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CONTINGENCIAS PROCESALES ANTE EL FALLECIMIENTO DEL DEMANDADO

TÍTULO:
EN UN PROCESO DE DESALOJO: APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 43 DEL CPCC
AUTOR/ES: Porrúa, Rocío
PUBLICACIÓN: Temas de Derecho Procesal
TOMO/BOLETÍN: -
PÁGINA: 463
MES: Diciembre
AÑO: 2017

DESALOJO. JUICIO SUCESORIO. FALLECIMIENTO DE UNA DE LAS PARTES.


INTEGRACIÓN DE LA LITIS. CITACIÓN DE HEREDEROS. SUSPENSIÓN DEL PROCESO

Se confirma la sentencia que ordenó suspender el juicio de desalojo por intrusión a fin de
integrar la litis con la heredera de la demandada fallecida, de conformidad a lo prescripto por
el artículo 43 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, en la medida en que en el
sucesorio de la accionada se ha declarado válido el testamento respectivo.
K., M. F. C/MARTÍNEZ, MERCEDES RAMONA Y OTRO S/DESALOJO: INTRUSOS - CÁM. NAC. CIV. - SALA M -
09/02/2017 - CITA DIGITAL IUSJU013403E

CONTINGENCIAS PROCESALES ANTE EL FALLECIMIENTO DEL DEMANDADO EN UN PROCESO DE


DESALOJO: APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 43 DEL CPCC

Nota al fallo

Rocío Porrúa(*)

I - El caso “K., M. F. c/M., M. R. y otro s/desalojo”


La Sala M de la Cámara Nacional en lo Civil y Comercial, con fecha 9/2/2017, en autos “K., M. F. c/M., M.
R. y otro s/desalojo” (causa 44915/2014), confirmó la decisión del a quo que dispuso la suspensión del proceso
hasta tanto se integre la litis con la heredera testamentaria de la demandada.
En el caso, la accionada había contestado la demanda incoada en su contra, resistiendo la acción de
desalojo por la causal de intrusión, alegando ser la propietaria del inmueble y denunciando haber sido víctima
de una maniobra por estafa por quien suscribiera el boleto de compraventa en base al cual se pretendía el
desalojo.
Al fallecer la demandada, quien invocaba el carácter de heredera testamentaria se presentó en el
expediente a denunciar el deceso. El juez de grado supeditó la presentación a la protocolización del testamento
y, posteriormente, resolvió suspender la tramitación del juicio hasta tanto se integre la litis con la sucesora.
Apelada esta última decisión por parte de la actora, la Cámara dijo que correspondía la integración de la litis
con su heredera, bajo el apercibimiento dispuesto en el artículo 53, inciso 5), del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación (CPCC) y, hasta tanto ello ocurriera, señaló que debía suspenderse el proceso de
conformidad con lo establecido por el artículo 43 del CPCC. De esta forma, confirmó la resolución del juez de
grado.
La principal razón en la que basó su decisión la Alzada fue que la controversia no versaba simplemente en
torno a quién tenía la tenencia del bien en cuestión, sino respecto de la validez del título invocado por el actor,
ya que la accionada se había presentado en el proceso negando ser intrusa del inmueble y alegando haber sido
víctima de una maniobra de estafa por la cual había sido despojada de su propiedad, por quien -según surgía
de la documentación agregada al expediente por el actor- suscribiera el boleto de compraventa en base al cual
se pretendía el desalojo.
Estimamos que en este contexto fáctico la resolución del juez de primera instancia y la del órgano de
Alzada -que la confirmó- fueron acertadas.
En efecto, el artículo 43 del Código de Procedimientos estipula expresamente que una vez comprobado el
fallecimiento de la parte que actuare personalmente, el órgano jurisdiccional deberá suspender la tramitación y
citar a los herederos, bajo apercibimiento de declararlos rebeldes o de nombrarles un defensor oficial, según
sea el caso [art. 53, inc. 5), CPCC].
Piénsese que el fundamento de dicha norma es posibilitar que estos ejerzan los derechos sucesorios que
poseen como continuadores de la persona del causante a partir de la muerte de la parte (arg. arts. 3417 y
concs., CC, y 2277, 2278, 2280, 2337 y concs., CCyCo.). Una vez que los herederos ostentan la posesión
hereditaria (esto es, para los forzosos desde la muerte del causante, para los legítimos no forzosos desde la
declaratoria de herederos y para los testamentarios desde que se declara la validez el testamento) el efecto es
el mismo: continúan la personalidad del difunto; son propietarios, acreedores o deudores de todo lo que el
causante era propietario, acreedor o deudor desde el mismo instante de la muerte, con excepción de aquellos
derechos que no son transmisibles por sucesión, pues se juzga que han sucedido inmediatamente a este desde
su deceso, sin intervalo de tiempo y, por ello, se encuentran habilitados para ejercer todas las acciones que le
incumbían al fallecido (arg. arts. 3410 a 3415 y 3417, CC, y 2280, 2337 y 2338, CCyCo.).(1)
En el caso concreto, como la supuesta propiedad que la demandada fallecida manifestaba tener sobre el
inmueble es transmisible por causa de muerte a los herederos, la integración de la litis con su sucesora
aparecía como necesaria. Si la accionada invocó la titularidad del inmueble como una defensa para repeler la
acción, al acreditarse su deceso, quien se encuentra legitimado para continuar ejerciendo dicha defensa es
aquel que posee -al menos hipotéticamente- ese derecho, es decir, el heredero. Incluso cuando en el juicio de
desalojo toda controversia relativa al derecho de propiedad o de posesión que puedan arrogarse las partes
exceda el ámbito de conocimiento del proceso(2), la demandada no se encuentra impedida de invocar y probar,
al menos prima facie y con la finalidad de resistir la pretensión del desahucio, la efectiva posesión o titularidad
que detenta sobre el bien objeto de la litis.
Ahora bien, como es sabido, la procedencia de la acción de desalojo está condicionada al cumplimiento de
los siguientes recaudos: 1. acreditación de la calidad de legitimado activo del accionante; 2. prueba del
carácter de legitimado pasivo del accionado; y 3. existencia de una causa que habilite el pedido de restitución.
La acción de desalojo es de carácter personal y se encuentra destinada a recuperar el uso y tenencia de
una cosa(3). Están legitimados para promover el proceso los titulares de una acción personal que pretendan
excluir a otros de la detentación de un inmueble, tales como el propietario, el condómino, los herederos, el
poseedor, el locador, el locatario principal, el usufructuario, el usuario, el comodante, el administrador de la
sucesión, los legatarios, el consorcio de propietarios, etc.(4). Esto implica que no hace falta ser el titular
registral para estar legitimado, sino que basta con acreditar la titularidad de un derecho que le permita exigir
la entrega del inmueble.
En cuanto a los legitimados pasivos, el artículo 680 del CPCC establece que “la acción de desalojo
procederá contra locatarios, sublocatarios, tenedores precarios, intrusos y cualesquiera otros ocupantes cuyo
deber de restituir sea exigible” (v. art. cit.). La fórmula es amplia sobre el final, extendiendo la legitimación
pasiva a todo aquel que posea la condición de sujeto obligado a restituir la cosa.
Entonces, fuera del supuesto bajo análisis, cabe preguntarnos si siempre que en un proceso de desalojo se
acredite el fallecimiento de quien fue demandado corresponde disponer la suspensión del trámite hasta tanto
se integre la litis con los herederos.
El primer inconveniente a dilucidar para responder a dicho interrogante es si la calidad de deudor que
tenía quien fue inicialmente demandado en el desalojo -como obligado a restituir el bien- se transmite al
heredero en su carácter de tal.
II - ¿Tiene el heredero obligación de restituir el inmueble objeto del desalojo?
Es pertinente diferenciar las diversas hipótesis que se pueden presentar, pues el fundamento por el que
intervienen los sucesores en el proceso es distinto según sea el caso.
La obligación de restituir pesa sobre el intruso, el tenedor precario y sobre aquel que detentó la cosa en
virtud de un contrato (v. gr., locación, comodato, etc.) y que por cuestiones vinculadas a él ya no tiene
derecho a la tenencia (arts. 2465, CC; 1933 y 1940, CCyCo.). El heredero del demandado en un proceso de
desalojo va a tener la obligación de restituir cuando se halle en alguna de estas circunstancias. Dicho en otros
términos, cuando el heredero resulte ser, a su vez, un ocupante del inmueble que se pretende desalojar (ya
sea como intruso, tenedor precario, continuador de la locación, etc.) puede llegar a tener la obligación de
restituir el inmueble, pero no por su calidad de heredero. De hecho, en tanto figure como uno de los
codemandados, el juicio va a continuar y no en los términos del artículo 43 del CPCC.
Así, por ejemplo, en un proceso de desalojo por incumplimiento de contrato (v. gr., falta de pago del
precio, cambio de destino, destino ilícito, etc.) o vencimiento del plazo de locación, la legitimación pasiva del
heredero que también habita en el inmueble estará dada por el artículo 9 de la ley 23091 y/o el artículo 1190
del Código Civil y Comercial de la Nación -CCyCo.-, pues acá la ley le otorga un derecho propio, autónomo,
originario y no derivado, personal e intransferible por actos entre vivos (arts. 1195, CC; 1024, CCyCo.). Tanto
la ley 23091 de locaciones urbanas -vigente con anterioridad al 1/8/2015- como las nuevas disposiciones que
regulan el contrato de locación en el CCyCo. contemplan la continuidad de la locación para el caso de
fallecimiento del locatario, en las mismas condiciones pactadas y hasta el vencimiento del plazo contractual,
por quien habite el inmueble con destino a vivienda, siempre que acredite haber recibido del locatario
ostensible trato familiar(5) (conf. arts. 1190, CCyCo.; 9, L. 23091). Si bien puede suceder que la calidad de
continuador de la locación se confunda o no con la de heredero del locatario, cuando esto sí ocurra, el heredero
tendrá la obligación de restituir el inmueble en caso de haberse vencido el plazo de la locación y/o de
corroborarse un incumplimiento del contrato que traiga aparejado el desalojo. Pero no debe perderse de vista
que dicha obligación jurídica se impone como consecuencia del carácter de continuador de la locación.
Lo mismo ocurrirá cuando se inicie un desalojo por causal de intrusión y el heredero del accionado fallecido
sea, a su vez, uno de los ocupantes, ya que su obligación de restituir va a estar dada por ostentar la calidad de
intruso.
A todo evento, no debe olvidarse que aun cuando el sucesor ocupante no hubiese sido demandado en el
proceso, la sentencia de desalojo producirá igualmente efectos contra él (arg. art. 687, CPCC).
Ahora bien, no siendo el heredero uno de los ocupantes y no transmitiéndose la tenencia a los sucesores
por causa de muerte [arg. arts. 2460, 2462, incs. 3) y 6), 3417, 3418, CC; 1923, 1924, 1931, 2280, CCyCo.],
¿siempre que se acredite el fallecimiento del demandado en un proceso de desalojo debe procederse conforme
lo estipula el artículo 43 del CPCC?
III - Ante el fallecimiento del demandado, ¿corresponde disponer siempre la suspensión del
proceso de desalojo hasta tanto se integre la litis con los herederos?
Piénsese qué ocurriría si se acredita el deceso del demandado en un juicio de desalojo, sin existir otra
persona habitando el inmueble. Pareciera que al no existir sujeto obligado a restituir el inmueble a quien
desahuciar, el lanzamiento se vuelve de imposible cumplimiento y la pretensión se vuelve abstracta. Sin
embargo, ocurre todo lo contrario: el proceso no se extingue.
Con idéntico criterio sobre el tema se expidió la Cámara Civil y Comercial de Necochea, con fecha
10/9/2015, en autos “Veneri, Walter Guillermo c/Durán, Delia y otro/a s/desalojo” (causa 10185), al decir que
la heredera del accionado -cuyos datos habían sido denunciados en el expediente- continuaba la persona del
difunto y que, por ende, mantenía en su patrimonio el interés que portaba el extinto, a la par que la defunción
suspendía la relación procesal pero no la eliminaba, debiendo procederse conforme lo imponen los artículos 43
y 53, inciso 5), del CPCC.
El artículo 43 del CPCC nos exige -sin excepciones- que se suspenda el juicio hasta tanto se integre la litis
con los herederos y tal imposición legal tiene fundamentos: 1. el objeto del proceso mantiene plena
virtualidad; 2. la muerte de una parte no implica un modo anormal de terminación del juicio; y 3. los herederos
del accionado son, por su calidad de herederos, los legitimados para ejercer la defensa de los derechos que se
transmitieron por la muerte del causante y que hayan sido invocados para repeler la acción de desalojo y/o
para responder a las obligaciones que adquirieron por el fallecimiento del demandado.
Una de las razones para sostener la aplicación del artículo 43 del CPCC en estos supuestos es que el
trámite del juicio debe continuar porque el objeto de la acción -recuperación por parte del accionante del uso y
goce del bien- mantiene plena virtualidad, siendo inexacto pensar que por el mero fallecimiento del demandado
-obligado a restituir- la pretensión del actor deviene abstracta.
No ocurre una verdadera sustracción de la materia, pues el accionante aún persigue recobrar la tenencia
del bien del cual se desprendió o fue privado y, para lograrlo, deberá contar con una sentencia que resuelva el
fondo de la controversia y le restablezca la libre disponibilidad del bien. Aun cuando el accionado haya dejado
de existir al momento de dictarse sentencia y, con ello, haya desaparecido la obligación de restituir que pesaba
sobre él, la causa que dio origen a la acción sigue pendiente de resolución. El magistrado no puede negarse a
fallar so pretexto de haber acaecido el deceso del demandado, pues la controversia subsiste, así como los
efectos secundarios del proceso: regulación de honorarios, condena en costas, levantamiento de medidas
cautelares, etc. Es decir, todavía se requiere de la respuesta jurisdiccional a la petición que motivó el juicio de
desalojo.
Incluso, en algunos casos y en razón de que los derechos invocados por el demandado resultan
transmisibles mortis causa, tampoco aparecerá como inconcebible la sucesión procesal a los herederos (pero
esto ya se verá más adelante).
Algo similar sucede cuando el demandado no murió pero del mandamiento de constatación diligenciado al
inicio del juicio de desalojo resultó que el inmueble tenía signos de encontrarse deshabitado (p. ej., por haberlo
abandonado el locatario que dejó de pagar el alquiler(6) o aquel a quien se denunció como intruso), o cuando se
dispuso la desocupación anticipada del artículo 680 bis del CPCC, o cuando la entrega del inmueble obedeció a
un allanamiento expreso o tácito por parte del demandado(7). Ante estos casos, el magistrado tendrá la
obligación de dictar una sentencia definitiva que resuelva la cuestión llevada a litigio, admitiendo o no la
demanda y -de corresponder- dando por definitiva la tenencia que hubiera sido otorgada al accionante o con la
cual ya contara extrajudicialmente.(8)
En idéntico sentido, se ha expuesto que en los casos en los cuales el bien se desocupó y fue entregado al
accionante antes de la sentencia definitiva no puede dictarse un fallo que condene a desocupar, pues su
ejecución sería de imposible cumplimiento. Sin embargo, ello no supone que la desocupación y entrega del
inmueble al demandante produzca una cuestión abstracta, carente de “interés jurídico” o de “contenido
sustancial”, que no deba ser objeto de decisión alguna, pues al accionante le puede (y debe) interesar el
dictado de una resolución declarativa que, en los términos del artículo 163, inciso 6), del ordenamiento
procesal, legitime y declare positivamente la certeza de sus derechos a la recuperación del inmueble objeto de
la pretensión inicial del juicio.(9)
Así, se ha dicho que en la hipótesis de desocupación y entrega del inmueble a raíz del allanamiento
expreso o tácito del demandado, la resolución que lo admita tendrá la forma de una resolución interlocutoria
(art. 307, CPCC), y debe hacer mérito de las circunstancias fácticas planteadas, contener la declaración de
certeza del derecho en cual el actor fundó su pretensión de desalojo (ya sea como propietario, locador,
comodante, etc.), dar por concluida o extinguida la relación jurídica que vinculó a las partes cuando
correspondiere, tener por definitiva la entrega del bien al demandante y, también, dar por terminado el
proceso y determinar las costas.(10)
A su vez, se ha sostenido que similar solución se impone para el supuesto en el cual la desocupación del
inmueble producida antes de la sentencia fuese a causa del abandono del bien, sin que medie allanamiento, o
como consecuencia de una medida cautelar, pues no ha existido una admisión de los hechos por parte del
accionado, ni un sometimiento de este a la pretensión de su contrario. El proceso debería continuar y dictarse
una sentencia definitiva en los términos del artículo 163, inciso 6), del CPCC, que tenga por definitiva la
entrega del inmueble al actor si procediera la acción.(11)
Los mencionados casos resultan análogos a la situación analizada en el presente acápite. La circunstancia
de que no quede persona alguna habitando el inmueble sobre la que pese la obligación de restituir el bien no
tiene como consecuencia la falta de interés jurídico por parte del demandante; aún necesitará del dictado de
una resolución que le reconozca el derecho a la recuperación de la finca, legitimándolo para obtener
nuevamente el uso y goce del que fue privado.
Distinto es cuando el actor logra que se le entregue en forma definitiva la tenencia del bien por haber el
demandado depositado las llaves en otro juicio, ya que acá el accionante sí obtiene legalmente la disponibilidad
del bien, haciendo desaparecer el objeto de la pretensión del desalojo y tornando a ese proceso en una
cuestión abstracta.(12)
Por supuesto que podría suceder que en pos de obtener una solución rápida al conflicto, al saber que el
bien ya se encuentra deshabitado, la parte demandante opte por desistir de la acción y -“por izquierda”-
proceda a llamar a un cerrajero que cambie la cerradura y le facilite recuperar la tenencia de la finca (incluso
cuando ello implique tener que cargar con las costas del proceso). Pero dicho remedio está por fuera de la ley.
De hecho, nunca podría encontrarse amparado por el ordenamiento jurídico, en razón de que no se basa en
una resolución expedida por la autoridad competente -órgano judicial- que determine si el accionante tiene
derecho o no a recobrar el uso y goce de la cosa. Además, no debe escaparse que dentro del inmueble el
demandado pudo haber dejado bienes muebles (v. gr., televisores, heladera, mesas, y hasta dinero) que sus
herederos podrían estar interesados en rescatar.
Un segundo argumento a considerar es que, como es sabido, la muerte de una de las partes no implica un
modo anormal de terminación del proceso (arts. 304 y concs., CPCC) y, por tal motivo, no releva al juez de
tener que pronunciarse en una sentencia respecto del fondo de la contienda (al menos, en la generalidad de los
casos). Dicho argumento es netamente legal-procesal, y tendrá validez mientras el ordenamiento jurídico así lo
disponga.
Una tercera razón para justificar la aplicación del artículo 43 del CPCC es que los herederos del demandado
son, por su calidad de herederos, los legitimados: 1. para ejercer la defensa de los derechos que se
transmitieron por la muerte del causante y que hayan sido invocados para repeler la acción de desalojo; y 2.
para responder a la obligaciones que adquirieron por el fallecimiento del accionado, como verbigracia el pago
de las costas.
En la primera hipótesis mencionada no resulta inconcebible la sucesión procesal en razón de los derechos
que invocó el accionado, sino que es hasta necesaria. Es lo que sucedió en los autos “K., M. F. c/M., M. R. y
otro s/desalojo” de la Sala M de la Cámara Nacional en lo Civil y Comercial.
Cabe recordar que para tener legitimación (activa o pasiva) para obrar en juicio -denominada legitimatio
ad causam- se requiere que quien demanda o aquel contra quien se demanda revista la condición de persona
idónea o habilitada por la ley para discutir el objeto sobre el que versa el proceso (13). Como la aptitud de ser
parte en un juicio viene determinada por la posición respecto de la pretensión procesal, solo las personas que
se encuentran en cierta relación con la acción pueden ser parte en el pleito en que esta se deduce; así: 1.
quien tiene la titularidad activa o pasiva de la relación jurídica sustancial en la que se sustenta la pretensión
accionada; 2. el sustituto procesal (art. 44, CPCC); o 3. el tercero cuyo interés jurídico pudiera verse afectado
con la sentencia definitiva.
Entonces, si la sucesión es la transmisión de los derechos de los activos y pasivos que componen la
herencia de una persona muerta a la persona que sobrevive y a la cual la ley o el testador llama para recibirla
(arts. 3279, CC; 2777, CCyCo.) y el demandado fallecido había invocado como defensa un derecho que es
transmisible por sucesión -como la posesión o la propiedad de la finca-, fácil es concluir que el heredero es el
legitimado pasivo para seguir resistiendo la acción en los mismos términos en que lo venía haciendo el
accionado que murió, pues -como puede advertirse- el sucesor termina siendo el nuevo titular de la relación
jurídica sustancial objeto de la controversia. En este contexto, los herederos se encuentran en la misma
condición jurídica y están plenamente legitimados para ejercer idénticos derechos que los que le correspondían
al accionado que murió.
Siguiendo el criterio expuesto precedentemente, la Cámara Civil y Comercial de San Nicolás de los
Arroyos, con fecha 14/7/2015, en autos caratulados “Petrucci, José Alberto c/Bonelli, Francisco José (su
sucesión) y otro s/desalojo”, resolvió que debía modificarse la sentencia de primera instancia por la que se
condenaba a “F. J. B. (hoy su sucesión)” a desalojar el inmueble, incluyendo a los herederos forzosos del
accionado que se habían presentado en autos en tal carácter. El demandado fallecido había contestado la
demanda alegando poseer el inmueble como propietario y negando la firma inserta en el contrato de locación
que se le oponía. La presentación fue posteriormente ratificada por los sucesores. Para fundar su decisión, la
Alzada sostuvo que la sucesión no tiene personalidad jurídica ni es sujeto de derecho. Recordó que el heredero
que ostenta la posesión de la herencia de pleno derecho -como acontecía en autos-, como aquel que debe
reclamar la investidura al juez del sucesorio, una vez acordada, lo hace como continuador de la personalidad
del difunto sin solución de continuidad, operando la transmisión de la propiedad ipso jure en el instante mismo
de la muerte del causante. Teniendo en cuenta que los herederos necesarios habían entrado en posesión de la
herencia desde el día de la muerte del causante, sin ninguna otra formalidad o intervención de los jueces,
continuando la persona de aquel y siendo considerados propietarios, acreedores o deudores de todo lo que el
difunto era propietario, acreedor o deudor (arts. 3410 y 3417, CC) y habiéndose presentado los herederos
forzosos a contestar la demanda en tal calidad, la Cámara concluyó que la sentencia condenatoria debía
incluirlos.
En otro caso, la Cámara Civil y Comercial de Necochea, con fecha 10/9/2015, en autos “Veneri, Walter
Guillermo c/Durán, Delia y otro/a s/desalojo” (causa 10185), sugirió al juez de grado que analice la viabilidad
del desistimiento de la acción contra el heredero del codemandado fallecido (que alegaba la posesión del bien),
en tanto podía darse el supuesto de que la relación procesal en su faz pasiva importe un litisconsorcio
necesario y, como tal, resultar inadmisible la renuncia parcial de la acción con respecto a él.
Respecto de la segunda hipótesis mencionada ocurre algo muy peculiar: si bien -como se expusiera
precedentemente- al fallecer el demandado no se extingue el derecho del actor a recobrar la libre
disponibilidad del bien (manteniendo plena virtualidad del objeto del juicio), cuando los herederos no son
ocupantes del bien ni legitimados para ejercer derechos que se transmiten por la sucesión y que se invocan
como defensa (como la hipotética posesión o propiedad de la finca), igualmente deben ser citados a integrar la
litis, bajo apercibimiento de rebeldía. Ante este contexto fáctico, podríamos preguntarnos: ¿qué derecho o
defensa es la que pretenden hacer valer en el proceso? y ¿cuál es el fundamento por el cual debe aplicarse el
artículo 43 del CPCC incluso en estos casos?
Es sabido que al extinguirse el derecho pretendido por la muerte, continúa el proceso por sus efectos
secundarios(14). Ocurre una situación análoga en el supuesto analizado. Como se dijo, el derecho del accionante
a recobrar el uso y goce del inmueble no se extingue por la muerte del demandado, pero sí la obligación de
restituir que tenía el único demandado. No obstante ello, el proceso subsiste a los fines de que el juez
establezca una solución para la controversia que dio origen al litigio y, también, algunas cuestiones
secundarias como lo son: la regulación de honorarios profesionales, la condena en costas, el levantamiento de
medidas cautelares, etc.
Ahora bien, las cuestiones secundarias siguen la suerte de lo principal, es decir, dependen de cómo el
magistrado resuelve el fondo del asunto [arts. 68, 202, CPCC; 16, inc. e), DL 8904/1977]. Así, el monto de los
honorarios de los abogados que representaron a la parte vencedora será mayor al que se determine en favor
de los profesionales que intervinieron por la derrotada y, a su vez, será la parte vencida en juicio quien deberá
pagar las costas del proceso (salvo excepciones).
Para el caso en que se llegase admitir la demanda de desalojo, la condena en costas recaerá sobre
“sucesores del” accionado fallecido. Cabe recordar que los herederos deben responder por las obligaciones que
gravan la persona y el patrimonio del causante (arts. 3431, CC; 2317, CCyCo.); ello, sin perjuicio de que bajo
el régimen del Código velezano toda aceptación de herencia se presumía con beneficio de inventario (art.
3363, CC) y que, actualmente, rige el régimen de responsabilidad intra vires hereditatis, esto es, que los
herederos responden por las deudas del causante exclusivamente con los bienes dejados por este a su
fallecimiento, no existiendo confusión de patrimonios (art. 2317, CCyCo.), salvo que suceda algún supuesto de
hecho de los mencionados en el artículo 2321 del CCyCo.
Teniendo en cuenta que las cuestiones secundarias siguen la suerte de lo principal y que, además, los
sucesores responden por las deudas del causante con los bienes que este dejó al morir, interesa a los
herederos intervenir en el juicio a los fines de repeler la acción incoada contra el difunto si es necesaria y hacer
valer sus derechos o evitar tener más obligaciones a las que responder (aun cuando sea con los bienes del
difunto).
En síntesis, la citación de los sucesores del demandado con el objeto de integrar la litis se basa no
solamente en razones procesales (art. 43, CPCC) sino también sustanciales (arts. 3410, 3415, 3417 y 3418,
CC; 2280, 2337 y 2338, CCyCo.).
IV - Conclusión
Como corolario de todo lo expuesto precedentemente, ya no cabe duda de que ocurrido el fallecimiento del
demandado antes de la sentencia definitiva en un proceso de desalojo, debe procederse conforme lo estipula el
artículo 43 del CPCC y citarse a los herederos a integrar la litis, suspendiendo el trámite hasta tanto se
presenten en juicio o se sancione su incomparecencia con la rebeldía o el nombramiento de un defensor oficial,
según corresponda [arg. art. 53, inc. 5), CPCC].
Si bien, como se ha visto, las razones que fundamentan la aplicación del artículo 43 del CPCC son distintas
según el contexto fáctico, siempre debe procederse de esta forma.

Notas:
(*) Abogada. Auxiliar tercera en el Juzgado Civil y Comercial N° 5 de Mar del Plata. Investigadora -art. 19- (UNMdP).
Auxiliar adscripta de Lógica Jurídica (UNMdP). Coautora de varios artículos en la Revista Jurídica Argentina La Ley
Provincia de Buenos Aires, sección Actualidad en Derecho Civil
(1) Lloveras, Nora y Monjo, Sebastián: “La muerte de una de las partes: la posesión hereditaria y el proceso civil” - LL
(2) Palacio, Lino E.: “Tratado de derecho procesal civil” - Ed. AbeledoPerrot - Bs. As. - T. VII - pág. 77
(3) Colombo, Carlos J. y Kiper, Claudio, M.: “Código Procesal Civil y Comercial de la Nación: anotado y comentado” -
2ª ed. - LL - Bs. As. - 2006 - T. VI - pág. 352
(4) Salgado, José M., en López Mesa, Marcelo J. (Dir.) y Rosales Cuello, Ramiro (Coord.): “Código Procesal Civil y
Comercial de la Provincia de Buenos Aires” - LL - Bs. As. - 2014 - T. V - pág. 779
(5) La norma contenida en el art. 9 de la ley de locaciones urbanas es similar a la del art. 1190 del CCyCo., con la
diferencia de que este último exige que el continuador acredite haber habitado y recibido ostensible trato familiar
durante el año previo al fallecimiento
(6) El efecto del abandono del bien objeto del contrato de locación es la resolución del contrato de pleno derecho,
quedando desde entonces disuelto, sin perjuicio de la necesaria intervención de la autoridad judicial (art. 1564, CC).
Véase en este sentido, Salvat - Acuña Anzorena: “Tratado de derecho civil argentino. Fuentes de las obligaciones” - N°
977 - T. II - pág. 179, en Areán, Beatriz A.: “Juicio de desalojo” - Ed. Hammurabi - Bs. As. - 2004 - pág. 766
(7) Kenny, Héctor E.: “Proceso de desalojo” - 2ª ed. - Ed. Astrea - Bs. As. - 2006 - pág. 317
(8) Creemos que en estos supuestos, en donde el accionante aún espera una respuesta jurisdiccional que le diga si
tiene o no derecho a la libre disponibilidad del bien, el objeto del proceso mantiene plena virtualidad y, por ende, no
se vuelve abstracta la sentencia. Sin embargo, podemos encontrar diversas opiniones sobre este punto. Así, se ha
dicho que “si bien la sentencia resulta abstracta ante la desocupación del inmueble, es necesario resolver las
cuestiones planteadas porque de ello depende la aplicación de las costas” (CApel. CC Mar del Plata - Sala I -
14/9/1989 - SAIJ - sum. B1350942, en Areán, Beatriz A.: “Juicio de desalojo” - Ed. Hammurabi - Bs. As. - 2004 - pág.
653)
(9) Kenny, Héctor E.: “Proceso de desalojo” - 2ª ed. - Ed. Astrea - Bs. As. - 2006 - pág. 316
(10) Kenny, Héctor E.: “Proceso de desalojo” - 2ª ed. - Ed. Astrea - Bs. As. - 2006 - pág. 317
(11) Kenny, Héctor E.: “Proceso de desalojo” - 2ª ed. - Ed. Astrea - Bs. As. - 2006 - pág. 318
(12) Ávila Paz de Robledo, Rosa, en López Mesa, Marcelo (Dir.) y Rosales Cuello, Ramiro (Coord.): “Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación: comentado, concordado con los Códigos Provinciales de las provincias argentinas y
anotado con jurisprudencia de todo el país” - LL - Bs. As. - 2012 - T. V - pág. 478
(13) Morello, Augusto M.; Sosa, Gualberto L. y Berizonce, Roberto O.: “Códigos Procesales en lo Civil y Comercial de la
Provincia de Buenos Aires y de la Nación: comentados y anotados” - Librería Editora Platense - Ed. AbeledoPerrot -
1990 - T. IV-B - pág. 219
(14) Colombo, Carlos J. y Kiper, Claudio, M.: “Código Procesal Civil y Comercial de la Nación: anotado y comentado” -
2ª ed. - LL - Bs. As. - 2006 - T. I - pág. 358

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