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Porque yo te devolver la salud, y te sanar de tus heridas, orculo del Seor Jr. 30,17
Pero yo har que cicatrice su herida y los curar, los sanar y los colmar de paz y de fidelidad. Cambiar la
suerte de Jud y de Israel y los restablecer como antao. Jr. 33,6-7
Eliseo mand un mensajero a decirle: "Anda al ro Jordn y lvate siete veces, y tu carne se volver como
antes y sers purificado." 2 Re. 5,7ss
Entren por sus puertas dando gracias, en sus atrios canten su alabanza. Denle gracias y bendigan su
nombre! Sal 100,4
Soprtense y perdnense unos a otros si uno tiene motivo de queja contra otro. Como el Seor los
perdon, a su vez hagan ustedes lo mismo. Col. 3,13
Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia. Jn. 10,10
La respuesta a su llamada exige entrar en la dinmica del Buen Samaritano (cf. Lc 10, 29-37), que nos da el
imperativo de hacernos prjimos, especialmente con el que sufre, y generar una sociedad sin excluidos,
siguiendo la prctica de Jess que come con publicanos y pecadores (cf. Lc 5, 29-32), que acoge a los
pequeos y a los nios (cf. Mc 10, 13-16), que sana a los leprosos (cf. Mc 1, 40-45), que perdona y libera a la
mujer pecadora (cf. Lc 7, 36-49; Jn 8, 1-11), que habla con la Samaritana (cf. Jn 4, 1-26). DA N 135
Seales evidentes de la presencia del Reino son: la vivencia personal y comunitaria de las bienaventuranzas,
la evangelizacin de los pobres, el conocimiento y cumplimiento de la voluntad del Padre, el martirio por la
fe, el acceso de todos a los bienes de la creacin, el perdn mutuo, sincero y fraterno, aceptando y
respetando la riqueza de la pluralidad, y la lucha para no sucumbir a la tentacin y no ser esclavos del mal.
DA N 383