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Noche oscura del cuerpo , de Jorge Eduardo Kelson Camilo Fernandez Cozman La poesia moderna, desde Charles Baudelaire y Arthur Rimbaud, ha meditado acerca de la esfera corporal del ser humano. Superando la facil dicotomia cuerpo-alma, los poetas moder- nos han visto que el cuerpo ora sufre las secuelas del discurso del poder, ora cumple necesida- des fisiol6gicas primordiales, ora posibilita una desmitificacién de prototipos estéticos clasicos, o bien permite una autorreflexion acerca de las partes (piernas 0 brazos) que permite profundi- zar en la fragmentacion imaginaria del hombre. Cuatro poemas pueden ilustrar, con claridad meridiana, las proposiciones antes enuncia- das. “El albatros” de Baudelaire devela como el discurso del poder se inscribe en el cuerpo del poeta-albatros: los marineros emplean una pipa con el fin de quemar el pico del ave y asi impedir a éste la libre expresién de su pensamiento. Las alas de gigante constituyen un dbice para el albatros que no puede volar. Los marineros representan esa sociedad oficial que pare- Ce inscribir su deseo de exclusiOn en el cuerpo herido del ave. Asi imponen el discurso del poder: la fuerza se impone sobre el libre juego de los significantes; el mondlogo autoritario vence sobre la apertura al didlogo. El primer poema de Trilce (1922) de César Vallejo configura un espacio de rebelidn del cuerpo contra las convenciones establecidas: se relata el acto de defecar como testimonio de lanecesidad de la libertad individual. Ser libre no es solo votar en una eleccién democratica o hablar, sin casi presi6n alguna, en una asamblea. Ser libre es, fundamentalmente, conquistar un ambito desde donde realizar de manera autarquica una necesidad fisiol6gica. Defecar con tranquilidad, para el poeta de Santiago de Chuco, es configurar un espacio donde la fisiologia y lo escatolégico tengan un desarrollo pleno. “Venus Anadiomena’ de Rimbaud revela una tentativa disimil: la desmitificaci6n de este- reotipos acufiados en la tradici6n colectiva. La diosa de la belleza en el mundo grecolatino se asocia con una travesia donde el equilibrio y la ausencia de lo grotesco son rasgos esenciales. Rimbaud presenta a Venus absolutamente desproporcionada emergiendo de una bafiera y Cuyo cuerpo divino esta, paraddjicamente, lleno de aspectos grotescos: Las caderas llevan grabadas dos palabras: CLARA VENUS; —Y todo ese cuerpo menea y ofrece su ancha grupa odiosamente bella a causa de una ulcera en el ano. La tradici6n oficial ha grabado en el cuerpo de Venus el deseo de la cultura hegemonica. tinta expresa | 69 NOSTAIS OGYVNGS 3OYOr V StWN3 WOH EPICENTRO Sin embargo, el final del poema dibuja una perspectiva desmitificadora: en la modernidad ha triunfado lo grotesco. El poeta alude a ciertos fragmentos del cuerpo excluidos del discurso oficial: la belleza puede revelarse, segin Rimbaud, en una Ulcera en el ano. Se trata del nacimiento de una estética donde predominan la falta de armonia y la estética de lo feo. Seguidor de Edgar Allan Poe y Baudelaire, Rimbaud parece decirnos que los estereotipos clsicos de belleza quiz deban sumergirse en el silencio y dejar que hablen las partes ex- Cluidas de nuestro propio cuerpo. “Ritual de mis piernas” de Pablo Neruda implica la fragmentaci6n del sujeto en dos par- tes. El poeta mira sus piernas como si pertenecieran a otro cuerpo, luego observa que “en realidad dos mundos diferentes, dos sexos diferentes/ no son tan diferentes como las dos mitades de mis piernas”. Se trata casi de una fantasia que atraviesa la mente del sujeto: las piernas se hallan divididas en dos partes y cada uno de éstas se diferencia de la otra de manera substancial. Es una fragmentaci6n imaginaria, pues la noci6n de totalidad corporal ha quedado fuertemente cuestionada. Solo podemos captar un pedazo del rompecabezas. Aqui se me viene a la memoria un verso de “Fabula” de Octavio Paz: “Espejos rotos donde el mundo se mira destrozado". A) ESTRUCTURA DE NOCHE OSCURA DEL CUERPO Jorge Eduardo Eielson (1924-2006) se sitda en una larga tradicién que remite a la re- flexién del poeta moderno acerca de la esfera corporal del ser humano. Nucleo tematico esencial de la poesia de Eielson, el cuerpo es abordado, de modo profundo y sugerente, en libros como Habitacién en Roma (1952) y Noche oscura del cuerpo(1955). El titulo de Noche oscura del cuerpo dibuja los ribetes de una intertextualidad. La cita inicial de San Juan de la Cruz puede resultar algo engafiosa: “Era cosa tan serena/ que me quedé balbuciendo,/ toda ciencia trascendiendo”. No es un poemario mistico el de Eielson, pues alli no se percibe, con nitidez indubitable, el anhelo de unién con Dios ni una disciplina espiritual de matriz teolégico-cristiana. Eielson establece un antecedente ilustre en la obra de San Juan de la Cruz, mas asedia el cuerpo desde una Optica disimil subrayando los distintos matices de la esfera corporal. Son catorce poemas que desarrollan, desde el titulo, cinco dominios semanticos del cuerpo: la sucesién temporal ("Cuerpo anterior’, “Cuerpo pasajero’, “Cuerpo ultimo"); las proporciones matematicas (Cuerpo muttiplicado”, “Cuerpo dividido"); la composicién corpo- ral (“Cuerpo de tierra’, “Cuerpo de papel’); las caracteristicas fisicas de indole visual (“Cuer- po vestido”, “Cuerpo transparente’) y la dimensi6n introspectiva (“Cuerpo enamorado”, “Cuerpo secreto”, “Cuerpo en exilio"). Pienso que el propdsito del yo poético es percibir la fragmentacién del propio cuerpo, cuya sustancia de papel o de tierra se desarrolla en el tiempo y permite realizar una introspec- cidn poderosa, trazando lazos entre el yo y el otro. Porque no hay sentido ni mundo sin el yo ni el otro. Elio al azar un poema ("Cuerpo enamorado’) como manifestacién del proceso antes descrito. tinta expresa| 70 B) LECTURA DE “CUERPO ENAMORADO” Miro mi sexo conternura Toco la punta de mi sexo enamorado Y no soy yo que veo sino el otro El mismo mono milenario Que se refleja en el remanso y rie Amo el espejo en que contempio Miespesa barba y mi tristeza Mis pantalones grises y la lluvia Miro mi sexo con ternura Miglande puro y mis testiculos Repletos de amargura Y no soy yo que sufre sino el otro El mismo mono milenario Que se refleja en el espejo y llora Verso libre. Ausencia de puntuaci6n. Locutor personaje: el pronombre “yo" se repite dos veces. Los posesivos que remiten a la primera persona parecen danzar de modo interminable. Todos los verbos estan en presente. Tono de mondlogo: no hay un “tu” explicito. Las figuras ret6ricas se centran en el yo. Creo observar en el poema la recurrencia de los fonemas nasales (‘m" y ‘n") en numero- sas palabras. “Miro”, “mi”, "mismo", “mono”, ‘milenario’, entre otras. La Ret6rica acufié el término “aliteracién” para designar esta repeticion de fonemas, pero en el poema de Eielson ‘no solo constituye un mero ornamento, sino que contribuye a la transmisi6n de una determi- nado significado. Voy a explicar enseguida dicho proceso. El yo postico plantea que “mirar’ es tocar con los ojos y “tocar” es mirar con las manos. La sensaci6n visual Unicamente adquiere sentido en relacién con la tactil. En la aliteracién ("Miro mi sexo con ternura’) se establecen lazos profundos entre el acto de mirar y el posesi- vo “mi’. Es como si se dijera “me miro a mi mismo con ternura’. Observo dos sinécdoques (parte en vez de todo): el sexo representa al cuerpo como totalidad; la punta, al sexo. ,Y la ternura? Se trata de una palabra demasiado empleada en la tradicidn literaria; sin embargo, el autor evita el lugar comun yuxtaponiendo “ternura” a la expresién “punta de mi cuerpo”. El contexto produce otro efecto en el lector que distingue una nueva combinacidn de signos. Asi el poema vadea el peligroso abismo del lugar comin. En los versos siguientes hace su ingreso la dinamica entre el yo y el otro. Mirarse a si mismo es mirar al otro. Solamente podemos comprender plenamente al “yo” si imaginamos que es un “otro”: “El mismo mono milenario/ Que se refleja en el remanso y rie”. Otra vez el fantasma de la aliteracién atraviesa estas lineas. Pero esa repeticién sonora posee intimos lazos con ciertos contenidos semanticos. El “yo" tiene una historia milenaria: pareciera evocarse aqui la transformacién del mono en hombre. En efecto, el “mono” reconoce su imagen en el tinta expresa| 71 NOS73I8 OGYVNGS SOYOr Vv SPVNIWOH EPICENTRO espejo del agua y se sumerge en el gozo. Distingo una imagen de lentitud a través de la atmésfera donde predomina el “remanso”. Posteriormente, el “yo” contempla su “barba’, la “tristeza”, sus “pantalones grises” y la “lluvia’. Una sensaci6n de soledad y de abandono inunda los versos. Ha triunfado una transfor- maci6n: antes reia el “mono milenario” y ahora se sumerge en el llanto. Hay una mutacién: el remanso se ha transformado en el espejo. Creo que el transito de la naturaleza ala civilizacién constituye la causa que explica el comportamiento del hablante. En el estadio natural, el mono vivia en un locus amoenus; estaba rodeado por la manse- dumbre de las aguas. En el estadio de la civilizacién, ya no aparece un “remanso’, sino un espejo. Es un objeto creado por el hombre y que produce una identificacién imaginaria. El Sujeto, especularmente, se reconoce en una imagen y ello produce una profunda insatisfac- cién. El dolor se vuelve un ente casi corporal. Nuevamente se piensa a través de sinécdoques: el glande es la parte del sexo asociada con la pureza; los testiculos revelan un sentimiento de amargura en el hablante. Solamente podemos hablar del yo como si fuera un otro que sufre: el cuerpo enamorado del hablante ha sufrido un transito desde la naturaleza a la civilizaci6n. El amor antes implica- ba una relacién arménica con la naturaleza; ahora, aquél es sindnimo de sufrimiento y de insatisfacci6n. C) CODA Pocas veces un poeta como Eielson ha llegado a reflexionar sobre el cuerpo con tanta hondura. Es como si descendiera a los abismos para emerger con un nuevo rostro al asomar el alba. Por eso, leer a Eielson no solo es rendir un homenaje a un poeta que opt6 por el exilio en la lejana Milan, sino descubrir los velos de nuestro ser. tinta expresa| 72

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