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EXTREMADURA ex tas OBRAS oz CERVANTES
LeMA—..u meds siendo en perjuicio de las
Emperatrices yreinas del Alcarria'y Bex
tremadura,
D, Qouors, p. 1.4, c. tv.
's privilegio divino del genio y atributo exclusivo de los
que el americano Emerson llam6 hombres 7 epresentativos,
el reflejar en sus obras, mds por misteriosa intromisién de
la realidad exterior y esotérica intuicién de su poderoso
espiritu, que por consciente-y reflejo movimiento de su voluntad, la
-vida entera de su época, como un verdadero macrocosmo, con tan
esencial virtualidad y harm6nica ponderaci6n, que podemos, mediante
un minucioso anilisis, reconstruir con matematica exactitud cualquiera
de los elementos, que integran su compleja y sincrética composicién
imaginativa, Son, por decirlo asi, verdaderos acumuladores de la elec-
tricidad’ social latente en el espacio limitado por su tiempo y de don-
de extraemos la fuerza que ellos condensaron, para aplicarla al estudio
por nosotros perseguido.
Por eso es la J/ada la biblia del pueblo griego; por eso resulté la
Divina Comedia de
LE! poeta jurista, tedlogo, Dante,
como le lam6 micer Imperial, la enciclopedia del siglo xi, el mas culto
de los medioevales; por eso es el Quijote la-verdadera epopeya de la
Espafia del Renacimiento, y no es extrafio, por tanto, que los admira-
dores de Cervantes, que todo lo sabe, todo lo alcanza; yo apostaria, como”
dice la sobrina de D. Quijote, gue si quisiera ser albanil, que supierapp
a siempre Extremadura mas cardcter de entidad étnica, que no
de unidad geogrdfica, y su territorio ha estado y esté mas determinado
por el nexo de la raza, que por los lindes orograficos 6 hidrolégicos,
que hanse ensanchado 6 encogido 4 comp4s de los vaivenes de las
jurisdicciones que la han seforeado.
La Extremadura que nos pinta Cervantes, es esta en que las
personas sobresalen y obscurecen el terrufio, es la que podemos la-
mar hist6rica, la que desde Talavera de la Reina hasta Guadalcanal, y
desde la sierra de Gata hasta la de Aracena, se espacia y sirve de pa-
“tria, @ los. que tersan y pulen sus rostros con el licor del siempre rico I
dorado Tajo; y los d que su ganado apacientan en las extendidas de-
hesas del tortuoso Guadiana (D. Quijote; p.1. c. xvivi), es en’ fin
aquella de la que se dice en La Gitanilla «y desde alli (los términos
de Toledo) se entraron en Extremadura, por ser tierra rica y caliente»;
y conste, que era Cervantes en estas materias testigo de mayor .excep-
cidn, si hemos de‘creer lo que de D. Quijote dice en el capitulo citado:
«jValame Dios y cudntas provincias dijo, cudntas naciones nombr6,
»déndole 4 cada una con maravillosa presteza los atributos que la per-
»tenecian, todo absorto y empapado en lo que habia leido ‘en sus li-
>bros mentirosos!» libros por-cierto, que en lo que 4 Cervantes atafie
habfan sido los de la adversidad y la privaci6n, que si destruyen el
cuerpo, clarividencian la mente.
No es menor el elogio, que de los extremefios hace, en el suculen-
to trozo de’ psicologia nacional, que campea gallardo en su historia
YY ejemplar novela La Tia Fingida, poniendo en boca dé Claudia, entre
los consejos practicds, que da'4 su sobrina Esperanza, los siguientes:
«No pienses que estamos en Placencia, de donde eres natural, ni en Zamora
donde comenzaste 4 saber qué cosa es mundo; ni ménos estamos en Toro, don-
de diste el tercer esquilmo de tu fértilidad, las cuales tierras son. habitadas de
gente buena y Ilana, sin malicia ni recelo, y no tan intricada ni versada en be-
Haquerias y diabluras como en la que hoy estamos. Advierté, hija mia, que es-
tas en Salamanca, que es llamada en todo el mundo madre de las ciencias, y que,
de ordinario cursan en clla y habitan diez 6 doce mil estudiantes, gente moza.4 DANIEL’ BERJANO ESCORAR . 5
fabricar una casa como una jaula, hayan buscado’y encontrado en sus
obras materiales para estudiar el estado de las ciencias divinas y hu-
manas, la religiGn, la politica, la psicologta nacional y hasta la practica
culinaria de su tiempo, porque en sus libros inmortales, hay de todo
como en botica, y no. es ciertamente Extremadura, la regién espafiola
que menos le deba, si como bien nacida, ha de agradecer los buenos
recuerdos, que de ella hace y el afecto que en toda ocasién le demos-
tr6, ya haciéndola teatro de algunas de las hazafias de sus héroes, ya
dandoles 4 varios de éstos origen y naturaleza extremefios.
‘Tenemos pues, una deuda y de las de preferente pago, porque es
de gratitud, para con la buena memoria del manco sano, del famoso
todo, del escritor alegre y finalmente, el regocijo de las musas, y para
pagar nuestra prorrata, hemos espigado en la abundante senara de sus
obras, en los frondosos jardines de sus poesias y en los fructiferos ver-
geles de su sano pensar, formando con sus despjos este modesto ra-
millete, que le ofrendamos con ocasién del tercer centenario de la pu-
blicacién de su inmortal Quiyore, en cl altar, que con su certamen le
levantan el Ateneo de Badajoz y el Sr. Conde de la Torre del Fresno.
Pobre y desmedrado sera, no por las flores,
del colector, pero. ahito va de buena voluntad
ei6n.
sino por deficiencias
; Sdlvele pues, la inten-
«Quizd otro cantaré con mejor plectro.>sen fa “REVISTA DE.E TREMADURA,
Nim. Faeroe
‘Noviembre to90q6 DANIEL BERJANO ESCOBAR
antojadiza, arrojada, libre, aficionada, gastadora, discreta, diabdlica y de humor,
Esto es en lo general; pero en lo particular, como todos por la mayor parte son
forasteros y de diferentes partes y provincias, no todos tienen unas mesmas
condiciones. Porque los vizcainos, aunque son pocos, es gente corta en Yazones;
pero si se pican de una mujer, son largos de bolsa. Los manchegos son gente
avalentonada, de los de Cristo me Ileve, y llevan ellos el amor 4 mojicones. Hay
aqui también una masa de aragoneses, valencianos y catalanes: ténlos por gente
pulida, olorosa, bien criada, y mejor aderezada; mas no los pidas mas, y si mas
quieres saber, sdbete, hija, que no ‘saben de burlas: porque son, cuando se eno-
jan con una mujer, algo crueles y no de ‘buenos higados. A Jos castellanos nue-
vos tenlos por nobles de pensamientos, y que si tienen dan, y por lo menos si
no dan no piden. Los extremenos tienen de todo, como boticarios, y son como la
alquimia, gue si llega d plata lo es, sé d cobre, cobre se queda. Para los anda-
luces, hija, hay necesidad de tener quince sentidos, no que cinco; porque son
agudos y perspicaces de ingenio, astutos, sagaces, yno nada miserables. Los
gallegos no se colocan en predicamento, porque no son alguien. Los asturianos
son buenos para el sabado, porque siempre traen 4 casa grosura y mugre. Pues
ya los portugueses es cosa larga de pintarse sus condiciones y propiedades;
porque como son gente enjuta de cerebro, cada loco con su tema; mas la de ca-
si todos es que puedes hacer cuenta que el mismo amor vive en ellos envuelto
en laceria.»
Si después de estos juicios de conjunto, deseamos detalles que los
documenten, demos un paseo, siquiera sea de prisa, por los amenos
campos literarios del Principe de los Ingenios, y nos saldran al paso
testimonios suficientes para contentar al mas escéptico.
Emprende D. Quijote la bajada 4 la cueva de Montesinos y al en-
trar echandole Sancho su bendicién, y haciendo sobre €1 mil cruces,
dijo: «Dios te gufe y la Pefia de Franciay.
Cuenta lo que en la cueva habia visto del escudero Guadiana_y
afiade:
«Fué convertido en un rio llamado de sumesmo nombre, el cual cuando llegé
4 la superficie de la tierra y vio el sol del otro cielo, fué tanto el pesar que sintid
de ver que os dejaba, que se sumergi6 en las entrafias de la tierra; pero como
no es posible dejar de acudir 4 su natural corriente, de cuando -en cuando sale
y se muestra donde el sol y las gentes le vean. Vanle administrando de sus aguas
las referidas lagunas, con las cuales y con otras muchas que se Ilegan entra pom-
poso y grande en Portugal. Pero con todo esto, por donde quiera que va mues-
tra su tristeza y melancolia, y no se precia de criar en sus aguas peces regala-
dos y de estima, sino burdos y desabridos, bien diferentes de los del Tajo do-
rado.s s
Si queremos saber los deportes, entonces y ahora, mds en boga en
esta region, oigémosle: g
cA do guiera que legaban, él se llevaba el precio y las apuestas de corre-
dor, y de saltar mas que ninguno: jugaba 4 los bolos y 4 la pelota extremada-EXTREMADURA EN LAS OBRAS DE CERVANTES 7
mente, tiraba la barra con mucha fuerza y singular destreza: finalmente, en po-
co tiempo volé su fama por toda Exrremapura, y no habia lugar donde no se
hablase de la gallarda disposicién del gitano Andrés Caballero, y de sus gracias
y habilidades,-y al par desta fama‘corria la de la hermosura dela Gitanilla, y no
habia villa, lugar ni aldea donde no Jos llamasen para regocijar las fiestas voti-
yas suyas, 6 para otros particulares regocijos: desta manera iba el aduar rico,
préspero y contento, y los amantes gozosos com solo mirarse.
(La Gitanilla),
Prosigamos en tan buena compaiiia:
«No dijo otra cosa sino. que sé llamaba Alonso Hurtado y.que iba 4 ‘Nuestra
Sefiora de la Peiia de Francia... decis que vais 4 la Peiia de Francia, y dejaisla 4
mano derecha mis atrés de este lugar donde estamos bien treinta leguas...*
(Fdent).
«habia ofrecido de ir 4 Nuestra Sefiora de Guadalupe en romeria, por la cual
promesa iba ca aquel hdbito... cuando de Guadalupe vuelva lo sabréis todo...
fué 4 su romeria y volvid de alli veinte dias.»
(La Mlustre Fregona).
«Fué que D.* Clementa fué 4 visitar unos parientes suyos 4 la ciudad de Pla-
sencia y de alli fué 4 tener novenas en Nuestra Senora de Guadalupe...»
(El Casamiento Enganoso).
En los Trabajos de Persiles y Sigismunda, libro, segan su autor,
, rociéndolo todo con é vino tras-
atiejo de Guadalcanal, y.de Descargamaria dela bodega del Licencia-
do Vidriera, aun cuando el primero, en opinién de la Setora Pipota,
de Rinconete y Cortadillo, «tiene un es no es de yeso el seiiorico>.Sa See
Rages las fuerzas y alejado el temor ‘de desvarios, por
(2. @)
Desde alli, embarcdronse en Ancona, fué 4 Venecia, ciudad, que d no haber.
nacido Colén en el mundo, no tuviera en ¢! semejante; merced al cielo y al gran
Hernando Cortés, que conquisté la gran Méjico para que la gran Venecia tu-
viese ea alguna manera quien se le opusiesc. Estas dos famosas ciudades se pa-
recen en las calles, que son todas de agua: la de Europa admiracién-del mundo
antiguo, la de América espanto del mundo nuevo,
£1 Licenciado Vidriera,
EI primer libro que abrié vid que era Don Cirongilio de Tracia, y el otro
felix Marte de Hircania, y el otro la Historia del Gran Capitin Gonzalo Her-
udnden de Cordoba, con la vida de Diego Garcta de Paredes. Asi como el cura
ley6 los dos titulos primeros, volvié el rostro al barbero y dijo: Falta nos hacen
aqui ahora el ama de mi amigo y su sobrina. No hacen, respondi6 el barbero,
que también sé yo Ilevarlos al corral 6 4 la chimenea, que en verdad que hay
muy buen fuego en ella. (Luego quiere vuestra merced quemar mis libros? dijo
el ventero. No mas, dijo el cura, que estos dos, e] de Dor Cirotigilio y e] de /e-
lix Marte. Pues por ventura, dijo el ventero, mis libros son herejes 6 flemati-
Cos, que los quiere quemar? Cismdticos quereis decir, amigo, dijo el barbero,
que no flematicos. Asi es. replicé e] ventero; mas si alguno quiere quemar, sca
ese del Gran Capitan, y dese Diego Garcia, que antes dejaré quemar un hijo que
dejar quemar ninguno desotros.’Hermano mio, dijo el cura, estos dos libros son
mentirosos, y estin llenos de disparates y devancos; y este del Gran Capitan esEXTREMADURA EN LAS OBRAS DE CERVANTES IL
historia verdadera, y tiene los hechos de Gonzalo Hernandez de Cordoba, el
cual por sus muchas y grandes hazafias merecié ser llamado de todo el mundo
el Gran Capitan, renombre famoso y claro, y dél solo merecido: y este Diego
Garcia de Paredes fué un principal caballero, natural de la ciudad de Trujillo,
en Extremadura, valentisimo soldado, y de tantas fuerzas naturales, que detenia
con un dedo una rueda de molino en la mitad de su furia: y puesto con-un mon-|
tante en la entrada de-una puente, detuvo 4 todo un-innumerable ejército que
no pasase por ella, y hizo otras tales cosas, que si como él las cuenta y las es-
cribe él de si mismo con la modestia de caballero y de coronista propio, las’es-
cribicra otro libre y desapasionado, pusieran en olvido las de los Héctores,
Aquiles y Roldanes.»
4 (D. Q)
ALDANA...» En el canto de la misma ninfa, loa luego 4 los extreme-
Bes D. Gutierre de Carvajal y Francisco Sanchez, «lengua del cielo.
Gnica y maestra> cantando ademas en el Viaje del Parnaso entre los
ot de su predilecci6n, 4 los placentinos Alonso dé Acevedo, An-
a io de Monroy y D. Fernando Bermtdez, autor este dltimo de una
‘cima Jaudatoria, de las Novelas eyemplares, que sc imprimi6 con su '
Primera edici6n, al emeritense
«De Vera D. Juan :
Que por su espada y por su pluma |
Le honran-en la cuarta y quinta esfera> 512 DANIEL BERJANO ESCOBAR
y al pacense Cepeda; volviendo 4 encomiar en la aajunte al parnaso,
entre los cuatro poctas que merecieron el renombre de divinos, al ca-
pitan Francisco de Aldana ya mencionado.
Siguen 4 éstos los engendrados por su fecundo espiritu, y todos
ellos triscan. y brincan con exuberante y robusta hombredad, Son
casi legién: Lopez Ruiz el pastor-«cabrerizo que en un lugar de Extre-
madura habfa» y la rozagante y s6lida Torvalba Ja desamorada y
luego su apasionada perseguidora, actores del sabrosoy no menos sim-
bélico' cuento con que Sancho Panza quiere distraer 4 su amo-la noche
tenebrosa de los batanes: Dofa Esperanza Torralba y Meneses de la
Tia Fingida, de tan cristiana enjundia como Pagana ocupacién, y de
quien =
«algunos estudiantes escribieron 4 su padre la verdad del caso y la calidad de
la nuera, pero clla.se habia dado con su astucia y discrecion tan buena maiia en
contentar y servir al viejo suegro, que aunque mayores males le dijeran della
no quisiera haber dejado de alcanzarla Por hija: tal fuerza tienen la discrecién
y la hermosura.»
Feliciana de la Voz, Rosanio, D, Francisco Tezorio y su enojado
hijo D. Sancho: el estudiante de Jaraicejo de la Tia Fingida,
«que dijo d otro que al lado tenia, con voz levantada Y sonora: jVoto 4 tal, que
no. he.oido mejor estrambote en los dias de mi vida! jHa visto ust2d aquel con-
cordar de versos, aquel jugar del vocablo con el nombre de la dama, y aquella
invocacién-de Cupido, y aquel gallard) tan bien encajado, y los aiios de la nifia
pequcha & g'g ants} Pues ya la maldicién 6 imprecacién me digan, con aquel
admirable y sonoro. vocablo de 4eha! Jurod tal, que si conociera al poeta que
tal soneto compuso, que le habia de enviat mafiana media docena de chorizos
que me trajo esta manana el recuero de mi tierra.»
Y finalmente, el inclito y nunca bastante admirado Felipe de Ca-
rrizales, el celoso extremefio, figura altamente simpatica y ~honda-
mente buena, gue es una de las_més bellas y geniales creaciones de
la literatura €spfola, tan real, que parece, y debi6 serlo, arrancad:i de
la historia y es en si resumen y compendio de la extremeferia caba-
Herosa y aventurera de los siglos dé oro.
ie ae ee es-el arquetipo de #08 ‘hidalgos ‘del siglo. xvi;
» Soldado y Mujeriego; prédigo de su sangre y de log
keen SSCOiS. los dominios espafioles, sino dejando
a croak dos ei si, levandoselos él ae las malaventuras en que
y acometividad insana ‘le ‘métieran.
«Viéndose pues, lleno
Deste ordinario veneno
Poca hacienda Y mucho honor»OBRAS DE CERVANTES 13
EXIREMADURA EN LAS
tema, de D. Antonio
como dice el protagonista de Cada loco con su
Hurtado de Mendoza,
«Se acogié al remedio que otros mucho:
sarse 4 las Indias, refugio y ampato de los
Jos alzados, salvoconducto de los homicidas,
quien Ilaman ciertos los peritos en el arte);
engafio comun de muchos y remedio particula
ca de los setenta de edad, regresa
s perdidos se acogen, que es el pa-
desesperados de Espatia, iglesia de
pala cubierta de Jos jugadores (4
afiagaza general de mujeres libres,
ir de pocos.>
Al cabo de veinte afios y cer
hecho un indiano.
«(Jue su riqueza ninguna
Es hacienda en la piscina
Que Ie viene 4 faltar hombre»
como asevera el mismo autor, y encontrandose solo en el mundo
cAsase al fin con una muchacha de progenic hidalga, 4 la que conoce-
dor por experiencia de los peligros y asechanzas que el mundo pone
Ala frégil hermosura femenina, ais!a en dorada jaula,con el esmero
que su recelosa conciencia Ie sugiere, trayéndole 4 la memoria lances
de su vida pasada, sin que al final todos ios esmeros del practico y ex-
perimentado sitvan de nada contra la realidad del humano vivir, que
en mitad del Ictérgico suefio le _sorprende, presenténdole como pre-
térito, lo que en los hechos no tenfa mas que la categoria de.tentativa
en el séductor, é imprudente temeridad en la ignorante avecilla, avi--
zorada y fascinada por el apicarado gavil4n, con el traidor concurso
de una proxenética duefia y 1a colaboracién inconsciente de una na-
turaleza juvenil en plena florescencia.
Como troncha y derrumba el rayo las seculares encinas de las la-
nuras extremefias y siembra la desolacién en los ‘pastoriles apriscos, -
convirtiendo instantaneamente las apacibles églogas en luctuosas ele-
gias, asf hiri el sibito despertar al valeroso Carrizales, quien con la
visi6n sobrenatural de Ja eterna verdad, aceptando el dantesco castigo
y venciéndose 4 si propio y 4su historia, muere como el justo, no sélo
perdonado, sino también; y es ya lo’ sublime de lo més alto, di ‘iendo.
3 ames viene tomar desta afrenta no es niha de ser de las que
ie que lies ar ose a es pues quiero que asi como yo fui extremado en
mas culpado en este aelito, aes ee veanene = i odian “cata a
compadecerse en uno los quince aiios dest: 4 sah a a tbs oi wheats
mios, y yo fui el. que como el gusano d ef ae Ta i oe eae
ricsbiy Guts Sales ab at e aa le-seda me fabriqu Ja casa donde mu-
i i aconsejada! (Y diciendo esto se incliné y
besé ef
sth ee de la desmayada Leonora.) No te culpo, digo, por que persuasio-
Jas taimiadas, y requiebros de mozos enamorados, facilmente -vencen14 DANIEL BERJANO ESCOBAR
y triunfan del poco ingenio que los pocos afios encierran; mas porque todo el
mundo vea cl valor de los quilates de la voluntad y fe con que te quis¢, en este
ultimo trance de mi vida quiero mostrarlo de modo que quede en ¢l mundo por
ejemplo, sino de bondad, al menos de simplicidad jamds oida ni vista: yasi
quiero que se traiga luego aquiun escribano para hacer de nuevo mi testa~
mento, en el cual mandaré doblar {fa dote 4 Leonora, y le rogoré que después
de mis dias, que serdn bien breves, disponga su voluntad, pues lo podrd hacer
sin fuerza, 4 casarse con aquel mozo, 4 quien nunca ofendieron’las canas deste
lastimado viejo; y asi verd que si viviendo jamds sali un punto de lo que pude
pensar ser su gusto, en la muerte hago lo mism9, y quiero que le tenga con el
que ella debe de querer tanto; la demas hacienda mandaré 4 otras obras pias,
y-4 vosotros,, seiiores mios, dejaré con que podidis vivir honradamente Jo que
de la vida os queda.»
Compirese la cristiana solucién que al pavoroso problema del ho-
nor conyugal, da el segdar Micue.. pe Cervantes, con la tradicional y
sanguinaria del Romancero, quintaesenciada en los dramas de su con~
tempordneo ¢/ eclesidstico D. Pepro CALDERON DE LA Barca, A secrete
agravio, secreta venganza, El médico de su honra, y Fl pintor dé su
@eshonra, afirmando en ‘el segundo:
«...que el honor
con sangre, Sefior, sé lava>
y haciendo exclamar en él Gltimo, al padre de Serafina:
«...Que 4 mi,
Aunque 'mi sangre derrame, -
Mas que ofendido, obligado
Me deja, y he de ampararle»
yal.de D, Alvaro:
«Lo mismo digo yo, puesto
Que aunque mi hijo me mate
‘Quien venga su honor no ofende>
Y entonces resaltar4é mds y més la_grandeza moral, por nadie supera-
a Celoso evtremeno, y se -ver4 con cudnta razon afirm4bamos que
ae ace Ja opr nas estética del eximio autor del D. Quijote,
sie eets inico ea el ingenio... y. finalmente, primero en todo lo que
eno, y sin segundo en todo lo que fué ser desdichado. >a pe
Si nombrarla expresamente, vive también poderosa Extremadura
en la obra més. excelsa de Cervantes, como ambiente y localidad,
y perdura en forma tal, que el viajero que por primera vez recorre sus
serenos y melancélicos campos, créese transportado por arte mdgica
4 los tiempos y comarcas que sirvieron de teatro 4 las aventuras del
Ingenioso Hidalgo. Hoy como entonces, hay que viajar en acémilas y
las sefioras 4 las ancas de sus escuderos, como lo hacia la 4 quien sirvi6
de duefia D.* Rodriguez, y-vadear Jos rios 6 pasarlos en barcas; y hey
como entonces hay, que aposentarse en ventas y mesones en las que,
«si vuestra. merced, sefior caballero, busca posada amén del lecho,
(porque en-esta venta no hay ninguno) todo lo dem4s lo hallaré en
ella en mucha abundancia» sin que falten como las armas de
D. Quijote. En ellos encontrar4 el curioso observador la misma hete- :
rogeneidad de viajeros y la misma promiscuidad y familiar trato, que
tanta animacién pintoresca prestan 4 las escenas de la primera parte
de las aventuras del Caballero de la Triste Figura y para que la visién
resulte verdadera reproducci6n de lo le(do, también al sentarse «a la
mesa que le pondran.a la puerta de la venta-por el fresco» le pasara lo
que 4 D. Quijote: «En esto sucedié acaso que un porquero que anda-
»ba recogiendo de unos rastrojos una manada de cerdos (que sin per=
»d6n asi se aman) tocé un cuerno, a cuya sefial ellos se recogen> 6
«ileg6, soné un silbato de cafias cuatro 6 cinco veces».16 DANIEL BERJANO ESCOBAR
Es esta.una belleza, que solo en esta regién puede gozar el sutil-
mente enamorado del hermoso mito cervantino, y para que resilte
mayor la analogfa, también encontrara aqui los malos encantadores
dela actualidad, que han convertido 4 la quijotesca civilizadora de
América, como 4 Dulcinea, en una zafia y sucia aldeana, cuyo desen-
canto solo pueden Ilevar 4 cabo sus hijos:con los azotes sanchi
pances-
cos, y entonces reaparecerd
«Bien como la iudosa
Carrasca en alto risco desmochada
Con hacha roderosa,
Del ser despedazada
Del hierro torna rica y esforzada.»
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VOCES EXTREMEÑAS RECOGIDAS DEL HABLA VULGAR DE ALBURQUERQUE Y SU COMARCA POR AURELIO CABRERA Por José Alemany (1916) en Boletín de La Real Academia Española, III, P. 653-666 y IV, 1917, P. 81-96.
Rogelio Triviño Forte en El Panorama de Los Escritores en Habla Popular Extremeña Por Miguel Becerra Pérez en Actas de Las II Jornadas de Historia de Almendralejo y Tierra de Barros, 2011 P. 213-232
Retablo Folklórico de La Alta Extremadura: Zorita, Miajadas, Serradilla, La Vera, Jaraíz... Por Valeriano Gutiérrez Macías en Diario ABC de 2/enero/1960 P. 31-35
Teixidó Gómez, Francisco (2000) Iván de Sorapán de Rieros, Médico, Humanista y Divulgador en Llull: Revista de La Sociedad Española de Historia de Las Ciencias y de Las Técnicas, Nº 23/46, P. 173-196
Seis Mil Extremeños en La Conquista de América. Un Cura Ciego Escribió Su Historia Por G. Rubio Revista Región Extremeña Nº 5/1979 P. 37-39 Del Hogar Extremeño de Madrid
Rodrigo Dosma Delgado y La Muralla de Badajoz Por Julián García Blanco en ARTE PODER Y SOCIEDAD y Otros Estudios Sobre Extremadura P. 71-80 VII Jornadas de Historia de Llerena
Reseña Del Libro Extremadura en La Encrucijada de Adolfo Maíllo Por Juan de La Cruz Gutiérrez Gómez. Revista Región Extremeña Nº 6/1979 P. 11-12 Del Hogar Extremeño de Madrid
Los Dólmenes de Valencia de Alcántara Por Elías Dieguez Luengo. V Congreso de Estudios Extremeños. Ponencias VII y VIII. Arqueología y Arte Antiguo. Diputación Provincial de Badajoz 1976. P. 25-39)