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CRONOLOGÍA

Orígenes “Sin duda el teólogo y exégeta más grande del período


(185-254) preniceno. […] Fue sucesor de Clemente en la escuela de
Alejandría, que con el aumentó enormemente su prestigio
en toda la cristiandad y entre los mismo paganos.
Introducido desde la infancia en la exégesis espiritual de
las Escrituras inspiradas, consideró su deber dialogar con
el mundo intelectual alejandrino para refutar con la mayor
eficacia posible las acusaciones de banalidad de la
propuesta de fe cristiana. En este sentido puede ser
considerado como el príncipe de los apologetas. […] Fue
acusado de subordinacionismo en cristología, de
alegorismo excesivo en exégesis, de creer en la
preexistencia de las almas y de proponer, con la
apocatástasis, una doctrina en desacuerdo con la fe
tradicional de la Iglesia. [...] La vida de Orígenes fue muy
agitada. Consideró que debía castrarse para alejar
definitivamente de sí las acusaciones infamantes de los
paganos sobre los métodos de enseñanza. Tuvo serias
dificultades con las autoridades eclesiásticas de su Iglesia
local cuando decidió trasladarse con su escuela a Cesarea
de Palestina y por haber aceptado ser ordenado
presbítero. […] Murió en el 253/254 a consecuencia de los
sufrimientos padecidos durante la persecución de Decio. La
condena póstuma de Orígenes, querida por el Emperador
Justiniano en los años 543-553, fue uno de los traumas
más trágicos padecidos por la teología cristiana en los dos
mil años de historia de la Iglesia.”

G. I. Gargamo
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 500-501

San Antonio “Si los datos transmitidos por la tradición son exactos, vivió
Abad (entre el más de 100 años, desde el 251 hasta el año 356. Había
251 al 356 ) nacido en un pueblo copto; era de familia cristiana, de
cultura simple y limitada. ‘Frecuentaba la iglesia con sus
padres… sometido a sus padres’ (Vida Antonio 1,3), era un
joven piadoso. Se quedó pronto huérfano, sólo con una
hermana pequeña; ‘tenía 18 o 20 años y se ocupaba de la
casa y de la hermana’ (Vida Antonio 2,1). Pocos meses
después, sintió que se dirigían irresistiblemente a él las
palabras del Señor al joven rico, que había oído leer en la
Iglesia: ‘si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y
dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos;
luego ven, y sígueme.’ (Cf. Mt 19, 21). Por escalones
sucesivos, se entregó a una vida de oración y penitencia,
primero en casa; después confió la hermana ‘a unas
vírgenes fieles, que conocía bien, para que fuera educada
en la virginidad (Vida Antonio 3,1), y empezó una vida más
solitaria en las proximidades del pueblo, siguiendo el
ejemplo y la enseñanza de un anciano asceta que vivía por
aquella parte. Había ya, efectivamente, personas que,
solas o en grupos reducidos, consagraban toda su vida al
Señor en la virginidad, penitencia y oración. Mas el
fenómeno no había alcanzado aún ni unas dimensiones
especiales, ni el aspecto de éxodo de los lugares habitados
que tuvo lugar siguiendo la estela de Antonio; en
consecuencia, tiene bien merecido el título de padre del
monacato. Su relación con aquel anciano, unido a la
búsqueda de algún contacto con hombres amantes de
Cristo, constituyó un testimonio vivo de un punto esencial
de la vida ascética: la obligación de asistir a una escuela,
no poder iniciarse sin maestro. Vino después el retiro de
Antonio más lejos aún del mundo, en una de las muchas
tumbas de una región sembrada de sepulcros. Aquí vivió
hasta la edad de 35 años, para adentrarse después en el
desierto e instalarse en Pispir, en un castillo semidestruido.
Su fama de vuelve cada vez mayor y cada vez son más
numerosos los que quieren oír una palabra suya. Entre
tanto, crece en él el deseo, nunca apagado, del martirio y
de una soledad cada vez mayor. En la persecución de
Diocleciano y Maximino, se fue a Alejandría esperando ser
martirizado, pero no ocurrió así. “Servía, no obstante, a los
mártires en las minas y en las cárceles y, asistiendo a los
procesos, exhortaba apasionadamente con sus discursos a
los luchadores, para que tuvieran una buena voluntad más
pronta al martirio”. (Vida Antonio 46,3). Aplacada la
persecución, Antonio regresó a su soledad, donde “sufría
cada día el martirio de la conciencia y lidiaba la lucha de la
fe” (Vida Antonio 47,1). Dado que muchos le molestaban
insistentemente, se alejó del Nilo adentrándose aún más en
el desierto, en dirección al Mar Rojo, para detenerse “en el
monte interior” (Vida Antonio 51,1), en la parte más interior
de una montaña, que todavía hoy lleva el nombre de monte
de San Antonio, desde el cual puede verse el Sinaí. Este
fue el último lugar de estancia de Antonio, de allí ya no se
movió, excepto para acercarse una segunda vez a
Alejandría, solicitado por el obispo Atanasio para que
interviniera en su apoyo, junto a otros, a favor de la
ortodoxia en la lucha contra los arrianos. Pronto volvió al
lugar de su soledad, donde, en los últimos años de su vida,
realizó grandes prodigios. Previó su muerte y ordenó a sus
dos fieles discípulos que sepultaran su cuerpo en lugar
desconocido de todos, para que no ocurriera –como solía
pasar- que en un exceso de devoción lo robaran los fieles.
Los discípulos obedecieron; y, de modo análogo a cuanto
está escrito del patriarca Moisés en la Biblia (cf. Dt 34, 6),
Atanasio escribió que “nadie sabe dónde está escondido el
cuerpo de Antonio” (Vida Antonio 92,2).[…]
Luciana Mortari
Vida y dichos de los padres del desierto. Vol. 1
Desclée. Págs. 79-81

Pacomio “Nacido en el seno de una familia pagana, se convirtió más


(290-347) tarde al cristianismo, después de un período de educación
junto al eremita Palamón, se independizó atrayendo tras de
sí a muchos discípulos. Sólo progresivamente se fue
creando una forma estructurada de vida común
(cenobitismo), diferente del eremitismo y del
semianacoretismo. Se comenzó entonces el período de la
fundación de verdaderos y auténticos monasterios, de los
cuales Pacomio es el jefe supremo (el padre). Esta
actividad va acompañada de una producción literaria (sobre
todo de epístolas) de marcada originalidad. La caída en
desgracia de Teodoro, discípulo de primera hora de
Pacomio, marca el inicio de una crisis en la dirección del
movimiento: después de la muerte de Pacomio (347) y la
breve dirección de Petronio, su sucesor Orsiesis fue
obligado a dimitir por culpa de la revuelta de los primeros
discípulos de Pacomio, que apoyaban a Teodoro; poco
antes de la muerte de éste, Orsiesis pudo retomar el
liderazgo de la orden. […]”
A Camplani
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 513

Ammonio, del “Es contemporáneo de Antonio. Es decir, pertenece a la


desierto de Nitria primera generación de monjes. Es el fundador de la vida
(315) monástica en el desierto de Nitria, al que se retiró hacia el
año 330, tras 18 años de vida, no conyugal sino fraterna,
con la mujer que un tío le había impuesto a la fuerza. […]
Después de 18 años también ella se decidió por la vida
solitaria y Ammonio quedó libre para retirarse al desierto.
No sólo recogió la enseñanza y el ejemplo de Antonio, sino
que el mismo Antonio se refería a él y lo tenía en
grandísima estima.[…] Tras haberse hecho aconsejar por
Antonio, Ammonio dio comienzo a la fundación de Las
Celdas, más lejos de la zona habitada, para quien deseara
una mayor soledad que en Nitria. Este asentamiento estará
constituido por celdas esparcidas en su mayor parte sobre
un área más vasta y a una mayor distancia las unas de las
otras y de la iglesia. […]Ammonio murió antes que Antonio,
por tanto antes del año 356. Antonio previó en espíritu su
muerte y lo mandó llamar, diciéndole que era impulsado a
esto por una irresistible revelación divina “para que
podamos gozar el uno del otro e interceder el uno por el
otro”. Le ordenó que se quedara hasta la muerte, que no
tardó en llegar, en una cueva cercana; y a su muerte vio
cómo el alma subía al cielo. Muchos ilustres ancianos han
sido discípulos suyos: Benjamín, Macario Alejandrino,
Pambo, Pior.

Luciana Mortari
Vida y dichos de los padres del desierto. Vol. 1
Desclée. Págs. 134-137

San Macario el “Un monje, fundador de una colonia de monjes en Escete


Egipcio (300- 390) (actual Wadi el Natrum, Egipto), que ejerció un gran influjo
en el monaquismo naciente […] Pero como el nombre
Macario – que en griego significa “bienaventurado”- era un
nombre muy común, hay que distinguirlo de los otros
Macarios, y especialmente de su contemporáneo s.
Macario de Alejandría (+ 394). Evagrio (+399) los conoció a
los dos. De Macario sabemos que mantenía buenas
relaciones con s. Antonio Abad (+356) y con s. Atanasio de
Alejandría (+373). Conservamos de él una carta que la
crítica considera auténtica. Pero la importancia que reviste
Macario para la teología y la espiritualidad oriental radica
en la serie de 50 homilías que se le atribuyen en algunos
manuscritos, aunque algunos otros manuscritos hablan de
un tal Simeón; por eso estas homilías se llaman con
frecuencia de Macario/Simeón. De todas formas, la
atribución a Macario no es convincente, pues las
referencias que en ellas se hacen tienen como trasfondo a
Siria, no a Egipto. Muchos piensan en Simeón de
Mesopotamia, dirigente de los “mesalianos”, un grupo sirio
de carácter sectario condenado en el concilio de Éfeso
(431). Por eso las homilías aparecen también bajo el
nombre de Pseudo-Macario. Pero en general los expertos
no comparten la opinión de que las homilías sean
mesalianas… La característica más relevante de estas
homilías es una espiritualidad centrada en el corazón, que
J. Meyendorff (+1992) describe como contrapartida a la
espiritualidad unilateralmente intelectualista de Evagrio,
que está centrada en el nous. De los Apotegmas podría
deducirse que la esencia de la oración en la que insistía
Macario, maestro de Evagrio, era la repetición del “Señor,
ten piedad”, núcleo de lo que más tarde será la oración de
Jesús, cultivada de manera especial en el hesicasmo.”

E. G. Farrugia
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 417

San Efrén el Sirio. “Santo y doctor de la Iglesia. Escritor religioso más


(306- 373) importante en lengua siríaca. Teólogo, biblista y liturgista.
[…] Nacido en una familia cristiana, sufrió el influjo de
Jacobo, obispo de Nísibe (308-338). Enseñó, ayudó en la
liturgia y en las obras de caridad de su diócesis. Fue un
hombre de confianza y un asceta que vivió al ritmo de la
vida de la Iglesia. Escribió poesía y prosa. Tras la cesión
de Nísibe a los persas (363), Efrén emigró a Edesa (365),
donde vuelve a fundar la escuela de los persas, que dirige
hasta su muerte, que tuvo lugar durante una epidemia,
víctima de la caridad. […]”
P. Yousif
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 232-233

San Hilarión. “Hilarión nació en Palestina hacia el año 293, en Thawata,


(hacia el 378) pueblo situado a unas cinco millas al sur de Gaza,
inaugurando así la tradición monástica de este lugar, que
contemplará, dos siglos después de la fundación del
monasterio de Seridos, el cenobio de donde irradió la fama
de los cuatros grandes que ya hemos encontrado en otras
ocasiones: Doroteo y Dositeo y los dos grandes reclusos
que vivían no lejos del monasterio, Barsanufio y Juan, y
eran los inspiradores y los guías espirituales. Hilarión, de
jovencito, fue enviado por sus padres paganos a Alejandría
para completar sus estudios. Oyó hablar de Antonio, fue a
su encuentro, probablemente cuando estaba ya en su
segunda sede, en la “montaña interior”. Hilarión lo
abandonó todo, se hizo cristiano y se retiró al desierto.
Trabajaba un poco de tierra, trenzaba juncos, era muy
tentado por el demonio, hacía penitencias muy duras.
Atrajo a muchísimos tras sus pasos y Palestina se pobló de
monasterios, desde el situado más cerca de Thawata, en la
actual localidad de Deir-el Balah, a muchos otros. Se
convirtió en lo que respecta a Palestina, un poco en el
equivalente de Antonio para Egipto, así lo ha transmitido al
menos Jerónimo en su biografía.[…] Parece que Hilarión,
aunque amaba muchísimo a los hermanos, a los que no
sólo precedía, sino que también quería prestarles él mismo
humildes servicios – cocina, limpieza de celdas y otros
menesteres-, no deseaba más que el regreso a la soledad.
Por eso huyó de Palestina, donde era demasiado famoso y
buscado por todos, para regresar a Egipto. Estuvo junto a
Antonio en el momento de su muerte el año 356 –siempre
según el testimonio de Jerónimo- y no volvió más a
Palestina. Se retiró a los alrededores de Alejandría. Más
tarde, puesto que también allí eran muchos los que le
seguían, se adentró cada vez más en el desierto, donde
murió el año 371, casi octogenario.[…]”
Luciana Mortari
Vida y dichos de los padres del desierto. Vol. 1
Desclée. Págs. 291-293

Evagrio Póntico “Uno de los más eminentes representantes de la teología


(346- 399) monástica, que fue muy apreciado, incluso en vida, como
abba o guía espiritual, como sabemos por su discípulo
Paladio (+ 420-430), especialmente por el cap. 38 de
suHistoria Lausíaca. A Evagrio no se lo puede ignorar en el
estudio del dogma. Debido a la condena que le vino encima
en el 553, durante la segunda crisis origenista, se
destruyeron muchos de sus escritos, que a veces se han
podido recuperar gracias a traducciones armenias y
siríacas (existen también traducciones latinas y fragmentos
coptos). […]
Nació en Ibora, en el Ponto, hijo de un corepíscopo, fue
ordenado lector por san Basilio de Cesarea, y acompaña
en Constantinopla I (381) a san Gregorio Nacianceno, que
lo había ordenado de diácono. Pero una crisis afectiva lo
indujo a huir de la capital (382). Tras una breve estancia en
Jerusalén en casa de Melania, matrona romana (+ 410) y
Rufino (+410), se quedó con los monjes de Nitria, en Egipto
(383). Dos años después se trasladó a las Celdas [Kellia],
donde conoció a los dos Macarios, s. Macario Alejandrino y
s. Macario el Egipcio, y a Ammonio y sus tres hermanos,
aquellos famosos “hermanos largos” que, al ser expulsados
como origenistas, huirán buscando cobijo al lado de s. Juan
Crisóstomo. […]. Su síntesis espiritual se hizo clásica,
especialmente en lo tocante a las tres etapas de la vida
espiritual: praktiké, o lucha contra los vicios, para la que
Evagrio ofrece la lista de los ochos “espíritus malos”: gula,
lujuria, avaricia, tristeza, ira, acedia, vanagloria y
soberbia; physiké, contemplación de Dios a través de la
naturaleza creada; y theología, o contemplación mística de
Dios trino. Uno de sus temas favoritos es la aphatheia, o
serenidad interior, fruto de la deificación. […]Teófilo de
Alejandría (+412) quiso ordenarlo obispo pero él se negó.
Paradójicamente, apenas hubo muerto, cuando estalló la
controversia origenista, el mismo Teófilo lo condenará. […]”
E.G. Farrugia
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs.268-269

San Juan “Uno de los mayores Padres de la Iglesia. Nación en


Crisóstomo Antioquía de Siria hacia el año 354. Quizás fuese alumno
(344/345-407) de Libanio, famosísimo rector antioqueno. Abandonó el
mundo para dedicarse a la vida monástica. Como fruto de
esa experiencia juvenil, se sabía de memoria toda la
Sagrada Escritura, pero también sacó de ella una serie de
secuelas graves para su salud que lo obligaron a volver a
la ciudad. Fue ordenado de diácono por Melecio en el año
381 y luego de sacerdote por Flaviano en el 386 y se
quedó como presbítero en Antioquía hasta que, debido a
su arrolladora elocuencia que le valió el sobrenombre de
Boca de oro (Crisóstomo), el emperador se fijó en él y
decidió nombrarlo sucesor de Nectario en Constantinopla,
donde fue consagrado obispo el 16 de febrero de 398.
Gran fustigador de la inmoralidad de la ciudad imperial y de
la mismísima familia del emperador, se ganó el odio de la
emperatriz Eudoxia, que por dos veces luchó por deponerlo
y otras dos por condenarlo al destierro, donde murió de
tanto padecer por las continuas deportaciones de un sitio a
otro, el 14 de septiembre del 407. […] El ideal monástico
fue siempre el punto de referencia de su vida y de su
enseñanza. Soñaba con una Iglesia “monástica”, aunque
se inclinaba con suma delicadeza ante los humildes y los
pobres. Tuvo en altísima consideración la amistad, y las
cartas que escribió desde el exilio a su amiga Olimpia han
quedado como un ejemplo insuperable de ternura y de
profundo conocimiento del alma humana.”
G. I. Gargano.
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 363-364

San Juan Casiano “Santo para el Oriente. Aún no se ha resuelto de manera


(360-435) definitiva el problema de su país de origen que unos dicen
que fue Escitia y otros la Provenza. De todas formas, la
fecha de su nacimiento se sitúa alrededor del 360. Es uno
de los autores más determinantes de la antigüedad
cristiana, sobre todo porque él fue el puente providencial
gracias al cual la praxis y la doctrina del monaquismo
cristiano oriental pudo darse a conocer y pudo influir de
manera decisiva en la vida monástica del Occidente. Sus
dos obras fundamentales fueron las Instituciones
cenobíticas, en las que se describe la forma externa del
monaquismo, y las Colaciones, en las que se ofrece la
doctrina espiritual de los grandes monjes del desierto de
Egipto. Escribió también un tratado, De Incarnatione
Domini contra Nestorium, aunque no se lo considera
propiamente como un teólogo sistemático.”
G. I. Gargano
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 363

San Basilio “Nació en torno al 330 en Cesarea de Capadocia; realizó


Magno estudios brillantes en Constantinopla y en Atenas, donde
(330-379) estableció amistad con Gregorio Nacianceno. En el 358
renunció a la carrera y se retiró a una propiedad de la
familia para comenzar una vida ascética. Muy pronto
adquirió gran autoridad entre los monjes. Los discípulos lo
invitaban con frecuencia a responder a sus preguntas y de
estas respuestas nacieron el Pequeño Asceticon y
elGrande Asceticon. Sus contenidos son las Reglas breves
y las Reglas mayores, algunos discursos, prólogos y otros
escritos menores relacionados con la vida monástica. En el
370 Basilio se convirtió en obispo de Cesarea, en un
contexto difícil: defendió la fe contra los arrianos (Contra
Eunomio). Siguió escribiendo: el Tratado sobre el Espíritu
Santo, Sobre el bautismo el Discurso a los jóvenes sobre la
cultura helénica, las Homilías sobre el Hexaemeron, otros
Discursos y Cartas. Debido a sus Reglas se le conoce,
sobre todo, como legislador del monaquismo cenobítico.
Murió el 1 de enero del 379.
Al principio de su conversión Basilio visitó s los eremitas en
Palestina y en el Bajo Egipto, pero era crítico respecto a su
vida eremítica. El hombre es un ser social y la ley de la
caridad evangélica nos empuja a vivir con los demás.
Existe, sin embargo, el peligro de que la convivencia con
los demás nos aleje de Dios. Es necesario, entonces, elegir
hermanos que sean “unánimes”. Esta “unanimidad”, que es
el reflejo de la vida trinitaria en el cielo, no se alcanza con
medios humanos. La Palabra de Dios nos ha creado, sólo
ella nos unirá. Los monjes son aquellos que deciden vivir
según la Sagrada Escritura. Ésta es el fundamento de sus
Reglas; lo que se añade no es más que la interpretación de
los textos.[…]”
T. Spidlík
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 105

San Gregorio de “Nació hacia el año 330, fue obispo de Sásima desde el
Nacianzo 372 por orden de su amigo Basilio de Cesarea con el que
(330-390) mantuvo una correspondencia de altísimo nivel literario y
humano, como lo demuestra el rico epistolario de nada
menos que 249 Cartas que han llegado hasta nosotros.
Gobernó la Iglesia de Nacianzo tras la muerte de su padre,
Gregorio senior (374), y durante un brevísimo tiempo la
Iglesia de Constantinopla, de la que dimitió por estar en
desacuerdo con la política del Emperador y de los obispos
reunidos en concilio (Constantinopla I, 381). A partir del
383, tras pasar un par de años en Nacianzo, llevó una vida
retirada en las propiedades paternas. No era amigo de
escribir, a menos que se viera obligado a hacerlo por
necesidad pastoral. Prefería abiertamente la vida retirada
para dedicarse a la poesía, y de hecho intentó presentar la
fe cristiana en verso para cautivar el oído refinado de los
amantes paganos de la literatura clásica antigua. Pero el
título de “teólogo” con que se le honra en la tradición
bizantina se debe a sus 44 Discursos teológicos en los que,
con un arte retórico refinadísimo y con una propiedad de
lenguaje verdaderamente inimitable, ofrece una síntesis
extraordinaria del pensamiento de los Padres ortodoxos
acerca de la teología trinitaria, la cristología y la
pneumatología.”
G.I. Gargano
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 310

San Gregorio de “Nació ente los años 335 y 340. Su formación es en gran
Nisa medida deudora de Basilio de Cesarea, su hermano y de
(335-390) Macrina, su hermana mayor. De temperamento más bien
independiente, amplió sus conocimientos en el campo
literario, filosófico y de las ciencias humanas en el ámbito
de la cultura griega. A pesar de las instancias fraternas de
Basilio y Macrina para que abrazase la vida ascética,
prefirió casarse, y sólo después de la muerte de sus
hermanos se decidió a perseguir los objetivos “espirituales”
que ellos le proponían. Gracias a una inteligencia
especulativa realmente genial, penetró más a fondo que su
hermano Basilio y que su amigo Gregorio Nacianceno en
la contemplación y en la exposición de la fe cristiana, pero
no fue especialmente feliz en el ministerio pastoral. Murió
hacia el 390. Escribió obras de teología “espiritual” –
comoDe virginitate, la Vita Moisis, o las Homilías In
Ecclesiastem o In Canticum Canticorum-, pero también
obras de gran densidad teológica-especulativa, como, por
ejemplo, La gran Catequesis y sobre todo los Cinco libros
contra Eunomio. […] En la segunda mitad del siglo XX ha
sido reconocido como uno de los fundadores de la teología
mística cristiana y como fuente indiscutible de inspiración
para el Pseudo Dionisio Aeropagita, para san Máximo el
Confesor y para toda la tradición espiritual del Oriente
bizantino al menos hasta Gregorio Pálamas.”
G.I. Gargano
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 311

San Jerónimo “Nació en Estridón, Dalmacia. Durante sus estudios en


(347-420) Roma se hizo amigo de Rufino y recibió el bautismo,
decisión que conlleva una vida ascética. En el 373 sale
hacia el Oriente, pero cae enfermo en Antioquía, donde
escucha a Apolinar de Laodicea y aprende griego; en el
desierto de Cálcida, en las cercanías de Aleppo, aprende
hebreo. En el 379 lo ordena de sacerdote Paulino de
Antioquía, que lidera una de las dos comunidades
ortodoxas cismáticas. De allí se va a Constantinopla, donde
escucha a Gregorio Nacianceno y se entusiasma con
Orígenes. Participa en un sínodo romano para solucionar el
problema de Antioquía. Con Paulino y san Epifanio de
Salamina se traslada a Roma, y aquí san Dámaso (papa,
366-384) lo retiene como secretario y consejero y lo anima
a revisar la traducción latina de la Biblia. La muerte del
papa lo deja sin apoyos y lo lleva de nuevo a Oriente, en
esta ocasión a Belén (386), adonde lo siguen las nobles
matronas Paula y Eustaquia (hija de la primera), que,
conquistadas para la vida ascética, le ayudan a reconstruir
tres monasterios femeninos y uno masculino, hospederías
para peregrinos y una escuela monástica. […] Además de
la revisión de la Biblia en latín – su obra maestra, que le
lleva más de veinte años de trabajo-, escribe obras
exegéticas, polémicas e historias. […]”

E. G. Farrugia
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 354

Arsenio “[…] Nació en Roma hacia el año 354 y fue ordenado


(354-449) diácono por el papa Dámaso, pasó la juventud en la corte
de Constantinopla, quizás con otras funciones que no
conocemos bien – la atribución del papel de preceptor de
los hijos del emperador Teodosio, o quizás con otras
funciones que no conocemos bien – la atribución del papel
de preceptor puede ser que le haya sido atribuida sobre la
base de una lectura errónea del apotegma n 42. De todos
modos, es cierto que estuvo en la corte y llevó una vida de
gran disipación, cuyo recuerdo permaneció siempre para él
como estímulo para una durísima austeridad. Fue una voz
la que lo arrancó de la vida mundana: “Huye de los
hombres”, y se retiró al “vastísimo desierto” de Escete,
hacia el año 394. Tras el primer saque de Escete, obra de
una incursión de bárbaros hacia el año 407, huye a Canope
de Alejandría; luego vuelve a Escete, para huir de allí por
segunda vez con ocasión del segundo saqueo acaecido el
año 434. Se refugia en Tura (situada al sureste del Cairo
actual), donde se queda hasta su muerte, en torno al año
449. […]”
Luciana Mortari
Vida y dichos de los padres del desierto. Vol. 1
Desclée. Págs. 95-97

San Isaías el “Se trata de uno de los autores de tratados ascéticos más
Anacoreta (+491) extendidos por el Oriente cristiano. El abba Isaías comenzó
su vida monástica en Egipto, probablemente en el desierto
de Escete. Su nombre aparece con frecuencia en los
Apotegmas de los Padres del Desierto, junto a los abbas
Juan, Anubio, Poemio, Panufcio, Amón, Lot, Agatón,
Abraham, Sisoés… Llegado a la ancianidad, le rodearon
numerosos discípulos.”
J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Pág. 178.

San Diádoco, “Diádoco fue obispo de Fotice, una pequeña ciudad de


obispo de Fotice. Epiro, en Grecia continental. Ese autor se benefició de una
(400-486) doble herencia: la de la cultura griega y la de las
enseñanzas de los anacoretas de Egipto. De la primera
proviene su estilo limpio y equilibrado: de la segunda,
Diádoco recibió la sobriedad de una vida sumergida en la
oración, toda ella tendida al éxtasis de amor. En esta obra,
encontramos en germen, los mil años posteriores de
experiencia espiritual de que da testimonio el resto de los
escritos filocálicos.”
J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Pág.174

San Sabas “Fundador de Mar Saba en Palestina. Se han encontrado al


(439-532) menos trece santos con el nombre de Sabas, y casi todos
pertenecen a la cristiandad bizantina o que habían estado
bajo el influjo bizantino. El más famoso, al menos por lo
que toca a la historia monástica y eclesiática de los siglos
V-VI, y a la influencia ejercitada en tiempos posteriores, es
San Sabas, monje y archimandrita de monasterios en
Palestina, el más importante de los cuales fue “La Gran
Lavra” fundada por él y existente aún hoy día, conocida
también con el nombre de “Mar Saba”.
Sabas nació en Mutalasca, en Capadocia, el año 439.
Desde niño fue confiado a un monasterio cercano de regla
basiliana. A los dieciocho años dejó Capadocia y fue a
establecerse en Palestina, de donde se ausentó sólo por
un breve período de tiempo, yendo a Alejandría, en Egipto.
Sus posteriores experiencias cenobíticas en los
monasterios palestinos de Passarion, Teoctisto y de
Eutimio y la experiencia eremítica hecha en el desierto
antiguo, le condujeron a seguir el mismo camino: una forma
de vida media entre eremitismo y cenobitismo. Sus
discípulos se reunían todos los sábados y domingos, y
permanecían en vigilia toda la noche: esta vigilia
representaba una innovación original, que después se ha
mantenido fielmente. Fueron centenares los monjes que se
pusieron bajo la dirección de Sabas. Él supo crear para
ellos la estructura externa (las lavras, es decir, monasterios
rodeados de multitud de eremitorios) adaptados a la
condiciones de la vida cotidiana y a la Regla. Él les daba el
ejemplo de un compromiso constante y firme con la
ortodoxia de Calcedonia y con la defensa o promoción del
a libertad y de los intereses, incluso económicos, de la
Iglesia en Palestina, representada por los Patriarcas de
Jerusalén. Dicho compromiso le indujo a realizar dos
célebres viajes a Constantinopla, a la corte de Anastasio I y
a la de Justiniano, y a declaraciones políticas verdaderas y
auténticas como jefe de multitud de monasterios propios y
ajenos.
Entre el año 483 y el 531 Sabas fundó y organizó cuatro
lavras, a las cuales se agregaron tres de sus discípulos: las
lavras de Firmino, de las Torres y de Neelkerabá.
Siguiendo el ejemplo de la Gran Lavra, cada una de ellas
tenía un núcleo central de edificios (iglesia común, sala de
reuniones, biblioteca, refectorio, cocina, etc) alrededor de
los cuales existía un número variable de ermitas esparcidas
en sus alrededores.
Pero además de estas lavras, Sabas fundó seis cenobios o
monasterios, a los cuales agregó un séptimo, el de su
discípulo Severiano en 514/515; no hay que olvidar que a
Sabas se le confió también la “superintendencia” de los
antiguos cenobios vecinos de Eutimio y de Teoctisto. Estos
asentamientos ocupaban no solo las paredes de los
precipicios rocosos del valle del Cedrón, sino también otras
zonas del desierto de Judá, incluyendo el interior del
altiplano.[…]”

C. Capizzi
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 583-584

Juan Mosco “Monje del monasterio de S. Teodosio, en las cercanías de


(550-634) Jerusalén. Nació probablemente en Damasco hacia el 550
y murió en Roma hacia el 634. Con su discípulo Sofronio,
que más tarde llegará a ser patriarca de Jerusalén, escribió
el Prado espiritual, importante antología de narraciones
monásticas al estilo de las Vidas de los Padres.”
M. Nin
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 367

San Juan “Autor sirio, importante por el corpus de textos de origen


elsolitario monástico que han llegado hasta nosotros bajo su nombre.
(primera mitad del Es difícil fechar su vida pero probablemente vivió en la
siglo V) primera mitad del s. V […] Parece ser oriundo de Antioquía,
o de la región vecina, como él mismo insinúa en una de sus
cartas aún inéditas. Es importante su división de la vida
espiritual en tres estados –corporal, psíquico y espiritual-,
que luego hará suya Isaac de Nínive. Se lo puede
considerar como uno de los primeros representantes de un
movimiento ascético que nace tanto de la teología de Efrén
como de las líneas ascéticas trazadas en el Liber
Graduum. Es posible que Juan haya conocido las primeras
traducciones siríacas de Evagrio. Él propone una ascesis
caracterizada por la búsqueda de la quietud y de la paz
interior y exterior, por la lucha contra las pasiones, por la
moderación en los ejercicios exteriores y por el crecimiento
interior hasta llegar al hombre nuevo en Cristo.”
M.Nin
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 366-367

Marco el Ermitaño “Este monje vivió, probablemente, en las costas de Asia


(siglo V-VI) Menor. Aparte de las indicaciones que él mismo ofrece en
su obra, no sabemos nada más sobre él.”

J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Págs.179-180

Pseudo-Dionisio “A este personaje, de quien los Hechos de los Apóstoles


Aeropagita (17,34) refieren su adhesión a la fe cristiana anunciada por
(finales del siglo San Pablo en el Aerópago de Atenas, le son atribuidos por
V) casi todos los testimonios patrísticos desde el siglo VI y por
una abundante tradición manuscrita, un corpus de escritos
griegos que comprenden algunos tratados y varias Cartas.
En realidad, una serie de consideraciones de característica
filológica e histórica obligan a datar la composición de todo
el corpus hacia finales del siglo V, en zona probablemente
siria, y a atribuirle la paternidad a un autor que escapa a
todos los intentos propuestos de identificación y que, por lo
tanto, permanece anónimo bajo el velo de la pseudografía.
Los escritos del Pseudo-Dionisio aprovechan a fondo
importantes ideas del pensamiento neoplatónico, en
función de la expresión de una teología cristiana muy
particular en la que se pone en evidencia la naturaleza
esencialmente simbólica y jerárquica de las estructuras
cósmicas-creaturales y eclesiástico-sacramentales, así
como también ampliando premisas ya asentadas por los
Padres capadocios, igualmente sobre una base
(neo)platónica, se señala la cualidad radicalmente
metafórica de todo lenguaje referido a la divinidad: a toda
metáfora que pretende afirmar algo sobre Dios en
semejanza-analogía con la experiencia humana se
contrapone –por la razón que el concilio Lateranense IV
(1215) llamará la maior dissimilitudo – la negación de estos
mismo términos metafóricos (teología apofática). La tensión
se supera al volver a tomar la afirmación de partida, pero
entendida finalmente según la via eminentiae, que incluye
la conciencia del carácter analógico de la afirmación inicial
y, por lo tanto, de sus límites. Siguiendo las numerosas
indicaciones patrísticas, la Teología mística aplica, en
síntesis extrema, el mismo ritmo de pensamiento a la
experiencia de la Presencia del “totalmente Otro” en el
alma, en la que Dios se manifiesta como “rayo de tiniebla”.
Los escritos aeropagitas han ejercido una enorme
influencia en toda la teología cristiana, así como en la
liturgia y en la mística (sobre esta última por lo menos
hasta el siglo XVII), tanto en Oriente (donde ya Máximo el
Confesor, en el siglo VII, interpreta de modo ortodoxo
algunas afirmaciones que podrían parecer poco claras
dogmáticamente) como en Occidente, donde el corpus ha
sido traducido al latín muchas veces desde la época
carolingia y comentado por los mayores pensadores
medievales. […]”

M. Paparozzi
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 214-215

San Barsanufio “Recluidos en el monasterio de Séridos, cerca de Gaza,


(+ 540) y San Juan dejaron una importante correspondencia de orientación,
el profeta bajo la forma de respuestas a problemas prácticos.
Desdeñados por los Filocálicos griegos y eslavos,
encontraron lugar en la Filocalia rusa. Recomiendan
insistentemente la oración de Jesús, a la vez con
insistencia y discreción, convirtiéndole en parte de
diferentes etapas de la vida espiritual.”

La Filocalia de la oración de Jesús.


Ed. Lumen. Pag. 39

San Doroteo de “Figura eminente del monaquismo palestino cenobita.


Gaza Hacia el 525 entró a ser discípulo de los reclusos
(siglo VI) Barsanufio y Juan, en el monasterio del abad Séridos.
Pasó sucesivamente al gobierno de un monasterio fundado
por él mismo. Nos ha dejado 24 “Instrucciones” a sus
monjes, así como “Cartas y Sentencias”. La Vida de
Diositeo, su discípulo, suministra detalles biográficos sobre
él. En su doctrina espiritual Doroteo intenta conciliar lo
mejor de la tradición monástica del desierto con la
sabiduría pagana (Aristóteles). A través de Teodoro
Estudita, que asimila su concepción de la vida monástica,
considera perfecta sólo en cuento vida en común (“cuerpo
místico cenobítico”). Doroteo ejercerá una gran influencia
sobre el monaquismo griego, ruso y árabe.”
R. Cemus
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 217-218
Abba Filemón “El abba Filemón fue uno de esos grandes anacoretas que
(siglo VI) poblaron los desiertos de Egipto desde el siglo IV hasta el
año 640, momento de la conquista árabe. Este texto
(Discurso muy útil) sería uno de los últimos documentos
directos de los Padres del Desierto, e incluso podría
considerarse como el testamento de la anacoresis egipcia.
En él se percibe el extremo rigor, la extraordinaria finura y
la suma libertad de la vida de tales Padres.”
J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Pág. 175

San Juan Clímaco “Nació hacia el año 579. En el 639 fue elegido abad del
(579 - 649) monasterio del Sinaí. Concebía la vida del monje como una
escala análoga a la que estaba excavada en la roca del
Sinaí para que los peregrinos pudiesen subir al lugar de la
visión de Dios. Debido a su libro, conocido como La escala
espiritual, se le puso el sobrenombre latino
de Climacus(escala). Si ya era muy apreciado en el
Oriente, lo fue aún más en el Occidente una vez que lo
tradujo al latín uno de los mayores humanistas florentinos,
el camaldulense Ambrosio Traversari. I Hausherr lo
considera como el representante más característico de la
espiritualidad sinaítica, que pone la hesychia como el ideal
absoluto de la vida del monje, al que éste tiene que llegar
utilizando todos los medios ascéticos a su alcance.
Clímaco está convencido de que la vida monástica,
auténtica “vida angélica” a pesar de que el hombre viva aún
en el cuerpo, es absolutamente esencial para la misma
naturaleza de la Iglesia.”
G. I. Gargano
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 363

San Máximo el “Es el mayor teólogo bizantino del siglo VII, que ha
Confesor producido escritos de índole doctrinal, espiritual, exegéticos
(580- 662) y litúrgicos. Su agitada vida lo preparó para ser un hombre
de síntesis, que buscaba conciliar las contradicciones
aparentes, en vez de encontrarlas. Nació en
Constantinopla, o tal vez en Palestina como pretende una
vida siríaca recientemente descubierta, según la cual a la
edad de diez años habría sido confiada a un monasterio de
Jerusalén. En tal ocasión el abad le habría cambiado el
nombre de Mosquión por el de Máximo. Allí fue iniciado en
el pensamiento de Orígenes y en la espiritualidad de
Evagrio. En el 614, ante el avance de los persas, tuvo que
huir de Jerusalén a Cícico, cerca de Constantinopla, donde
entabló estrechas relaciones con la corte imperial, llegando
a ser secretario de Heraclio (emperador 610-648). En el
626 tuvo que huir de nuevo ante la invasión de los persas y
de los ávaros, en esta ocasión a África. En Cartago tuvo de
superior a san Sofronio (550-638), monje y más tarde
patriarca de Jerusalén, que lo inició en la espiritualidad del
corazón de san Macario el Egipcio. En el 645 discutió con
el patriarca depuesto de Constantinopla, Pirro, que, al igual
que su predecesor, Sergio, negaba que en Cristo hubiese
dos voluntades. […] Máximo lo convenció de la existencia
de las dos voluntades en Cristo. Pirro fue a Roma y se
sometió al papa, pero más tarde volvió a caer en el error.
En el 649 Máximo participó, al lado de San Martín (papa
649-653, +655) en el famoso sínodo de Letrán contra
elTypos (648) del emperador Constante II, que prohibía
toda discusión sobre el punto controvertido. Al volver a
Constantinopla en el 653, fue arrestado, procesado y
desterrado temporalmente a Bitinia. En el segundo proceso
del 662, después de cortarle la lengua y la mano derecha,
fue enviado a Lazika, en el Mar Negro, donde murió poco
después. Máximo era monje pero no sacerdote. Su vida
ejemplar, coronada por un tal testimonio, hace que sea un
personaje particularmente fascinante, en especial como
puente entre el Oriente y el Occidente, ya que sufrió junto a
un papa romano Martín I, y por un punto fundamental de la
ortodoxia, como es la integridad de la persona de Cristo. Y
no sólo eso, sino que también respecto al primado del
obispo de Roma y a la procesión del Espíritu Santo tomó
posiciones a favor de un acuerdo entre la Iglesia latina y la
griega. […]”
E. G. Farrugia
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 436-438

Talasio el “Talasio, abad de un monasterio de Libia, fue discípulo de


Africano Máximo el Confesor, el cual escribió una de sus obras más
(siglo VII) importantes, Cuestiones a Talasio, para responder al as
preguntas de éste. El texto que se presenta aquí tiene la
misma estructura que las “Centurias” de San Máximo sobre
el amor: cuatrocientas sentencias agrupadas en cuatro
centurias, sobre el mismo tema y escritas con la misma
concisión.”
J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Pág. 183

Juan de Cárpatos “Antes de convertirse en obispo de Cárpatos, Juan vivió en


(siglo VII) un monasterio cenobítico. Ligada a la escuela del Sinaí, su
obra [Capítulos de exhortación y Discurso ascético] es al
mismo tiempo original. Y se dirige a unos monjes de la
India que le habían escrito pidiéndole consejo.”

J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Págs. 178-179

“Santo y uno de los más grandes místicos y de los mejores


San Isaac de exponentes de la espiritualidad de la Iglesia asiria de
Nínive o el Sirio Oriente. Isaac tuvo y aún sigue teniendo una irradiación
(mediados del inigualable en las Iglesias de Oriente y, aunque más
s.VII) limitada, también en la de Occidente. Nació en Qatar en los
primeros decenios del s. VII. Monje en Bet Hozaye, y más
tarde consagrado obispo de Nínive por el patriarca Jorge
(660-680). Al cabo de cinco meses presenta la dimisión.
Vuelve a la soledad de la oración y, al quedarse ciego
debido a la excesiva lectura, dicta sus tratados. Muere
siendo ya muy anciano y es enterrado en el monasterio de
Rabban Sabor. Isaac escribe partiendo de una tradición
que se había consolidado ya con Juan el Solitario y con
Evagrio, pero también basándose en su experiencia
personal […]”
P. Yousif
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 343

“Llamado “el Damasceno”, santo, y proclamado en la


San Juan Iglesia católica “Doctor de la Iglesia” por León XIII en 1890.
Damasceno Después de la reforma del calendario latino, la fiesta de
(650-749) san Juan Damasceno se celebra, tanto en la Iglesia
bizantina como en la romana, el 4 de diciembre. Al ser el
último teólogo de alcance universal antes de la división de
la Iglesia, san Juan Damasceno está considerado como el
autor con el que se cierra la edad patrística en Oriente, y
tanto su síntesis dogmática como su himnografía gozan de
muy alta estima. Las Vidas griegas y árabes lo describen
de manera legendaria. La Panaghia Tricherousa (La
Santísima de las Tres Manos: uno de los íconos más
venerados en el Monte Athos y cuya fiesta celebran los
rusos el 28 de junio y el 18 de julio) hace referencia a un
relato según el cual la mano cortada se la devolverá la
Madre de Dios. san Juan Damasceno nació en el seno de
una familia árabe-cristiana, o tal vez greco-siria, y siguió los
pasos de su abuelo (que fue ministro con los califas) y de
su padre (que fue ministro de hacienda de Damasco), y
llegó a ser responsable para los cristianos. Pero cuando
soplaron vientos iconoclastas, él y su hermano adoptivo
Cosme (que en el año 743 fue nombrado obispo de
Maiuma) partieron para el monasterio de San Sabas, cerca
de Jerusalén. Ambos compusieron cánones e himnos para
las fiestas más importantes del calendario. Hacia el año
700, el patriarca de Jerusalén ordenó a san Juan
Damasceno de sacerdote. Murió, al parecer, antes del
sínodo iconoclasta de Hiereia que pronunció el anatema
contra él y contra Germanos I, patriarca de Constantinopla
(715-730). Con todo, su mayor mérito reside en su obra
dogmática, tanto por sus tres Discursos sobre las imágenes
como –e incluso más- por su síntesis La fuente del
Conocimiento. En los tres Discursos expone la defensa
ortodoxa clásica del ícono, como consecuencia lógica de la
Encarnación, en la que el Dios ilimitado se deja contener
por la materia. La Fuente del Conocimiento es un
compendio de teología dividido en tres partes: a)
presupuestos filosóficos; b) herejías, denunciadas por
especialistas en ellas como san Epifanio de Salamina (315-
403); y c)la fe ortodoxa, en una “centuria”, o 100 capítulos,
organizados en torno a cuatro libros. […] La vida espiritual
en sus varias facetas aparece expuesta en su Sacra
Parallela, obra cuya paternidad aún se discute, y que se
llama así por la forma en que en ella se contraponen las
virtudes a los vicios. Entre tantos libros como se atribuyen
a san Juan Damasceno se encuentran también la novela
deBarlaam y Josafat.”
E. G. Farrugia
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 365-366
“Nació en el seno de una familia noble y pía. Su madre s.
San Teodoro Teoctista (+ 812) es recordada por él con veneración en su
Studita (759-826) discurso fúnebre, mientras que su tío, san Platón, era
hegúmeno (superior), de un monasterio en Bitinia, situado
en una pequeña propiedad que pertenecía a la familia.
Teodoro se ha distinguido como defensor de la veneración
de las imágenes en la segunda fase del iconoclasmo, junto
a san Nicéforo (758-828), patriarca de Constantinopla (806-
815). Inspirado por su tío san Pablo, abad de Saccudión,
se hizo monje y más tarde sucedió a su tío (794) […]En el
año 799, él y sus monjes abandonaron Saccudión, quizás
por estar demasiado expuesto a los ataques de los piratas
árabes, y se trasladaron al antiguo monasterio de Studion,
que les había donado Irene. […] La paz dura poco, porque
en el año 815, el nuevo emperador León V el Armenio
(813-820) inaugura la segunda fase de la iconoclastia:
menos dura que la primera, porque de por sí tolera los
íconos, pero no admite la veneración, decretada como
legítima en Nicea II (787). De hecho, las procesiones de
íconos organizadas por los monjes de Studion
desencadenaron la reacción de la policía. Teodoro fue
flagelado y alejado de la capital. Pudo volver sólo en
tiempos del nuevo emperador, Miguel II (820-829). […]
Aunque fue llamado de nuevo, Teodoro protesta cuando el
emperador convoca un sínodo para regular él mismo el
asunto de los íconos. De ahí que muriera en el exilio, lejos
de la capital.
En sus tres Antirretikoi Teodoro supera a san Juan
Damasceno (+749) en la justificación de la veneración de
los iconos. Hace un parangón entre las relaciones
intratrinitarias eternas, donde cada hipóstasis (personal) no
destruye la unidad, y las relaciones entre las dos
naturalezas de Cristo, donde las dos naturalezas no
comprometen la única hipóstasis (personal) de Dios Logos.
Por eso, abolir la veneración del icono de Cristo significaría
cancelar la misma obra redentora de Cristo. Entre los
escritos de Teodoro, las Grandes Catequesis y las
Pequeñas Catequesis reflejan el espíritu de radicalismo
monástico en tiempos de persecución, y también la vida
cotidiana en el monasterio. Lo muestran sus cartas así
como también su veneración por el primado de Roma. En
efecto, Teodoro se ha distinguido aún más como
reformador del monaquismo en los cenobios bizantinos. La
Regla de Teodoro fue adoptada, con algunas
modificaciones, por la Regla de san Benito (480-543), y en
el Monte Athos por san Atanasio Athonita cuando fundó la
Gran Lavra en 962. En la base de dicha reforma estaba
eltypikon conocido como Hypotyposis, que codificó, poco
después de la muerte de Teodoro, las usanzas que
prevalecían en sus cenobios. Esta regla se difunde también
en Rus de Kiev cuando san Teodosio de Pecersk (+1074)
adoptó para la Lavra de las Grutas, que había fundado con
san Antonio de Pecersk (+1073), la nueva edición que
había hecho Alejo Studita de Constantinopla
delHypotyposis. […]”
E.G. Farrugia
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 642-643
Hesiquio de Batos “El autor de [Capítulos sobre la vigilancia] no es Hesiquio
(entre los siglos de Jerusalén (que vivió en el siglo V), tal como había creído
VIII-X) equivocadamente Nicodemo el Hagiorita. Dadas las
influencias de Juan Clímaco y de Máximo el Confesor que
se perciben, se puede atribuir esta obra a un abad del
Monasterio de la Zarza Ardiente del Sinaí (Batos significa
precisamente ‘zarza’) que habría vivido entre los siglos VIII
y X.[…]”
J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Pág. 178

Cirilo: “Santo, misionero entre los eslavos. Educado en la


San Cirilo (826- corte de Constantinopla y discípulo de Focio, se hizo
869) y San célebre siendo aún joven, por su cultura. Consagrado
Metodio (815- 885) sacerdote y nombrado bibliotecario patriarcal, le fueron
asignadas importantes misiones diplomáticas. En el 863,
bajo petición del príncipe de Rostislav, fue enviado a
Moravia, junto a su hermano Metodio, con el emperador
Miguel III. Ideó el alfabeto glagolítico y tradujo del griego al
eslavo numerosas obras eclesiásticas, sentando así las
premisas para una nueva lengua literaria, el paleoeslavo.
En Moravia, su obra misionera desencadenó la hostilidad
del clero franco y los hermanos fueron obligados a dirigirse
al Papa Adriano II, quien aprobó el eslavo como lengua
litúrgica. Constantino murió en Roma después de haberse
hecho monje con el nombre de Cirilo. […]”
K. Douramani
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs.146-147

Metodio: “Misionero de los pueblos eslavos. Nació en


Tesalónica y era hermano de san Cirilo (Constantino). Tras
una esmerada educación, se dedicó a la carrera
administrativa, obteniendo el grado de arconte del distrito
de Estrimonia en Macedonia. Hacia el año 850 abandonó el
mundo para retirarse al monte Olimpo, en Bitinia, donde
llegó a ser hegúmeno del monasterio de Policronio. En el
863, a instancias del príncipe Rostislav, el emperador
Miguel III lo envió a Moravia junto con su hermano Cirilo.
En el 867 se fue a Roma con su hermano, donde fue
ordenado obispo por el papa Adrián II en el 869. A la
muerte de su hermano, en el 870 volvió a Panonia y
Moravia, pero se encontró con la violenta aversión de los
francos, que lo metieron preso. Tras su liberación, en el
873, se entregó activamente a la organización de la Iglesia
morava. Los francos siguieron combatiendo a Metodio, que
fue acusado injustamente de herejía, y en el 879 lo
obligaron a ir a Roma para defenderse de las acusaciones.
En el viaje de regreso, pasó por Constantinopla donde fue
recibido favorablemente tanto por el emperador Miguel
como por el patriarca Focio. No está del todo claro el papel
que desempeñó en la creación del alfabeto glagolítico, pero
el autor de su Vida, probablemente San Clemente de
Ochrid, cuenta que en el 884 Metodio consiguió terminar la
traducción de la Biblia. Su fiesta en el calendario bizantino
es el 6 de abril; en el calendario latino se lo recuerda junto
a su hermano el 14 de febrero. […]”
K. Douramani
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 442

Filoteo del Sinaí “La anacoresis egipcia descubrió el paso, de la más radical
(siglo IX-X) soledad y ascesis del cuerpo, a la ascesis de la mente y a
la paz y dulzura del corazón. Esta paz y dulzura interior es
un estado espiritual que los monjes designan con el
término de hesiquía, una palabra clave en la espiritualidad
oriental y que incorpora muchos matices: designa el retiro
respecto de todo lo creado, pero también es la suma de
una tranquilidad, una calma, una lucidez, una dulzura y un
silencio extremos.
La aportación de los monjes del Sinaí consistirá en elaborar
las reglas que regirán para siempre el combate espiritual: la
búsqueda y la vigilancia del corazón, el “lugar de Dios” por
excelencia.”

J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Pág.176

San Gregorio de “Santo y místico armenio. Fue sacerdote y doctor de la


Narek Iglesia armenia, y ejerció su enseñanza en el monasterio
(994-1010) armenio de Narek, situado al sur del lago Van. Fue un
asiduo lector y conoció las principales obras de teología y
de mística griega, siria y armenia. Dejó varios escritos
exegéticos y retóricos; pero su obra más famosa es elLibro
de las oraciones, que constituye la más alta expresión de la
poesía mística armenia. Los temas principales de la lírica
de Gregorio son la solidaridad en el pecado, la misericordia
de Dios, el conflicto carne/espíritu, y finalmente el amor a
Cristo vivido en el ardor místico.”
G. Traina
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 310

San Simeón el “El título de ‘Nuevo Teólogo’ alude al primer Teólogo Juan
Nuevo Teólogo Evangelista, llamado justamente ‘el teólogo’, en la tradición
(949-1022) griega. De joven entró en el monasterio de Studion en
Constantinopla, pero enseguida se hizo higúmeno en el
vecino convento de San Mamas, tuvo una vida muy agitada
a causa de varios conflictos, murió en el exilio en la región
de Chrysopolis.
Sus escritos principales son 1) las catequesis, en número
de 34, dirigidas a los monjes; 2) Las capítulos teológicos,
gnósticos y prácticos, brevísimas instrucciones ascéticas;
3) Los tratados teológicos y éticos, en los cuales se
encuentra expuesto el pensamiento del autor; 4) Los
himnos; 5) Las cartas (entre las cuales hay una atribuida
falsamente a Juan Damasceno: Sobre la confesión, donde
se da una exagerada prioridad a los hombres espirituales
frente al poder jerárquico). Simeón representa a la corriente
que busca la “conciencia del Espíritu”, enseña la necesidad
de la experiencia, de los sentimientos espirituales, describe
de una manera sugerente “visiones de luz”. Por todo ello ha
tenido una gran influencia sobre los hesicastas del Monte
Athos.”

T. Spidlik
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 614-615

Nicetas Stéthatos “Nicetas Stéthatos, “el valiente”, fue discípulo y testigo de


Simeón el Nuevo Teólogo. Fue también su biógrafo y supo
sucederle espiritualmente, elaborando una síntesis
intelectual de la experiencia mística de su maestro,
experiencia que Dios también le había concedido a él.
Las Tres centurias retoman la antiguo trilogía de Evagrio, a
propósito de los tres grados de la vida espiritual: 1) la
ascesis del cuerpo, llamada acción o práctica; 2) la ascesis
del espíritu, llamada contemplación natural o física; 3) el
éxtasis del espíritu, llamado conocimiento místico o
Teología. […] Hay otro aspecto importante a destacar:
siguiendo la escuela de Simeón el Nuevo Teólogo, el
marco de la vida espiritual ya no es la anacoresis del
desierto, sino el corazón del monasterio, donde el monje
debe aprender a confrontar su soledad con la vida
comunitaria.”

J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Pág.181

San Atanasio el
Athonita funda la
Gran
Lavra sobre el
Monte Athos (963)

San Antonio llega


del Monte Athos y
funda el
Monasterio de la
Gruta en Kiev
(1055)

Elías el Ecdicos “Elías vivió, probablemente en Constantinopla, como monje


(siglos XI-XII) y sacerdote, pero también como juez o abogado. A pesar
de que su obra es breve [Florilegio de sentencias de
filósofos consagrados a la virtud y Sobre el conocimiento],
se trata de un autor crucial. Elías retoma a Evagrio, a los
monjes del Sinaí y a San Máximo, pero recreándolos de un
modo muy personal y refinado.”

J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Pág. 174
San Simeón “Es el fundador del estado serbio ortodoxo, construyó la
[Stefan Nemanja] lavra de Studenica y el monasterio de Chilandar. Stefan
(1166-1196) Nemanja, aunque al principio había recibido el bautismo
católico en el contexto de la unificación de los territorios
habitados por los serbios, eligió la iglesia ortodoxa del
Monte Athos y se hizo rebautizar según el rito ortodoxo. Al
final de su vida abrazó la vida monástica en Chilandar, con
lo cual se convirtió en el centro espiritual de la ortodoxia
serbia. Poco después de su muerte fue canonizado como
san Simeón Myroblito, sus reliquias han sido trasladas
cerca del monasterio de Studenica.”

A Mitescu
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 614.

“De origen italiano, Nicéforo fue otro de los monjes del


Nicéforo el Monte Athos que conocieron el exilio debido a la
Solitario radicalidad de su militancia hesicasta. En sus escritos va
(apr 1250) directamente al núcleo de la experiencia monástica: el
sentido de la vida cristiana es la transfiguración. Hay que
buscar “el tesoro que está oculto en el corazón” y “arder de
luz gozosa”.

J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Págs. 180-181

San Gregorio el “Es uno de los grandes iniciadores y pedagogos de la


Sinaíta renovación hesicasta de los siglos XIII y XIV. Habiendo
(1255- 1346) pasado importantes temporadas en el Sinaí y en el Monte
Athos, unió los dos grandes polos simbólicos de un
perímetro milenario bajo una misma convicción: que el
monacato está llamado a revelar el sentido último del
destino humano, al vincular el cuerpo al espíritu, el espíritu
al corazón, y el corazón al éxtasis en Dios. Gregorio
terminó su vida en Macedonia, donde fundó tres
monasterios en lo alto de una montaña, a las puertas de
Rumania y del mundo eslavo. Fue testigo, profeta y
misionero de la vocación hesicasta. Y fue también un
pedagogo minucioso de la oración del corazón, tal como lo
manifiestan los escritos aquí recogidos.”

J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Págs. 177-178

“Este autor forma parte del movimiento de renovación


Teolepto de hesicasta que tuvo lugar en el norte de Grecia (sobre todo
Filadelfia en el monte Athos) durante los siglos XIII y XIV. Un
(1250-1326) movimiento que integra a todos los autores que la Filocalia
recoge a partir de esta fecha, y que se constituyó como
resistencia frente a ciertos emperadores bizantinos que
estaban dispuestos a pactar a toda costa (política y
espiritualmente) con el Occidente cristiano. A causa de
esta militancia, Teolepto fue exiliado, junto con otros
monjes del Monte Athos, a una isla del mar Egeo, donde
fue iniciado por Nicéforo el Solitario, otro monje exiliado
como él, en el método hesicasta de la oración del corazón.
Para Teolepto, la vocación monástica está consagrada a la
inmolación y a la gloria: a la inmolación, a causa del duro
paso por la ascesis; y a la gloria, por el paso de la mente
pura a la oración pura, y de ésta al amor luminoso e
iluminado. Un amor “filocálico” que, después de haber
buscado tenazmente la belleza de Cristo, la encuentra y la
conserva para siempre en las profundidades del corazón.”
J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Pág. 184-185

San Gregorio “Santo, teólogo y místico bizantino. Es considerado como el


Pálamas teólogo bizantino más grande, el que más influyó sobre la
(1296- 1359) teología ortodoxa actual. Nació en el seno de una familia
noble y rica, en Constantinopla, en 1296. Cursó estudios
humanísticos y filosóficos en la escuela superior de la
capital. Hacia 1316 se retiró al Monte Athos, donde tenía ya
dos hermanos monjes. Vivió como monje de la Santa
Montaña durante casi veinte años. En 1335 entró en
polémica con el “monje filósofo” Barlaam Calabro, polémica
que dio inicio a la llamada “controversia hesicasta” y que
duró más de 30 años (1336-1368). La disputa tenía como
objetivo primordial la cuestión del Filioque y después la
vida espiritual de los monjes del Monte Athos con su
espiritualidad típica, el hesicasmo. Una cuestión
especialmente discutida era su pretensión de estar en
condición de ver la luz divina increada, la misma luz que
envolvió a Cristo transfigurado sobre el monte Tabor. Muy
pronto la polémica se concentró sobre la divinización del
hombre. Pálamas afirmaba que el creyente está
verdaderamente divinizado a través de las energías
increadas de Dios que se distinguen de la esencia divina, la
cual permanece incomunicable, mientras que las energías
increadas son comunicables. En respuesta a las
acusaciones de Barlaam, Pálamas escribió las
famosasTríadas en defensa de los santos hesicastas, y en
1340 redactó un manifiesto público que hizo suscribir a las
más altas autoridades y a los monjes más eminentes del
monte Athos, en el cual sintetizó sus tesis contra Barlaam.
Se trata del Tomos Agioritico. El 10 de junio de 1341 se
celebró un sínodo en Constantinopla donde se condenaba
la doctrina de Barlaam, y del cual surgió un Tomo, en el
cual se reafirmaba la doctrina de la luz increada y la validez
doctrinal de la oración de Jesús. Después de la muerte de
Barlaam, el partido antipalamita fue liderado primero por
Gregorio Acindino y después por Nicéforo Gregoras. En el
sínodo de 1347 la doctrina palamita fue aprobada una vez
más, mientras el mismo Pálamas fue elegido metropolita de
Salónica (mayo de 1347). Pálamas vivió sus últimos años
en Salónica, dedicándose sobre todo a la predicación.
Murió el 14 de noviembre de 1359 a los 73 años. En 1368
fue canonizado por su amigo y discípulo el patriarca Filoteo
Kokkinos. […]”
Y. Spiteris
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 515-516
San Sergio de “Reformador del monaquismo ruso, ha adquirido un valor
Radonez emblemático para toda la ortodoxia rusa. Fue canonizado
(1314-1392) en 1448, cuando Moscú eligió un metropolita ruso, lona, sin
consultar a Constantinopla. Cinco años más tarde, ésta
última cayó en manos de los turcos (1453). Los rusos lo
consideran como un castigo de Dios, porque la Iglesia
bizantina había accedido a pactar con la Iglesia de Roma
en el concilio de Florencia. Esta fecha es una etapa
decisiva de la autonomía de la Iglesia ortodoxa rusa, que
llegará a ser patriarcado en 1589. Sergio nació en el seno
de una familia noble de Rostov, en la región de Yaroslavl, y
fue bautizado con el nombre de Bartolomé. Pero cuando
esta familia, aliada con el príncipe del lugar, perdió todo a
causa de la situación política, fue obligado a huir y dirigirse
hacia Radonez, en la región de Moscú. Sus padres se
hicieron monjes y cuando murieron, él tenía veinte años.
Convencido de su tendencia contemplativa, se hizo monje
hacia 1337, tomando el nombre de Sergio. Junto con su
hermano mayor Esteban, que después de la muerte de su
mujer se había hecho monje en el monasterio de Chotkovo,
se establecieron en una localidad a sesenta kilómetros de
Moscú, donde hoy día se encuentra la ciudad de Sergeev-
Posad, cuyo nombre fue cambiado en 1930 por el de
Zagorsk […].
Después de haber organizado juntos dos celdas y una
capilla, Esteban abandonó el lugar. Más tarde surgirá una
lavra en honor de Sergio, que siguiendo el título de la
Iglesia, se llamó Troicka Laura, la Lavra de la Trinidad. Las
autoridades religiosas eligieron a Sergio como sacerdote e
higúmeno de los monjes que se congregaron en torno a él,
y el mismo Sergio les impuso la regla cenobítica.
En 1380, antes de la batalla de Kulikovo, sobre el Don,
inicio de la liberación definitiva del yugo tártaro, san Sergio
bendijo al príncipe Dimitrij Donskoj, prediciéndole la
victoria. La iglesia de la Trinidad que construyeron allí se
convirtió desde el principio en meta de peregrinaciones,
símbolo de la nueva identidad nacional y centro de la
ortodoxia rusa. Es el lugar donde se entierra a los
patriarcas. Es también sede de la Academia eclesiástica de
Moscú. La fiesta de san Sergio se celebra el 25 de
septiembre, día de su muerte.”
E. G. Farrugia
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 609-610

Nicolás Cabasilas “Teólogo y místico bizantino que nació en Tesalónica entre


(1322-1391) el 1319 y el 1323. Vivió en un periodo de profunda crisis
económica y política, conocido, sin embargo, en el plano
cultural y religiosos como el “renacimiento bizantino”.
Realizados los primeros estudios en Tesalónica, se
transfirió a Constantinopla para completarlos (1335-1340),
y aquí, además de la filosofía y la retórica, asimiladas bajo
la guía de su tío Nilo Cabasilas, estudió matemáticas,
astronomía y leyes, pero, sobre todo, profundizó en la
Escritura y en los Padres. En la década entre el 1345 y
1355 estuvo al lado de Cantacuceno como consejero y
colaborador. Después de su abdicación pasó cuarenta
años en la oscuridad, pero fecundos, porque en ellos
escribió sus mejores obras teológicas. No conocemos el
año de su muerte, ocurrida probablemente poco después
del 1391. Casi con total seguridad fue laico hasta su
muerte. Las obras más conocidas de Cabasilas son: La
vida en Cristo, obra maestra y una de las mayores obras de
la literatura cristiana; Comentario de la divina liturgia,
considerado coronación de La vida en Cristo. La obra es al
mismo tiempo exposición descriptiva y espiritual de la
Liturgia según el rito de san Juan Crisóstomo, y ensayo
teológico sobre el sacrificio de la eucaristía; Explicación de
los ritos de la divina liturgia; Tres homilías en honor a la
Virgen María. En La vida en Cristo, partiendo del dato
existencial de que la vida espiritual no es más que la
misma vida de Cristo en nosotros, él concentra su análisis
teológico en la estructura de esta vida divina, desarrollando
cristología, pneumatología, antropología, eclesiología
sacramental y libre respuesta del hombre al amor
divinizante de Dios. Pero, sobre todo, la antropología está
unida existencialmente a la cristología; la vida del hombre
es verdaderamente “vida en Cristo” a todos los niveles y en
todas las dimensiones. Junto a Cristo pone a la Theotokos.
Cabasilas posee una visión grandiosa de la Madre de Dios,
dependiente de Cristo pero inseparable de Él y necesaria
para Él. María, junto a Cristo, constituye el “objetivo” de la
creación.”
Y. Spiteris
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 124-125

Calixto “Cataphygiotés significa ‘el que se refugia’, ‘el que vive en


Cataphygiotés soledad’. Con este nombre se designa a un monje del que
(siglo XIV-XV) se desconoce todo dato histórico, pero que dejó sus
escritos justamente antes de la desaparición del Imperio
Bizantino. Esta obra [Sobre la unión con Dios y la vida
contemplativa], la última que compone el corpus filocálico,
constituye la piedra angular de la tradición hesicasta, su
último testimonio. Su estilo es atípico, de una gran
capacidad especulativa, con claras influencias de Dionisio
el Aeropagita y de Simeón el Nuevo Teólogo.”
J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Pág. 172

Calixto e Ignacio “La Centuria espiritual fue escrita por dos monjes del Monte
Xanthopouloi Athos. Dos compañeros, dos amigos que compartieron los
(siglo XIV) mismos silencios y las mismas contemplaciones extáticas.
Su escrito es una especie de recapitulación de todos los
autores precedentes, en la medida en que está tejido por
las más bellas citas. En este sentido, se puede decir que
esta obra constituye una especie de
pequeñafilocalia dentro de la Gran Filocalia. Su acento está
puesto en la incandescencia del amor de Dios. Debido a su
carácter recapitulador, en Los relatos de un peregrino
rusoel ‘staretz’ recomienda al protagonista empezar por
esta obra la lectura de la Gran Filocalia, que el campesino
acaba de adquirir.[…]”
J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Págs. 172-173

Calixto el “Es muy posible que Calixto el Patriarca sea la misma


Patriarca persona que Calixto Xanthopoulos, que fue patriarca de
(siglo XIV) Constantinopla hacia finales del siglo XIV. En sus escritos
habla como el más humilde y último de los hombres,
testimoniando a partir de su propia experiencia que la
interioridad del hombre es la imagen del Paraíso. Para
Calixto, entre lo sensible y lo invisible no hay
discontinuidad, sino una ósmosis serena que es sostenida
por la ‘inteligencia amorosa’ y por la pacificación de la
humildad.”
J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Pág. 173

Calixto “Telicoudos significa ‘cumplimiento’, ‘terminación’. Este


Telicoudos Calixto participó del mismo movimiento que Gregorio del
(siglo XIV) Sinaí y Nicéforo el Solitario. En este breve escrito [Sobre la
práctica hesicasta] nos ofrece un fiel y condensado
balance, ocultándose a sí mismo, de la experiencia
monástica.”

J. Melloni Ribas.
Los camino del corazón.
Ed. Sal Terrae. Pág. 173

Andrej Rubl’ov
(1360-1427)

San Simeón de “Metropolita de Tesalónica. Sobre su vida no hay muchas


Tesalónica noticias. Una parte de su fecunda obra teológica está
(+1429) dedicada a la polémica, especialmente contra los latinos y
contra los opositores bizantinos del palamismo. El mismo
Simeón se adhiere a un palamismo moderado, sobre todo
por su influencia sobre la vida espiritual, siguiendo la estela
de Nicolás Cabasilas. Tiene una ulterior producción
teológica compuesta de escritos breves relativos al credo y
a cuestiones canónicas, dogmáticas, morales y pastorales.
Pero por su calidad la parte más relevante de la obra está
constituida por numerosísimos escritos sobre la liturgia:
éstos se refieren tanto al desarrollo histórico de la liturgia
bizantina (de cuya forma entre el siglo XIV y el siglo XV,
Simeón es un testimonio precioso, aunque quizás sea
menos creíble en sus afirmaciones sobre las épocas
precedentes), como al significado teológico y a la
importancia para la vida espiritual de los distintos
sacramentos (que comprenden también, según la más
antigua tradición bizantina, la consagración de una iglesia,
la profesión monástica, las exequias) y de los otros ritos
litúrgicos. Después de Cirilo de Jerusalén (s. IV), el pseudo
Dionisio (siglo V/VI), Máximo el Confesor (s. VII), Anastasio
Sinaíta (s. VII/VIII), Germán de Constantinopla (s. VIII),
Nicolás de Andida (s. IX) y Nicolás Cabasilas (s. XIV),
Simeón es el último de los grandes comentaristas
bizantinos de la liturgia (el último pero no el menor).”
M. Paparozzi
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 614-615

José de “Este gran reformador de la vida monástica en Rusia nació


Volokolamsk el año 1439/40 y murió en el 1515. En 1479 fundó el
(1439-1515) convento de Volokolamsk, en el que introdujo la perfecta
observancia cenobítica según la Regla que él mismo
compuso inspirándose en Basilio y en Teodoro Estudita.
Intervino también en la vida eclesial y política. En su lucha
contra los herejes judaizantes, escribió el primer manual
apologético-dogmático de Rusia: Iluminador. En la
discusión acerca de los bienes monásticos, su opinión
prevaleció en el sínodo de Moscú (1503) sobre la de los
discípulos de su contrincante, Nilo de Sora. José demostró
la necesidad de los bienes monásticos para el bien de la
Iglesia. José y sus discípulos, en conexión con el príncipe
de Moscú, influyeron grandemente en la formación del
estado moscovita. Los numerosos monasterios inspirados
en su espíritu marcaron de la manera decisiva la
espiritualidad rusa de los siglos siguientes.”
T. Spidlik
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 360-361

San Nilo de “Monje ruso que, habiendo hecho la experiencia del


Sorsky (1433- hesicasmo en el monte Athos, que estaba en pleno
1508) desarrollo en aquel momento, abandona la vida cenobítica
de estricta observancia de su monasterio de Kirill en
Beloozero para retirarse en solitario al río Sora (de ahí el
apelativo Sorskij) practicando la espiritualidad hesicasta.
Pronto se le unieron algunos compañeros, dando origen a
un skit, colonia de un número limitado de eremitas
dedicados a la vida contemplativa, con las formas libres de
vida en común que respetan la dinámica individual del
crecimiento espiritual. Así es como fue introducido a Rusia
el hesicasmo, que acentuaba más la disposición interior
que la observancia de las reglas exteriores. Además de un
Testamento (“Tradición”), Nilo escribe la Regla (Ustav) que
quiere ser solamente un resumen de la doctrina de los
Padres hesicastas sobre el combate espiritual y la custodia
del corazón. Defensor de la pobreza religiosa radical
(nestjazateli), Nilo se enfrenta, en el sínodo de Moscú de
1503, con José de Volokolmsk, favorable a los bienes
monásticos y representante de un cenobitismo tradicional y
rígido. Prevalece la tendencia de José, pero será el
starcestvo del siglo XIX el que revalorizará el ideal de Nilo,
considerado por la hagiografía rusa como el starec.”
R. Cemus
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 477-478

San Dimitri de “Santo, metropolita, hagiógrafo y predicador ucraniano


Rostov ortodoxo. Nacido cerca de Kiev, frecuentó la famosa
(1651-1709) academia fundada por Pedro Moghila, donde su
pensamiento y piedad sufrieron una cierta influencia
católica. Hecho monje y, a continuación, hegúmeno de
varios monasterios, comienza su fructuosa actividad
literaria, que continua también como obispo-metropolita de
Siberia primero y de Rostov después. Su mayor obra, a la
que dedica veinte años, Historia de la vida de los santos,
“Cety Minej”, Menologio eslavo en 12 volúmenes, de
acuerdo con los doce meses del año, conoce una difusión y
una influencia extraordinarias. Como resulta de otras obras
suyas, entre las que está El espejo del a confesión
ortodoxa, San Petersburgo 1805, Dimitrij tiene una doctrina
espiritual que no es ni abstracta ni sistemática, sino
concreta y práctica. Influenciado por autores católicos
occidentales, Dimitrij vuelve con frecuencia sobre el tema
de la pasión de Cristo. Caracterizado por un extraordinario
celo apostólico, Dimitrij fue canonizado en 1757”

R. Cemus
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 212-213

San Nicodemo “Teólogo, escritor espiritual y místico ortodoxo griego,


el Hagiorita notable por la cantidad y la importancia de sus escritos (ha
(1749-1809) escrito más de cien obras de diversa índole) considerado
como el escritor religioso griego más grande del siglo XVIII.
Nació en la isla de Naxos en 1749. Después de sus
primeros estudios en su isla natal, completó su formación
en Esmirna. Habiendo conocido a los monjes del Monte
Athos, decidió abrazar la vida monástica en la Montaña
Sagrada. Pasó toda su vida monástica en el Monte Athos
en el monasterio de San Dionisio, en el Eremitorio del
pantocrátor y en la celda lavriótica de San Jorge, donde
murió en 1809. Fue declarado santo por el patriarca de
Constantinopla en 1955. […] Junto con Macario Notaras,
metropolita de Corinto, es el compilador de la Filocalia de
los santos népticos, publicada por primera vez en Venecia
en 1782 y traducida muy pronto a varias lenguas.”
Y. Spiteris
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 475-476

San Macario “Monje y metropolita de Corinto. Antes y después de ser


de Corinto depuesto de la sede de Corinto, por motivos políticos, vivió
(1731-1805) como ermitaño en varios lugares. Tuvo relación de amistad
con Nicéforo Theotokis, san Atanasio de Paros (cuya
postura compartió en la controversia sobre las Kollyvas), y
sobre todo con san Nicodemo Hagiorita: con él colaboró en
la edición de importantes escritos patrísticos y bizantinos
sobre la vida espiritual, como la Filocalia (1782: inspirador
de esta antología fue Macario, quizás basándose
en sillogia–colecciones- anteriores encontrados en el
Athos) y la de Pablo Evergetinós (s. XI). Defensor, en un
ambiente desfavorable (aunque con la aprobación del
patriarca Neófito VII), de la comunión frecuente (siguiendo
a Molinos), es uno de los principales renovadores de la
vida espiritual, en el siglo XVIII, para monjes y laicos, y
promotor de estudios patrísticos renovados.”

M. Paparozzi
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 418

San Paisij “Paisij, ucraniano, hijo de un sacerdote ortodoxo, realiza


Velickovskij sus estudios en la Academia de Kiev, organizados según el
(1722-1794) modelo jesuita. Por aversión a esta “enseñanza pagana”, a
la cual prefiere las lecturas patrísticas, Paisij huye a
Moldavia para abrazar la vida monástica y se pone bajo la
dirección del starec Basilio de Poiana Marului. Para beber
en las fuentes de la espiritualidad monástica antigua, Paisij
se va al Monte Athos, donde se queda 17 años. Allí conoce
los escritos eclesiásticos de Nil Sorskij, así como algunos
manuscritos de padres griegos que traduce al paleoeslavo.
Con un grupo de monjes que lo han tomado de guía, Paisij
se traslada a Moldavia, donde, en los monasterios de
Dragomirna, Secu y Niamets, logra introducir la
espiritualidad hesicasta en la vida de grandes cenobios
internacionales (hasta 350 monjes rumanos y rusos), en los
que restaura la antigua tradición monástica de lapaternidad
espiritual, el starcestvo (starec). Paisij, que fue un
entusiasta de la “oración de Jesús”, escribe en su defensa.
Pero la obra más importante que salió de losscriptoria de
sus monasterios es el equivalente paleoeslavo de la
Filocalia, el Dobrotoljubie, que junto con el starcestvo, dio
impulso a la llamada “renovación filocálica”, renacimiento
espiritual en la Rusia del siglo pasado.”

R. Cemus.
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 688.

Tichon Zadonskyj “Santo, monje “docto” y obispo ortodoxo ruso del período
(1724-1783) “sinodal”. Hijo de sacristán, Timofet Salvelic Sokolov
estudia en el seminario de Novgorod, recientemente
fundado y donde diversos profesores provienen de la
Academia de Kiev fundada por Pedro Moghila. Convertido
él mismo en profesor de retórica y filosofía, toma el hábito
monástico en 1758 bajo el nombre de Tichon. Incluso como
obispo de Voronez (1763), Tichon busca mantener la
austeridad de la vida monacal, combinándola con un
extraordinario celo pastoral, y un agudo sentido de justicia
social. Pero en 1768, después de solo cinco años, dimite
del episcopado y se retira en el monasterio de Zandonsk,
donde vive recluido hasta la muerte, dedicándose a las
actividades de escritor. La experiencia de una “noche
oscura”, seguida de iluminaciones y visiones, permite
compararlo a los grandes místicos españoles. El
dondiorático (cardiognosia) lo cualifica
como starec buscado por el pueblo cristiano, sobre todo
por los niños. Su ejemplo personal, y sobre todo la
capacidad de soportar las humillaciones y el sufrimiento,
además de sus escritos, en los cuales retoma tema
patrísticos (contemplación natural), sabiendo sin embargo
elaborar también influjos católicos (imitación de Cristo),
protestantes (pietismo) y anglicanos en una gran síntesis
original, han ejercido una gran influencia en Rusia. Sus
Obras en cinco volúmenes han sido reeditadas varias
veces […] La ortodoxia rusa reconoce en Tichon a uno de
sus santos más característicos.”
R. Cemus.
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 662.

San Serafín “Una de las grandes figuras de la espiritualidad monástica


de Sarov de la Iglesia ortodoxa rusa. Nacido el 19 de julio de 1759
(1759-1833) en Kursk, en una familia de mercaderes de provincia,
Serafín, con el nombre burgués de Prochor Moscin, desde
su infancia manifestó una particular predilección por los
libros espirituales y por la soledad. A los 19 años decide
hacerse monje, acude en peregrinación a Kiev y una vez
aconsejado por el starec Dositej, entra en el convento de
Sarov, de la gobernación de Tambor, en el año 1779.
Desde el principio se distingue por su humildad y
austeridad de vida. Curado milagrosamente de una larga
enfermedad, emite los votos en 1786, tomando el nombre
de Serafín. En el mismo año es ordenado diácono, ejerce
este servicio con un gran celo “pasando todo el día en el
santuario”. Sacerdote desde el año 1793, celebra todos los
días la divina liturgia, pero únicamente a lo largo de un año.
De hecho, en 1794, después de quince años de vida
común, Serafín se retira a la soledad en los bosques.
Durante tres años (1804-1807), en tiempo de la invasión de
Rusia por parte de Napoleón, Serafín se hace estilita sobre
una piedra, pasando “mil noches” en oración. Es el único
caso conocido de estilismo en el siglo XIX. Sigue también
otro tipo de podvig (empresa santa), la del silencio
absoluto, que Serafín se impone a sí mismo hasta 1810,
cuando se le impuso volver al monasterio. Durante
veinticinco años, vive como un reclusoen una minúscula
celda oscura, hasta el 25 de noviembre de 1825, en que
comienza su actividad pública comostarec, abriendo la
puerta de su celda a las personas, cada vez más
numerosas, que acuden a él atraídas por su don
de cardiognosis, perspicacia espiritual (diorasis) y por
supoder taumatúrgico (numerosas curaciones). De una
severidad insólita en sus prácticas ascéticas personales,
pero lleno de bondad y de compasión con los otros, Serafín
subraya la importancia de la alegría en la vida espiritual y la
necesidad de la presencia transformante del Espíritu Santo.
Aún en vida fue venerado como santo por el pueblo.
Serafín muere el 14 de enero de 1833 en Sarov. Será
canonizado 70 años después, en 1903, en presencia de la
familia imperial. Aunque no pertenezca directamente a la
primera corriente filocálica, Serafín es una figura
emblemática de la renovación espiritual a través
del starcestvo en Rusia, en el siglo XIX, integrando en su
persona los rasgos más característicos de la espiritualidad
y santidad rusa: oración perpetua, sacrificio voluntario del
amor, fe en la transfiguración de cada una de las criaturas
por el camino de la humildad y de la ascesis. En este
contexto hay que entender las narraciones de su amistad
con los animales selváticos que en la literatura ascética
oriental significa el retorno al paraíso de quien ha purificado
el propio corazón de las pasiones.”
R. Cemus
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 607-608

Metropolita Filaret “Metropolita de Moscú y la personalidad eclesiástica rusa


(1782-1867) más autorizada del siglo XIX. Con sólo 28 años, era ya
rector de la Academia eclesiástica de Petersburgo, fue
profesor de griego y hebreo, y vivió especialmente
entregado a la traducción y difusión de la Biblia en Rusia.
Sospechoso por esto del influjo protestante, encontró
grandes dificultades para la publicación del Catecismo
cristiano detallado (1839), que sin embargo alcanzó un
gran éxito y acabó sustituyendo la famosa Confesión
ortodoxade Pedro Moguila que venía usándose desde
hacía dos siglos.[…]
Debido a la autoridad de sus ideas, sus escritos fueron
recogidos y publicados como póstumos en varios
volúmenes. La reciente canonización de Filarete es una
señal de la apertura ecuménica de la Iglesia rusa.”
G. Cioffari
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 279

San Ignacio “Monje, escritor espiritual y santo obispo ortodoxo ruso.


Briantchaninov Procedente de familia noble, el joven Dimitrij (su nombre de
(1807-1867) bautismo) es destinado a la carrera militar al servicio del
Zar Nicolás I, y es inscrito a su pesar en la escuela para
oficiales de San Petersburgo. Atraído por los escritos de los
Padres y por la vida monástica, entra en contacto con
los starci, discípulos de Paisij Velickovskij. Obtenida
finalmente la dimisión de la guardia imperial, Dimitrij se
pone bajo la guía espiritual del starec Leónidas (más tarde
famoso en Optina). Toma el hábito monástico con el
nombre de Ignatij, se convierte pronto en hegúmeno de un
pequeño monasterio, antes de que el zar lo nombre
archimandrita de la Troice-Sergieva-Pustyn en la capital
imperial para hacer aquí un monasterio modelo. Nombrado
en 1857 obispo de Stavropol (Cáucaso), su mala salud no
soporta las fatigas pastorales y sugiere dar la dimisión,
después de tan sólo cuatro años de celoso servicio
pastoral. Retirándose en el monasterio Nikola-Babaevski,
dedica los últimos seis años de su vida a la actividad de
escritor y director espiritual por correspondencia. No
habiendo estudiado nunca teología, Ignatij se alimentaba
de escritos filocálicos, vislumbrando en la vuelta de los
Padres, que él proponía según el lema del hesicasmo de
Paisij Velickovskij, la solución de la crisis del monaquismo.
Su preocupación principal como escritor fue la de ser
puente entre el hombre de su tiempo y los antiguos Padres
orientales. Debido a las amplias citas de estos Padres, los
escritos de Ignatij constituyen un florilegio “filocálico”
comentado y explicado. Se ha difundido más su ensayo
sobre la oración de Jesús que él pone en el centro de la
espiritualidad ortodoxa.”
R. Cemus
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 119

Teófanes el “Nacido el 10 de enero de 1815 en Cernavsk, muerto el 6


recluso de enero de 1894 en el eremo de Vysen, Jorge Govorov
(1815-1894) tomó el nombre de Teófanes en su profesión monástica,
después de haber terminado los estudios del seminario.
Llegó a ser profesor de psicología, de lógica, de moral en
los Seminarios de Novgorod, de Olenets, rector de la
Academia de San Petersburgo, obispo de Tambor y de
Sack, después de Vladimir. En el año 1872 se retiró al
eremitorio de Vysen. Vivió recluido durante doce años,
orando, practicando la dirección espiritual por medio de
cartas, escribiendo libros. Se convirtió en uno de los
autores más renombrados de la espiritualidad rusa. Su
bibliografía contiene 466 títulos. Los principales escritos
son la traducción rusa de la Filocalia (Dobrotoljubie),
Compendio de la moral cristiana (1895), qué es la vida
espiritual (1868). Teófanes es buen conocedor de los
Padres y su mérito personal es saber concentrar toda la
enseñanza espiritual en torno a la noción de “corazón”,
término característico de la espiritualidad rusa.”
T. Spidilk
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 645.

San Juan “Sacerdote, ruso, escritor espiritual, místico, canonizado


Kronstadt por la Iglesia sinodal en el extranjero el 19/11/1964.
(1829-1908) Desarrolló toda su vida sacerdotal en Kronstadt, en la
periferia de San Petersburgo. Fue famoso como
taumaturgo, predicador, organizador de obras de caridad y
escritor. Se conservan unos treinta escritos suyos.
SusPredicaciones fueron editadas en 4 volúmenes en san
Petersburgo entre los años 1891 y 1894. Pero se hizo
mucho más famoso todavía su diario espiritual Mi vida en
Cristo (4 volúmenes) […]”
T. Spidlik
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 366

Starests de Optina “El monasterio de Optina Pustyn se encuentra en la ribera


Pustyn: del río Zizdra a pocos Kms. de la ciudad de Kozelsk (al sur
de Moscú). El nacimiento de este monasterio es un tanto
Starets León legendario, se cuenta que había sido fundado antes del
(+ 1841) siglo XV por un bandido, un tal Opta, después de su
conversión. En un artículo aparecido en 1994 en el Zurnal
Macario Ivanov Moskovskoj Patriarchii se dice que de todas maneras el
(1788-1860) monasterio debe haber sido fundado antes del siglo XVI,
porque existen pruebas fehacientes de que allí vivían
juntos monjes y monjas, práctica que fue prohibida en 1551
Ambrosio Grenkov por el concilio de los Cien Capítulos.
(1812-1891) Tenemos noticias más detalladas a partir del siglo XVII.
Gracias al zar Michael Fedorovic Romanov, que hizo
ingentes donaciones al monasterio, éste comenzó a
florecer. En el 1689 el boyaro Sepelev mandó construir la
primera iglesia en piedra, dedicada a la Presentación de la
Virgen en el Templo. En 1724, en uno de los momentos de
feroz represión del monaquismo por parte de la autoridad,
el monasterio fue obligado a su clausura, pero gracias a la
influencia de la familia Sepelev fue reabierto dos años más
tarde. En tiempos de Catalina II (1762-1796) el monasterio
recibió otro duro golpe, ya que fue incluido en el número de
los que no recibían subvenciones del estado, con lo cual se
empobreció. En 1795 el metropolita de Moscú, Platón
Levsin decidió constituir en Optina una comunidad
cenobítica y enviar por este motivo a ese lugar al monje
Avramij del monasterio de Nikolaevskij Pesnosskij. Avramij,
más tarde hegúmeno del reconstruido Optina, habiendo
llegado al monasterio lo encontró en un estado de casi total
abandono. Enseguida comenzó la reconstrucción y en un
período de veinte años el monasterio fue totalmente
restaurado, en aquellos años fue construida la catedral de
la Señora de Kazan. Optina debe su esplendor a los padres
Moisés y Antonio (Putilov), que después de haberse
dedicado a la ascesis, llegados a Optina, construyeron el
eremitorio de San Juan Bautista. Desde aquel momento se
sucedieron al frente del monasterio una serie de
hegúmenos iluminados, auténticos starcy como el padre
Makarij (Michail Ivanov 1788-1860) y Ambrosio (Aleksandr
Grenkov 1818-1891); este último, proclamado santo en
1988, se ocupó en su juventud de la imprenta del
monasterio y se encargó de ediciones importantes de las
obras de los Padres. Optina llegó a ser famoso también
porque era frecuentado por notables literatos que buscaban
consuelo en el monasterio cerca de los padres espirituales.
Entre ellos recordamos a I. Kireevskij, F. Dostoevskij, K.
Leont’ev, L. Tolstoj y A. K. Tolstoj.
La suerte de Optina junto después de la revolución de
octubre fue adversa, el monasterio fue clausurado en 1923
y los monjes fueron expulsados de él. En los locales del
monasterio surgieron un hospital militar y una colonia, al
mismo tiempo, la ermita del Bautista fue transformada en
sanatorio. El 17 de noviembre de 1987 Optina fue restituido
a la Iglesia rusa y desde aquel momento se inició la
reconstrucción, culminada con la celebración, el 3 de junio
de 1988, de la primera función litúrgica.”
M. Fasolini
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 492-493

San Silvano del “Visto humanamente, nada propiciaba que, de entre los
Monte Athos más de mil monjes que habitaban en el Monasterio de San
(1866-1939) Panteleimon, en el Monte Athos, fuera Silouan, monje ruso
y su discípulo con la mínima instrucción, adscrito al economato y al
Sofronio molino del monasterio, quien emergiese para la posteridad.
(muere en Maldon, Aún más cuando pasaba desapercibido entre los monjes,
Gran Bretaña, en que no veían en él nada extraordinario ni nada que pudiera
el año 1993) despertar algún interés espiritual.
Fue necesario que un día Sophrony, monje treinta años
más joven, recibiera de Silouan, al azar de una breve
conversación, una respuesta perfectamente adecuada a su
inquietud espiritual; entonces se estableció un diálogo entre
ellos y más tarde una relación profunda, hasta que el
contenido desprendido de aquella paternidad espiritual se
impuso como prioridad en quien sería hasta el final su
único discípulo.
Por lo demás, este encuentro entre Silouan y Sophrony no
dejaba de ser sorprendente, por cuanto reunía a un simple
campesino ruso, llegado al monasterio después del servicio
militar, con un pintor moscovita emigrado a Francia. Allí el
talento de Sophrony había pasado brillantemente la prueba
de los salones parisinos. Se trataba de un ser
intelectualmente dotado, interesado en la especulación
metafísica y mística; sin embargo, tras un prolongado
vagabundeo a través de la espiritualidad oriental no
cristiana, después de su conversión radical no había
encontrado más que el Monte Athos para satisfacer su
ansia de absoluto. En abstracto, la experiencia de
Sophrony podía resumirse en la convicción de que las
espiritualidades orientales que le habían seducido se
encontraban en las antípodas de la revelación de Cristo;
esto, para la conciencia monástica ortodoxa, suponía un
teorema general. Para Sophrony, sin embargo, más allá de
la constatación teórica, tal evidencia se había traducido en
una experiencia angustiosa: la experiencia del abismo a la
cual se siente arrastrado quien vuelve a Cristo después de
haberlo negado, en medio de un torbellino de
arrepentimiento y desesperación en el que esta última
parece triunfar. Ahora bien, esto era precisamente lo que
Silouan vivía desde hacía décadas: la gracia posterior a su
visión de Cristo se había alejado de él, abandonándole a
un sentimiento de derrota definitiva. Era la misma
experiencia trágica de las repetidas victorias de la
desesperación, y del orgullo que la causa, sobre el
arrepentimiento.
A partir de esta connivencia, se estableció una compresión
mutua e inmediata entre los dos hombres, testigos ambos,
en lo más profundo de su ser, del mismo alejamiento de la
esperanza, de la misma tenacidad de la fe, del mismo
fuego devorador del deseo de Dios, del mismo abandono.
Este encuentro y experiencia compartidos bien hubieran
podido no extenderse más allá de las afinidades
personales. La filiación espiritual hubiera podido
permanecer limitada a esta relación, como suele ocurrir en
la inmensa mayoría de las experiencias de santidad vividas
en el Monte Athos o en el mundo cristiano donde las hay.
De hecho, hasta 1947 esta experiencia espiritual no
traspasó el marco estricto del Monte Athos, donde
Sophrony, tras la muerte de Silouan en 1938, vivió primero
como ermitaño y después como confesor de varios
monasterios.
Para dar a conocer a Silouan, Sophrony, su único
discípulo, hubo de retornar a Francia en 1947 e instalarse
más tarde, en 1959, en Inglaterra con algunos discípulos. Y
todo esto no fue fácil. A su vuelta al círculo de la
emigración rusa de París y alrededores, en una época en
que esta comunidad se hallaba desgarrada por diversos
conflictos tanto a nivel eclesial como teológico, Sophrony
se dedicó a recomponer los textos de Silouan. En unas
condiciones de pobreza y precariedad extremas, en 1948
preparó una edición dactilografiada en ruso y en 1952 la
publicó en forma de libro. Los escritos de Silouan, dirigidos
en un primer momento a la intelligentsia rusa de Francia y
de Occidente, tuvieron una escasa acogida. Sin negar el
interés religioso y, sobre todo, la piedad profunda y la
santidad que los textos desprendían, el círculo teológico
ruso quedó desconcertado por la expresión simple y
fragmentaria, a la vez que repetitiva y elíptica, de los
escritos de Silouan; tampoco consideró legítima ni
fundamentada la síntesis de teología ascética-mística y el
cuerpo doctrinal que Sophrony, en una amplia introducción,
se había esforzado en organizar lo más sistemáticamente
posible. No obstante, un reducido número de discípulos,
ortodoxos de origen y los más de ellos procedentes del
cristianismo occidental, se interesaron por los escritos y el
espíritu de Silouan; Sophrony, impregnado de su
experiencia común, los difundía con la facilidad de una
autoridad auténtica y con la eficacia propia de su total
generosidad. Así, en 1958 apareció la primera traducción
inglesa del libro, seguida por la alemana al año siguiente.
Paralelamente, al figura de Silouan, tal como era mostrada
en el libro, se iba conociendo y valorando en los círculos
monásticos y espirituales católicos. En este contexto, Divo
Barsotti publica en Florencia una antología de los escritos
de Silouan bajo el título Silvano di Monte Athos. Degli
Scritti. […] La irradiación de Silouan, cuya canonización
tuvo lugar en 1987, cuarenta años después de la primera
aparición del libro de Sophrony, se llevó a cabo, por tanto,
con ciertas dificultades. La recepción ortodoxa fue bastante
lenta y reticente; la no ortodoxa, en cambio, fue más
rápida, variada y entusiasta. […]
Unos conocieron personalmente a Sophrony, que murió en
1993. Otros muchos han llegado a Silouan a través de la
fuerte irradiación tanto de sus escritos y los de su discípulo
Sophrony como del monasterio que éste fundó en
Inglaterra, o los monasterios y parroquias que se erigieron
después, acogiéndose a su paternidad, en diversas partes
del mundo. Paradójicamente los frutos de santidad de
Silouan, habiendo madurado al sol del poniente, se
esparcieron poco a poco, pero de manera ininterrumpida,
por el mundo entero y, por supuesto, después de su
canonización, también por las tierras de tradición
ortodoxa.[…]”

Jean Claude Polet


Archimandrita Sophrony. Escritos de San Silouan el
Athonita.
Ed. Sígueme. 2011. Págs. 9-13

“Considerado como el primer filósofo ruso (en el sentido


Vladimir estricto de la palabra). Hans Urs Baltasar (1988) compara a
Sergeevic Solov’ev con Santo Tomás de Aquino por la amplitud de su
Solov’ev pensamiento tan profundamente cristiano y universal. Su
(1853-1900) sistema es bastante complejo y presenta un conjunto de
obras que a menudo han sido reagrupadas así:
Sus primeras obras son de temática más bien filosófica.
Crisis de la filosofía occidental (1874), La Sophia (1876),
Principios filosóficos del saber integral (1877) todas estas
obras hablan del concepto de omni-unidad, la intuición de
un conocimiento que abarca la vida y la persona, un
conocimiento que unifica todo y que reúne al hombre con
Dios.
Otros escritos son evidentemente más teológicos, como
por ejemplo, Lecciones sobre la Divino-humanidad (1877-
1881) Rusia y la Iglesia Universal (1888), que tienen en
común la propuesta de una relectura del cristianismo y de
la historia de la Iglesia a partir de la unidad, basada sobre
el paradigma de la divino-humanidad de Cristo en tanto en
cuanto incluye la unidad (de la persona) y la diversidad (de
las naturalezas).
Tienen también diversos escritos que evidencian una
interesante investigación sobre la estética y sobre la ética:
La belleza en la naturaleza (1889), El significado universal
del arte (1890), El significado del amor (1892-1894), La
justificación del bien (1894), y en el mismo año de su
muerte, un último escrito, Tres diálogos, con la Narración
del Anticristo. Habría que mencionar también cerca de 200
voces que Solov’ev escribió como director de la sección
filosófica del Diccionario Enciclopédico Brockhaus, en los
últimos años de su vida. Hay que señalar en estas obras
del último período, la originalidad del vínculo que establece
entre la categoría de los bello y el significado del amor: el
mundo está inserto en un proceso de evolución, dentro del
cual la belleza revela el proyecto misterioso de Dios en la
naturaleza, a través de la luz materializada (como por
ejemplo en el diamante) mientras el misterio mismo de la
transfiguración que afecta a la humanidad viene a través
del amor. “Teofanía” en la materia (luz) y en el hombre
(espíritu-amor) se reúne en Cristo, el cual es el esplendor
de la divinidad encarnada y el esplendor de la humanidad
resucitada.
‘Con Solov’ev, la tradición espiritual rusa ha elaborado por
primera vez una visión del mundo en la cual la racionalidad
occidental y la contemplación oriental (en el sentido del
Oriente cristiano) intentan integrarse en el sueño de una
síntesis grandiosa capaz de unir ciencia, filosofía y religión’
(Olivier Clement, Prefacio a M. Tenace, La belleza unità
spirituale, Roma 1994, 7). El pensamiento de Solov’ev
sorprende mucho por su capacidad de abrazar juntas la
actualidad y la historia y, por tanto, por el carácter profético
de algunas intuiciones sobre la filosofía (preanunciando la
muerte del pensamiento racionalista), sobre la política
(declarando fallida, por anticipado, la tentativa materialista
atea), sobre la Iglesia (confesando que el camino de la
credibilidad pasa por la conversión y por tanto por la
unidad).”
M. Tenace
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 628-629

Sergij Bulgakov “Teólogo ruso, autor de la más vasta, original y


(1871-1944) controvertida síntesis teológica de la Iglesia ortodoxa.
Después de la experiencia marxista de su juventud, volvió
a la fe y en 1918 fue ordenado sacerdote. Expulsado de
Rusia en 1922, tres años después estaba entre los
fundadores del prestigioso instituto teológico de San Sergio
en París. Aunque todos reconocían el nivel superior de su
especulación teológica, su concepción de una dogmática
creativa con un lenguaje siempre renovado (precisamente
para ser fiel al sentido más que a la letra de la tradición)
suscitó muchas sospechas. Incluso condenada tanto por la
Iglesia rusa de la “emigración” como por el patriarcado de
Moscú, su doctrina sofiológica penetra todo su
pensamiento. Para Bulgakov, la unión hipostática no fue un
acto extrínseco de Dios y una yuxtaposición de dos
naturalezas. Su base metafísica está en la naturaleza
humana capax divini y en la naturaleza divina capax
humani. La sofía es precisamente la huella de Dios en cada
ángulo del universo. Siguiendo a Chomjakov, Bulgakov
consideraba que el criterio de infalibilidad es la conciencia
eclesial, no un órgano o una institución visible. Y por tanto,
también los concilios deben su ecumenicidad a la
recepción eclesial. Pero si la inspiración eclesiológica era
chomjakoviana, totalmente opuesta era su consideración
de las demás Iglesias y, sobre todo, de la Iglesia católica.
Más allá de los confines de la Iglesia (ortodoxa) no hay un
vacío eclesial. Se da, por el contrario, aunque de un modo
limitado, la gracia auténtica, y, por tanto, la vida en Cristo a
través de la oración, la Sagrada Escritura, los sacramentos
(verdaderos y eficaces) y la vida espiritual. Sobre esta
unidad profunda ya existente se basa la posibilidad de la
reunificación, también visible, de los cristianos.
G. Florovskij reprochaba a Bulgakov su poca adherencia a
la teología bizantina, mientras que Vladimir Lossky lo
acusaba de introducir una cuarta hipóstasis en la Trinidad.
Todavía hoy en la Iglesia rusa pervive un doble sentimiento
hacia Bulgakov: por una parte, admiración hacia el gran
teólogo, por otra, perplejidad ante su sofiología. Esto se
manifiesta claramente en un artículo que la monja Elena
dedicó a Bulgakov en Bogoslovskie Trudy (n 27, 1986), en
el que se inmiscuyó bruscamente la censura de la
redacción para subrayar que otros piensan de otra forma.
Han tenido gran éxito en la ortodoxia (así como en el
catolicismo) las obras de Pavel Evdokimov, el mejor
discípulo de Bulgakov, que supo divulgar las grandes
intuiciones del maestro matizando los aspectos
demasiados innovadores.”

G. Cioffari
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 119-120

Pavel Florenskij “Uno de los mayores teólogos rusos. Siendo profesor de


(1881-1937) Historia de la Filosofía en Moscú, publicó en 1912 su obra
más conocida, Columna y fundamento de la Verdad,
dedicada a la teodicea. De 1924 son las lecciones que
concluyen la segunda parte de su obra (la antropodicea,
escrita en ensayos reunidos posteriormente bajo los títulos
de Filosofía del culto y Metafísica concreta), El espacio y el
tiempo en el arte, así como Los dielécticos y su aplicación
técnica. La mirada vigilante de las autoridades a su talento
técnico-científico terminó en 1933, cuando fue desterrado a
Solovki, condenado a diez años de trabajos forzados, y
finalmente fusilado.
Su pensamiento ha dejado una impronta única en la
historia de la teología: él lo ve todo a través de una óptica
científica, matemática y estética. El principio basilar de su
filosofía –el de la consubstancialidad- entronca con la
unidad del todo de Solov’ev e, indirectamente, con
laSobornost’ de Chomjakov. Sin embargo, Florenskij tenía
de este último una opinión negativa, pues no compartía sus
asperezas anticatólicas y consideraba su pensamiento
como un democratismo protestante.
Desde esta consubstancialidad universal de Florenskij
todas las antinomias que son parte integrante de la verdad
y de cualquier realidad, así como también esa realidad
divino-humana que es la Sofía, que es el amor creador de
Dios y por lo tanto la raíz primigenia de la criatura. La
Sofía, aun siendo una, se presenta bajo formas diversas:
como fundamento en relación al Padre, como razón en
relación al Hijo, como santidad en relación al Espíritu. En el
mundo creado, Sofía es la humanidad, en la humanidad es
la Iglesia, en la Iglesia está constituida por los santos, y
sobre todo por la Virgen (sofiología).
Son preciosas sus páginas sobre el amor y la amistad,
sobre el mensaje de los iconos, sobre la experiencia del
Espíritu. Su sensibilidad ecuménica y su simpatía hacia el
catolicismo se encuentran expresadas sobre todo en las
páginas Sal de la tierra, o relato de la vida del starec
hieromonje Abba Isidoro, del skit Gethsemaní.”
G. Cioffari
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 284-285

Onomólatras “La polémica agitó a la Iglesia rusa en los años 1912-1913


(Adoradores del y siguientes. Su origen hay que buscarlo en una obra del
nombre) ruso Hilarión, primero monje en San Pantaleón (Athos),
después eremita en el Caucaso, apoyado por el hieromonje
Antonio Bulatovic del monasterio ruso de san Pantaleón,
autor de varios escritos, y que contaba con muchos
seguidores. Los “adoradores” sostenían la identidad
ontológica de Dios con su nombre (en particular “Jesús”) y
la necesidad absoluta, para la salvación, de la “oración de
Jesús”, incluso aduciendo pasajes patrísticos mal
entendidos. La jerarquía rusa, comenzando por el
arzobispo de Volinia, Antonio Charapovickij (+ 1936), y los
teólogos (sobre todo S. V. Troickio) respondieron con
algunos artículos y libros (1914-1916). El movimiento y la
doctrina fueron condenados en varios documentos por los
patriarcas ecuménicos Joaquín III (1912) y Germán V
(1913), como también por el Santo Sínodo ruso (1913) y
por la Escuela teológica de Chalki (1913). A consecuencia
de la condena más de 600 monjes fueron expulsados del
monte Athos y confinados en monasterios rusos. La
cuestión fue retomada más tarde por teólogos rusos de
gran relevancia, como P. Florenskij y S. Bulgakov, que
supieron aislar el núcleo positivo de las añadiduras
doctrinales de los “adoradores del nombre”.”
M. Paparozzi
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 480

Neopalamismo “Renacimiento de la teología de San Gregorio Pálamas


(1236-1359), santo y teólogo de la Iglesia bizantina, en el
siglo XX. Para dotar de una base dogmática al hesicasmo
de los monjes del Monte Athos tomó como punto central la
deificación del hombre basándose en la distinción real, y no
simplemente mental, entre esencia inefable de Dios y sus
energías (operaciones), por las que Dios se revela y nos
hace semejantes a él (esencia y energía). Una de estas
energías es la luz que vieron los Apóstoles en el Tabor, y
que también los hesicastas pueden ver si sus ojos están
purificados por la ascesis y la oración de Jesús. No sólo la
ortodoxia del palamismo fue reconocida en los sínodos
constantinopolitanos de 1341 y de 1351 sino que el mismo
Pálamas fue canonizado en 1368 por el patriarca de
Constantinopla Philotheos Kokkinos, su discípulo, con
fiesta propia que se celebra el segundo domingo de
cuaresma, después de la fiesta de la ortodoxia que se
celebra el domingo precedente, y otra fiesta el 14 de
noviembre. Pero, desde el siglo XVI en adelante, bajo el
influjo de la teología católica y con la protección de Meleno
Pigas, patriarca de Alejandría (+1601), se introdujeron tesis
antipalamitas. Pigas encontró seguidores en Metrofane
Kritopoulos, patriarca de Alejandría (+1639) y en Nicolás
Bulgaris (+1684). La tendencia llegó a su punto más álgido
en la Rusia del siglo XVIII, cuando la Iglesia ruso-bizantina
quitó del Oficio del domingo de la ortodoxia cualquier huella
de Palamismo. El hecho de que en los manuales teológicos
rusos del siglo XIX, como los de Makarij Bulgakov,
metropolitano de Moscú (1816-1882) y en el compendio de
Silvestre Malevanskij (1812-1908), el palamismo ya no
estaba representado, indujo a M. Jugie, en su Le schisme
byzantin (1941), a considerarlo como acabado; pero,
escribiendo diez años después (1951), B Schultze (+1990)
negó este juicio, señalando huellas de palamismo en
Malevanskij, al igual que en el controversia acerca del
nombre de Jesús, surgida al inicio de este siglo en el Monte
Athos, y, finalmente, en la conexión entre sofiología y
palamismo. El primer teólogo griego que escribió una
monografía sobre el palamismo en este siglo (1911) fue
Gregorio Papamichail (1874-1956). Pero buena parte del
mérito hay que atribuírselo a G. Florovsky, que, en un
ensayo de 1928, y especialmente en la 1º Conferencia de
los Teólogos Ortodoxos que tuvo lugar en Atenas en 1936,
condena gran parte de la producción teológica ortodoxa
después de Pálamas como “pseudomorfosis”, o
malformación, debido a que bajo el influjo occidental cortó
los vínculos con la tradición patrística, todavía viva antes
de la caída de Constantinopla (1453). Entre los primeros
protectores del palamismo encontramos a Dumitru
Staniloae (1913-1993), al archimandrita Kyprian Kern (+
1960) y a Vladimir Lossky (1903-1958). Con los estudios de
John Meyendorff (+1992), acompañados de la publicación
de algunos textos, la recuperación del palamismo fue
completa y se puede apreciar en la producción literaria de
Boris Bobrinskoy (1925-) y del obispo Kallistos Ware (1934-
). Para los neopalamitas, el objeto de la teología apofática
es la esencia incognoscible de Dios, y en cambio, el objeto
de la teología catafática, son las energías (operaciones) de
Dios. Además, los neopalamitas aplican la distinción entre
esencia y energías de Dios al problema del Filioque,
rechazando la procesión del Espíritu Santo del Hijo “en
cuanto a la esencia”, y aceptándola “según las energías). A
pesar de la existencia de voces antipalamitas aisladas, el
palamismo es actualmente la doctrina más común entre los
teólogos ortodoxos. Incluso, por parte católica, este
renacimiento palamítico ha ido acompañado de un estudio
de las fuentes y de una revalorización doctrinal.”
E. G. Farrugia
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 439-470

Sofiología “La palabra sapiencia-sabiduría (en griego sofía) ha llevado


a elaborar una simbología de la Sofía como explicación de
aquello que une, sin confundir, a Dios Creador y al mundo
creado por Él. En la Sagrada Escritura (en el Libro de la
Sabiduría, en el libro de los Proverbios) la Sabiduría es
evocada como persona cercana a Dios, situada por tanto
en el ámbito de los misterios de los comienzos del mundo y
presentada con rasgos femeninos. Tal Sabiduría-Sofía, en
los desarrollos de la sofiología, en cuanto relacionada con
el tema de la creación, se acerca al misterio de la materia
vivificada, del cuerpo espiritualizado, de la vida divinizada,
del misterio de la feminidad. A partir del desarrollo de cada
uno de estos temas, han nacido escuelas de pensamiento
filosófico-religioso de tendencias heréticas, que han
tematizado explícitamente la figura de la Sofía: desde la
gnosis de los primeros siglos; la Kabala, el esoterismo
medieval; la teosofía de Swedenborg, hasta las diversas
sectas que se remontan a la idea de la Nueva Era, la
Nueva Iglesia, la Nueva Humanidad, siempre sobre el
modelo preexistente arquetipo divino, creado, femenino. El
interés por un proyecto de hombre divino en la antroposofía
o en la masonería; la reflexión teológica sobre una figura
divina asimilable a una cuarta hipóstasis en la Trinidad.
Se da, por tanto, una cierta desconfianza hacia la sofiología
aún cuando las intuiciones ligadas a la figura de la Sofía
tengan un contenido creativo real, como “Ángel custodio
del mundo”, “memoria de Dios”, realidad personal que
convierte lo creado en lugar de la presencia de Dios y que
hace al hombre similar a Dios en la participación de su ser
personal. Mientras en la teología trinitaria es arriesgado
teorizar sobre la Sofía, en la antropología y en la
cosmología los temas de la sofiología obligan a hablar de la
materia de una forma que dé cuenta de su capacidad de
salvación, así como también considerar la realidad hombre
mujer en la fuerza de su unidad y diversidad unidas, y en
general de todo eso que existe en la afirmación de una
cierta omni-unidad real. Se puede decir que los mejores
representantes de la sofiología son los rusos V. Solov’ev
(reconocido como padre de la sofiología), P. Florenskij y S.
Bulgakov, dado que son los que más han desarrollado este
pensamiento de la Sofía ligada a la Omni-unidad divina y al
mismo tiempo, creada.”
M. Tenace
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 627-628

Paul Evdokimov “Paul (Pavel), teólogo ruso de la diáspora. Nació en San


(1901-1970) Petersburgo el 2/8/1901, y perdió pronto a su padre,
asesinado en 1907. Tras la derrota del ejército blanco, se
estableció en París, en 1923, después de pasar un tiempo
en Estambul donde se ganó la vida como chofer de taxi.
Termina los estudios en el Institut Saint Serge en 1928, y
en 1942 se doctora en filosofía en la Universidad e Aix en
Provence. Se casa en 1927; después de la muerte de su
primera mujer se vuelve a casar en 1954. Desde 1953 da
clases en Saint Serge. Muere repentinamente en Meudon
el 16 de septiembre de 1970. […]”
E.G. Farrugia
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 270-271

“Era hijo del filósofo Nicolaj Lossky y está considerado


Vladimir Lossky como uno de los teólogos ortodoxos más conocidos y
(1903-1958) estimados en el ámbito ecuménico. Expulsado de Rusia en
1923, fijó su residencia en Praga, donde asistió a los
seminarios de N. Kondakov y empezó a leer a los Padres.
En 1924 se matriculó en la Sorbona de Paría. Aquí dos
maestros marcaron su destino, F. Lot y E. Gilson. Bajo su
dirección se dedicó a estudiar el pensamiento místico del
Maestro Eckhart, que iba a ser la obra de su vida y que se
publicó como póstuma. En 1945 empezó a ejercer como
profesor universitario. Continuó así su vida de estudioso y
de testigo de la ortodoxia, y entró en contacto con ilustres
teólogos de la teología occidental – J. Danielou, H. de
Lubac, Y. Congar-, con los que entabló una relación
fraterna y de diálogo. En ese tiempo fue cuando se dedicó
a buscar la diferencia sustancial entre Oriente y Occidente
en la cuestión del Filioque. Hay que reconocerle el mérito
de haber sabido presentar a la teología occidental, de una
manera completamente nueva, el mensaje de los Padres
Orientales, y en especial su método teológico. A su fama
ha contribuido sobre todo el estudio sobre la Teología
mística de la Iglesia de Oriente, en el que hace un esfuerzo
por volver al genuino significado de “teología mística”, que
él considera esencial para que se pueda hacer teología en
la Iglesia cristiana.”
G. I. Gargano
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 414-415

Irénée Hausherr “Profesor de espiritualidad oriental en el Instituto Pontificio


(1891-1978) Oriental. Nació el 7 de junio de 1891 en Eguishein
(Alsacia), y entró en la Compañía de Jesús en 1909. Asiste
a los cursos de Antoine Meillet (+ 1936) en Paris. Sentía
inclinación por la filología (conocía el latín, el griego, el
siríaco, el árabe, el armenio, el ruso y el paleoslavo), y
nunca olvidará las clases de aquel lingüista cuando hizo
que fuese clara como el agua una incomprensible
traducción siríaca del griego, haciendo una retroversión de
la misma. Con semejante preparación filológica, Hausherr
abordó directamente los textos de la espiritualidad oriental,
echando las bases para una nueva especialización, la
ciencia de la espiritualidad oriental. El 15 de julio de 1923
fue ordenado sacerdote. En 1924 se encuentra en Roma,
en el Instituto Bíblico. En 1927 es miembro del Instituto
Pontificio Oriental, en el que permanece durante 48 años.
Murió el 5 de diciembre de 1978 en Colmar (Alsacia). El
tema de sus clases y de sus estudios es la espiritualidad
del Oriente cristiano (especialmente bizantino y siríaco), un
campo que en aquel tiempo aún estaba inexplorado. Antes
de él había estado en el Instituto Bíblico Marcel Viller, sj
(1880-1952), que explicó espiritualidad, o más exactamente
espiritualidad patrística. Una lista de los numerosos
artículos y libros de Hausherr se encuentra en el
volumenHesychasme et priére, OCA 176, 1966. Los temas
que más le atraían fueron la contemplación hesicasta y el
trasfondo tradicional de la oración de Jesús (Noms du
Christ et voies d’ oraison, OCA 157, 1960). También ve en
la línea tradicional a los starci rusos (Direction spirituelle en
Orient autrefois, OCA 144, 1955). Una justa comprensión
del espíritu penitencial del monaquismo requiere que se lo
mire desde el lado positivo de la bienaventuranza
evangélica (Penthos. La doctrine de la componction dans l’
Orient chrétien, OCA 132, 1944). Hausherr contribuyó de
manera decisiva a la rehabilitación y revalorización de
Evagrio Póntico. Hausherr fue junto con Viller, uno de los
inspiradores y de los primeros colaboradores
delDictionnaire de Spiritualité. Es también el autor de varios
escritos “parenéticos” de estilo divulgativo, entre ellos un
opúsculo muy apreciado: Priére de vie (París, 1965)”
T. Spidlík
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 317-318

Georgij Florovskij “Teólogo ruso. Expulsado de Rusia en 1922, enseñó


(1893-1979) Patrología en el Instituto San Sergio de París,
distinguiéndose por su rigurosa ortodoxia respecto a la
apertura a Occidente de S. Bulgakov, P. Florenskij y N.
Berdjaev. Se trasladó a los Estados Unidos, donde enseñó
en el Seminario teológico ortodoxo de San Vladimir (1948-
1955) y después en las universidades de Harvard y de
Princeton.
Sus clases de Patrología fueron condensadas en los dos
pequeños volúmenes: Los Padres bizantinos de los siglos
V-VIII (París 1933). Unos años después publicaba la obra
que refleja mejor su pensamiento: Los caminos de la
teología rusa (París 1937). Su tesis de fondo es que la
teología rusa se ha alejado de la tradición helenística,
mostrándose demasiado sensible a los influjos
occidentales. La “pérdida de la mentalidad patrística” ha
hecho posibles ciertas desviaciones recientes, como la
sofiología y las nuevas propuestas de los errores
origenianos, abriendo la puerta para que aparezcan fallos
en el desarrollo de las Iglesias ortodoxas de nuestros días.
Es necesario, pues, recuperar la mentalidad primigenia,
sobre todo a nivel de experiencia eclesial. En efecto, la
Iglesia es el cuerpo de Cristo, y la vida en ella y en la
comunión de los santos es como si estuviese más allá del
tiempo. El Espíritu Santo tiene un papel esencial, pero la
connotación fundamental de la Iglesia debe ser siempre
cristocéntrica (Florevsky se distancia en esto de Lossky).
Florovsky, representante autorizado de la ortodoxia en
numerosos encuentros ecuménicos, fue un celoso defensor
de la Iglesia ortodoxa como la única “católica”, aunque
admitía que sus fronteras canónicas no siempre coincidían
con la realidad eclesial más profunda y mística.”
G. Cioffari
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 285

José el Hesicasta Ver reseña biográfica en el siguiente artículo sobre José el


(monte Athos- + Hesicasta: Ver
1959)

Dumitru Staniloae “Estudio en el liceo en Brasov, acabó los estudios de


(1903-1993) teología en Cernauti, en Atenas y en Berlín. Escribió su
tesis de doctorado sobre el patriarca Dositeo de Jerusalén
y sus lazos con el país rumano. Enseña en la Academia de
Teología ‘Andreiana’ de Sibiu entre 1929-1947. Staniloae
quiere crear un renacimiento de la espiritualidad ortodoxa
en Europa, con la ayuda de los teólogos rusos: Solov’ev,
Bulgakov, Florenskij y de la tradición patrística. Impartió
cursos sobre ascesis y sobre mística hesicasta en el
Instituto de Teología de Bucarest.
Staniloae fue encarcelado, por razones políticas, de 1958 a
1963, en la cárcel de Jilava y de Aiud. Liberado en 1963,
Staniloae enseñó teología dogmática en el seminario de
Bucarest. Ha publicado numerosos volúmenes de teología
y de filosofía […]”
A. Mitescu
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Págs. 631-632

“Teólogo ortodoxo de la diáspora, que, por su fecundidad y


John Meyendorff accesibilidad, se convirtió para muchos, en el mundo
(1926-1992) anglosajón y francés, en todo un símbolo del renacimiento
ortodoxo. Nació en 1926 en Neuilly-sur-Seine en una
familia de emigrantes del Báltico, y estudió en la École
Pratique des Hautes Études y en el Institut Saint Serge,
donde completó los estudios para el sacerdocio.
En 1958, con un trabajo en la Sorbona sobre san Gregorio
Pálamas, se doctoró en Letras, pero al año siguiente salió
para los Estados Unidos para encargarse de la cátedra de
Patrística e Historia de la Iglesia en el Seminario Teológico
Ortodoxo de San Vladimir en Nueva York. A la muerte de
Alexander Schmemann, asumió el cargo de decano, que
detentó hasta poco antes de su muerte. Aunque no hay
sido él el primero que descubrió en el siglo XX a san
Gregorio Pálamas, no tardó en identificarse con esta
corriente (Dumitru Staniloae), dado que sus escritos –
edición de textos palamitas o comentario histórico –
teológico a los mismos alcanzaron una gran difusión.
Además de ser historiador de la teología, Meyendorff era
sobre todo historiador de la Iglesia bizantina. Pero su
impronta positivista marca toda su producción teológica, y
por esta razón no podía aceptar de ninguna manera la
sofiología de Sergij Bulgakov, que Meyendorff consideraba
idealismo alemán camuflado. Como buen neopalamita, se
sintió identificado con la síntesis neopatrística que proponía
Georges Florovsky, según el cual el auténtico pensamiento
bizantino, lejos de helenizar el dogma, bautizó el
helenismo, constituyendo éste la expresión indispensable
en la que Dios ha querido encarnar su pensamiento
salvífico. La obra de Meyendorff Le Christ dans la theologie
bizantine, y también la Introduction to Bizantine Theology,
son la expresión mejor articulada de esa síntesis bizantina,
que se basa en la idea de Dios Logos que se hace carne y
del hombre que se hace Dios. Para ello buscó apoyo en
una síntesis entre Evagrio Póntico (+ 399), con su mística
centrada en la mente (nous) y el Ps. Macario, con su
mística experiencial del corazón como integración
antropológica, dando preferencia a este último.”

E. G. Farrugia
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 443

Alexander “Nació el 13/9/1921 en Revel, Estonia, de padres que


Schmemann habían huido de la Rusia Bolchevique y que más tarde se
(1921-1983) establecieron en Francia, lugar donde fue educado en
escuelas rusas. Sus estudios para el sacerdocio los hizo en
el Instituto Saint Serge, entre los años 1940-1945, época
marcada por la presencia de teólogos y estudiosos
ortodoxos de relieve en dicho Instituto. Pero en lugar de
orientarse hacia la sofiología de Sergij Bulgakov (+1944),
sufrió el influjo decisivo de Nikolaj Afanasev (+1966), su
maestro de escuela. De aquí proviene la impronta litúrgica
de Schmemann, que ha hecho de él una de las figuras más
escuchadas de la diáspora rusa. Enseña historia de la
Iglesia bizantina en el Instituto Saint Serge en los años
1945-1951, fecha en que fue nombrado profesor de historia
de la Iglesia y teología litúrgica en el Seminario teológico
ortodoxo de San Vladimir en Nueva York, del cual fue
decano desde el año 1962 al 1983. Junto con John
Meyendorff fue defensor de la autocefalía de la Iglesia
Ortodoxa en América reconocida como tal por el
patriarcado de Moscú en 1970. La especialidad de
Schmemann era la liturgia, que para él era la expresión de
la feliz unión entre las acciones exteriores y actitudes
interiores. Criticaba una cierta tendencia escolástica,
heredada de Occidente, llamada “pseudomorfosis” por G.
Florovsky (+ 1979), que defendía la dicotomía entre los
sacramentos y la Iglesia. En este sentido, su teología era
una crítica firme contra toda reducción extrínseca del
mensaje cristiano a un ritualismo vacío, y en la fase más
constructiva, una invitación a unir el contenido dogmático a
la experiencia espiritual correspondiente. Sus
predicaciones son un testimonio elocuente de ello, cuya
clave está en considerar la celebración como categoría
existencial, dogmática y litúrgica.”
E. G. Farrugia
AAVV. Diccionario Enciclopédico del Oriente cristiano.
Ed. Monte Carmelo. Pág. 602

Matta el Meskin Ver reseña biográfica en el siguiente artículo sobre Matta


(20.9.1919 - Meskin: Ver
8.6.2006)

Nació en Boskovice (Moravia) en 1919 y realizó estudios


de filosofía y teología en diversas universidades europeas.
Desde 1954 ha enseñado teología espiritual patrística y
oriental en el Pontificio Instituto Oriental, en la Pontificia
Tomás Spidlík s.j. Universidad Gregoriana y en otras universidades. Durante
más de treinta años ha sido padre espiritual en el Pontificio
Colegio Nepomuceno de Roma. En 2003 fue creado
cardenal por el Papa Juan Pablo II. El P. Spidlík se ha
dedicado al estudio científico de la espiritualidad del
Oriente cristiano en una dirección vital y su obra constituye
hoy una visión teológica orgánica.

Reseña biográfica tomada de Ediciones Monte Carmelo

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