las demés. ‘Segundo case: cambio de ado del platllo mas pesado. Ello se debe a que la mala moneda cambio de plalillo. Se hhalla entonces entre las tres que salieron del platilo mas, “ vaeques Lacan pesado de In primera pesada y, como tal, sabemos que solo puede ser una moneda més pesada que las demas. Tercer caso: la balanza sigue inclinada del mismo la do que en la primera pesada. Bs porque la moneda ma- Ja se halla entre las dos que no han sido movidas. Sabe- os. ademas, que sf es la que esté en el platillo mis pe- sid0 slo puede tratarse de una moneda mas pesada y, {es i olra, solo puede ser una moneda mas Uutana que a tereera pesada en los tres easos Lievacio hasta este grado de disyuncidn, el problema ‘ya no olrece ninguna resisteneia grave. Una moneda, en efecto, que ya se ha determinade que ene que ser més pesada en un caso, mAs liviana en el iro, se detectara enre tres, en una pesada que opone a dos de ellasy en la cual se revelart sin ambigiiedad, a fal- ta de lo cua, resulta ser a tercer ra el tercer caso sOlo lenemos que reunir las dos monedas sospechosas en un mismo platillo y poner en clotro dos cualesquiera de las restantes, depuradas ya {de toda sospecha, para que la pesada designe la mone- {da mala. En efecto, el platilo de las monedas sospecho- ‘sas se manilestard forzosamente como mas cargado 0 ‘como mis liviano que el otro ya que en él esta con toda Seguridad o wna moneda demasiado liviana 0 una mo- neda demasiado pesada; y sabremos, por tanto, a cual Inerininar, con tal de no haber perdido de vista la indi- vidualldad de eada una, en otras palabras, de qué platt- lo de la segunda pesada proviene, ‘Ya tenemos resuello el problema. Elnimero wece 16 La coteccién maxima accesible an pesadas gPodemos ahora deducir la regia que, para un mime: ro determinado de pesadas. nos ce et nmimero méximo de ‘monedas entre las cuales estas pesadas permitan de~ teclar una y s6lo tna caraclerizada por una diferencia ambigua —o sea, la razén de la serie de las colecctones maximas, determinadas por una admision erectente de pesadas? En electo, podemos ver que si se necesitan dos pesa- das para detectar Ia moneda mala en una colecci6n de cuatro. y si tres nos permiten resolver el problema de las doce. e8 porque bastan también dos pesaclas para encon- trar la moneda entre ocho, eunrdo una primera pesada hha repartido en ellas dos mitades, entre las cuales se di- viden la sospecha del exceso y a del defecio. Se com- probara facilmente que una aplcacién adecuada de la olacion tripartita permite extender esta regia las colec- clones superiores y que cuatre pesadas resuelven f8- tlmente el problema para 36 monedas y asi s:icesiva- mente, multiphieanda por 3 el numero N de las snonedas cada vez que se otorga una unidad mas al nimero nde las pesadas permiudas. ‘Formulando N como equivalente a 4 por 3v*zdetermt- rnaremos el niimero mximo de monedas accesible a la depuracidn de n pesadas? Basia intentar la comproba- tion para reparar en que el numero, de hecho, es mayor, yy que la razén de ello ya se manifiesta a nivel de nuestro problema, El senar Ie Lionas, acaso obedeciendo al precepto tradicional segiin el cual cuando se sabe diez solo se ha ‘de ensenar nueve, acaso por benevolencia 0 malicia, nos hha vuelto el juego demasiado feel, ‘Sisu postulado, en efecto, nos levo.a umn procedimicn: 6 Jacques Lacan Lo que conserva su valor, veremios quela camprensién del problema queda mulllada para quien no se pereate de ‘que tres pesadas permiten detectar la moneda mala no Glo entre doce sino también entre trece, ‘Vamos a demostrarlo ahora, El problema de las trece Las ocho primeras monedas representan en verdad cuanto puede entrar en juego en la primera pesada. Yen 1 caso en que todas son buenas, ease que antes exami- znamos primero, quedardn eines monedas, entre las cua- les. para determinar la mala, dos pesadas pareceran insufieientes, y lo serian de veras si a este nivel del pro- bblema esas cinco monedas fueran los tinices elementos de que disponemos. En efecto, al examinar el problema limitado a dos pe- ssadas, se evidencia que el niimero cuatro es el maximo postble accesible su aleance. Podemos, empero, obser~ var que s6lo tres monedas entran eleciivamente en la prucba, pues la cuarta nunea se coloca en un platilloy. (en caso exiremo, sélo es incriminada en base al dato que certifica la existencia de una moneda mala, La misma observacin valdr para ese grupo que es- tamos considerando como residuo en el problema supe- Hor ¥y valdra sélo para ese caso nico. pues la detecelén de una moneda por eliminacion en una pesada en la que ella no entra, tal como se observa en olros momentos po- sibles del problema, depende del hecho de que su presen- ‘ia en un grupo se ha manifestado efectivamente en una pesada anterior) ero cuandoe! grupo de cinco monedas vienedado co: ‘mo residuo, el caso no es igual al de las cuatro monedas Etmimero trese ” aisladas. Porque aqui una pesada antertor ha determina~ {do como buenas otras monedas y basta con una sola de éstas para modificar el alcance de las dos pesadas que ros han sido otorgadas. La posicion por-tres-y-uno Consideren la figura sigutente: La poste por tres y-une Los circulos representan los das platillos de la balan za. En uno de ellos, representada por un redondel negro, ‘sla Ja moneda buena que introcuctmos, junto con otra tomada de las cinco bajo sospecta: en el otro platillo po- riemos dos mas de estas cinco. Tal sera la distribucion de nuestra segunda pesada. Dos casos: O bien los platillos ge equiltbran y habra que hallat la moneda mala entre las dos mone as restantes delas cin- ‘co monedas, en una pesada que la revelara al oponerla ala misma moneda buena que aqui nos basta, 0 ino, 1a indicara en la Ultima y no probeda. 1 vacques Lacan © bien uno de fos platillos pesa mas que el otro y ha- amos de nuevo la sospecha dividida, pero esia vez en forma desigual: entre una sola pieza, Sospechosa en un sentido, y dos, sospechosas en sentido opuesto. Baslard entonees tomar una de las das restantes, ya determinadas en ese momento como de las buenas, pa- ra sustitulr por ella la sospechosa alslada, y reemplazar con ésia titima una del par de sospechosas, ejecutando asi la mas reducida de las rotaciones (ripartilas 0 rota cién triple, para poder leer de inmediato el resultado en tuna tercera pesada: — sel mismo platilo pesa mas, la mala sera la que no sse movio del par de las dos sospechosas: — si los plalllos se equilibran, la mala es la otra del ‘par que fue expulsada del platilio: — si eambia el lado mas pesado, la mala es la aislada que eambié de plalile “Aqui la disposietn deeisiva, la que ardena la pesada’ de las tres monedas bajo saspecha eon una de las bue- nas, la designamos coro posteién por-tres-y-uno. Esta posicién por-tres-y-uno es la Jorma ortginal de ta lgica dela sospecha. Seria errado confundirla con la ro tacion tripariita. aunque se resuelva en esta operacion, Por el contrario podemos ver que silo esta posicién otor- gaa la operacion su elleacta plena en nuesiro problema, Y¥ dela misma manera que aparece eomo el verdaderore- curso para resolverlo, solo ella permite tambien revelar su auténtico sentido. Es lo que vamos a demosirara con- Unuactén, Bl problema de tas cuarenta Pasemos al problema de las cuatro pesadas para ave- Elnimero tree 19 ‘riguar a qué niimero de monedas puede extenderse su alcance, conservando las mismas condiciones del pro- bblema. ‘Notamos de snmediato que una primera pesada pue- de abarcar con éxito no sdlo dos veces doce monedas, ‘segiin Ja regla sugerida por la priraera resolucidn del asi llamado problema de las doce, sho también dos veces ‘rece monedas. En efecto, si se presenta el desequilibrio, a rotacion tripartita, efectuada con el aporie de nueve monedas buenas es capa. de detectar entre as 26.dela primera pe- sada Ja moneda mala en res pesadas. ‘La pesada después della trialas dividira, en efecto, en dos gmipos de nueve, bajo sospecha univoca — en cuyo ‘caso una tercera pesada de tres contra tres manifestara Ja presencia de la mala, o bien en uno de estos grupos, fo bien en el de las tres restantes. donde, sea el que Fue~ re, una ewarta y dllima pesada laaisiara—. y en un gra- ‘po de ocho, de sospecha dividida, en el que ya sabemos hhallar Ia moneda en dos pesadas. Pero si Ins 26 primeras monedas resultan ser de las ‘buenas, nos quedan tres pesadas, y en este caso la po- sicién por-ires-y-uno demostrara si valor. ara lenar el campo de una nueva (ra, ella nos tndl- card en efecto que hay que oponer, no s6lo cuatro mone- ddas a cuatro, como lo sugiere el estudio del caso de las tres pesadas, sino cinco contra cuatro, anadiendo una de tas buenas, Después de las demostraciones anteriores. J figura siguiente basta para demostrarlasolubilidad de a posioion de las nueve monedas, cuando el desequill- rio de los platillos revela la presencia de la mala. Presentaros abajo et esquema de la tria que, con la pnicha de la lercera pesada, revelard en qué grupo de {res bajo sospecha se halla la moneda mala; una cuarta 20 Jacques Lacan pesada bastara para aislarla en cualquiera de los easos, Pero si el equilibrio de los platilios revela que la mala agin no esta presente, —reducidos como estamos al mar- gen de dos pesadas, procederemos igual que al nivel co- rrespondiente del problema de las trece poniendo tres, nuevas monedas sospechosas. dos contra una, usando para balancear la ayuda de una de las buenas, y de no ‘manifestarse Ta presencia buscada (y por ende aislable cn la siguiente pesada). nos quedara una pesada para probar todavia una moneda ¢ incluso poder designar Ia malaa lo ilimo, con el inico fundamento del dato de que existe dicha moneda mala, De donde resislta que con a prueba de cuatro pesadas ‘se pueden abarcar 40 monedas: 2649 4+3+1+1 La regla general de ta conduccion de las operaciones Al reproducir la misma indagacién para un numero superior de pesadas, se despejara la regla que ordena el ‘manejo de las operaciones para esta indagacion. A saber: Bl ndomero tree a Introducir la triasi la mala moneda revela su presen: ‘la entre las que abarca la primera pesada. Sino ¢s asi: ‘Emplear la posicion por-ires-y-uno, en cuanto se di ponga de unia moneda buena, es decir, en las condiciones aqui postuladas, a parur del ordeaamiento de la segun- ‘da pesada, y volver a usarla en todas las pesadas si- ‘duientes asta que la mala moneda revele su presencia fen una de ellas. Hacer entrar en juego, entonces, la rotactén tripartia, que es el momento de viraje de toda Ia operactén. La po- sicién por-ires-y-unose aisla en u0 de los grupos. cuya ‘isyuncion opera la tra Si la pesada que concluye esta tria estableve la pre- sencia dela moneda en dicho grupo, tinico caso complejo par resolver, se repite con este grupo la tria, con la mis- ‘ma posibilidad de que se mantenga la posiciGn por-ires- run, y la misma indicacion para resolverla, hasta ago- tar las posibilidades. Hay que anadir algunas reglas més para conducir la biisqueda respecto de una colecclén cualquiera. es decir, ho maxima, La razon de ta serie de las coleccones maximas Pero estas reglas nos permiter: notar que cinco pesa- das podran alcanzar el maximo de: 1414349427 480= 121 monedas: = que sels pesadas aleanzaran: 1+143+9+27 +81 +242 = 364 monedas (ctfta singular) y asi sucesivamente —que, en forma algebratca, la verdadera formula, buseada anterformente, de n sera tal que: 2 Jacques Lacan. n= L+1+9+3249%. o bien: N= 143432433 srs + Sh donde se ve que cada niimero N, correspondiente a un hniimero nde pesadas, se obliene multiplicando el nuime- oN. correspondiente a (n- 1) pesadas, por 3 y afiadien- do una unidad a ese producto. Eslalormula expresa con entera evidencia la potencia iripartita de la balanza a partir de la segunda pesada y, come lal, su mero aspecto rios mantfiesta que las opera ‘Clones s¢ ordenaron de manera tal que colman todo el campo numérico que se ofrece a su potencia, Esta confirmacton es especialmente importante para los primeros ntimeros de la serie, en tanto demuestra decuacion de estos a la forma légiea de la pesada y. en particular, para el miimero trece, en ta medida en que el parente artifieio de las operaciones con el cual lo con- ‘Seguimos, podia hacernos dudar, va sea de que una uc va conjuneién permiliese rebasarlo, ya sea de que deja- Se vacio un margen feaecionario bajo la dependencia de falguna discontinuidad irreductible en el ordenamiento Ge operaciones de aspecto disimetrico. +e) EL sentido det nimmero trece Enionees, el nsimero trece muestra su sentido como cexpresion de la posiciin por-ires-y-umto y no. clerlamen- te, porque se eseriba con esas dos cifras: esto no esmas {que pufa coineideneia, pues este valor le perteneve inde- pendientemente de sit relerencia al sistema decimal. Se Aebea que Lrece representa la coleccién que tres pesadas eterminan, por lo eval la posicion por-tres-y-uno exige Elnamero rece a9 para su desarrollo tres prucbas: una primera para pro: curar el individuo depurado de la sospecha, una segun {da que divide la sospecha entre los individuos que inclu ye. una tercera que los discrimina después de la rotacton. triple. (sto, a diferencia de a operacién dela triaque s6- lo exige dos.) La forma logica de la sospecha ‘Sin embargo, esclarecidos por la formula de N, pode- ‘mos alin avanzar en la comprensién de la posicion por tres-y-uno como forma logica —y a la vex demostrar que ‘en nuestro problema, los datos, atnque contingentes, no son arbitrarios. ‘Sl el sentido de este problema se relaciona con la 16- gica de la coleceién, donde manifesta la forma original {que designamos con el término de sospecha, es porque la norma con que se relaciona la ciferencia ambigua que supone, no es una norma especifcada nt especificante, ‘no es mas que relaclon de individuo a individuo en la eo lecetén, referencia no a la especie sino a lo uniforme. Eato lo podemos evideneiar si, mantentendo el dato de que el individuo portador de la diferencia ambigua es ‘nico, sesuprime el dato desu exstencia en la coleceién. para susi{tuirlo por el aditamento de un individu pa- {r6n, dado fuera de la coleceion, Sorprendera entonces comprebar que no cambia es- trictamente nada en las formas ni en las cifras que de- terminara el nuevo dato aplicade a nuestro problema. ‘Ciertamente, las monedas estz vez Lienen que ser pro- ‘badas hasta la Ullima, eon lo cual ninguna puede ser considerada como mala, en posicin de residuo externo ala Gllima pesada, y el aleance de esta pesada quedara oa Jacques Lacan redueido por ello en tna unidad. Pero la moneda patrén, por el hecho de que podremos disponer de ella desde el principio, nos permitird introducir a posicién por-tres-y ‘uno desde la primera pesada, e incrementara en una uni- dad cl grupo inckuido en ésta. Ahora bien, el dato de es- ta moneda, que tan valioso le parece a nuestra intutetin, formada por la l6gica clasifcatoria, no tendré absoluta- mente ningiin otro efecto. Con Jo cual se evidencia que la uniformidad delos ob- Jelos en los datos de nuestro problema no constituye una ‘lase y que cada moneda tiene que ser pesada indies duatmente. En efecto, sea cual fuere el nimero de individuos en. ‘cuestidn en nuestro problema, el caso exige que se le re- trotraiga aaquello querevela la pesada‘inica:alanocion absoluta dela diferencia, raiz de a forma dela sospecha. Esta referencia del individuo a cada uno delos demas es la exigencia fundamental de la légica de la coleccion y nuestro ejemplo demuestra que dista mucho de ser impensable. La balanza del Juicto finat Para expresarlo en el registro de un sueno que obse siona a los hombres, el del Juicio final, indicaremos que ‘1 fjamos en un billén el ntimero de seres que implicaria sta grandiosa manifestactén, cuya perspectiva solo se puede concebir a partir del alma en Lanto que tinica, el someter a la prueba del uno por todos los otros sexi la pura ambigiedad de la pesada que las figuras tradicto nales representan, se efectuaria ampliamente en 26 pesadas y, por tanto, la ceremonia no tlene por qué pro- longarse demasiado, EL nimero trece 25 Dedicamos este apdlogo a aquellos para quiénes la sintesis de lo particular y'lo universal tlene un sentido politico concreto. ¥ que ios demés prueben aplicar ala historia de nuestra epoca las formas que hemos demos- trado aqui. EL fenémeno del niumero y el reto-no ata légtca Albusear de nuevo en los ntimeros tuna funcién gene- radora para el fendmeno, parece que volviéramos a es- ppeculaclones antiguas que el pensamiento moderno ha rechazado por su carieter aproximativo. Fs porque nos parece. precisamente, que ha llegdo el momento de vol- ver a encontrar ese valor fenomenologico, com tal de que se lleve al exiremo el rigor de su endlisis. Sin duda, apa- Fecerdn asi singularidades que, por no carecer de analo- Bias de estilo con las que se manifiestan en la fisica 0 ‘incluso en a pintura o en el nuevo estilo de! alecrer, des concertarin a mentes cuya formacién sélo es habito, Andoles la tmpresidn de una reptura de armonia que Tegaria Imasta disolver les prinepios. Precisamente, st sugerimos que se ba de realizar un retorno alla lgiea, es para encontrar su base, sélida camo la raca y no menos implacable cuando entra en movimlento.* * ste texto ue pubiteado por primera ver en Calne Art 1945: PRESENTACION DE LA TRADUCCION FRANCESA, DE LAS MEMORIAS DEL PRESIDENTE SCHREBER Cireunotancias: exiedo supe que Paul Du: ‘quenne habla comensadolatratuceion de las Me ‘nevis el Presidente Schreberobtuve el derecho dle publcarla por entngas en la revista del Cir bulb deepisiemologia cela Escuela nermal supe or. Cahiers pour ancy pedi su presentacion ‘aJaeques Lacan, y esta apareci en 1’ 5, no ie, 1966. Elen conpleto, revaa por Nicole ‘Sls, apareio en 1078 en la ealecen le Champ Jroution de la Bator Soul IAM, Esta traduccion era esperada. Exactamente desde nuestro seminario de 1955-56. Recordamos haber visto, ante su anuncio, parar la oreja a la sefiora Ida Macalpi- he, que sin duda apuré por esola traduccion alingles que hizo entonces, ayudada por su hijo: por lo que se ve, hu- biera podido tomarse todo su tiempo. Quiza un retraso tan sin base merece una atencion, ‘mas detenida o que se vuelva a examinar en otra oportu- nidad. Sea como fuere, este seminario, el quinto de nuestra ensenana y el tercero dictade bajo l echo deSainte-An- he, nos muestra. cosa que nos saele suceder cuando actidimos a es0s textos grabados. muchos lemas no ne- cesarios entonces para ensanchar las categorias acep- tadas por nuestros oyentes y, pra algunas de estos lemas, 1a fecha en que habrian de empezar su carrera os Jacques Lacan {que hace que ahora abunden en las revistas. entiénda: se, las de gran vuelo o, si se quiere. de gran cultura. ‘Stalguna de estos temas llegaa aparecer en estas bre- ves palabras de introduceién con las que acompanamos las entrogas que nos dari nuestro amigo el Doctor Dus quemme, sera Lan s6lo porque se aclaran a la bux del tex- to aqui producido. No olvidemos en efecto que fuera de este texto Freud nada supo del “caso Schreber”. ¥ este texto esta preia~ do de todo lo revelador que supo sacar de ese caso. Por ello ese seminario, ilulado segtin el cuarto de los cinco grandes psicoanilisis de Freud, no tenia mejor manera de aumentar su solidez que la de aflncarla en el propio texto que le sir de objeto. Hasia donde sé, ful 1 primero en hacerlo con tanto ahineo. Desde luego, ello no obyia a que la sefora Ida Macal- pine presentara de prélogo, y de epilogo también, un pst- coandlisis de este texia que pretende corregirel de Freud. Pero solo sirvié para que en nuestros dos tltimos sem narios del ao (27 de junto, 4 de julio) devolviéramos a Freud lo suyo, para volver sobre el tema en el articulo en cl que apenas dos anos después recogimos muy apre- tadamente, en una consiruccién en sumo decisiva para lo que vendria después, mas o menos dos tercios de la materia vista ese ano. Se trata del ariieulo, y a él los re~ ‘mito, "De una evestion preliminar a todo traamiento po- sible de la psicosis” Digamos que el texto de Schreber es un gran texto freudiano, y no porque Freud lo aclare, sino porque de- Ja en claro la perlineneia de las categorias que forjo Freud, para otras objelos sin duda y a partir deun pun- 1, Publicado en fa Paychanalyse, ol 4 Retomadoen mis Escrtas. ies 531-585. Presentacion de las Memories de Schreber 29 to para cuya definicion no basta invocar el genio, a me- nos que por genio se entlenda ura sostenida holgura respect del saber. Freud, ciertamente, no repudiaria el que'se le adjudi- ‘case este texto, cuando en el artiealo en el que le da el ango de caso, él mismo declara que no le parece indig- ‘no ni aun riesgoso dejarse gular por un texto tan brillan- {e, aunque ello lo expusiese al reproche de que esta delirando con el enfermo, cosa queno parece perturbar- Jo mucho. La soltura que se permite Freud en esteasunto es sim- ple pero decisiva: introduce en él alsujeto en tanto tal, lo ‘cual significa no evaluar al loca en términos de deficit y de disociacion de funciones. La simple lectura del texto ‘muestra palpablemente que no hay nada parecido en es- te caso, Aunque el genio aqui es esa soltura, con ella preeisa- mente atin no basta. Porque consinuir al sujeta como se debea partir del nconsciente, es asunto de ogiea, yauin- que basta con abrir un libro de Freud para ecomprobar- to ello no quta que yo hnye ido el primero en setalar- Dar crédito al psicdtico no reduada en este caso mas que en cualquier otro traiado con ‘a misma iberalidad: abrir puertas abierlas* en absolute impliea saber a qué espacio dan. ‘Cuando leamos mas adelante en la pluma de Scare- ber que él mismo se ofrece como syporte para que Dios ‘el Otto goce de su ser pasivizado, mientras se abando- nna al pensar-nada para que Dios. ese Otro hecho de un discurso infinilo, se escabulla, y que de ese texio desga- + Expreson francesa que se refer a.esiverzo destinad a demes- tear algpevidente@ harto coped I.E] 30 Jacques Lacan. rade en que mismo se converte seeleve et alardo que Calica de milagraso, como para dar fe de que ct de Sammparo que trlelonaria ya no ene nada que ver con ringin sujelo, ~ga qn no le sugfre esto erieniarse Uinlearnente cones ‘erminos precsos que procura cl dis curso de Lacan sobre Frewe? Ta emafen que ealtramos por la pacencia que exi- cel terreno donde la tenemos que dara entender enla Polaridad, lamas recientea ser promovids en ella, entre Etsujeto dt goey enuf querepreeninel igiea tepara un significant siempre otf, gr es acaso esto lo fque nos permit ua deincion mis precisa de a pa Finoia coro identicande el goce en exe gar del Oro cco ta "Y ahora resula que testo de Schreber es de verdad tun texto que hay que incrbir en el discurso acanian, Iunque, devemos deta, despues de un argo redo en fue eve eisturso Ine recoglendo sus termines de otra Parte, Sin embargo, su confrmacion es del mismo cho Guela quedes recibeediscursode read, cosa quena- da tiene de sorprendente, dado que se tata del mismo discurso, ‘Adectr verdad, esia traduccibn viene aclararesedis- euroo mao recone ial como sicediocon el dseurso p- mero de Frewd. Quiz noe permira, ento que nosotros respect, re tomarel ilo quenos condo la aventura retiana. O sea, esa rinehera cava contnuestra eis, ese caso A- mnte que no inserbunos en la tecoplacion ae aparece thor de miestros Escros. Tn electa, quis’ se nota, mencionada en algunos puntos de esiareeoptacin esa ase de nuestra reflexion five fue en au inle lade un psiquatra y que se arma- Bacon el tema del eonocimienio porancicn. Alger que Presentacién de las Memorios de Schreber 31 nos ayudé en este cotejo ya sehalé que aclaramos muy poco esta nocion, de la que quedan escasas huellas, iQue hermosa carrera de ensayista hubiesemos podt- do hacer con ese término tan favorablea todas las modu- lactones de la estétical Basta con recordar lo que al res- pecto sabia desplegar nuesiro amigo Dali, Ciertamente. el conocimiento paranoico es lo menos ‘obsceno, de todo lo que se atavia como conocimiento, pe- ro esto no disminuye su caricter cbtuso. Segiin un ritmo al que ya nos acstumbramos, nues- {1a tesis comenzé a ser leida diez anos después en sitios devanguardia como elasilo de Saint-Albans y, desde lue- 40. la Clinica de la Facultad de Patis (1932-42). Fue preciso que la insuiiciencia de la ensedana psi- coanalitica quedaré ruidosamente al descubierto para {que nos dedicaramos a esa tarea. 1956-1966 marcan la misma distancia. Pero todavia nos quiedan dos afios pa- madara la “cuestion preliminar” su consecuencia plena, Qué es esto si no decir que nunca nos hemos intere- ssado mis que en la formacion de sujetos eapaces de en- {rar en cierta experiencia que hemos aprendido a centrar donde esti? Donde esta, en tanto que constituida por la verdade- ra estructura del sujeto, la cual, como tal, no es entera. sino dividida, dejando caer un resictio reducible cuyo ‘andllisis 1dgico ya se ha emprendide, ‘Ahora bien, es {teil introducir el pensamiento a esta ‘estructura, tan facil como iniciar a un nino de edad re- lativamente precoz (precoz en el decarrollo escolar si no ‘en as fases analiticas) al estudio delas matematicas por In teoria de conjuntos, a zorobra empieza con las matemalticas que se estan haciendo. Ello puede dar una idea de la resistencia que oponen s2 Jacques Lacan los psicoanalistas a la teoria de la que depende su pro- pla formacién. Haciendo la salvedad de que en ella la funcion pstco- ‘analizante lleva al maximo el uso ansidgeno del residuo irreductible de la constitucion del sujeto. Un tipo de actos fallidos, los Unicos quiza que mere- cen su nombre, pues en la neurosis son actos logrados, lun tipo de actos “fallidos adrede” sobresale de manera muy evidente en medio de la transmision teorica que en- traf la formacién del psicoanalista. Enestos predios, es obvi, presentar pruebas es asun- to delicado, pero gcémo no ver una prueba en la invero- simil indiferencia ante el texto de las Memorias del Pre- ‘sidente Schreber? — que ace que en Inglés fuese publi- ‘cao por alguien que no pertenecia a ningtin grupo (la se Flora Macalpine como discipula de Edward Glover, defen- sor demasiado intenso de clerias exigencias cientificas, ho esta inserita, hasta nuevo aviso, en la sociedad de Londres: y que en Francia ese texto, al que hemos dedi- cado tantos euidados, sale por fin a la luz en una zona ‘muy sensible pero marginal con respecto a un grupo (el (que asegura nuestra ensefarval), zona que representa la revista Cahiers pour Analyse. ‘Ojala estos culdados hagan recordar a quienes pue- den llegar a prestar oido a lo que dijimos. la vispera de u- ha jomnada sobre la clinica, de la implicacién en el sinto- ma del sujeto supuesto al saber, asicomo elhechode que Ta concepeién dea perturbacién psiquiatrica es euestion el clinico — ojald hagan recordar lo que impone el me- ro hecho de abordar este texto conmoveder. Porque el asi llamado clinico debe acomodarse a una concepeién del sujeto, de la cual se desprenda que como Sujeto no e3 ajeno al vineulo que para Schreber, con el nombre de Flechsig, lo coloca en posicién de objeto de ‘Presentacton de las Memorias de Schober 33 cierta erotomania mortificante y que el lugar que oeupa ena fotografia sensacional con queseabreellibra dela, ‘Macalpine, o sea. ante la imagen mural gigantesca de un cerebro, tiene un sentido en el asunto. Nose trata aqui de acceso alguno a un ascetismo mis- ico ni tampoco de una apertura efusiva a la vivencia del enlermo, pero si de una posiciona la cual s6lo introdu- ce la logica de la cura, BREVE DISCURSO EN LA O.R-T* Entrevista eifundda ede dckembre de 1968 por France Culture en el programa de Georges Chartonnier“Clenlany Teemiene 1a publleaton dels Eseries, Respondo aqui a una pregunta que me hizo Georges Charbonnier acerca del Manifiesto que constituye el dis~ ‘curso de 1953 que se ha dado en Namar mi discurso de Roma, lugar propicio, en efecto, para el desenlace del pst- ccoanalisis como ciencia. Si, la palabra y el lenguaje estan con ese discurso en elecntro de esos Escrtios, que san los escritos de un pst. coanalista, Las condiciones difieiles que encontré en Francia el desarrollo de esta prictica me Mevaron a asumit, en. relacién a ella, una posicién que es de ensesianza. Esta posicion parte de los hec0s, para lo cual fue ne- cesario que regresara a ellos, Hechos signitica hechos examinados para ver en qué consisten: en otras palabras, hechos establecidos cien- tilcamente, Sigs Ge la mao televisiia etal ances. IN. Jacques Lacan untae, td emund nade hora come cots ago que durantemmucho tempo perteneci6 a r- see i locinero ess: los llamados acts aids. La een sucede eon loque habia quedado reducide alan gy objets curtass de los que un aficionado se valia fe ooegn de mans los suebos, Notese que todo cl und sab el nombre de Freud gracias a quien mes- tra dead las cosas lego ast acompletase, Fambien se eeteas que, eno ocante al cist, Freud aport al ar ya notpermie considerar su efelo de produit risa Cus Saig tly queporelosecanvild enun hecho dig- sarge cansiderecon ni solo en el serildo puranmente Tonio. a Bm qué se tasa este cambio? #EesMay que acura os textos originales, 1s textos del propia rtd, pols delos alegres aeoitas que 3 p- Se pioe oraetizar can su buena maa, os de 1s ex sertoree ae ies suceceron: all 9e ver que 308 Patios Fred los establece como hechos de lenguaje Los sens se duce coo a fea ea ciate Sataleconara que ead quten (lene enlaeabera fake se lama Ia asoeiacin libre gasorincién ibe de » reae que se le ocurre corr Pero aqui no som las seers lag Que dana Freud cl seriido, inolos puntos de Seccurrencia que ae despenden dun texto de wna ir Ge alco cone eu yastapone a palabra ala pa Tae Sse an rave, lo erat af verbal basa le- ral retraéeano oe ‘obtusos dicen ahora que eso es lo preconsciente. subiamente, en la funciom de fo que atorment al pre- ae fente de lo que consutye su propia sensaclen — Prala fo formula en estos términas. el preconsciente Pred rt palabras cayo control no ie pertenece, De Side Te menen? Precsamente dl Inconsctente donde Breve discurso enia ORT, a7 ‘mora come reprimido, Freud no dice otra cosa. Que no sean palabras a la deriva, es decir, que su de- siva solo esta sufela a una ley delas palabras —a una lo- ica radical que intento establecer— es algo que lleva a una revision total de todo cusirlo ha podide pensarse hasta ahora del pensamiento. Digamos que el pensamlento ya no puede ser el suje- to, erel sentido quenos ha legado la flosofia, A saber, la funeion de la coneiencia tal como se converte, en la fde- ‘ologia evolucionista y en el ideal smo existencialista, en dos sentidos por cierto imposibles de coneillar, en la ra vén de ser del mundo. Contra el evolucionismno no hay remedio: et hombre segura creyendo que es la flor dela ereacién, pues ésta ela creencia fundamental que loconstituye como ser re- ligioso. Asi como era necesario que la fiebre existencia- lista cubriera una época. la de la illima posguerra — en {que la conciencia de todos y de carla uno no andaba may bblen parada. Toda una juventud soporté el acio forzado de senirse fuertemente-en-siluacion: es una forma dela plegaria. La cabala de los beatos no esta dondeladenun- cian los que hablan de humor, o sea, los que hablan a tontas y a locas. Nada de esto tiene por qué delener el movimiento de Ja clencia que consiste siempre en inatsgurar un caleu- Jo del que quede eliminado todo prejulcio previo, Después le basta al sabio con seguir adelante, Su in- cconseiente no dejar que el calculo se detenga, jusia- mente porque las presuposiciores del ealeulo habrin ‘dejado en blanco el lugar donde podr operar. Seme dira, tal vez, que esto parece evidenciar un des- cconoeimiento del lugar de la experiencia, en el sentido fi ssico con que resuena la palabra, pero el easo es que no 1a desconozco: la experiencia del inconsetente, conside- 38 Jacques Lacan. ada en el nivel en que yo la instalo, no se distingue de la experiericia siea, Tambien es externa al sujeto, toma- do este ultimo en su sentido tradicional. La destgno en ct lugar del Otro, Mi formula es: elinconsciente es eldiscur- so det Otro. Esta estructurade como un lenguajelo cual es un ple- onasmo necesario para darme a entender, pues lengua- je es la estructura. El inconsciente no es pulsacién oscura del pretendi- do instinto, ni corazén del Ser, slo su habitat. El Ienguaje no solo es un medio tan real como el Ila- mado mundo exterior, Pero hay que estar tan eretintza- dos como lo estamos por las imaginaciones con que se hhan constituido hasta ahora la teoria del conocimiento y los métodes supueslamente concretos de educacion, para eludir el hecho masive (perojusiamentesélose con ‘vierten en hecho una vez que se sostienen en uma cond clon cientilica) de que el hombre erece tan inmerso en un bbano de lenguaje como inmerso en ol medio amado na- tural. Este bano de lenguaje lo determina incluso antes de hhabernacido, por intermediedel deseo en quesus padres Io acogen como un objeto, quiéranlo o no, privilegiado. Cosa que la mis minima vigllaneia clinica permite atis- bbar en sus consecuencias atin incalculables. pero pre sentes en todos los seres. ¥ que ignoran los manoseos del sacerdote y del médico en lo tocante al control de la na~ talidad, El deseo no ¢s la “pasidn indi” con que se formula la impotencia de pensarlo en los tebricos de Ia intencién, existencialista, Eldeseo es, propiamente, la pasion del significante, es decir. el efecto de! significante en el animal al que signa, yen el cual la prdetica del lenguaje hace surgir un suje- Breve discurso enla ORTR. 39 Lou uel no spent decenrado, in conde zado a sostenerse {an s6lo con un signiacante que Se Fepite, es decir, a sostenerse dividido. 3 De alla forma: el deseo dst hombre (por ast de! «el deseo del Otro. Bn el Otro sta la causa del deseo, de donde el hombre se desprente como resto. Todoestase enuncin ensina sens centitea a parirde momento en que ity una ctencla dl lenguaje ta fad ‘menlada y segura como laste. La linguist a llama esta clencia- ha akc ese panto, ysela eon, sidera ahora en lodas partes ene! campo humana como tina clenca plo, Se enlende que pongams entre comilasrhumano” y “horabre™ en la medida en que en lo que represeatan estos iérminos esta ya presente el efecto de lengua Uenen. por ende. que queda en suspenso mlentras Ciencia requera por # efeeta el ingonseente a0 est inas segura de su metodo y de sus principio ‘Asie fandammento de la hisern mares, a Saber, la alienacininiroducida ene sueto por a produecion en Guanto tal, encuentra agai un suplemento no mon materialist. y ma(erialista en elsentide en que ninguna puray simple intenelonalidad, ninguna buena o mata {encion es capaz de sbreponersea as vuclas que ha cen dar los efectos del ineonsctene Estas observacionesindican simplemente una dirce- cio de trabajo, la el sbloconsieme alos que pueden funcionaren ela Pecisamente por esono creme ete sarioreeoger ncalros Bsentos para un pubic mis to queal que esiaban dros, les psicoanalsas as: ta ahora, Osea, antes de queenreellosse dierala excision, aut cuando para michos no este dl todo clara, com la etal algunos porn se deelden a reeeancer en to ioquetde 40 vacques Lacan fulgarante aporté Freud a la psteologga. el efecto de ciza- a que entrafta el lenguaje para las functones del animal que habla: toda esa superposicion de estructuras que deseribi con sus nombres més comunes, pues sellaman la demanda y el deseo, en tanto modifican radicalmente ala necesidad. ‘Asi se coneibe con propiedad la sucestOn de esas fases diversamente interlerentes que Freud aisio como pulsio- nes, Asi puede manejarse con correccién la modificacion en la practica analitica ‘Que Freud muestre que estos efeclos de cizalla son primordiales en lo que debemos llamar la practica sexual cl ser que habla, es algo que no implica ningun desc bbrimiento en lo tocante a la biologia del sexo y todos los {que han logrado algin avance en esia rama de la biolo- iia, la mas dificil, se rien de los trastabilleos que el pst- ‘coanalisis hasta hoy acredita en el publico. Una logomaquia que {rata de las relaciones entre el hombre y la mujer a partir de una armonia analogica su- ‘puestamente generada por la del espermatozoide y el Seulo, les resulta simplemente grotesca a quienes saben todo lo que media, fanciones complejas y preguntas no resuelias, entre estos dos niveles de una polaridad, la po- laridad del sexo en el ser viviente, que tal vez represen te por si misma el fracaso del lenguaje. ‘Un psicoanilisis semiejante pone la mas confusa de las nociones de maduracion inslinuiva al servicio de una fascura prédica sobre el don que impone sus efectos al pa- lente mediante la mis grosera de las sugestiones, la que produce ese conluso consentimiento que aqui toma el hombre de moral. ‘Lo tinica que queda inexplicado en este oscurantismo sin precedentes es como los efectos de la regreston, lla~ ‘mada también insUativa, efectos que marcan en los he- Breve discurso enla ORTF, a chos el progreso del tratamients, egan a produce ‘supuesta maduracién, mS a En mi ensefanza todo ae presenia con un aspecto uy distinto pues ene se dce que se ila de revear In estructura del deseo , justamentes en uonla 10 se. ualiz por la impotenela de lenguaje para dar mtd Gel las cosas quedan también postuladas con mis hoe nestidad cuando-ne se promete de una saa vert levee tamiento de tal 0 cual interdcion inconsefente que tfaba la prictica sexual ylasolucton del indo de pro blemas que genera la reincion dl hombre y de a er nl mas mui conyugo Esto que digo lose todo el mundo, pero no par ela dejan de embelesarse con un eacomode de las Supers, tones mis mantdae, No ty semedioyelmalwso dz cusiquer verdad oat escoll as comin Mibroatude aes netlist mente Mis Escrtosretnen is bases dea estructura on wna eiencia que eld nin por constnr ~y estructura sgn fea lenguofe~.en la medida en quee lenguajecomere- alidad procura aq ls fundamsntos. Elestructurtismo durard lo que daran las ron, los simblismos y los Parasos ne temporada leat, 10 Gualno qulere deci que sia novaya ser mas ecunda, la estructura sf que no pasar porque se lnseribe en Jorealo, ms ben, porque binds fv oportundad de oat uinsentidoa esa para, real meals dl realiomoae Seclalisia ono. es slempre sdlo un eleclo de dseurso ‘Simantengo al termine de sueto para lo que esta c= tructura eanstruve es porque quiero despejr toda am. 4a Jacques Lacan bigiedaa reapeto alo que ay que abot y pra que (quede abolide hasta el punto que Su nombre se destine toque to rempara. : “1 Mino ubiera publicado esta seecctén de mis Es eniossino fuera porque loqueecn ellos seemaile~y enes- pedal desde hace quince aos, porque lo rectbo dal liga Ee Streen elqueincenbee! Giscurso deles queescucho Jen los terminon en que los pconnalisiny reeonoecn 4 quelque Tes brn sessanalmente mi seminario~ angerado a corte slo, fuera de campo donde es posi Slecontrtarl, Aral peat debo deta, prose sin fisinvonen, yu en esta ensenani eal enue a Suerte veri ene reserva aos parent de a Sina ena quelambiencrey may por dante a contiencia que tenemos de sus progress "8 Gon esos Esesto tenia que poner colo alas apeten- cas yn en marcha de os faliiendore sempre de son4- Gio como alunderades el Espinte DEL PSICOANALISIS EN SUS RELACIONES CON LA REALIDAD. En el institute Praneés de Mit, 18 4e ditembre ce 1967, ae 18 i 20. Por asombroso que pudiese parecer, diré que el psi- ‘coanalists, es decir lo que un procedimiento abre como ‘campo a la experiencia, es la realidad. La realidad es plantcada en él como absolutamente univoea, lo cual es ‘unico en nuestra época: en relacién al modo en que la en rredan los otros diseursos, Pues solo a partir de los otros discursos llega a lotar loreal. No nos demoremos en el escamoleo de la palabra: real. Relengamos que indica, para el psicoanalista, que tos otras discursos forman parte de la realidad. EL que escribe estas lineas biea puede decir et efecto de indigencia con que vive su lugar, en el momento de abordar este tema del que no sabe qué respeto lo man- tuvo alejado. Su*porasombroso cue pudiese parecer” es oratoria, es decir secundario, y no dice lo que alli lo deuiene, Se sabe. lo confiesa, simplemente “realista’... En “4 Jacques Lacan sentido medieval?, cree escuchar, al disenarlo con unt punto de interrogaci6n. Ya es éslala marca deque ha ha~ lado por demas y que ia infeccion de la que ya no puede liberarse el discurso Nloséfico, el idealismo inserito en el Lejido de su frase, hard alli su entrada. Hay que tomar las cosas de otro modo. Qué hace que un psicoandltsts sea freudiano, ésta es la pregunta, ‘Responderia conduce hasta donde la coherencia de un procedimiento, cuya earacteristica general se conoce bajo el nombre de asociacidn libre (pero que no se itbra sin embargo), lmpane presupuestos sobre los que la in- tervencidn y, prineipalmente, la que aqui esti en discu- ‘iért la intervencién del psicoanalista, carecen deaside- Esto es muy Hamalivo y explica que, por mis que un boasting disidente se ufane conalgin objetivo deprolun- didad, inieiacton o estilo, éste sigue slendo faill frente a Jo que implica el procedimiento. No quiero mortflear a nadie. Pero par eso el psicoanalisis sigue siendo [rewdia~ zo “en su conjunte”: porque lo es en su ee. Elprocedimiento es desde el origen solidario del modo de intervencion freudiano. {ip prueba la polencia de lo que llamamos el procedi- ‘miento; donde no se excluye que, acerca de él, l psico- ‘analista no tenga ninguna suerte de idea. Al respecto. hay estapidos: veriliquenlo, es facil. Naturalmente, si ustedes mismos saben qué quiere decir una pregunta. Intenlaré decir qué no es el eje del procedimiento, Ta asuncién mistica de un sentido mas all de la rea~ hidad, de cualquier ser universal cuyas figuras se mant- festenen ella: ges acaso compatible con la teoria freudia. na y con la practica psicoanalitica? ‘Sin duda, quien creyese al psicoanalisis una via de esta suerte se equivocaria de puerta, Para presentarse Del psicoanalisis en sus reladones con ta realidad 48 ‘eventualmente al control de una “experiencia interior” el precio inicial consistiria en cambiar su estatuto, ‘Le repugnara la ayuda de cualquier soma alucinoge- no, cuando ya se sabe que objela la de la narcosis. Para decitlo todo, excluye los mundos que se abren a ‘una mutaetén de la concieneta. a un ascelismo del cono- eimiento, a una efusién eomunicaliva Ni del lado de la naturaeza, de su esplendor 0 de su ‘maldad, ni del lado del destino, el psicoanalista hace de la interpretacién una hermenétitica, un conocimiento en ‘modo alguno ‘luminader 0 transformador. ‘Ningiin dedo podra indicarse en él como el de un ser, divine 6 no, Ni firma de las cosas, ni providencia de los, acontecimientos. Esto esta bien subrayado en la técnica ~por el hecho dequenosmpone ninguna orientacion delalma, ninguna apertura de la inteligencia, ninguna purificacién que preludie la comunicacién. “Juega en cambio sobrela no preparacién. Una regula- ridad cuasi burocratica es todole que se le exige. La lal ‘cizacién lo mas completa posible del pacto previo instala ‘una prictica sin idea de elevacion. Tncluso preparar lo que sera dicho en la seston es un incorweniente, donde sabemos se manifestaran las re- sistencias, incluso las defensas. Indiquemos que estas dos palabras no son sinénimos, ‘aun euando las empleen, me rellero alos psicoanalistas, a diestra y siniestra. Por lo dems, poco les importa que aluera se las tome en el sentido difuso de una oposicién ‘leno mal orientada, por ser saiubre ono. Incluso lo pre- Aeren asi En esla ocasién lo esperadoes justamentelo que uno seniega a esperar, por tenor ameter demasiado la mano tn ella: la sorpresa, subray Reik. 46 acques Lacan ¥ esto excluye todo procedimiento de eoncentracién: esla exclusion subyace a Ja idea de asociacién. Como presupuesto de la empresa, lo que domina es un matier of fact. Debemos sorprender algo cuya incidencta original fue mareada como traumatismo. No ha variado por el hecho deque la estupidez que tmplica se haya translerido al pst. coanalista. Permanece en la idea de siluacion en la que Se tolalizan los efectos, que se dice deformantes, incluso lamandolos informantes se trataria de la misita cosa. ‘La idea de wna norma sélo aparece alli como constr da. Ese no es el “material”, como se dice significativa- mente. ‘Siescuchan al respecto hablar deun yo cuténomo, no ‘se dejen engahar: s6lo se trata del genero de psicoanalis- ta quelos espera en la Sa. Avenida, Los adaplari ala rea. lidad de su consultorto ‘Nunca se sabra verdaderamente que le debe Hitler al Psicoanalists, salvo por medio del analista de Goebbels, Pero la retribucion que de él recibio el psicoanalisis est alli. Esta no es mas que una conexién abusiva, pero edi- Sante, sobre lo que est en juego en la relatividad intro- ueida por el inconsciente. Ella seinseribe en la realidad. Relalividad restringlda primero, El “material” sigue siendo el tipo de su propio metabolismo, implica una realidad ella misma material, es decir, no interpretable, diriase, a titulo de la prueba que ella constitulria para otra realidad que le seria trascendente: aunque se ponga se término bajo el acaipite del corazon odela mente. Ella no podiria ser cuestionada en si misma: es Ananké, nos dice Freud! Dikiat eiego, Por eso la Interpretacién con la que se opera la muta- len psicoanalitica recae justamente alli donde decimos Det psteoanatisis en sus relaciones eon la realidad 47 sobre lo que recorla esa realidad, por inseribirse en ella bajo las especies del signilicante. Seflalemos en este punto que noes gratuiteque Freud use el término Realilét cuando s+ trata de la realidad psiquica. Realitat y no Wirklichkett, que slo quiere decir opera~ lividad: lo que equivale a decir ante que el psicoanalista de hoy hace en broma sus zalemas. ‘Todo esta en la hlancia por la que lo psiquico no es pa ra nada regla para operar, de manera eficaz, sobre la rea~ lidad, incluyendo lo queél esen tante forma partede ella. Sélo entrafa en él naturaleza, no connatura. De ningan ‘modo estit hecho de acuerdo con una realidad que es du- ra: con Ia cual Ia Unica relaci6n eonsiste en golpearse contra ella: una realidad cuya meor metafora es el s6- lido. 4 entencderse en el sentido del impenetrable, no en el dela geometria. (Puesto que no Iay ninguna presencia del poltedro, simbolo platOnico de ios elementos: 0. apa~ rentemente al menos, en esa reallad.’) Toda Wellanschauwing es consderada caduea y sin Importancia por Freud. No es, éLlodice. mas que suplen- cia de los enunciados reveladores de un catecismo que, para precaverse de lo desconocido, no tiene a su criterio rival, No es fata, debe decirse, una posicién complacien- te. esla afirmacion dela ineplilud el conocimtento para aleanzar algo que no sea una opasidad sin remedio. Pero la complicidad indieada aqui con la pasieién ver daderamente cristiana, el acceso interdicto al campo de 1a Revelncién tiene su sentido —en la historia. El nervio de la relatividad en forma paradéjica silo se 1. Ironia que qulenes me siguen ubicara a parti del hecho que acerca defo" reae tanta gue seisieo deducida fo sinbileo fo inaginaro, apenas Lage prema a "El presante ennnelad eine el ube pslconnalien 48 Jacques Lacan Introduce en el principio dela realidad psiqaica pore he- cho de que el proceso de adaptacion sélo es en € se- cundarte Pues los “centros" con los que se organiza en los es- ‘quemas con que Freud ia ordena (et. sistema ), no son finguna funcién de sinless, sino de interposicion en un cireuilo mas directe: el proceso primario es de obs- traceien, El proceso secundario nos es descrip como prescin- diendo de él. como ao estando conectado para nada con. fia causa de los tanteos que le esian reservados. Estecamblo de ordenno deja de produce diielades a decir verdad abstmetas, pes no hace mis que decir fenudamente Io que fabriea la experienc. En todo caso Fepele todo recurso.a alguna tear de la forma, ineliso ‘alguna fenomenologia queseimaginea partirdela con ‘cencla no-téten {Lo primario, por su estructura, slo faneiona con un {odo o nada de huelia. Engatiado también en su apre- hension, “egresa’ a esa huella, La palabra s6lo es ade uaa para indiear Ia inversion de tna fuerza. pues n0 tiene otra referencia, Se eansidera quest ressltnc es Ia alucinacton, resultado cuya relacion con sus formas ci- dicas es de ins mas leans ‘Bala alli para significar fan solo que a insatisfaccion 5 el primer componente del psiquismo. Lo quecall se satnface en caso alguno estaia desbro- zado pore proceso primaio, sel proceso secundario no io remediase. ‘No quiero explayarme aqui sobre el modo en qu coneebido el proceso secundaria, Es una simple piesa traida de ls teorias de slempre, en taro estas sien adheridas a la idea que proc su ttdmo retono en la formula de a "sensation, guia de vids" cuya inferencia ‘Det psicoandlisis en sus relacones con tareatidadt 49 siempre fue poco fundamentade. El recurso a Ia articulacion del estimulo con la res- puesta, considerada como equivalente de la pareja de lo Sensorio-motriz, no es mas que una flecién de la expe- Heneia ddnde la intervencion motriz sélo se debe al expe- Hmentador y donde se traduce la reaccién del organis- zo, mantenido en un estado de pasividad, en la dea de {que sintio algo. ‘Nada indiea que wn forzamiento como éste brinde el modelo de algtin funcionamiento propio de lo bioldgico. ‘La idea dela pareja tension-descarga es mas sutil. Pe- rola tension, muy mal definida,no implica en modoalgu- rho que la sensacion se regle en ella mediante alguna fan clon de homeostasis: Freud se percato claramentede ello fal excluir su operacién en un sistema separado del eir- cuito tensional, al que designa como o. 'En resumen, cuanto mas se penetra en la implieacton delos esquemas reudianos, mas se observa que el placer ‘cambio en é su valor. Principio del bien para los anliguos, en el que reeoggan elembarazo de tener que dar cuenta de que huiblese pla- teres cuyo 1:50 €3 nocivo, se transforma aqui en el lugar Gel mundo por donde pasa una sombra que nada podria capturar el organismo no confunde la sombra con la pre~ ‘sa, sino que él mismo es presa de la sombra. es decir, re- cusa con su conducta ese corocimiento con el que se imaginé la funeién del instinto. ‘Tal es el soporte. cuyo sentido debe estimarse, porque ray que construirlo para dar cventa de lo quealliesta en causa, no lo olvideros: a saber, el inconseiente, “Ala Asiologia de esa construectén no respondeactual- ‘mente nada aprehensible en las funciones del organismo {en particular ninguna localizacién de aparato): salvo los tempos del dormir, gAcaso esto no dice mucho acerca de 50 Jacques Lacan 1, sthay que suponerle a esos tiempos una permanencia miliea fuera de su instancia electiva? ePor qué no captar que este dngulo que marea tan fuertemente el intervalo entre el prineiplo del placer y el principio de realidad, se sostiene precisamente por dar logar a la realidad del inconsciente, que alli el incons- clente estd enn ternario, donde el que este hecho de fal- la no nos impide trazar su linea como cerrando un Uéngaio? ‘Siganme un instante para observar la afinidad del sig- nilieante con ese Iuigar de vacio, Liamémosio, aunque no sea alli donde lo sitwaremos, Analmente, ese lugar del Otro, pues sin duda hemos maostrado que es alli donde lo requiere el deseo. Es significative que en Freud el deseo nunca se produzca més que con el nombre de Wuvisch, Wunsch, wish, es el anhelo. Sélo hay anhelo enunciado. El deseo s0lo esta presente bajo la demanda. ‘Sinada de lo que se articula en el dormir, excepto su relato, ¢s admitido en el andlisis gno supone esto acaso ‘que la estructura del relato no sticumbe al dormir? Esto define el campo de la interpretacion analitica No es sorprendente, por ende, que el acto, en tanio sdlo existe por ser signilicante, se revele apto para sos. tener el nconsclente: de este mado, que elaetofalido sea elque se veriica logrado, no es mas que su corolario, tan, solo es curioso que haya que haberlo descubierto para que el estaluto del aclo sea por fin distinguido firme- mente de el del hacer. Bl decir, el decir ambiguo por no ser mas que material del decir. da lo supremo de lo inconsciente en su esenicia, ‘mas pura, La agudeza nos satisface por alcanzar la equi- vvoeacion en su lugar. Jugados por el decir, la risa estalla por el camino ahorrado, nos dice Freud, al haber em ‘Det psicoandlists en sus retaciones conta realidad 81 pujado la puerta mas alla de la cual ya no hay nada que hhallar, Deseo que se reconoce de un puro defecto, se revela porquela cemanda sélo operaal consumar la perdi¢a del objeto. gNo basta esto para explicar quesu drama solo se representa en ésa que Freud Hama la Otra escena, alli donde el Logos, derrocado como razon espermatica del ‘mundo, se revela en ella como el cuchilo que hace entrar en el mundo la diferencka’? Elmundos6lose prestaal ser hablante para ese juego ‘nico del corte, Son esos cortes, en bs que durante largo iernpo creyo encontzarse en su hogar, antes de que ani- zmiindose en una coyuntura de robot, Jo reprimen en lo que de ellos se prolonga en su realidad que, en efecto, tan slo por Ser caida del cuerpo, se la ama psiquica. Interroguemos por qué el ser hablante desvitaliza has ta tal punto el euerpo que durante snucho Lempo le pa- reoio que el mundo era su imagen, Gracias a lo cual el cuerpo es microcosmos. Nuestra dencla dié fin a esie suefo, el mundo no es un macroauerpo. La nocion de cosmos se desvanece con ese cuerpo husmano que, recublerto con un pulimén de metal, parte en é.a dibujar ‘en el espacio la linea, inaudita de las esferas, por no ha- ber figurado hasta entonces mis que sobre el papel de Newion eomo campo de la gravedac, Linea donde lo real se consiiluye por fin eon lo imposible, pues lo que ella taza es impensable: los contemporsineos de Newton, acusaron el golpe. Basta reconocer lo sensible de ua mis all del prinel- plo de realidad en cl saber de la ciencia, para que el mas alla del prineipio del placer que se establecio en la expe- rlencla psicoanalitica se umine con una relalividad mas generalizable. La realidad del intervalo freudiano hace barrera al sa- 5a Jacques Lacan bordel mismo madnen quel pice dfende dacs Es la oportunidad para recordar qué se establecert enire elo, como conkinciin diyuntva neta presen, Gia del cucrpo. Uo entra a qué se reduce cuerpo en esta eo- Tan profundamente desconocido por haber sido re- ucto por Descares als extent necesita ese ues oles excesos inminentes de nacsira eins we salle ante a comm mirada que solo disponeios ds athacero ser su propia ragmenacion, al poncroen dis. Yyoneion con su foe “ercero, rnd alla" en sus relaciones con el gocey con elsaber, el euerp, pr la operacion del signeante fore tna cllecho de! Oto Pero, cee queda de este efecto? Insensble pedazo al derivar deel como vor y mirada, carne devorable@ bet suexeremente,esloesioquedediliegaacausarel desta, Que es mesiro ser sin esencia 1a dualidad aeeptada aqui de dos principos, slo nos wide como sujeton al er repetida tra veces para cau fsenoin que se separa de ell, capiaa cada una eas pérdida em la hiatia de las os dow, Tas lamaremos: goce, saber y verdad, Asi la verdad halla en el goce como resist al saber, Eoin es lo que el pstonanise descubre en fo que lata sintoma, verdad que se hace vaeren el desert dela razon. Nosores,psicoanalistas, sabemos que la verdad €s esa satisiaccdn que, por exiarse en cl desierto del soce,e placer no obvia Sin dda el masoquista sabe volver evocar ala ese soce, pero al demostrar(precsamente por no lograrto. mis que al exlarcon su simlacin tna figura demos: el psicoandiisis en sus relactones con la realidad 53, er ie ce pigment tere eae casas ean stesso mi usfaceén slo se libra al montafe de a pulston, wine etna te ec: sean pes secre atetarer ssi acer Seti Preareala reatidad del sujto, su rosro de allenacion, rt rede pact cae recat ecu tit as fie gietsercccrl ne gece se erases nies ia so eaenceae feet toa accra MeL Sl pmo nt eer Er nan cm rnd cc na ta nemo i ten se na ar ira a oe a rn nen it Somatostatin generar - Jacques Lacan la preflguracion del Verbo encarnado? ;Decir eso aqui ‘Quélata me da, Creyeron darme el gusto trayéndome ‘a Roma, no sé por qué. Hay demasiados locales para el Espiritu Santo. Qué tiene desupremo el Ser. a noser por esa copula? ‘En fin, me distraje interponténdole personas. como las llaman, ¥ dicon algo quemedivirti: me-eres-ttime: mas- ticme ; lo eval permite armarse un lio: gme amas th mur” En realidad es siempre Io m'smo. Es el cuento del ‘mensaje que cada quién reefbe en su forma invertida. igo esto desde hace mucho tiempo y la gente se rie. A decir verdad, seo debo a Claude Levi-Strauss. Seincliné hhacia tuna excelente amiga mia, que es su esposa, Moril- ‘que, para amarla por su nombre, ¥ le dijo, a propésito de lo que yo estaba expresando, que asi era, que cada {quien rete su mensaje en forma inveriida. Monique me Jo repitio, Imposible dar con una firmula mas afortuna- dda para lo que queria decir en aquél momento. Pero me Ja paso él. Como ven, tomo lo mic donde lo hallo. Me salto los demas tiempos, e! apuntalamtento delim= perfecto, su estabilidad, Yo esiabe. ¢Ah sly qué apunta- las ti, donde estabas 11" ¥ lo demas. DeJémosio porque tengo que seguir. El subjuntivo es divertido. Que sea, ~ qué casualidad! Descartes, no se engafa: Dios es el de~ fr. Sabemuy bien que diocir® hace que la verdad sea, que decide sobre ella a Su antofo. Basta diocir como yo. Es la 7.2m anes las tres expresiones son homfonas, con una iver some letras en fa lina. Se produce ast un equivoce entre el mex {tvecetes), el mats perosmas) el mat dl ates ne amas) (NT: “3 Homofonia entrances entre eats (yo estaba) y tu ate (a ‘apunalas) derivado de eoyer (apantals) 18.) 8 acques Lacan. verdad, no hay escapatoria. Si Dios me engana, da igual, «sla verdad por decreto del dioeir, la verdad de oro, Buse no, saliemos esio. Hay aqui una parte en que hago al- gunos comentarios a propésito de clerta gente que tra- Jiné la critica del otro lado del Rin para terminar be- sandole el culo a Hiller, Esto me hace rechinar los dientes. Entonces, lo simbélico, lo imaginario y lo real, eso es lomumero uno. Es inaudite que haya cobrado sentido y que lo haya cobrado ordenado de ese modo, En ambos, «easos, fie por mi, por lo que Hamo el viento quesopla. ese que siento que ya nt siquicra puedo prever, el viento con, que la gente hincha sus velas en nuestra epoca. Porque ¢s evidente que, al principio, sentido no le falta. En. eso consiste el pensamiento, en que unas palabras intro- duzcan en el cuerpoalgunas representaciones imbéctles, -yyaesia hecho el recado; ya tienen con esolo imaginario, y que ademas nos suelia prenda —lo cual no quiere decit {ue hayamos de quedar prendados, no: nos desembueha {que cosa? como por casualidad, una verdad, una ver. ad mas. Bs-el colmo. Que el sentido se aloje en él nos da {de paso los otros dos como sentido, Kl idealismo, ese cu- ya impulactén todos repudian, acecha alli detrés. La Hente no pide ora cosa, es lo que les interesa, dado que €l pensarniento es lo mas cretinizante que hay con su dale que dale al eascabel del sentido. ‘Como quitaries dela cabeza el uso filosélico demis tér- iminos. es decir, su uso soez, cuando a la par tienen que centrarles, Pero seria mucho mejor que les entraran en olra parie. Se imaginan que el pensamiento esta en Ios 'ses0s. No veo por qué los haria cambiar de opinién. Yoen, £9. Lacan inventa por condensacisn la palabra Dice (Del en la ‘que se unen Dieu (Bios y dire eet). ta tereera 7” canis “ny aprons ant sa ras tog Elie praia ae tas ane ye, coon nee tut le une macs cnl ol ce a cat Soa tnsaeo auc et donicadccone Tense meenca seer cise Tit atau money wa Me a ec puede pesca ge la te. tes aie en ga Sa Pe ea tices pase ne ae sy rahe ayaara me aaa ep egos at flasona oe wn sea re ts de cura ome qe ec eta deren rua eam te te oes er act to me eyes apdaga eee Ta nna atta es octet apes de gutsetaetatan cease Gea gt dy fr api area a Sc el ae seute ra au a tbercptasbntans a, Samer leet Geese See are mance ‘Merger Semin Ea endl Pioandls pgs, 40-0 fed terete Sete ereree ses image ea patente See teers Here Sea ant ate Detain mone, elrecrto wea crm fez. BF] 80 Jacques Lacan saquéa react muy pronto, mucho antes de ponerme a ‘hacer mi primer discurso de Roma. ee ‘Que esos redondeles sean nudo borromeo, no es tam- poco una azn para que sees enrclonn os es Anes Soo llamo yo pensar con ls ples Elazuniacisngee dejaranal alg ey dtnto dean miembre Hate Insanaistas~ que djaran alles ojo vacneatage eepeciqut con a mintscula que aprtes oe rica dele Simin, loimaginarisy real come neds Soresindoto‘cacamente Se puede responce ag functinqueesiawucnirafecero cro een de ad som vuesiro anliane. Elasunto eta on obtenehese, Ferost sees enrea apa, tarmpco cola ore Vo importante es que suceda a resins cpr Parahablr clara despots dcvepudiedel pray me voya vet denies ue eae naa hace sac demas agegoloquemaben desputs dein quearicus durante un ata detom cuatro discuss con ine aa ts del poteonaias no porelo deja de ser ecenaret ave dla shag sent no ner pga Jo sabre to porque Ho basta ener ello para haccr su semblante. el begins « Bevraan a inaginarae que yo tava ea, Par bjeta a queen una soma muy derete bs eae conta ga, esiocs,lovaelveoperntnweniovesla ta deelebjto del que prsanaite nohay oes Have ‘econocerlo, ers hasta ahora un aguerses tebe Seta Ge ualgutia, e betes del quenoae puede dnt ae stojuifen is esena, las dence um tate segpens delpresocralisinodePlaton. noes queFltsaneioa lumbrara: sin sabi, eataba meso en een Xs algo que lo obsesiona, aunque nolo sepa Evo ate auieredectrunaconaqucio sent perooatberie ok Gast, Deal fo insoporte lo imopable aoe Bee 1a tercera, an No hay un solo discurso en que el semblante no leve Ja vor cantante. No veo por qué se salvaria el recién le~ gado, el discurso analitico, Tampoco es un motive para ‘ue, en ese discurso, so pretexto de que recién Ileg0, se sientan incomodos hasta el punta de convertirlo, segiin la usanza en que se apertrechan sus colegas de la In- ternacional, en un semblante més semblante de la cuen- ta, un semblante ostentado. No vayan a olvidar ahora que el semblante de lo que habla como tal, slempre est presente en cualquier especte dediscurso que lo ocupe: hhasta es una segunda naturaleza. Sean entonces mas sueltos, mas naturales cuando rectbanaalgulen que vie~ rhea pedirles un analisis. No se stentan obligados a darse importancia. Aun como bufones, que estén se Justifica. No tienen sino que ver mi television. Soy un payaso. Si- gan el ejemplo, (y no me imiten! La seriedad que me ant- ‘ma es la serie que ustedes constituyen. No pueden a un Uempo ser y estar en ella. ‘Lo simbolico, loimaginario y le real es el enunciado de lo que obra efectivamente en vuestra palabra cuando se sittian a partir del discurso analitico, cuando ustedes, son elanallsta, Pero esos términes solo emergen deveras para y por ese discurso-Yo no {uve que ponerle ninguna Intencién, sélo tuve que seguir, yo también. Eso no sig- niflca que no esclarezca los otr como lefia seca, da { sin embargo de que la vida con que un lenguaje hace relofo se nos presenta en ella como algo del orden del vegetal. ‘Esto hay que mirarlo mas en delle. Un lingdista in- sistié mucho en el hecho de que € fonema nunea tiene Sentido, El problema esta en que la palabra tampoco the- ne sentido, a pesar del diccionario, Yo me precio de ha- cerle decir en una frase a cualquier palabra cualquier Sentido. Entonces, sisele hace der a cualquier palabra ualquier sentido: zdonde detenerse en la frase?, gdonde ‘encontrar la unldad elemento? ‘Ya que estamos en Roma, voy a Intentar darles una {dea de lo que quisiera decir en lo tocante a esa unidad que hay que buscar del signifieante. ‘Como saben, hay (res famosas virtudes lamadas, co imo debe ser, eologales. Aqui se nes presentan ni mas nt menos por todas partes en las paredes en forma de m™u- Jeres bien entradas en carnes, Lo menos quese pucde de- Gir es que, despues de eso, tratarias de sintomas no ¢3 forzar la nota, porque definir et sintoma como lo hice, a ‘parlir delo real, es decir que las mujeres expresan tam ‘bien sumamente bien a loreal. puesto que, precisamen- te, insisto en que las mujeres son no-todas. Entonces. la fe, la esperanva y la caridad, si las sig- nifico con la “feria” laisse-speve-ogne " (lasciate ogrt spe- 11, Lacan hace una trnseriplon sul generis del italiano al fa cts que Ieraincnte puede enterdlerse como dejvesfadr-espers toda ITH 94 Jacques Lacan a ee ree eae eee i te ee ene ee oe cae Se a ey ae Le ae Sear ee ec eet rere pies Cee ee ee ie ese ie na wa Soe reg Sree ale area wealthy Stride pobre ere pei Ea eee as Semana es eae eee eet ee es ener eee bueno, de todos modos alli ¢sta la iglesia vigilante y una Ee orem peed ees ee oe a ee eri iy pe penen Mg meskes cease is Sep a ome are pete tereaeneag ern oper ecremae rginentte a sree ccna esa on a ae naman tceeas ty eran tia eee eee cron eu eae oS hee La tercere 08 laraya con el euento dela fey la feria~ ese e8 uno de mis suefos: tengo derecho, igual que Freud, a comuntearles mis suefos. Al contrario de los de Freud, no estan ins- pirados por el deseo de dornsir; a mi me mueve mas bien fidesco de despertar. Pero, en fin, es particular. En fin, ese significante-unidad es capital, Es capital, pero es palpable, es obvio, que el propio materialism fodemo, con toda seguridad, no hublera nacido si no fuera porque esta unidad es ago que preocupa a los hombres desde hace mucho tiempo y que. para esa preo- capacién, 10 tinieo que esta al aleance de la mano €s Siempre la letra, Cuando Aristételes, como cualquiera, Se propone dar una idea del elemento, tiene que valerse de Gna serledeletras, ro, sigma, tan, exactamenteigual que hhosotros. Nada por clerto nos da de entrada la idea del flemento, en el sentido que creohaber mencionado hace lun rato, él del grano de arena ~quizis estaba en una de tesa cosas que habia salteado, 20 importa~. la idea del ‘lemento, la Idea acerea de que eso solo podia contarse, yen este orden nada nos detiene: por numerasos que Sean los granos de arena, ya lo dijo Arquimedes. por mu~ ‘merosos que sean, siempre los podremos calibrar ~ pues bien, todo esto nos viene tan silo a partir de algo que no tiene mejor soporte que la letra. Pero tambien significa, ya que no hay letra sin lalengua, y ése incluso es el pro~ Diema, geomo puede lalengua precipitarse en la letra? Nunea se ha hecho nada muy serio sobre la eseritura, ¥ valdria la pena porque es verdaderamente una juntura, ‘Luego, que el significante, sea postulado por mai como representando a un sujeto ante otro significante es la funcion que se verifica por lo siguiente — como alguien 10 ‘sehalé también hace un rato, hoflando asi en cierto modo ‘camino para lo que les puedo decir. la funcion que ‘solo se verilica en Un desciframiento lal que necesaria- 96 Jacque's Lacan mente se vuelvea la cifra, Unico exoreismo de que sea ca- paz el pstcoanalisis: que el desciframtento se resuma alo ‘que constituye la cifa, a lo que hace que el sintoma sea antetodoalgoqueno cesa de esersbirse de loreal, ylograt amansarlo hasta el punto en queel lenguaje pueda hacer con él equivoco, permite ganar el terreno que separa al, ‘sintoma de lo que les voy a ensefiar en mis dibulitos. sin ‘que el sintoma se reduzca al goce filteo. ‘Mi “g6znse" introductorio, se los testimonta el que vuestro presunto analizante se confirme como tal regre= sando. ¥ es que, se los pregunta, gpor qué habria de rogresar, dada la tarea a que lo someten, s1 eso no le eau- sara un inmenso placer? Sobre todo que, ademas, es fre- cuente que no se quede con eso, 0 sea, tiene que dedi- cearse a otras tareas para satisfacer vuestro andlisis. Se ‘gozm con algo, y de ninguna manera se “yogols)es". por {que todo indica, todo incluso debe indicatles, que no le piden simplemente daseinar, ser abi, como yo 10 soy ahora, sino antes bien lo opuesto: poner a prueba esa Uberiad de la fiecion de decir cualquier cosa, la cual. de resultas, se verificara como imposible. Es decir que le piden ni mas ni menos dejar esa posieién que acabo de calficar de Dasein y que es, dicho mas sencillamente, quella con que se salisface. Se satisface precisamente al quefarse de ella, a saber. al quejarse de no ser con- forme al ser social, de que algo se alraviesa en el medio, Y preeisamente, lo que percibe como sintoma, como tal sintomstico de lo real, es porque algo se alraviesa en el medio, Luego, esta ademas la aproximacion que tiene al pen- sarlo, pero eso es lo que se liama el heneficio secundaria en toda neurosis. ‘Todo esto que estoy diciendo no tiene forzosamente «que ser verdad en lo eterno —lo cual por cierto me tiene La tercera, ” a eben ananry aay ere eee eer eae 2 ene a eee arteries tne tres conisendns fundamentals sea todas tras. een te Career Spee ee eee eee Figura 3 ‘Supongan incluso que lo simbolico esté en el mismo caso, Basta que lo imaginario, a saber, uno de mis tres toros, se manifleste efectivamente como el lugar en el 98 Jacques Lacan ‘ual se gra en redondo, para hacer con dos rectas nudo borramen. Guiza nosea un azar que esioqucestanvien- dosepresentecomoelentrélazamiento de coscaracteres dela eseritura grega. Quire tambien sea algo pesfoc- tamente digno de enlrar en ol caso del nado borremes. Eliminen tanto la continuidad de ta recta come ta eon: tinuldad del redondel, Lo que queda, ya sea una recta un redondel 0 dos reas, esta completamente More, 3 ‘ual es efectvamente la defincion del mado borromeo, Al deciles todo esto, tengo el sentimiento —To anoté incluso en mi texto~ de que el lenguaje es vercadera- mente aquelio que slo puede avanzartorcitndesey en rollandose. conforstondndose de una manera de le Que. Gesputsde odo, nopuedonegarquedoy aquicl jerplo, No vayan a erecr que al recoger el guante por él al re. cae od inion tae hasta que punto depen emos de. novayana crete quclo hago por puro gato. Preferria que fuera menos tortucso. ‘Ami me parece cdmico simplemente que la gente no sepercate dequenn ay manera de pensar de otra forma ¥ que os psedlogps en busca de presunto pensamiento {uefuesenahabiade den dealghinmedo por sentade que pensarmiento puro, st me atreva a decino, seria mejor En lo que hace alo propuse de earesiano;en el yo Ue piensa luego yo el say. ms prectsamente, hay un error profundo. que lo alarma imaginar que el pensamiento hace extension, valga la expresion. Pero esto mismo de- ‘muestra queel inleo pensamiento, digamos puro, no s0- meta a fs contorstones del lenguaje. esJustamene Pensarmiento dela exiensin, ¥ entonces, fo queria cos {ucrtos hay alo sgente~y afin de cuentas, Geopues {eds horas, tan solo hevenigoa eneallar ahi, abi ano A rastras~Ta extension que siponemos es el espacio e ‘Spacio que noses comitea saber, las tics dimensiones, La toreera, 99 barco ebrio, st me permilen la expresiOn: “Je ne me sents plus tie par les haleurs” Nose necesita rimbarco alguno,nt poata, ntetiopoata, para preguntarse por qué una gente que indiscutible- mente (allaba pledras —y eso es grometria, la geometria de Euclides—, por qué esa gente queal ny al cabo tenia después que subir esas pledras hasta lo allo de las pi- amides —y no lo acian con caballos: cualquiera sabe ‘que los caballos no halaban gran eosa mientras no se in- ‘yent6 el cabestro— como entonces a esa gente que ha- Taban ellos mismos todas esas pledras, ,por qué no ocu~ del primer plano de su geometria, en primer término la Cuerda y al mismo empo el nude? gCémo pudieron no ver el uso del nudo y de la cuerda, cosa con la cual las mmatematicas mas modernas, viere al caso decirlo, suel- tan la cuerda, pues no saben e(mo formalizar en qué consiste un nudo: hay un montonde casos en queno dan ple con bola? Noi con cl nudo borromeo: €1 matematico Sedié cuenta de que el nudo borromeo era sencillamente tina trenza y el po mis sencillo de trenza, Bs evidente, en cambio, que ese nudo que esta abi, el ‘que puse arriba (Figura 3), esta hecho de una manera Gue sorprende deinmediato por ser, precisamente, la que tos permite no hacer depender todas las cosas de la cconsistencia t6rica de lo que {uere sino sélo de la de al menos una, ¥ ésta al menos una es la que, sila achican. indelinidamente, les puede dar la idea sensible del pun 12. "Yano me sent hslado por lo sitadores. IN. 100 Jacques Lacan to, sensible en el sentido en que si no suponemos que el ‘nudo se manifiesta por el hecho de que el toro imaginario ue postulé en este caso seachicara, se recompusiera al Infinito, no tenemos la menor idea del punto, porque las dos rectas tal como acabo de insertbirlas, las rectas a las cuales les asigno los términos de lo simbélico ylo real se desiizan una sobre otra, digamoslo asi, hasta perderse de Vista. gPor qué habrian de cruzarse, de snterceptarse, dos rectas en una superficle, en un plano? Es una buena pregunta. ¢Dénde se ha visio nada que se le parezca? A ‘menos que unoesteserruchando, desde haego, eimagine ‘que aquello que forma arista en tin volumen basta para trazar una linea. Aparte de este fenémeno del serruchar gebmo imaginar que el encuentro de dos rectas hace un Punto? Me parece que se necesttan al menos tres. Estonos lleva, por supuesto, un poco mas alld. Leerdin este texto, que les doy por lo que vale, pero que al menos es divertido, Figura Pero hay algo que les tengo que mostrar. Esto que ven ‘aca (Figura 4) indica la manera en la que. a fin de cuen- a tercera 101 tas, el nudo borromeo viene a dar con esns famosas tres dimensiones que mputamos al esac, an pivarnon ell de tony tants com querramos, ne ver Emo se produceny Un nudo borromeo se predice, us- tamente-'cuando io ponemes er este espacio. Ala te- tuterda ven otra figera Figura coriendo de cierla ma- fra esos tes rectangulos, que por certo formarn muy Hen nudo por st solos. obuenen a igura de donde parte todo cuanto les mostrchace rato de lo que conaluye un tudo borromeo, tal como nos cree cbllgados a tayo. roms ib ny Pero intentemos aunque sea ver de qué se trata, a sa- ‘ber, que en ese real se produzcan cuerpos organizados y queestos mantengan sus formas; asi se explica que unos cuerpos ‘maginen el universo. Sin embargo, no es sorprendente que, fucra del serhabla, no engamos nin- guna prueba de que los animales plensen mis alla de tunas cuantas formas a las cuales suponemos que son sensibles porque respondena ells de mado privilegiado, ‘Ahora bien, hay alge quenovernes y quelo e\dlogos dejan 102 Jacques Lacan centre paréntesis —saben qué son los etélogos, la gente que estudia los usos y costumbres delos animales y es lo sigutente: ello no es una razén para que nos imagine- ‘mos nosotros que el mundo es el mismo mundo para to- dos los animales, digamos, cuando tenemos tantas prue- bas de queaunquela unidad denuestro cuerpo nos fuer cea pensarlo como universo, es obvie que no es mundo sino inmundo. Alin de cuentas, toda muestra experiencia procede del malestar que Freud observa en alguna parte, del males- {ar en la cultura. Es llamativo que el cuerpo eontribuya ‘esemalestarde una manera con quesabemos muy bien ‘animar ~ digo antmar por decirlo asi— animara los ani- males con nuestro miedo. zDe qué tenemos miedo? Ello no quiere decir simplemente: ga partir de qué tenemos miedo? ¢De qué tenemos miedo? De nuestro cuerpo. ES loquemaniliesta ese fendmeno curioso sobre el cual hice lun seminario durante un af entero y que lamé la an- gustia. La angustia es. precisamente, algo que sesittia en ‘nuestro cuerpo en otra parte, esel sentimiente que surge de esa sospecha que nos embarga de que nos reducimos nuestro cuerpo. Como a pesar de todo es muy curioso que la debilidad mental del serhabla haya logrado llegar hhasta ali, nos perealamos de que la angustia no es el ‘miedo de cosa alguna con que el cuerpo pueda motivarse. Es un miedo al miedo, y que se sila tan bien con respecto a Jo que quisiera lograr al menos decitles hoy — porque tuve la imbecilidad de parir 66 paginas para ustedes y, naturalmente, no voy a segutr hablando asi Indefinidamente~ que me gustaria mucho mostraries, por lo menos Jo siguiente: en io que imaginé para ustedes al {dentificar cada una de esas consisteneias como slendo las de 10 imaginaro, lo stmbélico y 10 real, to que dda lugar y sitio al goce flico es este campo que, en el La tereera 108 achatamlento del nudo borromeo, se especifiea por la interseecin que ven aca (Figura 6) Figures sin inlersccel6. a su vex, al come Ins cosas ad aquicten figura con lino, comprende dos partes. ya Rit hay nr tnervencion del tereer campo ie da ese gee dyn delmilacian centat define a objeto ons eje antes, txt goo est concclado con este tugardal plus de gorary.porende,loesteron ncaa una tii ntersetione. fo que'en uno de estos campos es qEiShor en otras palabras el gece falco aqui esertoJ, Seite fo que antes deogne como su carder fueracde- sus. Mctalin esa misma enlo que respect a cireulo deta gra dandesen rlactonal enti, se guarece {Seat Poresosnsite insist por cemplo ena canferen- adeprensa, en que nur alsinioma, alo rea, desen- {ido cb tan solo dare continuidad de subsstenca. En fo. fens medida en que algo en loinc ae Gaahu'con io quellame Juego de palabras, el equwoco 104 Jacques Lacan = que entrana la abolicin del sentido, todo lo concer- niente al goce, y en especial el goce falico, puede tambien estrecharse, pues con estono pueden dejar de pereatarse del sitio del sintoma en estos distintos campos, Figura 7 ‘Aqui lo ven tal como se presenta en el achatamtento delstudo borromeo figura 7). El sntonsa c Inrupcton de esate const ae. ent media jueen else explaya, se despliga a sus ncaa, ae la falta fundamental que ealfeo de no teacion dex Enla medida en que. ena nterpretacon, alnierveneion analitcarecaeinicamentesobreelsighfcante, alga el ampo del sintoma puede retrocedes, qu la sry bic, lo smbelico en tanto lo sostiene ale. se la bora el saber inscrito de lalengua que constiluye propia- mente el inconsciente ganandele terreno al stoma, I ual no impide que el eteulo mareado aqui con nS co rresponda a algo que nunca sera reduce de este saber, lo Unerdrangt de Freud, aquello el inconsciente uc nunca sera interpretado, a tercera 108 glen qué me baso para eseribir en el circulo de lo real la palabra "vida"? En que indiscuiiblemente de la vida, salvo esa vaga expresién que cons'ste en enunciar el go Zar dela vida, de la vida no sabemesnada mas, sino tn ‘camente lo qute Ia clencia nos induce. 0 sea que nada hay ‘mas real, lo cual quiere decir mas imposible, que imagl- ‘nar como pudo infeiarse esta construccién quimica que. on elementos disiribuidas en cualquier cosa y dela ma: nnera que querramos clasificarla segiin las leyes de 1a Ciencia, presuntamente empez6 ce repente a construir una molécula de ADN, esio es. algo en lo cual, per~ ‘itanme decirselos, vemos ya formarse, muy curiosa- ‘mente, la primera imagen deun nudo. Stalgo deberia la~ ‘marnos la ateneién es que hayamos tardado tanto en percatarnos de que algo en lo real ~y no cualquier cosa: fa vida misma— se estructura coa un nudo. Tras de to cual como no extraharnos de que no encontremos en. inguna parte, precisamente, ni en la anatomia ni en las enredaderas, que parecleran expresamente hechas para ‘eso, imagen alguna de nudo natural? Les voy a sugerir fade: gno sera éste cierto tipo de represion, de Ur- berdrdnge? Pero en fin, no nos pongamos a sonar dema- siado, ya hay mucho que hacer con nuestras huellas. ‘La representacion, hasta ¢ ine usive el preconsciente de Freud, se separa pues completamente del Goce det (Otro, JA, Goce del Otro en tanto goce parasexuado, goce para el hombre de la mujer supuesta, y ala inversa. para la mujer, que no tenemos que suponer puesto que la mujer noexiste, pero para unamijer, en cambio, goce del hombre quien, él ¢s todo, desgractadamente, incluso es todo goce fallco. Este goce del Otro, parasexuado, no existe, mas aun, no podria, le seria imposible existir sino ‘mediara la palabra, la palabra de amor en particular, que ‘es de veras la cosa, debo decirlo, ms paraddjica y mas 106 Jacques Lacan asombrosa. y a propésito de la cual es, desde Ineo, sensaio y comprensible que Dies nos aconseje amar tan soloa nuestro projimo y nl por asomo limftarnos a nues- tra projima, pues si acudiéramos a nuestra projima iia- o8 simple y lanamente al fracaso ~ es el prnespio mis- mo deo que hace rato lamé el archimalogro eristino~ + en ese goce del Otro se produce lo que muestra que ast como el gocefalico esta fuera-de-cuerpo, en esa misina ‘medida el goce del Otro esta fuera-de-lenguale,fuera-de- simbélico, pues a parlir de eso, a saber, a parr del mo: Imento en que se pesca aquello que en el lenguale hay zcémo decirio? de mas vivo o de mas muerto, a saber, la letra, cnieameniea partir dealli tenemos aceesoa loreal. Este oe del Otro, cada uno sabe asia qué punto es ‘mposibie, e incluso contrariamente al mito que evoca Frend, a saber, que el Eros seria hacerse uno, jus- lamente por eso uno se revienta, porque en ningun caso Gas cerpos pueden hacerse uno. por mas que se 10 brace. No lo puse en mi texto, pero en esos famos0s abrazosa lo mésque puede legarse es adecir"jabrizame fuertel”, pero no se abraza tan fuerte como para que el otro termine reventado, De modo que no hay el menor aasomo de reduceién al uno. Es una soberana broma, Si algo constituye el uno es, a decir verdad, el sentido del elemento, el sentido de lo que depende de la muerte. igo tede esto porque se crea mucha confusion, Gebido a cierta aura que tiene lo que digo, se crea mucha confusién respecto al tema del lenguaje. De ninguna ‘manera pienso yo que ellenguaje sea la panacea univer- sal: que el inconsciente este estructurado como un len- funje, y que cso sea lo mejor que tiene, no sigrifiea sin ‘embargo que el inconsciente no dependa estrecbamente de lalengua, esto es, de aquello por lo cual Loda lalenga es una lengua mueria, aunque siga estando en uso. Solo Latercera or en la medida en que va dejando capas, puede hallarse tn principio de identidad de sia si, yesto se produce, noa hivel del Oo, sino a nivel de la iogiea. En la medida en {que selogra reduels toda indole de sentido, selogra legar la sublime formula matematica de la Wdentidad de si a Si que se eseribe x =x. ‘Enlo tocante a goce del Otro, hay una sola manera de colmatloy es el campo propiamen e dicho en que nace la Gencla, y nace, por supuesto, ccmo todo el mundo lo sabe, sélo cuando Galileo establece pequenas relaciones entre letras con tna barra en el medio, cuando define la Yelocidad como relacin entre espacio y tempo. Sélo a patlr de ese momento, ial eomo le muestra muy bien un Ibritoque se permiié at hij, se pado salir de esa nocion uun tanto intulva y embrollada con el esfuerzo, 1o- igrandose asi ese primer resullado que fue la gravitation. Desde entonces. hemos hech» algunos. leves pro- sresos, pero zqué nos procura la elencla. a fin de euen= {as? Algo para distraer el hambre en lugar de To que nos falla en la relaciOn, la relaeion de conoelmiento, como decia antes, Nos procura en su lugar algo que para la mmayoria de la gente, en particular todos los aqui presen- tes, se reduce a gadgets la tlevén, el viaje ala kuna =y en cuanto a éste no vamos Lodos. solo unos pocos clegides: pero lo vemos por televislin, Asi es, la clencia parte de eso. Por eso pongo mis esperanzas en el hecho &e que, pasando por debajo de tcda representacion, tal ver logremos obtener acerca dela vida algunos datos ms satisfactorios Entonces, ia vue se clerra sobre lo que acabo de decir hace wn rato: el porventr del psicoanalisis es algo que depende de lo que advendra de ese real. a saber epende por ejemplo, deque los gadgets verdaderamen tese nos impongan, de que verdaderamente Heguemos 108 Jacques Lacan, nosotros mismos a estar animados por los gadgets. De- bo decir que esto me parece poco probable. No logta- ‘remos hacer queel gadget no sea un sintoma, porque por ahora lo es de la manera mis obvia, Es evidente que se ene un automévil como se tiene wna falsa mujer: uno se ‘empeiia en que sea un filo, pero su tintea relacién con el {alo consiste en que el falo es loque nos impide tener una relacién con algo que sea nuestra contrapartida sexual. Es nuestra contrapartida parasexuada y todos sabemos, ue el para consiste en que cada quien se quede por sit lado, que cada uno se permanezea al lado del otro. Les resumo lo que habia aqui, en mis 66 paginas, con smi buena resolucién infeial que era leer, La tome con cierta inlencién porque, después de todo, acaparar la lectura era descargarias al menos de eso y quizés hacer ‘que pudieran, es lo que les deseo, leer algo. St lograran, de veras leer lo que hay en este achatamiento del nudo \vorromeo, pienso que seria ponerles ena mano algo que les puede ser tan lil como ia simple distincion entre lo real, lo simbolico y lo imaginario, Perdén por haber ha- blado tanto tiempo. EL DESPERTAR DE LA ?RIMAVERA Ccreuinstanets: Brille Jacques, cuyo Etsee/euset 39 tunfa en esos dias en newens, montabacn eta epaea Et desper {dela primavere de Wedekind. “Traduje para ella un pasile de law ‘Munutas de In Sociedad Pseoanalltea del Imleroles, Ia teaion del 13 de febrero de 1007, coneagrada ala plezay le ped Jae ques Lacan un ext, Esenibbeate, que fue Dulles eneabezandoel programa, ylue- fp rtomado et la eden de Ia pleza Ga- mara, 1978), AM. De este modo aborda un dranaturgo, en 1891, ef asunto de qué es para los muchachos hacer el amor con Jas muchachas, marcando que no pensarian en ello sin. el despertar de sus sucnos. Remarcable por ser puesto en escena como tal: 0 sea ‘para demostrarse ahi como no siendo satis{actorio para todos, hasta confesar que si eso semalogra, es para cada Esto equivale a decir que es de Io nunca visto. Pero ortodoxo en lo tocante a Freud — entiendo: lo que Freud dijo. Esto prucha al mismo tiempo que incluso un hano- veriano {pues debo confesarlo, infer primero que Wede- ‘ind era Judo), que inclusoun banoveriano, digo, gy aca- so no es mucho decir?, es capa de descubrir eslo. De deseubrir que hay una relacion cel sentido con el goce. no acquess Lacan. sla experieneta la que responde de que ese gove sea falco, Pero Wedlekind es una dramaturgta. Qué lugar otor~ sgarle? BIhecho es que nvestros judios(reudianos) sein- feresan en ella, en este programa encontrardn su ates- taciéa, Tiay que decir que la fama Wedekind més bien habia vagabundeado bastante a través del mundo, partieipan- do de una diaspora, idealista ela: haber tenido queaban- donar la madre terra debido al fracaso de una actividad ‘evolucionaria’. ES esto lo que hizo imaginar a Wede- 4esnd, hablo de nuestro dramaturgo, ser de sangre juclia? Su mejor amigo, al menos, da fe de elo. gO bien es asunto de época, pues el dramaturgo, en la fecha que sefalé. anticipa a Freud y ampliamente? Pues puede decirse que Freud, en la stusodlcha fecha. atin cogita el inconsctente y que en lo que respeeta ala ‘experiencia que instaura su regimen, su smuerte ni si ‘qutera la habia montado todavia. sta tarea quedo a mi cargo, hasta que algulen me re- eve de ella (qutats tan poco fudio como yo). (Que lo que Freud delimité de lo que é Hama sexual ‘ad haga agujero en loreal, es lo que se palpa en et hecho de que al nadie zalarse bien del asunto, nadie se preoca pe ins por @ ‘Sin embargo. es una expertencia al alcance de todos. BI pudor la designa como lo privado. gPrivado de qué? Justamente de que el pubis no llegue sino al pubiico, ‘donde se exhibe por ser el objeto de un levantamlento del velo Quel velolevantado no muestra nada, éste esel prin- ciplo dela inldactin falmenos, ens buenos modales de la sociedad) Tndiqué el vineulo de todo esto con el misterto del len Elespertar de la primavera mi guafe y con el hecho de que se encuentre el sentido del Sentide proponiendo el enigma. Elsentido del sentido es que se vineula con el goce det varén como Interdicto. Clertamenteno para prohibir la relacién Hamada sexual, sino para fjarla en la no-rela~ ‘fon que vale en lo real. De este modo cumple funcion de real, 1o que se pro- duce efectivamente, el fantasma de la realidad ordinaria, A través de lo cual se desliza en el enguaje lo que éate transporta: In idea del todo a la cual empero hace ob- Jecton el mas mninimo encuentro con lo real. No hay lengua que no se esfuereeen ello, no sin dejar de gemir por hacer lo que puede para decir "sin excep- ‘ci6n" o bien envardndose con un numeral. Sélo en nues- tuas Jenguas, eso, el todo, se despliega francamente ~ el todoy a ti, osaria decir. Moritz, en nuestro drama. Ilega ro obstante a excep- tuarse, y por ello Melchior lo calificade muchacha. ¥ Ue- ne mucha razon: la muchacha no esmds que unay quie- re seguir siendolo, lo eval queda escamoteado en el drama, Queda el hecho de que un hombre se hace El hombre al situarse a partir de el Uno-entre-otros, al Incluirse entre sus semejantes. Moritz, al exceptuarse de ello, se excluye en el mas alla. S6lo alli € se cuenta: no por azer entre los muertos, en la medida en que estan excluidas de lo real, Que el drama lo haga sobrevivir a ello, gpor qué no?, stel héroe en él esta muerto por adelantado. Esenel,reino de os muertos donde “los desengatiados eran’, diré mediante un titulo que ustré. Y por eso no erraré tampoco demasiado tiempo al se- uir en Viena, en el grupo de Freud, a la gente que des- Gifra al revés los signos trazados por Wedekind en su dra- ne Jacques Lacan maturgla. Salve quizis, relomandolos a partir de que la relna podiria muy bien no tener cabeza debidoa que elrey le haya escamoteado el par normal, de cabezas, que le corresponderia. ‘No sirve acaso aqui el Hombre llamado enmasearado para restiudrselas. Este, que constituye el final del dra- ‘ma, y no s6lo el papel que le reserva Wedekind de salvar ‘a Melchior de las garras de Moritz, sino del hecho de que ‘Wedekind lo dedica a su fleeion, considerada como nom- bre propio. Por mi parte leo alli 1o que rehusé expresamente a aquellos que sélo se autorizan.a hablar desdeel entre los ‘muertos: 0 sea decirles que entre los Nomibres-del-Padre existe el del Hombre enmascarado. Pero el Padre tiene tantos que no hay Uno que le con- venga, si no el Nombre de Nombre de Nombre. No de Nombre que sea su Nombre-Propio, sino el Nombre como exsistencia, (0 sea el semblante por exeelencia. Y “el Hombre en- mascarado” diee eso bastante bien, Pues como saber qué es st est enmascarado y acaso agui el actor no lleva mascara de mujer? ‘La mascara sola ex-sistiria en el lugar vaeio donde ponge La mujer. Mediante lo eual no digo que no haya mujeres, La mujer como version del Padre, sélo se tlustraria como Padre-versidn, como Perversion.” Cémo saber si, come lo formula Robert Graves, el Padre mismo, el padre eterno de todos nosotros. 10 ¢s iis que el Nombre entre otros de la Diosa blanea, aque lla que su decir se pierde en la noche de la tiempos, por * Lacan|uega con ahonofonia y nortograflade as palabras Pre version Padre version] y Perversion (perversion) I.) Bldespertar de la primavera. na ser la Diferente, Otra siempre en su goce ~al igual que fesas formas del infinito cuya enumeracién sélo co- ‘menzamos al saber que es ella la que nos suspendera a nosotros. 1 de Septiembre de 1974. CONFERENCIA EN GINEBRA SOBRE EL SINTOMA, na transerpeten de esta conferesia de Jacues Lacan me fue ‘enviada por el Se Marko Cll. Tras hater establectto of exo , ccc fas cemanda cle aulortvr la publication det misma en su ois, Le [ec Notes de Ia paychanalyae “Seyi las hformaciones que me proparciona. la conferencta, ‘emimeteia bool tio de “Fl soma” fue pronurcada etd de co libre de 1975 en el Cento Raynanid de Saussure en el marco de wn Jin le semana de Wrebujo ergantzado por la Sociedad Sutza de Pst Grantee, ante un eudionca compuesta per membros de dich 52 ‘Sead yd intr: la ntertcclo a reli oS: lier Flour ‘Un pasale, ween on una neta ala, ecques Ala Mier No comenzaré sin agradecer a Olivier Flournoy el ha- berme invitado aqui, lo cual mebrinda el privilegio de ha- blarles. ‘Me pareetio que, dado el tempo que hace que practico, Jes debia a menos un palabra de explication — una pa~ jabra de explicacién acerea del hecho de que primero practiqué y luego, un dia, me pose a ensefar. 'No tenia verdaderamenie necesidad alguna de en- sear. Lo hice en el momento er. que se fundo lo que des- de entonces se llama el Instituto psicoanalitice de Paris, = fundado bajo el signo del acaparamtento por parte de alguien que, sabe Dios, no tentademasiado derecho. de- semper ese papel. Lo hice inicamente porque en ese ‘momento, que era una crisis ~era, en Suma, la ins tauraeion de una especie de dicladura~. una parte de ‘esa gente, de esos psicoanalistas que salian de la guerra 116 Jacques Lacan es habia tomado de todos mocis ocho afas salir de Gila pues esa fundaclon es de 1969 una parteme pido awe tome la palabra, Habis en ese entnces en Sain-Anne, un profesor de psiquiatria, ego acagemico, que me Sov al. Haba Sido, supucstamente, él mismo psleoanalizad, pero a decir verdad su davon de André Gidea da fede elo Yino eslaba demasiado entsiasmado por desempenar San papel en el psleonnalisis.Asimism al cabo de dez hes, esluvo per dems contento, no de despedieme, Dues fal mas bien yo quten lo despid, sino de verme parr En ese momenta, una nueva criss se decaraba, que se debi, Dios mi, una suerte de aspicaion,wnida a nm expecte de rutdo de agujera, que se hacia @ nivel de laTnternaclonal Esto ex algo que Jayee, qe est por el momento en el orden del dade mis preceupaciones, Simboliza con la palabra ingleaa stuck es el roido que hace ef tanque de agua en el momento en que es ncclo nado y eso es englldo pore! agro Estaesuna melalora bastante aecuada deta funcion deesatnternaxona ta como a quiso Fred Flay Que te cordarqueal pensar que luego de ss desaparicion nada odin girantvar que su perssamiento fuesesalvaguar- dado, solo se la eonto as propa hia. No psede dectse, no es certo, que la ssodiha hija esse en la linen de Fread mismo, Los mecanismos Tamnados de defensa gue ella prov, me parece que en abaclto son el les timonio de que ela estaba en el hilo Justo de las cosas tej de elo Me enconzéentonees comenzando en 1953 un semi- nario, al que algunos de ustedes, me dice Okvier Flour doy. asiteron, Ese seminar no es sino ta recopilaion que'dejeen manos dealguleneuesellaaJacques-Alan Conferencta en Ginebra ur Miller, y que me es bastante préximo. Lo dejé en sus ‘manos, dado que ese seminario estaba ya algo alejado de iy dadoque, siyo lo hubiese releido, lo habria re-escrito ‘6, al menos, lo habria eserito a secas. Escribir para nada es la misma cosa, no se parece en. nada al decir, tal como se os tlustraré mis adelante. Su- cede que, durante la época en qve estaba en Saint-Anne, quise que quedase algo de lo que yo decfa. En esa época salia una revista en la que, hablando estrictamente. yo eseribia, Recopile cierto numere de articulos aparecidos fen dicha revista, Como también habia escrito antes no ‘pocas cosas, la mitad de esa recopflacion esta constitul- {da por esos escritos previos — que son hablando estric- tamente eseritos, a ello se debe mi titulo, Escritos. muy sencillamente, Este titulo escandaliz6 un poco ana per- Sona que se cuenta entre mis relaciones, que era una en cantadora mujer Joven, Jjaponesa. Es probable que la re~ sonancia dela palabra Eseritos no'sea la misma en japo- nnés y en frances, Simplemente, mediante Escritos. que~ ria sefalar que era de algtin modo el residuo de mi ensehanza. En esa revista, la Psychanalyse, yo hacia, aproxima~ damente una vez por afo, un eserito destinado a conser var algo del alboroto que habia engendrado mi palabra, ‘conservandolo en una construccién a la cual se podria remilir. Lo hacia conta intenciéa de que eso, después de todo, hublese podido servirme como referencia ante la Internacional, Obviamente, és.a se burla bastante de todos los escrilos ~y, desputs de todo, tlene razin. porque el psicoanalisis es algo muy diferente de los fscritos. Sin embargo, no estaria mal quiz que el fanalista dé clerto testimonto de que sabe qué es lo que hhace. Si hace algo, decir, no seria quiz excesivo espero ‘que, de lo que hace, de testimonto de clerta manera. us Jacques Lacan ‘Tampoco seria por demas excesivo esperar que en lo que hace. piense. Piense de tanto en tanto, Piense a ve- ces. Esto no es absclutamente obligatorio, No doy al ter- mino de pensar una connojacién de valor, Diré mas in- cluso ~ si hay algo que propuse, es algo cuya naturaleza realmente reasegura al psicoanalista en lo que podria denominarse su auitomatismo. Pienso que el pensamien- lo es a fin de cuentas un enviscamiento, ¥ los psico- analistas lo saben mejor que nadie, Es un enviscamiento cen algo que especifiqué con lo que laimo lo imaginario y toda tna tradicién Mloséfica se percaté de ello muy bien, ‘Siel hombre—decirloparece una banalidad— no tuviese Jo que se llama un cuerpo, no voy a decir quen pensaria, ues esto es obvio, sirio que no estaria profundamente ‘aplurado por la imagen de ese cuerpo. El hombre esta capturado por la imagen desu cuerpo, Este punto explica muchas cosas y, en primer {érmino, el privilegio que tiene dicha imagen para él, Su mundo, sies que esia palabra tuviese algan sentido, su Umuvelt. lo que lo rodea, &11o compo-reifiea , lo hace cosa a imagen desu cuerpo. No tlenela menoridea, clertamente, de qué sucede en ese cuerpo. £Cémo sobrevive un cuerpo? Nose siesto les lama la atencign aunque mas no sea un poco —Si ustedes se hacen un rasguno, pues bien, es0 se azregia. Es lan sorprendente, ni mas ni menos, que el he cho deque la iagartija que pierde su cola la reconsiituya, Es exactamentp del mismo orden, Ese cuerpo adquiere su peso por la via de la mirada, a la que hace un instante se refiri6 Ollvier Flournoy. La ‘mayoria ~ pero no todo~ de lo que plensa el hombre se arraiga alll. Es verdaderamente muy dificll para un ana- lista, considerando aquello que tiene que enfrentar, no ser aspirado en el mismo sentido al que me referi re- clen= por el glu-glu de ese escape, deesa cosa quelo cap- a Conferencia en Ginebra. 0 ta, afin de cuentas, nareisisticamente en el discurso de ‘aquel al que Olivier Flournoy denomin6 hace poco — lo Tamento— el analizado. Lo lanento porque hace ya tiempo que el término el analizane . que profert un dia en mi seminario, ha adquiride derecho deciudadania. No solamente en mi Escuela —no le storgaria a ello mas que tuna importancia relativa, relatiea a mi, sino que, ese lanalizante, produjo una suerte de efecto relampaguean~ {te la semana misma en que lo articulé. El Instituto Psi- ‘coanalitico de Paris, que est may al dia de todo lo que fdigo — dire mas inchaso, la que digo es lo nas importante de lo que ahi se ensefia~ ese insiiluto se reiame con ese fanalizante que le venia como anfllo al dedo, aunque mas ‘ho fuese para descargar alanalista deser el responsable, dado el caso, del andiisis. Debo decir que, cuando propuse dicha cosa, no habia hecho mas que parodiar — si me permaiten la expresion, dado que toda una tradici6n es cel orden de la parodia— fl termino analysand, corriente en lengua inglesa. Cler~ tamente, no es estrictamente equivaiente al frances Analysand. evoca mis bien el deblendo-ser-analizado y esto no era para nada lo que yo queria decir. Lo que ‘queria decir era que en el andlisis, la que trabaja ¢ 1a persona que llega verdaderamente a dar forma a una femanda de analisis, 4 condiciin de que ustedes no la bayan colocado de inmediato en el divin, caso en el cual la cosa esta ya arruinada. Es indispensable que esa demanda verdaderamente haya adquirido forma antes de que la acuesten. Cuando le dicen que comience ~y esto no debe suceder ni la primera niTa segunda vez, all ‘menos si quieren comportarse dignamente—. la persona ‘que hizo esa demanda de andlisis, cuando comienza el trabajo, es ella quien trabaja. Para nada deben canside- rarla como alguien a quien ustedes deben motdear. Todo 120 Jacques Lacan Jo contrario. ,Qué hacen ustedes alli? Esta pregunta es todo aquello por lo que me interrogo desde que comencé. Comencé, Dios mio, diré —muy tontamente, Quiero decir que no sabia lo que hacia, como me lo probé lo que siguié —lo probé a mis ojos. ¢No habria acaso mirado mas de una vez si hubiese sabido en qué me compro- metia? Esto me parece seguro, Preeisamente por esta razén en ultimo Lérmino, es decir, en el punto altime al «que llegué en la reanudacion del ano 1967, en octubre, institu’ esa cosa que consiste en hacer que, cuando al guien se asume como analista, silo l mismo puede ha- cerlo. Esta me parece una eviencla inietal Cuando alguien se asume como analista, es Mbre en fsa especie de inauguracién, que hice entonees y que lla- 'mé Proposicién. Es libre, puede asimismo no hacerlo, pero también es libre de offecerse a esa prueba de venir a confarselo —a confiarscio a gente que elegi expresa- mente por estar exactamente en el mismo punto que él. Bs evidente, en efecto, que si se va a dirigit a un voterano, a un ltular, incluso como sueledecirse aun di acta, podemos estar seguros de que su testimonto re. sullarit completamente tergiversado. Porque, en primer termino, sabe muy bien que el pobre eretino al que se dlrile Lene ya tanta experiencia que ne sabe absoluta- ‘mente nada, al igual que yo, por qué se comprometié con sa profestén de analista, Yo me acuerdo de eso un poco ym vuelvoa aferrara lla, Perola mayoria lo ha olvidado \olalmente. Sélo ven su posicién de autoridad y. en esas ‘condiciones, se intenta marcar el paso como aquél que ene la autoridad, es decir, que muy sencillamente se malente. Entonees, intenté que se dirijan slempre a personas que como ellos eran debutantes en la funcién, de analista, Pese a (odo, conservé ~ siempre hay que culdarse de Conferencia en Ginebra 1a innovar, ese no es mi estilo, nunca innové en nada— wna suerte de jurado constituido con el consenitimiento de todo el mundo. Nada es mas llamative que lo siguiente: si hacen elegir un jurado cualquiera, si hacen volar, mediante voto secreto, lo que sale es el nombre de gente perfectamente bien definida. La masa quiere lideres. Ya cs bastante afortunado cuando ro qulere a uno solo de cllos. Entonces, la masa que quiere lideres elige lideres queya estan ahi por el funcionamiento de las cosas. Ante ese jurado van a testimoniar quiénes recibieron el tes- timonio de aquellos que se quieren anallstas. En el espiritu de mi Proposicién. esta operacion se hhace para aclarar qué pasa en ese momento. Es exac- tamente lo que nos dice Freud —cuando tenemos un caso, lo que se llama un caso, en analisis. nos recomilen- da no ponerlo por adelantado en un easillero, Quisiera que escuchasemos, si me permiten la expresién, con to- tal Independencia respecto a tolos los conociiientos adquirides por nosotros, que sin-amos lo que entrenta- ‘mos. a saber, la particularidad deun caso. Es muy diel, Porque lo propio de la experiencia es preparar casillas, Nos es muy dificil, a nosotros analistas, hombres o mu- Jeres, con experiencia, no juzgar acerca de ese caso que esta functonando y elaborando su analisis, de no recor- dar en relacién a él otros casos. Cualquiera sca nuestra retendida libertad — pues en esa libertad es imposible ercer— resulta claro que no podemos barrer con lo que es nuestra experiencia. Freud insiste mucho al respecto ysst esto fuese comprendido, daria quiz la via hacia un modo harto diferente de intervencién —pero no puede serlo. Con este espirttu entonces quise que alguien que est al mismo nivel que aquel que franquea ese paso, dé tes- Umonio. Es, en suma, para esclarecernos, Ocurre, cada 122 Jacques Lacan tanto, que alguien dé un testimonio que tiene el cardcter —esp, es0 se reconoce de todos modos— dela autentici- dad. Entonces, previ que a esa persona, se la induya en elnivel en el que hay gente que se supone piensan en lo que hacen, de modo tal de hacer un triaje. En qué se transforms de inmediato? Ciertamente, se transformé fen otro modo de selecciOn. A saber, que una persona que {estimont6 eon toda honestidad acerca de lo que hizo en. su analisis Ilamado a posieriort didictico, se siente ob- Jelada st, luego de ese testimonio. ella no forma parte de ‘aquello mediante lo cual intenté ampliar el grupo de quienes son eapaces de reflexionar un poco sobre lo que hhacen, Se sienten depreciadas, aunque yo haga de todo para que ese no sea el caso. Intento explicarles qué nos porto su testimonio acerea de clerta manera de entrar ene analisis despues de haberse hecho formar a si mis mio de acuerdo con lo que es exigible. Lo exigible es, evi dentemente, haber pasado por esa experiencia, 2Cémo lsansmitirla $i uno mismo no se sometié a ella? Enfin, terminemos. Quisiera evocar aqui la formula de Freud de Soll ich Werden . la que me dediqué mas de una vez,' gQuéquie- redecir Werden’? Es muy dificil traducirlo. Va hacia algo. gBse algo es cl den? g isl Werden es un verdear? Qué hay en el devenir aleman? Cada lengua tiene su gento y tradueir Werden como devenur sélo tiene verdaderamen- te algiin alcance en lo que ya hay de denen e} devenit. Es algo del orden de la indigencia, si me permiten la ex- preston. La indigencia no es lo mismo que ¢} desamuda: miento 0 desenlace.* Pero dejemos esto en stispenso. 1. La tanscripelon de un momento de la conferencla falta a * Lacan juegs con ia small en frances entre dnsiemen! de sencia)y dérauement (esanudamients o deseaaee), (N.} ee Conyferencia en Ginebra v0 Aquello de lo que se trata es de calibrar la medida de el hecho que Freud cosa muy sorprendente por parle de un hombre, tan verdaderameate un practicante~ 10 valoré en el primer tiempo de su obra, en esa primera etapa quellega hasta 1914, antes dela primera guerra — ‘ensu Traumdeutung, en st Psiexpatologia de ta vida lia- mada cotidtanay muy particularmente en su Chiste. Va- lord lo siguiente, y lo sorprendente es que no lo haya palpado. que a su hipétesis del Unbewusstsein, del in- consciente, pues bien, si puede dectrse, la nombré mal. ELinconsciente no es simplemente por ser no sabido, Freud mismo ya lo formula dictendo Bewusst. Aproveco aquila lengua alemana en la quepuede establecerse una relacién entre Bewusst y Wissen. En la lengua alemana loconsciente dela conctencia se ormula coro lo quever- daderamente ¢s. a saber, el goce de un saber. Lo que Freud aporté es lo siguiente: no hay necesidad de saber que se sabe para gozar de un seber. ‘Acudamos, finalmente, a esa experiencia que hace- ‘mos todos los dias. Si aquello delo que hablamos es ver- dadero, si efectivamente seeristaliza en una etapa precoz para el nifio lo que cabe lamar por su nombre, a saber los sintomas, st la época de la irfancia es efectivamente Accisiva en ello. gcdmo no relacionar este hecho con el ‘modo en que analizamos los suchos y los actos fallidos? =no hablo de las agudezas. completamente fuera det alcance delos analistas, qulenesnaturalmente no tlenen el mas minimo ingenio. Esto es de Freud, pero prueba que igualmente ahi Freud debi6 percatarse que el enun- lado de un acto fallido s6lo adquiere valor por las ex- pllcaciones de un sujeta, ¢Come snterpretar un acto fi ido? Andariamosa lentas, en la oscuridad més total, st el sujeto no dijese al respecto una o dos cositas, las ‘cuales permiten decirle Pero finalmente, cuando ister! 128 Jacques Lacan acd det bolsillo su Wave para entrar en mi casa. ta det danalista, eso tiene de todas modos un sentido ~y segan cuanto haya avanzado, se le explicara a titulo diverso el sentido ya sea debido al hecho de que cree estar en su ‘casa o que desea estar en su casa o incluso, masaun, que el hecho de meter la ave en la cerradura prueba algo que ‘hace al simbolismo de la eerradura y de la ave. El sim- Dolismo de la Traumdeutung es exaclamente del mismo tipo. zQuéson los suefios sino suefies relatados? Solo en, el praceso de su relato se lee lo que Freud Ilama su sen- ‘ido. Cémo sostener una hipétesis como la del incons~ cienite — si no se ve que es la manera que tuvo el sujeto, ‘ses que hay algin otro sujeto que aquél que esta divie dido, de estar impregnado, podria decirse, por el len- guafe. ‘Sabemos muy bien en el andliss la importancia que tuvo para un sujeto, vale decir, aquello que en ese en- tones no era absoluiamente nada, la manera enque fue deseado. Hay gente que vive bajo el efecto, que durara largo tiempo en sus vidas, bajo el efecto del echo de que uno de los dos padres — no preciso cual de ellos— no lo dese6. Este es verdaderamente el texto de nuestra expe riencia cotidiana. ‘Los padres modelan al sujeto en esa funcién que titulé ‘como simbolismo, Lo que quiere dee, estrictamente, no ‘que el nifo sea el prineiplo de un simbolo, sino que la manera en que le ha sido instilado un modo de hablar. no puede sino llevar la nmarea del modo bajo el cual lo acep- {aron los padres. Se muy blen que esto presenta toda suerte de varlaciones y de aventuras. Incluso un nino no deseado, en nombredeun no sé quéque surge desus pri- ‘meros bullicios, puede ser mejor acofido mas tarde. Esto no implide que algo conserve la marca del hecho de que el deseo no existia antes de clerta fecha. Conferencia en Ginebra ry 2Cémo hasta Freud pudo desconocerse hasta tal pi to que esa gente, a la que se llama hombres, mujeres ‘eventualmente, vive en el parloleo? Es curioso que gene ‘que cree que piensa, no se pereate que plensa con pala- ‘bras, Hay, al respecto, trucos con los quehay que acabar, {gno es clerlo? La lesis de la Escuela de Warzburgo sobre ia supuesta apereepcién de no.sé qué pensamiento sin- tetea que nosearticularia,¢srzalmente la mas delirante que haya produeido nunca una escuela de pretendidos psledlogas, Elhombre piensa can ayuda de las palabras. ¥ es en el encuentro entre esis palabras y su cuerpo donde algo se esbaza, Por otra parte, osaré decir al res- peeto el término de innato ~¢s1 no hublese palabras de ‘qué podria (esiimoniar el hornbre? Alli se ubiea el sen- ido. ‘Traté como pude de revivir algo que no era mio, pero ‘que ya habia sido pereibide por los antiguas estoicos. No bay razin alguna para pensar que la filosolia siemapre haya sido tal como es para nosotros, En esa €poca la filo- sofia era tn modo de vivir — un modo de vivir en relacién, al cual uno podia pereatarse, mucho antes de Freud, que ‘ellenguaje, ese lenguuajequenc tiene absolutamente nin= guna exstencla tedrica, intervene siempre bajo a forma de una palabra que quise fuese lo mas cercana posible a Ja palabra francesa lallation —laieo en castellano, lalengua. Los antiguos, desde la época de Esopo, se babian per- catado perlectamente de que era absolulamente capital, Hay al respecto una fibula muy conocida, pero nadie se da cuenta de ello, Para nada es un avar que en lalengua, cualquiera sea ella, en la que alguien recibio una primera {impronta, una palabra es equivoca. Ciertamente, no por azar en francés la palabra ne [no] se pronuncia de ma- nnera equivoca con la palabra tweud [nude]. Para nada 126 Jaques Lacan sun azar que la palabra pas (nol en francés, contraria- ‘mente a muchas otras lenguas, redoble la negacion y designe también un paso, Si me intereso tanto en el pas esto no se debe a ningan azar, Esto no quiere decir que Jalengua constituya en modo alguno in patrimonio. Es totalmente cierto que algo volvera a surgir luego en los. suefies, en toda suerte de tropiezos, en toda suerte de maneras de dectr, en funcion de la manera en que la- lengua fue hablada y también escuchada por tal 0 cual en su particularidad. Es, si me permiten emplearlo por vver primera, en ese materialismo* (materialismo de la palabra) donde reside el asidero del inconsciente ~ quie- ro decir que es lo que hace que cada cual no haya en- contrado otras maneras de sustentar lo que recien lame el sintoma, Lean un poco, estoy seguro que estonoles sucedemuy a menudo, la Introduccion al psicoandlisis, las Vor- lesungen de Freud. Hay dos capitulos sobre el sintoma. Uno se lama Wege zur Symptom Bildung , es el capitulo 23. y se percalardn luego de que hay un capitulo 17 que se llama Der Sinn, el sentido de los sintomas. Si Freud aport6 algo es eso. Que los sintomas tienen un sentido y ‘que sélo se interpretan correctamente — correciamenle quiere decir que el sujeto deje caer alguno de sus cabos— en funein de sus primeras experiencia, a saber, en la medida en que encuentre lo que hoy Namaré, por no poder decir al respecto nada mas ni nada mejor, la rea- lidad sexual. Freud insistt6 mucho al respecto. Creyé poder en- fatizar especialmente el término de autoerotismo, en la ‘medida en que el nino descubre primero esa realidad se- * Fl autor utiva moteriliame, que condensa materalie mate alisno) con mot (palabral. IN.) Conyerencta en Ginebra 17 xual en su propio cuerpo. Me ermito — esto no me octi= re todos los dias— no estar de acuerdo y no estarlo en nombre de la obra de Freud mismo. Siestudian en detalle el caso Juanito, verdn queloque semaniliesta en él, o que él ema su Wiwimacher —por- ‘que no sabe omo llamarlo de otro modo— es lo que se introduce en su circuito. En o-ros términos, para llamar alas cosas tranquilamente por su nombre, tuvo sus pri ‘meras erecciones, Ese gozar primero se manifesta, po- dria dectrse, en cualquiera. Cisrtamente, noes clerto, no es verdadero, sino verificado en todos. Pero fustamente abi esta la avanzada de lo que Freud aporié —basta con {que esto sca verificado en algusios para que tengamos de- recho a consiruir al respecto algo que tlene Ia mas esire- cha relacin con el inconsciente. Pues, después de todo, cs un hecho —el inconsciente fue un invento de Freud, Un invento en el sentido en que es un descubrimiento vinewlado al encuentro que Uenen clertos seres con st propia ereccion. Llamamos asi a eso.ser, pues no sabemos hablar de ‘otro modo. Seria preferible prescindir de la palabra ser. Endl pasado, algunos personas fueron sensibles a ello. Un cierto Santo Toms de Aquino ~ él también es un san to hombre e incluso tn sintoma*— eseribi6 algo que se llama De ente et essentia. No puedo decir que les reco- milendo su lectura, ya que ustedes no lo haran, pero es ‘muy astuto. Sthay algo que se lama el inconsctente, ¢s0 quiere decir que no hay necesidad de saber qué se hace para hacerloy para hacerlo sabiéndolo muy bien. Hart quiza una persona que leera ese De ente et essentia y se pereatara de lo que ese santohombre, esesintoma®, des + suego de palabras en base a lahomotoniaen francesentve sai homme (Santo homibrd ¥ sympotme (inom). IN 128 Jacques Lacan lula muy bien ~el ser, eso no se atrapa tan facimente, nl tampoco la esencia. NNo hay necesidad de saber todo #50. Solo hay necest- dad de saber que en clertos seres, ast Iamados, el en- ‘cuentro con su propia erecclon no es autoerdtico en lo ‘mas minimo. Bs de lo mis hetera que hay. Se dicen — Pero quéeseso? Yse lodicen tan bien, queel pobre Jua~ nito sélo piensa ert ese es0 —lo encarna en objetos que son francamente externos, a saber, en ese caballo que plafa. que da coces, que corcovea, que cae al suelo, Ese caballo que va y viene, que tiene cierto mado de deslizarse a lo largo de los andenes tirando de un carro, es total- ‘mente lo mas ejemplar para él de aquello que tiene que enirentary sobre lo cual no entiende nada, sin duda gra- clas al hecho de que tiene cierto tipo de madre y elerto \ipode padre. Su sintoma es la expresion, la signiicacion de ese rechazo. Ese rechazo no merece en lo mis minimo ser elique- tado como autoerotismo, con el solo pretexio de que des~ pues de todo ese Wiwimacher lo tenga enganchado en ‘algun lugar desu bajo vientre. E] goce que resulta de ese Wiwimacher leesajeno hasta el punto de estar en el prin- cipio de su fobla, Fobla quiere decir que est amedren- {ado por él. La intervencion del profesor Freud, mediats- zada por el padre, no es mas que una arlimafa, eyo lunico mérito es el de haber sido exitosa, Lograri que otro, saber en esta ocasién su hermanita, soporte ese peque” fo pene. ‘Abrevio aqui el caso Juanito. Tan sélo lo introdule, porque dado que son ustedes de una Ignoraneia abso- Juta, no veo por qué no improvisaré hoy. No me pondré @ leerles todos los texios que preparé culdadosamente para ustedes. Quiero simplemente tratar de hacer circu Jar algo que sucedi6, hacia fines del siglo pasado, en al- Conferencia en Ginebra 129 ‘gaien que no era un genio, como suele decirse, sino, al ‘gual que yo, un honesto imbéx Freud se percaté de que habia cosas que nadie podia decir que el sujeto hablante nolas supiese sin saberlas, Esto es lo descollante del asurto. Por eso hablé del sig- nificantey de st efecto de significado. Naturalmente, con cl significante no agoté para nada la pregunta. El signi ficante es algo que esta encarnedo en el lenguaje. Resulla ‘que hay una especie que supo aullar de manera tal que tun sonido, en tanto que significante, es diferente de olro. Olivier Flournay me dijo que publicé un texto de Spitz. Lean su Del nacimiento @ la palabra, para tratar de ver como, finalmente, se despieriala relacion con el aullido. Hay un abismo entreesarelacisn con elaullidoy ellhecho de que al final, el ser humillado, el ser humus. el ser hu- ‘mano, el ser al que pueden ustedes llamar como quieran “se trata de ustedes, de ustedes y demi—. que el sechu- ‘mano llegue a poder decir alge. No s6lo a poder decislo, sino incluso ese chanero que defini como siendo el len uaje, porqueno sé de que otramodb llamarlo, ese chan ‘cro que es cl lenguaje, implica desde el Inicio una especie de sensibilidad. He visto muy bien nihos mty pequefios, aunque mas no fuese a los mios. El hecho ce que un nino diga quizé. todavia no, antes de que sea capaz de construir verdade- ramente una frase, prucba que hay algo en él, una criba ‘que se atraviesa, a través de lz cual el agua del lenguaje ga a dejar algo tras su paso, algunos detritos con los que jugar, can los que le ser muy necesario arre- Blarselas, Es eso To que le deja toda esa actividad no re flexiva los anicos a los cuales, mas tarde, pues es un prematuro, se le agregaran ks problemas de lo que lo espantara, Gracias a esto hard Ja coalescencia. por ast ‘ecitlo, de esa realidad sexual y del lenguaje. 130 Jacques Lacan Permitanme proponer aqui algunas timidas ecua- clones a propésito de lo que propuse como la signt- Acacién del falo en mis Escrito , lo cual es una pesima traduccién de Die Bedeutung des Phallus, Es sorprendente que el psicoanslisis no haya brin- dado aqui el mas minimo estimulo a la pstcologia, Freud hhizo todo 10 posible para ello, pero, obviarente, los pst ‘cblogos son sordos. Esa cosa que silo existe en el voca- bbulario de los psicdlogos — una psique adherida como tal a un cuerpo, gPor qué diablos, cabe decirlo, por qué iablos el hombre seria doble? Que haya un cuerpoya de por si encubre suficientes misterios y Freud, facllitado por la biologia, marcé bastante bien la diferenciacion del ‘soma y del germen. gPor qué diablos no limplar de nues- tra mente toda esa psicologia defectuosa y no intentar letrear lo tocante a la Bedeutung del fale? Debi tradu- cirlo por signifieactén, al no poder dar un equivalente. Bedeutung es diferente de Sinn, del efecto de sentido, y

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