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Acta encuentro programático San Bernardo. Temática: cultura.

Fecha: 06/05/2017

Uno de los primeros diagnósticos que surgen es que hay un desfase entre las prácticas culturales
que ofrecen las instituciones locales (municipio principalmente) y aquellas prácticas que la
comunidad demanda y realiza. Además, la oferta cultural se encuentra concentrada en ciertos
sectores de la ciudad (principalmente en el centro) y no llega de manera adecuada a todas las
personas (periferia). En dicho sentido, se observa que el ethos que permea a la cultura impulsada
por la oficialidad institucional está focalizada en el aspecto rural-patronal de San Bernardo, rasgos
prototípicos heredados desde la época latifundista, relegando la memoria histórica-identitaria de la
zona. Estas características están fuertemente asociadas a las sucesivas victorias de la derecha en
relación a las elecciones municipales y parlamentarias, lo cual garantiza la reproducción de este tipo
de cultura en la ciudad. Por lo tanto, se concluye que ante la posibilidad de que el FA se constituya
como un referente necesario, debe darla las herramientas a las personas para expresar las formas
culturales que nacen al alero del pueblo.

En relación con lo anterior, se propone que el FA tiene como principal misión darle contenido a las
expresiones de carácter cultural, a contrapelo de la cultura oficial (municipalidad). Las instituciones
locales actualmente no escuchan a las personas, y les ofrece una oferta cultural monotemática. Por
esto, la principal pregunta que surge es cómo rescatar las prácticas culturales de las personas,
entendiendo que son diversas y se corresponden con diferentes referentes identitarios de la
comuna de San Bernardo: ferroviaria, rapera, poética, etc.

No obstante lo anterior, como premisa general se debe entender que lo ideal no es imponer una
cultura oficial que reduzca todas las expresiones culturales a una de carácter unívoco, sino que se
debe ofrecer la garantía de que la mayor parte de dichas expresiones van a ser atendidas, respetadas
y apoyadas desde las instituciones respectivas. Las condiciones para la creatividad no debiesen estar
supeditadas a limitantes oficiales.

En dicho sentido, de manera nacional como local, el mayor desafío es como repensar la cultura y
subvertir aquellas prácticas impuestas por ciertos sectores sociales y políticos del país. Un ejemplo
concreto es la fiesta costumbrista que se celebra en San Bernardo, la cual es impulsada por el
municipio de derecha y que impone un trasfondo cultural ligado principalmente a la herencia
patronal-latifundista de la zona. El desafío para el FA es invertir dicha lógica, en donde se debiese
proponer a la gente que no tan solo dicha actividad representa a la cultura de San Bernardo, sino
que existe un sinnúmero de prácticas que la institucionalidad gobernante ha vedado para
representar un carácter unidimensional de cultura. Se concluye con una propuesta concreta: cada
JJVV debiese ser un espacio territorial autónomo en cada zona de la ciudad, constituyéndose como
un espacio social de resolución real, y no responder al poder central de cada comuna (municipio).
Una vez que esto de promueva, en términos culturales, cada JJVV podría constituir consejos
culturales que rescaten las prácticas culturales que están ligadas de manera más directa con la
gente, generando instancias de comunión mediante recursos facilitados por las mismas personas
así como por el poder central. Esto se convertiría en un reflejo directo de las personas.

En relación a las actuales instituciones culturales existentes en la zona, se nombra a la corporación


cultural municipal. Esta corporación fue creada por la municipalidad con el propósito de tener una
caja de resonancia de su propia ideología. La participación de referentes culturales de la zona se
realizó solo con el fin de lograr justificar su creación, a través de firmas principalmente. Además es
la propia municipalidad quien visa el ingreso a dicha corporación. Por tanto, se propone la
democratización de dicha corporación a través de la creación de una mesa cultural ciudadana, en
donde la ciudadanía tenga la posibilidad de incidir en las resoluciones culturales locales. Dicha mesa
ciudadana debería estar en contacto con las JJVV para recoger inquietudes y gestionar recursos
cuando sea necesario. Por ello es que esta nueva institución debería estar desligada de la
municipalidad, o no depender de ella, ya que su sentido fundamental sería impulsar las prácticas
culturales de la comunidad en general.

Por su parte, los centros culturales que existen en la zona de igual forma están cooptados por la
municipalidad ya que para tener acceso a recursos para impulsar proyectos artísticos-culturales se
debe pasar un filtro burocrático excesivo. Mediante estos mecanismos la derecha, que preside la
municipalidad, coopta a los artistas locales.

Como conclusión se propone que la cultura de las personas, expresadas por las comunidades
locales, debería tener mayor masividad de la que hoy tiene. Es por ello que la institucionalidad debe
calzar con las expresiones de carácter popular, facilitando su desarrollo, teniendo presente que
ninguna forma se debe imponer un nuevos ethos cultural que venga a reemplazar al anterior, ya
que de ambos modos la cultura se construiría desde la oficialidad y no desde las personas. Por tanto,
un consejo cultural permanente que represente a la mayor parte de San Bernardo sería un anhelo
ideal para refundar el cómo se comprende la cultura en la actualidad.

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